La noche... (Privado)

Recuerdo del primer mensaje :

Estaba emocionada, por fin había llegado la noche que tanto ansiaba. Esperó hasta que la casa estuviera dormida para ir hacia la parte trasera y poder salir sin que nadie la viera. Deseaba poder salir de ese lugar cuanto antes, quería conocer el otro rostro de París y hasta ahora no había tenido oportunidad. Ahí tenía la puerta frente a ella, se dibujó una sonrisa en su rostro y levantando su mano agarró con fuerza el pomo de la puerta y lo empujó saliendo así de la casa. Cerró la puerta tras de sí y empezó a correr por la pequeña callejuela, el aire acariciaba su rostro y no dejaba de correr hasta llegar a una calle algo más grande. Su respiración estaba revolucionada y su corazón latía con fuerza, no sabía si por la carrera o por la emoción del momento.
Siguió caminando sin dejar de observar las casas de su alrededor, las calles silenciosas y oscuras muy diferentes a como estaba acostumbrada a verlas por las mañanas. Dobló una esquina y aceleró el paso, recordaba que en esa calle siempre se llenaba de puestos de flores, ahora en cambio se encontraba completamente vacía sin color... sin vida... pero se veía hermosa con la luz de la luna. Corrió de nuevo hasta el final del camino para volver a doblar otra esquina hacía la derecha. Se sentía viva y libre, ya le quedaba menos para llegar a donde quería, solo debía cruzar toda esa callejuela y ahí lo encontraría. Se detuvo unos instantes y cerró los ojos mientras sonreía. Respiró hondo el aire de la noche parisina y abrió los ojos. Quería llegar cuanto antes, no podía esperar más, así que empezó a correr toda esa calle. No tenía intención de detenerse hasta encontrarse frente a él.
Finalmente llegó ahí, lo vio a lo lejos solo unos pasos más y podría verlo, el río Sena, no dejó de correr hasta que sus manos se apoyaron en la barandilla de piedra que lo acordonaba. Ahí lo tenía, su respiración agitada por la carrera, palpó la fría piedra mientras miraba a ambos lados de la calle. Sin vida y silencioso, le parecía imposible que esa misma avenida fuera la que recordaba haber visto por las mañanas cuando paseaba por allí. Volteó la mirada hacía el río, también era distinto, ahora su aspecto era más misterioso y oscuro. Recordaba que esa avenida de día se abarrotaba de gente, unos paseando y otros a toda prisa para llegar a su destino, quizá por trabajo o quizá con el deseo de regresar pronto a sus casas y abrazar a su familia. Ahora el río también quedó vacío, recordaba que alguna vez pudo ver alguna embarcación pasear por esas aguas.
Levantó una de sus piernas apoyándola en la barandilla de piedra y se impulsó para subirse en ella, quería recorrer el borde del río esa noche. Empezó a caminar por esa fría piedra. Sus ojos observaban las aguas oscuras mientras sus dedos jugueteaban entre ellos, empezó a canturrear una canción para sí misma sin levantar mucho la voz, no quería romper ese hermoso silencio. Seguro volvería a pasear alguna otra noche por esta avenida, saltó para bajar de la barandilla y caminó unos pasos más. Alzó la mirada y a lo lejos pudo ver la hermosa Notre Dame, saltó de nuevo sobre la barandilla de piedra y caminó dirección hacia ella. “De noche se ve distinta también” pensó sin dejar de canturrear. Bajó de nuevo al suelo, sus dedos aun seguían jugueteando y su voz rompía cautelosamente el silencio de la noche. Dio una vez más un salto hacia la barandilla y rió sin dejar de andar hasta llegar a pocos metros de Notre Dame.
Sus ojos observaron ese hermoso edificio, era enorme e imponente. Se acomodó y sentándose sobre la barandilla encogió un poco sus rodillas deseando poder disfrutar de aquel momento, quería ver ese lugar en la noche y disfrutar de ello. La brisa movía suavemente sus cabellos y acariciaba el rostro dibujándose una sonrisa en el.

Escuchó atentamente lo que le decía el gitano y su mirada se tornó seria. Sabía que lo que le decía era todo cierto, que el gitano desentonara era lo más seguro ya que todos los de su entorno se conocían entre ellos y no a Mickey sería el objeto de su atención y por desgracia diversión. Dejarla en ridículo a ella, eso no pasaría ya que ella le importaba bien poco todo ese entorno y solo se preocuparía por su amigo. Los de la alta sociedad eran muy crueles cuando se lo proponían, el otro tenía toda la razón del mundo, solo se preocupaban de cuantos ingresos tendrían esa semana y cuantas cosas podrían comprarse.
Levantó su mano hacía la mejilla del otro sonriéndole dulce y negó con la cabeza.

- A mi no me avergonzarías – soltó un suspiro – pero tienes toda la razón, ellos son crueles y no quiero que se ensañen contigo – dejó caer su mano hacia un costado – pero… existen más teatros, mucho más humildes podemos ir a uno que sea así si te parece

Oyó lo que dijo Mickey y volteó a ver hacia donde estaba mirando, observando que todos los del escenario tenían sus ojos clavados en ellos. Su rostro se exaltó y notó como el gitano le agarraba la mano para salir corriendo del lugar. Bajaron por otro lugar distinto a toda prisa siguiendo los pasos del otro negando con la cabeza cuando lo escuchó y sin evitarlo soltó una risa divertida.

- Tranquilo, esto está siendo divertido y emocionante

Por fin salieron al exterior encontrando justo frente a ellos a Rick. Mickey subió sin pensarlo al animal y le tendió la mano la cual agarró con fuerza impulsándose para subir tras él. Llevó sus brazos a la cintura del gitano para agarrarse fuerte, lo más seguro que ahora saldrían corriendo y lo menos que deseaba era caerse del animal. Soltó una carcajada con lo que dijo.

- No, nada mal – miró hacia atrás para ver a los guardias – he vivido esta noche las carreras de dos formas – rió divertida – espero que no nos alcancen

Esperó lo justo hasta notar que Hedoné se agarraba bien a él, luego, dándole un toque con los pies a Rick, salieron a la carrera entre las calles, esquivando a algún que otro transeúnte de puro milagro. El animal estaba mucho más acostumbrado a correr por el campo, y Mickey notaba perfectamente como alguna vez se le resbalaba alguna pata sobre los adoquines, pero por suerte, era un buen caballo y sabía controlar la situación.
Callejearon durante varios minutos, hasta que dejaron de escuchar los silbidos y gritos de la policía. Aflojó el agarre de la crin de Rick, dándole palmaditas para que tomase un poco de aire ahora que podía. – Con un poco de suerte creerán que hemos ido hacia el campo… - Hablaba con susurros, por si acaso, mientras el animal caminaba lento entre las callejuelas. Ahora ya no podían ir por muchos sitios, ya que, hasta el amaneces los estarían buscando. Automáticamente hizo que el animal caminase hacia el rio, que era donde había encontrado a Hedoné, y deducía que vivía por allí cerca. – Te dejaré en tu casa, no quiero que vayas sola por ahí, y menos ahora. – Se rio, mirando al frente mientras el animal caminaba. Tampoco era aburrido eso de ir a caballo por la ciudad, solo paseando, era algo que le encantaba, más aun si le acompañaba una mujer linda. Le preguntó por donde vivía para llevarla, por suerte no era muy lejos, ni en la dirección contraria.

Mientras iban al trote, pensó en la noche que habían pasado, sin duda se había divertido como nunca. Cuando vas a todos esos sitios solo por pasar el rato, se ve muy distinto a cuando vas para mostrarle por primera vez a alguien todo aquello. Verla reír y emocionarse era mucho mejor que ganar apuestas, e incluso mejor que ser, por unos minutos el gitano mas envidiado del campo. Sonrió, sabía que en cuanto volviese al poblado lo molerían a preguntas. Un par de calles más, y llegaron donde Hedoné le había indicado, e hizo que Rick parase un poco antes de llegar a la puerta, para evitar que nadie les viese, sobre todo a ella legar a esas horas a su casa. Esperó que ella desmontase, para bajar él después. – Ha sido un Placer Hedoné, espero nos veamos algún otro día… - Cosa que dudaba, a no ser que de nuevo coincidiesen por las calles de la ciudad a la noche. Mickey rara vez salía del poblado o del campo abierto, solo iba a la ciudad de día para robar, y, si se veían a plena luz del día, ni loco se acercaría ella, seguro sus acompañantes se pensarían que iba a robarle o algo así. Sonrió, atreviéndose a abrazarla. – Cuídate. -

Creía que el corazón le iba a salir de su cuerpo por la emoción del momento. Nunca le había ocurrido algo parecido y a pesar de tener algo de preocupación por si les llegaban a alcanzar lo estaba pasando en grande. Su sonrisa no dejó su rostro en ningún momento, volteándose de vez en cuando para observar si los seguían persiguiendo. No dejó el agarre de la cintura de Mickey, lo que menos necesitaban ahora es que alguno de los dos se cayera del caballo. Recorrieron las calles parisinas intentando pasar desapercibidos entre ellas hasta que llegaron al río, en el lugar exacto donde se conocieron. Lástima que la noche se hubiera terminado, lo estaba pasando muy bien y fue toda una experiencia distinta, esperaba volver a ver al gitano en otra ocasión.

- No es necesario – dijo en un susurro –es por allí – le señaló con el dedo cuando le preguntó donde vivía

Al cabo de unos minutos llegaron a su casa, su mirada se entristeció un poco. Volteó a ver su hogar y luego al Mickey mientras soltaba un suspiro. La noche terminaba ahí y ella debía volver a lo que era su mundo, su mundo perfecto. Seguiría estando sola todos los días rodeada de sirvientes y seguiría aburriéndose, pero no sería la primera y última vez que saldría por la noche eso estaba segura. Y esperaba poder volver a Mickey y deseaba volver al poblado para estar en compañía de todas esas maravillosas personas que la trataron tan bien. Una sonrisa se le dibujó en su rostro cuando lo pensó.

- Gracias por la gran noche que me ha dado – sonrió dulcemente – le aseguro que nos volveremos a ver

Quedó callada unos minutos sin dejar de sonreírle observándole. El gitano le correspondió y la abrazó. Hedoné apretujó más a Mickey apoyando su cabeza en el hombro.

- Cuídese también - se soltó lentamente y metió su mano en el bolsillo para sacar unas cuantas monedas y colocarlas en la mano de Mickey cerrándosela de nuevo– buenas noches… o días – rió divertida mientras se alejaba dirigiéndose a su casa