Cita (Anuar)

Recuerdo del primer mensaje :

Había leído alguna vez que Paris era la ciudad del amor. También había leído que no se que otra ciudad del noroeste de Europa era la capital del sexo. De cualquier forma nunca creyó que eso pudiera llegar a ser cierto y ahí estaba él, preparandose para la primera cita que había tenido en toda su larga existencia. Esa noche, apenas el sol se escondió tras las montañas a lo lejos, se levantó de su cama y se afeitó como de costumbre. Era sábado y tenía dos horas antes de llegar al circo para verse con Anuar. Se quedó de pie en medio de la habitación observando el desorden de su armario y entonces pareció caer en cuenta de lo que ocurriría esa noche. La gravedad del asunto lo golpeó como un puño en la cara. Se llevó las manos a la cabeza y se haló el cabello inconscientemente. ¿Que se iba a poner? ¿Que le iba a decir? ¿Que iba a hacer?

Usando sólo los pantalones de rayas de la pijama, corrió por la sala hacía su pequeña biblioteca personal. Se sentó en el suelo polvoriento a acunando entre sus piernas libros de poesía y novelas clásicas de amor. Romeo y Julieta de Shakespeare eran una buena referencia, un poco trágica, pero mostraba el tipo de comportamiento esperado en dos personas en una relación... Un momento ¿Que relación?. Ya, cálmate Soren, no estás saliendo con Anuar. Esto es sólo... un experimento tentativo de entendimiento y descubrimiento mutuo. Si no hubiera sido por el lobo, seguramente Anuar nunca jamás se hubiera interesado en ti.

Se quedó unos segundos con el libro de poesía abierto de par en par sobre sus rodillas y reflexionó sobre ello. ¿Estaría Anuar sólo agradecido por haberle salvado la vida? Tenía sentido. Soren también lo estaría. A lo mejor el humano sólo buscaba una forma de reconfortarlo debido a lo sucedido, pero eso no significaba que realmente estuviera interesado en el como persona, después de todo ¿Que sabía Anuar de Soren?. Dejó escapar un largo suspiro de frustración y se levantó de allí, atravesó la sala aún semi desnudo hasta su cuarto, tomó una camiSa blanca del algodón limpia y se abotonó un chaleco gris con el cuello y puños negros, se cambió el pantalón de la pijama por uno de pana negro y para terminar se anudó una cinta roja claro en el cuello de la camisa.

Una hora después, salió en dirección al circo, usaba un sombrero de copa negro con una cinta a juego con la de la camiza. Caminó por las calles pedregosas sin dejar de cuestionarse sobre lo que haría, diría y lo que debía esperar de Anuar. Las únicas veces que había tenido contacto físico con mujeres habían sido bastante extrañas, asi que no eran una buena referencia y con un hombre... con un hombre su experiencia era nula.

Arribó la entrada del circo, 10 minutos antes de lo convenido. Al que madruga Dios le ayuda, era lo que decían. Soren realmente esperaba recibir algún tipo de iluminación divina, por lo menos para no sentirse tan nervioso.

(( Está es la ropa que lleva puesta: http://www.crazypurchase.com/bmz_cache/5/5a0f54614c061f11001df8928a314f9f.image.272x300.jpg ))

Anuar estaba asustado. Y la toxina de su miedo resultaba increiblemente estimulante. Por unos instantes las serpientes, el trabajador del circo y todos los problemas que esto acarrearía, pasaron a un segundo plano, porque Soren sólo podía sentir la deliciosa sensación que le producían las feromonas de Anuar. El miedo le recordaba el tipo de monstruo que era, despertaba sus instintos primarios, despejaba su mente para dejar de ser Soren y poder convertirse en ese otro sujeto que se escondía tras el velo de la timidez y la inseguridad. Se sentía poderoso, en control de todo y lo deseaba más que nunca.

La voz de Anuar lo regresó a la realidad, pidiéndole que se fuera para ¿protegerlo? Pretendía que se fuera y lo dejara en una tienda con dos serpientes venenosas y un hombre dispuesto a golpearlo hasta morir si era el caso. ¡Por el amor a Dios!. Anuar era suyo ahora y nadie más podía tocarlo. ¿Un momento en que estás pensando?

Si, es mio, por supuesto que si. Mio. Tu no tienes el valor ni la fuerza para hacerlo tuyo Soren, pero es mio, yo te lo robaré y cuando esté en control lo sabrás.

La mano de Anuar sosteniendo la suya pareció alejar esa voz endemoniada de su interior y sin dudarlo dos veces, Soren abrió la boca y enseñó sus colmillos de par en par ciseando aún más espantosamente que las serpientes, sus colmillos blancos como el marmol brillaron tenuemente con la poca luz de la luna que se filtraba. La tienda quedó en silencio luego de ello, las serpientes se quedaron alerta, erguidas como escuchándole. Soren emitió un segundo gruñido escalofriante y esta vez las pobres creaturas se deslizaron hacía las esquinas entendiendo el mensaje, intimidadas por undepredador más grande.

- Tonto... eres demasiado valiente - Murmuró aún enseñando los colmillos fieramente, contrastando con su normalmente tranquilo rostro.

Entonces el hombre abrió la tela de la tienda de par en par, vestía como algo parecido a un arlequin y llevaba un machete enorme. Cerró los ojos unos segundos cuando la luz inesperada le cegó.

Escucho un nuevo siseo bastante próximo a su oído tanto asi que le obligo a contener la respiración unos segundos y helarle la sangre que por sus venas corria las mismas fracciones de segundo ¿era acaso que la serpiente habia reptando por encima de Soren y se encontraba ahora sobre su hombro? No, escucho mas atentamente entrecerrando los parpados por unos instantes que le parecieron eternidades, se trataba del mismísimo Soren del cual provenían dichos sonidos ensordecedores y estrafalarios, no se atrevió a voltear no por miedo, no temia de Soren sino porque no queria aun mover un solo musculo de su delgado cuerpo.

