AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Hunting Night {Privado}
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Hunting Night {Privado}
Han pasado un par de días desde que el cachorro vino a casa tal y como él dijo que haría, a pesar de haber estado un día buscando a su hermano sin rastro del mismo fue hombre de palabra y pese a como estaba vino a casa, algo que he de decir que me sorprendió bastante porque de normal nadie lo hacía, cumplir con la palabra acordada ha perdido peso y ya no es lo mismo que era antes. Sorprendida me quedé cuando al abrir la puerta lo encontré tras ella, cansado, con ojeras, mojado por completo y lleno de barro pero con esas vino como prometió en su momento. Yo ya iba a salir antes de que él tocara a mi puerta pero al final nos quedamos en casa porque tampoco es que él pudiera hacer mucho más, incluso se quedó durmiendo en la tina mientras que yo preparaba la cena. Lo más extraño que hice esa noche fue dormir abrazada a alguien… yo no dormía con nadie, mis noches eran solitarias y frías sin saber si vivías un día más o no, sin saber qué ibas a encontrar al día siguiente… sin duda fue lo más extraño que esa noche hice, el despertar fue también extraño cuando al despertar me di cuenta de que no estaba sola.
Desde esa noche han pasado varios días en los que he seguido la pista de la misión que llevo entre manos, y que ha hecho que sea el motivo por el que estoy en la ciudad francesa. No consigo encontrar pista alguna del objetivo que perdí antes de entrar en el país pero que sé que está en la ciudad, solo espera el momento de que crea que me he dado por vencida para salir, estoy segura de ello. Llevo persiguiéndolo tiempo y ahora se esconde, agazapado como si me examinara para dar con el momento justo. Descalza recorro la habitación para terminar de ponerme los pantalones negros, salgo al salón y cojo las armas que voy a llevar esa noche, tengo tiempo para ponerme a limpiarlas y revisarlas antes de salir de caza. He quedado con el cachorro para ir a cazar, no es algo que suela hacer pero ver como caza un cachorro me parece algo que hay que ver, su herida cada día está mejor y presiento que nos vamos a encontrar con buenas presas esta noche.
Reviso mis tridentes, los limpio con cuidado y los guardo en sus fundas y repito la misma operación con unas dagas de plata. Es luna llena y quizás nos encontremos también con licántropos, llevo un par de estacas por lo que pueda cruzarse en el camino y también reviso con cuidado una ballesta; de color plata y negra que pienso llevar solo por si acaso. Flechas preparadas con punta de plata, estacas, dagas y mis tridentes está todo ya listo y preparado, voy a por las botas y las coloco para ponerme el cinto con todo y colocar la ballesta y el carcaj a mi espalda. Salgo y me apoyo en la puerta de casa a la espera de que venga el cachorro, me ha dicho que va a pasar a por mí y ya nos vamos de cacería… pero parece que llega tarde y eso me hace lanzar un bufido. Mientras llega lanzo uno de los tridentes al aire, haciendo que gire, para volver a cogerlo por el mango y vuelta a lanzarlo… es algo tan simple que apenas resto importancia a lo que hago. Es el sonido de un caballo que se acerca lo que hace que levante mi vista para encontrarme con un corcel y montado sobre este el cachorro.
-Llegas tarde –apunto como si eso para él no es obvio, pero claro que lo es mientras guardo el tridente y me acerco hacia él- ¿no te han enseñado nunca de que no es de buena educación hacer esperar a una dama? ¿O simplemente no ser puntual? –Enarco una ceja, es cierto que soy recta y meticulosa en muchos aspectos y ese es uno de ellos, pero como de costumbre él no hace caso de eso porque su forma de vida es diferente a la mía, a él lo más seguro es que no le importe demasiado llegar tarde o no. Sin esperar ayuda de un salto subo tras él sobre la montura y noto sus ojos en los míos como si está esperando algo, solo enarco una ceja y sonrío de lado- Vamos cachorro, hace una bonita noche para cazar algo –mis manos se posan en su cintura y le hago un movimiento para que se ponga en marcha- A ver que nos depara esta noche –la luna brilla con fuerza sobre nosotros, el cielo estrellado parece que nos mira brillando por mis palabras y espero a que él se ponga en marcha, no sé si espera algo más de mi parte pero no soy dada ni estoy acostumbrada a estas cosas, así que si quiere algo va a tener que pedirlo aunque de alguna forma sé que en vez de pedirlo, más bien, lo va a tomar de ser necesario.
Desde esa noche han pasado varios días en los que he seguido la pista de la misión que llevo entre manos, y que ha hecho que sea el motivo por el que estoy en la ciudad francesa. No consigo encontrar pista alguna del objetivo que perdí antes de entrar en el país pero que sé que está en la ciudad, solo espera el momento de que crea que me he dado por vencida para salir, estoy segura de ello. Llevo persiguiéndolo tiempo y ahora se esconde, agazapado como si me examinara para dar con el momento justo. Descalza recorro la habitación para terminar de ponerme los pantalones negros, salgo al salón y cojo las armas que voy a llevar esa noche, tengo tiempo para ponerme a limpiarlas y revisarlas antes de salir de caza. He quedado con el cachorro para ir a cazar, no es algo que suela hacer pero ver como caza un cachorro me parece algo que hay que ver, su herida cada día está mejor y presiento que nos vamos a encontrar con buenas presas esta noche.
Reviso mis tridentes, los limpio con cuidado y los guardo en sus fundas y repito la misma operación con unas dagas de plata. Es luna llena y quizás nos encontremos también con licántropos, llevo un par de estacas por lo que pueda cruzarse en el camino y también reviso con cuidado una ballesta; de color plata y negra que pienso llevar solo por si acaso. Flechas preparadas con punta de plata, estacas, dagas y mis tridentes está todo ya listo y preparado, voy a por las botas y las coloco para ponerme el cinto con todo y colocar la ballesta y el carcaj a mi espalda. Salgo y me apoyo en la puerta de casa a la espera de que venga el cachorro, me ha dicho que va a pasar a por mí y ya nos vamos de cacería… pero parece que llega tarde y eso me hace lanzar un bufido. Mientras llega lanzo uno de los tridentes al aire, haciendo que gire, para volver a cogerlo por el mango y vuelta a lanzarlo… es algo tan simple que apenas resto importancia a lo que hago. Es el sonido de un caballo que se acerca lo que hace que levante mi vista para encontrarme con un corcel y montado sobre este el cachorro.
-Llegas tarde –apunto como si eso para él no es obvio, pero claro que lo es mientras guardo el tridente y me acerco hacia él- ¿no te han enseñado nunca de que no es de buena educación hacer esperar a una dama? ¿O simplemente no ser puntual? –Enarco una ceja, es cierto que soy recta y meticulosa en muchos aspectos y ese es uno de ellos, pero como de costumbre él no hace caso de eso porque su forma de vida es diferente a la mía, a él lo más seguro es que no le importe demasiado llegar tarde o no. Sin esperar ayuda de un salto subo tras él sobre la montura y noto sus ojos en los míos como si está esperando algo, solo enarco una ceja y sonrío de lado- Vamos cachorro, hace una bonita noche para cazar algo –mis manos se posan en su cintura y le hago un movimiento para que se ponga en marcha- A ver que nos depara esta noche –la luna brilla con fuerza sobre nosotros, el cielo estrellado parece que nos mira brillando por mis palabras y espero a que él se ponga en marcha, no sé si espera algo más de mi parte pero no soy dada ni estoy acostumbrada a estas cosas, así que si quiere algo va a tener que pedirlo aunque de alguna forma sé que en vez de pedirlo, más bien, lo va a tomar de ser necesario.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Había pasado días sin dejar de buscar a Seth, conocía ese maldito bosque como la palma de mi mano y la desesperanza poco a poco iba consumiéndome hasta un punto insospechado.
Si bien es cierto que como Agarwae nos esforzábamos en mostrar nuestra mejor cara, los dos sabíamos lo que significaba no encontrar ni a Seth, ni a Poseidon, ni rastro de la nipona...a estas alturas los tres debían estar muertos.
Era cuestión de tiempo que Nessanie diera con el príncipe, que la marca se extendiera y que la muerte lo consumiera.
Me había pedido que si eso sucedía, si daban con él, me encargara de poner a salvo a Annabel, dentro de ella se gestaba la esperanza de un heredero para Grecia.
Acepté sus ordenes con pesar, sabia que era lo mas inteligente, huir mientras él nos daba tiempo y alejar a la loba de su prometido, para que este pudiera acabar con su vida antes de convertirse en una marioneta.
Tratamos de seguir con nuestras vidas, y en la mía había entrado una cazadora que poco a poco empezaba a convertirse en algo mas que una amiga con derechos..claro que..dada mi complicada situación tampoco es que me atreviera a dar mas pasos.
“Carpe diem” al menos mientras siguiera en pie.
A lomos de mi oscuro corcel crucé la distancia que había desde la mansión de Agarwaen hasta el punto donde había quedado con Zeniba, no pude evitar ladear la sonrisa la verla lanzando los tridentes con cara de pocos amigos.
Moví los labios imitándola mientras predecía que me iba a recriminar el llegar tarde.
-O tu demasiado pronto preciosa -apunté entre risas.
De un salto subió tras de mi, impaciente como de costumbre cuando íbamos de caza me pidió que me pusiera en marcha.
Negué entre risas, esa mujer era tan metódica que a veces me producía cierta lastima, imaginé lo complicado que tuvo que ser todo para ella.
-¿que dices? -hice como si hablara con el caballo, es mas me incliné tirando ligeramente de la rienda derecha para que este girara la cabeza como si me hablara.
-Tienes toda la razón, la dama no me ha besado y así no podemos emprender viaje hacia ninguna parte.
Zeniba negaba riéndose frente a mi magistral interpretación teatral, me llamaba cachorro por lago, supongo porque a todo le daba cierto aire despreocupado aunque por dentro pudiera estar destrozado.
Le mostré mis morros esperando mi premio sin poner en marcha la caballo.
-Ya lo has oído pequeña cazadora, dice que si no me besas no se pone en marcha...discutiría con él sobre la importancia de ir de caza, pero...es terco, no entra en razón..así que creo terminaremos antes si me besas -saqué la lengua moviendola frente a ella -con lengua, que a estas alturas un pico..no es un beso, ni es nada.
Si bien es cierto que como Agarwae nos esforzábamos en mostrar nuestra mejor cara, los dos sabíamos lo que significaba no encontrar ni a Seth, ni a Poseidon, ni rastro de la nipona...a estas alturas los tres debían estar muertos.
Era cuestión de tiempo que Nessanie diera con el príncipe, que la marca se extendiera y que la muerte lo consumiera.
Me había pedido que si eso sucedía, si daban con él, me encargara de poner a salvo a Annabel, dentro de ella se gestaba la esperanza de un heredero para Grecia.
Acepté sus ordenes con pesar, sabia que era lo mas inteligente, huir mientras él nos daba tiempo y alejar a la loba de su prometido, para que este pudiera acabar con su vida antes de convertirse en una marioneta.
Tratamos de seguir con nuestras vidas, y en la mía había entrado una cazadora que poco a poco empezaba a convertirse en algo mas que una amiga con derechos..claro que..dada mi complicada situación tampoco es que me atreviera a dar mas pasos.
“Carpe diem” al menos mientras siguiera en pie.
A lomos de mi oscuro corcel crucé la distancia que había desde la mansión de Agarwaen hasta el punto donde había quedado con Zeniba, no pude evitar ladear la sonrisa la verla lanzando los tridentes con cara de pocos amigos.
Moví los labios imitándola mientras predecía que me iba a recriminar el llegar tarde.
-O tu demasiado pronto preciosa -apunté entre risas.
De un salto subió tras de mi, impaciente como de costumbre cuando íbamos de caza me pidió que me pusiera en marcha.
Negué entre risas, esa mujer era tan metódica que a veces me producía cierta lastima, imaginé lo complicado que tuvo que ser todo para ella.
-¿que dices? -hice como si hablara con el caballo, es mas me incliné tirando ligeramente de la rienda derecha para que este girara la cabeza como si me hablara.
-Tienes toda la razón, la dama no me ha besado y así no podemos emprender viaje hacia ninguna parte.
Zeniba negaba riéndose frente a mi magistral interpretación teatral, me llamaba cachorro por lago, supongo porque a todo le daba cierto aire despreocupado aunque por dentro pudiera estar destrozado.
Le mostré mis morros esperando mi premio sin poner en marcha la caballo.
-Ya lo has oído pequeña cazadora, dice que si no me besas no se pone en marcha...discutiría con él sobre la importancia de ir de caza, pero...es terco, no entra en razón..así que creo terminaremos antes si me besas -saqué la lengua moviendola frente a ella -con lengua, que a estas alturas un pico..no es un beso, ni es nada.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 138
Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Encima de que ha llegado tarde tiene el morro de decir que yo he llegado demasiado pronto como si así puede quitarle hierro al asunto. Niego con la cabeza ya montada detrás de él y a la espera de que se ponga en marcha, nos vamos de caza y ahí es donde me siento cómoda, a gusto, en la burbuja que me rodea y donde he sido entrenada durante muchos años. Algo me dice que el cachorro no está de acuerdo totalmente con ponernos ya en marcha, su forma de mirarme me lo dice todo pero yo solo enarco una ceja y lo miro a la espera de que diga qué es lo que quiere, porque no sé qué espera de mí. Pero no tarda en hacérmelo saber y yo lo miro como si le pasara algo en la cabeza, como si no estuviera bien del todo. Está hablando con el caballo, fingiendo que lo hace en realidad, y dice que el corcel no va a moverse hasta que no le de un beso… ah, ahí es donde radica todo y el por qué no nos hemos puesto en marcha. Ruedo los ojos mientras lo miro y él sigue explicando que su caballo es terco y no entra en razón, algo que hace que sonría de lado y lo mire.
-Sí, desde luego que terco y alguien que no entra en razón sí que es –digo sin quitar la sonrisa pero claramente me estoy refiriendo a él y no a su caballo- dile a tú caballo –le sigo el juego, aunque no sé por qué y me cruzo de brazos- que la carne de caballo está muy rica, y que puedo tenerla mañana de cena como no se mueva –para gracia de todo, como si el caballo me ha entendido relincha y yo sonrío de lado- ¿qué crees que habrá dicho? ¿Quizás un “vámonos ya, Leonidas”? –No acostumbro a hacer gracias de ese tipo pero me ha salido sola, pero sé que no va a mover al caballo así porque sí así que lanzo un suspiro y lo miro- un beso, con lengua –lo miro de forma fija por lo exigente que se pone y al final acabo por rodear su cintura con mi mano, acerco mi rostro al suyo y mis labios buscan los suyos. No es un simple “pico” como dice él, mi boca se apodera de sus labios y llevo el ritmo del beso, mi lengua se abre paso y él me lo concede hasta que nuestras lenguas se encuentran, batallan lentas y se enredan, cada vez nos dejamos llevar más y más y el beso se intensifica, su mano aferra mi pelo y me pega más a él. Dejo un mordisco en su labio inferior y lo miro, a esos ojos azules un poco más oscuros que los míos que me devuelven la mirada- ¿Crees que a tu caballo le ha parecido suficiente? –Sonrío de lado, mis manos se han aferrado a su camisa por delante y mi cuerpo se ha pegado por completo al suyo, algo girado pues sino sería imposible. Solo lo veo sonreír y como si ha ganado una batalla se gira hacia delante y pone en marcha a su corcel.
La noche se cierne sobre nosotros y la luna brilla en lo alto del cielo, mis manos aferran su camisa mientras espolea su corcel y nos dirigimos al bosque, es probable que vayamos a encontrarnos con seres de la noche allí y algo me dice que la noche no va a ser como esperamos. Tras un rato a lomos de su corcel llegamos a la linde del bosque, es mejor que el caballo se quede fuera y no entre, lo ata a un árbol y tras una mirada al otro nos adentramos en lo profundo del bosque. Llevo la ballesta en mis manos y la tengo cargada, en ese lugar es mejor estar preparada y lista para disparar rápido antes de que algo pase, se puede oír el sonido de un río cerca y dado cierto momento levanto la mano sin decir nada para indicarle que pare, me agacho y le indico la pisada que he encontrado. Es de un lobo grande y es reciente, la tierra está húmeda por el calor que ha hecho y el estar el río cerca, le hago una seña para ir en dirección al río y sigilosos los dos vamos hacia el lugar. Al llegar nos encontramos que, al otro lado, hay tres lobos gigantes por lo que se puede ver y nosotros estamos escondidos para que no nos vean.
-Debemos de aprovechar que tenemos el viendo a favor –le digo en un susurro, agazapados para que no nos vean ni nos detecten, tengo la ballesta con flechas con la punta de plata y le miro de forma fija- bien cachorro, a ver quién es mejor –le reto, sé que podemos con los tres que hay al otro lado porque de peores hemos salido, retarle lo hace todo más divertido, porque la noche no ha hecho más que empezar.
-Sí, desde luego que terco y alguien que no entra en razón sí que es –digo sin quitar la sonrisa pero claramente me estoy refiriendo a él y no a su caballo- dile a tú caballo –le sigo el juego, aunque no sé por qué y me cruzo de brazos- que la carne de caballo está muy rica, y que puedo tenerla mañana de cena como no se mueva –para gracia de todo, como si el caballo me ha entendido relincha y yo sonrío de lado- ¿qué crees que habrá dicho? ¿Quizás un “vámonos ya, Leonidas”? –No acostumbro a hacer gracias de ese tipo pero me ha salido sola, pero sé que no va a mover al caballo así porque sí así que lanzo un suspiro y lo miro- un beso, con lengua –lo miro de forma fija por lo exigente que se pone y al final acabo por rodear su cintura con mi mano, acerco mi rostro al suyo y mis labios buscan los suyos. No es un simple “pico” como dice él, mi boca se apodera de sus labios y llevo el ritmo del beso, mi lengua se abre paso y él me lo concede hasta que nuestras lenguas se encuentran, batallan lentas y se enredan, cada vez nos dejamos llevar más y más y el beso se intensifica, su mano aferra mi pelo y me pega más a él. Dejo un mordisco en su labio inferior y lo miro, a esos ojos azules un poco más oscuros que los míos que me devuelven la mirada- ¿Crees que a tu caballo le ha parecido suficiente? –Sonrío de lado, mis manos se han aferrado a su camisa por delante y mi cuerpo se ha pegado por completo al suyo, algo girado pues sino sería imposible. Solo lo veo sonreír y como si ha ganado una batalla se gira hacia delante y pone en marcha a su corcel.
La noche se cierne sobre nosotros y la luna brilla en lo alto del cielo, mis manos aferran su camisa mientras espolea su corcel y nos dirigimos al bosque, es probable que vayamos a encontrarnos con seres de la noche allí y algo me dice que la noche no va a ser como esperamos. Tras un rato a lomos de su corcel llegamos a la linde del bosque, es mejor que el caballo se quede fuera y no entre, lo ata a un árbol y tras una mirada al otro nos adentramos en lo profundo del bosque. Llevo la ballesta en mis manos y la tengo cargada, en ese lugar es mejor estar preparada y lista para disparar rápido antes de que algo pase, se puede oír el sonido de un río cerca y dado cierto momento levanto la mano sin decir nada para indicarle que pare, me agacho y le indico la pisada que he encontrado. Es de un lobo grande y es reciente, la tierra está húmeda por el calor que ha hecho y el estar el río cerca, le hago una seña para ir en dirección al río y sigilosos los dos vamos hacia el lugar. Al llegar nos encontramos que, al otro lado, hay tres lobos gigantes por lo que se puede ver y nosotros estamos escondidos para que no nos vean.
-Debemos de aprovechar que tenemos el viendo a favor –le digo en un susurro, agazapados para que no nos vean ni nos detecten, tengo la ballesta con flechas con la punta de plata y le miro de forma fija- bien cachorro, a ver quién es mejor –le reto, sé que podemos con los tres que hay al otro lado porque de peores hemos salido, retarle lo hace todo más divertido, porque la noche no ha hecho más que empezar.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Ladeé la sonrisa con cierta picardia, el beso sin duda alguna había sido digno de aquella pasión que nos consumía.
No omití palabra alguna espoleé el caballo para emprender marcha hacia el bosque. Cruzamos las calles de París al galope, sus manso rodeaban mi cintura, sus dedos se colaban por debajo de mi camisola, repasaba lenta la cicatriz que me había quedado de la herida que me ayudó a curar cuando la conocí.
-Si no hubiera estado herido quizás no estaríamos ahora aquí -aseguré girando el rostro y mirándola por encima del hombro.
Ambos reíamos, eramos cazadores, íbamos a poner neustra vida en juego, pero conectamos, quizás se empeñara en negarlo, en hacerme pedir los besos, las caricias y que me diera de comer, pediría si era necesario una nana cada noche mientras al final del día acabara entre sus piernas y tras eso durmiendo con ella entre mis brazos, al menos hasta que el destino marcado me forzara a abandonar París.
Até la montura a la entrada del bosque, intercambie un par de miradas con la cazadora y pronto entramos los dos en modo caza.
El trabajo lo tomábamos enserio, quizás mas ella que yo, pues yo de vez en cuando le dejaba pequeños pellizcos en la nalga, como respuesta, sus azules profundos fulminando al cachorro.
Yo me limitaba a encogerme de hombros ¿no esperaría que un cachorro no jugara hasta en las peores ocasiones.
Fue entonces cuando alzó una mano, había encontrado una huella, me agaché para inspeccionarla, sin duda pertenecía a un lobo adulto, un alfa posiblemente.
Hacia calor, una humedad pegajosa, cerca había un arroyo, no me cabía duda de que posiblemente y como apuntaba la cazadora estuviera allí bebiendo.
En silencio sepulcral atajamos la distancia, el viento de cara camuflaba nuestro olor, clara ventaja que conoce todo cazador.
Nuestros ojos se encontraron, la cazadora me retó entre susurros, quería comprobar ahora que no iba herido, quien era mejor de los dos.
No esperé su seña, emprendí agachado la marcha, desenvainé sendas espadas que centellearon reflejando la plateada luna que hoy seria testigo de la muerte de sus hijos.
Cerca de la manada, me di cuenta de que era un alfa y dos machos mas jóvenes, betas.
Rugí como un león emergiendo de justo detrás del gran lobo negro y con esa imprudencia que me caracterizaba, tomé impulso con mis pies saltando delante de la bestia. Las zarpas de la fiera fueron lanzadas hacia mi cuerpo, pero lo esquivé con maña elevándome por los aires
Giro de muñecas que marcaron el rostro de la bestia, mi pié se apoyó en el brazo de la bestia.
Volé por encima de su cabeza, di una voltereta y rajé su chepa con una de las espadas. Caí de golpe en el suelo arrodillado, girando el rostro para mirar a la bestia por encima del hombro.
No omití palabra alguna espoleé el caballo para emprender marcha hacia el bosque. Cruzamos las calles de París al galope, sus manso rodeaban mi cintura, sus dedos se colaban por debajo de mi camisola, repasaba lenta la cicatriz que me había quedado de la herida que me ayudó a curar cuando la conocí.
-Si no hubiera estado herido quizás no estaríamos ahora aquí -aseguré girando el rostro y mirándola por encima del hombro.
Ambos reíamos, eramos cazadores, íbamos a poner neustra vida en juego, pero conectamos, quizás se empeñara en negarlo, en hacerme pedir los besos, las caricias y que me diera de comer, pediría si era necesario una nana cada noche mientras al final del día acabara entre sus piernas y tras eso durmiendo con ella entre mis brazos, al menos hasta que el destino marcado me forzara a abandonar París.
Até la montura a la entrada del bosque, intercambie un par de miradas con la cazadora y pronto entramos los dos en modo caza.
El trabajo lo tomábamos enserio, quizás mas ella que yo, pues yo de vez en cuando le dejaba pequeños pellizcos en la nalga, como respuesta, sus azules profundos fulminando al cachorro.
Yo me limitaba a encogerme de hombros ¿no esperaría que un cachorro no jugara hasta en las peores ocasiones.
Fue entonces cuando alzó una mano, había encontrado una huella, me agaché para inspeccionarla, sin duda pertenecía a un lobo adulto, un alfa posiblemente.
Hacia calor, una humedad pegajosa, cerca había un arroyo, no me cabía duda de que posiblemente y como apuntaba la cazadora estuviera allí bebiendo.
En silencio sepulcral atajamos la distancia, el viento de cara camuflaba nuestro olor, clara ventaja que conoce todo cazador.
Nuestros ojos se encontraron, la cazadora me retó entre susurros, quería comprobar ahora que no iba herido, quien era mejor de los dos.
No esperé su seña, emprendí agachado la marcha, desenvainé sendas espadas que centellearon reflejando la plateada luna que hoy seria testigo de la muerte de sus hijos.
Cerca de la manada, me di cuenta de que era un alfa y dos machos mas jóvenes, betas.
Rugí como un león emergiendo de justo detrás del gran lobo negro y con esa imprudencia que me caracterizaba, tomé impulso con mis pies saltando delante de la bestia. Las zarpas de la fiera fueron lanzadas hacia mi cuerpo, pero lo esquivé con maña elevándome por los aires
Giro de muñecas que marcaron el rostro de la bestia, mi pié se apoyó en el brazo de la bestia.
Volé por encima de su cabeza, di una voltereta y rajé su chepa con una de las espadas. Caí de golpe en el suelo arrodillado, girando el rostro para mirar a la bestia por encima del hombro.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 138
Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Ni estando de caza el cachorro puede ponerse serio, hemos encontrado una huello y cerca se puede oír el agua fluir, hay un río y lo más seguro es que estén cerca de este. El calor que hace es pegajoso, la humedad hace que la sensación de calor sea mayor y teniendo el río cerca es nuestra mejor opción. Cuando entro en modo cazadora me pongo seria, igual que cuando voy a realizar un trabajo dejo a un lado las cosas y me centro en lo que importa… pero el cachorro no, y ha sido varias veces las que me ha pellizcado las nalgas ganándose de mi parte algún que otro manotazo y una mirada con la que puedo haberlo matado alguna que otra vez. Él solo sonríe de lado divertido y me sigue en silencio. Con sigilo y cuidado nos acercamos hasta el río, agazapados en unos arbustos tenemos localizadas a las presas y podemos ver que son tres. No van a ser un problema para los dos, y no dudo de ello. Somos dos cazadores bastantes capaces y los dos estamos en plenas facultades esa noche.
Le reto. Le reto porque sé que él va a tomarlo como siempre hace cuando lo desafío, y porque sé que también es capaz de llevarlo a cabo sin problema alguno porque el desafío más grande que se ha puesto conmigo lo está consiguiendo. Es tenaz y no ceja en su empeño, cada día que paso con él descubro algo nuevo, algo que él me enseña y siento que lentamente va despojándome de esa burbuja… pero no debo de olvidar que esto es como vivir en un sueño, y que tarde o temprano estos se terminan. No pienso en ello y lo miro, me sonríe y me da a entender que acepta el desafío y no espera ninguna señal por mi parte, se adelanta agazapado para que no lo descubran y se acerca poco a poco hasta donde están los licántropos. Niego con la cabeza y con la ballesta cargada lo sigo, no llego del todo donde está él cuando de repente se lanza sin pensarlo siquiera contra los licántropos, y estos ya saben que estamos aquí.
Como no se lanza a por el más grande de todos, al que tiene el pelaje negro y que lanza sus zarpas contra él pero el cachorro es más ágil, más rápido, y consigue esquivarlas. Me centro en los otros dos y disparo la ballesta cuando uno de ellos intenta ir a por él, cubriéndole, y este gruñe al notar la plata incrustarse en el lateral de su cuerpo mientras lo debilita. Cargo rápida y apunto hacia el segundo que, algo más rezagado, se acerca también al cachorro para ir a por él. La flecha a este le da en el cuello y se retuerce por la quemazón, dejo la ballesta colgada en mi espalda y saco mis tridentes dispuesta a lanzarme a por ellos. Voy a por el primero que he disparo y que tiene sus ojos brillantes fijos en mí, el alfa se centra en el cachorro y fijo mi atención en el lobo de pelaje marrón que viene hacia mí. Se lanza con las garras por delante y yo lo esquivo pero clavo el tridente en uno de sus costados y le hago un corte profundo, tres surcos de donde le sale sangre y él me gruñe en respuesta de que no le ha gustado y yo sonrío de lado, lástima que no he cogido el látigo esa noche.
De reojo veo que el otro lobo se repone y va hacia la espalda del cazador, así que rápida cojo el mango del tridente y lo lanzo hacia el licántropo que se incrusta en el centro de su cabeza y cae al suelo desplomado, pero he descuidado al otro que tengo enfrente y este no perdona, carga contra mí y me aparto en el último momento pero no evito que sus garras me rocen y me hagan surcos en el brazo, no es grave pero escuece. Me tira al suelo y mi espalda choca contra la húmeda tierra que de alguna forma amortigua mi caída, pero no espera y se lanza contra mí con las garras por delante, ruedo por el suelo y consigo evitarlo pero no ceja en su empeño y ahora es sus fauces la que me quiere presa, interpongo el tridente que hace de barrera para que no cierre su boca, gruñe porque quiere atraparme y no puedo lograrlo con sus colmillos, un mordisco y me convertiría en lo mismo que él.
Le reto. Le reto porque sé que él va a tomarlo como siempre hace cuando lo desafío, y porque sé que también es capaz de llevarlo a cabo sin problema alguno porque el desafío más grande que se ha puesto conmigo lo está consiguiendo. Es tenaz y no ceja en su empeño, cada día que paso con él descubro algo nuevo, algo que él me enseña y siento que lentamente va despojándome de esa burbuja… pero no debo de olvidar que esto es como vivir en un sueño, y que tarde o temprano estos se terminan. No pienso en ello y lo miro, me sonríe y me da a entender que acepta el desafío y no espera ninguna señal por mi parte, se adelanta agazapado para que no lo descubran y se acerca poco a poco hasta donde están los licántropos. Niego con la cabeza y con la ballesta cargada lo sigo, no llego del todo donde está él cuando de repente se lanza sin pensarlo siquiera contra los licántropos, y estos ya saben que estamos aquí.
Como no se lanza a por el más grande de todos, al que tiene el pelaje negro y que lanza sus zarpas contra él pero el cachorro es más ágil, más rápido, y consigue esquivarlas. Me centro en los otros dos y disparo la ballesta cuando uno de ellos intenta ir a por él, cubriéndole, y este gruñe al notar la plata incrustarse en el lateral de su cuerpo mientras lo debilita. Cargo rápida y apunto hacia el segundo que, algo más rezagado, se acerca también al cachorro para ir a por él. La flecha a este le da en el cuello y se retuerce por la quemazón, dejo la ballesta colgada en mi espalda y saco mis tridentes dispuesta a lanzarme a por ellos. Voy a por el primero que he disparo y que tiene sus ojos brillantes fijos en mí, el alfa se centra en el cachorro y fijo mi atención en el lobo de pelaje marrón que viene hacia mí. Se lanza con las garras por delante y yo lo esquivo pero clavo el tridente en uno de sus costados y le hago un corte profundo, tres surcos de donde le sale sangre y él me gruñe en respuesta de que no le ha gustado y yo sonrío de lado, lástima que no he cogido el látigo esa noche.
De reojo veo que el otro lobo se repone y va hacia la espalda del cazador, así que rápida cojo el mango del tridente y lo lanzo hacia el licántropo que se incrusta en el centro de su cabeza y cae al suelo desplomado, pero he descuidado al otro que tengo enfrente y este no perdona, carga contra mí y me aparto en el último momento pero no evito que sus garras me rocen y me hagan surcos en el brazo, no es grave pero escuece. Me tira al suelo y mi espalda choca contra la húmeda tierra que de alguna forma amortigua mi caída, pero no espera y se lanza contra mí con las garras por delante, ruedo por el suelo y consigo evitarlo pero no ceja en su empeño y ahora es sus fauces la que me quiere presa, interpongo el tridente que hace de barrera para que no cierre su boca, gruñe porque quiere atraparme y no puedo lograrlo con sus colmillos, un mordisco y me convertiría en lo mismo que él.
Zeniba- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
El voraz alfa se gira gruñendo, arrugo la nariz frente a su cara mostrandole lo mucho que me desagrada su aliento fétido, algo que al parecer lo cabrea lo suficiente como para alzarme un zarpazo que de nuevo solo encuentra airé.
Se bailar con las espadas, viró hacia uno de los lados con rapidez agachando mi cuerpo para asestar en profundo corte en la parte trasera de su rodillas que lo hace aullar de dolor.
Sus fauces hambrientas buscan dañar mi cuello, quiere darme muerte o peor aun, convertirme en uno de ellos, pero en ese momento interpongo mi espada deteniendo el mordisco, sus colmillos contra el acero y con mi otra mano llevo la otra a su cuello sajandolo sin remordimiento.
Gruñó mostrandole los dientes como él lo hace, puede que él sea un depredador, pero yo soy un cazador nacido para darles muerte.
A mi espalda escucho como uno de los lobos es atravesado por el tridente de mi pequeña cazadora, la miró por el rabillo del ojo, tiempo mas que suficiente para que el alfa se rehaga y de un manotazo me mandé contra un árbol haciendo que mi espalda cruja por el impacto.
Aprieto la mandíbula poniéndome en pie, las dos espadas en mis manos acaricio su mango, emprendiendo una desesperada carrera hacia Zeniba que con su espalda sobre un lecho de hierba y el lobo encima lucha por no ser mordida.
Tomo impulso con los pies, dobló las rodillas y me elevo por los aires cayendo en su chepa hincando las espadas como si fueran dos banderillas.
La bestia gruñe, lanza hacia atrás sus zarpas con la firme intención de sacarme de encima suyo, pero yo hundo mas las espadas, tanto que apenas quedan fuera mis puños.
Aúlla de dolor aguantando la plata por completo en su interior, mi rostro salpicado de sangre, busco desesperado los océanos de la cazadora, se que este licantropo no volverá a ver otra luna llena pero necesito saber que Zeniba esta bien.
El lobo con la respiración errática, moribundo, da de bruces la suelo, solo saco las espadas cuando siento como expira su ultimo aliento y así me apeo de su lomo emprendiendo una violenta carrera hacia el lobo negro que aprovechando la sangre que brota del pecho de la cazadora corre a cuatro patas hacia ella obnubilado por el liquido rojo.
Zeniba es muy capaz de defenderse, lo se, pero aun así no puedo evitar que mi corazón se apriete como si un puño lo oprimiese, ni siquiera veo al otro licantropo que me intercepta por el camino mi mirada esta fija en la bestia negar que puede acabar con la vida de ella.
Gruñó al sentir el cheque de la cabeza de la bestia que me embiste por el costado, ruedo por el suelo ligeramente aturdido y sin aire ninguno.
Toso, pero me rehago rápido espadas en mano dispuesto a presentar nueva batalla.
-Zeniba -gritó su nombre, se que la bestia negra ha llegado a ella pero enfrascado a melé con la bestia parda apenas puedo ver que sucede a mis espaldas.
Se bailar con las espadas, viró hacia uno de los lados con rapidez agachando mi cuerpo para asestar en profundo corte en la parte trasera de su rodillas que lo hace aullar de dolor.
Sus fauces hambrientas buscan dañar mi cuello, quiere darme muerte o peor aun, convertirme en uno de ellos, pero en ese momento interpongo mi espada deteniendo el mordisco, sus colmillos contra el acero y con mi otra mano llevo la otra a su cuello sajandolo sin remordimiento.
Gruñó mostrandole los dientes como él lo hace, puede que él sea un depredador, pero yo soy un cazador nacido para darles muerte.
A mi espalda escucho como uno de los lobos es atravesado por el tridente de mi pequeña cazadora, la miró por el rabillo del ojo, tiempo mas que suficiente para que el alfa se rehaga y de un manotazo me mandé contra un árbol haciendo que mi espalda cruja por el impacto.
Aprieto la mandíbula poniéndome en pie, las dos espadas en mis manos acaricio su mango, emprendiendo una desesperada carrera hacia Zeniba que con su espalda sobre un lecho de hierba y el lobo encima lucha por no ser mordida.
Tomo impulso con los pies, dobló las rodillas y me elevo por los aires cayendo en su chepa hincando las espadas como si fueran dos banderillas.
La bestia gruñe, lanza hacia atrás sus zarpas con la firme intención de sacarme de encima suyo, pero yo hundo mas las espadas, tanto que apenas quedan fuera mis puños.
Aúlla de dolor aguantando la plata por completo en su interior, mi rostro salpicado de sangre, busco desesperado los océanos de la cazadora, se que este licantropo no volverá a ver otra luna llena pero necesito saber que Zeniba esta bien.
El lobo con la respiración errática, moribundo, da de bruces la suelo, solo saco las espadas cuando siento como expira su ultimo aliento y así me apeo de su lomo emprendiendo una violenta carrera hacia el lobo negro que aprovechando la sangre que brota del pecho de la cazadora corre a cuatro patas hacia ella obnubilado por el liquido rojo.
Zeniba es muy capaz de defenderse, lo se, pero aun así no puedo evitar que mi corazón se apriete como si un puño lo oprimiese, ni siquiera veo al otro licantropo que me intercepta por el camino mi mirada esta fija en la bestia negar que puede acabar con la vida de ella.
Gruñó al sentir el cheque de la cabeza de la bestia que me embiste por el costado, ruedo por el suelo ligeramente aturdido y sin aire ninguno.
Toso, pero me rehago rápido espadas en mano dispuesto a presentar nueva batalla.
-Zeniba -gritó su nombre, se que la bestia negra ha llegado a ella pero enfrascado a melé con la bestia parda apenas puedo ver que sucede a mis espaldas.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Tengo al licántropo encima de mí, mi espalda está contra la húmeda hierba del suelo y el licántropo no deja de intentar llegar hasta donde yo estoy. Sus fauces las tiene abiertas con la firme intención de morderme y de convertirme en uno de los suyos, algo que no pienso dejar que ocurra. Solo se interpone entre estas y mi cuerpo mi tridente, incrustado en sus fauces que hace que no se cierren y que no pueda llegar hasta mí como quiere hacer, sus gruñidos muestran las ganas que tiene de morderme y quizás hasta de descuartizarme… no lo pongo en duda. Pero no puedo hacerlo mientras tenga mi tridente parando su boca, su saliva se resbala por estar abierta y empieza crear un filo hilo de la misma que va bajando cada vez más… solo se aparta de golpe cuando el cazador se lanza contra él, está subido sobre su espalda y tiene sus espadas clavadas en donde está subido, el lobo aúlla, gruñe e intenta llegar hasta el cazador pero no le llegan las garras y no puede hacer nada por quitarlo de encima con la plata hundida en su carne.
Sigo en el suelo pero me repongo enseguida, tengo tres surcos en el brazo producto de cuando ha intentado cogerme pero no lo ha logrado porque lo he esquivado antes de caer al suelo, no es grave pero la herida escuece y no deja de manar sangre y sé que eso solo los va a atraer más hacia mí. Los ojos del cazador buscan los míos y nuestras miradas se encuentran, es como si él necesite saber que estoy bien y asiento con la cabeza en señal de que no se preocupe y no logro entender esa preocupación que veo, apenas me conoce como para tenerla. Su mundo es muy desconocido para mí, el suyo está lleno de sentimientos y el mío está frío y carente de ellos… otro en su situación de dónde vengo ni siquiera se habría molestado en ayudarme, cada cual lucha sus batallas solo. El lobo poco a poco va perdiendo la fuerza hasta que cae desplomado al suelo y es cuando veo por lo lejos al alfa que se acerca corriendo hacia donde yo estoy, cegado por la sangre que mana de mi herida.
Sus ojos centellan en la oscuridad y lo distingo claramente, tiene el morro arrugado y viene dispuesto a matarme, pero no se lo voy a permitir de ninguna de las maneras. Viene a una velocidad rápida y cada movimiento de la carrera y cada vez que sus patas tocan en suelo siento la vibración por lo rápido y violento que se acerca hacia donde estoy. No lo pienso cuando centrada en su carrera, en cada paso que hace, lanzo el tridente de forma certera que se incrusta en el pecho del licántropo a pocos pasos de donde yo estoy, pero no ceja en su lucha y se lanza sobre mí con la intención de matarme, es entonces cuando mientras él cae eleve mi pie justo donde está el tridente que solo con eso y el cuerpo del licántropo cayendo se incrusta más en su pelaje hasta atravesar por completo la carne y llegar a su corazón, con la inercia que tiene lo lanzo hacia atrás para que caiga a mi espalda y así no pueda morderme, me levanto rápida y mientras se retuerce en el suelo por tener el tridente incrustado cerca de su corazón yo voy hacia él y me subo sobre su espalda y rápida clavo una daga en su cabeza acabando así con su vida.
Es entonces cuando oigo el grito del cachorro pronunciando mi nombre y mis ojos se desvían hacia donde está luchando contra el otro que queda, saco la daga y el tridente del cuerpo ya inerte y me acerco donde está él peleando centrado en su batalla, no quiero desconcentrarle así que cuando estoy cerca y el licántropo se alza para darle un zarpazo aprovecho y hundo mi tridente en su cuello de forma que se queda paralizado y quieto, y es entonces cuando el cachorro le da el golpe final que acaba con su vida y cae desplomado al suelo. Mi respiración es algo errática y al igual que él voy manchada de sangre, más aparte de la sangre que mana de la herida del brazo y mis ojos se encuentran con los suyos, va más manchado que yo de sangre y su respiración también es errática como la mía.
-Estoy bien –le digo y acorto la distancia que nos separa, no sé qué decirle en esos momentos y quizás es mejor no decir nada, no entiendo su preocupación que me viene de sorpresa ya que no es algo inusual para mí, levanto mi mano y aparto parte de su sangre de su rostro y mis dedos acarician su mejilla- estoy bien –repito a pesar de que se fija en la herida del brazo- no es nada –digo porque de peores he salido. Es el sonido de una rama que se parte cuando nos damos cuenta de que no estamos solos, y de que la noche no ha terminado todavía. Mis ojos se alzan hacia donde proviene el sonido y tras una pequeña pendiente veo una figura vestida toda de negro, conozco esos ropajes porque ya los he visto antes y me hace fruncir el ceño al verlos. Sé que ha querido que sepamos que está ahí porque de lo contrario es posible que no nos hayamos dado cuenta, interpongo mi cuerpo por delante del suyo y lo dejo a mi espalda, sé que la cosa va conmigo y la mirada del hombre está fija en la mía. Es un asesino, uno enviado seguramente para matarme porque quizás piensen que he abandonado la misión y no he vuelto, es la única explicación que tengo y mi rostro se gira al del cachorro- viene a por mí –afirmo sin entrar demasiado en explicaciones pero la presencia de dos hombres más que surgen de su espalda es algo que me descoloca, aunque intento que no se note porque no es normal que manden a tres personas, y no lo entiendo- ten cuidado Leonidas, son asesinos de élite –le quiero decir que no se meta, pero algo me hace pensar que eso no es posible.
Sigo en el suelo pero me repongo enseguida, tengo tres surcos en el brazo producto de cuando ha intentado cogerme pero no lo ha logrado porque lo he esquivado antes de caer al suelo, no es grave pero la herida escuece y no deja de manar sangre y sé que eso solo los va a atraer más hacia mí. Los ojos del cazador buscan los míos y nuestras miradas se encuentran, es como si él necesite saber que estoy bien y asiento con la cabeza en señal de que no se preocupe y no logro entender esa preocupación que veo, apenas me conoce como para tenerla. Su mundo es muy desconocido para mí, el suyo está lleno de sentimientos y el mío está frío y carente de ellos… otro en su situación de dónde vengo ni siquiera se habría molestado en ayudarme, cada cual lucha sus batallas solo. El lobo poco a poco va perdiendo la fuerza hasta que cae desplomado al suelo y es cuando veo por lo lejos al alfa que se acerca corriendo hacia donde yo estoy, cegado por la sangre que mana de mi herida.
Sus ojos centellan en la oscuridad y lo distingo claramente, tiene el morro arrugado y viene dispuesto a matarme, pero no se lo voy a permitir de ninguna de las maneras. Viene a una velocidad rápida y cada movimiento de la carrera y cada vez que sus patas tocan en suelo siento la vibración por lo rápido y violento que se acerca hacia donde estoy. No lo pienso cuando centrada en su carrera, en cada paso que hace, lanzo el tridente de forma certera que se incrusta en el pecho del licántropo a pocos pasos de donde yo estoy, pero no ceja en su lucha y se lanza sobre mí con la intención de matarme, es entonces cuando mientras él cae eleve mi pie justo donde está el tridente que solo con eso y el cuerpo del licántropo cayendo se incrusta más en su pelaje hasta atravesar por completo la carne y llegar a su corazón, con la inercia que tiene lo lanzo hacia atrás para que caiga a mi espalda y así no pueda morderme, me levanto rápida y mientras se retuerce en el suelo por tener el tridente incrustado cerca de su corazón yo voy hacia él y me subo sobre su espalda y rápida clavo una daga en su cabeza acabando así con su vida.
Es entonces cuando oigo el grito del cachorro pronunciando mi nombre y mis ojos se desvían hacia donde está luchando contra el otro que queda, saco la daga y el tridente del cuerpo ya inerte y me acerco donde está él peleando centrado en su batalla, no quiero desconcentrarle así que cuando estoy cerca y el licántropo se alza para darle un zarpazo aprovecho y hundo mi tridente en su cuello de forma que se queda paralizado y quieto, y es entonces cuando el cachorro le da el golpe final que acaba con su vida y cae desplomado al suelo. Mi respiración es algo errática y al igual que él voy manchada de sangre, más aparte de la sangre que mana de la herida del brazo y mis ojos se encuentran con los suyos, va más manchado que yo de sangre y su respiración también es errática como la mía.
-Estoy bien –le digo y acorto la distancia que nos separa, no sé qué decirle en esos momentos y quizás es mejor no decir nada, no entiendo su preocupación que me viene de sorpresa ya que no es algo inusual para mí, levanto mi mano y aparto parte de su sangre de su rostro y mis dedos acarician su mejilla- estoy bien –repito a pesar de que se fija en la herida del brazo- no es nada –digo porque de peores he salido. Es el sonido de una rama que se parte cuando nos damos cuenta de que no estamos solos, y de que la noche no ha terminado todavía. Mis ojos se alzan hacia donde proviene el sonido y tras una pequeña pendiente veo una figura vestida toda de negro, conozco esos ropajes porque ya los he visto antes y me hace fruncir el ceño al verlos. Sé que ha querido que sepamos que está ahí porque de lo contrario es posible que no nos hayamos dado cuenta, interpongo mi cuerpo por delante del suyo y lo dejo a mi espalda, sé que la cosa va conmigo y la mirada del hombre está fija en la mía. Es un asesino, uno enviado seguramente para matarme porque quizás piensen que he abandonado la misión y no he vuelto, es la única explicación que tengo y mi rostro se gira al del cachorro- viene a por mí –afirmo sin entrar demasiado en explicaciones pero la presencia de dos hombres más que surgen de su espalda es algo que me descoloca, aunque intento que no se note porque no es normal que manden a tres personas, y no lo entiendo- ten cuidado Leonidas, son asesinos de élite –le quiero decir que no se meta, pero algo me hace pensar que eso no es posible.
Zeniba- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
La bestia cae frente a ambos, respiración errática que descompasada muere en esa ínfima distancia que nos separa.
Miedo, en mis ojos se refleja por primera vez en mucho tiempo el pánico de perderla, cuando he visto a ese lobo sobre ella he temido lo peor y aun sabiendo que es una eficaz cazadora no he podido reprimir gritar su nombre, ni siquiera centrarme en mi contrincante.
Ladeó la sonrisa cuando asegura que esta bien, mis ojos se deslizan por la herida de su brazo, las he tenido mucho peores y apuesto a que ella también.
Acortó la distancia ,mi boca la busca, arraso con todo, incluida la cordura y me doy cuenta de que ella me acaricia la mejilla, no esta acostumbrada a esto, su burbuja trata de alejarla de todo tipo de sentimientos, por yo no voy a dejarme apartar por sus miedos, no cuando yo no los tengo.
La vida en nuestra profesión es efímera, si no la vives es como si nunca hubieras existido, vale que cada noche la pongas en manso de los dioses del Olimpo, pero yo también era dueño de mi sino y ese camino ahora me llevaba a ella.
Atrape sus mejillas con mis manos arrastrando su rostro contra el mio, un jadeo escapó de mi boca mientras seguía con mi lengua paladeando su sabor a guerra.
Sus manso interpusieron la distancia, ambas en mi pecho, aun estábamos en el bosque, no era el momento, tampoco el lugar, pero..¿que mas da?
Negué ladeando la sonrisa.
-¿cuando vas a dejarte llevar Zeniba? -pregunté contra sus labios.
Mi pregunta quedó en el aire cuando un tipo salio de entre la maleza vestido de tortuga ninja.
Enarqué una ceja viendo al tipo.
-La fiesta de disfraces era en el palacio Royal -le dije con cierta ironía en mi voz.
No era tan necio como para no saber lo que era, un asesino, uno letal de los que si había escuchado hablar, que venían a por ella era otro echo que no necesité la dama me confirmara, claro que lo que no iba a poder evitar es que luchara.
Dispuesto a soltar mi siguiente mordaz comentario, fui interrumpido por dos tipos mas que con la misma pinta salían desde las sombras dispuestos a emprender la digna batalla de sus vidas.
-Bueno, ya que os empeñáis en bailar, cogeros las enaguas pequeñas viudas, hoy es vuestra noche de suerte.
Rodeé las espadas con un giro de muñecas mientras ladeaba la sonrisa concentrado en esos dos y sus movimientos magistrales.
Puede que ellos estuvieran entrenados para dar muerte, pero yo también lo estaba, no era un rival fácil y les demostraría que era muy capaz de salir ileso de este baile.
-Zeniba, cuando esto acabé, que lo hará, voy a follarte sobre sus cadáveres.
Emprendí la carrera hacia ellos posando los pies en el suelo para tomar impulso y doblando las rodillas me elevé por los aires.
-Vamos señoritas, no seáis tímidas -rugí cayendo entre ambas con las dos espadas.
Sus aceros desenvainados reflejaban la plateada luna del momento, mi hoja hambrienta de sangre era sacudida ante sus ojos dejando una estela de carmesí.
Las espadas chocaron voraces, chispas salieron de ellas en un baile sin tregua de movimientos medidos, de concentración extrema en el que el menor fallo podía llevarnos a la tumba.
Miedo, en mis ojos se refleja por primera vez en mucho tiempo el pánico de perderla, cuando he visto a ese lobo sobre ella he temido lo peor y aun sabiendo que es una eficaz cazadora no he podido reprimir gritar su nombre, ni siquiera centrarme en mi contrincante.
Ladeó la sonrisa cuando asegura que esta bien, mis ojos se deslizan por la herida de su brazo, las he tenido mucho peores y apuesto a que ella también.
Acortó la distancia ,mi boca la busca, arraso con todo, incluida la cordura y me doy cuenta de que ella me acaricia la mejilla, no esta acostumbrada a esto, su burbuja trata de alejarla de todo tipo de sentimientos, por yo no voy a dejarme apartar por sus miedos, no cuando yo no los tengo.
La vida en nuestra profesión es efímera, si no la vives es como si nunca hubieras existido, vale que cada noche la pongas en manso de los dioses del Olimpo, pero yo también era dueño de mi sino y ese camino ahora me llevaba a ella.
Atrape sus mejillas con mis manos arrastrando su rostro contra el mio, un jadeo escapó de mi boca mientras seguía con mi lengua paladeando su sabor a guerra.
Sus manso interpusieron la distancia, ambas en mi pecho, aun estábamos en el bosque, no era el momento, tampoco el lugar, pero..¿que mas da?
Negué ladeando la sonrisa.
-¿cuando vas a dejarte llevar Zeniba? -pregunté contra sus labios.
Mi pregunta quedó en el aire cuando un tipo salio de entre la maleza vestido de tortuga ninja.
Enarqué una ceja viendo al tipo.
-La fiesta de disfraces era en el palacio Royal -le dije con cierta ironía en mi voz.
No era tan necio como para no saber lo que era, un asesino, uno letal de los que si había escuchado hablar, que venían a por ella era otro echo que no necesité la dama me confirmara, claro que lo que no iba a poder evitar es que luchara.
Dispuesto a soltar mi siguiente mordaz comentario, fui interrumpido por dos tipos mas que con la misma pinta salían desde las sombras dispuestos a emprender la digna batalla de sus vidas.
-Bueno, ya que os empeñáis en bailar, cogeros las enaguas pequeñas viudas, hoy es vuestra noche de suerte.
Rodeé las espadas con un giro de muñecas mientras ladeaba la sonrisa concentrado en esos dos y sus movimientos magistrales.
Puede que ellos estuvieran entrenados para dar muerte, pero yo también lo estaba, no era un rival fácil y les demostraría que era muy capaz de salir ileso de este baile.
-Zeniba, cuando esto acabé, que lo hará, voy a follarte sobre sus cadáveres.
Emprendí la carrera hacia ellos posando los pies en el suelo para tomar impulso y doblando las rodillas me elevé por los aires.
-Vamos señoritas, no seáis tímidas -rugí cayendo entre ambas con las dos espadas.
Sus aceros desenvainados reflejaban la plateada luna del momento, mi hoja hambrienta de sangre era sacudida ante sus ojos dejando una estela de carmesí.
Las espadas chocaron voraces, chispas salieron de ellas en un baile sin tregua de movimientos medidos, de concentración extrema en el que el menor fallo podía llevarnos a la tumba.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Yo acorto la distancia que nos separa con el cuerpo del lobo entre ambos, pero él termina por acortarla del todo y su boca va hacia la mía, me besa de una forma en la que arrasa con todo, en la que arrasa incluso conmigo y me dejo llevar por ese beso que me da, mis manos aferran su camisa manchada de sangre y me dejo arrastrar por él. Noto que vuelve a dar golpes contra mi burbuja, incansablemente la busca y no deja de intentar derribarla sin parar una y otra vez, lo noto cada vez que me toca, lo noto cada vez que me busca y cada momento que paso con él… pero no es fácil, no cuando llevo toda la vida de esa forma. Sé que no le da más importancia de la que tiene a la herida, estoy segura de que él también ha salido de peores y con un poco de alcohol, unas vendas y quizás un par de puntos serán suficientes. Un jadeo escapa de sus labios que muere en los míos, mis ojos lo buscan y nuestras miradas se encuentran, sus manos cogen mi rostro y de nuevo me dejo llevar por él. Sé que ha estado preocupado en un momento de la batalla, sé que ha podido sentir incertidumbre y miedo… y es algo que a lo que no acostumbro, pero sí he sentido de él cuando me ha llamado al gritar mi nombre. Es la primera vez que alguien se preocupa así por mí, y tengo que decir, que el sentimiento es agradable y más cálido de a los que estoy acostumbrada en un mundo oscuro lleno de frialdad.
Mis manos ponen distancia con su cuerpo y él me busca de nuevo, no entiende por qué como él no me dejo llevar, no logra comprender los actos que me llevan a actuar de esa forma y a ser lo que soy. Sabe que estoy fuera de mi zona de confort y su sonrisa ladeada lo demuestra, sus manos siguen en mi rostro y su lengua perfila mis labios mientras yo aparto parte de la sangre que mancha su rostro y donde sus ojos azules destacan por la sangre. Lo miro de forma fija y me muerdo el labio, siento su sabor impregnado en mis labios y ahora mis manos van hacia las suyas y las dejo sobre estas, que siguen en mi rostro. Le cuesta entender que yo no soy igual que él en ese sentido, que me cuesta salir de una burbuja donde he pasado toda la vida y no es fácil cambiar, debo de admitir que él ha logrado más que nadie en esos pocos días.
-No es fácil, cachorro. Es difícil desprenderse de lo que uno ha sido durante toda su vida, es como si yo te pido que dejes de ser cazador… no lo vas a hacer, al menos no de forma inminente, y si lo haces el proceso lleva su tiempo –quiero que entienda que me cuesta, pero que hago mi mejor intento- para mí es como si me pides ahora mismo la luna –mis labios rozan los suyos- pero sé lo que estás haciendo, puedo notarlo cada día que paso contigo y que noto como presionas más mi burbuja, siento como poco a poco cede… en estos pocos días has hecho más que nadie en toda mi vida –lo miro de forma fija, pero él no sabe cuán de cierta es mi frase. Es entonces cuando la siguiente sorpresa de la noche llega, sé que es un asesino de élite entrenado y enviado para matarme, pero que venga con dos más lo hace extraño. Para nosotros es una cuestión de honor y es un combate singular, no mandan refuerzos por lo que pueda pasar… eso mi jefe no lo hace, y me hace pensar en quién los ha mandado. No puedo decir más cuando el cachorro se lanza para quedar en medio de los otros dos, sé que no se iba a quedar quieto pero no espero que se lance de esa forma. El que ha aparecido primero se acerca hacia mí, saca sus espadas y con paso firme y sus ojos en los míos acorta más y más la distancia, yo me preparo porque sé que va a ser una batalla difícil e igual, pero tengo que saber quién lo ha enviado, y por qué.
