AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
2 participantes
Página 1 de 4.
Página 1 de 4. • 1, 2, 3, 4
Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
No habían acordado ninguna hora y Basile había estado a punto de no poderse presentar porque no encontraba la tarjeta de cliente de Sunderland por ninguna parte, pero finalmente la fortuna - a la que muchos pintaban como una diosa ramera - le había sonreído y propiciado su visita. No había olvidado que quedó medio en broma con Vaël en que proveería de patatas su despensa, así que se había cuidado mucho de cumplir su palabra acercándose al comercio de un labriego esa misma tarde y comprando el tubérculo más grande que pudo encontrar. Tenía sin exagerar el mismo tamaño que uno de los balones de tripa que se cosían los niños para jugar a darle patadas. No sabía a qué hora cenaba su anfitrión pero optó por escoger más o menos la franja en la que la mayoría de parisinos se servían la última comida del día. Igual habría sido apropiado llevar una botella de vino pero pegaba mucho más con su personalidad burlona y risueña aquella patata, no se le podía exigir más.
Su atuendo era sobrio pero informal, nada de la levita que tenía que desempolvar cada vez que Thibaut le invitaba a acudir a algún acto donde estuvieran su familia y las amistades de ésta. Su traje era correcto pero llevaba la chaqueta abierta, aunque no le faltaban los guantes ni el sombrero, una prenda fundamental en el armario de todos los hombres de la época y más aún de aquellos que, como él, preferían no usar una de esas pelucas blancas tan artificiosas. Sería mentira si dijera que no estaba un poco nervioso ante lo que pudiera ocurrir esa noche. Tenía muy claro que solo llegarían hasta donde él quisiera poner el punto final, pero el problema era que tenía los límites bastante difusos y eso que todavía no había bebido nada de alcohol. También estaba el otro pequeño asunto, el de su inexperiencia y posible torpeza con la situación. Se sentía un poco como un niño al que llevan a una reunión de mayores donde se espera que se comporte bien sin explicarle antes las reglas del juego. Respiró hondo riéndose internamente de sus propios miedos que no dejaba de considerar estúpidos y llamó a la puerta. Se le ocurrió por primera vez que igual no iban a estar solos, a lo mejor Vaël tenía servicio, y la idea no le gustó. Prefería que nadie supiera que había estado allí por lo que pudiera pasar.
Su atuendo era sobrio pero informal, nada de la levita que tenía que desempolvar cada vez que Thibaut le invitaba a acudir a algún acto donde estuvieran su familia y las amistades de ésta. Su traje era correcto pero llevaba la chaqueta abierta, aunque no le faltaban los guantes ni el sombrero, una prenda fundamental en el armario de todos los hombres de la época y más aún de aquellos que, como él, preferían no usar una de esas pelucas blancas tan artificiosas. Sería mentira si dijera que no estaba un poco nervioso ante lo que pudiera ocurrir esa noche. Tenía muy claro que solo llegarían hasta donde él quisiera poner el punto final, pero el problema era que tenía los límites bastante difusos y eso que todavía no había bebido nada de alcohol. También estaba el otro pequeño asunto, el de su inexperiencia y posible torpeza con la situación. Se sentía un poco como un niño al que llevan a una reunión de mayores donde se espera que se comporte bien sin explicarle antes las reglas del juego. Respiró hondo riéndose internamente de sus propios miedos que no dejaba de considerar estúpidos y llamó a la puerta. Se le ocurrió por primera vez que igual no iban a estar solos, a lo mejor Vaël tenía servicio, y la idea no le gustó. Prefería que nadie supiera que había estado allí por lo que pudiera pasar.
Última edición por Basile Grushenko el Miér Abr 11, 2012 9:29 am, editado 1 vez
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 15/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Vaël vivía en el último piso de un edificio bastante elegante aunque modesto. Le gustaba porque era limpio y discreto, allí solo vivía él en la parte más alta y su casera, una señora muy mayor y algo gruñona en el piso de abajo. El del medio lo tenía libre y por el momento no parecía que quisiera alquilarlo, al parecer le molestaba que hubiera gente andando por encima de su cabeza, según sus propias palabras. Para él mucho mejor, la señora no era para nada cotilla así que podía llevar a quién quisiera, era un verdadero gusto, tampoco hacía preguntas ni daba problema de ningún tipo, se sentía muy afortunado.
En cuanto escuchó la puerta se acercó a abrir. Él iba aun más informal si cabe, tan solo con la camisa y los pantalones, además de un lazo en el cuello de la primera. Era elegante pero al mismo tiempo bastante cómodo, estaba en su casa y no pensaba ponerse un costoso traje ni nada rebuscado, a fin de cuentas lo que pretendía es que él se sintiera como en casa, así se soltaría más. Los ojos del cortesano no tardaron en ir hacia la patata que el otro tenía en las manos y sus labios formaron una media sonrisa que no ocultó.
- Me encantan sobremanera los hombres que cumplen con su palabra. - aseguró, haciéndose a un lado para permitirle el paso - Bienvenido a mi hogar, monsieur Grushenko. - murmuró mientras lo dejaba entrar. Su casa era de tamaño normal, con una cocina, un comedor, un pequeño balcón, una habitación y el servicio. Nada fuera de lo normal, bastante agradable. La decoración muy corriente, con pocas cosas que limpiar, nada cargada ni extravagante. En realidad la mayor parte de las cosas que tenía de decoración habían sido regalos de clientes - Podéis darme el regalo si así queréis, le buscaré un buen sitio mientras os ponéis cómodo y tomáis asiento.
En cuanto escuchó la puerta se acercó a abrir. Él iba aun más informal si cabe, tan solo con la camisa y los pantalones, además de un lazo en el cuello de la primera. Era elegante pero al mismo tiempo bastante cómodo, estaba en su casa y no pensaba ponerse un costoso traje ni nada rebuscado, a fin de cuentas lo que pretendía es que él se sintiera como en casa, así se soltaría más. Los ojos del cortesano no tardaron en ir hacia la patata que el otro tenía en las manos y sus labios formaron una media sonrisa que no ocultó.
- Me encantan sobremanera los hombres que cumplen con su palabra. - aseguró, haciéndose a un lado para permitirle el paso - Bienvenido a mi hogar, monsieur Grushenko. - murmuró mientras lo dejaba entrar. Su casa era de tamaño normal, con una cocina, un comedor, un pequeño balcón, una habitación y el servicio. Nada fuera de lo normal, bastante agradable. La decoración muy corriente, con pocas cosas que limpiar, nada cargada ni extravagante. En realidad la mayor parte de las cosas que tenía de decoración habían sido regalos de clientes - Podéis darme el regalo si así queréis, le buscaré un buen sitio mientras os ponéis cómodo y tomáis asiento.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
- Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 16/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
No se había encontrado a nadie en la escalera, así que empezaba bien la noche. Esperaba poder acabarla igual de contento. En cuanto Vaël abrió la puerta y lo vio tan campechano en mangas de camisa se relajó a ojos vista, entrando cuando él se lo permitió y buscando con la vista un lugar donde poder dejar su chaqueta, el sombrero, los guantes y la patata. El cortesano le solucionó ese último problema ofreciéndose a ubicarla.
- La he escogido tamaño extra para que no tengáis que preocuparos de abasteceros durante los próximos cinco meses. - Anunció. - Tened cuidado de que no eche raíces o acabaréis viviendo en las ramas de un árbol gigante.
Sabía perfectamente cómo era la planta de las patatas, solo bromeaba. Sería ciertamente triste que un boticario desconociera los vegetales más básicos, ¿qué podría ofrecer entonces a sus clientes sin distinguir una raíz de otra?
- ¿Vivís solo? Pensaba que igual teníais servicio.
Echó un vistazo a la vivienda sin entrar directamente a fisgonear por educación, aunque tampoco hubiera sido extraño en él que se metiera por las habitaciones sin esperar ninguna invitación. El problema era que tenía miedo de meterse por error en el dormitorio y no encontrar ya la puerta de salida hasta el día siguiente por la mañana. Sonrió ante ese pensamiento y después acarició con los ojos la espalda y el cuello de Vaël mientras se alejaba con la patata a cuestas. El problema era que siempre le había costado mucho resistirse a las cosas bonitas, ya fuera un jarrón, unas sábanas azules, una muchacha linda o un cortesano atractivo. Tendría que trabajar su autocontrol.
- ¿Dónde me siento?
- La he escogido tamaño extra para que no tengáis que preocuparos de abasteceros durante los próximos cinco meses. - Anunció. - Tened cuidado de que no eche raíces o acabaréis viviendo en las ramas de un árbol gigante.
Sabía perfectamente cómo era la planta de las patatas, solo bromeaba. Sería ciertamente triste que un boticario desconociera los vegetales más básicos, ¿qué podría ofrecer entonces a sus clientes sin distinguir una raíz de otra?
- ¿Vivís solo? Pensaba que igual teníais servicio.
Echó un vistazo a la vivienda sin entrar directamente a fisgonear por educación, aunque tampoco hubiera sido extraño en él que se metiera por las habitaciones sin esperar ninguna invitación. El problema era que tenía miedo de meterse por error en el dormitorio y no encontrar ya la puerta de salida hasta el día siguiente por la mañana. Sonrió ante ese pensamiento y después acarició con los ojos la espalda y el cuello de Vaël mientras se alejaba con la patata a cuestas. El problema era que siempre le había costado mucho resistirse a las cosas bonitas, ya fuera un jarrón, unas sábanas azules, una muchacha linda o un cortesano atractivo. Tendría que trabajar su autocontrol.
- ¿Dónde me siento?
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 15/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Se rió por sus palabras, le gustaba su sentido del humor, bueno le gustaba él entero simplemente, pero era agradable tener a alguien allí que se tomara la molestia de hacer alguna que otra broma en lugar de solo intentar meterle mano sin saber ni siquiera su edad. Como fuera, tomó la patata y la llevó hacia la cocina, escuchándolo desde allí mientras le hacía sitio en la despensa.
- No, no es conveniente para alguien como yo tener al servicio pululando por aquí constantemente. Tengo a una muchacha que viene a limpiarme una vez a la semana, por la tarde, así que sé exactamente cuando está y cuando no. - aseguró, sacudiéndose las manos y suspirando, asomándose a la puerta de la cocina y sonriendo ladino - Por favor, podéis sentaros donde gustéis. - de reojo echó un vistazo hacia una puerta que estaba entreabierta, la puerta que llevaba a su cuarto y luego de nuevo lo miró a él - Aunque supongo que querréis cenar, así que sentaos en la silla que prefiráis. - las indicaciones más exactas para que no hubiera espacio a error. Aunque si se ponía a elegir, le habría encantado salir de la cocina y encontrarlo sentado en su cama esperando para darle lo suyo.
Volvió dentro, aprovechando para sacar del fuego el pequeño recipiente de barro en el que había preparado la cena para ambos, algo que había aprendido de una cocinera de la casa de su padrastro con la que había tenido un pequeño desliz, como no. Con cuidado salió a paso ligero para dejarlo sobre la mesa del comedor, justo en el centro, soplándose luego un poco las manos con una sonrisa satisfecha.
- Espero que le guste la carne, he preparado un delicioso pastel. Por supuesto un buen vino para acompañar y de postre...- sonrió de medio lado - El postre ya veremos.
- No, no es conveniente para alguien como yo tener al servicio pululando por aquí constantemente. Tengo a una muchacha que viene a limpiarme una vez a la semana, por la tarde, así que sé exactamente cuando está y cuando no. - aseguró, sacudiéndose las manos y suspirando, asomándose a la puerta de la cocina y sonriendo ladino - Por favor, podéis sentaros donde gustéis. - de reojo echó un vistazo hacia una puerta que estaba entreabierta, la puerta que llevaba a su cuarto y luego de nuevo lo miró a él - Aunque supongo que querréis cenar, así que sentaos en la silla que prefiráis. - las indicaciones más exactas para que no hubiera espacio a error. Aunque si se ponía a elegir, le habría encantado salir de la cocina y encontrarlo sentado en su cama esperando para darle lo suyo.
Volvió dentro, aprovechando para sacar del fuego el pequeño recipiente de barro en el que había preparado la cena para ambos, algo que había aprendido de una cocinera de la casa de su padrastro con la que había tenido un pequeño desliz, como no. Con cuidado salió a paso ligero para dejarlo sobre la mesa del comedor, justo en el centro, soplándose luego un poco las manos con una sonrisa satisfecha.
- Espero que le guste la carne, he preparado un delicioso pastel. Por supuesto un buen vino para acompañar y de postre...- sonrió de medio lado - El postre ya veremos.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
- Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 16/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Asintió aunque Vaël no le estaba mirando. Sí, él también tenía una muchacha, concretamente la que le había buscado a su madre que le hacía el favor de pasar por su casa de vez en cuando a poner orden. Sonrió al tiempo que se mordía el labio de abajo cuando le vio lanzar esa ojeada hacia una puerta que presumiblemente conduciría a su habitación. Se sentó a la mesa sin hacer comentarios sobre ello aunque ahora apostaba diez contra uno a que no saldría de aquella casa igual de entero que había llegado, hablando en sentido metafórico. Al menos le agradaba pensar que tenía cierta integridad dentro de su desfachatez: su curiosidad por los hombres no era un simple quiero y no puedo, porque ahora que lo tenía al alcance de la mano todavía lo deseaba más. Era un tipo fiel a sus principios e ideas aunque fueran pervertidas.
- De postre la patata. - Murmuró más para sí mismo que otra cosa. - Sabéis cocinar. ¿Hay algo que hagáis mal? Con sinceridad, podéis explayaros.
Acompañó sus palabras con un gesto amplio de la mano como invitándolo a contarle lo que quisiera, se negaba a pensar que fuera un ser perfecto. Cuando conocía las imperfecciones de los demás era cuando empezaban a gustarle de veras. Aquel pastel de carne olía delicioso y Basile tenía hambre, así que no le pareció nada mal que se dedicaran - al menos de momento - a cenar tal y como tenían previsto.
- Yo por ejemplo no sé cantar, lo hago de pena. Cuando tarareo en la botica se mustian todas las plantas.
- De postre la patata. - Murmuró más para sí mismo que otra cosa. - Sabéis cocinar. ¿Hay algo que hagáis mal? Con sinceridad, podéis explayaros.
Acompañó sus palabras con un gesto amplio de la mano como invitándolo a contarle lo que quisiera, se negaba a pensar que fuera un ser perfecto. Cuando conocía las imperfecciones de los demás era cuando empezaban a gustarle de veras. Aquel pastel de carne olía delicioso y Basile tenía hambre, así que no le pareció nada mal que se dedicaran - al menos de momento - a cenar tal y como tenían previsto.
- Yo por ejemplo no sé cantar, lo hago de pena. Cuando tarareo en la botica se mustian todas las plantas.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 15/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Soltó una pequeña risita por su ocurrencia, de no haber sido porque no conocía ninguna receta de un pastel de patatas dulces, sin duda le habría dado la razón solo por la diversión de hacerlo, pero no le quedó más remedio que alzarse de hombros, divertido y sentarse frente a él, comenzando a servirle; primero el vino y después un buen pedazo del pastel. Sus labios habían formado una media sonrisa mientras lo escuchaba, alzándose de hombros.
- Que mal cortesano sería si fuera por ahí revelando mis defectos, mi querido boticario. - murmuró divertido, sirviéndose él también en el plato y acomodándose luego la servilleta, haciéndole una señal para que comenzara a comer si así quería. Soltó una rista al imaginarlo entonando cualquier melodía de forma atroz, tanto como para que pudiera ocurrir lo que él decía - Yo había escuchado que hablar o cantar a las plantas las ayuda a crecer. - comentó divertido, dando un suave sorbo a su bebida.
Degustó también la comida que había preparado, comprobando con satisfacción que al menos la había dejado en el punto exacto, que al hombre le gustara o no, ya quedaba más en manos de la suerte y de sus gustos que otar cosa, al menos su parte estaba bien hecha. Esperó alguna señal mientras le seguía dando vueltas en su cabeza, nunca le habían preguntado sobre las cosas que hacía mal y por raro que pareciera, era un tema curioso.
- Quizás debo reconocer que no se me da bien el ser un noble. - comentó finalmente, relamiéndose - Las conversaciones cargadas de prepotencia, las intrigas ocultas, el peso de una familia sobre mis hombros...- se alzó de hombros levemente - Supongo que en el fondo lo que no se me da bien es ser un hombre, llevar las riendas o comportarme de forma seria. - sonrió levemente, mirándolo mientras probaba algo más de su comida - Oh y os aseguro, de verdad...que soy terrible tratando de hacer la cama. Lo haga como lo haga siempre se me quedan mil y una arrugas, no consigo comprender como la doncella la deja tan perfecta que me da hasta pena usarla. Aunque claro, puede ser el hecho de que tengo más experiencia en desarmarla. - de nuevo una pequeña puntita, porque no podía dejar que se le olvidara con quién estaba hablando después de todo.
- Que mal cortesano sería si fuera por ahí revelando mis defectos, mi querido boticario. - murmuró divertido, sirviéndose él también en el plato y acomodándose luego la servilleta, haciéndole una señal para que comenzara a comer si así quería. Soltó una rista al imaginarlo entonando cualquier melodía de forma atroz, tanto como para que pudiera ocurrir lo que él decía - Yo había escuchado que hablar o cantar a las plantas las ayuda a crecer. - comentó divertido, dando un suave sorbo a su bebida.
Degustó también la comida que había preparado, comprobando con satisfacción que al menos la había dejado en el punto exacto, que al hombre le gustara o no, ya quedaba más en manos de la suerte y de sus gustos que otar cosa, al menos su parte estaba bien hecha. Esperó alguna señal mientras le seguía dando vueltas en su cabeza, nunca le habían preguntado sobre las cosas que hacía mal y por raro que pareciera, era un tema curioso.
- Quizás debo reconocer que no se me da bien el ser un noble. - comentó finalmente, relamiéndose - Las conversaciones cargadas de prepotencia, las intrigas ocultas, el peso de una familia sobre mis hombros...- se alzó de hombros levemente - Supongo que en el fondo lo que no se me da bien es ser un hombre, llevar las riendas o comportarme de forma seria. - sonrió levemente, mirándolo mientras probaba algo más de su comida - Oh y os aseguro, de verdad...que soy terrible tratando de hacer la cama. Lo haga como lo haga siempre se me quedan mil y una arrugas, no consigo comprender como la doncella la deja tan perfecta que me da hasta pena usarla. Aunque claro, puede ser el hecho de que tengo más experiencia en desarmarla. - de nuevo una pequeña puntita, porque no podía dejar que se le olvidara con quién estaba hablando después de todo.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
- Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 16/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Prefirió empezar por el pastel de carne porque si lo hacía con el vino le haría más efecto y no había ido hasta allí solo a emborracharse, para eso se hubiera quedado en su casa. Partió una porción con el tenedor y se la llevó a la boca, sintiendo al instante ese hambre voraz que da la buena comida. Le dijo que era una cena excelente y dio el primer sorbo a su copa, encontrando también el vino digno de mención. Para no dársele bien ser un noble sabía cómo servir una buena mesa.
- Ah, pero no lo sois conmigo. - Sonrió. - Os recuerdo que soy vuestro asunto personal.
Podía confesar sus pecados, se divertirían, y además apostaba a que Vaël jamás había tenido una conversación así con ninguno de sus clientes si es que había mantenido alguna. Basile no sabía a ciencia cierta cómo se procedía cuando se contrataban los servicios de un cortesano. ¿Se esperaba un poco de charla previa? ¿Se lo citaba exclusivamente para centrarse en el acto y ni siquiera se saludaba? ¿Se lo llevaba a cenar, se le regalaba algo? Era mucho más fácil convencer a una doncella desconocida cualquiera que pensar en todos aquellos detalles, por el amor de Dios.
- Esa es la teoría, pero creo que las mías agradecen que me calle. - Se lamentó comiendo un poco más sin querer parecer tampoco ansioso.
Escuchó con curiosidad creciente lo que Sunderland le estaba contando. Al final iba a resultar ser un hombre todavía más interesante de lo que prometían sus ojos claros y siempre peligrosos, iban a pasar un rato muy agradable. No pudo evitar sonreír otra vez ante su última frase.
- Sois incorregible. - Se rindió. - Me gusta la gente irreverente, añadid eso a mi lista de defectos.
- Ah, pero no lo sois conmigo. - Sonrió. - Os recuerdo que soy vuestro asunto personal.
Podía confesar sus pecados, se divertirían, y además apostaba a que Vaël jamás había tenido una conversación así con ninguno de sus clientes si es que había mantenido alguna. Basile no sabía a ciencia cierta cómo se procedía cuando se contrataban los servicios de un cortesano. ¿Se esperaba un poco de charla previa? ¿Se lo citaba exclusivamente para centrarse en el acto y ni siquiera se saludaba? ¿Se lo llevaba a cenar, se le regalaba algo? Era mucho más fácil convencer a una doncella desconocida cualquiera que pensar en todos aquellos detalles, por el amor de Dios.
- Esa es la teoría, pero creo que las mías agradecen que me calle. - Se lamentó comiendo un poco más sin querer parecer tampoco ansioso.
Escuchó con curiosidad creciente lo que Sunderland le estaba contando. Al final iba a resultar ser un hombre todavía más interesante de lo que prometían sus ojos claros y siempre peligrosos, iban a pasar un rato muy agradable. No pudo evitar sonreír otra vez ante su última frase.
- Sois incorregible. - Se rindió. - Me gusta la gente irreverente, añadid eso a mi lista de defectos.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 15/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Los labios del cortesano no dejaban de sonreír, estaba a gusto con la compañía y verdaderamente no le apetecía ponerse serio. Cuanto más miraba al boticario más raro se le hacía el hecho de que no estuviera casado y con una familia como casi todos los hombres que se podían llamar así. La curiosidad le picaba con ganas pues no se había declarado homosexual, además conocía que era bastante inquieto entre las faldas, quizás fuera eso, que le gustaban mucho las faldas y no se decidía por una.
- Poco defecto veo yo en eso. - aseguró alzándose de hombros con una media sonrisa - Yo tengo otro defecto me temo...Es que soy demasiado curioso. - y un sin fin de cosas más que tampoco le iba a decir porque no era necesario. Por el momento solo se mordió el labio inferior con picardía, aprovechando las pausas en la conversación para poder comer, lo hacía despacio pero a bocados grandes - Y eso normalmente me empuja a preguntar mucho, como lo haré hoy con vos. ¿Qué tal si empezamos por saber el motivo de que no esteis casado? - se pasó la lengua por los labios, juguetón - ¿Quizás es por que guardáis un amor secreto prohibido? O tal vez algún secreto peligroso...
Había visto tantas cosas en su profesión...Algunos hombres hablaban por hablar, sin siquiera saber si eran escuchados o no, a menudo tras el sexo, otros inclusive durante el mismo. Más que un puto a veces se consideraba psicólogo, pero para él mejor, así tenía cosas en las que pensar cuando se aburría mientras le hacían de todo. Lo que sí tenía muy claro es que los hombres eran todos unos adúlteros y que además, recurrían al sexo con otros para olvidar sus problemas. Para él mejor, así engordaba su cartera.
- Poco defecto veo yo en eso. - aseguró alzándose de hombros con una media sonrisa - Yo tengo otro defecto me temo...Es que soy demasiado curioso. - y un sin fin de cosas más que tampoco le iba a decir porque no era necesario. Por el momento solo se mordió el labio inferior con picardía, aprovechando las pausas en la conversación para poder comer, lo hacía despacio pero a bocados grandes - Y eso normalmente me empuja a preguntar mucho, como lo haré hoy con vos. ¿Qué tal si empezamos por saber el motivo de que no esteis casado? - se pasó la lengua por los labios, juguetón - ¿Quizás es por que guardáis un amor secreto prohibido? O tal vez algún secreto peligroso...
Había visto tantas cosas en su profesión...Algunos hombres hablaban por hablar, sin siquiera saber si eran escuchados o no, a menudo tras el sexo, otros inclusive durante el mismo. Más que un puto a veces se consideraba psicólogo, pero para él mejor, así tenía cosas en las que pensar cuando se aburría mientras le hacían de todo. Lo que sí tenía muy claro es que los hombres eran todos unos adúlteros y que además, recurrían al sexo con otros para olvidar sus problemas. Para él mejor, así engordaba su cartera.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
- Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 16/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Eso no hacía falta que lo jurase, ya lo intuía Basile. Vaël parecía un hombre con inquietudes, lo cual contrastaba notablemente con su profesión que solían ostentar solo los que por su bajo nivel educativo no podían aspirar a nada mejor. Si no opuso nada a su juego de preguntas era solo porque también él quería saber algunos detalles que podría aprovechar para sonsacarle, siempre que se dejara y que no le mintiera, claro. Quizá Sunderland estaba acostumbrado a representar los papeles que sus clientes querían ver. Si querían ser dominantes con un cachorro el cortesano era ese hombre, si preferían ser sometidos de nuevo él era ese hombre, si querían ponerse arriba, abajo, del derecho o del revés...Vaël siempre era ese hombre. Le surgió de pronto la duda de si alguien se habría molestado en alguna ocasión en tratar de conocerlo de verdad y de amarlo o desearlo a partir de eso, en lugar de construirle un disfraz que él tenía que ajustarse.
Sonrió con gesto ahora algo ausente y se dio algunos toques comedidos con la servilleta de tela sobre los labios. Tenía el plato más o menos a mitad y el vaso de vino casi vacío, más aún después del sorbo que dio antes de hablar.
- Me temo que no hay nada secreto ni peligroso en mí, Vaël. Tal vez me cuesta centrarme, y eso se extiende también al campo personal, pero creo que el problema está en que no he encontrado a nadie que capte lo suficiente mi atención como para querer excluir a todos los demás. O lo he encontrado pero está fuera de mi alcance. - Le miró ladeando un poco la cabeza. - ¿Qué versión de todas preferís?
Ya que estaba allí haciendo algo que juró no hacer nunca no veía por qué no se iba a sincerar respecto a aquellas minucias de amoríos y encaprichamientos, para él no tenían tanta importancia. Seguramente porque aunque Thibaut le agradaba demasiado tampoco podía hablar claramente de amor ni mucho menos de obsesión. Su corazón todavía estaba libre.
- Ahora es mi turno. - Dijo retomando su cena a bocados pequeños. - ¿Por qué esta profesión?
Sonrió con gesto ahora algo ausente y se dio algunos toques comedidos con la servilleta de tela sobre los labios. Tenía el plato más o menos a mitad y el vaso de vino casi vacío, más aún después del sorbo que dio antes de hablar.
- Me temo que no hay nada secreto ni peligroso en mí, Vaël. Tal vez me cuesta centrarme, y eso se extiende también al campo personal, pero creo que el problema está en que no he encontrado a nadie que capte lo suficiente mi atención como para querer excluir a todos los demás. O lo he encontrado pero está fuera de mi alcance. - Le miró ladeando un poco la cabeza. - ¿Qué versión de todas preferís?
Ya que estaba allí haciendo algo que juró no hacer nunca no veía por qué no se iba a sincerar respecto a aquellas minucias de amoríos y encaprichamientos, para él no tenían tanta importancia. Seguramente porque aunque Thibaut le agradaba demasiado tampoco podía hablar claramente de amor ni mucho menos de obsesión. Su corazón todavía estaba libre.
- Ahora es mi turno. - Dijo retomando su cena a bocados pequeños. - ¿Por qué esta profesión?
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 15/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
No hacía falta que le diera más vueltas, le había dejado todo muy claro con la última de las opciones. Siempre era lo mismo, ya no le suponía una novedad. Aun así lo escuchaba con interés porque por algo le había preguntado, porque quería saber.
- Tomaré la más corriente. Vivimos en un mundo de amores sin resolver, no correspondidos o imposibles. Aun no sé como es posible que haya gente que esté realmente con quién desea, son sin duda los menos. - suspiró, haciendo un gesto con la mano como si realmente quisiera dejar a un lado la conversación, una manía que tenía.
Se terminó su trozo de pastel y dio otro sorbo al vino, suspirando y echándose un poco hacia atrás en el asiento con confianza. Sabía que si pedía algo iba a tener que corresponder del mismo modo y la pregunta por excelencia siempre era la misma, su trabajo. No le molestó ni le pilló por sorpresa, así que solo se paró unos segundos a sopesar la respuesta, no quería decir algo que pudiera hacerlo pensar mal de él, sería una pena acabar la velada de una forma desagradable. Por lo que era mejor no decirle que el sexo era para él como el aire para cualquier otro y que cuanto más salvaje, mejor.
- Era lo más fácil cuando llegué a este país. No traía nada más que lo puesto y algo de dinero que había conseguido cargando en barcos antes de lograr mi billete. - se alzó de hombros, suspirando - Además, no se me daba mal cortejar a hombres y mujeres. Uno de ellos me ofreció una buena suma por ser su juguete durante un tiempo y después...decidí que seguir así no estaba mal. Podría vivir bien y tampoco es tan molesto ser cortesano. - aseguró, desviando la mirada a un lado. Molesto no era, desagradable tampoco...quizás simplemente te mataba por dentro como persona, dejabas de esperar algo más, pero quitando eso era bastante llevadero. Le sirvió algo más de vino, mirando luego su plato - ¿Quiere un poco más?
- Tomaré la más corriente. Vivimos en un mundo de amores sin resolver, no correspondidos o imposibles. Aun no sé como es posible que haya gente que esté realmente con quién desea, son sin duda los menos. - suspiró, haciendo un gesto con la mano como si realmente quisiera dejar a un lado la conversación, una manía que tenía.
Se terminó su trozo de pastel y dio otro sorbo al vino, suspirando y echándose un poco hacia atrás en el asiento con confianza. Sabía que si pedía algo iba a tener que corresponder del mismo modo y la pregunta por excelencia siempre era la misma, su trabajo. No le molestó ni le pilló por sorpresa, así que solo se paró unos segundos a sopesar la respuesta, no quería decir algo que pudiera hacerlo pensar mal de él, sería una pena acabar la velada de una forma desagradable. Por lo que era mejor no decirle que el sexo era para él como el aire para cualquier otro y que cuanto más salvaje, mejor.
- Era lo más fácil cuando llegué a este país. No traía nada más que lo puesto y algo de dinero que había conseguido cargando en barcos antes de lograr mi billete. - se alzó de hombros, suspirando - Además, no se me daba mal cortejar a hombres y mujeres. Uno de ellos me ofreció una buena suma por ser su juguete durante un tiempo y después...decidí que seguir así no estaba mal. Podría vivir bien y tampoco es tan molesto ser cortesano. - aseguró, desviando la mirada a un lado. Molesto no era, desagradable tampoco...quizás simplemente te mataba por dentro como persona, dejabas de esperar algo más, pero quitando eso era bastante llevadero. Le sirvió algo más de vino, mirando luego su plato - ¿Quiere un poco más?
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
- Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 16/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Él prefería enfocarlo de otro modo, porque Vaël lo decía como si fuera un destino terrible no encontrar jamás el amor idílico con el que fantaseaban todos los juglares.
- Yo prefiero pensar que es porque en el fondo a todos nos gusta demasiado amar como para conformarnos con un único objeto de deseo. Cuando se tiene algo así de hermoso hay que repartirlo, ¿no es cierto?
Vaël tenía que saberlo mejor que nadie, era lo que hacía para ganarse la vida. Tenía razón en lo de que no estaba mal, claro, pero porque hasta la fecha había tenido suerte. Basile esperaba que jamás tuviera que toparse con un cliente especialmente bruto o celoso que lo lastimara, de veras lo lamentaría aunque acababan de empezar a conocerse.
- ¿Esa es vuestra pregunta? - Se extrañó emitiendo una risa queda. - No gracias, estoy servido.
Cogió su copa con la pereza que dan las sobremesas y paladeó un poco el siguiente sorbo de vino antes de tragarlo. No quería saber si el cortesano había estado alguna vez prendado de alguien que por su condición le rechazó, no le gustaban las historias tristes. Prefería pensar que siempre había sido frívolo y distante, como se mostraba ahora detrás de todos esos gestos de coquetería ensayada.
- ¿Por qué no os habeis casado vos, milord? - Le devolvió la pregunta. - ¿No os gusta que os aten? ¿Os aburre dormir siempre entre los mismos brazos?
Él no era por regla general de los que buscaban caricias y arrumacos después de retozar con una muchacha pero sabía que era porque no le unía a ellas más que un vínculo físico que ya había satisfecho. Tenía que ser agradable poder recostar la cabeza contra un pecho que significara algo, que perteneciese a alguien especial. Desde luego él no haría ascos a la moza en cuestión si se dignaba a aparecer, porque si algo tenía seguro era que sería mujer. Se negaba a engatusarse como un pollino por otro hombre y complicarse la vida.
- Yo prefiero pensar que es porque en el fondo a todos nos gusta demasiado amar como para conformarnos con un único objeto de deseo. Cuando se tiene algo así de hermoso hay que repartirlo, ¿no es cierto?
Vaël tenía que saberlo mejor que nadie, era lo que hacía para ganarse la vida. Tenía razón en lo de que no estaba mal, claro, pero porque hasta la fecha había tenido suerte. Basile esperaba que jamás tuviera que toparse con un cliente especialmente bruto o celoso que lo lastimara, de veras lo lamentaría aunque acababan de empezar a conocerse.
- ¿Esa es vuestra pregunta? - Se extrañó emitiendo una risa queda. - No gracias, estoy servido.
Cogió su copa con la pereza que dan las sobremesas y paladeó un poco el siguiente sorbo de vino antes de tragarlo. No quería saber si el cortesano había estado alguna vez prendado de alguien que por su condición le rechazó, no le gustaban las historias tristes. Prefería pensar que siempre había sido frívolo y distante, como se mostraba ahora detrás de todos esos gestos de coquetería ensayada.
- ¿Por qué no os habeis casado vos, milord? - Le devolvió la pregunta. - ¿No os gusta que os aten? ¿Os aburre dormir siempre entre los mismos brazos?
Él no era por regla general de los que buscaban caricias y arrumacos después de retozar con una muchacha pero sabía que era porque no le unía a ellas más que un vínculo físico que ya había satisfecho. Tenía que ser agradable poder recostar la cabeza contra un pecho que significara algo, que perteneciese a alguien especial. Desde luego él no haría ascos a la moza en cuestión si se dignaba a aparecer, porque si algo tenía seguro era que sería mujer. Se negaba a engatusarse como un pollino por otro hombre y complicarse la vida.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 15/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Jugó con la copa en su mano, haciendo bailar el vino en su interior mientras lo observaba como si fuera lo más interesante del mundo y suspiró. Casarse, eso era como una broma para Vaël, principalmente porque jamás se ataría a una mujer, sería algo así como firmar su condena de muerte y encima se convertiría en un infiel, porque no dudaría en buscar la compañía de algún hombre que supiera hacerlo disfrutar de verdad. No, eso del matrimonio no era para él.
- Oh, en cierto modo se podría decir así. - murmuró volviendo a sonreír y apurando su copa para terminársela, dejándola luego sobre la mesa y limpiándose con la servilleta, colocándola allí también - No es tanto que tema que me aten como que tema a que una mujer me ate. - prefirió aclarar mientras se levantaba, caminando despacio hacia la cocina, de donde sacó un platito con varias pastas que acercó a la mesa, dejándolas a un lado mientras apartaba los restos del pastel y los platos para dejar espacio - Yo nunca me juntaría con una mujer, para mi ellas solo son trabajo, única y exclusivamente. Y si de hombres hablamos, se podría decir que aun no encontré a uno que me haga sentir plenamente satisfecho o que simplemente...esté interesado en un cortesano.
Formó una sonrisa como si ese último dato no fuera de importancia, aunque cargaba mucho más peso de lo que podía parecer. El cortesano no sufría pensando cada día en lo triste de su destino, que nunca podría ser amado por nadie. En realidad simplemente no pensaba en ello y como nunca solían preguntarle, pues era casi como si ese problema no existiera.
- Tomad. - agarró una de las pastas de la bandeja, llevándola a los labios contrarios con delicadeza. Se había quedado junto a su asiento, apoyando levemente el trasero contra la mesa - Son realmente exquisitas, las hacen cerca de aquí, o creo que deben ser las mejores de todo París. Ah, mi pregunta...¿por qué habéis venido realmente, monsieur?- se lo quedó mirando con intensidad, tratando de buscar en sus ojos la respuesta que quería ver. Quería probar el pecado, por eso había aceptado ir.
- Oh, en cierto modo se podría decir así. - murmuró volviendo a sonreír y apurando su copa para terminársela, dejándola luego sobre la mesa y limpiándose con la servilleta, colocándola allí también - No es tanto que tema que me aten como que tema a que una mujer me ate. - prefirió aclarar mientras se levantaba, caminando despacio hacia la cocina, de donde sacó un platito con varias pastas que acercó a la mesa, dejándolas a un lado mientras apartaba los restos del pastel y los platos para dejar espacio - Yo nunca me juntaría con una mujer, para mi ellas solo son trabajo, única y exclusivamente. Y si de hombres hablamos, se podría decir que aun no encontré a uno que me haga sentir plenamente satisfecho o que simplemente...esté interesado en un cortesano.
Formó una sonrisa como si ese último dato no fuera de importancia, aunque cargaba mucho más peso de lo que podía parecer. El cortesano no sufría pensando cada día en lo triste de su destino, que nunca podría ser amado por nadie. En realidad simplemente no pensaba en ello y como nunca solían preguntarle, pues era casi como si ese problema no existiera.
- Tomad. - agarró una de las pastas de la bandeja, llevándola a los labios contrarios con delicadeza. Se había quedado junto a su asiento, apoyando levemente el trasero contra la mesa - Son realmente exquisitas, las hacen cerca de aquí, o creo que deben ser las mejores de todo París. Ah, mi pregunta...¿por qué habéis venido realmente, monsieur?- se lo quedó mirando con intensidad, tratando de buscar en sus ojos la respuesta que quería ver. Quería probar el pecado, por eso había aceptado ir.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
- Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 16/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Y allí estaba aquel cortesano venido a menos reclamando un estilo de vida que contradecía todas las normas, orgulloso como si no temiera a nadie, exigiendo su derecho a tomar solo lo que le gustara y no lo que otros le impusieran. Lo miró con una mezcla de fascinación y envidia y vació también su copa, dejándola sobre el mantel al mismo tiempo que Sunderland y lamentando de pronto que la mesa fuera lo bastante larga como para separarlos tanto. Como si pudiera oír sus pensamientos el cortesano recogió los platos y se quedó junto a él. Cuando Basile se inclinó para morder aquella pasta sus labios rozaron los dedos del otro sin que él lo hubiera pretendido así. Masticó despacio mientras lo miraba, para lo cual tenía que doblar el cuello ligeramente hacia atrás ya que estaba más bajo que Vaël, todavía sentado en su silla.
- ¿Ni uno que os deje satisfecho? - Repitió, sorprendido por aquella confesión. - Debe de ser agotador, entonces. Como verse obligado a beber siempre de un manantial que no sacia la sed.
Puede que Basile no adorase a las muchachas con las que había compartido su cama, pero todas servían mejor o peor para lo mismo y lo complacían por igual. El sueño de después siempre era plácido y espeso como una nube. No podía imaginar cómo debía de ser estar condenado a buscar siempre esa sensación sin encontrarla.
- Por favor, milord, no insultéis a vuestra inteligencia preguntando algo que ya sabéis.
Dos copas de vino no le hacían dar vueltas a la cabeza, pero sí lo achispaban lo suficiente como para que no dudara mucho en cuál había de ser su siguiente paso. Tomó entre sus manos la de Vaël que antes sostenía la galleta y llevó uno de los dedos del otro hasta el interior de su boca, donde lo acarició con la lengua de forma sugerente antes de volverlo a guiar hacia fuera como una golosina. Debía de haberse vuelto loco pero ya sabía perfectamente que iba a perderse en el momento en que aceptó su invitación.
- ¿Ni uno que os deje satisfecho? - Repitió, sorprendido por aquella confesión. - Debe de ser agotador, entonces. Como verse obligado a beber siempre de un manantial que no sacia la sed.
Puede que Basile no adorase a las muchachas con las que había compartido su cama, pero todas servían mejor o peor para lo mismo y lo complacían por igual. El sueño de después siempre era plácido y espeso como una nube. No podía imaginar cómo debía de ser estar condenado a buscar siempre esa sensación sin encontrarla.
- Por favor, milord, no insultéis a vuestra inteligencia preguntando algo que ya sabéis.
Dos copas de vino no le hacían dar vueltas a la cabeza, pero sí lo achispaban lo suficiente como para que no dudara mucho en cuál había de ser su siguiente paso. Tomó entre sus manos la de Vaël que antes sostenía la galleta y llevó uno de los dedos del otro hasta el interior de su boca, donde lo acarició con la lengua de forma sugerente antes de volverlo a guiar hacia fuera como una golosina. Debía de haberse vuelto loco pero ya sabía perfectamente que iba a perderse en el momento en que aceptó su invitación.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 15/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Él mismo se terminó el pedazo de dulce y se lamió despacio los dedos, en los que había sentido la caricia de los labios contrarios, tan delicada y agradable que hasta le había hecho estremecer. A veces era más placentero un pequeño detalle de alguien que en verdad te interese, que mil contactos lascivos de un cliente más.
- Yo no habría encontrado una forma mejor de describirlo. - reconoció a sus palabras, podía considerarse justo de esa forma - Pero a todo se acostumbra uno, y eso no es una excepción.
Sus orbes azules no se desclavaron en ningún momento del otro hombre, de cada gesto que hizo después de sus palabras. Había pensado que quizás se mostraría algo más reacio, sin embargo podría decirse que su comportamiento era bastante receptivo, eso facilitaba las cosas. Sin embargo algo daba vueltas en la cabeza del cortesano, algo que no le dejaba tratar esa situación como normalmente lo haría. Dejó escapar un suspiro placentero entre sus labios, sin perder la sonrisa y aprovechando el agarre en la mano ajena, tiró suavemente para hacer que se levantara y así poder estar a la misma altura.
- A pesar de que pudiera saberlo siempre es más agradable escucharlo de boca ajena. - confesó, acercándose a él y usando su mano libre para acariciar la mejilla contraria con lentitud, sin prisa alguna, observando cada detalle de su rostro. Se acercó a él, hasta que sus rostros quedaron apenas a un suspiro de distancia - Monsieur Grushenko...os confieso que deseo probar vuestros labios desde la primera vez que os vi. - como si realmente quisiera dar más veracidad a sus palabras, sus dedos viajaron por su rostro para poder acariciar los recién nombrados, deslizando el índice y el corazón de lado a lado de manera lenta, provocadora y deseosa. Se mordió su propio labio inferior en un gesto normalmente estudiado, pero que aquella vez hizo por puro instinto.
Había dejado sus intenciones claras, estaba muy cerca y se lo había puesto en bandeja. Dar el último paso en esa ocasión dependía totalmente del boticario. Vaël estaría dispuesto a corresponder con la mayor habilidad que fuera posible, deseaba regalarle uno de esos besos que te hacen temblar las piernas y sentir que el corazón se quiere escapar con tu último aliento.
- Yo no habría encontrado una forma mejor de describirlo. - reconoció a sus palabras, podía considerarse justo de esa forma - Pero a todo se acostumbra uno, y eso no es una excepción.
Sus orbes azules no se desclavaron en ningún momento del otro hombre, de cada gesto que hizo después de sus palabras. Había pensado que quizás se mostraría algo más reacio, sin embargo podría decirse que su comportamiento era bastante receptivo, eso facilitaba las cosas. Sin embargo algo daba vueltas en la cabeza del cortesano, algo que no le dejaba tratar esa situación como normalmente lo haría. Dejó escapar un suspiro placentero entre sus labios, sin perder la sonrisa y aprovechando el agarre en la mano ajena, tiró suavemente para hacer que se levantara y así poder estar a la misma altura.
- A pesar de que pudiera saberlo siempre es más agradable escucharlo de boca ajena. - confesó, acercándose a él y usando su mano libre para acariciar la mejilla contraria con lentitud, sin prisa alguna, observando cada detalle de su rostro. Se acercó a él, hasta que sus rostros quedaron apenas a un suspiro de distancia - Monsieur Grushenko...os confieso que deseo probar vuestros labios desde la primera vez que os vi. - como si realmente quisiera dar más veracidad a sus palabras, sus dedos viajaron por su rostro para poder acariciar los recién nombrados, deslizando el índice y el corazón de lado a lado de manera lenta, provocadora y deseosa. Se mordió su propio labio inferior en un gesto normalmente estudiado, pero que aquella vez hizo por puro instinto.
Había dejado sus intenciones claras, estaba muy cerca y se lo había puesto en bandeja. Dar el último paso en esa ocasión dependía totalmente del boticario. Vaël estaría dispuesto a corresponder con la mayor habilidad que fuera posible, deseaba regalarle uno de esos besos que te hacen temblar las piernas y sentir que el corazón se quiere escapar con tu último aliento.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
- Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 16/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Si estaba acostumbrado a tratar con hombres más que con mujeres sabría cómo provocarlos, y no se refería solo a quitarse la ropa. Basile había sentido en ese comentario lastimoso una invitación a ser el primero que lo dejara satisfecho de verdad, aunque siendo francos reconocía que iba a ser difícil. ¿Cómo podía él, que no tenía ni idea en ese campo, lidiar con otros mucho más versados e incluso ganar la competición? Oh, pero Talena le había dicho que fuera valiente y pensaba hacer caso a aquella gitana de cabello rojo que se le había aparecido delante una noche como caída del cielo.
- No deberíais resignaros a ese castigo. - Le increpó. - A veces uno debe seguir buscando aunque no sepa bien qué es lo que espera encontrar.
En su filosofía no había cabida para la acomodación ni la rendición, siempre había querido saber más, aprender más, conocer nuevos puntos de contacto con lo desconocido que le impulsaran a dejar volar la imaginación. Así avanzaba la ciencia y así quería avanzar Basile. Se levantó cuando Vaël demandó su presencia más arriba y más cerca, observándolo con mucha más proximidad que nunca antes y preguntándose por qué alguien tan guapo no había encontrado nunca un padrino fijo que le pusiera un palacio de oro y lo vistiera de seda. Seguro que aquel cortesano podía conseguir aquello y más. ¿No le interesaba el dinero? Sonrió cuando oyó pedir una confirmación de algo que ambos sabían de sobra.
- He venido porque quiero quitaros toda la ropa y haceros algunas cosas que están muy, muy mal. - Declaró sus intenciones como quien anuncia un tratado comercial. - Y también porque esa patata no iba a traerse sola.
Cerró los ojos como reflejo cuando le acarició los labios. Aquello estaba supernado todas sus expectativas y todavía no habían ni empezado la mejor parte. Él sentía lo mismo que Vaël en aquel aspecto pero no veía necesidad de repetir como un loro cuado podía ocupar la lengua en algo mucho más fructífero. Llevó las manos a los costados del otro hombre como si no fuera esa la primera vez que abrazaba así un cuerpo masculino. Sintió bajo las yemas de los dedos y en toda la palma el tacto de aquella camisa bajo cuya tela se adivinaba un torso recio y una piel tibia. Abrió un momento los párpados antes de inclinarse lo justo para salvar esa distancia de dos centímetros escasos y dejar que su boca tomara lo que desde hacía quince años quería probar, un manjar qque creyó vedado y que se prometió que jamás mordería. Los labios de Vaël eran suaves y a la vez firmes, parecidos y diferentes a los de cualquier muchacha.
- No deberíais resignaros a ese castigo. - Le increpó. - A veces uno debe seguir buscando aunque no sepa bien qué es lo que espera encontrar.
En su filosofía no había cabida para la acomodación ni la rendición, siempre había querido saber más, aprender más, conocer nuevos puntos de contacto con lo desconocido que le impulsaran a dejar volar la imaginación. Así avanzaba la ciencia y así quería avanzar Basile. Se levantó cuando Vaël demandó su presencia más arriba y más cerca, observándolo con mucha más proximidad que nunca antes y preguntándose por qué alguien tan guapo no había encontrado nunca un padrino fijo que le pusiera un palacio de oro y lo vistiera de seda. Seguro que aquel cortesano podía conseguir aquello y más. ¿No le interesaba el dinero? Sonrió cuando oyó pedir una confirmación de algo que ambos sabían de sobra.
- He venido porque quiero quitaros toda la ropa y haceros algunas cosas que están muy, muy mal. - Declaró sus intenciones como quien anuncia un tratado comercial. - Y también porque esa patata no iba a traerse sola.
Cerró los ojos como reflejo cuando le acarició los labios. Aquello estaba supernado todas sus expectativas y todavía no habían ni empezado la mejor parte. Él sentía lo mismo que Vaël en aquel aspecto pero no veía necesidad de repetir como un loro cuado podía ocupar la lengua en algo mucho más fructífero. Llevó las manos a los costados del otro hombre como si no fuera esa la primera vez que abrazaba así un cuerpo masculino. Sintió bajo las yemas de los dedos y en toda la palma el tacto de aquella camisa bajo cuya tela se adivinaba un torso recio y una piel tibia. Abrió un momento los párpados antes de inclinarse lo justo para salvar esa distancia de dos centímetros escasos y dejar que su boca tomara lo que desde hacía quince años quería probar, un manjar qque creyó vedado y que se prometió que jamás mordería. Los labios de Vaël eran suaves y a la vez firmes, parecidos y diferentes a los de cualquier muchacha.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 15/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
No escuchó mucho más después de que deseaba quitarle la ropa. Definitivamente aquello le excitaba, saberse deseado por alguien que se le había antojado casi inalcanzable en un principio por sus costumbres o la forma en la que se habían conocido. Todo su cuerpo sufrió una sacudida cuando las bocas de ambos entraron en contacto, cuando su mano se atrevió a pegarse a su cuerpo.
Deseaba en ese mismo instante aferrarlo y recostarlo sobre la misma mesa, tirando todos los restos que allí habían al suelo, despejando el espacio para poder hacerlo suyo con todas sus artes aprendidas en los últimos años. Sin embargo esa vocecita seguía dando vueltas en su cabeza y por desgracia para el cortesano, cada vez gritaba con más fuerza. Mientras su lengua recorría los labios del mayor, sus ojos se entreabrían para mirarlo, tan hermoso, tan perfecto...Despacio se separó de su boca tras haberla recorrido con lentitud. No había dudado en meterse dentro, en recorrer cada milímetro de su cavidad, amaba poseer la boca de otro hombre.
- Sé que me arrepentiré eternamente de esto...- susurró cuando apenas se había despegado, mientras los labios de ambos se rozaban al hablar, mezclando la humedad de ambas bocas en cada caricia. Acarició su cabello y no lo obligó a apartarse ni mucho menos, pero tampoco hizo más intenso ese contacto, aunque su cuerpo lo pedía a gritos - Ha sido una cena muy agradable, monsieur...- comenzó a decir las típicas palabras de cortesía cuando alguien ya va a dar por finalizado un encuentro - Y creo que sería genial que pudiéramos repetir en alguna otra ocasión. - pegó su frente a la contraria, cerrando los ojos, dejando caer su aliento sobre los labios del mayor - Quizás alguna ocasión en la que vuestro deseo esté totalmente dirigido a mi, que no sea llevado por la curiosidad por poseer a otro hombre, o tal vez la imposibilidad de poseer a quién realmente queráis.
No sabía si el otro entendería lo que quería decir, ni siquiera si él mismo se entendía. Tampoco tenía muy claro como podría reaccionar el otro varón, solo esperaba que no se molestase. ¿Era tan extraño que por una vez deseara tener encuentros normales? Que por una vez deseara ser buscado por quién era en lugar de una mera forma de quitarse alguna carga, ya fuera perder la virginidad, probar con su mismo sexo, ser infiel...cualquier cosa. Y ciertamente, hasta el momento el boticario no le había dejado en claro nada que no fuera una intensa curiosidad por su mismo sexo. Lo deseaba, deseaba hacerlo suyo, pero ya que no iba a pagar, por una vez deseaba que no fuera igual que con el resto.
Deseaba en ese mismo instante aferrarlo y recostarlo sobre la misma mesa, tirando todos los restos que allí habían al suelo, despejando el espacio para poder hacerlo suyo con todas sus artes aprendidas en los últimos años. Sin embargo esa vocecita seguía dando vueltas en su cabeza y por desgracia para el cortesano, cada vez gritaba con más fuerza. Mientras su lengua recorría los labios del mayor, sus ojos se entreabrían para mirarlo, tan hermoso, tan perfecto...Despacio se separó de su boca tras haberla recorrido con lentitud. No había dudado en meterse dentro, en recorrer cada milímetro de su cavidad, amaba poseer la boca de otro hombre.
- Sé que me arrepentiré eternamente de esto...- susurró cuando apenas se había despegado, mientras los labios de ambos se rozaban al hablar, mezclando la humedad de ambas bocas en cada caricia. Acarició su cabello y no lo obligó a apartarse ni mucho menos, pero tampoco hizo más intenso ese contacto, aunque su cuerpo lo pedía a gritos - Ha sido una cena muy agradable, monsieur...- comenzó a decir las típicas palabras de cortesía cuando alguien ya va a dar por finalizado un encuentro - Y creo que sería genial que pudiéramos repetir en alguna otra ocasión. - pegó su frente a la contraria, cerrando los ojos, dejando caer su aliento sobre los labios del mayor - Quizás alguna ocasión en la que vuestro deseo esté totalmente dirigido a mi, que no sea llevado por la curiosidad por poseer a otro hombre, o tal vez la imposibilidad de poseer a quién realmente queráis.
No sabía si el otro entendería lo que quería decir, ni siquiera si él mismo se entendía. Tampoco tenía muy claro como podría reaccionar el otro varón, solo esperaba que no se molestase. ¿Era tan extraño que por una vez deseara tener encuentros normales? Que por una vez deseara ser buscado por quién era en lugar de una mera forma de quitarse alguna carga, ya fuera perder la virginidad, probar con su mismo sexo, ser infiel...cualquier cosa. Y ciertamente, hasta el momento el boticario no le había dejado en claro nada que no fuera una intensa curiosidad por su mismo sexo. Lo deseaba, deseaba hacerlo suyo, pero ya que no iba a pagar, por una vez deseaba que no fuera igual que con el resto.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
- Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 16/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Disfrutó del beso como si sus bocas fueran viejas amigas y no conocidas recientes. Había visto en Vaël una vía de escape a todos sus deseos frustrados y esa curiosidad le había impulsado a ir a su casa, pero ahora entendía que Sunderland no era un hombre que pudiera simplemente ajustarse a una necesidad. Era un hombre entero, con sus cosas buenas y quizá menos buenas, con sus confusiones y sus necesidades propias. Era un hombre para disfrutar y no un parche para tapar nada. Justo cuando aquellos pensamientos le envalentonaron el beso terminó y pareció que la velada también. Basile se lo quedó mirando sin comprender al principio qué era lo que quería decir. Dejó que le acariciara el pelo y que apoyara la frente sobre la suya mientras escuchaba sus frases entrecortadas y trataba de reconstruir su línea de pensamiento. ¿Una cena agradable? Al prnicipio creyó que había hecho algo mal pero sus siguientes palabras lo desmintieron.
- Entiendo lo que decís, y puede que fuera así al principio, pero luego...
Negó imperceptiblemente con la cabeza negándose a separar las manos de su cuerpo, creyendo internamente que si lo hacía Vaël se desvanecería al instante. Se pasó la lengua por los labios como si algo físico le impidiera hablar pero realmente era una traba intangible en su cerebro, no sabía hilvanar sus ideas y tampoco iba a rogarle que cambiara de parecer. No podía decirle que ahora le interesaba por quien era y que ya no tenía miedo. En realidad si´podría pero Vaël pensaría que solo se lo decía para poder quedarse allí. Dispuesto a acatar sus órdenes le dio otro beso mucho más dócil en la comisura de los labios.
- Si es lo que queréis me marcharé. - Le tranquilizó. - Esta es vuestra casa y es vuestra vida. No he venido a imponer nada.
Pero sabía que él le iba a pedir que se fuera y también sabía que después de eso le costaría mucho más volver si es que se decidía a hacerlo algún día. Volvió a besarle en el mismo canto de la boca sabiendo que quizá no volvería a tener la oportunidad.
- Entiendo lo que decís, y puede que fuera así al principio, pero luego...
Negó imperceptiblemente con la cabeza negándose a separar las manos de su cuerpo, creyendo internamente que si lo hacía Vaël se desvanecería al instante. Se pasó la lengua por los labios como si algo físico le impidiera hablar pero realmente era una traba intangible en su cerebro, no sabía hilvanar sus ideas y tampoco iba a rogarle que cambiara de parecer. No podía decirle que ahora le interesaba por quien era y que ya no tenía miedo. En realidad si´podría pero Vaël pensaría que solo se lo decía para poder quedarse allí. Dispuesto a acatar sus órdenes le dio otro beso mucho más dócil en la comisura de los labios.
- Si es lo que queréis me marcharé. - Le tranquilizó. - Esta es vuestra casa y es vuestra vida. No he venido a imponer nada.
Pero sabía que él le iba a pedir que se fuera y también sabía que después de eso le costaría mucho más volver si es que se decidía a hacerlo algún día. Volvió a besarle en el mismo canto de la boca sabiendo que quizá no volvería a tener la oportunidad.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 15/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
"Pero luego...", era increíble como dos palabras simplemente podían hacer que a un hombre hecho y derecho le diera un vuelco el estómago. ¿Qué podía pensar en un momento como aquel? Probablemente cualquier cosa que ahora le dijera el boticario parecería un mero intento por llevarlo a la cama. Y aun así el cortesano quería creer que podía haber verdad detrás de ese silencio que dejaba mil cosas a su imaginación. Correspondió cada beso de forma suave, sonriendo con calma, como si controlase la situación, cuando realmente estaba fuera de su elemento cotidiano.
- Lo que quiero es haceros mío en cualquier lugar de esta casa. - aseguró, más valía dejar las cosas claras, porque no quería que pensara nada que no era, como que no lo deseaba ni nada parecido, debía estar loco en realidad para perder esa oportunidad - Me habéis conocido como cortesano, habréis imaginado mil y una cosas que debo haber hecho con mis clientes. Aun así habéis venido con la intención de disfrutar de mi compañía. Sin embargo...- se mordió un tanto el labio inferior, tratando de escoger bien sus palabras. Sabía que lo más probable es que aquello hiciera que el boticario se echara atrás, que no volviera a buscarlo o inclusive lo evitara, pero algo en su interior le decía que eso era lo mejor - Quiero que me tengáis como Vaël, no como el cortesano que conocéis.
Aquella era sin duda la mejor forma de explicarlo. Sus manos se apoyaron en los pectorales del contrario y lo empujó suave, no para apartarlo, pues él también se movió, más bien fue una forma de dirigirlo y hacerlo caminar hacia atrás mientras lo acorralaba contra la pared, pegándose por completo a su cuerpo después y mirando sus labios con deseo. Era difícil atar su lujuria, más de lo que podía imaginar nadie.
- Quiero veros de nuevo. Pienso que si ahora os dejo marchar no querréis volver, tal vez por vergüenza o simplemente porque os lo pensaréis mejor. Pero si ahora me acuesto con vos, cuando volváis seguro que será como cliente y eso me hace sentir mal. No os quiero como un cliente más en mi lista, Basile. Así que ahora mismo me debato fuertemente...¿qué haríais en mi lugar? - terminó por preguntar, mientras acariciaba con su nariz la contraria, solo porque quería notar su cercanía, el calor de su cuerpo contra el propio que no hacía sino gritar por más, más cerca, más caricias, más besos.
- Lo que quiero es haceros mío en cualquier lugar de esta casa. - aseguró, más valía dejar las cosas claras, porque no quería que pensara nada que no era, como que no lo deseaba ni nada parecido, debía estar loco en realidad para perder esa oportunidad - Me habéis conocido como cortesano, habréis imaginado mil y una cosas que debo haber hecho con mis clientes. Aun así habéis venido con la intención de disfrutar de mi compañía. Sin embargo...- se mordió un tanto el labio inferior, tratando de escoger bien sus palabras. Sabía que lo más probable es que aquello hiciera que el boticario se echara atrás, que no volviera a buscarlo o inclusive lo evitara, pero algo en su interior le decía que eso era lo mejor - Quiero que me tengáis como Vaël, no como el cortesano que conocéis.
Aquella era sin duda la mejor forma de explicarlo. Sus manos se apoyaron en los pectorales del contrario y lo empujó suave, no para apartarlo, pues él también se movió, más bien fue una forma de dirigirlo y hacerlo caminar hacia atrás mientras lo acorralaba contra la pared, pegándose por completo a su cuerpo después y mirando sus labios con deseo. Era difícil atar su lujuria, más de lo que podía imaginar nadie.
- Quiero veros de nuevo. Pienso que si ahora os dejo marchar no querréis volver, tal vez por vergüenza o simplemente porque os lo pensaréis mejor. Pero si ahora me acuesto con vos, cuando volváis seguro que será como cliente y eso me hace sentir mal. No os quiero como un cliente más en mi lista, Basile. Así que ahora mismo me debato fuertemente...¿qué haríais en mi lugar? - terminó por preguntar, mientras acariciaba con su nariz la contraria, solo porque quería notar su cercanía, el calor de su cuerpo contra el propio que no hacía sino gritar por más, más cerca, más caricias, más besos.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
- Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 16/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Sonrió mirando hacia abajo como si lo acometiera repentinamente la timidez. No sabía por qué se estaba comportando como un puñetero colegial cuando le sacaba unos diez años a Vaël, pero así era como se sentía cuando el otro le dirigía frases como aquella. Él también quería que lo hiciera suyo y ni siquiera se veía en la necesidad de imponerse como elemento dominante de la pareja, cosa que sí hacía cuando yacía con mujeres. Subió una mano de donde la tenía, en la cintura de Sunderland, para ponerla en su nuca y acariciarle el nacimiento del pelo mientras hablaba. No era que no le interesara lo que tenía que decir, pero la vista se le iba sola a sus labios y tenía que hacer un verdadero esfuerzo para no besarle otra vez. Igual estaba siendo una mala persona al no haber cogido la chaqueta y haberse marchado la primera vez que el cortesano se lo había pedido, pero lo cierto era que no podía hacer otra cosa que insistir. Quería más que nada dormir con él. Quería poseer ese cuerpo y también ese espíritu que se erigía valiente, terco e indomable.
Mientras le empujaba hacia atrás Basile deshizo hábilmente el lazo del cuello de la camisa del inglés, teniendo después que llevar las manos a la espalda del otro porque entre sus cuerpos el espacio se redujo hasta desaparecer por completo. Puso cada mano encima de uno de sus omóplatos y lo apretó con los dedos hacia sí aunque ya no pudiera acercarse más.
- Nunca he pensado que fuerais solo eso, si es lo que os preocupa. - Aquel hombre merecía su sinceridad. - Pero mentiría si os dijera que ahora siento algo más que deseo y curiosidad. Curiosidad por vos, no por estar con cualquier hombre. Si esperais que diga que os amo no puedo complaceros, pero no os mentiré. Me gusta todo de vos.
Entre el vino, el calor y el ardor interno estaba medio febril, pero se las arregló para mirarle más o menos neutral y dejar así que él se decidiera sin tener al boticario metiéndole las manos por debajo de la ropa. No era un desesperado ni pretendía frotarse contra él como un animal. Si Vaël consentía darían rienda suelta a su mutuo interés, pero si no Basile se marcharía como él había pedido al principio.
- Y como nunca podré pagaros ni un franco el asunto del cliente queda resuelto. - No pudo evitar bromear un poco antes de considerar su pregunta. - ¿Si yo fuera vos? Pues supongo... que dejaría de pensar y me besaría.
Mientras le empujaba hacia atrás Basile deshizo hábilmente el lazo del cuello de la camisa del inglés, teniendo después que llevar las manos a la espalda del otro porque entre sus cuerpos el espacio se redujo hasta desaparecer por completo. Puso cada mano encima de uno de sus omóplatos y lo apretó con los dedos hacia sí aunque ya no pudiera acercarse más.
- Nunca he pensado que fuerais solo eso, si es lo que os preocupa. - Aquel hombre merecía su sinceridad. - Pero mentiría si os dijera que ahora siento algo más que deseo y curiosidad. Curiosidad por vos, no por estar con cualquier hombre. Si esperais que diga que os amo no puedo complaceros, pero no os mentiré. Me gusta todo de vos.
Entre el vino, el calor y el ardor interno estaba medio febril, pero se las arregló para mirarle más o menos neutral y dejar así que él se decidiera sin tener al boticario metiéndole las manos por debajo de la ropa. No era un desesperado ni pretendía frotarse contra él como un animal. Si Vaël consentía darían rienda suelta a su mutuo interés, pero si no Basile se marcharía como él había pedido al principio.
- Y como nunca podré pagaros ni un franco el asunto del cliente queda resuelto. - No pudo evitar bromear un poco antes de considerar su pregunta. - ¿Si yo fuera vos? Pues supongo... que dejaría de pensar y me besaría.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 274
Fecha de inscripción : 15/03/2012
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Que poca voluntad tenía, que poca cuando se trataba de algo que en verdad le interesaba. No pudo evitar sonreír al escucharlo y hasta soltar un pequeño bufido divertido. Amor, esa era una palabra que no creía llegar a usar nunca, la veía tan lejana como su antigua vida en Londres, dos cosas que no quería revivir.
- Si hablarais de amor comenzaría a pensar que los ingredientes del pastel de carne no estaban en el mejor estado. - reconoció, mordiéndose el labio inferior. También le gustaba, era bueno saberlo, era agradable pensar que veía algo más allá que un juguete de placer. Sus labios dejaron escapar un nuevo suspiro al escucharlo. Estaba tan entregado que pensar en dejarlo marchar le quemaba por dentro y poco a poco comenzaba a dudar que fuera lo mejor, solo quería callar esa vocecita interior que le gritaba que se hiciera desear un poco más por el boticario.
Estaba tan poco acostumbrado a cortejar a otro hombre que no sabía como hacerlo, que cada una de sus provocaciones solo le llevaban a una cosa. Pero bueno así había aprendido y al parecer con ello se iba a conformar, por que su voluntad cedió totalmente ante sus palabras y como si lo hubiera impulsado una mano invisible, volvió a atacar la boca ajena con la propia, volvió a tomarla de manera demandante mientras sus manos, hábiles y bien entrenadas, se deslizaron por el torso del mayor, separándose lo justo para poder dejarlas trabajar y desabrochar toda prenda que pillaran en su camino, toda tela que le impidieran tocar su piel.
- Decidme que mañana no pensaréis que esto fue un error...Decidme que volveremos a vernos si en alguna ocasión deseas mi cuerpo y no esquivaréis mi mirada cuando nos encontremos producto de la casualidad. - le pidió entre besos, deslizando las manos por sus hombros cuando los dedos terminaron su labor, buscando así desembarazarlo de la ropa superior y desnudar su torso.
- Si hablarais de amor comenzaría a pensar que los ingredientes del pastel de carne no estaban en el mejor estado. - reconoció, mordiéndose el labio inferior. También le gustaba, era bueno saberlo, era agradable pensar que veía algo más allá que un juguete de placer. Sus labios dejaron escapar un nuevo suspiro al escucharlo. Estaba tan entregado que pensar en dejarlo marchar le quemaba por dentro y poco a poco comenzaba a dudar que fuera lo mejor, solo quería callar esa vocecita interior que le gritaba que se hiciera desear un poco más por el boticario.
Estaba tan poco acostumbrado a cortejar a otro hombre que no sabía como hacerlo, que cada una de sus provocaciones solo le llevaban a una cosa. Pero bueno así había aprendido y al parecer con ello se iba a conformar, por que su voluntad cedió totalmente ante sus palabras y como si lo hubiera impulsado una mano invisible, volvió a atacar la boca ajena con la propia, volvió a tomarla de manera demandante mientras sus manos, hábiles y bien entrenadas, se deslizaron por el torso del mayor, separándose lo justo para poder dejarlas trabajar y desabrochar toda prenda que pillaran en su camino, toda tela que le impidieran tocar su piel.
- Decidme que mañana no pensaréis que esto fue un error...Decidme que volveremos a vernos si en alguna ocasión deseas mi cuerpo y no esquivaréis mi mirada cuando nos encontremos producto de la casualidad. - le pidió entre besos, deslizando las manos por sus hombros cuando los dedos terminaron su labor, buscando así desembarazarlo de la ropa superior y desnudar su torso.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
- Mensajes : 228
Fecha de inscripción : 16/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Página 1 de 4. • 1, 2, 3, 4
Temas similares
» Veo, veo... ¿Qué ves? [Vaël]
» Welcome back (Vaël y Basile)
» Se pone el sol en un café (Vaël)
» Desayuno francés (Vaël)
» Saliendo de mi 'reclusión'... {Vaël}
» Welcome back (Vaël y Basile)
» Se pone el sol en un café (Vaël)
» Desayuno francés (Vaël)
» Saliendo de mi 'reclusión'... {Vaël}
Página 1 de 4.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour