Cita (Anuar)

Recuerdo del primer mensaje :

Había leído alguna vez que Paris era la ciudad del amor. También había leído que no se que otra ciudad del noroeste de Europa era la capital del sexo. De cualquier forma nunca creyó que eso pudiera llegar a ser cierto y ahí estaba él, preparandose para la primera cita que había tenido en toda su larga existencia. Esa noche, apenas el sol se escondió tras las montañas a lo lejos, se levantó de su cama y se afeitó como de costumbre. Era sábado y tenía dos horas antes de llegar al circo para verse con Anuar. Se quedó de pie en medio de la habitación observando el desorden de su armario y entonces pareció caer en cuenta de lo que ocurriría esa noche. La gravedad del asunto lo golpeó como un puño en la cara. Se llevó las manos a la cabeza y se haló el cabello inconscientemente. ¿Que se iba a poner? ¿Que le iba a decir? ¿Que iba a hacer?

Usando sólo los pantalones de rayas de la pijama, corrió por la sala hacía su pequeña biblioteca personal. Se sentó en el suelo polvoriento a acunando entre sus piernas libros de poesía y novelas clásicas de amor. Romeo y Julieta de Shakespeare eran una buena referencia, un poco trágica, pero mostraba el tipo de comportamiento esperado en dos personas en una relación... Un momento ¿Que relación?. Ya, cálmate Soren, no estás saliendo con Anuar. Esto es sólo... un experimento tentativo de entendimiento y descubrimiento mutuo. Si no hubiera sido por el lobo, seguramente Anuar nunca jamás se hubiera interesado en ti.

Se quedó unos segundos con el libro de poesía abierto de par en par sobre sus rodillas y reflexionó sobre ello. ¿Estaría Anuar sólo agradecido por haberle salvado la vida? Tenía sentido. Soren también lo estaría. A lo mejor el humano sólo buscaba una forma de reconfortarlo debido a lo sucedido, pero eso no significaba que realmente estuviera interesado en el como persona, después de todo ¿Que sabía Anuar de Soren?. Dejó escapar un largo suspiro de frustración y se levantó de allí, atravesó la sala aún semi desnudo hasta su cuarto, tomó una camiSa blanca del algodón limpia y se abotonó un chaleco gris con el cuello y puños negros, se cambió el pantalón de la pijama por uno de pana negro y para terminar se anudó una cinta roja claro en el cuello de la camisa.

Una hora después, salió en dirección al circo, usaba un sombrero de copa negro con una cinta a juego con la de la camiza. Caminó por las calles pedregosas sin dejar de cuestionarse sobre lo que haría, diría y lo que debía esperar de Anuar. Las únicas veces que había tenido contacto físico con mujeres habían sido bastante extrañas, asi que no eran una buena referencia y con un hombre... con un hombre su experiencia era nula.

Arribó la entrada del circo, 10 minutos antes de lo convenido. Al que madruga Dios le ayuda, era lo que decían. Soren realmente esperaba recibir algún tipo de iluminación divina, por lo menos para no sentirse tan nervioso.

(( Está es la ropa que lleva puesta: http://www.crazypurchase.com/bmz_cache/5/5a0f54614c061f11001df8928a314f9f.image.272x300.jpg ))

El rostro del hombre parecía realmente molesto, ante los ojos de él, Soren debía parecer uno de esos riquillos frívolos y no lo culpaba, para darle una buena impresión a Anuar, se había vestido con sus mejores galas, las que reservaba para las aburridas fiestas elegantes con otros vampiros o para las exposiciones de arte. Normalmente el vampiro mantenía una apariencia desilachada, con el cabello revuelto y las gafas torcidas, pero ese día, con el cabello impecable y unas ropas casi nuevas, daba la impresión de ser un distinguido caballero.

Estaba a punto de pedir una nueva disculpa cuando escuchó las palabras de Anuar. El chico le hablaba a ese hombre con una autoridad y propiedad que se quedó maravillado de su valentía y determinación. Había mandado prácticamente a la mierda a ese hombre en cuestión de segundos y de repente se paraba, para dejar el lugar, la gente a su alrededor comenzaba cuchichear sobre la escena.

- Maricones... - Murmuró el hombre con una sonrisa torcida observándole marchar. Soren se levantó como un resorte reaccionando un poco después, intimidado por lo que acababa de decir el campecino, sintiéndose entre enojado y asustado, aquella era la primera vez que era jusgado de una manera tan directa, acusado de ser 'diferente', aunque no presisamente por ser vampiro.

Escapó del lugar alcanzando a Anuar y abriéndose paso entre las hileras de gente, la función del circo aún no terminaba, ya ni siquiera sabía que estaba pasando el escenario, la palabra 'maricon' aún rondando por su cabeza, haciéndo éco como en una habitación vacía. Se detuvo en la entrada (más bien salida) del circo, observando a Anuar de espaldas a él.

- ¡Nos llamó maricones! - Exclamó finalmente sin poderlo callar ni un minuto más.

Escucho aquello sintiendo el impulso de regresar sobre sus pasos y desahogarse con aquel hombre sin ápice de remordimiento alguno pero su educación se lo impedía, siguió andando por la hilera de personas por la cual habían entrado con rapidez para no incomodar a mas personas en aquel lugar, sus mejillas estallaban en un rojo cada vez mas intenso porque entre mas lo pensaba mas inverosímil lucia todo aquello toda esa situación que nunca antes habia tenido que experimentar ¿Por qué debía ser su educación tan marcada cuando no debía? Mas fácil hubiese sido callarlo con un buen puñetazo en el rostro.

Sus pasos resonaban sobre la blanda tierra y sus puños se cerraban con fuerza, intentaba no idear ningún plan, no pensar de ser posible porque solo lograba ofuscarse mas, una vez fuera se detuvo de golpe mesándose los cabellos mientras observaba el suelo, podia soportar el una cosa como aquella, mas no en presencia de Soren ¿seria acaso aquello su culpa? Negó, tenia ya demasiados pesos encima como para querer adjuntarse uno mas, lograba sobrellevar los insultos y las carcajadas pero no le habia ofendido a el directamente ¿maricones? No habia sido llamado antes asi.

-lo he escuchado Soren- murmuro observando el suelo con fijeza mientras se tranquilizaba y razonaba con naturalidad –puede llamarnos como quiera…eso no cambia lo que somos- pronuncio asintiendo, suspiro ampliamente logrando al fin quedarse quieto, volteo a ver al “joven” vampiro en busca de algo que el mismo desconocía –lamento que te hayan dicho asi- murmuro ciertamente apenado, y lamentaba que le hubiesen dicho a Soren el quien tanto se aferraba a lo moral de la sociedad, porque a Anuar le daba igual como le llamasen.

Aúnque se siente aún abrumado por las palabras de ese hombre y en medio de su confusión de sentimientos, no puede evitar notar que Anuar, por primera vez desde que lo conoce, parece enojado de verdad. Inclusive más enojado que cuando lo atacó el hombre lobo, con más determinación que nunca. Aquello era... simplemente extraño. ¿Que clase de ser humano era Anuar?.

- Tu no tienes la culpa... no debí acercarme tanto y... besarte - Finalizó carraspeando y mirándo hacía un lado. El circo lucía casi tétrico sin la gente haciendo fila para entrar. El lugar estaba desolado y desde adentro se alcanzaban a escuchar los gritos impresionados de la gente, seguidos por risas y aplausos.

- Oye... lo que le dijiste al tipo ese fue increible - Comentó sin poder ocultar su emoción conforme iba hablando - No esperaba menos de alguien que ha burlado a un hombre lobo y a dos vampiros - Agregó bromeando, dio un par de pasos por detrás de él y le picó con el dedo indice en el hombro.

- ¿Crees que tengan por aquí encerrados los animales? - Agregó observando las tiendas de campañas en donde los dueños del circo probablemente guardaban sus cosas. - ¿Hechámos un vistaso? - Le mira traviesamente con una medio sonrisa. No quería pensar más en el tipo, seguro cuando volviera a su casa solo, empezaría a pensar tonterías y a atormentarse innecesariamente, por ahora prefería disfrutar del momento con el joven pintor...

Sus mejillas bajaron el color adquirido dejándole nuevamente con aquel palido tono que dejaba ver el poco contacto que si piel solia tener con el astro rey, y pese a todo no era de las personas que se tostaban adquiriendo tonos mas obscuros sino que se quemaba adquiriendo un rojo intenso que le adoloria después los hombros y el rostro.

-todos tenemos algo de culpa- le indico simplemente para que no fuese a querer tomar toda la responsabilidad del asunto, le observo unos instantes nuevamente con aquella tranquilidad inundado su hastiado rostro y letárgica mirada, escuchaba el barbullo de las personas sin querer voltear al lugar del cual provenían.

No pudo ni quiso evitar una sonrisa de medio lado al escuchar sus ¿halagos?, le observo unos instantes ¿debia decirle que habia burlado a un segundo hombrelobo en los últimos días?...quiza fuese mejor abstenerse de comentar aquello, por acto reflejivo llevo una de sus manos a su mejilla, sobre la herida tenue ya que exhibía.

Enarco una ceja sin comprender a que venia aquella pregunta, por poco y un rotundo no parecido al de una madre inflexible y gruñona escapaba de sus labios aunque no podia negarlo la curiosidad comenzaba a hacer como era costumbre en el de las suyas, avanzo algunos pasos hacia las tiendas sonriendo ampliamente sin mostrar su dentadura –vayamos- murmuro comenzando a andar entre las carpas que estaban en su mayoría vacias, seguramente todos se encontraban en el espectáculo, andaba con paso tranquilo observando lo que le rodeaba, si bien quería remontarse a su infancia no podia hacerlo, ya no teniendo veintiún años –que es lo que quieres ver- le cuestiono en un tono apenas y audible preguntandose si habria algo interesante dentro de alguna carpa.

¿Que era eso que percibía? ¿Un poquito de sumición quizás?.
Ni en tus sueños Soren, el día en que domines a Anuar será el día en que me dejes salir para siempre.

Comenzó a caminar alentado por la sonrisa de su compañero, el suelo pedregoso, se sentía inclusive através de las botas de cuero que llevaba. El lugar estaba silencioso y sólo los incéctos se escuchaban en la leganía, puesto que el circo bordeaba con el bosque. Un poco más allá donde delimitaba con los árboles, se veía que habían estado talando algunos, quizás para hacer uso de la leña.

- No lo se, a lo mejor tienen escondido una creatura monstruosa jamás antes vista - Comenta con un gesto melodramático, estirando los brazos de par en par - El eslabón perdido de la ciencia, como un primate azul con manchas rojas o algo así - Agregó con seriedad, pero entonces giró su rostro para ver a Anuar y dejó escapar una risita.

- ¿Te pasó algo en la mejilla? - Pregunto mientras caminaban bordeando las silenciosas carpas - Parece una pequeña cortada - Agregó de manera casual, la luz de la luna llena bañaba el perfil de Anuar dándole un aspecto casi de dios griego, Soren lo miró de reojo intentando no desviarse de su mejilla, pero inevitablemente sus ojos terminaban en los labios del otro. No se dio cuenta y se relamió los suyos distraidamente.

(( este par son adorables haha ))

Agito su mano cerca de su rostro alejando algunos insectos que pretendían hacerse de su sangre, soplo distraídamente apoyando su suela con fuerza en el suelo sobre el cual andaban, podia sentir la forma de cada roca en aquel pedregoso e irregular camino con tanta precisión como si fuese su mano la que tocaba aquello y no su pie recubierto por un zapato y de no andar con cuidado seguramente alguna piedra suelta le haría terminar cayendo, en tales momentos tropezar y caer de bruces al suelo era lo que menos deseaba.

Le volteo a ver cuando comenzó a hablar observando sus gestos y acciones que le robaron una sonrisa de aquellas efímeras que salen aun en contra de la voluntad de uno –de niño soñaba con arañas de colores- confeso desviando la mirada y fingiendo nunca haber dicho aquello ¿Qué pensaba al decirlo? ¿Qué comprendería? Negó internamente llevándose una mano a la mejilla por reflejo –me lo hize en el cementerio- no le mentía mas tampoco le decía toda la verdad aunque habia preguntado si le habia ocurrido algo no que le habia ocurrido como se lo habia hecho, o quien habia sido en causante “un hombrelobo, si esque intente salvar a una extraña , corrimos por el cementerio, anduvimos por trampillas, tuve que cargarla varios kilómetros huyendo de aquel ser” absurdo aun tenia secuelas de aquel incidente, cubiertas por su vestimenta claro estaba.

Observo aquel gesto sin decir nada, intentando descifrar que significaba ¿era acaso nervios o ansias?¿deseo? trastabillo antes de andar hacia el con lentitud rompiendo con su espacio personal y sonriendo, sin llegar siquiera a rozar sus labios –tenemos que apresurarnos antes de que lleguen- aseguro en voz baja sujetando su mano para comenzar a andar tirando suavemente de esta.

- ¿Arañas de colores? - Soren se dio media vuelta y lo miró con sorpresa - Suena como algo que tendría sabor, como dulces de gelatina o algo -Se queda pensativo unso segundos - Es una lástima que en mis tiempos no hubiera gelatina ni los dulces de hoy en día - Soren ya no recordaba lo que soñaba cuando era niño, sólo una memoria lívida y aterradora se mantenía tan clara como si le hubiera ocurrido el día anterior, la vez en la que se había perdido en el bosque congelado debido a una mala broma de su hermano mayor.

Había pasado la noche en la interperie, con los dedos ateridos por el frío, bajo un triste abedul cubierto de nieve, recordaba las campanas entre sueños cuando se había quedado dormido recostado contra la corteza, tiritando de frío como una castaña. Las campanas y el tintineo de las cadenas le persiguieron en pesadillas durante toda la noche y cuando despertó en el castillo, con su madre asomada al borde de la cama, creyó que había muerto y había ido al infierno por ser un mal hijo.

Siguió caminando escuchándolo hablar sobre el lugar donde se había hecho la herida - ¿Que hacías en el cementerio? - Pregunta sin ser consciente de que quizás Anuar no quisiera hablar de ello, pero no le encontraba nada de raro en preocuparse por una persona que... apreciaba - ¿Te caíste o algo? -

Entonces un rugido como de un gato muy grande los tomó por sorpresa. Soren dió un brinquito y quedó al lado de Anuar como por acto reflejo, entonces percibió el olor intenso del pelaje de los leones y los animales. - Creo que los hemos encontrado - Comentó con una medio sonrisa, se acercó a la carpa y la levantó cuidadosamente, bajo la tela, estaba una enorme jaula con oxidados barrotes de metal y dentro de ella sendos leones yacían recostados perezosamente, estirados cuan largos eran en el lugar. La jaula olía fuertemente a una mezcla de orines y leche agria - No parece muy espacioso... pobres creaturas - Murmuró con tristeza.

Le observo sin querer romper su ilusión, las arañas en sus sueños no eran como dulces comestibles de vivos colores con sabores frutales y olores apetecibles, eran arañas descomunales, de negros matices y grises escalas, con los colmillos blancos y las seda brillante, casi fluorescente, parecían susurrarle cosas al oído, llenando su mente con telarañas, nublándole la visión y el raciocinio, queriendo hacerle caer, no, definitivamente no eran como gelatina –pero ahora puedes disfrutarlo, quizá de haberlos tenido antes no resultarían tan deleitoso como hoy lo son- se encogió de hombros divagando, le gustaba dejar comentarios al aire.

-trabajaba ahí, era el velador- le explico resueltamente pensando en la llave que habia regresado, el candil que habia dejado y los destrozos que creían habia hecho el…no, era absurdo pensar que pudiese tener tantas fuerza como para hacer aquellos males en el lugar, negó silenciosamente sin voltear a verlo –estaba corriendo- si era verdad corria para huir de un lupino, nuevamente no mentia y no hablaba de mas.

El rugido le hizo sujetar fuertemente la mano de Soren aplastándola sin asi desearlo, los felinos le ponían nervioso, si un gato le habia hecho tajos el brazo…no quería imaginarse uno de aquellos colosales seres, solto su mano para que moviese la carpa asomándose para ver que habia en su interior, arrugo el puente de la nariz al aspirar aquel fétido aroma que le recordaba al dia en que su madre decidia hacer su dichoso caldo de viseras, se quedo donde estaba observando con seriedad y fijeza –pero están mejor ahí dentro- aseguro a pie de renglón aun asi con calma.

Si porque a su parecer mas valia que estuviesen encerrados y ellos a salvo solo esperaba que no fuese a intentar darles mas espacio liberándolos, no creía que fuese asi de inconsciente –podrias…no acercarte tanto- le cuestiono recubriendo su preocupación con un manto de protección bien intencionada como la de un extraño que quiere ahorrarse un problema o presenciar un accidente que en lo mas minimo le incumbe, como si realmente le fuese a dar lo mismo si le sucedia o no algo, no, no era asi.

¿Anuar trabajaba en un cementerio? Valla, con razón y el chico no se asustaba con facilidad. Seguro que estaba acostumbrado a convivir con los muertos. Aunque por lo que había pasado en el bosque, Soren sabía que él había sido el primer 'muerto' que había conocido, se preguntaba si, Anuar se codeaba con otros vampiros a parte de él. ¿Alguien más habría bebido su sangre?. Se quedó mirando a los leones con expresión ausente, no viéndolos realmente, sino intentando decifrar porque sentía esa extraña sensación revolviendose en su estómago al pensar en la posibilidad de que ese chico estuviera dando su sangre a otros vampiros.

- ¿Y si los liberamos? - Dijo Soren de pronto, sin mirar a Anuar, aún dándole la espalda - Podría empujar la jaula hasta el bosque, sería rápido y nadie se daría cuenta, los leones podrían perderse en el bosque y aunque tendrían un futuro incierto... por lo menos tendrían libertad - Bordeó la jaula hasta encontrar el cerrojo que estaba afiansado con enormes cadenas de hierro. 'Toda precaución era poca' pensó por unos instantes, aunque los leones lucían tan cansados que a lo mejor no serían capaces de dar caza a una persona.

Entonces fue cuando su oido desarrollado escuchó pasos en la distancia, unos 20 metros, dos personas venían en esa dirección, teniendo en cuenta de que ese lugar no estaba abierto al público, concluyó que debían ser del circo. Mierda, si les descubrían se crearían un problema innecesario ¿Dos hombres observando a los leones a urtadillas? Si claro, como si eso no pudiera ser aún más sospechoso.

Con un movimiento rápido, tomó a Anuar por el brazo y lo haló con él, lo metió dentro de la tienda continua a la de los leones, estaba completamente oscuro, la luz blanquecina de la luna apenas se filtraba como un hilo de plata por las costuras de la tela. Soren parpadeó y sus pupilas se agrandaron como las de un gato para ver en la oscuridad. El lugar parecía ser como una pequeña bodega de almacenamiento, habían varias cajas apiladas y ratas del tamaño de pequeños cerdos correteaban por ahí escondiéndose en los rincones al notar a ambos humanos.

Casi no había espacio y Soren tuvo que empujar a Anuar contra una alta pared de cachivaces y presionarse contra él para que sus pies no quedaran al descubierto desde afuera. Por unos momentos hubo silencio y entonces se escuchó el cacareo nervioso de una gallina desde algún lugar.

Sus palabras resonaron en su mente como un eco distorsionado y distante por varios segundos, como si intentase analizar realmente lo que aquello conllevaba, sus parpados se abrieron desmesuradamente dejando un gesto gracioso sobre su rostro, parecía que sus ojos salian de orbita en cualquier instantes, sus labios formaban una diminuta o y tuvo que contenerse para no negarle a gritos aquello –y podrían también devorarnos…Soren un animal no entiende que haces las cosas por ayudarle- aseguro recordando a aquel minimo…no comprendían.

Dio un paso hacia enfrente observando como afianzaba el cerrojo con su mirada ¿en verdad planeaba sacarlos? En ese caso no sabria como actuar, sus piernas se habían adherido al suelo como si de un árbol con raíces se tratase –Soren no…porfavor- aquello fue inaudible inclusive para el, sus labios se movieron mas sonido alguno escapo de ellos.

Viro el rostro al escuchar aquellos distantes pasos que mas cercanos que distantes parecían, no podia llegar a ser nada bueno si los encontraban en aquel lugar, en primer lugar porque no debían estar ahí siendo solo permitido andar por esos lares a los que en el circo trabajaban y como segunda causa “maricon”, aquella palabra lo describía todo.

Se sorprendió un tanto del repentino tacto de Soren aunque no opuso resistencia ni amago por llevarle la contraria, entro en la tienda agachando un tanto la cabeza y quedando en la obscuridad, solo algunos destellos de la luz lunar se colaba por la tienda permitiéndole ver nada, sus pupilas se dilataron hasta el punto que le era casi doloroso y aun asi no lograba vislumbrar demasiado, escucho unos ruidos inusuales, como si algo anduviese rápidamente sobre el suelo de un lado a otro, sin ton ni son, sintió un tumbo en el estomago que logro disimular a la perfección, le molestaba no saber que ocurria, no ver que sucedia.

Trastabillo sintiendo su espalda contra una pared poco firme de diversas dimensiones y texturas, la palpo con sus manos unos segundos antes de sentir que un cuerpo ajeno al suyo le estrechaba, por un segundo se sintió turbado aunque aquella sensación se esfumo tan rápido como habia llegado, sin dejar recuerdo alguno o secuela, intentaba hacer de su respiración algo imperceptible aunque no habia un buen trabajo con aquello.

El cacareo de la gallina le tomo por sorpresa haciéndole dar un leve respingo observo entorno suyo sin lograr demasiado, acerco sus labios al oído de Soren, sabiendo de antemano que su visión era mucho mejor que la suya en situaciones como aquella –donde estamos- le cuestiono en un tono tan bajo que le pareció improbable que el mismo Soren pudiese escucharlo, sintió que algo rozaba su tobillo, apretó los parpados con fuerza al igual que los labios para no emitir sonido alguno, su mano se cerro entorno al brazo del vampiro estrechándose mas a el por miedo de que la pared a su espalda cediese por su peso.

Soren escuchó ahora las voces de los hombres con claridad, eran dos, lo podía sentir por sus pisadas.

- ¿No debería estár Stephen cuidando? - Dijo uno de los hombres, el tono de su voz era grave, quizás era mayor - El jefe nos matará si vuelve a pasar lo de la última vez -

- No pasará... las serpientes esta vez están bien encerradas en la tienda junto a los leones - Le tranquilizó el otro - Además, las condenadas mataron al infeliz que intentó robarlas... Hay que ser imbécil al intentar liberar animales tan peligrosos -

Soren no pudo evitar que una sonrisa se le dibujara en el rostro al escuchar eso, aún en medio de la tención de la situación y sabiendo que si les descubrían tendrían todos los problemas del mundo, esa parte de él, mazoquista y traviesa, disfrutaba cada segundo de adrenalina en la penumbra. Anuar por el contrario no parecía muy divertido con la idea de estar compartiendo una tienda con peligrosas serpientes venenosas o que de vez en cuando las ratas, pasaran rosandoles las botas con sus largas colas.

- No hagas ruido - Le susurró Soren a su vez a Anuar en el oído, como respuesta a su pregunta. Y la cercanía del cuerpo del otro le hizo sentir un escalofrio ¿O era el conjunto de toda la situación?. Fuera cual fuera la causa, Soren sintió el irrefrenable deseo de besarlo. Sus manos envolvieron el cuerpo del joven en un abrazo para apretarse más contra él y besó suavemente el lóbulo de la oreja de este.

- ¿Que pasa Perseus? - Habló de nuevo el hombre, como respuesta se escuchó un bufido del leon - ¿Tienes hambre cariño? -

Los hombres estaban ya demasiado cerca y Soren sólo tenía una maldita cosa en mente. Violar esos provocativos labios humanos. El vampiro deslizó su rostró y mordisqueó el mentón de Anuar jugetonamente.

Escucho la conversación de los hombres atentamente y una curiosidad tal que le hacia inclinar el rostro hacia enfrente intentando asi que sus oídos captasen con mayor detalle lo que de sus labios escapaba sin caer en su presencia, su mano apretó con mayor fuerza el brazo de Soren mientras su espalda se despegaba completamente de lo que a su espalda se alzaba, no dijo nada pero sabia bien que aquello le costaría, nisiquiera le agradaba la idea de estar en la misma carpa que un montón de aquellos seres que retando se cernían sobre sus presas y les inyectaban letales venenos, sabia que podia costarle caro y era extraño pensar, que no le importaba demasiado.

Frunció el entrecejo ante la orden de Soren aun asi decidió obedecer porque suponía que era lo mejor, entreabrió los labios al sentir sus ajenos sobre su lóbulo, fijando la vista en un punto distante e inexistente de la obscuridad, los sonidos de dentro de la tienda le hacían sentirse un tanto incomodo pero procuraba restarle importancia como solia hacer con las cosas.

¿Hambre? No pudo evitar sentirse como un posible aperitivo para aquel prominente animal que instantes atrás Soren habia querido liberar, agradecía que sus intentos se hubiesen visto frenados por la llegada de aquellos extraños, sus pensamientos se desbordaron mientras su mirada buscaba la del vampiro ¿ahora? Era lo único que cruzaba por su mente ¿Por qué en aquellos instantes?, levanto su cuadrado mentón colocando su mano libre sobre la cintura de Soren apretando con suavidad, el hecho de que pudiesen pillarlos solo hacia aquello mas excitante ¿Qué? No, cerro los parpados acomodando sus pensamientos.

Sintió la mano de Anuar en si cintura, apretándola con esa suavidad tan propia suya. Porque Anuar siempre era suave y delicado, ¡Manos de artista! pensó por unos instantes, unas manos que tenían la soltura para hacer el milagro de la creación sobre un lienzo en blanco. Unas manos que, nunca presionaban o obligaban, unas manos que conducian suavemente a la perdición.

Separó el rostro unos instantes para repararle, en la penumbra los ojos de Anuar parecían brillar con un insano color dorado, como dos soles de media noche ¿O era sólo su imaginación?. Observó su rostro, había una clara incomodidad en él, quizás por las serpientes que de repente siseaban nerviosas o quizás era.. él. Quería creer que tenía el poder para seducir a Anuar sin tener que convertirse en un monstruo, sin perder la razón.

Sus manos viajaron por la espalda de Anuar y se sumergieron bajo la ropa, sus dedos fríos se deslizaron por la piel tibia del humano, Soren dejó que su frente se precionara contra la de Anuar por lo que sus narices también se tocaron, percibió la respiración cálida del joven pintor y deseó poder absorverla para si mismo.

- Te deseo... - Murmuró al fin, una voz que más bien parecía una súplica, un ruego desesperado.

Rebusco su mirada sin lograr ver mucho mas que unos tenues destellos de los mismos aun asi la imagen de estos la tenia bien presente en sus pupilas, necesitaba controlarse porque nunca antes se habia sentido asi, nadie habia tenido la capacidad o el desdén de intentar seducirlo o nadie lo habia logrado, no de aquella forma que le parecía casi aterrante.

Los siseos de las serpientes le hicieron estremecer de una forma apenas y perceptible dejando sus sentidos a la expectativa, cada sonido le era audible, cada olor perceptible, cada roce de sus cuerpos era recreado con mayor intensidad, Soren sabia bien como tentarlo y vaya que si le costaba admitir aquello.

Sintió su frio tacto acariciar su espalda, el contraste de las temperaturas le obligaba a desearlo, su frente quedo estrecha contra la ajena y su mirada fija sobre la de Soren, se sentía desprotegido ante el, ante sus acciones, porque sentía que sus pensamientos quedaban a la vista para el y sus sentimientos mas que obvios, aunque no fuese verdad sus guardas se bajaban en su presencia, lo cual le emocionaba y aterraba.

Entreabrio los labios dejando escapar su calido aliento mientras movia suavemente su rostro para rozar su nariz con la propia –shhh- murmuro rozando sus labios con delicadeza sin dejar de verlo, divergiendo entre sus facciones “eres débil Anuar…o quizá quieres serlo” le beso, algo que parecía mas una caricia.

- Shh -

¿Aquello había sido el ciseo de una de las serpientes en sus jaulas? No, había sido un ciseo mucho más mortal y venensoso. Los labios de Anuar, que ahora lo besaban suave y lento, como una caricia como todo en él. Soren sentía que iba a explotar por dentro si no lo tomaba a la fuerza, si no violaba esos labios y los ultrajaba con los suyos. Pero si usaba toda su fuerza, si hacía lo que quería hacer, acabaría por destruirle, por hacer que escapara de él y le tuviera miedo.

Le deseaba, con un deseo malsano que sabía estaba mal. Porque no podía permitirse hacerle daño de alguna forma, valía demasiado como arista y como ser humano y Soren nunca bebía de las personas que tenían un potencial, lo sentía como un ultraje a la creación divina de Dios y él no era nadie para jusgar y asesinar a cualquiera.

Pero ¿Que demonios hacía pensando en asesinar y beber mientras era besado? Correspondió el beso con entusiasmo, sin poder evitar que sus labios parecíeran querer tragárselo vivo, coméselo sin importarle el lugar donde estaban y que en cualquier momento esos dos hombres podían entrar en la tienda. Los hombres, de hecho, parecían estar revisando conciensudamente la jaula de los leones, percatandose de que todo estuviera en orden.

- A...nua..r - Logró murmurar entre el beso, sus manos recorriéndo el pecho del humano, percibiendo los latidos de ese delicioso corazón que bombeaba la sangre por todo su cuerpo, bajo las llemas de sus dedos - ¿Por..que me... haces esto? -

Inclino su cuerpo hacia enfrente al sentir la efusividad de los labios de Soren, procurando no hacer ningún ruido delatador nisiquiera aquellos usuales chasqueo de los labios al separarse después de un prolongado beso, viro su rostro profundizando el beso recordando cada recoveco de su boca con su lengua y aun asi cada acción realizada con una sutileza y algo que podría bien caer en la pasión.

Entreabrio los parpados al escuchar su nombre aflorar de los labios ajenos con esfuerzo, se pregunto entonces a que se debía aquello, sus manos sobre los costados del vampiro le acariciaban por debajo de la ropa como si de algo que celosamente cuidaba se tratase, sus gélidas manos sobre su pecho le obligaban a respirar de una forma mas pronunciada mientras su ritmo se aceleraba imperceptiblemente, imperceptiblemente para cualquier otro humano puesto que Soren muy posiblemente fuese consiente de aquello, desconocía si tenia razón o estaba en lo erróneo.

Sus ojos se abrieron y su ceño se frunció mientras le observaba, no quería hablar en voz alta temiendo de que los hombres pudiesen escucharles, no temia de la exposición ante la sociedad, que le tachasen por lo que era temia por el contrario de lo pudiese ocurrirle a Soren si aquello llegaba a suceder y la pena física que podrían afrontar -¿te estoy dañando?...- le cuestiono tan bajo como pudo pronunciarlo, dejando caer sus manos hasta su cintura donde suss dedos palparon el inicio de su pantalón, alejo unos centímetros su rostro para poder “verle mejor”. ¿A que se referia con aquello? ¿a que le hiciera caer en algo que no deseaba? no, claro estaba que le deseaba se lo habia dicho y lo demostraba con sus acciones ¿y si lo deseaba pero seguia siendo inmoral para el? no, debia dejar de intentar encontrar el mismo la respuesta y dejar que Soren se la diese, si, dejar de divagar tanto.

-¿te estoy dañando?...-

Que dulce e inocente había sido aquella pregunta. Con la inocencia de un humano que desconocía increiblemente su valor y poder. Soren había bebido de muchas personas a lo largo de su existencia, algunos habían muerto inevitablemente, otros siguieron con sus vidas y en ninguno de los casos, Soren se sintió tentado a besarles y acariciarles de esa manera. Con ninguno sintió ese deseo insano de poseerlos.

Quizás era debido a que, nunca se involucraba sentimental o afectivamente con ninguna de sus victimas, siempre buscaba a un despreciable ebrio o a algún cerdo egoista, en un afán interior de justificar la maldad de sus actos, en pos de un castigo divino que creía podía ejercer. Pero Anuar no había cometido un delito (No que el supiera), Anuar era bueno (O al menos lo que conocía) y lo más importante Anuar tenía futuro.

- No...no lo haces... - Respondió cerrando los ojos y aspirando el olor de la piel de Anuar, tan cerca, invadiéndolo por completo - Eres como... una droga...- Agregó entre susurros ¿Que clase de droga era Anuar? se preguntó en esos instantes, no estaba muy seguro, puesto que nunca había consumido drogas, lo cierto era que, el chico debía tener el efecto del Opio ¿O quizás algo más fuerte como la cocaina?

Afuera la voz de uno de los hombres se escuchó diciendo: - Eh Bob, revisa a las serpientes y los ganzos, voy a buscar a Stephen, el idiota debería estar aqui - Se escucharon pasos, un hombre se marchaba. Mientras el otro, se acercaba directamente hacía ellos...

¿Era una como una droga? Aquello lo habia tomado por sorpresa y era algo que no habia escuchado provenir de otros labios, nadie le habia dicho semejante barbaridad, porque las drogas en ninguno de los casos eran buenas quería decir, hacían sentir a las personas en un mundo paralelo, excitándoles y haciéndoles hasta cierto punto necesarias en la vida cotidiana y en el mismo sistema aveces esas cosas les hacían sentir bien pero destruían lenta, dolorosa y silenciosamente acababan con las vidas de las personas sin que alguien pudiese remediar aquello y el no pretendía acongojar a Soren ni lastimarlo ni siquiera en el peor de los casos.

Abrio los labios al instante para decir algo acallando cuando las voces en el exterior de la tienda se hicieron escuchar captando su atención, haciéndole sentir interés por la conversación “demonios” fue lo único que atino a pensar al escuchar aquellos pasos acercarse hacia donde ellos se encontraban, mejor seria salir cuanto antes de aquel lugar si no querían meterse en verdaderos problemas y por verdaderos se refería a mas que algunas palabras insultivas o miradas despectivas, sujeto con firmeza la mano de Soren entrelazando sus dedos con los propios, alejándola de su pecho y sacándola de debajo de su propia camisa, anduvo algunos pasos a tientas aunque en sentido contrario al cual se apresuraba el hombre dando un traspié por la falta de visión, escucho chillar una rata al pisarle la cola sin asi desearlo.

Viro entonces un tanto para seguir andando no sin antes haber golpeando su rodilla contra una caja que cayó con un sordo sonido ausente, le hubiese gustado pensar que nadie escucharía aquello con lo bajo del sonido pero no estaba seguro de que el hombre fuese sordo, un milagro seria que fuese ciego, se quedo estático unos segundos sintiendo algo pasarle por entre las piernas –S-soren- murmuro apretando con fuerza su mano mas sin asi atreverse a mover ¿y si eran venenosas? La obscuridad no le permitía distinguir de que especie se trataba ¿y si se cernían sobre sus tobillos? “estúpido, estúpido Anuar”.

(( kyaaaa! ))

El humano parecía bastante sorprendido con sus palabras y de inmediato Soren se arrepintió de decirlas, las drogas no eran algo bueno del todo, aunque fueran tan aceptadas por la sociedad, debía haber imaginado que el buen Anuar no sería uno de esos chicos que las usaba y por su expresión quizás no le gustaba la idea de ser comparado con una. Pero lo más importante vino después, los dedos de él se entrelazaron en los suyos y Soren tuvo un sentimiento contradictorio al no saber en esos frenéticos segundos la razón. Pero entonces comprendió que el chico quería simplemente escapar del otro hombre que se acercaba, le arrastró caminando por entre las cajas, probablemente queriendo salir por el otro lado de la tienda sin ser vistos.

En la oscuridad Soren observó como Anuar le pisaba la cola a una desprevenida rata que chilló y huyó rápidamente escondiendose en un agujero de una caja, el chico estaba prácticamente a ciegas tanteando el lugar completamente vulnerable y entonces sin intención había golpeado una de las jaulas de las serpientes, la jaula había caído al suelo estrepitosamente con un ruido ensordecedor. Genial, sería un milagro si todo el publico del circo no les hubiera escuchado. Pero el hombre que se acercaba dejó de tener importancia, cuando Soren notó un peligro aún más evidente; al caer, la jaula se había abierto y dos largas serpientes se deslizaban hacía el suelo rápidamente.

Una era delgada y de vivos colores, una Coral, adivinó, la segunda mucho más gorda de colores verdosos comenzó a menear la cola que terminaba en un cascabel, haciendo el característico ruido de advertencia que dichos animales producen al sentirse amenazados.

- No te muevas - Le susurró Soren a Anuar tomándolo por los hombros - No respires, no pienses... - Agregó, quería agregar también 'no sientas miedo' pues los animales al igual que él podían sentir las feromonas desprendidas por el cuerpo de una presa asustada y eso sólo empeoraba las cosas, pero supuso que aunque lo dijera, sería algo imposible de controlar inclusive para un chico tan valiente como él.

- ¿Hay alguien ahí? - Exclamó el hombre al otro lado de la carpa - ¡M...más le vale salir con las manos en alto ladrón! - Entonces Soren pudo oler y sentir el miedo, se filtró por su nariz como un olor fétido, casi percibió la activación química del lobulo témporal del cerebro y la producción de la hormona oxitocina, deslizandose por el cuerpo e inundandólo todo como una peste...

No puedo evitar sonreír.

(( Serpiente de coral: http://wwwzoologia.blogspot.com/2008/10/serpiente-coral.html
Serpiente de Cascabel: http://e-nimals.com/reptiles/la-serpiente-de-cascabel/

Escucho aquel cascabeleo adivinando sin margen de error de que especie era, no pudo evitar tensarse al descubrir aquello mejor seria que fuese una constrictor, asi cuando minimo podría quitársela de encima con ayudar de Soren pero saber que aquellos finos colmillos cargados con toxinas podían perforar su piel y envenenarlo no le sentaban nada bien, se imaginaba ya su piel hinchándose, roja y amoratada, no mejor era no imaginar una escena tan perturbante y poco progresante.

¿Qué no se moviera? No planeaba hacerlo, su pecho se movia de forma obvia mientras intentaba tranquilizarse y no pensar demasiado en las posibilidades que se inclinaban hacia un final deplorable, trago en seco como si aquella revoltura de emociones pudiesen ser digeridas, y parecía tener efecto, su mirada bajo hasta el suelo intentando definir los cuerpos de las serpientes que reptaban sobre sus pies aun a un ritmo perturbantemente lento, casi como si observasen una posible victima aun asi su tensión era palpable, cerro nuevamente los parpados intentando enfocarse en no moverse ni un ápice ¿aunque que podia hacer el que no veía absolutamente nada?

-Soren- llamo en voz baja pensando rápidamente una solución –seria buena idea que te fueras…si nos encuentra a los dos no acarreara nada bueno- le indico en un tono apenas y audible mientras mordía fuertemente su labio inferior sintiendo que algo trepaba por su tobillo izquierdo, no subia demasiado sino que parecía alzar la redondeta cabeza de diversos colores algunos centímetros para volver al suelo y repetir la acción, aquello le agitaba aunque tales emociones eran mejor no demostrarlas.

En el suelo el resplandor de dicho ser captaba por completo su atención, no eran visibles colores ni formas sino solo un suave resplandor causado por su escamoso y frívolo cuerpo ¿se quedaría quieto hasta que ambas serpientes decidieran alejarse? El creía que si –ja- murmuro casi como un gemido escuchando aquel cascabeleo tan cercano ¿si se movia le morderían? Prefería no averiguarlo.

Sujeto fuertemente una de las manos de Soren, como si lo que habia dicho de que se fuera no era lo que realmente quería y ciertamente asi era aunque suponía que lo correcto era no ser la causa de problemas para el.