AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Vann stein (privado)
Recuerdo del primer mensaje :
Tras una noche de jarana la mañana fue resacosa pero temprana, las luces del alba despuntaron como cada día marcando nuestros pasos.
Hoy embarcaríamos rumbo a Escocia, la bruja había visto el lugar exacto donde estaba la piedra que del templo había sido sustraída, así que no había duda alguna de que ese era nuestro destino y la inmediatez de nuestro acto es que Randulf no descubriera nuestros planes pues no eramos los únicos que contábamos con hechiceros entre nuestras filas.
Por el pasillo acabando de anclar los correajes de mi armadura tachonada me encontré con Kala que bostezaba con el pelo enmarañado pero vestida como todos para la guerra.
Al verme se lanzó a mi espalda juguetona mientras yo me reía.
-¿aun borracha? -pregunté arrastrando su cuerpo por el pasillo.
-No, pero lo podemos solucionar con unas jarras.
Atharal salio de su cámara hacha en mano.
-¿Habláis de Jarras? -preguntó con cara ansiosa.
Kala y yo nos echamos a reír mirándolo, Atharal siempre dispuesto a beber y a comer, claro que también a luchar.
-Nos esperan en el puerto -les dije sin detener mi paso mientras ambos se reían dándose codazos.
No tardamos en llegar ante el barco que con la rampa preparada y las velas izadas nos esperaba. La pirata miró a los rezagados con cara de pocos amigos, algo que me hizo reír mientras me encogía de hombros como única escusa.
-Quita esa cara mujer, hemos quedado al amanecer -señalé el sol -y ha amanecido ¿no?
Lund pese a haber bebido anoche como el resto se había dado prisa en llegar junto a ella, algo que me hizo reír aun mas mientras Kala me empujaba para que me callara y este fruncía el ceño.
Ulf y Giuliana fueron los últimos en llegar al barco, Ulf también había pillado una buena cogorza anoche con nosotros y algo me decía por la cara que traía la bruja que habían tenido por la noche algo mas que palabras cuando llegó a casa.
-¡vamos pirata, Ulf ya ha hecho bastante con llegar, a su mujer es mas fácil traerla rodando que andando!.
Un capón es lo que me llevé de Giuliana, algo que me hizo reír de nuevo.
Ahora que ya estábamos todos podíamos zarpar.
-Capitán -le dije a Daniella sin borrar la picara sonrisa de ms labios -haga los honores.
Tras una noche de jarana la mañana fue resacosa pero temprana, las luces del alba despuntaron como cada día marcando nuestros pasos.
Hoy embarcaríamos rumbo a Escocia, la bruja había visto el lugar exacto donde estaba la piedra que del templo había sido sustraída, así que no había duda alguna de que ese era nuestro destino y la inmediatez de nuestro acto es que Randulf no descubriera nuestros planes pues no eramos los únicos que contábamos con hechiceros entre nuestras filas.
Por el pasillo acabando de anclar los correajes de mi armadura tachonada me encontré con Kala que bostezaba con el pelo enmarañado pero vestida como todos para la guerra.
Al verme se lanzó a mi espalda juguetona mientras yo me reía.
-¿aun borracha? -pregunté arrastrando su cuerpo por el pasillo.
-No, pero lo podemos solucionar con unas jarras.
Atharal salio de su cámara hacha en mano.
-¿Habláis de Jarras? -preguntó con cara ansiosa.
Kala y yo nos echamos a reír mirándolo, Atharal siempre dispuesto a beber y a comer, claro que también a luchar.
-Nos esperan en el puerto -les dije sin detener mi paso mientras ambos se reían dándose codazos.
No tardamos en llegar ante el barco que con la rampa preparada y las velas izadas nos esperaba. La pirata miró a los rezagados con cara de pocos amigos, algo que me hizo reír mientras me encogía de hombros como única escusa.
-Quita esa cara mujer, hemos quedado al amanecer -señalé el sol -y ha amanecido ¿no?
Lund pese a haber bebido anoche como el resto se había dado prisa en llegar junto a ella, algo que me hizo reír aun mas mientras Kala me empujaba para que me callara y este fruncía el ceño.
Ulf y Giuliana fueron los últimos en llegar al barco, Ulf también había pillado una buena cogorza anoche con nosotros y algo me decía por la cara que traía la bruja que habían tenido por la noche algo mas que palabras cuando llegó a casa.
-¡vamos pirata, Ulf ya ha hecho bastante con llegar, a su mujer es mas fácil traerla rodando que andando!.
Un capón es lo que me llevé de Giuliana, algo que me hizo reír de nuevo.
Ahora que ya estábamos todos podíamos zarpar.
-Capitán -le dije a Daniella sin borrar la picara sonrisa de ms labios -haga los honores.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Vann stein (privado)
La confrontación directa con Höor me sacó de mis casillas, gruñía maldiciendo en mi idioma dando vueltas por la habitación como una animal salvaje enjaulado.
No porque pensara que Höor no tenia parte de la razón, ni siquiera porque su actitud me pareciera desmedida, los dos veníamos alterados por la batalla, por la derrota y porque nuestro amigo se moría en el lecho, eso sacó lo peor de ambos.
Incapaz de calmarme acorté la distancia que había del camarote donde Ulf reposaba con su esposa luchado por mantenerlo vivo hasta el despacho de Danielle, no llamé, abrí la puerta de golpe, mi mirada parda se lazó chocando con sus ojos claros que parecían sorprendidos por mi visita.
Sus manos estaban apoyadas en el mapa, sujetaba un cortaban en la diestra.
Iba a decirme que debería descansar cuando un portazo a mi espalda marcó la negativa que no necesité pronunciar y con dos zancadas la enfrente buscando su boca con rudeza.
No era descanso lo que necesitaba, si no saciar mi desazón, calmarme bebiendo de su cuerpo.
La alcé por las nalgas para llevarla sobre la mesa de madera, su culo sobre la carta de navegación.
-deberías descansar - susurré contra su boca repitiendo sus palabras con una ladeada sonrisa.
Errático su aliento chocaba con mis labios, nuestros cuerpos se buscaban, sus manso dibujaban mis pectorales y las mías la empujaban contra mi abultada entrepierna.
La pirata me llenó de caricias, frotándose , logrando que un gruñido escapara de mi garganta.
Su boca me acogió hambrienta, lenguas que se sacudieron con violencia dentro y fuera del navío, la tempestad hacia tambalear esa mesa.
Jadeé contra su boca, de nuevo habíamos quedado atrapados por la lujuria, ella, era un tesoro preciado y en este momento solo pensaba en saquearlo como buen vikingo.
Mis manos tomaron con rudeza la cinturilla de su pantalón y lo baje de golpe, su boca tentaba a la mía a un duelo singular.
Excitados, la tormenta se desató en el camarote, tire de ella bajándola de golpe, su pecho quedó recostado sobre el escritorio cuando mi mano empujó su espalda.
Dos palmadas en ese culo alzado que me esperaba, que me buscaba, mientras sus ojos por encima de su hombro me desafiaban.
Arrastré mis dedos por su entrada mientras la masturbaba sintiendo su humedad empapar mis dedos dispuesta a ser tomada.
Sus manso lucharon tiradas hacia atrás para desabrochar mi pantalón, bajarlo para que me adentrara en la tormenta, para que mi trueno la penetrara haciéndola experimentar los relámpagos y las centellas.
-Vamos pequeña, así -gruñí contra su espalda metiendo el tercer dedo en su interior, sacudiéndolos con violencia como la mar brava.
Su corsee se había bajado por los movimientos, ahora sus pezones, como astas rugían contra la vieja madera.
Allí, entre gruñidos la hice mía, sacudiéndome con fuerza e su interior como si no conociera la derrota, como si esta fuera la ultima noche del resto de mi vida y este un acto suicida elegido para compartirlo con ella.
No porque pensara que Höor no tenia parte de la razón, ni siquiera porque su actitud me pareciera desmedida, los dos veníamos alterados por la batalla, por la derrota y porque nuestro amigo se moría en el lecho, eso sacó lo peor de ambos.
Incapaz de calmarme acorté la distancia que había del camarote donde Ulf reposaba con su esposa luchado por mantenerlo vivo hasta el despacho de Danielle, no llamé, abrí la puerta de golpe, mi mirada parda se lazó chocando con sus ojos claros que parecían sorprendidos por mi visita.
Sus manos estaban apoyadas en el mapa, sujetaba un cortaban en la diestra.
Iba a decirme que debería descansar cuando un portazo a mi espalda marcó la negativa que no necesité pronunciar y con dos zancadas la enfrente buscando su boca con rudeza.
No era descanso lo que necesitaba, si no saciar mi desazón, calmarme bebiendo de su cuerpo.
La alcé por las nalgas para llevarla sobre la mesa de madera, su culo sobre la carta de navegación.
-deberías descansar - susurré contra su boca repitiendo sus palabras con una ladeada sonrisa.
Errático su aliento chocaba con mis labios, nuestros cuerpos se buscaban, sus manso dibujaban mis pectorales y las mías la empujaban contra mi abultada entrepierna.
La pirata me llenó de caricias, frotándose , logrando que un gruñido escapara de mi garganta.
Su boca me acogió hambrienta, lenguas que se sacudieron con violencia dentro y fuera del navío, la tempestad hacia tambalear esa mesa.
Jadeé contra su boca, de nuevo habíamos quedado atrapados por la lujuria, ella, era un tesoro preciado y en este momento solo pensaba en saquearlo como buen vikingo.
Mis manos tomaron con rudeza la cinturilla de su pantalón y lo baje de golpe, su boca tentaba a la mía a un duelo singular.
Excitados, la tormenta se desató en el camarote, tire de ella bajándola de golpe, su pecho quedó recostado sobre el escritorio cuando mi mano empujó su espalda.
Dos palmadas en ese culo alzado que me esperaba, que me buscaba, mientras sus ojos por encima de su hombro me desafiaban.
Arrastré mis dedos por su entrada mientras la masturbaba sintiendo su humedad empapar mis dedos dispuesta a ser tomada.
Sus manso lucharon tiradas hacia atrás para desabrochar mi pantalón, bajarlo para que me adentrara en la tormenta, para que mi trueno la penetrara haciéndola experimentar los relámpagos y las centellas.
-Vamos pequeña, así -gruñí contra su espalda metiendo el tercer dedo en su interior, sacudiéndolos con violencia como la mar brava.
Su corsee se había bajado por los movimientos, ahora sus pezones, como astas rugían contra la vieja madera.
Allí, entre gruñidos la hice mía, sacudiéndome con fuerza e su interior como si no conociera la derrota, como si esta fuera la ultima noche del resto de mi vida y este un acto suicida elegido para compartirlo con ella.
Lund Around- Humano Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Vann stein (privado)
Giuliana no lo dijo, no fue necesario, su “no lo tenses mas”, fue suficiente para saber que en este momento no le despertaba ningún tipo de afecto.
Yo no iba a pedirle perdón, porque sabia que estaba haciendo lo mejor para el norte, porque de estar yo en ese lecho Ulf haría exactamente lo mismo, así que nos centramos en lo importante, dejamos a un lado las rencillas y buscando en su libro aquello que pudiera ayudarnos.
Contesté todo aquello que me preguntó y alcanzado el ocaso llegamos a la pequeña bahía ocultos de indiscretas miradas.
Lund y Kayla preparados para el combate, para la gloria o el Valhalla se apearon del barco. Atharal bromeaba con esta última dándole un par de azotes y diciéndola que la vería para celebrar la victoria en Akershus.
El cambiante Águila se encargaría de proteger a los del barco, por su condición tendría mas fácil poder surcar los mares y evitar ser pillados por sorpresa en le viaje de regreso a casa.
Me acerqué a Danielle, mis pardos buscaron sus tormentas.
-En cuanto bajemos del barco, quiero que pongas rumbo a Akershus -ordené.
Negó con la cabeza dispuesta a darme replica, una que conocía, si fallaba el portal, si no lográbamos atravesarlo y el barco no nos esperaba estaríamos vendidos, sin mas opción que la muerte o algo peor ante el ejercito de Randulf.
-Es una orden -dije sin aceptar replicas mientras la miraba desafiante – hazlo.
Me di la vuelta para apearme del navío, sin duda estaba haciendo amigos por donde pasaba, las dos mujeres de mis generales iba a tener tema de conversación criticando mis acciones durante todo el viaje, pero Ulf había aguantado ya demasiado, se lo debía, si partían ya, podrían llegar a Akershus y salvarle la vida, o al menos eso esperaba, que Giuliana lo mantuviera estable.
Así los tres nos perdimos entre la maleza en busca de esa piedra que jamas debió ser usurpada del templo.
Yo no iba a pedirle perdón, porque sabia que estaba haciendo lo mejor para el norte, porque de estar yo en ese lecho Ulf haría exactamente lo mismo, así que nos centramos en lo importante, dejamos a un lado las rencillas y buscando en su libro aquello que pudiera ayudarnos.
Contesté todo aquello que me preguntó y alcanzado el ocaso llegamos a la pequeña bahía ocultos de indiscretas miradas.
Lund y Kayla preparados para el combate, para la gloria o el Valhalla se apearon del barco. Atharal bromeaba con esta última dándole un par de azotes y diciéndola que la vería para celebrar la victoria en Akershus.
El cambiante Águila se encargaría de proteger a los del barco, por su condición tendría mas fácil poder surcar los mares y evitar ser pillados por sorpresa en le viaje de regreso a casa.
Me acerqué a Danielle, mis pardos buscaron sus tormentas.
-En cuanto bajemos del barco, quiero que pongas rumbo a Akershus -ordené.
