AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Under The Storm ~ Privado {+18}
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Under The Storm ~ Privado {+18}
Recuerdo del primer mensaje :
No sabía en qué momento habíamos pasado de un extremo al otro, de estar preocupados por el plan loco que había ideado el vikingo, sentirme totalmente desgarrada por lo que significaba, desconsolada… a sentirme cabreada y enfadada, no sabía el momento exacto en el que había pasado pero así era como estaban las cosas, en vez de quedarnos los dos juntos y pasar esa noche tranquilos en cuanto el desasosiego pasó habíamos iniciado una lucha entre ambos. Me sentía bastante mal porque él no hubiera sido totalmente claro conmigo, por decirme una cosa y luego hacer comentarios que me hacían pensar todo lo contrario… pero sin duda alguna lo que más me dolió fue el que dudara, el que una parte de él pensara que lo estaba haciendo a posta cuando aquel tema ya lo habíamos tocado, de hecho, no era la primera vez que hablábamos sobre tener hijos pero… creía que las cosas habían quedado claras, que esperaríamos uno o dos años a que al menos hubiera salvado el norte, recuperado la reliquia, nos hubiéramos casado… pero estaba equivocada.
Y él no se iba a quedar con la palabra en la boca, me había cogido del brazo parando mi avance, le había chistado a la perra que lo había amenazado mostrando sus dientes cuando me cogió de esa forma, pero no me soltó y me dijo todo lo que tenía que decirme. Que me daba ese tiempo pero que por otra parte no quería aguantar, no cuando para él aquello era una relación formal e íbamos a casarnos, también alegó que era posible que en dos años no estuviera allí… y eso no mejoró las cosas, porque lo miré con el ceño fruncido mientras intentaba soltarme de su agarre, algo que no lograba conseguir. Siguió también sobre el momento de la pedida, que fue algo que tuve que deducir y sacar yo porque más bien él no me había dicho absolutamente nada. Cierto que no había sido como lo esperaba, ni como lo había imaginado siempre pero la verdad era que con el paso del tiempo ya ni siquiera pensaba en eso, no pensaba que pudiera suceder… pero como le dije me hubiera gustado que me dijera algo, no que me soltara en anillo.
Se comparaba con los parisinos y no entendía el por qué, quizás porque él pensaba que el vivir en parís al final acabaría con uno de ellos, pero también iba a Egipto muchas veces por el trabajo que tenía así que no entendía nada… hasta que llegó a la parte de mi padre, a lo que él creía que era mejor para mí y para mí vida… pero lo que no entendía es que era yo quien tomaba la decisión final, era yo quien había elegido pasar mi vida con él y no con ninguna otra persona y que aunque me jodía que no se llevaran tan bien como me gustaría sabía que, tarde o temprano, eso cambiaría y no era algo que me preocupara en exceso, no ahora que mi madre estaba con él. También habló sobre el burdel, era algo que yo intuía que le quemaba por dentro, desde el mismo momento en que lo había sabido era algo que lo había quemado… algo que al parecer cuando me conoció no se lo dije aunque entendía los motivos, algo que llevaba dentro y que debía de sacar porque para mí eso era ya pasado, hice lo que tuve que hacer aunque no me gustara y lo había olvidado, él no debería de pensar tampoco en el burdel, ni en lo que un día tuve que hacer.
Lo miré de forma fija cuando me dijo que creía que me arrepentiría de darle el sí quiero, yo no esperaba que dejara de hacer comentarios sobre su linaje, bueno, si eran como los que estaba haciendo sí quería que los dejara, pensaba que eso había quedado claro pero la verdad es que me hacía la responsable directa de no darle hijos, algo que no era así del todo. Él quería hijos, y los quería ya pero… ¿él me había preguntado, quizás, si yo estaba preparada? Mi vida había cambiado por completo, y ahora de nuevo cambiaba y tenía que acostumbrarme… tenía un trabajo que me gustaba, uno que me hacía ir a Egipto cada cierto tiempo, luego estaba él, que no era de esta época, sus luchas y sus guerras… todo era muy confuso, todo era caos y yo no estaba acostumbrada a vivir así, de ahí el decirle que quería esperar. Él dijo todo lo que tenía que decir, después de eso había soltado mi agarre y se había marchado dando un sonoro portazo, dejándome allí sola junto a Isis.
Mi espalda seguía contra la pared con la respiración agitada por todo lo que nos habíamos dicho, me dolía que creyera que quizás había aceptado su propuesta en un momento de arranque por algún motivo, si no hubiera querido aceptar su propuesta me hubiera negado, ¿qué no fue como esperaba? Joder, claro que no había sido como esperaba, al menos que me dijera algo porque no esperaba flores ni rosas por parte de él, era algo que no le pegaba, pero sí esperé algo diferente que simplemente dejar caer el anillo y que yo atara cabos. Cerré los ojos unos segundos y apoyé la cabeza contra la pared, Isis estaba sentada a mi lado con la casa completamente vacía… pero yo no podía quedarme de esa forma, le había dicho que descansara por como estaba y me preocupaba que cometiera alguna estupidez conforme estaba, acaricié a mi perra y salí a la calle para buscarlo y lo llamé intentando que me oyera… pero no había rastro de él, y no me respondió.
-Maldito vikingo –murmuré mirando hacia ambos lados de la calle, estaba herido, tenía una costilla rota que me preocupaba sobremanera y él se había largado de casa dejándome sola… me mordí el labio con fuerza y pensé, ¿dónde iría? La respuesta estaba clara: a la taberna. Allí estaban sus hermanos, allí estaba Niels y seguramente se iría a beber aunque no debería y a estar con los suyos. Ni siquiera lo pensé cuando supe a dónde tenía que ir, mis pies se movieron por si solos como si conociera el camino aunque recordaba donde estaba la taberna en el que los habíamos encontrado, y me dirigí hacia allí en busca de ese maldito vikingo para llevarlo de vuelta a casa, que era donde debía de estar. Si hacía falta pensaba llevarlo de las orejas a rastras, y si estaban sus hermanos los pondría de mi parte para que él volviera conmigo, aunque cuando lo vieran quizás no hiciera falta convencerlos de ello, necesitaba descansar y no debía de jugar con la costilla rota… me preocupaba que hiciera algo y por Ra que no se metiera en ningún lío esa noche.
No sabía en qué momento habíamos pasado de un extremo al otro, de estar preocupados por el plan loco que había ideado el vikingo, sentirme totalmente desgarrada por lo que significaba, desconsolada… a sentirme cabreada y enfadada, no sabía el momento exacto en el que había pasado pero así era como estaban las cosas, en vez de quedarnos los dos juntos y pasar esa noche tranquilos en cuanto el desasosiego pasó habíamos iniciado una lucha entre ambos. Me sentía bastante mal porque él no hubiera sido totalmente claro conmigo, por decirme una cosa y luego hacer comentarios que me hacían pensar todo lo contrario… pero sin duda alguna lo que más me dolió fue el que dudara, el que una parte de él pensara que lo estaba haciendo a posta cuando aquel tema ya lo habíamos tocado, de hecho, no era la primera vez que hablábamos sobre tener hijos pero… creía que las cosas habían quedado claras, que esperaríamos uno o dos años a que al menos hubiera salvado el norte, recuperado la reliquia, nos hubiéramos casado… pero estaba equivocada.
Y él no se iba a quedar con la palabra en la boca, me había cogido del brazo parando mi avance, le había chistado a la perra que lo había amenazado mostrando sus dientes cuando me cogió de esa forma, pero no me soltó y me dijo todo lo que tenía que decirme. Que me daba ese tiempo pero que por otra parte no quería aguantar, no cuando para él aquello era una relación formal e íbamos a casarnos, también alegó que era posible que en dos años no estuviera allí… y eso no mejoró las cosas, porque lo miré con el ceño fruncido mientras intentaba soltarme de su agarre, algo que no lograba conseguir. Siguió también sobre el momento de la pedida, que fue algo que tuve que deducir y sacar yo porque más bien él no me había dicho absolutamente nada. Cierto que no había sido como lo esperaba, ni como lo había imaginado siempre pero la verdad era que con el paso del tiempo ya ni siquiera pensaba en eso, no pensaba que pudiera suceder… pero como le dije me hubiera gustado que me dijera algo, no que me soltara en anillo.
Se comparaba con los parisinos y no entendía el por qué, quizás porque él pensaba que el vivir en parís al final acabaría con uno de ellos, pero también iba a Egipto muchas veces por el trabajo que tenía así que no entendía nada… hasta que llegó a la parte de mi padre, a lo que él creía que era mejor para mí y para mí vida… pero lo que no entendía es que era yo quien tomaba la decisión final, era yo quien había elegido pasar mi vida con él y no con ninguna otra persona y que aunque me jodía que no se llevaran tan bien como me gustaría sabía que, tarde o temprano, eso cambiaría y no era algo que me preocupara en exceso, no ahora que mi madre estaba con él. También habló sobre el burdel, era algo que yo intuía que le quemaba por dentro, desde el mismo momento en que lo había sabido era algo que lo había quemado… algo que al parecer cuando me conoció no se lo dije aunque entendía los motivos, algo que llevaba dentro y que debía de sacar porque para mí eso era ya pasado, hice lo que tuve que hacer aunque no me gustara y lo había olvidado, él no debería de pensar tampoco en el burdel, ni en lo que un día tuve que hacer.
Lo miré de forma fija cuando me dijo que creía que me arrepentiría de darle el sí quiero, yo no esperaba que dejara de hacer comentarios sobre su linaje, bueno, si eran como los que estaba haciendo sí quería que los dejara, pensaba que eso había quedado claro pero la verdad es que me hacía la responsable directa de no darle hijos, algo que no era así del todo. Él quería hijos, y los quería ya pero… ¿él me había preguntado, quizás, si yo estaba preparada? Mi vida había cambiado por completo, y ahora de nuevo cambiaba y tenía que acostumbrarme… tenía un trabajo que me gustaba, uno que me hacía ir a Egipto cada cierto tiempo, luego estaba él, que no era de esta época, sus luchas y sus guerras… todo era muy confuso, todo era caos y yo no estaba acostumbrada a vivir así, de ahí el decirle que quería esperar. Él dijo todo lo que tenía que decir, después de eso había soltado mi agarre y se había marchado dando un sonoro portazo, dejándome allí sola junto a Isis.
Mi espalda seguía contra la pared con la respiración agitada por todo lo que nos habíamos dicho, me dolía que creyera que quizás había aceptado su propuesta en un momento de arranque por algún motivo, si no hubiera querido aceptar su propuesta me hubiera negado, ¿qué no fue como esperaba? Joder, claro que no había sido como esperaba, al menos que me dijera algo porque no esperaba flores ni rosas por parte de él, era algo que no le pegaba, pero sí esperé algo diferente que simplemente dejar caer el anillo y que yo atara cabos. Cerré los ojos unos segundos y apoyé la cabeza contra la pared, Isis estaba sentada a mi lado con la casa completamente vacía… pero yo no podía quedarme de esa forma, le había dicho que descansara por como estaba y me preocupaba que cometiera alguna estupidez conforme estaba, acaricié a mi perra y salí a la calle para buscarlo y lo llamé intentando que me oyera… pero no había rastro de él, y no me respondió.
-Maldito vikingo –murmuré mirando hacia ambos lados de la calle, estaba herido, tenía una costilla rota que me preocupaba sobremanera y él se había largado de casa dejándome sola… me mordí el labio con fuerza y pensé, ¿dónde iría? La respuesta estaba clara: a la taberna. Allí estaban sus hermanos, allí estaba Niels y seguramente se iría a beber aunque no debería y a estar con los suyos. Ni siquiera lo pensé cuando supe a dónde tenía que ir, mis pies se movieron por si solos como si conociera el camino aunque recordaba donde estaba la taberna en el que los habíamos encontrado, y me dirigí hacia allí en busca de ese maldito vikingo para llevarlo de vuelta a casa, que era donde debía de estar. Si hacía falta pensaba llevarlo de las orejas a rastras, y si estaban sus hermanos los pondría de mi parte para que él volviera conmigo, aunque cuando lo vieran quizás no hiciera falta convencerlos de ello, necesitaba descansar y no debía de jugar con la costilla rota… me preocupaba que hiciera algo y por Ra que no se metiera en ningún lío esa noche.
Última edición por Naitiri Zahir el Vie Ago 04, 2017 12:07 pm, editado 1 vez
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Aquel lugar me encantaba y siempre sería especial para mí, era la segunda vez que estaba allí y había tenido que llevarme el vikingo para que conociera esa parte de la ciudad, una tranquila y calmada donde podíamos estar los dos tranquilamente sobre aquella manta que puse tumbados en la hierba mientras nuestros perros jugaban con la pelota y el pequeño Thor quería quitársela a Isis que se iba corriendo mientras este le perseguía. Miré al vikingo de reojo cuando dijo que les hablaba con el mismo tono que utilizaba cuando me ponía cariñosa de más con él y le di un golpe viendo cómo se reía por ello ante mis palabras y la forma en la que lo miraba para luego reírme con él y sentir que me subía sobre él aferrando mi cintura y nos buscábamos, era demasiado fácil encontrarnos cuando estábamos los dos así de esa manera, sus manos recorrían mi cintura y mis ojos detallaban su rostro para luego inclinarme y besar sus labios de manera lenta, pero siempre acabábamos encendiendo las llamas de una hoguera que nos consumían por dentro con intensidad, acabé mordiendo su labio inferior con una sonrisa antes sus palabras, así que usaba el mismo tono con él que con los perros...
-Y supongo que en parte no te gustará tanto que utilice el mismo tono para ti que para ellos, ¿no? –Pregunté con una sonrisa divertida mirándolo dejando pequeños mordiscos por la zona de su barbilla y su mandíbula cuando dijo que era una daga lo que sentía y empecé a reírme porque era lo mismo que le había dicho yo y no puede evitar negar con la cabeza ante sus palabras y la forma en la que lo había dicho, ahora ya no podía hacer ninguna gracia, mordí su labio inferior y sonreí de lado- ¿y tú cuando no quieres entrar? El día que no quieras voy a tener que preocuparme seriamente –mi mano comenzó a deslizarse por su pecho hasta que se levantó un poco para quitarle la camisa que llevaba dejándolo al descubierto, se podía ver con claridad la zona donde tenía mal la costilla y la repasé levemente con el dedo- y espero que sigas estando vivo mucho tiempo –su boca tomó esa vez posesión de la mía y pronto hizo que un jadeo escapara de mis labios ante el fervor que le había puesto en aquel beso y que me había dejado con muchas ganas de más. Sabía de sobra que verme con aquel puntillo que había pillado era algo que le gustaba bastante, no hacía falta ser demasiado inteligente para darse cuenta de eso y además él mismo ya me lo había dicho y es que de esa forma se me escapaba un poco la lengua y las cosas las decía sin pensarlo mucho, aunque con él no tenía ningún tipo de tapujos tampoco, los dos éramos bastante sinceros y por eso a veces teníamos esas pequeñas tormentas pero luego siempre volvía la calma, que era lo mejor de todo, siempre todo se pasaba y volvían las aguas a su cauce- me alegro de que te excite siempre, tú a mí también –mordí su labio inferior- me pongo divertida... ¿el tono que empleo o quizás son las cosas que digo? –Sonreí por ello inclinándome hacia delante recorriendo su pecho y su rostro con mis dedos de forma leve, sus manos estaban en mis caderas y me apresaron con fuerza cuando lo llamé de esa forma que tanto le ponía y que ya sabía, y su reacción fue bastante inmediata tras sus palabras. Sus manos movieron mi cuerpo que se restregaba contra su miembro provocándome pequeños escalofríos por todo el cuerpo todo oculto bajo mi vestido aunque en esos momentos no había nadie, solo estábamos nosotros. Me apretó con fuerza de las nalgas y sonreí de lado ante su típica y ya tan conocida exclamación que siempre ponía, mordí mi labio mirándolo diciéndome que solo podía pensar en una cosa cuando me tenía así de esa forma, mi cadera se movió de forma inconsciente pero dándole a entender que sabía lo que me estaba diciendo.
Pronto noté que su mano se colaba por el vestido y subió sus dedos por mi muslo llegando por la cara interna del mismo es un recorrido abrasador, mi mirada estaba puesta y fija en la suya y sentí sus dedos que deslizaban hacia un lado mi ropa interior que ya estaban húmedas, sabía lo que pretendía con tan solo mirarlo y sentir que apartaba mi ropa interior, quería tomarme en aquel momento y sentía el roce de sus dedos en mi sexo enviando pequeñas corrientes de placer a todo mi cuerpo mientras yo lo miraba intentando mantener el tipo, pero era bastante difícil cuando me tocaba de esa manera y cuando todo mi cuerpo respondía de esa forma contra el suyo. Y es lo que hubiera hecho de no ser porque un ruido nos alertó y al darnos cuenta vimos a cuatro personas que iban por aquel camino, quitó el dedo de mi cuerpo y puso bien mi vestido como si aquello bastara y fuera necesario, pero a mí me había enseñado el caramelo para luego arrebatármelo y guardarlo... y eso no se hacía. Me fijé en los que venían fulminándolos con la mirada aun cuando no los conocía de nada, o eso fue lo que pensé hasta que vi mejor que de los cuatro que había conocía a dos de ellos. Fruncí el ceño y dejando un beso en los labios del vikingo y un “espera aquí” me levanté no sin antes poner bien en un movimiento rápido mi ropa interior y acercarme a ellos. Iban bastante contentos aunque uno de ellos no, y no me extrañaba para nada, era uno de los conocía y en cuanto me acerqué sonrió y me saludó, le devolví el saludo con una sonrisa pero no iba a por él precisamente.
-Nai, menudo placer el verte –la mirada del segundo tipo en cuestión me recorrió por entera e hice una mueca ante ello, pero me enervó que me llamara Nai, ¿Nai? Estaba muy equivocado si ese imbécil se creía con el derecho a llamarme de esa forma.
-Señorita Zahir para ti, Hans –le respondí mirándole de forma fija con el ceño fruncido, dejando claro que su presencia no me gustaba en absoluto. Uno de los niños ricos de papá que había en la ciudad, pero más que eso destacaba por su mal carácter y sobre todo sus malas formas. Se creía el dueño del universo y desde que había ocupado el puesto de su padre recientemente se creía mucho más de lo nada que en realidad era. Era un ser despreciable aunque por otro lado Frederick, el otro hombre que me había saludado, era todo lo contrario a él y agradecía que no se le pegara las maneras de Hans. Este trabajaba en el museo y por eso lo conocía, a Hans sin embargo tenía el desagradable placer de conocerlo en fiestas de la alta clase y en otras que el museo había ido haciendo ya que él algo donaba al museo y aportaba como ayudas. Pero sobre todo mi cabreo con él era que, recientemente, me habían llegado a oídas de lo que el muy imbécil y el muy cretino había estado diciendo, algo sobre él y yo estando “juntos” y que iba alardeando de ello- me enteré recientemente de tu ascenso en la empresa, ¿cómo está tú padre? Espero que esto no perjudique ni agrave su pobre salud –sabía que estaba mal, de hecho, no quería dejar a su hijo al mando pero no podía hacer mucho más que ello, él me miró con mala cara y de fondo podía ver la sonrisa de Frederick- es una enorme lástima que haya ascendido tan pronto y, realmente, siento pena de tus trabajadores –él me miró sin saber por qué le decía todo aquello, nunca me había caído bien pero era cierto que no lo aguantaba y ahora con más motivo- sé que has hecho unas cuantas fiestas en honor a tu ascenso en la empresa, y también sé qué más has ido diciendo –sin pensarlo le di un bofetón con fuerza que le cruzó la cara, su mano fue a su mejilla mientras el resto coreaba un “uh” ante mi carácter- la próxima vez que me entere de que vuelves a decir, o siquiera insinuar, que hemos tenido algo... no será solo un bofetón lo que te lleves. Ni en tus mejores sueños tendía algo contigo, si alguna vez fui educada fue porque así me obligaron a serlo. Además –llevé mi mano hacia el vikingo y le hice una seña para que se acercara hasta que estuvo a mi lado aferrando mi cintura- la próxima invitación a alguna de tus fiestas inclúyelo a él, Ubbe Cannif; mí prometido –él nos miró a uno y a otro y no dijo nada al respecto, ¿qué iba a decir cuando mi vikingo lo miraba de esa forma, que me hacía sonreír?- Y ni te acerques de nuevo a Astrid, aunque ella se basta por sí sola –no dijo nada al respecto y se fue malhumorado mientras Frederick me miraba y sonreía diciéndome que ninguna le había hecho eso- ¿por qué todas van detrás de él? No sé qué le ven –él rió y yo hice lo mismo- ya que estamos, Fred te presento a mi prometido Ubbe; vikingo te presento a un compañero de trabajo del museo –Fred dijo que ya era hora de conocerlo ya que había hablado de él, trabajábamos en distintos departamentos pero nuestros despachos estaban uno enfrente del otro y alguna que otra vez habíamos tenido alguna caja que iba para el otro y que se habían equivocado.
-Por cierto, ¿cómo vas con el trabajo? –Bufé ante ello y rodé los ojos- pues me trajeron una caja por equivocación y adivina a dónde va.
-No puede ser, ¿otra? No voy a dar abasto –él se rió y negó con la cabeza alegando que era mentira y que no tenía ninguna caja, fruncí el ceño y lo miré- yo te mato, Fred, con esas cosas no juegues –él se encogió de hombros divertido y se despidió para seguir a un cabreado Hans que marchaba a paso rápido, yo por mi parte cogí la mano del vikingo y volvimos a tumbarnos de nuevo uno frente al otro, mi mano subió por su pecho hasta llegar a su nuca y sonreí acercándome para besarlo de forma intensa y necesitada, seguramente habría pensado algo sobre Hans pero no quería que reparara en ese detalle, lo había hecho porque se lo merecía, me apetecía darle ese bofetón además que se lo había ganado con el tiempo, pegué mi cuerpo al suyo y lo miré- jeg elsker deg, min generelle –murmuré contra sus labios dejando mi rostro contra su cuello aferrada a su cuerpo sabiendo que era mi destino, y que el final de todos mis caminos conducían a él.
-Y supongo que en parte no te gustará tanto que utilice el mismo tono para ti que para ellos, ¿no? –Pregunté con una sonrisa divertida mirándolo dejando pequeños mordiscos por la zona de su barbilla y su mandíbula cuando dijo que era una daga lo que sentía y empecé a reírme porque era lo mismo que le había dicho yo y no puede evitar negar con la cabeza ante sus palabras y la forma en la que lo había dicho, ahora ya no podía hacer ninguna gracia, mordí su labio inferior y sonreí de lado- ¿y tú cuando no quieres entrar? El día que no quieras voy a tener que preocuparme seriamente –mi mano comenzó a deslizarse por su pecho hasta que se levantó un poco para quitarle la camisa que llevaba dejándolo al descubierto, se podía ver con claridad la zona donde tenía mal la costilla y la repasé levemente con el dedo- y espero que sigas estando vivo mucho tiempo –su boca tomó esa vez posesión de la mía y pronto hizo que un jadeo escapara de mis labios ante el fervor que le había puesto en aquel beso y que me había dejado con muchas ganas de más. Sabía de sobra que verme con aquel puntillo que había pillado era algo que le gustaba bastante, no hacía falta ser demasiado inteligente para darse cuenta de eso y además él mismo ya me lo había dicho y es que de esa forma se me escapaba un poco la lengua y las cosas las decía sin pensarlo mucho, aunque con él no tenía ningún tipo de tapujos tampoco, los dos éramos bastante sinceros y por eso a veces teníamos esas pequeñas tormentas pero luego siempre volvía la calma, que era lo mejor de todo, siempre todo se pasaba y volvían las aguas a su cauce- me alegro de que te excite siempre, tú a mí también –mordí su labio inferior- me pongo divertida... ¿el tono que empleo o quizás son las cosas que digo? –Sonreí por ello inclinándome hacia delante recorriendo su pecho y su rostro con mis dedos de forma leve, sus manos estaban en mis caderas y me apresaron con fuerza cuando lo llamé de esa forma que tanto le ponía y que ya sabía, y su reacción fue bastante inmediata tras sus palabras. Sus manos movieron mi cuerpo que se restregaba contra su miembro provocándome pequeños escalofríos por todo el cuerpo todo oculto bajo mi vestido aunque en esos momentos no había nadie, solo estábamos nosotros. Me apretó con fuerza de las nalgas y sonreí de lado ante su típica y ya tan conocida exclamación que siempre ponía, mordí mi labio mirándolo diciéndome que solo podía pensar en una cosa cuando me tenía así de esa forma, mi cadera se movió de forma inconsciente pero dándole a entender que sabía lo que me estaba diciendo.
