AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
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Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Recuerdo del primer mensaje :
https://www.youtube.com/watch?v=c2pHBcdDCzY
Habían pasado unas semanas desde lo del cuchillo de Gael, en las cuales la vida de la bruja había dado un giro de 180 grados. Primero había conocido a Xaryne, y se habían dejado llevar por una tórrida pasión que las había encerrado en su buhardilla por unas pocas noches. Pero la cazadora era muy hermética, germana, fría y cuadriculada para algunas cosas, como por ejemplo para decirle dónde vivía, o qué narices había ocurrido en su pasado para que no quisiera hablar de ello. Por el momento la bruja le dejaba todo el espacio que ella parecía necesitar porque estaba demasiado ocupada tratando de asimilar tantos cambios. Le gustaban los hombres. Y ahora también las mujeres. Vaya lío.
Los días se le antojaban cortos cuando esperaba verla aparecer por el callejón. Las horas pasaban voladas a su lado y el sol las sorprendía exhaustas y amodorradas. La vieja Brisienne le había propinado un par de escobazos por andar despistada pensando en las musarañas. Pero al menos la bruja había recuperado una chispa de vitalidad y buen humor que hacía siglos que no recordaba tener. Por fin parecía que algo comenzaba a ir bien, o al menos no rodaba cuesta abajo como era costumbre en su vida.
https://www.youtube.com/watch?v=-n2hhQ9PS1s&list=PLA7qUFOoGxETsqkrl3QqJW48fngs-Q1rP&index=4
Era viernes y ya hacía dos semanas y media que no veía a Xaryne. Su humor se había helado como un témpano. Se había largado a Alemania, sin decirle ni el motivo ni la fecha de regreso: “Es personal”. Le había soltado. Ya. ¿Y qué debía hacer ella con esa información? era una puta mierda de información. ¿Sabía si quiera que volvería? le había dicho que sí, pero no sabía cuándo.
Elora no sabía de muchas cosas, pero en abandonos era especialista. Creció sin padre, sin amigos y hasta su madre se había largado. Y ahora Xaryne la dejaba con palabras vagas y miles de dudas. Había tragado ya demasiada bilis como para no olerse las excusas. Quería pensar que regresaría, pero sería más fácil si se hacía a la idea de que no. La muy maldita se lo dijo justo cuando se estaba vistiendo para ir a trabajar, sin poder tener la opción de quedarse, de hablarlo o de… bah!. Ni siquiera sabía si valía la pena. La cazadora lo había hecho así para no tener que dar explicaciones, para seguir manteniendo a Elora fuera de lo que estuviese guardando con tanto ahínco. Pues la bruja no quería meterse donde no la invitaban, si no era bienvenida, a tomar por culo. Así que apretó los dientes le deseó buen viaje y salió por la puerta. Ese iba a ser el día que comenzaría su deseada venganza y que ya había aplazado demasiado con aquel asunto sentimental. Sus heridas en la espalda ya no sangraban, estaban cerradas, y el cabrón de Mauritz de Buisson había regresado de su viaje. Era el tiempo de actuar. Notaba el frío crecer en su interior cada vez que regresaba a su buhardilla vacía, llena de polvo, con la única compañía de los tarros de vísceras, hierbas secas y aceites de intensos olores. Sentía la rabia avanzar ennegreciendo su corazón, volviéndolo de piedra e inmune al dolor ajeno.
Bajó una noche al Two Bells donde el nuevo rico estaba tomando pintas y alternando con la plebe para llevarse a alguna incauta a la cama y poder descargar en ella todas sus frustraciones sexuales y sus problemas no resueltos de la infancia. Pero es anoche no iba a encontrar a el placer, iba a verse cara a cara con su destino.
— ay Mauritz…San Martín se acerca y tu nombre está escrito en su lista…— murmuró Elora cuando lo vislumbró entre la turba de borrachines del pub irlandés.
Inspiró hondo y compuso la mejor de sus sonrisas. Pagó al camarero por la bebida que más tarde una camarera le llevaría a Mauritz, diciendole que era cortesía de la casa, y poder verter en ella el polvo rojo que se disolvió rápidamente. Cuando hubo dado el primer trago se acercó a él y le susurró algo al oido. El desconcierto inicial del ricachón fue sustituido por una sonrisa de medio lado. Así que la chica quería más tema, se lo había pasado bien al final del cuento. Cuando terminó la bebida, alentado por las provocaciones de la bruja, ya era tarde para dar marcha atrás. Se había tomado la dosis de poción para un elefante. Elora probó a manipular su voluntad… y sorprendentemente funcionó.
Los siguientes días Mauritz se sintió irremediablemente atraído por aquellos ojos castaños y comenzó a complacer sus deseos, uno tras otro. Vestidos. Sombreros. Una perla negra para el cuello. A ratos el hombre se sentía confundido porque tenía algunas lagunas, pero volvía de nuevo a pensar en ella y salía a buscarla.
Esa noche Elora estaba de muy mal humor. No soportaba tener a Mauritz todo el tiempo del brazo, pero sabía que debía aguantar, porque todavía quedaba un largo camino hasta que éste le pidiera matrimonio y le legase todos sus bienes. Esa noche se encaprichó en ir al restaurante de Gael. No sabía muy bien por qué, quizás porque aunque hiciera semanas que no lo veía, era la única persona que más o menos le resultaba cercano y agradable. Era una tontería, quizás ni siquiera saliese de la cocina, o hasta puede que se hubiera ido de la ciudad, a saber. Pero por una vez en su puñetera vida quería ir a ese sitio de lujo, sin que tuvieran lástima de ella, y si podía al menos verlo de refilón, ya le valía. Quizás es que la bruja no quería enterrar del todo a la vieja Elora, y cederle todo el terreno a la hija de puta en la que se estaba convirtiendo.
Entraron en el local, del brazo, y el mâitre les hizo un hueco ipso facto en una mesa cerca de una ventana. La hija de Paine, la bruja indigente, esa noche llevaba un vestido de seda burdeos, con el pelo recogido en la nuca, cayendo cual cascada de bucles. Lucía sobre el pecho la perla gris, guantes de encaje negro y escarpines a juego. Probablemente nadie la reconociese con esa pinta de persona decente y rica, nadie pensaría que era la muchacha de la tienda de hierbajos, la que tenía más remiendos en su falda que una vela de barco.
https://www.youtube.com/watch?v=c2pHBcdDCzY
Habían pasado unas semanas desde lo del cuchillo de Gael, en las cuales la vida de la bruja había dado un giro de 180 grados. Primero había conocido a Xaryne, y se habían dejado llevar por una tórrida pasión que las había encerrado en su buhardilla por unas pocas noches. Pero la cazadora era muy hermética, germana, fría y cuadriculada para algunas cosas, como por ejemplo para decirle dónde vivía, o qué narices había ocurrido en su pasado para que no quisiera hablar de ello. Por el momento la bruja le dejaba todo el espacio que ella parecía necesitar porque estaba demasiado ocupada tratando de asimilar tantos cambios. Le gustaban los hombres. Y ahora también las mujeres. Vaya lío.
Los días se le antojaban cortos cuando esperaba verla aparecer por el callejón. Las horas pasaban voladas a su lado y el sol las sorprendía exhaustas y amodorradas. La vieja Brisienne le había propinado un par de escobazos por andar despistada pensando en las musarañas. Pero al menos la bruja había recuperado una chispa de vitalidad y buen humor que hacía siglos que no recordaba tener. Por fin parecía que algo comenzaba a ir bien, o al menos no rodaba cuesta abajo como era costumbre en su vida.
https://www.youtube.com/watch?v=-n2hhQ9PS1s&list=PLA7qUFOoGxETsqkrl3QqJW48fngs-Q1rP&index=4
Era viernes y ya hacía dos semanas y media que no veía a Xaryne. Su humor se había helado como un témpano. Se había largado a Alemania, sin decirle ni el motivo ni la fecha de regreso: “Es personal”. Le había soltado. Ya. ¿Y qué debía hacer ella con esa información? era una puta mierda de información. ¿Sabía si quiera que volvería? le había dicho que sí, pero no sabía cuándo.
Elora no sabía de muchas cosas, pero en abandonos era especialista. Creció sin padre, sin amigos y hasta su madre se había largado. Y ahora Xaryne la dejaba con palabras vagas y miles de dudas. Había tragado ya demasiada bilis como para no olerse las excusas. Quería pensar que regresaría, pero sería más fácil si se hacía a la idea de que no. La muy maldita se lo dijo justo cuando se estaba vistiendo para ir a trabajar, sin poder tener la opción de quedarse, de hablarlo o de… bah!. Ni siquiera sabía si valía la pena. La cazadora lo había hecho así para no tener que dar explicaciones, para seguir manteniendo a Elora fuera de lo que estuviese guardando con tanto ahínco. Pues la bruja no quería meterse donde no la invitaban, si no era bienvenida, a tomar por culo. Así que apretó los dientes le deseó buen viaje y salió por la puerta. Ese iba a ser el día que comenzaría su deseada venganza y que ya había aplazado demasiado con aquel asunto sentimental. Sus heridas en la espalda ya no sangraban, estaban cerradas, y el cabrón de Mauritz de Buisson había regresado de su viaje. Era el tiempo de actuar. Notaba el frío crecer en su interior cada vez que regresaba a su buhardilla vacía, llena de polvo, con la única compañía de los tarros de vísceras, hierbas secas y aceites de intensos olores. Sentía la rabia avanzar ennegreciendo su corazón, volviéndolo de piedra e inmune al dolor ajeno.
Bajó una noche al Two Bells donde el nuevo rico estaba tomando pintas y alternando con la plebe para llevarse a alguna incauta a la cama y poder descargar en ella todas sus frustraciones sexuales y sus problemas no resueltos de la infancia. Pero es anoche no iba a encontrar a el placer, iba a verse cara a cara con su destino.
— ay Mauritz…San Martín se acerca y tu nombre está escrito en su lista…— murmuró Elora cuando lo vislumbró entre la turba de borrachines del pub irlandés.
Inspiró hondo y compuso la mejor de sus sonrisas. Pagó al camarero por la bebida que más tarde una camarera le llevaría a Mauritz, diciendole que era cortesía de la casa, y poder verter en ella el polvo rojo que se disolvió rápidamente. Cuando hubo dado el primer trago se acercó a él y le susurró algo al oido. El desconcierto inicial del ricachón fue sustituido por una sonrisa de medio lado. Así que la chica quería más tema, se lo había pasado bien al final del cuento. Cuando terminó la bebida, alentado por las provocaciones de la bruja, ya era tarde para dar marcha atrás. Se había tomado la dosis de poción para un elefante. Elora probó a manipular su voluntad… y sorprendentemente funcionó.
Los siguientes días Mauritz se sintió irremediablemente atraído por aquellos ojos castaños y comenzó a complacer sus deseos, uno tras otro. Vestidos. Sombreros. Una perla negra para el cuello. A ratos el hombre se sentía confundido porque tenía algunas lagunas, pero volvía de nuevo a pensar en ella y salía a buscarla.
Esa noche Elora estaba de muy mal humor. No soportaba tener a Mauritz todo el tiempo del brazo, pero sabía que debía aguantar, porque todavía quedaba un largo camino hasta que éste le pidiera matrimonio y le legase todos sus bienes. Esa noche se encaprichó en ir al restaurante de Gael. No sabía muy bien por qué, quizás porque aunque hiciera semanas que no lo veía, era la única persona que más o menos le resultaba cercano y agradable. Era una tontería, quizás ni siquiera saliese de la cocina, o hasta puede que se hubiera ido de la ciudad, a saber. Pero por una vez en su puñetera vida quería ir a ese sitio de lujo, sin que tuvieran lástima de ella, y si podía al menos verlo de refilón, ya le valía. Quizás es que la bruja no quería enterrar del todo a la vieja Elora, y cederle todo el terreno a la hija de puta en la que se estaba convirtiendo.
Entraron en el local, del brazo, y el mâitre les hizo un hueco ipso facto en una mesa cerca de una ventana. La hija de Paine, la bruja indigente, esa noche llevaba un vestido de seda burdeos, con el pelo recogido en la nuca, cayendo cual cascada de bucles. Lucía sobre el pecho la perla gris, guantes de encaje negro y escarpines a juego. Probablemente nadie la reconociese con esa pinta de persona decente y rica, nadie pensaría que era la muchacha de la tienda de hierbajos, la que tenía más remiendos en su falda que una vela de barco.
Última edición por Elora Dahan el Miér Mayo 04, 2016 8:23 am, editado 1 vez
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Le devolví los besos, poniendo toda mi preocupación en cada uno de ellos. A ver, la idea en sí no era mala, trabajando allí podría estar cerca y vigilar a ese hijo de puta. Pero eso era una moneda de doble cara. Estaría obligada a observar cómo daban paseítos por el campo e intentaba acosarla de todas las formas posibles.
Acaricié su cara con suavidad, bajando por el brazo y muy lentamente a su espalda, rozando con mis dedos cada una de las cicatrices que tenía. Le había hecho un puto destrozo.
Un sentimiento de rabia me invadió, pero me obligué a pensar que su castigo iba a ser peor que la muerte. Estaba totalmente en contra de aquel plan, pero entendía su razonamiento. Tenía derecho a planear y ejecutar su venganza, pero la idea de que aquel cuerpo que estaba a salvo entre sus brazos tuviera que estar indefenso ante aquel monstruo libidinoso no me hacía la menor gracia.
