AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
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Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Recuerdo del primer mensaje :
París, mis ojos contemplaron aquella ciudad que se extendía ante mis ojos estando en la cubierta de aquel barco, sin saber por qué estaba en Dublín y sin saber qué era lo que debía de encontrar en aquella ciudad. Poco, o más bien nada, recordaba de quién era, de dónde venía, quién era mi familia… ¿me estaría buscando esta? ¿Sabrían qué me había pasado? Cuando desperté hacía unas semanas en la habitación de aquel hospital no recordaba absolutamente nada, los médicos solo pudieron decirme que me encontraron unos hombres por la mañana, malherida, con un golpe muy fuerte en la cabeza del cual si no me hubieran encontrado habría perdido la vida seguramente. Intentaron hacerme recordar quien era, si sabía o podía recordar lo que me había pasado, quien era mi familia, incluso mi simple nombre… pero no recordaba nada en absoluto. “Noctis”, así me había puesto cuando no pude recordar nada, un nombre en latín que significaba “noche”, porque me sentía identificada con esta; fría y solitaria… pero siempre fiel.
Era como una niebla densa y oscura que se había instalado en mi cabeza y que cuando intentaba hallar algún recuerdo, algo que me hiciera saber quién era, se desvaneciera lentamente sin dejar ningún tipo de pista. En mis ropas no habían encontrado nada significativo que pudiera darme respuesta, tan solo me entregaron un colgante que llevaba al cuello, una medalla cuya inscripción trasera ponía “París”. ¿París? ¿Qué significaría aquello? No lo sabía, no sabía si es que era de allí, o tenía algún familiar allí… no tenía ni sabía nada, la única pista que podía utilizar era aquel medallón que colgaba de mí cuello, un destino al cual debía de ir para saber quién era realmente. Lo único que recordaba antes de que todo fuera oscuridad era que corría libre por el bosque, pero no en forma humana… sino en forma de lobo. Algo que no dije a los médicos porque me tacharan como a una loca y me encerraran… esa era la única imagen clara que tenía antes de perder la consciencia, antes de que la oscuridad me envolviera.
Miré de nuevo el colgante que apresaba entre mis dedos, durante los días que había durado aquel viaje mi naturaleza salió a flote sin poder evitarlo, la loba de nuevo tomó forma en aquel camarote dándome cuenta de que no había sido un sueño aquellas imágenes que recordaba, sino que todo había sido real. En aquel barco pude notar además varias auras diferentes a las de los humanos que habían, algunas brillantes con las que me sentía tranquila y que identifiqué como hechiceros, y otras algo más oscuras haciéndome ver las razas que eran. Además de eso, incluso sin transformarme, cada raza desprendía un olor característico que junto con su aura los delataban, por ejemplo; los vampiros. Estar cerca de uno de ellos hacía que se arrugara mi nariz sin poder evitarlo y los mirara de manera desafiante, como si la loba interna les avisara de que no se acercaran para nada.
Por suerte nada pasó en aquel viaje y ahora, en aquella noche, por fin tomábamos tierra en aquella tierra que desconocía, de la cual no sabía a dónde acudir, en qué lugares buscar… solo tenía un colgante con el nombre de la capital francesa, nada más. ¿Cómo se podía buscar y recuperar unos recuerdos rotos y fragmentados solamente con aquello? Tenía la vaga esperanza de que pasear por sus calles, fundirme con su gente y parecer una parisina más hiciera que poco a poco fuera recuperando la memoria. Los médicos dijeron que quizás con el paso del tiempo esta volviera de nuevo, pero no era algo que pudieran asegurar e incluso al pasar unos días allí sin que nadie fuera a buscarme me aconsejaron que lo mejor era ir a París, que quizás así encontrara de nuevo mis recuerdos perdidos, mi memoria que había quedado fragmentada en pequeños trozos y fragmentos…
Esa noche mis sentidos me pedían con cierta necesidad que fuera hacia el bosque, como si supiera donde podría estar pero que finalmente hallé como si hubiera estado anteriormente, aunque nada me hiciera recordarlo. Tras tantos días sin poder transformarme sentía la necesidad de sentirme libre tras el encierro que había sufrido en el barco y en el camarote, sin poder dejar que esa parte animal que tenía saliera para sentirse libre. La luna brillaba aquella noche especialmente con fuerza, como si me estuviera dando la bienvenida a aquella ciudad, luna llena que iluminaba con su nacarada luz mis pasos, mi sombra, mi pelo oscuro y mis ropajes como si quisiera acompañarme allá a donde fuera. Nada más adentrarme en el bosque la loba tomó forma, una loba de negro pelaje que comenzó a correr por el bosque descargando adrenalina, como si necesitara gastar energías tras aquel encierro que debía de admitir no me había gustado. No me gustó sentirme tan encerrada, tan “atrapada” a un lugar sin poder sentir la libertad que sentía en esos momentos, correr, el viento azotar mi rostro, mis patas pisando con fuerza sintiendo la tierra hundirse bajo mi peso por lo húmeda que estaba… mi visión era perfecta en la oscuridad, todos mis sentidos los tenía más aumentados cuando estaba en esa forma, podía oír que había un arroyo cerca, los animales que cobraban vida por la noche, las ramas crujiendo bajo mi carrea…
Pero no me di cuenta y no lo pude ver realmente cuando ya fue demasiado tarde, pisé en mi carrera sobre lo que debía de ser un cepo, una trampa puesta para cazar animales y presas que al sentir el peso de mi pata esta se cerró, cerniéndose sobre mi piel, las afiladas sierras clavándose en mi pelaje y atravesando la carne. Aullé cuando me sentí presa por el dolor, había sido en una pata trasera y sentía que no podía liberarme. El olor a sangre inundaba todo el lugar y si en esa forma no podía soltarme siendo humana menos podría hacerlo, el acero quemaba incrustado en mi piel mientras la sangre caía, gruñí rabiosa, enfadada por aquello y pensando que como el dueño de aquel cepo se acercara iba a descuartizarlo con mis colmillos. Era luna llena, no me extrañaba que algún cazador lo hubiera puesto para algún licántropo estando en la zona en la que estábamos.
Intenté como pude deshacerme de aquel cepo pero era imposible, cada movimiento era dolor en la zona y me revolvía intentando quitármelo… pero no me iba a dar por vencida, saldría de allí quitándome ese maldito cepo como fuera, y cerca aguardaría la llegada del pobre humano desgraciado que lo puso, acechándolo entre la oscuridad de la noche para convertirlo en mí presa por aquello… no iba a tener piedad alguna contra él y aquella noche sería su fin. Estaba intentando quítame el cepo cuando sentí un aura que se aproximaba al lugar, levante la cabeza mirando en la dirección de donde sentía el aura para darme cuenta del color que tenía, y no solo eso, sino el olor que acompañaba a dicha aura… y gruñí. Mis ojos, oscuros como la misma noche, fijándose en aquel lugar notando que se aproximaba más y más, mi hocico se arrugó ante el olor y mis colmillos ya asomaban en claro aviso de lo que haría si intentaba hacerme algo.
“Mierda, un vampiro” Porque su aura era muy característica, pero era el olor lo que me desagradaba. Cuando lo tuve a la vista gruñí de nuevo, un gruñido que nació desde mi pecho mostrando los afilados colmillos en posición de defensa, pero al mismo tiempo, de ataque. Mi pelo encrespado, “engrifado” denotando que no era ningún juego… porque podría estar herida y desangrándome, pero no iba a dejar que aquel vampiro me tocara, mucho menos sin pelear, y mis colmillos estaban deseando clavarse en la carne de alguien… quizás el vampiro probara lo que era tener el mordisco de una loba.
París, mis ojos contemplaron aquella ciudad que se extendía ante mis ojos estando en la cubierta de aquel barco, sin saber por qué estaba en Dublín y sin saber qué era lo que debía de encontrar en aquella ciudad. Poco, o más bien nada, recordaba de quién era, de dónde venía, quién era mi familia… ¿me estaría buscando esta? ¿Sabrían qué me había pasado? Cuando desperté hacía unas semanas en la habitación de aquel hospital no recordaba absolutamente nada, los médicos solo pudieron decirme que me encontraron unos hombres por la mañana, malherida, con un golpe muy fuerte en la cabeza del cual si no me hubieran encontrado habría perdido la vida seguramente. Intentaron hacerme recordar quien era, si sabía o podía recordar lo que me había pasado, quien era mi familia, incluso mi simple nombre… pero no recordaba nada en absoluto. “Noctis”, así me había puesto cuando no pude recordar nada, un nombre en latín que significaba “noche”, porque me sentía identificada con esta; fría y solitaria… pero siempre fiel.
Era como una niebla densa y oscura que se había instalado en mi cabeza y que cuando intentaba hallar algún recuerdo, algo que me hiciera saber quién era, se desvaneciera lentamente sin dejar ningún tipo de pista. En mis ropas no habían encontrado nada significativo que pudiera darme respuesta, tan solo me entregaron un colgante que llevaba al cuello, una medalla cuya inscripción trasera ponía “París”. ¿París? ¿Qué significaría aquello? No lo sabía, no sabía si es que era de allí, o tenía algún familiar allí… no tenía ni sabía nada, la única pista que podía utilizar era aquel medallón que colgaba de mí cuello, un destino al cual debía de ir para saber quién era realmente. Lo único que recordaba antes de que todo fuera oscuridad era que corría libre por el bosque, pero no en forma humana… sino en forma de lobo. Algo que no dije a los médicos porque me tacharan como a una loca y me encerraran… esa era la única imagen clara que tenía antes de perder la consciencia, antes de que la oscuridad me envolviera.
Miré de nuevo el colgante que apresaba entre mis dedos, durante los días que había durado aquel viaje mi naturaleza salió a flote sin poder evitarlo, la loba de nuevo tomó forma en aquel camarote dándome cuenta de que no había sido un sueño aquellas imágenes que recordaba, sino que todo había sido real. En aquel barco pude notar además varias auras diferentes a las de los humanos que habían, algunas brillantes con las que me sentía tranquila y que identifiqué como hechiceros, y otras algo más oscuras haciéndome ver las razas que eran. Además de eso, incluso sin transformarme, cada raza desprendía un olor característico que junto con su aura los delataban, por ejemplo; los vampiros. Estar cerca de uno de ellos hacía que se arrugara mi nariz sin poder evitarlo y los mirara de manera desafiante, como si la loba interna les avisara de que no se acercaran para nada.
Por suerte nada pasó en aquel viaje y ahora, en aquella noche, por fin tomábamos tierra en aquella tierra que desconocía, de la cual no sabía a dónde acudir, en qué lugares buscar… solo tenía un colgante con el nombre de la capital francesa, nada más. ¿Cómo se podía buscar y recuperar unos recuerdos rotos y fragmentados solamente con aquello? Tenía la vaga esperanza de que pasear por sus calles, fundirme con su gente y parecer una parisina más hiciera que poco a poco fuera recuperando la memoria. Los médicos dijeron que quizás con el paso del tiempo esta volviera de nuevo, pero no era algo que pudieran asegurar e incluso al pasar unos días allí sin que nadie fuera a buscarme me aconsejaron que lo mejor era ir a París, que quizás así encontrara de nuevo mis recuerdos perdidos, mi memoria que había quedado fragmentada en pequeños trozos y fragmentos…
Esa noche mis sentidos me pedían con cierta necesidad que fuera hacia el bosque, como si supiera donde podría estar pero que finalmente hallé como si hubiera estado anteriormente, aunque nada me hiciera recordarlo. Tras tantos días sin poder transformarme sentía la necesidad de sentirme libre tras el encierro que había sufrido en el barco y en el camarote, sin poder dejar que esa parte animal que tenía saliera para sentirse libre. La luna brillaba aquella noche especialmente con fuerza, como si me estuviera dando la bienvenida a aquella ciudad, luna llena que iluminaba con su nacarada luz mis pasos, mi sombra, mi pelo oscuro y mis ropajes como si quisiera acompañarme allá a donde fuera. Nada más adentrarme en el bosque la loba tomó forma, una loba de negro pelaje que comenzó a correr por el bosque descargando adrenalina, como si necesitara gastar energías tras aquel encierro que debía de admitir no me había gustado. No me gustó sentirme tan encerrada, tan “atrapada” a un lugar sin poder sentir la libertad que sentía en esos momentos, correr, el viento azotar mi rostro, mis patas pisando con fuerza sintiendo la tierra hundirse bajo mi peso por lo húmeda que estaba… mi visión era perfecta en la oscuridad, todos mis sentidos los tenía más aumentados cuando estaba en esa forma, podía oír que había un arroyo cerca, los animales que cobraban vida por la noche, las ramas crujiendo bajo mi carrea…
Pero no me di cuenta y no lo pude ver realmente cuando ya fue demasiado tarde, pisé en mi carrera sobre lo que debía de ser un cepo, una trampa puesta para cazar animales y presas que al sentir el peso de mi pata esta se cerró, cerniéndose sobre mi piel, las afiladas sierras clavándose en mi pelaje y atravesando la carne. Aullé cuando me sentí presa por el dolor, había sido en una pata trasera y sentía que no podía liberarme. El olor a sangre inundaba todo el lugar y si en esa forma no podía soltarme siendo humana menos podría hacerlo, el acero quemaba incrustado en mi piel mientras la sangre caía, gruñí rabiosa, enfadada por aquello y pensando que como el dueño de aquel cepo se acercara iba a descuartizarlo con mis colmillos. Era luna llena, no me extrañaba que algún cazador lo hubiera puesto para algún licántropo estando en la zona en la que estábamos.
Intenté como pude deshacerme de aquel cepo pero era imposible, cada movimiento era dolor en la zona y me revolvía intentando quitármelo… pero no me iba a dar por vencida, saldría de allí quitándome ese maldito cepo como fuera, y cerca aguardaría la llegada del pobre humano desgraciado que lo puso, acechándolo entre la oscuridad de la noche para convertirlo en mí presa por aquello… no iba a tener piedad alguna contra él y aquella noche sería su fin. Estaba intentando quítame el cepo cuando sentí un aura que se aproximaba al lugar, levante la cabeza mirando en la dirección de donde sentía el aura para darme cuenta del color que tenía, y no solo eso, sino el olor que acompañaba a dicha aura… y gruñí. Mis ojos, oscuros como la misma noche, fijándose en aquel lugar notando que se aproximaba más y más, mi hocico se arrugó ante el olor y mis colmillos ya asomaban en claro aviso de lo que haría si intentaba hacerme algo.
“Mierda, un vampiro” Porque su aura era muy característica, pero era el olor lo que me desagradaba. Cuando lo tuve a la vista gruñí de nuevo, un gruñido que nació desde mi pecho mostrando los afilados colmillos en posición de defensa, pero al mismo tiempo, de ataque. Mi pelo encrespado, “engrifado” denotando que no era ningún juego… porque podría estar herida y desangrándome, pero no iba a dejar que aquel vampiro me tocara, mucho menos sin pelear, y mis colmillos estaban deseando clavarse en la carne de alguien… quizás el vampiro probara lo que era tener el mordisco de una loba.
Última edición por Noctis el Vie Jul 14, 2017 10:26 am, editado 1 vez
Noctis- Licántropo Clase Alta
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Por fin el vampiro despertó se notaba en su respiración y en los movimientos que hacía, yo permanecía sentada apoyada contra la pared esperando a que se levantara de una vez para poder ir al aseo y darme un baño, quería darme uno y en cuanto me soltara es lo primero que iba a hacer, luego ya tendría tiempo de pensar en lo que debía de hacer con ese vampiro, descubrir algo más de mí y después alejarme de él puesto que no sentía nada por él y no quería tenerlo cerca, porque yo no era la mascota de nadie y era salvaje y libre, así es como debía de ser y de estar. Se levantó desperezándose alegando que hacía tiempo que no recordaba lo que era tener que ocuparse de una mascota, gruñí por sus palabras y me levanté mientras se acercaba con ganas de matarlo de nuevo, odiaba a ese vampiro y en cuanto tuviera mis recuerdos… ya no lo necesitaría para nada. Hizo una gracia, o al menos para él lo sería, alegando que si me tenía que sacar como si fuera un perro… y cerré mis manos en sendos puños mientras él se acercaba.
Acabó finalmente delante de mí observándome con sus ojos rojos y así soltar la cadena que me ataba al collar, decía que me vistiera y yo enarqué una ceja por ello, exactamente ¿con qué quería que me vistiera? No tenía ropa alguna en esos momentos, seguramente estaría en el bosque por algún lugar. Me dio un azote suave en mis nalgas que respondí con un guantazo en su rostro, no pensaba dejar que me tocara como le viniera en gana, era algo que debería de quedarle bastante claro. Dijo algo sobre que en la habitación siempre estaría desnuda cada vez que él quisiera, si lo había estado ese tiempo era porque me había cogido en forma de loba, pero ni de coña iba a dejar que viera mi cuerpo cada vez que le diera la real gana. Decía de bajar a desayunar cuando lo que quería primero era darme un baño, no contesté a su pregunta directamente y me fui hacia el baño cerrando la puerta con fuerza mientras mascullaba cosas hacia el vampiro, nombrando y acordándome de toda su estirpe en esos momentos, maldiciéndolos pero maldiciéndolo mucho más a él.
Me adentré en el baño escuchando sus palabras de fondo, algo sobre una fiesta y no sé qué más puesto que no presté atención ya que era algo que no me importaba en lo más mínimo, que se fuera donde quisiera, no me importaba en absoluto más allá de que pudiera ayudarme con mis recuerdos, si es que de verdad podía hacerlo y era quien él decía. Abrí el grifo para comenzar a llenar la tina y cuando estuvo lista me metí dentro dejando que el agua templada acariciara mi cuerpo, cerré los ojos y lancé un pequeño suspiro por lo bien que se sentía, el agua cumplía con su función y relajaba cada músculo de mi cuerpo. Apoyé la cabeza contra el borde y me sumergí mojando todo mi cuerpo y mi pelo por completo, permanecí un par de segundos bajo el agua y luego volví a emerger apoyando de nuevo la cabeza, se estaba tan bien en esos momentos que no me extrañó que el vampiro entrara abriendo la puerta de golpe para joderme aquel momento.
-Vete a la mierda –fue lo primero que le dije cuando sus ojos me recorrieron desnuda, como si no me hubiera visto ya todo aquel tiempo, también fue como respuesta a su pregunta de querer enjabonarme, ¿tenía cara de que quisiera hacerlo? Se acercó quedando a mi lado y se arrodilló mientras me miraba y su mano se hundió en el agua para coger la esponja que iba a utilizar para darme ese baño, sus palabras sonaron contra mi cuello erizando mi piel por estar mojada y notar su aliento en la zona mientras sin ningún reparo deslizaba la esponja por mi piel, aparté su mano de un manotazo y le gruñí clavando mi mirada en sus ojos enfurecida por aquello pero él pareció pasar de mi mirada porque escurrió la esponja sobre mi piel justo sobre el centro de mi pecho cayendo las gotas por entre mis pechos hasta morir en el agua- no te habría despertado si me hubieras tratado mejor, según tú soy tu mujer ¿no? Pues trátame como tal y quizás me crea alguna de todas tus palabras –que no me enfadara decía, había odiado que bebiera de mí dejándome tan débil, odiaba sentirme débil y aquel jodido y maldito vampiro lo había hecho solamente con beber de mi sangre- ¿Recompensarme? –Reí entre dientes, de forma cínica y sarcástica, cuando dijo esas palabras mientras lo miraba de forma fija, repitiendo mis palabras en tono de burla con esa sonrisa que tanto odiaba de sus labios- ¿quieres recompensarme? Entonces dime la verdad y suéltame, entonces sí lo estarás haciendo… no tendrías que cubrir mis necesidades si estuviera suelta y no atada como una mascota –su mano siguió moviéndose con la esponja todavía, recorriendo mi piel con ella, un brazo, luego el otro y yo le gruñía cada vez que se movía recorriendo cada centímetro de mi piel- no quiero que me enjabones… dame la esponja –extendí la mano para que me la diera, pero sus ojos fijos en los míos y esa sonrisa ladeada me decía que no iba a hacerlo, es más, volvió a decirme que tenía que cubrir mis necesidades y como una mascota que era tenía que lavarme, que es lo que se hacía con ellas… su mano comenzó a bajar por entre mis pechos en un camino lento hacia abajo, como si me estuviera retando con aquel acto.
No aguanté más que me tratara de esa forma, mi mano cogió su muñeca parando su avance y nos miramos desafiándonos en todo momento, le quité la esponja con la otra mano y la estampé contra su rostro llenándolo de aquel jabón, de un movimiento rápido aferré su pelo soltando la esponja, le di un golpe contra el borde de la bañera y agaché su cuerpo para que su cabeza y parte de su torso quedara sumergido en el agua, sabía que no le haría nada pero mejor eso que tenerlo enjabonándome burlándose con cada pasada que daba. Él no se quedó atrás, una de sus manos aferró mi collar y tiró para que mi cuerpo se hundiera y sobre todo mi cabeza quedara bajo el agua, cerca de la suya. Su otra mano fue a mi pecho y presionó hacia abajo para mantenerme bajo el agua, podía ver sus ojos observarme bajo el agua y su sonrisa, ambos sabíamos que él aguantaba sin respirar pero yo no. No me soltaría hasta que yo no le soltara y era algo que no pensaba hacer, me miraba como intentando averiguar cuánto aguantaría bajo el agua y ya notaba como el aire me faltaba, como mis pulmones me pedían por oxígeno pero no disminuí su agarre, solo lo hice cuando las fuerzas me fallaron ya no quedándome casi oxígeno en mis pulmones, mi cuerpo se revolvió buscando por un aire que no llegaba y solo cuando estaba a punto de perder el conocimiento me soltó de su agarre.
Mi cuerpo salió del agua y apoyada contra uno de los bordes comencé a toser en busca de aire, llenando mis pulmones con grandes bocanadas de aire normalizándome, él estaba como si no hubiera pasado nada y cuando me recuperé me cogió del pelo, levantándome para estrellar mi espalda contra la pared del aseó donde me acorraló entre esta y su cuerpo, mi cabeza hacia atrás mientras cogía mi pelo con su puño y todo su cuerpo pegado al mío, aún a falta de fuerzas por haber bebido de mi sangre y por la falta de aire hacía escasos momentos lo vi con los colmillos sobresaliendo de sus labios, pero aun así no quité mi vista de la suya, gruñéndole como el animal salvaje que era y hundiendo mis uñas en su pecho haciéndole heridas con ellas, sin rendirme, sin ceder ante él.
Acabó finalmente delante de mí observándome con sus ojos rojos y así soltar la cadena que me ataba al collar, decía que me vistiera y yo enarqué una ceja por ello, exactamente ¿con qué quería que me vistiera? No tenía ropa alguna en esos momentos, seguramente estaría en el bosque por algún lugar. Me dio un azote suave en mis nalgas que respondí con un guantazo en su rostro, no pensaba dejar que me tocara como le viniera en gana, era algo que debería de quedarle bastante claro. Dijo algo sobre que en la habitación siempre estaría desnuda cada vez que él quisiera, si lo había estado ese tiempo era porque me había cogido en forma de loba, pero ni de coña iba a dejar que viera mi cuerpo cada vez que le diera la real gana. Decía de bajar a desayunar cuando lo que quería primero era darme un baño, no contesté a su pregunta directamente y me fui hacia el baño cerrando la puerta con fuerza mientras mascullaba cosas hacia el vampiro, nombrando y acordándome de toda su estirpe en esos momentos, maldiciéndolos pero maldiciéndolo mucho más a él.
Me adentré en el baño escuchando sus palabras de fondo, algo sobre una fiesta y no sé qué más puesto que no presté atención ya que era algo que no me importaba en lo más mínimo, que se fuera donde quisiera, no me importaba en absoluto más allá de que pudiera ayudarme con mis recuerdos, si es que de verdad podía hacerlo y era quien él decía. Abrí el grifo para comenzar a llenar la tina y cuando estuvo lista me metí dentro dejando que el agua templada acariciara mi cuerpo, cerré los ojos y lancé un pequeño suspiro por lo bien que se sentía, el agua cumplía con su función y relajaba cada músculo de mi cuerpo. Apoyé la cabeza contra el borde y me sumergí mojando todo mi cuerpo y mi pelo por completo, permanecí un par de segundos bajo el agua y luego volví a emerger apoyando de nuevo la cabeza, se estaba tan bien en esos momentos que no me extrañó que el vampiro entrara abriendo la puerta de golpe para joderme aquel momento.
-Vete a la mierda –fue lo primero que le dije cuando sus ojos me recorrieron desnuda, como si no me hubiera visto ya todo aquel tiempo, también fue como respuesta a su pregunta de querer enjabonarme, ¿tenía cara de que quisiera hacerlo? Se acercó quedando a mi lado y se arrodilló mientras me miraba y su mano se hundió en el agua para coger la esponja que iba a utilizar para darme ese baño, sus palabras sonaron contra mi cuello erizando mi piel por estar mojada y notar su aliento en la zona mientras sin ningún reparo deslizaba la esponja por mi piel, aparté su mano de un manotazo y le gruñí clavando mi mirada en sus ojos enfurecida por aquello pero él pareció pasar de mi mirada porque escurrió la esponja sobre mi piel justo sobre el centro de mi pecho cayendo las gotas por entre mis pechos hasta morir en el agua- no te habría despertado si me hubieras tratado mejor, según tú soy tu mujer ¿no? Pues trátame como tal y quizás me crea alguna de todas tus palabras –que no me enfadara decía, había odiado que bebiera de mí dejándome tan débil, odiaba sentirme débil y aquel jodido y maldito vampiro lo había hecho solamente con beber de mi sangre- ¿Recompensarme? –Reí entre dientes, de forma cínica y sarcástica, cuando dijo esas palabras mientras lo miraba de forma fija, repitiendo mis palabras en tono de burla con esa sonrisa que tanto odiaba de sus labios- ¿quieres recompensarme? Entonces dime la verdad y suéltame, entonces sí lo estarás haciendo… no tendrías que cubrir mis necesidades si estuviera suelta y no atada como una mascota –su mano siguió moviéndose con la esponja todavía, recorriendo mi piel con ella, un brazo, luego el otro y yo le gruñía cada vez que se movía recorriendo cada centímetro de mi piel- no quiero que me enjabones… dame la esponja –extendí la mano para que me la diera, pero sus ojos fijos en los míos y esa sonrisa ladeada me decía que no iba a hacerlo, es más, volvió a decirme que tenía que cubrir mis necesidades y como una mascota que era tenía que lavarme, que es lo que se hacía con ellas… su mano comenzó a bajar por entre mis pechos en un camino lento hacia abajo, como si me estuviera retando con aquel acto.
No aguanté más que me tratara de esa forma, mi mano cogió su muñeca parando su avance y nos miramos desafiándonos en todo momento, le quité la esponja con la otra mano y la estampé contra su rostro llenándolo de aquel jabón, de un movimiento rápido aferré su pelo soltando la esponja, le di un golpe contra el borde de la bañera y agaché su cuerpo para que su cabeza y parte de su torso quedara sumergido en el agua, sabía que no le haría nada pero mejor eso que tenerlo enjabonándome burlándose con cada pasada que daba. Él no se quedó atrás, una de sus manos aferró mi collar y tiró para que mi cuerpo se hundiera y sobre todo mi cabeza quedara bajo el agua, cerca de la suya. Su otra mano fue a mi pecho y presionó hacia abajo para mantenerme bajo el agua, podía ver sus ojos observarme bajo el agua y su sonrisa, ambos sabíamos que él aguantaba sin respirar pero yo no. No me soltaría hasta que yo no le soltara y era algo que no pensaba hacer, me miraba como intentando averiguar cuánto aguantaría bajo el agua y ya notaba como el aire me faltaba, como mis pulmones me pedían por oxígeno pero no disminuí su agarre, solo lo hice cuando las fuerzas me fallaron ya no quedándome casi oxígeno en mis pulmones, mi cuerpo se revolvió buscando por un aire que no llegaba y solo cuando estaba a punto de perder el conocimiento me soltó de su agarre.
Mi cuerpo salió del agua y apoyada contra uno de los bordes comencé a toser en busca de aire, llenando mis pulmones con grandes bocanadas de aire normalizándome, él estaba como si no hubiera pasado nada y cuando me recuperé me cogió del pelo, levantándome para estrellar mi espalda contra la pared del aseó donde me acorraló entre esta y su cuerpo, mi cabeza hacia atrás mientras cogía mi pelo con su puño y todo su cuerpo pegado al mío, aún a falta de fuerzas por haber bebido de mi sangre y por la falta de aire hacía escasos momentos lo vi con los colmillos sobresaliendo de sus labios, pero aun así no quité mi vista de la suya, gruñéndole como el animal salvaje que era y hundiendo mis uñas en su pecho haciéndole heridas con ellas, sin rendirme, sin ceder ante él.
Noctis- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/06/2017
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Noctis estaba decidida a retarme hasta en algo tan tonto como no permitirme enjabonarla.
Rugía como un perro con la rabia, dispuesta a morder mi mano aun cuando la estaba cuidando, cubriendo como ella pedía sus necesidades mínimas.
No le hice ni caso, admito que tenia cierta gracia el modo en el que trataba de imponer su voluntad aun sabiéndose tenerlo todo perdido.
No se en que instante logro agarrarme con la fuerza suficiente como para hundir mi cabeza en la tina, no podía quejarme, las vistas eran fantásticas y la ausencia de vida que tenia me hacia no tener necesidad ninguna de llevar oxigeno a mis pulmones, algo que por contrario mi querida mascota si necesitaba.
Tiré de la cadena sumergiéndola ahora a ella, su cara era un poema, ojos brillantes que sumergidos centelleaban contra los míos.
Trataba de zafarse sin el menor de los éxitos, sostuve la cadena mostrándome impertérrito con el mismo gesto de gocé personal y esperando enseñarle una lección.
Solo cuando las burbujas de aire escaparon de sus labios, tragó agua y su rostro perdía casi la consciencia aflojé mi agarré y le permití emerger.
Tosía de forma abrupta vomitando agua ante mi mirada, admito que lo disfrute, pero no era ese el final de la lección, la lacé por el cuello haciendo que su espalda chocara contra la pared, su cuerpo mojaba el suelo y mis zapatos mientras las gotas acariciaban su piel.
-Parece que no entiendes querida esposa mía, que me perteneces -gruñí sin apartar mis ojos de sus pardos.
Nos mirábamos de frente, desafiándonos, gruñendonos como las bestias que eramos.
Mi cuerpo se pegó al suyo, mi excitación palpable contra su vientre mojado, sonreí de lado al sentirla removerse contra mi cuerpo para soltarse, huir, me temía y hacia bien en hacerlo, aunque no lo mostraba ni por un momento.
La giré con brusquedad, sus pechos rozaron la pared mientras mi mano en la mitad de su espalda la pegaba a esta para que no se moviera.
-Se lo que necesitas calmar ahora -susurre desabrochando el botón de mi pantalón dejándolo caer para liberar mi hombría que rugió hambrienta contra sus nalgas.
Tomé mi falo recorriendo su sexo, humedeciéndolo por completo mientras la masturbaba con mi glande escuchando sus rugidos de disgusto, placer o una mezcla de los dos.
-¿quieres que te recuerde lo que es sentir un hombre entre tus piernas? -susurré en su oído moviendo su pelo mojado con mi aliento.
Aferré sus manos alzándolas por encima de su cabeza para inmovilizarla, me miró por encima de su hombro, sus ojos me retaban, centelleaban furiosos pero no respondía y dudaba si en el fondo no deseaba lo mismo que yo pero su orgullo la forzaba a escupirme odio en la cara.
Rugía como un perro con la rabia, dispuesta a morder mi mano aun cuando la estaba cuidando, cubriendo como ella pedía sus necesidades mínimas.
No le hice ni caso, admito que tenia cierta gracia el modo en el que trataba de imponer su voluntad aun sabiéndose tenerlo todo perdido.
No se en que instante logro agarrarme con la fuerza suficiente como para hundir mi cabeza en la tina, no podía quejarme, las vistas eran fantásticas y la ausencia de vida que tenia me hacia no tener necesidad ninguna de llevar oxigeno a mis pulmones, algo que por contrario mi querida mascota si necesitaba.
Tiré de la cadena sumergiéndola ahora a ella, su cara era un poema, ojos brillantes que sumergidos centelleaban contra los míos.
Trataba de zafarse sin el menor de los éxitos, sostuve la cadena mostrándome impertérrito con el mismo gesto de gocé personal y esperando enseñarle una lección.
Solo cuando las burbujas de aire escaparon de sus labios, tragó agua y su rostro perdía casi la consciencia aflojé mi agarré y le permití emerger.
Tosía de forma abrupta vomitando agua ante mi mirada, admito que lo disfrute, pero no era ese el final de la lección, la lacé por el cuello haciendo que su espalda chocara contra la pared, su cuerpo mojaba el suelo y mis zapatos mientras las gotas acariciaban su piel.
-Parece que no entiendes querida esposa mía, que me perteneces -gruñí sin apartar mis ojos de sus pardos.
Nos mirábamos de frente, desafiándonos, gruñendonos como las bestias que eramos.
Mi cuerpo se pegó al suyo, mi excitación palpable contra su vientre mojado, sonreí de lado al sentirla removerse contra mi cuerpo para soltarse, huir, me temía y hacia bien en hacerlo, aunque no lo mostraba ni por un momento.
La giré con brusquedad, sus pechos rozaron la pared mientras mi mano en la mitad de su espalda la pegaba a esta para que no se moviera.
-Se lo que necesitas calmar ahora -susurre desabrochando el botón de mi pantalón dejándolo caer para liberar mi hombría que rugió hambrienta contra sus nalgas.
Tomé mi falo recorriendo su sexo, humedeciéndolo por completo mientras la masturbaba con mi glande escuchando sus rugidos de disgusto, placer o una mezcla de los dos.
-¿quieres que te recuerde lo que es sentir un hombre entre tus piernas? -susurré en su oído moviendo su pelo mojado con mi aliento.
Aferré sus manos alzándolas por encima de su cabeza para inmovilizarla, me miró por encima de su hombro, sus ojos me retaban, centelleaban furiosos pero no respondía y dudaba si en el fondo no deseaba lo mismo que yo pero su orgullo la forzaba a escupirme odio en la cara.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Al vampiro no le bastó con hundirme bajo el agua sin opción a que pudiera salir, de hecho hasta que yo no lo soltara él no iba a soltarme y ya notaba que empezaba a faltarme el aliento, pero ni aun así aflojé el agarre que tenía sobre él aunque no lo necesitara, era mi forma de decirle que me importaba una mierda que fuera vampiro, que mi espíritu me indicaba siempre que luchara aunque no siempre ganara en el la lucha. Sentía que ya no tenía oxígeno en los pulmones y que estos quemaban por la falta de aire, solo cuando él lo vio oportuno me soltó e hizo que emergiera del agua para tirar todo el agua que había tragado, que no era mucho, mientras sentía su mirada puesta en mí todo el rato disfrutando de lo que veía de mí, de lo que yo me revolvía buscando por aire después de haber tirado el agua que llevaba dentro. Pero no quedó ahí la cosa.
Me cogió del pelo y me levantó para estampar mi espalda contra la pared, veía sus ojos rojos y sus colmillos asomando por sus labios y mis manos arañaron su piel, su torso, de donde salían hilos de sangre que se cerraban y quedaba solamente la marca de la herida que había estado y que ya estaba cerrada. Decía que no entendía que le pertenecía, y no lo iba a entender jamás porque yo no sería de nadie, no tendría dueño nunca, sería siempre libre como me gustaba y quería ser… y no me importaba tener a un vampiro delante diciéndome que era suya. No aparté la mirada de la suya en ningún momento porque en mí no estaba someterme, en mí no estaba obedecer aunque supiera que quien tenía delante podía perfectamente conmigo… yo no era así.
-No seré tuya nunca, ni viva ni muerta vampiro… métete eso en tú jodida cabeza –le espeté antes de que su cuerpo se pegara al mío, podía sentir su miembro contra mi cuerpo denotando lo excitado que estaba, lo que le ponía y gustaba someterme. Me removí contra él intentando soltarme y empujarlo para alejarlo, para hacer que se quitara de encima y no sentirlo cerca pero eso le producía placer porque su sonrisa ladeada lo delataba, le gruñí cuando sonrió así mientras quería destrozarlo. Cuando iba a hacer algo más que unos simples arañazos en su torso fue que me giró con fuerza y violencia, mi pecho se estampó contra la pared y su mano en el centro de mi espalda presionándome contra esta fue lo que no me dejó quitarme y moverme por mucho que hiciera fuerza con mis manos puestas en la pared hacia atrás. Su aliento contra mi oreja y sus palabras asegurando saber qué era lo que necesitaba calmar en esos momentos, como si supiera lo que quería… y fue cuando oí que desabrochaba su pantalón, si se pensaba que era eso estaba muy equivocado.
Noté su miembro contra mis nalgas en cuanto estuvo desnudo, pegándose de nuevo contra mi cuerpo, lo que no esperé es que llevara su miembro para restregarlo contra mi sexo, me moví dando un pequeño sobresalto por aquello mientras él me empujaba con fuerza contra la pared sin que pudiera moverme ni hacer nada por separarme. Su miembro recorrió mi sexo y gruñí por aquello al tomarse aquella libertad, comenzó a recorrerlo masturbándome de esa forma y cerré las manos en puños, no quería que me tocara pero lo estaba haciendo, y además no quería que me comenzara a darme placer cuando no se lo había pedido, cuando no lo quería, pero mi cuerpo respondía a sus provocaciones y lo odié en esos momentos por lo que me hacía, tanto como me odiaba a mí por comenzar a gustarme lo que me hacía, sin poder evitarlo como una respuesta de mí cuerpo a lo que el suyo me hacía. Decía si quería que me recordara lo que era sentir a un hombre, cogió mis manos para ponerlas sobre mi cabeza, y fue entonces cuando lo miré sobre mi hombro y sonreí de lado.
-¿Acaso tú eres un hombre como para querer recordarme eso? –Pregunté mientras él no cesaba de moverse de esa forma, rozándome con su miembro todo mi sexo, recorriéndolo para provocarme sensaciones que en ese momento luchaba por no sentir y que mi cuerpo no cediera ante él- Si es así, ¿por qué no buscas entonces un hombre de verdad para que me lo recuerde? Dudo que un vampiro como tú pueda recordarme nada, hasta la fecha no has sido capaz de hacer que recuerde nada… ni tus besos, ni tu cuerpo… comienzo a pensar que en ningún aspecto vas a lograrlo –lo fulminé con la mirada, con mis manos apresadas contra una de las suyas encima de mi rostro- Ni aunque me dieras tú sangre en estos momentos te pediría absolutamente nada –cosa que era mentira, porque la otra vez me había vuelto completamente loca, deseándolo, necesitándolo como no había necesitado nada en mí vida, el calentón había sido tan fuerte que si no hubiera sido porque me infligió dolor no sabría qué hubiera pagado- Vaya vaya… así que el vampiro quiere follarme, ¿no es así? No pensaba que te pusiera tanto como para eso –quise darle la vuelta a la situación, pero su movimiento no cesaba como si de alguna forma supiera que aunque no lo dijera, muy en el fondo, me gustaba. Su mano que quedaba libre fue a mi cuello rodeándolo y apretó volviendo a cerrarme el paso de aire mientras su miembro se deslizaba sin cesar por mi sexo, notaba todo mucho más de esa forma, los latidos de mi corazón retumbando en mis oídos, mi pecho que se contraía, mis pulmones pidiendo por oxígeno, sus caricias en mi sexo… todo ello me produjo un jadeo, y fue entonces cuando me soltó y su sonrisa seguía ahí puesto, más acentuada. Me preguntó con sorna si de verdad no quería recordarlo y fue entonces que volvió a cogerme otra vez del cuello, aquello aumentaba las sensaciones y el placer que me proporcionaba, cerré los ojos y mi cadera se movió involuntaria contra él, porque el muy capullo sabía lo que se hacía y cómo tenerme justo donde quería, volvió a soltarme cuando vio que era suficiente y abrí mis labios sin apartar la mirada de él- Eres un hijo de puta –a lo que él se rió y acercó sus labios a mi oreja para morderla, me dijo si de verdad quería que parara y que si se lo decía que lo haría, le gruñí por ello y sin siquiera pensarlo le dije que se apartara, que se alejara y que parara… solo para escuchar su risa algo más sombría y siniestra, riéndose de mí sin ninguna duda. Alegó que estaba “demasiado mojada” como para de verdad querer aquello- fóllame entonces, y acaba con esto –dije entre gruñidos, su mano fue a mi pelo y tiró mi cabeza hacia atrás notando que la punta de su miembro presionaba contra mi entrada, para alejarse y volver a presionar de nuevo provocándome, calentándome como el maldito hijo de puta que era. Sus palabras que me decía “pídemelo” fue algo que hizo que me revolviera de nuevo contra él- ¿ahora quieres que te lo pida, que te de mi permiso? –Le gruñí intentando soltarme pero su agarre era más fuerte, se movía contra mi como si quisiera hacerme saber que era suya para hacer lo que quisiera, llevarme a ese extremo, follarme o no hacerlo... era suya, y era algo que quería que tuviera más que claro en esa lección, pero yo no iba a pedirle nada porque no pensaba ceder contra él- que te jodan, vampiro -fue toda mi respuesta.
Me cogió del pelo y me levantó para estampar mi espalda contra la pared, veía sus ojos rojos y sus colmillos asomando por sus labios y mis manos arañaron su piel, su torso, de donde salían hilos de sangre que se cerraban y quedaba solamente la marca de la herida que había estado y que ya estaba cerrada. Decía que no entendía que le pertenecía, y no lo iba a entender jamás porque yo no sería de nadie, no tendría dueño nunca, sería siempre libre como me gustaba y quería ser… y no me importaba tener a un vampiro delante diciéndome que era suya. No aparté la mirada de la suya en ningún momento porque en mí no estaba someterme, en mí no estaba obedecer aunque supiera que quien tenía delante podía perfectamente conmigo… yo no era así.
-No seré tuya nunca, ni viva ni muerta vampiro… métete eso en tú jodida cabeza –le espeté antes de que su cuerpo se pegara al mío, podía sentir su miembro contra mi cuerpo denotando lo excitado que estaba, lo que le ponía y gustaba someterme. Me removí contra él intentando soltarme y empujarlo para alejarlo, para hacer que se quitara de encima y no sentirlo cerca pero eso le producía placer porque su sonrisa ladeada lo delataba, le gruñí cuando sonrió así mientras quería destrozarlo. Cuando iba a hacer algo más que unos simples arañazos en su torso fue que me giró con fuerza y violencia, mi pecho se estampó contra la pared y su mano en el centro de mi espalda presionándome contra esta fue lo que no me dejó quitarme y moverme por mucho que hiciera fuerza con mis manos puestas en la pared hacia atrás. Su aliento contra mi oreja y sus palabras asegurando saber qué era lo que necesitaba calmar en esos momentos, como si supiera lo que quería… y fue cuando oí que desabrochaba su pantalón, si se pensaba que era eso estaba muy equivocado.
Noté su miembro contra mis nalgas en cuanto estuvo desnudo, pegándose de nuevo contra mi cuerpo, lo que no esperé es que llevara su miembro para restregarlo contra mi sexo, me moví dando un pequeño sobresalto por aquello mientras él me empujaba con fuerza contra la pared sin que pudiera moverme ni hacer nada por separarme. Su miembro recorrió mi sexo y gruñí por aquello al tomarse aquella libertad, comenzó a recorrerlo masturbándome de esa forma y cerré las manos en puños, no quería que me tocara pero lo estaba haciendo, y además no quería que me comenzara a darme placer cuando no se lo había pedido, cuando no lo quería, pero mi cuerpo respondía a sus provocaciones y lo odié en esos momentos por lo que me hacía, tanto como me odiaba a mí por comenzar a gustarme lo que me hacía, sin poder evitarlo como una respuesta de mí cuerpo a lo que el suyo me hacía. Decía si quería que me recordara lo que era sentir a un hombre, cogió mis manos para ponerlas sobre mi cabeza, y fue entonces cuando lo miré sobre mi hombro y sonreí de lado.
-¿Acaso tú eres un hombre como para querer recordarme eso? –Pregunté mientras él no cesaba de moverse de esa forma, rozándome con su miembro todo mi sexo, recorriéndolo para provocarme sensaciones que en ese momento luchaba por no sentir y que mi cuerpo no cediera ante él- Si es así, ¿por qué no buscas entonces un hombre de verdad para que me lo recuerde? Dudo que un vampiro como tú pueda recordarme nada, hasta la fecha no has sido capaz de hacer que recuerde nada… ni tus besos, ni tu cuerpo… comienzo a pensar que en ningún aspecto vas a lograrlo –lo fulminé con la mirada, con mis manos apresadas contra una de las suyas encima de mi rostro- Ni aunque me dieras tú sangre en estos momentos te pediría absolutamente nada –cosa que era mentira, porque la otra vez me había vuelto completamente loca, deseándolo, necesitándolo como no había necesitado nada en mí vida, el calentón había sido tan fuerte que si no hubiera sido porque me infligió dolor no sabría qué hubiera pagado- Vaya vaya… así que el vampiro quiere follarme, ¿no es así? No pensaba que te pusiera tanto como para eso –quise darle la vuelta a la situación, pero su movimiento no cesaba como si de alguna forma supiera que aunque no lo dijera, muy en el fondo, me gustaba. Su mano que quedaba libre fue a mi cuello rodeándolo y apretó volviendo a cerrarme el paso de aire mientras su miembro se deslizaba sin cesar por mi sexo, notaba todo mucho más de esa forma, los latidos de mi corazón retumbando en mis oídos, mi pecho que se contraía, mis pulmones pidiendo por oxígeno, sus caricias en mi sexo… todo ello me produjo un jadeo, y fue entonces cuando me soltó y su sonrisa seguía ahí puesto, más acentuada. Me preguntó con sorna si de verdad no quería recordarlo y fue entonces que volvió a cogerme otra vez del cuello, aquello aumentaba las sensaciones y el placer que me proporcionaba, cerré los ojos y mi cadera se movió involuntaria contra él, porque el muy capullo sabía lo que se hacía y cómo tenerme justo donde quería, volvió a soltarme cuando vio que era suficiente y abrí mis labios sin apartar la mirada de él- Eres un hijo de puta –a lo que él se rió y acercó sus labios a mi oreja para morderla, me dijo si de verdad quería que parara y que si se lo decía que lo haría, le gruñí por ello y sin siquiera pensarlo le dije que se apartara, que se alejara y que parara… solo para escuchar su risa algo más sombría y siniestra, riéndose de mí sin ninguna duda. Alegó que estaba “demasiado mojada” como para de verdad querer aquello- fóllame entonces, y acaba con esto –dije entre gruñidos, su mano fue a mi pelo y tiró mi cabeza hacia atrás notando que la punta de su miembro presionaba contra mi entrada, para alejarse y volver a presionar de nuevo provocándome, calentándome como el maldito hijo de puta que era. Sus palabras que me decía “pídemelo” fue algo que hizo que me revolviera de nuevo contra él- ¿ahora quieres que te lo pida, que te de mi permiso? –Le gruñí intentando soltarme pero su agarre era más fuerte, se movía contra mi como si quisiera hacerme saber que era suya para hacer lo que quisiera, llevarme a ese extremo, follarme o no hacerlo... era suya, y era algo que quería que tuviera más que claro en esa lección, pero yo no iba a pedirle nada porque no pensaba ceder contra él- que te jodan, vampiro -fue toda mi respuesta.
Noctis- Licántropo Clase Alta
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DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
No podía dejar de reír, cada palabra que trataba de desafiarme era gemida, la pasada de mi glande por su raja mojada era suficiente como para hacer que su cuerpo reaccionara, su clítoris engordaba y sus caderas la traicionaban buscando estimularse contra mi dureza.
-Si pequeña salvaje, me poner mucho -susurré contra su oído sin problema de admitirlo, pero no mas de lo que yo te excito -aseguré llevando mi mano a su clítoris mientras con la otra masturbaba mi miembro contra la entrada de su sexo.
-Pobre lobita, tienes la lengua muy afilada ¿quieres beber de mi? -pregunté con un doble sentido de palabras que hizo que sus ojos centellearan.
Mi hombría seguía torturando su vagina, con la mano mojada de su sexo la acerqué a sus labios impregnándolos.
-Mira como estas lobita -susurré en su oído con la voz ronca.
Mi mano atrapó su cuello apretandolo con fuerza, mis caderas se movían contra sus nalgas calentando mas su feminidad con el roce de mi miembro.
No podía respirar, notaba como se revolvía, daba bocanadas de aire entreabriendo la boca, aflojé le agarre y sentí como jadeaba de puro placer, aquello intensificaba las sensaciones, lo sabia y ella lo odiaba.
Se removió buscándome, me necesitaba, su cuerpo era fuego en ese momento en el que me miraba sedienta por encima del hombro sin entender a que esperaba.
Me relamí al ver como su boca se entreabría dejando escapar una ronca respiración.
-Pídemelo lobita, pídeme que te folle -susurré contra su boca.
Pensaba demostrarle que hasta en esto era yo y no ella la que mandaba, se la metería cuando yo quisiera, porque era su amo, su dueño y lo estaba aprendiendo en ese momento aunque lo negara entre gruñidos.
Me mando al infierno mientras yo reía completamente excitado por la situación.
-No quieres que me vaya la infierno, lo que quieres es que te lleve conmigo a el -aseguré masturbandola con mi glande.
Sus piernas se abrían dándome mas cabida, jadeaba, gemía, su espalda se arqueaba completamente excitada.
-Vamos a jugar pequeña -le susurré girándola de golpe para enfrentar su mirada oscurecida -¿quieres jugar?
Me separé contemplando su cuerpo desnudo, perlado de sudor, sus mirada turbia la delataba, buscaba mi hombría.
-¿la quieres dentro verdad?
Vi como se estremecía apretando las piernas que seguramente quemaban por la necesidad que sentía.
Rasgué mi muñeca, la sangre escarlata goteaba en el suelo, yo de ti aprovechaba, este viaje no sera eterno.
La vi caer de rodillas frente a mi, mis ojos enrojecieron, su boca se engancho sedienta de mi muñeca, apretándola entre sus manso para que la vitae saliera mas rápido. Bebía dando tirones, necesitada de esa sensación placentera que le proporcionaba mi vitae corriendo por su interior.
-Bastante rugí apartando mi brazo de sus manos.
Arrodillada frente a mi sentía como se iba, como se excitaba, sus ojos se dilataban y su respiración cada vez era mas errática.
Tiré de su pelo para que centrará en mi su mirada perdida mientras sonreía lujuriosa.
-Quieres beber de mi polla -le pregunté restregándole mi glande por sus labios.
-Si pequeña salvaje, me poner mucho -susurré contra su oído sin problema de admitirlo, pero no mas de lo que yo te excito -aseguré llevando mi mano a su clítoris mientras con la otra masturbaba mi miembro contra la entrada de su sexo.
-Pobre lobita, tienes la lengua muy afilada ¿quieres beber de mi? -pregunté con un doble sentido de palabras que hizo que sus ojos centellearan.
Mi hombría seguía torturando su vagina, con la mano mojada de su sexo la acerqué a sus labios impregnándolos.
-Mira como estas lobita -susurré en su oído con la voz ronca.
Mi mano atrapó su cuello apretandolo con fuerza, mis caderas se movían contra sus nalgas calentando mas su feminidad con el roce de mi miembro.
No podía respirar, notaba como se revolvía, daba bocanadas de aire entreabriendo la boca, aflojé le agarre y sentí como jadeaba de puro placer, aquello intensificaba las sensaciones, lo sabia y ella lo odiaba.
Se removió buscándome, me necesitaba, su cuerpo era fuego en ese momento en el que me miraba sedienta por encima del hombro sin entender a que esperaba.
Me relamí al ver como su boca se entreabría dejando escapar una ronca respiración.
-Pídemelo lobita, pídeme que te folle -susurré contra su boca.
Pensaba demostrarle que hasta en esto era yo y no ella la que mandaba, se la metería cuando yo quisiera, porque era su amo, su dueño y lo estaba aprendiendo en ese momento aunque lo negara entre gruñidos.
Me mando al infierno mientras yo reía completamente excitado por la situación.
-No quieres que me vaya la infierno, lo que quieres es que te lleve conmigo a el -aseguré masturbandola con mi glande.
Sus piernas se abrían dándome mas cabida, jadeaba, gemía, su espalda se arqueaba completamente excitada.
-Vamos a jugar pequeña -le susurré girándola de golpe para enfrentar su mirada oscurecida -¿quieres jugar?
Me separé contemplando su cuerpo desnudo, perlado de sudor, sus mirada turbia la delataba, buscaba mi hombría.
-¿la quieres dentro verdad?
Vi como se estremecía apretando las piernas que seguramente quemaban por la necesidad que sentía.
Rasgué mi muñeca, la sangre escarlata goteaba en el suelo, yo de ti aprovechaba, este viaje no sera eterno.
La vi caer de rodillas frente a mi, mis ojos enrojecieron, su boca se engancho sedienta de mi muñeca, apretándola entre sus manso para que la vitae saliera mas rápido. Bebía dando tirones, necesitada de esa sensación placentera que le proporcionaba mi vitae corriendo por su interior.
-Bastante rugí apartando mi brazo de sus manos.
Arrodillada frente a mi sentía como se iba, como se excitaba, sus ojos se dilataban y su respiración cada vez era mas errática.
Tiré de su pelo para que centrará en mi su mirada perdida mientras sonreía lujuriosa.
