AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
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Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
Recuerdo del primer mensaje :
Viernes 7:00 PM.
Cuando Denver detuvo la carrosa, sus manos ateridas por el frío le dolían mientras sostenía las cuerdas que controlaban a los caballos. Se quedó unos momentos sin moverse soplándose las manos en un vano intento de calentarse, el cliente sólo le había dado la indicación de dejar a Anuar en el borde del camino y regresar por donde había llegado. Pero ¿Como iba a dejar a ese jovencito en medio de un bosque en el borde de un camino que no llevaba a ninguna parte sin nisiquiera un candelabro? De repente se encontró pensando en lo peor. ¿Y si el cliente lo que quería era asesinarlo y que no hubiesen testigos? Porque en ese lugar hinóspito sería la carnada perfecta, el cuerpo podría ser escondido y jamás encontrado por la policía...
¿Tendría el chico una deuda pendiente con algún señor poderoso? ¿Estaría metido en un lio pasional? Pobre muchacho, con esa carita inocente que tenía. Denver comenzaba a sentir el remordimiento de consciencia carcomiéndolo por dentro, pero él era sólo un conductor ¿Que podía hacer para cambiar el destino oscuro de ese pobre y desnutrido joven?
- Hemos llegado - Anunció bajándo del carruaje buscando un candelabro y encendiéndolo para Anuar quien en algún momento del viaje se había metido dentro del carruaje de nuevo. Karl había dormido un par de horas también y se rascaba los ojos mientras bajaba el baúl con provisiones y lo depositaba en el suelo. El cliente además había dicho que el baúl se quedaba en ese lugar con Anuar.
- Fue un placer escoltarle hasta este lugar monsieur Dutuescu - Comenzó Denver con una sonrisa - Ahora yo debo volver... que Jesus y la virgen le protegan en su infinita misericordia - . Finalizó con un gesto bastante religioso y volviéndo a montar al carruaje, el viaje de regreso sería tedioso, así que probablemente su hijo le relevaría conduciéndo los caballos mientras el dormía un poco.
Viernes 7:00 PM.
Cuando Denver detuvo la carrosa, sus manos ateridas por el frío le dolían mientras sostenía las cuerdas que controlaban a los caballos. Se quedó unos momentos sin moverse soplándose las manos en un vano intento de calentarse, el cliente sólo le había dado la indicación de dejar a Anuar en el borde del camino y regresar por donde había llegado. Pero ¿Como iba a dejar a ese jovencito en medio de un bosque en el borde de un camino que no llevaba a ninguna parte sin nisiquiera un candelabro? De repente se encontró pensando en lo peor. ¿Y si el cliente lo que quería era asesinarlo y que no hubiesen testigos? Porque en ese lugar hinóspito sería la carnada perfecta, el cuerpo podría ser escondido y jamás encontrado por la policía...
¿Tendría el chico una deuda pendiente con algún señor poderoso? ¿Estaría metido en un lio pasional? Pobre muchacho, con esa carita inocente que tenía. Denver comenzaba a sentir el remordimiento de consciencia carcomiéndolo por dentro, pero él era sólo un conductor ¿Que podía hacer para cambiar el destino oscuro de ese pobre y desnutrido joven?
- Hemos llegado - Anunció bajándo del carruaje buscando un candelabro y encendiéndolo para Anuar quien en algún momento del viaje se había metido dentro del carruaje de nuevo. Karl había dormido un par de horas también y se rascaba los ojos mientras bajaba el baúl con provisiones y lo depositaba en el suelo. El cliente además había dicho que el baúl se quedaba en ese lugar con Anuar.
- Fue un placer escoltarle hasta este lugar monsieur Dutuescu - Comenzó Denver con una sonrisa - Ahora yo debo volver... que Jesus y la virgen le protegan en su infinita misericordia - . Finalizó con un gesto bastante religioso y volviéndo a montar al carruaje, el viaje de regreso sería tedioso, así que probablemente su hijo le relevaría conduciéndo los caballos mientras el dormía un poco.
Última edición por Soren Kaarkarogf el Sáb Oct 16, 2010 5:55 pm, editado 1 vez
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
-Yo tampoco... quiero decir, nadie me lo dijo cuando estaba vivo – Comentó Soren sin sonreír, sus ojos habían dejado de lado la frialdad del asesino con la que minutos antes había mirado a la anciana y ahora se mostraban inexpresivos y casi turbios dentro de su azul claro. Le escuchó hablar tranquilamente como alguien que acaba de regresar de un largo viaje, emocionado con la idea de revivir el mundo que alguna vez había dejado. Su mirada se posó en la Bruja, sus apagados y pétreos ojos, brillaban ahora como si ver a su hijo de nuevo le hubiese quitado 20 años de encima y un montón de enfermedades. Casi sintió simpatía por ambos.
Era inevitable. Un humano normal estaría asustado, prácticamente enloquecido sin poder asimilar que el espíritu de un muerto hubiese regresado al mundo de los vivos usurpando un cuerpo ajeno, un pobre mortal estaría temblando ante el poder de la brujería, pero por supuesto él no era un humano normal. Él mismo cada noche despertaba de su letargo, para encontrar que su cuerpo muerto hacía centenas de años no se descomponía como debía ser y que la magia negra oculta en la sangre vampirica que recorría sus venas, era lo que le mantenía la consciencia (y quizás el alma) atados a este mundo. Aún así estaba jodidamente asustado, aterrorizado frente a la idea de perder a Anuar para siempre, de que no le recordara y saliera de su vida sin más. Soren tenía que aceptar que varias veces había pensado en la posibilidad de que Anuar decidiera terminar con él, de que tomaran caminos distintos y que continuaría vagando por el mundo, como siempre había sido. Pero jamás se imaginó que podría terminar de una manera tan extraña, sin el consentimiento de ninguno de los dos.
Soren, Eres un vampiro, no una doncella. Deja de pensar como niña y piensa con cabeza fría. Olvida los malditos sentimientos que sólo te hacen débil y piensa en lo que es realmente importante ahora.
-Disculpad... - Les interrumpió poniéndose de pie – No quiero interrumpir vuestro emotivo encuentro familiar, como tampoco puedo impedir que salgas a conocer el mundo que alguna vez dejaste atrás, pero comprenderéis que, debo velar por la seguridad de...- Se detuvo unos segundos buscando una manera apropiada para llamarlo – El cuerpo de Anuar, así que os seguiré desde las sombras... prometo no molestar – Agregó.
Eso era, una mejor estrategia y más inteligente. Dejarse llevar pos los sentimientos era algo inútil, la rabia, el odio y la tristeza, ahora no servirían de nada. Debía ganarse la confianza de ese par, porque de ellos dos dependería si Anuar volvía sano y salvo desde ese otro plano existencial en donde debía estar. Debía asegurarse de que su cuerpo no sufriera ningún maltrato físico considerable y garantizar que tanto la anciana como el espíritu quisieran devolver el cuerpo. Si la mataba a ella, desataría la ira de él y lo creía capaz de cortarse el cuello con un cuchillo para llevarse a Anuar con él al otro mundo. Siendo objetivos ¿Que tenía ese joven que perder? Nada. Ya estaba muerto.
- Y también quiero agregar... - Continuó tragando saliva – Mis más sinceras disculpas por lo que le dije antes madame – Agregó dirigiéndose a la vieja – Pero si conoce algo a los de nuestra clase... sabrá lo difícil que es contener los instintos, para ser sincero... comprendo vuestro dolor, yo también morí una vez y se lo que significa dejar atrás a tus seres queridos -
Era inevitable. Un humano normal estaría asustado, prácticamente enloquecido sin poder asimilar que el espíritu de un muerto hubiese regresado al mundo de los vivos usurpando un cuerpo ajeno, un pobre mortal estaría temblando ante el poder de la brujería, pero por supuesto él no era un humano normal. Él mismo cada noche despertaba de su letargo, para encontrar que su cuerpo muerto hacía centenas de años no se descomponía como debía ser y que la magia negra oculta en la sangre vampirica que recorría sus venas, era lo que le mantenía la consciencia (y quizás el alma) atados a este mundo. Aún así estaba jodidamente asustado, aterrorizado frente a la idea de perder a Anuar para siempre, de que no le recordara y saliera de su vida sin más. Soren tenía que aceptar que varias veces había pensado en la posibilidad de que Anuar decidiera terminar con él, de que tomaran caminos distintos y que continuaría vagando por el mundo, como siempre había sido. Pero jamás se imaginó que podría terminar de una manera tan extraña, sin el consentimiento de ninguno de los dos.
Soren, Eres un vampiro, no una doncella. Deja de pensar como niña y piensa con cabeza fría. Olvida los malditos sentimientos que sólo te hacen débil y piensa en lo que es realmente importante ahora.
-Disculpad... - Les interrumpió poniéndose de pie – No quiero interrumpir vuestro emotivo encuentro familiar, como tampoco puedo impedir que salgas a conocer el mundo que alguna vez dejaste atrás, pero comprenderéis que, debo velar por la seguridad de...- Se detuvo unos segundos buscando una manera apropiada para llamarlo – El cuerpo de Anuar, así que os seguiré desde las sombras... prometo no molestar – Agregó.
Eso era, una mejor estrategia y más inteligente. Dejarse llevar pos los sentimientos era algo inútil, la rabia, el odio y la tristeza, ahora no servirían de nada. Debía ganarse la confianza de ese par, porque de ellos dos dependería si Anuar volvía sano y salvo desde ese otro plano existencial en donde debía estar. Debía asegurarse de que su cuerpo no sufriera ningún maltrato físico considerable y garantizar que tanto la anciana como el espíritu quisieran devolver el cuerpo. Si la mataba a ella, desataría la ira de él y lo creía capaz de cortarse el cuello con un cuchillo para llevarse a Anuar con él al otro mundo. Siendo objetivos ¿Que tenía ese joven que perder? Nada. Ya estaba muerto.
- Y también quiero agregar... - Continuó tragando saliva – Mis más sinceras disculpas por lo que le dije antes madame – Agregó dirigiéndose a la vieja – Pero si conoce algo a los de nuestra clase... sabrá lo difícil que es contener los instintos, para ser sincero... comprendo vuestro dolor, yo también morí una vez y se lo que significa dejar atrás a tus seres queridos -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
-¿desde las sombras? No te recomiendo eso son bastante supersticiosos en este lugar…mejor será que fijamos ser amigos- le indico andando de un lado a otro de la habitación, el suelo carcomido de madera chirriaba contra su peso dejando entre ver los tornillos ya flojos y oxidados, enrojecidos por los años, la polilla se extendía en cada pieza de madera y le sorprendía ver que aun seguía aquel sitio en pie, aquel lugar que le había visto crecer y no así perecer, porque no en casa había fallecido.
-vamos pues- aclamo dando agiles saltos hasta la puerta de entrada, la anciana había movido la mesa a un lugar menos visible, nada debía ser movido de lugar, el muñeco debía permanecer al centro de los símbolos con carboncillos, el diente encima de el, las velas debían mantenerse encendida y los humos cambiando de color de una forma apenas y perceptible. Aunque aquellos objetos no se apagaban con un simple soplo hacia falta mucho mas que aquello, las palabras jamás comprendidas en la hora jamás estipulada para lograr sellar el trueque o en defecto exiliar al usurpador del contenedor que por cuerpo tenia nombre.
