AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Sette peccati mortali (libre)
2 participantes
Página 3 de 3.
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Sette peccati mortali (libre)
Recuerdo del primer mensaje :
“El ángel que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó al cielo su mano derecha y juró por el que vive por los siglos de los siglos, el que creó el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y dijo: «¡El tiempo ha terminado!”
Apocalipsis 10:5-6
Noche de los muertos, así llamaban a la fiesta que los creyentes y los paganos veneraban a sus difuntos, recordándolos, añorándolos y llorándolos.
Siempre me causó cierta curiosidad esa forma de expresar sentimientos, la capacidad con la que los hombres mostraban en publico su alegría, su tristeza, sus emociones a fin de cuentas.
Sabia que mi misión distaba mucho de ser esa, no tenia que entender a la humanidad, ni siquiera compadecerla, simplemente traer el caos a la tierra, arrancar la paz de sus entrañas y que los viles se degollaran ante mi turbia mirada.
Aquella noche alcé la capucha negra sobre mi rostro, la capa ondeaba a mis espaldas, no portaba el mandoble, no salia de caza. Aquella noche solo quería entender que encontraba la humanidad en pecar.
Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, los siete pecados capitales ¿seria capaz de descubrirlos en una noche? Los pecadores tenían que ser aniquilados, mas esa noche, solo por esa noche, me limitaría a observar aquello que el señor de los cielos, de la tierra y del mar considera que hay que sepultar.
Mis pasos sonaban huecos bajo el adoquinado, la música vivaz inundaba las calles con cánticos, vocifero de las gentes animadas por las jarras que portaban en sus manos, excesos de una noche en la que gula estaba muy presente.
Ladeé la cabeza ligeramente mis ámbar centelleaban bajo la capucha entre las luces y las sombras de las farolas de aceite, una pareja se devoraba a besos y ahí estaba la lujuria.
Relamí mis labios resecos, caminaba con paso firme y porte erguido, la humanidad estaba perdida, pues apenas dos cuadras había cruzado y ya había visto demasiado.
Giré una callé con tan mala suerte de dar de bruces con alguien, la jarra que sostenía entre sus manos terminó esparcida en su vestido, su mirada destilaba primero sorpresa y luego enarcó una ceja esperando unas disculpas que por mi parte no llegaron.
“El ángel que yo había visto de pie sobre el mar y sobre la tierra levantó al cielo su mano derecha y juró por el que vive por los siglos de los siglos, el que creó el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, y dijo: «¡El tiempo ha terminado!”
Apocalipsis 10:5-6
Noche de los muertos, así llamaban a la fiesta que los creyentes y los paganos veneraban a sus difuntos, recordándolos, añorándolos y llorándolos.
Siempre me causó cierta curiosidad esa forma de expresar sentimientos, la capacidad con la que los hombres mostraban en publico su alegría, su tristeza, sus emociones a fin de cuentas.
Sabia que mi misión distaba mucho de ser esa, no tenia que entender a la humanidad, ni siquiera compadecerla, simplemente traer el caos a la tierra, arrancar la paz de sus entrañas y que los viles se degollaran ante mi turbia mirada.
Aquella noche alcé la capucha negra sobre mi rostro, la capa ondeaba a mis espaldas, no portaba el mandoble, no salia de caza. Aquella noche solo quería entender que encontraba la humanidad en pecar.
Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza, los siete pecados capitales ¿seria capaz de descubrirlos en una noche? Los pecadores tenían que ser aniquilados, mas esa noche, solo por esa noche, me limitaría a observar aquello que el señor de los cielos, de la tierra y del mar considera que hay que sepultar.
Mis pasos sonaban huecos bajo el adoquinado, la música vivaz inundaba las calles con cánticos, vocifero de las gentes animadas por las jarras que portaban en sus manos, excesos de una noche en la que gula estaba muy presente.
Ladeé la cabeza ligeramente mis ámbar centelleaban bajo la capucha entre las luces y las sombras de las farolas de aceite, una pareja se devoraba a besos y ahí estaba la lujuria.
Relamí mis labios resecos, caminaba con paso firme y porte erguido, la humanidad estaba perdida, pues apenas dos cuadras había cruzado y ya había visto demasiado.
Giré una callé con tan mala suerte de dar de bruces con alguien, la jarra que sostenía entre sus manos terminó esparcida en su vestido, su mirada destilaba primero sorpresa y luego enarcó una ceja esperando unas disculpas que por mi parte no llegaron.
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Mis ojos se centraron en los de la inmortal ¿si yo he pecado?
-Si, he pecado, hace poco conocí a una humana en un hospital, no voy a contarte toda la historia pero acabamos en su piso y bueno, me atraía, fornicamos -siempre parco en palabras fui directo al grano no se me daba bien dar vueltas a las cosas. - Puse distancia con ella porque soy un jinete, no soy un hombre que pueda permitirse una vida normal, no soy lo que merece. Mi relación con mis hermanos es complicada de comprender -atajé sin mas -así que como yo he pecado, te perdono de momento tus pecados, al menos mientras seamos amigos -dije ladeando la sonrisa con la misma sinceridad que siempre usaba -ademas no tengo mas amigos, si te mato me quedo sin ninguno.
La inmortal me miraba riéndose, como si mi sinceridad le resultara graciosa o atrayente.
-Dios no puede ser cuestionado, no siempre ha de ser bondadoso, no cuando su obra se ha convertido en adoradores del falsos ídolos. El perdón ya lo intentó, sacrificó a su propio hijo para buscar la redención de un pueblo a la deriva, mas ahora ha tomado otra decisión, el apocalipsis está en marcha. Solo hemos empezado a impartir justicia divina, peor el caos se cernirá sobre la tierra en forma de guerra, de plagas, de hambre y la muerte será lo único que encuentre el hombre en cada esquina.
Solo las lamas puras quedaran en pie, nada ellas tienen que temer.
Su cuerpo se acercó al mio, decía que irradiaba cierto calor, algo que pensé sentía agradable, así que le hice un hueco para que pudiera sentirse cerca de como ella me llamaba Fenrir.
-La inquisición hace tiempo se alejó del camino, habla en nombre de un dios que no conoce. Juzga en su nombre mas erra en demasiadas ocasiones.
Quieren frenar lo inevitable, el apocalisis es parte de esa biblia en la que creen fervientemente. Pobres los que no encontraran la paz en esas lineas.
Contemplé sus ojos rojos.
-Tienes hambre -afirmé ladeando la sonrisa -pero yo soy veneno para ti ¿cierto? Mi hermano nunca me muerde, alguna vez si a mis hermanas, pero nunca a mi -aseguré ladeando la cabeza intrigado.
-¿que se siente? ¿cuando muerdes? Mi hermano en ocasiones queda extasiado. ¿y cuando te muerden?
-Si, he pecado, hace poco conocí a una humana en un hospital, no voy a contarte toda la historia pero acabamos en su piso y bueno, me atraía, fornicamos -siempre parco en palabras fui directo al grano no se me daba bien dar vueltas a las cosas. - Puse distancia con ella porque soy un jinete, no soy un hombre que pueda permitirse una vida normal, no soy lo que merece. Mi relación con mis hermanos es complicada de comprender -atajé sin mas -así que como yo he pecado, te perdono de momento tus pecados, al menos mientras seamos amigos -dije ladeando la sonrisa con la misma sinceridad que siempre usaba -ademas no tengo mas amigos, si te mato me quedo sin ninguno.
La inmortal me miraba riéndose, como si mi sinceridad le resultara graciosa o atrayente.
-Dios no puede ser cuestionado, no siempre ha de ser bondadoso, no cuando su obra se ha convertido en adoradores del falsos ídolos. El perdón ya lo intentó, sacrificó a su propio hijo para buscar la redención de un pueblo a la deriva, mas ahora ha tomado otra decisión, el apocalipsis está en marcha. Solo hemos empezado a impartir justicia divina, peor el caos se cernirá sobre la tierra en forma de guerra, de plagas, de hambre y la muerte será lo único que encuentre el hombre en cada esquina.
Solo las lamas puras quedaran en pie, nada ellas tienen que temer.
Su cuerpo se acercó al mio, decía que irradiaba cierto calor, algo que pensé sentía agradable, así que le hice un hueco para que pudiera sentirse cerca de como ella me llamaba Fenrir.
-La inquisición hace tiempo se alejó del camino, habla en nombre de un dios que no conoce. Juzga en su nombre mas erra en demasiadas ocasiones.
Quieren frenar lo inevitable, el apocalisis es parte de esa biblia en la que creen fervientemente. Pobres los que no encontraran la paz en esas lineas.
Contemplé sus ojos rojos.
-Tienes hambre -afirmé ladeando la sonrisa -pero yo soy veneno para ti ¿cierto? Mi hermano nunca me muerde, alguna vez si a mis hermanas, pero nunca a mi -aseguré ladeando la cabeza intrigado.
-¿que se siente? ¿cuando muerdes? Mi hermano en ocasiones queda extasiado. ¿y cuando te muerden?
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Escuchó las palabras del Fenrir con una ladeada sonrisilla ciertamente pilla entre sus labios, mientras ladeaba la cabeza. -Yo no he pecado de eso...- Dice refiriendose a lo de fornicar, le sorprendia lo increiblemente sincero que era, pero le dió ciertamente lastima de que no se permitiese el placer de continuar con esa misteriosa dama por ser él un jinete. -Quizás fue Dios quien la puso en tu camino para otros objetivos. - Comentó encogiendose de hombros, imaginandose lo que el jinete respondería a aquello, le miraba con esa amplia sonrisa. -Bueno si me matas igual esa joven si es tú amiga, aunque amiga intensa...pero no es lo mismo.- Bromeó para asegurarse que Guerra no cambiaba de idea con la nueva información.
Empeñado en traer el Ragnarock, no dijo más pues sabía que Guerra estaba convencido de ese cometido, asi que se limitó a asentir a sus palabras pensativamente, mientras se deslizaba acercandose un poco más para percibir el calor que emanaba del cuerpo del licántropo, se sorprendió más cuando le hizo un hueco junto a él, por unos instantes la vampiresa dudó, pero se acercó finalmente hasta colocarse junto a él, percibiendo ahora sí de pleno el calor que desprendía el cuerpo ajeno, por su condición, ciertamente eso le daba una sensación muy agradable, clareando levemente sus ojos rojos, que se quedaban en un estraño tono, rojizos con toques azules, debido al hambre, y a lo tranquila que estaba a su vez, agradada por el calor foraneo.
Deslizó su mano agarrando con suavidad el brazo ajeno para apoyarlo en su regazo y con los dedos pasear por donde iria la vena del licántropo pasando por la muñeca, mientras escuchaba la sincera opinión de lo que le había pasado a la inquisición, sorprendiendole que no los viera tan siervos de dios como estos mismos afirmaban ser. -Su corazón se oscureció disfrutando de las torturas que hacen en nombre de Dios, pero me sorprende que un jinete del apocalisis vea la oscuridad retorcida de ellos. - comentó mientras ejercía ligera presión sobre el brazo de Guerra para que se le marcase la vena que de no ser licántropo quizás ya abría mordido, más se conformó con volver a pasar la llema de los dedos para alzar la vista a los ojos de Guerra durante unos instantes.
Le sorprendía que otro jinete compartiera su condición, soltó el brazo de Guerra que había confirmado la sed de la vampiresa. -Cuando anochezca podré cazar.- Comentó ella con calma, faltaría poco para poder volver a salir, aunque ahora se encontraba comoda, lamentandose de la toxicidad de aquella sangre que con gusto habría rasgado con sus colmillos la piel de la muñeca para degustar un poco. El licántropo al tener un hermano vampiro entendía algo, pero a juzgar por lo joven que él era intuyó que su hermano sería un neofito. Neofito moldeable aun descubriendo lo que significaba ser vampiro, no dijo nada. -Si, tu sangre es toxica, me debilitaria en vez de fortalecerme.- Comentó con dejadez, era su amigo, no le iba a mentir, tampoco le dijo que las heridas de licántropo eran muy dolorosas para un vampiro, pero intuyó que eso lo sabía ya al menos la noche anterior debió de comprenderlo.
Dibujó una sonrisa cerrando los ojos apoyada en él escuchando como su hermano mordía a sus hermanas, pues estas no debería compartir la sangre del lobo, pero le llamó la atención las preguntas sobre las sensaciones a causa de los mordiscos, abrió los ojos casi azules al completo pero aun con ese brillo rojizo.-Es normal que se quede extasiado, sobre todo depende de la sangre que llene tu boca, si la encuentras deliciosa y exquisita para nosotros será algo similar a una droga, nos dará mas fuerza, más vitalidad, no ocurre siempre que nos alimentamos, pero si nos ocurre con relativa frecuencia. Sobre todo cuando se tiene un vinculo emocional puede ser muy intenso el degustar la sangre.- Explicó mientras jugaba con los dedos de la mano de Guerra de manera distraida. -Siento un gran placer cuando mis colmillos rompen la fina piel y me llena la boca de la deliciosa sangre, es una sensación de suculencia...más, ciertamente tambien siento placer cuando me muerden, el agudo dolor breve acompañado del calor humedo de la sangre, logicamente nuestras heridas cierran antes..pero aun asi dolor placentero...o placer doloroso...los vampiros somos algo extraño en eso, y tampoco puedo asegurar que en todos sea igual.- Comentó mientas alzaba su mano clavando su afilada uña en su dedo indice dejando que una gota de sangre asomase por ella. -Más no conozco vuestra reacción si probais nuestra sangre.- Comentó mirando la sangre deslizarse con delicadeza por su dedo blanquecino, mientras que con la otra mano continuaba acariciando la muñeca de Guerra de manera distraida notando las pulsaciones de esta. -Cuentamelo Fenrir.
