AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
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Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Recuerdo del primer mensaje :
Ya todas las cartas habían sido enviadas, el vino y el buen Champan comenzaban a ser servidos conjunto a los pequeños platillos de dulces, carnes y pescados que esa noche se degustarian así como un gran pastel.Su hermana era un ángel Agnés sin duda no era merecedora de ella, La bella y hermosa Isobel se había tomado tantas molestias en organizar aquel baile, aun reía viendo como su hermana hacia morritos al espejo tratando de arreglarle el pelo- Ya ya- rio nuevamente- Soy Diana no tengo que verme tan femenina y Estilizada - Por el Contrario Agmés debes hacerlo- ambas hermanas rieron mientras terminaban de prepararse, los gentiles dueños del teatro de la opera habían sido bastante considerados en permitir que ambas damas se vistieran en uno de los cuartos de la vocalista principal de la opera una Primadonna.
Agnés aun recordaba huyendo el día siguiente a la casa de su hermana y el esposo de esta a la afueras de Anjuo su ciudad natal, como la morena había rogado a regañadientes y el grito de felicidad que lanzo la Rubia diciendo que estaría encantada y que nos escartirmaria en gastos al air aquello la mayor le había respondido que se lo tomara con calma, que sus invitados eran un poco diferentes a la corte que ellas estaban acostumbradas pero su dulce hermana insistió “ Agnés diferentes o no son de la nobleza y si es presentación mas compromiso debe ser algo sublime”, al recordar aquella palabras Agnés negó- ¿ Estas lista? -pregunto tomando el manguito de su mascara- Un momento, Catalina de Medecci no se revolcara esta noche en su tumba por no haber hecho un disfraz a corde a ella- volviendo a reír Agnés se miro una vez mas en el espejo observando su atuendo para aquella velada sobrio pero atractivo podría calificarse.
Al descender por las escaleras de mármol sus ojos marrones no dejaban de observar el magnifico trabajo que su hermana había realizado, los músicos de la opera estaban dando sus ultimas afinaciones, los mesoneros todos con perfectas mascaras y pulcras vestimentas, las luces le daban un aspecto irreal a todo aquello y con un asentimiento los encargados de recibir a los nobles y aristócratas y personas de la clase alta de Paris abrieron las puertas del teatro de la Opera parisina, Tanto ella como su Hermana habían estado de acuerdo que aquel teatro era un buen lugar dado a que sus invitados de honro eran italianos y la opera tenia como alma mater a Italia. Coloco el antifaz sobre sus ojos y sonrío al ver a distinguidas personas algunos que conocía y eran amigos suyos otros que no tanto que poco a poco iban entrando en aquel recinto.
Ya todas las cartas habían sido enviadas, el vino y el buen Champan comenzaban a ser servidos conjunto a los pequeños platillos de dulces, carnes y pescados que esa noche se degustarian así como un gran pastel.Su hermana era un ángel Agnés sin duda no era merecedora de ella, La bella y hermosa Isobel se había tomado tantas molestias en organizar aquel baile, aun reía viendo como su hermana hacia morritos al espejo tratando de arreglarle el pelo- Ya ya- rio nuevamente- Soy Diana no tengo que verme tan femenina y Estilizada - Por el Contrario Agmés debes hacerlo- ambas hermanas rieron mientras terminaban de prepararse, los gentiles dueños del teatro de la opera habían sido bastante considerados en permitir que ambas damas se vistieran en uno de los cuartos de la vocalista principal de la opera una Primadonna.
Agnés aun recordaba huyendo el día siguiente a la casa de su hermana y el esposo de esta a la afueras de Anjuo su ciudad natal, como la morena había rogado a regañadientes y el grito de felicidad que lanzo la Rubia diciendo que estaría encantada y que nos escartirmaria en gastos al air aquello la mayor le había respondido que se lo tomara con calma, que sus invitados eran un poco diferentes a la corte que ellas estaban acostumbradas pero su dulce hermana insistió “ Agnés diferentes o no son de la nobleza y si es presentación mas compromiso debe ser algo sublime”, al recordar aquella palabras Agnés negó- ¿ Estas lista? -pregunto tomando el manguito de su mascara- Un momento, Catalina de Medecci no se revolcara esta noche en su tumba por no haber hecho un disfraz a corde a ella- volviendo a reír Agnés se miro una vez mas en el espejo observando su atuendo para aquella velada sobrio pero atractivo podría calificarse.
Al descender por las escaleras de mármol sus ojos marrones no dejaban de observar el magnifico trabajo que su hermana había realizado, los músicos de la opera estaban dando sus ultimas afinaciones, los mesoneros todos con perfectas mascaras y pulcras vestimentas, las luces le daban un aspecto irreal a todo aquello y con un asentimiento los encargados de recibir a los nobles y aristócratas y personas de la clase alta de Paris abrieron las puertas del teatro de la Opera parisina, Tanto ella como su Hermana habían estado de acuerdo que aquel teatro era un buen lugar dado a que sus invitados de honro eran italianos y la opera tenia como alma mater a Italia. Coloco el antifaz sobre sus ojos y sonrío al ver a distinguidas personas algunos que conocía y eran amigos suyos otros que no tanto que poco a poco iban entrando en aquel recinto.
Agnés de Charny- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 96
Fecha de inscripción : 05/06/2016
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Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Nuestros dedos enlazados, la pequeña durmiendo en mis brazos, y aquel paseo entre las flores era sin duda lo que esperaba para nuestro matrimonio. Deseaba con todas las fuerzas que nos pudiéramos convertir en esa pareja solida que mi manada necesitaba y ansiaba que tras las conversaciones que de sobra sabia que teníamos que mantener, entre nosotros se creara la atmósfera que había en este preciso instante donde nuestros ojso se encontraban a cada paso y sin duda nuestros labios se anhelaban pues nuestras miradas deslizándose hacia ellos dibujaban el camino de la felicidad.
Felicidad e instante que duro poco, pues no tarde en percibir el aura de dos alfas en mi fiesta, tense le gesto, era mas que consciente del estado que desprendían ambas. Una la podía reconocer, era la de mi buen amigo Bruno, al parecer le había llegado la invitación y no había dudado en dejarse caer para felicitarme por mi inminente enlace. Mas el otra aura era completamente desconocida para mi.
Jade no tardo en percibir la tensión en mi rostro y mas aun cuando deposite a la pequeña en sus brazos con suavidad y me limite a darle una breve orden de quédate aquí.
Salí corriendo hacia el interior de la fiesta, por suerte, mis movimientos poco tenían de humanos, y llegue a tiempo a parar el primer golpe que de sobra sabia hubiera desencadenado una batalla campal.
Ninguno de los dos lobos parecía estar dispuesto a ceder un paso, algo normal entre alfas, que orgullosos y salvajes luchábamos siempre a muerte.
Gruñí al alfa desconocido que no dudaba en hacer lo propio contra mi rostro aun sintiéndose en inferioridad numérica y que de sobra sabia que en otras circunstancias nos hubiera encarado a ambos, por suerte las dos damas que a sus espaldas se encontraban a decir verdad bastante asustadas. Trataban sin mucho éxito de calmarlo.
Una orden basto para que ambas tomasen sus brazos para tirar de el, algo que aprovecho Bruno para lanzarse a degüello, creo que sintiéndose perdedor pues su hembra alfa lo abandonaba por el otro joven.
Tras darle un empujón que sin dudo lo enfrento a mi con un gruñido ambos quedamos de frente.
Cerré los ojos consciente del espectáculo que ambos daríamos si nos enfrentábamos frente a aquel publico asistente que guardaba sepulcral silencio.
Así que tome su cuello rodeándolo con mi brazo mientras aflojaba mi gesto y con el se destensaba el suyo.
-Vamos Bruno, bebamos algo y olvidemos el incidente, ya sabes a veces como son nuestras alfas, nos desafían solo para hacernos enfadar y poder tener mejores reconciliaciones en el lecho -le guiñe el ojo a sabiendas de que en este caso el reto de su mujer, no era un órdago, si no mas bien otra cosa, pero esperaba que con mi desenfadado comentario no se sintiera incomodo por la situación y todo quedara en nada.
Parece que funciono pues al ritmo de los muebles que se rompían en la habitación de arriba la banda volvió a tocar y pronto ambos nos encontramos bebiendo Whisky irlandés y hablando de mi espectacular prometida a la que sin duda jure presentarle aquella misma velada.
Felicidad e instante que duro poco, pues no tarde en percibir el aura de dos alfas en mi fiesta, tense le gesto, era mas que consciente del estado que desprendían ambas. Una la podía reconocer, era la de mi buen amigo Bruno, al parecer le había llegado la invitación y no había dudado en dejarse caer para felicitarme por mi inminente enlace. Mas el otra aura era completamente desconocida para mi.
Jade no tardo en percibir la tensión en mi rostro y mas aun cuando deposite a la pequeña en sus brazos con suavidad y me limite a darle una breve orden de quédate aquí.
Salí corriendo hacia el interior de la fiesta, por suerte, mis movimientos poco tenían de humanos, y llegue a tiempo a parar el primer golpe que de sobra sabia hubiera desencadenado una batalla campal.
Ninguno de los dos lobos parecía estar dispuesto a ceder un paso, algo normal entre alfas, que orgullosos y salvajes luchábamos siempre a muerte.
Gruñí al alfa desconocido que no dudaba en hacer lo propio contra mi rostro aun sintiéndose en inferioridad numérica y que de sobra sabia que en otras circunstancias nos hubiera encarado a ambos, por suerte las dos damas que a sus espaldas se encontraban a decir verdad bastante asustadas. Trataban sin mucho éxito de calmarlo.
Una orden basto para que ambas tomasen sus brazos para tirar de el, algo que aprovecho Bruno para lanzarse a degüello, creo que sintiéndose perdedor pues su hembra alfa lo abandonaba por el otro joven.
Tras darle un empujón que sin dudo lo enfrento a mi con un gruñido ambos quedamos de frente.
Cerré los ojos consciente del espectáculo que ambos daríamos si nos enfrentábamos frente a aquel publico asistente que guardaba sepulcral silencio.
Así que tome su cuello rodeándolo con mi brazo mientras aflojaba mi gesto y con el se destensaba el suyo.
-Vamos Bruno, bebamos algo y olvidemos el incidente, ya sabes a veces como son nuestras alfas, nos desafían solo para hacernos enfadar y poder tener mejores reconciliaciones en el lecho -le guiñe el ojo a sabiendas de que en este caso el reto de su mujer, no era un órdago, si no mas bien otra cosa, pero esperaba que con mi desenfadado comentario no se sintiera incomodo por la situación y todo quedara en nada.
Parece que funciono pues al ritmo de los muebles que se rompían en la habitación de arriba la banda volvió a tocar y pronto ambos nos encontramos bebiendo Whisky irlandés y hablando de mi espectacular prometida a la que sin duda jure presentarle aquella misma velada.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 293
Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Los sonidos de una pareja en plena discusión llegaron hasta nuestros ávidos oídos, mientras miramos de soslayo al mismo tiempo al lugar de procedencia de aquello que parecía una pelea de enamorados. Más lo que vi, me hizo saber que desde luego la dama no estaba cómoda con aquella situación, y a pesar de no conocer el motivo, el hombre trataba de forzarla a bailar con él. Poco amor había ahí.
Reidar se disculpó mientras me dejaba sola en la pista de baile durante unos segundos, y se encaminó hacía aquella pelea donde la dama estaba en clara desventaja. Inconscientemente salí detrás de él, negando con la cabeza mientras pensaba si iría en los genes licántropos lo de rescatar damiselas en apuros; recordando que una semana antes Damon había hecho lo mismo conmigo.
El lobo me sacó unos cuantos metros de distancia, pues con aquel vestido me era imposible ir más deprisa sin descubrir mi naturaleza; una clara ventaja que le dio el tiempo suficiente para encararse con aquel hombre del que pronto descubrí que también era un licántropo, cuando sus ojos amarillos brillaron durante un segundo. Aquello no pintaba nada bien, principalmente para el resto de invitados que dudaba que sabiesen de la existencia de seres distintos a ellos.
El silencio reinó en la sala cuando Reidar soltó su primer gruñido, ordenándole a aquel ser despreciable que soltase a la dama. Llegué a su lado mientras aquel otro lobo le contestaba con rabia...lo que estaba a punto de montarse allí era de todo menos civilizado, pues Reidar respondío tomándolo por la ropay estampándolo literalmente contra la pared, mientras sus amenazas, que estaba segura que sería capaz de cumplir, salían de sus labios.
- Vamos Reidar. No merece la pena.- Puse mi mano en su cintura, tratando de calmarlo. Pero estaba intentando domar lo indomable. Su rabia era palpable en la tensión de sus músculos que se endurecían bajo la palma de mi mano. Y yo me estaba metiendo en medio de una pelea de lobos.
Y por si fuera poco con dos alfas retándose el uno al otro en medio de un salón lleno de humanos ignorantes, apareció el tercero, Damon, el mismo que minutos antes de desaparecer con su prometida a lo que parecían unos jardines, había estado bailando con aquella dama que ahora estaba asustada al otro lado de Reidar; y no la culpaba, la situación era para asustarse.
Cogió a Reidar del brazo mientras éste seguía gruñendo, evitando así que el puñetazo que estaba a punto de recibir el acompañante de la dama se hiciera real. Demasiados ojos ámbar de golpe para pasar desapercibidos, y por si fuese poco, empecé a notar como mis ojos se oscurecían ante la tensión del momento.
De pronto, Damon nos miró y exigió que nos llevásemos a Reidar de allí. Solo con sus ojos clavados en los míos y su tono de voz, me hubiese llevado al mismísimo diablo de allí. Puse la mano en el brazo de Reidar, que sin oponer resistencia, cedió y nos acompañó a la dama y a mí escalera arriba. donde nos metimos en la primera habitación que encontramos abierta.
Parecía una especie de salón para descansar, seguramente localizado allí para los miembros altos de la nobleza que deseasen descansar antes de las obras del teatro. Era un lugar acogedor, hasta que Reidar comenzó a destrozar los muebles que se encontraban a su paso; lanzándolos contra la pared, organizando un gran estruendo. Ahora podía imaginar que era lo que había pasado cuando Damon se había subido con la loba rubia y se había armado aquel jaleo.
Ambas nos quedamos estupefactas al ver a Reidar totalmente desbocado y rabioso, con unos ojos ámbar que daban miedo. Pero aquello no era todo. Mi naturaleza comenzó a reaccionar ante el estado del lobo; mis ojos se oscurecieron más, mientras mis colmillos comenzaban a dolerme. Como no parase aquello acabaríamos todos mal, muy mal.
- Basta ya.- dije con uno tono de voz más alto del que me esperaba, que hizo que los dos me mirasen fijamente. Me acerqué a Reidar, mientras con las dos manos cogía su cintura con fuerza. Clavé mis ojos en los suyos mientras susurré con firmeza.- Para. Ella está a salvo, y Damon está ocupándose de ese desgraciado.
Miré de reojo a la pobre muchacha que debía de estar pasándolo fatal. Y encima yo me estaba perdiendo también; era imposible que mi cuerpo no reaccionase a tanta adrenalina, pensé. Al fin y al cabo eramos enemigos naturales; solo me preparaba para un posible ataque. Cerré los ojos y traté de relajarme. Lo último que se merecía aquella pobre alma era verme enseñando los colmillos y con los ojos rojos como la sangre que necesitaba en esos momentos.
Reidar se disculpó mientras me dejaba sola en la pista de baile durante unos segundos, y se encaminó hacía aquella pelea donde la dama estaba en clara desventaja. Inconscientemente salí detrás de él, negando con la cabeza mientras pensaba si iría en los genes licántropos lo de rescatar damiselas en apuros; recordando que una semana antes Damon había hecho lo mismo conmigo.
El lobo me sacó unos cuantos metros de distancia, pues con aquel vestido me era imposible ir más deprisa sin descubrir mi naturaleza; una clara ventaja que le dio el tiempo suficiente para encararse con aquel hombre del que pronto descubrí que también era un licántropo, cuando sus ojos amarillos brillaron durante un segundo. Aquello no pintaba nada bien, principalmente para el resto de invitados que dudaba que sabiesen de la existencia de seres distintos a ellos.
