AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Comienzo sin sentido. [Rol Privado]
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Comienzo sin sentido. [Rol Privado]
Recuerdo del primer mensaje :
Noche fría y seca en el bosque, con aroma a muerte, el sonido de las lechuzas y uno que otro lobo aullando se escuchaban en el lugar, un ambiente cálido y agradable para Dago, todo era como el lo deseaba, ya daban más de las 11 de la noche, aunque solo que había cansancio y decepción en el, un oasis de emociones era en el que el joven vampiro se encontraba tras la persecución de el para con la mortal, distraído empezó a andar tras suyo perdiendo su sigilo, y haciendo ruido a su paso.
-Dago, Dago, ¿Qué estás haciendo?-
Se decía a si mismo cuando iba tras de ella, ahora sigiloso nuevamente, cansado de siempre lo mismo sin obtener ningún resultado decidió cambiar su plan, ya había pasado mucho tiempo desde que comenzó a seguirle pensando que ella le llevaría a su objetivo real, pero al parecer la chica no iría hacia donde el deseaba, o tal vez esta desconocía el paradero del hombre al que Dago buscaba.
-De acuerdo, ya me cansé!-
Murmuro yendo directamente hacia la joven, pensó que si se mostraba agresivo o si dejaba ver sus verdaderas intenciones, esta jamás le diría nada, la mejor opción era llegar como un hombre sin rumbo alguno, en busca de compañía, así podría ganar su confianza mas fácilmente; sin dudarlo mas coloca su mano sobre el hombro de la chica detrás de ella.
-¡Demonios!- Pensó, Al darse cuenta de lo sigiloso que fue al acercársele, el cansancio le hacia perder su sentido de lógica, por lo que decide desaparecer antes de que ella voltease y lo viera, debía actuar distinto, por lo que decidió aparecer unos pasos delante suyo, sentado sobre una roca esperando a que se percatara de su presencia; solo con la oscuridad del lugar, el brillo tenue de la luna y el aire frío del bosque.
-Buenas noches... Querida-
Saludo con muestra de desprecio antes de su pausa, para luego terminar con una sonrisa fingida con mucha lucidez.
Noche fría y seca en el bosque, con aroma a muerte, el sonido de las lechuzas y uno que otro lobo aullando se escuchaban en el lugar, un ambiente cálido y agradable para Dago, todo era como el lo deseaba, ya daban más de las 11 de la noche, aunque solo que había cansancio y decepción en el, un oasis de emociones era en el que el joven vampiro se encontraba tras la persecución de el para con la mortal, distraído empezó a andar tras suyo perdiendo su sigilo, y haciendo ruido a su paso.
-Dago, Dago, ¿Qué estás haciendo?-
Se decía a si mismo cuando iba tras de ella, ahora sigiloso nuevamente, cansado de siempre lo mismo sin obtener ningún resultado decidió cambiar su plan, ya había pasado mucho tiempo desde que comenzó a seguirle pensando que ella le llevaría a su objetivo real, pero al parecer la chica no iría hacia donde el deseaba, o tal vez esta desconocía el paradero del hombre al que Dago buscaba.
-De acuerdo, ya me cansé!-
Murmuro yendo directamente hacia la joven, pensó que si se mostraba agresivo o si dejaba ver sus verdaderas intenciones, esta jamás le diría nada, la mejor opción era llegar como un hombre sin rumbo alguno, en busca de compañía, así podría ganar su confianza mas fácilmente; sin dudarlo mas coloca su mano sobre el hombro de la chica detrás de ella.
-¡Demonios!- Pensó, Al darse cuenta de lo sigiloso que fue al acercársele, el cansancio le hacia perder su sentido de lógica, por lo que decide desaparecer antes de que ella voltease y lo viera, debía actuar distinto, por lo que decidió aparecer unos pasos delante suyo, sentado sobre una roca esperando a que se percatara de su presencia; solo con la oscuridad del lugar, el brillo tenue de la luna y el aire frío del bosque.
-Buenas noches... Querida-
Saludo con muestra de desprecio antes de su pausa, para luego terminar con una sonrisa fingida con mucha lucidez.
Última edición por Dago Ravarotto el Vie Feb 01, 2013 5:31 pm, editado 2 veces
Dago Ravarotto- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/12/2012
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Re: Comienzo sin sentido. [Rol Privado]
Estremeció las entrañas de Elene al susurrarle, se encontraban unidos por algo que posiblemente fuera amor. Al menos así lo pensaba ella. Soltaba gemidos al ser penetrada una y otra vez por Dago y sus manos se anclaban junto a las de él mientras el rito continuaba era casi el éxtasis puro mientras en su mente se venían imágenes de cuando ellos se había conocido, de la arrogancia e insistencia de Dago y sus cuerpos junto con los besos les mantenían unidos en el consumismo de el acto.
-D....Dago, puedes dejar la delicadeza dijo entre un susurro con la respiración a medio vapor, su piel que estaba hirviendo se complementaba con lo fría de Dago, ella aún se preguntaba el porqué de este fenómeno pero su concentración no podía desviarse de los labios, de la lengua que le deslizaba el cuello y le subía hasta la comisura de sus mejillas.
-D....Dago, puedes dejar la delicadeza dijo entre un susurro con la respiración a medio vapor, su piel que estaba hirviendo se complementaba con lo fría de Dago, ella aún se preguntaba el porqué de este fenómeno pero su concentración no podía desviarse de los labios, de la lengua que le deslizaba el cuello y le subía hasta la comisura de sus mejillas.
Elene Rossato- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/12/2012
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Re: Comienzo sin sentido. [Rol Privado]
Sin esperar una segunda petición de su parte Dago empezó a insertar con mas firmeza y rapidez su sexo dentro del de ella, haciéndolo una y otra vez, sintiendo con sus manos los senos de Elene mientras seguía besando su cuello con ímpetu, debido a la rapidez, a la gran humedad que la joven secretaba dentro de ella, y a los gemidos de Elene que podían rebotar en toda la habitación sentía que llegaba al clímax máximo, al igual que ella, o así creía el por lo agitado de sus latidos, así que decidió culminar el acto junto a la par suya.
-E..Elene-
Dijo susurrandole a la vez que terminaba dentro de ella, el placer que sentía era inexplicable, por mucho tiempo había decidido no mezclarse con ninguna otra mujer sólo por el hecho de concentrarse mas y mas en la búsqueda del hombre al que debía asesinar, por afanarse en la persecución de la joven, y por saciar su sed de venganza que no recordaba lo que era el sentir ese enorme placer, tanto así que lo llego a comparar con el placer que sentía al succionar la sangre de los demas, cuando de repente....
-Demonios! No puede ser...-
Se dijo para si mismo al percatarse de todo el tiempo que había perdido junto con ella allí, ya dentro de poco los rayos del sol comenzarían a tocara las cortinas de la habitación, y rodearian toda entrada y salida de la casa, lo cual le impediría salir de allí, y sabia que ella le insistiría para continuar el camino al comenzar el día, debía idear algo enseguida! Estaba igual que al comienzo, sin niguna pista sobre el paradero del padre de Elene, transformarse y asustarle para sacarle la información parecía la mejor idea, hasta que recordó que ella nunca había hablado con nadie sobre su progenitor, lo cual le hacia pensar que una de las metas de la búsqueda que deseaba emprender junto con el era la de su padre... No sabia que hacer, cualquier cosa que hiciese le haría arriesgar todo lo que había hecho en cinco años desde que empezó a seguirle.
-E..Elene-
Dijo susurrandole a la vez que terminaba dentro de ella, el placer que sentía era inexplicable, por mucho tiempo había decidido no mezclarse con ninguna otra mujer sólo por el hecho de concentrarse mas y mas en la búsqueda del hombre al que debía asesinar, por afanarse en la persecución de la joven, y por saciar su sed de venganza que no recordaba lo que era el sentir ese enorme placer, tanto así que lo llego a comparar con el placer que sentía al succionar la sangre de los demas, cuando de repente....
-Demonios! No puede ser...-
Se dijo para si mismo al percatarse de todo el tiempo que había perdido junto con ella allí, ya dentro de poco los rayos del sol comenzarían a tocara las cortinas de la habitación, y rodearian toda entrada y salida de la casa, lo cual le impediría salir de allí, y sabia que ella le insistiría para continuar el camino al comenzar el día, debía idear algo enseguida! Estaba igual que al comienzo, sin niguna pista sobre el paradero del padre de Elene, transformarse y asustarle para sacarle la información parecía la mejor idea, hasta que recordó que ella nunca había hablado con nadie sobre su progenitor, lo cual le hacia pensar que una de las metas de la búsqueda que deseaba emprender junto con el era la de su padre... No sabia que hacer, cualquier cosa que hiciese le haría arriesgar todo lo que había hecho en cinco años desde que empezó a seguirle.
Dago Ravarotto- Vampiro Clase Media
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Re: Comienzo sin sentido. [Rol Privado]
Su cuerpo se entremecía junto al de Dago, la excitación era alta y las contracciones entre los dos cuerpos rozantes eran grandes. Dago, Dago, Dago... apenas y podía soltar su nombre con cada vai ven de sus agitados y sudados cuerpos, le enterraba las uñas en la espalda y le gemía cerca de sus oídos, poco a poco se había olvidado del dolor que aquel hombre le había causado por haberle llevado su virginidad ahora era presa de su placer y no podía escapar de eso. Agitaba sus piernas contra el cuerpo de Dago y toda de sí se iba llenando de él, oía a Dago gemir y su excitación aumentaba hasta tal punto de susurrarle su nombre de manera más efusiva.
Su cuerpo se aumentó a grados exorbitantes y por fin era el momento de cerrar lo que hace unos momentos se había comenzado, su cuerpo comenzó a casi temblar y retorcerse por una especie de cosquilleo y dulzura, pasión y dolor, era una mezcla de emociones que era indescriptibles para la novata, Dago había sido respetuosa con ella y parecía ella estar desarrollando afecto y un cariño un tanto asesino por éste.
Cada pequeña parte de las cavidades de Elene fueron saciadas por Dago en tanto a sus gemidos.
-¿Dago! exclamó y dentro de ella podía sentir comoél había terminado y como ella se unía a su fisiología humana. Sus mejillas que estaban enrojecidas se aferraban aún a el cuerpo de Dago mientras éste bajaba de encima de ella para abrazarle. Posando su cabeza en el pecho descansó un tiempo y no podía creer lo que había sucedido, Dago le había entregado a una mujer y se había llevado a la niña que había dentro de sí.
Observa con curiosidad intrigada pero no había nadie, seguramente Elene estaba cayendo en demencia, volvió a cerrarla un tanto decepcionada y soplando la vela que mantenía la luz y recostándose en su cama, posando la cabeza en la almohada y cerrando los ojos, su respiración que apenas y se podía percibir fue cortada de manera brusca, nuevamente se sentía vigilada y estaba vez podría apostar que estaba más cerca, abrió sus ojos y no vio nada, se dio por vencida y se durmió.... Jamás supo quién o qué era aquello.
Los rayos de luz tocaban los ojos de Elene, no se sentía capaz de poder abrirlos porque aún se sentía exhausta, rozó las sábanas con sus pies y deslizó sus dedos por ella quería encontrarle y darle un gran beso -...Dago... pensó pero él no se encontraba en la cama pese a que ella había dormido con él, se colocó la sábana como vestido, levantándose de la cama y llevando su delgado cuerpo a la puerta, giró la perilla y se abrió la vieja y chillona puerta y asomó su cabeza no había nadie, solo una gran y sombría oscuridad que le entró un miedo de inmediato. Optó por salir de la habitación a buscar a Dago, bajó por los escalones y ni un rastro de él pero si una sensación de ahogo en su pecho y de dolor, volvía a sentirse observaba así como cuando estaba en el monasterio y no sabía qué o quién era, su respiración se agitó y volteó a ver hacia atrás, ahí entre las sombras unos ojos color sangre le observaban, trató de gritar pero estaba muda, la oscuridad no la dejaba ver quien era, mientras tenía el nombre de Dago cruzado entre dientes.
Su cuerpo se aumentó a grados exorbitantes y por fin era el momento de cerrar lo que hace unos momentos se había comenzado, su cuerpo comenzó a casi temblar y retorcerse por una especie de cosquilleo y dulzura, pasión y dolor, era una mezcla de emociones que era indescriptibles para la novata, Dago había sido respetuosa con ella y parecía ella estar desarrollando afecto y un cariño un tanto asesino por éste.
Cada pequeña parte de las cavidades de Elene fueron saciadas por Dago en tanto a sus gemidos.
-¿Dago! exclamó y dentro de ella podía sentir comoél había terminado y como ella se unía a su fisiología humana. Sus mejillas que estaban enrojecidas se aferraban aún a el cuerpo de Dago mientras éste bajaba de encima de ella para abrazarle. Posando su cabeza en el pecho descansó un tiempo y no podía creer lo que había sucedido, Dago le había entregado a una mujer y se había llevado a la niña que había dentro de sí.
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-¿Quién está ahí? observó por la ventana mientras cepillaba el cabello, sus ojos no podían dejar de observar el gran ventanal del monasterio, Elene estaba sintiendo que era vigilada, que unos ojos no se le despegaban y que podía hasta devorarla. Cuidadosamente abrió la ventana, ella sabía que estaba rotundamente prohibido salir después de las nueve de la noche y mucho menos dejar algún acceso libre a la entrada de cualquiera, en este caso las ventanas. El crujido de la madera podrida se podía escuchar pero Elene poco a poco lograba comprar al ruido y ensartar el silencio, después de un poco de forcejeo logró su cometido, la ventana estaba abierta.Observa con curiosidad intrigada pero no había nadie, seguramente Elene estaba cayendo en demencia, volvió a cerrarla un tanto decepcionada y soplando la vela que mantenía la luz y recostándose en su cama, posando la cabeza en la almohada y cerrando los ojos, su respiración que apenas y se podía percibir fue cortada de manera brusca, nuevamente se sentía vigilada y estaba vez podría apostar que estaba más cerca, abrió sus ojos y no vio nada, se dio por vencida y se durmió.... Jamás supo quién o qué era aquello.
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Los rayos de luz tocaban los ojos de Elene, no se sentía capaz de poder abrirlos porque aún se sentía exhausta, rozó las sábanas con sus pies y deslizó sus dedos por ella quería encontrarle y darle un gran beso -...Dago... pensó pero él no se encontraba en la cama pese a que ella había dormido con él, se colocó la sábana como vestido, levantándose de la cama y llevando su delgado cuerpo a la puerta, giró la perilla y se abrió la vieja y chillona puerta y asomó su cabeza no había nadie, solo una gran y sombría oscuridad que le entró un miedo de inmediato. Optó por salir de la habitación a buscar a Dago, bajó por los escalones y ni un rastro de él pero si una sensación de ahogo en su pecho y de dolor, volvía a sentirse observaba así como cuando estaba en el monasterio y no sabía qué o quién era, su respiración se agitó y volteó a ver hacia atrás, ahí entre las sombras unos ojos color sangre le observaban, trató de gritar pero estaba muda, la oscuridad no la dejaba ver quien era, mientras tenía el nombre de Dago cruzado entre dientes.
Elene Rossato- Humano Clase Alta
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Re: Comienzo sin sentido. [Rol Privado]
La noche ya había pasado y no había logrado nada, Dago veía dormir a la joven a su lado dulce y tranquilamente, era completamente obvio el hecho de que había perdido todo su tiempo, ya que estaba al igual que al inicio "sin nada", aunque debía pensar algo antes que ella se levantase, por lo que decidió salir de la habitación para pensar mejor abajo, ya que el ver a la joven le distraía.
-Estúpido Dago... No te puedes fijar en ella de esa manera-
Balbuceaba mientras bajaba cada peldaño de la escalera dando pasos fuertes y firmes, cuando llego abajo opto por ir al despacho, allí pensaría mejor, y no correría el riesgo de ser tocado por los rayos del sol al amanecer; llegando al despacho abre la ruidosa y quejumbrosa puerta y logra observar a una persona adentro, no podía creerlo, con razón todo ese tiempo había sentido la presencia de alguien mas en esa casa.
-¿Quien eres?-
Pregunto despectivamente.
-¿Que quien soy....?-
Pregunto riendo el hombre para continuar.
-Bastardo! Soy quien vengara la muerte de mi padre! Tu lo asesinaste sin motivo alguno! El no te había hecho nadaaaaaa!-
Diciendo esto ultimo corrió a abalanzarse sobre Dago con una daga que tenia en la mano, pero su intento de venganza fue en vano, ya que cuando iba corriendo hacia el, Dago levanto su pierna asestandole un golpe sobre su pecho, el cual le detuvo haciéndole caer al suelo instantáneamente...
-Pobre ingenuo.-
Agachandose tomo su cuerpo para insertar sus colmillos en el cuello del individuo y terminar con el, luego de esto se dirigia al asiento, pero de repente escucho como alguien bajaba las escaleras, por lo que salio rápidamente a ver quien era, cuando observo que era Elene se tranquilizó, pero solo duro un segundo su calma, se había olvidado por completo que se encontraba transformado frente a ella por lo que acababa de suceder.
-Elene... Yo-
Ahora si se había dañado por completo su plan, a menos de que le confesara únicamente de sus poderes, sin decir nada más, para intentar ganar su confianza, pero se arriesgaría a perder todo, o a ganar solo un poco de tiempo por los momentos, aunque esto le podría ayudar a acercarse más a ella.
-Esto es lo que realmente soy... Pero-
Tomando su mano prosiguió.
-Pero puedes estar tranquila, ya que jamás te haría daño, debes confiar en mi-
-Estúpido Dago... No te puedes fijar en ella de esa manera-
Balbuceaba mientras bajaba cada peldaño de la escalera dando pasos fuertes y firmes, cuando llego abajo opto por ir al despacho, allí pensaría mejor, y no correría el riesgo de ser tocado por los rayos del sol al amanecer; llegando al despacho abre la ruidosa y quejumbrosa puerta y logra observar a una persona adentro, no podía creerlo, con razón todo ese tiempo había sentido la presencia de alguien mas en esa casa.
-¿Quien eres?-
Pregunto despectivamente.
-¿Que quien soy....?-
Pregunto riendo el hombre para continuar.
-Bastardo! Soy quien vengara la muerte de mi padre! Tu lo asesinaste sin motivo alguno! El no te había hecho nadaaaaaa!-
Diciendo esto ultimo corrió a abalanzarse sobre Dago con una daga que tenia en la mano, pero su intento de venganza fue en vano, ya que cuando iba corriendo hacia el, Dago levanto su pierna asestandole un golpe sobre su pecho, el cual le detuvo haciéndole caer al suelo instantáneamente...
-Pobre ingenuo.-
Agachandose tomo su cuerpo para insertar sus colmillos en el cuello del individuo y terminar con el, luego de esto se dirigia al asiento, pero de repente escucho como alguien bajaba las escaleras, por lo que salio rápidamente a ver quien era, cuando observo que era Elene se tranquilizó, pero solo duro un segundo su calma, se había olvidado por completo que se encontraba transformado frente a ella por lo que acababa de suceder.
-Elene... Yo-
Ahora si se había dañado por completo su plan, a menos de que le confesara únicamente de sus poderes, sin decir nada más, para intentar ganar su confianza, pero se arriesgaría a perder todo, o a ganar solo un poco de tiempo por los momentos, aunque esto le podría ayudar a acercarse más a ella.
-Esto es lo que realmente soy... Pero-
Tomando su mano prosiguió.
-Pero puedes estar tranquila, ya que jamás te haría daño, debes confiar en mi-
Dago Ravarotto- Vampiro Clase Media
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Re: Comienzo sin sentido. [Rol Privado]
Su piel se había tornado fría, frente a sus ojos pese a que era de día, la oscuridad de aquella casa solo dejaba observar el cuerpo ya muerto de alguien. Sus manos se fueron para su boca, en señal de que estaba asustada y los ojos de Elene se engrandecieron, midriasis pura, ante ella el cadáver y no encontraba a Dago. Por de las sombras su tensión se rompió, escuchó la voz de Dago identificándose con ella pero ésta estaba estúpidamente sumergida en lo que su mente probablemente no podía aún asimilar. Su boca gritaba agónicamente por un auxilio pero no podía emitir ningún sonido, era patético aquel cuadro. Los ojos rojos que había notado cuando había bajado por la sala hacia un pequeño despacho en busca de Ravarotto estaban ahí y en efecto era Dago quien había cometido ese asesinato. Dentro de sí misma cuestionaba si era éste con quien había perdido la virginidad si acaso era posible que él y la ternura que le había demostrado en la mostrado con Elene en la cama, esos besos de fuego, ese cuerpo frío pero a la vez tibio, esas palabras tan llenas de sentimiento ¿acaso habían sido falsas?.
Elene entró en una especie de desquicio mental, retrocedió dos pasos de donde se encontraba la voz de Dago soltando un tanto brusca la mano de éste y tropezó con un sillón que había, se tiró en él y quedó sentada aún sin poderle soltar ni una sola palabra.
-¿Por qué Dago, Porqué?- su mente por fin había hecho una reconexión con su lengua, su agitada y entrecortada respiración la había hecho hablar y ella se hundía en un sufrimiento. -¿Qué ha pasado aquí?- mencionó dos veces, una vez para ella y la otra vez para Dago esperando su respuesta.A pesar que en las afueras era de día, aquella casa estaba oscura apenas y se podía ver. Recordó como en el monasterio donde estuvo por quince años encerrada bajo decisión de alguien que no conocía le había inculcado la creencia de un dios, un ser supremo, el que todo lo sabe, todo lo puede, todo lo ve y lo siente pero así como está ese magnífico ser están aquellos paganos que le desobedecen, aquellos que no se atreven a ser su voluntad y éstos son los demonios. Hijos del Demonio, habían surgido unos seres despreciables, inhumanos, fríos, calculadores y profanadores de la palabra santísima, seres que eran pedazos propios del mismo demonio, esos, esos eran los seres que se hacían llamar vampiros, seres que se alimentaban de la sangre humana, asesinaban y mataban, destruían familias, hogares, todo lo que a su paso se encontrase, seres llenos de egoísmo y egocentrismo, la reencarnación viva del mal. Dago, Dago era uno de ellos.
Rodaron dos de tres lágrimas por sus ojos y no espero dos veces para acercársele al vampiro y darle un par de bofetadas, se sentía que su cuento de fantasía se derrumbaba. Corrió de esa habitación tanto como pudo, aún estaba en paños menores así que no esperaba quedarse ni un minuto más en aquella casa, menos así con un vampiro. Mientras iba subiendo cada escalón con la fuerza de huida de temor se iba recordando de la noche que acababa de pasar, de los besos, caricias, los gemidos y todo aquel conjunto de sensaciones que acababan de pasar, se quebrajaba a pedazos, llegó hasta la puerta del dormitorio, colocó la mano sobre el llavín y ahí lloró unos instantes, no le importó si en ese preciso momento Dago podía hacer de su cena así como lo había hecho con el hombre que estaba muerto en la pieza de abajo. Abrió la puerta y como pudo tomó sus prendas, se las colocó lo más aprisa que ella podía y observó la cama una vez más, en su mente se ensartó el último gemido de ella, en donde mencionaba el nombre de Dago, cerró sus ojos y saboreó los los besos del vampiro una vez más, se dio media vuelta y chocó con el cuerpo, era Dago y estaba allí.
-....Dago..- ladeó su cabeza y su vista se posó sobre el suelo.
Elene entró en una especie de desquicio mental, retrocedió dos pasos de donde se encontraba la voz de Dago soltando un tanto brusca la mano de éste y tropezó con un sillón que había, se tiró en él y quedó sentada aún sin poderle soltar ni una sola palabra.
-¿Por qué Dago, Porqué?- su mente por fin había hecho una reconexión con su lengua, su agitada y entrecortada respiración la había hecho hablar y ella se hundía en un sufrimiento. -¿Qué ha pasado aquí?- mencionó dos veces, una vez para ella y la otra vez para Dago esperando su respuesta.A pesar que en las afueras era de día, aquella casa estaba oscura apenas y se podía ver. Recordó como en el monasterio donde estuvo por quince años encerrada bajo decisión de alguien que no conocía le había inculcado la creencia de un dios, un ser supremo, el que todo lo sabe, todo lo puede, todo lo ve y lo siente pero así como está ese magnífico ser están aquellos paganos que le desobedecen, aquellos que no se atreven a ser su voluntad y éstos son los demonios. Hijos del Demonio, habían surgido unos seres despreciables, inhumanos, fríos, calculadores y profanadores de la palabra santísima, seres que eran pedazos propios del mismo demonio, esos, esos eran los seres que se hacían llamar vampiros, seres que se alimentaban de la sangre humana, asesinaban y mataban, destruían familias, hogares, todo lo que a su paso se encontrase, seres llenos de egoísmo y egocentrismo, la reencarnación viva del mal. Dago, Dago era uno de ellos.
Rodaron dos de tres lágrimas por sus ojos y no espero dos veces para acercársele al vampiro y darle un par de bofetadas, se sentía que su cuento de fantasía se derrumbaba. Corrió de esa habitación tanto como pudo, aún estaba en paños menores así que no esperaba quedarse ni un minuto más en aquella casa, menos así con un vampiro. Mientras iba subiendo cada escalón con la fuerza de huida de temor se iba recordando de la noche que acababa de pasar, de los besos, caricias, los gemidos y todo aquel conjunto de sensaciones que acababan de pasar, se quebrajaba a pedazos, llegó hasta la puerta del dormitorio, colocó la mano sobre el llavín y ahí lloró unos instantes, no le importó si en ese preciso momento Dago podía hacer de su cena así como lo había hecho con el hombre que estaba muerto en la pieza de abajo. Abrió la puerta y como pudo tomó sus prendas, se las colocó lo más aprisa que ella podía y observó la cama una vez más, en su mente se ensartó el último gemido de ella, en donde mencionaba el nombre de Dago, cerró sus ojos y saboreó los los besos del vampiro una vez más, se dio media vuelta y chocó con el cuerpo, era Dago y estaba allí.
-....Dago..- ladeó su cabeza y su vista se posó sobre el suelo.
....Ya no hay nada más que nos una,
¿Acaso me soterraste? ¿Acaso me mataste?....
¿Acaso me soterraste? ¿Acaso me mataste?....
Elene Rossato- Humano Clase Alta
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Re: Comienzo sin sentido. [Rol Privado]
Teniendo que contener la rabia al ser abofeteado por ella sólo se limito a negar con la cabeza mientras observaba como se marchaba hecha un lío hacia la habitación nuevamente, mientras subía por las escaleras no podía dejar de ver su desnudo cuerpo, a pesar de haber sido golpeado por la joven, aun seguía interesado en ella; Dago sabia que si se iba de esa manera ya había perdido todo su avance y debería buscar al hombre que quería encontrar, de otra manera, por otro medio que no fuese Elene.
-Se que luego me lamentare por lo que haré-
Dijo mientras comenzaba a subir las escaleras para dirigirse a la habitación a hablar con ella, al llegar allí, vio la puerta cerrada y espero a que ella la abriera y saliera de allí para hablar con ella, no tuvo que esperar mucho, ya que no se tardo tanto, al salir de la habitación se tropezó con Dago y volteó su mirada hacia el suelo.
-Elene...-
Dijo llevando una mano a su rostro para dirigir su mirada hacia el.
-No tienes porque actuar de esa manera, la persona que viste allí abajo era un hombre que había intentado meterse a la casa y quería hacerte daño.-
Mirándole fijamente a los ojos podía notar lo confundida que se encontraba, no era para tanto, la vida tan protegida y tan limitada al mundo exterior que había llevado le haría ver a cualquiera lo sucedido como un hecho dantesco y barbarico, pero a pesar de ello debía convencerle de que debía confiar en el, sabia que en ese momento no lograría convencerle, había algo en ella que hacia que sus habilidades no funcionasen.
-Toma!- Dijo sacando de su saco lo que parecía ser un pergamino para luego dárselo a ella.-Es un mapa del bosque, si te preguntas, no lo tenia antes, lo llevaba consigo el hombre que había irrumpido a la casa-
Entregándoselo en las manos le da un beso en la mejilla
-Se que aun sigues confundida, y que aun no entenderás todo esto, pero solo piensalo, yo prometí que estaría contigo y te cuidaría siempre! ¡Y así sera!-
Acariciando su mejilla le dio un beso y con eso concluyó.
-Cuando estés lista y hayas entendido todo esto solo susurra mi nombre y allí estaré!-
Bajando las escaleras se sumió en la oscuridad eterna de casa esperando el eterno anochecer.
-Se que luego me lamentare por lo que haré-
Dijo mientras comenzaba a subir las escaleras para dirigirse a la habitación a hablar con ella, al llegar allí, vio la puerta cerrada y espero a que ella la abriera y saliera de allí para hablar con ella, no tuvo que esperar mucho, ya que no se tardo tanto, al salir de la habitación se tropezó con Dago y volteó su mirada hacia el suelo.
-Elene...-
Dijo llevando una mano a su rostro para dirigir su mirada hacia el.
-No tienes porque actuar de esa manera, la persona que viste allí abajo era un hombre que había intentado meterse a la casa y quería hacerte daño.-
Mirándole fijamente a los ojos podía notar lo confundida que se encontraba, no era para tanto, la vida tan protegida y tan limitada al mundo exterior que había llevado le haría ver a cualquiera lo sucedido como un hecho dantesco y barbarico, pero a pesar de ello debía convencerle de que debía confiar en el, sabia que en ese momento no lograría convencerle, había algo en ella que hacia que sus habilidades no funcionasen.
-Toma!- Dijo sacando de su saco lo que parecía ser un pergamino para luego dárselo a ella.-Es un mapa del bosque, si te preguntas, no lo tenia antes, lo llevaba consigo el hombre que había irrumpido a la casa-
Entregándoselo en las manos le da un beso en la mejilla
-Se que aun sigues confundida, y que aun no entenderás todo esto, pero solo piensalo, yo prometí que estaría contigo y te cuidaría siempre! ¡Y así sera!-
Acariciando su mejilla le dio un beso y con eso concluyó.
-Cuando estés lista y hayas entendido todo esto solo susurra mi nombre y allí estaré!-
Bajando las escaleras se sumió en la oscuridad eterna de casa esperando el eterno anochecer.
Dago Ravarotto- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 63
Fecha de inscripción : 08/12/2012
Edad : 35
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Re: Comienzo sin sentido. [Rol Privado]
Poco a poco podía sentir como su alma se desunía con su cuerpo, su alma rasgaba pena y dolor al escuchar las palabras de Dago, él estaba siendo amable y considerado con Elene, si él quisiera podía devorarle en ese instante, succionarle cada milímetro de su sangre o bien convertirla en una más de su seguro séquito pero no lo hizo y dentro de ella poco a poco se rajaba su cuerpo, su alma, su vida. Estaba enmudecida no podía sustentar ni el aire que respiraba, Dago besó su mejilla, luego sus labios y explico sobre el mapa, como ella podía salir de ese bosque. Sus ojos lloriqueados observaban a Dago alejarse por las escaleras, hundiéndose en la penumbra de la oscuridad aunque por fuera el sol vibrara con sus magníficos rayos. Quería correr tras el, decirle que nada de lo que acababa de ver le importaba y que sólo quería amarle, amarle como lo había hecho la noche anterior. Dentro de su corazón y mente guardo muy bien sus palabras, con un solo susurro de su nombre el llegaría hasta donde ella estuviera y podría verle nuevamente. Dentro de sí, estallaba una bomba emocional, estaba entre la cruz y la cara, la espada y la pared, no sabía qué hacer, tenía temor, sentía temor, pero al recordar a Dago y todas las experiencias de esa noche, de su eufórico romance y su espontánea entrega de amor le hacían dudar, ¿acaso todo lo que le habían inculcado en el monasterio durante tanto tiempo era una mentira? No lo sabía pero en ese momento se sentía derrocada como para pensar en ello. Sintió que lo más pertinente era abandonar el lugar y dejar a Dago atrás o bien razonar un poco más el asunto porque así era imposible hablar.
Apretujó el mapa entre sus manos y comenzó a descender por las escaleras, no estaba, Dago se había ido, dentro de su pensamiento deseaba con todo el alma que las manos de Dago le tomasen la cintura, la detuvieran y cerraran su trato con un pacto de besos pero no, abrió la puerta principal y Dago no apareció, la sensación de ser observada se había disipado y con un paso al frente y sin ver atrás Elene cerró la puerta. El sol cegó su vista y abriendo el mapa observó su ruta y el paso cerró el camino, cerró el capítulo.
-Dago, te aseguro nos volveremos a encontrar...Sólo..- calló su boca y pensó para ella misma.
Apretujó el mapa entre sus manos y comenzó a descender por las escaleras, no estaba, Dago se había ido, dentro de su pensamiento deseaba con todo el alma que las manos de Dago le tomasen la cintura, la detuvieran y cerraran su trato con un pacto de besos pero no, abrió la puerta principal y Dago no apareció, la sensación de ser observada se había disipado y con un paso al frente y sin ver atrás Elene cerró la puerta. El sol cegó su vista y abriendo el mapa observó su ruta y el paso cerró el camino, cerró el capítulo.
-Dago, te aseguro nos volveremos a encontrar...Sólo..- calló su boca y pensó para ella misma.
End of the Chapter
Elene Rossato- Humano Clase Alta
- Mensajes : 212
Fecha de inscripción : 08/12/2012
Edad : 31
Localización : París, Francia
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