AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Una tediosa noche
2 participantes
Página 1 de 2.
Página 1 de 2. • 1, 2
Una tediosa noche
El calor de las llamas hacia que el ambiente se sintiera levemente caldeado y pesado, las luces que producían las velas iluminaban las distintas mesas pero mantenía las esquinas más distantes totalmente oscuras. Y en uno de esos rincones se encontraba sentado Yízo, en el piso junto a un mueble intentando no quedarse dormido, tarea que se le dificultaba bastante dado lo tranquilo que estaba todo en la sala.
Eran muchas las tareas que tenía que cumplir dada su condición, o al menos cuando estaba en algún ámbito social, debía cuidar de Oswald y pensar en sus necesidades incluso antes de que él mismo supiera que lo necesitaba. Era tarea de Yízo el pensar si mas tarde el amo podría necesitar un abrigo, si podría ensuciar sus zapatos con el barro de las calles, si tendría que cubrir a alguna dama mientras paseaban por las plazas, y prepararse adecuadamente para cuando esa situación aconteciera.
Pero de todas sus tareas sin duda la más tediosa era esta, el tener que esperar en silencio mientras las reuniones sociales de su amo acababan. Esa noche había tocado actividades de lo más entretenidas, pintar siluetas, jugar a las cartas y ver como la hija mayor de los anfitriones tocaba el piano, la muchacha ya había sido presentada en sociedad, pero ese tipo de eventos le servían para poder verse con posibles prometidos en un ámbito puro y controlado.
Claro está, Oswald ya había desaparecido de la escena hacía un buen rato, probablemente estaba en ese momento en medio de una “reunión de negocios” con alguna nueva víctima de sus encantos. Por lo que a Yízo le tocaba el ser paciente y comportarse como correspondía a un buen esclavo, estarse quieto y no interrumpir a los importantísimos invitados.
Sus esfuerzos por mantenerse espabilado no rindieron frutos, y luego de cabecear durante más de una hora quedó finalmente profundamente dormido. A su parecer habían sido solo unos segundos, pero no podía estar seguro, el esclavo despertó sobresaltado cuando uno de los sirvientes que pasaba atendiendo en las distintas mesas le dio un ligero toque con el pie al pasar. Tardó unos segundos en ubicarse en tiempo y espacio, había tenido una de sus habituales pesadillas de tiempos pasados, y en el presente lo recibía la mirada inquisitiva de un criado.
Yízo agachó la cabeza e intentando que nadie lo note se dirigió afuera, el aire fresco de la noche le sirvió para despabilarse, despejando así la escalofriante sensación que le había dejado su maldito sueño.
Eran muchas las tareas que tenía que cumplir dada su condición, o al menos cuando estaba en algún ámbito social, debía cuidar de Oswald y pensar en sus necesidades incluso antes de que él mismo supiera que lo necesitaba. Era tarea de Yízo el pensar si mas tarde el amo podría necesitar un abrigo, si podría ensuciar sus zapatos con el barro de las calles, si tendría que cubrir a alguna dama mientras paseaban por las plazas, y prepararse adecuadamente para cuando esa situación aconteciera.
Pero de todas sus tareas sin duda la más tediosa era esta, el tener que esperar en silencio mientras las reuniones sociales de su amo acababan. Esa noche había tocado actividades de lo más entretenidas, pintar siluetas, jugar a las cartas y ver como la hija mayor de los anfitriones tocaba el piano, la muchacha ya había sido presentada en sociedad, pero ese tipo de eventos le servían para poder verse con posibles prometidos en un ámbito puro y controlado.
Claro está, Oswald ya había desaparecido de la escena hacía un buen rato, probablemente estaba en ese momento en medio de una “reunión de negocios” con alguna nueva víctima de sus encantos. Por lo que a Yízo le tocaba el ser paciente y comportarse como correspondía a un buen esclavo, estarse quieto y no interrumpir a los importantísimos invitados.
Sus esfuerzos por mantenerse espabilado no rindieron frutos, y luego de cabecear durante más de una hora quedó finalmente profundamente dormido. A su parecer habían sido solo unos segundos, pero no podía estar seguro, el esclavo despertó sobresaltado cuando uno de los sirvientes que pasaba atendiendo en las distintas mesas le dio un ligero toque con el pie al pasar. Tardó unos segundos en ubicarse en tiempo y espacio, había tenido una de sus habituales pesadillas de tiempos pasados, y en el presente lo recibía la mirada inquisitiva de un criado.
Yízo agachó la cabeza e intentando que nadie lo note se dirigió afuera, el aire fresco de la noche le sirvió para despabilarse, despejando así la escalofriante sensación que le había dejado su maldito sueño.
Yízo- Esclavo
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 24/08/2016
Edad : 209
Localización : Paris
Re: Una tediosa noche
Abbey me había vestido como un auténtico niño pijo y rico, como la habían obligado ir a ella al evento que tenía. Sabía que ella no quería ir, estas cosas no le gustaban para nada, pero sus hermanas y las demás personas de la residencia la habían obligado, obligándome ella a mí a modo de venganza el tener que asistir. A mi no me importaba, era una aventura más en nuestra espectacular y divertida vida, pero sabía que poco pintaba yo ahí y encima, no me dejaban llevarme a Tommy, aunque estuviese limpio y suave, como si fuese un oso completamente nuevo.
Dejé a Tommy encima de mi cama, tapado con la sábana para que no tuviese frío mientras yo no estaba con él y me monté en el carro que nos iba a llevar directos al sitio ese donde era la reunión de gente importante. Abbey me hablaba cosas que no lograba comprender, como que era algo importante que no le gustaba nada, algo de prometidos, anillos y sus hermanas que no dejaban de mirarse en pequeños espejos, retocando su feo maquillaje. Me revolví un poco el pelo mientras miraba por la ventana del carruaje, la calle estaba oscura y las pequeñas farolas con velas no lograban iluminar toda la calzada, pero al menos no era una oscuridad total.
Las mujeres pasaron a la reunión acompañadas del señor que me cuidaba, el cual nunca recordaba su nombre y me quedé completamente solo. ¿Y ahora que tenía que hacer? Abbey no me había dicho nada, ni siquiera que fuese a por bichos para boicotear la reunión. Miré al cielo oscuro y un escalofrío me recorrió entero, no me gustaba la oscuridad, me daba mucho miedo.
Comencé a caminar por la calle, esta calle estaba algo más iluminada y podía oír el bullicio que hacía la gente dentro de las tabernas, pero tampoco quería entrar, no conocía a ningún adulto de ahí dentro y podía perderme o que me engañasen... O cosas peores. La puerta que tenía al lado se abrió y un hombre salió de la taberna, no me dio tiempo a frenar y le golpeé con mi cuerpo en su espalda. ―¡AY! Perdón señor, no le he visto... Bueno la verdad que sí, pero no me dió tiempo a parar.― Mis mejillas se pusieron de un color rojo intenso, esperaba que el señor no se hubiese enfadado conmigo por el golpe.
Dejé a Tommy encima de mi cama, tapado con la sábana para que no tuviese frío mientras yo no estaba con él y me monté en el carro que nos iba a llevar directos al sitio ese donde era la reunión de gente importante. Abbey me hablaba cosas que no lograba comprender, como que era algo importante que no le gustaba nada, algo de prometidos, anillos y sus hermanas que no dejaban de mirarse en pequeños espejos, retocando su feo maquillaje. Me revolví un poco el pelo mientras miraba por la ventana del carruaje, la calle estaba oscura y las pequeñas farolas con velas no lograban iluminar toda la calzada, pero al menos no era una oscuridad total.
Las mujeres pasaron a la reunión acompañadas del señor que me cuidaba, el cual nunca recordaba su nombre y me quedé completamente solo. ¿Y ahora que tenía que hacer? Abbey no me había dicho nada, ni siquiera que fuese a por bichos para boicotear la reunión. Miré al cielo oscuro y un escalofrío me recorrió entero, no me gustaba la oscuridad, me daba mucho miedo.
Comencé a caminar por la calle, esta calle estaba algo más iluminada y podía oír el bullicio que hacía la gente dentro de las tabernas, pero tampoco quería entrar, no conocía a ningún adulto de ahí dentro y podía perderme o que me engañasen... O cosas peores. La puerta que tenía al lado se abrió y un hombre salió de la taberna, no me dio tiempo a frenar y le golpeé con mi cuerpo en su espalda. ―¡AY! Perdón señor, no le he visto... Bueno la verdad que sí, pero no me dió tiempo a parar.― Mis mejillas se pusieron de un color rojo intenso, esperaba que el señor no se hubiese enfadado conmigo por el golpe.
Jesse Downey- Humano Clase Baja
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 29/04/2016
Re: Una tediosa noche
En ese tipo de reuniones nocturnas no era bien visto que ningún tipo de sirviente se paseara demasiado, solo los mínimos y necesarios, y debían pasar lo más desapercibidos posibles. En el caso de los esclavos, era algo desagradable el que aparecieran por allí, aunque Oswald siempre hablaba a favor de Yízo para que lo dejaran quedarse. No estando su amo cerca para defenderlo, lo mejor que podía hacer era alejarse de todo el bullicio y reunirse luego con su amigo.
Las afueras de la mansión era silencioso, oscuro como la boca de un lobo, aunque si prestabas atención podías ver las sombras de los distintos criados yendo y viniendo, asegurandose de que todo estuviera listo y prolijo para los que asistían a la reunión. El esclavo busco apartarse del camino, intentando evitar el mantener cualquier tipo de contacto, pero el resultado fue precisamente el contrario, termino chocando con un pequeño niño.
En cuanto lo vio se dio cuenta de que se trataba de un muchachito de alguna buena familia, hizo memoria de la lista de nombres que había aprendido, intentando identificar hijo de quien podría ser ese pequeño. No podía recordarlo de la lista de invitados, quizás lo hubiesen invitado en el último momento. Aún así, caerle mal a uno de esos chicos podía ser muy problemático, por lo que Yízo adopto una actitud pasiva.
-Al contrario, disculpeme usted, Joven Señor, evidentemente no estaba prestando atención, ruego que me disculpe – Dijo el esclavo en el tono más sincero que pudo formular – No esperaba encontrar a un joven amo dando vueltas en la noche por los jardines, aunque eso no me justifica, Señor.
El hombre mantenía una prudente distancia, y no miraba a los ojos al hablar, mantenía la vista fija en la punta de sus pies, con los brazos al costado del cuerpo. Si algún adulto lo veía cerca de un niño probablemente podría malinterpretar la situación, y no parecía agradable la idea de terminar recibiendo una golpiza pública por intento de secuestro o similar.
-Le pido por favor que no comente a sus padres mi error, si el pequeño amo así lo desea enmendare mi equivoco de la forma que le parezca más conveniente – Recitó Yízo un salmo que sabía que solía solucionar ese tipo de problemas.
Las afueras de la mansión era silencioso, oscuro como la boca de un lobo, aunque si prestabas atención podías ver las sombras de los distintos criados yendo y viniendo, asegurandose de que todo estuviera listo y prolijo para los que asistían a la reunión. El esclavo busco apartarse del camino, intentando evitar el mantener cualquier tipo de contacto, pero el resultado fue precisamente el contrario, termino chocando con un pequeño niño.
En cuanto lo vio se dio cuenta de que se trataba de un muchachito de alguna buena familia, hizo memoria de la lista de nombres que había aprendido, intentando identificar hijo de quien podría ser ese pequeño. No podía recordarlo de la lista de invitados, quizás lo hubiesen invitado en el último momento. Aún así, caerle mal a uno de esos chicos podía ser muy problemático, por lo que Yízo adopto una actitud pasiva.
-Al contrario, disculpeme usted, Joven Señor, evidentemente no estaba prestando atención, ruego que me disculpe – Dijo el esclavo en el tono más sincero que pudo formular – No esperaba encontrar a un joven amo dando vueltas en la noche por los jardines, aunque eso no me justifica, Señor.
El hombre mantenía una prudente distancia, y no miraba a los ojos al hablar, mantenía la vista fija en la punta de sus pies, con los brazos al costado del cuerpo. Si algún adulto lo veía cerca de un niño probablemente podría malinterpretar la situación, y no parecía agradable la idea de terminar recibiendo una golpiza pública por intento de secuestro o similar.
-Le pido por favor que no comente a sus padres mi error, si el pequeño amo así lo desea enmendare mi equivoco de la forma que le parezca más conveniente – Recitó Yízo un salmo que sabía que solía solucionar ese tipo de problemas.
Yízo- Esclavo
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 24/08/2016
Edad : 209
Localización : Paris
Re: Una tediosa noche
El señor con el que me había chocado por ir mirando a las musarañas se giró y comenzó a hablarme en un tono que había oído muchas veces en la residencia, pero no era un tono que a mí me hablasen, de hecho, este señor estaba usando el mismo tono con el que le hablaban a Abbey, ella era alguien importante, en cambio yo, solo era su caprichito. Alcé una ceja y lo miré, tenía la piel muy oscura. ¿Qué le pasaba en la piel? ¿Se había quemado en la playa? Nunca había visto a alguien con este tipo de color de piel, seguro era alguien guay.
¿Joven señor? ¿Me había llamado así? Me reí un poquito, no tenía nada de señor, aunque sí de joven. Por las ropas que llevaba me había confundido con alguien importante. Negué con la cabeza. ―Yo no soy un amo. Soy... Un amigo de Abbey Appleby ¿La conoce? Es rubia y muy simpática.―
El señor de piel oscura habló de mis padres y me miré a los pies yo también, como estaba haciendo él. ―No se preocupe, mis padres no se enterarán de nada porque es que no tengo padres. ¿Usted tiene?― Pregunté y sacó un pequeño bote de cristal, era el bote que usaba para cazar bichos. ―¿A ti tampoco te dejan entrar a la reunión? A mi tampoco. Soy demasiado pequeño y no debería de estar aquí, pero Abbey ha insistido en traerme. ¿Quieres que busquemos bichos juntos? Es divertido.― Coloqué el bote entre medias de sus ojos y sus pies, para que alzase la cabeza o al menos, viese el bote.
Mordí mi labio y cerré los ojos, la pregunta volaba en mi cabeza y al final la tuve que decir, no podía aguantarme las ganas de preguntárselo y suspiré. ―¿Porqué tiene ese color de piel? ¿Se ha quemado con el sol?― Quizás el señor se enfadase conmigo y me diese una patada en el culo, por ingrato... Pero la curiosidad podía conmigo.
¿Joven señor? ¿Me había llamado así? Me reí un poquito, no tenía nada de señor, aunque sí de joven. Por las ropas que llevaba me había confundido con alguien importante. Negué con la cabeza. ―Yo no soy un amo. Soy... Un amigo de Abbey Appleby ¿La conoce? Es rubia y muy simpática.―
El señor de piel oscura habló de mis padres y me miré a los pies yo también, como estaba haciendo él. ―No se preocupe, mis padres no se enterarán de nada porque es que no tengo padres. ¿Usted tiene?― Pregunté y sacó un pequeño bote de cristal, era el bote que usaba para cazar bichos. ―¿A ti tampoco te dejan entrar a la reunión? A mi tampoco. Soy demasiado pequeño y no debería de estar aquí, pero Abbey ha insistido en traerme. ¿Quieres que busquemos bichos juntos? Es divertido.― Coloqué el bote entre medias de sus ojos y sus pies, para que alzase la cabeza o al menos, viese el bote.
Mordí mi labio y cerré los ojos, la pregunta volaba en mi cabeza y al final la tuve que decir, no podía aguantarme las ganas de preguntárselo y suspiré. ―¿Porqué tiene ese color de piel? ¿Se ha quemado con el sol?― Quizás el señor se enfadase conmigo y me diese una patada en el culo, por ingrato... Pero la curiosidad podía conmigo.
Jesse Downey- Humano Clase Baja
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 29/04/2016
Re: Una tediosa noche
Con que “Abbey Appleby”, entonces quizás el niño no fuera de ninguna familia importante en sí, tal vez era un criado o algo similar. Aún así seguía teniendo más categoría que Yízo, y sí el chico era algún tipo de capricho de la familia Appleby no era conveniente el hacerlo enojar. El esclavo suspiro internamente, sería una noche muy larga.
-No, no conozco a la Señorita de la que habla, aunque sí reconozco su apellido ya que es una familia de renombre - Y porque Yízo había tenido que aprenderse muchos nombres e historias familiares ya que Oswald era demasiado perezoso como para memorizarlos y no podían correr el riesgo de quedar mal en una reunión - Sí es amigo de esa señorita, entonces sigue siendo un joven amo para mi.
Al parecer el muchacho era bastante aniñado, por lo que el esclavo intentó bajar su formalidad apenas un poco, cuestión de que pudieran entenderse. Agarró sus pantalones a la altura de la rodilla y los subió un poco para poderse arrodillar más cómodo y así poder hablarle a la misma altura.
-No, no tengo padres desde hace mucho tiempo, yo era pequeño cuando ellos fallecieron - Era un bonito modo de retratarlo, decir que habían sido sacrificados podría ser algo fuerte para un chico tan inocente - Sí puedo entrar a la reunión, pero no debo entrar, sería mal visto que estuviera allí, por lo que no me queda más remedio que esperar afuera. Así que al parecer estamos en la misma situación, Joven Amo - Le sonrió mostrando sus blancos dientes.
Buscar bichos era una actividad muy propia de los niños de pocos recursos que no tenían que trabajar en verano. El esclavo tenía algunos vagos recuerdos de hacer cosas similares con otros hijos de sirvientes cuando podían tomarse un rato libre, nunca con Oswald porque como todo buen muchacho de familia respetable que era, tenía que aprender muchas cosas y por lo tanto las tardes no le pertenecían.
-Será un placer buscar bichos con usted, Joven Amo - Dijo haciendo una leve inclinación con la cabeza. Ya podía imaginarse la cara de su amigo cuando saliera de su “reunión” y lo encontrara arremangado juntando insectos en medio del barro, le haría bromas con eso durante meses - ¿Desea alguno en particular? ¿O atrapamos a cualquiera que se cruce en nuestro camino?
Quien hubiese mantenido a ese chico tan ajeno de la realidad se merecía un aplauso, era evidente ahora el porque no había reconocido la categoría de Yízo, sí tan siquiera conocía a los negros mucho menos iba a entender lo de ser esclavo.
-No, Señor, este es el color con el que nací, toda mi gente posee este mismo color, pero por lo demás no tenemos ninguna otra diferencia usted y yo, Joven Amo - Mientras decía esto el esclavo comenzó a arremangarse, no fuera a ser que manchara la camisa que tanto le había costado limpiar - ¿La Señorita Appleby no estará preocupada de verlo aquí solo y en compañía de un esclavo? Quizás sería prudente avisarle - En cualquier otra circunstancia Yízo jamás le diría que hacer a un superior, pero dado que el muchacho demostraba ser tan inocente era mejor no correr riesgos.
-No, no conozco a la Señorita de la que habla, aunque sí reconozco su apellido ya que es una familia de renombre - Y porque Yízo había tenido que aprenderse muchos nombres e historias familiares ya que Oswald era demasiado perezoso como para memorizarlos y no podían correr el riesgo de quedar mal en una reunión - Sí es amigo de esa señorita, entonces sigue siendo un joven amo para mi.
Al parecer el muchacho era bastante aniñado, por lo que el esclavo intentó bajar su formalidad apenas un poco, cuestión de que pudieran entenderse. Agarró sus pantalones a la altura de la rodilla y los subió un poco para poderse arrodillar más cómodo y así poder hablarle a la misma altura.
-No, no tengo padres desde hace mucho tiempo, yo era pequeño cuando ellos fallecieron - Era un bonito modo de retratarlo, decir que habían sido sacrificados podría ser algo fuerte para un chico tan inocente - Sí puedo entrar a la reunión, pero no debo entrar, sería mal visto que estuviera allí, por lo que no me queda más remedio que esperar afuera. Así que al parecer estamos en la misma situación, Joven Amo - Le sonrió mostrando sus blancos dientes.
Buscar bichos era una actividad muy propia de los niños de pocos recursos que no tenían que trabajar en verano. El esclavo tenía algunos vagos recuerdos de hacer cosas similares con otros hijos de sirvientes cuando podían tomarse un rato libre, nunca con Oswald porque como todo buen muchacho de familia respetable que era, tenía que aprender muchas cosas y por lo tanto las tardes no le pertenecían.
-Será un placer buscar bichos con usted, Joven Amo - Dijo haciendo una leve inclinación con la cabeza. Ya podía imaginarse la cara de su amigo cuando saliera de su “reunión” y lo encontrara arremangado juntando insectos en medio del barro, le haría bromas con eso durante meses - ¿Desea alguno en particular? ¿O atrapamos a cualquiera que se cruce en nuestro camino?