El silencio reinó en la sala cuando Reidar soltó su primer gruñido, ordenándole a aquel ser despreciable que soltase a la dama. Llegué a su lado mientras aquel otro lobo le contestaba con rabia...lo que estaba a punto de montarse allí era de todo menos civilizado, pues Reidar respondío tomándolo por la ropay estampándolo literalmente contra la pared, mientras sus amenazas, que estaba segura que sería capaz de cumplir, salían de sus labios.
- Vamos Reidar. No merece la pena.- Puse mi mano en su cintura, tratando de calmarlo. Pero estaba intentando domar lo indomable. Su rabia era palpable en la tensión de sus músculos que se endurecían bajo la palma de mi mano. Y yo me estaba metiendo en medio de una pelea de lobos.
Y por si fuera poco con dos alfas retándose el uno al otro en medio de un salón lleno de humanos ignorantes, apareció el tercero, Damon, el mismo que minutos antes de desaparecer con su prometida a lo que parecían unos jardines, había estado bailando con aquella dama que ahora estaba asustada al otro lado de Reidar; y no la culpaba, la situación era para asustarse.
Cogió a Reidar del brazo mientras éste seguía gruñendo, evitando así que el puñetazo que estaba a punto de recibir el acompañante de la dama se hiciera real. Demasiados ojos ámbar de golpe para pasar desapercibidos, y por si fuese poco, empecé a notar como mis ojos se oscurecían ante la tensión del momento.
De pronto, Damon nos miró y exigió que nos llevásemos a Reidar de allí. Solo con sus ojos clavados en los míos y su tono de voz, me hubiese llevado al mismísimo diablo de allí. Puse la mano en el brazo de Reidar, que sin oponer resistencia, cedió y nos acompañó a la dama y a mí escalera arriba. donde nos metimos en la primera habitación que encontramos abierta.
Parecía una especie de salón para descansar, seguramente localizado allí para los miembros altos de la nobleza que deseasen descansar antes de las obras del teatro. Era un lugar acogedor, hasta que Reidar comenzó a destrozar los muebles que se encontraban a su paso; lanzándolos contra la pared, organizando un gran estruendo. Ahora podía imaginar que era lo que había pasado cuando Damon se había subido con la loba rubia y se había armado aquel jaleo.
Ambas nos quedamos estupefactas al ver a Reidar totalmente desbocado y rabioso, con unos ojos ámbar que daban miedo. Pero aquello no era todo. Mi naturaleza comenzó a reaccionar ante el estado del lobo; mis ojos se oscurecieron más, mientras mis colmillos comenzaban a dolerme. Como no parase aquello acabaríamos todos mal, muy mal.
- Basta ya.- dije con uno tono de voz más alto del que me esperaba, que hizo que los dos me mirasen fijamente. Me acerqué a Reidar, mientras con las dos manos cogía su cintura con fuerza. Clavé mis ojos en los suyos mientras susurré con firmeza.- Para. Ella está a salvo, y Damon está ocupándose de ese desgraciado.
Miré de reojo a la pobre muchacha que debía de estar pasándolo fatal. Y encima yo me estaba perdiendo también; era imposible que mi cuerpo no reaccionase a tanta adrenalina, pensé. Al fin y al cabo eramos enemigos naturales; solo me preparaba para un posible ataque. Cerré los ojos y traté de relajarme. Lo último que se merecía aquella pobre alma era verme enseñando los colmillos y con los ojos rojos como la sangre que necesitaba en esos momentos.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 244
Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Su gracia natural siempre han sido y serán de mi deleite, su facilidad para disipar cualquiera que sea la tensión que carguen mis hombros no para de sorprenderme. Tres giros y me encuentro a mi misma sonriendo mientras él me guía por el salón mas tal parece no he sido lo bastante astuta para ocultar los pensamientos que desde hace varias noches ocupan toda mi atención; nunca he sido buena para ocultarle algo ni a él, ni a Esmond.
Tan pronto como su actitud me eleva, mis labios regresan a una linea recta a la vez que danzamos. Aunque no pueda visualizarlo sé que su entrecejo se frunce y las palabras que proclama me dejan acorraladas.
—¿Por que ha de ser que se me hace imposible ser una hoja en blanco ante ti? —alegué, ambos sin perder el ritmo. No sé por donde empezar, cómo explicarle que la horrible maldición de la que alguna vez escuchamos es cierto, como debo, en esta ocasión, mi vida a un licantropo y el parecido de la prenda que llevaba aquella mujer con la que hace décadas descubrimos usaban mis ancestros y encierra tan desequilibrada maldición ¿como explicarle que lo que habíamos otorgado a una simple leyenda corría el riesgo de ser cierta sin parecer una lunática? ¿Cómo sin arruinar la velada?
Ladeo la cabeza un poco, he llegado a la conclusión que aplazarlo más no tiene ningún caso. Después de todo, si mis sospechas llegan a ser ciertas, seremos muchos los perjudicados.
—Verá, Il mio sauveur, me temo que hace poco me encontré a mi misma en la mira de un cazador..., no uno común me atrevo a decir —los giros cesan y siento su humor cambiar. Aún así agradezco que mantenga el paso— he contado con la suerte de toparme con este lobo que se interpuso pero...
Mis palabras fueron interrumpidas por el estruendo ocasionado por el lobo que había notado hace unos minutos y quien notablemente es lobo por igual. Jamás he agradecido tanto un evento inoportuno como en esta noche.
Nos detenemos de súbito, la música lo ha hecho y todos al rededor al notar la riña y como el Conde se aproxima a intervenir. La Vampiresa de quien había escuchado por Kyros junto a otra, humana, que desconozco lo llevan escaleras arriba, no solo incitándome a acercarme a la escena sino también a seguirlos. Debo admitirlo, la curiosidad algún día me acarreará muchos males. Tan pronto me acerco siento los dedos de Kyros soltar los míos, debo ser rápida si espero descubrir algo nuevo antes de contarle mis sospechas, antes de contarle con detalles lo que sucedió con el lobo aquella noche pero antes debo acercarme a este cuyas intensiones —desde el momento en el que captó mi atención— pude notar, no son tan comunes a las de los demás; quizás es la primera vez en años que no premedito mis acciones, estoy al tanto de ello, ya no es la música o los elegantes pasos de mi compañía lo que me guía, es la intriga y la sed que ansía respuestas. Respuestas que de algún modo u otro aquel licantropo tal vez pueda darme.
Sé que Kyros nos sigue el paso y, si cuento con suerte podré usarlo a mi favor para poder entrar a la habitación donde han encerrado al licantropo que sin preocuparle lo indecoroso de sus actos deja escuchar como descarga su ira en los muebles.
Tan pronto como su actitud me eleva, mis labios regresan a una linea recta a la vez que danzamos. Aunque no pueda visualizarlo sé que su entrecejo se frunce y las palabras que proclama me dejan acorraladas.
—¿Por que ha de ser que se me hace imposible ser una hoja en blanco ante ti? —alegué, ambos sin perder el ritmo. No sé por donde empezar, cómo explicarle que la horrible maldición de la que alguna vez escuchamos es cierto, como debo, en esta ocasión, mi vida a un licantropo y el parecido de la prenda que llevaba aquella mujer con la que hace décadas descubrimos usaban mis ancestros y encierra tan desequilibrada maldición ¿como explicarle que lo que habíamos otorgado a una simple leyenda corría el riesgo de ser cierta sin parecer una lunática? ¿Cómo sin arruinar la velada?
Ladeo la cabeza un poco, he llegado a la conclusión que aplazarlo más no tiene ningún caso. Después de todo, si mis sospechas llegan a ser ciertas, seremos muchos los perjudicados.
—Verá, Il mio sauveur, me temo que hace poco me encontré a mi misma en la mira de un cazador..., no uno común me atrevo a decir —los giros cesan y siento su humor cambiar. Aún así agradezco que mantenga el paso— he contado con la suerte de toparme con este lobo que se interpuso pero...
Mis palabras fueron interrumpidas por el estruendo ocasionado por el lobo que había notado hace unos minutos y quien notablemente es lobo por igual. Jamás he agradecido tanto un evento inoportuno como en esta noche.
Nos detenemos de súbito, la música lo ha hecho y todos al rededor al notar la riña y como el Conde se aproxima a intervenir. La Vampiresa de quien había escuchado por Kyros junto a otra, humana, que desconozco lo llevan escaleras arriba, no solo incitándome a acercarme a la escena sino también a seguirlos. Debo admitirlo, la curiosidad algún día me acarreará muchos males. Tan pronto me acerco siento los dedos de Kyros soltar los míos, debo ser rápida si espero descubrir algo nuevo antes de contarle mis sospechas, antes de contarle con detalles lo que sucedió con el lobo aquella noche pero antes debo acercarme a este cuyas intensiones —desde el momento en el que captó mi atención— pude notar, no son tan comunes a las de los demás; quizás es la primera vez en años que no premedito mis acciones, estoy al tanto de ello, ya no es la música o los elegantes pasos de mi compañía lo que me guía, es la intriga y la sed que ansía respuestas. Respuestas que de algún modo u otro aquel licantropo tal vez pueda darme.
Sé que Kyros nos sigue el paso y, si cuento con suerte podré usarlo a mi favor para poder entrar a la habitación donde han encerrado al licantropo que sin preocuparle lo indecoroso de sus actos deja escuchar como descarga su ira en los muebles.
Última edición por Enaylen Chavanell el Jue Jul 28, 2016 6:53 pm, editado 1 vez
Enaylen Chavanell- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 84
Fecha de inscripción : 20/04/2016
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Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Su mirada amarilla, no presagiaba nada bueno, si decidía seguir desafiando su poder, - no vas a despreciarme, son tu esposo, y haré de ti lo que me venga en gana - Giró su cabeza, cerrando los parpados, su cuerpo temblaba, recordando los golpes, las innumerables noches que la había tratado como una prostituta, - si ahora lo era, pero en el pasado no -, no pudo contener las lagrimas, volvió a arrepentirse de haber asistido a la velada, mas ya era tarde.
Cuando creyó que todo estaba perdido, un gruñido, una frase expresada de manera gutural, le hizo reaccionar, abriendo los ojos sorprendida, pata encontrarse con un hombre que miraba a Bruno, con los ojos tan amarillos, o mas bien ámbar, pero que parecían refulgir. Ella sabía que su esposo era especial, pero jamás le había visto transformado, pues en cada luna llena, Bruno abandonaba la ciudad, volviendo en el amanecer, con sus ropas destrozadas y varias heridas en el cuerpo. ¿como se había enterado? por los libros de licantropía que existían en la biblioteca de la mansión, aunque la verdad era que prefería pensar que solo era su mal caracter, su odio hacia ella, en vez de un ser sediento de sangre y destrucción. Su mirada se centró en la del caballero que había intervenido y que logró que su ex marido la soltara, pudiendo alejarse unos pasos, acercándose a la joven que acompañaba a su salvador.
parecía que en cualquier momento comenzarían a pelear, las palabras del joven desconocidos eran sumamente amenazantes, pero en verdad, a ella le permitieron sentir un poco de alivio, no era que deseara que lo matara, solo, que lo alejara de su persona, el tiempo necesario como para huir, del teatro y de la ciudad, de ser posible. Mas cuando parecía que la lucha era inminente, apareció Damon separando a su salvador de quien la había agredido.
Las palabras del anfitrión, hizo que la griega reaccionara, tomó con delicadeza el brazo del hombre, que al contacto con sus dedos se tensó aun mas, podía sentir los músculos, tan duros como una piedra, -Por favor, venga con nosotras... él no vale la pena... se lo suplico... - dijo con un nudo en la garganta, que le impedía hablar correctamente.
Gracias a la mujer que lo acompañaba, pudieron llevarlo hasta uno de los salones de descanso. La mujer entró junto con el joven y ella les siguió cerrando con cuidado la puerta, poniendo seguro, le aterrorizaba la sola idea de que Bruno fuera por ella y la sacara a empellones de aquel lugar. Suspiró aliviada, girando para recostar su espalda en la madera de la puerta, golpeándola suavemente con su cabeza, cerrando sus ojos, mientras un gesto de tranquilidad, inundaba su rostro. Mas esa paz duró muy poco, los insultos, acompañado de objetos que se estrellaban en las paredes, la hicieron abrir los ojos, al tiempo que instintivamente cubría su cabeza con sus brazos como si fuera a recibir una tunda.
La pareja del caballero, intentaba calmarlo, pero daba la impresión que no solo no lo lograría, sino que terminarían riñendo entre ellos, Anthea se fue moviendo lentamente, buscando un lugar seguro, aunque parecía que allí no lo habría, por un lado él tenia sus orbes del color del oro refulgente y ella de una negrura como la muerte. La griega, suplicó a los dioses, que la libraran de terminar aquella noche en el Hades.
Cuando creyó que todo estaba perdido, un gruñido, una frase expresada de manera gutural, le hizo reaccionar, abriendo los ojos sorprendida, pata encontrarse con un hombre que miraba a Bruno, con los ojos tan amarillos, o mas bien ámbar, pero que parecían refulgir. Ella sabía que su esposo era especial, pero jamás le había visto transformado, pues en cada luna llena, Bruno abandonaba la ciudad, volviendo en el amanecer, con sus ropas destrozadas y varias heridas en el cuerpo. ¿como se había enterado? por los libros de licantropía que existían en la biblioteca de la mansión, aunque la verdad era que prefería pensar que solo era su mal caracter, su odio hacia ella, en vez de un ser sediento de sangre y destrucción. Su mirada se centró en la del caballero que había intervenido y que logró que su ex marido la soltara, pudiendo alejarse unos pasos, acercándose a la joven que acompañaba a su salvador.
parecía que en cualquier momento comenzarían a pelear, las palabras del joven desconocidos eran sumamente amenazantes, pero en verdad, a ella le permitieron sentir un poco de alivio, no era que deseara que lo matara, solo, que lo alejara de su persona, el tiempo necesario como para huir, del teatro y de la ciudad, de ser posible. Mas cuando parecía que la lucha era inminente, apareció Damon separando a su salvador de quien la había agredido.
Las palabras del anfitrión, hizo que la griega reaccionara, tomó con delicadeza el brazo del hombre, que al contacto con sus dedos se tensó aun mas, podía sentir los músculos, tan duros como una piedra, -Por favor, venga con nosotras... él no vale la pena... se lo suplico... - dijo con un nudo en la garganta, que le impedía hablar correctamente.
Gracias a la mujer que lo acompañaba, pudieron llevarlo hasta uno de los salones de descanso. La mujer entró junto con el joven y ella les siguió cerrando con cuidado la puerta, poniendo seguro, le aterrorizaba la sola idea de que Bruno fuera por ella y la sacara a empellones de aquel lugar. Suspiró aliviada, girando para recostar su espalda en la madera de la puerta, golpeándola suavemente con su cabeza, cerrando sus ojos, mientras un gesto de tranquilidad, inundaba su rostro. Mas esa paz duró muy poco, los insultos, acompañado de objetos que se estrellaban en las paredes, la hicieron abrir los ojos, al tiempo que instintivamente cubría su cabeza con sus brazos como si fuera a recibir una tunda.
La pareja del caballero, intentaba calmarlo, pero daba la impresión que no solo no lo lograría, sino que terminarían riñendo entre ellos, Anthea se fue moviendo lentamente, buscando un lugar seguro, aunque parecía que allí no lo habría, por un lado él tenia sus orbes del color del oro refulgente y ella de una negrura como la muerte. La griega, suplicó a los dioses, que la libraran de terminar aquella noche en el Hades.
Anthea- Prostituta Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/06/2016
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Mi cuerpo estaba descontrolado, los muebles no eran suficiente y sentía como mis colmillos pugnaban por salir pese a que la luna llena hoy no coronaba el cielo, mis ojos ámbar iluminaban la oscura habitación que destrozada aun se me antojaba demasiado entera para controlar a la bestia que moraba en mi interior y me suplicaba sangre, mucha sangre.
Gruñí frente al grito de la vampiresa que me había acompañado durante la velada, no soportaba las ordenes, no en ese descontrolado estado, mas cuando su mano se posó en mi tensa cintura no pude evitar gruñirle de nuevo a escasos centímetros de sus labios.
Sus ojos se oscurecieron ,depredador contra depredador, enemigos naturales por excelencia, ella y yo allí, presos de nuestra naturaleza.
Las lagrimas y el corazón bombeante de la única humana de la habitación fue lo único que me detuvo, estaba aterrada, y mi devastadora actuación no estaba ayudando en nada.
Cerré los ojos tratando de hallar la calma mientras mi cuerpo poco a poco se relajaba entre los brazos de la vampiresa que acariciaba mi cintura con suma delicadeza.
