Una nueva sorpresa {Soren} ACTIVO

por **Claire Quartermane** Dom Oct 17, 2010 7:20 pm

Descalza, sintiendo las piedrecillas bajo sus pies, caminaba bordeando su casa, esa que apenas un par de personas conocían. Ya no usaba aquellos vestidos tan elegantes ni el pelo en un moño apretado. Sólo una tela ligera la cubría, pegándose a su cuerpo mientras continuaba moviéndose con el viento del otoño, el cabello caía en ondas más abajo de sus hombros y la sonrisa parecía no querer irse de su rostro. Se sentó en el frontis a leer un poco y tomar una taza de té, el sol ya casi no estaba en lo alto y pese a que su piel notaba el cambio de temperatura, prefirió quedarse como estaba esperando a su visitante.

Miraba sus pies mientras se balanceaba en el asiento, el libro ya estaba a un costado, sin luz natural no iba a leer, no tenía planeado usar gafas, ¿qué le diría a sus clientes cuando la vieran desnuda y con lentes? Era mejor disfrutar del silencio, algo que rara vez podía conseguir. Tener dinero no aseguraba tener paz, un montón de ahorros a lo largo de los años quizás, al menos ahora tenía esta casa donde podía estar sola. Durante el resto de los días dos personas cuidaban de ella y la mantenían limpia y ordenada, además de repleta de atenciones para los animales en su patio.

Se escuchaban los caballos a los lejos, ahora una sensación extraña llenaba su estómago, ¿Qué había pensado al invitarlo? De seguro él diría que no, seguro el chofer vendría solo, apenas con un mensaje de Soren que decía que no podía, que ella estaba loca, que cómo se le ocurría invitarlo a una casa lejos de Paris si apenas se conocían. Si, todo eso le diría. Suspiró y se puso de pie al ver entrar el carruaje hasta la entrada de su hogar, bajó los tres escalones y esperó a que se detuviera, ahora sólo se abrazaba con sus propios brazos, protegiéndose del viento que comenzaba a aparecer esa noche.

De nuevo estaba nerviosa, algo complicada, con la incertidumbre apoderándose de ella. Se mordía el labio cuando saludó al hombre que conducía el carruaje y acariciaba a los caballos. Miró a la puerta esperando impaciente, con el pie golpeteando el suelo, aún sin zapatos, aún sin una capa, ahora tiritando, pero al parecer no era por frío. - ¿Todo bien en el camino Finn? – preguntó mientras pasaba la mano por el cabello de uno de los animales. En realidad su pregunta era otra, ella quería que la puerta se abriera y su amigo saliera.

por **Soren Kaarkarogf** Dom Oct 17, 2010 8:10 pm

Domingo por la noche, fin de semana, esperaba pasarlo descanzando en su tienda porque el lunes tendría clase y aúnque ya había planeado y tenia preparada la clase completamente, quería estar fresco como una lechuga en el momento en que entrase por el aula de clases, así que ese domingo había pensado, se quedaría todo el día en la tienda haciéndo pereza. Quizás leería un poco, esa novela de Lord Byron estaba bastante interesante, o quizás dibujaría algo en su olvidado cuaderno de bocetos. De cualquier forma salir no era una buena idea.

Mientras su asistente atendía los pocos clientes que acudían en domingo, Soren se recostó en el polvoriento sofá que había en la habitación de atrás junto a la bodega, vestido con un simple pantalón café, una camiza de algodón y un chaleco verde oscuro y se dispuso a leer.

Iba ya por el segundo capítulo, cuando EunMi había irrumpido en el cuarto, diciéndo que un hombre le esperaba en un carruaje afuera de la tienda. Frunciendo el ceñó por ver su paz interrumpida, se levantó del lugar y dejó el libro separado con una plumilla, para antender al hombre recién llegado. Arqueó las cejas con sorpresa cuando el hombre le informó que estaba allí para transportarlo a la mansión Delacroix. Lo primero fue la sorpresa de saber que Claire Delacroix tuviera una mansión, porque aunque le había visto usando ropas elegantes, nunca se imaginó que tuviera tanto dinero y segundo, ¿Invitarlo personalmente a su casa?

EunMi pareció curiosa sobre tal idea y le aseguró que se encargaría de todo en la tienda hasta su regreso o en caso tal de quedarse hasta más de la media noche, ella cerraría la tienda como era debido. A Soren no le gustó esa expresión pícara en su rostro y sólo pudo ponerse más colorado. Sin otra saluda ni una buena excusa terminó subiéndo al carruaje y atravesándo Paris. - ¡Un momento! - Exclamó cuando pasaban por la zona comercial y saltó del carruaje corriendo hacía una de las tiendas. Sería de muy mala educación no llevar nada, la gente siempre llevaba algo a las visitas ¿verdad?.

Un rato después arrivó a una preciosa casa de campo, cuando el carruaje se detuvo asomó la cabeza por una ventana y divisó a Claire acariciándo los caballos - ¡Hola! - Exclamó abriéndo la puerta por si mismo y saltándo del carruaje, traía una caja de cartón debidamente envuelta con un moño. - ¡Valla sorpresa! -

por **Claire Quartermane** Dom Oct 17, 2010 10:56 pm

El chofer le hablaba pero ella parecía ignorarlo, una especie de alivio se sintió en su pecho y la sonrisa se acrecentó al verlo bajar de un salto del carruaje. Rió suavemente y le agradeció a Finn antes de ir hasta Soren. Sin notar inicialmente que traía algo en las manos ni que una piedra le hacía una herida en el pie se acercó a él y lo abrazó por lo que parecieron, al menos para ella, largos minutos. Se separó no sin antes darle un beso en la mejilla y luego dio un paso atrás, - Gracias Finn, por todo.- Le sonrió al chofer y lo despidió tomándole amablemente las manos dándole un leve apretón.

