Close to the midnight [Santana]

por **Sinnove Lindstrom** Dom Jul 15, 2012 3:37 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Llevaba caminando por las calles un buen rato, sin ningún destino en concreto al que ir, ni ningún objetivo que alcanzar. Simplemente caminaba por caminar. No estaba "trabajando" en este momento, ya que había tenido una mañana y una tarde extenuantes y necesitaba tomarme un descanso. Sin embargo, no podía aparecer por el burdel, ya que eso implicaría la asignación rápida de un nuevo cliente, así que simplemente desaparecí, perdiéndome entre la gente.
Sentí como todo el mundo me miraba con recelo al pasar por su lado, como las mujeres intentaban evitar que sus maridos me mirasen (no les culpaba), como los hombres me desnudaban con los ojos. Y es que una vez más, mi indumentaria me delataba. En ocasiones soñaba estar en los zapatos de cualquier otra muchacha de mi edad, sentir la sensación de pasear por la calle sin que nadie se molestase siquiera en observarme de reojo.

A medida que las horas fueron pasando la gente fue desapereciendo de las calles; primero los niños, luego las mujeres y finalmente los hombres, hasta que solo quedaron unas cuantas almas vagabundeando por la zona. Me gustaba imaginarme a dónde se dirigirían todas esas personas a estas horas de la noche... ¿de vuelta a sus casas? ¿a la taberna? ¿ladrones? Quién sabe.
En parte me era agradable caminar por París por la noche, ya que eso implicaba un menor número de miradas hacia mi persona. Mi sonrisa era incluso algo más natural que la que se mantenía dibujada en mi rostro durante todo el día.

Repentinamente me quedé parada en mitad de la acera y llevé mi mirada hasta el cielo, observando las estrellas. Con la luz de la ciudad no es que se pudiesen avistar demasiado bien, pero siempre era un espectáculo precioso.

por **Sinnove Lindstrom** Mar Jul 17, 2012 9:20 am

Fruncí levemente el ceño. Primero porque no estaba realmente segura de dónde estaba Puerto Rico, y segundo porque me daba la sensación de que había bastante más historia detrás de lo que Santana me había contado.

—Siento mucho lo de tus padres—dije de manera sincera, ya que aunque yo no podía sentir dolor por la desaparición de mi familia (ya que no los recordaba), si que podía sentir empatía e imaginarme lo que eso supondría para cualquiera.

Me mordí el labio suavemente, dudando entre si hablar o permanecer callada, ya que probablemente iba a sobrepasar de sobra los límites de la curiosidad.
Sien embargo, ¿qué era lo peor que podía pasar? Que no me respondiera... o que se fuera... Esa última opción realmente no me agradaba en absoluto, pero decidí arriesgarme.

—¿Y esa persona que te ha traido hasta aquí es el apoyo que perdiste en el pasado?—pregunté finalmente. Una hermana, un amigo... un novio... Siendo Santana quien era, y con su físico arrollador seguramente había estado rodeada de muchísimas personas durante toda su vida.

Viendo su expresión me arrepentí de haberle preguntado tan pronto como las palabras salieron por mis labios, ya que estaba claro que no le hacía demasiado feliz hablar de esto. Maldición, Sinn.

por **Santana López** Mar Jul 17, 2012 9:41 am

Se encogió de hombros cuando la joven le dio el pésame por sus padres, eso lo tenía más que superado, pero lo segundo que perdió no tanto y ahora ella estaba dando en el blanco, a pesar de todo no le molestaba que preguntara, se notaba que había sinceridad en su curiosidad y que no intentaría usarlo en su contra más adelante.

-Justo en el blanco...sí...-a pesar de sentirse cómoda con ella, seguía doliendo el tema, además no sabia como se tomaría eso de que hubiera sido su mejor amiga y primer amor la misma que la había llevado hasta esta ciudad.- Su sueño era venir a París a vivir, pero una enfermedad pudo con ella y bueno, pues falleció...-parecía que se había quitado un peso de encima.

Era tranquilizador poder hablar con alguien con tanta soltura y cierta confianza sin tener que preocuparse mucho, aunque siempre había que guardar ciertas distancias, nunca se sabe quien hay detrás de cada cara amable. Aunque con esta joven era inevitable sacar la Santana amable en vez de la sarcástica.

-Tranquila, es normal que tu también quieras saciar tu curiosidad-dijo mirandola cuando notó que se había arrepentido de su última pregunta y sonrió tristemente- ¿Sabes? Eres la primera persona en mucho tiempo que le respondo todo lo que quiere saber...-río entre dientes, se volvía a sentir como una adolescente y no sabia muy bien por que.

por **Sinnove Lindstrom** Mar Jul 17, 2012 10:13 am

—Ella...—murmuré un tanto sorprendida, ya que para nada me esperaba un ella en esta historia. Por supuesto, yo no iba a juzgarla, ni mucho menos escandalizarme. Quiero decir, yo era yo. Claramente las convicciones morales me importaban más bien poco—Estoy segura que esté donde esté estará muy orgullosa de tí—añadí sonriendo abiertamente.

Apenas conocía a Santana, y muchos menos a esa chica de su pasado, pero había algo en mi interior que me había empujado a dedicarle esas palabras. Y realmente estaba convencida de lo que acababa de decir.
La alegría llegó a mis ojos al escuchar sus palabras, ya que si ella hacía mucho tiempo que no hablaba con nadie, yo no había hablado en mi vida.

—Me siento profundamente alagada por ello—contesté, uniéndome a su risa. Aunque la alegría tampoco me duró mucho, ya que entonces la realidad me golpeó de repente, provocando que mi rostro volviese a tomar una expresión tranquila—No me malinterpretes, pero ya tiene que ser extremadamente tarde—no quería tenerla toda la noche vagabundeando por la calle, ya que esto era cosa mía, no suya. Una vez más seguía sin entender como alguien como Santana había decidido gastar su tiempo en alguien como yo.

por **Santana López** Mar Jul 17, 2012 11:23 am

Notó su ligera sorpresa, pero se esperaba algo así, aunque no pareció importarle. Se quedó mirandola un rato sin decir nada, nadie le había dicho algo así desde que ella falleció, sin duda se parecían bastante. -Si te soy sincera, me recuerdas en algunas cosas a ella...

Parece que la joven se alegro cuando aquellas palabras de agradecimiento alegraron su rostro, se veía más guapa aun si era posible cuando sonreía de verdad y no era su máscara, pero también notó cuando desapareció. Si supiera lo que en verdad era, a saber si seguía paseando y conversando con Santana, pero eso no se lo iba a decir.

-La verdad no tengo nada más importante que hacer, y aunque lo tuviera, me gusta más pasear y conversar contigo. Pero si quieres que me marche, solo tienes que decírmelo.-volvió a quedarse mirandola, esperaba que de verdad no le dijera que se marchara, pero entendía que podía ser un estorbo para ella, estaba claro que así nadie se le acercaría a pedirle servicios, y que se hubieran atrevido estando Santana presente no hubiera sido una buena elección.

La verdad es que ganas no tenía de regresar a casa, bastante tiempo pasaba allí por la mañana como para estar también por la noche, y solo le quedaba la opción de cazar, aunque estaba bastante satisfecha y no le gustaba cazar por diversión puesto que no disfrutaba.

por **Sinnove Lindstrom** Mar Jul 17, 2012 12:06 pm

Ahora si que estaba sorprendida. ¿Cómo iba yo a recordarle a ella? Definitivamente esto no era algo que hubiese esperado escuchar, lo que aumentaba aún más mi curiosidad por Santana y por ella.

—¿Somos parecidas?—pregunté, aunque evidentemente sabía que la respuesta iba a ser afirmativa, ya que de otra manera no lo habría mencionado—¿En apariencia o en algo más?—mis cuestiones siempre solían ser cortas y directas, por lo que mi tono de voz era el único indicativo de que mi intención no era la de ser grosera.

Por un motivo o por otro, Santana había captado mi interés por completo, ya fuese por la manera en la que nos habíamos conocido, o por su personalidad reservada y misteriosa. Me empujaba a querer averiguar más cosas sobre ella.
Por otro lado, estando con ella no podía estaba con otras personas. Personas que estaban dispuestas a gastar su dinero en mí a cambio de unos cuantos minutos de placer. Dinero que pasaría a ser mío.
Entonces me di cuenta de que me acababa de quedar callada, sin darle una respuesta a su pregunta, lo que podría llevar a malos entendidos.

—¡No!—contesté, exclamando—Sería un placer que te quedases, si lo deseas, claro—añadí, recuperando mi tono de voz normal. A continuación sonreí de manera nerviosa.

por **Santana López** Mar Jul 17, 2012 12:28 pm

Rió por su curiosidad repentina ante las semejanzas que veía Santana en la joven. Sonrió ante la negativa de que se fuera y antes de responder sus preguntas vio un banco y le indicó con la mano libre que se sentaran, era increíble que todo el rato que llevaban juntas sus manos no se habían separado.

Se sentaron en el banco, Santana se sentó de forma que podía mirarla perfectamente. Sonrió y comenzó a saciar su curiosidad.

-Si me recuerdas bastante a ella, pues tanto en apariencia como en otras cosas-rió al recordar el primer momento que la vio parada en medio de la acera- cuando te vi parada por primera vez...lo primero que pensé es que eras su reencarnación...-sonrió y se encogió de hombros.

Pero ahora que la conocía un poco más y la había observado completamente, podía decir que las diferencia que había entre la joven y ella, eran las que hacían a esta joven más especial.

por **Sinnove Lindstrom** Mar Jul 17, 2012 2:43 pm

Me invadió la más pura de las felicidades, haciendo que una sonrisa enorme se dibujase en mi rostro. El que Santana hubiese decidido acompañarme a pesar de las circunstancias me había hecho extremadamente dichosa.
Ya no éramos desconocidas, aunque tampoco nos podíamos considerar amigas... supuse que lo que había pasado entre nosotras había sido un "flechazo", ya que nos habíamos agradado la una a la otra prácticamente desde el primer momento.

Me senté en el banco, girando mi cuerpo para quedar mirando en su dirección, cruzando las piernas al estilo indio. Era una de las ventajas de llevar un vestido corto, que me restringía poco el movimiento, y a mi no me importaba en absoluto que mis piernas pudiesen quedar muy al descubierto con esta postura.

—¿Crees en la reencarnación?—pregunté, con una curiosidad casi infantil. Me parecía un tema extremadamente interesante, ya que eso implicaría algo así como poder vivir para siempre. Después de haber estado cerca de la muerte en alguna ocasión, la idea de la inmortalidad me parecía demasiado perfecta—Tal vez por eso estás aquí hoy, porque es el destino el que te ha traido con ella otra vez... ¡Solo que ahora ella soy yo!—añadí, divagando completamente, inmersa en mi imaginación.

Entonces me di cuenta de mi falta de total de tacto al hablar de ella de esa manera tan a la ligera. Me llevé la mano a los labios, como tratando de atrapar todo lo que había dicho para que volviese por donde había salido.

—Lo siento si me he tomado demasiadas libertadas, no era mi intención ofenderte.

por **Santana López** Mar Jul 17, 2012 3:09 pm

Cuando la joven se sentó y se puso en posición indio, Santana no pudo evitar mirar sus piernas, hubiera jurado que incluso se quedo con la boca un poco abierta, eran perfectas y blancas como la nieve, por el contrario que las suyas que era morenas. Al no tener ella tanta movilidad se conformó con cruzas las piernas de una forma elegante por supuesto.

Cuando Sinnove empezó a hablar con entusiasmo de la reencarnación y del destino tan entusiasmada ente y con ese toque infantil, no pudo evitar reír, la veía a ella, se sentía feliz por primera vez en años. Cuando la joven se disculpó y se llevó la mano a la boca, Santana toma esta mano y se la apartó de la cara acariciandola sin perder la sonrisa.

-No te preocupes, no me has ofendido en absoluto, todo lo contrario...-dijo sonriendo aun más- en cierta forma me gusta pensar como tú, y por supuesto que creo en la reencarnación y también en la inmortalidad, y todo lo que tenga que ver con cosas no muy normales-dicho esto se encogió de hombros quitándole importancia.

-Desde que era muy joven llevo leyendo libros sobre la reencarnación, dicen que las almas gemelas cuando se reencarnan vuelven a encontrarse y aunque estén en otros cuerpos se reconocen las almas y acaban juntas porque es su destino-en ese momento recordó la leyenda de las almas gemelas, una historia que le encantaba contarle a ella.

por **Sinnove Lindstrom** Mar Jul 17, 2012 5:14 pm

Escuché a Santana encandilada, alternando mi mirada entre sus ojos, su sonrisa y mi mano atrapada entre las suyas. Despertaba mi completa admiración el verla hablar de esa manera, como si fuésemos dos viejas conocidas. Inconscientemente las puntas de mis dedos empezaron a vagar por la piel de sus manos y muñecas, trazando un patrón aleatorio.

—No se leer. Bueno, reconozco algunas palabras, pero no las suficientes como para poder interpretar un libro—habiéndome criado huérfana en la calle me había privado de cualquier tipo de educación. Lo poco que sabía lo había aprendido por mis propios medios—pero he escuchado y visto muchas cosas a lo largo de mi vida. Cosas poco... humanas—la última parte la dije casi susurrando, como si le estuviese confiando un gran secreto. Después de unos instantes proseguí con mi relato con mi tono de voz normal—Pero son todo rumores sin demasiado fundamento, cuentas, leyendas... Me gusta pensar que son verdad—sentencié con una pequeña sonrisa, que poco a poco se transformo en una expresión de nerviosismo y algo de miedo por los pensamientos que nuestra conversación estaba despertando en mi mente.

Mis ojos se posaron sobre mi regazo durante unos segundos, mirando de nuevo nuestras manos unidas. Me mordí el labio de nuevo, subiendo poco a poco mi mirada para enfrentarla a la suya. ¡Pregúntale, Sinn!

—¿Esa chica era tu alma gemela?—pregunté finalmente, tras juntar un poco de coraje. Tal vez estaba dándole demasiada importancia a todo esto y Santana tan solo estaba bromeando, pero se respuesta podía implicar muchísimas cosas. Cosas realmente importantes.

por **Santana López** Mar Jul 17, 2012 5:41 pm

Notó como con sus dedos recorría su mano y muñeca, ante esto solo pudo cerrar los ojos por un momento sintiendo un escalofrío por su cuerpo. Escuchó atentamente cada palabra, no podía creer que no supiera leer, era algo que todo el mundo debería saber, pero estaba visto que o todos se podían permitir una educación.

-Es una lástima que no aprendieras a leer, si tanto te gustan las leyendas, cuentos e historias, hay libros llenos de ellas...-sonrió- ¿Sobre qué iban esas historias que has escuchado?-le picó la curiosidad acerca de lo que había escuchado o incluso visto.

Tenía claro que si sus encuentros seguían, le enseñaría al menos a leer o le contaría las historias que tanto había leído en sus numeroso años. En ese momento la encontró nerviosa, sabia que quería preguntarle algo por su mirada nerviosa por lo que esperó la pregunta pacientemente sin dejar de mirarla. El gesto de morderse el labio le pareció de lo mas encantador.

-Pues si, estoy segura de que ella era mi alma gemela, siempre creí que podría volver a encontrarla, aunque fuera en otro cuerpo...-sonrió, pero esta vez sin tristeza-hablando del tema, ¿alguna vez has escuchado la historia de las almas gemelas?

por **Sinnove Lindstrom** Miér Jul 18, 2012 4:43 am

Volví a encogerme de hombros, una vez más con resignación absoluta ante lo que había sido mi vida hasta la fecha. No me importaba realmente el no ser capaz de leer, era algo molesto, pero estaba más que acostumbrada a tardar 15 o 20 minutos en descifrar unos cuantos renglones. O no descifrarlos en absoluto.

—Pues... conjuros, magia, personas que son capaces de transformarse en animales, espíritus...—fui nombrando a medida que me iba acordando. No quería que me tomase por loca o por chiflada, aunque tal vez lo estaba por hacer intención de creer cosas así—seres inmortales que beben... sangre. Rumores—añadí mientras que la miraba a los ojos. De los demás no tenía ninguna evidencia, pero estaba bastante segura de que la magia y los conjuros sí que existían, ya que yo misma había participado alguna vez en algún ritual algo extraño a cambio de dinero. Mucho dinero. Eran muchas las personas que acudían en busca de cortesanas para fines diferentes al sexo, sabiendo que por una buena suma estaríamos dispuestas a aceptar.
El resto de cosas eran más difíciles de creer. Quiero decir... ¿cómo aceptar a ciegas la existencia de criaturas como esas? Era mucha fe incluso para alguien como yo.

Sin embargo, me encantaba la idea de las almas gemelas. Era algo puro, precioso, casi utópico en un mundo tan podrido como este. Y el ver sonreir a Santana solo hacía que me diesen más ganas de que fuese realidad, de que algún día pudiese encontrar a esa chica de nuevo. Sonreí yo también, mirándola de nuevo.

—Cuéntamelo todo—pedí, deseosa de saber más del tema.

por **Santana López** Miér Jul 18, 2012 5:31 am

Era increíble como se entusiasmaba hablando de estas cosas, pero si bien para ella muchas no eran más que rumores y fantasías, pero la verdad es que no estaba tan equivocada respecto a su existencia, pero era mejor dejarla en la ignorancia de algunas cosas.

En cuanto a la magia, a Santana le sorprendió que conociera cosas así, y parecía que lo hacia de primera mano. La magia o los conjuros pueden llevar a cosas buenas o a cosas terribles, hay que saber usarla con precaución, aunque ella no tenía mucha idea de este tema, su abuela siempre andaba contándole cosas sobre ese mundo, de ahí que se aficionara a leer libros un tanto raros.

Por último, las almas gemelas, a decir verdad al principio no creía en esa historia que tanto le contaban de pequeña, pero cuando se fue haciendo más mayor se dio cuenta de que si podría ser verdad.

-Bueno hay varias versiones de esa historia pero yo te cuento las dos que siempre me gustaron y me contaba mi abuela cuando yo era pequeña-sonrió recordando esos pequeños momentos-Cuenta una vieja leyenda que cuarenta días antes de nacer, a cada niño se le elige su pareja en el cielo. Dos almas se crean en el firmamento y entonces un Ángel exclama firmemente: " Este niñ@ será para este otr@ ".
A partir de ese día no existirá nada que impida su encuentro, ni adversidad que vulnere su amor infinito. De acuerdo con la leyenda, hay una buena razón para que los ángeles le elijan un niño a cada niña. Es la misma razón por la que Dios le da al hombre dos ojos, dos oídos, dos piernas y dos manos: para que se complementen y actúen juntos, como si fueran uno solo...
Todos y cada uno de nosotros, tenemos un alma gemela, exactamente a nuestra medida y nosotros a la de esa persona. A muchos les cuesta más trabajo que a otros encontrarla, pero Dios sabe cuándo es el mejor tiempo para cada uno de nosotros...
Las Almas gemelas existen, tu complemento perfecto espera por ti, comienza a ver con el corazón y cuando llegue a tu vida con solo mirar sus ojos, sabrás queesa persona vino a este mundo por ti y para ti. Dos Almas que en realidad son una.

Sonrió de manera indescriptible mientras contaba la historia, y sin poder ni querer evitar dejar de mirarla a los ojos. -Personalmente esta versión me gusta solo porque me la contaba mi abuela, pero eso de que involucre tanto a Dios no me agrada del todo, no soy muy creyente. También la otra versión que me gusta es de la mitología griega.

-Existe una leyenda griega en la que los dioses del Olimpo una vez creado el mundo vieron a los hombres muy felices, y sintieron envidia de verlos disfrutar. Después comprobaron que esa felicidad les hacia fuertes y poderosos y temieron por ellos mismos pensado que un dia los humanos querrían ser dioses también y como eran muchos podrían ser destronados del Olimpo. Asi pues se reunieron en divino conciliábulo y decidieron que partirían a cada ser en dos mitades y los diseminarían por la Tierra de forma que, deberían pasar el resto de sus vidas buscando a su complemento para recuperar la felicidad perdida. Pero solo aquellos que lograran mantener el equilibrio interno individualmente, lograrían recuperar su pareja. Desde entonces hombres y mujeres vivimos buscando a nuestra alma gemela.

por **Sinnove Lindstrom** Miér Jul 18, 2012 6:22 am

Mi imaginación comenzó a ponerle rostro a las cosas que Santana me iba contando, creando como una especie de película animada en mi mente. Sonreí de una manera casi infantil.
Empecé a imaginarme una versión de Santana recién nacida, con la cabecita llena de pelo negro, manos pequeñitas y piel bronceada incluso siendo tan pequeña. La parte en la que su alma se dividía en dos, o su cuerpo se dividía en dos, no supe exactamenter como imaginarla, ya que nunca había visto un alma y no sabía como imaginar un bebé partido por la mitad sin que resultase extremadamente macabro. Así que simplemente seguí con la historia, saltándome esa parte. Al fin y al cabo era mi mente, así que podía adaptar lo que estaba escuchando como quisiese.

Yo no creía en Dios. En absoluto. No recordaba que mis padres me hubiesen hablado nunca de ningún Dios, y después de perderlos no había tenido a nadie que me hablase de algo en general. No dejaba de pensar que tal vez esa fuese la causa de mis desgracias, tal vez si rezase se solucionaría todo. Pero luego no podía evitar pensar que si de verdad hubiese un Dios habría hecho algo para protegerme cuando era niña.

Parpadeé un par de veces con rapidez y volví a concentrarme en la historia y en el rostro de Santana. Era una imagen hermosa verla sonreir, lo que me hizo sonreir a mi también, como si mi rostro fuese un reflejo del suyo, un espejo.
Solté un pequeño suspiro cuando finalizó su relato, reflexionando sobre lo que acababa de escuchar. Hacía un buen rato que mis ojos no habían abandonado los suyos. Suspiré de nuevo.

—Entonces, ¿todo el mundo tiene un alma gemela? ¿Incluso yo?—pregunté. ¿Y qué pasaba si no encontrabas a tu alma gemela? ¿No se podía ser feliz sin ella? Era algo confuso—Y cuando una de las dos almas muere se reencarna, ¿no?—añadí, refiriéndome claramente a ella.

por **Santana López** Miér Jul 18, 2012 6:49 am

Cuando terminó de contarle las historias se quedó observando como posiblemente divagaba sobre lo que le acaba de contar. Si se ponía a analizar estrictamente las leyendas, quedaban muchos cabos sueltos, pero eso cuando era niña no lo percibía.

-Claro, al menos eso pienso yo, cada uno tenemos nuestra alma gemela, incluso tú-no pudo evitar darle un toque en la punta de su nariz sonriendo, siempre le pareció un tanto aniñado pero si le nacía lo hacia.-Eso pienso yo, si dicen que pase lo que pase las almas siempre van a estar juntas, la teoría que más me cuadra es que se reencarne en otro cuerpo...-se encogió de hombros.

Aquella conversación que había empezado por una simple charla sobre el firmamento, se había convertido en una charla sobre magia, seres místicos y las almas gemelas. Si al principio se había sentido bien, ahora se sentía mejor que antes, era revitalizante poder hablar de estas cosas con alguien sin que te tacharan de loca o rara.

-Creo que te gustarían algunas operas, muchas van sobre seres mitológicos y tratan sobre estas leyendas-entrecerró los ojos un momento y rió entre dientes- también le hubieras caído muy bien a mi abuela...-susurró sin perder la sonrisa.

por **Sinnove Lindstrom** Miér Jul 18, 2012 7:38 am

Sonreí tontamente cuando me tocó la punta de la nariz, bajando la mirada mientras que movía suavemente las pestañas, volviendo a mirarla a los ojos a los pocos segundos. Con sus gestos y su forma de tratarme, tan normal, había hecho resurgir en mí sentimientos y sensaciones que hacía demasiado tiempo que había olvidado.
Me había hecho sentir como una persona, y no como un cacho de carne. De hecho, ahora mismo no importaría pagarle el favor como ella quisiera, ya que simplemente por los momentos que habíamos pasado juntas durante la noche, merecía la pena.

—Entonces... ¿crees que ella sigue en alguna parte?—pregunté, dándole vueltas a la cuestión que realmente quería saber, pero que no me atrevía a formular. Ella se parecía a mí, o yo a ella, eso realmente no importaba. El asunto era; ¿realmente era posible que existiese algún tipo de conexión entre nosotras?

Era una idea estúpida. Quiero decir, ella había fallecido, pero era imposible que se hubiese reencarnado en mí, ya que si ella siguiese viva tendría la misma edad que Santana, lo que implicaría que también tendría la misma edad que yo...
A lo mejor era que aún no entendía bien en qué consistía la reencarnación y las almas gemelas. Tal vez si aprendiese a leer... o si escuchase más cosas... ¡Quién sabe!

—Nunca he escuchado ópera, pero si tú lo dice no me queda más remedio que creer en tu palabra—contesté, con cierto tono bromista, aunque estaba hablando completamente en serio. En este momento Santana podia decirme que los perros volaban y yo la creería ciegamente. Sonreí de manera dulce al escucharla hablar—Tu abuela tuvo que ser una gran persona si tiene una nieta como tú—alagué.

por **Santana López** Miér Jul 18, 2012 8:06 am

Bajó su mirada a donde sus manos seguían unidas, como pudo imitó la postura de la joven ya que sus vestiduras no le permitían tanta movilidad pero lo consiguió. Tomó su otra mano sin pensar y se quedó examinando como quedaban las manos blancas en contraste con las suyas más morenas.

-¿Si pienso que todavía sigue por alguna parte? Pues si que lo creo, estoy más que segura...-Asintió a su pregunta, estaba segura de que ella seguía en alguna parte, y en ese momento le gustaba pensar que la tenía justo delante de ella.

Siguió con la mirada hacia sus manos, se había quedado observándolas y ni siquiera se daba cuenta, estaba demasiado ensimismada.-Si quieres algún día me podrías acompañar...-dijo sin pensar, a nadie se le debía negar el privilegio de las artes, y menos a alguien que seguro sabría apreciarlas.

Sonrió y por fin levanto la mirada encontrándose con esa mirada profunda- gracias por el alago...-en un momento como este seguro se hubiera ruborizado, negó con la cabeza sonriente y volvió a bajar la mirada a hacia sus manos como si fuera lo más interesante del mundo, inconscientemente comenzó a acariciar el dorso de las manos de la joven y se mordió el labio inferior.

por **Sinnove Lindstrom** Miér Jul 18, 2012 8:54 am

Solté una pequeña carcajada al ver como Santana finalmente lograba "domar" su vestido y conseguía sentarse con mi misma postura. Me eché levemente hacia atrás sobre el banco, dándole unos centímetros de espacio para maniobrar, volviendome a acercar a ella una vez que terminó de colocarse. Finalmente terminé riéndome abiertamente, tomandome unos segundos el recuperar la compostura, quedándome con una sonrisa dulce dibujada en mis labios.

Podía afirmar sin duda alguna que esta noche quedaría archivada en mis recuerdos como una de las mejores de mi vida.

—Realmente me encantaría acompañarte—siempre había un "pero" en estos casos, lo que minaba bastante mi moral—pero no puedo permitírmelo. Ni siquiera he perdido mi tiempo en mirarlo, pero supongo que debe costar lo que gano con al menos cinco o seis clientes... Además no creo que dejasen pasar a alguien como yo a un lugar así—raramente me sentía avergonzada, ya que era lo único que podía hacer para mantenerme, pero este momento fue una de esas excepciones.

Mis ojos se concentraron completamente en su rostro cuando se mordió el labio, siento como el calor subía gradualmente hasta mis mejillas. Tragué saliva pesadamente, mientras que le gritaba a mi cerebro para que dejase de pensar incoherencias y volviese a la realidad. Sus caricias sobre mi piel definitivamente no ayudaban.

—¿Estás bien?—pregunté con tono preocupado al ver que su mirada seguía sobre nuestras manos, en una manera de disimular mis propios gestos.

por **Santana López** Miér Jul 18, 2012 9:14 am

Frunció el ceño ligeramente y por fin levantó la mirada después de un rato sin despegarla de sus manos. ¿Qué si estaba bien? Mejor que nunca... No le gustaba la idea que tenía Sinnove de ella misma, si era cierto que su condición no era la mejor, pero no debía tener esa idea, a pesar de su posición era una persona como los demás y le daba rabia que la gente no viera eso.

-Nunca he dicho que tuvieras que costearte nada, además te aseguro que te dejarían pasar si cambiaras de vestuario aunque fuera para la ocasión.-susurro todo con los dientes un tanto apretados. Odiaba que la gente pudiera menospreciar a otra, solo por haber tenido menos oportunidades, pero así era la vida.

Siguió con el ceño ligeramente fruncido pero sin despegar su mirada de la de ella. Santana solo veía a una joven que necesitaba vivir, no lo que los demás. Odiaba los prejuicios, siempre lo hizo y no iba a dejar de hacerlo ahora. Estaba segura de que si la joven se arreglaba un poco, la gente ya no la miraría como lo hacían ahora, definitivamente la sociedad era hipócrita a más no poder.

Antes de que pudiera pensar que se había enfadado con ella, relajó su rostro pero sin poder volver a sonreír, y para ocultarlo que mejor que volver a bajar la mirada a sus manos.- Estoy mejor que nunca...-dijo respondiendo a su ultima pregunta la cual había ignorado un poco por estar metida en sus pensamientos.

por **Sinnove Lindstrom** Miér Jul 18, 2012 9:40 am

Fruncí el ceño levemente, recordando por primera vez desde hacía bastante rato que de no ser por la chaqueta que Santana me había dejado hacía un buen rato, estaría vestida con un vestido que apenas me cubría el torso y parte de mis piernas. Definitivamente no era la mejor imagen que podía dar en la sociedad.
Hice un pequeño movimiento seco con la cabeza, con elegancia, para retirarme un mechón de cabello algo rebelde que se me había puesto en la mejilla.

Tenía algún vestido "normal" en mi excaso guardarropa, pero aún no estaba demasiado seguro que fuese adecuado. Solté un pequeño suspiro de resignación. ¿Cuantas veces había suspirado ya?

—Prometo pensar en ello—accedí finalmente, ya que no quería ofenderla con una respuesta negativa, no después de lo generoso de su oferta y del tiempo que se estaba tomando conmigo.

Por un momento sentí como me empezaban a picar los ojos, amenazando con llenarse de lágrimas. Bajé rápidamente la mirada, tratando de evitar que ella pudiese darse cuenta, ya que lo último que quería en este momento es que la niña que llevaba dentro saliese al exterior. Eso me dejaría débil y expuesta frente a Santana. Y no podía permitirlo.

—Yo también—murmuré en respuesta a sus últimas palabras, luchando por que mi voz no temblase, sin subir la mirada de mi regazo en ningún momento.

por **Santana López** Miér Jul 18, 2012 9:59 am

Notó como se había quedado callada, pero no podía permitir levantar la mirada, hasta que en sus ultimas palabras notó como le temblaba la voz aunque intentaba que Santana no lo notara. Levantó la vista y la vió con la cabeza gacha levantó una de sus manos e hizo que la mirara levantando su cara por el mentón.

-No lo parece...-trató de sonreír como pudo y acarició su rostro, notó como sus ojos se resistían a soltar una lágrimas- una mujer tan bella no debería derramar ni una sola lágrima...-susurro mientras seguía acariciando su mejilla.

No le gustaba la idea de que la joven que estaba delante suya tuviera esos ojos preciosos llenos de lagrimas, quizás era por algo que ella misma había dicho, por lo que empezó a revisar su conversación pero sin encontrar nada.

-Si dije algo que no era apropiado, discúlpame...-no podía hablar más que susurrando, se sentía un tanto impotente al no saber bien que hacer. Se quedó mirandola fijamente y sin dejar de acariciar su mejilla, no podía quitar el contacto con ella, y sinceramente tampoco tenía muchas ganas de resistirse.

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