Tengo mis tridentes preparados y se lanza a por mí, esquivo el primer ataque tirando el cuerpo hacia atrás y paro la otra espada con uno de los tridentes, elevo la pierna y le doy una patada que lo hace retroceder unos pasos en los que aprovecho para herirle con el tridente. Le rozo pero apenas es nimio cuando él se agacha y gira para quedar a un costado y por poco paro las espadas que van hacia mi costado, nos separamos tras el golpe y volvemos a mirarnos andando en círculos, la lucha sigue y puedo oír al cachorro peleando con los otros dos, quiero mirar y ayudarlo pero aquí un fallo y estás muertos. Él se mueve con rapidez pero yo también lo soy y además soy ágil, empezamos un baile donde las espadas chocan con mis tridentes y se oye el acero chocando, nuestros cuerpos moverse y los golpes de uno y de otro. En un momento dado bloqueo una de sus espadas con el tridente, lo giro de forma que retuerzo su muñeca y lanzo la espada lejos de una patada para clavar el tridente en su muñeca, me elevo para darle una patada en el rostro que lo giro y de donde sale sangre de su boca, y en ese corto espacio de tiempo lanzo el otro tridente al aire, lo cojo por el mango y lo lanzo contra el segundo atacando del cachorro, se clava en su cabeza y cae al suelo inerte, ahora es una lucha uno contra uno. Quito el tridente de la muñeca y me alejo hacia atrás con una voltereta para coger la espada suya del suelo, pero él no se queda atrás y saca una daga con bastantes curvas, en el mango porta una serpiente y sé lo que significa, tengo que evitar que me de pero además tengo que evitar que él muera para saber quien le ha mandado matarme.
Mis manos ponen distancia con su cuerpo y él me busca de nuevo, no entiende por qué como él no me dejo llevar, no logra comprender los actos que me llevan a actuar de esa forma y a ser lo que soy. Sabe que estoy fuera de mi zona de confort y su sonrisa ladeada lo demuestra, sus manos siguen en mi rostro y su lengua perfila mis labios mientras yo aparto parte de la sangre que mancha su rostro y donde sus ojos azules destacan por la sangre. Lo miro de forma fija y me muerdo el labio, siento su sabor impregnado en mis labios y ahora mis manos van hacia las suyas y las dejo sobre estas, que siguen en mi rostro. Le cuesta entender que yo no soy igual que él en ese sentido, que me cuesta salir de una burbuja donde he pasado toda la vida y no es fácil cambiar, debo de admitir que él ha logrado más que nadie en esos pocos días.
-No es fácil, cachorro. Es difícil desprenderse de lo que uno ha sido durante toda su vida, es como si yo te pido que dejes de ser cazador… no lo vas a hacer, al menos no de forma inminente, y si lo haces el proceso lleva su tiempo –quiero que entienda que me cuesta, pero que hago mi mejor intento- para mí es como si me pides ahora mismo la luna –mis labios rozan los suyos- pero sé lo que estás haciendo, puedo notarlo cada día que paso contigo y que noto como presionas más mi burbuja, siento como poco a poco cede… en estos pocos días has hecho más que nadie en toda mi vida –lo miro de forma fija, pero él no sabe cuán de cierta es mi frase. Es entonces cuando la siguiente sorpresa de la noche llega, sé que es un asesino de élite entrenado y enviado para matarme, pero que venga con dos más lo hace extraño. Para nosotros es una cuestión de honor y es un combate singular, no mandan refuerzos por lo que pueda pasar… eso mi jefe no lo hace, y me hace pensar en quién los ha mandado. No puedo decir más cuando el cachorro se lanza para quedar en medio de los otros dos, sé que no se iba a quedar quieto pero no espero que se lance de esa forma. El que ha aparecido primero se acerca hacia mí, saca sus espadas y con paso firme y sus ojos en los míos acorta más y más la distancia, yo me preparo porque sé que va a ser una batalla difícil e igual, pero tengo que saber quién lo ha enviado, y por qué.
Tengo mis tridentes preparados y se lanza a por mí, esquivo el primer ataque tirando el cuerpo hacia atrás y paro la otra espada con uno de los tridentes, elevo la pierna y le doy una patada que lo hace retroceder unos pasos en los que aprovecho para herirle con el tridente. Le rozo pero apenas es nimio cuando él se agacha y gira para quedar a un costado y por poco paro las espadas que van hacia mi costado, nos separamos tras el golpe y volvemos a mirarnos andando en círculos, la lucha sigue y puedo oír al cachorro peleando con los otros dos, quiero mirar y ayudarlo pero aquí un fallo y estás muertos. Él se mueve con rapidez pero yo también lo soy y además soy ágil, empezamos un baile donde las espadas chocan con mis tridentes y se oye el acero chocando, nuestros cuerpos moverse y los golpes de uno y de otro. En un momento dado bloqueo una de sus espadas con el tridente, lo giro de forma que retuerzo su muñeca y lanzo la espada lejos de una patada para clavar el tridente en su muñeca, me elevo para darle una patada en el rostro que lo giro y de donde sale sangre de su boca, y en ese corto espacio de tiempo lanzo el otro tridente al aire, lo cojo por el mango y lo lanzo contra el segundo atacando del cachorro, se clava en su cabeza y cae al suelo inerte, ahora es una lucha uno contra uno. Quito el tridente de la muñeca y me alejo hacia atrás con una voltereta para coger la espada suya del suelo, pero él no se queda atrás y saca una daga con bastantes curvas, en el mango porta una serpiente y sé lo que significa, tengo que evitar que me de pero además tengo que evitar que él muera para saber quien le ha mandado matarme.
Zeniba- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Los aceros despuntan frente a la dama blanca, cada paso es medido, como autómatas los dos interaccionan para darme muerte con su armas, quizás mis movimientos son mas caóticos, no por ello menos certeros, impredecible mi sonrisa se ladea cuando encuentro huecos por donde mi acero es capaz de morder los cuerpos ajenos.
Silencio sepulcral de esos hombres que parecen haber nacido para dar muerte, ahora entiendo lo que puede ser mi dama, lo mismo que esos pobres diablos incapaces de sentir, de poner pasión en nada..ni siquiera en la lucha de espadas.
Dan muerte porque así los han entrenado, lo peor es que solo acatan ordenes y eso los convierte en esclavos, si algo tengo claro es que por bien que luches, el alma solo te la dejas cuando crees en lo que haces, cuando amas aquello por lo que alzas la espada.
Yo lucho por los humanos porque creo en que merecen poder conservar su vida sin que nadie se la saje.
Ahora lucho por ella, digno es el combate que me regala entre sus piernas y digna será la muerte que daré a esos soldados por volver a ellas.
Mis aceros silban, la muerte se acerca y por mas que los ceros chocan encuentro el modo de sajar el vientre de uno, allí clavo mi otra espada y haciendo palanca sus tripas afloran, inútil su intento de mantenerlas dentro, cae al suelo emitiendo su ultimo quejido.
Voy a por le segundo cuando un tridente desgarra su garganta dejándome así sin enemigos.
Mis ojos se clavan en los de Zeniba, lucha contra el otro guerrero, rujo dejandole claro que somos dos contra uno, quizás el combate así no sea justo, pero el honor en estas cosas nunca fue lo mio.
Mis aceros bailan acariciando aire, impulsando el viento que mis manso mecen con cada giro de muñecas.
El atacante no es tonto, sabe que la desventaja es clara y replega sus filas posiblemente buscando el modo de salir de esta con vida.
Zeniba es implacable y ahora son los movimientos de ambos los que se acompasan, ella con sus tridentes yo con las espadas y cada uno por un lado trinchamos a nuestra victima, eso si, sin darle muerte pues ambos necesitamos respuestas, unas que quiera o no, va a darnos ese desgraciado.
Lo alzó por la pechera, su espalda contra el tronco de un árbol y de los hombros en su corteza lo clavo.
-Puedo darte una muerte lenta...o por el contrario acabar contigo en este instante.
Hoy vas a morir, la pregunta es ¿quieres sufrir?
Silencio sepulcral de esos hombres que parecen haber nacido para dar muerte, ahora entiendo lo que puede ser mi dama, lo mismo que esos pobres diablos incapaces de sentir, de poner pasión en nada..ni siquiera en la lucha de espadas.
Dan muerte porque así los han entrenado, lo peor es que solo acatan ordenes y eso los convierte en esclavos, si algo tengo claro es que por bien que luches, el alma solo te la dejas cuando crees en lo que haces, cuando amas aquello por lo que alzas la espada.
Yo lucho por los humanos porque creo en que merecen poder conservar su vida sin que nadie se la saje.
Ahora lucho por ella, digno es el combate que me regala entre sus piernas y digna será la muerte que daré a esos soldados por volver a ellas.
Mis aceros silban, la muerte se acerca y por mas que los ceros chocan encuentro el modo de sajar el vientre de uno, allí clavo mi otra espada y haciendo palanca sus tripas afloran, inútil su intento de mantenerlas dentro, cae al suelo emitiendo su ultimo quejido.
Voy a por le segundo cuando un tridente desgarra su garganta dejándome así sin enemigos.
Mis ojos se clavan en los de Zeniba, lucha contra el otro guerrero, rujo dejandole claro que somos dos contra uno, quizás el combate así no sea justo, pero el honor en estas cosas nunca fue lo mio.
Mis aceros bailan acariciando aire, impulsando el viento que mis manso mecen con cada giro de muñecas.
El atacante no es tonto, sabe que la desventaja es clara y replega sus filas posiblemente buscando el modo de salir de esta con vida.
Zeniba es implacable y ahora son los movimientos de ambos los que se acompasan, ella con sus tridentes yo con las espadas y cada uno por un lado trinchamos a nuestra victima, eso si, sin darle muerte pues ambos necesitamos respuestas, unas que quiera o no, va a darnos ese desgraciado.
Lo alzó por la pechera, su espalda contra el tronco de un árbol y de los hombros en su corteza lo clavo.
-Puedo darte una muerte lenta...o por el contrario acabar contigo en este instante.
Hoy vas a morir, la pregunta es ¿quieres sufrir?
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
El cachorro consigue matar al otro contrincante que le queda y ahora parece dispuesto a ayudarme en el combate singular que tengo, se une sin siquiera pensarlo y aunque no es algo que nosotros solemos hacer, ellos antes eran tres solo para matarme a mí, no es que sea nada honroso dos contra uno pero ellos lo han preferido así cuando han aceptado venir a por mí y matarme en una clara ventaja a mi favor. Mis ojos se fijan en los del cachorro unos segundos pero no pierdo de vista a mi rival, sabe que está en inferioridad numérica y lo que eso puede pasarle. Nuestro código jamás está el huir, ni siquiera los asesinos de élite entrenados para acabar con cualquier persona. Se quedan hasta la muerte y son implacables mientras les queda aliento en sus cuerpos, sé que no va a huir pero temo de alguna forma que se quite la vida para no hablar porque sabe, de alguna forma, que lo voy a interrogar. Sé que sabe quién soy y por eso mismo han enviado a tres a por mí, si no fuera también asesina habrían mandado a uno solo a por mí… pero tres dice que, quien lo contratara es que quiere asegurarse de verme muerta.
Pero no pierdo de vista la daga que lleva en una de sus manos, sé lo peligrosa que es y tengo que evitar que me de o que roce al cachorro, él gruñe dando a entender que no se va a quedar quieto y ambos nos movemos entorno al asesino, porta la daga y una espada y es con lo que se defiende. Los dos somos implacables y de alguna forma sabemos que no debemos de matarlo si queremos respuestas, no decimos nada pero no hace falta hacerlo. Nos vamos turnando para asestar golpes y los aceros chocan, no perdemos oportunidad y no le damos ni pausa ni respiro mientras peleamos. Parece que hemos entrenado juntos y que hemos peleado juntos muchas veces, choca el que nos acompasemos en la lucha y en nuestros movimientos que hacen que el retroceda, que cada vez pierda más rango hasta que al final ambos lo herimos pero de forma que pueda seguir con vida, no quiero que muera.
Leonidas lo coge del cuello y lo estampa contra el tronco de un árbol, yo de una patada tiro lejos la daga pequeña y lo desarmo por completo mientras él lo clava por los hombros al tronco. El hombre nos mira a ambos pero algo me dice que no va a ser tan fácil, que no va a hablar por mucho que lo anclemos al árbol. Se ríe por las palabras del cachorro como si le dieran igual, y es probable que le de igual, y es mi puño el que se estampa en su rostro varias veces con fuerza de forma que le he hecho un corte en el labio del cual sangra. No me voy a andar con tonterías ni con rodeos, está entrenado para aguantar el dolor y para soportar torturas con el fin de que no diga ni una sola palabra. Eso me hace cortar un trozo de su tela y enrollarla de forma que queda como una mordaza improvisada que le pongo en su boca para evitar que se muerda la lengua y se ahogue en su propia sangre. Lo ato como puedo para que no sea capaz de moverse y lo inmovilizo para dejarlo quieto sin opción a escaparse, cojo la muñeca del cachorro y tiro de él unos pasos pero sin apartar la vista del otro.
-¿Estás bien, te ha herido? –Espero que no y lo miro de forma fija- no va a ser fácil que hable, está entrenado para soportar palizas y torturas… pero tengo que hacer que hable –mis ojos van hacia el asesino atado, amordazado e inmovilizado en el tronco y luego lo miro a él- va a ser duro, pero no por ello imposible. Voy a tener que utilizar métodos poco ortodoxos cachorro, es probable que necesite luego una hoguera –no dije mucho más, si era listo iba a saber por dónde iba. Me separo de él y me acerco otra vez al asesino y le quito la mordaza- muy bien, vamos a comenzar. ¿Quién te envía? –Él solo me mira y no responde- ¿quién te ha contratado para matarme, y por qué? –Silencio, no me dice nada y mis puños se estrellan contra su cuerpo repetidas veces por varios sitios. Vuelvo a repetir la pregunta pero no dice nada así que vuelvo a repartir golpes en su cuerpo, de su rostro gotea sangre por la ceja, la nariz, el labio… acabo por darle un rodillazo donde sé que más le duele y eso lo nota, y yo sonrío- ah, ahí sí que no han podido entrenarte para aguantar ¿verdad? –Le vuelvo a preguntar pero solo me escupe la sangre de su boca y se ríe como un loco para darme a entender que no va a decirme nada, quito la sangre y saco el tridente, le abro la camisa y dejo su pecho al descubierto donde clavo el arma de forma superficial en su vientre y le hago tres surcos no profundos pero de donde empieza a sangrar, lamento no tener sal en ese momento o seguro que de esa forma habla- ¡Contéstame! O eso solo será el principio de tu fin
Pero no pierdo de vista la daga que lleva en una de sus manos, sé lo peligrosa que es y tengo que evitar que me de o que roce al cachorro, él gruñe dando a entender que no se va a quedar quieto y ambos nos movemos entorno al asesino, porta la daga y una espada y es con lo que se defiende. Los dos somos implacables y de alguna forma sabemos que no debemos de matarlo si queremos respuestas, no decimos nada pero no hace falta hacerlo. Nos vamos turnando para asestar golpes y los aceros chocan, no perdemos oportunidad y no le damos ni pausa ni respiro mientras peleamos. Parece que hemos entrenado juntos y que hemos peleado juntos muchas veces, choca el que nos acompasemos en la lucha y en nuestros movimientos que hacen que el retroceda, que cada vez pierda más rango hasta que al final ambos lo herimos pero de forma que pueda seguir con vida, no quiero que muera.
Leonidas lo coge del cuello y lo estampa contra el tronco de un árbol, yo de una patada tiro lejos la daga pequeña y lo desarmo por completo mientras él lo clava por los hombros al tronco. El hombre nos mira a ambos pero algo me dice que no va a ser tan fácil, que no va a hablar por mucho que lo anclemos al árbol. Se ríe por las palabras del cachorro como si le dieran igual, y es probable que le de igual, y es mi puño el que se estampa en su rostro varias veces con fuerza de forma que le he hecho un corte en el labio del cual sangra. No me voy a andar con tonterías ni con rodeos, está entrenado para aguantar el dolor y para soportar torturas con el fin de que no diga ni una sola palabra. Eso me hace cortar un trozo de su tela y enrollarla de forma que queda como una mordaza improvisada que le pongo en su boca para evitar que se muerda la lengua y se ahogue en su propia sangre. Lo ato como puedo para que no sea capaz de moverse y lo inmovilizo para dejarlo quieto sin opción a escaparse, cojo la muñeca del cachorro y tiro de él unos pasos pero sin apartar la vista del otro.
-¿Estás bien, te ha herido? –Espero que no y lo miro de forma fija- no va a ser fácil que hable, está entrenado para soportar palizas y torturas… pero tengo que hacer que hable –mis ojos van hacia el asesino atado, amordazado e inmovilizado en el tronco y luego lo miro a él- va a ser duro, pero no por ello imposible. Voy a tener que utilizar métodos poco ortodoxos cachorro, es probable que necesite luego una hoguera –no dije mucho más, si era listo iba a saber por dónde iba. Me separo de él y me acerco otra vez al asesino y le quito la mordaza- muy bien, vamos a comenzar. ¿Quién te envía? –Él solo me mira y no responde- ¿quién te ha contratado para matarme, y por qué? –Silencio, no me dice nada y mis puños se estrellan contra su cuerpo repetidas veces por varios sitios. Vuelvo a repetir la pregunta pero no dice nada así que vuelvo a repartir golpes en su cuerpo, de su rostro gotea sangre por la ceja, la nariz, el labio… acabo por darle un rodillazo donde sé que más le duele y eso lo nota, y yo sonrío- ah, ahí sí que no han podido entrenarte para aguantar ¿verdad? –Le vuelvo a preguntar pero solo me escupe la sangre de su boca y se ríe como un loco para darme a entender que no va a decirme nada, quito la sangre y saco el tridente, le abro la camisa y dejo su pecho al descubierto donde clavo el arma de forma superficial en su vientre y le hago tres surcos no profundos pero de donde empieza a sangrar, lamento no tener sal en ese momento o seguro que de esa forma habla- ¡Contéstame! O eso solo será el principio de tu fin
Zeniba- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
El asesino colgado del árbol se reía como si no pensara hablar le hiciéramos lo que le hiciéramos.
Ladeé la sonrisa ligeramente, mas que por sus fanfarronerías por como Zeniba tiro de mi para asegurarse de que estaba bien.
-¿vaya, preocupada por el cachorro? -pregunté con una ladina sonrisa.
Vale, quizás no era el momento ahora de ligar con la cazadora, ella había entrado en modo bersheker y yo me limité a darle un manotazo en el culo y tomar asiento en una roca para aprender de la maestra en torturas.
-¿No me harás a mi eso no? -pregunté bromeando al ver como preparaba a su victima -soy mas de las danzas de caderas. Ya sabes a lo que me refiero -bromeé lanzandole un par de bocados.
Su mirada me fulminaba, al parecer en mi distendido ambiente no podía concentrarse para sajar al tipo a trozos.
-Cuando acabes con él, si no ha hablado me lo dejas -dije con una altiva y ladeada sonrisa.
Yo no era experto en torturas, quizás era algo mas burdo en lo que a ese arte se refiere..claro que tenia mis métodos para hacer cantar a los gallos que se creen los dueños del corral.
Aquel tipo se burlaba de Zeniba, no era algo que yo haría, conociéndola la veía mas que capaz de hacerlo cantar cual ruiseñor, pero...
-Leña -apunté con cierta gracia volviendo a interrumpir la tortura.
Me puse en pie como un niño inquieto y fui como si esto no terminara de ir conmigo a por maderos para prender una lumbre como la cazadora me había pedido.
Tarde un rato en regresar, pero al parecer el tipo no había soltado ni prenda, a este paso se le saldrían antes las tripas por las rajas que las palabras por la boca.
Prendí la lumbre con la yesca y el pedernal, seguro que después podríamos darle un buen uso, zeniba aun me debía una noche de lascivo amor.
Dejé escapar una risa que acaparó la atención de la cazadora que de nuevo me fulminó con la mirada.
-Perdón -dije alzando las manos en señal de disculpa -solo pensaba en tu cuerpo bailando contra el mio cerca de las llamas.
Reí cuando ella resopló girándose para seguir con su tortura. Yo como un obediente cachorro regresé a la roca para continuar aprendiendo de la maestra.
Aunque en mi inquietud saque una de las dagas de mi cinto lanzandola al aire con cierta torpeza.
El hombre me miraba sin entender bien mi juego y se reía de cada vez que intentaba coger el acero por el mango pues una y otra vez me caía al suelo.
-Nunca se me ha dado bien esto de la puntería con los cuchillos -aseguré lanzando con el que jugaba hasta la corteza del árbol y clavandoselo en uno de los muslos del tipo.
-Joder si lo quería tirar entre las piernas -mentí.
Me alcé para sacarlo de cuajo llevándome parte de su carne en la hoja.
-¿me dejas volver a intentarlo Zeniba? -pregunté como si hubiera encontrado el juego mas divertido de mi vida -si apunto a sus cojones crees que acertare? -pregunté con una ladeada sonrisa – con suerte asesino no atino, ya ves lo mal que se me da esto de los cuchillos -bromeé guiñándole un ojo.
Claro que si acierto puedes ir despidiéndote de montar mujeres...aunque siempre podrás dedicarte al teatro..dicen que los eunucos acaban siendo grandes artistas por su canto ¿que me dices Zeniba? ¿puedo jugar?
Ladeé la sonrisa ligeramente, mas que por sus fanfarronerías por como Zeniba tiro de mi para asegurarse de que estaba bien.
-¿vaya, preocupada por el cachorro? -pregunté con una ladina sonrisa.
Vale, quizás no era el momento ahora de ligar con la cazadora, ella había entrado en modo bersheker y yo me limité a darle un manotazo en el culo y tomar asiento en una roca para aprender de la maestra en torturas.
-¿No me harás a mi eso no? -pregunté bromeando al ver como preparaba a su victima -soy mas de las danzas de caderas. Ya sabes a lo que me refiero -bromeé lanzandole un par de bocados.
Su mirada me fulminaba, al parecer en mi distendido ambiente no podía concentrarse para sajar al tipo a trozos.
-Cuando acabes con él, si no ha hablado me lo dejas -dije con una altiva y ladeada sonrisa.
Yo no era experto en torturas, quizás era algo mas burdo en lo que a ese arte se refiere..claro que tenia mis métodos para hacer cantar a los gallos que se creen los dueños del corral.
Aquel tipo se burlaba de Zeniba, no era algo que yo haría, conociéndola la veía mas que capaz de hacerlo cantar cual ruiseñor, pero...
-Leña -apunté con cierta gracia volviendo a interrumpir la tortura.
Me puse en pie como un niño inquieto y fui como si esto no terminara de ir conmigo a por maderos para prender una lumbre como la cazadora me había pedido.
Tarde un rato en regresar, pero al parecer el tipo no había soltado ni prenda, a este paso se le saldrían antes las tripas por las rajas que las palabras por la boca.
Prendí la lumbre con la yesca y el pedernal, seguro que después podríamos darle un buen uso, zeniba aun me debía una noche de lascivo amor.
Dejé escapar una risa que acaparó la atención de la cazadora que de nuevo me fulminó con la mirada.
-Perdón -dije alzando las manos en señal de disculpa -solo pensaba en tu cuerpo bailando contra el mio cerca de las llamas.
Reí cuando ella resopló girándose para seguir con su tortura. Yo como un obediente cachorro regresé a la roca para continuar aprendiendo de la maestra.
Aunque en mi inquietud saque una de las dagas de mi cinto lanzandola al aire con cierta torpeza.
El hombre me miraba sin entender bien mi juego y se reía de cada vez que intentaba coger el acero por el mango pues una y otra vez me caía al suelo.
-Nunca se me ha dado bien esto de la puntería con los cuchillos -aseguré lanzando con el que jugaba hasta la corteza del árbol y clavandoselo en uno de los muslos del tipo.
-Joder si lo quería tirar entre las piernas -mentí.
Me alcé para sacarlo de cuajo llevándome parte de su carne en la hoja.
-¿me dejas volver a intentarlo Zeniba? -pregunté como si hubiera encontrado el juego mas divertido de mi vida -si apunto a sus cojones crees que acertare? -pregunté con una ladeada sonrisa – con suerte asesino no atino, ya ves lo mal que se me da esto de los cuchillos -bromeé guiñándole un ojo.
Claro que si acierto puedes ir despidiéndote de montar mujeres...aunque siempre podrás dedicarte al teatro..dicen que los eunucos acaban siendo grandes artistas por su canto ¿que me dices Zeniba? ¿puedo jugar?
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Sé que el asesino no va a hablar, sé que va a costar que diga algo porque está entrenado para aguantar torturas y palizas, antes va a preferir morir que decirme nada y sus ojos que me desafían, unido a su risa algo loca, es lo que necesito saber para darme cuenta de que no va a soltar prenda. Pero eso no quita para que yo deje de intentarlo, necesito saber quién ha pedido mi muerte porque sé que mi “jefe” no ha sido, quien quiera que lo haya enviado ha querido asegurarse bien de que acabo muerta… pero no ha sido así, así que ahora pienso averiguar todo lo que pueda e ir a darle muerte a quien ha buscado la mía. Mis puños se estrellan de nuevo contra el cuerpo del asesino, de su rostro cae sangre, su ceja, sus labios… pero no paro, sigo dándole golpes y solo paro al escuchar la pregunta del cachorro, me giro para mirarlo sentado en una roca contemplando el espectáculo, lo miro de forma fija y lo fulmino con la mirada y le doy a entender que, si me sigue interrumpiendo, voy a hacerle lo mismo que al asesino.
Me giro para seguir con el interrogatorio y con los golpes, ahora con el tridente hago surcos en su vientre pero no profundos, solo para que la sangre corra sin que sea una herida demasiado grave, no quiero matarlo todavía. Tengo más cosas pensadas para hacerle y asiento por las palabras del cazador aunque no lo miro, primero es mío y luego veremos si se lo dejo o no. El asesino se ríe como si no le importara morir y me desafía, algo que yo en su lugar no haría. El cachorro se levanta para buscar troncos y hacer una hoguera mientras yo sigo torturándolo, ahora he clavado el tridente en uno de sus muslos y lo he retorcido para hacerle más daño manchando su pantalón de la sangre, pero no habla. Tras de mí oigo como prende una lumbre y su risa hace que me gire para mirarlo con una ceja enarcada, él levanta sus manos y pide perdón alegando que se ha imaginado a ambos bailando junto a las llamas y algo me dice que no con ropa, lo fulminé por interrumpirme de nuevo y resoplé volviendo al asesino… así no podía concentrarme.
Es en mitad de mis preguntas cuando veo que el asesino desvía su vista al cazador e incluso se ríe mientras lo mira, no me muevo y es cuando de repente una daga surca el aire e impacta en el muslo del asesino, sonrío de lado al escuchar al cazador que se acerca para coger la daga llevándose parte de carne de la pierna y río cuando dice que ha querido darle entre las piernas, es evidente que el cazador es capaz de ello si quiere, pero solo juega con él. Mis ojos van hacia los del cazador y sonrío, asiento con la cabeza y le hago un gesto con el brazo para dejar que vuelva a intentarlo, me aparto y me pongo al lado del cazador que ahora me pregunta si creo que le dará en sus partes, y yo solo sonrío de lado dejando que el cazador haga lo que tenga que hacer, él me pide permiso y sé que es para interrogarle él así que me cruzo de brazos y lo miro.
-Vamos a ver qué tan bueno eres –dejo que vuelva a lanzar la daga que no se clava en donde él quiere, sino que falla y se clava en otro lugar de su cuerpo, el cachorro se lamenta de nuevo por haber fallado y yo lo sigo con la mirada y niego lentamente con la cabeza- pero mira que eres malo –dejo que vuelva otra vez donde estoy y me pongo a su lado- ¿quieres que te enseñe, cachorro? –Me pongo a su espalda y mis manos recorren sus brazos hasta que mi mano se queda sobre la que tiene la daga- voy a darte una pequeña clase, a ver si mejoras la puntería –mi aliento choca contra su oreja y mi cuerpo queda pegado al suyo- tienes que fijar bien tu mirada hacia donde quieres lanzar la daga, tensar el brazo y colocarlo en una buena posición –los dos sabemos que si quiere darle, lo va a hacer, pero admito que es divertido y enseñarle al cachorro aunque él sepa hace que sonría de lado- ¿ves, así? Tienes que lanzar de un movimiento rápido y seco, deja que tus músculos hagan el trabajo –mis manos ahora van a su torso- deja el torso fijo y no lo muevas o la daga se desviará de la trayectoria y vas a fallar. Pisa con fuerza para mantener el equilibrio –dejo una mano en su torso y la otra va hacia la mano que sujeta la daga y la muevo como si de verdad le enseñara a lanzar- ahora que ya sabes vamos a ver a dónde le das –mi barbilla se apoya en el otro hombro y lanza la daga que no da en el lugar donde él quiere sino que se clava en la ingle, yo me río y lo miro a la espera de que venga de nuevo- es normal fallar al principio –lo miro de forma fija con cierta diversión- pero seguro que a la tercera va la vencida –vuelve a ponerse otra vez delante de mí y mis manos rodean su cintura y mis labios rozan su oreja- vamos cachorro, que no se diga que te ha enseñado la mejor –dejo un leve mordisco y me aparto un par de pasos para que lance la daga que, ahora sí, ha dado en el clavo. Él grita por el dolor y yo me acerco para mirarlo de forma fija- puedes hacer que esto sea menos doloroso para ti si me dices lo que quiero saber –no dejo que quite la daga y la muevo para provocar más daño- dime quién te ha enviado, quién te ha contratado y por qué quieren matarme… y acabo con tú sufrimiento, sino… bueno, tengo más cosas pensadas para hacerte.
Me giro para seguir con el interrogatorio y con los golpes, ahora con el tridente hago surcos en su vientre pero no profundos, solo para que la sangre corra sin que sea una herida demasiado grave, no quiero matarlo todavía. Tengo más cosas pensadas para hacerle y asiento por las palabras del cazador aunque no lo miro, primero es mío y luego veremos si se lo dejo o no. El asesino se ríe como si no le importara morir y me desafía, algo que yo en su lugar no haría. El cachorro se levanta para buscar troncos y hacer una hoguera mientras yo sigo torturándolo, ahora he clavado el tridente en uno de sus muslos y lo he retorcido para hacerle más daño manchando su pantalón de la sangre, pero no habla. Tras de mí oigo como prende una lumbre y su risa hace que me gire para mirarlo con una ceja enarcada, él levanta sus manos y pide perdón alegando que se ha imaginado a ambos bailando junto a las llamas y algo me dice que no con ropa, lo fulminé por interrumpirme de nuevo y resoplé volviendo al asesino… así no podía concentrarme.
Es en mitad de mis preguntas cuando veo que el asesino desvía su vista al cazador e incluso se ríe mientras lo mira, no me muevo y es cuando de repente una daga surca el aire e impacta en el muslo del asesino, sonrío de lado al escuchar al cazador que se acerca para coger la daga llevándose parte de carne de la pierna y río cuando dice que ha querido darle entre las piernas, es evidente que el cazador es capaz de ello si quiere, pero solo juega con él. Mis ojos van hacia los del cazador y sonrío, asiento con la cabeza y le hago un gesto con el brazo para dejar que vuelva a intentarlo, me aparto y me pongo al lado del cazador que ahora me pregunta si creo que le dará en sus partes, y yo solo sonrío de lado dejando que el cazador haga lo que tenga que hacer, él me pide permiso y sé que es para interrogarle él así que me cruzo de brazos y lo miro.
-Vamos a ver qué tan bueno eres –dejo que vuelva a lanzar la daga que no se clava en donde él quiere, sino que falla y se clava en otro lugar de su cuerpo, el cachorro se lamenta de nuevo por haber fallado y yo lo sigo con la mirada y niego lentamente con la cabeza- pero mira que eres malo –dejo que vuelva otra vez donde estoy y me pongo a su lado- ¿quieres que te enseñe, cachorro? –Me pongo a su espalda y mis manos recorren sus brazos hasta que mi mano se queda sobre la que tiene la daga- voy a darte una pequeña clase, a ver si mejoras la puntería –mi aliento choca contra su oreja y mi cuerpo queda pegado al suyo- tienes que fijar bien tu mirada hacia donde quieres lanzar la daga, tensar el brazo y colocarlo en una buena posición –los dos sabemos que si quiere darle, lo va a hacer, pero admito que es divertido y enseñarle al cachorro aunque él sepa hace que sonría de lado- ¿ves, así? Tienes que lanzar de un movimiento rápido y seco, deja que tus músculos hagan el trabajo –mis manos ahora van a su torso- deja el torso fijo y no lo muevas o la daga se desviará de la trayectoria y vas a fallar. Pisa con fuerza para mantener el equilibrio –dejo una mano en su torso y la otra va hacia la mano que sujeta la daga y la muevo como si de verdad le enseñara a lanzar- ahora que ya sabes vamos a ver a dónde le das –mi barbilla se apoya en el otro hombro y lanza la daga que no da en el lugar donde él quiere sino que se clava en la ingle, yo me río y lo miro a la espera de que venga de nuevo- es normal fallar al principio –lo miro de forma fija con cierta diversión- pero seguro que a la tercera va la vencida –vuelve a ponerse otra vez delante de mí y mis manos rodean su cintura y mis labios rozan su oreja- vamos cachorro, que no se diga que te ha enseñado la mejor –dejo un leve mordisco y me aparto un par de pasos para que lance la daga que, ahora sí, ha dado en el clavo. Él grita por el dolor y yo me acerco para mirarlo de forma fija- puedes hacer que esto sea menos doloroso para ti si me dices lo que quiero saber –no dejo que quite la daga y la muevo para provocar más daño- dime quién te ha enviado, quién te ha contratado y por qué quieren matarme… y acabo con tú sufrimiento, sino… bueno, tengo más cosas pensadas para hacerte.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Me levanto de la roca cuando Zeniba me deja entrar en le juego, sonrió triunfal alzando mi daga como si por fin me hubieran levantado le castigo y pudiera salir al recreo.
De eso a decir verdad sabia bastante, de niño no fui precisamente alguien tranquilo, mas bien era todo lo contrario, pasaba mas tiempo castigado que dentro de las clases donde nos educaban en ciencias, letras y artes varios.
Zeniba se acercaba a mi dispuesta a ver como lo hacia ahora, los dos sabíamos perfectamente que podría darle donde quisiera, no era nada malo en el manejo del cuchillo, de echo mi puntería sobrio era impecable y ebrio depende de a cuantos viera doble.
Mi boca se paseó lenta por le hombro de la dama, la verdad es que a su lado todo se me antojaba muy deseable.
Así y casi sin mirar, dejando que mi respiración muriera en su cuello lancé la daga que impacto de lleno en el lateral de su cadera haciéndole una pequeña grieta.
Zeniba enseguida alego que era muy malo, a lo que yo respondí con un mohin y una clara cara de fastidio volviendo a por mi arma y como antes la saqué de su cuerpo llevándome con la sierra parte de su carne.
La cara de dolor del asesino era un poema y lo mejor es que yo seguía con mi juego completamente indiferente a las preguntas que tenia que contestar, como si eso me diera igual.
Podía estar entrenado para soportar el dolor, todos lo estábamos, pero escuchar las preguntas que no querías responder daba sentido a tu muerte, por el contrario, que no existiera pregunta alguna daba la sensación de estar muriendo en balde, ademas frustraba saber que era un juego lo que te arrancaba a cachos la vida.
Zeniba que ha entrado en el juego me ofrece su ayuda, desliza sus manos por mis brazos y mi boca la busca, jadeo al hallarla, esta de puntillas por encima de mi hombro.
Gimo de forma ronca mientras escucho sin prestar mucha atención lo que me va explicando, mi cuerpo reacciona ante los ojos del asesino como el de un autómata.
Dejó que Zeniba mueva mi mano, que entre caricias recoloque mi torso y yo sigo enfrascado en el sabor de ese beso que se me antoja poco para lo cachondo que me estoy poniendo.
Levo mi otra mano a la entrepierna y me la recoloco ante la mirada del asesino, que ya no ríe en absoluto.
Creo que empieza a darse cuenta de que estamos locos, no hay otra explicación y es ahí donde quiero tenerlo, ante la idea de que esto no es como ninguno de los entrenamientos en los que ha aprendido que hable o no acabará muriendo.
Estamos locos y perdonarle la vida es una opción que quiero se le pase por la cabeza.
Jadeó lanzando el cuchillo, esta vez le da en la ingle y doy un salto de la alegría.
-He estado cerca -apunto entre risas cogiendo a Zeniba por la cintura y dándole una vuelta entre mis brazos.
Sacó nuevamente la daga regresando con la cazadora, el asesino tiembla, sabe que no fallaré ahora y no quiere perder su hombría, no cuando le estoy recordando de forma implícita lo que yo quiero hacer con la mía.
Tiro de Zeniba poniendola delante, mis caderas la embisten, jadeo excitado repasando su cuello mordiendo el lóbulo de su oreja y ella hace lo mismo conmigo calentándonos frente a ese tipo.
Entonces lanzó la daga que clavo justo donde acaban sus huevos haciéndole una pequeña incisión, Su polla dura por nuestro espectáculo ha quedado a salvo..algo que mi preciosa cazadora va a evitar moviendo la daga de lugar.
-No tengo nada en tu contra asesino, eres un mandado y no tienes porque morir o peor aun quedar convertido en un eunuco por esto... dinos lo que mi novia quiere saber y te vas por donde has venido conservando tus atributos.
Yo estoy excitado, tu estas excitado, a mi me esperan las piernas de ella y a ti un buen burdel..todos ganamos ¿no crees?
De eso a decir verdad sabia bastante, de niño no fui precisamente alguien tranquilo, mas bien era todo lo contrario, pasaba mas tiempo castigado que dentro de las clases donde nos educaban en ciencias, letras y artes varios.
Zeniba se acercaba a mi dispuesta a ver como lo hacia ahora, los dos sabíamos perfectamente que podría darle donde quisiera, no era nada malo en el manejo del cuchillo, de echo mi puntería sobrio era impecable y ebrio depende de a cuantos viera doble.
Mi boca se paseó lenta por le hombro de la dama, la verdad es que a su lado todo se me antojaba muy deseable.
Así y casi sin mirar, dejando que mi respiración muriera en su cuello lancé la daga que impacto de lleno en el lateral de su cadera haciéndole una pequeña grieta.
Zeniba enseguida alego que era muy malo, a lo que yo respondí con un mohin y una clara cara de fastidio volviendo a por mi arma y como antes la saqué de su cuerpo llevándome con la sierra parte de su carne.
La cara de dolor del asesino era un poema y lo mejor es que yo seguía con mi juego completamente indiferente a las preguntas que tenia que contestar, como si eso me diera igual.
Podía estar entrenado para soportar el dolor, todos lo estábamos, pero escuchar las preguntas que no querías responder daba sentido a tu muerte, por el contrario, que no existiera pregunta alguna daba la sensación de estar muriendo en balde, ademas frustraba saber que era un juego lo que te arrancaba a cachos la vida.
Zeniba que ha entrado en el juego me ofrece su ayuda, desliza sus manos por mis brazos y mi boca la busca, jadeo al hallarla, esta de puntillas por encima de mi hombro.
Gimo de forma ronca mientras escucho sin prestar mucha atención lo que me va explicando, mi cuerpo reacciona ante los ojos del asesino como el de un autómata.
Dejó que Zeniba mueva mi mano, que entre caricias recoloque mi torso y yo sigo enfrascado en el sabor de ese beso que se me antoja poco para lo cachondo que me estoy poniendo.
Levo mi otra mano a la entrepierna y me la recoloco ante la mirada del asesino, que ya no ríe en absoluto.
Creo que empieza a darse cuenta de que estamos locos, no hay otra explicación y es ahí donde quiero tenerlo, ante la idea de que esto no es como ninguno de los entrenamientos en los que ha aprendido que hable o no acabará muriendo.
Estamos locos y perdonarle la vida es una opción que quiero se le pase por la cabeza.
Jadeó lanzando el cuchillo, esta vez le da en la ingle y doy un salto de la alegría.
-He estado cerca -apunto entre risas cogiendo a Zeniba por la cintura y dándole una vuelta entre mis brazos.
Sacó nuevamente la daga regresando con la cazadora, el asesino tiembla, sabe que no fallaré ahora y no quiere perder su hombría, no cuando le estoy recordando de forma implícita lo que yo quiero hacer con la mía.
Tiro de Zeniba poniendola delante, mis caderas la embisten, jadeo excitado repasando su cuello mordiendo el lóbulo de su oreja y ella hace lo mismo conmigo calentándonos frente a ese tipo.
Entonces lanzó la daga que clavo justo donde acaban sus huevos haciéndole una pequeña incisión, Su polla dura por nuestro espectáculo ha quedado a salvo..algo que mi preciosa cazadora va a evitar moviendo la daga de lugar.
-No tengo nada en tu contra asesino, eres un mandado y no tienes porque morir o peor aun quedar convertido en un eunuco por esto... dinos lo que mi novia quiere saber y te vas por donde has venido conservando tus atributos.
Yo estoy excitado, tu estas excitado, a mi me esperan las piernas de ella y a ti un buen burdel..todos ganamos ¿no crees?
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 138
Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Me divierte en cierta forma el juego que hace el cachorro y la verdad es que no dudo en hacerle caso para a ver si así conseguimos sacar algo de información. Yo sé que no va a hablar tan fácilmente pero si se da cuenta de que no nos importa jugar con él y hacerle ver que esto para nosotros es un juego ya que no tiene un ideal por el que morir realmente. Me parece sumamente divertido enseñarle como debe de tirar cuando sé que, si quiere darle, es perfectamente capaz de hacerlo... pero todo forma parte de su plan y no voy a ser yo quien se lo descubra. Incluso así en ese momento el cachorro no deja de buscarme, cuando estoy a su espalda diciéndole como tiene que tirar él sin embargo busca mi boca, ha ladeado su cuerpo y sus labios rozan los míos. Mis manos recorren su brazo y su torso como si de verdad le enseñara a lanzar y cuando lo hace falla, pero solo es otra parte más del plan que tiene en mente y yo le sigo el juego, quiero ver hasta dónde es capaz de llegar y qué es lo que tiene preparado. Vuelvo a ponerme a su espalda y sus labios me buscan de nuevo, vuelvo a recolocarlo en una posición correcta para lanzar y en cierta forma su gruñido ronco me da a entender cómo está en ese momento el cazador, y yo tras él sonrío de lado sin que ninguno de los dos me vea.
El asesino ha perdido la sonrisa en los labios y nos mira de forma que piensa que estamos locos, ya no cree que nos importe sus respuestas pero la verdad es que es todo lo contrario, Leonidas lo mide con ese juego y yo le ayudo. A él no le pasa desapercibida la forma en la que me busca y cómo el cachorro se excita por mis caricias que no son intencionadas, más bien son como las de un maestro para con su aprendiz. Sus labios recorren mi hombro y luego se pierden en mi cuello y yo me mantengo firme, no sé si lo ha planeado para que pase así pero el asesino no es indiferente a lo que ve y está excitado, si lo ha buscado le tengo que dar la enhorabuena por conseguirlo, si no lo quería seguro que podemos hacer algo al respecto con ello. Lanza de nuevo la daga que se clava en la ingle y sonríe como si es todo un logro, su risa suena en el lugar y a mí me alza en brazos por la cintura y da una vuelta conmigo en el aire, cierto es que me pilla de sorpresa y cuando me deja en el suelo sonrío de lado y le doy unos leves golpes en la mejilla.
-Muy bien, poco a poco. Veamos cómo se te da esta vez –sé que no va a fallar esta vez porque lo ha hecho de forma que poco a poco se va acercando más y parece que el asesino lo sabe, el cachorro toma mi brazo y me pone delante de él, sus caderas embisten las mías y su boca busca la mía, sus labios recorren mi cuello y deja un mordisco en mi lóbulo, sé lo que quiere hacer y yo no soy menos, mis manos recorren su pecho, mis labios muerden su cuello y elevo una pierna para enredarla en su cintura que hace que se escape un gemido de sus labios, noto que está excitado y muerdo su labio inferior antes de que lance la daga que se clava esa vez donde él quiere, el asesino sisea por la herida que le ha hecho y yo lo miro, se ha librado porque su excitación le ha salvado... o eso es lo que él cree. Me alejo del cachorro y me acerco para mirarlo de cerca con una sonrisa ladeada, las palabras del cazador suenan y cuando dice “mi novia” lo miro de reojo, no sé si es parte de plan o lo ha dicho por otro motivo que no logro comprender... pero me callo y no digo nada, no quiero estropear el momento que tenemos, donde el asesino está en el punto que queremos y saco la daga para dejar que el filo recorra su miembro excitado- creo que no va a conservarlos después de todo, veo que no tiene ganas de hablar y yo necesito respuestas –llevo el filo justo de nuevo donde estaba clavado en el tronco y dejo que le roce, aprieto un poco para que lo note y que sepa lo que quiero hacer- tú decides como quieres irte de aquí, matarte es demasiado fácil, rápido y piadoso y no lo quiero... puedes irte como te ha dicho o dejando una parte de ti aquí –sonrío de forma ladina, algo malvada- habla –digo y hago un corte en su piel justo donde terminan sus testículos y él se revuelve pero no paro y hago presión con el filo- puedo seguir así hasta terminar por quitarte otra parte, tú decides –se intenta desatar pero no puede, los dos sabemos que si no llega con una prueba de que ha cumplido con el encargo lo van a matar de igual forma, por eso le da igual no decir nada- está bien –me encojo de hombros y llevo el filo ahora a la base de su miembro para hacer presión y comenzar a cortar la piel decidida a hacerle hablar, al principio aguanta pero el dolor es insoportable y supongo que quiere conservar esa parte de su cuerpo por encima de todo así que me pide que pare, lo hago pero no quito la daga y lo miro de forma fija.
Dice algo sobre que no sabe quién ha dado la orden y no me lo creo, voy a seguir cuando me para de nuevo y dice que el encargo fue por una organización secreta, unos sicarios que se hacen llamar “Las sombras”, cuyo emblema es una víbora negra porque siempre trabajan en las sombras, nadie sabe nada de sus miembros y tampoco quién es el líder. He oído hablar de ellos y en Persia son bastante famosos y conocidos, movidos por influencias grandes nada tiene que ver con cualquier otro asesino, su influencia se extiende por muchas zonas del mundo y siempre va ligado por la cima del poder. Frunzo el ceño porque no entiendo como esa organización les ha mandado para venir a por mí y no han venido ellos mismos, es en ese momento de duda cuando no sé cómo ha logrado soltarse de la atadura de sus muñecas, de la manga ha sacado un pequeño puñal que intenta hundir en mi vientre pero reacciono rápido y me aparto para que no lo haga, se quita las espadas de su hombro y las deja caer al suelo para comenzar a correr en dirección opuesta, pero no voy a dejar que se vaya, cojo uno de los tridentes y lo lanzo hacia él de forma que atraviese su cabeza y cae desplomado al suelo, la sangre tiñe la tierra donde ha caído y sé que está muerto. Es entonces cuando siento que un leve mareo me recorre, mi cuerpo casi cede y apoyo una mano en el árbol que tengo cercano sin saber qué pasa, cuando miro hacia mi vientre veo una herida en el lugar y sé lo que pasa, es cuando el cachorro viene a mi lado y me sujeta para que no me caiga al suelo.
-Veneno –el puñal está impregnado en veneno y al hacerme la herida este recorre mi cuerpo, mis ojos azules miran los suyos y noto que voy perdiendo fuerza- cachorro... –es lo último que digo antes de perder la consciencia y sumirme en la oscuridad.
El asesino ha perdido la sonrisa en los labios y nos mira de forma que piensa que estamos locos, ya no cree que nos importe sus respuestas pero la verdad es que es todo lo contrario, Leonidas lo mide con ese juego y yo le ayudo. A él no le pasa desapercibida la forma en la que me busca y cómo el cachorro se excita por mis caricias que no son intencionadas, más bien son como las de un maestro para con su aprendiz. Sus labios recorren mi hombro y luego se pierden en mi cuello y yo me mantengo firme, no sé si lo ha planeado para que pase así pero el asesino no es indiferente a lo que ve y está excitado, si lo ha buscado le tengo que dar la enhorabuena por conseguirlo, si no lo quería seguro que podemos hacer algo al respecto con ello. Lanza de nuevo la daga que se clava en la ingle y sonríe como si es todo un logro, su risa suena en el lugar y a mí me alza en brazos por la cintura y da una vuelta conmigo en el aire, cierto es que me pilla de sorpresa y cuando me deja en el suelo sonrío de lado y le doy unos leves golpes en la mejilla.
-Muy bien, poco a poco. Veamos cómo se te da esta vez –sé que no va a fallar esta vez porque lo ha hecho de forma que poco a poco se va acercando más y parece que el asesino lo sabe, el cachorro toma mi brazo y me pone delante de él, sus caderas embisten las mías y su boca busca la mía, sus labios recorren mi cuello y deja un mordisco en mi lóbulo, sé lo que quiere hacer y yo no soy menos, mis manos recorren su pecho, mis labios muerden su cuello y elevo una pierna para enredarla en su cintura que hace que se escape un gemido de sus labios, noto que está excitado y muerdo su labio inferior antes de que lance la daga que se clava esa vez donde él quiere, el asesino sisea por la herida que le ha hecho y yo lo miro, se ha librado porque su excitación le ha salvado... o eso es lo que él cree. Me alejo del cachorro y me acerco para mirarlo de cerca con una sonrisa ladeada, las palabras del cazador suenan y cuando dice “mi novia” lo miro de reojo, no sé si es parte de plan o lo ha dicho por otro motivo que no logro comprender... pero me callo y no digo nada, no quiero estropear el momento que tenemos, donde el asesino está en el punto que queremos y saco la daga para dejar que el filo recorra su miembro excitado- creo que no va a conservarlos después de todo, veo que no tiene ganas de hablar y yo necesito respuestas –llevo el filo justo de nuevo donde estaba clavado en el tronco y dejo que le roce, aprieto un poco para que lo note y que sepa lo que quiero hacer- tú decides como quieres irte de aquí, matarte es demasiado fácil, rápido y piadoso y no lo quiero... puedes irte como te ha dicho o dejando una parte de ti aquí –sonrío de forma ladina, algo malvada- habla –digo y hago un corte en su piel justo donde terminan sus testículos y él se revuelve pero no paro y hago presión con el filo- puedo seguir así hasta terminar por quitarte otra parte, tú decides –se intenta desatar pero no puede, los dos sabemos que si no llega con una prueba de que ha cumplido con el encargo lo van a matar de igual forma, por eso le da igual no decir nada- está bien –me encojo de hombros y llevo el filo ahora a la base de su miembro para hacer presión y comenzar a cortar la piel decidida a hacerle hablar, al principio aguanta pero el dolor es insoportable y supongo que quiere conservar esa parte de su cuerpo por encima de todo así que me pide que pare, lo hago pero no quito la daga y lo miro de forma fija.
Dice algo sobre que no sabe quién ha dado la orden y no me lo creo, voy a seguir cuando me para de nuevo y dice que el encargo fue por una organización secreta, unos sicarios que se hacen llamar “Las sombras”, cuyo emblema es una víbora negra porque siempre trabajan en las sombras, nadie sabe nada de sus miembros y tampoco quién es el líder. He oído hablar de ellos y en Persia son bastante famosos y conocidos, movidos por influencias grandes nada tiene que ver con cualquier otro asesino, su influencia se extiende por muchas zonas del mundo y siempre va ligado por la cima del poder. Frunzo el ceño porque no entiendo como esa organización les ha mandado para venir a por mí y no han venido ellos mismos, es en ese momento de duda cuando no sé cómo ha logrado soltarse de la atadura de sus muñecas, de la manga ha sacado un pequeño puñal que intenta hundir en mi vientre pero reacciono rápido y me aparto para que no lo haga, se quita las espadas de su hombro y las deja caer al suelo para comenzar a correr en dirección opuesta, pero no voy a dejar que se vaya, cojo uno de los tridentes y lo lanzo hacia él de forma que atraviese su cabeza y cae desplomado al suelo, la sangre tiñe la tierra donde ha caído y sé que está muerto. Es entonces cuando siento que un leve mareo me recorre, mi cuerpo casi cede y apoyo una mano en el árbol que tengo cercano sin saber qué pasa, cuando miro hacia mi vientre veo una herida en el lugar y sé lo que pasa, es cuando el cachorro viene a mi lado y me sujeta para que no me caiga al suelo.
-Veneno –el puñal está impregnado en veneno y al hacerme la herida este recorre mi cuerpo, mis ojos azules miran los suyos y noto que voy perdiendo fuerza- cachorro... –es lo último que digo antes de perder la consciencia y sumirme en la oscuridad.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
No falló, el caos en gente tan cuadriculada de mente siempre consigue fracturar la voluntad.
Solo tienes que dar esperanza, aunque sea una burda falacia para que el instinto de supervivencia aflore desde el interior de tus entrañas.
Todos, cazadores, bestias, guerreros, todos nacemos con ese primitivo sentimiento en nuestro interior. Prevalecer es nuestra obsesión, eso a muchos las para, es como la voz de la conciencia que te dice no saltes por un precipicio que te matas. A otros como los cazadores, entrenados para luchar y ganar nos dice salta por el precipicio porque si te quedas el licantropo te destroza, evalúas el menor riesgo y lo tomas..todos queremos sobrevivir.
Luego están los entrenados para que nada les importe, sin sentimientos los llaman, es el caso de Zeniba o el tipo ese..es como si estuvieran programados, su mente piensa si hablo me mataran entre terribles sufrimientos si callo también lo harán..¿pues que mas da?
Pero si en su mente introduces la idea de que escapar es posible...de que amar es posible..hasta la cúpula mas dura de puede romper.
Ladeo la sonrisa cuando canta como un ruiseñor y es soltado por la cazadora para cumplir con la palabra dada, claro que nadie dijo que una vez libre no podríamos matarlo y eso es exactamente lo que hace la cazadora, le inserta un tridente en la cabeza y lo mata.
Me acercó a ella con afán de continuar lo que ante el tipo habíamos empezado, mas en ese instante su gesto cambia, se pone pálida y se desploma llamándome entre mis brazos.
Veneno, mierda.
La tumbo raudo sobre la hierba, lleva demasiado tiempo y gran parte ya habrá pasado a su torrente sanguíneo.
-Estoy aquí pequeña -susurró contra sus labios, pero no me escucha.
Su frente perlada en sudor, su temperatura aumenta y he de bajarla como sea.
Saco mi cuchillo y corto rápido las venas de su muñeca, sorbo por la herida ya abierta los restos de veneno aun impregnados en ella y los escupo al suelo.
Un charco empieza a formarse por la sangre que abandona su cuerpo.
No es bastante, necesita desangrarse, pero también necesitará sangre limpia para aguantar la sangría.
Busco un montículo algo elevado, la dejo en la zona baja y corro hacia donde esta el corcel que hemos dejado al inicio del bosque y que ahora traigo hasta donde estamos nosotros.
De las alforjas saco un tuvo flexible algo rudimentario, dos agujas huecas en su interior y como puedo las empalmo al tubo mientras mi errática respiración deja claro lo nervioso que estoy.
Lo desinfecto con el pellejo de vino que llevo y busco raudo su vena para clavar una de las agujas, del mismo modo hago lo propio en mi brazo y me tumbo en lo alto del montículo creando así la pendiente necesaria para que la sangre abandone mi cuerpo y se meta en el suyo.
La miró desde arriba, necesito que despierte y solo lo hará de este modo.
No se el tiempo que esta pasando, solo que me siento débil, mis ojos se entrecierran, tengo frio y posiblemente estoy pálido, ella recupera poco a poco el color.
Deduzco que a eliminado parte del veneno de su cuerpo, lo que me tranquiliza porque su respiración se ha normalizado.
-Zeniba -la llamo, no me queda muchas fuerzas para moverme, tiene que hacerse un torniquete en la herida del otro brazo -vamos nena despierta.
Solo tienes que dar esperanza, aunque sea una burda falacia para que el instinto de supervivencia aflore desde el interior de tus entrañas.
Todos, cazadores, bestias, guerreros, todos nacemos con ese primitivo sentimiento en nuestro interior. Prevalecer es nuestra obsesión, eso a muchos las para, es como la voz de la conciencia que te dice no saltes por un precipicio que te matas. A otros como los cazadores, entrenados para luchar y ganar nos dice salta por el precipicio porque si te quedas el licantropo te destroza, evalúas el menor riesgo y lo tomas..todos queremos sobrevivir.
Luego están los entrenados para que nada les importe, sin sentimientos los llaman, es el caso de Zeniba o el tipo ese..es como si estuvieran programados, su mente piensa si hablo me mataran entre terribles sufrimientos si callo también lo harán..¿pues que mas da?
Pero si en su mente introduces la idea de que escapar es posible...de que amar es posible..hasta la cúpula mas dura de puede romper.
Ladeo la sonrisa cuando canta como un ruiseñor y es soltado por la cazadora para cumplir con la palabra dada, claro que nadie dijo que una vez libre no podríamos matarlo y eso es exactamente lo que hace la cazadora, le inserta un tridente en la cabeza y lo mata.
Me acercó a ella con afán de continuar lo que ante el tipo habíamos empezado, mas en ese instante su gesto cambia, se pone pálida y se desploma llamándome entre mis brazos.
Veneno, mierda.
La tumbo raudo sobre la hierba, lleva demasiado tiempo y gran parte ya habrá pasado a su torrente sanguíneo.
-Estoy aquí pequeña -susurró contra sus labios, pero no me escucha.
Su frente perlada en sudor, su temperatura aumenta y he de bajarla como sea.
Saco mi cuchillo y corto rápido las venas de su muñeca, sorbo por la herida ya abierta los restos de veneno aun impregnados en ella y los escupo al suelo.
Un charco empieza a formarse por la sangre que abandona su cuerpo.
No es bastante, necesita desangrarse, pero también necesitará sangre limpia para aguantar la sangría.
Busco un montículo algo elevado, la dejo en la zona baja y corro hacia donde esta el corcel que hemos dejado al inicio del bosque y que ahora traigo hasta donde estamos nosotros.
De las alforjas saco un tuvo flexible algo rudimentario, dos agujas huecas en su interior y como puedo las empalmo al tubo mientras mi errática respiración deja claro lo nervioso que estoy.
Lo desinfecto con el pellejo de vino que llevo y busco raudo su vena para clavar una de las agujas, del mismo modo hago lo propio en mi brazo y me tumbo en lo alto del montículo creando así la pendiente necesaria para que la sangre abandone mi cuerpo y se meta en el suyo.
La miró desde arriba, necesito que despierte y solo lo hará de este modo.
No se el tiempo que esta pasando, solo que me siento débil, mis ojos se entrecierran, tengo frio y posiblemente estoy pálido, ella recupera poco a poco el color.
Deduzco que a eliminado parte del veneno de su cuerpo, lo que me tranquiliza porque su respiración se ha normalizado.
-Zeniba -la llamo, no me queda muchas fuerzas para moverme, tiene que hacerse un torniquete en la herida del otro brazo -vamos nena despierta.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
No soy consciente de nada en cuanto Leonidas me coge entre sus brazos, pierdo el conocimiento y lo único que puedo notar es que se mueve a mi alrededor, como cazadora y como una asesina entrenada durante muchos años siento cuando alguien está cerca para poder estar alerta, pero soy incapaz de abrir los ojos, de decir algo, un “estoy bien” aunque sea mentira. El veneno recorre mi cuerpo y sin saber qué clase de veneno es para poder aplicar el antídoto al cachorro solo le queda una opción si quiere salvarme, debe de desangrarme para que el veneno abandone mi cuerpo... y yo no puedo hacer nada en este estado. Odio sentirme débil frente a alguien, odio estar en esta situación mientras mi cuerpo combate el veneno pero pierdo la batalla, las fuerzas me fallan poco a poco y noto que todo mi cuerpo suda por la elevada temperatura, es la consecuencia del veneno en mi sangre y si no hace algo pronto para sacarle al final voy a morir, pero no sé por qué motivo, pero es la primera vez en toda mi vida que voy a confiar en alguien a ese nivel para que me salve... confío en él, y sé que no va a dejar que me pase nada. Confiar, extraña palabra para una sicaria y una cazadora que solo sabe de muerte en la vida, pero lejos de lo que puedo llegar a pensar el sentimiento es... agradable. Nunca he confiado en nadie y ahora lo hago en él, casi de forma ciega y casi sin saber por qué.
No sé cuánto tiempo ha pasado ni lo que ha hecho el cachorro para mantenerme con vida pero siento que de nuevo la consciencia vuelve en mí y que poco a poco mi respiración se normaliza y no es errática como antes. Lo oigo llamarme, dice mi nombre pero es como si estuviera lejos y lo oigo como con eco, quiero abrir los ojos y saber qué ha pasado, quiero despertar. Mi respiración se hace más y más calmada, aprieto los ojos en un intento por despertarme del todo y oigo que de nuevo me llama, me dice que despierte y yo es lo que quiero hacer a toda costa. Finalmente mis ojos se abren, cojo una bocanada de aire como si este me hubiera faltado y me pongo de lado para toser mientras siento todo mi cuerpo perlado en sudor producto de la fiebre que tenía, es cuando me doy cuenta de que tengo una vía en mi brazo junto a un tubo del cual baja sangre, es entonces cuando elevo la vista y me encuentro asomado sobre el saliente al cachorro. No presenta mejor aspecto que yo y parece estar igual de débil que lo estoy yo, es cuando entiendo lo que está haciendo y el porqué del corte en mi muñeca. Quito la aguja y el tubo de mi brazo y me intento incorporar, al principio me cuesta pero tras un mareo y de apoyarme sobre la roca consigo estar en pie y es cuando me acerco hacia el cachorro, tumbado en el suelo, perlado en sudor y pálido, temblando ligeramente.
-Leonidas... –digo para caer a su lado aun sin estar del todo recuperada y quito la aguja y el tubo de su brazo, rasgo un trozo de la camisa y le vendo el lugar para mirarlo de forma fija, dice algo sobre un torniquete y bajo su mirada para que se quede tranquilo me vendo el brazo donde tengo el corte y me centro él, mis dedos quitan mechones de su rostro y noto que está frío, de la pérdida de sangre que me ha dado a mí- Ssssh, estoy aquí –digo recostándolo contra mi cuerpo, necesita calor pero yo aún sigo débil y no voy a ser capaz de proporcionar el calor suficiente, lo miro de forma fija sin saber bien qué decir, es la primera vez que me encuentro en esta situación, y es la primera vez que me encuentro con que... siento miedo. Tengo que hacer fuego y hacer que entre en calor, tiene que descansar y me veo que estoy sin las fuerzas necesarias, ha perdido mucha sangre por salvarme a mí y ahora yo tengo que devolverle el favor- voy a ayudarte cachorro, vamos a salir de esta –sonrío de forma débil para que se tranquilice y dejo un beso en sus labios- descansa mientras –miro al caballo, lo necesito para movernos así que saco fuerzas de donde no las tengo y silbo para que se acerque, de sus alforjas saco una manta grande y lo paso bajo su cuerpo para poder llevármelo de allí, hago lo necesario con lo que tengo de forma que me monto sobre el caballo y hago que comience a andar para buscar una cueva donde pasar la noche, no tardo demasiado en encontrar una y dejo al cachorro en la entrada de esta.
Lo arrastro hasta meterlo dentro y me doy cuenta de que está semi inconsciente, lo llamo para que no se duerma y apenas le cuesta mantener los ojos abiertos, mis dedos acarician su rostro y me muevo para sacar lo necesario y prender fuego, no son las ramas y tronco que querría pero mis fuerzas van menguando y no puedo ceder ahora. Hago una pequeña hoguera cerca de él para que lo caliente y entre en calor, necesita descansar y recuperarse de la pérdida de sangre y aunque quiero cazar algo no estoy en condiciones de hacerlo. Me acerco a él y toco su rostro para darme cuenta de que el calor de la hoguera no es suficiente, lleva mucha ropa y él sigue pálido y frío. Voy de nuevo a su caballo para coger otra manta que lleva encima, y dejando la otra bajo su cuerpo comienzo a quitarle la ropa hasta dejarlo desnudo, lo tapo y yo hago exactamente lo mismo quedándome desnuda para tumbarme a su lado y pegar su cuerpo al mío, así entrará antes en calor y la hoguera nos mantendrá calientes. Sus ojos se abren y me miran, sé que sabe que estamos desnudos y una débil sonrisa se instala en sus labios, niego con la cabeza y lo miro.
-No es exactamente la idea que tenías de bailar alrededor de las llamas pero, al fin y al cabo, me tienes desnuda –no soy dada a hacer bromas, de hecho he hecho pocas en mi vida pero sin embargo parece que mis palabras lo hacen reír de forma débil- me tenías preocupada... –comento entre murmullos, casi como una confesión que no sé por qué escapa de mis labios casi sin darme cuenta, sin poder controlar mis palabras. Mis ojos suben a los suyos que me miran pero no dice nada, está demasiado cansado como para hacerlo y yo lo agradezco. Su cuerpo se acerca más al mío y se acomoda, poco a poco los dos vamos entrando en calor y mis dedos recorren su espalda- Gracias –creo que es la primera vez, en toda mi vida, que doy las gracias a alguien- por salvarme –sé que él sabe el motivo pero aun así quería que lo supiera. Cierro los ojos y noto que el cansancio hace mella y él es el primero que se queda dormido mientras yo pienso en las palabras del asesino. Debe de haber una razón y un motivo muy importante y de peso para que manden a esa organización matarme, ahora sé que tengo una diana pintada en la espalda y no puedo dejar que vengan a por mí a matarme.
No sé cuánto tiempo ha pasado ni lo que ha hecho el cachorro para mantenerme con vida pero siento que de nuevo la consciencia vuelve en mí y que poco a poco mi respiración se normaliza y no es errática como antes. Lo oigo llamarme, dice mi nombre pero es como si estuviera lejos y lo oigo como con eco, quiero abrir los ojos y saber qué ha pasado, quiero despertar. Mi respiración se hace más y más calmada, aprieto los ojos en un intento por despertarme del todo y oigo que de nuevo me llama, me dice que despierte y yo es lo que quiero hacer a toda costa. Finalmente mis ojos se abren, cojo una bocanada de aire como si este me hubiera faltado y me pongo de lado para toser mientras siento todo mi cuerpo perlado en sudor producto de la fiebre que tenía, es cuando me doy cuenta de que tengo una vía en mi brazo junto a un tubo del cual baja sangre, es entonces cuando elevo la vista y me encuentro asomado sobre el saliente al cachorro. No presenta mejor aspecto que yo y parece estar igual de débil que lo estoy yo, es cuando entiendo lo que está haciendo y el porqué del corte en mi muñeca. Quito la aguja y el tubo de mi brazo y me intento incorporar, al principio me cuesta pero tras un mareo y de apoyarme sobre la roca consigo estar en pie y es cuando me acerco hacia el cachorro, tumbado en el suelo, perlado en sudor y pálido, temblando ligeramente.
-Leonidas... –digo para caer a su lado aun sin estar del todo recuperada y quito la aguja y el tubo de su brazo, rasgo un trozo de la camisa y le vendo el lugar para mirarlo de forma fija, dice algo sobre un torniquete y bajo su mirada para que se quede tranquilo me vendo el brazo donde tengo el corte y me centro él, mis dedos quitan mechones de su rostro y noto que está frío, de la pérdida de sangre que me ha dado a mí- Ssssh, estoy aquí –digo recostándolo contra mi cuerpo, necesita calor pero yo aún sigo débil y no voy a ser capaz de proporcionar el calor suficiente, lo miro de forma fija sin saber bien qué decir, es la primera vez que me encuentro en esta situación, y es la primera vez que me encuentro con que... siento miedo. Tengo que hacer fuego y hacer que entre en calor, tiene que descansar y me veo que estoy sin las fuerzas necesarias, ha perdido mucha sangre por salvarme a mí y ahora yo tengo que devolverle el favor- voy a ayudarte cachorro, vamos a salir de esta –sonrío de forma débil para que se tranquilice y dejo un beso en sus labios- descansa mientras –miro al caballo, lo necesito para movernos así que saco fuerzas de donde no las tengo y silbo para que se acerque, de sus alforjas saco una manta grande y lo paso bajo su cuerpo para poder llevármelo de allí, hago lo necesario con lo que tengo de forma que me monto sobre el caballo y hago que comience a andar para buscar una cueva donde pasar la noche, no tardo demasiado en encontrar una y dejo al cachorro en la entrada de esta.
Lo arrastro hasta meterlo dentro y me doy cuenta de que está semi inconsciente, lo llamo para que no se duerma y apenas le cuesta mantener los ojos abiertos, mis dedos acarician su rostro y me muevo para sacar lo necesario y prender fuego, no son las ramas y tronco que querría pero mis fuerzas van menguando y no puedo ceder ahora. Hago una pequeña hoguera cerca de él para que lo caliente y entre en calor, necesita descansar y recuperarse de la pérdida de sangre y aunque quiero cazar algo no estoy en condiciones de hacerlo. Me acerco a él y toco su rostro para darme cuenta de que el calor de la hoguera no es suficiente, lleva mucha ropa y él sigue pálido y frío. Voy de nuevo a su caballo para coger otra manta que lleva encima, y dejando la otra bajo su cuerpo comienzo a quitarle la ropa hasta dejarlo desnudo, lo tapo y yo hago exactamente lo mismo quedándome desnuda para tumbarme a su lado y pegar su cuerpo al mío, así entrará antes en calor y la hoguera nos mantendrá calientes. Sus ojos se abren y me miran, sé que sabe que estamos desnudos y una débil sonrisa se instala en sus labios, niego con la cabeza y lo miro.
-No es exactamente la idea que tenías de bailar alrededor de las llamas pero, al fin y al cabo, me tienes desnuda –no soy dada a hacer bromas, de hecho he hecho pocas en mi vida pero sin embargo parece que mis palabras lo hacen reír de forma débil- me tenías preocupada... –comento entre murmullos, casi como una confesión que no sé por qué escapa de mis labios casi sin darme cuenta, sin poder controlar mis palabras. Mis ojos suben a los suyos que me miran pero no dice nada, está demasiado cansado como para hacerlo y yo lo agradezco. Su cuerpo se acerca más al mío y se acomoda, poco a poco los dos vamos entrando en calor y mis dedos recorren su espalda- Gracias –creo que es la primera vez, en toda mi vida, que doy las gracias a alguien- por salvarme –sé que él sabe el motivo pero aun así quería que lo supiera. Cierro los ojos y noto que el cansancio hace mella y él es el primero que se queda dormido mientras yo pienso en las palabras del asesino. Debe de haber una razón y un motivo muy importante y de peso para que manden a esa organización matarme, ahora sé que tengo una diana pintada en la espalda y no puedo dejar que vengan a por mí a matarme.
Zeniba- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Ladeó la sonrisa cuando sus azules convertidos en mares me encuentran, no necesita pensar mucho para saber lo que he hecho, pero no había otro modo de permanecer los dos con vida y yo no estaba dispuesto a perderla.
Los ojos se me cerraban, pero aun así los mantuve abiertos tratando de calmarla aunque solo fuera así, sonriendo.
Sus dedos apartaban mechones de mi pelo, me acariciaba aterrada, eso era algo que podía leer en su inmenso océano, pero fingía no estarlo porque así la habían entrenado.
Me quitó la vida, taponando la herida con un trozo de tela y se hizo un torniquete en la suya, por suerte el veneno había sido eliminado, solo quedaba la debilidad extrema de haber perdido sangre.
-Lo que hay que hacer para ligarse a una chica -bromeé sin fuerzas mientras esta no dejaba de mirarme pidiendo que aguantara.
Se alejó, tiempo en el que mis ojos se cerraron, me costaba mucho permanecer despierto, pero antes de sumirme en la inconsciencia volvió, sus labios envolvieron lo míos volvieron a pintar una sonrisa en mi cara y despacio me tumbó sobre una manta arrastrándome como pudo hasta una cueva cercana.
Allí prendió un fuego con unos maderos finos que encontramos por el camino, no darían mucho calor pero si el suficiente para permitirnos descansar a los dos y reponer fuerzas.
Aun con el fuego, mi cuerpo temblaba, había perdido muchísima sangre, era complicado templarme cuando mi ritmo cardíaco había disminuido muchísimo.
La vi desnudarme despacio, mis ojos se centraron en sus labios.
-No se si se me va a empinar -bromeé con una sonrisa mientras esta negaba con la cabeza haciendo lo propio con su ropa y colándose debajo de la manta pegando a mi su templado cuerpo.
Reí por su broma, al parecer la cazadora había aprendido algo del maestro, algo que me provoco una sonrisa mientras perdía mis labios en su cuello depositando un reguero de besos, mordiscos, buscando su boca hambriento de ella.
-Si, ya noto como me calientas -bromeé llevando mis dedos a su centro acariciándolo muy despacio.
Me dio un manotazo en el pecho para que lo dejara, los dos necesitábamos descanso, pero también la necesitaba a ella.
-Vale -susurré -pero me recompensaras..me debes...ummmm -me medio dormía mientras hablaba -me debes algo -apunté con picardia.
Estaba como borracho, mareado por la falta de riego sanguíneo, así acabé completamente dormido contra su piel, entrando en calor poco a poco.
De vez en cuando notaba como se movía inquieta, asegurándose de que respiraba.
-De nada -dije de pronto, como respuesta a su anterior gracias.
Abrí los ojos bien entrada la mañana, seguíamos allí, juntos, pero el sol ayudaba a templarnos y aun desnudos nuestros cuerpos habían recobrado la temperatura y un poco de fuerzas.
La atraje de la cintura, sus ojos me miraban fijos.
-Buenos días preciosa -susurré alzándola sobre mi, besándonos despacio, acariciando nuestra piel por debajo de la manta.
-¿estas bien? - Le pregunté contra sus labios, mordiendo su inferior.
Ahora que sabia que la perseguían, no podía dejarla volver a casa sola, estaba en peligro y pensaba protegerla.
-No puedes volver a tu casa, es el primer sitio en el que te buscaran, ven conmigo -pedí
Los ojos se me cerraban, pero aun así los mantuve abiertos tratando de calmarla aunque solo fuera así, sonriendo.
Sus dedos apartaban mechones de mi pelo, me acariciaba aterrada, eso era algo que podía leer en su inmenso océano, pero fingía no estarlo porque así la habían entrenado.
Me quitó la vida, taponando la herida con un trozo de tela y se hizo un torniquete en la suya, por suerte el veneno había sido eliminado, solo quedaba la debilidad extrema de haber perdido sangre.
-Lo que hay que hacer para ligarse a una chica -bromeé sin fuerzas mientras esta no dejaba de mirarme pidiendo que aguantara.
Se alejó, tiempo en el que mis ojos se cerraron, me costaba mucho permanecer despierto, pero antes de sumirme en la inconsciencia volvió, sus labios envolvieron lo míos volvieron a pintar una sonrisa en mi cara y despacio me tumbó sobre una manta arrastrándome como pudo hasta una cueva cercana.
Allí prendió un fuego con unos maderos finos que encontramos por el camino, no darían mucho calor pero si el suficiente para permitirnos descansar a los dos y reponer fuerzas.
