AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Hunting Night {Privado}
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Hunting Night {Privado}
Recuerdo del primer mensaje :
Han pasado un par de días desde que el cachorro vino a casa tal y como él dijo que haría, a pesar de haber estado un día buscando a su hermano sin rastro del mismo fue hombre de palabra y pese a como estaba vino a casa, algo que he de decir que me sorprendió bastante porque de normal nadie lo hacía, cumplir con la palabra acordada ha perdido peso y ya no es lo mismo que era antes. Sorprendida me quedé cuando al abrir la puerta lo encontré tras ella, cansado, con ojeras, mojado por completo y lleno de barro pero con esas vino como prometió en su momento. Yo ya iba a salir antes de que él tocara a mi puerta pero al final nos quedamos en casa porque tampoco es que él pudiera hacer mucho más, incluso se quedó durmiendo en la tina mientras que yo preparaba la cena. Lo más extraño que hice esa noche fue dormir abrazada a alguien… yo no dormía con nadie, mis noches eran solitarias y frías sin saber si vivías un día más o no, sin saber qué ibas a encontrar al día siguiente… sin duda fue lo más extraño que esa noche hice, el despertar fue también extraño cuando al despertar me di cuenta de que no estaba sola.
Desde esa noche han pasado varios días en los que he seguido la pista de la misión que llevo entre manos, y que ha hecho que sea el motivo por el que estoy en la ciudad francesa. No consigo encontrar pista alguna del objetivo que perdí antes de entrar en el país pero que sé que está en la ciudad, solo espera el momento de que crea que me he dado por vencida para salir, estoy segura de ello. Llevo persiguiéndolo tiempo y ahora se esconde, agazapado como si me examinara para dar con el momento justo. Descalza recorro la habitación para terminar de ponerme los pantalones negros, salgo al salón y cojo las armas que voy a llevar esa noche, tengo tiempo para ponerme a limpiarlas y revisarlas antes de salir de caza. He quedado con el cachorro para ir a cazar, no es algo que suela hacer pero ver como caza un cachorro me parece algo que hay que ver, su herida cada día está mejor y presiento que nos vamos a encontrar con buenas presas esta noche.
Reviso mis tridentes, los limpio con cuidado y los guardo en sus fundas y repito la misma operación con unas dagas de plata. Es luna llena y quizás nos encontremos también con licántropos, llevo un par de estacas por lo que pueda cruzarse en el camino y también reviso con cuidado una ballesta; de color plata y negra que pienso llevar solo por si acaso. Flechas preparadas con punta de plata, estacas, dagas y mis tridentes está todo ya listo y preparado, voy a por las botas y las coloco para ponerme el cinto con todo y colocar la ballesta y el carcaj a mi espalda. Salgo y me apoyo en la puerta de casa a la espera de que venga el cachorro, me ha dicho que va a pasar a por mí y ya nos vamos de cacería… pero parece que llega tarde y eso me hace lanzar un bufido. Mientras llega lanzo uno de los tridentes al aire, haciendo que gire, para volver a cogerlo por el mango y vuelta a lanzarlo… es algo tan simple que apenas resto importancia a lo que hago. Es el sonido de un caballo que se acerca lo que hace que levante mi vista para encontrarme con un corcel y montado sobre este el cachorro.
-Llegas tarde –apunto como si eso para él no es obvio, pero claro que lo es mientras guardo el tridente y me acerco hacia él- ¿no te han enseñado nunca de que no es de buena educación hacer esperar a una dama? ¿O simplemente no ser puntual? –Enarco una ceja, es cierto que soy recta y meticulosa en muchos aspectos y ese es uno de ellos, pero como de costumbre él no hace caso de eso porque su forma de vida es diferente a la mía, a él lo más seguro es que no le importe demasiado llegar tarde o no. Sin esperar ayuda de un salto subo tras él sobre la montura y noto sus ojos en los míos como si está esperando algo, solo enarco una ceja y sonrío de lado- Vamos cachorro, hace una bonita noche para cazar algo –mis manos se posan en su cintura y le hago un movimiento para que se ponga en marcha- A ver que nos depara esta noche –la luna brilla con fuerza sobre nosotros, el cielo estrellado parece que nos mira brillando por mis palabras y espero a que él se ponga en marcha, no sé si espera algo más de mi parte pero no soy dada ni estoy acostumbrada a estas cosas, así que si quiere algo va a tener que pedirlo aunque de alguna forma sé que en vez de pedirlo, más bien, lo va a tomar de ser necesario.
Han pasado un par de días desde que el cachorro vino a casa tal y como él dijo que haría, a pesar de haber estado un día buscando a su hermano sin rastro del mismo fue hombre de palabra y pese a como estaba vino a casa, algo que he de decir que me sorprendió bastante porque de normal nadie lo hacía, cumplir con la palabra acordada ha perdido peso y ya no es lo mismo que era antes. Sorprendida me quedé cuando al abrir la puerta lo encontré tras ella, cansado, con ojeras, mojado por completo y lleno de barro pero con esas vino como prometió en su momento. Yo ya iba a salir antes de que él tocara a mi puerta pero al final nos quedamos en casa porque tampoco es que él pudiera hacer mucho más, incluso se quedó durmiendo en la tina mientras que yo preparaba la cena. Lo más extraño que hice esa noche fue dormir abrazada a alguien… yo no dormía con nadie, mis noches eran solitarias y frías sin saber si vivías un día más o no, sin saber qué ibas a encontrar al día siguiente… sin duda fue lo más extraño que esa noche hice, el despertar fue también extraño cuando al despertar me di cuenta de que no estaba sola.
Desde esa noche han pasado varios días en los que he seguido la pista de la misión que llevo entre manos, y que ha hecho que sea el motivo por el que estoy en la ciudad francesa. No consigo encontrar pista alguna del objetivo que perdí antes de entrar en el país pero que sé que está en la ciudad, solo espera el momento de que crea que me he dado por vencida para salir, estoy segura de ello. Llevo persiguiéndolo tiempo y ahora se esconde, agazapado como si me examinara para dar con el momento justo. Descalza recorro la habitación para terminar de ponerme los pantalones negros, salgo al salón y cojo las armas que voy a llevar esa noche, tengo tiempo para ponerme a limpiarlas y revisarlas antes de salir de caza. He quedado con el cachorro para ir a cazar, no es algo que suela hacer pero ver como caza un cachorro me parece algo que hay que ver, su herida cada día está mejor y presiento que nos vamos a encontrar con buenas presas esta noche.
Reviso mis tridentes, los limpio con cuidado y los guardo en sus fundas y repito la misma operación con unas dagas de plata. Es luna llena y quizás nos encontremos también con licántropos, llevo un par de estacas por lo que pueda cruzarse en el camino y también reviso con cuidado una ballesta; de color plata y negra que pienso llevar solo por si acaso. Flechas preparadas con punta de plata, estacas, dagas y mis tridentes está todo ya listo y preparado, voy a por las botas y las coloco para ponerme el cinto con todo y colocar la ballesta y el carcaj a mi espalda. Salgo y me apoyo en la puerta de casa a la espera de que venga el cachorro, me ha dicho que va a pasar a por mí y ya nos vamos de cacería… pero parece que llega tarde y eso me hace lanzar un bufido. Mientras llega lanzo uno de los tridentes al aire, haciendo que gire, para volver a cogerlo por el mango y vuelta a lanzarlo… es algo tan simple que apenas resto importancia a lo que hago. Es el sonido de un caballo que se acerca lo que hace que levante mi vista para encontrarme con un corcel y montado sobre este el cachorro.
-Llegas tarde –apunto como si eso para él no es obvio, pero claro que lo es mientras guardo el tridente y me acerco hacia él- ¿no te han enseñado nunca de que no es de buena educación hacer esperar a una dama? ¿O simplemente no ser puntual? –Enarco una ceja, es cierto que soy recta y meticulosa en muchos aspectos y ese es uno de ellos, pero como de costumbre él no hace caso de eso porque su forma de vida es diferente a la mía, a él lo más seguro es que no le importe demasiado llegar tarde o no. Sin esperar ayuda de un salto subo tras él sobre la montura y noto sus ojos en los míos como si está esperando algo, solo enarco una ceja y sonrío de lado- Vamos cachorro, hace una bonita noche para cazar algo –mis manos se posan en su cintura y le hago un movimiento para que se ponga en marcha- A ver que nos depara esta noche –la luna brilla con fuerza sobre nosotros, el cielo estrellado parece que nos mira brillando por mis palabras y espero a que él se ponga en marcha, no sé si espera algo más de mi parte pero no soy dada ni estoy acostumbrada a estas cosas, así que si quiere algo va a tener que pedirlo aunque de alguna forma sé que en vez de pedirlo, más bien, lo va a tomar de ser necesario.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Soy yo la que lleva el ritmo en esos momentos, mis dedos están en su pelo y nuestros labios se besan y yo no dejo de moverme, sus manos recorren mi cuerpo y ayuda a mis caderas para moverme sobre él, nuestros alientos se mezclan en el beso y jadeamos contra el otro. Su boca baja y ahora sus manos están en mis pechos, los alza para llevar allí su boca que no tarda en recorrer con su lengua, me muerdo el labio y veo como succiona mi pezón, sus dientes lo apresan y aprieta de forma leve de una forma que me hace jadear, acaba succionando mi pecho y luego pasa al otro para hacer exactamente lo mismo. El placer nos ciega y yo no dejo de moverme sobre él, por los movimientos el agua se desborda de la tina pero a ninguno nos importa, solo nos importa ese momento que estamos teniendo, el placer que sacude nuestros cuerpos. Echo mi cabeza hacia atrás y llevo mis manos a cada lado de la tina como punto de apoyo para moverme mejor, sus manos vuelven a recorrer mi cuerpo y van otra vez a mi cadera, sé que pronto va a marcar él un ritmo y que se va a apoderar de mí cuerpo pero no me importa, quiero todo lo que tenga para darme. Mi mano ahora baja por su pecho y araño su piel en mi descenso hasta llegar justo a la base de su miembro y apretar mis dedos un poco sin dejar de moverme sobre él, lo oigo gemir y sonrío al tenerlo de esa forma, me gusta verlo así al mismo tiempo que me excita.
Como ya sabía no tarda mucho en tomar el control del momento, me eleva con sus manos en mis caderas, me gira y me pega contra el borde de la tina, mi vientre roza el frío borde de la misma y suelto una risa corta por la impaciencia que muestra, por lo excitado que está. Separo mis piernas todo lo que la tina me lo permite y aparto mi pelo a un lado para que no me moleste, no tarda en acercarse a mi cuerpo y pega su pecho a mi espalda, siento su aliento en mi nuca y en mi cuello y de esa forma oigo los gruñidos que salen de sus labios, muerdo los míos al mismo tiempo que noto como su miembro se hace hueco entre mis nalgas, se restriega por esa zona de forma lenta y sé lo que va a hacer. No intento pararlo ni quiero hacerlo tampoco, me dejo llevar por lo que él quiera hacerme y es entonces cuando un gemido escapa con fuerza de mis labios, siento como se adentra en mi interior de esa forma salvaje y mis manos cogen con fuerza el borde de la tina para aferrarme a algo por los poderosos y salvajes embistes que me da el cachorro. Ahora parece todo un león cuando se mueve de esa forma y cierro los ojos mientras me acostumbro a tenerlo dentro, duele un poco pero el placer es mayor y lo aplaca conforme pasan los segundos. Con cada embestida mi vientre choca contra el borde de la tina y un gemido sale de mis labios, muevo mis caderas contra él y giro mi rostro para buscar sus labios en ese momento.
Nos besamos en mitad del frenesí que tenemos y mi mano va a su pelo, enredo mis dedos y lo sujeto contra mí con fuerza, sus labios acallan mis gemidos y se embebe de ellos. Una de sus manos me aferra de la cadera con fuerza para tenerme sujeta y la otra hace un recorrido hasta mi sexo, siseo cuando noto sus dedos que acarician mi sexo húmedo y gimo otra vez cuando sus dedos se cuelan en mi interior, ahora siento que me llena por completo y gimo con fuerza. Muerdo su labio incapaz de contener los gemidos que salen de mi boca ante la sensación que me recorre, me embiste con fuerza desde atrás y sus dedos se mueven de igual forma en mi sexo de forma que me llevan a un placer que no he sentido nunca, que no he experimentado jamás. Mi cuerpo se sacude y no solamente por los embistes rudos del cazador, sino por el placer que me recorre, siento que el orgasmo se acerca y mis piernas tiemblan incapaces de sostenerme en esa tina donde hemos salpicado mucha agua. Mis pechos rebotan fuera de la misma y su brazo rodea mi cadera como puede ver que no me sostengo, mi mano no suelta su pelo y con la otra me agarro al borde ya casi rozando el orgasmo. Su palma fricciona el clítoris y me sacudo con fuerza, tiemblo por completo y siento como si mi cuerpo fuera a estallar en miles de pedazos de seguir así, jamás he sentido nada igual o parecido.
-Leonidas –gimo su nombre como puedo entre respiración y respiración y finalmente alcanzo el orgasmo, gimo con fuerza y mi cuerpo se tensa por el placer, él da unos últimos embistes y termina por llegar también en mi interior, noto que lo hace y como mi interior aprisiona su miembro y sus dedos entre palpitaciones furiosas por el orgasmo, mi cuerpo cede incapaz de sostenerme y cae sobre el suyo que me acoge, siento sus labios en mi cuello y yo sigo con los ojos cerrados incapaz de moverme. Me pregunta si estoy bien y deja besos en mi cuello, se encarga de sujetar mi cuerpo contra el suyo y asiento con la cabeza, aún tengo la respiración entrecortada y el corazón me bombea con rapidez. Confiesa que le gusto más de lo que debería y lanzo un suspiro, acabo contra su cuerpo y él de nuevo me acuna contra su pecho abrazados en lo que queda de agua, mi rostro sube a su cuello y dejo un par de besos ahora más calmada, subo a su rostro y lo beso de forma lenta tras la tormenta que hemos desatado, mi mano recorre su rostro y lo miro de forma fija- tú también me gustas, por eso mismo no voy a dejar que cometas esta locura... me niego –dejo mi cabeza en su pecho y suspiro, solo rezo porque Agarwaen se niegue a esa locura de plan, es mi esperanza para que desista de esa idea suicida, dejo un beso en su pecho y luego un pequeño mordisco- si piensas hablar con tú príncipe quiero estar presente –quiero pensar que, si estoy delante, le ayude a que diga que no.
Como ya sabía no tarda mucho en tomar el control del momento, me eleva con sus manos en mis caderas, me gira y me pega contra el borde de la tina, mi vientre roza el frío borde de la misma y suelto una risa corta por la impaciencia que muestra, por lo excitado que está. Separo mis piernas todo lo que la tina me lo permite y aparto mi pelo a un lado para que no me moleste, no tarda en acercarse a mi cuerpo y pega su pecho a mi espalda, siento su aliento en mi nuca y en mi cuello y de esa forma oigo los gruñidos que salen de sus labios, muerdo los míos al mismo tiempo que noto como su miembro se hace hueco entre mis nalgas, se restriega por esa zona de forma lenta y sé lo que va a hacer. No intento pararlo ni quiero hacerlo tampoco, me dejo llevar por lo que él quiera hacerme y es entonces cuando un gemido escapa con fuerza de mis labios, siento como se adentra en mi interior de esa forma salvaje y mis manos cogen con fuerza el borde de la tina para aferrarme a algo por los poderosos y salvajes embistes que me da el cachorro. Ahora parece todo un león cuando se mueve de esa forma y cierro los ojos mientras me acostumbro a tenerlo dentro, duele un poco pero el placer es mayor y lo aplaca conforme pasan los segundos. Con cada embestida mi vientre choca contra el borde de la tina y un gemido sale de mis labios, muevo mis caderas contra él y giro mi rostro para buscar sus labios en ese momento.
Nos besamos en mitad del frenesí que tenemos y mi mano va a su pelo, enredo mis dedos y lo sujeto contra mí con fuerza, sus labios acallan mis gemidos y se embebe de ellos. Una de sus manos me aferra de la cadera con fuerza para tenerme sujeta y la otra hace un recorrido hasta mi sexo, siseo cuando noto sus dedos que acarician mi sexo húmedo y gimo otra vez cuando sus dedos se cuelan en mi interior, ahora siento que me llena por completo y gimo con fuerza. Muerdo su labio incapaz de contener los gemidos que salen de mi boca ante la sensación que me recorre, me embiste con fuerza desde atrás y sus dedos se mueven de igual forma en mi sexo de forma que me llevan a un placer que no he sentido nunca, que no he experimentado jamás. Mi cuerpo se sacude y no solamente por los embistes rudos del cazador, sino por el placer que me recorre, siento que el orgasmo se acerca y mis piernas tiemblan incapaces de sostenerme en esa tina donde hemos salpicado mucha agua. Mis pechos rebotan fuera de la misma y su brazo rodea mi cadera como puede ver que no me sostengo, mi mano no suelta su pelo y con la otra me agarro al borde ya casi rozando el orgasmo. Su palma fricciona el clítoris y me sacudo con fuerza, tiemblo por completo y siento como si mi cuerpo fuera a estallar en miles de pedazos de seguir así, jamás he sentido nada igual o parecido.
-Leonidas –gimo su nombre como puedo entre respiración y respiración y finalmente alcanzo el orgasmo, gimo con fuerza y mi cuerpo se tensa por el placer, él da unos últimos embistes y termina por llegar también en mi interior, noto que lo hace y como mi interior aprisiona su miembro y sus dedos entre palpitaciones furiosas por el orgasmo, mi cuerpo cede incapaz de sostenerme y cae sobre el suyo que me acoge, siento sus labios en mi cuello y yo sigo con los ojos cerrados incapaz de moverme. Me pregunta si estoy bien y deja besos en mi cuello, se encarga de sujetar mi cuerpo contra el suyo y asiento con la cabeza, aún tengo la respiración entrecortada y el corazón me bombea con rapidez. Confiesa que le gusto más de lo que debería y lanzo un suspiro, acabo contra su cuerpo y él de nuevo me acuna contra su pecho abrazados en lo que queda de agua, mi rostro sube a su cuello y dejo un par de besos ahora más calmada, subo a su rostro y lo beso de forma lenta tras la tormenta que hemos desatado, mi mano recorre su rostro y lo miro de forma fija- tú también me gustas, por eso mismo no voy a dejar que cometas esta locura... me niego –dejo mi cabeza en su pecho y suspiro, solo rezo porque Agarwaen se niegue a esa locura de plan, es mi esperanza para que desista de esa idea suicida, dejo un beso en su pecho y luego un pequeño mordisco- si piensas hablar con tú príncipe quiero estar presente –quiero pensar que, si estoy delante, le ayude a que diga que no.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Llegamos al salón donde la loba besaba despacio a Agarwaen como hacia escasos minutos habíamos hecho ambos en la tina.
Se acariciaban cómplices hasta que la loba al sentir nuestra presencia se incorporó mordiéndole el labio mientras este se relamía.
-Necesito que te enrolles con mi novia -pedí sin anestesia.
Un gruñido fue la respuesta de la loba que me lanzó con una rapidez dada por sus reflejos sobrenaturales un objeto contundente a la cabeza que casi me da de lleno y que agradecí haber esquivado francamente.
Agarwaen explotó en carcajadas mientras yo alzaba las manos en dirección a la loba para uqe me dejara explicarme.
Esta ya cogía un segundo objeto cuando mi príncipe rodeo su cintura incorporándose despacio y apoyando su barbilla en el hombro de esta le pidió mientras besaba su cuello que me dejara hablar.
No escatimé en detalles, la situación no era para reírse, creo que le ambiente se tensó ante la peligrosa situación que acontecía y de la que ahora todos eramos conscientes
Sabia que Agarwaen no iba a negarse, hace tiempo me pidio que si su maldición se extendía lo suficiente como para no ser él o si la bruja que lo asediaba ganaba la batalla sacara como fuera a Annabel y a su Vástago de allí.
Le di mi palabra, lo haría porque sabia que él las elegía por encima de todo, supuse que también entendería que en esta situación, necesitaba portegerla, apostar todo por la mujer que amaba.
Nada iba a conseguir quedándome quieto esperando que alguien me trajera información, mi unica opción era salir a buscarla y si para eso tenia que meterme en la boca del infierno lo haría sin problema alguno.
Agarwaen acepto, no podía ser de otro modo, los planes de la cazadora se iban al traste pues de seguro pensaba que mi príncipe se negaría en rotundo.
Ladeé la sonrisa mirándola mientras le daba un suave azote en el culo.
-Tampoco pongáis mucho empeño que si no la loba me arrancará la cabeza de los hombros -bromeé divertido buscando los labios de una silenciosa Zeniba que algo me decía aun no había dicho ni de lejos su ultima palabra en esto.
-Todo arreglado pues -dije mas feliz que una perdiz.
Se acariciaban cómplices hasta que la loba al sentir nuestra presencia se incorporó mordiéndole el labio mientras este se relamía.
-Necesito que te enrolles con mi novia -pedí sin anestesia.
Un gruñido fue la respuesta de la loba que me lanzó con una rapidez dada por sus reflejos sobrenaturales un objeto contundente a la cabeza que casi me da de lleno y que agradecí haber esquivado francamente.
Agarwaen explotó en carcajadas mientras yo alzaba las manos en dirección a la loba para uqe me dejara explicarme.
Esta ya cogía un segundo objeto cuando mi príncipe rodeo su cintura incorporándose despacio y apoyando su barbilla en el hombro de esta le pidió mientras besaba su cuello que me dejara hablar.
No escatimé en detalles, la situación no era para reírse, creo que le ambiente se tensó ante la peligrosa situación que acontecía y de la que ahora todos eramos conscientes
Sabia que Agarwaen no iba a negarse, hace tiempo me pidio que si su maldición se extendía lo suficiente como para no ser él o si la bruja que lo asediaba ganaba la batalla sacara como fuera a Annabel y a su Vástago de allí.
Le di mi palabra, lo haría porque sabia que él las elegía por encima de todo, supuse que también entendería que en esta situación, necesitaba portegerla, apostar todo por la mujer que amaba.
Nada iba a conseguir quedándome quieto esperando que alguien me trajera información, mi unica opción era salir a buscarla y si para eso tenia que meterme en la boca del infierno lo haría sin problema alguno.
Agarwaen acepto, no podía ser de otro modo, los planes de la cazadora se iban al traste pues de seguro pensaba que mi príncipe se negaría en rotundo.
Ladeé la sonrisa mirándola mientras le daba un suave azote en el culo.
-Tampoco pongáis mucho empeño que si no la loba me arrancará la cabeza de los hombros -bromeé divertido buscando los labios de una silenciosa Zeniba que algo me decía aun no había dicho ni de lejos su ultima palabra en esto.
-Todo arreglado pues -dije mas feliz que una perdiz.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 138
Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
El baño ha terminado y nos disponemos a hablar con su príncipe ahora que nuestros cuerpos se han saciado del otro, solo espero que él se niegue para que el plan loco que tiene el cachorro no siga adelante porque de alguna forma sé lo que va a pasar, no son tontos, no es cualquier organización más y si entra en ella lo que va a conseguir es que nos maten a todos de una forma completamente diferente, de una forma como si casi se lo sirva él mismo en bandeja. Seco mi cuerpo con la toalla y siento la mirada del cachorro de nuevo sobre mí cuerpo mientras él hace lo mismo, en parte estoy algo enfadada con él aunque hace unos minutos no lo demostrase, así que no busco su mirada esa vez para dejarle claro que no me gusta la idea y salgo ya seca y desnuda a la habitación para ponerme la ropa que he traído de mi casa, nos vestimos en silencio y una vez estamos listos lo sigo escaleras abajo para llegar al salón donde se encuentran ambos. Como cazadora que soy me cuesta hacerme a la idea todavía de que un cazador esté con una loba, los miro tumbados en el sofá con ella sobre él, sus labios se besan despacio y ella al notarnos deja un mordisco en su inferior y se incorpora para mirarnos a ambos, seguramente nada contenta con que le hayamos interrumpido. Las miradas de ambos se fijaron en nosotros y el cachorro dice sin rodeo alguno lo que quiere de él. Enarco una ceja y lo miro de reojo cuando dice la palabra “novia”, es la segunda vez que la emplea y no sé si puedo llamar a esto “relación”, al menos no por el momento.
La loba, mucho más rápida por su condición que todos nosotros, le lanza un objeto a la cabeza que él logra esquivar y que a mí me hace sonreír con cierta malicia. Se lo tiene merecido por decir semejante tontería, una risa corta como burla es lo que sale de mis labios y no me aparto puesto que contra mí no va su furia, ya está cogiendo otro objeto que tirarle dejándole en claro su negativa cuando su príncipe la rodea de forma calma por la cintura, se incorpora en el sofá y deja su mentón en su hombro para pedirle que se calamara y que lo dejara hablar... bien, a ver si él es capaz de poner un poco de lucidez en su locura. Leonidas les cuenta lo que ocurre y el por qué estoy también en la mansión, no se ahorra ninguno de los detalles y pasa a explicarles que pretende infiltrarse en la organización que pretende matarme para averiguar por qué quieren hacerlo, como brillante idea le dice que necesita que piensen que le he traicionado y de ahí que le haya pedido exactamente eso. El ambiente se vuelve tenso por momentos y mi mirada se clava en ellos, espero que ella también lo convenza a que diga que no, es su pareja y los lobos son muy territoriales con los suyos.
Tras un silencio algo tenso en lo que todo queda expuesto mi mirada se centra en Agarwaen, quiero que diga que no porque es una locura, es un disparate lo que piensa hacer pero para mí enorme sorpresa... acepta. Lo miro incrédula de que haya dicho que sí y miro a la loba para que le diga que no, que no va a hacerlo pero nada sale de sus labios. Como es de esperar el cachorro está feliz por la decisión de su príncipe y se acerca para dejar un azote en mis nalgas, yo por el contrario estoy bastante cabreada y lo cierto es que fulmino con la mirada a Agarwaen por haber aceptado tal locura. El cachorro, en broma, dice que pongamos mucho empeño o la loba se enfadará con él pero yo solo puedo pensar en lo estúpido que resulta todo esto, él cree que ya puede infiltrarse y que ha conseguido lo que quiere pero se olvida de que yo me sigo negando y el hecho de que su príncipe diga que sí a su disparate no significa que se haga, yo no estoy dispuesta y no voy a cambiar de opinión así que no hay plan alguno. Me aparto ligeramente del cachorro cuando me busca con sus labios y dejo espacio entre ambos, quiero que note y que sepa que no estoy de acuerdo y mis ojos expresan, exactamente, la ira y la rabia que me corroe por dentro.
No digo nada, me doy la vuelta y salgo de allí denotando lo enfadada que estoy y los dejo a los tres en el salón, mis pasos me llevan fuera de la mansión y siento que necesito descargar todo lo que llevo dentro, así que recuerdo que hay un patio de armas pasando un pequeño jardín y allí me dirijo, necesito descargar lo que llevo dentro porque no iba a estallar en el salón, aunque poco me ha faltado para hacerlo. Cuando llego al lugar miro las armas que tienen y cojo un par de dagas, tienen tocones para practicar y me ensaño con ellos con rabia, quiero desquitarme y es la única forma de hacerlo de esa forma, lanzo las dagas contra el tocón de madera sin descanso alguno, no paro ni un solo segundo y sé que no va a tardar en acercarse hasta donde estoy, dejo las dagas clavadas en la madera y cojo una espada, comienzo a asestar golpes como si se tratase de mi enemigo, descargo golpes con rabia e ira, lo hago por no descargarlo sobre una persona en concreto pero siento que no estoy sola, llevo una daga en el cinto y la lanzo al girarme de forma rápida, impacta contra el tocón de madera pero al lado, justo al lado, está el cachorro. Mi respiración es errática y mis ojos, como dos dagas de hielo, se quedan clavados en sus azules. Estoy más que enfadada y en este momento deseo... deseo matarlo, yo le voy a dar una muerte más piadosa que la que encuentre en la orden.
La loba, mucho más rápida por su condición que todos nosotros, le lanza un objeto a la cabeza que él logra esquivar y que a mí me hace sonreír con cierta malicia. Se lo tiene merecido por decir semejante tontería, una risa corta como burla es lo que sale de mis labios y no me aparto puesto que contra mí no va su furia, ya está cogiendo otro objeto que tirarle dejándole en claro su negativa cuando su príncipe la rodea de forma calma por la cintura, se incorpora en el sofá y deja su mentón en su hombro para pedirle que se calamara y que lo dejara hablar... bien, a ver si él es capaz de poner un poco de lucidez en su locura. Leonidas les cuenta lo que ocurre y el por qué estoy también en la mansión, no se ahorra ninguno de los detalles y pasa a explicarles que pretende infiltrarse en la organización que pretende matarme para averiguar por qué quieren hacerlo, como brillante idea le dice que necesita que piensen que le he traicionado y de ahí que le haya pedido exactamente eso. El ambiente se vuelve tenso por momentos y mi mirada se clava en ellos, espero que ella también lo convenza a que diga que no, es su pareja y los lobos son muy territoriales con los suyos.
Tras un silencio algo tenso en lo que todo queda expuesto mi mirada se centra en Agarwaen, quiero que diga que no porque es una locura, es un disparate lo que piensa hacer pero para mí enorme sorpresa... acepta. Lo miro incrédula de que haya dicho que sí y miro a la loba para que le diga que no, que no va a hacerlo pero nada sale de sus labios. Como es de esperar el cachorro está feliz por la decisión de su príncipe y se acerca para dejar un azote en mis nalgas, yo por el contrario estoy bastante cabreada y lo cierto es que fulmino con la mirada a Agarwaen por haber aceptado tal locura. El cachorro, en broma, dice que pongamos mucho empeño o la loba se enfadará con él pero yo solo puedo pensar en lo estúpido que resulta todo esto, él cree que ya puede infiltrarse y que ha conseguido lo que quiere pero se olvida de que yo me sigo negando y el hecho de que su príncipe diga que sí a su disparate no significa que se haga, yo no estoy dispuesta y no voy a cambiar de opinión así que no hay plan alguno. Me aparto ligeramente del cachorro cuando me busca con sus labios y dejo espacio entre ambos, quiero que note y que sepa que no estoy de acuerdo y mis ojos expresan, exactamente, la ira y la rabia que me corroe por dentro.
No digo nada, me doy la vuelta y salgo de allí denotando lo enfadada que estoy y los dejo a los tres en el salón, mis pasos me llevan fuera de la mansión y siento que necesito descargar todo lo que llevo dentro, así que recuerdo que hay un patio de armas pasando un pequeño jardín y allí me dirijo, necesito descargar lo que llevo dentro porque no iba a estallar en el salón, aunque poco me ha faltado para hacerlo. Cuando llego al lugar miro las armas que tienen y cojo un par de dagas, tienen tocones para practicar y me ensaño con ellos con rabia, quiero desquitarme y es la única forma de hacerlo de esa forma, lanzo las dagas contra el tocón de madera sin descanso alguno, no paro ni un solo segundo y sé que no va a tardar en acercarse hasta donde estoy, dejo las dagas clavadas en la madera y cojo una espada, comienzo a asestar golpes como si se tratase de mi enemigo, descargo golpes con rabia e ira, lo hago por no descargarlo sobre una persona en concreto pero siento que no estoy sola, llevo una daga en el cinto y la lanzo al girarme de forma rápida, impacta contra el tocón de madera pero al lado, justo al lado, está el cachorro. Mi respiración es errática y mis ojos, como dos dagas de hielo, se quedan clavados en sus azules. Estoy más que enfadada y en este momento deseo... deseo matarlo, yo le voy a dar una muerte más piadosa que la que encuentre en la orden.
Zeniba- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Podía leer en su mirada la rabia que la invadía en ese momento, es mas, ni una palabra salio de sus labios, se limitó a girar sobre sus propios talones y tras miras a Agarwaen perdonándole la vida se largó apresuradamente de la mansión hacia el campo de entrenamiento.
Negué con la cabeza, algo me decía que no pensaba ni de lejos permitirme hacer lo pensado y planeado, así que solo me quedaba una opción, llevar el plan a cabo aun contra su voluntad.
Caminé tras ella y me detuve unos metros mas allá viendo como luchaba con los aceros contra un tocón, gruñía con la respiración errática completamente fuera de si.
Una vez descargo su frustración o al menos así lo vi yo, me acerqué con una ladeada sonrisa.
-Mis decisiones me pertenecen Zeniba ¿podría yo pedirte que abandonaras tu profesión? ¿que en vez de matar sin razón como un ser sin escrúpulos lo hicieras solo por causas justas?
No me juzgues cuando no te juzgo yo. Mi intención, lo que juré desde antes incluso de nadar pues provengo de un linaje de cazadores era proteger a la raza humana de las bestias oscuras que la acechan. Puede que no lo creas peor nunca he faltado a mi palabra y no voy a hacerlo ahora.
Protejo lo que amo y te amo.
Ladeé la sonrisa nuevamente por la cara que puso. No me había pasado desapercibida la cara que puso cuando la llame´”novia”
-No te he pedido nada -repliqué -tengo claro que no quieres una relación. Los dos tenemos una vida, en la tuya no encajo yo. Somos amigos con derechos, lo tengo claro, no te preocupes por eso-dije con seriedad -pero eso no quita que pretenda ayudarte.
Admito que mi ego estaba tocado, nunca le había pedido una mierda pero ella seguía empeñada en mantenerme ajena a su vida.
Podíamos follar, pero..poco mas.
Si me había enterado de esto es porque habíamos acudido a cazar juntos, de no ser así podía apostar las manos y no las perdería, a que no me hubiera dicho una palabra, me mantendría ajeno a su vida como hasta hoy había hecho con absolutamente todo.
¿Que sabia de ella porque me lo hubiera contado y no descubierto por mi mismo? Francamente nada, lo que me había reconocido era porque yo lo había visto
Cogí una de las dagas de la diana y empecé a lanzadla contra ella dando en el centro, estaba cabreado, cabreado por una estupidez porque ella era libre de vivir su vida como le viniera en gana.
Dejé escapar el aire intentando calmarme, a fin de cuentas nunca había pedido nada a una mujer y no iba a empezar ahora.
-Deja de cabrearte, ni yo puedo exigirte nada, ni tu pedirme que me olvide de apostar al rojo, así que...me infiltraré en esa orden de asesinos, lo haré con tu ayuda o sin ella..tu eliges.
Negué con la cabeza, algo me decía que no pensaba ni de lejos permitirme hacer lo pensado y planeado, así que solo me quedaba una opción, llevar el plan a cabo aun contra su voluntad.
Caminé tras ella y me detuve unos metros mas allá viendo como luchaba con los aceros contra un tocón, gruñía con la respiración errática completamente fuera de si.
Una vez descargo su frustración o al menos así lo vi yo, me acerqué con una ladeada sonrisa.
-Mis decisiones me pertenecen Zeniba ¿podría yo pedirte que abandonaras tu profesión? ¿que en vez de matar sin razón como un ser sin escrúpulos lo hicieras solo por causas justas?
No me juzgues cuando no te juzgo yo. Mi intención, lo que juré desde antes incluso de nadar pues provengo de un linaje de cazadores era proteger a la raza humana de las bestias oscuras que la acechan. Puede que no lo creas peor nunca he faltado a mi palabra y no voy a hacerlo ahora.
Protejo lo que amo y te amo.
Ladeé la sonrisa nuevamente por la cara que puso. No me había pasado desapercibida la cara que puso cuando la llame´”novia”
-No te he pedido nada -repliqué -tengo claro que no quieres una relación. Los dos tenemos una vida, en la tuya no encajo yo. Somos amigos con derechos, lo tengo claro, no te preocupes por eso-dije con seriedad -pero eso no quita que pretenda ayudarte.
Admito que mi ego estaba tocado, nunca le había pedido una mierda pero ella seguía empeñada en mantenerme ajena a su vida.
Podíamos follar, pero..poco mas.
Si me había enterado de esto es porque habíamos acudido a cazar juntos, de no ser así podía apostar las manos y no las perdería, a que no me hubiera dicho una palabra, me mantendría ajeno a su vida como hasta hoy había hecho con absolutamente todo.
¿Que sabia de ella porque me lo hubiera contado y no descubierto por mi mismo? Francamente nada, lo que me había reconocido era porque yo lo había visto
Cogí una de las dagas de la diana y empecé a lanzadla contra ella dando en el centro, estaba cabreado, cabreado por una estupidez porque ella era libre de vivir su vida como le viniera en gana.
Dejé escapar el aire intentando calmarme, a fin de cuentas nunca había pedido nada a una mujer y no iba a empezar ahora.
-Deja de cabrearte, ni yo puedo exigirte nada, ni tu pedirme que me olvide de apostar al rojo, así que...me infiltraré en esa orden de asesinos, lo haré con tu ayuda o sin ella..tu eliges.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 138
Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Lo veo parado al lado del tocón y me dan ganas de matarlo, intento comprender el motivo por el que lo hace pero no hallo respuesta alguna, no consigo entender por qué jugarse la vida de esa manera por mí y dejar a su príncipe a merced de lo que pueda pasarle con la bruja. Se supone que debe de protegerle, que debe de estar cerca de él para que nada malo le pase y, sin embargo, me encuentro con que ha urdido todo un plan para infiltrarse en la orden, es más, su príncipe ha aceptado la idea que ha tenido pero se olvida que para ese engaño yo también tengo que aceptar y, hasta el momento, yo no he aceptado hacerlo. Me niego a que entre en esa orden de asesinos, ellos no dejan cabos sueltos y es posible que lo maten antes incluso de que él quiera enterarse de qué pasa, o peor, lo utilicen a él para hacerme salir a mí y entonces matarnos a los dos. Él también está en el punto de mira ahora que estoy aquí, ahora que me vigilan y que saben cuáles son mis movimientos, lo he puesto en peligro y no solo eso, también he puesto en peligro al cazador y a la loba que nada tienen que ver con todo esto, me quieren a mí y yo sola soy la que debo de enfrentarme a ellos... pero eso al parecer el cachorro no lo entiende, no le entra por más que intento decírselo pero es como hablar contra un muro con el que choco una y otra vez. Mis ojos se clavan en los suyos e intento hallar algo que me aporte algo de luz, alguna respuesta... pero solo tengo sus ojos puestos en los míos que me mira de forma fija, cuando cree que es conveniente acorta la distancia y se queda delante de mí con una sonrisa ladeada, está seguro de lo que hace y no va a cambiar de parecer ni de opinión.
Me pide que no le juzgue pero, lo que no sabe, es que no lo estoy juzgando, no soy quien para hacerlo pero sí que juzgo que es una idea suicida lo que pretende hacer porque sé de qué son capaces, sé lo que pueden llegar a hacer y él no sabe a lo que se enfrenta realmente. Dice que sus decisiones le pertenecen y es algo que entiendo, pero no comparto o al menos esta vez no lo comparto. Lo miro de forma fija y dejo que hable y me diga lo que tenga que decirme y yo me cruzo de brazos mientras lo escucho. No me gusta la idea que ha tomado y cuando pensaba que su príncipe iba a negarse se ha ofrecido y ha aceptado, no sé qué ideas locas tienen en la cabeza pero sin duda alguna no saben el alcance y la magnitud de la situación ni del peligro al que se exponen. Dice que desde que era pequeño ha jurado proteger a los humanos de los peligros, aunque lo que me persigue no es nada sobrehumano, que no ha faltado nunca a su promesa y no piensa hacerlo y empezar ahora. Dice que protege lo que ama y que me ama... no entiendo tampoco su forma de sentir, quizás es que yo me he negado o me han negado tanto el sentirlo que me cuesta mucho más de lo que a él le cuesta, dice que no me pide una relación y que lo que tenemos es una relación de amigos con derechos, que lo tiene claro, que no va a pedirme más y que eso no le impide el querer seguir ayudándome.
Mis ojos lo miran de nuevo de forma fija y yo no sé cómo explicarle que, lo que para él puede ser más fácil, para mí es un esfuerzo titánico. Que nunca he sentido porque no me han dejado, que nunca he tenido lo que tengo con él y que me cuesta incluso así comprender y entender qué es lo que pasa entre los dos. Yo no he pensado siquiera en si es una relación o no, pero me ha sorprendido cuando dijo la palabra “novia”, no lo voy a negar porque es verdad. Para mí es una palabra extraña y rara, no he tenido pareja nunca, no he tenido una relación nunca y mucho menos he tenido lo que tengo con él durante tanto tiempo, los hombres solo han estado en mi vida una noche y después me he marchado, con él me he quedado y aunque para él parezca fácil para mí dar el paso no lo ha sido, pero sigo a su lado pese a que me siento extraña y no es a lo que estoy acostumbrada... no sé cómo decirle que no soy normal, que soy más fría y diferente que el resto, que lo más cotidiano para mí es una novedad y que los cambios cuestan, no se producen de la noche a la mañana. Estoy bien con él, me gusta y se lo he dicho porque es verdad, me hace sentir cosas que no he sentido nunca, me he preocupado por él, he temido por él y no es a lo que acostumbro en mi vida... para mí todo es nuevo y una novedad, me cuesta lidiar con lo que siento o, más bien, me cuesta distinguir qué es lo que siento por él. Sé que mi gesto le ha dolido, lo sé por la forma en la que tiene de decirme que no espera nada de mí y que no lo ha pedido... cierto es que no lo ha pedido, pero hasta yo puedo ver que lo quiere, y yo me encuentro en la encrucijada mayor de que en cierta parte... lo quiero también.