Pose mi frente sobre la suya en busca de aliento y cordura hasta que mas tranquilo logre abrir los ojos encontrándome con su rostro de frente mirándome fijamente.
-Estoy mejor -susurré antes de apartarme ligeramente de ella y con sendas manos alzadas para mostrarle que mis intenciones no eran otras que las de ayudarla, camine hacia la mujer que hacia escasos minutos había sido forzada contra su voluntad a acompañar a aquel salvaje a la pista de baile-
-Lo siento, no voy ha hacerte daño, solo quiero asegurarme de que estas bien -susurré hasta alcanzar su posición para acuclillarme frente a ella a una distancia mas que prudencial.
Intuía que mis ojos lobunos no ayudarían en los menesteres de distinguirme del hombre que seguramente tantas veces la había maltratado en el pasado.
La mire fijamente esperando su reacción, sin acercarme mas de la cuenta, fue entonces cuando percibí tras la puerta la presencia de otros dos seres sobrenaturales, su aura brillaba pálida como la de la misma inmortal que junto a mi había compartido gran parte de la noche y que ahora se encontraba en esa misma sala tratando de calmarme.
-Moira hay alguien ahí fuera -advertí buscando su mirada, desconocida si eran o no sus amigos y habían subido tan solo para preocuparse por ella, algo que no me extrañaba por el estruendo que yo solo había causado en aquella sala.
Quizás habían pensado que entre nosotros había estallado una guerra a muerte y venían a rescatar a su amiga de mis garras.
Fue su gesto de sorpresa el que me indico que venia sola a aquella fiesta, quizas entonces sus intenciones distaban mucho de las de venir a soscorrela, quizas vinieran a matarme.
Endureci el gesto poniendome en pie y camine sin hacer ruido hacia la puerta, que abri de golpe para tomar aquella sobrenatural por la muñeca y tirar de ella ocntra mi pecho colocando en su cuello el cuchillo que portaba en mi bota.
-No estoy de humor ¿que quieres y porque me has seguido hasta aquí? -pregunté rozando su garganta con el filo de mi cuchillo con fuerza para que notara que no estaba dispuesto a jugar en ninguno de los casos.
Quería respuestas, y las quería ya.
-contesta -le exigí indicando a Moira que tras la puerta estaba el otro sobrenatural que no tardaría en hacer acto de presencia en aquella fiesta que habíamos montado en el piso superior.
Gruñí frente al grito de la vampiresa que me había acompañado durante la velada, no soportaba las ordenes, no en ese descontrolado estado, mas cuando su mano se posó en mi tensa cintura no pude evitar gruñirle de nuevo a escasos centímetros de sus labios.
Sus ojos se oscurecieron ,depredador contra depredador, enemigos naturales por excelencia, ella y yo allí, presos de nuestra naturaleza.
Las lagrimas y el corazón bombeante de la única humana de la habitación fue lo único que me detuvo, estaba aterrada, y mi devastadora actuación no estaba ayudando en nada.
Cerré los ojos tratando de hallar la calma mientras mi cuerpo poco a poco se relajaba entre los brazos de la vampiresa que acariciaba mi cintura con suma delicadeza.
Pose mi frente sobre la suya en busca de aliento y cordura hasta que mas tranquilo logre abrir los ojos encontrándome con su rostro de frente mirándome fijamente.
-Estoy mejor -susurré antes de apartarme ligeramente de ella y con sendas manos alzadas para mostrarle que mis intenciones no eran otras que las de ayudarla, camine hacia la mujer que hacia escasos minutos había sido forzada contra su voluntad a acompañar a aquel salvaje a la pista de baile-
-Lo siento, no voy ha hacerte daño, solo quiero asegurarme de que estas bien -susurré hasta alcanzar su posición para acuclillarme frente a ella a una distancia mas que prudencial.
Intuía que mis ojos lobunos no ayudarían en los menesteres de distinguirme del hombre que seguramente tantas veces la había maltratado en el pasado.
La mire fijamente esperando su reacción, sin acercarme mas de la cuenta, fue entonces cuando percibí tras la puerta la presencia de otros dos seres sobrenaturales, su aura brillaba pálida como la de la misma inmortal que junto a mi había compartido gran parte de la noche y que ahora se encontraba en esa misma sala tratando de calmarme.
-Moira hay alguien ahí fuera -advertí buscando su mirada, desconocida si eran o no sus amigos y habían subido tan solo para preocuparse por ella, algo que no me extrañaba por el estruendo que yo solo había causado en aquella sala.
Quizás habían pensado que entre nosotros había estallado una guerra a muerte y venían a rescatar a su amiga de mis garras.
Fue su gesto de sorpresa el que me indico que venia sola a aquella fiesta, quizas entonces sus intenciones distaban mucho de las de venir a soscorrela, quizas vinieran a matarme.
Endureci el gesto poniendome en pie y camine sin hacer ruido hacia la puerta, que abri de golpe para tomar aquella sobrenatural por la muñeca y tirar de ella ocntra mi pecho colocando en su cuello el cuchillo que portaba en mi bota.
-No estoy de humor ¿que quieres y porque me has seguido hasta aquí? -pregunté rozando su garganta con el filo de mi cuchillo con fuerza para que notara que no estaba dispuesto a jugar en ninguno de los casos.
Quería respuestas, y las quería ya.
-contesta -le exigí indicando a Moira que tras la puerta estaba el otro sobrenatural que no tardaría en hacer acto de presencia en aquella fiesta que habíamos montado en el piso superior.
Reidar Landvik- Licántropo Clase Alta
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Localización : En los bosques
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
— (…) he contado con la suerte de toparme con este lobo que se interpuso, pero…
Los violines abandonaron la melodía que realizaban y el silencio se encargó de recorrer con prisa el salón. No hacía falta señalar que la atención se había concentrado en aquel espectáculo vergonzoso e indecente protagonizado por licántropos. «Cualidad admirable: orgullosos de su salvajismo», comentó para sus adentros. Aunque podría intervenir, había muchas miradas humanas e ignorantes. Además, no iba a ser necesario, porque lógicamente en unos cuantos segundos, el dueño de la fiesta aparecería. Correcto. Allí se encontraba: una entrada que salvaría la velada y no ocasionaría que el Conde quedara en ridículo por elegir tan desvergonzados invitados. No obstante, el licántropo seguía rabioso y temía que aquel trastorno causara daño. Fijó la vista en Moira, quien no tuvo que esforzarse para llevarse al lobo enfurecido, desapareciendo tras la primera estancia que encontró. Su preocupación emergió al instante, pero fue la ausencia del suave tacto de su Ignis que hizo desviar la mirada. Fue muy rápida para él. No era una novedad que su excesiva curiosidad fuera motivo de ignorar el nivel de peligro de cualquier acontecimiento. Suspiró derrotado y se apresuró a seguirla, más cuidadoso en su andar, pero igual de sigiloso e imperceptible.
Escuchó el crujir estrepitoso de la madera. Al parecer era un lobo con muy poca paciencia y una personalidad explosiva. Sin embargo, aquello no era suficiente razón para que Enaylen cediera. Avanzo con paso firme. Ambos llegaron a la entrada de la alcoba.
Un pestañeo y su Ignis había desaparecido. El vampiro no sabía exactamente quién era aquel licántropo, pero su paciencia puede llegar a su límite repentinamente si de una de las personas que protege se trata. Inhala con fiereza, aunque la máscara le quita mucha movilidad. De la parte trasera de su sombrero extrae tres plumas negras, más pesadas de lo habitual. Las posiciona entre sus dedos y coloca ese brazo en forma de jarra detrás de su espalda, mientras con la otra se quita el ostentoso accesorio de la cabeza, colocándolo a la altura de su pecho. Ubicado ya en la entrada después de toda aquella proeza, visualiza como Moira abre un poco la puerta. Y retrocede. Ya sea por miedo o sorpresa; un paso firme y sereno del Centinela es uno menos de la vampiresa.
—¡Bonne nuit!—exclama en voz alta, no sin antes haber ubicado a Enaylen. Hace una reverencia larga. Aprovecha esos pequeños segundos de posible extrañeza, reincorporándose rápidamente, pero deteniéndose a la mitad para lanzar con ímpetu los tres proyectiles en su mano izquierda, con dirección al lobo. Mordieron con fiereza la tela, clavándose armoniosamente en su solapa. El cálamo no era de plata: lo único dañado era su carísimo traje. El desconcierto volvió a asomar en la sala. Las miradas se dirigieron a esas tres plumas negras, para luego volver a la figura del vampiro, que ya erigido en envidiable porte, sonreía tras la máscara y la máscara, pintada ya en una sonrisa espectral, encaraba los ojos amarillentos del lobo. Había más desconcierto por la acción del vampiro ¿por qué ha lanzado aquello si sólo ha conseguido mover medio milímetro al lobo con la fuerza en que las arrojó? La respuesta del vampiro fue levantar dos dedos, en señal de espera. Inmediatamente después de que alguien pudiese preguntarse qué significaba su gesto, de las plumas emanó una humareda negra que envolvió al lobo. Todo ello en menos de siete preciados segundos desde la desaparición de Enaylen.
—Una inocente granada fumígena, diminuta y poderosa, por eso notará un poco de peso—dijo serenamente, mientras se iba esparciendo la nube negra por la sala. Cerró la puerta con un pie para evitar que se disipase del todo—. Verá, contiene una alta dosis de cenizas de Serbal combinado con otro poco de muérdago. Además, claro, de ser gas mostaza en sí—. Se movió velozmente por la sala mientras exponía la explicación. Dado que había explosionado justo en toda la cara del licántropo, debía aprovechar ese milisegundo de debilidad para desplazar suavemente a Enaylen con un brazo. La fuerza necesaria para moverla y situarla detrás de su figura—. Pero, claro…dado que eres un Alfa, no te hará más que causarte una posible alergia—soltó un bufido divertido. Fue el tiempo justo. El cuchillo empezó a blandirse, a lo que el vampiro sujetó sin dubitación alguna. La hoja se clavó en su palma desnuda, la humareda ya se había esparcido por completo.
— Comprenda, messie: No debe tocar a una dama sin su consentimiento—. Aprovechó esta última oración para deshacerse de la máscara, la cual arrojó junto al sombrero, que en una floritura elegante en el aire, fueron a parar en la única silla que no estaba destrozada. Disipada ya la humareda, su rostro emergió, sin perder la compostura ni los modales—. No es necesario—dijo, mientras indicaba con la cabeza la daga que roía su piel. Volvió a fijar la mirada en el licántropo; acercó con dificultad el cuchillo, aun en mano del lobo, mientras esta se clavaba más profunda, acortando la distancia entre ambas criaturas. Sus facciones se tornaron oscuras y violentas, su mirada hambrienta e iracunda batallaba con aquella amarillenta.
Esta vez, con la fuerza necesaria, empujó al licántropo, liberándose de la mordida del cuchillo. El lobo retrocedió media vara por el impulso, mientras una gota espesa y rojiza se deslizaba por la palma de Kyros.
Los violines abandonaron la melodía que realizaban y el silencio se encargó de recorrer con prisa el salón. No hacía falta señalar que la atención se había concentrado en aquel espectáculo vergonzoso e indecente protagonizado por licántropos. «Cualidad admirable: orgullosos de su salvajismo», comentó para sus adentros. Aunque podría intervenir, había muchas miradas humanas e ignorantes. Además, no iba a ser necesario, porque lógicamente en unos cuantos segundos, el dueño de la fiesta aparecería. Correcto. Allí se encontraba: una entrada que salvaría la velada y no ocasionaría que el Conde quedara en ridículo por elegir tan desvergonzados invitados. No obstante, el licántropo seguía rabioso y temía que aquel trastorno causara daño. Fijó la vista en Moira, quien no tuvo que esforzarse para llevarse al lobo enfurecido, desapareciendo tras la primera estancia que encontró. Su preocupación emergió al instante, pero fue la ausencia del suave tacto de su Ignis que hizo desviar la mirada. Fue muy rápida para él. No era una novedad que su excesiva curiosidad fuera motivo de ignorar el nivel de peligro de cualquier acontecimiento. Suspiró derrotado y se apresuró a seguirla, más cuidadoso en su andar, pero igual de sigiloso e imperceptible.
Escuchó el crujir estrepitoso de la madera. Al parecer era un lobo con muy poca paciencia y una personalidad explosiva. Sin embargo, aquello no era suficiente razón para que Enaylen cediera. Avanzo con paso firme. Ambos llegaron a la entrada de la alcoba.
Un pestañeo y su Ignis había desaparecido. El vampiro no sabía exactamente quién era aquel licántropo, pero su paciencia puede llegar a su límite repentinamente si de una de las personas que protege se trata. Inhala con fiereza, aunque la máscara le quita mucha movilidad. De la parte trasera de su sombrero extrae tres plumas negras, más pesadas de lo habitual. Las posiciona entre sus dedos y coloca ese brazo en forma de jarra detrás de su espalda, mientras con la otra se quita el ostentoso accesorio de la cabeza, colocándolo a la altura de su pecho. Ubicado ya en la entrada después de toda aquella proeza, visualiza como Moira abre un poco la puerta. Y retrocede. Ya sea por miedo o sorpresa; un paso firme y sereno del Centinela es uno menos de la vampiresa.
—¡Bonne nuit!—exclama en voz alta, no sin antes haber ubicado a Enaylen. Hace una reverencia larga. Aprovecha esos pequeños segundos de posible extrañeza, reincorporándose rápidamente, pero deteniéndose a la mitad para lanzar con ímpetu los tres proyectiles en su mano izquierda, con dirección al lobo. Mordieron con fiereza la tela, clavándose armoniosamente en su solapa. El cálamo no era de plata: lo único dañado era su carísimo traje. El desconcierto volvió a asomar en la sala. Las miradas se dirigieron a esas tres plumas negras, para luego volver a la figura del vampiro, que ya erigido en envidiable porte, sonreía tras la máscara y la máscara, pintada ya en una sonrisa espectral, encaraba los ojos amarillentos del lobo. Había más desconcierto por la acción del vampiro ¿por qué ha lanzado aquello si sólo ha conseguido mover medio milímetro al lobo con la fuerza en que las arrojó? La respuesta del vampiro fue levantar dos dedos, en señal de espera. Inmediatamente después de que alguien pudiese preguntarse qué significaba su gesto, de las plumas emanó una humareda negra que envolvió al lobo. Todo ello en menos de siete preciados segundos desde la desaparición de Enaylen.
—Una inocente granada fumígena, diminuta y poderosa, por eso notará un poco de peso—dijo serenamente, mientras se iba esparciendo la nube negra por la sala. Cerró la puerta con un pie para evitar que se disipase del todo—. Verá, contiene una alta dosis de cenizas de Serbal combinado con otro poco de muérdago. Además, claro, de ser gas mostaza en sí—. Se movió velozmente por la sala mientras exponía la explicación. Dado que había explosionado justo en toda la cara del licántropo, debía aprovechar ese milisegundo de debilidad para desplazar suavemente a Enaylen con un brazo. La fuerza necesaria para moverla y situarla detrás de su figura—. Pero, claro…dado que eres un Alfa, no te hará más que causarte una posible alergia—soltó un bufido divertido. Fue el tiempo justo. El cuchillo empezó a blandirse, a lo que el vampiro sujetó sin dubitación alguna. La hoja se clavó en su palma desnuda, la humareda ya se había esparcido por completo.
— Comprenda, messie: No debe tocar a una dama sin su consentimiento—. Aprovechó esta última oración para deshacerse de la máscara, la cual arrojó junto al sombrero, que en una floritura elegante en el aire, fueron a parar en la única silla que no estaba destrozada. Disipada ya la humareda, su rostro emergió, sin perder la compostura ni los modales—. No es necesario—dijo, mientras indicaba con la cabeza la daga que roía su piel. Volvió a fijar la mirada en el licántropo; acercó con dificultad el cuchillo, aun en mano del lobo, mientras esta se clavaba más profunda, acortando la distancia entre ambas criaturas. Sus facciones se tornaron oscuras y violentas, su mirada hambrienta e iracunda batallaba con aquella amarillenta.
Esta vez, con la fuerza necesaria, empujó al licántropo, liberándose de la mordida del cuchillo. El lobo retrocedió media vara por el impulso, mientras una gota espesa y rojiza se deslizaba por la palma de Kyros.