-¿Sorpresa? Bienvenido a mi humilde hogar, - dijo riendo y mostrándole con una mano la casa levemente iluminada, - No es la mansión de la reina de Inglaterra, pero me gusta. – seguía sonriendo con los ojos entrecerrados. El chofer ya salía del camino y sólo se escuchaba el sonido de los caballos cada vez más lejano. –Espero que no haya sido muy duro el viaje, se que está un poco lejos pero quería la tranquilidad que da el campo, - se giró para mirarlo de frente, - además me recuerda a donde viví cuando pequeña… claro que la casa de mi madre tenía menos de la mitad de este tamaño.-

Bajó la mirada y notó la cajita entre sus manos, inmediatamente sintió como su rostro enrojecía, ¿un regalo? ¿Para ella? ¡Oh por Dios! De seguro pensaba que tenía que pagarle, que era un cliente y que cada minuto con ella tenía precio, ¿pero acaso no era así? Claro, pero no con él, a Soren lo había invitado como su amigo, o lo más cercano que podía tener a uno, el único en realidad. Frunció el ceño y se cerró nuevamente en las ideas de su cabeza loca, hizo un puchero como una niña y se abrazó sintiendo el viento que le erizaba los pelos. - ¿Entremos? Hace un poco de frío y como verás olvidé sacar una capa.-

Comenzó a caminar a la casa y lo esperó en la entrada con la puerta abierta, respiró profundamente queriendo sacar aquellos pensamientos de su cabeza, estaba segura que él creía que ella sólo podía tener clientes, y hasta conocerlo ella también pensaba lo mismo, quizás todo era un error, quizás nunca debió invitarlo, pero ya era tarde, ya no había vuelta atrás, incluso el conductor se había ido ya, ¡maldita sea! Maldita ella y su secreta esperanza de que alguien la viera por algo más que su cuerpo, malditos sus pensamientos de mujer normal, maldito todo.

por **Soren Kaarkarogf** Dom Oct 17, 2010 11:37 pm

- Wow... ¡que grande! - Exclamó y se quedó sin habla al recibir el abrazo, cerró los ojos bordeando el cuerpo de ella y correspondiéndo el abrazo sintiéndo una extraña calidez no antes experimentada con otra mujer. Le hizo una venia cortez al conductor y luego de darle las gracias siguió a la chica hasta la entrada de la casa, paseándo su mirada por todos lados, observando los campos que la bordeaban, flores de colores y diversos cultivos, un lugar bastante agradable.

- El viaje fue agradable - Comentó caminando a su lado - El paisaje es muy hermoso, no te cansas de verlo, es una lástima que no pueda verlo de día cuando los colores brillan con vida propia - Agregó girándose antes de entrar para gravar en su mente lo que veía con detenimiento.

- Por supuesto, vamos - Exclamó con entusiasmo entrando en su casa, olvidando que sostenía la caja aún en sus manos - Oh... olvidaba esto - Dijo percatándose y ofreciéndosela con timidez - No quería venir con las manos vacías... según leí es de mala educación, es un vino Español, podemos beberlo más tarde - Explica mientras la chica habría la caja para descubrir la botella - Yo...ummm... no podía comprar algo demasiado costoso... lo siento - Finalizó.

por **Claire Quartermane** Lun Oct 18, 2010 11:38 pm

Sintió una punzada en el centro de su pecho al escucharlo, si bien ella disfrutaba de trabajar de noche, siempre tenía la posibilidad de abrir las ventanas durante el día y dejarse embriagar por los colores, ¿Cómo sería tener prohibido todo eso? No poder disfrutar del sol, no ver como su piel podía tomar otro color en verano, no ver jamás un arco iris, no poder meter los pies en el arroyo y ver su reflejo iluminado, nada de eso, pero a cambio la inmortalidad, ¿valdría la pena? Qué difícil y ella nunca le había preguntado a Soren como había sido eso para él, quizás ni siquiera pudo escogerlo, quizás sólo alguien vino y decidió por él.

Suspiró mientras cerraba la puerta y se giraba para verlo. ¡Un vino! Eso era lo que había traído, sólo algo para acompañar la velada, que tonta fue por pensar mal, por imaginarse cosas incluso antes de que sucedieran, él sólo le traía un regalo. Sonrió y tomó la botella para dejarla sobre una mesa lateral, prácticamente reía sola, que idiota, que idiota, se repetía mentalmente mientras volvía para abrazarlo y tocarle los labios apenas rozándolo, - Muchas gracias, está fantástico, es el primer regalo que alguien trae a mi casa. – A ella no le interesaba el precio, había recibido joyas, pieles, prendas carísimas, pero por primera vez sentía que esto era real.

