Una noche fuera de lo normal {Privado}

Escuchar esas palabras le había hecho sentir algo totalmente desconocido. Escuchar su voz le hacía perder la consciencia. El tacto de sus manos le provocaba una sensación que jamás había conocido.
¿Qué se supone que era aquello? Puso una de sus manos sobre una de las que tomaban su rostro entre ellas.

-Asagi Dunkelheit... decir eso... es un poco insinuante... No sabes lo que alguien que no conoces puede pensar al decir esas palabras...
Lo miraba tan atentamente que se asustó de sí mismo. Si, solía observar detenidamente a algunas personas cuando tenían algo que le llamaba la atención, pero podía notar cierta diferencia en ese caso. Pero era porque justamente no lo conocía y le había llevado hasta su hogar, metiéndole en su habitación, dejándole tener su cuerpo...

Eso... ¿no era bajar la guardia? él nunca se dejaba llevar... ¿Qué hacía a esta persona diferente? Se incorporó poniendose a horcajadas sobre él, Sólo para observarle. Su cabello le cubrió parcialmente el rostro. Le dedico una suave caricia en la mejilla. A estas alturas, esas preguntas no importaban demasiado. Lo hecho, hecho estaba...
Le dedicó una sonrisa antes de besar sus labios.

Por un momento se había quedado quieto mientras le escuchaba, de algún modo pensaba en sus palabras, aunque era más bien que no podía evitar que aquello le hiciese sentir curiosidad.

-A nadie más he traído aquí, debo decir… pero eso no parece ser importante en realidad…

Porque para que llevaran a alguien a esa casa y le permitiesen entrar hasta aquellas habitaciones… eso nunca sucedía. El único que tenía libre acceso era el mayordomo, fuera de él nadie se acercaba a esos aposentos…

Pero el lugar no decía nada ¿no era así? … Sus cavilaciones se terminaron cuando sintió la camisa resbalar por sus hombros. Por un instante había olvidado la posición en la que estaba. Se rió sin poder evitarlo. Eran sus palabras las que le habían hecho divagar y sentía que al reír de aquel modo estaba rompiendo totalmente el ambiente. Cuando pudo controlarse, ladeó el rostro y se mordió el labio ligeramente.

-Sería extraño que se repitiese, ¿no es así, buen caballero? No sabría qué cara poner si me encontrase de nuevo con usted… -Recorrió con la sus dedos el contorno de su rostro, apenas y le estaba tocando...

Si se volviese a encontrar con él… ¿fingiría demencia tal vez? Había algo en él, así que no estaba seguro del todo… No podía predecir sus actos en un momento dado… podría darse el caso de que se equivocase…

Una sonrisa coqueta se dibujo en su rostro.
-Y disculpa que lo diga, pero han sido tus palabras las que me han hecho actuar… ese tono que has usado hace un momento parece haber tenido efecto sobre mi…

Se había acercado a él susurrándole aquello. Pasó sus labios por su oído y le dio un ligero mordisco. Bajo hasta su cuello y sus colmillos rozaron su piel lentamente, para luego acercarse a sus labios y quedarse a escasos milímetros de ellos.

-Esta noche… eres mío entonces…

Sus palabras me hicieron detenerme de pronto... No porque lo que dijese fuera extraño, no... era más bien porque de repente había caído en un estado de consciencia… uno que me hizo verle de aquella manera…. Como si no comprendiera… lo que no comprendía era mi propia mente…

Sus besos quemaban mi piel, y cada roce me hacía estremecer... y sin embargo, me sentía como ajeno... Acaricié sutilmente su rostro con mis manos... Era como sentir que aquello era una ilusión y que en el siguiente momento me encontraría allí sin nadie más que mi propia sombra y desconcierto.... No tenía ni idea de por qué estaba pensando aquello….

Cerré los ojos por un segundo… Ansioso... si, tal vez... mi cuerpo reaccionaba al suyo como nunca antes había hecho... Sus manos y sus labios al rozar incluso sutilmente producían aquel calor que nacía de algún lugar profundo en mi interior… Sus dedos sobre mis tetillas que me hicieron soltar un suspiro en conjunto con sus labios saboreando mi cuerpo…

Besé su cuello, mientras seguía con la mirada cada movimiento de sus manos, como si estuviese hipnotizado con ellas… las mías recorrían su figura, colándose entre la tela que aún había de por medio... Mis ojos se clavaron en lo suyos, sumergiéndome en aquel mar que veían en ellos en ese justo momento y me apoderé de sus labios, besándole en una combinación de calma y desespero, recorriéndole, saboreando cada parte, como si intentara dejarlo grabado en mi mente… bese con sutileza su rostro… su cuello, sus hombros…ligeramente la clavícula… y mi vista no podía apartarse de su rostro… Le sonreí con coquetería sin pensármelo demasiado… el tono de su voz, todo él... era como un aliciente para mí... no estaba seguro de qué había ocasionado aquello, no es como si necesitase saberlo tampoco... Me alcé un poco, rozando mi piel con la ajena, buscándole de alguna manera...

Suspiré, las suaves caricias de sus manos tenían un toque casi mágico. Jmás me había interesado estar con alguien de aquella manera. ¿Por qué era que estaba haciendo eso? Seguía preguntándome eso... No era mero instinto, porque era la primera vez que me sentía de ese modo... Sus ojos, sus labios, el toque de sus manos... no quería dejar de verlo, de sentir el calor que producía en mi interior.

Hice una ligera presión con las piernas a sus costados. Y aquel suave movimiento que me hizo llegar hasta su rostro, no sabía porque pero ese simple gesto me hacía sentir algo que no había imaginado. Había cerrado los ojos... Por primera vez me sentí indefenso ante alguien ¿Por qué? Nunca antes había sentido que una persona tuviese de alguna manera control sobre mi. De alguna extraña manera, eso se sentía bien. Estar entre sus brazos no tenia comparación con nada en lo que pudiese pensar.

Estaba perdido en ello... incitaba a la locura.,, Quería que se apoderara de mi, que me hiciera esclavo de este momento y de la pasión que estaba descubriendo... Lo quería todo, y no estaba seguro del significado de ello... Era un deseo que estaba naciendo.

No es que nunca me hubiese sentido atraído a alguien, pero jamás había permitido que alguien me tocase así, ni me había estremecido antes entre los brazos de un amante. Si esto no iba a repetirse quería que me llevara a perder aún más la cordura, que me hiciese olvidarme de quién era... Aún quedaba tiempo, no queríaa que aquello terminara. Moví mi cuerpo, acoplándome al suyo... Bese su cuello, mordiéndole, no con fuerza, pero si como para dejar marcas en esa piel que creía poseía algo especial que me encantaba.

Spoiler:

Sentí sus labios sobre mi piel, eche la cabeza hacia tras, cerrando los ojos… mis manos estaban sobre sus caderas, pero las fui deslizando hasta su espalda, atrayéndole a mi cuerpo levantándole y abrazándole contra mi pecho, tuve un deseo extraño al hacer aquello, como si jamás quisiera soltarle, me fundí con él en un beso, podía percibir el perfume de su ser inundándome mientras sentía su erección por encima de la mía, mi tacto apretaba su piel, mientras su piernas se enredaban en mi cintura, esos simples roces me hicieron sentir como nunca, no quería esperar más, la ternura y suavidad de todo su ser hacían que las emociones latieran en mi…

Bese su rostro, con una ternura absoluta, que no creía existía en mí, algo me estaba despertando mientras movía mi cuerpo de manera tentadora sobre él, no podía describir nada de lo que me ocurría, mis labios dictaban aquella pasión moviéndose de arriba abajo por su cuello y parte de su torso, volví donde sus labios, llevando una de mis manos en su entre pierna. Por primera vez esto me estaba gustando, siempre había fingido hacerlo, pero en esta ocasión obedecí lo que sentía.

Le deje sobre las blancas sabanas que se deslizaban, dejando que todo el cabello cayera por su cuerpo, mientras mis labios dedicaban besos a su toros y una que otra mordida a sus tetillas, me escurría lentamente como una gota de agua por su ser, mientras mis manos acariciaban cada perímetro de su frágil figura, jugué un poco con su entre pierna, mis labios sobre aquella zona, solo jugando sin esperar a hacer algo más…

Yo tampoco me acordaba de este tema, no importa ha sido buena respuesta… y gracias por lo de la firma y el Av,... Te amo.

Le observé con detenimiento, mientras me estremecía bajo su cuerpo. ¿Qué tenía él que me hacía entregarme de la forma en la que hasta ahora no lo había hecho? la respuesta no estaba al alcance de mi vista en ese momento, pero creo que empezaba a comprenderlo en algún lugar recóndito de mis pensamientos, que justo ahora estaban siendo apagados por el sinfín de emociones que inundaban mi cuerpo.

Mis caderas se movieron buscando intensificar el tacto de sus manos, de sentir su cuerpo. Mis labios le buscaron, dejando un rastro sobre la piel que quedaba a mi alcance. Sabía una cosa con certeza incluso en ese momento. Esto no sucedería de nuevo con ninguna otra persona, nadie jamás sería capaz de hacerme perder el control como el lo estaba haciendo, lo sabía porque en más de un milenio nada parecido había sucedido,...

Un gemido casi insonoro se escuchó salir de mis labios, él se movía lento sobre mi, provocándome de forma que creía no podría olvidar jamás sus caricias sobre mi cuerpo... Mis manos le recorrieron, bajando por su cuerpo.

No me gustaba aquella sensación o eso quería decirme a mí mismo... porque sabía que estaba a su completa merced, estaba allí otorgándole a él lo que no había dejado a nadie poseer... más de lo que yo creía o pensaba, pero de alguna forma lo sabía. Que él me había cautivado cual sirena al marino  al que no le importa que termine con su vida...

No sabía que esto algún día sucedería... Sentirme de la forma en la que me sentía... pero no podía negarlo ni ocultarlo... mis brazos se aferraron a su espalda... Sentía que me faltaba el aliento, sabiendo que eso no era posible siendo lo que era... Aquello era extraño, pero me moría por sentir sus besos... Lo sentía con una intensidad que no me podía explicar, aque radicaba la razón de que esto estuviera en un rango difernete al habitual... Todo lo sentía con tal intensidad que empezaba a creer no era real...

En la vida de una persona hay sensaciones que a veces no son capaces de sentir hasta que aparece una persona que las hace posibles. En este momento, la luz cegadora en la que él se estaba convirtiendo en aquel efímero momento había derrotado todas mis defensas. Era la primera vez que dejaba que mi mente sucumbiera, que mis pensamientos no interfirieran en ningún momento.

Seguí el impulso que sentía al verle allí fuera, con aquel porte y la mirada profunda que me hizo perderme y pensar que el mundo no era lo que era... Sentirle moverse dentro de mi cuerpo y hacerme estremecer con aquellos movimientos... Mi rostro de impasibles facciones se descomponía dejando ver lo que a nadie dejé observar antes con detenimiento. Una ventana a las emociones, el reflejo de las sensaciones que me invadían.

La locura me había alcanzado, mi voz se escapaba en los ligeros sonidos que delataban la condición en la que me encontraba. Un remolino de emociones inundaba mi alma, algo que no había sucedido nunca antes se desataba en lo más profundo de mi ser. Mi cuerpo con su palidez le dejaba envolverme en un vaivén del que me parecía no quería dejar de sentir. Mis besos, sus manos, todo él, el misterio que en este justo instante le envolvía, hicieron mi cuerpo caer ante sus caricias, ante un inexplicable , incomprensible e inaudito deseo de tenerle un poco más cerca de mí.

Le sentía con la intensidad que jamás creí podría sentir. Mis manos se aferraban a su cuerpo, mis labios buscaban su piel. Aquel momento, tenía la impresión de que quedaría grabado en mi mente con una intensidad sin precedentes...

En lo más profundo de mi ser sin querer aquella imagen queda grabada, aquel momento que durara más de lo que puede una existencia humana, hasta que esta que arde en la oscuridad quede convertida en nada… Muy dentro él ha logrado estampar su sello y su mirada penetra hasta lo más profundo de mi alma…

Le siento aún unido a mi cuerpo y acarició su rostro con cierto aire de recelo. Cada facción quiero que permanezca como algo invariable, imborrable muy dentro de este ser que ya no creía ser capaz de sentir con aquella calidez al compartir algo de sí sin planearlo, sin que sus sentidos se vieran inmersos en algún plano que le llevara a actuar premeditadamente o con algún tipo de engaño elaborado por su mente, como los copos de algodón que pueden volar lejos muy lejos arrastrados por el viento…

Mis manos atrapan su rostro acariciando aquella piel pálida, incluso más que la mía en aquel preciso momento, temiendo que aquel rostro se disipe como la neblina o como el humo se esfuma tras una ráfaga de viento; mis labios se unen a los suyos en una caricia de tal forma que pareciera que algo en mi le reconociera y le admitiera. Pero el es un desconocido, que ha terminado por abrir un cerrojo que jamás se supone se debía abrir. Mis ojos se cierran sin saber que he escrito mi condena. Me siento envuelto por aquel velo que aunque desconocido para mí sé bien que existe, del que no puedo escapar aunque quiera. Algo tenue, que no puedo ver pero que algo en mí es capaz de sentir, si bien ahora con poca fuerza, habrá un momento en el que sienta su peso por muy liviano que se supone sea.

La extrañeza que inunda mi cuerpo hace que hasta la última gota de consciencia se desvanezca, se diluya como el agua de un río en las aguas saladas del mar en un día de invierno...

Qué extraño puede resultar un encuentro… Qué extraño puede ser el pensamiento. Mis ojos le siguen atentos a cada movimiento, a la tela de la ropa cayendo sobre su cuerpo, su cabello enmarcando su rostro en silencio. Y no me muevo, sintiendo mi cuerpo diferente, su presencia… si… su presencia parecer poner mi mundo de cabeza. Aquella voz diciéndome que le detenga, sabiendo que no puedo hacerlo. Aquella paz que jamás había sentido en mi corta o larga existencia, dependiendo con que lo midieras. Yo no sabía nada acerca de él –Extraño… -Le jalé hacía a mi aprovechando el momento en el que se acercó a susurrarme su nombre. Justo en ese momento pensé que sin importar nada, no podría saciarme del misterio que le acompañaba. Le quería allí, tenerle, llenándome de aquel mar de emociones que no había experimentado jamás con nadie. ¿Qué era eso? ¿Qué era, que incapaz sería de reconocerlo? ¿Sería porque aquello era totalmente nuevo o porque no creía que algo así pudiese existir y alcanzarme llegando tan lejos? Porque hacer eso, estrecharle como jamás lo había hecho, besar sus labios en un tierno beso… Eso, sin duda, hacía que me desconociera de momento. ¿Quién eres extraño? Quién eres, tú, qué has despertado lo que creí no existía para mí…

Su nombre, ya está grabado en mí sin remedio, sin preguntarme, sin pedirme la autorización para hacerlo. Acababa de darme cuenta de que probablemente no lo encontraría de nuevo. Aquel deseo se hizo tangible… No quería que se marchara, no quería tenerle lejos, sin importar si solo sería un efímero momento…. Si… qué extraño, para alguien como yo que no le tiene apego a nada. Qué desconcertarte es sentir la necesidad que te carcome lentamente las entrañas… Y no cualquier necesidad sino la de tener a una persona a tu lado, no cualquier persona si no a la que tienes frente a to…. Qué gracioso podía resultar y a la vez qué lógico… alguien de quien no sabía nada… Alguien así había logrado alcanzar la parte de mi ser que se ocultaba…

Mis brazos no querían dejarle ir, aún sabiendo que debía hacerlo. Un momento, solo un momento más, con esa sensación que jamás habría de encontrar de nuevo… Los azares del destino en el que no creo, me han hecho encontrarle en este momento… y ahora quería que se quedara… quería que aquella noche que se había convertido en lo que no esperaba al momento de despertar no terminara…

Algunos anhelan el despunte del alba, justo en ese momento, lo que yo deseaba era que el día jamás anunciara su llegada… Quedarme atrapado en aquel mundo que podría ser una ilusión, una maldición y al mismo tiempo una bendición… ¿Por qué alguien con esa oscuridad había iluminado una parte de mi alma? El cielo y el infierno está negado para mí, ¿por qué entonces me han dejado probar un poco de ti?

Quise deshacer la fuerza de aquel débil abrazo… Quise dejarlo ir, pero ya fuese la presencia o falta de fuerza me impidió hacerlo… Me mantuve así, diciéndome que era solo un momento, tan solo un segundo más… Para que después aquello se desvaneciera siendo llevado por alguna invisible ráfaga de viento. En un momento ya no estaría allí y por una vez sentiría el peso de la soledad. Pero sonreí, eso estaba bien, un encuentro así en toda mi eternidad, estaba bien…

-Kei Koizumi -dije en un susurro casi imperceptible, tan solo una caricia con el sonido de mi voz. ¿Qué importaba si el no fuese capaz de recordarlo al caer de nuevo el manto oscuro de la noche?