Empeñado en traer el Ragnarock, no dijo más pues sabía que Guerra estaba convencido de ese cometido, asi que se limitó a asentir a sus palabras pensativamente, mientras se deslizaba acercandose un poco más para percibir el calor que emanaba del cuerpo del licántropo, se sorprendió más cuando le hizo un hueco junto a él, por unos instantes la vampiresa dudó, pero se acercó finalmente hasta colocarse junto a él, percibiendo ahora sí de pleno el calor que desprendía el cuerpo ajeno, por su condición, ciertamente eso le daba una sensación muy agradable, clareando levemente sus ojos rojos, que se quedaban en un estraño tono, rojizos con toques azules, debido al hambre, y a lo tranquila que estaba a su vez, agradada por el calor foraneo.
Deslizó su mano agarrando con suavidad el brazo ajeno para apoyarlo en su regazo y con los dedos pasear por donde iria la vena del licántropo pasando por la muñeca, mientras escuchaba la sincera opinión de lo que le había pasado a la inquisición, sorprendiendole que no los viera tan siervos de dios como estos mismos afirmaban ser. -Su corazón se oscureció disfrutando de las torturas que hacen en nombre de Dios, pero me sorprende que un jinete del apocalisis vea la oscuridad retorcida de ellos. - comentó mientras ejercía ligera presión sobre el brazo de Guerra para que se le marcase la vena que de no ser licántropo quizás ya abría mordido, más se conformó con volver a pasar la llema de los dedos para alzar la vista a los ojos de Guerra durante unos instantes.
Le sorprendía que otro jinete compartiera su condición, soltó el brazo de Guerra que había confirmado la sed de la vampiresa. -Cuando anochezca podré cazar.- Comentó ella con calma, faltaría poco para poder volver a salir, aunque ahora se encontraba comoda, lamentandose de la toxicidad de aquella sangre que con gusto habría rasgado con sus colmillos la piel de la muñeca para degustar un poco. El licántropo al tener un hermano vampiro entendía algo, pero a juzgar por lo joven que él era intuyó que su hermano sería un neofito. Neofito moldeable aun descubriendo lo que significaba ser vampiro, no dijo nada. -Si, tu sangre es toxica, me debilitaria en vez de fortalecerme.- Comentó con dejadez, era su amigo, no le iba a mentir, tampoco le dijo que las heridas de licántropo eran muy dolorosas para un vampiro, pero intuyó que eso lo sabía ya al menos la noche anterior debió de comprenderlo.
Dibujó una sonrisa cerrando los ojos apoyada en él escuchando como su hermano mordía a sus hermanas, pues estas no debería compartir la sangre del lobo, pero le llamó la atención las preguntas sobre las sensaciones a causa de los mordiscos, abrió los ojos casi azules al completo pero aun con ese brillo rojizo.-Es normal que se quede extasiado, sobre todo depende de la sangre que llene tu boca, si la encuentras deliciosa y exquisita para nosotros será algo similar a una droga, nos dará mas fuerza, más vitalidad, no ocurre siempre que nos alimentamos, pero si nos ocurre con relativa frecuencia. Sobre todo cuando se tiene un vinculo emocional puede ser muy intenso el degustar la sangre.- Explicó mientras jugaba con los dedos de la mano de Guerra de manera distraida. -Siento un gran placer cuando mis colmillos rompen la fina piel y me llena la boca de la deliciosa sangre, es una sensación de suculencia...más, ciertamente tambien siento placer cuando me muerden, el agudo dolor breve acompañado del calor humedo de la sangre, logicamente nuestras heridas cierran antes..pero aun asi dolor placentero...o placer doloroso...los vampiros somos algo extraño en eso, y tampoco puedo asegurar que en todos sea igual.- Comentó mientas alzaba su mano clavando su afilada uña en su dedo indice dejando que una gota de sangre asomase por ella. -Más no conozco vuestra reacción si probais nuestra sangre.- Comentó mirando la sangre deslizarse con delicadeza por su dedo blanquecino, mientras que con la otra mano continuaba acariciando la muñeca de Guerra de manera distraida notando las pulsaciones de esta. -Cuentamelo Fenrir.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Observé como la sangre fluía roja por su piel, me relamí los labios tentado de probar aquel elixir casi mágico.
Mis ojos se tiñeron de ámbar, mis labios se entreabrieron dejando escapar por ellos una respiración cálida y pesada.
-Se el efecto que tiene la sangre de mi hermano sobre una de mis herias, al entrar en contacto con mi cuerpo siento placer, ardor, éxtasis, supongo que la sangre de vampiro es una poderosa droga que nos nubla los sentidos de una manera u otra.
Nunca la he ingerido, mi hermano nunca me ha permitido que eso sucediera, siempre me ha curado así, derramando sangre sobre mis herida que casi de inmediato cerraban como por arte de magia.
Apenas era una gota lo que como un manantial corría por su tez, la herida había cerrado con inmediatez, así que apenas quedaba un ligero rio carmesí cuando acerqué mis labios a su cuello.
Deslicé por su pálida piel mi nariz tentado de probar aquella droga y conocer por fin los efectos que podía traer en mi.
Mi aliento eran brasas que erizaron su piel, el palpitar de mi corazón era un torrente de energía que bien sabia ella podía percibir vital, poderosa, a fin de cuentas viva.
Sus dedos que aferraban juguetones en mi muñeca, acariciando mis venas en una tibia invitación a embeberme de ella.
Ladeé la sonrisa contra su cuello antes de separarme tentado de no hacerlo.
-No debo – aseguré fundiendo mi mirada en la ajena por un momento.
-Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás; mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás. Génesis 2:16-17.
¿Seria beber de ella como comer de ese fruto prohibido? La serpiente siempre tienta y mi hermano por algo no me permitía embeberme de él...
-Empero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿“con que” Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol del huerto?
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;Mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal. Génesis 3:1,4-5
Negué volviendo a recostarme sobre el lecho con mis ámbar y mi respiración furibunda clavada en el techo.
Mis ojos se tiñeron de ámbar, mis labios se entreabrieron dejando escapar por ellos una respiración cálida y pesada.
-Se el efecto que tiene la sangre de mi hermano sobre una de mis herias, al entrar en contacto con mi cuerpo siento placer, ardor, éxtasis, supongo que la sangre de vampiro es una poderosa droga que nos nubla los sentidos de una manera u otra.
Nunca la he ingerido, mi hermano nunca me ha permitido que eso sucediera, siempre me ha curado así, derramando sangre sobre mis herida que casi de inmediato cerraban como por arte de magia.
Apenas era una gota lo que como un manantial corría por su tez, la herida había cerrado con inmediatez, así que apenas quedaba un ligero rio carmesí cuando acerqué mis labios a su cuello.
Deslicé por su pálida piel mi nariz tentado de probar aquella droga y conocer por fin los efectos que podía traer en mi.
Mi aliento eran brasas que erizaron su piel, el palpitar de mi corazón era un torrente de energía que bien sabia ella podía percibir vital, poderosa, a fin de cuentas viva.
Sus dedos que aferraban juguetones en mi muñeca, acariciando mis venas en una tibia invitación a embeberme de ella.
Ladeé la sonrisa contra su cuello antes de separarme tentado de no hacerlo.
-No debo – aseguré fundiendo mi mirada en la ajena por un momento.
-Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto comerás; mas del árbol de ciencia del bien y del mal no comerás de él; porque el día que de él comieres, morirás. Génesis 2:16-17.
¿Seria beber de ella como comer de ese fruto prohibido? La serpiente siempre tienta y mi hermano por algo no me permitía embeberme de él...
-Empero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿“con que” Dios os ha dicho: no comáis de todo árbol del huerto?
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;Mas sabe Dios que el día que comiereis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como dioses, sabiendo el bien y el mal. Génesis 3:1,4-5
Negué volviendo a recostarme sobre el lecho con mis ámbar y mi respiración furibunda clavada en el techo.
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Observaba con atención la gota de sangre que se desliza fragilmente por su palida mano. Mientras con la otra continuaba las caricias a la muñeca del licántropo, escuchaba con atención las habilidades magicas que parecía cubrir algunos efectos en los licántropos, realmente desconocía que su sangre sirviera para ello. Abrío los ojos con ciertas sorpresa al enterarse de ello, pero pronto sus sentidos quedaron distraidos cuando notaba esa respiración ardiente como el fuego. Una respiración pesada que le daba notables pistas a la vampiresa de que esa reacción se debía tener ese joven lobo en ese instante. -Vaya...no sabía que nuestra sangre hiciese eso, en el futuro puede ser sumamente útil.- Susurró la vampiresa, de manera pensativa, nunca había tenido ocasión para saber eso y en cierta forma le fastidiaba que un vampiro más joven lo supiese, tenía que afinar sus dotes sociales con otros cainitas.
Cerró los ojos de manera casi involuntaría centrandose en el calor que emanaba del lobo que parecía olisquear su cuello, erizando la piel de la vampiresa por el contraste de temperatura, solo entonces se dió cuenta que tal vez de forma poco consciente estaba tentando al Fenrir a probar su sangre, aunque por un segundo sintió un escalofrio notando el calor en su palido cuello. Que ahora vulnerable estaba a lo que podría ser un doloroso mordisco, no dejaban de ser enemigos naturales, y dudaba que el bocado de un licántropo fuera placentero como el de un vampiro. De echo a Arikel le era casi imposible no escuchar el pulso acelerado del lobo sin moverse, sin tratar de tentarlo siquiera, aunque por un segundo la invadió la curiosidad, pero fue el licántropo el que mostró tener mucha más cabeza de los dos. "No debo" fué lo que despertó a la vampiresa de ese siniestro juego empezado, de echó ella sacudió levemente la cabeza. -No debes...no estas herido..y no sabemos que puede pasar si la ingieres...puede ser peligroso..- Respondió Arikel.
Ladeó la cabeza mientras escuchaba los pasajes del Genesis que el Fenrir empezó a recitar de manera pronta, a lo que entendío que se sentía como si ella le hubiese tentado a ello, y era así aunque quizás no de manera tan consciente como Guerra pudiera creer, la vampiresa bajó la mirada hasta la sangre que se deslizaba aun por su dedo hasta su mano, la vampiresa miró al licántropo mientras recitaba esa parte del genesis y volvió a mirar el pequeño rió de sangre de su mano. Saca la lengua para deslizarla desde donde se encontraba ahora la gota carmesí, deslizando la lengua hasta su dedo, recorriendo cada rastro de sangre de su palida piel. Saboreaba los resquicios de sangre y le miré. -¿Es que crees que soy la serpiente del Eden? Yo no sabía esa reacción por eso te pregunté, no me gusta hablar de algo si no lo sé y tú si parecias conocerlo...- Protesto la rubia mirandole, mientras observó como quedaba recostado.
-Está apunto de anochecer...pronto podré saciarme.- Le observa ahí recostado mientras termina de lamer sus dedos y se apoya nuevamente para sentir su calor, mientras sigue jugando con los dedos de Guerra y siguiendo suavemente con la llema de los dedos la vena que atravesaba desde la muñeca hasta la doblez del codo, acariciandolo suavemente. -Tranquilo, no mataré a nadie inocente Fenrir.- Aseguró la vampiresa, podía sentir como el sol estaba apunto de ocultarse, y si alguien le hubiera dicho que acabaría dejando entrar a un lobo en su refugio Arikel lo habría tomado por loco. Pero ahora le observaba con delicadeza disfrutando del calor que emanaba mientras el lobo se lo permitiera, a la minima señal de molestía se apartaría, su falta de sociabilización con los que tenían pulso a veces era notoría. -En realidad podría...- Se quedó algo pensativa sin saber como seguir esa frase. -¿Si no fuera toxica acaso me permitirias beber de tu sangre? ¿has insinuado eso antes?.- Preguntó mientras seguía acariciando el brazo de Guerra atreviendose a arañar muy levemente su piel apenas dejando escapar un par de gotitas que mancharo la llema de sus dedos, la vampiresa degusto esas escasas gotas para notar la toxicidad de la sangre al tragar, acarició con la lengua sus colmillos algo molesta por la sensación y luego quiso probar la afirmación de Guerra, si una gota de sangre podría curar ese minimo arañazo causado por las afiladas uñas de la vampiresa.
Cerró los ojos de manera casi involuntaría centrandose en el calor que emanaba del lobo que parecía olisquear su cuello, erizando la piel de la vampiresa por el contraste de temperatura, solo entonces se dió cuenta que tal vez de forma poco consciente estaba tentando al Fenrir a probar su sangre, aunque por un segundo sintió un escalofrio notando el calor en su palido cuello. Que ahora vulnerable estaba a lo que podría ser un doloroso mordisco, no dejaban de ser enemigos naturales, y dudaba que el bocado de un licántropo fuera placentero como el de un vampiro. De echo a Arikel le era casi imposible no escuchar el pulso acelerado del lobo sin moverse, sin tratar de tentarlo siquiera, aunque por un segundo la invadió la curiosidad, pero fue el licántropo el que mostró tener mucha más cabeza de los dos. "No debo" fué lo que despertó a la vampiresa de ese siniestro juego empezado, de echó ella sacudió levemente la cabeza. -No debes...no estas herido..y no sabemos que puede pasar si la ingieres...puede ser peligroso..- Respondió Arikel.
Ladeó la cabeza mientras escuchaba los pasajes del Genesis que el Fenrir empezó a recitar de manera pronta, a lo que entendío que se sentía como si ella le hubiese tentado a ello, y era así aunque quizás no de manera tan consciente como Guerra pudiera creer, la vampiresa bajó la mirada hasta la sangre que se deslizaba aun por su dedo hasta su mano, la vampiresa miró al licántropo mientras recitaba esa parte del genesis y volvió a mirar el pequeño rió de sangre de su mano. Saca la lengua para deslizarla desde donde se encontraba ahora la gota carmesí, deslizando la lengua hasta su dedo, recorriendo cada rastro de sangre de su palida piel. Saboreaba los resquicios de sangre y le miré. -¿Es que crees que soy la serpiente del Eden? Yo no sabía esa reacción por eso te pregunté, no me gusta hablar de algo si no lo sé y tú si parecias conocerlo...- Protesto la rubia mirandole, mientras observó como quedaba recostado.