- Si tú te sientes más segura... vale. - la miré a los ojos. - No te voy a quitar el ojo de encima, y si se pasa y veo que no puedes manejarlo, lo pararé, cueste lo que cueste.
La besé de nuevo y susurré:
- Confío en ti, pero no en ese hijo de perra.
Sabía que esta decisión iba a traernos problemas, pero no la dejaría sola. Le había prometido que no me iría de nuevo.
Acaricié su cara con suavidad, bajando por el brazo y muy lentamente a su espalda, rozando con mis dedos cada una de las cicatrices que tenía. Le había hecho un puto destrozo.
Un sentimiento de rabia me invadió, pero me obligué a pensar que su castigo iba a ser peor que la muerte. Estaba totalmente en contra de aquel plan, pero entendía su razonamiento. Tenía derecho a planear y ejecutar su venganza, pero la idea de que aquel cuerpo que estaba a salvo entre sus brazos tuviera que estar indefenso ante aquel monstruo libidinoso no me hacía la menor gracia.
- Si tú te sientes más segura... vale. - la miré a los ojos. - No te voy a quitar el ojo de encima, y si se pasa y veo que no puedes manejarlo, lo pararé, cueste lo que cueste.
La besé de nuevo y susurré:
- Confío en ti, pero no en ese hijo de perra.
Sabía que esta decisión iba a traernos problemas, pero no la dejaría sola. Le había prometido que no me iría de nuevo.
Xaryne Ackerman- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 24/04/2016
Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Y haces bien de no fiarte, no es de fiar. He de encontrar una prostituta que esté de acuerdo en hacerse pasar por mí. Le pagaré bien, y cuando acabe el trabajo se podrá quedar a mi servicio, y sus familiares, si tiene, también. Una vida digna fuera de la calle para ella y sus seres queridos, creo que es lo justo por aguantar una paliza o dos. Porque pienso despedir a todos los que no sean de mi entera confianza. ¿Cómo lo ves? no quiero dejar ningún cabo suelto.— la bruja llevaba tiempo planeando y sopesando cada aspecto, cada posibilidad por pequeña que fuera. Incluso tenía planes para la vieja Delphine, la madre de Mauritz, una vez éste hubiese abandonado el plano terrenal.— Iremos hoy mismo hacia la mansión, haré renunciar al mozo de cuadras y tú, muy apropiadamente te dejarás caer por allí a pedir trabajo. No creo que Mauritz te recuerde, sólo te vio unos segundos y si dice algo le diré que la mujer que le atacó es una vieja conocida mía que me odia y que no eres tú.— Estiró la espalda y los muslos para no quedarse agarrotada, pero volvió a hacerse una bola contra el cuerpo de Xaryne.— En cuanto ese desgraciado me haga ir a su casa a vivir, tomaré el control total y no podrá hacer nada.
Ronroneé cuando se pegó contra mi cuerpo y la tapé un poco con la manta. Miré al techo, pensativa.
- Espero de verdad que esté bajo tu control, porque como se de cuenta de algo, se viene todo abajo. ¿Sabes? - le cogí la barbilla y escudriñé su rostro. - Prefiero a la Elora irónica que a la calculadora. Acabemos pronto con esto.
Suspiré de nuevo y me senté en la cama, dándole vueltas a todo. Nunca había estado trabajando en ningún sitio por periodos largos de tiempo, no era lo mío. Lo mío era matar alimañanas y jugarme la vida cada noche. Miré a Elora ladeando la cabeza. Por ella, lo haría. Me rasqué la nuca, pensando en qué armamento llevaría o cómo colaría a Zaros en el establo. Cualquier cosa con tal de no pensar en la que se nos venía encima.
- No sé si me convence el hecho de que una chica inocente deba recibir palizas, por mucho futuro que se gane después. - la miré poniéndome seria. - Con esas heridas y sin el cuidado necesario, podrías haber muerto Elora.
No la voy a dejar sola ante el peligro, drogaré a Mauritz para que esté confundido y débil. Pero se trata de mi supervivencia, de nuestra supervivencia, y sinceramente…no pienso echarme atrás porque esto salpique a más gente. A mí nadie me tendió la mano cuando tuvimos que dormir a la intemperie, ni cuando mi madre se largó dejandome sola en esta ciudad. Darle un futuro mejor que la calle a esa chica y a su gente es mucho más de lo que nadie ha hecho por mí. Con suerte sólo sean un par de polvos sin nada más.— En ese tema Elora se mantenía fría, impasible, inflexible. La vida la podía afrontar de muchas formas, pero en su venganza no iba a flaquear ni retroceder un milímetro.— Mis heridas son las cicatrices que me hacen de mapa para no perder norte. Por ese motivo ese bastardo se merece la muerte y la va a encontrar. Y sus bienes no van a ir a parar a su madre o sus familiares, me los quedaré yo y haré con ellos lo que quiera, como ayudar a quien me salga del churro.
Me tumbé sobre ella tras escuchar sus palabra. Se notaba que lo había pensado, y mucho. Enterré mi cara en el hueco de su hombro y susurré contra su cuello:
- Espero que sepas lo que haces, pequeña bruja loca, y si no lo sabes, espero que tengas al karma de tu lado.
Dejé un beso en su cuello y me levanté de la cama, con una sensación de que acabábamos de terminar algo feliz y suave, entrando en terrenos muy peligrosos. Sólo el tiempo diría dónde acabaríamos. La miré allí, desnuda en mi cama, cama que nunca había albergado otro sentimiento que no fuera soledad y amargura. Me incliné y la cogí en brazos cual princesa. Sonreí pícara y dije:
- Pero antes de entrar en la boca del lobo, déjame hacerte el amor una última vez.
La besé intensamente. Bajamos al baño de la granja, que tenía una bañera bastante decente para lo que era el resto de la vivienda. Durante aquel baño caliente me la comí a besos, cada centímetro de su piel, para que pudiera recordarlo cada vez que se sintiera sola en aquella mansión. Desgasté sus labios de tanto tenerlos entre los míos y me deleité con cada gemido que salía de entre los suyos.
Por un momento, estuvimos solas en el mundo.
Dos horas más tarde, las luces del nuevo día me calentaban la espalda mientras cabalgábamos hacia su buhardilla. Tenía que cambiarse para empezar aquella misión, que esperaba sinceramente que no fuera la última.
Ronroneé cuando se pegó contra mi cuerpo y la tapé un poco con la manta. Miré al techo, pensativa.
- Espero de verdad que esté bajo tu control, porque como se de cuenta de algo, se viene todo abajo. ¿Sabes? - le cogí la barbilla y escudriñé su rostro. - Prefiero a la Elora irónica que a la calculadora. Acabemos pronto con esto.
Suspiré de nuevo y me senté en la cama, dándole vueltas a todo. Nunca había estado trabajando en ningún sitio por periodos largos de tiempo, no era lo mío. Lo mío era matar alimañanas y jugarme la vida cada noche. Miré a Elora ladeando la cabeza. Por ella, lo haría. Me rasqué la nuca, pensando en qué armamento llevaría o cómo colaría a Zaros en el establo. Cualquier cosa con tal de no pensar en la que se nos venía encima.
- No sé si me convence el hecho de que una chica inocente deba recibir palizas, por mucho futuro que se gane después. - la miré poniéndome seria. - Con esas heridas y sin el cuidado necesario, podrías haber muerto Elora.
No la voy a dejar sola ante el peligro, drogaré a Mauritz para que esté confundido y débil. Pero se trata de mi supervivencia, de nuestra supervivencia, y sinceramente…no pienso echarme atrás porque esto salpique a más gente. A mí nadie me tendió la mano cuando tuvimos que dormir a la intemperie, ni cuando mi madre se largó dejandome sola en esta ciudad. Darle un futuro mejor que la calle a esa chica y a su gente es mucho más de lo que nadie ha hecho por mí. Con suerte sólo sean un par de polvos sin nada más.— En ese tema Elora se mantenía fría, impasible, inflexible. La vida la podía afrontar de muchas formas, pero en su venganza no iba a flaquear ni retroceder un milímetro.— Mis heridas son las cicatrices que me hacen de mapa para no perder norte. Por ese motivo ese bastardo se merece la muerte y la va a encontrar. Y sus bienes no van a ir a parar a su madre o sus familiares, me los quedaré yo y haré con ellos lo que quiera, como ayudar a quien me salga del churro.
Me tumbé sobre ella tras escuchar sus palabra. Se notaba que lo había pensado, y mucho. Enterré mi cara en el hueco de su hombro y susurré contra su cuello:
- Espero que sepas lo que haces, pequeña bruja loca, y si no lo sabes, espero que tengas al karma de tu lado.
Dejé un beso en su cuello y me levanté de la cama, con una sensación de que acabábamos de terminar algo feliz y suave, entrando en terrenos muy peligrosos. Sólo el tiempo diría dónde acabaríamos. La miré allí, desnuda en mi cama, cama que nunca había albergado otro sentimiento que no fuera soledad y amargura. Me incliné y la cogí en brazos cual princesa. Sonreí pícara y dije:
- Pero antes de entrar en la boca del lobo, déjame hacerte el amor una última vez.
La besé intensamente. Bajamos al baño de la granja, que tenía una bañera bastante decente para lo que era el resto de la vivienda. Durante aquel baño caliente me la comí a besos, cada centímetro de su piel, para que pudiera recordarlo cada vez que se sintiera sola en aquella mansión. Desgasté sus labios de tanto tenerlos entre los míos y me deleité con cada gemido que salía de entre los suyos.
Por un momento, estuvimos solas en el mundo.
Dos horas más tarde, las luces del nuevo día me calentaban la espalda mientras cabalgábamos hacia su buhardilla. Tenía que cambiarse para empezar aquella misión, que esperaba sinceramente que no fuera la última.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Ese día si que terminaría cansada, más bien agotada. La tensión de la noche anterior, las horas con Xaryne sin dormir, y hasta el baño relajante se había convertido en unas horas más para llenarse y vaciarse de la presencia de la otra. Y para rematar tenía que hacer que el caballerizo de despidiese y después ir a ver a Mauritz, porque había quedado así con él. Vaya día más duro que tenía por delante. Por lo pronto, cabalgaron hasta la casona de los Buisson y Elora se coló por el patio trasero sin ser vista. Se escondió detrás de las pilas de heno para los caballos y esperó a que el mozo entrase en los establos a hacer sus labores. Xaryne no estaba muy lejos, la bruja ya la había avisado de que pasase lo que pasase que recordara que ella tenía el control. El pelo de Elora empezó a flotar, como siempre sucedía cuando invocaba la separación del velo de la realidad, y entraba en el mundo espiritual donde las almas erraban y lamentaban por toda la eternidad. Pero esta vez no quería invocar muertos comunes, esta vez debían ser terroríficos, así que comenzó a murmurar en una lengua arcana y cuando acudieron a su llamada, comenzaron a hacerse visibles. Primero un viento gélido barrió la paja del suelo, amontonándola sobre una puerta. Los caballos comenzaron a relinchar y a piafar nerviosos. El mozo frunció el ceño y les habló para calmarlos, pero de pronto un portazo cerró el portón del establo. Una silueta comenzó a materializarse delante de sus ojos. Era un hombre corpulento, con la mirada perdida y una hacha en la mano. Cojeaba del pie izquierdo y arrastraba un poco la planta del pie. — ¿quién anda ahi?!!.— el mozo empezó a ponerse nervioso. El espíritu era muy real a pesar de ser translúcido. Tenía un aspecto bastante amenazador aunque se pudiera ver la puerta a través de él. Otra figura comenzó a revolver entre la paja, con una risita infantil. Una niña ataviada con un vestido blanco y medias a rayas, corrió atravesando de parte a parte, como si de su sala de juegos se tratase. El mozo comenzó a sudar y a ponerse histérico. Agarró un rastrillo para defenderse del tipo del hacha, cuando de pronto algo le golpeó en la cabeza empujado desde el granero superior. Una mujer con el pelo completamente cardado y revuelto colgaba y se balanceaba por una soga atada al cuello. La colgada simuló la muerte y sus espasmos pero al instante abrió los ojos y comenzó a reír. Aquello era una mala pesadilla de muertos y espíritus. El mozo salió corriendo y Elora lo llamó a todos de regreso. Cuando los entes se desvanecieron en el aire, la bruja se tambaleó, pero permaneció en pie.— sal… salgamos de aquí… antes de… que vengan.— Necesitaba descansar un poco y comer alguna cosa, las invocaciones drenaban su energía vital.
Observé el espectáculo bien atenta. Hizo una invocación formidable, el muchacho salió corriendo sin mirar atrás. Aparecí detrás de ella y la sujeté, había perdido mucha energía.
- Un truco digno de bruja perversa. Recuérdame que no me meta mucho contigo.
Rodeé su cintura con un brazo y la llevé hasta Zaros de nuevo. Cabalgamos hasta el mercado viejo de la ciudad. Elora necesitaba recuperar fuerzas, así que compré un poco de pan y queso, era hora de almorzar. Subimos a la buhardilla y subí una botella de vino que había traído de la granja. Era un vino decente, el viejo tenía buen gusto para el alcohol. Preparé el almuerzo mientras ella reposaba en la cama. La observaba preocupada, se estaba esforzando mucho.
- Come un poco y descansa, necesitas fuerzas para la función de esta noche.- eché el vino en dos copas y alcé un poco una, dándole la otra. - Por la bruja con la lengua más afilada del mundo.
