AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Devenire [Lyuba A. Yumara]
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Devenire [Lyuba A. Yumara]
Recuerdo del primer mensaje :
Las noches se habían vuelto negras como el día es largo. Daniil no encontraba un minuto de sosiego y siempre que se cambiaba de ropa se quedaba observando ese punto en su cuerpo donde ella había clavado su daga, una línea sobre su piel apenas perceptible, su condición de vampiro ayudó a que la cicatriz en su abdomen fuera pequeña a comparación del daño. Era irónico, pensaba, que ese fuera el único recuerdo que tuviera de la gitana. Eso y la sensación de sus labios contra los suyos. Más de una ocasión dudó, titubeó, dio un paso y regresó dos con la intención de buscarla.
¿Para qué?, se preguntaba, y encontraba inútil el ejercicio de volverse a ver, ¿para qué?, era la pregunta, si con volverse a ver nada iba a cambiar, sólo tal vez la marca que había dejado uno en el otro se hiciera más profunda, pero eso no iba a beneficiar a ninguno de los dos. Quería, pero no debía, quería buscarla, aunque una vez que estuviera frente a ella no tenía idea de qué hacer, qué decir, cómo actuar; se sentía perdido y no lo negaba.
Haber ido a Italia lo distrajo exitosamente unos días, y las charlas y cenas que había tenido con las personas que había conocido en París. Recordó la pregunta que ella, la gitana le había formulado, si tenía amigos y él había contestado que no (sólo uno, Indro), pero tal vez eso podía cambiar pronto, había logrado crear lazos, aún débiles pero esperando fortalecerse, con más de uno. Y de todos esos el que había construido con Lyuba era el más difuso, él más difícil de comprender.
No debía, lo sabía muy bien, y sin embargo esa noche se aventó al precipicio como búfalo que prefiere esa muerte antes de ser cazado, de ese modo imprudente e impulsivo lo hizo, Caminó por el sendero que recordó de puro milagro, ese mismo que anduvo con Lyuba a su lado la misma noche que le dejó aquella cicatriz; le resultaba impactante que lo recordara tan bien pues estaba más concentrado en ella que en cualquier otra cosa, pero ahí estaba, recorriendo las mismas calles y pisando los mismo lugares hasta salir de la ciudad y llegar a aquel campamento gitano.
Aguardó detrás de un árbol, mirando a los romanís que seguramente sabían de su presencia ahí, y buscándola, una parte de él estaba aterrada y deseaba no encontrarla, pero otra, con más fuerza y ahínco pedía a gritos verla de nuevo.
Se sintió un tonto, ¿qué ganaba con estar ahí?, y aunque sabía la respuesta no se movía un ápice, estaba atento, guardando su distancia, esperando que los gitanos apagaran sus luces y velas y tal vez poder acercarse más, buscando cuál podría ser la carreta que ella usaría, buscaba una señal o lo que fuera, algo que le dijera que se quedara ahí o que de plano se marchara.
¿Para qué?, se preguntaba, y encontraba inútil el ejercicio de volverse a ver, ¿para qué?, era la pregunta, si con volverse a ver nada iba a cambiar, sólo tal vez la marca que había dejado uno en el otro se hiciera más profunda, pero eso no iba a beneficiar a ninguno de los dos. Quería, pero no debía, quería buscarla, aunque una vez que estuviera frente a ella no tenía idea de qué hacer, qué decir, cómo actuar; se sentía perdido y no lo negaba.
Haber ido a Italia lo distrajo exitosamente unos días, y las charlas y cenas que había tenido con las personas que había conocido en París. Recordó la pregunta que ella, la gitana le había formulado, si tenía amigos y él había contestado que no (sólo uno, Indro), pero tal vez eso podía cambiar pronto, había logrado crear lazos, aún débiles pero esperando fortalecerse, con más de uno. Y de todos esos el que había construido con Lyuba era el más difuso, él más difícil de comprender.
No debía, lo sabía muy bien, y sin embargo esa noche se aventó al precipicio como búfalo que prefiere esa muerte antes de ser cazado, de ese modo imprudente e impulsivo lo hizo, Caminó por el sendero que recordó de puro milagro, ese mismo que anduvo con Lyuba a su lado la misma noche que le dejó aquella cicatriz; le resultaba impactante que lo recordara tan bien pues estaba más concentrado en ella que en cualquier otra cosa, pero ahí estaba, recorriendo las mismas calles y pisando los mismo lugares hasta salir de la ciudad y llegar a aquel campamento gitano.
Aguardó detrás de un árbol, mirando a los romanís que seguramente sabían de su presencia ahí, y buscándola, una parte de él estaba aterrada y deseaba no encontrarla, pero otra, con más fuerza y ahínco pedía a gritos verla de nuevo.
Se sintió un tonto, ¿qué ganaba con estar ahí?, y aunque sabía la respuesta no se movía un ápice, estaba atento, guardando su distancia, esperando que los gitanos apagaran sus luces y velas y tal vez poder acercarse más, buscando cuál podría ser la carreta que ella usaría, buscaba una señal o lo que fuera, algo que le dijera que se quedara ahí o que de plano se marchara.
Invitado- Invitado
Re: Devenire [Lyuba A. Yumara]
Se separó un poco para observarla pero ante sus palabras estuvo a punto de desviar la mirada, huir como era su costumbre, ella sin embargo se lo impidió y le agradeció por ello, que le quitara toda salida de emergencia ante lo dicho. ¿Qué le preocupaba?, en ese instante parecía que le preocupaba todo, absolutamente todo y eso era una carga con la cual nadie podía cargar; le preocupaba quedarse ahí, le preocupaba su integridad, la de ambos, pero sobre todas las cosas le preocupaba ella, Lyuba y saber que estuviera bien, que fuera feliz. Sin embargo, no sabía cómo decirlo así que calló, de todos los caminos que pudo tomar el silencio le pareció el más adecuado. Negó débilmente con la cabeza renuente a dar una respuesta.
-No es nada –prefirió decir, susurrando muy quedo, inseguro de su propia declaración. “No es nada” y sin embargo era todo lo que lo aquejaba y amedrentaba y lo ponía así; toda esa situación que estaba fuera de control, que se le había salido de las manos aunque en realidad no estaba en él decidir o no al respecto. La miró porque no tenía opción, porque ella lo obligaba a mirarla pero también porque quería hacerlo, porque mirarla lo calmaba, porque saberla a su lado lo anclaba a la realidad de la que cada día se sentía más desapegado.
Se hizo a un lado para dejarla acomodarse en la cama, se puso de pie observándola mientras ella se acurrucaba en el lecho y luego, así con la ropa que llevaba, se recostó a su lado. Sin preguntarle la abrazó y la jaló de tal modo que su cabeza quedara en su pecho a modo de almohada, quería poder tenerla así para siempre, de ese modo, bajo su ojo vigilante se aseguraría que nada malo pudiera pasarle, a ella y a ese hijo que cargaba ahora en su vientre.
Un pensamiento banal cruzó su cabeza, ¿sería niño o niña?, ¿y qué nombre tenía planeado en cualquiera de los casos?, con ese sencillo y trivial cuestionamiento mental sintió un enorme vacío donde seguramente alguna vez estuvo su alma. Jamás sería padre y ahora ese hecho que se daba por sentado lo golpeaba de pronto. Tragó saliva e inconscientemente apretó un poco a la gitana que descansaba a su lado.
Comenzó a acariciarla a lo largo del brazo, desde la muñeca al hombro, tan suave que apenas si tocaba, no quería molestarla en aquel estado que finalmente había conseguido, uno de calma que a partir de ese momento no sería fácil de conseguir. Sin embargo un desgarrador tirón le lastimó el pecho por dentro.
-Lyuba –dijo sin esperar respuesta, por su respiración y tensión muscular sabía que seguía despierta –tú… tú eres lo que me preocupa –estaba diciendo la verdad a medias, también le preocupaba quedarse en ese sitio y morir ante el primer rayo de sol, pero esa noche eso carecía de importancia, era una nimiedad en comparación a la consternación que la gitana en su regazo representaba-, déjame ayudarte, déjame ser el médico que siga cada semana y mes tu embarazo, quiero… -se detuvo, porque aparte de ser es doctor que se hiciera cargo del estado de la gitana, quería poder ser mucho más –quiero asegurarme que estarás bien –eligió cuidadosamente sus palabras, ser ese guardián que ansiaba ser lo mantenía en una posición segura, una que no acarrearía complicaciones para ninguno de los dos. Era un cobarde y lo sabía, pero no quería complicar la vida de aquella maravillosa mujer que le hacía sentir su corazón latiendo con fuerza zagal como si aún tuviera esa capacidad, no quería complicarle la vida, más de lo que ya estaba.
-No es nada –prefirió decir, susurrando muy quedo, inseguro de su propia declaración. “No es nada” y sin embargo era todo lo que lo aquejaba y amedrentaba y lo ponía así; toda esa situación que estaba fuera de control, que se le había salido de las manos aunque en realidad no estaba en él decidir o no al respecto. La miró porque no tenía opción, porque ella lo obligaba a mirarla pero también porque quería hacerlo, porque mirarla lo calmaba, porque saberla a su lado lo anclaba a la realidad de la que cada día se sentía más desapegado.
Se hizo a un lado para dejarla acomodarse en la cama, se puso de pie observándola mientras ella se acurrucaba en el lecho y luego, así con la ropa que llevaba, se recostó a su lado. Sin preguntarle la abrazó y la jaló de tal modo que su cabeza quedara en su pecho a modo de almohada, quería poder tenerla así para siempre, de ese modo, bajo su ojo vigilante se aseguraría que nada malo pudiera pasarle, a ella y a ese hijo que cargaba ahora en su vientre.
Un pensamiento banal cruzó su cabeza, ¿sería niño o niña?, ¿y qué nombre tenía planeado en cualquiera de los casos?, con ese sencillo y trivial cuestionamiento mental sintió un enorme vacío donde seguramente alguna vez estuvo su alma. Jamás sería padre y ahora ese hecho que se daba por sentado lo golpeaba de pronto. Tragó saliva e inconscientemente apretó un poco a la gitana que descansaba a su lado.
Comenzó a acariciarla a lo largo del brazo, desde la muñeca al hombro, tan suave que apenas si tocaba, no quería molestarla en aquel estado que finalmente había conseguido, uno de calma que a partir de ese momento no sería fácil de conseguir. Sin embargo un desgarrador tirón le lastimó el pecho por dentro.
-Lyuba –dijo sin esperar respuesta, por su respiración y tensión muscular sabía que seguía despierta –tú… tú eres lo que me preocupa –estaba diciendo la verdad a medias, también le preocupaba quedarse en ese sitio y morir ante el primer rayo de sol, pero esa noche eso carecía de importancia, era una nimiedad en comparación a la consternación que la gitana en su regazo representaba-, déjame ayudarte, déjame ser el médico que siga cada semana y mes tu embarazo, quiero… -se detuvo, porque aparte de ser es doctor que se hiciera cargo del estado de la gitana, quería poder ser mucho más –quiero asegurarme que estarás bien –eligió cuidadosamente sus palabras, ser ese guardián que ansiaba ser lo mantenía en una posición segura, una que no acarrearía complicaciones para ninguno de los dos. Era un cobarde y lo sabía, pero no quería complicar la vida de aquella maravillosa mujer que le hacía sentir su corazón latiendo con fuerza zagal como si aún tuviera esa capacidad, no quería complicarle la vida, más de lo que ya estaba.
Invitado- Invitado
Re: Devenire [Lyuba A. Yumara]
En cualquier momento, el vampiro que había cambiado la vida de la gitana (parcialmente) , podía escaparse. Estaba cansada , debilitada y no podía hacer nada en contra de su partida. Salvo pisotear su orgullo con súplicas de niña mimada. No dormía, pero tampoco estaba cien por cien despierta. Algo en su interior le indicaba que Daniil no iba a abandonarla, no en aquel momento cuando le necesitaba como la humanidad necesita agua para sobrevivir. Su fragancia seguía presente en su carreta o tal vez era su ropa la que engañaba sus instintos?. No, seguía en la carreta . Podía percibirlo, sentirlo acercarse a su cuerpo imperfecto. El vampiro la abrazó y ella despegó los ojos para observarle una vez mas y acomodarse sobre su pecho. Era frío , la gitana no podía pedirle calor porque no lo poseía. Esa era una triste realidad que prohibía compartirla con el. Volvió a cerrar sus ojos esta vez con una pequeña sonrisa en sus labios , deformando su triste rostro. ¿Que mas podía pedir a la vida?. Tal vez tenerlo para siempre, era una idea egoísta y cínica , pero era lo que en aquel momento pensaba y necesitaba la gitana. A su vez, le abrazó , pasando uno de sus brazos sobre su abdomen ,sin apenas apretar. No deseaba ser obvia ante sus sentimientos , la discreción era algo que toda mujer debía ocultar, sin importar donde , con quién y el porque .
Daniil, el vampiro totalmente opuesto a los de su especie. Traía consigo la calma que la morena necesitaba. No cabía duda que ella, iba a estar a su lado hasta el resto de sus días, protegerlo , cuidarlo...y quererlo. Pero aquel último..ya lo hacía. Había tardado en concretizar sus sentimientos hacia el vampiro, por eso temía . Tanto por su vida como por el. Porque ellos, eran los típicos enemigos de toda la vida y solo había una manera para detener el odio:la muerte . Abrazó con mas fuerza al vampiro casi en el mismo momento que el apretó el cuerpo de ella. Podíamos decir que fue una simple telepatía de ambos, o tal vez el miedo o preocupación los empujó (por separado) a demostrar aquello. No abrió los ojos cuando fue nombrada por los labios de Daniil, aguardó paciente sus palabras . Al escuchar que ella era el motivo de su preocupación, levantó el rostro para observarle fijamente y al mismo tiempo, escuchar las siguientes palabras sorprendentes.
- Supongo que no sirve de nada comunicarte que yo también me preocupo por mi bien estar - confesó al fin la morena con un tono de voz amargo – Y también por ti, por...esto.. - aclaró desviando la mirada a su pecho sin ningún motivo, salvo esquivar los ojos miel del vampiro . Tras aquellas palabras, ella dejó escapar un suspiro. No sabía lo que iba a venir, no estaba preparada pero si estaba segura de que tenía un buen escudo - Esta bien - aceptó la gitana volviendo a hundirse en aquel chocolate dulce pero a veces igual de amargo que un café sin azúcar . Depositó un corto beso en su mejilla , acto seguido volvió a posarse sobre su pecho para descansar aunque en aquel momento las ganas eran mínimas. Entre sus pensamientos, sus miedos mezclados con sus deseos, ella cerró los ojos por una última vez aquella noche y así caer en un sueño penetrante . Su respiración era regular a causa de tantas noticias en una sola noche, en tanta energía negativa que ella debía soportar a lo largo de una semana. Las velas que iluminaban la estancia de Lyuba se apagaban poco a poco permitiendo a la gitana un descanso al pie de la letra. Era demasiado temprano hundirse en un sueño o una pesadilla, pero nunca se sabía y por eso mismo en aquella noche no iba a temer a las pesadillas que acechaban su espíritu puro. Porque, gracias a el, ella no iba a permitir volver a su pasado en ningún momento y menos en aquella noche nombrada como “la primera noche juntos”.
off:siento la tardanza ,Daniiiiil T_T tuve algunos problemas personales. Siento no haber avisado antes
Daniil, el vampiro totalmente opuesto a los de su especie. Traía consigo la calma que la morena necesitaba. No cabía duda que ella, iba a estar a su lado hasta el resto de sus días, protegerlo , cuidarlo...y quererlo. Pero aquel último..ya lo hacía. Había tardado en concretizar sus sentimientos hacia el vampiro, por eso temía . Tanto por su vida como por el. Porque ellos, eran los típicos enemigos de toda la vida y solo había una manera para detener el odio:la muerte . Abrazó con mas fuerza al vampiro casi en el mismo momento que el apretó el cuerpo de ella. Podíamos decir que fue una simple telepatía de ambos, o tal vez el miedo o preocupación los empujó (por separado) a demostrar aquello. No abrió los ojos cuando fue nombrada por los labios de Daniil, aguardó paciente sus palabras . Al escuchar que ella era el motivo de su preocupación, levantó el rostro para observarle fijamente y al mismo tiempo, escuchar las siguientes palabras sorprendentes.
- Supongo que no sirve de nada comunicarte que yo también me preocupo por mi bien estar - confesó al fin la morena con un tono de voz amargo – Y también por ti, por...esto.. - aclaró desviando la mirada a su pecho sin ningún motivo, salvo esquivar los ojos miel del vampiro . Tras aquellas palabras, ella dejó escapar un suspiro. No sabía lo que iba a venir, no estaba preparada pero si estaba segura de que tenía un buen escudo - Esta bien - aceptó la gitana volviendo a hundirse en aquel chocolate dulce pero a veces igual de amargo que un café sin azúcar . Depositó un corto beso en su mejilla , acto seguido volvió a posarse sobre su pecho para descansar aunque en aquel momento las ganas eran mínimas. Entre sus pensamientos, sus miedos mezclados con sus deseos, ella cerró los ojos por una última vez aquella noche y así caer en un sueño penetrante . Su respiración era regular a causa de tantas noticias en una sola noche, en tanta energía negativa que ella debía soportar a lo largo de una semana. Las velas que iluminaban la estancia de Lyuba se apagaban poco a poco permitiendo a la gitana un descanso al pie de la letra. Era demasiado temprano hundirse en un sueño o una pesadilla, pero nunca se sabía y por eso mismo en aquella noche no iba a temer a las pesadillas que acechaban su espíritu puro. Porque, gracias a el, ella no iba a permitir volver a su pasado en ningún momento y menos en aquella noche nombrada como “la primera noche juntos”.
off:siento la tardanza ,Daniiiiil T_T tuve algunos problemas personales. Siento no haber avisado antes
Lyuba A. Yumara- Licántropo Clase Baja
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Localización : Inside your heart.I'm certain that this will be the end of your life
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Re: Devenire [Lyuba A. Yumara]
El tenerla de ese modo le provocaba un sentimiento extraño, pero vagamente familiar, era raro, sí, pero también confortante, uno que le gustaría conservar para el resto de su existencia inmortal, aunque sabía que tan pronto abandonara los brazos de Lyuba, ese sentimiento se esfumaría como huellas en una playa ante el inevitable poder del océano. Sentirla cómo lo rodeaba de ese modo le hacía desear como pocas cosas poder quedarse a su lado, al menos por esa noche, le velaría el sueño, se iría sólo hasta que ella lo dispusiera de ese modo. Cuando ella lo miró de aquel modo, lo mismo se sintió perdido que en su hogar, desolado y a la vez con suficientes motivos para continuar esa existencia aciaga.
“Por esto” ella había dicho con tono vago, pero no necesitó que dijera más, entendía a qué se refería, aún más cuando ella le birló el derecho de seguirla observando a los ojos. “Esto” que no tenía nombre y muchas veces tampoco forma, algo que incumbía a ambos, pero que al menos por su parte, temía nombrar. Cuando nombras las cosas te encariñas con ellas y sabía bien, porque la lucidez aún lograba alcanzarlo de vez en cuando, que Lyuba y él serían siempre eso, dos cosas aparte. Darse cuenta de aquello le desmoronó el corazón como quien toma un puño de tierra compacta y lo estruja hasta que se hace polvo. Sonrió con tristeza cuando ella aceptó que él viera por esa nueva vida que crecía en su interior, por la gitana desde luego, iba a encargarse de que nada nunca les faltara, aunque no pudiera hacer más, aunque un día llegara alguien digno de ella y se la llevara lejos de él. Daniil no iba a poder hacer nada, de sólo imaginárselo sintió una desdicha apabullante y cerró los ojos cuando ella depositó aquel beso en su mejilla, en parte para disfrutar la sensación de cercanía, pero principalmente para no dejarla ver la tristeza que lo atacaba.
-Descansa –asintió y dijo en un susurro, luego le besó la frente removiéndose en la cama para quedar los dos de modo más cómodo-, yo estoy aquí, nada malo va a pasar –era una promesa que le hubiese encantado poder asegurar que se cumpliría. El mañana normalmente le parecía incierto, pero de cierto modo, seguro, sabía que estaría vivo, extrañando a su familia y todo lo que alguna vez fue, ejerciendo la medicina, cazando para sobrevivir, eran invariables en su vida, pero ahora… no había nada seguro, ahora se sentía desorientado respecto al rumbo que su inmortalidad debía tomar. Mañana podía acabarse el mundo, eso era verdad, pero en brazos de Lyuba no podía importarle menos.
La sintió navegar hasta ese mundo que es sólo nuestro, el del sueño y él se quedó con los ojos bien abiertos como lechuza centinela, cuidando de ella, asegurándose que descansara y era evidente, por la forma en cómo lo sostenía, que para obtener esa sensación de seguridad, lo necesitaba a su lado. Miró a su alrededor, cada vez más obscuro pues las velas poco a poco se extinguían y se dio cuenta de algo, era la primera noche que pasaba con ella. Relajó el cuerpo, imposibilitado para dormir o descansar si quiera (ya se había dado por vencido) pensando en cómo le hubiese gustado que todo fuera diferente, que esa primera velada juntos hubiese sido bajo otras circunstancias, que ella no estuviera embarazada de otro. Era un egoísta y un cobarde, lo sabía, pero no iba a darle la espalda a eso tan avasallante que sólo podía nombrar celos. Celos de imaginarla con otro que no era él.
Off: No te preocupes preciosa, me da gusto que estés de regreso ^^
“Por esto” ella había dicho con tono vago, pero no necesitó que dijera más, entendía a qué se refería, aún más cuando ella le birló el derecho de seguirla observando a los ojos. “Esto” que no tenía nombre y muchas veces tampoco forma, algo que incumbía a ambos, pero que al menos por su parte, temía nombrar. Cuando nombras las cosas te encariñas con ellas y sabía bien, porque la lucidez aún lograba alcanzarlo de vez en cuando, que Lyuba y él serían siempre eso, dos cosas aparte. Darse cuenta de aquello le desmoronó el corazón como quien toma un puño de tierra compacta y lo estruja hasta que se hace polvo. Sonrió con tristeza cuando ella aceptó que él viera por esa nueva vida que crecía en su interior, por la gitana desde luego, iba a encargarse de que nada nunca les faltara, aunque no pudiera hacer más, aunque un día llegara alguien digno de ella y se la llevara lejos de él. Daniil no iba a poder hacer nada, de sólo imaginárselo sintió una desdicha apabullante y cerró los ojos cuando ella depositó aquel beso en su mejilla, en parte para disfrutar la sensación de cercanía, pero principalmente para no dejarla ver la tristeza que lo atacaba.
-Descansa –asintió y dijo en un susurro, luego le besó la frente removiéndose en la cama para quedar los dos de modo más cómodo-, yo estoy aquí, nada malo va a pasar –era una promesa que le hubiese encantado poder asegurar que se cumpliría. El mañana normalmente le parecía incierto, pero de cierto modo, seguro, sabía que estaría vivo, extrañando a su familia y todo lo que alguna vez fue, ejerciendo la medicina, cazando para sobrevivir, eran invariables en su vida, pero ahora… no había nada seguro, ahora se sentía desorientado respecto al rumbo que su inmortalidad debía tomar. Mañana podía acabarse el mundo, eso era verdad, pero en brazos de Lyuba no podía importarle menos.
La sintió navegar hasta ese mundo que es sólo nuestro, el del sueño y él se quedó con los ojos bien abiertos como lechuza centinela, cuidando de ella, asegurándose que descansara y era evidente, por la forma en cómo lo sostenía, que para obtener esa sensación de seguridad, lo necesitaba a su lado. Miró a su alrededor, cada vez más obscuro pues las velas poco a poco se extinguían y se dio cuenta de algo, era la primera noche que pasaba con ella. Relajó el cuerpo, imposibilitado para dormir o descansar si quiera (ya se había dado por vencido) pensando en cómo le hubiese gustado que todo fuera diferente, que esa primera velada juntos hubiese sido bajo otras circunstancias, que ella no estuviera embarazada de otro. Era un egoísta y un cobarde, lo sabía, pero no iba a darle la espalda a eso tan avasallante que sólo podía nombrar celos. Celos de imaginarla con otro que no era él.
Off: No te preocupes preciosa, me da gusto que estés de regreso ^^
Invitado- Invitado
Re: Devenire [Lyuba A. Yumara]
A medida que pasaban los minutos cual si fueran pequeños granitos de arena , Lyuba parecía hundirse en un sueño apacible y tranquilo. La oscuridad de su carreta le ofrecía aquel privilegio que necesitaba para poder descansar como Dios mandaba. Uno de los defectos de Lyuba era que no podía descansar con una vela o alguna luz molesta. Estaba tranquila, su cuerpo relajado no mostraba ninguna molestia ante el sueño profundo. Cada segundo ella era prisionera de un sueño que parecía comenzar a rular como una película de cine aun estrenada. No había ningún dolor , tan solo las imágenes de una conciencia que no parecía dormir. Se encontraba con un niño, en sus brazos, recién nacido envuelto en una pequeña manta blanca . Sus ojos eran grises, tal cual los ojos de su biológico padre. No dormía, tan solo sujetaba el dedo de su madre temeroso de que esta lo abandonara en cualquier momento. Pero la sonrisa de Lyuba era tan dulce, tierna y llena de amor que le era imposible hacer eso.
Con el bebé en sus brazos cantaba una nana para hacerle dormir mientras sus labios besaban aquella piel suave y blanca ,como la de la gitana. Su voz era dulce , cantos de ángeles que brotaba de su garganta transmitiendo la seguridad y la dulzura a su hijo. Poco a poco este se dejó preso del sueño y Lyuba siguió cantándole sin abandonar su pequeño cuerpo, siguiendo con las caricias y las muestras de amor. Se veía tan dulce y frágil , tan único y tan puro que Lyuba no pudo evitar sonreír en sus sueños.
Las horas pasaban y el cuerpo de Lyuba seguía relajado, con las mismas imágenes dulces que Morfeo le brindaba. Pero como bien sabía, la felicidad no duraba tanto tiempo. Al menos no a ella. Aquel sueño maternal se esfumó tal cual las estrellas se esfumaban con la llegada de las nubes negras que amenazaban tormenta.
“ Se escuchaba un piano sonar, unos dedos de músico acariciaban aquellas notas y las sentía fluir con la magia de un amante de la música. Era triste, melancólica pero a la vez era tranquila. No era Lyuba la que cantaba si no otra persona, pues ella estaba abrazando su cuerpo con ambos brazos , pegándose a la pared como si fuese su salvación de aquel monstruo . Si, era Isari el que tocaba aquella música , inexpresivo . No sollozaba, aunque la música parecía obligarla a hacerlo, tan solo escondía su rostro tras la melena negra y sucia. Podía escapar en cualquier momento, la atención del vampiro no estaba posada sobre ella. Al menos eso estaba creyendo. Sus labios ya no podía gritar, lo había echo y ahora estaban secos y malheridos . Isari finalizó su obra con un final glorioso . Tras acabar , su rostro fue dirigido hacía la gitana que estaba sentada en aquel rincón - ¿Te a gustado? - preguntó el vampiro con un tono tranquilo. Lyuba no dijo nada , tan solo apretaba aun mas su cuerpo - ¿Sabes? - preguntó Isari levantándose del asiento – Tu silencio también es una respuesta. Eso quiere decir que no te a gustado mi regalo..- a medida que hablaba se acercaba mas al rincón que protegía a la morena. Ella seguía en silencio rogando internamente perdón a los dioses por si había echo algo malo . El castigo que vivía y la tortura había sido demasiado para ella, era una humana, un cuerpo frágil para soportar todas aquellas locuras de un vampiro demente. Isari se agachó tomando el rostro de la gitana en sus manos . Lyuba cerró los ojos y apartó sus manos – Puedes meter tus regalos por donde te quepan! - exclamó ella con las pocas fuerzas que le servían para sobrevivir. Isari negó con la cabeza y se incorporó . El silencio les dominó unos segundos hasta que el la tomó de la muñeca y la levantó. Lyuba despegó los labios pero una bofetada la obligó callar . Siguió otra y otra cada vez mas fuertes hasta que una de ellas provocó casi un desplomo. Isari no permitió que su cuerpo cayese al suelo y al tomarla de la cintura golpeó una vez mas su cuerpo contra la pared . Lyuba dejó escapar de sus labios un gemido de dolor y acariciando la pared con su espalda, se dejó caer una vez mas en el suelo – La próxima vez será peor. Ahora dime ¿te a gustado mi regalo? - su sonrisa de satisfacción provocaba en la gitana un disconforme mental . Dirigió sus ojos celestes a el, mirándole desde abajo - ¿No me has escuchado? Puedes meter tus regalos por donde te quepan! - apretó los dientes ,pues las torturas comenzaban. Cerró los ojos cuando los dolores físicos comenzaron a apoderarse de ella. “
Lyuba despertó de golpe , levantándose y abandonando el cuerpo del vampiro. Había sido una pesadilla mas , una de las miles formas que el pasado le jugaba . Su respiración no era regular, su corazón parecía salirse del pecho y sus pulmones no recibían el oxigeno que ella necesitaba en aquel momento. Todos aquellos dolores volvía a sentirlos una vez mas. Llevó una de sus manos al pecho , intentando tranquilizar su corazón . Olvidaba que en aquella noche o madrugada, había olvidado la noción del tiempo, la compartía con Daniil. Buscó con sus ojos al vampiro pero no dijo nada . Su presencia ,tal vez, fue la que provocaron la pesadilla. Su fría piel , la locura de la gitana.
Con el bebé en sus brazos cantaba una nana para hacerle dormir mientras sus labios besaban aquella piel suave y blanca ,como la de la gitana. Su voz era dulce , cantos de ángeles que brotaba de su garganta transmitiendo la seguridad y la dulzura a su hijo. Poco a poco este se dejó preso del sueño y Lyuba siguió cantándole sin abandonar su pequeño cuerpo, siguiendo con las caricias y las muestras de amor. Se veía tan dulce y frágil , tan único y tan puro que Lyuba no pudo evitar sonreír en sus sueños.
Las horas pasaban y el cuerpo de Lyuba seguía relajado, con las mismas imágenes dulces que Morfeo le brindaba. Pero como bien sabía, la felicidad no duraba tanto tiempo. Al menos no a ella. Aquel sueño maternal se esfumó tal cual las estrellas se esfumaban con la llegada de las nubes negras que amenazaban tormenta.
“ Se escuchaba un piano sonar, unos dedos de músico acariciaban aquellas notas y las sentía fluir con la magia de un amante de la música. Era triste, melancólica pero a la vez era tranquila. No era Lyuba la que cantaba si no otra persona, pues ella estaba abrazando su cuerpo con ambos brazos , pegándose a la pared como si fuese su salvación de aquel monstruo . Si, era Isari el que tocaba aquella música , inexpresivo . No sollozaba, aunque la música parecía obligarla a hacerlo, tan solo escondía su rostro tras la melena negra y sucia. Podía escapar en cualquier momento, la atención del vampiro no estaba posada sobre ella. Al menos eso estaba creyendo. Sus labios ya no podía gritar, lo había echo y ahora estaban secos y malheridos . Isari finalizó su obra con un final glorioso . Tras acabar , su rostro fue dirigido hacía la gitana que estaba sentada en aquel rincón - ¿Te a gustado? - preguntó el vampiro con un tono tranquilo. Lyuba no dijo nada , tan solo apretaba aun mas su cuerpo - ¿Sabes? - preguntó Isari levantándose del asiento – Tu silencio también es una respuesta. Eso quiere decir que no te a gustado mi regalo..- a medida que hablaba se acercaba mas al rincón que protegía a la morena. Ella seguía en silencio rogando internamente perdón a los dioses por si había echo algo malo . El castigo que vivía y la tortura había sido demasiado para ella, era una humana, un cuerpo frágil para soportar todas aquellas locuras de un vampiro demente. Isari se agachó tomando el rostro de la gitana en sus manos . Lyuba cerró los ojos y apartó sus manos – Puedes meter tus regalos por donde te quepan! - exclamó ella con las pocas fuerzas que le servían para sobrevivir. Isari negó con la cabeza y se incorporó . El silencio les dominó unos segundos hasta que el la tomó de la muñeca y la levantó. Lyuba despegó los labios pero una bofetada la obligó callar . Siguió otra y otra cada vez mas fuertes hasta que una de ellas provocó casi un desplomo. Isari no permitió que su cuerpo cayese al suelo y al tomarla de la cintura golpeó una vez mas su cuerpo contra la pared . Lyuba dejó escapar de sus labios un gemido de dolor y acariciando la pared con su espalda, se dejó caer una vez mas en el suelo – La próxima vez será peor. Ahora dime ¿te a gustado mi regalo? - su sonrisa de satisfacción provocaba en la gitana un disconforme mental . Dirigió sus ojos celestes a el, mirándole desde abajo - ¿No me has escuchado? Puedes meter tus regalos por donde te quepan! - apretó los dientes ,pues las torturas comenzaban. Cerró los ojos cuando los dolores físicos comenzaron a apoderarse de ella. “
Lyuba despertó de golpe , levantándose y abandonando el cuerpo del vampiro. Había sido una pesadilla mas , una de las miles formas que el pasado le jugaba . Su respiración no era regular, su corazón parecía salirse del pecho y sus pulmones no recibían el oxigeno que ella necesitaba en aquel momento. Todos aquellos dolores volvía a sentirlos una vez mas. Llevó una de sus manos al pecho , intentando tranquilizar su corazón . Olvidaba que en aquella noche o madrugada, había olvidado la noción del tiempo, la compartía con Daniil. Buscó con sus ojos al vampiro pero no dijo nada . Su presencia ,tal vez, fue la que provocaron la pesadilla. Su fría piel , la locura de la gitana.
Lyuba A. Yumara- Licántropo Clase Baja
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Re: Devenire [Lyuba A. Yumara]
Así como estaba, con Lyuba en sus brazos y sobre una cama, cosa que jamás imagino, se atrevió a recorrer caminos que pocas veces había transitado, que hacía mucho no visitaba. Caminos llenos de maleza, descuidados, olvidados, que daba miedo pisar, pero que en medio de su estupor, peregrinaba tanteando las cosas, como si caminara a obscuras. Se dejó llevar, de caminar aquellos senderos mal trazados comenzó a correr. Había caído en una especie de sueño ligero, estaba agotado, más que físicamente, su cansancio provenía de todo lo que había charlado con la gitana ahora a su lado, cansancio emocional, demasiado por soportar considerando que ese era su estado constante. Una parte de él se mantenía alerta, no podía permitirse una flaqueza, porque él cuidaría de ella aunque sus días inmortales terminaran por esa razón. Cuidaría de ella y de ese hijo, ese hijo que… se removió en su lugar ante el inminente término de esa frase, ese hijo que no era suyo. ¿Desde cuándo la remota, remota posibilidad estaba en su cabeza?, ¿desde que se enteró de lo que pasaba?, no, estuvo seguro que desde mucho antes pero hasta ahora se daba cuenta.
Siguió su vesania dentro de su mente, ahí al menos, no dolía. Nada dolía, ni el cuerpo, pero sobre todo, ese dolor que siempre mantenía ahí, clavado en el pecho como estaca, que de vez cuando alguien se encargaba de remover para que doliera más, pero no se trataba sólo de navegar por un mundo sin penas y sin llanto, era la compañía de Lyuba. Volvió a moverse, esta vez como para asegurarse que seguía a su lado, y aunque no abrió los ojos y no logró salir de aquel ligero dormitar, sintió que ella estaba intranquila.
No supo si fueron fugaces segundos o interminables minutos pero tuvo que despertarse de golpe ante la exaltación de Lyuba, no sabía qué demonios estaba pasando, ella se separó de él y ese sencillo movimiento lo hizo sentirse como lo que era, un monstruo, la miró con el ceño fruncido sin entender qué pasaba, trató de alcanzarla, estiró un brazo pero se detuvo a la mitad, temeroso de ser rechazado.
-¿Estás bien? –prefirió preguntar antes de cometer cualquier imprudencia, se incorporó en la cama sentándose en el filo de ésta-, todo fue un sueño –le dijo con voz baja, calmada, pero guardando la distancia, ella parecía muy alterada y lo que menos quería era ponerla peor, alzó ambas cejas con expresión indescifrable, una mezcla de susto y preocupación-, fue un sueño, yo estoy aquí –repitió, quería que le quedara claro que él jamás le haría algo malo, y que aquello había pasado porque no tenía la capacidad de protegerla también en sus oníricos pensamientos.
Aguardó sin apartar la vista de ella, pensó en que eso no podía ser bueno para el bebé, pero no dijo nada. Hubiera dado todo lo que tenía con tal de verla calmada otra vez, sin esa expresión en sus ojos claros, sin esa tristeza, porque ambos ya tenían suficiente con la tristeza que lo envolvía a él. Hubiera dado todo, absolutamente todo, con tal de ser él el que pudiera hacerla feliz.
Off: Siento la tardanza, anuncié una breve ausencia, pero ya regresé.
Siguió su vesania dentro de su mente, ahí al menos, no dolía. Nada dolía, ni el cuerpo, pero sobre todo, ese dolor que siempre mantenía ahí, clavado en el pecho como estaca, que de vez cuando alguien se encargaba de remover para que doliera más, pero no se trataba sólo de navegar por un mundo sin penas y sin llanto, era la compañía de Lyuba. Volvió a moverse, esta vez como para asegurarse que seguía a su lado, y aunque no abrió los ojos y no logró salir de aquel ligero dormitar, sintió que ella estaba intranquila.
No supo si fueron fugaces segundos o interminables minutos pero tuvo que despertarse de golpe ante la exaltación de Lyuba, no sabía qué demonios estaba pasando, ella se separó de él y ese sencillo movimiento lo hizo sentirse como lo que era, un monstruo, la miró con el ceño fruncido sin entender qué pasaba, trató de alcanzarla, estiró un brazo pero se detuvo a la mitad, temeroso de ser rechazado.
-¿Estás bien? –prefirió preguntar antes de cometer cualquier imprudencia, se incorporó en la cama sentándose en el filo de ésta-, todo fue un sueño –le dijo con voz baja, calmada, pero guardando la distancia, ella parecía muy alterada y lo que menos quería era ponerla peor, alzó ambas cejas con expresión indescifrable, una mezcla de susto y preocupación-, fue un sueño, yo estoy aquí –repitió, quería que le quedara claro que él jamás le haría algo malo, y que aquello había pasado porque no tenía la capacidad de protegerla también en sus oníricos pensamientos.
Aguardó sin apartar la vista de ella, pensó en que eso no podía ser bueno para el bebé, pero no dijo nada. Hubiera dado todo lo que tenía con tal de verla calmada otra vez, sin esa expresión en sus ojos claros, sin esa tristeza, porque ambos ya tenían suficiente con la tristeza que lo envolvía a él. Hubiera dado todo, absolutamente todo, con tal de ser él el que pudiera hacerla feliz.
Off: Siento la tardanza, anuncié una breve ausencia, pero ya regresé.
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Re: Devenire [Lyuba A. Yumara]
Tragó saliva mientras cerraba sus párpados para recobrar el aliento que había sido robado en aquella pesadilla. ¿Pero cómo cerrar los ojos cuando lo único que lograba ver era la sombra de aquel ser repugnante?. Se vio obligada en abrirlos y esta vez ,sus pupilas azules con matices verdes estaban nublados por lagrimas que la gitana no dejaba escapar. No estaba bien, no sabía lo que había ocurrido. Desorientada y silenciosa, se levantó de la cama buscando la vela que poco antes se había apagado. Situada sobre la mesa redonda , Lyuba la encendió con cierta torpeza y con temblores que no lograba controlar. Temía a la oscuridad tanto como temía a las pesadillas y una vez iluminada la vela, su cuerpo se tranquilizó un poco. En silencio, fue encendiendo las otras velas hasta tal punto de iluminar toda la carreta . Daniil, aun estaba en la cama, sorprendido por las reacciones de la gitana y a la misma vez confuso y preocupado por aquel despertar tan brusco. Por unos momentos , la gitana se quedó en aquella posición, pensativa y temerosa sin saber muy bien que hacer a continuación.
Hizo una mueca y se sentó en una de las sillas, evitando acercarse mas al vampiro por temor a revivir las imágenes tétricas que poco antes pareció sentirlas hasta en lo mas profundo de su ser. Una vez sentada, sus ojos fueron dirigidos hacía sus manos, sin pretexto alguno . Su vista seguía nublada pero no permitía a sus ojos derramar lagrimas por miedo y por el infierno que vivía. Debía ser mas positiva, había gente con peor destino y no hacía nada bien al bebé . Pero esas eran preocupaciones mayores y su cabeza no soportaría otro dolor - No..ese no era un sueño – apenas movía los labios y el timbre de voz parecía mas desequilibrado que de costumbre – Una pesadilla...unas... - por unos momentos no sabía como catalogar “aquello” - imágenes de mi pasado – finalizó temerosa. Tal vez Daniil la creería loca, no le importaba. Siempre había sido catalogada como una. Pero todo iba a cambiar.....todo...
No levantaba su mirada de las manos , su mente vagaba en los momentos mas oscuros y su cuerpo temblaba como nunca . Ella apoyó sus codos sobre la mesa sujetando con ambas manos su cabeza. Explotaría, explotaría como una bomba con reloj! -Me persigue Daniil....me persigue.. - murmuraba , sollozaba y se quejaba . Obviamente se refería a Isari, a la sombra,al demente vampiro que se había encaprichado con ella como un niño de un juguete – Sigue vivo..lo sé..siento su aliento asqueroso como nunca. Mis pesadillas se intensifican con el paso del tiempo, mi piel... - en su rostro se podía leer el odio mezclado con el temor que estaba destinada a vivir una vez que el sol desaparecía – parece arder en llamas insoportables.. - hizo de nuevo una pausa mirando hacia la puerta como si Isari iba a entrar en cualquier momento - ¿Crees que puede encontrarme?¿ Sabrá que sigo viva? - miles de preguntas atormentaban aquel ser y ella no hacía nada mas que preocupar a Daniil.
Se humedeció los labios mientras se apartaba un mechón de cabello . A la luz de las velas, su rostro parecía mas inocente que de costumbre pero estaba corrompido por la tristeza que emanaba de su ser, por el odio que la cegaba y por el miedo que devoraba su alma .Una de sus manos taparon los labios de ella, aun temblando incontroladamente mientras dejaba las lagrimas acariciar sus mejillas – Dios!dame fuerzas.. - suplicó sin ser consciente de sus palabras, con el pánico recorrer sus venas – Me marcharé!Sí!Eso haré! - era una mala idea pero el pánico la obligaba a decir estupideces . Se levantó de la silla aun con lagrimas en los ojos y con la intención de ir a por su baúl para preparar un viaje – Me iré a una isla, no me importa..donde esté segura.. - aun seguía hablando sola , dando un contorno a su locura y a las palabras sin sentido. Estaba desesperada, se sentía encadenada y se consideraba victima de su propio infierno .
Puedes tirarme por un puente o cortarme en pedacitos pequeños y tirarme a los tiburones por tardar tanto ;_; miles de disculpas mi vampirito!se te quiere !u.u
Hizo una mueca y se sentó en una de las sillas, evitando acercarse mas al vampiro por temor a revivir las imágenes tétricas que poco antes pareció sentirlas hasta en lo mas profundo de su ser. Una vez sentada, sus ojos fueron dirigidos hacía sus manos, sin pretexto alguno . Su vista seguía nublada pero no permitía a sus ojos derramar lagrimas por miedo y por el infierno que vivía. Debía ser mas positiva, había gente con peor destino y no hacía nada bien al bebé . Pero esas eran preocupaciones mayores y su cabeza no soportaría otro dolor - No..ese no era un sueño – apenas movía los labios y el timbre de voz parecía mas desequilibrado que de costumbre – Una pesadilla...unas... - por unos momentos no sabía como catalogar “aquello” - imágenes de mi pasado – finalizó temerosa. Tal vez Daniil la creería loca, no le importaba. Siempre había sido catalogada como una. Pero todo iba a cambiar.....todo...
No levantaba su mirada de las manos , su mente vagaba en los momentos mas oscuros y su cuerpo temblaba como nunca . Ella apoyó sus codos sobre la mesa sujetando con ambas manos su cabeza. Explotaría, explotaría como una bomba con reloj! -Me persigue Daniil....me persigue.. - murmuraba , sollozaba y se quejaba . Obviamente se refería a Isari, a la sombra,al demente vampiro que se había encaprichado con ella como un niño de un juguete – Sigue vivo..lo sé..siento su aliento asqueroso como nunca. Mis pesadillas se intensifican con el paso del tiempo, mi piel... - en su rostro se podía leer el odio mezclado con el temor que estaba destinada a vivir una vez que el sol desaparecía – parece arder en llamas insoportables.. - hizo de nuevo una pausa mirando hacia la puerta como si Isari iba a entrar en cualquier momento - ¿Crees que puede encontrarme?¿ Sabrá que sigo viva? - miles de preguntas atormentaban aquel ser y ella no hacía nada mas que preocupar a Daniil.
Se humedeció los labios mientras se apartaba un mechón de cabello . A la luz de las velas, su rostro parecía mas inocente que de costumbre pero estaba corrompido por la tristeza que emanaba de su ser, por el odio que la cegaba y por el miedo que devoraba su alma .Una de sus manos taparon los labios de ella, aun temblando incontroladamente mientras dejaba las lagrimas acariciar sus mejillas – Dios!dame fuerzas.. - suplicó sin ser consciente de sus palabras, con el pánico recorrer sus venas – Me marcharé!Sí!Eso haré! - era una mala idea pero el pánico la obligaba a decir estupideces . Se levantó de la silla aun con lagrimas en los ojos y con la intención de ir a por su baúl para preparar un viaje – Me iré a una isla, no me importa..donde esté segura.. - aun seguía hablando sola , dando un contorno a su locura y a las palabras sin sentido. Estaba desesperada, se sentía encadenada y se consideraba victima de su propio infierno .
Puedes tirarme por un puente o cortarme en pedacitos pequeños y tirarme a los tiburones por tardar tanto ;_; miles de disculpas mi vampirito!se te quiere !u.u
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Re: Devenire [Lyuba A. Yumara]
Estaba completamente descolocado, no entendía muy bien qué sucedía, sólo atinó a incorporarse en la cama, sentarse al filo de ésta y observar a Lyuba que con maniático impulso prendía todas las velas, observaba sus movimientos descontrolados por un temblor generalizado, hizo un movimiento rápido para tratar de alcanzarla pero se arrepintió, lo que menos quería era trastocarla más. Ansiaba con todo su ser poder darle algo de paz, pero cuando creía haberlo conseguido, se había levantado así, amedrentada por un mal sueño, por un recuerdo, según ella le decía. Frunció el ceño, no quiso imaginarse lo terrible de las imágenes que frente a ella habían aparecido como para causar eso.
Cuando ella se sentó, en un movimiento que parecía ensayado pero no era, él se puso de pie, aunque guardó la distancia. Escuchó sus palabras, cada una le partía más y más el alma, o dónde alguna vez tuvo una.
-No estás loca –finalmente habló y dio un paso torpe al frente, se arrepintió y quiso regresar pero en lugar de eso, sólo se quedó estático, no muy seguro de qué hacer. Dijo con voz clara y firme, quería que lo creyera, que no estaba loca, o al menos, que supiera que él no la creía loca. Creía en sus palabras con una fe ciega y desbocada, así le dijera la más disparatada de las cosas.
Dio otro paso más cuando ella adoptó esa posición de no poder soportarlo más. Deseaba poder hacerla sentir mejor y no podía, se sentía frustrado, cerró los puños con fuerza, fútil en el momento que menos debía serlo. Siguió escuchando, cualquier cosa que hiciera o dijera no la iba a hacer sentir menos miserable. Él lo sabía, eso y sobre cuán miserable podía llegar a ser alguien, pues ese era hilo conductor de su existencia entera.
Pero cuando las lágrimas comenzaron su huida, ese fue el interruptor que necesitaba ser accionado para hacerlo moverse finalmente. Terminó de dar esos pasos que lo separaban de ella, esos que antes temió dar y tras un segundo o dos de observarla, sin sentarse, tomó ambas manos de la gitana y las apretó, esperó a que lo mirara a los ojos. Al menos, quería creer, ella sabía que él jamás le haría daño.
-Tranquila –su voz salió suave, en un susurro, eso necesitaba ella, no necesitaba ponerse más tensa y más triste-, si sabe o no, no importa, yo estaré aquí si es que quiere hacerte algo –lo dijo con tal convicción que no cabía lugar a dudas. Luego la soltó poco a poco, dando un par de pasos hacia atrás y ella se volvió a poner de pie en un movimiento brusco. Observó otra vez lo que hacía y decía. Alcanzó a tomarla por la muñeca.
-No irás a ningún lado –lejos de sonar a orden, aquello sonó a súplica simple y llana, sólo bastaba con mirarlo a los ojos para saber que eso era, un temor atroz de saberla lejos lo invadió-, viajar no sería bueno para ese hijo o hija que llevas dentro –buscó cualquier excusa para no delatar su propia congoja al simple pensamiento de saberla lejos de París-, no tomes decisiones apresuradas, yo me encargaré de que nada malo te pase, y que ese hijo tuyo nazca sano y salvo –pausó y la soltó, rogando que no volviera a intentar comenzar a empacar-, ¿me crees? –se acercó a ella y acarició su rostro con una mano, aprovechando para limpiar algunas lágrimas que seguían rodando por su suave tez.
Cuando ella se sentó, en un movimiento que parecía ensayado pero no era, él se puso de pie, aunque guardó la distancia. Escuchó sus palabras, cada una le partía más y más el alma, o dónde alguna vez tuvo una.
-No estás loca –finalmente habló y dio un paso torpe al frente, se arrepintió y quiso regresar pero en lugar de eso, sólo se quedó estático, no muy seguro de qué hacer. Dijo con voz clara y firme, quería que lo creyera, que no estaba loca, o al menos, que supiera que él no la creía loca. Creía en sus palabras con una fe ciega y desbocada, así le dijera la más disparatada de las cosas.
Dio otro paso más cuando ella adoptó esa posición de no poder soportarlo más. Deseaba poder hacerla sentir mejor y no podía, se sentía frustrado, cerró los puños con fuerza, fútil en el momento que menos debía serlo. Siguió escuchando, cualquier cosa que hiciera o dijera no la iba a hacer sentir menos miserable. Él lo sabía, eso y sobre cuán miserable podía llegar a ser alguien, pues ese era hilo conductor de su existencia entera.
Pero cuando las lágrimas comenzaron su huida, ese fue el interruptor que necesitaba ser accionado para hacerlo moverse finalmente. Terminó de dar esos pasos que lo separaban de ella, esos que antes temió dar y tras un segundo o dos de observarla, sin sentarse, tomó ambas manos de la gitana y las apretó, esperó a que lo mirara a los ojos. Al menos, quería creer, ella sabía que él jamás le haría daño.
-Tranquila –su voz salió suave, en un susurro, eso necesitaba ella, no necesitaba ponerse más tensa y más triste-, si sabe o no, no importa, yo estaré aquí si es que quiere hacerte algo –lo dijo con tal convicción que no cabía lugar a dudas. Luego la soltó poco a poco, dando un par de pasos hacia atrás y ella se volvió a poner de pie en un movimiento brusco. Observó otra vez lo que hacía y decía. Alcanzó a tomarla por la muñeca.
-No irás a ningún lado –lejos de sonar a orden, aquello sonó a súplica simple y llana, sólo bastaba con mirarlo a los ojos para saber que eso era, un temor atroz de saberla lejos lo invadió-, viajar no sería bueno para ese hijo o hija que llevas dentro –buscó cualquier excusa para no delatar su propia congoja al simple pensamiento de saberla lejos de París-, no tomes decisiones apresuradas, yo me encargaré de que nada malo te pase, y que ese hijo tuyo nazca sano y salvo –pausó y la soltó, rogando que no volviera a intentar comenzar a empacar-, ¿me crees? –se acercó a ella y acarició su rostro con una mano, aprovechando para limpiar algunas lágrimas que seguían rodando por su suave tez.
{¡Discúlpame por la tardanza!}
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Re: Devenire [Lyuba A. Yumara]
Las palabras del vampiro no provocaban nada en ella. La tranquilidad de antes había desaparecido por el borde de la desesperación. Aun con la idea de marcharse ,como una cobarde, ignoró todos los comentarios de Daniil. Hizo un esfuerzo por recordar donde había puesto su baúl ,un poco imposible teniendo en cuenta que su mente estaba dominada por una niebla de confusiones. Recordó al instante que estaba en el otro lado de la carreta y no dudó en darle la espalda a Daniil para recogerla. El la detuvo tomándola de la mano . Lyuba dirigió sus ojos con desprecio ante el gesto que él acababa de hacer. Apretó su mandíbula con fuerza intentando no soltar unas cuantas palabras . Ambas cejas se fruncieron y su respiración se aceleró aun mas que antes.
¿Acaso eso era posible?. Su fría piel no hacía nada mas que empeorar las cosas. Debía mantenerse lejos de ella por un tiempo, tal vez por un año o dos. Necesitaba encontrar la paz interior y el no la ayudaba - ¿Quién eres tú para decidir por mi vida y por la de mi hijo? - preguntó en susurros. No hacía falta ser un experto para darse cuenta que había empleado un tono frío . Aunque se esforzaba en reprimir todos aquellos escalofríos y aquel temblor, no lograba. Era como una persona loca, desnuda en medio de aquella alfombra blanca que el invierno traía.
Se zafó de su mano con fuerza aun manteniendo el contacto visual que no había abandonado en ningún momento. Tenerlo cerca conmovía todo su ser, pero le gustaba. La esencia, el perfume podía reconocerlo en millones. Con el paso del tiempo, se había convertido en un vampiro importante. El más importante en su vida. Escuchó atenta sus palabras ,en silencio, dejándole acabar . Al preguntarle aquellas palabras, ella despegó los labios con el deseo de responder . Hizo mal. Hizo mal en acercarse a ella de aquella manera.
Por favor!Dejame ir.. - suplicaba a sus pies, arrastrada como una verdadera condenada, rogando por su libertad. Se abrazó a sus piernas pensando que en cualquier momento , el vampiro la golpearía con fuerza – Lyuba,mi querida Lyuba.. - se deleitaba con su nombre cada vez que lo pronunciaba. Se agachó para levantarla del suelo y observó su rostro. Estaba manchado , sucio y marcado de dolor – Sabes que no es posible. ¿Por que no aceptas la realidad? .Nunca saldrás de aquí...- dolían enormemente sus palabras. Rompía en pedazos cada esperanza de la gitana . Acarició su rostro con el intento de limpiar sus lagrimas - ¿Por...que no?.Por favor.. - seguía suplicando y sintiendo como sus ojos escocían de tanto llorar. Estaban tan rojos que parecían confundidos con los de un demonio, hinchados y desgastados – Por que me perteneces – intentó llevarla hacía la cama con pasos lentos creyendo que ella no lo notaría. Pero se equivocó. Lyuba lo pisó fuerte ,ganando tan solo unos cuantos minutos para llegar a la puerta. Error. Cuando ya había abierto la puerta, el vampiro la esperaba al otro lado de ella con una sonrisa maliciosa - ¿Eres masoquista? - preguntó ladeando su rostro y con un eje de diversión. Retrocedió sabiendo de sobras que iba a ser castigada por su impertinencia .
Apartó las manos de Daniil con brutalidad , dirigiéndose hacía la puerta – No, Daniil. No te creo – mintió apartando la vista de sus ojos evitando ser descubierta . Abrió la puerta y notó que aun era de noche – Creo que debes irte..- apenas logró pronunciar escondiendo su rostro en la melena negra – Tienes cosas mejores que hacer. No te empeñes en cuidarme, sabes muy bien que ...- hizo una pausa aun sin observarle – Te haré saber cuando llegará el momento esperado – finalizó refiriéndose al momento esperado tras los nueve meses. Detuvo sus ojos hacía el campamento tranquilo y dormido. Todas las luces estaban apagadas, menos la de Lyuba. Esperando que el vampiro no se tardara en irse. ¿Por que complicaba las cosas mas de lo que eran ?.
¿Acaso eso era posible?. Su fría piel no hacía nada mas que empeorar las cosas. Debía mantenerse lejos de ella por un tiempo, tal vez por un año o dos. Necesitaba encontrar la paz interior y el no la ayudaba - ¿Quién eres tú para decidir por mi vida y por la de mi hijo? - preguntó en susurros. No hacía falta ser un experto para darse cuenta que había empleado un tono frío . Aunque se esforzaba en reprimir todos aquellos escalofríos y aquel temblor, no lograba. Era como una persona loca, desnuda en medio de aquella alfombra blanca que el invierno traía.
Se zafó de su mano con fuerza aun manteniendo el contacto visual que no había abandonado en ningún momento. Tenerlo cerca conmovía todo su ser, pero le gustaba. La esencia, el perfume podía reconocerlo en millones. Con el paso del tiempo, se había convertido en un vampiro importante. El más importante en su vida. Escuchó atenta sus palabras ,en silencio, dejándole acabar . Al preguntarle aquellas palabras, ella despegó los labios con el deseo de responder . Hizo mal. Hizo mal en acercarse a ella de aquella manera.
Por favor!Dejame ir.. - suplicaba a sus pies, arrastrada como una verdadera condenada, rogando por su libertad. Se abrazó a sus piernas pensando que en cualquier momento , el vampiro la golpearía con fuerza – Lyuba,mi querida Lyuba.. - se deleitaba con su nombre cada vez que lo pronunciaba. Se agachó para levantarla del suelo y observó su rostro. Estaba manchado , sucio y marcado de dolor – Sabes que no es posible. ¿Por que no aceptas la realidad? .Nunca saldrás de aquí...- dolían enormemente sus palabras. Rompía en pedazos cada esperanza de la gitana . Acarició su rostro con el intento de limpiar sus lagrimas - ¿Por...que no?.Por favor.. - seguía suplicando y sintiendo como sus ojos escocían de tanto llorar. Estaban tan rojos que parecían confundidos con los de un demonio, hinchados y desgastados – Por que me perteneces – intentó llevarla hacía la cama con pasos lentos creyendo que ella no lo notaría. Pero se equivocó. Lyuba lo pisó fuerte ,ganando tan solo unos cuantos minutos para llegar a la puerta. Error. Cuando ya había abierto la puerta, el vampiro la esperaba al otro lado de ella con una sonrisa maliciosa - ¿Eres masoquista? - preguntó ladeando su rostro y con un eje de diversión. Retrocedió sabiendo de sobras que iba a ser castigada por su impertinencia .
Apartó las manos de Daniil con brutalidad , dirigiéndose hacía la puerta – No, Daniil. No te creo – mintió apartando la vista de sus ojos evitando ser descubierta . Abrió la puerta y notó que aun era de noche – Creo que debes irte..- apenas logró pronunciar escondiendo su rostro en la melena negra – Tienes cosas mejores que hacer. No te empeñes en cuidarme, sabes muy bien que ...- hizo una pausa aun sin observarle – Te haré saber cuando llegará el momento esperado – finalizó refiriéndose al momento esperado tras los nueve meses. Detuvo sus ojos hacía el campamento tranquilo y dormido. Todas las luces estaban apagadas, menos la de Lyuba. Esperando que el vampiro no se tardara en irse. ¿Por que complicaba las cosas mas de lo que eran ?.
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