AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
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Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Recuerdo del primer mensaje :
No habían acordado ninguna hora y Basile había estado a punto de no poderse presentar porque no encontraba la tarjeta de cliente de Sunderland por ninguna parte, pero finalmente la fortuna - a la que muchos pintaban como una diosa ramera - le había sonreído y propiciado su visita. No había olvidado que quedó medio en broma con Vaël en que proveería de patatas su despensa, así que se había cuidado mucho de cumplir su palabra acercándose al comercio de un labriego esa misma tarde y comprando el tubérculo más grande que pudo encontrar. Tenía sin exagerar el mismo tamaño que uno de los balones de tripa que se cosían los niños para jugar a darle patadas. No sabía a qué hora cenaba su anfitrión pero optó por escoger más o menos la franja en la que la mayoría de parisinos se servían la última comida del día. Igual habría sido apropiado llevar una botella de vino pero pegaba mucho más con su personalidad burlona y risueña aquella patata, no se le podía exigir más.
Su atuendo era sobrio pero informal, nada de la levita que tenía que desempolvar cada vez que Thibaut le invitaba a acudir a algún acto donde estuvieran su familia y las amistades de ésta. Su traje era correcto pero llevaba la chaqueta abierta, aunque no le faltaban los guantes ni el sombrero, una prenda fundamental en el armario de todos los hombres de la época y más aún de aquellos que, como él, preferían no usar una de esas pelucas blancas tan artificiosas. Sería mentira si dijera que no estaba un poco nervioso ante lo que pudiera ocurrir esa noche. Tenía muy claro que solo llegarían hasta donde él quisiera poner el punto final, pero el problema era que tenía los límites bastante difusos y eso que todavía no había bebido nada de alcohol. También estaba el otro pequeño asunto, el de su inexperiencia y posible torpeza con la situación. Se sentía un poco como un niño al que llevan a una reunión de mayores donde se espera que se comporte bien sin explicarle antes las reglas del juego. Respiró hondo riéndose internamente de sus propios miedos que no dejaba de considerar estúpidos y llamó a la puerta. Se le ocurrió por primera vez que igual no iban a estar solos, a lo mejor Vaël tenía servicio, y la idea no le gustó. Prefería que nadie supiera que había estado allí por lo que pudiera pasar.
Su atuendo era sobrio pero informal, nada de la levita que tenía que desempolvar cada vez que Thibaut le invitaba a acudir a algún acto donde estuvieran su familia y las amistades de ésta. Su traje era correcto pero llevaba la chaqueta abierta, aunque no le faltaban los guantes ni el sombrero, una prenda fundamental en el armario de todos los hombres de la época y más aún de aquellos que, como él, preferían no usar una de esas pelucas blancas tan artificiosas. Sería mentira si dijera que no estaba un poco nervioso ante lo que pudiera ocurrir esa noche. Tenía muy claro que solo llegarían hasta donde él quisiera poner el punto final, pero el problema era que tenía los límites bastante difusos y eso que todavía no había bebido nada de alcohol. También estaba el otro pequeño asunto, el de su inexperiencia y posible torpeza con la situación. Se sentía un poco como un niño al que llevan a una reunión de mayores donde se espera que se comporte bien sin explicarle antes las reglas del juego. Respiró hondo riéndose internamente de sus propios miedos que no dejaba de considerar estúpidos y llamó a la puerta. Se le ocurrió por primera vez que igual no iban a estar solos, a lo mejor Vaël tenía servicio, y la idea no le gustó. Prefería que nadie supiera que había estado allí por lo que pudiera pasar.
Última edición por Basile Grushenko el Miér Abr 11, 2012 9:29 am, editado 1 vez
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Aquellos golpes de cadera de Vaël lo hacían subir al cielo y volver a bajar alternativamente, y eso que ni siquiera le estaba tocando como antes por dentro. Llevó una mano al trasero ajeno y lo apretó, lo masajeó con lujuria y lo acarició con toda la mano abierta. No quería dejar libre ni un centímetro de aquella piel tan suave y de aquel culo tan perfecto. Se estaba excitando tanto que creía que iba a llegar al clímax antes incluso de que el cortesano le penetrara. Se mordió el labio con fuerza para no gritarle que entrara de una vez, que lo rompiera en dos y que lo hiciera suyo.
- Pues házmelo con fuerza. - Le rogó al oírlo decir aquello.
De nuevo no podía asegurar que fuese sincero, pero prefirió creer que sí. Si había tenido que llegar un boticario burgués y medio confundido sin ninguna experiencia para hacerlo sentir así por primera vez es que el pobre Sunderland debía de haber topado con verdaderas calamidades hasta entonces. O tal vez que simplemente Basile tenía algo - físico, o su sentido del humor o lo que fuera - que hacía que ambos conectaran más, de otra manera. Quizá era solo el hecho de que no pagaba y de que el inglés lo había escogido para pasar su noche libre.
Cuando el otro introdujo el extremo de su sexo el mayor tensó inevitablemente sus paredes. Se esforzó por relajarse pero al principio no había manera, y cada nuevo centímetro ganado era una tortura que le arrancaba un quejido lastimero. Cerró los ojos con fuerza y apretó las manos agarrando las sábanas tan fuerte que los nudillos se le pusieron blancos. Le dolía horrores hasta que se le ocurrió que si no podía relajar quizá debía de tratar hacer la fuerza hacia fuera y no hacia dentro, como si estuviera hinchando un globo. Con aquello la presión disminuyó un poco y Vaël pudo acabar de deslizarse hasta el fondo sin que Basile tuviera que pedirle por favor que lo dejara, que era demasiado para él. Era muy raro sentirse al mismo tiempo tan caliente y tan dolorido. Quería que le embistiera sin piedad y a la vez que se retirara. Cuando lo oyó gemir de placer se dio cuenta de que aquello no era solo cosa suya; eran dos y ambos tenían derecho a disfrutar. Fue un niño bueno y respiró lento unas cuantas veces para reunir valor y soportarlo mejor.
- ¿Siempre... siempre duele así? - Quiso saber.
Lo notaba hincharse dentro, abriéndole el cuerpo desde el interior, separándo las paredes de aquella cavidad suya que nunca nadie había visitado. Cuando la primera sensación de daño remitió un poco Basile empezó a sentir lo rico que era aquello, y llevando una mano a la nuca de Vaël volvió a atraerlo a su rostro para besarlo de nuevo y jugar con su lengua antes de dejar caer la cabeza sobre las sábanas, dispuesto.
- Pues házmelo con fuerza. - Le rogó al oírlo decir aquello.
De nuevo no podía asegurar que fuese sincero, pero prefirió creer que sí. Si había tenido que llegar un boticario burgués y medio confundido sin ninguna experiencia para hacerlo sentir así por primera vez es que el pobre Sunderland debía de haber topado con verdaderas calamidades hasta entonces. O tal vez que simplemente Basile tenía algo - físico, o su sentido del humor o lo que fuera - que hacía que ambos conectaran más, de otra manera. Quizá era solo el hecho de que no pagaba y de que el inglés lo había escogido para pasar su noche libre.
Cuando el otro introdujo el extremo de su sexo el mayor tensó inevitablemente sus paredes. Se esforzó por relajarse pero al principio no había manera, y cada nuevo centímetro ganado era una tortura que le arrancaba un quejido lastimero. Cerró los ojos con fuerza y apretó las manos agarrando las sábanas tan fuerte que los nudillos se le pusieron blancos. Le dolía horrores hasta que se le ocurrió que si no podía relajar quizá debía de tratar hacer la fuerza hacia fuera y no hacia dentro, como si estuviera hinchando un globo. Con aquello la presión disminuyó un poco y Vaël pudo acabar de deslizarse hasta el fondo sin que Basile tuviera que pedirle por favor que lo dejara, que era demasiado para él. Era muy raro sentirse al mismo tiempo tan caliente y tan dolorido. Quería que le embistiera sin piedad y a la vez que se retirara. Cuando lo oyó gemir de placer se dio cuenta de que aquello no era solo cosa suya; eran dos y ambos tenían derecho a disfrutar. Fue un niño bueno y respiró lento unas cuantas veces para reunir valor y soportarlo mejor.
- ¿Siempre... siempre duele así? - Quiso saber.
Lo notaba hincharse dentro, abriéndole el cuerpo desde el interior, separándo las paredes de aquella cavidad suya que nunca nadie había visitado. Cuando la primera sensación de daño remitió un poco Basile empezó a sentir lo rico que era aquello, y llevando una mano a la nuca de Vaël volvió a atraerlo a su rostro para besarlo de nuevo y jugar con su lengua antes de dejar caer la cabeza sobre las sábanas, dispuesto.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Vaël esperaba que el mayor comprendieran que frases como "házmelo con fuerza" eran una locura y no las repitiera más mientras trataba de acostumbrarlo, más que nada porque realmente se moría de ganas de hacérselo bien fuerte, y como se dejara llevar allí no iba a salir nada bueno. Estaba haciendo acopio de toda su fuerza de voluntad para mantenerse calmado y dejar que fuera el cuerpo contrario el que le fuera dando pistas sobre el ritmo que debía llevar.
Al escucharlo de nuevo no pudo evitar una risita, una mezcla entre piadosa y triste. Claro que siempre dolía, pero no, no dolía siempre así. Es más, en realidad a Vaël ya prácticamente solo le incomodaba al principio, pero había llegado hasta el punto de poder aceptar un miembro ajeno en su trasero sin siquiera haberse preparado antes. Y es, que quisiera o no, el cuerpo se acostumbraba a todo e igualmente, él siempre había tenido bastante facilidad.
- No, tranquilo...se pasará. - prometió, esperando que así fuera también para él y que lo disfrutara, normalmente todos llegaban un punto en el que lo hacían. Por primera vez sintió miedo. Mientras sus labios eran tomados por los contrarios notó un pinchazo en el estómago, ¿y si él no se acostumbraba? Podía ser que no estuviera hecho para recibir, podría ser que su cuerpo rechazara esa intrusión y...
No quería pensar más, él era un cortesano, no tenía esos miedos porque aquello siempre era su trabajo y si lo buscaban era porque querían, pero como con el boticario todo había dado un giro inesperado, notaba las inseguridades propias de cualquier hombre. Claro que al ver como recostaba de nuevo su cabeza y mirarlo todo lo que tenía en su cabeza se fue como si lo hubieran soplado. Sus labios formaron una sonrisa y besó su barbilla, deslizando los labios hacia su garganta y la lamió y mordió mientras lo hacía suyo. Sus caderas se movían suaves pero bien profundo, haciéndolo gemir de placer, tan estrecho y caliente que lo enloquecía. Descendió aun más con su boca, arqueándose para poder atender, tal cual lo había hecho al principio, los pezones ajenos.
Sabía que si lo masturbaba le sería algo más fácil, pero también corría el peligro de que se excitara demasiado y terminase por llegar al orgasmo, ese no era su plan. De todas formas metió una mano entre ambos cuerpos, acarició su miembro apenas un poco pero se dedicó a mimar sus testículos. Mientras poco a poco tomaba confianza y esa cavidad se le resistía menos, aumentando el nivel de sus embestidas.
Al escucharlo de nuevo no pudo evitar una risita, una mezcla entre piadosa y triste. Claro que siempre dolía, pero no, no dolía siempre así. Es más, en realidad a Vaël ya prácticamente solo le incomodaba al principio, pero había llegado hasta el punto de poder aceptar un miembro ajeno en su trasero sin siquiera haberse preparado antes. Y es, que quisiera o no, el cuerpo se acostumbraba a todo e igualmente, él siempre había tenido bastante facilidad.
- No, tranquilo...se pasará. - prometió, esperando que así fuera también para él y que lo disfrutara, normalmente todos llegaban un punto en el que lo hacían. Por primera vez sintió miedo. Mientras sus labios eran tomados por los contrarios notó un pinchazo en el estómago, ¿y si él no se acostumbraba? Podía ser que no estuviera hecho para recibir, podría ser que su cuerpo rechazara esa intrusión y...
No quería pensar más, él era un cortesano, no tenía esos miedos porque aquello siempre era su trabajo y si lo buscaban era porque querían, pero como con el boticario todo había dado un giro inesperado, notaba las inseguridades propias de cualquier hombre. Claro que al ver como recostaba de nuevo su cabeza y mirarlo todo lo que tenía en su cabeza se fue como si lo hubieran soplado. Sus labios formaron una sonrisa y besó su barbilla, deslizando los labios hacia su garganta y la lamió y mordió mientras lo hacía suyo. Sus caderas se movían suaves pero bien profundo, haciéndolo gemir de placer, tan estrecho y caliente que lo enloquecía. Descendió aun más con su boca, arqueándose para poder atender, tal cual lo había hecho al principio, los pezones ajenos.
Sabía que si lo masturbaba le sería algo más fácil, pero también corría el peligro de que se excitara demasiado y terminase por llegar al orgasmo, ese no era su plan. De todas formas metió una mano entre ambos cuerpos, acarició su miembro apenas un poco pero se dedicó a mimar sus testículos. Mientras poco a poco tomaba confianza y esa cavidad se le resistía menos, aumentando el nivel de sus embestidas.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Si él lo decía Basile le creía. Vaël era todo un referente en relaciones sexuales con hombres, así que debía saberlo mejor que nadie. Apreciaba sobremanera las habilidades del cortesano para penetrarlo y besarle el pecho al mismo tiempo. A él le faltaría coordinación, pero el otro se las arreglaba con asombrosa maestría. No veía la razón por la que se pudiera admirar el trabajo de un artesano que hacía sillas, por ejemplo, y no la de uno que hacía el amor. Oírlo gemir por su causa era música celestial. Lo embargaba una extraña sensación de poder saber que podía hacer sentir así a otro varón hecho y derecho como el inglés, que era siempre tan seguro de sí mismo y tan dueño de sus actos. A Basile le gustaba hacerle perder el control de esa forma. Ahora ya no quedaba ni rastro de esa coquetería ensayada que desplegaba siempre Sunderland con todo el mundo y especialmente con él cuando se lo encontraba. Ése era el Vaël de verdad, y el boticario supo que no era tan débil en realidad, es que el cortesano tenía un poder de persuasión similar al de cualquier fenómeno de la naturaleza. Igual que uno no podía resistirse a un incendio por mucho que tratara de empujar las llamas tampoco Basile podía reistirse a aquel hombre que finalmente había conseguido desnudarlo, vencer todas sus barreras y hacerlo suyo.
- Me gusta. - Jadeó. - Me gusta mucho.
No quería que el otro creyera que se lo estaba haciendo pasar mal después de todas sus atenciones. Basile sabía que estaba siendo delicado aunque aquello tuviera que doler al principio por fuerza, pero ya iba cediendo poco a poco y su cuerpo se acomodaba bien al de Vaël. Llevó las manos hacia arriba y se agarró al cabecero de la cama en lugar de aferrarse a las sábanas porque así podía expandir más el pecho cada vez que cogía una bocanada de aire. Entonces Vaël por fin consintió en llevar una mano a la región que había entre sus piernas y el boticario se encogió un poco, estaba tan congestionado que el primer contacto casi le dolió. Luego sin embargo suspiró de gozo al sentir cómo le masajeaba.
- Ahí, eso es... - Gimió.
- Me gusta. - Jadeó. - Me gusta mucho.
No quería que el otro creyera que se lo estaba haciendo pasar mal después de todas sus atenciones. Basile sabía que estaba siendo delicado aunque aquello tuviera que doler al principio por fuerza, pero ya iba cediendo poco a poco y su cuerpo se acomodaba bien al de Vaël. Llevó las manos hacia arriba y se agarró al cabecero de la cama en lugar de aferrarse a las sábanas porque así podía expandir más el pecho cada vez que cogía una bocanada de aire. Entonces Vaël por fin consintió en llevar una mano a la región que había entre sus piernas y el boticario se encogió un poco, estaba tan congestionado que el primer contacto casi le dolió. Luego sin embargo suspiró de gozo al sentir cómo le masajeaba.
- Ahí, eso es... - Gimió.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Y se acabó. Al parecer eso era todo lo que su auto control podía soportar, eso era todo el cortesano que el boticaro podría disfrutar, porque escucharlo y verlo de aquel modo sacaron a relucir su parte más primaria, más necesitada. No es algo que le pasara a menudo, evidentemente alguna vez ocurría, seguía siendo humano, pero pocos despertaban esas sensaciones en él, realmente desde...bueno desde esa persona apenas uno o dos contados.
Se irguió un tanto y con ambas manos lo agarró de las caderas, levantándoselas, entrando bien profundo en él y deslizó ambas por sus muslos, agarrando las piernas del hombre para colocárselas extendidas por el pecho, cargándolas en sus hombros. Sus ojos no se desclavaban del rostro ajeno, de su cuerpo, de la imagen que le regalaba, le brillaban con la lujuria y el deseo mientras se inclinaba hacia delante, hasta que sus manos se apoyaron en el colchón y pudo volver a moverse. No lo haría doblarse mucho por la incomodidad que pudiera suponerle, así que no intentó besarlo, se conformaba con mirarlo mientras lo penetraba.
- Mmn...Basile...me haces perder el control...- gimió totalmente excitado, descendiendo la mirada por su cuerpo, pudiendo ver ahora como su miembro se perdía en el interior del cuerpo contrario antes de volver a salir. Sonrió de medio lado y giró el rostro, besando y mordiendo la pierna contraria que era lo que tenía más a mano - ¿Está bien si...lo hago dentro? - no es como que generalmente se preocupara de algo así, los hombres se lo dejaban saber de antemano, pero no quería hacer nada que pudiera desagradar al contrario y se sabía bien cerca de alcanzar el clímax. ¿Su preferencia?...Sin duda hacerlo en su interior, siempre era un buen broche final.
Se irguió un tanto y con ambas manos lo agarró de las caderas, levantándoselas, entrando bien profundo en él y deslizó ambas por sus muslos, agarrando las piernas del hombre para colocárselas extendidas por el pecho, cargándolas en sus hombros. Sus ojos no se desclavaban del rostro ajeno, de su cuerpo, de la imagen que le regalaba, le brillaban con la lujuria y el deseo mientras se inclinaba hacia delante, hasta que sus manos se apoyaron en el colchón y pudo volver a moverse. No lo haría doblarse mucho por la incomodidad que pudiera suponerle, así que no intentó besarlo, se conformaba con mirarlo mientras lo penetraba.
- Mmn...Basile...me haces perder el control...- gimió totalmente excitado, descendiendo la mirada por su cuerpo, pudiendo ver ahora como su miembro se perdía en el interior del cuerpo contrario antes de volver a salir. Sonrió de medio lado y giró el rostro, besando y mordiendo la pierna contraria que era lo que tenía más a mano - ¿Está bien si...lo hago dentro? - no es como que generalmente se preocupara de algo así, los hombres se lo dejaban saber de antemano, pero no quería hacer nada que pudiera desagradar al contrario y se sabía bien cerca de alcanzar el clímax. ¿Su preferencia?...Sin duda hacerlo en su interior, siempre era un buen broche final.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Arqueó la espalda hacia atrás el máximo posible, separando la región dorsal del colchón y sosteniéndose solo con la lumbar y más arriba la cabeza. Hasta tal punto estaba excitado y necesitado. No podría aguantarlo mucho más tiempo dentro sin comenzar a tocarse, era superior a sus fuerzas y su cuerpo rogaba por darse esa satisfacción. Con el cambio de postura Vaël comenzó a tomarlo más rápido, haciéndole daño cada vez que entraba y regalándole placer a partes iguales. Parecía mentira, anatómicamente hablando, que algo tan largo y así de grueso pudiera caber ahí. Basile lo sabía por sus lecciones en el Colegio Francés, donde además de botánica y física tenía lecciones compartidas con los muchachos adinerados de la rama de la medicina.
Gemía descontrolado al no poder llevarse nada a la boca para morder y acallar así el sonido. Los labios de Vaël en su pierna eran también un punto erógeno importante. Lo imaginaba lamiendo y mordiendo otra cosa y se encendía como una llama, quería verlo más vecs y probar muchas más cosas. Recién acababa de abrir una puerta que había estado cerrada muchos años por decisión propia y ya quería irse a vivir dentro de la morada que acababa de descubrir. Sin poder estarse quieto ni un segundo más se rodeó el miembro propio con los dedos de la mano derecha, acariciándoselo despacio. No como para terminar pero sí como la promesa de que dentro de poco le daría su recompensa, solo tenía que aguantar sin estallar un poco más.
- Sí, hazlo dentro... por favor...
Normalmente no rogaba por nada y en una noche ya llevaba tres o cuatro súplicas, Vaël lo estaba viendo en una posición que no era su hábitat habitual. Esperaba que no se decepcionara si después le parecía brusco en comparación. Solo unos pocos privilegiados conocían su faceta más tierna y servicial, como por ejemplo Thibaut. Thibaut... No había ni empezado a pensar en aquello cuando una nueva embestida del cortesano lo sacó de aquellas ensoñaciones y le arrancó un gemido nuevo compuesto por las letras de su nombre. Gimió "Vaël" alto y claro, varias veces, después bajo y cortado como un jadeo. No sabía cómo estarían luego las cosas pero en ese momento era aquél el hombre al que quería dentro. Solo aquel y ningún otro.
Gemía descontrolado al no poder llevarse nada a la boca para morder y acallar así el sonido. Los labios de Vaël en su pierna eran también un punto erógeno importante. Lo imaginaba lamiendo y mordiendo otra cosa y se encendía como una llama, quería verlo más vecs y probar muchas más cosas. Recién acababa de abrir una puerta que había estado cerrada muchos años por decisión propia y ya quería irse a vivir dentro de la morada que acababa de descubrir. Sin poder estarse quieto ni un segundo más se rodeó el miembro propio con los dedos de la mano derecha, acariciándoselo despacio. No como para terminar pero sí como la promesa de que dentro de poco le daría su recompensa, solo tenía que aguantar sin estallar un poco más.
- Sí, hazlo dentro... por favor...
Normalmente no rogaba por nada y en una noche ya llevaba tres o cuatro súplicas, Vaël lo estaba viendo en una posición que no era su hábitat habitual. Esperaba que no se decepcionara si después le parecía brusco en comparación. Solo unos pocos privilegiados conocían su faceta más tierna y servicial, como por ejemplo Thibaut. Thibaut... No había ni empezado a pensar en aquello cuando una nueva embestida del cortesano lo sacó de aquellas ensoñaciones y le arrancó un gemido nuevo compuesto por las letras de su nombre. Gimió "Vaël" alto y claro, varias veces, después bajo y cortado como un jadeo. No sabía cómo estarían luego las cosas pero en ese momento era aquél el hombre al que quería dentro. Solo aquel y ningún otro.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Era agradable escuchar su nombre de aquella forma, porque normalmente era Vaël quién gemía el nombre de sus clientes para que estos se sintieran importantes, por eso siempre les preguntaba el nombre antes de comenzar el trabajo. A un hombre le hincha mucho el ego que giman su nombre a cada estocada y al parecer, el cortesano no era menos. Habría dado sus ahorros por poder permanecer horas y horas así, pero no era de piedra y ese cuerpo lo llevaba al límite. Se mordió los labios, agarrándolo de las caderas para alzárselas un poco más, buscando poder rozar de nuevo ese punto en su interior que lo hiciera enloquecer aun más. Serían sus últimas embestidas pero esperaba que las más placenteras.
No le impidió tocarse, entendía que ya podía ser algo realmente necesario para él y no le quedaba mucha más tortura así que simplemente se concentró en terminar de una vez con aquello, porque su cuerpo ya gritaba desesperado por poder alcanzar el orgasmo. Cuando lo hizo toda su piel se erizó, como si a un pollo acabaran de arrancarle todas las plumas. Gimió el nombre de su amante de esa noche mientras lo llenaba de su placer, apretando más los dedos en su cadera, los dedos en la sábana. Mordió su pierna con cuidado pero la excitación era evidente, hasta tembló ante las últimas penetraciones tras haber terminado.
Resolló como un animal, agarrando sus piernas para bajarlas con delicadeza, entre caricias, buscando sus labios con desesperación y casi ahogarse en un intenso beso que quería poner el punto y final...a su parte, claro. No se olvidaba del boticario y ni que decir tiene que por él aun había para rato. Sin embargo era su primer encuentro y solo pensaba darle lo justo para que quisiera más. Abandonó su boca, aun totalmente agitado, no dando tiempo a que él se calmara, descendió por su garganta y su torso, lamió y mordisqueó su vientre hasta que llegó finalmente al miembro contrario y se relamió con apetito. Los siguientes viajes de su lengua fueron todos en aquel delicioso glande, presionando y jugando a las caricias húmedas mientras sus manos masajeaban sus ingles. Debía reconocer que abandonar la calidez de su cuerpo había sido un verdadero desasosiego, pero se sobrellevaba mejor pensando que pronto iba a tenerlo a él dentro.
- Ahora...tienes que enseñarme lo que sabes hacer tú. - murmuró, entregándole así el mando de la situación, como si le entregara un testigo invisible para que hiciera de su cuerpo lo que quisiera.
No le impidió tocarse, entendía que ya podía ser algo realmente necesario para él y no le quedaba mucha más tortura así que simplemente se concentró en terminar de una vez con aquello, porque su cuerpo ya gritaba desesperado por poder alcanzar el orgasmo. Cuando lo hizo toda su piel se erizó, como si a un pollo acabaran de arrancarle todas las plumas. Gimió el nombre de su amante de esa noche mientras lo llenaba de su placer, apretando más los dedos en su cadera, los dedos en la sábana. Mordió su pierna con cuidado pero la excitación era evidente, hasta tembló ante las últimas penetraciones tras haber terminado.
Resolló como un animal, agarrando sus piernas para bajarlas con delicadeza, entre caricias, buscando sus labios con desesperación y casi ahogarse en un intenso beso que quería poner el punto y final...a su parte, claro. No se olvidaba del boticario y ni que decir tiene que por él aun había para rato. Sin embargo era su primer encuentro y solo pensaba darle lo justo para que quisiera más. Abandonó su boca, aun totalmente agitado, no dando tiempo a que él se calmara, descendió por su garganta y su torso, lamió y mordisqueó su vientre hasta que llegó finalmente al miembro contrario y se relamió con apetito. Los siguientes viajes de su lengua fueron todos en aquel delicioso glande, presionando y jugando a las caricias húmedas mientras sus manos masajeaban sus ingles. Debía reconocer que abandonar la calidez de su cuerpo había sido un verdadero desasosiego, pero se sobrellevaba mejor pensando que pronto iba a tenerlo a él dentro.
- Ahora...tienes que enseñarme lo que sabes hacer tú. - murmuró, entregándole así el mando de la situación, como si le entregara un testigo invisible para que hiciera de su cuerpo lo que quisiera.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Buscaba un punto concreto y lo encontró, vaya si lo encontró. Basile convirtió sus gemidos en sonidos mucho más graves, como un ronroneo, al tiempo que la mano en su entrepierna se aceleraba sola. Era delicioso, ¿qué era? Tenía que estudiarlo. Imaginó la cara de Vaël cuando el boticario le pidiera nuevos encuentros para que se convirtiera en su sujeto de experimentos, seguro que como poco lo miraba como si estuviera loco. Notó en el cuerpo de su compañero la antesala a su orgasmo y apretó las nalgas, queriendo intensificar el roce que el cortesano estaba sintiendo dentro de él. Cuando lo notó derramarse caliente y abundante en su interior gimió otra vez, encantado. No sabía decir qué era lo que le hacía tanta ilusión si solo era esperma, y además de un hombre que técnicamente no significaba mucho para él, pero se sintió como si hubiera realizado un gran trabajo aunque solo estuviera ahí tumbado sirviendo de recipiente.
Casi le gritó un "gracias" en mayúsculas cuando su boca comenzó a deslizarse por el cuerpo de Basile hasta llegar a ese pobre lugarcito tan olvidado. Se arqueó de nuevo, doblado de gusto, agarrando de nuevo las sábanas a ambos lados porque si se cogía más al cabezal acabaría con los hombros doloridos. Alzó la cabeza para mirarlo cuando le lanzó aquella invitación y después se sentó en la cama, poniendo las dos manos en el pecho de Vaël y presionando lentamente para que se acostara. Era como un toro bravo que ha visto un capote rojo, no veía la hora de atacar enfebrecido como estaba. No se le ocurrió que si no lo preparaba con los dedos podía hacerle daño, ni tampoco que quizá su miembro no estuviera bastante humedecido tras las escasas caricias de la lengua del otro. Solo se lo cogió con dos dedos para dirigirlo al interior de la abertura del cortesano, presionando poco a poco, separándole las rodillas cuando ya no necesitó las manos para nada más. No tardó nada en entrar del todo y lo que encontró allí lo fascinó.
- Es más apretado. - Constató como quien hace un estudio. - Y menos húmedo. Está muy bueno.
Ni se dio cuenta de que estaba comentando aquello en voz alta, solo comparaba a Vaël con sus experiencias anteriores con mujeres. Aquel túnel estrecho de paredes elásticas le acogía como si estuviera hecho a medida para él, se sentía tan bien que gimió de nuevo mientras comenzaba a mover las caderas.
Casi le gritó un "gracias" en mayúsculas cuando su boca comenzó a deslizarse por el cuerpo de Basile hasta llegar a ese pobre lugarcito tan olvidado. Se arqueó de nuevo, doblado de gusto, agarrando de nuevo las sábanas a ambos lados porque si se cogía más al cabezal acabaría con los hombros doloridos. Alzó la cabeza para mirarlo cuando le lanzó aquella invitación y después se sentó en la cama, poniendo las dos manos en el pecho de Vaël y presionando lentamente para que se acostara. Era como un toro bravo que ha visto un capote rojo, no veía la hora de atacar enfebrecido como estaba. No se le ocurrió que si no lo preparaba con los dedos podía hacerle daño, ni tampoco que quizá su miembro no estuviera bastante humedecido tras las escasas caricias de la lengua del otro. Solo se lo cogió con dos dedos para dirigirlo al interior de la abertura del cortesano, presionando poco a poco, separándole las rodillas cuando ya no necesitó las manos para nada más. No tardó nada en entrar del todo y lo que encontró allí lo fascinó.
- Es más apretado. - Constató como quien hace un estudio. - Y menos húmedo. Está muy bueno.
Ni se dio cuenta de que estaba comentando aquello en voz alta, solo comparaba a Vaël con sus experiencias anteriores con mujeres. Aquel túnel estrecho de paredes elásticas le acogía como si estuviera hecho a medida para él, se sentía tan bien que gimió de nuevo mientras comenzaba a mover las caderas.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Se moría de ganas de que aquel hombre tomara de una buena vez la iniciativa y lo tratara como objeto de placer, que le devolviera el favor, pues Vaël realmente disfrutaba siendo penetrado, le gustaba y no había que darle más vueltas al tema. Cerró los ojos, abriendo bien las piernas para que él lo tomara como quisiera, dejando las manos laxas a los lados de su cuerpo hasta que sintió como lo taladraba prácticamente sin piedad. No podía reprochárselo, lo había llevado al límite y ahora iba a pagar las consecuencias. Apretó fuertemente las sábanas y gimió, arqueando la espalda ante las sensaciones que recibía de su parte trasera. Dolía, estaba seco, pero le encantaba...era así, disfrutaba con el sufrimiento. En su trabajo o se acostumbraba a ello o viviría un infierno.
Estaba concentrado en disfrutar, en dejarse hacer, sin embargo en cuanto lo escucho de aquella manera alzó una ceja. ¿Pero de qué iba eso? Se movió con la habilidad que podía mostrar y enroscó las piernas a sus caderas, cual serpiente lo obligó a quedarse dentro de su cuerpo, con fuerza y lo miró con el ceño fruncido.
- Oye boticario...- hablaba excitado, era evidente que trataba de fingir molestia pero que no la sentía realmente - Mírame. - llevó una mano hacia el brazo ajeno y la deslizó por él, hasta aferrar su mano y hacer que la pusiera sobre su torso, guiándola para que hiciera un recorrido por su cuerpo - No me has pagado, no me lo estás haciendo para comparar. - apoyó las manos tras su espalda sobre el colchón para incorporarse un poco y estar más cerca de su rostro. Aun hacía presa con sus piernas para no permitir que se moviera y con maestría, comenzó a apretar y aflojar la presión de su entrada, sonriendo ladino - Ahora estás conmigo por placer. - se acercó a sus labios y le dio una leve y lasciva lamida. La presión en su trasero continuaba, solo para provocarlo, para que deseara seguir moviéndose y notara que no podría si Vaël no se lo permitía - Así que mírame bien, gime mi nombre como has hecho hasta ahora, dime lo delicioso que es estar en mi interior y no en el interior de un hombre cualquiera...y yo seré bueno y te dejaré hacérmelo tan fuerte como no lo has hecho nunca antes.
No había podido controlarse, quería esa atención, quería sentirse especial para él y no un hombre al que tomaba por la curiosidad de hacerlo. No buscaba amor en el mayor, pero sí pasión, una pasión específica, una que llevara su nombre. A pesar de como se pudiera sentir, en todo momento le había hablado con tono suave, coqueto, juguetón, apasionado y ante todo deseoso, porque tenerlo allí dentro y no dejarlo moverse, también era una tortura para el cortesano. Un arma de doble filo que había creído necesaria y que por supuesto, dejaría de usar en cuanto el otro aceptara sus condiciones.
Estaba concentrado en disfrutar, en dejarse hacer, sin embargo en cuanto lo escucho de aquella manera alzó una ceja. ¿Pero de qué iba eso? Se movió con la habilidad que podía mostrar y enroscó las piernas a sus caderas, cual serpiente lo obligó a quedarse dentro de su cuerpo, con fuerza y lo miró con el ceño fruncido.
- Oye boticario...- hablaba excitado, era evidente que trataba de fingir molestia pero que no la sentía realmente - Mírame. - llevó una mano hacia el brazo ajeno y la deslizó por él, hasta aferrar su mano y hacer que la pusiera sobre su torso, guiándola para que hiciera un recorrido por su cuerpo - No me has pagado, no me lo estás haciendo para comparar. - apoyó las manos tras su espalda sobre el colchón para incorporarse un poco y estar más cerca de su rostro. Aun hacía presa con sus piernas para no permitir que se moviera y con maestría, comenzó a apretar y aflojar la presión de su entrada, sonriendo ladino - Ahora estás conmigo por placer. - se acercó a sus labios y le dio una leve y lasciva lamida. La presión en su trasero continuaba, solo para provocarlo, para que deseara seguir moviéndose y notara que no podría si Vaël no se lo permitía - Así que mírame bien, gime mi nombre como has hecho hasta ahora, dime lo delicioso que es estar en mi interior y no en el interior de un hombre cualquiera...y yo seré bueno y te dejaré hacérmelo tan fuerte como no lo has hecho nunca antes.
No había podido controlarse, quería esa atención, quería sentirse especial para él y no un hombre al que tomaba por la curiosidad de hacerlo. No buscaba amor en el mayor, pero sí pasión, una pasión específica, una que llevara su nombre. A pesar de como se pudiera sentir, en todo momento le había hablado con tono suave, coqueto, juguetón, apasionado y ante todo deseoso, porque tenerlo allí dentro y no dejarlo moverse, también era una tortura para el cortesano. Un arma de doble filo que había creído necesaria y que por supuesto, dejaría de usar en cuanto el otro aceptara sus condiciones.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Le sorprendió verse de pronto atrapado en aquel cepo creado por las piernas de Vaël, pero cuando el cortesano le dijo el motivo de su nueva reticencia Basile no pudo menos que reír. Negó con la cabeza queriendo explicarse pero no le salía nada porque estaba al mismo tiempo excitado y muy divertido. Qué torpe era. Acarició con las dos manos todo el torso de Sunderland tal y como él le pedía, entreteniéndose en pellizcar sus pezones y endurecerlos de nuevo con suavidad y firmeza, como sabía que se sentía mejor.
- ¿Qué pasa si me gusta estudiarte? - Lo retó socarrón, intentando zafarse de su presa sin lograrlo. - Nunca he tenido un ejemplar así para estudiar, pareces interesante...
Se inclinó lo justo después que el otro le lamiera los labios para convertir su cercanía en un beso intenso como un golpe, profundo y lento. Le gustaba fingir que no tenía prisa cuando por otra parte seguía dentro de él, duro como nunca. Fue un beso perfecto, al menos para él, que acabó mordiéndole un labio y estirándolo un poco.
- Lo es. - Dijo mirándolo a los ojos con un brillo salvaje que era nuevo en él. - Es delicioso. La cena estaba muy buena... pero el mejor pastel de aquí eres tú.
Lo forzó a tumbarse de nuevo y se acostó sobre él, totalmente pegado a su cuerpo, penetrándolo con un ritmo nuevo más pausado pero que llegaba mucho más hondo. Presionó los labios contra la piel de su cuello y se apoyó en las sábanas a los lados del cuerpo de Vaël, gimiendo otra vez su nombre como él quería.
- ¿Qué pasa si me gusta estudiarte? - Lo retó socarrón, intentando zafarse de su presa sin lograrlo. - Nunca he tenido un ejemplar así para estudiar, pareces interesante...
Se inclinó lo justo después que el otro le lamiera los labios para convertir su cercanía en un beso intenso como un golpe, profundo y lento. Le gustaba fingir que no tenía prisa cuando por otra parte seguía dentro de él, duro como nunca. Fue un beso perfecto, al menos para él, que acabó mordiéndole un labio y estirándolo un poco.
- Lo es. - Dijo mirándolo a los ojos con un brillo salvaje que era nuevo en él. - Es delicioso. La cena estaba muy buena... pero el mejor pastel de aquí eres tú.
Lo forzó a tumbarse de nuevo y se acostó sobre él, totalmente pegado a su cuerpo, penetrándolo con un ritmo nuevo más pausado pero que llegaba mucho más hondo. Presionó los labios contra la piel de su cuello y se apoyó en las sábanas a los lados del cuerpo de Vaël, gimiendo otra vez su nombre como él quería.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Le gustó escucharlo reír e iba a corresponder con algún comentario ingenioso, pero ese beso lo calló y por supuesto correspondió con ganas. Despacio la presión de sus piernas cedió y las dejó caer de nuevo sobre la cama, apoyando los pies y alzando las rodillas, para poder así controlar también sus caderas y corresponder a los movimientos del mayor, haciendo que sus penetraciones fueran más profundas y placenteras.
- Mngh...que delicia...Basile más, más fuerte. - pidió jadeante, gimiendo con excitación, moviendo las caderas en círculos cuando se lo permitía la postura, tratando de hacerlo sentir mucho mejor.
No pudo evitar excitarse nuevamente y su miembro estuvo erguido de vuelta en petición de más atenciones. Con el mayor tan pegado, ambos vientres creaban una presión y fricción increíble que lo volvían totalmente loco. Goteó preseminal y se relamió lascivo, quería que lo marcara, aunque normalmente no dejaba a nadie hacerlo porque era difícil atraer a un hombre si veía las marcas de otro en el cuerpo del cortesano, pero definitivamente quería que el boticario dejara huella en su piel, claro que no se lo pidió. Deslizó ambas manos por su espalda hasta sus nalgas y las apretó, masajeándola, invitándolo a darle aun más fuerte.
Tampoco se contuvo en acariciar la entrada contraria con sus dedos, por fuera, notando la humedad de su propio esperma que escurría de él y sonrió. Lamió su cuello y su oreja, gimió allí su nombre, gimió rogádole más, más fuerte, más rápido, más de todo. Había entrado en una vorágine de placer y estaba encantado.
- Mngh...que delicia...Basile más, más fuerte. - pidió jadeante, gimiendo con excitación, moviendo las caderas en círculos cuando se lo permitía la postura, tratando de hacerlo sentir mucho mejor.
No pudo evitar excitarse nuevamente y su miembro estuvo erguido de vuelta en petición de más atenciones. Con el mayor tan pegado, ambos vientres creaban una presión y fricción increíble que lo volvían totalmente loco. Goteó preseminal y se relamió lascivo, quería que lo marcara, aunque normalmente no dejaba a nadie hacerlo porque era difícil atraer a un hombre si veía las marcas de otro en el cuerpo del cortesano, pero definitivamente quería que el boticario dejara huella en su piel, claro que no se lo pidió. Deslizó ambas manos por su espalda hasta sus nalgas y las apretó, masajeándola, invitándolo a darle aun más fuerte.
Tampoco se contuvo en acariciar la entrada contraria con sus dedos, por fuera, notando la humedad de su propio esperma que escurría de él y sonrió. Lamió su cuello y su oreja, gimió allí su nombre, gimió rogádole más, más fuerte, más rápido, más de todo. Había entrado en una vorágine de placer y estaba encantado.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
¿Vaël creía que era una delicia? Pues tendría que saber cómo se sentía Basile. Había descubierto la fuente de placer más increíble del mundo sin proponérselo, casi de casualidad. Sería más acertado decir que la fuente de placer le había encontrado a él. No podía creer que fuera tan fantástico todo aquello, si lo hubiera sospechado no habría podido resistir tanto tiempo sin hincarle los dientes a algún tipo. O quizá era tan genial solo porque estaba con Sunderland, no podía saberlo y realmente tampoco pensaba descubrirlo yendo a buscar a otros hombres. No, su secreto ya se sentía bastante vulnerado allí y no quería que lo supiera nadie más, y además estaba el asunto de que cuando algo ya era perfecto era de estúpidos tratar de buscar algo mejor. Lo sintió duro de nuevo debajo de su tripa y luego húmedo, era tan erótico que Basile supo sin lugar a dudas que no aguantaría mucho más tiempo. Normalmente podía darle durante periodos más largos si jugaba con la intensidad y el ritmo, pero ahora lo único que quería era seguir acelerando, hundirse más y más en el cuerpo de Vaël y hacérselo tan fuerte que los dos terminaran agotados.
Accedió a su petición embistiendo con renovado fervor, siempre tratando de no exagerar y no hacerle daño. Gimió cuando oyó su voz, cuando notó su mano en el trasero, cuando los dedos de Vaël buscaron su entrada otra vez. Gimió y gimió hasta que la garganta se le quedó seca y el cuerpo se le agarrotó entero, anunciándole que se avecinaba el final con ese particular remanso de paz que siempre precedía al orgasmo.
- Me... me vengo. - Le anunció ronco por el placer.
Quería preguntarle si podía acabar dentro pero no le dio tiempo. El vórtice tuvo su origen en sus testículos pero no se detuvo allí, sino que lo recorrió entero haciéndolo contraerse cuatro, cinco, hasta seis veces derramándose caliente y viscoso dentro de Vaël antes de permitirle relajarse del todo y quedar acostado sobre el otro como un muñeco de trapo sin voluntad. Respiraba tan rápido que parecía que fuera a ahogarse, pero poco a poco fue recuperándose aunque aún no encontraba fuerzas ni para salir de dentro de él.
Accedió a su petición embistiendo con renovado fervor, siempre tratando de no exagerar y no hacerle daño. Gimió cuando oyó su voz, cuando notó su mano en el trasero, cuando los dedos de Vaël buscaron su entrada otra vez. Gimió y gimió hasta que la garganta se le quedó seca y el cuerpo se le agarrotó entero, anunciándole que se avecinaba el final con ese particular remanso de paz que siempre precedía al orgasmo.
- Me... me vengo. - Le anunció ronco por el placer.
Quería preguntarle si podía acabar dentro pero no le dio tiempo. El vórtice tuvo su origen en sus testículos pero no se detuvo allí, sino que lo recorrió entero haciéndolo contraerse cuatro, cinco, hasta seis veces derramándose caliente y viscoso dentro de Vaël antes de permitirle relajarse del todo y quedar acostado sobre el otro como un muñeco de trapo sin voluntad. Respiraba tan rápido que parecía que fuera a ahogarse, pero poco a poco fue recuperándose aunque aún no encontraba fuerzas ni para salir de dentro de él.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Casi no habría necesitado saber que iba a venirse, podía notárselo en la cara, en la forma en la que su sexo se hinchó en su interior, eran cosas probablemente que otro ni notaría, pero la costumbre llevaba a eso, a notar las pequeñas cosas que preceden a un momento tan clave de una relación. Tan solo se movió contra él con más fuerza, gimiendo descontrolado, frotándose practicamente con sus movimientos, deseando sentir cada centímetro de su piel.
No le dijo nada, solo asintió ante la obviedad y mordió su hombro con algo de fuerza, notando ese calor llenarlo de forma simplemente increíble. La humedad de sus últimos movimientos lo hicieron estremecer por completo, arquearse en la cama y arañar su espalda. No se corrió por segunda vez, pero no lo vio necesario. El placer ajeno fue suficiente para dejarlo satisfecho y sabía que poco a poco su miembro se iba a relajar.
Se dejó caer totalmente en la cama, extendiendo ya las piernas y sus arañazos de pasión pasaron a ser caricias suaves. Su respiración agitada trataba de ir calmándose, al tenerlo tan cerca era difícil pues se quería acompasar a la contraria, pero sabía controlarse. Cerró los ojos, disfrutando de su cuerpo sobre el propio, regalándole caricias por cada pequeña parte de piel, ya fuera espalda, nuca, brazos, nalgas, muslo...todo lo que pudiera alcanzar dada la postura. No le pidió que saliera, tampoco lo deseaba, si por él fuera podía dormirse sobre su cuerpo, que el cortesano pasaría una de las mejores noches de su vida en mucho tiempo. Es más...
- Basile...- susurró, como si temiera hablar demasiado alto y gastar más aliento de la cuenta - Quiero que pases la noche aquí. - un deseo, una petición...Simplemente era lo que quería pero temía preguntarlo directamente. Nadie se quedaba a dormir, solo a dormir después del sexo, normalmente tenían demasiada prisa o el dinero no les alcanzaba.
No le dijo nada, solo asintió ante la obviedad y mordió su hombro con algo de fuerza, notando ese calor llenarlo de forma simplemente increíble. La humedad de sus últimos movimientos lo hicieron estremecer por completo, arquearse en la cama y arañar su espalda. No se corrió por segunda vez, pero no lo vio necesario. El placer ajeno fue suficiente para dejarlo satisfecho y sabía que poco a poco su miembro se iba a relajar.
Se dejó caer totalmente en la cama, extendiendo ya las piernas y sus arañazos de pasión pasaron a ser caricias suaves. Su respiración agitada trataba de ir calmándose, al tenerlo tan cerca era difícil pues se quería acompasar a la contraria, pero sabía controlarse. Cerró los ojos, disfrutando de su cuerpo sobre el propio, regalándole caricias por cada pequeña parte de piel, ya fuera espalda, nuca, brazos, nalgas, muslo...todo lo que pudiera alcanzar dada la postura. No le pidió que saliera, tampoco lo deseaba, si por él fuera podía dormirse sobre su cuerpo, que el cortesano pasaría una de las mejores noches de su vida en mucho tiempo. Es más...
- Basile...- susurró, como si temiera hablar demasiado alto y gastar más aliento de la cuenta - Quiero que pases la noche aquí. - un deseo, una petición...Simplemente era lo que quería pero temía preguntarlo directamente. Nadie se quedaba a dormir, solo a dormir después del sexo, normalmente tenían demasiada prisa o el dinero no les alcanzaba.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
No le importó que le mordiera y le arañara, es más, le gustó. Aunque a Vaël no le hiciera gracia que lo estuviera comparando el boticario no podía evitar hacerlo internamente, y una de las cosas que más le había gustado del cortesano era que a diferencia de casi todas las mujeres no tenía miedo en zarandearlo, en empujarlo, en llevar la voz cantante y en pedirle lo que más necesitaba. Sentía que teniendo sexo con él participaban los dos y no era solo él el que llevaba todo el trabajo, como sí le ocurría con las muchachas. De hecho temía haber estado demasiado lánguido y que a Sunderland le pareciera un tipo sin iniciativa, pero esperaba que pudiera excursarlo por ser la primera vez.
Cuando le oyó pedir aquello su primera reacción fue sonreír y levantar la cabeza para buscarlo y besarle la boca de forma mucho más liviana que antes. Salió por fin de su interior y se acostó boca arriba a su lado, sintiendo como el esperma que había contenido hasta entonces en su cavidad iba rebosando y goteándole entre las piernas hasta caer en la sábana. Cuando intentó reunir la lucidez suficiente para decidirse pensó inmediatamente en que alguien podía ir a buscarlo y al no encontrarlo sospechar. ¿Pero sospechar qué? No sería la primera noche que Basile pasaba fuera de su casa sin avisar antes a su madre, así que si alguien iba a buscar a la anciana señora para preguntarle por el paradero de su hijo ella contestaría con toda naturalidad que hacía mucho tiempo que él había dejado de darle explicaciones. Además, ¿quién le iba a buscar allí? Era poco probable que algún cliente borracho aporreara la puerta de Vaël en mitad de la noche, y aunque así fuera no creía que el cortesano le fuera a abrir. Como todo profesional tendría sus horarios de trabajo.
- No hay problema. - Dijo al final, girando el rostro hacia el lado donde reposaba el inglés. - Tampoco me hacía mucha ilusión ir buscando ahora toda mi ropa para volver andaaaaando hasta mi casa. Qué pereza. - Bufó.
Repasó el cuerpo del otro hombre con los ojos y cayó en la cuenta de que no había eyaculado la segunda vez. Alargó una mano y la puso sobre su sexo, acariciándolo despacio sin saber qué prefería Vaël: que lo hiciera terminar o que lo dejara relajarse.
Cuando le oyó pedir aquello su primera reacción fue sonreír y levantar la cabeza para buscarlo y besarle la boca de forma mucho más liviana que antes. Salió por fin de su interior y se acostó boca arriba a su lado, sintiendo como el esperma que había contenido hasta entonces en su cavidad iba rebosando y goteándole entre las piernas hasta caer en la sábana. Cuando intentó reunir la lucidez suficiente para decidirse pensó inmediatamente en que alguien podía ir a buscarlo y al no encontrarlo sospechar. ¿Pero sospechar qué? No sería la primera noche que Basile pasaba fuera de su casa sin avisar antes a su madre, así que si alguien iba a buscar a la anciana señora para preguntarle por el paradero de su hijo ella contestaría con toda naturalidad que hacía mucho tiempo que él había dejado de darle explicaciones. Además, ¿quién le iba a buscar allí? Era poco probable que algún cliente borracho aporreara la puerta de Vaël en mitad de la noche, y aunque así fuera no creía que el cortesano le fuera a abrir. Como todo profesional tendría sus horarios de trabajo.
- No hay problema. - Dijo al final, girando el rostro hacia el lado donde reposaba el inglés. - Tampoco me hacía mucha ilusión ir buscando ahora toda mi ropa para volver andaaaaando hasta mi casa. Qué pereza. - Bufó.
Repasó el cuerpo del otro hombre con los ojos y cayó en la cuenta de que no había eyaculado la segunda vez. Alargó una mano y la puso sobre su sexo, acariciándolo despacio sin saber qué prefería Vaël: que lo hiciera terminar o que lo dejara relajarse.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Cuando el otro salió de su cuerpo emitió un jadeo entre gustoso y triste, a fin de cuentas era inevitable esa sensación de pérdida y vacío que queda en el cuerpo cuando te abandona el sexo de otro hombre. Suspiró, girándose hasta quedar de costado y mirándolo con los ojos entrecerrados, dejando paso de la excitación a la relajación, era un momento agradable que normalmente no tenía tiempo de disfrutar como debería.
- Entonces te quedas por perezoso y no por gusto, tramposo. - dijo divertido pero para nada en serio. Había cerrado los ojos por unos instantes, respirando profunda y lentamente, hasta que sintió el contacto ajeno en su miembro. Obvio por él podría haber estado dándole al tema horas, pero no le apetecía, era algo más...bueno, difícil de explicar. Simplemente le apetecía parar y dejarlo todo así, había estado genial, perfecto. Lo dejó acariciarlo un poco más antes de buscar con su propia mano la contraria.
Lo hizo detenerse pero no de forma brusca, solo sujetó su mano y la llevó despacio hacia su rostro, donde comenzó a besarla con suavidad, cada dedo, la palma, el dorso. Se acercó a él hasta quedar pegado a su cuerpo y le pasó una pierna por encima, acariciando una de las contrarias y quedándose allí tranquilamente. Se giró un poco para quedar medio encima de él, medio boca abajo, ocultando ya su sexo como quién cierra una tienda tras terminar la jornada y apoyó la cabeza en su hombro.
- ¿Tienes que abrir la tienda temprano por la mañana? - quiso saber entonces, en una conversación tan natural, como lo sería hablar del tiempo. Pero más que nada era por saber si debía estar pendiente de que la luz pasara por la ventana y los despertase.A fin de cuentas, el cortesano acostumbraba a dormir hasta tarde.
- Entonces te quedas por perezoso y no por gusto, tramposo. - dijo divertido pero para nada en serio. Había cerrado los ojos por unos instantes, respirando profunda y lentamente, hasta que sintió el contacto ajeno en su miembro. Obvio por él podría haber estado dándole al tema horas, pero no le apetecía, era algo más...bueno, difícil de explicar. Simplemente le apetecía parar y dejarlo todo así, había estado genial, perfecto. Lo dejó acariciarlo un poco más antes de buscar con su propia mano la contraria.
Lo hizo detenerse pero no de forma brusca, solo sujetó su mano y la llevó despacio hacia su rostro, donde comenzó a besarla con suavidad, cada dedo, la palma, el dorso. Se acercó a él hasta quedar pegado a su cuerpo y le pasó una pierna por encima, acariciando una de las contrarias y quedándose allí tranquilamente. Se giró un poco para quedar medio encima de él, medio boca abajo, ocultando ya su sexo como quién cierra una tienda tras terminar la jornada y apoyó la cabeza en su hombro.
- ¿Tienes que abrir la tienda temprano por la mañana? - quiso saber entonces, en una conversación tan natural, como lo sería hablar del tiempo. Pero más que nada era por saber si debía estar pendiente de que la luz pasara por la ventana y los despertase.A fin de cuentas, el cortesano acostumbraba a dormir hasta tarde.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Rodó los ojos representando la pantomima de que Vaël era demasiado quisquilloso con el lenguaje, pero acabó sonriendo de nuevo. Lo miró y se mordió un lado del labio mientras el otro le cogía la mano y se la besaba. Podría acostumbrarse a aquello con facilidad. A visitarle por las noches, hacerle el amor y dormir a su lado. Era un nido de gozo y de descanso, de buena compañía, pero por desgracia el cortesano era un hombre que tenía que compartir, y también por desgracia no podía andarse con tonterías o empezarían a circular rumores. No, decididamente no podría ir a dormir con él varias noches seguidas o alguien acabaría por hacer comentarios. Suspiró reprendiéndose a sí mismo por no poder encontrar aquello en cualquier mujer, aunque fuera casada, ya que eso le facilitaría enormemente las cosas. Pero resultaba que se daba la curiosa coincidencia de que nunca había disfrutado tanto de un rato de pasión como allí, con él.
- Me quedo porque no quiero estar en ningún otro sitio ahora mismo. - Se sinceró. - Ven aquí.
Lo acogió contra su cuerpo cuando el otro lo abrazó, acariciándole la espalda despacio, acomodándose para que Vaël pudiera enroscarse mejor a su alrededor. Miraba hacia arriba, al techo, con la mente en blanco y la sensación de beatitud que solo daba el calor de otro ser humano acurrucado tan cerca.
- No, los viernes abro por la tarde. Los sábados abro por la mañana y libro el domingo. - Seguía acariciándole la espalda pero también llevó su otra mano al brazo de Vaël, posándola allí bien quieta sin ningún motivo aparente. - ¿Tú madrugarás mucho? Despiértame cuando te levantes. - Le pidió.
No era tampoco cuestión de quedarse allí remoloneando toda la mañana si el cortesano ya se había marchado hacía horas, aunque Basile tenía un reloj interno que le impedía levantarse más tarde de las nueve y media por mucho que hubiera trasnochado.
- ¿Vendrá alguien temprano? La muchacha que limpia o quien sea.
- Me quedo porque no quiero estar en ningún otro sitio ahora mismo. - Se sinceró. - Ven aquí.
Lo acogió contra su cuerpo cuando el otro lo abrazó, acariciándole la espalda despacio, acomodándose para que Vaël pudiera enroscarse mejor a su alrededor. Miraba hacia arriba, al techo, con la mente en blanco y la sensación de beatitud que solo daba el calor de otro ser humano acurrucado tan cerca.
- No, los viernes abro por la tarde. Los sábados abro por la mañana y libro el domingo. - Seguía acariciándole la espalda pero también llevó su otra mano al brazo de Vaël, posándola allí bien quieta sin ningún motivo aparente. - ¿Tú madrugarás mucho? Despiértame cuando te levantes. - Le pidió.
No era tampoco cuestión de quedarse allí remoloneando toda la mañana si el cortesano ya se había marchado hacía horas, aunque Basile tenía un reloj interno que le impedía levantarse más tarde de las nueve y media por mucho que hubiera trasnochado.
- ¿Vendrá alguien temprano? La muchacha que limpia o quien sea.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Sus caricias lo relajaron aun más si es que eso era posible, haciéndolo suspirar mientras estaba entre sus brazos. Era agradable, saber que no se iba a levantar de un momento a otro, a empujarlo o a decirle que se quitara porque ya se tenía que marchar. En realidad al cortesano no le importaba, los hombres que yacían con él la mayor parte de veces ni siquiera le interesaban más allá del placer que les había dado, así que el hecho de que se marchase era mejor para él, descansaba. Aunque definitivamente uno no sabe lo que se está perdiendo hasta que lo tiene.
- Algo me dice que tú vas a despertarte primero, boticario. Soy de abrir los ojos bastante tarde o porque las tripas ya rugen reclamando alimento. - es lo que tenía hacer ejercicio cada noche, que por la mañana el hambre era atroz - Pero prometo despertarte si lo hago yo primero. - aseguró, acercándose a sus labios para regalarle otro suave beso antes de dejar caer de vuelta la cabeza sobre su cuerpo y cerrar los ojos - No, no tengo visita planeada mañana en todo el día, puedes estar tranquilo, nadie va a saber que has pecado esta noche. Duerme tranquilo...- sonrió de forma ladina, podía comprender los miedos del hombre.
El cortesano estaba realmente a gusto, tanto que no tardó en ir sintiendo como el sueño se apoderaba de él, le costaba dejar los brazos del mayor para irse a los de Morfeo, casi querría haber aprovechado ese momento todo lo posible, pero el cuerpo pide cuando siente, y él ya tenía ganas de descansar, de descansar acurrucado al boticario. Muchos pensamientos pasaron por su mente y quería decirle y preguntarle muchas cosas al contrario, pero pensó que podría dejarlo todo para cuando él regresara, para cuando pasaran otra noche juntos, porque él volvería, ¿no?
- Algo me dice que tú vas a despertarte primero, boticario. Soy de abrir los ojos bastante tarde o porque las tripas ya rugen reclamando alimento. - es lo que tenía hacer ejercicio cada noche, que por la mañana el hambre era atroz - Pero prometo despertarte si lo hago yo primero. - aseguró, acercándose a sus labios para regalarle otro suave beso antes de dejar caer de vuelta la cabeza sobre su cuerpo y cerrar los ojos - No, no tengo visita planeada mañana en todo el día, puedes estar tranquilo, nadie va a saber que has pecado esta noche. Duerme tranquilo...- sonrió de forma ladina, podía comprender los miedos del hombre.
El cortesano estaba realmente a gusto, tanto que no tardó en ir sintiendo como el sueño se apoderaba de él, le costaba dejar los brazos del mayor para irse a los de Morfeo, casi querría haber aprovechado ese momento todo lo posible, pero el cuerpo pide cuando siente, y él ya tenía ganas de descansar, de descansar acurrucado al boticario. Muchos pensamientos pasaron por su mente y quería decirle y preguntarle muchas cosas al contrario, pero pensó que podría dejarlo todo para cuando él regresara, para cuando pasaran otra noche juntos, porque él volvería, ¿no?
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Le parecía un buen plan para comenzar el día desayunar con el cortesano, o directamente desayunarlo a él. Sonrió con ese pensamiento sabiendo que el otro no podía verle y continuó acariciándole la espalda después de ese beso que le prodigó. Todo estaba bien, aunque cuando Vaël comentó sobre su pecado Basile no pudo evitar tensarse imperceptiblemente. Sabía que el otro no se estaba burlando de su temor pero quiso explicarse, decirle que para él era fácil porque no tenía un negocio que atender ni una familia que dependía de sus ingresos. No obstante permaneció callado porque no le parecía procedente contarle su vida y porque de pronto se percató de que no sabía si Sunderland tenía familia o no. Él también quería preguntarle muchas cosas pero la noche se les quedaba corta y además, a juzgar por la respiración acompasada del inglés, ya se había dormido.
Basile estuvo despierto un poco más pensando en sus cosas. Curiosamente lo primero que le vino a la cabeza fue de nuevo aquella gitana misteriosa y la promesa que le había hecho a Thibaut de ir a visitarla el sábado al circo. Parecía inevitable que se dieran el paseo ya que su amigo parecía empeñado de verdad en conocerla. El boticario tenía curiosidad por descubrir si Talena sería capaz de percibir aquel cambio en la palma de su mano, aquella novedad que ahora dormía sobre él con forma de dios griego. Sentir de nuevo a Vaël a su lado lo hizo sonreír otra vez. Cesó el movimiento de su mano para no despertarlo pero incorporó lo justo la cabeza y el cuello para pegar la nariz al cabello del otro, y entonces aspiró su olor por las fosas nasales. Ya está, fue un gesto simple, pero solo lo había hecho dos veces antes y se sintió un poco avergonzado. ¿Qué habría ocurrido si el cortesano llega a estar despierto? No habría sabido explicar por qué había hecho eso, parecía demasiado íntimo para tratarse de dos casi-extraños.
La vida daba muchas vueltas y uno no sabía qué se iba a encontrar detrás de una esquina, pero un encuentro fortuito en un café les había llevado a ellos dos a ese momento y a esa situación. Basile resolvió que a pesar de todo - de los problemas, del pecado, de que se tratara de un cortesano y de mil cosas más - sin ninguna duda se alegraba. El cuerpo de Vaël tenía un peso tranquilizador sobre el suyo, como si aun en sueños Sunderland le estuviera repitiendo que durmiera tranquilo. El boticario no tardó mucho en obedecerle.
Basile estuvo despierto un poco más pensando en sus cosas. Curiosamente lo primero que le vino a la cabeza fue de nuevo aquella gitana misteriosa y la promesa que le había hecho a Thibaut de ir a visitarla el sábado al circo. Parecía inevitable que se dieran el paseo ya que su amigo parecía empeñado de verdad en conocerla. El boticario tenía curiosidad por descubrir si Talena sería capaz de percibir aquel cambio en la palma de su mano, aquella novedad que ahora dormía sobre él con forma de dios griego. Sentir de nuevo a Vaël a su lado lo hizo sonreír otra vez. Cesó el movimiento de su mano para no despertarlo pero incorporó lo justo la cabeza y el cuello para pegar la nariz al cabello del otro, y entonces aspiró su olor por las fosas nasales. Ya está, fue un gesto simple, pero solo lo había hecho dos veces antes y se sintió un poco avergonzado. ¿Qué habría ocurrido si el cortesano llega a estar despierto? No habría sabido explicar por qué había hecho eso, parecía demasiado íntimo para tratarse de dos casi-extraños.
La vida daba muchas vueltas y uno no sabía qué se iba a encontrar detrás de una esquina, pero un encuentro fortuito en un café les había llevado a ellos dos a ese momento y a esa situación. Basile resolvió que a pesar de todo - de los problemas, del pecado, de que se tratara de un cortesano y de mil cosas más - sin ninguna duda se alegraba. El cuerpo de Vaël tenía un peso tranquilizador sobre el suyo, como si aun en sueños Sunderland le estuviera repitiendo que durmiera tranquilo. El boticario no tardó mucho en obedecerle.
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
La noche pasó como un suspiro, era lo malo de dormir, que todo pasaba sin que te dieras cuenta. Su cuerpo se había enredado aun más al contrario si es que eso era posible mientras dormían. Se le hacía raro tener a alguien compartiendo su cama, perturbando su sueño, pero era sin lugar a dudas una sensación de lo más placentera. ¿La disfrutaría Basile igual que lo hacía él?
Cuando abrió los ojos el otro hombre aun dormía, pero se habían acostado temprano dentro de los horarios del cortesano, así que no fue de extrañar que se despertara antes de lo que era normal en él. Se quedó abrazado al mayor, mirándolo simplemente por verlo, por observar su rostro mientras dormía, pensando que era...bueno, era muy atractivo a esas horas. Podría haber seguido así largo rato, pero unos suaves golpes en la puerta lo hicieron formar una mueca. Fueron solo tres, seguidos y decididos aunque muy flojitos, normalmente solo la señora que le alquilaba la casa era quién llamaba así.
Se separó despacio del boticario, desenredándose piernas y brazos con todo el cuidado que pudo para no despertarlo. Al levantarse no buscó nada de ropa, simplemente salió hacia la puerta, sabía que ella no querría entrar, normalmente solo era para entregarle papeles o cosas que habían dejado abajo. No se equivocó al ver como por debajo de la puerta habían deslizado un par de cartas, una bastante más gruesa. Sonrió, inclinándose a recogerla y apenas prestó algo más de atención a las demás, tomando la que traía un sello marcado en cera como cierre y volviendo al cuarto. La dejó en la mesilla de noche y miró hacia la cama para comprobar si el mayor se había despertado, había creído que sí cuando se escabulló de sus brazos. Se sentó en esta, poniendo una mano en su hombro.
- ¿Basile? No sabía que fueras tan dormilón. - dijo con una media sonrisa juguetona.
Cuando abrió los ojos el otro hombre aun dormía, pero se habían acostado temprano dentro de los horarios del cortesano, así que no fue de extrañar que se despertara antes de lo que era normal en él. Se quedó abrazado al mayor, mirándolo simplemente por verlo, por observar su rostro mientras dormía, pensando que era...bueno, era muy atractivo a esas horas. Podría haber seguido así largo rato, pero unos suaves golpes en la puerta lo hicieron formar una mueca. Fueron solo tres, seguidos y decididos aunque muy flojitos, normalmente solo la señora que le alquilaba la casa era quién llamaba así.
Se separó despacio del boticario, desenredándose piernas y brazos con todo el cuidado que pudo para no despertarlo. Al levantarse no buscó nada de ropa, simplemente salió hacia la puerta, sabía que ella no querría entrar, normalmente solo era para entregarle papeles o cosas que habían dejado abajo. No se equivocó al ver como por debajo de la puerta habían deslizado un par de cartas, una bastante más gruesa. Sonrió, inclinándose a recogerla y apenas prestó algo más de atención a las demás, tomando la que traía un sello marcado en cera como cierre y volviendo al cuarto. La dejó en la mesilla de noche y miró hacia la cama para comprobar si el mayor se había despertado, había creído que sí cuando se escabulló de sus brazos. Se sentó en esta, poniendo una mano en su hombro.
- ¿Basile? No sabía que fueras tan dormilón. - dijo con una media sonrisa juguetona.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
No se enteró de que llamaban a la puerta porque estaba durmiendo como un bendito, pero cuando Vaël salió al recibidor fue inevitable notar su ausencia. Los brazos de Basile se estiraron todavía en sueños buscando algo que abrazar en su lugar, pero al no encontrarlo y además como comenzaba a enfriarse acabó por abrir los ojos. Vio regresar al cortesano con un sobre bastante grueso en la mano pero no acabó de ubicar la imagen. Siempre necesitaba unos minutos para hacerse a la idea de dónde estaba y quién era cuando se despertaba y aquella mañana no era una excepción.
- Yo tampoco. - Confesó. - ¿Qué hora debe ser?
Se llevó una mano al pelo, revolviéndoselo sin ser muy consciente de sus actos, y después se dio media vuelta para encogerse en postura fetal en dirección hacia el canto donde estaba sentado Vaël. Esta vez se fijó mejor en las cartas.
- Tienes un amigo que se explaya mucho. - Comentó refiriéndose a lo gordo que se veía aquel sobre. - O un pariente.
Bostezó y fue por primera vez consciente del tacto de las sábanas. Pasó una mano por encima de éstas acariciándolas con cuidado como si temiera romperlas, parecían bastante caras en comparación con la decoración del resto de su casa, al menos de la parte que había visto.
- ¿Llevas mucho levantado?
- Yo tampoco. - Confesó. - ¿Qué hora debe ser?
Se llevó una mano al pelo, revolviéndoselo sin ser muy consciente de sus actos, y después se dio media vuelta para encogerse en postura fetal en dirección hacia el canto donde estaba sentado Vaël. Esta vez se fijó mejor en las cartas.
- Tienes un amigo que se explaya mucho. - Comentó refiriéndose a lo gordo que se veía aquel sobre. - O un pariente.
Bostezó y fue por primera vez consciente del tacto de las sábanas. Pasó una mano por encima de éstas acariciándolas con cuidado como si temiera romperlas, parecían bastante caras en comparación con la decoración del resto de su casa, al menos de la parte que había visto.
- ¿Llevas mucho levantado?
Basile Grushenko- Vampiro Clase Media
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Re: Un boticario y una patata [Vaël] [+18]
Sonrió levemente, deslizando los dedos por encima del papel del sobre, suspirando y asintiendo. Realmente esas cartas le gustaban, eran de alguien muy especial y de las pocas cosas que le animaban cada vez que las recibía.
- Son de mi hermana, bueno mi hermanastra más bien. Nos mantenemos en contacto y parece que cada día escribe más y más. - rodó los ojos, no parecía molestarle, en realidad todo lo contrario. Despacio se recostó de nuevo en la cama, de costado y mirando hacia el otro hombre - No, apenas acabo de despertar. - mintió, no iba a decirle que había estado un rato mirándolo mientras dormía - Deben de ser como las nueve o cosa así, es cuando la señora suele molestarse en subir las cartas si yo no he pasado antes a recogerlas.
Despacio y con toda la confianza y pereza del mundo, se estiró cual felino, crujiendo algunos de sus huesos y gimiendo gozoso y mirándolo después. Realmente era una imagen espectacular, su cuerpo desnudo sobre las sábanas, su rostro adormilado, su pelo revuelto por el movimiento nocturno y el que él mismo se había regalado poco antes. Sus labios se curvaron en una suave sonrisa y se acercó a él. Esperaba no molestarlo con las confianzas, pero buscó su boca para robarle un pequeño beso, acariciando con la mano su mejilla y delineando su mentón, descendiendo luego por su cuello, hombro y cintura hasta acomodarse en su costado.
- Me temo que no tengo nada que ofrecerte para desayunar, pero si quieres podemos limpiarnos, vestirnos y encontrarnos en algún sitio. - se notaba en su voz un pequeño tono de esperanza, claro que...no iba a obligarlo a nada - Aunque si quieres puedes retirarte, no es como que vaya a obligarte a pasar más rato conmigo. Eso sí, espero que volvamos a vernos.
- Son de mi hermana, bueno mi hermanastra más bien. Nos mantenemos en contacto y parece que cada día escribe más y más. - rodó los ojos, no parecía molestarle, en realidad todo lo contrario. Despacio se recostó de nuevo en la cama, de costado y mirando hacia el otro hombre - No, apenas acabo de despertar. - mintió, no iba a decirle que había estado un rato mirándolo mientras dormía - Deben de ser como las nueve o cosa así, es cuando la señora suele molestarse en subir las cartas si yo no he pasado antes a recogerlas.
Despacio y con toda la confianza y pereza del mundo, se estiró cual felino, crujiendo algunos de sus huesos y gimiendo gozoso y mirándolo después. Realmente era una imagen espectacular, su cuerpo desnudo sobre las sábanas, su rostro adormilado, su pelo revuelto por el movimiento nocturno y el que él mismo se había regalado poco antes. Sus labios se curvaron en una suave sonrisa y se acercó a él. Esperaba no molestarlo con las confianzas, pero buscó su boca para robarle un pequeño beso, acariciando con la mano su mejilla y delineando su mentón, descendiendo luego por su cuello, hombro y cintura hasta acomodarse en su costado.
- Me temo que no tengo nada que ofrecerte para desayunar, pero si quieres podemos limpiarnos, vestirnos y encontrarnos en algún sitio. - se notaba en su voz un pequeño tono de esperanza, claro que...no iba a obligarlo a nada - Aunque si quieres puedes retirarte, no es como que vaya a obligarte a pasar más rato conmigo. Eso sí, espero que volvamos a vernos.
Vaël Sunderland- Humano Clase Alta
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