El silencio sepulcral le parecía que podría cortarlo con un cuchillo de cocina y le recordaba tanto a las noches en vela en el cementerio que le pareció que no podría soportarlo ni un segundo mas, se rompió vertiginosamente con un segundo ruido proveniente del vampiro, uno que parecía mas un gruñido que su anterior siseo, fue entonces que el peso ajeno a el sobre sus zapatos retrocedió a una velocidad sorprendete hasta alejarse por completo y esconderse en algun recoveco de la tienda, que tanto se habia alejado lo desconocía por su falta de visión nocturna.

-oh quizá solo demasiado tonto- murmuro girando el cuerpo para poder verle, sus colmillos resplandecían al igual que sus iris aunque no se sentía atemorizado por ello ¿Por qué?¿no habia demostrado ser un cazador mas fiero que las serpientes? Pero no le temia, y la cosa no llegaría a cambiar , vio el cuerpo del hombre iluminado por la luz de la luna que apenas y se colaba dentro de la tienda como una tenue luz sosegada, sin prisa, el machete resplandeció ante la platinada luz y aquello le hizo por acto instintivo tirar de la mano de Soren mientras levantaba el trozo de tela que los separaba del exterior y pasaba por debajo comenzando prácticamente a correr.

- ¡No huyais! ¡LADRONES! - Gritó el hombre entrando el la tienda, blandiendo su machete de par en par. Soren fue alado por el humano una vez más, saliendo a la noche una vez más cuando este abrió la tela de la tienda por la parte trasera. Corrió con él hasta una cerca de madera que protegía al circo del bosque, quizás precisamente para evitar algún ladrón. La cerca medía casi dos metros y terminaba en puntas afiladas. Soren sonrió ampliamente enseñando los colmillos, sin preocuparse por ocultarlos, la adrenalina recorría su cuerpo haciéndolo sentir vivo, el peligro sólo hacíendo que se excitara más.

El hombre llegaba corriendo detrás de ellos con el machete, Soren pensó en tomar a Anuar por la cadera y saltar con él por la cerca, aquello sería muy fácil, pero ¿Cuantos hombres eran capaces de saltar cercas de 2 metros cargando a otra persona con ellos? Soren no quería correr el riesgo de que un rumor malintencionado se iniciara por su culpa y que alguien lo reconociera. Se giró y observó al hombre a unos 10 metros de ellos que se acercaba blandiendo su arma.

Soren lo miró directamente a los ojos, sin parpadear concentrándose en invadir su mente. Las personas con mente débil eran suseptibles a ser manipuladas y aunque Soren no había bebido en 5 días, aún tenía poder suficiente para empujarle la mente. Comenzó a presionarle, a inducirle sensaciones através de sus nervios conectados al cerebro y al cabo de lo que pareció un largo minuto, el hombre comenzó a mirar hacía su izquierda como si estuviera viendo algo extraño allí, su expresión confundida se fue transformando en pánico, seguido a esto comenzó a sacudir las piernas y los brazos como si lo hubiera cogido un rayo eléctrico.

- Vamos - Exclamó Soren sonriendo como si acabara de ayudar a una ancianita a cruzar la calle y no confundido a un hombre con espantosas visiones hasta el horror, tomó la mano de Anuar, entrelazando sus dedos con los de él y corrió hacía la derecha, por un estrecho camino que bordeaba la cerca, por detrás de la enorme carpa del circo - Tenemos que salir de aquí - Pero su voz no parecía preocupada del todo. Definitivamente estaba disfrutando de la cita.

No se detuvo ni a recuperar el aliento, nisiquiera miro por encima de su hombro para ver a que distancia se encontraba el hombre con aquella machete entre las manos ¿realmente planeaba hacer algo con aquello? Lo dudaba y no asi podia descartar la idea de que quizá si era lo suficientemente inhumano como para pretender atacar a alguno de ambos con aquel filoso objeto.

Se detuvo frente a una alta cerca echando la nuca sobre la espalda para poder ver el final de la misma, las púas en las cuales terminaba no le eran tanta placenteras, se imagino a si mismo trepando por aquella vaya, raspándose completamente en el extremo superior y quedar colgando prendando no solo de la ropa sino de la carne, arrugo el puente de la nariz sin llegar a ser aquella una imagen agradable.

Se percato entonces de cómo el hombre se acercaba corriendo y Soren no hacia mas que mirarle con fijeza ¿estaba perdiendo acaso su cordura? Pensó por una milésima de segundo en interponerse entre ambos aunque si el vampiro no hacia nada mas que observarle un buen motivo debía tener y quisiese o no confiaría en eso, porque no tenia mas nada en que hacerlo y porque, asi lo deseaba.

Sus cejas se arquearon y juntaron grácilmente mientras sus ojos presenciaban la escena, el hombre parecía haber sido atacado por algun ser extraño que el mismo no era posible de vislumbrar su gesto le era ciego ante sus ojos por la penumbra, pero pudo presenciar y percatarse de cómo su cuerpo entero se sacudia abruptamente como poseído por una fuerza ajena a el ¿aquello lo habia hecho Soren?¿como?

Su sonrisa le confundió y no habia nada peor que no comprender aunque en aquellos instantes tal acontecimiento no habia levantado en el molestia sino intriga, lo siguió apenas sujeto su mano apretándola con suavidad, le gustaba sentir aquel frio tacto por poco elocuente que eso sonase –por donde- le cuestiono observando sus cabellos agitarse por el rápido andar que llevaban, observaba de reojo el perfil que exhibía y no pudo evitar esbozar una sonrisa, una boba sonrisa, de aquella que tienen los adolescentes en su primera cita, negó internamente borrándola de su rostro –como lo hiciste- cuestiono a pie de renglón observándole, la curiosidad era el único sentimiento, aunque eso parecía cambiar, que no podia contener.

Soren se detuvo cuando creyó que habían corrido lo suficiente. Habían bordeado por completo la enorme tienda del circo y se podían escuchar los gritos y ovaciones de las personas en el interior, habían dado una vuelta en circulo y la salida por la que inicialmente habían entrado, se podía ver desde allí, dos hombres la custodiaban, uno de ellos era el hombre que había vendido los tiquetes. Soren se giró hacía Anuar y se sentó sin más sobre un pedrusco de unos 3 centimetros.

- La función debe estar casi por terminar - Explicó tranquilamente - Esperemos a que salgan y así nos camuflaremos entre la gente y pasaremos desapercibidos ¿Te parece? - Explicó, con una mano le dio palmaditas al pedrusco indicándole a Anuar que se sentara.

- Es una técnica - Comenzó a explicar estirando las manos perezosamente - Consiste en... manipular los sentidos de la víctima e inducirle a ver, sentir o oler cosas creadas por tu mente... como una especie de ilusión - De repente se calló, a lo mejor Anuar se asustaría aún más con ello. Cualquier humano se aterraría al descubrir que podían ser marionetas maleables para los vampiros, que eran débiles y sujeros a constantes manipulaciones. - Algunos... vampiros pueden inclusive dar ordenes y controlar las acciones de sus victimas - Continuó luego de la pausa - Pero yo... nunca he sabido como hacerlo, se necesita un gran control para ello... la verdad es que no me interesa mucho aprender la dominación, pero lo que si puedo hacer es, lo que viste hace rato... controlar los sentidos, inducirle a percibir cosas, a veces puedo controlar lo que ven o sienten, a veces la mente de la victima es quien decide que tipo de cosa imaginaria ve, es algo que puede variar de persona a persona... pero es completamente inofensivo -

Finalizó en un vano intentó de... ¿Parecer menos peligroso? ¿Menos aterrador? ¿Más normal?. De cualquier forma, Anuar iba a huír de él, de eso estaba seguro, como todos los humanos.

Los pies le dolían aun de la caminata que habia tenido que hacer de el cementerio a la laguna, mucho mas teniendo en cuenta que con su delgado cuerpo habia cargado casi la mitad del recorrido a una joven si bien no robusta le habia llegado a pesar bastante después de los primeros minutos, tenia aun algunas secuelas como los hematomas justo antes de donde comenzaban sus dedos, o las diminutas costras que se habían formado donde el calzado rosaba constantemente con la piel aun teniendo de por medio la tela, no dijo nada ni hizo amago por quejarse, le siguió el ritmo sujetándose a su mano mientras observaba por donde andaban.

Asintio observándole sin gesto alguno sobre su letárgico rostro, el miedo que habia sentido instantes atrás se habia desvanecido tal cual sin previo aviso se habia apoderado de el, cegándole el raciocinio y haciéndole cometer un actor tangible de estupidez como el de haber tumbado la caja de las serpientes, podría pasarle a cualquier, pero el no era cualquiera. Se sento a un lado de Soren incomodo por aquella superficie irregular.

Escucho lo que de sus labios escapaba con atención sin asi voltear a ver, observaba la tierra húmeda y las hierbecillas que crecían entorno a la piedra sobre la cual yacía, frunció el entrecejo con los labios entreabiertos, preparados para soltar cualquier oración, frase o negación que de sus labios pretendiese aflorar -¿y todos los humanos son propensos a caer en esas ordenes e ilusiones?¿puedes hacer acaso algo asi conmigo?- le cuestiono con curiosidad sin pretender esconder miedo, no pretendía porque no lo sentía, quizá si fuese otro el vampiro que le decía aquello se sentiría vulnerable ante el, como si de sus extremidades cayesen hilos invisibles que alguien pudiese tomar en cualquier momento para guiarlo como si de un divertido juego se tratase pero daba la casualidad que no se sentía de aquella manera.

-entonces es cierto- le cuestiono volteando a verlo con sosiego aunque brillo en su mirar –¿ustedes realmente tienen habilidades?…es decir en las leyendas siempre los pintan como seres que pueden levitar, o cambiar su aspecto, seducir a sus victimas con una simple mirada todo eso…¿es verdad?- comenzaba a cuestionarse cuantas cosas que sabia y habia tachado por mentira eran en realidad verdadesas.

Algo de si mismo esperó que el chico escapara, que desapareciera de su vida para no tener que seguir sintiendo todas esas cosas que lo confundían, esas sensaciones que lo abrumaban y hacían sentir inseguro aunque segundos atrás hubiese tenido el control. Anuar lo arrastraba hacía un 'algo' a lo que todavía no sabía como nombrar y temía caer allí y no volver a ser el mismo de siempre, no poder escalar las lizas paredes de esa foza y permanecer allí para siempre.

Pero Anuar no había escapado ni se había puesto histérico. Anuar le había mirado curioso y le había hecho más preguntas. Soren desvió su mirada hacía el suelo, perdiendo la confianza que había ganado en la tienda, dejándo que el deseo que había sentido por morder esos labios, se mezclara por el miedo que le provocaba la franqueza de sus palabras.

- Si es verdad... algunos mitos son ciertos... otros son sólo mitos - Explicó aún con la mirada en las irregulares piedras del suelo - Pero existen muchas cosas que desconosco... no soy tan viejo como otros... supongo que algunos pueden volar y cambiar su aspecto... pero de lo que estoy completamente seguro es de que podemos seducir... eso es verdad -

Se quedó un momento en silencio sin atreverse a decirlo, porque no sabía si tendría el valor de hacerlo si le pedía una prueba o demostración.

- Todos son propensos a caer en mis ilusiones y sensaciones y nunca he fallado - Dijo al fin - Inclusive tu... pero... nunca lo he intentado contigo... porque... - ¿Porque lo ponía increiblemente nervioso con tan sólo mirarlo? ¿Porque sentía que lo desnudaba con su mirada dorada cada que se posaba sobre la suya? - No se si sea capaz de hacerlo contigo... ¿Quieres probar?-

Desvio la mirada cuando el vampiro asi lo hizo, sintiéndose casi apenado de provocar en el aquellas reacciones que hacia bordeaban desde su comprensión en un intento gradual, esporádico e irregular de alejarse de el y aquello era algo que no le permitiría amenos que se lo dijese de frente, porque no gustaba de los rodeos ni las cosas rebuscadas.

-y sin embargo a mi me resulta que si- aseguro pero tomar como referencia sus escasos veintiún años de edad no debía ser una buena idea, a fin de cuentas un vampiro vivía tanto como el sol y los humanos, asi como el mismo y su retorcida mente se lo permitieran, toda la vida…¿existiría aun el primer vampiro? ¿y quien habia sido? Un sinfín de cuestiones surcaron sus pensamientos como estrellas fugaces, azorando su humana mente con cuestiones que ningún ser vivo debía hacerse bajo ninguna circunstancia.

-supongo que todo ha girado a su favor para lograr conseguir alimento con facilidad- murmuro no queriendo admitir aquello por se mostraba entonces a si mismo como un posible objetivo, un humano que pasaba de ser un objeto viviente con sentimientos y pensamientos a un simple embase de apetitosa y vital sangre, aquello imagen le repudiaba en la cabeza, el no era un objetivo ni un juguete nisiquiera en el peor de los casos y no planeaba volverse uno.

Le volteo a ver cuando hablo de el, cuando parecía nuevamente perder el control de la situación, ponerse nervioso y divergir en sus palabras se habia percatado ya, decía incoherencias cuando comenzaba a perder el control, lo habia notado ya y prefería no decirlo para que no intentase evitarlo, le gustaba verlo en aquellos instantes aunque fuese algo que jamás lograse admitir por lo pecaminoso que aquello era, el quien decía aberrar la lujuria caia ahora como un hombre ante el vicio, débil -¿quieres tu intentarlo?- le cuestiono llevando su mano hacia su mentón para virar su rostro y poder observarlo -vamos…prueba- murmuro soltándolo con lentitud observándole con fijeza, aunque no como si sus ojos le traspasasen el alma sino como si la acarician y observasen con cariño.

-supongo que todo ha girado a su favor para lograr conseguir alimento con facilidad-

Aunque su interlocutor no lo había demostrado con alguna expresión en particular, Soren sintió que aquella frase iba con un marcado sarcasmo y quizás con un escondido doble sentido. Si su intuición no le fallaba y si había aprendido algo de ese chico, la idea de ser un mero 'objeto' maleable para otros no debía de gustarle. Por su opinión sobre los límites de la sociedad y el no importarle lo que los demás pensaran de él, podía deducir que Anuar no quería depender de nadie ni pertenecerle tampoco.

Soren realmente deseó que no llegara a conocer a ningún otro vampiro. No por un deseo egoísta de quererlo sólo para él, sino porque sabía muy bien que tipo de bastardos eran algunos otros, que no dudarían en aprovecharse de su humanidad y vaciarlo sin ningún remordimiento.

Cuando le tomó por el mentón y le provocó de esa manera, no supo si era sólo por curiosidad o si había algo más, alguna otra intención desconocida detrás de ese rostro inocente. Asintió levemente con la cabeza y se quedó mirándolo a los ojos, intentando empujar la mente de Anuar, intentando que sintiera algún estímulo en sus sentidos, pero en tonces sus ojos se desviaron hacía los labios del chico, sus mejillas se pusieron coloradas como un par de manzanas maduras y soltó una risita nerviosa desviando la mirada hacía el suelo.

- Dios... es que me da risa... - Murmuró llevándose una mano a la cara avergonzado de no poder concentrarse - Déjame... intentarlo de nuevo, espera - Rió nerviosamente otro poco más.

Tragó saliva como intentando recomponerse y volvió la vista hacía Anuar, se quedó mirándole a los ojos intentando concentrarse en ellos. Perdiendose en ese color dorado precioso como los aterradores rayos del sol que podían matarlo durante el día. Ignoró su deseo de besarlo, de abrazarlo y se enfocó sólamente en enviar el mensaje a su cerebro, en inducir y empujar los impulsos nerviosos que generaban sensaciones en su cuerpo. La mente de Anuar se resistía muchisimo más que el hombre del circo, por lo que tuvo que presionar más fuerte, usar más energía, enviándolo peligrosamente al límite, pero no esperaba menos, Anuar era un chico fuerte con gran determinación.

Frunció el entrecejo concentrándose sólo en el sentido del tacto, si se enfocaba sólo en un sentido podría tener más éxito, se esforzó por inducirle la sensación de una brisa fresca rozando por completo su piel, aún por debajo de su ropa, como si estuviera desnudo en el borde de un peñasco...

Aunque no fuese de su total agrado tener que fijar tanto tiempo su mirada en la de Soren asi lo hizo, porque no mucho que se esmerase en negar las cosas y por mucho que en ocasiones luciese como un humano verdaderamente falto de emociones ninguna persona era capaz de reprimirlas en su totalidad, lo mejor que mucho lo sabia, su lado bondadoso habia salido a flote y no solo eso sino que se habia mostrad tangible noches atrás.

Se percato de la dirección que tomaron sus pupilas y no asi del rubor en sus mejillas aunque aquella risilla causada por los nervios podia decir mucho mas –claro- murmuro, un simple y casi inaudible claro, porque no veía que mas decir pero quedarse callado dejaba de ser una opción antes de siquiera pensar en ella como una.

Se concentro en sentir algo, en ver algo que no estaba, apretó los labios vaciando su mente, drenando cada pensamiento e idea hasta dejarla en una calma aborrecible, se mantenía calmo y expectante ante lo que parecía no ocurrir, ningun sentimiento ajeno a el se alzaba en su interior, no observaba nada aberrante a su alrededor, su mente no le habia causado ninguna clase de juego por lo que pensó en cerrar los parpados y vaciarse aun mas, aunque no sabia si el contacto visual era algo necesario para poder llevar a cabo aquello, dudo al final siguió observándolo letárgicamente.

¿realmente podia Soren hacer lago asi con el? Se preguntaba ademas que era lo que le haría sentir ¿miedo? No, no seria capaz ¿cierto? En efecto si hacia aquello no se molestaría con el, siempre y cuando no supiese el miedo a que habia inducido, abrió los parpados imperceptiblemente sintiendo una especie de caricia bajo su ropa, algo que indudablemente le recordó a los veranos en Rumania, cuando corria por la senda al bosque rodeada de altas plantas doradas que se mecían siempre dando a entender la corriente de aire, porque el aire era de esas cosas mágicas que no se ven pero se sienten, jugaba entonces con su en aquel tiempo cortos cabellos, agitando su ropa y acariciando su rostro, susurrándole cosas al oído, cerro los parpados dejando que aquella sensación le acariciase por completo -es increíble- murmuro extasiado.

Soren creyó que no lo lograría. Anuar lucía demasiado tranquilo como si vampiros asesinos le 'encantaran' los sentidos todos los días. La tranquilidad del joven le hacía sentir inseguro y estar seguro y concentrado era de vital importancia para que la técnica funcionara, pero generalmente los humanos lucían asustados, confundidos o enojados por lo que engatuzarles era mucho más fácil en un estado de conmoción. Continuó mirándole y entonces sintió algo extraño, algo que nunca había sentido hasta ese momento cuando encantaba a una persona.

Unos flashes de luz perezosos y aleatorios llegaron a su mente, escuchó un eco de incectos, ranas y algo como, las hojas de los árboles meciéndose contra el viento. No estaba 'sintiendo' nada, pero podía escuchar los sonidos de algo que parecía un bosque y por segundos podía ver la luz del día. ¿Eran esos los pensamientos de Anuar? No, aquello era imposible. Él no sabía como leer la mente, nunca había querido aprenderlo y la telepatía sólo la podía usar con una persona que estuviera demasiado unida a él, por medio de la sangre, como con Erkki.

- Podemos inducir a las personas a sentir muchas cosas - Comenta con una voz un tanto hipnótica debido a la conexión de sus mentes en ese instante - Muchos vampiros hacen sentir placer a sus victimas, especialmente mujeres, para que estás no se atrevan a delatarlos... la lujuria es un pecado capital, especialmente para mujeres casadas o jovencitas inocentes, ninguna estaría dispuesta a aceptar lo que sintieron y así el secreto vampirico quedaría a salvo - Explicó y notanto la expresión de Anuar y sus palabras, comprendió que había surgido efecto.

Si no hubiera podido se hubiera sentido muy frustrado y aterrado a decir verdad.

- ¿Puedes sentirlo? - Murmuró una vez más esta vez cerrándo los ojos por unos instantes - Creí que no podría... eres un chico fuerte - Abrió los ojos de nuevo y posó su mano sobre la de Anuar. La sensación al tocar su mano fue diferente, no entendió muy bien porque pero quizás era debido a ese momento de conexión, sintió como si, sus sentido del tacto se hubiera aumentado desmesuradamente y pudiera percibir cada milimetro de la piel sus poros, imperfecciones y lunares. Tomó la mano entre ambas suyas y de nuevo los flashes llegaron a su mente, esta vez más fuertes y convertidos en imagenes palpables.

Vio paisajes, vio personas... un momento ¿Eran reales? Se concentró un podo más e inclusive pudo oler el lienzo y el inconfundible olor de la pintura en óleo y los disolventes que se usaban para aplicarla. Lo que veía eran probablemente algunas de sus pinturas recientes através de sus manos.

Sin darse cuenta, Soren estaba permitiéndo a Anuar leer información de él al mismo tiempo, había abierto su mente para el pintor y con el contacto de sus manos, algunas imagenes aleatorias habían sido enviadas la cabeza de su interlocutor, rostros borrosos de personas que habían muerto hacía muchisimo tiempo, su familia. Y un rostro negro y sumiso...

Corria entre los sonidos de la naturaleza mirando cada tanto por encima de su hombro, reia melodiosamente dejando que el cabello bailoteara y su camisa se meciera a capricho del viento, sentía como acariciaba su cuerpo como si estuviese corriendo desnudo, una figura diminuta apareció detrás de el corriendo, estirando las manos en su dirección como si intentase atraparlo, Angelique lucia como aquella inocente niña a la que le gustaría recordar pero no era aquella imagen la que se habia fundido en su pupila, con su vestido ondeando por encima de sus rodillas y su castaña cabellera suelta se meciera como el oleaje, sus iris eran también amielados aunque a diferencia de los de Anuar no eran asi de expresivos sino que su rostro era lo que cautivaba poseía una belleza singular.

La voz de Soren resultaba embriagante en aquellos instantes y sus palabras un tanto inusuales -¿hasta el orgasmo?- le cuestiono en voz baja sin parecer inmutarse porlo que acaba de decir a su parecer las cosas tenían un nombre por el cual debían ser llamadas aunque si, inclusive el se ruborizaba ante algunas -yo no dire nada…no delatare tu identidad- aseguro en voz baja seguro de sus palabras, porque no seria capaz de revelar algo que el habia guardado celosamente de lo demás por treciente años, ademas que podia acarrearle demasiados problemas innecesarios.

Asintio de una manera pronunciada sin contestar a su aseveración quizá solo aparentaba serlo porque bien sabia que era tan débil como cualquier otro, sintió una corriente eléctrica recorrerle desde su nuca hasta la parte baja de su espalda cuando sintió su frio tacto en sus manos, doblo suavemente los dedos casi sujetando una de las manos de Soren observando aun imágenes del pasado, se encontraba ahora en el balcón de su galería con el cabello rojizo meciéndosele con suavidad entorno al rostro.

Aquellas imágenes se vieron interrumpidas por unas ajenas y desconocidas, cerro su mano esta vez con fuerza frunciendo el ceño de una manera obvia, girando el rostro como si asi lograse enfocar las imágenes que pasaban fugazmente ante sus cerrados ojos –Izzak- murmuro apretando con fuerza sus parpados para no dejar de observar ¿pero aquello no era husmear en recuerdos ajenos? ¿Cómo era que podia ocurrir algo parecido?, abrió los parpados rápidamente no queriendo seguir viendo porque si de algo debía enterarse prefería que fuera de labios de Soren o porque el asi lo deseaba.

Miro a Soren de soslayo observándolo con los parpados cerrados ¿estaba acaso el también viendo cosas parecidas a la que ante sus ojos se habían mostrado?...no, no debía ocurrir el contraria cuando fuese momento de hacerlo –Soren- llamo en voz baja colocando su mano libre sobre otra del vampiro quedando las cuatro unidas, sus parpados se cerraron instintivamente mostrándole imágenes mas fugaces, menos visibles, intento soltarle aunque sus manos se aferraban a las ajenas –Soren…Soren- clamo cada vez un poco mas alto esperando comprendiera.

Alguien corría tras si mismo. Alguien le perseguía por una pradera demasiado hermosa para ser real, no sabía porque estaba allí ni porque corría, pero no tenía sentido, era de día y si fuera él estaría chamuscado bajo el abrazador calor del sol, intentó girarse para ver quien le perseguía y dislumbró un vestido de mujer, de niña, era una niña quien corría detrás de él. ¿Era Annika su hermanita? No estaba seguro, su rostro era borroso y no podía reconocerle. El lugar tampoco le era familiar, no recordaba haber recorrido un campo así cuando estaba vivo ¿Estaba Anuar enviándole algúno de sus recuerdos? ¿O era una invención propia de su mente?.

Escuchó la voz de Anuar entre sueños, creyendo que era parte de la ilusión, pero pronto la voz se hizo más y más real, sonaba preocupada, casi podría decir que asustada, clamando algo que no entendía. Abrió los ojos de golpe como saliendo de un trance, parpadeó un poco confudido, recordando que se encontraban sentados en un pedrusco ocultos trás la enorme carpa del circo, el bullicio de la gente llegó a sus oídos haciendo esa realidad más lógica, pronto saldrían.

- Viste a Izzak - Aseguró sin ocultar su sorpresa - ¿Como pudo ser eso posible? - Se cuestionó no esperando que Anuar le respondiera - Yo jamás he sido capaz de leer la mente de alguien, como tampoco puedo usar la telepatía para enviar imagenes o mensajes a la mente de otra persona que no sea Erkki... -

Se quedó con la mirada perdida aún sin soltar las manos de Anuar y pareció recordar la pregunta que le chico le había hecho aún cuando estaban conectados de esa manera.

- Así es... inclusive un orgasmo - Afirmó volviéndo a mirarle a la cara - Se que los orgasmos están ligados a un estímulo físico... sin embargo, es el cerebro quien crea la sensación... así que es posible inducir una desmesurada sensación de placer aún cuando no se acaricie a la persona - Se pasó la lengua sobre sus labios resecos - Pero yo... tampoco he intentado eso, la verdad es que me limito a usar mis poderes sólo cuando es realmente necesario... porque cada que los uso demasiado, necesito recuperarme... y recuperarme significa beber más sangre humana -

De pronto la ilusión se esfumo dejándole solo un negro panorama ante sus parpados cerrados, donde antes habia visto pasar diversas imágenes que le parecían ajenas e indescifrables, algunos rostros que no reconocía, un castillo en su exterior y varias otras que no habia logrado vislumbrar, entre abrió los parpados lentamente como si acabase de levantarse de una letárgico sueño que por poco se convertía en una pesadilla.

Le observo asintiendo sin asi desearlo, le gustaría decirle que no lo habia visto pero aquello seria mentir, Erkki…solo esperaba que no le fuese a decir nada, seguramente entonces sus celos mas encaminados volverían a apoderarse de el, si se habia molestado por que el vampiro arriesgase su vida por el con un dia de conocidos ¿Cómo se sentiría al saber que habia compartido aquella telepatía con el? La única otra persona con quien podia hacerlo ademas de el en tres siglos de existencia –si tu no lo logras comprender mucho menos lo hare yo- murmuro desviando la mirada ¿admitía que no comprendía? ¿Por qué? Era algo poco visto en el.

Frunció levemente el entrecejo pensando en lo enfermo que eso sonaba, seguramente solo un vampiro de mente retorcida podia hacer algo parecido –no has intentado muchas cosas no- le cuestiono sonriendo de medio lado –eres un vampiro inusual…me agrada- murmuro no sabiendo a ciencia cierta a que se debían aquellas palabras, se inclinó hacia el sin soltar sus manos depositando sus labios con delicadeza sobre uno de lo pómulos del vampiro fue entonces que recordó.

-Soren…¿Qué has visto tu?¿que recuerdos has visto de mi?- le cuestiono con tranquilidad, solo deseaba que no hubiese sido nada de aquellos que le atormentaban como pesadillas, no los golpes e insultos de su padre, no el dia en que habia decidido huir, no cuando todo habia cambiado, no, no,no. No queria que se enterase de aquello, no de esa manera.

(( Me alegra que te gustara el dibujo *-* lo hice con mucho cariño )

Aquello era cierto, él no había intentado muchas cosas. ¿Porque? La respuesta era obvia, porque era un cobarde y porque, amaba demasiado a las personas como para hacerles daño adrede. Si bien, dentro de si mismo, el sadismo y la sensualidad innata de todo bebedor de sangre maldito, se mantenía esperando el momento para poder salir y tomar el control, eso no significaba que Soren andara por la vida jodiéndo a personas inocentes. No era su estilo.

- Me agrada -

Esas dos palabras seguidas por el beso le hicieron sentir increíblemente bien, las cortas dosis de cariño que el chico le otorgaba aleatoriamente le hacían sentir como si se hubiera tragado vivas 20 mariposas y estuvieran revoloteando en su interior sin rumbo fijo. El sonrojo no tardó en volver y una sonrisa, de esas que sólo esbozaba cuando Anuar le hacía sentir de ese modo, cuando la mezcla de nervios, verguenza y calidez, sólo podían producir una tonta sonrisa.

Se tardó unos segundos en responder la pregunta, porque ya estaba olvidando que era lo que había visto.

- Mmm... primero fueron sonidos, incectos, las hojas de los árboles meciendose con el viento... algo así como un bosque o una pradera - Comentó arrugando el entrecejo recordando, llevándose el dedo indice a los labios como si de esa manera pudiera recordar mejor - Luego imagenes borrosas... yo corría por una pradera o algo así y alguien me perseguía, no sentía miedo, todo era cálido y tranquilo... el sol no me hacía daño - Agrega con ensoñación - Creo que era una niña pequeña... Se parecía a mi hermana Annika, pero no estoy seguro, cuando vivíamos en el castillo, yo no solía jugar con mi hermanita en las afueras... - Hizo una pausa, de repente le temblaba la voz - Siempre fui muy mal hermano... Nunca... le dije cuanto la quería... fui un imbécil --

Le gustaba verle de aquella manera, como un adolescente ruborizado ante su primera novia, lo contradictorio del asunto era que Soren no era ya un adolescente en plena pubertad con las hormonas alborotadas ni mucho menos y el, por obvias razones no era una mujer aunque aveces llegaba a pensar como una, de aquella forma patéticamente casta, observando al amor como un sentimiento existente y extenuante, como lo pintaban quizá en los cuentos de hadas que le leia a Angelique cuando era mas pequeña pero le parecía casi aberrante no creer en ello ¿Qué sentido entonces tenia ver a la gente desperdiciar sus años buscando aquello? Seria deprimente, algo que cambiaria muchos paradigmas, pero el no tachaba dicho sentimiento por obsoleto tampoco podia hablar de ello como si lo hubiese experimentado ya.

-Rumania- aseguro en voz baja intentando explicarle que habia visto, no porque se sintiera amarrado a decirle sino porque quería hacerlo, demostrar algo ante el mas intimo que unas simples palabras –era mi hermana…se llamaba Angelique- le explico tranquilamente ahogado cualquier clase de sentimiento depresivo con una media sonrisa –tenias tu también una hermana menor- le cuestiono algo sorprendido, le agradaba conocer mas acerca de el, no solo de su presente sino de su pasado y sus sentimientos, que le hablase de lo que pensaba y le gustaba, lo que le desagradaba, todo –aveces no es necesario decir las cosas, seguro ella sabia- seguramente lo sabia pero eso no quitaba que no estaba bien aunque eso no era algo que planeaba decirle, el adoraba a Angelique y la aberraba celosamente por haberle quitado su infancia aun asi los años le habían hecho guardarla un profuso cariño que poco hermanos podían decir sentir por sus hermanas, era su pequeña hermana, de la que siempre cuidaba…a la que le habia fallado.

-el lugar por el que creías andar era un campo cercano a mi casa, solia ir con Angelique a correr y jugar todas las mañanas, nos perseguíamos hasta que mi madre nos iba a buscar para comer- le explico perdido en sus propios recuerdos, le volteo a ver encogiéndose de hombros –es lo que me recordó la brisa que me has hecho sentir- le explico acariciando sus manos.

Entonces no había sido él quien corría por los prados, sino Anuar. Le había leído los pensamientos ¡Le había leído la mente a aguien diferente a Erkki! Escuchó con atención todo lo que dijo Anuar sin poder evitar recordar las palabras de Erkki sobre la telepatía, muchisimos años atrás cuando le había enseñado a controlarla. Era mucho más fácil si había un vinculo de sangre entre ambos, por que eso hacía que hubiera más conexión entre sus cuerpos y mentes. Soren no entendía muy bien como funcionaba, a decir verdad habían muchos misterios del vampirismo que desconocía, pero lo que si sabía era que Anuar no había bebido de su sangre por lo que no existía ningún vinculo entre ambos.

¿Entonces como había sido posible? Debía investigar sobre eso después, cuando tuviera tiempo, habían todavía muchos libros antiguos de los de su raza que no había leído, quizás podía encontrar algo sobre relaciones entre vampiros y humanos que le permitiera decifrar el enigma.

- Eso suena como un recuerdo muy feliz - Comenta intentando alejar las preocupaciones de su mente - Yo no recuerdo haber jugado cuando estaba niño... es que nunca fui un niño... normal - Logra decir comenzando a avergonzarse de nuevo - No tuve amigos debido a que eramos de la nobleza y no me permitían ir a jugar con niños 'inferiores' según mi padre... - Hizo una mueca de desprecio al recordar la conducta de su padre - Así que me la pasaba encerrado en la biblioteca del castillo y con mi esclavo... él siempre me acompañaba, por eso le quería de verdad - Hizo una pausa como rememorando esos momentos.

- No quiero... abusar de tu confianza, pero... ¿En donde está tu familia? ¿Vives sólo en Paris? Creo que nunca me lo has dicho... - Finaliza un tanto asustado de ser indiscreto con las preguntas, pero la curiosidad era mucho más grande, quería descubrir todo de Anuar.

Un recuerdo muy feliz, los únicos recuerdos felices que tenían habían sido alado de su pequeña hermana porque sin su presencia no podia salir a ningun lado y no le permitían ir a circos, tiendas ni centros sin su compañía, mas bien iba cuando su hermana tenia ganas de ir puesto que era su eterno guardián –debiste haber tenido una infancia…acongojante- murmuro sin encontrar como describir aquello, su mirada se desvió nuevamente mientras soltaba lentamente sus manos dejándolas escurrir entre las de Soren, cayendo sin tocar el suelo -Izaak- murmuro recordando su rostro, no se atrevió a hacer ningun comentario temiendo levantar en Soren recuerdos que prefería guardar celosamente.

¿le agradaba o le desagradaba que le preguntase? No estaba seguro, se levanto de la piedra aquella avanzando algunos pasos dándole la espalda mientras divisaba algun punto distante en el suelo, remontándose a aquella época en que vivía en Rumania, nunca antes le habia contado a alguien nada sobre aquello, algunos datos vagos e irrelevantes y no planeaba soltarlo todo de una, dolia aun demasiado.

-vivia en Bran con mis padres y Angelique pero…tuve que dejarlos, bueno a mi padre, nos quedamos solo nosotros dos y yo jamás fui el hijo que el deseaba asi que todo se complico, pensé que seria mejor para ambos si yo me iba y llegue aquí buscando mejor suerte, aunque no hubo mucha diferencia- murmuro ausente, pateando suavemente una piedrecilla suelta que rodo metros mas alla. Observaba el suelo melancólicamente y todo aquello de espalda a Soren para que no viese su expresión, suspiro imperceptiblemente recobrando la compostura –vivo solo desde entonces – le explico encogiéndose de hombr.

Acongojante era una buena palabra para describirlo. Pensó mientras escuchaba sus palabras, aunque como nunca supo lo que era salir por ahí y jugar, nunca lo necesitó, envidió o añoró. Dicen que no puedes añorar o esperar lo que no conoces y era cierto, el no sabía como vivían otros niños. Sin embargo si su relación con su hermano mayor hubiera sido mejor, quizás, habría tenido algo sercano a un amigo de pequeño. Pero eran demasiado diferentes para poder llevarse bien y a esa temprana edad uno no es capaz de sobreponerse a las diferencias y llevar una relación con tolerancia.

Escuchó la historia de Anuar y parpadeó con sorpresa. La increible similitud entre ambos era un tanto abrumadora, pero también habían grandes diferencias. Soren había abandonado a su familia también, pero luego de esto había encontrado a Erkki y había estado bajo el 'cuidado' (si es que podía ponerse en esos términos) de su mentor por mucho tiempo. Pero se debía tener mucho valor para dejar atrás las cosas por uno mismo sin tener a otra persona esperándole.

- Parece que ambos hemos sido malos hijos - Exclamó observando a Anuar levantarse de la silla y alejarse de él. - Pero lo que hiciste lo hiciste pensando en el bienestar de ellos... eso ¿no te convierte en una buena persona? - Comenta reflexionando en torno a ello.

Finalmente se decide, se levanta y bordeá a Anuar con sus brazos abrazándolo por la espalda.

- Y aunque suene egoista... si no hubiera sido así... no te hubiera conocido - Finalizó escondiendo su rostro en el ángulo del cuello del chico, como temiendo afrontar su mirada o su opinión.

Entrecerró los parpados al escuchar lo que de los labios de Soren afloraba en un tono tan alto, como si pretendiera perforarle los tímpanos adentrándose en su mente para lastimarle internamente, punzar en aquella herida que seguía abierta aun después de tanto tiempo–no lo hemos sido Soren…sencillamente no fuimos lo que nuestros padres deseaban…eso no nos convierte en malos hijo- aseguro, dudando de sus propias palabras, mostrándose casi vacilante -¿cierto?- cuestiono con un hilo en su voz, uno casi imperceptible y que pretendía cubrir como algo mas.

Negó débilmente aun con la mirada gacha y ausente aun se remontaba a aquella época –no lo hice pensando en el, quiero decir mi huida le iba a alegrar pero no lo hize por ese motivo…es solo…una forma de no sentirme atormentado por mi decisión, me es mas fácil asi, no pensar que hubiese podido salir algo bueno de esa relación de haberme quedado- le indico pensando que debía callar ya todo lo demás, era exponer demasiadas cosas que hasta aquel preciso instante solo el conocía y que debían quedarse asi por un tiempo mas.

Sonrió de medio lado inusualmente de una forma melancólica –a mi…también me alegra haberte conocido- asevero en un susurro apenas audible como si alguien mas pudiese escucharlo y robar sus palabras ¿le alegraba tanto como para decir que valia la pena haber perdido a Angelique? ¿lo valia realmente? Un sentimiento de culpa que no habia sentido en años le embriago el alma obligándolo a aferrándose asi a Soren, pasando sus manos por detrás y sujetándolo por la cintura para estrecharse contra el porque inusualmente aunque fuese su tacto algo parecido al hielo y su frivolidad le hacia sentir cálido internamente, protegido y casi querido.

Solo el tiempo decidiría si valia o no la pena haber pasado por tanto para haber logrado asi llegar a aquel preciso momento, viro su rostro besando los cabellos del vampiro como si aquello pudiese ser un verdadero deleite.