Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)

Viernes 7:00 PM.

Cuando Denver detuvo la carrosa, sus manos ateridas por el frío le dolían mientras sostenía las cuerdas que controlaban a los caballos. Se quedó unos momentos sin moverse soplándose las manos en un vano intento de calentarse, el cliente sólo le había dado la indicación de dejar a Anuar en el borde del camino y regresar por donde había llegado. Pero ¿Como iba a dejar a ese jovencito en medio de un bosque en el borde de un camino que no llevaba a ninguna parte sin nisiquiera un candelabro? De repente se encontró pensando en lo peor. ¿Y si el cliente lo que quería era asesinarlo y que no hubiesen testigos? Porque en ese lugar hinóspito sería la carnada perfecta, el cuerpo podría ser escondido y jamás encontrado por la policía...

¿Tendría el chico una deuda pendiente con algún señor poderoso? ¿Estaría metido en un lio pasional? Pobre muchacho, con esa carita inocente que tenía. Denver comenzaba a sentir el remordimiento de consciencia carcomiéndolo por dentro, pero él era sólo un conductor ¿Que podía hacer para cambiar el destino oscuro de ese pobre y desnutrido joven?

- Hemos llegado - Anunció bajándo del carruaje buscando un candelabro y encendiéndolo para Anuar quien en algún momento del viaje se había metido dentro del carruaje de nuevo. Karl había dormido un par de horas también y se rascaba los ojos mientras bajaba el baúl con provisiones y lo depositaba en el suelo. El cliente además había dicho que el baúl se quedaba en ese lugar con Anuar.

- Fue un placer escoltarle hasta este lugar monsieur Dutuescu - Comenzó Denver con una sonrisa - Ahora yo debo volver... que Jesus y la virgen le protegan en su infinita misericordia - . Finalizó con un gesto bastante religioso y volviéndo a montar al carruaje, el viaje de regreso sería tedioso, así que probablemente su hijo le relevaría conduciéndo los caballos mientras el dormía un poco.

No supo bien cuando y tampoco le importo demasiado sus mejillas dañadas ya por el constante choque del gélido aire comenzaban a dolerle entumeciéndole no solo el rostro sino el cuerpo entero, le dolía mover cada articulación, le pesaba inclusive respirar y comenzaba a dejar de sentir su nariz como si en un momento dado esta fuese a caer rodando por el camino, siendo aplastada por las ruedas del carruaje y dejando su rostro deforme una imagen de ultratumba, una pesadilla en vida.

Habia sido asi dormir resguardado entre las paredes de madera una alivio para su alma y sueño, un regalo para su cuerpo, se habia acostado sobre el mullido asiento doblando las alargadas piernas que no cabían en aquel espacio limitado cubierto por el gabán mas como una sabana que como un saco, habia dormido desde entonces de forma apacible y sin ser irrumpido en ningun momento no en vida mas en sueños.

¿A dónde le llevaría aquel carruaje? Se preguntaba una y otra vez porque su mente como la de cualquier otro no se detenía al dormir, agobiado por no saber termino pasando por alto las horas que en aquel lugar habia invertido ya sin saber si merecían la pena o no, seguro era suponiendo que no se equivocada al creer quien habia pedido todo aquello “¿y Sophia?” no le habia indicado que se iria, no le habia dejado comida preparada ni dinero para comprar nada ¿pasaria hambre en su ausencia? Aguardaba lo mejor aunque era un pesimista y nada podia hacerse para cambiar aquello.

Una vez peculiar y no antes conocida mas ahora recordada le obligo a levantarse restregándose los parpados con los nudos embargado con una sensación que pareciéndose a la tristeza no podia ser aquella, una lastima era no poder seguir durmiendo el movimiento de los caballos y la caja de madera parecían haberle arrullado en el trayecto un largo y pesado de no haber seguido las indicaciones ofrecidas.

Bajo entonces con algo de torpeza por el sosiego que aun entumecía su cuerpo en compañía del frio, observo el baúl y seguidamente a padre e hijo no pudiendo reprimir una sonrisa irónica al escuchar como se despedía de el ¿creia acaso que algo malo podría ocurrirle y lo encomendaba en manos de…Jesús y su madre? ¿creia en realidad que ellos podrían salvarle si algun ser desease lo contrario? Además y pese a creer que algo malo podría suceder decidía dejarle ahí, solo y a su suerte ¿y si no se equivocada? ¿recaería en el la culpa de su muerte? No porque jamás sabria lo sucedido.

Observo el carruaje y los espectaculares especímenes alejarse por el mismo camino el único delimitado en aquel sendero y pedazo de bosque. Arrastro el baúl unos metros mas adentro fuera del camino por si alguien por azares del destino pretendía pasar por ahí no fuese a verle y hacérsele fácil robarlo. Una vez hecho aquello suspiro ampliamente observando su alrededor el cielo si bien ya no repleto de rayos solares aun manteniéndose claro ¿Cuánto mas faltaría para el ocaso? No importaba en demasía, froto con suavidad su nariz y mejillas enrojecidas comenzando a andar hacia el bosque preguntandoce que pasaría entonces.

