Kindness | Caprice [FB] +18

por **Albert Schnitzler** Dom Oct 21, 2018 2:15 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Hampshire, Inglaterra, 1770.

Últimamente el doctor Schnitzler no ha parado de escribir y repasar las ultima novedades en cuando a técnicas de cirugías se tratan. Inspirado y emocionado, ha intentado por todos los medios conseguir libros, textos científicos, e incluso, diagramas robadas de médicos ingleses, todo con tal de saber pronto las primeras novedades. Las ideas y las hipótesis eran recopiladas en su bitácora, Albert se caracterizaba por ser un hombre ordenado y pulido, y eso se reflejaba no solo con sus vestimentas o el exagerado orden de su casa, sino que también en sus estudios y trabajo.

Pero la suerte, durante las últimas semanas, no acompañaban al vampiro.

Por desgracia, su bitácora la ha perdido, no sabe dónde la ha dejado, recuerda vagamente la última vez que la ha utilizado, y por desgracia, fue en las calles de Londres. Enfadado con la situación, le es casi imposible no desahogarse por su torpe falta de cuidado; a veces dando fuertes golpes a las mesas, o asesinando brutalmente a sus víctimas después de alimentarse de ellas, la piedad para él estaba lejos de ser considerada en una situación tan delicada como ésta, y cada día que pasaba sin sus apuntes, su cólera no parecía disminuir. Su chofer, con quien tiene una cercanía bastante cordial, le ha sugerido dejar una publicación en el diario de la ciudad, pero Albert sabe que debe abstenerse a exponerse ante extraños, y con mayor razón si no está dentro de un área conocida, él era un extranjero, e Inglaterra aun le parecía tan novedosa como la primera vez. De todas formas, le pidió a su chofer ofrecer una importante recompensa a cambio de la bitácora, las transacciones solo se llevarían a cabo entre el humano y quien consiguiera dar con el importante cuaderno.

por **Albert Schnitzler** Jue Oct 25, 2018 1:11 pm

Ahora con su cuerpo reposando sobre las finas sabanas y almohadas de apariencia costosa, el gigante cuerpo de Albert revota junto con el de Caprice por el brusco movimiento. Percibió que ya quedaba poco para culminar con el clímax, su miembro aún seguía dentro de ella, con paciencia, disfrutando de la humedad y de la estremecedora estreches… deseo hacerle el amor toda la noche, o tal vez en un futuro próximo, en otro país, en otra ciudad, en diferentes circunstancias, Albert estaría dispuesto a pasar la noche con Caprice una y otra vez.

Estaba listo para ser mordido y lo presentía, la mujer sobre su cuerpo simulaba ser una criatura de doble filo, tierna, sensual y cautivadora por un lado, pero con intenciones de una feroz vampiresa, lo pudo sentir al momento de tenerla en su cuello. Le dio la bienvenida con solo ladear un poco la cabeza y darle el espacio suficiente... hasta que sucedió. Cerró fuertemente los ojos al sentir el mordisco, no se quejó y mucho menos se movió, por unos segundos deseó que fuese un poco más duradero y así aumentar aún más su lívido, pero siquiera él conocía sus límites, incluso temía ser más brusco de lo que consideraba ser en estos momentos.

Selló el momento con un beso en donde la sangre se mezcló por fin, Albert introduce sus dedos en la cabellera rubia para acariciarlas y acerca el rostro de porcelana hasta sentir la dulce boca, ahora con un beso de mayor intensidad, mientras que su otra mano, bajaba a moldear los glúteos y las caderas, quienes seguían un movimiento suave. A medida que se alejaba de ella y notaba su caricia, la observa directamente a los ojos. ¿Qué estaría pensando?

—Si seguimos así, toda la noche, terminaremos por quemar tu preciosa casa… —le comentó en voz baja, muy cerca de sus labios —dime a cuantos hombres le has hecho pasar por lo mismo… —pregunto curioso —debes tenerlos a todos a tus pies y merced.

Albert era difícil de conquistar. Toda su vida jamás tuvo la necesidad de esforzarse por tener una mujer a su lado. Su matrimonio fue un increíble negocio, y el tiempo le dio el favor de enamorarse de su esposa. Su creadora lo capturó, y lo obligó a pasar tiempo junto a ella… y ahora, cada vez que siente la necesidad de saciar sus deseos carnales, iba a los mejores burdeles a escoger a la humana que mejor le plazca, y únicamente, por poseer esta condición de vampiro, era suficiente para engañarlas a dar lo mejor de sí en la cama. —Creo que… ya he saldado mi deuda… —comentó refiriéndose a la pequeña probada que le ha dado de su sangre. Sus manos se posan en la curvilínea cintura, quietos y sin necesidad de continuar con sus embestidas, esperando a que tal vez Caprice continuara con su espectacular movimiento de caderas sobre su cuerpo.

por **Capricce Broussard** Jue Oct 25, 2018 2:03 pm

Recibió el beso sin molestia alguna, fascinación era lo que sentía en ese momento. Un fuerte sentimiento de atracción por él, deseo, comprensión y ternura. ¿Qué sucedía? Ella no podía mostrar tal debilidad, el amor por más bello que fuese era para débiles. Realmente no, eso se intentaba gravar en su mente para terminar creyéndolo y así alejar lo que pudiese sentir, pero se estaba poniendo bastante difícil. Sintió sus caricias, cuales eran perfectas para su cuerpo. (Por un momento pensó que el cuerpo del vampiro encajaba con el propio a la perfección)

Mantuvo fija la mirada, sin apartarla ni un instante. Escuchó atentamente sus palabras, con una leve sonrisa en sus labios. – Mi dulce y querido Albert, nunca le hice a nadie lo de usted. Anteriormente creí comentarle que soy una persona bastante selectiva y no todo el mundo es de mi agrado. Así como le dije también que es alguien especial… Ahora sin duda alguna mantengo mi posición. Sin querer sonar como una enamorada, pero si atraída por una exquisitez. – Completó, para besar nuevamente sus labios de una manera más dulce. – Con respecto a mi hogar, prefiero quemar nuestros cuerpos de esta forma mucho placentera y deliciosa. – Suspiró y continuó moviendo sus caderas lentamente.

La escena se veía romántica, la iluminación de las velas era la adecuada para la ocasión y ellos se envolvían entre sí como si se conocieran de toda la vida, compartiendo un momento tan íntimo y agradable como ese. – Nunca tuvo una deuda conmigo en realidad, pero aproveché para adentrarme en su ser… Su sangre, su cuerpo, su forma de ver las cosas y sus palabras son algo tan magnifico que me cautivaron en la totalidad – Confesó con cierta naturalidad, señal de que no estaba mintiendo. Entonces, de tanto placer que sentía y tanta excitación que tenía, volvió a acomodar su cuerpo. Sentándose no frenó sus movimientos y los hizo con más dedicación, cariño y pasión.

Tomó las manos de su vampiro y las entrelazó con las suyas, mirándolo directamente a los ojos un último susurro salió. – Oh, mi querido Albert...– Y llegó a su clímax total, luego de intensas horas compartiendo sus cuerpos. Sus pupilas se dilataron y volvieron a la normalidad en un segundo, sus labios estaban rojos y parecían verse carnosos. Sus pezones aún erectos, se veían más tentadores de lo habitual y la mirada que poseía complementaba todo lo mencionado anteriormente. Pensó por un segundo en secuestrarlo, pero sus pensamientos fueron ignorados al reírse de manera silenciosa.

Tiempo después se veía acostada al costado del Monsieur Schnitzler, acomodando el cráneo por su pecho y abrazándolo con dulzura. Intentó examinar su rostro, pero dejó de intentarlo cuando terminó besando su piel. – ¿Cree en el querer a primera noche? O por otro lado, ¿En amar? – Cuestionó.

por **Albert Schnitzler** Jue Oct 25, 2018 4:03 pm

—Lo sé, pero ése había sido mi propósito en un principio, agradecer por devolverme algo tan preciado como mi trabajo de años… —finalizado con una sonrisa ladeada. Divertido por ver hasta donde han llegado, con todo lo sucedido esa noche, pareciera que el doctor había quedado en mayor deuda que antes, ya que hace bastante tiempo que no disfrutaba de una buena compañía.

No dejo de mirarla y se guío con los cautivadores ojos de la vampiresa. Seguía tan sensual, y tan ardiente al verla moverse, como si estuviese bailando, solo para él, complaciéndolo con el mover su de cintura y el moviendo de sus sueltos pechos. Aceptó entrelazar sus manos y acompañarla a finalizar lo que parecía ser interminable. La excitación se le hizo notar al verla más activa que antes, lo que motivó a Albert a querer acabar dentro de ella.
Si hubiese sido un humano, estaría agotado, casado y dispuesto a querer dormir después de tanto gasto energético, pero era un vampiro, un ser resistente ante cualquier trabajo duro que se le presentara, incluso podría proponerse seguir cortejándola, toda la noche.

—¿Cómo la novela de William Shakespeare? ¿Dónde la joven se enamora a primera vista de un hombre? —preguntó con una sonrisa en la boca, gracioso por no saber entender ese tipo de relaciones, una fantasía idílica que cualquier mujer sentimentalista desearía experimentar —Jamás he experimentado tal sentimiento, al menos no tan rápido —y recordó a su ex esposa. Propuso mover su brazo para recibirla junto a él, posicionándolo debajo de la cabeza de Caprice. Pero luego medito con más profundidad, ¿y qué pasaba con su creadora? —Pero se podría decir que aún sigo cautivado por una mujer… —bajó la mirada para ver a Caprice y le sonrió, no muy convencido de revelar algo tan íntimo y privado —tal vez, es una historia que debería contar en otra ocasión. —Sinceramente, Albert, no hablaba con nadie de su pasado, y mucho menos con alguien que acaba de conocer. La propuesta ya estaba hecha, Caprice y él debían conocerse más. —ninguno de los dos terminó muerto esta noche, parece ser un buen comienzo. —Su mano acaricia la espalda con delicadeza subiendo y bajando, recorriendo un camino corto en un vaivén.

por **Capricce Broussard** Jue Oct 25, 2018 4:51 pm

La vampiresa acostada en su pecho, ahora con una sonrisa comprensiva después de tiempo respondió. – Sí, entiendo que ese fuese el propósito. ¿Cómo no podría devolverle algo tan querido?, todavía me queda un poco de bondad, cariño. – Posó sus labios en la piel, besando húmedamente y con ternura.

Movió su brazo con cuidado, quedando con la mano en su abdomen y acariciando allí. Pasaba sus dedos con lentitud, sintiendo la suavidad que había y un poco pensativa al oír la respuesta suspiró. “Aún sigo cautivado por una mujer”, supuso que podía estar hablar en tiempo pasado y al oír la finalización sus sospechas fueron confirmadas. ¿Cómo podría competir contra aquella dama? Es más, ¿Por qué estaba pensando en eso si al parecer ya ocurrió?, se agradeció mentalmente por tener la habilidad de “bloquear” sus pensamientos a cualquier chismoso que quisiera espiar por unos instantes, aunque no conocía que habilidades podía tener el vampiro.

Asintió, aceptando que le contase en otra ocasión, por lo menos sabía que se volverían a encontrar. – Perfecto, en otra oportunidad escucharé con mucho gusto la historia que tiene para contarme. – Una calma plena la invadió y se pudo apreciar en el tono de voz que había utilizado (Tranquilo.) Pero el último comentario la hizo aguantar la risa y tuvo que detener las caricias que estaba dejando en el abdomen. Explotó en carcajadas, no eran exageradas ni desagradables, al contrario… Se podía decir que hasta su forma de reír era hermosa. Movió lentamente su cabello, acomodándolo tras el desorden y recuperó la postura.

Por su mente pasaban un millón de respuestas, pero se concentró en acariciar nuevamente la piel y terminar por besar su pecho. Disfrutando en silencio la manera en que respiraba Albert, se decidió por lo que debía contestar. –Ya estamos muertos, pero tiene razón en cierta parte, no nos asesinamos. Por el contrario, terminamos disfrutando la compañía del otro y uniendo nuestros cuerpos en un intenso momento. – Besó nuevamente su piel y cerró sus parpados. Una de sus piernas enrolló al hombre de manera juguetona y romántica. – No te vayas a ir. – Susurró y ejerció una leve presión, para continuar con otro beso.

por **Albert Schnitzler** Jue Oct 25, 2018 7:13 pm

Después de horas estando encerrado en aquella habitación, Albert no percibió como el tiempo pasó tan rápido, las velas encendidas estaban casi consumidas, todas ellas otorgando hasta más no poder una romántica ambientación con sus tintineantes llamas, detalles de los cuales pasaban desapercibido para herr Schnitzler, quien solo tenía ojos para los detalles dentro de un laboratorio o analizando un cadáver consumido por una grave enfermedad.

Ambos continuaban desnudos, y aunque su placer y lívido parecieron descender en un solo pique, seguía deleitándose con ver el cuerpo de la vampiresa sobre el suyo. Y por primera vez se preguntó ¿Qué habría sido ella en su pasado?, ¿una importante actriz?, ¿o tal vez una cantante?, cualquier profesión que pudiera justificar el explotar su belleza para los demás.

—Ya estamos muertos —

Que tétrico y duro sonaba eso para alguien que aun añoraba volver a ser un humano. Era un secreto muy bien guardado que no compartía si quiera con su preciada bitacora. Hubo una temporada cuando detestó ser lo que era, un monstruo devorador de vidas humanas, sosteniendo dentro de su cuerpo órganos sin vida, pútridos, y sin pulso alguno…

—Dentro de poco deberé marchar, Caprice. —Tenía asuntos importantes que atender en Londres, pero ninguno de ellos le incumbía a la joven mujer. —no puedo quedarme hasta el amanecer. Espero tengamos otra oportunidad para volver a vernos —sus intenciones eran sinceras, más sabía que no haría mucho por concretar una nueva reunión, era un hombre sumamente ocupado y su tiempo de noche era como el oro, cada minuto contaba. —Tienes mucho de qué contarme… —acaricio el hombro desnudo a modo de cariño y respuesta ante los diversos besos sobre su piel. ¿Cómo era que una mujer de su calibre estuviera sola y sin un compañero que la protegiera y venerara?

por Contenido patrocinado

Kindness | Caprice [FB] +18

Kindness | Caprice [FB] +18

Re: Kindness | Caprice [FB] +18

Re: Kindness | Caprice [FB] +18

Re: Kindness | Caprice [FB] +18

Re: Kindness | Caprice [FB] +18

Re: Kindness | Caprice [FB] +18

Re: Kindness | Caprice [FB] +18