-Leonidas –empiezo y lo paro antes de que siga hablando, ya le he dicho como soy miles de veces, le he dicho que soy fría, que me cuesta sentir, que una burbuja me recubre... eso se aplica en todos los sentidos, soy así pero él lo ha sabido desde el principio del todo. Me cuesta confiar en la gente y no es algo que encuentre en mi día a día- lo que para ti puede ser sencillo y fácil de expresar para mí es mucho más complicado. No sé cómo hacerte ver, o entender, lo que pasa realmente por mi cabeza o lo que realmente siento porque a veces incluso ni yo misma lo sé. Te dije cómo era, soy fría, me cuesta confiar en la gente porque de donde yo vengo eso no existe, me han desprovisto toda mi vida de sentir algo y cuando lo siento... no estoy segura de lo que es, me cuesta definirlo. No me has pedido nada y es algo que sé y que tengo claro, estoy cambiando mi forma de ser, estoy sintiendo más contigo, estoy descubriendo cosas que antes jamás he tenido... no he tenido nunca una relación, no he pasado con un hombre más de una noche, no soy buena hablando de lo que siento o dejo de sentir porque nunca, nunca –recalco- lo he tenido que hacer –lanzo un suspiro- no puedes pretender que mi burbuja se rompa en un día y sea, quizás, como esas mujeres que no dudan en expresar lo que sienten... pero cuando no has tenido algo durante toda tú vida y te das de bruces con ello... cuesta. ¿Entiendes que no es que no quiera, sino que no puedo? Me cuesta, sí, y lo reconozco porque es verdad, porque me gustas y aunque soy consciente de esa sensación y de ese sentimiento no sé definir qué más provocas en mí. Tú hablas de amor y yo no estoy segura de lo que es eso –hago una pausa- sentir por primera vez no es fácil, y no sé cómo hacerte ver que todo me produce dudas, que todo me es desconocido y que no sé cómo actuar en muchas situaciones porque nunca me he visto en ellas –me ha dolido que, en cierta forma, me reproche que no encaja en mi vida- ¿no te das cuenta de que si no me importaras, si no sintiera nada por ti, ahora mismo no estaría aquí y me importaría una mierda que te infiltraras o no? –Lanzo la pegunta porque no tengo modo de expresarme con claridad y eso me desespera, él dice las cosas de una forma que ambos lo entendemos pero a mí me cuesta mucho más hacerlo- me pides ayuda para entrar en la boca del lobo –digo cuando él lanza las dagas y dejo que lo haga, noto su tensión y después se gira a mirarme, está convencido de hacerlo con mi ayuda o sin ella, lanzo un suspiro y miro al cielo para luego mirarlo a él- no va a ser fácil, vas a tener que actuar muy bien para que te crean... de hecho vas a tener que herirme, si ven que me atacas quizás cuele la treta que pretendes hacer –cierro los ojos unos segundos y luego lo miro- no puedo creer que te esté ayudando en esto... más te vale que no te maten, no quiero perder mi apuesta al azul.
Me pide que no le juzgue pero, lo que no sabe, es que no lo estoy juzgando, no soy quien para hacerlo pero sí que juzgo que es una idea suicida lo que pretende hacer porque sé de qué son capaces, sé lo que pueden llegar a hacer y él no sabe a lo que se enfrenta realmente. Dice que sus decisiones le pertenecen y es algo que entiendo, pero no comparto o al menos esta vez no lo comparto. Lo miro de forma fija y dejo que hable y me diga lo que tenga que decirme y yo me cruzo de brazos mientras lo escucho. No me gusta la idea que ha tomado y cuando pensaba que su príncipe iba a negarse se ha ofrecido y ha aceptado, no sé qué ideas locas tienen en la cabeza pero sin duda alguna no saben el alcance y la magnitud de la situación ni del peligro al que se exponen. Dice que desde que era pequeño ha jurado proteger a los humanos de los peligros, aunque lo que me persigue no es nada sobrehumano, que no ha faltado nunca a su promesa y no piensa hacerlo y empezar ahora. Dice que protege lo que ama y que me ama... no entiendo tampoco su forma de sentir, quizás es que yo me he negado o me han negado tanto el sentirlo que me cuesta mucho más de lo que a él le cuesta, dice que no me pide una relación y que lo que tenemos es una relación de amigos con derechos, que lo tiene claro, que no va a pedirme más y que eso no le impide el querer seguir ayudándome.
Mis ojos lo miran de nuevo de forma fija y yo no sé cómo explicarle que, lo que para él puede ser más fácil, para mí es un esfuerzo titánico. Que nunca he sentido porque no me han dejado, que nunca he tenido lo que tengo con él y que me cuesta incluso así comprender y entender qué es lo que pasa entre los dos. Yo no he pensado siquiera en si es una relación o no, pero me ha sorprendido cuando dijo la palabra “novia”, no lo voy a negar porque es verdad. Para mí es una palabra extraña y rara, no he tenido pareja nunca, no he tenido una relación nunca y mucho menos he tenido lo que tengo con él durante tanto tiempo, los hombres solo han estado en mi vida una noche y después me he marchado, con él me he quedado y aunque para él parezca fácil para mí dar el paso no lo ha sido, pero sigo a su lado pese a que me siento extraña y no es a lo que estoy acostumbrada... no sé cómo decirle que no soy normal, que soy más fría y diferente que el resto, que lo más cotidiano para mí es una novedad y que los cambios cuestan, no se producen de la noche a la mañana. Estoy bien con él, me gusta y se lo he dicho porque es verdad, me hace sentir cosas que no he sentido nunca, me he preocupado por él, he temido por él y no es a lo que acostumbro en mi vida... para mí todo es nuevo y una novedad, me cuesta lidiar con lo que siento o, más bien, me cuesta distinguir qué es lo que siento por él. Sé que mi gesto le ha dolido, lo sé por la forma en la que tiene de decirme que no espera nada de mí y que no lo ha pedido... cierto es que no lo ha pedido, pero hasta yo puedo ver que lo quiere, y yo me encuentro en la encrucijada mayor de que en cierta parte... lo quiero también.
-Leonidas –empiezo y lo paro antes de que siga hablando, ya le he dicho como soy miles de veces, le he dicho que soy fría, que me cuesta sentir, que una burbuja me recubre... eso se aplica en todos los sentidos, soy así pero él lo ha sabido desde el principio del todo. Me cuesta confiar en la gente y no es algo que encuentre en mi día a día- lo que para ti puede ser sencillo y fácil de expresar para mí es mucho más complicado. No sé cómo hacerte ver, o entender, lo que pasa realmente por mi cabeza o lo que realmente siento porque a veces incluso ni yo misma lo sé. Te dije cómo era, soy fría, me cuesta confiar en la gente porque de donde yo vengo eso no existe, me han desprovisto toda mi vida de sentir algo y cuando lo siento... no estoy segura de lo que es, me cuesta definirlo. No me has pedido nada y es algo que sé y que tengo claro, estoy cambiando mi forma de ser, estoy sintiendo más contigo, estoy descubriendo cosas que antes jamás he tenido... no he tenido nunca una relación, no he pasado con un hombre más de una noche, no soy buena hablando de lo que siento o dejo de sentir porque nunca, nunca –recalco- lo he tenido que hacer –lanzo un suspiro- no puedes pretender que mi burbuja se rompa en un día y sea, quizás, como esas mujeres que no dudan en expresar lo que sienten... pero cuando no has tenido algo durante toda tú vida y te das de bruces con ello... cuesta. ¿Entiendes que no es que no quiera, sino que no puedo? Me cuesta, sí, y lo reconozco porque es verdad, porque me gustas y aunque soy consciente de esa sensación y de ese sentimiento no sé definir qué más provocas en mí. Tú hablas de amor y yo no estoy segura de lo que es eso –hago una pausa- sentir por primera vez no es fácil, y no sé cómo hacerte ver que todo me produce dudas, que todo me es desconocido y que no sé cómo actuar en muchas situaciones porque nunca me he visto en ellas –me ha dolido que, en cierta forma, me reproche que no encaja en mi vida- ¿no te das cuenta de que si no me importaras, si no sintiera nada por ti, ahora mismo no estaría aquí y me importaría una mierda que te infiltraras o no? –Lanzo la pegunta porque no tengo modo de expresarme con claridad y eso me desespera, él dice las cosas de una forma que ambos lo entendemos pero a mí me cuesta mucho más hacerlo- me pides ayuda para entrar en la boca del lobo –digo cuando él lanza las dagas y dejo que lo haga, noto su tensión y después se gira a mirarme, está convencido de hacerlo con mi ayuda o sin ella, lanzo un suspiro y miro al cielo para luego mirarlo a él- no va a ser fácil, vas a tener que actuar muy bien para que te crean... de hecho vas a tener que herirme, si ven que me atacas quizás cuele la treta que pretendes hacer –cierro los ojos unos segundos y luego lo miro- no puedo creer que te esté ayudando en esto... más te vale que no te maten, no quiero perder mi apuesta al azul.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
La escuché, lo hice con el ceño fruncido, entendía lo que me intentaba hacer ver, que nunca había sentido, de allí de donde venia parecía estar prohibido.
Nunca me mintió, no me sentía engañado, dijo que era fría, que era calculadora y que para ella era un gran esfuerzo mostrarme algo.
Eso no mermaba un ápice mis ganas de seguir apostando por ella pero quizás por lo pasional que yo era me sentía completamente incapaz de asumir todo lo que me estaba diciendo.
-Para mi no es excusa, los sentimientos se sienten, no se meditan, dices que no has aprendido a sentir, que no sabes identificar exactamente lo que provoco en ti, pero no tiene lógica, no para mi.
¿Si crees que soy un tipo enamoradizo te equivocas, mas bien era de un amor en cada puerto, jamas he querido una familia, no porque siempre he creído que mi vida seria corta, no quería dejar viuda e hijos de por medio, provocar dolor en nadie por mi muerte.
Nunca me he planteado una relación estable, he preferido simplemente sentir placer sin mas, sin complicarme.
Contigo todo a sido distinto, también estoy aprendiendo a improvisar sobre la marcha, también estoy haciendo un esfuerzo por luchar contra mis fantasmas, pero tu no lo ves -rugí -eres egoísta, solo eres capaz de mirarte el ombligo, siempre con excusas varias, siempre culpando lo que te han enseñado a ser.
Joder, se quiere o no se quiere y las dudas significan que no lo suficiente.
Estaba cabreado, era evidente, acababa de soltarle verdades como puños y cuando me cabreaba no solía esperarme a que me dieran la replica, me largaba, así era y y si me tocaba lidiar con su frialdad a ella iba a tocarle lidiar con mi carácter intempestivo...
Salí de allí a paso rápido, las caballerizas mi destino y antes de que pudiera cortarme le paso salí sobre mi espectro cruzando la finca hasta llegar la portón de hierro que atravesé al galope sin pensarlo.
La taberna se convirtió en mi destino, el alcohol en mi único amigo y el cabreo que llevaba encima en el arma de doble filo.
No se las copas que vacié, no se exactamente las horas que pasaron en aquel lugar de mala muerte solo se que mi cabreo no se desvanecía ni siquiera con el alcohol recorriendo mis venas.
Nunca me mintió, no me sentía engañado, dijo que era fría, que era calculadora y que para ella era un gran esfuerzo mostrarme algo.
Eso no mermaba un ápice mis ganas de seguir apostando por ella pero quizás por lo pasional que yo era me sentía completamente incapaz de asumir todo lo que me estaba diciendo.
-Para mi no es excusa, los sentimientos se sienten, no se meditan, dices que no has aprendido a sentir, que no sabes identificar exactamente lo que provoco en ti, pero no tiene lógica, no para mi.
¿Si crees que soy un tipo enamoradizo te equivocas, mas bien era de un amor en cada puerto, jamas he querido una familia, no porque siempre he creído que mi vida seria corta, no quería dejar viuda e hijos de por medio, provocar dolor en nadie por mi muerte.
Nunca me he planteado una relación estable, he preferido simplemente sentir placer sin mas, sin complicarme.
Contigo todo a sido distinto, también estoy aprendiendo a improvisar sobre la marcha, también estoy haciendo un esfuerzo por luchar contra mis fantasmas, pero tu no lo ves -rugí -eres egoísta, solo eres capaz de mirarte el ombligo, siempre con excusas varias, siempre culpando lo que te han enseñado a ser.
Joder, se quiere o no se quiere y las dudas significan que no lo suficiente.
Estaba cabreado, era evidente, acababa de soltarle verdades como puños y cuando me cabreaba no solía esperarme a que me dieran la replica, me largaba, así era y y si me tocaba lidiar con su frialdad a ella iba a tocarle lidiar con mi carácter intempestivo...
Salí de allí a paso rápido, las caballerizas mi destino y antes de que pudiera cortarme le paso salí sobre mi espectro cruzando la finca hasta llegar la portón de hierro que atravesé al galope sin pensarlo.
La taberna se convirtió en mi destino, el alcohol en mi único amigo y el cabreo que llevaba encima en el arma de doble filo.
No se las copas que vacié, no se exactamente las horas que pasaron en aquel lugar de mala muerte solo se que mi cabreo no se desvanecía ni siquiera con el alcohol recorriendo mis venas.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
“Eres egoísta” Mis ojos se fijan en los suyos cuando me está hablando y puedo ver cierto dolor en ellos, dice que soy egoísta por centrarme solo en mí y en lo que me rodea y yo no le discuto en absoluto, puede que sea cierto, puede que solo me he centrado en el hecho de que a mí me cuesta expresar las cosas, de mostrar lo que puedo o no sentir... para mí no es fácil, reprimir toda emoción desde que tengo diez años y después, más de diez años después empezar a sentir algo cuando ya tengo una cúpula, una burbuja que me rodea y que no deja llegar nada no es fácil. Me encuentro con que, por primera vez en toda mi vida, noto algo que me recorre el pecho de forma cálida, algo que no he experimentado nunca y que me da un poco de miedo, es algo agradable a lo que nunca he pensado que se puede sentir y son demasiadas cosas en tan poco tiempo para manejarlas. Intento hacerlo, cada día hago el esfuerzo por descubrir qué es lo que siento y quizás solo me he centrado en eso que no he podido pensar, o siquiera imaginar, que como yo él también puede tener fantasmas. Pero a él se le ve más cálido, a él se le ve más natural con todo eso, mucho más cómodo de lo que puedo estar yo en situaciones que he pasado estos últimos días. Me pregunto si, en realidad, él no ha luchado contra algo ahora que lo dice y me lo hace saber... pero es, si soy franca, no se me ha pasado por la cabeza que él tenga fantasmas y esté luchando contra estos, no cuando lo veo tan cómodo, tan natural, tan sencillo y cotidiano con lo que tenemos... y sí, quizás he sido egoísta por no darme cuenta de lo que le pasaba pero ¿cómo hacerlo cuando cada cosa que paso con él, para mí es todo nuevo?
Lanzo un suspiro sin apartar mis ojos de los suyos y dejo que diga lo que tenga que decir, está dolido y enfadado y en parte es por mi culpa, no le niego cuando dice que soy egoísta, pero no es cierto que voy siempre con excusas porque no es así. Para mí es complicado explicar lo que siento y lo que él me hace sentir, darle un nombre o una forma a algo que jamás he experimentado en toda mi vida. Me entrenaron para restar toda emoción posible, las relegaron y encerraron en una caja guardada bajo llave y ahora, al parecer, ha aparecido él y ha abierto dicha caja... siempre le he dicho como era, siempre le he dicho que me cuesta expresar lo que siento y no es que dude de si me gusta o no, me gusta, dudo de la magnitud de lo que siento. ¿Cómo puedo saber si es amor... cuando nunca he amado? Entiendo sus palabras y, aunque no las comparta, yo no dudo de lo que siento... quizás un poco, pero de lo que dudo es de la magnitud. Todo me viene grande y se lo he dicho, él lo sabe de sobra... no puede pretender que cambie de la noche a la mañana, eso es algo totalmente imposible. Quiero decirle algo en contra de lo que me ha dicho pero no me da opción a ello, cuando intento coger su brazo para pararlo me esquiva y se alejaba a grandes pasos con el cuerpo tenso, totalmente cabreado y enfado y yo... yo no sé qué debo de hacer.
-Leonidas –lo llamo solamente para no encontrar respuesta alguna y, para cuando me doy cuenta, se ha subido a lomos de su corcel y lo espolea para atravesar el portón de hierro de la entrada y me deja allí, miro el camino por donde se ha ido hasta que lo pierdo de vista y miro al cielo, sus nubes empiezan a juntarse y a ennegrecerse y algo me dice que esa noche va a caer tormenta. Me encuentro en la tesitura de no saber qué hacer, mis manos recorren mis brazos y siento un pequeño pinchazo en el pecho ante su marcha, hay algo que no me gusta y un escalofrío me recorre. Quizás lo más sensato es ir tras él, quizás es lo que debo de hacer pero... me encuentro parada en mitad del camino, quizás lo mejor sea darle ese tiempo y que se tranquilice, yo no soy buena para lidiar con ese tipo de cosas y me giro para entrar en la mansión, paso de largo a la pareja que sigue en el sofá y me voy a la cocina en busca de algo que beber, cojo una botella de cristal, un vaso y sentada en la mesa de la cocina lleno este por la mitad, miro el contenido ambarino y lo bebo de un trago. Quema, arde y siento el licor bajar por mi garganta, nunca he sido de las que necesitan beber pero esa noche lo necesito. No sé cuánto tiempo pasa, pero ha sido quizás media hora, cuando tengo la sensación que hay alguien parado en la puerta que me observa. Pienso quedarme despierta hasta que vuelva, aunque bebiendo no es la mejor de las opciones, pero tengo un mal presentimiento y es algo que no se me quita.
La noche se torna más oscura conforme pasan las horas, tenemos al objetivo vigilado y sabemos dónde se encuentra. No ha ido a su casa de nuevo y sabe que la seguimos, que seguimos su rastro y que podemos encontrarla. La orden es clara: matarla a toda costa. La pequeña misiva que hemos enviado para que la siga no volvió con ningún resultado, de hecho, mataron a todos los integrantes haciéndonos saber que no está sola, sino que los dos son buenos luchando y que la misión no va a ser tan fácil como pensábamos. No por nada han ofrecido la cuantiosa y desorbitada suma de dinero por su cabeza, cuando los jefes te apuntan un nombre no se pregunta, directamente se hace el trabajo y se mata. Sabemos que ahora está en una mansión a las afueras de la ciudad, la he seguido cuando dejó su casa y vi que estaba acompañada de otro cazador. No ha sido muy complicado averiguar algo sobre dicho cazador, ya sé quién es, de dónde es y el motivo por el que está en París. Esa cazadora no sabe que podemos utilizar a su cazador para sacarla de donde esté y luego mataros, pero como si el destino me quiere poner las cosas más fáciles y en una bandeja de plata, me encuentro con que en la taberna en la que estamos bebiendo encontramos al cazador. Llega solo, se sienta solo en una mesa y no deja de beber, de beber y de beber... está cabreado y si algo sé es que la cazadora a la que tenemos que matar le ha puesto en ese estado. Sonrío de lado mientras lo observo, quizás las cosas sean más fáciles de lo que pienso y dando una mirada a los dos hombres que me acompañan les hago un gesto para que salgan, cuando están fuera me levanto, dejo unas monedas en la mesa y me acerco con paso lento pero firme a la salida, pero antes en el camino paso por su mesa y me inclino ligeramente para que solamente él me escuche.
-Ninguna mujer debería de tenernos así –no digo nada más, dejo una daga clavada en la mesa y salgo junto al resto de los hombres, montamos sobre los caballos y nos vamos alejándonos de allí. Sé que él va a captar el mensaje, y si no lo hace, la daga con un emblema de la víbora en ella le va a decir lo que necesita. No me ha visto, no sabe quién soy pero yo sí, y eso me divierte en demasía.
Lanzo un suspiro sin apartar mis ojos de los suyos y dejo que diga lo que tenga que decir, está dolido y enfadado y en parte es por mi culpa, no le niego cuando dice que soy egoísta, pero no es cierto que voy siempre con excusas porque no es así. Para mí es complicado explicar lo que siento y lo que él me hace sentir, darle un nombre o una forma a algo que jamás he experimentado en toda mi vida. Me entrenaron para restar toda emoción posible, las relegaron y encerraron en una caja guardada bajo llave y ahora, al parecer, ha aparecido él y ha abierto dicha caja... siempre le he dicho como era, siempre le he dicho que me cuesta expresar lo que siento y no es que dude de si me gusta o no, me gusta, dudo de la magnitud de lo que siento. ¿Cómo puedo saber si es amor... cuando nunca he amado? Entiendo sus palabras y, aunque no las comparta, yo no dudo de lo que siento... quizás un poco, pero de lo que dudo es de la magnitud. Todo me viene grande y se lo he dicho, él lo sabe de sobra... no puede pretender que cambie de la noche a la mañana, eso es algo totalmente imposible. Quiero decirle algo en contra de lo que me ha dicho pero no me da opción a ello, cuando intento coger su brazo para pararlo me esquiva y se alejaba a grandes pasos con el cuerpo tenso, totalmente cabreado y enfado y yo... yo no sé qué debo de hacer.
-Leonidas –lo llamo solamente para no encontrar respuesta alguna y, para cuando me doy cuenta, se ha subido a lomos de su corcel y lo espolea para atravesar el portón de hierro de la entrada y me deja allí, miro el camino por donde se ha ido hasta que lo pierdo de vista y miro al cielo, sus nubes empiezan a juntarse y a ennegrecerse y algo me dice que esa noche va a caer tormenta. Me encuentro en la tesitura de no saber qué hacer, mis manos recorren mis brazos y siento un pequeño pinchazo en el pecho ante su marcha, hay algo que no me gusta y un escalofrío me recorre. Quizás lo más sensato es ir tras él, quizás es lo que debo de hacer pero... me encuentro parada en mitad del camino, quizás lo mejor sea darle ese tiempo y que se tranquilice, yo no soy buena para lidiar con ese tipo de cosas y me giro para entrar en la mansión, paso de largo a la pareja que sigue en el sofá y me voy a la cocina en busca de algo que beber, cojo una botella de cristal, un vaso y sentada en la mesa de la cocina lleno este por la mitad, miro el contenido ambarino y lo bebo de un trago. Quema, arde y siento el licor bajar por mi garganta, nunca he sido de las que necesitan beber pero esa noche lo necesito. No sé cuánto tiempo pasa, pero ha sido quizás media hora, cuando tengo la sensación que hay alguien parado en la puerta que me observa. Pienso quedarme despierta hasta que vuelva, aunque bebiendo no es la mejor de las opciones, pero tengo un mal presentimiento y es algo que no se me quita.
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La noche se torna más oscura conforme pasan las horas, tenemos al objetivo vigilado y sabemos dónde se encuentra. No ha ido a su casa de nuevo y sabe que la seguimos, que seguimos su rastro y que podemos encontrarla. La orden es clara: matarla a toda costa. La pequeña misiva que hemos enviado para que la siga no volvió con ningún resultado, de hecho, mataron a todos los integrantes haciéndonos saber que no está sola, sino que los dos son buenos luchando y que la misión no va a ser tan fácil como pensábamos. No por nada han ofrecido la cuantiosa y desorbitada suma de dinero por su cabeza, cuando los jefes te apuntan un nombre no se pregunta, directamente se hace el trabajo y se mata. Sabemos que ahora está en una mansión a las afueras de la ciudad, la he seguido cuando dejó su casa y vi que estaba acompañada de otro cazador. No ha sido muy complicado averiguar algo sobre dicho cazador, ya sé quién es, de dónde es y el motivo por el que está en París. Esa cazadora no sabe que podemos utilizar a su cazador para sacarla de donde esté y luego mataros, pero como si el destino me quiere poner las cosas más fáciles y en una bandeja de plata, me encuentro con que en la taberna en la que estamos bebiendo encontramos al cazador. Llega solo, se sienta solo en una mesa y no deja de beber, de beber y de beber... está cabreado y si algo sé es que la cazadora a la que tenemos que matar le ha puesto en ese estado. Sonrío de lado mientras lo observo, quizás las cosas sean más fáciles de lo que pienso y dando una mirada a los dos hombres que me acompañan les hago un gesto para que salgan, cuando están fuera me levanto, dejo unas monedas en la mesa y me acerco con paso lento pero firme a la salida, pero antes en el camino paso por su mesa y me inclino ligeramente para que solamente él me escuche.
-Ninguna mujer debería de tenernos así –no digo nada más, dejo una daga clavada en la mesa y salgo junto al resto de los hombres, montamos sobre los caballos y nos vamos alejándonos de allí. Sé que él va a captar el mensaje, y si no lo hace, la daga con un emblema de la víbora en ella le va a decir lo que necesita. No me ha visto, no sabe quién soy pero yo sí, y eso me divierte en demasía.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Alcé mi turbia mirada hacia la dama envuelta en negro cuero que susurró en mi oído arrastrando las palabras que no debería estar así por ninguna mujer.
Me relamí los labios animado de mas, ladeando la cabeza para centrarme en su redondo y torneado trasero mientras arrancaba la daga y tropezando por mi estado la seguía hasta el exterior.
-Se te ha caído esto en mi mesa -susurré arrastrando las palabras ante sus dos enormes esmeraldas
Con un gesto los otros dos que la acompañaban montaron largándose de allí,
-¿siempre son tan estirados? -pregunté ladeando la sonrisa -no me extraña que tengas que dejarle dagas a desconocidos.
Atajé la distancia quedando frente a ella mi nariz chocó con la ajena, ella no se apartó parecía divertirle este duelo de dos.
Sabia por supuesto que pertenecía a la orden, sabia que no había dejado esa daga de forma casual, sabia que quería utilizarme para capturar a Zeniba, pero..siempre me gustó jugar fuerte y estaba borracho.
Atajé la distancia que separaba nuestros labios, choque de trenes hambrientos y efusivos, ella buscando encontrar mi lealtad por la mujer que me había hecho acabar en este estado la noche, yo por contra jugando mi juego personal.
Aquella noche ambos acabamos en un hotel, las sabanas fueron nuestras aliadas, nuestros gemidos un secreto a voces y el alcohol corrió durante toda la noche.
Ni hubieron promesas ni palabras de amor, aunque me esforcé en que entendiera que la deseaba volver a ver.
Se que dudaba de si mi lealtad por ella, me había visto con Zeniba, sin duda también discutir con ella en el patio de armas.
Si estudiaba un poco mi repertorio, siempre fui caprichoso, una mujer en cada barco, así que no tenia porque escamarle este encuentro, mas cuando aseguraba que Zeniba solo me había usado para su propio beneficio
Salí de la habitación para volver a la mansión de mi príncipe, amaba a Zeniba, si tenia que meterme en la boca del lobo, si tenia que hacer lo necesario para salvar su vida lo haría y puede que mis métodos no le gustaran, pero...la hoja que guardaba con una dirección era lo que mas me acercaba a esa organización que la queria muerta y la noche entre las piernas de otra la prueba de que mi lealtad no estaba atada.
Cuando llegué aun borracho la vi esperándome en el cuarto, dejé escapar el aire enfrentando sus océanos.
Podría haberle dicho que lo sentía, pero no era cierto, haría lo necesario por que viviera aunque tuviera que venderle mi alma al diablo.
-Voy a darme un baño -dije sin mas.
Me relamí los labios animado de mas, ladeando la cabeza para centrarme en su redondo y torneado trasero mientras arrancaba la daga y tropezando por mi estado la seguía hasta el exterior.
-Se te ha caído esto en mi mesa -susurré arrastrando las palabras ante sus dos enormes esmeraldas
Con un gesto los otros dos que la acompañaban montaron largándose de allí,
-¿siempre son tan estirados? -pregunté ladeando la sonrisa -no me extraña que tengas que dejarle dagas a desconocidos.
Atajé la distancia quedando frente a ella mi nariz chocó con la ajena, ella no se apartó parecía divertirle este duelo de dos.
Sabia por supuesto que pertenecía a la orden, sabia que no había dejado esa daga de forma casual, sabia que quería utilizarme para capturar a Zeniba, pero..siempre me gustó jugar fuerte y estaba borracho.
Atajé la distancia que separaba nuestros labios, choque de trenes hambrientos y efusivos, ella buscando encontrar mi lealtad por la mujer que me había hecho acabar en este estado la noche, yo por contra jugando mi juego personal.
Aquella noche ambos acabamos en un hotel, las sabanas fueron nuestras aliadas, nuestros gemidos un secreto a voces y el alcohol corrió durante toda la noche.
Ni hubieron promesas ni palabras de amor, aunque me esforcé en que entendiera que la deseaba volver a ver.
Se que dudaba de si mi lealtad por ella, me había visto con Zeniba, sin duda también discutir con ella en el patio de armas.
Si estudiaba un poco mi repertorio, siempre fui caprichoso, una mujer en cada barco, así que no tenia porque escamarle este encuentro, mas cuando aseguraba que Zeniba solo me había usado para su propio beneficio
Salí de la habitación para volver a la mansión de mi príncipe, amaba a Zeniba, si tenia que meterme en la boca del lobo, si tenia que hacer lo necesario para salvar su vida lo haría y puede que mis métodos no le gustaran, pero...la hoja que guardaba con una dirección era lo que mas me acercaba a esa organización que la queria muerta y la noche entre las piernas de otra la prueba de que mi lealtad no estaba atada.
Cuando llegué aun borracho la vi esperándome en el cuarto, dejé escapar el aire enfrentando sus océanos.
Podría haberle dicho que lo sentía, pero no era cierto, haría lo necesario por que viviera aunque tuviera que venderle mi alma al diablo.
-Voy a darme un baño -dije sin mas.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 138
Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Me quedo sentada en la barra de la cocina y lleno el vaso de aquel licor ambarino que quema mi garganta, de alguna forma quema la desazón que siento o al menos la disminuye un poco. Es la primera vez que me encuentro en una situación parecida y aunque le he dicho que sí, que acepto ese disparate y esa locura que ha pensado y que incluso su príncipe ha aceptado. No saben lo que dicen, no saben que se están metiendo en la boca del lobo y el cachorro no sabe que por mucho que él crea que puede crear una escena para que piensen que lo he traicionado y así se pueda unir a ellos, no me gusta para nada la idea que tiene y pienso que es de lo más desacertada posible, es cuando dejo el vaso por segunda vez que oigo unos pasos tras mi espalda, cuando giro la cabeza me encuentro con su príncipe que me mira de forma fija, seguro que ha visto cómo se ha ido él después de irme del salón de esa forma sin decir nada y ha adivinado lo que pasa. No digo nada y solo cuando me pregunta si puede sentarse es que hago un gesto con la cabeza, es su maldita mansión y no la mía, es como si me quiere echar de aquí, yo solo soy una invitada. Presiento que va a decirme algo y aunque no tengo ganas de escucharle me quedo porque sé lo que me va a decir, o más bien, sobre quién me va a hablar. Lanzo un suspiro y cuando empieza vuelvo a llenar otra vez el vaso con el licor, me tiende uno para que lo llene también y empieza a hablarme mientras yo presto atención.
Noto que él le importa, no es que solo sea su “guardaespaldas” sino que llevaban muchas cosas juntos y que han cargado el uno sobre el otro, veo que le importa de verdad y me dice que no ha aceptado solamente porque se lo haya pedido, él entiende el riesgo que eso conlleva pero también sabe que Leonidas no se lo pediría de no ser necesario. Dice que lo hace por mí y, aunque es algo que ya sé, no puedo evitar mirar hacia otro lado cuando me lo dice. También dice que es la primera vez que lo ve de esta forma y que aunque se arriesga por las personas que quiere no lo hace si no fuera importante para él, y aunque me cueste, que confíe en lo que hace. Lanzo otro bufido y es entonces que lo miro, sus palabras y todo lo que me dice calan y me quedo con todas y cada una de ellas, me dice que para Leonidas tampoco es fácil y que quizás no soy capaz de ver las cosas, no es el primero que me lo dice pero el cachorro por el contrario ya sabía cómo era porque se lo había dicho, no me callé nada en su momento y sin embargó decidió seguir adelante. Me pide que confíe en él y que le de un voto de confianza, acaba por terminar el vaso y me deja de nuevo a solas en la cocina. Bromea sobre lo de fingir y que espera que la loba no le corte la cabeza por eso y, aunque debo de reírme por ello, solo sonrío sin ganas.
Lleno por última vez el vaso y me encamino hacia la habitación para esperar a que venga, me tumbo en la cama y me doy cuenta de que las sábanas y la almohada tienen su olor, cierro los ojos e inspiro con fuerza de forma que su olor me llega y me envuelve, intento quedarme despierta pero el sueño me vence y acabo por rendirme ante Morfeo. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que me he quedado durmiendo pero los rayos del sol se cuelan de forma tímida por la ventana, me incorporo ligeramente y es cuando oigo que la puerta se abre, mis ojos van hacia el hombre que entra por ellos y nuestras miradas se quedan ancladas la una a la otra, sé por el estado en el que está que ha bebido y además me llega el olor sin embargo no digo nada, tan solo me dice que va a darse un baño y desaparece por la puerta del aseo. Me muerdo el labio con fuerza y no me he percatado de que tengo mis puños aferrados a las sábanas, lanzo un suspiro y no sé si levantarme y acercarme hasta donde está o quedarme en el sitio. Termino por levantarme y descalza encamino mis pasos hacia la puerta del baño, la abro y me encuentro con su imagen metido en la tina desnudo, la ropa está tirada en el suelo y mi mirada se centra en la suya. No soy buena para estas cosas, no soy dada a decir lo que siento ni mucho menos a pedir perdón por algo que he hecho, eso no es algo para que me han enseñado y sin embargo ahí estoy, de pie frente a él.
-Leonidas, me gustaría.... –mis palabras se quedan atascadas en mi garganta, mis ojos se centran en una parte de él y siento que mi cuerpo se paraliza por completo. Siento un frío que me recorre por dentro y mi boca se abre ligeramente cuando me doy cuenta de la marca que lleva en el cuello, una marca que sin duda yo no le he hecho y que cuando se ha ido no tenía en su piel- ¿pero qué...? –Pregunto y en apenas un segundo me planto a su lado, mis dedos se enredan en su pelo y tiro con fuerza de su cuello hacia un lado, las marcas son visibles y sin duda yo no las he hecho, pero tampoco necesito preguntar cómo se las ha hecho, es más que evidente. Lo suelto como si su tacto me quemara y lo miro de forma fija y fría, mis manos se cierran en sendos puños y aprieto con fuerza para no lanzarme sobre él y pegarle como estoy deseando... ¡qué narices! Mi puño se estampa en su rostro con fuerza por la rabia que siento, siento que un frío recorre mi cuerpo y en mi pecho un dolor se expande... me ha traicionado, y yo no sé por qué lo he creído cuando me decía que apostaba por mí y que me quería, siento que he sido una imbécil al creerme sus palabras aun cuando no debía de haberme creído ninguna y no puedo evitar pensar que me ha traicionado. Se ha ido y ha pasado la noche con otra después de decir que apostaba por mí, después de decir que me ama... pero el amor no existe. Ni siquiera sé qué decirle, ni siquiera sé por qué me duele tanto lo que ha hecho pero me duele, y es cuando entiendo más que nunca por qué nos obligan a no tener sentimientos: porque duelen y son una soberana mierda, porque te hacen débiles- tremendo hijo de puta –es lo que le digo cuando doy varios pasos hacia atrás, siento que el dolor se extiende por mi pecho y que mi garganta arde pero si de algo estoy segura es que no pienso volver a llorar delante de él, no por esto- ¿esto es lo que dices que quieres a una persona, la forma que tienes de amarla? Pues déjame decirte que es una mierda –me siento un poco bloqueada y no sé muy bien qué hacer- no sé cómo pude ser tan imbécil de.... –me callo y me muerdo el labio con fuerza, tengo tanta rabia por dentro, me siento tan frustrada, engañada, desconcertada y dolida que no sé bien cómo gestionar todo- se acabó –es lo único que puedo decir, he confiado en él, me he entregado a él y ahora veo el tremendo error que eso ha supuesto... me doy cuenta de que es mejor no sentir nada a sentir el vacío que siento ahora en el pecho.
Noto que él le importa, no es que solo sea su “guardaespaldas” sino que llevaban muchas cosas juntos y que han cargado el uno sobre el otro, veo que le importa de verdad y me dice que no ha aceptado solamente porque se lo haya pedido, él entiende el riesgo que eso conlleva pero también sabe que Leonidas no se lo pediría de no ser necesario. Dice que lo hace por mí y, aunque es algo que ya sé, no puedo evitar mirar hacia otro lado cuando me lo dice. También dice que es la primera vez que lo ve de esta forma y que aunque se arriesga por las personas que quiere no lo hace si no fuera importante para él, y aunque me cueste, que confíe en lo que hace. Lanzo otro bufido y es entonces que lo miro, sus palabras y todo lo que me dice calan y me quedo con todas y cada una de ellas, me dice que para Leonidas tampoco es fácil y que quizás no soy capaz de ver las cosas, no es el primero que me lo dice pero el cachorro por el contrario ya sabía cómo era porque se lo había dicho, no me callé nada en su momento y sin embargó decidió seguir adelante. Me pide que confíe en él y que le de un voto de confianza, acaba por terminar el vaso y me deja de nuevo a solas en la cocina. Bromea sobre lo de fingir y que espera que la loba no le corte la cabeza por eso y, aunque debo de reírme por ello, solo sonrío sin ganas.
Lleno por última vez el vaso y me encamino hacia la habitación para esperar a que venga, me tumbo en la cama y me doy cuenta de que las sábanas y la almohada tienen su olor, cierro los ojos e inspiro con fuerza de forma que su olor me llega y me envuelve, intento quedarme despierta pero el sueño me vence y acabo por rendirme ante Morfeo. No sé cuánto tiempo ha pasado desde que me he quedado durmiendo pero los rayos del sol se cuelan de forma tímida por la ventana, me incorporo ligeramente y es cuando oigo que la puerta se abre, mis ojos van hacia el hombre que entra por ellos y nuestras miradas se quedan ancladas la una a la otra, sé por el estado en el que está que ha bebido y además me llega el olor sin embargo no digo nada, tan solo me dice que va a darse un baño y desaparece por la puerta del aseo. Me muerdo el labio con fuerza y no me he percatado de que tengo mis puños aferrados a las sábanas, lanzo un suspiro y no sé si levantarme y acercarme hasta donde está o quedarme en el sitio. Termino por levantarme y descalza encamino mis pasos hacia la puerta del baño, la abro y me encuentro con su imagen metido en la tina desnudo, la ropa está tirada en el suelo y mi mirada se centra en la suya. No soy buena para estas cosas, no soy dada a decir lo que siento ni mucho menos a pedir perdón por algo que he hecho, eso no es algo para que me han enseñado y sin embargo ahí estoy, de pie frente a él.
-Leonidas, me gustaría.... –mis palabras se quedan atascadas en mi garganta, mis ojos se centran en una parte de él y siento que mi cuerpo se paraliza por completo. Siento un frío que me recorre por dentro y mi boca se abre ligeramente cuando me doy cuenta de la marca que lleva en el cuello, una marca que sin duda yo no le he hecho y que cuando se ha ido no tenía en su piel- ¿pero qué...? –Pregunto y en apenas un segundo me planto a su lado, mis dedos se enredan en su pelo y tiro con fuerza de su cuello hacia un lado, las marcas son visibles y sin duda yo no las he hecho, pero tampoco necesito preguntar cómo se las ha hecho, es más que evidente. Lo suelto como si su tacto me quemara y lo miro de forma fija y fría, mis manos se cierran en sendos puños y aprieto con fuerza para no lanzarme sobre él y pegarle como estoy deseando... ¡qué narices! Mi puño se estampa en su rostro con fuerza por la rabia que siento, siento que un frío recorre mi cuerpo y en mi pecho un dolor se expande... me ha traicionado, y yo no sé por qué lo he creído cuando me decía que apostaba por mí y que me quería, siento que he sido una imbécil al creerme sus palabras aun cuando no debía de haberme creído ninguna y no puedo evitar pensar que me ha traicionado. Se ha ido y ha pasado la noche con otra después de decir que apostaba por mí, después de decir que me ama... pero el amor no existe. Ni siquiera sé qué decirle, ni siquiera sé por qué me duele tanto lo que ha hecho pero me duele, y es cuando entiendo más que nunca por qué nos obligan a no tener sentimientos: porque duelen y son una soberana mierda, porque te hacen débiles- tremendo hijo de puta –es lo que le digo cuando doy varios pasos hacia atrás, siento que el dolor se extiende por mi pecho y que mi garganta arde pero si de algo estoy segura es que no pienso volver a llorar delante de él, no por esto- ¿esto es lo que dices que quieres a una persona, la forma que tienes de amarla? Pues déjame decirte que es una mierda –me siento un poco bloqueada y no sé muy bien qué hacer- no sé cómo pude ser tan imbécil de.... –me callo y me muerdo el labio con fuerza, tengo tanta rabia por dentro, me siento tan frustrada, engañada, desconcertada y dolida que no sé bien cómo gestionar todo- se acabó –es lo único que puedo decir, he confiado en él, me he entregado a él y ahora veo el tremendo error que eso ha supuesto... me doy cuenta de que es mejor no sentir nada a sentir el vacío que siento ahora en el pecho.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Tiró de mi pelo para fijar su mirada turbia en la marca que portaba, el dolor quedo reflejado en su mirada y clavado a fuego en mi alma, apreté los dientes, o me quedaba otra que mantener esta farsa pues de sobra sabia que nos espiaban.
Solo esperaba que leyera en mis ojos lo que silenciaba, que entendiera que esto no era ni de lejos una traición si no el único modo que veía de salvarla.
Soltó mi cabeza asqueada, en sus ojos veía tanto que decirme que nada sentía por mi en este momento era imposible, un guantazo que tenia mas que merecido fue su regalo, uno que giró mi cara y que como si fuera un demente despertó una fingida risa en mi.
-Vamos cazadora, ahora no te hagas la ofendida, me has dejado claro antes que te importo una mierda, que nunca has sentido por mi y que solo he sido una distracción pasajera, el tonto útil que necesitabas.
Me llamó hijo de puta, no le faltaba razón, como un hijo de puta me comportaba, pero joder ¿acaso no me conocía? ¿donde había quedado todo cuanto le había dicho? ¿como no veía que estaba simplemente interpretando un papel? Lo único bueno es que si ella me creía también lo haría esa zorra que me había tirado y que esperaba fuera la llave para entrar en la organización y descubrir porque cojones la querían muerta e impedirlo de paso.
Mis ojos brillaban, aguantaba la rabia que sentía al verla así y no poder abrazarla.
-Vamos nena, yo quiero a una en cada puerto y mas cuando esa una me deja claro que soy para ella solo una muesca mas de sus espaldas. Tu me has jodido y yo me lo he pasado bien jodiendo a otra, por cierto las asesinas folláis bien, sos unas putas entretenidas, sin sentimientos pero muy excitantes -aseguré mordaz.
¡Vamos Zeniba, mírame! Eso era lo único que pensaba mi cabeza, que se diera cuenta de que solo estaba siendo asi por un motivo, salvarla a ella.
“Se acabó” esa palabra me destrozo, pero no podía derrumbarme, así que me mantuve inalterable mientras ella abandonaba la cámara furiosa rumbo a las caballerizas.
Yo me dejé caer en el lecho y apagué la luz fingiendo dormir.