Podria bien haberse quedado sentado sobre el baúl a la espera mas aquello iba en contra de todo lo que era la curiosidad lo habia llevado a andar hacia los altos pinos frente a el, echando la nuca sobre la espalda para observar sus puntas el aire infestaba sus pulmones con aquel aroma que en las calles parisianas jamás podría gozar, se apoyo de la corteza de uno de aquellos y miro enderredor ¿habria animales salvajes en aquel lugar? Solo investigando lograría saberlo, prosiguió con su andar con tranquilidad, regresaría en línea recta cuando su curiosidad se viese saciada a fin de cuentas si se trataba de la persona que creía no podría verle antes del anochecer y para ese entonces seria mejor estar fuera del bosque ya de regreso a la seguridad que los lindes del camino le brindaba.

¿Que se encontraba haciéndo? ¿Porqué lo hacía?.
Aquellas eran preguntas que nuestro peculiar vampiro de cuatro ojos no podría nunca responder, bueno, por lo menos no por ahora. Quizás necesitaba de otros 50 años para comprender lo que para otros era más que obvio, mientras tanto haría las cosas más por instinto que por razón. Claro, porque un vampiro no podría hacer las cosas por sentimiento ¿verdad?. Si no tenía un corazón que pudiera querer o amar, no podría hacer cosas llevado por ese tipo de sentimientos. Así pues que la única explición lógica a toda esa locura era el instinto.

¿Que quieres lograr con todo esto Soren? ¿Por qué te tomas tantas molestias?

Despertó en la oscuridad de su escondite y con una mano perezosa abrió el compartimiento de madera en el cual se encontraba metido, la habitación estaba oscura, pero sus ojos estaban adecuados para ello así que no fue difícil encender el candelabro y tomarse un tiempo para cambiarse de ropa, porque a riesgo de convertirse en el hasmereir de los vampiros, él usaba pijamas sagradamente todas las noches. Se quitó la pijama y la dobló meticulósamente sobre la cama, se vistió para la ocación con unb pantalón negro, botas de cuero altas y una chaqueta de corte militar azul oscuro y una elegante bufanda de terciopelo verde oliva.

Menos mal no podía verse en el espejo. De ser así se hubiera sentido demasiado extraño usando esas ropas que aún olían a nuevo. Se hechó agua en el rostro y tomó el pequeño cuchillo paseándoselo para afeitarse la barbilla. Se puso las gafas y se llevó las manos a la cintura. ¡Perfecto!.

Exepto por una cosa. La hora. Salió corriéndo por la puerta y observó la posición de la luna, eran casi las 8 de la noche, ¡jover! ¿Tanto había dormido? ¿O tanto se había demorado vistiéndose y arreglándose? Maldita sea, el chico ya debía estar esperando. En medio de ese camino oscuro y sólo. Corrió como loco sin percatarse que se había hecho una pequeña cortada en el mentón con la afeitada, esquivándo árboles y dando enormes zancadas para llegar más rápido.

Cuando llegó a llugar, no vio a nadie. - ¿Anuar? - Murmuró girándo su rostro a ambos lados - ¡ANUAAAR!- Gritó, pero tampoco hubo respuesta, hizo un puchero con frustración rascándose la cabeza.

(( muahaha nunca le sale nada como lo planea al menso este xD ))

Los altos pinos obstruían su andar obligándola virar unos centímetros a cada paso que daba perdiendo aquella línea recta por la cual en un principio habia andando el terreno dejo de ser plano como en un inicio, para dejar diminutas vertientes y cumbres borrascosas que si bien podría bajar de un salto no estaba seguro de poder volver a subir asi que prefería bordearlas ágilmente y seguir andando recordando siempre cuales habían sido sus pasos no quería perderse en aquel bosque y morirse quizá por falta de comida, recordaba haber leído algo de aquello el cuerpo comenzaba a alimentarse de si mismo, retrayendo las mejillas y pegando la carne a los huesos, un estrafalario espectáculo y no por menos doloroso debía suponer.

Se sujeto de una corteza rasposa y fría, inclinando su cuerpo hacia enfrente para observar el vacio que ante sus pies habia ¿Cuánto tardaría una piedra en tocar fondo? ¿soportaría alguien una caída como aquella? Lo dudo realmente lo dudo, mas aquellos tipos de cuestiones eran los que prefería se quedasen en meras suposiciones, el viento ondeo su cabellos jugando con el, acariciando su rostro y doliéndole en las mejillas, bailoteando con sus ropas en alguna extraña y perfecta melodía, el cielo ya teñido de negro le permitía ver el manantial de plata liquida y como de este parecían brotar ríos y ríos que corriendo por los pinos terminaban extinguiéndose antes de tocar el suelo, las estrellas resplandecían como escarcha lanzada al azar.

¿Qué hora debía ser ya? Se empujo del árbol para retroceder y girar sobre sus talones, andando por el camino que habia llegado hasta aquel lugar suponiendo que debía haber camino cuando minimo un cuarto de hora y aquello suponía demasiado poco, el olor de la naturaleza se impregno a sus ropas tanto las propias como al gabán que se le habia otorgado durante el camino, el baúl, se habia olvidado de revisar que habia dentro de el ¿y si resguardaba una nota? ¿una pista de a donde debía ir? ¿y si llevaba aguardando todo aquel tiempo? Sonrio de medio lado, esperar no era tan malo el tiempo no corria igual para el como para el vampiro lo tenia bien en claro y mas sin embargo prefería no caer en ello.

Anduvo el camino de regreso en compañía de sus pensamientos ¿Dónde se encontraba? Lo desconocía, y no solo el lugar sino la ubicación ¿debia seguir derecho o girar a la izquierda? Entrecerró los parpados tardando mas de lo esperado para volver al punto de partida y nisiquiera estaba seguro de haber salido en el mismo tramo del camino en donde le habían dejado, busco el baúl por los alrededor sin lograr asi encontrarlo –genial- farfullo comenzando a andar con rapidez, observando como su cálido aliento subia como columnas de denso humo blanco estampándose con su rostro.

A la tercera llamada sin respuesta se calló y decidió esperar un poco. Quizás el carruaje se había retrazado y aún no llegaba. Se llevó las manos enguantadas a los bolsillos y sin darse cuenta comenzó a golpetear con el pie el suelo de manera impasciente. ¿Cómo era que aún no llegaba? Se suponía que arrivarían al rededor de las 7 de la noche y si su instinto no fallaba, ya eran casi las 8. No pudo evitar entonces comenzar a pensar en las posibilidades: Una banda de gitanos vampiros católicos les interceptaron en el camino confundieron a Anuar con un adinerado conde Ruso, le secuestraron y llevaron con ellos hacía una cueva en las montañas donde le torturaron para que dijera donde escondía su fortuna... o podría ser también que los caballos se hubieran cansado y por ende se hubieran detenido para darles de beber.

De cualquier forma, nunca había estado tan impascientado en toda su vida. ¡Y eso era mucho que decir de un importal! ¿No era él quien se jactaba de su infinita pasciencia y calma?. Pues con Anuar eso no era así. El chico lograba producirle cosas tanto ricas como incómodas. Y esa era precisamente una de las incómodas no antes experimentadas: Esperar a alguien.

Otros 10 minutos pasaron y fue más de lo que pudo aguantar, comenzó a caminar en circulos cual león encerrado de circo, murmurando cosas, entre ellas una variopinta colección de maldiciones e improperios, por que ahora comenzaba a creer que era su culpa. ¿Y si Anuar no estaba en casa cuando el carruaje fue a recogerle? ¿Y si se había negado a subir? frunció el ceño y se detuvo. - Agghh... ¡claro! con lo testarudo que es...- Exclamó exasperado, podía imaginarse perfectamente a Anuar negándose a subir al carruaje de un desconocido y todo el plan viniéndose abajo.

Se acurrucó en el suelo, doblándo las rodillas y llevándose las manos a la cabeza con frustración, revolviéndoselo distraídamente - Maldita sea... se hechará todo a perder - Murmuró cada vez más molesto. A lo lejos se escuchó el aullar de unos cuantos lobos y el aleteo de una parvada de pájaros negros.

Anduvo con rapidez al borde del camino procurando no estar sobre este por si algun carruaje pasaba y el ensimismado en sus pensamientos no lograba verlo y por ende no lograba asi quitarse de en medio, morir aplastado por caballos vaya forma estúpida de morir “¿no murió asi tu abuelo?...quiza” razono intentando recordar, podría ser y podría no ser cual fuese el caso sonrio, porque sin lugar a dudas no era una forma apetecible de perecer, bajo los casquillos de un corcel, siendo el cuerpo machacado ¡¿Qué cosas pensaba?! Los últimos días habia pensado demasiado en ello.

Giro a todos lados cuando los canes aullaron posiblemente a la madre luna, suspiro bufando ofuscado, creyendo haberse perdido y todo por no lograr aguardar unos minutos sobre el baul y por no haber revisado el mismo mas el dia que hiciera algo parecido no seria Anuar aquel joven sino un ente extraño uno que con claridad y obviedad casi dolorosa no seria el porque Anuar no aguardaba la paciencia no era un dote quizá la indiferencia era mucho mas posible aquello.

Llego al fin al lugar de partida, golpeo suavemente el baúl la palma de su mano agitada, cansado por haber andado tanto con tanta rapidez una hora a lo sumo ¿y cuantos kilómetros? Respiro profundamente sintiendo el aire frio colarse por su tráquea enfriando la calidez de su cuerpo desde sus adentros, haciéndole estremecer y entumecerse.

La falta de visión le impidió ver el cuerpo de Soren metros mas alla sentado con el rostro ofuscado y el cuerpo contraído, se sentó sobre la caja soplando entre sus manos para calentarse nuevamente –mare- murmuro en su lengua natal observando el suelo, golpeteando una piedrecilla con la punta de su zapato la cual rodando lejos de las demás termino a mitad del camino.

Estaba allí acurrucado en la carretera, sintiéndose angustiado y la angustia haciéndole poner de mal genio, llenándose la cabeza de ideas y posibilidades cada vez más raras, cuando escuchó unos pasos acercándose al lugar. En ese silencio sepulcral en el que estaba sumido el bosque y con sus sentidos desarrollados, no fue difícill percibir las pisadas de una persona sobre las hojas y cesped del bosque. Se puso de pie de un salto y comenzó a buscar con la mirada el causante de tales ruidos.

Caminó un par de pasos y asomó su rosto trás un árbol y entonces lo vió, el chico estaba allí, sentado un par de metros alejado de la carretera, se soplaba las manos y un vapor salía de su boca por el contacto con el frío ambiente. Lo primero que Soren sintió fue rabia, por hacerle preocupar y sentir todas esas cosas inusuales. Le aterraba que ese humano tuviera tal poder sobre él, que pudiera provocar tantas cosas. Pensó en ir a reclamárle el porqué de su demora, pero le pareció demasiado infantil. Era más la preocupación que la rabia por la espera después de todo.

Suspiró caminando hacía él con sigilo cual felino que persigue a su presa, parándose detrás del chico sin hacer el menor ruido, haciéndo uso de esa agilidad innata de los de su raza.

- ¡Buuu! - Exclamó soplándole por detrás de la oreja.

Cerro los parpados apoyando su rostro sobre sus puños y sus codos sobre sus piernas con los pies en punta para no quedar tan abajo, comenzaba a tener algo de impaciencia aquella que bien sabia cubrir como todo otro sentimiento que siquiera intentase manar de su interior ¿no lo habia hecho toda su vida? Era un experto en la materia aunque y sin temor de errar bien sabia que en las ultimas semanas habia experimentado sensaciones y sentimientos que nunca antes habia sentido.

El sonido a su espalda y el aliento sobre su nuca le hizo sobresaltarse, dar un amplio respingo y levantarse con tal rapidez que termino de rodillas al suelo apoyándose con las manos para no irse de bruces, no tardo demasiado en aquella posición apenas toco el suelo se levanto girándose para ver a aquel que sabia ya quien era.

-Soren- murmuro sonriendo de medio lado intentando pasar por alto su reacción mas no se habia esperado algo como aquello y era tan calmas sus reacciones que salir corriendo nisiquiera se le ocurrió, el humo salía de su nariz ya sin necesidad de tener que abrir la boca perdiéndose frente a sus ojos, dispersándose en el ambiente -¿Dónde estamos?- le cuestiono con curiosidad relamiendo sus labios que comenzaban ya a partirse.

Le vio brincar cual rana y de haber estado menos impacientado y enojado, se habría reído y habría bromeado con ello. Pero el alivio que sintió al percatarse que el chico estaba aparentemente bien (por lo menos físicamente se veía bien) no permitió que alguna risa saliera de sus labios, lo único que atinó a hacer fue acortar la distancia entre ambos en un movimiénto rápido y bordearlo con sus brazos y atraer su delgado torso contra el suyo.

- ¡Estás bien! - Exclamó, no en pregunta sino como una afirmación cargada de alivio - Pensé que una banda de vampiros gitanos católicos les interceptaron en el camino confundiendote con un adinerado conde Ruso, secuestrandote y llevandote con ellos hacía una cueva en las montañas donde te torturarían para que dijeras donde escondías tu fortuna... - Dijo todo esto rápidamente mientras le apretaba, sintiéndole más frío de lo normal. Se estaba congelando a la interperie y él había llegado tarde a recogerlo.

Le soltó y se quitó la chaqueta militar que traía y de paso los guantes, tomó sus manos y le puso los guantes rápidamente, luego le pasó la chaqueta por encima del gabán, aquello no se veía del todo bien, pensó torciéndo el cuello, pero bueno, ya pronto llegarían al lugar, se quedó entonces Soren sólo con una bien almidonada camiza azul claro de algodón y el acostumbrado chaleco usado por los hombres de la época, de color negro.

- Estamos en un lugar del cual... no podrás escapar de mi - Comentó mucho más tranquilo - Ven - Agregó tomándole por primera vez de la mano, pero en medio del bosque no temía ser jusgado por nadie, agarrándo el baúl con la otra fácilmente -¿Cómo estuvo el viaje? Pensé que no subirías al carruaje...-

Sintió como su cuerpo aun y bajo el montón de telas que le cubrían se estrechaba contra el torso de Soren haciéndole sonreír de forma inconsciente, extrañaba aquella cercanía con su cuerpo y era voz si bien no del todo melodía perfecta ante sus oídos –tienes demasiada imaginación- murmuro a su oído por aquellas rápidas palabras que habia pronunciado como un relato de lo que pudiendo ser no seria por tratarse de algo demasiado ilógico del tipo de cosas que solo sucederían en libros dramáticos.

Dejo que le colocase los guantes porque cierto era que hacia un frio abominable en aquel lugar, sus mejillas no podrían estar mas entumecidas y rojas, frías como el marfil aunque la chaqueta por encima de todo pareció pesar mares, aflojo los hombros tantos cuanto pudo ladeando la cabeza no creía poder andar demasiado con un peso tan grande encima de el -¿y a donde iremos?- le cuestiono con un sinfín de cuestiones formulándose en su mente.

Sujeto su mano entrelazando sus dedos con los ajenos, andando a un lado de el con tranquilidad –estuvo largo- aseguro –aunque dormi la mayor parte- le indico encogiéndose de hombros deteniendo el movimiento al percatarse que sus hombros se cansaban por la acción –la curiosidad pudo mas que la razón…creo que el Denver…- murmuro intentando recordar el nombre del hombre –creo que pensó que me iban a asesinar…me a dejado encomendando con Jesús y su madre- le indico enarcando suavemente una ceja.

-son extrañas las personas me encomendó a sus dioses y no planeo hacer nada por evitar lo que el suponía podría suceder…me hubiera dejado aquí creyendo que debía saldar cuentas…¿eso no es hipocresía?- le cuestiono observando el suelo que después pisaría.

- Pareces una tortuga - Murmuró y dejó escapar finalmente una risita, los nervios por la demora y la espera comenzaban a desparecer - Deja que te acomode esto bien - Comentó mientras caminaban y le quitaba la chaqueta y luego el gabán, para ponérselo en orden, primero la chaqueta y luego el gabán por encima.

- Tengo todo fríamente calculado - Continuó ya de mejor humor, enseñándole una sonrisa, caminando con él por el sendero pedregoso y entierrado. - Que bueno que dormiste... así podrás pasar la noche conmigo - Comentó entusiasmado, quería aprovechar cada segundo, porque organizar todo para que esa noche fuera perfecta, le habia costado demasiado. Conforme avanzaban escuchó las palabras de Anuar y lo que le había dicho el conductor del carruaje, se quedó pensativo unos momentos sin dejar de caminar, pensando sobre su pregunta.

- Denver tiene una esposa y un hijo... - Dijo al fin - Si se hubiese quedado para protegerte y hubiese aparecido una creatura de ultratumba y lo hubiera asesinado... su esposa habría quedado sola y probablemente habría tenido que ejercer la prostitución para conseguir algo de pan, su hijo habría terminado robando en las calles sin poder terminar la escuela... - Explicó imánginandose tal posibilidad - Cuesta demasiado valor y demasiado orgullo... proteger a alguien de verdad - Hizo una pausa y le pasó una mano por la espalda en un abrazo amistoso, como hacían los buenos amigos.

- No creo que sea del todo hipocrecía... más bien es cuestión de prioridades - Finalizó y esta vez sus mejillas se sonrojaron levemente, aunque bajo la penumbra de los árboles, era casi imperceptible - Yo no entendía esto antes... pero ahora lo comprendo -

Se detuvo permitiéndole a Soren acomodarle la ropa debidamente aunque debía admitir que el peso no se habia hecho menor de ninguna manera, terminaría seguramente con los hombros entumecidos aunque mejor era eso que sufrir las atrocidades del frio, reaccionaba a el como cualquier persona lo haría a las cucarachas o alguna rata, encogiéndose entre las ropas y evitándolo en la medida de lo posible –supongo que no me diras lo que tienes planeado- murmuro sujetando su mano nuevamente.

-no me refería a haberse quedado…aunque supongo que cuando uno no tiene que perder no piensa en esas cosas- murmuro reaccionando el ahora tenia mucho que perder y no por eso dejaría de ayudar a quien lo necesitaba, falacias, ayudaba por egoísmo porque los fantasmas del pasado parecían cernirse a el y no permitirle dejar pasar el mismo acontecimiento dos veces sin que el hiciese nada por evitarlo, por eso habia recibido una paliza, por eso habia sido perseguido por un hombre lobo, por eso habia sido mordido por un vampiro, ahora lo comprendía todo era producto de su egoísmo, de no poder sufrir una segunda ocasión lo mismo.

-yo creo…que no hay hombre preparado para entregarse completamente a otros…me refiero no a una sola persona sino a la vida misma- murmuro pensando, porque la mayoría de los hombres permitían las leyes, normas y castigos hasta donde ellos mismo se viesen beneficiados por ellas. Viro el rostro sonriendo de medio lado besando su mejilla con un fugaz movimiento de su cuello y labios, sintiendo que una parte de el se iba en aquel acto.

-¿Cómo te fue con la academia?- le cuestiono recordando que le habia dicho que iria a aclararlo todo ¿habría ido realmente? Debía suponer que asi habia sido y que habia sucedido lo esperado, le habían dado un plazo para seguir impartiendo la materia y quedarse definitivamente en la plaza al descubrir lo buen maestro que era y lo mucho que sus alumnos lo querían, se imaginaba ya al pelinegro entregando una carta donde solicitase comprensión y tiempo, una segunda oportunidad para tan celebre persona ¿amenazaría en su carta? Seguramente no.

- No te lo diré, te lo mostraré - Comentó caminando con él, adentrándose cada vez en el bosque en esa montaña alejada de la ciudad, hacía bastante frío, inclusive él a quien no afectaban esos cambios de temperatura, sabía lo gélido que estaba el ambiente, sin embargo, a donde iban, el calor o el frío no serían un problema.

Se quedó pensativo ante las palabras de Anuar y no pudo más que darle la razón. Aquello era completamente cierto, si no tenías a nadie lo suficiéntemente importante en tu corazón como para arriesgarlo todo, no se pensaba en esas cosas, porque para descubrirlo había que vivirlo, esas eran cosas que no se podían entender sólo leyéndolo en libros. Y cuando llegaba el momento nadie estaba preparado para ello. Hasta hacía unas semanas él creía que no existía algo más importante que su sueño de ser profesor y de repente en un movimiento inconsciente y premeditado, había puesto en riesgo todo, por salvar a Anuar.

- Shh... - Susurró llevándose el dedo indice a los labios - Espera... mira esto - Comentó haciéndo a un lado unos arbustos y ayudándo a Anuar a pasar por un lado de ellos y entonces con la otra mano señaló el lugar hacía adelante. - ¡Ta-Chan! - Exclamó con entusiasmo.

Justo en frente a ellos, a unos 20 metros, se alzaba una cabaña de dos pisos en madera, por las ventanas del primer piso, una tenue luz amarillenta y titilante alumbraba su interior y un poco más allá, un par de pinos y abedules bordeaban la montaña, dejándo entrever un vertiginoso precipicio y desde allí, la inmencidad de la ciudad de Paris se divisaba a lo lejos, alumbrada esporádicamente con diminutos puntos de luz.

- ¿Te gusta? - Murmura con los ojos brillantes - A veces tienes que alejarte un poco para poder apreciar la belleza de las cosas - Comenta caminando hacía la cabaña - Mira nada más, que bella se ve Paris -

¿se lo mostraría? Le siguió pues con curiosidad e intriga a donde su brazo tiraba de el guiándole sus pensamientos eran ahora un mar de posibilidades y negativas todo lo que podia ser y lo que no se encontraba ahora dando vueltas en su cabeza, punzándole suavemente en las sienes como queriendo ser liberadas y era aquel el motivo primordial de que hubiese decidido usar aquel tan usual flequillo, era una barrera física y mental que mantenía sus pensamientos a salvo en lo mas recóndito de su cabeza.

Paso con ayuda de Soren cubriendo su rostro con uno de sus brazos no quería que una de aquellas ramas se regresara y le deformase el rostro no deseaba en aquellos instantes tener ningún mal físico suficiente habia tenido en los últimos meses para el resto de su vida, alzo la mirada topándose con el paisaje, abriendo los parpados de hito en hito y soltándole para andar con rapidez hasta donde el peñasco le impedía seguir andando o terminaría por caer.

Sintio la gélida brisa azotar su rostro como mil agujas mas no presto atención a eso sino que se limito a observar como alla a lo lejos la ciudad se veía espectacular, no lograba divisar demasiado suponía que el pintar en la obscuridad y leer bajo la luz de una vela comenzaban a causar estragos en sus ojos, intento recordar las calles ubicando alguna zona y mentalmente recorriendo la ciudad hasta llegar a otro punto, como si realmente pudiese admirar el aroma que salía de la panadería a primeras horas de la mañana o los griteríos que se hacían audibles en el mercado ambulante.

-es…increíble- murmuro pues y pese a su falta de interés aparente en muchas cosas admirar la belleza de las cosas no solo por su exterior era uno de sus dotes, aquello parecía una pieza de arte, como si antes de ser ciudad hubiese sido un cuadro, pensado con minuciosidad en cada detalle, en cada esquina, todo mantenía un equilibrio.

Inclino su cuerpo hacia enfrente como si asi pudiese ver mejor algo -¿nos quedaremos aquí?- le cuestiono pues aunque le parecía lógico necesitaba escucharlo de sus labios para creerlo una realidad y no un sueño, quizá su cuerpo seguía en el carruaje de camino a algun sembradío o costa, quizá todo era producto de su imaginación, era todo demasiado bello para ser real.

Le vio correr hasta el borde del acantilado ¿Estaba contento? Era difícil leer las emociones de Anuar, el chico no era muy elocuente la mayor parte del tiempo, así que esperó a un par de metros de él, observándo su rostro sorprendido con detenimiento, queriéndo creer que él también podía hacer latir ese corazón más rápido, que no era el único que visitaba el paraíso. Quería hacer algo por él.

- ¡Claro! - Exclamó con una amplia sonrisa mostrándo sus colmillos - De día es inclusive más hermoso - Continua abrazándolo por la espalda y acomodándo su rostro cerca al cuello - Ven, que todavía no te muestro todo - Agregó soltándo el abrazo, para luego tomarlo de la mano y llevárlo hasta la cabaña, subió con él los peldaños que separaban de la puerta y la abrió.

El interior se sintió de inmediato tibio y acogedor, la chimenea estaba encendida otorgando una agradable temperatura en contraste con el frío del exterior, no era muy grande, pero si lo suficiénte para dos personas, la sala tenía un sofá largo al lado del fuego y una mesa de madera más al fondo que servía de comedor, sobre ella habían una infinidad de platicos pequeños y cuencos ordenados en la superficie. Soren cerró la puerta trás Anuar, dejó el baúl en el suelo, para luego tomar el abrigo, posteriormente la chaqueta militar y colgarlas en el perchero de metal.

- Siéntate aquí, es hora de cenar - Comentó sin dejar de sonreír, tomándo uno de los asientos - Apuesto a que no habías visto algo como esto antes - Agregó señalándo los pequeños platos que contenían infinidad de verduras - Es comida Coreana ¿La haz provado alguna vez? Ese de allí se llama Kimchi - Continuó señalando algo que parecía repollo o lechuga de color rojo - Es un poco picante así que ten cuidado, lo puedes mezclar con el arroz, así sabrá mejor -

Estiro la mano señalando algun punto de aquel diminuto lugar –creo que ese es el edificio de mi piso- le indico animadamente sintiendo un mar de revoluciones al sentirse rodear por aquellos brazos que si bien no fornidos le hacían sentir seguro y querido, sabia que era algo para alguien. Le dejo guiarle aunque iba doblado, observando lo que comenzaba a desaparecer a sus ojos, tropezando por no fijarse donde sus pies se paraban, sujetándose de la mano de Soren para no irse de bruces al suelo.

Sintió de inmediato su cuerpo ser abrazado por aquella sensación de calidez que embargo su cuerpo haciéndole sudar en poco tiempo, dejo que Soren colgase las cosas en el perchero y comenzó a andar por el lugar de un lado a otro, observando los acabados de las paredes y lo que en las esquinas esperaba ser encontrado, parecía que algún eco de quienes en algún momento habían habitado aquel lugar le retumbaba en los oídos llenándole de mil historias indescifrables.

Avanzo hacia la mesa apoyando sus manos sobre la silla observando los platos y sonriendo internamente porque Soren desconocía lo ocurrido en el carruaje y por ende desconocía que no había comido lo que le habían ofrecido aunque suponía y si le conocía lo suficiente que ya sabia aquello –Kimchi- repitió pronunciándolo lo mas parecido a como Soren lo hacia aunque su acento rumano y gutural hacían de aquella única palabra dos en la boca de cada cual.

-¿lo has preparado tu?- le cuestiono sentándose, tomando el plato entre sus manos y jugando un poco con el mismo, revolviendo la comida y recordando la última vez que había probado algo picante había sido en la feria y había terminado prácticamente escupiéndolo, había comprobado entonces su poco aguante a aquel sabor. Busco entonces con la mirada algún vaso con agua o algo para aplacar el ardor si llegaba a sentirse en algún momento.

Se sentó entonces observando aquel plato -¿estas seguro?- le cuestiono volteándole a ver curioso.

Le sirvió agua de un cuenco más grande y retiró la tetera del fuego, el oloroso té negro se podía percibir aún sin servirlo. Escuchó la forma en como la palabra 'Kimchi' adquiría un nuevo sonido en la voz de Anuar y se sentó frente a él, tomó la cuchara y comenzó a servir un poco de las zanahorias y chicharos en el plato de Anuar ofreciéndoselos como se lo ofrece comida a un niño.

- Tengo un asistente en mi tienda, es quien lleva la contabilidad y me ayuda cuando estoy dictando clases en la Universidad, es Coreano, le pedí con anticipación que me ayudara a preparar algo de su patria, porque quería que probaras algo único y diferente - Explica sin dejar de sonreír - Fue todo un lío traer todo aquí, pero afortunadamente, la comida Coreana está basada en su mayoria en vegetales, por lo que se mantiene fresca sin problemas -

Recostó el codo en la mesa de madera y posteriormente el rostro en la palma de su mano, que lástima que nunca pudiera probar esa comida, se perdía de demaciados placeres por no estar vivo, deseaba con fervor estar allí compartiendo la cena con él de verdad, comiendo como una persona normal.

- He estado preparando este viaje toda la semana - Continua desviándo su mirada hacía el fuego que crepitaba tranquilamente en la chimenea - Mi asistente me ayudó a contratar el carruaje que te recogería también a encontrar este lugar y pagar por la renta para el fin de semana, cosas que naturalmente sólo pueden hacerse de día - Agregó y cerró los ojos quitándose las gafas para luego masajearse el puente de la nariz - Quería... que todo fuera perfecto... para la persona perfecta...-

Lo escucho con atención mientras hablaba ni siquiera conocía su tienda de antigüedades y no fue sino hasta aquel momento que cayó en cuenta de eso ¿tres…cuatro meses quizá? Y aun no habia logrado poder pie en algún lugar significativo para el, no en su casa, no en su tienda podría también visitarle entre clases en la academia mas suponía aquello le podría traer problemas innecesarios, no era tan tonto como para no pensar en esas cosas.

Observo el cuenco unos instantes revolviéndolo aun con el cucharon, no comprendía aun la necesidad del vampiro de verle comer y quería suponer que no se debía únicamente a su delgadez, sus mejillas aun no se consumían adhiriéndose a sus pómulos eso a su pareces denotaba cuando alguien necesitaba ya de atención medica, asi como tampoco la piel de sus costillas dejaba ver con claridad las siluetas de las mismas, sonrio de medio lado quizá se preocupaba en sobre manera.

Decidió al final meterse un bocado de aquella comida a la boca, tragando y tosiendo al instante por los sabores inusuales y desconocidos, escondió sus labios tras su mano intentando contener los sonidos, logrando hacerlo cuando el escozor disminuyo dejándole un agradable sabor de boca –deberias agradecerle de mi parte- murmuro estirando la mano para tomar las gafas y observarlas mas de cerca le parecía que nunca antes se habia puesto a observar detenidamente porque mas importante le parecía lo que habían detrás de ellas.

-es perfecto…- aseguro dejando la cuchara a un lado y colocándose las gafas que le pesaron en el puente de la nariz y sobre las orejas no acostumbrado a un objeto de aquella calaña -¿ves algo sin ellas?- le cuestiono parpadeando repetidas veces, las cosas lucían borrosas, mas como manchones que como objetos vistos atraves de aquel cristal, intento enfocar el rostro de Soren abriendo mucho los parpados y después entrecerrándolos, nada, seguía siendo aquella silueta difuminada.

(( Esto es lo que estás comiendo: http://farm1.static.flickr.com/87/231538892_93810712e3.jpg
http://www.fifo.sg/photo/show/54/600x1000/image.jpg ))

Le vió atragantárse con la comida y sonrió ampliamente, temía que fuera a rechazar la comida que con tanto esfuerzo había logrado llevar hasta allí, tenía que aceptar que él no la había preparado, pero de su bolsillo si habían salido los ingredientes y EunMi había pasado toda la madrugada anterior preparándolos para que estuvieran frescos en el momento de ser consumidos. No estaba seguro tampoco de su sabor, pues no pudo probarlo, pero EunMi dijo que le había hechado muy poco picante para que el paladar del chico no se resintiera.

- Borroso, veo borroso las cosas de lejos, porque cuando morí como humano tenía problemas de visión y cuando te vuelves vampiro te quedas tal cual y como eras en el momento en el que te convierten... así que, cegatón estaré por el resto de mis días - Respondió cuando Anuar le quitó las gafas y se las puso, le miró inclinándo la cabeza un poco ¿Porqué demonios se veía tan sexy Anuar con sus gafas? se preguntó parpadeándo y sintiéndo de nuevo las mejillas levemente coloradas. Además había dicho que estaba perfecto y eso le llenó gozo interior.

- P-prueba esto, son raices chinas al vapor con salsa de Soja - Agregó acercándole el platico que contenía las raices - Son muy nutritivas, llenitas de proteinas - Le informó alzándo un dedo en el aire - Debes comer bien, estar saludable y vivir mucho tiempo... -

Esperaba que terminara de comer para mostrarle la otra sorpresa que seguro le iba a encantar, o eso esperaba él, conciéndo a Anuar a lo mejor nunca lo sabría por su rostro, pero esperaba que fuera agradable y que fuera una experiencia que no olvidara en mucho tiempo, después de todo ese era un buen motivo para celebrar.

Observo el lugar con las gafas puestas percatándose de figuras que antes no habia logrado distinguir –creo que pronto necesitare- murmuro pensando en lo costoso que le habia sido vislumbrar algo del lejano Paris alla a sus pies aunque no era algo que le turbase los pensamientos ni mucho menos sabia bien que no llegaría a usar aquellos artefactos aunque no lograse ya distinguir el blanco del negro.

Tomo el plato que Soren le ofreció percatando de cómo las gafas caian por el puente de su nariz cuando agacho la mirada para ver lo antes descrito y sentir el vapor subir por su rostro empañando asi los cristales frente a sus ojos, sonrio de medio lado quitándoselos para regresarlos a su dueño original aquel que realmente necesitaba de ellos para poder andar con naturalidad.

-no me agrada- aseguro comiendo la comida y no refiriéndose a aquello con su negativa –supongo que es comprensible…pero me siento hostigado a comer- le indico recordando la comida que habia rechazado en el trayecto a aquel lugar, sencillamente su cuerpo no podia soportar tanto de un dia a otro la costumbre de cuatro años comenzaba a pesar en su organismo.

-pero esta vez te dare gusto- le indico y era una forma de no aceptar que la comida era un manjar para su paladar quizá no mejor que la sopa de verduras o bastante diferente aquel parecía un banquete y el anterior parecía haber aliviado algo mas que su estomago, tiro de otro plato hacia el para comenzar a comer degustando los sabores en su paladar.

Siguio comiendo hasta que del contenido de los platos no quedo mas nada que diminutos restos de los mismos que servían solo como referencia de lo que antes los habia llenado, suspiro ampliamente reclinándose sobre la silla quizá habia comido demasiado rápido. Usualemnte por fisiologia humana sabia que despues de comer solia dar sueño mas habia dormido ya tanto que aquello no era problema alguno.