AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Ce qui nous unit||Lora +18
2 participantes
Página 3 de 4.
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Ce qui nous unit||Lora +18
Recuerdo del primer mensaje :
El silencio fue interrumpido por una copa de vidrio estrellándose contra el suelo y después de eso nadie más que Damián permaneció en esa habitación que funcionaba como estudio privado del inmortal,pues quien en su sano juicio metería los dedos en la jaula de un animal enfurecido, la respuesta era nadie, al menos ninguna de las almas que servían en aquella mansión se atrevían a molestarle después de los sucesos recientes.
El aura de Damián se tornó mas oscura como el abismo de una cueva inexplorada, estaba iracundo y no escuchaba razones, solo tenía una cosa en su mente o mejor dicho a una persona que podía mitigar su locura. Aún sentía como la luz de su existencia se desvanecía entre sus brazos, siempre dolía igual, cuanto tiempo tardaría en volver a el, lo haría esta vez?. En cuanto la noche le abrazo no tuvo la fuerza para mantenerse en ese lugar todo le recordaba a ella sin la menor provocación y asqueado de ello salió sin más, no tenía claro a donde iba se dejó guiar por su inconsciente que solo esquivaba por reflejo a los transeúntes que encontraba esporádicamente sobre la acera.
Solo un aroma peculiar capto su atencion haciéndole detener en su andar, demaciado penetrante e imprudente el olor de esa sangre que estaba derramando esa criatura traviesa. Su inconciente le buscaba a ella y al parecer le había encontrado, ese característico olor que Lora poseía le había impactado desde el inesperado primer encuentro entre ambos; la pequeña flor era letal al parecer.
La escena no le escandalizó, con toda calma se quedo observándola realizar la minuciosa tarea que le ocupaba en aquel obscuro callejón . Ella lo noto, por supuesto lo hizo pero no se sorprendió parecía que estaba esperando la aparición de Damián; tras el cruce de miradas que se dio por un momento la joven volvio su atención al bulto ya sin vida. Una vez que termino la sutura el inmortal camino hasta ella, no le importo que tuviese un poco salpicada la cara de aquel líquido carmesí le tomo del brazo alzándola del suelo con un poco de urgencia reclamando los cálidos labios descargando toda su frustración en ese beso, dejándole saber que se sentía vacío y por supuesto no solo necesitaba de su sangre, sus garras se volvieron sobre la fina cintura deleitándose con la tibieza del cuerpo ajeno y la adrenalina que parecía desbordar por sus actos.
-Interesante pasatiempo mi Lady-
Disimulo muy bien lo que le carcomía por dentro pues su rostro retomo la seriedad característica que le representaba.
No le quito la mirada de encima ni un segundo apesar que se había separado de ella con sutileza
-Que perpetró el infeliz para mereceros tan dedicada y hábil verdugo como tu-
La verdad no era algo que le interesará, pero necesitaba con vehemencia sacarse a Catalina de la cabeza, olvidar que al darle su sangre había provocado su muerte.
"LO QUE NOS UNE"
PARÍS
...Algunas noches lejanas..
-•-•-
PARÍS
...Algunas noches lejanas..
-•-•-
El silencio fue interrumpido por una copa de vidrio estrellándose contra el suelo y después de eso nadie más que Damián permaneció en esa habitación que funcionaba como estudio privado del inmortal,pues quien en su sano juicio metería los dedos en la jaula de un animal enfurecido, la respuesta era nadie, al menos ninguna de las almas que servían en aquella mansión se atrevían a molestarle después de los sucesos recientes.
El aura de Damián se tornó mas oscura como el abismo de una cueva inexplorada, estaba iracundo y no escuchaba razones, solo tenía una cosa en su mente o mejor dicho a una persona que podía mitigar su locura. Aún sentía como la luz de su existencia se desvanecía entre sus brazos, siempre dolía igual, cuanto tiempo tardaría en volver a el, lo haría esta vez?. En cuanto la noche le abrazo no tuvo la fuerza para mantenerse en ese lugar todo le recordaba a ella sin la menor provocación y asqueado de ello salió sin más, no tenía claro a donde iba se dejó guiar por su inconsciente que solo esquivaba por reflejo a los transeúntes que encontraba esporádicamente sobre la acera.
Solo un aroma peculiar capto su atencion haciéndole detener en su andar, demaciado penetrante e imprudente el olor de esa sangre que estaba derramando esa criatura traviesa. Su inconciente le buscaba a ella y al parecer le había encontrado, ese característico olor que Lora poseía le había impactado desde el inesperado primer encuentro entre ambos; la pequeña flor era letal al parecer.
La escena no le escandalizó, con toda calma se quedo observándola realizar la minuciosa tarea que le ocupaba en aquel obscuro callejón . Ella lo noto, por supuesto lo hizo pero no se sorprendió parecía que estaba esperando la aparición de Damián; tras el cruce de miradas que se dio por un momento la joven volvio su atención al bulto ya sin vida. Una vez que termino la sutura el inmortal camino hasta ella, no le importo que tuviese un poco salpicada la cara de aquel líquido carmesí le tomo del brazo alzándola del suelo con un poco de urgencia reclamando los cálidos labios descargando toda su frustración en ese beso, dejándole saber que se sentía vacío y por supuesto no solo necesitaba de su sangre, sus garras se volvieron sobre la fina cintura deleitándose con la tibieza del cuerpo ajeno y la adrenalina que parecía desbordar por sus actos.
-Interesante pasatiempo mi Lady-
Disimulo muy bien lo que le carcomía por dentro pues su rostro retomo la seriedad característica que le representaba.
No le quito la mirada de encima ni un segundo apesar que se había separado de ella con sutileza
-Que perpetró el infeliz para mereceros tan dedicada y hábil verdugo como tu-
La verdad no era algo que le interesará, pero necesitaba con vehemencia sacarse a Catalina de la cabeza, olvidar que al darle su sangre había provocado su muerte.
Última edición por Damian Alarcón el Mar Sep 26, 2017 1:25 am, editado 1 vez
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
Algo parecido a una sonrisa se dibujo en el rostro del español ante la reacción de la muchacha, su ser gozaba de aquellos sollozos callados y ahogados entre las sabanas. No podía evadirse ni frenar sus actos, seria negar su naturaleza al igual que esconder lo que albergaba su alma ya consumida por la oscuridad, por que ese mismo dolor que externaba la humana provocaba en el una satisfacción insana ante los ojos de cualquier mortal creyente, pero de ese mismo dolor también podía surgir un placer pleno y obsesivo era cuestión de tiempo para que Lora deseara cualquier capricho que el inmortal desahogara en ella, su única intención era que anhelara ser apagada por las pasiones mas bajas de Damián, enloquecerla con su voz, despojarla de su identidad y transformarla en su igual.
Su frio cuerpo continuo ensañado contra el femenino que parecía ceder ante su fuerza, hundiéndose cada vez mas en aquel rincón estrecho e inexplorado , sin ningún tipo de contemplación o delicadeza de su parte las embestidas contra el recto de la rubia se volvieron toscas dejando el pudor aun lado; podía sentir una parte de Lora negarse, intentando gritar para que fuese escuchada y el parase con aquella intromisión de algún modo debido al dolor que el inmortal le provocaba sin deje de culpa ya que eso mismo era lo que a el le enloquecía, doblegarla, someterla de aquella forma, por que no había manera de que se apartara a pesar de los sollozos silenciosos o la manera en que el cuerpo se dejo hacer rindiéndose totalmente cansado de negarse por instinto. Sus manos acogieron las caderas con esa misma brusquedad, provocando una penetración limpia, con ritmo demandante hasta sentir de nuevo ese placer renacer en su falo y terminar en cada extremidad, sensaciones humanas en un cuerpo congelado en el tiempo hace ayeres atras.
Una de sus varoniles manos recorrió la espalda de la mujer marcándola de algún modo, dejando su rastro en aquel lienzo mientras su cuerpo temblaba imperceptible ante el estimulo y éxtasis que el encuentro le provocaba, la presión en su miembro aceleraba su frenesí provocando las contracciones musculares en todo su cuerpo mientras sus dedos ya habían viajado a la entrada de Lora que aun se percibía húmeda por la estimulacion anterior, presionando con cada roce aquella punta abultada en la parte superior de su sexo. No había mas sonido que el jadeo doloroso en la respiración de la joven acompañado de los gruñidos del español, continuando con las penetraciones coordinadas hasta que vació en Lora sus ganas nuevamente.
Sus movimientos se vieron disminuyendo lento, en replicas tardadas hasta parar y liberar aquellas cavidades de su miembro y dedos al mismo tiempo, notaba la respiración humana agitada y adolorida.
En el silencio su cuerpo se acomodo boca arriba al lado del femenino a la par que sus brazos atraían a Lora girándola con cuidado hasta pegarla a el de manera que su cabeza quedara recostada en su hombro dándole la libertad de que sus dedos acomodaran los mechones de cabello rubio en un acto obsesivo por encontrarse con el mar azul que era los ojos de la joven.
-Descansa...el sol esta por salir...-
Alzo la mano libre provocando que las puertas del balcón se cerraran con fuerza y las cortinas negras cubrieran cada entrada de luz volviendo en penumbras la habitación, tomo las sabanas interponiendolas entre el cuerpo de Lora y el propio para que su temperatura no mermara el sueño de la humana. y de esa manera la contemplo cerrar los ojos tomándose un momento para darle tiempo a su cuerpo de recuperarse mientras el se dedicaba a contemplarla paseando sus dedos frios por la piel suave.
Su frio cuerpo continuo ensañado contra el femenino que parecía ceder ante su fuerza, hundiéndose cada vez mas en aquel rincón estrecho e inexplorado , sin ningún tipo de contemplación o delicadeza de su parte las embestidas contra el recto de la rubia se volvieron toscas dejando el pudor aun lado; podía sentir una parte de Lora negarse, intentando gritar para que fuese escuchada y el parase con aquella intromisión de algún modo debido al dolor que el inmortal le provocaba sin deje de culpa ya que eso mismo era lo que a el le enloquecía, doblegarla, someterla de aquella forma, por que no había manera de que se apartara a pesar de los sollozos silenciosos o la manera en que el cuerpo se dejo hacer rindiéndose totalmente cansado de negarse por instinto. Sus manos acogieron las caderas con esa misma brusquedad, provocando una penetración limpia, con ritmo demandante hasta sentir de nuevo ese placer renacer en su falo y terminar en cada extremidad, sensaciones humanas en un cuerpo congelado en el tiempo hace ayeres atras.
Una de sus varoniles manos recorrió la espalda de la mujer marcándola de algún modo, dejando su rastro en aquel lienzo mientras su cuerpo temblaba imperceptible ante el estimulo y éxtasis que el encuentro le provocaba, la presión en su miembro aceleraba su frenesí provocando las contracciones musculares en todo su cuerpo mientras sus dedos ya habían viajado a la entrada de Lora que aun se percibía húmeda por la estimulacion anterior, presionando con cada roce aquella punta abultada en la parte superior de su sexo. No había mas sonido que el jadeo doloroso en la respiración de la joven acompañado de los gruñidos del español, continuando con las penetraciones coordinadas hasta que vació en Lora sus ganas nuevamente.
Sus movimientos se vieron disminuyendo lento, en replicas tardadas hasta parar y liberar aquellas cavidades de su miembro y dedos al mismo tiempo, notaba la respiración humana agitada y adolorida.
En el silencio su cuerpo se acomodo boca arriba al lado del femenino a la par que sus brazos atraían a Lora girándola con cuidado hasta pegarla a el de manera que su cabeza quedara recostada en su hombro dándole la libertad de que sus dedos acomodaran los mechones de cabello rubio en un acto obsesivo por encontrarse con el mar azul que era los ojos de la joven.
-Descansa...el sol esta por salir...-
Alzo la mano libre provocando que las puertas del balcón se cerraran con fuerza y las cortinas negras cubrieran cada entrada de luz volviendo en penumbras la habitación, tomo las sabanas interponiendolas entre el cuerpo de Lora y el propio para que su temperatura no mermara el sueño de la humana. y de esa manera la contemplo cerrar los ojos tomándose un momento para darle tiempo a su cuerpo de recuperarse mientras el se dedicaba a contemplarla paseando sus dedos frios por la piel suave.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
Llegó un punto en el que, aún despierta, su mente entró en una especie de trance que hizo que ni siquiera supiera lo que estaba haciendo. Su cuerpo se estremecía, sus pulmones, agitados, reclamaban llenarse de aire y su corazón, desbocado, palpitaba duramente contra el interior de su pecho, exigiendo ser escuchado. Pero su cabeza estaba ausente, no había recuerdos ni imágenes danzantes, no había nada excepto blancura, no era oscuridad lo que la envolvía, sino una claridad cegadora. El dolor ya no la afectaba del mismo modo, porque su cerebro ya no procesaba dicha información, sí había reminiscencia física, molestia, jadeos, gemidos y gritos. Pero lo hacía todo de manera inconsciente, metida en aquel limbo placentero.
