AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Vann stein (privado)
Recuerdo del primer mensaje :
Tras una noche de jarana la mañana fue resacosa pero temprana, las luces del alba despuntaron como cada día marcando nuestros pasos.
Hoy embarcaríamos rumbo a Escocia, la bruja había visto el lugar exacto donde estaba la piedra que del templo había sido sustraída, así que no había duda alguna de que ese era nuestro destino y la inmediatez de nuestro acto es que Randulf no descubriera nuestros planes pues no eramos los únicos que contábamos con hechiceros entre nuestras filas.
Por el pasillo acabando de anclar los correajes de mi armadura tachonada me encontré con Kala que bostezaba con el pelo enmarañado pero vestida como todos para la guerra.
Al verme se lanzó a mi espalda juguetona mientras yo me reía.
-¿aun borracha? -pregunté arrastrando su cuerpo por el pasillo.
-No, pero lo podemos solucionar con unas jarras.
Atharal salio de su cámara hacha en mano.
-¿Habláis de Jarras? -preguntó con cara ansiosa.
Kala y yo nos echamos a reír mirándolo, Atharal siempre dispuesto a beber y a comer, claro que también a luchar.
-Nos esperan en el puerto -les dije sin detener mi paso mientras ambos se reían dándose codazos.
No tardamos en llegar ante el barco que con la rampa preparada y las velas izadas nos esperaba. La pirata miró a los rezagados con cara de pocos amigos, algo que me hizo reír mientras me encogía de hombros como única escusa.
-Quita esa cara mujer, hemos quedado al amanecer -señalé el sol -y ha amanecido ¿no?
Lund pese a haber bebido anoche como el resto se había dado prisa en llegar junto a ella, algo que me hizo reír aun mas mientras Kala me empujaba para que me callara y este fruncía el ceño.
Ulf y Giuliana fueron los últimos en llegar al barco, Ulf también había pillado una buena cogorza anoche con nosotros y algo me decía por la cara que traía la bruja que habían tenido por la noche algo mas que palabras cuando llegó a casa.
-¡vamos pirata, Ulf ya ha hecho bastante con llegar, a su mujer es mas fácil traerla rodando que andando!.
Un capón es lo que me llevé de Giuliana, algo que me hizo reír de nuevo.
Ahora que ya estábamos todos podíamos zarpar.
-Capitán -le dije a Daniella sin borrar la picara sonrisa de ms labios -haga los honores.
Tras una noche de jarana la mañana fue resacosa pero temprana, las luces del alba despuntaron como cada día marcando nuestros pasos.
Hoy embarcaríamos rumbo a Escocia, la bruja había visto el lugar exacto donde estaba la piedra que del templo había sido sustraída, así que no había duda alguna de que ese era nuestro destino y la inmediatez de nuestro acto es que Randulf no descubriera nuestros planes pues no eramos los únicos que contábamos con hechiceros entre nuestras filas.
Por el pasillo acabando de anclar los correajes de mi armadura tachonada me encontré con Kala que bostezaba con el pelo enmarañado pero vestida como todos para la guerra.
Al verme se lanzó a mi espalda juguetona mientras yo me reía.
-¿aun borracha? -pregunté arrastrando su cuerpo por el pasillo.
-No, pero lo podemos solucionar con unas jarras.
Atharal salio de su cámara hacha en mano.
-¿Habláis de Jarras? -preguntó con cara ansiosa.
Kala y yo nos echamos a reír mirándolo, Atharal siempre dispuesto a beber y a comer, claro que también a luchar.
-Nos esperan en el puerto -les dije sin detener mi paso mientras ambos se reían dándose codazos.
No tardamos en llegar ante el barco que con la rampa preparada y las velas izadas nos esperaba. La pirata miró a los rezagados con cara de pocos amigos, algo que me hizo reír mientras me encogía de hombros como única escusa.
-Quita esa cara mujer, hemos quedado al amanecer -señalé el sol -y ha amanecido ¿no?
Lund pese a haber bebido anoche como el resto se había dado prisa en llegar junto a ella, algo que me hizo reír aun mas mientras Kala me empujaba para que me callara y este fruncía el ceño.
