Sette peccati mortali (libre)

Recuerdo del primer mensaje :

“El ángel que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó al cielo su mano derecha y juró por el que vive por los siglos de los siglos, el que creó el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y dijo: «¡El tiempo ha terminado!”

Apocalipsis 10:5-6



Noche de los muertos, así llamaban a la fiesta que los creyentes y los paganos veneraban a sus difuntos, recordándolos, añorándolos y llorándolos.
Siempre me causó cierta curiosidad esa forma de expresar sentimientos, la capacidad con la que los hombres mostraban en publico su alegría, su tristeza, sus emociones a fin de cuentas.
Sabia que mi misión distaba mucho de ser esa, no tenia que entender a la humanidad, ni siquiera compadecerla, simplemente traer el caos a la tierra, arrancar la paz de sus entrañas y que los viles se degollaran ante mi turbia mirada.

Aquella noche alcé la capucha negra sobre mi rostro, la capa ondeaba a mis espaldas, no portaba el mandoble, no salia de caza. Aquella noche solo quería entender que encontraba la humanidad en pecar.
Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, los siete pecados capitales ¿seria capaz de descubrirlos en una noche? Los pecadores tenían que ser aniquilados, mas esa noche, solo por esa noche, me limitaría a observar aquello que el señor de los cielos, de la tierra y del mar considera que hay que sepultar.

Mis pasos sonaban huecos bajo el adoquinado, la música vivaz inundaba las calles con cánticos, vocifero de las gentes animadas por las jarras que portaban en sus manos, excesos de una noche en la que gula estaba muy presente.
Ladeé la cabeza ligeramente mis ámbar centelleaban bajo la capucha entre las luces y las sombras de las farolas de aceite, una pareja se devoraba a besos y ahí estaba la lujuria.

Relamí mis labios resecos, caminaba con paso firme y porte erguido, la humanidad estaba perdida, pues apenas dos cuadras había cruzado y ya había visto demasiado.
Giré una callé con tan mala suerte de dar de bruces con alguien, la jarra que sostenía entre sus manos terminó esparcida en su vestido, su mirada destilaba primero sorpresa y luego enarcó una ceja esperando unas disculpas que por mi parte no llegaron.

La cainita se lanzó sobre un licano que a nuestras espaldas parecía decidido a darnos muerte.  La rubia cayó sobre este despedazandolo a mordiscos, hundiéndole sus zarpas en el pecho,  duelo de carne y huesos quebrados.
-Pues menos mal que era nuestro día libre -apunté...quizás pudiera parecer un sarcasmo, pero no, ciertamente era lo que pensaba en estos momentos.

El acero bailo, mandoble que sajo cuerpos, al final parece que mis amenazas no habían surtido efecto, así que como quien avisa no es traidor, la hoja  cercenó la cabeza de uno y con el siguiente giro hundí en su vientre el arma destripandolo al tirar de la espada hacia fuera.
Las tripas cayeron al suelo, vanos sus intentos de sujetarlas y mi sonrisa se tornó altiva al ver como los pecadores caían.

Esperé a que la inmortal terminara, ni música ni artificios, nos habíamos quedado solos en el cementerio.
La humanidad era cobarde, sintiéndose pecadores decidieron salir corriendo por si su hora les había llegado.

Me relamí so labios bañados en alcohol y sabor férreo mientras le dirigía de nuevo la mirada a la doncella de ojos claros.
-¿y ahora? -pregunté algo desubicado -me había dicho que ibas a explicarme el porque la humanidad se comportaba de un modo tan paranormal pero veo que como ganado corren al ver al pastor enfadado.

Estiré mi mano ensangrentada para ayudarla a levantarse del suelo.
-Quizás debería empalarte y largarme a casa, parece que la noche se ha terminado -dije negando con la cabeza en voz alta y con una naturalidad pasmosa dadas las circunstancias.
Tenia que reconocer que mi fuerte no era hacer amigos, de echo no tenia ninguno.

Me acerqué a una de las mesas improvisadas que había y le acerqué una jarra.
-Bueno, al menos hay mas bebida para nosotros -dije dando un nuevo sorbo tras limpiar la hoja carmesí en la camisa de uno de los difuntos y envainandola justo después.

Los labios estaban bañados en la sangre del lobo caido por sus medios, lo cual ahora la rubia tenía un aspecto sumamente aterrador, sus ojos rojos se iban apagando volviendo a ese azul cielo que tenía habitualmente, se relamía no muy digustada, hacía tiempo que no tenía una pequeña batalla y le recordaba a tiempos pasados. Eso dibujó una pequeña sonrisa en los labios de la jovencita, miró como el licántropo se acercaba a ella. -Ahora disfrutar del jaleo de la batalla acabada...te he salvado el culo.- Gruñó la vampiresa mirandole aun desde su más baja posición, ya que estaba sentada en la fria hierba. -Si quieres retomamos esa conversación, cachorrito..

Dijo ella mientras aceptó su mano para incorporarse y miró su roto en los ropajes. -No ha estado mal...para un recíen convertido, casí me sorprendes.- Comentó con desdén mientras se recolocaba para no mostrar mucho de lo que las ropas ocultaban y le observó nuevamente mirandole a los ojos de manera intensa.-¿Empalarme? no me hagas reir, apestas a testosterona desde que empezastes a dar espadazos a esos imbeciles, pero distas mucho de conseguir derrotarme, y la noche aun esta en su apogeó, se nota que no estas acostumbrado a los paseos nocturnos....hay que ver las oportunidades.- Comentaba la vampiresa mientras se acercaba a donde había estado los músicos hacía pocos minutos mirando los instrumentos.

La rubía observó como el chico se acercaba a por el alcohol, y le sonrió de medio lado con sus demonios mucho mas relajados, siempre le ocurría despues de una pelea, quedaba bastante más relajada durante un tiempo...recogío el violin y el arco y se acercó al licántropo. -La humanidad está ciertamente perdida, eso es un hecho. Hay que dejar que busquen su camino, si consiguen ver a Dios o no es cosa de ellos, en realidad comprendo más de lo que crees el cometido que crees que tienes. Solo cuando los mayores horrores se desatán sobre ellos, la humanidad muestra su verdadera cara y solo así se vé quienes son los merecedores reales del afecto del Señor.- Comentaba la vampiresa, ella tenía sus propios dioses, los dioses nordicos, y aunque no lo manifestaba su creencia estaba en ellos, pero comprendía la devoción del joven. -La música siempre apacigua a las bestias....- Susurró mientras empezó a tocar una tranquila melodia, tiempo hacía ya del que la vampiresa aprendió a manejar los instrumentos de cuerda, le gustaba el violín especialmente, su sonido era agradable cuando se adquiría habilidad.  Miraba al licántropo que estaba bebiendo al lado de ella, mientras le observaba. -Preguntame lo que quieras, no tengo respuestas a todo...pero tengo otro punto de vista o mejor dicho, otra forma de verlo...me has ayudado a fín de cuentas...puedo ceder en algunas cosas a modo de compensar la pequeña ayudita....- Susurró de manera tranquila mientras tocaba deslizando el arco con delicadeza sobre las cuerdad del violín.

Di un sorbo a la jarra antes de dejarme caer junto a la vikinga sobre una de las lapidas, esta había tomado un pequeño laud y lo hacia sonar con gracia entre sus dedos.
Me fije como acariciaba las cuerdas, ciertamente era curioso ver como podía lograr con tan solo moverlos aquella melodía.

Ciertamente los humanos, o los que un día lo fueron, eran capaces de emitir bellos sonidos, yo había sido adiestrado en el arte del acero, bailaba con este entre mis dedos y nunca había sido vencido en duelo.
Supongo que mi don era destruir, por contra pensaba que aquellos capaces de hacer sonar un instrumento con sentido tenían el don de construir.

Me dejé caer sobre la lapida cerrando los ojos, el viento mecía mi pelo ligeramente sacudiendo mis ropas.
-¿aprendiste a tocar en Noruega? Dices ser vikinga con lo cual debes de rondar los 1000 años largos ¿cierto?
Hablas de los dioses y aunque proferimos religiones distintas finges o crees entenderme, lo que te convierte en una ilusa o una loca -el tacto no era una de mis bendiciones.

-Yo no puedo entender tu religión, se que el panteón nórdico lo rige Odin y sus dos hijos, Thor y Loqui. He leído sobre la mitología nórdica y francamente no le encuentro ningún sentido, son caricaturas animadas de lo que los hombres de esa época necesitabais creer.
¿Que sentido tiene pasaros la vida luchando para morir e ir a la gran cena y como no, seguir luchando en el ejercito de Odin? ¿no tenéis descanso?

Di un nuevo trago de la jarra.
-Al menos en mi religión hay sacrificio, Dios envía a la tierra a su hijo para salvar a la humanidad, no da mucho fruto y por eso ahora nos envía a nosotros para sacudir los pilares de la tierra y quebrarla a pedazos, peor ese es otro tema.

Analicé el apocalipsis y lo comparé mentalmente con el Ragnarok.
-Bueno, se puede decir que ambas religiones tienen sus similitudes, en ambas el fin de los días llega ¿crees que podrás presentarme a ese que él solo desatará el Ragnarok? Debe tener mas trabajo que nosotros -bromeé dando un profundo trago y volviendo a recostarme sobre la lapida para dejar que la música me embriagara.

La vampiresa se relamió los labios con lentitud mientras seguía entonando la melodía cerrando los ojos para llamar a la calma, no obstante el licántropo pareció no estar satisfecho con las palabras de la vampiresa y decidió cortar no unicamente con su mandoble, si no tambien con su afilada lengua, la vampiresa se preguntaba si lo que buscaba era enfurecerla o simplemente no pensaba antes de hablar. Más usó el recordar las notas para no prestarle la suficiente atención y perder los estribos, solo abrió levementes sus ojos azules, y observó los ajenos de manera serena. -Si aprendí en mi tierra a tocar, al viajar fui afinando mi tecnica...y tengo 1015 años...- Susurró de manera suave mientras mantenía los acordes cuan satira. -Y no finjo, te creo...no me molesto en engañar a lo que no me voy a comer...pero ¿que crees tú? ¿una ilusa o una loca?- Le respondió finalmente a su provocación.

Mas clavó un segundo su roja mirada en el licántropo dando un sobrenatural gruñido pero se obligó a si misma a seguir tocando. -Caricaturas...- Repité con enfado mientras vuelve a entonar dulcemente los acordes. -En realidad es un honor ir al valhalla y luchar junto a Odin, no es muy diferente de lo que deseas tú, pero a mi el padre de todos me mantiene más tiempo aquí, más tiempo para luchar...lo que me sorprende es que con tu nombre no seas partidario de ello, pensé que en eso nos entenderíamos algo más, pero me equivoqué.- Se balancea mientras toca dejandose llevar por la musica levemente, mientras le seguía escuchando, sonriendo ante sus palabras, coincidiendo en algunas cosas, pero no lo iba a discutir con él, pero le hizo cierta gracia.

-A veces esa similitudes me dan que pensar, pero prefiero no comentarlas con tu cuadriculada mente, has vivido muy poco, y aunque yo parezca más joven que tú, tu eres el cachorrito aquí.- Se mofó ladeando una maliciosa sonrisa mientras mantenía incesante la melodia, apreciando que el lobo parecía ahora manso cuan perrito domesticado. Se rió por la última frase formulada por él antes de recostarse sobre la lapida. -Claro, te presentare al que traiga el Ragnarok, te lo presentare Fenrir..- Le llamó ladeando una sonrisa, quizás sepa quien era "Fenrir" o quizás no, no le dió mucha importancia, solo cerraba los ojos tocando con prestreza. -¿Deseas alguna melodía que calme tus demonios? conozco muchas...quizás encuentre tu nana favorita.- Comentá de manera maliciosa deslizando suavemente el arco y acariciando las cuerdas para que sonase dulce y melodioso.

Me eché a reír cuando dijo que me iba a presentar a Fenrir, que yo supiera era el gran lobo de Hela, que luego tendría como descendencia a Skölll y a Hati.
No era un inculto en lo que a religiones se trataba, padre siempre nos formó en ellas, ademas de estar versados en ciencias y en letras.
-Sköll y Hati, persiguen al dios Sol y al dios Mani en un carrera incesante. Es así como dan paso según tu cultura el día a la noche, dicen que solo cuando uno de los lobos alcanza al dios se crea los eclipses, algo que apenas dura, pues los dioses vuelve a escapar emprendiendo su carrera ¿no? -pregunté ladeando la sonrisa -pero bueno, eso es lo que ha estudiado la cuadriculada cabeza de este cachorro.

Me centré en sus dedos, era hábil haciendo sonar aquella melodía que sonaba a fuego, sin duda era algo vikingo.
-¿el son de la guerra quizás? -pregunté enarcando una ceja.
Sin duda era algo que podía caracterizarnos a ambos.
-Suena bien, me fascina como criaturas tan simples como vosotros sois capaces de crear tan bellas melodías cando el pecado os acecha.

Me preguntó si quería alguna melodía en concreto.
-Mi padre nos recitaba la biblia para dormir, pero no era muy propenso a cantarnos, supongo que la música no es algo que necesitamos para concluir nuestro trabajo.
Creía que alguien como tu, que creé en dioses paganos seria capaz de entender la obra superior para lo que he sido creado.
Tu ansias ir al Valhalla, yo traer el Ragnarok y solo permitir a los justos de corazón llegar a Asgard -esperaba que con esa comparación fuera capaz de entender mi cometido y que mas le valía no meterse por medio.

La vampira se quedó quieta un instante creo que pensando en mi palabras.
-No pares, me relaja escucharte, aseguré con los ojos cerrados y tumbado sobre aquella lapida -
-Amós 5:23: 23 Quita de mí la multitud de tus cantares, que no escucharé las salmodias de tus instrumentos.

La vampiresa cerraba los ojos para sentir más los acordes dados por ella misma, mientras volvía a abrir los ojos observando a Guerra, que comenzó a hablar sinceramente le sorprendió de muy notable forma que supiera todo eso, de echo estubo a punto de perder el acorde por la sorpresa dada por parte del licántropo, pero consiguió solventarlo, no sin mirar a su vez con sorpresa a su compañero, desde luego no daba credito que con lo cuadriculado que le parecía con su religión conociera tán bien la nordica. Abría sus celestes ojos impresionada y sin ocultarlo. -Ahm...si, me has impresionado lo reconozco...aunque en realidad me refería a que tú eres Fenrir.- Bromeó la vampiresa . - Eres un cachorrito listo...eso me gusta..

Suspiró mientras continuaba sus acordes, cosa que el jinete pareció también identificar, cosa que estaba dejando a la vampiresa totalmente en estado de desconcierto. Pero lo mismo que soltaba un alago pasaba a la grosería de una manera vertiginosa.- Si, es una de mis melodias favoritas ciertamente, creo que es de las primeras que aprendí.- Respondió pero el siguiente comentarío casi podría decirse que la ofendió nuevamente, levantó el labio superior enseñando sus afilados colmillos y emitiendo un bufido al igual que entonó su melodia durante unos segundos mas intensa pero recuperó el acorde rapido. -¿Simple? ¿A quien llamas tú simple? no soy simple...yo no meo en los arboles.- Dijo a modo repliqué por las palabras durante el destello rojizo de sus celestes ojos, que se disipó tratando de relajarse y miró Guerra suspirando. -No todo siempre es malo, el pecado como tú dices nunca se cierne completamente sobre nadie, ya te lo he dicho...hay gente que se deja llevar por el pecado, pero no por ello es malvada...ni mucho menos y tambien puede hacer cosas bonitas..-Murmuró finalmente.

La repuesta a si quería una canción le fue algo sorpresiva, un padre que a unos pequeños niños les recitase la vida y les hablase de un Dios vengativo no era el mejor de los cuentos, aunque bueno, a ella le contaban historias de los dioses y de batallas. Aunque a ella le gustaba, igual a él y a sus hermanos si le gustaban esas historias. -A todos nos gusta la música, relaja...como a tí ahora mismo.- Comentó Arikel.

Se quedó unos segundos quieta, pensando en esas palabras, pero pareció que Guerra ansiaba seguir escuchando la melodía y se lo hizo prontamente a la vampiresa, que despertó de su pensamiento y siguió entonando la melodia con delicadeza. -Si te entiendo...aunque no lo parezca....y ves como eres Fenrir...- Sonrió ella mientras dejó escapar una risa algo nerviosa. -Esto es insolito, ocurrirá dos cosas, o acabare matandote o acabaras cayendome bien... no estoy segura...- No pudo reprimir la risa de solo pensarlo, pero luego se quedó pensativa, y le miraba al licántropo ahí tumbado, con los ojos cerrados, la vampiresa apretó los labios mirandole, quizás dejandose llevar por un momento de impulso, o simplemente por tensión, bajo la vista a sus agujereadas ropas por el zarpazo previó de cuando se habían dado un gruñido. Emitió un bufido. -Quiero matarte....pero tambien quiero que seas mi amigo..- Dijo finalmente alargando la nota. Chasqueo la lengua tratando de desviar la atención a lo ultimo dicho. -En realidad se cantar, pero no tengo voz para la opera...mis acordes son más bien liricos...que cosas..

Francamente desconocía bien eso que me pedía, ser amigos, nunca había tenido un amigo...
Mi vida había sido complicada, nací en un burdel, fruto del pecado de una puta que yacía con hombres lascivos.
Un inquisidor me adopto, borró el pecado con el bautismo y a partir de ahí me adoctrino para acoger al jinete que hoy en día soy.
Mis hermanos y yo conformamos los cuatro jinetes del apocalipsis y estos no venían al mundo para hacer amigos, si no a que los pilares de l tierra se tambalearan para que Dios pudiera construir de nuevo un mundo distinto.
-En todo tiempo ama el amigo; para ayudar en la adversidad nació el hermano. Proverbios 17:17

Me encogí de hombros abriendo los ojos, sus dedos seguían deslizándose por las cuerdas, tenia razón, la melodía era bella, me relajaba, me sentía bien a su lado en estos momentos.
-No tengo amigos -reconocí -no se si sabré ser tu amigo. Mi vida es demasiado complicada para eso.

Últimamente estaba jodiendola para bien, mi hermana Deborah estaba creo que ligeramente molesta conmigo, hasta que llegué a París, solo eramos cuatro, nos “unía” algo muy fuerte y aquí conocí a otra mujer a la que había empezado a conocer, la verdad es que andaba muy perdido también en ese tema.
Sabia que lo correcto era no volver a verla, centrarme en mi trabajo y en lo que siempre tuvo mi atención, mis hermanos.
Yo los necesitaba como ellos a mi, eran los únicos capaces de entenderme, de ponerse en mi pellejo.
Nos cuidábamos en cierto modo...

Enarqué una ceja fijando mis ojos en los ajenos.
-¿que es exactamente lo que quieres? Me refiero, con eso de que seamos amigos -quizás mi pregunta sonaba ingenua pero es que no entendía bien algunos conceptos humanos.

Dejo de tocar, algo que francamente me disgustó, me gustaba escucharla tocar, pero supongo que para poder explicarme todo eso a lo que se refería con la amistad, al parecer debia tener que dejar de tocar.

La sorpresa le invadió mientras miraba al licántropo, casi vuelve a fallar el acorde debido a eso, incluso lo miro con cierta ternura, escuchó como volvió a recitar el pasaje, pensaba que la familia era importante, pero tambien lo era mucho la amistad y ella así lo creia, solo que tambien era verdad que hacía tanto que ella se quedó sin familia, y al llegar a parís había encontrado a otro cainita que era una replica de su Sire, y lo cierto es que la vampiresa como mencionó previamente se sentía sola, y sabía de la importancia de aliados, pero aun más la amistad, un aliado se podía comprar, un amigo más dificilmente, miró al lobo con cierta tristeza en sus celestes ojos cuando dijo que no tenía amigos. -Oh cachorro...- Se le escapó de los labios con cierta ternura, pero enseguida amplió la sonrisa. -¿Tu vida complicada? complicada es la mia que no me venden alcohol por que creen que soy una niña...eso si es complicado.- Comentó la vampiresa con animo de sacarle quizás una sonrisa por eso, realmente si lo entendía, pero por que comprendia sus creencias, y a que había dirigido su vida.

Sintió la mirada fija en sus ojos, tuvo que desviar su mirada de la mirada ajena a los pocos segundos, no era capaz de mantener mucho rato la mirada cuando no estaba en actitud desafiante, era una forma de mostrar cierto grado de submisión, mania agravada con el tiempo tal vez. Solo fijaba la vista cuando estaba en aptitud hostil. Mientras tanto le incomodaba mantenerla. -Lo que quiero es poder confiar en alguien...y que alguen confie en mí...quiero un compañero de armas, tu me ayudas y yo te ayudare...pero no por que sea un quid procuo...es un por que quieres hacerlo...como con tus hermanos...que haces cosas por ellos por que quieres y no por que te obliguen...no sé si me estoy explicando..-Suspiró y le miró finalmente un instante sin estar segura de haberse explicado tal y como quería o si el lobo la había entendido.

Por un segundo se quedó mirando al licántropo, casi seguro de que recibiría una burla o algo ladino por parte de él, volvió a colocarse el instrumento y a entonar una nueva melodía, otra algo más suave y alegre que la anterior, mientras concentraba su celeste mirada en las cuerdas. -No tienes que aceptar si no lo deseas, era solo una idea, me has agradado..- Sonrió mostando un poco sus colmillos en ese acto. -Creo que eres Fenrir.- Afirmó definitivamente la vampiresa, mientras danzaba un poco mientras tocaba la nueva melodía incluso permitiendose cantar un poco, no muy alto por si le molestaba al lobo o tenía preferencia solo por la armoniosa melodia que creaba con el intrumento.

Analicé sus palabras, mi sonrisa se ladeaba tal y como las interpretaba.
-¿Un compañero? Los humanos sois extraños -apunté meditando todavía la exactitud de sus palabras.
La verdad es que no existía burla en mi voz, mas bien desconcierto, quizás ante sus ojos podía parecer un hombre tonto, mas no lo era, simplemente yo no había sido educado para algunos conceptos humanos como la amistad o el amor.
Lo único que conocía era eso que me ataba a mis hermanos, algo fuerte, incondicional, moriría por cualquiera de ellos ¿existía mayor lealtad que esa?

Di un nuevo trago de la botella, como si eso pudiera aclarar mis ideas en vez de embotarlas mas todavía.
-Pero...yo no te conozco suficiente para que no sea un qui procuo ¿como confiar? -me relamí los labios bañados en alcohol -no quiero decir que no quiero hacerlo, lo que o entiendo es el concepto -confesé.

Ladeé la sonrisa alzando el torso al escucharla decir que yo le gustaba.
-¿te gusto como Fenrir? -pregunté con picarda -pues aun no me has visto convertido -apunté guiñándole un ojo y de un salto me alcé sobre la lapida.

Mi dedo señaló la media luna que conformaba una cuna.
-Cuando esté llena seré Fenrir ¿te gustaré entonces aunque este traiga el Ragnarok sobre vuestro mundo? -pregunté ladeando la cabeza ligeramente ¿se puede querer a un jinete pese a que traerá el apocalisis?
Para mi todo era demasiado complicado.

Mis ojos fijos en al luna centelleaban.
-Desde que he llegado a París todo es demasiado complicado, creo que me vendrá bien un amigo que me de esa visión humana de las cosas, aunque no se bien que puedes tu obtener de mi -dije bajando la mirada hacia la joven inmortal -¿alcohol quizás? -pasandole tras darle un trago la botella.

La vampiresa le escuchaba, como sacaba sus propias conclusiones de lo que la vampiresa quería decir, de hecho no podía evitar enarcar una ceja cuando el joven licántropo se refirió a ella como "humana" y nada de cosas como "sanguijuela" "chupasangre" entre otras cosas, ciertamente esa acción la agradaba pero no replicó aquello, no quería que Guerra se subiera mucho de humos, aunque parece que ya lo estaba. Más la pregunta que vino a continuación, tenía su logica, y de hecho la vampiresa decidió bajar su orgullo y su ego para responderle muy a su pesar, dejó de tocar y le miró. -Me desgarrastes el pecho casí tan rapido como te agarré yo el cuello, si quisieras podrías hacerme mucho daño..y ademas...- Trago saliba inquieta al revelar esto. -Temo a los lobos....y alguien como yo no diría jamas eso..¿Te es suficiente para darme cierto voto de confianza?-Resopló, mientras negaba con la cabeza, no esperó realmente que eso le convenciera, pero quizás revelando efimeramente sus inquietudes Guerra pudiera comprender, es una forma de enseñar la tripa entre lobos, por así decirlo.

Le miró, parece que le gustó su nuevo bautizo como Fenrir, pues a ella le parecía una especie de rencarnación de él visto lo visto, una representación de él, aunque adorase a su Dios propio, pero no iba a discutir ni a guiarle por el camino que ella considerase, pero el amplio conocimiento que demostró la valió para empezar a tener esa creencia, se puso en pie sobre la lapida obligando a la vampiresa a tener que mirar más arriba si cabía para observarle la imponente figura que ahora tenía mientras ladeaba la cabeza. Miraba la luna y despues a Guerra cuando hizo esa pregunta, la pregunta de si trae el ragnarok le seguira gustando, la idea empezó incluso a seducirla, casí creyendose que realmente era Fenrir y no el sobrenombre que le había puesto ella por su actitud. -Sí.- Afirmó de manera firme, mientras le miraba fijamente.

Desde luego parecía realmente confuso, y parecía ingenuo, totalmente confuso en esas cosas, perdido por asi decirlo, la vampiresa le seguía observando mientras estaba pensativa, había aceptado y tomó la botella dandole un trago, notando el licor, entrecerró los ojos mientras maquinaba, paseaba la vista pensativa y dió otro sorbo a la botella, relamió lentamente los labios y observó como comprobando que nadie estaba ahí escuchando ni remotamente se giró bruscamente mirando al licántropo. -Alcohol y otras cosas...te voy a hacer un trato que quizás te entusiasme Fenrir, pero tiene que quedar entre nosotros...solo entre nosotros....Nadie más-Comentó mientras le devolvía la botella mirandole. -Me conseguiras sangre...pero de la siguiente forma....tu quieres traer el Ragnar...digo el apocalipsis, pues bien y estas para segar las almas de los condenados pecadores, te ofrezco lo siguiente.- Le miró relamiendose los labios. - Los que tú consideres merecedores de un tormento, que no merezcan un fin rapido, me los cazaras, y yo les enseñare el abismo del infierno degustando su sangre.- Mostró sus colmillos alzando un poco el labio mirando al lobo. - Creo que la idea te gustará...tu eliges, tu juzgas..tu cazas Fenrir.- Dijo de manera fria e incluso ansiosa, pero despues se relajó un poco y le miro. -Y yo te daré la visión humana como bien has dicho, me daras esa sangre, alcohol y lo que realmente busco en un amigo, compañia, conversación...alguien en quien pueda confiar... ¿Te gusta lo que vendo?.- Se giró mientras se mostraba cuanto deseaba la afirmación del lobo. -Escuchó ofertas Fenrir...Puedes expresar lo que se te venga en mente aunque eso no parece problema para ti

Ladeo la sonrisa contemplando a la joven inmortal que a tomado carrerilla con sus peticiones y llamándome Fenrir ha decidido ayudarme en esto de traer el Ragnaroc, como lo llama ella, el Apocalipsis como lo llamo yo.
No puedo evitar reír sentado dándole tragos a la botella mientras escucho ese plan descabellado que la chica se gasta mientras niego divertido por sus palabras.
-No, yo soy riguroso con el trabajo, el caos lo siembro por mi cuenta y no se me daría bien hacerlo en equipo, pero, sobre lo demás...podemos intentarlo, no prometo nada, no se bien lidiar con el concepto de la amistad.
Supongo que puedo conseguirte alcohol y tu a cambio ir dándome ese enfoque humano que a mi me falta. De salir mal siempre podemos matarnos -apunto ladeando la sonrisa de forma picara -bueno, tu intentarlo, esta claro que Fenrir ganaría -bromeé, aunque en el fondo no era tanto una broma, era exactamente lo que pensaba.

Ella se reía por lo que yo decía, seguramente me había dado por caso perdido, pero me sentía bien con ella y esa parte de poder divertirnos juntos me gustaba, a fin de cuentas, si hacia mi trabajo, no creía que esto pudiera incomodar a Dios en demasía.
Me ayudaría a comprender mejor porque la humanidad actúa como actúa, porque padre les dio ese libre albedrío que nos había abocado a la perdición.
-Seamos amigos -dije con seguridad como si la idea hubiera tomado forma en mi mente.

Cogí el instrumento y se lo estampé en le pecho.
-Toca -dije con seguridad.
Ser amigos tenia que ser hacerme sentir bien y la música me relajaba, así que ahora tenia que tocar para mi.
Ella negó con la cabeza sonriendo, creo que algo no estaba haciéndolo del todo bien, pero bueno ella tendría que explicarme en que exactamente me equivocaba. Yo ya le había dicho que gateaba en esto de los sentimientos humanos.

Abrí los ojos como platos ante la nueva idea que se me ocurría.
-El sol te convierte en cenizas, si que porque no me llevas a tu guarida, explícame como vive mi única amiga – dije con cierta curiosidad de normal lo que sabia de los vampiros es que se unían en nidos. ¿Como seria la casa de una inmortal vikinga?

La vampiresa gruñó y hecho la cabeza hacía atrás, no era tán inocenton como pensaba, por un segundo pensó que había conseguido convencerle para que fuera su perro de presa, dió una patada al suelo con un poco de rabia, pero finalmente sonrió dejando escapar una risa divertida, no había por donde pillarle ciertamente. Era dificil hacerle la envolvente, más de lo que parecía, con lo inocente e ingenuo que parecía, pero al menos si consiguió que fuese su amigo, le miró mientras hablaba. -Jijiji suena bien tu propuesta, pero si sale mal...¿matarme? jijiji eres realmente adorable, pero olvidas algo Fenrir, puede que yo sea una valkiria.- Rió por su propio comentario y sacó la lengua por la broma. -Ademas tu eres grandote y más pesado, yo soy pequeñita y más escurridiza, te costaría conseguir alcanzarme de nuevo..la primera vez me pillastes por que estaba distraida.- Dijo con intención de hacerle rabiar dandole con su dedo en el abdomen ajeno a modo broma.-Ademas ¿quien te dice que yo no soy Lilith? jijiji.-Dijo haciendo alusión a contextos biblicos

-Lo que es curioso que tú siendo tan jovencito tengas menos humanidad que yo, me haces sentir más humana...creo que eso es bueno.- Se quedó unos segundos pensativa, pero luego sonrió ampliamente, sin importarle que él la viera los colmillos, aunque casí la tira al suelo de no ser por la lapida de su espalda que la dejó sentada cuando estampó el instrumento contra su pecho exigiendo la música. Arikel lo miro y despues a él sonriendo y negando con la cabeza. -No, no...ser amigos no es tener un sirviente que haga lo que tú dices, no me importa tocar para tí, pero tú tambien tienes que pedirmelo bien y agradarme a mi.- Comentó la chica, quizás así lo entendiera el lobo mejor. Ya será más especifica con eso a su tiempo.

La dama alzó la ceja con sorpresa por su comentarío de que el sol la haría cenizas, por un momento pensando que sería una amenaza, pero despues se encogió de hombros, no vió malo en llevar al lobo a su guarida, cogió unas cuantas jarras más ya que ella no tenía alcohol en su guarida. -Esta bien...pero no te esperes grandes lujos...allí podremos charlar.- Ciertamente quedaba menos de noche...el tiempo vuela. Movió la cabeza y guió al lobo por las calles hasta su guarida, una casa baja con las ventanas tapiadas.

Le invitó a entrar y encendió la chimenea alumbrando la muy oscura estancia, encendiendo algunas velas. -Yo normalmente no uso luz.- Dijo de pasada dejando las jarras en la mesa, para que el lobo siguiera bebiendo si lo deseaba, aunque su sangre empezaba a tener cierto aroma de embriaguez. De hecho probar la sangre del licántropo seguramente la emborracharía a ella de no ser por que la sangre de lobo era potencialmente toxica.
La casa ahora era más calida con la luz de la lumbre, tenía unas viejas cortinas para decorar las tapiadas ventanas, una alfombra peluda en el suelo, al fondo su ataud donde solía dormir, aunque tambien curiosamente había una cama, un sofá frente a la chimenea, las paredes estaban decoradas con espadas que la cainita tenía desde aquella epoca, tambien un viejo escudo de madera, y un hacha de mano, estaban colgados como trofeos y valiosos recuerdos de la epoca. -Se que no es gran cosa, pero es lo más parecido a mi hogar que encontré...lo que me gusta de esta epoca es la moda.- Dijo por charlar de algo mientras le pasaba otra jarra y le señalaba los violines y el violonchelo que poseía la cainita. -Como ves me gusta mucho la música.-Comentó ella, quizás debería comprar el proximo dia si iba a tener visita frecuentada del Fenrir para agradarlo mientras estuviera en su guarida. La rubia recogió las piernas y se hizo un ovillo en el lateral del sofa. -Bien...te dejo tocar mis espadas y hachas, pero ten cuidado las afilo- Le quitó la jarra un momento dandole un trago antes de volver a pasarlsela. -...¿Que te parece? te aconsejo que una respuesta que no me den ganas de matarte es un buen paso.- Dijo de manera broma.

Entramos en su casa, mis ojos tampoco necesitaban de demasiada luz para poder ver, así que pude percatarme de como era la estancia incluso antes de que prendiera la lumbre.
Mis ojos vagaron por la colección de espadas y hachas que tenia, ciertamente parecía un buen acero y me detuve el tiempo suficiente para apreciarlas y balancearlas entre mis manos notando lo bien que habían sido forjadas.

La inmortal me miraba con una sonrisa, me acercó una jarra y yo di un sorbo, iba algo borracho, pues en toda la noche no habíamos dejado de beber, pero por mi condición de licantropo aguantaba bastante bien el alcohol.
Ella se había sentado en el sofá, así que tras echar un ojo a los instrumentos que tenia repartidos por toda la estancia me dejé caer a su lado.
Tomó mi jarra para dar un trago mientras me hacia una pregunta, una trampa pues me daba la respuesta correcta.
-Por lo que dices detecto que esperas que te mienta para que Fenrir y la valquiria se lleven bien ¿cierto? -sonreí de lado porque lo había pillado, esto de ir borracho era la hostia -vale, pues tu madriguera es muy bonita -dije con cara de interrogante para ver si lo había hecho bien ahora.

La inmortal estallo de la risa y yo con ella, algo se me escapaba, no entendía yo muy bien las reglas de la cortesía, debió ser algún capitulo que me perdí el protocolo que nuestro padre nos enseño a mi y a mis hermanos.
-Tócame algo -pedí señalando los instrumentos

Me relajaba escuchar su música, ciertamente era fascinante lo que era capaz de crear.
-¿cuanto tiempo llevas en París? -pregunté dando otro trago de la jarra -me has dicho que has llegado hace relativamente poco ¿te quedaras o eres mas bien un espíritu errante?

Me acomodé mas en el sofá subiendo los pies a la mesa, habíamos pasado la noche en vela y el sopor empezaba a hacerme mella. Bostecé estirando mis músculos y entreabrí los ojos nuevamente para mirarla.
-No te escucho tocar -apunté con certeza ladeando la sonrisa mientras la inmortal negaba divertida por mi forma de pedir las cosas.
-¿que te ha traído a París? -pregunté -me has pedido que sea tu amigo, pero ¿tienes mas amigos?

Observó como balanceaba las armas con una sonrisa de medio lado, por un momento tuvo la idea de coger una de las espadas y retarle, pero estaba algo ebrio y pensó que quizás sería un abuso por parte de ella obligarle a blandir un arma por mucho que Guerra se llamase, no iba a ser una abusona, no al menos en aquel que acababa de aceptar ser su amigo. Además poco después la sorprendió haciendo que alzase una ceja por el resultado de que a pesar de estar borracho, había encontrado la trampa en la frase de la vampiresa.-Touché.- Gruño la rubia por lo avispado del licántropo.

Estalló en risas cuando él alagó su guarida, aunque la palabra que usó era madriguera. -¿Para ti soy como un tejón rubio escondido en su madriguera? ¿al que inocentemente invitó al lobo a ella?.- Dijo con un tono jocoso, a veces pensaba que él solo veía a una jovencita con colmillos como vería de la misma manera a una mortal con un cuchillo.-Bueno confiaré en tí, los lobos dicen que son leales...pero siendo Fenrir...este día no me dejara dormir profundamente.- Dijo acercándose a él, captando su aroma...y frustrándose nuevamente por que su sangre fuese toxica, si no...le pediría que le cediera si muñeca para un par de tragos. Volvió a su sitió en el sofá. Chasqueó la lengua cogiendo el violín cuando pidió que le tocara algo, pero simplemente lo cogió esperando a ver si volvía a pedirlo esta vez con un por favor. Ese "por favor" que nunca llega de los labios del Fenrir como ella le llama.

-Pues he llegado a París hará apenas un par de semanas...en principio me quedare una temporada...quizás aqui encuentre...un Sire..-Dijo pensativa, despues se sorprendió de sus palabras llevándose la mano a la boca. -No me hagas caso..- Dijo repentinamente, aunque no cree que el licántropo le diera importancia a lo dicho por ella. Simplemente suspiró cuando volvió a exigir música, ella miró el violín en sus manos y negó sonriendo, seguía sin ser las formas. más no le importó seguir contestando sus preguntas. -Realmente un encuentro fortuito en Londres me incitó a venir aquí también...es agradable viajar de vez en cuando.- Se relamió lentamente, tenía algo de sed, pero era soportable, ladeó la cabeza. -En París ninguno, y desde luego ninguno Licántropo...tengo...algún que otro amigo a los que simplemente perdí la pista, tener tantos años...es lo que tiene...por eso...bueno...ademas tu tienes pulso..eres calentito, en realidad eso nos gusta, estamos fríos.- Dijo algo titubeante, dudaba que aquél lobo lo entendiera, de hecho finalmente le concedió lo que ansiaba y empezó a tocar, veía como estaba agotado de la noche en vela.-¿Que haces tú en París Fenrir?- Musitó mientras empezaba a tocar el violín finalmente, realmente con intenciones de hacer que el lobo cayera dormido, fuera el día empezaba a clarear, una sonrisa se dibujo en el rostro de la vampiresa, triunfal como el de una jovencita que conseguía llevarse un chico a casa, aunque no meditaba nada más allá de eso. Era un amigo al fin y al cabo, y ella aun tenía algunas muestras de lo que un día fue. Era algo inevitable para ella. Danzaba con la música que entre acordes que creaba con el arco y el violín.

El objetivo de la cainita era hacer que la bestia se durmiera, que cayera en un profundo sueño y durmiera allí, de hecho se aseguró de tocar hasta que este sucumbió a morfeo. Simplemente se aseguró que se había dormido antes de dejar de tocar, incluso sintió un pequeño impulso de humanidad que la llevo a echarle una manta por encima antes de retirarse ella a descansar, un sueño reparador, no sabe cuanto tiempo pasó, supuso que se durmió, pero algo perturbó su sueño..No se había echado el ataúd, si no sobre la vieja cama. Ni siquiera miró si el lobo seguía ahí, simplemente la despertó un sueño perturbador, que hizo que abriera los ojos de golpe y sentarse algo aturdida...por un segundo le pareció percibir cazadores cerca, aunque no había motivo de tal sospecha. Se sacudió nuevamente. -¿Ahm...Fenrir?.- Musitó, tenía sed...

Enarqué una ceja ¿buscar sire? Mi hermano también era un inmortal, pero no entendía bien el concepto de sire.
-¿buscas padre? -pregunté abiertamente.
Mi hermano fue trasformado en inmortal y yo en licano de un modo muy distinto a lo que solía pasar.
Padre atrapó dos seres de la noche y los forzó a trasformarnos, después acabó con ellos. No teníamos sire.
-¿y porque buscas uno? -pregunté incapaz de entender su necesidad de aferrarse a alguien desconocido. Yo tenia a mis tres hermanos, era mi familia, aunque no es que fuéramos una familia muy al uso, supongo que ser recipientes de jinetes es lo que tenia, nuestra misión estaba por encima de nuestras mundanas vidas.

Me encogí de hombros ante su pregunta mientras sopesaba si ser sincero o por contra guardar silencio.
Eramos amigos, así que...
-Huimos de nuestro padre, y como el apocalipsis hay que desatarlo en toda la tierra, París ha sido el lugar elegido.
No permanecemos mucho tiempo en el mismo lugar, así que podría decirse que estamos de paso.
-¿No saben que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No se dejen engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios.1 Corintios 6:9-10
Como ves, tenemos mucho trabajo.

La inmortal empezó a tocar por fin había cumplido con su deber como amiga, así que sonreí cerrando los ojos dejándome embriagar por el sonido delicado del instrumento de cuerda.
Mis labios se entreabrieron cuando sucumbí al sueño, estaba cansado y me abandone a los brazos de Morfeo.

No se las horas que pasaron, solo que la inmortal me despertó ,ella parecía sobresaltada, mas mis sentidos no captaban nada. Bostecé estirando mis músculos en el sofá costándome abrir los ojos.
-¿que pasa? -pregunté al verla así.

Me puse en pie de un salto acercándome al ventanal, no captaba nada, mis ojos vagaron por las tranquilas calles.
-No veo nada -dije girándome hacia ella sin entender a que venia ese miedo infundado.

La vampiresa se guardo unas respuestas antes de irse a dormir, ¿buscaba un padre? tal vez, era posible, el por qué no lo quería compartir con el lobo, aun no estaba en tanta confianza como para confesar todo tipo de cosas al que quiere traer al Ragnarok, era así, y le sorprendió lo dicho por el Fenrir, huir de quien les instigó a traer el armagedon, y ellos quieren hacerlo, ¿por que huir de quien hizo eso? ¿realmente no querían? ¿por eso quería conocer más la humanidad? Era algo curioso, más poco quedo despues de tocar hasta apaciguar a la bestia, ciertamente no estaba segura de cuanto tiempo había pasado, se restregó la cara mirando alrededor, aun aturdida, mientras observaba como el lobo comprobaba la casa, la vampiresa miraba a todos lados con algo de confusión hasta que finalmente bajo la cabeza. -oh...pesadillas...a veces me pasa, lo siento...- Comentó relajandose dejando caer el cuerpo sobre la cama, le miró la espalda. -Puedes seguir durmiendo Fenrir.- dijo con suavidad la rubia tocandose la melena.


Le miro lamentando haberle despertado, le habría gustado que se mantuviera sosegado, se sentó en la cama nuevamente. -¿Es de día aun?.- Preguntó levantandose observando la espalda del licántropo, ella se quedó pensativa observandole. Tenía sed y ansiaba cazar, se relamía mientras empezaba a dar vueltas por la estancia como una bestia enjaulada acechando la noche, esperandola. Tenía que calmarse, quizás efectivamente fuera una pesadilla o haya percibido el aroma de algun cazador, tenía buen olfato y muchos años, miró al licántropo nuevamente. -¿Quieres que te toque algo?....música, digo.- Aclaró rapidamente por si acaso aquello daba lugar a un error que ella no quería y mucho menos que al santurrón, más derrepente algo la rondó por la cabeza, no se había preocupado cuando le invitó a su hogar, trago saliba algo inquieta. -¿Cuando es el fin de tu noche libre?- Pregunto con cierta cautela, incluso miró en dirección a sus armas por si acaso, aunque lo cierto es que no parecía que se fuera a poner agresivo de un momento a otro, parecía demasiado relajado de hecho.

Se echó la melena para atrás meditando que todas esas inquietudes eran imaginaciones de la propia vampiresa, que volvió a tumbarse cerrando los ojos buscando algo de calma, mientras acariciaba la madera exquisita del violín, esperando a saber si deseaba escuchar musica o no. Si tuviera pulso ahora mismo tendría el corazón apunto de estallar. Pero respiraba hondo relajandose, estaba claro que necesitaba comer. -Anoche dijistes cosas muy curiosas Fenrir...por que huir de quien os iluminó el camino...aunque bueno...sois familia...estareis bien...no es como quedarse solo..- Decía pensativa, divagando en sus propios asuntos, negó con la cabeza esperando la respuesta con la vista en el techo. Mientras cogía el violín colocandolo sobre su regazo. -¿Vuestro padre era malo? ¿no seguia con lo que decía?- Preguntaba con cierta curiosidad, girandose finalmente para acomodarse mirando al lobo.

La inmortal aseguró que tenia pesadillas, que solo eso la había llevado a despertarme, lo que me hizo enarcar una ceja regresando a su lado.
-¿esto es lo que aguantan los amigos? -pregunté con cierta ingenuidad.
Ciertamente tenia bastante mal despertar y cuando la inmortal me preguntó cuando terminaban mis “vacaciones” miré por le ventanal de nuevo viendo el sol fuera.
-Ya no estoy de vacaciones.
La inmortal se tensó cuando me tumbé a su lado mirando el techo.
-Pero ahora somos amigos y aunque el concepto no acabo de entenderlo supongo que no se matan a los amigos porque si los matas te quedas sin ellos ¿no?

Tocar, asentí ante su propuesta, me gustaba mucho la música, aunque pronto la cosa se quedó en nada porque me preguntó sobre mi padre.
¿Malo?
-No se si soy bueno o malo, soy Guerra, sin mas, un jinete del apocalipsis. Supongo que no fui creado para el bien o el mal, simplemente para hacer mi trabajo, crear el caos en la tierra para que se degollaran los unos a los otros.
El señor levantara los cimientos sobre la destrucción, solo cumplo con la palabra de Dios.

Me encogí de hombros cuando empezó a preguntarme por padre, la historia era larga...complicada como todo lo que tenia que ver con mi familia.
-Digamos que padre por un tiempo estuvo en el camino marcado por Dios, trajo a cuatro cuerpos humanos a los jinetes que el señor necesitaba llevar a la tierra para traer el Apocalipsis a ella.
Pero los humanos son débiles, supongo que llego un momento que padre se alejó del camino. Que temió las consecuencias de nuestros actos y como una oveja volvió al redil de la inquisición dispuesto a ayudar a la humanidad a que no se produjera su fin.
No entendió que nuestra obra era necesaria para que la humanidad resplandeciera, para arrancar el pecado de las almas impías.

Me relamí los labios girando mi rostro para mirarla.
-Somos una familia un tanto disfuncional, pero, una familia a fin de cuentas. Tenemos nuestras obligaciones para con Dios y las cumpliremos.
Padre a perdido el juicio y la razón, pero no se le puede pedir mas a un humano.
-Toca -pedí de forma inquisitiva.
Ella sonrió, yo para mirarla ladeé ligeramente la cabeza.

La vampiresa se mantenía en la cama, en aquella oscura esquina, aun era de día, se había despertado pronto..a veces la ocurría, ultimamente con algo de frecuencía, la tensión mantenía a la rubia vampiresa practicamente rigida, al contrario que guerra, que parecía absolutamente despreocupado. La rubia agarró con fuerza el violín mirando al licántropo, como se tumbaba junto a ella, Arikel se pegó a la pared quedando a su lado colocandose el violín en posicion para empezar a tocar, aunque retiene un poco mirandolo ahí tumbado a su lado. -Bueno, tu aguantas mis..cosas, y yo aguantaré las tuyas, enfados, alegrias, problemas...escuchó todo.- Respondió rapidamente aplacando cualquier duda que pudiera tener para cambiar de idea.

Escuchó con atención sus palabras sobre su cometido, su empeño en traer el apocalipsis, y sobre todo la complicada relación que tenía con su supuesto padre, los ojos de la vampiresa por un segundo terciaron rojos cuando el lobo uso la palabra "inquisición" pues aunque jamas lo confesaría abiertamente, le aterraban los inquisidores por una mala experiencia en sus primeros años como neofita. Suspiró mirando a Guerra. -Deberias mirar más allá que de la acción primera de la humaidad, Fenrir, a veces parece que miras y no ves...es una sensación que tengo.- Dijo de manera sincera preocupandose poco de si eso le hacía replicar o no al joven licántropo, pero quizás si le vendría bien más profundidad, pues si había estudiado de religiones y recitaba aquellos pasajes memorizados, pero la vampiresa empezó a preguntarse si realmente lo entendía o simplemente tenía esa misión metida en la cabeza.

Sintió la necesidad de poner en duda su entendimiento sobre los actos, pues a ella le daba la sensación de que al joven le dominan principalmente sus instintos primordiales, era ingenuo, era inocente...pero tambien era feroz, valiente...se enfrentó aquella manada y no titubeo den devolverle la gentileza a una vampiresa mucho mayor que él, se mordió el labio y le miró cuando volvió a pedir que tocase, sin ese por favor, lo dió por caso perdido esa faceta suya, y empezo a entonar la melodia cerrando los ojos para perfeccionar las notas mientras le sonreía.

violín:

Abría los ojos mirando al joven, incluso buscando inspiración en él para la improvisada melodia que tocaba para él, pues es lo que le había pedido, quizás con bastante insistencia. La rubia apretaba los labios mientras no perdía el hilo de la melodia, le observaba con atención, recorriendole minuciosamente con la mirada. -¿Que ves cuando me observas? tanto a nivel jinete...como a nivel personal. - Quizás la pregunta era demasiado profunda, pero ya había mostrado que no era para nada tonto. La vampiresa quería saber que opinaba de su estado, de su humanidad, de su forma de ser. Quizás ahora la situación daba lugar a profundizar sobre lo que quería comprender el jinete de la humanidad, al menos la vampiresa apaciguaba el fuego de Guerra con su violín, esperando que la improvisada melodia fuera lo suficiente para dar a la situación. -Puedes decirme cualquier cosa que pienses...somos amigos y no voy a juzgarte.- Aclaró para que el jinete no se sintiera restringido o condicionado a cualquier cosa

Ladeé la cabeza ante aquel “consejo” de la canita.
-Yo no he sido creado para valorar mas acciones de las que observan a primera vista mis ojos. El pecado es pecado sea o no cometido con motivo, los subterfugios pueden existir en la ley del hombre mas no en la de Dios, el es tajante.
-Por tanto, considerad los miembros de vuestro cuerpo terrenal como muertos a la fornicación, la impureza, las pasiones, los malos deseos y la avaricia, que es idolatría.
6 Pues la ira de Dios vendrá sobre los hijos de desobediencia por causa de estas cosas,

La miré fijamente como se mordía el labio, ciertamente yo no entendía los actos humanos, no los había vivido, padre se encargó de llevarnos por el camino de la verdad. No eramos ni buenos, ni malos, eramos simplemente aquellos que llevarían la obra de dios sobre la faz de la tierra.
-“Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes.” (Deuteronomio 30:19, énfasis añadido)

Dios les dio libre albedrío ¿para que lo usaron? Pero ellos lejos de elegir la bendición, elegían el mal en estado puro.
Nosotros íbamos a condenar sus actos impíos y después Dios, magnanime, decidiría que hacia con su obra. No estábamos allí para juzgar si no para sentenciar.
Me gustaba mucho escucharla tocar, me relajaba esas notas que escapaban del instrumento guiado por sus dedos.

Fue entonces cuando me comentó que le dijera como la veía, me pedía sinceridad en honor a nuestra amistad.
-Nunca emito falso testimonio, te lo diría aunque no fuéramos amigos.
Veo luz cuando tocas y oscuridad cuando me miras. Creo que no estas libre de pecado, quizás porque asesinas para mantenerte con vida, eres un ser de la noche, mas no he visto que arrebates la vida de inocentes y aunque no deberías ser juez y parte, pues esa es la misión de nuestro señor, creo que en el fondo no mereces la destrucción.
Creo andas perdida, que me necesitas para encontrarte y que de algún modo te gusta tener a Fenrir cerca.

No estaba seguro de haber acertado en todo ,no tendía a juzgar, si no a sentenciar y eso era infinitamente mas fácil que tener que entender las obras de los demás.
-¿por que me miras así? ¿que piensas de mi? -pregunté hundiendo mis pardos en sus rojos, no me pasó desapercibida esa tonalidad al hablar de la inquisición.
-¿te persiguen?

Deslizaba los dedos palpando las cuerdad del violin mientras deslizaba el arco con delicadeza tocando para el licántropo, mientras escuchaba con interes esa forma particular de ver el mundo al que ansiaba sumir en el Ragnarok, las palabras eran tan tajantes como el filo de una espada. La rubia le miraba con aire sosegado, escuchandole, sabía y había quedado claro sus intenciones, el se consideraba que cuando acabase con esa acción sería un angel, eso hacía pensar a Arikel, cerró los ojos pensativa, ¿es que acaso él jamas pecaba? si mal no recuerda en la noche acabo algo ebrio, ¿acaso eso no era un pecado tambien?. -¿Acaso Dios no dio inteligencia al hombre? ¿para dudar de todo?.- Preguntó más bien pensativa que realmente queriendo formular esa pregunta. Abrió los ojos observandole con calma no obstante. -¿Tu jamas has pecado? ¿de nada...? por que eso me costaría creerlo...- Asegura la rubia manteniendo un largo acorde antes de añadir algo de velocidad a la melodia.

Le miraba con atención, escuchando sus palabras, parece que había profundizado un poco más, al menos le resultó curiosa la visión que tenía de ella. Decir que un vampiro no merecía la destrucción viniendo de él era algo cuantiosamente interesante. La mirada se le terció dulce durante unos instantes a la vampiresa, sabía que había bondad en el licántropo, eso la agradaba de sobremanera. -Tienes razón....necesito tener cerca a Fenrir, eres como una pieza en un puzzle que no estoy segura de resolver..- Susurró mientras continuó tocando para finalizar la melodia con un nuevo y largo acorde. Desvió la mirada a otro punto de la casa, naturalmente no se notaba la ruborización en las mejillas de la vampiresa, pero si fuese humana si se habría notado, ahora agradeció su condición de inmortalmente. -Creo que Dios deberia ayudar a levantarse, no a castigar....se que tu solo sigues sus reglas, pero es algo más, todo es algo más y tu Dios debiera saberlo...ya te dije que he ledio los textos y a veces me ha parecido más cruel que lo que afirma que es el angel caido. Y ahora tu mismo dices que soy luz y oscuridad a la vez...eso da que pensar ¿no crees?- Comentó la vampiresa, no para hacerle enfadar, si no por saber que tenía que decir respecto a eso, en una inofensiva charla.

Quizás hizo demasiado involuntariamente que sus ojos brillaran de rojo. -Pienso que eres más que el arma de Dios, pienso que me gusta lo salvaje que hay en ti, en tu naturaleza. Y que estas buscando algo más que solo llevar la guerra a este reino. Creo que eres una representación de Fenrir hecho piel. Eres misterioso, a veces pareces muy primordal..y otras veces, me asombras con tus conocimientos, y eso hace que quiera conocerte más- Contesta con ligera timidez ciertamente. Suspira mirandole. -Si, pero creo que los despiste en Londres, hace tiempo me metí en lios, y aunque yo no maté al inquisidor...que me torturó, ellos creyeron que sí, y me he metido en algun que otro lio con ellos, es algo complicado...pero no parecen cesar la busqueda curiosamente, no se por qué....y si puedo confiarte un secreto, me dan mucho miedo los inquisidores...pero no se lo digas a nadie o me enfadare.-  Asegura la vampiresa, mientras vuelve a mirarle de arriba a abajo. -Irradias calor, lo noto desde aquí, que cosa tan curiosa.- Comentó de inocente forma.