Caminó hasta un perchero y sacó una mantilla con la que cubrió sus hombros, dentro de la casa ya no sentía frío pero no podía arriesgarse a coger alguna enfermedad. – Disculpa por no avisarte antes, en realidad pensé que no vendrías, seguro estabas haciendo algo importante y te interrumpí, en serio puedo llamar a Finn y decirle que te lleve a tu casa.- colorada otra vez y divagando, casi tartamuda de no ser porque el bajar la vista le había ayudado a controlarse, respiró profundamente, - ¿Vamos a la cocina? Así busco copas para probar tu regalo.-

Se detuvo frente a un mueble de madera oscura, las puertas tenían un vidrio que dejaba ver su interior lleno de pequeños objetos en porcelana y otros en cristal, del fondo sacó dos copas grandes y de pata alta, las puso sobre el mesón mientras buscaba algo con que abrir el vino, - Esto en realidad no se hacerlo, nunca lo he hecho en el burdel, siempre estaba alguno de los muchachos que atendía, ¿podrías tú Soren? – le entregó el sacacorchos y lo miró sonriente. De a poco todo parecía introducirse en una atmósfera llena de una calidez diferente a la que jamás hubiese experimentado, era algo casi familiar, era algo como amistad.

((me tocó leer la historia del sacacorchos para ver si existían en esa época))

por **Soren Kaarkarogf** Mar Oct 19, 2010 9:26 am

(( ahaha a mi me tocó leerme la historia de Napoleon en un tema con Gerard xD ))

Entró en la casa sin poder dejar de admirar la decoración en las paredes y los objeros organizados por el vestibulo. Esa era la primera vez que era invitado a una casa de un humano, se sintió emocionado y excitado frente a la idea de estar en un lugar tan privado, Porque uno no invitaba a todo el mundo a su casa ¿no? Él nunca había invitado a nadie, ni pensaba invitar. Bueno, sólo a Erkki porque era su mentor y eso no contaba como 'alguien', Erkki le conocía quizás más de lo que él mismo se conocía, además la casa, la habitación y todo lo que allí se encerraba era parte de uno mismo.

Abrirle las puertas a alguien en su casa era en cierta metafórica forma abrirle la puerta a su intimidad.

- Valla... que casa más grande- Comentó siguiéndola por el pasillo mientras esta se ponía la mantita - Mi casa podría caber sólo en esta sala - Bromeó, aunque era cierto, su casa sólo constaba de una sala, una habitación, un baño y una pequeña cocina. Una cocina y un baño que no habían sido usados nunca por cierto.

- Oh... bueno, pensaba quedarme en la tienda leyendo un libro, mañana tengo clases así que quería descanzar - Explicó siguiéndola hacía la cocina - Así que teóricamente no tenía nada más planeado y me sorprendió ser invitado y recogido en un carruaje - Explicó y luego sonrió cerrándo los ojos como un niño que presume con su madre un trabajo de ciencias de la escuela - Me sentí importante... como un ministro o noble -

por **Claire Quartermane** Mar Oct 19, 2010 10:25 pm

¿Realmente lo decía en serio? Ella le creía, ella lo había visto de cerca muchos años, lo había experimentado en carne propia, el hacinamiento, todo lo contrario a lo que tanto había buscado ahora, todo aquel espacio para ella, sola, - La casa donde vivía con mi madre no era mucho más pequeña que esta sala, poco más de la mitad de este tamaño, - dijo dejando la botella a un lado, - vivíamos Juliette, ella y yo, y lo peor de todo es que ni siquiera era nuestra, nada era nuestro, aunque lo hubiésemos pagado con nuestro trabajo, aún así estábamos siempre a disposición de ese hombre, siempre.-

Despejó aquellos pensamientos y comenzó a reír al escucharlo, era lejos el hombre más adorable que había conocido jamás, era como si pudiera en cualquier momento apretar sus mejillas como a un niño, - Pero si eres importante Soren… ¿o crees que invitaría a cualquiera a mi casa? – Siguió riendo mientras se acercaba a él y le acariciaba la mano, - sólo saben de esto mi hermana y tu, no tengo más amigos… - alejó la mirada y se dio la vuelta algo nerviosa, aunque quizás era vergüenza lo que sentía, vergüenza de tener siempre tantos hombres a sus pies, pero ninguna persona con la cual compartir un día.

Se encogió de hombros y fue hasta el mesón para tomar la botella e intentar abrirlo ella, las manos le temblaban un poco, no estaba segura del todo de que fuera por la fuerza que hacía, - Esto es simple, sólo debo tirar un poco…- hizo algo de presión casi poniéndose colorada, - ya casi… - un último esfuerzo y el corcho salió volando, golpeando las gafas de Soren y arrojándolas lejos, - lo siento, lo siento mucho, en serio lo siento. – Dejó la botella en el suelo y se agachó para entregarle los lentes, parecía imposible que sus orejas pudieran estar más rojas o que ella pudiera estar aún más apenada.

Estiró la mano y miró las gafas, afortunadamente sólo estaban un poco sucias y nada más, bajó la vista mientras esperaba que él se las pusiera de nuevo, - Definitivamente no sirvo para esto… no soy capaz ni de hacer una cosa bien... ¿ahora entiendes porque prefiero que esto lo haga alguien más? – Sonrió de lado, aún complicada por toda la situación, luego notó la botella abierta y el corcho en otro lado, - al menos ya podemos beber el vino ¿no? – se puso de puntillas para besarle la nariz y comenzó a servir las copas.

por **Soren Kaarkarogf** Mar Oct 19, 2010 10:52 pm

- Lo mio es más bien al contrario - Comena al escucharla hablar - Crecí en un enorme castillo, era tan grande que nunca llegué a recorrerlo entero - Explica sus memorias perdiéndose en aquellos días en los que se perdía en la inmencidad de esas paredes, llegaba inclusive a perderse así mismo. Porque nunca se sintió parte de ese mundo elegante, nunca su corazón estuvo realmente allí. - Por lo que veo... tu relación con Julliete es muy buena, me pregunto como se siente tener a una persona que comparte tu misma sangre a tu lado... debe ser un sentimiento muy agradable -

Observó como sacaba el corcho con dificultad inclusive poniéndose colorado y cuando iba a ofrecerse para ayudarla, el corcho había volado por los aires en dirección a su cara. Normalmente hubiese podido esquivarlo, era un vampiro después de todo, pero estaba concentrado en otras cosas, pensando, siempre pensando y el corcho había logrado tumbarle las gafas. Cayéron al suelo con un leve 'Click click' y al ver la expresión avergonzada y sus palabras atropeyadas por aquello, no pudo más que reír.

Si, una risa que sonó casi como unas altas trompetas, rebentó de su boca y fueron evidentes sus finos colmillos, se agachó un poco para recogerlas, pero ella ya se las estaba entregándo, no pudo ponerselas directamente porque la risa no lo dejaba. No reía con frecuencia, pero cuando lo hacía, lo hacía con ganas.

- El corcho tiene vida propia - Tonteó acomodándose las gafas - Y tu eres muy divertida -

por **Claire Quartermane** Jue Oct 21, 2010 1:28 am

Casi como si la hubiesen asustado, dio un saltito al sentir su risa. Nunca lo había escuchado reír así, incluso no estaba segura de haberlo visto sonreír mucho, y ahora, él parecía divertido, a gusto, relajado. Ella en cambio seguía repitiendo disculpas e intentando quitar el polvo de las gafas, lo miraba notoriamente avergonzada mientras él seguía riendo, al parecer el color rojo de sus mejillas no se iba a ir en un buen rato.

-¿Divertida? – Jamás habría pensado que alguien pudiera llamarla así, le dio un pequeño golpe en el hombro y comenzó a reír ella también, - Esto fue por tu culpa… todo porque tu debías abrir el vino, era tu deber, no el mío. – siguió riendo mientras se giraba para servir el vino en las copas que ya antes había sacado. Mantenía la sonrisa y un leve tono rosa en las mejillas, parecía más una mujer normal, común y corriente, que una prostituta en su día libre.

Le entregó una copa y le tomó la mano libre para guiarlo de vuelta a la sala, la decoración era bella pero incluía pocos elementos, algunos cuadros, algunos recuerdos. Se sentó y esperó que él se sentara junto a ella, sabía que todo aquello estaba fuera de las normas o el protocolo que se esperaba para una señorita de buena sociedad, pero también ambos sabían que ella no tenía ninguna de esas características… al menos aparentemente.

-¿Por qué brindaremos? – dijo mirándolo a los ojos – Gracias Soren… por venir y por estar aquí… no tenías por qué hacerlo…- no bajó la vista y tampoco disimuló la vergüenza que le daba decir eso. Simplemente lo enfrentaba, aunque esto no era ni una competencia, ni una guerra, al contrario, en el ambiente parecía respirarse paz, - ¿Soy patética verdad? Mírame, no tengo amigos y con suerte tengo una hermana a la que apenas veo… eres el único…- se quedó en silencio y esta vez, si desvió la mirada.

por **Soren Kaarkarogf** Jue Oct 21, 2010 12:30 pm

Aguantó otro posible ataque de risa y se llevó una mano a los labios con disimulo mientras la escuchaba quejarse de era culpa de él por no abrir la botella. Hacía mucho tiempo que no reía con tantas ganas...¿Cuanto tiempo? ¿semanas, meses, años? ¿Nunca?. Realmente no recordaba que podía reír de esa manera con tanta fuerza, porque siemore había vivido escondiendo lo que era y nunca permitía a nadie ver sus colmillos, además porque, no tenía un buen sentido del humor, siempre se creyó un tipo de esos aburridos que se la pasaban la vida en la biblioteca.

La siguió hasta la sala, sus ojos ya no estaban pendientes de la sala sino del contonear de sus caderas al andar un grácil contoneo que sabía, no era a proposito sino que le salía al natural. Porque Claire no estaba intentando seducirlo, ni él a ella, por lo menos no de la misma manera que en el burdel, esa Claire que caminaba ahora delante suyo y se sentaba a su lado y comenzaba a hacer un brindis, parecía mucho más humana y menos la diosa que había conocido por primera vez.

- Bueno entonces yo quiero brindar por todas las facetas de la Diosa - Dijo sin pensar con una gran sonrisa golpeándo la copa de ella con la suya y bebiéndo un sorbo. No estaba seguro si era un buen vino, porque a diferencia de la gran mayoría de vampiros el no se la pasaba bebiendo y no sabía de esas cosas.

