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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Naitiri Zahir Dom Dic 17, 2017 12:13 pm

Había pasado ya varios meses desde que se había celebrado la boda y las cosas parecían tornar un poco a la normalidad, aun no me podía creer que me hubiera casado finalmente con el que ahora era mi marido y lo cierto es que los meses que habían pasado habían sido los mejores, sabía que aún quedaba mucho por venir y que aquello solo era el principio y el comienzo de todo el camino que aún nos quedaba por delante. En esos meses también me había centrado en la tarea de que mi padre y mi marido fueran limando asperezas, parecía que mi padre entendía que él había sido el hombre que había escogido para pasar el resto de mi vida y algo me hacía pensar que conforme pasaban los días y me veía con él se daba cuenta de que me hacía feliz, de que era lo que quería para mí. Sus comienzos debía de admitir que no habían sido para nada buenos y ese primer contacto entre ellos fue más frustrante de lo que nunca me atrevería a reconocer, porque sí que me dolió que se llevaran de esa forma pero siempre había albergado la esperanza de que ambos se entendieran y si no lo hacían por ellos al menos que lo hicieran por mí, ya que era el punto de unión entre esos dos hombres. Mi madre ayudó bastante, desde su llegada papá estaba más tranquilo y calmado y seguramente aunque ella no me lo hubiera dicho seguro que medió y habló con él para que entrara en razón... lo cierto es que las cosas habían mejorado bastante y me hacía feliz, al fin y al cabo ahora eran familia y eran una parte importante y vital para mí por lo que lo agradecía. Esa sería la primera navidad que pasaría realmente en familia, nosotros no éramos dados a celebrar la navidad al menos como se celebraba en París, pero llevaba ya tantos años viviendo en la ciudad que me apetecía juntar a la familia y pasar una noche todos juntos, ¿por qué no? Se suponía que eran tiempos para estar todos juntos con la familia, tiempos de paz, de tranquilidad, de felicidad... no es que hiciera falta un día especial para ello pero se notaba que el ambiente en la ciudad comenzaba a cambiar poco a poco. Los comercios poco a poco se iban adornando con decoraciones típicas navideñas, la nieve había llegado a la ciudad y se podían ver a los niños jugando lanzándose bolas de nieve unos a otros.

Sabía que mis padres les podría resultar raro todo aquello, a mí también me había pasado el primer año que pasé en París pero al final me había acostumbrado y aunque yo no era católica sí me gustaban esas fiestas por que reunía a la familia, siempre quise formar una y ahora que había dado el primer paso casándome quería pasar esos días junto a ellos. Sabía que Ubbe tampoco era católico, no hacía falta que lo preguntara, y tampoco sabía demasiado si había celebrado la navidad aunque dado que su madre sí era católica quizás alguna vez la celebró, sabía que nada tenía que ver con sus costumbres igual que me pasaba a mí con las mías pero no se hacía mal a nadie y unos días tranquilos no le venían nada mal, ni a él ni a mí. Esa noche había quedado con mi padre en casa para comentarle el tema de la navidad, y así también aprovechaba y pasaba tiempo con ellos, no es que no quisiera verlos pero en esos meses el trabajo en el museo había aumentado y tenía más trabajo lo que me hacía llegar tarde a casa y bastante cansada como para querer algo más que echarme en la cama y que mi marido me mimara un rato, así que ya que esos días me los habían dado libres por las fechas que eran decidí aprovechar la oportunidad. Estaba recostada en el sofá leyendo uno de los libros que me había regalado Astrid la última vez que la había visto, Isis estaba tumbada a mi lado con su cabeza en mi regazo y el cachorro le mordía intentando que jugara con él aunque no parecía que mi perra le hiciera demasiado caso.



-Thor –lo llamé apartándolo para cogerlo al ver que tiraba y mordía a mi perra para llamar su atención- al final vas a conseguir que te de un bocado –sonreí de lado porque ahora intentaba jugar conmigo, era un cachorro un poco bruta que no medía demasiado pero sabía que nunca lo hacía a malas. Le gustaba morder los dedos y recostado entre mis brazos jugaba a atrapar su hocico, algo que lo hacía rabiar y me gruía mostrándome los dientes, cuando acercaba mi mano intentaba pararme con sus patas pero al final siempre lograba cogerle el hocico. Dejamos de jugar cuando tocaron a la puerta y los dos se levantaron para ir hacia allí, me levanté sacudiéndome el vestido y fui a abrir la puerta sabiendo quien estaba tras ella. Sonreí al encontrarme las caras de mis padres que fueron abordados por mis perros mientras me apartaba a un lado y los dejaba entrar, una vez dentro les di un abrazo y un beso a cada uno- me alegro mucho de veros –los condujo hasta el salón donde nos sentamos en el sofá- ¿os apetece beber algo? –Me mordí el labio al lanzar esa pregunta que hacía rutinaria cuando venía alguien y ellos se rieron negando- siento que no nos hayamos visto tanto como me gustaría, pero el trabajo me tiene bastante ocupada –mi madre sonrió, sabiendo de lo que hablaba, y le restó importancia- ¿qué tal vosotros? ¿Cómo llevas la tienda, papá? He oído que cada vez tiene más clientela y que la tienda va bastante bien... al final tendrás que ampliar el local –sonreí mientras los miraba, parecía un sueño tenerlos allí a los dos juntos de nuevo. La vida me daba una segunda oportunidad trayéndomelos de vuelta.
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Mensaje por Naeem Zahir* Mar Ene 09, 2018 10:49 am

Desde el enlace, pasaron unos meses en los que podía decir que su familia estaba más unida que nunca. Fue un día feliz, memorable e inolvidable. El norteño al principio no fue se su devoción pero poco a poco comenzó a entenderlo. La quería, era un hecho y eso para él era totalmente indiscutible, cuando la miraba dejaba de ser ese bruto guerrero y se convertía en un hombre enamorado y entregado, capaz de dar su vida por ella.  

Al final, se asentaron en París. Tahirah deseaba estar cerca de Naitiri y él pensaba exactamente lo mismo, Egipto sería siempre su hogar pero como él mismo solía decir...”el hogar reside en donde la familia se encuentre”, seguiría los pasos de Naitiri allá donde fuera, claro que en su total libertad. Fueron una familia ejemplar y muy unida, lo cierto es que le hubiese deseado tener más hijos, su hija no podía ser más hermosa y con un corazón y fortaleza insuperables, de eso no había duda. Le pesaba pensar en lo sola que se sintió durante esos días en los que no pudo estar a su lado, necesitando y anhelando a su familia.

Todo pudo ser más fácil pero ahora estaban juntos e iban a aprovechar cada segundo como si fuese el último.

El último encargo le llevaba gran parte de su tiempo, una familia de gran nombre de la realeza encargó veinte vestidos , los tendría que haber en tiempo record...todo un reto para el sastre. Encaje, pedrería, seda, terciopelo, colores vivos , más sombríos...apagados. Sumergido en bocetos, los dedos ágiles del egipcio se paseaban por el papel encontrando el diseño perfecto para la matriarca luciese radiante. Dejó escapar un suspiro, desviando la mirada hacia el reloj de la pared, a este paso terminarían llegando tarde.

Excusándose y con hilos por todas partes adornando el traje, se dirigieron a la casa de su pequeña. Por el camino, en silencio y mirada al frente, intentaba centrar la atención en su esposa pero le resultaba realmente imposible, esa pregunta no dejaba de resonar en su mente una y otra vez.

-¿No hubieses querido más hijos? -soltó sin pensar justo cuando la puerta se abrió, la sonrisa de su hija alumbró la noche, tomó la mano de Tahirah y entró tras ella, dejando un beso en la sien de la joven y otro en la palma. -Lo entendemos, ando sumergido en un encargo del que aparte de lo que cobre por ello, me trae por la calle de la amargura...espero acabar en un mes, tampoco es que tenga más tiempo -chasqueó la lengua, su lado más humano, olvidando que podía hacer y rehacer a su antojo -Aunque eso se puede... arreglar. ¿Y tú hija? -estaba radiante, preciosa, como un sol resplandeciente.
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Mensaje por Naitiri Zahir Sáb Ene 20, 2018 10:30 am

Me sentía un poco mal tener abandonados a mis padres y no poder verlos tanto como quería, sobre todo después de haber pasado la mayor parte de mi vida alejados de ellos y ahora que la vida me daba una segunda oportunidad, más bien nos daba a los tres, de algún modo sentía que no la estaba aprovechando del todo como en realidad debería de estar haciendo. No es que no los viera porque no quisiera, simplemente, el trabajo en el museo me tenía demasiado ocupada y no disponía del tiempo suficiente y que yo quería para poder verlos, la mayoría de las noches llegaba tarde a casa y tan cansada que lo único de lo que tenía ganas era de cenar un poco y tumbarme en el sofá junto a mi marido, dejar que me mimara un rato y pasar tiempo con él, algunas noches incluso me había quedado dormida entre sus brazos y me había tenido que llevar a la cama, por suerte los fines de semana los tenía libres y podía pasar más tiempo con él y compensarle por ello porque muchas veces tenía que hacer la cena y esas cosas que, según él, solo eran propias de las mujeres y no de un general de su talla. El trabajo me tenía un poco absorbida pero eran unas semanas duras que teníamos por delante y la mayor parte del tiempo era ese el motivo por el que no los veía, por eso había querido invitarlos esa noche para además de verlos comentarles algunas cosillas, era la primera navidad que pasaríamos juntos después de tanto tiempo y me apetecía hacer algo, aunque no tuviera que ver con nuestras costumbres pero sí juntarnos todos, cenar juntos aunque eso con ellos era un tanto complicado... disfrutarlas ahora que nuestras vidas habían cambiado y que por fin venían vientos favorables, que todo lo malo lo habíamos dejado atrás y quizás era eso lo que quería celebrar junto a ellos. Cuando abrí la puerta y los encontré una sonrisa se extendió en mis labios y los dejé pasar aunque enseguida fueron abordados por mis perros que fueron a saludarlos, mi madre dejó un beso en mis mejillas y mi padre dejo uno en mi frente y otro en mi mano, les hice un gesto para que entraran y nos sentamos en el sofá para poder charlar tranquilamente, les iba a servir algo de comer pero no terminaba de acostumbrarme a que ahora se alimentaban de otra manera, así que saqué algo para que pudieran beber.

Sabía que mi padre había tenido bastante clientela desde que había abierto la tienda y una mujer de la alta clase le había pedido un vestido para que se lo confeccionara, había gustado a las demás y le habían pedido que le dijeran quién había hecho tan precioso traje por lo que la fama de mi padre había aumentado en París y no dudaba de que pronto tuviera que ampliar la tienda o mirar otro local más grande para poder seguir trabajando, me alegraba por él porque siempre había sido un buen sastre y aún me acordaba de cuando era pequeña y me colaba en su taller para simular que los trajes eran míos y me vestía con sus telas como si fuera una princesa, no había que ver el vestido que me había hecho para la boda para lo bueno que era, vestido que tenía guardado con mucho cariño en el armario y que me hacía sonreír como una idiota cada vez que lo miraba recordando ese día, se me hacía increíble que tan solo hubieran pasado un par de meses desde mi enlace con el vikingo pero todo nos iba muy bien, también lamentaba un poco no poder pasar más tiempo con él pero lo compensábamos cuando teníamos oportunidad. Escuché a mi padre sobre el nuevo encargo que tenían y sonreí de lado mirándolo, me alegraba que hubiera podido retomar su empleo ya que era uno que le gustaba y di un trago al vaso que tenía en mis manos explicándome sobre dicho encargo, al parecer tenía un mes para entregarlo y parecía estar un poco estresado, por lo que habían dicho eran trajes para una familia de la alta sociedad y si le salía bien eso podría traerle más clientes que pagarían una buena suma por sus vestidos.



