Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)

Recuerdo del primer mensaje :

Viernes 7:00 PM.

Cuando Denver detuvo la carrosa, sus manos ateridas por el frío le dolían mientras sostenía las cuerdas que controlaban a los caballos. Se quedó unos momentos sin moverse soplándose las manos en un vano intento de calentarse, el cliente sólo le había dado la indicación de dejar a Anuar en el borde del camino y regresar por donde había llegado. Pero ¿Como iba a dejar a ese jovencito en medio de un bosque en el borde de un camino que no llevaba a ninguna parte sin nisiquiera un candelabro? De repente se encontró pensando en lo peor. ¿Y si el cliente lo que quería era asesinarlo y que no hubiesen testigos? Porque en ese lugar hinóspito sería la carnada perfecta, el cuerpo podría ser escondido y jamás encontrado por la policía...

¿Tendría el chico una deuda pendiente con algún señor poderoso? ¿Estaría metido en un lio pasional? Pobre muchacho, con esa carita inocente que tenía. Denver comenzaba a sentir el remordimiento de consciencia carcomiéndolo por dentro, pero él era sólo un conductor ¿Que podía hacer para cambiar el destino oscuro de ese pobre y desnutrido joven?

- Hemos llegado - Anunció bajándo del carruaje buscando un candelabro y encendiéndolo para Anuar quien en algún momento del viaje se había metido dentro del carruaje de nuevo. Karl había dormido un par de horas también y se rascaba los ojos mientras bajaba el baúl con provisiones y lo depositaba en el suelo. El cliente además había dicho que el baúl se quedaba en ese lugar con Anuar.

- Fue un placer escoltarle hasta este lugar monsieur Dutuescu - Comenzó Denver con una sonrisa - Ahora yo debo volver... que Jesus y la virgen le protegan en su infinita misericordia - . Finalizó con un gesto bastante religioso y volviéndo a montar al carruaje, el viaje de regreso sería tedioso, así que probablemente su hijo le relevaría conduciéndo los caballos mientras el dormía un poco.

Le sintió tiritar entre sus brazos y de repente calló en cuenta que su cuerpo debía estar tan frío como el ambiente. Un abrazo de un vampiro no era algo muy confortable después de todo, pensó algo frustrado, debía sentirse como abrazar a un pedazo de hielo muy grande. Soren no había abrazado a otros vampiros porque sólo conocía a uno. Así que no podía estar muy seguro, pero el contraste de sus pieles no debía ser algo agradable.

Le escuchó disculparse, su voz trémula y llena de un sentimiento que antes no había sido evidente. ¿Porque llegaban ellos dos a esos extremos tan absurdos? Pensaba en esos instantes mientras el chico se disculpaba una y otra vez. Aquello era bien extraño, Soren siempre creyó que sería él quien dijera esas palabras a otra persona, que sería él quien fuera incapaz de demostrar lo que sentía, pensó que vagaría por el mundo siendo una persona fría e indiferente (porque asi era) pero lentamente había descubierto que Anuar sacaba de él una dulzura inisual, una actitud completamente distinta al Soren que se mostraba en la Universidad o en la tienda.

Ese era uno de los tantos poderes mágicos de ese chico sobre él.

- Ven - Murmuró alzándolo con facilidad, casi cargándolo por los hombros y conduciéndolo de nuevo al estanque a pocos metros de ella, se metió con el humano allí y el calor del agua fue agradable y delicioso, lo atrajo contra si mismo, sintiéndo el cuerpo de Anuar aún más liviano por la falta de gravbedad bajo el agua y lo abrazó de nuevo - Gracias por decírmelo - Le comentó acariciándo el cabello húmedo y despejándo el flequillo de su frente, para poder apreciar su rostro - Ahora se que esa indiferencia no es por mi culpa y aprenderé a quererla también -

La calidez del agua le reconforto aunque bien sabia que los cambios de temperaturas tan bruscos no eran buenos para el cuerpo, lo sabia porque lo habia leído y lo habia ya experimentado en antaño, no le abrazo porque su cuerpo se sentía incapaz de sujetarse por su mismo seguramente y si le soltaba terminaría hundiéndose entre las aguas con aquel desgano que se habia apoderado de su cuerpo.

¿Esque a aquellas altura son habia logrado comprender que la indiferencia que le acompañaba venia de sus inicios y no por el? Cierto era que en algun momento inclusive Angeliqué debía conocerla, porque sus recuerdos no olvidaban las palizas e injurias recibidos por su padre aparentemente no habia quedado marcado su cuerpo pero su alma era quien recibía los impactos deformándose atraves de ellos ¿Qué veria quien pudiese ver mas alla de su cuerpo? Una plasta blanca, parchada y agujereada, deforme y faltante quizá de algunos trozos, zurcidos otros con distintos colores seria posiblemente un objeto sin valor a ojos ajenos.

No se habia percatado que el flequillo ya no estaba sobre su frente sus pensamientos salieron entonces disparados en todas direcciones, contándose a los arboles, al cielo y al viento, hundiéndose en el agua atravesando el cuerpo de Soren estaba ahora indefenso se sentía desnudo aunque lo habia estado ya y lo estaría de por vida.

-uno no aprende a querer- le indico por segunda vez quizá ya antes se lo habia dicho aprenderían a llevar una relación no a quererse porque no habia lecciones para aquello que fácil seria sino y que absurdo también seria tan fácil como conseguir un maestro o un libro y seguir las lecciones al final terminaría queriendo, negó contra su hombro rodeando su espalda con sus brazos, observo su cuello unos instantes besándolo con suavidad, atrapando la piel entre sus labios humedeciéndola aun aparte del vapor y el agua que la hacían brillar en un errático camino que finalizo sobre su clavícula, recorrió con sus manos el surco de su espalda hasta donde terminaba.

-solo prométeme…no quiero una marioneta que cumpla mis caprichos o deje de realizarse por mis deseos, las relaciones no son de uno, quiero una persona…un vampiro que siga sus ideales aun si esos van contra los mios, que no deje de ser el, porque no te dejare amenos que me lo pidas- asevero y lo habia comprobado ya era capaz de querer aun la mas retorcida de las demencias porque entre locuras se comprendían, alzo su rostro apoyándo los labios sobre los ajenos, un roce apenas perceptible entreabriéndolos para inmiscuir algo mas que solo su lengua con aquella suavidad que ni el peor de los males podria desaparecer.

El chico decía que no se aprendía a querer, pero Soren por el contrario, sentía que él había aprendido a quererlo en ese poco tiempo que llevaban juntos. Él lo sentía así, porque cuando se habían conocido y le había salvado del hombre lobo no sentía nada por él, no le apreciaba como ahora, ni siquiera le atraía físicamente. Pero entonces vino la cita y hablando con él, descubriéndolo poco a poco, comenzó a sentir esa fuerte necesidad de tenerlo a toda hora a su lado, desear sus labios sobre los suyos, desear sus caricias e infinidad de cosas más. ¿No aprendía a quererlo cada vez más?

Cerró los ojos sobrecogido por la sensación de sus labios en su cuello. No sabía porque era tan sensible en esa parte de su anatomía, porqué las caricias, besos o lo que fuera en ese lugar le hacían temblar todo el cuerpo con deliciosas vibraciones, quizás era ese también uno de los tantos poderes mágicos de Anuar, hacerle sentir así, con tan poco, con unos simples besos inocentes en esa área, con su deliciosa parsimonia y delicadeza. Tembló ligéramente cuando sus manos recorriéron su espalda y se detuvieron en donde esta terminaba.

- Esta... bien - Susurró con voz algo entrecortada por la sensación, entonces pareció pensárselo mejor, la idea de lo que el chico dijo despertó algo en su interior. Sabía que el chico se refería a otro tipo de cosas, más de índole espiritual, pero no podía dejar pasar una oportunidad así.

- ¿Eso significa que puedo hacer lo que yo quiera aún encontra de tu voluntad? - Preguntó con voz más bien pícara y correspondiéndo el beso del chico con más intensidad, atrapando su lengua que apenas si le rozaba disimuladamente, besándolo como había querido hacerlo duránte esas dos semanas en que no lo había visto. - ¿Puedo mostrarme como lo que realmente soy? ¿Aún cuando sea todas esas cosas que tanto odias? - Agregó separándo los labios, mirándole fijo a los ojos, ¿Estaría preparado Anuar para conocer lo que se escondía en la oscuridad de su interior? Esa fuerza extraña que tomaba consciencia de vez en cuando y que siempre reprimía cuando estaba con el chico por miedo a ser rechazado.

No jueges con fuego Soren si no quieres quemarte. Vamos héchalo todo a perder, dejándome salir, estaré más que feliz de que volvamos a ser sólo nosotros dos.

Enarco una ceja intentando comprender lo que sus palabras significaban porque era malo cuando se hablaba de bromas e ironías o sorna prefería el lenguaje literal aunque que no sufria cambios en la mente de cada receptor que no dejaba pautas a introducir o mezclar palabras para crear una diferente definición y concepto cada que se escuchaba o leia ese lenguaje era para los poemas y los libros no para la vida.

-si realmente eres eso me gustaría comprobarlo…- porque sentía que le mantenía oculto alguna parte de su vida de su existencia y aunque desconocía cual era sabia que estaba latente ¿Quién era el para negarle ser y hacer? Porque no quería enterarse después que se habia terminado enamorando de una falacia que recubría una dolorosa verdad aceptaría si se trataban de dos verdades mas no asi si solo una de ellas lo era.

-puedes hacer lo que quieras…porque confió lo suficiente en ti como para no temer de ello- indico en voz tersa y baja, subiendo sus manos por su torso hasta su cuello, palpándolo con los dedos para apoyarse ahí rodeándolo con un abrazo porque comenzaba a hacerse una necesidad el sentirle cerca tanto o mas que el aire y el sueño pero no necesitaba ya de ellos cuando su realidad los sobrepasaba con creces.

La curiosidad habia ya causado estragos en su interior haciéndole pensar en todas las cosas que podrían estarle ocultando un vampiro con casi trescientos años de antigüedad debía tener tantas capas como una cebolla porque los años y las experiencias cambiaban a las personas y no debía ser diferente con los vampiros, cerraban un ciclo y comenzaban otro ¿Cuántos ciclos habría cerrado Soren?

-quiero conocer todo de ti, la cuestión seria si me dejarías hacerlo- asevero entonces observándole con aquellos soles por ojos, chocando inevitablemente por la plata que caia del cielo porque el sol y la luna jamás habían estado juntos.

- Todos tenemos diferentes facetas - Comenzó a decir, sus ojos ahora no reflejaban la ternura de minutos antes, ni el miedo, ni la sumición de siempre, sus ojos ahora eran dos esferas azul claro que más bien parecían las canicas con las que juegan los niños, brillantes y curiosos. - No siempre somos el mismo... - Finalizó.

Y entonces supo que había llegado el momento de la verdad, cerró los ojos siendo absorbido por su conflicto, en su oscuridad interior algo moviéndose como una especie de lagartija enorme o como una serpiente lechosa y nauseabunda. Maldad y cevicia puras, escondidas en lo más profundo de su ser. Maldad que tenía consciencia y que él solía llamar el monstruo. El Soren que era capaz de matar sin un apice de piedad o remordimiénto, el Soren lleno de lujuria y pasión.
¿Aceptaría Anuar algo así?

Pequeño humanito iluso. Crees amarlo ¿Crees poder amarme a mi también? Miedo es lo único que deberías sentir.

Abrió los ojos y esos fueron los ojos de otra persona, de un Soren completamente distinto, no podría decir con certeza si el verdadero o la máscara ¿Porque quien era el real y quien la mentira? Ninguno lo era y ambos eran Soren. Sus manos se cerráron como garras en las muñecas de Anuar, inmovilisándolas fácilmente y sus labios se cerraron en su cuello, mordiéndolo aunque sin llegar a hacer brotar la sangre, por que esa era la mejor parte y no iba acabarse el postre de un sólo mordisco.

Mordió el cuello, apenas si presionando los colmillos suavemente, agarrándo con la mano derecha ambas muñecas de Anuar en un movimiento rápido y la otra viajándo descaradamente por su pecho, aruñándole a su paso, sin delicadeza, sin ternura, sólo pasión y deseó desvergonzádo desbordándose en cara caricia, alcanzándo esa parte de la anatomía del chico que deseaba con locura, o si, al monstruo no le importaba aceptar que lo deseaba malsanamente, que quería comerselo lentamente, absorverlo por completo.

Sus dedos finalmente alcanzaron el miembro del chico y jugueteáron con la punta con hábiles movimientos, sin ningún apice de torpesa o inseguridad, porque el monstruo no conocía la duda. El monstruo era determinación pura. Hacía lo que quería, porque era poderoso y escurridiso.

Esto es lo que también soy, un ser que te desea con esa lujuria que tanto aberras, con un deseo carnal y burdo. Odiame entonces por ello, siente asco de mis deseos más oscuros.

Su mirada ahora vacio le sorprendió aunque habia visto ya aquellos ojos en cierta ocasión una que se remontaba al dia mismo en que se habían conocido o la noche si se debía decir, recordaba el lugar en el que entonces se encontraban y le parecía ahora tan distante se habia atrevido a besarlo cuando deliraba en sus brazos se habia atrevido a hacer algo que iba en contra de todo lo que creía en aquellos instantes.

Estremeció ante el contacto de su nívea dentadura sobre su cuello sintiendo que aferraba sus muñecas para impedirle moverse y como su otra mano bajaba vertiginosa lacerando su pecho, compungió el rostro no acostumbrado a aquel trato aunque el dolor era relativo se mezclaba con una excitación inusual y aquello no logro sino recordarle como habían terminado sus encuentros, en un mar de éxtasis y gozo total pero aquella noche no quería sucumbir de la misma manera no por lo menos bajo las manos de aquella lujuria esa noche quien necesitaba conocer el orgasmo no era su cuerpo sino su alma.

Gimio sin poder contenerse ante su tacto un gemido que apaciguo las aguas por unos instantes, ladeo el rostro llevando sus labios al lóbulo de Soren aquel que era o no era, lo mordió con suavidad besándole en un errático camino hasta sus cuello, mas no compartiendo aquella lasciva y deseo que desbordaba el ser sino contrastando con caricias y ternura.

-te conocía ya- murmuro a su oído con el aliento cálido y siseante –y te habías estado escondiendo- recordaba con que firmeza le habia hablado en aquella ocasión con que falta de sentir se habai expresado ahora, ahora no creía poder hacerlo porque ahora sentía un profuso e inmenso cariño por todo lo que era y lo que no y si aquel monstruo albergaba en su interior no quedaba mas que amarlo u odiarlo y de odiarlo desearía no haberle conocido.

Le escuchó gemir apenas y deseó que ese sonido fuera un grito desgarrador, que se descontrolara por completo y lo que saliera de su boca fuera un grito lleno de pasión. Porque el monstruo no soportaba la idea de ver a Anuar tan tranquilo y tan controlado. Si, eso era lo que odiaba en él, su control. Como podía siempre medir sus movimientos y acariciar de esa manera tan suave. Él odiaba ese control, porque queria verlo enloquecer, quería verlo perderse en su oscuridad, porque todo el mundo tenía una oscuridad interior, todos guardaban algo que reprimían por miedo a ser jusgado y también por miedo a desconocerse así mismo.

Sintió sus besos en el cuello y oreja y posteriormente sus palabras. ¿Que lo conocía? ¿A mi? ¿A nosotros? Mocoso, tu no sabes quien soy. Si lo supieras no podrías soportar la idea de que quisiera violarte de esta manera.

Rió con una risa que pareció más bien macabra. Una risa impropia en el Soren de siempre - ¿Me conoces? dices - Se burló y mordió su barbilla, luego levantó el rostro y se quedó mirándolo a los ojos.

Tu no conoces la luguria y la verdadera pasión. Pero no te preocupes, te daré una pequeña muestra. Veamos si luego de esto, me odias como deberías.

Sus ojos se perdiéron en los del chico y su mente poderosa penetró en la del chico, deslizándose como una serpiente, activando la técnica de manipulación de los sentidos. Sintió algo de resistencia, de la misma manera en como se había resistido la primera vez, Anuar tenía una mente fuerte y era un poco más difícil de manipular, difícil más no imposible. Empujó un poco más, concentrándo sus ondas cerebrales en afectar el sentido del tacto.

Le escucho ladeando levemente el rostro para captar mejor aquel sonido que mas pareció manar del mas recóndito lugar en el averno proveniente de un ser despiadado que a base de torturas y asesinatos se habia ganado el lugar en aquel remoto sitio que a cada dia le parecía menos distante.

-no en demasía- murmuro sintiendo sus colmillos rozar su mentón y no asi hacerlo sangrar ¿Por qué distaba tanto un Soren del otro? Como si no fuesen la misma persona cuando en esencia debían de serlo el tenia también una vocecilla que le dictaba hacer o no hacer pero jamás la obedecía porque era el mismo la parte no cuerda de el o quizá la elocuente, cual fuese el caso con los años la voz parecía haberse extinto hasta algunas palabras al año que no lograban hacerle creer que se trataba de otro ente.

Apretó los parpados sintiendo como le empujaba a aquel abismo en el cual no deseaba caer la ultima vez habia permitido tumbarle hacerle sentir el viento sobre su piel ahora, ahora no deseaba hacerlo mas el empuje era horripilantemente constante, con una fuerza en que tarde o temprano terminaría por ceder porque a cada segundo su mente se desgastaba, cerro los puños con fuerza tirando suavemente de sus brazos aun sujetos por una de sus manos, compungiendo el rostro oponiéndose aun.

-¿Qué planeas lograr con esto?- le cuestiono estremeciendo por su tacto sintiendo como su cuerpo reaccionaba aun en contra de sus deseos.

Notó como el chico hacía un gran esfuerzo por no caer, aquello era admirable, pocos humanos tenían tanta tolerancia a los poderes mentales, siempre había pensado en las personas como marionetas fáciles de manipular, pero encontraba en Anuar una recistencia digna de un joven que estaba 100% seguro de sus convicciones, ¿Era tan fuerte su moral y ética? ¿Era tan grande su seguridad?. Notó com sus manos se empuñaban con fuerza intentando soltarse, los nudillos se hacían blancos por la fuerza e increiblemente todo eso, contrario a lo que cabiese esperarse, le exitó mucho más.

- Quiero llevárte más allá de tus límites - Ronroneó con una voz que más bien parecía tener un éco, como si no fuera pronunciada por las cuerdas vocales en su garganta, sino como si fueran directamente pronunciadas en su mente. Porque ahora él estaba dentro, moldeando las sensaciones de su cuerpo y volviendo su sensibilidad aún más aguda, quería que muriera de placer con un sólo roce, quería que esa mente siempre lógica y reflexiba, se rindiéra a las sensaciones del cuerpo sin verguenza alguna.

Su mano volvió a posarse en la entrepierna del chico y esta vez fue completamente distinto. Porque sabía que su cuerpo reaccionaba distinto, la mente tenía el poder de convertir algo pequeño en una mágica odisea, así de compleja era y el cuerpo no podía más que obedecer y reaccionar a esos impulsos neuroquimicos enviados a través de sus nervios.

Apenas si lo rozó, acarició la punta, en circulos, con la llema de sus dedos, observándo atento la reacción en su rostro, exitado con la posibilidad de volver a Anuar loco...

¿Crees que te puedes mantener siempre así de frío e indiferente? Ni una mierda, te mostraré el otro lado del umbral, destruiré esa máscara de niño bueno lleno de pudor y principios.

-¿Qué sabes tu de mis limites?- le cuestiono con la seriedad que su rostro no era ya capaz de demostrar, se mantenía firme aun sin caer del abismo, aunque prácticamente con un pie sobre aquella profundidad aguardando solo que diese un leve traspié para caer porque trepar después seria un intento inútil.

Sus respiración se agito al tiempo que sus parpados se abrían con lentitud para toparse con aquellas esferas azuladas que parecían duras, como dos piedrecillas o escarabajos, faltos de cualquier sentimiento ajeno a la lujuria que se denotaba en cada una de sus acciones, en la forma en que le observaba y el, decidía contenerse aun negándole el goce de verle sucumbir ante sus acciones.

Intentaba mantener su ritmo estable, apretando los parpados con fuerza y compungiendo su rostro en un gesto que iba mas alla de lo erótico se resistía a disfrutar los impulsos que su cuerpo le manaba, aunque este si reaccionaba comenzando a hacer una erección sin su consentimiento ni aceptación.

Escondió su rostro contra su cuello quizá pudiese atar sus manos y acariciar su cuerpo pero no podia hacer tres cosas al mismo tiempo asi cuando menos no debía preocuparse en ocultar esas sensación que se estaban haciendo tan presentes y aun asi intentaba hacerlas retroceder.

Sufrio un amplio espasmo, cerrando las piernas y curveando la espalda ahogando todos los gemidos estrechando sus labios contra la piel del vampiro al grado de casi hacerlos sangrar por la presión entre el hombro y sus dientes con aquella piel tan delicada –mmm- se escucho salir de su garganta ahogándose en su interior.

Su mano agitó el miembro humano con deliciosa parsimonia, despacio, desgarradoramente lento, apretándolo con fuerza entre sus dedos sin piedad alguna, porque el monstruo adoraba la tortura en cualquiera de sus formas y esta era una deliciosa, le torturaría así, hasta hacerlo llegar al límite y le haría rogar por alivio, lograría que ese chico de caracter tan firme y fuerte, le rogara y le pidiera más.

Doblegar su voluntad.
Hacerlo suyo en cuerpo y mente.

Notó su expresión conpugida y una sonrisa llena de cevicia se esparció en sus labios, sabía que era imposible que no sintiera, porque estaba afectando sus sentidops con su técnica, digamos que, los había aumentado, había despertado en su cuerpo receptores y sensaciones que mantenían despiertas normalmente, porque la mente era una cosa poderosa e inexplicable, la mente podía controlarlo todo, del mismo modo como podía cohibirte y obligarte a ser una persona casi frígida, también podía permitirte experimentar un placer que sólo podía conseguirse a través de las drogas.

Los humanos buscaban drogas para permitir al cuerpo y a la mente experimentar placeres extremos, pero era porque ni podían controlar técnicas mentales que les permitiéran liberarse por completo y lograr sentir ese tipo de cosas sin necesidad de agentes externos. El monstruo lo sabía y llevaba años perfeccionando sus habilidades. Por mucha resistencia que el chico pusiera, el la quebrajaría, sólo era cuestión de tiempo.

- Que te recistas así... sólo me excita más - Murmuró escuchando su gemido y mordiéndole descaradamente el lóbulo de la oreja, bajando con sus labios por su cuello sin dejar de acariciárlo para luego sumergirse bajo el agua.

No logro reprimir mas los gemidos producto de aquellas sensaciones recreadas con mayor intensidad que las veces anteriores, cada caricias era un mar de sensaciones que le hacían temblar del solo pensarlas, que erróneo le parecía perecer ante el deseo y el placer de un acto tan falto de sentir, porque aquella parte de Soren no quería hacerle gozar sino rogar, desquiciarlo y no sabia cuanto mas podría combatir, apretó sus labios con mas fuerza reprimiendo los gemidos contra su piel.

¿Le excitaba? ¿Qué clase de loco masoquista era aquel? Sus labios se rozaron contra su mejilla cuando comenzó a besarle, quería que detuviese todo ya mas adelante quizá no podría seguir resintiéndose hasta como ahora lo estaba haciendo que si bien no de una forma perfecta no habia caído a sus brazos rogándole por sus caricias–no veras un cambio- le indico en voz baja observando como el rostro del vampiro se perdia bajo el agua, bajo la mirada al instante observo la mata de cabellos castaños ahora completamente húmedos, sus parpados se abrieron de hito en hito dejando resplandecer aquellos orbes de miel en el deseo y la negación.

-aguarda, aguarda- exclamo tirando de sus manos intentando asi hacerlo salir a flote, retrocedió varios pasos hasta que se vio obligado a estirar las manos hasta enfrente estirando tanto cuanto podia su cuerpo, queriendo alejar aquella mano que se cernía fuertemente a el, tembló nuevamente sintiendo como la piel se le erizaba haciéndole sentir por segundos en una inmensidad de placer.

-¡detente!- bramo jadeante sintiendo su cuerpo reaccionar a todos aquellos estímulos, el calor se hizo sofocante al grado de hacerle despedir perladas gotas de sudor que se perdían en el resto del agua del manantial, cerro los parpados esforzando por razonar con naturalidad miles de pensamientos indecorosos surcaban ahora sus pensamientos, agito la cabeza intentando hacerlo caer.

-¿Así? - Murmuró con una voz entre juguetona y burlona, ya comprobaría eso. Porque estaba dispuesto a llegar hasta el límite. Soren era un maldito cobarde y eso al monstruo le jodía sobremanera. Siempre que las cosas se ponían interesantes, Soren y su torpeza terminaba por hechizarlo a perder. Ahora era finalmente su momento de gloria. El chico le había pedido voluntariamente a Soren que se mostrara tal y como era y no como una marioneta que obedeciera sus caprichos.

Pues bien, ese también era Soren, un hombre con deseos carnales, uno al que le gustaba dominar, uno que encontraba placer en las súplicas del otro. ¿Sádico? Oh si, y eso que aún no había probado la sangre.

Le escuchó pedirle que se detuviera y casi se hecha a reí con ganas. ¿Detenerse él? Nada ni nadie pedía al monstruo nada, nadie podía exigirle, porque él era fuerte y su carácter inquebrantable. No como ese tonto de Soren, maleable y fácil de manipular. Su mano continuó moviéndose, acariciando al chico con lentitud, frotándole deliciosamente, su cabeza ahora sumergida bajo el agua, sus labios cerrándose sobre la punta de su miembro, lamiendo con su lengua la sensible y delicada piel mientras continuaba el trabajo con su mano.

¿Qué estás haciendo imbécil?
Una voz, un eco en lo más profundo de su mente, resonó nitidamente.

¡Cállate Soren, no te metas en esto!
Le gritó de regreso (en su mente claro) y su boca se cerró por completo en la hombría de su amante.

Grito ahogando el sonido rápidamente mordiendo sus labios su espalda se arqueo con un oleaje de placer que amenazaba con hacerle caer, sus piernas temblaban apenas y logrando mantenerle en pie –Dios- murmuro en un tono apenas y audible, cerniendo sus manos al cabello del vampiro, jalándole con suavidad intentando alejarlo aunque no se notaba un afán pronunciado en sus acciones, deseaba y no deseaba, quería y no debía, o debía y no quería, su mente ya no razonaba su nariz rozaba el agua por lo curveada que su espalda se encontraba jadeando indecorosamente porque aquellas caricias y lamidas le hacían estremecer.

-y-y-ya…detente- le pidió con los parpados cerrados, apretando ahora con mayor fuerza sus cabellos bajo el agua tirando de estos hacia arriba aunque sus manos querían mejor hacerlo hacia enfrente su mente se resistía aun a dejarse gozar por esas experiencias y esa boca que no parecía la que antes conocía.

Sus caderas se impulsaron hacia enfrente y por un segundo pensó que se vería salvado de sus caricias cuando el aire se escapara de sus pulmones pero… ¿los vampiros no respiraban cierto? El no quería follar, como ya antes se habia mencionado sencillamente porque si, necesitaba un motivo para hacerlo y aquel, el deseo no le era suficiente necesitaba aquel sentimiento extra que aquel Soren con ojos de hielo no despertaba en el.

Las piernas le flaquearon obligándole a apoyarse del vampiro bajo de el, preguntándose quien de los dos lograría caer antes, su cuerpo sufrió un pronunciado espasmo y sus labios pronunciaron nuevamente aquellas incoherentes palabras que resonaron apagándose en los altos pinos.

Aún bajo el agua notó el espasmo recorrer el cuerpo del chico. ¿Iba a llegar tan pronto? pues no le dejaría. Ese orgasmo sólo sucedería cuando él lo permitiera. Dio un par de últimas lamidas al chico antes de emerger en la superficie, el cabello pegándosele al cráneo casi como un casco de guerra, calléndo en delgados hilachos de cehizo oscuro, sus ojos azules claro como el cielo matutino que nunca más volvería a ver, fijos en las canicas doradas de Anuar. Sonrió, una sonrisa de absoluta seguridad y suficiencia. Los mortíferos colmillos manifestándose entre sus labios, una visión tan erótica como terrorífica no común en él.

- Tu no quieres que me detenga - Aseveró con franqueza. Aún sin soltarle las manos, con la que tenía libre aprisionando el miembro del chico como una tenaza de cangrejo o como los tentáculos de un pulpo - Si así fuera no lo tendrías tan duro -

Como le gustaba observar el sonrojo en las mejillas de Anuar, saber que se resistía a pesar de todo, que intentaba vanamente controlar lo incontrolable, que su mente estuviera en comunión con su cuerpo. Pero sabía de sobra que no podría resistir por mucho tiempo, después de todo era un hombre y el placer era el pecado más seductor par cualquier tipo de creatura.

Se relamió los labios con lacivia sin dejar de acariciarlo y entonces, decidió ir un poco más allá, le tomó por las caderas y le sentó sobre una roca de las tantas sumergidas bajo el agua, el chico ahora tenía el agua un poco por encima del ombligo, levantó las manos de Anuar por encima de su cabeza y prácticamente se montó sobre él.

- Di que no quieres follarme - Le susurró rozándole los labios apenas y por debajo del agua, rozándo también la punta del miembro del chico contra su propio cuerpo, preludio del desquiciánte lugar en donde lo quería meter.

¿Qué no quería? La cabeza comenzó a darle vueltas como si estuviese encima de una rueda una que no se detenia por mas que se lo pedia y gritaba, porque estaba a punto de comenzar a soltar blasfemias en su lengua natal, estaba a punto de maldecir a aquel ser que comenzaba a sacar lo peor de si, de ambos -¿puedes leer acaso mi mente?- le cuestiono negando por lo menos el Soren a quien el conocía no podia hacerlo ¿no debían tener ambos las mismas habilidades? Dedujo que si aunque bien podría equivocarse.

Le observo respirando agitadamente, intentando razonar su aseveración y cuando por fin lo logro su rostro se ruborizo por lo que era obvio y aun asi pretendía negar –solo es mi cuerpo el que reacciona- le indico jalando aire por la boca como si lo que entraba por su nariz no le fuese ya suficiente para mantenerse en pie y no colapsar.

El tacto de la roca contra su voluntad fue aberrable, la áspera superficie rozaba las piel de sus glúteos y piernas mas que de una forma agradable con dolor amenazando con causar raspones y magulladuras , por si fuese poco la brisa gélida se mezclaba con los vapores del agua enfriándolos, haciéndole sentir escalofríos que erizaron su piel tensándole el cuerpo y haciéndose evidente en su pecho, el cuerpo humano era una trampa mortal reaccionaba a estímulos que en ocasiones la persona por esencia y no objeto no quería hacerlos notar, caía ahora el en aquella fullería.

Intento zafarse nuevamente de su agarre mas su fuerza era nula prácticamente inexistente a comparación de la del vampiro, no pudo evitar pensar en introducirse en el de una estocada ya antes lo habia hecho y el placer no habia tenido precedentes, comenzó a palidecer olvidándose de respirar al intentar contener su cuerpo de los impulsos que quería llevar a cabo –no quiero…no quiero follarte- le indico rozando sus labios al hablar, su rostro cambiaba de gestos a cada segundo.

¿Mentía? No y si aquella parte de Soren habia estado presente aunque fuese observando la primera ocasión en que habían estado juntos podría saber que follar no le era suficiente y no pretendía que ahora se convirtiera en una extraña necesidad –Soren basta- le pidió en voz baja echando su cabeza hacia atrás y de lado, no podia seguirse viendo en aquella situación o Dios no podia mas.

-¿quieres tu follarme?- le cuestiono exhausto, si cansado de reprimirse acerco sus labios a los del vampiro rozándolos al hablar con un gesto casi erótico –porque yo solo quiero regresar a la cabaña- sonrio alejando su cuerpo cuanto pudo lo cual no fue demasiado, la roca bajo el parecía una lija incapaz de moverse por miedo a herirse se quedo observando aquellos orbes frívolos que desconocía –te dije que no verias un cambio…- asevero respirando agitadamente con el rostro rebosante de gozo y aun asi pretendiendo aun negarse, negar su mente a aquel placer.

Claro que era sólo su cuerpo. Lo sabía perfectamente y aún así insistía en torturárle y avergonzárle con esas preguntas. No podía leer su mente pero imaginaba sus vanos intentos por obligar a su cuerpo a no sentir. Porque el chico realmente parecía esforzarse por mantenerse indiferente al contacto, aún cuando el cuerpo le temblaba de placer. Pero el monstruo no podía evitar excitarse más con todos esos gestos y esos intentos de detenerle.

Adoraba ver como los estimulos ponían su piel más sensible que nunca y como su cuerpo reaccionaba inmediátamente, disfrutaba de una manera cruel, esa contradicción cuerpo-mente del chico y se preguntaba con una curiosidad malsana que pasaría si el chico llegara hasta el límite. ¿En que tipo de persona se convertiría al liberarse de algo de lo cual se había estado reprimiendo toda la vida?.

Decidió entonces ponerle de nuevo a prueba y esta vez le soltó las manos. Le liberó para que hiciéra lo que quisiéra, sus manos se aferráron a su cintura y se deslizó sobre él permitiéndo que le penetrara, el dolor que había experimentado semanas antes cuando lo habían hecho por primera vez se manifestó de inmediato, pero eso al monstruo no le importaba, porque él disfrutaba del dolor a la par que del placer. Cerró los ojos mordiéndose el labio inferior mientras era penetrado de una sóla vez y cuando creyó que el chico no podría ir más profundo, los abrió para susurrarle - Pues si, si quiero que me folles -

Luego le besó, envolviéndolo con sus brazos y atrayéndolo más contra su cuerpo si era eso posible, volviéndose uno con él como aquella vez. Su lengua buscando desesperadamente dentro de su boca.

Deténte, ¡maldita sea! ¡para!
Gritaba aquel eco en su interior, resonando en su cabeza como una pelota que rebotaba en una habitación vacía.

Se sintió aliviado al sentir sus manos al fin, su primero instinto fue empujarle mas gastaría en vano sus fuerzas en ello de modo que se limito a apoyarse de la roca bajo el, apretándola con fuerza aunque esta no sufria ninguna malformación, el tacto frio del vampiro se poso en su cintura cerro los ojos viendo venir lo que seguía.

Grito compungiendo el rostro de placer y mas nada, bajo la mirada intentando esconder su rostro en la sombra que el flequillo le daba a sus facciones, cubriendo hasta donde su nariz comenzaba como un rostro sin ojos y era mejor asi en ellos de denotaba todo lo que sentía y no se atrevía a pronunciar porque le deseaba quizá mas no se permitía tales lujos.

Basto de una estocada para abrirse paso nuevamente sintiéndole estrecho aunque era una sensación ya antes experimentada ¿Por qué entonces ahora le resultaba tan poco familiar? Sus piernas temblaron por un recurrente espasmo, que aberrante sonaba todo aquello porque en efecto eso era lo que estaba haciendo, no existía aquella suavidad y sensibilidad de las demás ocasiones, no sentía la necesidad de besarle y abrazarlo de decirle aquellas palabras que tanto daño parecían hacerle el vampiro casi como si le produjeran pesadillas.

Sus labios le regresaron a la realidad, sus manos se afianzaron de sus piernas y su lengua le busco anhelantemente mas faltos de aquella delicadeza que eran muestra solo de su cariño y preocupación porque a si sin mas parecían haberse extinto, sus labios bajaron por su cuello casi hasta su pecho donde se detuvo apretando su piel con fuerza, porque era un tira y afloja que nadie parecía estar ganando, beso sus labios con rapidez sabiendo que en cuanto comenzase con un vaivén de caderas no lograría contenerse mas la presión contra su hombría le desquiciaba.

-la persona que me importa bien sabe que no follaria, asi que quítate y déjame ir- le…¿exigió? Aun no lograba comprender de donde seguía sacando el coraje de negarse a lo que anhelaba lo anhelaba si mas no de aquella forma no con esta lasciva sin nada por detrás no de unas caricias huecas y besos faltos de cualquier cosa ajena a la lujuria, coloco sus manos sobre la cintura del vampiro empujándolo.

El chico besó su cuello y finalmente volvió a sus labios, esta vez el beso no estuvo lleno de pasión como el que él le ofrecía, abrió los ojos extaciado por sus propias sensaciones y por supuesto por las causadas en el otro, entonces fue cuando Anuar habló:

-la persona que me importa bien sabe que no follaria, asi que quítate y déjame ir-

¡El monstruo dejó escapar inclusive una risa! Hechó la cabeza hacía atrás y rió con ganas, aunque fue una corta carcajáda, cuando se irguió se quedó mirándo al chico sin poder creer lo que había dicho. ¿La persona que le importaba? ¿eh? ¿Entonces él que era? Él era Soren, ambos eran el mismo. ¿Que tipo de cariño era ese en el que solo quieres lo más cómodo y agradable de una persona?.

- Mírame bien Anuar - Le dijo, tomándo la barbilla del humano entre el dedo pulgar y el índice, atrayéndo el rostro hacía el suyo pero sin besarlo - Yo soy Soren, nosotros somos Soren, la persona que te importa está aquí mismo, porque soy tan real como él -

Lo sabía, ¡lo sabía! Este chico no soportaría la verdad. Fuiste sabio en reprimirme todo este tiempo Soren.

Comenzó a mover las caderas suavemente, deslizándose fácilmente ayudado por el agua, un vaiven lento y bastante contrario a las caricias apasionadas de antes. Mordió su labio inferior y lo chupó con ganas, luego lo lamió delicadamente.

- ¿Que vaz a hacer entonces? - Le preguntó alejando los labios sin detener los movimientos con su cadera, disfrutando de la deliciosa sensación en su interior - Dijiste que no querías un títere que sólo obedeciera tus caprichos... - Tomó una de las manos de Anuar que seguía posada en su cintura y la condujo hasta su miembro deseoso de caricias - Puedo convertirme en esa marioneta si así lo deseas y reprimir este lado de mi... quizás dejaría de importarte si no lo hago ¿no es cierto? -

Tonto Soren, ¡tonto! vaz a perderlo. Maldita sea deja de jugar.

-¿en que momento dije que no fuese asi?- sabia bie aquello pero ¿en que momento habia decidido tomar el fuego con las palmas de las manos desnudas, se quemaba ahora con un dolor que en antaño habia conocido y que en los últimos días y semanas, meses quizás se habia vuelto paulatino, haciéndose presente para después desvanecerse en lapsos de tiempo cada vez mas diminutos suponía que al final a cada minuto sufriría aquellas sensaciones poco placenteras.

El vaivén de caderas le obligo a sujetarle con mayor fuerza negando internamente no queriendo saberse tan falto de convicciones y opiniones ¿Qué seria de un hombre que un segundo dia hacia algo y al instante cambiaba de parecer sin fundamento alguno? El lo hacia a cada instante y ahora se esmeraba erradamente en no hacerlo en ir en contra de todo lo que conllevaba ser hombre y humano.

-si dices que ambos son uno…no deberías porque reprimirte por mi- murmuro de forma casi burlesca y se dice casi pues la sorna y bromas no eran usuales en el era como si el azar se hubiese encargado de no permitirle aquel don de todos. Sonrio porque parecía haber ganado aquella lucha mas siempre que algo se ganaba otra cosa se perdia ¿Qué habia perdido el?

No le negó sus caricias, su mano se cernió a su miembro acariciándolos con delicadeza rozando su mentón con sus labios -¿Qué acaso no pueden vivir juntos?- le cuestiono porque parecía alguna especie de bipolaridad, Soren era el monstruo y el monstruo era Soren…no el monstruo vivía en Soren ¿o era acaso que Soren no existía? Que confuso se volvia todo –cuéntame mas de ti- murmuro porque era aquel el lado del cual Soren jamás se habia hecho conocer y quería saber, la curiosidad le carcomía como el peor de los males.