- Me siento afortunado de estar en esa selecta coleción de personas - Comenta sintiéndose de muy buen humor - Si hubiera sido uno más de una larga lista, sería menos especial ¿no te parece? tu también eres la única en mi vacía lista de amigas... ¿Me creerías si te digo que eres la única mujer en Paris con la que me hablo? Así de pátetico soy - Concluyó y se acercó un poco para besarle la mejilla - Seamos entonces un par de idiotas patéticos, pero seámoslo juntos -

por **Claire Quartermane** Jue Oct 21, 2010 2:23 pm

Volvió a reír, volvió a sentir esa calidez en el centro de su pecho. Era como si ya no necesitara la mantita que cubría sus hombros. De a poco sus dudas, sus inseguridades se iban disipando, era como si en su interior la niebla que la cubría fuera dejando paso a una mañana radiante, ¿cómo podía alguien que tenía prohibido el sol hacerla sentir así? ¡Qué contradicción! La risa desapareció un segundo de su rostro pero fue sólo para reemplazarla por una sonrisa, una real, no cargada de lástima ni de sentimientos negativos, sólo por sentirse plena.

Ladeó apenas la cabeza y bebió de la copa aún cuando no entendía a que se refería con aquello, ¿diosa? ¿Era Soren un hombre creyente quizás? No lo veía como tal, pero ya le había dado muchas sorpresas desde que lo había conocido, quizás hasta podía entrar a los templos y todo. -¿Qué diosa Soren? – dijo bebiendo una vez más, el vino era tal como ella, algo dulce pero no demasiado, tenía buen cuerpo y aparentaba tener más valor del que realmente era. Justo como Claire, que cobraba mucho pero era la hija bastarda de un noble que ni siquiera le había dado su apellido.

¿De verdad sería la única mujer con la que hablaba? ¿O estaría diciéndole todo esto para que se sintiera menos triste por lo que había dicho? No sabía que, pero algo se revolvió en su estómago, no era el vino, de eso estaba segura, pero tampoco quería reconocer que era una especie de orgullo o quizás cariño el que sentía por ser aquella mujer, porque él si la veía como eso, porque en este caso ella si quería que él la viera como una chica inteligente con quien hablar además de cómo una cortesana con la cual podría irse a la cama, si quisiera claro, - Tienes razón, ser únicos nos hace especiales… y te lo dice alguien que tiene una hermana gemela…-

Hablaba riendo, seguía de buen humor y se quedó un poco paralizada cuando sintió su beso en la mejilla, aún no se acostumbraba a que fuera él quien daba ese tipo de demostraciones de afecto, - Somos entonces un par de patéticos Soren… - dejó la copa en el suelo y lo abrazó sonriente, -Te creo que soy la única, porque tu eres también el único con el que realmente hablo. – se separó apenas dejando sus brazos alrededor de su cuello y lo miró a los ojos, un impulso la hizo darle un beso en los labios, no tan dulce ni tan suave como los anteriores, se detuvo casi al instante. – Lo siento… -

por **Soren Kaarkarogf** Vie Oct 22, 2010 10:53 am

Se sintió algo avergonzado cuando ella hizo la pregunta sobre la Diosa, y no supo como explicarle la manera en como la había idealizado a ella estando en el burdel, cuando esa humana se había convertido en una verdadera diva en el escenario, una diosa de la luguria y pasión - N-no es nada - Murmuró azorado, quizás en otro momento se lo contara, pero ahora le parecía un tanto fuera de contexto.

El abrazo lo tomó desprevenido y la copa con vino se tambaleó en su mano amenzando con regar su contenido en el sepulcral suelo, no estaba acostumbrado a tanto contacto físico, a tanta cercanía con un cuerpo caliente, vivo y lleno de deliciosa sangre. De un momento a otro comenzó a sentirse sediénto y eso le aterró. No podría beber de Claire, no podría, ella le estaba brindando su confianza y le había metido en su propia casa, no podría mirarla como a un pedazo de cena.

El beso también le sorprendió, pero lo disfrutó. Llevaba mucho tiempo ¿cuanto? Desde siempre, sin provar los placeres de la carne y Claire le había dado una pequeña muestra de ese universo de sensaciones de las cuales se estaba privando en el burdel semanas atrás. El recuerdo segía vivo en su interior y no podía evirar pensar en ello cuando la veía, eso también le hizo sentir mal.

- ¿Puedo hacerte una pregunta un tanto indscreta? - Le preguntó cuando ella se separó, se relamió los labios y se llevó la copa a la boca para beber un sorbo - ¿Como fue tu primera vez? -

por **Claire Quartermane** Vie Oct 22, 2010 3:47 pm

Se agachó para tomar la copa pero su mano titubeó al escuchar su pregunta. Se quedó unos minutos mirando el suelo simplemente porque no se atrevía a mirarlo a los ojos, no se atrevía a responder eso directamente. Esta vez no tenía una respuesta inmediata o palabras que salieran casi automáticamente de su boca, esta vez sólo quería salir corriendo y esconderse en el armario de su habitación, eso o tirarle el vino encima por preguntar estupideces, ¿Por qué tendría que interesarle su primera vez? Eso había pasado hace mucho y ella lo tenía casi olvidado… ¿verdad?

