El último Dios Sol

-Estate quieto…
-Quieto…
-…
-Un movimiento mas y atare a la cama!…

El marinero se quedo perplejo por la seriedad con la que le dije aquello…Pero al momento sonrió pícaro mostrándome los diversos dientes que le faltaban, guiñándome un ojo.
Le mire arqueando una ceja, y presione el algodón que tenía sobre su herida un poco más fuerte de lo debido solo para hacerle gritar.

-Aaaah…Te lo advertí amiguito….Eso te pasa por salir a cubierta bebido…Y agradece que no le digo al capitán que tú has hecho rodar todos los barriles de agua por la cubierta.
El pobre hombre soltó un resoplido y se quedo quieto mientras yo apartaba los algodones y comenzaba a enrollar una venda en su cabeza. Pues aquel marinero había tenido una buena caída por cubierta y luego por las escaleras que conducían al almacén.

Aaaaaaajá. Ya está. Quédate aquí, descansa esta noche y mañana estarás fresco como si fueras una “sirena danzante “. Me mordí los labios para no sonreír mientras aquel bruto marinero soltaba un resoplido.
Tome las vendas, los hilos y todo mi instrumental y salí de allí caminando por la borda.
La noche era fresca, la brisa suave... Y ya estaba tardando para la partida de póker. Aquella noche pensaba dejarle en calzoncillos.
Sonreí maliciosamente mientras me dirigía a mi camarote a dejar todo el instrumental que llevaba encima…

- Toc, toc.

Usando aquella onomatopeya como si hubiese aporreado la puerta de su camarote, logré captar la atención de la única mujer a bordo quién, de espaldas a mí, parecía guarda u ordenar algunos pequeños objetos tales como una caja blanca con una cruz roja en la tapadera. ¿Para qué querría el botiquín? ¿Se había hecho daño? Fruncí el ceño y di unos pasos hacia ella con rostro serio, pues las bromas que rondaban mi mente hacía unos segundos sobre sus jugadas en póquer, habían dejado paso a la preocupación.

- ¿Va todo bien?- le pedí finalmente, revisando su cuerpo por si encontraba alguna mancha de sangre que la delatara.- Te buscaba para la partida pero…- callé entonces, dándole la oportunidad de que pudiera expresarse.

No muy lejos de allí, mis hombres empezaban a inundar la pequeña sala de reuniones que, como cada noche, se vestía de gala para dar paso a las más crudas y divertidas batallas de todos: las del juego. Sus protagonistas, las cartas y el alcohol, ya nos esperaban impacientes.

Despues de limpiar los objetos que habia usado los deje en uno de los botiquines.
Adelante!
Escuche los pasos que se acercaban mientras limpiaba uno de los diversos bisturies. Pero entonces escuche su voz, me gire y le vi mirandome de arriba a abajo.

-Mmmm...que..que pasa? pregunte mirandome yo misma, a ver si tenia alguna cosa rara encima. Hasta que vi su rostro preocupado que iba de mi al botiquin. Oh! tranquilo.Yo estoy bien, Stevenson tuvo...algo asi como un "golpe" de suerte... Pero esta bien, no es nada. Claro que hoy no nos acompañara al póker.
Sonrei divertida ante aquel hombre, pues desde que le habia conocido, siempre parecia estar pendiente de mi aunque no tuviese ninguna obligacion en ello. Y aquello -aunque no se lo hubiese dicho nunca- me hacia sentirme realmente agradecida con él.

Pero fue entonces cuando recorde, lo muy tramposo que eran los marineros a las cartas.
Me acerque a el y entrecerre los ojos.
Oh por cierto...Esta noche vais a perder hasta el apellido Capitán! Comente con una sonrisa mientras le señalaba con el bisturi.
Rei diverida antes de volver a girarme para guardar aquel utensilio y caminar junto a el hacia la salida de mi camarote.

Torcí una sonrisa y dirigiéndome a la puerta tras su figura, quedé frente a ella un momento antes de tomarla por la cintura y acomodar su cuerpo sobre mi hombro derecho, azotando entonces sus nalgas mientras reía divertido y ponía rumbo a la sala de reuniones, dónde ya las voces resonaban desde el pasillo.

- ¡Quizás en tus sueños, monada!

De una patada abrí la puerta y contemplé satisfecho cómo la mayoría de mis hombres se encontraban allí, ya que eran pocos los que había solicitado para aquella misión un tanto aburrida a lo que estábamos acostumbrados. Tras jugar un poco más con la chica que seguía recostada sobre mis hombros –le di vueltas, la lancé al aire, le hice cosquillas e incluso acaricié sus piernas al descubierto para ponerla nerviosa frente al resto de marineros-, la dejé caer en una de las sillas de la mesa redonda, sentándome luego yo justo frente a ella.

- Eh, Bonavista, pásame el tequila, ¿quieres? ¡MI GARGANTA QUIERE ARDER!- vociferé, golpeándome el pecho con mis propios puños y riendo cuando el hombre, apodado Bonavista justamente porque era ciego de un ojo, me acercó la botella refunfuñando algo que ni quise escuchar.

Descorché la botella y tras el primer gran sorbo de la noche –empapándome la camisa blanca al caérseme por las comisuras de la boca-, di un golpe con ésta sobre la mesa, siendo ese el tiro de salida para una noche que prometía ser larga.

Destartalada como había quedado sobre aquel asiento, me senté un poco mejor, acomode mis ropajes e intente echar mis cabellos hacia atrás que habían quedado en total desorden ante tal locura.
Aun mirando mal a Len por hacerme cosquillas casi hasta llorar, intercepte la botella que sostenía entre sus manos.

-Anda trae eso! Comente cual marinero sublevado mientras tomaba la botella y daba un largo sorbo de esta misma, dejándola a un lado. Levantando las risas de mis compañeros, que sorprendidos ante tal conducta soltaban carcajadas mientras se situaban en sus asientos.
Y es que a pesar de que era la única mujer, la única medico a bordo, y que de alguna forma Len era mi superior…Pues no le trataba con el mismo “miedo” que los demás.

Mientras los marineros continuaban riendo divertidos, haciendo bromas y bebiendo largos sorbos. Yo tome la baraja y comencé a repartir las cartas en la mesa. Comencé a echar un vistazo a las mías percatándome de que era la peor partida que me había salido en largo tiempo. Pero aquel juego más que de ir de buenas cartas iba de ser un buen mentiroso...
Algunos marineros comenzaron a hacer sus apuestas y yo comencé a pensar en que sería mejor…Si sacar las cartas escondidas que traía en la manga o si por el contrario tomarles el pelo y hacerles pensar que tenía una buena mano para que se echaran atrás ellos mismos.

Venga Len, es tu turno. Indique mientras daba un codazo al de al lado y reía por el intento frustrado del marinero a arrebatarme la botella que yo antes le había arrebatado al capitán.

Empezaron a pasar los segundos y Len concentrado miraba sus cartas con el ceño fruncido.
"Maldita sea…debe de tener una buena tirada" pensé mientras esperaba. Fue entonces cuando se me ocurrió una idea…Quitándome uno de los zapatos comencé a subir mi pie por la pierna de Len muy suavemente. Sonreí de medio lado mientras le miraba.

Vamos capitán, es vuestro turno. ¿O es que estáis distraído?

Di un pequeño respingo sobre mi asiento, a penas perceptible por el resto de mis súbditos, que seguían más pendientes del alcohol que podían acaparar que por la partida en si. Alcé entonces una ceja, escapándoseme una sonrisa pícara mientras sentía el pie de Néliam husmeando por entre mis piernas, firmes y sin signo alguno de titubeo.

- ¿Se te ha perdido algo bajo la mesa, pequeña exploradora?- reí, percibiendo cómo mis hombres callaban por un momento y se miraban contrariados, confusos inclusos, mientras mi mirada y la de ella mantenían una curiosa conversación silenciosa.- Empezamos fuerte la noche, ¿eh, chicos? Aquí tenéis la primera de mis perlas… un full de tres seises y dos treses.- grité entusiasmado, dejando caer las cinco cartas sobre la mesa y a la espera de que nadie rebatiera aquél pequeño récord que había iniciado con aquella tirada.

Me crucé de brazos a la altura del pecho y sonriente, recosté mi espalda contra el asiento, contemplando curioso y divertido el rostro sin precio de Néliam. Algo me decía que su juego no tenía buena pinta.

Le mire entrecerrando los ojos.
Siempre igual. Dichoso Len! no sabia como diantres lo hacia, pero parecia que siempre le salian las mejores jugadas. El resto de marineros empezaron a pasar de la partida, lanzando las cartas, y farfullando malumorados mientras bebian aun mas como si quisieran ahogar su gran pena.
Frunci el ceño mientras miraba las cartas, aun con el pie urgando en un lugar inapropiado, aunque mas que jugar, ya lo habia dejado alli por pura comodidad.
Solte un suspiro y entonces tome de la botella para dar un buen sorbo antes de decir que me retiraba. Pero uno de los marineros a mi lado, que seguia bebiendo contento, -empinando el brazo para sacar las ultimas gotas- me empujo, haciendo que me abalanzara un poco sobre la mesa, haciendo que mi pie empujara hacia adelante, haciendo que Len, -que en aquel momento tambien bebia- se atorase por tan inesperado "golpe bajo" Me levante de la silla y extendi extendi una de mis manos hacia el mientras que con la otra me tapaba la boca avergonzada y preocupada. Iba a disculparme pero entonces recorde que nadie sabia de aquel "juego". Asi que con los ojos desorbitados como me hayaba volvi a sentarme mientras los marineros nos miraban sin enteder nada, pose el codo sobre la mesa y tape mis ojos con mi mano, mordiendome los labios para no reir a carcajadas. Comence a notar como el calor subia a mis mejillas mientras aguantaba.

-No...voy...dije con suavidad lanzando las cartas a un lado mientras los marinos entusiadmados reclamaban la victoria de su capitan. Fue entonces cuando ni siquiera mirandole, me puse en pie, echandome aire con las manos,enrojecida por la risa contenida, la verguenza y la bebida.
Me...me ha subido jeje...me ha subido la bebida...Disculpadme un momento. comente mientras caminaba rapidamente hacia la cubierta para poder reirme a gusto antes de volver y disculparme.

- Disculpadme.- pedí con voz ahogada antes de alzarme de sopetón de la silla, cayendo esta tras de mí, y moviéndome torpemente hacia la puerta, sujetándome la entrepierna con una mano mientras sentí mi rostro de color púrpura o quizás azul.

Tras pasar por almacén en busca de algo de hielo, salí a la cubierta a que me tocara el aire fresco de la noche, pues me sentía algo mareado, probablemente fruto del alcohol y para rematar, por el golpe sufrido en mi miembro. Cuál fue mi sorpresa cuando, allí, en aquella cubierta, encontré a la autora de semejante atrocidad humana. Tomé una bocanada de aire e intenté serenarme, haciendo caso omiso a sus carcajadas.

- ¿Puedes contarme el chiste? También quiero reírme. Pero claro, cuando me vuelvan a bajar los testículos hasta dónde solían encontrarse antes de conocer tu esplendoroso… pie.- refunfuñé haciendo uso de la ironía que me caracterizaba con tal de que mi comentario extrajera de aquellos labios de piñón un sencillo perdón.

Entrecerré los ojos y mientras lo esperaba, recosté mis codos en el borde de la proa, con la mirada perdida y el viento jugueteando con mi pelo. Poco a poco, la razón y los sentidos volvían a mí. Incluso el dolor que le recordaba que seguía siendo un hombre.

Mientras me secaba las lagrimas y me levantaba -pues aun seguía acucliyada apretándome el estomago- Intente serenarme poco a poco.
Limpie mis mejillas, estire mis cabellos hacia atrás y camine hacia Len. Le tome del hombro haciéndole girarse un poco hacia mí.

Len…Me mordí los labios al ver que estaba disgustado. Me acerque más hacia él para tomar de su rostro y hacerle girarse completamente hacia mí. Le mire con una sonrisa culpable y le solte posando una mano sobre mi pecho, para que se notase que hablaba con sinceridad.
Len, lo siento…Lo siento mucho. No quería jugar con tu…puse una mano sobre mis labios para que no se viese la sonrisa que aun me embargaba. Virilidad… Solté un suspiro y tome aire. Continúe aun notando las mejillas encendidas por aquellos sorbos de vodka y volví a mirarle ya mas serena al cabo de unos segundos.

Ais…uff….Lo siento, en serio. Podría pasarte unas cremas o algo para que te pongas…pero me da que lo estropearía aun mas. Porque no…te sientas? Jajajajajajaa Rei inocentemente, no porque ya me sintiese divertida, sino porque el vodka estaba haciendo malos estragos en mi.
-Debería beber mas a menudo……he tomado dos sorbos y ya….Me situé a su lado apoyándome en las barandillas y mirando el horizonte, como hacia él. He perdido el….Continúe mirando el mar, que se mostraba sereno en aquella noche fresca. Que estaba diciendo?... seria porque era tarde, porque habia sido un dia largo. O yo que se, pero ya empezaba a dejar de ser del todo coherente.

Crees que encuentre alguna cosa familiar alla donde vamos? Pregunte de pronto, notando como la brisa poco a poco me despejaba. Le di un codazo suave a Len, que parecía algo disperso. Quizas era sicaria y me dedicaba a castrar al prójimo. Lo cual…seria francamente desalentador. Le comente como broma para romper un poco el hielo.

Asentí con la cabeza una sola vez, serio, sin mirarla realmente. Néliam pareció intentar romper el hielo con algunos comentarios que me arrancaron una sonrisa, suspirando finalmente y meneando la cabeza. ¡Aquella mujer no tenía remedio!

Desobedeciendo su petición de sentarme, me giré hacia ella y la tomé del brazo para que fuese Néliam quién tomara asiento, acompañándola luego al acuclillarme frente a ella, evaluando qué tan ebria iba aquella noche. Solté un resoplido, sintiéndome una niñera cuidando a una nena rebelde. ¡Ahora entendía por qué no me gustaban los niños!

Sin saber cuando empezó, mis ojos iniciaron un viaje por las sendas de sus curvas, como si nunca hubiese visto una mujer. Bueno, en realidad no iba tan desencaminado, pues si las había visto antes, no les había prestado atención alguna y, desde que me alisté al ejército desde joven, mi vida se ató al mar, alejándome de toda mujer y vida estable que pudiera poseer en la aldea. Algo que, sin duda, no me hacía falta alguna. Adoraba mi día a día en alta mar, rodeado de alcohol, juegos, sangre, sudor y como mi única meta, el horizonte…

- ¿Cómo? Ah… sí, esto… quién sabe, quizás eres francesa e ir allí es el empujón que tu memoria necesita… aunque… ¿y si tu misma te niegas a recordar quién eres? ¿y si buscas en esta situación una segunda oportunidad en tu vida para ser lo que quieres ser?- musité hablándole al viento, desvariando un poco a lo que ella me pedía, aunque me alegraba saber que el efecto alcohólico había empezado a mermar en su sangre.- Discúlpame, supongo que deliro un poco.- reí llevándome una mano a mi cabello, peinándolo hacia atrás antes de suspirar profundamente y tomar de mi bolsillo la brújula que siempre ponía rumbo a mis viajes.- Creo que no eres la única que necesita encontrar su norte…- cavilé un momento más, jugando entre mis manos con aquella pieza circular y cubierta en plata.

Finalmente, eché una mirada curiosa a los ojos de mi interlocutora, ahora en silencio, sonriéndole con complicidad para decidir a erguirme, volviendo a mi posición inicial junto a la baranda de la cubierta. El mar estaba tranquilo, mas desde el horizonte negras nubes empezaron a teñir el firmamento estrellado hasta entonces. Un mal augurio se apoderó de mí momentáneamente.

Las palabras de Len, aunque tranquilas parecían ocultar algo, podía ser cierta nostalgia quizás?...Mire a aquel hombre que ahora me daba la espalda. Que buscarían sus ojos en el horizonte?
Después de todos aquellos meses, aun no le habia preguntado realmente si buscaba algo. Después de todo, como capitán se le veía tan ocupado siempre que parecía que no hubiese nada mas que le preocupase.
Me quede un momento más ahí sentada, contemplando su espalda fuerte, aquellos brazos que a pesar de la camisa marcaban su musculatura y aquellos cabellos que ondeaban con la brisa.

Vaya…Podría pasarme toda la noche con esta vista…Parpadee y me tape la boca al darme cuenta de que lo había dicho en voz alta. Del mar…Si…wow…el mar…que bonita vista! Me tape la frente,negando con la cabeza un momento. Porque siempre era tan inoportuna?...Si alguna vez encontraba a algun familiar le preguntaría si era parte de mi herencia genética.
Afortunadamente parecía que Erlend no me había escuchado ni tampoco me había visto.

Tome una bocanada de aire, notando como el aire fresco me despejaba un poco más. Me levante y camine hacia él. Entrelazando mis dedos a mi espalda. Le mire sin poder evitar sonreír, su rostro siempre estaba serio. Pero algo me decía que aquel era un gesto más de costumbre, pues él no parecía una persona “fría”…Al menos a mi no me lo parecía en lo mas mínimo.
Entonces recordando su comentario anterior, puse los dedos de mi mano apretándome la punta de la nariz.

-“Leng...¿En segio grees tu que yo soy frangcesa? Indique simulando aquel acento, antes de empezar a reír. La verdad es que su frase aun me rondaba la cabeza. Y aquello mermo mi sonrisa. ¿y si tenía razón? Y si en realidad se trataba de que yo no quería recordar la vida que había tenido? Mire mis manos en aquel instante.
¿Y si era una mala persona?....Y si hice daño a alguien?....indique mientras miraba mis manos pensando en ello. Fruncí el ceño ante tal idea. Después de todo, era probable. Si llegamos a Francia…Si lograse recordar que hice una cosa así…No dudes en delatarme Len…No me gustaría complicarte más la vida. Comente de forma simple y sincera, desviando la vista al horizonte con una sonrisa triste.

Un refunfuño escapó de mi boca, percatándome que mis palabras habían magullado la sonrisa de la joven, sumergiéndola en un mar de dudas que auguraba su naufragio en desesperación y solamente quizás, en lágrimas. La culpa se apoderó de mi semblante por unos segundos, dando paso luego a la ansiedad, rebuscando por los rincones de mi mente cualquier cosa que la distrajera, que la hiciera sonreír de nuevo de aquél modo que parecía devolver el sol al día gris que teñía el cielo con sus nubes azabaches.

- No te lo tomes como una ofensa pero… dudo que alguien como tu pueda infligir dolor a otra persona.- reí, curvando las comisuras de mis labios para hacer más notoria la sonrisa, usando una tonalidad de voz con el típico rin tintín de una broma, acercándome a ella para darle un par de codazos en las costillas hasta que un atisbo de risa iluminó su rostro, aliviándome al momento.

Abrí entonces la boca para añadir alguna sandez más cuando un repentino y fuerte golpe producido a babor, nos hizo desestabilizar y lo primero que hice fue abalanzarme sobre ella hasta caer al suelo, protegiéndola con mi cuerpo antes de alzar la mirada hacia el origen del suceso en busca del porqué, encontrando la respuesta en una enorme roca contra la que habíamos colisionado. Antes de poder recuperar el aliento perdido por el susto, grandes pedazos de madera salieron despedidos por el aire y fui testigo de cómo la nave principal del barco quedaba aplastada en escombros bajo algunas rocas que habían surgido de la inicial que, al chocar, se había fragmentado. Protegí entonces la cabeza de Néliam y empecé a gritar a pleno pulmón, el desalojo de la embarcación por parte de mis hombres, sabiendo ya de antemano, que no nos quedaba demasiado tiempo para escapar del destino final del barco. Estábamos condenados.

No muy lejos de nosotros, un trueno proveniente del cielo nos recordó la amenaza bajo la que nos encontrábamos y, por un segundo, la noche se hizo día con su resplandeciente rayo.

Antes de poder replicar a Len…Antes de poder reir por sus bromas…
Aquel brusco movimiento hizo que todo se desestabilizara. Fue tan inesperado como violento y no me dio tiempo casi a reaccionar, Todo fue demasiado rápido, y sin saber como habia sido, me vi bajo el cuerpo de Erlend. Siendo protegida por su anatomia, sus brazos me apretaban fuertemente contra él y entonces con la cabeza enterrada en su pecho note que algo calido caia por su costado llegando hasta mi. Palpe sus costillas con cuidado, notando aquel calor que ahora inundaba mis manos.

Erlend!! Que.…!!! Cuando el se aparto ligeramente de mi pude contemplar mi mano ensangrentada debido a aquellos escombros que habían caído sobre nosotros. Se había dañado la espalda al hacer de escudo para mi, y por eso mis manos estaban ahora llenas de sangre. Nos levantamos poco a poco pero antes de poder hacer nada,ni de poder ver como se habia herido, otro violento movimiento del barco nos empujo lejos. Los marineros intentaban resguardarse y yo acercándome a Erlend simplemente le mire y sin tener que decir nada él asintió. Nos lanzamos al agua antes de que una de las paredes se desmoronase donde minutos antes nos habíamos encontrado.
Las frías aguas nos recibieron entre sus brazos mientras desde ellas podía observar como otros de los marineros caían también sumergiéndose en el oscuro mar.

Nade hasta la superficie y respire agitada, tratando que el aire frio entrara en mis pulmones, mirando a todos lados, pero había neblina y comenzaba a ser difícil ver a mucha distancia. Que había pasado? Como era posible que hubiésemos chocado?... Cerca de nosotros se veían las gigantescas rocas. Oscuras y como picos sobre el mar. Como era posible!? Aun nos quedaban largos días hasta llegar a nuestro destino!...
Aquellas rocas seguramente indicarían la presencia de alguna isla cerca, aunque no podía ver nada, y me preocupaba mas encontrarle ahora a él. Sin saber porque,pues simplemente era crucial para mi en aquel momento ver que él estaba bien.
Los rayos comenzaron a azotar el cielo sin misericordia mientras yo comenzaba a buscarle.

Erlend!!! Erlend!!!
LEEEEN!!!!! El cielo poco a poco comenzó a descargar su tormenta contra nosotros, primero en forma de llovizna y luego en forma de una lluvia feroz que impedía aun mas si cabía que se viese algo, en aquel momento lo único que se escuchaba eran los gritos y los lamentos de aquellos marineros malheridos y ahogándose. Las olas comenzaron a azotarnos, y los gritos comenzaron a cesar poco a poco, dándome a entender una desoladora realidad…

El salado aroma del agua impregnaba mis pulmones y cada uno de los poros de mi piel, recordándome que mi alma siempre pertenecería al mar, por más que intentara o quisiera escapar de sus garras. Tosí todavía con los ojos cerrados, pues la arena cubría ahora la mitad de mi rostro y parte de mi boca. Intenté mover entonces algunos de dedos de mi mano derecha, aliviándome cuando comprobé que seguía vivo y entero. Las olas rompían contra mi cuerpo y la orilla en la que me hallaba tendido bocabajo. Algunos pájaros se burlaban de mí, allá escondidos entre los abruptos árboles que adiviné en cuanto logré vencer a mis pesados párpados e intentar situarme en aquél paraje, descubriendo que había llegado a tierra firma sin siquiera desearlo. Las fuerzas me flaqueaban cada vez que intentaba erguirme, pero al séptimo intento, logré por lo menos quedar sentado mirando la casi imperceptible línea del horizonte. Las gaviotas volaban sobre el mar de aguas turquesas como si buscaran carroña entre las mismas olas que la noche anterior se habían tragado el buque en el que había transcurrido la mayor parte de mi vida como capitán del ejército naval escocés. Pero pese a todo ello, la ira, la rabia o el resentimiento no recorrían mis venas aquella mañana cuyo sol quemaba mi rostro y secaba mi cabello e incluso mis ropas desgarradas. Lo cierto era, que al mar le debía mi vida, al fin y al cabo, era un superviviente con suerte. Pensé entonces en todos aquellos hombres que me habían acompañado durante aquél largo viaje, rezando una oración por sus almas, pidiendo a Dios que no me persiguieran por el odio de verse engullidos por el mar sin más aviso que una tormenta. Pero mi mente, más que recordar cada uno de los rostros que habían conformado mi ejército, pensaba en aquella sonrisa que había logrado acariciar algo en mi pecho que hasta aquél día había permanecido dormido, aquella alegría que contagiaba y derretía la frialdad de mi mirar…

Algo junto a mí se removió entre gemidos tras los que tosió con fiereza de tal modo que me sacó de aquellas tristes cavilaciones. Volteé mi rostro en busca del origen de aquél desesperado despertar y encontré a aquél lucero que había iluminado las entrañas del océano de mi vida. ¡Seguía viva! Una amplia sonrisa conquistó mis labios y mis ojos centellearon de nuevo, contemplando su semblante por unos largos momentos en los que ella regresaba a la conciencia, sonriendo incluso divertido al verla con sus ropajes rotos que tanto dejaban a la vista de su formidable anatomía femenina.

- Despierta, Bella Durmiente.- reí cuando al fin sus ojos se abrieron y buscaron algo a partir de lo cuál pudiese situarse, encontrándome a mí junto a ella, con rostro cansado pero feliz, con mis brazos rodeando mis rodillas flexionadas y con el agua acariciando mis pies desnudos.- Ya es la segunda vez que el mar te engulle… ¿qué le has hecho para enfadarle tanto?- bromeé.


Cuando pareció que ella quería decir algo, una sombra tras ella emergió de una gran roca y sus pasos titubeantes se acercaron a nosotros. Mis músculos se tensaron y mis ojos se entrecerraron, preparado para atacar o defenderme de ser necesario… Pero cuando el sol iluminó su magullado rostro, respiré aliviado. Era simplemente uno de mis hombres, otro superviviente, Brand.

Me vi arrastrada entre los escombros, buscándole con desesperación en las aguas turbulentas, hasta que de pronto una gran ola llego hasta mi y todo se volvió negro…



En mi mente aquella frase daba vueltas aunque no entendía el porqué. Quizás se trataba de algo que había ocurrido antes de olvidar quien era, no lo sabía. Solo sabía que después de aquellas palabras había ocurrido algo horrible…y ahora aquello había venido a mi mente cuando había cerrado los ojos pensando que era el fin...

---

Abrí los ojos pesadamente, sintiendo el peso de las aguas en todo mi cuerpo, notando como me escocían los ojos, saboreando el gusto de la sal en mis labios secos. La tos me impedía pronunciar palabra alguna, pero poco a poco me sosegué y encontré aquellos ojos verdosos, aquellos ojos cristalinos fijos en los míos y aquella sonrisa dulce y tranquila. Ya era la segunda vez que veía todo negro y que una vez más despertaba encontrando sus ojos como lo único a lo que agarrarme…
Comenzaba a pensar que de verdad era mi ángel de la guarda.
Escuche sus bromas y le contemple un instante en silencio, simplemente observando sus ojos, hasta que una sonrisa apareció en mis labios. Estaba viva, estaba bien…Y él estaba ahí conmigo aunque por un instante hubiese pensado que nunca más le volvería a ver. Aquello me reconforto de forma inesperada, haciendo que mis ojos se nublaran un poco. Parpadee intentando disimular aquello, levante una de mis manos pesadamente y frote mis ojos mientras me intentaba sentar con la ayuda de Len.
Carraspee.

-Que le hice al mar?...una sonrisa débil apareció en mis labios…Es…Es un castigo divino por ser tan mala jugadora de póker…comente con la voz un poco grave ante la arena y la sal que aun se alojaba en mi garganta. Deje mis piernas cruzadas sobre la arena mientras intentaba tomar aire, pues aun me costaba muchísimo respirar, y se debía al ceñido corsé, que empapado pesaba aun mas sobre mi y me ahogaba.
Fue entonces cuando Brand apareció dando resoplidos, se apoyo en una de las rocas cercanas, mientras farfullaba con gesto malhumorado, como si hablase solo.

Embarcación del demonio! Espeto con desdén. Hubiera preferido que me engullera con ella al fondo del mar, antes que estar aquí!. Solté un suspiro y me puse en pie poco a poco mientras aquel hombre seguía con su rezo.
-Aunque qué diantres paso con los hombres? Es cierto que estábamos relajados, pero se suponía que había algunos vigilando! Como es que nadie vio nada? Maldita sea Capitán! Que vamos a hacer! Aquel hombre se levanto, aun enfadado y comenzó a caminar dando tumbos, pateando la arena y escupiendo insultos dándonos la espalda.
Mire hacia el horizonte ignorando por un instante a aquel marinero, pero tenía razón. Ahora estábamos solos, tirados por a saber donde…¿Que íbamos a hacer?

-Lo mejor sería que buscáramos en la isla, a ver si hay mas supervivientes, puede que llegaran a otra parte. ¿No? Erlend me contemplo un momento y sonrío divertido. Le mire un instante y parpadeé confusa, entonces baje la mirada, me percate de que mi ropa dejaba mucho que desear. Las faldas estaban rasgadas, y la parte superior del vestido dejaba entrever el corsé sin dejar mucho a la imaginación.
Negué con la cabeza antes de comenzar a arremangarme el vestido, tirando del todo los girones de la falda que de poco me servirían ya, y anudando algunas partes, en un intento de recomponer algo un tanto inservible.
Pues…Si Brand se calma, podríamos ir a buscar algo…Comente mirando a Erlend, acercándome a el sin darme cuenta, mientras tomaba su rostro y examinaba sus pupilas, para después girar su rostro a ambos lados, palpando su garganta con mis dedos en un rápido e inconsciente chequeo, Puede que sobreviviesen mas, si les encontramos podemos hacer algo una vez estemos juntos. Buscar si hay alguien más en la isla…di aaahhh…perfecto….y luego ver si podemos salir de aquí…comente mientras palpaba sus hombros haciéndole girarse para que me diera la espalda, pues su camisa raída aun tenía manchas oscuras por hacerse daño con los escombros al hacer de escudo para mi...

Sentir su tacto por mi espalda amoratada y rasguñada me hizo estremecer, más que de dolor al palpar mis heridas, de casi placer, como si sus manos divinas sanaran con su caricia todo resquicio de dolor afincado en mí, como si de algún modo, me devolviera el sentido a mi piel marchita, rejuveneciéndola, como si de un antídoto milagroso se tratara...

- Oh, claro, esto... deberíamos ir a buscar supervivientes, claro...- carraspeé vacilante antes de ponerme en pie y alejarme de aquél ser celestial capaz de nublar mis sentidos y pensamientos más racionales.- Brand, rodea la isla por la costa, Néliam, quédate aquí, no sabemos qué clase de gente podría vivir en estas tierras. Yo me infiltraré por el espeso bosque. Nos encontraremos al atardecer.- concluí con un asentimiento de cabeza, dando mi orden como finalizada antes de dar media vuelta, sin escuchar a penas las quejas y protestas de Néliam, abriéndome camino pronto por aquellas frondosas vegetaciones que impedían mi paso.

Los mosquitos me deboraban aun a través de la camisa desgarrada y ésta, molesta ahora al enganchárseme por cada corteza de árbol que pasaba, decidí desprenderme de ella y lanzarla tras mis pasos, sin importarme los arañazos de las afiladas hojas o ramas puntiagudas que pudiesen mal herirme. El sudor empapaba mi frente y nublaba mi mirada, obligándome a parar en un pequeño estanque que encontré durante mi camino, refrescándome mi rostro mientras intentaba recordar el camino hasta allí, pues quizás necesitaríamos el regresar en busca de agua dulce como aquella. Fue en tal ensimismamiento, en que me sorprendió hallar restos de sangre sobre una roca próxima a mí. Miré a lado y lado, guardando silencio y con los músculos en tensión. Llevé mi mano hacia una navaja que escondía siempre bajo mi pantalón, alzándome cuidadosamente antes de seguir el rastro, descubriendo, escondido en una cueva tras la cascada de la que provenía el agua del estanque, uno de mis hombres, muy malherido. Él, llorando sin poder pronunciar palabra alguna, se agarraba la pierna sangrante y la señalaba con desespero, esperando quizás que le ayudase con ello. Chasqueé la lengua contra el paladar, guardé la navaja y me acuclillé para inspeccionar su herida, sintiendo una arcada en cuanto aparté la tela de su pantalón que la mantenía oculta.

- Chico, esto tiene muy mala pinta... - comenté con el ceño fruncido, alzando finalmente la vista hacia él que, impotente, se agarraba de los cabellos y farfullaba cosas que no entendía.

Volví a extraer la navaja y se la mostré al joven cuyo nombre ni recordaba. Él negó con la cabeza, intentando detener mis manos antes de que éstas rompieran su camisa, hicieran un ovillo de ésta y se la metiera en la boca.

- Mejor morder la tela que tu lengua. Ahora, estate quieto.

Sin más preámbulo, empecé a seccionar su pierna a partir de la parta inferior de su rodilla, manchándome mi rostro, mis manos y mi torso con la sangre de aquél cuya vida intentaba salvar antes de que la infección se lo llevase consigo y lo matase. Finalmente, y tras varios minutos de intenso trabajo, el muchacho perdió la conciencia y yo me dediqué a vendarle la pierna mutilada con algunos trapos. Suspiré exhausto, alzando entonces la vista hacia el cielo para comprobar, maldiciendo, que ya había anochecido. A lo lejos, creí escuchar un grito femenino... y mi corazón se detuvo por un momento.

-Quedarme aquí! Quedarme aquí!!??? Y que voy a hacer todo el día aquí Erlend!! Esto no tiene gracia! No puedes dejarme aquí todo el dia! Y tú de que te ríes Brand!
Solté un suspiro antes de mirar cómo se perdía su figura entre las grandes hojas de la vegetación.
Observe a Brand y este sonrió divertido mientras me hacia un gesto con la cabeza para que le acompañara.
Le mire arqueando una ceja, pues al fin y al cabo Erlend era mi “superior” y aunque tuviésemos un trato de confianza…debía obedecerle. Pero al fin y al cabo, ¿que más daba? Sería más seguro que fuera con Brand que me quedara allí sola esperándoles. Así que dando un resoplido comencé a caminar a su lado mientras buscábamos en la playa algún indicio de vida.

El día comenzó a transcurrir entre un bochornoso calor que parecía no cesar. Mientras yo caminaba por la orilla de las aguas, parando de vez en cuando para refrescar mi cuello y mi pecho, mientras mi vestido desgarrado ondeaba con la escasa brisa que a veces nos visitaba. Brand caminaba atrás de mi a pocos pasos, siempre por detrás de mí. Aunque yo le esperase, el se las ingeniaba para ir detrás y no a mi lado. Hasta que la curiosidad me pudo.
-Pasa algo? El negó con la cabeza mientras una sonrisa de medio lado cruzaba su semblante.
Continuamos la caminata en silencio hasta que el atardecer comenzó a hacerse presente. Fue entonces cuando una lejana línea de humo se aprecio en la isla. Posiblemente allí habría alguien. Una gran sonrisa salió de mis labios y entonces me gire, trotando hacia Brand, tomándole del brazo para llamar su atención.

Mira!! Por ahí hay alguien! Hemos encontrado a alguien! Vamos!... Le comente queriendo tirar de el, pero su mano fuerte impidió que yo avanzara. Eh que pasa?
-que más da si hay alguien ahí o no?...Le mire sin entenderle…Oh vamos no te hagas la mosca muerta…Llevas toda la tarde provocándome, contoneándote, mirándome…
Pero que dices tu? Te ha dado mucho sol en la cabeza? Bromee mientras le ponía la mano en la frente, simulando que le tomaba la temperatura...reí ante su agarre, y le mire arqueando una ceja. Venga, ya basta. Suéltame. Espere paciente a que este me soltara, pero en vez de eso se acerco aun mas a mí, sujetándome con más fuerza el brazo. Comencé a impacientarme. Brand, Basta ya, me estás haciendo daño, suéltame o si no...

-Oh sino que…Que vas a hacer? Gritar?...Vas a gritar para mi bonita? Comento con su asquerosa voz, acercándome su aliento a mi rostro mientras se relamía. Fue entonces cuando mi paciencia se acabo y lo único que se escucho en aquella playa, fue la sonora bofetada que le di al marinero, una bofetada que le giro la cara, haciendo que incluso las aves cercanas echaran el vuelo alejándose con el ajetreo…Claro que lo que yo no esperaba, era que él me la devolviera. Pues antes de poder hacer nada, vi como el dorso de su mano se estrellaba contra mi rostro rompiendo mi labio en el acto. Le mire totalmente asombrada, sin creer lo que había pasado. Pues a pesar de ese carácter infernal que demostraba en ocasiones, jamás imagine que se volvería contra alguien de su misma tripulación. Y menos contra mí, que siempre cuidaba de todos ellos…Sus manos agarraron mi cintura y comenzaron a estironear mi ya maltrecha ropa rompiéndola aun mas, dejando parte de mi piel al descubierto. Una piel que comenzó a llenarse de arañazos por sus tirones precipitados.

Pero que!?... NO!! Le empuje, pero apenas retrocedió o se inmuto, sino que esto le hizo sonreír aun mas, como si fuera un juego para él. Sus manos sujetaron mis brazos con fuerza mientras retrocedía conmigo, acercándome a las rocas. Intente zafarme de su agarre y logre soltar uno de ellos, apresurándome en darle un puñetazo en un intento desesperado por soltarme, pero esto empeoro mi mala fortuna, pues a él no le hizo ni cosquillas, mientras que a mí me hizo ver estrellas siendo de día. Me mordí los labios dolorida, y Brand comenzó a agitarse y a impacientarse, estironeandome mientras yo le pedía que parase, removiéndome para soltarme. Sus ojos brillantes y su sonrisa parecían cada vez más demenciales mientras yo forcejeaba con él.
Comencé a darle algunas patadas en las canillas, haciendo que este diese algunos alaridos que le hicieron mirarme enrabiado antes de lanzarme contra aquella pared de rocas. Mi espalda choco con violencia contra la superficie rugosa, provocándome un dolor inmediato en la espalda, cai sentada al suelo, y no logre apenas moverme un centímetro cuando encontré sus manos una vez mas sobre mi,solo que ahora forzaban mis piernas intentando abrirlas

Pero que..?? QUE HACES? Basta ya Brand!!!! SUELTAME!
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!!
Comencé a golpear su pecho con mis puños. pero sus manos fuertes comenzaban a desgarrar parte de mi vestido, mientras que con la otra intentaba callarme, asi que mientras le golpeaba con fuerza aproveche de morderle la mano, haciendo que soltara un gran alarido que no hizo más que enfurecerle. Dándome tiempo a girarme y arrastrarme por la arena intentando escapar de él, pero este furioso, me agarro de una pierna, tirando de mi, y girándome una vez mas. Intente arrastrarme hacia atrás lo que más pude, a la vez que el agarraba de mis brazos para hacerme chocar contra las rocas cercanas.
NOOOO!!! BASTAAA!!!! ERLEEEEEEND!!! LEEEEEEEEEEEEEN!!! Grite llena de horror y pánico. pataleando contra el mientras sus manos seguían sujetando mis piernas, aun intentando retenerlas mientras yo pataleaba y utilizaba mis manos para empujarle, arañarle el rostro y parte del cuello con desesperación, pero Brand, furioso y dando resoplidos mientras entrechocaba sus dientes con ira,me miro colérico y sujeto mi cuello con una de sus manos ahogándome y moviéndome con violencia para que mi cabeza chocase contra la fría roca.

Mis ojos se llenaron de lagrimas mientras el sujetaba mi cuello quitándome el aire. Ya que ahora que no podía respirar comenzaba a ver borroso, mis fuerzas flaqueaban y mi cuerpo temblaba entre convulsiones de miedo, pánico e impotencia por no poder hacer nada ante su ataque. Note que un liquido cálido comenzaba a resbalar por mi sien, y es que aquel tipo seguía restregándome contra las rocas, y ahora que yo ya no forcejeaba por la falta de oxigeno, se veía con una de sus manos libre para comenzar a tirar de las cuerdas del corsé. Su asqueroso aliento acariciaba mi rostro mientras las lagrimas caían por mi mejilla, cerré los ojos con gran angustia, notando que ya apenas entraba el aire a mis pulmones, mientras en el fondo de mi ser imploraba que él me escuchara. Que mi ángel de la guarda apareciera, que no se olvidara de mi, pensé en sus ojos, recordé su sonrisa, su mirar siempre pensativo…Y desee con todas mis fuerzas poder verle una vez más… pero parecía que ya era tarde para mi…

Ignoré el primer grito creyendo que quizás era algún pájaro de la isla un tanto afónico, pero el segundo, claramente, gritaba mi nombre y en mi pensamiento, sólo pude contemplar el rostro asustado de Néliam. Al instante, retomé la navaja que había usado para mutilar a aquél hombre que permanecía sumido en la inconsciencia. Refunfuñé algo y decidí que volvería a por él en cuanto me asegurara que Néliam estaba a salvo bajo mi protección y, mientras corría por ese frondoso bosque entre la oscuridad de la noche, los insectos hambrientos, los caminos ocultos, los obstáculos que me imponía la naturaleza caprichosa... no podía dejar de torturarme una y otra vez, maldiciéndome por haberla dejado sola en la playa. ¿Y si allí habitaba alguna tribu salvaje que deseaba hacerse un caldo con sus huesos? ¿Y si un cangrejo mutante le había arrancado la mano? ¿Y si le había caído un enorme coco en la cabeza hasta abrírsela como a una sandía? ¿Y si por lo contrario se trataba de una buena noticia? ¿Y si Néliam había localizado una embarcación y gritaba para atraerla a la isla? ¿Y si había encontrado a alguien más con vida y me esperaban para celebrarlo con unas birras?

No muy lejos de mí, una humareda se extendía hacia el cielo, pero ya esta débil, a punto de desaparecer en la nada. Fruncí el ceño y apreté el paso sin importarme herirme por el camino, relamiéndome la sangre que caía por mi mejilla derecha: una marca más de guerra, sin duda.

Tras deshacerme de una enredadea que se había cebado con mi brazo izquierdo, salí de la vegetación y mis pies -uno de ellos descalzo-, tropezaron con la fina arena de la playa, algo que me alivió aunque siguiera corriendo en busca de mi... ¿mi qué? ¿mi compañera? Sí, supongo que eso es lo que éramos, compañeros de tripulación... ¿pero qué..? ¿Qué veían mis ojos? Una figura iracunda, salvaje, se abalanzaba una y otra vez sobre el frágil, magullado y semi desnudo cuerpo de Néliam. Por sus cabellos alborotados, su complexión y sus ropas, adiviné que se trataba de Brand, uno de los supervivientes que por lo visto, no estaba conforme con tal etiqueta y prefería morir deshonorablemente entre aquellas rocas, las mismas que usaba para torturar a Néliam. ¿Por que... la estaba forzando, no? ¿Y si sólo era un juego? ¿Y si ambos deseaban unirse de aquél modo? Tragué saliva, intentando relajar mi semblante ante aquella idea que, por qué no admitirlo, me ardía por dentro hasta gritarme que me arrancara la piel a tiras. Pero entrecerrando los ojos y fijándome más en ellos, atisbé movimientos para nada sensuales o provocadores por parte de alguien que deseara fornicar... a demás, realmente... ¿veía a Néliam capaz de eso, tras un naufragio d e aquellas características? Cierto es, que Brand seguramente le parecería apuesto, pero... ¿era aquél el momento idónea?

Ella volvió a gritar mi nombre de nuevo, haciéndome entrar en razón. Sin vacilar un segundo más, usé mis poderes de dominación contra aquél sujeto que ahora la estrangulaba con fiereza mientras mis pies me llevaban hacia él quién, al fin, soltaba el cuello de Néliam para tomar el suyo propio, guiado por las órdenes mentales que yo le daba. Se oprimió el cuello con la misma fuerza que había usado contra la muchacha, sangrando incluso cuando sus uñas se clavaron en su piel, contemplando furioso cómo Brand empezaba a convulsionar y escupía espuma blanca por su boca.

- Néliam, dime qué quieres que haga con él.- le pedí con una calma que me sorprendía a mi mismo, sin siquiera mirarla, demasiado concentrado en mi víctima que ahora caía de espalda, alejándose de ella, retorciéndose de dolor mientras con su otra mano intentaba detener la que le estrangulaba, sin éxito alguno.- Decide rápido, está a punto a morir.-insistí parsimoniosamente, viéndole patalear y farfullar cosas que no podía ni me interesaba entender.- Mírame, malnacido, mírame... quiero que sean mis ojos lo último que veas en vida.

Torcí una sonrisa demencial tras acuclillarme junto a él y tomarle de sus cabellos dorados casi platinos.

De pronto, cuando el último resquicio de aire era expulsado de mis pulmones, aquella mano me soltó, librándome al fin de aquel tormento, El aire entro precipitadamente haciéndome toser desgarradoramente. Lleve mis manos temblorosas a mi cuello magullado y dolorido sin parar de toser, pues aun me encontraba demasiado agitada.

Mire a Erlend con sorpresa, sus ojos ahora fríos y su semblante serio miraban a aquel hombre sin un atisbo de compasión en su mirar. El viento ahora movía sus cabellos con fiereza mientras se concentraba en aquel hombre. Le observe asombrada, comprendiendo lo que sucedía, sorprendiéndome al descubrir lo que él era en realidad, deslumbrándome al ver que el también tenía los poderes de un ser de mi raza…Como había podido pasar tanto tiempo sin descubrirlo?...Quizás el también temía revelar su condición como yo, por represalias o quizás por algún motivo desconocido para mi…
Y entonces él desvió la mirada de Brand hacia mi tan solo un instante, encontrándose con mis ojos angustiados, Pero en aquel momento de dolor y de horror, sentí que no podría perdonar aquel acto, quería sentir compasión por aquel marinero descerebrado…pero no podía.

Observando a Len, le asentí con la cabeza tan solo una vez y me puse en posición fetal. Cerré los ojos, apoyando la mejilla en la arena, entre sollozos ahogados y espasmos que recorrían mi cuerpo. Deje mis ojos cerrados sin querer ver lo que ocurría, el sabor de la sangre recorría mis labios, debido a aquella bofetada que me había partido el labio, y aun notaba como mis sienes recibían aquel liquido cálido que caía con suavidad por chocar mi cabeza contra las rocas. Sin embargo ya nada de eso me importaba, ya nada de eso era relevante…El ángel de la guarda había aparecido una vez más, y de alguna forma u otra sabia que ya nada malo podría ocurrir.

No me di cuenta de cómo caí en la inconsciencia. Solo sé que cuando abrí los ojos le encontré a mi lado, sosteniendo una tela que impedía que mi cabeza siguiera sangrando. Le mire un instante en silencio, fijándome en los rasguños de su rostro, en su admirable torso también dañado, y en las manchas de sangre que ensuciaban su piel. Me incorpore con cuidado con su ayuda. Sentándome mientras le miraba notando como volvía a angustiarme.

Tenemos….Tenemos que ir…Indique mirando en la dirección donde había visto aquella frágil señal de humo, que ahora apenas se percibía pues, el cielo había oscurecido mostrándose azul, claro y limpio sobre nosotros. Tenemos que ir hacia allí…Encontrar supervivientes…Comente notando como una lagrima caía sobre mi semblante inalterable…Pero entonces supe que no serviría de nada evitar pensar o hablar de lo ocurrido, simplemente no tenia sentido. Pues aquello no sería algo que pudiésemos olvidar. Deje mi vista fija en aquel punto de humo casi inexistente, mientras le comentaba casi entre susurros.
Íbamos…Íbamos a buscar a alguien, comente con una sonrisa, mientras mis ojos se volvían llorosos. Pensé que sería buena idea…que buscáramos juntos…Y mucho más seguro que quedarme sola…Indique con la misma sonrisa nerviosa y los ojos inexpresivos, que miraban en dirección a aquella débil señal de humo sin apenas parpadear… intente evitar los sollozos que me inundaban. Manteniendo aquella sonrisa nerviosa en mis labios, notando que mi cuerpo temblaba por el miedo que aun recorría mis venas. Debí quedarme donde dijiste…¿Porque nunca escucho a los demás?... Fui…fui una estúpida, verdad?...indique girando el rostro hacia él, notando como las lagrimas resbalaban sobre mis mejillas. Sin poder reprimir por más tiempo el desconsuelo y el horror por aquel momento vivido, tape mi boca mientras las lagrimas caían amargas por mi semblante y entonces me gire hacia el abrazándole sin más, enredando mis brazos en su cuello, sujetándole con firmeza, temerosa de que se fuera a escapar. Le abrace con todas las fuerzas que disponia, ocultando el rostro en su pecho, pues me sentía tan humillada, cansada, dolorida, débil, estupida y avergonzada delante de él...
¿que pensaria de mi ahora?

Intente calmarme pues ahora me encontraba bien gracias a Len. Y ya le debia mas de lo que podia recordar.Pues le debía el encontrarme a salvo ahora, y también le debía la vida por unas cuantas ocasiones en las que ya me había ayudado y rescatado…
Era cosa de tiempo que se cansara de mi, y de tener que venir a mi rescate.

Me separe un poco de él, y acaricie su mejilla observando sus ojos penetrantes y profundos que tanto me agradaban, no sabía cómo decirle lo agradecida que estaba, y lo mucho que le quería…Parpadee confusa al instante ante ese pensamiento, notando un repentino calor sobre mi rostro.
…Le quería?...

Te...Tenemos que buscar supervivientes...

Néliam me dio la señal y tras ella, obligué a Brand a soltar su mismo cuello, dejándole respirar por unos segundos antes de llevar sus manos sobre sus cabellos rubios, enredándose sus dedos en ellos antes de empezar a tirar de éstos, manojo a manojo, desde la raíz y dejando su cabeza, más que rapada, ensangrentada y dolorida. Cuando no hubo más pelo que arrebatarle, me centré en sus ojos, los mismos que se arrancó entre alaridos, obligándole a comérselos pese a que los vomitó casi al momento, por lo que decidí que debía arrancarse la lengua para así robarle el sabor que éste había, sin consentimiento de ella, adquirilo con sólo rozarle la piel. Él se desangraba sobre la arena platina, lloraba y pataleaba, viendo aunque sin ojos, cómo la muerte se aproximaba hacia él a pasos agigantados, respirándole sobre su nuca, recordándole que en cualquier momento... sus propias uñas podrían desgarrarar la piel de su pecho, buscar su corazón latente y extraerlo sin más titubeo. Y así fue, cómo Brand murió. Sin más.

Tras deshacerme del cuerpo triturado y ofrecérselo a los peces que pudieran habitar en aquél mar, volví junto a Néliam, a quién examiné muy rudimentariamente, asegurándome que sus huesos permanecían intactos y su piel libre de heridas, algo lastimosamente, no pude corroborar. Maldije a mi tripulante que había osado ponerle una mano encima a Néliam, pero luego, la culpa empezó a hacer mella en mí, devorándome poquito a poco mientras con un trapo intentaba frenar el derramamiento de sangre situado en su cabeza, fruto de otra herida un tanto más profunda que la del labio. Me quedé anonadado admirando aquellos labios, tan finos, tan suaves, tan carmesíes...

- Si buscas un culpable, lo tienes ante ti.- respondí en cuanto su voz inundó nuestra pequeña burbuja y supe que había vuelto en si, alegrándome por ello aunque sin poder borrar el peso que sentía sobre mis hombros.- Siento mucho lo ocurrido, Néliam, prometo cuidar mejor de ti a partir de ahora.- suspiré, dejando el trapo en cuanto ella se incorporó e insistió en ir a buscar más supervivientes, como si aquella fuese la cosa más importante.- Nél, ¿has visto el cielo? Es de noche, quien quiera que haya sobrevivido estará plácidamente dormido... o muerto, está oscuro y no veremos nada más allá de nuestras narices, ambos estamos exhaustos tras éste largo e intenso día y... ¡tengo hambre!-añadí finalmente con una sonrisa un tanto nerviosa, poniéndome en pie mientras sacudía la arena incrustada en mis pantalones.- Iré a por algo de madera para prender una hoguera que nos mantenga calientes y asuste a los animales depredadores que puedan habitar en estos lares... si encuentro algo comestible, lo traeré conmigo.

Pensé por un momento qué podía hacer con ella. ¿Dejarla sola allí? No, ya había cometido ese error antes, no volvería a hacerlo jamás. ¿Llevármela conmigo? Demasiado peligroso. Dejé escapar un suspiro y finalmente, decidí hacer dichas tareas cerca de ella, rescatando de la arena trozos de madera procedentes de mi embarcación que había llegado a la costa y que gracias al sol y al clima seco, podían convertirse en buenas brasas. Localicé piedras junto a las rocas dónde Néliam había sido atacada, por lo que pronto pudimos encender una pequeña hoguera junto a la playa. Mientras patrullaba los alrededores, recordé el camino que me había conducido hacia el tripulante que había tenido que mutilar aquella tarde y, tras preguntarme si habría sobrevivido, me acordé de haber visto una madriguera, seguramente para conejos. Aprovechando que aquél punto estaba cerca de allí, me armé con la navaja y corrí hacia aquella dirección con el menor tiempo posible, pues se encontraba un tanto escondido y desde allí no podría ver a Néliam, aunque parecía recuperar la compostura. Finalmente, aguardé junto a la madriguera en silencio, con una posición agazapada, los ojos bien abiertos y los sentidos muy agudizados. En cuanto escuché el sonido de sus patas bajo la tierra... metí la mano en el agujero y sin palpar demasiado, di con dos largar y peludas orejas de conejo que extraje junto con una sonrisa radiante por parte de mis labios. Y para mi mayor suerte, ¡aquella coneja tenía varios pequeños retoños! Los prendí a todos ellos, seis conejos en total, a los que até a mi cinturón antes de regresar a la playa. Allí estaba ella, dándome la espalda. Parecía impaciente, pero pensaba alegrarle la noche con la caza recolectada. No obstante, antes de dirigirme a ella quise vaciar mi deposito, ya sabes... así que bueno, me dispuse a regar un cocotero cuando de no se dónde, algo mordió mi... ¡virilidad!

- ¡AAAAAAAAAAAAH! ¡Por todos los santos demonios! ¡Maldición! ¡Uf, uf, uf, uf! Arg.. ¡Au caralho!- vociferé mientras me la sostenía entre las manos y saltaba en círculos sobre mi mismo eje, con los pantalones bajados... por lo que encima, caí sobre la arena bocabajo, por lo que ya cené antes de probar los dichosos conejos.

Perfecto... y ahora, Néliam venía a mi con el rostro preocupado...