-Parece que se te olvida que ahora puedes ir más deprisa que cuando eras humano, deberías de utilizar eso a tú favor –mi madre sonrió riendo por lo bajo como si fuera algo que le resultara familiar, miró a mi padre de soslayo y luego me miró a mí con una sonrisa.
-Eso le he dicho yo varias veces, incluso que puedo ayudarlo en alguna de las cosas si es necesario... pero ya sabes lo cabezota que es tú padre que cuando algo se le mete entre ceja y ceja no para –reí entre dientes por ello asintiendo con la cabeza mientras mi padre nos miraba a una y a otra como si las dos nos hubiéramos puesto en su contra.
-Puedes incluso hasta convencerles para que te den algo más de plazo si resulta que vas muy apurado, ahora lo tienes más fácil que antes –di otro trago al vaso y fue mi turno cuando mi padre me preguntó qué tal estaba- lo cierto es que muy bien, algo cansada y agotada por el trabajo en el museo pero por lo demás no tengo queja alguna, la vida de casada me va bien y aunque me gustaría pasar más tiempo con él estas semanas he ido un poco agobiada en el trabajo –hice una pausa- tenemos muchas cosas que organizar y en dos semanas el museo va a hacer una exposición así que tenemos que tenerlo todo preparado, al ser la directora del departamento tengo que revisar todo lo que hagan y asegurarme de que está correcto... pero es un trabajo que me gusta así que merece la pena. Podríais venir a la exposición, os puedo dar unos pases por si os apetece, por la noche también estará abierto y creo que alguno de los días se hará una fiesta, puedo colaros –dije con una sonrisa ladeada a lo que mi madre se reía y negaba con la cabeza, sabía que sobre todo a ella le gustaría ir a esa exposición.
-¿Y Ubbe? ¿Dónde está mi yerno para saludarlo y verlo? –Preguntó mi madre al percatarse de que el vikingo no estaba en la casa.
-Le he dado la noche libre –sonreí de lado y me reí por sus caras como si no entendieran- es broma, ha quedado con sus hermanos y con su primo para tomarse algo en la taberna –los miré un momento y lancé un suspiro- a veces me siento mal por saber que se ha quedado aquí conmigo alejándose de su familia cuando sé lo importante que es para él –giré el anillo con mis dedos haciendo una leve pausa- sé que fue su decisión quedarse y que vamos a visitar el norte tanto como podamos para que no esté lejos de su familia pero... me siento un poco como la culpable. Niels se va a quedar aquí y tiene el mismo dilema que él y, por ese lado, al menos ya no está él aquí solo... supongo que como yo sé lo que es crecer y estar lejos de tú familia, sabiendo lo pegados y unidos que están ellos, no quiero que sufra también esa distancia.
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Mensaje por Naeem Zahir* Vie Ene 26, 2018 1:46 pm

Le otorgaron con el regalo de la inmoralidad, sin pedirlo y menos esperarlo. Le apartaron de las personas que más amaba en el mundo, su familia a cambio de  lealtad y seguir unos pasos no deseados. La sombra de esa mujer le perseguiría hasta el último instante de su existencia, asegurándose bien que el egipcio estuviese a su alcance cuando desease y no olvidase a quién pertenecía. Años de huida, soledad y desesperanza. Y esos años, obtuvieron la recompensa de tener justo lo que tenía ahora, todo, todo cuanto necesitaba...olvidándose de su pasado, presente y futuro, Hasta que regresase para recordarle lo que jamás debería olvidar.

Las dos mujeres de su vida, parecían haberse puesto de acuerdo con el tema de la tienda en cuestión. No dijo nada, la mirada oscura del vampiro se centró en las llamas de la chimenea, las cuales de algún modo la sensación de calor o lo que recordaba, acariciarle la piel hasta arder. Se negaba  a abandonar su lado más humano.

-Todo sale mejor si te tomas tu tiempo, el que necesita...sin prisa pero sin pausa. Os lo he dicho miles de veces -frunció ligeramente el ceño junto con una sonrisa en los labios. El hecho de prestarles su ayuda lo agradecía pero ambas sabían lo que disfrutaba con su trabajo y lo que le costaba ceder a que cualquiera le ayudase, fuesen ellas o unas manos expertas, su taller era su taller -Mis habilidades serán utilizadas si es necesario. Sé lo que somos... aunque a veces se me olvide -dejó escapar un suspiro, buscando la mano de su esposa y entrelazar sus dedos, tan hermosa y radiante como el primer día.

-Iremos a la exposición, seguramente tu madre me arrastre por cada rincón explicando cada objeto con pelos y señales, prefiero las señales... -rió por lo bajo por la broma, la sonrisa se congeló en sus labios al nombrar al que sería el padre de sus nietos, las cosas iban mejor, bien encauzadas... y permaneció en París, cosa que agradecía aunque no importaba dónde fuesen, él seguiría sus pasos y no la abandonarían nunca más, estarían por siempre para ella. Era feliz, un hecho tan obvio como que estaba viva.

-Todos necesitamos ese momento de paz, el mío es la aguja e hilo, beber nunca fue el santo de mi devoción -conocía el estado en el que terminaban esas reuniones, no tenía nada en contra, es más... se atrevió a desafiar a Tahirah con la proposición que se quedaría en el aire -Una noche podríamos salir sólo los hombres, a ver cuánto duro en pie...quién sabe si el novato tome las riendas de la noche. Y a todo esto... ¿no deberías descansar después de la exposición? Podríamos hacer un viaje, todos juntos...qué remedio -entornó los ojos, un guiño de ojo a su hija por la broma -Mi pequeño jazmín...deberías tener tiempo para ti misma, cuando nos olvidamos de nosotros mismos... ya no hay vuelta atrás. Tu madre puede ayudarte y así estarás más tiempo con tu esposo, así me podrá enseñar esas rondas de alcohol a la que acostumbra ir con sus hermanos y primos... y no es a mal que nos conocemos y ya estás pensando lo que no es ¡oh vamos! Ya sabes... -él mismo se estaba metiendo solo en el jardín...a ver cómo salía de esta.
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Mensaje por Naitiri Zahir Vie Feb 02, 2018 9:16 am

Ver a mis padres juntos de nuevo uno al lado del otro frente a mí era uno de los mejores regalos que me había podido dar la vida, una segunda oportunidad con ellos que no desperdiciaría por nada del mundo y que aprovecharía al máximo. Ya los había perdido por muchos años, en unos momentos en los que me hicieron mucha falta y no los tuve, así que quería compensar el tiempo perdido. Tiempo que ahora mismo por cuestiones de trabajo no es que tuviera mucho, debía de ponerme al día con el museo y con las entregas que nos habían llevado así como organiza la próxima exposición que se haría en apenas un par de semanas y que nos traía a todos de cabeza porque teníamos mucho que hacer en muy poco tiempo, sumándole que las piezas nuevas que habían traído el museo también las quería exponer y eso significaba más trabajo para tan poco tiempo, por lo que el estrés y los nervios iban a ir de la mano en esos días... pero era lo que quería hacer, por fin había centrado mi vida como realmente quería, haciendo lo que me gustaba, siendo libre para decidir por mí misma, formando una familia como siempre había soñado, casándome con el hombre que me había robado la razón y el corazón. Ahora solo me faltaba tener un poco más de tiempo para pasarlo no solo con él, sino con mis padres también e ir viendo como poco a poco Ubbe y mi padre limaban esas últimas asperezas que les quedaban y que todavía parecía que no querían limar del todo. Yo estaba convencida de que pronto todo quedaría como una anécdota que contar en el futuro, no tenía duda alguna de que cuando me quedara embarazada y tuviéramos a nuestros hijos esas pocas asperezas que les quedaban se terminarían por limar cuando mi padre fuera abuelo y viera a sus nietos, yo lo sabía y estaba convencida de ello. Me alegraba que fueran mejor que al principio y que mi padre hubiera entendido que era el hombre que había elegido para pasar el resto de mi vida a mi lado, que viera y se diera cuenta de que aunque sus formas y su apariencia pudiera ser de un hombre rudo me amaba, y eso era lo que más importaba de todo.

Me reí cuando mi padre, como siempre hacía, nos decía a mi madre y a mí que las cosas se tenían que hacer con el tiempo que precisaban, no con prisas ni nada por el estilo. Mi padre aunque era un vampiro todavía no era consciente del todo de lo que podía hacer con sus habilidades, era como si se centrara más en la parte humana que tenía y que olvidara de la parte de vampiro aunque es lo que era, no veía que si necesitaba más tiempo para que los vestidos salieran perfectos podía hacer que ellos le dejaran más tiempo para hacer las cosas con tan sólo utilizar sus poderes, pero como él decía solo lo haría si era realmente necesario. Ninguna de las dos comentamos nada al respecto porque sabíamos cómo era y yo me encogí de hombros dando un trago a la taza que llevaba entre mis manos, observándoles incluso con el más mínimo movimiento que hacían. Siempre había sido muy curiosa y como ello me fijaba muchísimo en los pequeños detalles, siempre lo había hecho y en esa ocasión no me pasó desapercibido cómo mi padre tomó la mano de mi madre apretándola y acariciándola con sus dedos, sonreí por aquel gesto para luego decirles que podían venir a la exposición y que yo los colaría, sabía de sobra que mi madre iría sin que yo le dijera nada y que arrastraría a mi padre para que la acompañara así que por eso mismo se lo había dicho, porque sabía que iban a ir y yo podía darles pases vip ya que trabajaba en el museo y muchos de los que trabajaban allí lo hacían con sus familias, así que ¿por qué yo no? Reí ante la respuesta de mi padre acariciando a Thor que, recostado contra mi pierna, ponía una de sus patas demandando mi atención para que lo acariciara mientras tiraba hacia atrás su cabeza y me miraba como si quisiera ablandarme y que cediera para acariciarlo, cosa que consiguió con bastante facilidad.



-Por eso os lo he dicho, porque sé que mamá te arrastrará a la exposición y yo puedo daros pases vip para que podáis disfrutar –sonreí de lado ante la risa que soltó mi padre y la mirada que le echó mi madre por ello mientras yo negaba con la cabeza, hasta que mi madre me preguntó por Ubbe y alcé mis ojos para mirarla, estos antes de contestar fueron a mi padre que había enmudecido de pronto, y volví a mirar a mi madre para decirle que estaba bebiendo con sus hermanos y con su primo en la taberna. A veces me era imposible no sentirme un poco “culpable” de que no estuviera con su familia en el norte, sabía que era su decisión pero también sabía que a él París no le gustaba, me lo había dicho muchas veces y si se quedaba aquí era únicamente por mí, porque yo lo ataba... y que estuviera lejos de su familia no me gustaba, por eso pensábamos visitarlos tanto como nos fuera posible y estar allí algunas temporadas. Lancé un suspiro bajando de nuevo mis ojos al cachorro que parecía que se quedaba durmiendo tumbado a mi lado pegado a mi pierna y luego la volví a alzar para mirarlos- sé que para él pasar tiempo con su familia es como darle fuerzas renovadas, aire nuevo... no le voy a poner ninguna pega ni impedimento para ello, sino al contrario, me alegro que al menos aquí tenga a alguien de su familia para darle esas fuerzas –enarqué una ceja ante las palabras de mi padre y me reí, me reí porque sabía y conocía cómo bebían esos vikingos y el aguante que se tenían- ¿estás seguro de eso? Papá, que no te siente mal pero... ni siendo vampiro creo que aguantes como lo hacen ellos bebiendo –seguí riéndome negando con la cabeza- créeme, los he visto –dije asintiendo con la cabeza pero en parte era una buena idea, ¿por qué no? Quizás aunque al principio estuvieran un poco tensos pudieran llegar a entender y comprenderse mejor el uno al otro- se lo diré a Ubbe para que vayas con él la próxima vez, creo que quizás hasta te sorprendas y te den otra visión de ellos más allá de la ruda impresión vikinga que tienen –mordí mi labio sin perder la sonrisa.
-Y yo puedo echarte una mano en el museo mientras tú padre bebe junto a tu marido –asentí con la cabeza volviendo mi vista a mi padre.
-¿Estás seguro de eso? No estoy pensando a mal papá –dije riéndome para sacarlo del apuro mientras mi madre le daba un manotazo en el hombro y yo me reía por la situación, mi padre no sabía dónde se estaba metiendo pero en el fondo me hacía hasta gracia el pensarlo- decidido entonces, la próxima vez le diré a Ubbe que te lleve con él y echéis unos tragos –dije sonriendo dejando la taza frente a la mesita que tenía- en realidad no solo os he querido invitar para veros, sino porque quería hablaros de un tema –hice una leve pausa- estamos en unas fechas donde en París tienen una tradición entorno a la navidad y aunque no sea de nuestra cultura ni sea algo típico en nuestras costumbres, me gustaría hacer algo referente a ello. Es el primer año que vamos a pasarlo juntos y no sé, me gustaría celebrar algo aunque no tenga nada que ver con la navidad... simplemente un motivo por el cual juntarnos todos. Quizás a vosotros os parezca un poco extraño pero llevo viviendo aquí ya unos cuantos años y siempre quise celebrar algo así con mi familia, una cena todos juntos, pasar la noche entre risas, bebiendo y jugando.... no tiene por qué ser con el tema en cuestión sino un motivo para juntarnos todos y disfrutar. Así que, ¿qué me decís?
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Mensaje por Naeem Zahir* Lun Feb 05, 2018 11:11 am

La sola idea de acabar con el vikingo y los suyos en una taberna, se le antojaba más que una locura, la clave para entender aquel hombre y sus costumbres. Los hombres entre ellos, se entendían mejor y quién sabía si ese era el aliciente que les faltaba. Disfrutaba de ese momento en familia, los tres juntos, como hacía mucho, rememorando a esa tiempo en el que su vida era muy distinta a la de ahora.

