Mirándome al espejo [ Priv. Darcy ]

Se había transapasado todo el día, bueno desde la noche anterior en realidad. Había tardado mucho frente a la mesa, con la vela consumienose en pequeños sorbos de luz que no parecían ser suficientes para inspirar las palabras apropiadas para aquella con la que había crecido, reído y compartido tantas cosas que ahora parecían de provenir de un lugar oscuro y distante, de otra vida. Y cuando finalmente pudo firmarla quedó totalmente convencido de que alguna parte de su retorcida relación había sobrevivido y persistía a pesar de todo, aunque ahora tenía una forma mucho más éterea. E ignorando todas las razones que pasaron por su mente para no escabullirse cual fantasma nocturno hasta la cámara de la princesa, fue sin ningún trabajo y observo unos instantes su rostro de porcelana que descanzaba tranquilo entre las sabanas egipcias y los multiples almohadones para después depositar el sobre sobre su tocador. Era un arma de doble filo y se arriesgaba mucho con esta incursión de media noche y mucho más aún el hacerla salir para tener un reencuentro.

Ahora mientras se deslizaba de la cama tratando de hacer el menor ruido para no despertar a Sybelle, la hermosa cambia formas a la que apreciaba de una manera que aún no podía nombrar, repasaba en su mente las líneas que lo hcieran pasarse la noche anterior en vela.



Suspiró terminando de hacerse el moño y colocandose la capa negra encima, todo el día, durante la cacería con Milo y la cena con Doreen y Sybelle le había dado vueltas a aquella carta "inocente". Le había costado mucho trabajo guardar el secreto de todos ellos, especialmente de Milo que veía con fácilidad cuando el lobo trataba de engañarle, pero esto iba más allá del plan, esto era personal.

A sabiendas de que antaño siempre esperaban la media noche y conociendo la costumbre de la princesa por desvelarse, fue poco antes de la media noche que se dirigió a Palacio. No le costo encontrar el camino entre los pasajes de Versalles, había un trecho en especial en el que coincidían varios otros túneles subterraneos, dejando un espacio bastante grande entre ellos. Parecía un pequeño salón olvidado y en el centro estaba dibujado en el suelo un símboo extraño al que Dominique y Darcy habían visto forma de Minotauro cuando más jóvenes. Y fue allí donde la esperó, llevaba una antorcha que había dejado en una traba especial de la pared para sujetarla. Parecía una noche robada del pasado-futuro. Y la vio llegar, antes de que la luz fuera suficiente para verla, sus ojos veían bien en la oscuridad, la farsa de la antorcha era para disimular solamente.

Sonrió a medias cuando vio a Dominique, a su caperucita azul, que apropiado...

-Buenas noches, Dominique, me da gusto que hayas decidido venir-

Era de esperar que ella, tomara el lugar central en la escena, siempre queriendo robar el protagónico. Como princesa y futura reina era una cualidad incluso necesaria. Pero él también era igual en ese aspecto, le gustaba ser el centro de atención y entonces cuando estaban juntos, empezaba una lucha por dominación. Había sido así desde el principio, y ahora el contexto lo tornaba una situación peligrosa para ambos lados. En esta ocasión pudo observar y estudiar a placer los detalles de su rostro, cada mueca y pequeña turbación que la delatara, porque aunque ya no usaba la máscara que portara en la fiesta, siempre llevaba encima la de mujer fuerte, astuta, burlona, además de exhibir una fragilidad encantadora cuando la situación lo requería. Lo sabía muy bien y era escalofriante ver esos ojos azules, era como verse en un espejo. El truco estaba en reflejarla a ella, y no viceversa.

-Sí, también tenía curiosidad por ver si quedaba algo del antiguo Minotauro- Respondió con media sonrisa al comentario agresivo y displicente, a él no lo engañaría tan fácilmente -Veo por su expresión que el palacio sigue con idéntica monotonía a como lo deje, al menos en apariencia, pero sí quería venir a jugar contigo a ver si aún nos aguardaba algún tesoro o monstruo que desenterrar en este laberinto- Se acercó a ella manteniendo la confianza en cada movimiento como si en realidad estuviera seguro de lo que estaba haciendo, y le extendió la mano. -¿Me harás el honor de acompañarme a recorrer los recovecos de este Laberinto? Quien sabe, quizá encontremos alguna criatura mágica con la cual entretenernos... -

No pensaba llevarla a ningún lugar en especial, más bien sabía que era muy inquieta y dispersa y ponía más atención cuando tenía algo con que entretenerse, y a falta de ventanas, caminar por aquellos túneles era una buena alternativa.

Tenía el presentimiento de que esta noche iba a ser muy muy larga y el cansancio que venía arrastrando de los últimos dos días no iba a jugar a su favor. Debería esforzarse para no dejar ver a la princesa esa vulnerabilidad, se sentía capaz de hacerlo, pero no la subestimaba tampoco. Estaba seguro de que terminaría con una buena migraña después. Pero lo valdría...

Creyó percibir un ligero titubeo en ella antes de que cediera al paseo cogiendo su mano, pero no, no era duda lo que asomaba en los ojos de la princesa, sino que sopesaba la situación, evalauba la posicion de su "invitado". Algunos creen que revisar una sola vez a algo a alguien basta para poder desemvolverse a posteriori, pero un buen político lo hara siempre, estudiara a cada momento hasta el más infimo cambio en la actitud y en el matiz del observado y Dominique había sido educada de este modo, añadiendo que era parte de su persona, la hacía sentirse más segura, igual que a él. Que diferente era ahora hablar con ella de las veces anteriores en que la mayor preocupación era que no fueran a atraparlos mientras se escurrían entre los pasadizos del Laberinto para ir a buscar aventuras. Darcy al ser hombre y sin el peso del titulo de "Delfin de Francia" podía ir y venir a su antojo, privilegio del cual su prima no gozaba entonces ni disfrutaría nunca, de eso estaba seguro; pero era divertido ayudar a la princesa a escapar un rato, usar disfraces para no ser reconocidos era parte del encanto.

Con lentitud Darcy la guió hacia el pasaje que conducía a los jardines mas alejados de Versalles, el tercero de la izquierda, para tener más tiempo de caminar sin toparse con ningun obstáculo.

Río por lo bajo.

-Ciertamente no lo es, por suerte el Laberinto siempre ha sido una conección entre dos mundos y se puede disfrutar de él igual que antes... claro que ahora se es mas conscinte de los peligros que hacenchan en las sombras- sonrió a medias -Su alteza esta perfectamente a salvo de esa cualidad que conlleva el poder ya que en su caso, funciona a la inversa... - Tuvo que aguantar volver a reír. Corromper. Él la había corrompido hacía mucho tiempo, una corrupción que Dominique había permitido graciosamente y que evidentemente la había hecho más fuerte y al mismo tiempo la había aislado aún más de lso seres a los que amaba y procuraba. Y en cuanto a Darcy, a él ya no le llamaba la atención el poder en lo absoluto. -Cuento con una lámpara mágica para usar a esas criaturas a favor y no pierdo de vista el hilo de Ariadna para poder volver así que la mantendre cerca para que permanezcamos juntos durante todo el trayecto y los monstruos no intenten sorprenderla. ¿Quieres que busquemos alguna criatura en especial? Me aseguraré de que la hayemos sea cual sea-

Entornó la mirada pensando en la respuesta unos momentos. Era muy cierto que disfrutaba de las cosas cada día como si fuera el último, pero era un sabor incompleto. Él sabía que sólo habría una alternativa para volver a sentir intensamente, aunque solo fuera hacer unos momentos. Vivía para ese momento y lo daría todo por tenerlo, absolutamente cualquier cosa. Pero por ahora la princesa era ignorante de los planes que había hecho cuidadosamente y se había arriesgado para tener una última conversación con ella, a solas y como hacía con lo demás, sacaría todo el provecho posible antes de desaparecer nuevamente en las sombras del bosque, cual lobo feroz. Sinceramente, aún le costaba un poco creer que su alteza hubiera accedido a venir sola, a aquella a la que le gustaba tener todo bajo control, que se sentía intranquila si era de otro modo. Tal vez la respuesta era muy simple: no podía decir "no" a un reto. Otro hubiera pensado que aún le guardaba cierto afecto, pero Darcy se rehusaba a contemplar esa opción, tanto como deseaba deshacerse de los resquicios de cariño que le quedaban por ella para disfrutar totalmente la finalidad que perseguía.

-Se aprenden muchas cosas cuando se visitan otros lugares y otras culturas, así se obtiene una visión más amplia y probar cosas que nos parecerían extrañas o inmorales, pero solo es otra forma de ver el mundo- respondió con tranquilidad omitiendo la primer pregunta de Dominique. No podía responder sin dejar entre ver que había algo más que se callaba, más ahora con el cansancio que arrastraba. Menos mal que la oscuridad de los túneles por los que caminaban, que si bien no era total, ayudaban a disfrazar los gestos. Sonrió cuando la escucho pedir al Can Cerbero, si, ella deseaba un protector, alguien que custodiara que no cualquiera pasar las puertas del Inframundo. Probablemente era su forma de decir que él no volvería a entrar en ese Laberinto a menos que ella quisiera... -Cerbero- repitió pensativo -Puedo obtenerlo. Pero para poder capturarlo hay que distraerlo, a menos que prefiera obtener el ojo de Dragón que haye en un viaje a Persia... Abrakadabra- Dijo deteniéndose, sacó de su bolsillo una piedra de una tonalidad café dorada que se iba oscureciendo hacia el centro, era del tamaño de un huevo. Habían llegado a una intersección y recordaba perfectamente el interruptor oculto en la pared de manera que apoyo la palma de la mano libre en esta y un mecanismo hizo que la antorcha que dejaran unos metros atrás se inclinara un poco para encender un camino oculto de aceite y encender una serie de luces a cada lado de la pared, una a una fueron prendiendo llamas, alcanzándolos y rebasándolos más allá donde un recodo impedía ver el camino adelante. Había descubierto el mecanismo una vez que había recorrido los laberintos con Marcus, pocos días antes de que todo cambiara, él se lo había enseñado. Hasta ahora sólo había descubierto su propósito a medias. -Revela pensamientos ajenos. Pero tiene truco para que funcione- sonrió a medias y le extendió la joya-dragón para que la viera.

Habían sido muchos los lugares que había visitado en lo que a Darcy le había parecido un largo exilio, aunque todos aquellos llamativos pueblos, ajetreadas y modernas ciudades, pueblos lejanos llenos de color y promesas de una vida tranquila; tribus extravagantes y aparentemente salvajes, las montañas, el desierto, la jungla, la sabana, el bosque, la pradera... todo había pasado como un sueño brumoso. Poca era la satisfacción que le brindaron esos viajes, pero se aplicó a conocer y a aprender, se dedicó a entrenarse para el momento en que todo fuera propicio para volver a Francia y así llevar a cabo sus planes. Pero todo eso no se lo iba a decir a ella, dejaría que lo viera por si misma...

-No importan los lugares sino como influencian en ti- replicó encogiéndose de hombros mientras le cedía aquella piedra exótica a la que apenas dedico una mirada para luego fijar su atención en ella -Sí recuerdo que tiene una hermosa voz, su canto sería una forma de someter a la bestia, ya no necesitaría de mi ayuda para obtenerla- se cruzó de brazos -Le sopla un secreto suyo y recibe una respuesta a cambio en igual proporción y profundidad que la naturaleza de su revelación... Aunque sólo funciona una vez, una noche y se tienen que compartir lazos de sangre con esa persona.- Le dedicó media sonrisa. Ése era el tipo de juegos que prefería, aquél en donde Dominique tuviera que ceder algo para recibir una respuesta. Lo entretenido era que los juegos de palabras para ocultar la verdad eran muy efectivos para hacer que el otro lado terminara revelando mucho mas que él. La princesa sabía esto, y ahora que había crecido y madurado en esos cuatro años, sería muy interesante probar sus habilidades, aunque hubiera sido mucho mejor estar descansado en esa situación, pero nunca se puede tenerlo todo y estaba muy seguro de que aquella oportunidad no volvería a repetirse.

Tenía el presentimiento de que el movimiento revolucionario y su implicación en este se descubriría más pronto que tarde y entonces Abélard no tardaría en actuar y se convertirían en fugitivos. Pero ya para entonces estarían preparados y habrían abandonado sus hogares como si nunca hubiesen estado allí. Estaba preparado para eso, para abandonarlo todo, porque nada de lo que tenía ya lo consideraba importante, así que no implicaba realmente un sacrificio y si lo que obtenía era mucho más grandioso y podía ver caer a aquellos uno por uno, entonces lo valía.

Frunció el ceño un poco y sonrió un poco ante esa afirmación que le hacía su prima. Según su gesto no dejaba ver que ella esperara que fuera de otra forma.

-Esta muy segura de que Versalles es el mas añejo y dulce vino, el mundo es mucho muy grande... - se forzó a responder de manera fluida a pesar de la turbación que le causó el comentario, incluso amplio la sonrisa. No se atrevió a negar lo que había dicho pero tampoco a admitirlo en voz alta. Sí quería ganársela de nuevo, demostrar que no había pensado nada más que en Francia los últimos cuatro años, no era una buena idea.

Verla recargarse en la pared con esa sonrisa enigmática que daba a entender que su expresión encerraba muchas más cosas de las que dejaba ver. Nadie antes había adivinado el peso que suponía paladear tantas y tantas cosas nuevas que terminaban combinándose con el regusto amargo que dejara el exilio, neutralizando toda la dulzura que pudieran encerrar. Aunque después de todo, si alguien le conocía mejor que nadie era ella, esa era una de las razones por las que era tan difícil mantener una conversación sin que ella pudiera ver a través de los juegos de palabras.

-La magia siempre se hace visible en el momento oportuno, eso es lo que la hace encantadora- Se recargó en la pared opuesta mientras observaba el escrutinio cuidadoso al que la princesa sometía la piedra que giraba entre sus finos dedos. Ese objeto no era solo una piedra bonita, en realidad sí había servido durante una negociación cuando visito Persia, pero tampoco era tan valiosa.

Luego la princesa se puso a conjurar al Ojo de Dragón, clamando para llamar a la magia. No bien hubo comenzado cuando reconoció los versos de Lady McBeth escapar de sus labios con una seguridad y pasión que parecía que estaba llevando acabo una actuación. La expresión de Darcy careció de todo gesto durante aquél monólogo, intentando no mostrar a que grado le perturbaba. Su mente trataba de hilar las palabras que seguían una a otra de manera siniestra y de cierta forma maléfica. Intentaba encontrar la verdadera profundidad de aquellas ¿Porque había elegido ella justo esa parte de la novela? Darcy tenía muy presente que era su favorita, pero escoger justamente esos versos... Casi parecía un llamado a que todo se detuviera, pero ella no podía pedir eso porque era ignorante de como su ambiente había cambiado, era imposible, simplemente imposible. O quizá solo estaba dejando ver que su cariño hacia él se había transformando en resentimiento y coraje y que lo quería lejos porque no confiaba...

Entornó ligeramente la mirada cuando ella lo contempló con aquella sonrisa burlesca... no, era mucho más, reflejaba una terrible fortaleza y a la vez vulnerabilidad. Le dedicó media sonrisa entonces, una más bien nerviosa pero el fingir y el mentir con los gestos le salía natural, incluso de forma inconsciente. La risa con la que concluyó aquella tétrica declaración hizo que le recorriera la espalda un escalofrió. Entonces todos los cabos llgaron a un mismo punto. Lucian Greymark. Darcy había anticipado que este le informaría a Dominique del plan, pero jamás hubiera esperado que tan pronto y mucho menos que señalara nombres, que lo señalara a él. Literalmente le hubiera pintado una Diana en la cabeza al actuar de esa manera. Si era así probablemente Abelárd ya estaba al tanto de todo o tal vez la princesa esperara a hablar con Darcy esta noche para que después de haber obtenido lo que sea que quisiera de él, fuera corriendo con el Rey de modo que los cazaran uno por uno. Pero también existía la posibilidad de que fuera una paranoia suya, a causa del cansancio y que estuviera tergiversando las palabras de Dominique. ¿Ella lo sabía y jugaba con él para que terminara confesandolo todo? No podía arriesgarse a delatarse de esa manera, menos aún si ella no sabía nada.

Todo esto paso zumbando en su mente en segundos. Aparentemente nada había cambiado... ¿en realidad era así? Se obligó a destrabar los labios y sobreponerse al aturdimiento para buscar en su mente los recuerdos de aquella obra. Una persona normal no hubiera notado más que una breve pausa antes de contestar y no el titubeo feroz que le abordó, lamentablemente ella no era una "persona normal".

-"No te tengo y, sin embargo, sigo viéndote ¿No eres tú, fatídica ilusión, sensible al tacto y a la vista?- una vez que comenzó pudo proseguir sin esfuerzo mientras se apartaba de la pared para avanzar unos pasos hacia el costado sin apartar la mirada de ella, medio rodeándola, según lo que el espacio reducido permitía -¿O no eres... mas que una creación falaz de una mente enfebrecida? Aún te veo y pareces tan palpable... Me marcas el camino que llevaba. O mis ojos son una burla de todos los otros sentidos o valen por todos juntos. Sigo viéndote... - se detuvo para acercarse más a ella como si la estudiara -No, no existe: es la idea sanguinaria que toma cuerpo ante mis ojos. Muerta parece ahora la mitad del mundo, y los sueños malignos seducen al sueño entre cortinas... - se detuvo recordando en su mente el resto del verso. Seguramente ella también lo recordaba. No apartó la vista de sus ojos azules hasta después de varios segundos y fue a posar su mirada en el fuego de una de las antorchas más próximas que allí se encontraban, esperando su reacción y atento a cada cambio en ella, a pesar de que sus sentidos, su mente y su cuerpo se quejaban por el abuso del esfuerzo que les reclamaba.

Volvió su vista hacia ella una vez más ¿Cuántas horas habían transcurrido desde que se encontraran? Probablemente apenas una, y eso era exagerar. Sin embargo a pesar de lo mucho que deseaba quedarse y llegar al fondo del asunto, su impuso de querer irse era casi igual de fuerte. No debía haber ocurrido de esa manera, lo estaba arruinando... y Lucian, tenía que hablar con él lo más pronto posible y hacerle directamente las preguntas necesarias para averiguar la respuesta que esta noche se le escapaba como humo, tan sutil, tan endeble, tan incorpórea pero aún así se exhibía ante sus ojos en ondas confusas y retadoras.

-No, no puedo negarselo, aunque también influyen las circunstancias...- No le gustaba esa nueva actitud que había tomado Dominique, parecía estar satisfecha por las reacciones que alcanzo a leer en su rostro mientras terminaba de decir aquellas líneas poéticas de la novela, su sonrisa le delataba... aunque al mismo tiempo parecía... ¿que sufría? Si era así estaba seguro que no era por Darcy, sino probablemente sería por la traición de Lucian. Él estaba muy seguro de su atracción mutua aunque a la princesa le costara reconocerlo. Pero estaba llendo demasiado lejos, aún no había recibido ningún tipo de confirmación para dejar volar su mente tan lejos, después de todo el carácter de su prima era así, tal vez ahora un poco más agresivo, corrupto, pero en esencia era lo mismo.

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando ella acortó la distancia que los separaba y lo tomó del brazo de aquella manera. Su primer impulso fue quitarse, alejarse, pero lo reprimió y se obligó a permanecer en su lugar e incluso a sostener su cintura para aproximarla más. Sabía cuanto le molestaba a ella que la tocaran cuando no concedía ese permiso, así que al menos igualaría la situación. Se estremeció ligeramente cuando Dominique recitó las líneas que continuaban a las que él había dicho hace un momento. ¿Era esa la respuesta que estaba buscando? Sugería que la princesa era conocedora de la situación en la que se encontraba... ¿o no? No pudo evitar sentirse acorralado de cierta forma, con la pared a sus espaldas y la mano delicada de ella posándose en su hombro para evitar que escapara a ningún sitio. Por otro lado esa mueca que hizo antes de cerrar las ventanas azules de su rostro, pareció un gesto sincero de tristeza o tal vez lo que quería era evitar que Darcy pudiera leer en sus ojos algo que prefería mantener oculto.

Iba a contestar a esos versos, aunque a su mente no se le venía ninguna parte en especial del libro para poder hacerlo, en cierta forma supuso un alivio el que ella pusiera fin a aquél intercambio de "secretos"... Frunció un poco el ceño ante el final de sus palabras. Algo no le gustaba de todo aquello, sin embargo echarse para atrás ahora ya no era opción, había aceptado el desafío cuando envió esa carta. -Es difícil olvidar esas cosas que definen a las personas con las que has convivido tanto tiempo- acaricio su mejilla y sonrió a medias -¿A dónde más iría esta noche? Hasta que su alteza quiera salir del mundo entre mundos, no e de volver a mi hogar. Guiéme pues hacia dónde su voluntad deseé- no pudo evitar sentir que había pronunciado las palabras equivocadas, aunque no es como si tuviera muchas opciones y no iba a mostrarse asustado de lo que una humana pudiera hacer, aunque fuera ella... Darcy soltó su agarre para entrelazar su brazo con el de Dominique. -Vamos-

A pesar de lo poco sutil del reclamo por tardarse tanto en dejar entre ver algo de sinceridad en sus maneras, le pareció distinguir que en realidad le había tomado por sorpresa aquella pequeña revelación de su parte. No había encontrado mucho sentido en intentar afirmar lo contrario cuando hubiese sido obvio para Dominique que el verse privado de todo ese mundo que antes le recibía con tanta naturalidad y en el que ahora Darcy solo distinguía la máscara del desprecio y la deshonra, marcara su vida para siempre. Las circunstancias además no habían favorecido para que fuera de otro modo.

-La verdad puede ser adornada para encajar con armonía en el paisaje y pasar casi desapercibida para la mirada superficial. Pero hay cosas que pueden mostrarse muy obvias para, dándose por hecho, animar a una meditación poco profunda- Era verdad que Darcy no creía que su prima se hubiera detenido a pensar demasiado en el destino que le aguardó a la restante familia del "traidor" y por ello, con cierto enojo viera más el placer que claramente se viera en el rostro de su prima que la aparente turbación que mostraba, fruto seguramente de la confirmación fácil que él le había concedido, nada más. Por otra parte, gracias a sus instintos se percataba de cuánto le afectaba a ella también esa cercanía que a pesar de todo intentaba disimular cual buena actriz que acostumbraba ser. Fue poco la ventaja que pudo conseguir de esto, su mente no dejaba de intentar dilucidar la verdadera naturaleza de aquél encuentro, si es que realmente se tenia que descubrir algo.

Se fijó en su rostro para concentrarse en lo que demandaba la conversación en aquél momento, aún permaneció Dominique con los ojos cerrados un par de segundos antes de que él le regalara una media sonrisa fácil, disfrazando su repentina nostalgia y tomando un poco del rencor que tenía para templar su estado de ánimo -Definitivamente esa obra le define a usted princesa... y sencillamente no puedo ver el reflejo de algo que no esta allí.- Por un momento en aquella caricia Dominique pareció como una gatita que ronroneara amorosamente comunicando su comodidad al mundo. Si su olor y la tensión de sus músculos sólo perceptible para los seres de la noche, no le dijera lo contrario, habría dudado también respecto a la sinceridad que mostraba en su gesto. Aquél suspiro sin embargo, sonaba más auténtico. Más tarde lo analizaría, su mente tenía suficiente con la impaciencia por hablar con el Conde Greymark. -Muéstreme pues una vez más aquél pedazo del paraíso...- arqueo una ceja tomando su mano entre la suya y encaminándose al jardín que en otros tiempos fuera de sus preferidos. -¿Al lugar a donde pertenezco? Interesante selección de palabras alteza... Quizá un día pueda de alguna manera compartir la visión de edenes que tienen otras culturas en el mundo-
Esta ultima aseveración de su prima le hizo sentir que se le devólvería después a la mundanidad que ya no puede ser disfrutada cuando se han visitado los campos Elíseos.

Ya le había concedido Darcy una afirmativa en cuanto a lo que la vida sueño que llevaba, que giraba y se enfocaba en Versalles, se podía ver que gozaba dándole vueltas y tratando de que le dijera sí otra vez. Eso no iba a pasar. Daba igual adornar las palabras como ella había definido o no, la verdad era la verdad. Además era bastante claro que Dominique era una de aquellas poseía el don de leer entre líneas, siempre tuvo esa cualidad aunque ahora estaba afinada y era mucho más paciente para provocar en las personas la respuesta que quería escuchar. Nadie dice "no" a la princesa. Todo esto era revaltivo comparado con la duda que no dejaba de atormentar su mente. De todo corazón deseaba ponerle fin a los comentarios triviales y preguntarle directamente si estaba al tanto de todo o no. Pero con las pocas fuerzas restantes hizo un enorme esfuerzo por mantener una calma más bien fría y continuar con aquella charla, quizá la lograra conducir de forma que pudiera averiguar lo que Dominique sabía sin que se diera cuenta.


-Es cierto que esta sobre valorada pero ¿cuándo no lo ha estado?- sonrió un poco -La mayoría no estan preparados para escucharla, de todas formas. Por eso se inventó el arte. Una forma bella de mentir para conducir a una verdad... - Adivinó con facilidad a donde se dirigían cuando el túnel por el que andaban empezó ha hacerse más angosto, hasta terminar en uno de los más pequeños pasillos que tenía aquél intrincado laberinto, aún así seguían pudiendo caminar hombro con hombro sin invadir demasiado el espacio del otro. Cuando ella desvió la mirada parecía que reflexionaba con cuidado todo lo que estaban hablando... o quizá tuviera la mente puesta en la traición de la que acababa de ser conocedora. Al parecer era parte del legado familiar. Todabía tenía en la memoria la historia de su abuelo quién matase a su esposa por infidelidad. Osease Darcy mismo era la representación encarnada de la tercera generación de corazón oscuro en aquella familia. Por que hay que señalar que el amor Fontaine, el cariño entre sus miembros es mucho muy diferente al que se puede venir a la mente con la meción de stos conceptos. Dominique era un ejemplo claro de esto. Ella podía quererte de verdad, pero si en algún momento alguien resultaba ser un obstaculo para sus ambiciones, no dudaría en pisarlo para poder pasar. Los sentimientos eran cosa de tercera para los Fontaine, exepto tal vez la Reina y el Principe.

Frunció el ceño ante la pregunta de Dominique, volviendo en sí. Una simple respueta que se le escapaba y ya estaba analizando el árbol genealógico. Debía concentrarse. -Me parece, alteza que usted misma se ha personificado dentro de la novela al citar justamente esas líneas... -La suspiró pensando unos momentos más en la pregunta hecha ante de continuar -Pero después de todo una obra no es el personaje principal, ni el antagónico, ni el escenario, ni el vestuario. Es un todo. Sería un error calificarla sólo por el comportamiento de tal o cual personaje- le dedicó media sonrisa -Igual de injusto es encerrar su persona de esa forma-
La miró continuar el sendero de una manera confiazada y risueña. Algo tramaba o se estaba volviendo paranóico, cualquiera de las dos era probable. Podían haber pasado cuatro años, pero el verla caminar de espaldas confirmaba que en efecto seguía siendo una niña. Poco era lo que había madurado. La Reina Infanta... -Pero querida princesa, ¿no sabe a caso....- le dio un vistazo a sus manos entrelazadas apretando un poco las de ella sin lastimarla y luego volvió a fijarse en sus ojos - ...que Odin y Zeus, son lo mismo pero con dferente nombro?- amplió la sonrisa -Así que sí, puedo decir que los he visto caminar juntos tanto en el Olimpo como en el Valahalla- Vio activarse el mecanismo y dejar el paso libre hasta aquél jardín que antes fuera su pequeño refugio del mundo exterior. Ya le dolía la cabeza. Haber venido a Versalle era un error, se removían demasiados recuerdos. Se hubieran quedado sobre el Minotauro... Sin soltar su mano contempló deslizando su mirada de izquierda a derecha sobre el jardín. Las estatuas de heroes finalmente caídos en batalla, los árboles perennes. Nada había cambiado desde la última vez que lo había visto y sin embargo nada era lo mismo. -Veo que ha cuidado bien de nuestro Edén alteza. Ahora es todo suyo para que lo disfrute en sus paseos matutinos...-

Darcy no pudo evitar se reírse por la interpretación de las palabras de Dominique sobre el arte, concediéndole una pequeña tregua a la tormenta que hacía cimbrar sus pensamientos. Volvió la mirada un momento al cielo, recorriendo las estrellas y las numerosas constelaciones aunque no hizo esfuerzo por encontrar alguna en especial sólo buscando retener la calma que parecía gobernar su alrededor y a la misma Dominique y que por alguna razón a él se le negaba disfrutar de tal privilegio.

-Como dije: maquilla la verdad. Por eso el arte es una forma de mentira y por su puesto es algo sublime... y siempre va a reflejar al artista por mucha vileza que este posea no podrá evitar dejar plasmado una parte suya en su obra, así por mucho esfuerzo que haga por ocultar su naturaleza su arte revelara su secretos.- aclaró en el mismo tono que ella, siempre había sido muy fácil hablar de esos temas con Dominique, argumentando, rebatiendo y analizando cada matiz, no sólo de la época sino también de otras pasadas e incluso de otros países. Era una de las cualidades de la princesa que le agradaban mucho y antaño le había llegado a parecer incluso instructivo, ambos aprendían del otro a pesar de la corta edad que tenía la princesa en aquellos tiempos, ahora era más equilibrado claro esta. Decir quién tenía la superioridad sobre el otro porque se la arrebataban el uno al otro en cuanto uno de los dos cedía un centímetro, era algo agotador y por esta noche parecía que la princesa estaba ganando más de un pequeño espacio. Darcy percibió más claro el escrutinio que Dominique tenia sobre él. -Tal vez podamos algún día estudiar esta obra con más cuidado alteza pues sin duda es digna de un estudio más minucioso. Comprender la trama y meterse en la cabeza de los personajes es la clave para disfrutarla en su totalidad.- comento paseando la mirada por los frutos que pendían de los arboles y las flores que abundaban en el jardín mientras sus palabras hacían eco en su interior, cuando finalmente volvió a mirarla fue con una sonrisa lobuna -La fe y lo fantástico no son inclusivos necesariamente y pueden llevar por caminos muy diferentes. Además según creía el Panteón Griego es el hogar de los dioses antiguos y Francia y su rey confían plenamente en la bondad del único Dios cristiano que "existe" para guiarlos adecuadamente- Tomó asiento sosteniendo la sonrisa y tomo la bolsa de terciopelo que ella le ofrecía entre sus manos y tomando la de Dominique la hizo sentar a su lado con gentil firmeza. -Entiendo, las cosas han cambiado desde entonces nunca he pretendido que permanecieran igual, sería muy inocente de mi parte- acarició la suave tela que recubría el regalo. Era extraño viniendo de su prima algo así... -¿Un obsequio por otro obsequio? Interesante. Me admira que además de conseguir la forma de escabullirse de sus habitaciones se tomara la molestia de traer consigo un regalo para mí.- sostuvo su mirada unos momentos antes de tirar del lazo para abrirla y descubrir lo que había en su interior ahora con cierta tranquilidad habiendo logrado adormecer las inquietudes de su corazón y de su mente al recordar que Darcy de entre todos sabía el final de aquella obra y aunque uno u otro actor olvidara su diálogo al final... el telón caería de una forma u otra.