Pronto noté que su mano se colaba por el vestido y subió sus dedos por mi muslo llegando por la cara interna del mismo es un recorrido abrasador, mi mirada estaba puesta y fija en la suya y sentí sus dedos que deslizaban hacia un lado mi ropa interior que ya estaban húmedas, sabía lo que pretendía con tan solo mirarlo y sentir que apartaba mi ropa interior, quería tomarme en aquel momento y sentía el roce de sus dedos en mi sexo enviando pequeñas corrientes de placer a todo mi cuerpo mientras yo lo miraba intentando mantener el tipo, pero era bastante difícil cuando me tocaba de esa manera y cuando todo mi cuerpo respondía de esa forma contra el suyo. Y es lo que hubiera hecho de no ser porque un ruido nos alertó y al darnos cuenta vimos a cuatro personas que iban por aquel camino, quitó el dedo de mi cuerpo y puso bien mi vestido como si aquello bastara y fuera necesario, pero a mí me había enseñado el caramelo para luego arrebatármelo y guardarlo... y eso no se hacía. Me fijé en los que venían fulminándolos con la mirada aun cuando no los conocía de nada, o eso fue lo que pensé hasta que vi mejor que de los cuatro que había conocía a dos de ellos. Fruncí el ceño y dejando un beso en los labios del vikingo y un “espera aquí” me levanté no sin antes poner bien en un movimiento rápido mi ropa interior y acercarme a ellos. Iban bastante contentos aunque uno de ellos no, y no me extrañaba para nada, era uno de los conocía y en cuanto me acerqué sonrió y me saludó, le devolví el saludo con una sonrisa pero no iba a por él precisamente.
-Nai, menudo placer el verte –la mirada del segundo tipo en cuestión me recorrió por entera e hice una mueca ante ello, pero me enervó que me llamara Nai, ¿Nai? Estaba muy equivocado si ese imbécil se creía con el derecho a llamarme de esa forma.
-Señorita Zahir para ti, Hans –le respondí mirándole de forma fija con el ceño fruncido, dejando claro que su presencia no me gustaba en absoluto. Uno de los niños ricos de papá que había en la ciudad, pero más que eso destacaba por su mal carácter y sobre todo sus malas formas. Se creía el dueño del universo y desde que había ocupado el puesto de su padre recientemente se creía mucho más de lo nada que en realidad era. Era un ser despreciable aunque por otro lado Frederick, el otro hombre que me había saludado, era todo lo contrario a él y agradecía que no se le pegara las maneras de Hans. Este trabajaba en el museo y por eso lo conocía, a Hans sin embargo tenía el desagradable placer de conocerlo en fiestas de la alta clase y en otras que el museo había ido haciendo ya que él algo donaba al museo y aportaba como ayudas. Pero sobre todo mi cabreo con él era que, recientemente, me habían llegado a oídas de lo que el muy imbécil y el muy cretino había estado diciendo, algo sobre él y yo estando “juntos” y que iba alardeando de ello- me enteré recientemente de tu ascenso en la empresa, ¿cómo está tú padre? Espero que esto no perjudique ni agrave su pobre salud –sabía que estaba mal, de hecho, no quería dejar a su hijo al mando pero no podía hacer mucho más que ello, él me miró con mala cara y de fondo podía ver la sonrisa de Frederick- es una enorme lástima que haya ascendido tan pronto y, realmente, siento pena de tus trabajadores –él me miró sin saber por qué le decía todo aquello, nunca me había caído bien pero era cierto que no lo aguantaba y ahora con más motivo- sé que has hecho unas cuantas fiestas en honor a tu ascenso en la empresa, y también sé qué más has ido diciendo –sin pensarlo le di un bofetón con fuerza que le cruzó la cara, su mano fue a su mejilla mientras el resto coreaba un “uh” ante mi carácter- la próxima vez que me entere de que vuelves a decir, o siquiera insinuar, que hemos tenido algo... no será solo un bofetón lo que te lleves. Ni en tus mejores sueños tendía algo contigo, si alguna vez fui educada fue porque así me obligaron a serlo. Además –llevé mi mano hacia el vikingo y le hice una seña para que se acercara hasta que estuvo a mi lado aferrando mi cintura- la próxima invitación a alguna de tus fiestas inclúyelo a él, Ubbe Cannif; mí prometido –él nos miró a uno y a otro y no dijo nada al respecto, ¿qué iba a decir cuando mi vikingo lo miraba de esa forma, que me hacía sonreír?- Y ni te acerques de nuevo a Astrid, aunque ella se basta por sí sola –no dijo nada al respecto y se fue malhumorado mientras Frederick me miraba y sonreía diciéndome que ninguna le había hecho eso- ¿por qué todas van detrás de él? No sé qué le ven –él rió y yo hice lo mismo- ya que estamos, Fred te presento a mi prometido Ubbe; vikingo te presento a un compañero de trabajo del museo –Fred dijo que ya era hora de conocerlo ya que había hablado de él, trabajábamos en distintos departamentos pero nuestros despachos estaban uno enfrente del otro y alguna que otra vez habíamos tenido alguna caja que iba para el otro y que se habían equivocado.
-Por cierto, ¿cómo vas con el trabajo? –Bufé ante ello y rodé los ojos- pues me trajeron una caja por equivocación y adivina a dónde va.
-No puede ser, ¿otra? No voy a dar abasto –él se rió y negó con la cabeza alegando que era mentira y que no tenía ninguna caja, fruncí el ceño y lo miré- yo te mato, Fred, con esas cosas no juegues –él se encogió de hombros divertido y se despidió para seguir a un cabreado Hans que marchaba a paso rápido, yo por mi parte cogí la mano del vikingo y volvimos a tumbarnos de nuevo uno frente al otro, mi mano subió por su pecho hasta llegar a su nuca y sonreí acercándome para besarlo de forma intensa y necesitada, seguramente habría pensado algo sobre Hans pero no quería que reparara en ese detalle, lo había hecho porque se lo merecía, me apetecía darle ese bofetón además que se lo había ganado con el tiempo, pegué mi cuerpo al suyo y lo miré- jeg elsker deg, min generelle –murmuré contra sus labios dejando mi rostro contra su cuello aferrada a su cuerpo sabiendo que era mi destino, y que el final de todos mis caminos conducían a él.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Un beso en los labios y se puso en pie de forma acelerada cara a esos tipos, permanecí sentado, mentiría si dijera que mis ojos no estaban fijos en todos y cada uno de esos tipos, pero en principio no iba a levantarme como el macho que mea a su hembra, así no funcionamos los vikingos, básicamente porque nuestras mujeres de un escudazo te tumban.
Conocía el fuego de Naitiri y aun no estando curtida para la batalla cojones le sobraban, así que arrancando briznas de hierba señal de mi nerviosismo permanecí al acecho.
-Wou -dije soltando una carcajada sonora al ver la bofetada que se llevó aquel tipo, la posición sumisa del hombre me hizo saber que no se la iba a devolver, no se si porque había reparado en mi presencia o porque simplemente asumía su fallo.
Cuando la egipcia me llamó me levante acercándome al resto, mi brazo rodeó su cintura de forma posesiva mientras altivo miraba a los cuatro hombres que miraban hacia arriba.
Mi aspecto muy alejado al de los hombres parisinos resultaba intimidante, algo que yo muy bien sabia, así que no me esforcé en cambiar el gesto tenso que me traía mientras ella le decía al gilipollas que a la próxima fiesta iría conmigo.
-A la próxima y a las consecutivas -sentencié sin apartar mis ojos del tipo que se fue con el rabo entre las piernas todo ofendido.
-Al menos a escondido el rabo antes de que se lo corté -dije mirando la bastarda que reposaba en la hierba y que no había cogido porque ninguno de los cuatro tenia ni media hostia.
Sonreí cuando la egipcia me presento al otro hombre, con este parecía tener buena relación, así que estreché su mano aflojando el gesto mientras escuchaba como ambos hablaban de trabajo.
No podía evitar que mis manso se perdieran en su cintura, estarme quieto frente a esa diosa era misión imposible y no podía culpar a ningún hombre por desear lo que solo a mi me pertenecía.
De refilon y de vez en cuando miraba a los perros, sobre todo al torpe cachorro que trastabillaba de vez en cuando en la dura función de quitarle la pelota a Issis.
-Vamos Thor, si a esa perra mimada le quitaría la pelota hasta un topo.
Me llevé un manotazo en el vientre echándome a reír de nuevo antes de morder el hombro a mi preciosa prometida.
-¿de ahí has sacado ese derechazo?
Nada mas se despidió arrase con su cuerpo, como si fuera un saco la alcé hundiendo mi hombro en su vientre mientras mi mano acariciaba sus nalgas dándole un pequeño azote.
-No sabes mi pequeña diosa egipcia como me a puesto de cachondo ese guantazo que le has dado -dije lanzandola un mordisco mientras ella se reía a mis espaldas pellizcándome el culo para que la bajara.
Lo hice una vez nos encontramos bajo el árbol, de nuevo caímos sobre el mantel, ella se subió sobre mi a horcajadas y sus palabras en un nórdico perfecto me hicieron jadear contra sus labios.
-My Goddess egyptiske opphisse meg for mye om ikke å ta her. (mi diosa egipcia me excitas demasiado como para no tomarte aqui mismo.)
Sobre la hierba nuestros cuerpos encajaron, nuestros labios eran una tormenta de arena, el oasis su lengua, me perdí en sus desiertos como lo hace un Drakkar cuando lo azota la tempesta.
Jadeos, gemidos y gruñidos azotaron el viento, mi acero en su forja, fricción de elementos, golpes de yunque y martillo.
En aquel lugar donde me crie la hice mia, en el mismo lugar donde mis hijos lucharian con sus espadas algun dia.
La amaba, ella era el norte que mi brújula marcaba y aun a estas alturas no entendia como podia tener tanta suerte.
-أنا أحبك -susurré en su oido con la respiracion entrecortada. Habia intentado decirlo en su idioma, un te quiero que seguramente sono extraño con mi acento nordico.
Sonrió contra mis labios, bocas entreabiertas, cuerpos perlados en sudor y nos miramos de nuevo como si los dioses hoy vaticinaran a nuestro favor.
Conocía el fuego de Naitiri y aun no estando curtida para la batalla cojones le sobraban, así que arrancando briznas de hierba señal de mi nerviosismo permanecí al acecho.
-Wou -dije soltando una carcajada sonora al ver la bofetada que se llevó aquel tipo, la posición sumisa del hombre me hizo saber que no se la iba a devolver, no se si porque había reparado en mi presencia o porque simplemente asumía su fallo.
Cuando la egipcia me llamó me levante acercándome al resto, mi brazo rodeó su cintura de forma posesiva mientras altivo miraba a los cuatro hombres que miraban hacia arriba.
Mi aspecto muy alejado al de los hombres parisinos resultaba intimidante, algo que yo muy bien sabia, así que no me esforcé en cambiar el gesto tenso que me traía mientras ella le decía al gilipollas que a la próxima fiesta iría conmigo.
-A la próxima y a las consecutivas -sentencié sin apartar mis ojos del tipo que se fue con el rabo entre las piernas todo ofendido.
-Al menos a escondido el rabo antes de que se lo corté -dije mirando la bastarda que reposaba en la hierba y que no había cogido porque ninguno de los cuatro tenia ni media hostia.
Sonreí cuando la egipcia me presento al otro hombre, con este parecía tener buena relación, así que estreché su mano aflojando el gesto mientras escuchaba como ambos hablaban de trabajo.
No podía evitar que mis manso se perdieran en su cintura, estarme quieto frente a esa diosa era misión imposible y no podía culpar a ningún hombre por desear lo que solo a mi me pertenecía.
De refilon y de vez en cuando miraba a los perros, sobre todo al torpe cachorro que trastabillaba de vez en cuando en la dura función de quitarle la pelota a Issis.
-Vamos Thor, si a esa perra mimada le quitaría la pelota hasta un topo.
Me llevé un manotazo en el vientre echándome a reír de nuevo antes de morder el hombro a mi preciosa prometida.
-¿de ahí has sacado ese derechazo?
Nada mas se despidió arrase con su cuerpo, como si fuera un saco la alcé hundiendo mi hombro en su vientre mientras mi mano acariciaba sus nalgas dándole un pequeño azote.
-No sabes mi pequeña diosa egipcia como me a puesto de cachondo ese guantazo que le has dado -dije lanzandola un mordisco mientras ella se reía a mis espaldas pellizcándome el culo para que la bajara.
Lo hice una vez nos encontramos bajo el árbol, de nuevo caímos sobre el mantel, ella se subió sobre mi a horcajadas y sus palabras en un nórdico perfecto me hicieron jadear contra sus labios.
-My Goddess egyptiske opphisse meg for mye om ikke å ta her. (mi diosa egipcia me excitas demasiado como para no tomarte aqui mismo.)
Sobre la hierba nuestros cuerpos encajaron, nuestros labios eran una tormenta de arena, el oasis su lengua, me perdí en sus desiertos como lo hace un Drakkar cuando lo azota la tempesta.
Jadeos, gemidos y gruñidos azotaron el viento, mi acero en su forja, fricción de elementos, golpes de yunque y martillo.
En aquel lugar donde me crie la hice mia, en el mismo lugar donde mis hijos lucharian con sus espadas algun dia.
La amaba, ella era el norte que mi brújula marcaba y aun a estas alturas no entendia como podia tener tanta suerte.
-أنا أحبك -susurré en su oido con la respiracion entrecortada. Habia intentado decirlo en su idioma, un te quiero que seguramente sono extraño con mi acento nordico.
Sonrió contra mis labios, bocas entreabiertas, cuerpos perlados en sudor y nos miramos de nuevo como si los dioses hoy vaticinaran a nuestro favor.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Hans se marchaba maldiciendo mientras su mano estaba en su mejilla donde se podía ver la marca de mi mano tras el guantazo que le había dado en el que esperaba que le quedara claro que no quería que volviera a nombrarme ni mucho menos a insinuar que teníamos algo, jamás le tocaría en toda mi vida y si había sido educada con él era porque aparte de que tenía educación me había obligado, porque era bueno para el museo y yo como trabajadora del mismo no podía comportarme mal, pero eso era una cosa y otra era dejar que siguiera diciendo lo que decía sobre los dos, sobre algo que nunca había ocurrido y que no ocurriría ni en sus sueños más húmedos porque si lo tocaba sería para volver a darle otro guantazo, aunque algo me decía que el vikingo se lo daría de mi parte y entonces seguramente se le acabaran las tonterías y aquel estúpido juego que se traía entre manos. Yo no solía ser tan brusca en mis formas de ser, tenía mucho carácter y a veces estallaba con facilidad, pero en mí no estaba el pegar ni el hacer daño pero se lo había ganado, sin duda alguna. La presencia luego del vikingo a mí lado fue lo que terminó por confirmarle que más le valía no seguir comentando nada, el aspecto del vikingo era bastante fiero y con solo verlo se sabía que si le daba él el guantazo le dolería por días en vez de unos minutos como le pasaría con el que yo le había dado. Por suerte Fred no había adquirido las formas y las maneras de Hans y seguía fiel a como él era, más amable educado y buena persona de lo que el otro jamás sería ni en miles de vidas.
Escuché mientras terminaba de hablar con Fred las palabras del vikingo sobre su perro que intentaba en vano quitarle la pelota a la mía y le di un manotazo en su vientre por sus palabras, algo que le resultó de lo más divertido y que dejó un mordisco en mi hombro sin importarle que Fred estuviera delante, aunque tampoco hacía nada que no pudiera hacer delante de él. Sus manos recorrían mi cintura mientras los dos terminábamos de hablar sobre el trabajo gastándome aquella broma sobre las cajas, que casi me hace querer matarlo, despidiéndose para encontrarse con un herido en su orgullo Hans que no me daba pena ninguna. Reí entre dientes por la pregunta del vikingo y me iba a girar para mirarlo y responderle cuando me alzó de nuevo poniéndome sobre su hombro como si fuera un saco de patatas, mientras yo por mi parte le daba azotes en su trasero intentando que me bajara, él dejaba mordiscos en mi cuerpo y me daba un azote en mis nalgas que me hizo reír para devolvérselo yo con más fuerza pero del que ni se inmutó y siguió andando sin bajarme, ya era como una costumbre y el día en que me cogiera en brazos iba a resultarme realmente extraño y no me lo iba a creer del todo. Me dejó sobre el mantel que había puesto para poder tumbarnos con tranquilidad y le miré con una sonrisa en mis labios.
-Me lo enseñó tú hermana, por si algún día tenía que darte un golpe por alguna estupidez –sonreí para acercarme y morder su labio inferior riéndome mientras lo decía y él me miraba de esa forma- ¿qué? Tú hermana se empeñó así que ¿cómo iba a negarme? Además creo que tú también has probado alguno de mis guantazos antes de que conociera a tú hermana, solo que ella me dijo como debía de mover mejor el brazo –reí divertida- creo que a Synnove le divierte el hecho de que pueda darte algún golpe y que haga algo de daño, además por lo que he visto es algo bastante común entre los tres, siempre os estáis dando golpes y ella pensó que yo también debía de hacerlo –me encogí de hombros divertida subiéndome sobre él apartando mi pelo a un lado para inclinarme y besar sus labios. Sonreí contra sus labios cuando jadeó contra estos cuando le dije esas palabras, le gustaba que le dijera “mi general” pero sobre todo también que le hablara en su idioma aunque no tuviera ese tono ronco y grave que ellos poseían sino que, más bien, mi tono era algo más fluido que el suyo pero eso tampoco parecía importarle- ¿de verdad te ha puesto tanto verme golpearle? –Me reí sin poder evitarlo negando con la cabeza haciendo que, con ese gesto, también nuestras narices se rozaran con cariño- vikingo tenías que ser –mis manos recorrieron su pecho que estaba al descubierto hasta llegar a sus hombros dejándolas ahí, mis ojos se clavaron en los suyos emitiendo un jadeo al oírlo hablar en su idioma con esa voz ronca y sexy que ponía y que tanto me gustaba y me encendía, sonreí de lado porque aquel hombre era imposible que pudiera estarse quieto sabiendo de sobra que al final lo que había empezado anteriormente y ellos habían interrumpido lo continuaríamos en ese momento- cómo me pone que me hables así –murmuré contra sus labios antes de que nos enredáramos en un beso que calentó nuestros cuerpos, me moví contra él inclinada todavía y sentí sus manos que ascendían de forma lenta por mis piernas y que además subían mi vestido, mis manos se ocuparon de bajar por sus costados hasta llegar a su pantalón y comenzar a desabrocharlo.
Entre besos, caricias, gruñidos, jadeos y gemidos nos desnudamos dejando la ropa a un lado, el calor de nuestros cuerpos se incrementaba con cada movimiento, con cada roce que nos dábamos y con las ganas que teníamos de encontrarnos de nuevo, de sentirnos plenamente. Subida sobre fui yo la que con mi mano en su miembro me deslicé notando como se adentraba en mi interior hasta sentirlo dentro por completo, me moví y pronto los jadeos comenzaron a incrementarse conforme yo me movía más y más rápido. Nos besábamos, nos mordíamos incapaces de contener aquello que sentíamos y que nos devoraba por dentro, incendiándonos haciendo que nos fuéramos consumiendo poco a poco entre olas de placer. Giró quedando sobre mi cuerpo y comenzó a moverse más rápido, más hondo, más placentero enredando mis dedos en su pelo, recorriendo su espalda con mis uñas, encarcelando su cintura con mis piernas y arqueando mi cuerpo hacia él. Me movía para buscarlo en cada embestida y nuestros labios se encontraban, mordiéndonos, jadeando, gimiendo sin control presa de lo que sentíamos. Al final acabamos por alcanzar el orgasmo los dos juntos notando que después nuestros cuerpos cedían, el sudor perlaba nuestros cuerpos y el placer se extendía lentamente. Me quedé tumbada sobre el mantel y él cayó a mi lado, me giré para mirarlo con la respiración errática y apartó unos mechones de mi pelo quedando también de lado de cara a mí, lo miré a los ojos y sonreí apoyando mi rostro en su cuello para escuchar esas palabras, susurradas en mi oreja que me provocaron un escalofrío, y que sonaron un poco extrañas con ese acento suyo. Me aparté para mirarlo y sonreí dejando mis labios sobre los suyos.
-¿Quién te ha enseñado a decir eso? –Pregunté sin borrar la sonrisa dejando pequeños besos en sus labios, mis dedos recorrían la piel de su espalda esperando su respuesta porque desde luego que yo no había sido. Me gustaba que lo intentara y, aparte, me había resultado gracioso la mezcla extraña de su acento y la forma en que había hablado en mi idioma- no te ofendas, pero me pone mucho más cuando lo dices en tu idioma, pero me ha gustado que lo dijeras en el mío. Gracias –dije antes de llevar mi mano a su rostro y besarle de forma más continuada, sin prisas, de forma lenta ahora que nuestros cuerpos se habían saciado. El calor era abrumador en esos momentos y ahí sí que veía bien un baño- ¿no decías que querías darte un baño? Yo creo que este es el mejor momento, vamos –me levanté cuando me recuperé y tiré de su mano para ir hasta el agua donde venía bastante bien después del calor que habíamos pasado, sus brazos rodeaban mi cintura y mi espalda estaba pegado a su pecho reposando mi cabeza en su hombro sintiendo sus labios recorrer este y mi cuello. Mis ojos miraron hacia el frente cuando oí un ruido cerca y me di cuenta de que Isis se había lanzado al agua y nadaba por alrededor nuestro, pero que el cachorro miraba el agua como si no se atreviera del todo queriendo seguir a mi perra- pobrecito –dije separándome del vikingo quien, como de costumbre, me miró con mala cara y me acerqué para animar al cachorro a que saltara mientras mi perra nadaba feliz por los alrededores- venga, vamos Thor –se iba a quedar con ese nombre porque además el vikingo también lo había llamado ya así, miraba el agua pero no se fiaba del todo así que lo cogí y de forma lenta lo sujeté con su cuerpo a mitad en el agua y comenzó a mover sus patas para nadar- ¿ves? No es tan difícil –lo solté y cuando vi que podía solo me alejé para volver con el vikingo quien tenía el ceño fruncido- ¿qué? Así fue como hice yo con Isis al principio, solo hay que darles un empujoncito de vez en cuando –rodeé su cuello con mis brazos y busqué sus labios para besarlo y luego girarme de nuevo observando como Thor iba tras mi perra pero no lograba alcanzarlo, aunque siempre estaba pendiente de que este estuviera bien, al fin y al cabo era un cachorro y los perros eso lo tenían en cuenta- tu perro va detrás de la mía y esta pasa, seguro que cuando Thor sea más mayor tumbará a Isis sin problemas, se le ve mucho parecido a ti, sobre todo en el carácter –ladeé mi rostro para dejar un beso en su cuello mirando a los perros jugar en el agua persiguiéndose uno al otro- creo que has hecho muy bien escogiéndolo, Thor será un buen compañero de cacerías cuando lo hagas a ti y mi perra lo agradecerá –reí entre dientes acariciando sus brazos que rodeaban mi cintura apoyándome contra su pecho, completamente relajada entre sus brazos.
Escuché mientras terminaba de hablar con Fred las palabras del vikingo sobre su perro que intentaba en vano quitarle la pelota a la mía y le di un manotazo en su vientre por sus palabras, algo que le resultó de lo más divertido y que dejó un mordisco en mi hombro sin importarle que Fred estuviera delante, aunque tampoco hacía nada que no pudiera hacer delante de él. Sus manos recorrían mi cintura mientras los dos terminábamos de hablar sobre el trabajo gastándome aquella broma sobre las cajas, que casi me hace querer matarlo, despidiéndose para encontrarse con un herido en su orgullo Hans que no me daba pena ninguna. Reí entre dientes por la pregunta del vikingo y me iba a girar para mirarlo y responderle cuando me alzó de nuevo poniéndome sobre su hombro como si fuera un saco de patatas, mientras yo por mi parte le daba azotes en su trasero intentando que me bajara, él dejaba mordiscos en mi cuerpo y me daba un azote en mis nalgas que me hizo reír para devolvérselo yo con más fuerza pero del que ni se inmutó y siguió andando sin bajarme, ya era como una costumbre y el día en que me cogiera en brazos iba a resultarme realmente extraño y no me lo iba a creer del todo. Me dejó sobre el mantel que había puesto para poder tumbarnos con tranquilidad y le miré con una sonrisa en mis labios.
-Me lo enseñó tú hermana, por si algún día tenía que darte un golpe por alguna estupidez –sonreí para acercarme y morder su labio inferior riéndome mientras lo decía y él me miraba de esa forma- ¿qué? Tú hermana se empeñó así que ¿cómo iba a negarme? Además creo que tú también has probado alguno de mis guantazos antes de que conociera a tú hermana, solo que ella me dijo como debía de mover mejor el brazo –reí divertida- creo que a Synnove le divierte el hecho de que pueda darte algún golpe y que haga algo de daño, además por lo que he visto es algo bastante común entre los tres, siempre os estáis dando golpes y ella pensó que yo también debía de hacerlo –me encogí de hombros divertida subiéndome sobre él apartando mi pelo a un lado para inclinarme y besar sus labios. Sonreí contra sus labios cuando jadeó contra estos cuando le dije esas palabras, le gustaba que le dijera “mi general” pero sobre todo también que le hablara en su idioma aunque no tuviera ese tono ronco y grave que ellos poseían sino que, más bien, mi tono era algo más fluido que el suyo pero eso tampoco parecía importarle- ¿de verdad te ha puesto tanto verme golpearle? –Me reí sin poder evitarlo negando con la cabeza haciendo que, con ese gesto, también nuestras narices se rozaran con cariño- vikingo tenías que ser –mis manos recorrieron su pecho que estaba al descubierto hasta llegar a sus hombros dejándolas ahí, mis ojos se clavaron en los suyos emitiendo un jadeo al oírlo hablar en su idioma con esa voz ronca y sexy que ponía y que tanto me gustaba y me encendía, sonreí de lado porque aquel hombre era imposible que pudiera estarse quieto sabiendo de sobra que al final lo que había empezado anteriormente y ellos habían interrumpido lo continuaríamos en ese momento- cómo me pone que me hables así –murmuré contra sus labios antes de que nos enredáramos en un beso que calentó nuestros cuerpos, me moví contra él inclinada todavía y sentí sus manos que ascendían de forma lenta por mis piernas y que además subían mi vestido, mis manos se ocuparon de bajar por sus costados hasta llegar a su pantalón y comenzar a desabrocharlo.
Entre besos, caricias, gruñidos, jadeos y gemidos nos desnudamos dejando la ropa a un lado, el calor de nuestros cuerpos se incrementaba con cada movimiento, con cada roce que nos dábamos y con las ganas que teníamos de encontrarnos de nuevo, de sentirnos plenamente. Subida sobre fui yo la que con mi mano en su miembro me deslicé notando como se adentraba en mi interior hasta sentirlo dentro por completo, me moví y pronto los jadeos comenzaron a incrementarse conforme yo me movía más y más rápido. Nos besábamos, nos mordíamos incapaces de contener aquello que sentíamos y que nos devoraba por dentro, incendiándonos haciendo que nos fuéramos consumiendo poco a poco entre olas de placer. Giró quedando sobre mi cuerpo y comenzó a moverse más rápido, más hondo, más placentero enredando mis dedos en su pelo, recorriendo su espalda con mis uñas, encarcelando su cintura con mis piernas y arqueando mi cuerpo hacia él. Me movía para buscarlo en cada embestida y nuestros labios se encontraban, mordiéndonos, jadeando, gimiendo sin control presa de lo que sentíamos. Al final acabamos por alcanzar el orgasmo los dos juntos notando que después nuestros cuerpos cedían, el sudor perlaba nuestros cuerpos y el placer se extendía lentamente. Me quedé tumbada sobre el mantel y él cayó a mi lado, me giré para mirarlo con la respiración errática y apartó unos mechones de mi pelo quedando también de lado de cara a mí, lo miré a los ojos y sonreí apoyando mi rostro en su cuello para escuchar esas palabras, susurradas en mi oreja que me provocaron un escalofrío, y que sonaron un poco extrañas con ese acento suyo. Me aparté para mirarlo y sonreí dejando mis labios sobre los suyos.
-¿Quién te ha enseñado a decir eso? –Pregunté sin borrar la sonrisa dejando pequeños besos en sus labios, mis dedos recorrían la piel de su espalda esperando su respuesta porque desde luego que yo no había sido. Me gustaba que lo intentara y, aparte, me había resultado gracioso la mezcla extraña de su acento y la forma en que había hablado en mi idioma- no te ofendas, pero me pone mucho más cuando lo dices en tu idioma, pero me ha gustado que lo dijeras en el mío. Gracias –dije antes de llevar mi mano a su rostro y besarle de forma más continuada, sin prisas, de forma lenta ahora que nuestros cuerpos se habían saciado. El calor era abrumador en esos momentos y ahí sí que veía bien un baño- ¿no decías que querías darte un baño? Yo creo que este es el mejor momento, vamos –me levanté cuando me recuperé y tiré de su mano para ir hasta el agua donde venía bastante bien después del calor que habíamos pasado, sus brazos rodeaban mi cintura y mi espalda estaba pegado a su pecho reposando mi cabeza en su hombro sintiendo sus labios recorrer este y mi cuello. Mis ojos miraron hacia el frente cuando oí un ruido cerca y me di cuenta de que Isis se había lanzado al agua y nadaba por alrededor nuestro, pero que el cachorro miraba el agua como si no se atreviera del todo queriendo seguir a mi perra- pobrecito –dije separándome del vikingo quien, como de costumbre, me miró con mala cara y me acerqué para animar al cachorro a que saltara mientras mi perra nadaba feliz por los alrededores- venga, vamos Thor –se iba a quedar con ese nombre porque además el vikingo también lo había llamado ya así, miraba el agua pero no se fiaba del todo así que lo cogí y de forma lenta lo sujeté con su cuerpo a mitad en el agua y comenzó a mover sus patas para nadar- ¿ves? No es tan difícil –lo solté y cuando vi que podía solo me alejé para volver con el vikingo quien tenía el ceño fruncido- ¿qué? Así fue como hice yo con Isis al principio, solo hay que darles un empujoncito de vez en cuando –rodeé su cuello con mis brazos y busqué sus labios para besarlo y luego girarme de nuevo observando como Thor iba tras mi perra pero no lograba alcanzarlo, aunque siempre estaba pendiente de que este estuviera bien, al fin y al cabo era un cachorro y los perros eso lo tenían en cuenta- tu perro va detrás de la mía y esta pasa, seguro que cuando Thor sea más mayor tumbará a Isis sin problemas, se le ve mucho parecido a ti, sobre todo en el carácter –ladeé mi rostro para dejar un beso en su cuello mirando a los perros jugar en el agua persiguiéndose uno al otro- creo que has hecho muy bien escogiéndolo, Thor será un buen compañero de cacerías cuando lo hagas a ti y mi perra lo agradecerá –reí entre dientes acariciando sus brazos que rodeaban mi cintura apoyándome contra su pecho, completamente relajada entre sus brazos.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Me eché a reír cuando me preguntó quien me había enseñado a decir eso, ciertamente si había sido ella, pero en otro tiempo, en mi realidad, solo que yo era un cafre para aprender idiomas, conocía bien el francés porque mi madre era de París y desde niños nos hablo en su idioma para que lo aprendiéramos, ademas de que pasé largas temporadas en esta ciudad, pero pocos mas idiomas conocía a decir verdad.
-Tu, pero no en este tiempo ¿ha sonado bien? -pregunté deslizando mi mano por su piel desnuda atrayendola de las nalgas mientras ambos nos reíamos al chocar nuestros labios.
-le pone mas que le hable en mi idioma -bromeé acariciando con mi nariz la suya, lamiendo sus labios -en ese caso voy a guardarme ese has en la manga para cada vez que quiera follarte.
Me llevé otro manotazo en el pecho por la rudeza de msi palabras, ella se reía sin parar mientras yo enarcaba una ceja divertido.
-Tendré que hablar con mi hermana, eso de que te este enseñando a pegarme no se si me conviene -la miré pensativo sin borrar la sonrisa -claro que verte pegar a otros me excita demasiado.
Volvimos a besarnos, despacio, saboreando al otro, un beso largo, que me arrancó mas de un jadeo mientras nuestras lenguas se batían en duelo y mi mano la atraía de su nuca completamente necesitado de ella.
Nunca pensé ni por un instante que yo, podría sentir algo así por nadie, la realidad es que a su lado era feliz, me gustaba cada instante, los truenos, los malos y los regulares, ella se había convertido en mi mundo y supe entonces que mi decisión era la correcta, ya fuera en este u otro tiempo ella era la mujer que me acompañaría de por vida.
Se separó relamiéndose, sonreí contemplando sus desiertos, estaba preciosa, como siempre.
Hacia calor así que la idea del baño me pareció buena aunque me hice un poco el remolón tirado sobre el mantel porque mis manso seguían surcando su piel pero finalmente se levanto y tiró de mi hasta que cedí.
Corrimos hacia le agua, de nuevo reíamos ambos, salpicándonos, la cogí varias veces como un saco lanzandola mientras ella me miraba ofuscada tratando de darme caza, algo complicado pues me zafaba con destreza hasta que me dejé cazar atrayendola por el culo para volver a enredar nuestros cuerpos en uno.
Los perros hacían de las suyas, bueno Issis nadaba incapaz de dejarnos a solas mientras Thor se pensaba si el elemento agua era precisamente su medio.
Nai reía por como el cachorro lloriqueaba metiendo la pata y me abandonó para irse a ayudar al pequeño ladrón de atenciones.
Enarqué una ceja, Nai me miraba por el rabillo del ojo riéndose entre dientes, creo que no había nadie tan posesivo como yo, pues quería su atención a cada segundo del día.
La vi de nuevo hablarle al perro como lo hacia conmigo cuando se ponía afectuosa y le metía al agua despacio como si fuera un niño, que cojones, ni a mi me habían metido tan despacio en las gélidas aguas norteñas.
Nai regresó a mi lado sonriendo, según ella no era tan difícil enseñarle al perro a nadar.
-¿entonces también he de llorar para que me cojas entre tus pechotes? -pregunté echándome a reír.
La egipcia me miraba con cara de “no tienes remedio” y antes de que me atizara me hundí en el agua cazándola por sorpresa por la espalda mientras abrazaba su cintura con mis brazos y apoyaba mi barbilla en su hombro.
-Te refieres a que Thor hará con Issis lo mismo que siempre tengo ganas de hacer yo -bromeé haciendo el gesto de metersela desde atrás.
Nai se reía sin parar, estábamos pasando un buen día en aquel lugar, ciertamente los dos necesitábamos muy poco por no decir nada para divertirnos junto al otro y aunque era consciente de que no tardaríamos en tener que volver a la cruda realidad, la guerra se aproximaba...hoy queríamos simplemente esto, disfrutar del otro.
-Tengo suerte -susurré en su oído – creo que eres de las pocas que me aguanta -le dije echándome a reír de nuevo antes de morder suavemente su cuello.
-¿cuando quieres que nos casemos? ¿como?
Era algo de lo que no habíamos hablado.
-Tu, pero no en este tiempo ¿ha sonado bien? -pregunté deslizando mi mano por su piel desnuda atrayendola de las nalgas mientras ambos nos reíamos al chocar nuestros labios.
-le pone mas que le hable en mi idioma -bromeé acariciando con mi nariz la suya, lamiendo sus labios -en ese caso voy a guardarme ese has en la manga para cada vez que quiera follarte.
Me llevé otro manotazo en el pecho por la rudeza de msi palabras, ella se reía sin parar mientras yo enarcaba una ceja divertido.
-Tendré que hablar con mi hermana, eso de que te este enseñando a pegarme no se si me conviene -la miré pensativo sin borrar la sonrisa -claro que verte pegar a otros me excita demasiado.
Volvimos a besarnos, despacio, saboreando al otro, un beso largo, que me arrancó mas de un jadeo mientras nuestras lenguas se batían en duelo y mi mano la atraía de su nuca completamente necesitado de ella.
Nunca pensé ni por un instante que yo, podría sentir algo así por nadie, la realidad es que a su lado era feliz, me gustaba cada instante, los truenos, los malos y los regulares, ella se había convertido en mi mundo y supe entonces que mi decisión era la correcta, ya fuera en este u otro tiempo ella era la mujer que me acompañaría de por vida.
Se separó relamiéndose, sonreí contemplando sus desiertos, estaba preciosa, como siempre.
Hacia calor así que la idea del baño me pareció buena aunque me hice un poco el remolón tirado sobre el mantel porque mis manso seguían surcando su piel pero finalmente se levanto y tiró de mi hasta que cedí.
Corrimos hacia le agua, de nuevo reíamos ambos, salpicándonos, la cogí varias veces como un saco lanzandola mientras ella me miraba ofuscada tratando de darme caza, algo complicado pues me zafaba con destreza hasta que me dejé cazar atrayendola por el culo para volver a enredar nuestros cuerpos en uno.
Los perros hacían de las suyas, bueno Issis nadaba incapaz de dejarnos a solas mientras Thor se pensaba si el elemento agua era precisamente su medio.
Nai reía por como el cachorro lloriqueaba metiendo la pata y me abandonó para irse a ayudar al pequeño ladrón de atenciones.
Enarqué una ceja, Nai me miraba por el rabillo del ojo riéndose entre dientes, creo que no había nadie tan posesivo como yo, pues quería su atención a cada segundo del día.
La vi de nuevo hablarle al perro como lo hacia conmigo cuando se ponía afectuosa y le metía al agua despacio como si fuera un niño, que cojones, ni a mi me habían metido tan despacio en las gélidas aguas norteñas.
Nai regresó a mi lado sonriendo, según ella no era tan difícil enseñarle al perro a nadar.
-¿entonces también he de llorar para que me cojas entre tus pechotes? -pregunté echándome a reír.
La egipcia me miraba con cara de “no tienes remedio” y antes de que me atizara me hundí en el agua cazándola por sorpresa por la espalda mientras abrazaba su cintura con mis brazos y apoyaba mi barbilla en su hombro.
-Te refieres a que Thor hará con Issis lo mismo que siempre tengo ganas de hacer yo -bromeé haciendo el gesto de metersela desde atrás.
Nai se reía sin parar, estábamos pasando un buen día en aquel lugar, ciertamente los dos necesitábamos muy poco por no decir nada para divertirnos junto al otro y aunque era consciente de que no tardaríamos en tener que volver a la cruda realidad, la guerra se aproximaba...hoy queríamos simplemente esto, disfrutar del otro.
-Tengo suerte -susurré en su oído – creo que eres de las pocas que me aguanta -le dije echándome a reír de nuevo antes de morder suavemente su cuello.
-¿cuando quieres que nos casemos? ¿como?
Era algo de lo que no habíamos hablado.
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Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Aún me costaba un poco hacerme a la idea de que en ese otro lado del que él venía, en una época más posterior a la mía yo también estaba con él o al menos así lo había entendido cuando me lo había explicado en su debido momento, ese debate ya lo habíamos tenido y no iba a volver a sacarlo de nuevo, pero a veces me costaba pensar que él ya me conocía y que había cosas que le había enseñado y que además no había sido yo quien le había enseñado dichas cosas, como por ejemplo el hecho de que supiera decir en mi idioma “te quiero”, algo que yo jamás le enseñé, o a leer algunos de los jeroglíficos y que él se sabía, los básicos y más sencillos, pero eso era algo que yo no le había enseñado y que a veces me hacía pensar en lo que él había tenido “conmigo” en su tiempo, en su época. Le creía cuando me decía que era en este tiempo en el que había sentido y se había enamorado más de mí, porque de lo contrario no tendría motivo para quedarse, o para querer casarse... seguía siendo algo extraño para mí que no podía evitar pensarlo pero en ese tema estaba tranquila, lo creía y además sus muestras en el día a día me confirmaban lo que yo pensaba. Me quería. A mí. No tenía que pensar nada más con respecto a eso, aunque sí que era cierto que me hubiera gustado enseñárselo yo, me lo imaginaba y me venía a la mente a un Ubbe desesperado porque no se aclara a distinguir bien las figuras en los jeroglíficos, o no pronunciando mi idioma que distaba mucho del que él tenía con acentos diferentes.
No era mentira que me gustaba más que lo dijera en su idioma, con esa voz ronca y sexy que tanto me ponía y que además el vikingo ya iba a utilizar en futuras ocasiones porque me lo veía venir, eso era algo que se había apuntado él en su mente como una debilidad mía, lo tenía muy claro. Me reí mientras sus manos me acariciaban y me acercaban a su cuerpo alegando que no le gustaba demasiado que su hermana me enseñara, pero yo si le encontraba cierta diversión y además me venía bastante bien, ellos se pegaban constantemente cuando estaban juntos y eran como muestras de cariño, Synnove sabía del carácter de su hermano y simplemente quería que le diera de vez en cuando algo de su propia medicina, o que le diera cuando ella no estaba para hacerlo. La verdad es que me había reído cuando me lo dijo y no me negué en absoluto, me gustó que se tomara ese detalle conmigo. Mordí su labio inferior y luego me separé para darle otro manotazo por las formas tan rudas que se gastaba y que, como ya sabía, utilizaría esa carta para hacer que cediera.
-¿Podrías cambiar el “follarte” por “hacerte el amor”? Te lo agradecería bastante –reí contra sus labios tirando de su inferior- lo primero suena frío e impersonal, y aunque tú lo pienses en tu cabeza a mí dime mejor lo otro... o te seguiré dando manotazos hasta que cambies la costumbre –me reí divertida por mis palabras y luego nos metimos para darnos un baño, me costó un poco hacer que se levantara porque se estaba comportando como un niño pequeño que no quería moverse del sitio pero al final acabó cediendo y nos bañamos mientras nos acariciábamos y nos besábamos, jugábamos en el agua como si fuéramos dos niños pequeños persiguiéndonos constantemente mientras nos reíamos y nos perros nos miraban desde fuera del agua, me cogía como si fuera un saco de patatas y yo le daba azotes en el trasero para que me soltara, cuando lo hacía dejándome caer en el agua intentaba perseguirlo pero se zafaba normalmente hasta que conseguía pillarlo y me atraía hacia su cuerpo para besarnos de nuevo, dejando mordiscos en los labios del otro, acariciándonos incapaces de estar quietos. Mi perra nos acompañó nadando campante pero el cachorro no se atrevía, así que lo cogí para meterlo en el agua y lo solté cuando vi que se desenvolvía bastante bien bajo la mirada del vikingo que tenía una ceja alzada y yo me reí volviendo de nuevo a su lado. Negué con la cabeza divertida por sus palabras, ese hombre no tenía remedio alguno y rodeé su cuello con mis brazos para mirarlo con una sonrisa- a ti no te hace falta llorar, solo tienes que decírmelo –sonreí de lado dejando un beso en sus labios para luego intentar hundirle pero me salió mal la jugada porque se escabulló y se hundió saliendo tras mi espalda rodeándome la cintura con sus brazos, apoyando su barbilla en mi hombro y yo dejé la cabeza en el suyo. Me reí de nuevo por sus palabras y por el movimiento que hacía dejando en claro a lo que se refería- me refería a que cuando sea mayor podrá con Isis y será ella quien tenga que ir detrás de Thor para quitarle las cosas... Por Ra, Ubbe –dije ladeando mi rostro para dejar un mordisco en su oreja todavía riéndome- pero sí, quizás también tenga ganas cuando entre en celo, quién no te dice que de ahí salga una camada... serían preciosos dado que tanto Isis como Thor lo son, y eso que el tuyo solo es un cachorro pero es una monada –sabía que él no veía las cosas de esa manera y era yo más bien quien decía que su perro era una monada, pero lo era con la carita que tenía, me recordaba mucho a cuando cogí a Isis así que seguramente sería como ella cuando creciera, algo más grande pero sí muy parecida. Mis dedos recorrieron sus brazos y ladeé mi cuello para que pudiera dejar besos y mordiscos por el lugar mientras yo cerraba los ojos y disfrutaba de ello, su pregunta hizo que abriera los ojos, la verdad es que tras todo lo que había pasado no nos habíamos parado a pensar en la boda. Era un tema que no habíamos tocado y del que deberíamos ciertamente de hablar, porque había muchas cosas que matizar y que teníamos que ver, el mayor problema es que nuestras familias estaban en dos tiempos diferentes y no sabía muy bien qué hacer con eso. Al igual que mis padres suponía que los suyos también querrían ver como su hijo se casaba, así que ahí radicaba el problema de todo. Me giré para quedar de cara a él y rodeé su cuello con mis brazos, también sabía que había una batalla importante por delante y eso en parte me daba miedo, pero tampoco quería distraerle de lo que se avecinaba próximamente- pues la verdad es que no lo sé muy bien del todo, supongo que tus padres querrán ver como su hijo se casa ¿no? Es decir, tenéis tradiciones diferentes a las nuestras y no quiero que una se imponga sobre la otra, así que he estado pensando en cómo hacerlo. Quizás lo mejor es que hagamos dos bodas dado que juntar a ambos está un poco complicado, una aquí con mis padres y otra en el norte con los tuyos... algún día tendré que conocer a tú familia ¿no? –Mis labios acariciaron los suyos de forma lenta dejando mi aliento sobre ellos- o... podemos hacer una boda en el norte, con algún toque de mi cultura, llevando allí a mis padres –lo miré a los ojos dejando un mordisco en su labio inferior- desde que era pequeña mi padre siempre dijo que me haría el vestido cuando me casara, no puedo privarle de esa ilusión. No sé, ¿qué quieres hacer tú? Sé que a ti con que esté yo es más que suficiente –sonreí contra sus labios- bueno, y tus dioses –añadí rozando mi nariz con la suya- y no quiero que sea algo por todo lo alto pero si quiero que estén nuestra familia... las personas que nos importan –me encogí de hombros- solo me voy a casar una vez en la vida, general –dije contra sus labios cerrando los ojos, era algo que había pensado pero que no había llegado a una conclusión realmente porque quería saber qué opinaba y pensaba él- cuándo... no lo sé, soy consciente de que en muy poco tiempo vas a tener que ir al norte a recuperar la reliquia, quiero que te cures bien y que te centres para esa batalla. Si quieres puedo ir contigo al norte y quedarme con tus padres e ir preparando todo para casarnos.
No era mentira que me gustaba más que lo dijera en su idioma, con esa voz ronca y sexy que tanto me ponía y que además el vikingo ya iba a utilizar en futuras ocasiones porque me lo veía venir, eso era algo que se había apuntado él en su mente como una debilidad mía, lo tenía muy claro. Me reí mientras sus manos me acariciaban y me acercaban a su cuerpo alegando que no le gustaba demasiado que su hermana me enseñara, pero yo si le encontraba cierta diversión y además me venía bastante bien, ellos se pegaban constantemente cuando estaban juntos y eran como muestras de cariño, Synnove sabía del carácter de su hermano y simplemente quería que le diera de vez en cuando algo de su propia medicina, o que le diera cuando ella no estaba para hacerlo. La verdad es que me había reído cuando me lo dijo y no me negué en absoluto, me gustó que se tomara ese detalle conmigo. Mordí su labio inferior y luego me separé para darle otro manotazo por las formas tan rudas que se gastaba y que, como ya sabía, utilizaría esa carta para hacer que cediera.
-¿Podrías cambiar el “follarte” por “hacerte el amor”? Te lo agradecería bastante –reí contra sus labios tirando de su inferior- lo primero suena frío e impersonal, y aunque tú lo pienses en tu cabeza a mí dime mejor lo otro... o te seguiré dando manotazos hasta que cambies la costumbre –me reí divertida por mis palabras y luego nos metimos para darnos un baño, me costó un poco hacer que se levantara porque se estaba comportando como un niño pequeño que no quería moverse del sitio pero al final acabó cediendo y nos bañamos mientras nos acariciábamos y nos besábamos, jugábamos en el agua como si fuéramos dos niños pequeños persiguiéndonos constantemente mientras nos reíamos y nos perros nos miraban desde fuera del agua, me cogía como si fuera un saco de patatas y yo le daba azotes en el trasero para que me soltara, cuando lo hacía dejándome caer en el agua intentaba perseguirlo pero se zafaba normalmente hasta que conseguía pillarlo y me atraía hacia su cuerpo para besarnos de nuevo, dejando mordiscos en los labios del otro, acariciándonos incapaces de estar quietos. Mi perra nos acompañó nadando campante pero el cachorro no se atrevía, así que lo cogí para meterlo en el agua y lo solté cuando vi que se desenvolvía bastante bien bajo la mirada del vikingo que tenía una ceja alzada y yo me reí volviendo de nuevo a su lado. Negué con la cabeza divertida por sus palabras, ese hombre no tenía remedio alguno y rodeé su cuello con mis brazos para mirarlo con una sonrisa- a ti no te hace falta llorar, solo tienes que decírmelo –sonreí de lado dejando un beso en sus labios para luego intentar hundirle pero me salió mal la jugada porque se escabulló y se hundió saliendo tras mi espalda rodeándome la cintura con sus brazos, apoyando su barbilla en mi hombro y yo dejé la cabeza en el suyo. Me reí de nuevo por sus palabras y por el movimiento que hacía dejando en claro a lo que se refería- me refería a que cuando sea mayor podrá con Isis y será ella quien tenga que ir detrás de Thor para quitarle las cosas... Por Ra, Ubbe –dije ladeando mi rostro para dejar un mordisco en su oreja todavía riéndome- pero sí, quizás también tenga ganas cuando entre en celo, quién no te dice que de ahí salga una camada... serían preciosos dado que tanto Isis como Thor lo son, y eso que el tuyo solo es un cachorro pero es una monada –sabía que él no veía las cosas de esa manera y era yo más bien quien decía que su perro era una monada, pero lo era con la carita que tenía, me recordaba mucho a cuando cogí a Isis así que seguramente sería como ella cuando creciera, algo más grande pero sí muy parecida. Mis dedos recorrieron sus brazos y ladeé mi cuello para que pudiera dejar besos y mordiscos por el lugar mientras yo cerraba los ojos y disfrutaba de ello, su pregunta hizo que abriera los ojos, la verdad es que tras todo lo que había pasado no nos habíamos parado a pensar en la boda. Era un tema que no habíamos tocado y del que deberíamos ciertamente de hablar, porque había muchas cosas que matizar y que teníamos que ver, el mayor problema es que nuestras familias estaban en dos tiempos diferentes y no sabía muy bien qué hacer con eso. Al igual que mis padres suponía que los suyos también querrían ver como su hijo se casaba, así que ahí radicaba el problema de todo. Me giré para quedar de cara a él y rodeé su cuello con mis brazos, también sabía que había una batalla importante por delante y eso en parte me daba miedo, pero tampoco quería distraerle de lo que se avecinaba próximamente- pues la verdad es que no lo sé muy bien del todo, supongo que tus padres querrán ver como su hijo se casa ¿no? Es decir, tenéis tradiciones diferentes a las nuestras y no quiero que una se imponga sobre la otra, así que he estado pensando en cómo hacerlo. Quizás lo mejor es que hagamos dos bodas dado que juntar a ambos está un poco complicado, una aquí con mis padres y otra en el norte con los tuyos... algún día tendré que conocer a tú familia ¿no? –Mis labios acariciaron los suyos de forma lenta dejando mi aliento sobre ellos- o... podemos hacer una boda en el norte, con algún toque de mi cultura, llevando allí a mis padres –lo miré a los ojos dejando un mordisco en su labio inferior- desde que era pequeña mi padre siempre dijo que me haría el vestido cuando me casara, no puedo privarle de esa ilusión. No sé, ¿qué quieres hacer tú? Sé que a ti con que esté yo es más que suficiente –sonreí contra sus labios- bueno, y tus dioses –añadí rozando mi nariz con la suya- y no quiero que sea algo por todo lo alto pero si quiero que estén nuestra familia... las personas que nos importan –me encogí de hombros- solo me voy a casar una vez en la vida, general –dije contra sus labios cerrando los ojos, era algo que había pensado pero que no había llegado a una conclusión realmente porque quería saber qué opinaba y pensaba él- cuándo... no lo sé, soy consciente de que en muy poco tiempo vas a tener que ir al norte a recuperar la reliquia, quiero que te cures bien y que te centres para esa batalla. Si quieres puedo ir contigo al norte y quedarme con tus padres e ir preparando todo para casarnos.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Era consciente de que Nai quería una boda con invitados, al menos con lo que se refería a nuestras familias y amigos mas cercanos. Yo me casaría de ser necesario aquí y ahora, mis padres lo hicieron borrachos en un bosque, dudaba pudieran recriminarme nada.
Aun así era cierto que a mi madre especialmente le gustaría ver casar a cada uno de sus hijos, sabia que no me pondrían problema con la elección, en ese tema mis padres eran muy consecuentes con mi madurez.
Padre siempre le decía a madre que si era adulto para derramar sangre en el campo de batalla lo era para tomar mis propias decisiones, ademas creo que a madre le gustaría especialmente Nai para mi, tenia carácter, me hacia sentar la cabeza y olvidarme de muchas de las locuras que solía cometer.
Ladeé la sonrisa deslizando mis labios por su cuello sintiendo como su piel se erizaba por el paso de mis labios mojados.
-Yo había pensado casarme en el norte, con mi familia, aunque haciendo concesiones hacia tus dioses, pero entiendo que prefieras casarte aquí, con tus amigos, pues aunque al norte pudiéramos llevar a tus padres tu lista seria muy limitada.
Hagamos dos bodas -susurré mordiendo el lóbulo de su oreja -una podemos celebrarla después de que recuperemos la reliquia, madre de seguro te ayudara encantada a preparar todo lo necesario para unir ambas culturas, te recuerdo que ella es de París, sabe mucho de unir culturas -bromeé buscando sus labios
Se giró para enfrentar mis mares, sus desiertos brillaban, nuestra unión estaba cerca y quizás podía darle algo de vértigo. Yo estaba mas acostumbrado a las decisiones impulsivas, pero de seguro la egipcia era mas de meditar un poco las cosas.
-Se que nos conocemos desde hace relativamente poco, pero te aseguro que no vas a arrepentirte de esto, vale, habrá días que me mandaras al sofá, otros que me darás manotazos y acabaras bufando y gruñendo como las vikingas por tener que aguantar a este general, peor te aseguro que no vas a encontrar sobre la faz de la tierra ni en este tiempo ni en otro un hombre que te quiera mas de lo que yo lo hago.
Acaricié su nariz con la mía ladeando la sonrisa.
-eres mi diosa egipcia -bromeé dándole un manotazo en el cuelo -la diosa de las nalgas mas duras y prietas -puse caras de pervertido apretándolas -tan redonditas ummmm
Nai se echo a reír y yo lo hice con ella, juntos siempre estábamos así, nos lo pasábamos bien, la verdad es que encajábamos en todo, hasta en la tempestad que desatábamos con nuestros cabreos, unos que bien podían igualarse a la furia de Thor.
-No iba a ser un camino fácil, pero no pensaba andarlo con otra que no fuera ella, así que, a capear el temporal.
Mordí sus labios suavemente.
-Me gustaría que aprendieras aunque sea a tirar en arco -me eche a reír recordando la gran hazaña de la ultima vez que lo intentó, estuve riéndome a su costa una semana.
Nai enarcaba el cejo adivinando a que se debían mis carcajadas y de nuevo me arreó un manotazo en el pecho que me hizo reír con mas ganas.
-¿ballesta? -bromeé echándome a reír como un idiota mientras ella trataba de nuevo sin éxito de darme caza y yo me meaba de la risa esquivándola.
Aun así era cierto que a mi madre especialmente le gustaría ver casar a cada uno de sus hijos, sabia que no me pondrían problema con la elección, en ese tema mis padres eran muy consecuentes con mi madurez.
Padre siempre le decía a madre que si era adulto para derramar sangre en el campo de batalla lo era para tomar mis propias decisiones, ademas creo que a madre le gustaría especialmente Nai para mi, tenia carácter, me hacia sentar la cabeza y olvidarme de muchas de las locuras que solía cometer.
Ladeé la sonrisa deslizando mis labios por su cuello sintiendo como su piel se erizaba por el paso de mis labios mojados.
-Yo había pensado casarme en el norte, con mi familia, aunque haciendo concesiones hacia tus dioses, pero entiendo que prefieras casarte aquí, con tus amigos, pues aunque al norte pudiéramos llevar a tus padres tu lista seria muy limitada.
Hagamos dos bodas -susurré mordiendo el lóbulo de su oreja -una podemos celebrarla después de que recuperemos la reliquia, madre de seguro te ayudara encantada a preparar todo lo necesario para unir ambas culturas, te recuerdo que ella es de París, sabe mucho de unir culturas -bromeé buscando sus labios
Se giró para enfrentar mis mares, sus desiertos brillaban, nuestra unión estaba cerca y quizás podía darle algo de vértigo. Yo estaba mas acostumbrado a las decisiones impulsivas, pero de seguro la egipcia era mas de meditar un poco las cosas.
-Se que nos conocemos desde hace relativamente poco, pero te aseguro que no vas a arrepentirte de esto, vale, habrá días que me mandaras al sofá, otros que me darás manotazos y acabaras bufando y gruñendo como las vikingas por tener que aguantar a este general, peor te aseguro que no vas a encontrar sobre la faz de la tierra ni en este tiempo ni en otro un hombre que te quiera mas de lo que yo lo hago.
Acaricié su nariz con la mía ladeando la sonrisa.
-eres mi diosa egipcia -bromeé dándole un manotazo en el cuelo -la diosa de las nalgas mas duras y prietas -puse caras de pervertido apretándolas -tan redonditas ummmm
Nai se echo a reír y yo lo hice con ella, juntos siempre estábamos así, nos lo pasábamos bien, la verdad es que encajábamos en todo, hasta en la tempestad que desatábamos con nuestros cabreos, unos que bien podían igualarse a la furia de Thor.
-No iba a ser un camino fácil, pero no pensaba andarlo con otra que no fuera ella, así que, a capear el temporal.
Mordí sus labios suavemente.
-Me gustaría que aprendieras aunque sea a tirar en arco -me eche a reír recordando la gran hazaña de la ultima vez que lo intentó, estuve riéndome a su costa una semana.
Nai enarcaba el cejo adivinando a que se debían mis carcajadas y de nuevo me arreó un manotazo en el pecho que me hizo reír con mas ganas.
-¿ballesta? -bromeé echándome a reír como un idiota mientras ella trataba de nuevo sin éxito de darme caza y yo me meaba de la risa esquivándola.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
La idea de celebrar dos bodas cobraba mucha más fuerza y mucho más sentido que hacer solamente una sola boda, a nuestros padres les gustaría ver cómo nos casábamos cada uno así que eso era lo mejor para todos, una aquí con mi familia y mis amigos en una lista bastante reducida y muy limitada porque solo iban a estar las personas más allegadas a mí y las que mejor me conocían, las que consideraba mi familia, y una boda en el norte con sus costumbres vikingas aunque hiciera alusión a mis dioses, la cuestión era, ¿cómo hacía yo para unir ambas culturas en la boda que haríamos aquí en París? Él decía que su madre podría ayudarme con la boda en el norte y no me preocupaba mucho ese hecho, más bien, me preocupaba conocer a sus padres cuando me los presentara. Me había hablado de ellos muchas veces como para saber cómo podrían ser más o menos, él mucho más duro que ella y además... estaba el hecho de “quién” era ella, aunque en otro tiempo y en otra época. Una Adaline que nada tendría que ver con la del tiempo en el que estábamos y aunque no la conocía me preguntaba cómo sería en el futuro, sabía que era originaria de París y que había unido ambas culturas, pero me preocupaba más el hecho de conocerlos formalmente, ¿y si resultaba que a alguno de los dos no le caía bien? ¿Y si se enfadaban conmigo porque su hijo había tomado la decisión –por sí solo, cabía decir- de quedarse en este tiempo? Si yo fuera su madre me enfadaría un poco por el hecho de arrebatarme a mi hijo con tanta diferencia de tiempo, pero quizás no lo hacían o... me mordí el labio y no lo pensé demasiado porque cuando los conociera que fuera lo que tuviera que ser.
Sus labios se deslizaron por mi cuello provocándome un escalofrío placentero que me hizo olvidarme de mis pensamientos mientras escuchaba a los perros jugar de fondo en el agua, chapoteando recorriendo el lugar. Sus brazos rodeaban mi cintura y me pegaba contra su cuerpo y yo apartaba mi pelo a un lado y le daba más acceso a mi cuello gustándome que rozara sus labios por el lugar sonriendo levemente, mordiéndome el labio ante sus caricias. Lo mejor sería hacer dos bodas y si los dos estábamos de acuerdo con ese detalle no teníamos mucho más que hablar, la cuestión era cuándo hacer las dos bodas. Una la podríamos hacer como él decía en el norte cuando recuperaran la reliquia, sentí un pequeño pinchazo en el vientre al pensar en la misión suicida en la que se iba a embarcar y no podía evitar preocuparme demasiado por ello, en cierto modo tenía miedo de que fuera pero sabía que era lo que tenía que hacer y no podía, ni quería, decirle que no fuera a ella. La otra si daba tiempo la podíamos hacer antes de partir, no sabía exactamente cuándo la harían ni si a mi padre le daría tiempo de hacerme el vestido pero si todo daba tiempo en el margen que teníamos... la otra sería antes de irnos. Era pensarlo y ponerme nerviosa, sentía como si mariposas aletearan recorriendo mi estómago por el pensamiento de casarme. Siempre lo había querido, casarme, formar una familia... y ahora lo veía mucho más cerca que nunca. Cierto que no pensaba que fuera con un vikingo pero en realidad tampoco visualicé con quién lo haría, para eso me dejaba llevar mucho por mi instinto y por lo que sentía. Y era innegable lo mucho que sentía por el vikingo, me costó darme cuenta en su momento pero lo quería, amaba a ese hombre y el hecho de hacerlo mío, mío para siempre, me encantaba. Me giró para quedar de cara a él y pareció que de alguna forma leyó mis pensamientos, nos conocíamos desde hacía poco pero los días enteros que habíamos pasado juntos, vivir juntos, la separación y lo mal que lo habíamos pasado... todo me indicaba a él, todo me llevaba a él.
-Seguro que habrá días que te mandaré al sofá a dormir, no lo dudes general –reí contra sus labios por sus palabras recorriendo su espalda y su brazo con mis manos en una caricia lenta escuchando sus palabras- ¿bufaré y gruñiré como una vikinga? Supongo que se me pegará de alguien para hacer tales cosas –mordí ligeramente su labio inferior y luego lo miré de forma acariciando su nariz con la mía de forma lenta como si fueran pequeños besos y acabé por rodear su cuello con mis brazos sintiéndolo cerca, pegando de nuevo nuestros cuerpos- no quiero encontrar a nadie, Ubbe, ya te he encontrado a ti –mis labios buscaron los suyos para besarnos de forma lenta y disfrutar de ese momento que estábamos teniendo tranquilos en los que solamente nos importaba el otro, todo lo demás carecía de importancia. Mordí su labio inferior suavemente pero sin apartarme todavía y subí mis ojos para mirar esos orbes azules que tantas cosas me provocaban y que tanto me gustaban mirar- ¿sabes? Estoy un poco nerviosa ante la idea de... conocer a tus padres –confesé con mis dedos en su nuca acariciando el lugar- me pregunto si les caeré bien, si no, si se enfadarán mucho porque te quedes conmigo... tengo la impresión de que tu padre es algo más... “rudo” que tú madre, que por lo que me has dicho es más cándida ¿me equivoco? –Pregunté recorriendo sus labios con los míos- pero pese a eso quiero conocerlos tengo curiosidad por saber cómo son y a quién de los dos te pareces más –lo miré con cierta diversión por mis palabras- también me entra miedo cuando pienso que te tienes que ir a esa misión, supongo que sentirlo es bastante normal ¿no? Sé que tienes que ir y no voy a pedirte que te quedes porque, además, sé que no lo harías... entiendo tú deber con ellos, que es tú pueblo, tú lugar y tú gente y no voy a pedirte que no vayas, pero por favor, termina de curarte y ponerte bien del todo y yo me quedaré más tranquila. Hazme caso en lo que te digo sobre la costilla y así me quedo algo más tranquila sabiendo que vas en plenas condiciones, y luego vuelve maldito vikingo, vuelve conmigo porque te necesito –dejé mi rostro en su cuello- sino te juro que iré donde te encuentres, si es al Valhalla iré allí y te robaré de las manos de Odín, te apartaré de las valquirias que estén dándote la cena complacidas con tu presencia y te apartaré de esa maldita mesa a la que parece que siempre queréis ir y te traeré de vuelta conmigo, lo juro por Ra, Ubbe –dije contra su cuello dejando algún que otro mordisco dejando un recorrido ascendente hasta llegar a su labios que besé haciéndome dueña de ellos en todo momento- eres mío, Ubbe, y al único lugar al que deberías de querer regresar es al Valhalla de entre mis piernas -mis manos ascendieron por su espalda mientras él rozaba su nariz con la mía y descendía sus manos hasta llevarlas hasta mis nalgas diciendo que era su diosa egipcia arrancándome una sonrisa de los labios, me dio un azote y mientras describía cómo eran sus manos las apretaban haciendo que negara con la cabeza y que me echara a reír porque ese hombre no tenía remedio, tenía una obsesión con mis nalgas y lo demostraba cada vez que tenía oportunidad haciendo que riera- así que duras, prietas y redonditas... gracias por la información vikingo –comenté riéndome entre dientes- no tienes remedio, tienes una sana obsesión con mis nalgas –tiré un poco de su barba mientras me reía por sus palabras sin apartar sus manos de donde las tenía y me mordí el labio cuando dijo que quería que aprendiera a tirar el arco, ¿aprender, para qué? Entonces vi como comenzaba a reírse a carcajadas y recordé entonces la vez que me había enseñado y lo que se estuvo riendo de mi “gran hazaña” durante una semana entera, fruncí el ceño sabiendo a qué se debían sus risas y le di un manotazo que lo único que hizo fue aumentar más sus risas entorno a mí, dijo la ballesta y siguió riéndome con ganas pero antes de que le diera un manotazo de nuevo se alejó de mi cuerpo poniendo distancia para que no lo alcanzara- vikingo... ven aquí –le dije mientras iba tras él para intentar cogerlo por la ofensa que me había hecho y él me esquivaba riéndose por mis intentos de pillarlo mientras nos reíamos divertidos y parecía que los perros nos seguían o intentaban hacerlo. Al final teniéndolo de espaldas mientras huía me lancé sobre él haciendo que nos hundiéramos hacia delante en el agua y cuando salimos lo primero que hice fue subirme a su espalda de un salto y rodear su cintura con mis piernas y su cuello con mis brazos apartando mi pelo a un lado para que no molestara- ya eres mío –dije mordiendo el contorno de su oreja y dándole un manotazo en el vientre por sus risas para pasar a morder su cuello con diversión- así que... quieres enseñarme ¿eh?, ¿lo dices en serio? –Pregunté dejando mi mejilla apoyada contra la suya notando ya sus brazos que me rodeaban para cogerme mejor- creo que la última vez ya supe coger la flecha y colocarla bien así que... ¿por qué no? Saberlo no me va a hacer ningún mal, salvo que... tengas miedo de que el aprendiz supere al maestro –murmuré sobre su oído dejando que mi pelo mojado cayera como una cascada ahora lisa por mi brazo y parte de su pecho- ¿apostamos algo, Ubbe? Tanto que te ríes de mí, ¿al final no tendrás algo de miedo? Venga vikingo, apostemos y veamos quién de los dos tiene razón, dame un margen de tiempo y verás cómo hago que te retractes –si había algo que no soportaba el vikingo era que le retaran, y a mí me encantaba hacerlo fuera sobre lo que fuera, eran como pequeños juegos que teníamos los dos y con los que disfrutábamos mucho.
Sus labios se deslizaron por mi cuello provocándome un escalofrío placentero que me hizo olvidarme de mis pensamientos mientras escuchaba a los perros jugar de fondo en el agua, chapoteando recorriendo el lugar. Sus brazos rodeaban mi cintura y me pegaba contra su cuerpo y yo apartaba mi pelo a un lado y le daba más acceso a mi cuello gustándome que rozara sus labios por el lugar sonriendo levemente, mordiéndome el labio ante sus caricias. Lo mejor sería hacer dos bodas y si los dos estábamos de acuerdo con ese detalle no teníamos mucho más que hablar, la cuestión era cuándo hacer las dos bodas. Una la podríamos hacer como él decía en el norte cuando recuperaran la reliquia, sentí un pequeño pinchazo en el vientre al pensar en la misión suicida en la que se iba a embarcar y no podía evitar preocuparme demasiado por ello, en cierto modo tenía miedo de que fuera pero sabía que era lo que tenía que hacer y no podía, ni quería, decirle que no fuera a ella. La otra si daba tiempo la podíamos hacer antes de partir, no sabía exactamente cuándo la harían ni si a mi padre le daría tiempo de hacerme el vestido pero si todo daba tiempo en el margen que teníamos... la otra sería antes de irnos. Era pensarlo y ponerme nerviosa, sentía como si mariposas aletearan recorriendo mi estómago por el pensamiento de casarme. Siempre lo había querido, casarme, formar una familia... y ahora lo veía mucho más cerca que nunca. Cierto que no pensaba que fuera con un vikingo pero en realidad tampoco visualicé con quién lo haría, para eso me dejaba llevar mucho por mi instinto y por lo que sentía. Y era innegable lo mucho que sentía por el vikingo, me costó darme cuenta en su momento pero lo quería, amaba a ese hombre y el hecho de hacerlo mío, mío para siempre, me encantaba. Me giró para quedar de cara a él y pareció que de alguna forma leyó mis pensamientos, nos conocíamos desde hacía poco pero los días enteros que habíamos pasado juntos, vivir juntos, la separación y lo mal que lo habíamos pasado... todo me indicaba a él, todo me llevaba a él.
