AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Y... a por un segundo turno.
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Y... a por un segundo turno.
Recuerdo del primer mensaje :
Seguramente era bastante tarde aquella noche. Acababa de terminar el primer servicio de mi jornada laboral y me habían dejado limpiarme un poco después, por si algún otro cliente tenía ganas de marcha aquella noche. Con mi batita de lo que parecía imitación de seda puesta y el pecho descubierto me acerqué a la barra que colocaban para los clientes que deseasen tomar una copa antes de iniciar otro tipo de actividades lúdicas en el lugar. Suspiré un poco y sonreí a la cantinera, pidiéndole que me pusiera algo fresco para tomar. Tenía sed y me sentía un poco cansado, pero no importaba, el trabajo era el trabajo. Después de unos instantes observé como la señora, no tan mayor (pero sí casada) con la que había tenido "el placer" de tener algún tipo de relación se marchaba, después de volver a vestirse. Sonreí levemente mirándola de reojo, dándome cuenta que ella observaba la calle antes de salir, para que nadie le viera hacerlo. Sí, la mayoría de mujeres se marchaban por la puerta de atrás y entraban por allí para que no se les viera pero... esa había decidido que prefería la puerta delantera. También cabía decir que no había demasiados clientes en las zonas comunes y... algunos estaban ocupados o demasiado borrachos como para nada más. Una de mis compañeras me ofreció un cigarrillo, al parecer uno de sus clientes habituales se los había regalado y a ella no le gustaban, además decía que hacía feo ver a "señoritas" fumando. Con una cerilla lo encendí y le di una calada, bebiendo un poco de aquello que me habían puesto. ¿Wisky? ¿Y se suponía que eso refrescaba?
Seguramente era bastante tarde aquella noche. Acababa de terminar el primer servicio de mi jornada laboral y me habían dejado limpiarme un poco después, por si algún otro cliente tenía ganas de marcha aquella noche. Con mi batita de lo que parecía imitación de seda puesta y el pecho descubierto me acerqué a la barra que colocaban para los clientes que deseasen tomar una copa antes de iniciar otro tipo de actividades lúdicas en el lugar. Suspiré un poco y sonreí a la cantinera, pidiéndole que me pusiera algo fresco para tomar. Tenía sed y me sentía un poco cansado, pero no importaba, el trabajo era el trabajo. Después de unos instantes observé como la señora, no tan mayor (pero sí casada) con la que había tenido "el placer" de tener algún tipo de relación se marchaba, después de volver a vestirse. Sonreí levemente mirándola de reojo, dándome cuenta que ella observaba la calle antes de salir, para que nadie le viera hacerlo. Sí, la mayoría de mujeres se marchaban por la puerta de atrás y entraban por allí para que no se les viera pero... esa había decidido que prefería la puerta delantera. También cabía decir que no había demasiados clientes en las zonas comunes y... algunos estaban ocupados o demasiado borrachos como para nada más. Una de mis compañeras me ofreció un cigarrillo, al parecer uno de sus clientes habituales se los había regalado y a ella no le gustaban, además decía que hacía feo ver a "señoritas" fumando. Con una cerilla lo encendí y le di una calada, bebiendo un poco de aquello que me habían puesto. ¿Wisky? ¿Y se suponía que eso refrescaba?
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
Asentí con la cabeza, informándome sobre él. No es que tuviera intención de intentar herirle ni nada parecido. Solo era curiosidad. Me humedecí los labios, pasando la lengua lentemente por ellos, mientras él hablaba y me acariciaba un brazo.