[color1=white]-Iremos a la exposición, ya lo sabes. Te lo prometí, iré... no me olvidaré, además tu madre está siempre detrás, recordándome incluso que coma...beba...o lo que sea a lo que se llame tal cosa [/color]-la risa de Tahirah tras él, una sonrisa cómplice a ambas, una risa que terminó escapando de sus propios labios. Era feliz en ese momento, muy humano sin olvidar de ese regalo otorgado.

-Beber junto a tu marido ¿por qué no se nos ha ocurrido antes? No prometo nada, no me refiero a... en realidad a nada. Intentaré ser normal, adaptarme...pero si es una especie de tregua. Una tregua ¡eso es! -entornó los ojos, mirando fijamente a su hija, realmente deseaba ser el hombre que ella deseaba, entiendese no sólo a su marido... se le fuesen esas ideas absurdas de la cabeza. -Bien, yo mismo iré a la taberna ¿dices que está ahora con su familia, cierto?-

Tahirah se adelantó a tomarle de la mano, tirar de él hacia sí y dejar su cabeza apoyada en su pecho, un claro gesto de que no fuese, no sería el momento y Ubbe no lo esperaría, podía pasar por un ataque al vikingo. Naeem, clavó sus orbes oscuras en las de su hija, igual que su madre...en el rostro y su cuerpo... pero esos ojos, esa mirada... igual que la suya. Le llegó a lo más hondo, una súplica silencioso, el deseo infinito de que por fin se llevasen bien.

-Está bien. Esperaré al momento perfecto y sobre la celebración...-se quedó en silencio durante unos segundos, como si no le pareciese buena idea, la sonrisa desapareció...dejando ese gesto de preocupación como si nada pudiese salir bien -Celebraremos, beberemos ...sólo beberemos, mientras nos describís lo delicioso que ha salido la cena -bromeó estrechando a Tahirah entre sus brazos, un beso en la frente y una sonrisa en los labios, todo saldría bien...estaba seguro de ello.

Los nietos llegarían, volvería a tener la oportunidad de criar a los hijos de Naitiri y Ubbe. Unos niños que le darían la vida que perdió, volviendo a sentirse vivo, por segunda vez.

-¿Y esa bebida? Te acompañaremos, no me gusta que estés sola. Nos quedaremos hasta que vuelva -estaba decidido, todo parecía tomar su lugar...no sería fácil, sólo tenían que poner ambas partes, comenzar a ser esa familia que fueron. Todos juntos.
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Mensaje por Naitiri Zahir Mar Feb 20, 2018 9:03 am

No podía evitar que me hiciera bastante gracia el hecho de que mi padre fuera a la taberna alguna noche junto con Ubbe para beber con él y con su familia... era una escena utópica totalmente que se me antojaba un tanto extraña pero que sin saber muy bien por qué hizo que me riera durante un par de segundos. La verdad es que no los veía, más bien, porque mi padre no era muy dado a beber y sabía que ellos sí eran dados a hacerlo, los había visto en varias ocasiones y el aguante que tenían ni siquiera mi padre siendo un vampiro podría seguirles el ritmo y aguantar como lo hacían ellos. Sin embargo también sabía que quizás fuera lo que necesitaran para comprender un poco mejor al otro y terminar de limar asperezas. Cuando se conocieron admitía que las cosas no habían salido como yo había planeado, mi padre era de ideas más cerradas y algo más “antiguas” mientras que mi madre era mucho más abierta para esas cosas y enseguida se llevó bien con Ubbe. Entendía que siendo la única hija que mi padre tenía tuviera que protegerme porque, en cierto sentido, todavía no me visualizaba como la mujer en la que me había convertido centrado en el recuerdo de cuando era niña... y por eso mismo sabía que había chocado con Ubbe. Vale, entendía que no era a lo que él estaba acostumbrado y que el aspecto rudo y salvaje del vikingo hubiera hecho que lo prejuzgara y tuviera una idea bastante equivocada de cómo era él... pero ya había quedado más que claro y demostrado cómo era él y que, pese a toda esa fachada de hombre rudo, tenía un corazón de oro y era encantador y dulce... aunque ni él mismo se diera cuenta en algunos momentos. Para mí era importante que se llevaran bien y que pudieran estar cómodos en la presencia del otro, cuando yo había estado con la familia de Ubbe me había sentido una más y eso quería que sintiera él con mis padres... al fin y al cabo íbamos a pasar nuestra vida juntos. Aunque tenía la sospecha de que mi padre acabaría por ceder cuando le diéramos un nieto, vale sí, me lo imaginaba fulminando al vikingo cuando se enterase del embarazo pero estaba convencida de que luego cedería. Los miré a uno y a otro apoyada contra el sofá con la jarra en la mano aunque no llevaba alcohol en ella puesto que solo bebía cuando lo hacía Ubbe, sonriendo mientras me fijaba en sus caras.

Sabía que mi madre arrastraría a mi padre al museo para ver la exposición y no me cabía duda alguna, es más, me los imaginaba entrando por la puerta con la cara de emoción de mi madre y la de aburrimiento de mi padre solo por acompañarla. Casi siempre que veía a mi madre me preguntaba qué tal me iba en el museo y a veces podía ver un tinte de tristeza en su mirada como si ya no pudiera dedicarse por completo a lo que le gustaba. Le pregunté muchas veces por aquellos cuadernos para que me contara todo aquello que yo no sabía, aunque no me había dicho mucho y seguramente era para no meterme en algún que otro problema y en líos ahora que tenía la vida que siempre había deseado. Di un trago al té que llevaba en la taza mientras veía cómo mi madre le hacía un mohín a mi padre por sus palabras, es más, en cuanto dijimos que lo mejor sería que alguna noche fuese con Ubbe a la taberna este se levantó como si fuera el momento adecuado e indicado siendo parado por mi madre quien lo cogió del brazo, hecho que me hizo reír entre dientes negando con la cabeza con diversión. Sabía que él también quería llevarse bien con él y hacerlo por mí y de verdad deseaba que lo lograran. Acabé riéndome enarcando una ceja cuando se lo tomó como una tregua que podían hacer y bueno, por algo se empezaba... al menos el paso lo había dado y estaba dispuesto a intentarlo de nuevo y borrar ese primer y fatal encuentro.



-Deja que se lo comente cuando lo vea y que te avise para la próxima vez ¿vale? Te aseguro que te sorprenderías cuando los vieras bebiendo juntos, no vas a aguantar su ritmo porque ya me los conozco pero son muy buena gente pese a sus apariencias. Cuando estoy con ellos me siento como una más de su familia y quiero que él sienta lo mismo cuando está con nosotros, al fin y al cabo somos familia ¿no? –pregunté aunque mi mirada se centraba más en mi padre que en mi madre. Asentí con la cabeza cuando me habló sobre la celebración que le había propuesto y me mordí el labio, siempre se me olvidaba el pequeño detalle que de ellos no comían aunque sí podían beber y al menos pasaríamos un tiempo todos juntos. Enarqué una ceja cuando me preguntó por la taza que tenía entre mis manos- ¿esto? Es té –aclaré con una sonrisa porque quizás se había pensado que era algo de bebida pero lo cierto es que no era muy dada al alcohol... solo en ocasiones puntuales. Pero lo que me hizo sonreír fue que dijera que hasta que no llegara Ubbe no se irían porque no iban a dejarme sola- papá.... he estado sola mucho tiempo y porque esté un rato sola no va a pasar nada, además tengo a Isis y a Thor para que me vigilen, me protejan y me cuiden si sucediera algo –acaricié la cabeza de cada uno ya que estaban tumbados a cada lado de mi cuerpo quedando yo en medio del sofá, Isis era más tranquila mientras que Thor era puro nervio aunque también se debía a que todavía era un cachorro... uno al que le gustaba morder demasiado- pero quedaros igualmente, os pedí que vinierais para poder estar un tiempo juntos y disfrutar ya que hacía tiempo que no nos veíamos y me apetecía estar con vosotros –y era posible que Ubbe tardara algo más en volver sabiendo que estaría bien y protegida con mis padres en casa, de lo contrario no me dejaría mucho tiempo a solas en casa.
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Mensaje por Tarik O'Caladh Mar Feb 27, 2018 10:28 am

La vida me había vuelto a dar una segunda oportunidad que no pensaba desaprovechar bajo ningún concepto, después de tantos años en los que me había visto separada de mi familia sin saber nada de ellos volvía a cruzármelos para una nueva oportunidad de estar juntos. Reconocía que fue toda mi culpa que nos buscaran y nos separaran, quizás debí de decirle a Naeem en lo que andaba metida pero me daba miedo de que pudiera recriminármelo y me dijera que había antepuesto la seguridad de mi familia a mi propio trabajo y a mis investigaciones... y habría tenido toda la razón del mundo si me dijera eso. En cuanto supe del tamaño y del alcance que tenía lo que estaba investigando cuando nos fuimos a Grecia decidí que era el momento en que debíamos de partir y alejarnos de allí para no ponerlos más en peligro, miré en mi pequeña de ocho años y no quería que nada malo pudiera pasarles. Qué ingenua fui cuando pensé que nos habíamos librado, que podríamos volver a Egipto a seguir con nuestras vidas y hacer como si no nos hubiéramos ido nunca... pero me había metido en algo demasiado peligro y no dejarían que me marchara, de ahí que nos encontraran en aquel barco con intención de separarnos. Aquella vez fue la última imagen que tuve de mi pequeña cuando me la arrebataron con tan solo ocho años de mis brazos, después de todo ese tiempo y de trabajar para aquella organización aunque yo no quisiera no supe cómo lo hice pero logré escaparme de ellos, logré huir y así fue como di con Naeem aunque estaba bastante cambiado. No lo culpaba por lo que pasó aquella noche cuando nos encontramos, para ese entonces yo conocía el mundo sobrenatural porque había tratado con ellos ya que en la organización habían vampiros y licántropos trabajando para ellos, casi perdí la vida esa noche si no fuera porque uno de los vampiros me encontró y me dio de su sangre para convertirme en lo mismo que era él, salvando así mi vida porque les era valiosa e importante para ellos, para que siguiera descifrando pergaminos y pistas para encontrar más objetos que luego vendían por un precio desorbitado sin importarles si era un objeto que se podía hacer el bien o el mal, sin importarles su historia o su valor.

Conseguí escapar de ellos y para cuando quise buscar a Naitiri me atraparon unos licántropos que al parecer les seguían la pista, a ella y a un vikingo al que andaban buscando. Me enteré de todo hasta que finalmente pude encontrarla de nuevo, sabía que algún día esos diarios la ayudarían y agradecí el guardarlos para que ella pudiera encontrarlos. Había pasado mucho tiempo pero por fin estábamos reunidos de nuevo, nunca dejaba de estar alerta porque dudaba que la organización no me buscara o no viniera a por mí en algún momento... pero mientras tanto disfrutaba de volver con mi marido y aprovechaba cada instante que pasaba con mi pequeño jazmín, mi sol que ya se había convertido en toda una mujer. Lamentaba haberme perdido tantas cosas de cuando era niña, me habría gustado verla crecer hasta convertirse en la mujer que era ahora, tan parecida a mí en tantos aspectos... al menos había podido ver cómo se casaba con Ubbe, desde el primer momento en que lo vi me di cuenta de lo mucho que la quería, sus pensamientos lo gritaban en voz alta y nada más había que ver cómo la miraba. Era cierto que quizás no era lo que hubiera esperado y que me chocó verlos juntos, pero no tenía dudas de lo que él sentía por ella y supe que nadie mejor que él para cuidarla y protegerla. Siempre me había llevado bien con Ubbe y le tenía mucho cariño, bajo toda esa ruda apariencia tenía un corazón de oro y era muy buen hombre... y eso es lo que intentaba hacerle ver a Naeem aunque a veces costaba, pero era lo que ella había elegido y había que apoyarla. Me recordaban a cuando nos casamos Naeem y yo, tan jóvenes pero tan enamorados.... sabía que los dos querían tener hijos y esperaba que para ese entonces mi marido y mi yerno hubieran limado esas diferencias sobre todo por ella, porque como bien había dicho éramos familia. Los miré a uno y a otro unos segundos mientras hablaban, ella decía que habría una exposición en el museo al que sin duda alguna iría y reí cuando Naeem fue a levantarse para buscar al vikingo para limar esas asperezas que tenían. Tomé su muñeca cuando se levantó parándolo negando con la cabeza, sabía que quería hacer lo mejor para nuestra hija pero sin duda ese no era el momento.



-Naeem, ¿no crees que debería primero tú hija de decírselo a su marido? Podéis ir cualquier otra noche y yo mientras puedo ayudarla a ella con el museo si lo necesita –ella me sonrió porque hacía tiempo que no trabajábamos juntas, de hecho estaba mirando si impartir clases o no o seguir formándome para continuar con algo que me apasionaba- me gustaría ver todo lo que ha aprendido con el paso de los años –sonreí logrando que Naeem se sentara a mi lado enlazando mis dedos con los suyos, hacía tanto tiempo que no estábamos así reunidos en familia que atesoraba cada momento. Entendía que ella estuviera ocupada con su trabajo y además él también tenía muchos pedidos y se pasaba las noches –y a veces parte de los días- en el taller para terminar los encargos que tenía, sentía que yo también debía de encontrar algo que fuera “mío” y de ahí habían surgido lo de las clases porque ya que ella había conseguido ese puesto seguramente estuviera cualificada mejor que yo para realizarlo, buscaría lo mío por otra parte. Me mordí ligeramente el labio cuando mi marido dijo que nos quedaríamos hasta que Ubbe regresara, Naeem seguía a veces pensando que Naitiri era una niña pequeña que no sabía cuidarse y me reí cuando ella le respondió que tenía a sus mascotas para cuidarla- ya sabes cómo es tú padre, nos quedaremos hasta que vuelva Ubbe y así de paso aprovecho y lo veo también –sabía de las inquietudes de Naitiri con respecto a que él se quedara en París, lo habíamos hablado un par de veces pero fue decisión de él quedarse junto a ella y ella no debía de mortificarse siempre con eso- me alegra mucho que estéis juntos y hayas encontrado esa persona, cuando os vi por primera vez no voy a negar que me chocasteis porque no es lo común, pero me bastó un minuto con él para darme cuenta de sus sentimientos y de que eran fuertes... y estoy segura de que tú padre no duda de eso, ¿verdad que no cariño? –Di unos leves golpecitos en su mano para que me respondiera, era imposible negar que no se amaban después de lo que habíamos visto en la boda y de cómo se miraban, además que sus pensamientos eran altos y claros- simplemente le choca su apariencia ruda, ¿si le ponemos un traje crees que cambiarías de opinión? –Pregunté con una pequeña risa que fue seguida por la de Nai mientras él nos miraba como si conspiráramos en su contra, algo que no era del todo mentira.
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Mensaje por Ubbe Cannif Mar Feb 27, 2018 12:26 pm

Habíamos pasado la noche contando chanzas, bebiendo y bromeando sobre lo gilipollas que eran los hombres de estas tierras. A ninguno de nosotros nos gustaban una obviedad que no pasaba desapercibida pues a estas alturas no habíamos conseguido adaptarnos a la sociedad, nos miraban de reojo, como si se sintieran superiores, ante sus ojos eramos vagabundos.
Niesl tenia las cosas claras, este no era su lugar, no sabia si eso significaría perder o no a Devon, peor no iba a quedarse, de hacerlo acabaría echándoselo en cara. El norte, Akershus, eso corría por sus venas con la misma velocidad que el fuego de nuestras fraguas y aunque respetaba mi decisión, bien sabia no la compartía.
Yo era norte y allí acabaría sintiéndome solo.
Yo amaba a Nai y supongo ese era el motivo que me llevaba a quedarme, ella había pasado una vida lejos de su familia y era injusto pedirle que tras haber sido prostituta y ganarse con esfuerzo su sitio en el museo, lo dejara todo por salir corriendo tras un bárbaro al que le guerra lo llamaba con demasiada fuerza.

Bebimos bastante, solía pasar cuando ldo dos confesábamos nuestras inquietudes, ademas que nuestros caminos se separaban era un hecho que no se nos pasaba por alto a ninguno.
-Te quedaras solo Ubbe – Me advirtió enredando las palabras mientras posaba su mano en mi hombro -Ella ve en hombres cultos algo que nunca verá en ti...piensatelo primo, eres le general de Akershus te ha costado llegar hasta ahí mucha sangre, mucho dolor ¿vas a tirar todo por la borda por amor?

Regresé a casa dándole vueltas a esas palabras, me costó lo mio acertar con la llave la cerradura, el suelo parecía madre mar y yo un Drakkar a la deriva, quizás así esa noche me sentía.
Lo que no esperé es encontrar junto a mi preciosa esposa a sus padre, pude ver el reproche en los ojos del vampiro, mi estado quizás no era digno de su hija, pero la verdad me importaba una mierda lo que pensara.
Salude a la madre con un beso en la mejilla y atajé la distancia que me separaba de mi mujer buscando sus labios con hambre, mis dedos se enredaron en la cascada negra de su pelo y sin cortarme, como era costumbre en mis tierras donde el sexo estaba bien visto orillé su cuero contra le propio apenas dejando que una brizna de aire corriera entre nosotros.
-Te quiero -susurré tirando se su labio inferior.
Tenia ganas de subir a la habitación, perderme en su piel y olvidar contra esta las palabras de mi primo.
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Mensaje por Naitiri Zahir Vie Mar 02, 2018 11:07 am

No podía caber más en mí de felicidad por verlos a los dos juntos como si el tiempo no hubiera pasado, después de todo lo que habíamos pasado volvíamos a estar de nuevo unidos y eso era lo que realmente importaba. Además de que se veía que mis padres estaban bien y era como si hubieran hablado lo que ocurrió y lo habían superado, no veía a mi madre que le mostrara rencor alguno a mi padre por lo sucedido y volvíamos a ser de nuevo una familia. Sabía que se apenaban por haberse perdido cosas de cuando era pequeña y se lamentaban por lo sucedido, pero no debíamos de mirar al pasado sino que debíamos de echar la mirada hacia delante y aprovechar la segunda oportunidad que nos brindaban. Cierto era que quería preguntarles muchas cosas pero ahora teníamos todo el tiempo que quisiéramos para ello y tampoco quería agobiarles, ellos hacía también muchos años que no se veían pero parecía que no hubiera pasado el tiempo para ellos, no físicamente ya que eran vampiros, sino más bien era como si los años no hubieran pasado para ellos y siguieran con ese mismo amor. Sonreí observándolos mientras mi madre miraba a mi padre y lo volvía a sentar en el sofá tirando de su muñeca para que no fuera a la búsqueda de mi marido, de verdad que deseaba que se llevaba bien con él como se llevaban mi madre y Ubbe, desde el primer momento mi madre lo aceptó y esperaba que con el tiempo mi padre hiciera lo mismo porque éramos familia, sobre todo tras haberme casado, pero albergaba la esperanza de que sí lo haría y sino seguramente caería rendido en cuanto le diéramos a sus nietos. Eran los dos hombres más importantes en mi vida y al menos quería que se llevaran bien, sabía que era posible aunque tuvieran esos caracteres y formas de pensar tan diferentes, pero nada era imposible. Le sonreí a mi madre cuando se prestó a ayudarme en el museo para ver cuánto había aprendido desde la última vez, siempre desde que era pequeña quería que me enseñara y ella siempre lo hacía por lo que era normal que quisiera ver cuánto había cambiado desde entonces. Además también era el trabajo de mi madre, o lo fue en su momento, por lo que quizás podría ayudarme y había estado pensando qué haría ella ahora que habíamos vuelto, que era libre y que estábamos reunidos. Al parecer no tenían pensamiento de volver a Egipto sobre todo porque nos habíamos reunido y no íbamos a separarnos, por lo que ella bien podría trabajar para el museo o bien podría dar clases, en Guiza hacía las dos cosas y lo compaginaba bastante bien... tendría que preguntárselo.

Suspiré dejando la taza de té sobre la mesita que tenía en frente cuando me aseguraron de que se quedarían hasta que llegara el vikingo, no me iba a pasar nada por quedarme sola y de hecho había vivido muchos años sola hasta que Alessia comenzó a vivir conmigo, pero entendía que después de lo vivido no quisieran dejarme sola a pesar de que Isis y Thor podían protegerme perfectamente si algo pasara, más Thor que Isis ya que como había estado yendo con Ubbe de caza estaba más predispuesto a atacar de ser necesario. No dije nada al respecto y los observé acariciando a los dos que tumbados a mi lado descansaban en el sofá mientras me dejaban a mí en el medio ocupando casi todo el espacio del mismo. Sonreí mirando a mi madre por sus palabras, cierto era que podía chocarles vernos juntos por lo diferentes que éramos en apariencia, yo era mucho más morena que él de piel, su pelo era rubio mientras que él mío era oscuro, mis ojos castaños y los suyos azules... en sí éramos diferentes hasta en culturas, pero bastaba un par de minutos para observarnos y darse cuenta de que eso no importaba en absoluto por lo que sentíamos por el otro, ella lo aceptó enseguida y me gustaba que se llevara tan bien con él a tan nivel de que entre los dos se metieran un poco conmigo aunque fuera en broma. Sabía que estando ella allí podría encarrilar un poco a mi padre, de hecho, ya me había dicho que se encargaría ella de que viera las cosas como eran y por ese lado estaba algo más tranquila. Me reí de sus palabras mientras mi padre nos miraba a una y a otra como si nos hubiéramos puesto en su contra, dudaba que el vikingo se pusiera alguna vez un traje y eso me hizo reír aún más. Iba a responder cuando mis perros se bajaron del sofá y se dirigieron hacia la puerta lo que me indicaba sin duda alguna de que el vikingo venía, Thor era el que siempre lo notaba antes... aunque el cachorro no quisiera irse muchas veces con él a cazar luego era con el que más estaba, más incluso que conmigo que lo “malcriaba” un poco como me decía Ubbe, pero no podía evitarlo.



-Ya está aquí –dije levantándome del sofá mirando a mis padres por un momento mientras mis perros lo saludaban dando vueltas alrededor casi sin dejarle andar, finalmente lo dejaron entrar hasta que llegó al salón donde no escondió la sorpresa en su rostro cuando vio a mis padres en el salón. No perdí el detalle de la mirada que se echaron mi padre él y rodé los ojos por ello, sin embargo se acercó a mi madre para darle un beso en la mejilla y ella aprovechó para darle un pequeño abrazo antes de que acortara distancias conmigo, le sonreí saludándolo sin sorprenderme que viniera de esa forma pero ni siquiera me dio tiempo a decirle nada cuando sus labios acortaron la distancia con los míos, su mano se enredó en los mechones de mi pelo. Un beso como los que él solía darme, arrasando con todo a su paso mientras con su otra mano rodeaba mi cintura y me pegaba a su cuerpo con cierta necesidad. Conocía de sobra al vikingo para saber que algo le pasaba, era cierto que muchas veces venía con ganas de tomarme pero esa vez había un matiz distinto de las otras, como si necesitara perderse por algún motivo. Recuperé aliento cuando se separó mientras tiraba de mi labio inferior y me decía que me quería, mis ojos puestos en los suyos queriendo leer a través de ellos mientras no me separaba de su cuerpo- y yo también a ti –llevé mis manos a su rostro acariciándolo- ¿estás bien, ha pasado algo? –Pregunté porque parecía que sí, que algo pasaba que lo tenía así pero seguramente no era el momento de hablarlo con mis padres delante. Fue entonces cuando escuché la voz de mi madre en mi mente, no era la primera vez que pasaba pero no me acostumbraba a ese hecho, me decía que hablara con él y cuando le pregunté qué pasaba mis ojos fueron hacia ella y esta negó con la cabeza, volví mi vista al vikingo y deslicé mi dedo índice sobre sus labios- ¿por qué no me esperas arriba? Si quieres puedes preparar la tina mientras y en subir nos damos un baño juntos –mordí su labio inferior- espérame –dije en un susurro antes de dejar un beso en sus labios y dejar que fuera arriba, no sabía qué le pasaba pero algo tendría que haber sucedido en la taberna para que estuviera así. Miré a mis padres y lancé un suspiro centrando mis ojos en los de mi madre para que me dijera qué pasaba, pero ella no decía absolutamente nada- creo que debería de ir arriba para ver qué le ocurre, no es normal que esté así –dije acercándome a ellos mientras se levantaban del sofá, al primero que abracé fue a mi padre rodeando su cuello con mis brazos- piensa en lo que te hemos dicho, ¿vale? Y cualquier cosa que necesites con el taller me lo puedes decir, aunque sé que te gusta hacer las cosas por tu propia cuenta –dejé dos besos en sus mejillas y luego abracé a mi madre dándole mentalmente un “gracias” por ayudarme a lidiar entre ambos y allanar el camino- papá, ¿qué tal si nos vemos en un par de días por la noche para irte con él a la taberna? Mientras mamá puede ayudarme con algunas cosas del museo y le muestro lo que estoy haciendo, ¿os parece bien?
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Mensaje por Naeem Zahir* Mar Mar 13, 2018 5:05 pm

Contemplar a las dos mujeres de su vida aún le parecía una ilusión, madre e hija conversando como si lo pasado hubiese sido un mal sueño del que los tres despertaron. Entendía las ganas de ayudar a en el taller, se lo agradecía y mucho pero prefería a alguien constante, un ayudante no le vendría nada mal, esa idea se quedó en mente pues al fin y al cabo aunque pudiese realizar los trabajos en un parpadeo, hacerlo a la vieja usanza le reconfortaba, esa pequeña parte que aún le quedaba, de humano.

Asintió con la cabeza a las palabras de Tahirah, si esperaba a que regresara su yerno, fue por ambas. El hecho de encontrarlo ebrio y diciendo estupideces en a saber qué idioma... no, prefería no pensar en ello ni hacerse ideas equivocadas pues no tenía que ser así, por desgracia...sabía a ciencia cierta que no estaba mal desencaminado. No dijo nada al respecto, aceptó la propuesta de su esposa , primero que Naitiri le comentase a ese hombre y ...ya acordarían un día de esos tomar una copa.

No, no podía prometerles nada, ese hombre y él desde el primer segundo chocaron. Los ojos oscuros del vampiro, se volvieron color carmesí, intentando no perder los papeles, unos que aquel tipo había removido. Gruñó sintiendo la mirada de su esposa, el hecho de tomarle del brazo para que abandonaran la casa ahora que él había llegado. Sólo asintió con la cabeza, dejando un beso en la frente de su hija, sin apartar la mirada de aquel hombre perdido.

No pudo evitarlo, leyó en su mente. Lo suficiente. Se marchó acelerando el paso, la rabia le quemaba en el pecho. Entendía que quisieran estar a solas pero como se le ocurriese tan siquiera, hacerle pasar mal un momento... se las vería con él, se la entregó para protegerla y amarla, odiaba la mirada que se había reflejado en sus ojos. Gruñó al girar en la esquina, gracias a Tahirah, pudo controlarlo, sentir la presión de su mano en el brazo, ese siseo y las caricias perdidas en su piel.

-No, no me digas que “tranquilo, Naeem” puedo entender que quiera estar a solas con su esposo, hablar y calmar las aguas pero sólo pido ¡respeto, Tahirah! -su voz, hizo eco en el callejón, se detuvo, apartándose de su esposa, no quería hacerle daño...cuando perdía el control nadie podía detenerlo y ese hombre le superaba -¡No pienso ir a beber ni siquiera creo que vuelva a pisar esa casa mientras él esté dentro! Viene ebrio, lanzándome esa mirada de superioridad cuando ya lo acepté como de la familia. ¡No! -retomó los pasos, esa noche estaba especialmente pensativo, ido en sus pentamientos, otros motivos rondaban su mente.

-Perdí a mi hija, perdí todo y me pregunto...-intentó calmarse, le preocupaba lo que realmente pasaba por su cabeza -Nunca volveremos a ver la luz del sol...y me pregunto qué hubiese pasado si no nos hubiesen arrebatado la vida... ¿qué sería de nosotros? Veo a Naitiri, viviendo plena su felicidad, tendrán hijos y nietos...y me pregunto ¿no te hubiese gustado tener más , Tahirah? Verles crecer, ayudarles en el camino... porque me lo pregunté todo este tiempo. Me lo he preguntado muchas veces, evitar los errores que evité en el pasado -entre lo de Naitiri y sus viajes en sus propios pensamientos, el hombre perdido esta vez...era él
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Mensaje por Tarik O'Caladh Lun Mar 19, 2018 10:48 am

Yo mejor que nadie conocía y sabía cómo era Naeem, sabía perfectamente lo que le costaba dar los pasos y observar las cosas con perspectiva, sabía que para él era importante y que intentaba a su manera llegar hasta el que se había convertido en el marido de nuestra hija. Era muy terco y cabezota a veces, en eso Naitiri se le parecía a él muchísimo, pero también era cierto que el que más genio tenía era Naeem y que muchas veces estallaba con facilidad. No había sido fácil para ninguno de los tres por todo lo que habíamos pasado, pero la vida nos regalaba una segunda oportunidad y debíamos de aprovecharla para estar juntos, resarcirnos de esos tiempos alejados que habíamos pasado y vivir la vida que se nos negó en un principio. Cierto que había cosas que jamás llegaríamos a recuperar como el hecho de ver crecer a nuestra hija, ver cómo se convertía en la mujer que era y contemplar cada uno de sus pasos... eso me había dolido mucho pero al menos sabía que ese error lo enmendaría cuando nos dieran nietos, algo que aprovecharía al máximo y aunque no sería lo mismo pues intentaría vivir esa experiencia que nos fue robada. Ahora estábamos bien y habíamos dejado todo lo pasado atrás, era tiempo de mirar hacia delante y disfrutar que de nuevo estábamos juntos otra vez y eso era lo que importaba. Sabía que Naeem era el que de todos el peor lo llevaba, quizás porque no se terminaba de hacer con su condición de vampiro y seguía pensando como e humano que era, no podía culparle porque a mí a veces me pasaba exactamente lo mismo, pero yo había tenido quienes me habían enseñado cuando estuve cautiva en la organización durante aquellos años, puesto que también había vampiros en ella y aunque costó al final logré hacerme en lo que me habían convertido. Aunque no lo pareciera Naeem lidiaba con sus propios demonios, algo que Naitiri no sabía porque no tenía la habilidad de leer la mente como me pasaba a mí, no es que siempre estuviera haciéndolo pero a veces no podía controlarlo y leía los pensamientos, por eso también sabía cómo se sentía él con todo al respecto. La tienda al menos le ayudaba a despejar su mente y a distraerse con todos los encargos que tenía, él quería lo mejor para Naitiri y aunque había aceptado que Ubbe la quería –porque de eso no había duda alguna- esa tirantez que había entre ambos era un punto que debían de saldar, por eso me parecía buena idea que fueran a beber juntos y limaran esas asperezas. Sin duda él había cambiado su perspectiva del vikingo y esperaba como mi hija que se pudieran llevar bien juntos.

Los perros fueron los primeros que delataron la llegada del vikingo quien, como si hubiera sido convocado, apareció por la puerta y que por su rostro no se esperaba que estuviéramos allí. Yo me levanté y enseguida se acercó para dejar un beso en mi mejilla mientras le sonreía, mi marido sin embargo intercambió miradas con él hasta sin decir nada hasta que se acercó a nuestra hija para besarla, sonreí cuando dijo que la quería pero mi sonrisa se apagó un poco al ver como estaba Naeem a mi lado y es que, como yo, había hondeado en los pensamientos del vikingo sabiendo lo que pasaba. Al igual que había sucedido en Egipto hablé con Naitiri mentalmente y la insté a que hablara con él, entendía el estado en el que había llegado y fui a decir algo cuando Naeem se levantó de esa forma y tras mirar al vikingo salió de la casa, suspiré y tras despedirme de ellos seguí a mi marido que ofuscado y enfadado por lo que había presenciado estaba hecho una fiera en el callejón contiguo a la casa de nuestra hija. Gruñía mientras yo podía percibir la ira y la furia que tenía en esos momentos y que tenía que aplacar porque no merecía la pena estar así de esa forma, mi mano fue hacia su brazo para que dejara de ir de un lado a otro del callejón como si fuera un animal enjaulado logrando que parara, para luego deslizar mi mano por su brazo en una lenta caricia acortando las distancias entre ambos, queriendo que se calmara con mi presencia y mi tacto. Hice que parara de andar de un lado a otro y aferré su brazo entre los míos, mi voz sonó suave cuando lo llamé mientras él miraba hacia la nada, subí mi mano hasta su rostro para acariciarlo y girarlo hacia el mío obligándolo a mirarme hasta que habló para alegar que no le dijera que se tranquilizara, además sus siguientes palabras hizo que se soltara de mi agarre y que además diera unos pasos en la dirección opuesta mientras hablaba, lo contemplé sabiendo lo que le pasaba por lamente a ese hombre, entendía su enfado pero.... si seguía llevándose así con él sabía que iba a lamentarlo aunque él no fuera capaz de verlo en esos momentos.



-Claro que vas a volver a esa casa, y claro que vas a ir a beber con él otro día –dije de forma firme para que supiera que de lo que había dicho nada iba a suceder- Sabes perfectamente lo que siente por nuestra hija, sabes que se ha quedado aquí con ella dejándolo todo por permanecer a su lado... deberías de entenderlo, Naeem, puesto que a nosotros también nos separaron –hice una pequeña pausa- mira, sé que quizás no ha entrado de la mejor manera pero si las leído su mente como yo sabes lo confuso y solo que se siente, ¿no te sentiste tú así cuando nos separaron? Necesita tiempo y adaptarse –di unos pasos hacia él- ¿de verdad quieres abrir una brecha entre tú hija y tú después del tiempo que hemos pasado separados? ¿Vas a obligarla a elegir entre su marido y tú? Porque si es verdad que no vas a volver cuando él esté presente la vas a obligar a hacer eso –lancé un suspiro- sé que quizás no es lo que pensabas que sería para ella, pero yo la veo cuando están juntos y no veo a una mujer desdichada, sino todo lo contrario. Él tiene que adaptarse a esta nueva forma de vida, simplemente necesita tiempo. Y por Ra que vas a quedar con él una noche para tomaros algo, quizá sea el empujón que os hace falta –comenté observándolo hasta que rehízo sus pasos. Escuché sus palabras y no eran muy lejanas y diferentes a lo que yo en su día había pensado- pues quizás seguiríamos en Egipto, con el mismo trabajo que tenía, tú en la tienda y nuestra hija hubiera seguido mis pasos como ha hecho ahora aunque en otra ciudad diferente –me mordí el labio ante sus siguientes palabras- quizás sí, hubiéramos tenido algún hijo más aunque Naitiri contaba ya con ocho años para aquel entonces.... Naeem, yo llegué a la conclusión de que no podemos quedarnos pensando en lo que “pudo ser” por mucho que a veces nos de por hacerlo, simplemente debemos de aprovechar la oportunidad que tenemos. Estamos juntos de nuevo, somos una familia y nos queda mucho por lo que vivir y experimentar –tomé sus manos entre las mías- jamás llegué a pensar que podría reunirme con vosotros de nuevo, os di por perdidos y el hecho de encontraros... es todo lo que necesito ahora mismo en mi vida. Por eso pienso que no hay que poner más barreras de las que ya nos han sido puestas, sino de vivir y de disfrutar el momento –me acerqué a él con una sonrisa para buscar sus labios y dejar un beso. No me gustaba leer las mentes de los demás, pero sabía lo que pasaba por la de mi marido y no quería que se sintiera tan perdido como parecía estarlo en ese momento, no quería que estuviera mal bajo ningún concepto.
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Mensaje por Ubbe Cannif Mar Mar 20, 2018 9:46 am

Nai me envió a la habitación como si fuera un niño, vale que venía borracho, pero no mas de lo que en el norte acostumbraba tras salir de celebración, no había hecho nada para que ese vampiro me mirara con cara de sentirse pro encima mío con la condescendencia que parecía tener cada vez que me juzgaba ¿acaso no se daba cuenta que era yo el que se había desarraigado de todo para que él siguiera con su princesita en una tierras que odiaba?
No, claro que no, ese inmortal no veía mas allá de su ego infinito y de esa ropa de seda.

Gruñí furibundo llenando la bañera estaba ofuscado, cabreado porque mi mujer me trataba como un niño, aunque en el fondo lo que estaba era cabreado por le vacío que sentía ahora mismo. Niels se largaba y me preguntaba preso del alcohol si yo debería hacer lo mismo, había cedido a dejarlo todo por ella, mis entrenamientos matutinos, mis risas en la hora de la comida, cada segundo al lado de una familia que me necesitaba y junto a unos hombres que me obedecían pues era su general, aquí no solo perdería destreza con la espada, si no ese puesto que tan duramente me había labrado, todo por ella y ni siquiera me lo agradecían, parecía que cuanto mas daba mas tomaban ¿pero que esperaba de unas sanguijuelas?

Cerré el agua y me desnudé tambaleándome mientras maldecía en un perfecto noruego a su padre que casi estaba seguro desde abajo y con ese fino oído de curioso que se gastaba podría escucharme, y si no, leería mi mente con esos trucos que se gastaban, claro que me importaba una mierda, no necesitaban de eso, si quería saber que pensaba que me preguntaran y se lo diría con gusto.
Yo no necesitaba de subterfugios para conocer el odio que ese hombre se gastaba conmigo.

Me introduje en la tina, no se el tiempo que pasó, pero poco a poco oc el sopor del alcohol me empecé a quedar dormido, con los labios entreabiertos y el cuello ligeramente ladeado sobre mi pecho.
Fe entonces cuando escuché la puerta y entreabrí los ojos.
-Has tardado mucho -dije enredando las palabras, los ojos volvían a cerrarseme mientras esta se acercaba a la tina acuclillándose a mi lado para besar mis labios.
Saqué la diestra bañada por las claras aguas enredando mis dedos a su larga cascada parda y no la dejé huir anclando así a mi mujer a mi boca que se tomó la revancha penetrando cual ariete por sus labios y como un demente la besé arrastrando la poca cordura que me quedaba, ahogando ahí mi dolor como antes lo había hecho con alcohol, en un beso rudo, hambriento que arrastro con todo no dejando nada que pudiera reclamar otro de esos hombres de los que mi mujer se rodeaba.
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Mensaje por Naitiri Zahir Miér Mar 21, 2018 12:51 pm

Tras la llegada del vikingo y después de como había vuelto teniéndome preocupada no porque hubiera bebido, había estado con ellos muchas veces y sabía que eran propensos a beber cuando estaban juntos, sino más bien el rostro que tenía, el dolor que se veía reflejado en sus ojos como si fuera a la deriva y no supiera hallar el camino de vuelta. No pude evitar preocuparme y pensar qué había pasado en su salida a la taberna para que llegara de esa forma a casa, forma que por cierto no le había gustado a mi padre porque nada más había que ver cómo se habían mirado para ello, mientras que con mi madre se había dado dos besos porque su relación desde el principio siempre había sido buena. Me había besado pegándome a su cuerpo, me había dicho que me quería y yo lo contemplé sin saber qué le pasaba para que se pusiera de esa forma, le pedí que subiera arriba, preparara la tina y me esperara mientras yo me despedía de mis padres en lo que él subía. De nuevo las miradas entre mi padre y mi marido no se hicieron de esperar y pude escuchar hasta el gruñido que salió de los labios del vikingo mientras subía las escaleras y me hacía caso a lo que le había pedido. Le había mandado arriba y que preparara la tina porque lo que tuviéramos que hablar debía de ser entre los dos, además así lo calmaría un poco y podría explicar bien qué le pasaba y por qué había llegado así de mal, aunque algo malo me temía. Miré a mi padre quien tenía los ojos de un tono rojizo por lo que había pasado y tras dejar un beso en mi frente salió de casa marchándose hecho una furia, miré a mi madre siendo las dos las únicas que quedábamos en la estancia y me mordí el labio por lo que había pasado. Se acercó para darme un abrazo dejando un beso en mi mejilla y salió tras mi padre para tranquilizarlo dejándome sola de nuevo en el salón. Lancé un suspiro y elevé mi rostro al techo como si encontrara las respuestas escritas en aquel lugar, cada vez veía más complicado que mi marido y mi padre se llevaran bien y eso me dolía porque éramos todos familia, y lo íbamos a seguir siendo durante muchísimo tiempo por lo que rogaba que pudieran llevarse bien aunque lo veía complicado, después de cómo se habían mirado... y yo no sabía qué más hacer para que ambos cedieran pero es que los dos eran igual de tercos y de cabezotas, les costaba dar su brazo a torcer y yo me desesperaba intentando hilar puentes entre ellos.

Desde donde estaba pude escuchar las maldiciones del vikingo que lanzaba contra mi padre y negué con la cabeza, no perdí demasiado el tiempo y comencé a subir por las escaleras en busca del vikingo que estaría seguramente ya en la tina. Me adentré en la habitación y crucé esta para abrir la puerta que daba al baño encontrándolo dentro de la tina desnudo, con su rostro ladeado ligeramente y sus ojos cerrados como si se hubiera quedado durmiendo. Cuando cerré la puerta sus ojos se entreabrieron en lo que me iba acercando a él hasta que finalmente me quedé acuclillada a su lado observando que parecía costarle mantener los ojos abiertos seguramente por el sopor que tendría con todo el alcohol que llevaba en su cuerpo. Decía que había tardado mucho y enarqué una ceja porque no era del todo cierto aunque suponía que su tiempo iba diferente al mío en esos momentos aunque no hice comentario alguno, iba a preguntarle cuando su mano emergió del interior de la tina y fue hacia mi melena, enredó sus dedos en esta y me acercó a su rostro donde sus labios buscaron los míos, su lengua se coló entre mis labios hasta dar con la mía en una batalla de titanes, su beso arrasó con todo a su paso y no quedó resquicio que no conquistara y se adueñara por completo en un beso hambriento pero también rudo, pegándome a él como si temiera algo que desconocía y solo pudiera encontrar alivia y bálsamo en mis labios. Jadeé por aquel beso que me había dado que me dejó sin respiración y con los ojos cerrados queriendo de más, mi mano fue a su rostro para acariciarlo mientras nuestros labios se rozaban respirando de forma acelerada, entremezclando nuestros cálidos alientos y mis desiertos se perdían en sus turbios mares.



-Tramposo –dije en un susurro con una sonrisa antes de morder su labio inferior y separarme un poco aunque parecía reacio a que me alejara de él, pero me puse en pie y ante su mirada deslicé los tirantes del vestido dejando que cayera al suelo desnudándome para meterme con él en la tina intentando calmarlo, me senté aunque quedando de cara a él para contemplarlo y me incliné hacia delante para dejar un beso más calmo en sus labios recorriendo su rostro- cuéntame lo que te pasa, ¿por qué estás así? –Pregunté sobre sus labios recorriendo su pecho con mis manos- creí que ibas a tomar algo con Niels, ¿qué es lo que ha pasado? –Porque evidente era que algo le había pasado- quizás yo pueda ayudarte –comenté buscando sus mares con mis desiertos- me tienes preocupada, parece que... no sé, que estuvieras perdido, y eso no me gusta –tomé sus manos entrelazándolas con las mías- estoy aquí para lo que necesites, no lo olvides nunca. ¿Qué ocurre? -Volví a preguntar porque no entendía lo que había pasado, se había ido a ver a Niels y pensé que eso lo ayudaría a distraerse un rato y a estar mejor porque era evidente que su familia era como aire fresco para el vikingo, no pensaba que a la vuelta me lo encontraría de esa forma y es que sabía que algo pasaba porque solo había que ver sus ojos para darse cuenta de ellos, para mí él siempre había sido como un libro abierto en el que podía ver a través del mismo... por lo que si me decía que "nada" no me lo iba a creer ni por un solo segundo. Solo podía esperar a que me lo dijera porque tampoco quería presionarle, pero me preocupaba porque quizás había discutido con Niels, sabía que su relación era muy estrecha y era con el que mejor se llevaba sin duda... por lo que no entendía qué había ocurrido.
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Mensaje por Naeem Zahir* Jue Abr 05, 2018 11:23 am

Se encontraba en una decisión difícil, no estaba preparado aún por mucho que Tahirah se empeñase, ir a beber con el marido de su hija supondría un problema, no sabia cómo comportarse, menos dirigirse a él. Con Ubbe Cannif era imposible, todo se lo tomaba como un ataque, obvio que entre ellos no se llevasen bien, no era ningún secreto pero ¿acaso no había jurado que lo haría por ella? Por Naitiri haría cualquier cosa, era su hija y si él le hacía feliz ¿quién era él para decir nada al respecto? Nadie. La felicidad no dependía de otra persona más de aquella alma afín a la tuya, en este caso... se habían encontrado, se querían y el simple hecho de montar escenitas, no era su estilo pero ese hombre... sacaba lo peor de él, la bestia que intentaba domar y le era completamente imposible.

-Lo entiendo y lo comprendo pero el sólo hecho de imaginar que le pueda hacer ningún daño, por cualquier tontería que sea... me consume -las orbes oscuras se tornaron en unas rojas escarlatas, el simple hecho de imaginar a su hija llorando por su culpa... esperaba que no sucediese, porque entonces no habría sitio dónde esconderse, no se lo perdonaría jamás. Cerró los ojos, intentando mantener la calma, escuchando de fondo la voz aterciopelada de su esposa. -Nunca nos lo hemos preguntado, qué sentimos cuando supimos que perdimos al otro...¿qué sentiste, Tahirah? Porque yo, moría una y otra vez con el recuerdo de mi hija pequeña, la sonrisa de mi esposa... en su lugar, solo oía gritos y miradas aterradoras. No controlé en quién me había convertido y eso... aún no lo sabes . Cuando me descontrolo, me aparto, huyo sin más para no hacer más daño . Fue devastador, desolador, cuerpos inertes, vidas arrebatadas por ese monstruo en el que no pedí que me convirtieran ¿de verdad es una segunda oportunidad, Tahirah? Ser lo que soy lo odio, ver a nuestra hija convertida en una mujer... es lo que aún no puedo creer. Tenemos esta no vida y me pregunto muchas veces, qué debo hacer con ella -

se estaba sincerando, en los ojos oscuros de Naeem se vislumbraba tristeza y rabia contenida. Se hacía ideas equivocadas, no pensó que no fuese digno de ella, por el simple hecho de amarla ya lo era pero...temía que sus raíces al final tirasen más, aunque, estaba convencido de que ella lo seguiría hasta el fin del mundo porque cuando miraba a su marido a los ojos... veía amor, lealtad y admiración, lo mismo que sentía por Tahirah.

-Estoy enfadado, conmigo mismo porque no podré darte la vida que prometí ante nuestros dioses ¿lo entiendes? No estoy enfadado con ellos, me tomaré la dichosa copa, todas las que sean pero eso no cambiará que la vida que pude tener...me la devuelvan -estaba ofuscado, enfadado consigo mismo. -Y deja de sonreír, estás preciosa -el ceño fruncido se convirtió en una bonita sonrisa, ella tenía ese don, siempre sacaba lo mejor de él -Concretaremos el día, mejor dicho, la noche... y... beberemoso hasta perder el sentido, aunque... al final no sepa de qué copa beba -se echó a reír de lo más divertido, tirando de su mano, enredando sus dedos con los de ella e inclinarse para dejar un roce de sus labios -Me hubiese gustado un hijo, sería tan perfecto como ella -
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Mensaje por Ubbe Cannif Jue Abr 05, 2018 12:40 pm

Tiré de mi esposa con una sonrisa traviesa hasta que esta cayo de culo sobre mi regazo mojándose la ropa y parte de ese pelo rizado que ahora quedaba bañado por las claras aguas.
Hundí mi cabeza en su cuello aspirando su aroma mientras esta me daba una palmada en el pecho echándome en cara mi barbara costumbre de mojarla.
No pude evitar reír contra su piel, olía tan bien que me sentía en mi hogar, verdes bosques, amplios prados, gélidos fiordos y el sonido de los cuernos, el olor de la madera y el humo..todo ello representaba Nai para mi.
-No me pasa nada -respondí mordiendo su cuello intentando que dejara de preocuparse por mi.

Nai me conocía bien y acunando con su diestra mi rostro pude escuchar un por favor.
Mis turbios mares se perdieron en sus dos enormes desiertos que reflejaban la mas pura preocupación.
-Niels se va..nova a quedarse en París -confesé dejando caer mi frente contra la suya -me quedaré solo Nai y aunque no me arrepiento de mi decisión, no me siento bien.
Yo soy norte, amo cada palmo de esa tierra, en ella me he desangrado, cada ápice de mi recuerdo esta en ese lago, en el patio de armas y frente a las murallas, hecho de menos mi hogar y ahora que Niels se va, todavía mas.
Tu tienes aquí tu vida, tu trabajo, tu familia, todo eso lo tengo yo en el norte y se que ni una sola de mis palabras están siendo justas y no te las diría si no estuviera borracho, pero quieres saber lo que me pasa y lo que me pasa es que estoy tan enamorado de ti que no quiero perderte, por eso me quedo, no por amor a estas tierras a las que odio, si no porque no puedo imaginar una vida sin ti y por eso elijo renunciar al norte.

Besé sus labios despacio atravesando con mi lengua la frontera impenetrable de sus labios, enredando mi sinhueso con la ajena en una batalla lenta, que se fraguo con el fuego de Egipto y del Noruega al mismo tiempo.
-Niels me ha dicho que acabaras cansándote de mi, aquí tienes hombres mas de tu estilo, ya sabes como le gustan a tu padre, no es un secreto que me odia, que no me ve suficiente para ti, no aprecia mis perdidas, a todo lo que he de renunciar para estar contigo.
Tu eres egiptóloga, valoro tu trabajo, peor yo soy un general, me he dejado la piel para ello y ahora he de renunciar a mi sueño para que tu no renuncies al tuyo.
Te quiero..solo estoy borracho, perdido y busco consuelo en mi mujer...
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Mensaje por Tarik O'Caladh Mar Abr 10, 2018 11:08 am

Podía entender el desasosiego que recorría al hombre que tenía frente a mí, podía entenderlo porque yo había pasado exactamente por lo mismo que lo carcomía a él y que lo ponía en esa situación, pero debía de entender que aunque ninguno quiso lo que nos había pasado debíamos de aprender de ello y sobre todo poder disfrutar de la segunda oportunidad que nos habían brindado. Jamás llegué a pensar que pudiera estar con mi marido y con mi hija de nuevo, era una bendición de nuestros dioses que nos ofrecían lo que le había rogado y rezado todos los días: volver con ellos. Me había dolido muchísimo separarme de ellos y abandonarlos, sobre todo cuando Naitiri era una niña pequeña que era cuando más necesitaba a sus padres... perderme todos esos años en los que ella creció y se convirtió en la mujer que era en esos momentos, no poder enseñarle todo lo que me hubiera gustado y estar ahí para ella... me dolía, igual que me dolía haberme alejado de Naeem, porque la separación había sido como un puñal clavado en mi corazón que me había marcado durante mucho tiempo hasta que por fin los dioses me bendijeron y dejaron que los encontrara de nuevo. No perdería el tiempo y no desaprovecharía la oportunidad única que nos habían brindado a los tres. Sí, claro que yo también echaba en falta muchísimas cosas y añoraba otras, por ejemplo ver crecer juntos a nuestra hija era algo que me había matado, pero debíamos de aceptar la situación que teníamos en esos momentos y aunque nos hubiéramos perdido parte de su vida debíamos de dar gracias porque pudiéramos estar el resto que le quedaba por vivir. Habíamos visto cómo se casaba y empezaba a formar esa familia junto con Ubbe, bien sabía que Naeem todavía tenía que procesar muchas cosas y aceptar otras para que viera que si nuestra hija lo había elegido a él sería porque estaba convencida y segura de lo que sentía. Y si saliese mal siempre tendría nuestro apoyo, pero yo los veía muy felices y muy enamorados y me recordaba en parte a cuando nosotros nos casamos y fuimos jóvenes, yo sabía lo que había tenido que hacer Ubbe para quedarse con Naitiri y pretendía que Naeem también o viera... entendía que él se hubiera quedado con el concepto de su “niña pequeña”, pero se había convertido en una gran mujer y ahora debía de tomar sus propias decisiones y nosotros apoyarla. Sabía que a Naeem el vikingo no es que le cayera en gracia y no podía entender el por qué, quizás porque él siempre pensó que su hija estaría con alguien como lo era él llevando una vida más tranquila y calmada, pero yo confiaba en ellos.

Lancé un suspiro escuchando las palabras de Naeem sobre que no soportaría que le hiciera daño a nuestra hija y, aunque entendía esa preocupación de padre, yo en cambio no pensaba que le fuera a hacer daño. Sabía que él le había leído la mente como lo había hecho yo y sin embargo entendía lo que le pasaba, sobre todo porque ya conocía algo más que Naeem al vikingo y sabía lo familiar que era, lo muy arraigado que tenía sus costumbres, su familia, el norte... iba a dejarlo todo por quedarse con nuestra hija en París, porque la amaba tanto que se sacrificaba por ella para que ella, que nos había encontrado después de tanto tiempo, no nos volviera a perder. Y a mí me parecía algo demasiado romántico y bonito como para pensar en que podría hacerle daño, es más, alguna que otra vez podríamos verla enfadada con él pero ¿acaso eso no era normal? Naeem y yo también tuvimos nuestras peleas pero ahí estábamos, juntos y unidos. Sabía que pronto formarían una familia y tendrían a sus hijos y los podríamos ver crecer, no quería ponernos más trabas de las que ya teníamos sino que quería disfrutar de esta oportunidad. Mordí mi labio ante la pregunta de Naeem cuando conseguí calmarlo un poco observándolo, con sus ojos cerrados, sus dedos en el puente de su nariz mientras me contaba lo que él había sentido. Supuse que, como a mí, no había sido fácil y menos el hecho de convertirnos en lo que éramos en esos momentos por lo que lo entendía mejor de lo que él mismo creía. Para mí fue difícil controlar la vampira que era en esos momentos, no dejarme consumir y cegar por la sed de sangre, dominar lo que era... pero lo habíamos logrado, y eso era lo que importaba.



-Sentí que me arrancaban lo que más me importaba en la vida, como si me clavaran miles de puñales atravesándole el corazón –fui sincera porque la imagen desgarradora de apartarme de mi pequeña de mis brazos y perderla fue... desgarrador- creí morir como tú también cada día, rogaba a los dioses que nos dieran una nueva oportunidad y que pudiéramos encontrarnos de nuevo. Yo tampoco quise ser lo que soy Naeem, no lo pedí pero logré controlarlo a pesar de las dificultades, a pesar de que creía que os había perdido para siempre –me acerqué a él quedando a escasos centímetros de distancia, podía notar su aliento contra mis labios- pues yo creo que en esta no-vida deberíamos de aprovechar los momentos que tenemos juntos, disfrutar de nuestra hija y ver cómo es feliz formando su propia familia, apoyándola, ayudándola cuando más lo necesite pero sobre todo dejando que tome sus propias decisiones y cometa sus errores, como nosotros también cometimos los nuestros –sus ojos se abrieron regalándome aquella visión de sus orbes castaños tan parecidos a los de Naitiri, chocar contra mis azules- lo entiendo, pero deberíamos de dejar el pasado atrás porque no fue tu culpa que las cosas acabaran así y ahora podemos aprovechar el momento de estar juntos, ¿acaso hay algo más importante que disfrutar de esta oportunidad? Yo creo que no –sonreí por sus palabras cuando dijo que iría a tomarse una copa con Ubbe y mis manos tomaron las suyas al ver que estaba algo más calmado, esperaba de verdad que viera lo que él hacía por nuestra hija y entraran en razón los dos dejándose esas diferencias de lado- no crees más barreras con Ubbe y hazlo por Naitiri, estoy segura de que él lo hará por el mismo motivo. Somos familia y quiere que nos llevemos bien y es algo que entiendo y comparto. Olvida todo Naeem y dale una oportunidad, deja tus prejuicios con él y conócelo y deja que te conozca –reí al ver que lo había alegrado como para que se riera y tirara de mis manos para pegar nuestros cuerpos, nuestros labios se rozaron y mordí de forma delicada su labio inferior- ¿un hijo? Siempre decías que querías tener un hijo y una hija... supongo que este hubiera salido algo más a mí con mis ojos azules. Pero sí, habría salido igual de perfecta que ella... igual de cabezota que su padre –reí divertida acortando la distancia entre nuestros labios- te quiero Naeem, quiero aprovechar esta oportunidad que tenemos y disfrutar de la familia... estoy segura de que pronto empezará a crecer –sonreí acortando finalmente la distancia con sus labios para fundirnos en un beso, el tiempo y la distancia no había podido separarnos y seguíamos queriéndonos igual que siempre. Ahora solo faltaba que pudiera llevarse bien con su yerno.
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Mensaje por Naitiri Zahir Mar Abr 10, 2018 12:32 pm

Solo dejé que el vikingo tirara de mi cuerpo y me metiera en la tina donde él me había estado esperando en lo que me despedía de mis padres porque supe que sería mejor hablar las cosas y tranquilizarlo, que un baño le iba a venir bien y porque sabía que yo podía tranquilizarlo con mi presencia como había hecho otras veces, solo por eso dejé que me metiera al agua mientras él reía como si hubiera cometido una trastada, aunque no quedaba muy lejos de ello, y yo le daba un manotazo en su pecho negando con la cabeza divertida por cómo me había metido al agua sin siquiera dejar que me metiera por mi propio pie. Su rostro fue enseguida a mi cuello y sentí su respiración dar contra mi piel recorriendo con mis dedos su rostro para luego enredar los mismos dedos en su pelo dejando que se recostara contra mi cuello y yo me ponía mejor sobre su cuerpo. Sabía que algo le pasaba porque no era normal en él llegar de esa forma tras haber quedado con sus hermanos y con su primo, sí, venía contento muchas veces pero aquella vez supe que le pasaba algo por la forma en la que me miró cuando entró, cómo me pegó a su cuerpo y me besó como si buscara un consuelo que necesitaba y que no podía pedir con palabras. Lo sentía perdido y era algo que no me gustaba en absoluto, verlo mal por el motivo que fuese no me gustaba y me hacía ponerme a mí mal hasta en cierto sentido... por eso quería hablar con él y que me contara qué había pasado en la taberna, qué le habían dicho para que volviera de esa forma. Supe que no iba a decírmelo porque seguramente no quisiera preocuparme, pero que hiciera eso solo me preocupaba más y más así que dejé que pasaran unos minutos con su rostro en mi cuello para que se calmara un poco, a mí siempre me tranquilizaba sentir su olor y su cuerpo contra el mío por lo que le dejé hacer. Sus labios dejaron pequeños mordiscos por todo mi cuello que me erizaba la piel sabiendo que lo hacía para que quizás no le preguntara o me preocupara, pero si algo habíamos aprendido es que cuanto antes nos contáramos las cosas y aquello que nos pasaba mejor sería para los dos, antes podríamos sacarlo de dentro y es lo que pretendía hacer con él. Mis dedos que seguían en su pelo fue con lo que separé su rostro de mi cuello para que me mirara, bajaron perfilando su rostro hasta acunarlo y pedirle que me lo dijera contemplándolo de manera fija, viendo en sus mares que no se encontraba bien.

No me esperé que me dijera que Niels tenía pensado irse al norte y no quedarse en París con Devon, cuando los vi de nuevo en la boda y tras la pedida del vikingo pensé que al menos él se quedaría en París ya que Devon estaba allí, sabía que sus hermanos volverían al norte sin siquiera preguntar y de alguna forma pues él no estaría tan solo teniendo allí a su primo, sobre a todo a él que era con quien más ligado y unido se sentía. Mis desiertos lo contemplaron cuando cerró sus ojos y apoyó su frente contra la mía como si estuviera vencido, o derrotado por la noticia. Mordí mi labio por sus palabras porque sabía lo que eso significaba y era precisamente lo que él me estaba diciendo, aunque no se arrepentía de quedarnos conmigo no se encontraba bien y era algo muy normal. Mis dedos recorrieron su rostro y su pecho en lentas caricias dejando que me contara y me dijera que lo llevaba dentro. Sabía lo que para él representaba el norte, lo conectado que se sentía con esas tierras y con su familia, cada vez que me hablaba del norte podía ver como se iluminaba sus mares y sin embargo esa noche estaban algo más apagados. Con su primo allí al menos un pedacito del norte quedaba entre ellos, ahora solo iba a quedarse él y era algo que me mataba porque me sentía la culpable directa de ello. Sus siguientes palabras no es que me dejaran mejor de lo que estaba, no porque me confesaba que estaba enamorado de mí, que no quería perderme y por eso renunciaba al norte... y a mí eso me quebraba, porque sí era cierto que tenía mi trabajo en la ciudad y todo lo demás pero tampoco quería que él perdiera todo por mi culpa, sobre todo porque yo sabía bien lo que eran las pérdidas. Cerré los ojos lanzando un suspiro cuando sus labios tomaron los míos de una manera lenta, necesitada, con ese fuego que nos consumía cada vez que estábamos cerca y nos tocábamos o nos besábamos, esa magia que nos envolvía. Dejé que se hiciera el dueño de mi boca y al terminar mordí su labio inferior sin separarnos todavía, por si fuera poco todo lo que me había dicho el que me dijera lo que le había dicho su primo lo que pensaba sobre mí, que me cansaría de él porque no era mi “estilo” y que fue algo que me molestó bastante porque yo tenía muy claro lo que sentía por él y lo que quería en mi vida, de no quererlo no me hubiera casado.



-Maldito vikingo enano... –comenté en un susurro que fue audible por el vikingo, pero no me importaba que lo escuchara, me había molestado que le dijera que iba a cansarme de él porque no era mi estilo- ¿y vas a hacerle caso a lo que te ha dicho tú primo? –Me mordí el labio dejando mis dedos enredados en el pelo de su nuca, la otra recorría su pecho- tú me conoces muchísimo más que él, ¿crees que si los hombres de aquí fueran mi estilo hubiera tenido algo contigo? Aborrezco los hombres de aquí; son traicioneros, engañosos, aburridos, falsos.... tú les das mil vueltas a todos ellos juntos, eres lo más interesante y fascinante que me he encontrado en todos mis años en París –mis labios rozaron los suyos dejando que mi aliento los calcinara- te quiero tal cual eres Ubbe, contigo he vivido más en este tiempo juntos que en el resto, cada día contigo es una aventura y yo quiero vivirlas todas a tu lado. Eras la pieza que faltaba de mi puzle para completarme y no voy a dejarte ir nunca, el resto me da exactamente igual y carecen de importancia –mordí su labio inferior sin separarme un ápice de él- pues si estás perdido deja que te guíe, para eso me hiciste la brújula ¿no es así? Cuando me la estabas haciendo me dijiste “encuéntrame”, así que no voy a dejar que vayas a la deriva tú solo y te mostraré el camino para llegar hasta mí –mis manos acunaron su rostro rozando con mi nariz la suya en una lenta caricia, su aliento se mezclaba con el mío y solo quería que estuviera bien, que viera que iba a estar ahí siempre- bueno, si se trata de consolar... –dije en un tono bajo, sensual, con una sonrisa pícara asomando de mis labios moviendo mi cadera sobre la suya- déjame que sea tú bálsamo Ubbe –dije antes de restar la distancia con sus labios y besarlo pegándolo a mi cuerpo para que sintiera que estaba ahí y que iba a seguir estándolo dijera lo que dijera su primo, que ya se podría haber callado porque sus palabras no eran ciertas y esperaba que no fuera Devon quien se cansara de él. Me olvidé de todo y me centré en el hombre perdido y confuso que tenía bajo mi cuerpo, lo hice salir de la tina para tirar de él hasta la cama donde ya desnudos me encargué de hacerle ver que amaba cada palmo de su ser, recorrí su cuerpo sin dejar resquicio que no hubiera sido acariciado por mis labios o mis manos, el ambiente se iba caldeando poco a poco entre nosotros y yo no quise hacer las cosas rápido para que viera que lo amaba como era, con sus formas de ser y que no lo cambiaría por nada ni nadie. Acabamos haciendo el amor de forma lenta demostrándonos lo que sentíamos cada uno, le repetí mil veces que lo amaba para que le quedara claro y no tuviera dudas, que confiara en mí porque de entre todos lo había elegido a él sin dudarlo, era mi marido y sería el padre de nuestros hijos. Aquella noche nos amamos hasta que me cercioré de que había encontrado el camino de nuevo y que siempre debía de llevarlo hasta mí, solo cuando supe que estaba de nuevo bien nos concedí el descanso que necesitábamos quedándonos durmiendo en los brazos del otro, enredados y abrazados pegados el uno al otro.
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Mensaje por Naeem Zahir* Sáb Abr 21, 2018 12:46 pm

Desde que volvieron a encontrarse, no se sentaron a hablar frente a frente, exponiendo sus pensamientos, temores y acontecimientos que experimentaron cuando estuvieron alejados del otro durante tantos años. Engañados, desertados y totalmente perdido en los recuerdos, Naeem pasó largos años sin encontrarse a sí mismo, intentando controlar la bestia en la que se había convertido, la sed de sangre manipulaba todo su ser y sin control, arrebataba vidas sin miramientos con el único objetivo de saciar su sed, llenar un vacío que no se llenaría jamás.

Hasta que encontró a Naitiri, la espera valió la pena, quizás no fue el modo más correcto de acercarse a ella pero apareció en sus sueños, la veló y vigiló hasta que por fin volvieron a abrazarse, llamarle “padre” y recobrar la confianza perdida. Él no se consideraba tan valiente como su esposa y su hija, él no logró controlarse del todo, aún le costaba  contenerse, no era dueño de sus acciones cuando la cólera le recorría cada centímetro de su ser. No sería nunca más aquel hombre lleno de vida, debía de controlar sus instintos y saber llevar la nueva oportunidad que le habían brindado.

-No conozco nadie tan valiente como tú como ella...y lo cierto es que debería de sentarme al lado de ese vikingo y escucharle, en eso tienes razón pero necesito tiempo. Lo que quiero que comprendas es que aún no me controlo, no...no puedo y lo sabes, no quiero estropearlo... y puedes decir que “temo” hacer daño. Si me enfado no mediré ni mis palabras ni mis actos y entonces...no habrá vuelta atrás -le ponía a sobre aviso, entendía que quería que todo fluyese, él deseaba justo lo mismo, ella..su mayor apoyo, su amor incondicional más allá de la vida o la muerte.

Entrelazó sus dedos con los ajenos, regalándole la más sutiles y dulces caricias, sonreía para que no se preocupase y aceptaba lo que ella misma le estaba ofreciendo, un remanso de paz entre tanto sufrimiento. Entrecerró los ojos al abrazarla contra sí, sus manos se deslizaron por la columna hasta apoyarlas en su cintura, un abrazo necesitado como ese beso en la frente, mejilla, buscando sus labios con una sonrisa cómplice, mostrándole que se encontraba mucho más tranquilo.

-Tus palabras sólo ayudan a que me enfurezca más ¿nietos? ¿tengo cara de abuelo? Porque ...creeme, tú no -mordió su labio inferior, tirando un tanto de éste, la noche al final no salió como esperaban o ...en cierto modo sí. Rió contra su frente, dejando un beso en el lugar y mirar hacia el cielo estrellado, donde se encontraban ahora no era un sitio muy lujoso pero lo suficientemente grande y cómodo. Quiso que no le faltase detalle, muy parecida a la casa anterior, ese era su único objetivo, hacer feliz a Tahirah, hacerla sentir más humana...aunque ya no lo fueran.

-Muchas noches, he tarareado la canción con la que dormía a Naitiri entre mis brazos, una y otra vez, me refugié en ella...recordándola y recordándote. Pronto la utilizaré ¿cierto? Tienes el mismo presentimiento que yo, la felicidad y el amor trae mucho más... -no supo qué decir, sus ojos oscuros trasparason los de su esposa, sólo esperaba que la noche en la que saliese con su yerno... no fuese tan desesperante y frío como todos los momentos en los que se habían encontrado.

-Acepto lo de ir con Ubbe Cannif a tomarme una copa. Prometo no arrancar cabezas. Prometo volver a tu lado ¿algo más? -no, a ella no podía negarle absolutamente nada...




“Dulce voz, ven a mí, haz que el alma...recuerde”.-

Un susurro se perdió entre ambos, sólo pensar en la noche clave...le recorría un escalofrío.
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Mensaje por Tarik O'Caladh Miér Abr 25, 2018 6:36 am

Quería que Naeem entendiera que pese a sus dudas, a pesar de todo lo que habíamos pasado debíamos de dejarlo todo atrás si queríamos disfrutar de la oportunidad que la vida nos había brindado. Habíamos estado mucho tiempo lejos los unos de los otros, añorándonos y necesitándonos mutuamente sin poder encontrar el consuelo por el que rogábamos, de todos por la que más había sufrido había sido porque Naitiri, tan pequeña cuando me la arrebataron de mis brazos que eso me partió el alma el no poder ayudarla y verla crecer como me hubiera gustado, todo porque me había metido en algo que no debía aunque no lo hice con conciencia, no sabía de lo peligroso que era hasta que finalmente me vi inmersa en ello. Yo quise alejarme pero ya era demasiado tarde y al final todos pagaron las consecuencias de mi investigación, una que debí de dejar al margen pero mis ansias por descubrir y conocer nos habían traído por el camino de la amargura. Sufrí por los dos pero mentiría si dijera que dejar a mi pequeña sola en un mundo tan cruel fue algo que me desgarró por dentro, sabía que Naeem no lo estaría pasando tampoco bien pero él podía enfrentarse mejor al mundo sin embargo nuestra pequeña no. Que después de tantos años nos hubiéramos encontrado era más que un milagro, como si mis oraciones hubieran sido escuchadas y finalmente respondidas los dioses nos concedían esa segunda oportunidad por la que había pedido a cada hora, cada día que estuve separada de ellos. Me había dolido no poder ver cómo Naitiri crecía hasta convertirse en la mujer que era, me alegraba que fuera una mujer hecha y derecha y que tuviera esas férreas convicciones y pensamientos, que fuera una mujer que sabía lo que quería en la vida, tan gentil dulce y buena. Sin duda alguna tenía el mismo carácter que yo en lo cabezota y testaruda que era, no me quería ni imaginar lo que había tenido que pasar Ubbe a su lado cuando se ponía así, además de que tenía el mismo mal genio aunque ella algo más controlado. Como Naeem decía teníamos una hija maravillosa y perfecta y poder disfrutar de ella era todo cuanto pedía y quería, nos habíamos perdido una parte importante de su vida pero lo cierto es que a partir de ese momento siempre estaríamos juntos y nada nos separaría a ninguno, quería ver su felicidad y como ella también formaba su familia como lo habíamos hecho nosotros.

Entendía la preocupación de Naeem y el que no pudiera controlarse todavía, yo podía ayudarlo porque a mí también me costó pero al final conseguí hacerlo y logré llevar en lo que me habían convertido, estando a su lado podríamos solucionarlo y no tenía duda alguna sobre ello. También sabía que me estaba avisando sobre que a veces perdía el control, recordaba esos primeros momentos en los que había perdido yo también el control y no sabía lo que hacía, cualquier cosa me ponía en un estado que era mejor mantenerse lejos porque podía acabar con la vida de cualquiera que se pusiera en mi camino. Yo lo ayudaría y sabía que juntos podríamos hacer que se controlara un poco más, pero entendía que me estuviera avisando. Ubbe y Naeem no habían empezado de la mejor de las maneras y era un tema que había hablado mucho con Naitiri, ella quería que se llevaran bien porque para ella era importante, me había contado cómo ella se sentía con la familia de él y quería lo mismo para el vikingo con su familia. Yo siempre había intentado que viera que Naeem era algo más... cerrado de mente, no es que no lo quisiera es que simplemente debía de aceptar muchas cosas para poder llegar a ese punto. Yo había suavizado las cosas y quería hacerle ver que oportunidades como esta solo pasaban una vez en la vida, que no debía de poner más trabas en la relación con Ubbe porque eso desgastaría la relación con su hija, pero la mente de Naeem estaba un tanto “rota” y recomponer los pedazos no era una cosa tan sencilla. Mis manos acariciaron las suyas mientras lo escuchaba, sabía que él tenía buenas intenciones para con el vikingo pero cuando su carácter salía a flote le era difícil controlarse... pero para eso estaba yo allí, para ayudarlo y para guiarlo en la manera en la que fuera posible para que se encontrara bien, juntos lo arreglaríamos y pronto estaba convencida de que no tendría que preocuparse por eso.



-Entiendo lo que quieres decirme, al principio a mí también me costaba –aseguré observándolo de manera detenida- tú no eres un cobarde Naeem y para mí nunca lo has sido. Sé que para ti no es fácil y que tienes que recomponer muchas cosas pero estoy convencida de que todo va a salir bien. Tu carácter es algo que tienes que aprender a controlar pero aunque pienses que vas a hacer daño si te descontrolaras estoy convencida de que no lo harás, sé que tú eres más fuerte que eso y que podrás contenerte aun cuando ahora piensas que es imposible. Cree en ti como yo creo en ti Naeem, sé que tú no eres así –aseguré acariciando su palma con mi pulgar teniendo nuestros dedos entrelazados, sus labios acariciaban mi rostro y yo me dejaba hacer con los ojos cerrados disfrutando de las caricias que Naeem me regalaba por el rostro hasta que besó mis labios y dejó un mordisco en mi inferior, su frente se apoyó en la mía y su risa fue algo que me hizo sonreír a mí sabiendo que estaba más tranquilo. Llegamos finalmente al lugar donde residíamos, él lo había preparado todo de forma que se pareciese a la casa donde vivíamos en Guiza y me giré para mirarlo con una sonrisa- Sí, seguramente seremos abuelos y yo no cabré más en mí de júbilo –reí divertida por cómo me miraba- Naeem, nunca tendremos pinta de abuelos pero me encantará cuidar de mis nietos, de ver cómo crecen felices y de darles todo mi amor –sonreí recordando con añoranza los momentos que habíamos vivido juntos cuando Naitiri era pequeña, la nana que siempre le cantaba antes de ir a dormir, el recuerdo de ver a su pequeña en los brazos del hombre que amaba y la sensación de felicidad que le recorría- nuestra hija siempre nos pedía que le cantáramos y le leyéramos un cuento antes de irse a dormir –sonreí recordando esos momentos- y no me extrañaría que alguno de sus hijos saliese igual que ella en ese sentido, tan curiosa y pidiendo canciones y cuentos –Naitiri siempre se había interesado por mi trabajo y por saber más, de pequeña siempre me había pedido que le enseñara cosas y le contara historias y leyendas, a Naeem siempre le pedía que le cantara la misma canción y a mí que le contara alguna historia, cuento o leyenda antes de irse a dormir... ¿y quién le decía que no con la carita que ponía? Ella se parecía bastante a mí en el físico, pero los ojos sin duda los tenía tan hermosos como los de Naeem- estoy convencida de que pronto la volverás a cantar –porque no era de extrañar que se quedara embarazada, ella me había contado sus sueños y solo le faltaba tener su propia familia. Sonreí deslizando mis labios por los de Naeem cuando aceptó ir a tomar unas jarras con su yerno y que me prometía que se portaría bien, mis brazos rodearon su cuello dejando mis labios sobre los suyos- sé que os llevaréis bien, tú escúchalo y deja todo lo demás atrás, dale la oportunidad de conocerlo y de conoceros realmente porque merece la pena. Sé que quizás no es lo que hubieses querido para ella pero es su elección, y yo los veo muy enamorados –quería que entendiera lo que él había renunciado por ella, que él le explicase todo y lo comprendiera como yo lo hacía- además, ¿recuerdas que nosotros teníamos que vernos a escondidas? Mi padre tampoco quería que estuviera contigo, pero sin embargo nosotros nos amábamos y desde entonces no me arrepiento de haber elegido pasar mi vida contigo. No me gustaría que tú te convirtieses en lo mismo que en mi padre, solo te pido que abras tú mente y dejes todo lo que piensas sobre él fuera, porque te aseguro que valdrá la pena. Te sorprenderá Naeem –aseguré porque quizás su apariencia no era lo que a él más le gustase, quizás tampoco sus formas, pero era innegable su amor y su sacrificio... y esperaba que él también lo viera. Además algo me decía que por el bien común de nuestra hija ambos harían el esfuerzo.
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