Abrió la puerta, no sin antes despedirse fervientemente de su madre, observando en el exterior a la muchedumbre intentando ver a través de las cortinas –esta gente no cambia- mascullo arrastrando y escupiendo las palabras para salir sin más de la casa, el gentío se abrió como los mares para Moisés mientras avanzaba, no era necesario pedir permiso o excusarse por pasar entre dos personas la gente se apartaba como lo harían de un leproso.
-la vida nocturna en este sitio en nula, con suerte encontraremos algun café, bar o prostíbulo…aunque la gente se las de de puritanos algunos hombres caen aun ante la tentación, quiero visitar también mi tumba…-murmuro aquello esperando el viento no fuese como aquellas viejas arguenderas y llevase sus palabras a oídos ajenos -¿A dónde vamos primero?- cuestiono alegremente andando entre las calles.
-vamos pues- aclamo dando agiles saltos hasta la puerta de entrada, la anciana había movido la mesa a un lugar menos visible, nada debía ser movido de lugar, el muñeco debía permanecer al centro de los símbolos con carboncillos, el diente encima de el, las velas debían mantenerse encendida y los humos cambiando de color de una forma apenas y perceptible. Aunque aquellos objetos no se apagaban con un simple soplo hacia falta mucho mas que aquello, las palabras jamás comprendidas en la hora jamás estipulada para lograr sellar el trueque o en defecto exiliar al usurpador del contenedor que por cuerpo tenia nombre.
Abrió la puerta, no sin antes despedirse fervientemente de su madre, observando en el exterior a la muchedumbre intentando ver a través de las cortinas –esta gente no cambia- mascullo arrastrando y escupiendo las palabras para salir sin más de la casa, el gentío se abrió como los mares para Moisés mientras avanzaba, no era necesario pedir permiso o excusarse por pasar entre dos personas la gente se apartaba como lo harían de un leproso.
-la vida nocturna en este sitio en nula, con suerte encontraremos algun café, bar o prostíbulo…aunque la gente se las de de puritanos algunos hombres caen aun ante la tentación, quiero visitar también mi tumba…-murmuro aquello esperando el viento no fuese como aquellas viejas arguenderas y llevase sus palabras a oídos ajenos -¿A dónde vamos primero?- cuestiono alegremente andando entre las calles.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
Soren no supo si sus disculpas habían tenido el efecto deseado o no, pero decidió que era mejor no hablar de más. No les conocía lo suficiente como para saber que convenía decir o no y él no era muy bien conocido por sus poderes de manipulación. Esa era una de las habilidades que no había logrado desarrollar muy bien. Caminó hasta la puerta apenas sintiendo con la cabeza a lo que decía el joven usurpador. Había creído que la madre iría con él para pasar algún rato con su hijo, pero al parecer se quedaría a cuidar el hechizo.
Caminó por él sintiéndose súbitamente mareado y hastiado por la cantidad de mortales curiosos ubicados al rededor de la casa, caminó tras el usurpador, con la mirada fija en el camino, sin querer hacer contacto visual con los transeúntes, no quería ser reconocido por casualidad y ser forzado a una conversación casual que no estaba en humor de mantener. Cuando parecieron alejarse de la muchedumbre y al escuchar los planes del joven a su lado, no pudo evitar hacer el comentario.
-Anuar...nunca iría a un prostíbulo – Dijo con voz taciturna. No lograba imaginarse a Anuar pagando a una prostituta, pero quizás, ese espíritu quería volver a sentir los placeres de la carne por última vez, de lo contrario no lo habría mencionado. De sólo pensarlo se le revolvió el estomago. Sería como si Anuar lo engañara ¿No?. Bueno en teoría no, porque no era Anuar quien controlaba su propio cuerpo sino ese otro desconocido, no sería Anuar quien penetraría a una mujer aquella noche.
Se paseó una mano por la frente, como intentando quitar un sudor imaginario. Cálmate Soren, calma, no digas una estupidez o lo joderás todo. Intentaba decirse, porque no podía fiarse de muerto en vida que no conocía, no podía arriesgar lo poco que le quedaba por algo como los celos.
- No conozco este pueblo... así que no se a que lugares le gustaría ir – Respondió a la pregunta del joven – Pero le seguiré a donde sea necesario -
Caminó por él sintiéndose súbitamente mareado y hastiado por la cantidad de mortales curiosos ubicados al rededor de la casa, caminó tras el usurpador, con la mirada fija en el camino, sin querer hacer contacto visual con los transeúntes, no quería ser reconocido por casualidad y ser forzado a una conversación casual que no estaba en humor de mantener. Cuando parecieron alejarse de la muchedumbre y al escuchar los planes del joven a su lado, no pudo evitar hacer el comentario.
-Anuar...nunca iría a un prostíbulo – Dijo con voz taciturna. No lograba imaginarse a Anuar pagando a una prostituta, pero quizás, ese espíritu quería volver a sentir los placeres de la carne por última vez, de lo contrario no lo habría mencionado. De sólo pensarlo se le revolvió el estomago. Sería como si Anuar lo engañara ¿No?. Bueno en teoría no, porque no era Anuar quien controlaba su propio cuerpo sino ese otro desconocido, no sería Anuar quien penetraría a una mujer aquella noche.
Se paseó una mano por la frente, como intentando quitar un sudor imaginario. Cálmate Soren, calma, no digas una estupidez o lo joderás todo. Intentaba decirse, porque no podía fiarse de muerto en vida que no conocía, no podía arriesgar lo poco que le quedaba por algo como los celos.
- No conozco este pueblo... así que no se a que lugares le gustaría ir – Respondió a la pregunta del joven – Pero le seguiré a donde sea necesario -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
Le miro por el rabillo del ojo con cierto deje de molestia porque podia haber usurpado un cuerpo que no era suyo, el cinismo no era algo que lo caracterizase en demasía –eh de su poner que en cuerpo me llamo Anuar…un nombre extraño nunca antes le habia escuchado- asevero con calma pensando no sonaba a ningun sitio que conociese ni ninguno que quiera ya conocer, quizas alguna tierra lejana gobernada por un tirano, un zar o algun ser de aquella calaña.
-supongo que en ese caso un bar estará bien o…una cafetería si, quiero comer pan y café- aseguro relamiéndose los labios y sintiendo con total asombro como su boca se aguaba por el antojo de dichos sabores, se imaginaba ya el esponjoso pan desasiéndose entre sus labios y el calor del café con leche bajando por su tráquea, aquellas sensaciones que hacia un lustro no llegaba a sentir por no haber sido mas que una alma en penitencia, el cielo jamás se abriría para el asi como la vida no podia serle ofrecida nuevamente.
-este lugar a cambiado mucho…es como si tampoco lo conociera- aseguro mirando las calles y puestos cerrados, se sentía torpe al andar su cuerpo de antaño era varios centímetros mas bajo que aquel raquítico y estilizado que ahora poseía, sentía la tela rozar su tersa piel y el frio de la noche calarle los huesos por debajo de la ropa, cerro los parpados unos instantes al escuchar las cosas que el viento tenia por decirle, jugando vivazmente con su cabello, meciéndose por encima de su cabeza como una ráfaga de viento y fuego –es una lástima que no pueda quedarme mucho tiempo en este cuerpo- asevero suspirando amplia y cancinamente-podria…pero su cuerpo se deterioraría con rapidez- torcio los labios preguntándose porque en vida no habia investigado mas de aquello no mentia al decir que aquel cuerpo le agradaba en sobre manera mucho mas apuesto que de que el mismo habia sido otorgado en vida.
Observo al vampiro con detenimiento no logrando comprender como dos hombres podían estar juntos debía ser extraño besarle e inclusive llegar a mas, era extraño no por menos pensar en aquel tipo de cosas -¿Cómo llegaron con mi madre?- cuestiono a fin de cuentas buscando con los sentidos algun puesto de comida.
-supongo que en ese caso un bar estará bien o…una cafetería si, quiero comer pan y café- aseguro relamiéndose los labios y sintiendo con total asombro como su boca se aguaba por el antojo de dichos sabores, se imaginaba ya el esponjoso pan desasiéndose entre sus labios y el calor del café con leche bajando por su tráquea, aquellas sensaciones que hacia un lustro no llegaba a sentir por no haber sido mas que una alma en penitencia, el cielo jamás se abriría para el asi como la vida no podia serle ofrecida nuevamente.
-este lugar a cambiado mucho…es como si tampoco lo conociera- aseguro mirando las calles y puestos cerrados, se sentía torpe al andar su cuerpo de antaño era varios centímetros mas bajo que aquel raquítico y estilizado que ahora poseía, sentía la tela rozar su tersa piel y el frio de la noche calarle los huesos por debajo de la ropa, cerro los parpados unos instantes al escuchar las cosas que el viento tenia por decirle, jugando vivazmente con su cabello, meciéndose por encima de su cabeza como una ráfaga de viento y fuego –es una lástima que no pueda quedarme mucho tiempo en este cuerpo- asevero suspirando amplia y cancinamente-podria…pero su cuerpo se deterioraría con rapidez- torcio los labios preguntándose porque en vida no habia investigado mas de aquello no mentia al decir que aquel cuerpo le agradaba en sobre manera mucho mas apuesto que de que el mismo habia sido otorgado en vida.
Observo al vampiro con detenimiento no logrando comprender como dos hombres podían estar juntos debía ser extraño besarle e inclusive llegar a mas, era extraño no por menos pensar en aquel tipo de cosas -¿Cómo llegaron con mi madre?- cuestiono a fin de cuentas buscando con los sentidos algun puesto de comida.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
-Anuar no es Frances – Explicó adoptando una calma hipócrita, recordando los tiempos en los que trabajando para el sherif, debía mantenerse frío e insensible frente a cualquier tipo de situación y así poder controlarla. - Yo tampoco había escuchado su nombre antes y he viajado por muchos lugares, conocido muchas personas – Se encogió de hombros - ¿Cual es el suyo? - Le preguntó llevándose las manos desnudas a los bolsillos, había olvidado los guantes con tanto ajetreo.
Caminó por las calles oscuras en tan inusual compañía, hasta donde podía ver, los aldeanos cerraban las ventanas de sus casas y apagaban los candelabros, aunque algunos otros, ajenos al problema, simplemente continuaban indiferentes en lo suyo. Al escucharle decir que quería comer, se sintió algo más tranquilo, tenía que aceptar que la idea del burdel le atormentaba, pero no podía permitirse demostrarlo demasiado.
-No traje mucho dinero conmigo – Comentó buscando esta vez en el bolsillo trasero, sacando un par de monedas olvidadas con una pluma pequeña de gallo y un pequeño carrete de hilo gris – Pero creo que podremos comprar café y pan con esto, es una lástima que yo no pueda compartir ese placer – Agregó dejando escapar un suspiro – Daría lo que fuera por poder saborear un manjar tan simple -
Continuó caminando y al doblar una esquina, el familiar olor a la comida a base de harina, atrajo su atención, con un movimiento de cabeza, le indicó al chico el lugar y comenzó a dirigirse hacía él. No estaba tan mal, pensaba, por lo menos Anuar comería y comer era bueno para el organismo.
-¿Deteriorarse? - No pudo evitar preguntar, mientras un hombre gordo con un delantal, al verlo acercarse se apresuró a enseñarle la vitrina con una sonrisa, algunas barras de pan que quizás habían quedado desde ese día en la mañana, se encontraban exhibidas con otro tipo de alimentos a base de levadura o harina, como galletas y tostadas. - Cuanto tiempo... planea...¿Quedarte? - Comentó acercándose al mostrador, escogiendo el pan que parecía más sabroso y fresco. El panadero le pidió un par de monedas como pago - ¿Tiene café? - Preguntó y el hombre asintió invitándoles a pasar con un gesto con su mano, Soren se giró para esperar si el chico quería entrar a tomar el café y a comerse el pan o si pensaba volver con él a casa.