-Está apunto de anochecer...pronto podré saciarme.- Le observa ahí recostado mientras termina de lamer sus dedos y se apoya nuevamente para sentir su calor, mientras sigue jugando con los dedos de Guerra y siguiendo suavemente con la llema de los dedos la vena que atravesaba desde la muñeca hasta la doblez del codo, acariciandolo suavemente. -Tranquilo, no mataré a nadie inocente Fenrir.- Aseguró la vampiresa, podía sentir como el sol estaba apunto de ocultarse, y si alguien le hubiera dicho que acabaría dejando entrar a un lobo en su refugio Arikel lo habría tomado por loco. Pero ahora le observaba con delicadeza disfrutando del calor que emanaba mientras el lobo se lo permitiera, a la minima señal de molestía se apartaría, su falta de sociabilización con los que tenían pulso a veces era notoría. -En realidad podría...- Se quedó algo pensativa sin saber como seguir esa frase. -¿Si no fuera toxica acaso me permitirias beber de tu sangre? ¿has insinuado eso antes?.- Preguntó mientras seguía acariciando el brazo de Guerra atreviendose a arañar muy levemente su piel apenas dejando escapar un par de gotitas que mancharo la llema de sus dedos, la vampiresa degusto esas escasas gotas para notar la toxicidad de la sangre al tragar, acarició con la lengua sus colmillos algo molesta por la sensación y luego quiso probar la afirmación de Guerra, si una gota de sangre podría curar ese minimo arañazo causado por las afiladas uñas de la vampiresa.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Sinceramente no veía maldad en sus actos, puede que me hubiera tentado, mas dudaba que lo hubiera hecho como la serpiente, el demonio que te arrastra al pecado, mas bien me daba la sensación de que lo hacia porque a ella también le representaba cierta curiosidad saber que es exactamente lo que sucedería si bebía de su vitae.
-Apocalipsis 12:09 Y el gran dragón fue lanzado fuera, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero había sido arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
Mis pardos se hundieron en sus ojos mientras seguía acariciando mi muñeca despacio.
-Muchos son los que piensan que los seres sobrenaturales hemos sido enviados a la tierra para engendrar el mal. La inquisición no tolera la oscuridad que anida en vampiros o en licantropos, mas si cree en la redención de las almas humanas.
Nosotros los jinetes somos tan humanos como sobrenaturales, traeremos el apocalipsis a todas las razas, por eso tenia que venir el caos de un representante de todas ellas.
La inmortal tentada de probar mi sangre me miraba suplicante, asentí, era veneno, lo sabia, mas unas gotas bastarían para que sintiera la ponzoña.
Su uña rasgo la piel de mi muñeca, sentó como se deslizaba el rio carmesí cálido por mi tez y como sus labios presionaba mi muñeca degustando aquellas gotas rojizas.
Ladeé la sonrisa al ver su cara, la parecer no estaba especialmente buena.
-Mi hermano dice que es veneno para él, por eso nunca bebe de mi. ¿Te sientes bien? -pregunté cuando sus colmillos crecidos se asomaron ligeramente pro sus labios.
Acabó asintiendo para mi tranquilidad, estaba hambrienta peor el ocaso estaba cerca y pronto podría ir a cazar.
-¿no guardas alimento en casa? -pregunté -muchos son los inmortales que se sirven de hospitales para conseguir viales de sangre.
Observé como se sajaba la piel y de sus venas se escurrieron varias gotas que murieron en mi herida.
Cerré los ojos entreabriendo los labios al sentir aquel subidon, la sangre de vampiro me hizo jadear por un instante, era una droga poderosa y eso que apenas eran unas gotas.
El efecto pasaba rápido, porque no había ingerido sangre, solo era contacto de vitae y pronto mi diminuta herida cerro, en parte pro la sangre, en parte por mi capacidad para sanar de forma acelerada.
Mis ámbar se fijaron aun dilatados en sus rojos.
-La sangre de vampiro te da un buen viaje – aseguré con una ladeada sonrisa.
Señalé el exterior de la ventana.
-Creo que ha llegado la hora de poder salir de esta habitación. ¿Donde vamos?
-Apocalipsis 12:09 Y el gran dragón fue lanzado fuera, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero había sido arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él.
Mis pardos se hundieron en sus ojos mientras seguía acariciando mi muñeca despacio.
-Muchos son los que piensan que los seres sobrenaturales hemos sido enviados a la tierra para engendrar el mal. La inquisición no tolera la oscuridad que anida en vampiros o en licantropos, mas si cree en la redención de las almas humanas.
Nosotros los jinetes somos tan humanos como sobrenaturales, traeremos el apocalipsis a todas las razas, por eso tenia que venir el caos de un representante de todas ellas.
La inmortal tentada de probar mi sangre me miraba suplicante, asentí, era veneno, lo sabia, mas unas gotas bastarían para que sintiera la ponzoña.
Su uña rasgo la piel de mi muñeca, sentó como se deslizaba el rio carmesí cálido por mi tez y como sus labios presionaba mi muñeca degustando aquellas gotas rojizas.
Ladeé la sonrisa al ver su cara, la parecer no estaba especialmente buena.
-Mi hermano dice que es veneno para él, por eso nunca bebe de mi. ¿Te sientes bien? -pregunté cuando sus colmillos crecidos se asomaron ligeramente pro sus labios.
Acabó asintiendo para mi tranquilidad, estaba hambrienta peor el ocaso estaba cerca y pronto podría ir a cazar.
-¿no guardas alimento en casa? -pregunté -muchos son los inmortales que se sirven de hospitales para conseguir viales de sangre.
Observé como se sajaba la piel y de sus venas se escurrieron varias gotas que murieron en mi herida.
Cerré los ojos entreabriendo los labios al sentir aquel subidon, la sangre de vampiro me hizo jadear por un instante, era una droga poderosa y eso que apenas eran unas gotas.
El efecto pasaba rápido, porque no había ingerido sangre, solo era contacto de vitae y pronto mi diminuta herida cerro, en parte pro la sangre, en parte por mi capacidad para sanar de forma acelerada.
Mis ámbar se fijaron aun dilatados en sus rojos.
-La sangre de vampiro te da un buen viaje – aseguré con una ladeada sonrisa.
Señalé el exterior de la ventana.
-Creo que ha llegado la hora de poder salir de esta habitación. ¿Donde vamos?
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
La vampiresa escuchaba con atención las palabras del licántropo y su explicación sobre su misión, Arikel denotaba el no estar del todo deacuerdo con erradicar a todo el mundo, quería replicarle pero se acariciaba la garganta sacudiendo el agrio efecto que tenía, se encontraba bien puesto que apenas fueron unas gotas pero sin duda el sabor fue tan intenso como toxico. -Eres como la absenta para un mortal.- Aclaró Arikel a modo afirmación de su buen estado, más cuando se hizo una pequeña herida para curar a Guerra dislumbró de primera mano el efecto de esta en el joven lobo, lo observó con suma atención y curiosidad, ladeo la cabeza con suma fascinación y sonriendo enseñando sus afilados colmillos que aun sobresalian. -Increible...no sabía que podía hacer eso.- Dijo sumamente fascinada por la reacción.
-Me gustaría conocer a tu hermano, parece que el vivir con tan variedad de sobrenaturales le hacen conocer cosas que a mi no, aunque si es tan aferrimo como tú creo que en vez de hablar los golpes lo harían por nosotros, no es que me parezca una mala idea, pero creo que civilizadamente no es lo ideal.- Dijo de forma notablemente jocosa, divertida al pensarlo unos segundos, pero luego volvió a mirar con cierta adulación al licántropo sonriendo de medio lado. -Así que gracias a un vampiro Fenrir puede sembrar destrucción un día tras otro y curarse rapido gracias a la sangre de Cain...que sumamente interesante.- Quizás las palabras de Arikel estaban siendo blasfemia pura y dura, pero ya se encargaría Guerra de marcarla los limites de la afilada lengua de la vampiresa, que a veces a pesar de sus años era demasiado entusiasta en ocasiones, más se mantenía en un estado sosegado con el lobo volviendo a acariciarle con suavidad la muñeca, en un fastidio por no ser bueno para morder, aunque había oido que la mordedura de un licano era muy dolorosa, no sabía si al reves a ellos les ocurría, puesto que era su primer amigo en París y el primer licántropo con el que se hablaba. -No guardó sangre aquí, no solo soy exquisita en otro tipo de gustos, si no que me gusta la sangre fresca, de la artería preferiblemente...todos tenemos nuestras rarezas.-Dijo sin darle mucha importancia respecto al comentario de ir a un hospital a por viales de sangre, sencillamente, ni loca.
Observó su dilatada mirada mordiendose el labio inferior, pero se cerciono de que tenía razón, la noche se había presentado ya, y la vampiresa cerró los ojos. -De caza...me muero de hambre..- Dijo con un desesperado tono de voz y se levantó, en dirección a la puerta, pero se paró en seco y le miro con atención. -No se me ha olvidado nada de lo dicho ayer....y ademas, tú no has comido...te propongo lo siguiente, cazo mi cena...y hacemos turismo, has dicho que hace poco que has llegado con tus hermanos y no has visitado sitios de ocio...así que vamos a alguna cafetería o restaurante, te olisqueo mientras tú comes algo y visitamos la imponente catedral de París, seguro que tu sabes más de los santos que la adornan que yo...siempre podemos deleitarnos recitando pasajes de tus sagradas escrituras Fenrir.- Dijo con tono jocoso y divertido.
Se quedó paró junto a la puerta eligiendo los ropajes en un pequeño armarió que había junto a esta, con un disculpa se fue a ocultarse de la vista del licántropo para cambiarse y acicalarse, aunque no sudaba ni nada no le gustaba repetir modelo, costumbres tontas que había cogido, se acicaló y aseo de manera rapida cambiando a otro vestido negro y morado. -Si te pillo espiando te dare un puñetazo.- Dijo a modo broma, sinceramente ni creia que ese santurrón lobo se molestara en ello, demasiado recto. Se puso el abrigo e indico al licántropo que era hora de salir, apenas salieron de la guarida de la Noruega y esta cerró su casa, la vampiresa olisqueo el aire, movió la cabeza deslizandose acompañada del lobo por el callejón contiguo a donde ella vivía, alguíen lo atravesaba seguramente para atajar, la vampiresa se encaminó hacía él, solo basto un segundo de que sus miradas se cruzaran y la habilidad de infligir daño con la mente fue usada, sin saber por qué aquel hombre se llevo la mano a la cabeza con una enorme mueca de dolor, clavando su rodilla en el suelo justo en el instante que Arikel llegaba a su altura y le agarraba con rudeza para que su cuello fuera mostrado, la mordida de la vampiresa no tardó en presentarse, notando la calida sangre deslizarse por su garganta, llenandola de fuerza, sus ojos se clavaron en los ambarinos del licántropo mientras con ansia daba feroces tragos de la deliciosa sangre de ese pobre incauto.
-Me gustaría conocer a tu hermano, parece que el vivir con tan variedad de sobrenaturales le hacen conocer cosas que a mi no, aunque si es tan aferrimo como tú creo que en vez de hablar los golpes lo harían por nosotros, no es que me parezca una mala idea, pero creo que civilizadamente no es lo ideal.- Dijo de forma notablemente jocosa, divertida al pensarlo unos segundos, pero luego volvió a mirar con cierta adulación al licántropo sonriendo de medio lado. -Así que gracias a un vampiro Fenrir puede sembrar destrucción un día tras otro y curarse rapido gracias a la sangre de Cain...que sumamente interesante.- Quizás las palabras de Arikel estaban siendo blasfemia pura y dura, pero ya se encargaría Guerra de marcarla los limites de la afilada lengua de la vampiresa, que a veces a pesar de sus años era demasiado entusiasta en ocasiones, más se mantenía en un estado sosegado con el lobo volviendo a acariciarle con suavidad la muñeca, en un fastidio por no ser bueno para morder, aunque había oido que la mordedura de un licano era muy dolorosa, no sabía si al reves a ellos les ocurría, puesto que era su primer amigo en París y el primer licántropo con el que se hablaba. -No guardó sangre aquí, no solo soy exquisita en otro tipo de gustos, si no que me gusta la sangre fresca, de la artería preferiblemente...todos tenemos nuestras rarezas.-Dijo sin darle mucha importancia respecto al comentario de ir a un hospital a por viales de sangre, sencillamente, ni loca.
Observó su dilatada mirada mordiendose el labio inferior, pero se cerciono de que tenía razón, la noche se había presentado ya, y la vampiresa cerró los ojos. -De caza...me muero de hambre..- Dijo con un desesperado tono de voz y se levantó, en dirección a la puerta, pero se paró en seco y le miro con atención. -No se me ha olvidado nada de lo dicho ayer....y ademas, tú no has comido...te propongo lo siguiente, cazo mi cena...y hacemos turismo, has dicho que hace poco que has llegado con tus hermanos y no has visitado sitios de ocio...así que vamos a alguna cafetería o restaurante, te olisqueo mientras tú comes algo y visitamos la imponente catedral de París, seguro que tu sabes más de los santos que la adornan que yo...siempre podemos deleitarnos recitando pasajes de tus sagradas escrituras Fenrir.- Dijo con tono jocoso y divertido.
Se quedó paró junto a la puerta eligiendo los ropajes en un pequeño armarió que había junto a esta, con un disculpa se fue a ocultarse de la vista del licántropo para cambiarse y acicalarse, aunque no sudaba ni nada no le gustaba repetir modelo, costumbres tontas que había cogido, se acicaló y aseo de manera rapida cambiando a otro vestido negro y morado. -Si te pillo espiando te dare un puñetazo.- Dijo a modo broma, sinceramente ni creia que ese santurrón lobo se molestara en ello, demasiado recto. Se puso el abrigo e indico al licántropo que era hora de salir, apenas salieron de la guarida de la Noruega y esta cerró su casa, la vampiresa olisqueo el aire, movió la cabeza deslizandose acompañada del lobo por el callejón contiguo a donde ella vivía, alguíen lo atravesaba seguramente para atajar, la vampiresa se encaminó hacía él, solo basto un segundo de que sus miradas se cruzaran y la habilidad de infligir daño con la mente fue usada, sin saber por qué aquel hombre se llevo la mano a la cabeza con una enorme mueca de dolor, clavando su rodilla en el suelo justo en el instante que Arikel llegaba a su altura y le agarraba con rudeza para que su cuello fuera mostrado, la mordida de la vampiresa no tardó en presentarse, notando la calida sangre deslizarse por su garganta, llenandola de fuerza, sus ojos se clavaron en los ambarinos del licántropo mientras con ansia daba feroces tragos de la deliciosa sangre de ese pobre incauto.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Enarqué una ceja al escucharla hablar de que la sangre de Cain sanaba mis heridas para que mas rápido pudiera volver a mi trabajo.
-No hay luz sin oscuridad, supongo que somos lo que Dios necesita para erradicar el pecado, y la oscuridad pocas veces se combate poniendo la otra mejilla, por eso Dios nos creó, dispondrá de nosotros para que el Apocalipsis se cierna sobre la faz de la tierra, con hambre, guerra, muerte y victoria y después el dispondrá de nosotros, si somos seres de la noche y quiere acabar con su verdugos, así será. Obedecemos a una causa mayor, nuestra existencia no tiene mas sentido que servirla.
Se que no era lo que quería escuchar, pero era la verdad.
-¿acaso Fenrir tiene en tu mitología otra causa mayor que la de traer el Ragnarok? Es necesaria la destrucción para edificar desde los cimientos una nueva creación, en todas las religiones sucede, no será la primera vez que le mundo es asolado y no será la ultima.
Mi hermano es un hombre parco en palabras, tiene claro su trabajo, pero no puede evitar cuando llego malherido y aun sabiendo que curro rápido, poner de su parte para aliviar mi dolor.
Asentí acercándome al mueble bar para servirme una copa mientras la esperaba.
Me parece bien, tengo mucha hambre, de echo me apetece un buen filete. ¿Donde me llevaras a comer? -pregunté sonriendo por lo que me dijo de que no mirara.
-La fornicación es un pecado, teniendo en cuenta que he cometido lujuria hace relativamente poco creo debería hacer propósito de enmienda y controlar mis instintos mas bajos ¿no crees? No quiero acabar siendo perseguido por Armagedon -bromeé guiñándole un ojo mientras el ambarino liquido caía en el vaso.
No tardó demasiado en estar preparada, supongo que era una de las ventajas que tenia la inmortalidad, que siempre mantiene jóvenes a sus victimas.
Armagedon nunca envejecía, yo lo hacia despacio, pero mis hermanas por contra a marchas forzadas pues eran humanas
Salimos de su casa, atravesamos la zona rica de París hasta llegar a las afueras, en los callejones la inmortal se sirvió su plato principal, un pobre incauto que olía a pecado por todos los costado, mis ojos se centraron en los rojos de ella, siempre me fascinó ese color. Me excitaba mi hermano cuando bebía de ese modo desesperado y mis ojos pronto adquirieron un tono ambarino presos de mi estado.
La detuve antes de que erradicara la vida del hombre, no era su papel decidir quien moría y quien vivía.
Con la sangre goteando por sus labios apartó su boca relamiéndose con lascivia, fue mi espada la que de un tajo cercenó la cabeza del humano. Yo era Guerra y en mis manos estaba la decisión de hacer que se degollaran los unos a los otros sin compasión.
-Tengo hambre -apunté relamiendome los restos de sangre que sobre mi rostro habían salpicado? ¿vamos?
-No hay luz sin oscuridad, supongo que somos lo que Dios necesita para erradicar el pecado, y la oscuridad pocas veces se combate poniendo la otra mejilla, por eso Dios nos creó, dispondrá de nosotros para que el Apocalipsis se cierna sobre la faz de la tierra, con hambre, guerra, muerte y victoria y después el dispondrá de nosotros, si somos seres de la noche y quiere acabar con su verdugos, así será. Obedecemos a una causa mayor, nuestra existencia no tiene mas sentido que servirla.
Se que no era lo que quería escuchar, pero era la verdad.
-¿acaso Fenrir tiene en tu mitología otra causa mayor que la de traer el Ragnarok? Es necesaria la destrucción para edificar desde los cimientos una nueva creación, en todas las religiones sucede, no será la primera vez que le mundo es asolado y no será la ultima.
Mi hermano es un hombre parco en palabras, tiene claro su trabajo, pero no puede evitar cuando llego malherido y aun sabiendo que curro rápido, poner de su parte para aliviar mi dolor.
Asentí acercándome al mueble bar para servirme una copa mientras la esperaba.
Me parece bien, tengo mucha hambre, de echo me apetece un buen filete. ¿Donde me llevaras a comer? -pregunté sonriendo por lo que me dijo de que no mirara.
-La fornicación es un pecado, teniendo en cuenta que he cometido lujuria hace relativamente poco creo debería hacer propósito de enmienda y controlar mis instintos mas bajos ¿no crees? No quiero acabar siendo perseguido por Armagedon -bromeé guiñándole un ojo mientras el ambarino liquido caía en el vaso.
No tardó demasiado en estar preparada, supongo que era una de las ventajas que tenia la inmortalidad, que siempre mantiene jóvenes a sus victimas.
Armagedon nunca envejecía, yo lo hacia despacio, pero mis hermanas por contra a marchas forzadas pues eran humanas
Salimos de su casa, atravesamos la zona rica de París hasta llegar a las afueras, en los callejones la inmortal se sirvió su plato principal, un pobre incauto que olía a pecado por todos los costado, mis ojos se centraron en los rojos de ella, siempre me fascinó ese color. Me excitaba mi hermano cuando bebía de ese modo desesperado y mis ojos pronto adquirieron un tono ambarino presos de mi estado.
La detuve antes de que erradicara la vida del hombre, no era su papel decidir quien moría y quien vivía.
Con la sangre goteando por sus labios apartó su boca relamiéndose con lascivia, fue mi espada la que de un tajo cercenó la cabeza del humano. Yo era Guerra y en mis manos estaba la decisión de hacer que se degollaran los unos a los otros sin compasión.
-Tengo hambre -apunté relamiendome los restos de sangre que sobre mi rostro habían salpicado? ¿vamos?
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
La vampiresa le escuchó, con cierta tristeza de sus serviciales intenciones, al servicio de Dios, y como estaba dispuesto a ceder la vida por tan solo ser lo que es, una criatura de la noche, como ella, no le replicó, sabía que no serviría ni le iría a convencer, si no...lo intentaría, como no salvar a su ¿amigo? a su único amigo licántropo, suspiró de manera derrotada por la suma cabezonería y se centró en arreglarse con esas victorianas ropas conseguidas en londres, eran muy de su gusto y suaves. -Tienes que pensar por tí mismo Fenrir.- Inquirió de manera dejada, sabiendo que seguramente el lobo replicaría desoyendo o mofandose de la opinion dada por la rubia, rió cuando le escuchó preguntarla donde le llevaría a comer, lo cierto es que ella no comía comida, lo cual no se había parado a pensar en ello, pero cree recordar un sitio donde pueda gustarle.
Se rió al escuchar que no espiaria ya que tenía pecados que enmendar, entre ellos el de la lujuria, la vampiresa enarcó una ceja dejando escapar una risa nerviosa por lo revelador de esa información, no podía evitar a veces comportarse como lo haría una adolescente, pues se quedó congelada en ese estado y que aunque había crecido por la experiencia vivida en algunas cosas no podía evitarlo, pero eso no se lo quería decir al licántropo, por una posible tomadura de pelo que este pudiera entonar teniendo en cuenta lo a veces sarcastico que era, pero no le preocupaba especialmente.
La caza fue productiva, se llenaba la garganta se sangre, tragando lentamente saboreando dejando escapar algun gemido por el placer del sabor de la sangre, calmó su sed, pero siguió bebiendo solo por la ansiedad adquirida, ese humano sabía especialmente delicioso, sus ojos rubí incandescente clavados en los ambarinos del licántropo, que brillaban en la oscuridad dejando ver en ese callejon los dos hijos de la noche que eran en realidad, extasiada seguía bebiendo hasta que el lobo la detuvo, ella le miró en principio con cierta protesta, como lo haría una adolescente a la que no dejan asistir en una fiesta, pero cedió a la petición de Guerra y se levanto relamiendose con suma cara de placer, aunque dió un sobresalto cuando Guerra fue la parca, y mató al hombre, Arikel observó la escena con los ojos considerablemente encendidos, rojos brillantes, mirando los de guerra y el cadaver que calló tieso y sin cabeza.
Se acercó al jinete y limpio con un dedo los restos de sangre del rostro del hombre para despues relamer este, mientras sus ojos volvían de manera muy lenta al azul. -Veras, en mi tiempo ver a un hombre con el rostro manchado de sangre tras una batalla es algo, uh....sexy, si esa sería la palabra...si bueno, encantador, atractivo..excitante...ponle el lujurioso nombre que quieras, pero para los mojigatos de esta epoca..si vas manchado de sangre...les asustas Fenrir.- Dijo mientras acicaló el rostro del lobo hasta que le limpió la sangre, se aseguró de ella estar también presentable y le guió por las calles. -Por aquí hay una taberna por aquí que hace una carne deliciosa., dicen que tienen casi cualquier carne...si te gusta la carne...- Dijo pensando que el sitio le agradería.
Entró en el local junto a Guerra buscando una mesa apartada donde pudieran hablar sin ser molestados, ella optó por pedir un postre, solo por disimular, pero el chocolate caliente le encantaba como olía y el sabor nada saciante que tenía, esos placeres de comida negados, pero le gustaba fingir que le llenaban. Esperó a que sirvieran la comida, riendose de como reaccionaba el jinete ante la pedida del chocolate. Ella jugaba con la cuchara y relamía, aun extasiada de la cantidad de sangre ingerida. -Lo que has hecho...ha sido contradictorio...¿por que matarle? ¿Que hizo para que decidieras que la cabeza le sobraba?- Murmuro en voz baja, y jugaba con su mechon de pelo con ese aire sosegado que tenía ahora tras estar sumamente saciada, tal y como prometió le olisqueaba y observaba comer, ya que ella no sentia saciedad ni placer al comer, aunque sí el sabor...pero no era ni sombra de lo que fue.
-Luego iremos a ver Notre Dame y me enseñas cosas.- Dijo sonriente jugando con la cuchara y el chocolate mientras tanto, le miró fijamente y ladeo la cabeza mirandole y en un perfecto acento italiano le habló. -¿Eres de Italia verdad? yo la visité hace 200 años...habra cambiado mucho.- Dijo de manera sonriente, la verdad que el vampirismo le sirvió para pasar de ser de humilde familia a conocer muchos idiomas y muchas artes, entre ellas la favorita del lobo, la música, miró el chocolate de su taza pensativa y despues puso su rostro a uno un poco más entristecido, pensando en sus palabras dichas en la guarida, y la destrución, le miró directamente a los ojos de Guerra. -Yo no quiero morir...Fenrir- Susurró, sabía que estaba ya muerta, pero se refería de una manera más definitiva logicamente, aunque su ideal era si había que morir lo haría luchando para asegurarse una entrada al valhalla, pero no deseaba dejar este mundo, no por el momento...en eso seguía siendo bastante humano por su parte, tampoco sabía que esperar como respuesta por parte de Guerra. Sacudió la cabeza volviendo a recuperar la compostura. -¿Que tal está la carne? huele bien..- Dijo tratando de desviar la atención de lo anterior dicho quizá un momento de sentimentalismo debido a lo extasiada que estaba por la sangre aun que se dejaba llevar algo más emocionalmente.
Se rió al escuchar que no espiaria ya que tenía pecados que enmendar, entre ellos el de la lujuria, la vampiresa enarcó una ceja dejando escapar una risa nerviosa por lo revelador de esa información, no podía evitar a veces comportarse como lo haría una adolescente, pues se quedó congelada en ese estado y que aunque había crecido por la experiencia vivida en algunas cosas no podía evitarlo, pero eso no se lo quería decir al licántropo, por una posible tomadura de pelo que este pudiera entonar teniendo en cuenta lo a veces sarcastico que era, pero no le preocupaba especialmente.
La caza fue productiva, se llenaba la garganta se sangre, tragando lentamente saboreando dejando escapar algun gemido por el placer del sabor de la sangre, calmó su sed, pero siguió bebiendo solo por la ansiedad adquirida, ese humano sabía especialmente delicioso, sus ojos rubí incandescente clavados en los ambarinos del licántropo, que brillaban en la oscuridad dejando ver en ese callejon los dos hijos de la noche que eran en realidad, extasiada seguía bebiendo hasta que el lobo la detuvo, ella le miró en principio con cierta protesta, como lo haría una adolescente a la que no dejan asistir en una fiesta, pero cedió a la petición de Guerra y se levanto relamiendose con suma cara de placer, aunque dió un sobresalto cuando Guerra fue la parca, y mató al hombre, Arikel observó la escena con los ojos considerablemente encendidos, rojos brillantes, mirando los de guerra y el cadaver que calló tieso y sin cabeza.
Se acercó al jinete y limpio con un dedo los restos de sangre del rostro del hombre para despues relamer este, mientras sus ojos volvían de manera muy lenta al azul. -Veras, en mi tiempo ver a un hombre con el rostro manchado de sangre tras una batalla es algo, uh....sexy, si esa sería la palabra...si bueno, encantador, atractivo..excitante...ponle el lujurioso nombre que quieras, pero para los mojigatos de esta epoca..si vas manchado de sangre...les asustas Fenrir.- Dijo mientras acicaló el rostro del lobo hasta que le limpió la sangre, se aseguró de ella estar también presentable y le guió por las calles. -Por aquí hay una taberna por aquí que hace una carne deliciosa., dicen que tienen casi cualquier carne...si te gusta la carne...- Dijo pensando que el sitio le agradería.
Entró en el local junto a Guerra buscando una mesa apartada donde pudieran hablar sin ser molestados, ella optó por pedir un postre, solo por disimular, pero el chocolate caliente le encantaba como olía y el sabor nada saciante que tenía, esos placeres de comida negados, pero le gustaba fingir que le llenaban. Esperó a que sirvieran la comida, riendose de como reaccionaba el jinete ante la pedida del chocolate. Ella jugaba con la cuchara y relamía, aun extasiada de la cantidad de sangre ingerida. -Lo que has hecho...ha sido contradictorio...¿por que matarle? ¿Que hizo para que decidieras que la cabeza le sobraba?- Murmuro en voz baja, y jugaba con su mechon de pelo con ese aire sosegado que tenía ahora tras estar sumamente saciada, tal y como prometió le olisqueaba y observaba comer, ya que ella no sentia saciedad ni placer al comer, aunque sí el sabor...pero no era ni sombra de lo que fue.
-Luego iremos a ver Notre Dame y me enseñas cosas.- Dijo sonriente jugando con la cuchara y el chocolate mientras tanto, le miró fijamente y ladeo la cabeza mirandole y en un perfecto acento italiano le habló. -¿Eres de Italia verdad? yo la visité hace 200 años...habra cambiado mucho.- Dijo de manera sonriente, la verdad que el vampirismo le sirvió para pasar de ser de humilde familia a conocer muchos idiomas y muchas artes, entre ellas la favorita del lobo, la música, miró el chocolate de su taza pensativa y despues puso su rostro a uno un poco más entristecido, pensando en sus palabras dichas en la guarida, y la destrución, le miró directamente a los ojos de Guerra. -Yo no quiero morir...Fenrir- Susurró, sabía que estaba ya muerta, pero se refería de una manera más definitiva logicamente, aunque su ideal era si había que morir lo haría luchando para asegurarse una entrada al valhalla, pero no deseaba dejar este mundo, no por el momento...en eso seguía siendo bastante humano por su parte, tampoco sabía que esperar como respuesta por parte de Guerra. Sacudió la cabeza volviendo a recuperar la compostura. -¿Que tal está la carne? huele bien..- Dijo tratando de desviar la atención de lo anterior dicho quizá un momento de sentimentalismo debido a lo extasiada que estaba por la sangre aun que se dejaba llevar algo más emocionalmente.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Mis ojos deambularon por el rostro de la inmortal que acariciaba mis mejillas, mis labios, mi frente con suavidad limpiándolos de todo pecado capital, restos de sangre que se relamía alegando en su defensa que en su cultura me encontraría lo suficientemente atractivo como para cometer en ese callejón conmigo lujuria, pero que en esta época, solo despertaría pánico.
No es que no estuviera acostumbrado a ser la imagen del caos ante los ojos humanos, no me importaba lo que pensaran, yo era guerra y sembrar el desorden y la ira entre propios y extraños era mi único cometido en la vida.
Cuando terminó su trabajo algo que logró que yo ladeara la sonrisa me llevo a una taberna donde decían que preparaban una carne roja poco hecha muy buena.
-Soy vegetariano – bromeé, eso si serio para dar veracidad a mis palabras.
No pude mantener mucho la burda falacia porque su cara fue tan divertida que me eché a reír a carcajadas.
Habíamos tomado asiento al fondo de la taberna frente a una chimenea de piedra grisácea con la lumbre encendida, ninguno de los dos necesitaba ser lamido por las naranjas llamas, ambos no sentíamos frio por distintas circunstancias, mas una así era agradable ver el reflejo de la lumbre bailar en sus ojos azules.
-Pues, de normal mi labor no es dar muerte, si no llevar el odio, el caos, hacer que se degollen los unos a los otros, mi hermano suele ocuparse de esos menesteres, mas is te dejaba darle muerte, después tendría que acabar contigo, tiendo a ser el único que queda en pie una vez siembro la semilla de a disconformidad y bueno, hubiera perdido la oportunidad de compartir cena contigo.
Llevé mi dedo a su postre de chocolate sin pedir permiso y lo llevé a mi boca cerrando los ojos de lo bueno que estaba.
Mi hermano hace unos postres también muy buenos, en general cocina bien, todo un merito porque según lo que me ha contado, a él no le sabe a nada la comida, es incapaz de disfrutar de los sabores.
Fui metiendo trozos de carne en mi boca, masticando mientras la escuchaba hablar de Italia.
-Si, soy de allí. Aunque la verdad es que viajo mucho, nos persigue la inquisición, padre entre otros. No puedo entender como quiere destruir su mejor obra, peor supongo es fiel reflejo de lo corrompida que esta la humanidad, no quieres morir, al parecer tampoco él, pero eso no esta en mis manos, yo soy un mensajero de Dios, mas bien su verdugo, su ejecutor, ni siquiera se cual será mi destino cuando desate el Apocalipsis sobre la faz de la tierra.
Trata de ser justa, no erres y quizás Dios se apiade de toda criatura, ya una vez salvó en el arca una pareja de cada especie. Nunca se sabe.
Le pasé un trozo de carne pinchada.
-Pruebala, esta buena aseguré ampliando la sonrisa, yo tenia asumido mi papel, mi misión y no podía alejarme del camino marcado por Dios.
Di un trago de la jarra relamiendome la espuma después.
-¿quieres?
No es que no estuviera acostumbrado a ser la imagen del caos ante los ojos humanos, no me importaba lo que pensaran, yo era guerra y sembrar el desorden y la ira entre propios y extraños era mi único cometido en la vida.
Cuando terminó su trabajo algo que logró que yo ladeara la sonrisa me llevo a una taberna donde decían que preparaban una carne roja poco hecha muy buena.
-Soy vegetariano – bromeé, eso si serio para dar veracidad a mis palabras.
No pude mantener mucho la burda falacia porque su cara fue tan divertida que me eché a reír a carcajadas.
Habíamos tomado asiento al fondo de la taberna frente a una chimenea de piedra grisácea con la lumbre encendida, ninguno de los dos necesitaba ser lamido por las naranjas llamas, ambos no sentíamos frio por distintas circunstancias, mas una así era agradable ver el reflejo de la lumbre bailar en sus ojos azules.
-Pues, de normal mi labor no es dar muerte, si no llevar el odio, el caos, hacer que se degollen los unos a los otros, mi hermano suele ocuparse de esos menesteres, mas is te dejaba darle muerte, después tendría que acabar contigo, tiendo a ser el único que queda en pie una vez siembro la semilla de a disconformidad y bueno, hubiera perdido la oportunidad de compartir cena contigo.
Llevé mi dedo a su postre de chocolate sin pedir permiso y lo llevé a mi boca cerrando los ojos de lo bueno que estaba.
Mi hermano hace unos postres también muy buenos, en general cocina bien, todo un merito porque según lo que me ha contado, a él no le sabe a nada la comida, es incapaz de disfrutar de los sabores.
Fui metiendo trozos de carne en mi boca, masticando mientras la escuchaba hablar de Italia.
-Si, soy de allí. Aunque la verdad es que viajo mucho, nos persigue la inquisición, padre entre otros. No puedo entender como quiere destruir su mejor obra, peor supongo es fiel reflejo de lo corrompida que esta la humanidad, no quieres morir, al parecer tampoco él, pero eso no esta en mis manos, yo soy un mensajero de Dios, mas bien su verdugo, su ejecutor, ni siquiera se cual será mi destino cuando desate el Apocalipsis sobre la faz de la tierra.
Trata de ser justa, no erres y quizás Dios se apiade de toda criatura, ya una vez salvó en el arca una pareja de cada especie. Nunca se sabe.
Le pasé un trozo de carne pinchada.
-Pruebala, esta buena aseguré ampliando la sonrisa, yo tenia asumido mi papel, mi misión y no podía alejarme del camino marcado por Dios.
Di un trago de la jarra relamiendome la espuma después.
-¿quieres?
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Por segundo la cara de Arikel fue un poema, el "soy vegetariano" por un segundo hizo que su expresión cambiara a una mezcla de sorpresa, desconcierto e incredibilidad, por parte de la rubia platina, el semblante serio del lobo la engañó unos segundos hasta que el licántropo explotó en carcajadas, a lo que la vampiresa respondió con un empujón fastidiada por la tomadura de pelo, aunque al final rió pues al pensarlo si le había hecho gracias, la velada resultaba agradable, mientras le escuchaba hablar, un simple mensajero de Dios, así se consideraba el lobo, la chica ladeó la cabeza escuchándole, a fin de cuentas Guerra estaba siendo realmente sincero con ella en todo momento y estaba segura de que estaba compartiendo cosas con ella, cosas que no le diría a otro, la vampiresa jugó con el chocolate y la cuchara comiendo un poco de postre y ladeaba la cabeza observándole. -El lobo de Dios...entiendo...- Musitó pensativa, aunque después sus ojos azules se iluminaron cuando unas ideas le recorrían la mente velozmente. -Yo creo que eres la reencarnación de Fenrir, y que quieres traer el Ragnarock.- Aseguró sentenciando la rubia vampiresa, mientras sonreía ampliamente. -Creo que dices eso para despistar de tus verdaderas intenciones, tienes todo para ser Fenrir disfrazado. - Aseguró la vampiresa entusiasmada por su propia idea, encontrando todo el sentido del mundo en esa idea, incluso esperando que el licántropo discrepara de su absurda creencia, pero eso no molestaría a la noruega vampiresa, simplemente le observó como esperando ver un destello o algo que la diera la razón en su hipótesis de vikinga fanática.
Sonrió al pensar en esa idea mientras que sus azules ojos se clavaron en la mano del lobo cuando con tanto descaró le robó chocolate, y como degustó el sabor del espeso y cálido chocolate, por un segundo las pupilas de la vampiresa se dilataron al disfrutar de la excitante acción, pero solo quedó en eso, en alegrarse la vista con un sencillo gesto, los vampiros seguían teniendo esa naturaleza lujuriosa, aunque Arikel fuera particularmente mojigata en comparación a otros vampiros que podías encontrarte en las noches, relamió el chocolate de la cuchara saboreandolo. Efectivamente era italiano como pudo averiguar, y escuchó las recomendaciones que le dió para no morir, sinceramente...era algo dulce por su parte pensar que Dios la perdonaría, pero Arikel pensaba firmemente que su Dios en su vida había tenido en cuenta a una pagana, en cambio si lo sentía con Odín, chasqueó la lengua queriendo compartir con él algo más profundo. -Veras...los inquisidores me aterran por una razón, aun siendo una neófita me metí en aprietos, y no controlaba nada, ni mi sire se molestaba en controlarme, supongo que mi fin era otro..tal vez, la cosa es que la iglesia estaba empezando a ser presente en mi tierra natal, y un inquisidor atrapó a lo que creía que era una joven paganas, pero cuando descubrió mi naturaleza, se recreó en comprobar que cosas me hacían daño y que cosas no, mi Sire me salvó dándole una cruenta muerte....y he visto mil y unas batallas, y cosas horribles, pero solo los inquisidores son los únicos capaces de hacerme estremecer y temblar....que tontería, supongo.- Comentó mirando el plato, esto solo lo había compartido con personas contadas, y ahora el Fenrir sería de la lista, simplemente no sabía que comentario soltaría su nuevo amigo, un secreto compartido y aun preguntaba si había hecho bien.
Aceptó el trozo ofrecido por Guerra probandolo, efectivamente estaba delicioso, era una pena que no sintiese un apice de saciedad cuando comía, aunque los sabores lo notaba, pero no tan intensos como cuando estaba viva, pero podía comer para hacer el paripé de parecer más humana, sonrió y miró la jarra de cerveza, antojandosele mas apetitosa, y riendo cuando Guerra limpio el bigote blanco formado por la espuma con su propia lengua. -La cerveza siempre me apetece...aunque hecho de menos el hidromiel...los franceses son muy remilgados con esas bebidas.- Comentó con dejadez, mientras se toco la mandíbula pensativa. -Lo malo es que alrededor de Notre Dame...es una zona peligrosa si no se tiene cuidado...-Pensó en los posibles cazadores, después chasqueo la lengua y le miró a los ojos. -¿Que haces las noches de luna llena?.- Dijo cayendo en la cuenta de eso. -¿Que hace cuando Fenrir se libera y trata de comerse el sol?- Sonrió de macabra forma, divertida imaginándose cosas notablemente macabras, sonriendole con amplitud mostrandole hasta los colmillos que normalmente mantenía ocultos bajo sus labios.
Sonrió al pensar en esa idea mientras que sus azules ojos se clavaron en la mano del lobo cuando con tanto descaró le robó chocolate, y como degustó el sabor del espeso y cálido chocolate, por un segundo las pupilas de la vampiresa se dilataron al disfrutar de la excitante acción, pero solo quedó en eso, en alegrarse la vista con un sencillo gesto, los vampiros seguían teniendo esa naturaleza lujuriosa, aunque Arikel fuera particularmente mojigata en comparación a otros vampiros que podías encontrarte en las noches, relamió el chocolate de la cuchara saboreandolo. Efectivamente era italiano como pudo averiguar, y escuchó las recomendaciones que le dió para no morir, sinceramente...era algo dulce por su parte pensar que Dios la perdonaría, pero Arikel pensaba firmemente que su Dios en su vida había tenido en cuenta a una pagana, en cambio si lo sentía con Odín, chasqueó la lengua queriendo compartir con él algo más profundo. -Veras...los inquisidores me aterran por una razón, aun siendo una neófita me metí en aprietos, y no controlaba nada, ni mi sire se molestaba en controlarme, supongo que mi fin era otro..tal vez, la cosa es que la iglesia estaba empezando a ser presente en mi tierra natal, y un inquisidor atrapó a lo que creía que era una joven paganas, pero cuando descubrió mi naturaleza, se recreó en comprobar que cosas me hacían daño y que cosas no, mi Sire me salvó dándole una cruenta muerte....y he visto mil y unas batallas, y cosas horribles, pero solo los inquisidores son los únicos capaces de hacerme estremecer y temblar....que tontería, supongo.- Comentó mirando el plato, esto solo lo había compartido con personas contadas, y ahora el Fenrir sería de la lista, simplemente no sabía que comentario soltaría su nuevo amigo, un secreto compartido y aun preguntaba si había hecho bien.
Aceptó el trozo ofrecido por Guerra probandolo, efectivamente estaba delicioso, era una pena que no sintiese un apice de saciedad cuando comía, aunque los sabores lo notaba, pero no tan intensos como cuando estaba viva, pero podía comer para hacer el paripé de parecer más humana, sonrió y miró la jarra de cerveza, antojandosele mas apetitosa, y riendo cuando Guerra limpio el bigote blanco formado por la espuma con su propia lengua. -La cerveza siempre me apetece...aunque hecho de menos el hidromiel...los franceses son muy remilgados con esas bebidas.- Comentó con dejadez, mientras se toco la mandíbula pensativa. -Lo malo es que alrededor de Notre Dame...es una zona peligrosa si no se tiene cuidado...-Pensó en los posibles cazadores, después chasqueo la lengua y le miró a los ojos. -¿Que haces las noches de luna llena?.- Dijo cayendo en la cuenta de eso. -¿Que hace cuando Fenrir se libera y trata de comerse el sol?- Sonrió de macabra forma, divertida imaginándose cosas notablemente macabras, sonriendole con amplitud mostrandole hasta los colmillos que normalmente mantenía ocultos bajo sus labios.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Escuché sus palabras, el por que sentía pánico por la inquisición.
-Mis hermanos y yo nos criamos con un inquisidor que perdió su fe tras ver a su mujer e hijas arder en el patio de la catedral.
Fueron sus propios compañeros los que al verlas convertidas en bestias, en seres de mi naturaleza no les ofrecieron perdón, “ mi padre” juró venganza y así pensó en como desatar sobre la tierra el Apocalipsis.
Nosotros fuimos creados para purgar de pecado la tierra, peor ahora también la inquisición nos persigue, y nuestro propio padre se ha convertido en el azote que ocn mas dureza pretende recaer obre sus propios hijos dándonos muerte.
Padre ha sido corrompido y algún día llegará la hora de su juicio final.
Hundí mis pardos en sus dos inmensos mares, seguramente esos que sus antepasados navegaron para saquear con los drakkars.
No podía culparla por pensar que era Fenrir, cada uno tenia sus creencias, las suyas eran paganas, el diablo tomaba muchas formas y la engañaba pues solo existía un Dios y no muchos como ella pensaba.
-Llevan siguiéndonos el rastro desde hace demasiado, tal es asó que hace un par de años en mi enfrentamiento con la inquisición acabé convirtiendo por error a mi primo, no descansaré hasta subsanar mi falta. Mi intención era darle muerte, peor tiende Garion a sobrevivir como una maldita rata. Se que está en París y ansió encontrármelo de cara, quizás en Notre Damm de nuevo se junten nuestros sinos y en esta ocasión me aseguraré de que expira su ultimo aliento entre mis fauces.
Ladeé la sonrisa cuando me habló de la cerveza y de la hidromiel. Di un nuevo trago, estaba fría, entraba bien y cuando bebías mucha aturdía ligeramente tus sentidos deshinibiéndote, la sensación era agradable, tenia que reconocerlo.
-¿que hago las noches de luna llena? Pues depende -dije con una picara sonrisa -cuando estoy en una zona que conozco bien, me lanzó a los bosques, allí no causo problemas, ni doy muerte a victimas que no merecen la purga.
Aquí mi hermano Armagedon se encarga de mantenerme encadenado en las mazmorras de nuestra mansión. En otras ocasiones, cuando mi trabajo es requerido en un lugar, acudo convertido en bestia, en guerra y cuando despierto a mi alrededor solo hay miembros cercenados, hedor a muerte y caos.
Miré el chocolate que aun le quedaba relamiendome.
-¿te lo vas a terminar? -antes de que respondiera ya estaba metiendo el dedo para seguir comiendo de ese dulce manjar.
-Joder, que bueno esta -dije relamiendome los labios -¿entonces? ¿Notre Damm? ¿o donde me vas a llevar inmortal?
-Mis hermanos y yo nos criamos con un inquisidor que perdió su fe tras ver a su mujer e hijas arder en el patio de la catedral.
Fueron sus propios compañeros los que al verlas convertidas en bestias, en seres de mi naturaleza no les ofrecieron perdón, “ mi padre” juró venganza y así pensó en como desatar sobre la tierra el Apocalipsis.
Nosotros fuimos creados para purgar de pecado la tierra, peor ahora también la inquisición nos persigue, y nuestro propio padre se ha convertido en el azote que ocn mas dureza pretende recaer obre sus propios hijos dándonos muerte.
Padre ha sido corrompido y algún día llegará la hora de su juicio final.
Hundí mis pardos en sus dos inmensos mares, seguramente esos que sus antepasados navegaron para saquear con los drakkars.
No podía culparla por pensar que era Fenrir, cada uno tenia sus creencias, las suyas eran paganas, el diablo tomaba muchas formas y la engañaba pues solo existía un Dios y no muchos como ella pensaba.
-Llevan siguiéndonos el rastro desde hace demasiado, tal es asó que hace un par de años en mi enfrentamiento con la inquisición acabé convirtiendo por error a mi primo, no descansaré hasta subsanar mi falta. Mi intención era darle muerte, peor tiende Garion a sobrevivir como una maldita rata. Se que está en París y ansió encontrármelo de cara, quizás en Notre Damm de nuevo se junten nuestros sinos y en esta ocasión me aseguraré de que expira su ultimo aliento entre mis fauces.
Ladeé la sonrisa cuando me habló de la cerveza y de la hidromiel. Di un nuevo trago, estaba fría, entraba bien y cuando bebías mucha aturdía ligeramente tus sentidos deshinibiéndote, la sensación era agradable, tenia que reconocerlo.
-¿que hago las noches de luna llena? Pues depende -dije con una picara sonrisa -cuando estoy en una zona que conozco bien, me lanzó a los bosques, allí no causo problemas, ni doy muerte a victimas que no merecen la purga.
Aquí mi hermano Armagedon se encarga de mantenerme encadenado en las mazmorras de nuestra mansión. En otras ocasiones, cuando mi trabajo es requerido en un lugar, acudo convertido en bestia, en guerra y cuando despierto a mi alrededor solo hay miembros cercenados, hedor a muerte y caos.
Miré el chocolate que aun le quedaba relamiendome.
-¿te lo vas a terminar? -antes de que respondiera ya estaba metiendo el dedo para seguir comiendo de ese dulce manjar.
-Joder, que bueno esta -dije relamiendome los labios -¿entonces? ¿Notre Damm? ¿o donde me vas a llevar inmortal?
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
La vampiresa le miraba ladeando la cabeza mientras escuchaba, sobre todo empezó a poner atención cuando empezó a comentar lo que hacía en luna llena, sobre todo sus pupilas se dilataron mirando al licántropo imaginandoselo despertandose manchado de sangre, con miembros cercenados a su alrededor, eso la gustó más que cualquier alago que le pudieran dar a ella, se pasó la mano por la mejilla observando deslizando una dulce sonrisa imaginandose aquella visión. -Ves como eres Fenrir.- Sentenció encantada por el relato de su noche de luna llena, le gustaría verlo pero sabe que sería peligroso para ella, aunque realmente poseía bastante fuerza, pero jamas se enfrentó a un hombre lobo transformado, pero por lo que comprobaba con su "sire" adoctivo, tenía pinta de doler y ser una herida que costaba curarla, y que tendría que ingerir mucha sangre, eso sería demasiado llamativo quizás. También alguna que otra morbosa idea le recorrió los pensamientos oscuros de la vampiresa.
Observó como nuevamente miraba goloso mi postre, al que solo había dado un par de lametones a la cuchara impregnada de chocolate, Arikel se mete la cuchara en la boca y con la otra mano le acercá el postre. -Todo tuyo.- Asegura y le se deleita con la visión de las expresiones que pone el lobo cuando encuentra algo delicioso, mientras arquea una ceja divertida. Cuando termina de comer le sonrie antes de pagar. -Si, Notre Dame...asi me hablas de los jinetes...de los arcangeles...y de Cain...sobre todo de Cain.- Dijo mostrando algo más de curiosidad por ello, mientras paseaban por la ciudad, que cada vez menos gente la atravesaba, y menos con el frio. -Me he leido la Biblia, pero tu religión es dificil, la mia no.- Asegura la rubia, aunque no era dificil, solo que ella se crió con otra bien distinta, realmente no entendía alguno de los pasajes, aunque intuía que algunos eran meras metafaros y no había que seguir al pie de la letra, aunque intuia que Guerra si que lo hacía.
Apenas había gente en la calles esta noche, se iban dirigiendo por la ciudad hasta practicamente llegar a donde se encontraba la catedral mientras charlaban de cosas efimeras y sin importancia, hasta que la chica se freno en seco y empezó a olfatear. -Cazadores...- Masculló cuando divisó como tres hombres iban directos a por ellos, Arikel notó el destello de un arma cuando uno desenfundó, el suficiente tiempo para tener la reacción de apartar a Guerra de la trayectoria de una bala de plata impactando contra el hombro de la rubia, si bien eran dolorosas, no le hacía tanto como le habría hecho al lobo, Arikel gruñó encendiendo en rojo sangre sus ojos. -¿Castigo?- Preguntó mirando a Guerra y a velocidad sobre humana se planto delante del cazador desenfundando su daga, aunque se notaba la habilidad y experiencia de este, ya que frenó el golpe de la daga que poseía la rubia, mientras los otros dos se preparaban para el ataque, Arikel fue más rastrera dando una patada en la entrepierna del cazador que lo dobló y seguidamente le dió un cabezazo haciendo gala de falta de femenidad a pesar de su dulce aspecto, cosa que tiró al cazador, Arikel se giró para comprovar el estado de Guerra con los otros dos cazadores, ya que a él lo veían mas grande.
Observó como nuevamente miraba goloso mi postre, al que solo había dado un par de lametones a la cuchara impregnada de chocolate, Arikel se mete la cuchara en la boca y con la otra mano le acercá el postre. -Todo tuyo.- Asegura y le se deleita con la visión de las expresiones que pone el lobo cuando encuentra algo delicioso, mientras arquea una ceja divertida. Cuando termina de comer le sonrie antes de pagar. -Si, Notre Dame...asi me hablas de los jinetes...de los arcangeles...y de Cain...sobre todo de Cain.- Dijo mostrando algo más de curiosidad por ello, mientras paseaban por la ciudad, que cada vez menos gente la atravesaba, y menos con el frio. -Me he leido la Biblia, pero tu religión es dificil, la mia no.- Asegura la rubia, aunque no era dificil, solo que ella se crió con otra bien distinta, realmente no entendía alguno de los pasajes, aunque intuía que algunos eran meras metafaros y no había que seguir al pie de la letra, aunque intuia que Guerra si que lo hacía.
Apenas había gente en la calles esta noche, se iban dirigiendo por la ciudad hasta practicamente llegar a donde se encontraba la catedral mientras charlaban de cosas efimeras y sin importancia, hasta que la chica se freno en seco y empezó a olfatear. -Cazadores...- Masculló cuando divisó como tres hombres iban directos a por ellos, Arikel notó el destello de un arma cuando uno desenfundó, el suficiente tiempo para tener la reacción de apartar a Guerra de la trayectoria de una bala de plata impactando contra el hombro de la rubia, si bien eran dolorosas, no le hacía tanto como le habría hecho al lobo, Arikel gruñó encendiendo en rojo sangre sus ojos. -¿Castigo?- Preguntó mirando a Guerra y a velocidad sobre humana se planto delante del cazador desenfundando su daga, aunque se notaba la habilidad y experiencia de este, ya que frenó el golpe de la daga que poseía la rubia, mientras los otros dos se preparaban para el ataque, Arikel fue más rastrera dando una patada en la entrepierna del cazador que lo dobló y seguidamente le dió un cabezazo haciendo gala de falta de femenidad a pesar de su dulce aspecto, cosa que tiró al cazador, Arikel se giró para comprovar el estado de Guerra con los otros dos cazadores, ya que a él lo veían mas grande.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
Notre Dame, la catedral gótica sede en Francia de la santa inquisición se abría paso frente a nuestros ojos. Era un edificio opulento cuya fachada en forma de H, con dos torres y un cuerpo central, dispone en el nivel de ventanales un enorme rosetón, en el tercer cuerpo dos torres dónde están las campanas.
Alzábamos la mirada centrándonos en las gárgolas del campanario, aquella edificación de piedra blanquecina representaba sin duda el poder del clero y el de la misma monarquía.
-Cain -dije finalmente con una ladeada sonrisa -deberías mas bien ser tu la que me hable del aquel que os da vuestro nombre, cainitas ¿cierto?
Cain es el hijo primogénito de Adan y Eva, su hermano Abel, representa el bien y supongo que pro contra Cain los celos, el odio y una ira desmedida.
Abel era el preferido de Dios y es por esto, según cuentan las escrituras que Cain le dio muerte. La justicia de Dios calló sobre este desterrandolo, así llegó a tierras lejanas, tierras de Nod donde creó la primera ciudad, Enoc
“no como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. Juan 3,12”
Me eché a reir por la cara que ella ponia sobre mi historia.
-Ya bueno, según vuestra historia las cosas cambian, pues Caín mata a Abel; al cometer el primer asesinato Dios lo castiga, expulsándolo a la Tierra de Nod. Caín es condenado a no morir nunca y alimentarse de sangre, y al engendrar progenie esto se trasmitirá a su descendencia, transmitiendo así la maldición de Dios. Además, parte de su maldición es morar eternamente sobre la tierra, así que quienquiera que mate a Caín sufrirá siete veces el castigo de Dios, y para que se le reconozca y le teman Caín lleva una marca en la piel.