Elora tenía más fuerza de voluntad que conocimientos, por ello sus hechizos le costaban más de lo que deberían. Cuando aprendiese a controlar su magia de forma eficaz y a canalizarla decentemente, podría reducir los costes y avanzar en potencia. Como todo en esta vida, se trataba de un entrenamiento, y ella había perdido a su mentora demasiado pronto. Pero el caso es que estaba allí, descansando un poco y cuidada por Xaryne. La miró con infinita ternura.— nadie se había preocupado por mí así…Sabes que sin ti esto sería extremadamente duro ¿verdad?.— Le hizo un gesto para que se acercase y se sentara a su lado. Cuando lo hizo la abrazó, por todos esos abrazos que no podría darle en cuanto solicitase el empleo que seguro que le iban a dar.— Deberías ir a la casona antes de que se te adelanten. Yo estaré bien. En un rato iré por allí.
Sonreí cuando me abrazó. Dejé un beso en su sien y aspiré su aroma por ultima vez. Olía a algún tipo de hierba suave y aromática.
Asentí, debía ir a por el trabajo aunque mis pensamientos solo quisieran tener a Elora allí, descansando a salvo y sin preocupaciones.
- Si se me adelantan no pasa nada, tengo otros métodos para espantar gente más... terrenales que los tuyos. - sonreí salvajemente. - Aunque igual de efectivos.
La dejé descansando y antes de irme la miré por última vez.
- Recuerda, siempre estaré cerca, aunque no me veas. Si me necesitas, silba.
Le guiñé un ojo y me fui.
Tras descansar un rato y reponer fuerzas se acicaló, se peinó y se colocó un vestido azul oscuro con detalles y ribetes en blanco. Mauritz le había regalado algunas joyas y le había dado carta blanca para que fuera a una boutique a comprar la ropa que le diera gana, y que se la cargasen en cuenta. Así que la bruja se había renovado el vestuario. No lo había hecho a su gusto, porque debía guardar las apariencias y sus trajes eran recatados y en tonos neutros o clásicos. Cuanto menos llamase la atención, mejor. Ya habría tiempo para vestirse como le diera la real gana sin que le importasen las opiniones de los demás. Caminó hasta la casona y la recibió Mauritz y su madre en el salón de té. Conversaron un rato, y Elora se mostró preocupadísima por el estado de la nariz de su prometido. La conversación derivó a otras cuestiones más frívolas, sobre fiestas y actos sociales a los que estaban invitados y que ella debería acudir. Su “suegra” la aleccionó sobre el tipo de atuendos apropiados para eso, esperando que no los dejase en evidencia. Aunque secretamente estaba urdiendo un plan para que no llegasen esos días en los que Elora fuera presentada como futura esposa de Mauritz. Por la ventana del salón vio pasar a Xaryne con Zaros y sonrió para si misma. El plan echaba a andar.
Me habían dado el trabajo. Era la nueva moza de cuadras. Tampoco me había costado mucho, la ama de llaves que manejaba el cotarro vio mis ojos y me bastó una sonrisa para convencerla. Así que agarré a Zaros de las riendas y eché a andar tranquilamente. Fingiría que era uno más de los que tenía aquel imbécil en las cuadras. Eran como unos quince caballos, ni siquiera sabría los que tenía. Y si le aparecía un caballo tan formidable como Zaros, tampoco se quejaría. Zaros no iba a dejar que nadie que fuéramos Gael, Elora o yo lo montásemos. Ni siquiera se lo permitía a Thomas.
Observé de reojo el salón, el bastardo, una anciana que supuse que sería la vieja rancia de la que me había hablado Elora y ella, conversaban con té y pastas.
"Bah, cosas de ricos de pitiminí"
Metí a Zaros en el enorme establo y lo acomodé. Eché un vistazo a los caballos. Estaban bastante bien cuidados. Pobre muchacho, en cierta manera me daba pena haberlo aterrorizado.
Pero una cosa debía admitir. Me gustaban los caballos, así que si no fuera por las ansias asesinas que sufría cuando imaginaba al imbécil cerca de Elora, el trabajo no estaría tan mal.
Observé el espectáculo bien atenta. Hizo una invocación formidable, el muchacho salió corriendo sin mirar atrás. Aparecí detrás de ella y la sujeté, había perdido mucha energía.
- Un truco digno de bruja perversa. Recuérdame que no me meta mucho contigo.
Rodeé su cintura con un brazo y la llevé hasta Zaros de nuevo. Cabalgamos hasta el mercado viejo de la ciudad. Elora necesitaba recuperar fuerzas, así que compré un poco de pan y queso, era hora de almorzar. Subimos a la buhardilla y subí una botella de vino que había traído de la granja. Era un vino decente, el viejo tenía buen gusto para el alcohol. Preparé el almuerzo mientras ella reposaba en la cama. La observaba preocupada, se estaba esforzando mucho.
- Come un poco y descansa, necesitas fuerzas para la función de esta noche.- eché el vino en dos copas y alcé un poco una, dándole la otra. - Por la bruja con la lengua más afilada del mundo.
Elora tenía más fuerza de voluntad que conocimientos, por ello sus hechizos le costaban más de lo que deberían. Cuando aprendiese a controlar su magia de forma eficaz y a canalizarla decentemente, podría reducir los costes y avanzar en potencia. Como todo en esta vida, se trataba de un entrenamiento, y ella había perdido a su mentora demasiado pronto. Pero el caso es que estaba allí, descansando un poco y cuidada por Xaryne. La miró con infinita ternura.— nadie se había preocupado por mí así…Sabes que sin ti esto sería extremadamente duro ¿verdad?.— Le hizo un gesto para que se acercase y se sentara a su lado. Cuando lo hizo la abrazó, por todos esos abrazos que no podría darle en cuanto solicitase el empleo que seguro que le iban a dar.— Deberías ir a la casona antes de que se te adelanten. Yo estaré bien. En un rato iré por allí.
Sonreí cuando me abrazó. Dejé un beso en su sien y aspiré su aroma por ultima vez. Olía a algún tipo de hierba suave y aromática.
Asentí, debía ir a por el trabajo aunque mis pensamientos solo quisieran tener a Elora allí, descansando a salvo y sin preocupaciones.
- Si se me adelantan no pasa nada, tengo otros métodos para espantar gente más... terrenales que los tuyos. - sonreí salvajemente. - Aunque igual de efectivos.
La dejé descansando y antes de irme la miré por última vez.
- Recuerda, siempre estaré cerca, aunque no me veas. Si me necesitas, silba.
Le guiñé un ojo y me fui.
Tras descansar un rato y reponer fuerzas se acicaló, se peinó y se colocó un vestido azul oscuro con detalles y ribetes en blanco. Mauritz le había regalado algunas joyas y le había dado carta blanca para que fuera a una boutique a comprar la ropa que le diera gana, y que se la cargasen en cuenta. Así que la bruja se había renovado el vestuario. No lo había hecho a su gusto, porque debía guardar las apariencias y sus trajes eran recatados y en tonos neutros o clásicos. Cuanto menos llamase la atención, mejor. Ya habría tiempo para vestirse como le diera la real gana sin que le importasen las opiniones de los demás. Caminó hasta la casona y la recibió Mauritz y su madre en el salón de té. Conversaron un rato, y Elora se mostró preocupadísima por el estado de la nariz de su prometido. La conversación derivó a otras cuestiones más frívolas, sobre fiestas y actos sociales a los que estaban invitados y que ella debería acudir. Su “suegra” la aleccionó sobre el tipo de atuendos apropiados para eso, esperando que no los dejase en evidencia. Aunque secretamente estaba urdiendo un plan para que no llegasen esos días en los que Elora fuera presentada como futura esposa de Mauritz. Por la ventana del salón vio pasar a Xaryne con Zaros y sonrió para si misma. El plan echaba a andar.
Me habían dado el trabajo. Era la nueva moza de cuadras. Tampoco me había costado mucho, la ama de llaves que manejaba el cotarro vio mis ojos y me bastó una sonrisa para convencerla. Así que agarré a Zaros de las riendas y eché a andar tranquilamente. Fingiría que era uno más de los que tenía aquel imbécil en las cuadras. Eran como unos quince caballos, ni siquiera sabría los que tenía. Y si le aparecía un caballo tan formidable como Zaros, tampoco se quejaría. Zaros no iba a dejar que nadie que fuéramos Gael, Elora o yo lo montásemos. Ni siquiera se lo permitía a Thomas.
Observé de reojo el salón, el bastardo, una anciana que supuse que sería la vieja rancia de la que me había hablado Elora y ella, conversaban con té y pastas.
"Bah, cosas de ricos de pitiminí"
Metí a Zaros en el enorme establo y lo acomodé. Eché un vistazo a los caballos. Estaban bastante bien cuidados. Pobre muchacho, en cierta manera me daba pena haberlo aterrorizado.
Pero una cosa debía admitir. Me gustaban los caballos, así que si no fuera por las ansias asesinas que sufría cuando imaginaba al imbécil cerca de Elora, el trabajo no estaría tan mal.
Xaryne Ackerman- Cazador Clase Media
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Fecha de inscripción : 24/04/2016
Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
El apuesto y desequilibrado Mauritz no le quitaba los ojos de encima a Elora.
M.— querida, yo creo que es hora de que te traslades a esta casa y de que fijemos ya una fecha para el enlace. ¿No crees madre?.— Delphine lo observaba con esa mirada insondable y ladina, llena de secretos que se escondían tras aquellos iris oscuros.
D.— apuesto a que la señorita Dahan prefiere quedarse en su casa, Mauritz. Las mujeres tenemos muchas cosas que hacer antes de comenzar el día, y nos gusta al menos mantener un poco la intimidad, ya que luego vais a estar toda la vida juntos. Ya tendréis tiempo para eso y más.
La vieja echó la pelota en el tejado de Elora que compuso un gesto de agobio y confusión muy bien fingido.
E— yo… ehm… creo que… el señor de la casa es y será Mauritz, así que obedeceré la decisión que él tome. Yo no me siento capaz de decidir algo tan importante.— La vieja achinó los ojos y el hombre sonrió satisfecho.
M.— pues todo arreglado!! haremos que te traigan tus cosas aquí.— Elora puso un gesto sonriente.
E.—Oh, no, no! no te molestes por eso, apenas tengo cuatro vestidos. Mantendré la buhardilla alquilada porque mi padre quizás venga unos días a la ciudad. Pero si no tienes inconvenientes puedo quedarme desde hoy mismo aquí. ¿Puedo elegir mi habitación? no quiero que se murmure que compartimos cama cuando no estamos casados.— La vieja la miró de reojo sopesando de qué iba la chica y el hombre chasqueó la lengua con fastidio.
M.— Sí claro, elige la que quieras, hay casi una veintena.
E.— alguna con vistas al jardín, me gusta tener luz…ya sé, la de al lado del salón chino. — (Y una ventana por la que pueda colarse Xaryne, que no estuviera muy alta y lo suficientemente alejada de Mauritz).
Delphine tomó baza en la conversación.
D.— necesitarás un ajuar como Dios manda, y el vestido…¿para cuándo piensas fijar la fecha?.— Mauritz estaba impaciente, las pociones lo mantenían bebiendo los vientos por la bruja.
M— Dos semanas. El último sábado del mes de mayo. Lo celebraremos por todo lo alto.
Elora se levantó dejando la taza sobre el platillo.— Entonces no hay tiempo que perder. Iré a avisar a ciertas boutiques que estas dos semanas pasaré por allí para prepararlo todo…y espero contar con vuestra opinión madame Buisson.— La vieja la miró con cara de vinagre pero asintió. Estaba mayor y no saldría de compras con ella. Por lo pronto ya tenía excusa para salir de aquella casa y no estar con el capullo de Mauritz.
M.— querida, toma esto, no escatimes en gastos.— El señor de la casa le tendió un talonario de cheques en blanco firmados por él. Elora iba a retirarse sin más pero pensó que debía mantener la pantomima. Puso gesto de inmensa alegría y le dio un beso en la mejilla a Mauritz y un abrazo breve. Ugggggssss. Qué asco. Pero era necesario. Y salió por la puerta acompañada del ama de llaves, que iría a avisar en los establos que la señorita se llevaba un coche y un mozo para cargar las compras.
Vi aparecer al ama de llaves en el establo, que me comunicó que tenía que ir con la señorita Dahan a ayudarla con las compras. Por supuesto, no iba a llevarme otro caballo que no fuera Zaros, aunque los coches estuvieran tirados por dos animales, podría perfectamente con el carruaje. Lo preparé todo y me subí al coche, conduciéndolo hasta la puerta.
Sería mejor que escondiera mi apariencia, aunque llevaba unos simples pantalones y camisa blanca. No era para nada mi estilo. Esperé a que salieran por la puerta y observé cómo Elora hacía el paripé de la nueva e inocente chica que sería rica en cuestión de días.
No sabía por qué se iba de compras, pero podía hacerme a la idea. ¿Sería que ya había fecha de enlace? Apreté las manos sobre las riendas y miré hacia adelante, evitando mirar a los ricos. Debía aparentar humildad, aun cuando tenía ganas de estrangularlo con mis propias manos.
En cuanto el coche salió por la avenida, Elora se cambió de asiento y abrió la ventanilla para hablar con Xaryne.—¡Ya está! en dos semanas firmaremos los papeles y habrá boda. A finales de este mes estará todo resuelto. Ahhh… por todos los dioses!!, desearía arrancarme los labios con hierros candentes, he tenido que darle un beso en la mejilla… Xar, vamos directamente al Black Swans, el burdel de Mon Matre, necesito a esa nueva sirvienta ya mismo. No pienso dormir en esa casa sin un seguro.— Y luego pasaría por la tienda de la vieja Brisienne. Tenía que comunicarle que dejaba ese trabajo pero le recomendaría a alguien, para que esa persona pudiera elaborarle las pociones y venenos que necesitaba. Tenía a la persona idónea. Había una chica en su calle llamada Nadine que era muda. Le pagaría bien, le daría algunas recetas afrodisíacas o abortivas para que Brisienne se callase la boca y el resto se lo elaboraría para ella, porque en esas dos semanas no iba a poder invertir mucho tiempo en la magia.
Cuando oí lo del beso apreté un poco las manos. Sabía que iba a pasarlo mal, pero no creía que fuera tan duro como aquello. Más que los hechos, era el mar de posibilidades lo que me atormentaba. Mascullé una afirmación cuando me dijo lo de la boda. Supongo que era necesario casarse y todo eso.
Algo que, obviamente, nunca estaría a mi alcance.
- Te llevaré al burdel.
Dejamos el carruaje y nos encaminamos a uno de los burdeles más lujosos de la ciudad. Como cazadora, había tenido que exterminar unas cuantas alimañas allí, los vampiros sangrientos no diferenciaban el nivel de las prostitutas. Iba por detrás de Elora, rumiando todo aquello, intentando convencerme a mí misma de que hacer todo aquel teatro era completamente necesario. Pero en mi cabeza solo aparecían Mauritz y Elora, besándose en algún rincón de aquella casa. El corazón se me encogió un poco en el pecho y mis ojos se tornaron de un azul ligeramente helado.
Le abrí la puerta del burdel sin mirarla a los ojos y con una infinita tristeza, mezclada con rabia y que se traducía en un dolor sordo y constante en el pecho, cada vez que respiraba.
Elora agarró la puerta y la cerró tras de sí cuando entró Xaryne. Como todos los burdeles, de día estaban oscuros y no muy transitados, así que empotró a la cazadora contra la pared, mirándola a los ojos.— Siento tu aura helándose por momentos. Mírame y memoriza esto: tú estás por encima de toda esta mierda. Pero necesito dejarla atrás cerrando el capítulo. No dudes nunca de mis sentimientos hacia ti, veas lo que veas.Te prometo que valdrá la pena.— La besó con avidez, pero no podían quedarse allí todo el tiempo. Inspiró, soltó a Xaryne y se fue en busca de la madame del establecimiento, para proponerle el trato. Obviamente no le contó todos los pormenores, sólo le contó que no quería acostarse con su marido y que la muchacha que accediese debía saber que su esposo tenía gustos peculiares y algo agresivos. De la misma forma, le garantizó que sería por poco tiempo y la madame no hizo ningún comentario. Estaba acostumbrada a ese tipo de mierdas y negocios sucios, lo único que le interesaba del tráfico de carne, no eran las motivaciones sino el tamaño de la bolsa y desapareció del pequeño despacho en busca de alguien.
Mierda, ese don suyo era muy útil. Suspiré cuando me besó. Si no creía en ella, no creería en nadie. Me quedé esperándola apoyada en la pared del burdel. No estaba segura de que estuviera bien todo aquello, pero había matado la moralidad de una cuchillada hacía tiempo. Una prostituta me guiñó un ojo desde lejos y se levantó, viniendo en mi dirección. La observé sin el más mínimo interés, pensando más en otras cosas que en aquel lugar.
M.— querida, yo creo que es hora de que te traslades a esta casa y de que fijemos ya una fecha para el enlace. ¿No crees madre?.— Delphine lo observaba con esa mirada insondable y ladina, llena de secretos que se escondían tras aquellos iris oscuros.
D.— apuesto a que la señorita Dahan prefiere quedarse en su casa, Mauritz. Las mujeres tenemos muchas cosas que hacer antes de comenzar el día, y nos gusta al menos mantener un poco la intimidad, ya que luego vais a estar toda la vida juntos. Ya tendréis tiempo para eso y más.
La vieja echó la pelota en el tejado de Elora que compuso un gesto de agobio y confusión muy bien fingido.
E— yo… ehm… creo que… el señor de la casa es y será Mauritz, así que obedeceré la decisión que él tome. Yo no me siento capaz de decidir algo tan importante.— La vieja achinó los ojos y el hombre sonrió satisfecho.
M.— pues todo arreglado!! haremos que te traigan tus cosas aquí.— Elora puso un gesto sonriente.
E.—Oh, no, no! no te molestes por eso, apenas tengo cuatro vestidos. Mantendré la buhardilla alquilada porque mi padre quizás venga unos días a la ciudad. Pero si no tienes inconvenientes puedo quedarme desde hoy mismo aquí. ¿Puedo elegir mi habitación? no quiero que se murmure que compartimos cama cuando no estamos casados.— La vieja la miró de reojo sopesando de qué iba la chica y el hombre chasqueó la lengua con fastidio.
M.— Sí claro, elige la que quieras, hay casi una veintena.
E.— alguna con vistas al jardín, me gusta tener luz…ya sé, la de al lado del salón chino. — (Y una ventana por la que pueda colarse Xaryne, que no estuviera muy alta y lo suficientemente alejada de Mauritz).
Delphine tomó baza en la conversación.
D.— necesitarás un ajuar como Dios manda, y el vestido…¿para cuándo piensas fijar la fecha?.— Mauritz estaba impaciente, las pociones lo mantenían bebiendo los vientos por la bruja.
M— Dos semanas. El último sábado del mes de mayo. Lo celebraremos por todo lo alto.
Elora se levantó dejando la taza sobre el platillo.— Entonces no hay tiempo que perder. Iré a avisar a ciertas boutiques que estas dos semanas pasaré por allí para prepararlo todo…y espero contar con vuestra opinión madame Buisson.— La vieja la miró con cara de vinagre pero asintió. Estaba mayor y no saldría de compras con ella. Por lo pronto ya tenía excusa para salir de aquella casa y no estar con el capullo de Mauritz.
M.— querida, toma esto, no escatimes en gastos.— El señor de la casa le tendió un talonario de cheques en blanco firmados por él. Elora iba a retirarse sin más pero pensó que debía mantener la pantomima. Puso gesto de inmensa alegría y le dio un beso en la mejilla a Mauritz y un abrazo breve. Ugggggssss. Qué asco. Pero era necesario. Y salió por la puerta acompañada del ama de llaves, que iría a avisar en los establos que la señorita se llevaba un coche y un mozo para cargar las compras.
Vi aparecer al ama de llaves en el establo, que me comunicó que tenía que ir con la señorita Dahan a ayudarla con las compras. Por supuesto, no iba a llevarme otro caballo que no fuera Zaros, aunque los coches estuvieran tirados por dos animales, podría perfectamente con el carruaje. Lo preparé todo y me subí al coche, conduciéndolo hasta la puerta.
Sería mejor que escondiera mi apariencia, aunque llevaba unos simples pantalones y camisa blanca. No era para nada mi estilo. Esperé a que salieran por la puerta y observé cómo Elora hacía el paripé de la nueva e inocente chica que sería rica en cuestión de días.
No sabía por qué se iba de compras, pero podía hacerme a la idea. ¿Sería que ya había fecha de enlace? Apreté las manos sobre las riendas y miré hacia adelante, evitando mirar a los ricos. Debía aparentar humildad, aun cuando tenía ganas de estrangularlo con mis propias manos.
En cuanto el coche salió por la avenida, Elora se cambió de asiento y abrió la ventanilla para hablar con Xaryne.—¡Ya está! en dos semanas firmaremos los papeles y habrá boda. A finales de este mes estará todo resuelto. Ahhh… por todos los dioses!!, desearía arrancarme los labios con hierros candentes, he tenido que darle un beso en la mejilla… Xar, vamos directamente al Black Swans, el burdel de Mon Matre, necesito a esa nueva sirvienta ya mismo. No pienso dormir en esa casa sin un seguro.— Y luego pasaría por la tienda de la vieja Brisienne. Tenía que comunicarle que dejaba ese trabajo pero le recomendaría a alguien, para que esa persona pudiera elaborarle las pociones y venenos que necesitaba. Tenía a la persona idónea. Había una chica en su calle llamada Nadine que era muda. Le pagaría bien, le daría algunas recetas afrodisíacas o abortivas para que Brisienne se callase la boca y el resto se lo elaboraría para ella, porque en esas dos semanas no iba a poder invertir mucho tiempo en la magia.
Cuando oí lo del beso apreté un poco las manos. Sabía que iba a pasarlo mal, pero no creía que fuera tan duro como aquello. Más que los hechos, era el mar de posibilidades lo que me atormentaba. Mascullé una afirmación cuando me dijo lo de la boda. Supongo que era necesario casarse y todo eso.
Algo que, obviamente, nunca estaría a mi alcance.
- Te llevaré al burdel.
Dejamos el carruaje y nos encaminamos a uno de los burdeles más lujosos de la ciudad. Como cazadora, había tenido que exterminar unas cuantas alimañas allí, los vampiros sangrientos no diferenciaban el nivel de las prostitutas. Iba por detrás de Elora, rumiando todo aquello, intentando convencerme a mí misma de que hacer todo aquel teatro era completamente necesario. Pero en mi cabeza solo aparecían Mauritz y Elora, besándose en algún rincón de aquella casa. El corazón se me encogió un poco en el pecho y mis ojos se tornaron de un azul ligeramente helado.
Le abrí la puerta del burdel sin mirarla a los ojos y con una infinita tristeza, mezclada con rabia y que se traducía en un dolor sordo y constante en el pecho, cada vez que respiraba.
Elora agarró la puerta y la cerró tras de sí cuando entró Xaryne. Como todos los burdeles, de día estaban oscuros y no muy transitados, así que empotró a la cazadora contra la pared, mirándola a los ojos.— Siento tu aura helándose por momentos. Mírame y memoriza esto: tú estás por encima de toda esta mierda. Pero necesito dejarla atrás cerrando el capítulo. No dudes nunca de mis sentimientos hacia ti, veas lo que veas.Te prometo que valdrá la pena.— La besó con avidez, pero no podían quedarse allí todo el tiempo. Inspiró, soltó a Xaryne y se fue en busca de la madame del establecimiento, para proponerle el trato. Obviamente no le contó todos los pormenores, sólo le contó que no quería acostarse con su marido y que la muchacha que accediese debía saber que su esposo tenía gustos peculiares y algo agresivos. De la misma forma, le garantizó que sería por poco tiempo y la madame no hizo ningún comentario. Estaba acostumbrada a ese tipo de mierdas y negocios sucios, lo único que le interesaba del tráfico de carne, no eran las motivaciones sino el tamaño de la bolsa y desapareció del pequeño despacho en busca de alguien.
Mierda, ese don suyo era muy útil. Suspiré cuando me besó. Si no creía en ella, no creería en nadie. Me quedé esperándola apoyada en la pared del burdel. No estaba segura de que estuviera bien todo aquello, pero había matado la moralidad de una cuchillada hacía tiempo. Una prostituta me guiñó un ojo desde lejos y se levantó, viniendo en mi dirección. La observé sin el más mínimo interés, pensando más en otras cosas que en aquel lugar.
Última edición por Elora Paine el Miér Nov 30, 2016 5:10 pm, editado 1 vez
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Regresaron del burdel con una chica que se llamaba Jana. Casualmente tenía una melena oscura como la de Elora y una estatura similar pero tenía más curvas y después de hablar hablado un raro con ella, entendió que era perfecta para ese trabajo. Tenía un hermano que había estado en la cárcel y no tenía trabajo, y su madre y sus dos hermanos pequeños para mantener. Elora le prometió trabajo al presidiario en los establos cuando acabasen con aquello. Xaryne sabría lidiar con el joven, y normalmente la gente que recibía ua segunda oportunidad no solía cagarla de nuevo. La chica llevaba cinco años en la prostitución, había hecho de todo y nada agradable, así que la posibilidad de salir de la calle y de que su hermano también tuviera un futuro, fue suficiente para aceptar cualquier cosa que el señorito cabrón quisiera hacer. De normal ya lo hacía, pero por mucho menos dinero.
Al llegar a la mansión, dejó que Xaryne fuera a arreglar al caballo y el coche y para su sorpresa, no estaban ni Delphine ni Mauritz. La primera en una reunión de la alta sociedad y el segundo en una fiesta de caballeros. Puso a Jana al cargo del ama de llaves, para que le diese una habitación, un uniforme y un baño, y a partir del día siguiente iba a ser su doncella personal.
Había elegido la habitación del primer piso al lado del salón de té, y como no se fiaba de que Mauritz, había hecho instalar un cerrojo interior y apostó a dos espíritus atados allí a vigilar en el pasillo. Los entes tenían orden de provocar frío, susurros y mal ambiente a cualquiera que se atreviera a acercarse a ese pasillo.
Estaba agotada. Se quitó el vestido, el sombrero y los mil refajos que llevaba puestos. Se colocó un camisón de mangas abullonadas, de un tejido suave y agradable. Sí, podría acostumbrarse a llevar ropas buenas y a tener servicio. Era una vida mucho más cómoda que la suya y si además le añadía aquella cama inmensa, mullida, llena de almohadones y…vacía. Se asomó a la balconada y comprobó que no había mucha altura. Sonrió para sí misma, tenía que intentarlo, llevaba un año practicando la levitación. Se agarró a la canaleta de la pared y comenzó a descender, y cuando quedaba un metro o dos se dejó caer, pero sus pies no tocaron suelo en seguida, se amortiguó con la levitación. Corrió hacia los establos, buscando a la cazadora que estaba de mal humor, y lo entendía perfectamente. La situación era extraña para ambas.
La encontró acabando de asear a Zaros. Uy, el caballo…tendría que preguntarle a Xaryne si quería algun ente vigilante en las cuadras por si alguien entraba de noche o querían hacerle algo a su amigo. Iba descalza y con el pelo suelto, así que caminó con cuidado por si en las cuadras habían clavos o cualquier cosa punzante y se asomó al cuarto de los aperos donde Xaryne estaba colocando la silla en su soporte.
— hola…— se acercó a ella y la abrazó, porque nunca tenía suficientes abrazos ni achuchones.— vengo a buscarte para llevarte conmigo. Esa cama es demasiado grande, está oscuro…y me dan miedo los fantasmas…— le puso una mueca teatral. Los fantasmas no le daban miedo en absoluto, los vivos sí. Se fundió con ella en un beso breve y tiró de sus manos para arrastrarla hasta la canaleta por la que treparían después. Alcanzaron la balconada y la bruja se dejó caer sobre la cama. Estaba muertísima, había sido una noche dura, un dia intenso y sólo queria dormir. Pero no lejos de ella. Necesitaba saber que estaba allí, en ese lugar extraño que pronto sería suyo.
Al llegar a la mansión, dejó que Xaryne fuera a arreglar al caballo y el coche y para su sorpresa, no estaban ni Delphine ni Mauritz. La primera en una reunión de la alta sociedad y el segundo en una fiesta de caballeros. Puso a Jana al cargo del ama de llaves, para que le diese una habitación, un uniforme y un baño, y a partir del día siguiente iba a ser su doncella personal.
Había elegido la habitación del primer piso al lado del salón de té, y como no se fiaba de que Mauritz, había hecho instalar un cerrojo interior y apostó a dos espíritus atados allí a vigilar en el pasillo. Los entes tenían orden de provocar frío, susurros y mal ambiente a cualquiera que se atreviera a acercarse a ese pasillo.
Estaba agotada. Se quitó el vestido, el sombrero y los mil refajos que llevaba puestos. Se colocó un camisón de mangas abullonadas, de un tejido suave y agradable. Sí, podría acostumbrarse a llevar ropas buenas y a tener servicio. Era una vida mucho más cómoda que la suya y si además le añadía aquella cama inmensa, mullida, llena de almohadones y…vacía. Se asomó a la balconada y comprobó que no había mucha altura. Sonrió para sí misma, tenía que intentarlo, llevaba un año practicando la levitación. Se agarró a la canaleta de la pared y comenzó a descender, y cuando quedaba un metro o dos se dejó caer, pero sus pies no tocaron suelo en seguida, se amortiguó con la levitación. Corrió hacia los establos, buscando a la cazadora que estaba de mal humor, y lo entendía perfectamente. La situación era extraña para ambas.
La encontró acabando de asear a Zaros. Uy, el caballo…tendría que preguntarle a Xaryne si quería algun ente vigilante en las cuadras por si alguien entraba de noche o querían hacerle algo a su amigo. Iba descalza y con el pelo suelto, así que caminó con cuidado por si en las cuadras habían clavos o cualquier cosa punzante y se asomó al cuarto de los aperos donde Xaryne estaba colocando la silla en su soporte.
— hola…— se acercó a ella y la abrazó, porque nunca tenía suficientes abrazos ni achuchones.— vengo a buscarte para llevarte conmigo. Esa cama es demasiado grande, está oscuro…y me dan miedo los fantasmas…— le puso una mueca teatral. Los fantasmas no le daban miedo en absoluto, los vivos sí. Se fundió con ella en un beso breve y tiró de sus manos para arrastrarla hasta la canaleta por la que treparían después. Alcanzaron la balconada y la bruja se dejó caer sobre la cama. Estaba muertísima, había sido una noche dura, un dia intenso y sólo queria dormir. Pero no lejos de ella. Necesitaba saber que estaba allí, en ese lugar extraño que pronto sería suyo.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Todo lo que pensaba que podría sentir ante esta situación, lo estaba sintiendo. Mi imaginación se empeñaba en hacerme ver imágenes de manos babosas y pálidas recorriendo su cuerpo, lo que hacía que una ráfaga de furia me invadiera cada vez que veía de refilón a ese bastardo.
Sacudí la cabeza para apartar esos pensamientos. Elora me quería y yo a ella, eso era lo único que importaba. Suspiré, preguntándome mentalmente qué estaría haciendo. De repente, unos brazos pequeños y cálidos me rodearon por detrás. Sonreí, cómo extrañaba el calor de su cuerpo. Me di la vuelta y la envolví en un abrazo profundo, buscando que cada centímetro posible de su piel rozara la mía, acunando su cabeza contra mi hombro y aspirando su aroma, tan exótico y tan familiar a la vez. Cómo me gustaba su olor.
- Hola pequeña...- la llamaba así cuando me sentía más vulnerable.
Me dijo que venía a buscarme porque tenía miedo a los fantasmas, cosa que sabía que era mentira y quedó muy teatral. Sonreí ligeramente, el ansia por devorar su piel aumentaba por momentos. Y aún más cuando vi que solo llevaba un camisón y el pelo suelto.
Subí a la habitación con facilidad y la observé tumbarse en la cama. Estaba agotada. Yo también notaba el cansancio, pero lo superaba la necesidad de ella.
Me tumbé a su lado y me apoyé sobre un codo. Sonreí, su silueta perfecta se recortaba con el atardecer. Me incliné y me obligué a besar suavemente su mejilla. Su suavidad era increíble. Me mordí el labio y giré su cara suavemente hacia mí, fundiéndonos en un lento y profundo beso. Sonreí y le susurré mirándole a los ojos:
- No sabes cómo te echaba de menos así...
Sacudí la cabeza para apartar esos pensamientos. Elora me quería y yo a ella, eso era lo único que importaba. Suspiré, preguntándome mentalmente qué estaría haciendo. De repente, unos brazos pequeños y cálidos me rodearon por detrás. Sonreí, cómo extrañaba el calor de su cuerpo. Me di la vuelta y la envolví en un abrazo profundo, buscando que cada centímetro posible de su piel rozara la mía, acunando su cabeza contra mi hombro y aspirando su aroma, tan exótico y tan familiar a la vez. Cómo me gustaba su olor.
- Hola pequeña...- la llamaba así cuando me sentía más vulnerable.
Me dijo que venía a buscarme porque tenía miedo a los fantasmas, cosa que sabía que era mentira y quedó muy teatral. Sonreí ligeramente, el ansia por devorar su piel aumentaba por momentos. Y aún más cuando vi que solo llevaba un camisón y el pelo suelto.
Subí a la habitación con facilidad y la observé tumbarse en la cama. Estaba agotada. Yo también notaba el cansancio, pero lo superaba la necesidad de ella.
Me tumbé a su lado y me apoyé sobre un codo. Sonreí, su silueta perfecta se recortaba con el atardecer. Me incliné y me obligué a besar suavemente su mejilla. Su suavidad era increíble. Me mordí el labio y giré su cara suavemente hacia mí, fundiéndonos en un lento y profundo beso. Sonreí y le susurré mirándole a los ojos:
- No sabes cómo te echaba de menos así...
Xaryne Ackerman- Cazador Clase Media
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Elora echó el cerrojo y susurró unas palabras a los entes que montarían guardia en el pasillo. Jana tenía orden de despertarla por la mañana antes de que Delphine o Mauritz la requiriesen, y tenía orden también de avisarla con cualquier cosa que pudiera perturbar su descanso. Aquella habitación iba a ser un templo y nadie, absolutamente nadie pondría un pie en ella.
-Ya está, tenemos vigilancia etérea, cerrojos y el servicio avisado de no molestar. Podemos dormir tranquilas.- Echó la llave y la dejó sobre la mesilla para después tumbrase en la cama al lado de Xaryne. Levantó una mano y la posó en su mejilla, acariciándola con el pulgar. Era tan suave, sin la textura de lija de una barba, que daban ganas de frotarse como un gato por toda su cara.
Todo aquello tenía sentido porque tenía un ancla, Xaryne la anclaba a la realidad, la anclaba al presente y al futuro. Le besó despacio, suavemente, por el puro placer de disfrutar del tacto de sus labios, del calor de su piel, del latido bajo su pecho. Se dejó acariciar y besar, sintiéndose como un marinero que regresa a puerto tras navegar tempestades.
Se acurrucó a su lado, enredando los pies entre los suyos y descansando la mejilla sobre su pecho. Le gustaba seguir con las yemas de los dedos los dibujos de la piel de Xaryne, pero estaba tan cansada que no podía apenas mantener los ojos abiertos. Bostezó y murmuró casi ininteligiblemente.- te veo ahora en mis sueños... no tardes.
Se durmió al momento, porque estaba agotada y su mente necesitaba desconectar. A pesar de estar en terriotio enemigo y hostil, aquella habitacion era un remanso de la mas absoluta paz. Esa tranquilidad llegaba de la mano de la alemana tozuda y psicópata, y al final iba a ser cierto que cada olla tenía su tapadera.
-Ya está, tenemos vigilancia etérea, cerrojos y el servicio avisado de no molestar. Podemos dormir tranquilas.- Echó la llave y la dejó sobre la mesilla para después tumbrase en la cama al lado de Xaryne. Levantó una mano y la posó en su mejilla, acariciándola con el pulgar. Era tan suave, sin la textura de lija de una barba, que daban ganas de frotarse como un gato por toda su cara.
Todo aquello tenía sentido porque tenía un ancla, Xaryne la anclaba a la realidad, la anclaba al presente y al futuro. Le besó despacio, suavemente, por el puro placer de disfrutar del tacto de sus labios, del calor de su piel, del latido bajo su pecho. Se dejó acariciar y besar, sintiéndose como un marinero que regresa a puerto tras navegar tempestades.
Se acurrucó a su lado, enredando los pies entre los suyos y descansando la mejilla sobre su pecho. Le gustaba seguir con las yemas de los dedos los dibujos de la piel de Xaryne, pero estaba tan cansada que no podía apenas mantener los ojos abiertos. Bostezó y murmuró casi ininteligiblemente.- te veo ahora en mis sueños... no tardes.
Se durmió al momento, porque estaba agotada y su mente necesitaba desconectar. A pesar de estar en terriotio enemigo y hostil, aquella habitacion era un remanso de la mas absoluta paz. Esa tranquilidad llegaba de la mano de la alemana tozuda y psicópata, y al final iba a ser cierto que cada olla tenía su tapadera.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Se durmió casi al instante. Verla allí tumbada con aquella paz... me lo daba todo. Aquella muchacha alegre y mordaz había tenido una infancia llena de abandonos. Ese miedo a la soledad la había hecho como era, recubierta por un escudo de ironía que era difícil de traspasar. Aún no sabía qué había hecho para conseguirlo. Le acaricié un brazo suavemente para no despertarla, estaba agotada.
Yo también lo estaba, pero verla dormir un ratito compensaba todo lo que había estado sufriendo por ella a lo largo del día. Era curioso que yo, la muerte negra en Alemania, cazadora de vampiros y asesina de Inquisidores me sintiera tan... normal a su lado. No sabía si era por el hecho de que simplemente me quería a mí y no a lo que era. Que había sabido ver... mucho más allá.
Me dormí pensando en su sonrisa y abrazada a la tibieza de su cuerpo.
Cuando desperté apenas era el alba. Miré a Elora, que de tan agotada que estabs no se había movido en toda la noche. Me levanté de la cama con cuidado y me vestí. Antes de bajar a los establos me quedé mirándola, me acerqué y le di un suave beso en la cara.
- Estaré cerca pequeña.
Di un salto y desaparecí en las primeras luces del alba, dirección a los establos y a comenzar el día en aquel capítulo de venganza.
Yo también lo estaba, pero verla dormir un ratito compensaba todo lo que había estado sufriendo por ella a lo largo del día. Era curioso que yo, la muerte negra en Alemania, cazadora de vampiros y asesina de Inquisidores me sintiera tan... normal a su lado. No sabía si era por el hecho de que simplemente me quería a mí y no a lo que era. Que había sabido ver... mucho más allá.
Me dormí pensando en su sonrisa y abrazada a la tibieza de su cuerpo.
Cuando desperté apenas era el alba. Miré a Elora, que de tan agotada que estabs no se había movido en toda la noche. Me levanté de la cama con cuidado y me vestí. Antes de bajar a los establos me quedé mirándola, me acerqué y le di un suave beso en la cara.
- Estaré cerca pequeña.
Di un salto y desaparecí en las primeras luces del alba, dirección a los establos y a comenzar el día en aquel capítulo de venganza.
Xaryne Ackerman- Cazador Clase Media
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Bajé a los establos y me dirigí directamente hacia el cubículo de Zaros. Dormitaba plácidamente. Suspiré tranquila, me había quedado preocupada. Si llegarana hacerle algo...
Sacudí la cabeza y empecé mis quehaceres matutinos, limpiando las cuadras y acicalando a los caballos.
Sonaron las 10 en las campanas de la iglesia. De repente, un par de caballos empezaron a pifiar. ¿Qué les estaba poniendo nerviosos? Entonces lo oí. Un arrastrar de pasos, extremadamente lentos, acechando bajo la luz del día. Sólo podía ser una cosa.
Trepé hasta las vigas del techo con relativa facilidad y observé como el ghoul demacrado entraba y se relamía mirando a los caballos. Mierda, no tenía a mano mis armas, pero sí que había un cuchillo en las alforjas de Zaros.
Mientras el ghoul se acercaba a los caballos creyéndose solo en los establos, me acerqué sigilosa a Zaros y recogí el cuchillo oculto. Aunque los ghouls eran medio humanos, no había que subestimarlos. Aunque éste en concreto estaba tan desesperado por conseguir sangre que se había rebajado a la de animal.
Di un salto y caí detrás de él. Ni siquiera le dio tiempo a girarse antes de que su cuerpo cayera atravesado a mis pies.
Sacudí la cabeza y empecé mis quehaceres matutinos, limpiando las cuadras y acicalando a los caballos.
Sonaron las 10 en las campanas de la iglesia. De repente, un par de caballos empezaron a pifiar. ¿Qué les estaba poniendo nerviosos? Entonces lo oí. Un arrastrar de pasos, extremadamente lentos, acechando bajo la luz del día. Sólo podía ser una cosa.
Trepé hasta las vigas del techo con relativa facilidad y observé como el ghoul demacrado entraba y se relamía mirando a los caballos. Mierda, no tenía a mano mis armas, pero sí que había un cuchillo en las alforjas de Zaros.
Mientras el ghoul se acercaba a los caballos creyéndose solo en los establos, me acerqué sigilosa a Zaros y recogí el cuchillo oculto. Aunque los ghouls eran medio humanos, no había que subestimarlos. Aunque éste en concreto estaba tan desesperado por conseguir sangre que se había rebajado a la de animal.
Di un salto y caí detrás de él. Ni siquiera le dio tiempo a girarse antes de que su cuerpo cayera atravesado a mis pies.
Xaryne Ackerman- Cazador Clase Media
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
El ghoul era un desastre de ghoul, famélico y enclenque. No le duró ni medio asalto a Xaryne. Pero lo que indicaba aquello es que las sanguijuelas andaban cerca, si se habían atrevido a llegar tan lejos, a una casa rica, es que algo se estaba cociendo.
Normalmente los ricos compraban su inmunidad, por eso los vampiros solían tener recursos, porque cobraban un "impuesto de protección" a aquellos que no querían tener nada que ver con ellos. Claro estaba, que la mayoría de humanos ni siquiera sabían que existían, pero en secreto, las clases altas conocían de su existencia y se aprovechaban de sus recursos y contactos para enriquecerse todavía más.
Por su parte, Elora se había vestido y peinado a conciencia, porque esa mañana iba a reunirse con el señor Higgs, el secretario de su futuro marido y resposable de todas sus finanzas. Era un hombre de unos 55 años, alto, canoso y muy británico, puntual como el Big Ben. Lo recibió en la biblioteca y le ofreció el mejor té inglés que había en la casa, evidentemente aderezado con unas gotas de poción para absorber voluntades. Necesitaba atarlo bien atado, porque él iba a ser quien le procurase la fortuna de los Buisson.
— señor Higgs, espero que el té sea de su gusto, jamás me atrevería a opinar de té con un inglés.
— señorita Dahan, está bastante bueno, descuide. ¿Por dónde quería empezar?.— El brevaje ya había hecho efecto. Estaba mal que lo dijera ella pero...Era una bruja cojonuda.
— verá, ya sabe que Mauritz quiere que nos casemos cuanto antes, y me ha dado carta blanca para hablar con usted de negocios. Me preocupa bastante que todo el imperio textil esté en manos de él, porque eso le daría muchos motivos a sus competidores para liquidarlo ¿no cree? temo por su seguridad, no quiero perder a mi marido por temas de negocios ¿entiendo lo que quiero decir? Mire, no tengo necesidad de esconderle que me he criado en los barrios bajos, y allí se funciona así, cuando alguien es una amenaza, se le liquida y punto. He pensado que podría ser mejor constituir una sociedad con varios socios y repartir las acciones, así no habrán tentaciones de quitarlo de en medio.
— Señorita Dahan, me parece una idea estupenda, además si son varios socios nadie pensará que lo está haciendo usted por su propio interés. ¿Ha pensado en los socios?
— si señor, tengo claro quienes serían. Aquí tiene los nombres.— le dio una lista escrita en un papel con los porcentajes del negocio que les corresponderían: Leif Paine 15%, Xaryne Ackerman 15%, Gael Lutz 15%, Elora Dahan 25 %, Mauritz Buisson 30%.— así mi marido y yo conservaremos la mayoria de las acciones, con lo cual seguiremos regentando el negocio, y los demás socios tendrá una parte pequeña e insuficiente para hacer nada por su cuenta, pero suficiente para evitar que quieran muerto a mi marido. ¿Que le parece?
— Es usted una mujer muy inteligente. El señor Buisson tiene mucha suerte de casarse con usted, se nota que lo aprecia muchísimo y que vela por su bienestar. Déjeme que le diga que pensaba que ese joven insensato jamás sentaría la cabeza.— "no sabes cuanto lo aprecio." Pensó con ironía, componiendo una sonrisa.
— Y ahora hablemos de su sueldo. Se lo voy a triplicar, es usted un contable meticuloso y leal, y eso debe tener su recompensa. Tan sólo, infórmeme de cualquier cosa, no quiero que mi marido pierda su valioso tiempo en minucias ¿de acuerdo?
— Completamente de acuerdo. Se hará como usted ordene. Buenos día madame.
El inglés se largó a trabajar, mas contento que unas castañuelas, sueldo triple y ahora completamente consagrado a Elora. El plan marchaba más que bien. Tendría que hacer venir a sus "socios" a firmar sus participaciones en el negocio.
Normalmente los ricos compraban su inmunidad, por eso los vampiros solían tener recursos, porque cobraban un "impuesto de protección" a aquellos que no querían tener nada que ver con ellos. Claro estaba, que la mayoría de humanos ni siquiera sabían que existían, pero en secreto, las clases altas conocían de su existencia y se aprovechaban de sus recursos y contactos para enriquecerse todavía más.
Por su parte, Elora se había vestido y peinado a conciencia, porque esa mañana iba a reunirse con el señor Higgs, el secretario de su futuro marido y resposable de todas sus finanzas. Era un hombre de unos 55 años, alto, canoso y muy británico, puntual como el Big Ben. Lo recibió en la biblioteca y le ofreció el mejor té inglés que había en la casa, evidentemente aderezado con unas gotas de poción para absorber voluntades. Necesitaba atarlo bien atado, porque él iba a ser quien le procurase la fortuna de los Buisson.
— señor Higgs, espero que el té sea de su gusto, jamás me atrevería a opinar de té con un inglés.
— señorita Dahan, está bastante bueno, descuide. ¿Por dónde quería empezar?.— El brevaje ya había hecho efecto. Estaba mal que lo dijera ella pero...Era una bruja cojonuda.
— verá, ya sabe que Mauritz quiere que nos casemos cuanto antes, y me ha dado carta blanca para hablar con usted de negocios. Me preocupa bastante que todo el imperio textil esté en manos de él, porque eso le daría muchos motivos a sus competidores para liquidarlo ¿no cree? temo por su seguridad, no quiero perder a mi marido por temas de negocios ¿entiendo lo que quiero decir? Mire, no tengo necesidad de esconderle que me he criado en los barrios bajos, y allí se funciona así, cuando alguien es una amenaza, se le liquida y punto. He pensado que podría ser mejor constituir una sociedad con varios socios y repartir las acciones, así no habrán tentaciones de quitarlo de en medio.
— Señorita Dahan, me parece una idea estupenda, además si son varios socios nadie pensará que lo está haciendo usted por su propio interés. ¿Ha pensado en los socios?
— si señor, tengo claro quienes serían. Aquí tiene los nombres.— le dio una lista escrita en un papel con los porcentajes del negocio que les corresponderían: Leif Paine 15%, Xaryne Ackerman 15%, Gael Lutz 15%, Elora Dahan 25 %, Mauritz Buisson 30%.— así mi marido y yo conservaremos la mayoria de las acciones, con lo cual seguiremos regentando el negocio, y los demás socios tendrá una parte pequeña e insuficiente para hacer nada por su cuenta, pero suficiente para evitar que quieran muerto a mi marido. ¿Que le parece?
— Es usted una mujer muy inteligente. El señor Buisson tiene mucha suerte de casarse con usted, se nota que lo aprecia muchísimo y que vela por su bienestar. Déjeme que le diga que pensaba que ese joven insensato jamás sentaría la cabeza.— "no sabes cuanto lo aprecio." Pensó con ironía, componiendo una sonrisa.
— Y ahora hablemos de su sueldo. Se lo voy a triplicar, es usted un contable meticuloso y leal, y eso debe tener su recompensa. Tan sólo, infórmeme de cualquier cosa, no quiero que mi marido pierda su valioso tiempo en minucias ¿de acuerdo?
— Completamente de acuerdo. Se hará como usted ordene. Buenos día madame.
El inglés se largó a trabajar, mas contento que unas castañuelas, sueldo triple y ahora completamente consagrado a Elora. El plan marchaba más que bien. Tendría que hacer venir a sus "socios" a firmar sus participaciones en el negocio.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Los días pasaban fugazmente y la actividad en la mansión de los Buisson se había multiplicado por veinte. La boda estaba cerca y los negocios se habían diversificado, tal y como ella había pactado con el contable. Ahora el negocio textil estaba en manos de ella y de sus "socios", Xaryne, Gael y Leif. Todo empezaba a rodar como ella había planeado.
Mauritz se impacientaba cada vez más con eso de querer catarla antes del matrimonio, y una noche que volvió de una fiesta, algo borracho, Elora aprovechó para mandar a Jana con él. Le puso una pócima en la copa para que no se pusiera muy agresivo, que ella bien sabía cómo se las gastaba ese bastardo. La chica acudió a la alcoba y un par de horas más tarde regresó con la bruja, llamando suavemente a la puerta. Elora estaba tendida sobre la cama acariciando los cortos mechones de pelo de Xaryne, hablaban de los siguientes pasos, debían ir con mucho cuidado para que nadie notase lo que estaba ocurriendo allí.
— Adelante.— Jana entró en la habitación de la que ahora era dueña del negocio. Llevaba el pómulo hinchado y el ojo un poco morado. Chasqueó la lengua y se levantó para mirarla con detenimiento. Le ladeó la cara y rozó con las yemas de sus dedos la mejilla magullada.— Menudo cabrón… lo siento, ya te dije que esto podría pasar… no te preocupes, te pondré un ungüento de hierbas y no quedará ni rastro…
— No me importa madame. Sabía en lo que me metia cuando me contrató. No me duele.
— Claro que te duele, si lo sabré yo. Vamos, dejame que te lo vea.— Sacó del tocador un tarro de cristal y comenzó a extender la pomada con suavidad por la piel hinchada.— Te prometo que se acabará pronto.
Observó como Xaryne cerraba los puños con rabia, si pudiera estrangularía al futuro marido de Elora en ese mismo momento, y entendía su carácter huraño aquellos días, pero tenían que aguantar como fuera. No podían fracasar ahora que habían llegado tan lejos.
—Jana, necesito que te ausentes un par dias, hasta que no quede rastro de esto ¿entiendes?.— La chica asintió.— diremos que tu madre estaba enferma o algo asi. Ahora vete a descansar.— La ex-prostituta se marchó, casi contenta con el resultado. En el burdel se habría llevado la paliza, sin ganar nada a cambio, por mucho menos dinero y por supuesto sin irse despues de dias libres.
Cuando la muchacha se fue Elora encaró a Xaryne y resopló porque lo que iba a decirle no le haría gracia.
— necesito que me des un puñetazo en la cara.— Sabía que la cazadora pensaría que estaba loca y se negaría a hacerlo, pero es que necesitaba que pareciese que era ella la que había pasado la noche con Mauritz, así todo estaría en orden.
Mauritz se impacientaba cada vez más con eso de querer catarla antes del matrimonio, y una noche que volvió de una fiesta, algo borracho, Elora aprovechó para mandar a Jana con él. Le puso una pócima en la copa para que no se pusiera muy agresivo, que ella bien sabía cómo se las gastaba ese bastardo. La chica acudió a la alcoba y un par de horas más tarde regresó con la bruja, llamando suavemente a la puerta. Elora estaba tendida sobre la cama acariciando los cortos mechones de pelo de Xaryne, hablaban de los siguientes pasos, debían ir con mucho cuidado para que nadie notase lo que estaba ocurriendo allí.
— Adelante.— Jana entró en la habitación de la que ahora era dueña del negocio. Llevaba el pómulo hinchado y el ojo un poco morado. Chasqueó la lengua y se levantó para mirarla con detenimiento. Le ladeó la cara y rozó con las yemas de sus dedos la mejilla magullada.— Menudo cabrón… lo siento, ya te dije que esto podría pasar… no te preocupes, te pondré un ungüento de hierbas y no quedará ni rastro…
— No me importa madame. Sabía en lo que me metia cuando me contrató. No me duele.
— Claro que te duele, si lo sabré yo. Vamos, dejame que te lo vea.— Sacó del tocador un tarro de cristal y comenzó a extender la pomada con suavidad por la piel hinchada.— Te prometo que se acabará pronto.
Observó como Xaryne cerraba los puños con rabia, si pudiera estrangularía al futuro marido de Elora en ese mismo momento, y entendía su carácter huraño aquellos días, pero tenían que aguantar como fuera. No podían fracasar ahora que habían llegado tan lejos.
—Jana, necesito que te ausentes un par dias, hasta que no quede rastro de esto ¿entiendes?.— La chica asintió.— diremos que tu madre estaba enferma o algo asi. Ahora vete a descansar.— La ex-prostituta se marchó, casi contenta con el resultado. En el burdel se habría llevado la paliza, sin ganar nada a cambio, por mucho menos dinero y por supuesto sin irse despues de dias libres.
Cuando la muchacha se fue Elora encaró a Xaryne y resopló porque lo que iba a decirle no le haría gracia.
— necesito que me des un puñetazo en la cara.— Sabía que la cazadora pensaría que estaba loca y se negaría a hacerlo, pero es que necesitaba que pareciese que era ella la que había pasado la noche con Mauritz, así todo estaría en orden.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Observé la escena con rabia contenida. Últimamente la idea que predominaba en mi cabeza era la de la inmensa variedad de maneras diferentes en que podría matar a aquel degenerado. Destriparlo, romperle todos los huesos, contratando a todas las prostitutas de la ciudas para que lo azotaran hasta matarle... las posibilidades eran infinitas. Pero Elora insistía en que tenía que aguantar un poco más, sólo hasta que se casaran.
La paciencia nunca había sido una de mis virtudes, y cada vez se iba agotando más. Mis días se resumían en meterme en el establo a atender a los caballos e intentar no cruzarme con él cuando daba sus paseos semanales. De alguna manera, me las ingeniaba para que nunca montara a Zaros, que parecía haberle cogido cariño a la bruja y se empeñaba en que la montara ella, aunque Elora parecía no haber superado su trauma con las monturas.
Cuando la pobre chica salió del cuarto y oí la proposición de Elora, la miré con dos ojos como témpanos de hielo que hubieran hecho encogerse de terror al guerrero más valiente. Volví a tumbarme en la cama y le di la espalda, intentando calmar mi ira. Mi voz sonó seca:
- No.
La paciencia nunca había sido una de mis virtudes, y cada vez se iba agotando más. Mis días se resumían en meterme en el establo a atender a los caballos e intentar no cruzarme con él cuando daba sus paseos semanales. De alguna manera, me las ingeniaba para que nunca montara a Zaros, que parecía haberle cogido cariño a la bruja y se empeñaba en que la montara ella, aunque Elora parecía no haber superado su trauma con las monturas.
Cuando la pobre chica salió del cuarto y oí la proposición de Elora, la miré con dos ojos como témpanos de hielo que hubieran hecho encogerse de terror al guerrero más valiente. Volví a tumbarme en la cama y le di la espalda, intentando calmar mi ira. Mi voz sonó seca:
- No.
Xaryne Ackerman- Cazador Clase Media
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Elora se esparaba esa respuesta, no podía ser de otra forma, empezaban ya a conocerse muy bien. Puso los ojos en blanco y resopló. No estaba el horno para bollos. Sabía que le estaba pidiendo mucho a Xaryne, pero..¡joder! si todo eso lo estaba haciendo para tener una buena vida juntas cuando acabase todo. Y también porque tenía derecho a vengarse, a hacerlo a su manera. Pero la cazadora era una cabezota de cojones y todo le costaba un drama.
La bruja no estaba en disposición de tener más paciencia ese día, así que puso los brazos en jarras y la miró intensamente, con los ojos oscuros relampagueando.
— ¿Te crees que a mí me apetece que me lo des? joder! es que a veces te comportas como una cría!!! Está bien! si no me lo quieres dar, tendré que darme yo misma contra un mueble, a ver si con suerte me saco un ojo o algo...— Se acercó al tocador y empezó a mover los frasquitos para apartarlos y no romperlos al darse el golpe. Apoyó las manos sobre la superficie dando un golpe seco.— Lo siento si estás de mal humor!! yo tampoco estoy para tirar cohetes!! pero es que a veces se te olvida que lo hago por nosotras y por vengarme de ese cabrón. En algun lugar de tu retorcida mente piensas que lo hago para amargarte el día o algo así, y que sepas que me duele mucho que lo creas así; pero trato de no pensar en ello y centrarme en que el final está cerca y después... Tendremos una vida nueva de la que seremos dueñas.— Finalmente dio un manotazo a los frascos y uno de ellos cayó al suelo derramandose.
— Bah!! sabes lo que te digo? que hagas lo que te dé la gana. Me voy a buscar a mi padre, que seguro que no tiene tantos problemas para darme un puñetazo y mucho menos para aceptar una vida más cómoda.
Se encaminó al armario a sacar el abrigo para ir en busca de Leif. Su mente bullía con ganas de gritarle a Xaryne, de espetarle que no se comportase como una pazguata, que eso la sacaba de sus casillas. Al menos su pelo no se puso a flotar embebido en electricidad estática, bien, eso era un signo de mejoría, tenía algo más de autocontrol.
La bruja no estaba en disposición de tener más paciencia ese día, así que puso los brazos en jarras y la miró intensamente, con los ojos oscuros relampagueando.
— ¿Te crees que a mí me apetece que me lo des? joder! es que a veces te comportas como una cría!!! Está bien! si no me lo quieres dar, tendré que darme yo misma contra un mueble, a ver si con suerte me saco un ojo o algo...— Se acercó al tocador y empezó a mover los frasquitos para apartarlos y no romperlos al darse el golpe. Apoyó las manos sobre la superficie dando un golpe seco.— Lo siento si estás de mal humor!! yo tampoco estoy para tirar cohetes!! pero es que a veces se te olvida que lo hago por nosotras y por vengarme de ese cabrón. En algun lugar de tu retorcida mente piensas que lo hago para amargarte el día o algo así, y que sepas que me duele mucho que lo creas así; pero trato de no pensar en ello y centrarme en que el final está cerca y después... Tendremos una vida nueva de la que seremos dueñas.— Finalmente dio un manotazo a los frascos y uno de ellos cayó al suelo derramandose.
— Bah!! sabes lo que te digo? que hagas lo que te dé la gana. Me voy a buscar a mi padre, que seguro que no tiene tantos problemas para darme un puñetazo y mucho menos para aceptar una vida más cómoda.
Se encaminó al armario a sacar el abrigo para ir en busca de Leif. Su mente bullía con ganas de gritarle a Xaryne, de espetarle que no se comportase como una pazguata, que eso la sacaba de sus casillas. Al menos su pelo no se puso a flotar embebido en electricidad estática, bien, eso era un signo de mejoría, tenía algo más de autocontrol.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
No creía que se fuera a dar en serio contra un mueble, aunque lo pensé un segundo. Sí, se daría, estaba lo suficientemente mal de la cabeza. Se puso a maldecir y a llamarme cría mientras yo me mordía la lengua para no soltar todo mi mal humor sobre ella. Sí, estaba de mal humor, toda esta historia se estaba apoderando de mí y hacía demasiado tiempo que no iba a cazar para desahogarme. Estaba más preocupada porque aquel malnacido pudiera tocarla.
Se fue por la puerta y solté un gruñido. Ahora tendría que seguirla, genial. Pero no todo era malo. Así podría conocer a su famoso padre. Huelga decir que no iba a dejar que le pegara, antes pasaría por encima de mí. Tenía que pensar, y deprisa. Me vestí de cazadora, armada, y bajé por la ventana mientras la veía alejarse y le di margen de tiempo para que no me viera.
Bajé a los establos, Zaros me miró expectante. Notaba mi ansiedad, parecía contagiarsele.
- Busca a Elora. - le dije en un susurro mientras apoyaba una de mis palmas en su flanco delantero derecho.
Lo ensillé en un abrir y cerrar de ojos y salí cabalgando en pos de la oscuridad.
Se fue por la puerta y solté un gruñido. Ahora tendría que seguirla, genial. Pero no todo era malo. Así podría conocer a su famoso padre. Huelga decir que no iba a dejar que le pegara, antes pasaría por encima de mí. Tenía que pensar, y deprisa. Me vestí de cazadora, armada, y bajé por la ventana mientras la veía alejarse y le di margen de tiempo para que no me viera.
Bajé a los establos, Zaros me miró expectante. Notaba mi ansiedad, parecía contagiarsele.
- Busca a Elora. - le dije en un susurro mientras apoyaba una de mis palmas en su flanco delantero derecho.
Lo ensillé en un abrir y cerrar de ojos y salí cabalgando en pos de la oscuridad.
Xaryne Ackerman- Cazador Clase Media
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
La bruja en su fuero interno había deseado que en vez del pasotismo de Xaryne, la hubiera retenido, la hubiera insultado, llamando idiota o cualquier cosa, pero no lo hizo. Estaba enfurruñada y se comportaba como una verdadera cabrona. En eseas ocasiones prefería largarse porque saltaban chispas, y entonces podía causar estragos indeseados, incendios o desastres varios. Le vendría bien caminar.
Enfiló por la Rue de Saint Denis a buscar el rio Sena, cruzarlo y adentrarse en el barri latino, en busca de su padre, que de seguro estaría en algun burdel. Le había dado la llave de su vieja buhardilla, así que el pirata podía entrar y salir a placer de su vieja y desvencijada casa. Por allí cerca había tugurios de mala muerte para aburrir hasta al más borracho y malandrín, pero ninguno sería lo suficientemente tugurio para Leif. El primero que le vino a la cabeza fue el Circque de les puces (El circo de las pulgas). El nombre le venía que ni pintado a su padre. Se acercó a las escaleras que horadaban la acerca para llegar hasta la puerta del antro. Tenía que cruzar una especie de pasillo entre dos edificios ruinosos para llegar hasta un pequeño patio trasero donde puerta de madera con remaches oxidados daba acceso al bareto clandestino. Allí no entraban ni los gendarmes. No tuvo que entrar en el establecimiento, porque Leif estaba sentado en el suelo del patio, medio borracho ya a esas horas, sujetando una botella de ron.
— padre... te veo bien. No hueles a mierda de caballo como la ultima vez.— Se le acercó y se cruzó de brazos.— vale, te ahorraré los dramas, vengo a ponerte al corriente de todo. Eres dueño del 15% de la fabrica de textiles de Mauritz, falsifiqué tu firma. La boda es la semana que viene y tienes que venir. Y necesito que me des una hostia, ha de parecer que el cabrón de mi marido me ha dado una paliza.
Enfiló por la Rue de Saint Denis a buscar el rio Sena, cruzarlo y adentrarse en el barri latino, en busca de su padre, que de seguro estaría en algun burdel. Le había dado la llave de su vieja buhardilla, así que el pirata podía entrar y salir a placer de su vieja y desvencijada casa. Por allí cerca había tugurios de mala muerte para aburrir hasta al más borracho y malandrín, pero ninguno sería lo suficientemente tugurio para Leif. El primero que le vino a la cabeza fue el Circque de les puces (El circo de las pulgas). El nombre le venía que ni pintado a su padre. Se acercó a las escaleras que horadaban la acerca para llegar hasta la puerta del antro. Tenía que cruzar una especie de pasillo entre dos edificios ruinosos para llegar hasta un pequeño patio trasero donde puerta de madera con remaches oxidados daba acceso al bareto clandestino. Allí no entraban ni los gendarmes. No tuvo que entrar en el establecimiento, porque Leif estaba sentado en el suelo del patio, medio borracho ya a esas horas, sujetando una botella de ron.
— padre... te veo bien. No hueles a mierda de caballo como la ultima vez.— Se le acercó y se cruzó de brazos.— vale, te ahorraré los dramas, vengo a ponerte al corriente de todo. Eres dueño del 15% de la fabrica de textiles de Mauritz, falsifiqué tu firma. La boda es la semana que viene y tienes que venir. Y necesito que me des una hostia, ha de parecer que el cabrón de mi marido me ha dado una paliza.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 04/04/2016
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
No estaba teniendo un buen día, ni siquiera una buena semana. Joder, a decir verdad no llevaba el puto año bien. No era fiel seguidor del suicidio, lo veía una cobardía, pero al paso que iba, con la vida que llevaba, estaba lanzándose de cabeza a la combustión espontánea de su patética existencia. A esas alturas ya le daba igual el mar, lo que realmente echaba de menos era su estilo de vida, las cosas que le aportó durante años. El respeto, la camaradería, la emoción de no ver venir los peligros, o de afrontarlos con afán de victoria. Echaba de menos mandar, ver que las cosas funcionaban como debía ser porque era él quien daba las órdenes. No es que ahora le dijeran qué tenía que hacer o siguiera una rutina que le pesara, pero no era lo mismo. Estar en tierra era estar encarcelado, la muerte en vida, y cada día era peor. Así que aquel día no estaba de buen humor. Tal vez también tuviera algo que ver que la luna llena estuviera cerca, pero tampoco se detuvo a pensar en ello.
No era solo el mal carácter habitual, esa noche los mismísimos demonios estaban removiéndose por dentro y, al contrario de otras veces, el ron los hacía más fuertes en lugar de apaciguarlos. De modo que en el momento que llegó su hija, siempre con tanta energía y pisoteando la poca dignidad que le quedaba al pirata, no dudó ni un segundo en cumplir su deseo. Nada más ponerse en pie le cruzó la cara con tanta fuerza que no le extrañó verla salir disparada contra la pared adyacente.
-Pida y se le será concedido - gruñó observando su maltrecho cuerpo en el suelo sin muestra de remordimiento alguno. Alzó la botella dando otro trago sin despegar la mirada de su hija, pasándose el brazo por la boca para recoger lo que derramó. - ¿Satisfecha? Ahora lárgate por donde has venido.
No era solo el mal carácter habitual, esa noche los mismísimos demonios estaban removiéndose por dentro y, al contrario de otras veces, el ron los hacía más fuertes en lugar de apaciguarlos. De modo que en el momento que llegó su hija, siempre con tanta energía y pisoteando la poca dignidad que le quedaba al pirata, no dudó ni un segundo en cumplir su deseo. Nada más ponerse en pie le cruzó la cara con tanta fuerza que no le extrañó verla salir disparada contra la pared adyacente.
-Pida y se le será concedido - gruñó observando su maltrecho cuerpo en el suelo sin muestra de remordimiento alguno. Alzó la botella dando otro trago sin despegar la mirada de su hija, pasándose el brazo por la boca para recoger lo que derramó. - ¿Satisfecha? Ahora lárgate por donde has venido.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 01/04/2016
Localización : Bosques
Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Enfilé cabalgando quellas estrechas calles como si me persiguiera el mismo demonio. Tenía gracia, nunca había tenido fe en nada, así que el demonio nunca me había dado miedo. Pero por primera vez desde hace muchos años sentía miedo. Miedo de que aquella bruja loca que había ahuyentado se hubiera metido en algo peligroso. Era cierto que sabía defenderse ella sola, era poderosa... pero aún no dominaba del todo sus poderes, cosa que me aterrorizaba por el simple hecho de que si se propasaba la mitad de cazadores de brujas del país irían tras ella. Y yo tendría que matarlos uno a uno.
La idea no me desagradaba, de hecho media sonrisa siniestra desfiguró mi cara mientras recordaba la masacre vengativa que había llevado a cabo. Sacudí la cabeza intentando alejar esos pensamientos, estaba recorriendo los barrios bajos de París ignorando a la calaña monstruosa que percibía a mi alrededor por una razón: Ella.
"Dónde estás..."
Llegué en el momento justo. Elora salía disparada contra la pared tras el golpe cruzado que acababa de propinarle aquel... Lobo. Lo supe nada más mirarlo. Bajé de un salto de Zaros sin siquiera aminorar la marcha. Mis ojos helados apenas observaron como mis dos cimitarras de plata brillaban bajo la Luna, mientras cada músculo de mi cuerpo era invadido por aquella ansia sobrenatural que reinaba en mi vida antes de conocerla.
Iba a matar a aquella bestia. E iba a regocijarme por ello.
No hubo estallido de ira. No hubo ninguna palabra. Salí disparada a tal velocidad que el lobo solo tiempo de girarse unos milímetros, los exactos para que mis espadas no atravesasen su corazón y solo dejaran dos profundas hendiduras en su costado izquierdo por donde empezó a brotar una sangre espesa. Acabé el movimiento de un salto, dando la espalda a Elora y cargando mi siguiente ataque, decidida a destripar a aquel desgraciado aunque me costara la vida.
La idea no me desagradaba, de hecho media sonrisa siniestra desfiguró mi cara mientras recordaba la masacre vengativa que había llevado a cabo. Sacudí la cabeza intentando alejar esos pensamientos, estaba recorriendo los barrios bajos de París ignorando a la calaña monstruosa que percibía a mi alrededor por una razón: Ella.
"Dónde estás..."
Llegué en el momento justo. Elora salía disparada contra la pared tras el golpe cruzado que acababa de propinarle aquel... Lobo. Lo supe nada más mirarlo. Bajé de un salto de Zaros sin siquiera aminorar la marcha. Mis ojos helados apenas observaron como mis dos cimitarras de plata brillaban bajo la Luna, mientras cada músculo de mi cuerpo era invadido por aquella ansia sobrenatural que reinaba en mi vida antes de conocerla.
Iba a matar a aquella bestia. E iba a regocijarme por ello.
No hubo estallido de ira. No hubo ninguna palabra. Salí disparada a tal velocidad que el lobo solo tiempo de girarse unos milímetros, los exactos para que mis espadas no atravesasen su corazón y solo dejaran dos profundas hendiduras en su costado izquierdo por donde empezó a brotar una sangre espesa. Acabé el movimiento de un salto, dando la espalda a Elora y cargando mi siguiente ataque, decidida a destripar a aquel desgraciado aunque me costara la vida.
Xaryne Ackerman- Cazador Clase Media
- Mensajes : 146
Fecha de inscripción : 24/04/2016
Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Podría haberla oído venir. Podría... si no estuviera tan borracho, si el bullicio alrededor no le ensordeciera tanto. Lo hizo tarde, pero justo a tiempo para evitar que aquel maldito hombre -pues no supo distinguir realmente su sexo solo con la vista- lograra su cometido. Exclamó algo que podría haber sido un ladrido o el gruñido tosco de un animal furioso, y acto seguido arrojó el líquido que quedaba en la botella directo a los ojos de su atacante, cegándole. Por muy lobo que fuera, las viejas costumbres de pelea no se perdían y no había nada mejor que cegar al oponente. Se abalanzó inmediatamente después, cogiéndola por el cuello para estamparla contra la pared a un metro del suelo. Un ronquido tosco latía en lo profundo de su garganta mientras sus ojos se oscurecían. En aquel estado era incapaz de articular palabra, la ira era tanta que mandaba el lobo por encima del hombre. Se acercó a ella y la olió... buscó sacar cualquier información que pudiera para redimir aquella repentina confusión cuando fue atacado. Pero lo que olió no le gustó nada y lo demostró lanzándola hacia el lado contrario.
-¿Qué diantres tratas de hacer, Bruja? - Sus palabras iban dirigidas a Elora, aunque sus ojos permanecieran fijos en la otra. - ¿Vienes acompañada para atacarme a traición? Eres igual que la fulana de tu madre, ¡sabía que debería haberte matado! - Un fuerte grito ronco lo impulsó a atacar de nuevo. La otra estaba cegada por el alcohol, pero él por la ira profunda que sentía en ese instante. Sentir que había vuelto a caer en la trampa de una bruja le tenía descontrolado, de modo que nuevamente tardó en reaccionar y una de aquellas espadas pasó rozando su rostro. El dolor le hizo golpear el estómago de la cazadora para alejarla, apartándose para comprobar que la herida sangraba, igual que las de su torso.
-¿Qué diantres tratas de hacer, Bruja? - Sus palabras iban dirigidas a Elora, aunque sus ojos permanecieran fijos en la otra. - ¿Vienes acompañada para atacarme a traición? Eres igual que la fulana de tu madre, ¡sabía que debería haberte matado! - Un fuerte grito ronco lo impulsó a atacar de nuevo. La otra estaba cegada por el alcohol, pero él por la ira profunda que sentía en ese instante. Sentir que había vuelto a caer en la trampa de una bruja le tenía descontrolado, de modo que nuevamente tardó en reaccionar y una de aquellas espadas pasó rozando su rostro. El dolor le hizo golpear el estómago de la cazadora para alejarla, apartándose para comprobar que la herida sangraba, igual que las de su torso.
Leif Paine- Licántropo Clase Baja
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Fecha de inscripción : 01/04/2016
Localización : Bosques
Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Elora estaba aturdida del golpe en el pómulo y el rebote contra l apared. Su padre era un hijo de perra agresivo y sin escrúpulos, eso ya lo sabía. Pero...¡joder! un poco más y la hubiera dejado vegetal.
La cabeza le daba vueltas y el dolor de la mejilla irradiaba y pulsaba hasta el ojo, emborronando la visión. Un pitido sordo invadió su cerebro y la escena se desarrolló ante sus ojos como a cámara lenta. Xaryne saltando del caballo, recortando la distancia hacia Leif, sajando su costado con las cimitarras y éste empezando a sangrar. Después la tortilla se dio la vuelta y fue el lobo el que agarró a la cazadora con la mirada furibunda y esa rabia negra destilandose por todos sus poros. ¡Maldita sea! iban a destriparse mutuamente.
La bruja apoyó las manos en el suelo y se incorporó a duras penas.
— ¡¡¡Ya basta!!! suéltala!!!! y tú suelta las espadas!!!!— Ninguno de los dos estaba por la labor de soltar al otro, allí había sangre y esas deudas se debían pagar. Dio un par de pasos tambaleantes hacia ellos.— mecawenlamadrequemepario!!!! que os estéis quietos ya!!! Padre... ella es Xaryne... mi... mi novia.
¿Padre?¿Novia? la situación era tan absurda que le hubiera dado la risa si no fuera porque la soberana hostia que le había dado Leif le había dormido media cara. Se quedó quieta mirándolos y extendió las manos. La basura del callejón empezó a arremolinarse a su alrededor, volando en circulos. Si algun vampiro patrullaba la zona, o algun cazador, pronto se darían cuenta de que en ese callejón estaba pasando algo.
— dejadlo... ya.
La cabeza le daba vueltas y el dolor de la mejilla irradiaba y pulsaba hasta el ojo, emborronando la visión. Un pitido sordo invadió su cerebro y la escena se desarrolló ante sus ojos como a cámara lenta. Xaryne saltando del caballo, recortando la distancia hacia Leif, sajando su costado con las cimitarras y éste empezando a sangrar. Después la tortilla se dio la vuelta y fue el lobo el que agarró a la cazadora con la mirada furibunda y esa rabia negra destilandose por todos sus poros. ¡Maldita sea! iban a destriparse mutuamente.
La bruja apoyó las manos en el suelo y se incorporó a duras penas.
— ¡¡¡Ya basta!!! suéltala!!!! y tú suelta las espadas!!!!— Ninguno de los dos estaba por la labor de soltar al otro, allí había sangre y esas deudas se debían pagar. Dio un par de pasos tambaleantes hacia ellos.— mecawenlamadrequemepario!!!! que os estéis quietos ya!!! Padre... ella es Xaryne... mi... mi novia.
¿Padre?¿Novia? la situación era tan absurda que le hubiera dado la risa si no fuera porque la soberana hostia que le había dado Leif le había dormido media cara. Se quedó quieta mirándolos y extendió las manos. La basura del callejón empezó a arremolinarse a su alrededor, volando en circulos. Si algun vampiro patrullaba la zona, o algun cazador, pronto se darían cuenta de que en ese callejón estaba pasando algo.
— dejadlo... ya.
Elora Paine- Hechicero Clase Baja
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Fecha de inscripción : 04/04/2016
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Re: Vuelve a haber carne en el menú. (Privado)
Escasamente habían pasado dos semanas desde que Xaryne me había montado el pollo en el restaurante, lanzando las sillas y las mesas por el suelo, intentando pegar al hombre que esa noche acompañaba a Elora. El golpe que le había dado en la cara aún parecía picarme en la mano, aunque sabía que para ella había sido como una leve caricia, para mí había significado mucho más, se estaba perdiendo, estaba perdiendo todo lo que Thomas nos había enseñado, la discreción con este oficio y el aprender a controlarnos con los mortales, con gente como nosotros, por mucho que se mereciesen la muerte, nosotros no lo éramos para ellos.
Aquella noche salí de caza, aunque no me apetecía en absoluto, solamente iba a ir a patrullar la zona de los callejones y restaurantes, no quería meterme en el bosque, a la mañana temprano tenía un entrenamiento con Jane y tenía que ir descansado. Solamente de armas llevaba unas cuantas dagas y cuchillos, la ballesta hoy se había quedado en casa. Aunque no iba solo, Mordekai, el pequeño botón naranja que me había dado Elora aquella vez, venía conmigo en el bolsillo de la chaqueta.
Comencé a pasar por los callejones, mirando de uno en uno con cautela, nunca se sabía de donde podía aparecer un vampiro o cualquier otro problema, pero en los dos primeros no vi nada, solo unos gatos buscando algo de comer entre la basura. Seguí caminando, hasta que me pareció ver como unas bolsas de basura estaban volando en círculos. ¿Qué diablos? Hoy no había bebido, no podía estar borracho. Saqué una de las dagas de plata y me coloqué en el centro de la entrada del callejón.
No podía creer lo que estaba viendo. Allí estaban Elora, haciendo volar las bolsas por todos lados, Xaryne peleandose con un... ¿Hombre? Este no era el mismo hombre del restaurante, este parecía un pirata de los cuentos y su olor corporal dejaba mucho que desear. Alcé una ceja y miré a Elora, parecía la única con la que se podía razonar en estos momentos.
—Vengo a la fiesta.—
Aquella noche salí de caza, aunque no me apetecía en absoluto, solamente iba a ir a patrullar la zona de los callejones y restaurantes, no quería meterme en el bosque, a la mañana temprano tenía un entrenamiento con Jane y tenía que ir descansado. Solamente de armas llevaba unas cuantas dagas y cuchillos, la ballesta hoy se había quedado en casa. Aunque no iba solo, Mordekai, el pequeño botón naranja que me había dado Elora aquella vez, venía conmigo en el bolsillo de la chaqueta.
Comencé a pasar por los callejones, mirando de uno en uno con cautela, nunca se sabía de donde podía aparecer un vampiro o cualquier otro problema, pero en los dos primeros no vi nada, solo unos gatos buscando algo de comer entre la basura. Seguí caminando, hasta que me pareció ver como unas bolsas de basura estaban volando en círculos. ¿Qué diablos? Hoy no había bebido, no podía estar borracho. Saqué una de las dagas de plata y me coloqué en el centro de la entrada del callejón.
No podía creer lo que estaba viendo. Allí estaban Elora, haciendo volar las bolsas por todos lados, Xaryne peleandose con un... ¿Hombre? Este no era el mismo hombre del restaurante, este parecía un pirata de los cuentos y su olor corporal dejaba mucho que desear. Alcé una ceja y miré a Elora, parecía la única con la que se podía razonar en estos momentos.
—Vengo a la fiesta.—
Gael Lutz- Cazador Clase Media
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