AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
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Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Recuerdo del primer mensaje :
No habían acordado ninguna hora y Basile había estado a punto de no poderse presentar porque no encontraba la tarjeta de cliente de Sunderland por ninguna parte, pero finalmente la fortuna - a la que muchos pintaban como una diosa ramera - le había sonreído y propiciado su visita. No había olvidado que quedó medio en broma con Vaël en que proveería de patatas su despensa, así que se había cuidado mucho de cumplir su palabra acercándose al comercio de un labriego esa misma tarde y comprando el tubérculo más grande que pudo encontrar. Tenía sin exagerar el mismo tamaño que uno de los balones de tripa que se cosían los niños para jugar a darle patadas. No sabía a qué hora cenaba su anfitrión pero optó por escoger más o menos la franja en la que la mayoría de parisinos se servían la última comida del día. Igual habría sido apropiado llevar una botella de vino pero pegaba mucho más con su personalidad burlona y risueña aquella patata, no se le podía exigir más.
Su atuendo era sobrio pero informal, nada de la levita que tenía que desempolvar cada vez que Thibaut le invitaba a acudir a algún acto donde estuvieran su familia y las amistades de ésta. Su traje era correcto pero llevaba la chaqueta abierta, aunque no le faltaban los guantes ni el sombrero, una prenda fundamental en el armario de todos los hombres de la época y más aún de aquellos que, como él, preferían no usar una de esas pelucas blancas tan artificiosas. Sería mentira si dijera que no estaba un poco nervioso ante lo que pudiera ocurrir esa noche. Tenía muy claro que solo llegarían hasta donde él quisiera poner el punto final, pero el problema era que tenía los límites bastante difusos y eso que todavía no había bebido nada de alcohol. También estaba el otro pequeño asunto, el de su inexperiencia y posible torpeza con la situación. Se sentía un poco como un niño al que llevan a una reunión de mayores donde se espera que se comporte bien sin explicarle antes las reglas del juego. Respiró hondo riéndose internamente de sus propios miedos que no dejaba de considerar estúpidos y llamó a la puerta. Se le ocurrió por primera vez que igual no iban a estar solos, a lo mejor Vaël tenía servicio, y la idea no le gustó. Prefería que nadie supiera que había estado allí por lo que pudiera pasar.
Su atuendo era sobrio pero informal, nada de la levita que tenía que desempolvar cada vez que Thibaut le invitaba a acudir a algún acto donde estuvieran su familia y las amistades de ésta. Su traje era correcto pero llevaba la chaqueta abierta, aunque no le faltaban los guantes ni el sombrero, una prenda fundamental en el armario de todos los hombres de la época y más aún de aquellos que, como él, preferían no usar una de esas pelucas blancas tan artificiosas. Sería mentira si dijera que no estaba un poco nervioso ante lo que pudiera ocurrir esa noche. Tenía muy claro que solo llegarían hasta donde él quisiera poner el punto final, pero el problema era que tenía los límites bastante difusos y eso que todavía no había bebido nada de alcohol. También estaba el otro pequeño asunto, el de su inexperiencia y posible torpeza con la situación. Se sentía un poco como un niño al que llevan a una reunión de mayores donde se espera que se comporte bien sin explicarle antes las reglas del juego. Respiró hondo riéndose internamente de sus propios miedos que no dejaba de considerar estúpidos y llamó a la puerta. Se le ocurrió por primera vez que igual no iban a estar solos, a lo mejor Vaël tenía servicio, y la idea no le gustó. Prefería que nadie supiera que había estado allí por lo que pudiera pasar.
Última edición por Basile Grushenko el Miér Abr 11, 2012 9:29 am, editado 1 vez
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Bueno, qué bien, al menos en eso estaban de acuerdo. Le agradó también darse cuenta de que Vaël no tenía todo tan planeado como se había temido Basile antes de ir a verlo. Uno tendría a pensar que cualquier cortesano era un experto en mentes y anhelos ajenos, pero allí delante solo veía a un hombre. No "solo" en el mal sentido de la palabra, de mediocridad, sino "solo" sin artificios, natural y con las mismas dudas que pudiera tener cualquiera. Esa chispa de inocencia, podría llamarse. Sonrió por su alusión al pastel en mal estado y negó con la cabeza, la cena estaba deliciosa. Casi tanto como lo estaban también sus labios. No tuvo problemas en comenzar a desabrocharle la camisa hasta con los ojos cerrados, porque no le gustaba besar mirando al contrario. Una manía como otras, sin mayor repercusión. Sintió su cuerpo cálido bajo los dedos y le acarició la línea de las clavículas como si quisiera memorizar un texto en Braille. Allí estaba lo que deseaba y era mucho mejor de lo que había imaginado todo el tiempo que veía pasar a Thibaut y se imaginaba qué sentiría de tenerlo encima. Pero no pensaba ahora en Beaudelaire sino en Sunderland, quién se lo iba a decir, que ocupaba todos sus sentidos y lo llenaba de una manera difícil de describir.
- Mi querido Vaël. - Dijo tomándose una pausa en la que separó sus labios. - Nunca me he arrepentido de nada que haya hecho, y si alguien saldrá de aquí lamentándose seréis en todo caso vos.
Separó un poco la espalda de la pared para que su propia camisa, ya desabrochada, resbalara hasta quedar caída en el suelo. Poco le importaba que pudiera arrugarse. Imitó después los gestos del cortesano para desnudarlo también de cintura hacia arriba y lo miró así expuesto un momento antes de abrazarlo de nuevo y obligarlo a volver a ponerse sobre él.
- Supongo que lo habréis deducido, pero carezco de mucha experiencia en este juego. - Le miró a los ojos y puso un dedo sobre su nariz que después pasó a rozarle los labios, como reteniéndolo un momento lejos de su boca para dejarle hablar. - Aunque espero compensarlo con las ganas de jugar.
- Mi querido Vaël. - Dijo tomándose una pausa en la que separó sus labios. - Nunca me he arrepentido de nada que haya hecho, y si alguien saldrá de aquí lamentándose seréis en todo caso vos.
Separó un poco la espalda de la pared para que su propia camisa, ya desabrochada, resbalara hasta quedar caída en el suelo. Poco le importaba que pudiera arrugarse. Imitó después los gestos del cortesano para desnudarlo también de cintura hacia arriba y lo miró así expuesto un momento antes de abrazarlo de nuevo y obligarlo a volver a ponerse sobre él.
- Supongo que lo habréis deducido, pero carezco de mucha experiencia en este juego. - Le miró a los ojos y puso un dedo sobre su nariz que después pasó a rozarle los labios, como reteniéndolo un momento lejos de su boca para dejarle hablar. - Aunque espero compensarlo con las ganas de jugar.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Las caricias de aquel hombre hacían que su piel ardiera allá donde tocaba, como si en cualquier momento se fuera a prender en llamas por culpa del roce de ambas pieles, era maravilloso, le encantaba esa sensación. Le dedicó una sonrisa prácticamente tierna cuando escuchó sus palabras y besó su dedo, mordisqueándolo después de forma prácticamente juguetona, a fin de cuentas es difícil dejar a un lado las costumbres.
- No debéis preocuparos, cuanta menos experiencia mucho más excitante. - aseguró con un susurro. Sus manos descendieron por todo su torso, acariciándolo suave pero también haciendo presión, queriendo sentir cada músculo bajo su piel. Hasta que finalmente enganchó los dedos en el borde de su pantalón y tiró con suavidad de él mientras retrocedía un par de pasos - Ahora, con tu permiso, voy a dejar a un lado las formalidades que uso con los clientes. - evidentemente se refería a la forma de hablar tan respetuosa que habían tenido hasta el momento y que él siempre trataba de mantener con quién pagaba sus servicios, principalmente para evitar el trato cercano y personal.
No tardó en guiarlo con lentitud hacia su dormitorio, sin soltar su pantalón mientras una de sus manos dejaba esa tarea para poder acariciar su piel; vientre, costado, torso, espalda inclusive. Quería rozar cada zona de su cuerpo. Por el camino se desprendió de sus zapatos y se encargó de que él hiciera lo mismo, mientras sus labios daban buena cuenta de la piel de su cuello y su mentón cada vez que no estaban devorando su boca, le costaba decidir dónde entretener su lengua, quería hacerlo todo a la vez.
- Quiero tomarme todo el tiempo que pueda para conocer cada rincón de tu cuerpo, Basile. - murmuró una vez estuvieron en la habitación. Era bastante sencilla, con una cama matrimonial y poca decoración, la ventana la cubrían unas pesadas cortinas que no dejaban pasar la luz y estaba levemente iluminado por algunas velas que se consumían lentamente. Lo que sí era cierto es que había invertido gran parte de sus ingresos en buenas sábanas y un lecho terriblemente perfecto para cualquier compañía.
- No debéis preocuparos, cuanta menos experiencia mucho más excitante. - aseguró con un susurro. Sus manos descendieron por todo su torso, acariciándolo suave pero también haciendo presión, queriendo sentir cada músculo bajo su piel. Hasta que finalmente enganchó los dedos en el borde de su pantalón y tiró con suavidad de él mientras retrocedía un par de pasos - Ahora, con tu permiso, voy a dejar a un lado las formalidades que uso con los clientes. - evidentemente se refería a la forma de hablar tan respetuosa que habían tenido hasta el momento y que él siempre trataba de mantener con quién pagaba sus servicios, principalmente para evitar el trato cercano y personal.
No tardó en guiarlo con lentitud hacia su dormitorio, sin soltar su pantalón mientras una de sus manos dejaba esa tarea para poder acariciar su piel; vientre, costado, torso, espalda inclusive. Quería rozar cada zona de su cuerpo. Por el camino se desprendió de sus zapatos y se encargó de que él hiciera lo mismo, mientras sus labios daban buena cuenta de la piel de su cuello y su mentón cada vez que no estaban devorando su boca, le costaba decidir dónde entretener su lengua, quería hacerlo todo a la vez.
- Quiero tomarme todo el tiempo que pueda para conocer cada rincón de tu cuerpo, Basile. - murmuró una vez estuvieron en la habitación. Era bastante sencilla, con una cama matrimonial y poca decoración, la ventana la cubrían unas pesadas cortinas que no dejaban pasar la luz y estaba levemente iluminado por algunas velas que se consumían lentamente. Lo que sí era cierto es que había invertido gran parte de sus ingresos en buenas sábanas y un lecho terriblemente perfecto para cualquier compañía.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Se le escapó una risa jovial cuando le mordió el dedo. Parecía que estuvieran jugando a algo cuyas reglas Basile no terminaba de conocer, pero sabiendo que a Vaël no le importaba terminó de relajarse y se dedicó simplemente a hacer lo que le apetecía en cada momento. Entrelazó las manos detrás del cuello del otro dejando que le guiara a donde quisiera, como si era el fin del mundo, en ese instante le daba exactamente igual. No tenía inconveniente en prescindir del trato formal, de hecho lo prefería.
- Me parece perfecto.
Solo tuvo tiempo a decir eso antes de que su lengua se viera ocupada del todo en otras batallas. Le costaba seguir el ritmo de Sunderland, así que en cuanto le empezó a lamer el cuello aprovechó para controlar mínimamente la situación arañándole la espalda sin hacer tanta fuerza como para dañarlo. Solo necesitaba sentirse activo y no un pelele, aunque era más por el cortesano que por él ya que no le importaría mucho abandonarse a la suerte que su acompañante quisiera depararle. Se quitó los zapatos como pudo mientras andaba, riéndose otra vez como si fuera un niño cuando casi tropezó con ellos. Antes de dejar que Vaël decidiera nada lo empujó contra la cama esperando que cayera sentado, para después arrodillarse sobre sus piernas con una a cada lado de los muslos del inglés. Así podía seguir acariciándole la nuca mientras le besaba, tan cerca que sus pechos se rozaban y también todo su abdomen. Se lamió un dedo y lo llevó a uno de los pectorales de Sunderland, rozándole sin brusquedad uno de los pezones para esperar a que se endureciera.
[b]- Me parece perfecto.
Solo tuvo tiempo a decir eso antes de que su lengua se viera ocupada del todo en otras batallas. Le costaba seguir el ritmo de Sunderland, así que en cuanto le empezó a lamer el cuello aprovechó para controlar mínimamente la situación arañándole la espalda sin hacer tanta fuerza como para dañarlo. Solo necesitaba sentirse activo y no un pelele, aunque era más por el cortesano que por él ya que no le importaría mucho abandonarse a la suerte que su acompañante quisiera depararle. Se quitó los zapatos como pudo mientras andaba, riéndose otra vez como si fuera un niño cuando casi tropezó con ellos. Antes de dejar que Vaël decidiera nada lo empujó contra la cama esperando que cayera sentado, para después arrodillarse sobre sus piernas con una a cada lado de los muslos del inglés. Así podía seguir acariciándole la nuca mientras le besaba, tan cerca que sus pechos se rozaban y también todo su abdomen. Se lamió un dedo y lo llevó a uno de los pectorales de Sunderland, rozándole sin brusquedad uno de los pezones para esperar a que se endureciera.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Obediente se dejó caer sentado en la cama, llevando las manos a los muslos ajenos. Definitivamente para no haber probado hombre alguno, podía jurar que aquello iba a ser realmente bueno y no pudo evitar sonreír. Sus manos subieron lentamente por sus muslos hasta sus caderas, dejándose besar, correspondiendo con ganas y suspirando a cada caricia. Su cuerpo reaccionaba rápido a todo tipo de estimulaciones así que en seguida estuvo duro...en muchos sitios.
Sus dedos subieron aun más, rodeando su cuerpo hasta que ambas manos aferraron las nalgas del boticario, apretándolas y tirando de él para que no se quedara sentado y que en lugar de ello se pusiera de rodillas, lo que lo haría quedar más alto que el cortesano, dándole así la libertad de degustar su pie, abandonando una vez más sus labios para lamer todo el camino que su clavícula le marcaba, descendiendo luego en un camino de besos por su torso.
Su piel estaba tan cálida que casi hacía competencia a su boca, la cual no tardó en abrir de nuevo para dar buena cuenta de uno de los pezones ajenos, lamiendo primero en círculos a su alrededor, lentamente, casi invitándolo a salir al encuentro de su sinhueso, la cual no tardó en deslizarse desde abajo hacia arriba, presionando luego con la punta de esta. Vamos que se dio todos los gustos posibles antes de atraparlo entre sus labios y succionar. Era delicioso, y solo se apartó de este con un pequeño mordisco para ir a entregar las mismas atenciones a su gemelo mientras una de sus manos se elevaba a su baja espalda para acariciarla, empujando el cuerpo ajeno a que se pegara a su propio pecho, a que su entrepierna notara la presión de su cuerpo y por qué no decirlo...para él mismo sentir si el otro se iba encendiendo, si lo hacía bien o no.
Sus dedos subieron aun más, rodeando su cuerpo hasta que ambas manos aferraron las nalgas del boticario, apretándolas y tirando de él para que no se quedara sentado y que en lugar de ello se pusiera de rodillas, lo que lo haría quedar más alto que el cortesano, dándole así la libertad de degustar su pie, abandonando una vez más sus labios para lamer todo el camino que su clavícula le marcaba, descendiendo luego en un camino de besos por su torso.
Su piel estaba tan cálida que casi hacía competencia a su boca, la cual no tardó en abrir de nuevo para dar buena cuenta de uno de los pezones ajenos, lamiendo primero en círculos a su alrededor, lentamente, casi invitándolo a salir al encuentro de su sinhueso, la cual no tardó en deslizarse desde abajo hacia arriba, presionando luego con la punta de esta. Vamos que se dio todos los gustos posibles antes de atraparlo entre sus labios y succionar. Era delicioso, y solo se apartó de este con un pequeño mordisco para ir a entregar las mismas atenciones a su gemelo mientras una de sus manos se elevaba a su baja espalda para acariciarla, empujando el cuerpo ajeno a que se pegara a su propio pecho, a que su entrepierna notara la presión de su cuerpo y por qué no decirlo...para él mismo sentir si el otro se iba encendiendo, si lo hacía bien o no.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
No le había hecho falta mucho tiempo a Basile para quedar extasiado del todo, con las manos recorriendo a la vez muchos sitios y con ganas de poder recorrer más. Lamentaba no tener un par de brazos extra para llegar a más lugares pero tendría que irse turnando. Todo era nuevo para él y quería experimentarlo todo, comprobar la dureza del pecho de Vaël, la tersura de sus hombros, la firmeza de sus nalgas y el peso de su sexo. Tenía un juguete nuevo, aunque no lo decía porque el otro fuera cortesano, solo se sentía como si le hubieran regalado un nuevo puzzle y tuviera que armarlo con paciencia. Estaba en la fase primera, la de abrir la caja y maravillarse de todos los colores fantásticos que había dibujados allí. Suspiró cuando Sunderland succionó sus pezones, más leve con el primero y casi gimiendo con el segundo.
Ya podía darse por satisfecho el inglés porque cuando le hizo pegarse a su cuerpo podría notar que todas sus atenciones eran bien recibidas. Basile necesitaría un poco más de tiempo para alcanzar una erección completa pero ya iba por buen camino, sobre todo en lo que a temperatura y ritmo cardíaco se refería. Hacía mucho tiempo que un encuentro íntimo de esa clase no lograba excitarlo tanto y no era de extrañar, estaba cumpliendo una de sus fantasías. Quizá la única que tenía en realidad.
- Ya podéis esmeraros. - Pareció que le daba una orden pero en realidad estaba bromeando, como se demostró poco después. - Porque la patata que os he traído vale como cinco de las normales.
Impulsó un poco su cadera hacia delante para apretar su entrepierna contra el pecho de Vaël y después se desabrochó la cintura de los pantalones. Haría lo propio con los del cortesano si no fuera porque su posición le impedía acceder a sus botones, aunque no a toda la parte trasera de su espalda. Lo que hizo fue descolgar los brazos por allí e introducir las dos manos por dentro de la parte posterior del pantalón de Sunderland, jugando así con la tela de su ropa interior. Se agachó lo justo para poder besarle y morderle el cuello a aquel hombre que olía y sabía tan bien como el manjar más estupendo.
Ya podía darse por satisfecho el inglés porque cuando le hizo pegarse a su cuerpo podría notar que todas sus atenciones eran bien recibidas. Basile necesitaría un poco más de tiempo para alcanzar una erección completa pero ya iba por buen camino, sobre todo en lo que a temperatura y ritmo cardíaco se refería. Hacía mucho tiempo que un encuentro íntimo de esa clase no lograba excitarlo tanto y no era de extrañar, estaba cumpliendo una de sus fantasías. Quizá la única que tenía en realidad.
- Ya podéis esmeraros. - Pareció que le daba una orden pero en realidad estaba bromeando, como se demostró poco después. - Porque la patata que os he traído vale como cinco de las normales.
Impulsó un poco su cadera hacia delante para apretar su entrepierna contra el pecho de Vaël y después se desabrochó la cintura de los pantalones. Haría lo propio con los del cortesano si no fuera porque su posición le impedía acceder a sus botones, aunque no a toda la parte trasera de su espalda. Lo que hizo fue descolgar los brazos por allí e introducir las dos manos por dentro de la parte posterior del pantalón de Sunderland, jugando así con la tela de su ropa interior. Se agachó lo justo para poder besarle y morderle el cuello a aquel hombre que olía y sabía tan bien como el manjar más estupendo.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Se rió por lo bajo por su comentario, le encantaba ese sentido del humor que no quería desaparecer y sus manos apretaron cada agarre que tenía, dándole una mordida en la lengua ahora que lo besaba, jadeando contra su boca y pegándose a su entrepierna, que delicia, realmente la deseaba, quería tenerla en la boca, en su cuerpo, en cualquier parte donde pudiera sentirla. Por el momento decidió que no iba a atender esa zona del hombre, no...iba a jugar con otras reglas en esa ocasión, iba a hacerlo enloquecer sin tocar la zona en la que más acostumbrado debía estar a las atenciones.
- ¿Quieres que me esmere? Bueno...luego no aceptaré quejas. Y recuerda dejar el trato cordial a un lado. - le dedicó una media sonrisa antes de lamer de nuevo su cuello y después, con un curioso movimiento se estiró en la cama, echó los brazos por encima de su cabeza y con ayuda de sus piernas se deslizó por debajo de las del chico, bajándose de la cama y saliendo por la parte de atrás de este. Con una sonrisa maliciosa se levantó y se colocó a su espalda, colocando una mano justo en medio de esta y empujándolo para hacerlo caer en la cama, buscando que quedara en cuatro patas sobre el colchón - Juguemos, Basile. - ronroneó con tono meloso, inclinándose sobre él para besar su baja espalda mientras sus manos, aprovechando que el otro había desabrochado los pantalones, se los bajaron junto con la ropa interior, dejando así el trasero del muchacho expuesto ante él.
Era una imagen preciosa, tenía unas nalgas que se pintaban apetitosas y no tardó en volver a tocarlas, acariciándolas mientras su boca repartía besos por toda su columna hacia arriba y luego hacia abajo por el camino que esta le marcaba, hasta que llegó a donde se partía en dos y sonrió, a ver que tal reaccionaba el mayor cuando comenzar a tocarlo allá donde aun nadie lo había hecho.
- ¿Quieres que me esmere? Bueno...luego no aceptaré quejas. Y recuerda dejar el trato cordial a un lado. - le dedicó una media sonrisa antes de lamer de nuevo su cuello y después, con un curioso movimiento se estiró en la cama, echó los brazos por encima de su cabeza y con ayuda de sus piernas se deslizó por debajo de las del chico, bajándose de la cama y saliendo por la parte de atrás de este. Con una sonrisa maliciosa se levantó y se colocó a su espalda, colocando una mano justo en medio de esta y empujándolo para hacerlo caer en la cama, buscando que quedara en cuatro patas sobre el colchón - Juguemos, Basile. - ronroneó con tono meloso, inclinándose sobre él para besar su baja espalda mientras sus manos, aprovechando que el otro había desabrochado los pantalones, se los bajaron junto con la ropa interior, dejando así el trasero del muchacho expuesto ante él.
Era una imagen preciosa, tenía unas nalgas que se pintaban apetitosas y no tardó en volver a tocarlas, acariciándolas mientras su boca repartía besos por toda su columna hacia arriba y luego hacia abajo por el camino que esta le marcaba, hasta que llegó a donde se partía en dos y sonrió, a ver que tal reaccionaba el mayor cuando comenzar a tocarlo allá donde aun nadie lo había hecho.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Cierto, estaba tan acostumbrado a hablar a Vaël con esa fórmula cortés que le resultaba muy difícil dejarla a un lado. Además tampoco estaba en un momento óptimo para ponerse a pensar en nada, sinceramente. Ese mordisco en la lengua lejos de molestarlo todavía le excitó más. Realmente Sunderland sabía muy bien cómo moverse, lo cual no era de extrañar teniendo en cuenta que se dedicaba a eso un día tras otro desde hacía Dios sabía cuánto. Se le escurrió como un boquerón en aceite y de pronto Basile se vio abrazando al aire, lo cual le arrancó otra de sus risas. Parecía que aquella noche hubiera bebido litros y litros de vino pero en realidad no se reía porque se sintiera flojo, era solo porque casi todo lo que hacía Vaël le resultaba gracioso, encantador o ambas cosas al mismo tiempo. No sabía si el cortesano se refería a que tendría que pagarle cuando le había instado a visitarle de nuevo todas las veces que le deseara, pero aunque así fuera el boticario ya no era tan reacio a gastar una pequeña parte de su efectivo en eso. No es que pensara seriamente en hacerlo, pero estando allí en su cama dejándose hacer por sus manos que sabían exactamente dónde y cómo tocarle no se le antojaba ya tan mala idea como al principio. Digamos que empezaba a comprender que hubiera tantos hombres que ahorraran exclusivamente para visitar a Sunderland.
Se le desacompasó la respiración cuando le empujó sin avisar y se vio a cuatro patas encima de las sábanas, haciéndolo jadear un poco. Como bien había deducido Vaël, Basile no estaba nada acostumbrado a que le desatendieran la que él consideraba como su zona principal durante tanto rato. Normalmente a esas alturas él ya se había encargado de bajarse la ropa e ir a buscar lo que necesitaba por debajo de las enaguas de quien fuera, pero ahora era diferente. Era el cortesano el que buscaba algo en él y el boticario deseaba ardientemente qu lo encontrara. Se sintió vulnerable y extrañamente expuesto cuando el inglés le bajó los pantalones y la ropa interior solo por atrás. Habría pagado por ver la cara que estaba poniendo pero no podía, era parte de ese juego que Vaël había nombrado y al que él empezaba a pillarle el truco.
- Juega todo lo que quieras. - Le dio via libre.
Sintió sus labios por toda la columna y la arqueó inconscientemente cuando se acercó hacia abajo, mordiéndose el labio inferior con expectación. Llevó por un instante una mano hacia su propio trasero para ponerla sobre los dedos de Sunderland y sentirlo ahí, ya que no lo estaba viendo. Después regresó de vuelta el brazo hacia delante para apoyarse mejor sobre sus cuatro puntos de sustentación y estar más cómodo. No sabía qué iba a hacer pero esperaba que no fuera muy brusco con su orificio natural, eso debía de doler horrores la primera vez.
Se le desacompasó la respiración cuando le empujó sin avisar y se vio a cuatro patas encima de las sábanas, haciéndolo jadear un poco. Como bien había deducido Vaël, Basile no estaba nada acostumbrado a que le desatendieran la que él consideraba como su zona principal durante tanto rato. Normalmente a esas alturas él ya se había encargado de bajarse la ropa e ir a buscar lo que necesitaba por debajo de las enaguas de quien fuera, pero ahora era diferente. Era el cortesano el que buscaba algo en él y el boticario deseaba ardientemente qu lo encontrara. Se sintió vulnerable y extrañamente expuesto cuando el inglés le bajó los pantalones y la ropa interior solo por atrás. Habría pagado por ver la cara que estaba poniendo pero no podía, era parte de ese juego que Vaël había nombrado y al que él empezaba a pillarle el truco.
- Juega todo lo que quieras. - Le dio via libre.
Sintió sus labios por toda la columna y la arqueó inconscientemente cuando se acercó hacia abajo, mordiéndose el labio inferior con expectación. Llevó por un instante una mano hacia su propio trasero para ponerla sobre los dedos de Sunderland y sentirlo ahí, ya que no lo estaba viendo. Después regresó de vuelta el brazo hacia delante para apoyarse mejor sobre sus cuatro puntos de sustentación y estar más cómodo. No sabía qué iba a hacer pero esperaba que no fuera muy brusco con su orificio natural, eso debía de doler horrores la primera vez.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Aquella entrega ajena le encantaba. No podía evitar pensar en si se entregaba del mismo modo cuando estaba con una mujer...no, sin duda no tenía aspecto de ello. Con la edad que tenía seguro que era un hombre de los que no dudaban a la hora de ir a por lo que deseaban y solo a por eso, quizás ni disfrutaba como debía de una muchacha. Claro que esas eran solo sus suposiciones, la fantasía que se había creado en su mente las veces que se lo había imaginado de forma más privada. Pero no era momento de imaginar, lo tenía delante, lo tenía totalmente expuesto a sus caprichos.
Sonrió levemente y abrió bien sus nalgas, con cuidado pero cargado de decisión. Repartió besos entre ambas, de arriba a abajo sin concentrarse en ninguna zona en particular hasta llegar a su perineo, el cual presionó con la lengua y comenzó a frotar con la misma hasta que la punta de su sinhueso empujaba los testículos del mayor. Sus manos se ocuparon en retirarle por completo la ropa pues quería tenerlo desnudo y cómodo para si mismo, así que se entretuvo allí con la boca mientras se ocupaba en esta tarea.
Solo al terminar y poder acariciar de vuelta sus muslos hacia arriba, fue subiendo también la lengua casi acompasada a las otras dos. Sabía que por muy virgen que fuera el hombre, aquello se sentía rico, la suavidad de una lengua no tenía comparación con nada que se pudiera sentir allí detrás y Vaël era realmente meticuloso cuando se dedicaba a preparar un trasero que no había probado nunca el cuerpo de un hombre. En cuanto llegó al punto justo comenzó a atenderlo tal cual había hecho anteriormente con sus pezones, dejándolo conocer la sensación húmeda antes de presionar para imitar una penetración y dedicarse en definitiva, a besar allí como si de su boca se tratara.
Sus manos no terminaron su recorrido en sus nalgas a pesar de lo que pudiera parecer. Siguieron subiendo por sus caderas y sus costados en caricias lentas pero fuertes, rodeando su cuerpo hasta volver a llegar a sus pectorales y presionar ambos pezones con los dedos, acariciándolos.
Sonrió levemente y abrió bien sus nalgas, con cuidado pero cargado de decisión. Repartió besos entre ambas, de arriba a abajo sin concentrarse en ninguna zona en particular hasta llegar a su perineo, el cual presionó con la lengua y comenzó a frotar con la misma hasta que la punta de su sinhueso empujaba los testículos del mayor. Sus manos se ocuparon en retirarle por completo la ropa pues quería tenerlo desnudo y cómodo para si mismo, así que se entretuvo allí con la boca mientras se ocupaba en esta tarea.
Solo al terminar y poder acariciar de vuelta sus muslos hacia arriba, fue subiendo también la lengua casi acompasada a las otras dos. Sabía que por muy virgen que fuera el hombre, aquello se sentía rico, la suavidad de una lengua no tenía comparación con nada que se pudiera sentir allí detrás y Vaël era realmente meticuloso cuando se dedicaba a preparar un trasero que no había probado nunca el cuerpo de un hombre. En cuanto llegó al punto justo comenzó a atenderlo tal cual había hecho anteriormente con sus pezones, dejándolo conocer la sensación húmeda antes de presionar para imitar una penetración y dedicarse en definitiva, a besar allí como si de su boca se tratara.
Sus manos no terminaron su recorrido en sus nalgas a pesar de lo que pudiera parecer. Siguieron subiendo por sus caderas y sus costados en caricias lentas pero fuertes, rodeando su cuerpo hasta volver a llegar a sus pectorales y presionar ambos pezones con los dedos, acariciándolos.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
No iba nada errado Vaël en sus suposiciones. Basile no era brusco con las mujeres que no lo querían así, pero que les prodigara atenciones no quería decir que disfrutara de los preliminares y la palabrería tanto como ellas. Quizá fuera así al principio porque las primeras veces habían sido una aventura, con él como muchacho muy joven intentando descubrir el mecanismo de aquel misterio que era el cuerpo femenino. Recordaba su primera experiencia con ternura pero ahora sabía que no había estado ni de lejos tan bien como él quiso creer. Suerte que la muchacha tampoco había tenido antes ningún otro contacto con el que poder comparar a Grushenko, que entonces era un simple ayudante en el negocio de su padre. No se enamoró de aquella joven ni supo nada más de su paradero, pero las primeras caricias, miradas y temblores no podían generalmente olvidarse.
Ahora estaba de nuevo teniendo una iniciación con Vaël y sentía las mismas emociones que aquella otra vez, cuando todo era nuevo y desconocido para él. El cortesano estaba prodigando sus atenciones a una zona del cuerpo de Basile que jamás nadie - ni siquiera él mismo - había osado mirar, rozar y mucho menos lamer. La ropa empezaba a apretarle demasiado por la parte de delante y agradeció que el inglés le librase de ella, tarea en la cual ayudó como pudo separando un poco una rodilla de la colcha y después la otra para que sus pantalones salieran por atrás. Ni idea de a dónde estaba yendo a parar su ropa, ya se molestaría en encontrarla y recogerla después. Notar aquella lengua en su orificio lo hizo casi enloquecer, acometido por un gusto que no tenía parangón con ninguno de sus otros experimentos hasta la fecha. No pudo evitar que los gemidos comenzaran a abrirse paso en su garganta hasta escapar entre sus labios, por mucho que él intentara ahogarlos en balde. No sabía si Vaël tenía vecinos en el piso inferior y todavía estaba alerta por el temor de ser descubierto haciendo algo que lo asustaba y encantaba a partes iguales.
- Eso... es...
No podía articular nada y de todos modos no tenía palabras para definir lo bien que se sentía en ese momento, sobre todo cuando las manos de Sunderland treparon por su cuerpo hasta su pecho de nuevo. Estar en aquella postura lo impedía para realizar nada y eso le frustraba, porque le gustaría tratar de devolver al otro hombre el placer que le procuraba. De todas formas supuso que ya tendría tiempo luego para hacer lo que quisiera, no creía que fueran a quedarse todo el tiempo así. ¿O sí? Gimió de nuevo con la voz ronca por la excitación y el calor.
Ahora estaba de nuevo teniendo una iniciación con Vaël y sentía las mismas emociones que aquella otra vez, cuando todo era nuevo y desconocido para él. El cortesano estaba prodigando sus atenciones a una zona del cuerpo de Basile que jamás nadie - ni siquiera él mismo - había osado mirar, rozar y mucho menos lamer. La ropa empezaba a apretarle demasiado por la parte de delante y agradeció que el inglés le librase de ella, tarea en la cual ayudó como pudo separando un poco una rodilla de la colcha y después la otra para que sus pantalones salieran por atrás. Ni idea de a dónde estaba yendo a parar su ropa, ya se molestaría en encontrarla y recogerla después. Notar aquella lengua en su orificio lo hizo casi enloquecer, acometido por un gusto que no tenía parangón con ninguno de sus otros experimentos hasta la fecha. No pudo evitar que los gemidos comenzaran a abrirse paso en su garganta hasta escapar entre sus labios, por mucho que él intentara ahogarlos en balde. No sabía si Vaël tenía vecinos en el piso inferior y todavía estaba alerta por el temor de ser descubierto haciendo algo que lo asustaba y encantaba a partes iguales.
- Eso... es...
No podía articular nada y de todos modos no tenía palabras para definir lo bien que se sentía en ese momento, sobre todo cuando las manos de Sunderland treparon por su cuerpo hasta su pecho de nuevo. Estar en aquella postura lo impedía para realizar nada y eso le frustraba, porque le gustaría tratar de devolver al otro hombre el placer que le procuraba. De todas formas supuso que ya tendría tiempo luego para hacer lo que quisiera, no creía que fueran a quedarse todo el tiempo así. ¿O sí? Gimió de nuevo con la voz ronca por la excitación y el calor.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Era incapaz de contar a cuantos hombres había escuchado gemir, ni siquiera cuantos lo habían hecho sobre esa cama. Pero sin dudas los gemidos de Basile conseguían hacer su piel estremecerse y sonrió sin poder evitarlo. No era lo mismo hacerlo por trabajo que por placer, casi había olvidado la diferencia que podía sentir en su cuerpo, el calor más intenso, las irrefrenables ganas de poseer cada centímetro de la otra persona, era mágico.
- ¿Te gusta? - susurró al escucharlo, sonriendo ladino y apartando por un momento su boca, recuperando una de sus manos para poder chuparse los dedos, humedeciéndolos antes de comenzar a acariciar su entrada con estos, con delicadeza. Posó su boca en la baja espalda del varón, subiendo con esta en una leve caricia por toda su columna hasta llegar a su nuca, donde repartió algunos suaves besos, comenzando a presionar con su índice, metiendo apenas un poquito de este antes de volver a sacarlo, repitiendo cada vez con un poco más, no podría quejarse por su delicadeza precisamente - Creo que tus gemidos son lo más hermoso que he escuchado en mucho tiempo, Basile. - aseguró en un suave susurro, aprovechando la postura para acercar su entrepierna a una de las piernas contrarias, haciendo algo de presión, que notara lo encendidísimo que lo tenía aun debajo de los pantalones, los cuales ya se encargaría luego de quitarse, por el momento las atenciones eran para el mayor.
Apoyándose en la distracción de sus palabras y su boca sobre el cuello y el hombro ajeno repartiendo besos, lamidas y suaves mordiscos, consiguió penetrarlo del todo con su índice, el cual dejó allí dentro para que se acostumbrara, moviéndolo despacio, acariciando las paredes de su interior. Siempre le había parecido un contacto más, como otro cualquiera, pero en ese momento se le antojaba tan íntimo que hasta le sorprendía. Lo estaba mimando y satisfaciendo desde dentro, y eso era...satisfactorio.
- ¿Te gusta? - susurró al escucharlo, sonriendo ladino y apartando por un momento su boca, recuperando una de sus manos para poder chuparse los dedos, humedeciéndolos antes de comenzar a acariciar su entrada con estos, con delicadeza. Posó su boca en la baja espalda del varón, subiendo con esta en una leve caricia por toda su columna hasta llegar a su nuca, donde repartió algunos suaves besos, comenzando a presionar con su índice, metiendo apenas un poquito de este antes de volver a sacarlo, repitiendo cada vez con un poco más, no podría quejarse por su delicadeza precisamente - Creo que tus gemidos son lo más hermoso que he escuchado en mucho tiempo, Basile. - aseguró en un suave susurro, aprovechando la postura para acercar su entrepierna a una de las piernas contrarias, haciendo algo de presión, que notara lo encendidísimo que lo tenía aun debajo de los pantalones, los cuales ya se encargaría luego de quitarse, por el momento las atenciones eran para el mayor.
Apoyándose en la distracción de sus palabras y su boca sobre el cuello y el hombro ajeno repartiendo besos, lamidas y suaves mordiscos, consiguió penetrarlo del todo con su índice, el cual dejó allí dentro para que se acostumbrara, moviéndolo despacio, acariciando las paredes de su interior. Siempre le había parecido un contacto más, como otro cualquiera, pero en ese momento se le antojaba tan íntimo que hasta le sorprendía. Lo estaba mimando y satisfaciendo desde dentro, y eso era...satisfactorio.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
¿Cómo le preguntaba eso, no lo estaba dejando bastante claro? Sonrió de lado en medio de toda su excitación y se contuvo para no llevar una mano entre sus piernas y comenzar a satisfacerse. Sabía que tenía que esperar que a Vaël, de alguna manera, le diera permiso. Le gustaba estar sometido a la voluntad de ese hombre al que apenas hacía una hora que conocía de modo más estrecho y que ya tenía el poder de ejercer ese tipo de control sobre él. Quería sentirlo encima de él, dentro de él, por todas partes. Su lengua ya era un anticipo delicioso de todo lo que podrían hacer juntos después, o en visitas posteriores. Todavía no había dejado su cama y ya quería regresar a ella, podría enredarse entre aquellas sábanas y quedarse allí semanas enteras sin saber en qué día estaba, solo dormitando y haciendo el amor como una cortesana perezosa.
- Me gusta. - Le confirmó. - Quiero más.
Sabía lo alentador que podía ser para un amante que le dedicaran palabras como aquella. Basile no era serio a la hora de tener sexo, todo lo contrario, le gustaban las risas, decir guarradas y la pasión desenfrenada. No sabía cómo había esposos que fornicaban con sus mujeres a través de un camisón largo que tenía una abertura en el bajo vientre. ¡Por favor! ¿Dónde estaba la gracia?
- Pues te vas a hartar de oírlos.
Más que nada porque no podía hacer otra cosa. En cuanto la lengua de Vaël dio paso a sus dedos el boticario se tensó sin poderlo evitar, pero no era un apéndice muy grueso y no sintió ninguna molestia cuando la punta del índice de Sunderland se abrió un hueco en su interior. Eran demasiadas sensaciones juntas: sus manos, sus besos y la dureza de su miembro contra la pierna. Basile llevó una mano de nuevo hacia atrás para frotarle y darle placer aunque tuviera los pantalones puestos y eso restringiera el contacto. Cuando aquel dedo lo penetró del todo gimió una vez más, mezclando su voz entrecortada con jadeos que pugnaban por hacerle llegar el aire a los pulmones.
- Me gusta. - Le confirmó. - Quiero más.
Sabía lo alentador que podía ser para un amante que le dedicaran palabras como aquella. Basile no era serio a la hora de tener sexo, todo lo contrario, le gustaban las risas, decir guarradas y la pasión desenfrenada. No sabía cómo había esposos que fornicaban con sus mujeres a través de un camisón largo que tenía una abertura en el bajo vientre. ¡Por favor! ¿Dónde estaba la gracia?
- Pues te vas a hartar de oírlos.
Más que nada porque no podía hacer otra cosa. En cuanto la lengua de Vaël dio paso a sus dedos el boticario se tensó sin poderlo evitar, pero no era un apéndice muy grueso y no sintió ninguna molestia cuando la punta del índice de Sunderland se abrió un hueco en su interior. Eran demasiadas sensaciones juntas: sus manos, sus besos y la dureza de su miembro contra la pierna. Basile llevó una mano de nuevo hacia atrás para frotarle y darle placer aunque tuviera los pantalones puestos y eso restringiera el contacto. Cuando aquel dedo lo penetró del todo gimió una vez más, mezclando su voz entrecortada con jadeos que pugnaban por hacerle llegar el aire a los pulmones.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Sus labios se negaban a separarse de su piel por más que quisiera soltar una risita o decirle alguna barbaridad. Por el momento solo se dedicaba a morderlo y lamerlo como si en cualquier momento fuera a desaparecer de entre sus brazos. Su dedo lo conocía poco a poco antes de comenzar a moverse, a entrar y salir, a penetrarlo con cuidado pero ya comenzando a prepararlo para lo que venía después. Alcanzó su oreja, donde dejó caer un jadeo gustoso por las caricias que le estaba regalando.
- ¿Ves?...Eso que tocas se muere de ganas de conocerte. - dijo entre excitado y divertido. Y como si quisiera darle la razón, su miembro palpitó contra la mano ajena y se vio en la necesidad de separarse por un momento de él para poder apartarse la ropa. Lo hizo solo con la mano libre, era en esos pequeños detalles donde su profesionalidad no podía evitar quedar patente, mientras con la otra seguía atendiendo la entrada del mayor. Una vez hubo liberado su erección de la prisión que era la ropa, volvió a colocarse tras él. Una rodilla se apoyaba entre las piernas del hombre, la otra por uno de los lados, así podía dejar su miembro al alcance de la mano contraria y tener acceso a él más cómodamente - Ya, es todo tuyo, como yo.
De forma sutil y como si no fuera a posta, un segundo dedo iba tanteando las posibilidades de unirse al primero. Los turnó, cambió el índice por el corazón, luego los volvió a cambiar, finalmente dejó uno dentro y poco a poco presionó con el segundo. Se notaba la resistencia de un trasero virgen, pero al mismo tiempo estaba bastante receptivo, probablemente porque él estaba muy excitado y eso ayudaba.
- En cuanto estés preparado voy a hacer tu cuerpo mío...Voy a penetrarte hasta que alcance mi clímax en tu interior. - le avisó de forma lujuriosa, volviendo a hacerlo junto a su oreja - Y tienes totalmente prohibido satisfacerte de ninguna manera. - sus labios se curvaron en una ladina sonrisa, maliciosa, juguetona y totalmente excitada ante el plan que él mismo había impuesto. Evidentemente mostraba dominio por el momento, pero sabía o creía saber, que el mayor era consiente de que él marcaba los límites.
- ¿Ves?...Eso que tocas se muere de ganas de conocerte. - dijo entre excitado y divertido. Y como si quisiera darle la razón, su miembro palpitó contra la mano ajena y se vio en la necesidad de separarse por un momento de él para poder apartarse la ropa. Lo hizo solo con la mano libre, era en esos pequeños detalles donde su profesionalidad no podía evitar quedar patente, mientras con la otra seguía atendiendo la entrada del mayor. Una vez hubo liberado su erección de la prisión que era la ropa, volvió a colocarse tras él. Una rodilla se apoyaba entre las piernas del hombre, la otra por uno de los lados, así podía dejar su miembro al alcance de la mano contraria y tener acceso a él más cómodamente - Ya, es todo tuyo, como yo.
De forma sutil y como si no fuera a posta, un segundo dedo iba tanteando las posibilidades de unirse al primero. Los turnó, cambió el índice por el corazón, luego los volvió a cambiar, finalmente dejó uno dentro y poco a poco presionó con el segundo. Se notaba la resistencia de un trasero virgen, pero al mismo tiempo estaba bastante receptivo, probablemente porque él estaba muy excitado y eso ayudaba.
- En cuanto estés preparado voy a hacer tu cuerpo mío...Voy a penetrarte hasta que alcance mi clímax en tu interior. - le avisó de forma lujuriosa, volviendo a hacerlo junto a su oreja - Y tienes totalmente prohibido satisfacerte de ninguna manera. - sus labios se curvaron en una ladina sonrisa, maliciosa, juguetona y totalmente excitada ante el plan que él mismo había impuesto. Evidentemente mostraba dominio por el momento, pero sabía o creía saber, que el mayor era consiente de que él marcaba los límites.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
También él se moría de ganas de conocer a su amiguito nuevo, no lo iba a negar. Ya solo el tacto sobre la tela prometía un gran espectáculo, grande en el sentido más literal de la palabra. No podía saber qué estaba haciendo Vaël ahí atrás porque no veía nada, pero se separó un instante de su roce y cuando regresó ya no había pantalones que los mantuvieran a distancia. No creía que el cortesano fuera sincero cuando decía que era todo suyo. Si se ponían técnicos Basile podría rebartirle esa afirmación haciéndole notar que también sería del próximo que le pagara la cantidad suficiente, pero no era tan estúpido como para estropear el momento con un comentario de tal cailbre. Sunderland le había pedido que lo viera tal y como era, como un hombre deseoso de otro, y no en base a su profesión. Basile no tenía inconveniente en hacer lo que le había pedido, es más, no le costaba nada. Le gustaba fantasear con la idea de que tras las palabras de Vaël pudiera haber algo de verdad.
Intentó relajarse cuando notó que su segundo dedo se abría paso dentro de él. Su retahíla de gemidos se rompió un poco, quebrándosele la voz cuando notó su abertura forzada de esa manera. Vaël estaba siendo delicado pero el boticario era estrecho, aunque aquello pareciese una ironía si se tenía en cuenta su forma de actuar y de desenvolverse en la vida. Era anatómicamente estrecho, como todos al principio. Se acomodó sin tardar mucho, aprendiendo a dejar de hacer fuerza con el músculo de su esfínter y recibiendo los dedos de Sunderland con una mezcla de curiosidad y excitación. Porque sí, todo lo que le hacía y lo que decía le excitaba tanto que creía que se iba a morir de un infarto tarde o temprano.
Ya que tenía prohibido tocarse no le quedaba más remedio que prodigar caricias entre las piernas ajenas. Palpó primero con cuidado aquel miembro endurecido y tan caliente que parecía tener vida propia. Se familiarizó con su forma, con el tacto de la piel y deslizó suavemente el prepucio hacia atrás y hacia delante como buenamente podía sin tener visión directa. Era complicado hacerlo hacia atrás pero así tenía excusa si Vaël lo consideraba demasiado torpe. Acarició su extremo superior con la yema de los dedos y los retiró humedecidos por la miel del cortesano.
- Ya que me has castigado quiero una pequeña gratificación. - Sonrió, apretándole un poco el sexo. - Quiero verlo. - En realidad se moría de ganas de contemplarlo erecto ante él. También quería probar su sabor y hacerle millones de cosas más. Tiempo al tiempo.
Intentó relajarse cuando notó que su segundo dedo se abría paso dentro de él. Su retahíla de gemidos se rompió un poco, quebrándosele la voz cuando notó su abertura forzada de esa manera. Vaël estaba siendo delicado pero el boticario era estrecho, aunque aquello pareciese una ironía si se tenía en cuenta su forma de actuar y de desenvolverse en la vida. Era anatómicamente estrecho, como todos al principio. Se acomodó sin tardar mucho, aprendiendo a dejar de hacer fuerza con el músculo de su esfínter y recibiendo los dedos de Sunderland con una mezcla de curiosidad y excitación. Porque sí, todo lo que le hacía y lo que decía le excitaba tanto que creía que se iba a morir de un infarto tarde o temprano.
Ya que tenía prohibido tocarse no le quedaba más remedio que prodigar caricias entre las piernas ajenas. Palpó primero con cuidado aquel miembro endurecido y tan caliente que parecía tener vida propia. Se familiarizó con su forma, con el tacto de la piel y deslizó suavemente el prepucio hacia atrás y hacia delante como buenamente podía sin tener visión directa. Era complicado hacerlo hacia atrás pero así tenía excusa si Vaël lo consideraba demasiado torpe. Acarició su extremo superior con la yema de los dedos y los retiró humedecidos por la miel del cortesano.
- Ya que me has castigado quiero una pequeña gratificación. - Sonrió, apretándole un poco el sexo. - Quiero verlo. - En realidad se moría de ganas de contemplarlo erecto ante él. También quería probar su sabor y hacerle millones de cosas más. Tiempo al tiempo.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Cada caricia que el mayor le regalaba lo hacía estremecer y excitarse aun más si aquello era posible. Veía de lejos las ganas que él tenía de poder probar todo, se notaba que quería salir de aquella casa tras haber experimentado lo que era estar con hombre, en todos sus detalles. Por supuesto que el cortesano se lo iba a regalar, el hecho de que no lo dejara masturbarse estaba estudiado, aparte de para hacerlo sufrir un poco y desearlo más, también porque quería probar a tener dentro de su cuerpo al boticario, y eso lo tenía más que claro.
- ¿Cómo puede ser que te pongas exigente en semejante situación? - preguntó con una media sonrisa y para que entendiera a lo que se refería, movió los dedos en su interior con algo más de fuerza, clavándolos hasta el fondo, por supuesto con cuidado de que no fuera demasiado insoportable para él, solo por darle una pequeña lección - Voy a darte el capricho porque me has dejado escucharte de esa forma tan deliciosa, pero no te acostumbres. Deberías haber traído dos patatas de cinco kilos cada una para poder mandar tú. - mentira, obviamente, pero era divertido. No creía estar en un juego de tira y afloja con el mayor en el que ambos deseaban tener el control, notaba al otro bastante entregado y sin problemas en ser quien llevara la parte pasiva de su encuentro, pero también le había dejado ver que bromear con él era algo posible y ciertamente, agradable.
Se movió, sacando los dedos de su interior para poder moverse con más libertad. Realmente lo único que hizo fue sentarse en la cama, apoyándose con la espalda en el cabecero y mirándolo con una media sonrisa, haciéndole un gesto para que se acercara a él. Si lo que quería era tenerlo a su disposición, se colocó para ello.
- Pero no me lo alejes mucho, no quiero que se olvide de mis dedos. - le pidió con una media sonrisa, estirando la mano por su espalda para poder llegar de nuevo a su trasero. Cuanto más rato pudiera aprovechar para dilatarlo mejor, menos le dolería después cuando metiera lo más grande.
- ¿Cómo puede ser que te pongas exigente en semejante situación? - preguntó con una media sonrisa y para que entendiera a lo que se refería, movió los dedos en su interior con algo más de fuerza, clavándolos hasta el fondo, por supuesto con cuidado de que no fuera demasiado insoportable para él, solo por darle una pequeña lección - Voy a darte el capricho porque me has dejado escucharte de esa forma tan deliciosa, pero no te acostumbres. Deberías haber traído dos patatas de cinco kilos cada una para poder mandar tú. - mentira, obviamente, pero era divertido. No creía estar en un juego de tira y afloja con el mayor en el que ambos deseaban tener el control, notaba al otro bastante entregado y sin problemas en ser quien llevara la parte pasiva de su encuentro, pero también le había dejado ver que bromear con él era algo posible y ciertamente, agradable.
Se movió, sacando los dedos de su interior para poder moverse con más libertad. Realmente lo único que hizo fue sentarse en la cama, apoyándose con la espalda en el cabecero y mirándolo con una media sonrisa, haciéndole un gesto para que se acercara a él. Si lo que quería era tenerlo a su disposición, se colocó para ello.
- Pero no me lo alejes mucho, no quiero que se olvide de mis dedos. - le pidió con una media sonrisa, estirando la mano por su espalda para poder llegar de nuevo a su trasero. Cuanto más rato pudiera aprovechar para dilatarlo mejor, menos le dolería después cuando metiera lo más grande.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
No sabía cómo podía ser que en semejante situación le siguiera haciendo gracia cada una de las bromas mencionadas como si simplemente estuvieran conversando, pero así era. Soltó una pequeña carcajada que se cortó en cuanto Vaël introdujo los dos dedos del todo, convirtiéndose entonces en un quejido que ahogó doblando los brazos, estampando la cabeza contra la cama y mordiendo una sábana. Le gustaba pero notaba resistencia, no quería ni imaginar cómo sería cuando introdujera algo más grueso. Bueno, si tantos hombres pasaban por ello y repetían no iba a ser Basile el primero en decir que no por miedo a que le doliera.
- Si hubiera cargado con dos de ésas no habría llegado hasta aquí. - Comentó haciendo alusión al tamaño exagerado del tubérculo.
Suspiró cuando Vaël sacó los dedos y se acostó frente a él, aliviado de sentirse de nuevo vacío pero extrañamente necesitado. Se movió hacia él a cuatro patas servicial como un perrito a la vista de aquel sexo tumefacto que decidió tomar como una golosina con la que entretenerse. Se relamió los labios antes de agacharse y besar la punta, bajando después un poco más para comenzar metiéndose uno de los testículos del cortesano en la boca. El olor a hombre le embriagó hasta tal punto que no se dio cuenta de que la mano de Vaël volvía a las andadas. Gimió cuando de nuevo sus dedos se abrieron camino, separando un poco las piernas para facilitarle la tarea, y comenzó poco a poco a introducirse aquel miembro en la boca disfrutándolo de veras, no solo por cumplir. Quería averiguar hasta dónde podía llegar y con un poco de esfuerzo en reprimir las arcadas lo hundió hasta la misma base, tocando su garganta. Miró hacia arriba, hacia la cara del inglés, como buscando de alguna forma su aprobación o sus correciones.
- Si hubiera cargado con dos de ésas no habría llegado hasta aquí. - Comentó haciendo alusión al tamaño exagerado del tubérculo.
Suspiró cuando Vaël sacó los dedos y se acostó frente a él, aliviado de sentirse de nuevo vacío pero extrañamente necesitado. Se movió hacia él a cuatro patas servicial como un perrito a la vista de aquel sexo tumefacto que decidió tomar como una golosina con la que entretenerse. Se relamió los labios antes de agacharse y besar la punta, bajando después un poco más para comenzar metiéndose uno de los testículos del cortesano en la boca. El olor a hombre le embriagó hasta tal punto que no se dio cuenta de que la mano de Vaël volvía a las andadas. Gimió cuando de nuevo sus dedos se abrieron camino, separando un poco las piernas para facilitarle la tarea, y comenzó poco a poco a introducirse aquel miembro en la boca disfrutándolo de veras, no solo por cumplir. Quería averiguar hasta dónde podía llegar y con un poco de esfuerzo en reprimir las arcadas lo hundió hasta la misma base, tocando su garganta. Miró hacia arriba, hacia la cara del inglés, como buscando de alguna forma su aprobación o sus correciones.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Podía ser muy novato, pero sin duda lo hacía rico. Arrancó un par de jadeos de la boca del cortesano, jadeos sinceros y no preparados para excitar al contrario. Se mordió el labio inferior, echando la cabeza hacia atrás producto del placer. Sin embargo no tardó mucho en volverla a su sitio, principalmente para poder mirar al boticario en su tarea. Que imagen, la grabaría en su retina a puro fuego para la posteridad, para sus escasísimas noches en soledad.
- Es genial...- jadeó excitado, dándole un poco de ánimos ya que si era su primera vez, no tendría la seguridad suficiente de saber si lo hacía bien o no y aunque no fuera novato, normalmente uno necesita saber si lo que hace es del gusto de su compañero de cama. De todas formas le sonrió con cierta ternura, llevando la otra mano a su cabeza, acariciando su cabello - No fuerces...hazlo con calma.
La boca de aquel hombre era tan cálida y acogedora, que no pudo más que pensar en si su trasero sería igual de delicioso. Apoyó bien los pies en la cama, abriendo las piernas un poco por inercia y sus dedos se separaron mientras giraba en su interior. No tardó en rebuscar por sus paredes de forma sutil, tratando de buscar esa zona con textura diferente que hacía a los hombres volverse totalmente locos. Su miembro palpitaba en la boca contraria, sus ojos no querían apartarse de esa imagen, pero realmente estaba ya ansioso por poder estar dentro de él.
- Quiero que seas tú quién me avise, cuando te sientas preparado, Basile. - le murmuró. Él más o menos sabía que su entrada daba de sí y que ya solo faltaba que el mayor estuviera preparado y dispuesto, aunque no lo quitaría aun de su miembro, le convenía que lo humedeciera bien. Además...quería escuchar cómo se lo pedía.
- Es genial...- jadeó excitado, dándole un poco de ánimos ya que si era su primera vez, no tendría la seguridad suficiente de saber si lo hacía bien o no y aunque no fuera novato, normalmente uno necesita saber si lo que hace es del gusto de su compañero de cama. De todas formas le sonrió con cierta ternura, llevando la otra mano a su cabeza, acariciando su cabello - No fuerces...hazlo con calma.
La boca de aquel hombre era tan cálida y acogedora, que no pudo más que pensar en si su trasero sería igual de delicioso. Apoyó bien los pies en la cama, abriendo las piernas un poco por inercia y sus dedos se separaron mientras giraba en su interior. No tardó en rebuscar por sus paredes de forma sutil, tratando de buscar esa zona con textura diferente que hacía a los hombres volverse totalmente locos. Su miembro palpitaba en la boca contraria, sus ojos no querían apartarse de esa imagen, pero realmente estaba ya ansioso por poder estar dentro de él.
- Quiero que seas tú quién me avise, cuando te sientas preparado, Basile. - le murmuró. Él más o menos sabía que su entrada daba de sí y que ya solo faltaba que el mayor estuviera preparado y dispuesto, aunque no lo quitaría aun de su miembro, le convenía que lo humedeciera bien. Además...quería escuchar cómo se lo pedía.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Parecía que lo decía en serio. Basile no creyó que le estuviera mintiendo para dejarlo contento, sería absurdo puesto que no le estaba pagando y además creía haber intuido que entre ellos había algo especial. No en plan romántico pero sí diferente, algo más personal que entre un hombre necesitado y el puto que contrataba. Obedeció su consejo y separó un poco la boca hacia afuera, frotándole despacio con la lengua y alternando momentos de movimiento más rápido y más intenso. Sentía aquella funda natural de piel subir y bajar y sabía por propia experiencia que eso se sentía bien. Luego dedicaba más atención al extremo antes de bajar de nuevo y repetir. Ponía cuidado en no tocar nada delicado con los dientes, pero a parte de eso no sabía qué más técnica debía tener en cuenta. Esperaba que con eso fuera suficiente. Masajeó los testículos de Vaël con una mano mientras la otra se agarraba a las sábanas, al menos esa era la idea hasta que los dedos del otro parecieron encontrar un punto clave dentro del cuerpo de Basile. Se arqueó todo de nuevo como en una descarga y gimió más fuerte que antes. ¿Qué era eso? Por todos los dioses, no lo sabía pero quería averiguarlo, era tremendo, una descarga de placer que lo recorría como un calambre de los pies a la cabeza.
- Ahh, por favor... - Suplicó sin saber ni él mismo qué era lo que pedía.
Solo sabía que quería notar eso otra vez, y cada ocasión que Vaël lo complacía el boticario se estremecía de nuevo y jadeaba descontrolado. Así no podía concentrarse en hacer nada con la boca, así después de una última lamida en la que demostró que sabía comer con hambre se subió hasta la boca de Sunderland para besarlo otra vez. Hacía demasiado tiempo que sus labios se habían separado y eso no le complacía en absoluto. Acercó la boca a su oído y le regaló allí el último gemido que le arrancaron sus dedos.
- Ya está, estoy listo. - Aseguró mirándolo con gravedad. - Enséñame qué es lo que sabes hacer.
Y pasó a morderle una oreja con toda la lujuria que era capaz de mostrarle sin comérselo allí mismo.
- Ahh, por favor... - Suplicó sin saber ni él mismo qué era lo que pedía.
Solo sabía que quería notar eso otra vez, y cada ocasión que Vaël lo complacía el boticario se estremecía de nuevo y jadeaba descontrolado. Así no podía concentrarse en hacer nada con la boca, así después de una última lamida en la que demostró que sabía comer con hambre se subió hasta la boca de Sunderland para besarlo otra vez. Hacía demasiado tiempo que sus labios se habían separado y eso no le complacía en absoluto. Acercó la boca a su oído y le regaló allí el último gemido que le arrancaron sus dedos.
- Ya está, estoy listo. - Aseguró mirándolo con gravedad. - Enséñame qué es lo que sabes hacer.
Y pasó a morderle una oreja con toda la lujuria que era capaz de mostrarle sin comérselo allí mismo.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Una súplica de sus labios era como agua para un moribundo, así lo sentía el cortesano y por supuesto correspondió como se merecía, estimulando aquella zona más veces. No de forma constante pues perdería la intensidad, pero sí que lo repitió en varias ocasiones, siempre pendiente de sus reacciones, acariciando sus hombros con la otra mano. Sus bocas volvieron a encontrarse a capricho del más mayor y correspondió con ansias, con necesidad. Poco a poco perdía el control y cada vez sus instintos más básicos iban tomando más dominio de si mismo, solo pensaba en hacerlo suyo, en hacerlo gritar su nombre y pedirle que no se detuviera.
Puso los ojos en blanco al escucharlo, con una mueca de total placer y sonrió complacido. Había tantas formas en las que deseaba tomarlo que le costaba decidirse por alguna, pero cuando quiso darse cuenta ya su cuerpo había tomado el control de la situación. Abandonó la entrada ajena para agarrarlo de las caderas, volviendo a buscar su boca para entregarse a un intenso beso mientras lo recostaba en la cama, acostándose sobre él, frente a frente. Usó las piernas para indicarle que abriera las suyas, colocándose en medio y moviéndose contra él, haciendo que sus cuerpos se fundieran en un delicioso contacto, vientre con vientre, torso con torso y sexo con sexo.
- Muchos lo quieren siempre desde atrás. Porque así pueden imaginar a quién ellos desean. - jadeó contra sus labios con excitación, fingiendo embestidas ficticias que hacían a sus miembros acariciarse y apretarse el uno con el otro de manera maravillosa - Pero voy a hacerlo de frente, porque quiero que me veas bien. Porque la primera vez no se olvida. - sonrió de medio lado. Quería que grabara la imagen de su cuerpo sobre él en su mente y que si alguna vez yacía con otro hombre, fuera su recuerdo el que acudiera. Acarició su rostro, volviendo a besarlo mientras acariciaba su costado y su muslo, haciéndole levantar la pierna y un poco la cadera, colocándose ahora para que su miembro rozara su trasero, su entrada y su perineo. No tenía prisa, quería que lo disfrutara y lo deseara, que recordase ese momento.
Puso los ojos en blanco al escucharlo, con una mueca de total placer y sonrió complacido. Había tantas formas en las que deseaba tomarlo que le costaba decidirse por alguna, pero cuando quiso darse cuenta ya su cuerpo había tomado el control de la situación. Abandonó la entrada ajena para agarrarlo de las caderas, volviendo a buscar su boca para entregarse a un intenso beso mientras lo recostaba en la cama, acostándose sobre él, frente a frente. Usó las piernas para indicarle que abriera las suyas, colocándose en medio y moviéndose contra él, haciendo que sus cuerpos se fundieran en un delicioso contacto, vientre con vientre, torso con torso y sexo con sexo.
- Muchos lo quieren siempre desde atrás. Porque así pueden imaginar a quién ellos desean. - jadeó contra sus labios con excitación, fingiendo embestidas ficticias que hacían a sus miembros acariciarse y apretarse el uno con el otro de manera maravillosa - Pero voy a hacerlo de frente, porque quiero que me veas bien. Porque la primera vez no se olvida. - sonrió de medio lado. Quería que grabara la imagen de su cuerpo sobre él en su mente y que si alguna vez yacía con otro hombre, fuera su recuerdo el que acudiera. Acarició su rostro, volviendo a besarlo mientras acariciaba su costado y su muslo, haciéndole levantar la pierna y un poco la cadera, colocándose ahora para que su miembro rozara su trasero, su entrada y su perineo. No tenía prisa, quería que lo disfrutara y lo deseara, que recordase ese momento.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Era curioso, pero mientras Vaël tomaba de nuevo dominio de la situación y lo recostaba contra la cama para echarse sobre él Basile tuvo la primera necesidad real en su vida de ser especial para alguien. No tenía necesariamente que ser con el cortesano, ni tampoco con Thibaut ni con nadie específico, pero tuvo la sensación por primera vez de que si no encontraba a alguien capaz de hacerle el amor con los ojos todos los días solo por verlo entrar a casa su vida sería un poco menos vida. Era por decirlo así su primera bofetada de instinto gregario en pareja. Se quedó medio aturdido por aquello y por un momento perdió la mirada en la cara de Vaël y a la vez muy lejos de allí, acariciándole la espalda mecánicamente y volviendo a la realidad solo cuando el inglés le habló. Recuperó el dominio de sí mismo como si aquel extraño episodio hubiera sido solo un sueño y llevó las manos a sus mejillas, acercándole el rostro al suyo y besándolo en la boca otra vez.
- No pensaba ponerme a imaginar a nadie más. - Le dijo. - Eres mucho más de lo que esperaba encontrar. No es que pensara que no valías la pena sin ropa, solo quiero decir...
Ante la imposibilidad de explicarse y la excitación creciente de sus cuerpos rozándose no pudo más que volver a reírse con un deje infantil y juguetón. Esperaba que Vaël no se lo tomara a mal, en realidad aquello había sido un intento por hacerle un cumplido que no reflejaba más que la verdad. No sabía si esa era su primera o su única vez con un hombre, pero en cualquier caso se alegraba de que fuera con aquel hombre en concreto. Se agarró a la sábana estirando los brazos a ambos lados de su cuerpo cuando a causa de la nueva posición perdió un poco de estabilidad. No pensó "allá vamos" porque ya no recordaba que se suponía que le iba a doler, solo sentía anticipación y ganas de sentirlo bien adentro. Que su compañero no le dejara tocarse lo estaba matando, porque notaba una tensión en la entrepierna que se volvía más y más difícil de soportar por momentos. Los testículos le iban a estallar y se moría de excitación, pero quería seguir su juego. Su miembro apuntaba casi al techo y reclamaba atención urgente.
- No pensaba ponerme a imaginar a nadie más. - Le dijo. - Eres mucho más de lo que esperaba encontrar. No es que pensara que no valías la pena sin ropa, solo quiero decir...
Ante la imposibilidad de explicarse y la excitación creciente de sus cuerpos rozándose no pudo más que volver a reírse con un deje infantil y juguetón. Esperaba que Vaël no se lo tomara a mal, en realidad aquello había sido un intento por hacerle un cumplido que no reflejaba más que la verdad. No sabía si esa era su primera o su única vez con un hombre, pero en cualquier caso se alegraba de que fuera con aquel hombre en concreto. Se agarró a la sábana estirando los brazos a ambos lados de su cuerpo cuando a causa de la nueva posición perdió un poco de estabilidad. No pensó "allá vamos" porque ya no recordaba que se suponía que le iba a doler, solo sentía anticipación y ganas de sentirlo bien adentro. Que su compañero no le dejara tocarse lo estaba matando, porque notaba una tensión en la entrepierna que se volvía más y más difícil de soportar por momentos. Los testículos le iban a estallar y se moría de excitación, pero quería seguir su juego. Su miembro apuntaba casi al techo y reclamaba atención urgente.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Sinceramente, se le pasó totalmente por alto que el muchacho se perdiera en sus pensamientos, quizás de haberlos expuesto en alto habrían tenido una más que interesante conversación, pero definitivamente no era el momento, quizás más tarde. Respondió su beso, pensando que era muy tierno lo que decía aunque no se supiera explicar. Rió bajo también, negando con la cabeza y moviéndose aun contra él, ¿podía parecerle aun más encantador? Porque parecía que por momentos lo enloquecía más.
- Es la primera vez que estoy tan encendido y solo pienso en hacerle el amor al otro. - reconoció en un susurro. Siempre sexo, siempre dentro y fuera sin nada. Sin embargo en ese instante solo pensaba en hacerlo sentir bien, en realmente hacerle el amor, con caricias sinceras y besos. No por que hubiera amor entre ambos, simplemente porque era la forma más acertada que tenía de denominarlo.
No le avisó que iba a entrar ya, no quería que se tensara. Apretó con su glande la entrada contraria y despacio comenzó a presionar, observando su rostro y tratando de saber la velocidad que debía llevar para no herirlo. Sus labios besaron su rostro, su frente, sus mejillas, mientras acariciaba su costado con una mano y terminaba de meterse en su cuerpo hasta el interior y allí dentro se quedó, sin moverse, esperando sentir que la presión de las paredes contrarias aflojaba y le permitían comenzar a moverse, sería despacio, con cariño, con ternura, como el boticario se merecía para su primera vez. Gimió ronco de placer por aquella estrechez.
- Oh Dios...- jadeó, mordiéndose los labios, tratando de contenerse aunque le fue inevitable hincharse allí dentro con fuerza.
- Es la primera vez que estoy tan encendido y solo pienso en hacerle el amor al otro. - reconoció en un susurro. Siempre sexo, siempre dentro y fuera sin nada. Sin embargo en ese instante solo pensaba en hacerlo sentir bien, en realmente hacerle el amor, con caricias sinceras y besos. No por que hubiera amor entre ambos, simplemente porque era la forma más acertada que tenía de denominarlo.
No le avisó que iba a entrar ya, no quería que se tensara. Apretó con su glande la entrada contraria y despacio comenzó a presionar, observando su rostro y tratando de saber la velocidad que debía llevar para no herirlo. Sus labios besaron su rostro, su frente, sus mejillas, mientras acariciaba su costado con una mano y terminaba de meterse en su cuerpo hasta el interior y allí dentro se quedó, sin moverse, esperando sentir que la presión de las paredes contrarias aflojaba y le permitían comenzar a moverse, sería despacio, con cariño, con ternura, como el boticario se merecía para su primera vez. Gimió ronco de placer por aquella estrechez.
- Oh Dios...- jadeó, mordiéndose los labios, tratando de contenerse aunque le fue inevitable hincharse allí dentro con fuerza.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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