Cain, desamparado encuentra a Lilith, con quien transcurre una parte de su existencia y aprende a manipular su poder. Cuando ya no tiene nada que aprender de Lilith, la abandona y vuelve a las tierras que antes habitaba y crea la primera ciudad, Enoch. Aunque esta alcanza la gloria se siente solo, y descubre que puede crear a otros como él, de ahí venís vosotros.
Conversábamos animados cuando hizo aparición tres humanos que armados hasta los dientes creyeron que habían alcanzado su máximo apogeo esa noche.
Ladeé la cabeza al escuchar el disparo, que la joven vikinga se llevó al alejarme de la trayectoria de la bala.
La rubia se lanzó contra uno de los humanos, los otros dos se acercaron a mi, no había desenvainado la espada, yo era guerra.
A cada lado de mi cuerpo aquellos hombres con sendas ballestas, ladeé la sonrisa parodiando la expresión de triunfo que ambos dos reflejaban.
Tiraron del gatillo, en ese instante salté hacia atrás cayendo con las rodillas flexionadas y mis ojos ámbar como la miel para mirar en cámara lenta la trayectoria de ambas virutas.
Con saña mordieron la carne del estomago de los dos hombres que ahora se daban cuenta de que la bestia no siempre mata de la misma manera.
«Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada. » .
Alzábamos la mirada centrándonos en las gárgolas del campanario, aquella edificación de piedra blanquecina representaba sin duda el poder del clero y el de la misma monarquía.
-Cain -dije finalmente con una ladeada sonrisa -deberías mas bien ser tu la que me hable del aquel que os da vuestro nombre, cainitas ¿cierto?
Cain es el hijo primogénito de Adan y Eva, su hermano Abel, representa el bien y supongo que pro contra Cain los celos, el odio y una ira desmedida.
Abel era el preferido de Dios y es por esto, según cuentan las escrituras que Cain le dio muerte. La justicia de Dios calló sobre este desterrandolo, así llegó a tierras lejanas, tierras de Nod donde creó la primera ciudad, Enoc
“no como Caín que era del maligno, y mató a su hermano. ¿Y por qué causa lo mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. Juan 3,12”
Me eché a reir por la cara que ella ponia sobre mi historia.
-Ya bueno, según vuestra historia las cosas cambian, pues Caín mata a Abel; al cometer el primer asesinato Dios lo castiga, expulsándolo a la Tierra de Nod. Caín es condenado a no morir nunca y alimentarse de sangre, y al engendrar progenie esto se trasmitirá a su descendencia, transmitiendo así la maldición de Dios. Además, parte de su maldición es morar eternamente sobre la tierra, así que quienquiera que mate a Caín sufrirá siete veces el castigo de Dios, y para que se le reconozca y le teman Caín lleva una marca en la piel.
Cain, desamparado encuentra a Lilith, con quien transcurre una parte de su existencia y aprende a manipular su poder. Cuando ya no tiene nada que aprender de Lilith, la abandona y vuelve a las tierras que antes habitaba y crea la primera ciudad, Enoch. Aunque esta alcanza la gloria se siente solo, y descubre que puede crear a otros como él, de ahí venís vosotros.
Conversábamos animados cuando hizo aparición tres humanos que armados hasta los dientes creyeron que habían alcanzado su máximo apogeo esa noche.
Ladeé la cabeza al escuchar el disparo, que la joven vikinga se llevó al alejarme de la trayectoria de la bala.
La rubia se lanzó contra uno de los humanos, los otros dos se acercaron a mi, no había desenvainado la espada, yo era guerra.
A cada lado de mi cuerpo aquellos hombres con sendas ballestas, ladeé la sonrisa parodiando la expresión de triunfo que ambos dos reflejaban.
Tiraron del gatillo, en ese instante salté hacia atrás cayendo con las rodillas flexionadas y mis ojos ámbar como la miel para mirar en cámara lenta la trayectoria de ambas virutas.
Con saña mordieron la carne del estomago de los dos hombres que ahora se daban cuenta de que la bestia no siempre mata de la misma manera.
«Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada. » .
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
La verdad es que la vampiresa se había quedado absolutamente con la boca abierta cuando el licántropo había hecho una total gala de conocimiento sobre los vampiros, de hecho durante su charla apenas había emitido sonido tratando ocultar su asombro. Aunque se percató de que el lobo se rió por la posible cara de embobada que había puesto durante su historia, que la había dejado bastante ensimismada. Sin duda lo que ayer había llamado perro tonto, ahora no compartía para nada la opinión, de hecho incluso le había parecido que habían encajado notablemente, no se arrepentía de tenerlo como amiga, pero ahora había empezado el momento de jugar con esos tres cazadadores, a los que Arikel observaba, ya que dos contra el licántropo igual era demasiado y más si los cazadores iban armados, pero aun así el lobo pareció esquivar sin mayor problemas los dos disparos de esos malditos hombres, la vampiresa bufó con preocupación por el lobo.
Quizá la distracción y preocupación por que su amigo se mantuviera de una pieza hizo que perdiera la atención en el cazador que enfrentaba, y eso le hizo pagar un alto preció pues el cazador arremetió contra la vampiresa haciéndola caer de bruces contra el suelo. El cazador buscaba bajo su gabardina la estaca que tenía, pero Arikel se giro velozmente con el siguiente golpe bajo, pues aprovechó que ella estaba en el suelo y el otro de pie para lo que el cazador no se imaginó, ya que la vampiresa se levanto velozmente y con eso acompaño un rodillazo a la entrepierna del cazador, que se dobló hacia delante encogiéndose para cubrirse la zona dañada, Arikel se colocó a su espalda y salto enganchando y entrelazando sus piernas a la cintura del hombre y agarrando de brutal forma la cabeza y el hombre para que mostrase el cuello, mientras ella bebía sangre a grandes tragos mientras notaba como la vida se escapaba a toda velocidad de manos de aquel hombre, que cuando los latidos se detuvieron se bajó antes de que el hombre se desplomase y le desgarro con las uñas la zona herida para que no se distinguiese el mordisco.
Guerra se encargaba de los otros dos haciendo gala de una habilidad que la vampiresa no creía en alguien tan joven como el licántropo. -¡¡mátalos!!.- Gruñó la rubia mientras saboreaba sus labios inundados en sangre, que la tenían ahora mismo sumamente excitada, inquieta, con sus ojos rojos brillando de tremenda forma, la verdad que al esquivar las balas habían hecho que ellos mismos se hirieran con las balas, cosa que hizo escapar una carcajada de la vampiresa mientras se deleitaba con el aroma a sangre que la tenía drogada de una forma absoluta. Sabía cuan dolorosa eran las heridas en el estomago. La vampiresa se movía de lado a lado nerviosamente, mientras su barbilla y cuello estaba resaltado su piel blanca con el carmín cálido de la sangre, mientras se ponía de nuevo su capucha. Disfrutando del espectáculo del jinete en plena acción, la vampiresa se deshacía en bufidos sobrenaturales por el nerviosismo que ahora tenía dentro, nunca aprendió a controlar sus instintos de hija de la noche, su Sire adoptivo estaba ahora trabajando fervientemente en ello, sobre todo en controlar la ira, pero la excitación por el exceso de sangre ingerido, mirando a Guerra una vez sentenciado a esos asaltantes cazadores, mientras Arikel le sonreía de nerviosa forma y metía sus dedos en el agujero de bala, para sacar esta misma, enseñándole el brillo de plata que esta tenía antes de dejarla caer al suelo. -Me encanta el dolor en una batalla....esto a ti te habría dolido algo más- Pateó la bala para que rebotase lejos. -Seguimos con la vida...- La voz de la vampiresa ahora era cargada de malicia por el coloque de exceso de sangre, más se frenó y miro a Guerra. -¿Te han herido Fenrir? no creo que sea grave...pero un pequeño chute podría hacer las cosas algo más interesantes.- Dijo recordando la reacción del lobo cuando derramó una gota de sangre sobre su arañazo, pero la euforia de la vampiresa le invitaba a intentar que él también sintiera esa emoción. Más mientras revisaba el lobo la rubia metía la mano en el bolsillo de su abrigo palpando algo para comprobar que no se le cayó en la pelea. -Hay que deshacerse de los cuerpos...dejame pensar...- Dijo aun con ese malicioso tono.
Quizá la distracción y preocupación por que su amigo se mantuviera de una pieza hizo que perdiera la atención en el cazador que enfrentaba, y eso le hizo pagar un alto preció pues el cazador arremetió contra la vampiresa haciéndola caer de bruces contra el suelo. El cazador buscaba bajo su gabardina la estaca que tenía, pero Arikel se giro velozmente con el siguiente golpe bajo, pues aprovechó que ella estaba en el suelo y el otro de pie para lo que el cazador no se imaginó, ya que la vampiresa se levanto velozmente y con eso acompaño un rodillazo a la entrepierna del cazador, que se dobló hacia delante encogiéndose para cubrirse la zona dañada, Arikel se colocó a su espalda y salto enganchando y entrelazando sus piernas a la cintura del hombre y agarrando de brutal forma la cabeza y el hombre para que mostrase el cuello, mientras ella bebía sangre a grandes tragos mientras notaba como la vida se escapaba a toda velocidad de manos de aquel hombre, que cuando los latidos se detuvieron se bajó antes de que el hombre se desplomase y le desgarro con las uñas la zona herida para que no se distinguiese el mordisco.
Guerra se encargaba de los otros dos haciendo gala de una habilidad que la vampiresa no creía en alguien tan joven como el licántropo. -¡¡mátalos!!.- Gruñó la rubia mientras saboreaba sus labios inundados en sangre, que la tenían ahora mismo sumamente excitada, inquieta, con sus ojos rojos brillando de tremenda forma, la verdad que al esquivar las balas habían hecho que ellos mismos se hirieran con las balas, cosa que hizo escapar una carcajada de la vampiresa mientras se deleitaba con el aroma a sangre que la tenía drogada de una forma absoluta. Sabía cuan dolorosa eran las heridas en el estomago. La vampiresa se movía de lado a lado nerviosamente, mientras su barbilla y cuello estaba resaltado su piel blanca con el carmín cálido de la sangre, mientras se ponía de nuevo su capucha. Disfrutando del espectáculo del jinete en plena acción, la vampiresa se deshacía en bufidos sobrenaturales por el nerviosismo que ahora tenía dentro, nunca aprendió a controlar sus instintos de hija de la noche, su Sire adoptivo estaba ahora trabajando fervientemente en ello, sobre todo en controlar la ira, pero la excitación por el exceso de sangre ingerido, mirando a Guerra una vez sentenciado a esos asaltantes cazadores, mientras Arikel le sonreía de nerviosa forma y metía sus dedos en el agujero de bala, para sacar esta misma, enseñándole el brillo de plata que esta tenía antes de dejarla caer al suelo. -Me encanta el dolor en una batalla....esto a ti te habría dolido algo más- Pateó la bala para que rebotase lejos. -Seguimos con la vida...- La voz de la vampiresa ahora era cargada de malicia por el coloque de exceso de sangre, más se frenó y miro a Guerra. -¿Te han herido Fenrir? no creo que sea grave...pero un pequeño chute podría hacer las cosas algo más interesantes.- Dijo recordando la reacción del lobo cuando derramó una gota de sangre sobre su arañazo, pero la euforia de la vampiresa le invitaba a intentar que él también sintiera esa emoción. Más mientras revisaba el lobo la rubia metía la mano en el bolsillo de su abrigo palpando algo para comprobar que no se le cayó en la pelea. -Hay que deshacerse de los cuerpos...dejame pensar...- Dijo aun con ese malicioso tono.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
La vampiresa, mi improvisada “amiga”, parecía eufórica. Como le pasaba a mi hermano cuando el pecado era absorbido llenándolo de sangre de los impíos, Arikel estaba llena de fuego.
Sus dedos se pasearon lentos por encima de mi ropa buscando algún tipo de herida que me infligiera mal alguno.
Pero no había sido tocado por el acero enemigo. Los cuerpos de los cazadores quedaba sobre el suelo, ella veía la necesidad de esconder los cuerpos, quizás si el suyo, pues los míos se habían matado en un duelo de egos a si mismos, yo nada tenia que ver con esas muertes donde la pólvora hizo lo suyo y yo solo fui el detonante invisible para que eso sucediera.
Posé mi mano en su nuca para que centrara en mis pardos su dispersa mirada.
-Venn, søk den rolige, må du, blodet infestes dommen (Amiga, busca la calma, la necesitaras, la sangre te infesta el juicio)
Conocía aquella lengua de paganos, la había estudiado, como muchas otras y esperaba que escuchando su lengua natal pudiera calmar aquel hambre que le devoraba las entrañas como a mi hermano cuando el éxtasis lo nublaba.
-No aquí, no me niego a disfrutar de la celebración de una buena victoria, de nublar mi mente..pero no ahora, no aquí.
Me acerqué al cadáver que la vampiresa había desgarrado con sus propios dientes y lo subí sobre mis hombros como si fuera un carnero antes de ser sacrificado.
Francamente merecía la muerte, seguramente también Arikel y quizás hasta yo mismo, peor mi hora llegaría cuando dios padre nos ajusticiara a todos.
Llevé a aquel infeliz a hombros hasta al zona mas alta del puente y lo dejé ir con el suficiente peso como para que el gua le diera eterno lecho.
Me giré en busca de la doncella de dorados cabellos que me miraba con una sonrisa picara entre sus labios.
-¿y bien “Venn”? ¿cual es tu gran plan ahora? Parece que la visita a la catedral no ha sido lo que esperábamos.
Me relamí los labios manchados de carmesí humana.
Sus dedos se pasearon lentos por encima de mi ropa buscando algún tipo de herida que me infligiera mal alguno.
Pero no había sido tocado por el acero enemigo. Los cuerpos de los cazadores quedaba sobre el suelo, ella veía la necesidad de esconder los cuerpos, quizás si el suyo, pues los míos se habían matado en un duelo de egos a si mismos, yo nada tenia que ver con esas muertes donde la pólvora hizo lo suyo y yo solo fui el detonante invisible para que eso sucediera.
Posé mi mano en su nuca para que centrara en mis pardos su dispersa mirada.
