AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Raakshason kee raat -Privado+18
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Raakshason kee raat -Privado+18
"yah tum kya dekhate ho" ( Es lo que ves )
Algún evento en el centro de París, había alejado la clientela por esas horas. Me dediqué a darme un largo baño con mis aceites, debía estar preparada para esa noche en la que seguro alguien me reclamaría para hacer sus deseos realidad. Acostumbrada a la misma rutina, masajeé mis piernas con las yemas, los glúteos y los pechos, preparando mi cuerpo para una jornada intensiva..según la madame, estas noches más desiertas eran las más fructíferas a determinadas horas.
Tras enjabonar y darme el lujoso placer de un baño con flores secas, me dispuse a secarme y hundir las yemas en la piel, nutriéndola y cuidándola, era mi herramienta de trabajo...debía lucir perfecta. Dejé que mi cabello se secase a su amor, una cascada azabache que acariciaba mis nalgas, provocándome una risa cuando lo soltaba .
Una temperatura agradable, tan solo me puse por encima un batín de seda a medio abrochar, blanco como la nieve, en la espalda un bordado floral exquisito...que hacía juego con las flores que adornaban mi cabello. Dispuse tres rosas a un lado, el derecho, pequeñas rosas pequeñas que me daban ese toque más exótico.
Tenía hambre, apenas comí nada en todo el día. Ese maldito hombre me llevó más de media mañana en hacerlo desaparecer. Mi sonrisa , disfrazaba aquella amargura de tener que arrastrarlo hasta el río y dejarlo pudrirse en el lodo, como bien me habían pedido. Como si no hubiese ocurrido nada, mi sonrisa lucía resplandeciente, la mirada de mis compañeras no tardaron en posarse en mi persona. Sabía que ya tenía enemigas por robarles clientela pero me traía sin cuidado pues la ignorancia...era la mejor arma en estos casos.
Deslicé el dedo por la barra, pensando en qué tomar... un buen vino francés. Me mordí el labio inferior mientras paseaba la mirada por las distintas parejas, hombres con solo una prostituta, dos prostitutas con una...parejas de dos. Tomé mi copa dispuesta a llevarla a mi habitación cuando sin esperarlo, alguien me la arrebató... llevándosela, una compañera que ni ese placer me dejó saborear. Ni siquiera sabía quien tenía delante, me la iba a hacer pagar... sería la copa más cara de su vida. Solo le sonreí, mi cabeza ya comenzaba a trazar el plan...de su asesinato.
Algún evento en el centro de París, había alejado la clientela por esas horas. Me dediqué a darme un largo baño con mis aceites, debía estar preparada para esa noche en la que seguro alguien me reclamaría para hacer sus deseos realidad. Acostumbrada a la misma rutina, masajeé mis piernas con las yemas, los glúteos y los pechos, preparando mi cuerpo para una jornada intensiva..según la madame, estas noches más desiertas eran las más fructíferas a determinadas horas.
Tras enjabonar y darme el lujoso placer de un baño con flores secas, me dispuse a secarme y hundir las yemas en la piel, nutriéndola y cuidándola, era mi herramienta de trabajo...debía lucir perfecta. Dejé que mi cabello se secase a su amor, una cascada azabache que acariciaba mis nalgas, provocándome una risa cuando lo soltaba .
Una temperatura agradable, tan solo me puse por encima un batín de seda a medio abrochar, blanco como la nieve, en la espalda un bordado floral exquisito...que hacía juego con las flores que adornaban mi cabello. Dispuse tres rosas a un lado, el derecho, pequeñas rosas pequeñas que me daban ese toque más exótico.
Tenía hambre, apenas comí nada en todo el día. Ese maldito hombre me llevó más de media mañana en hacerlo desaparecer. Mi sonrisa , disfrazaba aquella amargura de tener que arrastrarlo hasta el río y dejarlo pudrirse en el lodo, como bien me habían pedido. Como si no hubiese ocurrido nada, mi sonrisa lucía resplandeciente, la mirada de mis compañeras no tardaron en posarse en mi persona. Sabía que ya tenía enemigas por robarles clientela pero me traía sin cuidado pues la ignorancia...era la mejor arma en estos casos.
Deslicé el dedo por la barra, pensando en qué tomar... un buen vino francés. Me mordí el labio inferior mientras paseaba la mirada por las distintas parejas, hombres con solo una prostituta, dos prostitutas con una...parejas de dos. Tomé mi copa dispuesta a llevarla a mi habitación cuando sin esperarlo, alguien me la arrebató... llevándosela, una compañera que ni ese placer me dejó saborear. Ni siquiera sabía quien tenía delante, me la iba a hacer pagar... sería la copa más cara de su vida. Solo le sonreí, mi cabeza ya comenzaba a trazar el plan...de su asesinato.
- Spoiler:
Última edición por Thrisna el Lun Oct 02, 2017 2:08 am, editado 1 vez
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Raakshason kee raat -Privado+18
París, ciudad apocada llena de misterios que no encontraba. Sinceramente nada de aquel lugar despejaba el tedio de la vida que esa gente y que francamente me producía una mezcla entre pena y asco.
Mujeres de atuendos incómodos pintadas como puertas y no precisamente para ir a la guerra, hombres con tres piernas y no por lo grande que tenían la entrepierna.
Mi viaje distaba mucho de ser por placer, quería ver por mis propios ojos dos cosas ¿que encontró mi primo en este infierno para quedarse mas de un año en el viviendo, aparte de a una rubia zorra que paria hijos como si fuera una coneja?
Lo segundo, no por ello menos importante, a una asesina que según había escuchado no poseía escrúpulos, ni moral, ni siquiera corazón en su pecho, algo que francamente esperaba comprobar.
El burdel el lugar marcado, algo que no me encajaba demasiado ¿por que una asesina con tanto renombre iba a vender su cuerpo al primer hijo de puta gordo, seboso y feo que le soltara unos francos por su coño mojado?
En fin, quizás tuviera fetiches extraños, no iba yo a juzgarlos...
Me adentré en aquel lugar de perdición que a decir verdad no se me antojo tan diferente a las mancerias del norte, a fin de cuentas en todos esos lugares se vendía lo mismo, carnaza fácil de obtener y de poco valor.
Caminé hacia la barra y pregunté a una mujer de pelo hueco, ojos rasgados y verdes como los de un gato y tetas lazadas como si fuera la cabeza de un espantapájaros donde se encontraba la mujer del nombre escrito en mi papel.
El precio pedido fue el dispuesto de mi bolsillo. Un gesto de la madam basto, no tardó en subir escaleras arriba otra puta de falda muy corta y posiblemente lengua muy larga.
Una copa para que esperara que no toque, la bebida de allí era repugnante y no pensaba intoxicarme con mierda barata de burdel, así que esperé paciente o al menos lo intente, la paciencia no era una de mis virtudes, sinceramente creo que era uno de mis mejores defectos.
Mujeres de atuendos incómodos pintadas como puertas y no precisamente para ir a la guerra, hombres con tres piernas y no por lo grande que tenían la entrepierna.
Mi viaje distaba mucho de ser por placer, quería ver por mis propios ojos dos cosas ¿que encontró mi primo en este infierno para quedarse mas de un año en el viviendo, aparte de a una rubia zorra que paria hijos como si fuera una coneja?
Lo segundo, no por ello menos importante, a una asesina que según había escuchado no poseía escrúpulos, ni moral, ni siquiera corazón en su pecho, algo que francamente esperaba comprobar.
El burdel el lugar marcado, algo que no me encajaba demasiado ¿por que una asesina con tanto renombre iba a vender su cuerpo al primer hijo de puta gordo, seboso y feo que le soltara unos francos por su coño mojado?
En fin, quizás tuviera fetiches extraños, no iba yo a juzgarlos...
Me adentré en aquel lugar de perdición que a decir verdad no se me antojo tan diferente a las mancerias del norte, a fin de cuentas en todos esos lugares se vendía lo mismo, carnaza fácil de obtener y de poco valor.
Caminé hacia la barra y pregunté a una mujer de pelo hueco, ojos rasgados y verdes como los de un gato y tetas lazadas como si fuera la cabeza de un espantapájaros donde se encontraba la mujer del nombre escrito en mi papel.
El precio pedido fue el dispuesto de mi bolsillo. Un gesto de la madam basto, no tardó en subir escaleras arriba otra puta de falda muy corta y posiblemente lengua muy larga.
Una copa para que esperara que no toque, la bebida de allí era repugnante y no pensaba intoxicarme con mierda barata de burdel, así que esperé paciente o al menos lo intente, la paciencia no era una de mis virtudes, sinceramente creo que era uno de mis mejores defectos.
Hati Dag- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/09/2017
Re: Raakshason kee raat -Privado+18
-Si no quiere que el estómago le duela de por vida, ni se le ocurra tomar nada de lo que sirvan allá abajo -le había visto llegar, impasible y observador. Mirada perdida, analizándolo todo y buscar lo que ansiaba esa noche.
Desde mi posición, le recorrí con la mirada...podía saberse tanto con prestar solo con un poco de atención. Recién llegado y de una tierra con unas costumbres muy diferentes a la distinguida París. Sonreí, mostrando mi perfecta y suculenta sonrisa dulce. No buscaba a cualquiera, a alguien que le comprendiese...o mejor, a alguien en concreto. Reí ante la mirada de mi compañera, la misma que me arrebató la copa que la atención del extranjero, se centró solo en mi persona.
-Pasad, le serviré un buen trago si gusta y de paso...-me encogí de hombros como si no supiese que decir, o eso quise que creyesen pues cuando se cerró la puerta a mi espalda mientras llenaba las copas de buen whisky, una sonrisa muy diferente se dibujó en mis labios cereza -Y de paso...hablemos de negocios -me giré despacio, ofreciéndole la copa pero dejándola encima de la cómoda por si no deseaba tomar nada.
Di un largo trago a mi copa, mostrándole que no era ningún truco y sonreí ampliamente. Mis ojos esmeralda, se pasearon por cada centímetro de su cuerpo, examinándolo...estaba claro que era un guerrero por su musculatura. Hombre fuerte y rudo por la intensidad de su mirada, la decisión que transmitía por cada paso que daba... y aquella intensa mirada que podía desnudar cualquier alma, condenarla al mismo infierno.
-Un guerrero -susurré en voz alta, más para mí misma y alcé la copa a modo de brindis -Mi precio es caro, no a cualquiera dejan verme..tenerme por unas horas...y ha pagado por toda la noche -me acerqué a él hasta estar frente a frente, un careo necesario entre dos asesinos... podía verme reflejada en sus orbes -¿A qué ha venido? ¿A follar o a negociar? Si es lo primero, cualquiera con cierta cantidad de francos y si acepto ocurre...si es lo segundo, soy toda oídos... y no hará falta más -no era cualquier prostituta, en mi mano estaba si deseaba o no tomar el cliente, fue una de mis condiciones... mi nombre y prestigio no solo se pagaba con francos, era mi tapadera...mi oficio en el que aprendí a no sentir nada -Será todo un desafío... intentar hacerme olvidar lo demás
Desde mi posición, le recorrí con la mirada...podía saberse tanto con prestar solo con un poco de atención. Recién llegado y de una tierra con unas costumbres muy diferentes a la distinguida París. Sonreí, mostrando mi perfecta y suculenta sonrisa dulce. No buscaba a cualquiera, a alguien que le comprendiese...o mejor, a alguien en concreto. Reí ante la mirada de mi compañera, la misma que me arrebató la copa que la atención del extranjero, se centró solo en mi persona.
-Pasad, le serviré un buen trago si gusta y de paso...-me encogí de hombros como si no supiese que decir, o eso quise que creyesen pues cuando se cerró la puerta a mi espalda mientras llenaba las copas de buen whisky, una sonrisa muy diferente se dibujó en mis labios cereza -Y de paso...hablemos de negocios -me giré despacio, ofreciéndole la copa pero dejándola encima de la cómoda por si no deseaba tomar nada.
Di un largo trago a mi copa, mostrándole que no era ningún truco y sonreí ampliamente. Mis ojos esmeralda, se pasearon por cada centímetro de su cuerpo, examinándolo...estaba claro que era un guerrero por su musculatura. Hombre fuerte y rudo por la intensidad de su mirada, la decisión que transmitía por cada paso que daba... y aquella intensa mirada que podía desnudar cualquier alma, condenarla al mismo infierno.
-Un guerrero -susurré en voz alta, más para mí misma y alcé la copa a modo de brindis -Mi precio es caro, no a cualquiera dejan verme..tenerme por unas horas...y ha pagado por toda la noche -me acerqué a él hasta estar frente a frente, un careo necesario entre dos asesinos... podía verme reflejada en sus orbes -¿A qué ha venido? ¿A follar o a negociar? Si es lo primero, cualquiera con cierta cantidad de francos y si acepto ocurre...si es lo segundo, soy toda oídos... y no hará falta más -no era cualquier prostituta, en mi mano estaba si deseaba o no tomar el cliente, fue una de mis condiciones... mi nombre y prestigio no solo se pagaba con francos, era mi tapadera...mi oficio en el que aprendí a no sentir nada -Será todo un desafío... intentar hacerme olvidar lo demás
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Raakshason kee raat -Privado+18
La acompañé hasta la cámara, sin duda alguna aquel whisky ofrecido tenia mejor calidad que la mierda de ahí abajo pero aun así lo olfateé y ni de lejos era como lo que yo acostumbraba a beber e el norte así que me limité a dar un sorbo por quemar un poco el gaznate y dejarlo a un lado.
Tampoco me gustaba embotar mis sentidos mientras hablaba de negocios, algo que no me importaba en absoluto si el final se basaba en un polvo.
Escuché su oferta, podía elegir entre fornicar o negociar y eso me hizo ladear la sonrisa clavando en sus ojos mi mirada.
No me corté, recorrí su cuerpo de arriba a bajo con lascivia.
-Aunque es tentador, lo admito, la idea de abriros de piernas, no me gusta mezclar placer y trabajo y vengo a ofrecerte un trato.
En el norte tengo los suficientes coños mojados como para no tener que viajar a una ciudad tan … -hice una pausa en busca de la palabra adecuada -tediosa, como esta.
Relamí mis labios mirándola fijamente.
-Es sencillo, quiero que mates a alguien para mi. Admito que nada me causaría mas placer que desgarrar con mis zarpas su gaznate, pero me es complicado colarme en su fortaleza y mi primo tiene cierta debilidad con las personas desvalidas.
Solo tendrás que soltar un par de lagrimas, echarte a sus brazos y suplicar su protección, te abrirá las puertas de Akershus de par en par y bueno..como lo mates es cosa tuya, quiero muerto a Höor Cannif, ese que llaman “salvador” del norte.
Pon el precio y se te pagará, eso si, quiero su cabeza para colgarla de una pica, quiero que el norte vea que sucede cuando alguien se rebela en contra de mis intereses.
Mi padre tuvo que acabar con ese bastardo hace ya demasiado tiempo, permitir su nacimiento fue el peor de los errores cometidos, todo por la debilidad que siempre tuvo por su hermana, la madre de ese que ahora había decidido alzarse en contra de su propia sangre y aliarse con el norte por una causa injustificada.
Los campesinos necesitan estímulos, mano dura, golpe de látigo, mi primo no tiene visión de rey, se cree un héroe, cuando solo es un necio estúpido que acabará muerto tarde o temprano, él y todo su maldito linaje.
-Otra cosa mas, hay un niño, Sirius se llama, lo quiero vivo, tráemelo y doblaré la cantidad pagada por su muerte.
Había escuchado que habia oscuridad en él, sin duda llevarlo a mis filas seria un excelente jaque mate.
Tampoco me gustaba embotar mis sentidos mientras hablaba de negocios, algo que no me importaba en absoluto si el final se basaba en un polvo.
Escuché su oferta, podía elegir entre fornicar o negociar y eso me hizo ladear la sonrisa clavando en sus ojos mi mirada.
No me corté, recorrí su cuerpo de arriba a bajo con lascivia.
-Aunque es tentador, lo admito, la idea de abriros de piernas, no me gusta mezclar placer y trabajo y vengo a ofrecerte un trato.
En el norte tengo los suficientes coños mojados como para no tener que viajar a una ciudad tan … -hice una pausa en busca de la palabra adecuada -tediosa, como esta.
Relamí mis labios mirándola fijamente.
-Es sencillo, quiero que mates a alguien para mi. Admito que nada me causaría mas placer que desgarrar con mis zarpas su gaznate, pero me es complicado colarme en su fortaleza y mi primo tiene cierta debilidad con las personas desvalidas.
Solo tendrás que soltar un par de lagrimas, echarte a sus brazos y suplicar su protección, te abrirá las puertas de Akershus de par en par y bueno..como lo mates es cosa tuya, quiero muerto a Höor Cannif, ese que llaman “salvador” del norte.
Pon el precio y se te pagará, eso si, quiero su cabeza para colgarla de una pica, quiero que el norte vea que sucede cuando alguien se rebela en contra de mis intereses.
Mi padre tuvo que acabar con ese bastardo hace ya demasiado tiempo, permitir su nacimiento fue el peor de los errores cometidos, todo por la debilidad que siempre tuvo por su hermana, la madre de ese que ahora había decidido alzarse en contra de su propia sangre y aliarse con el norte por una causa injustificada.
Los campesinos necesitan estímulos, mano dura, golpe de látigo, mi primo no tiene visión de rey, se cree un héroe, cuando solo es un necio estúpido que acabará muerto tarde o temprano, él y todo su maldito linaje.
-Otra cosa mas, hay un niño, Sirius se llama, lo quiero vivo, tráemelo y doblaré la cantidad pagada por su muerte.
Había escuchado que habia oscuridad en él, sin duda llevarlo a mis filas seria un excelente jaque mate.
Hati Dag- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/09/2017
Re: Raakshason kee raat -Privado+18
Sonrisa cereza que no desaparecía de mi rostro oyendo cada una de sus palabras. Ambos a cierta distancia pues él se encontraba cerca de la puerta dispuesto a confesarme su plan y ofrecerme su trato y en mi caso, cerca de la ventana ...apoyada en la cómoda tras mi enorme espejo dorado con pequeños cristales color esmeralda. Cada trago que se perdía en mis labios, mis ojos se paseaban por su cuerpo, estudiando sus movimientos y lo más importante, es que me había llamado la atención y eso no solía ocurrir.
No quería sexo y eso me hizo sonreír realmente divertida, los trabajos que más me complacían apenas acababan de empezar. Ese era uno de los primeros, me relamí al admitir que su placer sería aún mayor si mataba a su víctima...en ese instante, las mil y una maneras de acabar con esa persona en concreto y desconocida me excitaba a sobremanera. Mis encuentros con desconocidos siendo cortesana, obviamente...no los disfrutaba. Claro que, siempre pasaban a mi alcoba si yo aceptaba, pues si me era útil para ciertas informaciones mejor o en cualquier otro caso, para pasar el rato...mi precio era caro, no cualquiera pagaba cierta cantidad.
-Y la tendrás, yoddha (guerrero). No es cualquiera, me estás hablando de alguien no solo importante en título, soy lo suficientemente inteligente para saber que ese hombre es escudado por los mejores guerreros, su ejército no conoce paragón...y son muchos. -me encogí de hombros como si eso no supusiese ningún problema, la verdad así era. Me acerqué despacio a él con la copa en la mano, estaba tenso...mucho y pude ver que ni siquiera me miraba directamente, el odio lo condenaba a tan solo pensar en tal cosa, en asesinar y liberarse...entendía como se sentía.
-Sobre lo del niño, nunca hago secuestros, solo mato pero puede que contigo haga una excepción, más si vas a pagarme el doble -sonreí ampliamente, mi gesto dulce se contradecía con la maldad de mi mirada al hablar de dicho tema...volvía a fantasear con acabar con todas esas personas , recibir mi recompensa después... me gustaba, era algo que disfrutaba y no lo escondía a mis clientes.
-Deberías relajarte, ya no nos tuteamos...¿cómo se supone que tengo que llamarte? O...¿sigo llamándote yoddha? -reí, con la mano libre tomé su muñeca con la delicadeza de una pluma y tiré de él para llevarle al centro de la habitación. Dejé la copa a un lado, en uno de los muebles y paseé las palmas por su espalda, quedando tras él. Su imponente figura me hizo morder el labio inferior, hombres así no iban a reclamar a una cortesana...como bien dijo obtenían lo que deseaban y cuándo lo querían -Déjame complacerte con un masaje, aún te quedan horas... apenas hemos cerrado el trato y has pagado por horas- masajeé su musculatura despacio, sin prisa... sintiendo como poco a poco sus músculos se relajaban... permitiéndome acercarme un tanto más, acercar mis labios a su oído -Relájate, aún queda toda la botella, puedes beber cuanto quieras..es tuya, has pagado por ella -me refería a la botella, en realidad a mi persona, si él deseaba se cerraba el trato y nos veríamos cuando fuese el momento en cuestión -Tampoco me gusta París pero hay demanda, me gusta otras tierras más tranquilas...aunque eso no creo que sea de tu interés -
Enredé los dedos en su cuello, su cabello, dedicándole el más agradable de los masajes, las caricias que mis yemas dibujan en su piel, un beso dulce en su cuello y un suspiro en su nuca antes de apartarme y volver a tomar el vaso entre mis dedos.
No quería sexo y eso me hizo sonreír realmente divertida, los trabajos que más me complacían apenas acababan de empezar. Ese era uno de los primeros, me relamí al admitir que su placer sería aún mayor si mataba a su víctima...en ese instante, las mil y una maneras de acabar con esa persona en concreto y desconocida me excitaba a sobremanera. Mis encuentros con desconocidos siendo cortesana, obviamente...no los disfrutaba. Claro que, siempre pasaban a mi alcoba si yo aceptaba, pues si me era útil para ciertas informaciones mejor o en cualquier otro caso, para pasar el rato...mi precio era caro, no cualquiera pagaba cierta cantidad.
-Y la tendrás, yoddha (guerrero). No es cualquiera, me estás hablando de alguien no solo importante en título, soy lo suficientemente inteligente para saber que ese hombre es escudado por los mejores guerreros, su ejército no conoce paragón...y son muchos. -me encogí de hombros como si eso no supusiese ningún problema, la verdad así era. Me acerqué despacio a él con la copa en la mano, estaba tenso...mucho y pude ver que ni siquiera me miraba directamente, el odio lo condenaba a tan solo pensar en tal cosa, en asesinar y liberarse...entendía como se sentía.
-Sobre lo del niño, nunca hago secuestros, solo mato pero puede que contigo haga una excepción, más si vas a pagarme el doble -sonreí ampliamente, mi gesto dulce se contradecía con la maldad de mi mirada al hablar de dicho tema...volvía a fantasear con acabar con todas esas personas , recibir mi recompensa después... me gustaba, era algo que disfrutaba y no lo escondía a mis clientes.
