AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
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Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
— El anillo mágico de Tove es una leyenda antigua. Se cuenta que el rey Valdemar perdió a su esposa y a su hija, la pequeña Tove y las mandó enterrar en el túmulo de los reyes. El rey la visitaba noche y día y si no acudía a su tumba no podía conciliar el sueño. Los cortesanos susurraban y murmuraban sobre la obsesión de Valdemar. Uno de ellos descubrió la razón de esa locura, un anillo mágico que la pequeña Tove portaba en su dedo, uno que le había dado su madre con un potente hechizo de ligadura para que el rey la amase incluso despues de muerta. El hombre se lo arrebató y al día siguiente el rey mandó enterrar como era debido a su hija, no podían convivir con cadáveres. Al poco tiempo este cortesano contaba con el apoyo y el cariño del rey, obteniendo cargos y riquezas, pero como tenía remordimientos, arrojó el anillo al lago. Al poco el rey empezó a pasar mucho tiempo en el lago y mandó construir una isla con un castillo sobre ella para poder contemplar así las aguas. Tanto le gustaba vivir allí, que con frecuencia decía que Odin podía guardarse su Valhalla si no le privaba de la posesión de su lago en el bosque de Gurre.Pero estas palabras irreverentes fueron la causa del castigo del Rey. Odin monto en colera privó a su alma del descanso, y después de su muerte lo condenó a vivir siempre allí y a errar en las tinieblas de la noche, cazando por los bosques. Muchas noches se le oye aún pasar en medio de un griterío infernal, seguido de un tropel de jinetes....y muchos aseguran que es frecuente ver a la caceria salvaje de Allfather sobre el lago y su islote, donde se dice que aun mora el alma del Rey, hasta que Odin logre darle caza.
Khayla escuchaba al bardo contar las historias de los Hijos de Odín, los cuentos y leyendas de su cultura nórdica y vikinga mientras bebía una jarra de cerveza en la taberna. Lund entró con gesto hosco y pidió alcohol dejandose caer en la mesa sin decir nada. No es que el general fuera muy hablador normalmente, pero si lo conocía bien, aquello era algo más que un mal día.
— ¿Tragando bilis inglesa?.— desde luego era el encanto personificado. Siempre era tan directa con todo el mundo.
Khayla escuchaba al bardo contar las historias de los Hijos de Odín, los cuentos y leyendas de su cultura nórdica y vikinga mientras bebía una jarra de cerveza en la taberna. Lund entró con gesto hosco y pidió alcohol dejandose caer en la mesa sin decir nada. No es que el general fuera muy hablador normalmente, pero si lo conocía bien, aquello era algo más que un mal día.
— ¿Tragando bilis inglesa?.— desde luego era el encanto personificado. Siempre era tan directa con todo el mundo.
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Por el camino iba maldiciendo, mi gesto tenso lo decía todo, había apostado a que esto podía funcionar y de nuevo parecía que los dioses no me daban aquello que merecía.
Había servido a Odin, al norte con fiereza, había entregado mi vida la acero como Thor ordena. Todo lo había hecho bien, pero al parecer los buenos hombres no son los que las mujeres buscan.
Ya tenia una edad, no era como Atharal o Khayla que aun tenían tiempo de muchas correrías, a mi por contra ya no me apetecía lo mismo, había disfrutado de mi juventud y ahora estaba en otra etapa de mi vida.
Vi a Kahyal sentada en una mesa viendo a un juglar narrar las peripecias de los dioses, me dejé caer en la silla pidiendo con un gruñido algo fuerte que tomar.
La guerrera adivinó por mi estado de que iba el asunto.
-¡Mujeres! -rugí -La pirata después de estar con la peste tres semanas, lejos de tener ganas de verme, parece que solo tenia prisa por darme la patada en el culo y echarse a la mar.
Tomé el vaso de whisky doble y casi lo apuré de un trago.
-Llevamos enrollados meses, sus razones me han parecido excusas, como si algo no me hubiera contado. Nunca la he intentado retener, ella ha ido y venido por donde a querido, no le he pedido explicaciones porque yo no necesito ser dueño de nadie, me conformo con saber que esa persona esta conmigo porque quiere, como yo por ella.
Me ha dicho que es una pirata y que no quiere echar raices, asi que se ha largado, peor sin embargo en parte ya tiene raices en Akershus, porque cuando n oesta e el mar, esta en el norte.
Hice un silencio apurando la copa.
-Pensé que esas raices eran por mi, me equivoqué
Pedí la botella y rellené mi vaso.
-A la mierda
La juglar entonó una triste melodía, mis ojos vagaron por aquella dama que tocaba el laúd.
Había servido a Odin, al norte con fiereza, había entregado mi vida la acero como Thor ordena. Todo lo había hecho bien, pero al parecer los buenos hombres no son los que las mujeres buscan.
Ya tenia una edad, no era como Atharal o Khayla que aun tenían tiempo de muchas correrías, a mi por contra ya no me apetecía lo mismo, había disfrutado de mi juventud y ahora estaba en otra etapa de mi vida.
Vi a Kahyal sentada en una mesa viendo a un juglar narrar las peripecias de los dioses, me dejé caer en la silla pidiendo con un gruñido algo fuerte que tomar.
La guerrera adivinó por mi estado de que iba el asunto.
-¡Mujeres! -rugí -La pirata después de estar con la peste tres semanas, lejos de tener ganas de verme, parece que solo tenia prisa por darme la patada en el culo y echarse a la mar.
Tomé el vaso de whisky doble y casi lo apuré de un trago.
-Llevamos enrollados meses, sus razones me han parecido excusas, como si algo no me hubiera contado. Nunca la he intentado retener, ella ha ido y venido por donde a querido, no le he pedido explicaciones porque yo no necesito ser dueño de nadie, me conformo con saber que esa persona esta conmigo porque quiere, como yo por ella.
Me ha dicho que es una pirata y que no quiere echar raices, asi que se ha largado, peor sin embargo en parte ya tiene raices en Akershus, porque cuando n oesta e el mar, esta en el norte.
Hice un silencio apurando la copa.
-Pensé que esas raices eran por mi, me equivoqué
Pedí la botella y rellené mi vaso.
-A la mierda
La juglar entonó una triste melodía, mis ojos vagaron por aquella dama que tocaba el laúd.
Lund Around- Humano Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Pedí otra jarra de hidromiel y llenó dos vasos, el suyo y el mio. Me jodía ver a Lund así, era un buen hombre, a veces un poco huraño, pero es que la mayoría eran así no como el payaso de Atharal o el gracioso de Ulf. Las mujeres de recio caracter eran difíciles, yo bien lo sabía, yo misma era una bestia endemoniada cuando algo me tocaba las narices, y eso dificultaba mucho el sentar cabeza.
— Si no te elige es que no es para ti. Los dioses nos llevan por caminos misteriosos, Lund. Bebamos.— levanté la jarra y la choqué con la de mi compañero de armas. Yo misma no pensaba en más allá de la próxima batalla o misión, no podría saber qué sería de mi en un corto plazo de años, así que podía entender que la inglesa no quisiera atarse a tierra firme, o que incluso Lund no fuera el ancla que haría quedarse en puerto, no era como nosotros. Desde que me levantaba hasta que me dormía mi vida era el acero, la guerra, la muerte y el enemigo. Ella sin embargo miraba más allá de lo que podíamos ver los soldados, había viajado y visto mundo, sabía de cosas que yo ni siquiera sabía nombrar. Seguramente Akershus se le quedase pequeño a alguien así, pero no importaba, mientras tuviera sus razones para ayudarnos, a mi me valía.
Vacié la jarra de un trago y la llené de nuevo, Lund seguía taciturno, esa noche tendría que beberse su decepción y mañana amanecería de nuevo.
— no pensaba emborracharme esta noche, pero cualquier excusa es buena. ¿Acabamos en tu casa?.— La mía estaba más lejos, era muy pequeña y no tenía nada de beber, no me había dado tiempo al regresar esa misma tarde de una misión. La Lund era una casa más grande detrás de la ciudadela, perteneció a su familia y seguramente tuviera algo con lo que calentar la garganta. Ya nos conocíamos bien, las campañas eran largas y duras y yo no tenía problemas con calentarme de noche sin promesas ni tonterías.— tu esclava puede unirse si quiere.— había una muchacha que se hacía cargo del caserón y a mi no me importaba pasarlo bien a tres bandas.
— Si no te elige es que no es para ti. Los dioses nos llevan por caminos misteriosos, Lund. Bebamos.— levanté la jarra y la choqué con la de mi compañero de armas. Yo misma no pensaba en más allá de la próxima batalla o misión, no podría saber qué sería de mi en un corto plazo de años, así que podía entender que la inglesa no quisiera atarse a tierra firme, o que incluso Lund no fuera el ancla que haría quedarse en puerto, no era como nosotros. Desde que me levantaba hasta que me dormía mi vida era el acero, la guerra, la muerte y el enemigo. Ella sin embargo miraba más allá de lo que podíamos ver los soldados, había viajado y visto mundo, sabía de cosas que yo ni siquiera sabía nombrar. Seguramente Akershus se le quedase pequeño a alguien así, pero no importaba, mientras tuviera sus razones para ayudarnos, a mi me valía.
Vacié la jarra de un trago y la llené de nuevo, Lund seguía taciturno, esa noche tendría que beberse su decepción y mañana amanecería de nuevo.
— no pensaba emborracharme esta noche, pero cualquier excusa es buena. ¿Acabamos en tu casa?.— La mía estaba más lejos, era muy pequeña y no tenía nada de beber, no me había dado tiempo al regresar esa misma tarde de una misión. La Lund era una casa más grande detrás de la ciudadela, perteneció a su familia y seguramente tuviera algo con lo que calentar la garganta. Ya nos conocíamos bien, las campañas eran largas y duras y yo no tenía problemas con calentarme de noche sin promesas ni tonterías.— tu esclava puede unirse si quiere.— había una muchacha que se hacía cargo del caserón y a mi no me importaba pasarlo bien a tres bandas.
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Khayla y yo eramos amigos desde hacia mucho tiempo, no era ni de lejos la primera vez que nos dábamos calor una noche sin compromisos, ni palabras bonitas de por medio.
Aquella noche yo me bebí hasta el agua de los floreros y animados fuimos a mi casa entre besos desesperados y caricias rudas.
Sus manos arrugaban la tela de mi camisa, su cuerpo ardía contra el mio mientras luchaba por acertar la llave en el bombin de la cerradura.
Dentro desatamos la pasión, la ropa cayo al suelo y frente a la lumbre de forma ruda y salvaje nos tomamos como animales.
Risas, mordiscos y embestidas de yunque contra martillo y así saludamos el alba cayendo ambos desnudos sobre la alfombra con los cuerpos laxos después de una noche épica.
Hacia tiempo que no recordaba un encuentro como ese, era cierto que Khayla y yo en el lecho siempre nos entendimos.
Dormimos toda la mañana, y fue a la tarde cuando amanecimos con una buena resaca, su cuerpo desnudo era lamido por las naranjas luces de la fogata.
Ladeé la sonrisa contemplándola, lo bueno de acostarte con ella es que no te sentías incomodo al despertar.
Deslicé mis dedos por su redondo trasero dejando una palmada en sus nalgas duras por el entrenamiento.
-¿quieres lago de beber? -pregunté dejando un mordisco en su hombro antes de ponerme en pie.
La ropa de los dos estaba tirada por el suelo, encontré sus bragas y las cacé con una picara sonrisa lanzandoselas pues la veía buscarlas.
-Me gusta la forma en la que puedo contar contigo -aseguré llenando dos vasos de whisky
No eramos tan diferentes, no es que hubiéramos tenido mucha suerte con esto del amor, con la diferencia de que creo ella estaba bien así y yo por contra tenia ganas de familia, de un linaje algo que parecía que los dioses no estaba dispuestos a darme.
Aquella noche yo me bebí hasta el agua de los floreros y animados fuimos a mi casa entre besos desesperados y caricias rudas.
Sus manos arrugaban la tela de mi camisa, su cuerpo ardía contra el mio mientras luchaba por acertar la llave en el bombin de la cerradura.
Dentro desatamos la pasión, la ropa cayo al suelo y frente a la lumbre de forma ruda y salvaje nos tomamos como animales.
Risas, mordiscos y embestidas de yunque contra martillo y así saludamos el alba cayendo ambos desnudos sobre la alfombra con los cuerpos laxos después de una noche épica.
Hacia tiempo que no recordaba un encuentro como ese, era cierto que Khayla y yo en el lecho siempre nos entendimos.
Dormimos toda la mañana, y fue a la tarde cuando amanecimos con una buena resaca, su cuerpo desnudo era lamido por las naranjas luces de la fogata.
Ladeé la sonrisa contemplándola, lo bueno de acostarte con ella es que no te sentías incomodo al despertar.
Deslicé mis dedos por su redondo trasero dejando una palmada en sus nalgas duras por el entrenamiento.
-¿quieres lago de beber? -pregunté dejando un mordisco en su hombro antes de ponerme en pie.
La ropa de los dos estaba tirada por el suelo, encontré sus bragas y las cacé con una picara sonrisa lanzandoselas pues la veía buscarlas.
-Me gusta la forma en la que puedo contar contigo -aseguré llenando dos vasos de whisky
No eramos tan diferentes, no es que hubiéramos tenido mucha suerte con esto del amor, con la diferencia de que creo ella estaba bien así y yo por contra tenia ganas de familia, de un linaje algo que parecía que los dioses no estaba dispuestos a darme.
Lund Around- Humano Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Una noche de sexo salvaje apaciguaba su fuego guerrero. Si no peleaba o gastaba su adrenalina en algo asi, acababa de mala leche y le daba por pensar en cosas absurdas, como que le quedaban dos años para sobrepasar la linea peligrosa en la que era mejor ya no tener hijos. Nadie que la conociera bien le preguntaba sobre eso, no estaba por la labor, su vida era la guerra tanto como la de Lund, Ulf, Atharal o el propio Höor. Juntos llevaban adelante Akershus, sus tropas, las misiones que mantenían a Randulf y sus secuaces entretenidos y proporcionaban un entorno seguro para que los hijos de los demás crecieran fuertes y libres. Sin embargo sabía que Lund se estaba planteando esa faceta de la vida, no podía culparlo, era lo natural. Ulf les sacaba ventaja porque al ser un cambiante envejecía más despacio y tenía el doble de tiempo para todo, pero había que reconocer que cuando a sus sesenta años trajo a aquella bruja todos pensaron que se había vuelto lerdo. Finalmente comprobaron que no, que había estado más que acertado en su decisión, porque aquella bruja era mucho más de lo que creían y había conseguido darle descendencia.
— Si tienes whisky bueno, uno de esos. Le estoy cogiendo el gusto desde que los escoceses nos acompañan en las tabernas.
Se acercó a la palangana y cogió un paño con el que comenzó a asearse. Tenía una melena larga y rizada, normalmente se la recogía en trenzas para que no le molestasen en combate, pero ahora la tenía suelta, algo enredada. Su silueta esbelta se reflejaba en el espejo a las llamas de fuego. Le gustaba charlar con Lund porque tenía más cabeza que Atharal que era un completo cabeza de chorlito. Con éste se reía y bromeaban, a veces se empotraban contra cualquier pared, pero no se tomaba nada en serio, por contra, Lund era más cabal y sabía que podían hablar de otras cosas.
— Si te digo la verdad, yo no te veía con ella, te pega más otro tipo de mujer. La inglesa siempre te habría mantenido en vilo y necesitas estar centrado en tu tarea. Necesitas una mujer de la que sepas qué esperar.
Le cogió prestado el peine a Lund y se desenredó el cabello que luego recogió en unas trenzas pegadas a las sienes. Se colocó la ropa despacio, sin prisas, no les estaban esperando hasta la tarde cuando se realizase el cambio de turno porque les tocaba a ellos la muralla.
— Si mañana se acabase la guerra, creo que me gustaría tener una familia, pero eso está lejos de pasar, aun tenemos que matar a Randulf.
— Si tienes whisky bueno, uno de esos. Le estoy cogiendo el gusto desde que los escoceses nos acompañan en las tabernas.
Se acercó a la palangana y cogió un paño con el que comenzó a asearse. Tenía una melena larga y rizada, normalmente se la recogía en trenzas para que no le molestasen en combate, pero ahora la tenía suelta, algo enredada. Su silueta esbelta se reflejaba en el espejo a las llamas de fuego. Le gustaba charlar con Lund porque tenía más cabeza que Atharal que era un completo cabeza de chorlito. Con éste se reía y bromeaban, a veces se empotraban contra cualquier pared, pero no se tomaba nada en serio, por contra, Lund era más cabal y sabía que podían hablar de otras cosas.
— Si te digo la verdad, yo no te veía con ella, te pega más otro tipo de mujer. La inglesa siempre te habría mantenido en vilo y necesitas estar centrado en tu tarea. Necesitas una mujer de la que sepas qué esperar.
Le cogió prestado el peine a Lund y se desenredó el cabello que luego recogió en unas trenzas pegadas a las sienes. Se colocó la ropa despacio, sin prisas, no les estaban esperando hasta la tarde cuando se realizase el cambio de turno porque les tocaba a ellos la muralla.
— Si mañana se acabase la guerra, creo que me gustaría tener una familia, pero eso está lejos de pasar, aun tenemos que matar a Randulf.
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Le serví una copa de whisky acercándosela con una ladeada sonrisa.
-Ya veo que les has cogido gusto a los Escoceses -dije con cierta picarda en mi voz.
Khaya era uno mas de nosotros y todos eramos bastante bocazas como para no saber que había yacido con el hombre Oso.
Eramos amigos desde siempre, entre nosotros no habían nunca discusiones, siempre sabíamos donde estábamos y como las decisiones en batalla tendían a caer sobre Höor en ultima instancia pues tampoco eso era motivo de disputas.
Khayla se lavaba en la palangana, peinando después su larga melena dorada.
No se podía decir que no fuera una mujer atractiva, exuberante me atrevería a decir, aunque todos sabíamos de sobra que con ella lo que había era meramente esto, ella nunca se había planteado nada serio, supongo que como la mayoría de nosotros.
Cuando nos enteramos de que Höor se había casado admito que todos nos quedamos descolocados.
Höor había tenido muchas relaciones, todas esporádicas y no solía alardear de ellas como lo hacíamos el resto, ni siquiera cuando empezó con Skadi.
Es con la única que lo había visto bien, mas tranquilo de lo que acostumbraba y eso que lo suyo también era fruto del fuego de la batalla.
Ulf del mismo modo y al poco tiempo de que Hóor contrajera matrimonio nos presentó a la bruja, en un principio pensé que seria una cagada, ahora nos dábamos cuenta de que no podía haber estado mas acertado.
-El tiempo pasa Khayla, veo a Höor, a Ulf con un linaje y admito que me doy cuenta de que la batalla corre con tanta fuerza por mis venas que me he olvidado de lo mas importante, alguien que recuerde mi nombre cuando las valquirias me arrastren a la gran cena.
Ladeé la sonrisa cuando aseguró que nunca vio a la Inglesa para mi.
-No soy un necio, veo como se mira con Höor y aun así, creo que ella tiene demasiada necesidad de libertad y él demasiados fantasmas con lso que batallar. Me ha mantenido en vilo pero sabes que yo no soy un hombre con grandes pretensiones, solo quiero una mujer que me valore, me respete y me quiera como soy. No soy un mal hombre.
Ladeé la sonrisa dando un trago.
-Ya me conoces, no destaco por ser muy hablador, soy algo taciturno...estoy dándole vueltas a la idea de ir al mercado de esclavos, comprar una buena mujer que aunque no me quiera al menos este sana y me de un linaje, hijos.
Negué con la cabeza.
-La guerra esta muy lejos de terminar, si esperamos a que termine, ninguno de los dos morirá dejando algo nuestro en este mundo, entiendo que tu decisión seguir con el acero, también es la mía, peor yo si quiero risas infantiles en esta casa, estoy solo y estoy hastiado de estarlo.
-Ya veo que les has cogido gusto a los Escoceses -dije con cierta picarda en mi voz.
Khaya era uno mas de nosotros y todos eramos bastante bocazas como para no saber que había yacido con el hombre Oso.
Eramos amigos desde siempre, entre nosotros no habían nunca discusiones, siempre sabíamos donde estábamos y como las decisiones en batalla tendían a caer sobre Höor en ultima instancia pues tampoco eso era motivo de disputas.
Khayla se lavaba en la palangana, peinando después su larga melena dorada.
No se podía decir que no fuera una mujer atractiva, exuberante me atrevería a decir, aunque todos sabíamos de sobra que con ella lo que había era meramente esto, ella nunca se había planteado nada serio, supongo que como la mayoría de nosotros.
Cuando nos enteramos de que Höor se había casado admito que todos nos quedamos descolocados.
Höor había tenido muchas relaciones, todas esporádicas y no solía alardear de ellas como lo hacíamos el resto, ni siquiera cuando empezó con Skadi.
Es con la única que lo había visto bien, mas tranquilo de lo que acostumbraba y eso que lo suyo también era fruto del fuego de la batalla.
Ulf del mismo modo y al poco tiempo de que Hóor contrajera matrimonio nos presentó a la bruja, en un principio pensé que seria una cagada, ahora nos dábamos cuenta de que no podía haber estado mas acertado.
-El tiempo pasa Khayla, veo a Höor, a Ulf con un linaje y admito que me doy cuenta de que la batalla corre con tanta fuerza por mis venas que me he olvidado de lo mas importante, alguien que recuerde mi nombre cuando las valquirias me arrastren a la gran cena.
Ladeé la sonrisa cuando aseguró que nunca vio a la Inglesa para mi.
-No soy un necio, veo como se mira con Höor y aun así, creo que ella tiene demasiada necesidad de libertad y él demasiados fantasmas con lso que batallar. Me ha mantenido en vilo pero sabes que yo no soy un hombre con grandes pretensiones, solo quiero una mujer que me valore, me respete y me quiera como soy. No soy un mal hombre.
Ladeé la sonrisa dando un trago.
-Ya me conoces, no destaco por ser muy hablador, soy algo taciturno...estoy dándole vueltas a la idea de ir al mercado de esclavos, comprar una buena mujer que aunque no me quiera al menos este sana y me de un linaje, hijos.
Negué con la cabeza.
-La guerra esta muy lejos de terminar, si esperamos a que termine, ninguno de los dos morirá dejando algo nuestro en este mundo, entiendo que tu decisión seguir con el acero, también es la mía, peor yo si quiero risas infantiles en esta casa, estoy solo y estoy hastiado de estarlo.
Lund Around- Humano Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Acabó de cepillarse la melena y le sonrió de medio lado a Lund, eran amigos desde que tenía memoria.
— ¿Una esclava? por qué no. Tendrías un hogar al que llegar y a ella probablemente le harías el favor de su vida, porque entre pasarse la vida limpiando mierda de cerdo a las órdenes de un patrón hijo de puta y ser la esposa de un general... no hay color.
Se acercó a la puerta, iba siendo hora de que ambos ocuparan su puesto en las guardias de las murallas, tenían que supervisarlas y esa noche les tocaba a ellos.
—¿Y si nos hacen un dos por uno? podría comprar un esclavo que me mantenga la casa limpia para cuando regrese de las batallas...— soltó una carcajada, en principio era broma, pero ahora que lo pensaba mejor, no era tan mala idea. Lund y ella tenían una forma de pensar bastante parecida, como amigos podían entenderse perfectamente, tenían complicidad y se respetaban mutuamente. Si tuviera la necesidad de formar una familia en ese momento, quizás elegiría a un hombre así.
Dias más tarde...
— Oye Lund, voy al campo de entrenamiento ¿te vienes?.— La rubia quería ejercitarse a caballo, tirar sus cuchillos y hacer tiro con arco en movimiento. — Estoy pensando en presentarme voluntaria para dirigir la próxima escaramuza al noroeste. Allí los ejércitos de Randulf saquean aldeas sin cesar y ya va siendo hora de que rompamos sus filas.
La misión era compleja, requería años de entrenamiento y sería como luchar 300 contra tres mil, pero nada la detenía cuando se empeñaba en algo.
— ¿Una esclava? por qué no. Tendrías un hogar al que llegar y a ella probablemente le harías el favor de su vida, porque entre pasarse la vida limpiando mierda de cerdo a las órdenes de un patrón hijo de puta y ser la esposa de un general... no hay color.
Se acercó a la puerta, iba siendo hora de que ambos ocuparan su puesto en las guardias de las murallas, tenían que supervisarlas y esa noche les tocaba a ellos.
—¿Y si nos hacen un dos por uno? podría comprar un esclavo que me mantenga la casa limpia para cuando regrese de las batallas...— soltó una carcajada, en principio era broma, pero ahora que lo pensaba mejor, no era tan mala idea. Lund y ella tenían una forma de pensar bastante parecida, como amigos podían entenderse perfectamente, tenían complicidad y se respetaban mutuamente. Si tuviera la necesidad de formar una familia en ese momento, quizás elegiría a un hombre así.
* * * *
Dias más tarde...
— Oye Lund, voy al campo de entrenamiento ¿te vienes?.— La rubia quería ejercitarse a caballo, tirar sus cuchillos y hacer tiro con arco en movimiento. — Estoy pensando en presentarme voluntaria para dirigir la próxima escaramuza al noroeste. Allí los ejércitos de Randulf saquean aldeas sin cesar y ya va siendo hora de que rompamos sus filas.
La misión era compleja, requería años de entrenamiento y sería como luchar 300 contra tres mil, pero nada la detenía cuando se empeñaba en algo.
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
En el patio de armas los aceros chocaban, Khayla estaba especialmente acelerada, como si le consumiera la sed de sangre y no tardó con ese ímpetu que se gastaba comunicarme sus planes.
Irse a una de esas misiones difíciles pero necesarias, de las que pocos soldados volvían y los que no lo hacían tenían sin duda, su lugar en el Valhalla.
Los dioses valoraban a los valientes, eramos vikingos y de eso entendíamos lo suficiente, así que no le hice comentario alguno para que desistiera en su idea, supongo que porque era una guerrera, tan valida como cualquiera de los aquí presentes.
Seguimos bailando acero en mano, cubriendo los flancos, embistiendo cuando la distancia lo permitia y a melé, quebrando los hábiles movimientos contrarios con nuestros cuerpos, hasta que hicimos una pausa para beber algo, llevábamos horas moviéndonos y estábamos sedientos
Tomé la cantimplora y dejé que el agua fría bajara por mi garganta, me mojé cara y pelo y se la pasé a Khayla.
-No es mala idea lo que dices, sabes que desde que la inglesa a vuelto no estoy cómodo en Akershus, Höor y yo penas nos hablamos y quizás me vendría bien apuntarme a una de esas misiones suicidas.
Le pasé el brazo por el cuello con una ladeada sonrisa de autosuficiencia.
-Ademas alguien tiene que encargarse de traerte entera, -apunté lanzandole un bocao entre risas.
Los dos nos teníamos confianza suficiente para bromear, para hablar de todo sin que nos molestara lo mas mínimo.
Irse a una de esas misiones difíciles pero necesarias, de las que pocos soldados volvían y los que no lo hacían tenían sin duda, su lugar en el Valhalla.
Los dioses valoraban a los valientes, eramos vikingos y de eso entendíamos lo suficiente, así que no le hice comentario alguno para que desistiera en su idea, supongo que porque era una guerrera, tan valida como cualquiera de los aquí presentes.
Seguimos bailando acero en mano, cubriendo los flancos, embistiendo cuando la distancia lo permitia y a melé, quebrando los hábiles movimientos contrarios con nuestros cuerpos, hasta que hicimos una pausa para beber algo, llevábamos horas moviéndonos y estábamos sedientos
Tomé la cantimplora y dejé que el agua fría bajara por mi garganta, me mojé cara y pelo y se la pasé a Khayla.
-No es mala idea lo que dices, sabes que desde que la inglesa a vuelto no estoy cómodo en Akershus, Höor y yo penas nos hablamos y quizás me vendría bien apuntarme a una de esas misiones suicidas.
Le pasé el brazo por el cuello con una ladeada sonrisa de autosuficiencia.
-Ademas alguien tiene que encargarse de traerte entera, -apunté lanzandole un bocao entre risas.
Los dos nos teníamos confianza suficiente para bromear, para hablar de todo sin que nos molestara lo mas mínimo.
Lund Around- Humano Clase Alta
- Mensajes : 50
Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
— Sea. Todavía no estoy al cien por cien, esos putos pollos del demonio me dejaron muy jodida, pero creo que me vendrá bien desoxidarme.
Su espalda había sufrido lesiones graves, el picotazo de una de esas bestias arrancó músculo y piel y había perdido mucha movilidad de una mano, pero poco a poco la estaba recuperando. Tenía la suerte de ser ambidiestra y moverse bien con dos espadas a la vez, así podía utilizar ahora la mano sana como la principal y dejar que la otra se recuperase con el tiempo, o no, porque las lesiones fueron graves. Además de ser un buen guerrero, para ser general hacía falta algo más, ese carisma, esa fe ciega en la victoria, era necesario saber motivar a los soldados y muchos buenos generales apenas luchaban en las batallas por su edad o por sus limitaciones, y eso no significaba que fueran inútiles.
La rubia no se consideraba inútil, pero arrastraba en su fuero interno esa espina clavada, la de haberse quedado un paso por detrás como guerrera. Quería matar a Randulf y a todos sus secuaces, bañarse en su sangre y reclamar la victoria para los hijos del Dios Tuerto. Pero ahora se le complicaba más. Si su selección como general hubiera acontecido en ese momento, posiblemente se encontraría fuera de la élite de los guerreros de Akershus, pero trabajaba a diario por retornar a ella. Su vida era el acero, la muerte, la batalla...y de pronto había visto pasar muy de cerca la posibilidad de no poder luchar y daba mucho vértigo, mucho miedo.
Emprendieron la marcha hacia el noroeste donde una guarnición batallaba como podía contra saqueadores y hostigadores del rey loco. Montaban dos buenos caballos y durante el camino iban trazando planes para defender aquella zona con cabeza y sacar mejor ventaja de su conocimiento del terreno.
— Oye Lund, en Nerskogen hay un buen cruce de caminos antes del bosque de Trollheim. Si yo fuera un saqueador me emplazaría allí, el bosque te protege de un ejército si consigues sobrevivir a los trolls, y puedes hacer escaramuzas contra las pequeñas ciudades comerciantes. Luchar en el bosque es una tontería, nos masacrarían, tenemos que hacerlos salir. ¿Y si corremos el rumor de que vamos a transportar una cargamento valioso desde Grindal a Oppsval? hacer de cebo y rodearlos en el cruce.
Su espalda había sufrido lesiones graves, el picotazo de una de esas bestias arrancó músculo y piel y había perdido mucha movilidad de una mano, pero poco a poco la estaba recuperando. Tenía la suerte de ser ambidiestra y moverse bien con dos espadas a la vez, así podía utilizar ahora la mano sana como la principal y dejar que la otra se recuperase con el tiempo, o no, porque las lesiones fueron graves. Además de ser un buen guerrero, para ser general hacía falta algo más, ese carisma, esa fe ciega en la victoria, era necesario saber motivar a los soldados y muchos buenos generales apenas luchaban en las batallas por su edad o por sus limitaciones, y eso no significaba que fueran inútiles.
La rubia no se consideraba inútil, pero arrastraba en su fuero interno esa espina clavada, la de haberse quedado un paso por detrás como guerrera. Quería matar a Randulf y a todos sus secuaces, bañarse en su sangre y reclamar la victoria para los hijos del Dios Tuerto. Pero ahora se le complicaba más. Si su selección como general hubiera acontecido en ese momento, posiblemente se encontraría fuera de la élite de los guerreros de Akershus, pero trabajaba a diario por retornar a ella. Su vida era el acero, la muerte, la batalla...y de pronto había visto pasar muy de cerca la posibilidad de no poder luchar y daba mucho vértigo, mucho miedo.
Emprendieron la marcha hacia el noroeste donde una guarnición batallaba como podía contra saqueadores y hostigadores del rey loco. Montaban dos buenos caballos y durante el camino iban trazando planes para defender aquella zona con cabeza y sacar mejor ventaja de su conocimiento del terreno.
— Oye Lund, en Nerskogen hay un buen cruce de caminos antes del bosque de Trollheim. Si yo fuera un saqueador me emplazaría allí, el bosque te protege de un ejército si consigues sobrevivir a los trolls, y puedes hacer escaramuzas contra las pequeñas ciudades comerciantes. Luchar en el bosque es una tontería, nos masacrarían, tenemos que hacerlos salir. ¿Y si corremos el rumor de que vamos a transportar una cargamento valioso desde Grindal a Oppsval? hacer de cebo y rodearlos en el cruce.
