Observando las estrellas junto a la hoguera (libre) (+18)

Antes de que comenzara a anochecer, mi madre me mandó a por agua al río junto a dos chicas de mi edad, cogimos las vasijas de arcilla donde llevaríamos el agua y empezamos a andar en dirección al río, éste no se encontraba muy lejos pero lo suficiente para que cuando regresemos al campamento las estrellas ya se encontraran en lo alto del firmamento.

Después de bajar por una pequeña colina llegamos al río, en cuanto estuvimos en la orilla, dejé la vasija de arcilla a un lado mío, me puse de rodillas y me dispuse a introducir mis manos en el agua para ver que temperatura tenía, en cuanto mis dedos la tocaron me di cuenta de que estaba helada, permanecí unos segundos viendo como el agua corría entre mis dedos hasta que escuché un pequeño grito y un sonido seco, como si alguien hubiera caído al agua, retiré mis manos y levanté la cabeza rápidamente para ver a las chicas, solo pude ver a una, la otra la encontré en el agua, ¡daba gracias a Dios de que en aquel tramo la corriente del río no era muy fuerte!, pero el agua estaba helada y si la chica no salía de ahí podría coger una pulmonía.

-Sheila, ¡sal de ahí¡, vas a coger una pulmonía si no lo haces, además de que tu madre me regañara por dejar que te cayeras al río -escuché que dijo la gitana que se encontraba en la orilla, yo me acerqué a ella y miré a la chica que se encontraba en el agua para luego mirar a la gitana que se encontraba a mi lado.

-Chris, Sheila no se ha caído al río a propósito, seguramente se haya tropezado con algo o haya perdido el equilibrio, así que dudo que su madre te regañe... ahora ayudémosla a salir del agua, lo mejor será preparar un fuego para que entre en calor antes de llegar al campamento -le dije y ayudamos a Sheila a salir del agua, yo al ver como la chica tiritaba, en seguida la abracé para cubrirla un poco y ayudarla a entrar en calor mientras Chris preparaba la hoguera, una vez estuvo lista, me acerqué al fuego con la chica entre mis brazos y permanecimos junto al calor que las llamas desprendían mientras Chris se disponía a llenar las vasijas de agua.

-Tranquila Sheila, entraras en calor dentro de muy poco, ya lo verás -le dije con dulzura para tranquilizarla, levanté la cabeza a las estrellas y observé el firmamento durante unos segundos, luego volví a mirar a la gitana que tenía a mi lado y me di cuenta que se había dormido, sonreí y suspiré mientras mis ojos contemplaban el fuego que hacía crepitar la madera. Al poco tiempo, Chris me dijo que ya había llenado las vasijas y que las llevaría al campamento, para así de paso avisar a los demás de que nos encontrábamos aquí, yo asentí estando de acuerdo con la idea y en pocos minutos me encontré sola junto al fuego mientras la chica seguía durmiendo a mi lado.

Cada vez estaba más desesperada por soltarme de aquellas lianas, pero por más que me retorciera, tirara, gritara o mirara con odio a Zéphyr, no conseguiría bajar de allí, estaba totalmente atrapada, parecía un insecto atrapado en la telaraña de una araña, no tenía escapatoria.

Miré hacia otro lado para evitar su mirada pero en seguida sentí como él me tomó la mejilla, logrando que mis ojos se encontraran con los suyos, yo lo miré con odio cuando sentí como bordeó mis labios con su dedo, y no tuve otra opción que escucharlo.

-¿Y qué me garantiza que lo que dices lo vas a cumplir? lo más probable es que la mates, diga o no diga nada -dije, al escuchar lo primero que me dijo, pero a continuación, en un rápido instante, él me robó un beso, como era de esperar, yo no le correspondí, simplemente supliqué internamente que se separara de mis labios, cuando lo hizo, le fulminé con la mirada.

-¿Un loco sacrificio? ¿a qué sacrificio te refieres? -le pregunté, sin entender a lo que se refería, pero en seguida, cuando escuché lo último que dijo, entendí perfectamente a lo que se refería, me quería a mí -¿quieres que venda mi cuerpo?, no... ¡ni loca! -dije, negando con la cabeza, para seguidamente sentir como él empezaba a besarme el cuello con lujuria, ¡Dios! ¿qué iba a hacer ahora?, sabía que si quería salvar a mi amiga, no tendría otra opción que entregarme a él, pero nunca había estado con ningún hombre de esa manera, me mordí el labio nerviosa.

Después de unos minutos pensándolo, no tuve otra opción que aceptar, quería que mi amiga viviera, pero no pensaba decirle a Zéphyr que era virgen, tal vez, con mucha suerte, consiga escaparme de alguna manera antes de que aquello ocurriera.

-Esta bien, seré tuya, pero con la condición de que mi amiga viva, y quiero que me lo jures, quiero que me jures que no le pasará nada, porque si no es de esa manera, no me creeré tu palabra -le terminé de decir con toda la valentía que quedaba en mi cuerpo, la cual cada vez era menos.

-Es verdad, no lo sabes, tendrás que confiar en mi palabra-Lamí su cuello con lujuria, luego de que hubo aceptado algunos de mis términos, aunque no por el todo lo llegabaa comprender. Mi mano se metió bajo su falda logrando acariciar sus muslos, esos muslos tan perfectos que tan sólo me hacían desearla mucho más.

-Te juraré lo que quieras, aunque debes saber también que si me siento traicionado... Ambas morirán, ¿lo sabes cierto?-Mi mano aun se saciaba entre sus piernas y veía en ella el odio de sus ojos, ardian como el fuego y eso me excitaba aun más y muy a su pesar seguía atrayendome más hacia ella.

-Preciosa Jazmín, no sólo te quiero para mí, no solo quiero tu cuerpo, bueno no es que no lo desee, eres más perfecta de lo que siquiera puedes imaginar, lo que quiero decir es que te quiero junto a mi como mi esposa, y te garantizo la seguridad de todos los tuyos por siempre de eso podrías estar segura amor...-carcajeaba por que sabia que en estos momentos aceptaría cualquiercosa, por el bien de su amiga, lo que podia hacerle era sumamente básico, un hechizo para que olvidara el encuentro que habiamos tenido Jazmin y yo, aunque eso ella no lo sabía era una gran ventaja para mí.

-¿que decides amor?, anda que no estoy dotado del don de la paciencia-Miboca recorrió de nuevo con lujuria su cuello y mis manos recorrían sus piernas y gluteos acariciandolos apasionadamente, mientras mordía su cuello aun sentía la rabia y el odio hacia mí, lo cual no me importaba.

Apreté los dientes y seguí moviéndome en las lianas, quería que me soltara de una vez, no me gustaba estar ahí atada, tal vez en cuanto él me soltara, podría alcanzar mi cuchillo y defenderme, aunque que tonta era, ya me había dicho que no conseguiría dañarlo ya que sus fantasmas me matarían a mi primero, no creía en su palabra, pero en eso sabía que decía la verdad.

-Dudo que pueda confiar en tu palabra -le dije y ladeé mi cara cuando él empezó a lamerme el cuello con lujuria, yo intenté ser inmune a lo que me estaba haciendo, pero no era tan fácil, nunca me habían tocado así, y debía de admitir que no estaba tan mal, pero hubiera dado lo que fuera por que aquel hombre que me tocaba fuera cualquier otro menos él.

-Lo sé, me ha quedado bastante claro... ¿sabes? con una vez que me lo digas basta, no hace falta que me lo repitas tantas veces -le escupí las palabras en la cara, sentía mucha rabia en mi interior, adiós al plan de defenderme y huir, suspiré frustrada ante aquel pensamiento.

Luego, me quedé sorprendida y sin palabras al escuchar lo siguiente que me dijo, no podía ser, me costó unos segundos reaccionar, y cuando lo hice no pude evitar reírme nerviosa ante lo que había escuchado.

-No me lo puedo creer, para empezar no quiero que te acerques a ninguno de los míos y... ¡no pienso casarme contigo! estás loco si crees eso, yo no siento nada por ti y el matrimonio es algo importante... es más, ¿para que quieres que me case contigo? ¿cuál es el fin Záphyr? -le pregunté incrédula mientras sentía como mi cuerpo poco a poco se calentaba a causaba de sus caricias y mordidas en mi cuello, yo no quería eso, pero no podía evitar reaccionar así.

carcajeé bastante mas de lo que hubiera querido, hasta e sorprendi a mi mismo.

-Hermosa, ¿y quien ha hablado de amor?, yo sólo te quiero para mí, te deseo bastante, y no me gustaría que nadie mas te tubiera, nadie que no fuera yo, llamame loco y obsesivo, pero éso es lo que has provocado en mí y no es tu culpa preciosa, y más que nada asegurarías para siempre el bienestar de cualquiera de los tuyos, es más ten la seguridad de que no tomaría ningún trabajo que involucrara a ninguno de los tuyos, anda... ¿que dices amor?-Segui besandola pasionalmente, desde su cuello hasta su pecho, y mis manos se deleitaban aún mas con sus piernas, deseaba su cuerpo más que nada, al fin y al cabo ella ya lo había aceptado bajo su propio riesgo, sólo faltaba ése último detalle... que aceptara ser mi esposa, sería el mejor trato que hubiera conseguido jamás.

-Entonces amor... ¿que dices?-Robé el ultimo beso pasional de sus labios deliciosos, mordiendo con delicadeza el labio inferior de Jazmin deleitandome y abriendome paso con mi lengua dentro de su boca, realmente a mi no me importaba si respondía o no a mis besos, al fin y al cabo, ella sabía que le convenía por cualquier parte y como quisiera verlo, era lo mejor para ambas partes... Ambos lo sabíamos.

Ésto no me podía estar ocurriendo a mí, me estaba pidiendo que me casara con él y por lo que veía no tenía otra opción, pero yo no quería aceptar, si lo hacía, me estaría condenando a mí misma a vivir junto a quien lo único que sentía era odio y furia, sería totalmente infeliz a su lado, y todavía no entendía qué era lo que ganaba él casándose conmigo.

-Digo que no entiendo qué es lo que ganas tú casándote conmigo... ¿lo único que quieres es acostarte conmigo?, para eso no hace falta que nos casemos, ¡por el amor de Dios!, no soy un objeto que puedas usar cuando te plazca, soy humana y tengo sentimientos... y hacia ti lo único que siento es odio y rabia, no siento ni una pizca de afecto hacia ti... seria completamente infeliz a tu lado, aunque creo que eso a ti no te importa ¿me equivoco? -le dije con rapidez debido a lo enfadada que estaba, cuando terminé de hablar, cogí aire y cerré los ojos mientras echaba la cabeza hacia atrás, pequeñas lágrimas resbalaron por mis mejillas ante la imposibilidad de escapar de allí y librarme de todo aquello, estaba completamente atrapada y no tenía escapatoria.

Después de haberle dicho aquello, sabía que tenía que aceptar casarme con él cuanto antes para salvar a mi amiga, no sería nada bueno que él perdiera la paciencia, suspiré resignada y aún con los ojos cerrados, susurré:
-Está bien... me casaré contigo... -dije, casi inaudiblemente, pero estaba segura de que él me había escuchado perfectamente, después de haber aceptado, sentí sus caricias en mis piernas y sus besos, él me volvió a besar en los labios, adentrándose en mi boca con su lengua y mordiéndome el labio inferior, yo gruñí, pero el gruñido salió junto con un jadeo inesperado, cuando él se separó de mi boca, yo giré mi cabeza para no mirarlo, ¿por qué mi cuerpo tenía que reaccionar de esa manera?, no lo entendía.

¿Que ganaba?, interesante pregunta, aunque no tenía por qué contestársela, ganaba, una acompañante, ganaba lealtad, sabía que ella no podría atentar en mi contra nunca, puesto que yo lo sabría por anticipado, además ¿no era una garantía para ella y para todos los suyos, además, ¿qué es el amor?, sino torpes deseos que se terminan consumiendo al pasar de los años, simplemente banal y sin importancia, aprendería a convivir conmigo si es que sabía lo que le convenía.

-Lo que yo gano mi hermosa Jazmín es un poco de... ¿Lealtad?, sé que no me traicionarías, porque sé que amas a tus amigos, vecinos y a todas aquellas personas del campamento ¿verdad?, la felicidad, la infelicidad... Realmente son términos que desconozco, y tienes razón... no es un tema que quite de mi el sueño-Las caricias se intensificaron, las lianas comenzaron a aflojarse, dejando caer poco a poco su cuerpo, al cual estaba yo listo para tomarlo entre mis brazos con suma cautela y tratándola con la mayor delicadeza.

Mis manos la tomaron por su cintura y mis labios comenzaron a besar el cuello, barbilla, mejillas, hasta llegar al elixir de su boca, mi boca había dejado el rastro de la lujuria tras de sí, lamiendo y besando a su
paso, mientras mis manos rodeaban sus caderas, sentían su silueta, su cintura, llegando hasta su espalda regalando caricias a su paso.

La miré con suma lujuria y pasión reflejada vivamente en mi rostro, deseando mucho más en estos momentos de ella, había ganado mucho más de lo que ella se imaginaba, la personalidad de ésta mujer me había cautivado mucho más de lo que ella siquiera hubiera pensado, incluso mucho más de lo que yo jamás me hubiera esperado.

Seguí besando su cuello, sus labios, su pecho y mis manos se dejaron llevar por las curvas de su piel…

¿Lealtad? ¿eso era lo que él ganaba? la verdad, era cierto, pero no porque yo estuviera dispuesta a serle leal, simplemente no quería que le ocurriera nada a ninguno de los míos, y eso al parecer él lo sabía bastante bien, me había chantajeado de tal forma que había conseguido lo que él quería, yo ya no tenía nada por lo que luchar, así que me rendí, me rendí a él y dejé que hiciera conmigo lo que quisiera, aunque yo no estuviera de a cuerdo.

Me quedé callada y no dije nada más, después de unos segundos sentí como las lianas que me mantenían sujeta, empezaron a aflojarse, yo pensé que me soltaría bruscamente haciendo que me estampara contra el suelo, por lo que me sorprendió el hecho de que me soltara poco a poco, para luego él tomarme entre sus brazos con delicadeza.

Una vez mis pies tocaron el suelo, lo miré y vi reflejado en su rostro la lujuria y la pasión que él sentía en esos momentos, yo tragué el nudo que se me había formado en la garganta por los nervios que sentía en esos momentos, mi cuerpo inevitablemente cada vez se calentaba más a causa de sus besos en mi cuello, barbilla, mejillas y pecho, cuando él me besó en los labios y me tomó de la cintura con sus manos, yo apoyé las mías en su pecho inconscientemente, pero sin corresponderle aún a sus besos.

Ahora sentía la rabia y el odio en mínimas cantidades, lo que más sentía eran muchos nervios, y miedo, sí, tenía miedo, miedo a lo que podría pasar a partir de ahora.
-¿Esos espectros tuyos van a estar mirando el espectáculo?... porque no me siento nada cómoda, yo no los veo, pero me siento vigilada -le dije a pocos centímetros de sus labios e intentando no mostrar en mi voz los nervios que sentía.

A pesar de lo que sabia acerca de Jazmín y muy a pesar de lo que ella le hacía ver en sus ojos, que era un odio inconcebible reflejado vivamente en todo su ser, éso no le importaba y no lo privaba de lo que él deseaba hacer, con ella...

La quería para él, la deseaba también para él y la haría suya aunque a ella no le apeteciera la idea, y aunque no pudo evitar sonreir ante la idea de que sus mismos aliados no verían lo que harían, ella no lo sabría y él mismo no lo permitiría, simplemente estarían cerca, tal vez demasiado cerca de Zéphyr para brindarle protección.

-No habrá ningún tipo de espectáculo amor, si es eso lo que te preocupa preciosa-Sonrei de lado y la hosquedad de mi propia postura se esfumó por completo dejandole ver lo absolutamente encantado que estaba con ella.

Suavemente la acosté en el pasto de aquel bosque en donde nos encontrábamos, besando su cuello con absoluto frenesí y locura pasional, dejando que mis manos acariciaran sus brazos, besé sus labios con locura, mis manos volvian a buscar cada rincón de su piel, a recorrer las curvas de su perfecto cuerpo.

Estaba disfrutando absolutamente el momento con cada respiración de mis pulmones me deleitaba del olor de su piel, mi mano derecha bajó mas aun a su entrepierna y rebusque con ansia su sexo mientras acariciaba todo cuanto estaba a mi paso

Puede que la rabia y el odio lo sintiera menos que antes, pero esos sentimientos no se habían esfumado de mi interior, seguían ahí enterrados y dudaba que desaparecieran después del chantaje que él me había hecho, aunque me preguntaba si en verdad sería capaz de hacer daño a mi gente, si yo me oponía a estar con él, me mataría, a mí y a mi amiga, pero así todo habría acabado de una vez y no me preocuparía más. Después de unos segundos, recapacité y pensé en lo egoístas que eran mis pensamientos, yo nunca permitiría que hiciera daño a mi amiga o a mi gente, aunque el precio a pagar fuera mi infelicidad. ¿Qué pensará mi madre cuando se entere de con quien me iba a casar?, sabía que no le iba a hacer mucha gracia y que no estaría de acuerdo con esta unión, pero al fin y al cabo yo tampoco lo estaba, había accedido para salvar la vida de la gente que era importante en mi vida, nada más.

Lo miré a los ojos sin decir ni una palabra después de haber escuchado su respuesta, así que no habría ningún espectáculo, ¿eso significaba que sus espectros no mirarían y se alejarían?, dudaba que él se quedara desprotegido, de alguna forma que yo desconocía, él seguiría contando con la protección de éstos.

Sentí como él me acostó sobre el pasto del bosque con suavidad, y una vez más me sorprendió la delicadeza con la que me trataba, nunca hubiera imaginado que él podría tratar así a alguien, y que ese alguien fuera yo, me confundía.

Intenté relajarme una vez tuve mi espalda recostada sobre el suelo y mis manos quietas a cada uno de mis costados, mientras él besaba mi cuello con pasión y me acariciaba los brazos, yo miré por unos breves segundos a uno de mis lados y me di cuenta de que estaba rodeada de plantas y matojos que crecían gracias a la humedad del ambiente del bosque.

Volví mi cara hacia él, segundos antes de que él me besara los labios, yo decidí dejarme llevar aunque no tuviera experiencia en eso o no estuviera de acuerdo en hacerlo, tampoco pensaba decirle que era virgen, ya lo descubriría él por sí mismo, de mis labios no iba a salir ni una palabra al respecto. Mis labios empezaron a moverse con delicadeza sobre los suyos, poco a poco, hasta que cogieron el mismo ritmo que él llevaba y le correspondí al beso, cerré los ojos y llevé mis manos a sus hombros, cuando sentí las caricias de su mano derecha y la dirección que estaba tomando, todos mis sentidos se pusieron en alerta, cuando sentí su mano cerca de mi sexo, inevitablemente me tensé y me separé de sus labios, para mirarlos a los ojos nerviosa.

Después de haberme separado de sus labios y de haberlo mirado nerviosa por unos segundos, tomé aire discretamente para relajarme y al mismo tiempo no delatarme, no quería que él viera que estaba nerviosa, ¡Dios!, nunca hubiera imaginado que mi primera vez iba a ser así, tirada en medio del bosque y con alguien a quien acababa de conocer y que me había obligado a casarme con él si quería que mi gente sobreviviera.

Sentí como sus manos no dejaban de acariciarme y una de ellas atrajo mis labios a los suyos tomándome de la barbilla, yo volví a cerrar los ojos y le correspondí al beso con pasión, sabía que si me resistía sería peor, así que prefería dejarme llevar y esperar a que aquello transcurriera, probablemente cuando él estuviera conforme después de hacerme suya, se olvidaría de la idea de casarse conmigo y me dejaría marchar para volver junto a mi madre.

Enredé mis dedos entre sus mechones de pelo cuando sentí su mano en mi nuca, yo aún no terminaba de salir de mi confusión al darme cuenta de que todavía seguía tratandome con delicadeza y debía de admitir que me gustaba, aunque estaba segura de que él trataría así a todas las mujeres con las que se acostaba, yo no sería la única.

Noté como se subió encima mía mientras él seguía besándome apasionadamente, bajé la mirada a mi pecho cuando él me quitó el corsette y su lengua empezó a lamer mis pezones, cuando sentí sus suaves mordiscos, yo proferí un suave gemido sin poder evitarlo y mis mejillas se sonrojaron al mismo tiempo, no estaba nada acostumbrada a que ese sonido saliera de mí.

Cuando se deshizo de mi falda, pensé que iba a tener frío debido a la estación del año en la que nos encontrábamos, pero no fue así, el fuego que bullía en mi interior conseguía calentar mi cuerpo, estaba pasando demasiado calor mientras lo sentía encima de mí y me percataba de la manera en que me miraba, parecía como si grabara en su memoria cada parte de mi cuerpo que veían sus ojos. Estaba segura de que mi marca de nacimiento en forma de luna aún no la había visto, puesto que la tenía en la parte baja de la espalda y yo seguía recostada sobre el pasto.

Lo miré con la respiración algo pesada debido a todos los besos que él me estaba regalando en cada centímetro de mi piel, tragué saliva y no pude evitar devolverle la sonrisa cuando nuestros ojos se cruzaban y él me sonreía.

Conseguí al menos que ella me respondiera con pasión, el loco frenesí que salía de los poros de mi piel, me quemaba por dentro y sentía el calor de Jazmín en el mío lo cual era agradable y exageradamente exitante, comencé a desabotonarme la camisa y a quitarme los pantalones ya que mi compañera no lo hacía y no esperaba menos de ella, al final de cuentas eramos dos extraños que llacían en el frío pasto queriendo amarse el uno al otro o por lo menos de mi parte, el fuego de mi piel quería fundirse con la suya.

Cuando me quité la camisa, tomé las manos de Jazmín e hice que me acariciara mi fornido pecho, fuí bajando sus manos lentamente por mi pecho hasta que hice que me tocara los gluteos, lo cual era increiblemente delicioso.

Ella compleamente desnuda y con sus pezones increiblemente duros a causa del frío, no hicieron otra cosa mas que exitarme cada vez más, mis manos dejaron las suyas en mis gluteos y comenzaron a recorrer su cuerpo perfecto recorriendo cada curva y cada cueva de su piel perfecta, me deshice de toda mi ropa, por ompleto quedando absolutamente desnudo frente a ella, sobre ella...

Con mis piernas abri las suyas lentamente mientras mi lengua se saciaba en la profundidad de su pecho y lamia desde el cuello hasta sus pezones, bajando por su abdomen y deteniendose en su sexo.

Lamí y saboreé cada líquido que de él emanaba lengueteando adentro y afuera de su sexo rabiando de pasión y gimiendo sin poder detenerme a causa de la delicia del elixir de su sexo, simplemente delicioso, mis manos acariciaban y estrujaban con dulzura, pasión y a la vez con locura sus gluteos perfectos moviendo sus caderas arriab y abajo dejando que mi lengua actuara dentro de ella.

Lo observé en silencio mientras sentía como poco a poco el fuego que calentaba mi interior, aumentaba conforme pasaban los minutos, era realmente abrasador, tanto que estaba segura de que si a nuestro alrededor hubiera nieve, nosotros la derretiríamos en cuestión de segundos, sin necesidad de usar un fuego, para ese papel ya estábamos nosotros.

Pero al mismo tiempo que la temperatura de mi cuerpo aumentaba, el nerviosismo en mí también, no sabía como tenía que comportarme, qué tenía que hacer, estaba realmente pérdida, incluso mi nerviosismo aumentó más cuando lo vi empezar a desvestirse, nunca había visto a un hombre desnudo... bueno sí, sí que lo había visto, algunos gitanos iban a lavarse al río, pero siempre desviaba la vista a los pocos segundos de que estos se quitaran las ropas, así que no llegaba a contemplar nada.

Tragué saliva para deshacer el nudo que tenía en mi garganta mientras lo veía quitarse la camisa y dejar al descubierto su robusto pecho, mis ojos se clavaron en él mientras dejaba que llevara mis temblorosas manos a su pecho, para acariciarlo y luego hacer que éstas descendieran lentamente hasta sus glúteos, una vez mis manos llegaron a esa zona, hice lo mismo que con su pecho, lo acaricié suavemente y con manos inexpertas, debía admitir que sentir su piel bajo mis finos dedos se sentía bastante bien, Zéphyr poseía una piel sedosa y eso me gustaba.

Cuando comencé a sentir las deliciosas caricias que sus manos otorgaban a mi cuerpo, no pude evitar preguntarle con nerviosismo marcado en mi voz -¿estás seguro de que quieres...? -empecé a decir, pero me quedé callada al instante en que lo vi completamente desnudo, mis ojos recorrieron todo su cuerpo y me quedé completamente sin palabras, era realmente hermoso, mientras lo contemplaba, me mordí el labio nerviosa, algo en mi interior me decía que desviara la mirada como hacía con los demás hombres, pero no podía, su cuerpo parecía un imán para mis ojos y eso era verdaderamente extraño -¿... hacer esto? -terminé de preguntar en un suave susurro, a estas alturas ya no me importaba si se daba cuenta de mi nerviosismo o del motivo por el que me sentía así.

Lo sentí sobre mí y noté como abrió mis piernas lentamente, al parecer sí que estaba seguro de que quería hacerlo. Mis pezones se endurecieron, aún más si podían, al sentir sus lamidas, mis manos subieron lentamente por su espalda, al mismo tiempo que él descendía por mi abdomen hasta llegar a mi sexo. Cuando sentí el calor de su boca y de su respiración sobre mi sexo, mi instinto hizo que elevara un poco mi cadera para acercarme más a él.

Cuando su lengua empezó a jugar y él empezó a saborearme, yo me mordí el labio al mismo tiempo que otro gemido salía al exterior, ¿cómo aquello podía sentirse tan bien?, era la primera vez que sentía algo así, y se sentía realmente bien, aquello era maravilloso. Mis dedos tironearon de su pelo mientras mi cuerpo se retorcía ante el delicioso placer que me embargaba.

El sentir el contacto de sus dedos en mi cabeza, por supuesto que me hizo sentir endemoniadamente satisfecho, la perversidad de mi ser radicaba en mi egocentrismo y el hecho de poder hacer que se sintiera bien, de que disfrutara, me hacía subir mi ego más allá de lo racional, de lo humanamente posible, pero era posible y no dejaría de juguetear con su sexo, con las delicias de su elixir vaginal...

Saqué mi lengua de su sexo y comencé a subir de ahí sin dejar de lamer a mi paso, mi lengua se deleitaba con el sabor de su piel, mi nariz realmente disfrutaba del efluvio de su piel, y mis manos... Ah! mis manos simplemente se maravillaban del hecho de poder saciar su lujuria en su cuerpo perfecto...

Jazmín poseía una sensualidad que dificilmente alguien pudiera resistir y yo había sido una victima de su encanto, su encantadora personalidad me había hechizado por completo, logrando envolverme en un mar de locura... Sí... Lamentablemente tenía que admitir, que esta dulce y bella gitana había doblegado al mas cruel y vil de los brujos...

Aún me sentia malvado e inmensamente preverso, pero esos placeres... Esa perversidad que había sido reprimida y sumida en una carcel de mi ser, profunda y dedicada al hecho de encontrar a mi hermana... ahora se veía como una bestia rugiendo desde dentro por querer salir, ya que una vez que hube encontrado a i hermana, ya no había qué o por que seguir reprimiendo al mounstruo que estaba encarcelado dentro de mí...

Simplemente Jazmín había sido una víctima más de la locura de mi ser, de lo que aún mi ser aguardaba dentro de sí, la perversidad, de hecho de TENER que poseerla, del hecho de DESEAR que fuera mía y sólo mía de principio a fin sin importarme lo que pudiera sentir...

¿Amor?, al final de cuentas ¿que era eso para mí, aparte de a NADA?... No deseaba de ella el amor, sino una devoción tal vez, de la fidelidad que sabía ELLA debía de darme, pero a pesar de que los pensamientos malignos invadían mi mente cual fieras devorando a su presa, no dejaba de sucumbir al placer de sus gemidos de sus caricias, de sus besos...

Logré deshacer sus manos de mi cabellera, no sin antes dedicarle una sonrisa por copleto lujuriosa, llena del frenesí del momento, el vaho salía de mi boca a causa del frío de la estación, pero no me importaba por que sentía arder su piel debajo mío al igual que la mía misma ardia de pasion por la dulce y bella Jazmín...

Mi lengua seguía subiendo por su abdomen y llegó de nuevo a encontrarse con sus finos pesones y mordisqueandolos, mi mano introdojo dos dedos dentro de su vagina insitando a Jazmín al placer, pero mi miembro erecto se desacía por sentir SU calor, me acomodé una vez más sobre de ella y apoyando las palmas de mis manos sobre sus hombros y besando con pasion esa boca que me insitaba y me exitaba aún más del frenesí del placer, mi miembro se introdujo dentro de ella...

"Delicioso", logró apenas decir mi boca aún dentro de los carnosos y rojos labios carmesís de Jazmín...

((Off: Perdóname preciosa, de verdad... u.u' perdona la tardanza, pero he tenido demasiado trabajo y luego me quedé sin internet por exceso de pago , estoy increíblemente apenado contigo hermosa ¿que puede hacer un simple mortal para redimirse y rogar por tu perdón??? u.u'))

Mis dedos continuaron jugando unos minutos más con aquellas hebras sedosas que él poseía, las yemas de mis dedos se deleitaban con aquella suavidad mientras él conseguía que mi cuerpo se estremeciera con descargas de placer que me recorrían de arriba a abajo, los movimientos que su lengua llevaban a cabo deberían de estar prohibidos, nunca había sentido nada tan placentero como aquello y si mi instinto no me engañaba, suponía que aquel placer no terminaba ahí, pero si aquel mismo placer que me envolvía por completo lograba hacer que me deshiciera, ¿cómo lograría aguantar mayor placer que aquel?, probablemente estaba equivocada y mi cuerpo no podría sentir más placer del que sentía en esos momentos.

Cuando noté como su lengua abandonó mi sexo, levanté mi cabeza para mirarlo y con la respiración agitada, lo seguí con la mirada mientras él ascendía por mi cuerpo, dejando a su paso un recorrido húmedo sobre mi piel, aquello era realmente delicioso. Dejé escapar un suspiro placentero mientras sentía el delicado recorrido de sus manos sobre mi cuerpo, la respiración de él sobre mi piel y el camino que trazaba su húmeda lengua desde mi abdomen hasta mis pechos.

Después de que mis dedos hubieran jugado un rato con su cabello, dejé que él apartara mis manos de su cabeza para seguidamente hacerlas descender suavemente por su espalda, al percatarme de la sonrisa lujuriosa que iluminó su rostro, no pude evitar pensar que había algo en él que me atraía bastante, por poco que me gustara aquel pensamiento, así era y no comprendía por qué, ¿por qué tenía que sentir aquella atracción por aquel cruel y vil brujo?, no lo entendía, pero por más que quisiera encontrar una explicación, aquella atracción permanecía latente y consiguiendo que me rindiera ante él, logrando que de mi boca se escapara otro suave gemido mientras me estremecía y arqueaba mi espalda al sentir su deliciosa boca sobre mis erectos pezones.

Levanté la mirada a las copas de los árboles que nos cubría mientras mi respiración salía al exterior en forma de vaho debido a la baja temperatura que nos rodeaba, aparté lentamente mis manos de su espalda y las coloqué sobre el pasto de nuestro alrededor mientras sentía como sus dedos se abrían paso a través de mi sexo y mis labios vaginales se amoldaban a ellos, tragué saliva, nerviosa al sentir aquella extraña intromisión, pero al parecer él no pudo aguantar más y quiso hacerme sentir otra intromisión distinta a la que había sentido con sus dedos.

Recibí apasionadamente sus labios sobre los míos y le correspondí al beso mientras sentía como se colocaba de nuevo encima de mí, en eso me percaté de lo que iba a hacer y una pequeña parte de mi cerebro, la racional, me instaba a apartarme de sus labios y a apartarme de él, pero la otra parte, la que en esos momentos predominaba sobre mi cuerpo y me hacía seguir mis instintos, se negaba a que me apartara de sus labios, es más, yo no quería hacerlo, quería seguir bebiendo de aquellos deliciosos labios que me estaban volviendo loca.

Cuando él colocó sus manos sobre mis hombros, mis manos recorrieron sus brazos de abajo a arriba con delicadeza, sin abandonar en ningún momento sus labios, pero en ese instante sentí como una punzada de dolor me atravesó conforme él se introducía en mi interior, desgarrando mi himen en el proceso, pequeñas lágrimas inundaron mis ojos y resbalaron por mis mejillas al sentir aquel dolor tan punzante, no pude evitar apartarme de sus labios bruscamente y gemir de dolor mientras giraba mi rostro a un lado, desviando así mi mirada de sus ojos, mis uñas se clavaron en sus brazos mientras sentía como todo el placer que había sentido hasta ahora, se esfumaba y era sustituido por aquel dolor que me atravesaba, no me gustaba mostrarme tan débil ante él, pero no podía evitarlo, nunca me hubiera imaginado que aquello dolería tanto.

-Duele... -susurré, para luego morderme el labio con fuerza, tan fuerte que incluso llegué a hacerme un poco de sangre.

Pude sentir las uñas en mis brazos y éso no hizo más que excitarme más, comencé a lamer y mordisquear su cuello con pasión, y pude ver como una lágrima rodaba por su mejilla, y aunque no me detuve el tiempo suficiente para analizar el contexto por completo, ésa lagrima la lamí con la misma devoción con que había comenzado a incitarla junto conmigo al placer, pero las uñas en mis brazos a mí tan sólo me indicaban que estaba disfrutando el momento, pero pude saber que aquella dulce y frágil mujer estaba entregando, su virginidad, que por cierto ésa simple idea no dejaba de gustarme y darme la satisfacción que deseaba.

Dolía... Ella lo había dicho, por lo menos estabamos en canales un poco más abiertos en estos instantes, ya que de haber sido diferente ni ella hubiera tenido la confianza de decírmelo ni yo el suficiente "corazón" o mejor dicho la suficiente "humanidad" de hacer algo por ello, sin dejar que la humanidad fuera demasiada, puesto que no estaba dispuesto a parar, ya que mi maldad siempre me superaba y por mucho el hecho de poder acariciar ésa "humanidad" que aparecía debilmente y por instantes "habitando" fugazmente el mismo cuerpo de bestial maldad al que ya estaba acostumbrado y del cual no quería deshacerme.

-No te preocupes mon amour, iré más despacio-acaricié su mejilla con suma dulzura, pero no reparé en sacar mi miembro que se había introducido dentro de ella, lamí su labio que había sacado un poco de sangre, del cual sabía yo que no había sido su intención, pero éso sólo me había logrado excitar aún más a mi... Lamentable, rico, excitante y cierto.

Besé sus labios con pasion, mis manos aún se apoyaban en el piso, para no aplastarla por completo. Mis labios eran arrebatadores, llenos del frenesí de la excitación nublados por la pasión y la lujuria que sentía en el momento, pero aún así, fuí introduciendo mi pene poco a poco dentro de su vagina, su virginidad ahora me pertenecía y lo tomaba como el mayor de los regalos, y sabía que si lograba excitarla lo suficiente, ése dolor desaparecería por completo, era lo que deseaba si, ¿a que hombre no le gusta que su pareja sexual disfrute tanto como él?, aunque a decir verdad lastimosamente no era algo que buscara ni que me realizara como hombre.

Lo que terminaba realizandome por completo era el hecho de hacerla mía por principio y por fin, mi maldad me precedía y mi insencibilización también y aunque dentro de mí existía una fugaz pisca de caballerosidad, por lo menos estaba flotando en una capa fina frente a ella y no sabía si eso le gustaba y de hecho a mí no me importaba, de hecho hasta podría decirse que era una parte de mí que comenzaba a conocer, pero que importaba, estaba dispuesto a complacerla un poco a ella.

Aún sentía dolor recorriendo todos los nervios de mi cuerpo y mis uñas seguían clavadas en la piel de sus brazos, mientras sentía su aliento en mi cuello y seguidamente sus lamidas junto con sus mordiscos apasionados, en mi rostro había reflejada una mueca de dolor, señal de que en esos momentos no lo estaba pasando muy bien. Cuando sentí su lengua recorriendo mi mejilla para limpiar así una de las pocas lágrimas que había derramado, pude sentir como mi cuerpo reaccionaba estremeciéndose levemente, rápidamente llevé una de mis manos a mi rostro y me limpié las pocas lágrimas que quedaban en mis mejillas.

Mi virginidad, aquella que había guardado durante todos estos años como si fuera un tesoro, aquella que había guardado para regalársela al hombre adecuado cuando llegara el momento, se la acababa de entregar a aquel brujo, era consciente de ello, pero se la había entregado porque no había tenido otra opción.

Separé mis uñas de su piel y coloqué mis manos en su pecho, con la intención de apartarlo de encima mía, ya que el cambio que había tomado aquello no me estaba gustando, había pasado de sentir placer a sentir dolor en un rápido instante, y encima aquel dolor no desaparecía. Estaba a punto de ejercer fuerza sobre su pecho, cuando escuché las palabras que salieron de él, giré mi rostro y volví a fijar mis ojos a los suyos, ¿eso era cierto? ¿era mi imaginación o él estaba siendo cuidadoso conmigo?, la sorpresa me inundó, ya que nunca hubiera imaginado que existiera algo de caballerosidad en sí mismo, pero debía de admitir que eso me gustaba, y se lo hice saber con una pequeña sonrisa mientras él me acariciaba la mejilla con dulzura.

Delicadamente, pasé mis manos por sus hombros e hice que descendieran por su espalda mientras él lamía mi labio, un suave ronroneo salió de mi garganta mientras él limpiaba la sangre que yo misma me había causado en el labio, por extraño que pareciera, me estaba empezando a gustar lo que con su lengua podía llegar a hacerme sentir.

A continuación, sentí su beso totalmente cargado de pasión y lujuria, yo le correspondí como pude mientras sentía como mis paredes vaginales se adaptaban poco a poco a su presencia, el dolor había menguado un poco, pero aún seguía ahí presente, al igual que el calor de mi cuerpo, así que siguiendo mi instinto, empecé a mover mi cadera contra él, lenta y suavemente, mientras llevaba mis labios a su cuello, para empezar a darle delicados besos y suaves mordiscos.

Su pequeña sonrisa me cautivaba, me enloquecía y me hacía ver en ella algo que quizá no hubiese visto en un principio, pero aun así la deseaba para mí aunque no fuera a su gusto, cada vez había mas cosas de ella que me agradaban, me había entregado su virginidad a mí, aunque hubiese sido más a la fuerza que por ganas de querer estar conmigo.

Notablemente y sin duda alguna, por alguna extraña razón, sentía que ella.. en una parte aunque fuera mucho muy distante, quería estar conmigo, y el calor de su cuerpo y los movimientos de su cadera no podían hacer otra cosa que excitarme y motivarme a seguir, seguir haciendo que nuestros fluidos corporales siguieran mezclándose y haciéndose uno solo.

No entendía el por que actuaba de éste modo, sencillo, caballero, no la tomaba como un trofeo más de mi vida, sino simplemente como... el postre... El postre que se espera después que se ha dado uno un gran banquete, el que guarda uno un espacio, o mejor aun... Como mi platillo favorito, el que no sabia que existía, pero que sin duda aquí estaba ella, tan sólo para mí y al final de cuentas seguiría siendo unicamente para mí, para éste brujo maldito que no sabía que tenía tan solo un dejo de bondad y que sin duda estaba regalándoselo a ésta gitana que tenía debajo de mi piel.

Hermosa gitana que me ha hecho ver lo qeu nunca llegué a soñar en encontrar o en siquiera ver, hechizandome con su dulzura, ¿quien podria imaginarse a Zéphyr enamorado de una extraña gitana...

Cuando empezé a sentir que lo estrecho de su vagina iba sediendo poco a poco, comencé a penetrarla despacio, pero un poco mas dentro de ella, comenzaba a sentir sus fluidos sobre mi piel haciendo que se lubricara más y la entrada y salida de mi pene fuera mejor, si tanto roce, no dejando de lamer, besar y succionar sus senos, sin dejar de lamer ni besar sus carnosos labios de color carmesí, sin dejar de acariciar sus caderas, gluteos, pechos...

Me inundé completamente de su aroma y me embragué por completo de su elixir corporal... Un simple "Te Amo" quería salir de mis labios, pero no lo creía conveniente, las circunstancias, el deseo, la pasion, la lujuria, todo podria llevar a que no se tomara en serio lo que pensaba, era por ello que mejor decidí dejarlo para otra ocación.

La atracción que sentía por él me confundía, ¿en qué momento de la noche empecé a sentirla?, desde el primer momento que lo vi aparecer entre aquellos árboles me sentí furiosa por el simple hecho de que me estuviera espiando, y lo odie, o eso creía… ¿cabía la posibilidad de que en realidad no sintiera aquel odio hacia él y que en realidad lo que sintiera fuera atracción?, podría ser. La atracción que sentía por él era la que me hacía seguir cada movimiento que él hacía o que yo misma tomaba, la que me animaba a continuar.

Puede que me estuviera volviendo loca, pero a cada movimiento que hacíamos, yo parecía descubrir algo nuevo de él, parecía que Zéphyr poseía un lado bondadoso del cual seguramente no era consciente que tenía, él se había transformado por completo en alguien caballeroso y bueno, parecía que la maldad que tenía dentro la había dejado a un lado mientras disfrutaba de este momento, sus movimientos cuidadosos y sus caricias me lo demostraban, eso era lo que me gustaba y tal vez fuera lo que me atraía de él en aquel momento. Pero sabía que aquello no duraría mucho, lo más probable es que cuando termináramos de retozar juntos, volvería de nuevo a ser como antes, aquel brujo de corazón frío y sin sentimientos.

El dolor que en un principio había sentido, poco a poco iba siendo sustituido por aquel placer que Zéphyr me regalaba con sus suaves movimientos, noté como cada vez se deslizaba con mayor facilidad en mi interior debido a lo lubricada que me encontraba. El aire de mis pulmones era expulsado a cada penetración en forma de jadeo, sentí cómo conforme pasaban los minutos las penetraciones se volvían cada vez más profundas. Mis manos siguieron recorriendo su cuerpo y mis labios siguieron recorriendo su cuello con suaves mordiscos, me dirigí a sus labios y le cogí el labio inferior con mis dientes, para luego tirar de él con suavidad. Mis piernas, las cuales había separado al sentir el dolor que me había causado al principio, volvieron a rodear su cintura para así poder sentirlo mejor.

Después de un rato debajo de él, decidí empujarlo a un lado con mis manos, posicionándome yo encima y sin separarme de él ni un solo instante, empecé a mover mi cadera con suavidad y pegué mi pecho al suyo mientras mis labios se dirigían a su oído, empezando a chupar el lóbulo de su oreja con sensualidad, sin dejar de moverme.