Aun con el fuego, mi cuerpo temblaba, había perdido muchísima sangre, era complicado templarme cuando mi ritmo cardíaco había disminuido muchísimo.
La vi desnudarme despacio, mis ojos se centraron en sus labios.
-No se si se me va a empinar -bromeé con una sonrisa mientras esta negaba con la cabeza haciendo lo propio con su ropa y colándose debajo de la manta pegando a mi su templado cuerpo.
Reí por su broma, al parecer la cazadora había aprendido algo del maestro, algo que me provoco una sonrisa mientras perdía mis labios en su cuello depositando un reguero de besos, mordiscos, buscando su boca hambriento de ella.
-Si, ya noto como me calientas -bromeé llevando mis dedos a su centro acariciándolo muy despacio.
Me dio un manotazo en el pecho para que lo dejara, los dos necesitábamos descanso, pero también la necesitaba a ella.
-Vale -susurré -pero me recompensaras..me debes...ummmm -me medio dormía mientras hablaba -me debes algo -apunté con picardia.
Estaba como borracho, mareado por la falta de riego sanguíneo, así acabé completamente dormido contra su piel, entrando en calor poco a poco.
De vez en cuando notaba como se movía inquieta, asegurándose de que respiraba.
-De nada -dije de pronto, como respuesta a su anterior gracias.
Abrí los ojos bien entrada la mañana, seguíamos allí, juntos, pero el sol ayudaba a templarnos y aun desnudos nuestros cuerpos habían recobrado la temperatura y un poco de fuerzas.
La atraje de la cintura, sus ojos me miraban fijos.
-Buenos días preciosa -susurré alzándola sobre mi, besándonos despacio, acariciando nuestra piel por debajo de la manta.
-¿estas bien? - Le pregunté contra sus labios, mordiendo su inferior.
Ahora que sabia que la perseguían, no podía dejarla volver a casa sola, estaba en peligro y pensaba protegerla.
-No puedes volver a tu casa, es el primer sitio en el que te buscaran, ven conmigo -pedí
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 138
Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Negué con la cabeza incapaz de saber cómo es que podía hacer bromas en un momento como este, estaba herido y necesita descansar después de lo que ha hecho para salvar mi vida, algo que jamás han hecho nunca por mí y que siento extraño cuanto menos, del mundo donde yo vengo si quedas atrás nadie mira para echarte una mano. Pero él lo ha hecho, me ha ayudado a costa de arriesgar su vida y el sentimiento es... bueno, extraño, pero cálido. ¿De verdad que se puede ayudar de esa forma tan desinteresada? ¿Dar tú vida por alguien? No comprendo por qué lo hace, para él no soy nada y apenas nos hemos conocido hace un tiempo, nos lo pasamos bien juntos y disfruto estando con él. Me da miedo que rompa la burbuja que me rodea y que lo ha hecho toda mi vida, me da miento sentir cuando es algo que han arrancado de mi vida desde que he sido pequeña y me acogieron para entrenarme. Yo no sé nada de sentimientos, mi vida es más vacía que eso y la suya está llena de vida, de sentimientos y de emociones. Es la primera vez que experimento el miedo, el miedo de perder algo. Jamás en toda mi vida he tenido miedo de morir, he tenido miedo de un adversario ni de encontrar la muerte en una misión. Nos entrenan para eso, para no sentir nada que nos pueda hacer fallar en la misión que no podamos cumplirla.
Es lo primero que quitan y luego de ello suprimen poco a poco cada emoción a base de palos y de golpes. Somos asesinos, somos sombras de la noche que no existimos para nadie, que nuestro único cometido es matar y es lo que nos inculcan desde pequeños. No merecemos más que alguien normal, porque no servimos para ello... y entiendo por qué nos quiten el miedo: te atemoriza y te hace quedarte sin saber qué hacer. Hoy he sentido miedo por primera vez, miedo de perderlo y aunque no lo he dicho seguro que se ha podido reflejar en mi rostro. Si mi jefe estuviera presente se reiría por lo que el cazador había hecho conmigo y luego, sin pensarlo, me mataría porque ya no sería útil. Lo miro tumbado a mi lado cuando ya se ha dormido y lanzo un suspiro, no entiendo su forma de vida aunque no digo que sea la incorrecta, la mía es la incorrecta y entiendo que él la encuentra tan rara y tan extraña. Su respiración choca contra mi cuello y su cuerpo está completamente pegado al mío, está algo frío pero gracias a mi calor corporal va entrando poco a poco en calor y va cogiendo temperatura.
La noche pasa sin mayor incidente y hecho alguna que otra cabezada comprobando que sigue bien, su cuerpo ya está caliente de nuevo y ha dejado de temblar y de sudar. Lanzo un suspiro y cierro los ojos de nuevo durmiendo las pocas horas que quedan hasta el amanecer, la hoguera pronto se va a consumir por falta de madera que prender pero estoy cansada como para levantarme y no quiero que se despierte, voy a dejar que duerma un poco más y cuando sea de día ya buscaremos la forma de reavivar la llama. No sé las horas que han pasado pero el sol ya ha salido por el horizonte y el bosque vuelve a cobrar vida de nuevo, siento que el cazador se mueve a mi lado y abro los ojos para darme cuenta de que está despierto y sus azules se fijan en los míos. La cueva está caliente por los rayos del sol y estos dan en las mantas que están calientes donde estamos aunque no nos da en los rostros, algo que agradezco bastante. Su brazo rodea mi cintura y me acerca a su cuerpo para subirme sobre este aun cuando no debería porque no está recuperado del todo.
-Buenos días cachorro –respondo a su lado y sus labios me buscan y me besan de forma despacio, sus dedos recorren mi piel y me provocan pequeños escalofríos. Lo miro cuando me pregunta si estoy bien y enarco una ceja- eso tendría que preguntarlo yo, pero sí, estoy bien –lo miro de forma fija- ¿y tú, estás bien? –No es dado en mí preguntarlo pero sé que ha perdido sangre por ayudarme, por salvarme de una muerte segura. Mis dedos recorren su rostro y lo miro frunciendo repasando sus labios con mis dedos- aún no sé cómo... –me muerdo el labio, me cuesta decir todavía ciertas cosas-... darte las... gracias –acabo diciendo, puede parecer una tontería pero para alguien que nunca ha sentido y que nunca han hecho nada por mí... es complicado. Lo miro de forma fija y frunzo un poco el ceño, tendría que estar pensando en recuperarse pero sin embargo piensa en que pueden venir a por mí, se preocupa más por mí que por él mismo- Leonidas... –empiezo y noto que sus dedos recorren mi espalda de forma lenta, en una caricia, y un escalofrío placentero recorre mi cuerpo. Mi cuerpo reacciona cada vez que me roza, cada vez que me toca y es... agradable, casi fantástico. Mi cuerpo se rinde al suyo y no sé en qué momento ha logrado conseguir eso, pero me gusta que lo haga, siento calor cuando lo hace pero no un calor de excitación, algo diferente y distinto- yo... de verdad que aprecio que quieras protegerme, aprecio que quieras ayudarme pero no quiero inmiscuirte en esto –digo y lo miro para explicarme antes de que hable- tienes que proteger a tú príncipe y no quiero que te distraigas de esa labor por mi culpa. Sé lo importante que es para ti y para tú pueblo, ir contigo sería llevarlos hasta vosotros y no quiero poneros en peligro, más del que estáis, por mi culpa. Me iré, cambiaré de casa y me instalaré en otro lugar pero no quiero que mis pasos les lleven hasta los tuyos o los de tú príncipe. Son asesinos expertos, no tienen nada que ver con los que han mandado. Si os encuentran os matarán, o peor aún, os utilizarían para encontrarme y obligarme a salir –mis labios recorren los suyos y lo miro- no quiero ponerte en peligro por mi culpa, no entiendo qué quieren de mí ni porqué vienen por mí...pero sé que es una organización muy importante y peligrosa, financiada por altos cargos... y uno de ellos me quiere muerta -apoyo mi frente en la suya y lo miro, no sé por qué alguien me quiere muerta, quizás venganza porque he matado a alguien importante... pero tengo que saberlo- por favor, entiéndeme -mis dedos recorren su rostro y mi pelo cae como cascada a ambos lados para dejarnos aislados del exterior- no puedo exponerte a ese peligro, ¿y si por mi culpa os encuentran y os matan?
Es lo primero que quitan y luego de ello suprimen poco a poco cada emoción a base de palos y de golpes. Somos asesinos, somos sombras de la noche que no existimos para nadie, que nuestro único cometido es matar y es lo que nos inculcan desde pequeños. No merecemos más que alguien normal, porque no servimos para ello... y entiendo por qué nos quiten el miedo: te atemoriza y te hace quedarte sin saber qué hacer. Hoy he sentido miedo por primera vez, miedo de perderlo y aunque no lo he dicho seguro que se ha podido reflejar en mi rostro. Si mi jefe estuviera presente se reiría por lo que el cazador había hecho conmigo y luego, sin pensarlo, me mataría porque ya no sería útil. Lo miro tumbado a mi lado cuando ya se ha dormido y lanzo un suspiro, no entiendo su forma de vida aunque no digo que sea la incorrecta, la mía es la incorrecta y entiendo que él la encuentra tan rara y tan extraña. Su respiración choca contra mi cuello y su cuerpo está completamente pegado al mío, está algo frío pero gracias a mi calor corporal va entrando poco a poco en calor y va cogiendo temperatura.
La noche pasa sin mayor incidente y hecho alguna que otra cabezada comprobando que sigue bien, su cuerpo ya está caliente de nuevo y ha dejado de temblar y de sudar. Lanzo un suspiro y cierro los ojos de nuevo durmiendo las pocas horas que quedan hasta el amanecer, la hoguera pronto se va a consumir por falta de madera que prender pero estoy cansada como para levantarme y no quiero que se despierte, voy a dejar que duerma un poco más y cuando sea de día ya buscaremos la forma de reavivar la llama. No sé las horas que han pasado pero el sol ya ha salido por el horizonte y el bosque vuelve a cobrar vida de nuevo, siento que el cazador se mueve a mi lado y abro los ojos para darme cuenta de que está despierto y sus azules se fijan en los míos. La cueva está caliente por los rayos del sol y estos dan en las mantas que están calientes donde estamos aunque no nos da en los rostros, algo que agradezco bastante. Su brazo rodea mi cintura y me acerca a su cuerpo para subirme sobre este aun cuando no debería porque no está recuperado del todo.
-Buenos días cachorro –respondo a su lado y sus labios me buscan y me besan de forma despacio, sus dedos recorren mi piel y me provocan pequeños escalofríos. Lo miro cuando me pregunta si estoy bien y enarco una ceja- eso tendría que preguntarlo yo, pero sí, estoy bien –lo miro de forma fija- ¿y tú, estás bien? –No es dado en mí preguntarlo pero sé que ha perdido sangre por ayudarme, por salvarme de una muerte segura. Mis dedos recorren su rostro y lo miro frunciendo repasando sus labios con mis dedos- aún no sé cómo... –me muerdo el labio, me cuesta decir todavía ciertas cosas-... darte las... gracias –acabo diciendo, puede parecer una tontería pero para alguien que nunca ha sentido y que nunca han hecho nada por mí... es complicado. Lo miro de forma fija y frunzo un poco el ceño, tendría que estar pensando en recuperarse pero sin embargo piensa en que pueden venir a por mí, se preocupa más por mí que por él mismo- Leonidas... –empiezo y noto que sus dedos recorren mi espalda de forma lenta, en una caricia, y un escalofrío placentero recorre mi cuerpo. Mi cuerpo reacciona cada vez que me roza, cada vez que me toca y es... agradable, casi fantástico. Mi cuerpo se rinde al suyo y no sé en qué momento ha logrado conseguir eso, pero me gusta que lo haga, siento calor cuando lo hace pero no un calor de excitación, algo diferente y distinto- yo... de verdad que aprecio que quieras protegerme, aprecio que quieras ayudarme pero no quiero inmiscuirte en esto –digo y lo miro para explicarme antes de que hable- tienes que proteger a tú príncipe y no quiero que te distraigas de esa labor por mi culpa. Sé lo importante que es para ti y para tú pueblo, ir contigo sería llevarlos hasta vosotros y no quiero poneros en peligro, más del que estáis, por mi culpa. Me iré, cambiaré de casa y me instalaré en otro lugar pero no quiero que mis pasos les lleven hasta los tuyos o los de tú príncipe. Son asesinos expertos, no tienen nada que ver con los que han mandado. Si os encuentran os matarán, o peor aún, os utilizarían para encontrarme y obligarme a salir –mis labios recorren los suyos y lo miro- no quiero ponerte en peligro por mi culpa, no entiendo qué quieren de mí ni porqué vienen por mí...pero sé que es una organización muy importante y peligrosa, financiada por altos cargos... y uno de ellos me quiere muerta -apoyo mi frente en la suya y lo miro, no sé por qué alguien me quiere muerta, quizás venganza porque he matado a alguien importante... pero tengo que saberlo- por favor, entiéndeme -mis dedos recorren su rostro y mi pelo cae como cascada a ambos lados para dejarnos aislados del exterior- no puedo exponerte a ese peligro, ¿y si por mi culpa os encuentran y os matan?
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Sonrió contra sus labios asintiendo a su pregunta, estoy muy bien ahora que la tengo sobre mi, que sonríe y que se que no va a morir desangrada o envenenada.
Mi nariz roza la suya, mis labios acortan la distancia y beso los ajenos con delicadeza, es cierto que nos lo pasamos bien juntos pero para mi empieza a ser otra cosa.
Sus palabras me hacen enarcar una ceja, me agradece lo que he hecho pero no entiendo bien el porque, pues ¿no haría ella lo mismo de ser a la inversa?
-Yo nunca dejo atrás a nadie pequeña cazadora y menos si ese alguien es importante en mi vida -no me da miedo decirlo porque yo no soy un cobarde porque vivo de forma intensa y aunque sé que mañana puedo morir no diré que no le temo a la parca por muchas veces que la he mirado a la cara.
El valor no es no sentir miedo, eso es mas bien un acto de locos suicidad, el valor reside en enfrentar tus miedos y alzarte cada vez que te sientes vencido.
Ahora es ella la que frunce el ceño, yo enarco una ceja con la duda en el rostro parece que me va a caer una buena bronca pero no se bien que es lo que he hecho.
Niego cuando pronuncia mi nombre, vale, no es una bronca, lo que me va a decir es un absurdo, uno que escucho ladeando la sonrisa porque se que ella no entiende que lo que digo no es una propuesta si no una decisión tomada.
-¿ por que crees que tu puedes decidir no ponerme en peligro? Somos libres de actuar a voluntad, dueños de nuestro destino y yo no voy a dejarte atrás, esa es mi decisión y la vas a tener que respetar.
Te pido que vengas conmigo, no te estoy obligando a tener una relación seria conmigo -susurré alzándole el mentón para que me mirara -se que en nuestro trabajo eso es complicado, no te pido mas de lo que me puedes o me quieres dar, ni siquiera te he pedido exclusividad.
Pero tu no me pidas que me aparte sin mas sabiendo que estas en peligro porque tengo la fea costumbre de cuidar aquello que quiero.
Se bajo, sabia que la estaba desconcertando con todo aquello que le decía estaba entrenada para no sentir y no entendía que yo si sentía.
-Quizás rompiendo tu cúpula he roto la mía, pero...la diferencia es que yo no tengo miedo a aceptarlo.
Mira en la vida se pierde y se gana pero para ello has de apostar, yo acabo de apostar todo al rojo, a ti y ahora gira la ruleta y veremos que pasa, puedo ganar o perder y no voy a culparte sea cual sea el resultado, no me culpes tu porque haga mi apuesta y no me retire de la mesa todavía.
Negué, ella no quería entenderme y yo no iba a volver a explicárselo, mi decisión estaba tomada, aunque tuviera que buscar su rastro y hacer guardia en su casa, si su plan era alejarme de su vida para mantenerme a salvo, el mio era permanecer en ella para protegerla.
-No se en que instante pensante que era débil, no se porque crees que no soy capaz de luchar contra uno de seso asesinos y ganar, pero lo que menos entiendo es en que momento pensaste que obedecería un vete cuando tus ojos me piden que me quede.
Mi nariz roza la suya, mis labios acortan la distancia y beso los ajenos con delicadeza, es cierto que nos lo pasamos bien juntos pero para mi empieza a ser otra cosa.
Sus palabras me hacen enarcar una ceja, me agradece lo que he hecho pero no entiendo bien el porque, pues ¿no haría ella lo mismo de ser a la inversa?
-Yo nunca dejo atrás a nadie pequeña cazadora y menos si ese alguien es importante en mi vida -no me da miedo decirlo porque yo no soy un cobarde porque vivo de forma intensa y aunque sé que mañana puedo morir no diré que no le temo a la parca por muchas veces que la he mirado a la cara.
El valor no es no sentir miedo, eso es mas bien un acto de locos suicidad, el valor reside en enfrentar tus miedos y alzarte cada vez que te sientes vencido.
Ahora es ella la que frunce el ceño, yo enarco una ceja con la duda en el rostro parece que me va a caer una buena bronca pero no se bien que es lo que he hecho.
Niego cuando pronuncia mi nombre, vale, no es una bronca, lo que me va a decir es un absurdo, uno que escucho ladeando la sonrisa porque se que ella no entiende que lo que digo no es una propuesta si no una decisión tomada.
-¿ por que crees que tu puedes decidir no ponerme en peligro? Somos libres de actuar a voluntad, dueños de nuestro destino y yo no voy a dejarte atrás, esa es mi decisión y la vas a tener que respetar.
Te pido que vengas conmigo, no te estoy obligando a tener una relación seria conmigo -susurré alzándole el mentón para que me mirara -se que en nuestro trabajo eso es complicado, no te pido mas de lo que me puedes o me quieres dar, ni siquiera te he pedido exclusividad.
Pero tu no me pidas que me aparte sin mas sabiendo que estas en peligro porque tengo la fea costumbre de cuidar aquello que quiero.
Se bajo, sabia que la estaba desconcertando con todo aquello que le decía estaba entrenada para no sentir y no entendía que yo si sentía.
-Quizás rompiendo tu cúpula he roto la mía, pero...la diferencia es que yo no tengo miedo a aceptarlo.
Mira en la vida se pierde y se gana pero para ello has de apostar, yo acabo de apostar todo al rojo, a ti y ahora gira la ruleta y veremos que pasa, puedo ganar o perder y no voy a culparte sea cual sea el resultado, no me culpes tu porque haga mi apuesta y no me retire de la mesa todavía.
Negué, ella no quería entenderme y yo no iba a volver a explicárselo, mi decisión estaba tomada, aunque tuviera que buscar su rastro y hacer guardia en su casa, si su plan era alejarme de su vida para mantenerme a salvo, el mio era permanecer en ella para protegerla.
-No se en que instante pensante que era débil, no se porque crees que no soy capaz de luchar contra uno de seso asesinos y ganar, pero lo que menos entiendo es en que momento pensaste que obedecería un vete cuando tus ojos me piden que me quede.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/08/2016
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