Una cita, un juego, un par. {Soren} ACTIVO

Se escondían las luces, una luz mejor dicho, sólo la luna, que parecía no querer iluminar ese día. El golpeteo hecho con su pie era el único sonido rítmico que se escuchaba en varias millas, al menos para el oído humano. La locura de acudir ahí pese a no tener la certeza de que el real destinatario del pequeño mensaje fuera ella, ni que el remitente fuera el torpe vampiro que había conocido en un restaurante apenas una semana atrás. Una sonrisa se asomó a sus labios cuando recordó como habían terminado, la ansiedad la llenó otra vez, quería sentir lo que sólo él le había hecho sentir, pero quería también terminar con la curiosidad del motivo de ese encuentro.

Comenzó a sentir como si la estuvieran observando, la mayor parte del tiempo era sólo producto de su imaginación pero ella conocía muy bien la gran cantidad de cosas que escondía la noche. Se abrazó a si misma más para hacer algo con sus brazos que por otra cosa, a esa misma hora el burdel estaba en pleno apogeo, las mujeres bailando y cantando y los clientes llegando, lo bueno de ser quien era es que no necesitaba eso, podía pasar de estar un día sin trabajar, si no fuera por su actitud libertina y su ropa un poco más atrevida, perfectamente podría pasar por una mujer de alta sociedad, pero prefería reírse a su modo de todo eso y contarle al mundo que era una puta, una persona que vendía su cuerpo por dinero y por mucho dinero.

Quizás había jugado demasiado con la palabra muerte, tanto que sentía como si la estuviera llamando, pidiéndole que se acerque, que la lleve a cada minuto, que de una vez por todas tome sus bromas en serio. Malagradecida dirían muchos y les diría que tienen razón, ella la llamaba mientras otros intentan alejarla como sea. Idiota le van a decir otros y también estaban en lo cierto, podría ser eso y más, es cada mala palabra que sus madres les dijeron que no se podían decir, es peor que eso, pecado es otra de sus definiciones, pero ella parece reírse de todo eso mientras camina con la barbilla erguida.

Parecía un animal dentro de una jaula, pero estaba al aire libre, a la orilla de un pantano al que miraba con expresión asqueada, sabía que había llegado a tiempo y ya comenzaba a impacientarse – Vamos hombre llega o me harás enfadar – susurraba intentando que el viento llevara sus palabras a quien tenía que oírlas, más ruidos y cerró los ojos, sonriente, dejando su mente en blanco para no imaginar nada, para no crear expectativas, sólo repleta de ideas y repleta de aún más curiosidad, esperando aprender algo hoy, como si ese juego del profesor y el alumno siguiera instalado entre ellos, cambiando los roles sin notarlo, enseñando mutuamente, aunque lo que ella supiera quizás no era lo que él quería aprender, al menos por el momento, al menos mientras lo desconociera.

Iba a comenzar a caminar cuando lo notó detenerse, ¡claro! No iban a dejar todo tirado ahí, ella quizás lo haría , pero él al parecer no era de esos, él ordenó todo con cuidado y luego además deshizo uno de sus actos para dejar pequeñas migajas para los animales, si que era considerado. - ¿También te gustan los animales? A mi me encantan, esa es una de las razones por las que no consumo su carne.- Además de haber presenciado salvajes cosas cuando era pequeña, como tener que ver los ojos de un pobre cordero mientras era degollado.

Al volver junto a ella, le dio un beso en la mejilla como un gesto casi de agradecimiento, luego comenzó a caminar junto a él mientras con los pies jugaba en el barro que iban caminando sin importarle que ahora tenía manchado incluso más arriba de los tobillos, -Llegué con estos mismo pies que ahora planean quedarse enterrados en cualquier minuto,- dijo riendo y dando un salto en una pocita de agua, - Este lugar es lindo Soren, deberías ver que hay vida en él, hay belleza, aunque esté hecha en otro colores.-

Se detuvo y se soltó de su brazo sólo para cruzarlos y mirarlo de frente, -¿Qué clase de pregunta es esa? Obvio que nos volveremos a ver, - se puso de puntillas y esta vez le dio un beso que apenas le rozó los labios. Volvió a posicionarse a su lado para continuar caminando mientras lo escuchaba hablar, - A mi también me gustaría seguir viéndote… si quieres claro… porque yo si quiero… - hablaba bastante nerviosa, casi tartamudeando, casi enredándose con sus palabras, mientras sentía que su cara volvía a estar roja. ¡Genial! Ahora no podía ni disimular!

-Y yo no tengo amigos hombres, así yo podría ser la primera tuya y tu el primero mío, ¿te gustaría? – le preguntaba sin atreverse a mirarlo a los ojos, sólo siguiendo en el camino que los sacaría del pantano y los llevaría de vuelta al mundo real, por que parecía como si lo que vivieron ahí no fuese más que un tiempo en una realidad en una dimensión paralela, una especie de burbuja que se rompería en cualquier momento.