Su cuerpo se curvaba, se inclinaba y dejaba caer sobre el colchón, volvía a erguirse, pegando su espalda al torso frío del vampiro, a aquellas manos que la tocaban como si estar juntos fuera su sino. Al final se corrió de nuevo, gruñendo casi más que gimiendo, impulsada por la eyaculación del inmortal en su interior. Hundió el rostro en la ropa de cama, tirando de ésta al arrugarla entre sus dedos con desesperación. Poco a poco se fue deslizando, agotada, hasta quedar tendida en el lecho. Giró la cabeza, buscando de nuevo la entrada de aire a través de su boca, pues casi pareciera hubiera olvidado el uso de la nariz durante la entrega.
Se dejó mover por las manos del español que la atrajeron hacia su cuerpo, a reposar en su pecho. Menos le podía haber importado la temperatura que éste desprendía o la presencia de la dichosa sábana entre ellos. Pero estaba cansada, no quería discutir, ni siquiera sabía si sería capaz de articular media palabra. Con pesadez deslizó su brazo izquierdo por encima del torso foráneo hasta dejar que sus dígitos recorrieran la clavícula y el hombro ajenos.
Asintió al comentario del moreno como toda contestación, despacio, sin energías y dejó que sus párpados, se cerraran igual que lo hicieron las gruesas cortinas. Estaba hecha polvo, destrozada, en más de un sentido, además, y todo en ella le exigía unas horas de descanso, de sueño, de relax. Así que, sin dilación, sin tiempo a pensar a pesar de haber vuelto a recuperar la capacidad de usar la mente, de imaginar, de recordar… se durmió.
Pasado un tiempo indefinido, varias horas al menos, la enfermera se removió sobre el español, recobrando el sentido y, por desgracia para ella, el dolor de su cuerpo. Sintió lo primero el escozor entre sus glúteos, el calor, las pulsaciones de la zona, el ardor intenso. El vampiro no se había contenido en lo más mínimo y ahora ella pagaba las consecuencias de acceder siempre a sus mandatos. Giró hacia un lado, hasta caer sobre el colchón y, con sumo cuidado, se sentó al borde de la cama, echada hacia delante, evitando apoyar peso en las nalgas.
—No sé ni si podré caminar…
Murmuró, sin prestar atención en aquel momento al inmortal, sin saber si la miraba o seguía reposando, pues dormir no dormía, sólo entraba en breves letargos o, de vez en cuando, únicamente descansaba la vista. Ahora ella estaba intentando no hacer ruido, no quejarse demasiado. Pero necesitaba ir al baño, fuera como fuera.
Su cuerpo se curvaba, se inclinaba y dejaba caer sobre el colchón, volvía a erguirse, pegando su espalda al torso frío del vampiro, a aquellas manos que la tocaban como si estar juntos fuera su sino. Al final se corrió de nuevo, gruñendo casi más que gimiendo, impulsada por la eyaculación del inmortal en su interior. Hundió el rostro en la ropa de cama, tirando de ésta al arrugarla entre sus dedos con desesperación. Poco a poco se fue deslizando, agotada, hasta quedar tendida en el lecho. Giró la cabeza, buscando de nuevo la entrada de aire a través de su boca, pues casi pareciera hubiera olvidado el uso de la nariz durante la entrega.
Se dejó mover por las manos del español que la atrajeron hacia su cuerpo, a reposar en su pecho. Menos le podía haber importado la temperatura que éste desprendía o la presencia de la dichosa sábana entre ellos. Pero estaba cansada, no quería discutir, ni siquiera sabía si sería capaz de articular media palabra. Con pesadez deslizó su brazo izquierdo por encima del torso foráneo hasta dejar que sus dígitos recorrieran la clavícula y el hombro ajenos.
Asintió al comentario del moreno como toda contestación, despacio, sin energías y dejó que sus párpados, se cerraran igual que lo hicieron las gruesas cortinas. Estaba hecha polvo, destrozada, en más de un sentido, además, y todo en ella le exigía unas horas de descanso, de sueño, de relax. Así que, sin dilación, sin tiempo a pensar a pesar de haber vuelto a recuperar la capacidad de usar la mente, de imaginar, de recordar… se durmió.
***
Pasado un tiempo indefinido, varias horas al menos, la enfermera se removió sobre el español, recobrando el sentido y, por desgracia para ella, el dolor de su cuerpo. Sintió lo primero el escozor entre sus glúteos, el calor, las pulsaciones de la zona, el ardor intenso. El vampiro no se había contenido en lo más mínimo y ahora ella pagaba las consecuencias de acceder siempre a sus mandatos. Giró hacia un lado, hasta caer sobre el colchón y, con sumo cuidado, se sentó al borde de la cama, echada hacia delante, evitando apoyar peso en las nalgas.
—No sé ni si podré caminar…
Murmuró, sin prestar atención en aquel momento al inmortal, sin saber si la miraba o seguía reposando, pues dormir no dormía, sólo entraba en breves letargos o, de vez en cuando, únicamente descansaba la vista. Ahora ella estaba intentando no hacer ruido, no quejarse demasiado. Pero necesitaba ir al baño, fuera como fuera.
Lora Bellamy- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 27/09/2014
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
La mirada eterna detallaba una vez mas el rostro delicado que descansaba en su hombro mientras sus manos frías se posaban de manera superficial en alguna parte del cuerpo arremetido hace unas hora atrás, lo cierto era que el inmortal paso el tiempo delineando con pausa las finas curvas de la mujer en su lecho hasta que noto que se removía con intranquilidad anunciando que pronto abriría los ojos, no debía pasar de medio día por supuesto que en la habitación no entraba un solo rayo de sol y permanecía en penumbras. Se permitió cerrar los ojos un momento aunque no fuese necesario percatándose del ruido en donde se encontraba el área del baño, el servicio alistaba de nueva cuenta el lugar como era costumbre.
Los pasos y el agua caer en la tina se dejaron de oir abriendo paso de nuevo al silencio, posiblemente eso fue lo que perturbo el sueño de la humana pues se revolvió en sus brazos que a pesar de ello el no hizo ningún ademan de retener a la enfermera cuando se aparto de el, no era necesario que le dijera su situación, sabia que aquel cuerpo femenino pagaba el precio de su frenesí. Se irguió en total desnudes acercándose hasta la ojiazul para extenderle una copa que cuyo contenido era espeso y oscuro, su sangre.
-Lo haras...bebelo todo...-
Ordeno con firmeza parándose delante de ella sin perderse la acción que la rubia ejecutaba acercando la copa a sus labios; Damian no pasaba por alto que el sabor metálico en el paladar humano no era tan placentero como en el suyo por lo que no le extrañaría algún gesto de rechazo ya que tendría que pasar un tiempo para que a Lora aquello le causara adicción y placer. No era lo mismo beber su sangre en un punto de éxtasis elevado a un momento de tranquilidad donde todos sus sentidos estaban liberados de cualquier placer exponiéndole el sabor puro del liquido carmesí adornado con su ponzoña. Una vez que termino con una cantidad considerable la tomo en brazos dejando la copa en la mesita continua para caminar de nueva cuenta con ella hasta el lugar destinado para el aseo y necesidades personales, debía darle espacio.
Las puertas se abrieron el cuarto al igual que la habitación principal y el resto de la casona estaba en total obscuridad solo era iluminado por un pequeño candil que podria apagar cuando el se marchase corriendo las cortinas para que el sol acariciara su suave piel, con cuidado poso el delicado cuerpo en un sillon pegado a la ventana.
-Puedes darte un baño en lo que te recompones, tomate tu tiempo mientras yo atiendo otros asuntos. Te esperare abajo en mi despacho.-
La fría mano recorrió la mejilla tibia descendiendo hasta acariciar los labios rosáceos con sus yemas, el verla asi, solo le provocaba querer atrincherarla contra la pared y devorarla de nueva cuenta. Debía salir de aquel cuarto o terminaría por consumirla, sus labios solo se posaron en la frente de Lora a modo de despedida mientras se apartaba pues su presencia era requerida en dichos menesteres que pospuso anteriormente, de esa manera la figura del inmortal se desvaneció en la nada.
Los pasos y el agua caer en la tina se dejaron de oir abriendo paso de nuevo al silencio, posiblemente eso fue lo que perturbo el sueño de la humana pues se revolvió en sus brazos que a pesar de ello el no hizo ningún ademan de retener a la enfermera cuando se aparto de el, no era necesario que le dijera su situación, sabia que aquel cuerpo femenino pagaba el precio de su frenesí. Se irguió en total desnudes acercándose hasta la ojiazul para extenderle una copa que cuyo contenido era espeso y oscuro, su sangre.
-Lo haras...bebelo todo...-
Ordeno con firmeza parándose delante de ella sin perderse la acción que la rubia ejecutaba acercando la copa a sus labios; Damian no pasaba por alto que el sabor metálico en el paladar humano no era tan placentero como en el suyo por lo que no le extrañaría algún gesto de rechazo ya que tendría que pasar un tiempo para que a Lora aquello le causara adicción y placer. No era lo mismo beber su sangre en un punto de éxtasis elevado a un momento de tranquilidad donde todos sus sentidos estaban liberados de cualquier placer exponiéndole el sabor puro del liquido carmesí adornado con su ponzoña. Una vez que termino con una cantidad considerable la tomo en brazos dejando la copa en la mesita continua para caminar de nueva cuenta con ella hasta el lugar destinado para el aseo y necesidades personales, debía darle espacio.
Las puertas se abrieron el cuarto al igual que la habitación principal y el resto de la casona estaba en total obscuridad solo era iluminado por un pequeño candil que podria apagar cuando el se marchase corriendo las cortinas para que el sol acariciara su suave piel, con cuidado poso el delicado cuerpo en un sillon pegado a la ventana.
-Puedes darte un baño en lo que te recompones, tomate tu tiempo mientras yo atiendo otros asuntos. Te esperare abajo en mi despacho.-
La fría mano recorrió la mejilla tibia descendiendo hasta acariciar los labios rosáceos con sus yemas, el verla asi, solo le provocaba querer atrincherarla contra la pared y devorarla de nueva cuenta. Debía salir de aquel cuarto o terminaría por consumirla, sus labios solo se posaron en la frente de Lora a modo de despedida mientras se apartaba pues su presencia era requerida en dichos menesteres que pospuso anteriormente, de esa manera la figura del inmortal se desvaneció en la nada.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
El vampiro era condenadamente silencioso y de no notar la diferencia de peso en el colchón, no se hubiese enterado de que se levantaba hasta tenerle en su campo de visión. Giró un poco, no demasiado, porque sabía que vendría a por ella, aunque sólo fuera a comentarle que debía irse. Pero se encontró con una copa y la miró con los ojos entrecerrados y la cabeza ligeramente ladeada. Se inclinó más hacia delante para ver el contenido y enseguida supo lo que era. No le gustaba la idea, no porque fuera de Damián, sino porque era sangre en un vaso. Pero sabía que el español no aceptaría una negativa por respuesta, nunca lo hacía. Era un hombre con mucho carácter y más testarudo que una mula, ella ya se había acostumbrado a ceder en la mayoría de ocasiones, aunque, de vez en cuando, sí se cuadraba y terminaban discutiendo. No le apetecía pelear en aquel momento, no tenía ni el cuerpo ni la cabeza para ello. Así que tomó el pequeño recipiente con la zurda, usando aún la derecha para mantenerse sentada del modo más cómodo posible para su dolor. Le dio un trago, despacio, un sorbo, y aunque primero tuvo el impulso de hacer una mueca, algo dentro de ella le dijo que estaba bueno, que lo quería, que lo necesitaba. Se terminó todo el líquido carmesí, terminando por relamerse. Devolvió el vasito al inmortal y en cuanto éste la cogió a peso, ella le rodeó con un brazo por encima de los hombros, mientras con la otra mano le acariciaba el pecho.
Rápidamente llevó las manos hacia atrás para no terminar de sentarse en aquel sillón. Por mucho que hubiese tomado la sangre del moreno, no hacía efecto inmediato y el dolor seguía pulsando en su recto.
—De acuerdo. Me tomaré mi tiempo entonces, así puedes trabajar tranquilo.
Le dedicó una sonrisa, besando la yema de los dedos con los que el español le rozó los labios y cerró un instante los ojos al recibir el contacto de los belfos foráneos en la frente, volviendo a despegar los párpados pasados un par de segundos. Le observó marchar y una vez se quedó sola, descansó escasos minutos y luego, con torpeza, hizo uso del aseo y se dio un baño relajante para limpiarse al completo, especialmente por dentro, ya que no deseaba sufrir las consecuencias de una eyaculación donde la había recibido y aunque fuera su primera vez, era enfermera y sabía las cosas que ocurrían según las prácticas sexuales.
Para cuando salió de la tina ya tenía la dermis de los dígitos arrugada. Se secó con cuidado, especialmente hasta quitar la humedad de su cabello rubio, y se puso un camisón, pues no tenía intención alguna de salir aquel día de la hacienda. Se cubrió con una bata de seda y tras enfundar sus pies en calzado cómodo y cálido, bajó las escaleras y se dirigió al despacho del vampiro, llamando suavemente con los nudillos.
Rápidamente llevó las manos hacia atrás para no terminar de sentarse en aquel sillón. Por mucho que hubiese tomado la sangre del moreno, no hacía efecto inmediato y el dolor seguía pulsando en su recto.
—De acuerdo. Me tomaré mi tiempo entonces, así puedes trabajar tranquilo.
Le dedicó una sonrisa, besando la yema de los dedos con los que el español le rozó los labios y cerró un instante los ojos al recibir el contacto de los belfos foráneos en la frente, volviendo a despegar los párpados pasados un par de segundos. Le observó marchar y una vez se quedó sola, descansó escasos minutos y luego, con torpeza, hizo uso del aseo y se dio un baño relajante para limpiarse al completo, especialmente por dentro, ya que no deseaba sufrir las consecuencias de una eyaculación donde la había recibido y aunque fuera su primera vez, era enfermera y sabía las cosas que ocurrían según las prácticas sexuales.
Para cuando salió de la tina ya tenía la dermis de los dígitos arrugada. Se secó con cuidado, especialmente hasta quitar la humedad de su cabello rubio, y se puso un camisón, pues no tenía intención alguna de salir aquel día de la hacienda. Se cubrió con una bata de seda y tras enfundar sus pies en calzado cómodo y cálido, bajó las escaleras y se dirigió al despacho del vampiro, llamando suavemente con los nudillos.
Lora Bellamy- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 27/09/2014
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
La figura de Damián fundida en un traje negro y pulcro reposaba con propiedad en la silla frente su escritorio leyendo unos documentos que detallaban un informe completo sobre esa maldita bruja, Abelardo lo había escrito y dejado en dicho lugar para que estuviera al tanto de los hechos que suscitaron la noche anterior. La mano que reposaba en el antebrazo de dicho asiento pronto cedió a la fuerza del inmortal dejando huella de sus dedos que se apretaron con evidente fuerza, era insultante aquello, se burló de el de una manera magistral, pues él no se percató que ese grupo de gente se había filtrado en el servicio a causa de ella, Lora le estaba absorbiendo provocándole este tipo de situaciones que no se debía permitir de ningún modo.
- Que piensa mi señor?-
La voz del hombre sentado frente a el le hizo quitar la vista de los papeles, dejándolo sobre la mesa de roble para pararse y acercarse a la chimenea apagada en ese momento.
- Esa bruja, lo mas probable es que haya dado por hecho que Lora es la reencarnación de Catalina, por ello mando a sus hombres.
Con ello le había declarado la guerra, porque para desventaja de esa maldita tras los actos de ese estúpido plan solo logro quedar expuesta ante el inmortal, alertándolo de su presencia, dándole la oportunidad de encontrarla. Aunque había algo que le inquietaba aun mas, el hecho que tras el intento de homicidio también quedo a la luz que Lora no era la reencarnación de Catalina y sabia que eso ponía en riego a su humana mujer, por la relación que sostenían. Cuanto tiempo tardaría en ubicar a esa mal nacida antes que intentase tocar un solo cabello a su Lora.
-Comienza la búsqueda, sigue todo rastro que encontraste...Puedes retirarte.-
Su hombre de confianza asintió, mientras que Damián percibió el aroma de Lora acercándose, debía ser discreto con aquel tema pues sabia de sobra lo curiosa que esa pequeña podía ser y mejor por su seguridad mantener todo así. Abelardo se dirigió a la enorme puerta abriéndole a la enfermera.
- Mi señora, buenos días, le ofrezco algo en lo que su desayuno es servido.-
Pregunto el hombre haciendo una leve inclinación y tras recibir respuesta se marcho cerrando la puerta del despacho tras de si.
Damian giro su cuerpo contemplando de frente a Lora extendiéndole la mano para que se acercara hasta el y una vez teniéndola lo suficientemente cerca la atrajo a su figura con fuerza y ese toque posesivo que nunca lo abandonaba cuando se trataba de aquella rubia. El mentón del inmortal descanso levemente sobre la coronilla de la humana respirando ese delicioso aroma que brotaba de sus cabellos humedecidos, mantuvo esa cercanía con notoria necesidad sosteniéndole de la cintura.
-Como te encuentras...-
Demando saber con ese tono neutro e inexpresivo tan suyo, ocultando aquello que le inquietaba, una de sus manos abandono la cintura y de inmediato comenzó a recorrer la tersa piel que se ocultaba en aquella bata de seda. Notaba sin duda un semblante mas alentador que el de hace unas hora, era evidente que su sangre que habia hecho lo suyo en el sistema de Lora.[/color]
- Que piensa mi señor?-
La voz del hombre sentado frente a el le hizo quitar la vista de los papeles, dejándolo sobre la mesa de roble para pararse y acercarse a la chimenea apagada en ese momento.
- Esa bruja, lo mas probable es que haya dado por hecho que Lora es la reencarnación de Catalina, por ello mando a sus hombres.
Con ello le había declarado la guerra, porque para desventaja de esa maldita tras los actos de ese estúpido plan solo logro quedar expuesta ante el inmortal, alertándolo de su presencia, dándole la oportunidad de encontrarla. Aunque había algo que le inquietaba aun mas, el hecho que tras el intento de homicidio también quedo a la luz que Lora no era la reencarnación de Catalina y sabia que eso ponía en riego a su humana mujer, por la relación que sostenían. Cuanto tiempo tardaría en ubicar a esa mal nacida antes que intentase tocar un solo cabello a su Lora.
-Comienza la búsqueda, sigue todo rastro que encontraste...Puedes retirarte.-
Su hombre de confianza asintió, mientras que Damián percibió el aroma de Lora acercándose, debía ser discreto con aquel tema pues sabia de sobra lo curiosa que esa pequeña podía ser y mejor por su seguridad mantener todo así. Abelardo se dirigió a la enorme puerta abriéndole a la enfermera.
- Mi señora, buenos días, le ofrezco algo en lo que su desayuno es servido.-
Pregunto el hombre haciendo una leve inclinación y tras recibir respuesta se marcho cerrando la puerta del despacho tras de si.
Damian giro su cuerpo contemplando de frente a Lora extendiéndole la mano para que se acercara hasta el y una vez teniéndola lo suficientemente cerca la atrajo a su figura con fuerza y ese toque posesivo que nunca lo abandonaba cuando se trataba de aquella rubia. El mentón del inmortal descanso levemente sobre la coronilla de la humana respirando ese delicioso aroma que brotaba de sus cabellos humedecidos, mantuvo esa cercanía con notoria necesidad sosteniéndole de la cintura.
-Como te encuentras...-
Demando saber con ese tono neutro e inexpresivo tan suyo, ocultando aquello que le inquietaba, una de sus manos abandono la cintura y de inmediato comenzó a recorrer la tersa piel que se ocultaba en aquella bata de seda. Notaba sin duda un semblante mas alentador que el de hace unas hora, era evidente que su sangre que habia hecho lo suyo en el sistema de Lora.[/color]
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
Aguardó en silencio al otro lado de la puerta, hasta que Abelardo se acercó a abrir y cederle el paso. Ella no había estado escuchando la conversación, pero desde fuera se habían oído voces, así que sabía que el vampiro estaba acompañado, y no había más posibilidad que la de que fuera el digno hombre de su confianza el que estuviera en el despacho con él, pues era el único al que le permitía cruzar aquellas puertas, además de a la rubia.
—Sí, por favor. Tengo hambre… Muchas gracias, Abelardo.
Le dedicó una leve sonrisa, cordial y pasó al interior de la estancia, acercándose al inmortal que la esperaba con la mano tendida. Ella no dudo ni un segundo en tomarla, dejando que luego la aproximara a él casi de un tirón. El español tenía un modo de actuar muy suyo y la enfermera estaba ya muy acostumbrada a sus gestos algo bruscos y muy posesivos. A ella le gustaban, la hacían sentir deseada, protegida. Llevó la mano libre a acariciar el pecho ajeno por encima de la camisa, de manera ascendente y cerró los ojos, dejando que él se tomara su tiempo para sentirla suya una vez más.
Al escuchar la pregunta, alzó la vista, mas no movió la cabeza para que así, el mentón ajeno, siguiera reposando en su coronilla. Le agradaba la acción e intentaba prolongar cuanto pudiera en el tiempo.
—Mucho mejor… el baño me ha sentado estupendamente y tu sangre ha sido como una inyección de morfina y adrenalina combinadas.
Rio brevemente y de modo suave, llevando el brazo a rodear el torso ajeno, sintiéndose ella también posesiva con el moreno, aunque sólo fuera durante unos segundos o minutos, lo que él le concediera. Inspiró lenta y profundamente, aspirando el aroma varonil que Damián desprendía. Ahora que tenía su ponzoña corriéndole por las venas, sus sentidos se habían intensificado y cada una de las cosas que relacionaban al vampiro con ella, le parecían más importantes aún, más únicas, más suyas. Compartían un vínculo distinto ahora y ella lo sabía, esperaba que el inmortal no renegara de ello o decidiera apartarla después.
—¿Terminaste de atender tus asuntos? De no ser así, puedo dejarte solo un poco más y regresar más tarde…
En su tono de voz se notaba que eso no era lo que ella deseaba, pero que si el español lo necesitaba, ella accedería sin rechistar. Podía ser muy rebelde llegado el momento, pero, por norma general, era bastante obediente con él.
—Sí, por favor. Tengo hambre… Muchas gracias, Abelardo.
Le dedicó una leve sonrisa, cordial y pasó al interior de la estancia, acercándose al inmortal que la esperaba con la mano tendida. Ella no dudo ni un segundo en tomarla, dejando que luego la aproximara a él casi de un tirón. El español tenía un modo de actuar muy suyo y la enfermera estaba ya muy acostumbrada a sus gestos algo bruscos y muy posesivos. A ella le gustaban, la hacían sentir deseada, protegida. Llevó la mano libre a acariciar el pecho ajeno por encima de la camisa, de manera ascendente y cerró los ojos, dejando que él se tomara su tiempo para sentirla suya una vez más.
Al escuchar la pregunta, alzó la vista, mas no movió la cabeza para que así, el mentón ajeno, siguiera reposando en su coronilla. Le agradaba la acción e intentaba prolongar cuanto pudiera en el tiempo.
—Mucho mejor… el baño me ha sentado estupendamente y tu sangre ha sido como una inyección de morfina y adrenalina combinadas.
Rio brevemente y de modo suave, llevando el brazo a rodear el torso ajeno, sintiéndose ella también posesiva con el moreno, aunque sólo fuera durante unos segundos o minutos, lo que él le concediera. Inspiró lenta y profundamente, aspirando el aroma varonil que Damián desprendía. Ahora que tenía su ponzoña corriéndole por las venas, sus sentidos se habían intensificado y cada una de las cosas que relacionaban al vampiro con ella, le parecían más importantes aún, más únicas, más suyas. Compartían un vínculo distinto ahora y ella lo sabía, esperaba que el inmortal no renegara de ello o decidiera apartarla después.
—¿Terminaste de atender tus asuntos? De no ser así, puedo dejarte solo un poco más y regresar más tarde…
En su tono de voz se notaba que eso no era lo que ella deseaba, pero que si el español lo necesitaba, ella accedería sin rechistar. Podía ser muy rebelde llegado el momento, pero, por norma general, era bastante obediente con él.
Lora Bellamy- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 27/09/2014
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
El inmortal no dio muestra alguna de sentirse incomodo al dejarse hacer por la enfermera, la cercanía le calmaba de algún modo por supuesto ya tendría oportunidad de mencionarle a Lora que por lo pronto optaría por reducir su tiempo juntos, era eso o mantenerla en la hacienda, aunque como era de esperarse a él le agradaba más mantenerla en este lugar por lo menos hasta que supieran si esa malnacida seguía en Paris. Sabia las capacidades de Abelardo y era cuestión de días para que le resolviera ese asunto, una vez ubicado el objetivo de su odio procedería a actuar y solo hasta entonces lo platicaría con la rubia; no ganaba nada alarmándola con cosas que su pasado provocaba, lo de catalina era muy reciente y para bien o para mal tardaría en reencarnar nuevamente si es que lo hacía porque Damián aún se rehusaba a la idea de no ver otra vez a esa mujer a la que estaba atado y precisamente la maldición que los unía era ahora la que mantenía alejada a catalina del alcance de la hechicera, por lo pronto, aunque eso ahora solo le dejaba como foco de atención a Lora pues estaba seguro que se iría contra ella que a toda costa buscaría dañarlo atreves de ella.
Dejo por un momento todo ese asunto junto con los menesteres de la hacienda y su negocio, para dedicarle total atención a la mujer que tenía entre sus brazos, su piel tan tersa le provocaba querer saltarle encima en conjunto con ese aroma al que le hacía adicto. Lora, su Lora.
-La mayoría así fue, hay otros tantos que llevaran tiempo por fortuna eso no me resulta un problema... y ahora a ti tampoco. -
Eso de alguna manera le generaba cierta tranquilidad, el saber que su pequeña enfermera ahora era más resistente y no solo para cumplir sus demandas sino también para defenderse, a pesar que esto no lo permitiría el vampiro ya que por ello Abelardo se encargaría de su seguridad, no daría oportunidad a que nada tocara un solo cabello dorado de su mujer. Su frio mentón dejo aquel lugar en el que descansaba, para que sus manos permitieran acunar el ajeno y acercarlo hasta los tibios labios femeninos a los propios, fundiéndose en un beso que empezó calmado cual canción de otoño y termino por volverse furioso como las mismas lluvias de enero. Cuanto le enardecía esa mujer, la deseaba con fuerza a cada segundo que la sostenía y su boca no dio tregua devorando la ajena con evidente ímpetu que se vio obligado a calmar tras unos minutos, porque a pesar de todo ella seguía poseyendo humanidad.
-Deseo que te quedes a mi lado. -
Susurro sobre los labios rosáceos con una sonrisa ladina que dejaba ver su interior, sus palabras encerraban más que el ahora.
El tocar de la puerta no interrumpió la mirada que Damián mantenía sobra la oji azul, solo vocifero un adelante dejando entrar a la figura de Abelardo quien sostenía una charola con una taza humeante y lo que parecía ser unas galletas que de manera respetuoso dejo en la mesita de estar y tras una reverencia informo que en 20 minutos el desayuno de su señora estaría listo así si más y tras la aprobación del vampiro el hombre de su entera confianza abandono el lugar. Tomo la mano delgada de la rubia y la condujo hasta la pequeña salita de estar que tenía en su despacho justo a unos metros de su escritorio.
-Debo tocar un tema contigo, siéntate. -
Comento señalando el sofá, mientras tomaba la taza de te y la extendía a ella.
Dejo por un momento todo ese asunto junto con los menesteres de la hacienda y su negocio, para dedicarle total atención a la mujer que tenía entre sus brazos, su piel tan tersa le provocaba querer saltarle encima en conjunto con ese aroma al que le hacía adicto. Lora, su Lora.
-La mayoría así fue, hay otros tantos que llevaran tiempo por fortuna eso no me resulta un problema... y ahora a ti tampoco. -
Eso de alguna manera le generaba cierta tranquilidad, el saber que su pequeña enfermera ahora era más resistente y no solo para cumplir sus demandas sino también para defenderse, a pesar que esto no lo permitiría el vampiro ya que por ello Abelardo se encargaría de su seguridad, no daría oportunidad a que nada tocara un solo cabello dorado de su mujer. Su frio mentón dejo aquel lugar en el que descansaba, para que sus manos permitieran acunar el ajeno y acercarlo hasta los tibios labios femeninos a los propios, fundiéndose en un beso que empezó calmado cual canción de otoño y termino por volverse furioso como las mismas lluvias de enero. Cuanto le enardecía esa mujer, la deseaba con fuerza a cada segundo que la sostenía y su boca no dio tregua devorando la ajena con evidente ímpetu que se vio obligado a calmar tras unos minutos, porque a pesar de todo ella seguía poseyendo humanidad.
-Deseo que te quedes a mi lado. -
Susurro sobre los labios rosáceos con una sonrisa ladina que dejaba ver su interior, sus palabras encerraban más que el ahora.
El tocar de la puerta no interrumpió la mirada que Damián mantenía sobra la oji azul, solo vocifero un adelante dejando entrar a la figura de Abelardo quien sostenía una charola con una taza humeante y lo que parecía ser unas galletas que de manera respetuoso dejo en la mesita de estar y tras una reverencia informo que en 20 minutos el desayuno de su señora estaría listo así si más y tras la aprobación del vampiro el hombre de su entera confianza abandono el lugar. Tomo la mano delgada de la rubia y la condujo hasta la pequeña salita de estar que tenía en su despacho justo a unos metros de su escritorio.
-Debo tocar un tema contigo, siéntate. -
Comento señalando el sofá, mientras tomaba la taza de te y la extendía a ella.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
A pesar de la máscara fría que siempre portaba el vampiro, Lora, después de tanto tiempo a su lado, sabía cuando algo le preocupaba o le tenía tenso y, en aquellos momentos, estaba claro que la conversación con Abelardo, cuyo contenido ella desconocía, era un tema serio. Pero así como había aprendido a observarle y comprenderle, también a mantenerse callada y no meter las narices en los asuntos del inmortal, a no ser que él mismo se lo permitiera. Así que, siendo coherente con todo lo que sabía, no preguntó nada más y dejó que fuera el español el que hablara a continuación.
Alzó el rostro cuando los fríos dedos de Damián la tomaron suavemente del mentón y sus azules orbes se encontraron con los oscuros de él. Tardó un par de segundos en dejar caer los párpados y fundirse en un beso que, a pesar de su inicio tranquilo, pronto se embraveció y como un torbellino volvió loca a Lora una vez más, la cual quedó jadeando levemente contra los labios foráneos, al tiempo en que abría poco a poco sus ojos. Mas lo que realmente hizo que la enfermera quedara satisfecha y sonriendo fueron aquellas palabras susurradas contra su boca, sintiendo el aliento del vampiro rozar sus pétalos.
Escuchó la puerta y aunque su mirada se desvió un instante hacia el origen de aquel sonido, enseguida volvió a centrarse en el inmortal, porque podía notar como él no le quitaba los ojos de encima a ella y le gustaba disfrutar de los momentos que tenía con él, al máximo. No fue hasta que el español la tomó de la mano que ella dejó de verle directamente al rostro para caminar a su lado, tomando asiento en el sofá. Se acomodó el camisón por la parte de atrás para que éste no se arrugara, al igual que la bata, y se aposentó mejor.
—Eso ha sonado serio…
Murmuró, extendiendo los brazos para tomar la taza y el platillo de ésta con sumo cuidado, dejándolos reposar sobre su regazo por un instante. Quería escucharle antes de beber y dejar enfriar un poco el contenido que aún humeaba demasiado para la lengua de gato de la francesa.
Alzó el rostro cuando los fríos dedos de Damián la tomaron suavemente del mentón y sus azules orbes se encontraron con los oscuros de él. Tardó un par de segundos en dejar caer los párpados y fundirse en un beso que, a pesar de su inicio tranquilo, pronto se embraveció y como un torbellino volvió loca a Lora una vez más, la cual quedó jadeando levemente contra los labios foráneos, al tiempo en que abría poco a poco sus ojos. Mas lo que realmente hizo que la enfermera quedara satisfecha y sonriendo fueron aquellas palabras susurradas contra su boca, sintiendo el aliento del vampiro rozar sus pétalos.
Escuchó la puerta y aunque su mirada se desvió un instante hacia el origen de aquel sonido, enseguida volvió a centrarse en el inmortal, porque podía notar como él no le quitaba los ojos de encima a ella y le gustaba disfrutar de los momentos que tenía con él, al máximo. No fue hasta que el español la tomó de la mano que ella dejó de verle directamente al rostro para caminar a su lado, tomando asiento en el sofá. Se acomodó el camisón por la parte de atrás para que éste no se arrugara, al igual que la bata, y se aposentó mejor.
—Eso ha sonado serio…
Murmuró, extendiendo los brazos para tomar la taza y el platillo de ésta con sumo cuidado, dejándolos reposar sobre su regazo por un instante. Quería escucharle antes de beber y dejar enfriar un poco el contenido que aún humeaba demasiado para la lengua de gato de la francesa.
Lora Bellamy- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 27/09/2014
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
La mirada del inmortal permanecía en la exquisita figura, su tan preciada e impaciente Lora. Noto que detuvo el camino que la taza debía tomar a sus rosáceos labios pues no probaría el liquido humeante hasta que el comenzara a hablar, los relucientes dientes del español lucieron en una sonrisa oscura como era costumbre develando el deseo insano; le distraía el delicioso aroma que destilaba las hebras doradas cayendo en dulces ondas por encima de los finos hombros, detallaba con demencia cada poro de la piel femenina. Era fácil contemplar por horas ese perfil que ya sabia de memoria, permaneció de pie con el porte que le distinguía.
-Lamento si sonó de esa manera.-
Respondió con un tono de voz bajo, apropiado dada la cercanía que el inquirió al sentarse junto a la rubia, posando su fría mano sobre el muslo de la mujer en un acto intimo, reclamando un poco de su cálida piel.
-Debo informarte que dado a ciertas situaciones me veo obligado a disminuir el tiempo que compartimos, por lo menos las siguientes semanas que estaré fuera.-
A pesar de sus palabras tan inexpresivas, era una revelación el sabor amargo que estas le dejaron; ya que era inevitable rememorar que una vez que sus caminos se habían cruzado en ningún momento interrumpió la frecuencia de sus reuniones con la enfermera incluso aumentaron dejando el tema de su alimentación en segundo plano, pues se encontró disfrutando de la compañía mas allá de su sobre vivencia.
Pocas cosas le causaban molestias verdaderas y esta era una de ellas pero estaba enfocado en que lo primordial era la seguridad de Lora, ser flexible no estaba pensado.
-En este pequeño lapso, te pido no cometas ningún acto imprudente, no puedo concentrarme si te pienso saliendo por las noches. Me obsesiona lady Bellamy....-
Murmuro presionando su sien con los dedos de su mano libre como si en verdad le pudiese aquejar un dolor de cabeza y no era para menos cuando sabía de sobra el motivo de las trasnoches de aquella mujer. Aun contemplando que le desobedecería de manera descarada en la primera oportunidad, dijo aquello como una petición, algo un tanto inusual dado que de su boca solo salían demandas y no sugerencias. Lo cierto era que esa misma actitud le había generado ese interes por revelar más de la enfermera, dejando de verla como una mas de la decadente humanidad que se paseaba por las calles parisinas.
-A mi regreso arreglaremos lo necesario para que vivas aqui en la hacienda y eso no esta a discusión-
-Lamento si sonó de esa manera.-
Respondió con un tono de voz bajo, apropiado dada la cercanía que el inquirió al sentarse junto a la rubia, posando su fría mano sobre el muslo de la mujer en un acto intimo, reclamando un poco de su cálida piel.
-Debo informarte que dado a ciertas situaciones me veo obligado a disminuir el tiempo que compartimos, por lo menos las siguientes semanas que estaré fuera.-
A pesar de sus palabras tan inexpresivas, era una revelación el sabor amargo que estas le dejaron; ya que era inevitable rememorar que una vez que sus caminos se habían cruzado en ningún momento interrumpió la frecuencia de sus reuniones con la enfermera incluso aumentaron dejando el tema de su alimentación en segundo plano, pues se encontró disfrutando de la compañía mas allá de su sobre vivencia.
Pocas cosas le causaban molestias verdaderas y esta era una de ellas pero estaba enfocado en que lo primordial era la seguridad de Lora, ser flexible no estaba pensado.
-En este pequeño lapso, te pido no cometas ningún acto imprudente, no puedo concentrarme si te pienso saliendo por las noches. Me obsesiona lady Bellamy....-
Murmuro presionando su sien con los dedos de su mano libre como si en verdad le pudiese aquejar un dolor de cabeza y no era para menos cuando sabía de sobra el motivo de las trasnoches de aquella mujer. Aun contemplando que le desobedecería de manera descarada en la primera oportunidad, dijo aquello como una petición, algo un tanto inusual dado que de su boca solo salían demandas y no sugerencias. Lo cierto era que esa misma actitud le había generado ese interes por revelar más de la enfermera, dejando de verla como una mas de la decadente humanidad que se paseaba por las calles parisinas.
-A mi regreso arreglaremos lo necesario para que vivas aqui en la hacienda y eso no esta a discusión-
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
El frío tacto de aquellos dedos al posarse sobre la tersa piel del muslo de la enfermera, hicieron que se le erizara el vello de la nuca, una vez más. Ansiaba siempre la cercanía del inmortal, pero era inevitable que su cuerpo reaccionara de aquel modo, era un impulso natural que nada tenía que ver con los deseos de la rubia. Mas fueron las palabras del español las que la dejaron helada, en cierto sentido. Si bien sabía que él tenía sus asuntos que atender y en más de una ocasión se habían mantenido separados durante algunos días, ahora, él estaba hablando de semanas y, además, había un cambio crucial en la relación que estaban manteniendo, la sangre de Damián ahora corría por las venas de la francesa y aunque sólo se había alimentado de él en muy escasas ocasiones, era sumamente sencillo volverse adicto a la ponzoña.
—Precisamente breve… no será.
Lora no era de echar nada en cara al vampiro, y en este caso tampoco era eso lo que hacía, sólo dejaba en claro que, para ella, el tiempo corría a una velocidad que nada tenía que ver con el estancamiento del que “disfrutaba” el inmortal. Ella envejecería y terminaría por morir, tarde o temprano, mientras que él seguiría viendo pasar los años, viendo morir a Abelardo, a la rubia y a saber cuántas veces a su amada Catalina. Aquel fugaz pensamiento hizo que la enfermera se tensara y por poco no partió el fino plato de porcelana por la mitad dada la fuerza que ejercieron sus finos, pero meticulosos, dedos sobre el material. Inspiró profundamente, intentando dejar la mente en blanco y volvió a centrarse en su acompañante allí presente.
—Yo sé lo que tú eres y tú sabes lo que soy yo, Damián. No puedo prometerte que no saldré a cazar cuando te ausentes. Eres consciente de ello y aún así me lo pides, ¿esperando qué? ¿Qué te mienta?
Estaba claro que con su aclaración no habría engaños, la francesa no tenía intención alguna de usar falacias para con el español y aunque bien sabía que él sí le ocultaba cosas a ella, esa era otra de las cosas que les diferenciaban, más allá de su raza y longevidad. Recorrió el mentón ajeno con la yema de los dígitos de su zurda, mientras con la diestra aún sostenía la taza de té. Resiguió la forma de la espesa y oscura barba, mientras sus azulados orbes se clavaban en los avellana de él.
—Cuando regreses hablaremos de lo que gustes.
Le dedicó una cálida sonrisa y luego regresó la mirada al líquido ya tibio contenido en el pequeño recipiente de cerámica. Lo acercó a sus labios y probó, comprobando que ya tenía una temperatura adecuada para tomarlo, cosa que hizo, pero sin que su cabeza dejara de darle vueltas a lo que debía estar ocurriendo para que el vampiro tuviera que ausentarse durante ese periodo de tiempo.
—Precisamente breve… no será.
Lora no era de echar nada en cara al vampiro, y en este caso tampoco era eso lo que hacía, sólo dejaba en claro que, para ella, el tiempo corría a una velocidad que nada tenía que ver con el estancamiento del que “disfrutaba” el inmortal. Ella envejecería y terminaría por morir, tarde o temprano, mientras que él seguiría viendo pasar los años, viendo morir a Abelardo, a la rubia y a saber cuántas veces a su amada Catalina. Aquel fugaz pensamiento hizo que la enfermera se tensara y por poco no partió el fino plato de porcelana por la mitad dada la fuerza que ejercieron sus finos, pero meticulosos, dedos sobre el material. Inspiró profundamente, intentando dejar la mente en blanco y volvió a centrarse en su acompañante allí presente.
—Yo sé lo que tú eres y tú sabes lo que soy yo, Damián. No puedo prometerte que no saldré a cazar cuando te ausentes. Eres consciente de ello y aún así me lo pides, ¿esperando qué? ¿Qué te mienta?
Estaba claro que con su aclaración no habría engaños, la francesa no tenía intención alguna de usar falacias para con el español y aunque bien sabía que él sí le ocultaba cosas a ella, esa era otra de las cosas que les diferenciaban, más allá de su raza y longevidad. Recorrió el mentón ajeno con la yema de los dígitos de su zurda, mientras con la diestra aún sostenía la taza de té. Resiguió la forma de la espesa y oscura barba, mientras sus azulados orbes se clavaban en los avellana de él.
—Cuando regreses hablaremos de lo que gustes.
Le dedicó una cálida sonrisa y luego regresó la mirada al líquido ya tibio contenido en el pequeño recipiente de cerámica. Lo acercó a sus labios y probó, comprobando que ya tenía una temperatura adecuada para tomarlo, cosa que hizo, pero sin que su cabeza dejara de darle vueltas a lo que debía estar ocurriendo para que el vampiro tuviera que ausentarse durante ese periodo de tiempo.
Lora Bellamy- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 27/09/2014
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
De la boca masculina se escapó un poco de aire innecesario, una exhalación que no necesitaba dada su condición pero que le hacía lucir un tanto humano; guiños que utilizaba como lo era el pestañear o toser de vez en cuando. Por otro lado, ya sabía el que Lora continuaría con sus ansias de justicia por propia mano, meterse en ello no era necesario ni menos intentar cambiarle, pero eso no quitaba la preocupación de imaginarla en riesgo o el hecho que no le cayera muy en gracia.
Una nueva sonrisa apareció en los labios eternos tras escucharle.
-Sería interesante que lo intentaras, de tus labios entonces brotaría la mentira más dulce que se me haya dicho-
Los fríos dedos dejaron su sien y fueron a delinear con sus yemas el contorno de los labios tibios, la expresión en los ojos ajenos era fácil de descifrar, podía saborear el descontento que esto acarreaba en la enfermera por las nuevas que este había develado, aunque omitiendo el motivo que lo llevaba a partir por unas semanas, quizás a su regreso pudiese compartir aquello con Lora pues ella era parte de lo que se avecinaba en un futuro cercano. Oculto su preocupación sin esfuerzo alguno, Damián era un experto en ello y remordimiento en el no existía por todo lo que le ocultaba a la humana.
-El tiempo es algo de lo que dejaras de preocuparte mientras bebas de mi sangre Lora, probablemente ahora no lo notes pero así será.-
Cerró los ojos por un momento deleitándose con el roce de los finos dedos sobre su mentón, se permitía demasiado con la oji-azul desde hace meses atrás. No demoró más en encontrarse de nuevo con la mirada de la joven, era tan reconfortante para su alma atormentada que pasaba por alto que para alguien como el no resultaba viable pues era una distracción ante la ejecución de sus planes porque, aunque no lo admitiera o lo externara esa pequeña rubia estaba adherida a sus pensamientos.
Le observo en silencio captando cada movimiento del cuerpo ajeno, como si con ello pudiese calmar sus ansias o su manía por mantener contacto con ella. Su complaciente Lora, mostrando una sonrisa ante palabras que le causaban desosiego porque no le podía ocultar su verdadero sentir a Damián como ella había mencionado se conocían y sabían perfectamente quienes eran, la mano que el inmortal cernía sobre el muslo de la humana ejerció un poco más de fuerza a modo de convertirse en un gesto reconfortante.
-Dudo que en primera instancia desee hablar, devorarte está en mis prioridades una vez que pise Paris a mi regreso, pero me parece sensato lo de hablar-
Pocas veces el español mostraba un poco de humor o jugueteo de ese tipo asi que dejo escapar una risa ronca y discreta, si había algo que le causaba placer era ver la reacciones en el rostro de su tan querida acompañante y aunque al español le hubiese gustado probar la tibieza de los finos labios una vez mas, Abelardo no tardó en anunciarse tras la puerta con el desayuno de la enfermera, solo preguntando si se les ofrecía algo mas y ante la negativa de Damian este solo se retiró de manera respetuosa. Recobrando aquel semblante sereno, se levanto extendiendo la mano hacia la oji-azul pues el hombre mayor dejó la charola sobre la pequeña mesa que se situaba en un extremo de la habitación, asi pues la guio hasta ayudarla a sentarse. Tras sentarse frente a ella susurro un tenue Provecho invitando a probar bocado del platillo que se preparó tan eficientemente.
-Debo informarte que Abelardo te instruirá en tus nuevas habilidades, eres un tanto más fuerte y necesitas controlarlo dado que se volverá mas notorio con la ingesta de mi sangre. Cuando estés lista, yo seré quien te instruya.-
Una nueva sonrisa apareció en los labios eternos tras escucharle.
-Sería interesante que lo intentaras, de tus labios entonces brotaría la mentira más dulce que se me haya dicho-
Los fríos dedos dejaron su sien y fueron a delinear con sus yemas el contorno de los labios tibios, la expresión en los ojos ajenos era fácil de descifrar, podía saborear el descontento que esto acarreaba en la enfermera por las nuevas que este había develado, aunque omitiendo el motivo que lo llevaba a partir por unas semanas, quizás a su regreso pudiese compartir aquello con Lora pues ella era parte de lo que se avecinaba en un futuro cercano. Oculto su preocupación sin esfuerzo alguno, Damián era un experto en ello y remordimiento en el no existía por todo lo que le ocultaba a la humana.
-El tiempo es algo de lo que dejaras de preocuparte mientras bebas de mi sangre Lora, probablemente ahora no lo notes pero así será.-
Cerró los ojos por un momento deleitándose con el roce de los finos dedos sobre su mentón, se permitía demasiado con la oji-azul desde hace meses atrás. No demoró más en encontrarse de nuevo con la mirada de la joven, era tan reconfortante para su alma atormentada que pasaba por alto que para alguien como el no resultaba viable pues era una distracción ante la ejecución de sus planes porque, aunque no lo admitiera o lo externara esa pequeña rubia estaba adherida a sus pensamientos.
Le observo en silencio captando cada movimiento del cuerpo ajeno, como si con ello pudiese calmar sus ansias o su manía por mantener contacto con ella. Su complaciente Lora, mostrando una sonrisa ante palabras que le causaban desosiego porque no le podía ocultar su verdadero sentir a Damián como ella había mencionado se conocían y sabían perfectamente quienes eran, la mano que el inmortal cernía sobre el muslo de la humana ejerció un poco más de fuerza a modo de convertirse en un gesto reconfortante.
-Dudo que en primera instancia desee hablar, devorarte está en mis prioridades una vez que pise Paris a mi regreso, pero me parece sensato lo de hablar-
Pocas veces el español mostraba un poco de humor o jugueteo de ese tipo asi que dejo escapar una risa ronca y discreta, si había algo que le causaba placer era ver la reacciones en el rostro de su tan querida acompañante y aunque al español le hubiese gustado probar la tibieza de los finos labios una vez mas, Abelardo no tardó en anunciarse tras la puerta con el desayuno de la enfermera, solo preguntando si se les ofrecía algo mas y ante la negativa de Damian este solo se retiró de manera respetuosa. Recobrando aquel semblante sereno, se levanto extendiendo la mano hacia la oji-azul pues el hombre mayor dejó la charola sobre la pequeña mesa que se situaba en un extremo de la habitación, asi pues la guio hasta ayudarla a sentarse. Tras sentarse frente a ella susurro un tenue Provecho invitando a probar bocado del platillo que se preparó tan eficientemente.
-Debo informarte que Abelardo te instruirá en tus nuevas habilidades, eres un tanto más fuerte y necesitas controlarlo dado que se volverá mas notorio con la ingesta de mi sangre. Cuando estés lista, yo seré quien te instruya.-
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
—Las mentiras dulces se vuelven verdades amargas a la larga.
Comentó con doble intención, tanto para dejar claro que ella no le engañaría aunque se lo pidiera para sentirse bien un momento, y dejando ver al inmortal que la rubia sabía que él le ocultaba la verdad. Por muy bueno que fuera mintiendo, ella le conocía y, sí, no sabría lo que escondía, pero sí que había algo que no le deseaba contar y con eso le bastaba por ahora.
Sabía que la sangre de vampiro prolongaba la vida, pero también que era algo temporal, que tal vez le otorgara diez o veinte años más, pero no evitaría que terminara falleciendo, y eso si antes no la sobrevenía una enfermedad que en aquellos años abundaban y eran sumamente peligrosas, llevándose consigo a miles de vidas.
Desvió la mirada a la mano ajena que, de pronto, ejercía algo más de presión con los dedos al envolver el muslo de la enfermera. No tenía muy claro si intentaba reconfortarla a ella o a sí mismo, pero aún así se dejó hacer. Pero en cuanto escuchó el comentario del español, seguido de aquella risa que rarísima vez le había oído desde que le conocía, los orbes azules de la francesa subieron hasta los oscuros de Damián y le observó con sorpresa. Mas no tuvo tiempo de hacer comentario alguno al respecto que se abrió la puerta tras un cortés aviso y entró el almuerzo para Lora, dejándolo a un lado antes de retirarse y dejarles a solas de nuevo.
La mujer tomó la mano que le fue ofrecida tras dejar la taza sobre la mesita y se levantó, acompañando su gesto al acomodar la bata y el camisón en la zona baja de su espalda. Siguió los pasos del inmortal hasta tomar asiento a la mesa, ayudada por el vampiro que acomodó su silla. Ella agradeció con un suave y respetuoso gesto de cabeza, tomando su plato y la cuchara. Antes de soplar siquiera, las palabras ajenas alcanzaron sus oídos y la francesa alzó el rostro. Ella juraría que aquella conversación ya la habían mantenido, pero tras tomar la ponzoña se le habían mezclado algunas cosas que le tenían la mente algo confusa y ya no sabía si todo había sucedido o había recuerdos que sólo formaban parte de los pensamientos del español.
—Abelardo sabe dónde encontrarme para lo que necesite. Aunque agradecería planificar de antemano un calendario. Sabes que me gusta controlar las cosas, siempre que me sea posible.
Comentó y le dio un suave soplido al contenido de la cuchara antes de llevárselo a la boca. El hombre de confianza de Damián era muy bueno en sus quehaceres, era hasta demasiado perfecto en todo lo que hacía, incluido el cocinar. Ahora mismo no había nadie más que él después del arrebato del inmortal por el envenenamiento a Lora, y un solo sirviente cumplía por diez.
Comentó con doble intención, tanto para dejar claro que ella no le engañaría aunque se lo pidiera para sentirse bien un momento, y dejando ver al inmortal que la rubia sabía que él le ocultaba la verdad. Por muy bueno que fuera mintiendo, ella le conocía y, sí, no sabría lo que escondía, pero sí que había algo que no le deseaba contar y con eso le bastaba por ahora.
Sabía que la sangre de vampiro prolongaba la vida, pero también que era algo temporal, que tal vez le otorgara diez o veinte años más, pero no evitaría que terminara falleciendo, y eso si antes no la sobrevenía una enfermedad que en aquellos años abundaban y eran sumamente peligrosas, llevándose consigo a miles de vidas.
Desvió la mirada a la mano ajena que, de pronto, ejercía algo más de presión con los dedos al envolver el muslo de la enfermera. No tenía muy claro si intentaba reconfortarla a ella o a sí mismo, pero aún así se dejó hacer. Pero en cuanto escuchó el comentario del español, seguido de aquella risa que rarísima vez le había oído desde que le conocía, los orbes azules de la francesa subieron hasta los oscuros de Damián y le observó con sorpresa. Mas no tuvo tiempo de hacer comentario alguno al respecto que se abrió la puerta tras un cortés aviso y entró el almuerzo para Lora, dejándolo a un lado antes de retirarse y dejarles a solas de nuevo.
La mujer tomó la mano que le fue ofrecida tras dejar la taza sobre la mesita y se levantó, acompañando su gesto al acomodar la bata y el camisón en la zona baja de su espalda. Siguió los pasos del inmortal hasta tomar asiento a la mesa, ayudada por el vampiro que acomodó su silla. Ella agradeció con un suave y respetuoso gesto de cabeza, tomando su plato y la cuchara. Antes de soplar siquiera, las palabras ajenas alcanzaron sus oídos y la francesa alzó el rostro. Ella juraría que aquella conversación ya la habían mantenido, pero tras tomar la ponzoña se le habían mezclado algunas cosas que le tenían la mente algo confusa y ya no sabía si todo había sucedido o había recuerdos que sólo formaban parte de los pensamientos del español.
—Abelardo sabe dónde encontrarme para lo que necesite. Aunque agradecería planificar de antemano un calendario. Sabes que me gusta controlar las cosas, siempre que me sea posible.
Comentó y le dio un suave soplido al contenido de la cuchara antes de llevárselo a la boca. El hombre de confianza de Damián era muy bueno en sus quehaceres, era hasta demasiado perfecto en todo lo que hacía, incluido el cocinar. Ahora mismo no había nadie más que él después del arrebato del inmortal por el envenenamiento a Lora, y un solo sirviente cumplía por diez.
Lora Bellamy- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 27/09/2014
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
Damián le observó en silencio, cavilando sus expresiones y no es que no le importaran los sentimientos de Lora pero prefirió no aclarar nada por el momento pues ambos sabían que aunque ella se lo preguntase de manera directa el simplemente no resolverá sus dudas, ni diria nada a destiempo. Las emociones humanas le eran un tanto complicadas de sobrellevar en cuanto a la empatía, después de tanto tiempo y dado su carácter el no se interesaba en ello, aunque claro como se había vuelto costumbre la enfermera solía ser la excepción.
-Ya era un tema tocado, lo de tus lecciones con Abelardo, pero tenía que repetirlo dado a los sucesos, el estara a tu disposición entera una vez me marche al igual que este lugar, eres libre de acomodar tus tiempos a placer y coordinar a tu capricho con antelación si lo deseas. Puedes darle el horario cuando gustes yo no tendré que ver en ello.-
Comentó aun fijando la vista en ella y en cada movimiento que ejecutaba, dio el semblante de parecer meditabundo, de alguna manera lo estaba. Le fastidiaba el pensar que esa mujer volvió también, como si no tuviera suficiente tormento con Catalina. A su deseo la chispa se prendió en la chimenea, tenía la intención de hacer el lugar cálido para la joven frente a él.
-Lora, me da la impresión que ahora mismo no tienes la más remota idea de lo que quiero de tu persona-
Una sonrisa ladina y discreta se asomó de los labios del inmortal, aun recordaba el sabor de las inseguridades que albergaba la humana, le interesaba aclararle el panorama?, en cierta medida si, aunque claro pudo acabar con el sentimiento que atrapaba a Lora, pero a ella le haria feliz el oir los planes que el inmortal tenia, porque a lo contrario de los pensamientos humanos el no estaba dispuesto a dejar que la joven se marchitara y muriese. La quería a su lado aunque eso resultara complicado por todo lo que le rodeaba en estos momentos.
-El dejarte ir, implícito en cualquier contexto, no esta en mis planes. Tu me perteneces, pero eso es algo que ya sabes de sobra lo eh repetido fervientemente.
Su voz modulada inundo la habitacion al calor de las llamas que ofrecía la chimenea. En este momento no tenía intención de comentar su reciente decisión pues para que Lora fuera su igual aun faltaba tiempo, aunque esta parecía no creer que el vampiro fuera a proceder de ese modo.
-El desayuno es de tu agrado?-
Preguntó cambiando de Tema radicalmente.
-Ya era un tema tocado, lo de tus lecciones con Abelardo, pero tenía que repetirlo dado a los sucesos, el estara a tu disposición entera una vez me marche al igual que este lugar, eres libre de acomodar tus tiempos a placer y coordinar a tu capricho con antelación si lo deseas. Puedes darle el horario cuando gustes yo no tendré que ver en ello.-
Comentó aun fijando la vista en ella y en cada movimiento que ejecutaba, dio el semblante de parecer meditabundo, de alguna manera lo estaba. Le fastidiaba el pensar que esa mujer volvió también, como si no tuviera suficiente tormento con Catalina. A su deseo la chispa se prendió en la chimenea, tenía la intención de hacer el lugar cálido para la joven frente a él.
-Lora, me da la impresión que ahora mismo no tienes la más remota idea de lo que quiero de tu persona-
Una sonrisa ladina y discreta se asomó de los labios del inmortal, aun recordaba el sabor de las inseguridades que albergaba la humana, le interesaba aclararle el panorama?, en cierta medida si, aunque claro pudo acabar con el sentimiento que atrapaba a Lora, pero a ella le haria feliz el oir los planes que el inmortal tenia, porque a lo contrario de los pensamientos humanos el no estaba dispuesto a dejar que la joven se marchitara y muriese. La quería a su lado aunque eso resultara complicado por todo lo que le rodeaba en estos momentos.
-El dejarte ir, implícito en cualquier contexto, no esta en mis planes. Tu me perteneces, pero eso es algo que ya sabes de sobra lo eh repetido fervientemente.
Su voz modulada inundo la habitacion al calor de las llamas que ofrecía la chimenea. En este momento no tenía intención de comentar su reciente decisión pues para que Lora fuera su igual aun faltaba tiempo, aunque esta parecía no creer que el vampiro fuera a proceder de ese modo.
-El desayuno es de tu agrado?-
Preguntó cambiando de Tema radicalmente.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
Mientras el inmortal hablaba, ella iba comiendo, despacio, pausada, de manera silenciosa y elegante. Soplaba con cada cucharada, incluso a medida que la sopa se iba atemperando, lo hizo casi de manera automática. Tenía su manera de hacer las cosas y, al igual que el español, ambos solían ser muy metódicos en todos sus quehaceres, fueran más o menos relevantes. Asintió a sus palabras sobre lo que debía tratar con Abelardo, pues el vampiro le estaba dejando claro que él no iba a involucrarse hasta que no lo considerara necesario. Entonces pues, actuaría ella según su conveniencia y lo acordaría todo con el leal sirviente del moreno.
Cogió un trozo de pan que se llevó a la boca y aún no lo había mordido que escuchó el comentario de Damián sobre sus supuestos planes para con ella. Alzó ambas cejas mientras él proseguía, hablando siempre en ese tono suyo tan monocorde y con sus frases que parecían no terminar de aclarar nunca nada, como si le estuviera prohibido decir las cosas tal cual eran, sin disfrazarlas, sin enigmas. A la enfermera no le importaba la actitud posesiva del inmortal, ni aunque pareciera enfermiza, que lo era. Estaba ya acostumbrada a él, a sus gestos y a las incógnitas. Lo que no significaba que todo ello le pareciera bien, claro. Terminó por dejar el trozo de comida a un lado del plato y se limpió con la servilleta antes de hablar.
—El desayuno está muy bueno, como siempre. Luego felicitaré a Abelardo por su buen trabajo.
La francesa había sido siempre muy cortés, educada en el seno de una familia que valoraba las apariencias por encima de todo, incluso por encima de la felicidad de su propia hija, y aún odiando a su padre por ello, era incapaz de romper con sus hábitos ya tan arraigados en ella. Y aún contestando a la pregunta ajena, no pasó por alto el que le cambiara tan rápido de tema. Ya lo sacaría a colación en el futuro, cuando el español regresara de su prolongada ausencia.
Terminó lo que se le había servido y dejó los cubiertos sobre los platos, cruzados, igual que hubiese hecho en un restaurante para indicar que ya había acabado y estaba llena.
—¿Cuándo partirás?
Deseaba saber si le quedaba algo de tiempo junto al vampiro o si, por el contrario, tenía pensado irse pronto y debía aprovechar hasta el último segundo de compañía que le brindaba en aquella mañana. Sabía que mientras brillara el sol, Damián se quedaría, pero tenía la nefasta sensación que aquel par de semanas, se prolongarían.
Cogió un trozo de pan que se llevó a la boca y aún no lo había mordido que escuchó el comentario de Damián sobre sus supuestos planes para con ella. Alzó ambas cejas mientras él proseguía, hablando siempre en ese tono suyo tan monocorde y con sus frases que parecían no terminar de aclarar nunca nada, como si le estuviera prohibido decir las cosas tal cual eran, sin disfrazarlas, sin enigmas. A la enfermera no le importaba la actitud posesiva del inmortal, ni aunque pareciera enfermiza, que lo era. Estaba ya acostumbrada a él, a sus gestos y a las incógnitas. Lo que no significaba que todo ello le pareciera bien, claro. Terminó por dejar el trozo de comida a un lado del plato y se limpió con la servilleta antes de hablar.
—El desayuno está muy bueno, como siempre. Luego felicitaré a Abelardo por su buen trabajo.
La francesa había sido siempre muy cortés, educada en el seno de una familia que valoraba las apariencias por encima de todo, incluso por encima de la felicidad de su propia hija, y aún odiando a su padre por ello, era incapaz de romper con sus hábitos ya tan arraigados en ella. Y aún contestando a la pregunta ajena, no pasó por alto el que le cambiara tan rápido de tema. Ya lo sacaría a colación en el futuro, cuando el español regresara de su prolongada ausencia.
Terminó lo que se le había servido y dejó los cubiertos sobre los platos, cruzados, igual que hubiese hecho en un restaurante para indicar que ya había acabado y estaba llena.
—¿Cuándo partirás?
Deseaba saber si le quedaba algo de tiempo junto al vampiro o si, por el contrario, tenía pensado irse pronto y debía aprovechar hasta el último segundo de compañía que le brindaba en aquella mañana. Sabía que mientras brillara el sol, Damián se quedaría, pero tenía la nefasta sensación que aquel par de semanas, se prolongarían.
Lora Bellamy- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 27/09/2014
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
Los ojos oscuros no perdieron detalle de cada movimiento ejecutado por la rubia quien mostraba en cada ceño el despliegue de etiqueta que desde pequeña le fue inculcado, cosa que para el vampiro era bien recibido, era tan lineal en ese aspecto que le satisfacía el hecho de verla disfrutar los alimentos. Manías que al pasar de los años no cedían, se torcían aún más, como el hecho de verla dormir noche tras noche o seguirle en el día a través de los pensamientos ajenos, por mencionar algunos; Lora era un parte aguas en la inmortalidad del español pues jamás había interactuado de esa manera con un mortal, no había alguien más digno de su atención como ella, porque no los ataba ninguna maldición o un pasado…solo era la promesa de un presente ajeno del dolor que le causaban los años colgados en su espalda. Sonrió de lado, oscuro y lleno de intención, no es que algo le causara gracia o estuviera ignorando las palabras de la joven delante de si.
Las manos varoniles se apoyaron en los antebrazos de la silla tomando impulso innecesario para levantarse, un guiño que hacían mucho los humanos. Camino hasta colocarse en el respaldo de su interlocutora e inclinándose un poco rozo con sus fríos labios el lóbulo femenino ejerciendo una débil presión con sus manos la cálida piel de sus hombros.
-Al car el sol…-
Respondió con aquella voz tan característica, sus dedos descendieron por los finos brazos delineando el deseo de sus orbes pintadas de carmesí, serian unas semanas lejos del dulce aroma de aquella piel y la sensación era exasperante. Maldita bruja, como deseaba arrancarle el corazón, pero para saciar su rencor tendrían que suceder muchos acontecimientos antes de que él se deleitara con cobrar la vida de aquella que le ato a este mundo; maldita, mil veces maldita Zobeida.
El aroma de Lora le inundo de nuevo regresándole de los vagos pensamientos, dejando por un lapso prudente todo lo que en ese momento le preocupaba al inmortal, dulce respiro que le regalaba la figura frente a él. A pesar que la enfermera se encontraba aun sentada los largos brazos del inmortal se cernieron sobre ella capturándole en un abrazo mientras el mentón varonil reposaba en su hombro, no dijo nada, pues entre ellos sobraban las palabras. La necesitaba, no para perderse en la oscuridad de un pasado que no seria, si no para salir de él, que lo anclara para no perderse.
-No hagas muchos desfiguros en la Hacienda…-
Menciono tras un silencio prolongado, por supuesto aquel comentario denotaba un poco de humor implícito.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
No se tensó al sentir los fríos dedos del vampiro tocando su piel, pues aquella temperatura era una a la que la francesa ya se había habituado hacía tiempo. No era lo mismo que fueran las manos ajenas las que la rozaran que una ráfaga de viento o las gotas de lluvia, aunque pudieran estar a la misma graduación climática, tenía que ser Damián para que a ella no le afectara, para que no se le erizara la piel o se repulsara. Pero las palabras ajenas si enfriaron el corazón de la enfermera que, confirmando sus sospechas, supo no tenía a penas tiempo para pasar con el español.
Se dejó hacer por aquellos brazos, suspirando y ladeó un poco la cabeza hasta apoyarla en el hombro foráneo. Llevó ambas manos a acariciar las mangas del traje del inmortal, porque siempre vestía elegante, era una de sus muchas manías a las que Lora ya se había acostumbrado. A punto estaba de alzarse y darse la vuelta para dar una muestra de afecto cuando de nuevo alcanzaron sus oídos las palabras del vampiro y no pudo evitar que una sonrisa se formara en sus rosados labios.
—Si tanto te preocupa que pueda hacer de las mías, no deberías irte.
Obviamente no lo decía en serio, al menos no al cien por cien. Una parte de ella, obviamente, deseaba que Damián se quedara a su lado, era inevitable, pero lo dicho había sido con cierto humor, siguiendo la broma ajena. Ahora sí, se dio la vuelta y encaró aquellos ojos rojizos con sus dos lapislázuli.
—Aún quedan unas horas hasta que debas partir, ¿tienes que prepararte alguna cosa para el viaje?
La rubia era consciente que para aquel tipo de cosas estaba Abelardo, pero Damián sabía que a ella le gustaba ayudarle, que ser útil para el español era casi una necesidad. Sobre todo si se trataba de pasar a su lado los últimos minutos antes de una larga ausencia como la que se avecinaba. Así que esperó que le dijera que podía ayudar en algo o, de no ser así, que al menos le dedicara aquellos últimos momentos a ella.
Se dejó hacer por aquellos brazos, suspirando y ladeó un poco la cabeza hasta apoyarla en el hombro foráneo. Llevó ambas manos a acariciar las mangas del traje del inmortal, porque siempre vestía elegante, era una de sus muchas manías a las que Lora ya se había acostumbrado. A punto estaba de alzarse y darse la vuelta para dar una muestra de afecto cuando de nuevo alcanzaron sus oídos las palabras del vampiro y no pudo evitar que una sonrisa se formara en sus rosados labios.
—Si tanto te preocupa que pueda hacer de las mías, no deberías irte.
Obviamente no lo decía en serio, al menos no al cien por cien. Una parte de ella, obviamente, deseaba que Damián se quedara a su lado, era inevitable, pero lo dicho había sido con cierto humor, siguiendo la broma ajena. Ahora sí, se dio la vuelta y encaró aquellos ojos rojizos con sus dos lapislázuli.
—Aún quedan unas horas hasta que debas partir, ¿tienes que prepararte alguna cosa para el viaje?
La rubia era consciente que para aquel tipo de cosas estaba Abelardo, pero Damián sabía que a ella le gustaba ayudarle, que ser útil para el español era casi una necesidad. Sobre todo si se trataba de pasar a su lado los últimos minutos antes de una larga ausencia como la que se avecinaba. Así que esperó que le dijera que podía ayudar en algo o, de no ser así, que al menos le dedicara aquellos últimos momentos a ella.
Lora Bellamy- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 27/09/2014
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
El agarre que infringía en la enfermera cedió dándole la libertad de movimiento mientras este se retiraba unos centímetros y se erguía, tomo de manera sutil a la par que posesiva la delicada mano de aquella mujer obligándola a levantarse, provocando que caminara hasta el, denotando en un tirón la impaciencia por parte del inmortal de cortar distancias entre sus cuerpos y poder robar aquel calor que emanaba la joven frente a el. Una sonrisa curva casi fugaz adorno el rostro serio del español y con su fría mano delineo una vez más el rostro femenino, destilaba deseo, pero no meramente carnal, había más que eso en aquel contacto que en apariencia para ajenos pudiese carecer de afecto.
-Todo esta listo, podemos hacer cualquier cosa que desees antes de que parta…-
La voz ronca resoplo sobre los finos cabellos manteniéndola pegada a el, deposito un beso entre las cejas de Lora y de apoco fue bajando por el tabique de su nariz hasta doblar el rumbo de sus besos por la suave mejilla, la delicada risa que aquellas caricias provocaban en la humana lograba envolverle y no había cosa que disfrutara mas que aquel canto por ello le provocaba en cada oportunidad; su fría nariz por un momento rozo la ajena regalándole la sensación de su suave piel que olía a frutos rojos. Los labios carentes de calor continuaron bajando hasta llegar a su mentón y subir hasta ese manjar que resultaban los labios de la rubia para aprisionarlos con fuerza mientras sus largos brazos encarcelaban el cuerpo cálido sin darle oportunidad de escapar, la apretó de nuevo fundiéndola a su pecho con notoria demencia de sentir aquel corazón palpitar. El beso se tornó casi brusco mientras avanzaba hasta encarcelar a su mujer entre su cuerpo y el escritorio.
-Hueles delicioso…-
No solo hablaba su sed por aquella que tenía delante, de verdad estaba enajenado con el perfume que destilaba la dulce piel, tan distintivo, tan suyo. Las frías manos tomaron su lugar, una en la nuca de la joven y la otra en la espalda obligándola a mantener la poca distancia entre ambos, juraba que si no fuera por las circunstancias se llevaba a Lora con él, pero no había manera, sería muy imprudente exponerla. Solo le quedaba disfrutar de aquel contacto y atesorarlo hasta que pudiera volver a su lado, la beso de nuevo devorando la carne de los tibios labios, tirando de ellos en cada roce hasta volverse en una danza lenta y calmada dándole la oportunidad a la joven de recobrar el aliento solo por unos segundos para volver a atacarle, abriéndose espacio en el escritorio de roble tirando todo lo que en él había para sentar a Lora en el borde situándose entre sus piernas mientras él seguía de pie ahora degustando el aroma del cuello femenino y sus manos se apretaban en la cadera pegándola a la propia.
-De seguir así, dudo que pase más de dos días lejos de ti. –
La sonrisa oscura de nuevo apareció cargada de deseo, con intención de devorarle más que el alma.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
Se apegó al español en cuanto éste la atrajo con fuerza de la mano, llevando la libre a acariciar el pecho, ajeno, ascendiendo poco a poco hasta el hombro y luego rodeando el cuello, mientras la yema de sus dedos rozaba la piel de la curva y luego la nuca, enredándose finalmente en los cabellos negros.
—Cualquier cosa cumplirá mis deseos si la hago contigo…
Fue la respuesta de la francesa que pronto dejó caer los párpados, dejándose llevar por la sensación que el recorrido de los fríos labios del vampiro le provocaban. El cosquilleo era sumamente agradable y no pudo sino reír. Se aferró a las solapas del traje con ambas manos al deslizar estas nuevamente hacia abajo, encogiéndose y apegándose más al cuerpo foráneo, como si su cercanía pudiera calmar esa gracia que con suavidad le robaba el aliento. Pronto, las risas se ahogaron contra la boca de Damián que no dudó ni un segundo en devorar los pétalos rosáceos de la enfermera. Sus respiraciones se fundieron igual que sus salivas y lenguas, del mismo modo que, de poder hacerlo, lo hubieran hecho sus cuerpos y esencias.
Pronto, el escritorio impidió que ella siguiera reculando, pero no le importó verse prisionera entre el mueble y el vampiro, pues de poder elegir, permanecería encarcelada toda su existencia entre aquellos brazos que decían condenarla, cuando lo que ella sentía era que le daban la vida. Suspiró una vez sentada sobre la mesa y perfiló el belfo inferior del español antes de sonreír y observarle con sus orbes azules chispeantes.
—Me encantaría tener esa clase de poder sobre ti…
Susurró, rozando su nariz con la ajena. Cuando Damián tenía aquellos momentos en los que su posesividad se demostraba de un modo distinto y casi tierno, la francesa sentía que se deshacía por dentro. Lo que él se empeñaba en nombrar necesidad, adicción y poder, para Lora eran sentimientos que habían ido formándose con el paso del tiempo, más allá del deseo o el compañerismo, ella amaba a ese hombre, aunque él no pudiera corresponderle del mismo modo.
Poco a poco, fue bajando con la diestra, desabotonando la chaqueta del inmortal, mientras sus dedos se colaban bajo la prenda, acariciando la suave y fría camisa. Sabía que acababan de acostarse hacía apenas unas horas, pero saber que iban a estar separados durante días, tal vez semanas, acrecentó aún más de lo normal el deseo que tenía la enfermera de fundirse con él de manera apasionada, salvaje, brusca incluso. Ladeó la cabeza y mordió el cuello ajeno, casi simulando lo que él le hacía a ella, aunque solía tener preferencia por el interior de sus muslos. Hincó los dientes con fuerza, aunque obviamente en su caso, no perforó la piel ni succionó sangre. Sólo buscaba provocarle.
—Cualquier cosa cumplirá mis deseos si la hago contigo…
Fue la respuesta de la francesa que pronto dejó caer los párpados, dejándose llevar por la sensación que el recorrido de los fríos labios del vampiro le provocaban. El cosquilleo era sumamente agradable y no pudo sino reír. Se aferró a las solapas del traje con ambas manos al deslizar estas nuevamente hacia abajo, encogiéndose y apegándose más al cuerpo foráneo, como si su cercanía pudiera calmar esa gracia que con suavidad le robaba el aliento. Pronto, las risas se ahogaron contra la boca de Damián que no dudó ni un segundo en devorar los pétalos rosáceos de la enfermera. Sus respiraciones se fundieron igual que sus salivas y lenguas, del mismo modo que, de poder hacerlo, lo hubieran hecho sus cuerpos y esencias.