-Seguro que habrá días que te mandaré al sofá a dormir, no lo dudes general –reí contra sus labios por sus palabras recorriendo su espalda y su brazo con mis manos en una caricia lenta escuchando sus palabras- ¿bufaré y gruñiré como una vikinga? Supongo que se me pegará de alguien para hacer tales cosas –mordí ligeramente su labio inferior y luego lo miré de forma acariciando su nariz con la mía de forma lenta como si fueran pequeños besos y acabé por rodear su cuello con mis brazos sintiéndolo cerca, pegando de nuevo nuestros cuerpos- no quiero encontrar a nadie, Ubbe, ya te he encontrado a ti –mis labios buscaron los suyos para besarnos de forma lenta y disfrutar de ese momento que estábamos teniendo tranquilos en los que solamente nos importaba el otro, todo lo demás carecía de importancia. Mordí su labio inferior suavemente pero sin apartarme todavía y subí mis ojos para mirar esos orbes azules que tantas cosas me provocaban y que tanto me gustaban mirar- ¿sabes? Estoy un poco nerviosa ante la idea de... conocer a tus padres –confesé con mis dedos en su nuca acariciando el lugar- me pregunto si les caeré bien, si no, si se enfadarán mucho porque te quedes conmigo... tengo la impresión de que tu padre es algo más... “rudo” que tú madre, que por lo que me has dicho es más cándida ¿me equivoco? –Pregunté recorriendo sus labios con los míos- pero pese a eso quiero conocerlos tengo curiosidad por saber cómo son y a quién de los dos te pareces más –lo miré con cierta diversión por mis palabras- también me entra miedo cuando pienso que te tienes que ir a esa misión, supongo que sentirlo es bastante normal ¿no? Sé que tienes que ir y no voy a pedirte que te quedes porque, además, sé que no lo harías... entiendo tú deber con ellos, que es tú pueblo, tú lugar y tú gente y no voy a pedirte que no vayas, pero por favor, termina de curarte y ponerte bien del todo y yo me quedaré más tranquila. Hazme caso en lo que te digo sobre la costilla y así me quedo algo más tranquila sabiendo que vas en plenas condiciones, y luego vuelve maldito vikingo, vuelve conmigo porque te necesito –dejé mi rostro en su cuello- sino te juro que iré donde te encuentres, si es al Valhalla iré allí y te robaré de las manos de Odín, te apartaré de las valquirias que estén dándote la cena complacidas con tu presencia y te apartaré de esa maldita mesa a la que parece que siempre queréis ir y te traeré de vuelta conmigo, lo juro por Ra, Ubbe –dije contra su cuello dejando algún que otro mordisco dejando un recorrido ascendente hasta llegar a su labios que besé haciéndome dueña de ellos en todo momento- eres mío, Ubbe, y al único lugar al que deberías de querer regresar es al Valhalla de entre mis piernas -mis manos ascendieron por su espalda mientras él rozaba su nariz con la mía y descendía sus manos hasta llevarlas hasta mis nalgas diciendo que era su diosa egipcia arrancándome una sonrisa de los labios, me dio un azote y mientras describía cómo eran sus manos las apretaban haciendo que negara con la cabeza y que me echara a reír porque ese hombre no tenía remedio, tenía una obsesión con mis nalgas y lo demostraba cada vez que tenía oportunidad haciendo que riera- así que duras, prietas y redonditas... gracias por la información vikingo –comenté riéndome entre dientes- no tienes remedio, tienes una sana obsesión con mis nalgas –tiré un poco de su barba mientras me reía por sus palabras sin apartar sus manos de donde las tenía y me mordí el labio cuando dijo que quería que aprendiera a tirar el arco, ¿aprender, para qué? Entonces vi como comenzaba a reírse a carcajadas y recordé entonces la vez que me había enseñado y lo que se estuvo riendo de mi “gran hazaña” durante una semana entera, fruncí el ceño sabiendo a qué se debían sus risas y le di un manotazo que lo único que hizo fue aumentar más sus risas entorno a mí, dijo la ballesta y siguió riéndome con ganas pero antes de que le diera un manotazo de nuevo se alejó de mi cuerpo poniendo distancia para que no lo alcanzara- vikingo... ven aquí –le dije mientras iba tras él para intentar cogerlo por la ofensa que me había hecho y él me esquivaba riéndose por mis intentos de pillarlo mientras nos reíamos divertidos y parecía que los perros nos seguían o intentaban hacerlo. Al final teniéndolo de espaldas mientras huía me lancé sobre él haciendo que nos hundiéramos hacia delante en el agua y cuando salimos lo primero que hice fue subirme a su espalda de un salto y rodear su cintura con mis piernas y su cuello con mis brazos apartando mi pelo a un lado para que no molestara- ya eres mío –dije mordiendo el contorno de su oreja y dándole un manotazo en el vientre por sus risas para pasar a morder su cuello con diversión- así que... quieres enseñarme ¿eh?, ¿lo dices en serio? –Pregunté dejando mi mejilla apoyada contra la suya notando ya sus brazos que me rodeaban para cogerme mejor- creo que la última vez ya supe coger la flecha y colocarla bien así que... ¿por qué no? Saberlo no me va a hacer ningún mal, salvo que... tengas miedo de que el aprendiz supere al maestro –murmuré sobre su oído dejando que mi pelo mojado cayera como una cascada ahora lisa por mi brazo y parte de su pecho- ¿apostamos algo, Ubbe? Tanto que te ríes de mí, ¿al final no tendrás algo de miedo? Venga vikingo, apostemos y veamos quién de los dos tiene razón, dame un margen de tiempo y verás cómo hago que te retractes –si había algo que no soportaba el vikingo era que le retaran, y a mí me encantaba hacerlo fuera sobre lo que fuera, eran como pequeños juegos que teníamos los dos y con los que disfrutábamos mucho.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Mi diosa egipcia reía ante mis palabras mientras yo seguía tocándole las nalgas poniendo cara de desequilibrado.
Mi boca la buscaba entre risas mientras ella me recordaba las palabras, duras, prietas y redonditas asegurando tener una obsesión con sus nalgas, una sana.
-Si es que tienes el mejor culo que he visto -dije divertido dándole un manotazo.
De nuevo las cabriolas de ambos se sucedieron en el agua, risas, besos cada vez que nos atrapábamos y varias ahogadillas que me dedicó la egipcia cada vez que yo la alcanzaba haciendo de cocodrilo para morderle las nalgas.
En un descanso nuestros labios se atraparon, un beso lento, prolongado en el tiempo, húmedo, que hacia entrechocar nuestro aliento errático.
-Deja ya de preocuparte, mi padre no es muy distinto a Hakon y a mi, algo mas serio, puede que un principio imponga algo de respeto, peor vamos te aseguro que te lo ganaras sin ningún esfuerzo.
Madre es de Paris, pero ha pasado parte de su vida en el norte, quiere a padre y a sus hijos por encima de todo, le vas a gustar, te ayudará con la boda y de seguro te pedirá que si nos quedamos en este tiempo que la visitemos.
No te digo que a mi madre no le va a doler la idea, pero la respetará. Los visitaremos, podemos vivir entre dos tiempos Nai, no seria muy distinto a quien vive en países distintos, en mi familia hay magia, pueden abrir portales tras alguna figura grande de nuestra casa que nos permita visitarlos cada cierto tiempo, encontraremos el modo de que esto funciones, juntos ¿lo entiendes? No puedo vivir sin ti, ni abandonar el norte y tu tienes una vida aquí...así que...lo solucionaremos.
La atraje mas de la cintura, mi boca colisiono furtiva con al suya ladeando la sonrisa.
-Así que nos casamos antes de partir hacia el norte, me parece bien, organizalo con tu madre, de seguro le hará ilusión y tu padre, que me odia por cierto, que te haga el traje.
Resoplé mirando sus desiertos, no era una novedad para ninguno lo que había dicho, su padre no me tragaba, algo que no entendía bien del todo.
Era un bárbaro, había puesto en ocasiones a su hija en peligro, pero... la había protegido en todas ellas y la cuidaba, la quería ¿no podía aflojar un poco conmigo?
-Me recuperaré, iré a por esa reliquia y volveré a tu lado, porque el valhalla de tus piernas es lo único que me importa y la verdad es que nada sabe tan delicioso como la cena que me doy entre ellas.
Me eche a reír cuando Nai me dio un manotazo por guarro mientras de nuevo nos reíamos, nos buscábamos y nos encontrábamos, eramos insaciables cuando estábamos juntos, supongo que nunca pensé conectar de ese modo con nadie.
Lo del arco no dejaba de hacerme risa, pero la egipcia, conocedora de esos piques que nos traíamos me reto, según ella superaría al maestro, lo dudaba, pero no iba a quitarle la ilusión si así ella lo creía.
-vale, pero hagamos la cosa mas entretenida, apostemos algo. Si tu ganas te dejo que durante toda una noche mandes sobre mi..hasta te llamare mi general – bromee muerto de la risa a sabiendas que eso no iba a pasar -pero si yo gano, follaremos en publico en el lugar que yo elija ¿que me dices? Apunté desafiante repasando con mi lengua sus labios para incitarla a besarnos.
Con las luces del ocaso nos fuimos hacia casa, paseando abrazados como una pareja mas, sin dejar de darnos besos, abrazos, caricias y bromas contra nuestros labios.
-Tengo hambre ¿Qué vas a prepararme de cena? -pregunté dándole un manotazo al culo, luego te fo...te haré el amor -puse cara de pervertido de nuevo mirándole las nalgas mientras esta negaba entre risas.
Mi boca la buscaba entre risas mientras ella me recordaba las palabras, duras, prietas y redonditas asegurando tener una obsesión con sus nalgas, una sana.
-Si es que tienes el mejor culo que he visto -dije divertido dándole un manotazo.
De nuevo las cabriolas de ambos se sucedieron en el agua, risas, besos cada vez que nos atrapábamos y varias ahogadillas que me dedicó la egipcia cada vez que yo la alcanzaba haciendo de cocodrilo para morderle las nalgas.
En un descanso nuestros labios se atraparon, un beso lento, prolongado en el tiempo, húmedo, que hacia entrechocar nuestro aliento errático.
-Deja ya de preocuparte, mi padre no es muy distinto a Hakon y a mi, algo mas serio, puede que un principio imponga algo de respeto, peor vamos te aseguro que te lo ganaras sin ningún esfuerzo.
Madre es de Paris, pero ha pasado parte de su vida en el norte, quiere a padre y a sus hijos por encima de todo, le vas a gustar, te ayudará con la boda y de seguro te pedirá que si nos quedamos en este tiempo que la visitemos.
No te digo que a mi madre no le va a doler la idea, pero la respetará. Los visitaremos, podemos vivir entre dos tiempos Nai, no seria muy distinto a quien vive en países distintos, en mi familia hay magia, pueden abrir portales tras alguna figura grande de nuestra casa que nos permita visitarlos cada cierto tiempo, encontraremos el modo de que esto funciones, juntos ¿lo entiendes? No puedo vivir sin ti, ni abandonar el norte y tu tienes una vida aquí...así que...lo solucionaremos.
La atraje mas de la cintura, mi boca colisiono furtiva con al suya ladeando la sonrisa.
-Así que nos casamos antes de partir hacia el norte, me parece bien, organizalo con tu madre, de seguro le hará ilusión y tu padre, que me odia por cierto, que te haga el traje.
Resoplé mirando sus desiertos, no era una novedad para ninguno lo que había dicho, su padre no me tragaba, algo que no entendía bien del todo.
Era un bárbaro, había puesto en ocasiones a su hija en peligro, pero... la había protegido en todas ellas y la cuidaba, la quería ¿no podía aflojar un poco conmigo?
-Me recuperaré, iré a por esa reliquia y volveré a tu lado, porque el valhalla de tus piernas es lo único que me importa y la verdad es que nada sabe tan delicioso como la cena que me doy entre ellas.
Me eche a reír cuando Nai me dio un manotazo por guarro mientras de nuevo nos reíamos, nos buscábamos y nos encontrábamos, eramos insaciables cuando estábamos juntos, supongo que nunca pensé conectar de ese modo con nadie.
Lo del arco no dejaba de hacerme risa, pero la egipcia, conocedora de esos piques que nos traíamos me reto, según ella superaría al maestro, lo dudaba, pero no iba a quitarle la ilusión si así ella lo creía.
-vale, pero hagamos la cosa mas entretenida, apostemos algo. Si tu ganas te dejo que durante toda una noche mandes sobre mi..hasta te llamare mi general – bromee muerto de la risa a sabiendas que eso no iba a pasar -pero si yo gano, follaremos en publico en el lugar que yo elija ¿que me dices? Apunté desafiante repasando con mi lengua sus labios para incitarla a besarnos.
Con las luces del ocaso nos fuimos hacia casa, paseando abrazados como una pareja mas, sin dejar de darnos besos, abrazos, caricias y bromas contra nuestros labios.
-Tengo hambre ¿Qué vas a prepararme de cena? -pregunté dándole un manotazo al culo, luego te fo...te haré el amor -puse cara de pervertido de nuevo mirándole las nalgas mientras esta negaba entre risas.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Decir que dejara de preocuparme era algo imposible cuando pensaba en todo lo que se nos venía encima, lo cierto es que se nos avecinaba tiempos difíciles sobre todo para él y como ya le había dicho algunas cosas me daba cierto miedo pensarlas y otras simplemente me ponían nerviosa. Ya me había hablado de sus padres y me había dicho que, la “otra Nai” les caía bien y quizás fuera un poco extraño para ellos pero si les caía bien intuía que yo también podría caerles bien. Su madre no es que me preocupara demasiado pero su padre quizás sí, pero si él decía que me lo ganaría le haría caso porque él conocía mejor que nadie a su propio padre. Adaline me ayudaría con la boda allí y seguro que estaría encantada de hacerlo aunque no tanto de que su hijo se volviera conmigo, él decía que yo tenía una vida hecha aquí pero al parecer se olvidaba de que él también tenía una vida hecha allí con su familia y con su gente... él tenía claro pasar más tiempo aquí e ir a visitarlos de vez en cuando todas las veces que pudiéramos, por supuesto que no le iba a privar de ver a su familia porque yo sabía de primera mano lo que era perderla y el vacío que eso te dejaba en el pecho, él estaba muy arraigado a ellos y ya me parecía algo cruel que se tuviera que quedar en este tiempo conmigo, pero era su decisión y parecía firme en ella, siempre podíamos ir a visitarlos cada vez que se nos presentara la ocasión, de hecho, es que pensaba mantener todo el contacto posible con ellos porque sabía que los iba a echar mucho de menos.
Otra cosa era ya la guerra que tenía por delante y que no me quedaba muy tranquila con ella pero sabía cómo era y que no los dejaría a su suerte, así que yo me entretendría con los preparativos de la boda y eso seguro que a él lo dejaba más tranquilo en cierto sentido. Había pensado también en algo cuando había dicho de ir al norte y era en esa Nai que él había conocido, me preguntaba si estaría o no allí y qué ocurriría si se enteraba de que él había vuelto... era todo un poco confuso y no quise pensar mucho en ello aunque era un poco casi inevitable el pensarlo. Lo miré de forma fija cuando dijo lo de mi padre y lancé un suspiro, lo cierto es que esperaba que con el tiempo limaran asperezas y que entre madre y yo pudiéramos hacer que se llevaran mejor, me dolía que no se aguantaran el uno al otro cuando se iban a estar viendo por mucho tiempo, así que albergaba la esperanza de que algún día sus formas de comportase cambiaran. Le tuve que dar luego un manotazo al no tener pelos en la lengua y ser tan directo con sus palabras, haciendo que riera por ellas negando con la cabeza ante lo pervertido que era aquel hombre, lejos de asustarme me divertía muchísimo su forma de ser aunque no por ello me gustara que dijera una palabra en concreto que ya le había pedido que cambiara. Nos divertimos jugando en el agua como si fuéramos dos niños pequeños persiguiéndonos mientras yo intentaba cazarlo por lo que me había dicho hasta que al final lo atrapé subiéndome a su espalda, quería enseñarme a tirar con el arco y sabíamos los dos perfectamente que jamás lo superaríamos, pero me gustaba mucho retarlo y ver como se ponía porque si había algo que no aguantara era que alguien le retara y le ganara, lo había comprobado en la taberna cuando Hakon lo retó y la cara que puso cuando hice que perdiera a posta en consecuencia por haberse burlado de mí como lo hizo con el arco.
-¿De verdad quieres apostar, vikingo, para perder? –Sonreí aunque él no podía verme porque estaba subida a su espalda y me pelo caía por su pecho y por mi brazo pegándose a nuestra piel, mis labios recorrían su mejilla y su cuello esperando a sus palabras- muy bien, ¿qué es lo que quieres apostar? –El muy cretino todavía seguía riéndose aun cuando ni siquiera había dicho nada pero seguro que se estaba imaginando que iba a ganarme y que aquello era pan comido, bueno, no iba a ser muy diferente de lo que se pensaba pero podría disimularlo un poco. Dejé un mordisco en su cuello cuando dijo que durante una noche yo mandaría sobre él y que incluso me llamaría “general”, sonreí sin que él me viera porque lo que no sabía ese vikingo es que ya mandaba sobre él, pero si no se daba cuenta de ello mejor para mí. Luego tuvo la enorme desfachatez y la cara dura de pedirme que si él ganaba, cosa que seguramente pasaría, su apuesta sería que él decidiría un lugar público donde... maldito vikingo, atacaba justo donde más sabía que me negaba y que no me gustaba hacer, lo de la taberna había sido una excepción a la regla- eres un maldito pervertido, ¿qué tienes con hacerlo en público? Ni que quisieras que todos me vieran desnuda –mordí su oreja como si de esa forma intentara aplacarlo pero sabía que iba a ser misión imposible, acabé riéndome negando con la cabeza- no tienes remedio... pero está bien, acepto la apuesta. Aunque más que una noche, todo un día general, mandaré sobre ti todo un completo día –sonreí de lado porque si había algo que no soportara tampoco es que mandara sobre él, pero a mí me encantaba hacerlo y sobre todo me gustaba “luchar” por ver quién mandaba. Ya cercano el atardecer decidimos volver a casa abrazados todo el camino mientras nuestros perros nos seguían hacia casa, al mirar hacia atrás pude ver al cachorro saltando como si quisiera correr para ir con Isis que iba algo más adelantada y me reí sin poder evitarlo. Nada más llegar a casa dijo que tenía hambre y me preguntó qué iba a hacerle para cenar dándome un azote en mis nalgas, me giré para mirarlo y luego aseguró que me tomaría, al principio iba a decir la palabra que siempre decía pero luego tras mirarlo de forma cambió lo cambió para decirme que me haría el amor mientras no dejaba de observar mis nalgas y yo negaba con la cabeza- no tienes remedio –me giré para ponerle de comer a los perros mientras me metía a la cocina a preparar la cena, ese vikingo se había tomado la costumbre de que yo tenía que hacer la cena y él quedarse sentado en el sofá pero conmigo así no iban las cosas, así que cogí su mano y tiré de él para llevarlo hasta la cocina, lo dejé en mitad de esta y mis manos se colaron bajo su camisa para subirla de forma lenta rozando su piel con mis dedos dejando mis labios sobre los suyos y un suave mordisco en el inferior de estos, le quité la camisa y la dejé sobre una silla para acercarme a un armario sacar un bol y poner algunas hierbas mezclándolas, luego me acerqué donde estaba y lo apliqué sobre su costilla con cuidado para luego coger una venda y ponerlo sobre la mezcla de hierbas y que rodeara todo el contorno- te ayudará a que no te duela, es como si se te adormeciera la zona –le sonreí dejando un beso en sus labios y me giré para coger un mortero que ya había preparado antes de ir a por él y dárselo- y ahora machaca esto, y no me rechistes –puse un dedo en sus labios- tú tienes más fuerza que yo y así yo hago otras cosas, además, tú serás mi general pero yo soy tú diosa y tengo entendiendo que una diosa tiene más rango que un general –sonreí de lado divertida- así que venga, machaca –me giré para preparar la cena, iba a hacer carne y lo que le había dado se lo pondría cuando esta estuviera casi hecha como aderezo, lo miré de reojo y sonreí de lado viendo que me miraba refunfuñando como de costumbre pero al final cedió a lo que le dije, a eso y a poner la mesa mientras terminaba de hacer la cena viendo cómo sacaba las cosas al comedor entre bufidos y yo me mordía el labio divertida. Unos minutos más tarde tenía todo listo y preparado, la carne, el acompañamiento y una pequeña ensalada que hice por si acaso se quedaba con hambre, lo saqué todo a la mesa y para que no me bufara más le saqué una jarra de hidromiel dejándosela delante viendo que Thor se apoyaba en sus piernas y le rascaba con una de sus patas para que le diera de comer- parece que tú perro tiene hambre –comenté con una sonrisa antes de sentarme a la mesa y llenarme un vaso con agua intentando no reírme con la situación, Isis estaba tranquila en su cama mirando al cachorro para ver qué hacía.
Otra cosa era ya la guerra que tenía por delante y que no me quedaba muy tranquila con ella pero sabía cómo era y que no los dejaría a su suerte, así que yo me entretendría con los preparativos de la boda y eso seguro que a él lo dejaba más tranquilo en cierto sentido. Había pensado también en algo cuando había dicho de ir al norte y era en esa Nai que él había conocido, me preguntaba si estaría o no allí y qué ocurriría si se enteraba de que él había vuelto... era todo un poco confuso y no quise pensar mucho en ello aunque era un poco casi inevitable el pensarlo. Lo miré de forma fija cuando dijo lo de mi padre y lancé un suspiro, lo cierto es que esperaba que con el tiempo limaran asperezas y que entre madre y yo pudiéramos hacer que se llevaran mejor, me dolía que no se aguantaran el uno al otro cuando se iban a estar viendo por mucho tiempo, así que albergaba la esperanza de que algún día sus formas de comportase cambiaran. Le tuve que dar luego un manotazo al no tener pelos en la lengua y ser tan directo con sus palabras, haciendo que riera por ellas negando con la cabeza ante lo pervertido que era aquel hombre, lejos de asustarme me divertía muchísimo su forma de ser aunque no por ello me gustara que dijera una palabra en concreto que ya le había pedido que cambiara. Nos divertimos jugando en el agua como si fuéramos dos niños pequeños persiguiéndonos mientras yo intentaba cazarlo por lo que me había dicho hasta que al final lo atrapé subiéndome a su espalda, quería enseñarme a tirar con el arco y sabíamos los dos perfectamente que jamás lo superaríamos, pero me gustaba mucho retarlo y ver como se ponía porque si había algo que no aguantara era que alguien le retara y le ganara, lo había comprobado en la taberna cuando Hakon lo retó y la cara que puso cuando hice que perdiera a posta en consecuencia por haberse burlado de mí como lo hizo con el arco.
-¿De verdad quieres apostar, vikingo, para perder? –Sonreí aunque él no podía verme porque estaba subida a su espalda y me pelo caía por su pecho y por mi brazo pegándose a nuestra piel, mis labios recorrían su mejilla y su cuello esperando a sus palabras- muy bien, ¿qué es lo que quieres apostar? –El muy cretino todavía seguía riéndose aun cuando ni siquiera había dicho nada pero seguro que se estaba imaginando que iba a ganarme y que aquello era pan comido, bueno, no iba a ser muy diferente de lo que se pensaba pero podría disimularlo un poco. Dejé un mordisco en su cuello cuando dijo que durante una noche yo mandaría sobre él y que incluso me llamaría “general”, sonreí sin que él me viera porque lo que no sabía ese vikingo es que ya mandaba sobre él, pero si no se daba cuenta de ello mejor para mí. Luego tuvo la enorme desfachatez y la cara dura de pedirme que si él ganaba, cosa que seguramente pasaría, su apuesta sería que él decidiría un lugar público donde... maldito vikingo, atacaba justo donde más sabía que me negaba y que no me gustaba hacer, lo de la taberna había sido una excepción a la regla- eres un maldito pervertido, ¿qué tienes con hacerlo en público? Ni que quisieras que todos me vieran desnuda –mordí su oreja como si de esa forma intentara aplacarlo pero sabía que iba a ser misión imposible, acabé riéndome negando con la cabeza- no tienes remedio... pero está bien, acepto la apuesta. Aunque más que una noche, todo un día general, mandaré sobre ti todo un completo día –sonreí de lado porque si había algo que no soportara tampoco es que mandara sobre él, pero a mí me encantaba hacerlo y sobre todo me gustaba “luchar” por ver quién mandaba. Ya cercano el atardecer decidimos volver a casa abrazados todo el camino mientras nuestros perros nos seguían hacia casa, al mirar hacia atrás pude ver al cachorro saltando como si quisiera correr para ir con Isis que iba algo más adelantada y me reí sin poder evitarlo. Nada más llegar a casa dijo que tenía hambre y me preguntó qué iba a hacerle para cenar dándome un azote en mis nalgas, me giré para mirarlo y luego aseguró que me tomaría, al principio iba a decir la palabra que siempre decía pero luego tras mirarlo de forma cambió lo cambió para decirme que me haría el amor mientras no dejaba de observar mis nalgas y yo negaba con la cabeza- no tienes remedio –me giré para ponerle de comer a los perros mientras me metía a la cocina a preparar la cena, ese vikingo se había tomado la costumbre de que yo tenía que hacer la cena y él quedarse sentado en el sofá pero conmigo así no iban las cosas, así que cogí su mano y tiré de él para llevarlo hasta la cocina, lo dejé en mitad de esta y mis manos se colaron bajo su camisa para subirla de forma lenta rozando su piel con mis dedos dejando mis labios sobre los suyos y un suave mordisco en el inferior de estos, le quité la camisa y la dejé sobre una silla para acercarme a un armario sacar un bol y poner algunas hierbas mezclándolas, luego me acerqué donde estaba y lo apliqué sobre su costilla con cuidado para luego coger una venda y ponerlo sobre la mezcla de hierbas y que rodeara todo el contorno- te ayudará a que no te duela, es como si se te adormeciera la zona –le sonreí dejando un beso en sus labios y me giré para coger un mortero que ya había preparado antes de ir a por él y dárselo- y ahora machaca esto, y no me rechistes –puse un dedo en sus labios- tú tienes más fuerza que yo y así yo hago otras cosas, además, tú serás mi general pero yo soy tú diosa y tengo entendiendo que una diosa tiene más rango que un general –sonreí de lado divertida- así que venga, machaca –me giré para preparar la cena, iba a hacer carne y lo que le había dado se lo pondría cuando esta estuviera casi hecha como aderezo, lo miré de reojo y sonreí de lado viendo que me miraba refunfuñando como de costumbre pero al final cedió a lo que le dije, a eso y a poner la mesa mientras terminaba de hacer la cena viendo cómo sacaba las cosas al comedor entre bufidos y yo me mordía el labio divertida. Unos minutos más tarde tenía todo listo y preparado, la carne, el acompañamiento y una pequeña ensalada que hice por si acaso se quedaba con hambre, lo saqué todo a la mesa y para que no me bufara más le saqué una jarra de hidromiel dejándosela delante viendo que Thor se apoyaba en sus piernas y le rascaba con una de sus patas para que le diera de comer- parece que tú perro tiene hambre –comenté con una sonrisa antes de sentarme a la mesa y llenarme un vaso con agua intentando no reírme con la situación, Isis estaba tranquila en su cama mirando al cachorro para ver qué hacía.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Entramos en casa, riéndonos, mis manso iban una y otra vez a sus nalgas mientras ponía cara de pervertido y ella intentaba zafarse de mi agarre.