¿Cómo explicarle que prácticamente no se acordaba de lo sucedido ese día o que apenas recibió un par de monedas como pago? Porque había sido trabajando, había sido con alguien a quien ni siquiera le recordaba la cara, menos el nombre o la voz, había sido como una cosa más en su rutina diaria, y ella apenas tenía 14 años, para otras personas habría sido una niña, para el señor al que no le importaron sus quejidos de dolor no, para él sólo había sido un cuerpo, algo que le produciría placer y ella, quizás lamentablemente descubrió esa noche lo que podría ser su don, esa noche supo que estaba hecha para eso.

Finalmente dejó la copa en el suelo, sus manos aún temblaban y ella casi por impulso se sentó más derecha y cruzó las piernas, no tenía frío pero aún así se abrazó a si misma. Desvió la mirada, estaba cada vez más perdida, cada vez más metida en su propio mundo y sus propias ideas, negó con la cabeza un par de veces, -No puedo Soren… - la voz parecía más débil con cada palabra, eran susurros pero sabía que él le escucharía, - No puedo decirte… - la vergüenza era cada vez más grande y su voz cada vez más pequeña.

Se puso de pie rápidamente y con ello derramó la copa de vino que estaba en el suelo, no le importó mojarse los pies que seguían descalzos, se quedó ahí quieta, dándole la espalda, sintiendo el líquido correr bajo sus dedos, - Fue horrible… sólo puedo decirte eso… - parecía una estatua, pero ya no por lo distante, si no que por su imposibilidad de moverse, era como si alguien la estuviera manteniendo clavada al piso, ni el más fuerte empellón podría derribarla, aunque por dentro ya lo estaba, por dentro estaba cada vez más destruida.

por **Soren Kaarkarogf** Dom Oct 24, 2010 11:16 pm

El cambio en su semblante fue evidente inclusive hasta para alguien torpe y tonto como él. Justo en ese momento se dio cuenta de cuan inapropiada había sido su pregunta, que estupido había sido preguntarle sobre ello ¿Por qué le había preguntado en primer lugar? Porque su primera vez en esas artes amatorias había sido precisamente con ella, sentía curiosidad por saber si esa misma inseguridad y ese mismo miedo que el sintió, también lo había sentido ella en su momento.

Quería que le compartíera su experiencia para no sentirse tan confundido, pero su actitud y palabras sólo demostraban que había metido completamente la pata al preguntar. Se sintió avergonzado por su estupidez y falta de delicadeza al hablar, quizo remediarlo, pero ya era tarde, no podía devolver las palabras a su boca. La vio levantarse y sus palabras le llenaron de angustia. ¿Tan malo había sido?

- Yo... lo siento mucho, no debí preguntar.. - Se disculpó afanosamente notando como el vino se regaba y como a ella no le importaba - No quize importunarte... yo...es sólo que... bueno sabes que tu eres la única mujer con la que he estado en... esa situación hasta ahora y... me preguntaba si habrías sentido lo mismo que yo - Explicó con voz débil - No... quería meterme en tus asuntos privados -

Se levantó sin más y la rodeó con sus brazos atrayéndola en un abrazo por la espalda. Soren no solía abrazar a las personas, no solía gustar del contacto físico, pero había algo agradable en abrazarla a ella, de repente pensaba en Anikka su hermanita. ¿Se habría sentido así de haberse atrevido a abrazarla alguna vez?.

por **Claire Quartermane** Mar Oct 26, 2010 10:54 pm

Sintió las piernas débiles y creyó que en cualquier momento caería al piso, que terminaría de rodillas con el vestido manchado por el vino. Eso que había sido regalo de Soren y que de seguro le habría costado comprar y ella ahora más encima dejaba que se perdiera. Además de idiota había sido una desconsiderada, cada vez se sentía peor, cada vez hacía todo peor, como si aunque quisiera hacer las cosas bien algo confabulara en su contra llevándola a estropear todo, él no se lo merecía, él no debía tener una amiga como ella, ni siquiera deberían verlos juntos, jamás.

El abrazo que él le dio fue como el salvavidas que llegó justo a tiempo, cuando ella comenzaba a no sentirse lo suficientemente fuerte para continuar de pie, Soren llegó y la mantuvo a flote, el nudo en su garganta parecía no querer soltarse, por el contrario, lo sentía como si al intentar hablar, tomara pedacitos de su piel y los tirara hasta desgarrarla casi por completo. Prácticamente se acurrucó en sus brazos, porque desde quizás hace años que no sentía aquello, una muestra de afecto puro, no un deseo impetuoso por ella, casi llegó a olvidar como se sentía.

-No…- dijo carraspeando e intentando poder hablar y que se le entendiera, -tenías todo el derecho a preguntar… el problema es mío, creí tener olvidado todo eso… - de pronto sus palabras parecieron volver a ella como una bofetada, creyó perder el equilibrio de nuevo, pero seguía aferrada a los brazos de Soren,- ¿Qué sentiste? Te hice sentir mal, perdóname Soren, por favor perdóname, nunca quise que te sintieras así, en serio, perdóname, perdóname… - el tono de su voz iba bajando, sus ruegos se hacían casi inaudibles, parecían una plegaria aprendida y repetida.

¿Por qué tenía que ser tan perra? Estaba tan acostumbrada a su papel bien aprendido y estudiado, a disfrutar de tener el control y el dominio de la situaciones, pero bastaba que sólo alguien, en este caso el vampiro que ahora la acunaba, para que ella volviera a sentir que los recuerdos, sólo unos pocos recuerdos, salieran de nuevo a la luz y comenzaran a corroerla, completamente, a dejarla como si más años pasaran por ella, porque si bien ahora disfrutaba lo que hacía, pero no había pensado lo mismo cuando tenía un hombre casi 50 años mayor que ella toqueteándola en una cama.

por **Soren Kaarkarogf** Miér Oct 27, 2010 10:01 pm

Soren se dio cuenta muy tarde de que realmente había cometido un error grave y estúpido. La mujer literálmente se desmadejó en sus brazos como si la vida se le estuviera escapando en cada palabra y en cada gesto. Su pregunta había causado eso y el vampiro no alcanzaba a imaginar cuan traumática y triste debió haber sido esa experiencia para ella si causaba una reacción así. Claire parecía ser un tipo de persona completamente ajena a los sentimientos o por lo menos esa fue la impresión que tuvo de ella cuando la conoció en el restaurante y cuando habían compartido intimidad en el burdel.

¿Cómo podía dejar de lado los sentimientos y acostarse con hombres por dinero? Aquella era una pregunta que quizás jamás podría responder porque no se atrevería a preguntarle, no quería causarle más daño y por alguna otra extraña razón sentía que valía la pena seguir viéndola y tratándola después de todo eso era lo que hacían los amigos ¿no?

Se soportaban el uno al otro sin importar sus pasados.

- Mal... no es precisamente la palabra exacta - Comenzó a decir – Pero no te negaré que me sentí confundido y tenía...miedo – Explicó sin soltarla, porque de alguna manera sentirla entre sus brazos era reconfortante – No tengo nada que perdonar... porque tu no me obligaste a nada... recuerda que soy un vampiro, aunque tenga esta apariencia de tonto... sigo siendo un depredador que podría controlar a cualquier humano si se me antojara, lo que pasó, pasó porque lo permití y lo que no pasó, no paso porque... no me sentía, ni me siento preparado –

por **Claire Quartermane** Miér Oct 27, 2010 11:11 pm

Al mismo tiempo que sentía que el calor de su cuerpo se iba, una calidez se instalaba en su cuerpo, ¿cómo era posible? Ignoró todo aquello simplemente porque quería volver a ese estado de no pensar, si es que eso fuera posible claro. Se giró y enterró la cara en el cuello de Soren, él era un poco más alto que ella y su nariz quedaba justo en su hombro donde inspiró profundo y captó toda la compleja mezcla de aromas que él era. Definitivamente complejo era una buena palabra, él era intenso y a la vez volátil, olía a libros, pintura y otra cosa que no podía definir, algo como misterio.

Ella ni siquiera había pensado cuando intentaba seducirlo en el burdel, ella simplemente lo había visto como un objetivo que cumplir, como un juego, como una meta a la cual llegar, no le había importado si él estaba bien o no, ella quería todo de él y apenas había obtenido su atención, el interés se había transformado en capricho y ahora Soren le confesaba que había sentido miedo, ¿no se había sentido ella de igual forma la primera noche? – De todas formas lo siento… no se que me pasa cuando hago eso, simplemente me gusta, lo quiero y me dejo llevar, no pienso en las consecuencias, soy egoísta…-

Seguía evitando soltarse de su abrazo, no quería volver a estar tan vulnerable, parecía como si hubiese mostrado todas sus facetas a Soren de una vez, él la había visto feliz, molesta, triste, destruida, seductora, complicada, - ¿Por qué sigues a mi lado? ¿Porque no te has ido? Cualquiera huiría de mi, no tengo amigos porque prefieren no ser vistos a mi lado… - le dio un beso en el hombro donde antes había estado su cabeza y se separó pero sin dejar de abrazarlo.

-La mayoría de las mujeres no son mis amigas porque creen que soy una especie de peligro, como si pudiera robarles a sus esposos o algo así… no me interesa, yo no busco eso, yo busco mi propia felicidad, ¿no es lo que quiere todo el mundo? – no quería dejar de sentirlo cerca pero sus piernas parecían volver a tener la consistencia de antes, le dio un beso en la nariz y sonrió otra vez, pese a que la sonrisa parecía no querer llegar a sus ojos, era un sentimiento a medias,- ¿Eres feliz Soren?-

por **Soren Kaarkarogf** Jue Oct 28, 2010 11:01 am

Soren se encogió de hombros, ser egoista no era nada del otro mundo, todos eramos egoístas en algún punto, era parte de la naturaleza humana buscar la propia felicidad y comodidad antes que las de los demás. Pero ese egoismo iba decreciendo con el tiempo, conforme uno se volvía más viejo aprendía a valorar más a los demás y Soren no se esperaba que Claire una niña (para él literalmente era una niña) de sólo 19 años, no fuera egoísta.

- Todos somos egoistas, es natural buscar la comodidad y felicidad propia antes que la de los demás - Comentó, intentando quitarle importancia al asunto, porque tenia la impresión de que la chica se desmayaría o algo en sus brazos y no quería ser el causante de tal tragedia. Entonces ella se giró y el no pudo evitar sentirse un poco más incómodo y azorado, pero no dejó de abrazarla, no le parecía correcto dada la situación. Sus preguntas le hicieron detenerse a pensar.

En realidad no había reflexionado al respecto puntualmente, se quedó unos momentos pensativo antes de decir - Porqué... no quería olvidar a la primera mujer con la que me besé... e intimidé... y bueno... se que es parte de tu trabajo y soy consciente de que es algo normal para ti... pero para mi es especial, probablemente no vuelva a besar a otra mujer en décadas - Comenta dejándo escapar un suspiro - No soy así... simplemente no podría -Notó que ella parecía estar a punto de caer y la condujo de regreso al sofá, donde se sentó con ella a su lado, permitiéndole recostarse en su hombro y continuarla abrazando.

- Si me importara tu trabajo... sólo habría vuelto al burdel con algo de dinero para una segunda ocación, pero eso me da igual, eres la mujer que me dio mi primer beso y por eso quiero conocerte más... si es posible - Explicó, comenzaba a darse cuenta que hablar de esas cosas ya no costaba tanto como antes, ya no se sentía tan nervioso ni asustado - Y... si, soy feliz a mi manera -

por **Claire Quartermane** Jue Oct 28, 2010 11:41 am

El corazón no tenía fronteras, eso al menos parecía estar creyendo ella. Él que se suponía estaba muerto tenía incluso más sentimientos que muchas personas a las cuales aún no les arrebataban la vida. Todo esto parecía una alucinación, quizás era un juego de su mente haciéndole creer cosas que en el fondo ella sí quería vivir, engañándola, engañándose. Se acurrucó a su lado en el sofá y movió la cabeza desde su hombro a su pecho, al lugar donde debería escuchar algo, - ¿Cómo es posible que tu corazón no lata si te siento tan vivo? –

La pregunta más bien parecía hecha al aire, lo escuchaba con los ojos cerrados sintiendo el peso de cada una de sus palabras, quizás antes no había notado lo que ella misma era capaz de hacer. Él había besado por primera vez a alguien, él había tenido algo íntimo por primera vez con alguien y ese alguien era ella, una puta, ¿habría cambiado en algo si lo hubiese sabido antes? Quizás no, porque él le interesaba y ella lo supo desde que lo vio en el restaturant y aún seguía siendo así, pese a sentirse pésimo, confundida, complicada y hasta algo culpable.

-Creo que comenzamos al revés Soren, - sonrió con una especie de idea en la cabeza y ese brillo malicioso en los ojos que la hacía parecer más como una niña haciendo una travesura, se separó un poco para mirarlo directamente, - ¡Hola! Soy Claire, tengo 19 años y no soy más que una muchacha a la que le gusta leer sola en restaurants del centro de París, un gusto. – dijo riendo e inclinándose levemente en una especie de reverencia, seguida de más risas y los ojos entrecerrados.

Se inclinó hacia él y le dio un suave beso en los labios, era algo juguetón, como de niña nerviosa e inexperta, al interrumpirlo un color rojizo llenó sus mejillas y no pudo volver a mirarlo a los ojos así que enterró la cabeza en su cuello mientras reía, -Ahora no puedes decir que una mujer no te besaría en décadas.- ahora sentía que las orejas le ardían, volvió a abrazarlo y a mantener la cabeza en su hombro, casi aferrada a él, - Creo que yo también puedo ser feliz… a mi manera.-

por **Soren Kaarkarogf** Vie Oct 29, 2010 12:28 am

La pregunta realmente lo tomó por sorpresa. Nunca había pensado en si mismo como un ente vivo. Hacía las cosas más por inercia que por convición o pasión, porque hasta antes de venir a Francía no había descubierto algo que realmente lo llevara a vivir su existencia con intensidad, pero suponía que la moralidad y la ética eran cosas que se mantenían através del tiempo, sin importar si estabas vivo o muerto. Y aunque no estaba seguro si hacía aqullo por moral o ética, de algo estaba seguro, no quería olvidar a la mujer a la cual le había dado su primer beso.

- No lo se... - Respondió encogiéndose de hombros - Siempre he pensado así... quizás porque no tengo mucha suerte con las chicas y en general con las personas, por eso siento que es algo especial besar a una -

Lo siguiente le causó gracia, se llevó la mano a los labios y rió discretamente ocultando sus colmillos, Claire era simpática a su manera, podía ser divertida y fresca cuando no estaba sobre un hombre en una cama.

- Mucho gusto, soy Soren Kaarkarogf, soy Sueco y tengo 291 años - Comenzó a decir divertido con el juego - Y no soy más que una creatura que vaga por el mundo buscando una razón más para continuar con su existencia, su lugar en la sociedad y en el mundo... ¡ah y tengo una habilidad mágica que ningún otro vampiro tiene - Continua hacíendo enfasis en lo último para que sonara más misterioso - ¡La habilidad de hacer el ridiculo! - Exclama y se quedá unos segundos en silencio para luego reír con más ganas, aunque aún cubriéndose con su mano derecha.

El beso lo tomó por sorpresa, pero no le hizo sentir tan nervioso como la última vez en el pantano, ahora se sentía mucho más en confianza, aunque conociera aquella mujer desde hacía relativamente poco, comenzaba a sentir que podría abrir su corazón un poco más para ella y confiarle cosas de si mismo que solía ocultar. - Todos deberíamos poder ser felices a nuestra manera, ser felices con lo que tenemos, aceptar nuestra realidad sin desear las cosas del prójimo, de lo contrario ¿que sentido tendría existir? -

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Una nueva sorpresa {Soren} ACTIVO

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