Pronto, el escritorio impidió que ella siguiera reculando, pero no le importó verse prisionera entre el mueble y el vampiro, pues de poder elegir, permanecería encarcelada toda su existencia entre aquellos brazos que decían condenarla, cuando lo que ella sentía era que le daban la vida. Suspiró una vez sentada sobre la mesa y perfiló el belfo inferior del español antes de sonreír y observarle con sus orbes azules chispeantes.
—Me encantaría tener esa clase de poder sobre ti…
Susurró, rozando su nariz con la ajena. Cuando Damián tenía aquellos momentos en los que su posesividad se demostraba de un modo distinto y casi tierno, la francesa sentía que se deshacía por dentro. Lo que él se empeñaba en nombrar necesidad, adicción y poder, para Lora eran sentimientos que habían ido formándose con el paso del tiempo, más allá del deseo o el compañerismo, ella amaba a ese hombre, aunque él no pudiera corresponderle del mismo modo.
Poco a poco, fue bajando con la diestra, desabotonando la chaqueta del inmortal, mientras sus dedos se colaban bajo la prenda, acariciando la suave y fría camisa. Sabía que acababan de acostarse hacía apenas unas horas, pero saber que iban a estar separados durante días, tal vez semanas, acrecentó aún más de lo normal el deseo que tenía la enfermera de fundirse con él de manera apasionada, salvaje, brusca incluso. Ladeó la cabeza y mordió el cuello ajeno, casi simulando lo que él le hacía a ella, aunque solía tener preferencia por el interior de sus muslos. Hincó los dientes con fuerza, aunque obviamente en su caso, no perforó la piel ni succionó sangre. Sólo buscaba provocarle.
Lora Bellamy- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 27/09/2014
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
El gesto de su pequeña Lora surtió efecto en el obligándole a fantasear algo que deseaba realizar pronto y es que sentir aquellos labios sobre su cuello le trajo vivencias pasadas, solo una persona había mordido y bebido de el...esa fue su creadora y el único sentimiento entre ellos era odio, de ahí en adelante jamás creo un vínculo como para tomar la decisión de otorgarle la eternidad a un simple humano pues cual sería el fin de eso? El no necesitaba a nadie más que a su tormento; por supuesto eso pensaba hasta que conoció a Lora ni siquiera habían respetado los límites que tenían porque ella simplemente era más de lo que imagino, enamorarse de la enfermera?, No, él ya se había enamorado una sola vez y era cuando su corazón latía, ahora no tenía nada que ofrecerle a Lora más que su alma ya rota con todo lo que quedaba, querría unir los pedazos?. De verdad la joven gustaba de su compañía más allá del lazo que la sangre le generaba, podía confiar en que ella permanecía leal a su lado sin que este la obligara?.
El agarre de sus manos bajo hasta sus muslos, esa era su parte favorita, aunque claro adoraba cada rincón de aquel cuerpo que se entregaba una y otra vez a sus demandas, levanto la seda deleitándose con el interior de estos, de verdad deseaba que Lora penetrara su piel, que entrara en su mente con cada gota que bebiera sin ningún filtro, no guardarse nada, porque si bien permitía en ocasiones que la enfermera explorara en sus vivencias siempre veía lo que el quería. Hambre, sintió hambre de ella y quemaba en su ser más que nada incluso más que ninguna; ella era suya completamente suya e imaginarle ajena era imposible porque él no la dejaría ir, ni partir de este plano nunca y ahora lo sabía.
-Lo tienes Lora, más que nadie…en toda mi Eternidad-
Había seriedad en las palabras del ser inmortal, una que pocas veces se veía en él y aquella mirada clavada en el mar azul de la enfermera solo delataba un poco de lo que taladraba la mente del español, si, quería hacerla suya, pero por el resto del tiempo hasta que el mismo se consumiera en la nada. Sus manos dejaron los muslos femeninos y tirando completamente de la seda hacia arriba dejo descubiertas las largas piernas, no le quitaría el fino vestido; la atrajo más a él, a su centro buscando por encima de las telas sentirla, un suave roce que escondía las intenciones de poseerla sin miramientos. Los fríos labios se posaron en la oreja de la francesa.
-Cuando estés lista Lora te uniré a mí de todas las formas posibles…por que jamás soportaría perderte, a ti no, eres todo cuanto tengo.-
Develo con la voz cargada de promesa y deseo, su boca bajo hasta posarse en el cuello de su mujer y sin darle oportunidad de reaccionar sus afilados colmillos penetraron la dulce piel mientras las manos ahora posadas en la espalda de la rubia le obligaban a pegarse a su cuerpo duro al igual que gélido.
El agarre de sus manos bajo hasta sus muslos, esa era su parte favorita, aunque claro adoraba cada rincón de aquel cuerpo que se entregaba una y otra vez a sus demandas, levanto la seda deleitándose con el interior de estos, de verdad deseaba que Lora penetrara su piel, que entrara en su mente con cada gota que bebiera sin ningún filtro, no guardarse nada, porque si bien permitía en ocasiones que la enfermera explorara en sus vivencias siempre veía lo que el quería. Hambre, sintió hambre de ella y quemaba en su ser más que nada incluso más que ninguna; ella era suya completamente suya e imaginarle ajena era imposible porque él no la dejaría ir, ni partir de este plano nunca y ahora lo sabía.
-Lo tienes Lora, más que nadie…en toda mi Eternidad-
Había seriedad en las palabras del ser inmortal, una que pocas veces se veía en él y aquella mirada clavada en el mar azul de la enfermera solo delataba un poco de lo que taladraba la mente del español, si, quería hacerla suya, pero por el resto del tiempo hasta que el mismo se consumiera en la nada. Sus manos dejaron los muslos femeninos y tirando completamente de la seda hacia arriba dejo descubiertas las largas piernas, no le quitaría el fino vestido; la atrajo más a él, a su centro buscando por encima de las telas sentirla, un suave roce que escondía las intenciones de poseerla sin miramientos. Los fríos labios se posaron en la oreja de la francesa.
-Cuando estés lista Lora te uniré a mí de todas las formas posibles…por que jamás soportaría perderte, a ti no, eres todo cuanto tengo.-
Develo con la voz cargada de promesa y deseo, su boca bajo hasta posarse en el cuello de su mujer y sin darle oportunidad de reaccionar sus afilados colmillos penetraron la dulce piel mientras las manos ahora posadas en la espalda de la rubia le obligaban a pegarse a su cuerpo duro al igual que gélido.
Damian Alarcón- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 24/07/2017
Re: Ce qui nous unit||Lora +18
Sintió el cosquilleo de la seda al subir lentamente, dejando paso a un roce aún más frío que el de la propia tela, la yema de los dedos del español. Toda su piel hormigueaba al paso de aquellas manos que tan bien conocía y, al mismo tiempo, tanto la conocían a ella, cada rincón, cada poro, cada punto débil o zona en la que podía arrancarle una breve risa. Él había sido el primer hombre en tocarla de manera íntima y, sucediera lo que sucediera, Lora estaba convencida que también iba a ser el último que lo hiciera. Habiendo conocido aquella sensación, no deseaba perderla. No le importaba que el inmortal pudiera ser distante, serio e incluso frío en ocasiones, porque ella sabía valorar los silencios que compartían, las miradas intensas, incluso las escasas discusiones. Porque si él se tomaba el tiempo de debatir algo con ella, era porque valoraba su opinión, si no, sencillamente zanjaría los temas y no habría nada que hablar. Pero Damián la respetaba, admiraba su fortaleza, la animaba en su causa aún y cuando no la compartía. Aquel hombre lo era todo para ella, y lo era todo porque ella había permitido así fuera.
Se quedó mirando los orbes ajenos, aquellos ojos oscuros que en aquel momento empezaban a tintarse de carmesí brillante. Las palabras que salieron de los labios del vampiro hicieron que a la enfermera se le erizara el vello de la nuca. Tal vez estaba leyendo entre líneas más de lo que el inmortal pretendía, pero no le importaba a ella, porque se sentía dichosa y feliz. Acaba de decirle que ella tenía más poder sobre él que la maldición de Catalina, aunque fuera de un modo ínfimo o superficial, era suficiente para que ella se aferrara a aquella frase como a un clavo ardiendo. Poro le importaba dejarse las manos en carne viva si con ello no tenía que soltarse.
Dejó que el español la acomodara como a él se le antojara y tomó el rostro ajeno entre sus manos, ahuecando las mejilla cubiertas por espesa barba contra las palmas. Acarició los pómulos muy lentamente con los pulgares, sin dejar de observarle con sus lapislázuli.
—No me vas a perder, Damián. Jamás.
Rozó levemente sus labios con los foráneos, y aunque estuvo tentada de decirle que se sentía lista, sabía que aquello no era lo que el contrario quería en aquellos momentos. Y sí, además, ella no estaba preparada físicamente para el cambio, el vampiro reviviría lo ocurrido con la maldita Catalina y, aquello, era lo último que la francesa deseaba para el hombre al que amaba.
—Cuando esté lista, quiero que lo hagas, que drenes mi cuerpo y, posteriormente, me alimentes con tu sangre.
Por extraño que pudiera parecerle a alguien de fuera, ella le estaba dando permiso al español, le estaba diciendo que ella también deseaba estar con él para toda la eternidad. Ladeó ligeramente la cabeza, exponiendo su cuello y aguardó a la placentera sensación del mordisco. Porque aunque inicialmente la punzada doliera, el éxtasis que le seguía era indescriptible. Era una especie de orgasmo distinto, porque tener a Damián bebiendo de ella, era una de sus recurrentes fantasías que, por suerte, se cumplía con regularidad. Con las piernas rodeó las caderas ajenas, aprisionando el cuerpo foráneo contra su cuerpo, mientras sus dedos buscaban ahora los botones de la camisa para acariciar directamente el torso descubierto del inmortal.
Se quedó mirando los orbes ajenos, aquellos ojos oscuros que en aquel momento empezaban a tintarse de carmesí brillante. Las palabras que salieron de los labios del vampiro hicieron que a la enfermera se le erizara el vello de la nuca. Tal vez estaba leyendo entre líneas más de lo que el inmortal pretendía, pero no le importaba a ella, porque se sentía dichosa y feliz. Acaba de decirle que ella tenía más poder sobre él que la maldición de Catalina, aunque fuera de un modo ínfimo o superficial, era suficiente para que ella se aferrara a aquella frase como a un clavo ardiendo. Poro le importaba dejarse las manos en carne viva si con ello no tenía que soltarse.
Dejó que el español la acomodara como a él se le antojara y tomó el rostro ajeno entre sus manos, ahuecando las mejilla cubiertas por espesa barba contra las palmas. Acarició los pómulos muy lentamente con los pulgares, sin dejar de observarle con sus lapislázuli.
—No me vas a perder, Damián. Jamás.
Rozó levemente sus labios con los foráneos, y aunque estuvo tentada de decirle que se sentía lista, sabía que aquello no era lo que el contrario quería en aquellos momentos. Y sí, además, ella no estaba preparada físicamente para el cambio, el vampiro reviviría lo ocurrido con la maldita Catalina y, aquello, era lo último que la francesa deseaba para el hombre al que amaba.
—Cuando esté lista, quiero que lo hagas, que drenes mi cuerpo y, posteriormente, me alimentes con tu sangre.
Por extraño que pudiera parecerle a alguien de fuera, ella le estaba dando permiso al español, le estaba diciendo que ella también deseaba estar con él para toda la eternidad. Ladeó ligeramente la cabeza, exponiendo su cuello y aguardó a la placentera sensación del mordisco. Porque aunque inicialmente la punzada doliera, el éxtasis que le seguía era indescriptible. Era una especie de orgasmo distinto, porque tener a Damián bebiendo de ella, era una de sus recurrentes fantasías que, por suerte, se cumplía con regularidad. Con las piernas rodeó las caderas ajenas, aprisionando el cuerpo foráneo contra su cuerpo, mientras sus dedos buscaban ahora los botones de la camisa para acariciar directamente el torso descubierto del inmortal.
Lora Bellamy- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 89
Fecha de inscripción : 27/09/2014
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Temas similares
» Ce qui nous unit | Privado
» Nous irons en Enfer [Privado]
» Jusqu'à ce que la mort nous sépare? [privado]
» Une léthargie, Lora.
» Lora Bellamy ~ The lovely killer
» Nous irons en Enfer [Privado]
» Jusqu'à ce que la mort nous sépare? [privado]
» Une léthargie, Lora.
» Lora Bellamy ~ The lovely killer
Página 3 de 4.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour