AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
2 participantes
Página 3 de 4.
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Recuerdo del primer mensaje :
París, mis ojos contemplaron aquella ciudad que se extendía ante mis ojos estando en la cubierta de aquel barco, sin saber por qué estaba en Dublín y sin saber qué era lo que debía de encontrar en aquella ciudad. Poco, o más bien nada, recordaba de quién era, de dónde venía, quién era mi familia… ¿me estaría buscando esta? ¿Sabrían qué me había pasado? Cuando desperté hacía unas semanas en la habitación de aquel hospital no recordaba absolutamente nada, los médicos solo pudieron decirme que me encontraron unos hombres por la mañana, malherida, con un golpe muy fuerte en la cabeza del cual si no me hubieran encontrado habría perdido la vida seguramente. Intentaron hacerme recordar quien era, si sabía o podía recordar lo que me había pasado, quien era mi familia, incluso mi simple nombre… pero no recordaba nada en absoluto. “Noctis”, así me había puesto cuando no pude recordar nada, un nombre en latín que significaba “noche”, porque me sentía identificada con esta; fría y solitaria… pero siempre fiel.
Era como una niebla densa y oscura que se había instalado en mi cabeza y que cuando intentaba hallar algún recuerdo, algo que me hiciera saber quién era, se desvaneciera lentamente sin dejar ningún tipo de pista. En mis ropas no habían encontrado nada significativo que pudiera darme respuesta, tan solo me entregaron un colgante que llevaba al cuello, una medalla cuya inscripción trasera ponía “París”. ¿París? ¿Qué significaría aquello? No lo sabía, no sabía si es que era de allí, o tenía algún familiar allí… no tenía ni sabía nada, la única pista que podía utilizar era aquel medallón que colgaba de mí cuello, un destino al cual debía de ir para saber quién era realmente. Lo único que recordaba antes de que todo fuera oscuridad era que corría libre por el bosque, pero no en forma humana… sino en forma de lobo. Algo que no dije a los médicos porque me tacharan como a una loca y me encerraran… esa era la única imagen clara que tenía antes de perder la consciencia, antes de que la oscuridad me envolviera.
Miré de nuevo el colgante que apresaba entre mis dedos, durante los días que había durado aquel viaje mi naturaleza salió a flote sin poder evitarlo, la loba de nuevo tomó forma en aquel camarote dándome cuenta de que no había sido un sueño aquellas imágenes que recordaba, sino que todo había sido real. En aquel barco pude notar además varias auras diferentes a las de los humanos que habían, algunas brillantes con las que me sentía tranquila y que identifiqué como hechiceros, y otras algo más oscuras haciéndome ver las razas que eran. Además de eso, incluso sin transformarme, cada raza desprendía un olor característico que junto con su aura los delataban, por ejemplo; los vampiros. Estar cerca de uno de ellos hacía que se arrugara mi nariz sin poder evitarlo y los mirara de manera desafiante, como si la loba interna les avisara de que no se acercaran para nada.
Por suerte nada pasó en aquel viaje y ahora, en aquella noche, por fin tomábamos tierra en aquella tierra que desconocía, de la cual no sabía a dónde acudir, en qué lugares buscar… solo tenía un colgante con el nombre de la capital francesa, nada más. ¿Cómo se podía buscar y recuperar unos recuerdos rotos y fragmentados solamente con aquello? Tenía la vaga esperanza de que pasear por sus calles, fundirme con su gente y parecer una parisina más hiciera que poco a poco fuera recuperando la memoria. Los médicos dijeron que quizás con el paso del tiempo esta volviera de nuevo, pero no era algo que pudieran asegurar e incluso al pasar unos días allí sin que nadie fuera a buscarme me aconsejaron que lo mejor era ir a París, que quizás así encontrara de nuevo mis recuerdos perdidos, mi memoria que había quedado fragmentada en pequeños trozos y fragmentos…
Esa noche mis sentidos me pedían con cierta necesidad que fuera hacia el bosque, como si supiera donde podría estar pero que finalmente hallé como si hubiera estado anteriormente, aunque nada me hiciera recordarlo. Tras tantos días sin poder transformarme sentía la necesidad de sentirme libre tras el encierro que había sufrido en el barco y en el camarote, sin poder dejar que esa parte animal que tenía saliera para sentirse libre. La luna brillaba aquella noche especialmente con fuerza, como si me estuviera dando la bienvenida a aquella ciudad, luna llena que iluminaba con su nacarada luz mis pasos, mi sombra, mi pelo oscuro y mis ropajes como si quisiera acompañarme allá a donde fuera. Nada más adentrarme en el bosque la loba tomó forma, una loba de negro pelaje que comenzó a correr por el bosque descargando adrenalina, como si necesitara gastar energías tras aquel encierro que debía de admitir no me había gustado. No me gustó sentirme tan encerrada, tan “atrapada” a un lugar sin poder sentir la libertad que sentía en esos momentos, correr, el viento azotar mi rostro, mis patas pisando con fuerza sintiendo la tierra hundirse bajo mi peso por lo húmeda que estaba… mi visión era perfecta en la oscuridad, todos mis sentidos los tenía más aumentados cuando estaba en esa forma, podía oír que había un arroyo cerca, los animales que cobraban vida por la noche, las ramas crujiendo bajo mi carrea…
Pero no me di cuenta y no lo pude ver realmente cuando ya fue demasiado tarde, pisé en mi carrera sobre lo que debía de ser un cepo, una trampa puesta para cazar animales y presas que al sentir el peso de mi pata esta se cerró, cerniéndose sobre mi piel, las afiladas sierras clavándose en mi pelaje y atravesando la carne. Aullé cuando me sentí presa por el dolor, había sido en una pata trasera y sentía que no podía liberarme. El olor a sangre inundaba todo el lugar y si en esa forma no podía soltarme siendo humana menos podría hacerlo, el acero quemaba incrustado en mi piel mientras la sangre caía, gruñí rabiosa, enfadada por aquello y pensando que como el dueño de aquel cepo se acercara iba a descuartizarlo con mis colmillos. Era luna llena, no me extrañaba que algún cazador lo hubiera puesto para algún licántropo estando en la zona en la que estábamos.
Intenté como pude deshacerme de aquel cepo pero era imposible, cada movimiento era dolor en la zona y me revolvía intentando quitármelo… pero no me iba a dar por vencida, saldría de allí quitándome ese maldito cepo como fuera, y cerca aguardaría la llegada del pobre humano desgraciado que lo puso, acechándolo entre la oscuridad de la noche para convertirlo en mí presa por aquello… no iba a tener piedad alguna contra él y aquella noche sería su fin. Estaba intentando quítame el cepo cuando sentí un aura que se aproximaba al lugar, levante la cabeza mirando en la dirección de donde sentía el aura para darme cuenta del color que tenía, y no solo eso, sino el olor que acompañaba a dicha aura… y gruñí. Mis ojos, oscuros como la misma noche, fijándose en aquel lugar notando que se aproximaba más y más, mi hocico se arrugó ante el olor y mis colmillos ya asomaban en claro aviso de lo que haría si intentaba hacerme algo.
“Mierda, un vampiro” Porque su aura era muy característica, pero era el olor lo que me desagradaba. Cuando lo tuve a la vista gruñí de nuevo, un gruñido que nació desde mi pecho mostrando los afilados colmillos en posición de defensa, pero al mismo tiempo, de ataque. Mi pelo encrespado, “engrifado” denotando que no era ningún juego… porque podría estar herida y desangrándome, pero no iba a dejar que aquel vampiro me tocara, mucho menos sin pelear, y mis colmillos estaban deseando clavarse en la carne de alguien… quizás el vampiro probara lo que era tener el mordisco de una loba.
París, mis ojos contemplaron aquella ciudad que se extendía ante mis ojos estando en la cubierta de aquel barco, sin saber por qué estaba en Dublín y sin saber qué era lo que debía de encontrar en aquella ciudad. Poco, o más bien nada, recordaba de quién era, de dónde venía, quién era mi familia… ¿me estaría buscando esta? ¿Sabrían qué me había pasado? Cuando desperté hacía unas semanas en la habitación de aquel hospital no recordaba absolutamente nada, los médicos solo pudieron decirme que me encontraron unos hombres por la mañana, malherida, con un golpe muy fuerte en la cabeza del cual si no me hubieran encontrado habría perdido la vida seguramente. Intentaron hacerme recordar quien era, si sabía o podía recordar lo que me había pasado, quien era mi familia, incluso mi simple nombre… pero no recordaba nada en absoluto. “Noctis”, así me había puesto cuando no pude recordar nada, un nombre en latín que significaba “noche”, porque me sentía identificada con esta; fría y solitaria… pero siempre fiel.
Era como una niebla densa y oscura que se había instalado en mi cabeza y que cuando intentaba hallar algún recuerdo, algo que me hiciera saber quién era, se desvaneciera lentamente sin dejar ningún tipo de pista. En mis ropas no habían encontrado nada significativo que pudiera darme respuesta, tan solo me entregaron un colgante que llevaba al cuello, una medalla cuya inscripción trasera ponía “París”. ¿París? ¿Qué significaría aquello? No lo sabía, no sabía si es que era de allí, o tenía algún familiar allí… no tenía ni sabía nada, la única pista que podía utilizar era aquel medallón que colgaba de mí cuello, un destino al cual debía de ir para saber quién era realmente. Lo único que recordaba antes de que todo fuera oscuridad era que corría libre por el bosque, pero no en forma humana… sino en forma de lobo. Algo que no dije a los médicos porque me tacharan como a una loca y me encerraran… esa era la única imagen clara que tenía antes de perder la consciencia, antes de que la oscuridad me envolviera.
Miré de nuevo el colgante que apresaba entre mis dedos, durante los días que había durado aquel viaje mi naturaleza salió a flote sin poder evitarlo, la loba de nuevo tomó forma en aquel camarote dándome cuenta de que no había sido un sueño aquellas imágenes que recordaba, sino que todo había sido real. En aquel barco pude notar además varias auras diferentes a las de los humanos que habían, algunas brillantes con las que me sentía tranquila y que identifiqué como hechiceros, y otras algo más oscuras haciéndome ver las razas que eran. Además de eso, incluso sin transformarme, cada raza desprendía un olor característico que junto con su aura los delataban, por ejemplo; los vampiros. Estar cerca de uno de ellos hacía que se arrugara mi nariz sin poder evitarlo y los mirara de manera desafiante, como si la loba interna les avisara de que no se acercaran para nada.
Por suerte nada pasó en aquel viaje y ahora, en aquella noche, por fin tomábamos tierra en aquella tierra que desconocía, de la cual no sabía a dónde acudir, en qué lugares buscar… solo tenía un colgante con el nombre de la capital francesa, nada más. ¿Cómo se podía buscar y recuperar unos recuerdos rotos y fragmentados solamente con aquello? Tenía la vaga esperanza de que pasear por sus calles, fundirme con su gente y parecer una parisina más hiciera que poco a poco fuera recuperando la memoria. Los médicos dijeron que quizás con el paso del tiempo esta volviera de nuevo, pero no era algo que pudieran asegurar e incluso al pasar unos días allí sin que nadie fuera a buscarme me aconsejaron que lo mejor era ir a París, que quizás así encontrara de nuevo mis recuerdos perdidos, mi memoria que había quedado fragmentada en pequeños trozos y fragmentos…
Esa noche mis sentidos me pedían con cierta necesidad que fuera hacia el bosque, como si supiera donde podría estar pero que finalmente hallé como si hubiera estado anteriormente, aunque nada me hiciera recordarlo. Tras tantos días sin poder transformarme sentía la necesidad de sentirme libre tras el encierro que había sufrido en el barco y en el camarote, sin poder dejar que esa parte animal que tenía saliera para sentirse libre. La luna brillaba aquella noche especialmente con fuerza, como si me estuviera dando la bienvenida a aquella ciudad, luna llena que iluminaba con su nacarada luz mis pasos, mi sombra, mi pelo oscuro y mis ropajes como si quisiera acompañarme allá a donde fuera. Nada más adentrarme en el bosque la loba tomó forma, una loba de negro pelaje que comenzó a correr por el bosque descargando adrenalina, como si necesitara gastar energías tras aquel encierro que debía de admitir no me había gustado. No me gustó sentirme tan encerrada, tan “atrapada” a un lugar sin poder sentir la libertad que sentía en esos momentos, correr, el viento azotar mi rostro, mis patas pisando con fuerza sintiendo la tierra hundirse bajo mi peso por lo húmeda que estaba… mi visión era perfecta en la oscuridad, todos mis sentidos los tenía más aumentados cuando estaba en esa forma, podía oír que había un arroyo cerca, los animales que cobraban vida por la noche, las ramas crujiendo bajo mi carrea…
Pero no me di cuenta y no lo pude ver realmente cuando ya fue demasiado tarde, pisé en mi carrera sobre lo que debía de ser un cepo, una trampa puesta para cazar animales y presas que al sentir el peso de mi pata esta se cerró, cerniéndose sobre mi piel, las afiladas sierras clavándose en mi pelaje y atravesando la carne. Aullé cuando me sentí presa por el dolor, había sido en una pata trasera y sentía que no podía liberarme. El olor a sangre inundaba todo el lugar y si en esa forma no podía soltarme siendo humana menos podría hacerlo, el acero quemaba incrustado en mi piel mientras la sangre caía, gruñí rabiosa, enfadada por aquello y pensando que como el dueño de aquel cepo se acercara iba a descuartizarlo con mis colmillos. Era luna llena, no me extrañaba que algún cazador lo hubiera puesto para algún licántropo estando en la zona en la que estábamos.
Intenté como pude deshacerme de aquel cepo pero era imposible, cada movimiento era dolor en la zona y me revolvía intentando quitármelo… pero no me iba a dar por vencida, saldría de allí quitándome ese maldito cepo como fuera, y cerca aguardaría la llegada del pobre humano desgraciado que lo puso, acechándolo entre la oscuridad de la noche para convertirlo en mí presa por aquello… no iba a tener piedad alguna contra él y aquella noche sería su fin. Estaba intentando quítame el cepo cuando sentí un aura que se aproximaba al lugar, levante la cabeza mirando en la dirección de donde sentía el aura para darme cuenta del color que tenía, y no solo eso, sino el olor que acompañaba a dicha aura… y gruñí. Mis ojos, oscuros como la misma noche, fijándose en aquel lugar notando que se aproximaba más y más, mi hocico se arrugó ante el olor y mis colmillos ya asomaban en claro aviso de lo que haría si intentaba hacerme algo.
“Mierda, un vampiro” Porque su aura era muy característica, pero era el olor lo que me desagradaba. Cuando lo tuve a la vista gruñí de nuevo, un gruñido que nació desde mi pecho mostrando los afilados colmillos en posición de defensa, pero al mismo tiempo, de ataque. Mi pelo encrespado, “engrifado” denotando que no era ningún juego… porque podría estar herida y desangrándome, pero no iba a dejar que aquel vampiro me tocara, mucho menos sin pelear, y mis colmillos estaban deseando clavarse en la carne de alguien… quizás el vampiro probara lo que era tener el mordisco de una loba.
Última edición por Noctis el Vie Jul 14, 2017 10:26 am, editado 1 vez
Noctis- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Mi cuerpo me pedía y me exigía por una liberación que no llegaba, un orgasmo que quería consumirse entre todas las llamas que sentía por mi cuerpo y que el vampiro me había provocado esa noche y ahora no podía acallar lo que mi cuerpo me demandaba, necesitaba que terminara con aquello y me llevara al orgasmo y así todo acabaría aunque fuera una derrota mía y una victoria suya, pero si mirábamos el marcador aún seguía llevando ventaja y el tiempo aún no había acabado. Mi cuerpo me había traicionado por completo y en esos momentos era presa de lo que sentía y de lo que quería, lo quería a él, que me llevara al abismo y que me arrojara por él para alcanzar el orgasmo, negarlo sería una tontería dado como reaccionaba mi cuerpo con su toque. Estaba totalmente caliente, excitada y húmeda y por mucho que lo negara las evidencias eran tan claras que hasta un ciego podría verlas, asumida esa parte de la derrota solo quería que me follara y me llevara al orgasmo, luego podría lamentar aquello pero en esos momentos mi mente no pensaba en otra cosa que en el placer, saciarlo por completo.
Acerqué el rostro del vampiro al mío para que dejara de torturar mi sexo y nuestros labios se rozaron mientras se acomodaba sobre mi cuerpo y nuestros sexos se rozaban, no tardó demasiado tras mi petición en embestirme de una y penetrarme por completo, gemí arqueando mi cuerpo hacia el suyo con la cabeza hacía atrás notando como se movía de forma ruda y rápida. Sus manos en mis caderas me acercaban hacia él quien se movía de forma implacable, voraz, hambriento… me embestía de forma ruda sacando todos su miembro para volver a penetrarme y vuelta a empezar, arrancándome jadeos, haciendo que mis piernas se enredaran entre las suyas y las abriera más para darle más acceso. Mi mano se enredó en su pelo y tire con fuerza mientras veía como me embestía y luego subió su rostro dejándolo cerca del mío, mis manos acariciaban mis pechos completamente loca y mordí su labio inferior tan fuerte que le hice sangre pero se apartó sin dejar que pudiera lamer esa gota de sangre.
No cesó en ningún momento de forma casi salvaje arrancándome gemidos y jadeos de mis labios incapaz de contenerlo, en un momento dado se separó de mi cuerpo, me giró con brusquedad poniéndome a cuatro patas sobre el colchón y metió varios dedos en mi interior haciendo que jadeara por ello, grité cuando noté que me penetraba desde atrás y apreté las sábanas con fuerza en mis manos y arqueé mi espalda quedándome un par de segundos sin respiración, pero voraz e implacable siguió moviéndose sin tregua embistiéndome sin parar mientras me acostumbraba y con sus dedos me poseía por completo de todas las forma posibles. Sus labios recorrieron mi espalda y sentí que me mordía haciendo que jadeara por el mordisco y mi cuerpo temblara por lo que eso provocaba, dijo que era suya con la voz ronca totalmente excitado, y se atrevió a pedirme que dijera que era suya… pero eso sí que era algo que no iba a decir.
Sentí como mi cuerpo se iba dejando y que pronto alcanzaría el orgasmo mientras él no dejaba de moverse, casi como un demonio, brutal y salvaje que me estaba llevando al orgasmo. Su otra mano fue a mi cuello y lo cogió con fuerza mientras se movía más rápido y sus dedos en mi interior iban casi al mismo ritmo cuando noté que alcanzaba el orgasmo mientras él daba un par de embestidas más y terminaba corriéndose en mi interior, apartó su mano de mi cuello y caí contra el colchón sin poder aguantarme notando que me temblaban las piernas, mi respiración era errática y el sudor perlaba todo mi cuerpo. Había salido de mi interior pero sus dedos todavía los notaba dentro, podía sentirlos en cada espasmo de placer que me recorría y como pude me giré para mirarlo mientras recuperaba la respiración y todo mi cuerpo se calmaba de aquel orgasmo salvaje. Su rostro se acercó al mío preguntándome que donde quedaban mis palabras, casi burlándose mientras su lengua recorría mis labios y lo fulminé con la mirada. Aparté su mano de mi cuerpo mientras se coronaba con aquellas palabras y le gruñí aun cuando seguía cansada y temblando por aquello.
-Vete a la mierda –fue lo único que le contesté mientras él se reía divertido seguramente por la cara que traía puesta en esos momentos, me aparté de él y me puse lo más alejada que pude en aquella cama para mirarlo frunciendo el ceño- no quiero dormir, quiero comer. Así que más te vale que le pongas remedio si no quieres que me transforme en loba y lo primero que desgarre hambrienta sea tú miembro para que no puedas volver a utilizarlo más… sería el principio un aperitivo –lo desafié tumbándome de lado para mirarlo- prefiero dormir mil veces en el suelo a que pienses que quiero dormir contigo. Pero si es así como tratas a tú mujer entiendo por qué quizás me fuera de tú lado, no me has demostrado lo contrario así que supongo que todo lo que me dijiste fue mentira, sino ¿dónde está mi anillo, o el tuyo? Lo único que me retenía aquí era el hecho de poder saber quién era, pero empiezo a entender que no vas a poder darme lo que quiero y necesito y yo no soy de nadie, si quieres una mascota cómprate un perro. Jamás voy a ser tuya Utukki, por mucho que intentes trucos sucios para ello.
Acerqué el rostro del vampiro al mío para que dejara de torturar mi sexo y nuestros labios se rozaron mientras se acomodaba sobre mi cuerpo y nuestros sexos se rozaban, no tardó demasiado tras mi petición en embestirme de una y penetrarme por completo, gemí arqueando mi cuerpo hacia el suyo con la cabeza hacía atrás notando como se movía de forma ruda y rápida. Sus manos en mis caderas me acercaban hacia él quien se movía de forma implacable, voraz, hambriento… me embestía de forma ruda sacando todos su miembro para volver a penetrarme y vuelta a empezar, arrancándome jadeos, haciendo que mis piernas se enredaran entre las suyas y las abriera más para darle más acceso. Mi mano se enredó en su pelo y tire con fuerza mientras veía como me embestía y luego subió su rostro dejándolo cerca del mío, mis manos acariciaban mis pechos completamente loca y mordí su labio inferior tan fuerte que le hice sangre pero se apartó sin dejar que pudiera lamer esa gota de sangre.
No cesó en ningún momento de forma casi salvaje arrancándome gemidos y jadeos de mis labios incapaz de contenerlo, en un momento dado se separó de mi cuerpo, me giró con brusquedad poniéndome a cuatro patas sobre el colchón y metió varios dedos en mi interior haciendo que jadeara por ello, grité cuando noté que me penetraba desde atrás y apreté las sábanas con fuerza en mis manos y arqueé mi espalda quedándome un par de segundos sin respiración, pero voraz e implacable siguió moviéndose sin tregua embistiéndome sin parar mientras me acostumbraba y con sus dedos me poseía por completo de todas las forma posibles. Sus labios recorrieron mi espalda y sentí que me mordía haciendo que jadeara por el mordisco y mi cuerpo temblara por lo que eso provocaba, dijo que era suya con la voz ronca totalmente excitado, y se atrevió a pedirme que dijera que era suya… pero eso sí que era algo que no iba a decir.
Sentí como mi cuerpo se iba dejando y que pronto alcanzaría el orgasmo mientras él no dejaba de moverse, casi como un demonio, brutal y salvaje que me estaba llevando al orgasmo. Su otra mano fue a mi cuello y lo cogió con fuerza mientras se movía más rápido y sus dedos en mi interior iban casi al mismo ritmo cuando noté que alcanzaba el orgasmo mientras él daba un par de embestidas más y terminaba corriéndose en mi interior, apartó su mano de mi cuello y caí contra el colchón sin poder aguantarme notando que me temblaban las piernas, mi respiración era errática y el sudor perlaba todo mi cuerpo. Había salido de mi interior pero sus dedos todavía los notaba dentro, podía sentirlos en cada espasmo de placer que me recorría y como pude me giré para mirarlo mientras recuperaba la respiración y todo mi cuerpo se calmaba de aquel orgasmo salvaje. Su rostro se acercó al mío preguntándome que donde quedaban mis palabras, casi burlándose mientras su lengua recorría mis labios y lo fulminé con la mirada. Aparté su mano de mi cuerpo mientras se coronaba con aquellas palabras y le gruñí aun cuando seguía cansada y temblando por aquello.
-Vete a la mierda –fue lo único que le contesté mientras él se reía divertido seguramente por la cara que traía puesta en esos momentos, me aparté de él y me puse lo más alejada que pude en aquella cama para mirarlo frunciendo el ceño- no quiero dormir, quiero comer. Así que más te vale que le pongas remedio si no quieres que me transforme en loba y lo primero que desgarre hambrienta sea tú miembro para que no puedas volver a utilizarlo más… sería el principio un aperitivo –lo desafié tumbándome de lado para mirarlo- prefiero dormir mil veces en el suelo a que pienses que quiero dormir contigo. Pero si es así como tratas a tú mujer entiendo por qué quizás me fuera de tú lado, no me has demostrado lo contrario así que supongo que todo lo que me dijiste fue mentira, sino ¿dónde está mi anillo, o el tuyo? Lo único que me retenía aquí era el hecho de poder saber quién era, pero empiezo a entender que no vas a poder darme lo que quiero y necesito y yo no soy de nadie, si quieres una mascota cómprate un perro. Jamás voy a ser tuya Utukki, por mucho que intentes trucos sucios para ello.
Noctis- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
No podía dejar de reír, su cara de fastidio se pintaba como un lienzo con una mueca torcida que enfrentaba mi mirada.
De nuevo estaba de mala leche y empezaba a pensar si no iba a dejar nunca de gruñir.
Ponía distancia entre nuestros cuerpos como si quemara nuestro contacto, claro que eso solo provocaba en mi mas risa.
-¿Tienes hambre? -pregunté tras su afirmación, pues es fácil, ponte el collar y nos vamos a cenar algo..pronto saldrá el sol y no podre sacarte de esta habitación.
Ladeé la sonrisa cuando dijo que se comería mi miembro.
-Ufff, eso suena excitante ¿en una promesa preciosa?
Resoplaba con su mirada clavada en la mía, aseguraba no querer dormir conmigo, antes el suelo, es mas decía que pensaba que le había mentido, tenia que admitir que había tardado mas de lo esperado en llegar a esa conclusión...
-Ya te he dicho que nuestra relación no es precisamente convencional -apunté sin darle mas explicaciones.
Alargué mi brazo para rodear su cintura y atraerla hacia mi, mi aliento golpeaba su boca.
-Hagamos un trato, algo que nos beneficie a ambos. Según tu, borracho como voy no iba a aguantar ni a llevarte al infierno y lo he hecho...he ganado, así que...y si salimos, te invito a cenar, sin cadena y a cambio a la vuelta te portas bien y me das un masaje mientras me duermo...?
Que luego quieras dormir o no en el lecho o en el suelo es cosa tuya ¿que me dices preciosa? -susurré acariciando su boca con la mía.
Estaba aflojando la soga, pues así solo nos desafiábamos sin tregua, a veces hay que dar un poco de cuerda antes de volver a tensarla por completo.
Sus ojos me miraban buscando el truco, como si dudara de la veracidad de mis palabras pues erala primera vez que le tendía un puente.
-No hay truco, puedes achacarlo a que sigo borracho y me apetece salir a beber mas contigo..no es por ti, es por placer personal -apunté con una sonrisa ladina.
Llamé a dos de mis esclavas para que se deshicieran del cuerpo de la rubia mientras desnudo me alzaba del lecho dirigiéndome al servicio para darme un bañó y ponerme un traje en condiciones.
-¿Piensatelo preciosa? - apunté -cuando salga me iré contigo o sin ti. Pide a mis esclavas algo de ropa, te la dejaran gustosas.
Medio hora después salí impecable del aseo, mis ojos buscaron a la loba, sinceramente con ella nunca tenia la certeza de nada.
Tan fácil era encontrarla preciosa lista para darme el gusto de acompañarme como de encontrarla con el pelo revuelto sobre su precioso rostro mirándome desafiante.
De nuevo estaba de mala leche y empezaba a pensar si no iba a dejar nunca de gruñir.
Ponía distancia entre nuestros cuerpos como si quemara nuestro contacto, claro que eso solo provocaba en mi mas risa.
-¿Tienes hambre? -pregunté tras su afirmación, pues es fácil, ponte el collar y nos vamos a cenar algo..pronto saldrá el sol y no podre sacarte de esta habitación.
Ladeé la sonrisa cuando dijo que se comería mi miembro.
-Ufff, eso suena excitante ¿en una promesa preciosa?
Resoplaba con su mirada clavada en la mía, aseguraba no querer dormir conmigo, antes el suelo, es mas decía que pensaba que le había mentido, tenia que admitir que había tardado mas de lo esperado en llegar a esa conclusión...
-Ya te he dicho que nuestra relación no es precisamente convencional -apunté sin darle mas explicaciones.
Alargué mi brazo para rodear su cintura y atraerla hacia mi, mi aliento golpeaba su boca.
-Hagamos un trato, algo que nos beneficie a ambos. Según tu, borracho como voy no iba a aguantar ni a llevarte al infierno y lo he hecho...he ganado, así que...y si salimos, te invito a cenar, sin cadena y a cambio a la vuelta te portas bien y me das un masaje mientras me duermo...?
Que luego quieras dormir o no en el lecho o en el suelo es cosa tuya ¿que me dices preciosa? -susurré acariciando su boca con la mía.
Estaba aflojando la soga, pues así solo nos desafiábamos sin tregua, a veces hay que dar un poco de cuerda antes de volver a tensarla por completo.
Sus ojos me miraban buscando el truco, como si dudara de la veracidad de mis palabras pues erala primera vez que le tendía un puente.
-No hay truco, puedes achacarlo a que sigo borracho y me apetece salir a beber mas contigo..no es por ti, es por placer personal -apunté con una sonrisa ladina.
Llamé a dos de mis esclavas para que se deshicieran del cuerpo de la rubia mientras desnudo me alzaba del lecho dirigiéndome al servicio para darme un bañó y ponerme un traje en condiciones.
-¿Piensatelo preciosa? - apunté -cuando salga me iré contigo o sin ti. Pide a mis esclavas algo de ropa, te la dejaran gustosas.
Medio hora después salí impecable del aseo, mis ojos buscaron a la loba, sinceramente con ella nunca tenia la certeza de nada.
Tan fácil era encontrarla preciosa lista para darme el gusto de acompañarme como de encontrarla con el pelo revuelto sobre su precioso rostro mirándome desafiante.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
El vampiro tenía en su rostro esa cara de victoria como si hubiera ganado algún premio importante, más bien, seguramente sería porque tras haberle dicho que no iba a durar y que no sería capaz de llevarme al orgasmo básicamente había hecho todo aquello: aguantar y llevarme al orgasmo, es más, el muy hijo de puta había hecho que le rogara porque me tomara y llevarme a la cúspide del placer más absoluto... algo que odiaba, odiaba a ese jodido vampiro, odiaba que jugara de esa forma conmigo y me odiaba a mí misma por dejarme llevar por él, por no haberlo matado de una maldita vez como debería de haber hecho. Es más, cuando me aparté y le hice aquella amenaza sonrió divertido como si mis palabras fueran un chiste, puso esa sonrisa ladeada que tanto odiaba y se atrevió a jactarse de que era algo que le excitaba y que si era una promesa... gruñí por ello, él que jugara y pensara que eran palabra vanas, cuando llegara ese momento disfrutaría mientras yo me reía por lo que le estaba haciendo y le recordaría este preciso momento. Seguía en sus trece de que si quería ir a cenar tenía que dejar ponerme la cadena, y una mierda, bastante había sido ya lo que acababa de pasar entre los dos y cómo me había comportado como para dejar que me pusiera la cadena, antes prefería morirme de hambre.
Pero al parecer se le había ocurrido otro plan al vampiro más interesante según él, como había dicho, un “acuerdo” que nos favoreciera a los dos... aunque dudaba que en algún momento hacer un trato con él me pueda beneficiar. Permanecía a su lado solo porque dentro de mí quería saber quién era y qué era de mi familia, si lo que él me había dicho era verdad o mentira y una parte rogaba porque fuera mentira, y otra muy diferente porque fuera verdad. Si era verdad, significaba que no sabía cómo ni por qué pero estaba con aquel odioso vampiro y quizás eso explicara un poco por qué me tenía cogido el punto como tenía. Sin embargo, por otra parte quería pensar que era mentira porque él decía que mi familia estaba muerta, si era mentira eso también lo sería y aún seguiría con vida... en mi interior una lucha se libraba porque una parte lo creía, aunque no creía todas sus palabras y eso me hacía odiarlo aún más de lo que ya hacía. No entendía como si era cierto podía estar con él, era odioso, petulante engreído, insolente, vanidoso... lo odiaba con todas mis fuerzas, conforme era de carácter dudaba que me hubiera dejado tratar así por él.
-Será una promesa como sigas diciendo que sin el collar no me piensas sacar, ¿crees que no puedo irme sola? Lo haré si es necesario, pero encuentro más placer al pensar que puedo convertirme en una loba y que puedo hacerte pedazos... no debería de jugar con un animal salvaje, al final te acabará mordiendo –sonreí de forma ladina- y eso también es una amenaza –hice una leve pausa y lo miré frunciendo el ceño- algo me dice que nada contigo es convencional, pero si es así me gustaría que me iluminaras y me dijeras, exactamente, qué era lo que teníamos porque por si se te ha olvidado no recuerdo nada. Así que me gustaría que arrojaras algo de luz –claramente lo hacía para ver qué me decía, todavía seguía sin creérmelo y al no tener ningún recuerdo ni que ninguno volviera me hacía seguir sospechando. Sin embargo como él había dicho tenía un plan mejor y fue por ello que alargó su brazo para cogerme de la cintura y acercarme de nuevo a su cuerpo tan cerca que nuestros rostros quedaron a escasa distancia, podía sentir su aliento golpeando mis labios. Se volvió a jactar de que había “ganado” ya que había hecho aquello que le dije que no podía y que, por ello, dio que me invitaba a cenar sin cadena con la condición de que a la vuelta le diera un masaje. Lo miré de forma fija frunciendo levemente el ceño, ya... ¿y dónde quedaba el truco en todo ello? No me creía del todo sus palabras, había insistido muchas veces en que íbamos a salir con cadena como si fuera un perro y ahora decía que sin ella... no me cuadraba nada- nunca dije que esto fuera una competición, así que en lo que a mí respecta no has ganado nada –me costaba creerle después de lo que había pasado y de cómo me había tratado por negarme a salir sin ella... había algo que no cuadraba y pareció darse cuenta porque volvió a asegurar que no había truco, que simplemente le apetecía salir a beber y ya está, que me decidiera rápido porque en pocas horas saldría el sol. Llamó a un par de esclavas que se acercaron para deshacerse del cuerpo como si fuera lo más normal del mundo y se levantó para darse una ducha no sin antes asegurarme que les pidiera ropa a ellas que me la dejarían, y que al salir se iría conmigo o sin mí.
Había que admitir que lo miré frunciendo el ceño desde la cama sin creerme del todo sus palabras, es más, iba a mandarlo a la mierda cuando mi estómago volvió a rugir de nuevo doliéndome por la falta de alimento, llevaba casi dos días sin probar bocado nada más que la sangre del vampiro que no es que alimentara mucho y eso fue lo que me terminó decantando por tener que pedirle que me dejaran algo de ropa, ellas ni siquiera preguntaron y me enseñaron todo lo que tenía y enarqué una ceja. Al parecer al vampiro le gustaba que fueran bastante elegantes y demasiado provocativas porque todo lo que veía era claramente para el placer visual de un hombre, en este caso el vampiro, y aunque miré algo más recatado no tenían nada que se ajustara a esas características, lo mismo se podía aplicar a la ropa interior; provocativa. Acabé cogiendo un vestido negro de tirantes finos con escote en pico y que dejaba media espalda al descubierto, que se ceñía a mi cuerpo resaltando cada curva y me dejaron incluso utilizar el baño, de hecho, es que me aconsejaron que debería de hacerlo a lo que yo iba a irme pero insistieron en ello no dejándome salir y en otro momento las habría apartado sin miramiento alguno, en esos momentos en los que me encontraba cansada y débil accedí por no discutir tontamente con ellas y me di un baño poniéndome el vestido a juego con unos tacones negros que me hacían algo más alta.
Lista y preparada volví a la habitación del vampiro, no sin antes dejar que me pusieran perfume antes de irme porque según me dijeron “conocemos muy bien los gustos del vampiro” y solo así me dejaron marchar. Me senté en la cama y mis dedos fueron hacia el colgante que tenía en el cuello y volví a estirar pero fue imposible ya que no se rompía, ni se abría ni nada... debería de llevar algún hechizo porque no encontraba otra explicación. Fue entonces cuando escuché la puerta abrirse del aseo y el vampiro salió por ella con un traje de chaqueta, muy elegante también como toda la ropa que tenían sus esclavas, y sus ojos me buscaron sin saber si me había decantado por ir con él o por el contrario quedarme en el hotel. Ganaba más mis ganas de comer algo y llenar el estómago porque de lo contrario ni siquiera me habría molestado, su sonrisa que tanto odiaba ya estaba en sus labios y yo me levanté observándolo mientras él me repasaba con la mirada, se acercó hacia donde estaba y tomando mi mano me hizo dar una vuelta sobre mí misma para su deleite y que me hizo gruñir, como si me exhibiera para él.
-Creo que no conoces el sentido de la palabra “recatado” ¿verdad? –Lo fulminé con la mirada, segundo vestido que me ponía y el que era muy parecido al rojo que me había hecho llevar la primera vez- ahora que parece que tengo tú visto bueno ¿nos vamos? Me muero de hambre –le recordé para que no se entretuviera en los detalles de lo que llevaba puesto y como si la situación le divirtiera me ofreció su brazo para que lo cogiera, bufé pero acabaríamos antes y saldríamos de allí mucho antes si le cogía del brazo así que así salimos de la habitación y enfilamos el pasillo, bajamos por las escaleras esa vez sin que tirara de mí ni las bajara rodando y llegamos hasta el hall principal donde saludó de forma cortés y educada y yo me reí entre dientes por la falsa hipocresía que mostraba, hasta que finalmente salimos a la calle y al hacerlo y notar la primera brisa cerré los ojos... había echado de menos la libertad de estar al aire libre tras el encierro de esos días, no era alguien a quien le gustara estar encerrado y agradecí ese soplo de aire fresco- así que me vas a invitar a cenar como... ¿si fuera una cita, la primera? –Sonreí de lado y lo miré- ah no, se me olvidaba, que no puede ser nuestra primera cita... dime Utukki, ¿cómo nos conocimos? ¿Cómo puede ser que, un vampiro como tú, haya conseguido algo más que odio por mi parte? Quizás así los recuerdos vengan mientras ceno y tú bebes.
Pero al parecer se le había ocurrido otro plan al vampiro más interesante según él, como había dicho, un “acuerdo” que nos favoreciera a los dos... aunque dudaba que en algún momento hacer un trato con él me pueda beneficiar. Permanecía a su lado solo porque dentro de mí quería saber quién era y qué era de mi familia, si lo que él me había dicho era verdad o mentira y una parte rogaba porque fuera mentira, y otra muy diferente porque fuera verdad. Si era verdad, significaba que no sabía cómo ni por qué pero estaba con aquel odioso vampiro y quizás eso explicara un poco por qué me tenía cogido el punto como tenía. Sin embargo, por otra parte quería pensar que era mentira porque él decía que mi familia estaba muerta, si era mentira eso también lo sería y aún seguiría con vida... en mi interior una lucha se libraba porque una parte lo creía, aunque no creía todas sus palabras y eso me hacía odiarlo aún más de lo que ya hacía. No entendía como si era cierto podía estar con él, era odioso, petulante engreído, insolente, vanidoso... lo odiaba con todas mis fuerzas, conforme era de carácter dudaba que me hubiera dejado tratar así por él.
-Será una promesa como sigas diciendo que sin el collar no me piensas sacar, ¿crees que no puedo irme sola? Lo haré si es necesario, pero encuentro más placer al pensar que puedo convertirme en una loba y que puedo hacerte pedazos... no debería de jugar con un animal salvaje, al final te acabará mordiendo –sonreí de forma ladina- y eso también es una amenaza –hice una leve pausa y lo miré frunciendo el ceño- algo me dice que nada contigo es convencional, pero si es así me gustaría que me iluminaras y me dijeras, exactamente, qué era lo que teníamos porque por si se te ha olvidado no recuerdo nada. Así que me gustaría que arrojaras algo de luz –claramente lo hacía para ver qué me decía, todavía seguía sin creérmelo y al no tener ningún recuerdo ni que ninguno volviera me hacía seguir sospechando. Sin embargo como él había dicho tenía un plan mejor y fue por ello que alargó su brazo para cogerme de la cintura y acercarme de nuevo a su cuerpo tan cerca que nuestros rostros quedaron a escasa distancia, podía sentir su aliento golpeando mis labios. Se volvió a jactar de que había “ganado” ya que había hecho aquello que le dije que no podía y que, por ello, dio que me invitaba a cenar sin cadena con la condición de que a la vuelta le diera un masaje. Lo miré de forma fija frunciendo levemente el ceño, ya... ¿y dónde quedaba el truco en todo ello? No me creía del todo sus palabras, había insistido muchas veces en que íbamos a salir con cadena como si fuera un perro y ahora decía que sin ella... no me cuadraba nada- nunca dije que esto fuera una competición, así que en lo que a mí respecta no has ganado nada –me costaba creerle después de lo que había pasado y de cómo me había tratado por negarme a salir sin ella... había algo que no cuadraba y pareció darse cuenta porque volvió a asegurar que no había truco, que simplemente le apetecía salir a beber y ya está, que me decidiera rápido porque en pocas horas saldría el sol. Llamó a un par de esclavas que se acercaron para deshacerse del cuerpo como si fuera lo más normal del mundo y se levantó para darse una ducha no sin antes asegurarme que les pidiera ropa a ellas que me la dejarían, y que al salir se iría conmigo o sin mí.
Había que admitir que lo miré frunciendo el ceño desde la cama sin creerme del todo sus palabras, es más, iba a mandarlo a la mierda cuando mi estómago volvió a rugir de nuevo doliéndome por la falta de alimento, llevaba casi dos días sin probar bocado nada más que la sangre del vampiro que no es que alimentara mucho y eso fue lo que me terminó decantando por tener que pedirle que me dejaran algo de ropa, ellas ni siquiera preguntaron y me enseñaron todo lo que tenía y enarqué una ceja. Al parecer al vampiro le gustaba que fueran bastante elegantes y demasiado provocativas porque todo lo que veía era claramente para el placer visual de un hombre, en este caso el vampiro, y aunque miré algo más recatado no tenían nada que se ajustara a esas características, lo mismo se podía aplicar a la ropa interior; provocativa. Acabé cogiendo un vestido negro de tirantes finos con escote en pico y que dejaba media espalda al descubierto, que se ceñía a mi cuerpo resaltando cada curva y me dejaron incluso utilizar el baño, de hecho, es que me aconsejaron que debería de hacerlo a lo que yo iba a irme pero insistieron en ello no dejándome salir y en otro momento las habría apartado sin miramiento alguno, en esos momentos en los que me encontraba cansada y débil accedí por no discutir tontamente con ellas y me di un baño poniéndome el vestido a juego con unos tacones negros que me hacían algo más alta.
Lista y preparada volví a la habitación del vampiro, no sin antes dejar que me pusieran perfume antes de irme porque según me dijeron “conocemos muy bien los gustos del vampiro” y solo así me dejaron marchar. Me senté en la cama y mis dedos fueron hacia el colgante que tenía en el cuello y volví a estirar pero fue imposible ya que no se rompía, ni se abría ni nada... debería de llevar algún hechizo porque no encontraba otra explicación. Fue entonces cuando escuché la puerta abrirse del aseo y el vampiro salió por ella con un traje de chaqueta, muy elegante también como toda la ropa que tenían sus esclavas, y sus ojos me buscaron sin saber si me había decantado por ir con él o por el contrario quedarme en el hotel. Ganaba más mis ganas de comer algo y llenar el estómago porque de lo contrario ni siquiera me habría molestado, su sonrisa que tanto odiaba ya estaba en sus labios y yo me levanté observándolo mientras él me repasaba con la mirada, se acercó hacia donde estaba y tomando mi mano me hizo dar una vuelta sobre mí misma para su deleite y que me hizo gruñir, como si me exhibiera para él.
-Creo que no conoces el sentido de la palabra “recatado” ¿verdad? –Lo fulminé con la mirada, segundo vestido que me ponía y el que era muy parecido al rojo que me había hecho llevar la primera vez- ahora que parece que tengo tú visto bueno ¿nos vamos? Me muero de hambre –le recordé para que no se entretuviera en los detalles de lo que llevaba puesto y como si la situación le divirtiera me ofreció su brazo para que lo cogiera, bufé pero acabaríamos antes y saldríamos de allí mucho antes si le cogía del brazo así que así salimos de la habitación y enfilamos el pasillo, bajamos por las escaleras esa vez sin que tirara de mí ni las bajara rodando y llegamos hasta el hall principal donde saludó de forma cortés y educada y yo me reí entre dientes por la falsa hipocresía que mostraba, hasta que finalmente salimos a la calle y al hacerlo y notar la primera brisa cerré los ojos... había echado de menos la libertad de estar al aire libre tras el encierro de esos días, no era alguien a quien le gustara estar encerrado y agradecí ese soplo de aire fresco- así que me vas a invitar a cenar como... ¿si fuera una cita, la primera? –Sonreí de lado y lo miré- ah no, se me olvidaba, que no puede ser nuestra primera cita... dime Utukki, ¿cómo nos conocimos? ¿Cómo puede ser que, un vampiro como tú, haya conseguido algo más que odio por mi parte? Quizás así los recuerdos vengan mientras ceno y tú bebes.
Noctis- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Cuando salí del baño ladeé la sonrisa mientras recolocaba las solapas de mi chaqueta.
-Estas preciosa -aseguré caminando con ldo ojos rojos al ver la perfección que lucia mi presa.
Tomé su mano para darle una vuelta para mi deleite personal, algo que la hizo gruñir y a mi reír.
Su carácter era intempestivo, pero eso convertía esto en un juego infinitamente mas entretenido.
cazar una presa sin que se resista no tiene diversión alguna y yo era un depredador con tiempo y paciencia para doblegarla.
Le extendí el brazo para que lo tomara, lo miró como si fueran las mismas llamas del infierno, quizás no se equivocaba, pues era justo eso y se engancho de el finalmente con el ceño fruncido.
Así atravesamos el umbral de la habitación simulando la pareja perfecta, elegantes, en mis labios una eterna sonrisa puesta mientras bajábamos despacio las escaleras.
Ese vestido rojo sangre le quedaba perfecto, los zapatos a juego y ese recogido que dejaba al descubierto su inmaculado cuello, todo era exactamente como lo quería, incluso el perfume.
Saludé a los de recepción dejando allí la llave, no podía caber en mi gozo cuando todas las miradas se centraron en el bonito ser que me acompañaba, no podía negar que me gustaba lucir a las mujeres que poseía y esta era sin duda alguna una de mis mejores adquisiciones.
Caminamos por la calle, los cuello de los hombres iban a romperse de mirarla, en ese momento llegó su pregunta ¿que podía ver en mi una mujer como ella? ¿en serio?
-Voy a explicártelo preciosa -tiré de su mano pegando su espalda a mi pecho, mis dedos se deslizaron lentos por su muslo alzando ligeramente la falda, muchos se detuvieron para mirar el espectáculo a lo que esta me regaló un gruñido, posiblemente fruto de la rabia y de la excitación.
Mi aliento se perdía en su cuello, gélido, inmortal mientras las yemas de mis dedos tenaces continuaron ese ascendente camino hacia su centro.
Emitió un ligero jadeó al sentir como me colaba bajo su falda y reclamaba como mía la cara interna de su muslo.
-Lo entiendes -susurré en su oído mientras su pelo se movía lento por la caricia de mi aliento.
Su cabeza se apoyó en mi pecho, con los labios entreabiertos, las mejillas rojas y mis dedos dentro sacudiéndose despacio.
Un “para” fue su petición mientras sus caderas me buscaban, mi hombría torturaba la parte alta de mi espalda y mi aliento impactaba furibundo en sus labios que pedían intimidad para ese acto.
Saqué la mano al tiempo que ella emitió un quejido, lleve mis dedos húmedos a la boca para lamerlos ofreciéndole de nuevo el brazo para seguir nuestro camino.
-Si te portas bien , luego te daré mas de eso y de sangre -apunté ladeando la sonrisa -pero ahora vamos a cenar, no quiero que te conviertas en un saco de piel y huesos.
Llegamos al restaurante, nos dieron la mejor de las mesas, aquel lugar desprendía lujo y la mirada de la loba se perdía en cada rincón fascinada.
-Supongo que este es el otro motivo por el que estas conmigo -dije con una picara sonrisa -te parece pocos motivos estar con un hombre inteligente, rico, guapo, que te hace alcanzar el infierno con solo dos dedos y ademas todo un caballero -esto ultimo lo dije a modo de sarcasmo mientras le movía la silla para que se sentara antes de tomar asiento a su lado en la mesa.
-Pide los que quieras preciosa, sin duda lo vales.
-Estas preciosa -aseguré caminando con ldo ojos rojos al ver la perfección que lucia mi presa.
Tomé su mano para darle una vuelta para mi deleite personal, algo que la hizo gruñir y a mi reír.
Su carácter era intempestivo, pero eso convertía esto en un juego infinitamente mas entretenido.
cazar una presa sin que se resista no tiene diversión alguna y yo era un depredador con tiempo y paciencia para doblegarla.
Le extendí el brazo para que lo tomara, lo miró como si fueran las mismas llamas del infierno, quizás no se equivocaba, pues era justo eso y se engancho de el finalmente con el ceño fruncido.
Así atravesamos el umbral de la habitación simulando la pareja perfecta, elegantes, en mis labios una eterna sonrisa puesta mientras bajábamos despacio las escaleras.
Ese vestido rojo sangre le quedaba perfecto, los zapatos a juego y ese recogido que dejaba al descubierto su inmaculado cuello, todo era exactamente como lo quería, incluso el perfume.
Saludé a los de recepción dejando allí la llave, no podía caber en mi gozo cuando todas las miradas se centraron en el bonito ser que me acompañaba, no podía negar que me gustaba lucir a las mujeres que poseía y esta era sin duda alguna una de mis mejores adquisiciones.
Caminamos por la calle, los cuello de los hombres iban a romperse de mirarla, en ese momento llegó su pregunta ¿que podía ver en mi una mujer como ella? ¿en serio?
-Voy a explicártelo preciosa -tiré de su mano pegando su espalda a mi pecho, mis dedos se deslizaron lentos por su muslo alzando ligeramente la falda, muchos se detuvieron para mirar el espectáculo a lo que esta me regaló un gruñido, posiblemente fruto de la rabia y de la excitación.
Mi aliento se perdía en su cuello, gélido, inmortal mientras las yemas de mis dedos tenaces continuaron ese ascendente camino hacia su centro.
Emitió un ligero jadeó al sentir como me colaba bajo su falda y reclamaba como mía la cara interna de su muslo.
-Lo entiendes -susurré en su oído mientras su pelo se movía lento por la caricia de mi aliento.
Su cabeza se apoyó en mi pecho, con los labios entreabiertos, las mejillas rojas y mis dedos dentro sacudiéndose despacio.
Un “para” fue su petición mientras sus caderas me buscaban, mi hombría torturaba la parte alta de mi espalda y mi aliento impactaba furibundo en sus labios que pedían intimidad para ese acto.
Saqué la mano al tiempo que ella emitió un quejido, lleve mis dedos húmedos a la boca para lamerlos ofreciéndole de nuevo el brazo para seguir nuestro camino.
-Si te portas bien , luego te daré mas de eso y de sangre -apunté ladeando la sonrisa -pero ahora vamos a cenar, no quiero que te conviertas en un saco de piel y huesos.
Llegamos al restaurante, nos dieron la mejor de las mesas, aquel lugar desprendía lujo y la mirada de la loba se perdía en cada rincón fascinada.
-Supongo que este es el otro motivo por el que estas conmigo -dije con una picara sonrisa -te parece pocos motivos estar con un hombre inteligente, rico, guapo, que te hace alcanzar el infierno con solo dos dedos y ademas todo un caballero -esto ultimo lo dije a modo de sarcasmo mientras le movía la silla para que se sentara antes de tomar asiento a su lado en la mesa.
-Pide los que quieras preciosa, sin duda lo vales.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Egocentrismo. Eso era lo que se podía ver del vampiro conforme pasaba más y más el tiempo a su lado. Cada vez me quedaba más y más claro que aquel vampiro era un narcisista egocéntrico que lo que más le gustaba era lucir a alguien a su lado para que todas las miradas se fijaran en él, ¿podía caber en sí dado lo narcisista que era? No me extrañaba que en el bolsillo de la chaqueta que llevaba me encontrara un pequeño espejo para poder mirarse durante lo que restaba de noche, admirándose solo como un narcisista podría hacerlo. Le gustaba regodearse de lo que tenía y con solo salir del aseo y la forma en la que me miró me quedó más que claro que les compraba vestidos caros solo para que los lucieran y los demás lo vieran. Me dio una vuelta, contra mi voluntad, para contemplarme y darme su vista bueno alegando lo que ya sobradamente sabía: que estaba preciosa. No por nada sus esclavas lo conocían de tal forma que casi me habían impuesto el vestido que debía de llevar, el peinado, los zapatos, el perfume incluso... no habían dejado detalle alguno sin pasar por alto y como consecuencia tenía al vampiro mucho más complacido de lo que me hubiera gustado tenerlo. Me ofreció su brazo y como si no pudiera rechazarlo, dudaba que pudiera realmente, me condujo por el hotel bajando hasta el hall donde dejó la llave y donde su sonrisa se ensanchó al ver que la gente se nos quedaba mirando sabiendo que la función en parte de sacarme era precisamente esa: exhibirme.