Khayla- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Khayla y yo íbamos cabalgando sobre dos buenos percherones, unos caballos de patas fuertes acostumbrados a aguantar no solo las inclemencias si no, los terrenos mas escarpados.
Como siempre la guerra bélica narraba los planes que ella ejecutaría para salir vencedores de esta nueva aventura que nos esperaba.
Ciertamente a ninguno de los dos nos esperaba nadie en casa, así que correr peligros no era algo que nos pesara, a diferencia de Ulf o del mismo Höor, nosotros no teníamos linaje, si muriéramos ahora nuestros nombres acabarían perdiéndose en el tiempo sin ser recordados ¿había algo mas triste? Supongo que ir a Hel sin disfrutar de una valquiria tetona.
Asentí ante las palabras de Khayla, su plan aunque como siempre arriesgado y descabellado no tenia desperdicio, pero para eso habíamos venido para blandir el acero hasta que no pudiéramos darle sustento.
Volveríamos victoriosos o no lo haríamos, vivir o morir ¿acaso no iba de eso el peligroso juego de la guerra?
Nos reuniríamos con unos cuantos hombres mas en la aldea de Nerskogen.
-No será difícil hacer correr ese rumor, seguro que podremos afianzarnos un buen carro, tendremos que ponerle una escolta creíble, los bandidos no son unos necios, antes de atacarnos sin el resguardo del bosque se intentaran asegurar de la veracidad de la información y si solo vamos dos gatos con el carro no van a tragárselo.
Si conseguimos sacarlos de su escondite tenemos muchas posibilidades de darles muerte, al menos mas que si luchamos en la espesura del bosque.
Cuentan con buenos tiradores, se mueven ágiles por las copas de los arboles, su lluvia de flechas nos enviaría demasiado pronto al Valhalla.
No llegamos hasta nuestro destino hasta una semana después, el paisaje fue cambiando, no así nuestro humor, ella y yo siempre teníamos motivos para reír frente a una buena fogata.
Sabia que no estaba al 100%, pero esa conversación no afloró entre ambos, no así alguna noche de salvaje sexo tras empinar el codo mas de lo necesario.
Entre nosotros las cosas funcionaban así, pero ante todo eramos amigos.
Como siempre la guerra bélica narraba los planes que ella ejecutaría para salir vencedores de esta nueva aventura que nos esperaba.
Ciertamente a ninguno de los dos nos esperaba nadie en casa, así que correr peligros no era algo que nos pesara, a diferencia de Ulf o del mismo Höor, nosotros no teníamos linaje, si muriéramos ahora nuestros nombres acabarían perdiéndose en el tiempo sin ser recordados ¿había algo mas triste? Supongo que ir a Hel sin disfrutar de una valquiria tetona.
Asentí ante las palabras de Khayla, su plan aunque como siempre arriesgado y descabellado no tenia desperdicio, pero para eso habíamos venido para blandir el acero hasta que no pudiéramos darle sustento.
Volveríamos victoriosos o no lo haríamos, vivir o morir ¿acaso no iba de eso el peligroso juego de la guerra?
Nos reuniríamos con unos cuantos hombres mas en la aldea de Nerskogen.
-No será difícil hacer correr ese rumor, seguro que podremos afianzarnos un buen carro, tendremos que ponerle una escolta creíble, los bandidos no son unos necios, antes de atacarnos sin el resguardo del bosque se intentaran asegurar de la veracidad de la información y si solo vamos dos gatos con el carro no van a tragárselo.
Si conseguimos sacarlos de su escondite tenemos muchas posibilidades de darles muerte, al menos mas que si luchamos en la espesura del bosque.
Cuentan con buenos tiradores, se mueven ágiles por las copas de los arboles, su lluvia de flechas nos enviaría demasiado pronto al Valhalla.
No llegamos hasta nuestro destino hasta una semana después, el paisaje fue cambiando, no así nuestro humor, ella y yo siempre teníamos motivos para reír frente a una buena fogata.
Sabia que no estaba al 100%, pero esa conversación no afloró entre ambos, no así alguna noche de salvaje sexo tras empinar el codo mas de lo necesario.
Entre nosotros las cosas funcionaban así, pero ante todo eramos amigos.
Lund Around- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Llegaron a Nergskogen con el sol brillando y el cielo limpio, a pesar delas nevadas de los días anteriores. Pararon en la guarnición y hablaron con el destacamento de soldados que había allí y que no conseguían controlar a los saqueadores. Establecieron el plan, y designaron que el día para ejecutarlo sería cuatro días más tarde, cuando hubiera corrido el rumor de que transportaban algo valioso hasta Oppsval y por eso algunos soldados irían de guardia con las carretas.
Los demás vestirían ropas de aldeanos, pero bajo ellas llevarían sus cotas de malla, y esconderían las armas bajo las capas, en los cestos de las carretas y demás decorado. Todo debía parecer normal, como una caravana comercial que iba de un lado a otro con el simple ánimo de transportar algo de buen valor económico y que por eso solicitaban algo de apoyo a la guardia del conde. Lund y Khayla comandarían esa caravana y el resto de la guarnición esperaría al otro lado de los vados, donde rodearían a los saqueadores y rematarían la faena.
El día llegó y se pusieron en marcha pero al poco una espesa niebla se apoderó del camino, eso no era bueno.
— Oye Lund, esto no me gusta, deberíamos abortar, es demasiado peligroso, con esta niebla podríamos matar a cualquiera y las flechas no tendrán destino certero.
Los demás vestirían ropas de aldeanos, pero bajo ellas llevarían sus cotas de malla, y esconderían las armas bajo las capas, en los cestos de las carretas y demás decorado. Todo debía parecer normal, como una caravana comercial que iba de un lado a otro con el simple ánimo de transportar algo de buen valor económico y que por eso solicitaban algo de apoyo a la guardia del conde. Lund y Khayla comandarían esa caravana y el resto de la guarnición esperaría al otro lado de los vados, donde rodearían a los saqueadores y rematarían la faena.
El día llegó y se pusieron en marcha pero al poco una espesa niebla se apoderó del camino, eso no era bueno.
— Oye Lund, esto no me gusta, deberíamos abortar, es demasiado peligroso, con esta niebla podríamos matar a cualquiera y las flechas no tendrán destino certero.
Khayla- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Con los carros llenos de piedras para aparentar un pesado cargamento de valor incalculable avanzábamos bajo la densa niebla. No me gustaba esto, los días anteriores habían estado despejados.
-Tienes razón, deberíamos dar la vuelta, será imposible usar a los arqueros, nos quedará solo la batalla a melé y de seguro nuestro numero de soldados comparado con el del enemigo sera menor.
Alcé la mano para que se detuvieran, mas tarde llegó mi orden una lluvia de flechar rojas se abalanzó sobre nosotros.
-¡Escudos! -rugí.
Oíamos a nuestro alrededor el golpe del acero chocando con los escudos, así que cuando la lluvia de fuego cesó, sacamos las espadas, en ese instante la lluvia llegó silenciosa cayó sobre nosotros como una tormenta tempestuosa.
-¡Escudos! Rugí de nuevo, mas muchos cayeron ante la lluvia invisible, con la niebla teníamos las de perder.
-¡Replegaros! -gruñí intentando aguantar la embestida.
Estábamos vendidos, no veía nada.
-¡Khaila!
Mi espalda choco con la suya, no podíamos bajar los escudos porque nos atravesaban como si fuéramos coladores, así que habría que esperar a que llegaran los guerreros.
Una vez la gesta fuera a melé ya no habrían flechas pues dañarían mas a su ejercito al ser mas numeroso.
-¡Hay que aguantar!
Estábamos rodeados, no podía ver el numero, ni la raza de los que pronto se abalanzarían sobre nosotros, pero algo me decía que el numero no iba a ser desdeñable.
-¡No os amilanéis! ¡Somos vikingos! ¡luchemos por el valhalla!
Sabia de sobra que ese asedio tenia como finalidad intimidar, todos los guerreros experimentados lo usábamos pero a nuestro lado había soldados jóvenes y notaba el temblor de sus hombros contra el mio.
-Tienes razón, deberíamos dar la vuelta, será imposible usar a los arqueros, nos quedará solo la batalla a melé y de seguro nuestro numero de soldados comparado con el del enemigo sera menor.
Alcé la mano para que se detuvieran, mas tarde llegó mi orden una lluvia de flechar rojas se abalanzó sobre nosotros.
-¡Escudos! -rugí.
Oíamos a nuestro alrededor el golpe del acero chocando con los escudos, así que cuando la lluvia de fuego cesó, sacamos las espadas, en ese instante la lluvia llegó silenciosa cayó sobre nosotros como una tormenta tempestuosa.
-¡Escudos! Rugí de nuevo, mas muchos cayeron ante la lluvia invisible, con la niebla teníamos las de perder.
-¡Replegaros! -gruñí intentando aguantar la embestida.
Estábamos vendidos, no veía nada.
-¡Khaila!
Mi espalda choco con la suya, no podíamos bajar los escudos porque nos atravesaban como si fuéramos coladores, así que habría que esperar a que llegaran los guerreros.
Una vez la gesta fuera a melé ya no habrían flechas pues dañarían mas a su ejercito al ser mas numeroso.
-¡Hay que aguantar!
Estábamos rodeados, no podía ver el numero, ni la raza de los que pronto se abalanzarían sobre nosotros, pero algo me decía que el numero no iba a ser desdeñable.
-¡No os amilanéis! ¡Somos vikingos! ¡luchemos por el valhalla!
Sabia de sobra que ese asedio tenia como finalidad intimidar, todos los guerreros experimentados lo usábamos pero a nuestro lado había soldados jóvenes y notaba el temblor de sus hombros contra el mio.
Lund Around- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Ni siquiera podían enviar una señal de alarma através de la niebla, no la verían y el destacamento al otro lado de los vados no podría ir en su ayuda. La niebla había dificultado la misión hasta el infinito, pero ahora sólo les quedaba aguantar. Pegó su cuerpo y su escudo a los del resto de la falange tratando de escrutar entre éstos y localizar a los enemigos. Aunque ellos eran el objetivo, tampoco se podían olvidar que los demás tampoco veían a través de esa espesa niebla. A juzgar por la dirección de las flechas, tenían a los arqueros a la derecha del camino, así que mandó a varios de los que estaban al principio de la caravana correr hacia delante y después rodear por detrás a los arqueros. Uno de ellos tenían la misión de ir en busca de los refuerzos. El resto se cerró en formación de escudos aguantando los flechazos. Rugió con voz potente.
— Si queréis el Valhalla, luchad por él!!!!
La guerrera coló su espada por un hueco cuando vio una sombra venir y abalanzarse contra su escudo sobre ellos. Eso significaba que no habrían más flechas porque podrían matar a sus propios hombres. La batalla pasó a ser cuerpo a cuerpo, la sangre corrió y los gritos y el chocar de aceros pusieron banda sonora al momento. Cuando entraba en modo berserker era imparable: pateaba,tajaba, giraba y desgarraba carne con sus filos sin detenerse a pensar, era como una danza ya aprendida mil veces en mil batallas que ejecutaba a la perfección. Pero esa ve todo iba cuesta arriba con la maldita niebla. La rodearon tres salteadores y sin dudarlo repartió muerte de forma eficaz, iba a matar a un cuarto que de la nada cernió su espada contra ella pero se detuvo bruscamente cuando reconoció a Lund con un escudo que seguramente habría recogido del suelo en el fragor de la batalla, por eso en primera instancia no lo había reconocido. Ese movimiento la pilló a contrapie y cuando menos se lo esperaba, frente a los ojos de Lund un acero emergió del abdomen de Khayla por un lado.
A la rubia se le desorbitaron los ojos al verlo salir a pesar de la cota de malla. El dolor fue tan intenso que de pronto dejó de oír y hasta de pensar, tal fue la sorpresa. La espada cla había atravesado desde la espalda afectando la vértebra y hundiéndose entre sus tripas sin reventar ninguna. Dejó de sentir las piernas y se desplomó en el suelo.
— Si queréis el Valhalla, luchad por él!!!!
La guerrera coló su espada por un hueco cuando vio una sombra venir y abalanzarse contra su escudo sobre ellos. Eso significaba que no habrían más flechas porque podrían matar a sus propios hombres. La batalla pasó a ser cuerpo a cuerpo, la sangre corrió y los gritos y el chocar de aceros pusieron banda sonora al momento. Cuando entraba en modo berserker era imparable: pateaba,tajaba, giraba y desgarraba carne con sus filos sin detenerse a pensar, era como una danza ya aprendida mil veces en mil batallas que ejecutaba a la perfección. Pero esa ve todo iba cuesta arriba con la maldita niebla. La rodearon tres salteadores y sin dudarlo repartió muerte de forma eficaz, iba a matar a un cuarto que de la nada cernió su espada contra ella pero se detuvo bruscamente cuando reconoció a Lund con un escudo que seguramente habría recogido del suelo en el fragor de la batalla, por eso en primera instancia no lo había reconocido. Ese movimiento la pilló a contrapie y cuando menos se lo esperaba, frente a los ojos de Lund un acero emergió del abdomen de Khayla por un lado.
A la rubia se le desorbitaron los ojos al verlo salir a pesar de la cota de malla. El dolor fue tan intenso que de pronto dejó de oír y hasta de pensar, tal fue la sorpresa. La espada cla había atravesado desde la espalda afectando la vértebra y hundiéndose entre sus tripas sin reventar ninguna. Dejó de sentir las piernas y se desplomó en el suelo.
Khayla- Humano Clase Alta
- Mensajes : 42
Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
La espesa niebla dificultaba la gesta a melé, pero si Randulf nos daba oscuridad, lucharíamos bajo esta, no eramos de los que nos retirábamos, ni de los que nos cagábamos encima, el valahalla nos esperaba y mi valquiria ya tenia las piernas abiertas.
Rugí embistiendo a uno de los enemigos con el escudo, la batalla se encrudecía. La formación de escudos había servido para que la lluvia de flechas no nos arrebatara la vida y ahora del acero dependía si seriamos leyenda.
Choques de aceros, nos atacaban por diestra y siniestra y el hedor a Hela se acumulaba bajo nuestras botas, pisábamos cadáveres enredados en la contienda.
La sangre chapoteaba violenta, aquel día convertido en noche se convirtió en masacre, era una trampa, pero no nos rendiríamos, nunca lo hacíamos.
Un enemigo, otro, mi espada se baria paso implacable entre las filas del enemigo, hasta que un hacha impactó en el escudo mandándolo varios metros allá.
Elevé la mirada ante mi una especie de gigante que no se lo pensó dos veces y hacha en mano me hizo rodar para no ser partido por la mitad.
Le mostré los dientes, mientras este con una sonrisa de dientes podridos me aseguraba que había llegado el día de mi muerte.
Puede que así fuera, pero ¿había mas placer que hacerlo contra un gran oponente?
Como una rata quebré sus golpes, fuertes, tanto que movían la tierra cada vez que su hacha golpeaba las piedras.
Jadeábamos ambos esperando le momento adecuado, que para mi llegó cuando alzó lso brazos y pude colarme por debajo de sus piernas deslizándome sobre el charco de sangre de rodillas, una vez tras la mole, viré, mi acero rompió los tendones de sus talones y la bestia se comió el suelo emitiendo un gran estruendo, la cabeza fue lo siguiente que perdió ante un tajo certero.
Corrí hacia el tumulto dispuesto a ayudar a los míos, chocando de frente oc Kahyla que dispuesta a darme muerte alzó la espada al ver el escudo enemigo que por el camino había recogido.
-Soy yo precio...- enmudecí al ver como era atravesada por un afilado acero que a desplomó en el suelo ante mis ojos -¡Noooooo! -rugí lleno de ira, me convertí en un demonio de la noche, la sangre corrió para todo aquel que se acercaba al cuerpo de esa mujer que se había criado conmigo.
Cercené brazos, herido, tocado y hundido escuchándola ahogarse, solo cuando los cuernos de retirada sonaron me dejé caer de rodillas, llevando mis manos a su herida.
-Khayla, no hables, vas a salir de esta -susurré alzándola entre mis brazos -un puto caballo -rugí sin asegurarme siquiera de que los míos estaban en pie o caídos.
Interminables fueron los días en el improvisado campamento de la aldea, apenas esa gente tenia medios, agotado suplicaba a los dioses que n ose la llevaran, aferraba en su mano la espada, sujetándola con mi diestra, si sucedía, su destino seria el valhalla.
Así acabé dormido con medio cuerpo apoyado en su lecho.
Rugí embistiendo a uno de los enemigos con el escudo, la batalla se encrudecía. La formación de escudos había servido para que la lluvia de flechas no nos arrebatara la vida y ahora del acero dependía si seriamos leyenda.
Choques de aceros, nos atacaban por diestra y siniestra y el hedor a Hela se acumulaba bajo nuestras botas, pisábamos cadáveres enredados en la contienda.
La sangre chapoteaba violenta, aquel día convertido en noche se convirtió en masacre, era una trampa, pero no nos rendiríamos, nunca lo hacíamos.
Un enemigo, otro, mi espada se baria paso implacable entre las filas del enemigo, hasta que un hacha impactó en el escudo mandándolo varios metros allá.
Elevé la mirada ante mi una especie de gigante que no se lo pensó dos veces y hacha en mano me hizo rodar para no ser partido por la mitad.
Le mostré los dientes, mientras este con una sonrisa de dientes podridos me aseguraba que había llegado el día de mi muerte.
Puede que así fuera, pero ¿había mas placer que hacerlo contra un gran oponente?
Como una rata quebré sus golpes, fuertes, tanto que movían la tierra cada vez que su hacha golpeaba las piedras.
Jadeábamos ambos esperando le momento adecuado, que para mi llegó cuando alzó lso brazos y pude colarme por debajo de sus piernas deslizándome sobre el charco de sangre de rodillas, una vez tras la mole, viré, mi acero rompió los tendones de sus talones y la bestia se comió el suelo emitiendo un gran estruendo, la cabeza fue lo siguiente que perdió ante un tajo certero.
Corrí hacia el tumulto dispuesto a ayudar a los míos, chocando de frente oc Kahyla que dispuesta a darme muerte alzó la espada al ver el escudo enemigo que por el camino había recogido.
-Soy yo precio...- enmudecí al ver como era atravesada por un afilado acero que a desplomó en el suelo ante mis ojos -¡Noooooo! -rugí lleno de ira, me convertí en un demonio de la noche, la sangre corrió para todo aquel que se acercaba al cuerpo de esa mujer que se había criado conmigo.
Cercené brazos, herido, tocado y hundido escuchándola ahogarse, solo cuando los cuernos de retirada sonaron me dejé caer de rodillas, llevando mis manos a su herida.
-Khayla, no hables, vas a salir de esta -susurré alzándola entre mis brazos -un puto caballo -rugí sin asegurarme siquiera de que los míos estaban en pie o caídos.
Interminables fueron los días en el improvisado campamento de la aldea, apenas esa gente tenia medios, agotado suplicaba a los dioses que n ose la llevaran, aferraba en su mano la espada, sujetándola con mi diestra, si sucedía, su destino seria el valhalla.
Así acabé dormido con medio cuerpo apoyado en su lecho.
Lund Around- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Vagó durante seis lunas por los terrenos helados de Hel. Siempre se había preguntado cómo sería el Valhalla, si podría divisarse el puente arcoíris desde las afiladas torres con puntas de aguja en sus cúpulas, si el banquete del guerrero contendría bebidas de extraños colores que ella jamás había visto, y como sería la risa de Thor, el dios del trueno, el paradigma de todo guerrero. Pero el camino al Valhalla al parecer no era directo ni mucho menos recto. Camino entre brumas escuchando extraños siseos, viendo moverse los cendales de niebla oscura a su alrededor. Era una paraje yermo y frío y supuso que podría ser Hel, y eso la inquietó: ella había cumplido con todo en su vida mortal,había respetado a los dioses y sus preceptos y debería ser recompensada, sin embargo parecía que eso no iba a ocurrir. O quizás fuera una nueva prueba, una que iba a superar, como lo había hecho siempre.
Una sensación de amargura la arropó por unos instantes, echaría de menos a Lund, a Atharal diciendo locuras, a Ulf aullando y a Höor contando historias junto al fuego. Juntos habían forjado el alma de Akershus y ella se veía obligada a abandonar por una cuchillazo por la espalda, una muerte indigna, aunque plantando batalla. Estaba segura de que se reunirían de nuevo, pero hasta entonces tendría que pelear su propia batalla por ascender hasta el lugar que merecía.
Una voz gritó su nombre entre las nieblas, llamándola y ordenándole avanzar hacia allí. El frío iba quedando atrás y reconoció en esa voz la del dios del trueno, lo que le dijo fue un misterio, pues su consciencia estaba tratando de regresar a su dormida cabeza y cuando abrió los ojos le fue imposible recordar. Restallaban truenos y rayos en una tormenta infernal y notaba peso sobre su mano. Sus ojos se acomodaron malamente a la tenue luz, notaba dolor en cada parte de su cuerpo excepto en las piernas que directamente no las sentía. Giro levemente la cabeza observando a Lund dormido sobre su mano y tragó saliva, por los cantos laterales de sus ojos comenzaron a resbalar silenciosas lágrimas: los dioses no la querían todavía en el Valhalla y al parecer desde ese momento no podría luchar como solía hacerlo, así que esa recompensa se le escaparía de las manos. Tullida, inútil, una carga... eso es lo que sería si no podía caminar.
Apretó los dientes...Khayla Yngve no lloraba!! Si era voluntad de los dioses que viviera más tiempo, lo aceptaría y trataría de luchar con las armas que pudiera.
- Lund... Lund...
Lo llamó quedamente, tenía la garganta reseca y los labios cortados, seis días debatiéndose entre la vida y la muerte, presa de fiebre y dolor, se sentía hecha una verdadera mierda, machacada y jodida, pero finalmente viva. Moriría con su espada en la mano, porque no se rendiría nunca. Estaba perdida, seguramente su rabia inicial la mantendría a flote, pero auguraba un camino largo y difícil para ella. Jamás se acostumbraría a ser un ama de casa tullida, la guerra corría por sus venas y aunque solo pudiera lanzar piedras, pues es lo que haría si así lo querían los dioses. Pero era una bilis muy grande que tragar.
Una sensación de amargura la arropó por unos instantes, echaría de menos a Lund, a Atharal diciendo locuras, a Ulf aullando y a Höor contando historias junto al fuego. Juntos habían forjado el alma de Akershus y ella se veía obligada a abandonar por una cuchillazo por la espalda, una muerte indigna, aunque plantando batalla. Estaba segura de que se reunirían de nuevo, pero hasta entonces tendría que pelear su propia batalla por ascender hasta el lugar que merecía.
Una voz gritó su nombre entre las nieblas, llamándola y ordenándole avanzar hacia allí. El frío iba quedando atrás y reconoció en esa voz la del dios del trueno, lo que le dijo fue un misterio, pues su consciencia estaba tratando de regresar a su dormida cabeza y cuando abrió los ojos le fue imposible recordar. Restallaban truenos y rayos en una tormenta infernal y notaba peso sobre su mano. Sus ojos se acomodaron malamente a la tenue luz, notaba dolor en cada parte de su cuerpo excepto en las piernas que directamente no las sentía. Giro levemente la cabeza observando a Lund dormido sobre su mano y tragó saliva, por los cantos laterales de sus ojos comenzaron a resbalar silenciosas lágrimas: los dioses no la querían todavía en el Valhalla y al parecer desde ese momento no podría luchar como solía hacerlo, así que esa recompensa se le escaparía de las manos. Tullida, inútil, una carga... eso es lo que sería si no podía caminar.
Apretó los dientes...Khayla Yngve no lloraba!! Si era voluntad de los dioses que viviera más tiempo, lo aceptaría y trataría de luchar con las armas que pudiera.
- Lund... Lund...
Lo llamó quedamente, tenía la garganta reseca y los labios cortados, seis días debatiéndose entre la vida y la muerte, presa de fiebre y dolor, se sentía hecha una verdadera mierda, machacada y jodida, pero finalmente viva. Moriría con su espada en la mano, porque no se rendiría nunca. Estaba perdida, seguramente su rabia inicial la mantendría a flote, pero auguraba un camino largo y difícil para ella. Jamás se acostumbraría a ser un ama de casa tullida, la guerra corría por sus venas y aunque solo pudiera lanzar piedras, pues es lo que haría si así lo querían los dioses. Pero era una bilis muy grande que tragar.
Khayla- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Abrí los ojos sobresaltado al escuchar mi nombre procedente de los trémulos labios de la guerrera, mis ojos se posaron en sus tempestades.
Llevaba días en los que apenas había pegado ojo, arrancarle de las manos de las Valquirias a Khayla no fue sencillo.
No me preguntó por su estado, no era necesario, era lo suficiente inteligente y ducha en cuestión de heridas como para saber la gravedad que las suyas revestían.
El campo de batalla nos había arrebatado a los nuestros demasiadas veces, habíamos visto todo tipo de heridas como para mentir sobre su estado, así que mejor no lo haría.
Me alcé de la silla y tomé el vaso que reposaba sobre la mesilla acercándoselo a los labios de la guerrera.
-Bebe, tu cuerpo lo agradecerá.
Había pasado días luchando contra las altas fiebres, tuve que improvisar una trasfusion de mi sangre a la suya y daba gracias a los dioses porque su cuerpo no la rechazo y aun así estaba débil, su palidez dejaba mas que claro que no aguantaría un traslado, tenia que alimentarse, coger fuerzas antes de emprender marcha hacia Akershus.
-He combatido sarten en mano contra las persistentes Valquirias, no sabes lo útil que es ese arma cargada por Hela para estos casos -bromeé haciéndole un guiño a lo que la bruja hizo por mantener a Ulf a su lado.
Sus ojos buscaban respuestas tras dar unos cuantos sorbos, la acomodé entre las pieles mientras volvía a tomar asiento enredando mis callosas manos en una de las suyas.
-No pinta bien Khayla, no tienes movilidad en las piernas, pero..somos guerreros y hemos salido de peores gestas, confía en los dioses, te aseguro esta no es tu ultima batalla en la tierra de los hombres.
Una mujer anciana entró en ese momento con una palangana de agua, un pequeño arsenal de artilugios y la cara de Khayla se desencajo buscando respuestas.
-Estas embarazada -dije sin dilación -has tenido hemorragias, pero la curandera dice que el crio se aferra con fuerza a tus entrañas, en el estado en el que estas, no es bueno que lo mantengas dentro, así que, te lo va a sacar.
Era muy consciente de que cabía la posibilidad de que eso que crecia en su interior fuera mio, porque habíamos mantenido relaciones en los últimos tiempos, pero también seguramente lo habría hecho con otros, Khayla era una mujer promiscua, no tenia pareja y también sabia había tenido lo suyo con el escoces.
Llevaba días en los que apenas había pegado ojo, arrancarle de las manos de las Valquirias a Khayla no fue sencillo.
No me preguntó por su estado, no era necesario, era lo suficiente inteligente y ducha en cuestión de heridas como para saber la gravedad que las suyas revestían.
El campo de batalla nos había arrebatado a los nuestros demasiadas veces, habíamos visto todo tipo de heridas como para mentir sobre su estado, así que mejor no lo haría.
Me alcé de la silla y tomé el vaso que reposaba sobre la mesilla acercándoselo a los labios de la guerrera.
-Bebe, tu cuerpo lo agradecerá.
Había pasado días luchando contra las altas fiebres, tuve que improvisar una trasfusion de mi sangre a la suya y daba gracias a los dioses porque su cuerpo no la rechazo y aun así estaba débil, su palidez dejaba mas que claro que no aguantaría un traslado, tenia que alimentarse, coger fuerzas antes de emprender marcha hacia Akershus.
-He combatido sarten en mano contra las persistentes Valquirias, no sabes lo útil que es ese arma cargada por Hela para estos casos -bromeé haciéndole un guiño a lo que la bruja hizo por mantener a Ulf a su lado.
Sus ojos buscaban respuestas tras dar unos cuantos sorbos, la acomodé entre las pieles mientras volvía a tomar asiento enredando mis callosas manos en una de las suyas.
-No pinta bien Khayla, no tienes movilidad en las piernas, pero..somos guerreros y hemos salido de peores gestas, confía en los dioses, te aseguro esta no es tu ultima batalla en la tierra de los hombres.
Una mujer anciana entró en ese momento con una palangana de agua, un pequeño arsenal de artilugios y la cara de Khayla se desencajo buscando respuestas.
-Estas embarazada -dije sin dilación -has tenido hemorragias, pero la curandera dice que el crio se aferra con fuerza a tus entrañas, en el estado en el que estas, no es bueno que lo mantengas dentro, así que, te lo va a sacar.
Era muy consciente de que cabía la posibilidad de que eso que crecia en su interior fuera mio, porque habíamos mantenido relaciones en los últimos tiempos, pero también seguramente lo habría hecho con otros, Khayla era una mujer promiscua, no tenia pareja y también sabia había tenido lo suyo con el escoces.
Lund Around- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Lund había sido su apoyo en los últimos meses, desde lo del pantano, donde ya había quedado maltrecha, él había estado ahí a todas horas. El general tampoco había estado boyante ni había pasado sus mejores meses, el fracaso amoroso sufrido con la pirata extranjera lo había dejado más tocado de lo que él mismo esperaba. En definitiva, ambos se habían apoyado durante esos tiempos duros y al escuchar que la había velado día y noche, la sensación cálida que venía sintiendo desde hacía unas semanas se reactivó. Pero cuando entró la mujer con aquellos artilugios y Lund le soltó la bomba sin anestesia se quedó estupefacta. ¿Embarazada? ¿Paralítica? ¿todo a la vez? Por Odín!! que los dioses se estaban esmerando en mandarle mierda!!. Aferró las manos de Lund con fuerza notando como cada célula sensible de su cuerpo dolía allá donde seguía sintiendo algo y le siseó.
— Ni hablar!! mándala fuera!! Si los dioses me estan poniendo pruebas, ni ella ni tú ni nadie os interpondréis en mi camino. Quiero el Valhalla y lo conseguiré. Jamás he reculado en una batalla y no lo haré ahora. Moriré cuando ellos lo decidan, ni antes ni después.
La mujer insistió en que era peligroso, que en su estado y tras la fiebre era probable que naciera un niño débil o deforme, pero el rugido de Khayla la terminó por sacar de aquella tienda.
— Tráeme agua y comida, tenemos que ir a Akershus, necesito que Giuliana me ayude a caminar, o no podré empujar para sacarlo.— Su gesto determinado se combinaba con el del dolor que sentía, tenía la espalda machacada y los nervios descargaban oleadas punzantes a todas partes, pero no se rendiría, eso nunca. Miró a Lund.— es tuyo, después de McQuinn tuve un sangrado.— Y desde entonces no se había acostado con nadie más, así que tenía la certeza de quien era el padre.— Si los dioses me han enviado esto, es porque así lo quieren, quizás me negaron el Valhalla porque mi misión es sacar adelante a este niño.
El shock había sido grande, pero era una guerrera, la mejor de Akershus, la más fiera y la que más valor había demostrado en todo aquel tiempo. La historia no contaría que Khayla Yngve renunció a su destino o se retiró con cobardía cuando los dioses la pusieron a prueba.
Las siguientes semanas fueron durísimas, llegar a Akershus fue un martirio y una vez allí, la bruja no pudo hacer mucho, porque cualquier magia potente destinada a arreglar sus lesiones dañarían al feto y eso no lo iba a permitir. Se dejó cuidar con ungüentos, pociones y salmos wiccanos que aliviaban el dolor y favorecían la movilidad, pero apenas podía sostenerse sin ayuda. Sabía que no recuperaría nunca su potencia física, pero se esforzaba a diario para levantarse de aquella silla en la que estaba anclada. Movía los músculos dentro de bañeras de agua cálida que ayudaban a descontracturar los tendones que se habían machacado, y con hambre o sin ella, se obligaba a alimentarse por dos.
Lund no dejó que se marchase a su casa, ella sola no podía con aquello y aunque se sentía una carga para él, agradecía su ayuda y su compañía. Veía en sus ojos el reflejo de si misma y eso la hacía apretar aún más los dientes y luchar como jamás lo había hecho. A diario tenía ganas de mandarlo todo a la mierda, de tomarse una sobredosis de leche de amapola y acabar con aquella tortura, pero su vientre comenzaba a redondearse y su objetivo se fijó en llevar a término ese embarazo y después... después ya se vería.
— Ni hablar!! mándala fuera!! Si los dioses me estan poniendo pruebas, ni ella ni tú ni nadie os interpondréis en mi camino. Quiero el Valhalla y lo conseguiré. Jamás he reculado en una batalla y no lo haré ahora. Moriré cuando ellos lo decidan, ni antes ni después.
La mujer insistió en que era peligroso, que en su estado y tras la fiebre era probable que naciera un niño débil o deforme, pero el rugido de Khayla la terminó por sacar de aquella tienda.
— Tráeme agua y comida, tenemos que ir a Akershus, necesito que Giuliana me ayude a caminar, o no podré empujar para sacarlo.— Su gesto determinado se combinaba con el del dolor que sentía, tenía la espalda machacada y los nervios descargaban oleadas punzantes a todas partes, pero no se rendiría, eso nunca. Miró a Lund.— es tuyo, después de McQuinn tuve un sangrado.— Y desde entonces no se había acostado con nadie más, así que tenía la certeza de quien era el padre.— Si los dioses me han enviado esto, es porque así lo quieren, quizás me negaron el Valhalla porque mi misión es sacar adelante a este niño.
El shock había sido grande, pero era una guerrera, la mejor de Akershus, la más fiera y la que más valor había demostrado en todo aquel tiempo. La historia no contaría que Khayla Yngve renunció a su destino o se retiró con cobardía cuando los dioses la pusieron a prueba.
Las siguientes semanas fueron durísimas, llegar a Akershus fue un martirio y una vez allí, la bruja no pudo hacer mucho, porque cualquier magia potente destinada a arreglar sus lesiones dañarían al feto y eso no lo iba a permitir. Se dejó cuidar con ungüentos, pociones y salmos wiccanos que aliviaban el dolor y favorecían la movilidad, pero apenas podía sostenerse sin ayuda. Sabía que no recuperaría nunca su potencia física, pero se esforzaba a diario para levantarse de aquella silla en la que estaba anclada. Movía los músculos dentro de bañeras de agua cálida que ayudaban a descontracturar los tendones que se habían machacado, y con hambre o sin ella, se obligaba a alimentarse por dos.
Lund no dejó que se marchase a su casa, ella sola no podía con aquello y aunque se sentía una carga para él, agradecía su ayuda y su compañía. Veía en sus ojos el reflejo de si misma y eso la hacía apretar aún más los dientes y luchar como jamás lo había hecho. A diario tenía ganas de mandarlo todo a la mierda, de tomarse una sobredosis de leche de amapola y acabar con aquella tortura, pero su vientre comenzaba a redondearse y su objetivo se fijó en llevar a término ese embarazo y después... después ya se vería.
Khayla- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Conocía a Khayla lo suficiente como para saber que ni yo ni medio Akershus podría hacerla cambiar de opinión, traer a nuestro hijo al mundo era un error, no porque no deseara una descendencia, un linaje, si no porque no pensaba perderla a ella por un intento vano de que naciese.
Da igual lo que le dijera, ella creía en la voluntad de los dioses y Loqui parecía haber jugado bien sus cartas con ella.
Preparé todo para regresar a Akershus, si alguien podía obrar ese milagro era Giuliana, pero el viaje era largo, complicado para una mujer malherida, no solo podia perder al bebe si no arrastrar en una hemorragia su vida.
No me permití descansar, fuimos despacio, mucho para que el carro no se moviera con los vaivenes del camino.
-¿Como va por ahí dentro guerrera? Recuerda que es la voluntad de los dioses que te quedes conmigo, así que aguanta.
Ligeramente sedada para que el dolor no la doblegara viajamos día y noche durante semanas hasta alcanzar Akershus.
Todo estaba dispuesto, Giuliana la esperaba en la enfermería, hizo cuanto pudo pues la magia mas cruda afectaría al hijo que crecía con fuerza en su vientre.
Höor la visitaba a diario,pasaba horas con ella conversando, mientras mi semblante era serio, este bromaba sobre lo fuerte que iba a hacer nuestro hijo y que mas le valía volver a ponerse en pie para poder perseguirlo, si era la mitad de trasto que Niels, según él, iba a terminar mas cansada que tras luchar contra una horda de Orcos.
Al menos la hacia reír ¿era yo el único que pensaba que esto era un error y que iba a morir en el parto?
La llevé a mi casa, se negó infinidad de veces pero ahí me mantuve rotundo y al final no le quedó otra que instalarse conmigo.
Bromeábamos frente a la lumbre, había logrado mover ligeramente los pies los dedos, progresaba, peor en un contrarreloj pues en menos de 7 meses nacería nuestro hijo y si no podía empujar, si no lograba sacarlo de su interior moriría.
Lo peor es que a estas alturas ya estábamos en el limite de provocar un aborto sin que ella también corriera riesgos, así que ese día me arme de valor y me decidí tras unas jarras a hablar con ella.
khayla, has progresado mucho -dije con cierta afabilidad.
La guerrera enarcó una ceja esperando la seccionan de esa frase.
-Pero no lo suficiente, si en 6 meses no coges fuerza suficiente ahí abajo, morirás y nuestro hijo contigo. Quiero a ese bebe, sabes que siempre he querido ser padre, pero..pero no quiero perderte. Somos amigos desde siempre...nunca te he dado un mal consejo ¿por que no me escuchas ahora Khayla?
Da igual lo que le dijera, ella creía en la voluntad de los dioses y Loqui parecía haber jugado bien sus cartas con ella.
Preparé todo para regresar a Akershus, si alguien podía obrar ese milagro era Giuliana, pero el viaje era largo, complicado para una mujer malherida, no solo podia perder al bebe si no arrastrar en una hemorragia su vida.
No me permití descansar, fuimos despacio, mucho para que el carro no se moviera con los vaivenes del camino.
-¿Como va por ahí dentro guerrera? Recuerda que es la voluntad de los dioses que te quedes conmigo, así que aguanta.
Ligeramente sedada para que el dolor no la doblegara viajamos día y noche durante semanas hasta alcanzar Akershus.
Todo estaba dispuesto, Giuliana la esperaba en la enfermería, hizo cuanto pudo pues la magia mas cruda afectaría al hijo que crecía con fuerza en su vientre.
Höor la visitaba a diario,pasaba horas con ella conversando, mientras mi semblante era serio, este bromaba sobre lo fuerte que iba a hacer nuestro hijo y que mas le valía volver a ponerse en pie para poder perseguirlo, si era la mitad de trasto que Niels, según él, iba a terminar mas cansada que tras luchar contra una horda de Orcos.
Al menos la hacia reír ¿era yo el único que pensaba que esto era un error y que iba a morir en el parto?
La llevé a mi casa, se negó infinidad de veces pero ahí me mantuve rotundo y al final no le quedó otra que instalarse conmigo.
Bromeábamos frente a la lumbre, había logrado mover ligeramente los pies los dedos, progresaba, peor en un contrarreloj pues en menos de 7 meses nacería nuestro hijo y si no podía empujar, si no lograba sacarlo de su interior moriría.
Lo peor es que a estas alturas ya estábamos en el limite de provocar un aborto sin que ella también corriera riesgos, así que ese día me arme de valor y me decidí tras unas jarras a hablar con ella.
khayla, has progresado mucho -dije con cierta afabilidad.
La guerrera enarcó una ceja esperando la seccionan de esa frase.
-Pero no lo suficiente, si en 6 meses no coges fuerza suficiente ahí abajo, morirás y nuestro hijo contigo. Quiero a ese bebe, sabes que siempre he querido ser padre, pero..pero no quiero perderte. Somos amigos desde siempre...nunca te he dado un mal consejo ¿por que no me escuchas ahora Khayla?
Lund Around- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Se trasladó a casa de Lund, siempre habían sido amigos, se llevaban bien, luchaban bien juntos y celebraban las victorias y derrotas de la misma forma, pero no se habían planteado ser pareja, ninguno. Y ahora las cosas se precitaban. Estaban cómodos, se llevaban bien, congeniaban y tenían los mismos intereses...pero eran guerreros y en sus vidas había poco hueco para el amor.
Ahora todo daba un vuelco inesperado y Khayla se veía obligada a aceptar otro tipo de vida, uno en el que estar en primera línea de batalla ya no era posible, uno que comportaba criar a un niño si conseguía salir de ese trance y depender de un compañero hasta para las cosas más cotidianas. Miró a Lund cargada de dolor, tanto como de determinación.
— Soy una carga en este estado, tú querías una mujer que te diera un hogar y un linaje, y quizás toda esta agonía acabe conmigo y con el niño. Pero no conozco otra forma de hacer las cosas Lund. Si hay una mínima posibilidad de que al menos el niño salga adelante, no me importa caer por el camino. Yo así no puedo cumplir con mi cometido, pero quizás ese bebé sí. Tú lo criarás y lo instruirás y será tu orgullo. Quizás los dioses hayan querido este destino para mi, y no me negaré a él. Si no puedo empujar...sacadlo, aunque tengáis que abrirme en canal como un cerdo. Es mi voluntad.
Desde luego Khayla era todo sensibilidad. Se había fraguado en la guerra, en la violencia, en el combate y no se iba a rendir, la perspectiva de morir sobre una mesa con el vientre abierto en canal no era agradable pero no era mucho peor que desmembrada, acuchillada, o asaetada. La muerte era parte de la vida del guerrero y no le tenía miedo, sin embargo tenía pánico a no cumplir su cometido, a no ser útil, a no ganarse el favor de los dioses con sus actos, por eso se negaba a rendirse, se negaba a escoger el camino fácil y seguro.
Atrapó su mano y lo miró a los ojos, esos ojos tranquilos y pacientes que tanto escondían detrás.
—Prométeme que antepondrás el bebé a todo. Necesito que me lo jures. Yo voy a luchar hasta al final, lo voy a conseguir, los dioses no abandonan a sus guerreros leales y sé que lo haré. Pero si fracaso...prométeme que lo llamarás Niord, como el dios de la tierra fértil y las mareas...ya ha habido mucha guerra en nuestras vidas, recuérdame como un poco de paz.
Los días se sucedían lentos, cuesta arriba, difíciles. El dolor seguía mordiendo a todas horas, pero eso no la hacía flaquear, apretaba los dientes y se concentraba en mover los músculos de las piernas y la cintura. Tardó en poder ponerse de pie, pero cuando lo consiguió se aferró a esa esperanza y se dedicó en cuerpo y alma a recuperar la movilidad y la fuerza de su tercio inferior. Su vientre crecía, entre sus tensos abdominales comenzaba a dibujarse una curva prominente y sentir esa nueva vida coleando en su interior la hizo redoblar su fortaleza mental para no rendirse. Sabía que Lund lo llevaba en silencio, sufría por su porvenir y el de ese bebé, pero ella había tomado la decisión de seguir adelante a toda costa y ya que peleaba por recuperarse, él la ayudaba en todo lo que podía. Empezaba a atardecer cuando el guerrero abrió la puerta de su hogar y se encontró a una Khayla recién bañada, acicalada y con el pelo lustroso y peinado, lejos de las rastas que solían llevar cuando combatía. Llevaba puesto un vestido de un color rosa oscuro ceñido bajo el pecho, resaltando su estado y brillaba en su pecho un colgante de oro con la cabeza de un lobo, el emblema de su extinta familia. Se levantó despacio, apoyándose para no caer, no caminaba sin apoyo, pero ya podía hacerlo. Sonrió al general.
— ¿Qué te parece si te das un baño y vamos al templo a unir nuestras manos? este niño necesita la bendición de los dioses para sus padres.
Porque entre ellos no cabían las florituras, las peticiones de mano románticas, eran todo pragmatismo.
Ahora todo daba un vuelco inesperado y Khayla se veía obligada a aceptar otro tipo de vida, uno en el que estar en primera línea de batalla ya no era posible, uno que comportaba criar a un niño si conseguía salir de ese trance y depender de un compañero hasta para las cosas más cotidianas. Miró a Lund cargada de dolor, tanto como de determinación.
— Soy una carga en este estado, tú querías una mujer que te diera un hogar y un linaje, y quizás toda esta agonía acabe conmigo y con el niño. Pero no conozco otra forma de hacer las cosas Lund. Si hay una mínima posibilidad de que al menos el niño salga adelante, no me importa caer por el camino. Yo así no puedo cumplir con mi cometido, pero quizás ese bebé sí. Tú lo criarás y lo instruirás y será tu orgullo. Quizás los dioses hayan querido este destino para mi, y no me negaré a él. Si no puedo empujar...sacadlo, aunque tengáis que abrirme en canal como un cerdo. Es mi voluntad.
Desde luego Khayla era todo sensibilidad. Se había fraguado en la guerra, en la violencia, en el combate y no se iba a rendir, la perspectiva de morir sobre una mesa con el vientre abierto en canal no era agradable pero no era mucho peor que desmembrada, acuchillada, o asaetada. La muerte era parte de la vida del guerrero y no le tenía miedo, sin embargo tenía pánico a no cumplir su cometido, a no ser útil, a no ganarse el favor de los dioses con sus actos, por eso se negaba a rendirse, se negaba a escoger el camino fácil y seguro.
Atrapó su mano y lo miró a los ojos, esos ojos tranquilos y pacientes que tanto escondían detrás.
—Prométeme que antepondrás el bebé a todo. Necesito que me lo jures. Yo voy a luchar hasta al final, lo voy a conseguir, los dioses no abandonan a sus guerreros leales y sé que lo haré. Pero si fracaso...prométeme que lo llamarás Niord, como el dios de la tierra fértil y las mareas...ya ha habido mucha guerra en nuestras vidas, recuérdame como un poco de paz.
* * * * * * * *
Los días se sucedían lentos, cuesta arriba, difíciles. El dolor seguía mordiendo a todas horas, pero eso no la hacía flaquear, apretaba los dientes y se concentraba en mover los músculos de las piernas y la cintura. Tardó en poder ponerse de pie, pero cuando lo consiguió se aferró a esa esperanza y se dedicó en cuerpo y alma a recuperar la movilidad y la fuerza de su tercio inferior. Su vientre crecía, entre sus tensos abdominales comenzaba a dibujarse una curva prominente y sentir esa nueva vida coleando en su interior la hizo redoblar su fortaleza mental para no rendirse. Sabía que Lund lo llevaba en silencio, sufría por su porvenir y el de ese bebé, pero ella había tomado la decisión de seguir adelante a toda costa y ya que peleaba por recuperarse, él la ayudaba en todo lo que podía. Empezaba a atardecer cuando el guerrero abrió la puerta de su hogar y se encontró a una Khayla recién bañada, acicalada y con el pelo lustroso y peinado, lejos de las rastas que solían llevar cuando combatía. Llevaba puesto un vestido de un color rosa oscuro ceñido bajo el pecho, resaltando su estado y brillaba en su pecho un colgante de oro con la cabeza de un lobo, el emblema de su extinta familia. Se levantó despacio, apoyándose para no caer, no caminaba sin apoyo, pero ya podía hacerlo. Sonrió al general.
— ¿Qué te parece si te das un baño y vamos al templo a unir nuestras manos? este niño necesita la bendición de los dioses para sus padres.
Porque entre ellos no cabían las florituras, las peticiones de mano románticas, eran todo pragmatismo.
Khayla- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 26/09/2017
Re: Los hijos del Dios Tuerto. (Privado)
Conocía a Kahyla desde que eramos unos niños, ambos con la espada de madera en la mano soñábamos con un norte libre de la tiranía de Randulf, luchamos por convertirnos en su azote, por derramar sangre enemigo y ninguno de los dos temía al sino, a Hela o a un futuro incierto si con ello satisfacíamos los designios de unos dioses no siempre eran justos pero si nuestros.
Ella quería parir a nuestro hijo, quería darle la oportunidad de cambiar las cosas, Niord seria su nombre y no pude estar mas de acuerdo en ello, pero no así en las palabras que la ataban a una camilla abierta en canal.
-No, juro por Odin que no voy a dejarte morir, así que lucha, mueve tus piernas y empuja porque si crees que mi opción es permitir que mueras te equivocas. Parirás a nuestro hijo con dolor, peor lo traerás a este mundo no os perderé a ninguno de los dos. No me has hecho caso durante todo este tiempo, me has mantenido al margen de la decisión, pero ahora no vas a poder hacerlo.
Entrenaremos, esta vez no con la espada si no con el cuerpo, cada tarde iras al lago conmigo, en sus aguas vas a intentar ponerte en pie, fortalecer tus músculos, esta gesta vamos a afrontarla juntos y venceremos porque los dioses tienen marcado nuestro sino y es algo mas que la muerte lejos de la batalla guerrera.
Podía no estar de acuerdo, mas me importaba poco, ella era una guerrera, pero yo era otro y jamas dejaba de luchar tampoco.
Cada tarde ejercitamos sus piernas, luchamos hasta que logró mantenerse en pie, sus logros eran los míos y nuestra relación se fue estrechando hasta un punto en el que mas de una vez nos perdimos en el lecho.
No podía penetrarla, el embarazo era de alto riesgo, mas eso no impidió que sucumbiéramos en mas de una ocasión al deseo.
Aquel día llegué cansado, había estado fuera de misión, con la ropa manchada de sangre, el acero silbando a mi espalda y una sonrisa que se pintó en mi rostro la ver a Kahyla de esa guisa.
-¿celebramos algo? -pregunté deslizando mis ojos por aquel cuerpo lleno de redondeces, estaba preciosa, lo era siempre pero esa noche especialmente.
Me eché a reír a carcajadas al escucharla, tan pragmática como siempre me pedía un compromiso, matrimonio, que los dioses formalizaran lo que quisiera que fuera lo mismo.
Atajé la distancia que nos separaba y mis labios se posaron en su frente con cuidado de que mi cuerpo embarrado no manchara lo que de seguro le había llevado toda la tarde preparar.
-¿Me amas? -mi pregunta pudo sonarle absurda, quizás lo era, íbamos a tener un hijo ¿importaba? -no voy a casarme contigo porque consideres que soy tu única opción, vas a recuperarte y quizás ese día quieras enlazar tu vida a la de un hombre por el que sientas algo mas que la unión de lo que crece en tus entrañas.
Con una esclava no me importaría, yo era mayor, quería un linaje, quería simplemente una mujer que me amara y respetara y podía sacrificar lo primero con tal de que fuera dócil, me tuviera la casa limpia y me ofreciera sus piernas cuando volviera cansado de la batalla, pero no quería eso para Kahyla, no si sus sentimientos no acompañaban cada encuentro.
-No, no hasta que no me ames. -sentencié aflojando los correajes de la armadura para quitármela. Pude ver su desconcierto que choco con mi mirada casada -no quiero la resignación en tu vida...lo siento Khayla.
Ella quería parir a nuestro hijo, quería darle la oportunidad de cambiar las cosas, Niord seria su nombre y no pude estar mas de acuerdo en ello, pero no así en las palabras que la ataban a una camilla abierta en canal.
-No, juro por Odin que no voy a dejarte morir, así que lucha, mueve tus piernas y empuja porque si crees que mi opción es permitir que mueras te equivocas. Parirás a nuestro hijo con dolor, peor lo traerás a este mundo no os perderé a ninguno de los dos. No me has hecho caso durante todo este tiempo, me has mantenido al margen de la decisión, pero ahora no vas a poder hacerlo.
Entrenaremos, esta vez no con la espada si no con el cuerpo, cada tarde iras al lago conmigo, en sus aguas vas a intentar ponerte en pie, fortalecer tus músculos, esta gesta vamos a afrontarla juntos y venceremos porque los dioses tienen marcado nuestro sino y es algo mas que la muerte lejos de la batalla guerrera.
Podía no estar de acuerdo, mas me importaba poco, ella era una guerrera, pero yo era otro y jamas dejaba de luchar tampoco.
Cada tarde ejercitamos sus piernas, luchamos hasta que logró mantenerse en pie, sus logros eran los míos y nuestra relación se fue estrechando hasta un punto en el que mas de una vez nos perdimos en el lecho.
No podía penetrarla, el embarazo era de alto riesgo, mas eso no impidió que sucumbiéramos en mas de una ocasión al deseo.
Aquel día llegué cansado, había estado fuera de misión, con la ropa manchada de sangre, el acero silbando a mi espalda y una sonrisa que se pintó en mi rostro la ver a Kahyla de esa guisa.
-¿celebramos algo? -pregunté deslizando mis ojos por aquel cuerpo lleno de redondeces, estaba preciosa, lo era siempre pero esa noche especialmente.
Me eché a reír a carcajadas al escucharla, tan pragmática como siempre me pedía un compromiso, matrimonio, que los dioses formalizaran lo que quisiera que fuera lo mismo.
Atajé la distancia que nos separaba y mis labios se posaron en su frente con cuidado de que mi cuerpo embarrado no manchara lo que de seguro le había llevado toda la tarde preparar.
-¿Me amas? -mi pregunta pudo sonarle absurda, quizás lo era, íbamos a tener un hijo ¿importaba? -no voy a casarme contigo porque consideres que soy tu única opción, vas a recuperarte y quizás ese día quieras enlazar tu vida a la de un hombre por el que sientas algo mas que la unión de lo que crece en tus entrañas.
Con una esclava no me importaría, yo era mayor, quería un linaje, quería simplemente una mujer que me amara y respetara y podía sacrificar lo primero con tal de que fuera dócil, me tuviera la casa limpia y me ofreciera sus piernas cuando volviera cansado de la batalla, pero no quería eso para Kahyla, no si sus sentimientos no acompañaban cada encuentro.
-No, no hasta que no me ames. -sentencié aflojando los correajes de la armadura para quitármela. Pude ver su desconcierto que choco con mi mirada casada -no quiero la resignación en tu vida...lo siento Khayla.
Lund Around- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2017
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