-Un montón de eventos desafortunados pienso yo – Respondió a la pregunta con indiferencia casi apática – Anuar intentaba recuperar un caballo que al parecer le habían intentado robar, su señora madre, nos escondió en la casa con caballo y todo – Explicó y luego finalizó – Supongo que vio algo en él, pues dijo que... ambos nos parecíamos a su hijo, pero supongo que debido a mi condición... era obvio que sólo su cuerpo serviría para el proceso -
Caminó por las calles oscuras en tan inusual compañía, hasta donde podía ver, los aldeanos cerraban las ventanas de sus casas y apagaban los candelabros, aunque algunos otros, ajenos al problema, simplemente continuaban indiferentes en lo suyo. Al escucharle decir que quería comer, se sintió algo más tranquilo, tenía que aceptar que la idea del burdel le atormentaba, pero no podía permitirse demostrarlo demasiado.
-No traje mucho dinero conmigo – Comentó buscando esta vez en el bolsillo trasero, sacando un par de monedas olvidadas con una pluma pequeña de gallo y un pequeño carrete de hilo gris – Pero creo que podremos comprar café y pan con esto, es una lástima que yo no pueda compartir ese placer – Agregó dejando escapar un suspiro – Daría lo que fuera por poder saborear un manjar tan simple -
Continuó caminando y al doblar una esquina, el familiar olor a la comida a base de harina, atrajo su atención, con un movimiento de cabeza, le indicó al chico el lugar y comenzó a dirigirse hacía él. No estaba tan mal, pensaba, por lo menos Anuar comería y comer era bueno para el organismo.
-¿Deteriorarse? - No pudo evitar preguntar, mientras un hombre gordo con un delantal, al verlo acercarse se apresuró a enseñarle la vitrina con una sonrisa, algunas barras de pan que quizás habían quedado desde ese día en la mañana, se encontraban exhibidas con otro tipo de alimentos a base de levadura o harina, como galletas y tostadas. - Cuanto tiempo... planea...¿Quedarte? - Comentó acercándose al mostrador, escogiendo el pan que parecía más sabroso y fresco. El panadero le pidió un par de monedas como pago - ¿Tiene café? - Preguntó y el hombre asintió invitándoles a pasar con un gesto con su mano, Soren se giró para esperar si el chico quería entrar a tomar el café y a comerse el pan o si pensaba volver con él a casa.
-Un montón de eventos desafortunados pienso yo – Respondió a la pregunta con indiferencia casi apática – Anuar intentaba recuperar un caballo que al parecer le habían intentado robar, su señora madre, nos escondió en la casa con caballo y todo – Explicó y luego finalizó – Supongo que vio algo en él, pues dijo que... ambos nos parecíamos a su hijo, pero supongo que debido a mi condición... era obvio que sólo su cuerpo serviría para el proceso -
Última edición por Soren Kaarkarogf el Lun Dic 06, 2010 8:13 am, editado 1 vez
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
-mi nombre no vale la pena mencionarlo…soy quien soy con o sin nombre y ahora soy Anuar quizas no en esencia pero será mejor que te refieras a mi de esa forma- aseguro con tranquilidad avanzando a un lado de el dejándose deleitar por todos y cada uno de sus sentidos, el olor del pan se colo por su nariz calentándole el cuerpo, los destellos de las vitrinas traspasaban sus pupilas a un mundo de ensueños, con ríos de nata y arboles de chocolate con hojas de quesocrema, no habia nada mas delicioso según su pareces que los pays de manzanas.
-supongo que no conoces sobre esto, no físicamente pero al no ser este el envase de mi alma no se acoplan perfectamente, los roces terminarían siendo mortales en lapsos prolongados, mas no te preocupes lo dejare antes de que eso suceda- asevero asintiendo con tranquilidad lo dejaría en cuanto hubiese realizado todas aquellas acciones que quería llevar a cabo, quizas el burdel ya no seria una opción.
-¿Cuánto tiempo estas dispuesto a prestármelo? Creo que no le hizo gracia…fue difícil entrar en el- asevero asintiendo, entrando en el local y buscando con la mirada algun lugar donde poder sentarse, el joven brujo no habia aprendido aun después de la muerte a callar los temas importantes frente a las demás personas –las cosas malas son parte también de la vida, parte necesario, son como la libertad ¿sabes?...si nadie hubiese privado a otro hombre de ella no se hubieran percatado de lo necesaria y bella que era- le indico asomando el rostro para ver pasar a una joven de negros cabellos por fuerza de la tienda, su mirada le siguió hasta que se desvaneció, entonces regreso su atención a su acompañante –oh no…su amigo y yo en nada nos parecemos- asevero delineando sus labios con sus dedos.
-¿Dónde podríamos comprar flores?...quiero llevarme flores- aseguro ceñudo observando el suelo estaba seguro que mas nadie que su madre seguía visitando la tumba que debían haberle hecho, que mas nadie que ella le recordaba aun, y asi de triste habia sido su muerte tanto, que resultaba como si jamás hubiese puesto un pie en este mundo.
-supongo que no conoces sobre esto, no físicamente pero al no ser este el envase de mi alma no se acoplan perfectamente, los roces terminarían siendo mortales en lapsos prolongados, mas no te preocupes lo dejare antes de que eso suceda- asevero asintiendo con tranquilidad lo dejaría en cuanto hubiese realizado todas aquellas acciones que quería llevar a cabo, quizas el burdel ya no seria una opción.
-¿Cuánto tiempo estas dispuesto a prestármelo? Creo que no le hizo gracia…fue difícil entrar en el- asevero asintiendo, entrando en el local y buscando con la mirada algun lugar donde poder sentarse, el joven brujo no habia aprendido aun después de la muerte a callar los temas importantes frente a las demás personas –las cosas malas son parte también de la vida, parte necesario, son como la libertad ¿sabes?...si nadie hubiese privado a otro hombre de ella no se hubieran percatado de lo necesaria y bella que era- le indico asomando el rostro para ver pasar a una joven de negros cabellos por fuerza de la tienda, su mirada le siguió hasta que se desvaneció, entonces regreso su atención a su acompañante –oh no…su amigo y yo en nada nos parecemos- asevero delineando sus labios con sus dedos.
-¿Dónde podríamos comprar flores?...quiero llevarme flores- aseguro ceñudo observando el suelo estaba seguro que mas nadie que su madre seguía visitando la tumba que debían haberle hecho, que mas nadie que ella le recordaba aun, y asi de triste habia sido su muerte tanto, que resultaba como si jamás hubiese puesto un pie en este mundo.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
No le convencía del todo tener que referirse a él como 'Anuar', porque no era precisamente Anuar, pero si no había otra forma de llamarlo así sería. Le siguió al interior de la cafetería, el calor que emanaba una fogata al final de la estancia, le sobrecogió en cuestión de segundos, a veces no lograba acostumbrarse a esos cambios de temperatura, el calor seguía siendo algo extraño y ajeno a su propia naturaleza. Se sentó en de las sillas, donde el chico parecía más a gusto y el hombre de antes se apresuró a traer el pan – Dos cafés – Le indicó Soren y unos minutos después el aroma de café recién hecho comenzaba a esparcirse en la estancia a medida que el hombre los preparaba.
-¿Prestártelo? - Exclamó, reprimiendo el deseo de reír. ¿Y ahora venia a pedirle permiso? ¿Acaso había importado su opinión, sus sentimientos a la hora de usurparle? Calma, Soren Calma. Escondió esos pensamientos tras su mirada gélida y agradeció que el hombre ya volvía con los cafés, colocó ambas palmas al rededor de la taza y el calor del contenido hirviendo pareció quemarlas por unos segundos, pero esto sólo sirvió para despejar su mente – No me pertenece, por lo tanto, no podría 'prestartelo' -
Volvió a quedarse callado, aquel era por lo menos un chico sensato o eso parecía, no podía negar que se sentía identificado con él y por muy difícil que pareciera, entendía a la perfección su deseo de pasar más tiempo en ese mundo, él mismo era un cobarde que a pesar de todas sus reflexiones existenciales no era capaz de decidir lanzarse al fuego o esperar por el amanecer en un campo abierto. Si fuera un espíritu y tuviera la oportunidad de volver, volvería. Se llevó el café a los labios y bebió un sorbo. Amargo y desagradable, repulsivo como todo lo que no era sangre humana, su mirada ahora melancólica se quedó fija en el contenido de la taza.
-Tiene razón, las cosas malas son necesarias – Murmuró recostando su cabeza en la mano y posteriormente el codo en la mesa – Si no conocemos lo desagradable, no podemos apreciar los pequeños placeres de la vida... es una lástima que, a veces nos demos cuenta de esas cosas demasiado tarde – Dejó escapar un suspiro – Yo nunca fui consciente de esas cosas cuando estaba vivo y ahora... es imposible que pueda revivir ciertas otras -
Cuando le escuchó hablar de flores, levantó el rostro para observarle y asintió suavemente – Buscaremos Flores – Afirmó tomando el café y dándole otros dos sorbos esta vez más largos – Cuando terminemos aquí, limpiaremos su tumba también... no creo ser el más indicado para ello, pero podría rezar por el descanso de su alma... - Algo de sonrojo llegó inesperadamente a sus mejillas y el vampiro tuvo que desviar su mirada hacía las vitrinas, desde la mesa donde estaban, sólo lograba verlas borrosas.
-¿Prestártelo? - Exclamó, reprimiendo el deseo de reír. ¿Y ahora venia a pedirle permiso? ¿Acaso había importado su opinión, sus sentimientos a la hora de usurparle? Calma, Soren Calma. Escondió esos pensamientos tras su mirada gélida y agradeció que el hombre ya volvía con los cafés, colocó ambas palmas al rededor de la taza y el calor del contenido hirviendo pareció quemarlas por unos segundos, pero esto sólo sirvió para despejar su mente – No me pertenece, por lo tanto, no podría 'prestartelo' -
Volvió a quedarse callado, aquel era por lo menos un chico sensato o eso parecía, no podía negar que se sentía identificado con él y por muy difícil que pareciera, entendía a la perfección su deseo de pasar más tiempo en ese mundo, él mismo era un cobarde que a pesar de todas sus reflexiones existenciales no era capaz de decidir lanzarse al fuego o esperar por el amanecer en un campo abierto. Si fuera un espíritu y tuviera la oportunidad de volver, volvería. Se llevó el café a los labios y bebió un sorbo. Amargo y desagradable, repulsivo como todo lo que no era sangre humana, su mirada ahora melancólica se quedó fija en el contenido de la taza.
-Tiene razón, las cosas malas son necesarias – Murmuró recostando su cabeza en la mano y posteriormente el codo en la mesa – Si no conocemos lo desagradable, no podemos apreciar los pequeños placeres de la vida... es una lástima que, a veces nos demos cuenta de esas cosas demasiado tarde – Dejó escapar un suspiro – Yo nunca fui consciente de esas cosas cuando estaba vivo y ahora... es imposible que pueda revivir ciertas otras -
Cuando le escuchó hablar de flores, levantó el rostro para observarle y asintió suavemente – Buscaremos Flores – Afirmó tomando el café y dándole otros dos sorbos esta vez más largos – Cuando terminemos aquí, limpiaremos su tumba también... no creo ser el más indicado para ello, pero podría rezar por el descanso de su alma... - Algo de sonrojo llegó inesperadamente a sus mejillas y el vampiro tuvo que desviar su mirada hacía las vitrinas, desde la mesa donde estaban, sólo lograba verlas borrosas.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
-en ese caso podria seguir con el hasta que yo quiera…no es bueno darle a un muerto tantas libertades- asevero riendo por lo bajo, una risa pastosa que cayo al instante sobre el suelo rodando hasta desvanecerse, una risa desagradable o quizas sencillamente indiferente, tomo la taza caliente entre sus manos deleitandose como un niño ante un dulce, se quedo estatico sintio solamente como el calor subia por sus dedos calentando su cuerpo entero, como el frio glacial del exterior era suplido por aquel calor casi hogareño –estoy siendo condecendiente…no disfrutare de los placeres de la carne solo para no perturbarte mas- señalo enarcando una ceja tras el flequillo.
-en todo caso me ire antes del ocaso creo que…la belleza de todo esto radicara en lo efimero que sera- asevero asintiendo seguro de aquello por que y a pesar de todo conocia los problema que quedarse mas tiempo suponian ser, sus pros y sus contras y preferia evitarlos en la medida de lo posible, habia regresado al terreno de los vivos con un disfraz y aquel disfraz debia ser devuelto sin ningun rasguño aunque en vida en nada le habia perturbado hacer sacrificios.
-pero te has encontrado con otras mejores…¿no es asi?- se llevo la taza a los labios dandole un suave sorbo al tiempo que su nariz de arrugaba y sus parpados se cerraban en un gesto gracioso, se limpio los labios con el dorso de la mano intentando asi erradicar el amargo sabor que el café habia dejado en su paladar, chasqueo la lengua compungiendo nuevamente el rostro –supongo que si, tu forma de verme es como si quisieras erradicarme con la mirada…no debe ser agradable saber que han usurpado el cuerpo de…tu sabes- le indico tomando una pieza de pan entre sus dedos y mordiendola con amplietud, deleitandose con su sabor y texturas.
-rezar…no creo que eso sirva- asevero negando, apoyo sus codos sobre la mesa ladeando el rostro –aveces me gustaria haber hecho mas cosas…haber asistido a alguna reunion del pueblo, haber aprendido a tocar el arpa o la arominca…pero eso ya no existe- golpeo la mesa dandole enfasis a su intento de cubrir la tristeza que en sus palabras se alvergaba con un doble manto de alegria –no se porque tenia tanta hambre- murmuro deborando el resto del pan en cuestion de minutos, se limpio las migas de sus labios dejandolas caer al suelo.
-en todo caso me ire antes del ocaso creo que…la belleza de todo esto radicara en lo efimero que sera- asevero asintiendo seguro de aquello por que y a pesar de todo conocia los problema que quedarse mas tiempo suponian ser, sus pros y sus contras y preferia evitarlos en la medida de lo posible, habia regresado al terreno de los vivos con un disfraz y aquel disfraz debia ser devuelto sin ningun rasguño aunque en vida en nada le habia perturbado hacer sacrificios.
-pero te has encontrado con otras mejores…¿no es asi?- se llevo la taza a los labios dandole un suave sorbo al tiempo que su nariz de arrugaba y sus parpados se cerraban en un gesto gracioso, se limpio los labios con el dorso de la mano intentando asi erradicar el amargo sabor que el café habia dejado en su paladar, chasqueo la lengua compungiendo nuevamente el rostro –supongo que si, tu forma de verme es como si quisieras erradicarme con la mirada…no debe ser agradable saber que han usurpado el cuerpo de…tu sabes- le indico tomando una pieza de pan entre sus dedos y mordiendola con amplietud, deleitandose con su sabor y texturas.
-rezar…no creo que eso sirva- asevero negando, apoyo sus codos sobre la mesa ladeando el rostro –aveces me gustaria haber hecho mas cosas…haber asistido a alguna reunion del pueblo, haber aprendido a tocar el arpa o la arominca…pero eso ya no existe- golpeo la mesa dandole enfasis a su intento de cubrir la tristeza que en sus palabras se alvergaba con un doble manto de alegria –no se porque tenia tanta hambre- murmuro deborando el resto del pan en cuestion de minutos, se limpio las migas de sus labios dejandolas caer al suelo.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
Arqueó las cejas al escuchar que se iría antes del ocaso, un hilo de esperanza se albergo en su pecho por unos instantes, pero entonces lo que aquello implicaba le preocupó una vez más, si Anuar volvía a ser Anuar al terminar la noche ¿Quien cuidaría de él durante el día? Tragó saliva mirando el café con insistencia, como si pudiera traspasarlo y a su vez la mesa con sus propios ojos. Anuar despertaría desubicado, asustado y quizás sintiendo un terrible dolor en su cuerpo y él no podría estar ahí para asistirlo y cuidarlo. Él estaría sumido en un sueño mágico imposible de quebrantar mientras la persona más importante... sufría.
-No...quiero erradicarte – Logró decir, sin levantar la mirada – No tengo nada en tu contra, ni siquiera te conozco, además tengo que aceptar que... si estuviera en tu lugar habría hecho lo mismo por volver – Y eso era cierto, los humanos eran egoístas por naturaleza y él mismo había sido demasiado humano alguna vez. - Agradezco tu condescendencia, pero en realidad no es por mi... Anuar no soportaría la idea de saber que estuvo con una prostituta, él las odia... -
Soren tomó la taza de café, escuchando lo que decía sobre lo que habría querido hacer y que ya no podría, le hacía recordar en la infinidad de cosas de las cuales se había arrepentido de su vida mortal y que como vampiro ya no podía realizar – Si... en este nuevo estado he descubierto mayores placeres – Aceptó, porque el éxtasis de beber sangre humana, sólo se comparaba con el mejor de los orgasmos y estando vivo no había tenido ninguno que valiera la pena y mucho menos con otra persona.
- Supongo que para eso existe la muerte... para recordarnos que, debemos aprovechar el 'ahora', una vez cruzas la línea, aunque puedas volver, nunca será lo mismo – Comentó y volvió a beber, terminándose el café – Todo lo que bebo sabe asqueroso, la comida me resulta repulsiva, no puedo sentir nada... - Levantó finalmente la mirada hacía el fino rostro de Anuar – Sólo me muevo impulsado por cosas como la sed de sangre y la lujuria, una eternidad bastante desagradable para ser sincero y ni siquiera puedo proteger a las personas que quiero – Iba a agregar 'Ni siquiera se si en realidad puedo 'amar' pero se quedó callado, tampoco sabía porque le decía esas cosas a un desconocido.
-No...quiero erradicarte – Logró decir, sin levantar la mirada – No tengo nada en tu contra, ni siquiera te conozco, además tengo que aceptar que... si estuviera en tu lugar habría hecho lo mismo por volver – Y eso era cierto, los humanos eran egoístas por naturaleza y él mismo había sido demasiado humano alguna vez. - Agradezco tu condescendencia, pero en realidad no es por mi... Anuar no soportaría la idea de saber que estuvo con una prostituta, él las odia... -
Soren tomó la taza de café, escuchando lo que decía sobre lo que habría querido hacer y que ya no podría, le hacía recordar en la infinidad de cosas de las cuales se había arrepentido de su vida mortal y que como vampiro ya no podía realizar – Si... en este nuevo estado he descubierto mayores placeres – Aceptó, porque el éxtasis de beber sangre humana, sólo se comparaba con el mejor de los orgasmos y estando vivo no había tenido ninguno que valiera la pena y mucho menos con otra persona.
- Supongo que para eso existe la muerte... para recordarnos que, debemos aprovechar el 'ahora', una vez cruzas la línea, aunque puedas volver, nunca será lo mismo – Comentó y volvió a beber, terminándose el café – Todo lo que bebo sabe asqueroso, la comida me resulta repulsiva, no puedo sentir nada... - Levantó finalmente la mirada hacía el fino rostro de Anuar – Sólo me muevo impulsado por cosas como la sed de sangre y la lujuria, una eternidad bastante desagradable para ser sincero y ni siquiera puedo proteger a las personas que quiero – Iba a agregar 'Ni siquiera se si en realidad puedo 'amar' pero se quedó callado, tampoco sabía porque le decía esas cosas a un desconocido.
Última edición por Soren Kaarkarogf el Lun Dic 06, 2010 11:44 am, editado 1 vez
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
-yo no queria volver, mi madre queria que lo hiciera pero no puede seguir con esa idea…no le hace ningun bien- asevero en voz baja suspirando de forma letargica, como si el propio tema causara en el un efecto somnoliento, no pretendia hacerla cambiar de parecer pero si algo podia hacer era no dejarla entuciasmarse con la idea, debia aceptar que habian perecido y pronto le haria compañía –pero ahora que estoy aquí quiero hacer algunas cosas antes de volver…un dia no es suficiente pero es lo que tengo y como debe ser- se encogio de hombros meneando la tasa entre sus manos.
-¿las odia?...vaya chico raro- rio por lo bajo suponiendo que quizas las mujeres no eran de su agrado y por eso habia terminado con aquel vampiro frente a el, aunque no conocia a la persona a la cual le habia usurpado el cuerpo de modo que suponer estaba de mas –supongo que entonces lo mejor sera no ir…aunque eso es una lastima- suspiro negando, una cosa mas a tachar en su lista de deseos y placeres, asi como asuntos pendientes que resolver, no era existencial asistir con una de aquellas mujeres que poco o mucho cobraban por otrogar su cuerpo y placeres a quien nunca mas volverian a ver.
-supongo- se encogio de hombros sobriendo nuevamente de la tasa, sintiendo el calor del amargo café descendiendo por su traquea, calentando su pecho y dandole cierta vida que en un lustro no habia conocido, aquella sensacion de sentir y saberse vivo…aunque fuese por un dia -¿si la sangre y la lujuria te mueven como puedes pretender querer a alguien?...¿no es la sangre y lujuria lo que en verdad quieres?- le cuestiono con curiosidad aunque perdiendola al instante por un ruido proveniente de las vitrinas, el lugar parecia por cerrar pues comenzaban a recoger todo.
-¿me acompañaras lo que resta de la noche?...creo que ya no es necesario no hare mal uso de su cuerpo, lo prometo- asevero colocando su mano sobre su latente pecho, el tum-tum que causaba su corazon le incitaba a querer salir corriendo y brincar por todos lados, gritar a los cuatro vientos que estaba vivo, gritar hasta perder la voz porque y a fin de cuentas terminaria dejando aquel cuerpo.
-¿las odia?...vaya chico raro- rio por lo bajo suponiendo que quizas las mujeres no eran de su agrado y por eso habia terminado con aquel vampiro frente a el, aunque no conocia a la persona a la cual le habia usurpado el cuerpo de modo que suponer estaba de mas –supongo que entonces lo mejor sera no ir…aunque eso es una lastima- suspiro negando, una cosa mas a tachar en su lista de deseos y placeres, asi como asuntos pendientes que resolver, no era existencial asistir con una de aquellas mujeres que poco o mucho cobraban por otrogar su cuerpo y placeres a quien nunca mas volverian a ver.