Kyros Kierkegaard- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/05/2016
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
La puerta se abrió de golpe y tras ella entro una figura cuya ahora brillaba pálida frente a mis ojos. Sin duda era el segundo en discordia y acompañante de la dama que ahora con el filo de mi cuchillo acariciando su cuello quedaba sujeta entre mis brazos.
Tres plumas fueron el arma elegida por aquel inmortal de sonrisa ladina que lanzo contra mi no dándome tiempo a reaccionar.
He de confesar que en luna llena ese hombre no hubiera tenido la menor oportunidad frente a mis fauces, mas ahora aun con los sentidos aumentados y mas fuerte que la mayoría, tan solo era un humano mas, así que tendría que tirar de ingenio si pretendía salir bien parado de esta contienda.
Las plumas se hundieron en mi piel, y tras unos breves segundos explotaron. Diré que no me sorprendió pues el olor de los ingredientes que portaba llego a mis fosas nasales incluso antes de ser lanzadas.
Una bomba de humo exploto frente a su acompañante y contra mi piel que se enrojeció ligeramente, haciéndome estornudar por el fuerte olor y nublando mi visión, tiempo que sin duda aprovecho aquel hombre para soltar de mi agarre a su dama y plantarme cara.
Hundí mi cuchillo en su palma, no porque viera su posición entre tanto humo, ni tan siquiera porque la oliera, pues a decir verdad, la pimienta había embotado mi nariz, mas bien porque la presentía, escuchaba sus pasos, que aun ligeros retumbaban en el suelo haciendo mis ataques certeros.
Gruñí frente a el, mas aun cuando su mano tomo mi pechera dispuesto a empujarme.
El humo se fue disipando, justo a tiempo para que sus ojos rojos enfrentados a los míos ámbar percibieran esta vez si, la ladina sonrisa de mi rostro.
Había hecho lo peor que podía, ahí estaba su movimiento en falso, ese que pensaba aprovechar centra el.
Cedí a que su fuerza me llevara hacia atrás, mas justo al filo de la ventana, fui yo quien aferre con mis manos su pechera y tirando hacia atrás todo mi peso mas con su fuerza, rodé haciéndolo a el volar por el aire, con mis pies impacte en su pecho para cambiar su dirección hacia el acristalado ventanal que pronto quedo echo añicos por el impacto de su cuerpo contra este haciéndolo salir disparado por la ventana.
-Espero te salgan alas de murciélago para amortiguar la caída -Rugí alzándome de una rápido salto cuchillo en mano para enfrentar a la segunda inmortal que dudaba ahora estuviera de muy buen humor tras ver a su vampiro salir volando de la estancia.
Sonreí de forma socarrona mirando la ira en sus ojos, y acachando mi cuerpo ligeramente dispuesto a entablar batalla la anime con la mano a acercarse.
Desconocía porque me atacaban, pues la verdad no los había visto en mi vida, mas imagine que el odio que nuestras razas se procesaban era motivo mas que suficiente para querer matarme.
-Llévate a la humana -advertí a Moira.
Era consciente de que el inmortal murciélago no tardaría en volver a la sala, pues muy a mi pesar, los vampiros no morían por ser golpeados contra el suelo, y la caída no era tan considerable como para que las heridas recibidas no le permitieran volver a ponerse en pie.
Al menos había ganado algo de tiempo y si jugaba bien mis cartas podría poner a salvo a las damas.
-Vamos inmortal -la desafié -o acaso me tienes miedo.
La provocación era le mejor arma que conocía para hacer errar a mis enemigos y cuando me superaban en fuerza, sin duda era la única eficaz.
Mis ojos ámbar relucieron en la estancia sin dejar de mirar los suyos, ambos enemigos naturales frete a frente dispuestos a entablar batalla a muerte.
Tres plumas fueron el arma elegida por aquel inmortal de sonrisa ladina que lanzo contra mi no dándome tiempo a reaccionar.
He de confesar que en luna llena ese hombre no hubiera tenido la menor oportunidad frente a mis fauces, mas ahora aun con los sentidos aumentados y mas fuerte que la mayoría, tan solo era un humano mas, así que tendría que tirar de ingenio si pretendía salir bien parado de esta contienda.
Las plumas se hundieron en mi piel, y tras unos breves segundos explotaron. Diré que no me sorprendió pues el olor de los ingredientes que portaba llego a mis fosas nasales incluso antes de ser lanzadas.
Una bomba de humo exploto frente a su acompañante y contra mi piel que se enrojeció ligeramente, haciéndome estornudar por el fuerte olor y nublando mi visión, tiempo que sin duda aprovecho aquel hombre para soltar de mi agarre a su dama y plantarme cara.
Hundí mi cuchillo en su palma, no porque viera su posición entre tanto humo, ni tan siquiera porque la oliera, pues a decir verdad, la pimienta había embotado mi nariz, mas bien porque la presentía, escuchaba sus pasos, que aun ligeros retumbaban en el suelo haciendo mis ataques certeros.
Gruñí frente a el, mas aun cuando su mano tomo mi pechera dispuesto a empujarme.
El humo se fue disipando, justo a tiempo para que sus ojos rojos enfrentados a los míos ámbar percibieran esta vez si, la ladina sonrisa de mi rostro.
Había hecho lo peor que podía, ahí estaba su movimiento en falso, ese que pensaba aprovechar centra el.
Cedí a que su fuerza me llevara hacia atrás, mas justo al filo de la ventana, fui yo quien aferre con mis manos su pechera y tirando hacia atrás todo mi peso mas con su fuerza, rodé haciéndolo a el volar por el aire, con mis pies impacte en su pecho para cambiar su dirección hacia el acristalado ventanal que pronto quedo echo añicos por el impacto de su cuerpo contra este haciéndolo salir disparado por la ventana.
-Espero te salgan alas de murciélago para amortiguar la caída -Rugí alzándome de una rápido salto cuchillo en mano para enfrentar a la segunda inmortal que dudaba ahora estuviera de muy buen humor tras ver a su vampiro salir volando de la estancia.
Sonreí de forma socarrona mirando la ira en sus ojos, y acachando mi cuerpo ligeramente dispuesto a entablar batalla la anime con la mano a acercarse.
Desconocía porque me atacaban, pues la verdad no los había visto en mi vida, mas imagine que el odio que nuestras razas se procesaban era motivo mas que suficiente para querer matarme.
-Llévate a la humana -advertí a Moira.
Era consciente de que el inmortal murciélago no tardaría en volver a la sala, pues muy a mi pesar, los vampiros no morían por ser golpeados contra el suelo, y la caída no era tan considerable como para que las heridas recibidas no le permitieran volver a ponerse en pie.
Al menos había ganado algo de tiempo y si jugaba bien mis cartas podría poner a salvo a las damas.
-Vamos inmortal -la desafié -o acaso me tienes miedo.
La provocación era le mejor arma que conocía para hacer errar a mis enemigos y cuando me superaban en fuerza, sin duda era la única eficaz.
Mis ojos ámbar relucieron en la estancia sin dejar de mirar los suyos, ambos enemigos naturales frete a frente dispuestos a entablar batalla a muerte.
Reidar Landvik- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/07/2016
Localización : En los bosques
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Un gruñido de Reidar junto a mis labios es lo que obtuve como respuesta ante mis palabras, que había intentado que fuesen tranquilizadoras. Un gruñido que hizo que ambos nos tensásemos más, retándonos y al mismo tiempo tratando de contener nuestras naturalezas a raya.
No fueron mis palabras, ni mi tacto lo que calmó al lobo, estábamos en un punto de no retorno para ambos; sin embargo, fueron los sollozos de aquella mujer asustada por nuestra reacción los que hicieron mella en el lobo, que tras cerrar los ojos buscando la calma perdida en su interior, juntó nuestras frentes buscando en mí un apoyo con un gesto que me llenó por completo de paz, y con el cuerpo más relajado bajo mis manos, fue calmándose poco a poco, consiguiendo también así ayudarme a mantener mi sed de sangre controlada.
Sus ojos se abrieron pasados unos segundos, encontrándose con los míos que lo observaban atentos a poco centímetros el uno del otro; una distancia que jamás habría concedido a ningún otro hombre siendo un desconocido. Una distancia que me turbaba por momentos y que sin embargo me era necesaria para sentirme tranquila. Sentir su respiración mezclándose con la mía me hacía sentir bien. Fue entonces cuando se separó de mis brazos, levantando los suyos y acercándose a la atemorizada humana que estaba en la habitación, pidiéndole calma por lo sucedido y asegurándose de que estaba bien.
Mientras Reidar se acercaba a la humana, fui consciente de la presencia, no bien recibida, de dos inmortales al otro lado de la puerta. Más cual fue mi sorpresa, cuando sentí el aura de Kyros a través de la misma. ¿Qué demonios estaba haciendo allí? ¿Quién le había dado vela en ese entierro?
Sentí como mis ojos se oscurecían cuando el lobo me avisó de lo que yo ya era consciente. No era el momento de recibir visitas, sobre todo si no habían sido invitadas. ¿Cuál era el motivo para estar allí? Me tensé al pensar que podrían atacar a Reidar, y de nuevo la adrenalina y la sed de sangre vinieron a mí tan rápido como se habían marchado.
El lobo abrió rápidamente la puerta, introduciendo en el interior de la estancia a la dama que acompaña a Kyros, sujetándola con fuerza mientras la amenazaba con un puñal que rápidamente había sacado de su bota. Me indicó con un gesto de la aparición en breve del siguiente inmortal, que aunque él no conocía, para mí había sido alguien especial durante un tiempo. Cuando me asomé a la puerta dispuesta a interponerme en su entrada, Kyros avanzó con seguridad, y retrocedí por instinto. Por ese mismo instinto que me decía que allí había algo que no cuadraba, y que me hacía enfurecer todavía más.
Lo miré fijamente a los ojos, más no parecía el inmortal que yo conocía. Y por culpa de mi confianza en el vampiro que yo pensaba que era, Kyros atacó a Reidar a traición, clavándole unas plumas que acabaron convertidas en un humo traslúcido que inundó toda la habitación. Recibiendo una explicación pomposa de lo que era aquello por su parte, el inmortal arrebató a su acompañante de las manos de Reidar, que en aquel momento de distracción bajó la guardia ante los ojos expectantes del resto.
Me mantuve pendiente de aquellos dos; pero cuando vi que Kyros empujaba a Reidar hacia el ventanal, la ira se apoderó de mí, aunque antes de que llegase hasta ellos, el lobo había reaccionado con destreza. Cogió al inmortal por la pechera, consiguiendo, aún no sé como, darle la vuelta y con una fuerte patada lanzarlo literalmente por la ventana, cuyo cristal había hecho salta por los aires con el impacto de Kyros sobre este.
- Buen método para airear la estancia.- susurré con sarcasmo mientras seguía pendiente del ventanal por donde sabía que Kyros no tardaría en aparecer. Sabía por experiencia que los inmortales eramos como los gatos; que siempre caíamos de pie.
Reidar se encaró de nuevo a la vampiresa, que parecía enfurecida con aquello; estaba más que claro que no iba a dejarlo pasar. Pero lo que me dejo contrariada era su orden hacia mí para que sacase a la humana de allí; que pegada a la pared y muerta de miedo nos miraba ojiplática. ¿Creía acaso que lo iba a dejar solo? Ambos sabíamos que el vampiro volvería, y no precisamente de muy buen humor; vamos, yo no estaría muy agradable después de que me lanzasen por una ventana.
Cogí a la humana del brazo, que parecía en estado de shock, y la acerqué hasta la puerta, que abrí tan solo lo justo para dejarla salir.
- Meteos en la habitación más cercana y cerrad con llave.- Le ordené mientras la pobre dama salía sin mirar atrás como alma que lleva el diablo.- No abráis a nadie que no sea yo.
Aunque después de lo visto, si yo estuviese en su lugar, no abriría ni al mismísimo Papa.
Me acerqué de nuevo a Reidar, que estaba encarándose con la vampiresa, y que clavó sus ojos ámbar en mí; sabía que no le hacía gracia que le hubiese desobedecido, al fin y al cabo él era un lobo alfa; pero a mí su jerarquía me importaba bastante poco si cumpliéndola lo ponía en riesgo.
- ¿No pensarías que te iba a dejar en desventaja numérica, verdad?- le guiñé un ojo mientras le sonreía con picardía.- En breve volveremos a ser dos contra dos.
A cualquiera que le dijese que días antes había curado a un cazador y que hoy me aliaba con un lobo en contra de mis congéneres, querría quemarme en una hoguera. Pero es que si algo había que me molestaba por encima de todo, era que me tocasen las narices, y aquella noche, me las habían tocado, y bastante.
Me junté al lobo, pero en lugar de mirar a la vampiresa, centré mi atención en el ventanal, por donde esperaba poder detener a Kyros en cuanto entrase.
No fueron mis palabras, ni mi tacto lo que calmó al lobo, estábamos en un punto de no retorno para ambos; sin embargo, fueron los sollozos de aquella mujer asustada por nuestra reacción los que hicieron mella en el lobo, que tras cerrar los ojos buscando la calma perdida en su interior, juntó nuestras frentes buscando en mí un apoyo con un gesto que me llenó por completo de paz, y con el cuerpo más relajado bajo mis manos, fue calmándose poco a poco, consiguiendo también así ayudarme a mantener mi sed de sangre controlada.
Sus ojos se abrieron pasados unos segundos, encontrándose con los míos que lo observaban atentos a poco centímetros el uno del otro; una distancia que jamás habría concedido a ningún otro hombre siendo un desconocido. Una distancia que me turbaba por momentos y que sin embargo me era necesaria para sentirme tranquila. Sentir su respiración mezclándose con la mía me hacía sentir bien. Fue entonces cuando se separó de mis brazos, levantando los suyos y acercándose a la atemorizada humana que estaba en la habitación, pidiéndole calma por lo sucedido y asegurándose de que estaba bien.
Mientras Reidar se acercaba a la humana, fui consciente de la presencia, no bien recibida, de dos inmortales al otro lado de la puerta. Más cual fue mi sorpresa, cuando sentí el aura de Kyros a través de la misma. ¿Qué demonios estaba haciendo allí? ¿Quién le había dado vela en ese entierro?
Sentí como mis ojos se oscurecían cuando el lobo me avisó de lo que yo ya era consciente. No era el momento de recibir visitas, sobre todo si no habían sido invitadas. ¿Cuál era el motivo para estar allí? Me tensé al pensar que podrían atacar a Reidar, y de nuevo la adrenalina y la sed de sangre vinieron a mí tan rápido como se habían marchado.
El lobo abrió rápidamente la puerta, introduciendo en el interior de la estancia a la dama que acompaña a Kyros, sujetándola con fuerza mientras la amenazaba con un puñal que rápidamente había sacado de su bota. Me indicó con un gesto de la aparición en breve del siguiente inmortal, que aunque él no conocía, para mí había sido alguien especial durante un tiempo. Cuando me asomé a la puerta dispuesta a interponerme en su entrada, Kyros avanzó con seguridad, y retrocedí por instinto. Por ese mismo instinto que me decía que allí había algo que no cuadraba, y que me hacía enfurecer todavía más.
Lo miré fijamente a los ojos, más no parecía el inmortal que yo conocía. Y por culpa de mi confianza en el vampiro que yo pensaba que era, Kyros atacó a Reidar a traición, clavándole unas plumas que acabaron convertidas en un humo traslúcido que inundó toda la habitación. Recibiendo una explicación pomposa de lo que era aquello por su parte, el inmortal arrebató a su acompañante de las manos de Reidar, que en aquel momento de distracción bajó la guardia ante los ojos expectantes del resto.
Me mantuve pendiente de aquellos dos; pero cuando vi que Kyros empujaba a Reidar hacia el ventanal, la ira se apoderó de mí, aunque antes de que llegase hasta ellos, el lobo había reaccionado con destreza. Cogió al inmortal por la pechera, consiguiendo, aún no sé como, darle la vuelta y con una fuerte patada lanzarlo literalmente por la ventana, cuyo cristal había hecho salta por los aires con el impacto de Kyros sobre este.
- Buen método para airear la estancia.- susurré con sarcasmo mientras seguía pendiente del ventanal por donde sabía que Kyros no tardaría en aparecer. Sabía por experiencia que los inmortales eramos como los gatos; que siempre caíamos de pie.
Reidar se encaró de nuevo a la vampiresa, que parecía enfurecida con aquello; estaba más que claro que no iba a dejarlo pasar. Pero lo que me dejo contrariada era su orden hacia mí para que sacase a la humana de allí; que pegada a la pared y muerta de miedo nos miraba ojiplática. ¿Creía acaso que lo iba a dejar solo? Ambos sabíamos que el vampiro volvería, y no precisamente de muy buen humor; vamos, yo no estaría muy agradable después de que me lanzasen por una ventana.
Cogí a la humana del brazo, que parecía en estado de shock, y la acerqué hasta la puerta, que abrí tan solo lo justo para dejarla salir.
- Meteos en la habitación más cercana y cerrad con llave.- Le ordené mientras la pobre dama salía sin mirar atrás como alma que lleva el diablo.- No abráis a nadie que no sea yo.
Aunque después de lo visto, si yo estuviese en su lugar, no abriría ni al mismísimo Papa.
Me acerqué de nuevo a Reidar, que estaba encarándose con la vampiresa, y que clavó sus ojos ámbar en mí; sabía que no le hacía gracia que le hubiese desobedecido, al fin y al cabo él era un lobo alfa; pero a mí su jerarquía me importaba bastante poco si cumpliéndola lo ponía en riesgo.
- ¿No pensarías que te iba a dejar en desventaja numérica, verdad?- le guiñé un ojo mientras le sonreía con picardía.- En breve volveremos a ser dos contra dos.
A cualquiera que le dijese que días antes había curado a un cazador y que hoy me aliaba con un lobo en contra de mis congéneres, querría quemarme en una hoguera. Pero es que si algo había que me molestaba por encima de todo, era que me tocasen las narices, y aquella noche, me las habían tocado, y bastante.
Me junté al lobo, pero en lugar de mirar a la vampiresa, centré mi atención en el ventanal, por donde esperaba poder detener a Kyros en cuanto entrase.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Observo un tanto apenada y otro más enfurecida el desenlace que ha causado mi incesable curiosidad. Ha pasado tan rápido, un segundo me preparaba para desalmar al lobo y al otro me encontraba detrás de Kyros. Un interruptor iracundo se encendió en mi en cuanto lo vi caer por la ventana ¿es que todos los licantropos son así? No he pasado más de cuarenta y cinco minutos en esta fiesta y he sido testigo de lo propicios que son para estallar, cada vez confundiéndome con aquel que se mostró diferente, tan opuesto a estos con quien lo comparo.
Intento permanecer calmada en todo momento, pero la pobre humana que se encuentra presente no merece más escándalos, ninguna lo necesita.
—¡SUFICIENTE! —vocifero exasperada. No creí que fuese necesario hacerlo pero debía utilizar mi habilidad y dejar las cosas claras, una vez más Kyros se ha arriesgado por mi culpa y aunque bien sé que es suficientemente capaz, no me deleita verlo en tal situación — está usted muy equivocado —dije al lobo — mis intenciones no son pelear usted Reydar —sus ojos muestran sorpresa al develar su nombre—. Créame que sé algo más que su nombre. Vine por que ambos sabemos que es más de lo que dice —digo, los ojos siempre en los suyos, escudriñando a ciencia cierta quien es realmente—. Y usted, Moira, la verdad poco le interesa en el tipo de asunto que me trajo hasta aquí. Ni siquiera sabe con quien ha estado bailando...
Una de las ventajas de la clarividencia es que siempre te ofrece ventajas.
Necesito hablar con el lobo tan solo un momento, saber si tiene respuesta a mi duda y no volver a cruzarme en su camino pues sé que de no necesitar nada de él ya me hubiese lanzado a por su cabeza. Quiero creer que es alguien con quien se puede razonar, que no es tan salvaje como lo ha demostrado en tan escasos minutos. Así que respiro, frustrada. Sin alejar la mirada de él, Kyros ha de subir en segundos y lo que menos deseo es que se vea en vuelto en absurdas sospechas que he construido con tan pocos hechos. Subí aquí en busca de respuestas y las quiero sin el menor numero de afectados posible.
—Ahora —me apresuro al sentir a Kyros de regreso— será que me permitirá hablar cierto asunto con usted —digo al lobo– sabemos que de querer dañarlo ya lo hubiese hecho.Y lo admito, me gusta mucho este vestido como para arruinarlo.
Sus hombros ceden, no ha bajado la guardia del todo, ha agredido a un vampiro, sabe que está en desventaja pero espero que sea lo bastante astuto como para ceder a escucharme en lugar de armar otro escándalo.
Kyros pronto se encuentra de regreso. Arqueo una ceja al licantropo esperando a que por fin ceda.
Intento permanecer calmada en todo momento, pero la pobre humana que se encuentra presente no merece más escándalos, ninguna lo necesita.
—¡SUFICIENTE! —vocifero exasperada. No creí que fuese necesario hacerlo pero debía utilizar mi habilidad y dejar las cosas claras, una vez más Kyros se ha arriesgado por mi culpa y aunque bien sé que es suficientemente capaz, no me deleita verlo en tal situación — está usted muy equivocado —dije al lobo — mis intenciones no son pelear usted Reydar —sus ojos muestran sorpresa al develar su nombre—. Créame que sé algo más que su nombre. Vine por que ambos sabemos que es más de lo que dice —digo, los ojos siempre en los suyos, escudriñando a ciencia cierta quien es realmente—. Y usted, Moira, la verdad poco le interesa en el tipo de asunto que me trajo hasta aquí. Ni siquiera sabe con quien ha estado bailando...
Una de las ventajas de la clarividencia es que siempre te ofrece ventajas.
Necesito hablar con el lobo tan solo un momento, saber si tiene respuesta a mi duda y no volver a cruzarme en su camino pues sé que de no necesitar nada de él ya me hubiese lanzado a por su cabeza. Quiero creer que es alguien con quien se puede razonar, que no es tan salvaje como lo ha demostrado en tan escasos minutos. Así que respiro, frustrada. Sin alejar la mirada de él, Kyros ha de subir en segundos y lo que menos deseo es que se vea en vuelto en absurdas sospechas que he construido con tan pocos hechos. Subí aquí en busca de respuestas y las quiero sin el menor numero de afectados posible.
—Ahora —me apresuro al sentir a Kyros de regreso— será que me permitirá hablar cierto asunto con usted —digo al lobo– sabemos que de querer dañarlo ya lo hubiese hecho.Y lo admito, me gusta mucho este vestido como para arruinarlo.
Sus hombros ceden, no ha bajado la guardia del todo, ha agredido a un vampiro, sabe que está en desventaja pero espero que sea lo bastante astuto como para ceder a escucharme en lugar de armar otro escándalo.
Kyros pronto se encuentra de regreso. Arqueo una ceja al licantropo esperando a que por fin ceda.
Enaylen Chavanell- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 20/04/2016
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Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
La vampiresa de cabellos dorados, lejos de atacarme como yo esperaba tomo un cáliz diferente, sus palabras aunque duras parecían tratar de buscar la calma que yo había perdido.
Poco a poco mis músculos se relajaron volviendo a poner mi cuerpo erguido, pues ya no esperaba ataque alguna de su persona.
Alce la mano mostrandole el cuchillo que con lentitud guarde de nuevo en mi bota y ahora si con los ánimos mas...tranquilos, empece a caminar hacia ella.
-No pretendía haceros daño, solo que nuestras razas están enfrentadas, al sentir vuestra presencia junto con la de otro inmortal al otro lado de la puerta, creí que veníais a matarme.
Alargue mi mano para que esta depositara la suya sobre la mía y cuando lo hizo la bese con educación en el dorso.
-Como bien sabéis mi nombre es Reidar -susurré frente a su piel -mas lo que no entiendo es ¿por que lo conocéis? Se que los vampiros disponéis de ciertos trucos mentales, mas yo poseo bloqueo mental para no poder ser escudriñado por alguien como vos ¿entonces? ¿me conocéis?
Aquella mujer de profundos ojos acababa de apoderarse de toda mi atención , pues la verdad me intrigaba muchísimo que era eso tan sumamente importante que tenia que preguntarme, y porque no había simplemente esperado abajo.
Me había seguido hasta allí por algún motivo, alguno que debía tener vital importancia para ella, pues solo un loco seria capaz de acercarse a un lobo furioso, y yo cuando subí por esas escaleras estaba muy lejos de tener la calma de la que ahora hacia gala.
Ladee la cabeza esperando su respuesta, mientras sentía como el otro inmortal volvía a la escena, mi cuerpo se tenso ligeramente aun con la mano de la vampiresa entre las mías.
-Lo siento -apunté -creía que querías nublar mis sentidos para matarme. Mas ya me ha explicado vuestra novia que no es así, que tan solo queréis hacerme unas preguntas que yo con gusto responderé si vosotros me respondéis otras.
Así era, quería saber de que me conocían pues yo acababa de llegar del norte hacia escaso tiempo, con lo cual dudaba que mi reputación hubiera llegado incluso antes que yo a París
-¿Y bien mamad?
Busque con la mirada a Moira que parecía mantenerse expectante ante el cáliz que la situación había tomado y que como yo parecía no acabar de entender en que se unían nuestros destinos.
Observe como ella y el inmortal se echaban ligeras miradas, así como en el salón la había visto mirarlo cuando entro. ¿Se conocían? Las incógnitas sobrevolaban mi mente mientras mis ojos recorrian la estancia buscando rutas alternativas para huir en el caso de que los tres inmortales estuvieran juntos en esto y desearan darme muerte...algo que no seria de extrañar.
Poco a poco mis músculos se relajaron volviendo a poner mi cuerpo erguido, pues ya no esperaba ataque alguna de su persona.
Alce la mano mostrandole el cuchillo que con lentitud guarde de nuevo en mi bota y ahora si con los ánimos mas...tranquilos, empece a caminar hacia ella.
-No pretendía haceros daño, solo que nuestras razas están enfrentadas, al sentir vuestra presencia junto con la de otro inmortal al otro lado de la puerta, creí que veníais a matarme.
Alargue mi mano para que esta depositara la suya sobre la mía y cuando lo hizo la bese con educación en el dorso.
-Como bien sabéis mi nombre es Reidar -susurré frente a su piel -mas lo que no entiendo es ¿por que lo conocéis? Se que los vampiros disponéis de ciertos trucos mentales, mas yo poseo bloqueo mental para no poder ser escudriñado por alguien como vos ¿entonces? ¿me conocéis?
Aquella mujer de profundos ojos acababa de apoderarse de toda mi atención , pues la verdad me intrigaba muchísimo que era eso tan sumamente importante que tenia que preguntarme, y porque no había simplemente esperado abajo.
Me había seguido hasta allí por algún motivo, alguno que debía tener vital importancia para ella, pues solo un loco seria capaz de acercarse a un lobo furioso, y yo cuando subí por esas escaleras estaba muy lejos de tener la calma de la que ahora hacia gala.
Ladee la cabeza esperando su respuesta, mientras sentía como el otro inmortal volvía a la escena, mi cuerpo se tenso ligeramente aun con la mano de la vampiresa entre las mías.
-Lo siento -apunté -creía que querías nublar mis sentidos para matarme. Mas ya me ha explicado vuestra novia que no es así, que tan solo queréis hacerme unas preguntas que yo con gusto responderé si vosotros me respondéis otras.
Así era, quería saber de que me conocían pues yo acababa de llegar del norte hacia escaso tiempo, con lo cual dudaba que mi reputación hubiera llegado incluso antes que yo a París
-¿Y bien mamad?
Busque con la mirada a Moira que parecía mantenerse expectante ante el cáliz que la situación había tomado y que como yo parecía no acabar de entender en que se unían nuestros destinos.
Observe como ella y el inmortal se echaban ligeras miradas, así como en el salón la había visto mirarlo cuando entro. ¿Se conocían? Las incógnitas sobrevolaban mi mente mientras mis ojos recorrian la estancia buscando rutas alternativas para huir en el caso de que los tres inmortales estuvieran juntos en esto y desearan darme muerte...algo que no seria de extrañar.
Reidar Landvik- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/07/2016
Localización : En los bosques
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Cuando todo parecia volver a la normalidad, los ojos de aquellos dos seres que le acompañaban, dejaron de verse extraños, Anthea pensó que los problemas habían terminado. Al ver a ese hombre arrodillado ante ella, pidiéndole que confiara en él, y que le perdonara si la había asustado, ella sonrió levemente, - no, por favor, soy yo quien debe pedir perdón, pues por mi culpa habéis terminado de forma abrupta vuestra noche - dijo levantando su mirada de los orbes del caballero, llevándolos a la de la mujer, que tras de éste contemplaba la escena. Una incomodidad se apoderó de la griega, temía al hombre, pero era como el temor a un peligro que ya conoces, que mal o bien sabia como dominarle, o por lo menos protegerse. Pero con aquella mujer, la cosa cambiaba, no conocía a nadie como ella, aunque por momentos le recordaba a su protector, mas no lograba reconocer que era lo que le provocaba ese sentimiento de rechazo, de terror en su ser. Intentó sonreír, mas bajó nuevamente la cabeza, prefería ver los orbes levemente amarillentos de Reidar a los de aquella extraña fémina.
Pero entonces el lobo se levantó y de dos zancadas llegó a la puerta abriéndola, enfrentándose con dos personas, una pareja, en un segundo tenía atrapada a la dama, atenazando el blanco cuello con un brazo y amenazando con una daga con su otro brazo. Mas pronto el hombre que acompañaba a la misteriosa intrusa, decidió atacarlo, con un humo que invadió toda la habitación y que pareció solo afectarla a ella, que comenzó a toser y descomponerse, Entre arcadas y con los ojos llorosos, observó como Reidan expulsaba al intruso por el ventanal. Todo era un tremendo caos, escuchó que aquel caballero que la había defendido de Bruno, le pedía a su dama que la sacara de aquella habitación.
Anthea no opuso resistencia alguna, su confusión era tanta, que no sabía siquiera, si eso era real o un sueño - ¿humana? ¿porque se había dirigido así aquel caballero, al pedir que me sacaran de la habitación? - caviló, mientras la mujer, la empujaba sin mucho remilgos a la primera habitación que encontró, indicándole que no abriera la puerta a nadie que no fuera ella, ¿estaba loca? ¿como creía que abriría a alguien? ni siquiera deseaba abrirle a la que supuestamente la pondría a salvo.
Apenas quedar sola buscó un lugar apartado de puertas y ventanas y se escondió detrás de unos sillones, sentada en el piso, aterrada ante lo que había presenciado, - ¿serán acaso tympaniaios? - pensó, mientras se le erizaba la piel y negaba con la cabeza, abrazando mas fuerte sus piernas, hundiendo su rostro entre las rodillas. Solo esperaba que nadie volviera por ella y que si alguien lo hacía, no fuera esa mujer, ni la pareja que se le asemejaba tanto.
Pero entonces el lobo se levantó y de dos zancadas llegó a la puerta abriéndola, enfrentándose con dos personas, una pareja, en un segundo tenía atrapada a la dama, atenazando el blanco cuello con un brazo y amenazando con una daga con su otro brazo. Mas pronto el hombre que acompañaba a la misteriosa intrusa, decidió atacarlo, con un humo que invadió toda la habitación y que pareció solo afectarla a ella, que comenzó a toser y descomponerse, Entre arcadas y con los ojos llorosos, observó como Reidan expulsaba al intruso por el ventanal. Todo era un tremendo caos, escuchó que aquel caballero que la había defendido de Bruno, le pedía a su dama que la sacara de aquella habitación.
Anthea no opuso resistencia alguna, su confusión era tanta, que no sabía siquiera, si eso era real o un sueño - ¿humana? ¿porque se había dirigido así aquel caballero, al pedir que me sacaran de la habitación? - caviló, mientras la mujer, la empujaba sin mucho remilgos a la primera habitación que encontró, indicándole que no abriera la puerta a nadie que no fuera ella, ¿estaba loca? ¿como creía que abriría a alguien? ni siquiera deseaba abrirle a la que supuestamente la pondría a salvo.
Apenas quedar sola buscó un lugar apartado de puertas y ventanas y se escondió detrás de unos sillones, sentada en el piso, aterrada ante lo que había presenciado, - ¿serán acaso tympaniaios? - pensó, mientras se le erizaba la piel y negaba con la cabeza, abrazando mas fuerte sus piernas, hundiendo su rostro entre las rodillas. Solo esperaba que nadie volviera por ella y que si alguien lo hacía, no fuera esa mujer, ni la pareja que se le asemejaba tanto.
Anthea- Prostituta Clase Alta
- Mensajes : 28
Fecha de inscripción : 19/06/2016
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Permanecía impasible a todo lo que sucedía a mi alrededor mientras las copas de champagne vacías iban acumulándose frente a la barra donde había decidido pasar la velada.
Veía a Damon lo suficiente atareado como para querer interrumpirlo, y no conocía a nadie más en aquella fiesta en la que estaba por obligación y por mi lealtad a mi alfa, que iba y venía entre bailes y paseos; primero con aquella dama a la que creía reconocer y más tarde fue con su prometida con quien los vi salir al jardín interior del teatro.
Pensé que Damon debía odiarme mucho para hacerme pasar por aquello; y un malestar en mi vientre apareció de súbito. Juraría hasta que tenía naúseas; aunque no sabía bien si se debían a todo el alcohol que ahora mismo corría por mis venas, o al hecho de no haber podido estampar contra la pared a varios hombres que habían osado acercarse a mí para pedirme un baile; y cuya respuesta mía había sido un simple gruñido como negativa. No me gustaba sentirme observada, hecho que reconozco que era culpa mía por haber aparecido con aquel primer vestido que dejaba poco a la imaginación.
Un vocerío de pronto llamó mi atención, así como al resto de invitados que miraron en una dirección determinada. La humana que minutos antes bailaba con Damon se encontraba en medio de dos lobos enzarzados en lo que parecía una discusión por quien mayor nivel de testosterona. Resoplé cuando vi al lado de uno de los lobos, que según pude apreciar por su aura era beta, a aquella inmortal que Damon había salvado noches de un desgraciado, y que ahora parecía tratar de frenar al lobo en lo que parecía ser una caldeada pelea.
Observé tranquila el espectáculo, por fin algo divertido; hasta que Damon llegó y separó a aquellos dos hombres con determinación. Fin del espectáculo; para algo interesante que estaba sucediendo esa noche.
Me levanté del taburete y me acerqué a Damon, que seguía con el lobo cuyo rostro me sonaba de haberlo visto en alguna ocasión, mientras la inmortal y la humana subían las escaleras con el alfa desconocido.
- ¿Todo bien?.- pregunté cuando llegaba al lado de mi alfa y posaba mi mirada en la suya, esperando alguna orden que cumplir; y si era dar una reprimenda a alguien, pues muchísimo mejor.
Ansiaba un poco de acción en aquella velada que acabaría por aburrir a un muerto.
Veía a Damon lo suficiente atareado como para querer interrumpirlo, y no conocía a nadie más en aquella fiesta en la que estaba por obligación y por mi lealtad a mi alfa, que iba y venía entre bailes y paseos; primero con aquella dama a la que creía reconocer y más tarde fue con su prometida con quien los vi salir al jardín interior del teatro.
Pensé que Damon debía odiarme mucho para hacerme pasar por aquello; y un malestar en mi vientre apareció de súbito. Juraría hasta que tenía naúseas; aunque no sabía bien si se debían a todo el alcohol que ahora mismo corría por mis venas, o al hecho de no haber podido estampar contra la pared a varios hombres que habían osado acercarse a mí para pedirme un baile; y cuya respuesta mía había sido un simple gruñido como negativa. No me gustaba sentirme observada, hecho que reconozco que era culpa mía por haber aparecido con aquel primer vestido que dejaba poco a la imaginación.
Un vocerío de pronto llamó mi atención, así como al resto de invitados que miraron en una dirección determinada. La humana que minutos antes bailaba con Damon se encontraba en medio de dos lobos enzarzados en lo que parecía una discusión por quien mayor nivel de testosterona. Resoplé cuando vi al lado de uno de los lobos, que según pude apreciar por su aura era beta, a aquella inmortal que Damon había salvado noches de un desgraciado, y que ahora parecía tratar de frenar al lobo en lo que parecía ser una caldeada pelea.
Observé tranquila el espectáculo, por fin algo divertido; hasta que Damon llegó y separó a aquellos dos hombres con determinación. Fin del espectáculo; para algo interesante que estaba sucediendo esa noche.
Me levanté del taburete y me acerqué a Damon, que seguía con el lobo cuyo rostro me sonaba de haberlo visto en alguna ocasión, mientras la inmortal y la humana subían las escaleras con el alfa desconocido.
- ¿Todo bien?.- pregunté cuando llegaba al lado de mi alfa y posaba mi mirada en la suya, esperando alguna orden que cumplir; y si era dar una reprimenda a alguien, pues muchísimo mejor.
Ansiaba un poco de acción en aquella velada que acabaría por aburrir a un muerto.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Hablaba con mi compañero italiano de una de las múltiples anécdotas de nuestras afrentas con los vampiros para salvaguardar las fronteras cuando se acerco Arely, la verdad es que arriba los golpes de muebles habían cesado, mas por el rabillo del ojo pude vislumbrar como dos vampiros subían escaleras arriba siguiendo al alfa, a la humana y a la otra inmortal.
No sabia que tramaban, mas tanto sobrenatural junto me escamaba. Aunque claro, si me hubiera dirigido escaleras arriba, aquel viejo amigo lo hubiera hecho conmigo volviendo a desatarse el desastre.
-Conocéis a mi beta ¿verdad? -dije presentándole a la radiante mujer que acababa de presentarse frente a nosotros.
Recordaba que ambos ya habían coincidido en algún que otro evento y este deposito un beso en el dorso de su mano como marca la tradición.
-Esta incluso mas bella de lo que la recordaba -apuntó con caballerosidad.
-Es lo que tienen las mujeres, nos vuelven locos solo con una bajada de pestañas -bromeé llevando mi mano a la espalda de Arely con suavidad.
Podía notar que había bebido bastante mas de la cuenta, mas aun así trataba de mantener las formas frente a nosotros.
No diré que esto no me molestaba, pues aunque no era la primera vez que tras una contienda ambos nos íbamos de borrachera y celebración, tampoco la primera vez que la traía como un saco hasta casa, hoy era la fiesta de mi compromiso y esperaba que al menos guardara las formas.
Deje escapar el aire resignado apurando mi copa mientras mi amigo que también era de buen beber nos dispensaba otro vaso de whisky en la mano de cada uno.
Acerque mis labios al oído de la loba con cierto disimulo.
-Ya habéis bebido demasiado, dejar el vaso de whisky no desearía tener que arrastraros a casa, por favor.
Su aspecto era ligeramente pálido, parecía no encontrarse demasiado bien y la verdad la preocupación me invadió por momentos.
-Arely, vete a casa si lo necesitas, llamare a un mozo para que te acompañe
Busque con la mirada a mi prometida, que al parecer aun estaba en el exterior con la pequeña dormida en sus brazos, esperaba que esta me salvase para poder subir y comprobar que estaba pasando por ahí arriba.
No sabia que tramaban, mas tanto sobrenatural junto me escamaba. Aunque claro, si me hubiera dirigido escaleras arriba, aquel viejo amigo lo hubiera hecho conmigo volviendo a desatarse el desastre.
-Conocéis a mi beta ¿verdad? -dije presentándole a la radiante mujer que acababa de presentarse frente a nosotros.
Recordaba que ambos ya habían coincidido en algún que otro evento y este deposito un beso en el dorso de su mano como marca la tradición.
-Esta incluso mas bella de lo que la recordaba -apuntó con caballerosidad.
-Es lo que tienen las mujeres, nos vuelven locos solo con una bajada de pestañas -bromeé llevando mi mano a la espalda de Arely con suavidad.
Podía notar que había bebido bastante mas de la cuenta, mas aun así trataba de mantener las formas frente a nosotros.
No diré que esto no me molestaba, pues aunque no era la primera vez que tras una contienda ambos nos íbamos de borrachera y celebración, tampoco la primera vez que la traía como un saco hasta casa, hoy era la fiesta de mi compromiso y esperaba que al menos guardara las formas.
Deje escapar el aire resignado apurando mi copa mientras mi amigo que también era de buen beber nos dispensaba otro vaso de whisky en la mano de cada uno.
Acerque mis labios al oído de la loba con cierto disimulo.
-Ya habéis bebido demasiado, dejar el vaso de whisky no desearía tener que arrastraros a casa, por favor.
Su aspecto era ligeramente pálido, parecía no encontrarse demasiado bien y la verdad la preocupación me invadió por momentos.
-Arely, vete a casa si lo necesitas, llamare a un mozo para que te acompañe
Busque con la mirada a mi prometida, que al parecer aun estaba en el exterior con la pequeña dormida en sus brazos, esperaba que esta me salvase para poder subir y comprobar que estaba pasando por ahí arriba.
Damon Landvik- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 06/06/2016
Edad : 288
Localización : Bajo las estrellas
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Mi cabeza es un enjambre de dudas, sospechas y preguntas. Ha sido un acto impulsivo, a gran escala incluso para mí pero ya estoy aquí y he de abrir mi camino a través de tanta conmoción. Emerge esta parte de mi que sabe debería estar avergonzada, que no es lo apropiado para una dama…,que sabe que lo único que puede conseguir es hacer que Kyros quedé mal frente a sus nuevas amistades y que, seguramente, tendré que cohibirme a cualquier interacción al menos por unos días cuando el “lo lamento” aparezca en la conciencia que no poseo, un sentimiento de culpa que solo podría surgir al saber que le he fallado; de sentirlo minutos antes nos hubiésemos ahorrado todo esto pero lo que me motiva está por sobre nosotros, me ciega y acorrala, y no respondo con raciocinio de sentirme en tan aprensiva situación.
Revelar el cómo conozco su identidad tan solo ha de causarme problemas, no solo con él sino con la fuente misma, el nombre ha sido mera formalidad, es más bien cuestión de observar para saber que oculta algo más y si algo he aprendido es que no importa si desconoces la situación a tu alrededor, actuar como si llevases el control tarde o temprano te ayuda a obtenerlo de un modo u otro. De algo estoy segura, él puede ayudarme a encontrar al lobo que busco o al menos acercarme al camino. O es lo que ansío.
—No, no somos...no soy su novia...—corrijo más firme de lo que pretendía ante sus palabras. Tal confusión suele darse con frecuencia, sin embargo la misma hace que incluso este cuerpo muerto con el que cargo sienta el ardor por toda mi cara. No he de perder la compostura, no es el momento ni el lugar—. Sin embargo, siendo sincera no creí que la raza fuese razón de conflicto dado a su compañía —arqueo un tanto las cejas en dirección a su compañera. Llevo décadas construyendo quien soy, incluso antes de morir me atrevo a admitir. He aprendido a mantener la cabeza en alto incluso cuando me encuentro a orillas del precipicio.
¿Cuál es la diferencia? La desesperación ha acrecentado con el pasar de las noches incrementando consigo la curiosidad con la que he sido maldita. La determinación de ir a por lo que quiero sin premeditar mis actos, y es que unas semanas atrás reiría a carcajadas de tener siquiera un vistazo de los recientes días.
La bestia dentro de mí gritaba arrojarle todo a la cara, preguntar directamente y, de tener suerte, salir a toda velocidad de allí. En el peor de los casos Kyros me odiará por el resto de la eternidad, no espero tampoco que me comprenda. Mas lo que ocupa mi mente es que no debo, a toda costa, revelar mis fuentes, Karsten me mataría de hacerlo. Es hora de ir sobre la marcha.
—Considero que es un tema a tratar en privado..., le aseguro de ante mano que no puedo decirle de donde le conozco, a decir verdad no, no lo hago. Me limitaré a decir por ahora que con habilidades como las suyas, es de utilidad aprender a ver más allá de las mentes. Llámelo sexto sentido si gusta.
De tener suerte Kyros buscaría a Moira y ambos bajarían a disfrutar del baile, que dado a todo lo que he captado desde que llegamos, no promete ser una velada apacible pero ¿no es de esperarse con tantas especies bajo un mismo techo? Es como nos juzgan después de todo; pero él ya ha de saber mis intenciones así que de no tener aquella suerte, ambos terminaríamos saliendo de aquí de mala manera.
Absolutamente no seré capaz de dirigirle la mirada en las siguientes semanas...meses quizá.
Revelar el cómo conozco su identidad tan solo ha de causarme problemas, no solo con él sino con la fuente misma, el nombre ha sido mera formalidad, es más bien cuestión de observar para saber que oculta algo más y si algo he aprendido es que no importa si desconoces la situación a tu alrededor, actuar como si llevases el control tarde o temprano te ayuda a obtenerlo de un modo u otro. De algo estoy segura, él puede ayudarme a encontrar al lobo que busco o al menos acercarme al camino. O es lo que ansío.
—No, no somos...no soy su novia...—corrijo más firme de lo que pretendía ante sus palabras. Tal confusión suele darse con frecuencia, sin embargo la misma hace que incluso este cuerpo muerto con el que cargo sienta el ardor por toda mi cara. No he de perder la compostura, no es el momento ni el lugar—. Sin embargo, siendo sincera no creí que la raza fuese razón de conflicto dado a su compañía —arqueo un tanto las cejas en dirección a su compañera. Llevo décadas construyendo quien soy, incluso antes de morir me atrevo a admitir. He aprendido a mantener la cabeza en alto incluso cuando me encuentro a orillas del precipicio.
¿Cuál es la diferencia? La desesperación ha acrecentado con el pasar de las noches incrementando consigo la curiosidad con la que he sido maldita. La determinación de ir a por lo que quiero sin premeditar mis actos, y es que unas semanas atrás reiría a carcajadas de tener siquiera un vistazo de los recientes días.
La bestia dentro de mí gritaba arrojarle todo a la cara, preguntar directamente y, de tener suerte, salir a toda velocidad de allí. En el peor de los casos Kyros me odiará por el resto de la eternidad, no espero tampoco que me comprenda. Mas lo que ocupa mi mente es que no debo, a toda costa, revelar mis fuentes, Karsten me mataría de hacerlo. Es hora de ir sobre la marcha.
—Considero que es un tema a tratar en privado..., le aseguro de ante mano que no puedo decirle de donde le conozco, a decir verdad no, no lo hago. Me limitaré a decir por ahora que con habilidades como las suyas, es de utilidad aprender a ver más allá de las mentes. Llámelo sexto sentido si gusta.
De tener suerte Kyros buscaría a Moira y ambos bajarían a disfrutar del baile, que dado a todo lo que he captado desde que llegamos, no promete ser una velada apacible pero ¿no es de esperarse con tantas especies bajo un mismo techo? Es como nos juzgan después de todo; pero él ya ha de saber mis intenciones así que de no tener aquella suerte, ambos terminaríamos saliendo de aquí de mala manera.
Absolutamente no seré capaz de dirigirle la mirada en las siguientes semanas...meses quizá.
Enaylen Chavanell- Vampiro/Realeza
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Fecha de inscripción : 20/04/2016
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Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Decidí no interrumpir mientras Reidar parecía buscar una tregua entre la vampiresa y la reciente llegada de Kyros, que parecía contrariado por lo recientemente sucedido.
Una mirada mía de soslayo fue todo lo que le dediqué, mientras centraba de nuevo mi atención en Reidar, que preguntaba abiertamente a la inmortal el motivo de aquellos dos que a la vista sobraban en aquella habitación. Había algo en esta situación que me escamaba, más no sabría decir a ciencia cierta el qué.
Comencé a escuchar la voz de ella, devolviéndome a la realidad. Mis ojos se oscurecieron de rabia al escuchar el deje con el que insinuó la naturaleza de mi especie. ¿Acaso pensaba que todos éramos iguales y que por ende Reidar debería también desconfiar de mí? No sabía porqué me molestaba tanto, pero lo hacía. Pero cuando sus palabras insinuaron que quería hablar en privado con el lobo, supe que aquella mujer no estaba bien de la cabeza. No sé con quien pensaba que estaba tratando, pero si pensaba que me iba a ir de buenas a primeras, estaba claro que no me conocía.
- Disculpa mi interrupción, pero si lo que insinuas es que quieres que me vaya para que tú, inmortal a quien no conozco y de la que no me fio un ápice, puedas hablar a solas con Reidar, me parece que te estás confundiendo.- el tono de mi voz era rudo a más no poder, y sabía de sobra que con la rabia los ojos se me estaban tornando rojos.- Si no confías lo suficiente en tu...umm..lo que sea Kyros para ti como para decir lo que tengas que decir delante de él, ese es tu problema. Así que si el único propósito de vuestro triste espectáculo es molestar, podéis cogeros de la mano y daros un grato paseo. Kyros te podrá confirmar que hace una noche estupenda para pasarla al aire libre.
Miré a Reidar que me observaba confundido.
- A veces no soporto a los vampiros. No son de fiar.- contesté mientras le guiñaba un ojo divertida y volvía a centrar mi atención en aquellos dos que deseaba que desaparecieran de mi vista.
Una mirada mía de soslayo fue todo lo que le dediqué, mientras centraba de nuevo mi atención en Reidar, que preguntaba abiertamente a la inmortal el motivo de aquellos dos que a la vista sobraban en aquella habitación. Había algo en esta situación que me escamaba, más no sabría decir a ciencia cierta el qué.
Comencé a escuchar la voz de ella, devolviéndome a la realidad. Mis ojos se oscurecieron de rabia al escuchar el deje con el que insinuó la naturaleza de mi especie. ¿Acaso pensaba que todos éramos iguales y que por ende Reidar debería también desconfiar de mí? No sabía porqué me molestaba tanto, pero lo hacía. Pero cuando sus palabras insinuaron que quería hablar en privado con el lobo, supe que aquella mujer no estaba bien de la cabeza. No sé con quien pensaba que estaba tratando, pero si pensaba que me iba a ir de buenas a primeras, estaba claro que no me conocía.
- Disculpa mi interrupción, pero si lo que insinuas es que quieres que me vaya para que tú, inmortal a quien no conozco y de la que no me fio un ápice, puedas hablar a solas con Reidar, me parece que te estás confundiendo.- el tono de mi voz era rudo a más no poder, y sabía de sobra que con la rabia los ojos se me estaban tornando rojos.- Si no confías lo suficiente en tu...umm..lo que sea Kyros para ti como para decir lo que tengas que decir delante de él, ese es tu problema. Así que si el único propósito de vuestro triste espectáculo es molestar, podéis cogeros de la mano y daros un grato paseo. Kyros te podrá confirmar que hace una noche estupenda para pasarla al aire libre.
Miré a Reidar que me observaba confundido.
- A veces no soporto a los vampiros. No son de fiar.- contesté mientras le guiñaba un ojo divertida y volvía a centrar mi atención en aquellos dos que deseaba que desaparecieran de mi vista.
Moira Landvik- Vampiro Clase Baja
- Mensajes : 244
Fecha de inscripción : 17/05/2016
Localización : Paris
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Escuché a la inmortal sugerir que dada mi compañía de aquella noche no alcanzaba a entender mi problema con su condición.
O yo me había explicado mal o ella por ende no me había entendido.
-Mi problema no es que sea vampiro, el problema es que he notado su presencia junto a la de otro ser de la noche tras la puerta y frente al desconocimiento de sus intenciones he tratado de curarme en salud.
A priori yo no se si vos sois como el resto de vampiros o por ende adoráis a los licantropos. Mas que somos enemigos naturales es un echo, y actuó en consecuencia.
El ambiente estaba enrarecido, podía notar la tensión entre amas mujeres y para que mentir eso no me ayudaba en absoluto a relajar ni uno de los músculos de mi cuerpo que frente a la rubia seguía atento a cualquier extraño movimiento o a la pronta aparición de su compañero de baile.
Escuche que poseía un tal sexto sentido que sin conocerme ni hurgar en mi mente lograba darle la información necesaria para saber que ambos teníamos una conversación pendiente.
Alce la ceja sin alcanzar a entender que teníamos esa mujer y yo que decirnos, me resultaba extrañas sus palabras y mas sus actos, mas antes de lograr abrir los labios para responder escuche como Moira contestaba desde atrás con palabras tan afiladas como las espadas y tan hirientes como su filo.
No alcanzaba a entender que estaba pasando en esa habitación, mas de forma increíble se me antojo que tendría que ser yo, quien impusiera un poco de cordura en esos momentos.
-Señorita...- mire a la vampiresa rubia esperando escuchar su nombre -puede hablarme sin tapujos, no se preocupe por Moira, estoy seguro de que lo que tenga que decirme lo puede hacer frente a ella.
Tratare de ayudarla si esta en mis manos esa posibilidad, intuyo que lo que quiere saber tiene algo que ver con mi condición como Licantropo, de no ser así no atisbo a entender que nos une en este camino ni en esta habitación. Así que adelante ¿pregunte?
Hundí mis ojos con curiosidad en los suyos, sinceramente una parte de mi estaba intrigado con aquello tan vital que necesitaba decirme, demasiado importante como para seguir a un hombre lobo en pleno ataque de frenesí hasta el piso de arriba sin proteger ni tan siquiera sus espaldas.
O yo me había explicado mal o ella por ende no me había entendido.
-Mi problema no es que sea vampiro, el problema es que he notado su presencia junto a la de otro ser de la noche tras la puerta y frente al desconocimiento de sus intenciones he tratado de curarme en salud.
A priori yo no se si vos sois como el resto de vampiros o por ende adoráis a los licantropos. Mas que somos enemigos naturales es un echo, y actuó en consecuencia.
El ambiente estaba enrarecido, podía notar la tensión entre amas mujeres y para que mentir eso no me ayudaba en absoluto a relajar ni uno de los músculos de mi cuerpo que frente a la rubia seguía atento a cualquier extraño movimiento o a la pronta aparición de su compañero de baile.
Escuche que poseía un tal sexto sentido que sin conocerme ni hurgar en mi mente lograba darle la información necesaria para saber que ambos teníamos una conversación pendiente.
Alce la ceja sin alcanzar a entender que teníamos esa mujer y yo que decirnos, me resultaba extrañas sus palabras y mas sus actos, mas antes de lograr abrir los labios para responder escuche como Moira contestaba desde atrás con palabras tan afiladas como las espadas y tan hirientes como su filo.
No alcanzaba a entender que estaba pasando en esa habitación, mas de forma increíble se me antojo que tendría que ser yo, quien impusiera un poco de cordura en esos momentos.
-Señorita...- mire a la vampiresa rubia esperando escuchar su nombre -puede hablarme sin tapujos, no se preocupe por Moira, estoy seguro de que lo que tenga que decirme lo puede hacer frente a ella.
Tratare de ayudarla si esta en mis manos esa posibilidad, intuyo que lo que quiere saber tiene algo que ver con mi condición como Licantropo, de no ser así no atisbo a entender que nos une en este camino ni en esta habitación. Así que adelante ¿pregunte?
Hundí mis ojos con curiosidad en los suyos, sinceramente una parte de mi estaba intrigado con aquello tan vital que necesitaba decirme, demasiado importante como para seguir a un hombre lobo en pleno ataque de frenesí hasta el piso de arriba sin proteger ni tan siquiera sus espaldas.
Reidar Landvik- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 98
Fecha de inscripción : 12/07/2016
Localización : En los bosques
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Los mortales a veces son más útiles de lo que parecen, pues consiguen, en ocasiones, pasar desapercibidos en momentos puntuales. Esto se debe a su propia naturaleza, la cual hace pensar a otros que no son dignos de la atención de entes sobrenatural. Posiblemente, si conseguí hacer las cosas como eran precisas, este mortal intuitivo y observador podría servirme de espía dentro del recinto.
El caballero hizo lo propio, trajo dos copas de champagne y por un momento mi atención se centró en sus labios carnosos que se acercaban con delicadeza a la copa mientras bebía. Imité el gesto con toda la delicadeza propia de una mujer mortal de refinados modales, como aprendí en mi vida humana. Por primera vez esa enseñanza ridícula de mis padres servía para algo.
Sus palabras me hicieron gracia, en especial la palabra “arrebatadora”. Así que dejé que una ligera risilla saliera de mis labios.
Moniseur, como dijisteis ambos estamos en busca de algo en esta fiesta – me fijé en la mirada perdida de mi interlocutor y reflexioné ¿sería un cazador, un inquisidor o solo un mortal muy curioso?
Hice un getso a mi interlocutor para que me siguiera, al tiempo que escuchaba cómo se aproximaba al punto que quería abordar. Nos detuvimos en una esquina un poco sola, lo necesario para conversar sin la molestia de los cuerpos decadentes que se deslizaban por la pista.
¿Creéis en la magia? – El joven se acercó a mi sin temores, sonrío y en un gesto coqueto acomodó mi cabello detrás de la oreja – Viví en París mucho tiempo, es verdad, pero en los últimos años he estado viajando por el mundo, así que puede decirse que nuevamente soy una recién llegada aquí.
Monsieur, hablando de magia – hice una breve pausa y luego procedí con seguridad – ¿Habeís escuchado los rumores que rodean este baile? Me refiero específicamente a cuchicheos sobre lobos – a veces los humanos se convertían en complices de estas criaturas, así que tenía saber si aquel hombre tenía alguna información que fuera más allá de mitos pueblerinos.
Por otro lado – deslice mis dedos sobre aquel luegar que parecía causarle alguna molestia al hombre - ¿qué os está causando daño? – era extraño que alguien se presentara a una fiesta si sentía alguna dolencia en el cuerpo.
Lo miré directo a los ojos en busca de aquellas respuestas que ansiaba tener y que serían la puerta a nuevos descubrimientos, siempre y cuando él tuviera información importante. Para cortar la tensión, decidí responder su última pregunta.
Quizás pueda hacer lo que me pide al finalizar esta fiesta, aunque sería mejor que fuera más directo con lo que desea saber, después de todo, creo que la franqueza no es complicada para usted – sonreí de medio lado.
El caballero hizo lo propio, trajo dos copas de champagne y por un momento mi atención se centró en sus labios carnosos que se acercaban con delicadeza a la copa mientras bebía. Imité el gesto con toda la delicadeza propia de una mujer mortal de refinados modales, como aprendí en mi vida humana. Por primera vez esa enseñanza ridícula de mis padres servía para algo.
Sus palabras me hicieron gracia, en especial la palabra “arrebatadora”. Así que dejé que una ligera risilla saliera de mis labios.
Moniseur, como dijisteis ambos estamos en busca de algo en esta fiesta – me fijé en la mirada perdida de mi interlocutor y reflexioné ¿sería un cazador, un inquisidor o solo un mortal muy curioso?
Hice un getso a mi interlocutor para que me siguiera, al tiempo que escuchaba cómo se aproximaba al punto que quería abordar. Nos detuvimos en una esquina un poco sola, lo necesario para conversar sin la molestia de los cuerpos decadentes que se deslizaban por la pista.
¿Creéis en la magia? – El joven se acercó a mi sin temores, sonrío y en un gesto coqueto acomodó mi cabello detrás de la oreja – Viví en París mucho tiempo, es verdad, pero en los últimos años he estado viajando por el mundo, así que puede decirse que nuevamente soy una recién llegada aquí.
Monsieur, hablando de magia – hice una breve pausa y luego procedí con seguridad – ¿Habeís escuchado los rumores que rodean este baile? Me refiero específicamente a cuchicheos sobre lobos – a veces los humanos se convertían en complices de estas criaturas, así que tenía saber si aquel hombre tenía alguna información que fuera más allá de mitos pueblerinos.
Por otro lado – deslice mis dedos sobre aquel luegar que parecía causarle alguna molestia al hombre - ¿qué os está causando daño? – era extraño que alguien se presentara a una fiesta si sentía alguna dolencia en el cuerpo.
Lo miré directo a los ojos en busca de aquellas respuestas que ansiaba tener y que serían la puerta a nuevos descubrimientos, siempre y cuando él tuviera información importante. Para cortar la tensión, decidí responder su última pregunta.
Quizás pueda hacer lo que me pide al finalizar esta fiesta, aunque sería mejor que fuera más directo con lo que desea saber, después de todo, creo que la franqueza no es complicada para usted – sonreí de medio lado.
Gabrielle De Lioncourt- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 15/06/2016
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
La mujer parecía abordar el tema de puntillas al igual que estaba mas que decidido ha hacerlo yo, ambos sabíamos que cualquier movimiento en falso nos delataría en exceso, así que asentí con un gesto cuando pregunto sobre mis creencias sobre la magia.
-Parece que eso dicen, que París esta lena de magia, porque no creerlo.
La siguiente pregunta fue la que me descoloco, hablaba de licantropos, pues aunque se había referido a si sabia algo de la existencia de lobos en el baile, su tono me hacia presagiar que era eso y no cambia formas lo que le representaba tal curiosidad.
Pocos humanos sabían de la existencia de los seres de la noche y los que lo conocían o habían escapado de su ataque, o por ende eran tan sobrenaturales como ellos.
Alce una ceja intrigado por descubrir cual era la posición de esa dama, claro estaba que no era una loba, pues de serlo porque descubrirse frente a mis ojos.
Sus dedos se pasearon gráciles sobre mi herida mientras yo seguía analizando a aquella criatura bella que algo me decía era igual de peligrosa que los mismos lobos.
A esas alturas casi podía apostar por que su raza era inmortal, ella era una vampiresa, su piel pálida parecía no dejar lugar a dudas, y aunque en otra situación mi animo hubiera hundido una estaca en su pecho, ahora necesitaba si es que eso era posible que me indicara el paradero de un nigromante.
-Hablemos pues sin tapujos, soy un cazador, eso que tocas bajo la yema de tus dedos en una herida que me ha echo en batalla una nigromante, busco la cura pues me estoy muriendo, eso y no el estúpido baile me ha traído a París, poco me importa esta noche si los licantropos se pasean entre nosotros, pues mientras no causen estragos en vidas humanas hoy no he venido en busca de pelea.
Sonreí de medio mirándola de soslayo, quizás había sido demasiado directo.
-Veis, al final tenéis razón, no tengo problemas con decir las cosas como son, la pregunta ahora es simple ¿me diréis donde se esconde la magia aquí en París o tendré que sacaros esa información a la fuerza?
Relamí mis labios antes de dar un nuevo sorbo de aquella burbujeaste bebida espumosa.
-¿y bien? Mi tiempo se agota y mi paciencia por ende también.
-Parece que eso dicen, que París esta lena de magia, porque no creerlo.
La siguiente pregunta fue la que me descoloco, hablaba de licantropos, pues aunque se había referido a si sabia algo de la existencia de lobos en el baile, su tono me hacia presagiar que era eso y no cambia formas lo que le representaba tal curiosidad.
Pocos humanos sabían de la existencia de los seres de la noche y los que lo conocían o habían escapado de su ataque, o por ende eran tan sobrenaturales como ellos.
Alce una ceja intrigado por descubrir cual era la posición de esa dama, claro estaba que no era una loba, pues de serlo porque descubrirse frente a mis ojos.
Sus dedos se pasearon gráciles sobre mi herida mientras yo seguía analizando a aquella criatura bella que algo me decía era igual de peligrosa que los mismos lobos.
A esas alturas casi podía apostar por que su raza era inmortal, ella era una vampiresa, su piel pálida parecía no dejar lugar a dudas, y aunque en otra situación mi animo hubiera hundido una estaca en su pecho, ahora necesitaba si es que eso era posible que me indicara el paradero de un nigromante.
-Hablemos pues sin tapujos, soy un cazador, eso que tocas bajo la yema de tus dedos en una herida que me ha echo en batalla una nigromante, busco la cura pues me estoy muriendo, eso y no el estúpido baile me ha traído a París, poco me importa esta noche si los licantropos se pasean entre nosotros, pues mientras no causen estragos en vidas humanas hoy no he venido en busca de pelea.
Sonreí de medio mirándola de soslayo, quizás había sido demasiado directo.
-Veis, al final tenéis razón, no tengo problemas con decir las cosas como son, la pregunta ahora es simple ¿me diréis donde se esconde la magia aquí en París o tendré que sacaros esa información a la fuerza?
Relamí mis labios antes de dar un nuevo sorbo de aquella burbujeaste bebida espumosa.
-¿y bien? Mi tiempo se agota y mi paciencia por ende también.