Ulf y Giuliana fueron los últimos en llegar al barco, Ulf también había pillado una buena cogorza anoche con nosotros y algo me decía por la cara que traía la bruja que habían tenido por la noche algo mas que palabras cuando llegó a casa.
-¡vamos pirata, Ulf ya ha hecho bastante con llegar, a su mujer es mas fácil traerla rodando que andando!.
Un capón es lo que me llevé de Giuliana, algo que me hizo reír de nuevo.
Ahora que ya estábamos todos podíamos zarpar.
-Capitán -le dije a Daniella sin borrar la picara sonrisa de ms labios -haga los honores.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Vann stein (privado)
Krystha luchaba con fuerza contra las ataduras de la bruja araña, pero le era imposible, su cuerpo no le respondía pese a que las palabras de Höor le infundieran coraje. Se veía completamente desbordada por la situación, iba a ser su misión importante, la que haría ganarse un nombre en la Sede por la que su padre se sentiría terriblemente orgulloso y estaba danzando al son de la música de un hechicero como si no tuviera años de entrenamiento. Era muy patético e insultante, pero cuanto más se enfadaba menor control sobre su cuerpo tenía.
Se vio atacando al Cannif, al menos tenía la suerte de que sus movimientos no fueran los naturales en ella, la bruja podría controlar su cuerpo y hacerla combatir, pero no explotaba sus cualidades ni a un diez por ciento, si en algo destacaba la mayor de los Blackmore más que en cualquier otra cosa era en esgrima. Nadie se lo había dicho, pero tenía talento natural y demasiados años de sudor y lágrimas para dominar ese arte como para que no se notase, sin embargo en manos de Skogull era poco más que un títere, peligroso, pero no tanto como lo sería ella misma.
-¡Cuidado!- Intentaba advertir a Höor siempre que su filo se acercaba demasiado a su carne, pero el nórdico tenía demasiadas cosas a las que atender, la bruja asquerosa, su tía, la otra bruja hecha un ovillo tembloroso y su propio filo dando vueltas sin ningún compás por la casa. Era todo una locura y entre el caos notó que su arma mordió el costado del conde, lo que le hizo retorcerse por dentro. Krystha gritó de rabia e intentó con renovadas fuerzas resistirse a aquellos hilos. Bailaba con Höor mientras sus espadas se entrechocaban, hasta que en uno de los movimientos se quedaron encajadas una sobre la otra, ambos imprimiendo fuerza. Ella tenía cierta ventaja porque Höor hacía lo posible para no herirla. Al pensar en eso, Krystha levantó la mirada hasta los ojos pardos del hombre, se le había ocurrido algo. Arriesgado, pero..Si Skogull conseguía atrapar también a su tía Höor estaría en grandes problemas.
Siguió moviéndose, concentrándose solo que cuando volviendo a entrechocar las armas Krystha le miró iracunda.- ¡Deja de evitarlo!-No quiso decir exactamente a qué se refería, por si alertaba a la bruja.- ¡Hazlo! No seas terco, es la única manera. No lo evites.- Skogull, después de ser herida, movió a Krystha con más energía, totalmente descontrolada por la ira, era difícil esquivar sus golpes y Höor intentó no hacer daño a Krystha hasta el final, Krystha lo notó, preocupada. La terquedad de los noruegos no era infundada.- Höor..-Fintó para atacarle.- No hay otra manera no se me ocurre otra. Tienes que hacerlo. Por favor. Si no lo haces cogerá a mi tía también-Se interrumpió al volver a moverse mientras jadeaba, inquieta. Ser manipulada era una sensación incómoda.- No hay más opción.-Era orgullosa, de modo que no se lo volvió a pedir por favor pero en sus ojos había súplica, no se perdonaría hacer daño a los suyos, mucho menos a su tía o provocar la muerte de todos. Antes preferiría morir.
En cuanto Höor notó que no tenía más remedio, fintó hasta que su arma se manchó de la sangre de la cazadora. Krystha se mordió los labios para no gritar, pero en ese momento de dolor su cuerpo se resistió al control, presa del instinto más básico de supervivencia, la adrenalina hizo zozobrar los hilos de Skogull y fue ese momento el que usó Krystha para mover la espada y cortar otra de las patas de la araña que se dirigía peligrosamente a Höor.
La cazadora jadeó y se resistió al control pero notaba que después de que el dolor del contacto se perdía en la memoria, los hilos volvían a tener la misma fuerza, recuperándose. Krystha no lo permitió y movió la espada para herirse a sí misma en uno de los muslos, el dolor terminó de despertar toda su voluntad y los hilos de Skogull volvieron a perder fuerza. Jadeando, la cazadora clavó más el arma en su pierna, haciendo que los hilos perdieran aun más fuerza.
Se vio atacando al Cannif, al menos tenía la suerte de que sus movimientos no fueran los naturales en ella, la bruja podría controlar su cuerpo y hacerla combatir, pero no explotaba sus cualidades ni a un diez por ciento, si en algo destacaba la mayor de los Blackmore más que en cualquier otra cosa era en esgrima. Nadie se lo había dicho, pero tenía talento natural y demasiados años de sudor y lágrimas para dominar ese arte como para que no se notase, sin embargo en manos de Skogull era poco más que un títere, peligroso, pero no tanto como lo sería ella misma.
-¡Cuidado!- Intentaba advertir a Höor siempre que su filo se acercaba demasiado a su carne, pero el nórdico tenía demasiadas cosas a las que atender, la bruja asquerosa, su tía, la otra bruja hecha un ovillo tembloroso y su propio filo dando vueltas sin ningún compás por la casa. Era todo una locura y entre el caos notó que su arma mordió el costado del conde, lo que le hizo retorcerse por dentro. Krystha gritó de rabia e intentó con renovadas fuerzas resistirse a aquellos hilos. Bailaba con Höor mientras sus espadas se entrechocaban, hasta que en uno de los movimientos se quedaron encajadas una sobre la otra, ambos imprimiendo fuerza. Ella tenía cierta ventaja porque Höor hacía lo posible para no herirla. Al pensar en eso, Krystha levantó la mirada hasta los ojos pardos del hombre, se le había ocurrido algo. Arriesgado, pero..Si Skogull conseguía atrapar también a su tía Höor estaría en grandes problemas.
Siguió moviéndose, concentrándose solo que cuando volviendo a entrechocar las armas Krystha le miró iracunda.- ¡Deja de evitarlo!-No quiso decir exactamente a qué se refería, por si alertaba a la bruja.- ¡Hazlo! No seas terco, es la única manera. No lo evites.- Skogull, después de ser herida, movió a Krystha con más energía, totalmente descontrolada por la ira, era difícil esquivar sus golpes y Höor intentó no hacer daño a Krystha hasta el final, Krystha lo notó, preocupada. La terquedad de los noruegos no era infundada.- Höor..-Fintó para atacarle.- No hay otra manera no se me ocurre otra. Tienes que hacerlo. Por favor. Si no lo haces cogerá a mi tía también-Se interrumpió al volver a moverse mientras jadeaba, inquieta. Ser manipulada era una sensación incómoda.- No hay más opción.-Era orgullosa, de modo que no se lo volvió a pedir por favor pero en sus ojos había súplica, no se perdonaría hacer daño a los suyos, mucho menos a su tía o provocar la muerte de todos. Antes preferiría morir.
En cuanto Höor notó que no tenía más remedio, fintó hasta que su arma se manchó de la sangre de la cazadora. Krystha se mordió los labios para no gritar, pero en ese momento de dolor su cuerpo se resistió al control, presa del instinto más básico de supervivencia, la adrenalina hizo zozobrar los hilos de Skogull y fue ese momento el que usó Krystha para mover la espada y cortar otra de las patas de la araña que se dirigía peligrosamente a Höor.
La cazadora jadeó y se resistió al control pero notaba que después de que el dolor del contacto se perdía en la memoria, los hilos volvían a tener la misma fuerza, recuperándose. Krystha no lo permitió y movió la espada para herirse a sí misma en uno de los muslos, el dolor terminó de despertar toda su voluntad y los hilos de Skogull volvieron a perder fuerza. Jadeando, la cazadora clavó más el arma en su pierna, haciendo que los hilos perdieran aun más fuerza.