-supongo- se encogio de hombros sobriendo nuevamente de la tasa, sintiendo el calor del amargo café descendiendo por su traquea, calentando su pecho y dandole cierta vida que en un lustro no habia conocido, aquella sensacion de sentir y saberse vivo…aunque fuese por un dia -¿si la sangre y la lujuria te mueven como puedes pretender querer a alguien?...¿no es la sangre y lujuria lo que en verdad quieres?- le cuestiono con curiosidad aunque perdiendola al instante por un ruido proveniente de las vitrinas, el lugar parecia por cerrar pues comenzaban a recoger todo.
-¿me acompañaras lo que resta de la noche?...creo que ya no es necesario no hare mal uso de su cuerpo, lo prometo- asevero colocando su mano sobre su latente pecho, el tum-tum que causaba su corazon le incitaba a querer salir corriendo y brincar por todos lados, gritar a los cuatro vientos que estaba vivo, gritar hasta perder la voz porque y a fin de cuentas terminaria dejando aquel cuerpo.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
Así que no había su idea, el chico no había hecho a la madre prometer que lo regresaría del mundo de los muertos sin importar el precio, ahora que lo pensaba, la madre debería haber sufrido mucho intentando lograr aquello – Tu madre parece una mujer sabia – Comentó, comenzando a romper el hielo, de nada le servía ser frío y distante si de todas maneras tendría que estar con ese chico – Pero pienso que la idea de hacerte volver no la ha dejado descansar ni un minuto de su vida, aún estando tan vieja... debería estar tranquilamente disfrutando del tiempo que le queda... se que no es de mi incumbencia, pero encuentro muy necesario que hables con ella para que luego de tu partida, esté tranquila -
-Si... realmente no entiendo el porque – Confesó alzándose de hombros – Yo no las odio, es más mi única amiga es una cortesana – Agregó sin sonreír, aunque su mirada era amable – Creo que no se puede juzgar a la gente hasta odiarles por el camino que decidieron tomar en la vida, la prostitución es también un oficio que puede llevarse con dignidad - Soren levantó el rostro al notar que el hombre comenzaba a cerrar el lugar, apuró lo que quedaba de café en su taza bebiendoselo a grandes tragos y luego se levantó.
-No lo se... - Aceptó con voz tímida, le resultaba extraño hablar de Anuar... con Anuar. Ni siquiera a Gerard le había contado cosas tan personales de su relación y eso que Gerard era un amigo cercano que le aconsejaba y le ayudaba a entender el punto de vista humano – Intento... que no sea así – Continuó caminando hasta la entrada de la panadería – Es un proceso lento y tedioso... es como luchar contra un lado de mi que sólo quiere esas dos cosas de Anuar... -
Se mordió el labio inferior escuchando lo que decía. ¿Que lo dejase sólo? Apenas si lo conocía, aún no confiaba ciegamente en él como para permitirle algo así. Se quedó unos momentos en silencio – T...te seguiré desde las sombras si te molesta mi presencia, te aseguro que no lo notarás – Insistió, porque no confiaba tampoco en los peligros de la noche misma – No pongo en duda tu palabra de cuidar de este cuerpo, pero... no confío en otros seres de la noche que podrían acecharte si caminas solo por las calles -
-Si... realmente no entiendo el porque – Confesó alzándose de hombros – Yo no las odio, es más mi única amiga es una cortesana – Agregó sin sonreír, aunque su mirada era amable – Creo que no se puede juzgar a la gente hasta odiarles por el camino que decidieron tomar en la vida, la prostitución es también un oficio que puede llevarse con dignidad - Soren levantó el rostro al notar que el hombre comenzaba a cerrar el lugar, apuró lo que quedaba de café en su taza bebiendoselo a grandes tragos y luego se levantó.
-No lo se... - Aceptó con voz tímida, le resultaba extraño hablar de Anuar... con Anuar. Ni siquiera a Gerard le había contado cosas tan personales de su relación y eso que Gerard era un amigo cercano que le aconsejaba y le ayudaba a entender el punto de vista humano – Intento... que no sea así – Continuó caminando hasta la entrada de la panadería – Es un proceso lento y tedioso... es como luchar contra un lado de mi que sólo quiere esas dos cosas de Anuar... -
Se mordió el labio inferior escuchando lo que decía. ¿Que lo dejase sólo? Apenas si lo conocía, aún no confiaba ciegamente en él como para permitirle algo así. Se quedó unos momentos en silencio – T...te seguiré desde las sombras si te molesta mi presencia, te aseguro que no lo notarás – Insistió, porque no confiaba tampoco en los peligros de la noche misma – No pongo en duda tu palabra de cuidar de este cuerpo, pero... no confío en otros seres de la noche que podrían acecharte si caminas solo por las calles -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
-Realmente lo es…pero la soledad jamás afecta a uno para bien- no sabia bien como es que su muerte le había afectado porque en esencia él no habia estado mientras eso sucedía aunque suponía cual había sido su reacción, muy posiblemente habia pasado varios días en un llanto amargo, su único hijo perecido sin ella poder evitarlo, seguramente también los días siguientes a aquel habia pasado intentado revivir su cuerpo ya destrozado y al darse cuenta de la putrefacción del mismo no habia quedado mas que enterrarlo en donde ahora debía estar bajo tierra, consumido posiblemente a cenizas y restos con los que los gusanos se habían deleitado en alguna época. Era desagradable pensar en si mismo como comida para los vivos.
-quizas lo haga…- aseguro en voz baja dudando enormemente de aquello, si por su madre fuera estaba seguro que dejaría morir al joven al cual el cuerpo habia usurpado, le dejaría alla donde su alma estaba y la propia habia pasado tanto tiempo, si por ella fuese asesinaría también al vampiro para que mas nadie pudiese impedirle regresarle a la vida, una vida que terminaría y entonces, su labor seria buscar otro cuerpo parecido a aquel, uno que le permitiese tenerlo nuevamente a su lado.
-dudo que una puta llegue a ser una mujer digna- escupió sin mas pensando, podían ser personas amables, agradables y sinceras inclusive quizas inteligentes, pero la dignidad se perdía en el instante mismo de venderse, no importaba de que forma –en todo caso es la vida de cada quien ¿cierto? Seria tonto intentar cambiar ese tipo de cosas- termino su café con rapidez levantándose de la mesa sin mas, agradeciendo con un gesto cordial al hombre antes de salir –debe ser molesto…para ambos supongo- murmuro no muy seguro de aquello, nunca habia estado con un vampiro los conocía porque debía hacerlo mas jamás les habia tratado como estaba tratando a aquel.
-no me molesta…pero pienso que quizas sea…extraño para ti todo esto- se giro a verlo con seriedad y un aire sombrio -¿crees que no puedo cuidarme solo?...te sorprendería las cosas que puedo hacer- asevero riendo mientras seguía andando –es mas…podría deshacerme de ti si lo deseo- le indico encogiéndose de hombros, avanzando con mayor rapidez, desconocía el tiempo que le quedaba en aquel sitio y no deseaba desperdiciarlo.
-quizas lo haga…- aseguro en voz baja dudando enormemente de aquello, si por su madre fuera estaba seguro que dejaría morir al joven al cual el cuerpo habia usurpado, le dejaría alla donde su alma estaba y la propia habia pasado tanto tiempo, si por ella fuese asesinaría también al vampiro para que mas nadie pudiese impedirle regresarle a la vida, una vida que terminaría y entonces, su labor seria buscar otro cuerpo parecido a aquel, uno que le permitiese tenerlo nuevamente a su lado.
-dudo que una puta llegue a ser una mujer digna- escupió sin mas pensando, podían ser personas amables, agradables y sinceras inclusive quizas inteligentes, pero la dignidad se perdía en el instante mismo de venderse, no importaba de que forma –en todo caso es la vida de cada quien ¿cierto? Seria tonto intentar cambiar ese tipo de cosas- termino su café con rapidez levantándose de la mesa sin mas, agradeciendo con un gesto cordial al hombre antes de salir –debe ser molesto…para ambos supongo- murmuro no muy seguro de aquello, nunca habia estado con un vampiro los conocía porque debía hacerlo mas jamás les habia tratado como estaba tratando a aquel.
-no me molesta…pero pienso que quizas sea…extraño para ti todo esto- se giro a verlo con seriedad y un aire sombrio -¿crees que no puedo cuidarme solo?...te sorprendería las cosas que puedo hacer- asevero riendo mientras seguía andando –es mas…podría deshacerme de ti si lo deseo- le indico encogiéndose de hombros, avanzando con mayor rapidez, desconocía el tiempo que le quedaba en aquel sitio y no deseaba desperdiciarlo.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
No quiso discutir sobre si una prostituta era digna o no, no le interesaba lo que pensara aquel desconocido sobre ese tema, conque no usara el cuerpo de Anuar para disfrutar de una era suficiente para él, le siguió hasta la puerta y posteriormente por la calle, se quedó pensando unos segundos, sin saber si el termino más apropiado para ese asunto era 'molesto' o no, en realidad nunca le había preguntado a Anuar si le molestaba pensar que compartía besos y caricias con un cadáver o si, le resultaba repulsivo el hecho de que deseara su sangre. Aún habían muchas cosas que no se atrevía a decir.
-Supongo... - Murmuró, volviendo a llevarse las manos a los bolsillos – En realidad no son cosas fáciles de hablar... no se que piense al respecto... -
Dejó de caminar abruptamente al escuchar lo que decía el chico, con que facilidad y tranquilidad podía asegurar que podría 'deshacerse' de él. Soren frunció el ceño, su ego de vampiro siendo amenazado por un infeliz que apenas si conocía y fuera de eso que estaba poniendo en peligro a Anuar, la simpatía que comenzaba a sentir por él, se esfumó en ese instante.
Calma, Soren, calma. Analiza las posibilidades. Estás hambriento, puede que tenga razón y tenga un par de cartas bajo la manga. No hay que arriesgarse innecesariamente por un impulso arrogante.
Se mordió el labio hasta hacerlo sangrar levemente con uno de sus colmillos, como si ese dolor, le ayudara a despejar la mente, le alcanzó al instante, parándose de nuevo a su lado – Bien... entonces nos veremos en algún lugar en un par de horas ¿Te parece bien? - Comentó frialdad, debía cazar, eso era lo más importante ahora, no le gustaba ir por ahí indefenso y dependiente de lo que ese par de brujos pudieran hacer.
-Supongo... - Murmuró, volviendo a llevarse las manos a los bolsillos – En realidad no son cosas fáciles de hablar... no se que piense al respecto... -
Dejó de caminar abruptamente al escuchar lo que decía el chico, con que facilidad y tranquilidad podía asegurar que podría 'deshacerse' de él. Soren frunció el ceño, su ego de vampiro siendo amenazado por un infeliz que apenas si conocía y fuera de eso que estaba poniendo en peligro a Anuar, la simpatía que comenzaba a sentir por él, se esfumó en ese instante.
Calma, Soren, calma. Analiza las posibilidades. Estás hambriento, puede que tenga razón y tenga un par de cartas bajo la manga. No hay que arriesgarse innecesariamente por un impulso arrogante.
Se mordió el labio hasta hacerlo sangrar levemente con uno de sus colmillos, como si ese dolor, le ayudara a despejar la mente, le alcanzó al instante, parándose de nuevo a su lado – Bien... entonces nos veremos en algún lugar en un par de horas ¿Te parece bien? - Comentó frialdad, debía cazar, eso era lo más importante ahora, no le gustaba ir por ahí indefenso y dependiente de lo que ese par de brujos pudieran hacer.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
-¡me parece perfecto!- aseguro a viva voz no tardando poco mas de algunos segundos en comenzar a andar nuevamente con rapidez, debía hacer un sinfín de cosas antes de dejar aquel cuerpo –te veré en el cementerio dos horas antes del amanecer- grito desde lejos extendiendo la mano a modo de despedida aunque su mirada jamás se desvio hasta aquel ser que le habia acompañado desde la salida de su casa, su mente mas bien se encontraba concentrada en enlistar las cosas que debía hacer.
Observo el firmamento dictaminando la hora que debía ser y el tiempo que le quedaba, se perdió entonces entre las calles y callejuelas mientras pensaba, podría no seguir su palabra y asistir a aquellos sitios aunque cierto era que ya no llamaban su atención, la mujer que le habia robado el sueño en alguna época ahora debía ser una anciana casada muy posiblemente con un difunto marido y quizas ya hasta nietos y sobrinos, estaría surcada por arrugas y la gravedad se habría encargado de deformar su cuerpo, suspiro, seguramente en su ausencia todo habia cambiado.
Se limito pues a seguir andando en busca del lugar baldío que, alguna vez habia sido su patio de juegos, donde buscaba los animalejos para sus encantos y pócimas, donde pasaba horas observando el firmamento, porque cuando niño habia tenido muchos amigos, estos se habían esfumado en su adolescencia cuando sus extrañas costumbres habian comenzado a aparecer y hacerse tangibles, su léxico poco usual y su forma de expresarse de la muerte, no eran propias de un joven de su edad, poseía ahora un cuerpo quizas dos años mayor que el propio o del que habia sido suyo.
Por que quizas debía ser asi, lo que no habia hecho en vida no podia pretender hacerlo ahora en un cuerpo ajeno, miro el suelo ceñudo desentendido por todo aquello si al inicio la nueva vida le habia parecido maravillosa ahora no le resultaba tan placentera, el único regalo era poder disfrutar de sus sentidos, aspiro el aroma de su camisa brincando la barda metálica para llegar a un patio vacio, con una vegetación que se extendía hasta encima de sus rodillas y rozando quizas su cintura en algunos sitios –te han descuidado tanto- murmuro suspirando, con la melancolía a flor de piel y la tristeza surcando su rostro, aquel no era el.
Observo el firmamento dictaminando la hora que debía ser y el tiempo que le quedaba, se perdió entonces entre las calles y callejuelas mientras pensaba, podría no seguir su palabra y asistir a aquellos sitios aunque cierto era que ya no llamaban su atención, la mujer que le habia robado el sueño en alguna época ahora debía ser una anciana casada muy posiblemente con un difunto marido y quizas ya hasta nietos y sobrinos, estaría surcada por arrugas y la gravedad se habría encargado de deformar su cuerpo, suspiro, seguramente en su ausencia todo habia cambiado.
Se limito pues a seguir andando en busca del lugar baldío que, alguna vez habia sido su patio de juegos, donde buscaba los animalejos para sus encantos y pócimas, donde pasaba horas observando el firmamento, porque cuando niño habia tenido muchos amigos, estos se habían esfumado en su adolescencia cuando sus extrañas costumbres habian comenzado a aparecer y hacerse tangibles, su léxico poco usual y su forma de expresarse de la muerte, no eran propias de un joven de su edad, poseía ahora un cuerpo quizas dos años mayor que el propio o del que habia sido suyo.
Por que quizas debía ser asi, lo que no habia hecho en vida no podia pretender hacerlo ahora en un cuerpo ajeno, miro el suelo ceñudo desentendido por todo aquello si al inicio la nueva vida le habia parecido maravillosa ahora no le resultaba tan placentera, el único regalo era poder disfrutar de sus sentidos, aspiro el aroma de su camisa brincando la barda metálica para llegar a un patio vacio, con una vegetación que se extendía hasta encima de sus rodillas y rozando quizas su cintura en algunos sitios –te han descuidado tanto- murmuro suspirando, con la melancolía a flor de piel y la tristeza surcando su rostro, aquel no era el.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
El chico pareció encantado con la idea y se alejó corriendo casi al instante, suponía que debía ser más incómodo para él, pensó Soren mientras se esfumaba en las sombras de un callejón y segundos después aparecía en uno de los techos, después de todo eran dos desconocidos, nada de los sentimientos o pensamientos de Anuar quedaban, así que debía ser incómodo andar con un vampiro en la única noche que tenía en el mundo de los vivos. Caminó por los tejados erráticamente, concentrándo sus sentidos al máximo. Necesitaba escuchar las pisadas de algún infeliz sólo en las callejuelas, debía su oler la presencia y necesitaba beber hasta embriagarse. Necesitaba toda la sangre posible.
¿Debía matar esa noche para quedar realmente lleno? Pensaba mientras corría por los techos en completo sigilo, guiándose principalmente por sus sentidos del olfato y él oído, ya que la vista sin las gafas no le era de mucha ayuda. Matar, hacía mucho que no mataba, unos.. ¿3 años quizás? Si, la última vez había sido en Suecia y había sido parte de su trabajo, no por comida. Había dejado de matar a sus presas hacía más de 100 años.
Se detuvo en seco, en el borde de una cornisa y se agazapó como lo hubiese hecho en el bosque si un ciervo se hubiese atravesado un par de metros más adelante. Se quedó inmóvil, sus ojos fijos en un hombre con largo bigote gris, que salía de lo que parecía un burdel, pues también había podido oler el almizcle del sexo proveniente de ese lugar.
Le siguió por los callejones, saltando de sombra en sombra sin que el hombre tan siquiera lo notase, aunque probablemente no tendría más cabeza que para los recuerdos de su noche ardiente y la botella de alcohol a medio consumir en su mano derecha. Cuando Soren sintió que se habían alejado lo suficiente y antes de que el hombre llegara a la protección de su casa, el vampiro se duejó caer del techo y quedó frente a él a un par de metros, le miró a los ojos y el hombre se quedó quieto como si hubiese visto a la mismísima muerte en persona.
-Alina... - Murmuró el hombre con una sonrisa, extendiendo los brazos hacía Soren que había dejado de ser un joven desaliñado y de barba irregular para convertirse en una joven mujer, un tanto gordita y de cabello castaño ondulado, cayendo sobre sus mejillas.
Alina sonrió y acortó la distancia entre ambos – He vuelto por ti, querido – Dijo, su voz dulce y cargada de felicidad. El hombre la abrazó con fuerza, sintiendo sus pechos tibios contra su cuerpo, el aroma de su piel a lavanda, como siempre había sido.
Dos sendas lágrimas resbalaron por los ojos del anciano, mientras Alina besaba su cuello y los cerró perdiéndose en un éxtasis que ni la más hábil de las putas le había logrado hacer sentir, porque a pesar de que Alina había muerto hacía años, había vuelto para llevarle con ella. Lentamente las fuerzas le fueron abandonado y las piernas no pudieron sostenerle, pero eso poco importaba, ahora flotaba ingrávido con Alina sosteniendo sus manos y con su tierna sonrisa, incitándole a dejarse llevar, hacía el infinito y las estrellas que ahora parecían tan cerca. El hombre levantó su mano izquierda con lentitud y agarró una de ellas entre la palma de sus manos, la estrella brilló con un resplandor maravilloso y cegador.
Y dejó escapar su último aliento, con un suave gemido que se esfumó con el viento mientras Soren bebía hasta la última gota, sosteniendo el cuerpo lánguido en sus brazos, ebrio con la sensación de poder y éxtasis.
¿Debía matar esa noche para quedar realmente lleno? Pensaba mientras corría por los techos en completo sigilo, guiándose principalmente por sus sentidos del olfato y él oído, ya que la vista sin las gafas no le era de mucha ayuda. Matar, hacía mucho que no mataba, unos.. ¿3 años quizás? Si, la última vez había sido en Suecia y había sido parte de su trabajo, no por comida. Había dejado de matar a sus presas hacía más de 100 años.
Se detuvo en seco, en el borde de una cornisa y se agazapó como lo hubiese hecho en el bosque si un ciervo se hubiese atravesado un par de metros más adelante. Se quedó inmóvil, sus ojos fijos en un hombre con largo bigote gris, que salía de lo que parecía un burdel, pues también había podido oler el almizcle del sexo proveniente de ese lugar.
Le siguió por los callejones, saltando de sombra en sombra sin que el hombre tan siquiera lo notase, aunque probablemente no tendría más cabeza que para los recuerdos de su noche ardiente y la botella de alcohol a medio consumir en su mano derecha. Cuando Soren sintió que se habían alejado lo suficiente y antes de que el hombre llegara a la protección de su casa, el vampiro se duejó caer del techo y quedó frente a él a un par de metros, le miró a los ojos y el hombre se quedó quieto como si hubiese visto a la mismísima muerte en persona.
-Alina... - Murmuró el hombre con una sonrisa, extendiendo los brazos hacía Soren que había dejado de ser un joven desaliñado y de barba irregular para convertirse en una joven mujer, un tanto gordita y de cabello castaño ondulado, cayendo sobre sus mejillas.
Alina sonrió y acortó la distancia entre ambos – He vuelto por ti, querido – Dijo, su voz dulce y cargada de felicidad. El hombre la abrazó con fuerza, sintiendo sus pechos tibios contra su cuerpo, el aroma de su piel a lavanda, como siempre había sido.
Dos sendas lágrimas resbalaron por los ojos del anciano, mientras Alina besaba su cuello y los cerró perdiéndose en un éxtasis que ni la más hábil de las putas le había logrado hacer sentir, porque a pesar de que Alina había muerto hacía años, había vuelto para llevarle con ella. Lentamente las fuerzas le fueron abandonado y las piernas no pudieron sostenerle, pero eso poco importaba, ahora flotaba ingrávido con Alina sosteniendo sus manos y con su tierna sonrisa, incitándole a dejarse llevar, hacía el infinito y las estrellas que ahora parecían tan cerca. El hombre levantó su mano izquierda con lentitud y agarró una de ellas entre la palma de sus manos, la estrella brilló con un resplandor maravilloso y cegador.
Y dejó escapar su último aliento, con un suave gemido que se esfumó con el viento mientras Soren bebía hasta la última gota, sosteniendo el cuerpo lánguido en sus brazos, ebrio con la sensación de poder y éxtasis.
Última edición por Soren Kaarkarogf el Lun Dic 06, 2010 2:36 pm, editado 1 vez
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
Se sintió despejado, liviano cuando toco aquel suelo fértil, de altas plantas y poco coloridas flores que, intentando abrirse paso entre la flora del sitio daban suaves asomos al exterior en una danza coloquial de antaño, se mecían con el soplo del viento, quizas haciéndoles cosquillas u obligándolas a doblegarse ante el, aquel brioso y formidable ser que no visible se podia sentir, era como la fe, el amor y tantos otros sentimientos humanos, incomprensible mas no hacia falta comprender, el hombre por ser hombre no tenia lógica alguna.
Avanzo sintiendo las altas hierbas rozando su cuerpo, como millares de esqueléticos y aun asi delicados dedos aferrándose inútilmente a su cuerpo, sin herirlo ni dolerle, acariciándolo con indiferencia, quizas clamando un poco de atención la que no habia sido brindada muy posiblemente desde que el habia fallecido, quizas algun vecino habia podado alguna vez el sitio temiendo la clase de alimañas que podrían vivir en sitios como aquel, escuchaba el canto de las cigarras y el siseo de los demás animales a sus pies, asustados por la presencia de un humano en su territorio asustados, por nunca antes haber visto uno.
Llego hasta la parte trasera donde se alzaba una construcción a la cual poco le faltaba para caer, estrecho su cuerpo contra la rechinante puerta incitándole a abrirse ante el y dejarle ver los secretos que aun resguardaba aunque no habia lugar ni rincón de aquella casona que el no conociese ya. Sonrio, alegrado de no ver cambio en el lugar, las paredes seguían de aquel tapiz floreado que a tajos yacia en el suelo, con escarcha de pintura de los ladrillos y trozos de techo , las telarañas se alzaban entorno a cada rincón, en cada esquina y ventana, colgaban de las paredes en espera de una presa, se preguntaba cuanta comida podrían encontrar en un lugar como aquel, no demasiadas moscas o mosquitos debían entrar ahí.
Avanzo escuchando el suelo lamentarse bajo sus pies, la ventana partida dejaba entrar la gélida brisa otoñal, aque que se sentía como antes de los arduos y eternos inviernos –me alegra que sigas igual- murmuro rozando las paredes, se sento en un sitio cualquiera admirando el resto del lugar, perdiéndose en las memorias cuando niño, las únicas que poseía y las únicas que valían la pena recordar, sus ojos se movían por el sitio reviviendo las experiencias quizas, no habia sido tan buena regresar, quizas su trascendencia yacia en no poseerla, no todos podían ser reconocidos, inclusive aquel vampirillo parecía tener a quien se preocupaba por el –dime Anuar ¿regresarías a la vida si murieses hoy?- se cuestiono en voz alta, cuestionándole a una voz que no podia responderle –mi tiempo termino por que llevo por apellido la imprudencia…es hora de regresarte el tuyo- aseguro animadamente levantándose de su sitio. El polvo a su alrededor se alzo del suelo formando una especie de neblina a sus pies que prontamente volvió a acoplarse.
Salio de la casona a zancadas azotando la puerta a sus espaldas, la casa retumbo sobre sus cimientos colapsándose, alzando una columna de humo y escombros entorno al cielo, podían ambos ahora descansar en paz.
Avanzo sintiendo las altas hierbas rozando su cuerpo, como millares de esqueléticos y aun asi delicados dedos aferrándose inútilmente a su cuerpo, sin herirlo ni dolerle, acariciándolo con indiferencia, quizas clamando un poco de atención la que no habia sido brindada muy posiblemente desde que el habia fallecido, quizas algun vecino habia podado alguna vez el sitio temiendo la clase de alimañas que podrían vivir en sitios como aquel, escuchaba el canto de las cigarras y el siseo de los demás animales a sus pies, asustados por la presencia de un humano en su territorio asustados, por nunca antes haber visto uno.
Llego hasta la parte trasera donde se alzaba una construcción a la cual poco le faltaba para caer, estrecho su cuerpo contra la rechinante puerta incitándole a abrirse ante el y dejarle ver los secretos que aun resguardaba aunque no habia lugar ni rincón de aquella casona que el no conociese ya. Sonrio, alegrado de no ver cambio en el lugar, las paredes seguían de aquel tapiz floreado que a tajos yacia en el suelo, con escarcha de pintura de los ladrillos y trozos de techo , las telarañas se alzaban entorno a cada rincón, en cada esquina y ventana, colgaban de las paredes en espera de una presa, se preguntaba cuanta comida podrían encontrar en un lugar como aquel, no demasiadas moscas o mosquitos debían entrar ahí.
Avanzo escuchando el suelo lamentarse bajo sus pies, la ventana partida dejaba entrar la gélida brisa otoñal, aque que se sentía como antes de los arduos y eternos inviernos –me alegra que sigas igual- murmuro rozando las paredes, se sento en un sitio cualquiera admirando el resto del lugar, perdiéndose en las memorias cuando niño, las únicas que poseía y las únicas que valían la pena recordar, sus ojos se movían por el sitio reviviendo las experiencias quizas, no habia sido tan buena regresar, quizas su trascendencia yacia en no poseerla, no todos podían ser reconocidos, inclusive aquel vampirillo parecía tener a quien se preocupaba por el –dime Anuar ¿regresarías a la vida si murieses hoy?- se cuestiono en voz alta, cuestionándole a una voz que no podia responderle –mi tiempo termino por que llevo por apellido la imprudencia…es hora de regresarte el tuyo- aseguro animadamente levantándose de su sitio. El polvo a su alrededor se alzo del suelo formando una especie de neblina a sus pies que prontamente volvió a acoplarse.
Salio de la casona a zancadas azotando la puerta a sus espaldas, la casa retumbo sobre sus cimientos colapsándose, alzando una columna de humo y escombros entorno al cielo, podían ambos ahora descansar en paz.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
El cuerpo llevaba apenas unos 15 minutos de muerto, pero el rostro del hombre parecía plácidamente dormido, inclusive una sonrisa se había quedado eternizada en la comisura de sus labios, su piel yacía tan pálida como la del depredador, pues su sangre había sido drenada por completo, Soren se tomó unos momentos más para sobreponerse a la sensación abrumadora que beber tanta sangre de una sóla vez le había provocado y se quedó sentado a un lado del cadáver, con los ojos cerrados también, relamiéndose los labios como un crio que acaba de comerse el mejor de los pasteles.
Abrió los ojos y estos parecieron más vivos que nunca, brillantes como los de un vivo, las pupilas aún dilatadas por el previo éxtasis y su piel, deliciosamente tibia, porque la sangre ahora fluía por su cuerpo, recorriendolo con intensidad y su corazón inclusive parecía palpitar emocionado con ese flujo. Se llevó ambas manos al rostro, sólo para sentirse las mejillas tibias, como las tendría cualquier persona. Suspiró, regresando la mirada hacía el infeliz, ahora debía deshacerse del cadáver.
Había hecho aquello muchas veces, el arte de controlar los sentidos de la victima con ilusiones antes de morir, no era algo improvisado que hubiese aprendido ayer, le había costado muchas decenas de años perfeccionar aquella técnica, porque no soportaba la idea de arrancarle la vida a una persona a sangre fría, no le gustaba ver el horror en los ojos de la víctima antes de perecer. Bueno, a él no le gustaba, al monstruo por supuesto le facinaba y esa era otra cosa que había aprendido a controlar. Aunque a veces era imposible, cuando el hambre y la ansiedad alcanzaba límites inospechados.
Corrió por los techos con el hombre sobre sus hombros, ahora se sentía casi tan liviano como una pluma, Soren se sentía poderoso, como debía ser, sus piernas daban saltos tan ágiles como los de una gacela y tan elegantes como los de un gato, el viento se sentía encantador jugueteando con su ondulado cabello cenizo. En minutos llegó al bosque y en cuestión de unos 10 más, había cavado un hondo agujero de más de 2 metros para darle digno sepulcro al hombre, depositó el cuerpo en el fondo y luego dejó caer una flor silvestre que bajó meciéndose con el viento suavemente hasta alcanzar el pecho del muerto. Otros 10 minutos después y un montículo de tierra uniforme cubría la evidencia. Para cuando la policía descubriera el cuerpo de ese hombre, estaría tan descompuesto, que sería imposible determinar la causa de su muerte.
Abrió los ojos y estos parecieron más vivos que nunca, brillantes como los de un vivo, las pupilas aún dilatadas por el previo éxtasis y su piel, deliciosamente tibia, porque la sangre ahora fluía por su cuerpo, recorriendolo con intensidad y su corazón inclusive parecía palpitar emocionado con ese flujo. Se llevó ambas manos al rostro, sólo para sentirse las mejillas tibias, como las tendría cualquier persona. Suspiró, regresando la mirada hacía el infeliz, ahora debía deshacerse del cadáver.
Había hecho aquello muchas veces, el arte de controlar los sentidos de la victima con ilusiones antes de morir, no era algo improvisado que hubiese aprendido ayer, le había costado muchas decenas de años perfeccionar aquella técnica, porque no soportaba la idea de arrancarle la vida a una persona a sangre fría, no le gustaba ver el horror en los ojos de la víctima antes de perecer. Bueno, a él no le gustaba, al monstruo por supuesto le facinaba y esa era otra cosa que había aprendido a controlar. Aunque a veces era imposible, cuando el hambre y la ansiedad alcanzaba límites inospechados.
Corrió por los techos con el hombre sobre sus hombros, ahora se sentía casi tan liviano como una pluma, Soren se sentía poderoso, como debía ser, sus piernas daban saltos tan ágiles como los de una gacela y tan elegantes como los de un gato, el viento se sentía encantador jugueteando con su ondulado cabello cenizo. En minutos llegó al bosque y en cuestión de unos 10 más, había cavado un hondo agujero de más de 2 metros para darle digno sepulcro al hombre, depositó el cuerpo en el fondo y luego dejó caer una flor silvestre que bajó meciéndose con el viento suavemente hasta alcanzar el pecho del muerto. Otros 10 minutos después y un montículo de tierra uniforme cubría la evidencia. Para cuando la policía descubriera el cuerpo de ese hombre, estaría tan descompuesto, que sería imposible determinar la causa de su muerte.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
Avanzaba sobre el empedrado rebuscando con la mirada al puesto de florecillas para comprar, siempre habia alguno, para los amantes que querían regalarse, para los cumpleaños y las vísperas siempre alguien quería regalar una flor y dichos vendedores no podían darse el lujo de perder clientela aunque por mas que rebusco entre las cambiadas calles del lugar no logro encontrar el sitio donde en antaño iba a comprarlas. Cada esquina y cada casa se veía diferente a como el las recordaba, cada sonido le era ajeno.
Decidió a fin de cuentas no perder más tiempo buscando lo que al parecer ya no se encontraba en aquel sitio, quizás el hombre que las vendía había fallecido ya, cuando el era apenas un niño el señor rondaba ya los cuarenta y muchos o cincuenta y pocos, no creía que un cuerpo humano pudiese alcanzar muchos más años no por lo menos en una época como aquella, en que las enfermedades estaban a la vuelta y los problemas causaban estragos en los organismos, había visto perecer a una mujer ante la ausencia de su marido, ni siquiera se había suicidado se había entregado a los brazos de Morfeo y ya o por lo menos eso había escuchado decir “se quedo tiesa en la cama donde dormían ¿cree usted? La infeliz se murió de amor”
No creía realmente que uno persona pudiese morir de amor aunque era el más dulce y lento de los venenos habidos y por haber. Estiro la mano entre un enrejado para arrancar unas florecillas del suelo y hacer con ellas un ramillete para sí mismo, llevaba ramas altas de verdes y opacos colores, botones de flores como el arcoíris y otras tantas meciendo sus pétalos contra el viento, dejando en el aire la fragancia de su ser, debía ser un ramo digno de el mismo, no debía ser muy grande ni demasiado modesto, los colores excesivos dañarían su vista más las escalas de grises lo deprimirían, debía ser lo justo y solo el sabía que era lo justo.
Acomodo las flores y hierbajos mientras andaba en dirección al cementerio, quizas faltaban aun algunas horas, minutos o quizas iba ya tarde, cierto era que no le importaba en lo mas mínimo aquello se sentía merecedor de un descanso digno de cualquier vivo, porque para vivir dos veces habia que morir dos también y ahora vivo en esencia y no en cuerpo debía abandonar otra vez aquel mundo terrenal.
El alto rejo de fierro negro y las paredes de piedra laja le separaban de su eterno descanso, la necrópolis se alzaba frente a sus pies como un sueño lejano, uno que estaba a punto de alcanzar, abrió las puertas entrando, observando y buscando a alguien con la mirada, porque nadie debía estar en aquel lugar, nadie debía conocer lo ocurrido. Comenzó a pasearse por las tumbas leyendo la inscripción de cada una, desconocía cual pertenecía a el y quedaba un largo camino para averiguarlo.
Decidió a fin de cuentas no perder más tiempo buscando lo que al parecer ya no se encontraba en aquel sitio, quizás el hombre que las vendía había fallecido ya, cuando el era apenas un niño el señor rondaba ya los cuarenta y muchos o cincuenta y pocos, no creía que un cuerpo humano pudiese alcanzar muchos más años no por lo menos en una época como aquella, en que las enfermedades estaban a la vuelta y los problemas causaban estragos en los organismos, había visto perecer a una mujer ante la ausencia de su marido, ni siquiera se había suicidado se había entregado a los brazos de Morfeo y ya o por lo menos eso había escuchado decir “se quedo tiesa en la cama donde dormían ¿cree usted? La infeliz se murió de amor”
No creía realmente que uno persona pudiese morir de amor aunque era el más dulce y lento de los venenos habidos y por haber. Estiro la mano entre un enrejado para arrancar unas florecillas del suelo y hacer con ellas un ramillete para sí mismo, llevaba ramas altas de verdes y opacos colores, botones de flores como el arcoíris y otras tantas meciendo sus pétalos contra el viento, dejando en el aire la fragancia de su ser, debía ser un ramo digno de el mismo, no debía ser muy grande ni demasiado modesto, los colores excesivos dañarían su vista más las escalas de grises lo deprimirían, debía ser lo justo y solo el sabía que era lo justo.
Acomodo las flores y hierbajos mientras andaba en dirección al cementerio, quizas faltaban aun algunas horas, minutos o quizas iba ya tarde, cierto era que no le importaba en lo mas mínimo aquello se sentía merecedor de un descanso digno de cualquier vivo, porque para vivir dos veces habia que morir dos también y ahora vivo en esencia y no en cuerpo debía abandonar otra vez aquel mundo terrenal.
El alto rejo de fierro negro y las paredes de piedra laja le separaban de su eterno descanso, la necrópolis se alzaba frente a sus pies como un sueño lejano, uno que estaba a punto de alcanzar, abrió las puertas entrando, observando y buscando a alguien con la mirada, porque nadie debía estar en aquel lugar, nadie debía conocer lo ocurrido. Comenzó a pasearse por las tumbas leyendo la inscripción de cada una, desconocía cual pertenecía a el y quedaba un largo camino para averiguarlo.
Anuar Dutuescu- Humano Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
Soren miró el cielo y las estrellas formaron cientos de figuras luminosas para él, patrones que generalmente pasaban desapercibidos o que eran interpretados como simples dibujos, pero con la sabiduría que otorgaba el poder, Soren sabía que había más información allí de la que estaba implícita en los libros. El poder de la sangre le permitía ver cosas en donde nadie más podía, sentir, oler, escuchar y percibir el mundo de una manera completamente distinta. No estaba seguro si era igual para todos los vampiros, pues su única referencia era Erkki y era bien sabido que tanto vástago como mentor eran similares en cuanto a habilidades y poderes, así que encontraba maravilloso pensar que aquella forma en como ahora las estrellas parecían organizarse para indicarle cosas mudas, era única.
Se sacudió las manos llenas de tierra en el pantalón y se dispuso a regresar al cementerio para cumplir su cita con el no-muerto. Iba a saltar, cuando pareció recordar que le había prometido una cosa más temprano y Soren se había jurado así mismo que toda promesa hecha a Anuar debía ser cumplida sin importar que. Inclusive si era sólo el cuerpo de Anuar. Se tomó unos minutos para organizar su ofrenda y luego saltó fundiéndose con el viento y las sombras de la noche.
Arribó al cementerio un buen rato después, puesto que se había tomado la libertad de ir despacio para disfrutar de lo que sus nuevos sentidos aumentados le permitían además encontrarlo no había sido difícil, el hedor de la muerte era algo que podría diferenciar a kilómetros si se lo propusiera, un agrio hedor que se le antojaba dulce y acogedor. Se deslizó como una sombra, bordeando la reja que lo separaba del lugar y observó al usurpador, caminando entre las tumbas, su expresión era taciturna y pensativa. Soren se cuestionó si, alguna vez volviera a su lugar de nacimiento ¿Encontraría en algún lugar su propia tumba? Probablemente no, sin un cuerpo, no podría haber un entierro. Sacudió la cabeza ligéramente pensar en esas cosas ahora no era importante, debía idear el plan para poder quedarse cuidando a Anuar... de día.
- Espero no haber llegado demasiado pronto – Comentó con voz tranquila, emergiendo de la oscuridad tras un mausoleo – He traído una ofrenda... para tu tumba, como prometí – Agregó mostrándole una corona hecha de lianas frescas del bosque y hojas, con flores silvestres de distintos colores y tamaños encrustradas en los bordes, ordenadas por color, generando un patrón armonioso – Soy artista ¿sabes?, como Anuar – Comentó con expresión amable - ¿En donde debo ponerla? -
Se sacudió las manos llenas de tierra en el pantalón y se dispuso a regresar al cementerio para cumplir su cita con el no-muerto. Iba a saltar, cuando pareció recordar que le había prometido una cosa más temprano y Soren se había jurado así mismo que toda promesa hecha a Anuar debía ser cumplida sin importar que. Inclusive si era sólo el cuerpo de Anuar. Se tomó unos minutos para organizar su ofrenda y luego saltó fundiéndose con el viento y las sombras de la noche.
Arribó al cementerio un buen rato después, puesto que se había tomado la libertad de ir despacio para disfrutar de lo que sus nuevos sentidos aumentados le permitían además encontrarlo no había sido difícil, el hedor de la muerte era algo que podría diferenciar a kilómetros si se lo propusiera, un agrio hedor que se le antojaba dulce y acogedor. Se deslizó como una sombra, bordeando la reja que lo separaba del lugar y observó al usurpador, caminando entre las tumbas, su expresión era taciturna y pensativa. Soren se cuestionó si, alguna vez volviera a su lugar de nacimiento ¿Encontraría en algún lugar su propia tumba? Probablemente no, sin un cuerpo, no podría haber un entierro. Sacudió la cabeza ligéramente pensar en esas cosas ahora no era importante, debía idear el plan para poder quedarse cuidando a Anuar... de día.
- Espero no haber llegado demasiado pronto – Comentó con voz tranquila, emergiendo de la oscuridad tras un mausoleo – He traído una ofrenda... para tu tumba, como prometí – Agregó mostrándole una corona hecha de lianas frescas del bosque y hojas, con flores silvestres de distintos colores y tamaños encrustradas en los bordes, ordenadas por color, generando un patrón armonioso – Soy artista ¿sabes?, como Anuar – Comentó con expresión amable - ¿En donde debo ponerla? -
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Y el mundo se deshace para nosotros dos (Anuar)
La voz del vampiro le hizo girar sobre sus talones en derredor para observarle emerger de entre las sombras como debía hacerlo un hijo de la noche y no un pobre diablo como habia aparentado ser al principio, aterrado y molesto por la idea de haber perdido una lucha jamás iniciada contra su madre, porque en el momento mismo en que habían puesto un pie dentro de la casa su batalla estaba perdida, no habia bruja mas grande que aquella a kilómetros a la redonda.
-no te preocupes…llegaste a justo tiempo- asevero asintiendo con el ramillete entre sus manos –lo e notado…son sus manos una inutilidad…demasiado delicadas- le explico siguiendo con su camino, miraba los nombres cinceladas en los mármoles y piedras, rebuscaba el propio aunque no lograba encontrarlo en ningun sitio ¿era acaso que ni su madre se habia preocupado en enterrarlo? No podría haberlo cremado aquello impediría todo regreso, un entierro era lo mas propio y lo único que se podia hacer.
-e decidido regresar antes- murmuro con calma sin voltearle a ver, disfrutaba de el aire cargado de putrefacción y llanto acariciar su rostro –comprendi…que este no es mi lugar- le indico andando hasta topar con la pared que delimitaba los lindes del cementerio, en una esquina se encontraba un montículo de tierra con una lapida de piedra y un ramo de frescas flores encima, el corazón le dio un vuelco y sus ojos parecieron vidriarse por un segundo. Siguio avanzando arrodillándose a un lado de la lapida, rozo con sus dedos el polvo que se habia acumulado, se mordió el labio inferior al tiempo que las perladas lagrimas brotaban como de manantiales, en una carrera de tristeza por resbalar de su mentón y humedecer el suelo, las flores que habia en el sitio eran nuevas muy seguramente llevadas por su decrepita madre.
-es esta- le indico en voz baja limpiándose el rostro con rapidez, dejo su ramillete a un lado levantándose, para darle una ultima hojeada al mundo que dejaba atrás el sitio al que ya no pertenecía y en el cual se sentía fuera de lugar –cuando el regrese va a estar mareado, si se despierta gritando no te preocupes seguramente su estancia no fue agradable- murmuro semi apenado por sus palabras y por no poder explicarle mas de aquello. Se acerco a su oído sonriendo –debes aprovechar porque nunca sabes cuando las cosas cambiaran- susurro apartándose algunos pasos, cerro los parpados dejando caer levemente su cabeza hacia atrás.
-no te preocupes…llegaste a justo tiempo- asevero asintiendo con el ramillete entre sus manos –lo e notado…son sus manos una inutilidad…demasiado delicadas- le explico siguiendo con su camino, miraba los nombres cinceladas en los mármoles y piedras, rebuscaba el propio aunque no lograba encontrarlo en ningun sitio ¿era acaso que ni su madre se habia preocupado en enterrarlo? No podría haberlo cremado aquello impediría todo regreso, un entierro era lo mas propio y lo único que se podia hacer.
-e decidido regresar antes- murmuro con calma sin voltearle a ver, disfrutaba de el aire cargado de putrefacción y llanto acariciar su rostro –comprendi…que este no es mi lugar- le indico andando hasta topar con la pared que delimitaba los lindes del cementerio, en una esquina se encontraba un montículo de tierra con una lapida de piedra y un ramo de frescas flores encima, el corazón le dio un vuelco y sus ojos parecieron vidriarse por un segundo. Siguio avanzando arrodillándose a un lado de la lapida, rozo con sus dedos el polvo que se habia acumulado, se mordió el labio inferior al tiempo que las perladas lagrimas brotaban como de manantiales, en una carrera de tristeza por resbalar de su mentón y humedecer el suelo, las flores que habia en el sitio eran nuevas muy seguramente llevadas por su decrepita madre.
-es esta- le indico en voz baja limpiándose el rostro con rapidez, dejo su ramillete a un lado levantándose, para darle una ultima hojeada al mundo que dejaba atrás el sitio al que ya no pertenecía y en el cual se sentía fuera de lugar –cuando el regrese va a estar mareado, si se despierta gritando no te preocupes seguramente su estancia no fue agradable- murmuro semi apenado por sus palabras y por no poder explicarle mas de aquello. Se acerco a su oído sonriendo –debes aprovechar porque nunca sabes cuando las cosas cambiaran- susurro apartándose algunos pasos, cerro los parpados dejando caer levemente su cabeza hacia atrás.
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