-Deberías relajarte, ya no nos tuteamos...¿cómo se supone que tengo que llamarte? O...¿sigo llamándote yoddha? -reí, con la mano libre tomé su muñeca con la delicadeza de una pluma y tiré de él para llevarle al centro de la habitación. Dejé la copa a un lado, en uno de los muebles y paseé las palmas por su espalda, quedando tras él. Su imponente figura me hizo morder el labio inferior, hombres así no iban a reclamar a una cortesana...como bien dijo obtenían lo que deseaban y cuándo lo querían -Déjame complacerte con un masaje, aún te quedan horas... apenas hemos cerrado el trato y has pagado por horas- masajeé su musculatura despacio, sin prisa... sintiendo como poco a poco sus músculos se relajaban... permitiéndome acercarme un tanto más, acercar mis labios a su oído -Relájate, aún queda toda la botella, puedes beber cuanto quieras..es tuya, has pagado por ella -me refería a la botella, en realidad a mi persona, si él deseaba se cerraba el trato y nos veríamos cuando fuese el momento en cuestión -Tampoco me gusta París pero hay demanda, me gusta otras tierras más tranquilas...aunque eso no creo que sea de tu interés -
Enredé los dedos en su cuello, su cabello, dedicándole el más agradable de los masajes, las caricias que mis yemas dibujan en su piel, un beso dulce en su cuello y un suspiro en su nuca antes de apartarme y volver a tomar el vaso entre mis dedos.
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
La asesina acepto mi propuesta, el modo con el que acabara con él, lo dejaba a su inventiva, a mi me bastaba con que trajera la cabeza de Höor para que la clavara en una pica..por lo demás, podía jugar con él hasta la saciedad, si lo hacia sufrir mejor, si lo envenenaba no tenia problemas, lo quería muerto, muerto sin mas.
Por contra el niño me era de utilidad, en mi retorcida mente usar a uno de sus vástagos para dar fin al resto de pequeñas ratas se me antojaba incluso poético.
Cerrado el trato la dama viró alrededor de mi cuerpo, aseguraba que podía beber la botella entera, incluso creo que sus labios deslizándose por mi cuello prometían algo mas que palabras estando ebrios
Ladeé la sonrisa de forma engreída dejándome hacer, admito que la mujer era bella, tomarla no hubiera sido un problema y era algo que no descartaba a posterior.
Su cuerpo se detuvo frente a mi, su mano fue delicada a acariciar mi rostro, mano que detuve antes de que lo hiciera aferrando su muñeca con fuerza entre mis dedos.
-He dicho que no mezclo placer con negocios -susurré hundiendo mi inquisitiva mirada en la de la dama.
Con mi otra mano tomé su pelo y de un tirón orillé su rostro cerca del mio, su aliento y el mio chocaron agitados, turbias nuestras miradas dejaron claros que eramos dos bestias similares y que a ambos nos gustaba llevar la voz cantante.
-Y si alguna vez te abro de piernas, no sera entre besos y caricias -rugí contra su boca -¿lo entiendes?
Para mi el sexo era una necesidad fisiológica, algo donde descargar un día tenso, me servia cualquier coño mojado, es mas en ocasiones tomaba a varias de las doncellas de las aldeas conquistadas, no era un buen tipo, oírlas gritar y sollozar me parecía incluso excitante.
Nunca había hecho el amor con nadie ¿existía eso? Posiblemente hasta la pregunta me parecía ridícula.
De allí de donde yo venia, ese sentimiento era penado con la muerte.
Aflojé el agarre contemplando su mirada, me relamí los labios antes de pedirle que me acercara la copa.
Saqué un pequeño saco de monedas.
-Aquí esta la mitad de lo acordado, cuando traigas su cabeza y al niño te daré el resto -antes de que cogiera el dinero lo sujeté para que no se lo llevara -te advierto que odio la traición y mi primo tiene cierto don...para llevar a la gente a su terreno ¿queda claro? -solté el saquitó en ese instante.
La amenaza velada había quedado suficientemente clara.
Por contra el niño me era de utilidad, en mi retorcida mente usar a uno de sus vástagos para dar fin al resto de pequeñas ratas se me antojaba incluso poético.
Cerrado el trato la dama viró alrededor de mi cuerpo, aseguraba que podía beber la botella entera, incluso creo que sus labios deslizándose por mi cuello prometían algo mas que palabras estando ebrios
Ladeé la sonrisa de forma engreída dejándome hacer, admito que la mujer era bella, tomarla no hubiera sido un problema y era algo que no descartaba a posterior.
Su cuerpo se detuvo frente a mi, su mano fue delicada a acariciar mi rostro, mano que detuve antes de que lo hiciera aferrando su muñeca con fuerza entre mis dedos.
-He dicho que no mezclo placer con negocios -susurré hundiendo mi inquisitiva mirada en la de la dama.
Con mi otra mano tomé su pelo y de un tirón orillé su rostro cerca del mio, su aliento y el mio chocaron agitados, turbias nuestras miradas dejaron claros que eramos dos bestias similares y que a ambos nos gustaba llevar la voz cantante.
-Y si alguna vez te abro de piernas, no sera entre besos y caricias -rugí contra su boca -¿lo entiendes?
Para mi el sexo era una necesidad fisiológica, algo donde descargar un día tenso, me servia cualquier coño mojado, es mas en ocasiones tomaba a varias de las doncellas de las aldeas conquistadas, no era un buen tipo, oírlas gritar y sollozar me parecía incluso excitante.
Nunca había hecho el amor con nadie ¿existía eso? Posiblemente hasta la pregunta me parecía ridícula.
De allí de donde yo venia, ese sentimiento era penado con la muerte.
Aflojé el agarre contemplando su mirada, me relamí los labios antes de pedirle que me acercara la copa.
Saqué un pequeño saco de monedas.
-Aquí esta la mitad de lo acordado, cuando traigas su cabeza y al niño te daré el resto -antes de que cogiera el dinero lo sujeté para que no se lo llevara -te advierto que odio la traición y mi primo tiene cierto don...para llevar a la gente a su terreno ¿queda claro? -solté el saquitó en ese instante.
La amenaza velada había quedado suficientemente clara.
Hati Dag- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/09/2017
Re: Raakshason kee raat -Privado+18
Mis orbes se clavaron en él, oscureciéndose a la par que los labios se entreabrieron dejando escapar un leve jadeo. Ambas respiraciones bailaban al unísono, aquel agarre significaba mucho, demasiado y él lo supo en cuanto una breve sonrisa apareció en mi boca, esperando más...algo que no llegó. Asentí relamiendo mis labios , el agarre se disipó como ese momento en el que sobraron las palabras y el hecho de imaginarme la escena, me dejó sin aliento...y no de miedo precisamente. No le temía a nada, él no sería la excepción.
Mi pecho subía y bajaba, sin apartar la mirada de mi cliente, uno peculiar al que sin él saberlo...había estado esperando por tanto tiempo. Nunca me encontré a un igual y eso, acaparaba toda mi atención, mi curiosidad pues si no era un cliente normal... sus gustos y preferencias dejaban que desear a lo que creían “perversiones” o atrocidades...según para qué ojos.
-Lo he entendido perfectamente, mi yodda -tardé en reaccionar cuando me ofreció el dinero, cogí la bolsa sin contarlo...me fiaba de él. No se andaba con rodeos y yo tampoco, ya habíamos terminado de hablar, me dijo lo que deseaba de mí -El masaje en otra ocasión -reí de lo más divertida, no habría otras ocasiones de acercamiento , he ahí mis irónicas palabras -Hubiese sido interesante...sentir algo -
Mis orbes aún oscurecidas, le dedicaron una intensa mirada junto con una sonrisa maliciosa. Era cierto, hacía mucho no sentía nada pues el sexo al fin y al cabo era una simple necesidad ¿como decirlo? No recuerdo la vez que llegué al orgasmo, digamos... mi placer y mis gustos eran un tanto peculiares, como aquel hombre que tenía ante mis ojos. Chasqueé la lengua tomando mi copa, centrándome en ella, pensativa. Incluso su amenaza me resultó tentadora, sentí la piel de gallina y no por temor precisamente, su agarre de fuego, su mirada y aquellas palabras.
Me excitó, mi cuerpo ardía en deseos de perderse en el placer más extremo y torturador, ningún cliente me hizo sentir nada, solo me veían como un cuerpo al que desahogarse, las caricias y besos no me sabían a absolutamente nada.
—Tendré que preparar bien el viaje, no iría sola. Nunca fui al Norte, así que supongo vendrás conmigo -sonreí contra la copa, jugueteando con ella entre mis dedos, mi otra mano se deslizó por la tela del vestido, colocándola y de paso calmarme, mis pezones duros hicieron aparición y suspiré echando hacia atrás la cabeza, no sé qué demonios me había hecho aquel maldotp guerrero, con un simple agarre me había descolocado -Un par de meses, solo eso -poco a poco, volvía a la normalidad.
Mi pecho subía y bajaba, sin apartar la mirada de mi cliente, uno peculiar al que sin él saberlo...había estado esperando por tanto tiempo. Nunca me encontré a un igual y eso, acaparaba toda mi atención, mi curiosidad pues si no era un cliente normal... sus gustos y preferencias dejaban que desear a lo que creían “perversiones” o atrocidades...según para qué ojos.
-Lo he entendido perfectamente, mi yodda -tardé en reaccionar cuando me ofreció el dinero, cogí la bolsa sin contarlo...me fiaba de él. No se andaba con rodeos y yo tampoco, ya habíamos terminado de hablar, me dijo lo que deseaba de mí -El masaje en otra ocasión -reí de lo más divertida, no habría otras ocasiones de acercamiento , he ahí mis irónicas palabras -Hubiese sido interesante...sentir algo -
Mis orbes aún oscurecidas, le dedicaron una intensa mirada junto con una sonrisa maliciosa. Era cierto, hacía mucho no sentía nada pues el sexo al fin y al cabo era una simple necesidad ¿como decirlo? No recuerdo la vez que llegué al orgasmo, digamos... mi placer y mis gustos eran un tanto peculiares, como aquel hombre que tenía ante mis ojos. Chasqueé la lengua tomando mi copa, centrándome en ella, pensativa. Incluso su amenaza me resultó tentadora, sentí la piel de gallina y no por temor precisamente, su agarre de fuego, su mirada y aquellas palabras.
Me excitó, mi cuerpo ardía en deseos de perderse en el placer más extremo y torturador, ningún cliente me hizo sentir nada, solo me veían como un cuerpo al que desahogarse, las caricias y besos no me sabían a absolutamente nada.
—Tendré que preparar bien el viaje, no iría sola. Nunca fui al Norte, así que supongo vendrás conmigo -sonreí contra la copa, jugueteando con ella entre mis dedos, mi otra mano se deslizó por la tela del vestido, colocándola y de paso calmarme, mis pezones duros hicieron aparición y suspiré echando hacia atrás la cabeza, no sé qué demonios me había hecho aquel maldotp guerrero, con un simple agarre me había descolocado -Un par de meses, solo eso -poco a poco, volvía a la normalidad.
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
Ladeé la sonrisa cuando vi sus ojos centellear con violencia, podía oler su excitación desde mi posición algo que me hizo ligeramente ladear la cabeza.
De normal solía tomar lo que me placía por la fuerza, con violencia y no me quedaba después a evaluar las consecuencias, pero en este instante me resulto prometedor ese “después” que de sus labios salió.