- Eso es una suerte, monsieur. - alcé las cejas, asintiendo con la cabeza. Mirado desde según qué puntos de vista, parecía tener ventajas y todo, el ser como él. A él pareció gustarle la cara que ponía al verle y noté su dedo sobre mis labios, que me calló, a pesar de que no era un tema demasiado para bromear. Me quedé callado porque prometió que se iba a portar bien y a dejar de insinuar cosas. Asentí con la cabeza. Cuando quise saber si él se me comería respondió que sí, imitando el gesto qeu había hecho yo antes con mi lengua. Miré sus labios por unos segundos cuando aladió que solo sería probarla, sin matarme. - ¿Sois capaces de controlaros para no matar a una persona, al beber su sangre? - pregunté de nuevo, dejando que besara mi mano, ya que tanto le gustaba. Me inciné un poco hacia delante, bastante más pegado a él de lo que había pensado en un principio. Aquel sofá me daba la sensación de que se me estaba quedando pequeño. Si era capaz de controlar la muerte de alguien, la posibilidad de que me dejase morder, algún día, algún día, tal vez aumentaban.
- Eso es una suerte, monsieur. - alcé las cejas, asintiendo con la cabeza. Mirado desde según qué puntos de vista, parecía tener ventajas y todo, el ser como él. A él pareció gustarle la cara que ponía al verle y noté su dedo sobre mis labios, que me calló, a pesar de que no era un tema demasiado para bromear. Me quedé callado porque prometió que se iba a portar bien y a dejar de insinuar cosas. Asentí con la cabeza. Cuando quise saber si él se me comería respondió que sí, imitando el gesto qeu había hecho yo antes con mi lengua. Miré sus labios por unos segundos cuando aladió que solo sería probarla, sin matarme. - ¿Sois capaces de controlaros para no matar a una persona, al beber su sangre? - pregunté de nuevo, dejando que besara mi mano, ya que tanto le gustaba. Me inciné un poco hacia delante, bastante más pegado a él de lo que había pensado en un principio. Aquel sofá me daba la sensación de que se me estaba quedando pequeño. Si era capaz de controlar la muerte de alguien, la posibilidad de que me dejase morder, algún día, algún día, tal vez aumentaban.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
Le miré entretenido y sonreí cuando dijo que era una suerte - Echo de menos resfriarme de vez en cuando, monsieur - respondí sinceramente, alzando un poco las cejas y observandolo después. Él parecia estar muy hablador aquella noche, y eso me gustaba bastante aunque...Bueno, daba igual, no tenia importancia. Tras ponerle un dedito sobre sus labios él pareció entrar en razón y se calló, a lo que yo le sonreí tiernamente, viendo como parecia creerse que me iba a portar bien. Hacia bien, yo era un caballero. Al escuchar su pregunta le observé, y después reí un poco - Claro que puedo, monsieur - respondí, asintiendo - Tengo casi trescientos años, en éste tiempo me ha dado tiempo de sobra a aprender ciertas cosas, entre ellas, controlarme - contesté, observandole y acariciandole el cuello con una mano - ¿Qué, os pensabáis que os iba a matar? - pregunté curioso, sacudiendo la cabeza - Sois demasiado adorable, monsieur Jean
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
Negué con la cabeza ante sus palabras, estaba loco si echaba de menos enfermar. Si yo tuviera la cualidad de no poder enfermar, mi trabajo sería mucho más seguro para mí, teniendo en cuenta que podía coger cualquier cosa, si los clientes no tenían una higiene mínima y... algunos, no la tenían. Me creí, en silencio que iba a dejar de decir tonterías y asentí con la cabeza cuando me confirmó que sí que podía aguantar el impulso de matar al beber de alguna persona. Eso era bueno saberlo. Sí. Negué con la cabeza cuando me preguntó si pensaba que me iba a matar. Por un instante quise saber qué tipo de cosas más había aprendido en aquellos 300 años, pero sus palabras me entretuvieron.
- Os pasais el rato diciendo que soy adorable, como si fuera una niña pequeña o algo parecido. - me quejé, colocando mi mano libre sobre su pecho, cerca de su clavícula. Me pregunté si durante el acto le entrarían impulsos y mordería a la persona con quien lo hacía. Sería curioso, quizás la visión de la sangre de la víctima le parecía sensual y le animaba.
- Os pasais el rato diciendo que soy adorable, como si fuera una niña pequeña o algo parecido. - me quejé, colocando mi mano libre sobre su pecho, cerca de su clavícula. Me pregunté si durante el acto le entrarían impulsos y mordería a la persona con quien lo hacía. Sería curioso, quizás la visión de la sangre de la víctima le parecía sensual y le animaba.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
Me di cuenta de que el chico no estaba muy de acuerdo conmigo en eso de enfermar, pero eso era porque su trabajo era un poco arriesgado. Yo, desde luego, no me follaría a cualquiera que pasara, hablando mal y pronto. Al menos no lo habria hecho de haber sido humano, ahora ya... me daba más lo mismo. Volví a centrar mi atención en Jean y sonreí suavemente cuando decidió que el que me supiera controlar era bueno. ¡Qué descubrimiento! Pero.. Ni que le hubiese atacado alguna vez, hombre. Reí levemente - Es que lo sois, monsieur - respondí, asintiendo - Además, no tiene nada que ver con los niños pequeños. Adorable significa que merece ser adorado, Jean Louis - le expliqué, dándole con un dedito en la nariz y sonriendo después, dejando que se pegara un poquito más a mi y apoyando una de mis manos en su pierna, oyendo lo que le pasaba por la cabeza - ¿Sabéis? Vuestra curiosidad llega a extremos muy raros - comenté, divertido, ladeando la cabeza con suavidad - Para vuestra información, ya que parece interesaros tanto, la visión de la sangre me gusta. Pero aun así, puedo ponerme contento sin necesidad de revolcarme en un charco de sangre, monsieur - le expliqué, acariciandole levemente la pierna, de manera distraida
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
¿Estaba diciendo que yo merecía ser adorado? ¿Como una virgen o algo así? No estaba yo totalmente de acuerdo con eso tampoco, pero no iba a negar que me halagaba. Arrugué la nariz cuando me dio con el dedo, viendo como sonreía. Sí que me trataba como a un crío. Aunque teniendo en cuenta la edad que él me llevaba, sí que parecía un crío a su lado. Él colocó una mano sobre mi pierna seguro que prestando atención a mis pensamientos, él, divertido se puso a contestarme diciendo primero que mi curiosidad era rara y extrema.
- Solo era curiosidad... - respondí frunciendo un poco el ceño. A ver si ahora se iba a pensar que yo era un fetichista de esas cosas o que estaba loco por interesarme por eso. Pero eso de que la sangre podía ponerle a tono, era bueno saberlo. El efecto del alcohol ya se ma había pasado, pero eso no me impidió que alzara mis manos y enterrara los dedos entre sus cabellos. Parpadeé varias veces, dándome cuenta que eran incluso más suaves de lo que había creído en un principio, ¿cómo lo conseguía? Noté sus caricias en mi pierna y sonreí levemente, bajando una de mis manos hasta su cuello de nuevo.
- Solo era curiosidad... - respondí frunciendo un poco el ceño. A ver si ahora se iba a pensar que yo era un fetichista de esas cosas o que estaba loco por interesarme por eso. Pero eso de que la sangre podía ponerle a tono, era bueno saberlo. El efecto del alcohol ya se ma había pasado, pero eso no me impidió que alzara mis manos y enterrara los dedos entre sus cabellos. Parpadeé varias veces, dándome cuenta que eran incluso más suaves de lo que había creído en un principio, ¿cómo lo conseguía? Noté sus caricias en mi pierna y sonreí levemente, bajando una de mis manos hasta su cuello de nuevo.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
Le miré de manera divertida, escuchando lo que pensaba. La cabeza de aquel chico era bastante divertida, no dejaba de pensar cosas extravagantes y extrañas. Y ahora que sabai que podia leerle la mente se regañaba a si mismo por ello, era un show. Cuando me dijo que solo habia tenido curiosidad sonreí algo juguetón, asintiendo - Ya veo, solo curiosidad.. - comenté, poniendo ls ojos en blanco con suavidad - Ya os decia yo que vuestra curiosidad iba demasaido lejos, monsieur - dije entonces, sonriendo un poco y alzando las cejas cuando le dio por metrr sus manos en mi pelo, tocandolo. Le observé en silencio y sonreí un poco, con expresión amable - El vuestro también es suave, Jean Louis - murmuré con tono amable, alzando una mano y acariciandole el pelo suavemente, ladeando la cabeza después y tocando un poco la tela de su bata, sonriendo - Deberiais llevar una de seda de verdad, negra - comoenté, mirandole como si estuviera imaginandole con aquello. Seguro que le sentaba bien, al chico, con lo blanquito que era. No tanto como yo, pero blanquito
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
Asentí con la cabeza convencido al 100% que era curiosidad. Por ahora, era curiosidad, si luego el dato me servía para alguna cosa, eso que me ahorraba. Apreté un poco los labios, viendo como él ponía los ojos en blanco y luego añadía que mi curiosidad iba muy lejos.
- Si no queriais contármelo, no teniais por qué hacerlo, yo no os obligué, Adelbert. - le recordé, con la mirada fija en su pelo, me gustaba mucho. Acaricié su cuello con la otra mano y luego aparté las dos, mientras él decía que mi pelo también era suave y luego me acariciaba. Sonreí levemente y le miré a los ojos. Yo había creído que los vampiros tenían los ojos rojos pero los suyos eran de lo que parecía un gris o azul claro, parecidos a los míos, aunque su mirada brillaba más, en la oscuridad incluso. Al parecer mi bata no le gustaba, por lo que me hizo una recomendación: una bata de seda negra. - No he podido comprar ninguna nunca. - me encogí de hombros. Quizás tenía razón, pero era lo que había hasta el momento. Si a penas me daban para comer, ¿cómo iba a comprarme una bata de seda? - ¿Sabeis lo bueno de este trabajo? - comenté, mirándole y sonriendo un poquito. - Que me permiten bañarme con agua caliente a menudo (no tanto como a las chicas, claro), y siempre dispongo de perfume. - me gustaba el perfume, aunque la mayoría de el del burdel era femenino.
- Si no queriais contármelo, no teniais por qué hacerlo, yo no os obligué, Adelbert. - le recordé, con la mirada fija en su pelo, me gustaba mucho. Acaricié su cuello con la otra mano y luego aparté las dos, mientras él decía que mi pelo también era suave y luego me acariciaba. Sonreí levemente y le miré a los ojos. Yo había creído que los vampiros tenían los ojos rojos pero los suyos eran de lo que parecía un gris o azul claro, parecidos a los míos, aunque su mirada brillaba más, en la oscuridad incluso. Al parecer mi bata no le gustaba, por lo que me hizo una recomendación: una bata de seda negra. - No he podido comprar ninguna nunca. - me encogí de hombros. Quizás tenía razón, pero era lo que había hasta el momento. Si a penas me daban para comer, ¿cómo iba a comprarme una bata de seda? - ¿Sabeis lo bueno de este trabajo? - comenté, mirándole y sonriendo un poquito. - Que me permiten bañarme con agua caliente a menudo (no tanto como a las chicas, claro), y siempre dispongo de perfume. - me gustaba el perfume, aunque la mayoría de el del burdel era femenino.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
Cuando me recordó que no tenia que haberselo contado sino quería sonreí con suavidad, asintiendo un poco con expresión amable - Lo sé, monsieur, no me molestaba.. Solo lo comentaba - respondí, todavía acariciandole el pelito con una mano. Le observé de vuelta cuando él me miró, al parecer sorprendido porque mis ojos no era rojos -como él esperaba. - ¿Ojos rojos, monsieur? - pregunté, soltando una risita - Sois muy original, desde luego.. - dije, con expresión divertida. ¿De dónde se suponia que habia sacado aquella ridícula idea? Sacudí la cabeza - Para que luego hagáis caso a los rumores, Jean.. - murmuré, alzando las cejas suavemente y prestándole atención cuando se puso a hablar sobre su trabajo. Abrí la boca y reí levemente, oyendo también lo de la bata - Bueno, monsieur, yo estaria encantado de regalaros una - le dije, riendo levemente y besandole la sien - Y.. sobre el trabajo, ¡lo he notado! Siempre oléis a perfume, pero me gusta - coincidí, asintiendo con la cabeza - Aunque quizás os sentaría mejor uno masculino, monsieur - añadí junto a su oido, acariciandole el cuello con los labios después
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
Entonces no le molestaba habermelo contado. Si seguro que si... bueno, daba igual, solo de imaginarlo se me podían subir los colores y él sabría más de lo que tenía que saber, que ya era demasiado. Continuó acariciándome el pelo y puse cara de cachorrillo, como si fuera un perrito y lo estuviera disfrutando mogollon. De nuevo, mis pensamientos parecieron causarle gracia porque ante la idea de los "ojos rojos", rió.
- Bueno, también dicen los rumores que soleis despedazar a las víctimas y abrirles en canal y... qué quereis que os diga, no os imagino haciendo ese tipo de cosas. - eso no, pero morder con cara de loco a alguien hasta matarlo sí era más plausible. Después, pareció encantado de sugerir que él podía regalarme una bata de seda negra. No hacía falta, hombre, no. Además, él ya me había dado dinero suficiente, no más. - La selección de perfumes masculinos no ha llegado a este lugar aún. - respondí encogiéndome de hombros cuando dijo que me sentaría uno masculino mejor. Era lo que había, aunque las flores no estaban tan mal, algunos eran normalitos. Cerré los ojos cuando volvió a acariciarme el cuello con los labios y por un momento me volví a imaginar que me mordía, aunque esa vez no sentí miedo, al contrario. Suspiré.
- Bueno, también dicen los rumores que soleis despedazar a las víctimas y abrirles en canal y... qué quereis que os diga, no os imagino haciendo ese tipo de cosas. - eso no, pero morder con cara de loco a alguien hasta matarlo sí era más plausible. Después, pareció encantado de sugerir que él podía regalarme una bata de seda negra. No hacía falta, hombre, no. Además, él ya me había dado dinero suficiente, no más. - La selección de perfumes masculinos no ha llegado a este lugar aún. - respondí encogiéndome de hombros cuando dijo que me sentaría uno masculino mejor. Era lo que había, aunque las flores no estaban tan mal, algunos eran normalitos. Cerré los ojos cuando volvió a acariciarme el cuello con los labios y por un momento me volví a imaginar que me mordía, aunque esa vez no sentí miedo, al contrario. Suspiré.
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
Le miré divertido cuando se le fue el hilo de pensamientos ante mis caricias. Qué niño más mono, de verdad... Suspiré un poquito, juguetón como si estuviera cansado, ante su comentario de abrir gente en canal - Bueno, como poder podemos y tal pero... Al menos hablando por mi no soy un asesino - contesté, observandole de reojo y dándoem cuenta de que mi sugerencia de comprarle una bata no parecia hacerle demasiada gracia. ¡Vaya! - Pero no me importa, monsieur, ya os he dicho que tengo dinero de sobra para comprarla - le dije con una sonrisita amable, ladeando la cabeza un poco y alzando las cejas después cuando añadió que no tenian perfumes masculinos. ¿Qué, era él el único cortesano del burdel? - Pues si que debeis de estar solicitado, monsieur - exclamé, sorprendido, antes de darme cuenta de que no parecia molestarle que le estuviera toquiteando el cuello con la boca. ¿No decia que no me iba a dejar? Abrí un poquito la boca y le mordí juguetonamente, sin hacerle ningún daño, claro.
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
Él insistió en que no era un asesino, aunque perfectamente podía hacer eso que yo había descrito y que en aquel momento me estaba resultando repugnante. Fruncí el ceño tratando de no imaginármelo y ladeé la cabeza cuando añadió que no le importaría comprarmela. ¿Eso significaba que iba a hacerlo? Si no era por que el dinero que pudiese gastar era que... Si algún día se cansaba de mí y me había estado concediendo todos los caprichos que quisiera (y que no quisiera) y además me daba dinero, el día que se cansase de mí y no volviera a aparecer acabaría siendo más desgraciado que antes. Aquello sonaba egoista pero... era la pura realidad. Aparté la mirada, cohibido, seguro que lo había escucuchado ¿y si se enfadaba por eso? Vaya. Volví a levantar la mirada cuando dijo que yo tenía que estar solicitado.
- Bueno, lo de siempre. Yo suelo tener clientes todas las noches... algunas de las chicas a veces no tienen ninguno. - me encogí de hombros, tampoco era para tanto, aunque sí que era verdad que yo era el único cortesano, al menos por ahora. Me humedecí los labios y seguramente se me fue la cabeza hacia atrás cuando él se puso a hacerme eso en el cuello, instintivamente apoyé mis manos en su pecho, sin pensar.
A pesar de que hacía unos segundos había pensado que no me importaba demasiado que me mordiera cuando hizo aquel amago mis ojos se abrieron sorprendidos. ¡Maldecía mis pensamientos! Me alteré un poco, vale, tal vez había pensado que en un futuro no me importaría, pero ¡me había vuelto a asustar!
- Bueno, lo de siempre. Yo suelo tener clientes todas las noches... algunas de las chicas a veces no tienen ninguno. - me encogí de hombros, tampoco era para tanto, aunque sí que era verdad que yo era el único cortesano, al menos por ahora. Me humedecí los labios y seguramente se me fue la cabeza hacia atrás cuando él se puso a hacerme eso en el cuello, instintivamente apoyé mis manos en su pecho, sin pensar.
A pesar de que hacía unos segundos había pensado que no me importaba demasiado que me mordiera cuando hizo aquel amago mis ojos se abrieron sorprendidos. ¡Maldecía mis pensamientos! Me alteré un poco, vale, tal vez había pensado que en un futuro no me importaría, pero ¡me había vuelto a asustar!
Jean Louis Mercier- Prostituta Clase Baja
- Mensajes : 137
Fecha de inscripción : 06/05/2011
Re: Y... a por un segundo turno.
Le miré ifjamente, dejando el tema de los asesinatos y los cuerpos abiertos en canal y pasando al de la ropita. A pesar de que no dije nada, igual pude escucharle pensar todo aquello de que no queria acostumbrarse -en resumen- por si me aburria de él y le dejaba con las ganas - Menuda cara tenéis! - exclamé divertido, sacudiendo la cabeza - Aun así sois encantador. No seais tonto y aceptad, hombre.. - dije entonces, observandole y acariciandole el pelo de nuevo, analizando su expresión - Además, probablemente os canseis antes vos de mi. El tiempo para mi pasa demasiado deprisa sabiendo que, de momento, no voy a envejecer jamás - le conté con una sonrisita amable, oyendole decir aquello de los clientes y sonriendo con suavidad - Me lo imaginaba - murmuré, notando después de hacer amago de morderle que se ponia un poco nervioso. Reí y le acaricié un poco los brazos - Tranquilizaos, hombre.. que no os voy a morder, solo jugaba - dije, antes de girarme un poco para mirar por la ventana - Escuchad, monsieur... Debo irme - murmuré, mirandole y sonriendo, cogiendole un poco y dejandole en el sofá sin ningún esfuerzo. Recuperé mi camisa y me la empecé a poner rápidamente - He de llegar a casa antes de que amanezca, pero vendré a veros, ¿de acuerdo? Quizás la próxima vez tragia un regalo para vos - murmuré amablemente, cogiendo mi pañuelo y dejandoselo enrolladito al cuello - Qué descanseis - me despedí, besandole la frente antes de desaparecer de allí
Adelbert Ducovich- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 131
Fecha de inscripción : 06/05/2011
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