Con ella todo era fácil, pasábamos muy buenos ratos juntos, también era cierto que nuestros cabreos atraían los truenos y relámpagos, pero por suerte se reducían a días muy alejados en el tiempo.
La vi entrar y dejando el bolso que se había llevado con el mantel y la fruta y la botella vacía ahora se fue a poner agua y comida a los perros.
Yo me dejé caer en el sofá, subiendo los pies a la mesa.
Ciertamente ahora mismo solo me faltaba una jarra de hidromiel en la mano para estar en el Valhalla, la veía ir de aquí para allá y estuve tentado de pedírsela, de no ser porque de seguro “la general” me hubiera dicho si no tenia piernas para andar.
Dejé caer mi espalda en el respaldo y cerré los ojos esperando pasar desapercibido, con un poco de suerte veía que estaba aun herido y se dignaba a hacerme la cena, estaba hambriento y mis tripas rugían mas que la de los cánidos.
Enarque una ceja percatándome entonces de una cosa, a ellos les había servido sin rechistar y yo estaba en el sofá sin bebida ni cena ¿desde cuando los animales infernales tenían prioridad.
Con esta mujer era el mundo al revés, bufé y maldije por lo bajo, tampoco quería llamar mucho la atención, mas cuando mi nombré escapó de sus labios llamándome desde la cocina no pude reprimirme.
-¡Por Odin, mujer, deja que descanse! -gruñí malhumorado.
Por supuesto mi nombre volvió a ser pronunciado y algo me decía que si esa noche quería meter el acero en la fragua me iba a tener que levantar.
Arrastre mi cuerpo hasta la cocina con el ceño fruncido y cara de pocos amigos.
-¿que?!!!! -dije mirnadola fijamente mientras esta aun se reía de mi mordiéndose los labios.
La cosa mejoro cuando vi que me quitaba la camisola, ladeé la sonrisa llevando mis manos a sus caderas.
-Haberlo dicho ates mujer -susurré acercándome con claras intenciones de empotrarla hasta que sus dos manos en mi pecho pararon mi avance.
Enarqué una ceja, las señales que me lanzaba eran equivocas.
Pronto entendí que todo se basaba en ponerme unas hierbas para que no me doliera, frustrado me dejé hacer mirando su rostro perfecto.
Una vez terminó iba a darme la vuelta y volver al salón cuando me dio un objeto del demonio llamado mortero y me dijo que picara unas hierbas.
Gruñí, bufe y maldije en mi idioma.
-¡Vamos, estoy herido!
De nada sirvió todo mi repertorio, al final hice lo que me pedía porque si no lo hacia al final de la noche ella tampoco hacia lo que quería yo, así que a tragar con la cocina.
-¡esto es cosa de mujeres! -repetí molesto.
Puse la mesa, y vamos por poco no me manda que le limpie los zapatos y le llave las sabanas, esa muejr mandaba mas que mi padre y mira que eso era ya complicado.
Finalmente la mujer me dejo que apoltronar mi culo en el asiento, como recompensa una beso y una jarra y yo de regalo le solté un manotazo en las nalgas para que se diera prisa y me trajera la cena.
-Egipcia tengo hambre -dije mientras volvía para dejar el plato en mi mesa.
Iba a meter mi zarpa cuando Thor me pidió su gran cena -habla con tu padre, es el que manda en el Valhalla -bromeé mientras el chucho ponía cara de lastimero y de no entender nada.
Desvié mi mirada hacia Nai que desde el marco se reía de los dos a carcajadas.
-Los perros cenan después de los humanos, las sobras principalmente -le indique con altivez -bueno y cuando cazan se les da un trozo de carne cruda, de echo esto para ellos no es bueno, el alimento de un lobo es carne cruda su estomago esta preparado para asimilar eso y no los guisos que hacemos.
Por eso se les dan los restos, es decir lo que no se usa en el consumo humano ¿entiendes mi diosa? -dije atrayendola para sentarla sobre mis rodillas señalandole la carne que quería que metiera e mi boca.
Con ella todo era fácil, pasábamos muy buenos ratos juntos, también era cierto que nuestros cabreos atraían los truenos y relámpagos, pero por suerte se reducían a días muy alejados en el tiempo.
La vi entrar y dejando el bolso que se había llevado con el mantel y la fruta y la botella vacía ahora se fue a poner agua y comida a los perros.
Yo me dejé caer en el sofá, subiendo los pies a la mesa.
Ciertamente ahora mismo solo me faltaba una jarra de hidromiel en la mano para estar en el Valhalla, la veía ir de aquí para allá y estuve tentado de pedírsela, de no ser porque de seguro “la general” me hubiera dicho si no tenia piernas para andar.
Dejé caer mi espalda en el respaldo y cerré los ojos esperando pasar desapercibido, con un poco de suerte veía que estaba aun herido y se dignaba a hacerme la cena, estaba hambriento y mis tripas rugían mas que la de los cánidos.
Enarque una ceja percatándome entonces de una cosa, a ellos les había servido sin rechistar y yo estaba en el sofá sin bebida ni cena ¿desde cuando los animales infernales tenían prioridad.
Con esta mujer era el mundo al revés, bufé y maldije por lo bajo, tampoco quería llamar mucho la atención, mas cuando mi nombré escapó de sus labios llamándome desde la cocina no pude reprimirme.
-¡Por Odin, mujer, deja que descanse! -gruñí malhumorado.
Por supuesto mi nombre volvió a ser pronunciado y algo me decía que si esa noche quería meter el acero en la fragua me iba a tener que levantar.
Arrastre mi cuerpo hasta la cocina con el ceño fruncido y cara de pocos amigos.
-¿que?!!!! -dije mirnadola fijamente mientras esta aun se reía de mi mordiéndose los labios.
La cosa mejoro cuando vi que me quitaba la camisola, ladeé la sonrisa llevando mis manos a sus caderas.
-Haberlo dicho ates mujer -susurré acercándome con claras intenciones de empotrarla hasta que sus dos manos en mi pecho pararon mi avance.
Enarqué una ceja, las señales que me lanzaba eran equivocas.
Pronto entendí que todo se basaba en ponerme unas hierbas para que no me doliera, frustrado me dejé hacer mirando su rostro perfecto.
Una vez terminó iba a darme la vuelta y volver al salón cuando me dio un objeto del demonio llamado mortero y me dijo que picara unas hierbas.
Gruñí, bufe y maldije en mi idioma.
-¡Vamos, estoy herido!
De nada sirvió todo mi repertorio, al final hice lo que me pedía porque si no lo hacia al final de la noche ella tampoco hacia lo que quería yo, así que a tragar con la cocina.
-¡esto es cosa de mujeres! -repetí molesto.
Puse la mesa, y vamos por poco no me manda que le limpie los zapatos y le llave las sabanas, esa muejr mandaba mas que mi padre y mira que eso era ya complicado.
Finalmente la mujer me dejo que apoltronar mi culo en el asiento, como recompensa una beso y una jarra y yo de regalo le solté un manotazo en las nalgas para que se diera prisa y me trajera la cena.
-Egipcia tengo hambre -dije mientras volvía para dejar el plato en mi mesa.
Iba a meter mi zarpa cuando Thor me pidió su gran cena -habla con tu padre, es el que manda en el Valhalla -bromeé mientras el chucho ponía cara de lastimero y de no entender nada.
Desvié mi mirada hacia Nai que desde el marco se reía de los dos a carcajadas.
-Los perros cenan después de los humanos, las sobras principalmente -le indique con altivez -bueno y cuando cazan se les da un trozo de carne cruda, de echo esto para ellos no es bueno, el alimento de un lobo es carne cruda su estomago esta preparado para asimilar eso y no los guisos que hacemos.
Por eso se les dan los restos, es decir lo que no se usa en el consumo humano ¿entiendes mi diosa? -dije atrayendola para sentarla sobre mis rodillas señalandole la carne que quería que metiera e mi boca.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Me reí, me tenía que reír porque era imposible no hacerlo cuando tras llamarlo para que entrara a la cocina me soltó ese “qué” que me hizo morderme los labios y sonreír divertida, seguro que pensaba que iba a mandarle cosas pero lo cierto era que no se equivocaba del todo, pareció algo sorprendido cuando comencé a quitarle la camisa que llevaba pero pronto creyó entender cuáles eran mis intenciones y su sonrisa se instaló en sus labios, nada más lejos de la verdad, porque mis intenciones no eran precisamente esas. Lo vi enarcar una ceja cuando me giré para coger un bol con unas hierbas y suspiró frustrado sabiendo que no tenía remedio y que al final tenía que ceder a lo que quería ponerle, justo cuando terminé y me giré vi que se giraba dispuesto a salir del nuevo al salón para sentarse pero puse el mortero en sus manos y me reí por su cara, decía que estaba herido para hacer eso y lo miré de forma fija mientras me maldecía y soltaba alguna que otra palabra que me hacía reírme. Vaya, para eso sí que estaba herido pero para meterme mano y para colarse entre mis piernas no estaba herido... el muy maldito utilizaba sus heridas para lo que más le convenía, claro que se había topado conmigo que tenía las cosas claras y que no cedía ante ciertas cosas.
Luego le dije que pusiera la mesa cuando terminó con el mortero y yo terminaba de hacer la cena, ¿la verdad? Es que me gustaba demasiado mandarle a que hiciera cosas y así poco a poco se iba acostumbrando, él tenía unas creencias sobre ese tipo de cosas y quería que viera que no había nada malo en ellas, que no pasaba nada porque me ayudara porque, además, luego le recompensaría. Así lo tenía contento y a mí me ayudaba, todos salíamos ganando. Lo oía bufar y es que me reía sin poder evitarlo diciendo que eso eran cosas de mujeres y yo negaba con la cabeza, qué equivocado estaba, pero ya aprendería ya. Finalmente se sentó en la silla y yo a modo de “recompensa” para que no siguiera murmurando improperios que a mí me hacían reír le dejé una jarra delante de él, claro que él me propinó un manotazo y me pidió la cena a lo que yo enarqué una ceja mirándole como si le dijera con mis ojos que no era su criada, pero me callé y saqué los platos que faltaban solo para ver como el cachorro le rascaba con su pata la pierna pidiéndole la comida, la mía por el contrario estaba tranquila y miraba al cachorro para ver qué era lo que hacía. Tras las palabras de Ubbe me reí y este me miró apoyada en la puerta observándoles con diversión, era su perro y a él le toca disciplinarlo.
-Creo que mi perra tiene otras costumbres diferentes, no siempre suele comer de lo que a mí me sobra así que por eso mismo le pongo la cena antes –le dije porque intuía que su comentario iba precisamente por ese lado, llevaba haciéndolo así el tiempo que la tenía y si él quería no hacerlo con su perro no veía problema, pero la mía seguiría teniendo esas costumbres. Iba a sentarme a la mesa cuando su brazo rodeó mi cintura y me sentó de nuevo sobre él alegando que si entendía lo que me estaba diciendo y yo sonreí de lado- tú diosa egipcia es bastante inteligente, vikingo –dije cogiendo un trozo de carne y llevándomelo a la boca para ver como, con la cara que tenía, me pedía que lo alimentara. Enarqué una ceja y sonreí esa vez llevando un gajo de patata a mis labios ante su mirada pensando que se lo iba a dar a él- tienes la costumbre de que te dé de comer... me pregunto qué habrás comido cuando no estaba yo esos días –sonreí de lado y al final terminé por darle un trozo de carne que llevé a su labios mientras cogía un vaso de agua y daba un trago- tienes mucha cara, vikingo, dices que estás herido para machacar unas simples hierbas pero no para colarte entre mis piernas –me reí ante su cara y le di un gajo de patata sabiendo que se lo decía a broma, su perro ahora lo que arañaba era mi vestido y bajé mi vista para verlo sentado con cara de pena y no me pude resistir a darle un trozo de carne que comenzó a masticar tumbado en el suelo, entreteniéndose con el trozo- por cierto, ¿cuántos días me vas a dejar hasta que hagamos el gran reto? –Pregunté mientras yo también cenaba y él iba cogiendo algo también, su brazo tenía rodeada mi cintura y sus manos se paseaban por mi muslo pero también por mi espalda hasta enredarse entre los rizos de mi melena provocándome pequeñas cosquillas al coger entre sus dedos mechones de mi pelo- en estos días quiero hablar con mi madre para que me ayude a organizar todo lo necesario, le diré a mi padre que se ponga con el traje, le puedo decir si quieres que te haga uno a ti también –sonreí de lado mordiendo su labio inferior porque no veía al vikingo llevando un traje- supongo que querrás que tus hermanos y tu primo estén presentes, ¿no? Aunque vayamos a hacer dos bodas si están aquí imagino que querrás que asistan –también tenía que buscar su anillo, yo el mío ya lo tenía pero él sin embargo no llevaba ninguno y era una de las cosas que tenía que buscar- ¿sabes? Tengo ganas de que me lleves al norte, conocer a tus padres, que me enseñes aquello y el lugar donde te criaste... tú ya conociste el mío ahora me falta conocer el tuyo –volví a darle un trozo de carne notando sus dedos deslizándose por los rizos de mi melena provocándome pequeños escalofríos y una leve risa salió de mis labios- me haces cosquillas –dije antes de llevar el vaso de agua a mis labios y beber, él por el contrario bebía hidromiel pero a mí no me apetecía demasiado. Terminamos de cenar entre bromas, risas, su perro pidiéndole más comida a lo que a mí me hacía reír y es que parecía que se había tornado un hábito el hecho de que cenara sentada sobre él quien, había que decir, que no se estaba quieto en ningún momento. Recogí las cosas y dejé que fuera él quien decidiera si lo que había sobrado se lo daba a su perro o no, terminé de limpiar todo y me preparé un té que dejé sobre la mesa para que se enfriara antes de tumbarme en el sofá junto a él y que envolviera mi cuerpo entre sus brazos. Nos esperaban unos días bastante ajetreados, sobre todo para mí que debería de lidiar con el trabajo, los preparativos y demás para dejarlo todo organizado, además si nos íbamos a ir al norte un tiempo quería dejar las cosas adelantadas para no tener demasiado retraso para cuando vuelva- nos esperan unos días ajetreados vikingo, imagino que alguna que otra noche deberás de preparar tú la cena –elevé mi rostro apoyando mi barbilla en su pecho mirándolo mientras con mi mano hacía figuras en su pecho desnudo cubierto solo por la venda- quiero adelantar todo lo que pueda del trabajo que tengo, y además, compaginarlo con los preparativos... –solo de pensarlo ya me estresaba, pero podría con aquellos días perfectamente.
Luego le dije que pusiera la mesa cuando terminó con el mortero y yo terminaba de hacer la cena, ¿la verdad? Es que me gustaba demasiado mandarle a que hiciera cosas y así poco a poco se iba acostumbrando, él tenía unas creencias sobre ese tipo de cosas y quería que viera que no había nada malo en ellas, que no pasaba nada porque me ayudara porque, además, luego le recompensaría. Así lo tenía contento y a mí me ayudaba, todos salíamos ganando. Lo oía bufar y es que me reía sin poder evitarlo diciendo que eso eran cosas de mujeres y yo negaba con la cabeza, qué equivocado estaba, pero ya aprendería ya. Finalmente se sentó en la silla y yo a modo de “recompensa” para que no siguiera murmurando improperios que a mí me hacían reír le dejé una jarra delante de él, claro que él me propinó un manotazo y me pidió la cena a lo que yo enarqué una ceja mirándole como si le dijera con mis ojos que no era su criada, pero me callé y saqué los platos que faltaban solo para ver como el cachorro le rascaba con su pata la pierna pidiéndole la comida, la mía por el contrario estaba tranquila y miraba al cachorro para ver qué era lo que hacía. Tras las palabras de Ubbe me reí y este me miró apoyada en la puerta observándoles con diversión, era su perro y a él le toca disciplinarlo.
-Creo que mi perra tiene otras costumbres diferentes, no siempre suele comer de lo que a mí me sobra así que por eso mismo le pongo la cena antes –le dije porque intuía que su comentario iba precisamente por ese lado, llevaba haciéndolo así el tiempo que la tenía y si él quería no hacerlo con su perro no veía problema, pero la mía seguiría teniendo esas costumbres. Iba a sentarme a la mesa cuando su brazo rodeó mi cintura y me sentó de nuevo sobre él alegando que si entendía lo que me estaba diciendo y yo sonreí de lado- tú diosa egipcia es bastante inteligente, vikingo –dije cogiendo un trozo de carne y llevándomelo a la boca para ver como, con la cara que tenía, me pedía que lo alimentara. Enarqué una ceja y sonreí esa vez llevando un gajo de patata a mis labios ante su mirada pensando que se lo iba a dar a él- tienes la costumbre de que te dé de comer... me pregunto qué habrás comido cuando no estaba yo esos días –sonreí de lado y al final terminé por darle un trozo de carne que llevé a su labios mientras cogía un vaso de agua y daba un trago- tienes mucha cara, vikingo, dices que estás herido para machacar unas simples hierbas pero no para colarte entre mis piernas –me reí ante su cara y le di un gajo de patata sabiendo que se lo decía a broma, su perro ahora lo que arañaba era mi vestido y bajé mi vista para verlo sentado con cara de pena y no me pude resistir a darle un trozo de carne que comenzó a masticar tumbado en el suelo, entreteniéndose con el trozo- por cierto, ¿cuántos días me vas a dejar hasta que hagamos el gran reto? –Pregunté mientras yo también cenaba y él iba cogiendo algo también, su brazo tenía rodeada mi cintura y sus manos se paseaban por mi muslo pero también por mi espalda hasta enredarse entre los rizos de mi melena provocándome pequeñas cosquillas al coger entre sus dedos mechones de mi pelo- en estos días quiero hablar con mi madre para que me ayude a organizar todo lo necesario, le diré a mi padre que se ponga con el traje, le puedo decir si quieres que te haga uno a ti también –sonreí de lado mordiendo su labio inferior porque no veía al vikingo llevando un traje- supongo que querrás que tus hermanos y tu primo estén presentes, ¿no? Aunque vayamos a hacer dos bodas si están aquí imagino que querrás que asistan –también tenía que buscar su anillo, yo el mío ya lo tenía pero él sin embargo no llevaba ninguno y era una de las cosas que tenía que buscar- ¿sabes? Tengo ganas de que me lleves al norte, conocer a tus padres, que me enseñes aquello y el lugar donde te criaste... tú ya conociste el mío ahora me falta conocer el tuyo –volví a darle un trozo de carne notando sus dedos deslizándose por los rizos de mi melena provocándome pequeños escalofríos y una leve risa salió de mis labios- me haces cosquillas –dije antes de llevar el vaso de agua a mis labios y beber, él por el contrario bebía hidromiel pero a mí no me apetecía demasiado. Terminamos de cenar entre bromas, risas, su perro pidiéndole más comida a lo que a mí me hacía reír y es que parecía que se había tornado un hábito el hecho de que cenara sentada sobre él quien, había que decir, que no se estaba quieto en ningún momento. Recogí las cosas y dejé que fuera él quien decidiera si lo que había sobrado se lo daba a su perro o no, terminé de limpiar todo y me preparé un té que dejé sobre la mesa para que se enfriara antes de tumbarme en el sofá junto a él y que envolviera mi cuerpo entre sus brazos. Nos esperaban unos días bastante ajetreados, sobre todo para mí que debería de lidiar con el trabajo, los preparativos y demás para dejarlo todo organizado, además si nos íbamos a ir al norte un tiempo quería dejar las cosas adelantadas para no tener demasiado retraso para cuando vuelva- nos esperan unos días ajetreados vikingo, imagino que alguna que otra noche deberás de preparar tú la cena –elevé mi rostro apoyando mi barbilla en su pecho mirándolo mientras con mi mano hacía figuras en su pecho desnudo cubierto solo por la venda- quiero adelantar todo lo que pueda del trabajo que tengo, y además, compaginarlo con los preparativos... –solo de pensarlo ya me estresaba, pero podría con aquellos días perfectamente.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Seguí el camino del gajo con el cejo entrejunto y cara de pocos amigos, no solo le había picado las hierbas, si no que le había puesto la mesa y ahora ni de comer me daba esa mujer del diablo.
-¡Por Ra! -bromeé sin poder disimular la risa que me daba nombrar a su dios y no al mio -dame de comer egipcia, las tripas me suenan.
Ella sonreía contra mi boca, alegando que no sabia lo que habría comido estos días sin ella.
-Pues he pillado a una de las posaderas y le he hecho darme de comer sin tregua -bromeé viendo como se enfadaba y yo echadome a reír sin poder parar -mi diosa es celosa, bien, me gusta -dije arrastrando las palabras -he descubierto un lado tuyo que me pone mucho, ese en el que pegas puñetazos y te encelas por tu vikingo.
Abrí los labios cazando la comida, entre risas seguimos la cena, el tema de la boda era algo que le preocupaba, no la culpaba si quería que la celebráramos antes de irme al norte a cumplir la misión de recuperar la reliquia no le quedaba mucho tiempo.
En un par de semanas mi costilla estaría perfecta para recibir nuevas palizas, asi que...dos semanas era lo que ella tenia para montar una diosa medio vikinga, medio egipcia, la verdad no me gustaría estar en su pellejo.
-¿y si mi hermana te ayuda? Le pregunté -estoy seguro de que le hará ilusion, ademas os lleváis muy bien, ya a empezado a enseñarte a golpearme, quizás entre elección de lugar, vestido y ramo pueda darte unas clases de tiro con arco, es la mejor de nosotros.
Nai me miraba sin dejar de sonreír, supongo que pensando que me estaba escaqueando de preparar nada y deslizando mi mano entre sus rizos le dejé muy claro que era eso exactamente lo que estaba haciendo.
-Yo me ocupo de mi traje -fue la respuesta que le dí, no pensaba dejar que su padre me cosiera nada conociéndolo tendrá la mala sombra de hacer que la tela me diera urticaria.
Nuestro odio mutuo era sabido y conocido, a él yo no le gustaba por ser un bárbaro y a mi él no me gustaba por ser un necio.
Guardé silencio no diciendo todo lo que pensaba, aunque en mi rostro se reflejaba mas que claro que aunque aceptaba su presencia pues era el padre de mi prometida, no me gustaba ni un ápice.
-Si, mi primo y mis hermanos vendrán, le diré a Niels que traiga a Devon también. Mi primo esta con ella de puta madre, al final los dos hemos encontrado aquí lo que no encontramos en el norte.
Abrí la boca para meter en mi boca otro trozo de carne.
-¿donde nos casaremos? -pregunté -¿tienes algo pensado?
Mis labios recorrieron su cuello, la sentía nerviosa por el viaje al norte.
-El norte es diferente a esto, te darás cuenta de que es como una jaula de grillos, es como estar con mis hermanos todo el día -bromeé riéndome con picardia -pero te gustara, puedes intentar que mi padre mueva el culo del sofá y ayude a mi madre con la cena -dije riéndome imaginando a mi padre mirarla con cara de “ni de coña”
-En el norte no se te ocurra hacerme esto, que tengo una reputación que mantener y seria la mofa de todo mi ejercito ¿te imaginas? El que los dirige poniendo la mesa como una mujer
Negué riéndome ante la cara que ponía.
Acabada la cena me puse en pie, fui a la cocina y cogí los restos crudos que no había aprovechado para los guisos, en su mayoría cuellos, cabezas, intestinos, casqueria...
Lo coloqué en un cubo y se lo saqué para que se lo comiera.
Nai me miraba con una sonrisa en sus labios.
-Me vuelves loco -aseguré cargando con ella sin dejarla quitar la mesa.
-Mañana la quito, vamos arriba, tengo ganas de estar contigo.
Ella reía dándome manotazos en el culo, con la cabeza hacia bajo mientras yo la subía por las escaleras y una vez en nuestro cuarto la dejaba caer al lecho.
-¿me enseñas el Valhalla de tus piernas?
Ella se reía asegurando que era incorregible y yo ponía cara de pervertido mirándole el culo.
Nos perdimos entre besos, caricias, gruñidos y jadeos, nuestros cuerpos tomaban mas temperatura que las fraguas de msi tierras, juntos eramos volcanes plagados de lava.
Nuestras bocas bebían del manantial prohibido, el oasis en el desierto era su cuerpo desnudo, nunca sneti nada parecido cuando tomaba a una mujer, con ella el Valhalla era una realidad, no concebía una vida sin esa mujer y la idea de que pronto fuera mía me resultaba aun increíble.
Su barbilla en mi pecho, trazaba círculos sobre este mientras yo completamente saciado y con cara de idiota me dejaba querer entre sus brazos.
-Se que tienes mucho trabajo, por eso creo que Synnove es perfecta para eso de ayudarte.
Me dio un manotazo al ver que de nuevo me escaqueaba de todo.
-Vale ¿que necesitas de mi aparte de que cada noche te haga visitar a tus dioses con mi acero en tu Valhalla?
-¡Por Ra! -bromeé sin poder disimular la risa que me daba nombrar a su dios y no al mio -dame de comer egipcia, las tripas me suenan.
Ella sonreía contra mi boca, alegando que no sabia lo que habría comido estos días sin ella.
-Pues he pillado a una de las posaderas y le he hecho darme de comer sin tregua -bromeé viendo como se enfadaba y yo echadome a reír sin poder parar -mi diosa es celosa, bien, me gusta -dije arrastrando las palabras -he descubierto un lado tuyo que me pone mucho, ese en el que pegas puñetazos y te encelas por tu vikingo.
Abrí los labios cazando la comida, entre risas seguimos la cena, el tema de la boda era algo que le preocupaba, no la culpaba si quería que la celebráramos antes de irme al norte a cumplir la misión de recuperar la reliquia no le quedaba mucho tiempo.
En un par de semanas mi costilla estaría perfecta para recibir nuevas palizas, asi que...dos semanas era lo que ella tenia para montar una diosa medio vikinga, medio egipcia, la verdad no me gustaría estar en su pellejo.
-¿y si mi hermana te ayuda? Le pregunté -estoy seguro de que le hará ilusion, ademas os lleváis muy bien, ya a empezado a enseñarte a golpearme, quizás entre elección de lugar, vestido y ramo pueda darte unas clases de tiro con arco, es la mejor de nosotros.
Nai me miraba sin dejar de sonreír, supongo que pensando que me estaba escaqueando de preparar nada y deslizando mi mano entre sus rizos le dejé muy claro que era eso exactamente lo que estaba haciendo.
-Yo me ocupo de mi traje -fue la respuesta que le dí, no pensaba dejar que su padre me cosiera nada conociéndolo tendrá la mala sombra de hacer que la tela me diera urticaria.
Nuestro odio mutuo era sabido y conocido, a él yo no le gustaba por ser un bárbaro y a mi él no me gustaba por ser un necio.
Guardé silencio no diciendo todo lo que pensaba, aunque en mi rostro se reflejaba mas que claro que aunque aceptaba su presencia pues era el padre de mi prometida, no me gustaba ni un ápice.
-Si, mi primo y mis hermanos vendrán, le diré a Niels que traiga a Devon también. Mi primo esta con ella de puta madre, al final los dos hemos encontrado aquí lo que no encontramos en el norte.
Abrí la boca para meter en mi boca otro trozo de carne.
-¿donde nos casaremos? -pregunté -¿tienes algo pensado?
Mis labios recorrieron su cuello, la sentía nerviosa por el viaje al norte.
-El norte es diferente a esto, te darás cuenta de que es como una jaula de grillos, es como estar con mis hermanos todo el día -bromeé riéndome con picardia -pero te gustara, puedes intentar que mi padre mueva el culo del sofá y ayude a mi madre con la cena -dije riéndome imaginando a mi padre mirarla con cara de “ni de coña”
-En el norte no se te ocurra hacerme esto, que tengo una reputación que mantener y seria la mofa de todo mi ejercito ¿te imaginas? El que los dirige poniendo la mesa como una mujer
Negué riéndome ante la cara que ponía.
Acabada la cena me puse en pie, fui a la cocina y cogí los restos crudos que no había aprovechado para los guisos, en su mayoría cuellos, cabezas, intestinos, casqueria...
Lo coloqué en un cubo y se lo saqué para que se lo comiera.
Nai me miraba con una sonrisa en sus labios.
-Me vuelves loco -aseguré cargando con ella sin dejarla quitar la mesa.
-Mañana la quito, vamos arriba, tengo ganas de estar contigo.
Ella reía dándome manotazos en el culo, con la cabeza hacia bajo mientras yo la subía por las escaleras y una vez en nuestro cuarto la dejaba caer al lecho.
-¿me enseñas el Valhalla de tus piernas?
Ella se reía asegurando que era incorregible y yo ponía cara de pervertido mirándole el culo.
Nos perdimos entre besos, caricias, gruñidos y jadeos, nuestros cuerpos tomaban mas temperatura que las fraguas de msi tierras, juntos eramos volcanes plagados de lava.
Nuestras bocas bebían del manantial prohibido, el oasis en el desierto era su cuerpo desnudo, nunca sneti nada parecido cuando tomaba a una mujer, con ella el Valhalla era una realidad, no concebía una vida sin esa mujer y la idea de que pronto fuera mía me resultaba aun increíble.
Su barbilla en mi pecho, trazaba círculos sobre este mientras yo completamente saciado y con cara de idiota me dejaba querer entre sus brazos.
-Se que tienes mucho trabajo, por eso creo que Synnove es perfecta para eso de ayudarte.
Me dio un manotazo al ver que de nuevo me escaqueaba de todo.
-Vale ¿que necesitas de mi aparte de que cada noche te haga visitar a tus dioses con mi acero en tu Valhalla?
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Ya podía intuir que si algo iba a hacer el vikingo iba a ser escaquearse de ayudarme con los preparativos, de hecho, ya me lo estaba dejando medio claro mientras me decía que le pidiera ayuda a su hermana ya que si me estaba enseñando a pegarle podría también con la boda, incluso a entrenar con el arco ya que decía que era la mejor. Tenía que pedirle a Synnove unas clases maestras para cerrarle esa bocaza que tenía mientras se reía de mí sabiendo que, sin duda alguna, iba a salirse con la victoria. Porque estaba claro que no podía comparar unos días de clases con toda una vida que llevaba él, incluso así me gustaría poder ganarle para darle una lección y que probara de su propia medicina, a él no le gustaba perder bajo ningún concepto y a mí me gustaba ganar sobre toda las cosas, pero sabía ser realista y siéndolo estaba claro que iba a perder. Fruncí levemente el ceño cuando empezó a reírse por eso mientras le pedía que le diera de comer y, sin mucho problema, me dijo que había pedido a la posadera que le diera de comer. Sabía que era mentira, o esperaba que lo fuera, y le di un fuerte manotazo que denotaba que no me había gustado para nada lo que me había dicho a lo que él sonrió dándose cuenta de que lo que me corroía eran celos por sus palabras, y al muy maldito le gustó.
Le di otro manotazo al decir que le gustaba verme celosa y además pegando a alguien y sonreí de lado por eso último, bueno, no era la primera vez que me veía pegar a alguien e incluso le había pegado hasta a él llegado cierto momento. Me preguntó dónde quería hacer la boda y lo pensé bastante, lo cierto es que no había pensado exactamente dónde hacerla y cómo organizarla, tendría que pedirle ayuda a mi madre para todo mientras adelantaba trabajo del museo, la ayuda de Synnove y de mi madre serían claves para mí e incluso sabía que si le pedía ayuda a Alessia también me echaría una mano, cuantas más mejor. No es que fuéramos a ser muchos en la boda porque me gustaba más bien algo íntimo solamente con aquellos que más me importaban en mi vida y que para mí eran esenciales, así que quizás podríamos encontrar un lugar donde casarnos. Además, debía de integrar cosas de su cultura porque aunque fuéramos luego al norte también allí meterían cosas de la mía y no sabía muy bien cómo fusionar unas culturas que podían parecerse en algunas cosas, pero no en todas. Con el buen tiempo que estaba haciendo últimamente lo mejor sería hacerlo al aire libre, además de que así sería mucho mejor por lo que buscar un lugar apartado donde pudiéramos estar solo nosotros me gustaba bastante.
-Me parece bien que venga Devon, la verdad es que se les ve bastante bien juntos y creo que Devon influye en él algo así como yo influyo sobre ti –mordí su labio inferior con diversión mirándolo con mi brazo rodeando su cuello mientras terminábamos de cenar- no vamos a ser muchos, será una boda bastante íntima y privada solo con los más allegados. Sobre dónde casarnos... –me mordí el labio pensando un lugar y finalmente lo miré- ¿y si nos casamos en ese prado alejados de la ciudad y de todo, solo para nosotros? –Enarqué una ceja, tendríamos que llevar todo allí pero... bueno, para eso teníamos a los hombres, para que nos ayudaran- además, tendría que ser cuando el sol se escondiera porque si no mis padres no podrán estar presentes, podemos preparar las cosas de forma que solo sea llevarlas allí y para iluminar podemos poner antorchas como un pasillo y algunas más por el lugar –me encogí de hombros- la verdad es que se me acaba de ocurrir ahora pero si lo planifico bien seguro que algo se me ocurre –sus labios recorrían mi cuello mientras me decía que el norte era diferente, que allí todos los días era como estar con sus hermanos y reí por ello- entonces será muy entretenido –apunté con una sonrisa, dijo que quizás así intentara hacer que su padre ayudara a poner la mesa pero algo me decía que si Adaline no lo había conseguido en esos años yo no podría hacer nada. A lo que, hablando de eso, dijo que allí no podía pedirle que pusiera la mesa y enarqué una ceja mientras contenía la risa- ¿y por qué no? No es nada malo, se llama “trabajo en equipo” –pero para él era algo que un hombre no debía de hacer y asentí simplemente porque no quería dejarlo en evidencia, pero de puertas para adentro no sería la última vez que le pidiera que pusiera la mesa. Terminamos de cenar y recogí los platos mientras él le ponía de comer a su perro, como ya le había dicho de eso se encargaría él porque mi perra tenía otras costumbres diferentes. Lo miré de reojo mientras se acercaba a mí y sonreí de lado porque sabía lo que iba a hacer, de hecho, no tardó demasiado en cargar conmigo mientras le pedía que me bajara.
Por más que le di de azotes en el trasero no me soltó mientras me reía y subía conmigo las escaleras prometiendo que mañana quitaría la mesa, como no lo hiciera mañana le obligaría a quitarla para que no se escaqueara, que parecía ser especialista en eso pero al parecer todavía no sabía cómo me las gastaba. Solo me bajó cuando me dejó en la habitación y me reí tras su pregunta porque ese hombre era incorregible e insaciable, sus ojos fijos en mis nalgas me hicieron reír y poco tardó en acorralarme contra la cama, desnudarme y entre besos, caricias, jadeos y gemidos me hizo suya haciéndome rozar el cielo perdida en su cuerpo y en la forma en la que me deshacía entre su cuerpo al alcanzar el orgasmo, me dejó sobre su cuerpo cuando terminamos y me apoyé en su pecho sintiendo su mano deslizarse por mi espalda enredándose entre mis rizos y mi mano recorría su pecho sin patrón alguno. Le di un manotazo cuando volvió a insistir en que Synnove me avisara apoyando mi barbilla en su pecho para mirarle, reí negando con la cabeza ante su pregunta y sonreí de lado.
-Podéis encargaros de cazar para preparar lo necesario en cuanto a comida se refiere, eso te lo dejo a ti, a tú hermano y a tu primo. También podéis encargaros de llevar lo necesario allí y nosotras nos encargamos de la decoración y demás ¿te parece? –Pregunté aunque, realmente, más bien era como un “no repliques y haz lo que te digo” que él entendió solo por mí mirada, dejé un beso en su pecho y me acomodé sobre él cerrando los ojos, había sido un día que había disfrutado mucho en el que nos habíamos centrado solo en nosotros y eso me había gustado, pero pronto tendría que volver al trabajo y comenzar con los preparativos- déjame que hable con mi madre y tracemos un plan y ya te digo exactamente lo que tienes que hacer, ¿vale? Salvo que se te ocurra otro sitio donde casarte y cambiemos de planes –mi rostro se acomodó en su pecho y cerré los ojos dejando que el sueño me venciera poco a poco entre las caricias de sus manos en mi cuerpo, el latir de su corazón calmado y finalmente sentí como me quedaba dormida entre sus brazos, para mí, el mejor lugar del mundo.
Le di otro manotazo al decir que le gustaba verme celosa y además pegando a alguien y sonreí de lado por eso último, bueno, no era la primera vez que me veía pegar a alguien e incluso le había pegado hasta a él llegado cierto momento. Me preguntó dónde quería hacer la boda y lo pensé bastante, lo cierto es que no había pensado exactamente dónde hacerla y cómo organizarla, tendría que pedirle ayuda a mi madre para todo mientras adelantaba trabajo del museo, la ayuda de Synnove y de mi madre serían claves para mí e incluso sabía que si le pedía ayuda a Alessia también me echaría una mano, cuantas más mejor. No es que fuéramos a ser muchos en la boda porque me gustaba más bien algo íntimo solamente con aquellos que más me importaban en mi vida y que para mí eran esenciales, así que quizás podríamos encontrar un lugar donde casarnos. Además, debía de integrar cosas de su cultura porque aunque fuéramos luego al norte también allí meterían cosas de la mía y no sabía muy bien cómo fusionar unas culturas que podían parecerse en algunas cosas, pero no en todas. Con el buen tiempo que estaba haciendo últimamente lo mejor sería hacerlo al aire libre, además de que así sería mucho mejor por lo que buscar un lugar apartado donde pudiéramos estar solo nosotros me gustaba bastante.
-Me parece bien que venga Devon, la verdad es que se les ve bastante bien juntos y creo que Devon influye en él algo así como yo influyo sobre ti –mordí su labio inferior con diversión mirándolo con mi brazo rodeando su cuello mientras terminábamos de cenar- no vamos a ser muchos, será una boda bastante íntima y privada solo con los más allegados. Sobre dónde casarnos... –me mordí el labio pensando un lugar y finalmente lo miré- ¿y si nos casamos en ese prado alejados de la ciudad y de todo, solo para nosotros? –Enarqué una ceja, tendríamos que llevar todo allí pero... bueno, para eso teníamos a los hombres, para que nos ayudaran- además, tendría que ser cuando el sol se escondiera porque si no mis padres no podrán estar presentes, podemos preparar las cosas de forma que solo sea llevarlas allí y para iluminar podemos poner antorchas como un pasillo y algunas más por el lugar –me encogí de hombros- la verdad es que se me acaba de ocurrir ahora pero si lo planifico bien seguro que algo se me ocurre –sus labios recorrían mi cuello mientras me decía que el norte era diferente, que allí todos los días era como estar con sus hermanos y reí por ello- entonces será muy entretenido –apunté con una sonrisa, dijo que quizás así intentara hacer que su padre ayudara a poner la mesa pero algo me decía que si Adaline no lo había conseguido en esos años yo no podría hacer nada. A lo que, hablando de eso, dijo que allí no podía pedirle que pusiera la mesa y enarqué una ceja mientras contenía la risa- ¿y por qué no? No es nada malo, se llama “trabajo en equipo” –pero para él era algo que un hombre no debía de hacer y asentí simplemente porque no quería dejarlo en evidencia, pero de puertas para adentro no sería la última vez que le pidiera que pusiera la mesa. Terminamos de cenar y recogí los platos mientras él le ponía de comer a su perro, como ya le había dicho de eso se encargaría él porque mi perra tenía otras costumbres diferentes. Lo miré de reojo mientras se acercaba a mí y sonreí de lado porque sabía lo que iba a hacer, de hecho, no tardó demasiado en cargar conmigo mientras le pedía que me bajara.
Por más que le di de azotes en el trasero no me soltó mientras me reía y subía conmigo las escaleras prometiendo que mañana quitaría la mesa, como no lo hiciera mañana le obligaría a quitarla para que no se escaqueara, que parecía ser especialista en eso pero al parecer todavía no sabía cómo me las gastaba. Solo me bajó cuando me dejó en la habitación y me reí tras su pregunta porque ese hombre era incorregible e insaciable, sus ojos fijos en mis nalgas me hicieron reír y poco tardó en acorralarme contra la cama, desnudarme y entre besos, caricias, jadeos y gemidos me hizo suya haciéndome rozar el cielo perdida en su cuerpo y en la forma en la que me deshacía entre su cuerpo al alcanzar el orgasmo, me dejó sobre su cuerpo cuando terminamos y me apoyé en su pecho sintiendo su mano deslizarse por mi espalda enredándose entre mis rizos y mi mano recorría su pecho sin patrón alguno. Le di un manotazo cuando volvió a insistir en que Synnove me avisara apoyando mi barbilla en su pecho para mirarle, reí negando con la cabeza ante su pregunta y sonreí de lado.
-Podéis encargaros de cazar para preparar lo necesario en cuanto a comida se refiere, eso te lo dejo a ti, a tú hermano y a tu primo. También podéis encargaros de llevar lo necesario allí y nosotras nos encargamos de la decoración y demás ¿te parece? –Pregunté aunque, realmente, más bien era como un “no repliques y haz lo que te digo” que él entendió solo por mí mirada, dejé un beso en su pecho y me acomodé sobre él cerrando los ojos, había sido un día que había disfrutado mucho en el que nos habíamos centrado solo en nosotros y eso me había gustado, pero pronto tendría que volver al trabajo y comenzar con los preparativos- déjame que hable con mi madre y tracemos un plan y ya te digo exactamente lo que tienes que hacer, ¿vale? Salvo que se te ocurra otro sitio donde casarte y cambiemos de planes –mi rostro se acomodó en su pecho y cerré los ojos dejando que el sueño me venciera poco a poco entre las caricias de sus manos en mi cuerpo, el latir de su corazón calmado y finalmente sentí como me quedaba dormida entre sus brazos, para mí, el mejor lugar del mundo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Dudaba que en el Valhalla durmiera mas placido que lo hacia entre los brazos de la egipcia tras haber luchado a muerte en sus fraguas.
Nadie podía negar que eramos tempestad, una fuerte y arrolladora tormenta que arrasaba en el desierto y en el mar, pero no podíamos vivir lejos y la prueba de ellos era que nunca dejábamos de buscarnos.
Cuando abrí los ojos entraban por el postigo las primeras luces del alba, ese día había quedado con mi primo Niels para ir de caza, se había instalado junto a Devon en una aldea a las afueras, una pensión familiar donde según él estaban bien.
No los invité a quedarse aquí principalmente porque no era mi casa y porque sabia que algo perseguía a Devon y a él un hechicero con un cuervo pintado, esos dos vivían sorteando a la muerte, algo que para mi primo no era del todo nuevo ciertamente.
Bese la mejilla de mi prometida, aun le quedaban un par de horas de sueño ,así que no la desperté, me lavé, me vestí y salí por la puerta.
Me reía a carcajadas porque la mesa seguía puesta, parecía un niño haciendo la peor de sus travesuras, la egipcia iba a gruñir, bufar y maldecir, pero iba a aprender que los vikingos cazamos pero no hacemos cosas de mujeres.
De seguro su venganza seria terrible pero con suerte se le pasaría con el trabajo en el museo y la preparación de la boda, así que esperaba llegar y encontrarla a buenas.
Íbamos a ir a una taberna a preguntar por el hechicero del cuervo, al parecer en el cementerio se reunía un aquelarre de brujas, según había escuchado eran capaces de interpretar las runas y tirando de los hilos del presente, pasado y futuro eran capaces de descubrir todo aquello que te unía a otros entes.
Quizás supieran algo de ese hechicero que seguía a Niels o de aquello que corroía el alma de Devon.
Pasamos gran parte del día por sus inmediaciones, preguntando en varios santuarios de santería sobre aquellas mujeres que hacían rituales en las inmediaciones.
Sabíamos que estaba mal visto todo lo referente a la magia, la gente no era muy proclive a desvelar los secretos, peor nosotros distábamos mucho de tener pinta de inquisidores, así que finalmente conseguimos una ubicación.
Niels insistió en acudir solo, según él, se hacia tarde, mi futura esposa me necesitaba ahora mas que nunca, íbamos a casarnos antes de partir hacia una guerra que no sabia si acabaría en el Valhalla, así que por esta vez hice caso a mi primo, él era muy capaz de enfrentarse a los peligros.
Regresé a casa con el ocaso, Nai ya estaba dentro así que nada mas abrí la puerta me miró con cara de pocos amigos y yo le dedique la mejor de mis sonrisas, le dí un beso y de paso un manotazo en el culo.
Thor entraba agotado tras de mi, con el rabo entre las piernas y las patas cansadas, orejas gachas, el día había sido pesado para el animal que había tenido que ir a la carrera para alcanzar nuestro paso.
-¿Como esta ese culo? -pregunté dándole un manotazo -tengo hambre Nai -dije mirando por encima de su hombro en dirección a la cocina para ver que había preparado.
Nadie podía negar que eramos tempestad, una fuerte y arrolladora tormenta que arrasaba en el desierto y en el mar, pero no podíamos vivir lejos y la prueba de ellos era que nunca dejábamos de buscarnos.
Cuando abrí los ojos entraban por el postigo las primeras luces del alba, ese día había quedado con mi primo Niels para ir de caza, se había instalado junto a Devon en una aldea a las afueras, una pensión familiar donde según él estaban bien.
No los invité a quedarse aquí principalmente porque no era mi casa y porque sabia que algo perseguía a Devon y a él un hechicero con un cuervo pintado, esos dos vivían sorteando a la muerte, algo que para mi primo no era del todo nuevo ciertamente.
Bese la mejilla de mi prometida, aun le quedaban un par de horas de sueño ,así que no la desperté, me lavé, me vestí y salí por la puerta.
Me reía a carcajadas porque la mesa seguía puesta, parecía un niño haciendo la peor de sus travesuras, la egipcia iba a gruñir, bufar y maldecir, pero iba a aprender que los vikingos cazamos pero no hacemos cosas de mujeres.
De seguro su venganza seria terrible pero con suerte se le pasaría con el trabajo en el museo y la preparación de la boda, así que esperaba llegar y encontrarla a buenas.
Íbamos a ir a una taberna a preguntar por el hechicero del cuervo, al parecer en el cementerio se reunía un aquelarre de brujas, según había escuchado eran capaces de interpretar las runas y tirando de los hilos del presente, pasado y futuro eran capaces de descubrir todo aquello que te unía a otros entes.