Agarwaen- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 173
Fecha de inscripción : 24/06/2016
Localización : dificil de encontrar
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Como moscas a la miel, tuve la suerte de que Damon acudió enseguida a mí y pasando de sentirme sola, pasé a sentirme rodeada por sus fuertes brazos. Unos que no dudaron en rodear mi cintura y en acercarme más a él para bailar en cuanto llegó ante mí y como si no hubiera pasado nada, volvimos a empezar de cero. La música sonó más lenta que en ninguno de los otros bailes e intuyendo sin saber cómo, que aquello había sido orquestado por mi prometido, el mismo que me mantenía recelosamente al amparo de sus brazos y su cuerpo, sonreí contra su hombro. Aún me quedaba mucho por descubrir y saber sobre los lobos, aunque en concreto yo solo quería, deseaba saber algo sobre aquel lobo que como el más cautivante de los bailarines, empezaba a cautivarme entre las notas de aquella música. Más de una vez nuestras miradas se encontraron y nuestros alientos acelerados se acariciaron. Solo fue un roce, únicamente un roce pero habría mentido sino lo sentí como un millar de agujas impactando directamente contra el centro de mi corazón. Suspiré y tomando un bocado de aire, llevándome así su olor hacia mi cabeza, dejé mi cuerpo caer contra el suyo completamente segura de que no me dejaría caer y que él me guiaría en aquel baile. Y no me equivocaba, casi inmediatamente me encontré riendo casi famélica cuando empezó a voltearnos, y con nuestras vueltas, la falda de mi vestido volaba al compás. —Creo que vuestras sugerencias dejan mucho que desear, podía decirse que pareciera una orden antes que una sugerencia. —dije con una gran sonrisa calmándome tras aquellas vueltas y la adrenalina recorriendo mi piel. Asentí tras mis palabras y como si de alguna forma me hubiese encadenado el destino a sus manos, la mía no se separó de la de él en todo el trayecto que hicimos de la pista de baile hacía los inmensos jardines de aquel palacio.
Una vez allí, dejando atrás la fiesta, nos embargó el más completo de los silencios, solo una ligera brisa canturreaba para nosotros y fue allí que sentí por primera vez en todo el día como mi tez se ruborizaba al sentir la cálida caricia de su mano en mi mejilla. ¿Sería así siempre su tacto, tan cálido y suave? Me pregunté cayendo en sus ojos como una polilla a la luz y sonreí. —No ha sido nada, y no debéis de disculparos, me lo he ganado con creces… estos días solo os habéis preocupado por mi mejoría y yo en ningún momento he pensado en vos. Yo soy la que debería disculparme, por no saber nada de vuestro mundo. — Cada una de mis palabras era cierta. En estos días podría haberme interesada por aquel mundo que lo rodeaba, por todo lo que él pensaba y convivía en su día a día, algo que pronto sería compartido también por mí. Y en vez de haber preguntado por todo aquel mundo, me había escondido como una niña pequeña en un intento de no afrontar lo que debía de ocurrir. Como si alejándome de todo aquello, fuese una forma de que aquello no fuera conmigo. Ante mis palabras él solo las ignoró y tomándome de nuevo de la cintura hacia él, volvió a danzar, solo que ahora estábamos solos y la música la creaban nuestros corazones latiendo al unísono en aquella noche estrellada. Yo me acomodé, mi cabeza fue a su hombro y mi aliento acariciaba su cuello. Era un buen bailarín y mientras a ratos me dejaba a mí la voz cantante, cuando él tenía en su poder nuestros cuerpos, podía confiarme sin reservas a su instinto, pues en ningún momento ni cuando alcé la mirada y nos quedábamos embobados mirándonos por minutos, él dejó que nos pisáramos entre nosotros. Le tenía tan cerca que mi cuerpo reaccionó por instinto cuando posé los brazos rodeando su cuello y yo dejé que él me aprisionara contra su cuerpo. Entreabrí los labios y sin poder dejar de mirarle sentí como nos acercábamos más y más sin poder contenernos. Mon dieu, me dije cuando antes de que siquiera nuestros labios se tocaran oí unos pasos entre la hierba familiares y vi como la pequeña de mis niñas venía hacia nosotros, tirándose a los brazos de Damon.
Enseguida ella llegó a nosotros, me separé de su cuerpo casi reticente y dejándonos tomados de la mano, acompañé a ambos a dar un paseo. La pequeña parecía tan cansada que con los ojos cerrados nos escuchaba en silencio mientras disfrutaba de la calidez que le proporcionaba Damon. Sonreí viéndolos e imaginándome a Damon como un atento padre, no puedo mentir sino digo que algo en mí se removió. Yo siempre había querido tener hijos y que estos conocieran y tuvieran un padre con ellos. No quería que les pasara lo que a mí me pasó con el mío y ahora viendo esa estampa, lo que pensé jamás ocurriría, empezaba a tomar forma en mi corazón. Quizás… pudiese ser madre junto a él algún día. Como una boba al final aparté la mirada de Damon y posándola al suelo, oí su pregunta y yo misma temí la respuesta. La mayor no lo odiaba, simplemente aún tenía mucho miedo, mucho pánico. Demasiados malos recuerdos para alguien tan pequeño. — No creo que te odie, es solo que está asustada. Los hombres, pero más en concreto los licántropos la asustan. —dije volviendo mi mirada hacia él, esperando que pudiese comprender. —Teme que algún día vuelvan para terminar lo que les hicieron a su familia. —añadí con cierta tristeza en mi voz pues a pesar de mi ayuda y mis cuidados, la mayor no parecía mejorar en aquel aspecto.
Después de mis palabras se hizo un silencio algo extraño entre nosotros y mirándole por el rabillo del ojo, aún sin separar nuestras manos ligadas entre sí, esperé que fuera por estar pensando en lo de la niña, hasta que la dureza que adquirió de pronto su rostro me avisó de que algo sucedía. Me tensé yo también y mirando a nuestro alrededor, regresé mi atención a él cuando me devolvió a la pequeña y me ordenaba quedarme allí, lejos de la fiesta. Asentí sin saber muy bien que ocurría, pero preocupad ay le vi partir hacia la fiesta de nuevo, perdiéndolo de vista cuando ante mis ojos se volvió un borrón oscuro y desapareció. Acurruque a la niña mejor entre mis brazos y viendo como la doncella que la cuidaba venia hacia nosotras, acudí yo también hacia ella encontrándonos a medio camino y entregándole entonces a su cuidado a la pequeña dormida mientras me encontraba preocupada por Damon. —Llevadla a alguna sala donde pueda dormir hasta que se acabe la fiesta y podamos acostarla en su propia habitación, por favor. —dije antes de irme de allí y adentrarme de nuevo en la fiesta, en donde enseguida entré de nuevo busqué incesantemente a mi prometido. Esta vez me hizo un poco más de tiempo para poder localizarle, todo quien me veía me detenía para darme sus enhorabuenas y felicitaciones por el inminente enlace y yo asentía con una sonrisa agradecida, deseando que dejaran de hablarme para poder encontrarle y ver si estaba todo bien. Unas cuantas preguntas sobre el paradero de mi prometido me costaron unos minutos hablando con algunos de los invitados, pero en cuanto ante mi mirada vi la espalda de mi prometido bebiendo con un amigo, instantáneamente me calmé y me dirigí hacia él, apareciendo por su espalda. Mi mano en su hombro y mis ojos fueron de él a su amigo hasta volver a él y suspiré aligerada al no verle herida ninguna. —No me des estos sustos… no los llevo bien. —Susurré en su oído antes de ofrecerle la mano a su amigo y presentarme ante él, —Jade, soy su querida prometida. — Me presenté con una sonrisa encantadora, — ¿Todo bien? —inquirí esta vez a mi prometido, que a pesar de haber suavizado su rostro, sentía sintiéndolo tenso. ¿Que habría ocurrido en mi ausencia, para que él actuase de ese modo?
Una vez allí, dejando atrás la fiesta, nos embargó el más completo de los silencios, solo una ligera brisa canturreaba para nosotros y fue allí que sentí por primera vez en todo el día como mi tez se ruborizaba al sentir la cálida caricia de su mano en mi mejilla. ¿Sería así siempre su tacto, tan cálido y suave? Me pregunté cayendo en sus ojos como una polilla a la luz y sonreí. —No ha sido nada, y no debéis de disculparos, me lo he ganado con creces… estos días solo os habéis preocupado por mi mejoría y yo en ningún momento he pensado en vos. Yo soy la que debería disculparme, por no saber nada de vuestro mundo. — Cada una de mis palabras era cierta. En estos días podría haberme interesada por aquel mundo que lo rodeaba, por todo lo que él pensaba y convivía en su día a día, algo que pronto sería compartido también por mí. Y en vez de haber preguntado por todo aquel mundo, me había escondido como una niña pequeña en un intento de no afrontar lo que debía de ocurrir. Como si alejándome de todo aquello, fuese una forma de que aquello no fuera conmigo. Ante mis palabras él solo las ignoró y tomándome de nuevo de la cintura hacia él, volvió a danzar, solo que ahora estábamos solos y la música la creaban nuestros corazones latiendo al unísono en aquella noche estrellada. Yo me acomodé, mi cabeza fue a su hombro y mi aliento acariciaba su cuello. Era un buen bailarín y mientras a ratos me dejaba a mí la voz cantante, cuando él tenía en su poder nuestros cuerpos, podía confiarme sin reservas a su instinto, pues en ningún momento ni cuando alcé la mirada y nos quedábamos embobados mirándonos por minutos, él dejó que nos pisáramos entre nosotros. Le tenía tan cerca que mi cuerpo reaccionó por instinto cuando posé los brazos rodeando su cuello y yo dejé que él me aprisionara contra su cuerpo. Entreabrí los labios y sin poder dejar de mirarle sentí como nos acercábamos más y más sin poder contenernos. Mon dieu, me dije cuando antes de que siquiera nuestros labios se tocaran oí unos pasos entre la hierba familiares y vi como la pequeña de mis niñas venía hacia nosotros, tirándose a los brazos de Damon.
Enseguida ella llegó a nosotros, me separé de su cuerpo casi reticente y dejándonos tomados de la mano, acompañé a ambos a dar un paseo. La pequeña parecía tan cansada que con los ojos cerrados nos escuchaba en silencio mientras disfrutaba de la calidez que le proporcionaba Damon. Sonreí viéndolos e imaginándome a Damon como un atento padre, no puedo mentir sino digo que algo en mí se removió. Yo siempre había querido tener hijos y que estos conocieran y tuvieran un padre con ellos. No quería que les pasara lo que a mí me pasó con el mío y ahora viendo esa estampa, lo que pensé jamás ocurriría, empezaba a tomar forma en mi corazón. Quizás… pudiese ser madre junto a él algún día. Como una boba al final aparté la mirada de Damon y posándola al suelo, oí su pregunta y yo misma temí la respuesta. La mayor no lo odiaba, simplemente aún tenía mucho miedo, mucho pánico. Demasiados malos recuerdos para alguien tan pequeño. — No creo que te odie, es solo que está asustada. Los hombres, pero más en concreto los licántropos la asustan. —dije volviendo mi mirada hacia él, esperando que pudiese comprender. —Teme que algún día vuelvan para terminar lo que les hicieron a su familia. —añadí con cierta tristeza en mi voz pues a pesar de mi ayuda y mis cuidados, la mayor no parecía mejorar en aquel aspecto.
Después de mis palabras se hizo un silencio algo extraño entre nosotros y mirándole por el rabillo del ojo, aún sin separar nuestras manos ligadas entre sí, esperé que fuera por estar pensando en lo de la niña, hasta que la dureza que adquirió de pronto su rostro me avisó de que algo sucedía. Me tensé yo también y mirando a nuestro alrededor, regresé mi atención a él cuando me devolvió a la pequeña y me ordenaba quedarme allí, lejos de la fiesta. Asentí sin saber muy bien que ocurría, pero preocupad ay le vi partir hacia la fiesta de nuevo, perdiéndolo de vista cuando ante mis ojos se volvió un borrón oscuro y desapareció. Acurruque a la niña mejor entre mis brazos y viendo como la doncella que la cuidaba venia hacia nosotras, acudí yo también hacia ella encontrándonos a medio camino y entregándole entonces a su cuidado a la pequeña dormida mientras me encontraba preocupada por Damon. —Llevadla a alguna sala donde pueda dormir hasta que se acabe la fiesta y podamos acostarla en su propia habitación, por favor. —dije antes de irme de allí y adentrarme de nuevo en la fiesta, en donde enseguida entré de nuevo busqué incesantemente a mi prometido. Esta vez me hizo un poco más de tiempo para poder localizarle, todo quien me veía me detenía para darme sus enhorabuenas y felicitaciones por el inminente enlace y yo asentía con una sonrisa agradecida, deseando que dejaran de hablarme para poder encontrarle y ver si estaba todo bien. Unas cuantas preguntas sobre el paradero de mi prometido me costaron unos minutos hablando con algunos de los invitados, pero en cuanto ante mi mirada vi la espalda de mi prometido bebiendo con un amigo, instantáneamente me calmé y me dirigí hacia él, apareciendo por su espalda. Mi mano en su hombro y mis ojos fueron de él a su amigo hasta volver a él y suspiré aligerada al no verle herida ninguna. —No me des estos sustos… no los llevo bien. —Susurré en su oído antes de ofrecerle la mano a su amigo y presentarme ante él, —Jade, soy su querida prometida. — Me presenté con una sonrisa encantadora, — ¿Todo bien? —inquirí esta vez a mi prometido, que a pesar de haber suavizado su rostro, sentía sintiéndolo tenso. ¿Que habría ocurrido en mi ausencia, para que él actuase de ese modo?
Jade McLeod- Humano Clase Media
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 20/03/2015
Re: Baile de Mascaras Presentacion de un lobo en Sociedad Y su compromiso
Acepté con una sonrisa los cumplidos del amigo de Damon, sabiendo que aquella era la forma en la que debía actuar y no otra. Hasta dejé que me besase el dorso de la mano, por dios, que asco. Acabaría con una úlcera en el estómago por aguantar todo aquello sin protestar.
La mano de Damon se depositó en mi espalda mientras la conversación continuaba. Estaba marcando su territorio, aunque no comprendía el por qué lo hacía conmigo.
- No he bebido lo suficiente como para olvidar esta "agradable" velada.- siseé a su oído cuando me impidió coger la bebida que su amigo nos ofrecía.- Será este apretado corsé que no me deja respirar y me produce náuseas.
Era cierto que muchas veces había tenido que llevarme a casa en brazos; pero ese no era el caso. Quizás fuese la mujer que nos alojaba la que me había envenenado. Sabía que no me tragaba, por lo que no sería de extrañar.
Las náuseas volvieron a mí, y no vi tan mala idea marcharme de la fiesta.
- Quizás no haga falta que me vaya a casa. Seguro que un poco de aire fresco me irá bien.- aseguré con voz melosa; odiaba ser tan falsa, pero la prometida de Damon acababa de llegar y aquel tipo necesitaba una explicación de como tratar a las damas, me dirigí por última instancia a él.- ¿Le gustaría acompañarme a dar un paseo por las calles y así recordamos viejos momentos?
Como imaginaba, aquel hombre asintió, y yo, aguantando todo el asco que me daba, lo cogí del brazo para tras despedirnos de la pareja, salir al exterior.
Una inclinación de cabeza fue todo lo que me hizo falta para indicarle a Damon que no se preocupase más por su amigo, ahora estaba en mis manos. Y pronto estaría bajo mi daga; si es que conseguía sacarla de debajo de tantas capas de ropa.
La mano de Damon se depositó en mi espalda mientras la conversación continuaba. Estaba marcando su territorio, aunque no comprendía el por qué lo hacía conmigo.
- No he bebido lo suficiente como para olvidar esta "agradable" velada.- siseé a su oído cuando me impidió coger la bebida que su amigo nos ofrecía.- Será este apretado corsé que no me deja respirar y me produce náuseas.
Era cierto que muchas veces había tenido que llevarme a casa en brazos; pero ese no era el caso. Quizás fuese la mujer que nos alojaba la que me había envenenado. Sabía que no me tragaba, por lo que no sería de extrañar.
Las náuseas volvieron a mí, y no vi tan mala idea marcharme de la fiesta.
- Quizás no haga falta que me vaya a casa. Seguro que un poco de aire fresco me irá bien.- aseguré con voz melosa; odiaba ser tan falsa, pero la prometida de Damon acababa de llegar y aquel tipo necesitaba una explicación de como tratar a las damas, me dirigí por última instancia a él.- ¿Le gustaría acompañarme a dar un paseo por las calles y así recordamos viejos momentos?
Como imaginaba, aquel hombre asintió, y yo, aguantando todo el asco que me daba, lo cogí del brazo para tras despedirnos de la pareja, salir al exterior.
Una inclinación de cabeza fue todo lo que me hizo falta para indicarle a Damon que no se preocupase más por su amigo, ahora estaba en mis manos. Y pronto estaría bajo mi daga; si es que conseguía sacarla de debajo de tantas capas de ropa.
Arely Pucini- Licántropo Clase Alta
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