AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Sette peccati mortali (libre)
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Sette peccati mortali (libre)
“El ángel que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó al cielo su mano derecha y juró por el que vive por los siglos de los siglos, el que creó el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y dijo: «¡El tiempo ha terminado!”
Apocalipsis 10:5-6
Noche de los muertos, así llamaban a la fiesta que los creyentes y los paganos veneraban a sus difuntos, recordándolos, añorándolos y llorándolos.
Siempre me causó cierta curiosidad esa forma de expresar sentimientos, la capacidad con la que los hombres mostraban en publico su alegría, su tristeza, sus emociones a fin de cuentas.
Sabia que mi misión distaba mucho de ser esa, no tenia que entender a la humanidad, ni siquiera compadecerla, simplemente traer el caos a la tierra, arrancar la paz de sus entrañas y que los viles se degollaran ante mi turbia mirada.
Aquella noche alcé la capucha negra sobre mi rostro, la capa ondeaba a mis espaldas, no portaba el mandoble, no salia de caza. Aquella noche solo quería entender que encontraba la humanidad en pecar.
Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, los siete pecados capitales ¿seria capaz de descubrirlos en una noche? Los pecadores tenían que ser aniquilados, mas esa noche, solo por esa noche, me limitaría a observar aquello que el señor de los cielos, de la tierra y del mar considera que hay que sepultar.
Mis pasos sonaban huecos bajo el adoquinado, la música vivaz inundaba las calles con cánticos, vocifero de las gentes animadas por las jarras que portaban en sus manos, excesos de una noche en la que gula estaba muy presente.
Ladeé la cabeza ligeramente mis ámbar centelleaban bajo la capucha entre las luces y las sombras de las farolas de aceite, una pareja se devoraba a besos y ahí estaba la lujuria.
Relamí mis labios resecos, caminaba con paso firme y porte erguido, la humanidad estaba perdida, pues apenas dos cuadras había cruzado y ya había visto demasiado.
Giré una callé con tan mala suerte de dar de bruces con alguien, la jarra que sostenía entre sus manos terminó esparcida en su vestido, su mirada destilaba primero sorpresa y luego enarcó una ceja esperando unas disculpas que por mi parte no llegaron.
Apocalipsis 10:5-6
Noche de los muertos, así llamaban a la fiesta que los creyentes y los paganos veneraban a sus difuntos, recordándolos, añorándolos y llorándolos.
Siempre me causó cierta curiosidad esa forma de expresar sentimientos, la capacidad con la que los hombres mostraban en publico su alegría, su tristeza, sus emociones a fin de cuentas.
Sabia que mi misión distaba mucho de ser esa, no tenia que entender a la humanidad, ni siquiera compadecerla, simplemente traer el caos a la tierra, arrancar la paz de sus entrañas y que los viles se degollaran ante mi turbia mirada.
Aquella noche alcé la capucha negra sobre mi rostro, la capa ondeaba a mis espaldas, no portaba el mandoble, no salia de caza. Aquella noche solo quería entender que encontraba la humanidad en pecar.
Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, los siete pecados capitales ¿seria capaz de descubrirlos en una noche? Los pecadores tenían que ser aniquilados, mas esa noche, solo por esa noche, me limitaría a observar aquello que el señor de los cielos, de la tierra y del mar considera que hay que sepultar.
Mis pasos sonaban huecos bajo el adoquinado, la música vivaz inundaba las calles con cánticos, vocifero de las gentes animadas por las jarras que portaban en sus manos, excesos de una noche en la que gula estaba muy presente.
Ladeé la cabeza ligeramente mis ámbar centelleaban bajo la capucha entre las luces y las sombras de las farolas de aceite, una pareja se devoraba a besos y ahí estaba la lujuria.
Relamí mis labios resecos, caminaba con paso firme y porte erguido, la humanidad estaba perdida, pues apenas dos cuadras había cruzado y ya había visto demasiado.
Giré una callé con tan mala suerte de dar de bruces con alguien, la jarra que sostenía entre sus manos terminó esparcida en su vestido, su mirada destilaba primero sorpresa y luego enarcó una ceja esperando unas disculpas que por mi parte no llegaron.
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
La noche se alzaba animada para el resto de mortales de la ciudad, el pasear por las Parisinas calles le mantenían la mente despejada, aunque ahora no sentía la necesidad de probar la sangre ajena, hacía poco que había saciado su mala sed con el cuello de un pobre diablo que pensó tener la sarten por el mango, para despues encontrarse con la oscura y distinta realidad, cosas imposibles que si existian, y al mismo tiempo que lo descubría sería lo último que haría, pero al menos sirvió para calmar su sed. Ahora no importaba, ahora caminaba mientras se recogía su platino pelo en una coleta, mientras atravesaba un callejón, parecía que la taberna estaba a reventar.
La vampiresa midió la situación, había bastante gente, entró en la taberna buscando ver que de interesante podía encontrar, quizás con un poco de suerte otro inmortal que acompañase la situación, pero no parecía haber ninguno por ahí cerca, le venía bien conocer las esferas oscuras de la francesa ciudad, más siendo tan recien llegada, apenas unas lunas que desembarcó, pidió un trago al tabernero, pero solo recibió una mirada extraña, un largo silencio, para despues recibir una negativa, la vampiresa miró al tabernero de fulminante forma, este en cambio negó rotundamente afirmando que no le iba a dar alcohol a una jovencita, a lo que Arikel abrió los ojos con sorpresa, sus ganas por usar sus habilidades para hacer que ese hombre gritase hasta reventar su garganta se hicieron crecientes, pero se conformó con solo arrugar la nariz y dar un manotazo a la barra antes de retirarse.
Miró alrededor, quizás alguno de esos pobres desgraciados accediera a comprarle una jarra a cambio de una propina, no tardó en encontrar a una pobre alma a la que Arikel solo se tuvo que acercar con algun franco de más para convencerle, que le dará para tres jarras más si le traía una, no fue algo dificil, solo acercarse al indicado, el hombre trajo su jarra llena y la vampiresa le dió el dinero, no es que la calmase la sed, ni mucho menos, pero quizás solo era por el placer de saborearla, se apartó un poco de la taberna para darle el primer sorbo, para degustar, no sabía igual que hace siglos atrás, pero le hacía recordar.
Dió otro pequeño sorbo mientras estaba sumergida en los pensamientos y recuerdos de años atrás, muy atras, fue por lo que no escuchó el eco de los pasos que venían del callejón que salia apenas de unos centimetros de donde estaba apoyada, fue cuando despertó de sus pensamientos cuando sitió el impacto de alguien contra ella, se vertió la jarra sobre su negro vestido y la jarra cayendo al suelo, la vampiresa primero miró exaltadamente el estropició antes de levantar la cabeza para mirar al culpable, con cara de sorpresa, alzó una ceja mirandole ahí parado. -¿Es que no tienes ojos en la cara?. -Gruñó la vampiresa, estubo apunto de añadir un improperío pero se lo reservó por intentar trabajar el auto control que solía tener problemas para dominar. Se sacudía un poco mientras esperaba las pertinentes disculpas. Aunque tardó unos segundos en captar el auro del que impactó contra ella, eso le hizo quedarse un momento congelada mientras levantaba la vista a observarle.
La vampiresa midió la situación, había bastante gente, entró en la taberna buscando ver que de interesante podía encontrar, quizás con un poco de suerte otro inmortal que acompañase la situación, pero no parecía haber ninguno por ahí cerca, le venía bien conocer las esferas oscuras de la francesa ciudad, más siendo tan recien llegada, apenas unas lunas que desembarcó, pidió un trago al tabernero, pero solo recibió una mirada extraña, un largo silencio, para despues recibir una negativa, la vampiresa miró al tabernero de fulminante forma, este en cambio negó rotundamente afirmando que no le iba a dar alcohol a una jovencita, a lo que Arikel abrió los ojos con sorpresa, sus ganas por usar sus habilidades para hacer que ese hombre gritase hasta reventar su garganta se hicieron crecientes, pero se conformó con solo arrugar la nariz y dar un manotazo a la barra antes de retirarse.
Miró alrededor, quizás alguno de esos pobres desgraciados accediera a comprarle una jarra a cambio de una propina, no tardó en encontrar a una pobre alma a la que Arikel solo se tuvo que acercar con algun franco de más para convencerle, que le dará para tres jarras más si le traía una, no fue algo dificil, solo acercarse al indicado, el hombre trajo su jarra llena y la vampiresa le dió el dinero, no es que la calmase la sed, ni mucho menos, pero quizás solo era por el placer de saborearla, se apartó un poco de la taberna para darle el primer sorbo, para degustar, no sabía igual que hace siglos atrás, pero le hacía recordar.
Dió otro pequeño sorbo mientras estaba sumergida en los pensamientos y recuerdos de años atrás, muy atras, fue por lo que no escuchó el eco de los pasos que venían del callejón que salia apenas de unos centimetros de donde estaba apoyada, fue cuando despertó de sus pensamientos cuando sitió el impacto de alguien contra ella, se vertió la jarra sobre su negro vestido y la jarra cayendo al suelo, la vampiresa primero miró exaltadamente el estropició antes de levantar la cabeza para mirar al culpable, con cara de sorpresa, alzó una ceja mirandole ahí parado. -¿Es que no tienes ojos en la cara?. -Gruñó la vampiresa, estubo apunto de añadir un improperío pero se lo reservó por intentar trabajar el auto control que solía tener problemas para dominar. Se sacudía un poco mientras esperaba las pertinentes disculpas. Aunque tardó unos segundos en captar el auro del que impactó contra ella, eso le hizo quedarse un momento congelada mientras levantaba la vista a observarle.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
"La ira es un veneno que uno toma esperando que muera el otro"
— William Shakespeare
Ira, otro de los pecados capitales era lo que desprendía el aura pálida de aquella inmortal. Su pregunta me resulto un tanto absurda.
¿Ojos en la cara? Solo tenia que alzar la mirada para percatarse que los tenia ¿acaso era ciega? Ladeé la sonrisa de forma engreída mientras ella sacudía con sus manos el vestido dejando caer al suelo las gotas que resbalaban por la pesada tela.
En otra ocasión la hubiera matado sin dudarlo, esa era mi misión y aquella “niña” posiblemente también era fruto de la perversión.
Pero fiel a mis intenciones iniciales, mantuve la calma no dejándome llevar por mis instintos primarios y permanecí frente a ella esperando que se hiciera a un lado para continuar el camino marcado.
Las calles destilaban fiesta, esa noche los cánticos avanzaban hacia el cementerio, allí se rendía un homenaje a los muertos.
A nuestro alrededor las orquestas tocaban, los bailes se sucedían y los disfraces coloridos iban implícitos en las personas algo alegres por el liquido ambarino.
-Si esperáis una disculpa, no veo el motivo, ambos andábamos distraídos, el choque ha sido fortuito, con lo cual podría yo esperar lo mismo -aseguré con arrogancia y sentido común.
La gente se esforzaba en darle vueltas a las cosas de un modo tan enrevesado que en ocasiones no era capaz de entender como discernían la verdad del bulo que la envolvía.
La verdad solo tenia un camino y era exactamente el que de mis labios escapó, yo era un ángel de la muerte, la verdad siempre iba a mi favor.
Otro quizás hubiera pedido perdona, la hubiera invitado a otra jarra y con esa escusa hubiera terminado la noche colándose entre sus piernas, claro que eso nos llevaría al pecado de la lujuria.
-Esta noche no trabajo -aseguré con rotundidad -puedo invitarte a una jarra si a cambio tu me explicas porque se corrompe la humanidad con tanta facilidad.
Quizás esa mujer de aspecto aniñado fuera capaz de darme otra visión del mundo.
- Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él (Apocalipsis 12, 9)
— William Shakespeare
Ira, otro de los pecados capitales era lo que desprendía el aura pálida de aquella inmortal. Su pregunta me resulto un tanto absurda.
¿Ojos en la cara? Solo tenia que alzar la mirada para percatarse que los tenia ¿acaso era ciega? Ladeé la sonrisa de forma engreída mientras ella sacudía con sus manos el vestido dejando caer al suelo las gotas que resbalaban por la pesada tela.
En otra ocasión la hubiera matado sin dudarlo, esa era mi misión y aquella “niña” posiblemente también era fruto de la perversión.
Pero fiel a mis intenciones iniciales, mantuve la calma no dejándome llevar por mis instintos primarios y permanecí frente a ella esperando que se hiciera a un lado para continuar el camino marcado.
Las calles destilaban fiesta, esa noche los cánticos avanzaban hacia el cementerio, allí se rendía un homenaje a los muertos.
A nuestro alrededor las orquestas tocaban, los bailes se sucedían y los disfraces coloridos iban implícitos en las personas algo alegres por el liquido ambarino.
-Si esperáis una disculpa, no veo el motivo, ambos andábamos distraídos, el choque ha sido fortuito, con lo cual podría yo esperar lo mismo -aseguré con arrogancia y sentido común.
La gente se esforzaba en darle vueltas a las cosas de un modo tan enrevesado que en ocasiones no era capaz de entender como discernían la verdad del bulo que la envolvía.
La verdad solo tenia un camino y era exactamente el que de mis labios escapó, yo era un ángel de la muerte, la verdad siempre iba a mi favor.
Otro quizás hubiera pedido perdona, la hubiera invitado a otra jarra y con esa escusa hubiera terminado la noche colándose entre sus piernas, claro que eso nos llevaría al pecado de la lujuria.
-Esta noche no trabajo -aseguré con rotundidad -puedo invitarte a una jarra si a cambio tu me explicas porque se corrompe la humanidad con tanta facilidad.
Quizás esa mujer de aspecto aniñado fuera capaz de darme otra visión del mundo.
- Y fue arrojado el gran dragón, la serpiente antigua que se llama el diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él (Apocalipsis 12, 9)
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
La vampiresa le observaba algo en alerta, sin fiarse lo más minimo, podía percibir ese aura que rodeaba al hombre, mientras la chica entrecerraba sus ojos con notable aire desconfiado, alguna vez en el pasado se había cruzado con otros de naturaleza licana, y la cosa solía acabar en una sanguinaría pelea, arrugó la nariz con desagrado y enfado alzando la vista para mirar al hombre, y alzó la ceja ante la arrogante respuesta que él dió sin ningun tipo de problema. -Yo estaba parada, tu andabas, y fue mi vestido el que acabó manchado, no el tuyo, y fue provocado por ti.- Gruñó la chica a su irritante respuesta, mientras se acariciaba la sien para mantener el autocontrol.
En una situación menos publica se habría lanzado a por él y le abría enseñado modales de una forma divertida para ella, no así lo habría sido para él, eso lo tenía la vampiresa asegurado, más una vez los restos del alcoholico liquido limpiados de su grueso ropaje observó mirando con suma extrañeza al hombre que frente a ella estaba, no entendió que quiso decir con que esta noche no trabajaba ¿Y qué si asi fuera? ¿eso cambiaba algo? aquí había algo que se la escapaba y no llegaba a comprender el qué, solo que la presencía del licántropo la alteraba ciertamente, pero no le iba a dar el placer de hacerle saber que su presencía la ponía nerviosa, simplemente le observaba con semblante serío y desconcertado.
Arqueó aun más su ceja cuando ofreció invitarla a una copa a cambio de que ella le dijese por que se corrompe la humanidad con facilidad, la vampiresa se le quedo mirando unos segundos antes de soltar una carcajada algo cinica. -Si quieres puedo hablar de ello, pero la conversación sería quizás algo larga. - Comentó ella con algo de malicia, el licántropo tenía un comportamiento un tanto extraño, siendo muy fina esa descripción de lo que realmente pensaba la vampiresa.
Ladeó la cabeza mirandole, era poco habitual más aun que alguien como él empezara a recitar pasajes apocalipticos, la vampiresa le miró y sencillamente volvió a enarcar una ceja.- Y ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la palabra de su testimonio; y no han amado sus vidas hasta la muerte. (apocalipsis 12, 11).- Respondió la vampiresa y se cruzó de brazos mirando primero alrededor como la gente seguía con su festividad y despues al joven. -Es un poco insolito empezar a recitar pasajes apocalipticos, pero como tema de conversación para empezar a hablar con alguien es lo más original que he visto...en bastante tiempo. - Por no decir que en su vida y no-vida, el hombre la tenía muy despistada y eso la ponía algo más nerviosa.
En una situación menos publica se habría lanzado a por él y le abría enseñado modales de una forma divertida para ella, no así lo habría sido para él, eso lo tenía la vampiresa asegurado, más una vez los restos del alcoholico liquido limpiados de su grueso ropaje observó mirando con suma extrañeza al hombre que frente a ella estaba, no entendió que quiso decir con que esta noche no trabajaba ¿Y qué si asi fuera? ¿eso cambiaba algo? aquí había algo que se la escapaba y no llegaba a comprender el qué, solo que la presencía del licántropo la alteraba ciertamente, pero no le iba a dar el placer de hacerle saber que su presencía la ponía nerviosa, simplemente le observaba con semblante serío y desconcertado.
Arqueó aun más su ceja cuando ofreció invitarla a una copa a cambio de que ella le dijese por que se corrompe la humanidad con facilidad, la vampiresa se le quedo mirando unos segundos antes de soltar una carcajada algo cinica. -Si quieres puedo hablar de ello, pero la conversación sería quizás algo larga. - Comentó ella con algo de malicia, el licántropo tenía un comportamiento un tanto extraño, siendo muy fina esa descripción de lo que realmente pensaba la vampiresa.
Ladeó la cabeza mirandole, era poco habitual más aun que alguien como él empezara a recitar pasajes apocalipticos, la vampiresa le miró y sencillamente volvió a enarcar una ceja.- Y ellos le han vencido por la sangre del Cordero, y por la palabra de su testimonio; y no han amado sus vidas hasta la muerte. (apocalipsis 12, 11).- Respondió la vampiresa y se cruzó de brazos mirando primero alrededor como la gente seguía con su festividad y despues al joven. -Es un poco insolito empezar a recitar pasajes apocalipticos, pero como tema de conversación para empezar a hablar con alguien es lo más original que he visto...en bastante tiempo. - Por no decir que en su vida y no-vida, el hombre la tenía muy despistada y eso la ponía algo más nerviosa.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Ladeé la cabeza escuchando su explicación mientras se llevaba la mano a la sien para al parecer controlar la ira.
-¿No tenias mejor sitio donde mantenerte quieta que justo en una esquina? -dije con tranquilidad mirándola como si la discusión me pareciera algo banal.
Ya le había invitado a otra jarra ¿que esperaba? Hoy la guerra se había tomado el día libre, era su día de suerte.
-Tengo toda la noche -aseguré sin acabar de entender su ironía. Era lógico que no pudiera explicarme en 10 minutos porque la humanidad se había corrompido de esa manera.
Quería comprender porque la gente sucumbía al pecado sin valorar la oportunidad que dios les dio al dejarlos en el paraíso. Ellos pecaron, incapaces de mantenerse firmes ante el demonio y sus encantos.
-Temo que así como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así sean manchados vuestros espíritus. 2 Cor 11, 3.
Ladeé la sonrisa al ver como recitaba uno de los pasajes apocalípticos que yo tan bien conocía, padre nos los hizo estudiar hasta sabérnoslos de memoria, decía que la biblia era el único libro que guiaría nuestros pasos, la palabra de dios se reflejaba en cada linea.
El inquisidor que nos educó enloqueció ante la perfección de su obra, los humanos siempre acaban corrompidos.
-No era mi intención comenzar una conversación, has chocado conmigo -puntualicé.
Ella negó con la cabeza desesperada por mis palabras, creo que me dio como caso perdido pues iba a decir algo pero finalmente guardó silencio.
Aceptó esa jarra, así que juntos caminamos hacia una taberna que no quedaba muy lejos y donde en ocasiones solía ir a beber con Armagedon, mi hermano.
-¿y bien? -dije impaciente por conocer un punto de vista diferente mientras me dejaba caer en la silla de la mesa hundiendo mis ojos en los de la dama.
El posadero nos trajo dos jarras de cerveza negra, no seria necesario mas, en la moderación desaparecía el pecado capital de la gula.
-Fuisteis convertida siendo apenas una joven, casi una niña ¿no odiáis al que os arrebató una vida distinta?
-¿No tenias mejor sitio donde mantenerte quieta que justo en una esquina? -dije con tranquilidad mirándola como si la discusión me pareciera algo banal.
Ya le había invitado a otra jarra ¿que esperaba? Hoy la guerra se había tomado el día libre, era su día de suerte.
-Tengo toda la noche -aseguré sin acabar de entender su ironía. Era lógico que no pudiera explicarme en 10 minutos porque la humanidad se había corrompido de esa manera.
Quería comprender porque la gente sucumbía al pecado sin valorar la oportunidad que dios les dio al dejarlos en el paraíso. Ellos pecaron, incapaces de mantenerse firmes ante el demonio y sus encantos.
-Temo que así como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así sean manchados vuestros espíritus. 2 Cor 11, 3.
Ladeé la sonrisa al ver como recitaba uno de los pasajes apocalípticos que yo tan bien conocía, padre nos los hizo estudiar hasta sabérnoslos de memoria, decía que la biblia era el único libro que guiaría nuestros pasos, la palabra de dios se reflejaba en cada linea.
El inquisidor que nos educó enloqueció ante la perfección de su obra, los humanos siempre acaban corrompidos.
-No era mi intención comenzar una conversación, has chocado conmigo -puntualicé.
Ella negó con la cabeza desesperada por mis palabras, creo que me dio como caso perdido pues iba a decir algo pero finalmente guardó silencio.
Aceptó esa jarra, así que juntos caminamos hacia una taberna que no quedaba muy lejos y donde en ocasiones solía ir a beber con Armagedon, mi hermano.
-¿y bien? -dije impaciente por conocer un punto de vista diferente mientras me dejaba caer en la silla de la mesa hundiendo mis ojos en los de la dama.
El posadero nos trajo dos jarras de cerveza negra, no seria necesario mas, en la moderación desaparecía el pecado capital de la gula.
-Fuisteis convertida siendo apenas una joven, casi una niña ¿no odiáis al que os arrebató una vida distinta?
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Un bufido fué el único sonido que deslizó la vampiresa por sus labios mientras seguía masajeando su sien, el hombre no iba a atinar a razones de quien era el culpable del derrame del alcohol sobre el vestido de la chica, pero no iba a empezar una bronca por ello, bastante nerviosa la ponía ya la presencía del joven por su naturaleza, no obstante había que mantener la presencia intacta, y eso iba a hacer, más lo que le descolocó fue cuando el joven aseguró tener toda la noche para escuchar por qué la humanidad se corrompía, por un segundo Arikel tuvo la sospecha de que el licano la estaba tomando el pelo, pero a juzgar por su mirada no lo hacía. -Está bien..- Dijo la vampiresa con tono paciente.
No pudo evitar arquear las cejas mirando al joven cuando recitó nuevamente, entrecerró por ahora sus azules ojos mirando al licano...algo tensa, ¿podía ser un inquisidor con la condena licántropa atada a su piel? eso podría ser un problema, pero no se le veía agresivo y eso hacía que Arikel se encontrase algo desconcertada, pero no iba a mostrarle su confusión ni mucho menos, le mantenía un semblante serío, imperterrido, como si las emociones le fueran algo ajeno. Aunque pareció agradado cuando la vampiresa recitó el pasaje apocaliptico, aunque aseguró que su intención no fue conversar, eso estaba claro, y el que joven no pillaba las ironias también....
Más el joven la llevó a otra taberna algo más alejada de la primera donde celebraban la fiesta de los difuntos, a Arikel le divertía esa fiesta, digamos que le resultaba ironico que celebrasen algo que desconocían que existiesen, muertos volviendo a la vida, linda tradición, volvió a fijar la vista en el licántropo, mientras caminaba un par de pasos por detrás, prefería tenerlo bien vigilado en todo momento, por alguna extraña razón a la vampiresa le saltaban las alarmas de posible peligro, pero esto no ocurrió por el momento. buscando donde sentarse y apenas habíendo aterrizado sobre su silla el lobo impaciente esperó una de las explicaciones.
-Bien, viendo tus ferreas creencias...- Comenzó a hablar, hizo una breve pausa, estaba confusa cual de todas las explicaciones podría darle sin que el joven lo entendiese. Parecía algo corto de miras.- ..Bueno, digamos que los pecados hacen que sus monotonas vidas sean más llevaderas, para eso el creador hizo al ser humano imperfecto.- Comentó la vampiresa, había tenido muchos años para leerse casi cualquier libro, entre ellos las sagradas escrituras Biblicas, se apoyaba sobre su mano y desvió la mirada unos segundos para no inquietarse por la penetrante mirada del joven. - Para que ellos tuvieran la voluntad y el libre albedrío para que ellos tomaran las decisiones, pero siempre es verdad que el humano se corrompe con más facilidad por que es un camino más facil.. y lo más debiles son más tentados...- Comentaba mientras desviaba la vista al tabernero que traía las jarras de cerveza negra, ella alzó la ceja y vió como el tabernero la miraba algo contrariado, la vampiresa solo lanzó una mirada intimidante mientrás sus ojos se volvierón tirando a rojizos, lo suficiente para que él tabernero retrocediese y la dejase en paz, sin comentar su edad.
La vampiresa sonrió de forma lisonjera y dió un pequeño sorbo a su jarra sorprendida de la pregunta, realmente le sorprendía que el licántropo se interesase por ella o su condición. -Pues sí, y puse medios a ese enfado hace mucho tiempo...y la venganza se cumplió. - Comentó ella de manera neutra, aunque por dentro tenía algun que otro sentimiento encontrado.- Aunque mi vida tampoco te habría agradado...soy lo que hace mil años llamabais los paganos...así que creo que mi condición ahora mismo no te sea muy distinta a la que cuando tenía pulso.- Sonrió de medio lado, mientras observaba su jarra y se acariciaba un mechon de su platino pelo.
No pudo evitar arquear las cejas mirando al joven cuando recitó nuevamente, entrecerró por ahora sus azules ojos mirando al licano...algo tensa, ¿podía ser un inquisidor con la condena licántropa atada a su piel? eso podría ser un problema, pero no se le veía agresivo y eso hacía que Arikel se encontrase algo desconcertada, pero no iba a mostrarle su confusión ni mucho menos, le mantenía un semblante serío, imperterrido, como si las emociones le fueran algo ajeno. Aunque pareció agradado cuando la vampiresa recitó el pasaje apocaliptico, aunque aseguró que su intención no fue conversar, eso estaba claro, y el que joven no pillaba las ironias también....
Más el joven la llevó a otra taberna algo más alejada de la primera donde celebraban la fiesta de los difuntos, a Arikel le divertía esa fiesta, digamos que le resultaba ironico que celebrasen algo que desconocían que existiesen, muertos volviendo a la vida, linda tradición, volvió a fijar la vista en el licántropo, mientras caminaba un par de pasos por detrás, prefería tenerlo bien vigilado en todo momento, por alguna extraña razón a la vampiresa le saltaban las alarmas de posible peligro, pero esto no ocurrió por el momento. buscando donde sentarse y apenas habíendo aterrizado sobre su silla el lobo impaciente esperó una de las explicaciones.
-Bien, viendo tus ferreas creencias...- Comenzó a hablar, hizo una breve pausa, estaba confusa cual de todas las explicaciones podría darle sin que el joven lo entendiese. Parecía algo corto de miras.- ..Bueno, digamos que los pecados hacen que sus monotonas vidas sean más llevaderas, para eso el creador hizo al ser humano imperfecto.- Comentó la vampiresa, había tenido muchos años para leerse casi cualquier libro, entre ellos las sagradas escrituras Biblicas, se apoyaba sobre su mano y desvió la mirada unos segundos para no inquietarse por la penetrante mirada del joven. - Para que ellos tuvieran la voluntad y el libre albedrío para que ellos tomaran las decisiones, pero siempre es verdad que el humano se corrompe con más facilidad por que es un camino más facil.. y lo más debiles son más tentados...- Comentaba mientras desviaba la vista al tabernero que traía las jarras de cerveza negra, ella alzó la ceja y vió como el tabernero la miraba algo contrariado, la vampiresa solo lanzó una mirada intimidante mientrás sus ojos se volvierón tirando a rojizos, lo suficiente para que él tabernero retrocediese y la dejase en paz, sin comentar su edad.
La vampiresa sonrió de forma lisonjera y dió un pequeño sorbo a su jarra sorprendida de la pregunta, realmente le sorprendía que el licántropo se interesase por ella o su condición. -Pues sí, y puse medios a ese enfado hace mucho tiempo...y la venganza se cumplió. - Comentó ella de manera neutra, aunque por dentro tenía algun que otro sentimiento encontrado.- Aunque mi vida tampoco te habría agradado...soy lo que hace mil años llamabais los paganos...así que creo que mi condición ahora mismo no te sea muy distinta a la que cuando tenía pulso.- Sonrió de medio lado, mientras observaba su jarra y se acariciaba un mechon de su platino pelo.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Re: Sette peccati mortali (libre)
Enarqué una ceja, así que el problema al parecer era eso que ellos llamaban “libre albedrío” la humanidad en su poder de decidir siempre escuchaban a satanás, esa serpiente que los acechaba sin tregua y que entre susurro les ofrecía el pecado original.
Padre había hecho bien en mandarnos a la tierra para erradicar el pecado, mas mi pregunta era ¿y si la humanidad seguía en su capacidad de elegir, no seguiría eligiendo mal? Era obvio que si, pues el pecado era mas atrayente que la virtud.
-¿Cuan seria tu pecado? -pregunté interrogante -ya sabes, también tienes libre albedrío ¿que es aquello que anhelas, por lo que pecarías? ¿lujuria? ¿ira? -ladeé la sonrisa francamente de eso se gastaba una poca la niña -¿gula? ¿avaricia?
Bien, la continuación de su historia me llevó a la siguiente conclusión, venganza, ella no procesaba el “pon la otra mejilla” quizás porque en esta sociedad corrompida, el mal hacia siglos que venció al bien y ahora la única forma de erradicar esto era hacer una buena criba, solo los puros de alma quedarían.
-«¡No hagan daño ni a la tierra, ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente de los siervos de nuestro Dios!» Y oí el número de los que fueron sellados: 144.000 (ciento cuarenta y cuatro mil) de todas las tribus de Israel. Apocalipsis 7:3-4
Di un trago de la jarra contemplando su aspecto infantil, debía ser complicado vivir así, no me había pasado desapercibido el gesto del posadero, tampoco el ajeno.
-¿sientes como la niña que eres o por contra tu mente evoluciona y con ella tus necesidades?
Vale que mis preguntas no eran muy comunes para dos desconocidos, en este mundo la gente daba demasiadas vueltas al as cosas, yo siempre fui mucho mas directo, pero tampoco podía olvidar que habitaba un cuerpo mortal, así que no estaba exento de esas “necesidades” era mi férrea fe las que las amarraban bajo sepultura eterna.
Di un nuevo sorbo de la jarra.
-¿y como se divierten los mortales, ademas de pecando? quiero ver como funciona su mente, tu eres una inmortal pero un día fuiste humana como ellos, enséñamelo -le pedí.
Padre había hecho bien en mandarnos a la tierra para erradicar el pecado, mas mi pregunta era ¿y si la humanidad seguía en su capacidad de elegir, no seguiría eligiendo mal? Era obvio que si, pues el pecado era mas atrayente que la virtud.
-¿Cuan seria tu pecado? -pregunté interrogante -ya sabes, también tienes libre albedrío ¿que es aquello que anhelas, por lo que pecarías? ¿lujuria? ¿ira? -ladeé la sonrisa francamente de eso se gastaba una poca la niña -¿gula? ¿avaricia?
Bien, la continuación de su historia me llevó a la siguiente conclusión, venganza, ella no procesaba el “pon la otra mejilla” quizás porque en esta sociedad corrompida, el mal hacia siglos que venció al bien y ahora la única forma de erradicar esto era hacer una buena criba, solo los puros de alma quedarían.
-«¡No hagan daño ni a la tierra, ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente de los siervos de nuestro Dios!» Y oí el número de los que fueron sellados: 144.000 (ciento cuarenta y cuatro mil) de todas las tribus de Israel. Apocalipsis 7:3-4
Di un trago de la jarra contemplando su aspecto infantil, debía ser complicado vivir así, no me había pasado desapercibido el gesto del posadero, tampoco el ajeno.
-¿sientes como la niña que eres o por contra tu mente evoluciona y con ella tus necesidades?
Vale que mis preguntas no eran muy comunes para dos desconocidos, en este mundo la gente daba demasiadas vueltas al as cosas, yo siempre fui mucho mas directo, pero tampoco podía olvidar que habitaba un cuerpo mortal, así que no estaba exento de esas “necesidades” era mi férrea fe las que las amarraban bajo sepultura eterna.
Di un nuevo sorbo de la jarra.
-¿y como se divierten los mortales, ademas de pecando? quiero ver como funciona su mente, tu eres una inmortal pero un día fuiste humana como ellos, enséñamelo -le pedí.
Guerra- Licántropo Clase Alta
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Re: Sette peccati mortali (libre)
Arikel acariciaba levemente la jarra, mientras el joven parecía pensativo, ella simplemente observaba su jarra y de vez en cuando desviaba la vista alrededor observando lo que pudiera ocurrir, más todo parecía tranquilo, volvió a arrastrar la jarra hacía ella y le volvió a dar otro sorbito. Miró de manera intensa al chico a los ojos. Parecía meditar sobre lo que ella le había dicho, pero la siguiente tanda de preguntas por parte del chico la dejaron algo descolocada, alzó la ceja con cierta sorpresa, meditando.
-Esa es una pregunta un tanto extraña, aunque no es lo único extraño que haces hoy...pero respondiendo a tus cuestiones, controlo bien mis deseos, no cazo si no tengo hambre o no lo necesito por algun altercado imprevisto....- Hizo una leve pausa.- En cuanto a la avaricia...bueno, me gustan las cosas bonitas, pero no se las robo a otros, si lo deseo lo suficiente intento conseguir para mí, y...los que me han conocido, dicen que tengo problemas de controlar mi...enfado.- Comentó finalmente la cainita, ¿el por qué contarle esto? buena pregunta, quizás la vampiresa si le agradaba tener alguien con quien charlar, aunque lo que igual no le agradaba tanto era la condición que protaba su acompañante, la ponía tensa.
Literalmente estaba tomando una copa con un potencial enemigo, de eso era consciente ella, lo que se preguntaba realmente la vampiresa, no le molestaba responder sus preguntas, no revelaba nada que le importase que los demás supieran. -¿Y tu de que pecas?.- Le miró de arriba a abajo. -Algo me dice que de la ira...- Murmuró casí inhaudiblemnte, pero por el mero echo de tener la sangre del lobo por sus venas sacó su teoria.
Dió otro muy pequeño sorbo a la jarra mientras no dejaba de sorprenderle el joven, otro pasaje apocaliptico, tenía mucha obsesión con ello, eso saltaba las alarmas, pero la siguiente pregunta hizo que llegase la sorpresa y el sobresalto a la vampiresa. -Eso es algo personal ¿no crees?. -Entrecerró los ojos y prefirió de responder de manera algo tecnica. -Con 17 años se tienen las tipicas necesidad "¿le gustaré?" "¿Se ha fijado en mi?" "¿me verá bonita?" lo que tengos son años, y experiencia, simplemente soy más exquisita..- Dijo respondiendo fria y sin importancia, no iba a entrar en asuntos privados con alguien que recíen acababa de conocer, que le agradase la compañía no diría todo a un desconocido.
Chasqueó la lengua ante la última pregunta de aquel licano, la rubia ladeó la cabeza viendole como daba un trago a su jarra. -Bueno hay quien se divierte de manera más inocente, esta noche es fiesta, una fiesta divertida a mi ver, todos adorando y brindando por los que ya no volverán, es una idea romantica a mi ver, pero siempre puedes disfrutar del teatro, la opera...personalmente a mi la musica me encanta, creo que nada de eso es pecado...pero pareces ser ironicamente más experto en eso de lo que seré yo. Tambien disfrutar de un paseo disfrutando de la preciosa visión de París, me han dicho que notre dame es impresionante, apenas acabo de llegar a París, no soy una buena guía para la ciudad, pero podrás comprar un callejero por apenas unos francos...seguramente..- Comentó de forma fria observandole de penetrante forma. -¿Eres un inquisidor?- Preguntó repentinamente, casi amenazando.
-Esa es una pregunta un tanto extraña, aunque no es lo único extraño que haces hoy...pero respondiendo a tus cuestiones, controlo bien mis deseos, no cazo si no tengo hambre o no lo necesito por algun altercado imprevisto....- Hizo una leve pausa.- En cuanto a la avaricia...bueno, me gustan las cosas bonitas, pero no se las robo a otros, si lo deseo lo suficiente intento conseguir para mí, y...los que me han conocido, dicen que tengo problemas de controlar mi...enfado.- Comentó finalmente la cainita, ¿el por qué contarle esto? buena pregunta, quizás la vampiresa si le agradaba tener alguien con quien charlar, aunque lo que igual no le agradaba tanto era la condición que protaba su acompañante, la ponía tensa.
Literalmente estaba tomando una copa con un potencial enemigo, de eso era consciente ella, lo que se preguntaba realmente la vampiresa, no le molestaba responder sus preguntas, no revelaba nada que le importase que los demás supieran. -¿Y tu de que pecas?.- Le miró de arriba a abajo. -Algo me dice que de la ira...- Murmuró casí inhaudiblemnte, pero por el mero echo de tener la sangre del lobo por sus venas sacó su teoria.
Dió otro muy pequeño sorbo a la jarra mientras no dejaba de sorprenderle el joven, otro pasaje apocaliptico, tenía mucha obsesión con ello, eso saltaba las alarmas, pero la siguiente pregunta hizo que llegase la sorpresa y el sobresalto a la vampiresa. -Eso es algo personal ¿no crees?. -Entrecerró los ojos y prefirió de responder de manera algo tecnica. -Con 17 años se tienen las tipicas necesidad "¿le gustaré?" "¿Se ha fijado en mi?" "¿me verá bonita?" lo que tengos son años, y experiencia, simplemente soy más exquisita..- Dijo respondiendo fria y sin importancia, no iba a entrar en asuntos privados con alguien que recíen acababa de conocer, que le agradase la compañía no diría todo a un desconocido.
Chasqueó la lengua ante la última pregunta de aquel licano, la rubia ladeó la cabeza viendole como daba un trago a su jarra. -Bueno hay quien se divierte de manera más inocente, esta noche es fiesta, una fiesta divertida a mi ver, todos adorando y brindando por los que ya no volverán, es una idea romantica a mi ver, pero siempre puedes disfrutar del teatro, la opera...personalmente a mi la musica me encanta, creo que nada de eso es pecado...pero pareces ser ironicamente más experto en eso de lo que seré yo. Tambien disfrutar de un paseo disfrutando de la preciosa visión de París, me han dicho que notre dame es impresionante, apenas acabo de llegar a París, no soy una buena guía para la ciudad, pero podrás comprar un callejero por apenas unos francos...seguramente..- Comentó de forma fria observandole de penetrante forma. -¿Eres un inquisidor?- Preguntó repentinamente, casi amenazando.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Re: Sette peccati mortali (libre)
Era curioso lo que decía, al parecer pese a ocupar un cuerpo infantil, si había madurado su mente, “mas exquisita” lo llamaba a la hora de elegir.
-La ira anida en todos nosotros, en mi caso dios me ha dado potestad para convertirla en una plaga que caerá sobre la faz de la tierra, solo los marcados se salvaran de ella.
Además logró que a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, de modo que nadie pudiera comprar ni vender, a menos que llevara la marca, que es el nombre de la bestia o el número de ese nombre. En esto consiste la sabiduría: el que tenga entendimiento, calcule el número de la bestia, pues es número de un ser humano: 666 (Seiscientos Sesenta y Seis). Apocalipsis 13:16-18
Ladeé la cabeza escuchándola decir que hacia relativamente poco tiempo que había llegado a París.
-Mis hermanos y yo hace apenas una semana que estamos aquí, no he visto Notredam, ni he asistido a la opera ni al teatro, mi trabajo me tiene ocupado en otros menesteres, por suerte hoy tengo el día libre y quiero ver por mis propios ojos como la humanidad se corrompe y porque cede ante los infortunios de Satanas.
Di un trago de la jarra y sobre la mesa dejé caer unas monedas que bien pagaría la consumición de los dos.
-Muéstrame como se divierte la humanidad, dices que bailan rumbo al cementerio para mostrar sus respetos a los muertos, vamos junto a ellos y explícame como se rinde culto a los espectros.
Nos pusimos en pie y juntos seguimos al tumulto y a la orquesta de musca pagana que sonaba con fuerza.
Mis ojos se paseaban por las mujeres ligeras de ropa, por los hombres vanidosos que las mostraban como trofeos, envidiosos que las anhelaban.
-Dios hizo a la humanidad a su imagen y semejanza y les dio albedrío para decidir. Padre no esperaba que en esto se convirtieran sus amados hijos, pero padre no siempre es piadoso y a llegado el momento de que su ira caiga sobre nosotros.
La vampiresa cazo dos nuevas jarras de un vendedor ambulante y me ofreció una asegurando que íbamos a divertirnos, asentí..quizás podríamos acabar en Notredam.
-No, no soy un inquisidor, soy un siervo de dios. Soy Guerra ¿cual es tu nombre vampiresa?
-La ira anida en todos nosotros, en mi caso dios me ha dado potestad para convertirla en una plaga que caerá sobre la faz de la tierra, solo los marcados se salvaran de ella.
Además logró que a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, de modo que nadie pudiera comprar ni vender, a menos que llevara la marca, que es el nombre de la bestia o el número de ese nombre. En esto consiste la sabiduría: el que tenga entendimiento, calcule el número de la bestia, pues es número de un ser humano: 666 (Seiscientos Sesenta y Seis). Apocalipsis 13:16-18
Ladeé la cabeza escuchándola decir que hacia relativamente poco tiempo que había llegado a París.
-Mis hermanos y yo hace apenas una semana que estamos aquí, no he visto Notredam, ni he asistido a la opera ni al teatro, mi trabajo me tiene ocupado en otros menesteres, por suerte hoy tengo el día libre y quiero ver por mis propios ojos como la humanidad se corrompe y porque cede ante los infortunios de Satanas.
Di un trago de la jarra y sobre la mesa dejé caer unas monedas que bien pagaría la consumición de los dos.
-Muéstrame como se divierte la humanidad, dices que bailan rumbo al cementerio para mostrar sus respetos a los muertos, vamos junto a ellos y explícame como se rinde culto a los espectros.
Nos pusimos en pie y juntos seguimos al tumulto y a la orquesta de musca pagana que sonaba con fuerza.
Mis ojos se paseaban por las mujeres ligeras de ropa, por los hombres vanidosos que las mostraban como trofeos, envidiosos que las anhelaban.
-Dios hizo a la humanidad a su imagen y semejanza y les dio albedrío para decidir. Padre no esperaba que en esto se convirtieran sus amados hijos, pero padre no siempre es piadoso y a llegado el momento de que su ira caiga sobre nosotros.
La vampiresa cazo dos nuevas jarras de un vendedor ambulante y me ofreció una asegurando que íbamos a divertirnos, asentí..quizás podríamos acabar en Notredam.
-No, no soy un inquisidor, soy un siervo de dios. Soy Guerra ¿cual es tu nombre vampiresa?
Guerra- Licántropo Clase Alta
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Re: Sette peccati mortali (libre)
La noche se cernía más interesante de lo normal, la vampiresa observaba al licántropo, con suma atención, tenía lo mismo de loco que de atractivo, al menos para ojos de la Cainita, que simplemente se acariciaba la mandibula pensativa mientras le escuchaba, le era de suma curiosidad su forma de ver las cosas, como veía todo tán destructivo, tán infernal, tán desamparado, para la vampiresa no le era algo ajeno, más le hacía cierta gracía como se aferraba a las sagradas escrituras recitandolas con tanto fervor.
La vampiresa le observaba ladeando levemente la cabeza, mientras contaba que como ella había venido con sus hermanos, la rubia ladeó una sonrisa maliciosa y dejo escapar una pequeña risa. -La corrupción de la humanidad es efimero, pueden hacer las peores atrocidades, ser capaces de los mayores horrores, luego al final arrepentirse y Dios les acogerá en su seno..- Comentó de manera suave, casí distraidamente, mientras le observó nuevamente de manera atenta. El joven pagó las jarras antes de levantarse, tenía gana de ver la festividad que se llevaba a cabo, y la vampiresa disfrutaba a veces de eso tan sumamente mundano.
-Yo no me referiria a los caidos como espectros, tu y yo tenemos más de espectro que los que van a ser visitados. - Musitó la vampiresa siguiendo a la gente, observaba la cantidad de gente que parecían hoy celebrar, esas damas insinuantes, esos hombres que sin duda algunos habían pagado mucho dinero por la bella acompañante, Arikel las miraba de manera fija, al igual que ellos, había una pequeña fiesta al aire, la musica era agradable, la vampiresa miró al licántropo y sonrió de medio lado. -Yo creo que Dios juega al ajedrez con el diablo, simplemente ver quien consigue mas almas para su reino, el libre albedrio está para ver que tendencía toman...la virtud o el vicio..es complicado y simple a la vez- Aseguró la vampiresa mientras observó alrededor buscando donde conseguir bebida.
-Se bastante de dioses vengativos y agresivos..- Sonrió la chica sin mostrar los colmillos en ningun momento mientras traía la bebida, por suerte un tendero amable que no preguntó la edad de la chica hizo facil conseguir la bebida. -Lo vamos a pasar bien..-
Arikel crecía en segundas intenciones, mientras se acercaba a él, mientras escuchaba como el joven afirmaba no ser un inquisidor, eso le alivió pues sería una pena tener que matarlo, pues lo estaba empezando a encontrar tan interesante como guapo. -Guerra, que nombre tán violento...Soy Arikel Voerman, un placer. -Le miró de arriba a abajo mientras sonreía levemente de forma lisonjera.
La vampiresa le observaba ladeando levemente la cabeza, mientras contaba que como ella había venido con sus hermanos, la rubia ladeó una sonrisa maliciosa y dejo escapar una pequeña risa. -La corrupción de la humanidad es efimero, pueden hacer las peores atrocidades, ser capaces de los mayores horrores, luego al final arrepentirse y Dios les acogerá en su seno..- Comentó de manera suave, casí distraidamente, mientras le observó nuevamente de manera atenta. El joven pagó las jarras antes de levantarse, tenía gana de ver la festividad que se llevaba a cabo, y la vampiresa disfrutaba a veces de eso tan sumamente mundano.
-Yo no me referiria a los caidos como espectros, tu y yo tenemos más de espectro que los que van a ser visitados. - Musitó la vampiresa siguiendo a la gente, observaba la cantidad de gente que parecían hoy celebrar, esas damas insinuantes, esos hombres que sin duda algunos habían pagado mucho dinero por la bella acompañante, Arikel las miraba de manera fija, al igual que ellos, había una pequeña fiesta al aire, la musica era agradable, la vampiresa miró al licántropo y sonrió de medio lado. -Yo creo que Dios juega al ajedrez con el diablo, simplemente ver quien consigue mas almas para su reino, el libre albedrio está para ver que tendencía toman...la virtud o el vicio..es complicado y simple a la vez- Aseguró la vampiresa mientras observó alrededor buscando donde conseguir bebida.
-Se bastante de dioses vengativos y agresivos..- Sonrió la chica sin mostrar los colmillos en ningun momento mientras traía la bebida, por suerte un tendero amable que no preguntó la edad de la chica hizo facil conseguir la bebida. -Lo vamos a pasar bien..-
Arikel crecía en segundas intenciones, mientras se acercaba a él, mientras escuchaba como el joven afirmaba no ser un inquisidor, eso le alivió pues sería una pena tener que matarlo, pues lo estaba empezando a encontrar tan interesante como guapo. -Guerra, que nombre tán violento...Soy Arikel Voerman, un placer. -Le miró de arriba a abajo mientras sonreía levemente de forma lisonjera.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Re: Sette peccati mortali (libre)
Arikel, su nombre sonaba extraño, supongo que podía decir algo parecido del mio, aunque este me representaba mas de lo que lo hubiera hecho ninguno.
Francamente no necesitaba un nombre cuando en mi el caos anidaba en mi alma y voraz me desgarraba.
No se puede construir sin antes echar abajo los cimientos y esa era mi misión, que los ejércitos se devoraran, que la sangre se convirtiera en mares y después, de la nada, levantar nuevos cimientos de paz y concordia para próximas civilizaciones.
Cuando padre me reclamara junto a él a los cielos seria porque mi trabajo había sido satisfecho.
No me pasó por alto su mirada lasciva, como repasó mi cuerpo con hambre, sin duda el pecado estaba escrito en su mente, pero yo no era de los que con facilidad sucumbía a a los placeres de la carne, a fin y al cabo no había sido engendrado para ser un hombre si no un ángel, un jinete del Apocalipsis.
Di un trago de la jarra, mi ladeada sonrisa le mostraba mis ganas de una noche diferente, descubrir aquello de lo que hablaba, el pecado en las carnes de la gente lo conocía, lo que no asimilaba es el por que se corrompían.
-Seguimos a la muchedumbre rumbo al cementerio, allí la gente bailaba frente al calor de unas hogueras que afirmaban purificaban sus almas, mas yo seguía viéndolas negras como los espectros que danzaban.
Di un nuevo trago, el humo de la hoguera se fundía con el del opio y el del tabaco, los laudes sonaban a mi diestra emitiendo bellas y tristes melodías de despedidas.
Siempre me pareció hermosa la música, supongo que porque era capaz de explicar sin palabras aquello que yo no siempre entendía.
También dicen que amansa a las fieras, quizás fuera eso, pues al fin y al cabo mis instintos permanencia intactos y contra el pecado luchaba como el resto de los allí presentes.
Miré a la joven doncella que se movía con sutileza frente al espiritual fuego que todo lo quema.
-¿cuanto llevas muerta? -pregunte.
Lo mio no era la sutileza, pero creo que eso ella ya lo sabia ¿que puedes esperar de alguien que ha sido educado para la gesta?
Francamente no necesitaba un nombre cuando en mi el caos anidaba en mi alma y voraz me desgarraba.
No se puede construir sin antes echar abajo los cimientos y esa era mi misión, que los ejércitos se devoraran, que la sangre se convirtiera en mares y después, de la nada, levantar nuevos cimientos de paz y concordia para próximas civilizaciones.
Cuando padre me reclamara junto a él a los cielos seria porque mi trabajo había sido satisfecho.
No me pasó por alto su mirada lasciva, como repasó mi cuerpo con hambre, sin duda el pecado estaba escrito en su mente, pero yo no era de los que con facilidad sucumbía a a los placeres de la carne, a fin y al cabo no había sido engendrado para ser un hombre si no un ángel, un jinete del Apocalipsis.
Di un trago de la jarra, mi ladeada sonrisa le mostraba mis ganas de una noche diferente, descubrir aquello de lo que hablaba, el pecado en las carnes de la gente lo conocía, lo que no asimilaba es el por que se corrompían.
-Seguimos a la muchedumbre rumbo al cementerio, allí la gente bailaba frente al calor de unas hogueras que afirmaban purificaban sus almas, mas yo seguía viéndolas negras como los espectros que danzaban.
Di un nuevo trago, el humo de la hoguera se fundía con el del opio y el del tabaco, los laudes sonaban a mi diestra emitiendo bellas y tristes melodías de despedidas.
Siempre me pareció hermosa la música, supongo que porque era capaz de explicar sin palabras aquello que yo no siempre entendía.
También dicen que amansa a las fieras, quizás fuera eso, pues al fin y al cabo mis instintos permanencia intactos y contra el pecado luchaba como el resto de los allí presentes.
Miré a la joven doncella que se movía con sutileza frente al espiritual fuego que todo lo quema.
-¿cuanto llevas muerta? -pregunte.
Lo mio no era la sutileza, pero creo que eso ella ya lo sabia ¿que puedes esperar de alguien que ha sido educado para la gesta?
Guerra- Licántropo Clase Alta
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Re: Sette peccati mortali (libre)
La vampiresa disfrutaba de la fiesta que ahi se daba, incluso se permitía el lujo de danzar siguiendo la musica, simplemente por disfrutar de un placer tan insignificante y mundando, no le gustaba mucho el olor a opio así que se mantenía distante de los que lo fumaran mientras miraba al licántropo, no se esforzaría mucho en intentar seducirlo, el no dejaba de ser un potencial peligro, y ella era consciente de que su aspecto aniñado no era una buena baza, pero a la cainitia poco le preocupaba eso, realmente el placer de observar a un chico guapo lo aprovechaba, pero rara vez cernía a exteriorizar ese sentimiento, pero antes tanteaba demasiado.
Mientras de manera despreocupada tiró del joven para que la acompañase en la danza, solo por diversión, abandonando su jarra en uno de los barriles que había y eran usados a modo mesa y así manejar al licántropo para medio obligarle a bailar con ella, ademas parecía extrañamente manso ahora, aunque supuso que tenía que ver con la tranquilizadora melodia que sonaba, Arikel se balanceaba mientras le observaba, y pensaba en su nombre, era tán sumamente curioso, aunque empezaba a atar cabos...su nombre, esa obsesión por los pasajes apocalipticos de las sagradas escrituras como ellos lo llamaban, ladeó la cabeza mientras le miraba con aire tranquilo.
-Demasiado tiempo...- Dijo ella con aire apacible, más como la pregunta era cuantos años llevaba muerta y no cuantos tenía en total, era una pregunta curiosa, Arikel le observó con avidez.- llevo 998 fallecida, sin pulso en el corazón y congelada en el tiempo.- Susurró y se acercó levemente a olisquear al joven y sonrió de medio lado. -¿Cuanto lleva la maldición en tí cachorrito?. -dijo de manera jocosa, no sabía si eso le enfadaría o no, pero ahora tenía una sensación de seguridad, o al menos de llevar las riendas ahora, pasó la mano por el brazo del chico mientras terció la conversación a algo que pensó que quizás le agradase algo más teniendo en cuenta como estaba ahora. -Mi padre era guerrero, y yo entrenaba con mis hermanos.- Dijo de manera repentina la vampiresa mientras seguía danzando acorde a la musica.
Mientras de manera despreocupada tiró del joven para que la acompañase en la danza, solo por diversión, abandonando su jarra en uno de los barriles que había y eran usados a modo mesa y así manejar al licántropo para medio obligarle a bailar con ella, ademas parecía extrañamente manso ahora, aunque supuso que tenía que ver con la tranquilizadora melodia que sonaba, Arikel se balanceaba mientras le observaba, y pensaba en su nombre, era tán sumamente curioso, aunque empezaba a atar cabos...su nombre, esa obsesión por los pasajes apocalipticos de las sagradas escrituras como ellos lo llamaban, ladeó la cabeza mientras le miraba con aire tranquilo.
-Demasiado tiempo...- Dijo ella con aire apacible, más como la pregunta era cuantos años llevaba muerta y no cuantos tenía en total, era una pregunta curiosa, Arikel le observó con avidez.- llevo 998 fallecida, sin pulso en el corazón y congelada en el tiempo.- Susurró y se acercó levemente a olisquear al joven y sonrió de medio lado. -¿Cuanto lleva la maldición en tí cachorrito?. -dijo de manera jocosa, no sabía si eso le enfadaría o no, pero ahora tenía una sensación de seguridad, o al menos de llevar las riendas ahora, pasó la mano por el brazo del chico mientras terció la conversación a algo que pensó que quizás le agradase algo más teniendo en cuenta como estaba ahora. -Mi padre era guerrero, y yo entrenaba con mis hermanos.- Dijo de manera repentina la vampiresa mientras seguía danzando acorde a la musica.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Re: Sette peccati mortali (libre)
La inmortal parecía decidida a hacerme danzar, cierto era que me gustaba la música, mas de ahí, a dejarme llevar por algo tan mundano me parecía una temeridad.
Negué con la cabeza cuando ella lo intentó meciéndose frente a mi cuerpo, incitándome a seguir sus sinuosos movimientos, mas de nuevo negué dando un trago.
Si era cierto que por una noche quería descubrir que era aquello que quebraba a la humanidad, mas no dejaba de ser igual de cierto que no podía sucumbir al pecado en ninguna de sus formas.
Mi alma era celestial, pero mi recipiente no dejaba de tener los mismos anhelos y pasiones que el de todos aquellos, solo mi fervor me mantenía firme ante las coyunturas que ante mis ojos se presentaban en forma de lujuria, gula, ira y soberbia.
La joven inmortal acercó su nariz a mi cuello ,fría se paseó por mi piel acaparando mi aroma mientras mi sonrisa se ladeaba con cierta diversión.
-Ahora dirás que huelo a perro mojado -apunté como si la humanidad me resultara previsible cuando en realidad no era exactamente así – y yo que tu a muerta – aseguré.
Supongo que esa hubieran sido las frases que se hubieran dedicado dos de nuestra especie que se hubieran encontrado en paz, algo extraño en la condición de enemigos que por nuestra raza ostentosamente los dos.
La miré fijamente cuando su respuesta escapó de sus labios “demasiado tiempo” Asentí escuchando que rondaba el milenio, en mi opinión una vida demasiado larga para poder seguir apreciando la grandeza de Dios y sus actos.
-Relativamente poco, mi hermano y yo fuimos convertidos en lo que somos bajo la misma luna y ante la atenta mirada de nuestro salvador.
Era cierto, nuestro padre adoptivo nos selecciono como se hace con el buen trigo, victoria la cambiante, Deborah la hechicera y nosotros, los varones no presentamos mayor poder que el de una enorme fortaleza que cultivo con férreos entrenamientos y que como colofon final culminó convirtiéndonos en licantropo y vampiro.
Di un nuevo trago de la jarra sin dejar de escuchar la música y el mundano ruido de mi alrededor cuando la mujer dijo algo que llamó mi atención.
-¿guerrera? -medité esa palabra, francamente no habia conocido a nadie que se hiciera llamar guerrera -¿cuéntame mas sobre tu procedencia? ¿eras vikinga? ¿o amazonas?
Siempre tuve curiosidad por otras épocas y civilizaciones ¿estarían tan corrompidas como esta o cual fue el detonante para que la decadencia se estableciera en el sino de la raza humana?
Negué con la cabeza cuando ella lo intentó meciéndose frente a mi cuerpo, incitándome a seguir sus sinuosos movimientos, mas de nuevo negué dando un trago.
Si era cierto que por una noche quería descubrir que era aquello que quebraba a la humanidad, mas no dejaba de ser igual de cierto que no podía sucumbir al pecado en ninguna de sus formas.
Mi alma era celestial, pero mi recipiente no dejaba de tener los mismos anhelos y pasiones que el de todos aquellos, solo mi fervor me mantenía firme ante las coyunturas que ante mis ojos se presentaban en forma de lujuria, gula, ira y soberbia.
La joven inmortal acercó su nariz a mi cuello ,fría se paseó por mi piel acaparando mi aroma mientras mi sonrisa se ladeaba con cierta diversión.
-Ahora dirás que huelo a perro mojado -apunté como si la humanidad me resultara previsible cuando en realidad no era exactamente así – y yo que tu a muerta – aseguré.
Supongo que esa hubieran sido las frases que se hubieran dedicado dos de nuestra especie que se hubieran encontrado en paz, algo extraño en la condición de enemigos que por nuestra raza ostentosamente los dos.
La miré fijamente cuando su respuesta escapó de sus labios “demasiado tiempo” Asentí escuchando que rondaba el milenio, en mi opinión una vida demasiado larga para poder seguir apreciando la grandeza de Dios y sus actos.
-Relativamente poco, mi hermano y yo fuimos convertidos en lo que somos bajo la misma luna y ante la atenta mirada de nuestro salvador.
Era cierto, nuestro padre adoptivo nos selecciono como se hace con el buen trigo, victoria la cambiante, Deborah la hechicera y nosotros, los varones no presentamos mayor poder que el de una enorme fortaleza que cultivo con férreos entrenamientos y que como colofon final culminó convirtiéndonos en licantropo y vampiro.
Di un nuevo trago de la jarra sin dejar de escuchar la música y el mundano ruido de mi alrededor cuando la mujer dijo algo que llamó mi atención.
-¿guerrera? -medité esa palabra, francamente no habia conocido a nadie que se hiciera llamar guerrera -¿cuéntame mas sobre tu procedencia? ¿eras vikinga? ¿o amazonas?
Siempre tuve curiosidad por otras épocas y civilizaciones ¿estarían tan corrompidas como esta o cual fue el detonante para que la decadencia se estableciera en el sino de la raza humana?
Guerra- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Sin duda el licano no estaba dispuesto a danzar, quizás demasiado mal acostumbrado o tal vez demasiado estirado para ello, cosa que a la vampiresa no le dió importancia, seguía sintiendo la necesidad de divertirse tal y como cuando estaba viva, ademas su aspecto hacía que no se desentonase con los de alrededor, si tal vez lo hicieran sus recatados ropajes, ya que de ella apenas se veía mas allá que su palido cuello, y sus blancas manos, simplemente le gustaban sus oscuras vestimentas, la hacían pasar mas inadvertida en la oscuridad, se divertía haciendo danzar con su capa, solo por diversión.
Más cuando se acercó a oler al licántropo su comentarío le resulto ciertamente hiriente, ella le miró mientras sus ojos se tiñero de rojo burdeos unos segundos, lo que hizo que ese color se disipase y volviera al azul cielo fue un masaje que ella misma se dió en la sien, solía hacer eso cada vez que necesitaba calmar sus demonios antes de que fueran a más. -No, no iba a decir eso...tienes demasiado encasillado todo, no es una visión correcta.- Dijo apretando los dientes, dejando de danzar finalmente. Su humor se había enturbiado un poco, pero simplemente le observó y pensó lo facil que sería dar uso a su habilidad y verle retorcerse de dolor en el suelo. Dañar con la mente, una habilidad que la vampiresa solía usar cuando quería ver retorcerse a quien frente a ella se encontraba, pasó la lengua por los colmillos sin dejar de mirarle.
Arrugó la nariz, habían sido recien convertidos, ella sonrió de una muy maliciosa forma, mientras le miraba fijamente, más se guardó el comentarío por el momento, le dejaba regodearse en la grandeza que creía tener, por el momento, quizás en el siguiente enfado no mordería su viperina lengua, realmente pensó en que creencias le habían inculcado, quizás el cerebro demasiado lavado, sin duda algún inquisidor loco..uno más, había demasiados tal vez. Más vió como el joven derrepente mostró interes por su pasado, eso le sorprendió algo, parece que acertó en su hipotesis de que el tema le interesaría era cierto. -Soy vikinga....- Respendió al fin. - Y si no hubiera caido ante de mi estirón, sería más alta, más grande, mas fuerte y...- Sonrió de medio lado dejando escapar una risa cinica. - ...Con más carne en los lugares que un hombre vería deseable...pero aquí me tienes, con la habilidad del más diestro de los guerreros, bajo la delicada apariencia de una joven que pocos creerian capaz de levantar una espada....pero antaño podía...y ahora puedo coger un mandoble que me saca tamaño como si fuera liviano como una pluma. -Chasqueó la lengua.- Ironias del destino...como tantas otras.- Acabó su jarra, y miró de intensa forma al joven.
Más cuando se acercó a oler al licántropo su comentarío le resulto ciertamente hiriente, ella le miró mientras sus ojos se tiñero de rojo burdeos unos segundos, lo que hizo que ese color se disipase y volviera al azul cielo fue un masaje que ella misma se dió en la sien, solía hacer eso cada vez que necesitaba calmar sus demonios antes de que fueran a más. -No, no iba a decir eso...tienes demasiado encasillado todo, no es una visión correcta.- Dijo apretando los dientes, dejando de danzar finalmente. Su humor se había enturbiado un poco, pero simplemente le observó y pensó lo facil que sería dar uso a su habilidad y verle retorcerse de dolor en el suelo. Dañar con la mente, una habilidad que la vampiresa solía usar cuando quería ver retorcerse a quien frente a ella se encontraba, pasó la lengua por los colmillos sin dejar de mirarle.
Arrugó la nariz, habían sido recien convertidos, ella sonrió de una muy maliciosa forma, mientras le miraba fijamente, más se guardó el comentarío por el momento, le dejaba regodearse en la grandeza que creía tener, por el momento, quizás en el siguiente enfado no mordería su viperina lengua, realmente pensó en que creencias le habían inculcado, quizás el cerebro demasiado lavado, sin duda algún inquisidor loco..uno más, había demasiados tal vez. Más vió como el joven derrepente mostró interes por su pasado, eso le sorprendió algo, parece que acertó en su hipotesis de que el tema le interesaría era cierto. -Soy vikinga....- Respendió al fin. - Y si no hubiera caido ante de mi estirón, sería más alta, más grande, mas fuerte y...- Sonrió de medio lado dejando escapar una risa cinica. - ...Con más carne en los lugares que un hombre vería deseable...pero aquí me tienes, con la habilidad del más diestro de los guerreros, bajo la delicada apariencia de una joven que pocos creerian capaz de levantar una espada....pero antaño podía...y ahora puedo coger un mandoble que me saca tamaño como si fuera liviano como una pluma. -Chasqueó la lengua.- Ironias del destino...como tantas otras.- Acabó su jarra, y miró de intensa forma al joven.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Re: Sette peccati mortali (libre)
Podía ver su aura, el fuego se adueño de ella, el auto-control lo perdía ante mi mirada lo que me llevó a ladear la sonrisa.
-Proverbios 29:22 El hombre iracundo levanta contiendas, Y el furioso muchas veces peca.
Era cierto, quizás mi vida estaba encasillada, pero porque yo no erraba a diferencia de los humanos y su albedrío.
-Sois la envidia de todo ser vivo, de todas las creaciones de padre sois la única con poder para decidir el bien y el mal ¿y que habéis hecho? Escupir a la cara de vuestro creador y convertiros en carroña que ahora yo he de enfrentar hasta que lleguéis a la aniquilación.
Mis palabras sonaban desafiantes, ojos ámbar al pronunciarlas y por suerte fue la música que ahora sonaba a nuestro alrededor lo que consiguiente recordarme que hoy no era un día mas, si no una excepción.
-Por suerte, hoy me lo he tomado libre, quiero ver por mis propios ojos aquello que a nosotros se nos ha negado.
La inmortal me hablo de su pasado, odia notar cierto hastió en su voz, como si de cierto modo se diera cuenta que su conversión la había despojado de ciertas oportunidades, mas por contra le había otorgado otras.
-Puedes ser mas fuerte que cuando solo eras una humana, alzar una espada, matar posiblemente con poderes de esos que los de vuestra especie tenéis y sin embargo algo me dice que ansias aquello que se te robo, la humanidad despojada de tu interior.
Posiblemente sentirse poco hermosa para los hombres era para ella un punto en su contra, mas no estaba del todo convencido de que así fuera.
-He sentenciado a muerte a muchos hombres que lujuriosos verían en ti a la amante perfecta, depredadores sexuales que disfrutan con niñas pequeñas, abriéndose paso por sus carnes prietas.
La humanidad ha llegado a mostrar su peor cara, solo puede asquearme y desear hacer mi cometido con esos infieles que haciendo uso de su libre albedrío desgarran la libertad ajena.
Di un nuevo trago de la jarra relamiendome después.
-Siempre me pareció el alcohol un buen modo de reposar la mente..¿a ti no?
La embotaba y lograba apaciguarme, bueno, en otras ocasiones lo contrario mas bien.
-Proverbios 29:22 El hombre iracundo levanta contiendas, Y el furioso muchas veces peca.
Era cierto, quizás mi vida estaba encasillada, pero porque yo no erraba a diferencia de los humanos y su albedrío.
-Sois la envidia de todo ser vivo, de todas las creaciones de padre sois la única con poder para decidir el bien y el mal ¿y que habéis hecho? Escupir a la cara de vuestro creador y convertiros en carroña que ahora yo he de enfrentar hasta que lleguéis a la aniquilación.
Mis palabras sonaban desafiantes, ojos ámbar al pronunciarlas y por suerte fue la música que ahora sonaba a nuestro alrededor lo que consiguiente recordarme que hoy no era un día mas, si no una excepción.
-Por suerte, hoy me lo he tomado libre, quiero ver por mis propios ojos aquello que a nosotros se nos ha negado.
La inmortal me hablo de su pasado, odia notar cierto hastió en su voz, como si de cierto modo se diera cuenta que su conversión la había despojado de ciertas oportunidades, mas por contra le había otorgado otras.
-Puedes ser mas fuerte que cuando solo eras una humana, alzar una espada, matar posiblemente con poderes de esos que los de vuestra especie tenéis y sin embargo algo me dice que ansias aquello que se te robo, la humanidad despojada de tu interior.
Posiblemente sentirse poco hermosa para los hombres era para ella un punto en su contra, mas no estaba del todo convencido de que así fuera.
-He sentenciado a muerte a muchos hombres que lujuriosos verían en ti a la amante perfecta, depredadores sexuales que disfrutan con niñas pequeñas, abriéndose paso por sus carnes prietas.
La humanidad ha llegado a mostrar su peor cara, solo puede asquearme y desear hacer mi cometido con esos infieles que haciendo uso de su libre albedrío desgarran la libertad ajena.
Di un nuevo trago de la jarra relamiendome después.
-Siempre me pareció el alcohol un buen modo de reposar la mente..¿a ti no?
La embotaba y lograba apaciguarme, bueno, en otras ocasiones lo contrario mas bien.
Guerra- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
La vampiresa miraba al licántropo, mientras hablaba, podía a empezar a comprender que lo que sentía era un aferrimo odio a la humanidad, mucho odio, también le habían educado para que así fuera, esa era una triste verdad, o al menos así pensaba Arikel, le miró con cierta lastima. Como alguien podía tener tanto odio dentro, aunque no era el primero que veía si con el primero que cruzaba más de cinco palabras en la que incluia "Y ahora muere" por parte del que la había intentado segar su no-vida, Arikel conseguía calmar sus propios demonios, el lobo nunca sabría lo cerca que había estado de ver la cara más oscura de ella, pero lo estaba sobrellevando, aunque en su imaginación había volado en dar una bofetada al licano, pero todo eso había quedado pues en eso..imaginación.
Ladeó la cabeza escuchandole, como tenía esas preguntas, cosa que le sacó una sonrisa de medio lado, pero dejó la respuesta para luego, pues le llamó la atención cuando dijo que quería ver lo que a ellos se le negó, otra mirada lastimera fue dirigida para el licántropo, de manera fugaz. volvió a mirar alrededo y a escuchar la musica, observó como Guerra hizo aquella suposición sobre que ella quería volver a ser humana, la vampiresa suspiró. -Oh no mi querido señor, la verdad es mucho más sencilla que esa, me siento sola.- Dijo friamente, ya se había acostumbrado a su humanidad perdida, pero no lamentaba lo que hizó pero ahora echaba de menos a su Sire, la compañia de otro, nunca hubo nada romantico entre ellos, solo la compañia, el sentirse agusto con alguien, sentir a salvo, pero eso eran cosas que ella no iba a mostrar. Pues no confiaba en el lobo.
Sonrió cuando en cierto modo se tomó como un alago las palabras del jinete, diciendo que había matado a hombres que la verían deseable, la vampiresa le miró fijamente. -No se confunda mi señor, yo tambien he dado muerte a esos hombres que se me han acercado por ver en mí a una niña, sin saber la verdad, con oscuras intenciones, y con el candor en su entrepierna, y lo único que encontraron fue el infierno en este plano...pues merecian un destino tan terrible como sus pensamientos.- Aseguró la vampiresa. Condenaba a los malditos abusones que buscaban a una chiquilla con la que saciar su depravaciones. -Solo que yo me los "comí.".- Se rió divertida al pensar en ello.
Le observó beber de su jarra y miró como se relamió despues con cierto deseo en sus ojos, más no hizo nada. -Bueno, en mi tierra y en vida si probé el alcohol, pero al pasar el tiempo empezaron a dejar de ofrecermelo por estar mal visto que una jovencita beba, así que de igual forma no siento sus efectos al beberlos directamente...si en cambio cuando la tomo de la sangre de alguien...ebrio.- Dijo en voz muy baja, para que el licantropo le escuchara.
-Algunos creen que Dios les ha abandonado, y olvidado y se comportan de forma en que cobrar su abandono, ¿puedes decir que tu Dios me castigo por ser pagana? posiblemente, pero esos "castigo" solo hace que pierda seguidores, yo veo a Dios como un niño que juega al ajedrez con el diablo, esperando a ver quien gana la partida, repartiendo las almas de los mortales. - Empezó repentinamente a comentar por lo que antes mencionó el licántropo, la vampiresa imaginandose lo que esas palabras podían enfurecer al licántropo, pero tampoco le importaba mucho provocarle. - Tú eres su angel exterminador, o eso crees, pero tu condición te aleja tanto del camino como la mia, y miraté, aun le sigues adorando, quien te dice que el resto de la humanidad no haga lo mismo, pecaran y se confesaran...o algunos simplemente seran buenas personas aunque no rindan devoto culto, ¿No has pensado en eso?.- Ladeó la cabeza mirandole. -Claro que no...solo quieres guerra, muerte y destrucción, ¿estás seguro de que no te has equivocado de bando?.- Sonrió de maliciosa forma. -Y recuerda como has dicho antes...esta noche no trabajas...-Se mofó para curarse de una posible agresión, pero finalmente suspiró. Repentinamente se quedó mirando al licántropo muy fijamente, sin pestañear.
Más no era a él a quien observaba, justo detrás de él un joven se habia cortado en la mano con una de las jarras, y el aroma estaba llegando de lleno a la vampiresa. -Que bien...huele..- Musitó la vampiresa en voz baja mientras se relamía pasandose la lengua por los colmillos, empezó a caminar lentamente para ir a donde estaba el joven.
Ladeó la cabeza escuchandole, como tenía esas preguntas, cosa que le sacó una sonrisa de medio lado, pero dejó la respuesta para luego, pues le llamó la atención cuando dijo que quería ver lo que a ellos se le negó, otra mirada lastimera fue dirigida para el licántropo, de manera fugaz. volvió a mirar alrededo y a escuchar la musica, observó como Guerra hizo aquella suposición sobre que ella quería volver a ser humana, la vampiresa suspiró. -Oh no mi querido señor, la verdad es mucho más sencilla que esa, me siento sola.- Dijo friamente, ya se había acostumbrado a su humanidad perdida, pero no lamentaba lo que hizó pero ahora echaba de menos a su Sire, la compañia de otro, nunca hubo nada romantico entre ellos, solo la compañia, el sentirse agusto con alguien, sentir a salvo, pero eso eran cosas que ella no iba a mostrar. Pues no confiaba en el lobo.
Sonrió cuando en cierto modo se tomó como un alago las palabras del jinete, diciendo que había matado a hombres que la verían deseable, la vampiresa le miró fijamente. -No se confunda mi señor, yo tambien he dado muerte a esos hombres que se me han acercado por ver en mí a una niña, sin saber la verdad, con oscuras intenciones, y con el candor en su entrepierna, y lo único que encontraron fue el infierno en este plano...pues merecian un destino tan terrible como sus pensamientos.- Aseguró la vampiresa. Condenaba a los malditos abusones que buscaban a una chiquilla con la que saciar su depravaciones. -Solo que yo me los "comí.".- Se rió divertida al pensar en ello.
Le observó beber de su jarra y miró como se relamió despues con cierto deseo en sus ojos, más no hizo nada. -Bueno, en mi tierra y en vida si probé el alcohol, pero al pasar el tiempo empezaron a dejar de ofrecermelo por estar mal visto que una jovencita beba, así que de igual forma no siento sus efectos al beberlos directamente...si en cambio cuando la tomo de la sangre de alguien...ebrio.- Dijo en voz muy baja, para que el licantropo le escuchara.
-Algunos creen que Dios les ha abandonado, y olvidado y se comportan de forma en que cobrar su abandono, ¿puedes decir que tu Dios me castigo por ser pagana? posiblemente, pero esos "castigo" solo hace que pierda seguidores, yo veo a Dios como un niño que juega al ajedrez con el diablo, esperando a ver quien gana la partida, repartiendo las almas de los mortales. - Empezó repentinamente a comentar por lo que antes mencionó el licántropo, la vampiresa imaginandose lo que esas palabras podían enfurecer al licántropo, pero tampoco le importaba mucho provocarle. - Tú eres su angel exterminador, o eso crees, pero tu condición te aleja tanto del camino como la mia, y miraté, aun le sigues adorando, quien te dice que el resto de la humanidad no haga lo mismo, pecaran y se confesaran...o algunos simplemente seran buenas personas aunque no rindan devoto culto, ¿No has pensado en eso?.- Ladeó la cabeza mirandole. -Claro que no...solo quieres guerra, muerte y destrucción, ¿estás seguro de que no te has equivocado de bando?.- Sonrió de maliciosa forma. -Y recuerda como has dicho antes...esta noche no trabajas...-Se mofó para curarse de una posible agresión, pero finalmente suspiró. Repentinamente se quedó mirando al licántropo muy fijamente, sin pestañear.
Más no era a él a quien observaba, justo detrás de él un joven se habia cortado en la mano con una de las jarras, y el aroma estaba llegando de lleno a la vampiresa. -Que bien...huele..- Musitó la vampiresa en voz baja mientras se relamía pasandose la lengua por los colmillos, empezó a caminar lentamente para ir a donde estaba el joven.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Escuché aquello que la joven vikinga me contaba, al parecer si bebía con frecuencia pero no le afectaba.
-A mi hermano le pasa igual, solo se embriaga cuando lo bebe directamente de la vena de los mortales, pero si lo hace de la botella...nada.
En eso yo tengo ventaja -apunté mostrandole la jarra antes de darle un trago.
Me relamí la espuma de mis labios, a mi me sabia bien, pero según Armagedon a él a pura paja.
Enarqué una ceja cuando la osada vikinga hablo de mi padre ¿que jugaba con el demonio? Como podía ser tan blasfema.
Mis ojos se tornaron ámbar y los suyos rojos, delataban que el enfrentamiento entre los dos empezaba.
-Tu alma se consume, erras con cada palabra
Cómo caiste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas las gentes. 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo, en lo alto junto á las estrellas de Dios ensalzaré mi solio, y en el monte del testimonio me sentaré, á los lados del aquilón, 14 Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres en el sepulcro, á los lados de la huesa.
Satan fue un ángel caído, nunca podrá competir con el que lo creo todo incluso a él mismo.
Ladeé la sonrisa mostrandole mis colmillos.
-No lo creo, lo soy -la corregí desafiante, soy un ángel vengador, mas bien su obra perfecta, su favorito.
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: "Ven". Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande.
Mi mano apresó su muñeca, no consentiría que hiciera falso testimonio acerca de mi Dios padre.
Mi labio superior se replegó, mis fauces crecieron, fuera de mi escuché como me preguntaba si no me había equivocado de bando.
-Mi camino es la palabra de Dios, mi bando es el de ldo ángeles y destruir a los infieles como tu mi cometido.
Mi mano sobrevoló la distancia que había hasta el mango de mi bastarda.
-Siempre es un buen día para que los cuervos sobrevuelen la muerte, creo que esos animales os representan, Odin, el Valhalla, dioses menores, eres una pagana pues solo un dios existe.
Pronto un humano acaparó la atención de la inmortal, hacia el dio un paso, pero yo le corté el avancé, ladeé la cabeza con el mostaza imbuido en mi mirada.
Desenvainé la espada, no iba a consentirle hablar así de nuestro dios, mas en ese instante sobre nosotros otra amenaza se cernió.
-¿Te buscan? -pregunté al ver como una manada de hijos de la luna centraban en ella su mirada, me crucé de brazos tras envainar el mandoble -al parecer eres tan bocazas que nadie te aguanta.
-A mi hermano le pasa igual, solo se embriaga cuando lo bebe directamente de la vena de los mortales, pero si lo hace de la botella...nada.
En eso yo tengo ventaja -apunté mostrandole la jarra antes de darle un trago.
Me relamí la espuma de mis labios, a mi me sabia bien, pero según Armagedon a él a pura paja.
Enarqué una ceja cuando la osada vikinga hablo de mi padre ¿que jugaba con el demonio? Como podía ser tan blasfema.
Mis ojos se tornaron ámbar y los suyos rojos, delataban que el enfrentamiento entre los dos empezaba.
-Tu alma se consume, erras con cada palabra
Cómo caiste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas las gentes. 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo, en lo alto junto á las estrellas de Dios ensalzaré mi solio, y en el monte del testimonio me sentaré, á los lados del aquilón, 14 Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres en el sepulcro, á los lados de la huesa.
Satan fue un ángel caído, nunca podrá competir con el que lo creo todo incluso a él mismo.
Ladeé la sonrisa mostrandole mis colmillos.
-No lo creo, lo soy -la corregí desafiante, soy un ángel vengador, mas bien su obra perfecta, su favorito.
Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente que decía: "Ven". Entonces salió otro caballo, rojo; al que lo montaba se le concedió quitar de la tierra la paz para que se degollaran unos a otros; se le dio una espada grande.
Mi mano apresó su muñeca, no consentiría que hiciera falso testimonio acerca de mi Dios padre.
Mi labio superior se replegó, mis fauces crecieron, fuera de mi escuché como me preguntaba si no me había equivocado de bando.
-Mi camino es la palabra de Dios, mi bando es el de ldo ángeles y destruir a los infieles como tu mi cometido.
Mi mano sobrevoló la distancia que había hasta el mango de mi bastarda.
-Siempre es un buen día para que los cuervos sobrevuelen la muerte, creo que esos animales os representan, Odin, el Valhalla, dioses menores, eres una pagana pues solo un dios existe.
Pronto un humano acaparó la atención de la inmortal, hacia el dio un paso, pero yo le corté el avancé, ladeé la cabeza con el mostaza imbuido en mi mirada.
Desenvainé la espada, no iba a consentirle hablar así de nuestro dios, mas en ese instante sobre nosotros otra amenaza se cernió.
-¿Te buscan? -pregunté al ver como una manada de hijos de la luna centraban en ella su mirada, me crucé de brazos tras envainar el mandoble -al parecer eres tan bocazas que nadie te aguanta.
Guerra- Licántropo Clase Alta
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Re: Sette peccati mortali (libre)
La vampiresa observó al licántropo, efectivamente parecía que sus palabras surtían efecto, le habían enfurecido, y bastante pues Guerra la agarro de la muñeca y veía como su rostro se retorció por su naturaleza licantropa, debido a la ira que destilaba en ese momento. -Erró tanto como tú.- Replicó la vampiresa mirando al lobo, mientras disfrutaba de la visión del cambio, de echó una sonrisa ladeada se dibujo en el joven rostro de la rubia.
Más bajo la mirada sorprendida cuando este la agarró de la muñeca, eso la tensó bastante, no le gustaba mucho el contacto fisico no permitido, emitió un sobrenatural bufido pero levantó la vista para mirarle fijamente, clavando sus ahora rojos ojos a los ambarinos del licántropo. Le miró como sus colmillos crecían, incluso si era avispado..el licántropo pudo ver como la vampiresa mostró durante unos segundos miedo, ya que trató de retroceder un poco pero no pudo al estar sujeta por la muñeca le impidió, más pronto recobró la compostura o al menos lo intentó. No le dijo nada simplemente le mantenía la mirada desafiante, mientras elevaba levemente tambien su labio superior enseñandole los colmillos al lobo.
Observó como llevaba su otra mano al mandoble que tenía enfundado, entrecerrando un poco sus ojos, para luego mirarle fijamente, más las palabras que salieron de sus labios le ofendieron, mucho, gruño de sobrenatural forma por esas palabras, esa burla a Odin, esa burla al Valhalla, la vampiresa estaba apunto de explotar, pero la sangre del humano de atrás la distrajo, aunque nuevamente Guerra la sujetó para que no se moviera, eso hizo que su enfado volviera a centrarse en él y deslizo su palida mano hasta el cuello del licano. -Bien, ahora vas a retirar eso último dicho o pasaras tu misera existencia lamiendome las botas, estupido cachorro.- Amenazó tajantemente, enfurecida, apretó levemente pero enseguida miró su mano y le soltó haciendo un sobreesfuerzo por mantener la compostura. Le miró fijamente, mientras apretaba los dientes y un fino hilo de sangre salió de su comisura debido al propio roce de sus colmillos con sus labios, tenía sentimientos encontrados, el lobo le daba miedo, pero por otra parte quería golpearlo, y por otra..no perder los estribos. Más se despertó de este conflicto interno cuando el aroma de otros licanos le llegó. ¿La buscan? desde luego la observaba, el licantropo se cuzó de brazos tras envainar su enorme espada, y una mofa llegó por parte de él, la vampiresa le miro rabiosa. -Mira, eso que tenemos en común.- Replicó para seguidamente deslizarse para esconderse detrás de guerra usandole de escudo, por si acaso. -No, yo no suelo hablar con los que son como tú. ¿Quien dice que no es por ti?- Dijo nerviosamente mientras le agarraba de su ropajes ocultandose trás él mientras con avidez deslizaba su mano buscando si llevaba más armas que el mandoble para poder quitarsela y usarla en defensa, aunque no descartó en tratar de arrebatarle el mandoble si la ocasión lo sugería.
Más bajo la mirada sorprendida cuando este la agarró de la muñeca, eso la tensó bastante, no le gustaba mucho el contacto fisico no permitido, emitió un sobrenatural bufido pero levantó la vista para mirarle fijamente, clavando sus ahora rojos ojos a los ambarinos del licántropo. Le miró como sus colmillos crecían, incluso si era avispado..el licántropo pudo ver como la vampiresa mostró durante unos segundos miedo, ya que trató de retroceder un poco pero no pudo al estar sujeta por la muñeca le impidió, más pronto recobró la compostura o al menos lo intentó. No le dijo nada simplemente le mantenía la mirada desafiante, mientras elevaba levemente tambien su labio superior enseñandole los colmillos al lobo.
Observó como llevaba su otra mano al mandoble que tenía enfundado, entrecerrando un poco sus ojos, para luego mirarle fijamente, más las palabras que salieron de sus labios le ofendieron, mucho, gruño de sobrenatural forma por esas palabras, esa burla a Odin, esa burla al Valhalla, la vampiresa estaba apunto de explotar, pero la sangre del humano de atrás la distrajo, aunque nuevamente Guerra la sujetó para que no se moviera, eso hizo que su enfado volviera a centrarse en él y deslizo su palida mano hasta el cuello del licano. -Bien, ahora vas a retirar eso último dicho o pasaras tu misera existencia lamiendome las botas, estupido cachorro.- Amenazó tajantemente, enfurecida, apretó levemente pero enseguida miró su mano y le soltó haciendo un sobreesfuerzo por mantener la compostura. Le miró fijamente, mientras apretaba los dientes y un fino hilo de sangre salió de su comisura debido al propio roce de sus colmillos con sus labios, tenía sentimientos encontrados, el lobo le daba miedo, pero por otra parte quería golpearlo, y por otra..no perder los estribos. Más se despertó de este conflicto interno cuando el aroma de otros licanos le llegó. ¿La buscan? desde luego la observaba, el licantropo se cuzó de brazos tras envainar su enorme espada, y una mofa llegó por parte de él, la vampiresa le miro rabiosa. -Mira, eso que tenemos en común.- Replicó para seguidamente deslizarse para esconderse detrás de guerra usandole de escudo, por si acaso. -No, yo no suelo hablar con los que son como tú. ¿Quien dice que no es por ti?- Dijo nerviosamente mientras le agarraba de su ropajes ocultandose trás él mientras con avidez deslizaba su mano buscando si llevaba más armas que el mandoble para poder quitarsela y usarla en defensa, aunque no descartó en tratar de arrebatarle el mandoble si la ocasión lo sugería.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Re: Sette peccati mortali (libre)
Cuando su mano gélida apretó mi cuello instigandome a retirar lo dicho mi sonrisa se tornó sádica, sin miramientos mi zarpa atravesó su pecho tocando las costillas decidido a arrancar su corazón de cuajo en cualquier momento.
Pero al parecer no había llegado la hora de ninguno de los dos, ella retiró su mano, yo la mía y desafiantes nos miramos rojos contra ámbar en un duelo de razas y religiones enfrentadas.
-Es mi día libre -expliqué como si eso explicara que ahora no bombeara su corazón en mi mano.
Los licantropos llegaron ante nosotros, yo había envainado y con cierta diversión miraba la escena esperando muerte y destrucción, pero la pequeña sanguijuela fue ágil colocándose a mi espalda para usarme de escudo.
-¿como hemos pasado de intentar matarnos a esto? -pregunté mirándola por encima del hombro con la cabeza girada ignorando al grupo de licantropos.
Uno se acercó en actitud desafiante, su gran bocaza me ordenó que se la diera y nada me pasaría, al parecer no vió que antes de la joven vampira habia una espada que le sacaba dos cabezas.
Enarqué una ceja clavando en el mis mostaza.
-Ciertamente la soberbia parirá contienda: Mas con los avisados es la sabiduría. –
Proverbios 13:10
No terminé la frase y mi espada fe desenvainada, de cuajo partí su cabeza que cayó como aviso a su manada.
-Odio que me den ordenes porque solo ante el señor respondo
Miré a la vampiresa frunciendo el ceño.
-¿ves lo que me has hecho hacer? -Dije furibundo -Era mi día libre.
Mis ojos volvieron al grueso de los que con uñas y dientes mostraban miedo pero también una actitud beligerante.
-Id en paz y seréis perdonados, mas si dais un paso mas, os libraré del mal que sobre vosotros se cierne o pobres pecadores.
Nunca escuchaban, era otro de los problemas de la humanidad, del primero en dar un paso perdió la mano al cercenar su brazo con un tajo.
-¿alguien mas osa desafiarme? -pregunté abriéndome en cruz y golpeando mi pecho.
Pero al parecer no había llegado la hora de ninguno de los dos, ella retiró su mano, yo la mía y desafiantes nos miramos rojos contra ámbar en un duelo de razas y religiones enfrentadas.
-Es mi día libre -expliqué como si eso explicara que ahora no bombeara su corazón en mi mano.
Los licantropos llegaron ante nosotros, yo había envainado y con cierta diversión miraba la escena esperando muerte y destrucción, pero la pequeña sanguijuela fue ágil colocándose a mi espalda para usarme de escudo.
-¿como hemos pasado de intentar matarnos a esto? -pregunté mirándola por encima del hombro con la cabeza girada ignorando al grupo de licantropos.
Uno se acercó en actitud desafiante, su gran bocaza me ordenó que se la diera y nada me pasaría, al parecer no vió que antes de la joven vampira habia una espada que le sacaba dos cabezas.
Enarqué una ceja clavando en el mis mostaza.
-Ciertamente la soberbia parirá contienda: Mas con los avisados es la sabiduría. –
Proverbios 13:10
No terminé la frase y mi espada fe desenvainada, de cuajo partí su cabeza que cayó como aviso a su manada.
-Odio que me den ordenes porque solo ante el señor respondo
Miré a la vampiresa frunciendo el ceño.
-¿ves lo que me has hecho hacer? -Dije furibundo -Era mi día libre.
Mis ojos volvieron al grueso de los que con uñas y dientes mostraban miedo pero también una actitud beligerante.
-Id en paz y seréis perdonados, mas si dais un paso mas, os libraré del mal que sobre vosotros se cierne o pobres pecadores.
Nunca escuchaban, era otro de los problemas de la humanidad, del primero en dar un paso perdió la mano al cercenar su brazo con un tajo.
-¿alguien mas osa desafiarme? -pregunté abriéndome en cruz y golpeando mi pecho.
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Hubo un momento de sorpresa en ese encuentro que hubo entre la vampiresa y el licántropo, le dolío, las heridas hechas por lobo siempre duelen bastante, apreto los dientes pero aguantó bien el ataque, dando un ligero gemido de dolor cuando retiró las garras, esa imagen paseaba por la mente de la vampiresa a lo que él habia insistido con un simple "es mi dia libre", pero la vampiresa sacudió la cabeza saliendo del recuerdo, y volviendo al momento actual como le preguntaba Guerra el como pasarón de un doble ataque a el ser el escudo que la separaba de la manada que se acercaba. -Por que me has roto la ropa..- Dijo en un tono incluso de broma, mientras se acariciaba la herida que se curaba aceleradamente, mientras un escalofrio la recorría la espalda, le había refrescado la memoria de por que temía a los licántropos, sus heridas eran dolorosas, y eran rapidos, aunque ella fuese vampiresa podían hacerla frente, se mantenía detrás del jinete.
El que parecía el cabecilla le ordenó a Guerra entregar a la vampiresa cuan prisionera, pero por suerte para ella, el lobo no parecía dispuesto, la vampiresa se matenía aferrada a la espalda del licántropo, mientras miraba las ropas rotas donde antes había una herida, ya cicatrizando y apunto de desaparecer, pero quedarón con resquicios de sangre de la cainita. Que observaba temerosa al alfa rival, pero Guerra segó su vida previamente recitando otro pasaje de las sagradas escrituras, la vampiresa se mostró sorpresiva, pero mentiría si dijera que en cierta forma no disfrutó al ver a Guerra hacer eso, cuando este se giró reprochando que ella le había hecho hacer aquelo, Arikel le miro y sonrió como lo haría una inocente jovencita. -Atrevete a decir que no lo has disfrutado.- Replicó no obstante mientras seguía trás él resguardada. -Tambien era mi noche de ocio..- Murmura la rubia de manera suave mientras observa la enorme espalda de Guerra que por alguna razón se mostraba dispuesto a defenderla, o eso creía la rubia vampiresa.
A pesar de todo el resto de la manda mantenían la actitud de ataque y aunque nuevamente Guerra uso habilmente el mandoble que llevaba cortandole una mano a otro que empezó a gritar y los demas tanteaban siendo ahora el objetivo el licántropo, quizás la tomaron a la vampiresa como una neofita debil por la actitud tomada, y que el primero que debían derribar era el enorme lobo que la acompañaba, Arikel no obstante vió como otro de la manada rival se acercaba por la espalda de Guerra, pero fue la vampiresa quien lo interceptó tirandose sobre él antes de que alcanzase a Guerra. Gruñó con ferocidad al lobo usando su habilidad para causarle dolor con la mente y verle retorcerse de dolor cuan lombriz en un anzuelo. Debido a la trifulca la gente empezó a huir cundiendo el panico, la vampiresa mantenía la vista fija en el licántropo que aullaba de dolor antes de morder fuertemente su gaganta dando lugar al desangre, aunque se llevó un buen golpe por parte de este antes de segarle la vida. Buscó al licántropo con la mirada. -¡Guerra!.- Gritó cuando vió como otro buscó golpearle.
El que parecía el cabecilla le ordenó a Guerra entregar a la vampiresa cuan prisionera, pero por suerte para ella, el lobo no parecía dispuesto, la vampiresa se matenía aferrada a la espalda del licántropo, mientras miraba las ropas rotas donde antes había una herida, ya cicatrizando y apunto de desaparecer, pero quedarón con resquicios de sangre de la cainita. Que observaba temerosa al alfa rival, pero Guerra segó su vida previamente recitando otro pasaje de las sagradas escrituras, la vampiresa se mostró sorpresiva, pero mentiría si dijera que en cierta forma no disfrutó al ver a Guerra hacer eso, cuando este se giró reprochando que ella le había hecho hacer aquelo, Arikel le miro y sonrió como lo haría una inocente jovencita. -Atrevete a decir que no lo has disfrutado.- Replicó no obstante mientras seguía trás él resguardada. -Tambien era mi noche de ocio..- Murmura la rubia de manera suave mientras observa la enorme espalda de Guerra que por alguna razón se mostraba dispuesto a defenderla, o eso creía la rubia vampiresa.
A pesar de todo el resto de la manda mantenían la actitud de ataque y aunque nuevamente Guerra uso habilmente el mandoble que llevaba cortandole una mano a otro que empezó a gritar y los demas tanteaban siendo ahora el objetivo el licántropo, quizás la tomaron a la vampiresa como una neofita debil por la actitud tomada, y que el primero que debían derribar era el enorme lobo que la acompañaba, Arikel no obstante vió como otro de la manada rival se acercaba por la espalda de Guerra, pero fue la vampiresa quien lo interceptó tirandose sobre él antes de que alcanzase a Guerra. Gruñó con ferocidad al lobo usando su habilidad para causarle dolor con la mente y verle retorcerse de dolor cuan lombriz en un anzuelo. Debido a la trifulca la gente empezó a huir cundiendo el panico, la vampiresa mantenía la vista fija en el licántropo que aullaba de dolor antes de morder fuertemente su gaganta dando lugar al desangre, aunque se llevó un buen golpe por parte de este antes de segarle la vida. Buscó al licántropo con la mirada. -¡Guerra!.- Gritó cuando vió como otro buscó golpearle.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/11/2017
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