AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Delicias de la noche +18 [Asagi]
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Delicias de la noche +18 [Asagi]
Recuerdo del primer mensaje :
Una noche lenta. Había llegado al burdel para buscar no sólo entretenimiento sino también dinero fácil y hasta el momento las chicas que estaban ahí me habían ganado a todos los clientes. No quería beber para mantenerme sobria mientras elegía a mi cliente, porque bien se sabe que aunque la imagen que se presenta es que el cliente elige a la cortesana es totalmente al revéz. Uno busca con la mirada, encuentra a aquel que le gusta y empieza a trabajar para obtener la atención del mismo, puedes ser pasiva, inocente, agresiva, todo al mismo tiempo y ellos caen, siempre caen. Sonreí caminando lentamente por entre las mesas, escuchando las risas, los gemidos, los tratos que se daban en el burdel, mirando a los lados buscando a alguien que pidiera compañía o en su defecto, a un hombre que aún teniendo a una cortesana entre sus manos, quisiera más. Nunca me oponía a un buen trío. Me senté en la barra mirando hacia la multitud, erguí la espalda sacando el pecho y mirando hacia abajo para confirmar que el corsé estuviera haciendo su trabajo resaltando mis pechos, la abertura de mi vestido que llegaba al muslo, justo donde descansaba el liguero estaba abierta para deleite del que quisiera mirar. ¿Tocar? Eso ya costaba dinero, cariño.
Giré con todo y taburete de un lado hacia el otro sin quitar mi sonrisa del rostro y deslizando mis ojos hasta escuchar la voz del cantinero que definitivamente se dirigía hacia mi. -¿Mala noche, linda? Bufé como respuesta y me giré cruzando una pierna encima de otra sin perder el toque de sensualidad que me caracterizaba. -Buena suerte que apenas comienza, encanto... así que tengo tiempo de sobra para llevarme a alguien a la cama Le guiñé un ojo colocando mi codo sobre la madera de la mesa y mi mejilla sobre mi mano mirándolo. -¿No estás interesado? Puedo darte un precio especial Me reí cuando vi su cara y estiré mi mano libre para acariciar sus labios antes de separarme un poco, tal vez luego le daría su diversión, ahora mismo necesitaba a un cliente. Después ya vendrían los descuentos a conocidos.
Giré con todo y taburete de un lado hacia el otro sin quitar mi sonrisa del rostro y deslizando mis ojos hasta escuchar la voz del cantinero que definitivamente se dirigía hacia mi. -¿Mala noche, linda? Bufé como respuesta y me giré cruzando una pierna encima de otra sin perder el toque de sensualidad que me caracterizaba. -Buena suerte que apenas comienza, encanto... así que tengo tiempo de sobra para llevarme a alguien a la cama Le guiñé un ojo colocando mi codo sobre la madera de la mesa y mi mejilla sobre mi mano mirándolo. -¿No estás interesado? Puedo darte un precio especial Me reí cuando vi su cara y estiré mi mano libre para acariciar sus labios antes de separarme un poco, tal vez luego le daría su diversión, ahora mismo necesitaba a un cliente. Después ya vendrían los descuentos a conocidos.
Magnolia Velvet- Mensajes : 575
Fecha de inscripción : 17/01/2011
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Re: Delicias de la noche +18 [Asagi]
tuve que recomponerme al instante, no quería que me viera llorando, no esta vez. Negué efusivamente cuando preguntó por esa lágrima que había derramado sin querer en un momento emotivo. Intenté sonreír, hacerle saber que no me iba a poner en plan Magdalena para que me consolara, que no iba a soltarme a llorar de la nada solamente porque había tocado una fibra sensible de mi ser, que no tenía pensado que una noche de placer se convirtiera en una noche de confesiones porque además de todo, la única que había gozado era yo. ¿Qué tipo de puta era yo? -No... no te preocupes... es que... me he acordado de muchas cosas...- Sobretodo la parte de pagar deudas. Deudas que no habían sido mías, deudas que mi abuelo había decidido que no quería pagar aun cuando había sido su hijo el que nos había metido en problemas, el que logró que nos mataran a todos. Si. A todos, yo incluída.
Me quedé quieta cuando me abrazó así tardando un poco en darme cuenta de que me estaba abrazando, me apretaba contra él y todo eso era para consolarme. ¿Qué decía yo de hacer ésta una noche de confesiones? Unos momentos después dejé que mis brazos lo rodearan para regresar el abrazo, un gesto que se me clavaba en el corazón haciendo que me doliera bastante pero de la misma manera, ese dolor que me atenazaba el cuerpo, también se amortiguaba por sentir su cuerpo contra el mío, dejándome saber que no estaba completamente sola. Me mordí el labio inferior para no echarme a llorar de verdad, para mantenerme cuerda y saber que estaba en el burdel, el lugar donde todos esos recuerdos estaban vetados. Escuchando sus palabras me sentí aun peor. ¿Cómo podía pensar que había sido su culpa?
Me separé un poquito para mirarlo, para verlo a los ojos negando con la cabeza de nuevo. -¿Cómo vas a tener tu la culpa?- Sonreí apenas sintiéndome bastante conmovida por sus palabras, porque no quería ser un 'cliente', no quería sexo de mi, quería escucharme y abrazarme y consolarme y yo no iba a poder pagarle nunca todo eso. -De pronto me pregunto qué hubiera pasado si no me hubieran vendido a aquel burdel... eso es todo...-
Me quedé quieta cuando me abrazó así tardando un poco en darme cuenta de que me estaba abrazando, me apretaba contra él y todo eso era para consolarme. ¿Qué decía yo de hacer ésta una noche de confesiones? Unos momentos después dejé que mis brazos lo rodearan para regresar el abrazo, un gesto que se me clavaba en el corazón haciendo que me doliera bastante pero de la misma manera, ese dolor que me atenazaba el cuerpo, también se amortiguaba por sentir su cuerpo contra el mío, dejándome saber que no estaba completamente sola. Me mordí el labio inferior para no echarme a llorar de verdad, para mantenerme cuerda y saber que estaba en el burdel, el lugar donde todos esos recuerdos estaban vetados. Escuchando sus palabras me sentí aun peor. ¿Cómo podía pensar que había sido su culpa?
Me separé un poquito para mirarlo, para verlo a los ojos negando con la cabeza de nuevo. -¿Cómo vas a tener tu la culpa?- Sonreí apenas sintiéndome bastante conmovida por sus palabras, porque no quería ser un 'cliente', no quería sexo de mi, quería escucharme y abrazarme y consolarme y yo no iba a poder pagarle nunca todo eso. -De pronto me pregunto qué hubiera pasado si no me hubieran vendido a aquel burdel... eso es todo...-
- Spoiler:
- off: No te preocupes, ocúpate en mejorar tu salud, que yo te doy toda la paciencia que necesites. Saludos
Magnolia Velvet- Mensajes : 575
Fecha de inscripción : 17/01/2011
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Re: Delicias de la noche +18 [Asagi]
¿Vender?, de nuevo estaba conociendo aquel lado que se me había negado, lo recuerdo muy bien, hace tiempo que vengo conociendo a varias cortesanas de verdad que sus historias a veces me pueden llegar a partir el alma, son como aquellos cielos nublados que pretenden dar a conocer a la tierra una lluvia, pero están tan cargadas de dolor, de agonía, de poca felicidad, que se tornan en un color gris, opaco, oscuro negro, no sabía exactamente que hacer, pocas veces había consolado alguien, era bien cierto que yo no servía para aquellas cosas, para muchas, como la humanidad, era algo complejo, sin embargo iba aprendiendo día a día lo que podía de ellos. Le mire con ternura, con amor, con deseo, un deseo que albergo rápido en mi, sin darme cuenta, algo que se transformo en un acto de amor, ahora era testigo de la fragilidad, de la inocencia, de lo vacio, delo hermoso que era un ser como ella, porque merecía demasiado, porque estaba ahí, a mi lado demostrándose como nunca, lo menos que podía hacer era escuchar su historia.
- Permíteme escribir tu historia sobre este lienzo rojo, que palpita fuerte, deja que tus lagrimas se derramen mojándolo, vamos cuéntame de tu vida, cuéntame todo lo que desees que sería la única forma de que se quedara para siempre entre nosotros, aunque si no te hubieran vendido, quizá no nos hubiéramos conocido y eso si sería una verdadera pena.
Bese sus dulces manos mientras las sostenía y las llevaba a mi corazón, así de cerca, quería que sintiera la confianza, la atracción que ahora tenia, la envolví en mi frio pecho, las yemas de mis dedos caminaban suaves sobre su piel, limpias, como si estuviera tocando algo valioso, se deslizaban en ese abrazo, era una persona bellísima, me gustaba su rostro perfecto, con ese tinte de elegancia aunque fuera todo lo contrario. Pero realmente me sentía a gusto, teniéndole ahí, robándole un beso tras otro sin cansarnos.
- Permíteme escribir tu historia sobre este lienzo rojo, que palpita fuerte, deja que tus lagrimas se derramen mojándolo, vamos cuéntame de tu vida, cuéntame todo lo que desees que sería la única forma de que se quedara para siempre entre nosotros, aunque si no te hubieran vendido, quizá no nos hubiéramos conocido y eso si sería una verdadera pena.
Bese sus dulces manos mientras las sostenía y las llevaba a mi corazón, así de cerca, quería que sintiera la confianza, la atracción que ahora tenia, la envolví en mi frio pecho, las yemas de mis dedos caminaban suaves sobre su piel, limpias, como si estuviera tocando algo valioso, se deslizaban en ese abrazo, era una persona bellísima, me gustaba su rostro perfecto, con ese tinte de elegancia aunque fuera todo lo contrario. Pero realmente me sentía a gusto, teniéndole ahí, robándole un beso tras otro sin cansarnos.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Delicias de la noche +18 [Asagi]
Odiaba sentirme vulnerable, detestaba con todo mi cuerpo, mi alma y mi mente que pudieran hacerme sentir como una niña con tan sólo unas palabras y aún así no podía evitarlo. Era por eso que no debaja que me abrazaran con algo más que lujuria en el cuerpo, pero me había pillado desprevenida, y todo eso de que quería hacerme disfrutar a mi, el orgasmo que me dio sólo con sus manos, que después se expandió por todo el cuerpo cuando me daba masaje, sus abrazos, su poesía, su preocupación por las lágrimas que yo derramaba sin querer, todo había logrado que me sintiera nuevamente como si acabara de ver caer en cenizas la que había sido mi casa en Viena. Así abrazada a él como lo estaba, no podía evitarlo. Escuché su petición, un pedido que no era nada del otro mundo y que sin embargo a mí me parecía que me pedía que me quitara un brazo y se lo regalara. Era mi historia secreta, mi pasado, aquel pedazo de vida que había elegido dejar solamente para cuando estaba sola, encerrada en mi propio mundo, sin que nadie me viera, me escuchara, me consolara. Quería que se lo contara.
Suspiré atrapada en el tono de su voz, en su abrazo dulce, en sus caricias suaves, en su mirada. Había hecho un agujero en mi barrera solamente por haberme tratado como una mujer, no como una cortesana. -Fue hace diez años, lo perdí todo en un incendio... mi familia, mi casa, mi vida.- LEvanté la mano que llevaba la cicatriz en la palma, una línea que atravesaba de lado a lado y que yo tenía mucho cuidado de ocultar por ser fea. La miré a la luz de la única lámpara encendida esa noche y de pronto volví a sentir el dolor agudo, punzante y retorcido que había sentido cuando abrí con esa mano la puerta de la salida, caliente como estaba del fuego que se comía descontroladamente toda la casa. Había ahogado un grito pero quité la mano instintivamente, pude ver parte de mi piel pegada al metal de la manija y me negué terminantemente a verme la mano que me punzaba mientras yo la apretaba en un puño. Dejé que él la viera también. La única prueba física en mi cuerpo de aquel infierno que se desató durante la noche, mientras Em y yo dormíamos tranquilas en nuestras camas, mientras mi padre caía dormido sobre los libros de cuentas en su despacho derramando así el vaso de whisky con el que se relajaba al llegar a casa.
Así fue como le fui contando todo, la lluvia afuera, los hombres que cuidaban los caballos tratando de apagar el fuego, el grito de mi hermana atrapada en la habitación, grito que se fue perdiendo en la oscuridad de la noche conforme avanzaba la catástrofe. La lluvia que le siguió a todo el desastre, el tiempo que estuve sentada fuera sin poder siquiera moverme, cada palabra que salía por mi boca era un peso menos qué cargar en mi alma. Seguí hablando porque se senía bien, no totalmente a detalle, sólo un resumen que abarcaba lo que más me había dolido, algunas cosas que había sentido o pensado, pensamientos infantiles de terror, de angustia, de vergüenza. -Mi padre tenía muchas deudas, mi abuelo no quería hacerse cargo de ellas... ¿qué podía hacer? yo era la hija del culpable, era como mi responsabilidad saldar su deuda de juego.- Me encogí de hombros dándole a entender que desde entonces había estado destinada a ganarme la vida con el trabajo de mi cuerpo. Con lo que mi cuerpo podía ofrecer a los hombres.
-Al principio no tenía ni para comer, todo lo que ganaba se iba directamente a saldar la deuda que crecía con intereses hasta hacerse infinita... luego me fui haciendo de la fama...- Fama que fue creciendo y que fue convirtiéndose a lo que era hoy. A cómo me conocía la gente hoy en día. Al menos en los ambientes de los burdeles de la ciudad, entre la gente que frecuentaba esos lugares, se hablaba de mi en susurros, de boca en boca, recomendaciones, hombres que rogaban por tener el suficiente dinero como para poder pagar mis servicios aunque fuera una noche, compañeras que me miraban con envidia, mujeres que me veían en la calle y que querían ser como yo, ignorando que cada noche tenía que desvestirme ante diferentes hombres para que hicieran lo que quisieran conmigo. -Y aquí sigo...- Tal vez porque me había acostumbrado, tal vez porque ahora necesitaba del placer que u desconocido podía proporcionarme o tal vez porque al fin y al cabo era lo único que sabía hacer bien.
Suspiré atrapada en el tono de su voz, en su abrazo dulce, en sus caricias suaves, en su mirada. Había hecho un agujero en mi barrera solamente por haberme tratado como una mujer, no como una cortesana. -Fue hace diez años, lo perdí todo en un incendio... mi familia, mi casa, mi vida.- LEvanté la mano que llevaba la cicatriz en la palma, una línea que atravesaba de lado a lado y que yo tenía mucho cuidado de ocultar por ser fea. La miré a la luz de la única lámpara encendida esa noche y de pronto volví a sentir el dolor agudo, punzante y retorcido que había sentido cuando abrí con esa mano la puerta de la salida, caliente como estaba del fuego que se comía descontroladamente toda la casa. Había ahogado un grito pero quité la mano instintivamente, pude ver parte de mi piel pegada al metal de la manija y me negué terminantemente a verme la mano que me punzaba mientras yo la apretaba en un puño. Dejé que él la viera también. La única prueba física en mi cuerpo de aquel infierno que se desató durante la noche, mientras Em y yo dormíamos tranquilas en nuestras camas, mientras mi padre caía dormido sobre los libros de cuentas en su despacho derramando así el vaso de whisky con el que se relajaba al llegar a casa.
Así fue como le fui contando todo, la lluvia afuera, los hombres que cuidaban los caballos tratando de apagar el fuego, el grito de mi hermana atrapada en la habitación, grito que se fue perdiendo en la oscuridad de la noche conforme avanzaba la catástrofe. La lluvia que le siguió a todo el desastre, el tiempo que estuve sentada fuera sin poder siquiera moverme, cada palabra que salía por mi boca era un peso menos qué cargar en mi alma. Seguí hablando porque se senía bien, no totalmente a detalle, sólo un resumen que abarcaba lo que más me había dolido, algunas cosas que había sentido o pensado, pensamientos infantiles de terror, de angustia, de vergüenza. -Mi padre tenía muchas deudas, mi abuelo no quería hacerse cargo de ellas... ¿qué podía hacer? yo era la hija del culpable, era como mi responsabilidad saldar su deuda de juego.- Me encogí de hombros dándole a entender que desde entonces había estado destinada a ganarme la vida con el trabajo de mi cuerpo. Con lo que mi cuerpo podía ofrecer a los hombres.
-Al principio no tenía ni para comer, todo lo que ganaba se iba directamente a saldar la deuda que crecía con intereses hasta hacerse infinita... luego me fui haciendo de la fama...- Fama que fue creciendo y que fue convirtiéndose a lo que era hoy. A cómo me conocía la gente hoy en día. Al menos en los ambientes de los burdeles de la ciudad, entre la gente que frecuentaba esos lugares, se hablaba de mi en susurros, de boca en boca, recomendaciones, hombres que rogaban por tener el suficiente dinero como para poder pagar mis servicios aunque fuera una noche, compañeras que me miraban con envidia, mujeres que me veían en la calle y que querían ser como yo, ignorando que cada noche tenía que desvestirme ante diferentes hombres para que hicieran lo que quisieran conmigo. -Y aquí sigo...- Tal vez porque me había acostumbrado, tal vez porque ahora necesitaba del placer que u desconocido podía proporcionarme o tal vez porque al fin y al cabo era lo único que sabía hacer bien.
Magnolia Velvet- Mensajes : 575
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Re: Delicias de la noche +18 [Asagi]
No sé ni porque había pedido que me contase eso, creo que por respeto, porque bien podía leer sus recuerdos, por así decirlo, pero soy una persona un tanto correcta, yo siempre he pensado en la sensibilidad de la gente quizá eso me hace aun más maldito porque no me muestro tal cual, si ella supiera que la bondad que a veces tengo puede ser sincera o quizá no, he matado miles de personas, desde niños hasta adultos, animales no me ha importado, pero a través de la sangre he descubierto un placer intenso, uno hermoso, los recuerdos, el pasado y los sentimientos de quien tomo aquel liquido que me embriaga me dicen loco, me tachan de sanguinario, pero creo poder comprender el lado humano, la sensibilidad de una mujer cuando ama, cuando llora, cuando es herida, porque he vivido muchas cosas y he conocido tantas facetas de la sensibilidad que poseen que la envidio a veces, debería quemarme la lengua, si alguien escucha aquello, al menos ser una bestia de sangre eterna tenía sus ventajas. Porque los humanos son tan frágiles que me incitan al peligro de conocerlos, me atrapan, me martirizan pero me relatan todo porque quiero robar su sentir, su vida, quisiera poder alcanzar cuánto dolor me sea posible para que este sentimiento que yo mismo cargo saliera plasmado en una pequeña milésima y así saber que existe alguien que me entienda. Lo mismo quizá pasaba con ella, quizá no, pues aun somos diferentes.
Tome su mano, en cuanto termino el relato, bese su palma, veía imágenes de sus recuerdos, no podía albergarme más adentro, pero comprendía un poco, tan solo un poco de eso, yo mismo era un claro ejemplo de “Deudas y juegos” Mi padre me odiaba aquel vampiro puro que se enamoro de una humana, que en vez de amar a su hijo lo desterró a morir en sus veintiún años dejándole el apellido, una historia y enemigos, aun me siguen, desde antes de nacer fui perseguido, en mi cuna muchos trataron de arrebatarme la vida como mortal, crecí lejos de ellos, tan lejos porque me abandonaron, sin embargo ahí estaba la frustración de ser el hijo de un maldito esa fama me molestaba, porque yo no era precisamente así y supe desde que me hice conciencia que debía crecer como un vampiro aun siendo humano.
Me arrebataron la niñez, la adolescencia y madurez, desde el comienzo he sentido el precio de pecados que no son míos, creo que en esa parte podía quizá comprender un poco de ella, de esa mujer, sentía que su enojo, su rabia, su tristeza me destrozaba el alma, después de todo poseo un lado sensible, después de mucho tiempo he descubierto sentimientos hermosos en las personas, ella por ejemplo, ella es hermosa no importando lo que sea, se que suena estúpido y utópico pensar que puedo hacer que cambie o que se valore, o arrebatarle su única barrera que la divide “Humanamente de mi” pero me ha gustado que puedo transmitirle que no está sola, que no todo es soledad que ella puede llevar una vida “feliz y hermosa” en cualquier momento ya llegara alguien que le haga sentir aquello. Yo por lo tanto no soy el correcto.
- Sé que es mucho lo que me has dicho y lo que puedo ver en tus ojos, que el dolor no se va, que esto es un secreto que nunca debí pedir pero no me arrepiento solo a veces hace falta hablar ciertas cosas, es mucho para ti, pero eres toda una mujer, fuerte y admirable al menos para mí.
Son así de frágiles a la mereced de sus emociones, ellos me causan una admiración profunda que yo no puedo alcanzar, después de aquello beses sus hombros y le abrace aun más, tan hermosa, tan preciosa, no deja de ser lo que es, por más que le decoren el rostro con maquillaje y cubran su cuerpo con seda, ella es una mujer…
Tome su mano, en cuanto termino el relato, bese su palma, veía imágenes de sus recuerdos, no podía albergarme más adentro, pero comprendía un poco, tan solo un poco de eso, yo mismo era un claro ejemplo de “Deudas y juegos” Mi padre me odiaba aquel vampiro puro que se enamoro de una humana, que en vez de amar a su hijo lo desterró a morir en sus veintiún años dejándole el apellido, una historia y enemigos, aun me siguen, desde antes de nacer fui perseguido, en mi cuna muchos trataron de arrebatarme la vida como mortal, crecí lejos de ellos, tan lejos porque me abandonaron, sin embargo ahí estaba la frustración de ser el hijo de un maldito esa fama me molestaba, porque yo no era precisamente así y supe desde que me hice conciencia que debía crecer como un vampiro aun siendo humano.
Me arrebataron la niñez, la adolescencia y madurez, desde el comienzo he sentido el precio de pecados que no son míos, creo que en esa parte podía quizá comprender un poco de ella, de esa mujer, sentía que su enojo, su rabia, su tristeza me destrozaba el alma, después de todo poseo un lado sensible, después de mucho tiempo he descubierto sentimientos hermosos en las personas, ella por ejemplo, ella es hermosa no importando lo que sea, se que suena estúpido y utópico pensar que puedo hacer que cambie o que se valore, o arrebatarle su única barrera que la divide “Humanamente de mi” pero me ha gustado que puedo transmitirle que no está sola, que no todo es soledad que ella puede llevar una vida “feliz y hermosa” en cualquier momento ya llegara alguien que le haga sentir aquello. Yo por lo tanto no soy el correcto.
- Sé que es mucho lo que me has dicho y lo que puedo ver en tus ojos, que el dolor no se va, que esto es un secreto que nunca debí pedir pero no me arrepiento solo a veces hace falta hablar ciertas cosas, es mucho para ti, pero eres toda una mujer, fuerte y admirable al menos para mí.
Son así de frágiles a la mereced de sus emociones, ellos me causan una admiración profunda que yo no puedo alcanzar, después de aquello beses sus hombros y le abrace aun más, tan hermosa, tan preciosa, no deja de ser lo que es, por más que le decoren el rostro con maquillaje y cubran su cuerpo con seda, ella es una mujer…
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Delicias de la noche +18 [Asagi]
Últimamente me estaban tocando muchos clientes de su tipo, parecía que se habían puesto de moda, o al menos parecía que eran los únicos que venían al burdel buscando algún tipo de consuelo carnal. O será que me perseguían. Dejé que tomara mi mano, no era na cicatriz que me avergonzara, tampoco una que me pareciera horrenda o digna de esconderse, era parte de mi pasado y por lo tanto, parte de mi misma. Una historia se contaba en esa piel lisa y más clara que la de alrededor, piel deforme que terminaba siendo como un reflejo de mi propia alma, un alma que yo misma había deformado para poder ser lo que me correspondía ser ahora: Una mujer de muchas caras, muchas personalidades y sólo un objetivo: Dar placer a los hombres de todas las maneras posibles.
Lo miré sin amedrentarme, no me daban miedo los vampiros y nunca ninguno me había mordido. Siempre habían tenido la decencia de terminar entre mis piernas, pagarme y largarse por donde habían venido. Ni siquiera me había puesto a pensar qué podría hacer si llegaban a encajarme sus colmillos. Probablemente cobrarles más. Mucho más. Si ya cobro como profesional por mi cuerpo, por mi sangre definitivamente me quedarían debiendo. Decidí sonreírle, como siempre que terminaba de contar mi historia acababa por sentirme realmente aliviada, como si me quitaran un peso enorme de encima asi que la sonrisa me salió sin problemas, una sonrisa que acompañé con una caricia en su mejilla para agradecerle su empatía conmigo.
-Gracias- Susurré porque cada vez que abría la boca me hacía sentir más importante que un instante anterior, como si pudiera agarrar al mundo y comérmelo a mordidas, porque me hacía sentir bella y única, cosa que no muy a menudo sucedía en este lugar. En el burdel siempre éramos todas y todos sólo un pedazo de carne, algo que se usaba y se tiraba y daba lo mismo si era uno u otro. La cuestión era desahogarse pero ¿Y nosotros?, ¿Cuándo nos tocaba desahogarnos a nosotros? La respuesta era en los días, mientras dormías, vertiendo lágrimas silenciosas en la almohada.
Me abracé a su torso y escondí el rostro en el hueco que hacía su cuello y su hombro, sin tristeza, sin pesar, solamente disfrutando del vacío que se hacía en mi alma cuando contaba mis desgracias y alguien estaba ahí para escucharlas, sabiendo que tendría un poco de tiempo antes de que ese vacío se volviera a llenar con sentimientos que no quería sentir, palabras que no quería escuchar y dolores que había aprendido a soportar. Ahora sólo tenía la idea de devolverle el favor. -¿Sabes que son las personas como tu las que me hacen renovar mis fuerzas para volverme a levantar en las mañanas?-
Lo miré sin amedrentarme, no me daban miedo los vampiros y nunca ninguno me había mordido. Siempre habían tenido la decencia de terminar entre mis piernas, pagarme y largarse por donde habían venido. Ni siquiera me había puesto a pensar qué podría hacer si llegaban a encajarme sus colmillos. Probablemente cobrarles más. Mucho más. Si ya cobro como profesional por mi cuerpo, por mi sangre definitivamente me quedarían debiendo. Decidí sonreírle, como siempre que terminaba de contar mi historia acababa por sentirme realmente aliviada, como si me quitaran un peso enorme de encima asi que la sonrisa me salió sin problemas, una sonrisa que acompañé con una caricia en su mejilla para agradecerle su empatía conmigo.
-Gracias- Susurré porque cada vez que abría la boca me hacía sentir más importante que un instante anterior, como si pudiera agarrar al mundo y comérmelo a mordidas, porque me hacía sentir bella y única, cosa que no muy a menudo sucedía en este lugar. En el burdel siempre éramos todas y todos sólo un pedazo de carne, algo que se usaba y se tiraba y daba lo mismo si era uno u otro. La cuestión era desahogarse pero ¿Y nosotros?, ¿Cuándo nos tocaba desahogarnos a nosotros? La respuesta era en los días, mientras dormías, vertiendo lágrimas silenciosas en la almohada.
Me abracé a su torso y escondí el rostro en el hueco que hacía su cuello y su hombro, sin tristeza, sin pesar, solamente disfrutando del vacío que se hacía en mi alma cuando contaba mis desgracias y alguien estaba ahí para escucharlas, sabiendo que tendría un poco de tiempo antes de que ese vacío se volviera a llenar con sentimientos que no quería sentir, palabras que no quería escuchar y dolores que había aprendido a soportar. Ahora sólo tenía la idea de devolverle el favor. -¿Sabes que son las personas como tu las que me hacen renovar mis fuerzas para volverme a levantar en las mañanas?-
Magnolia Velvet- Mensajes : 575
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Re: Delicias de la noche +18 [Asagi]
Casi soltaba una risita, cuando le vi esconderse entre mi piel, es que me parecía tan pequeña, tan indefensa, su piel era hermosa, toda ella un misterio, siempre tuve la tendencia de adentrarme en la vida de los demás, con o sin su permiso, pero esta vez era distinto, en realidad yo no sabía lo que buscaba, si compañía, si saciar mis deseos, o solo ir conociendo al mundo, pero al menos por un ratito esos deseos eran complacidos y yo me sentía en deuda, aunque siempre resultara al revés. La vida de noctambulo era un poco difícil, cada uno poseía una historia, algo que nos hacía relacionarnos, conocernos. Bese sus cabellos mientras mis manos le recorrían la espalda, como si un cubo de hielo se deslizara por tan nívea piel que poseía. Busque las sabanas que se desparramaron sobre toda la cama y le cubrí, seguro que le había transmitido un poco de escalofríos.
-Personas como tú complacen mis deseos aunque sea por momentos y me recuerdan que a un tengo fragilidad. – pase mis manos por su cuello, me recargue levemente sobre de este, no podía contenerme, el olor de la sangre femenina era poderoso, tanto que me embriagaba, deposite un sutil beso en su piel, mientras observaba como se levantaba con la respiración. ¿Qué pasaría si la mordía?, por un instante desee hacerlo, como a nadie, quería y deseaba algo más que deseo carnal, pero por otro seguro que terminaría detestando y mal interpretando que mis deseos verdaderos eran esos, mejor ser sincero. El dinero no importaba, eso era lo de menos, pero no quería que el momento se arruinara. Me quede en silencio admirándole, observando las yemas de mis dedos pasar por aquellas venas y conteniéndome con todas mis fuerzas.
Finalmente me di cuenta que eso estaba siendo extraño, así que me separe un poco de ella. Y sonreí - ¿Quieres que me retire ya?...- ¿Qué clase de pregunta era esa?... – o ¿Prefieres que sigamos charlando un poco más? – le mire cubriéndola con las sabanas, un gesto gentil, que por un instante hizo desviarme de mis verdaderas intenciones.
Perdón la demora con algunos temas no me llegan notificaciones y me puse a revisar, lamento la respuesta tan cortita.
-Personas como tú complacen mis deseos aunque sea por momentos y me recuerdan que a un tengo fragilidad. – pase mis manos por su cuello, me recargue levemente sobre de este, no podía contenerme, el olor de la sangre femenina era poderoso, tanto que me embriagaba, deposite un sutil beso en su piel, mientras observaba como se levantaba con la respiración. ¿Qué pasaría si la mordía?, por un instante desee hacerlo, como a nadie, quería y deseaba algo más que deseo carnal, pero por otro seguro que terminaría detestando y mal interpretando que mis deseos verdaderos eran esos, mejor ser sincero. El dinero no importaba, eso era lo de menos, pero no quería que el momento se arruinara. Me quede en silencio admirándole, observando las yemas de mis dedos pasar por aquellas venas y conteniéndome con todas mis fuerzas.
Finalmente me di cuenta que eso estaba siendo extraño, así que me separe un poco de ella. Y sonreí - ¿Quieres que me retire ya?...- ¿Qué clase de pregunta era esa?... – o ¿Prefieres que sigamos charlando un poco más? – le mire cubriéndola con las sabanas, un gesto gentil, que por un instante hizo desviarme de mis verdaderas intenciones.
Perdón la demora con algunos temas no me llegan notificaciones y me puse a revisar, lamento la respuesta tan cortita.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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Re: Delicias de la noche +18 [Asagi]
Me estremecí levemente con sus manos en mi espalda, uno como... como ellos... tan fríos y sorprendentes, "alérgicos al sol". Era un poco raro estar acostada ahí, desnuda, frente a un hombre que más que follarme, me había escuchado. Sinceramente me sentía como si yo tuviera que pagarle a él, de alguna manera me sentía en deuda, porque se había quedado conmigo, porque me cubría con las sábanas, porque me había quitado un peso de encima y porque acababa de hacerme sentir como si pudiera ser alguna otra cosa más especial que una simple cortesana. -No... yo no soy tan especial como crees...-
Cuando se acercó, mi mente fue más rápido que mi cuerpo, mis instintos se nublaron y no pude reaccionar a tiempo, mi cabeza pensaba en que sería mordida por un vampiro por primera vez en mi vida pero mi cuerpo se negaba a reaccionar ante tal amenaza. ¿Porqué? ¿Acaso había perdido mis reflejos? Lo restos de las palabras que me había dicho, rebotaban en las paredes de mi cerebro sin entenderlas completamente y más bien fijándome en los movimientos de sus manos. No puedo decir que tenía una expresión atemorizada porque curiosamente no tenía miedo. No iba a matarme. ¿Cierto? Suspiré apenas, como si el simple tacto de sus manos me estuviera ahogando pero aún así, contuve la respiración y me quedé quieta cuando se acercó a besare el cuello. Una parte de mi mente sabía que el dolor llegaría y la otra esperaba ansiosa por saber lo que se sentía. Pasé saliva dejando ver mi confusión por un momento antes de que se separara de mi dejándome con una sensación de vacío en el estómago.
-¿Retirarte?- Pero si él no había tenido nada de acción. Me turbé un poco al escuchar su pregunta porque no era natural que antepusiera mis deseos a los suyos. -¿No quieres... que...?- Intenté que no se me subiera el color a las mejillas, que mi rostro se quedara impasible pero no fue posible. Me mordí el labio inferior sin saber qué contestarle. -No lo sé...- Bajé la mirada hacia las sábanas con las que me estaba cubriendo y pasé el dorso de mi mano por debajo de mi nariz frotándola delicadamente mientras me enroscaba más para hacerme un ovillo. -Puedo... si quieres...- ¿Hacerle algo?, ¿Al menos bailarle? Me aclaré la garganta mirándolo directamente antes de encoger un hombro imprimiéndole a ese gesto toda la intención de lo que quería preguntar.
Cuando se acercó, mi mente fue más rápido que mi cuerpo, mis instintos se nublaron y no pude reaccionar a tiempo, mi cabeza pensaba en que sería mordida por un vampiro por primera vez en mi vida pero mi cuerpo se negaba a reaccionar ante tal amenaza. ¿Porqué? ¿Acaso había perdido mis reflejos? Lo restos de las palabras que me había dicho, rebotaban en las paredes de mi cerebro sin entenderlas completamente y más bien fijándome en los movimientos de sus manos. No puedo decir que tenía una expresión atemorizada porque curiosamente no tenía miedo. No iba a matarme. ¿Cierto? Suspiré apenas, como si el simple tacto de sus manos me estuviera ahogando pero aún así, contuve la respiración y me quedé quieta cuando se acercó a besare el cuello. Una parte de mi mente sabía que el dolor llegaría y la otra esperaba ansiosa por saber lo que se sentía. Pasé saliva dejando ver mi confusión por un momento antes de que se separara de mi dejándome con una sensación de vacío en el estómago.
-¿Retirarte?- Pero si él no había tenido nada de acción. Me turbé un poco al escuchar su pregunta porque no era natural que antepusiera mis deseos a los suyos. -¿No quieres... que...?- Intenté que no se me subiera el color a las mejillas, que mi rostro se quedara impasible pero no fue posible. Me mordí el labio inferior sin saber qué contestarle. -No lo sé...- Bajé la mirada hacia las sábanas con las que me estaba cubriendo y pasé el dorso de mi mano por debajo de mi nariz frotándola delicadamente mientras me enroscaba más para hacerme un ovillo. -Puedo... si quieres...- ¿Hacerle algo?, ¿Al menos bailarle? Me aclaré la garganta mirándolo directamente antes de encoger un hombro imprimiéndole a ese gesto toda la intención de lo que quería preguntar.
off: Siento la tardanza y el post corto... no volverá a ocurrir.
Magnolia Velvet- Mensajes : 575
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Re: Delicias de la noche +18 [Asagi]
¿Por qué ella era especial para mí?, cualquier presa lo sería por el simple hecho de hacerme vivir unos días más, años, décadas y siglos, pero claro no iba a soltar aquello de sopetón, no podía respirar, no podía sentir… a excepción del placer, no sentía dolor a nada, nadie podía herirme, o al menos no físicamente, seguía murmurando contra su piel, contra mis deseos con un hilillo de voz apenas audible, un timbre de voz ahogado que sucumbía ante la excitación, la sangre femenina era tan…. Indescriptible.
Se decía antiguamente que al beber de una mujer se lleva uno las sanciones es por eso que toma diferentes sabores, y claro, tenían razón, ¿Podría yo excusarme en eso para aliviar su dolor y saciar mi hambre?, supuse que sí, justo cuando la punta de mi respingada nariz rozo con más ansias ese pedacito de piel, aquella vena, no me costaba nada, pude sentir como sus deseos y pensamientos me golpeaban.
-Puedes… Hacer algo… por mí… - solté en un hilillo de voz aquellas palabras, cerré los ojos y trate de vislumbrar su mejor recuerdo, tome su rostro entre mis manos en el tanteo mientras me separaba de la hermosa piel, al abrir los ojos me cruce con esos orbes clavándolos con cierto misticismo… -Húndete en ese sueño… - Ordene al hacer uso de mis habilidades, a través de mis orbes podía ser guiada al paraíso… - Solo sentirás lo mejor que puedo dar… - un poco de punzante dolor, pero una excitación mientras vislumbra aquel deseo oculto.
Sus senos chocaban contra mi torso, podía sentir sus pezones endurecidos, con ganas de tenerlos en mi boca y mamarlos haciéndole sentir placer, si aquella zona era la que se estaba poniendo ‘viva’ – era lo único vivo en mí – de nueva cuenta.
Lamí su cuello, lentamente mis manos se deslizaron por la curva formada en su espalda, recostándole, me estaba enloqueciendo, abriendo la boca lentamente mostré esos colmillos, abrí apenas los labios dejándolos visibles, mientras recorría con ellos su nívea piel, y sentí como estos penetraban, lentamente hundiéndose de una estocada, haciendo que aquel manjar brotara, succionándole con rapidez, desesperación, estaba perdiendo la cordura en ese instante, la vida recorría mi paladar de nuevo y mis manos se aferraban a sus senos… escuchaba sus leves gemidos, su respiración se sentía y creía sincronizar con ella en ese instante, era su esencia la que estaba en mi boca.
Se decía antiguamente que al beber de una mujer se lleva uno las sanciones es por eso que toma diferentes sabores, y claro, tenían razón, ¿Podría yo excusarme en eso para aliviar su dolor y saciar mi hambre?, supuse que sí, justo cuando la punta de mi respingada nariz rozo con más ansias ese pedacito de piel, aquella vena, no me costaba nada, pude sentir como sus deseos y pensamientos me golpeaban.
-Puedes… Hacer algo… por mí… - solté en un hilillo de voz aquellas palabras, cerré los ojos y trate de vislumbrar su mejor recuerdo, tome su rostro entre mis manos en el tanteo mientras me separaba de la hermosa piel, al abrir los ojos me cruce con esos orbes clavándolos con cierto misticismo… -Húndete en ese sueño… - Ordene al hacer uso de mis habilidades, a través de mis orbes podía ser guiada al paraíso… - Solo sentirás lo mejor que puedo dar… - un poco de punzante dolor, pero una excitación mientras vislumbra aquel deseo oculto.
Sus senos chocaban contra mi torso, podía sentir sus pezones endurecidos, con ganas de tenerlos en mi boca y mamarlos haciéndole sentir placer, si aquella zona era la que se estaba poniendo ‘viva’ – era lo único vivo en mí – de nueva cuenta.
Lamí su cuello, lentamente mis manos se deslizaron por la curva formada en su espalda, recostándole, me estaba enloqueciendo, abriendo la boca lentamente mostré esos colmillos, abrí apenas los labios dejándolos visibles, mientras recorría con ellos su nívea piel, y sentí como estos penetraban, lentamente hundiéndose de una estocada, haciendo que aquel manjar brotara, succionándole con rapidez, desesperación, estaba perdiendo la cordura en ese instante, la vida recorría mi paladar de nuevo y mis manos se aferraban a sus senos… escuchaba sus leves gemidos, su respiración se sentía y creía sincronizar con ella en ese instante, era su esencia la que estaba en mi boca.
Asagi Dunkelheit- Vampiro Clase Alta
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