El plan marchaba como debía, peor no pude evitar que mis ojos llenos de aguas se desbordaran.
Agarwaen:
Como estaba planeado la cazadora se adentró en los establos hecha una furia, la atrapé cubriendo con mi mano su boca pidiéndole en un gesto claro que guardara silencio.
Cuando se tranquilizó y me reconoció aflojé el agarre alzando las manos.
-Escucha, Leonidas me ha pedido que te de esto. En un papel una dirección de un motel en las afueras.
Me ha pedido que antes te registres en el hotel de las Arenas, has de fingir instalarte allí, acostarte en la cama..has de escabullirte sin ser vista..él se reunirá contigo en el motel.
Confía en él -le dije sin mas antes de desaparecer de su vista, no teníamos mucho tiempo si tardaba de salir de las caballerizas sospecharían.
Solo esperaba que leyera en mis ojos lo que silenciaba, que entendiera que esto no era ni de lejos una traición si no el único modo que veía de salvarla.
Soltó mi cabeza asqueada, en sus ojos veía tanto que decirme que nada sentía por mi en este momento era imposible, un guantazo que tenia mas que merecido fue su regalo, uno que giró mi cara y que como si fuera un demente despertó una fingida risa en mi.
-Vamos cazadora, ahora no te hagas la ofendida, me has dejado claro antes que te importo una mierda, que nunca has sentido por mi y que solo he sido una distracción pasajera, el tonto útil que necesitabas.
Me llamó hijo de puta, no le faltaba razón, como un hijo de puta me comportaba, pero joder ¿acaso no me conocía? ¿donde había quedado todo cuanto le había dicho? ¿como no veía que estaba simplemente interpretando un papel? Lo único bueno es que si ella me creía también lo haría esa zorra que me había tirado y que esperaba fuera la llave para entrar en la organización y descubrir porque cojones la querían muerta e impedirlo de paso.
Mis ojos brillaban, aguantaba la rabia que sentía al verla así y no poder abrazarla.
-Vamos nena, yo quiero a una en cada puerto y mas cuando esa una me deja claro que soy para ella solo una muesca mas de sus espaldas. Tu me has jodido y yo me lo he pasado bien jodiendo a otra, por cierto las asesinas folláis bien, sos unas putas entretenidas, sin sentimientos pero muy excitantes -aseguré mordaz.
¡Vamos Zeniba, mírame! Eso era lo único que pensaba mi cabeza, que se diera cuenta de que solo estaba siendo asi por un motivo, salvarla a ella.
“Se acabó” esa palabra me destrozo, pero no podía derrumbarme, así que me mantuve inalterable mientras ella abandonaba la cámara furiosa rumbo a las caballerizas.
Yo me dejé caer en el lecho y apagué la luz fingiendo dormir.
El plan marchaba como debía, peor no pude evitar que mis ojos llenos de aguas se desbordaran.
Agarwaen:
Como estaba planeado la cazadora se adentró en los establos hecha una furia, la atrapé cubriendo con mi mano su boca pidiéndole en un gesto claro que guardara silencio.
Cuando se tranquilizó y me reconoció aflojé el agarre alzando las manos.
-Escucha, Leonidas me ha pedido que te de esto. En un papel una dirección de un motel en las afueras.
Me ha pedido que antes te registres en el hotel de las Arenas, has de fingir instalarte allí, acostarte en la cama..has de escabullirte sin ser vista..él se reunirá contigo en el motel.
Confía en él -le dije sin mas antes de desaparecer de su vista, no teníamos mucho tiempo si tardaba de salir de las caballerizas sospecharían.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
El golpe que le he dado con el puño cerrado apenas le ha hecho algo, se ríe por mi reacción como si esta situación le divierte, no puedo entenderlo al igual que no puedo entender todo lo que siento en mi interior, una vorágine de sensaciones me recorrer y no tengo muy claro lo que siento en estos momentos, pero lo que he descubierto me duele bastante, me duele mucho... entiendo entonces por qué no quieren que tengamos sentimientos, porque estos te han sentir débiles. En otra ocasión y en otro momento ni hubiera dudado en matarlo, sacar mi arma y o bien rebanarle la cabeza o hundirla con saña en su pecho para ver como cae y el agua de la tina se tiña de rojo. Pero ahora soy incapaz de hacerlo y un puñetazo es todo lo que consigue de mí, me duele lo que me ha hecho como no me ha dolido nada antes, su traición me quema por dentro y siento que mi interior arde por muchos motivos. Yo he confiado en él, yo he puesto mi confianza en él, he dejado que rompiera la burbuja que me rodea porque así lo he querido, porque de alguna forma él ha despertado cosas que nadie ha despertado antes, porque de algún modo... siento algo dentro de mi pecho por ese hombre, y sin embargo después de decirme todo lo que me había dicho, de decirme que me amaba, que era su novia... después de todo a la primera de cambio se ha ido y no solo eso, sino que se ha acostado con otra persona y la prueba evidente ese la marca en su pecho. Quiero hacerle muchas cosas y decirle otras tantas pero nada sale de mis labios, un sudor frío me recorre por entera y siento que me voy a romper en pedazos frente a él.
Dice que le he dejado claro que no me importa y yo me pregunto en qué momento ha sido eso, he puesto toda mi confianza en él y así me lo devuelve, he aceptado incluso la idea loca de adentrarse en la boca del lobo aun cuando sé que no es la mejor idea, que no es la mejor de las opciones para él porque lo pueden matar. Pero si eso es poco se atreve, además, ha añadir que él quiere a cada una en un puerto y que yo solo lo he utilizado, que solo he sido una muesca más en su espalda y él otra en la mía. Se atreve a decirme que se ha pasado la noche con otra pero lejos de lo que yo creo se atreve, con todo el descaro de mundo, que ha sido con otra asesina... no puedo creer sus palabras cuando me dice que se ha acostado con otra asesina y entiendo qué asesina ha sido. Me quedo congelada en el sitio cuando dice que somos unas putas y que follamos bien a pesar de no tener sentimientos... creo que es eso, ese mismo punto, el que hace que termine de romperme y aunque siento que tengo ganas de llorar lucho porque estas no caigan de mis ojos. No sé qué decir en este momento y lo único que sale de mis labios es un “se acabó”. No espero respuesta, me giro y salgo de allí rompiendo cosas a mi paso mientras la furia crece en mi interior, me dirijo a las caballerizas para poner rumbo lejos de esa mansión, de ese lugar y de ese hombre que me ha destrozado sin siquiera mirar atrás.
Es cuando entro a las caballerizas que alguien me toma por la espalda y pone una mano en mi boca, intento luchar para soltarme y solo cuando veo que es su príncipe lo miro de forma fija, estoy tan cabreada en ese momento que si no se larga puedo pagar todo con él, solo siento ganas de matar y mi pecho sube y baja con rapidez. Me da un papel con un lugar anotado, una dirección de un hotel en las afueras pero que primero me registre en otro hotel y finja que estoy allí, quiere que me escape sin ser vista y me reúna con el cachorro en el otro sitio donde me ha entregado la dirección en el papel. Se va y yo miro el papel, por un momento me dan ganas de romperlo pero subo al caballo y lo espoleo para que salga de las caballerizas rumbo al hotel que me ha dicho debo registrarme. Por el camino mi mente va entre romper el papel o ir a la dirección acordada, no sé qué hacer pero me ha dicho que confíe en él pero ¿cómo confiar después de todo? Ya lo he hecho y mira como ha terminado todo, acabo llegando al hotel y me registro mientras llevan al caballo a las cuadras para dejarlo allí, me dan la llave de la habitación y subo para encender la luz, cojo un vaso lo lleno con el licor que hay en el mueble bar y lo bebo de un trago. Siento tal rabia que lanzo el vaso vacío contra la pared y doy vueltas por la habitación, tengo el papel guardado y tentada estoy de romperlo. Me acerco a la cama y me dejo caer no sin antes apagar la luz, dice que debo de escabullirme sin ser vista, no sé por qué pero al final salgo de la habitación por la ventana trasera, salto y me cuelo por los tejados para alejarme sin que puedan verme. Cojo un caballo a unas calles más abajo y pongo rumbo al lugar que me ha dicho. Está apartado y cuando llego ato el caballo al abrevadero y yo me adentro, dicen que hay una habitación reservada y subo con la llave, abro la puerta y me quedo dentro esperando a que llegue, me muevo por la habitación como si estuviera en una jaula y cuando se abre la puerta mi mirada se cruza con la de él. Mis azules son como dos dagas de hielo que se clavan en él, mi gesto serio y tenso lo dice todo.
-Espero que tengas una buena explicación para todo esto, espero que me digas de qué va todo esto porque si de algo tengo ganas ahora mismo es de matarte, Leonidas. Ya puedes tener un buen motivo para todo esto que has montado –aunque eso no quita que se ha acostado con la otra, y eso es algo que me duele.
Dice que le he dejado claro que no me importa y yo me pregunto en qué momento ha sido eso, he puesto toda mi confianza en él y así me lo devuelve, he aceptado incluso la idea loca de adentrarse en la boca del lobo aun cuando sé que no es la mejor idea, que no es la mejor de las opciones para él porque lo pueden matar. Pero si eso es poco se atreve, además, ha añadir que él quiere a cada una en un puerto y que yo solo lo he utilizado, que solo he sido una muesca más en su espalda y él otra en la mía. Se atreve a decirme que se ha pasado la noche con otra pero lejos de lo que yo creo se atreve, con todo el descaro de mundo, que ha sido con otra asesina... no puedo creer sus palabras cuando me dice que se ha acostado con otra asesina y entiendo qué asesina ha sido. Me quedo congelada en el sitio cuando dice que somos unas putas y que follamos bien a pesar de no tener sentimientos... creo que es eso, ese mismo punto, el que hace que termine de romperme y aunque siento que tengo ganas de llorar lucho porque estas no caigan de mis ojos. No sé qué decir en este momento y lo único que sale de mis labios es un “se acabó”. No espero respuesta, me giro y salgo de allí rompiendo cosas a mi paso mientras la furia crece en mi interior, me dirijo a las caballerizas para poner rumbo lejos de esa mansión, de ese lugar y de ese hombre que me ha destrozado sin siquiera mirar atrás.
Es cuando entro a las caballerizas que alguien me toma por la espalda y pone una mano en mi boca, intento luchar para soltarme y solo cuando veo que es su príncipe lo miro de forma fija, estoy tan cabreada en ese momento que si no se larga puedo pagar todo con él, solo siento ganas de matar y mi pecho sube y baja con rapidez. Me da un papel con un lugar anotado, una dirección de un hotel en las afueras pero que primero me registre en otro hotel y finja que estoy allí, quiere que me escape sin ser vista y me reúna con el cachorro en el otro sitio donde me ha entregado la dirección en el papel. Se va y yo miro el papel, por un momento me dan ganas de romperlo pero subo al caballo y lo espoleo para que salga de las caballerizas rumbo al hotel que me ha dicho debo registrarme. Por el camino mi mente va entre romper el papel o ir a la dirección acordada, no sé qué hacer pero me ha dicho que confíe en él pero ¿cómo confiar después de todo? Ya lo he hecho y mira como ha terminado todo, acabo llegando al hotel y me registro mientras llevan al caballo a las cuadras para dejarlo allí, me dan la llave de la habitación y subo para encender la luz, cojo un vaso lo lleno con el licor que hay en el mueble bar y lo bebo de un trago. Siento tal rabia que lanzo el vaso vacío contra la pared y doy vueltas por la habitación, tengo el papel guardado y tentada estoy de romperlo. Me acerco a la cama y me dejo caer no sin antes apagar la luz, dice que debo de escabullirme sin ser vista, no sé por qué pero al final salgo de la habitación por la ventana trasera, salto y me cuelo por los tejados para alejarme sin que puedan verme. Cojo un caballo a unas calles más abajo y pongo rumbo al lugar que me ha dicho. Está apartado y cuando llego ato el caballo al abrevadero y yo me adentro, dicen que hay una habitación reservada y subo con la llave, abro la puerta y me quedo dentro esperando a que llegue, me muevo por la habitación como si estuviera en una jaula y cuando se abre la puerta mi mirada se cruza con la de él. Mis azules son como dos dagas de hielo que se clavan en él, mi gesto serio y tenso lo dice todo.
-Espero que tengas una buena explicación para todo esto, espero que me digas de qué va todo esto porque si de algo tengo ganas ahora mismo es de matarte, Leonidas. Ya puedes tener un buen motivo para todo esto que has montado –aunque eso no quita que se ha acostado con la otra, y eso es algo que me duele.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
No me costó demasiado escabullirme de la habitación siendo sustituido por Agarwaen que se encargó de dejarse ver lo suficiente entre las sombras como para que los que nos vigilaran vieran a un hombre de mi edad y constitución beber en la habitación.
Sobre mi espectro recorrí las calles menos céntricas hasta alcanzar una de las aldeas en las zonas mas alejadas, en aquel motel donde la había citado. Me adentré con la esperanza de que quisiera escucharme, perdonarme.
Abrí la puerta, sus océanos se hundieron en mis mares mientras yo alzaba las manos antes de que me atacase.
Sin duda tenia mas que merecido su odio, su frustración, pero todo tenia una motivación, salvar su vida, eso era todo cuanto a mi me importaba y si a cambio tenia que perderla con gusto lo haría.
-¿Me sirves una copa? -pedí adentrándome en le cuarto y cerrando la puerta a mis espaldas.
Sus dedos rozaron los miso al darme un vaso cargado de bourbon que vacié en mi boca abrasando mi garganta ante sus ojos.
El aire escapó de mis labios mientras le devolvía mi mirada, esa que nunca se apartó de ella.
-Antes de que te explique lo que ha pasado y sabiendo que es posible que no me dejes acabar, te diré que me he enamorado de ti.
Bajé los ojos tratando de ver como explicarle...
-Supe en el patio de armas que nos espiaban, ciertamente fueron sombras, pero...me la jugué, no es que fingiera del todo mi enfado, en parte, si me jodía que no fueras capaz de sentir nada por mi, nada mas allá de “pasión” o “amistad” pero no es ese el kit de la cuestión ,así que iré al grano ¿para que edulcorarlo mas?
Alcé la mirada perdiéndome en sus centelleantes ojos.
-Me fui a beber a la taberna, supe en todo momento que estaba siendo observado, así que bebí, bebí bastante, pero el plan trataba de eso.
Una mujer se me acercó para dejarme una dirección y un mensaje que salio de sus labios con la firme intención de dañarme y fue fácil...Salí, la detuve y el resto no es necesario que te lo cuente con detalles.
Tenia que ser convincente, sabes que ese es el único modo de que se tragarían que no esoty contigo, nadie en su sano juicio te pondría los cuernos si no fuera para perderte.
Ella se encargó de marcar bien el encuentro en mi piel, así que...lo que pasó era exactamente lo que esperaban que sucediera.
Me acerqué a ella encarcelando su rostro entre mis manos, mi aliento mojado en alcohol impacto contra sus labios.
-Solo podía pensar en ti, no lo justifica pero no me arrepiento, si esto es lo que he de hacer para salvar tu vida, si perderte es el precio, estoy dispuesto a pagarlo, porque te quiero.
Cerré los ojos esperando que no se largara, aunque no la podía culpar si lo hacia.
Hiciera lo que hiciera continuaría el plan, se que me intentarían meter en su orden, esa mujer estaba interesada y yo necesitaba la información que pudiera sacar de ellos sobre Zeniba, no había otro modo de protegerla, si no, luchábamos a ciegas.
Sobre mi espectro recorrí las calles menos céntricas hasta alcanzar una de las aldeas en las zonas mas alejadas, en aquel motel donde la había citado. Me adentré con la esperanza de que quisiera escucharme, perdonarme.
Abrí la puerta, sus océanos se hundieron en mis mares mientras yo alzaba las manos antes de que me atacase.
Sin duda tenia mas que merecido su odio, su frustración, pero todo tenia una motivación, salvar su vida, eso era todo cuanto a mi me importaba y si a cambio tenia que perderla con gusto lo haría.
-¿Me sirves una copa? -pedí adentrándome en le cuarto y cerrando la puerta a mis espaldas.
Sus dedos rozaron los miso al darme un vaso cargado de bourbon que vacié en mi boca abrasando mi garganta ante sus ojos.
El aire escapó de mis labios mientras le devolvía mi mirada, esa que nunca se apartó de ella.
-Antes de que te explique lo que ha pasado y sabiendo que es posible que no me dejes acabar, te diré que me he enamorado de ti.
Bajé los ojos tratando de ver como explicarle...
-Supe en el patio de armas que nos espiaban, ciertamente fueron sombras, pero...me la jugué, no es que fingiera del todo mi enfado, en parte, si me jodía que no fueras capaz de sentir nada por mi, nada mas allá de “pasión” o “amistad” pero no es ese el kit de la cuestión ,así que iré al grano ¿para que edulcorarlo mas?
Alcé la mirada perdiéndome en sus centelleantes ojos.
-Me fui a beber a la taberna, supe en todo momento que estaba siendo observado, así que bebí, bebí bastante, pero el plan trataba de eso.
Una mujer se me acercó para dejarme una dirección y un mensaje que salio de sus labios con la firme intención de dañarme y fue fácil...Salí, la detuve y el resto no es necesario que te lo cuente con detalles.
Tenia que ser convincente, sabes que ese es el único modo de que se tragarían que no esoty contigo, nadie en su sano juicio te pondría los cuernos si no fuera para perderte.
Ella se encargó de marcar bien el encuentro en mi piel, así que...lo que pasó era exactamente lo que esperaban que sucediera.
Me acerqué a ella encarcelando su rostro entre mis manos, mi aliento mojado en alcohol impacto contra sus labios.
-Solo podía pensar en ti, no lo justifica pero no me arrepiento, si esto es lo que he de hacer para salvar tu vida, si perderte es el precio, estoy dispuesto a pagarlo, porque te quiero.
Cerré los ojos esperando que no se largara, aunque no la podía culpar si lo hacia.
Hiciera lo que hiciera continuaría el plan, se que me intentarían meter en su orden, esa mujer estaba interesada y yo necesitaba la información que pudiera sacar de ellos sobre Zeniba, no había otro modo de protegerla, si no, luchábamos a ciegas.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 138
Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Cuando la puerta se abre es cuando mis ojos se dirigen hacia la misma para ver entrar por ella a Leonidas, cierra la puerta tras su espalda y nuestros ojos se encuentran en un baile particular que tiene por color el azul. Mis azules, como dagas, clavadas en los suyos sin perder movimiento de lo que hace. Tengo el gesto tenso y eso le basta para saber que no estoy de humor, que no estoy contenta y que espero a que hable y que me diga lo que tenga que decirme, por supuesto que espero una explicación a lo que ha hecho y por qué me ha citado y como no me guste lo que oiga... no soy capaz de saber qué puede pasar, en este momento soy impredecible y puede suceder cualquier cosa, más con las ganas que tengo de matarlo en ese momento por lo que ha hecho. Mi odio es palpable para él, lo puede notar y lo puede sentir porque no me esperaba que pudiera hacer algo como eso, la marca que tiene en el cuello me ha dolido y me ha molestado mucho, así que espero que me de una buena explicación porque no estoy de humor para que me diga tonterías. La habitación se queda en silencio cuando él entra y da unos pasos hacia mí, sus ojos no se apartan de los míos y me pregunta si le puedo servir una copa, hago una mueca con los labios porque sigo de brazo cruzados pero finalmente los descruzo, me acerco al mueble bar, y lleno dos copas de ese líquido porque presiento que voy a necesitarlo yo también. Le entrego la copa y nuestros dedos se rozan de forma leve en un pequeño contacto, un pequeño escalofrío recorre mi cuerpo ante su roce pero no hago gesto que de a entender eso y doy un par de pasos para mirarlo, él toma el contenido de golpe y lo deja sobre la pequeña mesa circular de madera que hay al lado, yo por el contrario doy un trago y vacío el vaso a la mitad.
Sus primeras palabras salen de sus labios y me siento como si yo fuera juez que espera una confesión para dictar sentencia, espero su explicación para lo que ha hecho aunque sé que no me va a gustar del todo, pero necesito oírla de sus labios para saber por qué lo ha hecho. Quiero decir que lo voy a matar por su traición, que es el precio que tiene que pagar, pero no soy tan ingenua como para eso... al menos no ahora que siento por él algo que no he sentido nunca, algo que no he experimentado y que me hace dudar de todo, que hace que todo duela más que si no lo sintiera de esa forma. “Me he enamorado de ti” esas son unas palabras que no espero escuchar de sus labios y que hacen que mi boca se abra ligeramente, su mirada se mantiene fija en la mía cuando lo dice y algo me recorre por dentro, algo que noto cálido en mi pecho. No espero que él me diga eso, no espero que me diga que está enamorado de mí y yo no sé qué hacer en ese momento, o qué decirle, su mirada baja y sigue hablando mientras en mi cerebro esas palabras resuenan en forma de eco una y otra vez. Sus ojos bajan al suelo y dice que era consciente de que nos espiaban en el patio de armas, que en parte por eso actuó de esa manera pero que no todo fue mentira, sí le había dolido que no sintiera por él pero se equivoca, sí siento por él, solo que no sé en qué medida lo siento y se lo he dicho, siempre he ido con la verdad por delante. Quiero decir algo pero dejo que siga y que hable de golpe.
Su siguiente confesión es la que sé que no me va a gustar, sus ojos me buscan de nuevo y me dice que bebió mucho en la taberna, que sabía que lo habían seguido y que una mujer se acercó a él, supe que se refería a la asesina y frunzo el ceño sin apartar mis ojos de los suyos, no quiere contarme lo que pasó después y yo lo agradezco porque tampoco quiero oírlo, no necesito una confirmación de lo que sé que ha pasado, la marca que lleva en su cuello es más que suficiente para saber lo que ha pasado con la asesina. Dice que es parte del plan, que así va a conseguir infiltrarse y yo niego con la cabeza, no entiendo cómo es capaz de decir que está enamorado de mí pero que se ha podido acostar con otra, es algo que no me entra en la cabeza. Termino lo que hay en el vaso y lo dejo en la mesa, mi cuerpo se gira ligeramente hacia un lado y mi mente repasa cada palabra dicha en esa habitación, él se acerca hasta donde estoy y coge mi rostro entre sus manos, hace que mis ojos lo miren y siento su aliento en mis labios. Dice que pensó en mí en todo momento y no sé si eso me alivia o me enfurece más, que lo ha hecho para salvarme y protegerme y que si me tiene que perder para ello no le importa. Niego con la cabeza incapaz de comprender las incoherencias que dice en estos momentos, mis ojos se clavan en los suyos como dagas.
-Dices que estás enamorado de mí pero te puedes acostar con otras sin ningún problema, dices que pensaste en mí mientras lo hacías y no prestaste atención, dices que lo haces por salvarme a riesgo de que me pierdas pero eso no te importa mientras siga con vida... ¿ves las incoherencias que tú mismo dices? ¿Cómo pretendes que me crea el que me digas que estás enamorado de mí pero te tiras a otras, y que puedes pagar el perderme por salvarme? No sé mucho de emociones Leonidas, pero hasta yo sé que no tiene sentido lo que dices –niego con la cabeza con sus ojos puestos ahora en los míos- no concibo esa idea de amar que tienes, será porque no había amado nunca a nadie... estaba dispuesta a cumplir tu patético plan con tú príncipe para que entraras en la orden pese a que no me gusta la idea, lo iba a hacer porque sé que, con o sin mí, vas a entrar igual pero... ¿esto? No puedo con esto –me separo de sus manos y me alejo un par de pasos, el pecho me duele y siento como si algo fuera a estallar en mi interior, es la primera vez que lo siento y cuando él intenta tomar de nuevo mi rostro me separo y doy un paso atrás, estoy enfadada, cabreada, decepcionada, dolida con lo que ha hecho, siento que me ha traicionado y si de alguien no lo esperaba era de él. Un gruñido escapa de mis labios y siento que mis puños se cierran con fuerza en mis manos, me pongo tensa y la respiración se hace más rápida conforme pienso en lo que ha hecho, intento no imaginarme a Leonidas con esa zorra en la cama, desnudos, juntos... pero la imagen me atormenta y el dolor en mi pecho crece. Me doy cuenta de algo, sí soy capaz de sentir y no solo dolor, rencor y odio... me doy cuenta de que me duele lo que ha hecho porque él me importa, quizás lo he visto tarde pero lo he visto... y me duele lo que me ha hecho. Es cuando vuelve a acercarse que le gruño con mi pecho que va a estallar y esquivo su tacto, es más, no puedo evitarlo y mi mano se dirige a su rostro para pegarle y girarle este a un lado. Mi cuerpo tiembla ligeramente y la opresión en el pecho crece, mi respiración también, siento que los ojos me pican y la garganta arde... no quiero derrumbarme frente a él, yo nunca he sido débil- ¡eres un maldito hijo de puta! –Mis palabras salen solas de mis labios, su rostro se gira para mirarme y yo vuelvo a alzar de nuevo el brazo para pegarle pero me olvido, por un momento, que también es cazador y viendo mis intenciones para el avance de mi mano y me toma por la muñeca. Su agarre es firme y me acerca a él de un tirón y es mi otra mano la que le vuelve a dar otro guantazo presa de la rabia, de la impotencia, me coge de la otra muñeca y nuestras miradas se cruzan como dos espadas- Te odio –lo digo con fuerza y con el pecho a punto de estallar, mi respiración es errática y siento que el nudo de mi pecho finalmente estalla sin poder aguantarlo más. No sé cómo sucede ni quien ha dado el primer paso, pero su rostro se ha acercado al mío o he sido yo quien se ha acercado, el caso es que nuestros labios chocan y nos besamos, con rudeza pero con pasión. Suelta mis manos que van a mi espalda y me pega a su cuerpo, mis dedos se enredan en su pelo y se quedan en su espalda- te odio –vuelvo a repetir cuando nos separamos para tomar aire, muerdo su labio inferior y volvemos a besarnos de nuevo- ... te odio... –mis palabras van perdiendo intensidad aunque no así el beso, sus manos me alzan de las nalgas y mis piernas rodean su cintura, tiro su pelo hacia atrás y muerdo sus labios- te odio –murmuro contra sus labios de forma muy baja, sé que no lo odio, quizás es la única forma de expresar lo que siento.
Sus primeras palabras salen de sus labios y me siento como si yo fuera juez que espera una confesión para dictar sentencia, espero su explicación para lo que ha hecho aunque sé que no me va a gustar del todo, pero necesito oírla de sus labios para saber por qué lo ha hecho. Quiero decir que lo voy a matar por su traición, que es el precio que tiene que pagar, pero no soy tan ingenua como para eso... al menos no ahora que siento por él algo que no he sentido nunca, algo que no he experimentado y que me hace dudar de todo, que hace que todo duela más que si no lo sintiera de esa forma. “Me he enamorado de ti” esas son unas palabras que no espero escuchar de sus labios y que hacen que mi boca se abra ligeramente, su mirada se mantiene fija en la mía cuando lo dice y algo me recorre por dentro, algo que noto cálido en mi pecho. No espero que él me diga eso, no espero que me diga que está enamorado de mí y yo no sé qué hacer en ese momento, o qué decirle, su mirada baja y sigue hablando mientras en mi cerebro esas palabras resuenan en forma de eco una y otra vez. Sus ojos bajan al suelo y dice que era consciente de que nos espiaban en el patio de armas, que en parte por eso actuó de esa manera pero que no todo fue mentira, sí le había dolido que no sintiera por él pero se equivoca, sí siento por él, solo que no sé en qué medida lo siento y se lo he dicho, siempre he ido con la verdad por delante. Quiero decir algo pero dejo que siga y que hable de golpe.
Su siguiente confesión es la que sé que no me va a gustar, sus ojos me buscan de nuevo y me dice que bebió mucho en la taberna, que sabía que lo habían seguido y que una mujer se acercó a él, supe que se refería a la asesina y frunzo el ceño sin apartar mis ojos de los suyos, no quiere contarme lo que pasó después y yo lo agradezco porque tampoco quiero oírlo, no necesito una confirmación de lo que sé que ha pasado, la marca que lleva en su cuello es más que suficiente para saber lo que ha pasado con la asesina. Dice que es parte del plan, que así va a conseguir infiltrarse y yo niego con la cabeza, no entiendo cómo es capaz de decir que está enamorado de mí pero que se ha podido acostar con otra, es algo que no me entra en la cabeza. Termino lo que hay en el vaso y lo dejo en la mesa, mi cuerpo se gira ligeramente hacia un lado y mi mente repasa cada palabra dicha en esa habitación, él se acerca hasta donde estoy y coge mi rostro entre sus manos, hace que mis ojos lo miren y siento su aliento en mis labios. Dice que pensó en mí en todo momento y no sé si eso me alivia o me enfurece más, que lo ha hecho para salvarme y protegerme y que si me tiene que perder para ello no le importa. Niego con la cabeza incapaz de comprender las incoherencias que dice en estos momentos, mis ojos se clavan en los suyos como dagas.
-Dices que estás enamorado de mí pero te puedes acostar con otras sin ningún problema, dices que pensaste en mí mientras lo hacías y no prestaste atención, dices que lo haces por salvarme a riesgo de que me pierdas pero eso no te importa mientras siga con vida... ¿ves las incoherencias que tú mismo dices? ¿Cómo pretendes que me crea el que me digas que estás enamorado de mí pero te tiras a otras, y que puedes pagar el perderme por salvarme? No sé mucho de emociones Leonidas, pero hasta yo sé que no tiene sentido lo que dices –niego con la cabeza con sus ojos puestos ahora en los míos- no concibo esa idea de amar que tienes, será porque no había amado nunca a nadie... estaba dispuesta a cumplir tu patético plan con tú príncipe para que entraras en la orden pese a que no me gusta la idea, lo iba a hacer porque sé que, con o sin mí, vas a entrar igual pero... ¿esto? No puedo con esto –me separo de sus manos y me alejo un par de pasos, el pecho me duele y siento como si algo fuera a estallar en mi interior, es la primera vez que lo siento y cuando él intenta tomar de nuevo mi rostro me separo y doy un paso atrás, estoy enfadada, cabreada, decepcionada, dolida con lo que ha hecho, siento que me ha traicionado y si de alguien no lo esperaba era de él. Un gruñido escapa de mis labios y siento que mis puños se cierran con fuerza en mis manos, me pongo tensa y la respiración se hace más rápida conforme pienso en lo que ha hecho, intento no imaginarme a Leonidas con esa zorra en la cama, desnudos, juntos... pero la imagen me atormenta y el dolor en mi pecho crece. Me doy cuenta de algo, sí soy capaz de sentir y no solo dolor, rencor y odio... me doy cuenta de que me duele lo que ha hecho porque él me importa, quizás lo he visto tarde pero lo he visto... y me duele lo que me ha hecho. Es cuando vuelve a acercarse que le gruño con mi pecho que va a estallar y esquivo su tacto, es más, no puedo evitarlo y mi mano se dirige a su rostro para pegarle y girarle este a un lado. Mi cuerpo tiembla ligeramente y la opresión en el pecho crece, mi respiración también, siento que los ojos me pican y la garganta arde... no quiero derrumbarme frente a él, yo nunca he sido débil- ¡eres un maldito hijo de puta! –Mis palabras salen solas de mis labios, su rostro se gira para mirarme y yo vuelvo a alzar de nuevo el brazo para pegarle pero me olvido, por un momento, que también es cazador y viendo mis intenciones para el avance de mi mano y me toma por la muñeca. Su agarre es firme y me acerca a él de un tirón y es mi otra mano la que le vuelve a dar otro guantazo presa de la rabia, de la impotencia, me coge de la otra muñeca y nuestras miradas se cruzan como dos espadas- Te odio –lo digo con fuerza y con el pecho a punto de estallar, mi respiración es errática y siento que el nudo de mi pecho finalmente estalla sin poder aguantarlo más. No sé cómo sucede ni quien ha dado el primer paso, pero su rostro se ha acercado al mío o he sido yo quien se ha acercado, el caso es que nuestros labios chocan y nos besamos, con rudeza pero con pasión. Suelta mis manos que van a mi espalda y me pega a su cuerpo, mis dedos se enredan en su pelo y se quedan en su espalda- te odio –vuelvo a repetir cuando nos separamos para tomar aire, muerdo su labio inferior y volvemos a besarnos de nuevo- ... te odio... –mis palabras van perdiendo intensidad aunque no así el beso, sus manos me alzan de las nalgas y mis piernas rodean su cintura, tiro su pelo hacia atrás y muerdo sus labios- te odio –murmuro contra sus labios de forma muy baja, sé que no lo odio, quizás es la única forma de expresar lo que siento.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Veo decepción en su mirada y sus afiladas palabras me gritan las incoherencias que encuentra en un discurso no premeditado.
Se que tiene derecho a odiarme, a cabrearse, a rabiar y a no querer verme mas, se que me la he jugado pero lo peor es que no me arrepiento, porque la quiero y si perderla es el precio lo pago a cambio de que siga con vida.
Ella lo ve una inconsecuencia, yo por ende, lo veo una declaración de otra cosa.
Me acerco a ella, quiero abrazarla, calmarla peor no me deja, recula sin apartar su mirada plagada de rabia.
Gruñe furiosa, sus puños cerrados apretados a cada lado de su cuerpo mientras yo lejos de rendirme vuelvo a orillarme a ella, trato de coger su rostro, quiero que me entienda, no busco su perdón, no he amado en ningún momento a otra, no hay traición en un maldito gesto que ha sido para ganarme su favor.
-Te quiero -susurró cuando ella gruñe y me cruza la cara con la mano abierta con tanta fuerza que me gira hacia un lado el rostro.
Gruñe furiosa y nuestros ojos se encuentran prendidos en fuego, sus palabras son claras, me odia y no la culpo por hacerlo es solo que yo la quiero y no me rindo, vuelvo a decírselo.
Mis pasos acortan la distancia que nos separa, un nuevo gruñido, “hijo de puta” y su mano en alto que detengo con la mía.
La bajo sin esfuerzo mientras ella forcejea por soltarse, de un tirón la pego a mi, nuestros cuerpos colisionan, alza la otra mano decidida a darme un guantazo, en ese momento sujeto su otra muñeca.
Su errática respiración golpea mis labios que se acercan hambrientos a los ajenos, no se como, pero es ella la que colisiona contra ellos con fuerza, gruño fruto de ese frenesí que impera en mi cuerpo soltando sus manos.
Mis manos navegan por su espada, pegando así mas nuestros cuerpos, rugiendo, mordiéndonos, el beso es tan rudo, tan apasionado que parece que nos consumimos en el roce de nuestras lenguas dentro y fuera de nuestras bocas.
“Te odio” susurra mordiendo mi inferior, unas palabras que pierden fuerza cuando nuestras bocas se imploran el castigo justo.
La alzó por las nalgas, nuestros sexos chocan, el mio alzado por completo, engrosado, mojado por la punta, presiona su centro mientras rujo sin dejar de besarla, apenas permitiéndome tomar una bocanada de aire.
Sus piernas se enredan en mi cintura, mis manso la empujan mas contra mi, chocando como dos bestias.
Avanzó hasta la mesa de madera que hay en el lateral, de un manotazo tiró el jaro con flores silvestres, el cristal estalla en pedazos al tiempo que sus nalgas caen de golpe sobre la madera.
Mi boca no cesa de buscarla entre roncos jadeos, mis manos atrapan su chaleco que abro sin contemplaciones, busco su piel deshaciéndome de las prendas de ropa que se convierten en jirones entre mis dedos.
-Te quiero -rujo desesperado volviendo a golpear su boca con la mía, mordiéndola, lamiéndola con lascivia.
Los botones de mi camisa tintinean contra el suelo nuestros pechos chocan desnudos, friccionan perlados en sudor.
-Te quiero -susurró cobrando fuerza mis palabras al arrancarle los pantalones de cuajo necesitado de adentrarme en el averno de sus piernas.
Muerde mis labios mientras sus dedos se pasean por mi cinturilla de forma ansiosa, el botón cede y el pantalón baja liberando a la bestia.
Sus dedos toman mi hombría, guiándola hacia la entrada, los dos ardemos, no hay preliminares necesitamos sentirnos plenos, yo dentro, ella completa, nuestros cuerpos se necesitan.
-Te quiero -rujo contra su boca al tiempo que la embisto como un salvaje, la mesa cruje, se tambalea mientras sus dedos se aferran a mi espalda arañándola.
Gruñimos contra nuestras bocas mirándonos fijamente, necesitados de esta batalla a muerte.
Se que tiene derecho a odiarme, a cabrearse, a rabiar y a no querer verme mas, se que me la he jugado pero lo peor es que no me arrepiento, porque la quiero y si perderla es el precio lo pago a cambio de que siga con vida.
Ella lo ve una inconsecuencia, yo por ende, lo veo una declaración de otra cosa.
Me acerco a ella, quiero abrazarla, calmarla peor no me deja, recula sin apartar su mirada plagada de rabia.
Gruñe furiosa, sus puños cerrados apretados a cada lado de su cuerpo mientras yo lejos de rendirme vuelvo a orillarme a ella, trato de coger su rostro, quiero que me entienda, no busco su perdón, no he amado en ningún momento a otra, no hay traición en un maldito gesto que ha sido para ganarme su favor.
-Te quiero -susurró cuando ella gruñe y me cruza la cara con la mano abierta con tanta fuerza que me gira hacia un lado el rostro.
Gruñe furiosa y nuestros ojos se encuentran prendidos en fuego, sus palabras son claras, me odia y no la culpo por hacerlo es solo que yo la quiero y no me rindo, vuelvo a decírselo.
Mis pasos acortan la distancia que nos separa, un nuevo gruñido, “hijo de puta” y su mano en alto que detengo con la mía.
La bajo sin esfuerzo mientras ella forcejea por soltarse, de un tirón la pego a mi, nuestros cuerpos colisionan, alza la otra mano decidida a darme un guantazo, en ese momento sujeto su otra muñeca.
Su errática respiración golpea mis labios que se acercan hambrientos a los ajenos, no se como, pero es ella la que colisiona contra ellos con fuerza, gruño fruto de ese frenesí que impera en mi cuerpo soltando sus manos.
Mis manos navegan por su espada, pegando así mas nuestros cuerpos, rugiendo, mordiéndonos, el beso es tan rudo, tan apasionado que parece que nos consumimos en el roce de nuestras lenguas dentro y fuera de nuestras bocas.
“Te odio” susurra mordiendo mi inferior, unas palabras que pierden fuerza cuando nuestras bocas se imploran el castigo justo.
La alzó por las nalgas, nuestros sexos chocan, el mio alzado por completo, engrosado, mojado por la punta, presiona su centro mientras rujo sin dejar de besarla, apenas permitiéndome tomar una bocanada de aire.
Sus piernas se enredan en mi cintura, mis manso la empujan mas contra mi, chocando como dos bestias.
Avanzó hasta la mesa de madera que hay en el lateral, de un manotazo tiró el jaro con flores silvestres, el cristal estalla en pedazos al tiempo que sus nalgas caen de golpe sobre la madera.
Mi boca no cesa de buscarla entre roncos jadeos, mis manos atrapan su chaleco que abro sin contemplaciones, busco su piel deshaciéndome de las prendas de ropa que se convierten en jirones entre mis dedos.
-Te quiero -rujo desesperado volviendo a golpear su boca con la mía, mordiéndola, lamiéndola con lascivia.
Los botones de mi camisa tintinean contra el suelo nuestros pechos chocan desnudos, friccionan perlados en sudor.
-Te quiero -susurró cobrando fuerza mis palabras al arrancarle los pantalones de cuajo necesitado de adentrarme en el averno de sus piernas.
Muerde mis labios mientras sus dedos se pasean por mi cinturilla de forma ansiosa, el botón cede y el pantalón baja liberando a la bestia.
Sus dedos toman mi hombría, guiándola hacia la entrada, los dos ardemos, no hay preliminares necesitamos sentirnos plenos, yo dentro, ella completa, nuestros cuerpos se necesitan.
-Te quiero -rujo contra su boca al tiempo que la embisto como un salvaje, la mesa cruje, se tambalea mientras sus dedos se aferran a mi espalda arañándola.
Gruñimos contra nuestras bocas mirándonos fijamente, necesitados de esta batalla a muerte.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
No sé en qué momento mi boca ha acortado la distancia con la suya pero me encuentro besándolo, de una forma ruda, salvaje y pasional, quizás es todo lo que llevo dentro que es como un cúmulo de sensaciones y mi pecho ha acabado por explotar de esa manera, le he dado dos guantazos pero él luego ha parado mis manos y ahora las tengo a mis costados con sus manos aferrando mis muñecas, solo cuando le beso es que suelta mis manos y estas me pegan a su cuerpo empujándome por la espalda y entre beso y beso yo no dejo de decirle que lo odio aunque mis palabras pierden fuerza cada vez que las digo y las pronuncio. Él me rebate y me dice que me quiere cada vez que un “te odio” sale de mis labios, muerdo su labio inferior con rabia y él me alza de las nalgas para pegarme más a su cuerpo, siento su miembro dar en el centro de mi cuerpo y un jadeo escapa de mis labios, mis piernas rodean su cintura y no dejamos de besarnos de esa forma salvaje y ruda, necesitada, mientras él me lleva hacia la mesa donde hay un jarrón con unas flores, jarrón que cae al suelo y se escucha romper el cristal en mil pedazos cuando me suelta de forma brusca sobre la madera, pero no se aparta. Vuelve a decirme que me quiere, con convicción y con fuerza, y yo en el fondo quiero creerle, quiero creer que es verdad lo que me dice aunque siento una sensación extraña en el pecho que me oprime, diferente a la otra, algo más cálida. No dejamos de besarnos en ningún momento y él raudo abre mi chaleco que quita con rapidez para dejarme con la prenda de ropa interior, sus manos se pasean por mi piel y no tarda en deshacerse de lo que oprime mis pechos, los hace jirones y lo tira al suelo.
Nuestros labios se rozan y puedo sentir su respiración agitada contra los míos, mis manos han ido a su camisa y de un tirón la abro de forma que rompo sus botones que repiquetean en el suelo de madera, le quito la camisa y la tiro al suelo, su lengua lame mi labio inferior de forma lasciva y vuelve a decirme que me quiere, mis ojos suben a sus azules y durante dos segundos nos miramos de forma fija, estamos agitados y solo acabamos de empezar. Muerde mis labios entre jadeos que salen de su boca, nuestros pechos se rozan ahora piel con piel y sus manos se dirigen hacia mis pantalones, me los quita igual que me ha quitado el chaleco; con rapidez y necesidad, y los deja caer al suelo, de un tirón rompe mi ropa interior y me deja desnuda frente a sus ojos, vuelve a decirme que me quiere y mis labios muerden con fuerza los suyos, nos besamos como animales salvajes y mis manos desabrochan su pantalón para bajarlo y dejar libre su miembro, la punta brilla de lo excitado que está, mis dedos se ciernen en su tronco y lo guío hacia mi entrada, lo necesito dentro, lo quiero dentro y no puedo esperar a juegos para ello. No hay preliminares pero no hay necesidad de ellos, siento que me embiste por fin con fuerza y un gemido escapa de mis labios cuando se hunde en mi interior. Me dice contra mis labios que me quiere y yo, en ese momento, le creo. Sus ojos no me dicen lo contrario y raudo comienza a moverse embistiéndome con fuerza como dos animales incapaces de controlarse.
Mis uñas se clavan en su espalda por el placer que me provoca, la mesa se mueve en cada movimiento que hacemos y tambalea frente a las embestidas del cachorro, mi cadera va en su búsqueda con cada embestida y mis pies aprietan sus nalgas que me embista más profundo, nuestros cuerpos se rozan por la fricción de ambos y siento que mis pechos se restriegan contra su pecho en cada movimiento. Nuestros ojos están fijos en el otro, sus mares azules están ahora algo más oscuras y no dejamos de gruñir ni de gemir por lo que hacemos, hemos perdido toda la razón y nos hemos dejado llevar por lo que nuestros cuerpos, y quizás algo más, nos han pedido que hiciéramos. La habitación se llena con nuestros gemidos, los jadeos y los gruñidos junto con el tambaleo de la mesa en la que Leonidas me toma, mi mano sube a su nuca y arqueo mi cuerpo hacia él cuando siento que el placer me consume. Enredo mis dedos en su pelo y me aferro a él con fuerza mientras me dejo hacer, mis labios se apoderan de los suyos de forma salvaje y nos besamos mientras sentimos que el orgasmo se acerca, eso hace que él me embista con más fuerza, que gimamos más fuerte y yo no cese de mover mis caderas buscando más y más de aquello. Hundo mis uñas en su espalda y le hago sangre que baja por esta, él no parece notarlo y mientras nos devoramos en un beso que quizás dice más de lo que yo he expresado con palabras siento que voy a caer por el abismo de nuevo entre sus brazos, necesito que lo diga de nuevo, escucharlo, escuchar esas palabras que yo no pensé que jamás iba a escuchar y que para mí son desconocidas, pero que sienta bien oírlas. Necesito que lo diga porque, en este momento, siento que voy a desvanecerme y no solo por el placer que me provoca, sino porque algo crece y se expande en mi pecho, de alguna forma siento miedo y necesito su seguridad, esa que desprende con cada palabra que dice mientras yo me siento pequeña.
-Repítelo –le digo entre jadeos cuando me separo de sus labios, muerdo el inferior y mis ojos lo buscan, los dos estamos al borde del orgasmo y nuestras respiraciones son agitadas- dímelo otra vez... –mi voz casi suena como una súplica en mitad de un gemido, mis piernas aprietan su agarre en su cintura, mis manos suben a su rostro para mirarlo y gimo otra vez contra sus labios a punto de caer. Es justo cuando me dice otra vez “te quiero” que alcanzo el orgasmo, mi cuerpo se tensa entre sus brazos y noto como me embiste con fuerza hasta correrse en mi interior, cuerpo arqueado hacia él en esos momentos, ojos cerrados y la respiración entrecortada. Mi corazón bombea con fuerza y cuando me repongo de esa agradable y placentera sensación mis ojos lo buscan, nuestros cuerpo pegados y perlados de sudor no dejan de buscarse, y yo lo único que puedo hacer... es abrazarlo. Me abrazo a él como una niña pequeña se abraza en busca de refugio bajo una gran tormenta, soy un manojo de sensaciones que bullen en mi interior bajo una vorágine de sentimientos que no puedo controlar, me deshago entre sus brazos y dejo mi rostro escondido en su cuello- no vuelvas a hacerme algo como eso Leonidas, nunca –mi rostro se separa para apoyar mi frente contra la suya y mirarlo de forma fija, mis dedos recorren su rostro y lanzo un suspiro- aunque mi vida dependa de ello no vuelvas, jamás, a traicionarme... no lo voy a soportar, así que por favor, no lo hagas –no soy de pedir nada, no soy de rogar nada y sin embargo me encuentro rogándole en esos momentos en los que me siento devastada, sobrepasada. No sé decir lo que siento, no sé decir un “te quiero” y si se lo digo lo hago a mi manera, del único modo que sé- no se me da bien expresar bien lo que siento, pero si no sintiera nada por ti... estarías muerto –mis labios rozan los suyos y dejo un beso en ellos- espero que entiendas lo que quiero decirte.
Nuestros labios se rozan y puedo sentir su respiración agitada contra los míos, mis manos han ido a su camisa y de un tirón la abro de forma que rompo sus botones que repiquetean en el suelo de madera, le quito la camisa y la tiro al suelo, su lengua lame mi labio inferior de forma lasciva y vuelve a decirme que me quiere, mis ojos suben a sus azules y durante dos segundos nos miramos de forma fija, estamos agitados y solo acabamos de empezar. Muerde mis labios entre jadeos que salen de su boca, nuestros pechos se rozan ahora piel con piel y sus manos se dirigen hacia mis pantalones, me los quita igual que me ha quitado el chaleco; con rapidez y necesidad, y los deja caer al suelo, de un tirón rompe mi ropa interior y me deja desnuda frente a sus ojos, vuelve a decirme que me quiere y mis labios muerden con fuerza los suyos, nos besamos como animales salvajes y mis manos desabrochan su pantalón para bajarlo y dejar libre su miembro, la punta brilla de lo excitado que está, mis dedos se ciernen en su tronco y lo guío hacia mi entrada, lo necesito dentro, lo quiero dentro y no puedo esperar a juegos para ello. No hay preliminares pero no hay necesidad de ellos, siento que me embiste por fin con fuerza y un gemido escapa de mis labios cuando se hunde en mi interior. Me dice contra mis labios que me quiere y yo, en ese momento, le creo. Sus ojos no me dicen lo contrario y raudo comienza a moverse embistiéndome con fuerza como dos animales incapaces de controlarse.
Mis uñas se clavan en su espalda por el placer que me provoca, la mesa se mueve en cada movimiento que hacemos y tambalea frente a las embestidas del cachorro, mi cadera va en su búsqueda con cada embestida y mis pies aprietan sus nalgas que me embista más profundo, nuestros cuerpos se rozan por la fricción de ambos y siento que mis pechos se restriegan contra su pecho en cada movimiento. Nuestros ojos están fijos en el otro, sus mares azules están ahora algo más oscuras y no dejamos de gruñir ni de gemir por lo que hacemos, hemos perdido toda la razón y nos hemos dejado llevar por lo que nuestros cuerpos, y quizás algo más, nos han pedido que hiciéramos. La habitación se llena con nuestros gemidos, los jadeos y los gruñidos junto con el tambaleo de la mesa en la que Leonidas me toma, mi mano sube a su nuca y arqueo mi cuerpo hacia él cuando siento que el placer me consume. Enredo mis dedos en su pelo y me aferro a él con fuerza mientras me dejo hacer, mis labios se apoderan de los suyos de forma salvaje y nos besamos mientras sentimos que el orgasmo se acerca, eso hace que él me embista con más fuerza, que gimamos más fuerte y yo no cese de mover mis caderas buscando más y más de aquello. Hundo mis uñas en su espalda y le hago sangre que baja por esta, él no parece notarlo y mientras nos devoramos en un beso que quizás dice más de lo que yo he expresado con palabras siento que voy a caer por el abismo de nuevo entre sus brazos, necesito que lo diga de nuevo, escucharlo, escuchar esas palabras que yo no pensé que jamás iba a escuchar y que para mí son desconocidas, pero que sienta bien oírlas. Necesito que lo diga porque, en este momento, siento que voy a desvanecerme y no solo por el placer que me provoca, sino porque algo crece y se expande en mi pecho, de alguna forma siento miedo y necesito su seguridad, esa que desprende con cada palabra que dice mientras yo me siento pequeña.
-Repítelo –le digo entre jadeos cuando me separo de sus labios, muerdo el inferior y mis ojos lo buscan, los dos estamos al borde del orgasmo y nuestras respiraciones son agitadas- dímelo otra vez... –mi voz casi suena como una súplica en mitad de un gemido, mis piernas aprietan su agarre en su cintura, mis manos suben a su rostro para mirarlo y gimo otra vez contra sus labios a punto de caer. Es justo cuando me dice otra vez “te quiero” que alcanzo el orgasmo, mi cuerpo se tensa entre sus brazos y noto como me embiste con fuerza hasta correrse en mi interior, cuerpo arqueado hacia él en esos momentos, ojos cerrados y la respiración entrecortada. Mi corazón bombea con fuerza y cuando me repongo de esa agradable y placentera sensación mis ojos lo buscan, nuestros cuerpo pegados y perlados de sudor no dejan de buscarse, y yo lo único que puedo hacer... es abrazarlo. Me abrazo a él como una niña pequeña se abraza en busca de refugio bajo una gran tormenta, soy un manojo de sensaciones que bullen en mi interior bajo una vorágine de sentimientos que no puedo controlar, me deshago entre sus brazos y dejo mi rostro escondido en su cuello- no vuelvas a hacerme algo como eso Leonidas, nunca –mi rostro se separa para apoyar mi frente contra la suya y mirarlo de forma fija, mis dedos recorren su rostro y lanzo un suspiro- aunque mi vida dependa de ello no vuelvas, jamás, a traicionarme... no lo voy a soportar, así que por favor, no lo hagas –no soy de pedir nada, no soy de rogar nada y sin embargo me encuentro rogándole en esos momentos en los que me siento devastada, sobrepasada. No sé decir lo que siento, no sé decir un “te quiero” y si se lo digo lo hago a mi manera, del único modo que sé- no se me da bien expresar bien lo que siento, pero si no sintiera nada por ti... estarías muerto –mis labios rozan los suyos y dejo un beso en ellos- espero que entiendas lo que quiero decirte.
Zeniba- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Nuestras bocas no tomaban descanso, nos perdimos en una batalla de sentimientos contrapuestos de odios y amor confeso.
Mis caderas la buscaban como el fuego, las suyas sonaban como el trueno y perdidas en el otro la mesa parecía decidida a partirse de un crujido pues nunca encontró dos seres mas necesitados de los encontronazos de dos cuerpos.
-Te quiero- repetí en un aullido, uno que me llevó al Olimpo, ella era Afrodita, su boca me recibía acallando mis quejidos.
La abracé para que no se fuera, como si temiera que se desvaneciera y su petición sonó tan fuerte como lo hicieron las olas del mar cuando Poseidon las guiaba.
Mis ojos se alzaron hasta sus océanos, prometer, jurar ¿era necesario cuando estaba allí vencido por una mujer?
-Nunca mas -repetí contra sus labios bajándola de la mesa para arrastrarla conmigo al lecho.
No quería hablar de nada mas que de nosotros, de futuro, de sentimientos y llenar el resto se silencios y besos porque todo lo que fuera hablar sobre la misión de infiltrarme en la orden de asesinos nos llevaría a una discusión que no estaba preparado para tener ahora mismo.
-Te quiero -repetí por si no le había quedado claro y aunque ella no me dijo lo mismo me importaba una mierda pues estaba allí, conmigo.
Deslicé mis dedos por su cuerpo perfilando su contorno, su piel se erizó bajo la yema de mi dedo mientras mi sonrisa se curvaba ante la idea de una maldad infinita.
-Creo que merezco que bailes para mi -bromeé tirando de su cintura para subirla sobre mi.
Ella negaba divertida mientras mi torso se elevaba y colisionaba una vez y otra contra sus labios.
-Cuando todo esto acabe, creo que me vas a tener que pagar todo esto con muchos bailes, alcohol y sexo, te lo digo por si has de comparte unos corsees y un látigo nuevos.
Ella se moría de la risa por la cara que tendía a echarle a las cosas.
-¿que? -le pregunté sin borrar la sonrisa -ya sabes, sexo salvaje en una habitación oscura con látigos de por medio, esposas -dije lanzandole un bocado.
Sus ojos centelleaban, olvidar como había empezado la noche era lo único que quería, aunque algo me decía que esto no iba a quedar así, pues ambos sabíamos que en cuanto esta noche de tregua se desvaneciera, el infierno se desataría de nuevo en nuestras vidas.
Yo solo quería cuidarla...
Mis caderas la buscaban como el fuego, las suyas sonaban como el trueno y perdidas en el otro la mesa parecía decidida a partirse de un crujido pues nunca encontró dos seres mas necesitados de los encontronazos de dos cuerpos.
-Te quiero- repetí en un aullido, uno que me llevó al Olimpo, ella era Afrodita, su boca me recibía acallando mis quejidos.
La abracé para que no se fuera, como si temiera que se desvaneciera y su petición sonó tan fuerte como lo hicieron las olas del mar cuando Poseidon las guiaba.
Mis ojos se alzaron hasta sus océanos, prometer, jurar ¿era necesario cuando estaba allí vencido por una mujer?
-Nunca mas -repetí contra sus labios bajándola de la mesa para arrastrarla conmigo al lecho.
No quería hablar de nada mas que de nosotros, de futuro, de sentimientos y llenar el resto se silencios y besos porque todo lo que fuera hablar sobre la misión de infiltrarme en la orden de asesinos nos llevaría a una discusión que no estaba preparado para tener ahora mismo.
-Te quiero -repetí por si no le había quedado claro y aunque ella no me dijo lo mismo me importaba una mierda pues estaba allí, conmigo.
Deslicé mis dedos por su cuerpo perfilando su contorno, su piel se erizó bajo la yema de mi dedo mientras mi sonrisa se curvaba ante la idea de una maldad infinita.
-Creo que merezco que bailes para mi -bromeé tirando de su cintura para subirla sobre mi.
Ella negaba divertida mientras mi torso se elevaba y colisionaba una vez y otra contra sus labios.
-Cuando todo esto acabe, creo que me vas a tener que pagar todo esto con muchos bailes, alcohol y sexo, te lo digo por si has de comparte unos corsees y un látigo nuevos.
Ella se moría de la risa por la cara que tendía a echarle a las cosas.
-¿que? -le pregunté sin borrar la sonrisa -ya sabes, sexo salvaje en una habitación oscura con látigos de por medio, esposas -dije lanzandole un bocado.
Sus ojos centelleaban, olvidar como había empezado la noche era lo único que quería, aunque algo me decía que esto no iba a quedar así, pues ambos sabíamos que en cuanto esta noche de tregua se desvaneciera, el infierno se desataría de nuevo en nuestras vidas.
Yo solo quería cuidarla...
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
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Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Mi cuerpo se vence contra el suyo y de lo único que soy capaz es de abrazarlo, lo pego contra mi cuerpo con fuerza y me dejo llevar por él en esos momentos, cierro los ojos y dejo que su esencia me llene y me inunde porque lo necesito, mi nariz está en su cuello e inspiro con fuerza notando su esencia, intento retenerla y guardarla para futuras ocasiones porque soy consciente de que esa es una de las últimas noches que vamos a pasar juntos, que en cuanto el sol se ponga él va a ser mi enemigo y ya no vamos a poder vernos de esta forma, no si queremos que lo que ha hecho surta efecto y él pueda infiltrarse. Todavía tengo mis dudas sobre ese plan descabellado y loco que ha trazado y sé que la organización es muy astuta, van a sospechar de él desde el primero momento y lo que no quiero es que todo lo que haga sea para nada, que todo sea en vano con lo que ha sacrificado, con todo lo que esto ha supuesto para él, para mí, para nosotros. Sus brazos rodean mi cuerpo y solo me separo para mirar esos ojos azules para pedirle una petición: que no vuelva a hacerlo. Que no me traicione porque no voy a poder soportarlo otra vez, casi me he vuelto loca cuando ha pasado esto y no voy a soportarlo si paso por algo como esto de nuevo, soy consciente de que en algunos aspectos no soy tan fuerte como yo pensaba y este es uno de ellos. Sus manos acunan mi rostro y me promete que jamás lo va a hacer, nunca más es lo que dice y es lo que yo necesito oír de sus labios. Repite otra vez que me quiere y mis ojos se quedan fijos en los suyos, suena tan bien, tan cálido, tan... extraño para mí pero me gusta, hace que mi pecho se caliente y algo en mi interior crezca y tome forma. No soy tan buena como él para expresar mis emociones y lo que siento pero quiero creer que ha entendido lo que le he dicho, a mi manera, pero se lo he dicho. En ese sentido soy parca y necesito tiempo y aprender, pero de su mano puede que lo haga.
Ha roto esa cúpula que he llevado cuando lo conocí por primera vez, se empeñó en que podía hacerlo y lo ha logrado, mi cúpula ha desaparecido y me deja expuesta y vulnerable al mundo, no estoy acostumbrada a sentirme así y me siento demasiado pequeña frente a algo que es grande y desconocido, él va a tener que ayudarme porque de lo contrario voy a estar perdida, estoy perdida sin él y es una realidad tan palpable como que puedo sentir sus brazos en mi cuerpo, su aliento contra mis labios y sus ojos en los míos puesto. Somos reales, los dos lo somos y ahora me doy cuenta de esa verdad que me he negado siempre, de lo que siempre he evitado y que él me ha mostrado a base de golpes, de no rendirse en ningún momento y es esa misma perseverancia la que ha hecho que ahora esté así. No deja de abrazarme y me lleva a la cama donde nos tumbamos y me recuesta sobre su pecho, nos besamos y nos acariciamos como si el tiempo no corriera y no se nos agotara hasta la salida del sol, sus dedos recorren mi cuerpo y siento un escalofrío que lo hace reír, mis ojos suben a los suyos otra vez cuando me dice que me quiere de nuevo, muerdo mi labio y acabo por acercar mi rostro al suyo para besarle. Sus palabras hacen que sonría de lado y dejo que me tome de la cintura para pegarme más a su cuerpo y que me suba sobre él, se eleva y busca mis labios para besarme y yo correspondo a ese beso de forma necesitada, en el fondo es que lo necesito. Enarco una ceja y lo miro por sus palabras, muerdo mi labio y recorro el suyo con las yemas de mis dedos de forma lenta.
-Ya veo que te ha gustado el baile que te hice aquella vez –recuerdo ese momento en el baño, erótico y sensual, en el que había bailado para él- ¿eso es lo que quieres, que me compre un corsé, esposas y un látigo en compensación por todo esto? –Niego con la cabeza sin dejar de mirarlo, ese hombre no va a dejar de sorprenderme nunca y yo me río por sus locuras- así que una habitación oscura y sexo salvaje –muevo mis caderas sobre él en un baile lento y me inclino hacia su rostro- si es lo que quieres, me parece bien. Puedo hacerte muchas cosas en esa habitación oscura –apreso sus labios con los míos y me pego a su cuerpo, no quiero pensar en nada que no sea él pero soy consciente de que el tiempo se agota y que nos quedan apenas unas horas para que todo empiece, me olvido de eso y mis labios no se separan de los suyos en ningún momento, mis manos recorren su pecho y mi cadera se mueve contra la suya, lo busco porque lo necesito y quiero encontrarlo, si nos quedan esas pocas horas quiero disfrutar de él lo que nos queda. No dejo de moverme contra él y de rozar nuestros sexos constantemente, mi mano baja por su cuerpo y se pierde en su miembro, lo envuelvo y muevo mi mano arriba y abajo con claras intenciones. Mis labios se pierden por su cuello y bajo por su pecho pero no me detengo, sigo bajando hasta llegar a su miembro y con mis ojos en los suyos lo envuelvo con mi boca, lo succiono con mis labios y me muevo entre gruñidos que él hace, su mano aparta mi pelo y me anima a que siga solo centrada en él. Cuando veo que es el momento aparto mi boca y subida sobre él bajo de forma que lo noto dentro, muevo mis caderas en un baile privado para él porque necesito sentirlo, grabarlo de alguna forma- Leonidas –lo llamo cuando su mano apresa mi pecho y echo mi cabeza hacia atrás pero no dejo de moverme, no puedo parar y no quiero, lo quiero todo de él.
Ha roto esa cúpula que he llevado cuando lo conocí por primera vez, se empeñó en que podía hacerlo y lo ha logrado, mi cúpula ha desaparecido y me deja expuesta y vulnerable al mundo, no estoy acostumbrada a sentirme así y me siento demasiado pequeña frente a algo que es grande y desconocido, él va a tener que ayudarme porque de lo contrario voy a estar perdida, estoy perdida sin él y es una realidad tan palpable como que puedo sentir sus brazos en mi cuerpo, su aliento contra mis labios y sus ojos en los míos puesto. Somos reales, los dos lo somos y ahora me doy cuenta de esa verdad que me he negado siempre, de lo que siempre he evitado y que él me ha mostrado a base de golpes, de no rendirse en ningún momento y es esa misma perseverancia la que ha hecho que ahora esté así. No deja de abrazarme y me lleva a la cama donde nos tumbamos y me recuesta sobre su pecho, nos besamos y nos acariciamos como si el tiempo no corriera y no se nos agotara hasta la salida del sol, sus dedos recorren mi cuerpo y siento un escalofrío que lo hace reír, mis ojos suben a los suyos otra vez cuando me dice que me quiere de nuevo, muerdo mi labio y acabo por acercar mi rostro al suyo para besarle. Sus palabras hacen que sonría de lado y dejo que me tome de la cintura para pegarme más a su cuerpo y que me suba sobre él, se eleva y busca mis labios para besarme y yo correspondo a ese beso de forma necesitada, en el fondo es que lo necesito. Enarco una ceja y lo miro por sus palabras, muerdo mi labio y recorro el suyo con las yemas de mis dedos de forma lenta.
-Ya veo que te ha gustado el baile que te hice aquella vez –recuerdo ese momento en el baño, erótico y sensual, en el que había bailado para él- ¿eso es lo que quieres, que me compre un corsé, esposas y un látigo en compensación por todo esto? –Niego con la cabeza sin dejar de mirarlo, ese hombre no va a dejar de sorprenderme nunca y yo me río por sus locuras- así que una habitación oscura y sexo salvaje –muevo mis caderas sobre él en un baile lento y me inclino hacia su rostro- si es lo que quieres, me parece bien. Puedo hacerte muchas cosas en esa habitación oscura –apreso sus labios con los míos y me pego a su cuerpo, no quiero pensar en nada que no sea él pero soy consciente de que el tiempo se agota y que nos quedan apenas unas horas para que todo empiece, me olvido de eso y mis labios no se separan de los suyos en ningún momento, mis manos recorren su pecho y mi cadera se mueve contra la suya, lo busco porque lo necesito y quiero encontrarlo, si nos quedan esas pocas horas quiero disfrutar de él lo que nos queda. No dejo de moverme contra él y de rozar nuestros sexos constantemente, mi mano baja por su cuerpo y se pierde en su miembro, lo envuelvo y muevo mi mano arriba y abajo con claras intenciones. Mis labios se pierden por su cuello y bajo por su pecho pero no me detengo, sigo bajando hasta llegar a su miembro y con mis ojos en los suyos lo envuelvo con mi boca, lo succiono con mis labios y me muevo entre gruñidos que él hace, su mano aparta mi pelo y me anima a que siga solo centrada en él. Cuando veo que es el momento aparto mi boca y subida sobre él bajo de forma que lo noto dentro, muevo mis caderas en un baile privado para él porque necesito sentirlo, grabarlo de alguna forma- Leonidas –lo llamo cuando su mano apresa mi pecho y echo mi cabeza hacia atrás pero no dejo de moverme, no puedo parar y no quiero, lo quiero todo de él.
Zeniba- Cazador Clase Media
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Re: Hunting Night {Privado}
Ladeo la sonrisa contra sus labios al escuchar que acepta mi propuesta indecente, ciertamente no necesita nada mas que su cuerpo para ponerme, pero su risa choca contra mis labios y sentirla así me agrada.
Haría cualquier coa por ella y creo que esa noche, aunque me he equivocado en parte, ha entendido que no podría de ninguna de las maneras querer a otra mujer que no fuera ella.
Le he dado mi palabra, la cumpliré, veré como me las montó para esquivar a esa mujer, es importante que me infiltre en la organización y conseguir información, sin ella estamos en desventaja.
Nuestras bocas se buscan, se paladean, lengua que en un cruce de caminos se encuentran y entre jadeos se toman como si solo hubiera un camino, el de la perdición que nos consume.
Sus manos son brasas, me calientan, mi cuerpo contra ellas se contrae, necesito tanto cada caricia que gruñó al sentir el placer a cada trazo.
Nos miramos como si nada mas en este mundo existiera, sonreímos devorando cada instante como si se desvaneciera, sus labios se deslizan por mi torso, jadeó con los ojos oscurecidos porque se su destino.
Con la mano guía mi miembro entre su boca, lo lame, lo saborea y lo engulle de forma lenta sin dejar de mirar el placer que en mi provoca.
Mis dedos en su pelo la mueven despacio, llenándola de mi con cada movimiento cada vez mas rápido hasta que siento que voy a explotar, aprieto para que entre mas pero ella aparta sus labios encontrándose un gruñido gutural y como una pantera trepa por mi piel hasta dejarse sobre mi miembro en alza caer.
Nos movemos como animales, presos de esa locura del instante.
La necesito, esa noche y el resto de todas ellas aunque eso no se lo digo.
Nos besamos entre susurros, nos dibujamos los labios a mordiscos y con los cuerpos tensos como cuerdas de la mas bella de las arpas explotamos en una sinfonía perfecta que sale de nuestras gargantas.
Caemos sobre el lecho expuestos a nosotros mismos, la verdad se refleja en la turbia mirada de la doncella, nos queremos y aunque el silencio reine esa algo que se siente.
Mis dedos acarician su piel, es mía y como un mapa busco el tesoro siguiendo la linea marcada.
-Te necesito -aseguro sin poder dejar de mirarla, apenas nos quedan unas horas pero es suficiente para que entienda que me ha de tener paciencia pero que saldremos de esta.
Haría cualquier coa por ella y creo que esa noche, aunque me he equivocado en parte, ha entendido que no podría de ninguna de las maneras querer a otra mujer que no fuera ella.
Le he dado mi palabra, la cumpliré, veré como me las montó para esquivar a esa mujer, es importante que me infiltre en la organización y conseguir información, sin ella estamos en desventaja.
Nuestras bocas se buscan, se paladean, lengua que en un cruce de caminos se encuentran y entre jadeos se toman como si solo hubiera un camino, el de la perdición que nos consume.
Sus manos son brasas, me calientan, mi cuerpo contra ellas se contrae, necesito tanto cada caricia que gruñó al sentir el placer a cada trazo.
Nos miramos como si nada mas en este mundo existiera, sonreímos devorando cada instante como si se desvaneciera, sus labios se deslizan por mi torso, jadeó con los ojos oscurecidos porque se su destino.
Con la mano guía mi miembro entre su boca, lo lame, lo saborea y lo engulle de forma lenta sin dejar de mirar el placer que en mi provoca.
Mis dedos en su pelo la mueven despacio, llenándola de mi con cada movimiento cada vez mas rápido hasta que siento que voy a explotar, aprieto para que entre mas pero ella aparta sus labios encontrándose un gruñido gutural y como una pantera trepa por mi piel hasta dejarse sobre mi miembro en alza caer.
Nos movemos como animales, presos de esa locura del instante.
La necesito, esa noche y el resto de todas ellas aunque eso no se lo digo.
Nos besamos entre susurros, nos dibujamos los labios a mordiscos y con los cuerpos tensos como cuerdas de la mas bella de las arpas explotamos en una sinfonía perfecta que sale de nuestras gargantas.
Caemos sobre el lecho expuestos a nosotros mismos, la verdad se refleja en la turbia mirada de la doncella, nos queremos y aunque el silencio reine esa algo que se siente.
Mis dedos acarician su piel, es mía y como un mapa busco el tesoro siguiendo la linea marcada.
-Te necesito -aseguro sin poder dejar de mirarla, apenas nos quedan unas horas pero es suficiente para que entienda que me ha de tener paciencia pero que saldremos de esta.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 138
Fecha de inscripción : 12/08/2016
Re: Hunting Night {Privado}
Por esa noche quiero olvidar todo lo que nos ha hecho llegara esa habitación, olvidar que hay quien quiere matarme y han puesto precio a mi cabeza, olvidar que él se va a infiltrar en una organización de peligrosos asesinos solo para sacar información de por qué me quieren muerta, solo quiero centrarme en él, solo quiero sentir su piel contra la mía, su cuerpo bajo mi cuerpo, sobre mi cuerpo... lo único que necesito esa noche es a él y quiero que lo sepa, no soy buena con las palabras y para mostrar lo que siento, pero sí puedo hacerle ver que me importa y que lo necesito porque aunque no lo diga no significa que no sea verdad, lo necesito y me he dado cuenta de ello con todo lo que está pasando. He sentido celos de saber que otra lo ha tocado y lo ha besado, me ha dolido que se acostara con otra mujer aunque eso significara que puede salvarme, es la primera vez que experimento algo como eso y sé que si me vuelve a traicionar no voy a ser capaz de soportarlo y de aguantarlo, no estoy acostumbrada a esas cosas y solo quiero grabarme su piel en mi memoria, marcarlo de alguna forma como mío para que no olvide esa noche cuando se infiltre en esa organización peligrosa, en cuanto lo haga vamos a pasar tiempos separados para que no descubran nuestros planes, quizás vamos a tener que enfrentarnos para dar veracidad a todo y si nos encontramos vamos a tener que actuar como enemigos, así que si es la última noche que tengo con él quiero pasarla adueñándome de su cuerpo y dejando que él se adueñe del mío. Ahora son mis manos las que recorren su pecho y mis caderas suben y bajaban sobre él, lo siento en mi interior y eso me provoca mucho placer, su manos en mis pechos los acaricia, los aprieta y los recorre y yo jadeo ante sus atenciones, bailamos en un mismo son que nos vuelve loco, que nos convierte casi en animales por la forma en la que nos movemos.
Su pecho se alza y encuentra mis labios, nos besamos de manera pasional y salvaje, su brazo rodea mi cintura y me mueve sobre él de manera rápida y ruda. Sus labios bajan por mi cuello y deja besos y mordiscos, cierro los ojos y siento que sigue bajando para llegar a mi pecho y captura uno de ellos entre sus labios, gimo con fuerza y noto que lame, muerde y succiona a placer. Mi espalda se arquea, rodeo su cuello con mi brazo y mis dedos se enredan en su pelo para aferrarlo con fuerza, siento el placer que crece en mi interior, mis labios buscan los suyos y nos besamos entre gemidos y jadeos, nos mordemos los labios en esa danza placentera que nos traemos y mi cuerpo se tensa cuando llega al orgasmo, un gemido escapa de mis labios cuando lo alcanzo y mi cuerpo se arquea buscando el del él, siento como llega en mi interior tras un par de embestidas más y me dejo caer contra su cuerpo, mi frente se apoya en la suya y siento sus manos que suben por mi espalda hasta enredarse una en mi pelo y la otra acariciar mi rostro, mis ojos azules buscan los suyos y nos besamos con pausa, con tranquilidad. Caemos en el lecho y nos quedamos recostados juntos con nuestros cuerpo pegados, nuestras respiraciones son rápidas y su mano se desliza por mi espalda, la mía recorre su pecho y cuando me dice que me necesita mis ojos suben para mirarlo, mi mano sube a su rostro y lo acaricio para buscar sus labios con los míos, quiero hacerle ver que yo también lo necesito y que si después de lo que ha hecho permanezco en la habitación y he acudido a su cita es porque me importa, de lo contrario lo habría matado con mis manos. No quiero que el tiempo pase pero es algo inevitable, en unas horas el sol va a salir y antes de eso debemos de volver para que no se den cuenta del engaño que hemos hecho.
-No quiero que esta noche termine –mi rostro se queda hundido en su cuello y dejo unos besos en su piel, no quiero hablar del tema pero es necesario que le diga ciertas cosas para que él las sepa, no me aparto de su cuerpo y quiero aprovechar esos momentos que nos quedan, nos tocan días difíciles y seguro que es lo que me va a dar fuerzas para seguir adelante, pero tenemos que dejar unos puntos claros antes de separar nuestros caminos de nuevo- Leonidas –lo llamo y alzo mi rostro para verlo- antes de irnos quiero que hablemos sobre esta misión para tenerlo todo claro –mis labios quedan sobre los suyos- es muy probable que no confíen en ti pese a todo, así que te van a poner pruebas y te van a poner encargos para confiar en ti plenamente, vas a tener que matar a gente para que ganarte su confianza –pero seguro que eso era algo que él ya ha pensado- no te van a dejar que vuelvas seguramente a la mansión pero de todas formas me voy a ir de allí, no es seguro para tú príncipe y para la loba –puse un dedo en sus labios- eso no es negociable, buscaré un lugar donde quedarme y le avisaré para que él lo sepa, no nos pueden ver juntos y es posible que incluso tengamos que luchar en algún momento... vas a tener que herirme –lo miro de forma fija- sé que no quieres hacerlo pero solo si volvemos heridos te van a creer porque van a estar vigilándote –dejo mi frente sobre la suya y lo miro a los ojos- quiero que me prometas que, en el momento en que presientas que no confían en ti o que veas tu vida peligrar... vas a alejarte, vas a huir de allí. Quiero que me lo prometas Leonidas, no te fíes de ellos y cuando sientas peligro aléjate y ven a buscarme, que tú corazón no nuble tu juicio... te necesito y te necesito vivo ¿me entiendes? –Mis ojos fijos en los suyos- prométemelo o no te voy a dejar marchar de esta habitación, tú seguridad ante todo, por favor –le pido porque no me fío de ellos, son traicioneros y si le pasa algo por mi culpa no me lo voy a perdonar nunca.
Su pecho se alza y encuentra mis labios, nos besamos de manera pasional y salvaje, su brazo rodea mi cintura y me mueve sobre él de manera rápida y ruda. Sus labios bajan por mi cuello y deja besos y mordiscos, cierro los ojos y siento que sigue bajando para llegar a mi pecho y captura uno de ellos entre sus labios, gimo con fuerza y noto que lame, muerde y succiona a placer. Mi espalda se arquea, rodeo su cuello con mi brazo y mis dedos se enredan en su pelo para aferrarlo con fuerza, siento el placer que crece en mi interior, mis labios buscan los suyos y nos besamos entre gemidos y jadeos, nos mordemos los labios en esa danza placentera que nos traemos y mi cuerpo se tensa cuando llega al orgasmo, un gemido escapa de mis labios cuando lo alcanzo y mi cuerpo se arquea buscando el del él, siento como llega en mi interior tras un par de embestidas más y me dejo caer contra su cuerpo, mi frente se apoya en la suya y siento sus manos que suben por mi espalda hasta enredarse una en mi pelo y la otra acariciar mi rostro, mis ojos azules buscan los suyos y nos besamos con pausa, con tranquilidad. Caemos en el lecho y nos quedamos recostados juntos con nuestros cuerpo pegados, nuestras respiraciones son rápidas y su mano se desliza por mi espalda, la mía recorre su pecho y cuando me dice que me necesita mis ojos suben para mirarlo, mi mano sube a su rostro y lo acaricio para buscar sus labios con los míos, quiero hacerle ver que yo también lo necesito y que si después de lo que ha hecho permanezco en la habitación y he acudido a su cita es porque me importa, de lo contrario lo habría matado con mis manos. No quiero que el tiempo pase pero es algo inevitable, en unas horas el sol va a salir y antes de eso debemos de volver para que no se den cuenta del engaño que hemos hecho.
-No quiero que esta noche termine –mi rostro se queda hundido en su cuello y dejo unos besos en su piel, no quiero hablar del tema pero es necesario que le diga ciertas cosas para que él las sepa, no me aparto de su cuerpo y quiero aprovechar esos momentos que nos quedan, nos tocan días difíciles y seguro que es lo que me va a dar fuerzas para seguir adelante, pero tenemos que dejar unos puntos claros antes de separar nuestros caminos de nuevo- Leonidas –lo llamo y alzo mi rostro para verlo- antes de irnos quiero que hablemos sobre esta misión para tenerlo todo claro –mis labios quedan sobre los suyos- es muy probable que no confíen en ti pese a todo, así que te van a poner pruebas y te van a poner encargos para confiar en ti plenamente, vas a tener que matar a gente para que ganarte su confianza –pero seguro que eso era algo que él ya ha pensado- no te van a dejar que vuelvas seguramente a la mansión pero de todas formas me voy a ir de allí, no es seguro para tú príncipe y para la loba –puse un dedo en sus labios- eso no es negociable, buscaré un lugar donde quedarme y le avisaré para que él lo sepa, no nos pueden ver juntos y es posible que incluso tengamos que luchar en algún momento... vas a tener que herirme –lo miro de forma fija- sé que no quieres hacerlo pero solo si volvemos heridos te van a creer porque van a estar vigilándote –dejo mi frente sobre la suya y lo miro a los ojos- quiero que me prometas que, en el momento en que presientas que no confían en ti o que veas tu vida peligrar... vas a alejarte, vas a huir de allí. Quiero que me lo prometas Leonidas, no te fíes de ellos y cuando sientas peligro aléjate y ven a buscarme, que tú corazón no nuble tu juicio... te necesito y te necesito vivo ¿me entiendes? –Mis ojos fijos en los suyos- prométemelo o no te voy a dejar marchar de esta habitación, tú seguridad ante todo, por favor –le pido porque no me fío de ellos, son traicioneros y si le pasa algo por mi culpa no me lo voy a perdonar nunca.
Zeniba- Cazador Clase Media
- Mensajes : 167
Fecha de inscripción : 21/01/2017
Re: Hunting Night {Privado}
Era consciente de que necesitábamos hablar, posiblemente pasaríamos días sin hacerlo y en los encuentros que tuviéramos tendríamos que luchar hasta sangrar. No iba a dañarla, al menos no lo haría en ningún punto doloroso o vital, pero era consciente de que tendría que herirla al igual que ella a mi y dado que yo si regresaría a la orden, sus heridas para mi no tenían que ser en puntos no vitales, si no, no resultaría creíble y tenia que serlo.
Mis labios la buscaron, repetí que la quería contra ellos mientras mis dedos surcaban su rostro guardando su imagen en mi recuerdo.
-Se a lo que me enfrento, soy consciente de que van a pedirme que de caza y muerte a personas, no voy a matar a inocentes, pero Agarwane va ayudarme en ese menester, daremos el cambiazo. Si por contra no es un inocente, lo mataré, no es la primera vez, ni será la ultima.
Tomé su mentón para que enfrentara mis azules, no quería que perdiera su concentración por pensar en mi. Los dos íbamos a estar vigilados, eramos enemigos y necesitábamos que eso fuera exactamente lo que creyeran.
-Va a funcionar y en cuanto saque la información que necesitamos me largaré de allí..volveré a tu lado y sabremos como enfrentarlos.
Te quiero y esto va a funcionar, confía en mi como yo confió en ti, somos guerreros.
Mi boca apresó la suya, mis labios envolvieron los ajenos y pronto nuestras lenguas se enredaron en un peligroso juego, el deseo era palpable entre ambos, pero no era solo eso, era una sensación que abrasaba por dentro, la idea de separarme de ella me llenaba de un desazón que trataba de no mostrarle, porque nunca había sentido esto y era consciente de que nuestros sentimientos podían jugárnosla a ambos.
-Te necesito, necesito que estés a salvo, si te pasa algo me volveré loco -reconocí con mi frente contra la suya -así que has de estar alerta, yo puedo cuidarme, peor si siento que estas en peligro, cometeré un error.
Cuando he pensado que te perdía, cuando te has cabreado conmigo y te has largado de al habitación, he sentido un vació que solo he conseguido arrancar de mis entrañas cuando he entrado en esta cámara y te he visto.
Deslicé mis dedos por sus labios, acariciándolos.
-Me dijiste que eras incapaz de sentir y yo guarde silencio, pero tampoco yo había amado, para mi esto también es nuevo.
Si me dejas, podemos aprender juntos, pero para eso necesito que te mantengas con vida y te doy mi palabra de que yo haré exactamente lo mismo.
Mis labios la buscaron, repetí que la quería contra ellos mientras mis dedos surcaban su rostro guardando su imagen en mi recuerdo.
-Se a lo que me enfrento, soy consciente de que van a pedirme que de caza y muerte a personas, no voy a matar a inocentes, pero Agarwane va ayudarme en ese menester, daremos el cambiazo. Si por contra no es un inocente, lo mataré, no es la primera vez, ni será la ultima.
Tomé su mentón para que enfrentara mis azules, no quería que perdiera su concentración por pensar en mi. Los dos íbamos a estar vigilados, eramos enemigos y necesitábamos que eso fuera exactamente lo que creyeran.
-Va a funcionar y en cuanto saque la información que necesitamos me largaré de allí..volveré a tu lado y sabremos como enfrentarlos.
Te quiero y esto va a funcionar, confía en mi como yo confió en ti, somos guerreros.
Mi boca apresó la suya, mis labios envolvieron los ajenos y pronto nuestras lenguas se enredaron en un peligroso juego, el deseo era palpable entre ambos, pero no era solo eso, era una sensación que abrasaba por dentro, la idea de separarme de ella me llenaba de un desazón que trataba de no mostrarle, porque nunca había sentido esto y era consciente de que nuestros sentimientos podían jugárnosla a ambos.
-Te necesito, necesito que estés a salvo, si te pasa algo me volveré loco -reconocí con mi frente contra la suya -así que has de estar alerta, yo puedo cuidarme, peor si siento que estas en peligro, cometeré un error.
Cuando he pensado que te perdía, cuando te has cabreado conmigo y te has largado de al habitación, he sentido un vació que solo he conseguido arrancar de mis entrañas cuando he entrado en esta cámara y te he visto.
Deslicé mis dedos por sus labios, acariciándolos.
-Me dijiste que eras incapaz de sentir y yo guarde silencio, pero tampoco yo había amado, para mi esto también es nuevo.
Si me dejas, podemos aprender juntos, pero para eso necesito que te mantengas con vida y te doy mi palabra de que yo haré exactamente lo mismo.
Leonidas Kana- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 138
Fecha de inscripción : 12/08/2016
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