Quien hubiese mantenido a ese chico tan ajeno de la realidad se merecía un aplauso, era evidente ahora el porque no había reconocido la categoría de Yízo, sí tan siquiera conocía a los negros mucho menos iba a entender lo de ser esclavo.
-No, Señor, este es el color con el que nací, toda mi gente posee este mismo color, pero por lo demás no tenemos ninguna otra diferencia usted y yo, Joven Amo - Mientras decía esto el esclavo comenzó a arremangarse, no fuera a ser que manchara la camisa que tanto le había costado limpiar - ¿La Señorita Appleby no estará preocupada de verlo aquí solo y en compañía de un esclavo? Quizás sería prudente avisarle - En cualquier otra circunstancia Yízo jamás le diría que hacer a un superior, pero dado que el muchacho demostraba ser tan inocente era mejor no correr riesgos.
Yízo- Esclavo
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 24/08/2016
Edad : 209
Localización : Paris
Re: Una tediosa noche
Fruncí el ceño, era raro que alguien no conociera a Abbey con lo guapa y maja que era, en la residencia todo el mundo la miraba cuando pasaba, seguro que por lo popular y querida que era y no porque había adoptado a un niño pobre. Aunque si conocía a su familia, para mí eso valía, este señor ya era mi amigo. ―Vale pues un día le presentaré a Abbey, ya verá es la mejor Appleby de todos... Sus hermanas a mi me miran raro.― Pasé las manos un poco por mi pelo, necesitaba pronto un corte, ya casi me tapaba los ojos. ―Me llamo Jesse. ¿Usted como se llama?― Seguro que este chico quemado por el sol, tenía un nombre bonito.
El señor se agachó para quedarse a mi altura y pude ver como tenía los dientes más blancos que había visto en toda mi corta vida. Allí en el orfanato casi todos los dientes de los adultos estaban mellados y amarillentos, eran realmente asquerosos. Sonreí levemente, yo tampoco tenía padres, así que era algo más que teníamos en común. ―Yo tampoco tengo padres... ― Fruncí los labios, haciéndolos pequeñitos y apretados en una mueca algo cómica.
El señor aceptó a ir a buscar bichos por el jardín y sonreí muy contento, con su ayuda seguro que podía atrapar muchos más que estando yo solo. ―¡Genial! Me gustan mucho las luciérnagas, esas que tienen luz en el trasero. En el jardín de la residencia de Abbey hay muchas y las atrapo a las noches, al día siguiente las suelto porque me dan pena. ¿Cuál es su bicho favorito? ― Comencé a caminar hacía la hierba, donde se escondían los bichos.
El señor me contó que ese era el color de su piel, que toda su gente tenía ese color. Debía de ser algún camuflaje para esconderse en la noche, pues seguro que no se les veía si no sonreían. Le miré sonriendo y negué, no era necesario avisar a Abbey. ―No, no se preocupe señor, no hace falta molestarla. Si le molestas seguro que se escapa de la reunión y el señor Milles luego me riñe a mí... Así que... Si quiere, antes de que salgan de la reunión, podemos volver a este punto y hacer como si nada hubiera pasado. ¿Qué le parece?― En ese momento, me agaché rápido, atrapando a un saltamontes. Lo metí en el bote y coloqué la tapa con agujeros para que pudiera respirar. ―Bicho número uno. ¿Cuántos cree que atraparemos?―
El señor se agachó para quedarse a mi altura y pude ver como tenía los dientes más blancos que había visto en toda mi corta vida. Allí en el orfanato casi todos los dientes de los adultos estaban mellados y amarillentos, eran realmente asquerosos. Sonreí levemente, yo tampoco tenía padres, así que era algo más que teníamos en común. ―Yo tampoco tengo padres... ― Fruncí los labios, haciéndolos pequeñitos y apretados en una mueca algo cómica.
El señor aceptó a ir a buscar bichos por el jardín y sonreí muy contento, con su ayuda seguro que podía atrapar muchos más que estando yo solo. ―¡Genial! Me gustan mucho las luciérnagas, esas que tienen luz en el trasero. En el jardín de la residencia de Abbey hay muchas y las atrapo a las noches, al día siguiente las suelto porque me dan pena. ¿Cuál es su bicho favorito? ― Comencé a caminar hacía la hierba, donde se escondían los bichos.
El señor me contó que ese era el color de su piel, que toda su gente tenía ese color. Debía de ser algún camuflaje para esconderse en la noche, pues seguro que no se les veía si no sonreían. Le miré sonriendo y negué, no era necesario avisar a Abbey. ―No, no se preocupe señor, no hace falta molestarla. Si le molestas seguro que se escapa de la reunión y el señor Milles luego me riñe a mí... Así que... Si quiere, antes de que salgan de la reunión, podemos volver a este punto y hacer como si nada hubiera pasado. ¿Qué le parece?― En ese momento, me agaché rápido, atrapando a un saltamontes. Lo metí en el bote y coloqué la tapa con agujeros para que pudiera respirar. ―Bicho número uno. ¿Cuántos cree que atraparemos?―
Jesse Downey- Humano Clase Baja
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 29/04/2016
Re: Una tediosa noche
Medito unos segundos sobre qué nombre debería darle, para situaciones sociales solía utilizar el nombre que le había dado el padre de Oswald, “Un nombre cristiano como correspondía a cualquier buen ingles”. Pero el muchacho había manifestado no ser de alguna familia relevante, y parecía mas bien el querer entablar una relación de igual a igual.
-Yízo, Joven señor, mi nombre es Yízo – Inclino ligeramente la cabeza a modo de saludo – Si desea puede llamarme así - Aunque por lo general solían llamarlo “¡Eh, tu!”, con eso era suficiente para que entendiera – No tener padres es algo bastante habitual, no se fije mucho en ello.
Acompaño al pequeño hacia un sitio mas alejado del gran salón y, por lo tanto, más propenso a tener insectos. A medida que se separaban de la mansión la oscuridad los iba envolviendo, eso inquietaba un poco a Yízo, no porque le temiera a la falta de luz, eso le resultaba indiferente, sino porque no era algo bueno el estar a solas con un pequeño entre medio de los matorrales.
-Las luciérnagas son insectos muy bellos, es cierto – Asintió con amabilidad mientras escuchaba al niño – Mmm, creo que me gustan las arañas, aunque no están dentro de la misma categoría. Son seres muy inteligentes, cazan utilizando la estrategia y la paciencia, eso me parece en verdad admirable. ¿Por qué le gustan las luciernagas, Señorito Jesse?
La invitación del niño era tan ingenua que Yízo tuvo que hacer un esfuerzo por no dejar escapar una carcajada sin nada de gracia. Se encogió de hombros y asintió, no parecía tener nada de malo el seguirle la corriente durante algunas horas, solo esperaba no arrepentirse luego. Miró en los alrededores buscando algún bicho que no fuera demasiado complicado de atrapar, quizás alguno lastimado o medio atontado.
-Sabe, Señorito, hay muchas leyendas en relación a las luciérnagas ¿Alguna vez le han contado una de esas? – Le pregunto Yízo mientras seguían concentrados en su exhaustiva búsqueda – Me alegra escuchar que las libera porque ¿Sabe acaso lo que sucede con las luciérnagas cuando llega su momento de partir? – Hizo silencio para escuchar posibles teorías de Jesse – Pues, las leyendas dicen que vuelan hacia el cielo y se transforman en estrellas – Señaló hacia los astros y agregó – Es por eso que son tan brillantes – Le sonrió al pequeño – Si los dejara encerrados en su frasco nos quedaríamos sin estrellas.
-Yízo, Joven señor, mi nombre es Yízo – Inclino ligeramente la cabeza a modo de saludo – Si desea puede llamarme así - Aunque por lo general solían llamarlo “¡Eh, tu!”, con eso era suficiente para que entendiera – No tener padres es algo bastante habitual, no se fije mucho en ello.
Acompaño al pequeño hacia un sitio mas alejado del gran salón y, por lo tanto, más propenso a tener insectos. A medida que se separaban de la mansión la oscuridad los iba envolviendo, eso inquietaba un poco a Yízo, no porque le temiera a la falta de luz, eso le resultaba indiferente, sino porque no era algo bueno el estar a solas con un pequeño entre medio de los matorrales.
-Las luciérnagas son insectos muy bellos, es cierto – Asintió con amabilidad mientras escuchaba al niño – Mmm, creo que me gustan las arañas, aunque no están dentro de la misma categoría. Son seres muy inteligentes, cazan utilizando la estrategia y la paciencia, eso me parece en verdad admirable. ¿Por qué le gustan las luciernagas, Señorito Jesse?
La invitación del niño era tan ingenua que Yízo tuvo que hacer un esfuerzo por no dejar escapar una carcajada sin nada de gracia. Se encogió de hombros y asintió, no parecía tener nada de malo el seguirle la corriente durante algunas horas, solo esperaba no arrepentirse luego. Miró en los alrededores buscando algún bicho que no fuera demasiado complicado de atrapar, quizás alguno lastimado o medio atontado.
-Sabe, Señorito, hay muchas leyendas en relación a las luciérnagas ¿Alguna vez le han contado una de esas? – Le pregunto Yízo mientras seguían concentrados en su exhaustiva búsqueda – Me alegra escuchar que las libera porque ¿Sabe acaso lo que sucede con las luciérnagas cuando llega su momento de partir? – Hizo silencio para escuchar posibles teorías de Jesse – Pues, las leyendas dicen que vuelan hacia el cielo y se transforman en estrellas – Señaló hacia los astros y agregó – Es por eso que son tan brillantes – Le sonrió al pequeño – Si los dejara encerrados en su frasco nos quedaríamos sin estrellas.
Yízo- Esclavo
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 24/08/2016
Edad : 209
Localización : Paris
Re: Una tediosa noche
El señor le dijo su nombre. Yizo. Qué nombre tan raro tenía, pero también era bonito, era el único que conocía con ese nombre. Al menos era original, no como ocurría en el orfanato que a la señora Mirtle no se le ocurrían más nombres que poner a los niño y acababa por repetirlos, creando así problemas a la hora de identificar a uno y a otro, aunque en los apellidos sí que era una buena chica, el mío me gustaba mucho, aunque no me iba a llevar a ninguna parte. ¿Tendría que cambiarme el apellido y ponerme el de Appleby? No se lo había preguntado a Abbey. ― Tiene un nombre muy bonito señor Yizo.― Le sonreí y asentí a lo relacionado con los padres, a mi ya no me importaba tenerlos o no, hacía mucho que me había acostumbrado a no tener unos labios maternales que me besasen en la frente a la hora de irme a dormir.
Yizo contó que a él lo que le gustaban eran las arañas. A mi no me gustaban mucho, me daban un poco de miedo la verdad, esas patas y esos ojos... Un escalofrío me recorrió entero, pero sí que debía de asentirle a lo que eran listas, en el orfanato me gustaba ver como cazaban, de hecho, yo mismo había aplastado a otros bichos con la zapatilla para luego, dejarlos en la tela de la araña. Era muy divertido. Se paró unos instantes a pensar el porqué le gustaban las luciérnagas, antes de poder contestarle. ― Me gustan porque brillan cuando es de noche. Son como pequeñas velas en la oscuridad. Es bonito, te encuentras cosas bonitas en los lugares que menos esperas.―
Miré como el saltamontes intentaba escapar del bote, pero no lo iba a conseguir, luego los íbamos a soltar a todos juntos. No sabía ninguna historia acerca de las luciérnagas. ― No, no se ninguna. ¿Usted sabe muchas?― Me encantaba escuchar historias. Miré hacía el cielo como estaba haciendo mi acompañante de esta noche, se podían ver muchísimas estrellas en el firmamento. ― ¡Uala! ¿Y todo eso son luciérnagas?― Estaba alucinando en colores. Había muchas estrellas allí y ¿todas eran luciérnagas muertas? ¡Que pasada! ― Seguro que a Abbey le encantaría saber esa historia. Luego se la contaré.―
Yizo contó que a él lo que le gustaban eran las arañas. A mi no me gustaban mucho, me daban un poco de miedo la verdad, esas patas y esos ojos... Un escalofrío me recorrió entero, pero sí que debía de asentirle a lo que eran listas, en el orfanato me gustaba ver como cazaban, de hecho, yo mismo había aplastado a otros bichos con la zapatilla para luego, dejarlos en la tela de la araña. Era muy divertido. Se paró unos instantes a pensar el porqué le gustaban las luciérnagas, antes de poder contestarle. ― Me gustan porque brillan cuando es de noche. Son como pequeñas velas en la oscuridad. Es bonito, te encuentras cosas bonitas en los lugares que menos esperas.―
Miré como el saltamontes intentaba escapar del bote, pero no lo iba a conseguir, luego los íbamos a soltar a todos juntos. No sabía ninguna historia acerca de las luciérnagas. ― No, no se ninguna. ¿Usted sabe muchas?― Me encantaba escuchar historias. Miré hacía el cielo como estaba haciendo mi acompañante de esta noche, se podían ver muchísimas estrellas en el firmamento. ― ¡Uala! ¿Y todo eso son luciérnagas?― Estaba alucinando en colores. Había muchas estrellas allí y ¿todas eran luciérnagas muertas? ¡Que pasada! ― Seguro que a Abbey le encantaría saber esa historia. Luego se la contaré.―
Jesse Downey- Humano Clase Baja
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 29/04/2016
Re: Una tediosa noche
La mayoría de las personas arrugaban el ceño cuando escuchaban el verdadero nombre del esclavo, era como sí Yízo intentara continuar teniendo conexiones con sus raíces, con sus padres, o su lejana tierra de origen a la cual en realidad nunca conoció. Aunque poco tenía que ver con eso, él no sentía gran apego con ninguna de esas cosas, el continuar usando su nombre era un signo de rebeldía, no de nostalgia.
-Jesse también es un bonito nombre - Devolvió el cumplido con amabilidad. Vió un escarabajo negro y pesado andando por el piso, con cuidado lo agarró desde la parte de atrás para no correr el riesgo de que lo muerda y lo puso en el frasco - Solo a los humanos se nos ocurriría pensar en términos de belleza, ellas lo hacen por motivos puramente prácticos, están buscando pareja ¿No es interesante? Buscan llamar la atención de alguna otra luciérnaga siendo lo más luminosas que puedan.
Quizás en eso no eran tan distintas con las personas, pensó Yízo mientras recordaba a las damas excesivamente emperifolladas, perfumadas, maquilladas, y parecía que mientras más años cumplían más cosas se ponían encima.
-Ya tiene una bonita historia para contarle a su... ¿Cómo debería decirle? - Se detuvo a pensar un segundo - ¿Que es la Señorita Appleby para usted? ¿Su ama? ¿Su tutora? ¿Acaso lo adopto o lo compró a usted, Joven Señor? - Había un mar de diferencia entre una opción y otra, aunque con lo ingenuo que era Jesse no le hubiese extrañado que no supiera cuál era la diferencia - ¿Haces algún tipo de trabajo para ella? - Supuso que con una pregunta más concreta podría entender mejor.
Mientras escuchaba la respuesta continuaba buscando insectos, o al menos fingía muy bien el estar buscándolos, porque seriamente no quería estar arrastrándose por semejante propósito. De todos modos de vez en vez agregaba alguno como para que no resultara muy evidente, y estaba por agregar un escarabajo más pequeño que había encontrado cuando se percató de una cosa.
-Vaya, vaya, parece que no podremos agregar estrellas en el cielo esta noche, Joven Señor - Dijo el esclavo mientras miraba con atención el recipiente, moviendolo en varias direcciones para estar seguro - Parece que el primer escarabajo que puse encontró muy apetitosos a la mayoría de los otros insectos ¡Que curioso!
Dentro del bote estaba ese gran insecto negro, con sus amenazantes pinzas que se cerraban sobre cualquier cosa que se acercara. La falta de espacio había hecho que muchos de los bichos no tuvieran más remedio que acercarse al amenazante escarabajo, y había terminado triturados y algunos hasta semi comidos.
-Lo lamento, Joven Amo, no me percate de que algo como eso podía pasar - Se disculpó Yízo aún con el frasco levantado.
-Jesse también es un bonito nombre - Devolvió el cumplido con amabilidad. Vió un escarabajo negro y pesado andando por el piso, con cuidado lo agarró desde la parte de atrás para no correr el riesgo de que lo muerda y lo puso en el frasco - Solo a los humanos se nos ocurriría pensar en términos de belleza, ellas lo hacen por motivos puramente prácticos, están buscando pareja ¿No es interesante? Buscan llamar la atención de alguna otra luciérnaga siendo lo más luminosas que puedan.
Quizás en eso no eran tan distintas con las personas, pensó Yízo mientras recordaba a las damas excesivamente emperifolladas, perfumadas, maquilladas, y parecía que mientras más años cumplían más cosas se ponían encima.
-Ya tiene una bonita historia para contarle a su... ¿Cómo debería decirle? - Se detuvo a pensar un segundo - ¿Que es la Señorita Appleby para usted? ¿Su ama? ¿Su tutora? ¿Acaso lo adopto o lo compró a usted, Joven Señor? - Había un mar de diferencia entre una opción y otra, aunque con lo ingenuo que era Jesse no le hubiese extrañado que no supiera cuál era la diferencia - ¿Haces algún tipo de trabajo para ella? - Supuso que con una pregunta más concreta podría entender mejor.
Mientras escuchaba la respuesta continuaba buscando insectos, o al menos fingía muy bien el estar buscándolos, porque seriamente no quería estar arrastrándose por semejante propósito. De todos modos de vez en vez agregaba alguno como para que no resultara muy evidente, y estaba por agregar un escarabajo más pequeño que había encontrado cuando se percató de una cosa.
-Vaya, vaya, parece que no podremos agregar estrellas en el cielo esta noche, Joven Señor - Dijo el esclavo mientras miraba con atención el recipiente, moviendolo en varias direcciones para estar seguro - Parece que el primer escarabajo que puse encontró muy apetitosos a la mayoría de los otros insectos ¡Que curioso!
Dentro del bote estaba ese gran insecto negro, con sus amenazantes pinzas que se cerraban sobre cualquier cosa que se acercara. La falta de espacio había hecho que muchos de los bichos no tuvieran más remedio que acercarse al amenazante escarabajo, y había terminado triturados y algunos hasta semi comidos.
-Lo lamento, Joven Amo, no me percate de que algo como eso podía pasar - Se disculpó Yízo aún con el frasco levantado.
Yízo- Esclavo
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 24/08/2016
Edad : 209
Localización : Paris
Re: Una tediosa noche
Sonreí un poco cuando me devolvió el cumplido sobre mi nombre. Vi como un escarabajo gigante y gordo caminaba por al lado nuestra, Yizo se agachó, lo cogió y lo metió en el bote, junto con los demás bichos que habíamos ido metiendo. Me contó entonces, el porque del brillo de las luciérnagas. ¿Lo hacían para encontrar pareja? Que divertido. ―¿Y que pasa si no encuentran pareja? ¿Ya no brillan? ¿Solo brillan por eso?― Me gustaba verlas brillar, por lo que esperaba que no encontraran pareja en algunos días, era muy bonito el poder verlas, pequeñas estrellas en la tierra.
Yizo se quedó un segundo pensando mientras buscaba como llamar a Abbey. ¿Qué era Abbey para mí? Me encogí de hombros un poco, al principio, cuando me sacó del orfanato pensé que iba a actuar como una madre para mí, pero no era así pese a que me daba afecto y cariño. ―Es mi amiga, como mi... ¿tutora? Quizás sea así, pero somos amigos y le debo mucho. Ella me sacó de allí, pero pagó al orfanato para que tuvieran mejores condiciones para los niños que se quedaron.― Me reí por lo relacionado a los trabajos. ―Mi trabajo consiste en hacerle caso, en fastidiar a sus hermanas... Y esas cosas. Hago lo que me manda, pero la mayor parte del tiempo no hago nada.― Me aburría un poco si no tenía nada que hacer y ella no estaba conmigo.
Continué buscando bichos, seguro que podíamos encontrar algún ciempies o alguna araña como las que le gustaba a Yizo. Este habló y le miré mientras me acercaba y comprobaba que tenía razón, el escarabajo grande se había comido a los demás bichos. Puse un gesto de indiferencia y le miré riendo. ―No es tu culpa, señor Yizo. Podemos buscar más bichos y soltar a este grande, ahora entiendo porque es tan grande... Se come a todos. ― Reí un poco y me lancé al suelo con rapidez, quedando tumbado boca abajo, con las manos extendidas hacía adelante, acababa de atrapar un ratón. ―¡MIRA MIRA! Mira lo que he cogido.― Me senté en el suelo como un indio y abrí un poco las manos para que Yizo pudiera ver el ratón, pero este no pudiera escapar.
Yizo se quedó un segundo pensando mientras buscaba como llamar a Abbey. ¿Qué era Abbey para mí? Me encogí de hombros un poco, al principio, cuando me sacó del orfanato pensé que iba a actuar como una madre para mí, pero no era así pese a que me daba afecto y cariño. ―Es mi amiga, como mi... ¿tutora? Quizás sea así, pero somos amigos y le debo mucho. Ella me sacó de allí, pero pagó al orfanato para que tuvieran mejores condiciones para los niños que se quedaron.― Me reí por lo relacionado a los trabajos. ―Mi trabajo consiste en hacerle caso, en fastidiar a sus hermanas... Y esas cosas. Hago lo que me manda, pero la mayor parte del tiempo no hago nada.― Me aburría un poco si no tenía nada que hacer y ella no estaba conmigo.
Continué buscando bichos, seguro que podíamos encontrar algún ciempies o alguna araña como las que le gustaba a Yizo. Este habló y le miré mientras me acercaba y comprobaba que tenía razón, el escarabajo grande se había comido a los demás bichos. Puse un gesto de indiferencia y le miré riendo. ―No es tu culpa, señor Yizo. Podemos buscar más bichos y soltar a este grande, ahora entiendo porque es tan grande... Se come a todos. ― Reí un poco y me lancé al suelo con rapidez, quedando tumbado boca abajo, con las manos extendidas hacía adelante, acababa de atrapar un ratón. ―¡MIRA MIRA! Mira lo que he cogido.― Me senté en el suelo como un indio y abrí un poco las manos para que Yizo pudiera ver el ratón, pero este no pudiera escapar.
Jesse Downey- Humano Clase Baja
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 29/04/2016
Re: Una tediosa noche
El tener poco contacto con los niños de tan corta edad hacía que Yízo se olvidara lo curiosos que podían ser, en cuanto aclaraba una duda, tres o cuatro preguntas más surgían del pequeño. Pero sí había algo que al esclavo le sobrara eso era paciencia, no hubiese podido crecer con un joven tan caprichoso como Oswald si no hubiese logrado controlarse y mantener la serenidad necesaria más allá de todo.
-Cuando encuentran pareja forman una familia y son felices hasta que les llega el momento de irse al cielo, a formar parte de las estrellas. Por eso puedes ver que cada astro es distinto, algunos son más grandes y brillantes que otros - Yízo inventaba con facilidad todo tipo de mentiras, era aptitud muy útil cuando tu vida dependía de adinerados veleidosos.
El esclavo escuchó con atención la descripción que hizo de su tutora, la describía como una amiga... Eso era poco usual, tendría que buscar más información sobre la familia. Esa mujer lo había sacado del orfanato, había sido su salvadora, no era raro que algún millonaria aburrido hiciera algo así de vez en vez, pero los muchachos “rescatados” solían ir a formar parte de la servidumbre, no se volvían amigos.
-Entonces su situación es similar a la mía, Joven Señor - Respondió Yízo - Aunque mi trabajo consiste en facilitar más que fastidiar, aunque es cierto que la mayor parte del tiempo debo estar al margen y observar - Mientras su amigo hacía lo que tenía que hacer, él solo se encargaba de que el ambiente fuera perfecto y toda la estratagema se completara sin inconvenientes.
Cerró los ojos con algo de dolor cuando vio al muchacho tirarse al piso y arruinar así toda su carísima ropa, era como si le hubiesen apuñalado el pecho, de tan solo imaginarse lo que iba a costar el sacar esas manchas.... Bueno, así eran los niños, era imposible mantenerlos limpios durante más de diez minutos seguidos. Yízo prefirió agacharse con mucho cuidado de que su traje no tocara la tierra, acercó el rostro para ver lo que el pequeño tenía entre las manos.
-Oh, pero mire nada más lo que consiguió atrapar ¡Es usted muy habilidoso, Joven Amo! Los ratones suelen ser muy rápidos - Agarró el frasco y lo acercó para que pudieran encerrarlo - Pongalo aquí, por favor, el animal podría morderlo y eso no sería nada bueno, transmiten muchas enfermedades - No dudaba de la habilidad de Jesse para mantener bajo control al pequeño animalito, pero era mejor si no tenía que ir a explicarle a la familia Abbey porque el niño volvía con una mordida en la mano sí estaba bajo su cuidado.
De reojo, Yízo notó una luces que se acercaban, automáticamente cambio de actitud y adoptó una postura sumisa y tranquila, mirando al piso fijamente y algo encorvado. Dos de los guardias del lugar estaban pasando, haciendo su ronda habitual por la casa para asegurarse que ningún intruso se metiera en la fiesta. No pudieron evitar notar a las dos figuras que se encontraban en la oscuridad, los iluminaron con sus linternas, algo sorprendidos por lo que veían.
-¿Quien anda ahí? - Y al ver a Yízo - ¿Que hace esta cosa aquí?
-Cuando encuentran pareja forman una familia y son felices hasta que les llega el momento de irse al cielo, a formar parte de las estrellas. Por eso puedes ver que cada astro es distinto, algunos son más grandes y brillantes que otros - Yízo inventaba con facilidad todo tipo de mentiras, era aptitud muy útil cuando tu vida dependía de adinerados veleidosos.
El esclavo escuchó con atención la descripción que hizo de su tutora, la describía como una amiga... Eso era poco usual, tendría que buscar más información sobre la familia. Esa mujer lo había sacado del orfanato, había sido su salvadora, no era raro que algún millonaria aburrido hiciera algo así de vez en vez, pero los muchachos “rescatados” solían ir a formar parte de la servidumbre, no se volvían amigos.
-Entonces su situación es similar a la mía, Joven Señor - Respondió Yízo - Aunque mi trabajo consiste en facilitar más que fastidiar, aunque es cierto que la mayor parte del tiempo debo estar al margen y observar - Mientras su amigo hacía lo que tenía que hacer, él solo se encargaba de que el ambiente fuera perfecto y toda la estratagema se completara sin inconvenientes.
Cerró los ojos con algo de dolor cuando vio al muchacho tirarse al piso y arruinar así toda su carísima ropa, era como si le hubiesen apuñalado el pecho, de tan solo imaginarse lo que iba a costar el sacar esas manchas.... Bueno, así eran los niños, era imposible mantenerlos limpios durante más de diez minutos seguidos. Yízo prefirió agacharse con mucho cuidado de que su traje no tocara la tierra, acercó el rostro para ver lo que el pequeño tenía entre las manos.
-Oh, pero mire nada más lo que consiguió atrapar ¡Es usted muy habilidoso, Joven Amo! Los ratones suelen ser muy rápidos - Agarró el frasco y lo acercó para que pudieran encerrarlo - Pongalo aquí, por favor, el animal podría morderlo y eso no sería nada bueno, transmiten muchas enfermedades - No dudaba de la habilidad de Jesse para mantener bajo control al pequeño animalito, pero era mejor si no tenía que ir a explicarle a la familia Abbey porque el niño volvía con una mordida en la mano sí estaba bajo su cuidado.
De reojo, Yízo notó una luces que se acercaban, automáticamente cambio de actitud y adoptó una postura sumisa y tranquila, mirando al piso fijamente y algo encorvado. Dos de los guardias del lugar estaban pasando, haciendo su ronda habitual por la casa para asegurarse que ningún intruso se metiera en la fiesta. No pudieron evitar notar a las dos figuras que se encontraban en la oscuridad, los iluminaron con sus linternas, algo sorprendidos por lo que veían.
-¿Quien anda ahí? - Y al ver a Yízo - ¿Que hace esta cosa aquí?
Yízo- Esclavo
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 24/08/2016
Edad : 209
Localización : Paris
Re: Una tediosa noche
Me alegré de que las luciérnagas pudieran formar familias y tener un hogar en algún árbol en el que estar a salvo de todos los peligros que pudiesen tener, como por ejemplo que alguien como yo los metiera en un bote y les separase para siempre. Una punzada de culpabilidad me invadió, quizás yo había provocado que alguna luciérnaga bebé perdiera a su padre o a su madre... Pobrecitos. Menos mal que al día siguiente los había soltado en el mismo lugar, así estarían juntos de nuevo y le contarían a su hijo sus aventuras vividas por esa noche en el bote.
Nuestros trabajos para con la familia que nos había adoptado eran un poco aburridos, porque la mayor parte del tiempo quedábamos algo apartados y también solos. Aunque Abbey siempre intentaba estar conmigo, había momentos en los que no podía evitar que me quedase solo. Suspiré y miré al señor Yizo. ―¿No se aburre? Yo porque tengo a Tommy y me hace compañía, pero hoy no me han dejado que me lo traiga. Menos mal que os he encontrado señor Yizo, es usted muy divertido.― Me lo estaba pasando muy bien al aprender sobre las luciérnagas, Yizo era alguien muy sabio.
Esperé a que Yizo se acercase lo suficiente para que pudiera ver bien el ratón. Me había manchado de tierra un poco la ropa, a veces se me olvidaba que no llevaba siempre la misma ropa vieja y deshilachada, la señora que lavaba la ropa de la residencia estaba hasta las narices de tener que lavarme todos los días algo, pero se me olvidaba... Yo siempre había estado sucio, estar limpio en mí era lo raro. Lo metí dentro del frasco y me reí. ―¡Que chulo! ¿Si transmiten enfermedades? ¿Cómo cuales?― Ahora empezaba a entender porque había muchos gatos alrededor del orfanato, incluso algunos entraban. Eran las mascotas de los niños.
Unas luces se vieron de repente por donde estábamos, así que decidí ponerme en pie como había hecho Yizo, que se había incorporado, pero estaba en una postura un poco rara. Dos guardias llegaron a nuestro encuentro y preguntaron sobre una cosa. Me adelanté al señor Yizo y procedí a explicarles. ―No es ninguna cosa, señor. Es un ratón que he encontrado. ¿Quiere que lo suelte?― Miré al ratón dentro del bote, estaba en dos patitas olisqueando por los agujeritos de la tapa.
Nuestros trabajos para con la familia que nos había adoptado eran un poco aburridos, porque la mayor parte del tiempo quedábamos algo apartados y también solos. Aunque Abbey siempre intentaba estar conmigo, había momentos en los que no podía evitar que me quedase solo. Suspiré y miré al señor Yizo. ―¿No se aburre? Yo porque tengo a Tommy y me hace compañía, pero hoy no me han dejado que me lo traiga. Menos mal que os he encontrado señor Yizo, es usted muy divertido.― Me lo estaba pasando muy bien al aprender sobre las luciérnagas, Yizo era alguien muy sabio.
Esperé a que Yizo se acercase lo suficiente para que pudiera ver bien el ratón. Me había manchado de tierra un poco la ropa, a veces se me olvidaba que no llevaba siempre la misma ropa vieja y deshilachada, la señora que lavaba la ropa de la residencia estaba hasta las narices de tener que lavarme todos los días algo, pero se me olvidaba... Yo siempre había estado sucio, estar limpio en mí era lo raro. Lo metí dentro del frasco y me reí. ―¡Que chulo! ¿Si transmiten enfermedades? ¿Cómo cuales?― Ahora empezaba a entender porque había muchos gatos alrededor del orfanato, incluso algunos entraban. Eran las mascotas de los niños.
Unas luces se vieron de repente por donde estábamos, así que decidí ponerme en pie como había hecho Yizo, que se había incorporado, pero estaba en una postura un poco rara. Dos guardias llegaron a nuestro encuentro y preguntaron sobre una cosa. Me adelanté al señor Yizo y procedí a explicarles. ―No es ninguna cosa, señor. Es un ratón que he encontrado. ¿Quiere que lo suelte?― Miré al ratón dentro del bote, estaba en dos patitas olisqueando por los agujeritos de la tapa.
Jesse Downey- Humano Clase Baja
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 29/04/2016
Re: Una tediosa noche
“¿No se aburre?”, preguntó el pequeño con ese aire infantil e ingenuo que lo caracterizaba. Los recuerdos de Yízo se remontaron a largas tardes de niño, sentado en un rincón de la sala mientras su Amo leía o estudiaba con la institutriz. Luego ya siendo un señorito esperando del lado de afuera de algún recinto mientras se desarrollaba alguna reunión o festividad. Y ahora de grande, cada día y cada hora en los que simplemente tenía que estar allí pero haciéndose notar lo menos posible, a la espera de que su Amo necesitara algo. Sin duda sus labores no eran de lo más divertidas…
-Mmm, veamos, alguna enfermedad... Por ejemplo: La peste. Contrario a lo que la mayoría de los campesinos y pueblerinos creen, la peste en realidad es propagada por la rata, para ser más específicos por sus pulgas, Joven Amo, por lo que le recomiendo que las mantenga lejos de sus actividades diarias – “O sufrirá una muerte bastante desagradable” añadió para sí mismo el esclavo.
Parecían estar entendiéndose bien con Jesse, el muchacho lo trataba con mucha naturalidad y confianza, se mostraba fascinado con las respuestas que Yízo le daba, lo que causaba en el hombre cierto bochorno ya que no estaba acostumbrado a que las personas se mostraran tan interesadas en lo que pudiera decir. Pero los buenos momentos son siempre los más breves, y muy probablemente esos caballeros no se mostrarían tan comprensivos como el pequeño Jesse.
-Se equivoca, Joven Señor – Dijo el esclavo mientras hacia un esfuerzo enorme por no dejar escapar una carcajada, agradecía que dada su posición y la oscuridad reinante no pudieran ver con claridad su gesto – Los caballeros se refieren a mí, no a su pequeño compañero – Se mordió el labio en su intento por no reír, pero los guardias parecieron percatarse de su falta de seriedad.
-¿Algo de todo esto te parece gracioso, esclavo? ¿Quién te dio permiso para reírte? – Dijo uno de ellos con desprecio – Tal vez deberías esperar a tu amo en otro sitio, en la calle por ejemplo, o en los establos, con los demás animales…
-Lo siento Señor, le aseguro que no era mi intención el ofenderlo, es solo que la pureza de pensamientos del Joven Amo me tomo por sorpresa, nada mas – Se inclinó un poco más mientras hablaba – Le ruego que me disculpe y me permita continuar esperando aquí.
-Eso no es pureza de pensamientos – Se sumo a la charla el otro guardia – Eso es no saber cuál es el orden natural de las cosas, este chico es muy joven aún y no entiende cual es el lugar que te corresponde, esclavo – Se hizo un silencio incomodo – Y tu, basura, pareces estar aprovechando eso ¿No es cierto?
-Mmm, veamos, alguna enfermedad... Por ejemplo: La peste. Contrario a lo que la mayoría de los campesinos y pueblerinos creen, la peste en realidad es propagada por la rata, para ser más específicos por sus pulgas, Joven Amo, por lo que le recomiendo que las mantenga lejos de sus actividades diarias – “O sufrirá una muerte bastante desagradable” añadió para sí mismo el esclavo.
Parecían estar entendiéndose bien con Jesse, el muchacho lo trataba con mucha naturalidad y confianza, se mostraba fascinado con las respuestas que Yízo le daba, lo que causaba en el hombre cierto bochorno ya que no estaba acostumbrado a que las personas se mostraran tan interesadas en lo que pudiera decir. Pero los buenos momentos son siempre los más breves, y muy probablemente esos caballeros no se mostrarían tan comprensivos como el pequeño Jesse.
-Se equivoca, Joven Señor – Dijo el esclavo mientras hacia un esfuerzo enorme por no dejar escapar una carcajada, agradecía que dada su posición y la oscuridad reinante no pudieran ver con claridad su gesto – Los caballeros se refieren a mí, no a su pequeño compañero – Se mordió el labio en su intento por no reír, pero los guardias parecieron percatarse de su falta de seriedad.
-¿Algo de todo esto te parece gracioso, esclavo? ¿Quién te dio permiso para reírte? – Dijo uno de ellos con desprecio – Tal vez deberías esperar a tu amo en otro sitio, en la calle por ejemplo, o en los establos, con los demás animales…
-Lo siento Señor, le aseguro que no era mi intención el ofenderlo, es solo que la pureza de pensamientos del Joven Amo me tomo por sorpresa, nada mas – Se inclinó un poco más mientras hablaba – Le ruego que me disculpe y me permita continuar esperando aquí.
-Eso no es pureza de pensamientos – Se sumo a la charla el otro guardia – Eso es no saber cuál es el orden natural de las cosas, este chico es muy joven aún y no entiende cual es el lugar que te corresponde, esclavo – Se hizo un silencio incomodo – Y tu, basura, pareces estar aprovechando eso ¿No es cierto?
Yízo- Esclavo
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 24/08/2016
Edad : 209
Localización : Paris
Re: Una tediosa noche
Muchas veces había visto ratas merodeando por las callejuelas de la ciudad, pero nunca me había acercado a ellas, me daban algo de miedo con esas colas tan largas y esos culos gordos. Menos mal que no lo había hecho, no quería enfermar por la peste, seguro que era una enfermedad horrible para un niño como yo. ―Ah... Bueno pero los ratones son simpáticos, y pequeñitos.― Continué aferrando con fuerza el bote con el ratón en su interior.
Miré a Yízo cuando dijo que me equivocaba. ¿Qué? ¿Cómo podía estar equivocándome? Aquí no había ninguna cosa, salvo el bote o cualquier otro objeto. Ni siquiera el ratón era una cosa, era un animalito. No podía estar equivocado. Me explicó que los hombres que estaban alumbrándonos y preguntando cosas, se referían a él. ¿Porqué era el una cosa? Miré a Yízo y luego a los dos hombres con en gesto descompuesto, no entendía nada de lo que estaban hablando.
Los guardias comenzaron a hablar en tono despreciatorio al señor Yízo, esos tonos no me gustaban mucho, pero no era la primera vez que oía a gente hablando así a otra. Casi siempre en las callejuelas habían peleas que comenzaban por haberse hablado así. Dijeron que Yízo podía ir a los establos a esperar con los demás animales, como si él fuera uno de ellos. Me mordí el labio, no tenía que meterme en peleas de mayores, no quería dejar a Abbey en evidencia cuando le contasen que me había peleado pero... No me gustaba esto. En un momento de su conversación, creí que se dirigían a mí o eso creía, porque había dejado de prestarles atención. ―¿Basura? Yo no soy basura señor. Quizás quien llama basura a otro él sí que lo sea.― Apreté con más fuerza el bote, tenía ganas de lanzárselo a la cara.
Miré a Yízo cuando dijo que me equivocaba. ¿Qué? ¿Cómo podía estar equivocándome? Aquí no había ninguna cosa, salvo el bote o cualquier otro objeto. Ni siquiera el ratón era una cosa, era un animalito. No podía estar equivocado. Me explicó que los hombres que estaban alumbrándonos y preguntando cosas, se referían a él. ¿Porqué era el una cosa? Miré a Yízo y luego a los dos hombres con en gesto descompuesto, no entendía nada de lo que estaban hablando.
Los guardias comenzaron a hablar en tono despreciatorio al señor Yízo, esos tonos no me gustaban mucho, pero no era la primera vez que oía a gente hablando así a otra. Casi siempre en las callejuelas habían peleas que comenzaban por haberse hablado así. Dijeron que Yízo podía ir a los establos a esperar con los demás animales, como si él fuera uno de ellos. Me mordí el labio, no tenía que meterme en peleas de mayores, no quería dejar a Abbey en evidencia cuando le contasen que me había peleado pero... No me gustaba esto. En un momento de su conversación, creí que se dirigían a mí o eso creía, porque había dejado de prestarles atención. ―¿Basura? Yo no soy basura señor. Quizás quien llama basura a otro él sí que lo sea.― Apreté con más fuerza el bote, tenía ganas de lanzárselo a la cara.
Jesse Downey- Humano Clase Baja
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 29/04/2016
Re: Una tediosa noche
Se notaba que el muchacho se sentía muy perdido en esa charla, Yízo se lamento el no poder ser de más ayuda, pero si intentaba pasarse de listo y agregar más comentarios no solo lo llevarían a los establos, sino que además recibiría algunos golpes.
En verdad al esclavo no le importaba mucho que le hablaran de esa forma, no se sentía ofendido, ni tampoco herido en su orgullo, lo cierto era que los comentarios que esos hombres pudieran hacer no generaban absolutamente nada en él. Pero los golpes eran otro asunto, eso dejaba marcas que luego dolían durante días y eran una verdadera incomodidad para poder realizar sus tareas diarias.
-¿Mocoso insolente como te atreves a…? – Comenzó a decir uno de los guardias, indignado por la falta de respeto que demostraba Jesse - ¿Acaso no te enseñaron como debes hablarle a tus mayores?
-Caballero – Lo interrumpió Yízo aún a riesgo de que pudiera meterse en más problemas por hablar sin permiso – Disculpe al Pequeño Amo, él no quería decir lo que dijo…
-Cállate, esclavo, lo escuché perfectamente, no quieras hacerme quedar como a un tonto – Cerró las manos con fuerza, detalle que Yízo no dejó pasar por alto, era una mala señal.
-No, no, claro que no, lo que quería decir es que el Amo Jesse esta algo nervioso y quizás se expresó de forma imprudente – Intentaba pensar con rapidez la forma de salir de eso sin ofender a nadie – Es que su tutora, la Señorita Appleby, no suele traerlo a este tipo de eventos, así que esta algo ansioso, le ruego que lo disculpen.
La palabra clave allí era el apellido “Appleby”, seguramente un niño cualquiera y un esclavo no tenían mucho peso en una discusión, pero el nombre de una familia respetable ya era otro cantar, nadie quería andar ofendiendo a personas con influencia.
-¿Appleby?... – Repitió el soldado y se hizo el silencio. Al parecer el plan había funcionado, los hombres se mostraban reticentes a continuar la discusión.
-Vamos, tenemos que seguir vigilando – Le dijo el otro mientras comenzaba a caminar, su compañero apretó los labios, molesto por no poder agregar nada más y lo siguió.
-No quiero ser indiscreto, Señor Jesse, pero me atrevería a decir que necesita algunas clases de diplomacia… - Yízo dejó escapar un suspiro, estaba aliviado de que la situación no hubiese pasado a mayores – Y de manera urgente ¿No le pusieron algún tutor o algo similar?
En verdad al esclavo no le importaba mucho que le hablaran de esa forma, no se sentía ofendido, ni tampoco herido en su orgullo, lo cierto era que los comentarios que esos hombres pudieran hacer no generaban absolutamente nada en él. Pero los golpes eran otro asunto, eso dejaba marcas que luego dolían durante días y eran una verdadera incomodidad para poder realizar sus tareas diarias.
-¿Mocoso insolente como te atreves a…? – Comenzó a decir uno de los guardias, indignado por la falta de respeto que demostraba Jesse - ¿Acaso no te enseñaron como debes hablarle a tus mayores?
-Caballero – Lo interrumpió Yízo aún a riesgo de que pudiera meterse en más problemas por hablar sin permiso – Disculpe al Pequeño Amo, él no quería decir lo que dijo…
-Cállate, esclavo, lo escuché perfectamente, no quieras hacerme quedar como a un tonto – Cerró las manos con fuerza, detalle que Yízo no dejó pasar por alto, era una mala señal.
-No, no, claro que no, lo que quería decir es que el Amo Jesse esta algo nervioso y quizás se expresó de forma imprudente – Intentaba pensar con rapidez la forma de salir de eso sin ofender a nadie – Es que su tutora, la Señorita Appleby, no suele traerlo a este tipo de eventos, así que esta algo ansioso, le ruego que lo disculpen.
La palabra clave allí era el apellido “Appleby”, seguramente un niño cualquiera y un esclavo no tenían mucho peso en una discusión, pero el nombre de una familia respetable ya era otro cantar, nadie quería andar ofendiendo a personas con influencia.
-¿Appleby?... – Repitió el soldado y se hizo el silencio. Al parecer el plan había funcionado, los hombres se mostraban reticentes a continuar la discusión.
-Vamos, tenemos que seguir vigilando – Le dijo el otro mientras comenzaba a caminar, su compañero apretó los labios, molesto por no poder agregar nada más y lo siguió.
-No quiero ser indiscreto, Señor Jesse, pero me atrevería a decir que necesita algunas clases de diplomacia… - Yízo dejó escapar un suspiro, estaba aliviado de que la situación no hubiese pasado a mayores – Y de manera urgente ¿No le pusieron algún tutor o algo similar?
Yízo- Esclavo
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 24/08/2016
Edad : 209
Localización : Paris
Re: Una tediosa noche
El señor comenzó a enojarse por lo que le había dicho, pero me daba igual, él había insultado a Yízo, hablándole como se le hablaba a una silla que se había puesto en tu camino mientras ibas descalzo y te habías golpeado en el dedo chiquito del pie. Así a una persona, no se le debía de hablar nunca jamás, por muy distinto a nosotros que fuese. Me dijo cosas y le iba a contestar, pero el señor Yízo intervino para que yo no me cargase más con la culpa. Seguro que si hablaba nos acabarían golpeando a los dos por mi culpa.
Pero así eran las cosas, Abbey nunca me había enseñado protocolo ni nada parecido, con ella no solía hablar mal, pero tenía mi carácter como cualquier persona. Siguieron hablandole mal a Yizo, pero esta vez le prestaron atención cuando nombró el apellido de Abbey. Después de escucharlo comenzaron a retirarse, como si nada de lo que hubieran dicho fuese verdad.
Cuando se fueron Yízo se giró para mirarme y me preguntó sobre las clases de diplomacia, yo ni siquiera sabía lo que era eso. ¿Tutor? Era Abbey. ―Nunca he recibido clases de ese tipo, señor Yizo. Mi tutora es Abbey pero no me da clases, solo me lleva a pasear, a ver cosas... Quien me da clases de escritura y lectura es el señor Gilbert.― Dije mirándole, pero no llegué a mirarle a los ojos, me quedé mirando su barbilla. ¿Tenía que recibir modales? Me encogí de hombros y solté al ratón, poniéndolo en el suelo y dejandolo así en libertad. Le seguí con la mirada hasta que lo perdí y esta vez, sí que miré a Yizo a los ojos. ―¿Usted tuvo un tutor cuando era pequeño?― Pregunté con curiosidad.
Pero así eran las cosas, Abbey nunca me había enseñado protocolo ni nada parecido, con ella no solía hablar mal, pero tenía mi carácter como cualquier persona. Siguieron hablandole mal a Yizo, pero esta vez le prestaron atención cuando nombró el apellido de Abbey. Después de escucharlo comenzaron a retirarse, como si nada de lo que hubieran dicho fuese verdad.
Cuando se fueron Yízo se giró para mirarme y me preguntó sobre las clases de diplomacia, yo ni siquiera sabía lo que era eso. ¿Tutor? Era Abbey. ―Nunca he recibido clases de ese tipo, señor Yizo. Mi tutora es Abbey pero no me da clases, solo me lleva a pasear, a ver cosas... Quien me da clases de escritura y lectura es el señor Gilbert.― Dije mirándole, pero no llegué a mirarle a los ojos, me quedé mirando su barbilla. ¿Tenía que recibir modales? Me encogí de hombros y solté al ratón, poniéndolo en el suelo y dejandolo así en libertad. Le seguí con la mirada hasta que lo perdí y esta vez, sí que miré a Yizo a los ojos. ―¿Usted tuvo un tutor cuando era pequeño?― Pregunté con curiosidad.
Jesse Downey- Humano Clase Baja
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 29/04/2016
Re: Una tediosa noche
No solo era ingenuo, estaba criado como un ser salvaje sin mucha guía ni consejo, ahora bien, Yízo no era quien para poner en duda la forma en que la señorita Appleby decidía hacer las cosas, y si lo hacía de esa manera sus motivos tendría. Pero si de algo estaba seguro es que ese muchacho no sobreviviría ni dos segundos en ese ambiente venenoso y lleno de falsedades. Que fuera pequeño no era excusa alguna, se suponía que lo entrenaran desde que entendiera las palabras mínimas.
-Se podría decir que si lo tuve – Un tutor llamado Señor Murdock que le había enseñado como tenía que comportarse a fuerza de castigos y golpes – Pero mi caso es diferente al de usted, Joven Señor, yo soy un esclavo y usted un muchacho que fue tomado bajo la tutela de una importante familia. Ambos tenemos que aprender a comportarnos de acuerdo a nuestro estatus, yo sé perfectamente cuál es mi lugar en esta sociedad ¿Usted conoce el suyo, Señorito Jesse?
No sabía si el niño lograría captar la sutileza de la pregunta que le estaba haciendo, pero con suerte se lo dejaría como una puerta abierta a la duda. Agarró luego el balde en el que habían estado juntando los insectos y lo dio vuelta sobre la tierra, dejando libres a los pocos que habían quedado.
-No sé si se lo dijeron, pero en cuanto se Señorita Appleby lo adopto ingreso usted a la élite de la sociedad, a la clase alta, al selecto grupo de adinerados, cualquier persona vendería su alma por estar en su lugar, Pequeño Señor, y eso puede generar muchas cosas en las personas – Se agachó y puso una mano sobre la cabeza del niño, sacudiendo con cuidado su cabello – En la mayoría de las personas su relación con la familia Appleby generara muchos celos, así que tiene que tener usted mucho cuidado – Se puso en pie y suspiro cansado – Por eso es importante que aprenda sobre diplomacia lo antes posible, para poder así defenderse.
Adentro del salón principal la fiesta continuaba, y Yízo no podía evitar imaginarse a un montón de serpientes mal maquilladas bailando y riendo, disimulando como si en verdad la estuvieran pasando bien cuando en realidad solo estaban planeando como destruirían a su enemigo más cercano.
-Se podría decir que si lo tuve – Un tutor llamado Señor Murdock que le había enseñado como tenía que comportarse a fuerza de castigos y golpes – Pero mi caso es diferente al de usted, Joven Señor, yo soy un esclavo y usted un muchacho que fue tomado bajo la tutela de una importante familia. Ambos tenemos que aprender a comportarnos de acuerdo a nuestro estatus, yo sé perfectamente cuál es mi lugar en esta sociedad ¿Usted conoce el suyo, Señorito Jesse?
No sabía si el niño lograría captar la sutileza de la pregunta que le estaba haciendo, pero con suerte se lo dejaría como una puerta abierta a la duda. Agarró luego el balde en el que habían estado juntando los insectos y lo dio vuelta sobre la tierra, dejando libres a los pocos que habían quedado.
-No sé si se lo dijeron, pero en cuanto se Señorita Appleby lo adopto ingreso usted a la élite de la sociedad, a la clase alta, al selecto grupo de adinerados, cualquier persona vendería su alma por estar en su lugar, Pequeño Señor, y eso puede generar muchas cosas en las personas – Se agachó y puso una mano sobre la cabeza del niño, sacudiendo con cuidado su cabello – En la mayoría de las personas su relación con la familia Appleby generara muchos celos, así que tiene que tener usted mucho cuidado – Se puso en pie y suspiro cansado – Por eso es importante que aprenda sobre diplomacia lo antes posible, para poder así defenderse.
Adentro del salón principal la fiesta continuaba, y Yízo no podía evitar imaginarse a un montón de serpientes mal maquilladas bailando y riendo, disimulando como si en verdad la estuvieran pasando bien cuando en realidad solo estaban planeando como destruirían a su enemigo más cercano.
Yízo- Esclavo
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 24/08/2016
Edad : 209
Localización : Paris
Re: Una tediosa noche
Miré a Yízo sin entender, me hacía preguntas algo difíciles, el señor Milles no me había explicado nada, y Abbey tampoco. ¿Cual era mi lugar en la sociedad? Simplemente era Jesse, un chico huérfano que había tenido suerte en ser adoptado por Abbey Appleby, nada más. Vi como daba la vuelta al balde de los insectos, los cuales se marcharon, perdiéndose entre la hierba. Hice una pequeña mueca, pensando cual era mi lugar en la sociedad.
¿De verdad tenía algún lugar?
El señor Yizo comenzó a hablarme, indicándome un poco cual era más o menos mi lugar en el mundo y en esta sociedad. Dejé que tocase un poco mi pelo y lo miré antes de poder contestarle a lo poco que entendía de lo que me había estado diciendo. ―El señor Milles me iba a explicar todo ese tipo de cosas, creo... Pero aún no lo ha hecho. ¿De verdad me tienen envidia? ¿Porqué? Yo no tengo dinero. Solo tengo un sitio nuevo donde dormir, ropa y comida. Nada más. ― Me encogí de hombros y vi como se volvía a incorporar en su estado normal.
Se me ocurrió una idea. Aquí fuera hacía algo de frío, por lo que... Miró a Yizo con una sonrisa maligna. ―¿Quieres que nos colemos en la fiesta? Tus ropas no están tan mal, son como las mías, encima no estás sucio. ¿Nos colamos? Podemos ver lo que hay y luego salir corriendo. Soy muy rápido corriendo. ¡Venga!― Quería convencer a Yizo de hacer esta locura, si los pillaban, los castigarían a los dos, pero si no los pillaban igual pasarían una buena noche, podrían comer la comida y beber la bebida de la gente pija e importante.
¿De verdad tenía algún lugar?
El señor Yizo comenzó a hablarme, indicándome un poco cual era más o menos mi lugar en el mundo y en esta sociedad. Dejé que tocase un poco mi pelo y lo miré antes de poder contestarle a lo poco que entendía de lo que me había estado diciendo. ―El señor Milles me iba a explicar todo ese tipo de cosas, creo... Pero aún no lo ha hecho. ¿De verdad me tienen envidia? ¿Porqué? Yo no tengo dinero. Solo tengo un sitio nuevo donde dormir, ropa y comida. Nada más. ― Me encogí de hombros y vi como se volvía a incorporar en su estado normal.
Se me ocurrió una idea. Aquí fuera hacía algo de frío, por lo que... Miró a Yizo con una sonrisa maligna. ―¿Quieres que nos colemos en la fiesta? Tus ropas no están tan mal, son como las mías, encima no estás sucio. ¿Nos colamos? Podemos ver lo que hay y luego salir corriendo. Soy muy rápido corriendo. ¡Venga!― Quería convencer a Yizo de hacer esta locura, si los pillaban, los castigarían a los dos, pero si no los pillaban igual pasarían una buena noche, podrían comer la comida y beber la bebida de la gente pija e importante.
Jesse Downey- Humano Clase Baja
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 29/04/2016
Re: Una tediosa noche
Había sido demasiado optimista al pensar que el niño podría entender algo de lo que le estaba diciendo, era como explicarle a un cachorro, solo le faltaba poner la cabeza de costado como hacían los perros cuando uno les hablaba. Había que adjudicar a la gracia divina el que un chico así hubiese sido encontrado por la Señorita Appleby y no por lo que hubiese sido lo más esperable, algún oportunista o sinvergüenza que se podría haber aprovechado de él.
-¿Nada mas? ¿Le parece poca cosa el tener comida caliente, un techo bajo el cual dormir y una cama limpia? – Negó con la cabeza – Es mucho más de lo que tiene la mayoría, Señorito Jesse, usted debería saberlo mejor que nadie – Sus palabras sonaban duras, pero intentaba decirlo en un tono amable para que no se sintiera regañado – Solo quiero advertirle, Pequeño Señor, me daría mucha pena ver que se aprovecharan de su inocencia.
Escuchó la propuesta del muchacho con algo de sorpresa, para terminar riéndose con una alegre carcajada. Era una ocurrencia que solo a un niño se le podía pasar por la cabeza, alguien que ignorara por completo cualquier tipo de lineamiento diplomático o social.
-Gracias, me gusta vestir bien – Respondió mientras pasaba una mano por su chaleco – Pero creo, y solo creo, que mi color de piel me delatara en cuanto ponga un pie dentro de la sala, Señorito Jesse, jaja – Le guiño un ojo divertido – A menos que repentinamente todos los presentes se vuelvan ciegos o algo similar.
No lo decía con tristeza ni remordimiento alguno, Yízo era alguien que había aceptado totalmente su destino y no le causaba conflicto el que así fuera.
-Hablábamos sobre saber nuestro lugar en la sociedad ¿Cierto? Seguramente si a usted lo encontraran en la fiesta recibiría un regaño y no mucho más. En cambio a mi podrían azotarme, y le causaría muchos problemas a mi Amo – Chasqueo la lengua y negó con la cabeza – No es una buena idea, no, podríamos salir corriendo ¿Pero a donde? Mi Amo esta aquí, no podría irme muy lejos sin él…
-¿Nada mas? ¿Le parece poca cosa el tener comida caliente, un techo bajo el cual dormir y una cama limpia? – Negó con la cabeza – Es mucho más de lo que tiene la mayoría, Señorito Jesse, usted debería saberlo mejor que nadie – Sus palabras sonaban duras, pero intentaba decirlo en un tono amable para que no se sintiera regañado – Solo quiero advertirle, Pequeño Señor, me daría mucha pena ver que se aprovecharan de su inocencia.
Escuchó la propuesta del muchacho con algo de sorpresa, para terminar riéndose con una alegre carcajada. Era una ocurrencia que solo a un niño se le podía pasar por la cabeza, alguien que ignorara por completo cualquier tipo de lineamiento diplomático o social.
-Gracias, me gusta vestir bien – Respondió mientras pasaba una mano por su chaleco – Pero creo, y solo creo, que mi color de piel me delatara en cuanto ponga un pie dentro de la sala, Señorito Jesse, jaja – Le guiño un ojo divertido – A menos que repentinamente todos los presentes se vuelvan ciegos o algo similar.
No lo decía con tristeza ni remordimiento alguno, Yízo era alguien que había aceptado totalmente su destino y no le causaba conflicto el que así fuera.
-Hablábamos sobre saber nuestro lugar en la sociedad ¿Cierto? Seguramente si a usted lo encontraran en la fiesta recibiría un regaño y no mucho más. En cambio a mi podrían azotarme, y le causaría muchos problemas a mi Amo – Chasqueo la lengua y negó con la cabeza – No es una buena idea, no, podríamos salir corriendo ¿Pero a donde? Mi Amo esta aquí, no podría irme muy lejos sin él…
Yízo- Esclavo
- Mensajes : 35
Fecha de inscripción : 24/08/2016
Edad : 209
Localización : Paris
Re: Una tediosa noche
Las palabras de Yízo me hicieron reflexionar un poco y mirarme los zapatos, eran mejores de lo que me podía permitir cuando estaba en el orfanato, al igual que estas ropas. Abbey me las había regalado con mucho cariño, eran suaves y de una tela resistente, no como la ropa que teníamos en el orfanato, que era áspera y dura y se rompía a la mínima, pero era todo lo que la señora Mirtle podía darnos, éramos muchos niños los que en ese orfanato había. Asentí, Yízo tenía razón, era alguien con suerte. ―Si, tiene razón señor Yízo. Soy un chico afortunado. Tendré cuidado. ― Dije mirándole, él parecía alguien de fiar.
Me uní a su carcajada y escuché con algo de fastidio como dejaba por los suelos mi idea de colarnos en la fiesta. Mi mente comenzó a trabajar con rapidez, buscando alguna posible solución a su color de piel. ―¿Y si le maquillo con esos polvos blancos de las mujeres? Seguro que eso le vuelve blanco.― Ni siquiera a mí esa idea me convencía, pero quizás a él que era más mayor le pareciese bien. O quizás podría ir yo solo y coger cosas para los dos.
Él tenía una vida al parecer mucho más difícil que la mía en el orfanato. Le pegaban simplemente por ser quien era. Le miré y le agarré del brazo, no quería que le hiciesen daño por mi culpa y mis travesuras. ―Bueno. Pues... No iremos a la fiesta. ¿Tiene hambre? Puedo colarme rapidamente a coger algo rico. ¿Como es su amo? ¿Le pega?― Esperaba que el amo del señor Yízo fuese alguien bueno y no malvado.
Me uní a su carcajada y escuché con algo de fastidio como dejaba por los suelos mi idea de colarnos en la fiesta. Mi mente comenzó a trabajar con rapidez, buscando alguna posible solución a su color de piel. ―¿Y si le maquillo con esos polvos blancos de las mujeres? Seguro que eso le vuelve blanco.― Ni siquiera a mí esa idea me convencía, pero quizás a él que era más mayor le pareciese bien. O quizás podría ir yo solo y coger cosas para los dos.
Él tenía una vida al parecer mucho más difícil que la mía en el orfanato. Le pegaban simplemente por ser quien era. Le miré y le agarré del brazo, no quería que le hiciesen daño por mi culpa y mis travesuras. ―Bueno. Pues... No iremos a la fiesta. ¿Tiene hambre? Puedo colarme rapidamente a coger algo rico. ¿Como es su amo? ¿Le pega?― Esperaba que el amo del señor Yízo fuese alguien bueno y no malvado.
Jesse Downey- Humano Clase Baja
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 29/04/2016
Página 1 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Noche de luna llena, la noche de los dos estrellas gemelas; mirandonos al espejo encontramos un reflejo similar [libre]
» Noche de Gala... noche de encuentros... ¿reencuentros? -Privado
» Una noche más
» Dije que esta noche, va a ser la Noche [Privado]
» Una noche más
» Noche de Gala... noche de encuentros... ¿reencuentros? -Privado
» Una noche más
» Dije que esta noche, va a ser la Noche [Privado]
» Una noche más
Página 1 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour