AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Dans votre peau||Privado
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Dans votre peau||Privado
PARIS
20:15 pm
-•-
La noche se apoderaba de las calles en parís, dando libertad a los seres como Damian de caminar libremente sin ninguna evidente preocupación. Pero lo cierto era que a ese inmortal algo le atormentaba de sobre manera, estaba molesto, sin duda fuera de si y sus actos lo delataban ya que en cuanto el sol se había puesto con actitud fiera dispuso de sus medios para trasladarse sin demora al tugurio más cotizado de la ciudad, que interés podía generar ese tipo de lugares en el si hace mucho tiempo dejo de frecuentar dichos sitios al no encontrar nada que pudiese satisfacerle y el hecho de tener en casa a una mujer como Lora le distraía lo suficiente para no caer en las banalidades de esas criaturas mortales. El cuerpo y la carne era algo que para el no resultaba vicio, ya tenia uno, uno peor que estar atado a la larga noche o cualquier otra forma sobrenatural. Su propio infierno empezaba con el respiro de ella al saber que solo le gozaría unos cuantos anhelos mas, antes de que la vida se le esfumase de nueva cuenta entre sus inmortales manos.
Catalina. No pensaba con tanta insistencia en algún ser como lo hacía en ella, desde que supo que se encontraba en Paris. Entonces por qué su ánimo iracundo?; Eso era tan simple de responder, el motivo de su sulfuro fue que no puedo sentir cuando esta regreso a la vida, perdió tiempo valioso pues ahora ella ya era una mujer con una vida hecha, totalmente diferente a sus pasadas reencarnaciones. Esta vez no volvió por medio del linaje original de sus antecesores por eso no supo de su existencia. De haber dado con ella antes, las cosas serían muy distintas. Quizás buscaba justificar su debilidad al tomar a otra mujer que no fuera su adoración, porque era inevitable el hecho de negar que se refugio en la piel de otro ser, de nueva cuenta... como sucedio en su vida humana, podría ella entender eso esta vez?.
Su arribo al lugar fue sutil, cuerpos mostrando carne se paseaban delante de él sin despertar ningún interés ni siquiera les miraba, era como si no estuviera nadie en aquel lugar. Se sentó en una mesa que ofrecía cierta privacidad pues llamar la atención no estaba en sus planes, no tardaron en ofrecerle algo que tomar este solo tomo asiento, con voz armoniosa y fría solo pidió un sola cosa.
-Traedme a Thrisna...no preciso mas.-
Pidió o más bien demandó con aquella calma que intentaba no perder a cada segundo, viendo como esa joven pelirroja se extrañaba de aquel rechazo y sin más tras una reverencia se marchaba en busca de aquella mujer que le nombraron . Pero como lograr mantenerse ecuánime, si eso era todo lo que tenía de ella, un nombre...uno que le recordaba su propia sed con solo pronunciarle.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Dans votre peau||Privado
Una noche más en la que mi espectáculo fue todo un éxito. El burdel se llenaba a ciertas horas , no me quito mérito pues iban a verme. En aquel sombrío París , la luz se apagaba al atardecer...dando paso a la salida de los seres de la noche, sobrenaturales que buscaban su sustento o simplemente...sobrevivir. Conocí a muchos, los trataba como a mis iguales pues en parte fueron mi “familia”. Una familia que me hizo ser quién soy ahora, una mujer independiente que solo barre para su sitio, solo me importaba mis profesiones y vivir, vivir al máximo y límite.
Siempre que salía de caza podría ser mi último día de vida pero ¿acaso ya no estamos expuestos a ello? Disfrutaba haciendo mi trabajo, uno bien hecho que diese que hablar, el boca a boca era lo esencial en mi trabajo como sicario y mis caderas, la clave para llevarme al lecho a esos pobres infelices que no tienen nada en sus vidas más que dineros, pagando sus frustraciones y sentirse verdaderos señores cuando son simples hombres con dinero que en realidad, no vale nada pues como bien oí muchas veces...el dinero no compra la felicidad. Según la felicidad que suponga para algunos.
Esa noche, había sido deslumbrante. Mis adornos plateados me hacían lucir más. A veces insinuar era más sensual y provocador que enseñar. Al contrario que mis compañeras, así era en mi caso. No mostraba mi cuerpo tan solo los brazos, mis movimientos sensuales llamaban más que cualquier escote obsceno o piernas insinuantes. Mi cabello negro como la noche, caía en mi espalda, bailando a mi son a cada paso que daba hacia la barra del burdel.
-Lo de siempre -sonreí a mi compañera que con un guiño de ojo me sirvió lo pedido, la madame cruzaba la sala mirándome fijamente, tenía un cliente... y no parecía ser cualquiera por el gesto de su rostro. Fue discreta, me susurró al oído -Precisan de tus servicios, han triplicado la cantidad...así que esta noche sé menos meticulosa, debes complacerlo. Vas a tener suerte, todas han querido ofrecerse y solo te ha nombrado a ti-mi curiosidad aumentó con la información, dejé que el líquido ambarino quemase mi garganta y seguí las indicaciones de quién me reclamaba.
Vi de espaldas su silueta, elegante y distinguido por cómo se encontraba sentado. El sonido de mis cascabeles, alertaron de que llegaba y al enfrentar su mirada, mostré la más dulces de mis sonrisas. Lo saludé con mis manos juntas, de paso lo recorrí con la mirada.
-Buenas noches, caballero. ¿me esperaba?-no hizo falta que me respondiese, no sabía porqué pero algo me decía que sí, me esperaba y por mucho tiempo...
Siempre que salía de caza podría ser mi último día de vida pero ¿acaso ya no estamos expuestos a ello? Disfrutaba haciendo mi trabajo, uno bien hecho que diese que hablar, el boca a boca era lo esencial en mi trabajo como sicario y mis caderas, la clave para llevarme al lecho a esos pobres infelices que no tienen nada en sus vidas más que dineros, pagando sus frustraciones y sentirse verdaderos señores cuando son simples hombres con dinero que en realidad, no vale nada pues como bien oí muchas veces...el dinero no compra la felicidad. Según la felicidad que suponga para algunos.
Esa noche, había sido deslumbrante. Mis adornos plateados me hacían lucir más. A veces insinuar era más sensual y provocador que enseñar. Al contrario que mis compañeras, así era en mi caso. No mostraba mi cuerpo tan solo los brazos, mis movimientos sensuales llamaban más que cualquier escote obsceno o piernas insinuantes. Mi cabello negro como la noche, caía en mi espalda, bailando a mi son a cada paso que daba hacia la barra del burdel.
-Lo de siempre -sonreí a mi compañera que con un guiño de ojo me sirvió lo pedido, la madame cruzaba la sala mirándome fijamente, tenía un cliente... y no parecía ser cualquiera por el gesto de su rostro. Fue discreta, me susurró al oído -Precisan de tus servicios, han triplicado la cantidad...así que esta noche sé menos meticulosa, debes complacerlo. Vas a tener suerte, todas han querido ofrecerse y solo te ha nombrado a ti-mi curiosidad aumentó con la información, dejé que el líquido ambarino quemase mi garganta y seguí las indicaciones de quién me reclamaba.
Vi de espaldas su silueta, elegante y distinguido por cómo se encontraba sentado. El sonido de mis cascabeles, alertaron de que llegaba y al enfrentar su mirada, mostré la más dulces de mis sonrisas. Lo saludé con mis manos juntas, de paso lo recorrí con la mirada.
-Buenas noches, caballero. ¿me esperaba?-no hizo falta que me respondiese, no sabía porqué pero algo me decía que sí, me esperaba y por mucho tiempo...
Thrisna- Prostituta Clase Media
- Mensajes : 83
Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Dans votre peau||Privado
Abelardo,su empleado de absoluta confianza aguardaba indicaciones a distancia prudente del inmortal,una vez hastiado del ambiente asintió con dirección hacia el mozo indicando que ya podía proceder a pactar el servicio de esa noche con lapso hasta el día siguiente sin importar la cantidad que se requiriera,ya que era evidente que no pretendía quedarse en ese lugar,pudo oír perfectamente la charla entre su empleado y la madame que se encargaba del burdel, la cual enseguida de pactar una cantidad que a otros hubiera escandalizado indico que bajo ningún motivo le molestaran en lo que aguardaba a la mujer por la que había pedido,pues en las peticiones que le presento la mano derecha de Damián así lo precisaba.
No le importaban las miradas en el,podía oler el miedo en algunos y en otras la atracción...sensaciones que normalmente generaba como cualquier inmortal pues el humano siempre es atraído por aquello que no comprende o en una apariencia perfecta.
Pero todo perdió sentido,las miradas,los murmullos,la música que tocaban al fondo absolutamente todo se pauso para el nocturno cuando el dulce aroma le golpeó de lleno en cuanto entro a la enorme sala de estar aquella delicada figura, sin verla supo que era ella pues el mismo llamado de su sangre era lo que desataba su frenesí se había vuelto inconfundible con el pasar de los años. Aún manteniendo la postura elegante sobre aquel asiento fingió tomar de su copa mientras haciendo uso de sus habilidades intercepto aquella voz melodiosa.
Había esperado tanto por ella,imaginando estrecharla después de arrebatarle la vida por quererla retener una eternidad.Cerro los ojos concentrándose en el andar que provocaba el tintineo de los cascabeles en ella y cuando preciso que estába por encontrarle el de manera inesperada se irguió girando su cuerpo para verla de frente provocando que en su rostro reinará por una milésima de segundo la sorpresa;no se esperaba esa imagen.Los oscuros ojos bailaron sobre la figura femenina confirmando que en realidad fuera catalina,pero lucia tan distinta pues aquellos rayos de sol se habían puesto al atardecer y ahora reinaba la bella noche cayendo en cascada por la esplda aterciopelada,los mismos ojos sin duda aunque con falsa inocencia en ellos podía verlo claramente en la curva de esos carnosos labios.Hace tanto tiempo que había dejado de sorprenderse que ya había olvidado ese sentimiento hasta este momento que su vida volvió a la de el.
-Por supuesto mi lady,no concibo que hubiese espera más larga que la mía por vuestra presencia...-
Hablo sin tonalidad de emoción en su voz,como siempre mostrándose neutro sin transmitir nada más.Corto la distancia con paso prudente sin prisa alguna y con aquella educación que le distinguía se inclino tomando la dulce mano femenina para depositar un frío beso a manera de saludo.
-Damian Alarcón...-
Se presentó pues quería dejar claro que no sería un cliente más,el no estaba ahí para tomar su cuerpo a causa de un pago;pretendía más.Con gracia enderezo su postura,su figura imponía el era consciente de ello pues no solo la joven le miraba con escrutinio disimulado,su mirada no abandono los ojos de quien ahora respondía al nombre Thrisna no es que no tuviese un cuerpo digno,pero para el no era de mayor importancia.Los placeres carnales distaban mucho de ser su prioridad después de tanto tiempo y no es que no la deseara pues el mismo diablo sabía que no había nada igual al deseo que en el despertaba y uno que no podía ser callado en el cuerpo delante de si pues corría el riesgo de perderle nuevamente.
-Nos retiraremos.-
Le informo aún estando sacudido por querer estrecharle apesar de lo distinta que lucía en esta vida,por un momento se planteó que no fuese ella pero esos ojos y aroma eran totalmente inconfundibles los llevaba tatuados como una runa en su piel y aún más dentro.De manera sutil le extendió el brazo para que tomara de él y de una vez salir del lugar pues no era ajeno de las miradas que ella provocaba,sin duda le molestaba.
No le importaban las miradas en el,podía oler el miedo en algunos y en otras la atracción...sensaciones que normalmente generaba como cualquier inmortal pues el humano siempre es atraído por aquello que no comprende o en una apariencia perfecta.
Pero todo perdió sentido,las miradas,los murmullos,la música que tocaban al fondo absolutamente todo se pauso para el nocturno cuando el dulce aroma le golpeó de lleno en cuanto entro a la enorme sala de estar aquella delicada figura, sin verla supo que era ella pues el mismo llamado de su sangre era lo que desataba su frenesí se había vuelto inconfundible con el pasar de los años. Aún manteniendo la postura elegante sobre aquel asiento fingió tomar de su copa mientras haciendo uso de sus habilidades intercepto aquella voz melodiosa.
Había esperado tanto por ella,imaginando estrecharla después de arrebatarle la vida por quererla retener una eternidad.Cerro los ojos concentrándose en el andar que provocaba el tintineo de los cascabeles en ella y cuando preciso que estába por encontrarle el de manera inesperada se irguió girando su cuerpo para verla de frente provocando que en su rostro reinará por una milésima de segundo la sorpresa;no se esperaba esa imagen.Los oscuros ojos bailaron sobre la figura femenina confirmando que en realidad fuera catalina,pero lucia tan distinta pues aquellos rayos de sol se habían puesto al atardecer y ahora reinaba la bella noche cayendo en cascada por la esplda aterciopelada,los mismos ojos sin duda aunque con falsa inocencia en ellos podía verlo claramente en la curva de esos carnosos labios.Hace tanto tiempo que había dejado de sorprenderse que ya había olvidado ese sentimiento hasta este momento que su vida volvió a la de el.
-Por supuesto mi lady,no concibo que hubiese espera más larga que la mía por vuestra presencia...-
Hablo sin tonalidad de emoción en su voz,como siempre mostrándose neutro sin transmitir nada más.Corto la distancia con paso prudente sin prisa alguna y con aquella educación que le distinguía se inclino tomando la dulce mano femenina para depositar un frío beso a manera de saludo.
-Damian Alarcón...-
Se presentó pues quería dejar claro que no sería un cliente más,el no estaba ahí para tomar su cuerpo a causa de un pago;pretendía más.Con gracia enderezo su postura,su figura imponía el era consciente de ello pues no solo la joven le miraba con escrutinio disimulado,su mirada no abandono los ojos de quien ahora respondía al nombre Thrisna no es que no tuviese un cuerpo digno,pero para el no era de mayor importancia.Los placeres carnales distaban mucho de ser su prioridad después de tanto tiempo y no es que no la deseara pues el mismo diablo sabía que no había nada igual al deseo que en el despertaba y uno que no podía ser callado en el cuerpo delante de si pues corría el riesgo de perderle nuevamente.
-Nos retiraremos.-
Le informo aún estando sacudido por querer estrecharle apesar de lo distinta que lucía en esta vida,por un momento se planteó que no fuese ella pero esos ojos y aroma eran totalmente inconfundibles los llevaba tatuados como una runa en su piel y aún más dentro.De manera sutil le extendió el brazo para que tomara de él y de una vez salir del lugar pues no era ajeno de las miradas que ella provocaba,sin duda le molestaba.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Dans votre peau||Privado
Mis pasos, como si fuesen impulsados por una melodía, se movían con gracia como mis caderas. Frente a él, le observé en silencio, estudiando cada movimiento y gesto. Era un ser sobrenatural, vi y traté con demasiados para no reconocerlos a simple vista. Bellos y perfectos, algunos educados...otros unas bestias de exposición. Sonreí con ternura, mostrando el abanico de mis pestañas al dedicarle una reverencia, dejando paso a mis ojos felinos color esmeralda.
Mostré mis dientes por sus palabras, que recordase a ese hombre no lo había visto en ninguno de mis números, juraría que era la primera vez que iba al burdel. Conocía todas las caras, me quedaba con cada una de ellas y ese hombre tuvo que estar buscándome para encontrase conmigo esa noche, algo que me puso en alerta. Podía ser alguien que quisiese eliminarme, tomar su propia venganza...cosa que era algo que no descartaba.
-Trhisna. Señor Alarcón, cuando guste -pagó una cantidad desorbitada, hoy sí que ejercería mi profesión fuera del burdel, era la primera vez. Me preparé a conciencia, si tenía que luchar esa noche, no sería la última eso era algo de lo que estaba absolutamente segura. Parecía estar esperándome hace muchísimo tiempo, mis ojos seguían estudiando cada uno de sus movimientos cuando mencionó que nos retirábamos.
No tenía ni la más remota idea de dónde me llevaban, ni lo que deseaba...pues cada cliente era un mundo. Seguí sus pasos, con mi habitual sonrisa en los labios, aquel hombre desprendía elegancia por cada poro de su piel, incluso su aroma me resultó extraño pero como bien sabía jamás lo vi antes o eso creía. Me dejé llevar como una muñeca en su mano, mis ojos se perdían en todo lo que ocurría a mi alrededor. Me amoldaba a cualquier situación, sería quien ellos quisiesen, ese era mi trabajo.
-¿Toda la noche, mi señor? No es bajo el precio. Y veo que no es ningún incoveniente... para vos -me inclinó hacia él esperando que solo mi voz melodiosa la escuchase él y nadie más -¿Que vais a pedirme? Con lo pagado puede pedir lo que quiera...-
sonreí mostrando la más pura de mis sonrisas, mi enigmática mirada se fundió en la ajena...esperando cualquier petición que saliese de sus labios, él mandaba esa noche.
Mostré mis dientes por sus palabras, que recordase a ese hombre no lo había visto en ninguno de mis números, juraría que era la primera vez que iba al burdel. Conocía todas las caras, me quedaba con cada una de ellas y ese hombre tuvo que estar buscándome para encontrase conmigo esa noche, algo que me puso en alerta. Podía ser alguien que quisiese eliminarme, tomar su propia venganza...cosa que era algo que no descartaba.
-Trhisna. Señor Alarcón, cuando guste -pagó una cantidad desorbitada, hoy sí que ejercería mi profesión fuera del burdel, era la primera vez. Me preparé a conciencia, si tenía que luchar esa noche, no sería la última eso era algo de lo que estaba absolutamente segura. Parecía estar esperándome hace muchísimo tiempo, mis ojos seguían estudiando cada uno de sus movimientos cuando mencionó que nos retirábamos.
No tenía ni la más remota idea de dónde me llevaban, ni lo que deseaba...pues cada cliente era un mundo. Seguí sus pasos, con mi habitual sonrisa en los labios, aquel hombre desprendía elegancia por cada poro de su piel, incluso su aroma me resultó extraño pero como bien sabía jamás lo vi antes o eso creía. Me dejé llevar como una muñeca en su mano, mis ojos se perdían en todo lo que ocurría a mi alrededor. Me amoldaba a cualquier situación, sería quien ellos quisiesen, ese era mi trabajo.
-¿Toda la noche, mi señor? No es bajo el precio. Y veo que no es ningún incoveniente... para vos -me inclinó hacia él esperando que solo mi voz melodiosa la escuchase él y nadie más -¿Que vais a pedirme? Con lo pagado puede pedir lo que quiera...-
sonreí mostrando la más pura de mis sonrisas, mi enigmática mirada se fundió en la ajena...esperando cualquier petición que saliese de sus labios, él mandaba esa noche.
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Dans votre peau||Privado
La belleza que emanaba la apariencia de Thrisna era casi tan letal como dejaban entrever aquellos ojos felinos que a la par de sus movimientos y la melodiosa voz seguro actuaban como una red ante la mente blanda y libidinosa de los mortales.La falsa inocencia que destilaba la mujer lejos de molestarle le atrajo de manera perversa deseando descubrir más de esa personalidad totalmente diferente a las pasadas y para ello tendría toda la noche.Una vez que sintió el cálido cuerpo a su lado tomando el brazo que momentos atrás y le ofrecía camino hacia salida sin ni siquiera hechar la vista atrás,era consiente de las miradas que la mujer provocaba con su andar e incluso los celos que despertaba en sus compañeras.
-Y las siguientes probablemente.
Por supuesto que no lo es,el dinero no representaros problema alguno para mi-
Su voz mesurada en el mismo tono confidencial envolvió a la joven con ese encantó oscuro que lo adornaba no tardaron en cruzar el umbral de la salida y encontrase con el carruaje que aguardaba justo en la acera con Abelardo esperando junto al cochero. Al verles salir su hombre de confianza abrió la puerta de este haciendo una leve reverencia invitándoles a subir,como era de esperarse Damián en un gesto caballeroso ayudo a la castaña a subir sin dificultad siendo la mano fría el apoyo.Se giró hacia su empleado y hablándole en castellaino le dio la orden de ir a la mansión, esa que había dejado desde que Catalina falleció la última vez,que tanto hacia de ello...treinta años quizás y desde entonces su lugar de residencia era la hacienda que se situaba a las afueras de la ciudad en compañía de Lora.
No tardo en subir al medio de transporte y situarse enfrente de la figura femenina.
-Por el momento solo vuestra presencia me basta...-
El temple frío permanecía en el inmortal como parte de su esencia observando a la mujer,algo taladraba en el con fuerza provocando que sus manos se enseñaran con el asiento de terciopelo de manera dicimulada.Y es que la pregunta de Thrisna le molestó solo por el hecho de imaginar las veces que habrá formulado la misma cuestión a diferentes rostros,era posesivo y su gesto no lo ocultaba.
Esa irá naciente le traía a su memoria aquella vez que en una de sus vidas le encontró ya casada y ese hombre por varios años disfruto de un cuerpo que le pertenecía solo a el,como le complació atravesarle el corazón por supuesto ella jamás supo que el tuvo que ver con dejarle viuda en esa época por demás lejana.No tenía delante suya a la ingenua y dulce Catalina de otras vidas lo supo desde el momento en que poso sus ojos en aquellos esmeraldas;había un deje de oscuridad en ellos.
-No soy alguien que necesite el tipo de complacencias carnales que ofrecéis los burdeles, Thrisna...tampoco estoy en busca de un trabajo especial pues no necesito deshacerme de alguien por medio de terceras personas...-
Dejo ver en aquellas palabras que estaba familiarizado con varios aspectos de su vida.No era de extrañarse el desconcierto en la joven y que está llegase a pensar en el como un saldador de cuentas,inclusive sabía que intentaría captar un flanco débil en el previniendo que la quisiera atacar,cosa que el inmortal jamás haria pero de igual forma le divertía calar que tan letal era esa mujer.
Una sonrisa oscura se dibujó en los labios.
-Haces bien en permanecer alerta...-
Vociferó de manera calmada provocandola a quitarse esa máscara que mantenía delante de el,no quería a una dócil Thrisna que atendía las órdenes de complacerle.Deseaba ver realmente ese personalidad que transpiraba cada poro del tentador cuerpo femenino.
El carruaje por fin detuvo su andar y el silencio se hizo presente esperando a ser roto por quien en un pasado fuera su adoración.
-Y las siguientes probablemente.
Por supuesto que no lo es,el dinero no representaros problema alguno para mi-
Su voz mesurada en el mismo tono confidencial envolvió a la joven con ese encantó oscuro que lo adornaba no tardaron en cruzar el umbral de la salida y encontrase con el carruaje que aguardaba justo en la acera con Abelardo esperando junto al cochero. Al verles salir su hombre de confianza abrió la puerta de este haciendo una leve reverencia invitándoles a subir,como era de esperarse Damián en un gesto caballeroso ayudo a la castaña a subir sin dificultad siendo la mano fría el apoyo.Se giró hacia su empleado y hablándole en castellaino le dio la orden de ir a la mansión, esa que había dejado desde que Catalina falleció la última vez,que tanto hacia de ello...treinta años quizás y desde entonces su lugar de residencia era la hacienda que se situaba a las afueras de la ciudad en compañía de Lora.
No tardo en subir al medio de transporte y situarse enfrente de la figura femenina.
-Por el momento solo vuestra presencia me basta...-
El temple frío permanecía en el inmortal como parte de su esencia observando a la mujer,algo taladraba en el con fuerza provocando que sus manos se enseñaran con el asiento de terciopelo de manera dicimulada.Y es que la pregunta de Thrisna le molestó solo por el hecho de imaginar las veces que habrá formulado la misma cuestión a diferentes rostros,era posesivo y su gesto no lo ocultaba.
Esa irá naciente le traía a su memoria aquella vez que en una de sus vidas le encontró ya casada y ese hombre por varios años disfruto de un cuerpo que le pertenecía solo a el,como le complació atravesarle el corazón por supuesto ella jamás supo que el tuvo que ver con dejarle viuda en esa época por demás lejana.No tenía delante suya a la ingenua y dulce Catalina de otras vidas lo supo desde el momento en que poso sus ojos en aquellos esmeraldas;había un deje de oscuridad en ellos.
-No soy alguien que necesite el tipo de complacencias carnales que ofrecéis los burdeles, Thrisna...tampoco estoy en busca de un trabajo especial pues no necesito deshacerme de alguien por medio de terceras personas...-
Dejo ver en aquellas palabras que estaba familiarizado con varios aspectos de su vida.No era de extrañarse el desconcierto en la joven y que está llegase a pensar en el como un saldador de cuentas,inclusive sabía que intentaría captar un flanco débil en el previniendo que la quisiera atacar,cosa que el inmortal jamás haria pero de igual forma le divertía calar que tan letal era esa mujer.
Una sonrisa oscura se dibujó en los labios.
-Haces bien en permanecer alerta...-
Vociferó de manera calmada provocandola a quitarse esa máscara que mantenía delante de el,no quería a una dócil Thrisna que atendía las órdenes de complacerle.Deseaba ver realmente ese personalidad que transpiraba cada poro del tentador cuerpo femenino.
El carruaje por fin detuvo su andar y el silencio se hizo presente esperando a ser roto por quien en un pasado fuera su adoración.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Dans votre peau||Privado
No imaginé tal cosa, ¿mi presencia solo bastaba? No solo era extraño, algo que jamás me había ocurrido, me dio la impresión que con él mis encantos no funcionaban como con cualquier otro hombre ¿por qué entonces me buscó solo a mí? Según me dijeron, solo estaba interesado en mi persona, ninguna que se acercó obtuvo más que indiferencia y eso... me causaba tremenda curiosidad.
Sonreí complacida por sus palabras, por el camino, iríamos seguramente a las afueras de París. Un lugar que conocía perfectamente, fue lo primero que visité nada más llegar. La salida, el lugar perfecto para deshacerme de alguien o huir si era necesario. Lo contemplé todo a mi paso, no perdí detalle, ni de aquel lugar ni de mi acompañante. Era un vampiro, su piel fría como el hielo, su mirada inquisitiva, misteriosa que no dejaba ver nada más que lo que él desease.
-Mi vida, vale más que unas horas de placer extremo. Señor -cuando llegamos, mis ojos verdes estudiaron el lugar, una enorme casa bien reforzada con cortinas oscuras, grandes ventanales, aspecto sombrío...triste. Me hizo sonreír de lo más divertida, si pretendía que fuese su cena estaba muy equivocado, mi sangre era más valiosa que la propia existsencia de aquel ser de la noche -Bonito y acogedor hogar -sonreí con un toque de picardía, buscando el verdadero motivo de porqué me encontraba allí.
Bajé con ayuda del cochero, al que le dediqué una breve sonrisa y del brazo del hombre, comencé a caminar hacia la puerta en donde me sumergiría en mi aventura de esta noche. Al igual que en el exterior, la decoración fría y lujosa en cada rincón, no compraría jamás lo que yo podría ofrecerle por esa noche y las demás que él alegaba.
-No me diga que me invita a cenar, me muero de hambre -busqué su mirada y sonreí, esperaba realmente que me revelase el misterio de porqué me encontraba allí y no otra -Solo mi compañía, una prostituta... desea solo la compañía de alguien que se la pasa de cama en cama y lo sabe ¿qué desea , señor? -volví a insistir...no pude evitar preguntarlo una y otra vez, no era tan estúpida como para caer ante las garras de un sobrenatural, ya eliminé tantos como hombres pasaron por mi lecho.
Sonreí complacida por sus palabras, por el camino, iríamos seguramente a las afueras de París. Un lugar que conocía perfectamente, fue lo primero que visité nada más llegar. La salida, el lugar perfecto para deshacerme de alguien o huir si era necesario. Lo contemplé todo a mi paso, no perdí detalle, ni de aquel lugar ni de mi acompañante. Era un vampiro, su piel fría como el hielo, su mirada inquisitiva, misteriosa que no dejaba ver nada más que lo que él desease.
-Mi vida, vale más que unas horas de placer extremo. Señor -cuando llegamos, mis ojos verdes estudiaron el lugar, una enorme casa bien reforzada con cortinas oscuras, grandes ventanales, aspecto sombrío...triste. Me hizo sonreír de lo más divertida, si pretendía que fuese su cena estaba muy equivocado, mi sangre era más valiosa que la propia existsencia de aquel ser de la noche -Bonito y acogedor hogar -sonreí con un toque de picardía, buscando el verdadero motivo de porqué me encontraba allí.
Bajé con ayuda del cochero, al que le dediqué una breve sonrisa y del brazo del hombre, comencé a caminar hacia la puerta en donde me sumergiría en mi aventura de esta noche. Al igual que en el exterior, la decoración fría y lujosa en cada rincón, no compraría jamás lo que yo podría ofrecerle por esa noche y las demás que él alegaba.
-No me diga que me invita a cenar, me muero de hambre -busqué su mirada y sonreí, esperaba realmente que me revelase el misterio de porqué me encontraba allí y no otra -Solo mi compañía, una prostituta... desea solo la compañía de alguien que se la pasa de cama en cama y lo sabe ¿qué desea , señor? -volví a insistir...no pude evitar preguntarlo una y otra vez, no era tan estúpida como para caer ante las garras de un sobrenatural, ya eliminé tantos como hombres pasaron por mi lecho.
Thrisna- Prostituta Clase Media
- Mensajes : 83
Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Dans votre peau||Privado
El español tenía la certeza que al traerle a la mansión que compartieron en su última vida y donde murió en sus brazos fuera un detonante para abrir su mente,darle paso a que comenzará a rememorar por lo menos el lugar o la sensación de haber estado antes en una situación parecida pero por lo visto estaba más concentrada en las intenciones que tenía Damián hacia ella y el inmortal no la culpaba.Le miro con oscuridad contenida,si algo tenía en claro era que esa mujer había estado entre sábanas de diferentes camas cada noche y eso le hervía pues para alguien tan posesivo como el resultaba ser un arma punzante.Ahi estaba su Catalina dentro de esa coraza tentadora observando los detalles de la mansión hablando de cenar cuando el inmortal lo único que deseaba devorar era su alma y desnudarla por completo,ver cuánto había cambiado esa novicia a la que conoció en tierras nuevas hace más de un siglo...
Su expresión serena no cambio aún ante las palabras de la bella mujer que tenía a un costado,continuo caminando hasta conducirlos a la sala principal que no había cambiado en nada desde la última vez que estuvieron ahí y como olvidarlo si la risa de esa delicada Catalina resonaba en cada pared y cada cuadro escogido por ella con el mejor de los gustos.Le invito a sentarse esperando que se pusiera cómoda y una vez que lo hizo el tomo su lugar en aquel sillón de enfrente que le pertenecía.
-Cenaremos en un momento,si así lo deseas...-
La voz armoniosa lleno los rincones de la habitación y la mirada fría se clavo aún en la figura femenina.Uno de sus brazos descansaba sobre en antebrazo del sillón en una pose natural de los humanos,con el tiempo los seres como el tienden a olvidar aquellas extrañas acciones en los de corazón latiente por lo que de vez en cuando se acordaba de hacer uno que otro ademán para no generar desconfianza o figurar respirar de vez en cuando.No respondió a la pregunta de Thrisna,no por que no le importara si no que a él no le gustaba ser cuestionado y la impaciencia en otros solo la castigaba con más demora.Ella sabría para que le buscaba cuando él lo creyera pertinente y no antes.
-El lugar lo decoro alguien realmente valiosa para mi,su toque está en todos lados...-
Comentó de la nada pues había oído decir a la morena algo sobre ello mientras caminaban en la entrada.El lugar era bien iluminado por la chimenea de un buen tamaño apenas así ella estaría cómoda con la cercanía fría de su cuerpo,sus labios mostraron una sonrisa ladina sin dejar ver sus afilados colmillos pues el no era de aquellos que revelaba su condición aunque sabía que la ojiverde era muy astuta y dada su profesión era muy probable que supiera lo que el era.
-En cuanto a tu cuestión...por que la premura?,tenemos toda la noche y aunque os parescais extraño solo deseo eso querida... por otro lado si me placiera revelaría cada deseo que destilo, probablemente le quemaria tanto sentimiento contenido y no preciso eso en este momento. -
Sus palabras eran cual frío invierno pero no gozaban de mentira alguna,Damián le había anhelado en cada vida con una desesperación palpable como un adicto buscando su muerte en manos de su vicio.Y ahí la tenía de vuelta y menos suya que nunca con ese carácter dominante que ninguna reencarnación había mostrado era como si solo la oscuridad hubiese nacido en ella...cuanto le llamaba eso.La figura de su fiel sirviente atravesó el arco que daba a la entrada de la sala y con una reverencia les saludo.
-Amo... desean algún servicio,mi señora un placer volver a servirle.
Damián negó con un movimiento de mano y dirigió su vista esperando ver la reacción de Thrisna ante el saludo de Abelardo que por supuesto sabía quién era ella después de todo el se había encargado de encontrarla.Paso por alto la imprudencia del hombre,pues ya los años se le notaban de algún modo,aunque de alguna forma pudiesen estimular la memoria sellada de Catalina
Su expresión serena no cambio aún ante las palabras de la bella mujer que tenía a un costado,continuo caminando hasta conducirlos a la sala principal que no había cambiado en nada desde la última vez que estuvieron ahí y como olvidarlo si la risa de esa delicada Catalina resonaba en cada pared y cada cuadro escogido por ella con el mejor de los gustos.Le invito a sentarse esperando que se pusiera cómoda y una vez que lo hizo el tomo su lugar en aquel sillón de enfrente que le pertenecía.
-Cenaremos en un momento,si así lo deseas...-
La voz armoniosa lleno los rincones de la habitación y la mirada fría se clavo aún en la figura femenina.Uno de sus brazos descansaba sobre en antebrazo del sillón en una pose natural de los humanos,con el tiempo los seres como el tienden a olvidar aquellas extrañas acciones en los de corazón latiente por lo que de vez en cuando se acordaba de hacer uno que otro ademán para no generar desconfianza o figurar respirar de vez en cuando.No respondió a la pregunta de Thrisna,no por que no le importara si no que a él no le gustaba ser cuestionado y la impaciencia en otros solo la castigaba con más demora.Ella sabría para que le buscaba cuando él lo creyera pertinente y no antes.
-El lugar lo decoro alguien realmente valiosa para mi,su toque está en todos lados...-
Comentó de la nada pues había oído decir a la morena algo sobre ello mientras caminaban en la entrada.El lugar era bien iluminado por la chimenea de un buen tamaño apenas así ella estaría cómoda con la cercanía fría de su cuerpo,sus labios mostraron una sonrisa ladina sin dejar ver sus afilados colmillos pues el no era de aquellos que revelaba su condición aunque sabía que la ojiverde era muy astuta y dada su profesión era muy probable que supiera lo que el era.
-En cuanto a tu cuestión...por que la premura?,tenemos toda la noche y aunque os parescais extraño solo deseo eso querida... por otro lado si me placiera revelaría cada deseo que destilo, probablemente le quemaria tanto sentimiento contenido y no preciso eso en este momento. -
Sus palabras eran cual frío invierno pero no gozaban de mentira alguna,Damián le había anhelado en cada vida con una desesperación palpable como un adicto buscando su muerte en manos de su vicio.Y ahí la tenía de vuelta y menos suya que nunca con ese carácter dominante que ninguna reencarnación había mostrado era como si solo la oscuridad hubiese nacido en ella...cuanto le llamaba eso.La figura de su fiel sirviente atravesó el arco que daba a la entrada de la sala y con una reverencia les saludo.
-Amo... desean algún servicio,mi señora un placer volver a servirle.
Damián negó con un movimiento de mano y dirigió su vista esperando ver la reacción de Thrisna ante el saludo de Abelardo que por supuesto sabía quién era ella después de todo el se había encargado de encontrarla.Paso por alto la imprudencia del hombre,pues ya los años se le notaban de algún modo,aunque de alguna forma pudiesen estimular la memoria sellada de Catalina
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Dans votre peau||Privado
Desde que pasé el umbral, un escalofrío recorrió mi espalda. Como si me soplasen en la nuca y me susurrasen en el oído, en un idioma por ahora desconocido. En trance por unos instantes, recorrí un camino desconocido pero familiar, una parte de mí despertaba de golpe y ni siquiera fui consciente de ello durante toda mi vida.
Me mantuve a cierta distancia, recorriendo cada rincón con mis orbes cristalinas. No perdí detalle alguno, del caballero y aquel aura misteriosa que le envolvía, como si me dejase el suficiente espacio para que mi mente se aclarase, navegase en los recuerdos y salir a flote con la respuesta. Suspiré dejando caer mis parpados de forma pesada, me sentía de repente cansada y sin fuerzas, como si una cárcel me atrapase por completo y no hubiese modo de salir.
No comprendía sus palabras y tampoco pregunté pues todo a su tiempo. No había premura , eso decía y sin embargo la curiosidad invadía mi ser, mi alma bailaba dentro de mi cuerpo intentando salir, me transmitiese aquello que en silencio me gritaba que aquel hombre no era cualquiera...pero ¿quién?
-Precisa mi compañía y eso tendrá, señor -sonreí ampliamente, debía comportarme como siempre y no como una invitada de lujo a una fiesta, donde era la principal invitada. No supe porqué pero aquel lugar me era tan familiar como los ojos del vampiro, notaba como me miraba sereno e impasible, esperando algo que no llegaba...fue lo mismo por mi parte. Si estaba allí era porque él me contrató no por simple gusto, no solía enredarme con nadie fuera de mis trabajos, solo por dinero pues nadie había sido tan importante para compartir ese momento de lujuria impagable.
-El placer es...mío -contrariada, perdí la mirada en el criado. Apreté con fuerza los labios sin entender, como siguiese jugando a ese juego íbamos a acabar ...mal. Los dos. No entendía nada pero era mejor no entenderlo, le devolví la reverencia preguntándole con la mirada, me sentía incómoda y a la vez... en mi sitio -No, no hay prisa...tenemos toda la eternidad -alcé la copa de vino rosado en señal de brindis, dedicándole una breve sonrisa... algo ocurría allí, era un hecho.
Tras un buen trago, deje la copa en la mesa y me relamí los labios. No sabía por primera vez cómo Comportarme, mi naturalidad me salvaba de esta situación, cada vez más extraña...
-Español. El acento, la caballerosidad de un auténtíco señor. Sin duda es capaz de tener a cualquier fémina rendida ante sus encantos. No me habeís elegido por casualidad ¿cierto? El criado me ha asegurado volver a verme, nunca he estado aquí...¿qué se esconde entre estas palabras , señor Alarcón?-en aquella casa que olía a flores blancas, mi sello de identidad ¿por qué lo sentía tan cercano?
Me mantuve a cierta distancia, recorriendo cada rincón con mis orbes cristalinas. No perdí detalle alguno, del caballero y aquel aura misteriosa que le envolvía, como si me dejase el suficiente espacio para que mi mente se aclarase, navegase en los recuerdos y salir a flote con la respuesta. Suspiré dejando caer mis parpados de forma pesada, me sentía de repente cansada y sin fuerzas, como si una cárcel me atrapase por completo y no hubiese modo de salir.
No comprendía sus palabras y tampoco pregunté pues todo a su tiempo. No había premura , eso decía y sin embargo la curiosidad invadía mi ser, mi alma bailaba dentro de mi cuerpo intentando salir, me transmitiese aquello que en silencio me gritaba que aquel hombre no era cualquiera...pero ¿quién?