-Sera un placer hacer negocios con vos -apunté con cierta diversión marcada a fuego en mi voz.
Tampoco necesitaba necesariamente acudir de mi mano al norte, aunque francamente podría resultar verosímil que la pobre doncella en apuros escapara de mis garras y llegara a Akershus bañada en lagrimas.
Höor como el caballero andante que se creía de seguro saldría montado sobre su corcel y blandiendo el acero en ayuda de la desvalida mujer.
Sinceramente pensaba que mi primo tenia un autentico complejo a sus espaldas, ningún hombre en su sano juicio se aliaría con las causas perdidas, ninguno excepto un necio.
Entre las virtudes de mi primo destacaba destacaba un don intrínseco para ser admirado y querido por todos aquellos que se lo encontraban de frente, sus defectos eran tantos que contarlos me resultaría imposible.
Padre solo cometió un error, mantenerlo con vida, un error que yo subsanaría.
Mis ojos se deslizaron por el cuerpo de la fulana, había escuchado hablar bien de sus dotes en la cama, mejor aun del modo en el que esgrimía las armas, esperaba sinceramente que no me decepcionara, no me gustaba perder el tiempo con nadie y menos con una mujer.
-¿Cuando pensáis acudir al norte? -pregunté volviendo a tomar el vaso de whisky para darle un trago – me gustaría que este trabajo quedara resuelto lo antes posible.
Me relamí los labios paladeando el whisky.
-yo partiré mañana cuando el ocaso oculte la estela de mi barco, tenéis libertad de viajar conmigo o por ende hacerlo en un plazo breve de tiempo por vuestra cuenta y riesgo.
-Conocéis algún lugar en esta ciudad donde aparte de servir bebida norteña, uno pueda...divertirse de alguna manera ¿pregunté con naturalidad?
Necesitaba pasar el tedio que sentía en mi interior y esa ciudad no albergaba en mi ningún tipo de diversión.
De normal solía tomar lo que me placía por la fuerza, con violencia y no me quedaba después a evaluar las consecuencias, pero en este instante me resulto prometedor ese “después” que de sus labios salió.
-Sera un placer hacer negocios con vos -apunté con cierta diversión marcada a fuego en mi voz.
Tampoco necesitaba necesariamente acudir de mi mano al norte, aunque francamente podría resultar verosímil que la pobre doncella en apuros escapara de mis garras y llegara a Akershus bañada en lagrimas.
Höor como el caballero andante que se creía de seguro saldría montado sobre su corcel y blandiendo el acero en ayuda de la desvalida mujer.
Sinceramente pensaba que mi primo tenia un autentico complejo a sus espaldas, ningún hombre en su sano juicio se aliaría con las causas perdidas, ninguno excepto un necio.
Entre las virtudes de mi primo destacaba destacaba un don intrínseco para ser admirado y querido por todos aquellos que se lo encontraban de frente, sus defectos eran tantos que contarlos me resultaría imposible.
Padre solo cometió un error, mantenerlo con vida, un error que yo subsanaría.
Mis ojos se deslizaron por el cuerpo de la fulana, había escuchado hablar bien de sus dotes en la cama, mejor aun del modo en el que esgrimía las armas, esperaba sinceramente que no me decepcionara, no me gustaba perder el tiempo con nadie y menos con una mujer.
-¿Cuando pensáis acudir al norte? -pregunté volviendo a tomar el vaso de whisky para darle un trago – me gustaría que este trabajo quedara resuelto lo antes posible.
Me relamí los labios paladeando el whisky.
-yo partiré mañana cuando el ocaso oculte la estela de mi barco, tenéis libertad de viajar conmigo o por ende hacerlo en un plazo breve de tiempo por vuestra cuenta y riesgo.
-Conocéis algún lugar en esta ciudad donde aparte de servir bebida norteña, uno pueda...divertirse de alguna manera ¿pregunté con naturalidad?
Necesitaba pasar el tedio que sentía en mi interior y esa ciudad no albergaba en mi ningún tipo de diversión.
Hati Dag- Licántropo Clase Alta
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
No encargó una ejecución fácil, tendría que viajar a otro país, unas tierras muy diferentes a estas. No tenía el placer de conocer los Países Bajos y la idea de ello, me agradó. Me brindaba la posibilidad de darme a conocer más allá de tierras parisinas. Antes de actuar, debía conocer el terreno, aquellos que protegían aquel señor del Norte. No sería la primera vez que me encargan un asesinato que tenía que ver con la realeza. Acepté de buen grado, mientras volvía a mirarme en el espejo, por éste...busqué su mirada al preguntarme si sabía algún sitio donde divertirse. Había varios, muchos en realidad que no casaban con lo normal.
Sonreí complacida, asintiendo con la cabeza. En el caso de ir donde estaba pensando, necesitaría ropa diferente a aquel batin. En silencio, me deshice de él, de espaldas dejando la piel al descubierto. El cabello, me lo recogí en una coleta y dispuse mi ropa más cómoda, ir de cuero sería lo más adecuado, ropa oscura... los rastros de sangre se disimulaban mejor con ese tono. Pantalones oscuros, al igual que la parte superior...mejor parecer lo que no eras, un hombre más en aquel lugar terrible.
-Le agradará el lugar, es mucho más animado que este -sonreí con cierto acento dejando escapar una risa al ver su expresión impaciente -Vamos, en diez minutos estaré allí -me dispuse a salir de la habitación, el sombrero de ala ancha apartaba toda sospecha de que hubiese abandonado la alcoba. Dos hombres, acababan de abandonar el burdel, así fue a la vista de la madame.
Nada más salir a la calle, le dediqué una mirada de reojo. Mis pasos se aceleraron, las botas me rozaban las rodillas , el olor a cuero me arrancó un suspiro. Esa noche sería muy diferente, a todas, lo supe desde que nuestras miradas se cruzaron. Lo guié a dos manzanas, entrando por uno de los callejones, alejados del centro... allí la clases sociales, se divertían de otro modo. Susurré unas palabras al que había custodiando aquella gran puerta de madera , vieja y medio derruida. Entré haciéndole un gesto para que me siguiese.
La bebida allí , como bien le dije en mi alcoba...era importada. El whisky procedía de aquel lugar, una taberna improvisada, en medio de ésta , se batían dos hombres entre gritos, alentando a los luchadores a acabar con el otro. Peleas clandestinas, sangre, sudor y alcohol... y sexo, sin importar que estuviesen a la vista. Sonreí al tabernero que nada más verme, dispuso dos copas de auténtico whisky.
-Espero que del mejor de la casa, traigo a uno de los tuyos -miré por encima de mi hombro la pelea y sonreí ampliamente -Es el mejor sitio de París. Un trozo de norte para ti -le miré a los ojos y sonreí. -Bebe, será lo mejor que pruebes esta noche -y no me quitaba razón.
Sonreí complacida, asintiendo con la cabeza. En el caso de ir donde estaba pensando, necesitaría ropa diferente a aquel batin. En silencio, me deshice de él, de espaldas dejando la piel al descubierto. El cabello, me lo recogí en una coleta y dispuse mi ropa más cómoda, ir de cuero sería lo más adecuado, ropa oscura... los rastros de sangre se disimulaban mejor con ese tono. Pantalones oscuros, al igual que la parte superior...mejor parecer lo que no eras, un hombre más en aquel lugar terrible.
-Le agradará el lugar, es mucho más animado que este -sonreí con cierto acento dejando escapar una risa al ver su expresión impaciente -Vamos, en diez minutos estaré allí -me dispuse a salir de la habitación, el sombrero de ala ancha apartaba toda sospecha de que hubiese abandonado la alcoba. Dos hombres, acababan de abandonar el burdel, así fue a la vista de la madame.
Nada más salir a la calle, le dediqué una mirada de reojo. Mis pasos se aceleraron, las botas me rozaban las rodillas , el olor a cuero me arrancó un suspiro. Esa noche sería muy diferente, a todas, lo supe desde que nuestras miradas se cruzaron. Lo guié a dos manzanas, entrando por uno de los callejones, alejados del centro... allí la clases sociales, se divertían de otro modo. Susurré unas palabras al que había custodiando aquella gran puerta de madera , vieja y medio derruida. Entré haciéndole un gesto para que me siguiese.
La bebida allí , como bien le dije en mi alcoba...era importada. El whisky procedía de aquel lugar, una taberna improvisada, en medio de ésta , se batían dos hombres entre gritos, alentando a los luchadores a acabar con el otro. Peleas clandestinas, sangre, sudor y alcohol... y sexo, sin importar que estuviesen a la vista. Sonreí al tabernero que nada más verme, dispuso dos copas de auténtico whisky.
-Espero que del mejor de la casa, traigo a uno de los tuyos -miré por encima de mi hombro la pelea y sonreí ampliamente -Es el mejor sitio de París. Un trozo de norte para ti -le miré a los ojos y sonreí. -Bebe, será lo mejor que pruebes esta noche -y no me quitaba razón.
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
La asesina parece que captó con rapidez mis gustos, pues no me llevó a ninguna taberna elegante de hombres de chistera y bastón, si no a un antro situado en un almacén en las zonas mas alejadas de París.
La depravación estaba implícita en el ambiente, olía a alcohol, sangre y sexo, sin duda y como bien la joven había dicho un trozo de norte en esta ciudad tediosa.
Me adentré con una ladeada sonrisa, esta vez si tomé la copa que me ofrecía, mis ojos se deslizaron de forma lenta por su cuerpo mientras una copa tras otra iba llenando mi organismo.
A mi alrededor los hombres vitoreaban a los guerreros que sobre una tarima luchaban sin reglas a golpes reventándose la cara mientras las puestas corrían ante mis ojos.
En el norte nos matábamos por principios, pero esto me resultaba bastante placentero de observar, eran como mercenarios que buscaban por unos francos su final o el del otro.
Me recordó a las peleas de gladiadores en los circos romanos, admito que me excitó la idea de probar, mi mano aflojó el broche de dragón que sujetaba mis pieles y colocandolas sobre las manos de la asesina alcé la mano cuando el presentador de las batallas pegunto quien tenia cojones de enfrentarse a la ultima mole que parecía no conocer derrota.
Un último trago para apurar la copa, deposité el vidrio en la mano de la asesina y sin temeridad ninguna alcé los brazos con una ladeada sonrisa en señal de victoria mientras caminaba hacia allí.
Las apuestas iban en mi contra, mi envergadura era menor que la de la mole, claro que había algo que los demás no sabían y es que yo nací con la muerte en mis alforjas.
Nada mas nos dieron el pistoletazo de salir corrí en dirección a la bestia, me elevé por los aires, me enganche con las piernas a su cuello, apreté asficxiandolo, caímos contra la tarima, el tipo se ahogaba, luchaba por intentar sacarseme de encima.
Demasiado duraba, así que con un puñetazo en la nariz se la partí dejándolo inconsciente con el rostro ensangrentado.
Me levanté del suelo y pasando por al lado del de las apuestas pillé la pasta con una sonrisa engreída volviendo junto a la asesina.
La depravación estaba implícita en el ambiente, olía a alcohol, sangre y sexo, sin duda y como bien la joven había dicho un trozo de norte en esta ciudad tediosa.
Me adentré con una ladeada sonrisa, esta vez si tomé la copa que me ofrecía, mis ojos se deslizaron de forma lenta por su cuerpo mientras una copa tras otra iba llenando mi organismo.
A mi alrededor los hombres vitoreaban a los guerreros que sobre una tarima luchaban sin reglas a golpes reventándose la cara mientras las puestas corrían ante mis ojos.
En el norte nos matábamos por principios, pero esto me resultaba bastante placentero de observar, eran como mercenarios que buscaban por unos francos su final o el del otro.
Me recordó a las peleas de gladiadores en los circos romanos, admito que me excitó la idea de probar, mi mano aflojó el broche de dragón que sujetaba mis pieles y colocandolas sobre las manos de la asesina alcé la mano cuando el presentador de las batallas pegunto quien tenia cojones de enfrentarse a la ultima mole que parecía no conocer derrota.
Un último trago para apurar la copa, deposité el vidrio en la mano de la asesina y sin temeridad ninguna alcé los brazos con una ladeada sonrisa en señal de victoria mientras caminaba hacia allí.
Las apuestas iban en mi contra, mi envergadura era menor que la de la mole, claro que había algo que los demás no sabían y es que yo nací con la muerte en mis alforjas.
Nada mas nos dieron el pistoletazo de salir corrí en dirección a la bestia, me elevé por los aires, me enganche con las piernas a su cuello, apreté asficxiandolo, caímos contra la tarima, el tipo se ahogaba, luchaba por intentar sacarseme de encima.
Demasiado duraba, así que con un puñetazo en la nariz se la partí dejándolo inconsciente con el rostro ensangrentado.
Me levanté del suelo y pasando por al lado del de las apuestas pillé la pasta con una sonrisa engreída volviendo junto a la asesina.
Hati Dag- Licántropo Clase Alta
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
Sin pensarlo ni un segundo, le llevé al lugar donde ambos estaríamos cómodos y no precisamente entre sabanas de seda. Allí era respetada, se podía ver en cómo me conocían todos y saludaban a mi paso con respeto. Necesitaba un buen trago, o dos... esa noche podía permitirme descansar un poco del burdel. Curioso, aquel que seguramente me hiciese sentir algo...no requería de mis servicios, cosa que me complació aún más, mi trabajo como sicaria me resultaba más fácil.
Tomé la copa y miré de reojo hacia donde se dirigía, en medio del local se disponía un nuevo reto, una lucha de honor. Sonreí de medio lado al verle desafiar a aquella bestia, le doblaba en altura, muchos murmuraron, apostando en su contra y sin embargo, aposté a favor...doblando la cantidad inicial, lo que causó más polémica.
Apoyé la espalda en el borde de la barra, observando la pelea. No duró demasiado, no tanto como me gustaría. Golpes limpios, mortales y una lucha impecable, todo un guerrero del norte. Me relamí los labios, dejando escapar un suspiro, la escena me resultaba de lo más tentadora...un encuentro que no solo me ayudó a conocer a mi cliente, también resultar de lo más excitante. Reí por lo bajo al oír sus seguros pasos, no hacía falta mirar en la dirección para saber que aquel hombre decidido que arriesgaba siempre se dirigía hacia la barra para saciar su sed.
-Buen botín. Buena pelea -deslicé una copa con mi dedo índice, en su dirección. La mía estaba vacía, volvían a llamar la atención de los presentes para ver quién se atrevía a desafiar a la misma muerte. Suspiré, podía ser esta noche pero prefería beberme un buen whisky, luego ya se vería lo que pasaría -He oído hablar de los tuyos, guerreros innatos, bárbaros leales a sus ideales...hombres fuertes, robustos que no contemplan una rendición , sí una victoria gloriosa en cada gesta -recogí mi parte del dinero, un claro ejemplo de que aposté por él pero no dije nada al respecto, solo me guardé el dinero.
-Esta noche , están prohibidas las armas, cuerpo a cuerpo y debo felicitaros. No suelen verse guerreros así por tierras parisinas, al menos no en el tiempo que permanezco aquí -sonreí , esperé a que me llenaran la copa... y me fijé en que en una de sus mejillas, gotas de sangre habían pintado el lienzo de su rostro. Siseé, mis finos dedos se enredaron en su cuello y alzándome de puntillas, pasé la lengua por los restos, volviendo a mi lugar -No es tuya, ni te has manchado la ropa
me había sorprendido y otras muchas más cosas a partes iguales. Le sonreí, unos segundos en silencio. Atrás gritaban, ruidos de golpes, quejidos y mis ojos recorriendo en silencio el cuerpo de aquel norteño, me sorprendía cada vez más.
Tomé la copa y miré de reojo hacia donde se dirigía, en medio del local se disponía un nuevo reto, una lucha de honor. Sonreí de medio lado al verle desafiar a aquella bestia, le doblaba en altura, muchos murmuraron, apostando en su contra y sin embargo, aposté a favor...doblando la cantidad inicial, lo que causó más polémica.
Apoyé la espalda en el borde de la barra, observando la pelea. No duró demasiado, no tanto como me gustaría. Golpes limpios, mortales y una lucha impecable, todo un guerrero del norte. Me relamí los labios, dejando escapar un suspiro, la escena me resultaba de lo más tentadora...un encuentro que no solo me ayudó a conocer a mi cliente, también resultar de lo más excitante. Reí por lo bajo al oír sus seguros pasos, no hacía falta mirar en la dirección para saber que aquel hombre decidido que arriesgaba siempre se dirigía hacia la barra para saciar su sed.
-Buen botín. Buena pelea -deslicé una copa con mi dedo índice, en su dirección. La mía estaba vacía, volvían a llamar la atención de los presentes para ver quién se atrevía a desafiar a la misma muerte. Suspiré, podía ser esta noche pero prefería beberme un buen whisky, luego ya se vería lo que pasaría -He oído hablar de los tuyos, guerreros innatos, bárbaros leales a sus ideales...hombres fuertes, robustos que no contemplan una rendición , sí una victoria gloriosa en cada gesta -recogí mi parte del dinero, un claro ejemplo de que aposté por él pero no dije nada al respecto, solo me guardé el dinero.
-Esta noche , están prohibidas las armas, cuerpo a cuerpo y debo felicitaros. No suelen verse guerreros así por tierras parisinas, al menos no en el tiempo que permanezco aquí -sonreí , esperé a que me llenaran la copa... y me fijé en que en una de sus mejillas, gotas de sangre habían pintado el lienzo de su rostro. Siseé, mis finos dedos se enredaron en su cuello y alzándome de puntillas, pasé la lengua por los restos, volviendo a mi lugar -No es tuya, ni te has manchado la ropa
me había sorprendido y otras muchas más cosas a partes iguales. Le sonreí, unos segundos en silencio. Atrás gritaban, ruidos de golpes, quejidos y mis ojos recorriendo en silencio el cuerpo de aquel norteño, me sorprendía cada vez más.
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
Mis ojos vagaron por el rostro de la asesina, sus labios entreabiertos, su mirada felina, ese modo en el que se movía frente a mi como si nada mas existiera. De seguro le funcionaba y aun a sabiendas que solo era una puta que fingía con todos, me atraía.
Atrapé la copa que deslizó por la barra, al parecer el combate la había excitado lo suficiente como para que sus ojos adquirieran una tonalidad chocolate.
Ladeé la sonrisa, cuando se orillo contra mi piel de forma provocativa, ella era distinta.
-¿Nunca te rindes? -pregunté deslizando mis dedos por su columna vertebral mientras esta lamia la sangre que de sobra sabia no era mía.
Mis manos de un golpe seco se apoderaron de sus nalgas, bella como ninguna sonrió mostrando su perlada dentadura. La barra fue nuestro punto de partida, escasa la distancia entre nuestros labios mientras sus piernas se abrían dándome paso.
No perdió la compostura, era un duelo de miradas prohibidas.
Me estaba saltando mis propias normas y eso era algo que ella sabia y que le complacía.
Me relamí ante su mirada de gata, mi martillo presionaba su yunque mientras el silencio daba paso a las respiraciones pesadas de uno y otro fundidas por le jolgorio que escuchaba a mis espaldas.
-¿que estas dispuesta a hacer para complacer a un hombre como yo? -pregunté deslizando mi lengua por su inferior de forma provocadora -le he tomado todo sin pedir permiso jamas, pero algo me dice que contigo Hel seria un paraíso, llévame a ese lugar sin retorno donde el dolor y el placer no tengan parangón.
Separé mi boca solo para apurar otra copa de un trago, ella tomó mi mentón para que de nuevo la enfrentara, allí estábamos dos depredadores mirándonos de frente, agazapados para dar le salto y con él condenar al otro a muerte.
-Dime preciosa ¿finges? Valeria Cavey, ¿donde vive esa mujer?
Atrapé la copa que deslizó por la barra, al parecer el combate la había excitado lo suficiente como para que sus ojos adquirieran una tonalidad chocolate.
Ladeé la sonrisa, cuando se orillo contra mi piel de forma provocativa, ella era distinta.
-¿Nunca te rindes? -pregunté deslizando mis dedos por su columna vertebral mientras esta lamia la sangre que de sobra sabia no era mía.
Mis manos de un golpe seco se apoderaron de sus nalgas, bella como ninguna sonrió mostrando su perlada dentadura. La barra fue nuestro punto de partida, escasa la distancia entre nuestros labios mientras sus piernas se abrían dándome paso.
No perdió la compostura, era un duelo de miradas prohibidas.
Me estaba saltando mis propias normas y eso era algo que ella sabia y que le complacía.
Me relamí ante su mirada de gata, mi martillo presionaba su yunque mientras el silencio daba paso a las respiraciones pesadas de uno y otro fundidas por le jolgorio que escuchaba a mis espaldas.
-¿que estas dispuesta a hacer para complacer a un hombre como yo? -pregunté deslizando mi lengua por su inferior de forma provocadora -le he tomado todo sin pedir permiso jamas, pero algo me dice que contigo Hel seria un paraíso, llévame a ese lugar sin retorno donde el dolor y el placer no tengan parangón.
Separé mi boca solo para apurar otra copa de un trago, ella tomó mi mentón para que de nuevo la enfrentara, allí estábamos dos depredadores mirándonos de frente, agazapados para dar le salto y con él condenar al otro a muerte.
-Dime preciosa ¿finges? Valeria Cavey, ¿donde vive esa mujer?
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
-Nunca. -desafié sus orbes oscuras como la noche, me recordaron a uno de esos paisajes salvajes y peligrosos, bosque frondoso. Mi nariz se coló por el hueco de su cuello en una suave caricia, deleitándome en el olor a hierba fresca de su piel. Ronroneé a la vez que mis dientes marcaban esa zona, dejando un pequeño mordisco. Busqué su mirada, me volví a perder en ellos y sonreí victoriosa en una gesta que acababa de comenzar en donde los dos no queríamos perder.
Mi piel se erizó cuando sus dedos se deslizaron por mi espalda, se me antojó una caricia suave y viniendo de él me hizo rugir de impaciencia, estaba jugando, ambos éramos dos almas salvajes y la dulzura en el placer, al menos en mi caso solo la ejercía con quien pudiese hacerme sentir algo. Nunca encontré tal cosa hasta el mismo instante en el que aquel hombre me buscó en el burdel. No era la cortesana ahora mismo, si no dos guerreros enfrentándose, él lo sabía, mi papel se quedó en aquella lujosa y bonita habitación, ahora nuestro paraíso era aquel lugar de mala muerte.
-Te estás equivocando de pregunta -mis manos se perdieron en su cuello, una se deslizó por su pecho, marcando sobre la ropa cada músculo de su abdomen, me tenía totalmente fascinada. Al llegar a su bajo vientre, sonreí traviesa, mi índice presionó su punta bajo la ropa, su arma me señalaba como la culpable de su disposición -La pregunta es ¿qué no estoy dispuesta a hacer? Estoy dispuesta a lo mismo que tú. Y...ya te dije que hoy solo se luchaba cuerpo a cuerpo -no podía dejar de mirarlo a los ojos, le obligué a que no se le ocurriese abandonar el duelo de miradas.
Me eché a reír contra su boca, brillante por el alcohol me llamaba a gritos, atrapé su lengua succionándola y soltarla al oír sendas preguntas. No respondí, tampoco hizo falta, mis nalgas lo atrajeron sin ningún tipo de delicadeza , nuestros cuerpos chocaron...estaba ardiendo, aquel hombre era puro fuego y descarté fuese un vampiro, no era humano...parecía más un lobo salvaje, la sola idea me volvió a excitar, entreabriendo los labios, arqueando la espalda con la respiración entrecortada.
-Finjo pero ahora no soy el dulce veneno de la India, así me llaman en el burdel. - me mordí el labio inferior, la otra pregunta me desconcertó -No soy adivina, solo soy la muerte. No sé quién es esa mujer pero si tanto te place saberlo... lo comprobaré ¿piensas en ella ahora? Cuando me estás invitando a tu infierno -susurré contra su boca, acaparamos las miradas de los presentes, allí la única mujer era yo. No solía enredarme con nadie, él lo sabía.
Volvimos a mirarnos a los ojos, mis manos seguían acariciando cada músculo de aquel glorioso cuerpo.
-Dime tu nombre, quiero saberlo si voy a gritarlo -reí contra el pecado de su boca, me tenía completamente hechizada.
Mi piel se erizó cuando sus dedos se deslizaron por mi espalda, se me antojó una caricia suave y viniendo de él me hizo rugir de impaciencia, estaba jugando, ambos éramos dos almas salvajes y la dulzura en el placer, al menos en mi caso solo la ejercía con quien pudiese hacerme sentir algo. Nunca encontré tal cosa hasta el mismo instante en el que aquel hombre me buscó en el burdel. No era la cortesana ahora mismo, si no dos guerreros enfrentándose, él lo sabía, mi papel se quedó en aquella lujosa y bonita habitación, ahora nuestro paraíso era aquel lugar de mala muerte.
-Te estás equivocando de pregunta -mis manos se perdieron en su cuello, una se deslizó por su pecho, marcando sobre la ropa cada músculo de su abdomen, me tenía totalmente fascinada. Al llegar a su bajo vientre, sonreí traviesa, mi índice presionó su punta bajo la ropa, su arma me señalaba como la culpable de su disposición -La pregunta es ¿qué no estoy dispuesta a hacer? Estoy dispuesta a lo mismo que tú. Y...ya te dije que hoy solo se luchaba cuerpo a cuerpo -no podía dejar de mirarlo a los ojos, le obligué a que no se le ocurriese abandonar el duelo de miradas.
Me eché a reír contra su boca, brillante por el alcohol me llamaba a gritos, atrapé su lengua succionándola y soltarla al oír sendas preguntas. No respondí, tampoco hizo falta, mis nalgas lo atrajeron sin ningún tipo de delicadeza , nuestros cuerpos chocaron...estaba ardiendo, aquel hombre era puro fuego y descarté fuese un vampiro, no era humano...parecía más un lobo salvaje, la sola idea me volvió a excitar, entreabriendo los labios, arqueando la espalda con la respiración entrecortada.
-Finjo pero ahora no soy el dulce veneno de la India, así me llaman en el burdel. - me mordí el labio inferior, la otra pregunta me desconcertó -No soy adivina, solo soy la muerte. No sé quién es esa mujer pero si tanto te place saberlo... lo comprobaré ¿piensas en ella ahora? Cuando me estás invitando a tu infierno -susurré contra su boca, acaparamos las miradas de los presentes, allí la única mujer era yo. No solía enredarme con nadie, él lo sabía.
Volvimos a mirarnos a los ojos, mis manos seguían acariciando cada músculo de aquel glorioso cuerpo.
-Dime tu nombre, quiero saberlo si voy a gritarlo -reí contra el pecado de su boca, me tenía completamente hechizada.
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
Mis labios recorrían los ajenos perfilandolos con mi lengua, juguetona, entraba y salia de su boca enredándose con la humedad ajena en un temple de fuego y acero, digna gesta de dos guerreros.
Sus piernas abierta, ofrecidas, atrapaban mi cintura mientras mi martillo endurecido golpeaba su centro con rudas embestidas. La ropa quemaba en ese instante y la idea de seguir en le burdel no se me antojó mala del todo.
Me relamí los labios con sabor a whisky y a tórridos besos. Mi sonrisa se ladeó al tiempo que frente a su turbia mirada sacaba las garras.
No vi sorpresa en sus ojos, tampoco la esperaba, no existía el miedo cuando habíamos decidido bailar en el infierno.
Sajé con las garras las cintas del corseé, este cayó ante mis ojos que se tiñeron de ámbar.
Los hombres allí presentes jaleaban al guerrero que batía a un hombre hace un minuto y que ahora lanzaba whisky por las tetas de una mujer curvilínea para beber directamente de su piel.
-Sin duda esta es la copa perfecta para alguien como yo -susurré relamiendo las gotas de licor ante su mirada.
No me lo pensé, mis garras rasgaron su pantalón. su piel quedó quebrada ante mi violencia, ríos escarlata sobre la barra mientras sus caderas me buscaban sangrando por la fuerza con la que la atraje contra mi verga.
-¡Sacámela -ordené -y haz lo que mejor sabes hacer -rugí esperando que cumpliera mi voluntad con las zarpas clavadas en ella.
Sus esmeraldas centellearon, en ellas contemplé el filo de una navaja, no se molesto en desabrochar mi pantalón, la daga hizo su papel y rozando mi erguida verga el pantalón cayó.
El acero acompañó a la prenda, rugió contemplándome ansiosa, esta vez fue su mano la que atrapo mi hombría, dedos que tocaron mi mojada punta y atrapando su tronco entre ellos la guió hacia su entrada.
No dudé, empujé con fuerza, embistiendo, ella abierta de piernas sobre la barra, mis zarpas atrayendola y rugimos contra la boca del otro buscándonos como demonios mientras la bestia y la bella se convertían en protagonistas de su propia historia.
Sus piernas abierta, ofrecidas, atrapaban mi cintura mientras mi martillo endurecido golpeaba su centro con rudas embestidas. La ropa quemaba en ese instante y la idea de seguir en le burdel no se me antojó mala del todo.
Me relamí los labios con sabor a whisky y a tórridos besos. Mi sonrisa se ladeó al tiempo que frente a su turbia mirada sacaba las garras.
No vi sorpresa en sus ojos, tampoco la esperaba, no existía el miedo cuando habíamos decidido bailar en el infierno.
Sajé con las garras las cintas del corseé, este cayó ante mis ojos que se tiñeron de ámbar.
Los hombres allí presentes jaleaban al guerrero que batía a un hombre hace un minuto y que ahora lanzaba whisky por las tetas de una mujer curvilínea para beber directamente de su piel.
-Sin duda esta es la copa perfecta para alguien como yo -susurré relamiendo las gotas de licor ante su mirada.
No me lo pensé, mis garras rasgaron su pantalón. su piel quedó quebrada ante mi violencia, ríos escarlata sobre la barra mientras sus caderas me buscaban sangrando por la fuerza con la que la atraje contra mi verga.
-¡Sacámela -ordené -y haz lo que mejor sabes hacer -rugí esperando que cumpliera mi voluntad con las zarpas clavadas en ella.
Sus esmeraldas centellearon, en ellas contemplé el filo de una navaja, no se molesto en desabrochar mi pantalón, la daga hizo su papel y rozando mi erguida verga el pantalón cayó.
El acero acompañó a la prenda, rugió contemplándome ansiosa, esta vez fue su mano la que atrapo mi hombría, dedos que tocaron mi mojada punta y atrapando su tronco entre ellos la guió hacia su entrada.
No dudé, empujé con fuerza, embistiendo, ella abierta de piernas sobre la barra, mis zarpas atrayendola y rugimos contra la boca del otro buscándonos como demonios mientras la bestia y la bella se convertían en protagonistas de su propia historia.
Hati Dag- Licántropo Clase Alta
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
El hermoso color ambar en sus ojos fieros, me arrancó una sonrisa amplia seguido de un rugido al notar cómo clavaba sus garras en mi piel. Una tortura divina de la que disfrutaba a cada segundo, sabía que tenía que ser diferente, mi piel se erizó al contacto de un hombre por primera vez en mi vida. Busqué su boca para surcar en ella, mis labios atraparon los ajenos en un beso húmedo y prohibido con sabor a whisky. Mis dientes marcaron su labio inferior, tirando de éste... lamiendo su barbilla y bajar por su cuello. Donde jadeé, mi respiración entrecortada chocó contra su piel, pidiendo que me dijese su nombre. No sé porqué quería saberlo.
-Perfecta es esta noche, una noche que acaba de comenzar -mis pezones se endurecieron a la humedad cálida de su boca, me estaba torturando por todas partes, conocer un placer desconocido. Arqueé la espalda para que bebiera de mis pechos, notaba como gotas de whisky se perdían por mi vientre hasta encontrase con mi sexo completamente dispuesto, húmedo por su culpa -¿No vas a seguir bebiendo? -le reté abriendo las piernas, la sangre caía sobre nuestros pies y en vez de alarmarme me eché a reír contra el pecado de su boca.
Una de mis manos, lo atrajo con fiereza por el cabello de su nuca, encarando nuestras miradas que bailaban como lo harían nuestros cuerpos. Cuando fue liberado su miembro, moví las caderas para hacer presión, expectación antes de que pisásemos el mismo infierno. Los movimientos rudos por ambos se convirtieron en una batalla que ninguno deseaba ganar. Eché hacia atrás la cabeza, para que él tuviese acceso a cada parte de mi cuerpo, podía notar como mis nalgas chocaban furiosas contra la fría barra. Quería más, aquel placer me estaba cegando por completo y no me importó que tuviéramos espectadores.
Reí entre jadeos, gemidos seguidos de un “no pares” constante. Lo quería todo de él, aunque en algo se equivocaba, me pidió que hiciese lo mejor que sabía y eso haría, la daga que aún bailaba en mis manos...la alcé colocándola al lado de su yugular, haciendo presión cuando nuestros cuerpos chocaban. Lamí el metal, jadeante. Mis ojos de gata se clavaron en aquel hombre que me estaba volviendo completamente loca.
-Deseo concedido -de un movimiento rápido, rasgué su piel, con la punta de mi daga... su costado que pronto comenzó a sangrar y por si fuera poco, busqué un lugar donde herirle, siempre que le permitiese seguir moviéndose como un verdadero demonio. A la altura de la cadera, hundí el arma punzante echándome a reír como una condenada. Mis movimientos se aceleraron...-No te equivoques, no es lo mejor que sé hacer -aproveché que se separaba por la herida y mis manos lo guiaron hasta uno de aquellos sofás más apartados, no le di tregua, ni había caido su cuerpo sobre el lugar cuando entré en él de golpe, cabalgando como bien se merecía, a mi total merced. Mi cuerpo a su vista, salvaje, manchado de sangre, cabello suelto y rebelde, mirada fiera y mis caderas matándole.
-Perfecta es esta noche, una noche que acaba de comenzar -mis pezones se endurecieron a la humedad cálida de su boca, me estaba torturando por todas partes, conocer un placer desconocido. Arqueé la espalda para que bebiera de mis pechos, notaba como gotas de whisky se perdían por mi vientre hasta encontrase con mi sexo completamente dispuesto, húmedo por su culpa -¿No vas a seguir bebiendo? -le reté abriendo las piernas, la sangre caía sobre nuestros pies y en vez de alarmarme me eché a reír contra el pecado de su boca.
Una de mis manos, lo atrajo con fiereza por el cabello de su nuca, encarando nuestras miradas que bailaban como lo harían nuestros cuerpos. Cuando fue liberado su miembro, moví las caderas para hacer presión, expectación antes de que pisásemos el mismo infierno. Los movimientos rudos por ambos se convirtieron en una batalla que ninguno deseaba ganar. Eché hacia atrás la cabeza, para que él tuviese acceso a cada parte de mi cuerpo, podía notar como mis nalgas chocaban furiosas contra la fría barra. Quería más, aquel placer me estaba cegando por completo y no me importó que tuviéramos espectadores.
Reí entre jadeos, gemidos seguidos de un “no pares” constante. Lo quería todo de él, aunque en algo se equivocaba, me pidió que hiciese lo mejor que sabía y eso haría, la daga que aún bailaba en mis manos...la alcé colocándola al lado de su yugular, haciendo presión cuando nuestros cuerpos chocaban. Lamí el metal, jadeante. Mis ojos de gata se clavaron en aquel hombre que me estaba volviendo completamente loca.
-Deseo concedido -de un movimiento rápido, rasgué su piel, con la punta de mi daga... su costado que pronto comenzó a sangrar y por si fuera poco, busqué un lugar donde herirle, siempre que le permitiese seguir moviéndose como un verdadero demonio. A la altura de la cadera, hundí el arma punzante echándome a reír como una condenada. Mis movimientos se aceleraron...-No te equivoques, no es lo mejor que sé hacer -aproveché que se separaba por la herida y mis manos lo guiaron hasta uno de aquellos sofás más apartados, no le di tregua, ni había caido su cuerpo sobre el lugar cuando entré en él de golpe, cabalgando como bien se merecía, a mi total merced. Mi cuerpo a su vista, salvaje, manchado de sangre, cabello suelto y rebelde, mirada fiera y mis caderas matándole.
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
El demonio vestía de mujer y sonreía contra mi boca con sus esmeraldas oscurecidas centradas en las mías.
La bella en ocasiones mutaba a bestia y en ese instante en el que el acero que giraba entre sus dedos se hundió en mi piel supe lo ciertas que eran esas palabras.
Sangre esparcida por los suelos, me aparté un instante, apenas un momento pues la herida cerraría tan rápido como me abandonara el acero.
De un empujón caí en el sofá contiguo y como si de una pantera se tratara cayo sobre mi engullendo con su centro empapado mi miembro.
Ladeé la sonrisa muy excitado, ojos ámbar que no perdonaban la afrenta de la guerrera que cabalgaba enardecida sobre mi verga endurecida.
Mis zarpas en sus pechos, los rocé con cada una de mis afiladas uñas puntiagudas. los pezones que me reclamaban y me nombraban rey de su imperio.
Su espalda se arqueó, no dudaba en dejarme claro que las corrientes eléctricas la llevaban a temblar, que los choques de nuestros cuerpos eran tan violentos que se oían en el lugar y nuestros jadeos, gemidos y gruñidos una gesta sin igual.
Mi mano rodeó su cuello para ayudarla a moverse sobre mi, empujándola hacia abajo para que se la metiera mas onda, para que se moviera de forma frenética dentro y fuera.
Su boca me buscaba, apenas sin aire, mis zarpas marcaban su garganta que emanaba sangre, solo abría un poco el paso de aire para que no muriera.
Lamí sus labios con lascivia, quería saber mi nombre, el nombre del guerrero que la llevaría el Valhalla en cualquier momento.
-Hati -susurré mordiendo su boca.
La giré con brusquedad nada mas el nombre fue pronunciado, tumbada lacé sus nalgas y se la metí por el culo violentamente, sus caderas me buscaban impacientes
La bella en ocasiones mutaba a bestia y en ese instante en el que el acero que giraba entre sus dedos se hundió en mi piel supe lo ciertas que eran esas palabras.
Sangre esparcida por los suelos, me aparté un instante, apenas un momento pues la herida cerraría tan rápido como me abandonara el acero.
De un empujón caí en el sofá contiguo y como si de una pantera se tratara cayo sobre mi engullendo con su centro empapado mi miembro.
Ladeé la sonrisa muy excitado, ojos ámbar que no perdonaban la afrenta de la guerrera que cabalgaba enardecida sobre mi verga endurecida.
Mis zarpas en sus pechos, los rocé con cada una de mis afiladas uñas puntiagudas. los pezones que me reclamaban y me nombraban rey de su imperio.
Su espalda se arqueó, no dudaba en dejarme claro que las corrientes eléctricas la llevaban a temblar, que los choques de nuestros cuerpos eran tan violentos que se oían en el lugar y nuestros jadeos, gemidos y gruñidos una gesta sin igual.
Mi mano rodeó su cuello para ayudarla a moverse sobre mi, empujándola hacia abajo para que se la metiera mas onda, para que se moviera de forma frenética dentro y fuera.
Su boca me buscaba, apenas sin aire, mis zarpas marcaban su garganta que emanaba sangre, solo abría un poco el paso de aire para que no muriera.
Lamí sus labios con lascivia, quería saber mi nombre, el nombre del guerrero que la llevaría el Valhalla en cualquier momento.
-Hati -susurré mordiendo su boca.
La giré con brusquedad nada mas el nombre fue pronunciado, tumbada lacé sus nalgas y se la metí por el culo violentamente, sus caderas me buscaban impacientes
Hati Dag- Licántropo Clase Alta
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
Gemí de impaciencia al notar sus afiladas uñas acariciar mi piel, dañarla y teñirse de carmesí. Me faltaba el aire, lo llegué a ver todo nublo pero en cuanto mis pulmones volvieron a llenarse de aire, lo castigué con un beso apasionado, demencial en el que lamí sus dientes, mordí su boca y tiré de su labio inferior para volver a beber de él.
“Hati”
sonreí por el descubrimiento, lo imité susurrando su nombre entre jadeos incontrolables. Podía sentir como mi cuerpo dejaba de pertenecerme, estaba tan cerca de alcanzar lo desconocido que en cuanto noté como entraba por otro lugar, me estremecí, moviendo las caderas con más violencia... notando como sus dedos me torturaban, recibiendo placer por todas partes. Quería más, llegar a ese orgasmo que nunca tuve.
Apenas pude hundir los dedos en el sofá, mis uñas se hundieron en la tela...estaba al borde de la completa locura. Necesitaba sentir más dolor, placer por partes iguales. Mis pechos se movían furiosos a cada movimiento, grité por la violencia de las embestidas, solo me causaban placer... el dolor ya había desaparecido hace mucho.
No supe explicarlo pero lo que sentí fue lo más maravillo que sentí nunca, estallé... en un orgasmo que duró tanto como él lo prolongó. Mi cuerpo se convulsionó, buscando más... necesitaba más y más. Mis caderas eran incapaz de detenerse, quería sentirlo desfallecer contra mi cuerpo, notar como explotaba en mi interior. Reí en cuanto noté como rugía como una fiera y caímos, él sobre mí. No pude hablar, estaba tan aún rememorando el orgasmo que no hacía otra cosa más que relamerme.
-Hati -susurré buscando su mirada, empapada en sangre, con una sonrisa en los labios que delataba que él había sido el primero en hacerme enloquecer... -Tardaré más que en matarte, me ha gustado demasiado estallar para ti...nunca lo he hecho, no he fingido y no hace falta que te lo diga ¿y si quiero seguir? -reí divertida, mordiendo su barbilla, me gustaba demasiado ese maldito guerrero -Hemos ganado ambos, tus gritos y los míos se han oído más que los golpes. No hay ropa, la hemos cortado en mil pedazos. Mejor, quiero que te vean desnudo, vean lo que he disfrutado -me incorporé, mirando mi cuerpo... -Bonitas marcas de guerra
“Hati”
sonreí por el descubrimiento, lo imité susurrando su nombre entre jadeos incontrolables. Podía sentir como mi cuerpo dejaba de pertenecerme, estaba tan cerca de alcanzar lo desconocido que en cuanto noté como entraba por otro lugar, me estremecí, moviendo las caderas con más violencia... notando como sus dedos me torturaban, recibiendo placer por todas partes. Quería más, llegar a ese orgasmo que nunca tuve.
Apenas pude hundir los dedos en el sofá, mis uñas se hundieron en la tela...estaba al borde de la completa locura. Necesitaba sentir más dolor, placer por partes iguales. Mis pechos se movían furiosos a cada movimiento, grité por la violencia de las embestidas, solo me causaban placer... el dolor ya había desaparecido hace mucho.
No supe explicarlo pero lo que sentí fue lo más maravillo que sentí nunca, estallé... en un orgasmo que duró tanto como él lo prolongó. Mi cuerpo se convulsionó, buscando más... necesitaba más y más. Mis caderas eran incapaz de detenerse, quería sentirlo desfallecer contra mi cuerpo, notar como explotaba en mi interior. Reí en cuanto noté como rugía como una fiera y caímos, él sobre mí. No pude hablar, estaba tan aún rememorando el orgasmo que no hacía otra cosa más que relamerme.
-Hati -susurré buscando su mirada, empapada en sangre, con una sonrisa en los labios que delataba que él había sido el primero en hacerme enloquecer... -Tardaré más que en matarte, me ha gustado demasiado estallar para ti...nunca lo he hecho, no he fingido y no hace falta que te lo diga ¿y si quiero seguir? -reí divertida, mordiendo su barbilla, me gustaba demasiado ese maldito guerrero -Hemos ganado ambos, tus gritos y los míos se han oído más que los golpes. No hay ropa, la hemos cortado en mil pedazos. Mejor, quiero que te vean desnudo, vean lo que he disfrutado -me incorporé, mirando mi cuerpo... -Bonitas marcas de guerra
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
Hundió sus dedos en le sofá rugiendo, gritando de placer, estaba completamente fuera de si, mi pelvis golpeaba sus nalgas con violencia mientras mis dedos le regalaban un placer que al parecer jamas había sentido.
Sus pezones endurecidos rozaban la piel del sofá, rugía con cada empalamientos, cediendo a la fuerza de mi martillo, cayendo mordiendo el respaldo para dejar de gritar mientras subía una de mis piernas a este para metersela mas dentro todavía.
Su boca me buscó, enredando sus dedos en mi pelo, mi lengua saqueó como el vikingo que era su interior, hambriento deje que se desatara el Ragnarok mientras la sangre teñía el blanco sofá dejando claro que no existía batalla igual.
Su espalda se arqueó con mi ultima embestida, tan dentro que mi verga palpitó con fuerza en sus paredes que palpitaban sin tregua.
Mi aliento en su cuello, los dos caímos sobre el sofá extenuados, mi nombre había sido elevado hasta el Valhalla.
Su risa se fundió con mi rugido, ahora me aseguraba inflando mi ego que solo yo la había llevado a Hel sin billete de regreso.
-¿eso se lo dirás a todos? -susurré con un deje divertido -supongo que es una de las técnicas de la fulanas, hacerte sentir único..solo que en mi caso, se que es cierto, nadie monta como yo a una mujer, soy un vikingo.
Sus dedos surcaban mi pecho mientras desnudos nos acoplábamos al sofá quedando tumbados mirándonos fijamente.
-Las cicatrices son importantes para nosotros, cuentan nuestra historia, las victorias que arrastramos a las espaldas.
Las del cuerpo cicatriz con facilidad, hay otras sin embargo que has de coser a base de sangre y eso es exactamente lo que pienso hacer.
El norte se reducirá a cenizas si sus gentes no se postran ante mi.
Sus pezones endurecidos rozaban la piel del sofá, rugía con cada empalamientos, cediendo a la fuerza de mi martillo, cayendo mordiendo el respaldo para dejar de gritar mientras subía una de mis piernas a este para metersela mas dentro todavía.
Su boca me buscó, enredando sus dedos en mi pelo, mi lengua saqueó como el vikingo que era su interior, hambriento deje que se desatara el Ragnarok mientras la sangre teñía el blanco sofá dejando claro que no existía batalla igual.
Su espalda se arqueó con mi ultima embestida, tan dentro que mi verga palpitó con fuerza en sus paredes que palpitaban sin tregua.
Mi aliento en su cuello, los dos caímos sobre el sofá extenuados, mi nombre había sido elevado hasta el Valhalla.
Su risa se fundió con mi rugido, ahora me aseguraba inflando mi ego que solo yo la había llevado a Hel sin billete de regreso.
-¿eso se lo dirás a todos? -susurré con un deje divertido -supongo que es una de las técnicas de la fulanas, hacerte sentir único..solo que en mi caso, se que es cierto, nadie monta como yo a una mujer, soy un vikingo.
Sus dedos surcaban mi pecho mientras desnudos nos acoplábamos al sofá quedando tumbados mirándonos fijamente.
-Las cicatrices son importantes para nosotros, cuentan nuestra historia, las victorias que arrastramos a las espaldas.
Las del cuerpo cicatriz con facilidad, hay otras sin embargo que has de coser a base de sangre y eso es exactamente lo que pienso hacer.
El norte se reducirá a cenizas si sus gentes no se postran ante mi.
Hati Dag- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/09/2017
Re: Raakshason kee raat -Privado+18
Oírle me causaba aún más curiosidad, mis ojos delineaban cada parte de su cuerpo. A contraluz, podía surcar cada centímetro, estudiando cada cicatriz. Mi cuerpo tenía varias, así era nuestra vida. Por mi otro trabajo, el del placer... me cuidaba más los dibujos en la piel para no dejar marca alguna, me conocieran de algún modo. Y él, me hablaba sin tapujos de sí mismo...de su propia historia, alcé la mano para deslizar las yemas por cada centímetro de su pecho... delineando cada músculo y hundir mis yemas en el dibujo de la cicatriz, como si su cuerpo fuera mi lienzo y mis dedos ese pincel que elegante se mueve con mimo sobre su obra maestra.
Siseé para que no pensase demasiado, lo que acababa de ocurrir entre los dos fue una gesta de igualdad, luchamos como verdaderos guerreros por la ansiada victoria, la culminación de sentir aquel deseo por el otro. Reí por lo bajo, desnudo y hablando así me erizó la piel, no de temor...volvía a encenderme como nadie había hecho jamás. Siseé para que guardase silencio, era mejor que no dijese nada, podría haber oído por todas partes.
Gateé hasta volver a sentarme en su regazo, mis dedos se enredaron en su cuello, atrayéndole hacia mí, mis labios rozaban los ajenos, fuego contra fuego...volví a sisear, me perdí en cada rincón de su rostro, fiero y decidido, peligroso como el que más y él pudo notar como volvía a humedecerse mi zona, ese hombre con solo mirarme me encendía...era un hecho.
-Hay oído por todas partes, mi yodda. ¿Sabes? Será un honor compartir campo de batalla, no será un viaje corto y algo me dice que paladearé el sabor a victoria de tu mano. Conseguirás lo que deseas, me encargaré de que ese hombre caiga... -jadeé contra su boca, su cuerpo caliente como el mismo sol volvía a buscarme sin contemplaciones -¿Eso crees? ¿qué se lo digo a todos? No -la daga con la que hundí en su piel, aún conservaba pequeñas gotas de sangre , la daga se paseó por entre ambos labios y volví a recoger su esencia, estaba delicioso -Has luchado como un auténtico guerrero, ahora...quiero que me demuestres si es digno luchar a tu lado. Ya no soy una de las mujeres a las que te follas...ahora, soy tu enemiga -sonreí dejando que el filo se hundiese en la piel de su cuello, creando una brecha, con un simple gesto rápido podría degollarlo y la sola idea...mis ojos mostraron ese placer que me daría verlo desangrarse ante mí, se oscurecieron mis ojos esmeralda...mi cuerpo danzaba sobre él provocándolo de nuevo...a una gesta en la que cualquiera podríamos ganar -No me postrearé ante a ti , prefiero hacerlo si vamos a ser solo uno en esta historia, me compreto a lealtad y fidelidad absoluta...pero tienes que ganártela -las heridas de mis piernas dolían pero eso no parecía ser un problema... volvía a poner a prueba al guerrero, contra mí...
Siseé para que no pensase demasiado, lo que acababa de ocurrir entre los dos fue una gesta de igualdad, luchamos como verdaderos guerreros por la ansiada victoria, la culminación de sentir aquel deseo por el otro. Reí por lo bajo, desnudo y hablando así me erizó la piel, no de temor...volvía a encenderme como nadie había hecho jamás. Siseé para que guardase silencio, era mejor que no dijese nada, podría haber oído por todas partes.
Gateé hasta volver a sentarme en su regazo, mis dedos se enredaron en su cuello, atrayéndole hacia mí, mis labios rozaban los ajenos, fuego contra fuego...volví a sisear, me perdí en cada rincón de su rostro, fiero y decidido, peligroso como el que más y él pudo notar como volvía a humedecerse mi zona, ese hombre con solo mirarme me encendía...era un hecho.
-Hay oído por todas partes, mi yodda. ¿Sabes? Será un honor compartir campo de batalla, no será un viaje corto y algo me dice que paladearé el sabor a victoria de tu mano. Conseguirás lo que deseas, me encargaré de que ese hombre caiga... -jadeé contra su boca, su cuerpo caliente como el mismo sol volvía a buscarme sin contemplaciones -¿Eso crees? ¿qué se lo digo a todos? No -la daga con la que hundí en su piel, aún conservaba pequeñas gotas de sangre , la daga se paseó por entre ambos labios y volví a recoger su esencia, estaba delicioso -Has luchado como un auténtico guerrero, ahora...quiero que me demuestres si es digno luchar a tu lado. Ya no soy una de las mujeres a las que te follas...ahora, soy tu enemiga -sonreí dejando que el filo se hundiese en la piel de su cuello, creando una brecha, con un simple gesto rápido podría degollarlo y la sola idea...mis ojos mostraron ese placer que me daría verlo desangrarse ante mí, se oscurecieron mis ojos esmeralda...mi cuerpo danzaba sobre él provocándolo de nuevo...a una gesta en la que cualquiera podríamos ganar -No me postrearé ante a ti , prefiero hacerlo si vamos a ser solo uno en esta historia, me compreto a lealtad y fidelidad absoluta...pero tienes que ganártela -las heridas de mis piernas dolían pero eso no parecía ser un problema... volvía a poner a prueba al guerrero, contra mí...
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Re: Raakshason kee raat -Privado+18
Gateó por mi piel hasta alcanzar mi regazo, mi sonrisa se ensanchó contra sus labios, el baile entre nuestros cuerpos había sido una buena batalla, la de dos guerreros que conocen sus posibilidades, no consideraba a casi nadie un igual y debía admitir que en este caso me había presentado una batalla sin igual.
Sus brazos rodearon mi cuello mientras los dedos de esta se paseaban distraídos por mi pelo.
-Así que tienes planeado venir conmigo a Noruega -aseguré curvando los labios de forma engreída mientras dejaba que mi espalda se venciera ligeramente en el sofá.
Su boca rozó la mía casi asintiendo, como si lo dicho le causara cierta gracia, sus caderas aun sucumbían a mi alzado miembro, claro que por lo que me ofrecía con el desafió no era ese el tipo de baile en el que la dama pensaba en este momento.
Mis ojos se desviaron hacia el cuadrilátero donde dos desgraciados se mataban a palos, la sangre de uno y otro quedaba esparcida en el enmoquetado, desde luego que era un desperdicio pues juntos no tenían ni media hostia.
-Las damas primero -aseguré ayudándola como el caballero que no era a ponerse en pie.
Sus caderas se contonearon hasta aquel cuadrilátero donde la gente ademas de apostar jaleaba a su vencedor.
La detuve antes de que entrara, me gustaba poner las cosas interesantes, si no ¿que gracia tenia?
-Apostemos algo... lucharé con la diestra, soy zurdo, si consigues que tenga que sacar esta mano de mi espalda te puedes proclamar vencedora y por esta noche dejaré que me muestres París a tu manera, no solo los suburbios, si no algo que creas que debería de ver, algo que no me contente a mi, si no a ti ¿que me dices?
Ahora si la deje ir, alcé sendos brazos en señal de victoria mientras los hombres me jaleaban apostando por mi sus monedas.
Llevaba toda la vida luchando y matando, era difícil que la señorita pudiera cogerme en un renuncio, ganarme imposible, pero la idea de que me hiciera sacar le brazo me resultaba excitante.
Como había sugerido lo escondí a mi espalda.
Mi mano derecha se movió llamándola con cierto deje de engreimiento por mi parte, la batalla de los asesinos comenzaba.
Sus brazos rodearon mi cuello mientras los dedos de esta se paseaban distraídos por mi pelo.
-Así que tienes planeado venir conmigo a Noruega -aseguré curvando los labios de forma engreída mientras dejaba que mi espalda se venciera ligeramente en el sofá.
Su boca rozó la mía casi asintiendo, como si lo dicho le causara cierta gracia, sus caderas aun sucumbían a mi alzado miembro, claro que por lo que me ofrecía con el desafió no era ese el tipo de baile en el que la dama pensaba en este momento.
Mis ojos se desviaron hacia el cuadrilátero donde dos desgraciados se mataban a palos, la sangre de uno y otro quedaba esparcida en el enmoquetado, desde luego que era un desperdicio pues juntos no tenían ni media hostia.
-Las damas primero -aseguré ayudándola como el caballero que no era a ponerse en pie.
Sus caderas se contonearon hasta aquel cuadrilátero donde la gente ademas de apostar jaleaba a su vencedor.
La detuve antes de que entrara, me gustaba poner las cosas interesantes, si no ¿que gracia tenia?
-Apostemos algo... lucharé con la diestra, soy zurdo, si consigues que tenga que sacar esta mano de mi espalda te puedes proclamar vencedora y por esta noche dejaré que me muestres París a tu manera, no solo los suburbios, si no algo que creas que debería de ver, algo que no me contente a mi, si no a ti ¿que me dices?
Ahora si la deje ir, alcé sendos brazos en señal de victoria mientras los hombres me jaleaban apostando por mi sus monedas.
Llevaba toda la vida luchando y matando, era difícil que la señorita pudiera cogerme en un renuncio, ganarme imposible, pero la idea de que me hiciera sacar le brazo me resultaba excitante.
Como había sugerido lo escondí a mi espalda.
Mi mano derecha se movió llamándola con cierto deje de engreimiento por mi parte, la batalla de los asesinos comenzaba.
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