Quizás supieran algo de ese hechicero que seguía a Niels o de aquello que corroía el alma de Devon.
Pasamos gran parte del día por sus inmediaciones, preguntando en varios santuarios de santería sobre aquellas mujeres que hacían rituales en las inmediaciones.
Sabíamos que estaba mal visto todo lo referente a la magia, la gente no era muy proclive a desvelar los secretos, peor nosotros distábamos mucho de tener pinta de inquisidores, así que finalmente conseguimos una ubicación.
Niels insistió en acudir solo, según él, se hacia tarde, mi futura esposa me necesitaba ahora mas que nunca, íbamos a casarnos antes de partir hacia una guerra que no sabia si acabaría en el Valhalla, así que por esta vez hice caso a mi primo, él era muy capaz de enfrentarse a los peligros.
Regresé a casa con el ocaso, Nai ya estaba dentro así que nada mas abrí la puerta me miró con cara de pocos amigos y yo le dedique la mejor de mis sonrisas, le dí un beso y de paso un manotazo en el culo.
Thor entraba agotado tras de mi, con el rabo entre las piernas y las patas cansadas, orejas gachas, el día había sido pesado para el animal que había tenido que ir a la carrera para alcanzar nuestro paso.
-¿Como esta ese culo? -pregunté dándole un manotazo -tengo hambre Nai -dije mirando por encima de su hombro en dirección a la cocina para ver que había preparado.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Había dormido plácidamente entre los brazos del vikingo y lo cierto es que no me enteré de cuando se había ido de la cama dejándome allí sola, pero cuando desperté bien entrada la mañana me encontré con que no estaba y el sitio que él ocupaba más bien estaba algo frío. Cerré los ojos y me quedé cinco o diez minutos más en la cama con los ojos cerrados pensando que seguramente estaría bajo y aproveché esos minutos para estirarme entre las sábanas, su olor permanecía toda en el lugar y me hizo cerrar los ojos y sonreír mientras algunos rizos caían por mi rostro. Los aparté y finalmente terminé por levantarme de la cama para dirigirme al aseo y buscarlo, no estaba y eso me pareció muy extraño que se levantara sin haberme dicho nada. Me di un baño para terminar de despertarme y me cambié sabiendo que tenía todo el día por delante para quedar con Alessia y comenzar a hacer los preparativos y comentarle lo que quería hacer a ver si a ella le parecía una buena idea, quizás con su ayuda, la de mi madre, Synnove e incluso Devon si quería ayudarnos podíamos hacer algo en el poco tiempo que teníamos. Cuando bajé las escaleras me di cuenta de que la casa estaba demasiado silenciosa como para que el vikingo estuviera en ella y me di cuenta cuando me asomé al comedor que no estaba ni él, ni Thor, tan solo estaba mi perra en su lugar donde siempre dormía y supe que se había largado a vete a saber qué cosa, pero si se había llevado al cachorro seguramente a cazar.
Miré la mesa que seguía igual que había estado en la noche anterior y fruncí el ceño maldiciendo al vikingo en todos los idiomas que sabía enfadándome por la jugarreta que me había hecho. Me dijo que quitaría la mesa y el muy cara dura se había largado sin hacer siquiera nada, seguramente, como venganza por hacer que pusiera la mesa. Fruncí el ceño y llevé mis manos a las caderas, este hombre no sabía con qué mujer se estaba metiendo y oh, juraba que me venganza sería terrible cuando lo pillara por banda para dejarle las cosas bien claras. Quizás hasta presintió que lo estaba maldiciendo de todas las cosas que le dije mientras mi perra me miraba desde su sitio y al final acabé por recoger la mesa que debería de haber recogido él o haberme dejado recoger anoche, y me preparé el desayuno para luego coger a Isis e ir a casa de Alessia esperando que estuviera para ayudarme con las semanas que se me venían encima. Por suerte para mí logré encontrarla en casa y cuando me vio y me preguntó le conté la idea que tenía sobre la boda y le pareció muy buena idea, no sabía dónde estaba el lugar que le decía a lo que me eché a reír porque yo tampoco había sabido de aquel lugar hasta que no me llevó por primera vez el vikingo.
No sabía exactamente cuándo volvería el vikingo así que decidí pasar el día con ella que hacía mucho tiempo que no estábamos a solas, me invitó a comer y me ayudó con algunas ideas para el lugar cuando le describí como era. Lo cierto es que entre mi religión y la suya lo más fácil sería una ceremonia al aire libre y de alguna forma intentar que ambas culturas se unieran y se pudieran juntar, eso era lo que menos sabía cómo hacer pero quizás Synnove pudiera ayudarme mucho más en ese aspecto. Ya que tenía esa tarde libre fui con Alessia de compras a echar algún que otro vistazo y así adelantaba las cosas y despejaba algunas dudas, la verdad es que contar con su ayuda y con su opinión hizo que despejara ciertas dudas y fui con ella también a mirar el anillo para Ubbe, quería algo que le representara un poco aunque seguramente con un anillo, el que fuera, seguro que le bastaba y le sobraba. Del traje no me tenía que ocupar porque sabía que mi padre me haría uno así que salvo eso todo lo demás más o menos lo fui viendo para tener alguna idea y descartar otras, había aprovechado la tarde y cuando ya empezó a oscurecer me despedí de ella para ir a casa.
Al llegar el vikingo no había llegado y fruncí ligeramente el ceño, podía haberme dejado alguna nota para que yo estuviera más tranquila aunque no me contara detalladamente qué iba a hacer, lancé un suspiro negando con la cabeza y comencé a preparar la cena con una sonrisa ladina pensando en que cuando llegara el vikingo iba a saber lo que era bueno porque si pensaba que me había olvidado lo llevaba más que claro. No tardé demasiado en prepararme la cena y me salí al comedor para sentarme en el sofá y cenar yo sola sin esperar al vikingo como parte de mi venganza con la compañía de Isis a mi lado, al terminar fui a la cocina para recoger todo y fue entonces cuando escuché que la puerta se abría y sonreí de forma ladina, pero cambié el gesto cuando lo vi entrar por la puerta para que viera que no estaba precisamente contenta y él sabría el motivo de ello. Me sonrió como si no hubiera roto un plato en su vida y fruncí el ceño para girarme no sin antes ver que el cachorro entraba por la puerta tremendamente cansado, sin duda alguna sin estar acostumbrado habría sido demasiado, pero no iba a entrar en ese detalle. Me dio un beso, un manotazo y tuvo la desfachatez de preguntarme cómo estaba mi culo, no yo, sino mi culo y enarqué una ceja por ello.
-Bastante cansado, para tú información. No he parado de hacer cosas en todo el día –si con su pregunta no hubiera tenido bastante cara por parte del vikingo, me dijo que tenía hambre y sonreí de forma ladina- podías haberme dejado una nota diciéndome que no ibas a llegar hasta la noche, con eso hubiera sido más que suficiente –me giré para mirarlo limpiándome las manos en un trapo y le sonreí dándole a entender que algo no iba del todo como él esperaba- ¿ah sí, tienes hambre? Pues... mira, lo tienes fácil: tienes dos manos con las que estoy segura puedes prepararte algo fácil y sencillo para cenar. Luego lo recoges y lo limpias como deberías de haber hecho y no escabulléndote saliendo de casa antes de que pudiera decirte nada –sonreí de lado- y yo te espero en la cama ¿vale? Pero si tardas mucho te aviso que vas a encontrarme durmiendo, mañana tengo que ir al museo y tengo mucho trabajo por delante por lo que no voy a tardar mucho en dormirme –me acerqué sin perder la sonrisa con aquel “jaque mate” que le había hecho y dejé un beso en sus labios con ganas, tentándole y provocándole como otra “lección” más sabiendo sus puntos débiles- te dejo a ti encargado de llevar lo necesario para hacer allí la ceremonia, seguro que os las apañáis para prepararlo todo –le di un azote en el trasero, mordí su cuello y me alejé para subir por las escaleras aprovechando su desconcierto por aquello mientras sonreía y me reí bajito entre dientes. Lo cierto es que se encontraría con la cena preparada si miraba bien pero, mientras asimilaba mi venganza por lo que había hecho quizás se diera más cuenta de las cosas, así que al llegar arriba me cambié de ropa y me metí en la cama con un libro a esperar a que cenara lo que le había dejado y ya podía imaginármelo bufar y gruñir todo el rato lo que me provocó una sonrisa. Al cabo de un rato lo vi entrar por la puerta y dejé el libro en la mesita mientras lo veía acercarse a la cama, sentarse en el borde y comenzar a quitarse la ropa, me acerqué a él y rodeé su cuello con mis brazos vestida con un camisón para dormir y mordí su oreja- ¿estaba buena la cena? –Pregunté con cierto tono guasón y deslicé mis manos por su pecho recorriendo con mis labios su cuello- he estado mirando cosas con Alessia de la boda, por si quieres saberlo, y... la próxima vez avísame que vas a estar todo el día fuera ¿vale? Así me quedo más tranquila –lo arrastré a la cama para desnudarlo y me perdí en sus labios, en sus manos, en su piel y en su cuerpo, contentarle era muy fácil y sabía sacar partido de su debilidad que era básicamente yo. Nos perdimos en las sábanas y nos enredamos en la cama, donde se cobró mi venganza, hasta acabar saciados con la respiración entrecortada, nuestros pechos subiendo y bajando con rapidez besándonos de forma lenta acomodándome sobre él para dejarme envolver por sus brazos.
Miré la mesa que seguía igual que había estado en la noche anterior y fruncí el ceño maldiciendo al vikingo en todos los idiomas que sabía enfadándome por la jugarreta que me había hecho. Me dijo que quitaría la mesa y el muy cara dura se había largado sin hacer siquiera nada, seguramente, como venganza por hacer que pusiera la mesa. Fruncí el ceño y llevé mis manos a las caderas, este hombre no sabía con qué mujer se estaba metiendo y oh, juraba que me venganza sería terrible cuando lo pillara por banda para dejarle las cosas bien claras. Quizás hasta presintió que lo estaba maldiciendo de todas las cosas que le dije mientras mi perra me miraba desde su sitio y al final acabé por recoger la mesa que debería de haber recogido él o haberme dejado recoger anoche, y me preparé el desayuno para luego coger a Isis e ir a casa de Alessia esperando que estuviera para ayudarme con las semanas que se me venían encima. Por suerte para mí logré encontrarla en casa y cuando me vio y me preguntó le conté la idea que tenía sobre la boda y le pareció muy buena idea, no sabía dónde estaba el lugar que le decía a lo que me eché a reír porque yo tampoco había sabido de aquel lugar hasta que no me llevó por primera vez el vikingo.
No sabía exactamente cuándo volvería el vikingo así que decidí pasar el día con ella que hacía mucho tiempo que no estábamos a solas, me invitó a comer y me ayudó con algunas ideas para el lugar cuando le describí como era. Lo cierto es que entre mi religión y la suya lo más fácil sería una ceremonia al aire libre y de alguna forma intentar que ambas culturas se unieran y se pudieran juntar, eso era lo que menos sabía cómo hacer pero quizás Synnove pudiera ayudarme mucho más en ese aspecto. Ya que tenía esa tarde libre fui con Alessia de compras a echar algún que otro vistazo y así adelantaba las cosas y despejaba algunas dudas, la verdad es que contar con su ayuda y con su opinión hizo que despejara ciertas dudas y fui con ella también a mirar el anillo para Ubbe, quería algo que le representara un poco aunque seguramente con un anillo, el que fuera, seguro que le bastaba y le sobraba. Del traje no me tenía que ocupar porque sabía que mi padre me haría uno así que salvo eso todo lo demás más o menos lo fui viendo para tener alguna idea y descartar otras, había aprovechado la tarde y cuando ya empezó a oscurecer me despedí de ella para ir a casa.
Al llegar el vikingo no había llegado y fruncí ligeramente el ceño, podía haberme dejado alguna nota para que yo estuviera más tranquila aunque no me contara detalladamente qué iba a hacer, lancé un suspiro negando con la cabeza y comencé a preparar la cena con una sonrisa ladina pensando en que cuando llegara el vikingo iba a saber lo que era bueno porque si pensaba que me había olvidado lo llevaba más que claro. No tardé demasiado en prepararme la cena y me salí al comedor para sentarme en el sofá y cenar yo sola sin esperar al vikingo como parte de mi venganza con la compañía de Isis a mi lado, al terminar fui a la cocina para recoger todo y fue entonces cuando escuché que la puerta se abría y sonreí de forma ladina, pero cambié el gesto cuando lo vi entrar por la puerta para que viera que no estaba precisamente contenta y él sabría el motivo de ello. Me sonrió como si no hubiera roto un plato en su vida y fruncí el ceño para girarme no sin antes ver que el cachorro entraba por la puerta tremendamente cansado, sin duda alguna sin estar acostumbrado habría sido demasiado, pero no iba a entrar en ese detalle. Me dio un beso, un manotazo y tuvo la desfachatez de preguntarme cómo estaba mi culo, no yo, sino mi culo y enarqué una ceja por ello.
-Bastante cansado, para tú información. No he parado de hacer cosas en todo el día –si con su pregunta no hubiera tenido bastante cara por parte del vikingo, me dijo que tenía hambre y sonreí de forma ladina- podías haberme dejado una nota diciéndome que no ibas a llegar hasta la noche, con eso hubiera sido más que suficiente –me giré para mirarlo limpiándome las manos en un trapo y le sonreí dándole a entender que algo no iba del todo como él esperaba- ¿ah sí, tienes hambre? Pues... mira, lo tienes fácil: tienes dos manos con las que estoy segura puedes prepararte algo fácil y sencillo para cenar. Luego lo recoges y lo limpias como deberías de haber hecho y no escabulléndote saliendo de casa antes de que pudiera decirte nada –sonreí de lado- y yo te espero en la cama ¿vale? Pero si tardas mucho te aviso que vas a encontrarme durmiendo, mañana tengo que ir al museo y tengo mucho trabajo por delante por lo que no voy a tardar mucho en dormirme –me acerqué sin perder la sonrisa con aquel “jaque mate” que le había hecho y dejé un beso en sus labios con ganas, tentándole y provocándole como otra “lección” más sabiendo sus puntos débiles- te dejo a ti encargado de llevar lo necesario para hacer allí la ceremonia, seguro que os las apañáis para prepararlo todo –le di un azote en el trasero, mordí su cuello y me alejé para subir por las escaleras aprovechando su desconcierto por aquello mientras sonreía y me reí bajito entre dientes. Lo cierto es que se encontraría con la cena preparada si miraba bien pero, mientras asimilaba mi venganza por lo que había hecho quizás se diera más cuenta de las cosas, así que al llegar arriba me cambié de ropa y me metí en la cama con un libro a esperar a que cenara lo que le había dejado y ya podía imaginármelo bufar y gruñir todo el rato lo que me provocó una sonrisa. Al cabo de un rato lo vi entrar por la puerta y dejé el libro en la mesita mientras lo veía acercarse a la cama, sentarse en el borde y comenzar a quitarse la ropa, me acerqué a él y rodeé su cuello con mis brazos vestida con un camisón para dormir y mordí su oreja- ¿estaba buena la cena? –Pregunté con cierto tono guasón y deslicé mis manos por su pecho recorriendo con mis labios su cuello- he estado mirando cosas con Alessia de la boda, por si quieres saberlo, y... la próxima vez avísame que vas a estar todo el día fuera ¿vale? Así me quedo más tranquila –lo arrastré a la cama para desnudarlo y me perdí en sus labios, en sus manos, en su piel y en su cuerpo, contentarle era muy fácil y sabía sacar partido de su debilidad que era básicamente yo. Nos perdimos en las sábanas y nos enredamos en la cama, donde se cobró mi venganza, hasta acabar saciados con la respiración entrecortada, nuestros pechos subiendo y bajando con rapidez besándonos de forma lenta acomodándome sobre él para dejarme envolver por sus brazos.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Under The Storm ~ Privado {+18}
Mi ladeada sonrisa se fue evaporando ante sus mordaces palabras, pronto mi gestó cambió, enarqué una ceja incrédulo y aunque mis manos sobrevolaban ansiosas su cuerpo, nalgas incluidas me quedé con cara de gilipollas cuando me dijo que tenia dos manos para ir y hacerme la cena.
-Pero egipcia... -me interrumpió no dejandome renegar.
Bufé, maldije en mi idioma y gruñí cuando me dijo que me iba a esperar en al cama, pero que no tardara mucho porque de hacerlo estaría dormida.
-Pues te despertaré -mascullé entre dientes como un niño cabreado.
Naitiri se reía de mi, pero ni de lejos le basto con eso, ahora su venganza iba a que yo seria el encargado de llevar todo lo necesario para nuestra boda.
-Los sacrificios y la comida es cosa mía, cazaré, ese si es mi trabajo no ponerme a cocinar y a limpiar -rugí gritando mientras esta se subía por las escaleras.
De una patada moví la mesa mientras como una bestia daba vueltas por el comedor bufando. Llevaba todo el maldito día ayudando a Niels a buscar al hechicero del cuervo, también yo estaba cansado, posiblemente mas que ella, vale que no había recogido la mesa, pero ese no era mi trabajo. Si llegaba una troupe atacando mi hogar ¿quien iba a hacerles frente? ¿ella? No, yo, yo alzaría mi acero ¿era tanto pedir que me pusiera la mesa, mantuviera limpia la casa y me hiciera la cena? ¿le faltaba acaso la caza?
Sin entrar en la cocina subí las escaleras, mi tripa rugía, pero mi castigo había sido impuesto, a la próxima cenaría en una taberna antes de venir.
Aun con el ceño cruzado me adentré en nuestro cuarto, al menos no podría ponerme la escusa de que se había dormido, así que me desvestí a toda velocidad esperando ser saciado de la otra forma que necesitaba.
Me quitaba las botas cuando Nai rodeó con sus brazos mi cuello y deposito una consecución de besos lentos por este, preguntándome si había estado buena la cena.
Encima con recochineo.
-Muy buena, me he quedado de puta madre -gruñí molesto.
Me dijo que había estado mirando cosas para la boda con su amiga, algo que me pareció perfecto.
-Yo no he avisado Nai porque no sabia lo que me llevaría ayudar a Niels con el problema del hechicero. Llevamos todo el día dando tumbos, es mas, mi primo se iba a otro sitio ahora y yo me he venido para no preocuparte, pero vamos que tenia que haberlo acompañado.
No siempre se la hora a la que volveré, si voy solo de caza si, antes de la comida, pero hay veces que no puedo tener controlados mis tiempos, no es como tu trabajo y tendrás que acostumbrarte a esto porque así es mi vida.
Se que mis palabras no le iban a gustar, pero era cierto, en el norte en ocasiones íbamos a algo tan rutinario como asegurarnos que una aldea estaba bien custodiada y por el camino o en ella nos cruzábamos con problemas diversos que nos mantenían lejos de casa una semana.
Tendría que aprender a confiar, a confiar en que su marido se las sabia arreglar y que si no estaba entre sus piernas era porque algo importante lo llevaba lejos de ellas.
-Nai, eres mi Valhalla, si no estoy aquí, en casa, amándote, es porque de verdad necesito estar fuera ¿lo entiendes? No me he ido de burdel, ni de fiesta con mis hermanos, pues de querer ir de fiesta, te invitaría, nada me place mas que meterte mano borracho, divertirme con ellos pero compartirlo contigo, si no he avisado Nai es simplemente porque no sabia .. creía que la búsqueda del hechicero como otras veces seria infructuosa y para comer estaría aquí, pero hemos ido tirando de hilos y no he podido.
Me desnudó despacio, nuestros labios se encontraron, lentos sosegados, el amor que nos procesábamos fue tomando forma, gruñidos, jadeos encendieron las fraguas y nuestros cuerpos friccionando como yunque y martillo dieron forma a la espada que se adentraba violenta haciéndola tocar le Valhalla.
Caímos rendidos sobre el lecho, mis dedos acariciaron su espalda mientras mi estomago hambriento se quejaba y Nai sonreía.
Aun jadeando se perdió en mis brazos, acomodada en mi pecho, abrazados, sin duda la había tomado con rudeza, quizás era mi venganza por tenerme a pan y agua.
-Pero egipcia... -me interrumpió no dejandome renegar.
Bufé, maldije en mi idioma y gruñí cuando me dijo que me iba a esperar en al cama, pero que no tardara mucho porque de hacerlo estaría dormida.
-Pues te despertaré -mascullé entre dientes como un niño cabreado.
Naitiri se reía de mi, pero ni de lejos le basto con eso, ahora su venganza iba a que yo seria el encargado de llevar todo lo necesario para nuestra boda.
-Los sacrificios y la comida es cosa mía, cazaré, ese si es mi trabajo no ponerme a cocinar y a limpiar -rugí gritando mientras esta se subía por las escaleras.
De una patada moví la mesa mientras como una bestia daba vueltas por el comedor bufando. Llevaba todo el maldito día ayudando a Niels a buscar al hechicero del cuervo, también yo estaba cansado, posiblemente mas que ella, vale que no había recogido la mesa, pero ese no era mi trabajo. Si llegaba una troupe atacando mi hogar ¿quien iba a hacerles frente? ¿ella? No, yo, yo alzaría mi acero ¿era tanto pedir que me pusiera la mesa, mantuviera limpia la casa y me hiciera la cena? ¿le faltaba acaso la caza?
Sin entrar en la cocina subí las escaleras, mi tripa rugía, pero mi castigo había sido impuesto, a la próxima cenaría en una taberna antes de venir.
Aun con el ceño cruzado me adentré en nuestro cuarto, al menos no podría ponerme la escusa de que se había dormido, así que me desvestí a toda velocidad esperando ser saciado de la otra forma que necesitaba.
Me quitaba las botas cuando Nai rodeó con sus brazos mi cuello y deposito una consecución de besos lentos por este, preguntándome si había estado buena la cena.
Encima con recochineo.
-Muy buena, me he quedado de puta madre -gruñí molesto.
Me dijo que había estado mirando cosas para la boda con su amiga, algo que me pareció perfecto.
-Yo no he avisado Nai porque no sabia lo que me llevaría ayudar a Niels con el problema del hechicero. Llevamos todo el día dando tumbos, es mas, mi primo se iba a otro sitio ahora y yo me he venido para no preocuparte, pero vamos que tenia que haberlo acompañado.
No siempre se la hora a la que volveré, si voy solo de caza si, antes de la comida, pero hay veces que no puedo tener controlados mis tiempos, no es como tu trabajo y tendrás que acostumbrarte a esto porque así es mi vida.
Se que mis palabras no le iban a gustar, pero era cierto, en el norte en ocasiones íbamos a algo tan rutinario como asegurarnos que una aldea estaba bien custodiada y por el camino o en ella nos cruzábamos con problemas diversos que nos mantenían lejos de casa una semana.
Tendría que aprender a confiar, a confiar en que su marido se las sabia arreglar y que si no estaba entre sus piernas era porque algo importante lo llevaba lejos de ellas.
-Nai, eres mi Valhalla, si no estoy aquí, en casa, amándote, es porque de verdad necesito estar fuera ¿lo entiendes? No me he ido de burdel, ni de fiesta con mis hermanos, pues de querer ir de fiesta, te invitaría, nada me place mas que meterte mano borracho, divertirme con ellos pero compartirlo contigo, si no he avisado Nai es simplemente porque no sabia .. creía que la búsqueda del hechicero como otras veces seria infructuosa y para comer estaría aquí, pero hemos ido tirando de hilos y no he podido.
Me desnudó despacio, nuestros labios se encontraron, lentos sosegados, el amor que nos procesábamos fue tomando forma, gruñidos, jadeos encendieron las fraguas y nuestros cuerpos friccionando como yunque y martillo dieron forma a la espada que se adentraba violenta haciéndola tocar le Valhalla.
Caímos rendidos sobre el lecho, mis dedos acariciaron su espalda mientras mi estomago hambriento se quejaba y Nai sonreía.
Aun jadeando se perdió en mis brazos, acomodada en mi pecho, abrazados, sin duda la había tomado con rudeza, quizás era mi venganza por tenerme a pan y agua.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
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