-Quieres beber de mi polla -le pregunté restregándole mi glande por sus labios.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Mi cuerpo seguía contra la pared pegada a este, mis pechos se rozaban con cada movimiento que hacía y él me seguía teniendo entre su cuerpo y la pared, moviéndose, rozando su miembro contra mi sexo provocándome pequeñas olas de placer que intentaba disimular todo lo que podía, no escatimó ningún momento en dejarme justo como él quería: caliente y húmeda. Me había cogido del cuello privándome del aire un par de veces para que sintiera con más intensidad mientras él me restregaba su miembro por todo mi sexo, y ahora admitía que le ponía mucho tenerme de esa manera… y claro está, no faltó el hecho de que dijera que él me excitaba mucho más de lo que yo pudiera excitarle a él. Gruñí por aquello intentando soltarme pero me era imposible, la fuerza que tenía el vampiro impedía que me moviera y me soltara, una sola de sus manos apresaba ambas muñecas mías y las mantenía sobre mi cabeza inmovilizándome por completo sin dejar de restregarse contra mí.
Preguntó de forma irónica y algo divertida incluso si quería beber de él, en una clara intención que se refería a beber de su sangre, volví a gruñir porque no me apetecía para nada beber de la sangre de aquel vampiro, la otra vez me había pillado desprevenida y no pude hacer nada por evitarlo pero a la próxima no cedería ante sus caprichos y deseos, no volvería a beber de él de nuevo nunca más. Tras la pregunta su mano libre bajó a mi sexo y comenzó a acariciarme el clítoris y su miembro jugaba con mi entrada como si me fuera a penetrar ya, mis caderas se movieron por inercia y me mordí el labio con fuerza para no hacerle ver que me había gustado aquello, luchaba con todas mis fuerzas con lo que sentía mi cuerpo y él me provocaba… y parecía que poco a poco estaba perdiendo la batalla. Por si aquello fuera poco quiso hacer que supiera lo mojada que estaba y la misma mano que me había masturbado la llevó a mis labios mojándolos de mí, notando mi sabor en ellos.
Me decía que se lo pidiera, que le rogara como él estaba deseando que lo hiciera pero mi voluntad era más férrea que eso, mi orgullo mucho más fuerte y no iba a dar mi brazo a torcer, jamás le pediría algo como eso aunque sabía que quería darme una lección, que me estaba demostrando que de los dos era él el que mandaba, el que más fuerza tenía, el que si quería tomarme lo haría sin importarle si yo quisiera o no, el que era mi dueño por completo… pero yo no le estaba poniendo las cosas fáciles, porque no me iba a dejar vencer por él y luchaba contra todo lo que me hacía y me decía. ¿Quería que le rogara? Jamás. ¿Qué le pidiera que me tomara? Nunca oiría eso de mis labios. Era un pulso ente ambos en toda guerra y él podría tener más fuerza que yo, pero no más determinación y orgullo, además que era demasiado terca y cabezota como para ceder… yo no cedía ante nada ni ante nadie.
-Vete al infierno, jodido vampiro –le espeté mirándolo por encima del hombro, sonrió de lado divertido por mis palabras y corrigió mi frase, no quería mandarlo al infierno sino que según él quería que me llevara con él allí- Ojalá pudiera llevarte yo al maldito infierno –le respondí revolviéndome contra él notando su miembro rozando mi sexo, mordí mis labios con fuerza y mis piernas se abrieron dándole paso pese a mi voluntad, perdía la batalla con mi cuerpo y notaba que mi excitación cedía a él, al deseo de que me tomara. Gemí cuando me rozó el clítoris y arqueé mi cuerpo en respuesta… “Vamos Noctis, lucha, lucha contra él” no dejaba de repetirme eso en mi cabeza como si me diera más fuerzas, como si así fuera capaz de controlar lo que sentía mi cuerpo… pero era imposible, estaba caliente y mojada y aunque quisiera negarlo millones de veces era la jodida y maldita verdad. Me giró de golpe estampando mi espalda contra la pared, sus labios acariciaron los míos y me dijo que íbamos a jugar. Se separó para tener una mejor visión de mí y yo cerré mis piernas con fuerza como si de alguna forma eso pudiera aplacar la excitación que me recorría y que él me había provocado ante tanta estimulación. Me preguntó si quería jugar y le gruñí en respuesta cerrando mi mano en un puño y dando un golpe contra la pared- ¿A matarte? Cuando quieras –respondí controlando mi respiración para ver si así, de esa forma, controlaba lo caliente que me sentía.
Sus ojos rojos recorrieron mi cuerpo por completo como si fuera la primera vez que me viera desnuda, se centraron luego en mis ojos como si pudiera ver en ellos la excitación que me recorría y sonrió de lado. Preguntó si la quería dentro y cerré otra vez mis piernas frotando mis muslos, un escalofrío me recorrió entera al pensarlo por un momento y pareció que le gustó lo que vio, pero lo que no pensé que haría fue que se rasgara la muñeca para que su sangre comenzara a caer al suelo. Podía ver como gota a gota su sangre caía formando un pequeño charco en el suelo, cerré mis manos en sendos puños con fuerza mientras su olor me llegaba y algo en mi cuerpo me demandó que lamiera la sangre de la herida, que tomara de ella. Un “no” rotundo fue la respuesta que di en mi cabeza, pero mi cuerpo por alguna extraña razón me impulsaba hacia él, hacia la sangre… cerré los ojos, ladeé la cabeza y apreté la mandíbula luchando contra las ganas que nacieron en mi interior de querer tomar su sangre, como si de alguna forma recordara lo que me había pasado la otra vez y fuera incapaz de contenerme.
Antes de que me diera cuenta y sin saber muy bien porqué había lanzado un gruñido más agudo y alto y me encontraba arrodillada frente a él, mis manos tomaron su brazo y llevé mi boca hacia donde caía la sangre de la herida, lancé un jadeo y cerré los ojos mientras la sangre bajaba por mi boca y caía por mi garganta, caliente, espesa, llenándome de fuerza, regenerándome, calentándome mucho más de lo que ya estaba mientras no podía parar de beber y de beber, como si fuera una droga que me tuviera enganchada sin poder evitarlo. Quitó el brazo de un movimiento brusco y agaché un poco la cabeza lamiendo mis labios limpiando los restos de sangre, cerré los ojos y un torrente de placer me atravesó entera calentando más mi cuerpo, gemí por ello y abrí mis piernas en ese momento conforme estaba mientras todo mi cuerpo ardía y mi respiración se aceleraba por momentos como si el vampiro me estuviera tocando el centro de mi cuerpo, pero sabía que no lo estaba haciendo… y una necesidad imperante nacía en mi cuerpo.
El vampiro cogió mi pelo con una de sus manos y lo tiró hacia atrás para que elevara mi rostro y lo mirara, perdida entre el deseo y el placer, como si estuviera en una nube y flotara. La pregunta que me lanzó me hizo mirarlo de forma fija mientras restregaba su miembro por mis labios, ni siquiera le contesté ni lo pensé, cegada por el calentón como estaba en ese momento en el que movía mis caderas por sí solas abrí mi boca para introducirme su miembro, mis labios lo envolvieron por completo mientras entraba centímetro a centímetro en mi boca, mi nariz tocó su vientre y retiré la cabeza para mirarlo de nuevo, un movimiento fue todo lo que bastó para que abriera de nuevo la boca y lo engullera otra vez. Mi lengua jugaba con el tronco mientras bajaba tragándomelo entero, moviendo mi cabeza subiendo y bajado. Lo saqué de mi boca y mordí la punta jugando con mi lengua, mis caderas se movían encendidas y yo solo podía pensar en más, más placer más de todo.
Volví a metérmelo en la boca variando el ritmo, mi lengua lamió todo el tronco sintiendo su mano en mi pelo que marcaba un ritmo, o bien su mano aferrando mi cabeza y moviendo su cadera mientras yo lo recibía en mí boca. Una de mis manos bajó por mi cuerpo hasta dar con mi sexo y comencé a masturbarme incapaz de aguantar el calor que desprendía mi cuerpo y las ganas de que me follara en esos momentos. Ida, por su sangre, y centrada solo en que me diera placer en uno de esos momentos en el que arqueé mi cuerpo ante el placer que yo misma me provocaba a consciencia mordí con fuerza su miembro en mi boca provocándole una herida, un gruñido de su parte y que la sangre fluyera de la herida. Tiró de mi pelo hacia fuera para que me la sacara y pronto comencé a lamer la herida de su miembro y de las gotas que caían por el mismo bajo su atenta mirada, sin dejar de masturbarme y darme placer… sin poder pensar en nada más que en todo aquello y en aplacar las ganas de necesidad que tenía.
Preguntó de forma irónica y algo divertida incluso si quería beber de él, en una clara intención que se refería a beber de su sangre, volví a gruñir porque no me apetecía para nada beber de la sangre de aquel vampiro, la otra vez me había pillado desprevenida y no pude hacer nada por evitarlo pero a la próxima no cedería ante sus caprichos y deseos, no volvería a beber de él de nuevo nunca más. Tras la pregunta su mano libre bajó a mi sexo y comenzó a acariciarme el clítoris y su miembro jugaba con mi entrada como si me fuera a penetrar ya, mis caderas se movieron por inercia y me mordí el labio con fuerza para no hacerle ver que me había gustado aquello, luchaba con todas mis fuerzas con lo que sentía mi cuerpo y él me provocaba… y parecía que poco a poco estaba perdiendo la batalla. Por si aquello fuera poco quiso hacer que supiera lo mojada que estaba y la misma mano que me había masturbado la llevó a mis labios mojándolos de mí, notando mi sabor en ellos.
Me decía que se lo pidiera, que le rogara como él estaba deseando que lo hiciera pero mi voluntad era más férrea que eso, mi orgullo mucho más fuerte y no iba a dar mi brazo a torcer, jamás le pediría algo como eso aunque sabía que quería darme una lección, que me estaba demostrando que de los dos era él el que mandaba, el que más fuerza tenía, el que si quería tomarme lo haría sin importarle si yo quisiera o no, el que era mi dueño por completo… pero yo no le estaba poniendo las cosas fáciles, porque no me iba a dejar vencer por él y luchaba contra todo lo que me hacía y me decía. ¿Quería que le rogara? Jamás. ¿Qué le pidiera que me tomara? Nunca oiría eso de mis labios. Era un pulso ente ambos en toda guerra y él podría tener más fuerza que yo, pero no más determinación y orgullo, además que era demasiado terca y cabezota como para ceder… yo no cedía ante nada ni ante nadie.
-Vete al infierno, jodido vampiro –le espeté mirándolo por encima del hombro, sonrió de lado divertido por mis palabras y corrigió mi frase, no quería mandarlo al infierno sino que según él quería que me llevara con él allí- Ojalá pudiera llevarte yo al maldito infierno –le respondí revolviéndome contra él notando su miembro rozando mi sexo, mordí mis labios con fuerza y mis piernas se abrieron dándole paso pese a mi voluntad, perdía la batalla con mi cuerpo y notaba que mi excitación cedía a él, al deseo de que me tomara. Gemí cuando me rozó el clítoris y arqueé mi cuerpo en respuesta… “Vamos Noctis, lucha, lucha contra él” no dejaba de repetirme eso en mi cabeza como si me diera más fuerzas, como si así fuera capaz de controlar lo que sentía mi cuerpo… pero era imposible, estaba caliente y mojada y aunque quisiera negarlo millones de veces era la jodida y maldita verdad. Me giró de golpe estampando mi espalda contra la pared, sus labios acariciaron los míos y me dijo que íbamos a jugar. Se separó para tener una mejor visión de mí y yo cerré mis piernas con fuerza como si de alguna forma eso pudiera aplacar la excitación que me recorría y que él me había provocado ante tanta estimulación. Me preguntó si quería jugar y le gruñí en respuesta cerrando mi mano en un puño y dando un golpe contra la pared- ¿A matarte? Cuando quieras –respondí controlando mi respiración para ver si así, de esa forma, controlaba lo caliente que me sentía.
Sus ojos rojos recorrieron mi cuerpo por completo como si fuera la primera vez que me viera desnuda, se centraron luego en mis ojos como si pudiera ver en ellos la excitación que me recorría y sonrió de lado. Preguntó si la quería dentro y cerré otra vez mis piernas frotando mis muslos, un escalofrío me recorrió entera al pensarlo por un momento y pareció que le gustó lo que vio, pero lo que no pensé que haría fue que se rasgara la muñeca para que su sangre comenzara a caer al suelo. Podía ver como gota a gota su sangre caía formando un pequeño charco en el suelo, cerré mis manos en sendos puños con fuerza mientras su olor me llegaba y algo en mi cuerpo me demandó que lamiera la sangre de la herida, que tomara de ella. Un “no” rotundo fue la respuesta que di en mi cabeza, pero mi cuerpo por alguna extraña razón me impulsaba hacia él, hacia la sangre… cerré los ojos, ladeé la cabeza y apreté la mandíbula luchando contra las ganas que nacieron en mi interior de querer tomar su sangre, como si de alguna forma recordara lo que me había pasado la otra vez y fuera incapaz de contenerme.
Antes de que me diera cuenta y sin saber muy bien porqué había lanzado un gruñido más agudo y alto y me encontraba arrodillada frente a él, mis manos tomaron su brazo y llevé mi boca hacia donde caía la sangre de la herida, lancé un jadeo y cerré los ojos mientras la sangre bajaba por mi boca y caía por mi garganta, caliente, espesa, llenándome de fuerza, regenerándome, calentándome mucho más de lo que ya estaba mientras no podía parar de beber y de beber, como si fuera una droga que me tuviera enganchada sin poder evitarlo. Quitó el brazo de un movimiento brusco y agaché un poco la cabeza lamiendo mis labios limpiando los restos de sangre, cerré los ojos y un torrente de placer me atravesó entera calentando más mi cuerpo, gemí por ello y abrí mis piernas en ese momento conforme estaba mientras todo mi cuerpo ardía y mi respiración se aceleraba por momentos como si el vampiro me estuviera tocando el centro de mi cuerpo, pero sabía que no lo estaba haciendo… y una necesidad imperante nacía en mi cuerpo.
El vampiro cogió mi pelo con una de sus manos y lo tiró hacia atrás para que elevara mi rostro y lo mirara, perdida entre el deseo y el placer, como si estuviera en una nube y flotara. La pregunta que me lanzó me hizo mirarlo de forma fija mientras restregaba su miembro por mis labios, ni siquiera le contesté ni lo pensé, cegada por el calentón como estaba en ese momento en el que movía mis caderas por sí solas abrí mi boca para introducirme su miembro, mis labios lo envolvieron por completo mientras entraba centímetro a centímetro en mi boca, mi nariz tocó su vientre y retiré la cabeza para mirarlo de nuevo, un movimiento fue todo lo que bastó para que abriera de nuevo la boca y lo engullera otra vez. Mi lengua jugaba con el tronco mientras bajaba tragándomelo entero, moviendo mi cabeza subiendo y bajado. Lo saqué de mi boca y mordí la punta jugando con mi lengua, mis caderas se movían encendidas y yo solo podía pensar en más, más placer más de todo.
Volví a metérmelo en la boca variando el ritmo, mi lengua lamió todo el tronco sintiendo su mano en mi pelo que marcaba un ritmo, o bien su mano aferrando mi cabeza y moviendo su cadera mientras yo lo recibía en mí boca. Una de mis manos bajó por mi cuerpo hasta dar con mi sexo y comencé a masturbarme incapaz de aguantar el calor que desprendía mi cuerpo y las ganas de que me follara en esos momentos. Ida, por su sangre, y centrada solo en que me diera placer en uno de esos momentos en el que arqueé mi cuerpo ante el placer que yo misma me provocaba a consciencia mordí con fuerza su miembro en mi boca provocándole una herida, un gruñido de su parte y que la sangre fluyera de la herida. Tiró de mi pelo hacia fuera para que me la sacara y pronto comencé a lamer la herida de su miembro y de las gotas que caían por el mismo bajo su atenta mirada, sin dejar de masturbarme y darme placer… sin poder pensar en nada más que en todo aquello y en aplacar las ganas de necesidad que tenía.
Noctis- Licántropo Clase Alta
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Abrió los labios sin dudarlo engullendo de golpe todo mi falo, su lengua recorrió mi frenillo tibiamente, jugando con sus dientes sobre mi glande y de nuevo lo metía entero en su boca repasando el tronco con sus labios mojados.
Tiré haca atrás la cabeza emitiendo roncos jadeos, hacia tiempo que no me había costado tanto que una mujer me la comiera y admito que esto era un delicioso triunfo en toda regla.
Sus caderas danzaban frente a mi turbia mirada, estaba ardiendo por dentro y el ritmo demencial de su boca marcaba su clara impaciencia.
Mi mano sujetaba su pelo, dedos enredados en aquellos mechones de cuervo que detenían o incrementaban el ritmo.
Se la metía dentro por completo, mantenía un rato la posición alzando la mirada para deleitarme de la lasciva imagen, mi hombría vibraba contra la cara interna de sus mejillas y en ese momento volvía a sacársela casi entera, apoyando sus labios en mi punta.
Hambrienta su viperina lengua bebía del liquido que salia recogiéndolo con la punta.
Gruñí cuando su mano se deslizó por su vientre hasta su mojada feminidad, acuclillada como estaba vi como se perdía en su propio sexo complaciéndose a si misma mientras hacia lo propio con mi hombría.
El ambiente se caldeó, aire espeso en esa habitación que olía sexo, sangre y fuego.
-Pídemelo – gruñí con la voz ronca sin dejar de clavar mis centelleantes rojos en sus oscuras tempestades.
La alcé con violencia cuando lo hizo, cuando sus palabras gemidas mas que habladas me pidieron que me la follara.
Sus manso contra la pared, brusca mi forma de acortar la distancia y como si se tratara de la mas afilada de las estacas me adentré en su interior empalandola.
Anclé el collar con mi mano contra la pared para que no pudiera moverse.
Su cuerpo completamente pegada a esta, sus pechos meciéndose por el vaivén de mis salvajes embestidas y como no, su cuello ofrecido para mi personal deleite.
Veía como su yugular se marcaba por el ritmo frenético con el que la sangre era bombeada por todo su delicioso cuerpo.
Deslicé mi lengua trazando el sendero de esa vena, gruñí contra su mandíbula y aflojé el agarré del collar para que su boca se batiera en duelo con la mía.
Su culo era abierto por mis manso para meterme mas adentro, abría las nalgas, lo veía todo y gruñía de placer y excitación por el espectáculo de un cuerpo cincelado por y para mi.
Estaba tan mojada que el choque de la carne y de los fluidos se escuchaba, gruñíamos con cada roce de nuestros cuerpos, la giré de golpe, ahora quedando de cara.
La lacé por las nalgas volviendo a adentrarme en le paraíso de sus piernas, mordiendo con mis colmillos sus ofrecidas tetas.
Los pezones duros como astas me daban de mamar sangre fresca, succionaba a tirones los ríos escarlata mientras esta arqueaba la espalda apoyando la cabeza en la pared completamente colocada suplicando mas, mas dentro, mas fuerte, mas de todo aquel torrente de sensaciones que la convertían en mi esclava.
Tiré haca atrás la cabeza emitiendo roncos jadeos, hacia tiempo que no me había costado tanto que una mujer me la comiera y admito que esto era un delicioso triunfo en toda regla.
Sus caderas danzaban frente a mi turbia mirada, estaba ardiendo por dentro y el ritmo demencial de su boca marcaba su clara impaciencia.
Mi mano sujetaba su pelo, dedos enredados en aquellos mechones de cuervo que detenían o incrementaban el ritmo.
Se la metía dentro por completo, mantenía un rato la posición alzando la mirada para deleitarme de la lasciva imagen, mi hombría vibraba contra la cara interna de sus mejillas y en ese momento volvía a sacársela casi entera, apoyando sus labios en mi punta.
Hambrienta su viperina lengua bebía del liquido que salia recogiéndolo con la punta.
Gruñí cuando su mano se deslizó por su vientre hasta su mojada feminidad, acuclillada como estaba vi como se perdía en su propio sexo complaciéndose a si misma mientras hacia lo propio con mi hombría.
El ambiente se caldeó, aire espeso en esa habitación que olía sexo, sangre y fuego.
-Pídemelo – gruñí con la voz ronca sin dejar de clavar mis centelleantes rojos en sus oscuras tempestades.
La alcé con violencia cuando lo hizo, cuando sus palabras gemidas mas que habladas me pidieron que me la follara.
Sus manso contra la pared, brusca mi forma de acortar la distancia y como si se tratara de la mas afilada de las estacas me adentré en su interior empalandola.
Anclé el collar con mi mano contra la pared para que no pudiera moverse.
Su cuerpo completamente pegada a esta, sus pechos meciéndose por el vaivén de mis salvajes embestidas y como no, su cuello ofrecido para mi personal deleite.
Veía como su yugular se marcaba por el ritmo frenético con el que la sangre era bombeada por todo su delicioso cuerpo.
Deslicé mi lengua trazando el sendero de esa vena, gruñí contra su mandíbula y aflojé el agarré del collar para que su boca se batiera en duelo con la mía.
Su culo era abierto por mis manso para meterme mas adentro, abría las nalgas, lo veía todo y gruñía de placer y excitación por el espectáculo de un cuerpo cincelado por y para mi.
Estaba tan mojada que el choque de la carne y de los fluidos se escuchaba, gruñíamos con cada roce de nuestros cuerpos, la giré de golpe, ahora quedando de cara.
La lacé por las nalgas volviendo a adentrarme en le paraíso de sus piernas, mordiendo con mis colmillos sus ofrecidas tetas.
Los pezones duros como astas me daban de mamar sangre fresca, succionaba a tirones los ríos escarlata mientras esta arqueaba la espalda apoyando la cabeza en la pared completamente colocada suplicando mas, mas dentro, mas fuerte, mas de todo aquel torrente de sensaciones que la convertían en mi esclava.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Mi boca torturaba su miembro totalmente excitada, ida por el calentón que tenía todo mi cuerpo y la enorme necesidad que sentía de que me aliviaran, de sentir placer y que la sensación dejara de quemar y de en cierta forma hasta doler. Sus dedos en mi pelo a veces marcaban un ritmo más rápido o más pausado, o simplemente dejaba que fuera yo la que impusiera el ritmo. Sus jadeos se escuchaban en la habitación y eso me ponía a su vez más cachonda, saber que solo con mi boca le otorgaba placer sin hacer nada más que eso. Mi lengua recorría su tronco, mis labios lo envolvían para sentirlo por completo, la sentía completamente dentro y podía notar sus ojos puestos en los movimientos que hacía, en cada una de las cosas que le hacían echar hacia atrás la cabeza y jadear. Mis caderas se movían por inercia totalmente excitada incapaz de controlarlo, me la metía por completo en mi boca y alzaba la mirada para verlo con los ojos rojos brillando por lo que le provocaba, notaba lo que le gustaba aquello y luego la sacaba lentamente para con mi lengua recorrer la punta y que fueran mis labios los que lo acariciaran.
Sin poder aguantarlo más bajé una de mis manos por mi cuerpo hasta llegar a mi sexo, caliente y húmedo, tremendamente mojada por aquella sensación que me había provocado su sangre y jadeé contra su miembro al notar mis dedos que recorrían mi sexo y me hacían jadear y que mis caderas se movieran casi al mismo son que marcaba mi cabeza, incapaz de aguantar las ganas de sentir alivio ante tanto placer. Mis ojos se alzaron para mirar los de él cuando me dijo que se lo pidiera, con la voz ronca en esos momentos por lo que le estaba provocando y ni siquiera lo pensé… mi voz sonó en la habitación, ronca, excitante, mostrando la necesidad que sentía en esos momentos y fue más bien una petición en mitad de un gemido al pensar que podría saciar y colmar lo que llevaba sintiendo, esa quemazón que me recorría el cuerpo entero y me hacía perder el sentido.
Apartó su miembro de mi boca y de un tiró me levantó para empujarme contra la pared quedando de cara a esta, mis manos pararon un poco el golpe pero pronto lo sentí a mí espalda, con su mano cogía el collar y lo pegaba contra la pared para que no pudiera moverme, su miembro rozando mis nalgas y pronto lo sentí que me penetraba de una estocada hasta el fondo. Cerré los ojos y gemí con fuerza al notarlo en mi interior moviéndose sin cesar ni un solo segundo. Su otra mano se enredó en mi pelo y ladeó mi rostro dejando mi cuelo expuesto, mis pechos se rozaran contra la pared y yo abría las piernas para darle mejor acceso mientras gemidos salían de mi boca ante las salvajes embestidas que me producían un placer hasta el momento que no había sentido nunca, y si lo había sentido era incapaz de recordarlo.
Su lengua recorrió mi cuello sobre la vena que palpitaba con rapidez por el desbocado bombeo de mi corazón, quitó el agarre del collar notando ya sus labios en mi mandíbula y giró mi rostro para que nuestros labios entraran en contacto en una batalla salvaje, gimiendo contra ellos mientras no cesaba de entrar y salir, raudo, rudo y salvaje haciendo que cada embestida me pegara por completo contra la pared y mis pechos se rozaran y quedaran momentáneamente aplastados contra la misma. Sus manos en mis nalgas, apretándolas, separándolas y yo moviendo mi cadera contra él incapaz de quedarme quieta, embriagada por tal placer que me recorría. Se separó de mi cuerpo y gruñí disconforme por ello, me giró de nuevo quedando de cara con mi respiración errática, pegó mi espalda a la pared, me alzó de las nalgas y se adentró de nuevo arrancándome un gemido de placer. En la habitación se escuchaba el choque enloquecedor de nuestros cuerpos, nuestros gruñidos y gemidos.
Ahora se entretuvo con mis pechos mordiéndolos, clavando sus colmillos para beber directamente de ellos y yo arañaba su espalda ante el placer que me recorría. Mi cabeza echada hacia atrás, mi cuerpo arqueado al suyo y mis ojos cerrados dejándome hacer por aquel vampiro que me había vuelto loca… una risa escapó de mis labios, entre jadeo y jadeo, como si estuviera completamente loca en aquellos momentos y no fuera capaz de pensar en nada más en que siguiera, en que me llevara al borde de la maldita locura y me dejara caer por el precipicio. Quería más, nada era suficiente en esos momentos, lo quería absolutamente todo, completamente ida, como si fuera una loca demente que no obtenía suficiente de lo que me daban.
-Más –pedí entre jadeos ahora dejando mi rostro a la altura del suyo, una de mis manos se enredó en su pelo y lo alcé dejando mis labios justo sobre los suyos- quiero más… -mis caderas se movían con cada embestida que él daba y que me hacía chocar contra la pared- dame más duro… más… más fuerte… -mis dientes mordieron su labio inferior sintiendo sus ojos rojos puestos en los míos, oscuros pero brillantes, casi idos por lo que me provocaba con esa sonrisa que siempre llevaba y ahora mordía tirando de su labio sin delicadeza alguna- no te contengas –gemí contra sus labios notando que el placer se extendía por mi cuerpo, ida por completo, pero que me acercaba más y más a un devastador orgasmo que iba a arrasarlo todo- Utukki… -casi gemí contra sus labios comenzando a notar que todo mi cuerpo se tensaba, mis labios bajaron a su cuello y mordí con fuerza clavando mis dientes con saña hasta provocarle una herida de la que brotó sangre que comencé a lamer y succionar antes de ver como la marca desaparecía de su cuello como si no la hubiera hecho. Me aferré a él con fuerza, mis uñas se clavaron desgarrando la piel de su espalda cuando noté que me alcanzaba el orgasmo, arqueé mi cuerpo y gemí dejando mi cuerpo temblando y él seguía embistiéndome para buscar su propio placer pero yo ya me había ido, ido por completo en todos los sentidos y solo fui consciente del placer que me arrolló y mientras este recorría mi cuerpo la risa se mezcló con todos los sonidos de la habitación, nuestros cuerpos chocando, mis nalgas rebotando contra la pared, los gruñidos del vampiro… creando una sinfonía extraña mientras yo me perdía y me dejaba caer contra el cuerpo del vampiro que me cogía y la risa moría contra su cuello, como si en parte rozara un poco la locura, pero no era más que lo que su sangre me provocaba y el efecto que tenía, sumado a todo lo demás… como un cóctel explosivo hasta que fue remitiendo hasta simplemente dejarme con la respiración acelerada y el cuerpo completamente cansado, saciado y hambriento.
