Un boticario y una patata [Vaël] [+18]

por **Basile Grushenko** Mar Abr 10, 2012 2:56 pm

Recuerdo del primer mensaje :

No habían acordado ninguna hora y Basile había estado a punto de no poderse presentar porque no encontraba la tarjeta de cliente de Sunderland por ninguna parte, pero finalmente la fortuna - a la que muchos pintaban como una diosa ramera - le había sonreído y propiciado su visita. No había olvidado que quedó medio en broma con Vaël en que proveería de patatas su despensa, así que se había cuidado mucho de cumplir su palabra acercándose al comercio de un labriego esa misma tarde y comprando el tubérculo más grande que pudo encontrar. Tenía sin exagerar el mismo tamaño que uno de los balones de tripa que se cosían los niños para jugar a darle patadas. No sabía a qué hora cenaba su anfitrión pero optó por escoger más o menos la franja en la que la mayoría de parisinos se servían la última comida del día. Igual habría sido apropiado llevar una botella de vino pero pegaba mucho más con su personalidad burlona y risueña aquella patata, no se le podía exigir más.

Su atuendo era sobrio pero informal, nada de la levita que tenía que desempolvar cada vez que Thibaut le invitaba a acudir a algún acto donde estuvieran su familia y las amistades de ésta. Su traje era correcto pero llevaba la chaqueta abierta, aunque no le faltaban los guantes ni el sombrero, una prenda fundamental en el armario de todos los hombres de la época y más aún de aquellos que, como él, preferían no usar una de esas pelucas blancas tan artificiosas. Sería mentira si dijera que no estaba un poco nervioso ante lo que pudiera ocurrir esa noche. Tenía muy claro que solo llegarían hasta donde él quisiera poner el punto final, pero el problema era que tenía los límites bastante difusos y eso que todavía no había bebido nada de alcohol. También estaba el otro pequeño asunto, el de su inexperiencia y posible torpeza con la situación. Se sentía un poco como un niño al que llevan a una reunión de mayores donde se espera que se comporte bien sin explicarle antes las reglas del juego. Respiró hondo riéndose internamente de sus propios miedos que no dejaba de considerar estúpidos y llamó a la puerta. Se le ocurrió por primera vez que igual no iban a estar solos, a lo mejor Vaël tenía servicio, y la idea no le gustó. Prefería que nadie supiera que había estado allí por lo que pudiera pasar.

por **Basile Grushenko** Vie Abr 13, 2012 2:27 pm

Ahora sabía que tenía una hermanastra, y como sí le había dicho en alguna ocasión que era inglés no le fue muy difícil establecer la conexión neuronal suficiente para hacer la siguiente pregunta.

- ¿Ella todavía vive en Inglaterra?

No quería molestarlo ni parecer inquisitivo, solo era curiosidad normal entre dos personas que se estaban conociendo. Aunque claro, Basile no podía saber qué temas eran espinosos para Vaël y cuáles no. Ah bueno, las nueve no era tan tarde, estaba claro que no se le podía llamar madrugar pero tampoco era estar en la cama hasta las once. Aún era una hora bastante decente para almorzar algo sin que los de ninguna cafetería los miraran en plan reprobatorio por llevar la arruga de la sábana marcada en la cara. No pensaba en hacerle ninguna caricia porque nunca las hacía, no porque no le gustara la idea. Por eso le extrañó en un principio que el cortesano se acostara a su lado y le dedicara esos cariños matutinos, era una experiencia nueva para él. Generalmente les ponía a las mujeres su mejor cara de "ni se te ocurra acercarte" porque sabía que ellas tendían a ser excesivamente demandantes, pero con Sunderland no se había acordado y sinceramente ahora se alegraba. Descubrió que los besos de buena mañana no estaban nada mal e incluso acercó el rostro de nuevo al de Vaël pidiendo alguno más.

- Me gustaría mucho desayunar contigo. - Dijo. - Tengo toda la mañana libre y como te dije anoche te quiero estudiar.

Sonrió burlón para que no lo tomara en serio y después se estiró también, desperezándose. Era curioso sentir el olor del cuerpo del otro además del suyo, mucho más reforzado por el hecho de que estaban en su habitación y en su cama.

- Pero me gustaría que me dejaras invitarte. No es por lo que piensas - Atajó antes de que Vaël se sintiera mal pensando que Basile pretendía pagar sus servicios. - sino porque bueno, quiero agradecerte y además tú me invitaste a cenar.

por **Vaël Sunderland** Vie Abr 13, 2012 2:46 pm

El inglés asintió ante su pregunta, no pensaba ponerse a hablar de su familia en ese momento, en realidad no solía hacerlo nunca. Puede que ni siquiera ellos mismos supieran como se sentía Vaël con respecto a todo lo que había vivido en Londres, entre los suyos y los que después lo fueron, en como se sintió con respecto a aquel hombre. Mejor era no pensar en ello, le consolaba mantener el contacto con su hermanastra, que había pasado a ser una buena amiga para él, alguien que le reconfortaba de cuando en cuando con sus palabras. En realidad era la única con la que mantenía contacto de su pasado.

- Bueno...si tu invitas al desayuno, me pido yo invitar a la próxima vez que comamos juntos. - ya fuera cena, merienda o cualquier otra. Le regaló algunos besos más, algunas caricias extra, porque le gustaba separarse de un cuerpo tan calentito y delicioso como era el ajeno, pero sabía que aquel momento tocaba a su fin y no le quedaba más remedio que levantarse, así que con un último beso a sus labios se separó de él, levantándose de la cama - Iré a lavarme, luego si quieres puedes ir tú y así recojo un poco mientras lo haces. Siéntete como en casa, por favor.

Se giró a mirarlo y le guiñó un ojo, caminando luego hacia el armario para echar un vistazo a su ropa, tomando un conjunto bastante de diario. Esa tarde tenía algo de trabajo, así que también era cómodo pero un tanto elegante al mismo tiempo, como le gustaba a ese cliente. Así pues, se fue con todo eso a la pequeña habitación que tenía a un lado destinada al baño, no tardando mucho en estar preparado, era un hombre después de todo, no una dama que necesitara largo rato para estar limpia, peinada y arreglada en todos los sentidos.

por **Basile Grushenko** Vie Abr 13, 2012 3:12 pm

- ¡De ninguna manera! - Se quejó. - No es lo mismo un desayuno que una comida.

No sabía si refunfuñar le iba a servir de algo, porque Vaël le dio unos cuantos besos más y después se levantó para irse a lavar. Basile se giró para quedar boca abajo y estiró un brazo intentando cogerlo de la pierna para que volviera a la cama, pero no llegó. El cortesano consiguió escurrirse por un milímetro y meterse en el baño, así que el boticario aprovechó para acabar de espabilarse, levantarse e ir recogiendo toda su ropa. Los pantalones y los calzones estaban allí mismo, los zapatos un poco más lejos y la camisa en el comedor. La chaqueta, el sombrero y los guantes bien colocados en la percha eran lo único que no tenía arrugas, pero bueno, el resto tampoco estaba tan desastrado. Dispuso su vestuario sobre la cama más o menos estirado y entonces salió Vaël.

- Qué rápido. ¿Quieres ir saliendo y luego te sigo yo? Dime dónde quieres que nos encontremos, aunque tendrás que dejarme tu llave para cerrar.

Lo decía para que no tuviera que esperarse ahí a que Basile terminase aunque tampoco él era muy lento. Se peinó con esmero y se pasó una mano por la mejilla para valorar su afeitado, todavía podía esperar. Se lavó con dedicación y cuando hubo terminado salió de nuevo al dormitorio.

por **Vaël Sunderland** Vie Abr 13, 2012 3:31 pm

En cuanto salió, sintiéndose de nuevo un hombre limpio y presentable le dedicó una sonrisa, mirando luego la ropa sobre la cama y pensando que era una lástima que se tuviera que vestir, porque había comprobado que desnudo era...una visión estupenda para despertarse. Suspiró mientras se arreglaba la pajarita, negando con la cabeza.

- Si no tienes inconveniente en que salgamos juntos te esperaré, aun tengo que recoger algunas cosas que dejé tiradas. - lo dejó irse al baño a arreglarse, mientras él mismo recogía algunas cosillas. La mesa que aun tenía restos ya que la noche anterior de lo último que se había preocupado era de recogerla, la cama y su ropa que estaba por todas partes.

Estaba frente al espejo del cuarto, coqueto como era y mirándose cuando lo vio aparecer de nuevo y le echó una mirada de arriba a abajo, revisando su estado y que estuviera todo en orden, aunque no era necesario. Se acercó a él, colocándole un poco la camisa tal cual si fuera una madre, una esposa o una niñera, pero sonreía de medio lado con picardía.

- Supongo que una vez atravesemos la puerta toca ser de nuevo dos cordiales conocidos, boticario y cliente, cortesano e intento de cliente. - dijo divertido - Así que me daré el gusto una vez más. - susurró calmado mientras se acercaba de nuevo a su rostro para robarle un último beso, suave pero bien cargado. A saber cuando volvería a disfrutar de esa boca. Al separarse le volvió a sonreír, haciéndole un gesto con la cabeza - Vamos, o al final se nos juntará el desayuno con la cena. - exageración.

Fue con el hacia la puerta para salir de la casa. Ya leería la carta al regresar, aunque lo haría tarde. De nuevo le tocaría trabajar es anoche, tenía que ir al burdel, donde iba casi por obligación, no era como cuando atendía clientes por libre ni mucho menos. Bueno por ahora solo se centraría en alimentarse bien y disfrutar de la compañía de su recién adquirido...¿amigo?

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