-Precisa mi compañía y eso tendrá, señor -sonreí ampliamente, debía comportarme como siempre y no como una invitada de lujo a una fiesta, donde era la principal invitada. No supe porqué pero aquel lugar me era tan familiar como los ojos del vampiro, notaba como me miraba sereno e impasible, esperando algo que no llegaba...fue lo mismo por mi parte. Si estaba allí era porque él me contrató no por simple gusto, no solía enredarme con nadie fuera de mis trabajos, solo por dinero pues nadie había sido tan importante para compartir ese momento de lujuria impagable.
-El placer es...mío -contrariada, perdí la mirada en el criado. Apreté con fuerza los labios sin entender, como siguiese jugando a ese juego íbamos a acabar ...mal. Los dos. No entendía nada pero era mejor no entenderlo, le devolví la reverencia preguntándole con la mirada, me sentía incómoda y a la vez... en mi sitio -No, no hay prisa...tenemos toda la eternidad -alcé la copa de vino rosado en señal de brindis, dedicándole una breve sonrisa... algo ocurría allí, era un hecho.
Tras un buen trago, deje la copa en la mesa y me relamí los labios. No sabía por primera vez cómo Comportarme, mi naturalidad me salvaba de esta situación, cada vez más extraña...
-Español. El acento, la caballerosidad de un auténtíco señor. Sin duda es capaz de tener a cualquier fémina rendida ante sus encantos. No me habeís elegido por casualidad ¿cierto? El criado me ha asegurado volver a verme, nunca he estado aquí...¿qué se esconde entre estas palabras , señor Alarcón?-en aquella casa que olía a flores blancas, mi sello de identidad ¿por qué lo sentía tan cercano?
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Re: Dans votre peau||Privado
La dulce voz resonaba en Damián con fuerza invadiendo sus sentidos a una velocidad inimaginable, esa mujer no tenía idea quien estaba frente así, menos de lo que estaba causando en el español que cual rehabilitado saboreo el perfume que emanaba el cuerpo femenino con cada movimiento que esta ejecutaba, acaso era consiente de lo que estaba causando en el?, probablemente no. Miro como el motivo de su locura se relamía los labios carmín tras un modesto trago a su copa y en su rostro la expresión del desconcierto bailaba de vez en cuando;Abelardo ya habia partido dejándoles solos de nueva cuenta y su comentario evidentemente le causo una disputa interior,lo supo leer en su mirada,esa que a pesar de los siglos seguía siendo igual, tan arraigada a el sin remedio alguno.
-Que más quisiera tener toda la eternidad para disfrutaros pero eso hasta la fecha no me ha sido posible.Te he perdido mas veces de las que puedo soportar Thrisna.-
Soltó al fuego mientras le miraba fijo,notaba que la situación le seguía molestando a la castaña, tanto misterio y recelo a revelar sus intenciones con ella, estiro su mano eterna hacia la mortal sin levantarse del sillón donde se encontraba sentado aun esperando a que Thrisna se acercara como lo estaba demandando.Una vez que ella tomara su mano tiro de esta provocando que se sentara en su regazo, no sólo ella era la única que se fastidiaba por la situación para el también era frustrante que no lo recordara hasta de cierto modo le resultaba ofensivo por ello la acción impulsiva de sentarla encima suyo,la necesitaba cerca saber que al tocarle no se esfumaria.
-Damián...-Corrigió al oírle referirse a él por su apellido.
-Las casualidades no existen Thrisna,solo lo inevitable.Tu y yo estamos atados a encontrarnos sin importar distancia o tiempo; siempre vuelves a mi bajo otro nombre,otra piel...-
Su mano acarició la suave piel del brazo femenino hasta subir a su mentón y obligarla a verle directamente a los ojos para que fuera enteramente consciente de la oscuridad que había en el,los dedos fríos acariciaron esos carnosos labios con devoción insana buscando de nuevo destapar la naturaleza de su alma. La mano libre acarició la pierna por encima de la tela buscando las armas que probablemente llevaba,ciertamente espera que el juego terminara mal lo deseaba con fuerza.Sus caricias no fueron solo por lujuria, no,la desesperación y la soledad que está le había dejado se podía percibir con facilidad pues el vampiro no lo ocultaba.
-Podría contarte mil veces más esta historia y tu siempre te rehusaras en un principio a creerla así que tal ves me salte eso y te reclamé como mia.-
La provocaba a reaccionar,poco le importaba que lo tachara de loco si lo que el deseaba era saber quién se escondía tras la imagen delicada y seductora pues era evidente que de sumisa no tenía nada.Las manos se cirnieron sobre las muñecas femeninas apretándolas con fuerza más no la necesaria para que se liberase.
-Que más quisiera tener toda la eternidad para disfrutaros pero eso hasta la fecha no me ha sido posible.Te he perdido mas veces de las que puedo soportar Thrisna.-
Soltó al fuego mientras le miraba fijo,notaba que la situación le seguía molestando a la castaña, tanto misterio y recelo a revelar sus intenciones con ella, estiro su mano eterna hacia la mortal sin levantarse del sillón donde se encontraba sentado aun esperando a que Thrisna se acercara como lo estaba demandando.Una vez que ella tomara su mano tiro de esta provocando que se sentara en su regazo, no sólo ella era la única que se fastidiaba por la situación para el también era frustrante que no lo recordara hasta de cierto modo le resultaba ofensivo por ello la acción impulsiva de sentarla encima suyo,la necesitaba cerca saber que al tocarle no se esfumaria.
-Damián...-Corrigió al oírle referirse a él por su apellido.
-Las casualidades no existen Thrisna,solo lo inevitable.Tu y yo estamos atados a encontrarnos sin importar distancia o tiempo; siempre vuelves a mi bajo otro nombre,otra piel...-
Su mano acarició la suave piel del brazo femenino hasta subir a su mentón y obligarla a verle directamente a los ojos para que fuera enteramente consciente de la oscuridad que había en el,los dedos fríos acariciaron esos carnosos labios con devoción insana buscando de nuevo destapar la naturaleza de su alma. La mano libre acarició la pierna por encima de la tela buscando las armas que probablemente llevaba,ciertamente espera que el juego terminara mal lo deseaba con fuerza.Sus caricias no fueron solo por lujuria, no,la desesperación y la soledad que está le había dejado se podía percibir con facilidad pues el vampiro no lo ocultaba.
-Podría contarte mil veces más esta historia y tu siempre te rehusaras en un principio a creerla así que tal ves me salte eso y te reclamé como mia.-
La provocaba a reaccionar,poco le importaba que lo tachara de loco si lo que el deseaba era saber quién se escondía tras la imagen delicada y seductora pues era evidente que de sumisa no tenía nada.Las manos se cirnieron sobre las muñecas femeninas apretándolas con fuerza más no la necesaria para que se liberase.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Dans votre peau||Privado
-Y más veces me perderá. Lo acaba de hacer pues yo no pertenezco a nadie...mi barco está vacío y yo solo navego en la dirección que deseo, no necesito a nadie quien guíe mis pasos...menos a alguien que me importe más que yo misma. Eso es debilidad... y sus palabras me brindan el recuerdo de un pasado que creo no va a encontrar en mi persona, monsieur -en todo momento, sintió que la llamaba a gritos en completo silencio...como si de algún modo, sus ojos le susurrasen al oído lo mucho que la había extrañado, la acariciase de la cabeza a los pies con tan solo mirarla de ese modo fijo.
Las reencarnaciones eran algo usual en sus creencias, siempre supo que fue una mujer fuerte que había vivido intensamente. Su entereza y destreza no solo se remontaba en encandilar a los hombres, ser una excelente amante o guerrera. Oírlo, le ayudaba a comprender esa parte de ella que desconocía y que tantas veces le había hablado en sueños, en donde se entregaba a aquel desconocido y morían felices entre las llamas del mismo infierno...una condena.
Los labios de la prostituta, se entreabrieron al contacto, su lengua se unió a la caricia de forma inconsciente, lamiendo el pulgar del vampiro. Sonrió arrogante, mordiéndose el labio inferior, lo provocaba y al mismo tiempo, ella misma se sentía aturdida y completamente perdida... como si él mismo le estuviese señalando el camino que debe seguir hasta encontrarle.
Su tacto le resultó familiar, el sonido de su voz en el que se perdió al cerrar los ojos... sentir como sus manos acariciaban su piel aún con la tela por encima. Buscaba en mal lugar, las armas no estaban tan a la vista. Una pequeña daga entre sus pechos, fue un simple gesto rápido...dejando el filo del arma blanca en el cuello del vampiro, su frente en la ajena, su boca rozando aquel mar helado que le resultaba tan conocido y a la vez...confusa, enfadada por no recordar... solo sensaciones, momentos que no había vivido...al menos no ella misma.
La daga presionó el lugar, su respiración errática chocaba contra los labios ajenos, los rozó...terminando por besarlo con fiereza, probarlo...comprobar que no se estaba volviendo loca.
[color=pink]-El bloque mental no te servirá. ¿Qué quieres de mí? Si no he venido a enseñarte lo que es tener una mujer de verdad cabalgándote toda la noche, no quiero saber más . No hables. No quiero saberlo...color]-tono autoritario pero inusualmente afectado pues... estaba tan confundida que era incapaz pensar con claridad. Y aún así, se preguntaba... porqué se sentía tan abrumada, esa pizca de tristeza en sus orbes esmeraldas.
Las reencarnaciones eran algo usual en sus creencias, siempre supo que fue una mujer fuerte que había vivido intensamente. Su entereza y destreza no solo se remontaba en encandilar a los hombres, ser una excelente amante o guerrera. Oírlo, le ayudaba a comprender esa parte de ella que desconocía y que tantas veces le había hablado en sueños, en donde se entregaba a aquel desconocido y morían felices entre las llamas del mismo infierno...una condena.
Los labios de la prostituta, se entreabrieron al contacto, su lengua se unió a la caricia de forma inconsciente, lamiendo el pulgar del vampiro. Sonrió arrogante, mordiéndose el labio inferior, lo provocaba y al mismo tiempo, ella misma se sentía aturdida y completamente perdida... como si él mismo le estuviese señalando el camino que debe seguir hasta encontrarle.
Su tacto le resultó familiar, el sonido de su voz en el que se perdió al cerrar los ojos... sentir como sus manos acariciaban su piel aún con la tela por encima. Buscaba en mal lugar, las armas no estaban tan a la vista. Una pequeña daga entre sus pechos, fue un simple gesto rápido...dejando el filo del arma blanca en el cuello del vampiro, su frente en la ajena, su boca rozando aquel mar helado que le resultaba tan conocido y a la vez...confusa, enfadada por no recordar... solo sensaciones, momentos que no había vivido...al menos no ella misma.
La daga presionó el lugar, su respiración errática chocaba contra los labios ajenos, los rozó...terminando por besarlo con fiereza, probarlo...comprobar que no se estaba volviendo loca.
[color=pink]-El bloque mental no te servirá. ¿Qué quieres de mí? Si no he venido a enseñarte lo que es tener una mujer de verdad cabalgándote toda la noche, no quiero saber más . No hables. No quiero saberlo...color]-tono autoritario pero inusualmente afectado pues... estaba tan confundida que era incapaz pensar con claridad. Y aún así, se preguntaba... porqué se sentía tan abrumada, esa pizca de tristeza en sus orbes esmeraldas.
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Dans votre peau||Privado
Una sonrisa nueva en Damián se formó adornando el rostro de rasgos españoles, mostrando cierta diversión por las palabras de la castaña.
-Crees que no lo sé?, a eso estamos condenados...lo quiera o no, poco me importa el hecho que "tu barco" haya zarpado mil veces lejos de mis costas dándote el derecho a creer que nadie te gobierna...me tiene sin cuidado cuan autoritaria te creas de tu destino.-
Las palabras salieron frías mientras su mirada destellaba estar apunto de perder esa serenidad en el, por mucho tiempo la presencia de su pequeña Lora calmó el dolor que Catalina dejo tras su último respirar pero el saberla de nuevo cerca y tan ajena, fue peor que todo este tiempo de su ausencia mitigado por aquella rubia que seguramente en este momento estaría cuestionandose por que no se encontraba en la Hacienda.
Sus ojos percibieron como centinela cada movimiento de aquella mujer sentada en sus piernas bien pudo impedir que la daga no tocará su dura piel pero no lo hizo, ella más que nadie tenía derecho de ponerle fin a su existencia si así lo deseara, aunque una daga en su cuello no lo mataría. Las manos se apretaron en las caderas de esa fiera ingobernable con cierto reclamo, celos y rabia por todas las noches que regaló a otros pues no había pago suficiente por ella.
Sin inmutarse un poco ante lo confusa que se percibía, con su fría mano envolvió la muñeca femenina que empuñaba la pequeña daga en su clavícula y la llevo a la altura de su corazón con una sonrisa perversa, el no era alguien que seguía demandas pero tratándose de ella guardó silencio llevando la mano libre a la fina nuca para atraerla hacia él con fuerza y desesperación uniendo sus labios en un beso furioso cargado de resentimiento, añoranza e infinita tortura por no poder tenerla por completo en ninguna de sus vidas.
Reclamo sus labios de manera desenfrenada sintiendo en el ese lazo invisible atadolo al cuerpo femenino otra vez, el sabor de su aliento le rememoro su primer beso cuando el era un humano y pretendía robarse a aquella novicia inocente. Cuántos siglos habían pasado desde entonces? Quizás dos?.
No le permitía respirar pues demandaba de ella con total locura sin dejar los labios voluminosos y expertos pues que peor sed que la que no se puede saciar, siempre era asi, someterse a la tortura de no poder beber lo prohibido, desequilibrando su cordura, la poca que le quedaba al inmortal.
La mano que apretaba la muñeca de Thrisna inflingio fuerza en ella de manera dolorosa obligándole a que se rindiera y soltara la daga mientras su lengua lasciva acariciaba la ajena en un beso enardecido.
-Crees que no lo sé?, a eso estamos condenados...lo quiera o no, poco me importa el hecho que "tu barco" haya zarpado mil veces lejos de mis costas dándote el derecho a creer que nadie te gobierna...me tiene sin cuidado cuan autoritaria te creas de tu destino.-
Las palabras salieron frías mientras su mirada destellaba estar apunto de perder esa serenidad en el, por mucho tiempo la presencia de su pequeña Lora calmó el dolor que Catalina dejo tras su último respirar pero el saberla de nuevo cerca y tan ajena, fue peor que todo este tiempo de su ausencia mitigado por aquella rubia que seguramente en este momento estaría cuestionandose por que no se encontraba en la Hacienda.
Sus ojos percibieron como centinela cada movimiento de aquella mujer sentada en sus piernas bien pudo impedir que la daga no tocará su dura piel pero no lo hizo, ella más que nadie tenía derecho de ponerle fin a su existencia si así lo deseara, aunque una daga en su cuello no lo mataría. Las manos se apretaron en las caderas de esa fiera ingobernable con cierto reclamo, celos y rabia por todas las noches que regaló a otros pues no había pago suficiente por ella.
Sin inmutarse un poco ante lo confusa que se percibía, con su fría mano envolvió la muñeca femenina que empuñaba la pequeña daga en su clavícula y la llevo a la altura de su corazón con una sonrisa perversa, el no era alguien que seguía demandas pero tratándose de ella guardó silencio llevando la mano libre a la fina nuca para atraerla hacia él con fuerza y desesperación uniendo sus labios en un beso furioso cargado de resentimiento, añoranza e infinita tortura por no poder tenerla por completo en ninguna de sus vidas.
Reclamo sus labios de manera desenfrenada sintiendo en el ese lazo invisible atadolo al cuerpo femenino otra vez, el sabor de su aliento le rememoro su primer beso cuando el era un humano y pretendía robarse a aquella novicia inocente. Cuántos siglos habían pasado desde entonces? Quizás dos?.
No le permitía respirar pues demandaba de ella con total locura sin dejar los labios voluminosos y expertos pues que peor sed que la que no se puede saciar, siempre era asi, someterse a la tortura de no poder beber lo prohibido, desequilibrando su cordura, la poca que le quedaba al inmortal.
La mano que apretaba la muñeca de Thrisna inflingio fuerza en ella de manera dolorosa obligándole a que se rindiera y soltara la daga mientras su lengua lasciva acariciaba la ajena en un beso enardecido.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Dans votre peau||Privado
-Y nadie me gobierna, por mucho que le pese... solo pertenezco a alguien si paga por mí unas horas, después... como si nunca hubiese existido -duras palabras dichas con determinación pero ¿qué pensaba? No iba ni a lanzarse en sus brazos, ni bailarle el agua porque no lo sentía, daba por hecho cosas, demasiadas... y eso comenzaba a intranquilizarla.
No había que ser muy inteligente para saber en qué pensaba él, en aquella mente que intentaba navegar para traerla de vuelta. Lo estaba consiguiendo, recordar quién fue y quién no deseaba ser ahora. Ya no era esa mujer que a él había correspondido y menos alguien capaz de amar. El sentimiento era algo que ella era incapaz de sentir, ni siquiera lo conocía...estaba completamente anulado, solo se respetaba a sí misma y con eso bastaba.
Miradas de acero, cruces en los que saltaron chispas. Rió, no esperó aquel movimiento de él, tomarla y dejarla en su regazo. Lo desafió, alzando el mentón, una sonrisa traviesa y una risa que hizo eco en cada rincón de aquella enorme y fría casa. No iba a quedarse, menos quería el dinero de aquel demente, porque había que estar loco para haberla traído para aquello, una encerrona en toda regla.
Un vampiro que podía controlarla mentalmente, esa tenía que ser la explicación pero...ella no era cualquiera damita en apuros, sabía perfectamente lo que se hacía y protegida de aquellos seres de la noche, de los que se había desecho como si no costase nada y él no iba a ser menos, no tendría piedad... intentaba jugar con ella. Un juego peligroso, uno en el que no debió mover ficha.
Y lo hizo, de un modo inesperado y que la trastocó por completo. No cerró los ojos, aquel beso le devolvió recuerdos que ni siquiera sabía que vivió. Una vida que no era suya, unos momentos en los que se sintió plenamente feliz, ¿felicidad? Como si acaso no supiese lo que era tal cosa. Un beso violento, que devolvió con rabia e impotencia, la fuerza del vampiro por un segundo la bloqueó y rabiosa, mordió su labio inferior.
Miradas que se encontraron frente a frente. Palabras que sobraron, no supo cómo reaccionar, solo...se quedó mirándole fijamente a los ojos, esperando la siguiente jugada.
-No se puede recomponer lo que se ha roto por mucho que pagues por ello ¿qué pretendes con traerme aquí y meterme recuerdos que ni son míos? A mí no puedes engañarme “vampiro” -
No había que ser muy inteligente para saber en qué pensaba él, en aquella mente que intentaba navegar para traerla de vuelta. Lo estaba consiguiendo, recordar quién fue y quién no deseaba ser ahora. Ya no era esa mujer que a él había correspondido y menos alguien capaz de amar. El sentimiento era algo que ella era incapaz de sentir, ni siquiera lo conocía...estaba completamente anulado, solo se respetaba a sí misma y con eso bastaba.
Miradas de acero, cruces en los que saltaron chispas. Rió, no esperó aquel movimiento de él, tomarla y dejarla en su regazo. Lo desafió, alzando el mentón, una sonrisa traviesa y una risa que hizo eco en cada rincón de aquella enorme y fría casa. No iba a quedarse, menos quería el dinero de aquel demente, porque había que estar loco para haberla traído para aquello, una encerrona en toda regla.
Un vampiro que podía controlarla mentalmente, esa tenía que ser la explicación pero...ella no era cualquiera damita en apuros, sabía perfectamente lo que se hacía y protegida de aquellos seres de la noche, de los que se había desecho como si no costase nada y él no iba a ser menos, no tendría piedad... intentaba jugar con ella. Un juego peligroso, uno en el que no debió mover ficha.
Y lo hizo, de un modo inesperado y que la trastocó por completo. No cerró los ojos, aquel beso le devolvió recuerdos que ni siquiera sabía que vivió. Una vida que no era suya, unos momentos en los que se sintió plenamente feliz, ¿felicidad? Como si acaso no supiese lo que era tal cosa. Un beso violento, que devolvió con rabia e impotencia, la fuerza del vampiro por un segundo la bloqueó y rabiosa, mordió su labio inferior.
Miradas que se encontraron frente a frente. Palabras que sobraron, no supo cómo reaccionar, solo...se quedó mirándole fijamente a los ojos, esperando la siguiente jugada.
-No se puede recomponer lo que se ha roto por mucho que pagues por ello ¿qué pretendes con traerme aquí y meterme recuerdos que ni son míos? A mí no puedes engañarme “vampiro” -
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Dans votre peau||Privado
La ira, o dulce sensación que le provocaba un hormigueo en el cuerpo junto con el deseo de callar las palabras de la mujer a merced de sus manos.
Aquellos ojos derrochadores de cinismo le sostenían la mirada con una irreverencia tan seductora como la misma voz de la que Thrisna era poseedora, sin duda le estaba colmando la paciencia; Damián era consciente que la mujer que tenía sentada en su regazo jamás se dejaría intimidar por más que el pasado que tuvieron juntos amenazara con consumirlos una y otra vez.
Qué le molestaba más al español, el echo que no le recordara en plenitud o la actitud retadora de aquella risa endemoniadamente envolvente, no lograba fijar el detonante de su naciente mal humor.
Entonces el inmortal dejo que la risa también le albergará a él con un tinte de locura en su tonalidad varonil, a la par que las llamaradas de la chimenea llenaban de calor la estancia iluminandolos.
-Un vampiro has dicho?, Menudo nombre nos han adjudicado...pero que observadora jovencita.-
Aún se saboreaba el rastro de aquel beso furioso sin soltar el agarre violento en el que tenía a la humana, su mente combatía el instinto de sed que esa mujer le despertaba, quemaba, no solo en su garganta si no en cada parte de su frío ser y esté iba en aumento al saber que nunca volvería a saborear ese delicioso líquido carmesí; una sola vez intento transformarla y después de eso jamás lo volvería intentar ya que el sufrimiento que le había causado a Catalina en ese entonces aún lo carcomía consumiendolo de apoco.
Qué podía ser diferente esta vez?, Probablemente la religión en que esta reencarnación fue criada, tenía la sospecha pero no se atrevería a constar en este momento pues solo eran especulaciones suyas tenía que investigar mas, no podía arriesgarse a perderle por más tormenta que su presencia le provocará.
-Te diré que pretendo....-
Su mirada se volvió de un rubí encendido mientras sin mucho esfuerzo tiraba la daga en la mano femenina, le molestaba de sobre manera imaginar que otras manos habían recorrido esa tersa piel y más aún el hecho de pensar que en algún momento está lo gozará. Damián era inmensamente posesivo, siempre lo a sido y más con todo lo referente a Catalina así que la profesión tan particular de Thrisna era clavarle una estaca al temperamento del inmortal.
-Mantenerte a mi lado, hasta que la maldición que nos une te vuelva a consumir o derive en mi total locura incluso hasta el punto de poner fin a mi eternidad, lo que ocurra primero.-
Su fría mano recorrió la mejilla tibia con una sonrisa oscura, un ser que caminaba en la cuerda entre la locura y el razocinio. Ella era la causante de su estado, desde su partida dejo detrás a un ser que no era capaz de sentir amor solo una profunda obsesión una que volvía a renacer tras ver esos ojos chispeantes de determinación que no median sus palabras retadoras y altaneras hacia el.
-No tienes la más remota idea hasta qué punto me perteneces o al menos tu alma vieja...el cuerpo solo es un envase nuevo, lo que tienes oculto en tu ser es lo que me ata a ti, aunque no lo quieras o te moleste ver Thrisna. Tarde o temprano lo tendrás que aceptar...preferiría que fuera pronto.-
Aquellos ojos derrochadores de cinismo le sostenían la mirada con una irreverencia tan seductora como la misma voz de la que Thrisna era poseedora, sin duda le estaba colmando la paciencia; Damián era consciente que la mujer que tenía sentada en su regazo jamás se dejaría intimidar por más que el pasado que tuvieron juntos amenazara con consumirlos una y otra vez.
Qué le molestaba más al español, el echo que no le recordara en plenitud o la actitud retadora de aquella risa endemoniadamente envolvente, no lograba fijar el detonante de su naciente mal humor.
Entonces el inmortal dejo que la risa también le albergará a él con un tinte de locura en su tonalidad varonil, a la par que las llamaradas de la chimenea llenaban de calor la estancia iluminandolos.
-Un vampiro has dicho?, Menudo nombre nos han adjudicado...pero que observadora jovencita.-
Aún se saboreaba el rastro de aquel beso furioso sin soltar el agarre violento en el que tenía a la humana, su mente combatía el instinto de sed que esa mujer le despertaba, quemaba, no solo en su garganta si no en cada parte de su frío ser y esté iba en aumento al saber que nunca volvería a saborear ese delicioso líquido carmesí; una sola vez intento transformarla y después de eso jamás lo volvería intentar ya que el sufrimiento que le había causado a Catalina en ese entonces aún lo carcomía consumiendolo de apoco.
Qué podía ser diferente esta vez?, Probablemente la religión en que esta reencarnación fue criada, tenía la sospecha pero no se atrevería a constar en este momento pues solo eran especulaciones suyas tenía que investigar mas, no podía arriesgarse a perderle por más tormenta que su presencia le provocará.
-Te diré que pretendo....-
Su mirada se volvió de un rubí encendido mientras sin mucho esfuerzo tiraba la daga en la mano femenina, le molestaba de sobre manera imaginar que otras manos habían recorrido esa tersa piel y más aún el hecho de pensar que en algún momento está lo gozará. Damián era inmensamente posesivo, siempre lo a sido y más con todo lo referente a Catalina así que la profesión tan particular de Thrisna era clavarle una estaca al temperamento del inmortal.
-Mantenerte a mi lado, hasta que la maldición que nos une te vuelva a consumir o derive en mi total locura incluso hasta el punto de poner fin a mi eternidad, lo que ocurra primero.-
Su fría mano recorrió la mejilla tibia con una sonrisa oscura, un ser que caminaba en la cuerda entre la locura y el razocinio. Ella era la causante de su estado, desde su partida dejo detrás a un ser que no era capaz de sentir amor solo una profunda obsesión una que volvía a renacer tras ver esos ojos chispeantes de determinación que no median sus palabras retadoras y altaneras hacia el.
-No tienes la más remota idea hasta qué punto me perteneces o al menos tu alma vieja...el cuerpo solo es un envase nuevo, lo que tienes oculto en tu ser es lo que me ata a ti, aunque no lo quieras o te moleste ver Thrisna. Tarde o temprano lo tendrás que aceptar...preferiría que fuera pronto.-
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Dans votre peau||Privado
La noche se había convertido en un interrogante constante. No era como ninguna otra vivida en aquel negocio que frecuentaba, tapando su verdadera identidad. Él la veía como alguien diferente a la prostituta y asesina, ante sus ojos aquella mujer que conoció en el pasado y que seguía en el presente convertida en alguien desconocida físicamente pero su alma y la del vampiro bailaban sin descanso en cuanto sus cuerpos tomaron contacto.
Era extraño pero sintió sensación de familiaridad, como si no fuese la primera vez entre sus brazos, su tacto...la mirada rubí desnudándola en silencio. Atrapada, la cárcel de su cuerpo la reclamaba e incapaz de tomar control sobre sí misma, gritó de pura impotencia. Necesitaba estar allí, su cuerpo anclado en el ajeno, su mirada fundida en aquel mar carmesí...y su olor, aquel que extrañó aún cuando era la primera vez.
Reacia intentó zafarse de su agarre, imposible. Hablaba de una maldición y sin comprender, apretó con fuerza los dientes, se sentía perdida y a la deriva como si lentamente perdiese la fuerza vital y su alma sucumbiese a sus deseos. No entendía nada, quería salir corriendo y al mismo tiempo quedarse, permanecer a su lado después de aquel periodo espacio-tiempo.
-¡Suéltame! -poder abrasador que la consumía, le quemaba cada centímetro de piel, su voz acariciando cada rincón de su cuerpo con tan sólo un susurro que le hizo estremecer ¿que ocurría? No era una coincidencia que estuviese allí, frente a él. La necesitaba y ella...a él de algún modo también pero ¿por qué? Jamás le había visto en su vida y sentía que lo conocía desde siempre. Las orbes esmeraldas se clavaron en él desafiante, intentando encontrar respuestas en aquel forcejeo ahora sin sentido... un envase con un alma vieja ¿acaso reclamaba alguien en especial? ¿por qué ella? -No sé qué pretendes pero deja de meterte en mi mente, ves algo que soy incapaz de ver ¿por qué yo y no otra? No has pagado lo suficiente, no puedo pertenecer a nadie... ¿lo entiendes? Y me da igual lo de tus maldiciones, explícame porqué me siento como en mi casa, porque te he echado de menos si no te...conozco de nada -su voz se fue apagando, la candidez de esa alma la estaba haciendo dormir...en el sueño del recuerdo.
Era extraño pero sintió sensación de familiaridad, como si no fuese la primera vez entre sus brazos, su tacto...la mirada rubí desnudándola en silencio. Atrapada, la cárcel de su cuerpo la reclamaba e incapaz de tomar control sobre sí misma, gritó de pura impotencia. Necesitaba estar allí, su cuerpo anclado en el ajeno, su mirada fundida en aquel mar carmesí...y su olor, aquel que extrañó aún cuando era la primera vez.
Reacia intentó zafarse de su agarre, imposible. Hablaba de una maldición y sin comprender, apretó con fuerza los dientes, se sentía perdida y a la deriva como si lentamente perdiese la fuerza vital y su alma sucumbiese a sus deseos. No entendía nada, quería salir corriendo y al mismo tiempo quedarse, permanecer a su lado después de aquel periodo espacio-tiempo.
-¡Suéltame! -poder abrasador que la consumía, le quemaba cada centímetro de piel, su voz acariciando cada rincón de su cuerpo con tan sólo un susurro que le hizo estremecer ¿que ocurría? No era una coincidencia que estuviese allí, frente a él. La necesitaba y ella...a él de algún modo también pero ¿por qué? Jamás le había visto en su vida y sentía que lo conocía desde siempre. Las orbes esmeraldas se clavaron en él desafiante, intentando encontrar respuestas en aquel forcejeo ahora sin sentido... un envase con un alma vieja ¿acaso reclamaba alguien en especial? ¿por qué ella? -No sé qué pretendes pero deja de meterte en mi mente, ves algo que soy incapaz de ver ¿por qué yo y no otra? No has pagado lo suficiente, no puedo pertenecer a nadie... ¿lo entiendes? Y me da igual lo de tus maldiciones, explícame porqué me siento como en mi casa, porque te he echado de menos si no te...conozco de nada -su voz se fue apagando, la candidez de esa alma la estaba haciendo dormir...en el sueño del recuerdo.
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Dans votre peau||Privado
Su garganta ardía ferozmente a causa de la sed que le provocaba tal cercanía, la creciente desesperación en las palabras de la mujer solo alimentaba su oscuridad. Las manos del inmortal viajaron con demencia hasta el rostro femenino destilando devoción, cayendo de nuevo como todas las veces que se le presentaba en cada una de sus vidas, tantos rostros y los mismos ojos esmeraldas atrapándole, sin remedio a una salida factible o segura, no podía rehusarse a ella, a todo lo que representaba, como curarse si esto era más fuerte que la ponzoña con la que fue convertido, su pasado siempre terminaba arrastrándolos a un desenlace donde el resultado era esperarla sin garantía de ser menos hiriente con cada adiós que tenían detrás, clavando con en ello en su memoria cada una de sus muertes.
Uno de sus dedos fue a parar a la boca tentadora para luego pegar su frente a la humana mientras negaba lentamente y una risa ronca brotaba de su garganta, que fácil era dejar ir el juicio al que se aferraba con cada siglo que pasaba.
-El sitio te es familiar porque todo aquí lleva tu esencia, todo...-
Susurro comenzando a perderse en el tiempo, como si no fuera poco tenerla tan cerca y a la vez tan distante e indiferente, cometiendo el pecado de olvidarlo, quería castigarle por ello. Una de sus manos se aferró a la cintura femenina manteniéndole sentada cual niña a punto de recibir un cuento antes de ir a dormir.
- He pagado lo suficiente con cada espera Thrisna, cualquier cantidad de dinero no me será problema si a eso te refieres, porque no es algo opcional, tu alma me pertenece. En este momento puede que te de igual e incluso no creas mis palabras, pero los recuerdos te asecharan como sombras atormentándote en cada sueño, haciéndote añorar algo que no concibes en tu presente. -
No hizo ademan alguno de cortar esa distancia, buscaba generarle recuerdos de como solían pasar las tardes, ella leyéndole en la misma posición en la que se encontraban ahora esperando a que el sol cayera. El distaba mucho de mostrar afecto o empatía, no le gustaba rememorar sentimientos humanos, pero en ciertas situaciones era inevitable el no sentir ira, una inmensa cada que repasaba esos días y se daba cuenta cuanto le afectaba.
-Catalina...siempre tú. Te marchitas con cada beso y vuelves para hacerme recordar la miseria que es perderte.
Aquí viviste, a mi lado, pasabas las mañanas en este lugar tocando el piano...no eras tan buena en ello, en cambio danzar, siempre hipnotizabas. Te gustaba mantener lleno de flores cada rincón de este lugar y pasar las noches lluviosas en mi despacho distrayendome de mis menesteres para que saliese contigo. Lo tienes grabado en el alma....Recuerdalo, Recuerdame... y acaba con esta locura-
Susurro sobre su cuello, no con intención de morderle pues si lo hacia la mataría su ponzoña, ese era su castigo, desearla sin poder tomarla por completo pues eso la apartaría de su lado por otros 30 o 50 años, eso evitando ser pesimistas pues podia tardar mas en reencarnar.
El inmortal se estaba terminando por desquiciar, ya había olvidado lo que era tenerla de esa manera y eso que surgía en el, de pronto volvió con mas fuerza de la que en un principio se habia planteado.
Uno de sus dedos fue a parar a la boca tentadora para luego pegar su frente a la humana mientras negaba lentamente y una risa ronca brotaba de su garganta, que fácil era dejar ir el juicio al que se aferraba con cada siglo que pasaba.
-El sitio te es familiar porque todo aquí lleva tu esencia, todo...-
Susurro comenzando a perderse en el tiempo, como si no fuera poco tenerla tan cerca y a la vez tan distante e indiferente, cometiendo el pecado de olvidarlo, quería castigarle por ello. Una de sus manos se aferró a la cintura femenina manteniéndole sentada cual niña a punto de recibir un cuento antes de ir a dormir.
- He pagado lo suficiente con cada espera Thrisna, cualquier cantidad de dinero no me será problema si a eso te refieres, porque no es algo opcional, tu alma me pertenece. En este momento puede que te de igual e incluso no creas mis palabras, pero los recuerdos te asecharan como sombras atormentándote en cada sueño, haciéndote añorar algo que no concibes en tu presente. -
No hizo ademan alguno de cortar esa distancia, buscaba generarle recuerdos de como solían pasar las tardes, ella leyéndole en la misma posición en la que se encontraban ahora esperando a que el sol cayera. El distaba mucho de mostrar afecto o empatía, no le gustaba rememorar sentimientos humanos, pero en ciertas situaciones era inevitable el no sentir ira, una inmensa cada que repasaba esos días y se daba cuenta cuanto le afectaba.
-Catalina...siempre tú. Te marchitas con cada beso y vuelves para hacerme recordar la miseria que es perderte.
Aquí viviste, a mi lado, pasabas las mañanas en este lugar tocando el piano...no eras tan buena en ello, en cambio danzar, siempre hipnotizabas. Te gustaba mantener lleno de flores cada rincón de este lugar y pasar las noches lluviosas en mi despacho distrayendome de mis menesteres para que saliese contigo. Lo tienes grabado en el alma....Recuerdalo, Recuerdame... y acaba con esta locura-
Susurro sobre su cuello, no con intención de morderle pues si lo hacia la mataría su ponzoña, ese era su castigo, desearla sin poder tomarla por completo pues eso la apartaría de su lado por otros 30 o 50 años, eso evitando ser pesimistas pues podia tardar mas en reencarnar.
El inmortal se estaba terminando por desquiciar, ya había olvidado lo que era tenerla de esa manera y eso que surgía en el, de pronto volvió con mas fuerza de la que en un principio se habia planteado.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Dans votre peau||Privado
“Todo aquí lleva tu esencia...todo”
En el rostro del ser de la noche, la fiereza en su mirada que escondía algo más, invisible para el mundo, no para ella. La incertidumbre iba de la mano de la tristeza, el desconcierto escrito en ambas miradas. No concebía el hecho de que para él significase tanto, más que cualquier otra mujer...sólo en el alma. Lo que le hizo sentir en cuanto las miradas se fundieron en una, miradas que dijeron mucho más que las palabras.
Desde que cruzó el portal de la puerta, el alma tomó vida propia, bailando de júbilo por permanecer bajo el techo del vampiro. No perdió detalle de cada uno de sus gestos, la forma en la que se dirigía a ella, con determinación y delicadeza al mismo tiempo. Anhelo en su voz, su cuerpo reclamándola, tan sólo un roce... un instante, un segundo bastaba para saber que la echó en falta, la esperaba pese al tiempo y el espacio.
-Lo negaría, te diría que no tienes razón pero sabemos que mentiría. Mi alma te pertenece, es un hecho. Me atormenta por el hecho de desear permanecer a tu lado, no abandonarte, llenar los huecos vacíos de tu frío corazón -apenas fue un susurro, las orbes esmeraldas centellearon por la impotencia pues aunque su alma le había atrapado en la casa con él, su cuerpo y mente seguían ancladas al presente, a su verdad y deseo.
Entreabrió los labios para reprocharle pero fue incapaz, una venda invisible tapó su boca, imposible decir una palabra. No le pertenecía, ni a él ni a nadie. Se negaba a aceptar su sino y verdad. Los labios de la joven prostituta, susurraron su nombre sin querer... no era su voz, sí el recuerdo de aquella a la que amó, hipnotizada por el recuerdo, el ambiente y su propia esencia, la tenía completamente atrapada.
-Damián -murmuró muy cerca de sus labios, sin llegar a tocarlos, recordarlo no era el problema, si tenía razón y su condena era recordarle una y otra vez... ya no habría vuelta atrás, jamás sería ella misma desde el mismo segundo en el que los recuerdos la envolviesen y trasladasen a un tiempo pasado en el que sólo existían ellos dos. Su otra yo, un alma errante en el que como contenedor fue utilizado su cuerpo, sin preguntar y no tener más remedio que aceptar ¿Acaso podía barajar otra opción?.
Cerró los ojos, en completo silencio. Respiración entrecortada, luchando contra la Catalina que habitaba en su alma, poco a poco iba echando raíces en cada vena, hundirse en su piel para poseerla, lo que él deseaba lo que esa alma enamorada no dejó de buscar durante años, siglos... y volver a encontrarse, reencontrarse cara a cara. Con otra apariencia y el mismo sentimiento, uno en el que Thrisna no sentía y jamás podría sentir pues no solo estaba maldita unida a ese alma, su corazón helado no estaba preparado para amar.
¿Quién podría amarla , realmente a sí misma? A Thrisna, en toda su esencia.
En el rostro del ser de la noche, la fiereza en su mirada que escondía algo más, invisible para el mundo, no para ella. La incertidumbre iba de la mano de la tristeza, el desconcierto escrito en ambas miradas. No concebía el hecho de que para él significase tanto, más que cualquier otra mujer...sólo en el alma. Lo que le hizo sentir en cuanto las miradas se fundieron en una, miradas que dijeron mucho más que las palabras.
Desde que cruzó el portal de la puerta, el alma tomó vida propia, bailando de júbilo por permanecer bajo el techo del vampiro. No perdió detalle de cada uno de sus gestos, la forma en la que se dirigía a ella, con determinación y delicadeza al mismo tiempo. Anhelo en su voz, su cuerpo reclamándola, tan sólo un roce... un instante, un segundo bastaba para saber que la echó en falta, la esperaba pese al tiempo y el espacio.
-Lo negaría, te diría que no tienes razón pero sabemos que mentiría. Mi alma te pertenece, es un hecho. Me atormenta por el hecho de desear permanecer a tu lado, no abandonarte, llenar los huecos vacíos de tu frío corazón -apenas fue un susurro, las orbes esmeraldas centellearon por la impotencia pues aunque su alma le había atrapado en la casa con él, su cuerpo y mente seguían ancladas al presente, a su verdad y deseo.
Entreabrió los labios para reprocharle pero fue incapaz, una venda invisible tapó su boca, imposible decir una palabra. No le pertenecía, ni a él ni a nadie. Se negaba a aceptar su sino y verdad. Los labios de la joven prostituta, susurraron su nombre sin querer... no era su voz, sí el recuerdo de aquella a la que amó, hipnotizada por el recuerdo, el ambiente y su propia esencia, la tenía completamente atrapada.
-Damián -murmuró muy cerca de sus labios, sin llegar a tocarlos, recordarlo no era el problema, si tenía razón y su condena era recordarle una y otra vez... ya no habría vuelta atrás, jamás sería ella misma desde el mismo segundo en el que los recuerdos la envolviesen y trasladasen a un tiempo pasado en el que sólo existían ellos dos. Su otra yo, un alma errante en el que como contenedor fue utilizado su cuerpo, sin preguntar y no tener más remedio que aceptar ¿Acaso podía barajar otra opción?.
Cerró los ojos, en completo silencio. Respiración entrecortada, luchando contra la Catalina que habitaba en su alma, poco a poco iba echando raíces en cada vena, hundirse en su piel para poseerla, lo que él deseaba lo que esa alma enamorada no dejó de buscar durante años, siglos... y volver a encontrarse, reencontrarse cara a cara. Con otra apariencia y el mismo sentimiento, uno en el que Thrisna no sentía y jamás podría sentir pues no solo estaba maldita unida a ese alma, su corazón helado no estaba preparado para amar.
¿Quién podría amarla , realmente a sí misma? A Thrisna, en toda su esencia.
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Re: Dans votre peau||Privado
El dulce aliento lo golpeaba de nuevo con fuerza trayéndole más lagunas de un pasado tan distante, perdiéndolo entre la realidad y los recuerdos; resulto tan iluso pensar que no dolería como cada una de las veces que le había tenido de esa manera, tan cerca y menos suya que en otro tiempo. Superar a catalina estaba lejos de sus posibilidades era un grito a voces en su cabeza, lo que le llevaba a pensar si realmente encontrarían la paz que buscaban tan desesperadamente con cada vida, hasta cuando dejaría de verla extinguirse.
Se quedó en silencio regocijándose en las palabras de aquella a la que tenía su alma atada. Lo notaba en su mirada, como luchaba su catalina por salir de aquel rincón oculto en la mente de Thrisna rogando tomar el control y el mientras tanto combatiéndose en una lucha por mantener la cordura, pero le resultaba tan difícil, su perdición estaba delante suyo provocando con cada respiro enloquecerlo de dolor, uno placentero pues ese mismo dolor le hacía saber que ella vivía una vez más y que una vez más la tenía en sus brazos, parecía mentira pero ese calor arrasador que emanaba el cuerpo humano le recordaba que de verdad ella estaba aquí entre sus brazos sin saber lo que la espera a él le había ocasionado, sin ser capaz de ver el remedio de alma que dejo con cada partida, porque en apariencia era el mismo, la maldición de ser un eterno se lo otorgaba, pero que más había bajo esa piel fría si ella se llevó todo con cada muerte…no, aún quedaba poco y eso poco ya no le pertenecía a él pues se lo había otorgado a esa pequeña humana que seguramente a estas horas ya debía estar dormida sin ser consiente que la rueda había comenzado a girar de nuevo, se lo diría?.
Clavo su oscura mirada en los ojos cautivadores que le enredaban de a poco, tentándole de manera cruel, le parecía ver en ellos algo distinto, algo que en todas esas vidas pasadas no encontró en cada mirada compartida, esta vez algo había cambiado. Y aun así no podía apartarse tenía la misma fuerza de atracción que ni el paso del tiempo podía borrar, arrasadora Catalina, no le importaba golpearle los sentidos y encender sus pasiones.
Tenerla jamás se había sentido tan prohibido y eso lo enardecía de sobre manera, lo invitaba a caer ante aquel cuerpo tentador, pero algo ajeno le impedía actuar, tomar lo que él creía era suyo por derecho. Lora ataco su pensamiento de repente, abriéndose paso en toda esa locura en la que estaba envuelto, Catalina estaba aquí, si, pero de verdad era ella? Estaba cegado por todo ese mar de pensamientos que le dominaban, el desespero y la necesidad de aquella mujer que juro amar por la eternidad cuando era un simple humano, lo estaban ahogando, emociones que no se había permitido sentir dado la naturaleza que ahora le regia. Los sentimientos eran debilidades que no se podía permitir.
Sus orbes teñidas de carmesí se prendieron, quería besarla y hundirse en ella para revivir lo que años atrás le había dado un poco de dicha, pero también quería matarle con sus propias manos al a ver permitido que otros le tocaran cuando ella era suya…lo era?.
-Deseo lastimarte…lastimarte hasta verte agonizar por haberme olvidado y seguir con tu vida lejos de mi existencia, regalando tu cuerpo a quienes no eran merecedores y nunca lo serán, pero a la vez desespero por saciar esta necesidad insana que me creaste con tu partida. Que debo hacer…doblegarme ante ti o enterrarte de una buena vez, Catalina…Catalina, Catalina, Catalina -
Delineo su nombre repetidas veces con tormento puro,sonando casi desquiciado, acariciando con demencia la suave piel de aquella asesina, que difícil le resultaba controlarse cuando aquello resultaba casi imposible. Su alma le pertenecía, ella lo sabía, pero ahora estaba dividida lo notaba y apenas segundos lo entendió, pues en aquel cuerpo habitaban dos personalidades tan distintas la cuestión aquí era quien terminaría dominando a quien.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
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Re: Dans votre peau||Privado
El duelo de miradas no parecía tener fin. Una batalla sin tregua en la que se buscaban y encontraban sin poder dar un paso atrás. Deseaba encontrar en ella a ese amor perdido que lo torturaba, su alma afín que se había instalado dentro de la asesina, ¿por qué ella? Una pregunta que no esperaba sería contestada, la respuesta la tenía ante ella, contemplando a un hombre atormentado y perdido en su mirada esmeralda, ojos que seguramente no fuesen ni remotamente parecidos a los de su amada.
No, no podía entregarle a quien le reclamaba. Una voz en su interior le gritaba que recordase y ella misma se negaba hacerlo, ser vulnerable ante alguien lo tenía completamente prohibido. Y podía ver en su mirada odio, rencor e impotencia... a la misma vez, amor y deseo, prohibido. Negó con la cabeza, sin perder un ápice la mirada fija sólo en él, indicándole que no iba a ceder, a rendirse...pues se había equivocado a llevarla a su lado con esas intenciones.
-Tu Catalina murió hace mucho, da igual en cuantos cuerpos busque refugio...jamás la volverás a tener a ella. ¿Duele, vampiro? ¿Duele...Damián? -la risa de la mujer impactó contra sus fríos labios, sin tocarlos, besar a sus clientes lo tenía totalmente prohibido y aunque no fuese del todo un cliente más... él más que ningún otro no debería tomar su boca -No te castigues más, está ahí, la oigo llamarte...a gritos pero como siempre, llegas tarde -no perdía su sonrisa, sus ojos verdes anclados en los ajenos...carmesís, dispuestos a todo, a matarla con sus propias manos pero ambos sabían que no podría ocurrir, imposible.
-Damián...-susurró en un tono más bajo, enredando sus dedos en el cabello de su nuca, atrayéndole hacia sí... dispuesta a besarle cuando la imagen de cierto lobo cruzó su mente. Rugió como una pantera, no...no podía haber ocurrido y sin embargo su sonrisa, el recuerdo del tacto de su piel... la despertaron del letargo, volviendo en sí, escuchando de fondo la dulce voz del amor perdido del vampiro.
-Estamos condenados... tú y yo. Amas a Catalina, sabes que siempre será así pero... leo en tu mirada algo diferente -arqueó la espalda, apartando sus rostros, no así la mirada -He visto esa mirada muchas veces. Amor, admiración y no es a mí a quién ansías tener entre tus brazos, la añoranza confunde, tu perdición es Catalina pero...¿quién acaba de cruzarse por tu mente, Damián? No era Catalina, la has engañado en pensamiento ¿cómo es posible? Te lo preguntas... -ella misma rodeó su cuello con las manos del vampiro, podía leer su dolor, sus ganas de deshacerse de ella por las calumnias que susurraban sus labios...pero no se equivocaba, su sonrisa lo sabía.
-Siempre seré tu Catalina. ¿Qué deseas, Damián Alarcón?
No, no podía entregarle a quien le reclamaba. Una voz en su interior le gritaba que recordase y ella misma se negaba hacerlo, ser vulnerable ante alguien lo tenía completamente prohibido. Y podía ver en su mirada odio, rencor e impotencia... a la misma vez, amor y deseo, prohibido. Negó con la cabeza, sin perder un ápice la mirada fija sólo en él, indicándole que no iba a ceder, a rendirse...pues se había equivocado a llevarla a su lado con esas intenciones.
-Tu Catalina murió hace mucho, da igual en cuantos cuerpos busque refugio...jamás la volverás a tener a ella. ¿Duele, vampiro? ¿Duele...Damián? -la risa de la mujer impactó contra sus fríos labios, sin tocarlos, besar a sus clientes lo tenía totalmente prohibido y aunque no fuese del todo un cliente más... él más que ningún otro no debería tomar su boca -No te castigues más, está ahí, la oigo llamarte...a gritos pero como siempre, llegas tarde -no perdía su sonrisa, sus ojos verdes anclados en los ajenos...carmesís, dispuestos a todo, a matarla con sus propias manos pero ambos sabían que no podría ocurrir, imposible.
-Damián...-susurró en un tono más bajo, enredando sus dedos en el cabello de su nuca, atrayéndole hacia sí... dispuesta a besarle cuando la imagen de cierto lobo cruzó su mente. Rugió como una pantera, no...no podía haber ocurrido y sin embargo su sonrisa, el recuerdo del tacto de su piel... la despertaron del letargo, volviendo en sí, escuchando de fondo la dulce voz del amor perdido del vampiro.
-Estamos condenados... tú y yo. Amas a Catalina, sabes que siempre será así pero... leo en tu mirada algo diferente -arqueó la espalda, apartando sus rostros, no así la mirada -He visto esa mirada muchas veces. Amor, admiración y no es a mí a quién ansías tener entre tus brazos, la añoranza confunde, tu perdición es Catalina pero...¿quién acaba de cruzarse por tu mente, Damián? No era Catalina, la has engañado en pensamiento ¿cómo es posible? Te lo preguntas... -ella misma rodeó su cuello con las manos del vampiro, podía leer su dolor, sus ganas de deshacerse de ella por las calumnias que susurraban sus labios...pero no se equivocaba, su sonrisa lo sabía.
-Siempre seré tu Catalina. ¿Qué deseas, Damián Alarcón?
Thrisna- Prostituta Clase Media
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Re: Dans votre peau||Privado
No le gustaba aquel tono venenoso con el cual le echaba en cara que la mujer a la que amo en su humanidad ya no estaba y nunca regresaría su cuerpo tibio a sus brazos, no como hace siglos, jamás le tendría completamente. Aquella no tenía la menor idea al preguntarle si dolía, cuando cada día su sombra le atormentaba, cual enredadera que se extendía en cada parte de su ser, aferrándose con el pasar de los años, secándose en otoño y floreciendo cada primavera de su soledad eterna. Su postura delato la rabia que causo en su interior las palabras provocadoras de la asesina; observo los labios tentadores tan cerca…podía tomarlos, pero esta vez no estaba tan seguro de controlarse, la mataría, él lo sabía y pese que, en él, las ganas de callarle reinaban, lo mejor era que la conversación le distrajera de la necesidad severa por su sangre, quemaba, como en años no había sentido. Devastadora Catalina.
-Malditos, estamos malditos…dos almas que nunca volverán a estar unidas, dos líneas paralelas que desean encontrar su fin y a su causa jamás lo tendrán. -
La voz pretendía ocultar la ira que sus orbes delataban tratando de ser lo más mesurado posible, era tan fácil perder el control, arrinconarle, saborear la dulce piel y deleitarse con el distintivo de su sangre a la cual era adicto, no, sucumbir ante la necesidad era ponerle fin a su vida. Se relamió los labios hambrientos, todo parecía carecer de sentido estando en aquel lugar, uno que había prometido a Lora no pisar. Una sonrisa ladina surco los labios fríos -Amor? Hace tiempo que ese sentimiento no vive en mí, murió junto con el hombre que Catalina conoció y con ella misma, dejando solo ecos de lo que fue, recuerdos y locura, solo eso. - Lo recordaba, esa sensación de plenitud y felicidad que creía inquebrantable cuando su corazón aun latía, que obtuso fue… ese amor que proclamaba fue sin duda el que los llevo a su perdición y su debilidad termino por ponerle los clavos al ataúd de su adorada Catalina. Para el, los primeros años fueron intensamente dolorosos tratando de ponerle fin a su existencia dada la culpa que en sus manos guardaba, estar esclavizado a la mujer que le dio la inmortalidad no parecía ser castigo suficiente para el en ese entonces, ignorante del destino que le deparaba. Era evidente que Thrisna no tenía idea del alma atormentada que habitaba en ella, porque solo su Catalina era capaz de comprenderle, oh su dulce flor…tan pura e inocente, casi era una burla que volviera convertida en una asesina que vendía su cuerpo, el titiritero tenía sentido del humor sin duda alguna y uno muy agrio.
El calor del cuerpo ajeno se distancio viéndole fijo de manera casi petulante como si en sus palabras se hallara la verdad absoluta. -Me asombra que seas capaz de reconocer algo que probablemente no has llegado a sentir. Pero hay algo en lo que no te equivocas, mis pensamientos no los tiene enteramente Catalina. - Hasta qué punto dominaba Thrisna?, si algo sabia el español era que la lucha seguiría en el interior de aquella mujer, por lo menos hasta que se decidiese abrazar lo que era o enterrarlo en el fondo de su ser. El roce con la tibia piel le gritaba que apaciguara sus ganas que crecían cual rio desbocado, estaba luchando en vano cuando sabía que caería a sus pies, negarlo sería peor; le golpeaba sin piedad el raciocinio.
-No es una pregunta prudente… menos si la afirmación de tus labios no me da tregua alguna. - sus orbes llenos de deseo recorrieron con avidez el camino de aquella vena punzante en su cuello, la carótida, donde la sangre corría con mayor pulso y en abundancia. Controlarse parecía cada vez más difícil.
-Pero si eh de sincerarme, respecto a tu cuestión, solo tengo una cosa en mente y es liberarte…liberarnos. Aunque mis necesidades básicas interfieran un poco en este momento - En un movimiento rápido e imperceptible a la vista humana se levantó de aquel lugar dejando el humano cuerpo descansando donde él lo había hecho segundos atrás. No podía arriesgarse y terminar atrincherando a la mujer para saciarse de su sangre hasta que no hubiese gota alguna en sus venas, porque en ese instante era lo que deseaba y con mucha premura, la imagen simplemente lo estaba seduciendo. Situado tras el respaldo de aquel sillón donde reposaba Thrisna, sus manos se aferraron a las orillas dejando que la madera acunara sus dedos cediendo a su fuerza.
-Por ahora solo demandare saber una cosa de ti...que anhelas en esta vida? - cual demonio vocifero aquella cuestión, tenía claro la dualidad que se estaba generando en la mente de la asesina y para el saber lo que quería Thrisna era algo que no debía dejar pasar pues Catalina albergaba en su interior.
-Malditos, estamos malditos…dos almas que nunca volverán a estar unidas, dos líneas paralelas que desean encontrar su fin y a su causa jamás lo tendrán. -
La voz pretendía ocultar la ira que sus orbes delataban tratando de ser lo más mesurado posible, era tan fácil perder el control, arrinconarle, saborear la dulce piel y deleitarse con el distintivo de su sangre a la cual era adicto, no, sucumbir ante la necesidad era ponerle fin a su vida. Se relamió los labios hambrientos, todo parecía carecer de sentido estando en aquel lugar, uno que había prometido a Lora no pisar. Una sonrisa ladina surco los labios fríos -Amor? Hace tiempo que ese sentimiento no vive en mí, murió junto con el hombre que Catalina conoció y con ella misma, dejando solo ecos de lo que fue, recuerdos y locura, solo eso. - Lo recordaba, esa sensación de plenitud y felicidad que creía inquebrantable cuando su corazón aun latía, que obtuso fue… ese amor que proclamaba fue sin duda el que los llevo a su perdición y su debilidad termino por ponerle los clavos al ataúd de su adorada Catalina. Para el, los primeros años fueron intensamente dolorosos tratando de ponerle fin a su existencia dada la culpa que en sus manos guardaba, estar esclavizado a la mujer que le dio la inmortalidad no parecía ser castigo suficiente para el en ese entonces, ignorante del destino que le deparaba. Era evidente que Thrisna no tenía idea del alma atormentada que habitaba en ella, porque solo su Catalina era capaz de comprenderle, oh su dulce flor…tan pura e inocente, casi era una burla que volviera convertida en una asesina que vendía su cuerpo, el titiritero tenía sentido del humor sin duda alguna y uno muy agrio.
El calor del cuerpo ajeno se distancio viéndole fijo de manera casi petulante como si en sus palabras se hallara la verdad absoluta. -Me asombra que seas capaz de reconocer algo que probablemente no has llegado a sentir. Pero hay algo en lo que no te equivocas, mis pensamientos no los tiene enteramente Catalina. - Hasta qué punto dominaba Thrisna?, si algo sabia el español era que la lucha seguiría en el interior de aquella mujer, por lo menos hasta que se decidiese abrazar lo que era o enterrarlo en el fondo de su ser. El roce con la tibia piel le gritaba que apaciguara sus ganas que crecían cual rio desbocado, estaba luchando en vano cuando sabía que caería a sus pies, negarlo sería peor; le golpeaba sin piedad el raciocinio.
-No es una pregunta prudente… menos si la afirmación de tus labios no me da tregua alguna. - sus orbes llenos de deseo recorrieron con avidez el camino de aquella vena punzante en su cuello, la carótida, donde la sangre corría con mayor pulso y en abundancia. Controlarse parecía cada vez más difícil.
-Pero si eh de sincerarme, respecto a tu cuestión, solo tengo una cosa en mente y es liberarte…liberarnos. Aunque mis necesidades básicas interfieran un poco en este momento - En un movimiento rápido e imperceptible a la vista humana se levantó de aquel lugar dejando el humano cuerpo descansando donde él lo había hecho segundos atrás. No podía arriesgarse y terminar atrincherando a la mujer para saciarse de su sangre hasta que no hubiese gota alguna en sus venas, porque en ese instante era lo que deseaba y con mucha premura, la imagen simplemente lo estaba seduciendo. Situado tras el respaldo de aquel sillón donde reposaba Thrisna, sus manos se aferraron a las orillas dejando que la madera acunara sus dedos cediendo a su fuerza.
-Por ahora solo demandare saber una cosa de ti...que anhelas en esta vida? - cual demonio vocifero aquella cuestión, tenía claro la dualidad que se estaba generando en la mente de la asesina y para el saber lo que quería Thrisna era algo que no debía dejar pasar pues Catalina albergaba en su interior.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Dans votre peau||Privado
“Malditos, estamos malditos. Dos almas que jamás volverán a estar unidas”
Sus palabras le calaron tan hondo que sorprendida, sus ojos se cerraron de golpe ¿qué sentía realmente? Una sensación desconocida, sentimientos encontrados y no los de Catalina, si no los de sí misma. Ambos malditos juntos y por separados, el amar a alguien le estuvo prohibido y tan desconocido que afirmar amar alguien le era totalmente imposible pues ¿qué se sentía cuando se amaba? Y qué ilusa pues la respuesta, la reflejaban las orbes oscuras del vampiro quién intentaba vislumbrar a Catalina en algún lugar de su interior. Pero el amor por Catalina se vio enfrentado por alguien más, desconocía quién fuese pero ¿quién podía culpar a alguien de rehacer su existencia por un sueño acabado? Una persona que ya en cuerpo físico no existía.
-Es cierto, nunca he sentido amor pero lo he visto reflejado en las miradas de aquellos que buscaban consuelo entre mis brazos, reclamando a su amada. La sonrisa dulce, ojos centelleando de alegría y rabia, mucha rabia porque no era quién ansiaban tener delante pero ¿acaso tenían otra opción? -su voz apenas era un susurro, en un gesto involuntario, proveniente del alma que habitaba en su interior, acarició el cabello azabache del vampiro, una caricia reconfortante, calmándole y borrar sus diferencias, él a fin de cuentas buscaba a Catalina y no la hallaba.
-Hazlo. Sacia tu sed pues no puedo ofrecerte más consuelo que ese, deleitarte en el sabor de la sangre de tu amada. No puedo devolvértela, mi lucha interior siempre tiene una vencedora y nunca, dejé de ser yo misma. ¿Qué deseas? Ya te lo he preguntado pero me lo has devuelto en forma de mirada, lo deseas y no voy a negártelo, sólo así tu alma descansará...por unos segundos, unos minutos y será suficiente -pero no lo era, la Catalina que anhelaba el español se reflejó por unos segundo en los zafiros de la asesina, volviéndose más cándida, dulce y en los labios rojos como la sangre formarse una sonrisa.
-Más que anhelar, pido no sufrir por amor...el amor es el peor de los pecador, la tortura infinita que es capaz de arañarte el alma. Anhelo dejar de sentir, ella me hace ser quién no soy aunque realmente, a veces, mi yo interior anhela que en vez de fingir...alguien realmente sea capaz de mirarme...justo como tú lo haces pero no estamos aquí para hablar de mí. ¿Qué anhelas en tu inmortalidad, Damián? Porque puedes tenerlo todo aunque no sea a ella. Quizás quién inunda tus pensamientos, sea capaz lo que tu amada no logró llegar a darte. Eres afortunado, para alguien eres lo primordial e importante, buscar fantasmas en una vida eterna... te quitará momentos inolvidables que no volverán jamás .-ella aconsejando sobre el amor, un alma atormentada que jamás descansaría del recuerdo de un amor que no fue.
Sus palabras le calaron tan hondo que sorprendida, sus ojos se cerraron de golpe ¿qué sentía realmente? Una sensación desconocida, sentimientos encontrados y no los de Catalina, si no los de sí misma. Ambos malditos juntos y por separados, el amar a alguien le estuvo prohibido y tan desconocido que afirmar amar alguien le era totalmente imposible pues ¿qué se sentía cuando se amaba? Y qué ilusa pues la respuesta, la reflejaban las orbes oscuras del vampiro quién intentaba vislumbrar a Catalina en algún lugar de su interior. Pero el amor por Catalina se vio enfrentado por alguien más, desconocía quién fuese pero ¿quién podía culpar a alguien de rehacer su existencia por un sueño acabado? Una persona que ya en cuerpo físico no existía.
-Es cierto, nunca he sentido amor pero lo he visto reflejado en las miradas de aquellos que buscaban consuelo entre mis brazos, reclamando a su amada. La sonrisa dulce, ojos centelleando de alegría y rabia, mucha rabia porque no era quién ansiaban tener delante pero ¿acaso tenían otra opción? -su voz apenas era un susurro, en un gesto involuntario, proveniente del alma que habitaba en su interior, acarició el cabello azabache del vampiro, una caricia reconfortante, calmándole y borrar sus diferencias, él a fin de cuentas buscaba a Catalina y no la hallaba.
-Hazlo. Sacia tu sed pues no puedo ofrecerte más consuelo que ese, deleitarte en el sabor de la sangre de tu amada. No puedo devolvértela, mi lucha interior siempre tiene una vencedora y nunca, dejé de ser yo misma. ¿Qué deseas? Ya te lo he preguntado pero me lo has devuelto en forma de mirada, lo deseas y no voy a negártelo, sólo así tu alma descansará...por unos segundos, unos minutos y será suficiente -pero no lo era, la Catalina que anhelaba el español se reflejó por unos segundo en los zafiros de la asesina, volviéndose más cándida, dulce y en los labios rojos como la sangre formarse una sonrisa.
-Más que anhelar, pido no sufrir por amor...el amor es el peor de los pecador, la tortura infinita que es capaz de arañarte el alma. Anhelo dejar de sentir, ella me hace ser quién no soy aunque realmente, a veces, mi yo interior anhela que en vez de fingir...alguien realmente sea capaz de mirarme...justo como tú lo haces pero no estamos aquí para hablar de mí. ¿Qué anhelas en tu inmortalidad, Damián? Porque puedes tenerlo todo aunque no sea a ella. Quizás quién inunda tus pensamientos, sea capaz lo que tu amada no logró llegar a darte. Eres afortunado, para alguien eres lo primordial e importante, buscar fantasmas en una vida eterna... te quitará momentos inolvidables que no volverán jamás .-ella aconsejando sobre el amor, un alma atormentada que jamás descansaría del recuerdo de un amor que no fue.
Thrisna- Prostituta Clase Media
- Mensajes : 83
Fecha de inscripción : 01/09/2017
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