Sin poder aguantarlo más bajé una de mis manos por mi cuerpo hasta llegar a mi sexo, caliente y húmedo, tremendamente mojada por aquella sensación que me había provocado su sangre y jadeé contra su miembro al notar mis dedos que recorrían mi sexo y me hacían jadear y que mis caderas se movieran casi al mismo son que marcaba mi cabeza, incapaz de aguantar las ganas de sentir alivio ante tanto placer. Mis ojos se alzaron para mirar los de él cuando me dijo que se lo pidiera, con la voz ronca en esos momentos por lo que le estaba provocando y ni siquiera lo pensé… mi voz sonó en la habitación, ronca, excitante, mostrando la necesidad que sentía en esos momentos y fue más bien una petición en mitad de un gemido al pensar que podría saciar y colmar lo que llevaba sintiendo, esa quemazón que me recorría el cuerpo entero y me hacía perder el sentido.
Apartó su miembro de mi boca y de un tiró me levantó para empujarme contra la pared quedando de cara a esta, mis manos pararon un poco el golpe pero pronto lo sentí a mí espalda, con su mano cogía el collar y lo pegaba contra la pared para que no pudiera moverme, su miembro rozando mis nalgas y pronto lo sentí que me penetraba de una estocada hasta el fondo. Cerré los ojos y gemí con fuerza al notarlo en mi interior moviéndose sin cesar ni un solo segundo. Su otra mano se enredó en mi pelo y ladeó mi rostro dejando mi cuelo expuesto, mis pechos se rozaran contra la pared y yo abría las piernas para darle mejor acceso mientras gemidos salían de mi boca ante las salvajes embestidas que me producían un placer hasta el momento que no había sentido nunca, y si lo había sentido era incapaz de recordarlo.
Su lengua recorrió mi cuello sobre la vena que palpitaba con rapidez por el desbocado bombeo de mi corazón, quitó el agarre del collar notando ya sus labios en mi mandíbula y giró mi rostro para que nuestros labios entraran en contacto en una batalla salvaje, gimiendo contra ellos mientras no cesaba de entrar y salir, raudo, rudo y salvaje haciendo que cada embestida me pegara por completo contra la pared y mis pechos se rozaran y quedaran momentáneamente aplastados contra la misma. Sus manos en mis nalgas, apretándolas, separándolas y yo moviendo mi cadera contra él incapaz de quedarme quieta, embriagada por tal placer que me recorría. Se separó de mi cuerpo y gruñí disconforme por ello, me giró de nuevo quedando de cara con mi respiración errática, pegó mi espalda a la pared, me alzó de las nalgas y se adentró de nuevo arrancándome un gemido de placer. En la habitación se escuchaba el choque enloquecedor de nuestros cuerpos, nuestros gruñidos y gemidos.
Ahora se entretuvo con mis pechos mordiéndolos, clavando sus colmillos para beber directamente de ellos y yo arañaba su espalda ante el placer que me recorría. Mi cabeza echada hacia atrás, mi cuerpo arqueado al suyo y mis ojos cerrados dejándome hacer por aquel vampiro que me había vuelto loca… una risa escapó de mis labios, entre jadeo y jadeo, como si estuviera completamente loca en aquellos momentos y no fuera capaz de pensar en nada más en que siguiera, en que me llevara al borde de la maldita locura y me dejara caer por el precipicio. Quería más, nada era suficiente en esos momentos, lo quería absolutamente todo, completamente ida, como si fuera una loca demente que no obtenía suficiente de lo que me daban.
-Más –pedí entre jadeos ahora dejando mi rostro a la altura del suyo, una de mis manos se enredó en su pelo y lo alcé dejando mis labios justo sobre los suyos- quiero más… -mis caderas se movían con cada embestida que él daba y que me hacía chocar contra la pared- dame más duro… más… más fuerte… -mis dientes mordieron su labio inferior sintiendo sus ojos rojos puestos en los míos, oscuros pero brillantes, casi idos por lo que me provocaba con esa sonrisa que siempre llevaba y ahora mordía tirando de su labio sin delicadeza alguna- no te contengas –gemí contra sus labios notando que el placer se extendía por mi cuerpo, ida por completo, pero que me acercaba más y más a un devastador orgasmo que iba a arrasarlo todo- Utukki… -casi gemí contra sus labios comenzando a notar que todo mi cuerpo se tensaba, mis labios bajaron a su cuello y mordí con fuerza clavando mis dientes con saña hasta provocarle una herida de la que brotó sangre que comencé a lamer y succionar antes de ver como la marca desaparecía de su cuello como si no la hubiera hecho. Me aferré a él con fuerza, mis uñas se clavaron desgarrando la piel de su espalda cuando noté que me alcanzaba el orgasmo, arqueé mi cuerpo y gemí dejando mi cuerpo temblando y él seguía embistiéndome para buscar su propio placer pero yo ya me había ido, ido por completo en todos los sentidos y solo fui consciente del placer que me arrolló y mientras este recorría mi cuerpo la risa se mezcló con todos los sonidos de la habitación, nuestros cuerpos chocando, mis nalgas rebotando contra la pared, los gruñidos del vampiro… creando una sinfonía extraña mientras yo me perdía y me dejaba caer contra el cuerpo del vampiro que me cogía y la risa moría contra su cuello, como si en parte rozara un poco la locura, pero no era más que lo que su sangre me provocaba y el efecto que tenía, sumado a todo lo demás… como un cóctel explosivo hasta que fue remitiendo hasta simplemente dejarme con la respiración acelerada y el cuerpo completamente cansado, saciado y hambriento.
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Noctis me pedía mas, mas dentro, mas fuerte, mas violento, nuestras bocas chocaban rabiosas, mis colmillos desagarraban su piel haciendo que ríos escarlata recorrían su cuerpo. Heridas que cerraban de inmediato por la cantidad de sangre que había consumido y que la dejaban expuesta, colocada y haciéndola arder por dentro.
Sus uñas se hundían en mi espalda, me desgarraba la piel gruñendo, hambrienta, lamiendo la sangre que brotaba de cada herida.
Su cuerpo se sacudió contra el mio, gemía arqueando su espalda ofreciéndome un placer ilimitado.
Mi hombría vibró salvaje en su interior, sensación que se incrementó cuando sus húmedas paredes alargaron su orgasmo creando espasmos contra mi glande.
Extenuado apoyé la mano en la pared, empujaba acabando de esparcirme en su interior, su espalda contra ese lecho improvisado y nuestras bocas que danzaban lentas enredándose en un baile de férreo sabor.
-Ufffff -bufé contra sus labios ladeando la sonrisa, alzando el rostro para contemplar su dilatada mirada -cógete loba, vamos a la cama.
Tiré de su cuerpo cuando sus piernas se anclaron a mi cintura y así, juntos, acortamos la distancia que nos separaba del lecho donde yo había dormido o al menos lo había intentado.
-Te has portado bien nena -apunté contra su boca acariciando su nariz con la mía -te has ganado que te saque a dar una vuelta, a cenar y quizás hasta podamos repetir a la vuelta -apunté lanzandolé un par de bocados.
Gruñó, pero casi fue un ronroneo, estaba tan colocada todavía que su cuerpo seguía buscándome hambriento.
Mis dedos recorrieron su piel trazando figuras distintas, fijándome en cada una de sus curvas.
-Tranquila pequeña, pórtate bien en la salida y a la vuelta te daré mas sangre, mas de esto -dije empujando mi hombría que aun estaba dentro de ella contra sus incendiadas caderas.
Acabé saliendo de su interior, mis ojos apreciaron la belleza de esa salvaje mujer que desnuda retozaba sobre las blancas sabanas.
Me coloqué un impoluto traje gris, camisa blanca y unos gemelos, la corbata a juego en tonos azulados y grises mas claros y como no, los brillantes zapatos.
Hice que el encargado del hotel me consiguiera un vestido rojo fuego, muy acorde con sus medias y que pronto me fue entregado a juego con unos zapatos de tacón exagerado.
-Pontelo -pedí dejándolo caer sobre el lecho -te quiero impoluta, recógete el pelo -ordené tomando asiento en el sofá copa de bourbon en mano.
La miré fijamente, seguía desnuda en el lecho, la imagen era muy erótica, no iba a perderme ni un instante de aquel bello regalo que un cepo me había entregado hacia apenas una noche.
-Vístete -repetí dando un trago de mi copa -¿quieres pequeña? -pregunté relamiendome los labios.
Acababa de montármelo con ella y ya le tenia otra vez ganas.
Saqué de un cajón de la mesita una cadena de diamantes con un eslabón que encajaba al collar que lucia en su cuello, uno que jamas podría quitarse si yo no lo permitía, sin duda, aquella cadena seria el aderezo final de su sexy vestido.
Sus uñas se hundían en mi espalda, me desgarraba la piel gruñendo, hambrienta, lamiendo la sangre que brotaba de cada herida.
Su cuerpo se sacudió contra el mio, gemía arqueando su espalda ofreciéndome un placer ilimitado.
Mi hombría vibró salvaje en su interior, sensación que se incrementó cuando sus húmedas paredes alargaron su orgasmo creando espasmos contra mi glande.
Extenuado apoyé la mano en la pared, empujaba acabando de esparcirme en su interior, su espalda contra ese lecho improvisado y nuestras bocas que danzaban lentas enredándose en un baile de férreo sabor.
-Ufffff -bufé contra sus labios ladeando la sonrisa, alzando el rostro para contemplar su dilatada mirada -cógete loba, vamos a la cama.
Tiré de su cuerpo cuando sus piernas se anclaron a mi cintura y así, juntos, acortamos la distancia que nos separaba del lecho donde yo había dormido o al menos lo había intentado.
-Te has portado bien nena -apunté contra su boca acariciando su nariz con la mía -te has ganado que te saque a dar una vuelta, a cenar y quizás hasta podamos repetir a la vuelta -apunté lanzandolé un par de bocados.
Gruñó, pero casi fue un ronroneo, estaba tan colocada todavía que su cuerpo seguía buscándome hambriento.
Mis dedos recorrieron su piel trazando figuras distintas, fijándome en cada una de sus curvas.
-Tranquila pequeña, pórtate bien en la salida y a la vuelta te daré mas sangre, mas de esto -dije empujando mi hombría que aun estaba dentro de ella contra sus incendiadas caderas.
Acabé saliendo de su interior, mis ojos apreciaron la belleza de esa salvaje mujer que desnuda retozaba sobre las blancas sabanas.
Me coloqué un impoluto traje gris, camisa blanca y unos gemelos, la corbata a juego en tonos azulados y grises mas claros y como no, los brillantes zapatos.
Hice que el encargado del hotel me consiguiera un vestido rojo fuego, muy acorde con sus medias y que pronto me fue entregado a juego con unos zapatos de tacón exagerado.
-Pontelo -pedí dejándolo caer sobre el lecho -te quiero impoluta, recógete el pelo -ordené tomando asiento en el sofá copa de bourbon en mano.
La miré fijamente, seguía desnuda en el lecho, la imagen era muy erótica, no iba a perderme ni un instante de aquel bello regalo que un cepo me había entregado hacia apenas una noche.
-Vístete -repetí dando un trago de mi copa -¿quieres pequeña? -pregunté relamiendome los labios.
Acababa de montármelo con ella y ya le tenia otra vez ganas.
Saqué de un cajón de la mesita una cadena de diamantes con un eslabón que encajaba al collar que lucia en su cuello, uno que jamas podría quitarse si yo no lo permitía, sin duda, aquella cadena seria el aderezo final de su sexy vestido.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Mi cuerpo quedó completamente pegado a la pared mientras sentía que el vampiro me penetraba un par de veces más antes de llegar en mi interior, mi respiración agitada hacía que mi pecho subiera y bajara con rapidez, mi pelo caía como una cascada negra por parte de mi cuerpo y por mi espalda, mis piernas casi que se deslizaban por la cintura del vampiro al quedarme casi sin fuerzas tras aquel orgasmo que me había devastado por completo. El vampiro alzó mi rostro para mirarme a los ojos, algo turbios todavía por el viaje y al quedarme completamente saciada tras aquel acto, notando ahora sus labios en los míos que me besaban notando el sabor ferroso de la sangre en el beso. Al separarnos mis ojos casi que se cerraron y un bufido salió de sus labios dando contra los míos, me pidió que me cogiera y no hice nada por contradecirlo, me sentía cansada y hambrienta pero tremendamente saciada, el orgasmo poco a poco se iba disipando así como la sensación abrasadora que antes había recorrido mi piel y que me había vuelto loca. Mis brazos rodearon su cuerpo sintiéndome muy cansada y mi frente se apoyó en su hombro notando que ahora se movía y que notaba que me dejaba sobre algo muy mullido, seguramente sería la cama.
Todavía seguía enredada en su cuerpo, podía sentirlo en mi interior todavía ya que notaba ese frío que desprendía todo su cuerpo y que contrastaba con lo caliente que estaba el mío, mi rostro se giró a un lado y tenía los ojos entrecerrados con mis piernas todavía entorno a su cintura. Dijo que me había portado bien y que me sacaría a dar una vuelta y a cenar, y que quizás podríamos repetir hasta cuando volviéramos. Le gruñí, aunque más bien fue como un ronroneo porque aunque el efecto en su mayor medida había pasado todavía seguía quedando algo por mi cuerpo, le intenté apartar con mi mano pero fue como una caricia ya que mi mano resbaló por su pecho hasta caer de nuevo contra el colchón y mis caderas se movían a los lados, colocada todavía. Notaba sus manos recorriendo mi piel, su tacto frío resbalando por mi piel más caliente paseándose por mi cuerpo totalmente desnudo, recorriéndome de arriba abajo mientras yo intentaba fijar mi mirada en él, pero solamente podía distinguirlo muy poco.
Dijo que si me portaba bien en la salida a la vuelta me daría más sangre, más de algo que no especificó qué era pero que entonces pude notar que movía su cadera y notaba su miembro deslizándose en mi interior, mis caderas se arquearon por el incinerante toque y un leve jadeo escapaba de mis labios. Acabó finalmente alejándose y yo me quedé tumbada en la cama con los ojos cerrados, dejándome vencer casi por el sueño que me vencía en esos momentos y casi que me quedé dormida. No supe cuánto tiempo pasó hasta que sentí que me despertaba y dejaba algo en la cama alegando que me lo pusiera, más bien ordenándomelo. Abrí los ojos parpadeando para incorporarme en la cama, decía que me quería impoluta y que me recogiera el pelo. Sentía mi cuerpo cansado y ahora que el efecto había pasado sobre mi cuerpo recordó lo que habíamos hecho cuando me estaba bañando… y eso hizo que quisiera matarlo en esos momentos. Me había vuelto a dar otra vez de su sangre, eso había hecho que me pusiera tan caliente que no había sido capaz de razonar las cosas y me había dejado llevar por esa sensación eufórica que me clamaba porque me tomara el vampiro.
Gruñí, ahora sí más alto, haciendo que mis ojos fueran a los suyos sentado en aquel sofá con una vaso en la mano bebiendo seguramente alcohol, estaba completamente vestido con un traje gris, llevaba una camisa blanca y una corbata en tonos azules y grises a juego con el traje que llevaba. Sus ojos fijos en los míos, su sonrisa ladeada que tanto odiaba pintada en sus labios… volvió a ordenarme que me vistiera y miré el vestido que había dejado a mi lado, con unas medias de rejilla negras a juego con el conjunto de la ropa interior de encaje también negro, y unos tacones negros también para completar el juego. Di un puñetazo en la cama odiándolo por haberme dado de su sangre y por haber jugado conmigo de esa forma, aunque era cierto que era plenamente consciente del orgasmo que me había dado porque de alguna forma todavía podía sentir al vampiro en mi interior… había sido tremendamente salvaje, pero eso no era excusa y no lo libraba.
-No. Vuelvas. A. Darme. Tú. Jodida. Sangre –especifiqué cada palabra pronunciándolas por separada para que me entendiera, estaba muy cabreada en esos momentos, tantos que de tener todas las fuerzas suficientes me habría lanzado a por él para matarlo- no juegues conmigo vampiro, no siempre vas a tener la suerte de tú lado –solo permanecía a su lado porque hasta el momento era el único que podría decirme quien era, en cuanto lo supiera me alejaría de él pero eso no significaba que aceptara todas y cada una de las cosas que él quisiera. Miré el vestido y luego lo miré a él, mientras notaba que mis tripas rugían por el hambre que tenía… me levanté de la cama gruñendo de nuevo y esa vez me metí al aseo dando un portazo donde me di un baño rápido eliminando todo rastro del vampiro que tuviera en mi piel, salí con una toalla enrollada en la cintura y como no tenía más ropa que aquella y no quería morirme de hambre… por esa vez cedí. Cogí la ropa interior y me la puse bajo la mirada atenta del vampiro que no me quitaba la vista de encima, me puse las medias de rejilla y finalmente cogí el vestido rojo. Llevaba un escote de pico y era de tirantes, y que se amoldaba a cada curva de mi cuerpo, recogí mi pelo en un moño dejando un par de mechones que caían en ondas por mi rostro, los tacones que me había dejado y me giré para encontrarme al vampiro de pie repasándome de arriba abajo conforme iba. El collar quedaba expuesto y a la vista de todos, había intentado quitármelo de todas las formas posibles y no pude así que en cuanto se acercó mi vista se fijó en aquella cadena de diamantes que llevaba en sus manos, haciendo que diera un paso atrás- ¿qué crees que vas a hacer con esa cadena? –La señalé con la cabeza aunque los dos sabíamos, de sobra, lo que pretendía hacer- Ni de coña vampiro, no vas a ponerme una cadena como si fuera una mascota para ir paseándome –le di un empujón apartándolo y me acerqué a la puerta dispuesta a salir por ella y dejarlo a él atrás, desde luego que no iba a ponerme esa cadena si era lo que pensaba, antes prefería morir de hambre a que dejara que me volviera a tratar como su jodida mascota.
Todavía seguía enredada en su cuerpo, podía sentirlo en mi interior todavía ya que notaba ese frío que desprendía todo su cuerpo y que contrastaba con lo caliente que estaba el mío, mi rostro se giró a un lado y tenía los ojos entrecerrados con mis piernas todavía entorno a su cintura. Dijo que me había portado bien y que me sacaría a dar una vuelta y a cenar, y que quizás podríamos repetir hasta cuando volviéramos. Le gruñí, aunque más bien fue como un ronroneo porque aunque el efecto en su mayor medida había pasado todavía seguía quedando algo por mi cuerpo, le intenté apartar con mi mano pero fue como una caricia ya que mi mano resbaló por su pecho hasta caer de nuevo contra el colchón y mis caderas se movían a los lados, colocada todavía. Notaba sus manos recorriendo mi piel, su tacto frío resbalando por mi piel más caliente paseándose por mi cuerpo totalmente desnudo, recorriéndome de arriba abajo mientras yo intentaba fijar mi mirada en él, pero solamente podía distinguirlo muy poco.
Dijo que si me portaba bien en la salida a la vuelta me daría más sangre, más de algo que no especificó qué era pero que entonces pude notar que movía su cadera y notaba su miembro deslizándose en mi interior, mis caderas se arquearon por el incinerante toque y un leve jadeo escapaba de mis labios. Acabó finalmente alejándose y yo me quedé tumbada en la cama con los ojos cerrados, dejándome vencer casi por el sueño que me vencía en esos momentos y casi que me quedé dormida. No supe cuánto tiempo pasó hasta que sentí que me despertaba y dejaba algo en la cama alegando que me lo pusiera, más bien ordenándomelo. Abrí los ojos parpadeando para incorporarme en la cama, decía que me quería impoluta y que me recogiera el pelo. Sentía mi cuerpo cansado y ahora que el efecto había pasado sobre mi cuerpo recordó lo que habíamos hecho cuando me estaba bañando… y eso hizo que quisiera matarlo en esos momentos. Me había vuelto a dar otra vez de su sangre, eso había hecho que me pusiera tan caliente que no había sido capaz de razonar las cosas y me había dejado llevar por esa sensación eufórica que me clamaba porque me tomara el vampiro.
Gruñí, ahora sí más alto, haciendo que mis ojos fueran a los suyos sentado en aquel sofá con una vaso en la mano bebiendo seguramente alcohol, estaba completamente vestido con un traje gris, llevaba una camisa blanca y una corbata en tonos azules y grises a juego con el traje que llevaba. Sus ojos fijos en los míos, su sonrisa ladeada que tanto odiaba pintada en sus labios… volvió a ordenarme que me vistiera y miré el vestido que había dejado a mi lado, con unas medias de rejilla negras a juego con el conjunto de la ropa interior de encaje también negro, y unos tacones negros también para completar el juego. Di un puñetazo en la cama odiándolo por haberme dado de su sangre y por haber jugado conmigo de esa forma, aunque era cierto que era plenamente consciente del orgasmo que me había dado porque de alguna forma todavía podía sentir al vampiro en mi interior… había sido tremendamente salvaje, pero eso no era excusa y no lo libraba.
-No. Vuelvas. A. Darme. Tú. Jodida. Sangre –especifiqué cada palabra pronunciándolas por separada para que me entendiera, estaba muy cabreada en esos momentos, tantos que de tener todas las fuerzas suficientes me habría lanzado a por él para matarlo- no juegues conmigo vampiro, no siempre vas a tener la suerte de tú lado –solo permanecía a su lado porque hasta el momento era el único que podría decirme quien era, en cuanto lo supiera me alejaría de él pero eso no significaba que aceptara todas y cada una de las cosas que él quisiera. Miré el vestido y luego lo miré a él, mientras notaba que mis tripas rugían por el hambre que tenía… me levanté de la cama gruñendo de nuevo y esa vez me metí al aseo dando un portazo donde me di un baño rápido eliminando todo rastro del vampiro que tuviera en mi piel, salí con una toalla enrollada en la cintura y como no tenía más ropa que aquella y no quería morirme de hambre… por esa vez cedí. Cogí la ropa interior y me la puse bajo la mirada atenta del vampiro que no me quitaba la vista de encima, me puse las medias de rejilla y finalmente cogí el vestido rojo. Llevaba un escote de pico y era de tirantes, y que se amoldaba a cada curva de mi cuerpo, recogí mi pelo en un moño dejando un par de mechones que caían en ondas por mi rostro, los tacones que me había dejado y me giré para encontrarme al vampiro de pie repasándome de arriba abajo conforme iba. El collar quedaba expuesto y a la vista de todos, había intentado quitármelo de todas las formas posibles y no pude así que en cuanto se acercó mi vista se fijó en aquella cadena de diamantes que llevaba en sus manos, haciendo que diera un paso atrás- ¿qué crees que vas a hacer con esa cadena? –La señalé con la cabeza aunque los dos sabíamos, de sobra, lo que pretendía hacer- Ni de coña vampiro, no vas a ponerme una cadena como si fuera una mascota para ir paseándome –le di un empujón apartándolo y me acerqué a la puerta dispuesta a salir por ella y dejarlo a él atrás, desde luego que no iba a ponerme esa cadena si era lo que pensaba, antes prefería morir de hambre a que dejara que me volviera a tratar como su jodida mascota.
Noctis- Licántropo Clase Alta
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DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Abrió los ojos cuando el vestido calló sobre el lecho que había acogido nuestros cuerpos, parecía desubicada, pero poco a poco iba centrando la mirada para clavarla en mis pardos que dilatados por la belleza que retrataban desde el sofá donde me había sentado.
El alcohol se deslizó lento por mi garganta mientras mis labios se curvaban contra el cristal de la copa al escuchar sus amenazas.
“No. Vuelvas. A. Darme. Tú. Jodida. Sangre “
Admito que esa mujer me resultaba excitante, no solo por el afán que tenia de luchar a cada segundo por demostrar que podía hacer frente a un monstruo como yo, si no por el brío que presentaba con cada uno de los latidos de su corazón.
Apuñaló la cama con rabia antes de alzarse de ella para dedicarme una mirada asesina que a mi me resulto lasciva.
Un portazo y escuché como el agua de la tina corría, podía recrear en mi mente con todo lujo de detalles aquel encuentro salvaje mientras degustaba aquel bourbon.
Por suerte la dama no se hizo de esperar, toalla cubriendo su desnudez rehízo los pasos para colocase primero esa ropa interior de encaje negro que le quedaba como un guante y que parecía creada para mi deleite.
Con el dedo la pedí que girara para dejarme ver sus nalgas, pero ella no me hizo el menor caso, mas bien me gruñó logrando que me riera en su cara mientras seguía viendo como a regañadientes se vestía colocándose aquel preciosos vestido rojo y recogía como yo había solicitado su pelo en un moño.
Al parecer fue la cadena lo que le molesto de sobremanera, pues se negó en rotundo y eso que y se la mostré con la mejor de las sonrisas.
-Ambos sabemos que saldrás con ella puesta, porque no me lo pones fácil lobita y cedes a mis caprichos a la primera..imagina que es un complemento mas de ese impresionante vestido que te hace estar radiante querida.
Paso de largo como si mis palabras fueran simple basura, dejándome con la cadena en la mano decidida a girar le pomo de la puerta,
Mis ojos centellearon, acorté la distancia que nos separaba con la velocidad sobrehumana que caracterizaba a los de mi raza y la alcé por le cuello haciendo que su espalda impactara contra la madera noble de la puerta.
-Querida, veo que aun no eres capa de comprender que aquí mando yo y tu has de limitarte a obedecer.
Sus manos trataban de zafarse de mi agarre arañándome el cuello, la cara con sus afiladas uñas, heridas que rápidamente cerraban frente a sus ojos.
Tomé le eslabón y allí coloqué la cadena para dejarla caer medio ahogada al suelo donde tomó una bocanada de aire para recuperarse.
-Levanta -ordené tirando de la cadena para que me obedeciera, peor esta seguía en sus trece de no obedecer ni una sola de mis ordenes, así que sin pensármelo dos veces empecé a caminar arrastrándola por aquel pasillo largo mientras ella se retorcía como un animal salvaje intentando sacarse el collar que ahora le oprimía el cuello dejándola sin aire.
No me corté ni pelo, bajé las escaleras arrastrando su cuerpo, cada escalón marcaba su piel a fuego, en ocasiones rodaba varios escalones abajo, seguía luchando, sus medias se rompieron y parte del moño se descompuso y con él crecía el odio en mi interior, porque la quería impoluto y ahora parecía una zorra de burdel.
-Rugí cogiéndola del pelo y levantándola para estamparla contra la pared.
-Compórtate -pedí con la respiración errática, los ojos rojos como el fuego pegando mi cara a la ajena para que entendiera que no jugaba.
El alcohol se deslizó lento por mi garganta mientras mis labios se curvaban contra el cristal de la copa al escuchar sus amenazas.
“No. Vuelvas. A. Darme. Tú. Jodida. Sangre “
Admito que esa mujer me resultaba excitante, no solo por el afán que tenia de luchar a cada segundo por demostrar que podía hacer frente a un monstruo como yo, si no por el brío que presentaba con cada uno de los latidos de su corazón.
Apuñaló la cama con rabia antes de alzarse de ella para dedicarme una mirada asesina que a mi me resulto lasciva.
Un portazo y escuché como el agua de la tina corría, podía recrear en mi mente con todo lujo de detalles aquel encuentro salvaje mientras degustaba aquel bourbon.
Por suerte la dama no se hizo de esperar, toalla cubriendo su desnudez rehízo los pasos para colocase primero esa ropa interior de encaje negro que le quedaba como un guante y que parecía creada para mi deleite.
Con el dedo la pedí que girara para dejarme ver sus nalgas, pero ella no me hizo el menor caso, mas bien me gruñó logrando que me riera en su cara mientras seguía viendo como a regañadientes se vestía colocándose aquel preciosos vestido rojo y recogía como yo había solicitado su pelo en un moño.
Al parecer fue la cadena lo que le molesto de sobremanera, pues se negó en rotundo y eso que y se la mostré con la mejor de las sonrisas.
-Ambos sabemos que saldrás con ella puesta, porque no me lo pones fácil lobita y cedes a mis caprichos a la primera..imagina que es un complemento mas de ese impresionante vestido que te hace estar radiante querida.
Paso de largo como si mis palabras fueran simple basura, dejándome con la cadena en la mano decidida a girar le pomo de la puerta,
Mis ojos centellearon, acorté la distancia que nos separaba con la velocidad sobrehumana que caracterizaba a los de mi raza y la alcé por le cuello haciendo que su espalda impactara contra la madera noble de la puerta.
-Querida, veo que aun no eres capa de comprender que aquí mando yo y tu has de limitarte a obedecer.
Sus manos trataban de zafarse de mi agarre arañándome el cuello, la cara con sus afiladas uñas, heridas que rápidamente cerraban frente a sus ojos.
Tomé le eslabón y allí coloqué la cadena para dejarla caer medio ahogada al suelo donde tomó una bocanada de aire para recuperarse.
-Levanta -ordené tirando de la cadena para que me obedeciera, peor esta seguía en sus trece de no obedecer ni una sola de mis ordenes, así que sin pensármelo dos veces empecé a caminar arrastrándola por aquel pasillo largo mientras ella se retorcía como un animal salvaje intentando sacarse el collar que ahora le oprimía el cuello dejándola sin aire.
No me corté ni pelo, bajé las escaleras arrastrando su cuerpo, cada escalón marcaba su piel a fuego, en ocasiones rodaba varios escalones abajo, seguía luchando, sus medias se rompieron y parte del moño se descompuso y con él crecía el odio en mi interior, porque la quería impoluto y ahora parecía una zorra de burdel.
-Rugí cogiéndola del pelo y levantándola para estamparla contra la pared.
-Compórtate -pedí con la respiración errática, los ojos rojos como el fuego pegando mi cara a la ajena para que entendiera que no jugaba.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Había aceptado ponerme aquel vestido rojo que había dejado sobre la cama porque no iba a salir desnuda, me había vestido porque era lo único que tenía de ropa en esos momentos, la ropa con la que llegué a París estaría desperdigada por alguna zona del bosque en el momento en que me transformé, si me vestía era simplemente por no ir todo el rato desnuda como él realmente quería y ya me había avisado que en esa habitación así es como iría, no porque me lo hubiera pedido me estaba vistiendo, quizás se creía que lo hacía por sus órdenes cuando en realidad a mí nadie me ordenaba. Lo hacía también porque tenía hambre, quería comer y si él iba a llevarme a cenar, ¿por qué negarme? Solo tenía que ponerme un vestido rojo bastante llamativo y sexy, unas medias, hacerme un moño y me llevaría a cenar. Demasiado fácil para que fuera verdad, demasiado fácil incluso para alguien como él… seguro que había algo más que no me había dicho y que no tardaría en mostrarme.
Me puse los tacones negros dando así por finalizado el vestirme y ya estaba él levantado portando algo que, sin duda alguna, sería el toque final que quisiera darme aquel vampiro pero… no le iba a dejar, bajo ninguna circunstancia. En su mano portaba una cadena de diamantes que fue lo que llamó mi atención en el momento en el que se acercó para recorrerme con la mirada. Era consciente de como el vestido rojo se ceñía a mi cuerpo realzando cada curva para deleite del vampiro. Gruñí cuando lo vi con la intención de ponerme la cadena que enlazaba perfectamente con el collar que no podía quitarme del cuello, y antes incluso de que hiciera el amago de ponerme el collar mientras me explicaba que ambos sabíamos que así era como iba a salir, y que le pusiera las cosas fáciles… ni siquiera le presté atención, mi mano apartó al vampiro poniéndola en su pecho y haciéndole a un lado para dejarme pasar. ¿Ponerle las cosas fáciles? ¿Salir con esa cadena? Ni en broma me dejaba atar como un animal para que él me paseara.
Pasé de largo, es más, ni siquiera le presté atención a lo que estuviera diciéndome cuando ya estaba llegando a la puerta, cuando mi mano iba a girar el pomo para salir de la habitación fue que me giró con violencia, mi espalda se estampó contra la puerta y su mano en mi cuello me alzó privándome del aire. Mis manos que no se quedaron quietas en ese momento mientras el vampiro me miraba con los ojos rojos como el mismo fuego fueron a sus brazos, arañándolos, llevándome parte de su piel con mis uñas para ver como se cerraban en pocos segundos, pataleé dándole en el estómago con mis tacones para que me soltara pero no lo conseguí, arañé su rostro también con mis uñas dejándole surcos de sangre que se cerraron enseguida por su regeneración tan rápida mientras sentía que el aire se me escapaba, como poco a poco notaba que o me soltaba o pronto me quedaría sin oxígeno.
No paraba de decirme que no entendía que ahí, entre los dos, era él quien mandaba y que a mí solo me quedaba obedecer, pero esa palabra era una con la que no me llevaba bien y que no iba a hacer con él, no iba a obedecerle como un perro fiel, yo no era un perro ni una jodida mascota para que me pusiera una cadena y me paseara por toda la ciudad. Era una loba, un animal salvaje y libre que jamás se dejaba dominar por nadie, y si eso él no lo entendía tenía un serio y grave problema. Al final acabó enlazando la cadena al collar y me dejó caer soltando el agarre de mi cuerpo mientras yo, de rodillas llevando mi mano al cuello buscaba por aire en una bocanada de aire grande haciendo que el oxígeno llegara de nuevo a mis pulmones, con la maldita cadena puesta. Poco a poco recuperé el aliento y fue entonces cuando dando un tirón a la cadena, mientras seguía de rodillas, me pidió que me levantara del suelo… algo que no hice, no mientras llevara aquella cadena que me hacía parecer una mascota; su mascota.
Pero eso no le frenó en ningún momento porque no lo pensó cuando abrió la puerta de la habitación y salió al pasillo tirando de la cadena llevándome arrastras, en contra de mi voluntad. Tiraba de la cadena con fuerza y con rabia y eso hacía que el collar me oprimiera el cuello, que no me dejara pasar de nuevo el aire como debía de hacer mientras me revolvía por el suelo intentando soltarme del maldito collar, por más que tiraba y tiraba era imposible arrancarlo de mi cuello como si tuviera algún hechizo puesto, y el vampiro no dejaba de andar con paso firme por el pasillo tirando de mí como si fuera un animal rebelándose contra su amo. Ni siquiera se paró cuando comenzó a bajar las escaleras, pataleé intentando soltarme pero todavía en el suelo siendo arrastrada hubo veces en que mi cuerpo bajó escalones de golpe, que lo adelantara solo para que él siguiera bajando mientras mi cuerpo se golpeaba escalón tras escalón. Gruñía con cada golpe pero él no paraba, notaba que me había roto las medias, el moño lo llevaba algo menos recogido y más suelto.
Al final acabó cogiéndome del pelo y con fuerza volvió a estampar mi espalda contra la pared pegándome a ella, pude recobrar el aliento y mi respiración era errática en esos momentos en los que buscaba por aire, sus ojos estaban rojos de nuevo y gruñó acercándose a mi rostro para pedirme que me comportara, con la respiración errática como la mía pero por otro motivo diferente. Estaba tremendamente cabreado y enfadado, algo que me hizo sonreír de lado por verlo de esa forma porque me quería impoluta… y ahora ya no era así. Pero, ¿qué esperaba, que me pusiera un collar y que no luchara para quitármelo por el trato recibido por su parte? Por mí como si se iba al maldito y jodido infierno, me importaba una mierda lo que él quisiera pero, mientras me tratara de esa forma, no iba a obtener una buena respuesta por mi parte.
-Que te jodan, vampiro –fue mi respuesta notando su aliento gélido dar contra mi rostro mientras no me soltaba, sus dedos enredados en mi pelo deshacían más el moño y su cuerpo estaba completamente pegado al mío- ¿Crees que iba a dejar que me llevaras con esa jodida cadena, como si fuera un perro al que pasear? Vete a la mierda –le espeté mirándolo de forma fija, cabreada a más no poder, gruñéndole como el animal salvaje que era mientras tiraba de la cadena que portaba, ¿qué no era un juego? Bien, yo tampoco estaba jugando con mis palabras- Trátame como me merezco y quizás me comporte, pero si me trates como un animal… no esperes que responda como una persona. ¿No dices que soy tú mascota? Pues las mascotas se comportan rebelándose contra sus dueños cuando no les gusta algo, no son civilizadas porque no son humanas así que… elige qué es lo que quieres vampiro, pero si sigues dejándome esa cadena no vas a tener un mejor trato de mi parte –hice una pausa mirándolo- Además, ¿qué vas a hacerme? ¿Me vas a pegar? Adelante amor, sabes que aguanto bien el dolor y los golpes. ¿Vas a morderme? No te olvides que yo soy una loba y que el último mordisco siempre será el mío –mis manos subieron por su pecho hasta llegar a sus hombros- ¿follarme, tal vez? Estoy bastante convencida de que te gustó follarme y que de alguna forma quieres volver a hacerlo, arrancarme el vestido y hundirte mientras llevo la cadena puesta… ¿me equivoco? –Mis caderas se movieron contra el vampiro como si quisiera provocarle, algo quizás que no debería de hacer pero… no me importaba en absoluto- Esto es lo que hay; o me dejas la cadena y ninguno obtiene lo que quiere… o me quitas la cadena, dejas que me arregle el pelo y nos vamos a cenar. Es todo lo que vas a obtener de mí, y dado que no puedes controlarme del todo… -le di un par de golpecitos en el rostro- oh, qué pena –dije con sarcasmo porque no lo sentía para nada. Llevé mis manos a mi pelo quitando de un manotazo la mano que cogía mi pelo y rehíce el moño de nuevo, arreglé el vestido- siempre puedes pedir unas medias nuevas. Y ahora, ¿qué tal si me llevas a cenar? Quizás luego decida portarme bien y dejo que me folles –le di la vuelta a la tortilla siendo yo, ahora, quien mandaba.
Me puse los tacones negros dando así por finalizado el vestirme y ya estaba él levantado portando algo que, sin duda alguna, sería el toque final que quisiera darme aquel vampiro pero… no le iba a dejar, bajo ninguna circunstancia. En su mano portaba una cadena de diamantes que fue lo que llamó mi atención en el momento en el que se acercó para recorrerme con la mirada. Era consciente de como el vestido rojo se ceñía a mi cuerpo realzando cada curva para deleite del vampiro. Gruñí cuando lo vi con la intención de ponerme la cadena que enlazaba perfectamente con el collar que no podía quitarme del cuello, y antes incluso de que hiciera el amago de ponerme el collar mientras me explicaba que ambos sabíamos que así era como iba a salir, y que le pusiera las cosas fáciles… ni siquiera le presté atención, mi mano apartó al vampiro poniéndola en su pecho y haciéndole a un lado para dejarme pasar. ¿Ponerle las cosas fáciles? ¿Salir con esa cadena? Ni en broma me dejaba atar como un animal para que él me paseara.
Pasé de largo, es más, ni siquiera le presté atención a lo que estuviera diciéndome cuando ya estaba llegando a la puerta, cuando mi mano iba a girar el pomo para salir de la habitación fue que me giró con violencia, mi espalda se estampó contra la puerta y su mano en mi cuello me alzó privándome del aire. Mis manos que no se quedaron quietas en ese momento mientras el vampiro me miraba con los ojos rojos como el mismo fuego fueron a sus brazos, arañándolos, llevándome parte de su piel con mis uñas para ver como se cerraban en pocos segundos, pataleé dándole en el estómago con mis tacones para que me soltara pero no lo conseguí, arañé su rostro también con mis uñas dejándole surcos de sangre que se cerraron enseguida por su regeneración tan rápida mientras sentía que el aire se me escapaba, como poco a poco notaba que o me soltaba o pronto me quedaría sin oxígeno.
No paraba de decirme que no entendía que ahí, entre los dos, era él quien mandaba y que a mí solo me quedaba obedecer, pero esa palabra era una con la que no me llevaba bien y que no iba a hacer con él, no iba a obedecerle como un perro fiel, yo no era un perro ni una jodida mascota para que me pusiera una cadena y me paseara por toda la ciudad. Era una loba, un animal salvaje y libre que jamás se dejaba dominar por nadie, y si eso él no lo entendía tenía un serio y grave problema. Al final acabó enlazando la cadena al collar y me dejó caer soltando el agarre de mi cuerpo mientras yo, de rodillas llevando mi mano al cuello buscaba por aire en una bocanada de aire grande haciendo que el oxígeno llegara de nuevo a mis pulmones, con la maldita cadena puesta. Poco a poco recuperé el aliento y fue entonces cuando dando un tirón a la cadena, mientras seguía de rodillas, me pidió que me levantara del suelo… algo que no hice, no mientras llevara aquella cadena que me hacía parecer una mascota; su mascota.
Pero eso no le frenó en ningún momento porque no lo pensó cuando abrió la puerta de la habitación y salió al pasillo tirando de la cadena llevándome arrastras, en contra de mi voluntad. Tiraba de la cadena con fuerza y con rabia y eso hacía que el collar me oprimiera el cuello, que no me dejara pasar de nuevo el aire como debía de hacer mientras me revolvía por el suelo intentando soltarme del maldito collar, por más que tiraba y tiraba era imposible arrancarlo de mi cuello como si tuviera algún hechizo puesto, y el vampiro no dejaba de andar con paso firme por el pasillo tirando de mí como si fuera un animal rebelándose contra su amo. Ni siquiera se paró cuando comenzó a bajar las escaleras, pataleé intentando soltarme pero todavía en el suelo siendo arrastrada hubo veces en que mi cuerpo bajó escalones de golpe, que lo adelantara solo para que él siguiera bajando mientras mi cuerpo se golpeaba escalón tras escalón. Gruñía con cada golpe pero él no paraba, notaba que me había roto las medias, el moño lo llevaba algo menos recogido y más suelto.
Al final acabó cogiéndome del pelo y con fuerza volvió a estampar mi espalda contra la pared pegándome a ella, pude recobrar el aliento y mi respiración era errática en esos momentos en los que buscaba por aire, sus ojos estaban rojos de nuevo y gruñó acercándose a mi rostro para pedirme que me comportara, con la respiración errática como la mía pero por otro motivo diferente. Estaba tremendamente cabreado y enfadado, algo que me hizo sonreír de lado por verlo de esa forma porque me quería impoluta… y ahora ya no era así. Pero, ¿qué esperaba, que me pusiera un collar y que no luchara para quitármelo por el trato recibido por su parte? Por mí como si se iba al maldito y jodido infierno, me importaba una mierda lo que él quisiera pero, mientras me tratara de esa forma, no iba a obtener una buena respuesta por mi parte.
-Que te jodan, vampiro –fue mi respuesta notando su aliento gélido dar contra mi rostro mientras no me soltaba, sus dedos enredados en mi pelo deshacían más el moño y su cuerpo estaba completamente pegado al mío- ¿Crees que iba a dejar que me llevaras con esa jodida cadena, como si fuera un perro al que pasear? Vete a la mierda –le espeté mirándolo de forma fija, cabreada a más no poder, gruñéndole como el animal salvaje que era mientras tiraba de la cadena que portaba, ¿qué no era un juego? Bien, yo tampoco estaba jugando con mis palabras- Trátame como me merezco y quizás me comporte, pero si me trates como un animal… no esperes que responda como una persona. ¿No dices que soy tú mascota? Pues las mascotas se comportan rebelándose contra sus dueños cuando no les gusta algo, no son civilizadas porque no son humanas así que… elige qué es lo que quieres vampiro, pero si sigues dejándome esa cadena no vas a tener un mejor trato de mi parte –hice una pausa mirándolo- Además, ¿qué vas a hacerme? ¿Me vas a pegar? Adelante amor, sabes que aguanto bien el dolor y los golpes. ¿Vas a morderme? No te olvides que yo soy una loba y que el último mordisco siempre será el mío –mis manos subieron por su pecho hasta llegar a sus hombros- ¿follarme, tal vez? Estoy bastante convencida de que te gustó follarme y que de alguna forma quieres volver a hacerlo, arrancarme el vestido y hundirte mientras llevo la cadena puesta… ¿me equivoco? –Mis caderas se movieron contra el vampiro como si quisiera provocarle, algo quizás que no debería de hacer pero… no me importaba en absoluto- Esto es lo que hay; o me dejas la cadena y ninguno obtiene lo que quiere… o me quitas la cadena, dejas que me arregle el pelo y nos vamos a cenar. Es todo lo que vas a obtener de mí, y dado que no puedes controlarme del todo… -le di un par de golpecitos en el rostro- oh, qué pena –dije con sarcasmo porque no lo sentía para nada. Llevé mis manos a mi pelo quitando de un manotazo la mano que cogía mi pelo y rehíce el moño de nuevo, arreglé el vestido- siempre puedes pedir unas medias nuevas. Y ahora, ¿qué tal si me llevas a cenar? Quizás luego decida portarme bien y dejo que me folles –le di la vuelta a la tortilla siendo yo, ahora, quien mandaba.
Noctis- Licántropo Clase Alta
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Noctis no parecía dispuesta a ceder, la cadena la iba a llevar si o si, pero a su vez no podía sacarla a la calle pareciendo una puta y no una bella mujer tan mía, que la cadena de su cuello lo decía.
No entendía que le costaba a esa mujer darme un gusto cuando yo le daba mi sangre logrando que sintiera placer, que sintiera frenes, éxtasis, la llevaba al borde de la locura, la hacia sentir una diosa ¿cual era la maldita queja? ¿una cadena?
Aflojé el agarre del moño, mis ojos rojos chocaban rabiosos contra sus pardos tratando de dejarle muy claro que las condiciones no iba a cambiar un ápice por mucho que su verborrea pretendiera que eso sucediera.
-Los perros son fieles y lo suficientemente listos como para no morder la mano del que les da de comer -rugí desafiante -te estoy tratando como una diosa ¿dime que no sientes placer cuando bebes de mi? Te he convertido en una mujer mas poderosa de lo que nunca podrías llegar a soñar y aun así te empeñas en desafiarme, no tiene sentido alguno.
Sus palabras trataban de dar la vuelta a las cosas, como si ella mandara, me aconsejaba que quitara el eslabón de la cadena y ella a cambio se recogería el pelo, pondría la mejor de sus sonrisas y cogida de mi brazo podríamos ir a degustar una deliciosa cena..si era así se comportaría como yo quería, pero con la cadena no lo haría.
A eso en el infierno se le conocía como chantaje, algo que me produjo cierta diversión.
Ladeé la sonrisa, no se en que momento se pensó que ella tenia el control, pero se equivocaba por completo.
-Te lo voy a explicar preciosa, despacito para que lo entiendas -me relamí los labios sin apartar mi desafiante mirada de la ajena – yo no tengo necesidad ninguna de alimentarme, eso quiere decir que puedo girar sobre mis talones, arrastrarte hasta la habitación ,despedazar ese precioso vestido y follarte hasta que acabes tan agotada que dormir atada a la columna se te antoje hasta agradable.
Metí uno de sus mechones tras la oreja lentamente, una caricia de mis dedos se deslizó por su delicado rostro, hasta caer a una lado de mi cuerpo.
-También puedes amor, comportarte como te pido, olvidar la cadena que llevas cogida del precioso collar, arreglarte el moño, quitarte las medias, recolocarte el vestido y sonreírme como si fuera tu dueño...si lo haces, yo prometo llevarte al mas caro de los restaurantes de París, degustaras la comida mas deliciosa, beberás el mejor vino, cava y borracha, saciada y excitada volverás a la habitación para ser tomada. Es mas, si te portas bien dejaré que te tumbes en mi cama sin cadena ninguna ¿que me dices preciosa?
La atraje de la nuca acariciando sus labios con mi aliento, incitándola a seguir así mis consejos.
-Te daré de mi sangre a la vuelta, estoy seguro que el trato para ti es mas que ventajoso..aunque claro, siempre podemos volver a la habitación, no negaré que follarte sin mas me motiva bastante.
No entendía que le costaba a esa mujer darme un gusto cuando yo le daba mi sangre logrando que sintiera placer, que sintiera frenes, éxtasis, la llevaba al borde de la locura, la hacia sentir una diosa ¿cual era la maldita queja? ¿una cadena?
Aflojé el agarre del moño, mis ojos rojos chocaban rabiosos contra sus pardos tratando de dejarle muy claro que las condiciones no iba a cambiar un ápice por mucho que su verborrea pretendiera que eso sucediera.
-Los perros son fieles y lo suficientemente listos como para no morder la mano del que les da de comer -rugí desafiante -te estoy tratando como una diosa ¿dime que no sientes placer cuando bebes de mi? Te he convertido en una mujer mas poderosa de lo que nunca podrías llegar a soñar y aun así te empeñas en desafiarme, no tiene sentido alguno.
Sus palabras trataban de dar la vuelta a las cosas, como si ella mandara, me aconsejaba que quitara el eslabón de la cadena y ella a cambio se recogería el pelo, pondría la mejor de sus sonrisas y cogida de mi brazo podríamos ir a degustar una deliciosa cena..si era así se comportaría como yo quería, pero con la cadena no lo haría.
A eso en el infierno se le conocía como chantaje, algo que me produjo cierta diversión.
Ladeé la sonrisa, no se en que momento se pensó que ella tenia el control, pero se equivocaba por completo.
-Te lo voy a explicar preciosa, despacito para que lo entiendas -me relamí los labios sin apartar mi desafiante mirada de la ajena – yo no tengo necesidad ninguna de alimentarme, eso quiere decir que puedo girar sobre mis talones, arrastrarte hasta la habitación ,despedazar ese precioso vestido y follarte hasta que acabes tan agotada que dormir atada a la columna se te antoje hasta agradable.
Metí uno de sus mechones tras la oreja lentamente, una caricia de mis dedos se deslizó por su delicado rostro, hasta caer a una lado de mi cuerpo.
-También puedes amor, comportarte como te pido, olvidar la cadena que llevas cogida del precioso collar, arreglarte el moño, quitarte las medias, recolocarte el vestido y sonreírme como si fuera tu dueño...si lo haces, yo prometo llevarte al mas caro de los restaurantes de París, degustaras la comida mas deliciosa, beberás el mejor vino, cava y borracha, saciada y excitada volverás a la habitación para ser tomada. Es mas, si te portas bien dejaré que te tumbes en mi cama sin cadena ninguna ¿que me dices preciosa?
La atraje de la nuca acariciando sus labios con mi aliento, incitándola a seguir así mis consejos.
-Te daré de mi sangre a la vuelta, estoy seguro que el trato para ti es mas que ventajoso..aunque claro, siempre podemos volver a la habitación, no negaré que follarte sin mas me motiva bastante.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
De alguna forma ya intuía que el vampiro no se iba a quedar de brazos cruzados mientras las palabras salían de mis labios, ahora como si pretendiera darle la vuelta a la tortilla y cambiar la situación como si yo tuviera el control de la misma. Él me trataba como una mascota así que no esperara por mi parte que me comportara civilizadamente porque no lo iba a hacer, ponerle las cosas difíciles era lo que haría si no me trataba como merecía, como la mujer que tenía delante y no como la mascota con collar y cadena en su cuello que él veía. ¿Quería pasear algo con una cadena? Bien, había miles de perros por las calles que podría coger para ponerles sus jodidas cadenas y pasearlos como a él le gustaban, pero a mí no me iba a sacar para que fuera su mascota en forma humana, ni de ninguna forma iba a sacarme a pasear por mucho que él lo dijera, por mucho que él lo pidiera. Podía hacerme de todo, pegarme, insultarme, forzarme… me daba absolutamente igual, no iba a ceder a ese capricho absurdo que él tenía y que al parecer no se le iba a quitar de la cabeza tan pronto, porque había sacado demasiado rápido la cadena cuando ya estaba vestida y seguro que lo había pensado desde el momento en que me vio en el cepo.
No le gustaron sus palabras y me lo demostró con el gruñido que dio mientras su rostro seguía pegado al mío, con sus ojos color fuego clavándose en los míos más oscuros y soltó el agarre que tenía sobre el moño que me había hecho, pero su mirada siguió puesta en la mía. Me respondió con las siguientes palabras que me dijo, básicamente que si era lista debía de no enfurecerlo y tenerlo contento, comparaba aquello con el símil del amo y el perro que muerde su mano cuando le da de comer como si eso fuera lo que estaba haciendo, aunque en realidad bien podría serlo. ¿Quería que mordiera su mano? Perfecto, que me dejara transformarme en loba y le arrancaría la cabeza de un mordisco con mucho placer y deleite, si era lo que quería tan solo tenía que dejar que lo hiciera y acabaría con ello de una vez por todas. Rugió desafiándome con sus palabras, su tono y sus ojos rojos como el fuego en los míos como si me intentara intimidar… para su desgracia no lo hizo, sonreí de lado con cierto cinismo tras sus palabras.
-¿Eres tú la mano que me da de comer, Utukki? Porque si es así, no lo veo –le espeté devolviéndole sus palabras, si pensaba que me iba a quedar callada sin responderle estaba demasiado equivocado conmigo- ¿Cómo una Diosa? Si me trataras como a una Diosa pisarías el jodido suelo por el que ando, vampiro, me rendirías tributo y culto y no veo que lo hagas –hice una pequeña pausa y no le contesté a su pregunta, algo más que placer sentía cuando había bebido de su sangre, él lo sabía así que no le iba a dar el gusto de reconocerlo y que lo oyera de mis labios- ¿te he pedido acaso que me trates así, que me conviertas en la mujer que dices que soy? ¿No, verdad? Me diste tú sangre porque te dio la jodida gana, porque te excitaba ver cómo tú sangre me excitaba por completo y me volvía loca que cualquier cosa que me pidieras iba a hacerla, te excitó y te gustó verme de esa forma ¿no? No lo niegues, te gustó verme postrada a tus pies bebiendo de tu brazo y deseándote de un modo enfermizo, te gusta tener a la gente bajo tú control y cuando no puedes dominarlos recurres al viejo y sucio truco de la sangre, porque sabes lo que provoca… dime, ¿con cuántas has tenido que hacer eso? ¿Soy la única que se ha resistido a ti de forma natural? –Me reí de forma irónica por ello- seguro que sí, que soy la única que se rebela contra ti… ¿te excita eso, mi rebeldía, que no te ponga las cosas fáciles? Bien amor, porque puedo ser mucho más rebelde y más complicada de lo que he sido hasta ahora –él decía que lo había hecho porque, por alguna extraña razón, yo se lo había pedido… pero no era cierto, solo había pedido por un trato justo y el que me correspondía como cualquier persona, no como su mascota.
Tras mis palabras ladeó la sonrisa, esa que tanto odiaba en sus labios, y dijo que me lo iba a explicar despacio para que lo entendiera, a lo que fruncí el ceño por sus palabras. Y lo hizo, explicó perfectamente que él no tenía necesidad de alimentarse, que podría darse la vuelta y llevarme a la habitación de nuevo desnudarme de nuevo y follarme hasta que mi cuerpo no pudiera más y me dejara atada a la columna, como anoche, para que durmiera allí porque al parecer ese era el sitio que me correspondía. Le gruñí, como un animal salvaje rebelándome contra él, para luego notar que apartaba un mechón de mi pelo tras la oreja y daba la otra explicación y la otra opción que tenía: sumisión, básicamente. Que me pusiera el collar, comportarme como él me pedía, arreglarme el moño, quitarme las medias, adecentar el vestido y me llevaría a cenar a un lugar lujoso, me importaba una mierda el lujo, y que tras beber saciada, borracha y según él excitada llegaríamos a la habitación donde me tomaría de nuevo y me dejaría el honor de dormir con él en la cama.
En esos momentos lo miré de forma fija y pensé, por unos segundos, qué era lo que primaba más en mí ¿el alimentarme… o el orgullo? La respuesta surgió rápida sin ningún tipo de duda alguna porque prefería quedarme sin comer antes de salir a la calle con el maldito collar puesto, mi orgullo primaba más y podía contra cualquier cosa, no me rebajaría ante nada y si había aceptado vestirme es porque era la única forma de salir de allí y de alimentarme, pero ¿con una cadena como un perro? No, era cierto que tenía una parte animal en mi interior pero esta era mucho más salvaje y libre, él pretendía domarla y no era posible. Me acercó de la nuca a sus labios notando su aliento en ellos, alegó que me dejaría de beber al llegar y aunque fue cierto que me mordí el labio cuando lo dijo… no caí, no cedí.
-¿Así que puedo elegir? Vaya, eso no me lo esperaba –comenté notando sus labios rozando los míos, él esperaba que cediera ante su capricho y que me dejara llevar con la cadena para pasearme, para exhibirme como suya frente a todo el que nos cruzáramos por las calles, como si fuera una buena mascota que luego por portarse bien obtenía un premio, ¿y cuál era ese? Dejarme dormir a su lado y darme de su sangre… no eran premios que quisiera, quería saber quién era y obtener mis recuerdos de vuelta. Quería que mis acciones y todo lo que hiciera con él tuvieran una connotación como si fuera mi dueño, mi amo… y yo era libre como el mismo viento, algo que no iba a obtener de mí. Él esperaba mi respuesta con sus labios rozando los míos como si así pudiera convencerme, con su mano en mi nuca… y yo llevé la otra mano libre que tenía al enganche del collar, solté la cadena que cayó al suelo, le empujé un poco para separarlo de mí y mi puño se estampó en su rostro con cierta violencia. Moví mis dedos por el golpe porque no me había dolido tanto como esperaba, ya sabía los duros que eran los vampiros, y lo miré desafiándolo con mis ojos brillantes y encendidos por la rabia que me consumía- Jamás dejaré que me paseas con una maldita cadena al cuello, nunca dejaré que me ates de esa forma y nunca podrás poseerme como si fueras mi dueño Utukki, a una loba no se le puede pedir tener un amo cuando son salvajes y libres. Pero ten cuidado –advertí mirándolo con sus ojos rojos, como las mismas llamas del infierno- su lealtad va al precio del mejor postor, y aunque ahora es cierto que eres el único que me puede devolver mis recuerdos… eso no quita para que mañana venga alguien que me ofrezca algo mejor de lo que tú lo haces… y entonces, yo te pondré este precioso collar con el que intentas adiestrarme para que sea tú perra fiel y te arrancaré la cabeza de un mordisco con esto rodeándote el cuello –le amenacé de forma baja como si fueran cuchillos envenenados cada una de las palabras que dije hacia él, en tono bajo. Negarme a sus deseos era algo que me producía placer, no hacer lo que él esperaba y decirle que no y lanzarle aquel dardo envenenado bien valía no probar comida por ese día, no mientras él me intentara dominar y controlar a su antojo, no mientras quisiera domesticarme como algo que no era y que nunca sería.
No le gustaron sus palabras y me lo demostró con el gruñido que dio mientras su rostro seguía pegado al mío, con sus ojos color fuego clavándose en los míos más oscuros y soltó el agarre que tenía sobre el moño que me había hecho, pero su mirada siguió puesta en la mía. Me respondió con las siguientes palabras que me dijo, básicamente que si era lista debía de no enfurecerlo y tenerlo contento, comparaba aquello con el símil del amo y el perro que muerde su mano cuando le da de comer como si eso fuera lo que estaba haciendo, aunque en realidad bien podría serlo. ¿Quería que mordiera su mano? Perfecto, que me dejara transformarme en loba y le arrancaría la cabeza de un mordisco con mucho placer y deleite, si era lo que quería tan solo tenía que dejar que lo hiciera y acabaría con ello de una vez por todas. Rugió desafiándome con sus palabras, su tono y sus ojos rojos como el fuego en los míos como si me intentara intimidar… para su desgracia no lo hizo, sonreí de lado con cierto cinismo tras sus palabras.
-¿Eres tú la mano que me da de comer, Utukki? Porque si es así, no lo veo –le espeté devolviéndole sus palabras, si pensaba que me iba a quedar callada sin responderle estaba demasiado equivocado conmigo- ¿Cómo una Diosa? Si me trataras como a una Diosa pisarías el jodido suelo por el que ando, vampiro, me rendirías tributo y culto y no veo que lo hagas –hice una pequeña pausa y no le contesté a su pregunta, algo más que placer sentía cuando había bebido de su sangre, él lo sabía así que no le iba a dar el gusto de reconocerlo y que lo oyera de mis labios- ¿te he pedido acaso que me trates así, que me conviertas en la mujer que dices que soy? ¿No, verdad? Me diste tú sangre porque te dio la jodida gana, porque te excitaba ver cómo tú sangre me excitaba por completo y me volvía loca que cualquier cosa que me pidieras iba a hacerla, te excitó y te gustó verme de esa forma ¿no? No lo niegues, te gustó verme postrada a tus pies bebiendo de tu brazo y deseándote de un modo enfermizo, te gusta tener a la gente bajo tú control y cuando no puedes dominarlos recurres al viejo y sucio truco de la sangre, porque sabes lo que provoca… dime, ¿con cuántas has tenido que hacer eso? ¿Soy la única que se ha resistido a ti de forma natural? –Me reí de forma irónica por ello- seguro que sí, que soy la única que se rebela contra ti… ¿te excita eso, mi rebeldía, que no te ponga las cosas fáciles? Bien amor, porque puedo ser mucho más rebelde y más complicada de lo que he sido hasta ahora –él decía que lo había hecho porque, por alguna extraña razón, yo se lo había pedido… pero no era cierto, solo había pedido por un trato justo y el que me correspondía como cualquier persona, no como su mascota.
Tras mis palabras ladeó la sonrisa, esa que tanto odiaba en sus labios, y dijo que me lo iba a explicar despacio para que lo entendiera, a lo que fruncí el ceño por sus palabras. Y lo hizo, explicó perfectamente que él no tenía necesidad de alimentarse, que podría darse la vuelta y llevarme a la habitación de nuevo desnudarme de nuevo y follarme hasta que mi cuerpo no pudiera más y me dejara atada a la columna, como anoche, para que durmiera allí porque al parecer ese era el sitio que me correspondía. Le gruñí, como un animal salvaje rebelándome contra él, para luego notar que apartaba un mechón de mi pelo tras la oreja y daba la otra explicación y la otra opción que tenía: sumisión, básicamente. Que me pusiera el collar, comportarme como él me pedía, arreglarme el moño, quitarme las medias, adecentar el vestido y me llevaría a cenar a un lugar lujoso, me importaba una mierda el lujo, y que tras beber saciada, borracha y según él excitada llegaríamos a la habitación donde me tomaría de nuevo y me dejaría el honor de dormir con él en la cama.
En esos momentos lo miré de forma fija y pensé, por unos segundos, qué era lo que primaba más en mí ¿el alimentarme… o el orgullo? La respuesta surgió rápida sin ningún tipo de duda alguna porque prefería quedarme sin comer antes de salir a la calle con el maldito collar puesto, mi orgullo primaba más y podía contra cualquier cosa, no me rebajaría ante nada y si había aceptado vestirme es porque era la única forma de salir de allí y de alimentarme, pero ¿con una cadena como un perro? No, era cierto que tenía una parte animal en mi interior pero esta era mucho más salvaje y libre, él pretendía domarla y no era posible. Me acercó de la nuca a sus labios notando su aliento en ellos, alegó que me dejaría de beber al llegar y aunque fue cierto que me mordí el labio cuando lo dijo… no caí, no cedí.
-¿Así que puedo elegir? Vaya, eso no me lo esperaba –comenté notando sus labios rozando los míos, él esperaba que cediera ante su capricho y que me dejara llevar con la cadena para pasearme, para exhibirme como suya frente a todo el que nos cruzáramos por las calles, como si fuera una buena mascota que luego por portarse bien obtenía un premio, ¿y cuál era ese? Dejarme dormir a su lado y darme de su sangre… no eran premios que quisiera, quería saber quién era y obtener mis recuerdos de vuelta. Quería que mis acciones y todo lo que hiciera con él tuvieran una connotación como si fuera mi dueño, mi amo… y yo era libre como el mismo viento, algo que no iba a obtener de mí. Él esperaba mi respuesta con sus labios rozando los míos como si así pudiera convencerme, con su mano en mi nuca… y yo llevé la otra mano libre que tenía al enganche del collar, solté la cadena que cayó al suelo, le empujé un poco para separarlo de mí y mi puño se estampó en su rostro con cierta violencia. Moví mis dedos por el golpe porque no me había dolido tanto como esperaba, ya sabía los duros que eran los vampiros, y lo miré desafiándolo con mis ojos brillantes y encendidos por la rabia que me consumía- Jamás dejaré que me paseas con una maldita cadena al cuello, nunca dejaré que me ates de esa forma y nunca podrás poseerme como si fueras mi dueño Utukki, a una loba no se le puede pedir tener un amo cuando son salvajes y libres. Pero ten cuidado –advertí mirándolo con sus ojos rojos, como las mismas llamas del infierno- su lealtad va al precio del mejor postor, y aunque ahora es cierto que eres el único que me puede devolver mis recuerdos… eso no quita para que mañana venga alguien que me ofrezca algo mejor de lo que tú lo haces… y entonces, yo te pondré este precioso collar con el que intentas adiestrarme para que sea tú perra fiel y te arrancaré la cabeza de un mordisco con esto rodeándote el cuello –le amenacé de forma baja como si fueran cuchillos envenenados cada una de las palabras que dije hacia él, en tono bajo. Negarme a sus deseos era algo que me producía placer, no hacer lo que él esperaba y decirle que no y lanzarle aquel dardo envenenado bien valía no probar comida por ese día, no mientras él me intentara dominar y controlar a su antojo, no mientras quisiera domesticarme como algo que no era y que nunca sería.
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
La loba gruñía mostrándome los dientes, al parecer no le apretaba bastante el maldito collar pues aun tenia ganas de desafiarme.
-Largo tu discurso, quizás me equivoqué -reconocí.
Pude ver como su rostro cambiaba, como si pensara que podríamos finalmente ir de cena, olvidar lo que había pasado y centrarnos en una conversación plagada de besos y caricias.
Ladeé la sonrisa, ahora venia la primera estocada, si pensaba que en mi no residía el mal en estado uro se equivocaba.
-Me equivoqué en no comprar una mordaza a juego con el vestido y los zapatos lobita.
Sin mediar palabra alguna tiré del collar para rehacer el camino hacia la habitación del hotel.
-Veo que no tienes hambre, así que ..impondremos una nueva regla en este juego. Cuando tengas me avisas, el vestido, los zapatos y correa te estarán esperando y yo me sentiré a gusto de llevarte al mejor restaurante de París..mientras tanto amor...voy a respetar tu ayuno.
Mi ladeada sonrisa lo decía todo, orgulloso arrastre a la loba que gruñía mostrándome los colmillos hasta la habitación, de nuevo su destino fue el suelo y aquella enorme columna donde podía empezar a formar su guarida.
-Yo por el contrario loba, voy a ir de caza, beberé un poco … no me esperes despierta querida esposa mía.
Pasada gran parte de la noche mi risa ebria podía oírse desde el pasillo, la espada de una mujer chocó contra la puerta de mi habitación mientras entre risas trataba de acertar con la llave la cerradura.
La joven rubia de ojos miel tiraba de mi camisa impaciente por adentrarnos en el habitáculo y caer en le lecho. Desabotonaba los botones, buscando mi boca hambrienta, tirado de mis labios mientras jadeaba ansiosa moviendo sus caderas contra mi abultada entrepierna.
Gruñí al lograr abrir la puerta, entre risas, nos adentramos en la cámara, nuestros labios no se separaron ni por un instante, sin embargo mis ojos recorrieron a la loba que me miraba furiosa desde el suelo apoyada en la columna.
Ladeé la sonrisa alzándola de las nalgas a la rubia que de un empujón cerró la puerta tras nuestros cuerpos.
Ella con palabras lascivas me pedía entre roncos gemidos y palabras malsonantes que me la follara, que me deseaba.
Su espalda iba chocando contra las paredes al ritmo que la ropa iba cayendo al suelo, gruñíamos mordiendo nuestras bocas, repasaba con mi lengua sus labios.
Llevé a la rubia hasta el colchón y allí, en ropa interior la deje caer, mi mirada repasó a la loba antes de bajarme los calzoncillos y quedar completamente desnudo ante las dos.
-Largo tu discurso, quizás me equivoqué -reconocí.
Pude ver como su rostro cambiaba, como si pensara que podríamos finalmente ir de cena, olvidar lo que había pasado y centrarnos en una conversación plagada de besos y caricias.
Ladeé la sonrisa, ahora venia la primera estocada, si pensaba que en mi no residía el mal en estado uro se equivocaba.
-Me equivoqué en no comprar una mordaza a juego con el vestido y los zapatos lobita.
Sin mediar palabra alguna tiré del collar para rehacer el camino hacia la habitación del hotel.
-Veo que no tienes hambre, así que ..impondremos una nueva regla en este juego. Cuando tengas me avisas, el vestido, los zapatos y correa te estarán esperando y yo me sentiré a gusto de llevarte al mejor restaurante de París..mientras tanto amor...voy a respetar tu ayuno.
Mi ladeada sonrisa lo decía todo, orgulloso arrastre a la loba que gruñía mostrándome los colmillos hasta la habitación, de nuevo su destino fue el suelo y aquella enorme columna donde podía empezar a formar su guarida.
-Yo por el contrario loba, voy a ir de caza, beberé un poco … no me esperes despierta querida esposa mía.
Pasada gran parte de la noche mi risa ebria podía oírse desde el pasillo, la espada de una mujer chocó contra la puerta de mi habitación mientras entre risas trataba de acertar con la llave la cerradura.
La joven rubia de ojos miel tiraba de mi camisa impaciente por adentrarnos en el habitáculo y caer en le lecho. Desabotonaba los botones, buscando mi boca hambrienta, tirado de mis labios mientras jadeaba ansiosa moviendo sus caderas contra mi abultada entrepierna.
Gruñí al lograr abrir la puerta, entre risas, nos adentramos en la cámara, nuestros labios no se separaron ni por un instante, sin embargo mis ojos recorrieron a la loba que me miraba furiosa desde el suelo apoyada en la columna.
Ladeé la sonrisa alzándola de las nalgas a la rubia que de un empujón cerró la puerta tras nuestros cuerpos.
Ella con palabras lascivas me pedía entre roncos gemidos y palabras malsonantes que me la follara, que me deseaba.
Su espalda iba chocando contra las paredes al ritmo que la ropa iba cayendo al suelo, gruñíamos mordiendo nuestras bocas, repasaba con mi lengua sus labios.
Llevé a la rubia hasta el colchón y allí, en ropa interior la deje caer, mi mirada repasó a la loba antes de bajarme los calzoncillos y quedar completamente desnudo ante las dos.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Notaba la mirada del vampiro fija en la mía, con sus ojos rojos como el mismo fuego tras lo que le había dicho, había dos opciones aunque yo ya había tomado la mía firme en que no iba a dejar que me sacara a la calle con collar y correa como si fuera un perro para que me paseara, era una mujer y como tal tenía mi orgullo… ya me había quitado un poco de este cuando me dio de beber su sangre y había acabado haciéndole aquello dejando que me tomara, cierto era que lo disfruté pero mi orgullo estaba por encima de todo y bajo ningún concepto iba a permitir y a dejar que me siguiera tratando como le diera la gana. Sabía que no iba a cambiar de parecer, que no iba a quitarme el collar y a permitirme irme con él de esa forma porque las opciones estaban claras y parecía que él ya sabía lo que debía de hacer en cada situación, así que tras mis palabras y tras soltarme del collar estaba convencida de que llevarme a cenar no era una de ellas. Es más, prefería pasar hambre a que me sacara de esa forma, me negaba en rotundo.
Lo miré frunciendo el ceño por las palabras que me decía, ¿me daba la razón? No, no podía ser todo tan fácil… el vampiro no era de los que solía reconocer cuando se equivocaba y cuando no, no lo veía de esa forma y por un momento fue cierto que me creí sus palabras pero pronto negué levemente con la cabeza como si la sacudiera sabiendo que el vampiro que tenía delante no claudicaría tan fácilmente y no se dejaría vencer así como así. La cuestión de todo era ¿en qué exactamente se equivocaba? Porque algo me decía que a mí favor no era así que solo podía esperar saber sobre qué estaba equivocado… pero no me hizo esperar demasiado para saberlo, sonrió de lado de esa forma que tanto odiaba y las palabras sonaron firmes y bajas. “Un bozal”, en eso era en lo que había estado equivocado y que le había faltado para ponerme… gruñí por sus palabras. Con la cadena en su mano tiró del collar de nuevo para deshacer nuestros pasos de vuelta a la habitación tal y como me había imaginado.
En el camino no dudó en decirme que cuando quisiera comer tendría que decírselo, es más, se atrevió a decirme que el vestido, los tacones y la cadena estarían esperando a que yo decidiera pedirle que me llevara a comer y que él gustoso lo haría al mejor restaurante de todo París, pero solo con la correa puesto sino podría ir despidiéndome de todo lo demás. Dijo que iba a respetar mi nuevo ayuno como si supiera que en algún momento cedería puesto que tenía que alimentarme en algún momento, y el muy capullo lo iba a aprovechar a su favor. Gruñía revolviéndome contra él por sus palabras mientras este portaba la sonrisa odiosa en sus labios, tiraba de mí y finalmente me metía en la habitación lanzándome al suelo junto a la columna de nuevo, de donde no tardó en atarme de nuevo a la columna mientras yo intentaba soltarme totalmente en vano porque no podía hacerlo. Me miró divertido por la situación y me dijo que él se iba a beber y de caza y que no lo esperara despierto. Quise apresarlo para arañarlo, destrozarlo, descuartizarlo en ese momento… pero me esquivó con facilidad y se fue cerrando la puerta, dejándome allí sola.
El rato que estuve me las ingenié para soltarme de la cadena pero era imposible, por más que tiré y tiré esta no se rompía y comenzaba a pensar que debía de llevar algún tipo de magia imbuida porque era imposible que no pudiera aquel simple collar que llevaba puesto. Además también había que decir que mis fuerzas estaban algo mermadas porque no había comido nada y el vampiro había bebido también de mí sangre, necesitaba alimentarme para reponer fuerzas, así como dormir bien y no en aquel maldito suelo… pero el maldito hijo de puta tenía la situación controlada por el momento, solo tenía que esperar el momento adecuado para cambiar las tornas y poder alejarme de él, aunque… eso conllevaba perder mis recuerdos para siempre, uno que no lograba todavía recordar porque parecía estar en blanco, algo que también me tenía frustrada.
No supe en qué momento me había quedado durmiendo apoyada contra la pared, cansada por lo que había pasado en esos dos días que había llegado a París, y fue precisamente la risa del vampiro lo que me hizo entreabrir los ojos algo somnolienta todavía mientras me incorporaba un poco… pero mi oído no me engañaba, era la risa del vampiro que al parecer había bebido junto a la de una mujer y se acercaban los dos hacia la habitación. Un golpe contra la puerta y más risas me hizo saber que iban algo borrachos, además el olor a alcohol que ambos desprendían se mezclaba con el de la excitación que traían… y fruncí el ceño, el maldito capullo había traído a su presa a la habitación donde tendría que oír todo aquello… una mueca de asco se instaló en mi rostro nada más pensarlo. La puerta finalmente se abrió y por ella entraron los dos, ella una simple humana algo joven y rubia no se despegaba del vampiro, cerró la puerta al entrar mientras se besaban como si no hubiera un mañana.
La mirada del vampiro fue hacia donde estaba encontrándose con mi cara de mala leche, enfadada y con el ceño fruncido porque sabía que no iba a desatarme, que le daba igual que estuviera atada y que viera cómo se tiraba a la humana… pero a mí de pensarlo me repelía la imagen. Sonrió de lado conocedor de que ahí atada y encadenada no iba a poder hacer nada e incluso por un momento pensé que eso le daba más placer. Alzó a la rubia quien totalmente excitada le rogaba entre gemidos que la tomara, bastante mal hablada de forma sucia le pedía las cosas sin parecer reparar en mi presencia en ningún momento. La dejó en la cama ya en ropa interior y ella lo miraba deseando que se la tirara, él se separó al pie de la cama para quedarse desnudo y me miró por un momento con una sonrisa ladina. Ah, ¿de verdad se pensaba que iba a dejar que se la tirara mientras me obligaba a presenciarlo aunque no quisiera? Aunque no lo viera lo oiría, el vampiro sabía de sobra alguna que mis sentidos estaban más desarrollados que los de un humano y por mucho que me tapara los oíos oiría cada maldito grito y gemido, porque parecía que era de las que gritaban en la cama. Pues estaba bastante equivocado.
-¿De verdad vas a dejar que te folle un vampiro? –Mi voz sonó alta y clara por la habitación, es más, fue el momento en el que ella frunció el ceño y al incorporarse un poco me vio, sentada y atada contra la columna sin poder moverme, su mirada lo decía todo aunque no dijera nada- Oh, ¿no sabías que era un vampiro? Qué ingenua –me reí entre dientes mientras ella miraba ahora al vampiro sin comprender nada, sin saber por qué había una mujer atada a la columna de la habitación. Bien, ahora había captado su atención por completo y me levanté para que me mirara con el collar en el cuello que iba hasta la columna- Soy su mujer, encantada –sonreí con cierta malicia mientras ella no sabía dónde meterse y le había cortado el rollo totalmente- si te lo preguntas me tiene encadenada porque me niego a salir a la calle con este collar y una cadena para que él me pasee como su mascota –ella abrió la boca sin creérselo y yo acorté la distancia todo lo que la cadena me dejó, haciendo que viera el vestido, los tacones y lo que quedaba del moño en mi pelo- seguro que te habrá dicho que puede llevarte al Infierno si le dejas colarse entre tus piernas… -ella me miró como si no supiera cómo lo sabía y yo solo sonreí- ah, a mí también me lo decía al principio… y como tú caí –sonreí con malicia- pero no te confundas, lo hará y cuando lo haga te matará, clavará sus colmillos en tu piel y te dejará sin vida… te ayudaría pero… -señalé la cadena, ella se levantó y se acercó para intentar abrirla preguntándole que por qué me tenía encadenada y en vano intentaba quitar el collar- es inútil, solo él puede hacerlo –le increpaba ahora ya sin la excitación en su cuerpo y eso me produjo cierto placer mientras el vampiro nos miraba y yo sentía que le había jodido por completo- yo te di huiría ahora que puedes, si a mí que soy su mujer me hace esto… ¿qué crees que no te haría a ti que no eres nada para él? –Aparte se me notaba cansada, mis tripas rugían y por si eso fuera poco le enseñé la marca de los colmillos que me había dejado el vampiro en el pecho- ¿ves eso? Marcas de colmillos amor, los que tú verás como no te largues ahora –parecía dudar pero los ojos rojos del vampiro, preso de la ira, pareció que le dieron la información que necesitaba y ni siquiera se lo pensó cuando se dirigió a la puerta para salir por ella, claro que el vampiro no la dejó y conforme estaba la siguió por el pasillo alcanzándola enseguida para meterla en la habitación y tirarla sobre la cama, a lo que yo miré al vampiro con diversión en el rostro al haberle jodido el plan que llevaba en mente, hasta atada sin poder moverme le jodía- ¿Estás enfadado, Utukki? –Pregunté con malicia en mi voz, mirándolo con la misma sonrisa que él ponía ladeada- la joven merecía saber lo que eras antes de que utilizaras tus trucos con ella –ahora el plan había cambiado por completo, ahora la joven lo único que quería hacer era alejarse de él en vez de que se acercara, y yo sonreí por ello. Si él me jodía yo le jodía, tan simple como eso.
Lo miré frunciendo el ceño por las palabras que me decía, ¿me daba la razón? No, no podía ser todo tan fácil… el vampiro no era de los que solía reconocer cuando se equivocaba y cuando no, no lo veía de esa forma y por un momento fue cierto que me creí sus palabras pero pronto negué levemente con la cabeza como si la sacudiera sabiendo que el vampiro que tenía delante no claudicaría tan fácilmente y no se dejaría vencer así como así. La cuestión de todo era ¿en qué exactamente se equivocaba? Porque algo me decía que a mí favor no era así que solo podía esperar saber sobre qué estaba equivocado… pero no me hizo esperar demasiado para saberlo, sonrió de lado de esa forma que tanto odiaba y las palabras sonaron firmes y bajas. “Un bozal”, en eso era en lo que había estado equivocado y que le había faltado para ponerme… gruñí por sus palabras. Con la cadena en su mano tiró del collar de nuevo para deshacer nuestros pasos de vuelta a la habitación tal y como me había imaginado.
En el camino no dudó en decirme que cuando quisiera comer tendría que decírselo, es más, se atrevió a decirme que el vestido, los tacones y la cadena estarían esperando a que yo decidiera pedirle que me llevara a comer y que él gustoso lo haría al mejor restaurante de todo París, pero solo con la correa puesto sino podría ir despidiéndome de todo lo demás. Dijo que iba a respetar mi nuevo ayuno como si supiera que en algún momento cedería puesto que tenía que alimentarme en algún momento, y el muy capullo lo iba a aprovechar a su favor. Gruñía revolviéndome contra él por sus palabras mientras este portaba la sonrisa odiosa en sus labios, tiraba de mí y finalmente me metía en la habitación lanzándome al suelo junto a la columna de nuevo, de donde no tardó en atarme de nuevo a la columna mientras yo intentaba soltarme totalmente en vano porque no podía hacerlo. Me miró divertido por la situación y me dijo que él se iba a beber y de caza y que no lo esperara despierto. Quise apresarlo para arañarlo, destrozarlo, descuartizarlo en ese momento… pero me esquivó con facilidad y se fue cerrando la puerta, dejándome allí sola.
El rato que estuve me las ingenié para soltarme de la cadena pero era imposible, por más que tiré y tiré esta no se rompía y comenzaba a pensar que debía de llevar algún tipo de magia imbuida porque era imposible que no pudiera aquel simple collar que llevaba puesto. Además también había que decir que mis fuerzas estaban algo mermadas porque no había comido nada y el vampiro había bebido también de mí sangre, necesitaba alimentarme para reponer fuerzas, así como dormir bien y no en aquel maldito suelo… pero el maldito hijo de puta tenía la situación controlada por el momento, solo tenía que esperar el momento adecuado para cambiar las tornas y poder alejarme de él, aunque… eso conllevaba perder mis recuerdos para siempre, uno que no lograba todavía recordar porque parecía estar en blanco, algo que también me tenía frustrada.
No supe en qué momento me había quedado durmiendo apoyada contra la pared, cansada por lo que había pasado en esos dos días que había llegado a París, y fue precisamente la risa del vampiro lo que me hizo entreabrir los ojos algo somnolienta todavía mientras me incorporaba un poco… pero mi oído no me engañaba, era la risa del vampiro que al parecer había bebido junto a la de una mujer y se acercaban los dos hacia la habitación. Un golpe contra la puerta y más risas me hizo saber que iban algo borrachos, además el olor a alcohol que ambos desprendían se mezclaba con el de la excitación que traían… y fruncí el ceño, el maldito capullo había traído a su presa a la habitación donde tendría que oír todo aquello… una mueca de asco se instaló en mi rostro nada más pensarlo. La puerta finalmente se abrió y por ella entraron los dos, ella una simple humana algo joven y rubia no se despegaba del vampiro, cerró la puerta al entrar mientras se besaban como si no hubiera un mañana.
La mirada del vampiro fue hacia donde estaba encontrándose con mi cara de mala leche, enfadada y con el ceño fruncido porque sabía que no iba a desatarme, que le daba igual que estuviera atada y que viera cómo se tiraba a la humana… pero a mí de pensarlo me repelía la imagen. Sonrió de lado conocedor de que ahí atada y encadenada no iba a poder hacer nada e incluso por un momento pensé que eso le daba más placer. Alzó a la rubia quien totalmente excitada le rogaba entre gemidos que la tomara, bastante mal hablada de forma sucia le pedía las cosas sin parecer reparar en mi presencia en ningún momento. La dejó en la cama ya en ropa interior y ella lo miraba deseando que se la tirara, él se separó al pie de la cama para quedarse desnudo y me miró por un momento con una sonrisa ladina. Ah, ¿de verdad se pensaba que iba a dejar que se la tirara mientras me obligaba a presenciarlo aunque no quisiera? Aunque no lo viera lo oiría, el vampiro sabía de sobra alguna que mis sentidos estaban más desarrollados que los de un humano y por mucho que me tapara los oíos oiría cada maldito grito y gemido, porque parecía que era de las que gritaban en la cama. Pues estaba bastante equivocado.
-¿De verdad vas a dejar que te folle un vampiro? –Mi voz sonó alta y clara por la habitación, es más, fue el momento en el que ella frunció el ceño y al incorporarse un poco me vio, sentada y atada contra la columna sin poder moverme, su mirada lo decía todo aunque no dijera nada- Oh, ¿no sabías que era un vampiro? Qué ingenua –me reí entre dientes mientras ella miraba ahora al vampiro sin comprender nada, sin saber por qué había una mujer atada a la columna de la habitación. Bien, ahora había captado su atención por completo y me levanté para que me mirara con el collar en el cuello que iba hasta la columna- Soy su mujer, encantada –sonreí con cierta malicia mientras ella no sabía dónde meterse y le había cortado el rollo totalmente- si te lo preguntas me tiene encadenada porque me niego a salir a la calle con este collar y una cadena para que él me pasee como su mascota –ella abrió la boca sin creérselo y yo acorté la distancia todo lo que la cadena me dejó, haciendo que viera el vestido, los tacones y lo que quedaba del moño en mi pelo- seguro que te habrá dicho que puede llevarte al Infierno si le dejas colarse entre tus piernas… -ella me miró como si no supiera cómo lo sabía y yo solo sonreí- ah, a mí también me lo decía al principio… y como tú caí –sonreí con malicia- pero no te confundas, lo hará y cuando lo haga te matará, clavará sus colmillos en tu piel y te dejará sin vida… te ayudaría pero… -señalé la cadena, ella se levantó y se acercó para intentar abrirla preguntándole que por qué me tenía encadenada y en vano intentaba quitar el collar- es inútil, solo él puede hacerlo –le increpaba ahora ya sin la excitación en su cuerpo y eso me produjo cierto placer mientras el vampiro nos miraba y yo sentía que le había jodido por completo- yo te di huiría ahora que puedes, si a mí que soy su mujer me hace esto… ¿qué crees que no te haría a ti que no eres nada para él? –Aparte se me notaba cansada, mis tripas rugían y por si eso fuera poco le enseñé la marca de los colmillos que me había dejado el vampiro en el pecho- ¿ves eso? Marcas de colmillos amor, los que tú verás como no te largues ahora –parecía dudar pero los ojos rojos del vampiro, preso de la ira, pareció que le dieron la información que necesitaba y ni siquiera se lo pensó cuando se dirigió a la puerta para salir por ella, claro que el vampiro no la dejó y conforme estaba la siguió por el pasillo alcanzándola enseguida para meterla en la habitación y tirarla sobre la cama, a lo que yo miré al vampiro con diversión en el rostro al haberle jodido el plan que llevaba en mente, hasta atada sin poder moverme le jodía- ¿Estás enfadado, Utukki? –Pregunté con malicia en mi voz, mirándolo con la misma sonrisa que él ponía ladeada- la joven merecía saber lo que eras antes de que utilizaras tus trucos con ella –ahora el plan había cambiado por completo, ahora la joven lo único que quería hacer era alejarse de él en vez de que se acercara, y yo sonreí por ello. Si él me jodía yo le jodía, tan simple como eso.
Noctis- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
La loba aun atada a la columna pensaba joderme la noche, esta vez no lanzándome objetos, si no con sus verborrea fácil.
Tenia a la rubia dispuesta, excitada, su sangre fluía rauda, oxigenada, pidiéndome que la tomara.
Pero la lobita no se quedó mirando sin mas, todo lo contrario, aseguró con ese deje de rabia en su voz que yo era un vampiro.
La rubia aun ebria como iba centro entonces sus ojos miel en ella, su pregunta no tardo en llegar ¿que hacia una mujer ahí y que quería decir con eso de que yo era un vampiro.
Le hubiera echo un croquis para que lo entendiera, pero la verdad, mis ojos rojos incendiados del fuego de la ira, dieron veracidad a sus palabras.
La joven corrió para liberar a la otra mujer, seguro que ahora pensaba que era un psicópata que pensaba matarlas a las dos..no se equivocaba, si en el numero, pero no en mi intención.
La loba se presentaba como mi mujer, era mordaz en sus palabras y mas lo fue cuando centro en mi sus pardos consciente de que acababa de joderme la fiesta.
Esa loba empezaba a desesperarme en demasía, iba borracho y no era el momento de jugar a atrapar el rabo al demonio.
La rubia salió corriendo como una loca, claro que no llego ni a la puerta cuando mi velocidad detuvo su avance y arrastrándola del pelo la lancé sobre el lecho.
No me corté, mis colmillos acortaron la distancia que había hasta su yugular.
El abrazo se produjo, su cuerpo apenas con fuerza se resistió en un principio, mientras poco a poco iba cediendo a los tirones que daba a través de mis colmillos alimentándome de ella sin copasion ninguna.
Mis rojos centrados en la loba, ella me desafiaba sin apartar la mirada, yo era un monstruo y ella lo sabia.
El cuerpo cayó al suelo inerte cuando con desprecio lo aparte, me relamí los labios que goteaban carmesí acercándome a la loba. Mi estado de embriaguez era evidente, frente a ella me acuclille contemplándola.
-Querida esposa, ya que has interrumpido mi acto con la amante, ven y ocupa el lugar que te corresponde en la cama, tengo ganas -rugí aflojando el eslabón del collar y arrastrándola del brazo hacia el lecho.
Ella forcejeaba, pero su cuerpo aun siendo mas fuerte que el de cualquier humana, nada tenia que hacer comparado con el de un inmortal milenario.
De un guantazo la lancé sobre el lecho, estaba cansado de andarme con remilgos con esa mujer que no hacia mas que desafiarme en todo momento.
Me miro gruñendo con el labio ensangrentado, mis manos alzaron el vestido rojo rudamente, una de mis manos en su sexo alzándola, la otra abriéndola las piernas para dejarla a cuatro patas mientras esta se revolvía.
Le arranqué de un tirón las bragas de encaje, no era así como lo había imaginado, mas bien otra era la idea, volver con una botella de vino, beber juntos...
Pero si así lo quería, así lo tendría, mi hombría mordió la entrada de su sexo y con violencia la penetre embistiéndola.
Gruñí contra su espalda, mis dientes marcaron el camino ascendente hacia su cuello sin dejar de entrar por completo en ella, manteniendo mi mástil dentro por completo, quería que sintiera mi superioridad, mi dominio.
-Reconoce que te gusta -aseguré -mis dedos torturaban su clítoris, se mojaba humedeciéndose por completo.
Ladeé la sonrisa, sus palabras, su actitud decía una cosa, pero sus caderas, su cuerpo suplicaba otra.
Tenia a la rubia dispuesta, excitada, su sangre fluía rauda, oxigenada, pidiéndome que la tomara.
Pero la lobita no se quedó mirando sin mas, todo lo contrario, aseguró con ese deje de rabia en su voz que yo era un vampiro.
La rubia aun ebria como iba centro entonces sus ojos miel en ella, su pregunta no tardo en llegar ¿que hacia una mujer ahí y que quería decir con eso de que yo era un vampiro.
Le hubiera echo un croquis para que lo entendiera, pero la verdad, mis ojos rojos incendiados del fuego de la ira, dieron veracidad a sus palabras.
La joven corrió para liberar a la otra mujer, seguro que ahora pensaba que era un psicópata que pensaba matarlas a las dos..no se equivocaba, si en el numero, pero no en mi intención.
La loba se presentaba como mi mujer, era mordaz en sus palabras y mas lo fue cuando centro en mi sus pardos consciente de que acababa de joderme la fiesta.
Esa loba empezaba a desesperarme en demasía, iba borracho y no era el momento de jugar a atrapar el rabo al demonio.
La rubia salió corriendo como una loca, claro que no llego ni a la puerta cuando mi velocidad detuvo su avance y arrastrándola del pelo la lancé sobre el lecho.
No me corté, mis colmillos acortaron la distancia que había hasta su yugular.
El abrazo se produjo, su cuerpo apenas con fuerza se resistió en un principio, mientras poco a poco iba cediendo a los tirones que daba a través de mis colmillos alimentándome de ella sin copasion ninguna.
Mis rojos centrados en la loba, ella me desafiaba sin apartar la mirada, yo era un monstruo y ella lo sabia.
El cuerpo cayó al suelo inerte cuando con desprecio lo aparte, me relamí los labios que goteaban carmesí acercándome a la loba. Mi estado de embriaguez era evidente, frente a ella me acuclille contemplándola.
-Querida esposa, ya que has interrumpido mi acto con la amante, ven y ocupa el lugar que te corresponde en la cama, tengo ganas -rugí aflojando el eslabón del collar y arrastrándola del brazo hacia el lecho.
Ella forcejeaba, pero su cuerpo aun siendo mas fuerte que el de cualquier humana, nada tenia que hacer comparado con el de un inmortal milenario.
De un guantazo la lancé sobre el lecho, estaba cansado de andarme con remilgos con esa mujer que no hacia mas que desafiarme en todo momento.
Me miro gruñendo con el labio ensangrentado, mis manos alzaron el vestido rojo rudamente, una de mis manos en su sexo alzándola, la otra abriéndola las piernas para dejarla a cuatro patas mientras esta se revolvía.
Le arranqué de un tirón las bragas de encaje, no era así como lo había imaginado, mas bien otra era la idea, volver con una botella de vino, beber juntos...
Pero si así lo quería, así lo tendría, mi hombría mordió la entrada de su sexo y con violencia la penetre embistiéndola.
Gruñí contra su espalda, mis dientes marcaron el camino ascendente hacia su cuello sin dejar de entrar por completo en ella, manteniendo mi mástil dentro por completo, quería que sintiera mi superioridad, mi dominio.
-Reconoce que te gusta -aseguré -mis dedos torturaban su clítoris, se mojaba humedeciéndose por completo.
Ladeé la sonrisa, sus palabras, su actitud decía una cosa, pero sus caderas, su cuerpo suplicaba otra.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Si el vampiro se pensaba que me iba a quedar de brazos cruzados mientras él se tiraba a la humana estaba muy equivocado. Él no dejaba de mirarme de lado en cada momento disfrutando seguramente de tenerme atada sin poder hacer nada, encadenada a la columna y la huna desde luego que no había reparado siquiera en que estaba allí, como si estuvieran los dos solos le pedía lo que quería que le hiciera de forma bastante sucia, así que aproveché el momento que vi oportuno cuando el vampiro se quedó desnudo y me miró para entonces joderle la noche, si él me jodía dejándome atada lo más normal es que yo le jodiera ahora a él. La joven cuando habló la verdad es que se incorporó un poco como si no supiera donde me encontraba en esos momentos hasta que sus ojos finalmente se centraron en los míos, sorprendida de verme allí al no darse cuenta antes y verme encadenada. Pero ahí no acabó mi ataque, sino que ahora con su atención puesto en mí seguí y seguí mientras a ella se le abría la boca de lo que veía y escuchaba, mientras el vampiro me miraba con los ojos rojos llenos de ira, y yo sonreí con malicia.
La joven se levantó para intentar ayudarme mientras le preguntaba al vampiro por qué me tenía así atada, a lo que yo gustosamente le contesté haciendo que ella se desesperara más pero ¿no era evidente que me tenía atada y que no podíamos soltarme? No se creyó lo de que era un vampiro hasta que vio los ojos rojos del mismo y fue entonces cuando se dio cuenta de que todo lo que le había dicho era verdad, fue entonces cuando decidió correr para salir de allí y salvar su vida aunque para su desgracia ya era demasiado tarde, había firmado su sentencia cuando decidió acompañarlo al hotel. Se fue hacia la puerta para salir por ella pero el vampiro, mucho más rápido, la paró cogiéndola del pelo para lanzarla sobre la cama sin que la humana pudiera hacer nada. Y el vampiro no tuvo piedad alguna con la que iba a ser su compañera de cama esa noche.
Hundió los colmillos en su yugular mientras yo lo presenciaba todo, ella gritó al sentir el mordisco e intenté apartarlo pero era imposible, el vampiro tenía mucha más fuerza y ella nada podría hacer, yo menos que estaba atada a la columna. Fue cediendo poco a poco y dejando de luchar conforme el vampiro iba bebiendo de ella, sus ojos rojos como el mismo fuego estaban clavados en los míos, podía ver mi sonrisa llena de satisfacción y malicia por haberle fastidiado la noche que él quería mientras terminaba de beber de la humana, sin dejar de mirarle de forma fija mientras la mataba. Acabó de beber de ella y como si no le importara nada, y realmente seguro que no lo hacía, se separó del cuerpo de la joven y de un movimiento tiró el cuerpo al suelo, como si fuera una muñeca con la que se había cansado de jugar sin dejar de mirarme.
Se levantó lamiendo sus labios rojos por la sangre limpiándolos acercándose hacia donde estaba con paso lento sin apartar sus ojos de los míos hasta que estuvo delante de mí, a él también se le podía notar que al igual que la human iba algo bebido pero en menor estado, eso no le impidió mirarme de forma fija y hacerme ver que como había interrumpido su acto con la amante, al decirle que yo era su esposa, tenía que ocupar el lugar en la cama que me correspondía y que él tenía ganas. Fruncí el ceño por ello y lo miré desafiante pero él decidido a cumplir su palabra soltó el eslabón de la cadena y cogió mi brazo apretando su mano con fuerza, intenté ahora libre de ataduras soltarme, forcejear con él, pegarle, arañarle y hacerle de todo pero él tiraba de mi como si lo que le estaba haciendo fueran meras caricias, y dejándome delante de la cama me dio un sonoro guantazo que, por la inercia del golpe, me hizo caer en la cama.
Gruñí por el golpe, uno que no me había dolido por mi resistencia al dolor, pero que sí me había hecho una herida de donde salía sangre, lo miré con los ojos brillando de la rabia y me iba a lanzar contra él cuando se subió de rodillas a la cama y me mantuvo con una de sus manos en mi espalda contra el colchón sin que yo dejara de revolverme por ello, levantó el vestido que llevaba, su mano fue hacia mi sexo para alzarme dejándome de rodillas con todo el pecho pegado al colchón. Mis manos intentaban llegar a él para apartarlo pero su fuerza era mayor que la mía y era imposible quitarlo por más que me revolvía y revolvía contra él. De un tirón arrancó la ropa interior, separó mis piernas pero yo las volví a cerrar luchando contra él así que quitó la mano de mi espalda y me abrió las piernas otra vez con las dos manos, me iba a levantar para girarme e ir a por él cuando cogió mi cadera con su mano y de una me penetró embistiéndome.
Grité notando como se adentraba en mi interior y apreté con fuerza la mandíbula, mis manos aferraron con fuerza las sábanas y gruñí notando sus dientes ascendiendo por mi espalda hasta llegar a mi nuca, sintiendo su aliento gélido contra mi piel mientras se quedaba dentro por completo y algo me decía que no era para que me acostumbrara, eso seguramente le diera igual, sino porque me tenía dominada en esos momentos, le gustaba dominar a la gente y quería que lo notara… lo notaba, y no me gustaba notarlo. Aseguró que me gustaba y que lo reconociera, gruñí girando mi rostro y llevé mi mano al suyo arañando lo que pude dada la posición que estaba, revolviéndome contra él pero me agarró con fuerza de la cintura manteniéndome en el lugar, su mano fue a mi sexo comenzando a acariciarlo y me mordí el labio con fuerza, notando la sangre de la herida del mismo, cuando mi cuerpo comenzó a ceder a sus caricias sin que pudiera evitarlo por mucho que intentaba luchar contra ello era imposible, mi cuerpo respondía por si solo y comenzaba a excitarme… y eso él lo sabía.
-Reconozco que te odio, reconozco que en cuanto me des la oportunidad… voy a matarte –mi cadera se movió por su toque y por sus caricias, jadeé por el placer que comenzaba a sentir y apreté mis manos cerradas en puños con fuerza mientras ahora era él quien se deleitaba con la forma en que me tenía- reconozco que no me gusta… -arqueé mi espalda mientras él seguía masturbándome sin piedad, humedeciéndome más dejándome como una mentirosa por mis palabras aunque yo no controlaba mi cuerpo, no podía hacerlo- ¿por qué no terminas de una jodida vez? –Levanté mi rostro para mirarlo por encima del hombro- conforme estás de bebido ¿qué vas a durar? ¿Vas a embestirme un poco y luego te vas a correr? –Me reí entre dientes buscando burlarme de él en todo momento porque dudaba que durara demasiado conforme estaba en esos momentos- vamos, cuanto antes empieces antes podré líbrame de ti –moví mi cadera hacia delante y hacia atrás como si me estuviera penetrando para que terminara y se corriera, así me dejaría en paz y yo podría matarlo- vamos vampiro, no es que vayas a durar mucho y tampoco es que vayas a hacer que llegue al orgasmo, dudo que puedas darle un orgasmo a una mujer sin que beba de tu sangre… porque seguro que eres incapaz de conseguirlo –me reí observándole, con sus ojos rojos puestos en mí de forma fija- Oh, ¿he dado en el clavo? ¿Por eso las emborrachas antes de hacer nada, o les das tú sangre? Patético. Venga vampiro, empieza para que me pueda reír de ti –quería que me sintiera humillada por estar de esa forma, pero no lo iba a conseguir por mucho que lo intentara, era más fuerte que eso y el vampiro no iba a conseguir lo que se proponía, no más de lo que ya tenía en esos momentos y porque me ganaba en fuerza.
La joven se levantó para intentar ayudarme mientras le preguntaba al vampiro por qué me tenía así atada, a lo que yo gustosamente le contesté haciendo que ella se desesperara más pero ¿no era evidente que me tenía atada y que no podíamos soltarme? No se creyó lo de que era un vampiro hasta que vio los ojos rojos del mismo y fue entonces cuando se dio cuenta de que todo lo que le había dicho era verdad, fue entonces cuando decidió correr para salir de allí y salvar su vida aunque para su desgracia ya era demasiado tarde, había firmado su sentencia cuando decidió acompañarlo al hotel. Se fue hacia la puerta para salir por ella pero el vampiro, mucho más rápido, la paró cogiéndola del pelo para lanzarla sobre la cama sin que la humana pudiera hacer nada. Y el vampiro no tuvo piedad alguna con la que iba a ser su compañera de cama esa noche.
Hundió los colmillos en su yugular mientras yo lo presenciaba todo, ella gritó al sentir el mordisco e intenté apartarlo pero era imposible, el vampiro tenía mucha más fuerza y ella nada podría hacer, yo menos que estaba atada a la columna. Fue cediendo poco a poco y dejando de luchar conforme el vampiro iba bebiendo de ella, sus ojos rojos como el mismo fuego estaban clavados en los míos, podía ver mi sonrisa llena de satisfacción y malicia por haberle fastidiado la noche que él quería mientras terminaba de beber de la humana, sin dejar de mirarle de forma fija mientras la mataba. Acabó de beber de ella y como si no le importara nada, y realmente seguro que no lo hacía, se separó del cuerpo de la joven y de un movimiento tiró el cuerpo al suelo, como si fuera una muñeca con la que se había cansado de jugar sin dejar de mirarme.
Se levantó lamiendo sus labios rojos por la sangre limpiándolos acercándose hacia donde estaba con paso lento sin apartar sus ojos de los míos hasta que estuvo delante de mí, a él también se le podía notar que al igual que la human iba algo bebido pero en menor estado, eso no le impidió mirarme de forma fija y hacerme ver que como había interrumpido su acto con la amante, al decirle que yo era su esposa, tenía que ocupar el lugar en la cama que me correspondía y que él tenía ganas. Fruncí el ceño por ello y lo miré desafiante pero él decidido a cumplir su palabra soltó el eslabón de la cadena y cogió mi brazo apretando su mano con fuerza, intenté ahora libre de ataduras soltarme, forcejear con él, pegarle, arañarle y hacerle de todo pero él tiraba de mi como si lo que le estaba haciendo fueran meras caricias, y dejándome delante de la cama me dio un sonoro guantazo que, por la inercia del golpe, me hizo caer en la cama.
Gruñí por el golpe, uno que no me había dolido por mi resistencia al dolor, pero que sí me había hecho una herida de donde salía sangre, lo miré con los ojos brillando de la rabia y me iba a lanzar contra él cuando se subió de rodillas a la cama y me mantuvo con una de sus manos en mi espalda contra el colchón sin que yo dejara de revolverme por ello, levantó el vestido que llevaba, su mano fue hacia mi sexo para alzarme dejándome de rodillas con todo el pecho pegado al colchón. Mis manos intentaban llegar a él para apartarlo pero su fuerza era mayor que la mía y era imposible quitarlo por más que me revolvía y revolvía contra él. De un tirón arrancó la ropa interior, separó mis piernas pero yo las volví a cerrar luchando contra él así que quitó la mano de mi espalda y me abrió las piernas otra vez con las dos manos, me iba a levantar para girarme e ir a por él cuando cogió mi cadera con su mano y de una me penetró embistiéndome.
Grité notando como se adentraba en mi interior y apreté con fuerza la mandíbula, mis manos aferraron con fuerza las sábanas y gruñí notando sus dientes ascendiendo por mi espalda hasta llegar a mi nuca, sintiendo su aliento gélido contra mi piel mientras se quedaba dentro por completo y algo me decía que no era para que me acostumbrara, eso seguramente le diera igual, sino porque me tenía dominada en esos momentos, le gustaba dominar a la gente y quería que lo notara… lo notaba, y no me gustaba notarlo. Aseguró que me gustaba y que lo reconociera, gruñí girando mi rostro y llevé mi mano al suyo arañando lo que pude dada la posición que estaba, revolviéndome contra él pero me agarró con fuerza de la cintura manteniéndome en el lugar, su mano fue a mi sexo comenzando a acariciarlo y me mordí el labio con fuerza, notando la sangre de la herida del mismo, cuando mi cuerpo comenzó a ceder a sus caricias sin que pudiera evitarlo por mucho que intentaba luchar contra ello era imposible, mi cuerpo respondía por si solo y comenzaba a excitarme… y eso él lo sabía.
-Reconozco que te odio, reconozco que en cuanto me des la oportunidad… voy a matarte –mi cadera se movió por su toque y por sus caricias, jadeé por el placer que comenzaba a sentir y apreté mis manos cerradas en puños con fuerza mientras ahora era él quien se deleitaba con la forma en que me tenía- reconozco que no me gusta… -arqueé mi espalda mientras él seguía masturbándome sin piedad, humedeciéndome más dejándome como una mentirosa por mis palabras aunque yo no controlaba mi cuerpo, no podía hacerlo- ¿por qué no terminas de una jodida vez? –Levanté mi rostro para mirarlo por encima del hombro- conforme estás de bebido ¿qué vas a durar? ¿Vas a embestirme un poco y luego te vas a correr? –Me reí entre dientes buscando burlarme de él en todo momento porque dudaba que durara demasiado conforme estaba en esos momentos- vamos, cuanto antes empieces antes podré líbrame de ti –moví mi cadera hacia delante y hacia atrás como si me estuviera penetrando para que terminara y se corriera, así me dejaría en paz y yo podría matarlo- vamos vampiro, no es que vayas a durar mucho y tampoco es que vayas a hacer que llegue al orgasmo, dudo que puedas darle un orgasmo a una mujer sin que beba de tu sangre… porque seguro que eres incapaz de conseguirlo –me reí observándole, con sus ojos rojos puestos en mí de forma fija- Oh, ¿he dado en el clavo? ¿Por eso las emborrachas antes de hacer nada, o les das tú sangre? Patético. Venga vampiro, empieza para que me pueda reír de ti –quería que me sintiera humillada por estar de esa forma, pero no lo iba a conseguir por mucho que lo intentara, era más fuerte que eso y el vampiro no iba a conseguir lo que se proponía, no más de lo que ya tenía en esos momentos y porque me ganaba en fuerza.
Noctis- Licántropo Clase Alta
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Cada palabra de la loba retumba en mi cabeza, parece decidida a no dejarme disfrutar de este momento y peor aun a no permitírselo a si misma.
Gruñe tratando de zafarse de mi agarré algo imposible cuando mi miembro la ancla contra mi, esta mojada, empapada, por como mis dedos azotan su centro.
Su respiración errática acompaña cada una de esas desafiantes palabras y no se da cuenta que empieza a ponerme muy cachondo el modo que tiene de replicar para que no la tome cuando su cuerpo grita que lo haga sin contemplaciones.
La embisto, son sus caderas las que se mueven buscándome, haciendo que las sensaciones se intensifiquen, su espalda se arquea, alega que estoy borracho y es cierto, también muy excitado y eso es solo gracias a ella.
-Te correrás -aseguró contra la piel de su espalda donde hundo mis colmillos creando la delicada figura de un rio.
Mi lengua recorre cada surco mientras sus caderas bailan entre rugidos.
-Noctis -jadeo su nombre lamiendo las gotas carmesí que resbalan por su cálida tez. Las embestidas se tornan rudas, pesadas y mis manos sueltan las caderas para tomar sus dos pecho que saco sin contemplaciones del corseé.
Tiro de sus dos astas pellizcandolas, su rostro se gira gruñendo desafiante, al ver como se endurecen sus pechos, torturados siente como los retuerzo, como la palma de mi mano presiona sus dos pechos todo ello acompañado de mis roncos gemidos.
-Me pones a mil lobita -confieso con los labios manchados de vitae.
Escasa la distancia entre nuestras bocas, solo se separan cuando mis envites la hacen temblar, cae a cuatro patas sobre el lecho una y otra vez,cuerpo perlado en sudor que disfruta de este momento salvaje y sin control.
Notó como sis paredes vibran, me acogen muy cálidas, esta muy caliente y no quiero terminar todavía, necesito mas, mucho mas.
La saco de su interior, se queja como la gata flora que si se la metes chilla y si se la sacas llora.
Ladeo la sonrisa tumbándola en el lecho, mi boca no se detiene, quiera la distancia que existe hasta su mojado sexo y allí paseo mi lengua por todo su centro.
Sus caderas se alzan en mi búsqueda, su mano toma mi pelo para hundir mi cabeza mas en ella y mi risa se pierde contra su coño completamente complacido.
Uno de mis dedos busca su trasero, despacio se abre hueco , la estimulo por atrás mientras por delante mi lengua se apodera de todo, de su esencia.
Lamo, succiono y golpeo su clítoris sin pausa, con la mano que tengo en su culo la extiendo y mi dedo gordo se mete en su otro agujero, es mía por completo, ella lo sabe, lo se yo y la masturbo sin pausa, quiero que entienda que yo soy su dios, que a mi lado encontrara el placer absoluto, porque después de follármela yo, nadie mas lo hará mejor.
-Pídeme mas loba -le susurró calcinando con mi aliento su sexo -pídeme lo que necesitas ahora.
Necesito que se vuelva loca, quiero que suplique.
Gruñe tratando de zafarse de mi agarré algo imposible cuando mi miembro la ancla contra mi, esta mojada, empapada, por como mis dedos azotan su centro.
Su respiración errática acompaña cada una de esas desafiantes palabras y no se da cuenta que empieza a ponerme muy cachondo el modo que tiene de replicar para que no la tome cuando su cuerpo grita que lo haga sin contemplaciones.
La embisto, son sus caderas las que se mueven buscándome, haciendo que las sensaciones se intensifiquen, su espalda se arquea, alega que estoy borracho y es cierto, también muy excitado y eso es solo gracias a ella.
-Te correrás -aseguró contra la piel de su espalda donde hundo mis colmillos creando la delicada figura de un rio.
Mi lengua recorre cada surco mientras sus caderas bailan entre rugidos.
-Noctis -jadeo su nombre lamiendo las gotas carmesí que resbalan por su cálida tez. Las embestidas se tornan rudas, pesadas y mis manos sueltan las caderas para tomar sus dos pecho que saco sin contemplaciones del corseé.
Tiro de sus dos astas pellizcandolas, su rostro se gira gruñendo desafiante, al ver como se endurecen sus pechos, torturados siente como los retuerzo, como la palma de mi mano presiona sus dos pechos todo ello acompañado de mis roncos gemidos.
-Me pones a mil lobita -confieso con los labios manchados de vitae.
Escasa la distancia entre nuestras bocas, solo se separan cuando mis envites la hacen temblar, cae a cuatro patas sobre el lecho una y otra vez,cuerpo perlado en sudor que disfruta de este momento salvaje y sin control.
Notó como sis paredes vibran, me acogen muy cálidas, esta muy caliente y no quiero terminar todavía, necesito mas, mucho mas.
La saco de su interior, se queja como la gata flora que si se la metes chilla y si se la sacas llora.
Ladeo la sonrisa tumbándola en el lecho, mi boca no se detiene, quiera la distancia que existe hasta su mojado sexo y allí paseo mi lengua por todo su centro.
Sus caderas se alzan en mi búsqueda, su mano toma mi pelo para hundir mi cabeza mas en ella y mi risa se pierde contra su coño completamente complacido.
Uno de mis dedos busca su trasero, despacio se abre hueco , la estimulo por atrás mientras por delante mi lengua se apodera de todo, de su esencia.
Lamo, succiono y golpeo su clítoris sin pausa, con la mano que tengo en su culo la extiendo y mi dedo gordo se mete en su otro agujero, es mía por completo, ella lo sabe, lo se yo y la masturbo sin pausa, quiero que entienda que yo soy su dios, que a mi lado encontrara el placer absoluto, porque después de follármela yo, nadie mas lo hará mejor.
-Pídeme mas loba -le susurró calcinando con mi aliento su sexo -pídeme lo que necesitas ahora.
Necesito que se vuelva loca, quiero que suplique.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Parecía que mis palabras más que enervarlo más bien lo estimulaban, como si pretendiera hacerme ver y entender que no iba a pasar lo que le estaba diciendo, que sí que iba a aguantar y que sí que iba a alcanzar el orgasmo por la forma en la que tenía de mirarme, como gruñía en respuestas por mis palabras que buscaban reírme de él y hacerle algo de daño, denigrarlo, joderlo como él me había estado jodiendo con su maldita fuerza, bebiendo de mí, atándome como a su mascota contra la columna de la habitación, tratándome como si fuera un trofeo que tenía que lucir y exhibir frente a los demás, acatando y obedeciendo cada cosa que me decía… pero qué poco me conocía, más bien parecía que nada, si pensaba que iba a dejar que me doblegara como él quería en esos momentos porque estaba muy equivocado. Yo era una loba, un animal salvaje y libre y así es como pretendía seguir siendo y estando, y en cuanto tuviera la oportunidad me largaría de allí y si era posible llevándomelo por delante para acabar con su existencia mucho mejor entonces.
No quiero que note que mi cuerpo empieza a ceder ante él, ante lo que sus dedos me provocan cuando me estimula, gruñí al no poder controlar mi cuerpo que poco a poco iba cediendo a lo que él quería, que era tenerme de esa forma frente a él como el macho alfa, el que dominaba y tenía bajo su control… claramente sabía que me estaba dominando y eso, a una loba salvaje y libre, no era algo que le gustara. Sus dedos no me daban tregua y tras mis palabras y mi corta risa se movió, sus caderas se movieron comenzando a embestirme y es imposible evitar que en esos momentos en los que estoy húmeda, excitada, mis caderas se muevan buscándolo… no quiero admitirlo, no quiero reconocerlo pero mi mente iba por un lado y mi cuerpo iba por el camino contrario. Seguía moviéndose torturándome con su dedo, afirmó que me correría y fue cuando sentí que sus colmillos atravesaban la piel de mi espalda, gruñí arqueando esta, cerrando mis manos aferrando las sábanas con fuerza por lo que me estaba haciendo mientras él no dejaba de moverse, de penetrarme sin cesar y sin descanso cada vez aumentando más y más el ritmo, la forma salvaje en la que me tomaba.
Mi nombre salió en forma de jadeo de sus labios y su lengua quitó todo rastro de sangre que manaba de los pequeños orificios en la espalda, moviéndose implacable en mi interior de forma ruda, una y otra vez, chocando contra mi cuerpo. Sus manos abandonaron mis caderas para liberar mis pechos, me incorporó y mi espalda quedó contra su torso con sus manos abarcando mis pechos, sus dedos apresan mis pezones pellizcándolos, gruñí girando mi rostro para mirarlo de forma desafiante para que dejara de tocarme, pero no lo hizo y tiró de mis pezones, los retorcía para su placer juntando mis pechos pegando uno al otro sin dejar de moverse, rudo y raudo, salvaje. Sus palabras me hicieron mirarlo e intentar separarme de su cuerpo pero era imposible, sus labios manchados de sangre rozaban los míos, mezclando ambos alientos erráticos y fue cuando me embistió más fuerte de tal forma que mi cuerpo cayó hacia delante moviéndose salvaje, duro, raudo de forma descontrolada que me hicieron temblar, un jadeo escapó de mis labios apoyando las manos en el colchón al notar que el placer crecía y crecía en mi cuerpo aunque yo no lo quisiera, notando como de seguir así alcanzaría el orgasmo y eso era algo que el vampiro, sin duda alguna, ya sabía. Mi cuerpo se había abandonado al placer y sentía que iba a alcanzar el orgasmo, que apenas faltaba para lograrlo…
Se separó de mi cuerpo y gruñí notando la sensación que provocó en todo mi cuerpo al dejarme casi a las puertas del orgasmo, me tumbó boca arriba en la cama y antes de que pudiera hacer nada raudo su boca fue directo a mi sexo lamiéndolo, un gemido escapó de mis labios sin control alguno y mis caderas se alzaron contra él, quien no se detuvo en ningún momento y siguió dándome placer con su boca y su lengua, arqueé mi espalda y cerré los ojos llevando mi mano a su pelo para aferrarlo con fuerza y acercarlo más a mi sexo, caliente, húmedo y necesitado de más. El vampiro no me daba tregua torturándome de aquella manera, su mano fue hacia mis nalgas buscando al parecer estimularme esa zona y es cuando sentí su dedo en esa zona que gruñí y tiré de su pelo, advirtiéndole que no jugara con ese lugar y su boca y lengua fueron implacables en mi sexo, lamiendo, mordiendo, succionando… mi cuerpo entero hervía pidiendo por más, porque me tocara más y me llevara al orgasmo. Fue cuando estimulando con su mano aquella zona que sentí que su dedo me penetraba, gemí y elevé mis caderas llevando la mano libre a uno de mis pechos para acariciarlo, sintiéndome perdida entre sensaciones.
-Maldito hijo de puta… -logré murmurar mientras sentía que me tenía por completo de esa forma, odiándolo por estar haciéndome eso mientras el placer crecía y aumentaba. Mordí mis labios y eché la cabeza hacia un lado cuando dijo que le pidiera más notando su aliento contra mi sexo, negué con la cabeza porque no quería pedirle más, pero mi cuerpo me rogaba que lo hiciera. Volvió a insistir para que le pidiera lo que necesitaba en esos momentos… y yo me debatía, por un lado quería alejarme de él, matarlo y largarme de allí… por otro lado deseaba que siguiera con lo que estaba haciendo, que hiciera sucumbir mi cuerpo al orgasmo como notaba que lo necesitaba, todo mi cuerpo me lo pedía y mi mente era lo único que parecía rebelarse contra el vampiro. Volví a morderme el labio mientras él no dejaba de tocarme, de dominarme, de tenerme en todos los sentidos… gemí incapaz de controlar mi cuerpo que se revelaba contra él y me negué, cerré los ojos y me negué a pedirle y rogarle como él quería que hiciera, pero sabiendo que me tenía por completo de esa forma, más suya que nunca, dominándome en todos los sentidos. Mi mente luchaba por seguir oponiéndose pero de esa forma me era totalmente imposible, luchaba por no sucumbir y me costaba mantener esa batalla que veía que iba a perder, que estaba perdiendo. Él no dejó de tocarme y de darme placer, mis caderas se movieron contra él necesitadas de más, todo mi cuerpo quería más y al final sentí que perdí… esa batalla la había ganado él, pero no iba a dejarle ganar la guerra- más… -jadeé arqueando mi espalda, moviendo todo mi cuerpo contra él perdida en el placer más absoluto- quiero más… necesito más… -me incorporé como pude viendo la imagen del vampiro entre mis piernas otorgándome placer y jadeé, tiré con fuerza de mi mano en su pelo para quitarlo de aquella zona y que su rostro subiera por mi cuerpo hasta que alcanzó mi rostro tumbada de nuevo contra el colchón- hazlo… fóllame –mordí su labio inferior con fuerza y mis piernas rodearon su cintura, lo quería dentro, y lo quería ya- vamos maldito vampiro, demuéstrame que puedes llevarme al orgasmo sin que beba de tú sangre –mis caderas se rozaban con las del vampiro, nuestros sexos se rozaban y mi mano bajó entre nuestros cuerpos para envolver su miembro entre mis dedos, moviéndolos por el tronco mirándolo con esos ojos rojos que tenía- hazlo –volví a pedir bajando mi mano por su espalda dejando los surcos de mis uñas clavadas allí por donde pasaba hasta que llegué a sus nalgas, donde clavé las uñas con fuerza también esperando a que me penetrara, necesitaba que lo hiciera, mi cuerpo entero lo pedía a gritos y estaba convencida de que él lo sabía. Mordí tan fuerte su labio inferior que le hice sangre mientras esperaba a que marcara el punto final de aquella lección, de aquel encuentro salvaje entre ambos.
No quiero que note que mi cuerpo empieza a ceder ante él, ante lo que sus dedos me provocan cuando me estimula, gruñí al no poder controlar mi cuerpo que poco a poco iba cediendo a lo que él quería, que era tenerme de esa forma frente a él como el macho alfa, el que dominaba y tenía bajo su control… claramente sabía que me estaba dominando y eso, a una loba salvaje y libre, no era algo que le gustara. Sus dedos no me daban tregua y tras mis palabras y mi corta risa se movió, sus caderas se movieron comenzando a embestirme y es imposible evitar que en esos momentos en los que estoy húmeda, excitada, mis caderas se muevan buscándolo… no quiero admitirlo, no quiero reconocerlo pero mi mente iba por un lado y mi cuerpo iba por el camino contrario. Seguía moviéndose torturándome con su dedo, afirmó que me correría y fue cuando sentí que sus colmillos atravesaban la piel de mi espalda, gruñí arqueando esta, cerrando mis manos aferrando las sábanas con fuerza por lo que me estaba haciendo mientras él no dejaba de moverse, de penetrarme sin cesar y sin descanso cada vez aumentando más y más el ritmo, la forma salvaje en la que me tomaba.
Mi nombre salió en forma de jadeo de sus labios y su lengua quitó todo rastro de sangre que manaba de los pequeños orificios en la espalda, moviéndose implacable en mi interior de forma ruda, una y otra vez, chocando contra mi cuerpo. Sus manos abandonaron mis caderas para liberar mis pechos, me incorporó y mi espalda quedó contra su torso con sus manos abarcando mis pechos, sus dedos apresan mis pezones pellizcándolos, gruñí girando mi rostro para mirarlo de forma desafiante para que dejara de tocarme, pero no lo hizo y tiró de mis pezones, los retorcía para su placer juntando mis pechos pegando uno al otro sin dejar de moverse, rudo y raudo, salvaje. Sus palabras me hicieron mirarlo e intentar separarme de su cuerpo pero era imposible, sus labios manchados de sangre rozaban los míos, mezclando ambos alientos erráticos y fue cuando me embistió más fuerte de tal forma que mi cuerpo cayó hacia delante moviéndose salvaje, duro, raudo de forma descontrolada que me hicieron temblar, un jadeo escapó de mis labios apoyando las manos en el colchón al notar que el placer crecía y crecía en mi cuerpo aunque yo no lo quisiera, notando como de seguir así alcanzaría el orgasmo y eso era algo que el vampiro, sin duda alguna, ya sabía. Mi cuerpo se había abandonado al placer y sentía que iba a alcanzar el orgasmo, que apenas faltaba para lograrlo…
Se separó de mi cuerpo y gruñí notando la sensación que provocó en todo mi cuerpo al dejarme casi a las puertas del orgasmo, me tumbó boca arriba en la cama y antes de que pudiera hacer nada raudo su boca fue directo a mi sexo lamiéndolo, un gemido escapó de mis labios sin control alguno y mis caderas se alzaron contra él, quien no se detuvo en ningún momento y siguió dándome placer con su boca y su lengua, arqueé mi espalda y cerré los ojos llevando mi mano a su pelo para aferrarlo con fuerza y acercarlo más a mi sexo, caliente, húmedo y necesitado de más. El vampiro no me daba tregua torturándome de aquella manera, su mano fue hacia mis nalgas buscando al parecer estimularme esa zona y es cuando sentí su dedo en esa zona que gruñí y tiré de su pelo, advirtiéndole que no jugara con ese lugar y su boca y lengua fueron implacables en mi sexo, lamiendo, mordiendo, succionando… mi cuerpo entero hervía pidiendo por más, porque me tocara más y me llevara al orgasmo. Fue cuando estimulando con su mano aquella zona que sentí que su dedo me penetraba, gemí y elevé mis caderas llevando la mano libre a uno de mis pechos para acariciarlo, sintiéndome perdida entre sensaciones.
-Maldito hijo de puta… -logré murmurar mientras sentía que me tenía por completo de esa forma, odiándolo por estar haciéndome eso mientras el placer crecía y aumentaba. Mordí mis labios y eché la cabeza hacia un lado cuando dijo que le pidiera más notando su aliento contra mi sexo, negué con la cabeza porque no quería pedirle más, pero mi cuerpo me rogaba que lo hiciera. Volvió a insistir para que le pidiera lo que necesitaba en esos momentos… y yo me debatía, por un lado quería alejarme de él, matarlo y largarme de allí… por otro lado deseaba que siguiera con lo que estaba haciendo, que hiciera sucumbir mi cuerpo al orgasmo como notaba que lo necesitaba, todo mi cuerpo me lo pedía y mi mente era lo único que parecía rebelarse contra el vampiro. Volví a morderme el labio mientras él no dejaba de tocarme, de dominarme, de tenerme en todos los sentidos… gemí incapaz de controlar mi cuerpo que se revelaba contra él y me negué, cerré los ojos y me negué a pedirle y rogarle como él quería que hiciera, pero sabiendo que me tenía por completo de esa forma, más suya que nunca, dominándome en todos los sentidos. Mi mente luchaba por seguir oponiéndose pero de esa forma me era totalmente imposible, luchaba por no sucumbir y me costaba mantener esa batalla que veía que iba a perder, que estaba perdiendo. Él no dejó de tocarme y de darme placer, mis caderas se movieron contra él necesitadas de más, todo mi cuerpo quería más y al final sentí que perdí… esa batalla la había ganado él, pero no iba a dejarle ganar la guerra- más… -jadeé arqueando mi espalda, moviendo todo mi cuerpo contra él perdida en el placer más absoluto- quiero más… necesito más… -me incorporé como pude viendo la imagen del vampiro entre mis piernas otorgándome placer y jadeé, tiré con fuerza de mi mano en su pelo para quitarlo de aquella zona y que su rostro subiera por mi cuerpo hasta que alcanzó mi rostro tumbada de nuevo contra el colchón- hazlo… fóllame –mordí su labio inferior con fuerza y mis piernas rodearon su cintura, lo quería dentro, y lo quería ya- vamos maldito vampiro, demuéstrame que puedes llevarme al orgasmo sin que beba de tú sangre –mis caderas se rozaban con las del vampiro, nuestros sexos se rozaban y mi mano bajó entre nuestros cuerpos para envolver su miembro entre mis dedos, moviéndolos por el tronco mirándolo con esos ojos rojos que tenía- hazlo –volví a pedir bajando mi mano por su espalda dejando los surcos de mis uñas clavadas allí por donde pasaba hasta que llegué a sus nalgas, donde clavé las uñas con fuerza también esperando a que me penetrara, necesitaba que lo hiciera, mi cuerpo entero lo pedía a gritos y estaba convencida de que él lo sabía. Mordí tan fuerte su labio inferior que le hice sangre mientras esperaba a que marcara el punto final de aquella lección, de aquel encuentro salvaje entre ambos.
Noctis- Licántropo Clase Alta
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Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
“Mas” esa palabra fue música para mis oídos, me regalaba la victoria y hacia que la lobita se tragara todas y cada una de sus palabras.
Podía lograr que se corriera solo con una mano, pero ella no quería eso, sus caderas se sacudían contra mi mano buscando lago mas que unos dedos dentro de su laberinto.
“quiero más… necesito más… “ sus ojos se centraron en mis rojos, tiro de mi pelo sacando así mi cabeza de entre sus piernas, nuestras bocas se encontraron hambrientas, como si la gesta solo empezara y el ruido de aceros acallara de forma atronadora la tormenta desatada entre nosotros.
“ hazlo… fóllame “ pedía entre gruñidos.
Nuestros sexos se acariciaban, mis ojos contemplaban su turbia mirada, estaba desatada, necesitada y no se daba cuenta de lo completamente ofrecida que en este instante la sentía.
Me había convertido en su dueño, sin necesidad de collar, ni correa, su cuerpo me exigía un encuentro.
Mi miembro alzado envistió su cuerpo, me adentre en su interior abriéndome paso a través de su centro con una violencia inusitada, mis manos apresaban sus caderas, mis dedos se hundían en su carne atrayendola contra mi alzada bastarda.
La metía y la sacaba casi entera deleitamiento de la demencial imagen de los sexos resbalando por completo.
Alcé la mirada, ella se tocaba las tetas, estaba tan excitada que no podía disimular un ápice aquello que su cuerpo narraba.
Al borde del abismo jadeaba, excitada, solo necesitaba un empujón, el ultimo para perder la razón.
Ella buscaba mi boca, sedienta, tiro de mi inferior haciéndome sangrar.
Aparté mis labios de los ajenos con una ladeada sonrisa, no pensaba dejarla beber, no porque entonces lo usaría como arma de doble filo, no cuando estaba a nada de correrse sin necesidad de una gota sola de mi vitae.
La volteé, saqué mi miembro de su interior sustituyéndolo por tres de mis dedos.
Su espalda se arqueo cuando voraz metí mi hombría en su trasero ya dilatado y como si fuera un martillo golpeé tenaz el yunque de su feminidad.
-Eres mía -gruñí cachondo -dilo -pedí con la voz ronca por el deseo.
Nuestros cuerpos estaban relampagueando contra el del otro, las corrientes nerviosas de uno y otro se fundían y mis colmillos se hundieron en su espalda cuando mi virilidad explotó esparciéndose en su interior.
Sus paredes golpeaban mis dedos ardientes, húmedas, vibrando con violencia...
Nos caímos presos de aquella sensación sobre las blancas sabanas de la habitación, cerré los ojos relamiendome los labios de los ríos carmesí que los surcaban.
Ella aun jadeaba con mis dedos en su centro, los dos estábamos exhaustos, presos de la locura.
Ladeé la sonrisa cuando se giró para enfrentar mi mirada.
-¿que decías de que no iba a aguantar y no se que otras gilipolleces mas? -pregunté orgulloso deslizando mi lengua entre sus labios desafiante.
-Quédate a dormir conmigo, te lo permito -dije dejando escapar un par de carcajadas por la cara que ponía.
Podía lograr que se corriera solo con una mano, pero ella no quería eso, sus caderas se sacudían contra mi mano buscando lago mas que unos dedos dentro de su laberinto.
“quiero más… necesito más… “ sus ojos se centraron en mis rojos, tiro de mi pelo sacando así mi cabeza de entre sus piernas, nuestras bocas se encontraron hambrientas, como si la gesta solo empezara y el ruido de aceros acallara de forma atronadora la tormenta desatada entre nosotros.
“ hazlo… fóllame “ pedía entre gruñidos.
Nuestros sexos se acariciaban, mis ojos contemplaban su turbia mirada, estaba desatada, necesitada y no se daba cuenta de lo completamente ofrecida que en este instante la sentía.
Me había convertido en su dueño, sin necesidad de collar, ni correa, su cuerpo me exigía un encuentro.
Mi miembro alzado envistió su cuerpo, me adentre en su interior abriéndome paso a través de su centro con una violencia inusitada, mis manos apresaban sus caderas, mis dedos se hundían en su carne atrayendola contra mi alzada bastarda.
La metía y la sacaba casi entera deleitamiento de la demencial imagen de los sexos resbalando por completo.
Alcé la mirada, ella se tocaba las tetas, estaba tan excitada que no podía disimular un ápice aquello que su cuerpo narraba.
Al borde del abismo jadeaba, excitada, solo necesitaba un empujón, el ultimo para perder la razón.
Ella buscaba mi boca, sedienta, tiro de mi inferior haciéndome sangrar.
Aparté mis labios de los ajenos con una ladeada sonrisa, no pensaba dejarla beber, no porque entonces lo usaría como arma de doble filo, no cuando estaba a nada de correrse sin necesidad de una gota sola de mi vitae.
La volteé, saqué mi miembro de su interior sustituyéndolo por tres de mis dedos.
Su espalda se arqueo cuando voraz metí mi hombría en su trasero ya dilatado y como si fuera un martillo golpeé tenaz el yunque de su feminidad.
-Eres mía -gruñí cachondo -dilo -pedí con la voz ronca por el deseo.
Nuestros cuerpos estaban relampagueando contra el del otro, las corrientes nerviosas de uno y otro se fundían y mis colmillos se hundieron en su espalda cuando mi virilidad explotó esparciéndose en su interior.
Sus paredes golpeaban mis dedos ardientes, húmedas, vibrando con violencia...
Nos caímos presos de aquella sensación sobre las blancas sabanas de la habitación, cerré los ojos relamiendome los labios de los ríos carmesí que los surcaban.
Ella aun jadeaba con mis dedos en su centro, los dos estábamos exhaustos, presos de la locura.
Ladeé la sonrisa cuando se giró para enfrentar mi mirada.
-¿que decías de que no iba a aguantar y no se que otras gilipolleces mas? -pregunté orgulloso deslizando mi lengua entre sus labios desafiante.
-Quédate a dormir conmigo, te lo permito -dije dejando escapar un par de carcajadas por la cara que ponía.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 20/06/2017
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