Krystha E. Blackmore- Cazador Clase Alta
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 13/09/2017
Re: Vann stein (privado)
La rabia de Skogull era desorbitada, el grito que lanzó esta vez hizo temblar los cimientos de la cabaña, las hondas del sonido movieron el agua del pantano que les rodeaba, no había animal, ni ser, que pudiera escapar de aquella ola de dolor que corroía la mente, dolía y cuanto más cerca se estaba mayor era la incomodidad que esa banshee creaba. La bruja giró la vista de Höor a Krystha por un momento, contrariada por el resultado, porque alguien hubiera averiguado la debilidad de sus hilos, bufó muy tentada de hacérselo pagar por atrevida, pero entre todos Höor era quien más peligro representaba. Se movió aun pegada al techo, con una velocidad digna de mencionarse, porque era un engendro alargado, pero fio y ágil, sus hilos le servían de apoyo al suelo para desplazarse con rapidez y atacó al noruego con una de sus afiladas extremidades, consiguió arañar la carne de su pecho aunque él intentase esquivarla y se rió entre dientes, al menos había probado la sangre Cannif. Siseó y se lamió los labios, como si ella mismo pudiera saborear el poder que emanaba de ella. Humano si, pero común no.
Skogull se veía superada, pero no iba a salir de allí sin antes matar a Höor, lo intentó con todas sus artimañas, los gritos, los hilos, pero para poder combatir era necesario gran espacio y esa cabaña no se lo daba, al final el nórdico consiguió herir a la araña, haciendo caer líquido pegajoso de lo que antes había sido uno de sus brazos, con el que le había rozado la yugular, el Cannif notó cierto cosquilleo en esa zona herida, donde empezaba a perder la sensibilidad. Si hubiera conseguido acertar en alguna vía sanguínea importante la parálisis hubiera sido importante, pero erró.
La Moira gruñó, cada vez más y más contrariada, pero ella no era impulsiva, calculaba sus posibilidades, sin sus hermanas al lado, esa cabaña que había sido su hogar acabaría convirtiéndose en su tumba. Acumuló saliva por unos segundos en la boca y luego lanzó un esputo amarillento que impactó al guerrero en plena cara justo cuando intentaba darle el golpe final. De allí no se iba a ir sola, primero buscaría a su hermana la traidora. Empezó a deslizarse rápidamente por una de las paredes, encogiendo las extensas patas e hilos pasando a través de la puerta trasera que el oso había abierto tan amablemente con su cuerpo.
Abandonó a la falsa Ingrid dentro de la cabaña, que intentó salir por el mismo sitio para huir del grupo de aventureros, mientras que Skogull pasaba por encima del pantano caminando groseramente con su cuerpo alargado para alcanzar el cobertizo, que en un principio no era perceptible para nadie, pero la bruja sabía perfectamente que estaba allí.-Te cortaré lentamente por esto.- Cuando apoyó las patas sobre la pared del cobertizo, este finalmente fue apareciendo ante todos, como si la presencia de la araña hubiera echado hacia atrás el delicado velo que lo cubría. La araña empezó a trepar por las paredes, buscando una manera de entrar.
Ingrid temblaba del esfuerzo por mantener todo a flote, pero el poder de su hermana opacaba y desplazaba el suyo y no pudo mantener oculto por más tiempo el edificio, se escuchaban las voces de Skogull al otro lado, reclamando su sangre, pero no su vida, porque la necesitaría para preservar la suya propia. Los golpes de las siniestras patas sobre la pared hicieron que los niños gritasen y se apretujasen más contra ella mientras Ingrid intentaba por todos los medios impedir que su hermana entrase allí y que, además, su imagen proyectada en la cabaña saliera detrás de Skogull como si buscase su protección.
Skogull se veía superada, pero no iba a salir de allí sin antes matar a Höor, lo intentó con todas sus artimañas, los gritos, los hilos, pero para poder combatir era necesario gran espacio y esa cabaña no se lo daba, al final el nórdico consiguió herir a la araña, haciendo caer líquido pegajoso de lo que antes había sido uno de sus brazos, con el que le había rozado la yugular, el Cannif notó cierto cosquilleo en esa zona herida, donde empezaba a perder la sensibilidad. Si hubiera conseguido acertar en alguna vía sanguínea importante la parálisis hubiera sido importante, pero erró.
La Moira gruñó, cada vez más y más contrariada, pero ella no era impulsiva, calculaba sus posibilidades, sin sus hermanas al lado, esa cabaña que había sido su hogar acabaría convirtiéndose en su tumba. Acumuló saliva por unos segundos en la boca y luego lanzó un esputo amarillento que impactó al guerrero en plena cara justo cuando intentaba darle el golpe final. De allí no se iba a ir sola, primero buscaría a su hermana la traidora. Empezó a deslizarse rápidamente por una de las paredes, encogiendo las extensas patas e hilos pasando a través de la puerta trasera que el oso había abierto tan amablemente con su cuerpo.
Abandonó a la falsa Ingrid dentro de la cabaña, que intentó salir por el mismo sitio para huir del grupo de aventureros, mientras que Skogull pasaba por encima del pantano caminando groseramente con su cuerpo alargado para alcanzar el cobertizo, que en un principio no era perceptible para nadie, pero la bruja sabía perfectamente que estaba allí.-Te cortaré lentamente por esto.- Cuando apoyó las patas sobre la pared del cobertizo, este finalmente fue apareciendo ante todos, como si la presencia de la araña hubiera echado hacia atrás el delicado velo que lo cubría. La araña empezó a trepar por las paredes, buscando una manera de entrar.
En la cabaña, ahora completamente visible.
Ingrid temblaba del esfuerzo por mantener todo a flote, pero el poder de su hermana opacaba y desplazaba el suyo y no pudo mantener oculto por más tiempo el edificio, se escuchaban las voces de Skogull al otro lado, reclamando su sangre, pero no su vida, porque la necesitaría para preservar la suya propia. Los golpes de las siniestras patas sobre la pared hicieron que los niños gritasen y se apretujasen más contra ella mientras Ingrid intentaba por todos los medios impedir que su hermana entrase allí y que, además, su imagen proyectada en la cabaña saliera detrás de Skogull como si buscase su protección.
Ingrid Östberg- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 55
Fecha de inscripción : 18/10/2017
Re: Vann stein (privado)
La araña moira lucho con todo lo que tenia de su parte para darme muerte, pero hoy los dioses estaban de mi parte y ante la mirada de Hela que perecía necesitarme y la de las Valquirias que buscaban a su guerrero, mi acero se hundió voraz en la carne del despreciable ser hiriéndolo.
Ladeé la sonrisa de forma engreída, no parecía acostumbrada a sangrar, hoy yo le enseñaría que la muerte sobreviene a todos los seres, incluso a los que llevan una eternidad haciendo el mal.
Su sangre pegajosa cayó sobre mi hombro, apreté los dientes al sentir cierto quemazón que por unos momentos engarrotó mis músculos impidiéndome hacer uso de la diestra, no así de la siniestra con la que sujeté la espada con fervor.
Una nueva embestida de las dos patas delanteras, la araña que creyéndome ahora debilitado volvía a intentarlo. Quebré su ataque, la cazadora, había recuperado su voluntad y con presteza no dudaba en atacar el flanco de la bestia, lo que la convertía en un objetivo para dos guerreros experimentados.
Nuestros aceros buscaban morderla, ella en un banal intento de salir de esta y antes de que la atravesará de una estocada su pecho me lanzó un escupitajo en al cara.
Rugí mas de asco que de dolor perdiendo la visión de la moira que escapaba ahora por el portón.
Limpié con la manga de mi camisola aquel elixir pestilente, verdezco y pegajoso que me dio mas de una arcada, mas cuando escuché el grito de los niños no me lo pensé, afiancé la espada y salí corriendo tras la araña dirección a un cobertizo donde debía tener a los pobres infantes que ahora gritaban atemorizados.
Las puertas entreabiertas golpeaban mecidas por un viento intenso, fuera llovía, tormenta que el mismo Thor azuzaba con su martillo, la gesta era necesaria, épica, los cuervos sobre nuestras cabezas graznaba dando vueltas en circulo.
-¡Skogull! ¡Cobarde, baja y encuentra la muerte! -rugí alzando la mirada hacia el techo de donde la bruja pendía agarrada con sus afiladas patas.
Bajé mis ojos un instante al rincón donde los atemorizados niños se abrazaban.
-¡Salir de aquí! -les grité cubriendo con mi acero su retirada logrando que Skogull ardiera de rabia.
Estábamos solos, uno frente a otro, la batalla definitiva llegaba y esta acepto el baile sin alzarse las enaguas.
Afiancé la espada con sendas manos, ella lanzó sobre mi sus afiladas patas en una danza en la que acero y carne se entremezclaban.
Jadeos, sudor, sangre y dolor, no se el tiempo que combatimos mano a mano los dos, pero todo baile llega a su fin con una hazaña y esa la marqué yo.
La bestia se abalanzó sobre mi al hacerme trastabillar contra el suelo, momento que alcé la espada habiéndosela en el pecho.
Sobre mi cayó dando sus últimos coletazos de vida aquel ser de Hela.
Cerré los ojos extenuado, herido mientras trataba de sacármela de encima, la mirada se me nublaba, manchas marrones ante mis achicados ojos.
En ese momento sentí que algo me liberaba y que una mano afianzaba la mía tirando de mi para sacarme de debajo de la moira.
Ladeé la sonrisa de forma engreída, no parecía acostumbrada a sangrar, hoy yo le enseñaría que la muerte sobreviene a todos los seres, incluso a los que llevan una eternidad haciendo el mal.
Su sangre pegajosa cayó sobre mi hombro, apreté los dientes al sentir cierto quemazón que por unos momentos engarrotó mis músculos impidiéndome hacer uso de la diestra, no así de la siniestra con la que sujeté la espada con fervor.
Una nueva embestida de las dos patas delanteras, la araña que creyéndome ahora debilitado volvía a intentarlo. Quebré su ataque, la cazadora, había recuperado su voluntad y con presteza no dudaba en atacar el flanco de la bestia, lo que la convertía en un objetivo para dos guerreros experimentados.
Nuestros aceros buscaban morderla, ella en un banal intento de salir de esta y antes de que la atravesará de una estocada su pecho me lanzó un escupitajo en al cara.
Rugí mas de asco que de dolor perdiendo la visión de la moira que escapaba ahora por el portón.
Limpié con la manga de mi camisola aquel elixir pestilente, verdezco y pegajoso que me dio mas de una arcada, mas cuando escuché el grito de los niños no me lo pensé, afiancé la espada y salí corriendo tras la araña dirección a un cobertizo donde debía tener a los pobres infantes que ahora gritaban atemorizados.
Las puertas entreabiertas golpeaban mecidas por un viento intenso, fuera llovía, tormenta que el mismo Thor azuzaba con su martillo, la gesta era necesaria, épica, los cuervos sobre nuestras cabezas graznaba dando vueltas en circulo.
-¡Skogull! ¡Cobarde, baja y encuentra la muerte! -rugí alzando la mirada hacia el techo de donde la bruja pendía agarrada con sus afiladas patas.
Bajé mis ojos un instante al rincón donde los atemorizados niños se abrazaban.
-¡Salir de aquí! -les grité cubriendo con mi acero su retirada logrando que Skogull ardiera de rabia.
Estábamos solos, uno frente a otro, la batalla definitiva llegaba y esta acepto el baile sin alzarse las enaguas.
Afiancé la espada con sendas manos, ella lanzó sobre mi sus afiladas patas en una danza en la que acero y carne se entremezclaban.
Jadeos, sudor, sangre y dolor, no se el tiempo que combatimos mano a mano los dos, pero todo baile llega a su fin con una hazaña y esa la marqué yo.
La bestia se abalanzó sobre mi al hacerme trastabillar contra el suelo, momento que alcé la espada habiéndosela en el pecho.
Sobre mi cayó dando sus últimos coletazos de vida aquel ser de Hela.
Cerré los ojos extenuado, herido mientras trataba de sacármela de encima, la mirada se me nublaba, manchas marrones ante mis achicados ojos.
En ese momento sentí que algo me liberaba y que una mano afianzaba la mía tirando de mi para sacarme de debajo de la moira.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Vann stein (privado)
Ingrid escuchaba los gritos de Höor fuera, pero luchaba por no desconcentrarse, Skogull estaba ignorando completamente al nórdico y luchaba por entrar en el cobertizo, los golpes de las patas abrieron ligeramente la ventana que había en el techo y empezó a colarse en la rendija escurriéndose por el hueco y ampliando la entrada a golpe de patas y empujones, el techo vibraba por las embestidas y los niños no hacían más que gritar. La hermana mediana de las Östberg sudaba y temblaba, tanto por el esfuerzo como por el pavor de que su hermana mayor finalmente la alcanzara. Skogull gritaba con aquel agudo y molesto chirrido, consiguió colar dentro la mitad de su arácnido cuerpo, con las patas alargadas sacudió el aire en un nefasto esfuerzo por alcanzar a su hermana que permanecía debajo, la araña se retorcía cada vez más, estirándose, incluso movió el cabello de Ingrid a punto de cogerla, hasta que un grito de dolor muy diferente del que usaba por el odio salió de su boca que rezumaba aquel esputo color amarillento que antes había lanzado hacia el Cannif. Se vio obligada a salir de la ventana para enfrentarse otra vez al noruego, le tenía ya bastante harta y viendo que estaba fuera completamente solo, se lanzó a por él y batallaron hasta que Skogull perdió el equilibro a falta de una de las patas. Cuando la espada finalmente atravesó su abdomen blando y desprotegido empezó a retorcerse y a sufrir sacudidas.
La imagen de la Ingrid falsa, aprovechando el jaleo montado por la disputa entre los colosos, salió huyendo por la puerta trasera hacia lo profundo del pantano y se perdió entre la niebla. La verdadera Ingrid, agotada y pálida, disolvió finalmente la niebla que había cernido sobre todos los seres que estaban en el pantano y podían ver las cosas tal y como eran, iguales, nada parecía haber cambiado para ellos, de eso se trataba manipular lo que los demás podían ver, si fueran cosas obvias nadie caería en su trampa. Cerró los ojos, a punto de perder la consciencia, pero si se dejaba vencer por el cansancio nada de esto habría servido para nada. Notaba, que el poder de Skogull se desvanecía, se deslizaba por la tierra de sus padres y se perdía. Era libre. Aquel pensamiento fue suficiente para volcar lo que le restaba de fuerzas en transformar su cuerpo, hasta convertirse en una infante. Caminó con los más regazados mientras huían de aquella cabaña del infierno y se refugió entre ellos, demasiado cansada incluso para fijarse en nada que no fuera el cuerpo grotesco de su hermana muerta...Los ojos de Skogull parecían mirarla fijamente, con un mensaje claro que llegó a su mente nítida:...Traidora.
La imagen de la Ingrid falsa, aprovechando el jaleo montado por la disputa entre los colosos, salió huyendo por la puerta trasera hacia lo profundo del pantano y se perdió entre la niebla. La verdadera Ingrid, agotada y pálida, disolvió finalmente la niebla que había cernido sobre todos los seres que estaban en el pantano y podían ver las cosas tal y como eran, iguales, nada parecía haber cambiado para ellos, de eso se trataba manipular lo que los demás podían ver, si fueran cosas obvias nadie caería en su trampa. Cerró los ojos, a punto de perder la consciencia, pero si se dejaba vencer por el cansancio nada de esto habría servido para nada. Notaba, que el poder de Skogull se desvanecía, se deslizaba por la tierra de sus padres y se perdía. Era libre. Aquel pensamiento fue suficiente para volcar lo que le restaba de fuerzas en transformar su cuerpo, hasta convertirse en una infante. Caminó con los más regazados mientras huían de aquella cabaña del infierno y se refugió entre ellos, demasiado cansada incluso para fijarse en nada que no fuera el cuerpo grotesco de su hermana muerta...Los ojos de Skogull parecían mirarla fijamente, con un mensaje claro que llegó a su mente nítida:...Traidora.
Ingrid Östberg- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 55
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