Negó con la cabeza dispuesta a darme replica, una que conocía, si fallaba el portal, si no lográbamos atravesarlo y el barco no nos esperaba estaríamos vendidos, sin mas opción que la muerte o algo peor ante el ejercito de Randulf.
-Es una orden -dije sin aceptar replicas mientras la miraba desafiante – hazlo.
Me di la vuelta para apearme del navío, sin duda estaba haciendo amigos por donde pasaba, las dos mujeres de mis generales iba a tener tema de conversación criticando mis acciones durante todo el viaje, pero Ulf había aguantado ya demasiado, se lo debía, si partían ya, podrían llegar a Akershus y salvarle la vida, o al menos eso esperaba, que Giuliana lo mantuviera estable.
Así los tres nos perdimos entre la maleza en busca de esa piedra que jamas debió ser usurpada del templo.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Vann stein (privado)
Las órdenes de Höor eran claras. Asintió a regañadientes, entendía que Ulf estaba muy grave y que si lo perdían el coste de esa misión sería demasiado elevado. Pero era una pirata y siempre manejaba un plan B, su astucia, ingenio y arrojo eran lo suficientemente grandes como para haberse hecho una leyenda en el mar, sumándole al tema que además había suplantado la identidad del verdadero capitán. No iba a dejar que esos estúpidos vikingos hicieran sus heroicidades legendarias para acabar muertos. Necesitaban que alguien hiciera el trabajo sucio, y para eso estaba ella.
En cuanto levó anclas informó a Giuliana que harían una breve parada antes de poner rumbo a Akershhus. Recaló en una playa y se bajó de la nave sin más compañía que su pistolete y su sable. Allí se encontraba la pequeña isla de Eilean donde habitaba el grueso del clan McQuinn, un antiguo clan escocés cuyo líder Logan McQuinn se había dedicado a expandir la economía local por mar y tierra. Su difunto padre, Breogan McQuinn reunió a los clanes de las Highlands y consiguieron un acuerdo con los vikingos para no agredirse y compartir las aguas de modo que los únicos piratas que quedasen fueran como ella. Desde entonces la piratería en esas costas era casi inexistente.
A su llegada le informaron que el líder del clan no estaba, ni tampoco el segundo al mando, pero sí el hermano menor, Stan McQuinn, que la recibió y escuchó su propuesta.
— El ejército de Randulf campa a sus anchas por vuestros territorios, destruyen todo lo que tocan y no cesarán hasta ver todo aquel que se les oponga reducido a fuego y ceniza. Ayudadnos, evacuad a los nuestros cuando regresen a la playa, yo tengo que llevarme a los heridos graves..— el escocés sonrio de medio lado.
— No será gratis, no vendo mi espada a cambio de nada.— En eso tenía razón, era su guerra pero en parte no lo era. Debían defender su territorio de esos cerdos, pero ellos no les habían declarado hostilidad. Sin embargo a ningun escocés le gustaba que le measen la valla y ese tal hati lo estaba haciendo. Callanish era lugar sagrado, había llegado la hora de recuperarlo.
En cuanto levó anclas informó a Giuliana que harían una breve parada antes de poner rumbo a Akershhus. Recaló en una playa y se bajó de la nave sin más compañía que su pistolete y su sable. Allí se encontraba la pequeña isla de Eilean donde habitaba el grueso del clan McQuinn, un antiguo clan escocés cuyo líder Logan McQuinn se había dedicado a expandir la economía local por mar y tierra. Su difunto padre, Breogan McQuinn reunió a los clanes de las Highlands y consiguieron un acuerdo con los vikingos para no agredirse y compartir las aguas de modo que los únicos piratas que quedasen fueran como ella. Desde entonces la piratería en esas costas era casi inexistente.
A su llegada le informaron que el líder del clan no estaba, ni tampoco el segundo al mando, pero sí el hermano menor, Stan McQuinn, que la recibió y escuchó su propuesta.
— El ejército de Randulf campa a sus anchas por vuestros territorios, destruyen todo lo que tocan y no cesarán hasta ver todo aquel que se les oponga reducido a fuego y ceniza. Ayudadnos, evacuad a los nuestros cuando regresen a la playa, yo tengo que llevarme a los heridos graves..— el escocés sonrio de medio lado.
— No será gratis, no vendo mi espada a cambio de nada.— En eso tenía razón, era su guerra pero en parte no lo era. Debían defender su territorio de esos cerdos, pero ellos no les habían declarado hostilidad. Sin embargo a ningun escocés le gustaba que le measen la valla y ese tal hati lo estaba haciendo. Callanish era lugar sagrado, había llegado la hora de recuperarlo.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Vann stein (privado)
El cambiante y la pirata sellaron el acuerdo con un apretón de manos, discutieron los detalles y ésta se marchó desplegando velas para llegar cuanto antes a la fortaleza y poner al lobo a buen recaudo.
La horda de escoceses se subieron al barco de nombre "Gaoth" que significaba viento en gaélico escocés. La travesía no duraría más de media hora con viento a favor, así que pronto las faldas de cuadros hechas de tartan rojo y negro inundaron la orilla. Los foráneos tenían ganas de partir piernas y reventar narices, era el estado natural del highlander, siempre a la gresca. Pero no eran una horda bárbara y desorganizada, Stan había servido bajo varias banderas a lo largo de sus años, sabía pelear, sabía de estrategia en la guerra y su pequeño contingente eran los valientes y los hermanos de armas que no querían conformarse con ser pescadores o ganaderos. Habían luchado por botines, por dinero y por honor. Pero generalmente por una paga, a nadie le gustaba perder un ojo gratis. Lo que Danielle les ofreció era justa recompensa, además que de esta forma limpiaban su territorio de gentuza invasora. Ese trato quizás no le gustase mucho a Höor cuando se enterase de los detalles, pero como de momento no lo iba a saber...estaba todo en marcha.
Se apostaron a modo de barrera delante del portal mágico y esperaron, ya que por esa puerta podía salir cualquier cosa. Cubrirían la retirada de los rebeldes con la piedra y los transportarían en su barco si conseguían el objetivo. Si no...que cualquier bicho se atreviese a cruzar, que loe staban esperando. Y si el portal se cerraba, irían hasta Callanish a buscarlos. Sencillo. Ahora sólo faltaba esperar.
La horda de escoceses se subieron al barco de nombre "Gaoth" que significaba viento en gaélico escocés. La travesía no duraría más de media hora con viento a favor, así que pronto las faldas de cuadros hechas de tartan rojo y negro inundaron la orilla. Los foráneos tenían ganas de partir piernas y reventar narices, era el estado natural del highlander, siempre a la gresca. Pero no eran una horda bárbara y desorganizada, Stan había servido bajo varias banderas a lo largo de sus años, sabía pelear, sabía de estrategia en la guerra y su pequeño contingente eran los valientes y los hermanos de armas que no querían conformarse con ser pescadores o ganaderos. Habían luchado por botines, por dinero y por honor. Pero generalmente por una paga, a nadie le gustaba perder un ojo gratis. Lo que Danielle les ofreció era justa recompensa, además que de esta forma limpiaban su territorio de gentuza invasora. Ese trato quizás no le gustase mucho a Höor cuando se enterase de los detalles, pero como de momento no lo iba a saber...estaba todo en marcha.
Se apostaron a modo de barrera delante del portal mágico y esperaron, ya que por esa puerta podía salir cualquier cosa. Cubrirían la retirada de los rebeldes con la piedra y los transportarían en su barco si conseguían el objetivo. Si no...que cualquier bicho se atreviese a cruzar, que loe staban esperando. Y si el portal se cerraba, irían hasta Callanish a buscarlos. Sencillo. Ahora sólo faltaba esperar.
Stan McQuinn- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 75
Fecha de inscripción : 19/09/2017
Re: Vann stein (privado)
Nos movimos entre la maleza agachados, apenas el viento en contra movía las briznas de hierba golpeando nuestros rostros mientras caminábamos ocultos entre las sombras que nos daba la luna llena.
El aire susurraba el ruido de las celebraciones del ejercito enemigo, una horda de bárbaros animados y festejando que nos habían hecho recular con el rabo entre las piernas.
Ladeé la sonrisa mirando a Khayla, íbamos a meterles las palabras por el culo y de paso el acero.
Alcé la capucha cuando estuvimos lo suficientemente cerca del grupo, ahora solo teníamos que mezclarnos entre ellos y acercarnos lo suficiente a la piedra como para meterla al portal y protegerla.
Pillamos unas jarras fingiendo ir tan animados como los demás, mis manso sobrevolaban el cuerpo de Khayla cubriéndonos así los rostros, mientras Lund pipa en mano fumaba ocultándose así del mismo modo.
Entre gritos de vítores, alzando las jarras como festejo fuimos acortando la distancia hacia la zona donde estaba la piedra.
Dos hombres la custodiaban, la gente no estaba fijándose en esa zona, un poco mas apartada, así que Khayla con rapidez sacó sus aceros de los correajes sujetos a sus pechos y con una velocidad inusitada degolló a uno de ellos que cayó la suelo ahogándose en su propia sangre.
Lund desenvainó el acero hundiéndolo a la vez en el estomago del otro, todo hubiera ido bien de no ser porque Hati captó mi aroma y mandó a los suyos a las armas.
Clavé mi mano en el suelo, rugí al sentir como le poder que había abierto en mi Giuliana se expandía devorando mis entrañas, grité de dolor mientras el portal se abría ante nuestros ojos.
Lund y Khayla empujaron la piedra hacia allí mientras yo jadeaba intentando recobrarme.
Poco tiempo tuve pues a mi altura llegaba mi primo.
Desenvainé la espalda mareado dispuesto a ganar tiempo para mis aliados.
-¡Id! -rugí a Lund y Khayla. Cerraria el portal desde ahí para que no pudieran seguirlos -¡Id!
El aire susurraba el ruido de las celebraciones del ejercito enemigo, una horda de bárbaros animados y festejando que nos habían hecho recular con el rabo entre las piernas.
Ladeé la sonrisa mirando a Khayla, íbamos a meterles las palabras por el culo y de paso el acero.
Alcé la capucha cuando estuvimos lo suficientemente cerca del grupo, ahora solo teníamos que mezclarnos entre ellos y acercarnos lo suficiente a la piedra como para meterla al portal y protegerla.
Pillamos unas jarras fingiendo ir tan animados como los demás, mis manso sobrevolaban el cuerpo de Khayla cubriéndonos así los rostros, mientras Lund pipa en mano fumaba ocultándose así del mismo modo.
Entre gritos de vítores, alzando las jarras como festejo fuimos acortando la distancia hacia la zona donde estaba la piedra.
Dos hombres la custodiaban, la gente no estaba fijándose en esa zona, un poco mas apartada, así que Khayla con rapidez sacó sus aceros de los correajes sujetos a sus pechos y con una velocidad inusitada degolló a uno de ellos que cayó la suelo ahogándose en su propia sangre.
Lund desenvainó el acero hundiéndolo a la vez en el estomago del otro, todo hubiera ido bien de no ser porque Hati captó mi aroma y mandó a los suyos a las armas.
Clavé mi mano en el suelo, rugí al sentir como le poder que había abierto en mi Giuliana se expandía devorando mis entrañas, grité de dolor mientras el portal se abría ante nuestros ojos.
Lund y Khayla empujaron la piedra hacia allí mientras yo jadeaba intentando recobrarme.
Poco tiempo tuve pues a mi altura llegaba mi primo.
Desenvainé la espalda mareado dispuesto a ganar tiempo para mis aliados.
-¡Id! -rugí a Lund y Khayla. Cerraria el portal desde ahí para que no pudieran seguirlos -¡Id!
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Vann stein (privado)
Sabía que Höor no iba a dejar que lo que habíamos conseguido se evaporase en la nada, nos ordenó atravesar el portal. Apreté los dientes. ¿Estaba loco? el Norte sin él no existiría, se estaba suicidando. Cargué con la piedra ayudando a Lund y juntos atravesamos el portal. Tenía pensado dejarlo caer en la arena de la playa y volver a saltar dentro para llevarme a Höor a rastras aunque fuera, pero ante mis ojos aparecio un escuadrón de tipos curtidos con falditas de cuadros. Enarqué una ceja cuando los vi y el que los capitaneaba se adelantó para decirme algo.
— Somos el plan B de vuestra amiga la rubia. ¿Dónde está la fiesta?
— ahí dentro... de prisa que se cierra!!!— señalé con media sonrisa, esa pirata siempre tenía un as en la manga.
— Vamos señoritas!! arremangáos las faldas para saltar!!.— con aquel vozarrón se inició una carrera desenfrenada que consiguió que la mitad de los highlanders lo atravesasen conmigo incluida. Lund se quedó atrás custodiando la piedra con cara de fastidio. De nuevo había sido más rápida que él, pero su presencia también era necesaria para llevar a cabo la segunda parte de la misión, ponerla a resguardo, embarcarla y estar preparados para zarpar cuando regresaramos con Höor.
Por el otro lado del portal, en las piedras de Callanish el boquete escupió un montón de gente con las armas en alto. Los escoceses tenían ganas de sangre y muerte y yo sólo quería recuperar a nuestro Rey.
— Maldita sea Höor en qué pensabas!!!!.— pegué mi espalda a la suya y me uní al baile desenfrenado de aceros. Menos mal que la inglesa había tenido la idea brillante de esos refuerzos y que nos dio tiempo de atravesar la puerta mágica, porque eran muchos y sin duda un humano no los podía contener solo.
— Somos el plan B de vuestra amiga la rubia. ¿Dónde está la fiesta?
— ahí dentro... de prisa que se cierra!!!— señalé con media sonrisa, esa pirata siempre tenía un as en la manga.
— Vamos señoritas!! arremangáos las faldas para saltar!!.— con aquel vozarrón se inició una carrera desenfrenada que consiguió que la mitad de los highlanders lo atravesasen conmigo incluida. Lund se quedó atrás custodiando la piedra con cara de fastidio. De nuevo había sido más rápida que él, pero su presencia también era necesaria para llevar a cabo la segunda parte de la misión, ponerla a resguardo, embarcarla y estar preparados para zarpar cuando regresaramos con Höor.
Por el otro lado del portal, en las piedras de Callanish el boquete escupió un montón de gente con las armas en alto. Los escoceses tenían ganas de sangre y muerte y yo sólo quería recuperar a nuestro Rey.
— Maldita sea Höor en qué pensabas!!!!.— pegué mi espalda a la suya y me uní al baile desenfrenado de aceros. Menos mal que la inglesa había tenido la idea brillante de esos refuerzos y que nos dio tiempo de atravesar la puerta mágica, porque eran muchos y sin duda un humano no los podía contener solo.
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Vann stein (privado)
El capitán de esa horda frenética de pelirrojos con faldas se detuvo un segundo a evaluar la situación. Humanos...bien. Bichos feos, arrugados y malolientes...bien. Una especie de lobos huargos con fauces sanguinolentas...la fiesta mejoraba por momentos. Enarcó una ceja hundiendo su claymore sin esfuerzo en el pecho de un idiota que osó acercarse.
— Mecawenlamadrequemeparió. Si resulta que estos son más guapos que la última incursión en territorio inglés. ¡Eh Angus! yo a esa me la follaría!!.— señaló a un bicho horrendo que supuraba hiel por la boca.
— Tu te follarías hasta una cabra!! pero es más guapa que las inglesas!!
— ¿Y cómo sabes que es una bicha?.— preguntó Dougal, un primo de McQuinn, sin dejar de sajar y golpear. Les gustaba divertirse en las batallas.
— Porque le voy a hacer un agujero tan grande que podría parir un caballo!!!.— Stan se lanzó sin medida contra la criatura y le hundió la enorme espada, tan enorme como él, en las fauces abiertas saliendo por el vientre. Sacó el arma de un tirón seco manchándose el brazo de una porquería verde. Arrugó la cara y puso gesto de asco.— Vale guapa, no era para tanto, no tenías que vomitarme encima que tan feo no soy.
Los escoceses hacía ruido y gritaban, insultaban y maldecían por doquier. Eran bravos y no se andaban con tonterías, que una cosa era disfrutar de dar matarile y la otra entretenerse. Los cuerpos caían bajo las armas de los guerreros salvajes y experimentados.
— Mecawenlamadrequemeparió. Si resulta que estos son más guapos que la última incursión en territorio inglés. ¡Eh Angus! yo a esa me la follaría!!.— señaló a un bicho horrendo que supuraba hiel por la boca.
— Tu te follarías hasta una cabra!! pero es más guapa que las inglesas!!
— ¿Y cómo sabes que es una bicha?.— preguntó Dougal, un primo de McQuinn, sin dejar de sajar y golpear. Les gustaba divertirse en las batallas.
— Porque le voy a hacer un agujero tan grande que podría parir un caballo!!!.— Stan se lanzó sin medida contra la criatura y le hundió la enorme espada, tan enorme como él, en las fauces abiertas saliendo por el vientre. Sacó el arma de un tirón seco manchándose el brazo de una porquería verde. Arrugó la cara y puso gesto de asco.— Vale guapa, no era para tanto, no tenías que vomitarme encima que tan feo no soy.
Los escoceses hacía ruido y gritaban, insultaban y maldecían por doquier. Eran bravos y no se andaban con tonterías, que una cosa era disfrutar de dar matarile y la otra entretenerse. Los cuerpos caían bajo las armas de los guerreros salvajes y experimentados.
Stan McQuinn- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/09/2017
Re: Vann stein (privado)
Gruñí blandiendo el acero cuando sentí la espada de Khayla golpear la mía.
Iba a replicarle, cuando vi que un grupo de hombres con falda saltaron por el portal sujetándose las enaguas. Abrí los ojos sorprendido, me hubiera reído de no ser porque vi que sacaban unas espadas de un tamaño considerable.
Ahora, igualando las fuerzas, emprendimos un voraz ataque en el que los aceros silbaron al viento, perdida la piedra, Hati no tuvo mas opción que replegar a los suyos, a fin de cuentas eran tierras escocesas y esos hombres estaban en sus tierras, era factible que llegaran nuevos refuerzos.
La mirada de mi primo anunció tormenta, no dudaba que tendríamos nuevos encuentros y que esto solo era un calentamiento.
Entre gritos de victoria regresamos a la pequeña bahía donde los barcos escoceses nos esperaban, al parecer motivados por la pirata, para devolvernos a tierras norteñas.
Lund había logrado subir la piedra al barco, cuando se ponía era una bestia.
Se secó el sudor de la frente ladeando la sonrisa al vernos llegar ensangrentados pero vivos.
-Vamos señoritas -bromeó -tengo ganas de celebrar con una buena jarra de hidromiel.
Khayla y él estaba contentos, ciertamente era para estarlo, habíamos recuperado la piedra y tenia que reconocer que la victoria era mas de Danielle que de ninguno de los aquí presentes. El problema es que mis generales solo llegaban hasta ahí, habían combatido y vencido, pero por contra, mientras mi vista se fijaba en el horizonte, pensaba en ¿a que costa? Esos Escoceses dudaba hubiera acudido a salvarnos y ahora con tanta amabilidad nos llevaran a casa porque era el día de las buenas obras. No, a esos hombres les habían ofrecido algo ¿pero que? Las riquezas del norte provenían de las gentes, del trabajo de estas y Randulf ya los oprimía suficiente como para yo poner diezmos para pagar a esos hombres de faldas de cuadros.
Lund me acercó una jarra dándome un golpe en la espalda.
-Es ingeniosa la pirata -aseguró.
Khayla se unió a nosotros jarra en mano, ciertamente lso dos hablaban sobre su inteligente jugada, peor yo no las tenia todas conmigo, necesitaba saber que demonios esa mujer había ofrecido a cambio de la ayuda inestimable de esos hombres.
Iba a replicarle, cuando vi que un grupo de hombres con falda saltaron por el portal sujetándose las enaguas. Abrí los ojos sorprendido, me hubiera reído de no ser porque vi que sacaban unas espadas de un tamaño considerable.
Ahora, igualando las fuerzas, emprendimos un voraz ataque en el que los aceros silbaron al viento, perdida la piedra, Hati no tuvo mas opción que replegar a los suyos, a fin de cuentas eran tierras escocesas y esos hombres estaban en sus tierras, era factible que llegaran nuevos refuerzos.
La mirada de mi primo anunció tormenta, no dudaba que tendríamos nuevos encuentros y que esto solo era un calentamiento.
Entre gritos de victoria regresamos a la pequeña bahía donde los barcos escoceses nos esperaban, al parecer motivados por la pirata, para devolvernos a tierras norteñas.
Lund había logrado subir la piedra al barco, cuando se ponía era una bestia.
Se secó el sudor de la frente ladeando la sonrisa al vernos llegar ensangrentados pero vivos.
-Vamos señoritas -bromeó -tengo ganas de celebrar con una buena jarra de hidromiel.
Khayla y él estaba contentos, ciertamente era para estarlo, habíamos recuperado la piedra y tenia que reconocer que la victoria era mas de Danielle que de ninguno de los aquí presentes. El problema es que mis generales solo llegaban hasta ahí, habían combatido y vencido, pero por contra, mientras mi vista se fijaba en el horizonte, pensaba en ¿a que costa? Esos Escoceses dudaba hubiera acudido a salvarnos y ahora con tanta amabilidad nos llevaran a casa porque era el día de las buenas obras. No, a esos hombres les habían ofrecido algo ¿pero que? Las riquezas del norte provenían de las gentes, del trabajo de estas y Randulf ya los oprimía suficiente como para yo poner diezmos para pagar a esos hombres de faldas de cuadros.
Lund me acercó una jarra dándome un golpe en la espalda.
-Es ingeniosa la pirata -aseguró.
Khayla se unió a nosotros jarra en mano, ciertamente lso dos hablaban sobre su inteligente jugada, peor yo no las tenia todas conmigo, necesitaba saber que demonios esa mujer había ofrecido a cambio de la ayuda inestimable de esos hombres.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Vann stein (privado)
Los highlanders que los transportaron hasta las costas noruegas se unieron a ellos en la celebración. Al parecer no iba a ser un trayecto corto con regreso inmediato, sino que tenían pensado recalar un tiempo allí.
Daielle tenía pensado interceptar un cargamento de acero español de la compañía Gunnarson y hacer buenas rmas para el creciente ejército rebelde. No era un secreto que tras algunas gestas ganadas el número de rebeldes contra Randulf crecía. El hecho de que hubieran atacado su economía y sus negocios habia girado la balanza hacia Akershus y las gentes oprimidas se encontraban en mejor disposición de sumarse a la causa, pero las buenas intenciones no mataban, el acero sí. Tenían que armarlos y enseñarles a usar esas armas, un granjero no servía de mucho solo, pero armado y adiestrado al menos podía defender su aldea y su hogar. Para eso necesitaban fraguar el acero y entrenar a la gente. No se podía estar en el frente y a la vez en la retaguardia, así que necesitaba a esos mercenarios.
¿Cuál era el precio? pronto lo sabría Höor. Stan se le acercó, quería una breve charla con él, había escuchado de sus peripecias. Chocó su whisky con el cuerno de Höor.
— Bonitos bichos. Tu primo es un poco rarito.Pobrecillo. ¿Los chicos de la escuela eran malos con él cuando era pequeño?.— se mofó de Hati, al que había visto y le había precido un capullo arrogante e insensato con más poder del que podía digerir.— Esa piedra ha sido cara de recuperar por lo que me han dicho, uno de los vuestros ha sido herido de gravedad. Lo cierto es que ese niño mimado y cabrón no ha dudado en creerse el rey de las islas. Pero hasta donde yo sé, allí no tiene nada que hacer, esa tierra es nuestra y como no se vayan en menos de dos días se les echará el ejército de toda la puta isla encima, ya se encarga mi hermano de ello.
Se sentó cerca de Höor pero apoyando el trasero sobre una tabla y cruzando los brazos, era una mole de músculos en movimiento.
— Morgan es dura negociando. Me dijo que tú no sabías nada pero que respetarías el trato y que te lo dijera cuando pudiera ya que ella no está aquí. Va a robar un cargamento de acero español para fojaros armas, necesitais quien adiestre a vuestros nuevos rebeldes, campesinos y granjeros que se están sumando a vuestra causa. Si he podido armar a esta panda de patanes y hacer de ellos buenos soldados...podremos hacer algo bien. A cambio queremos dos cosas: una, que incrementéis el comercio con nuestra isla, comercio justo, eso es todo. Y dos, que nos devolváis el Gran Sello de los Guardianes de Escocia, el anillo con el Saltire de San Andrés nuestro patrón, que fue robado de Kinrymont por los vikingo sobre el año 1200. Desconozco dónde está ahora, pero sé que lo tenéis en algun lugar de este páis, y lo queremos.
Los escoceses estaban muy apegados a su tierra y a sus tradiones y la cruz de aspa de Saint Andrew, el apóstol pescador, era un símbolo nacional. El sello desapareció en las incursiones vikingas y si lo recuperaban podrían restabñecer cierto honor a su bandera.
Daielle tenía pensado interceptar un cargamento de acero español de la compañía Gunnarson y hacer buenas rmas para el creciente ejército rebelde. No era un secreto que tras algunas gestas ganadas el número de rebeldes contra Randulf crecía. El hecho de que hubieran atacado su economía y sus negocios habia girado la balanza hacia Akershus y las gentes oprimidas se encontraban en mejor disposición de sumarse a la causa, pero las buenas intenciones no mataban, el acero sí. Tenían que armarlos y enseñarles a usar esas armas, un granjero no servía de mucho solo, pero armado y adiestrado al menos podía defender su aldea y su hogar. Para eso necesitaban fraguar el acero y entrenar a la gente. No se podía estar en el frente y a la vez en la retaguardia, así que necesitaba a esos mercenarios.
¿Cuál era el precio? pronto lo sabría Höor. Stan se le acercó, quería una breve charla con él, había escuchado de sus peripecias. Chocó su whisky con el cuerno de Höor.
— Bonitos bichos. Tu primo es un poco rarito.Pobrecillo. ¿Los chicos de la escuela eran malos con él cuando era pequeño?.— se mofó de Hati, al que había visto y le había precido un capullo arrogante e insensato con más poder del que podía digerir.— Esa piedra ha sido cara de recuperar por lo que me han dicho, uno de los vuestros ha sido herido de gravedad. Lo cierto es que ese niño mimado y cabrón no ha dudado en creerse el rey de las islas. Pero hasta donde yo sé, allí no tiene nada que hacer, esa tierra es nuestra y como no se vayan en menos de dos días se les echará el ejército de toda la puta isla encima, ya se encarga mi hermano de ello.
Se sentó cerca de Höor pero apoyando el trasero sobre una tabla y cruzando los brazos, era una mole de músculos en movimiento.
— Morgan es dura negociando. Me dijo que tú no sabías nada pero que respetarías el trato y que te lo dijera cuando pudiera ya que ella no está aquí. Va a robar un cargamento de acero español para fojaros armas, necesitais quien adiestre a vuestros nuevos rebeldes, campesinos y granjeros que se están sumando a vuestra causa. Si he podido armar a esta panda de patanes y hacer de ellos buenos soldados...podremos hacer algo bien. A cambio queremos dos cosas: una, que incrementéis el comercio con nuestra isla, comercio justo, eso es todo. Y dos, que nos devolváis el Gran Sello de los Guardianes de Escocia, el anillo con el Saltire de San Andrés nuestro patrón, que fue robado de Kinrymont por los vikingo sobre el año 1200. Desconozco dónde está ahora, pero sé que lo tenéis en algun lugar de este páis, y lo queremos.
Los escoceses estaban muy apegados a su tierra y a sus tradiones y la cruz de aspa de Saint Andrew, el apóstol pescador, era un símbolo nacional. El sello desapareció en las incursiones vikingas y si lo recuperaban podrían restabñecer cierto honor a su bandera.
Stan McQuinn- Cambiante Clase Alta
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Re: Vann stein (privado)
Cuando transportaron a Ulf hasta el lecho de su propio hogar apenas estaba amaneciendo. La bruja estaba desfallecida, el viaje, la tensión, la magia...y un avanzado estado de gestación la habían agotado. Menos mal que Helga y Arne estaban allí para todo y la obligaron a comer algo y descansar un rato. Mandaron llamar al mejor curandero que inspeccionó las graves heridas y se cercioró que el remendón a bordo estaba bien hecho, suministrándole al lobo alguna hierbas para evitar perder más sangre y estabilizarlo.
Tras descansar la mente un rato en un sueño inquieto, se despertó y fue en busca de su grimorio blanco, necesitaba realizar un ritual complejo para sanar grandes males. Elaboró la lista de ingredientes que necesitaba y mandó a Arne a buscarlos, tenía de casi todo en su sotáno, pero faltaban algunas cosas frescas como orina de cerdo o sangre de serpiente. Dibujó el árbol celta de la vida sobre el cabecero donde yacía inconsciente Ulf y puso las velas dentro de un símbolo en el suelo. Cuando el hombre regresó con todo, la bruja se sentó sobre una almohada porque su espalda ya no permitía muchos trotes y mezcló algunos ingredientes recitando las palabras escritas en el libro que se había transmitido de generación en genereción. Necesitaba atraer a los buenos espíritus, los elementales de la tierra, fuego, aire y agua para restablecer el equilibrio dañado. La magia wiccana era blanca y compleja y le costaba horrores racticarla porque su corriente energética era de magia oscura. Durante horas estuvo repitiendo las oraciones, invocando a los elementos curativos y dirigiéndolos hacia el cuerpo de Ulf, hasta que ya no pudo más y cayó dormida de puro agotamiento en el frio suelo. Arne la encontró y entre él y su mujer la subieron a la cama, al lado de Ulf y la taparon. El lobo tenía mejor color, menos pálido, y ella era fuerte, llevaba en las entrañas un guerrero que no la dejaba descansar. Los dejarían dormir un rato, al menos hasta que Giuliana se recuperase un poco, porque era tan terca que era capaz de no comer ni dormir hasta que no podía más.
Tras descansar la mente un rato en un sueño inquieto, se despertó y fue en busca de su grimorio blanco, necesitaba realizar un ritual complejo para sanar grandes males. Elaboró la lista de ingredientes que necesitaba y mandó a Arne a buscarlos, tenía de casi todo en su sotáno, pero faltaban algunas cosas frescas como orina de cerdo o sangre de serpiente. Dibujó el árbol celta de la vida sobre el cabecero donde yacía inconsciente Ulf y puso las velas dentro de un símbolo en el suelo. Cuando el hombre regresó con todo, la bruja se sentó sobre una almohada porque su espalda ya no permitía muchos trotes y mezcló algunos ingredientes recitando las palabras escritas en el libro que se había transmitido de generación en genereción. Necesitaba atraer a los buenos espíritus, los elementales de la tierra, fuego, aire y agua para restablecer el equilibrio dañado. La magia wiccana era blanca y compleja y le costaba horrores racticarla porque su corriente energética era de magia oscura. Durante horas estuvo repitiendo las oraciones, invocando a los elementos curativos y dirigiéndolos hacia el cuerpo de Ulf, hasta que ya no pudo más y cayó dormida de puro agotamiento en el frio suelo. Arne la encontró y entre él y su mujer la subieron a la cama, al lado de Ulf y la taparon. El lobo tenía mejor color, menos pálido, y ella era fuerte, llevaba en las entrañas un guerrero que no la dejaba descansar. Los dejarían dormir un rato, al menos hasta que Giuliana se recuperase un poco, porque era tan terca que era capaz de no comer ni dormir hasta que no podía más.
Giuliana Mordrake- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/04/2016
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Vann stein (privado)
El escoces de la falda se aproximó a mi con una jarra que hizo estallar contra mi cuerno para celebrar la victoria que sin la menor duda habíamos obtenido.
Me reí cuando hablo de ese modo de mi primo, aunque era cierto que en esta ocasión lo habíamos pillado desprevenidos, no era bueno subestimar a alguien tan retorcido. Afin de cuentas, me enseñaron a valorar a todo enemigo que te da justa contienda y no negarle el Valhalla cegado por el odio si es merecedor de él en la guerra.
Mis ojos buscaron los del escoces cuando pronunció el nombre de Danielle, un nuevo trago mojó mi gaznate escrutando las nuevas buenas que me traería ahora, algo me decía que era el momento de hablar de negocios y eso sin duda siempre se hacia mejor con alcohol por el cuerpo.
Hablo de interceptar un barco español con aceros, negué ligeramente incapaz de mantener mi rostro inexpresivo ¿en que maldito momento me había consultado eso?
Sabia que abanderaría la bandera negra, que nada la relacionaría ni conmigo, ni con el norte, entendía que ese era su modo de vida, pero una cosa era robar a un ladrón, devolver la riqueza a su justo destino y otra muy distinta era robar en general ¿en que me diferenciaría entonces de Randulf?
Danielle era una pirata, eso había hecho durante toda su existencia, mentir, negociar y robar eran sus armas mas preciadas y de algún modo no iba a negar que nos venia bien para la batalla pero esta siempre se movía en una fina linea entre el bien y el mal que francamente me molestaba.
-Un cargamento Español -apunté volviendo a dar un trago.
En el norte tenemos las mejores fraguas para construir espadas, es cierto que muchos son los jóvenes que se ha unido a nuestra rebelión en los últimos tiempos, pero los armaré y no sera con acero robado ¿en que me convertiría eso? ¿en un ladrón? ¿o en un cómplice de un ladrón?
Se que no iba a comprender lo que decía, pero yo no estaba dispuesto a ir cediendo, porque por poco se empezaba y acabaría convertido en un hombre sin honor ni principios, Si tenia que blandir un palo e ir con el a la guerra lo aria con gusto, pero el palo seria mio y no uno robado.
Eso por no hablar de que si en algún caso su temeridad era asociada con el norte, acabaríamos enfrentándonos al ejercito español, algo que en este momento no podía permitirme.
La siguiente palabra casi me hace reír, aunque no porque no confiara en el manejo que ese hombre tenia en la espada, si no porque a cambio de ayudarnos a entrenar a los jóvenes nos pedía una reliquia.
-Espero que no os ofenda lo que voy a deciros..pero.. ¿pretendéis que deposite a mis jóvenes a manos de mercenarios? ¿Conocéis acaso porque luchamos? Os equivocáis en el modo de pedirme las cosas, quizás porque tratáis con Danielle, pero yo no soy ella.
Me habláis de una reliquia importante para los vuestros, no tengo problema en ayudaros a recuperarla, Randulf la tiene, engrosa sus arcas como muchas otras, nada pido a cambio de ayudaros, sois libres después de coger vuestros barcos y largaros de nuestras costas.
Os aseguro que agradezco esto que habéis hecho hoy por nosotros, era importante recuperar la piedra para nosotros y sin vuestra ayuda y la intervención de Dani, no lo hubiéramos logrado solos.
Tengo una propuesta mejor, atracar en mi puerto, comed en mi mesa, conocer a mi gente, a mis hijos y mi causa..si cuando hayáis descansado aun pretendéis poner un precio para ayudarnos en esta batalla ya sea adoctrinando jóvenes o tomando las armas, podréis tomar vuestra reliquia y partir a tierras escocesas, si por contra, decidís convertiros en mi aliado sin mas...seremos amigos, me ayudareis y os ayudaré. Así funciona mi causa, no hay joven que se una a mis filas a cambio de oro, lo hacen porque quieren un norte libre.
Ahora si necesitáis una motivación que toque lo vuestro..os daré una ¿que pensáis que sucederá cuando Randulf deje de batallar en el norte? ¿que pasara cuando no exista rebelión que le plante cara? ¿cuando haya saqueado todo su reino? Creo que no hay que ser muy listo para saber que no solo os faltará esa reliquia, si no mucho mas si Randulf se lanza al mar.
Tras una larga conversación en la que creo que nos conocimos uno y otro mejor, en la que bebimos, reímos y nos divertimos vislumbramos al horizonte mis tierras, en breve estaríamos en ellas
Desembarcamos en puerto, mis hijos me esperaban junto a la doncella que los atendía en estos momentos.
Sirius voló por los aires aterrizando en mis hombros mientras Valeska me mostraba su vestido nuevo de princesa y por contra Fio esa espada nueva que le había hecho uno de los jóvenes soldados y que guardaba como un tesoro.
Orn me saludó con su frente contra la mía, se estaba haciendo un hombre y era algo que no me pasaba desapercibido de ninguna de las formas.
Danielle unos pasos atrás se acercó a nosotros, pude leer cierto alivio en su mirada cuando Lund se acercó a ella orillandola por las nalgas para colisionar sus labios.
Atharal que venia con resaca tiró su brazo por encima de Khayla bromeando sobre lo guapa que estaba manchada de sangre hasta las cejas.
No era momento de decir nada, tiempo tendríamos de hablar en la fiesta de celebración de la noche.
-Vas a probar la bebida de mis tierras, cuando lo hagas no querrás largarte de ellas -le dije al escoces, dándole un golpe en la espalda riéndome a carcajadas.
-Esa que te atiza en el escudo es mi hija Fio, Valeska -dije señalando a mi princesa -el mono de mis hombros Sirius y ese es Orn, no tardará en unirse a la guerra.
Una mirada de soslayo a la pirata me bastó para saber que Ulf seguía con vida, asentí sin despegar mi mirada de la ajena.
Me reí cuando hablo de ese modo de mi primo, aunque era cierto que en esta ocasión lo habíamos pillado desprevenidos, no era bueno subestimar a alguien tan retorcido. Afin de cuentas, me enseñaron a valorar a todo enemigo que te da justa contienda y no negarle el Valhalla cegado por el odio si es merecedor de él en la guerra.
Mis ojos buscaron los del escoces cuando pronunció el nombre de Danielle, un nuevo trago mojó mi gaznate escrutando las nuevas buenas que me traería ahora, algo me decía que era el momento de hablar de negocios y eso sin duda siempre se hacia mejor con alcohol por el cuerpo.
Hablo de interceptar un barco español con aceros, negué ligeramente incapaz de mantener mi rostro inexpresivo ¿en que maldito momento me había consultado eso?
Sabia que abanderaría la bandera negra, que nada la relacionaría ni conmigo, ni con el norte, entendía que ese era su modo de vida, pero una cosa era robar a un ladrón, devolver la riqueza a su justo destino y otra muy distinta era robar en general ¿en que me diferenciaría entonces de Randulf?
Danielle era una pirata, eso había hecho durante toda su existencia, mentir, negociar y robar eran sus armas mas preciadas y de algún modo no iba a negar que nos venia bien para la batalla pero esta siempre se movía en una fina linea entre el bien y el mal que francamente me molestaba.
-Un cargamento Español -apunté volviendo a dar un trago.
En el norte tenemos las mejores fraguas para construir espadas, es cierto que muchos son los jóvenes que se ha unido a nuestra rebelión en los últimos tiempos, pero los armaré y no sera con acero robado ¿en que me convertiría eso? ¿en un ladrón? ¿o en un cómplice de un ladrón?
Se que no iba a comprender lo que decía, pero yo no estaba dispuesto a ir cediendo, porque por poco se empezaba y acabaría convertido en un hombre sin honor ni principios, Si tenia que blandir un palo e ir con el a la guerra lo aria con gusto, pero el palo seria mio y no uno robado.
Eso por no hablar de que si en algún caso su temeridad era asociada con el norte, acabaríamos enfrentándonos al ejercito español, algo que en este momento no podía permitirme.
La siguiente palabra casi me hace reír, aunque no porque no confiara en el manejo que ese hombre tenia en la espada, si no porque a cambio de ayudarnos a entrenar a los jóvenes nos pedía una reliquia.
-Espero que no os ofenda lo que voy a deciros..pero.. ¿pretendéis que deposite a mis jóvenes a manos de mercenarios? ¿Conocéis acaso porque luchamos? Os equivocáis en el modo de pedirme las cosas, quizás porque tratáis con Danielle, pero yo no soy ella.
Me habláis de una reliquia importante para los vuestros, no tengo problema en ayudaros a recuperarla, Randulf la tiene, engrosa sus arcas como muchas otras, nada pido a cambio de ayudaros, sois libres después de coger vuestros barcos y largaros de nuestras costas.
Os aseguro que agradezco esto que habéis hecho hoy por nosotros, era importante recuperar la piedra para nosotros y sin vuestra ayuda y la intervención de Dani, no lo hubiéramos logrado solos.
Tengo una propuesta mejor, atracar en mi puerto, comed en mi mesa, conocer a mi gente, a mis hijos y mi causa..si cuando hayáis descansado aun pretendéis poner un precio para ayudarnos en esta batalla ya sea adoctrinando jóvenes o tomando las armas, podréis tomar vuestra reliquia y partir a tierras escocesas, si por contra, decidís convertiros en mi aliado sin mas...seremos amigos, me ayudareis y os ayudaré. Así funciona mi causa, no hay joven que se una a mis filas a cambio de oro, lo hacen porque quieren un norte libre.
Ahora si necesitáis una motivación que toque lo vuestro..os daré una ¿que pensáis que sucederá cuando Randulf deje de batallar en el norte? ¿que pasara cuando no exista rebelión que le plante cara? ¿cuando haya saqueado todo su reino? Creo que no hay que ser muy listo para saber que no solo os faltará esa reliquia, si no mucho mas si Randulf se lanza al mar.
Tras una larga conversación en la que creo que nos conocimos uno y otro mejor, en la que bebimos, reímos y nos divertimos vislumbramos al horizonte mis tierras, en breve estaríamos en ellas
Desembarcamos en puerto, mis hijos me esperaban junto a la doncella que los atendía en estos momentos.
Sirius voló por los aires aterrizando en mis hombros mientras Valeska me mostraba su vestido nuevo de princesa y por contra Fio esa espada nueva que le había hecho uno de los jóvenes soldados y que guardaba como un tesoro.
Orn me saludó con su frente contra la mía, se estaba haciendo un hombre y era algo que no me pasaba desapercibido de ninguna de las formas.
Danielle unos pasos atrás se acercó a nosotros, pude leer cierto alivio en su mirada cuando Lund se acercó a ella orillandola por las nalgas para colisionar sus labios.
Atharal que venia con resaca tiró su brazo por encima de Khayla bromeando sobre lo guapa que estaba manchada de sangre hasta las cejas.
No era momento de decir nada, tiempo tendríamos de hablar en la fiesta de celebración de la noche.
-Vas a probar la bebida de mis tierras, cuando lo hagas no querrás largarte de ellas -le dije al escoces, dándole un golpe en la espalda riéndome a carcajadas.
-Esa que te atiza en el escudo es mi hija Fio, Valeska -dije señalando a mi princesa -el mono de mis hombros Sirius y ese es Orn, no tardará en unirse a la guerra.
Una mirada de soslayo a la pirata me bastó para saber que Ulf seguía con vida, asentí sin despegar mi mirada de la ajena.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Vann stein (privado)
No se las horas o días que había dormido, francamente, me dolía hasta respirar, mas aun así, abrí los ojos buscándola, ladeé la sonrisa cuando la vi tumbada en mi lecho, dormida, agotada peor viva.
Deslicé la yema de mi dedo por u rostro como si fuera el lienzo mas bello.
Sus ojos se abrieron sobresaltados y una sonrisa amplia y certera se dibujo en su rostro que ahora dejaba escapar unas lagrimas supongo fruto de la tensión de todos estos días.
-¿así recibes a tu marido? -le pregunté buscando su boca con hambruna mientras un quejido acompañaba a mis movimientos.
-Ni una puta valquiria a venido a visitarme -le dije enarcando una ceja haciéndome el ofendido.
Su rostro estaba demacrado, el cansancio hacia mella en ella, pero no hice comentario al respecto, dudaba que yo tuviera mejor aspecto.
-Ya estabas buscando a tu primer amor para sustituirme por si me largaba al Valhalla? -bromeé haciendo referencia al nosferatu.
Me hubiera llevado de seguro una palmada si no hubiera sido porque Höor y sus hijos, Danielle, Atharal y toda la horda de guerreros entraban por la puerta haciendo ruido.
-justo ahora que pensaba montar a mi hembra -dije esta vez si llevándome una buena palmada mientras todos se reían.
-Tendrá que ser a cuatro patas Ulf -dijo Atharal haciendo referencia al barrigón de mi mujer.
Los niños saltaron encima de la cama mientras Giuliana cogía en brazos a Sirius y Valeska para que no me rozaran la herida y no me hicieran daño.
Fio era atrapada al vuelo por Höor mientras esta gritaba como una loca tío Ulf vamos a luchar.
-¿Cuantas valquirias has espantado a sartenazos bruja? -preguntó Höor con un picara sonrisa.
-Joder tío, ni una puta mujer tetona, Odin ya no sabe tratar a sus guerreros -dije tocándole el culo a mi mujer con cara de pervertido mientras todos de nuevo se reían.
-Cuidado Ulf que veo la sarten despuntar como el acero -dijo Lund muerto de la risa.
-O peor, tu bruja se pone a levantar muertos vivientes.. -dijo Atharal.
-Y se hace un ejercito de novios nosferatu -apuntó Höor que no dejaba de reírse sin parar.
Deslicé la yema de mi dedo por u rostro como si fuera el lienzo mas bello.
Sus ojos se abrieron sobresaltados y una sonrisa amplia y certera se dibujo en su rostro que ahora dejaba escapar unas lagrimas supongo fruto de la tensión de todos estos días.
-¿así recibes a tu marido? -le pregunté buscando su boca con hambruna mientras un quejido acompañaba a mis movimientos.
-Ni una puta valquiria a venido a visitarme -le dije enarcando una ceja haciéndome el ofendido.
Su rostro estaba demacrado, el cansancio hacia mella en ella, pero no hice comentario al respecto, dudaba que yo tuviera mejor aspecto.
-Ya estabas buscando a tu primer amor para sustituirme por si me largaba al Valhalla? -bromeé haciendo referencia al nosferatu.
Me hubiera llevado de seguro una palmada si no hubiera sido porque Höor y sus hijos, Danielle, Atharal y toda la horda de guerreros entraban por la puerta haciendo ruido.
-justo ahora que pensaba montar a mi hembra -dije esta vez si llevándome una buena palmada mientras todos se reían.
-Tendrá que ser a cuatro patas Ulf -dijo Atharal haciendo referencia al barrigón de mi mujer.
Los niños saltaron encima de la cama mientras Giuliana cogía en brazos a Sirius y Valeska para que no me rozaran la herida y no me hicieran daño.
Fio era atrapada al vuelo por Höor mientras esta gritaba como una loca tío Ulf vamos a luchar.
-¿Cuantas valquirias has espantado a sartenazos bruja? -preguntó Höor con un picara sonrisa.
-Joder tío, ni una puta mujer tetona, Odin ya no sabe tratar a sus guerreros -dije tocándole el culo a mi mujer con cara de pervertido mientras todos de nuevo se reían.
-Cuidado Ulf que veo la sarten despuntar como el acero -dijo Lund muerto de la risa.
-O peor, tu bruja se pone a levantar muertos vivientes.. -dijo Atharal.
-Y se hace un ejercito de novios nosferatu -apuntó Höor que no dejaba de reírse sin parar.
Ulf Tollak- Cambiante Clase Alta
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Fecha de inscripción : 18/12/2016
Re: Vann stein (privado)
Cuando lo vio ensartado por la lanza creyó que se moría, pensaba que ya habían dejado atrás los horrores, pero nada más lejos. La vida de Ulf siempre sería la guerra y su inconsciencia temeraria lo llevarían mil veces más al borde del abismo. Abismo al que caminaría ella sin dudarlo para sacarlo aunque fuera a rastras. Pero en ese momento, ya casi alcanzado el noveno mes, no se sentía con fuerzas para remontar algo así, sólo quería alumbrar a Brökk y tener unos meses de descanso porque su pequeño cuerpo llevaba demasiado desgaste entre la magia y el embarazo.
Ulf se despertó diciendo chorradas como siempre y le arrancó una sonrisa después de secar sus lágrimas, pero con su comentario de las Valquirias no pudo permanecer callada.
— Pues claro que no vendrá ninguna a por ti, como me entere voy a sembrar el caos en Asgard a base de sartenazos. No estoy jugandome la vida por ti a cada momento para que otra te disfrute en la eternidad. Además...¿quién dijo que fueran tetonas? ¿acaso las has visto?.— Abrió mucho los ojos. Habían estado en Asgard y ella no se había fijado en las tetas de las mujeres precismante pero al parecer Ulf si. Frunció el ceño y le arreó una colleja.— ¡¡Las has visto!!! Jum. Pues más te vale que esa sea la última vez, porque no pienso dejar una viva como toquen lo que es mio.
Al poco entraron por la puerta una horda de amigos y familiares todos haciendo bromas sobre su sartén. ¡Qué cruz! ya la habían etiquetado como la bruja de la sartén, pero...oye, mejor. Así tenía con qué amenazarlos. Cogió a Sirius y Valeska para que no importunaran al lobo herido, le frunció el ceño a Atharal que indicó por donde tenía que montarla y le replicó.
— No te las des de entendido, que cuando tú no sabías ni mear solo, él ya sabía como montar por delante, por detrás y de todas las formas posibles..— Estaba en su casa, en su cama, con su marido y podía decir lo que le viniese en gana, a esas alturas no iba a callarse delante de las barbaridades de esos bárbaros vikingos.— ¡Oh! espanté a todas, porque todas lo quieren a él, así que ya podéis respirar tranquilos, que si os lleva la parca alguna irá a buscaros, ya que no pueden tener al plato principal. Lo siento por vosotros, no se lo tengáis en cuenta si os llaman Ulf por equivocación..— Porque para ella como Ulf no había ninguno, así que ya podían rabiar los demás, que no tenían una mujer que los defendiese así y los considerase lo más grande.
Lo de los nosferatu era una broma que había dado mucho de si, pero le daba igual porque realmente fue un episodio terrorífico de su vida y ella todavía tenía pesadillas con aquellos ojos rojos y la tremenda paliza que le dio. Apuntó con el dedo a Höor.
— Un día de estos lo haré, y yo sola ganaré esta guerra y me coronaré reina de esa horda de feos, igual os hago un hueco porque menos Ulf sois todos muy... del montón.— No lo decía en serio, había hombres en el norte que eran sumamente atractivos, pero ella sólo tenía ojos para el suyo y puso cara de suficiencia y de sobrada.
Llamó a Hilda y Arne y les pidió que preparasen la mesa grande y que se quedaran todos a cenar, a Ulf le vendría bien un poco de compañía de sus amigos, de sus hermanos.
Ulf se despertó diciendo chorradas como siempre y le arrancó una sonrisa después de secar sus lágrimas, pero con su comentario de las Valquirias no pudo permanecer callada.
— Pues claro que no vendrá ninguna a por ti, como me entere voy a sembrar el caos en Asgard a base de sartenazos. No estoy jugandome la vida por ti a cada momento para que otra te disfrute en la eternidad. Además...¿quién dijo que fueran tetonas? ¿acaso las has visto?.— Abrió mucho los ojos. Habían estado en Asgard y ella no se había fijado en las tetas de las mujeres precismante pero al parecer Ulf si. Frunció el ceño y le arreó una colleja.— ¡¡Las has visto!!! Jum. Pues más te vale que esa sea la última vez, porque no pienso dejar una viva como toquen lo que es mio.
Al poco entraron por la puerta una horda de amigos y familiares todos haciendo bromas sobre su sartén. ¡Qué cruz! ya la habían etiquetado como la bruja de la sartén, pero...oye, mejor. Así tenía con qué amenazarlos. Cogió a Sirius y Valeska para que no importunaran al lobo herido, le frunció el ceño a Atharal que indicó por donde tenía que montarla y le replicó.
— No te las des de entendido, que cuando tú no sabías ni mear solo, él ya sabía como montar por delante, por detrás y de todas las formas posibles..— Estaba en su casa, en su cama, con su marido y podía decir lo que le viniese en gana, a esas alturas no iba a callarse delante de las barbaridades de esos bárbaros vikingos.— ¡Oh! espanté a todas, porque todas lo quieren a él, así que ya podéis respirar tranquilos, que si os lleva la parca alguna irá a buscaros, ya que no pueden tener al plato principal. Lo siento por vosotros, no se lo tengáis en cuenta si os llaman Ulf por equivocación..— Porque para ella como Ulf no había ninguno, así que ya podían rabiar los demás, que no tenían una mujer que los defendiese así y los considerase lo más grande.
Lo de los nosferatu era una broma que había dado mucho de si, pero le daba igual porque realmente fue un episodio terrorífico de su vida y ella todavía tenía pesadillas con aquellos ojos rojos y la tremenda paliza que le dio. Apuntó con el dedo a Höor.
— Un día de estos lo haré, y yo sola ganaré esta guerra y me coronaré reina de esa horda de feos, igual os hago un hueco porque menos Ulf sois todos muy... del montón.— No lo decía en serio, había hombres en el norte que eran sumamente atractivos, pero ella sólo tenía ojos para el suyo y puso cara de suficiencia y de sobrada.
Llamó a Hilda y Arne y les pidió que preparasen la mesa grande y que se quedaran todos a cenar, a Ulf le vendría bien un poco de compañía de sus amigos, de sus hermanos.
Giuliana Mordrake- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/04/2016
DATOS DEL PERSONAJE
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Datos de interés:
Re: Vann stein (privado)
Tras la charla con el conde, el escocés se tomó un par de jarras. Ese hombre tenía labia, carisma, sabía mover a las masas, más o menos como él. Pero la causa justa no alimentaba a sus familias, así que todo mercenario necesitaba un pago, ese escollo sería insalvable. A él no le hacía mucha falta el dinero, su familia estaba bien colocada en las Highlands, eran cinco hermanos y no les faltaban recursos, pero mucho de aquellos valientes hijos de Escocia no eran tan afortunados. Tendría que encontrar la forma de remunerar los servicios de sus hombres, la recuperación de la reliquia, del Saltire de San Andrés no sería motivación suficiente para luchar en una guerra que no era la suya, por mucho que Höor hiciese de oráculo al decir que Randulf volvería sus garras hacia Escocia cuando acabase con su propio país.
Ciertamente el conde hablaba de honor y responsabilidad, de justicia y de ajuste de cuentas; por contra Danielle hablaba de ganancias, de estrategia y de aprovechar oportunidades caminando por el filo de la moral. Ambas formas de actuar confluían en McQuinn, que era un guerrero práctico pero tenía su código de honor y amaba sus verdes tierras como Höor las suyas.
— El acero no es del ejército español, es de una compañía que se enriquece exportando e importando, y que ahora mismo comercia con Randulf, eso me dijo Morgan.— No le robaba al ladrón directamente, pero sí a quien enriquecía a éste y se aprovechaba del dolor que causaba. McQuinn no entendía de finanzas, pero si alguien sacaba tajada de una guerra, no era ilegal pero tampoco era moral, así que él no veía el problema en que la rubia le birlase ese acero y lo dedicase a una causa más noble. Igualmente dejaría a esos dos discutir sus estrategias, él prefería dedicarse a lo que mejor sabía hacer: blandir la claymore.— No te ofendas, conde. Pero las causas justas no alimentan a los niños. Nos quedaremos, conoceremos tus tierras y las razones por las que luchas, pero en nuestro corazón sólo hay un rojo, y es el que tiene cuadros negros como los de nuestros kilts. Buscaré la forma de pagar a mis hombres, pero las palabras que inflaman a tus guerreros no funcionan igual con los hijos de Escocia. No sé que clase de mercenarios has conocido tú, pero nosotros tenemos honor. Si acordamos pelear por tu bandera, independientemente de cuál sea el pago, te aseguro que ni uno solo de estos buenos guerreros dará un paso atrás, lo consideramos una ofensa tanto como vosotros. No tenemos el Valhalla, pero creemos en Escocia y en que derramar nuestra sangre por hacerla grande y libre jamás será objeto de vergüenza, la retirada y la cobardía sí.
En el fondo eran muy parecidos, sólo que tenían motivaciones diferentes. Los highlanders eran cristianos o creyentes de las tradición celta, pero sobre todas las creencias religiosas estaba su orgullo por pertenecer a esa tierra a la que jamás deshonrarían. Los ingleses los consideraban bárbaros y atrasados, pero ellos se mantenían fieles a sus tradiciones.
Ciertamente el conde hablaba de honor y responsabilidad, de justicia y de ajuste de cuentas; por contra Danielle hablaba de ganancias, de estrategia y de aprovechar oportunidades caminando por el filo de la moral. Ambas formas de actuar confluían en McQuinn, que era un guerrero práctico pero tenía su código de honor y amaba sus verdes tierras como Höor las suyas.
— El acero no es del ejército español, es de una compañía que se enriquece exportando e importando, y que ahora mismo comercia con Randulf, eso me dijo Morgan.— No le robaba al ladrón directamente, pero sí a quien enriquecía a éste y se aprovechaba del dolor que causaba. McQuinn no entendía de finanzas, pero si alguien sacaba tajada de una guerra, no era ilegal pero tampoco era moral, así que él no veía el problema en que la rubia le birlase ese acero y lo dedicase a una causa más noble. Igualmente dejaría a esos dos discutir sus estrategias, él prefería dedicarse a lo que mejor sabía hacer: blandir la claymore.— No te ofendas, conde. Pero las causas justas no alimentan a los niños. Nos quedaremos, conoceremos tus tierras y las razones por las que luchas, pero en nuestro corazón sólo hay un rojo, y es el que tiene cuadros negros como los de nuestros kilts. Buscaré la forma de pagar a mis hombres, pero las palabras que inflaman a tus guerreros no funcionan igual con los hijos de Escocia. No sé que clase de mercenarios has conocido tú, pero nosotros tenemos honor. Si acordamos pelear por tu bandera, independientemente de cuál sea el pago, te aseguro que ni uno solo de estos buenos guerreros dará un paso atrás, lo consideramos una ofensa tanto como vosotros. No tenemos el Valhalla, pero creemos en Escocia y en que derramar nuestra sangre por hacerla grande y libre jamás será objeto de vergüenza, la retirada y la cobardía sí.
En el fondo eran muy parecidos, sólo que tenían motivaciones diferentes. Los highlanders eran cristianos o creyentes de las tradición celta, pero sobre todas las creencias religiosas estaba su orgullo por pertenecer a esa tierra a la que jamás deshonrarían. Los ingleses los consideraban bárbaros y atrasados, pero ellos se mantenían fieles a sus tradiciones.
Stan McQuinn- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 75
Fecha de inscripción : 19/09/2017
Re: Vann stein (privado)
Después de la conversación con el Escoces, me quedé mas tranquilo, ciertamente entendía que sus motivaciones podían distar en cosas de las mías pero como yo amaba su país, sus tierras verdes y la gente que en el confluía.
No eramos tan diferentes, no en esencia y no dudaba que también tuvieran honor. Era cierto que el honor no ataja el hambre, pero para mi no todo vale.
Con honor blando mi espada, con ella defiendo a las aldeas de ser saqueadas por un rey que ha perdido el juicio y con el, el norte y con ese acero consigo que la gente pueda mantener su pertenencias y llevarse algo a la boca.
Quizás él, como Danielle eran mas prácticos en el modo de hacer las cosas, quizás me iría mejor haciéndolo a su manera, quizás mi ejercito seria de miles si fuera dinero aquello que en sus manso pusiera, así lo hacia Randulf, tenia millones de mercenarios dispuestos a matar para él.
Pero yo tenia cientos de hombres libres que amaban estas tierras, que alzaban el acero por ellas y que no temían a la muerte porque sabían que la causa era justa, porque luchaban por sus tierras, por sus familias, por un norte libre.
No lucha igual un hombre por dinero que un hombre por Honor, podían disfrazarme esa verdad tantas veces como quisieran, pero yo era un guerrero y a mi siempre me movió el corazón en cada gesta y no los doblones de oro que me esperaran tras ellas.
En la habitación de Ulf:
La bruja de mucho mejor humor peor haciendo gala de esa lengua viperina que se le había soltado en el norte nos hacia reír.
Me gustaba ver a Ulf reírse rodeando su cintura mientras la acariciaba con sus dedos enlazados.
Era feliz, había encontrado alguien que lo quería, eso era lago que dejaba muy claro, lo defendía a capa y espada y eso nos hacia reír a todos a carcajadas.
-Que cojones iba yo a estar en pañales -rugió Atharal con su hombría tocada – aquí el que iba en pañales era Höor cuando los demás estábamos montando como bestias.
Yo me reía divertido mirando a Atharal bufar mientras Lund repartía unas jarras que nos había traido la mujer que servia a los Tollak.
-No dice encima que las valquirias no nos quieren -dijo todo ofendido mientras el resto nos descojonábamos.
Me acerqué a Khayla cogiendo un mechón de su pelo y tapando con este el mío.
-Atharal, es por los rizos de Ulf ¿así que? -le pregunté a la bruja lanzandole un mordisco y esquivando una orzaga de pan que me lanzó Ulf por tontear con su mujer.
Atharal casi se atraganta con la cerveza negra al verme peinarme los rizos y tomando ejemplo se acercó por el otro lado a la guerrera para imitarme.
Khayla de un empujón nos apartó a los dos mientras se reía mirándonos de soslayo.
-¿quien monta mejor Khayla? -preguntó Atharal picandola mientras tiraba de su cintura besando su cuello -díselo a todos.
-Cuidado Atharal que ella ha estado con todos los de esta habitación -dijo Lund -y aun sales perdiendo
De nuevo empezamos todos a reírnos mientras el alcohol iba corriendo y con él la comida que nos trajeron improvisando en el cuarto de Ulf una cena y una fiesta que bien teníamos merecida.
-¿que es montar tía Giuliana? -le preguntó Sirius con esa inocencia que lo caracterizaba.
De nuevo todos nos echamos a reir mientras Atharal hacia el movimiento contra el cuerpo de la guerrera y los niños no entendían nada.
-Para ya pazguato -le dije dándole una hostia e la espalda y parándolo.
De nuevo estallamos en risas
No eramos tan diferentes, no en esencia y no dudaba que también tuvieran honor. Era cierto que el honor no ataja el hambre, pero para mi no todo vale.
Con honor blando mi espada, con ella defiendo a las aldeas de ser saqueadas por un rey que ha perdido el juicio y con el, el norte y con ese acero consigo que la gente pueda mantener su pertenencias y llevarse algo a la boca.
Quizás él, como Danielle eran mas prácticos en el modo de hacer las cosas, quizás me iría mejor haciéndolo a su manera, quizás mi ejercito seria de miles si fuera dinero aquello que en sus manso pusiera, así lo hacia Randulf, tenia millones de mercenarios dispuestos a matar para él.
Pero yo tenia cientos de hombres libres que amaban estas tierras, que alzaban el acero por ellas y que no temían a la muerte porque sabían que la causa era justa, porque luchaban por sus tierras, por sus familias, por un norte libre.
No lucha igual un hombre por dinero que un hombre por Honor, podían disfrazarme esa verdad tantas veces como quisieran, pero yo era un guerrero y a mi siempre me movió el corazón en cada gesta y no los doblones de oro que me esperaran tras ellas.
En la habitación de Ulf:
La bruja de mucho mejor humor peor haciendo gala de esa lengua viperina que se le había soltado en el norte nos hacia reír.
Me gustaba ver a Ulf reírse rodeando su cintura mientras la acariciaba con sus dedos enlazados.
Era feliz, había encontrado alguien que lo quería, eso era lago que dejaba muy claro, lo defendía a capa y espada y eso nos hacia reír a todos a carcajadas.
-Que cojones iba yo a estar en pañales -rugió Atharal con su hombría tocada – aquí el que iba en pañales era Höor cuando los demás estábamos montando como bestias.
Yo me reía divertido mirando a Atharal bufar mientras Lund repartía unas jarras que nos había traido la mujer que servia a los Tollak.
-No dice encima que las valquirias no nos quieren -dijo todo ofendido mientras el resto nos descojonábamos.
Me acerqué a Khayla cogiendo un mechón de su pelo y tapando con este el mío.
-Atharal, es por los rizos de Ulf ¿así que? -le pregunté a la bruja lanzandole un mordisco y esquivando una orzaga de pan que me lanzó Ulf por tontear con su mujer.
Atharal casi se atraganta con la cerveza negra al verme peinarme los rizos y tomando ejemplo se acercó por el otro lado a la guerrera para imitarme.
Khayla de un empujón nos apartó a los dos mientras se reía mirándonos de soslayo.
-¿quien monta mejor Khayla? -preguntó Atharal picandola mientras tiraba de su cintura besando su cuello -díselo a todos.
-Cuidado Atharal que ella ha estado con todos los de esta habitación -dijo Lund -y aun sales perdiendo
De nuevo empezamos todos a reírnos mientras el alcohol iba corriendo y con él la comida que nos trajeron improvisando en el cuarto de Ulf una cena y una fiesta que bien teníamos merecida.
-¿que es montar tía Giuliana? -le preguntó Sirius con esa inocencia que lo caracterizaba.
De nuevo todos nos echamos a reir mientras Atharal hacia el movimiento contra el cuerpo de la guerrera y los niños no entendían nada.
-Para ya pazguato -le dije dándole una hostia e la espalda y parándolo.
De nuevo estallamos en risas
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Vann stein (privado)
Cuando ambos guerreros cogieron sus mechones rubios para hacer el payaso, la mujer puso los ojos en blanco negando con la cabeza. Eran dos merluzos irremediables. Lundo le lanzó una pulla muy certera a Atharal recordándole que ella los había catado a todos y podría ser un buen juez imparcial.
Khayla torció media sonrisa malvada y negó con la cabeza mirando a la bruja.
— Con todos no... y me apuesto mi mano derecha a que ella es mejor que todos vosotros.— le lanzó un bocado a Giuliana que enarcó una ceja y enrojeció, pues bien sabía que la norteña no le hacía ascos a ningun tipo de género.— si es capaz de espantar a las Valquirias a sartenazos, me quedo con ella. Ulf, ve haciendo la maleta, te espera el sofá de tu querido Höor, que echa de menos tu peludo culo.
Estallaron en carcajadas y después agarró a Atharal de la mejilla, como si fuera la tipica tia abuela pesada haciendole carantoñas a un bebé.
— pobrecito pajarito que quería Valquirias tetonas y se va a encontrar solo con las feas y desdentadas...— le comió los morros con alevosía, sólo para provocarlo y molestarlo un poco más.
La bruja parpadeó varias veces cuando Sirius le preguntó qué era montar.
— pues...esa palabra se usa para muchas cosas, para montar caballos, para montar muebles y ... para hacer bebés, como el que tiene la tía en su barriga. Pero no les hagas caso a todos estos, que no saben de lo que hablan. ¿Me das un beso? no me has dado ninguno y me pongo triste si no me lo das.
El pequeño le dio un beso y Valeska otro. Esa improvisada cena se iba a convertir enuno de esos momentos para recordar en la posteridad.
Khayla torció media sonrisa malvada y negó con la cabeza mirando a la bruja.
— Con todos no... y me apuesto mi mano derecha a que ella es mejor que todos vosotros.— le lanzó un bocado a Giuliana que enarcó una ceja y enrojeció, pues bien sabía que la norteña no le hacía ascos a ningun tipo de género.— si es capaz de espantar a las Valquirias a sartenazos, me quedo con ella. Ulf, ve haciendo la maleta, te espera el sofá de tu querido Höor, que echa de menos tu peludo culo.
Estallaron en carcajadas y después agarró a Atharal de la mejilla, como si fuera la tipica tia abuela pesada haciendole carantoñas a un bebé.
— pobrecito pajarito que quería Valquirias tetonas y se va a encontrar solo con las feas y desdentadas...— le comió los morros con alevosía, sólo para provocarlo y molestarlo un poco más.
La bruja parpadeó varias veces cuando Sirius le preguntó qué era montar.
— pues...esa palabra se usa para muchas cosas, para montar caballos, para montar muebles y ... para hacer bebés, como el que tiene la tía en su barriga. Pero no les hagas caso a todos estos, que no saben de lo que hablan. ¿Me das un beso? no me has dado ninguno y me pongo triste si no me lo das.
El pequeño le dio un beso y Valeska otro. Esa improvisada cena se iba a convertir enuno de esos momentos para recordar en la posteridad.
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Vann stein (privado)
Enarqué una ceja cuando la guerrera aseguró que la elegía a ella, un abucheo fue la respuesta por no mojarse, Höor se reía por mi cara de fastidio y Ulf buscaba la sarten medio en broma medio en serio para atizarle con ella si se acercaba a su mujer mas de lo debido.
Estos ratos entre nosotros eran épicos, forjaban los recuerdos que un día junto a una lumbre contaríamos a nuestros nietos, nos recordaban porque y por quienes luchábamos.
El norte era nuestro hogar y Höor seria el rey del norte.
Giuliana trataba de zafarse de la pregunta del enano mientras Khayla me besaba obteniendo un gruñido por mi parte por no haberme elegido a mi como el hombre que mejor se la había follado.
-Ten amantes para esto -apunté ladeando la sonrisa antes de darle un buen manotazo en las nalgas bien merecido -pero el beso me lo he llevado yo, por algo será.
-Para que te calles -apuntó Lund dando una calada a su pipa desde atrás.
Ese hombre no era muy hablador, peor por Odin cuando baria la bocaza era para sentenciar.
Seguimos bebiendo, bromeando hasta que la noche fue cayendo al ritmo de las jarras.
Ulf se había dormido con la cabeza apoyada en el regazo de Giuliana, estaba aun muy débil por las heridas y había aguantado mas de lo que podía ciertamente, así que era hora de largarnos, en unas horas saldría el sol y con él los choques de aceros en el patio de armas, el norte no descansaba.
Nos despedimos de Giuliana que jugueteaba mas tranquila ahora que sabia que su lobo se recuperaría con los rizos de su pelo, admito que esa imagen nos daba envidia a todos nosotros, incluso a mi, yo que me declaraba libre como un pájaro, sin ganas de atarme a nada ni a nadie.
Fiel al acero, no concebía la idea de sentar la cabeza, de una familia..sin embargo viéndolos a ellos, supongo que algo te carcomía por dentro.
Höor cargó a Sirius y Valeska que se habían dormido sobre el lecho, yo a Fio y Orn, el mas mayor había caído preso del sopor de la media jarra que llevaba y era Lund el que lo llevaba hacia casa.
Pasaron los días, Akershus siguió con su ritmo frenético, entrenamos a los nuevos hombres que se habían unido a nuestra causa, en su mayoría jóvenes campesinos que no habían alzado mas que un rastrillo pero que creían en un norte libre y su arrojo bien podía convertirlos en guerreros.
Höor acudió con un reducido grupo en defensa de lagunas aldeas que estaba siendo saqueadas por los hombres de Randulf, ademas de hacer de anfitrión para el escoces con el que entabló una buena relación.
Estos ratos entre nosotros eran épicos, forjaban los recuerdos que un día junto a una lumbre contaríamos a nuestros nietos, nos recordaban porque y por quienes luchábamos.
El norte era nuestro hogar y Höor seria el rey del norte.
Giuliana trataba de zafarse de la pregunta del enano mientras Khayla me besaba obteniendo un gruñido por mi parte por no haberme elegido a mi como el hombre que mejor se la había follado.
-Ten amantes para esto -apunté ladeando la sonrisa antes de darle un buen manotazo en las nalgas bien merecido -pero el beso me lo he llevado yo, por algo será.
-Para que te calles -apuntó Lund dando una calada a su pipa desde atrás.
Ese hombre no era muy hablador, peor por Odin cuando baria la bocaza era para sentenciar.
Seguimos bebiendo, bromeando hasta que la noche fue cayendo al ritmo de las jarras.
Ulf se había dormido con la cabeza apoyada en el regazo de Giuliana, estaba aun muy débil por las heridas y había aguantado mas de lo que podía ciertamente, así que era hora de largarnos, en unas horas saldría el sol y con él los choques de aceros en el patio de armas, el norte no descansaba.
Nos despedimos de Giuliana que jugueteaba mas tranquila ahora que sabia que su lobo se recuperaría con los rizos de su pelo, admito que esa imagen nos daba envidia a todos nosotros, incluso a mi, yo que me declaraba libre como un pájaro, sin ganas de atarme a nada ni a nadie.
Fiel al acero, no concebía la idea de sentar la cabeza, de una familia..sin embargo viéndolos a ellos, supongo que algo te carcomía por dentro.
Höor cargó a Sirius y Valeska que se habían dormido sobre el lecho, yo a Fio y Orn, el mas mayor había caído preso del sopor de la media jarra que llevaba y era Lund el que lo llevaba hacia casa.
Pasaron los días, Akershus siguió con su ritmo frenético, entrenamos a los nuevos hombres que se habían unido a nuestra causa, en su mayoría jóvenes campesinos que no habían alzado mas que un rastrillo pero que creían en un norte libre y su arrojo bien podía convertirlos en guerreros.
Höor acudió con un reducido grupo en defensa de lagunas aldeas que estaba siendo saqueadas por los hombres de Randulf, ademas de hacer de anfitrión para el escoces con el que entabló una buena relación.
Atharal Bird- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 12/09/2017
Re: Vann stein (privado)
La misión a Escocia se había complicado, como siempre, y gracias a su ingenio habían salido victoriosos, regresando con la piedra y con nuevos aliados. Pero las cosas eran complicadas, no estaba acostumbrada a acatar órdenes de nadie y de alguna forma había infringido las normas, sus acciones podían derivar en consecuencias que no es que fueran malas, pero ella no debía decidirlas sino Höor, y hacer las cosas a su modo. Lo que ocurría es que era demasiado cabezota para aceptar un modo de hacer las cosas tan poco práctico, ya que carecía de ese apego al honor y la gloria.
El triunfo era de los valientes que se habían jugado el pellejo, ella apenas había batallado derribando a un par de gigantes, había cubierto su retirada en la sombra. Ese era su papel, lejos de la primera línea, en la retaguardia urdiendo planes descabellados que los alejarían del peligro. La noche era de los valientes de Akershus.
Danielle se alejó de la ciudadela bajando al puerto y atravesando la pasarela de madera que la subió a bordo del Queen Anne. Sus hombres estaban de permiso en las tabernas y sólo unos pocos de guardia. Paseó por su cubierta acariciando con las yemas de los dedos aquella vetusta madera caoba. ¿Cuántas veces había arriado velas de esa nave? un sinfín. Bajó a su camarote, donde cada cosa estaba en su lugar, donde todos los rincones olían a ella, su feudo flotante, su reino en el mar, la libertad por bandera, el viento por compañero, la Reina Ana por hogar.
Repasó con el dedo el sextante que utilizaba para medir las millas marinas en los mapas, las cartas de navegación, el compás, el indicador de marea...¿Cuántas noches había contemplado las estrellas desde la cubierta? no podría recordarlas todas. Salió de nuevo subiendo la escaleta y se apoyó en el castillo de proa mirando el cielo estrellado parcialmente cubierto por algunas nubes. Antes del amanecer levarían anclas y regresarían con ese acero, ya tenía quien lo convirtiese en armas, una fundición metalúrgica parisina. Regresaría al Norte con un cargamento de armas, ya que Randulf no comerciaría por mar durante semanas, había pedido a sus socios que lo enviasen por tierra hasta que pudieran rearmarse de buques. Sus espías hacían un trabajo impecable, como siempre. La red se estaba tejiendo alrededor del rey loco, y aunque sabía que Höor no aprobaría muchos de sus métodos, tampoco le contaba los detalles.
¿Cuál era el motivo por el que peleaba ella en esa guerra que le era ajena? todavía no lo tenía muy claro. Se decía a si misma que era para pagarle la deuda a Höor por haber arreglado el Queen Anne, y porque Randulf se lo hundió. Pero lo cierto es que había más cosas. Ella no pertenecía a ningún lugar. Inglaterra la vio nacer y crecer, pero le dio la espalda como sociedad. El mar la convirtió en mujer, en capitán, en dueña de su vida. Pero el mar era muy grande y estaba deshabitado. Quizás empezaba a plantearse echar algunas raíces en un mismo puerto, encontrar algo que le diera más sentido a su vida que ese deambular nómada por todas las playas del mundo conocido.
Por la mañana tenían que interceptar el carguero español, debería estar lúcida y fresca, exhaló el aire mirando a las estrellas que le devolvían el guiño y se retiró a su camarote dándo órdenes a sus hombres para que estuvieran todos a bordo al amanecer.
Una par de semanas más tarde...
El Queen Anne atracó de nuevo en el puerto de Akershus, misión cumplida. Las armas llegarían en unos días, volverían escondidas en algunos barcos pesqueros, así no levantarían sospechas. Los hombres de Danielle bajaron a las tabernas, pero su capitán no salió del camarote, sus razones tenía para hacerlo. Aquella misión había sido complicada y el coste personal fue elevado. Gunnarson destapó su engaño y se cebó con ella, tenía marcas por todo el cuerpo, un ojo morado, el labio inferior partido, el hombro dislocado y varios dedos rotos, los cortes y rascaduras ya estaban mejor gracias a las curas. En uno de los puñetazos que le dio se mordió la lengua y tuvieron que cosérsela ya que estaba apenas sujeta por un jirón de músculo. El vampiro al menos no la había matado, ya era algo.
El triunfo era de los valientes que se habían jugado el pellejo, ella apenas había batallado derribando a un par de gigantes, había cubierto su retirada en la sombra. Ese era su papel, lejos de la primera línea, en la retaguardia urdiendo planes descabellados que los alejarían del peligro. La noche era de los valientes de Akershus.
Danielle se alejó de la ciudadela bajando al puerto y atravesando la pasarela de madera que la subió a bordo del Queen Anne. Sus hombres estaban de permiso en las tabernas y sólo unos pocos de guardia. Paseó por su cubierta acariciando con las yemas de los dedos aquella vetusta madera caoba. ¿Cuántas veces había arriado velas de esa nave? un sinfín. Bajó a su camarote, donde cada cosa estaba en su lugar, donde todos los rincones olían a ella, su feudo flotante, su reino en el mar, la libertad por bandera, el viento por compañero, la Reina Ana por hogar.
Repasó con el dedo el sextante que utilizaba para medir las millas marinas en los mapas, las cartas de navegación, el compás, el indicador de marea...¿Cuántas noches había contemplado las estrellas desde la cubierta? no podría recordarlas todas. Salió de nuevo subiendo la escaleta y se apoyó en el castillo de proa mirando el cielo estrellado parcialmente cubierto por algunas nubes. Antes del amanecer levarían anclas y regresarían con ese acero, ya tenía quien lo convirtiese en armas, una fundición metalúrgica parisina. Regresaría al Norte con un cargamento de armas, ya que Randulf no comerciaría por mar durante semanas, había pedido a sus socios que lo enviasen por tierra hasta que pudieran rearmarse de buques. Sus espías hacían un trabajo impecable, como siempre. La red se estaba tejiendo alrededor del rey loco, y aunque sabía que Höor no aprobaría muchos de sus métodos, tampoco le contaba los detalles.
¿Cuál era el motivo por el que peleaba ella en esa guerra que le era ajena? todavía no lo tenía muy claro. Se decía a si misma que era para pagarle la deuda a Höor por haber arreglado el Queen Anne, y porque Randulf se lo hundió. Pero lo cierto es que había más cosas. Ella no pertenecía a ningún lugar. Inglaterra la vio nacer y crecer, pero le dio la espalda como sociedad. El mar la convirtió en mujer, en capitán, en dueña de su vida. Pero el mar era muy grande y estaba deshabitado. Quizás empezaba a plantearse echar algunas raíces en un mismo puerto, encontrar algo que le diera más sentido a su vida que ese deambular nómada por todas las playas del mundo conocido.
Por la mañana tenían que interceptar el carguero español, debería estar lúcida y fresca, exhaló el aire mirando a las estrellas que le devolvían el guiño y se retiró a su camarote dándo órdenes a sus hombres para que estuvieran todos a bordo al amanecer.
* * * * * * *
Una par de semanas más tarde...
El Queen Anne atracó de nuevo en el puerto de Akershus, misión cumplida. Las armas llegarían en unos días, volverían escondidas en algunos barcos pesqueros, así no levantarían sospechas. Los hombres de Danielle bajaron a las tabernas, pero su capitán no salió del camarote, sus razones tenía para hacerlo. Aquella misión había sido complicada y el coste personal fue elevado. Gunnarson destapó su engaño y se cebó con ella, tenía marcas por todo el cuerpo, un ojo morado, el labio inferior partido, el hombro dislocado y varios dedos rotos, los cortes y rascaduras ya estaban mejor gracias a las curas. En uno de los puñetazos que le dio se mordió la lengua y tuvieron que cosérsela ya que estaba apenas sujeta por un jirón de músculo. El vampiro al menos no la había matado, ya era algo.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: Vann stein (privado)
Fui avisado en cuanto el Queen Anne atracó en el puerto de Akershus. Había pedido a mis hombres que lo hicieran de inmediato, Danielle había desaparecido del norte sin darme aviso y con la misma insensatez regresaba a puerto.
Mucho era de lo que ambos teníamos que hablar así que con el gesto tenso emprendí camino a puerto a lomos de mi espectro.
Desmonté de un salto cruzándome con varios de los hombres de Danielle que iban directos a la taberna.
Ascendí apretando los dientes la rampa, conocía sobradamente ese barco, mas aun, cual era el camarote de Danielle y sin pedir permiso ni anunciar mi llegada abrí la puerta hundiendo mis pardos en los de la pirata.
Su aspecto distaba mucho de lo que esperaba ver, herida, su aspecto era una declaración de la desfachatez de su acción.
Sin mediar palabra cerré la puerta a mis espaldas, mis pasos retumbaron sobre la madera que crujía bajo mis botas, saqué el corcho de la botella de ron y serví sendas copas dejandole una sobre la mesa donde estaba su preciada carta de navegación.
El silencio imperaba ante los dos como si supiéramos que en cuanto abriéramos la boca la guerra comenzaría y posiblemente causaría bajas.
-Ese cargamento que llevas en tu barco lo quiero fuera de mis tierras, véndelo, regalalo, haz lo que consideres oportuno para las armas, pero ninguno de mis hombres las blandirá ¿en que demonios pensabas? -rugí -creía que eramos socios, amigos ¿cuando pensaste que podías largarte sin previo aviso para tomar la decisión unilateral de robar un cargamento español y volver a mis costas con él? ¿tengo pinta de ser como Randulf? ¿crees que para mi todo vale?
Mi pecho subía y bajaba exaltado, preso de la rabia, la furia y la ira que había acumulado en estas semanas.
-Mi gente no son mercenarios, lucha por honor, porque aman estas tierras verdes, estas dispuestos a morir por ellas ¿crees que no conozco que mueren de hambre? ¿crees Danielle que como mi estomago esta lleno no soy capaz de ver las penurias que pasan mis hermanos? ¿que cojones pasaría si los españoles vinieran a por lo que es suyo? ¿tengo que mandar a los míos a matarse por una guerra que no les pertenece?
Se que necesitamos acero, se que no se mata con la palabra, soy un guerrero maldita sea y si no lo crees echa un ojo a mi cuerpo, las cicatrices te gritaran lo que ahora rugen mis palabras.
Eres una insensata, una que no ve mas allá de sus propias narices, espero que esto haya insuflado mas ego a tu cuerpo capitán Morgan ¿de eso se trata verdad? de consolidarte como el mejor de los piratas, espero sinceramente que al final de tu día, la fama te sea suficiente.
Apuré la copa de un trago dejándola caer sobre la mesa, poco mas tenia que decirle, quería ese barco fuera de mi puerto.
-Reponeros y marchar -dije como conclusión final.
Mucho era de lo que ambos teníamos que hablar así que con el gesto tenso emprendí camino a puerto a lomos de mi espectro.
Desmonté de un salto cruzándome con varios de los hombres de Danielle que iban directos a la taberna.
Ascendí apretando los dientes la rampa, conocía sobradamente ese barco, mas aun, cual era el camarote de Danielle y sin pedir permiso ni anunciar mi llegada abrí la puerta hundiendo mis pardos en los de la pirata.
Su aspecto distaba mucho de lo que esperaba ver, herida, su aspecto era una declaración de la desfachatez de su acción.
Sin mediar palabra cerré la puerta a mis espaldas, mis pasos retumbaron sobre la madera que crujía bajo mis botas, saqué el corcho de la botella de ron y serví sendas copas dejandole una sobre la mesa donde estaba su preciada carta de navegación.
El silencio imperaba ante los dos como si supiéramos que en cuanto abriéramos la boca la guerra comenzaría y posiblemente causaría bajas.
-Ese cargamento que llevas en tu barco lo quiero fuera de mis tierras, véndelo, regalalo, haz lo que consideres oportuno para las armas, pero ninguno de mis hombres las blandirá ¿en que demonios pensabas? -rugí -creía que eramos socios, amigos ¿cuando pensaste que podías largarte sin previo aviso para tomar la decisión unilateral de robar un cargamento español y volver a mis costas con él? ¿tengo pinta de ser como Randulf? ¿crees que para mi todo vale?
Mi pecho subía y bajaba exaltado, preso de la rabia, la furia y la ira que había acumulado en estas semanas.
-Mi gente no son mercenarios, lucha por honor, porque aman estas tierras verdes, estas dispuestos a morir por ellas ¿crees que no conozco que mueren de hambre? ¿crees Danielle que como mi estomago esta lleno no soy capaz de ver las penurias que pasan mis hermanos? ¿que cojones pasaría si los españoles vinieran a por lo que es suyo? ¿tengo que mandar a los míos a matarse por una guerra que no les pertenece?
Se que necesitamos acero, se que no se mata con la palabra, soy un guerrero maldita sea y si no lo crees echa un ojo a mi cuerpo, las cicatrices te gritaran lo que ahora rugen mis palabras.
Eres una insensata, una que no ve mas allá de sus propias narices, espero que esto haya insuflado mas ego a tu cuerpo capitán Morgan ¿de eso se trata verdad? de consolidarte como el mejor de los piratas, espero sinceramente que al final de tu día, la fama te sea suficiente.
Apuré la copa de un trago dejándola caer sobre la mesa, poco mas tenia que decirle, quería ese barco fuera de mi puerto.
-Reponeros y marchar -dije como conclusión final.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
- Mensajes : 976
Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: Vann stein (privado)
Le dolían los huesos, los músculos, la boca y un sinfín de órganos internos que habían sido vapuleados. Pero lo que más le dolía eran las palabras que estaban saliendo como un reguero de sangre por la boca de Höor.
Sabía que no iba a estar contento con algunas de las decisiones, pero el resultado había sido más que bueno. Ya, el discurso de "No todo vale, los piratas no tenéis honor" estaba un poco manido, estaba harta de escucharlo, era el típico que esgrimían los opresores, los mismos que imponían corsés a las damas y diezmos a los más pobres, todo en pos de la moral, de lo correcto y lo honorable.
Sujetaba un paño entre los dedos que no tenía rotos, porque de vez en cuando se le escapaba la saliva sanguinolenta de su lengua cosida. Escuchó el sermón del conde sin apartar la vista, asumiendo cada una de esas palabras hasta que éste terminó. Entonces desvió los ojos hacia el mar que se adivinaba por el ojo de buey de su camarote. Guardó silencio unos segundos. Cuando se arrancó a hablar su voz sonaba algo apagada y arrastrada, le costaba articular el habla con los puntos.
— No fueron tus ideales los que os salvaron el culo en Callanish. No fue el honor el que hace que tus hijos sigan teniendo padre. ¿Has pensado por un momento qué pasará con tu querida tierra, con la vida de tus hijos y los de tus hermanos si tú caes? ¿Quién es el insensato?.— Respiró hondo y apoyó la cabeza contra las tablas, era el mismo cuento de siempre, los buenos y los malos, los valientes y los villanos, ella asumía su papel.— La gente necesita héroes en los que creer, no piratas. Pero la vida no es un cuento y los héroes también mueren. ¿Quieres que me arrepienta de ser lo que soy? olvídalo, porque eso no sucederá. Si quieres soldados, ya tienes muchos, yo no soy una de ellos, mi bandera es negra y libre. Elegí ayudarte en esto, pero no elegí que nos cuelgues el yugo del soldado que obedece ciegamente.
Tosió un par de veces palpándose el costado. Ella también tenía su orgullo, orgullo que quedó herido cuando le insinuó que sus decisiones estaban movidas por el afán de protagonismo y gloria. Torció media sonrisa que le dolió al tirar de los puntos y quedó en una mueca agria.
— Ya he sido la mejor pirata de estos mares, mi nombre saldrá en los libros aunque nadie sabrá que fue una mujer quien le dio autoridad a ese apellido.— lo miró desafiante porque lo que le había dicho era una ofensa en toda regla. No había recibido una paliza de un vampiro porque buscase la gloria, sino porque quería darles más oportunidades a los norteños para combatir al rey loco.— Sí, tienes razón, todo lo hago por mi ego y todo lo demás me importa una mierda. ¿No es esa la respuesta que quieres? ya la tienes. Los piratas somos muy malos, no tenemos honor ni principios, merecemos la horca. ¿Algo más?
Lanzó el trapo sanguinolento a un rincón y se frotó los ojos con las manos. ¿Quería seguir haciendo estupideces que lo llevarían a la muerte? Bien. Ya era mayorcito, no necesitaba una niñera. El Norte no se merecía eso, ni que sus escrúpulos siguieran dejando que las gentes sangrasen o muriesen de hambre. Pero era su decisión.
— Espero que tu conciencia esté tranquila cuando todas esas muertes por culpa de tus ideales y prejuicios pesen sobre tu espalda. A ver cómo se lo explicas a esos niños sin padres. Por cierto, el acero no es español, es de la compañía Gunnarson, que comercia con Randulf y se enriquece a costa de esta guerra. Con ese acero iban a forjar sus armas, sólo les quité esa opción.— Lo miró de nuevo a los ojos.— si no quieres las armas tíralas al mar o devuélveselas a Randulf para que os degüelle con ellas, me importa una mierda lo que hagas con eso. Y ahora sal de mi barco.
Estaba también muy cabreada, podía entender el punto de vista de Höor, pero no estaba siendo sensato, no estaba pensando con los pies en la realidad, sino desde lo ideales. Ciertamente los ideales eran a prueba de balas, pero las personas no, y no andaban sobrados de personas. Podía recenocer sus errores al marcharse sin avisar o tomar decisiones sin contar con él, pero no podia admitir que le dijera que todo aquello lo hacía por egoismo o algo similar, porque entonces estaba mucho más lejos de conocerla de lo que creía.
Sabía que no iba a estar contento con algunas de las decisiones, pero el resultado había sido más que bueno. Ya, el discurso de "No todo vale, los piratas no tenéis honor" estaba un poco manido, estaba harta de escucharlo, era el típico que esgrimían los opresores, los mismos que imponían corsés a las damas y diezmos a los más pobres, todo en pos de la moral, de lo correcto y lo honorable.
Sujetaba un paño entre los dedos que no tenía rotos, porque de vez en cuando se le escapaba la saliva sanguinolenta de su lengua cosida. Escuchó el sermón del conde sin apartar la vista, asumiendo cada una de esas palabras hasta que éste terminó. Entonces desvió los ojos hacia el mar que se adivinaba por el ojo de buey de su camarote. Guardó silencio unos segundos. Cuando se arrancó a hablar su voz sonaba algo apagada y arrastrada, le costaba articular el habla con los puntos.
— No fueron tus ideales los que os salvaron el culo en Callanish. No fue el honor el que hace que tus hijos sigan teniendo padre. ¿Has pensado por un momento qué pasará con tu querida tierra, con la vida de tus hijos y los de tus hermanos si tú caes? ¿Quién es el insensato?.— Respiró hondo y apoyó la cabeza contra las tablas, era el mismo cuento de siempre, los buenos y los malos, los valientes y los villanos, ella asumía su papel.— La gente necesita héroes en los que creer, no piratas. Pero la vida no es un cuento y los héroes también mueren. ¿Quieres que me arrepienta de ser lo que soy? olvídalo, porque eso no sucederá. Si quieres soldados, ya tienes muchos, yo no soy una de ellos, mi bandera es negra y libre. Elegí ayudarte en esto, pero no elegí que nos cuelgues el yugo del soldado que obedece ciegamente.
Tosió un par de veces palpándose el costado. Ella también tenía su orgullo, orgullo que quedó herido cuando le insinuó que sus decisiones estaban movidas por el afán de protagonismo y gloria. Torció media sonrisa que le dolió al tirar de los puntos y quedó en una mueca agria.
— Ya he sido la mejor pirata de estos mares, mi nombre saldrá en los libros aunque nadie sabrá que fue una mujer quien le dio autoridad a ese apellido.— lo miró desafiante porque lo que le había dicho era una ofensa en toda regla. No había recibido una paliza de un vampiro porque buscase la gloria, sino porque quería darles más oportunidades a los norteños para combatir al rey loco.— Sí, tienes razón, todo lo hago por mi ego y todo lo demás me importa una mierda. ¿No es esa la respuesta que quieres? ya la tienes. Los piratas somos muy malos, no tenemos honor ni principios, merecemos la horca. ¿Algo más?
Lanzó el trapo sanguinolento a un rincón y se frotó los ojos con las manos. ¿Quería seguir haciendo estupideces que lo llevarían a la muerte? Bien. Ya era mayorcito, no necesitaba una niñera. El Norte no se merecía eso, ni que sus escrúpulos siguieran dejando que las gentes sangrasen o muriesen de hambre. Pero era su decisión.
— Espero que tu conciencia esté tranquila cuando todas esas muertes por culpa de tus ideales y prejuicios pesen sobre tu espalda. A ver cómo se lo explicas a esos niños sin padres. Por cierto, el acero no es español, es de la compañía Gunnarson, que comercia con Randulf y se enriquece a costa de esta guerra. Con ese acero iban a forjar sus armas, sólo les quité esa opción.— Lo miró de nuevo a los ojos.— si no quieres las armas tíralas al mar o devuélveselas a Randulf para que os degüelle con ellas, me importa una mierda lo que hagas con eso. Y ahora sal de mi barco.
Estaba también muy cabreada, podía entender el punto de vista de Höor, pero no estaba siendo sensato, no estaba pensando con los pies en la realidad, sino desde lo ideales. Ciertamente los ideales eran a prueba de balas, pero las personas no, y no andaban sobrados de personas. Podía recenocer sus errores al marcharse sin avisar o tomar decisiones sin contar con él, pero no podia admitir que le dijera que todo aquello lo hacía por egoismo o algo similar, porque entonces estaba mucho más lejos de conocerla de lo que creía.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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