AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Café de medianoche.
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Café de medianoche.
Recuerdo del primer mensaje :
-Se había enamorado locamente de una joven, y se había casado con ella en una especie de éxtasis de felicidad. Tras un año de una felicidad sobrehumana y de una pasión inagotada, ella había muerto repentinamente de una enfermedad cardíaca, muerta por su propio amor, sin duda. Él había abandonado su casa de campo el mismo día del entierro, y había acudido a vivir a su casa en Ruán. Ahora vivía allí, solitario y desesperado, carcomido por el dolor, tan miserable que sólo pensaba en el suicidio-Escuché cerca de donde me encontraba esperando a que me sirvieran un café bien calentito y que me pudiera quitar el frío de la calle.
-Ya han pasado tantos años, he crecido, y cuando pensaba que viviría para siempre con la intriga en mi alma por saber qué fue lo que pasó justo me lo encuentro a él; estaba de pié en la mitad de la plaza del desolado pueblo con la cabeza inclinada hacia atrás mirando hacia arriba las campanas de la iglesia.-Escuche a un hombre que estaba cerca de mí y que hablaba con la otra persona que estaba al lado opuesto del hombre que tenía al lado.
La noche estaba siendo traicioneramente fría y todavía el frío no abandonó mi cuerpo que temblaba sin cesar. Junté ambas manos y exhale aire caliente para calentar mis manos, pero el frío volvía de nuevo. Me puse los guantes de cuero negros y me froté los muslos para entrar en calor, pero se iba al instante.
Por alguna razón algo iba a pasar y....-¿Donde estaba mi café?-Pense de repente al recordar la ausencia de un recipiente redondeado que contiene cafeina y que huele de maravilla. Cuando ya no podía aguantar más, el camarero pareció acercarse a una mesa cercana, pero en realidad ya traía mi café y llevaba consigo unas pastas que tenían una pinta deliciosa.
-Aqui tiene, Madmoiselle-Dijo el camarero.-Lamento el retraso.
-No hay problema.-Dije con una sonrisa al camarero.-Gracias.-El camarero se fué tras agradecerle en que haya traido el café y de repente el sonido de la puerta sonó muy fuerte. Mi vista cambio de dirección hacia una bella joven de pelo negro como el azabache, un rostro dulce y al parecer una señorita muy refinada.
Todos nos quedamos mirandola, pero yo por educación, dejé de mirarla y fijé mi mirada en las dulces pastas que el camarero me trajo junto con el café. Cogí una lentamente y a los pocos segundos, se deshizo en el plato en migajas. Cogí las migajas disimuladamente, intentando ignorar la vista de aquella mujer que había entrado y que me estaba mirando hacia mi. Al ver que la pasta se deshacía mi mirada fue un segundo a mirar a la mujer pero luego fue a la pasta deshecha. Pero estaba riquisima las pastas incluso si se deshacian en la mano.
-Se había enamorado locamente de una joven, y se había casado con ella en una especie de éxtasis de felicidad. Tras un año de una felicidad sobrehumana y de una pasión inagotada, ella había muerto repentinamente de una enfermedad cardíaca, muerta por su propio amor, sin duda. Él había abandonado su casa de campo el mismo día del entierro, y había acudido a vivir a su casa en Ruán. Ahora vivía allí, solitario y desesperado, carcomido por el dolor, tan miserable que sólo pensaba en el suicidio-Escuché cerca de donde me encontraba esperando a que me sirvieran un café bien calentito y que me pudiera quitar el frío de la calle.
-Ya han pasado tantos años, he crecido, y cuando pensaba que viviría para siempre con la intriga en mi alma por saber qué fue lo que pasó justo me lo encuentro a él; estaba de pié en la mitad de la plaza del desolado pueblo con la cabeza inclinada hacia atrás mirando hacia arriba las campanas de la iglesia.-Escuche a un hombre que estaba cerca de mí y que hablaba con la otra persona que estaba al lado opuesto del hombre que tenía al lado.
La noche estaba siendo traicioneramente fría y todavía el frío no abandonó mi cuerpo que temblaba sin cesar. Junté ambas manos y exhale aire caliente para calentar mis manos, pero el frío volvía de nuevo. Me puse los guantes de cuero negros y me froté los muslos para entrar en calor, pero se iba al instante.
Por alguna razón algo iba a pasar y....-¿Donde estaba mi café?-Pense de repente al recordar la ausencia de un recipiente redondeado que contiene cafeina y que huele de maravilla. Cuando ya no podía aguantar más, el camarero pareció acercarse a una mesa cercana, pero en realidad ya traía mi café y llevaba consigo unas pastas que tenían una pinta deliciosa.
-Aqui tiene, Madmoiselle-Dijo el camarero.-Lamento el retraso.
-No hay problema.-Dije con una sonrisa al camarero.-Gracias.-El camarero se fué tras agradecerle en que haya traido el café y de repente el sonido de la puerta sonó muy fuerte. Mi vista cambio de dirección hacia una bella joven de pelo negro como el azabache, un rostro dulce y al parecer una señorita muy refinada.
Todos nos quedamos mirandola, pero yo por educación, dejé de mirarla y fijé mi mirada en las dulces pastas que el camarero me trajo junto con el café. Cogí una lentamente y a los pocos segundos, se deshizo en el plato en migajas. Cogí las migajas disimuladamente, intentando ignorar la vista de aquella mujer que había entrado y que me estaba mirando hacia mi. Al ver que la pasta se deshacía mi mirada fue un segundo a mirar a la mujer pero luego fue a la pasta deshecha. Pero estaba riquisima las pastas incluso si se deshacian en la mano.
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Re: Café de medianoche.
Algo de molestia noté en la respuesta de Nell. Quizas al haber tocado su hombro le habré molestado, o a lo mejor por el cual no habia una unión fuerte aún como para que hubiera una confianza ciega entre ambas. La pregunta que quería decirle de que si fuera mi protegida, me pareció al final que no iba a ser una buena idea, asi que me lo calle para más adelante, pero las galletas de la taberna le gustaron y me alegra saberlo.
-Nell...quizás he sido un poco atrevida en acercarme con tanta tranquilidad y muy bien, nos conocemos de muy poco, una hora o cosa asi y nos hemos encargado de un vampiro que me perseguía sin razon alguna, pero-Me quede un rato en silencio hasta que Nell me miro-pero me preguntaba si alguna vez podría mantenerte bajo mi proteccion como mi protegida y con el tiempo ganar una amiga.-¿Acabo de decir que fuera mi protegida?-Pénse recordando mis palabras. Lo unico que pasa es que ya estaba dicho y ya no me arrepentía de lo que dije. Pero la respuesta de Nell era lo que temía. Conociendola de una hora o más, ya sabia un poco como era su caracter. Valiente y decidida, pero veía en su mirada que algún dia le fallarian sus facultades y nadie estará para protegerla.
No sabía como iba a reaccionar Nell, si negativamente o al revés. Varios hombres que llevaban a sus espaldas sacos de patatas vacios, pasaron por el bar y se metieron en la cocina. Nell y yo estabamos andando hacia la puerta de la taberna y para cuando apoye mi mano en el pomo de la puerta, escuche que los pasos de Nell se habian disipado en el silencio. Me giré lentamente y vi a Nell mirandome.
-Entiendo que no quieras, si es lo que estás pensando.-Dije aceptando la negativa que posiblemente fuera cierta. Puede que fuera muy pronto para saber si el destino nos había unido en una amistad o simplemente en un "hola y adiós". Si hubiera sido así, no creo que me hubiera ayudado, es más...no sabía que pensar. En realidad, aquel vampiro que parecía querer chuparme la sangre hasta dejarme como un papel arrugado, me miró muy atento, como si estuviera grabando cada centimetro de mi cara, como para describirlo al papel en blanco y ponerme en "se busca". Eso iba a pasar si alguien de la taberna se iba de la lengua. Aunque haya sido en defensa propia, hemos cometido un asesinato.
-Nell...quizás he sido un poco atrevida en acercarme con tanta tranquilidad y muy bien, nos conocemos de muy poco, una hora o cosa asi y nos hemos encargado de un vampiro que me perseguía sin razon alguna, pero-Me quede un rato en silencio hasta que Nell me miro-pero me preguntaba si alguna vez podría mantenerte bajo mi proteccion como mi protegida y con el tiempo ganar una amiga.-¿Acabo de decir que fuera mi protegida?-Pénse recordando mis palabras. Lo unico que pasa es que ya estaba dicho y ya no me arrepentía de lo que dije. Pero la respuesta de Nell era lo que temía. Conociendola de una hora o más, ya sabia un poco como era su caracter. Valiente y decidida, pero veía en su mirada que algún dia le fallarian sus facultades y nadie estará para protegerla.
No sabía como iba a reaccionar Nell, si negativamente o al revés. Varios hombres que llevaban a sus espaldas sacos de patatas vacios, pasaron por el bar y se metieron en la cocina. Nell y yo estabamos andando hacia la puerta de la taberna y para cuando apoye mi mano en el pomo de la puerta, escuche que los pasos de Nell se habian disipado en el silencio. Me giré lentamente y vi a Nell mirandome.
-Entiendo que no quieras, si es lo que estás pensando.-Dije aceptando la negativa que posiblemente fuera cierta. Puede que fuera muy pronto para saber si el destino nos había unido en una amistad o simplemente en un "hola y adiós". Si hubiera sido así, no creo que me hubiera ayudado, es más...no sabía que pensar. En realidad, aquel vampiro que parecía querer chuparme la sangre hasta dejarme como un papel arrugado, me miró muy atento, como si estuviera grabando cada centimetro de mi cara, como para describirlo al papel en blanco y ponerme en "se busca". Eso iba a pasar si alguien de la taberna se iba de la lengua. Aunque haya sido en defensa propia, hemos cometido un asesinato.
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Re: Café de medianoche.
Caminé conforme ella marcaba el paso y la escuché decir lo que tenía que decir. ¿Un poco atrevida? Suspiré sin saber cómo contestarle a eso, si bien era cierto que yo podía ser muy sincera y a veces hiriente, no estaba muy segura de cómo arreglar el asunto. Había algo en ella que me provocaba renuencia a que supiera que yo no era fácil de tratar. Abrí la boca para decirle algo pero cuando dijo la palabra clave me quedé de piedra. ¿Protegida había dicho? Muchas respuestas para eso: 1. En primera ella era la que había necesitado protección. 2. Yo no necesitaba que nadie me cuidara, ya lo hacía yo muy bien por mi misma. 3. Las mujeres nunca querían ser mis amigas. Tal vez por ser diferente o tal vez por ser bonita, aunque a mi me parecía una maldición, había gente que pensaba que me aprovechaba de mi apariencia para conseguir lo que quería. Que bobadas.
Me pensé demasiado la oferta, ¿Qué tenía que perder? Estatus porque eso querría decir que me consideraba débil. ¿O no? Ahora mismo estaba confundida. Me detuve antes de llegar a la puerta y la miré sin decir nada, tan sólo escuchando lo que tenía ella qué decirme. ¿Cómo podía saber lo que yo estaba pensando? -Sólo me preguntaba qué implicaba ser tu protegida Esperaba que no le molestara que le hablara de esa manera, a veces había gente que prefería las distancias al momento de hablar con alguien pero a mi me parecía que la etiqueta era sólo una forma aceptable de ser precisamente grosero. -No me esperaba eso- Susurré en un atisbo de contarle la verdad de lo que estaba pasando por mi cabeza. Si se lo contara a cualquiera que me conociera, se reiría pero ella lo estaba diciendo muy en serio.
-¿Porqué crees que necesito protección? No lo entendía, aunque al momento de la acción ella había respondido bien y de no haber sido por su movimiento todavía estaría forcejeando con un maldito chupasangre, debía admitir que aunque tuviera ese vestido encima y se viera como una chica de esas que se quejan al partirse una uña, había reaccionado violentamente. Eso me gustaba. Alcé las cejas sacudiendo la cabeza cuando me di cuenta de que seguíamos paradas en el mismo lugar y me adelanté para empujar la puerta y salir al gélido aire de fuera. La noche ya se iba a convertir en madrugada y yo apenas me había bebido dos whiskys.
Me pensé demasiado la oferta, ¿Qué tenía que perder? Estatus porque eso querría decir que me consideraba débil. ¿O no? Ahora mismo estaba confundida. Me detuve antes de llegar a la puerta y la miré sin decir nada, tan sólo escuchando lo que tenía ella qué decirme. ¿Cómo podía saber lo que yo estaba pensando? -Sólo me preguntaba qué implicaba ser tu protegida Esperaba que no le molestara que le hablara de esa manera, a veces había gente que prefería las distancias al momento de hablar con alguien pero a mi me parecía que la etiqueta era sólo una forma aceptable de ser precisamente grosero. -No me esperaba eso- Susurré en un atisbo de contarle la verdad de lo que estaba pasando por mi cabeza. Si se lo contara a cualquiera que me conociera, se reiría pero ella lo estaba diciendo muy en serio.
-¿Porqué crees que necesito protección? No lo entendía, aunque al momento de la acción ella había respondido bien y de no haber sido por su movimiento todavía estaría forcejeando con un maldito chupasangre, debía admitir que aunque tuviera ese vestido encima y se viera como una chica de esas que se quejan al partirse una uña, había reaccionado violentamente. Eso me gustaba. Alcé las cejas sacudiendo la cabeza cuando me di cuenta de que seguíamos paradas en el mismo lugar y me adelanté para empujar la puerta y salir al gélido aire de fuera. La noche ya se iba a convertir en madrugada y yo apenas me había bebido dos whiskys.
off: siento la tardanza y que sea corto -.- prometo ponerme a hacer las cosas bien al siguiente
Antonella Giordano- Licántropo Clase Alta
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Re: Café de medianoche.
OFF: UY! Pero que dices! si es bastanta largo ! ; ) No te preocupes. Siento que sea tan corto..... TT _____ TT
La seguí con las respuestas de su extraña reaccion hacia el exterior de la calle y sonreí intentando ocultar mi fallo.
-Solo siento que debo cuidar de tí, como si...-No sabía cual era este sentimiento, pero a lo mejor la que necesitaba protección pudiera ser yo misma, pero un ser que se ve fuerte, ciegamente se cree fuerte.-Pero ya veo que debo ser yo la que necesitaría protección según puedo percibir en tu respuesta interrogativa.-Dije mientras me tapaba con mi capote de terciopelo y me dirigí hacia mi cochero que estaba en la esquina preparandose lo que parecía una pipa. Le dije que nos llevara cerca de la residencia y el asintió con placer. Después volví hacia donde estaba Nell y no dije nada. El cochero llegó con los caballos en cuanto Nell parecía que iba a decirme algo. El cochero abrió la puerta del carruaje y puso una mano en alto para que pasara Nell primero. El cochero iba a estar ahi de pie, sujetando la puerta del carruaje y con la mano en vilo hasta que Nell aceptara subir al carruaje.
-¿Nell? ¿Vas a subir?-Dije preguntando confusa de porque no subía al carruaje.-¿Has cambiado de idea?-Pregunte con demora. Mis palabras salieron suaves y demasiadas tranquilas para notar alegría. Me apoyé en la mano del cochero y subí dado que Nell no subia, pero ibamos a estar ahi, hasta que Nell subiera si o si. Me fuí quitando el sombrero, y me tapé las piernas con una manta escocesa que me trajo mi abuelo, que descansara en paz, apoyé mi espalda en el respaldo del asiento del carruaje y sonreí a Nell.
-No te voy a pasar nada por sentarte en mi carruaje...-Dije divertida pero cortés. Sonreí a Nell y entonces la dije-Nell querida, por lo menos dejame ser tu amiga-Dije con toda mi sinceridad.
La seguí con las respuestas de su extraña reaccion hacia el exterior de la calle y sonreí intentando ocultar mi fallo.
-Solo siento que debo cuidar de tí, como si...-No sabía cual era este sentimiento, pero a lo mejor la que necesitaba protección pudiera ser yo misma, pero un ser que se ve fuerte, ciegamente se cree fuerte.-Pero ya veo que debo ser yo la que necesitaría protección según puedo percibir en tu respuesta interrogativa.-Dije mientras me tapaba con mi capote de terciopelo y me dirigí hacia mi cochero que estaba en la esquina preparandose lo que parecía una pipa. Le dije que nos llevara cerca de la residencia y el asintió con placer. Después volví hacia donde estaba Nell y no dije nada. El cochero llegó con los caballos en cuanto Nell parecía que iba a decirme algo. El cochero abrió la puerta del carruaje y puso una mano en alto para que pasara Nell primero. El cochero iba a estar ahi de pie, sujetando la puerta del carruaje y con la mano en vilo hasta que Nell aceptara subir al carruaje.
-¿Nell? ¿Vas a subir?-Dije preguntando confusa de porque no subía al carruaje.-¿Has cambiado de idea?-Pregunte con demora. Mis palabras salieron suaves y demasiadas tranquilas para notar alegría. Me apoyé en la mano del cochero y subí dado que Nell no subia, pero ibamos a estar ahi, hasta que Nell subiera si o si. Me fuí quitando el sombrero, y me tapé las piernas con una manta escocesa que me trajo mi abuelo, que descansara en paz, apoyé mi espalda en el respaldo del asiento del carruaje y sonreí a Nell.
-No te voy a pasar nada por sentarte en mi carruaje...-Dije divertida pero cortés. Sonreí a Nell y entonces la dije-Nell querida, por lo menos dejame ser tu amiga-Dije con toda mi sinceridad.
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Re: Café de medianoche.
OFF: No te agobies, yo sé que a veces pasa... ^^
Sentía que debía cuidar de mi. ¡Sentía que debía cuidar de mi! Me sentía algo inútil en ese momento y de verdad que había veces que era un poco inútil pero ni en mis peores pesadillas creí que eso se dejaba ver en mi cara. ¿Me veía vulnerable? Dioses. Eso era un insulto. Estaba un poco confundida con lo que se supone que debía sentir en ese momento porque además estaba preocupada que de pronto ahora todos quisieran protegerme de sabe qué peligros acechándome en la calle. La miré ir hacia el cochero y no le quité la vista de encima cuando regresó. -No sé exactamente qué debo de contestar a eso Porque ella parecía estar siendo amable y eso lo sabía pero por alguna razón no podía encajar su amabilidad con el hecho de que quisiera protegerme cuando yo no necesitaba protección. Y yo no quería ser grosera, o al menos una parte de mi no lo deseaba en realidad, pero otra parte de mi tenía ganas de destruir el coche en el que nos íbamos a subir. Estaba tan confundida.
Parte de esa confusión se tradujo en que no había dado un paso al frente en ningún momento, ni me había percatado de que el cochero estiraba su mano hacia mí. Noticia de última hora: Antonella Giordano parecía frágil. Mi madre estaría flipando en colores. Y Pablo estaría burlándose de todo esto. Sacudí la cabeza despertando de mis pensamientos y asintiendo nada más con la cabeza ignorando por completo al cochero y subiéndome al coche sin ningún tipo de ayuda. Un acto de rebeldía. Un acto de desesperación para que todo el mundo se diera cuenta de que yo era independiente, capaz y totalmente consciente de que podía derribar un vampiro yo sola. O casi sola. Más o menos. Me dejé caer dentro del carruaje abombando mi vestido por el aire que entró por debajo y aplastándolo con mis manos.
Cielos, eso había sido un golpe bajo. Bajísimo. Y yo con la guardia baja, no tan baja como... ¡Basta! -Nunca he tenido una amiga, creo que no sé cómo se hace eso- Era cierto, era lo más cierto que había dicho en mucho tiempo. Parte de las mujeres que conocía me odiaban por ser como era y otras solamente me tenían envidia por cualquier cosa... y las que restaban, bueno... pasaban por mi cama cuando estaba aburrida, ¿Amigas? No, yo no sabía de eso.
Parte de esa confusión se tradujo en que no había dado un paso al frente en ningún momento, ni me había percatado de que el cochero estiraba su mano hacia mí. Noticia de última hora: Antonella Giordano parecía frágil. Mi madre estaría flipando en colores. Y Pablo estaría burlándose de todo esto. Sacudí la cabeza despertando de mis pensamientos y asintiendo nada más con la cabeza ignorando por completo al cochero y subiéndome al coche sin ningún tipo de ayuda. Un acto de rebeldía. Un acto de desesperación para que todo el mundo se diera cuenta de que yo era independiente, capaz y totalmente consciente de que podía derribar un vampiro yo sola. O casi sola. Más o menos. Me dejé caer dentro del carruaje abombando mi vestido por el aire que entró por debajo y aplastándolo con mis manos.
Cielos, eso había sido un golpe bajo. Bajísimo. Y yo con la guardia baja, no tan baja como... ¡Basta! -Nunca he tenido una amiga, creo que no sé cómo se hace eso- Era cierto, era lo más cierto que había dicho en mucho tiempo. Parte de las mujeres que conocía me odiaban por ser como era y otras solamente me tenían envidia por cualquier cosa... y las que restaban, bueno... pasaban por mi cama cuando estaba aburrida, ¿Amigas? No, yo no sabía de eso.
Antonella Giordano- Licántropo Clase Alta
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Re: Café de medianoche.
Al escuchar que no sabía como se hacian las amigas miré sus manos una encima de la otra sobre la falda de su vestido, pensé en apoyar mi mano en ellas pero si no le gustó el gesto en el hombro de antes, me lo pense mejor. La miré y la sonreí con dulzura
-Nell, las amigas no es como la fama de dura que puedas repercutir en la gente,-Dije antes de mirar al cochero y asentir en que estábamos listas.-Lo que ha ocurrido antes en la taberna, ha hecho en que hubieramos unido nuestras habilidades y ayudarnos mutuamente, eso hacen las amigas.-Dije con una sonrisa. El cochero atizó a los caballos y el carruaje comenzó en un vaiven y comenzó a andar normalmente por el suelo petreo de las calles de París. Se podía oir a los beodos deambulando por las calles de París cantando y cayendose al suelo en un estruendo golpe seco. Corrí un poco la cortina del carruaje y ví que ya estábamos cerca de la zona residencial.
-¿Ocurre algo Nell?-Dije al verla que miraba a sus manos. Me puse a pensar y a lo mejor esta vez si hubiera necesitado aquel apoyo de mis manos sobre las suyas. Yo también las miré y apoye léntamente una de mis manos sobre las suyas y pude notar que las tenía bastante frías.-Nell, estás helada.-Dije antes de compartir mi manta con ella. Que despiste había tenido. Me senté al lado de ella y coloqué la manta sobre sus piernas y las mías al lado de ella. Últimamente las noches de París estaban siendo las más frías que pudiera haber presenciado cuando estaba en Rumanía. -¿Mejor, Nell?-Pregunté intentando no ser un pomo para ella. Me miró y la miré alzando mis cejas de manera interrogante esperando a ver si se le pasaba el frío que le había notado hace un momento.
-¿Los de tu especie no se supone que estaís siempre cálidos?-Pregunte con una sonrisa burlona a la cara de Nell. Me miró de nuevo y seguía con mi sonrisa. La noche estaría siendo iluminada por los faroles de París. Volví a echar una mirada a la calle y casi estabamos llegando. Mi sonrisa se dibujo del revés y mis ojos poco a poco iban volviendose vidriosos por la llegada de mis lágrimas.
-Nell, las amigas no es como la fama de dura que puedas repercutir en la gente,-Dije antes de mirar al cochero y asentir en que estábamos listas.-Lo que ha ocurrido antes en la taberna, ha hecho en que hubieramos unido nuestras habilidades y ayudarnos mutuamente, eso hacen las amigas.-Dije con una sonrisa. El cochero atizó a los caballos y el carruaje comenzó en un vaiven y comenzó a andar normalmente por el suelo petreo de las calles de París. Se podía oir a los beodos deambulando por las calles de París cantando y cayendose al suelo en un estruendo golpe seco. Corrí un poco la cortina del carruaje y ví que ya estábamos cerca de la zona residencial.
-¿Ocurre algo Nell?-Dije al verla que miraba a sus manos. Me puse a pensar y a lo mejor esta vez si hubiera necesitado aquel apoyo de mis manos sobre las suyas. Yo también las miré y apoye léntamente una de mis manos sobre las suyas y pude notar que las tenía bastante frías.-Nell, estás helada.-Dije antes de compartir mi manta con ella. Que despiste había tenido. Me senté al lado de ella y coloqué la manta sobre sus piernas y las mías al lado de ella. Últimamente las noches de París estaban siendo las más frías que pudiera haber presenciado cuando estaba en Rumanía. -¿Mejor, Nell?-Pregunté intentando no ser un pomo para ella. Me miró y la miré alzando mis cejas de manera interrogante esperando a ver si se le pasaba el frío que le había notado hace un momento.
-¿Los de tu especie no se supone que estaís siempre cálidos?-Pregunte con una sonrisa burlona a la cara de Nell. Me miró de nuevo y seguía con mi sonrisa. La noche estaría siendo iluminada por los faroles de París. Volví a echar una mirada a la calle y casi estabamos llegando. Mi sonrisa se dibujo del revés y mis ojos poco a poco iban volviendose vidriosos por la llegada de mis lágrimas.
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Re: Café de medianoche.
La fama de dura, no era que me quisiera ver dura, quería que me viera como alguien con quien no se podían meter sin obtener su mere... vale, si que quería verme dura y ruda. Hice una mueca con los labios cuando dijo eso y el hecho de que unimos nuestras habilidades tratando de pensar que aunque ella no hubiera intervenido, yo hubiera acabado con el chupasangre. O no. evité contestar a eso porque aun estaba peleando con mi subconsciente que básicamente se estaba burlando de mi en silencio. Me quedé mirando mis manos sobre mi regazo suspirando y negando cuando empieza a preocuparse por mi. -Nada, estaba pensando- Igual no sería tan malo tener una amiga. ¿O si? A lo mejor ella terminaba cansándose primero de mi.
Casi doy un bote cuando sentí su mano sobre la mía porque era un gesto que no me esperaba en ningún momento, odiaba un poco el contacto físico pero era más por no crear lazos con la gente que por que en realidd no me gustara. Aún así mi espacio vital era sagrado. -Hace frío, no estoy acostumbrada a este clima- Abrí y cerré mis manos para hacer circular la sangre y que se me calentaran asintiendo a su ofrecimiento pero sintiéndome algo invadida. Sólo faltaba que me arropara para ir a dormir y eso era algo que ni mi mamá hacía desde hacía muchos años. Chasqueé la lengua mirando su manta y sus manos y mis manos y terminando por convencerme de que iría a matar un vampiro yo sola sólo para demostrarme que seguía siendo fuerte e independiente. -Nah, yo soy una licántropo defectuosa- Dije medio en serio, medio en broma porque de todas maneras yo seguía sin poder detectar a los de mi especie por medio del olfato.
Levanté la mirada y me fijé en su sonrisa devolviéndosela y manteniendo en mi mente el firma propósito de no volver a ser débil, así podría ser yo su protectora, cosa que me gustaba más. Aun así tuve que aceptar su proposición, por el momento, decía la gente que no teníamos porqué cerrarnos a lo que conocíamos hasta entonces y esto de que una chica quisiera ser amiga mía era lo más bizarro que me había pasado en todo este tiempo, no sería mi culpa si no sabía cómo comportarme. Eso si, esperaba no ir a tomar té porque el té no me gustaba. -Acepto tu propuesta- Dije solamente por rectificar el lugar donde estábamos pisando. -Supongo.-
Casi doy un bote cuando sentí su mano sobre la mía porque era un gesto que no me esperaba en ningún momento, odiaba un poco el contacto físico pero era más por no crear lazos con la gente que por que en realidd no me gustara. Aún así mi espacio vital era sagrado. -Hace frío, no estoy acostumbrada a este clima- Abrí y cerré mis manos para hacer circular la sangre y que se me calentaran asintiendo a su ofrecimiento pero sintiéndome algo invadida. Sólo faltaba que me arropara para ir a dormir y eso era algo que ni mi mamá hacía desde hacía muchos años. Chasqueé la lengua mirando su manta y sus manos y mis manos y terminando por convencerme de que iría a matar un vampiro yo sola sólo para demostrarme que seguía siendo fuerte e independiente. -Nah, yo soy una licántropo defectuosa- Dije medio en serio, medio en broma porque de todas maneras yo seguía sin poder detectar a los de mi especie por medio del olfato.
Levanté la mirada y me fijé en su sonrisa devolviéndosela y manteniendo en mi mente el firma propósito de no volver a ser débil, así podría ser yo su protectora, cosa que me gustaba más. Aun así tuve que aceptar su proposición, por el momento, decía la gente que no teníamos porqué cerrarnos a lo que conocíamos hasta entonces y esto de que una chica quisiera ser amiga mía era lo más bizarro que me había pasado en todo este tiempo, no sería mi culpa si no sabía cómo comportarme. Eso si, esperaba no ir a tomar té porque el té no me gustaba. -Acepto tu propuesta- Dije solamente por rectificar el lugar donde estábamos pisando. -Supongo.-
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Re: Café de medianoche.
Miré a Nell y en lo único que pensé fue en pensar en mi padre y en como me había ocultado durante toda mi existencia su otra personalidad. Hace varias noches descubrí que el ser al que llamaba padre y que pensaba que estaba muerto, era una bestia peluda de grandes dientes afilados como cuchillas y ojos penetrantes. Pensé que quizas aquel dia en el cementerio habia sido pautado por meras causas del destino que quería hacerla daño de nuevo. Mis pensamientos en este momento no tendrían porque tener que salir a la luz, no tendrían por que confundirme y mostrar debilidad ante Nell y que pensara que necesito protección.
Últimamente las mujeres habían estado al servicio del hombre por mucho tiempo y ciegas al mundo en el que estabamós viviendo. Esta era una epoca de revolución y de nuevos inventos, descubrimientos, avances en la medicina, pero nada, todas seguían soñando con la vida perfecta mientras el fantasma de la soltería las perseguía y se quedaban solteras la mayoria. Yo misma era una de las cuales me perseguía tal cosa, pero al menos yo intentaba buscar algo que me complementara. Miré a Nell después de notar que el cochero estaba aminorando la marcha del carruaje y entonces vi por la ventanilla que estabamos cerca de las puertas férreas de la zona resindencial.
Volví a mirar a Nell y la sonreí.-Ya casi hemos llegado a la zona residencial...bueno en realidad ya estamos aqui.-Dije antes de que el cochero parara en seco sobre el suelo petreo de la calle. La puerta se abrió y pude ver a Nell que se deshacia de la manta poco a poco quitandosela de su regazo. Salí primero para dejar pasar a Nell y el frio se instalo por un instante por todo mi cuerpo. Me abraze y pude sonreir a pesar del frío cuando vi a Nell de pie sobre el suelo.-Espero que llegués bien a tu destino, Nell.-Dije sonriendo de lado. El final del trayecto había sido muy tranquilo a pesar del sonido del viento a fuera del carruaje. Me acerqué a Nell con calma y saqué un lapicero con un bloc de notas. Apunté mi dirección por si quería o necesitaba algo.
-Toma, por si necesitas cualquier cosa que necesites...-Dije sin lugar a dudas.-ah y gracias por tu compañia, querida. Me ha encantado conocerte esta noche.-Dije antes de que me subiera al carruaje y mi cochero cerrara la puerta, pero justo cuando me senté en el asiento, Vi que Nell intentaba decirme algo.
Últimamente las mujeres habían estado al servicio del hombre por mucho tiempo y ciegas al mundo en el que estabamós viviendo. Esta era una epoca de revolución y de nuevos inventos, descubrimientos, avances en la medicina, pero nada, todas seguían soñando con la vida perfecta mientras el fantasma de la soltería las perseguía y se quedaban solteras la mayoria. Yo misma era una de las cuales me perseguía tal cosa, pero al menos yo intentaba buscar algo que me complementara. Miré a Nell después de notar que el cochero estaba aminorando la marcha del carruaje y entonces vi por la ventanilla que estabamos cerca de las puertas férreas de la zona resindencial.
Volví a mirar a Nell y la sonreí.-Ya casi hemos llegado a la zona residencial...bueno en realidad ya estamos aqui.-Dije antes de que el cochero parara en seco sobre el suelo petreo de la calle. La puerta se abrió y pude ver a Nell que se deshacia de la manta poco a poco quitandosela de su regazo. Salí primero para dejar pasar a Nell y el frio se instalo por un instante por todo mi cuerpo. Me abraze y pude sonreir a pesar del frío cuando vi a Nell de pie sobre el suelo.-Espero que llegués bien a tu destino, Nell.-Dije sonriendo de lado. El final del trayecto había sido muy tranquilo a pesar del sonido del viento a fuera del carruaje. Me acerqué a Nell con calma y saqué un lapicero con un bloc de notas. Apunté mi dirección por si quería o necesitaba algo.
-Toma, por si necesitas cualquier cosa que necesites...-Dije sin lugar a dudas.-ah y gracias por tu compañia, querida. Me ha encantado conocerte esta noche.-Dije antes de que me subiera al carruaje y mi cochero cerrara la puerta, pero justo cuando me senté en el asiento, Vi que Nell intentaba decirme algo.
Invitado- Invitado
Re: Café de medianoche.
Vale, tenía una amiga. Mi primera amiga de toda la vida. ¿Y ahora qué? ¿Qué se supone que se hacía a continuación? Fruncí el ceño mientras me miraba las manos y esperaba que no quisiera hablar de cosas de amigas durante el trayecto porque eso era territorio desconocido. ¿De qué se supone que hablaban las chicas? ¿De vestidos? Miré mi vestido que había quedado perdido de sangre del vampiro y que probablemente fuera la razón por la que las náuseas no habían desaparecido. Aroma a vampiro. Asco. Probablemente no querría saber lo que yo tenía que decir acerca de los vestidos: Que eran una verdadera patada en el trasero, difíciles de manejar, susceptibles a ensuciarse a la mejor provocación, estorbosos y complicados. Probablemente no le gustara nada.
Me quité la manta de las rodillas cuando escuché que casi llegábamos, había sido un bálsamo tranquilizador a mi alma el recibir esa noticia pero tampoco quería parecer grosera con mi nueva amiga. Bajé del coche sin ayuda del cochero, igual que como había subido y miré a Lenneth asintiendo. -Gracias- De todas maneras mi casa quedaba a unos pocos pasos de ahí, solamente era cuestión de caminar un poco y estaré ahí. Casi me hice hacia atrás cuando se acercó pensando que iba a abrazarme. ¡Noooo! ¿En qué cosas me meto? Dejé que el aire de mis pulmones cuando me dio su dirección y asentí mirando su caligrafía perfecta. Cielos. -No es nada, a mi también me gustó conocerte- Eso se sentía raro pero igual podía hacerlo.
Dejé que se subiera al coche mientras me ponía a ver si conocía el lugar de su dirección y de pronto me dio el sentimiento de culpa. ¿Culpa de qué? Sólo yo pensaba en ese tipo de cosas así que antes de que arrancara el coche toqué la ventana y esperé a que abriera para que escuchara lo que tenía que decir. Me quedé callada pensando en lo que iba a decirle y sólo atiné a levantar la mano en la dirección hacia donde estaba mi casa, la casa que compartía con Pablo. -Yo vivo como a cinco casas... por si... ya sabes... tu puedes... Moví la mano para que entendiera el final de la frase y le sonreí de lado echándome hacia atrás para dejar el espacio libre saludándola con la mano. -Buen viaje-
Me quité la manta de las rodillas cuando escuché que casi llegábamos, había sido un bálsamo tranquilizador a mi alma el recibir esa noticia pero tampoco quería parecer grosera con mi nueva amiga. Bajé del coche sin ayuda del cochero, igual que como había subido y miré a Lenneth asintiendo. -Gracias- De todas maneras mi casa quedaba a unos pocos pasos de ahí, solamente era cuestión de caminar un poco y estaré ahí. Casi me hice hacia atrás cuando se acercó pensando que iba a abrazarme. ¡Noooo! ¿En qué cosas me meto? Dejé que el aire de mis pulmones cuando me dio su dirección y asentí mirando su caligrafía perfecta. Cielos. -No es nada, a mi también me gustó conocerte- Eso se sentía raro pero igual podía hacerlo.
Dejé que se subiera al coche mientras me ponía a ver si conocía el lugar de su dirección y de pronto me dio el sentimiento de culpa. ¿Culpa de qué? Sólo yo pensaba en ese tipo de cosas así que antes de que arrancara el coche toqué la ventana y esperé a que abriera para que escuchara lo que tenía que decir. Me quedé callada pensando en lo que iba a decirle y sólo atiné a levantar la mano en la dirección hacia donde estaba mi casa, la casa que compartía con Pablo. -Yo vivo como a cinco casas... por si... ya sabes... tu puedes... Moví la mano para que entendiera el final de la frase y le sonreí de lado echándome hacia atrás para dejar el espacio libre saludándola con la mano. -Buen viaje-
Antonella Giordano- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 11/03/2011
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Re: Café de medianoche.
Sonreí, pero me sentí un poco mal, no supe porque pero era extraño. Miré en dirección a donde Nell me decía y vivía muy cerca, que tonta, ¿Por qué no querría que la llevara? No quise indagar si así eran los deseos de Nell, pues yo no iba a molestarla y me limité a esbozar una sonrisa.-Espero que te vaya bien. Si no sabes que hacer algún día de estos, avísame y planeamos una tarde.-Dije mientras la miraba por la ventana del carruaje. La noche se volvía más fría y los vampiros iban a aumentar el número y Nell no estaba como para aguantar otra lucha.
Al menos mi conciencia no iba a estar en calma a menos que me enviara una carta respondiéndome de qué llegó a salvo a su hogar. Pero por otro lado, Nell parecía una chica fuerte y eso me tranquilizaba.
-Por favor, Nell.-Dije con temor.-Ve con cuidado hasta tu casa, no quiero que te pase nada extraño.-Dije mientras la miraba.- Por cierto, esa dirección es a las afueras, cerca del cementerio y del jardín botánico y toma.-Dije cuando me metí en las sombras del carruaje. Volví a asomarme con una caja de galletas.-Toma, vi que te gustaban mucho y cogí la caja de las galletas.-Saqué la caja a fuera del carruaje ofreciéndoselas a Nell. Vi que miraba la caja de galletas y procuré aguantar hasta que vi que se decidía a coger con gusto, la caja metalica de galletas que me había dejado el mesero. La caja estaba adornada con detalles de maderas y arquitectura francesa en lineas y formulas.
-Nell..-Dije para que se diera cuenta que le estaba ofreciendo la caja de galletas. El frío hacía que mi brazo se helara y me hiciera meterla para dentro. Volví a coger la caja y entoncés salí lo más lento posible para no tropezarme con el bajo del vestido.
Al menos mi conciencia no iba a estar en calma a menos que me enviara una carta respondiéndome de qué llegó a salvo a su hogar. Pero por otro lado, Nell parecía una chica fuerte y eso me tranquilizaba.
-Por favor, Nell.-Dije con temor.-Ve con cuidado hasta tu casa, no quiero que te pase nada extraño.-Dije mientras la miraba.- Por cierto, esa dirección es a las afueras, cerca del cementerio y del jardín botánico y toma.-Dije cuando me metí en las sombras del carruaje. Volví a asomarme con una caja de galletas.-Toma, vi que te gustaban mucho y cogí la caja de las galletas.-Saqué la caja a fuera del carruaje ofreciéndoselas a Nell. Vi que miraba la caja de galletas y procuré aguantar hasta que vi que se decidía a coger con gusto, la caja metalica de galletas que me había dejado el mesero. La caja estaba adornada con detalles de maderas y arquitectura francesa en lineas y formulas.
-Nell..-Dije para que se diera cuenta que le estaba ofreciendo la caja de galletas. El frío hacía que mi brazo se helara y me hiciera meterla para dentro. Volví a coger la caja y entoncés salí lo más lento posible para no tropezarme con el bajo del vestido.
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Re: Café de medianoche.
Me sentía un poco ridícula parada ahí junto al carruaje sin hacer nada ni decir nada y tan sólo viendo pasar la vida frente a mis ojos pero no podía moverme. ¿Porqué? A saber, no tenía ganas de indagar en lo más profundo de mi ser para conocer la respuesta. ¿A qué hora se suponía que empezaba a caminar? Intenté mandar la orden a mis pies pero no querían responder. -Claro- Maldita sea. Ahora también afectaba mi vocabulario. Señalé hacia donde tenía que ir como el preludio de echar a andar justamente hacia allá dando un paso pero deteniéndome cuando la escucho hablar de nuevo. -No me pasará nada... son unos pasos-
Asentí a sus indicaciones mirando otra vez el papelillo con su dirección antes de volver a dar otro paso y detenerme para ver lo que me daba. ¿Las galletas? Bueno, supongo que Pablo lo agradecería para cenar algo. Arrugué la nariz porque al fin y al cabo eran sus galletas y se las habían regalado a ella, no a mi, así que me sonaba como a abusar de ella, pero bueno, ella parecía tener dinero para comprar un montón de esas cajas de metal tan bonitas llenas de galletas y si me las estaba ofreciendo amablemente así que no tenía porqué sentirme mal por tomarlas, ¿cierto? Suspiré cuando se bajó porque sólo estaba haciendo y pensando tonterías asintiendo y estirando la mano para cogerla. -Ya, lo siento... es que no sé qué me pasa-
Tomé la caja de sus manos y le sonreí apretándola contra mi pecho en un abrazo raro. Ahora si era forma de irme ya, había hecho que se bajara del carruaje y estaba haciendo frío. Me reí tontamente y negué con la cabeza alzando la caja antes de girarme hacia mi casa. -Gracias por las galletas y por todo- Caminé unos pasos hacia donde estaba mi casa esperando un momento para levantar la mano sin voltear la cabeza a manera de saludo y seguir mi camino perdiéndome en la oscuridad de la calle.
Asentí a sus indicaciones mirando otra vez el papelillo con su dirección antes de volver a dar otro paso y detenerme para ver lo que me daba. ¿Las galletas? Bueno, supongo que Pablo lo agradecería para cenar algo. Arrugué la nariz porque al fin y al cabo eran sus galletas y se las habían regalado a ella, no a mi, así que me sonaba como a abusar de ella, pero bueno, ella parecía tener dinero para comprar un montón de esas cajas de metal tan bonitas llenas de galletas y si me las estaba ofreciendo amablemente así que no tenía porqué sentirme mal por tomarlas, ¿cierto? Suspiré cuando se bajó porque sólo estaba haciendo y pensando tonterías asintiendo y estirando la mano para cogerla. -Ya, lo siento... es que no sé qué me pasa-
Tomé la caja de sus manos y le sonreí apretándola contra mi pecho en un abrazo raro. Ahora si era forma de irme ya, había hecho que se bajara del carruaje y estaba haciendo frío. Me reí tontamente y negué con la cabeza alzando la caja antes de girarme hacia mi casa. -Gracias por las galletas y por todo- Caminé unos pasos hacia donde estaba mi casa esperando un momento para levantar la mano sin voltear la cabeza a manera de saludo y seguir mi camino perdiéndome en la oscuridad de la calle.
Antonella Giordano- Licántropo Clase Alta
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