-Venn, søk den rolige, må du, blodet infestes dommen (Amiga, busca la calma, la necesitaras, la sangre te infesta el juicio)
Conocía aquella lengua de paganos, la había estudiado, como muchas otras y esperaba que escuchando su lengua natal pudiera calmar aquel hambre que le devoraba las entrañas como a mi hermano cuando el éxtasis lo nublaba.
-No aquí, no me niego a disfrutar de la celebración de una buena victoria, de nublar mi mente..pero no ahora, no aquí.
Me acerqué al cadáver que la vampiresa había desgarrado con sus propios dientes y lo subí sobre mis hombros como si fuera un carnero antes de ser sacrificado.
Francamente merecía la muerte, seguramente también Arikel y quizás hasta yo mismo, peor mi hora llegaría cuando dios padre nos ajusticiara a todos.
Llevé a aquel infeliz a hombros hasta al zona mas alta del puente y lo dejé ir con el suficiente peso como para que el gua le diera eterno lecho.
Me giré en busca de la doncella de dorados cabellos que me miraba con una sonrisa picara entre sus labios.
-¿y bien “Venn”? ¿cual es tu gran plan ahora? Parece que la visita a la catedral no ha sido lo que esperábamos.
Me relamí los labios manchados de carmesí humana.
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
La vampiresa tenía hasta las mejillas sonrosadas de la cantidad de sangre ingerida que la tenía absolutamente desbocada, el licántropo no había sido herido, y pudo comprobar que él fue más habil a la hora de actuar con aquellos cazadores, ella por el contrario había dejado ver parte de su naturaleza más feroz. Sin embargo el licántropo podía o al menos parecía comprender en el estado que se encontraba la rubia, que estaba absolutamente eufórica, bufaba de esa forma sobrenatural mientras sus ojos eran dos rubíes infernales, de ese brillante color rojo, más mientras sonreía mostrando tanto su afiladisimos colmillos, más derrepente notó la mano tan calida del lobo que la sujetó por la nuca obligandola a cruzar la mirada con los pardos ojos del licano, las palabras taladraron la mente de la rubia, el lenguaje de su lengua natal no hablado desde hace tanto.
Los rojos de Arikel empezaron a perder fuerza volviendo al celeste habitual de ella, mientras entreabrio los labios dejando escapar un suspido que daba la señal de relajación de la vampiresa, sorprendiendo al lobo con la inexperada reacción tan rapida que surtieron esas palabras en la vampiresa. - Jeg er rolig, venn, jeg beklager.... (Estoy calmada, amigo, lo siento...) - Respondió, apunto estubo apunto de llamar a Guerra "hermano" pues esa acción la devolvió a cuando tenía pulso y su hermano mayor la calmaba cuando se enrabietada con su hermano mediano por perder un duelo.
Se movia aun algo nerviosa, pero más controlaba mientras despues de comprobar con cierta decepción que el licántropo no había sido herido y no habría ese subidon que causaba el entrelazar la sangre para curar heridas, era un coqueteo peligroso el jugar con esas sensaciones de nublar el juicio, le miró ladeando la cabeza y asintió cuando el dijo que esperase para las celebraciones, ciertamente estaba ansiosa. Se mordía el labio inferior por los nervios, pero no dijo más, tenía razón ya habría momento. Se relamió aun notando el ferreo sabor de la inmensa cantidad de sangre ingerida, vió como guerra cargaba sin problemas el cuerpo desangrado del hombre y caminaron hasta el puente, desde luego por alguna razón el licano conocía bien como deshacerse de un cuerpo. Arikel dejo escapar una risa nerviosa mirando el vacio del puente, sonrió a Guerra de picara forma cuando le resultaba curioso que la llamase asi, ladeo la cabeza mientras pensaba en su efectivamente plan aguado, más por la euforia provocada la vampiresa se sentía muy juguetona, y a velocidad sobre natural se plantó detras del licántropo y lo inclinó sobre el borde del puente como si pensara tirarle. -¡uy! que te caes Fenrir.- Rió divertida antes de retirarlo para volverlo a estabilizarlo mientras se apartaba de él riendo divertida. -Que lento..- Se burla por diversión mientras piensa en que hacer ahora con su amigo.
Amplió la sonrisa, sin duda Guerra no sabía muy bien que era un juego o al menos el concepto de juego, quizás provocando que el lobo se pusiera algo desconcertado y feroz, pero Arikel no perdió la calma y cuando esté se acercó a reclamar por la provocación la vampiresa puso una aptitud más sumisa y le agarró la mano a Guerra para que pusiera la palma hacia arriba sacando algo del bolsillo, una correa de cuero y una piedra entrelazada con una runa grabada en la piedra. -Es una runa de protección....para tí, asi te protegera cuando hagas cosas de...bueno de lo que hagas, Fenrir.- Dijo mientras mantenía la amplia sonrisa, y miraba a todos lados mientras seguía con ciertas ganas de jugar con el licántropo sin contar mucho si el jinete entendiera lo que es jugar. Igual hago desconcertado por el repentino regalo después de que amagara tirarle, no estaba acostumbrado a socializar y se le veía, pero Arikel se movia rapidamente a su alrededor aun con ganas de jugar, acercandose a él dandole pequeños empujones a modo pilla-pilla, miró a su alrededor. -Vamos a la taberna...y jugamos a las preguntas secretas, si no respondes ...bebes.- Dijo aun con la remarcada euforia, aunque se la notaba más tranquila que antes.
Los rojos de Arikel empezaron a perder fuerza volviendo al celeste habitual de ella, mientras entreabrio los labios dejando escapar un suspido que daba la señal de relajación de la vampiresa, sorprendiendo al lobo con la inexperada reacción tan rapida que surtieron esas palabras en la vampiresa. - Jeg er rolig, venn, jeg beklager.... (Estoy calmada, amigo, lo siento...) - Respondió, apunto estubo apunto de llamar a Guerra "hermano" pues esa acción la devolvió a cuando tenía pulso y su hermano mayor la calmaba cuando se enrabietada con su hermano mediano por perder un duelo.
Se movia aun algo nerviosa, pero más controlaba mientras despues de comprobar con cierta decepción que el licántropo no había sido herido y no habría ese subidon que causaba el entrelazar la sangre para curar heridas, era un coqueteo peligroso el jugar con esas sensaciones de nublar el juicio, le miró ladeando la cabeza y asintió cuando el dijo que esperase para las celebraciones, ciertamente estaba ansiosa. Se mordía el labio inferior por los nervios, pero no dijo más, tenía razón ya habría momento. Se relamió aun notando el ferreo sabor de la inmensa cantidad de sangre ingerida, vió como guerra cargaba sin problemas el cuerpo desangrado del hombre y caminaron hasta el puente, desde luego por alguna razón el licano conocía bien como deshacerse de un cuerpo. Arikel dejo escapar una risa nerviosa mirando el vacio del puente, sonrió a Guerra de picara forma cuando le resultaba curioso que la llamase asi, ladeo la cabeza mientras pensaba en su efectivamente plan aguado, más por la euforia provocada la vampiresa se sentía muy juguetona, y a velocidad sobre natural se plantó detras del licántropo y lo inclinó sobre el borde del puente como si pensara tirarle. -¡uy! que te caes Fenrir.- Rió divertida antes de retirarlo para volverlo a estabilizarlo mientras se apartaba de él riendo divertida. -Que lento..- Se burla por diversión mientras piensa en que hacer ahora con su amigo.
Amplió la sonrisa, sin duda Guerra no sabía muy bien que era un juego o al menos el concepto de juego, quizás provocando que el lobo se pusiera algo desconcertado y feroz, pero Arikel no perdió la calma y cuando esté se acercó a reclamar por la provocación la vampiresa puso una aptitud más sumisa y le agarró la mano a Guerra para que pusiera la palma hacia arriba sacando algo del bolsillo, una correa de cuero y una piedra entrelazada con una runa grabada en la piedra. -Es una runa de protección....para tí, asi te protegera cuando hagas cosas de...bueno de lo que hagas, Fenrir.- Dijo mientras mantenía la amplia sonrisa, y miraba a todos lados mientras seguía con ciertas ganas de jugar con el licántropo sin contar mucho si el jinete entendiera lo que es jugar. Igual hago desconcertado por el repentino regalo después de que amagara tirarle, no estaba acostumbrado a socializar y se le veía, pero Arikel se movia rapidamente a su alrededor aun con ganas de jugar, acercandose a él dandole pequeños empujones a modo pilla-pilla, miró a su alrededor. -Vamos a la taberna...y jugamos a las preguntas secretas, si no respondes ...bebes.- Dijo aun con la remarcada euforia, aunque se la notaba más tranquila que antes.
Arikel Voerman- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 382
Fecha de inscripción : 15/11/2017
Re: Sette peccati mortali (libre)
La inmortal parecía eufórica, lejos de estarse quieta, corroída por la sangre que corría desaforada por sus venas me tomó de la pechera sacándome por el puente. Duró poco el tiempo que mis pies quedaron en vilo y bajo mi cuerpo el vació, pero lo suficiente para que mis ámbar centellearan desafiantes y mis zarpas crecieran aferrándose a su brazo desgarrando su carne.
-No vuelvas a hacer eso -rugí rozando con mi lengua los colmillos mientras mi pecho subía y bajaba violento.
Yo como bien ella podía imaginar no acostumbraba a estos juegos, mas si bien era cierto, de niño había jugado con Armagedon, no era ni de lejos lo mismo.
Mi improvisada amiga pareció entender que no estaba de broma y aunque esta seguía con ese frenesí que la sangre otorgaba a los inmortales se estuvo quieta bajo mi mirada de depredador el tiempo suficiente para que yo me deshiciera del cadáver.
Correteando ahora como una niña me pidió que fuéramos a beber, creo que ella ya había bebido suficiente, peor era su amigo, no su padre y unas jarras no nos harían mal alguno ,así que acepte.
-Nos bebemos unas jarras y me voy, en casa me esperan y si no aparezco alguno de mis hermanos vendrá en mi búsqueda.
Armagedon era el mas coherente de todos ellos, pero si era Debora la que aparecía bien podía desmembrar a la vampiresa, matarla haciéndole explotar el estomago por la gula o cualquiera de esas ideas oscuras que últimamente se le pasaban por la cabeza.
Acabamos en el fumadero de Opio, jardín exterior con mesas bajas y cojines de colores múltiples que hacia un guiño a la cultura árabe .
Las mujeres vestidas con los trajes de los siete velos iba sirviendo licor en unos pequeños de distintos colores.
Pasamos bebiendo parte del rato, relajándonos, riéndonos y de vez en cuando llevábamos la manguera a nuestros labios dando una profunda calada que dejaba escapar el humo oscuro por mis labios.
Ya notaba los efectos de la droga, del alcohol y mi mirada turbia se centraba en ella y en la historia que me contaba.
-Tennnngo que irme ya -dije posando mi mano en el vaso antes de que me lo rellenaran -quieeeero ir a ver a alguiennnnn antes de volver a casa -dije arrastrando las palabras
Tenia ganas de perderme en el cuerpo de Estrella, supongo era parte del efecto de toda la mierda que llevaba encima en ese momento.
-poddemmos vernso otro diiia -susurre entre risas poniéndome en pie.
-No vuelvas a hacer eso -rugí rozando con mi lengua los colmillos mientras mi pecho subía y bajaba violento.
Yo como bien ella podía imaginar no acostumbraba a estos juegos, mas si bien era cierto, de niño había jugado con Armagedon, no era ni de lejos lo mismo.
Mi improvisada amiga pareció entender que no estaba de broma y aunque esta seguía con ese frenesí que la sangre otorgaba a los inmortales se estuvo quieta bajo mi mirada de depredador el tiempo suficiente para que yo me deshiciera del cadáver.
Correteando ahora como una niña me pidió que fuéramos a beber, creo que ella ya había bebido suficiente, peor era su amigo, no su padre y unas jarras no nos harían mal alguno ,así que acepte.
-Nos bebemos unas jarras y me voy, en casa me esperan y si no aparezco alguno de mis hermanos vendrá en mi búsqueda.
Armagedon era el mas coherente de todos ellos, pero si era Debora la que aparecía bien podía desmembrar a la vampiresa, matarla haciéndole explotar el estomago por la gula o cualquiera de esas ideas oscuras que últimamente se le pasaban por la cabeza.
Acabamos en el fumadero de Opio, jardín exterior con mesas bajas y cojines de colores múltiples que hacia un guiño a la cultura árabe .
Las mujeres vestidas con los trajes de los siete velos iba sirviendo licor en unos pequeños de distintos colores.
Pasamos bebiendo parte del rato, relajándonos, riéndonos y de vez en cuando llevábamos la manguera a nuestros labios dando una profunda calada que dejaba escapar el humo oscuro por mis labios.
Ya notaba los efectos de la droga, del alcohol y mi mirada turbia se centraba en ella y en la historia que me contaba.
-Tennnngo que irme ya -dije posando mi mano en el vaso antes de que me lo rellenaran -quieeeero ir a ver a alguiennnnn antes de volver a casa -dije arrastrando las palabras
Tenia ganas de perderme en el cuerpo de Estrella, supongo era parte del efecto de toda la mierda que llevaba encima en ese momento.
-poddemmos vernso otro diiia -susurre entre risas poniéndome en pie.
Guerra- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 186
Fecha de inscripción : 09/11/2017
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Quand la verité n'est pas libre, la liberté n'est pas vraie. [Libre para familiares y/o conocidos de Gèraldine]
» Quand la vérité n'est pas libre, la liberté n'est pas vraie · Libre ·
» [libre]Siguiendo una pista, buscando una solución...[Libre]
» [Libre]En las sombras acecha el peligro..[Libre]
» Libre condena || Libre
» Quand la vérité n'est pas libre, la liberté n'est pas vraie · Libre ·
» [libre]Siguiendo una pista, buscando una solución...[Libre]
» [Libre]En las sombras acecha el peligro..[Libre]
» Libre condena || Libre
Página 3 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour