El aullido [Libre]

La vida está llena de errores, y hay gente que no aplica el sentido común y humano, mucho menos el espiritual. Antepone sus egoísmos y otros aspectos poco virtuosos que terminan dañando a los demás. Remington había vivido la mayor parte de su vida en la villa pero eso no le tenía cerrado al exterior, con frecuencia emprendía viajes por todo Inglaterra visitando a las familias allegadas, eso le abría a muchas cosas, no todos tenían un ambiente protegido como en el que el tenía la villa. No todos los que sentimos malos lo son. Eso debe entenderlo la gente con un mínimo de sabiduría y empatía. Todos cometemos errores y eso es una verdad vital. Pero también lo es que el mundo definitivamente no es perfecto, y a cada día se alejaba mas del concepto. Si en tiempos de sus ancestros se quemaban brujas falsas ¿qué tan malo era el presente cuando las cosas empeoraban dia a dia?

Remington se detuvo en plena calle, era una zona solitaria y por lo que podía ver también una zona peligrosa, caminando por ahí un humano común seria propenso a un ataque en cualquier momento y sabía que no sería precisamente otro humano. El aullido en la lejanía le hizo estremecer con un sentimiento de placer familiar.

-estamos cerca- sonrió ligeramente a Dakota a su lado, la pequeña melonee descansaba sobre sus hombros aferrada a los cabellos de su beta. Sabía que al no sonreír demasiado esta normalmente parecía de amenaza, pro no era un problema con Dakota o con la pequeña.

Volvió la vista al frente, los humanos no le preocupaban y en general lo lobos salvajes tampoco, ellos podían sentir su presencia, era un alfa y del clan o no, conocimiento o no podían sentirlo, sabían que no debían atacar si querían salir vivos, pero siempre había algo que otro que lo intentara, no podía venir con une ejercito si quería que las cosas con el resto de los clanes se dieran en paz. Todos ellos tenían buenas referencias pero la mayoría eran virtuales desconocidos. Traer a su beta había sido el mejor movimiento que podría haber hecho, melonee tal vez no tanto pero la niña era inteligente, podría adaptarse a las situaciones y no podía dejarla en el clan sin vigilancia alguna. Sus miembros eran buenos miembros pero prefería traerla con el. Continuaron por el camino y unos minutos más tarde pudieron avistar la taberna. Parecía un lugar extraño después de la cantidad de kilómetros que había tenido que recorrer. Cerro los ojos y olfateo el aire, entre la putrefacción del ambiente nocturno asociado a los alrededores de una taberna podía olerlo…sus hermanos de raza, había ya varios ahí- es el sitio- aseguro y avanzo con paso seguro entrando al lugar, el aroma le dijo que era el sitio correcto pero ahí no había solo lobos… seria posible hablar libremente en aquel lugar? El aroma asociado a la carta que habia recibido estaba ahí también, por lo que quien fuese Hagen, quien les había convocado debía estar ya presente. Le hizo una seña con la cabeza a Dakota y se acercaron a una mesa, esperarían a que su anfitrión hablara antes de hacer cualquier movimiento. Seguro la presencia de la niña desentonaría, pero seguramente no lo haría mas que sus ropas hechas de pieles en medio de parís. Se sentó y se alegro de que sus 1.96 mts de tonificado musculo encontraran comida en la mesa algo alta y sillas grandes, suerte que no tendría melonee, tendría que hincarse en la silla para tener una buena altura.

Miro al mesero que se acercó he hizo una mueca, a el no le gustaban las bebidas destiladas, prefería las fermentadas- una cerveza- pidió, había sed después del viaje y el bajo alcohol era mejor consejero que un nivel alto. Aun a pesar de que como licano, este apenas y hacia mella en el.

La mujer observaba todo a su alrededor. No se sentía completamente en peligro, pero era por naturaleza desconfiada. Utilizando su visión térmica a lo lejos pudo distinguir una figura humana acercándose, esta emitía ondas de calor superiores ala de un humano común –¿Podría ser posible…?- se dijo. En ese momento una fuerte ráfaga de viento corrió por el lugar y trajo a sus fosas nasales un olor conocido…Efectivamente había otro licántropo en el lugar y era un hombre.

La silueta se continuo moviendo y después de un tiempo se quedo estática, ahora si estaba en su campo tridimensional de visión. El silencio era renuente. Ninguno de los dos decía una sola palabra hasta que el rompió el silencio.-Bonita noche para pasear? Acaso esta bromeando?-pensó la chica, pues era totalmente inapropiado y extraño que una persona anduviera sola por aquello lares.

-Efectivamente. -Dijo la mujer con tono algo seco, si moverse del lugar. Observando al hombre, lo escudriñaba y le hombre ni se inmutaba, seguía inmóvil observándola, como si no supiera que era realmente, y ella se pregunta si acaso le ni le había recocido- *¿Esta perdido usted? *–pregunto en un tono mas relajado – Le puedo ayudar en algo?. – genial otro obstáculo y no llegaría a tiempo a la reunión. Se acerco un poco mas. Este continuaba sin responder. Pero… o habría sentido?...el llamado? O solo eran para las afilas fundadoras? Eso era un misterio aun. Más para ella. Después de un largo silencio el respondió. Entonces e concluyen que el hombre estaba quizás mas extrañado, o asustado que ella era prueba de que no le haría daño. Aun asi se acerco a una distancia prudente y le formulo la pregunta que le confirmarían las sospechas de no que no estaba solo.

-Es usted de la misma condición?-pregunto al hombre,a quien al parecer con la notica se había alegrado.

El aroma a incierto llamo la atención del lobo y su mirada localizo la fuente en un joven muchacho que entro al lugar solo, no parecía que perteneciere a alguno de los grupos presentes, cuando un grupo permanecía unido tenia ciertas características que lo caracterizaban y un aroma que les unía, el joven no tenia ninguno perteneciente que le asociara a los demás. Su lenguaje corporal hablaban de incierto, no parecía un peligro y su lobo interior no le reconocía como una amenaza, asi que se relajo en su lugar no son desestimando su presencia.


Levanto una ceja ante la afirmación de su Beta, en la villa todos trataban a la jovencita como si fuese una niña incapaz de hacer cualquier cosa, incluso kota a veces actuaba de una manera similar, siempre le llevaba sobre sus hombros y a el le gustaba verlos de aquella manera, sin embargo la acción del muchacho le dejaba ver que pese a sus acciones era perfectamente consiente de la edad real de la niña. Una cerveza no afectaría en lo mas mínimo a la cambiaformas, su sistema necesitaba mucho mas que un trago para emborracharse y no iba a dejarla tomar mas que un solo vaso-no he dicho que no puedas- le aclaro a su beta con una mueca cínica.

Con el animo mas relajado por el incidente volvió la mirada donde estaba la sangre del grupo que habia visto antes, noto la mirada sobre el y una copa levantada al aire, levanto en respuesta la suya propia y dio una ligera inclinación de cabeza en respuesta respetuosa al saludo. Parecía que aun entre la multitud le habían notado y agradecía el gesto de reconocimiento, le hacia sentir que no se habia equivocado al asistir al lugar. Había dejado a su clan desprotegido muchos kilómetros atrás dando aquel salto de fe hacia los hermanos que habían sido deparados desde hacia y mas de dos siglos.

Una joven se levanto entre las demás voces y con viva voz les dio la bienvenida, la expresión abierta le decía que los humanos que olía en el lugar debían estar bajo la protección de los Hagen, del mismo modo que su villa tenia humanos y algunos cambiantes viviendo con ellos, como hermanos en igualdad, estaba por levantarse de la mesa, volvió la mirada a kota y su atecion estaba puesta en los dos miembros de su clan, sus labios se abrieron para decir algo cuando un mesero se acerco invitándoles a unirse a la mesa del grupo que habia visto antes, como el bien sabia el tiempo podia ser un compañero engañoso, ellos serán hermanos de raza y tenían un pasado en común, su gente se regia por las mismas leyes que habían establecido hacia ya tantos años sus antepasados y su lobo interior tiraba de ellos a reunirse. Decidido a seguir con aquel salto de fe asintió al joven camarero y le dirijio una mirada a su beta y a la niña- vengan- pues sabia que ellos debían haber escuchado lo que el joven le habia dicho. Poniéndose de pie avanzo sabiendo que kota lo haría tras el con la niña. Con una sonrisa “diplomática” lo mas diplomática que podia ser alguien de su naturaleza saludo. Era un hombre bastante conectado con la naturaleza y no podia evitar que sus gestos fuesen ciertamente algo feroces- mis saludos hermanos, agradezco la invitación- hablo haciendo una seña para que kota se acercara- Soy el alfa Colton, mi Beta Dakota jagger y mi hija Melonee- hablo haciendo las respectivas presentaciones.

-y no solo las tribus hermano, puedo oler la cercanía de otros que no parecen pertenecer a manada alguna- poco contacto habían tenido entre ellos los clanes y aun así podían reconocerse, en el caso de los Talbot tenían el aroma a bosque mesclado con flores medicinales, sol y algo de humedad. Había aprendido hacia unas noches la marca de aroma de el clan Nahiara, ahora con Hagen frente a el podía identificar a la perfección el de su gente, si sacaba cuentas había mas aromas cerca que el perteneciente a los miembros de cada clan. Había ahí lobos libres y sospechaba que el que había visto entrar antes era uno de ellos.

Sonrió con un dejo de peligro y una seña con la cabeza le indico a su pequeña y a Dakota que se sentaran a la mesa con los demás. Solo estando así.

-debo decir que la duda me asaltaba al venir aquí, pero el llamado es fuerte y mi corazón salta de dicha al verme rodeado de mis hermanos.

Aclaro con el furor de un amor fraternal nacido del sentido de pertenencia, de la condición que les unía y de la aceptación que los caracterizaba. Había conocido lobos que negaban su origen, que negaban a la bestia en ellos y la bestia en respuesta renegaba de su propio portador. Seres descontrolados, completamente poseídos por el salvaje deseo de la carne. No había tal cosa ahí, solo hermanos consientes y orgullosos de su condición de lo que eran y eso. Le lleno de tanto orgullo, uno semejante al que le inundase la tarde de su ascendencia a líder del clan, cuando con el pesar de la muerte de su padre la aceptación de su clan y su nombramiento oficial le dijeron que había mas familia para el que los nacidos de su propia sangre. Todo su pueblo era su familia y ahora sentía nuevamente aquel descubrimiento, aquel jalón hacia los suyos. Un impulso se apodero de el y tal como aquella noche frente a su clan, el aullido surgió de su garganta.

Cuando el sonido paso lo sintió, el mismo sentimiento que aquella noche, con aquellos extraños rodeándolo supo que eran sus hermanos, que eran también su familia y tal como a su clan el daría su vida por protegerles, compartiría su vida su alma y su ser entero con ellos y para ellos. Entendía ahora lo que Boudica le dijese sobre el ultimo concilio “las piezas simplemente encajaran” y así era… todo encajaba en su mente y en su corazón.

Viendo a la joven que se apareció, Astarte, la muchacha que había conocido apenas hacia un par de noches. Ella era la ultima de su gente… entre los suyos también era el el ultimo descendiente directo pero sabia que tenia familia entre su gente, primos lejanos, tíos terceros. Su tribu era numerosa y ahora que había venido a parís, ahora que había podido observar como era la situación del resto de las familias podía sentir lo afortunada que era su gente, El numero de cazadores e inquisidores que realmente daban con ellos en Inglaterra era un numero menos del que había podido percibir a través del viaje hasta parís, la relación con los vampiros habia sido un constante enfrentamiento pero nada remotamente tan grane como la tragedia de la familia de Astarte. La ciudad estaba sencillamente infestada. Comprendía el nerviosismo de la muchacha, el mismo había sentido sus entrañas dudar al asistir al concilio, la amistad entre las familias era vieja pero la distancia era mucha. Ella, era la ultima de su gente, guerreros natos y solo quedaba ella, el pecho sele oprimió y la bilis de la ira le dejo sin habla por unos segundos. Sus ojos intensos se clavaron en ella.

-Festejo tu existencia y agradezco a los dioses tu presencia. Porque si no hay mas de tu tribu, debes saber que aun están aquí tus hermanos. Aun estamos aquí.

La última frase salió con algo mas de fuerza, recorriendo la mirada al resto de los presentes. Ellos aun estaban ahí, eran hermanos, conocedores de su lobo y respetuosos de su naturaleza, no iba a acabarlos. El mundo se había vuelto en su contra pero no terminarían con ellos. Nadie dañaría hermano alguno sin esperar la furia de otro. Ahora lo sabia, había hecho lo correcto al asistir. Sus ojos buscaron los de Hagen y aunque no salieron palabras de sus labios su mirada le decía el claro mensaje “gracias hermano” Durante todo aquel tiempo había creído que había sido un buen alfa para su tribu, un buen licano, un buen hermano. Pero había cerrado los ojos para aquellos que los la tierra había separado. Nunca mas, se juro a si mismo.

Volvió la mirada a los lobos que estaban en la taberna y una sonrisa depredadora salió con cierto orgullo de sus labios, el se decía que quería protegerlos, pero aquellos eran lobos hechos y derechos, Astarte una guerrera por naturaleza hasta el ultimo centímetro de su cuerpo y sentía una mas como ella ahí… quien sabe. Posiblemente fuese el a quien terminaran salvándole el trasero, y el pensamiento que como alfa debería haberle ofendido, en realidad le lleno de orgullo, esos eran sus hermanos…