Ir por la calle no fue diferente de cuando estábamos en el hall, los hombres que pasaban por nuestro lado se nos quedaban mirando –más bien se me quedaban mirando a mí de forma fija- incluso aunque fueran con sus mujeres quienes les daban un golpe para que dejaran de mirar de forma tan descarada, los más jóvenes giraban sus cuellos hasta que me perdían de vista y no era difícil sentir sus miradas recorriéndome entera... no me gustaba. Yo era una persona que le gustaba más pasar desapercibido y no llamar la atención tanto como estaba haciendo, el único motivo por el que había decidido ponerme la ropa y salir con él era porque llevaba casi dos días sin comer nada y el hambre llamaba en ese momento más que mi orgullo, y eso que mi orgullo no cabía en mí, pero si quería comer era lo que tenía que hacer para ello. Porque alimentarme de su sangre estaba descartado, no iba a convertirme en su esclava y tenía más que claro que en el momento en que recobrara los recuerdos me alejaría de su lado porque no entendía, ni concebía, como anteriormente podía haber estado con él... no lo creía, no era para nada un hombre que fuera acorde con lo que a mí me gustaba, sus maneras dejaban muchísimo que desear y la sonrisa que traía en sus labios me daban ganas de arrancársela a mordiscos, o a golpes, daba igual cómo.
-Quita esa estúpida sonrisa de sus labios –me estaba sacando de mis casillas ver como cada vez que nos miraban su sonrisa se ampliaba algo más, a ese paso se le saldría del rostro aunque, pensándolo bien.... mejor para mí si le pasaba eso, pero odiaba ver la sonrisa que traía en sus labios así que esperaba que la quitara, porque era como si fuera mi dueño y me estuviera exhibiendo por todo París para que me vieran con él. Pensaba que iba a pasar de mi pregunta así que lo que no me esperé para nada fue que tirara de mi mano para pegarme a su pecho, con mi espalda contra esta, y sus dedos se deslizaran por mi muslo mientras yo intentaba apartar su mano pero no me dejaba, cogiendo ambas manos con una de las suyas. Le gruñí, amenazante, advirtiéndole de que como siguiera de esa forma en mitad de aquella calle al final acabaría arrancándole la cabeza a mordiscos, sin importarme que los transeúntes se dieran cuenta de que me transformaba en una loba negra y que supieran que había algo más que humanos por la tierra. El muy maldito se atrevió a colar su mano bajo mi falda ascendiendo por mi muslo hasta que sus dedos se colaron por mi ropa interior y repasaron todo mi sexo- maldito vampiro –murmuré cerrando los ojos apretando con fuerza sus muñecas mientras su brazo rodeaba mi cintura y sus dedos, fríos y gélidos, se paseaban por todo mi sexo a su voluntad- saca tu mano de ahí –algunos se nos habían quedado mirando y juraba que lo mataría por lo que me estaba haciendo sintiendo su aliento en mi cuello que me explicaba con pocas palabras lo que quería decir que era suya, reclamándome frente a los demás, haciéndome ver que por mucho que yo quisiera apartarlo mi sexo se mojaba con cada caricia que sus dedos me daban incapaz de tener control sobre mi cuerpo y lo que me hacía. “Lo entiendes” fue todo lo que dijo antes de meter dos dedos en mi interior, se me cortó la respiración y jadeé cerrando los ojos notando lo fríos que estaban sus dedos en contraste con mi piel mucho más caliente. Aferré con fuerza la muñeca del brazo que rodeaba mi cintura pegándome a él y apoyé mi cabeza en su hombro abriendo ligeramente mis labios, presa de lo que sus dedos en mi interior moviéndose lentamente me hacían, entrando, saliendo en un bucle que me hacía querer más aunque, en el fondo, quisiera matarme por lo que mi cuerpo pedía y la forma en que reaccionaba contra él- Para –pedí en un murmullo en mitad de un jadeo- ahora mismo... –volví a pedirle mientras mis caderas se movían contra su mano, sentía su miembro contra mis nalgas y giró mi rostro para que mirara sus ojos que me observaban, su sonrisa fue toda la respuesta que obtuve notando su aliento dar contra mis labios- Utukki –le pedí mirándolo de forma fija y él, para mi enorme sorpresa, quitó sus dedos de mi sexo dejándome en el fondo con ganas de más y lo vi lamer esos mismos dedos como si con ello me hubiera dado toda la explicación que necesitara- maldito vampiro del demonio –me separé en cuanto pude zafándome de su agarre mientras él aseguraba que después me daría más, de aquello, y de sangre a lo que lo fulminé- ni muerta voy a beber de tú sangre –me giré para comenzar a andar mientras sentía las miradas de los demás tras aquella escena, lasciva y caliente, en mitad de la calle y él me paró aferrando mi brazo para llevarme como era debido hasta el restaurante. Nos sentamos en una de las mejores mesas y mientras yo miraba la carta él pedía algo de vino. Enarqué una ceja ante su segunda parte de la respuesta, ¿lujos? Jamás me había gustado el lujo, al menos no desde lo que podía recordar de esa “nueva vida”- creo que te estás equivocando de persona Utukki, quizás antiguamente me pudiera gustar el lujo y que me llevaras a restaurantes como este... pero la nueva “yo” te aseguro que no le gusta para nada, ni que me exhibas como un trofeo, ni que me reclames como si fuera tuya. No soy tuya, vampiro –apunté cogiendo la copa con una de mis manos y dando un trago- la nueva yo, Noctis, no va a permitir que cometa los errores del pasado. ¿Quieres una mascota que pasear y que lucir? Cómpratela. Tienes dinero de sobra como para comprar todos los malditos y jodidos perros de la ciudad, ponys, caballos, hasta los jodidos animales del zoo o del circo si gustaras... pero no voy a entrar en tú colección. No voy a ser como esas pobres esclavas que tienes que si chasqueas los dedos aparecen desnudas ofreciéndote su cuello, complacidas de ser meros objetos que viven –reí por esa palabra y rectifiqué- bueno, “viven” no sería una palabra realmente adecuada ¿no crees? ¿Cuál sería más? Yo diría que... “están” o no, mejor aún: “existen” Sí, esa palabra me gusta más –di un trago a la copa y proseguí ahora cambiando la palabra- como iba diciendo, no voy a ser un mero objeto que existe por y para ti, por tus deseos, caprichos y placer. ¿Qué eres un vampiro? Bueno, sois débiles a la madera así que bueno... ya puedes imaginar cómo me podría librar de ese pequeño problema –sonreí de lado, se las daba del depredador que estaba en la cima, el ser milenario e inmortal que tenía el poder sobre todos aquellos a los que tenía a su alrededor- “inmortal” no es la palabra que usaría para describiros... longevos en cambio sí, pero podéis morir como todos. ¿Crees que tus colmillos te dan el prestigio que crees que tienes? Yo también tengo colmillos, también tengo garras afiladas que pueden destrozar la carne, y también soy más longeva que un humano –me callé porque el camarero volvió a acercarse de nuevo para tomar pedido de lo que quería y sonreí de lado, tenía bastante hambre. Pedí de primero un plato de pasta que, por lo que había leído, tenía una pinta estupenda y que de solo leerlo se me había hecho la boca agua, de segundo pedí el mejor –y más caro todo había que decirlo- plato de carne que tenían con la correspondiente guarnición y luego acabé diciéndole que el postre luego lo pensaría, pero el soufflé de chocolate había llamado mi atención totalmente y le devolví la carta para que pudiera retirarse- ¿crees que por ponerme un vestido caro y traerme a un restaurante de lo más lujoso ya me tienes, como si me añadieras a tú colección privada? –Me reí de forma algo maliciosa- ni de coña, vampiro. Las cosas materiales no es algo que me importen –no sabía por qué, pero desde que había despertado así era, de hecho incluso había llevado poca ropa a aquel viaje- si pretendes conquistarme de nuevo, te puedo asegurar, que te restas puntos de manera drástica tú solo. Quien quisiera que fuera cuando me conociste murió, y cuando tenga mis recuerdos... tú solo serás otro más de ellos.
Ir por la calle no fue diferente de cuando estábamos en el hall, los hombres que pasaban por nuestro lado se nos quedaban mirando –más bien se me quedaban mirando a mí de forma fija- incluso aunque fueran con sus mujeres quienes les daban un golpe para que dejaran de mirar de forma tan descarada, los más jóvenes giraban sus cuellos hasta que me perdían de vista y no era difícil sentir sus miradas recorriéndome entera... no me gustaba. Yo era una persona que le gustaba más pasar desapercibido y no llamar la atención tanto como estaba haciendo, el único motivo por el que había decidido ponerme la ropa y salir con él era porque llevaba casi dos días sin comer nada y el hambre llamaba en ese momento más que mi orgullo, y eso que mi orgullo no cabía en mí, pero si quería comer era lo que tenía que hacer para ello. Porque alimentarme de su sangre estaba descartado, no iba a convertirme en su esclava y tenía más que claro que en el momento en que recobrara los recuerdos me alejaría de su lado porque no entendía, ni concebía, como anteriormente podía haber estado con él... no lo creía, no era para nada un hombre que fuera acorde con lo que a mí me gustaba, sus maneras dejaban muchísimo que desear y la sonrisa que traía en sus labios me daban ganas de arrancársela a mordiscos, o a golpes, daba igual cómo.
-Quita esa estúpida sonrisa de sus labios –me estaba sacando de mis casillas ver como cada vez que nos miraban su sonrisa se ampliaba algo más, a ese paso se le saldría del rostro aunque, pensándolo bien.... mejor para mí si le pasaba eso, pero odiaba ver la sonrisa que traía en sus labios así que esperaba que la quitara, porque era como si fuera mi dueño y me estuviera exhibiendo por todo París para que me vieran con él. Pensaba que iba a pasar de mi pregunta así que lo que no me esperé para nada fue que tirara de mi mano para pegarme a su pecho, con mi espalda contra esta, y sus dedos se deslizaran por mi muslo mientras yo intentaba apartar su mano pero no me dejaba, cogiendo ambas manos con una de las suyas. Le gruñí, amenazante, advirtiéndole de que como siguiera de esa forma en mitad de aquella calle al final acabaría arrancándole la cabeza a mordiscos, sin importarme que los transeúntes se dieran cuenta de que me transformaba en una loba negra y que supieran que había algo más que humanos por la tierra. El muy maldito se atrevió a colar su mano bajo mi falda ascendiendo por mi muslo hasta que sus dedos se colaron por mi ropa interior y repasaron todo mi sexo- maldito vampiro –murmuré cerrando los ojos apretando con fuerza sus muñecas mientras su brazo rodeaba mi cintura y sus dedos, fríos y gélidos, se paseaban por todo mi sexo a su voluntad- saca tu mano de ahí –algunos se nos habían quedado mirando y juraba que lo mataría por lo que me estaba haciendo sintiendo su aliento en mi cuello que me explicaba con pocas palabras lo que quería decir que era suya, reclamándome frente a los demás, haciéndome ver que por mucho que yo quisiera apartarlo mi sexo se mojaba con cada caricia que sus dedos me daban incapaz de tener control sobre mi cuerpo y lo que me hacía. “Lo entiendes” fue todo lo que dijo antes de meter dos dedos en mi interior, se me cortó la respiración y jadeé cerrando los ojos notando lo fríos que estaban sus dedos en contraste con mi piel mucho más caliente. Aferré con fuerza la muñeca del brazo que rodeaba mi cintura pegándome a él y apoyé mi cabeza en su hombro abriendo ligeramente mis labios, presa de lo que sus dedos en mi interior moviéndose lentamente me hacían, entrando, saliendo en un bucle que me hacía querer más aunque, en el fondo, quisiera matarme por lo que mi cuerpo pedía y la forma en que reaccionaba contra él- Para –pedí en un murmullo en mitad de un jadeo- ahora mismo... –volví a pedirle mientras mis caderas se movían contra su mano, sentía su miembro contra mis nalgas y giró mi rostro para que mirara sus ojos que me observaban, su sonrisa fue toda la respuesta que obtuve notando su aliento dar contra mis labios- Utukki –le pedí mirándolo de forma fija y él, para mi enorme sorpresa, quitó sus dedos de mi sexo dejándome en el fondo con ganas de más y lo vi lamer esos mismos dedos como si con ello me hubiera dado toda la explicación que necesitara- maldito vampiro del demonio –me separé en cuanto pude zafándome de su agarre mientras él aseguraba que después me daría más, de aquello, y de sangre a lo que lo fulminé- ni muerta voy a beber de tú sangre –me giré para comenzar a andar mientras sentía las miradas de los demás tras aquella escena, lasciva y caliente, en mitad de la calle y él me paró aferrando mi brazo para llevarme como era debido hasta el restaurante. Nos sentamos en una de las mejores mesas y mientras yo miraba la carta él pedía algo de vino. Enarqué una ceja ante su segunda parte de la respuesta, ¿lujos? Jamás me había gustado el lujo, al menos no desde lo que podía recordar de esa “nueva vida”- creo que te estás equivocando de persona Utukki, quizás antiguamente me pudiera gustar el lujo y que me llevaras a restaurantes como este... pero la nueva “yo” te aseguro que no le gusta para nada, ni que me exhibas como un trofeo, ni que me reclames como si fuera tuya. No soy tuya, vampiro –apunté cogiendo la copa con una de mis manos y dando un trago- la nueva yo, Noctis, no va a permitir que cometa los errores del pasado. ¿Quieres una mascota que pasear y que lucir? Cómpratela. Tienes dinero de sobra como para comprar todos los malditos y jodidos perros de la ciudad, ponys, caballos, hasta los jodidos animales del zoo o del circo si gustaras... pero no voy a entrar en tú colección. No voy a ser como esas pobres esclavas que tienes que si chasqueas los dedos aparecen desnudas ofreciéndote su cuello, complacidas de ser meros objetos que viven –reí por esa palabra y rectifiqué- bueno, “viven” no sería una palabra realmente adecuada ¿no crees? ¿Cuál sería más? Yo diría que... “están” o no, mejor aún: “existen” Sí, esa palabra me gusta más –di un trago a la copa y proseguí ahora cambiando la palabra- como iba diciendo, no voy a ser un mero objeto que existe por y para ti, por tus deseos, caprichos y placer. ¿Qué eres un vampiro? Bueno, sois débiles a la madera así que bueno... ya puedes imaginar cómo me podría librar de ese pequeño problema –sonreí de lado, se las daba del depredador que estaba en la cima, el ser milenario e inmortal que tenía el poder sobre todos aquellos a los que tenía a su alrededor- “inmortal” no es la palabra que usaría para describiros... longevos en cambio sí, pero podéis morir como todos. ¿Crees que tus colmillos te dan el prestigio que crees que tienes? Yo también tengo colmillos, también tengo garras afiladas que pueden destrozar la carne, y también soy más longeva que un humano –me callé porque el camarero volvió a acercarse de nuevo para tomar pedido de lo que quería y sonreí de lado, tenía bastante hambre. Pedí de primero un plato de pasta que, por lo que había leído, tenía una pinta estupenda y que de solo leerlo se me había hecho la boca agua, de segundo pedí el mejor –y más caro todo había que decirlo- plato de carne que tenían con la correspondiente guarnición y luego acabé diciéndole que el postre luego lo pensaría, pero el soufflé de chocolate había llamado mi atención totalmente y le devolví la carta para que pudiera retirarse- ¿crees que por ponerme un vestido caro y traerme a un restaurante de lo más lujoso ya me tienes, como si me añadieras a tú colección privada? –Me reí de forma algo maliciosa- ni de coña, vampiro. Las cosas materiales no es algo que me importen –no sabía por qué, pero desde que había despertado así era, de hecho incluso había llevado poca ropa a aquel viaje- si pretendes conquistarme de nuevo, te puedo asegurar, que te restas puntos de manera drástica tú solo. Quien quisiera que fuera cuando me conociste murió, y cuando tenga mis recuerdos... tú solo serás otro más de ellos.
Noctis- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Escuché su largo discurso, aseguraba que no podía comprarla con dinero, francamente no era esa mi intención, era mía porque si, no necesitaba comprarla, ya la tenia..solo que ella no lo sabia.
Ladeé la sonrisa escuchando todas sus palabras vacías, quizás otro hombre caería de rodillas suplicando por su amor y que no lo abandonara nunca, le aseguraría que cambiaría que se convertiría en alguien mejor.
-¿Has terminado? -pregunté con cierta indiferencia después de que hiciera su pedido, uno caro, para no valorar el dinero no es uqe hubiera pedido un bocadillo para llevar y una botellita de agua para acompañar.
Esta frunció el ceño, sabia que mi forma de actuar era algo que odiaba, pero ¿la verdad? Me daba exactamente igual.
-Tu odio por mi me estimula querida ¿puedes culparme por verte bella y querer que los demas aprecien eso que yo poseo?
Iba a hablar pero la hice callar de nuevo.
-No me repliques, eres mía, mía porque aunque lo niegues, me deseas, no te gusta como soy, peor no puedes alejarte de mi, no quieres irte de mi lado y no solo porque quieres recuperar tus recuerdos, si no porque crees que debajo de esta fachada hay algo mas que podrás sacar.
Estas equivocada, soy un hijo de puta -no sabia cuanta verdad escondían mis palabras -no hay nada debajo de la mascara, soy lo que ves, nunca he sabido amar y ya me veo un tanto mayor para aprender ¿no crees?
Reí dando un trago de la copa de vino guardando silencio mientras venía el camarero con la comanda y la dejaban frente a mi preciosa loba.
-Pero puedes intentar convertir a tu marido en un buen hombre, no desistas quizás antes de tu muerte lo consigas -me eché a reír con cierta diversión por las caras que ponía.
La vi alimentarse, desde luego no era tan estimulante como ver a una vampiresa morder a un humano, verla hundir sus colmillos en la presa y ver como se excitaba con el calor de la sangre recorriendo su cuerpo.
Lo que me recordó que hacia tiempo que no me acostaba con una de las mías, es lo que tiene el encierro, no recibía muchas visitas.
Una vez terminó la cena le tendí la mano una orquesta tocaba una melodiosa canción, así que lucirla de nuevo frente a los presentes me parecía excitante.
-Acábate la copa y ven, baila conmigo querida -le pedí, mas bien le ordené.
Mi dedos acariciaron su delicado rostro, el vino había ido acompañándonos a ambos durante toda la cena y mi cuerpo estaba necesitado de ciertas emociones mas fuertes que la danza en una pista.
Sujeté su cintura, nuestros ojos se hundieron en los del otro, nuestros labios entreabiertos se acariciaban tal y como la música daba sus primeros acordes y nuestras manso se entrelazaban de forma lenta.
-Tengo la boda de mi hermano en poco tiempo, espero me acompañéis -susurré contra sus labios sin poder dejar de mirar esa deliciosa boca.
Mi mano en la parte baja de su espalda, caricias que bajaban por su culo.
-Estas deliciosa en todos los sentidos -apunté recordando el sabor de mis dedos en el paseo.
Ladeé la sonrisa escuchando todas sus palabras vacías, quizás otro hombre caería de rodillas suplicando por su amor y que no lo abandonara nunca, le aseguraría que cambiaría que se convertiría en alguien mejor.
-¿Has terminado? -pregunté con cierta indiferencia después de que hiciera su pedido, uno caro, para no valorar el dinero no es uqe hubiera pedido un bocadillo para llevar y una botellita de agua para acompañar.
Esta frunció el ceño, sabia que mi forma de actuar era algo que odiaba, pero ¿la verdad? Me daba exactamente igual.
-Tu odio por mi me estimula querida ¿puedes culparme por verte bella y querer que los demas aprecien eso que yo poseo?
Iba a hablar pero la hice callar de nuevo.
-No me repliques, eres mía, mía porque aunque lo niegues, me deseas, no te gusta como soy, peor no puedes alejarte de mi, no quieres irte de mi lado y no solo porque quieres recuperar tus recuerdos, si no porque crees que debajo de esta fachada hay algo mas que podrás sacar.
Estas equivocada, soy un hijo de puta -no sabia cuanta verdad escondían mis palabras -no hay nada debajo de la mascara, soy lo que ves, nunca he sabido amar y ya me veo un tanto mayor para aprender ¿no crees?
Reí dando un trago de la copa de vino guardando silencio mientras venía el camarero con la comanda y la dejaban frente a mi preciosa loba.
-Pero puedes intentar convertir a tu marido en un buen hombre, no desistas quizás antes de tu muerte lo consigas -me eché a reír con cierta diversión por las caras que ponía.
La vi alimentarse, desde luego no era tan estimulante como ver a una vampiresa morder a un humano, verla hundir sus colmillos en la presa y ver como se excitaba con el calor de la sangre recorriendo su cuerpo.
Lo que me recordó que hacia tiempo que no me acostaba con una de las mías, es lo que tiene el encierro, no recibía muchas visitas.
Una vez terminó la cena le tendí la mano una orquesta tocaba una melodiosa canción, así que lucirla de nuevo frente a los presentes me parecía excitante.
-Acábate la copa y ven, baila conmigo querida -le pedí, mas bien le ordené.
Mi dedos acariciaron su delicado rostro, el vino había ido acompañándonos a ambos durante toda la cena y mi cuerpo estaba necesitado de ciertas emociones mas fuertes que la danza en una pista.
Sujeté su cintura, nuestros ojos se hundieron en los del otro, nuestros labios entreabiertos se acariciaban tal y como la música daba sus primeros acordes y nuestras manso se entrelazaban de forma lenta.
-Tengo la boda de mi hermano en poco tiempo, espero me acompañéis -susurré contra sus labios sin poder dejar de mirar esa deliciosa boca.
Mi mano en la parte baja de su espalda, caricias que bajaban por su culo.
-Estas deliciosa en todos los sentidos -apunté recordando el sabor de mis dedos en el paseo.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Si algo caracterizaba al vampiro es que era arrogante, petulante, creído, engreído, narcisista, egocéntrico pero sobre todo: vanidoso. Le gustaba exhibir lo que era suyo para que los demás lo contemplaran, lucirme como si fuera un trofeo que había adquirido o ganado frente a todos los demás y su sonrisa arrogante era lo que más daba muestras de ello... se la arrancaría, al final acabaría arrancándole la sonrisa del rostro con mis zarpas o con mis colmillos la verdad es que daba igual siempre y cuando el resultado fuera el mismo. Me había dejado hablar pero su cara de indiferencia estaba pintada en su rostro, como si en realidad no escuchara ninguna de mis palabras o le importara lo más mínimo lo que tuviera que decirle, aunque en verdad algo me decía que realmente no le importaba lo que tuviera que decirle, porque suya sería la última palabra y yo nada tendría que hacer frente a eso. Lo odiaba, odiaba ese carácter que tenía el vampiro creyéndose dueño y señor de todo aquello cuando pisaba y contemplaba, como si los demás debieran de postrarse a sus pies cuando pasara frente a ellos y pisar el suelo por el que andaba... odiaba ese tipo de personas y que de todas las que había en París me hubiera topado con el mayor de ellos me desquiciada, era imposible no hacerlo con la forma de ser que tenía. Él tomaba, no preguntaba ni pedía permiso.
Decía que mi odio hacia él lo estimulaba, para él seguramente fuera como un reto porque no estaría acostumbrado a que ninguna mujer le plantara cara, le negara a todo cuanto él pidiera y eso era algo que me gustaba, negarlo todo cuanto me pidiera me provocaba cierto placer porque no quería complacerle bajo ningún concepto, no cuando se creía mi dueño y mi señor y yo no era dueña de nadie salvo de mí misma, era libre como el viento y seguiría así. A él solo lo necesitaba para una cosa que era recuperar mis recuerdos, pero a esas alturas dudaba de que él pudiera arrojar algo de luz en toda la oscuridad que me rodeaba así que más bien esperaba encontrar el momento para escaparme de él y encontrar mi camino, por algún motivo tendría que tener aquel colgante y dado por cómo se comportaba conmigo dudaba que algo de lo que me hubiera dicho fuera verdad... no recordaba nada y la duda la tenía, era por esa misma duda que me quedaba de momento con él, pero en cuanto comenzara a recordar y viera que nada de lo que me había dicho lo recordaba... me alejaría, entonces tendría ese motivo que tanto buscaba para matarlo.
Gruñí por sus palabras recordándome que le gustaba exhibirme y que no podía culparlo por ello, que me viera como un trofeo me enervaba completamente y si no me había levantado y le había dado ya un sonoro guantazo en su rostro era porque estábamos frente a gente, en mitad de un restaurante, y lo que no me gustaba era centrar la atención en mí a diferencia de lo que él si quería y gustaba. Iba a replicarle por sus palabras pero me mandó callar y fruncí el ceño apretando mis manos en sendos puños evitando las ganas de alzarme y empezar a asestarle golpes en su rostro y en su cuerpo hasta que la sangre manchara el suelo, la mesa y aquel blanco y caro mantel que había en la misma. Gruñí más fuerte cuando dijo que era suya pero que sobre todo “lo deseaba”, yo no lo deseaba... solo si era para verlo muerto, entonces sí lo deseaba, pero bajo ningún otro concepto lo hacía. Cierto era que no quería alejarme de él porque las dudas sobre si lo que me decía era cierto o mentira me carcomían y no quería perder la oportunidad que se me ofrecía por delante, pero esa era la única razón por la que permanecía a su lado y no porque lo deseaba... no lo hacía, lo odiaba con todas mis fuerzas. Pero se equivocaba en algo: yo no quería buscar nada más bajo esa fachada. No buscaba nada en él y no iba a hacerlo porque en tener mis recuerdos, fueran verdad o mentira, me alejaría de él tan rápido como pudiera.
]-Te equivocas vampiro, que eres un hijo de puta es algo que no pienso discutir contigo porque es lo que eres... pero no quiero buscar nada más allá que eso, no quiero mucho menos cambiarte porque no quiero nada de ti salvo los recuerdos si es que son verdad. ¿Quieres amar? –Me reí de forma baja pero irónica- ]tú dudo mucho que sepas lo que es el amor, alguien tan posesivo, arrogante y vanidoso narcisista como lo eres tú jamás llegará a amar a nadie... salvo a ti mismo. ¿Crees que me importa que puedas o no amar? Me es indiferente porque en cuanto obtenga lo que quiero de ti me largaré de tú lado y jamás te volveré a ver –hice una pausa cuando vino el camarero para dejar los platos que había pedido- ]ya te lo dije Utukki: jamás seré tuya –afirmé mirándolo con el ceño fruncido y comencé a comer olvidándolo durante lo que duraba la cena bebiendo de la copa que tenía enfrente y que él se encargaba de rellenar cuando la vaciaba. Solo me centré en comer y en saciar el hambre que había estado arrastrando por aquellos dos días y que con lo que había pedido fue más que suficiente, pero cuando se llevaron el último plato me trajeron el postre de chocolate que al partirlo comenzó a salir chocolate líquido, llevé mi dedo al chocolate que salía y lo quité del plato llevándolo a mis labios degustándolo y saboreándolo, hacía tanto tiempo que no comía ese postre que un jadeo escapó de mis labios. Bueno, al menos que yo recordara desde que había despertado no lo había probado al menos. Terminé todo el postre que había estado sumamente delicioso y llevé la copa a mis labios terminando lo que quedaba en ella. No sabía si había bebido dos o tres durante la cena, no lo recordaba, las suficientes como para entrar en un puntillo como el que llevaba en ese momento.
Al terminar de cenar el vampiro se levantó y observé su mano tendida en mi dirección para que la tomara, una orquesta se oía de fondo que empezaba a tocar y volvió a ordenarme de nuevo que tomara su mano y que fuéramos a bailar. Lo odiaba, que me exhibiera, que me mandara y ordenara como si fuera una de sus esclavas que tenía bajo su absoluto y completo control... quise no coger su mano pero insistiría y cuanto antes me lo quitara de encima mejor. Tiró de mí para llevarme a la pista, luciéndome de nuevo con esa sonrisa arrogante que se gastaba el vampiro, sus dedos acariciaron mi rostro una vez en la pisa y su mano bajó hasta ponerla en mi cintura, la otra tomó con delicadeza mi otra mando enredando los dedos y me pegó a su cuerpo restando las distancias. Mis ojos estaban fijos en los suyos que ya no estaban de color rojo, sino que eran castaños igual que los míos y nuestros alientos chocaban contra los labios del otro. Comenzamos a movernos al mismo ritmo de la música aunque más bien era él quien llevaba el control de aquel baile, sus ojos ahora estaban fijos en mis labios y sus palabras me hicieron fruncir el ceño ante lo que me pedía, ¿ir a la boda de su hermano con él? Ni de coña, tenía a sus esclavas que estarían encantadas de complacerlo en todas sus necesidades y excéntricas peticiones, yo no pensaba quedarme tanto tiempo a su lado.
-En poco tiempo pretendo perderte de vista, vampiro –aseguré notando que de forma grácil movía mi mano y me hacía girar dando una vuelta para de nuevo quedar frente a frente- ¿no tienes esclavas que poder lucir en la boda de tú hermano? Seguro que estarán encantadas de hacer todo lo que les pidas –al mismo tiempo que me recordó que estaba deliciosa, sin saber a qué se refería exactamente pero seguro que cuando había hundido sus dedos en mi interior, su mano había bajado en dirección a mis nalgas y quitando mi mano de su hombro alcé su brazo dejándolo de nuevo en mi cintura, lo hizo de nuevo y yo le di un pisotón totalmente a posta que hizo que gruñera y yo sonreí de lado en advertencia para que no lo hiciera de nuevo. La pieza terminó y comenzó una algo más rápida y movida, más sensual que la primera y el vampiro cogiéndome con fuerza de la cintura comenzó a guiarme centrados en aquel baile como si los demás no existieran a nuestro alrededor, como si fuera una lucha de poder en aquella pieza algo más atrevida que la primera que habíamos bailado. Me movía, me giraba y yo sin saber por qué le seguía los pasos como si siempre lo hubiera hecho, compenetrándonos sin saber que yo podía llegar a saber bailar de aquella forma, algo que no recordaba. Me giraba, me pegaba a su pecho con mi espalda y nos deslizábamos por la pista en nuestro particular baile donde intentábamos imponernos, al final acabamos con su mano en mi cintura y yo espalda hacia atrás, su otra mano pasó por mi pecho hacia abajo en una caricia más que atrevida y volvió a enderezarme para darme un giro y acabar pegándome a su pecho quedando ambos rostros cerca el uno del otro. La pieza terminó y deslizó de nuevo su mano hasta dejarla en mis nalgas para escuchar los aplausos de los demás que nos miraban antes de que la orquesta tocara la siguiente pieza, nuestras respiraciones eran erráticas y su sonrisa estaba mucho más ancha después de aquello- no sabía que sabía bailar así –comenté con cierta... duda, era extraño descubrir algo de una misma que se había olvidado pero que de pronto surgía, de la nada. Me miró de forma fija con una sonrisa ladeada totalmente arrogante y bufé por ello buscando interponer distancia entre su cuerpo y el mío, nuestros pechos se rozaban por la cercanía y por la respiración errática y di un paso hacia atrás pero su brazo me tenía sujeta con fuerza contra él- quiero dar una vuelta antes de que vuelvas a encerrarme de nuevo –la verdad es que quería por algo de aire, era un poco extraño haber descubierto eso de la nada y quería alejarme de su cuerpo y de su cercanía, no quería que pensara cosas que no eran pero debía de admitir que aquel baile me había gustado, la forma en la que me había llevado y en la que me había provocado... lo que odiaba, era como mi cuerpo respondió ante el suyo.
Decía que mi odio hacia él lo estimulaba, para él seguramente fuera como un reto porque no estaría acostumbrado a que ninguna mujer le plantara cara, le negara a todo cuanto él pidiera y eso era algo que me gustaba, negarlo todo cuanto me pidiera me provocaba cierto placer porque no quería complacerle bajo ningún concepto, no cuando se creía mi dueño y mi señor y yo no era dueña de nadie salvo de mí misma, era libre como el viento y seguiría así. A él solo lo necesitaba para una cosa que era recuperar mis recuerdos, pero a esas alturas dudaba de que él pudiera arrojar algo de luz en toda la oscuridad que me rodeaba así que más bien esperaba encontrar el momento para escaparme de él y encontrar mi camino, por algún motivo tendría que tener aquel colgante y dado por cómo se comportaba conmigo dudaba que algo de lo que me hubiera dicho fuera verdad... no recordaba nada y la duda la tenía, era por esa misma duda que me quedaba de momento con él, pero en cuanto comenzara a recordar y viera que nada de lo que me había dicho lo recordaba... me alejaría, entonces tendría ese motivo que tanto buscaba para matarlo.
Gruñí por sus palabras recordándome que le gustaba exhibirme y que no podía culparlo por ello, que me viera como un trofeo me enervaba completamente y si no me había levantado y le había dado ya un sonoro guantazo en su rostro era porque estábamos frente a gente, en mitad de un restaurante, y lo que no me gustaba era centrar la atención en mí a diferencia de lo que él si quería y gustaba. Iba a replicarle por sus palabras pero me mandó callar y fruncí el ceño apretando mis manos en sendos puños evitando las ganas de alzarme y empezar a asestarle golpes en su rostro y en su cuerpo hasta que la sangre manchara el suelo, la mesa y aquel blanco y caro mantel que había en la misma. Gruñí más fuerte cuando dijo que era suya pero que sobre todo “lo deseaba”, yo no lo deseaba... solo si era para verlo muerto, entonces sí lo deseaba, pero bajo ningún otro concepto lo hacía. Cierto era que no quería alejarme de él porque las dudas sobre si lo que me decía era cierto o mentira me carcomían y no quería perder la oportunidad que se me ofrecía por delante, pero esa era la única razón por la que permanecía a su lado y no porque lo deseaba... no lo hacía, lo odiaba con todas mis fuerzas. Pero se equivocaba en algo: yo no quería buscar nada más bajo esa fachada. No buscaba nada en él y no iba a hacerlo porque en tener mis recuerdos, fueran verdad o mentira, me alejaría de él tan rápido como pudiera.
]-Te equivocas vampiro, que eres un hijo de puta es algo que no pienso discutir contigo porque es lo que eres... pero no quiero buscar nada más allá que eso, no quiero mucho menos cambiarte porque no quiero nada de ti salvo los recuerdos si es que son verdad. ¿Quieres amar? –Me reí de forma baja pero irónica- ]tú dudo mucho que sepas lo que es el amor, alguien tan posesivo, arrogante y vanidoso narcisista como lo eres tú jamás llegará a amar a nadie... salvo a ti mismo. ¿Crees que me importa que puedas o no amar? Me es indiferente porque en cuanto obtenga lo que quiero de ti me largaré de tú lado y jamás te volveré a ver –hice una pausa cuando vino el camarero para dejar los platos que había pedido- ]ya te lo dije Utukki: jamás seré tuya –afirmé mirándolo con el ceño fruncido y comencé a comer olvidándolo durante lo que duraba la cena bebiendo de la copa que tenía enfrente y que él se encargaba de rellenar cuando la vaciaba. Solo me centré en comer y en saciar el hambre que había estado arrastrando por aquellos dos días y que con lo que había pedido fue más que suficiente, pero cuando se llevaron el último plato me trajeron el postre de chocolate que al partirlo comenzó a salir chocolate líquido, llevé mi dedo al chocolate que salía y lo quité del plato llevándolo a mis labios degustándolo y saboreándolo, hacía tanto tiempo que no comía ese postre que un jadeo escapó de mis labios. Bueno, al menos que yo recordara desde que había despertado no lo había probado al menos. Terminé todo el postre que había estado sumamente delicioso y llevé la copa a mis labios terminando lo que quedaba en ella. No sabía si había bebido dos o tres durante la cena, no lo recordaba, las suficientes como para entrar en un puntillo como el que llevaba en ese momento.
Al terminar de cenar el vampiro se levantó y observé su mano tendida en mi dirección para que la tomara, una orquesta se oía de fondo que empezaba a tocar y volvió a ordenarme de nuevo que tomara su mano y que fuéramos a bailar. Lo odiaba, que me exhibiera, que me mandara y ordenara como si fuera una de sus esclavas que tenía bajo su absoluto y completo control... quise no coger su mano pero insistiría y cuanto antes me lo quitara de encima mejor. Tiró de mí para llevarme a la pista, luciéndome de nuevo con esa sonrisa arrogante que se gastaba el vampiro, sus dedos acariciaron mi rostro una vez en la pisa y su mano bajó hasta ponerla en mi cintura, la otra tomó con delicadeza mi otra mando enredando los dedos y me pegó a su cuerpo restando las distancias. Mis ojos estaban fijos en los suyos que ya no estaban de color rojo, sino que eran castaños igual que los míos y nuestros alientos chocaban contra los labios del otro. Comenzamos a movernos al mismo ritmo de la música aunque más bien era él quien llevaba el control de aquel baile, sus ojos ahora estaban fijos en mis labios y sus palabras me hicieron fruncir el ceño ante lo que me pedía, ¿ir a la boda de su hermano con él? Ni de coña, tenía a sus esclavas que estarían encantadas de complacerlo en todas sus necesidades y excéntricas peticiones, yo no pensaba quedarme tanto tiempo a su lado.
-En poco tiempo pretendo perderte de vista, vampiro –aseguré notando que de forma grácil movía mi mano y me hacía girar dando una vuelta para de nuevo quedar frente a frente- ¿no tienes esclavas que poder lucir en la boda de tú hermano? Seguro que estarán encantadas de hacer todo lo que les pidas –al mismo tiempo que me recordó que estaba deliciosa, sin saber a qué se refería exactamente pero seguro que cuando había hundido sus dedos en mi interior, su mano había bajado en dirección a mis nalgas y quitando mi mano de su hombro alcé su brazo dejándolo de nuevo en mi cintura, lo hizo de nuevo y yo le di un pisotón totalmente a posta que hizo que gruñera y yo sonreí de lado en advertencia para que no lo hiciera de nuevo. La pieza terminó y comenzó una algo más rápida y movida, más sensual que la primera y el vampiro cogiéndome con fuerza de la cintura comenzó a guiarme centrados en aquel baile como si los demás no existieran a nuestro alrededor, como si fuera una lucha de poder en aquella pieza algo más atrevida que la primera que habíamos bailado. Me movía, me giraba y yo sin saber por qué le seguía los pasos como si siempre lo hubiera hecho, compenetrándonos sin saber que yo podía llegar a saber bailar de aquella forma, algo que no recordaba. Me giraba, me pegaba a su pecho con mi espalda y nos deslizábamos por la pista en nuestro particular baile donde intentábamos imponernos, al final acabamos con su mano en mi cintura y yo espalda hacia atrás, su otra mano pasó por mi pecho hacia abajo en una caricia más que atrevida y volvió a enderezarme para darme un giro y acabar pegándome a su pecho quedando ambos rostros cerca el uno del otro. La pieza terminó y deslizó de nuevo su mano hasta dejarla en mis nalgas para escuchar los aplausos de los demás que nos miraban antes de que la orquesta tocara la siguiente pieza, nuestras respiraciones eran erráticas y su sonrisa estaba mucho más ancha después de aquello- no sabía que sabía bailar así –comenté con cierta... duda, era extraño descubrir algo de una misma que se había olvidado pero que de pronto surgía, de la nada. Me miró de forma fija con una sonrisa ladeada totalmente arrogante y bufé por ello buscando interponer distancia entre su cuerpo y el mío, nuestros pechos se rozaban por la cercanía y por la respiración errática y di un paso hacia atrás pero su brazo me tenía sujeta con fuerza contra él- quiero dar una vuelta antes de que vuelvas a encerrarme de nuevo –la verdad es que quería por algo de aire, era un poco extraño haber descubierto eso de la nada y quería alejarme de su cuerpo y de su cercanía, no quería que pensara cosas que no eran pero debía de admitir que aquel baile me había gustado, la forma en la que me había llevado y en la que me había provocado... lo que odiaba, era como mi cuerpo respondió ante el suyo.
Noctis- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Danzábamos en la pista, frente a todos los allí presentes, como de costumbre un endiablado duelo de egos donde yo la exhibía y ella me dejaba mas que claro lo que odiaba que hiciera eso, aun así, cada vez que nuestros cuerpos se orillaban al otro las chispas saltaban. El deseo era patente por mucho que esa loba terca se empecinara en demostrar lo contrario.
Ladeé la sonrisa cuando alzó mi mano que convenientemente se había instalado en sus nalgas de nuevo a su cintura.
-¿que pasa, no vas bastante borracha aun para confesar que me deseas? -pregunté de forma engreída mientras esta negaba.
La pieza termino, la loba pensó que ahí había terminado la exhibición, mas se equivocaba de lleno, el calentamiento solo había terminado, el tango, la expresión de la pasión en su grado máximo.
La pieza comenzó y de un brusco tirón pegué su cuerpo al mio repasando cada curva de este con una de mis manos.
Si lo de antes había sido un duelo, esto era una batalla, aunque diferente, una en la que ardíamos, apasionados nos mostrábamos el poder del otro y la temperatura que podían alcanzar nuestros cuerpos al friccionar siguiendo el caotico ritmo.
Aplausos, solos en la pista jadeando, nuestras bocas se rozaban entreabiertas, necesitadas de que un lecho nos acogiera.
-¿estas segura de que no eres mía? -le pregunté contra sus labios sin dejarla ir todavía -yo creo que nunca has pertenecido mas a nadie en tu vida.
Salimos del local juntos, ella seguía rehacía a mi, aunque decía querer pasear antes de regresar al hotel.
-¿quieres que vayamos a un fumadero de opio? Conozco uno, quizás la droga te ayude a sobrellevar mi presencia o quizás te encienda mas y solo quieras perderte en mi cuerpo. Claro que si no me deseas nada tienes que temer pequeña -susurré contra su oído abrazándola por detrás.
Parecía meditar mis palabras mientras mis dedos se paseaban lentos por su piel, acariciándola mientras sta se erizaba.
-podemos pedir unas botellas y fumar un poco ¿que me dices? -la tenté de nuevo mordiendo el lóbulo de su oído.
Nos dirigimos al local, nada mas entrar el olor de la sustancia se notaba, una bruma de humo inundó nuestras fosas nasales y se veía claramente como de colocado iban todos los allí presentes, las mujeres semidesnudas fumaban sobre redondos lechos mientras eran tomadas por uno o dos hombres.
Bacanales en otro de ellos y en todos ellos las indiscutibles protagonistas eran las pipas con el codiciado opiaceo.
-No tengas miedo -susurré en su oído quitandole el abrigo -cuando quieras nos iremos
Ladeé la sonrisa cuando alzó mi mano que convenientemente se había instalado en sus nalgas de nuevo a su cintura.
-¿que pasa, no vas bastante borracha aun para confesar que me deseas? -pregunté de forma engreída mientras esta negaba.
La pieza termino, la loba pensó que ahí había terminado la exhibición, mas se equivocaba de lleno, el calentamiento solo había terminado, el tango, la expresión de la pasión en su grado máximo.
La pieza comenzó y de un brusco tirón pegué su cuerpo al mio repasando cada curva de este con una de mis manos.
Si lo de antes había sido un duelo, esto era una batalla, aunque diferente, una en la que ardíamos, apasionados nos mostrábamos el poder del otro y la temperatura que podían alcanzar nuestros cuerpos al friccionar siguiendo el caotico ritmo.
Aplausos, solos en la pista jadeando, nuestras bocas se rozaban entreabiertas, necesitadas de que un lecho nos acogiera.
-¿estas segura de que no eres mía? -le pregunté contra sus labios sin dejarla ir todavía -yo creo que nunca has pertenecido mas a nadie en tu vida.
Salimos del local juntos, ella seguía rehacía a mi, aunque decía querer pasear antes de regresar al hotel.
-¿quieres que vayamos a un fumadero de opio? Conozco uno, quizás la droga te ayude a sobrellevar mi presencia o quizás te encienda mas y solo quieras perderte en mi cuerpo. Claro que si no me deseas nada tienes que temer pequeña -susurré contra su oído abrazándola por detrás.
Parecía meditar mis palabras mientras mis dedos se paseaban lentos por su piel, acariciándola mientras sta se erizaba.
-podemos pedir unas botellas y fumar un poco ¿que me dices? -la tenté de nuevo mordiendo el lóbulo de su oído.
Nos dirigimos al local, nada mas entrar el olor de la sustancia se notaba, una bruma de humo inundó nuestras fosas nasales y se veía claramente como de colocado iban todos los allí presentes, las mujeres semidesnudas fumaban sobre redondos lechos mientras eran tomadas por uno o dos hombres.
Bacanales en otro de ellos y en todos ellos las indiscutibles protagonistas eran las pipas con el codiciado opiaceo.
-No tengas miedo -susurré en su oído quitandole el abrigo -cuando quieras nos iremos
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Incluso tras lo que le había dicho al vampiro seguía bromeando con que era suya y que le pertenecía, me había pedido bailar y ahora nos encontrábamos en mitad de la pista bailando una lenta canción mientras él quería lucirme y yo le demostraba lo mucho que odiaba que hiciera eso, no me gustaba para nada y prefería que no me exhibiera de esa forma aunque a él le encantaba por la sonrisa que llevaba en su rostro y que ensanchaba sus labios, lo odiaba con todas mis fuerzas y era algo que no podía evitar que pasara bajo ningún concepto. Odiaba que me tuviera así, odiaba que se proclamara mi dueño y mi señor cuando yo era una loba libre que hacía y deshacía a mi antojo y que no me ataba a nadie, mucho menos me iba a atar a un ser de la noche y rotundamente no iba a hacerlo a ese vampiro arrogante petulante y engreído que se creía el dueño del mundo y de todo lo que había a su alrededor y a su paso. Mientras bailamos la primera vez le pisé, de forma disimulada, todas las veces que pude aunque sabía que su resistencia al dolor era bastante fuerte y que no le haría nada pero eso no quitaba para que yo me descargara un poco de él y aliviara la rabia que me recorría por entera. Pero si pensaba, por un segundo, que habíamos terminado es que estaba más equivocada que nunca porque ahora lo que quería era bailar la siguiente pieza que comenzaba a sonar, una diferente, atrevida, sensual, elegante. Gruñí mirándolo cuando me dijo si todavía no iba lo suficientemente borracha para decirle que lo deseaba... vanidoso y engreído, lo odiaba con todas mis fuerzas.
-Ni en tus sueños más húmedos, vampiro –le respondí antes de que me pegara a su cuerpo, su mano recorriera este deslizándose por mi lado y comenzáramos a bailar en una lucha de egos para ver quién de los dos era el mejor mientras nos rozábamos, nos pegábamos y deslizábamos por la pista siguiéndole unos pasos que desconocía que sabía bailar, reconocía qué tipo de baile era pero jamás llegué a pensar que yo podría bailarlo porque seguía cada desafío del vampiro, cada movimiento que hacía era respondido por mi parte, sensual y provocador dejándonos llevar por lo que ese baile en sí representaba como si estuviéramos solos en la pista de baile y todo lo demás dejara de existir. Al final terminamos de bailar pegados el uno al otro con la respiración entrecortada, quería alejarme de aquel hombre e interponer distancia por la forma en que mi cuerpo había respondido contra el suyo, la manera en que lo seguía y cómo me había dejado llevar de una forma que me gustó, ninguno se dejó conducir en aquel baile que más bien fue una batalla en toda regla y ahora nos mirábamos con la respiración entrecortada, sus labios rozaban levemente los míos y quise separarme pero su agarre se mantuvo firme y su brazo me sujetó con fuerza de la cintura para no dejarme ir. Su pregunta me hizo fruncir el ceño e intentar soltarme pero su agarre se intensificó como si quisiera hacerme ver lo que él sabía y pensaba, pero negué con la cabeza y me contuve de armar un número en aquel momento- jamás seré tuya, Utukki... métetelo en la cabeza –aseguré para luego pasar de sus palabras, ¿qué nunca había pertenecido a nadie más en toda mi vida? A ese vampiro engreído se le estaba subiendo demasiado a la cabeza, lo miré con el odio brillando en mis ojos intentando esconder lo que mi cuerpo sentía, odiándolo a él y odiándome a mí misma por ello- Jamás. Voy. A. Ser. Tuya –recalqué cada palabra contra sus labios y finalmente me separé para que pagara y saliéramos a la calle, necesitaba coger aire y dar una vuelta antes de volver al hotel y alejarme de su presencia, pero como si fuera mi particular demonio se acercó hacia donde estaba quedándose en mi espalda preguntándome si quería ir a un fumadero de opio, ¿para qué querría ir a un lugar como ese? Él me dio las respuestas susurrándolas en mi oído mientras me abrazaba por detrás como si tuviera frío cuando, realmente, mi cuerpo ardía- no tengo miedo de nada –dije notando sus dedos recorrer mi piel, traicionándome cuando erizó mi cuerpo y dejó un mordisco en mi oreja que me hizo morder mis labios pero si se pensaba que me negaba por algo que tuviera que ver con él iba a dejárselo claro- Está bien, vayamos –me separé de su cuerpo y esperé a que comenzara a andar como de costumbre su brazo rodeando mi cintura para que todos supieran que “era suya” y comenzamos a mezclarnos entre la gente hasta que finalmente llegamos al local que él decía, el olor era bastante fuerte y sobre todo para alguien como yo lo era aún más, arrugué la nariz conforme me vino la olor dejando que me quitara el abrigo, se podían ver a mujeres fumando mientras algún hombre las complacía y las tomaba, otros en otro lugar disfrutando de diferentes placeres pero con la pipa siempre de por medio. Me giré para mirarlo de forma fija- si crees que me has traído aquí para tomarme delante de todos estos estás muy equivocado, al primero que me toque le arranco la mano –aseguré fulminándolo con la mirada- si quieres dar el espectáculo tráete a tus esclavas y si quieres las desnudas y te las tiras delante de ellos, pero conmigo no lo vas a tener, ¿queda claro? –Pregunté fulminándolo con la mirada antes de girarme y pedir el reservado que tuviera, no pensaba estar a la vista de nadie ni ver a nadie, la mujer algo mayor nos condujo hacia un reservado con una cortina que nos tapaba de los demás y en cuanto entramos y el vampiro le pidió una botella cerré pasando la cortina, el olor de aquello era bastante fuerte y volví a arrugar la nariz mirando como el vampiro preparaba todo, me senté en uno de los cojines y lo miré- está bien, puesto que parece que tienes mucha más experiencia que yo... muéstrame como se hace –no pensaba hacerle ver que le tenía miedo a algo, así que le plantaría cara a todo lo que me ofreciera. La mujer no tardó en llegar con la botella y con un par de vasos, supe que la noche iba a ser larga así que los llené y cogí uno de ellos para llevarlo a mi boca y beber el contenido- ¿crees que esto me ayudará a recordar, o me has traído aquí por tú propio placer y diversión? –Decía que también podría ponerme más encendida y esperaba, por todos los medios, que no fuera eso.
-Ni en tus sueños más húmedos, vampiro –le respondí antes de que me pegara a su cuerpo, su mano recorriera este deslizándose por mi lado y comenzáramos a bailar en una lucha de egos para ver quién de los dos era el mejor mientras nos rozábamos, nos pegábamos y deslizábamos por la pista siguiéndole unos pasos que desconocía que sabía bailar, reconocía qué tipo de baile era pero jamás llegué a pensar que yo podría bailarlo porque seguía cada desafío del vampiro, cada movimiento que hacía era respondido por mi parte, sensual y provocador dejándonos llevar por lo que ese baile en sí representaba como si estuviéramos solos en la pista de baile y todo lo demás dejara de existir. Al final terminamos de bailar pegados el uno al otro con la respiración entrecortada, quería alejarme de aquel hombre e interponer distancia por la forma en que mi cuerpo había respondido contra el suyo, la manera en que lo seguía y cómo me había dejado llevar de una forma que me gustó, ninguno se dejó conducir en aquel baile que más bien fue una batalla en toda regla y ahora nos mirábamos con la respiración entrecortada, sus labios rozaban levemente los míos y quise separarme pero su agarre se mantuvo firme y su brazo me sujetó con fuerza de la cintura para no dejarme ir. Su pregunta me hizo fruncir el ceño e intentar soltarme pero su agarre se intensificó como si quisiera hacerme ver lo que él sabía y pensaba, pero negué con la cabeza y me contuve de armar un número en aquel momento- jamás seré tuya, Utukki... métetelo en la cabeza –aseguré para luego pasar de sus palabras, ¿qué nunca había pertenecido a nadie más en toda mi vida? A ese vampiro engreído se le estaba subiendo demasiado a la cabeza, lo miré con el odio brillando en mis ojos intentando esconder lo que mi cuerpo sentía, odiándolo a él y odiándome a mí misma por ello- Jamás. Voy. A. Ser. Tuya –recalqué cada palabra contra sus labios y finalmente me separé para que pagara y saliéramos a la calle, necesitaba coger aire y dar una vuelta antes de volver al hotel y alejarme de su presencia, pero como si fuera mi particular demonio se acercó hacia donde estaba quedándose en mi espalda preguntándome si quería ir a un fumadero de opio, ¿para qué querría ir a un lugar como ese? Él me dio las respuestas susurrándolas en mi oído mientras me abrazaba por detrás como si tuviera frío cuando, realmente, mi cuerpo ardía- no tengo miedo de nada –dije notando sus dedos recorrer mi piel, traicionándome cuando erizó mi cuerpo y dejó un mordisco en mi oreja que me hizo morder mis labios pero si se pensaba que me negaba por algo que tuviera que ver con él iba a dejárselo claro- Está bien, vayamos –me separé de su cuerpo y esperé a que comenzara a andar como de costumbre su brazo rodeando mi cintura para que todos supieran que “era suya” y comenzamos a mezclarnos entre la gente hasta que finalmente llegamos al local que él decía, el olor era bastante fuerte y sobre todo para alguien como yo lo era aún más, arrugué la nariz conforme me vino la olor dejando que me quitara el abrigo, se podían ver a mujeres fumando mientras algún hombre las complacía y las tomaba, otros en otro lugar disfrutando de diferentes placeres pero con la pipa siempre de por medio. Me giré para mirarlo de forma fija- si crees que me has traído aquí para tomarme delante de todos estos estás muy equivocado, al primero que me toque le arranco la mano –aseguré fulminándolo con la mirada- si quieres dar el espectáculo tráete a tus esclavas y si quieres las desnudas y te las tiras delante de ellos, pero conmigo no lo vas a tener, ¿queda claro? –Pregunté fulminándolo con la mirada antes de girarme y pedir el reservado que tuviera, no pensaba estar a la vista de nadie ni ver a nadie, la mujer algo mayor nos condujo hacia un reservado con una cortina que nos tapaba de los demás y en cuanto entramos y el vampiro le pidió una botella cerré pasando la cortina, el olor de aquello era bastante fuerte y volví a arrugar la nariz mirando como el vampiro preparaba todo, me senté en uno de los cojines y lo miré- está bien, puesto que parece que tienes mucha más experiencia que yo... muéstrame como se hace –no pensaba hacerle ver que le tenía miedo a algo, así que le plantaría cara a todo lo que me ofreciera. La mujer no tardó en llegar con la botella y con un par de vasos, supe que la noche iba a ser larga así que los llené y cogí uno de ellos para llevarlo a mi boca y beber el contenido- ¿crees que esto me ayudará a recordar, o me has traído aquí por tú propio placer y diversión? –Decía que también podría ponerme más encendida y esperaba, por todos los medios, que no fuera eso.
Noctis- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Ladeo la sonrisa mientras nos adentramos en el local, la dama me asegura que no voy a tomarla delante de nadie, que me vaya olvidando de eso, es mas me instiga a traer una de mis preciosas esclavas para esos menesteres, al parecer no se ha dado cuneta de que ya he venido con una de ellas, claro que esta se resiste a reconocerse como tal.
-No haremos nada que no desees que pase -susurré contra sus labios clavando en ella mis pardos.
El juego de palabras es un echo, porque siempre dice unas cosas y desea otras distintas, su cuerpo me grita lo que sus labios no dicen, mis dedos se deslizan por su brazo muy despacio y su piel se eriza suplicando mi contacto.
Nos adentramos en un reservado, Noctis cierra las cortinas nada mas nos sirven la botella y dos vasos.
Hago un pequeño mohin, pues sin duda las vistas era parte de la excitación que produce este lugar, pero le he prometido que sol ose hará lo que deseé y soy hombre de palabra.
Preparo la pipa prendiendo el opio, doy varias caladas rápidas para que prenda y una vez lo hace inhalo con fuerza dejando que el humo negro salga lentamente por mi boca y mi nariz.
Me relamo contemplándola entre el espeso humo y como si fuera el mismo diablo le tiendo la pipa para que haga lo mismo.
-Te he traído aquí para que te desinhibas ¿recuerdos? Puede ser, la verdad mi única intención es que nos coloquemos y que suceda lo que tenga que suceder...no tengo nada planeado pequeña loba ¿decepcionada?
Ladeé la sonrisa, era cierto, solo quería pasar un rato con ella, que dejara de pensar lo que decir y dijera por una vez la verdad, una que yo sabia pero quería escucharla escapar de sus labios.
Me deseaba y que la hiciera mía era una idea que no dejaba de pasarsele por la cabeza, también quería mi sangre, quería todo aunque no pedía nada y esa reticencia me excitaba de algún modo.
Tomé el vaso y di un profundo trago, ladeé la sonrisa de forma pérfida deslizando mis ojos por su cuerpo mientras daba una calada del opiaceo.
-hagamos una cosa, como te he dado mi palabra de que no se hará nada que no quieras hacer...voy a hacerte exactamente aquello que me pidas.
Iba entrando en calor así que me quité la chaqueta dejándola a un lado, estaba reclinado sobre el redondo lecho mirándola, en el centro una pequeña mesa de madera con los vasos el whisky y la pipa.
Un hombre paso por nuestro reservado corriendo las cortinas, susurró algo en mi oído y yo le entregue dinero a cambio de lo que portaba en una pequeño bote lleno de liquido.
La loba lo miro desvanecerse y de un tirón cerré nuevamente las cortinas dejando caer el bote sobre la mesita con una ladeada sonrisa.
-La mandrágora es una de las sustancias "afrodisíacas" más usadas en la historia de la humanidad, con una inextricable relación con la brujería occidental. Este narcótico es un elegante y sutil aliciente del sexo.
La mandrágora junto con la belladona, es usada en ceremonias paganas (como la wica), en rituales de sexo.
¿Que me dices? ¿de verdad no tienes miedo a lo que desees esta noche?
Abrí el bote y corté mi muñeca dejando que mi sangre se fundiera con la belladona.
-¿y ahora? Es decisión tuya ponerlo o no en nuestra copas.
Tomé la mía y seguí bebiendo sin apartar mi mirada de la suya, admito que quería ver hasta donde llegaba.
-No haremos nada que no desees que pase -susurré contra sus labios clavando en ella mis pardos.
El juego de palabras es un echo, porque siempre dice unas cosas y desea otras distintas, su cuerpo me grita lo que sus labios no dicen, mis dedos se deslizan por su brazo muy despacio y su piel se eriza suplicando mi contacto.
Nos adentramos en un reservado, Noctis cierra las cortinas nada mas nos sirven la botella y dos vasos.
Hago un pequeño mohin, pues sin duda las vistas era parte de la excitación que produce este lugar, pero le he prometido que sol ose hará lo que deseé y soy hombre de palabra.
Preparo la pipa prendiendo el opio, doy varias caladas rápidas para que prenda y una vez lo hace inhalo con fuerza dejando que el humo negro salga lentamente por mi boca y mi nariz.
Me relamo contemplándola entre el espeso humo y como si fuera el mismo diablo le tiendo la pipa para que haga lo mismo.
-Te he traído aquí para que te desinhibas ¿recuerdos? Puede ser, la verdad mi única intención es que nos coloquemos y que suceda lo que tenga que suceder...no tengo nada planeado pequeña loba ¿decepcionada?
Ladeé la sonrisa, era cierto, solo quería pasar un rato con ella, que dejara de pensar lo que decir y dijera por una vez la verdad, una que yo sabia pero quería escucharla escapar de sus labios.
Me deseaba y que la hiciera mía era una idea que no dejaba de pasarsele por la cabeza, también quería mi sangre, quería todo aunque no pedía nada y esa reticencia me excitaba de algún modo.
Tomé el vaso y di un profundo trago, ladeé la sonrisa de forma pérfida deslizando mis ojos por su cuerpo mientras daba una calada del opiaceo.
-hagamos una cosa, como te he dado mi palabra de que no se hará nada que no quieras hacer...voy a hacerte exactamente aquello que me pidas.
Iba entrando en calor así que me quité la chaqueta dejándola a un lado, estaba reclinado sobre el redondo lecho mirándola, en el centro una pequeña mesa de madera con los vasos el whisky y la pipa.
Un hombre paso por nuestro reservado corriendo las cortinas, susurró algo en mi oído y yo le entregue dinero a cambio de lo que portaba en una pequeño bote lleno de liquido.
La loba lo miro desvanecerse y de un tirón cerré nuevamente las cortinas dejando caer el bote sobre la mesita con una ladeada sonrisa.
-La mandrágora es una de las sustancias "afrodisíacas" más usadas en la historia de la humanidad, con una inextricable relación con la brujería occidental. Este narcótico es un elegante y sutil aliciente del sexo.
La mandrágora junto con la belladona, es usada en ceremonias paganas (como la wica), en rituales de sexo.
¿Que me dices? ¿de verdad no tienes miedo a lo que desees esta noche?
Abrí el bote y corté mi muñeca dejando que mi sangre se fundiera con la belladona.
-¿y ahora? Es decisión tuya ponerlo o no en nuestra copas.
Tomé la mía y seguí bebiendo sin apartar mi mirada de la suya, admito que quería ver hasta donde llegaba.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
El olor en aquel era mucho más fuerte sobre todo para una cambiante como lo era yo en el que los sentidos estaban algo más desarrollados que los de un humano, podía notar todas las esencias que habían en aquel lugar si tan siquiera mirar: alcohol, drogas y sexo, las tres en una combinación que se extendía por todo el lugar, pero sobre todo lo que más notaba era el olor del opio extendiéndose por el aire, ya que se quedaba en el ambiente durante mucho más rato. Miré al vampiro advirtiéndole antes de que nos adentráramos y la mujer nos llevara a un reservado, tenía claro que no iba a dejar que nadie viera lo que hacíamos y si él quería exhibicionismo que buscara a una de sus esclavas y que se la llevara allí porque conmigo no iba a tener nada eso. Pude ver el mohín que hizo cuando cerré la cortina porque me había dicho que solo haríamos lo que yo quisiera y por ese mismo motivo pensaba que no me había dicho nada al respecto. La mujer nos trajo la botella y mientas me sentaba frente a él llenaba los vasos con el whisky, me bebí el mío de un trago y volví a poner algo de alcohol como si fueran chupitos mientras el encendía aquella pipa y daba las primeras caladas de aquella sustancia. Su olor se intensificó por el lugar y arrugué la nariz por el olor, hasta que no me acostumbrara cuando pasaran un par de minutos lo notaría con mucha intensidad, era lo que tenía ser una cambiante.
Decía que me había llevado allí para que me desinhibiera y no había pensado en los recuerdos aunque yo si lo había hecho, quizás aquello lograra desbloquear mi mente de alguna manera y pudiera recordar aunque fuera cualquier cosa, era lo único que deseaba y que quería en esos momentos, poder recordar algo por mínimo que fuera... que no estuviera todo entre penumbras. Él quería que nos colocáramos con aquella sustancia y que pasara lo que tuviera que pasar mientras me miraba de forma fija, al menos había puesto distancia con su cuerpo que era lo que había necesitado en el restaurante. Enarqué una ceja cuando me preguntó si estaba decepcionada y negué con la cabeza sin responderle con palabras, sonrió de lado y llevó el vaso a sus labios para dar un trago acabándose con la mitad de este que era lo que había puesto, volví a llenarlo y sentí su mirada por todo mi cuerpo recorriéndome como si me pudiera ver desnuda y quité ese pensamiento de mi mente para no caer en sus juegos ni en sus provocaciones. Lo miré de forma fija, ¿todo aquello que yo le pida?
-¿Todo lo que yo te pida, Utukki? –Sonreí con cierta malicia por sus palabras- ¿estás seguro de eso, sea lo que sea? –Quizás él se lo tomara por otro lado pero si podía devolverle algo de lo que me había hecho lo haría sin siquiera pensarlo. En ese momento alguien descorrió las cortinas y le gruñí mientras el hombre le hablaba al oído, este sonrió y le pagó a cambio de un bote de cristal pequeño con un contenido en su interior, tras el pago y la entrega el hombre se fue cerrando de nuevo la cortina- ¿quieres que me desinhiba? ¿Pretendes que me desnude y me ponga a bailar frente a ti al ritmo de una música imaginaria? Porque si pensabas en algo como eso olvídalo –miré el bote que dejó encima de la mesa con una sonrisa ladeada, me explicó qué era lo que tenía frente a mí y cuando terminó su explicación mis ojos subieron a los suyos. “Aliciente del sexo” había dicho, y por si eso fuera poco se hizo una pequeña herida en la muñeca de donde comenzó a brotar su sangre, sangre que pude oler a la perfección y que me encontré aferrando el cojín que tenía a mi lado con fuerza y mordiéndome el labio... ¿desde cuándo yo quería sangre de vampiro? Vi como las gotas caían mezclándose con el líquido y de nuevo un desafío por su parte, quería ver hasta donde era capaz de llegar y estaba convencida de que si añadía esa mezcla explosiva en nuestras copas... maldito hijo de puta, él sabía perfectamente cuál iba a ser el resultado y yo también lo sabía. Acabaría cediendo a mis deseos más oscuros y a mis más profundos anhelos y dado a cómo mi cuerpo había reaccionado al suyo... estaba claro qué pasaría. Pero ¿pensaba que aun así iba a echarme atrás? Controlaría mis impulsos, los refrenaría y le daría a ese vampiro un buen golpe y un buen revés- ¿Crees que temo a algo? –Cogí el bote y cogiendo ambas copas, llenándolas antes, eché el contenido en ellas y le pasé su vaso ahora si con el contenido en el interior y sonreí de lado- por los que no tienen miedo a nada –dije antes de dar un trago de aquel contenido, una mezcla extraña entre la belladona, su sangre y el alcohol... no sabría describir con exactitud a qué sabía. Vi como él también bebía y dejamos el vaso a un lado, cogí la pipa y ahora que estaba encendida le di un par de caladas, noté que el humo se colaba y lo expulsé de forma lenta... el sabor no es que fuera agradable –al menos para mí- y no entendía como la gente se podía enganchar a ello... quizás por los efectos que tuviera- ya que has dicho que haríamos lo que yo quisiera, dime vampiro, cuéntame algo de ti que nadie más sepa, tú secreto más oscuro –no teníamos que empezar por lo fuerte, había noche por delante y estaba segura de que estaría llena de sorpresas, no sabía por qué pero comenzaba a intuirlo- ¿qué pretendes conseguir de mi esta noche, Utukki? El opiáceo, la belladona... ¿quieres que me lance a por ti como una loba salvaje? –Sonreí de lado antes de volver a dar otra calada expulsando el humo para pasárselo y que él fumara, no sabía cuánto tardaría en hacer efecto ambas cosas pero suponía que pronto. Esa mezcla explosiva iba a ser mi perdición, pero antes muerta que hacerle ver que tenía miedo. Volví a dar otro sorbo a la copa dejándola sobre la mesita de madera que había notando el sabor de su sangre aquella vez, empezando a notar el calor que recorría mi cuerpo no sabiendo si era cosa del opio, de la belladona o de su sangre. De esta última ya había comprobado los efectos peligrosos que tenía pero sumado a su sangre... podría ser mortal- quiero que te bebas la copa entera, ahora. Eres un vampiro y a ti te cuesta más coger el tono que a mí y eso es estar en inferioridad frente a mí, vamos a igualar un poco las cosas, hagamos esto más justo ¿no te parece? -Y si no le parecía me daba igual, había dicho que haría lo que quisiera y eso es lo que quería, le di un empujón al vaso con cierta diversión para que lo cogiera y ver como se terminaba lo que había en el contenido- Oh, buen chico. Has sido muy obediente -dije como si fuera una mascota y le revolví el pelo sabiendo que odiaba no ir impecable y volví a poner alcohol y de nuevo de la botella, puesto que no había puesto todo el contenido sino que lo había racionado. Me miraba de forma fija, no sabía si por lo que había hecho de revolverle el pelo o por algo diferente como si estuviera esperando algo por mí parte, enarqué una ceja a la espera de que dijera algo pero al no hacerlo cogí el vaso y di otro sorbo dejándolo a un lado. Mala jugada por mi parte, un calor me recorrió por completo originándose en el centro de mi cuerpo y apreté mi mano en un puño sin que él me viera- Quítate la camisa. Lento, no tengas prisa -ni siquiera yo supe de dónde salió o vino esa orden, pero ahí estaba, ya la había lanzado... el juego comenzaba.
Decía que me había llevado allí para que me desinhibiera y no había pensado en los recuerdos aunque yo si lo había hecho, quizás aquello lograra desbloquear mi mente de alguna manera y pudiera recordar aunque fuera cualquier cosa, era lo único que deseaba y que quería en esos momentos, poder recordar algo por mínimo que fuera... que no estuviera todo entre penumbras. Él quería que nos colocáramos con aquella sustancia y que pasara lo que tuviera que pasar mientras me miraba de forma fija, al menos había puesto distancia con su cuerpo que era lo que había necesitado en el restaurante. Enarqué una ceja cuando me preguntó si estaba decepcionada y negué con la cabeza sin responderle con palabras, sonrió de lado y llevó el vaso a sus labios para dar un trago acabándose con la mitad de este que era lo que había puesto, volví a llenarlo y sentí su mirada por todo mi cuerpo recorriéndome como si me pudiera ver desnuda y quité ese pensamiento de mi mente para no caer en sus juegos ni en sus provocaciones. Lo miré de forma fija, ¿todo aquello que yo le pida?
-¿Todo lo que yo te pida, Utukki? –Sonreí con cierta malicia por sus palabras- ¿estás seguro de eso, sea lo que sea? –Quizás él se lo tomara por otro lado pero si podía devolverle algo de lo que me había hecho lo haría sin siquiera pensarlo. En ese momento alguien descorrió las cortinas y le gruñí mientras el hombre le hablaba al oído, este sonrió y le pagó a cambio de un bote de cristal pequeño con un contenido en su interior, tras el pago y la entrega el hombre se fue cerrando de nuevo la cortina- ¿quieres que me desinhiba? ¿Pretendes que me desnude y me ponga a bailar frente a ti al ritmo de una música imaginaria? Porque si pensabas en algo como eso olvídalo –miré el bote que dejó encima de la mesa con una sonrisa ladeada, me explicó qué era lo que tenía frente a mí y cuando terminó su explicación mis ojos subieron a los suyos. “Aliciente del sexo” había dicho, y por si eso fuera poco se hizo una pequeña herida en la muñeca de donde comenzó a brotar su sangre, sangre que pude oler a la perfección y que me encontré aferrando el cojín que tenía a mi lado con fuerza y mordiéndome el labio... ¿desde cuándo yo quería sangre de vampiro? Vi como las gotas caían mezclándose con el líquido y de nuevo un desafío por su parte, quería ver hasta donde era capaz de llegar y estaba convencida de que si añadía esa mezcla explosiva en nuestras copas... maldito hijo de puta, él sabía perfectamente cuál iba a ser el resultado y yo también lo sabía. Acabaría cediendo a mis deseos más oscuros y a mis más profundos anhelos y dado a cómo mi cuerpo había reaccionado al suyo... estaba claro qué pasaría. Pero ¿pensaba que aun así iba a echarme atrás? Controlaría mis impulsos, los refrenaría y le daría a ese vampiro un buen golpe y un buen revés- ¿Crees que temo a algo? –Cogí el bote y cogiendo ambas copas, llenándolas antes, eché el contenido en ellas y le pasé su vaso ahora si con el contenido en el interior y sonreí de lado- por los que no tienen miedo a nada –dije antes de dar un trago de aquel contenido, una mezcla extraña entre la belladona, su sangre y el alcohol... no sabría describir con exactitud a qué sabía. Vi como él también bebía y dejamos el vaso a un lado, cogí la pipa y ahora que estaba encendida le di un par de caladas, noté que el humo se colaba y lo expulsé de forma lenta... el sabor no es que fuera agradable –al menos para mí- y no entendía como la gente se podía enganchar a ello... quizás por los efectos que tuviera- ya que has dicho que haríamos lo que yo quisiera, dime vampiro, cuéntame algo de ti que nadie más sepa, tú secreto más oscuro –no teníamos que empezar por lo fuerte, había noche por delante y estaba segura de que estaría llena de sorpresas, no sabía por qué pero comenzaba a intuirlo- ¿qué pretendes conseguir de mi esta noche, Utukki? El opiáceo, la belladona... ¿quieres que me lance a por ti como una loba salvaje? –Sonreí de lado antes de volver a dar otra calada expulsando el humo para pasárselo y que él fumara, no sabía cuánto tardaría en hacer efecto ambas cosas pero suponía que pronto. Esa mezcla explosiva iba a ser mi perdición, pero antes muerta que hacerle ver que tenía miedo. Volví a dar otro sorbo a la copa dejándola sobre la mesita de madera que había notando el sabor de su sangre aquella vez, empezando a notar el calor que recorría mi cuerpo no sabiendo si era cosa del opio, de la belladona o de su sangre. De esta última ya había comprobado los efectos peligrosos que tenía pero sumado a su sangre... podría ser mortal- quiero que te bebas la copa entera, ahora. Eres un vampiro y a ti te cuesta más coger el tono que a mí y eso es estar en inferioridad frente a mí, vamos a igualar un poco las cosas, hagamos esto más justo ¿no te parece? -Y si no le parecía me daba igual, había dicho que haría lo que quisiera y eso es lo que quería, le di un empujón al vaso con cierta diversión para que lo cogiera y ver como se terminaba lo que había en el contenido- Oh, buen chico. Has sido muy obediente -dije como si fuera una mascota y le revolví el pelo sabiendo que odiaba no ir impecable y volví a poner alcohol y de nuevo de la botella, puesto que no había puesto todo el contenido sino que lo había racionado. Me miraba de forma fija, no sabía si por lo que había hecho de revolverle el pelo o por algo diferente como si estuviera esperando algo por mí parte, enarqué una ceja a la espera de que dijera algo pero al no hacerlo cogí el vaso y di otro sorbo dejándolo a un lado. Mala jugada por mi parte, un calor me recorrió por completo originándose en el centro de mi cuerpo y apreté mi mano en un puño sin que él me viera- Quítate la camisa. Lento, no tengas prisa -ni siquiera yo supe de dónde salió o vino esa orden, pero ahí estaba, ya la había lanzado... el juego comenzaba.
Noctis- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
“¿Todo lo que yo te pida, Utukki?¿estás seguro de eso, sea lo que sea? “
Ladeé la sonrisa contemplando sus pardos, aquello sonaba a desafió y yo no era de los que reculaba ante uno de ellos.
-Si, estoy seguro -susurré, a fin de cuentas en breve iría tan colocada que lo único que suplicaría era que la tomara como la perra que era.
“¿quieres que me desinhiba? ¿Pretendes que me desnude y me ponga a bailar frente a ti al ritmo de una música imaginaria? Porque si pensabas en algo como eso olvídalo “
Le lancé dos bocados al aire como afirmación a su pregunta, era una obviedad que quería que pasáramos una noche de lujuria, una en la que no se frenara porque tenia que odiarme, si no que fuera ella porque me deseaba.
La droga la ayudaría a olvidar sus perjuicios y centrarse en el calor de su cuerpo.
“¿Crees que temo a algo? “
Mi rostro hizo una mueca pérfida mientras con un gesto de mano la invitaba a llenar sendas copas y a comprobar quien de los dos se retiraba antes del juego.
Llenó sendos vasos de licor y sin pensarlo dos veces dejó caer sendos chorros de aquel frasco en nuestras copas.
“por los que no tienen miedo a nada “
Brindamos y ambos bebimos un poco del contenido del vaso sin apartar la mirada del otro, desafiándonos a cada instante que pasaba.
-¿Algo oscuro? -pregunté riendo contra el vidrio -yo soy la oscuridad en estado puro... -confesé sin mas -muchos son los nombres que se me ha dado a lo largo de los tiempos, parca, jinete del apocalipsis, demonio, ángel caído, la verdad es que desciendo del mal y estoy orgulloso de ello.
Ladeé la sonrisa dando un nuevo sorbo mientras la dama hacia lo mismo.
-He matado tantas veces que ya no recuerdo ni sus rostros, después me retiré hastiado de esta vida y ahora los Balck han removido el avispero, asi que supongo es hora de salir a cazar a apoderarnos del mundo de nuevo.
Dio una calada de la pipa y me la pasó para que hiciera la propio mientras soltaba su siguiente pregunta.
-Ya te lo he dicho, no busco nada y a su vez todo, colocarnos y pasar un rato desinhibido -respondí restando importancia al hecho, aunque era cierto que quería que se abalanzara sobre mi cual loba y no para morderme precisamente.
“quiero que te bebas la copa entera, ahora. Eres un vampiro y a ti te cuesta más coger el tono que a mí y eso es estar en inferioridad frente a mí, vamos a igualar un poco las cosas, hagamos esto más justo ¿no te parece? “
Dio un empujón a mi vaso para que lo tomara, mi lasciva sonrisa impactó con la suya cuando tomé le vaso y lo apuré dejándolo de nuevo caer sobre la mesa, notaba ligeramente sus efectos, a mi la sangre no me afectaba, si el opio y la belladona, tenia calor, el deseo ya venia de ates, aunque ahora la tenia muy dura y estaba bastante excitado aunque me comportaba sin dejar de mirarla.
Enarqué una ceja cando me revolvió el pelo, de un empujón aparté su mano, yo no era un perro, así que lo peiné con mis dedos y volví a mi gesto aparentemente estudiado.
Sirvió sendos vasos de nuevo y dejó caer mas belladona del frasco, entreabrí los labios dejando escapar el humo negro del opio.
Me relamí viendo como esta daba un trago y le pasé la pipa sin dejar de mirarla.
-Estas preciosa -aseguré sintiendo como iba aumentando el colocon.
“Quítate la camisa. Lento, no tengas prisa “
Sonreí de medio lado el juego iba calentándose, también nosotros.
-Ayúdame -le pedí con picardia tirando de su cintura para subirla sobre mi, sus ojos oscurecidos brillaban, mi hombría en alza presionaba su centro cuando la senté sobre mi a horcajadas.
Me miraba fijamente , pero yo con la cabeza le indiqué que empezara a deslizar sus dedos por los botones.
Busqué la pipa y di un nueva calada , el negro humo lo solté despacio contra su boca mientras esta seguía enfrascada desabrochando uno a uno mis botones para dejar mi pecho al descubierto.
-Bebe mas -le pedí -estamos demasiado sobrios -aseguré rozando deliberadamente sus labios al alzar el torso para que deslizara la camisa por mis hombros.
Ladeé la sonrisa contemplando sus pardos, aquello sonaba a desafió y yo no era de los que reculaba ante uno de ellos.
-Si, estoy seguro -susurré, a fin de cuentas en breve iría tan colocada que lo único que suplicaría era que la tomara como la perra que era.
“¿quieres que me desinhiba? ¿Pretendes que me desnude y me ponga a bailar frente a ti al ritmo de una música imaginaria? Porque si pensabas en algo como eso olvídalo “
Le lancé dos bocados al aire como afirmación a su pregunta, era una obviedad que quería que pasáramos una noche de lujuria, una en la que no se frenara porque tenia que odiarme, si no que fuera ella porque me deseaba.
La droga la ayudaría a olvidar sus perjuicios y centrarse en el calor de su cuerpo.
“¿Crees que temo a algo? “
Mi rostro hizo una mueca pérfida mientras con un gesto de mano la invitaba a llenar sendas copas y a comprobar quien de los dos se retiraba antes del juego.
Llenó sendos vasos de licor y sin pensarlo dos veces dejó caer sendos chorros de aquel frasco en nuestras copas.
“por los que no tienen miedo a nada “
Brindamos y ambos bebimos un poco del contenido del vaso sin apartar la mirada del otro, desafiándonos a cada instante que pasaba.
-¿Algo oscuro? -pregunté riendo contra el vidrio -yo soy la oscuridad en estado puro... -confesé sin mas -muchos son los nombres que se me ha dado a lo largo de los tiempos, parca, jinete del apocalipsis, demonio, ángel caído, la verdad es que desciendo del mal y estoy orgulloso de ello.
Ladeé la sonrisa dando un nuevo sorbo mientras la dama hacia lo mismo.
-He matado tantas veces que ya no recuerdo ni sus rostros, después me retiré hastiado de esta vida y ahora los Balck han removido el avispero, asi que supongo es hora de salir a cazar a apoderarnos del mundo de nuevo.
Dio una calada de la pipa y me la pasó para que hiciera la propio mientras soltaba su siguiente pregunta.
-Ya te lo he dicho, no busco nada y a su vez todo, colocarnos y pasar un rato desinhibido -respondí restando importancia al hecho, aunque era cierto que quería que se abalanzara sobre mi cual loba y no para morderme precisamente.
“quiero que te bebas la copa entera, ahora. Eres un vampiro y a ti te cuesta más coger el tono que a mí y eso es estar en inferioridad frente a mí, vamos a igualar un poco las cosas, hagamos esto más justo ¿no te parece? “
Dio un empujón a mi vaso para que lo tomara, mi lasciva sonrisa impactó con la suya cuando tomé le vaso y lo apuré dejándolo de nuevo caer sobre la mesa, notaba ligeramente sus efectos, a mi la sangre no me afectaba, si el opio y la belladona, tenia calor, el deseo ya venia de ates, aunque ahora la tenia muy dura y estaba bastante excitado aunque me comportaba sin dejar de mirarla.
Enarqué una ceja cando me revolvió el pelo, de un empujón aparté su mano, yo no era un perro, así que lo peiné con mis dedos y volví a mi gesto aparentemente estudiado.
Sirvió sendos vasos de nuevo y dejó caer mas belladona del frasco, entreabrí los labios dejando escapar el humo negro del opio.
Me relamí viendo como esta daba un trago y le pasé la pipa sin dejar de mirarla.
-Estas preciosa -aseguré sintiendo como iba aumentando el colocon.
“Quítate la camisa. Lento, no tengas prisa “
Sonreí de medio lado el juego iba calentándose, también nosotros.
-Ayúdame -le pedí con picardia tirando de su cintura para subirla sobre mi, sus ojos oscurecidos brillaban, mi hombría en alza presionaba su centro cuando la senté sobre mi a horcajadas.
Me miraba fijamente , pero yo con la cabeza le indiqué que empezara a deslizar sus dedos por los botones.
Busqué la pipa y di un nueva calada , el negro humo lo solté despacio contra su boca mientras esta seguía enfrascada desabrochando uno a uno mis botones para dejar mi pecho al descubierto.
-Bebe mas -le pedí -estamos demasiado sobrios -aseguré rozando deliberadamente sus labios al alzar el torso para que deslizara la camisa por mis hombros.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
El vampiro quería una cosa clara de aquella noche y al parecer yo pensaba que había algo más tras todo aquello, algo que no me había dicho pero que él si tenía en esa mente perversa que se traía y se gastaba. Decía que quería que me desinhibiera y que dejara de pensar para solamente actuar, había comprado aquel bote de belladona que ya sabíamos los efectos que hacía y que era un potente afrodisíaco que, mezclado con su sangre, y el opio que inhalábamos iba a ser como un coctel explosivo sin duda alguna para mí, eso era algo que ya me veía venir. A eso también había que sumarle que su sangre también estaba mezclada con la belladona, todo un coctel que me haría caer rendida por mucho que opusiera resistencia, lo sabía, sabía las consecuencias que me iba a traer pero no quería que pensara que le tenía miedo a algo, que algo podía echarme para atrás... antes muerta que dejar que lo pensara. Quizás el saldría ganando pero la lección sería que no le temía a nada y que nada me asustaba como para recular, no lo haría y no pensaba hacerlo por mucho que supiera que en cuanto comenzara a notar los efectos, y ya empezaba a notarlos ligeramente, el vampiro se haría con las de ganar porque tenía más resistencia que yo aunque ya se hubiera bebido un vaso entero él solo en un intento por equilibrar las cosas un poco tal y como estaban. Esperaba que de esa forma pudiéramos estar en igualdad de condiciones y los dos cediéramos ante la belladona y el opio.
Me había dicho que haría todo lo que yo le pidiera y cuando le dije que se bebiera el vaso una sonrisa pérfida asomó sus labios, con superioridad, como si aquello no le supusiera nada. Se lo bebió, lo vació por completo y lo dejó sobre la mesa mirándome como si quisiera decirme que qué más tenía para él. Había aceptado hacer todo lo que yo le dijera y ahora podía verlo frente a mi inhalando el opio de aquella pipa, soltando el humo negro con lentitud que llenaba el ambiente mientras yo llenaba de nuevo su baso de alcohol y ponía también del frasco que contenía la belladona y su sangre, aunque a él estaba más que claro que la sangre no le haría ningún efecto pero en cambio a mí sí que me haría. Le revolví el pelo, como si fuera un perro, premiándolo por haberme hecho caso sabiendo que aquello le desagradaría por lo que le gustaba ir impecable en todo momento, así que sonreí cuando apartó mi mano de un manotazo y se arregló el pelo de nuevo fulminándome con la mirada, a lo que yo simplemente sonreí divertida por ello esperando a que me contara algo oscuro que hubiera hecho y que nadie supiera, sin embargo me encontré con que me decía que él era la oscuridad personificada y que había recibido muchos nombres a lo largo del tiempo. Que se había recluido durante mucho tiempo y que ahora había salido para, junto a sus hermanos, conquistar de nuevo el mundo.
-¿Y por qué te retiraste, Utukki? ¿Quizá por algo que te hizo encerrarte todo este tiempo, algo de lo que tenías miedo? –Sonreí de lado dando un nuevo trago al vaso notando el calor que me recorría el cuerpo y que nacía, principalmente, de mi sexo como pequeños latidos necesitados de que me tocara, de que me acariciara. Debía de aprovechar el control que el vampiro me había entregado voluntariamente antes de que las drogas nublaran mi cabeza y perdiera todo rastro de cordura- así que pretendes gobernar el mundo, ¿y qué piensas hacer cuando lo hagas? ¿Proclamarte rey? –Me reí, me tuve que reír por ello también por el alcohol mientras lo veía dando caladas a la pipa y soltando el humo de forma lenta sin apartar sus ojos de los míos en ningún momento. Me pasó la pipa cuando dejaba el vaso sobre la mesa tragando el contenido y lo miré a los ojos cuando me dijo que estaba preciosa- podrías decir algo más que una obviedad como que estoy preciosa –dije dando una calada a la pipa, para él claro que lo estaba dado que sus esclavas prácticamente me habían impuesto todo lo que llevaba encima, notando el sabor del opio mientras expulsaba el humo y el pequeño habitáculo en el que estábamos cerrado con aquella cortina se llenaba de aquel humo. Desde los demás reservados que tenía el lugar se podían oír, yo con más claridad por mi condición, lo que los demás estaban haciendo; se oían murmullos, jadeos, gemidos y demás ruidos donde la gente se dejaba llevar por la lujuria y la pasión, sucumbiendo ante aquella droga. Fue entonces que la orden salió de mis labios, limpia y clara, mientras mis ojos se centraban en los suyos. De dónde vino no lo supe, pero antes de que me diera cuenta ya lo había dicho y él me miraba de forma fija también, sonrió de medio lado de esa forma que tanto odiaba y no se lo pensó cuando llevó sus dedos al primer botón y comenzó a desabrocharla.
Mi cuerpo entero ardía y cuanto más bebía o más fumaba más y más calor se acumulaba en mi cuerpo, contemplé el movimiento de sus dedos pero pronto llevó su mano a mi cintura y me subió sobre él a horcajadas sintiendo su miembro duro contra mi centro y me pidió que desabrochara sus botones, no supe por qué pero lo hice aun cuando debió de ser el quien se la quitara. Mientras lo hacía llevó la pipa a sus labios y dio de nuevo una calada profunda, estando tan cerca expulsó el humo de forma lenta contra mi boca y yo la abrí ligeramente mirándolo a los ojos desabrochando ya los últimos botones que tenía hasta que su pecho quedó al descubierto. Mis manos fueron a sus hombros y se colaron bajo la camisa bajando por sus brazos, él se incorporó para que me fuera más fácil rozando ligeramente mis labios mientras me deshacía de la camisa y lo dejaba con el pecho al descubierto. Me dijo que bebiera más y que íbamos sobrios todavía, así que tras quitarle la camisa y dejarla a un lado cogí el vaso y bebí la mitad del contenido para acercarlo a sus labios y hacer que bebiera la otra mitad del contenido alzando el vaso sin opción a que se negara. Dejé el vaso sobre la mesa y volví a llenarlo con alcohol y con el contenido del frasco moviendo de forma superficial mis caderas sobre las suyas, rozándonos deliberadamente mientras yo volvía a llenar el vaso otra vez, daba un par de tragos y se lo pasaba.
-Bébetelo otra vez, entero. Sabes que tienes más resistencia que yo así que sería lo propio, además no te puedes negar porque has dicho que harías todo lo que te pidiera –sonreí de lado por ello y le di el vaso que cogió para beber el resto del contenido mientras yo cogía la pipa y le daba un par de caladas, comenzaba a notar la cabeza algo embotada producto del alcohol y de las drogas y supe que pronto mi control cedería ante la lujuria, la excitación y el tremendo calentón que llevaba mi cuerpo en esos momentos. Cuando se terminó el vaso antes de expulsar el humo que llevaba acerqué mis labios a los suyos y sobre estos tiré el humo dejando la pipa a un lado- decías que harías todo lo que te pidiera, pues bien, tengo algo bastante claro que quiero que hagas –sonreí de lado, de forma ladina, llevé mi mano a su pelo enredando mis dedos y tiré su cabeza hacia atrás dejando su cuello expuesto- quiero que el resto del tiempo que estemos aquí seas mi esclavo –sonreí de lado y repasé sus labios con mi dedo haciendo que se callara y no hablara- quizás así sientas lo que es que manden sobre ti y te den órdenes –mordí su labio inferior moviendo ligeramente mi cadera sobre la suya- ¿o tienes miedo de que una mujer como yo mande sobre ti? –Reí contra sus labios- ¿no crees que sería justicia poética? –Dejé un mordisco en su labio inferior riéndome todavía deslizando mi otra mano libre por su pecho, si quería jugar jugaríamos, pero esa vez lo haríamos bajo mis reglas- tengo mi primera orden, esclavo: nada de tocarme hasta que te diga lo contrario –solté el agarre de su pelo y cogí de nuevo el vaso para terminar el contenido que había, cogí el otro que estaba lleno y con mi otra mano cogí su dedo índice, lo llevé hasta el vaso mojándolo y lo llevé a boca introduciendo su dedo sabiendo que su mente estaría pensando en otra cosa, mi lengua recorrió su dedo y dejé un pequeño mordisco al final, mi intención era llevarlo al límite así que veríamos cuánto aguantaba. Volví a mojar su dedo de nuevo y esa vez lo pasé por su pecho dejando un reguero de alcohol hasta el centro de su pecho, rastro que me encargué de lamer de forma lenta y pausada para hacerlo de nuevo por diferentes partes de su pecho, desabotoné el pantalón que llevaba y lo bajé un poco pero dejando todavía su miembro bajo la tela de su ropa, hice un último recorrido desde su pecho hasta el principio de la cinturilla de sus pantalones lamiendo el recorrido de alcohol y mi mano se puso sobre su miembro por encima de la ropa, tocándolo brevemente notando lo duro que estaba. Me levanté dejando el vaso en la mesa y lo miré- quítame el vestido, solo el vestido –ordené con una sonrisa notando sus manos ascender por mis piernas de forma lenta, abrasando cada centímetro de mi piel, subiendo por mis caderas llevándose el vestido con su movimiento, pasando por mis costados hasta sacarlo y dejarlo a un lado dejándome con la ropa interior- manos a la espalda, vampiro –pedí cogiendo el vaso de nuevo mojando esa vez mi dedo- quiero que lamas el trazo de alcohol que deje en mi piel, solo eso, sin salirte esclavo –sonreí de lado e hice el primer recorrido por mi cuello hasta la clavícula donde él lamió dicho recorrido- si te portas bien te daré un premio, vampiro –mordí el lóbulo de su oreja y fui haciendo más recorridos cada vez largos y más cerca de mis pechos, sobre mi vientre, cerca de mi sexo pero solo dejando que tocara donde yo quería, el juego no había hecho más que empezar y lo que buscaba era provocarlo y llevarlo al límite.
Me había dicho que haría todo lo que yo le pidiera y cuando le dije que se bebiera el vaso una sonrisa pérfida asomó sus labios, con superioridad, como si aquello no le supusiera nada. Se lo bebió, lo vació por completo y lo dejó sobre la mesa mirándome como si quisiera decirme que qué más tenía para él. Había aceptado hacer todo lo que yo le dijera y ahora podía verlo frente a mi inhalando el opio de aquella pipa, soltando el humo negro con lentitud que llenaba el ambiente mientras yo llenaba de nuevo su baso de alcohol y ponía también del frasco que contenía la belladona y su sangre, aunque a él estaba más que claro que la sangre no le haría ningún efecto pero en cambio a mí sí que me haría. Le revolví el pelo, como si fuera un perro, premiándolo por haberme hecho caso sabiendo que aquello le desagradaría por lo que le gustaba ir impecable en todo momento, así que sonreí cuando apartó mi mano de un manotazo y se arregló el pelo de nuevo fulminándome con la mirada, a lo que yo simplemente sonreí divertida por ello esperando a que me contara algo oscuro que hubiera hecho y que nadie supiera, sin embargo me encontré con que me decía que él era la oscuridad personificada y que había recibido muchos nombres a lo largo del tiempo. Que se había recluido durante mucho tiempo y que ahora había salido para, junto a sus hermanos, conquistar de nuevo el mundo.
-¿Y por qué te retiraste, Utukki? ¿Quizá por algo que te hizo encerrarte todo este tiempo, algo de lo que tenías miedo? –Sonreí de lado dando un nuevo trago al vaso notando el calor que me recorría el cuerpo y que nacía, principalmente, de mi sexo como pequeños latidos necesitados de que me tocara, de que me acariciara. Debía de aprovechar el control que el vampiro me había entregado voluntariamente antes de que las drogas nublaran mi cabeza y perdiera todo rastro de cordura- así que pretendes gobernar el mundo, ¿y qué piensas hacer cuando lo hagas? ¿Proclamarte rey? –Me reí, me tuve que reír por ello también por el alcohol mientras lo veía dando caladas a la pipa y soltando el humo de forma lenta sin apartar sus ojos de los míos en ningún momento. Me pasó la pipa cuando dejaba el vaso sobre la mesa tragando el contenido y lo miré a los ojos cuando me dijo que estaba preciosa- podrías decir algo más que una obviedad como que estoy preciosa –dije dando una calada a la pipa, para él claro que lo estaba dado que sus esclavas prácticamente me habían impuesto todo lo que llevaba encima, notando el sabor del opio mientras expulsaba el humo y el pequeño habitáculo en el que estábamos cerrado con aquella cortina se llenaba de aquel humo. Desde los demás reservados que tenía el lugar se podían oír, yo con más claridad por mi condición, lo que los demás estaban haciendo; se oían murmullos, jadeos, gemidos y demás ruidos donde la gente se dejaba llevar por la lujuria y la pasión, sucumbiendo ante aquella droga. Fue entonces que la orden salió de mis labios, limpia y clara, mientras mis ojos se centraban en los suyos. De dónde vino no lo supe, pero antes de que me diera cuenta ya lo había dicho y él me miraba de forma fija también, sonrió de medio lado de esa forma que tanto odiaba y no se lo pensó cuando llevó sus dedos al primer botón y comenzó a desabrocharla.
Mi cuerpo entero ardía y cuanto más bebía o más fumaba más y más calor se acumulaba en mi cuerpo, contemplé el movimiento de sus dedos pero pronto llevó su mano a mi cintura y me subió sobre él a horcajadas sintiendo su miembro duro contra mi centro y me pidió que desabrochara sus botones, no supe por qué pero lo hice aun cuando debió de ser el quien se la quitara. Mientras lo hacía llevó la pipa a sus labios y dio de nuevo una calada profunda, estando tan cerca expulsó el humo de forma lenta contra mi boca y yo la abrí ligeramente mirándolo a los ojos desabrochando ya los últimos botones que tenía hasta que su pecho quedó al descubierto. Mis manos fueron a sus hombros y se colaron bajo la camisa bajando por sus brazos, él se incorporó para que me fuera más fácil rozando ligeramente mis labios mientras me deshacía de la camisa y lo dejaba con el pecho al descubierto. Me dijo que bebiera más y que íbamos sobrios todavía, así que tras quitarle la camisa y dejarla a un lado cogí el vaso y bebí la mitad del contenido para acercarlo a sus labios y hacer que bebiera la otra mitad del contenido alzando el vaso sin opción a que se negara. Dejé el vaso sobre la mesa y volví a llenarlo con alcohol y con el contenido del frasco moviendo de forma superficial mis caderas sobre las suyas, rozándonos deliberadamente mientras yo volvía a llenar el vaso otra vez, daba un par de tragos y se lo pasaba.
-Bébetelo otra vez, entero. Sabes que tienes más resistencia que yo así que sería lo propio, además no te puedes negar porque has dicho que harías todo lo que te pidiera –sonreí de lado por ello y le di el vaso que cogió para beber el resto del contenido mientras yo cogía la pipa y le daba un par de caladas, comenzaba a notar la cabeza algo embotada producto del alcohol y de las drogas y supe que pronto mi control cedería ante la lujuria, la excitación y el tremendo calentón que llevaba mi cuerpo en esos momentos. Cuando se terminó el vaso antes de expulsar el humo que llevaba acerqué mis labios a los suyos y sobre estos tiré el humo dejando la pipa a un lado- decías que harías todo lo que te pidiera, pues bien, tengo algo bastante claro que quiero que hagas –sonreí de lado, de forma ladina, llevé mi mano a su pelo enredando mis dedos y tiré su cabeza hacia atrás dejando su cuello expuesto- quiero que el resto del tiempo que estemos aquí seas mi esclavo –sonreí de lado y repasé sus labios con mi dedo haciendo que se callara y no hablara- quizás así sientas lo que es que manden sobre ti y te den órdenes –mordí su labio inferior moviendo ligeramente mi cadera sobre la suya- ¿o tienes miedo de que una mujer como yo mande sobre ti? –Reí contra sus labios- ¿no crees que sería justicia poética? –Dejé un mordisco en su labio inferior riéndome todavía deslizando mi otra mano libre por su pecho, si quería jugar jugaríamos, pero esa vez lo haríamos bajo mis reglas- tengo mi primera orden, esclavo: nada de tocarme hasta que te diga lo contrario –solté el agarre de su pelo y cogí de nuevo el vaso para terminar el contenido que había, cogí el otro que estaba lleno y con mi otra mano cogí su dedo índice, lo llevé hasta el vaso mojándolo y lo llevé a boca introduciendo su dedo sabiendo que su mente estaría pensando en otra cosa, mi lengua recorrió su dedo y dejé un pequeño mordisco al final, mi intención era llevarlo al límite así que veríamos cuánto aguantaba. Volví a mojar su dedo de nuevo y esa vez lo pasé por su pecho dejando un reguero de alcohol hasta el centro de su pecho, rastro que me encargué de lamer de forma lenta y pausada para hacerlo de nuevo por diferentes partes de su pecho, desabotoné el pantalón que llevaba y lo bajé un poco pero dejando todavía su miembro bajo la tela de su ropa, hice un último recorrido desde su pecho hasta el principio de la cinturilla de sus pantalones lamiendo el recorrido de alcohol y mi mano se puso sobre su miembro por encima de la ropa, tocándolo brevemente notando lo duro que estaba. Me levanté dejando el vaso en la mesa y lo miré- quítame el vestido, solo el vestido –ordené con una sonrisa notando sus manos ascender por mis piernas de forma lenta, abrasando cada centímetro de mi piel, subiendo por mis caderas llevándose el vestido con su movimiento, pasando por mis costados hasta sacarlo y dejarlo a un lado dejándome con la ropa interior- manos a la espalda, vampiro –pedí cogiendo el vaso de nuevo mojando esa vez mi dedo- quiero que lamas el trazo de alcohol que deje en mi piel, solo eso, sin salirte esclavo –sonreí de lado e hice el primer recorrido por mi cuello hasta la clavícula donde él lamió dicho recorrido- si te portas bien te daré un premio, vampiro –mordí el lóbulo de su oreja y fui haciendo más recorridos cada vez largos y más cerca de mis pechos, sobre mi vientre, cerca de mi sexo pero solo dejando que tocara donde yo quería, el juego no había hecho más que empezar y lo que buscaba era provocarlo y llevarlo al límite.
Noctis- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
El roce de nuestros cuerpos quemaba, sus pupilas dilatadas por el efecto de la droga, brillantes por el alcohol y plagadas de deseo centelleaban frente a mis pardos, mis manos se colaban por debajo de su vestido alzándolo al paso que mis dedos acariciaban su tersa piel.
Mi camisa cayó sobre el sofá redondo, nuestros labios se buscaban sin acabar de encontrarse ahogando el aire que los separaba con el candor de nuestras agitadas respiraciones.
Ladeé la sonrisa al ver como se movía de forma inconsciente sobre mi abultada hombría, necesitaba sentir como mi dureza impactaba contra su centro, se arqueaba entre mis dedos moviendo su pelvis en una fricciona que estaba calentando mucho el ambiente.
Con mis labios entreabiertos vi como rellenaba de nuevo los vasos, vertió el liquido de la botellita y me pidió que me lo bebiera todo d un trago.
-¿Me quieres borracho? -pregunté cogiendo el vaso de forma obediente y tragando todo su contenido ante la lasciva mirada de la loba.
Me relamí los labios y sonreí después, los efectos ya los notaba, así que me reía sin motivo alguno acercándole el vaso para que me lo volviera a rellenar mientras mi nariz se paseaba por su mandíbula y mis labios la plagaban de cálidos besos.
Expulsó el humo de la pipa buscando mi boca, jadeé rozando sus labios, lamiéndolos despacio mientras mis manos seguían buscando el incesante movimiento de sus caderas.
-Me estas poniendo mucho confesé con la lengua mas suelta de lo que la debería tener.
Su siguiente petición me sorprendió, al parecer no contenta con verme en el estado que me tenia, me pidió que fuera su esclavo por esa noche, negué con la cabeza mientras me reía.
-Yo no se obedecer, solo mandar -confesé de nuevo mientras ella me acercaba el vaso para que lo apurara.
De un trago lo hice, sonreí contra su boca aceptando su propuesta tampoco es que fuera a perder nada.
Mordió mi inferior, los dos acabábamos de entrar en una abogaren peligrosa de pasión.
Nuestros cuerpos friccionaba, sus caderas trazaban círculos sobre mi glande al paso que gemía.
Cerré los ojos exhalando el aire cuando la dama tiró de mi pelo hacia atrás iba muy colocado, peor también estaba muy excitado.
-No tocarte, no creo que pueda hacer eso -aseguré alzando mis manos de sus nalgas para cumplir la comanda dada.
Ella sonreía con picardia, como si este juego le excitara y a decir verdad no era a la única.
Su siguiente petición fue de mi agrado, me pedía que le quitara le vestido y lo hice, como la bestia que moraba en mi interior, lo despedacé entre gruñidos, mis rojos se fijaron en sus ojos lobunos, y mi boca con los colmillos fuera acarició su yugular, lamiendo el sendero que empezó a dibujar con el alcohol por su cuerpo.
Trepé sobre ella, repasando el valle que había entre sus montañas con mi lengua, su vientre, sorbí el alcohol de su ombligo mientras ella fumaba entre jadeos de la pipa.
Sus dedos llegaron hasta su mojado sexo, las bragas aun lo cubrían, dejo caer unas gotas sobre ellas obligándome a alzar la mirada.
-Quiero comerte el coño -le pedí desesperado.
Lo quería todo y ella apenas me daba las migajas.
Me lleno de nuevo una copa que como antes vacié de un trago, gruñí dejándola caer sobre el camastro y mordí su entrepierna, mascando un camino ascendiente con mis colmillos que rasgaron ligeramente su piel.
No podía mas, me la saque bajando mi pantalón y empecé a masturbarme gruñendo.
Mi camisa cayó sobre el sofá redondo, nuestros labios se buscaban sin acabar de encontrarse ahogando el aire que los separaba con el candor de nuestras agitadas respiraciones.
Ladeé la sonrisa al ver como se movía de forma inconsciente sobre mi abultada hombría, necesitaba sentir como mi dureza impactaba contra su centro, se arqueaba entre mis dedos moviendo su pelvis en una fricciona que estaba calentando mucho el ambiente.
Con mis labios entreabiertos vi como rellenaba de nuevo los vasos, vertió el liquido de la botellita y me pidió que me lo bebiera todo d un trago.
-¿Me quieres borracho? -pregunté cogiendo el vaso de forma obediente y tragando todo su contenido ante la lasciva mirada de la loba.
Me relamí los labios y sonreí después, los efectos ya los notaba, así que me reía sin motivo alguno acercándole el vaso para que me lo volviera a rellenar mientras mi nariz se paseaba por su mandíbula y mis labios la plagaban de cálidos besos.
Expulsó el humo de la pipa buscando mi boca, jadeé rozando sus labios, lamiéndolos despacio mientras mis manos seguían buscando el incesante movimiento de sus caderas.
-Me estas poniendo mucho confesé con la lengua mas suelta de lo que la debería tener.
Su siguiente petición me sorprendió, al parecer no contenta con verme en el estado que me tenia, me pidió que fuera su esclavo por esa noche, negué con la cabeza mientras me reía.
-Yo no se obedecer, solo mandar -confesé de nuevo mientras ella me acercaba el vaso para que lo apurara.
De un trago lo hice, sonreí contra su boca aceptando su propuesta tampoco es que fuera a perder nada.
Mordió mi inferior, los dos acabábamos de entrar en una abogaren peligrosa de pasión.
Nuestros cuerpos friccionaba, sus caderas trazaban círculos sobre mi glande al paso que gemía.
Cerré los ojos exhalando el aire cuando la dama tiró de mi pelo hacia atrás iba muy colocado, peor también estaba muy excitado.
-No tocarte, no creo que pueda hacer eso -aseguré alzando mis manos de sus nalgas para cumplir la comanda dada.
Ella sonreía con picardia, como si este juego le excitara y a decir verdad no era a la única.
Su siguiente petición fue de mi agrado, me pedía que le quitara le vestido y lo hice, como la bestia que moraba en mi interior, lo despedacé entre gruñidos, mis rojos se fijaron en sus ojos lobunos, y mi boca con los colmillos fuera acarició su yugular, lamiendo el sendero que empezó a dibujar con el alcohol por su cuerpo.
Trepé sobre ella, repasando el valle que había entre sus montañas con mi lengua, su vientre, sorbí el alcohol de su ombligo mientras ella fumaba entre jadeos de la pipa.
Sus dedos llegaron hasta su mojado sexo, las bragas aun lo cubrían, dejo caer unas gotas sobre ellas obligándome a alzar la mirada.
-Quiero comerte el coño -le pedí desesperado.
Lo quería todo y ella apenas me daba las migajas.
Me lleno de nuevo una copa que como antes vacié de un trago, gruñí dejándola caer sobre el camastro y mordí su entrepierna, mascando un camino ascendiente con mis colmillos que rasgaron ligeramente su piel.
No podía mas, me la saque bajando mi pantalón y empecé a masturbarme gruñendo.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Era más que claro que para un vampiro como él que estaba acostumbrado a mandar, a imponerse y a dominar no iba a gustarle el que fuera por esa noche mi esclavo, pero ahí residía lo mejor de todo y lo más divertido, a mí me sacaba de mi zona y hacía cosas que no quería hacer, así que, ¿por qué no ponerlo en la misma tesitura y que supiera lo que era que le mandaran como si fuera su ama y señora? Es lo que él hacía, jugaba a ser el dios que únicamente conocías y se apoderaba de todo cuando tenías, te hacía creer saber que él era tu salvación cuando en realidad solamente era el demonio que jugaba contigo, uno que sabía muy bien cómo jugar y sabía dónde y qué debía de hacer para que cayeras, para que cedieras. Su sangre era su mejor y más mortífera arma, un par de gotas de su sangre y el cuerpo te hacía querer más de lo que te daba, se salía fuera de control y por mucho que intentaras controlarlo cedías a su voluntad, a sus caprichos y a sus deseos... y lo sabía bien porque era lo que yo había experimentado en el baño, había cedido a sus deseos y a su voluntad, todo lo que me pidió lo hice sin siquiera pensarlo y se adueñó de todo cuanto yo era y tenía, y de alguna forma quería devolverle que se sintiera de esa manera como me había sentido yo, si podía hacerlo iba a lograrlo como fuera. La belladona me ayudaría, su sangre no le afectaría pero la belladona sí y eso era mi baza, mi as en la manga y por eso le llenaba el vaso cuando se le vacía y le volvía a pedir que bebiera de nuevo.
Pareció reticente a ceder a ser mi esclavo por esa noche pero ¿qué tenía que perder? O ¿a qué tenía que temer? Era un juego y como tal nada le pasaría por ceder a mis caprichos y a mi voluntad, al final acabó cediendo a lo que yo le pedía y sus manos que acariciaban mi cuerpo se apartaron de mi piel en cuanto le dije que no me tocara para nada, jugué con él cuanto quise y a su pregunta de si quería emborracharlo solamente sonreí ladina y, para que viera que yo también jugaba, me bebí junto a él uno de esos vasos que había llenado con alcohol, con belladona y con su sangre. Una mezcla potente y explosiva que ya comenzaba a notar sus estragos, mis caderas se movían sobre su miembro que notaba a través del pantalón y que nos hacía jadear a los dos sin poder evitarlo, mirándonos de forma fija mientras nuestras respiraciones chocaban contra los labios de otro y nos tentábamos, mordí su labio inferior y tiré su cabeza hacia atrás enredando mis dedos en su pelo, mis labios recorrieron su cuello y mis dientes dejaron un camino hasta su clavícula que mordí con fuerza provocándole una pequeña herida mientras el conjunto de todo, más el opio de la pipa, hacía que poco a poco fuera perdiendo el control de mi cuerpo y en lo único en lo que pudiera comenzar a pensar era en obtener más y más placer.
Reí contra sus labios cuando le pedí que me quitara el vestido y lo hizo, no esperó demasiado para ello y comenzó a quitarlo dejándolo a un lado quedándome en ropa interior repasándome con la mirada, dijo que estaba muy cachondo y yo moví mi cadera sobre su miembro para que viera que, en ese punto, no era el único que lo estaba. Le pedí que quitara sus manos y aunque al principio no le gustó demasiado apartó sus manos de mis nalgas y las quitó, cedió a mi juego de lamer el recorrido que hice con mi dedo mojado en esa mezcla y su lengua pronto comenzó a quitar lo que yo mojaba de mi piel, con la otra mano cogí la pipa y di un par de caladas para luego dar un trago del mismo vaso que llevaba en la mano, tragué el contenido y luego sobre los labios del vampiro solté el aire lentamente notando su gruñido y su jadeo que me hizo sonreír notando cómo movía también su cadera necesitado, a ambos nos afectaban las drogas y ahora sí se podía decir que íbamos en igualdad de condiciones. Su lengua lamió el camino que hice por mi cuello, dejé otro entre mis pechos que se encargó de lamer y también el que dejé en mi ombligo notando su lengua más fría en comparación con mi piel que ardía por todo en general, incapaz de contenerme. Traviesa sabiendo lo que hacía dejé caer unas gotas sobre mi sexo tapada aún por la tela y sentí su mirada fija en la mía, sus palabras me hicieron sonreír y negué con la cabeza. Yo tenía el poder, eso significaba que yo mandaba. Vi que se llenaba una copa de nuevo y me reí mientras fumaba de la pipa sabiendo que tenía el control, y joder, eso sentaba de maravilla con aquel vampiro. Pero no tardó en intentar tener el control de nuevo, me tumbó sobre la cama redonda, mordió mi sexo sobre la tela arrancándome un gemido y que mis caderas se elevaran para comenzar a subir notando algún que otro rasguño del que brotaron pequeñas gotas de sangre, cuando vi lo que estaba haciendo fruncí el ceño y me negué.
-No –dije de forma firme apartando su cabeza de mi cuerpo, me incorporé y llevé mi mano a la suya para quitarla de su miembro para que dejara de masturbarse teniendo su rostro cerca del mío- no te he pedido que te tocaras, ¿acaso lo he hecho? –Pregunté con el ceño fruncido y sin pensarlo demasiado mi mano fue a su rostro para darle una bofetada aunque no demasiado fuerte, disciplinaria más bien, la otra mano aferró su pelo tirando su cabeza hacia atrás y mis labios fueron a su cuello mordiéndolo hasta que salió sangre de la herida dejando mis dientes como marca. Mis labios manchados de su sangre subieron a los suyos disfrutando de esa dominación que ejercía sobre él y rocé mis labios con los suyos exhalando mi aliento cálido, caliente como mi cuerpo sobre ellos- ¿lo quieres? Entonces pídelo, pero pídelo como realmente debes hacerlo –lo miré a los ojos- “por favor” tienes que decir –sonreí de forma ladina, se la estaba devolviendo por lo del baño aquella vez y disfruté enormemente de ello. Tumbé su cuerpo en la cama y me senté sobre él dejando que mi sexo, o más bien mi ropa interior completamente húmeda, rozara su miembro a posta arrancándole un jadeo y un gruñido mientras cogía su mandíbula entre mis dedos y lo miraba con una sonrisa- vamos Utukki, pídemelo y te lo daré si es lo que quieres. Te dije que te daría un premio si te portabas bien y, sin embargo, te estás portando mal... ¿quieres que te castigue en vez de que te premie? –Lamí sus labios con lujuria sin dejar de provocarlo, tenía el control y ambos lo sabíamos y eso me producía más placer, controlar a ese vampiro que seguramente jamás había sido controlado por una mujer porque no se le veía la pinta de ello. Cogí su mano y llevé un par de sus dedos bajando por mi cuerpo hasta colarlos por mi ropa interior hasta mi sexo, húmedo y caliente, hice que notara cómo estaba a esas alturas haciendo que sus dedos me acariciaran- mira cómo estoy, ¿de verdad que te lo vas a perder por dos palabras? –Moví mi cadera contra sus dedos y luego los saqué para llevarlos a mi boca y lamer mi propia excitación- ¿a qué esperas? –Mis manos desabrocharon el sujetador dejando mis pechos libres, llevé sus manos a cada pecho y apreté para que él apretara- vamos vampiro, sé que lo quieres y lo deseas, te dejaré destrozarme la ropa interior si quieres y luego... bueno, luego puedo hacer algo con... esto –mi mano fue a su miembro y lo apresé entre mis dedos, estaba muy duro y un poco mojado y sonreí de lado- qué vampiro más terco eres, yo te lo pedí ¿recuerdas? Ahora te toca pedirlo a ti
Pareció reticente a ceder a ser mi esclavo por esa noche pero ¿qué tenía que perder? O ¿a qué tenía que temer? Era un juego y como tal nada le pasaría por ceder a mis caprichos y a mi voluntad, al final acabó cediendo a lo que yo le pedía y sus manos que acariciaban mi cuerpo se apartaron de mi piel en cuanto le dije que no me tocara para nada, jugué con él cuanto quise y a su pregunta de si quería emborracharlo solamente sonreí ladina y, para que viera que yo también jugaba, me bebí junto a él uno de esos vasos que había llenado con alcohol, con belladona y con su sangre. Una mezcla potente y explosiva que ya comenzaba a notar sus estragos, mis caderas se movían sobre su miembro que notaba a través del pantalón y que nos hacía jadear a los dos sin poder evitarlo, mirándonos de forma fija mientras nuestras respiraciones chocaban contra los labios de otro y nos tentábamos, mordí su labio inferior y tiré su cabeza hacia atrás enredando mis dedos en su pelo, mis labios recorrieron su cuello y mis dientes dejaron un camino hasta su clavícula que mordí con fuerza provocándole una pequeña herida mientras el conjunto de todo, más el opio de la pipa, hacía que poco a poco fuera perdiendo el control de mi cuerpo y en lo único en lo que pudiera comenzar a pensar era en obtener más y más placer.
Reí contra sus labios cuando le pedí que me quitara el vestido y lo hizo, no esperó demasiado para ello y comenzó a quitarlo dejándolo a un lado quedándome en ropa interior repasándome con la mirada, dijo que estaba muy cachondo y yo moví mi cadera sobre su miembro para que viera que, en ese punto, no era el único que lo estaba. Le pedí que quitara sus manos y aunque al principio no le gustó demasiado apartó sus manos de mis nalgas y las quitó, cedió a mi juego de lamer el recorrido que hice con mi dedo mojado en esa mezcla y su lengua pronto comenzó a quitar lo que yo mojaba de mi piel, con la otra mano cogí la pipa y di un par de caladas para luego dar un trago del mismo vaso que llevaba en la mano, tragué el contenido y luego sobre los labios del vampiro solté el aire lentamente notando su gruñido y su jadeo que me hizo sonreír notando cómo movía también su cadera necesitado, a ambos nos afectaban las drogas y ahora sí se podía decir que íbamos en igualdad de condiciones. Su lengua lamió el camino que hice por mi cuello, dejé otro entre mis pechos que se encargó de lamer y también el que dejé en mi ombligo notando su lengua más fría en comparación con mi piel que ardía por todo en general, incapaz de contenerme. Traviesa sabiendo lo que hacía dejé caer unas gotas sobre mi sexo tapada aún por la tela y sentí su mirada fija en la mía, sus palabras me hicieron sonreír y negué con la cabeza. Yo tenía el poder, eso significaba que yo mandaba. Vi que se llenaba una copa de nuevo y me reí mientras fumaba de la pipa sabiendo que tenía el control, y joder, eso sentaba de maravilla con aquel vampiro. Pero no tardó en intentar tener el control de nuevo, me tumbó sobre la cama redonda, mordió mi sexo sobre la tela arrancándome un gemido y que mis caderas se elevaran para comenzar a subir notando algún que otro rasguño del que brotaron pequeñas gotas de sangre, cuando vi lo que estaba haciendo fruncí el ceño y me negué.
-No –dije de forma firme apartando su cabeza de mi cuerpo, me incorporé y llevé mi mano a la suya para quitarla de su miembro para que dejara de masturbarse teniendo su rostro cerca del mío- no te he pedido que te tocaras, ¿acaso lo he hecho? –Pregunté con el ceño fruncido y sin pensarlo demasiado mi mano fue a su rostro para darle una bofetada aunque no demasiado fuerte, disciplinaria más bien, la otra mano aferró su pelo tirando su cabeza hacia atrás y mis labios fueron a su cuello mordiéndolo hasta que salió sangre de la herida dejando mis dientes como marca. Mis labios manchados de su sangre subieron a los suyos disfrutando de esa dominación que ejercía sobre él y rocé mis labios con los suyos exhalando mi aliento cálido, caliente como mi cuerpo sobre ellos- ¿lo quieres? Entonces pídelo, pero pídelo como realmente debes hacerlo –lo miré a los ojos- “por favor” tienes que decir –sonreí de forma ladina, se la estaba devolviendo por lo del baño aquella vez y disfruté enormemente de ello. Tumbé su cuerpo en la cama y me senté sobre él dejando que mi sexo, o más bien mi ropa interior completamente húmeda, rozara su miembro a posta arrancándole un jadeo y un gruñido mientras cogía su mandíbula entre mis dedos y lo miraba con una sonrisa- vamos Utukki, pídemelo y te lo daré si es lo que quieres. Te dije que te daría un premio si te portabas bien y, sin embargo, te estás portando mal... ¿quieres que te castigue en vez de que te premie? –Lamí sus labios con lujuria sin dejar de provocarlo, tenía el control y ambos lo sabíamos y eso me producía más placer, controlar a ese vampiro que seguramente jamás había sido controlado por una mujer porque no se le veía la pinta de ello. Cogí su mano y llevé un par de sus dedos bajando por mi cuerpo hasta colarlos por mi ropa interior hasta mi sexo, húmedo y caliente, hice que notara cómo estaba a esas alturas haciendo que sus dedos me acariciaran- mira cómo estoy, ¿de verdad que te lo vas a perder por dos palabras? –Moví mi cadera contra sus dedos y luego los saqué para llevarlos a mi boca y lamer mi propia excitación- ¿a qué esperas? –Mis manos desabrocharon el sujetador dejando mis pechos libres, llevé sus manos a cada pecho y apreté para que él apretara- vamos vampiro, sé que lo quieres y lo deseas, te dejaré destrozarme la ropa interior si quieres y luego... bueno, luego puedo hacer algo con... esto –mi mano fue a su miembro y lo apresé entre mis dedos, estaba muy duro y un poco mojado y sonreí de lado- qué vampiro más terco eres, yo te lo pedí ¿recuerdas? Ahora te toca pedirlo a ti
Noctis- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Gruñí contra su boca cálida al sentir que de un manotazo apartaba mi mano del miembro que sacudía con ahincó fruto de la excitación que esa mujer me hacia sentir ahora mismo.
Nunca fui bueno obedeciendo, mis ojos enrojecieron al sentir el tirón del pelo para obligarme a ladear el cuello, sus dientes marcaron un sendero ascendente hacia mi mentón, hundiéndose en mi piel hasta hacerla sangrar, gemí de puro placer, hacia muchísimo que nadie lograba herirme.
Las gotas carmesí resbalaban por sus carnosos cuando llegó ante mis gélidos labios, entre ambos esa combinación letal del frio aliento del vampiro y calor llameante del cambiante.
Nuestro vaho impacto antes de que lo hieran nuestras bocas en una delicada caricia que me supo a poco y me dejo con ganas de demasiado.
Quería que se lo pidiera, “por favor” , pero yo no era de los que pedía si no de los que tomaba, así que gruñí alzándola sobre mi a horcajadas.
-Quiero meterla -gruñí.
Su sonrisa picara me decía que faltaba la palabra mágica, mascullé maldiciones entre dientes dispuesto a hacérselas pagar todas juntas cuando no estuviera ni tan borracho, ni tan colocado ni tan necesitado.
Cogió mi mano lamiendo mis dedos, seguí con los ojos rojos como el fuego el camino descendiente de mis húmedos dedos, mi boca se entreabrió al sentir la calidez de su entrepierna, desprendía calor y contrastaba con el hielo de mis dos dedos que hicieron a un lado sus bragas entre roncos gruñidos.
Probé como estaba de mojada, excitada y sin duda no era el único de los dos que posiblemente no podía aguantar mas con este juego de dominación.
-Vamos pequeña, estas empapada, déjame entrar -le pedí sonriendo al ver como se lamia su propia excitación de mis dedos.
Ella seguía insistiendo en que dijera esas palabras, susurraba en el lóbulo de mi oreja que iba a dejar que le arrancara la ropa interior, solo a cambio, las palabras mágicas.
-Joder vamos -jadeé al sentir que tomaba entre sus dedos mi tronco, deslizando la piel por este lentamente, mi glande húmedo brillaba ante sus ojos.
La empotré con violencia contra la cama sujetándola del cuello, la vi gruñir tratando de zafarse de mi garre, los dos íbamos muy borrachos y muy colocados, reíamos, gruñíamos.
Con mi derecha arranque sus bragas de encaje, ahora su coño estaba abierto para mi sn necesidad de un por favor que lo pidiera.
La vi sonreír al verme en el estado que estaba, colándome entre sus piernas desesperado.
Aun sin el por favor había conseguido lo que quería, que estuviera así por ella.
Mi boca repaso sus montañas mientras seguía sujetando su cuello con una mano para impedir que se levantara y con la otra mano en mi falo lo sacudía enérgico contra su vagina.
De vez en cuando pasaba mi glande por su raja de arriba a bajo masturbandola, deteniéndome para meterla en su cálido laberinto, embistiendo entre roncos gruñidos.
-Dame de beber, de tus tetas.
Ella se las sujeto creando entre ellas un hueco, un cuenco donde yo esparcí un chorro de alcohol, mi boca lujuriosa y fría sorbió cada rincón, repasándolo con la lengua sin dejar de follármela con desesperación.
Los dos gemíamos descontrolados, estaba a nada de correrme cuando la saque, vibraba ligeramente entre mis dedos, la sacudí varias veces llevandola hacia su boca, estaba tumbada y la abrió viendo mis intenciones.
Me esparcí sobre esta, mi simiente resbaló por sus labios despacio mientras yo gruñía ante esa imagen.
Sus dedos habían sustituido mi miembro y se masturbaba a si misma saboreandome.
Nunca fui bueno obedeciendo, mis ojos enrojecieron al sentir el tirón del pelo para obligarme a ladear el cuello, sus dientes marcaron un sendero ascendente hacia mi mentón, hundiéndose en mi piel hasta hacerla sangrar, gemí de puro placer, hacia muchísimo que nadie lograba herirme.
Las gotas carmesí resbalaban por sus carnosos cuando llegó ante mis gélidos labios, entre ambos esa combinación letal del frio aliento del vampiro y calor llameante del cambiante.
Nuestro vaho impacto antes de que lo hieran nuestras bocas en una delicada caricia que me supo a poco y me dejo con ganas de demasiado.
Quería que se lo pidiera, “por favor” , pero yo no era de los que pedía si no de los que tomaba, así que gruñí alzándola sobre mi a horcajadas.
-Quiero meterla -gruñí.
Su sonrisa picara me decía que faltaba la palabra mágica, mascullé maldiciones entre dientes dispuesto a hacérselas pagar todas juntas cuando no estuviera ni tan borracho, ni tan colocado ni tan necesitado.
Cogió mi mano lamiendo mis dedos, seguí con los ojos rojos como el fuego el camino descendiente de mis húmedos dedos, mi boca se entreabrió al sentir la calidez de su entrepierna, desprendía calor y contrastaba con el hielo de mis dos dedos que hicieron a un lado sus bragas entre roncos gruñidos.
Probé como estaba de mojada, excitada y sin duda no era el único de los dos que posiblemente no podía aguantar mas con este juego de dominación.
-Vamos pequeña, estas empapada, déjame entrar -le pedí sonriendo al ver como se lamia su propia excitación de mis dedos.
Ella seguía insistiendo en que dijera esas palabras, susurraba en el lóbulo de mi oreja que iba a dejar que le arrancara la ropa interior, solo a cambio, las palabras mágicas.
-Joder vamos -jadeé al sentir que tomaba entre sus dedos mi tronco, deslizando la piel por este lentamente, mi glande húmedo brillaba ante sus ojos.
La empotré con violencia contra la cama sujetándola del cuello, la vi gruñir tratando de zafarse de mi garre, los dos íbamos muy borrachos y muy colocados, reíamos, gruñíamos.
Con mi derecha arranque sus bragas de encaje, ahora su coño estaba abierto para mi sn necesidad de un por favor que lo pidiera.
La vi sonreír al verme en el estado que estaba, colándome entre sus piernas desesperado.
Aun sin el por favor había conseguido lo que quería, que estuviera así por ella.
Mi boca repaso sus montañas mientras seguía sujetando su cuello con una mano para impedir que se levantara y con la otra mano en mi falo lo sacudía enérgico contra su vagina.
De vez en cuando pasaba mi glande por su raja de arriba a bajo masturbandola, deteniéndome para meterla en su cálido laberinto, embistiendo entre roncos gruñidos.
-Dame de beber, de tus tetas.
Ella se las sujeto creando entre ellas un hueco, un cuenco donde yo esparcí un chorro de alcohol, mi boca lujuriosa y fría sorbió cada rincón, repasándolo con la lengua sin dejar de follármela con desesperación.
Los dos gemíamos descontrolados, estaba a nada de correrme cuando la saque, vibraba ligeramente entre mis dedos, la sacudí varias veces llevandola hacia su boca, estaba tumbada y la abrió viendo mis intenciones.
Me esparcí sobre esta, mi simiente resbaló por sus labios despacio mientras yo gruñía ante esa imagen.
Sus dedos habían sustituido mi miembro y se masturbaba a si misma saboreandome.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Tenía al vampiro justamente como quería, en la forma en que quería y eso me gustaba porque seguramente pocas mujeres –tal vez ninguna- lo hubieran dominado como yo lo estaba dominando ahora. Estaba muy excitado, muy caliente y muy necesitado claro que yo no estaba en mejores condiciones que él porque todo mí cuerpo ardía y sentía mi sexo húmedo palpitando de necesidad salvo que quería esperar un poco más y disfrutar de tener así al vampiro sabiendo que no se volvería a dejar dominar como se estaba dejando. Sus gruñidos escapaban de sus labios cada vez que lo mordía y sus manos movían mis caderas sobre él para crear una mayor fricción, sabía lo que quería hacerme pero hasta que no dijera aquellas dos palabras no le daría permiso, no le dejaría hacer nada. Me las estaba cobrando y me daba cuenta también de que al vampiro no le hacía nada de gracia la postura que estaba tomando pero él lo había dicho “lo que le pidiera” y ahora él tenía que cumplir con su palabra y si quería tocarme solo tenía que decir un sencillo y fácil “por favor” que le abrirían las puertas a mi cuerpo. Claro que eso no quitaba para que yo no siguiera desafiándole y picándole de vez en cuando, como lo que estaba haciendo ahora con sus gruñidos mientras lo observaba tumbado en la cama bajo mi poder.
Había cogido sus dedos deslizándolos por mi cuerpo casi desnudo salvo por la ropa interior que llevaba y, provocándolo y llevándolo a ese punto límite que seguramente estaría próximo de estallar, colé sus dedos por mi ropa interior hasta llegar a mi sexo viendo sus labios entreabrirse y gemir al notar lo húmeda que estaba pidiéndome que le dejara entrar a lo que yo sonreía de forma ladina y negaba con la cabeza, porque negarle lo que me pedía también me daba placer y él y sabía lo que debía de decir si quería colarse entre mis piernas y tomarme. Volvió de nuevo a pedirme que le dejara entrar, que estaba empapada y yo negué con la cabeza de nuevo mientras él jadeaba y gruñía mientras movía mis caderas sobre su miembro totalmente a posta para provocarlo aún más, tentándolo todo lo que podía y más sabiendo que tenía el poder sobre él y que yo mandaba, y si decía que no era precisamente no. Se incorporó rozando nuestros labios en esa combinación de frío y calor que bien podría describir lo que éramos cada uno entrechocando nuestros alientos cuando llevé mis labios a su oreja para decirle que le dejaría romperme la ropa interior y que si se portaba bien haría algo con su miembro que acariciaba con mis dedos notando su dureza y lo húmedo que estaba... y no lo vi venir.
De repente sentí que pasaba de estar sentada sobre él a tener mi espalda contra el colchón de aquella cama del reservado, una de sus manos estaba en mi cuello presionándome hacia abajo para mantenerme inmóvil y un jadeo escapó de mis labios, comencé a revolverme para soltarme pero su agarre en mí cuello era mucho mayor y le gruñí en repuesta dándole a saber que no me gustaba en absoluto. Su mano libre fue hacia mi ropa interior de encaje y la rompió de un tirón colándose entre mis piernas sin pedírmelo como se lo había dicho pero igualmente mis ojos se clavaron en los suyos sonriendo son suficiencia porque, pese a todo, había conseguido lo que me había propuesto: volverlo rematadamente loco por mi cuerpo. Y lo había conseguido, él lo sabía y yo también y de ahí la sonrisa que tenía en mis labios sintiéndome superior a él en esos momentos, sabiéndome ganadora. El vampiro había perdido totalmente el control y se notaba en sus actos, en sus movimientos y en la forma en la que me miraba, desgarraba mi ropa interior y sujetaba su miembro entre su mano deslizándola por su tronco, rozándome en cada movimiento. Su boca fue hacia mis pechos que succionaba, lamía y mordía a su antojo siguiendo con su agarre en mí cuello para que no me moviera, sus dedos seguían en su miembro para luego de forma más detenida colándose entre mis piernas llevarlo de forma que recorría mi sexo por completo haciendo que mi cadera se moviera contra él en cada pasada hasta que finalmente noté que me penetraba por completo sintiéndolo frío en contraste con mi ardiente interior.
-Joder –gemí cuando lo noté dentro arqueando mi cuerpo cerrando los ojos notando la placentera sensación que me recorría moviéndose de forma ruda y rápida, mis manos aferraron la muñeca de la mano que tenía en mi cuello con fuerza y mi cadera iba al encuentro de sus profundas embestidas. Sus palabras me hicieron mirarlo entre jadeos y sabiendo que no podría hacer mucho por cómo me tenía y ahora que el placer me abrumaba llevé mis manos a mis pechos y los junté mientras él no dejaba de moverse entrando y saliendo una y otra vez. Echó alcohol entre mis pechos y su lengua pronto comenzó a lamer el contenido que había echado sintiendo el contraste mientras me penetraba sin descanso, completamente encendido cada vez de forma más rápida y más fuerte arrancándome jadeos y gemidos. Mi mano se paseó por su pecho arañándolo conforme el placer crecía moviendo mis caderas contra él haciéndole sangre al clavar mis uñas en su piel notando que íbamos a corrernos pronto de seguir así. Limpió mi piel de todo el alcohol y sin soltarme con su rostro cerca del mío continuó embistiéndome casi hasta el punto de correrme pero sacó su miembro provocándome un bufido en contra de ello, vi cómo se masturbaba y se acercaba hacia mi boca abriéndola sabiendo lo que iba a hacer y justo cuando alcanzó el orgasmo soltó mi cuello notando que este caía por mi boca y en mis labios, los lamí bajo su atenta mirada y los gruñidos que soltaba de placer de verlo al tiempo que mis dedos habían descendido hasta mi sexo y ahora me daba placer en busca de mi propio orgasmo mientras él terminaba de correrse en mi boca, lamiéndola después mientras notaba que mis dedos me iban acercando poco a poco al orgasmo que él me había dejado a medias el muy capullo, casi como una venganza por lo que le había hecho. Mi otra mano acariciaba y presionaba uno de mis pechos y cerré los ojos ante la sensación que me recorría, pero pronto sentí que apartaba la mano de mi sexo y al abrir mis ojos lo vi cogiendo mis piernas y poniéndolas en su hombro tumbándose en la cama y sustituir mis dedos por tres suyos. Gemí al notar el contraste mientras comenzaba a moverlos con rapidez entrando y saliendo sacudiéndome con fuerza, su boca mordió la cara interna de mi muslo y pronto sentí que su boca se cernía sobre mi sexo, su lengua lo recorría y se centraba en mi clítoris lamiendo, succionando y mordiendo arrancándome gemidos y que mi cuerpo se moviera contra el suyo. Me sujetó de la cintura con fuerza con su brazo y mi mano fue a su pelo enredando mis dedos dejándome llevar por lo que me hacía hasta que noté que el orgasmo me alcanzaba y todo mi cuerpo se tensaba abandóname al placer pero no se quedó ahí, en vez de parar siguió mientras yo intentaba apartarlo sin éxito alguno y todo mi cuerpo se arqueaba como si fuera a estallar. No sé qué hizo ese maldito vampiro pero llegado a cierto punto todo mi cuerpo vibró y un orgasmo me arrasó traspasándome con fuerza, gemí sin poder contenerlo y mi cuerpo cayó lánguido contra el colchón con la respiración entrecortada y mis piernas temblando mientras el placer me recorría con fuerza. Cerré los ojos y me tumbé de lado con las piernas cerradas mientras me reponía de aquello con todo mi cuerpo sudando, aparté mi pelo de mi rostro y noté que el vampiro se tumbaba a mi lado y me miraba con esa sonrisa que tanto odiaba en su rostro, repasando mi cuerpo con su mano mientras yo por el momento no era capaz de moverme- te odio, maldito vampiro. Te odio –le dije mirándole a los ojos. Le odiaba por lo que me hacía y me odiaba por dejar que me lo hiciera.
Había cogido sus dedos deslizándolos por mi cuerpo casi desnudo salvo por la ropa interior que llevaba y, provocándolo y llevándolo a ese punto límite que seguramente estaría próximo de estallar, colé sus dedos por mi ropa interior hasta llegar a mi sexo viendo sus labios entreabrirse y gemir al notar lo húmeda que estaba pidiéndome que le dejara entrar a lo que yo sonreía de forma ladina y negaba con la cabeza, porque negarle lo que me pedía también me daba placer y él y sabía lo que debía de decir si quería colarse entre mis piernas y tomarme. Volvió de nuevo a pedirme que le dejara entrar, que estaba empapada y yo negué con la cabeza de nuevo mientras él jadeaba y gruñía mientras movía mis caderas sobre su miembro totalmente a posta para provocarlo aún más, tentándolo todo lo que podía y más sabiendo que tenía el poder sobre él y que yo mandaba, y si decía que no era precisamente no. Se incorporó rozando nuestros labios en esa combinación de frío y calor que bien podría describir lo que éramos cada uno entrechocando nuestros alientos cuando llevé mis labios a su oreja para decirle que le dejaría romperme la ropa interior y que si se portaba bien haría algo con su miembro que acariciaba con mis dedos notando su dureza y lo húmedo que estaba... y no lo vi venir.
De repente sentí que pasaba de estar sentada sobre él a tener mi espalda contra el colchón de aquella cama del reservado, una de sus manos estaba en mi cuello presionándome hacia abajo para mantenerme inmóvil y un jadeo escapó de mis labios, comencé a revolverme para soltarme pero su agarre en mí cuello era mucho mayor y le gruñí en repuesta dándole a saber que no me gustaba en absoluto. Su mano libre fue hacia mi ropa interior de encaje y la rompió de un tirón colándose entre mis piernas sin pedírmelo como se lo había dicho pero igualmente mis ojos se clavaron en los suyos sonriendo son suficiencia porque, pese a todo, había conseguido lo que me había propuesto: volverlo rematadamente loco por mi cuerpo. Y lo había conseguido, él lo sabía y yo también y de ahí la sonrisa que tenía en mis labios sintiéndome superior a él en esos momentos, sabiéndome ganadora. El vampiro había perdido totalmente el control y se notaba en sus actos, en sus movimientos y en la forma en la que me miraba, desgarraba mi ropa interior y sujetaba su miembro entre su mano deslizándola por su tronco, rozándome en cada movimiento. Su boca fue hacia mis pechos que succionaba, lamía y mordía a su antojo siguiendo con su agarre en mí cuello para que no me moviera, sus dedos seguían en su miembro para luego de forma más detenida colándose entre mis piernas llevarlo de forma que recorría mi sexo por completo haciendo que mi cadera se moviera contra él en cada pasada hasta que finalmente noté que me penetraba por completo sintiéndolo frío en contraste con mi ardiente interior.
-Joder –gemí cuando lo noté dentro arqueando mi cuerpo cerrando los ojos notando la placentera sensación que me recorría moviéndose de forma ruda y rápida, mis manos aferraron la muñeca de la mano que tenía en mi cuello con fuerza y mi cadera iba al encuentro de sus profundas embestidas. Sus palabras me hicieron mirarlo entre jadeos y sabiendo que no podría hacer mucho por cómo me tenía y ahora que el placer me abrumaba llevé mis manos a mis pechos y los junté mientras él no dejaba de moverse entrando y saliendo una y otra vez. Echó alcohol entre mis pechos y su lengua pronto comenzó a lamer el contenido que había echado sintiendo el contraste mientras me penetraba sin descanso, completamente encendido cada vez de forma más rápida y más fuerte arrancándome jadeos y gemidos. Mi mano se paseó por su pecho arañándolo conforme el placer crecía moviendo mis caderas contra él haciéndole sangre al clavar mis uñas en su piel notando que íbamos a corrernos pronto de seguir así. Limpió mi piel de todo el alcohol y sin soltarme con su rostro cerca del mío continuó embistiéndome casi hasta el punto de correrme pero sacó su miembro provocándome un bufido en contra de ello, vi cómo se masturbaba y se acercaba hacia mi boca abriéndola sabiendo lo que iba a hacer y justo cuando alcanzó el orgasmo soltó mi cuello notando que este caía por mi boca y en mis labios, los lamí bajo su atenta mirada y los gruñidos que soltaba de placer de verlo al tiempo que mis dedos habían descendido hasta mi sexo y ahora me daba placer en busca de mi propio orgasmo mientras él terminaba de correrse en mi boca, lamiéndola después mientras notaba que mis dedos me iban acercando poco a poco al orgasmo que él me había dejado a medias el muy capullo, casi como una venganza por lo que le había hecho. Mi otra mano acariciaba y presionaba uno de mis pechos y cerré los ojos ante la sensación que me recorría, pero pronto sentí que apartaba la mano de mi sexo y al abrir mis ojos lo vi cogiendo mis piernas y poniéndolas en su hombro tumbándose en la cama y sustituir mis dedos por tres suyos. Gemí al notar el contraste mientras comenzaba a moverlos con rapidez entrando y saliendo sacudiéndome con fuerza, su boca mordió la cara interna de mi muslo y pronto sentí que su boca se cernía sobre mi sexo, su lengua lo recorría y se centraba en mi clítoris lamiendo, succionando y mordiendo arrancándome gemidos y que mi cuerpo se moviera contra el suyo. Me sujetó de la cintura con fuerza con su brazo y mi mano fue a su pelo enredando mis dedos dejándome llevar por lo que me hacía hasta que noté que el orgasmo me alcanzaba y todo mi cuerpo se tensaba abandóname al placer pero no se quedó ahí, en vez de parar siguió mientras yo intentaba apartarlo sin éxito alguno y todo mi cuerpo se arqueaba como si fuera a estallar. No sé qué hizo ese maldito vampiro pero llegado a cierto punto todo mi cuerpo vibró y un orgasmo me arrasó traspasándome con fuerza, gemí sin poder contenerlo y mi cuerpo cayó lánguido contra el colchón con la respiración entrecortada y mis piernas temblando mientras el placer me recorría con fuerza. Cerré los ojos y me tumbé de lado con las piernas cerradas mientras me reponía de aquello con todo mi cuerpo sudando, aparté mi pelo de mi rostro y noté que el vampiro se tumbaba a mi lado y me miraba con esa sonrisa que tanto odiaba en su rostro, repasando mi cuerpo con su mano mientras yo por el momento no era capaz de moverme- te odio, maldito vampiro. Te odio –le dije mirándole a los ojos. Le odiaba por lo que me hacía y me odiaba por dejar que me lo hiciera.
Noctis- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
“te odio, maldito vampiro. Te odio “
Ladeé la sonrisa cuando esas palabras llegaron claras a mis oídos, mi mano aun se paseaba por ese cuerpo curvilíneo que sucumbía ante la gelidez que mis caricias.
Sus pezones rozaban mi palma, como cúspides ofrecidas para mi placer mientras tumbados nos mirábamos fijamente completamente ebrios y saciados por completo.
-Odio, ese sentimiento es poderoso -puntualicé con la voz ronca como el trueno.
Nuestra respiración aun errática escapaba de nuestros labios como el humo negro del opio que expulsábamos.
-¿en que piensas ademas de en ese odio que me profesas? -pregunté con cierta diversión en mi voz -¿has recordado lo enamorada que estabas de mi antes de perder la memoria?
Me eché a reír a carcajadas, sinceramente sabia que esto era una farsa pero la verdad es que me divertía mucho continuarla.
Sinceramente no sabia que esperaba de alguien como yo, creo que le había dejado claro que era un monstruo sin sentimientos, cualquiera de las mujeres que me acompañaban como séquito se lo gritarían de no ser por el miedo que me tenían.
-Algún día el mundo estará a mis pies y te convertiré en mi reina -dije haciendo acopio de mis aires de grandeza.
Ella ladeó la sonrisa como si no me creyera, ciertamente yo era el inicio de los tiempos, hijo de Cain, el primer vampiro y estaba orgulloso de en el dios en lo que eso me convertía.
Me había retirado un tiempo merecedor de un descanso, pero ahora era le momento de aunar a los míos, los vampiros teníamos que conquistar el mundo y no vivir recluidos como ratas, escondidos ante la vista de los infames humanos que solo eran rebaño.
Ese era uno de los motivos por el que vine a ver a Padre, acepté su invitación y sin mas preámbulos hice lo necesario para que París cobijara a los que algún día seriamos dueños de todo.
Ella era mi descubrimiento, mi excitación crecía a su lado, pero yo no era de los que perdía el norte y si tenia que acabar con su vida por algún motivo, lo haría, en mi corazón no había cabida para los sentimientos.
Deslicé mis ojos por su piel desnuda, ligeramente tostada, su aspecto salvaje era en si lo que mas me ponía, ella era un reto y a mi me gustaban todos ellos.
-Vamos a inventar un mundo nuevo, uno en el que todos se postren ante los Black -aseguré ahora que estaba borracho y no media lo que decía.
Ladeé la sonrisa cuando esas palabras llegaron claras a mis oídos, mi mano aun se paseaba por ese cuerpo curvilíneo que sucumbía ante la gelidez que mis caricias.
Sus pezones rozaban mi palma, como cúspides ofrecidas para mi placer mientras tumbados nos mirábamos fijamente completamente ebrios y saciados por completo.
-Odio, ese sentimiento es poderoso -puntualicé con la voz ronca como el trueno.
Nuestra respiración aun errática escapaba de nuestros labios como el humo negro del opio que expulsábamos.
-¿en que piensas ademas de en ese odio que me profesas? -pregunté con cierta diversión en mi voz -¿has recordado lo enamorada que estabas de mi antes de perder la memoria?
Me eché a reír a carcajadas, sinceramente sabia que esto era una farsa pero la verdad es que me divertía mucho continuarla.
Sinceramente no sabia que esperaba de alguien como yo, creo que le había dejado claro que era un monstruo sin sentimientos, cualquiera de las mujeres que me acompañaban como séquito se lo gritarían de no ser por el miedo que me tenían.
-Algún día el mundo estará a mis pies y te convertiré en mi reina -dije haciendo acopio de mis aires de grandeza.
Ella ladeó la sonrisa como si no me creyera, ciertamente yo era el inicio de los tiempos, hijo de Cain, el primer vampiro y estaba orgulloso de en el dios en lo que eso me convertía.
Me había retirado un tiempo merecedor de un descanso, pero ahora era le momento de aunar a los míos, los vampiros teníamos que conquistar el mundo y no vivir recluidos como ratas, escondidos ante la vista de los infames humanos que solo eran rebaño.
Ese era uno de los motivos por el que vine a ver a Padre, acepté su invitación y sin mas preámbulos hice lo necesario para que París cobijara a los que algún día seriamos dueños de todo.
Ella era mi descubrimiento, mi excitación crecía a su lado, pero yo no era de los que perdía el norte y si tenia que acabar con su vida por algún motivo, lo haría, en mi corazón no había cabida para los sentimientos.
Deslicé mis ojos por su piel desnuda, ligeramente tostada, su aspecto salvaje era en si lo que mas me ponía, ella era un reto y a mi me gustaban todos ellos.
-Vamos a inventar un mundo nuevo, uno en el que todos se postren ante los Black -aseguré ahora que estaba borracho y no media lo que decía.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 20/06/2017
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Odiaba a aquel vampiro, era arrogante, vanidoso, narcisista, orgulloso, desdeñoso, cínico, engreído, arrogante y siempre alardeaba y exhibía con placer aquello que consideraba que era suyo, aunque en realidad no lo fuera. No había podido topar con otro vampiro, o con cualquier otro ser, que tuvo que ser precisamente él, alguien que se creía que era mi dueño y que yo era algo así como de su propiedad que debía de obedecerle en todo momento, seguirle como un perrito faldero... pero se equivocaba conmigo, quizás podría hacer que mi cuerpo cayera y sucumbiera porque para mí desgracia no tenía posesión alguna sobre el mismo pero, sin embargo, era lo único que podría tener alguna vez de mí. Y también odiaba eso porque lo utilizaba a su favor y hacía que lo deseara aun cuando no quería desearlo, me hacía sucumbir cuando no quería hacerlo y me llevaba hasta el límite de mi resistencia. Admitía que era atractivo, no era una necia y sabía ver lo que él era pero sobre todo era un tremendo gilipollas arrogante que me sacaba de quicio y eso podía más que con su apariencia física, porque dentro escondía al mayor hijo de puta y al mayor monstruo que jamás me había encontrado alguna vez en toda mi vida, aun incluso sin recordar absolutamente nada de antes de despertarme, pero era una sensación que tenía.
Lo miré de forma fija tumbada en la cama tras lo que había pasado intentando recuperar el aliento y la respiración, normalizando mi cuerpo y escuchando sus palabras. Ciertamente parecía divertirle el hecho de que lo odiara más que otra cosa, seguramente a él le parecería un desafío –de hecho, lo había dejado caer en alguna ocasión- y su intención era domarme como si fuera un potro que podías domarlo, pero se equivocaba, era una loba salvaje de espíritu libre y si intentaba domarme se encontraría con que le arrancaría la mano con mis afilados colmillos. Sentía su mano deslizarse por mi cuerpo, su mano helada en comparación con la temperatura de mi cuerpo y fruncí el ceño aunque no me aparté, no porque no quisiera, sino porque por el momento no tenía la fuerza suficiente para hacerlo, me sentía algo cansada. Decía que el odio era poderoso y así lo creía yo también, el odio podía hacer que la gente se moviera llevados y cegados por ese sentimiento. Me preguntó qué más pensaba aparte del odio, incluso me preguntó si había recordado lo que lo amaba viendo que se echaba a reír por sus palabras y fruncí el ceño por ellas.
-Pienso en matarte, de forma lenta y dolorosa, cuando tenga lo oportunidad de hacerlo –espeté porque básicamente era en lo que pensaba- no, y no es algo que quiera recordar precisamente. Prefiero seguir odiándote y no recordar que alguna vez pude amarte, me quedo con el otro sentimiento que me ayuda con mis planes de acabar contigo –o de alejarme de él en cuanto supiera lo que quería, en cuanto tuviera lo que necesitaba pondría distancia y me alejaría de él para siempre, jamás dejaría que me tuviera bajo sus redes, o bajo sus colmillos. Me reí por sus palabras cuando dijo que un día el mundo estaría a sus pies y que a mí me convertiría en su reina, sus aires de grandeza seguramente acabarían con él y deseaba que fuera más temprano que tarde para poder librarme de su presencia- eres demasiado arrogante, y vanidoso, para pensar en tales pensamientos de gloria... pero claro, viniendo de alguien como tú no me extraña en absoluto. Pero ¿tú reina? Antes muerta Utukki que convertirme en algo tuyo –sonreí de forma ladina porque jamás haría algo así conmigo, jamás iba a quedarme tanto tiempo a su lado como para dejar que lo hiciera y antes prefería matarme que convertirme en algo suyo- ¿Qué todos se postren ante los Black? –Me reí, me reí con ganas por sus palabras aunque de alguna forma sabía que no me estaba mintiendo, que me estaba diciendo una verdad y que por ese motivo había dejado de estar encerrado como estaba- si sigues así vas a hacer que me de un ataque de risa –no podía parar de reírme por sus palabras entre lo que había fumado y el alcohol y negué con la cabeza apartando un par de lágrimas que cayeron de mis ojos- ¿de verdad crees que junto a tu familia vais a gobernar el mundo? Vaya, se nota que te has pasado mucho tiempo encerrado –sonreí de lado- cuanto más grande sea la gloria mayor será la caída pero ¿quién soy yo para impedirte que hagas nada? Solo espero ver cómo caes Utukki, eso me daría mucho placer –sonreí de forma ladina imaginándolo, su mano seguía recorriendo mi cuerpo y nuestros cuerpos tumbados uno cerca del otro- Dime Utukki, ¿qué te jodería más: que me deshiciera de la supuesta propiedad que piensas que tienes hacia mí, que me fuera de tu lado sin tu consentimiento... o que lograra que me dejaras irme por propia voluntad? –Pregunté rasgando con mi uña su pecho sin apartar la mirada de la suya en ningún momento- puedo hacer que caigas antes de que creas que tienes todo el control, mío, o del mundo.
Lo miré de forma fija tumbada en la cama tras lo que había pasado intentando recuperar el aliento y la respiración, normalizando mi cuerpo y escuchando sus palabras. Ciertamente parecía divertirle el hecho de que lo odiara más que otra cosa, seguramente a él le parecería un desafío –de hecho, lo había dejado caer en alguna ocasión- y su intención era domarme como si fuera un potro que podías domarlo, pero se equivocaba, era una loba salvaje de espíritu libre y si intentaba domarme se encontraría con que le arrancaría la mano con mis afilados colmillos. Sentía su mano deslizarse por mi cuerpo, su mano helada en comparación con la temperatura de mi cuerpo y fruncí el ceño aunque no me aparté, no porque no quisiera, sino porque por el momento no tenía la fuerza suficiente para hacerlo, me sentía algo cansada. Decía que el odio era poderoso y así lo creía yo también, el odio podía hacer que la gente se moviera llevados y cegados por ese sentimiento. Me preguntó qué más pensaba aparte del odio, incluso me preguntó si había recordado lo que lo amaba viendo que se echaba a reír por sus palabras y fruncí el ceño por ellas.
-Pienso en matarte, de forma lenta y dolorosa, cuando tenga lo oportunidad de hacerlo –espeté porque básicamente era en lo que pensaba- no, y no es algo que quiera recordar precisamente. Prefiero seguir odiándote y no recordar que alguna vez pude amarte, me quedo con el otro sentimiento que me ayuda con mis planes de acabar contigo –o de alejarme de él en cuanto supiera lo que quería, en cuanto tuviera lo que necesitaba pondría distancia y me alejaría de él para siempre, jamás dejaría que me tuviera bajo sus redes, o bajo sus colmillos. Me reí por sus palabras cuando dijo que un día el mundo estaría a sus pies y que a mí me convertiría en su reina, sus aires de grandeza seguramente acabarían con él y deseaba que fuera más temprano que tarde para poder librarme de su presencia- eres demasiado arrogante, y vanidoso, para pensar en tales pensamientos de gloria... pero claro, viniendo de alguien como tú no me extraña en absoluto. Pero ¿tú reina? Antes muerta Utukki que convertirme en algo tuyo –sonreí de forma ladina porque jamás haría algo así conmigo, jamás iba a quedarme tanto tiempo a su lado como para dejar que lo hiciera y antes prefería matarme que convertirme en algo suyo- ¿Qué todos se postren ante los Black? –Me reí, me reí con ganas por sus palabras aunque de alguna forma sabía que no me estaba mintiendo, que me estaba diciendo una verdad y que por ese motivo había dejado de estar encerrado como estaba- si sigues así vas a hacer que me de un ataque de risa –no podía parar de reírme por sus palabras entre lo que había fumado y el alcohol y negué con la cabeza apartando un par de lágrimas que cayeron de mis ojos- ¿de verdad crees que junto a tu familia vais a gobernar el mundo? Vaya, se nota que te has pasado mucho tiempo encerrado –sonreí de lado- cuanto más grande sea la gloria mayor será la caída pero ¿quién soy yo para impedirte que hagas nada? Solo espero ver cómo caes Utukki, eso me daría mucho placer –sonreí de forma ladina imaginándolo, su mano seguía recorriendo mi cuerpo y nuestros cuerpos tumbados uno cerca del otro- Dime Utukki, ¿qué te jodería más: que me deshiciera de la supuesta propiedad que piensas que tienes hacia mí, que me fuera de tu lado sin tu consentimiento... o que lograra que me dejaras irme por propia voluntad? –Pregunté rasgando con mi uña su pecho sin apartar la mirada de la suya en ningún momento- puedo hacer que caigas antes de que creas que tienes todo el control, mío, o del mundo.
Noctis- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 115
Fecha de inscripción : 25/06/2017
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Nocte, Frigus Et Tenebris, Semper Fidelis ~ Privado {+18}
Noctis se burlaba de mi, parece que mis aires de grandeza la hacían reír y francamente no era capaz de comprender sus absurdas palabras cuando ya le había demostrado con claridad que si me lo proponía podía hacerla suplicar que la tomara sin pausa.
Aun paseaba mi mano por su cuerpo desnudo, curvilíneo mientras ella me miraba con sus dilatadas pupilas clavadas en mis rojos.
-Parece que no quieres entender que me perteneces, pues de fingir lo contrario, que solo deseas matarme, mas tu y yo sabemos la verdad, una verdad que te abrasa bajo mi gélida mano, me deseas, quieres que te folle sin tregua y cuando mis ojos se pasean por tu cuerpo te estremeces porque soy todo lo que ansias aunque reconocerlo te haga sentirte un monstruo.
Ladeé la sonrisa deslizando mis dedos por su mojado sexo, mi esencia resbalaba por su vagina humedeciendo mis dedos.
Ella abrió sus piernas en un acto reflejo, tenia le poder, el control y tenia que reconocer que también ella me motivaba en exceso.
Me incorporé ligeramente hundiendo mis pardos en los suyos, deslicé mis dedos mojados por sus labios despacio.
-Tengo hambre, déjame beber de tu entrepierna -le pedí -era una orden velada, una muy clara, pero ella sonrió de medio lado deslizando sus dedos por mi rostro despacio.
-Yo te he llevado a cenar preciosa, creo que es justo y necesario que ahora yo pueda disfrutar de mi cena.
Podría alimentarme de cualquier mujer, pero te quiero a ti, ahora, eres mía, asúmelo.
Mi cuerpo se convirtió en su cárcel, mi boca arrasó con la ajena, gruñí contra esta al colisionar hambriento, rasgué con mi colmillo su labios, aquel beso tenia un delicioso sabor metálico.
Su cuerpo rugió caliente en busca de mi mano, los dos eramos fuego cada vez que nos encontrábamos, íbamos colocados, mas no era necesariamente la única razón de la pasión que nos invadía por el otro, si no el reto constante que nos traíamos.
Ladeé la sonrisa, mi boca se deslizó por su piel, mi aliento gélido hacia que sus pechos se alzaran ,se endureciesen y ante el contacto con mi lengua se ofrecieran sin tregua.
Hundi mis colmillos en la parte alta de sus pecaminosas cúspides.
Tirones de ros carmesí me invadieron mientras su pubis buscaba mis dedos.
Ella era mía y se lo demostraría tantas veces como fuera necesario hasta que se le grabara a fuego en ese indómito carácter.
Aun paseaba mi mano por su cuerpo desnudo, curvilíneo mientras ella me miraba con sus dilatadas pupilas clavadas en mis rojos.
-Parece que no quieres entender que me perteneces, pues de fingir lo contrario, que solo deseas matarme, mas tu y yo sabemos la verdad, una verdad que te abrasa bajo mi gélida mano, me deseas, quieres que te folle sin tregua y cuando mis ojos se pasean por tu cuerpo te estremeces porque soy todo lo que ansias aunque reconocerlo te haga sentirte un monstruo.
Ladeé la sonrisa deslizando mis dedos por su mojado sexo, mi esencia resbalaba por su vagina humedeciendo mis dedos.
Ella abrió sus piernas en un acto reflejo, tenia le poder, el control y tenia que reconocer que también ella me motivaba en exceso.
Me incorporé ligeramente hundiendo mis pardos en los suyos, deslicé mis dedos mojados por sus labios despacio.
-Tengo hambre, déjame beber de tu entrepierna -le pedí -era una orden velada, una muy clara, pero ella sonrió de medio lado deslizando sus dedos por mi rostro despacio.
-Yo te he llevado a cenar preciosa, creo que es justo y necesario que ahora yo pueda disfrutar de mi cena.
Podría alimentarme de cualquier mujer, pero te quiero a ti, ahora, eres mía, asúmelo.
Mi cuerpo se convirtió en su cárcel, mi boca arrasó con la ajena, gruñí contra esta al colisionar hambriento, rasgué con mi colmillo su labios, aquel beso tenia un delicioso sabor metálico.
Su cuerpo rugió caliente en busca de mi mano, los dos eramos fuego cada vez que nos encontrábamos, íbamos colocados, mas no era necesariamente la única razón de la pasión que nos invadía por el otro, si no el reto constante que nos traíamos.
Ladeé la sonrisa, mi boca se deslizó por su piel, mi aliento gélido hacia que sus pechos se alzaran ,se endureciesen y ante el contacto con mi lengua se ofrecieran sin tregua.
Hundi mis colmillos en la parte alta de sus pecaminosas cúspides.
Tirones de ros carmesí me invadieron mientras su pubis buscaba mis dedos.
Ella era mía y se lo demostraría tantas veces como fuera necesario hasta que se le grabara a fuego en ese indómito carácter.
Utukki Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 88
Fecha de inscripción : 20/06/2017
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Temas similares
» Semper fidelis
» Lux in tenebris ~ Privado
» venit tenebris //privado
» Tenebris ·ID·
» ~ Et Lux in tenebris Lucet ~
» Lux in tenebris ~ Privado
» venit tenebris //privado
» Tenebris ·ID·
» ~ Et Lux in tenebris Lucet ~
Página 3 de 4.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour