AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Noche de lobos (Skadi)(+18)
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Noche de lobos (Skadi)(+18)
Recuerdo del primer mensaje :
Las olas rompiendo con una furia inaudita contra la costa pedregosa, el viento sacudiendo la oscura noche que de forma sepulcral calla frente a los aullidos de la manada en busca de presa.
Sonreí de medio lado frente al inminente encuentro de las bestias, dudando por un segundo cual de nosotros era más monstruoso de todos.
Los siglos de vivencias acompañaban a mi ya cansada eternidad, y aun así, desenfundé el florete, con una reverencia clara para la muerte, dispuesto nuevamente a hacer frente al enemigo.
Superado en número supe que la batalla no terminaría pronto, más quizás esta fuera la definitiva. Sonreí irónico tras el primer choque de aceros, excitado por el olor de la sangre y la promesa de una
muerte inminente.
Había Vuelto a París tras la mujer que me creo hace doscientos años, esa que me arrebato una vida y me condeno a vagar sediento de sangre llenando de muerte mis pasos. Tuve que aprender por medio del prueba y erro lo que era ser inmortal y la verdad odiaba lo que representaba mi eternidad.
Infructuoso mi encuentro con aquella mujer, mas eso no lograría que cesara en mi empeño de acabar con su maldita vida.
Garras, mordiscos, filos iluminados por la eterna luna y armas silbando al viento con la fiereza propia de nuestras enfrentadas razas.
Cadáveres cayendo contra la fina arena ahora manchada de carmesí, hombres que no volverían a sus casas, viudas de una noche fría y oscura.
Y yo, allí, con mi cínica sonrisa, la de aquel que no ha quedado saciado, nuevamente burlando a la muerte definitiva, ansiada y deseada.
Sangre goteaba de mis heridas, mordiscos que tardarían en cicatrizar. Nuevamente, sediento de aquella vitae que me esclavizaba y mantenía en pie a partes iguales.
Me dejé caer sobre la suave arena, agotado. Las ropas se pegaban a un cuerpo maltrecho mojadas por aquel agua salada que me vio nacer hace ya demasiado tiempo.
Miré al cielo estrellado, tratando de vislumbrar un atisbo de paz. Más nada encontré allí arriba.
Ponerme en pie se me antojaba difícil, quizás mas herido de lo que esperaba, desistí tras varios intentos, cerré los ojos sintiendo como la vitae me abandonaba lentamente, no negare que era placentero. Sonreí sin fuerzas aferrando el rosario con mi mano, contando las cuentas mientras rezaba por la salvación de mi alma mientras esperaba mi ansiado amanecer.
Las olas rompiendo con una furia inaudita contra la costa pedregosa, el viento sacudiendo la oscura noche que de forma sepulcral calla frente a los aullidos de la manada en busca de presa.
Sonreí de medio lado frente al inminente encuentro de las bestias, dudando por un segundo cual de nosotros era más monstruoso de todos.
Los siglos de vivencias acompañaban a mi ya cansada eternidad, y aun así, desenfundé el florete, con una reverencia clara para la muerte, dispuesto nuevamente a hacer frente al enemigo.
Superado en número supe que la batalla no terminaría pronto, más quizás esta fuera la definitiva. Sonreí irónico tras el primer choque de aceros, excitado por el olor de la sangre y la promesa de una
muerte inminente.
Había Vuelto a París tras la mujer que me creo hace doscientos años, esa que me arrebato una vida y me condeno a vagar sediento de sangre llenando de muerte mis pasos. Tuve que aprender por medio del prueba y erro lo que era ser inmortal y la verdad odiaba lo que representaba mi eternidad.
Infructuoso mi encuentro con aquella mujer, mas eso no lograría que cesara en mi empeño de acabar con su maldita vida.
Garras, mordiscos, filos iluminados por la eterna luna y armas silbando al viento con la fiereza propia de nuestras enfrentadas razas.
Cadáveres cayendo contra la fina arena ahora manchada de carmesí, hombres que no volverían a sus casas, viudas de una noche fría y oscura.
Y yo, allí, con mi cínica sonrisa, la de aquel que no ha quedado saciado, nuevamente burlando a la muerte definitiva, ansiada y deseada.
Sangre goteaba de mis heridas, mordiscos que tardarían en cicatrizar. Nuevamente, sediento de aquella vitae que me esclavizaba y mantenía en pie a partes iguales.
Me dejé caer sobre la suave arena, agotado. Las ropas se pegaban a un cuerpo maltrecho mojadas por aquel agua salada que me vio nacer hace ya demasiado tiempo.
Miré al cielo estrellado, tratando de vislumbrar un atisbo de paz. Más nada encontré allí arriba.
Ponerme en pie se me antojaba difícil, quizás mas herido de lo que esperaba, desistí tras varios intentos, cerré los ojos sintiendo como la vitae me abandonaba lentamente, no negare que era placentero. Sonreí sin fuerzas aferrando el rosario con mi mano, contando las cuentas mientras rezaba por la salvación de mi alma mientras esperaba mi ansiado amanecer.
Última edición por Ilhan Baudin el Jue Jun 08, 2017 3:20 pm, editado 1 vez
Ilhan Baudin- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 19/03/2017
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Giré el rostro para enfrentar su mirada, se había vencido sobre el lecho mirando el techo. Sus ojos brillaban con un halo de tristeza, parece que tocar el tema del norteño o había sido la mejor de las ideas.
Hubiera preguntado por que motivo no iba a poder verlo, mas preferí guardar silencio, todo teníamos nuestros propios fantasmas del pasado y ella tendría que solucionar con ese hombre los propios.
Sus ojo se cerraron como si tratara de tomar fuerzas, como si ahora cayera en que la vuelta al norte la llevarían a situaciones complejas y a tener que asumir momentos que había dejado aun no resueltos.
Se giró para mirar mis ojos pardos, por unos momentos nos contemplamos en silencio, ella se venia como la parca, la muerte, peor para mi era vida, una mujer fuerte que había pasado por demasiado.
Puede que ella pensara que las cicatrices mas grandes surcaban su piel, se equivocaba era en su corazón donde supuraban todavía llenas de dolor.
Su brazo se enredó en mi pelo y pegando su cuerpo al mio emitió un jadeo antes de succionar mi piel rasgando con sus dientes mi tez para que unas gotas de liquido carmesí la colocaran seguramente lo suficiente como para olvidar aquello que la torturaba.
-No es la solución -susurré con la voz ronca al notarla trepar por mi cuerpo moviendo las caderas obre mi miembro.
La sangre de vampiro ademas de adictiva era un gran afrodisíaco, el poderoso conocido y ahora Skadi se debía sentir eufórica dejando atrás la tristeza.
Atrapé los cortos mechones de su pelo para que su mirada turbia me enfocara.
-Skadi, no puedes beber de mi cada vez que tienes un problema ¿entiendes?
Gimió de placer masturbándose con mi dureza en un roce continuo que lleno de sangre mi verga.
-Skadí -rugí elevando mi torso para chocar voraz con sus labios paladeando ese sabor ferroso -no puedo vivir sin ti, te has convertido en mi droga.
Meti mi diestra por el borde de ss pantalones de monta buscando su botón para trazar círculos mientras este se hinchaba, su mirada turbia se enterraba en mis dos brasas.
-Te deseo -aseguré recorriendo su trinchera una y otra vez con mis dedos.
Hubiera preguntado por que motivo no iba a poder verlo, mas preferí guardar silencio, todo teníamos nuestros propios fantasmas del pasado y ella tendría que solucionar con ese hombre los propios.
Sus ojo se cerraron como si tratara de tomar fuerzas, como si ahora cayera en que la vuelta al norte la llevarían a situaciones complejas y a tener que asumir momentos que había dejado aun no resueltos.
Se giró para mirar mis ojos pardos, por unos momentos nos contemplamos en silencio, ella se venia como la parca, la muerte, peor para mi era vida, una mujer fuerte que había pasado por demasiado.
Puede que ella pensara que las cicatrices mas grandes surcaban su piel, se equivocaba era en su corazón donde supuraban todavía llenas de dolor.
Su brazo se enredó en mi pelo y pegando su cuerpo al mio emitió un jadeo antes de succionar mi piel rasgando con sus dientes mi tez para que unas gotas de liquido carmesí la colocaran seguramente lo suficiente como para olvidar aquello que la torturaba.
-No es la solución -susurré con la voz ronca al notarla trepar por mi cuerpo moviendo las caderas obre mi miembro.
La sangre de vampiro ademas de adictiva era un gran afrodisíaco, el poderoso conocido y ahora Skadi se debía sentir eufórica dejando atrás la tristeza.
Atrapé los cortos mechones de su pelo para que su mirada turbia me enfocara.
-Skadi, no puedes beber de mi cada vez que tienes un problema ¿entiendes?
Gimió de placer masturbándose con mi dureza en un roce continuo que lleno de sangre mi verga.
-Skadí -rugí elevando mi torso para chocar voraz con sus labios paladeando ese sabor ferroso -no puedo vivir sin ti, te has convertido en mi droga.
Meti mi diestra por el borde de ss pantalones de monta buscando su botón para trazar círculos mientras este se hinchaba, su mirada turbia se enterraba en mis dos brasas.
-Te deseo -aseguré recorriendo su trinchera una y otra vez con mis dedos.
Ilhan Baudin- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 19/03/2017
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Hasta conocer al ángel negro nunca probé con anterioridad la sangre de vampiro, ni me interesó hacerlo, ni pensé en confraternizar con ninguno. Vampiros, licántropos, cualquier tipo de demonio que se me cruzara por enfrente solo iba a encontrarse con el filo de mi espada.
Tan pronto sentí el sabor ferroso en mi paladar y tragué las primeras gotas, la potencia de su vitae bajando por mi garganta despertó el deseo y la lujuria que se extendió veloz por todo mi cuerpo. Comencé a trepar sobre él, moviendo mis caderas contra las suyas y restregándome contra su miembro para sentirlo despertar, frotándole en círculos contra mi y frotándome contra el. Gemí cuando respondió creciendo, el placer palpitante se expandió por mi intimidad. Un cosquilleo me recorrió toda la piel, incrustándose en mis células.
Su mano tiró de los mechones de mi cabello, forzándome a mirarlo, me decía que no podía beber de él cada vez que tuviera un problema. -El asunto es…- Lo miré en fijamente, tenía la mirada concentrada en mi, lo cual me permitía distinguir la transformación del color que comenzaba a suscitarse, como el pardo profundo iba adquiriendo ligeros matices de escarlata. -… que no bebo de ti solo para olvidar.-
Aún brotaban gotas de su cuello, hundí mi rostro en esa zona y di un lametón largo, dándome gusto con las últimas gotas de sangre. Antes de que su herida respondiese a su instinto de sanación y fuera a cerrarse quise cerrar mi boca allí y succionar un poco más.
Me llené de éxtasis tras beber y moví mis caderas con más rapidez frotándome necesitada contra su verga, alcé el rostro y le escuché decir mi nombre antes de que intercambiásemos el sabor ferroso en un encuentro de nuestros labios. -Casi los siento… tus colmillos…- Fue algo muy ligero, una sensación sobre mi lengua que causó que mis sentidos se encendieran más en excitación y le buscara de nuevo la boca.
Luego llegaron esas palabras, no puedo vivir sin ti, te has convertido en mi droga.
Unos intensos deseos de lastimarlo me embargaron cuando escuché aquello, me rebelaba contra algo así. Mi mano tembló sobre el área de su corazón deseando arrancarle ese órgano que desde hace mucho ya no latía.
Gemí cuando comenzó a frotarme el clítoris provocando pinchazos del más puro placer que me recorrieron de los pies a la cabeza. Mis dedos apretaron una de mis dagas, la saqué de mi cinto y le marqué la piel alderedor de la zona del corazón con el filo, lamiendo la sangre que provoqué que brotara.
Dejé caer la daga sobre el suelo y me concentré en la ausencia de sonido en su pecho. Todo era tan vibrante en él que no entendía como su corazón no latía.
-No me reproches que beba si lo deseo…- Cerré los ojos con fuerza al sentir sus dedos aún en mi sexo, sintiendo como se me contraían los músculos alrededor de ellos.
Nunca deseé a un vampiro, ni la sangre de vampiro. Deseé al ángel negro, deseé su sangre, le deseé a él y desde que le conocí luchaba conmigo misma contra ese deseo.
Me saqué los pantalones y le saqué la verga, se la agarré por la base y froté el glande contra mi hendidura. Ambos gemimos de placer. Si los fantasmas de Vest-Agder pugnaban por hacer acto de presencia, me liberaba de ellos al buscarle a él.
Me coloqué a horcajadas sobre su cuerpo sin dejar de masturbarnos a los dos, apoyando las manos en su pecho veía como en su rostro de blanco mármol sus ojos hambrientos se habían tornado completamente escarlata. Me fui deslizando sobre su miembro hasta tenerlo completamente adentro y comencé a moverme…
Los susurros se habían ido… únicamente quedaba la sangre que fluía de las grietas de las paredes que nos rodeaban. Pero ¿acaso no era eso lo que él y yo éramos? La más pura y roja sangre…
Tan pronto sentí el sabor ferroso en mi paladar y tragué las primeras gotas, la potencia de su vitae bajando por mi garganta despertó el deseo y la lujuria que se extendió veloz por todo mi cuerpo. Comencé a trepar sobre él, moviendo mis caderas contra las suyas y restregándome contra su miembro para sentirlo despertar, frotándole en círculos contra mi y frotándome contra el. Gemí cuando respondió creciendo, el placer palpitante se expandió por mi intimidad. Un cosquilleo me recorrió toda la piel, incrustándose en mis células.
Su mano tiró de los mechones de mi cabello, forzándome a mirarlo, me decía que no podía beber de él cada vez que tuviera un problema. -El asunto es…- Lo miré en fijamente, tenía la mirada concentrada en mi, lo cual me permitía distinguir la transformación del color que comenzaba a suscitarse, como el pardo profundo iba adquiriendo ligeros matices de escarlata. -… que no bebo de ti solo para olvidar.-
Aún brotaban gotas de su cuello, hundí mi rostro en esa zona y di un lametón largo, dándome gusto con las últimas gotas de sangre. Antes de que su herida respondiese a su instinto de sanación y fuera a cerrarse quise cerrar mi boca allí y succionar un poco más.
Me llené de éxtasis tras beber y moví mis caderas con más rapidez frotándome necesitada contra su verga, alcé el rostro y le escuché decir mi nombre antes de que intercambiásemos el sabor ferroso en un encuentro de nuestros labios. -Casi los siento… tus colmillos…- Fue algo muy ligero, una sensación sobre mi lengua que causó que mis sentidos se encendieran más en excitación y le buscara de nuevo la boca.
Luego llegaron esas palabras, no puedo vivir sin ti, te has convertido en mi droga.
Unos intensos deseos de lastimarlo me embargaron cuando escuché aquello, me rebelaba contra algo así. Mi mano tembló sobre el área de su corazón deseando arrancarle ese órgano que desde hace mucho ya no latía.
Gemí cuando comenzó a frotarme el clítoris provocando pinchazos del más puro placer que me recorrieron de los pies a la cabeza. Mis dedos apretaron una de mis dagas, la saqué de mi cinto y le marqué la piel alderedor de la zona del corazón con el filo, lamiendo la sangre que provoqué que brotara.
Dejé caer la daga sobre el suelo y me concentré en la ausencia de sonido en su pecho. Todo era tan vibrante en él que no entendía como su corazón no latía.
-No me reproches que beba si lo deseo…- Cerré los ojos con fuerza al sentir sus dedos aún en mi sexo, sintiendo como se me contraían los músculos alrededor de ellos.
Nunca deseé a un vampiro, ni la sangre de vampiro. Deseé al ángel negro, deseé su sangre, le deseé a él y desde que le conocí luchaba conmigo misma contra ese deseo.
Me saqué los pantalones y le saqué la verga, se la agarré por la base y froté el glande contra mi hendidura. Ambos gemimos de placer. Si los fantasmas de Vest-Agder pugnaban por hacer acto de presencia, me liberaba de ellos al buscarle a él.
Me coloqué a horcajadas sobre su cuerpo sin dejar de masturbarnos a los dos, apoyando las manos en su pecho veía como en su rostro de blanco mármol sus ojos hambrientos se habían tornado completamente escarlata. Me fui deslizando sobre su miembro hasta tenerlo completamente adentro y comencé a moverme…
Los susurros se habían ido… únicamente quedaba la sangre que fluía de las grietas de las paredes que nos rodeaban. Pero ¿acaso no era eso lo que él y yo éramos? La más pura y roja sangre…
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 13/10/2016
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Fuego, eso es lo que crepitaba en el camarote, un intenso fuego que azuzaba llamas para que los demonios de la noche bailaran. Ella me odiaba y seguramente también me amara, esa sensación complicada entre aquello que quieres, anhelas y temes y mientras mi verga la masturbaba y sus dedos sujetaban el tronco sin vehemencia, nos contemplamos entre jadeos. Sus orbes centelleaban pardos, rezumaban ganas, los míos escarlatas prometían el infierno ¿había mejor lugar para dos almas?
Sacó una daga, cortó mi pecho y se emborracho de mi sangre, sedienta, sus centro se abrió y mi polla se adueñó de mis confines. No podía prohibirle nada, no estaba carente de razón, mas tampoco ella podía evitar que yo hiciera cuanto se me antojara.
La volteé, pude escuchar su gemido de sorpresa, no le gustaba no llevar el control, pero ¿acaso me importaba?
Una estocada la abrió mas de piernas, mis colmillos emergieron sin remordimientos y su lengua los perfilo adueñándose de su forma. Sentí una sonrisa contra mis labios antes de que nuestras bocas chocaran, se estrangularan en un beso rudo, pasional que terminó haciéndola sangrar, sabor ferroso de la droga que ella me suministraba y necesitado de mas, raspé su mandíbula, me perdí en su mentón entre mordidas y deslicé mis labios por su cuello despacio, sintiendo el fluir agitado de su vitae.
-Estas cachonda – afirmé moviéndome en su interior como el demonio que era.
El tridente entraba tan dentro del abismo que su espalda se arqueaba, complacida pidió mas, exigió a decir verdad, con sus dedos enredados en mi cabellera negra se empeñaba en sentir mis dientes contra su piel.
Las agujas rasgaron su carnaza convirtiendo aquel instante en un abrazo salvaje que la hizo rugir de forma ronca.
Pechos alzados, puntiagudas sus cúspides rozaban mi pectoral en una danza incesante de Lilith y Cain.
Tirones de flujo carmesí, mi boca se embebía de su sangre y ella alucinaba con visiones que le producía el su bidón de la droga mas potente conocida la vitae.
-Veo tus alas -gritó desenfrenada riéndose, perfilando mis músculos tensos como las cuerdas de un arpa, jugó con la yema de sus dedos recreándose en las venas de los mismos y buscándolas con su boca para morderlas, herirme, beberme y follarme en una deliciosa mezcla excitante.
-Vas ya muy colocada -advertí cada vez mas cachondo.
Sacó una daga, cortó mi pecho y se emborracho de mi sangre, sedienta, sus centro se abrió y mi polla se adueñó de mis confines. No podía prohibirle nada, no estaba carente de razón, mas tampoco ella podía evitar que yo hiciera cuanto se me antojara.
La volteé, pude escuchar su gemido de sorpresa, no le gustaba no llevar el control, pero ¿acaso me importaba?
Una estocada la abrió mas de piernas, mis colmillos emergieron sin remordimientos y su lengua los perfilo adueñándose de su forma. Sentí una sonrisa contra mis labios antes de que nuestras bocas chocaran, se estrangularan en un beso rudo, pasional que terminó haciéndola sangrar, sabor ferroso de la droga que ella me suministraba y necesitado de mas, raspé su mandíbula, me perdí en su mentón entre mordidas y deslicé mis labios por su cuello despacio, sintiendo el fluir agitado de su vitae.
-Estas cachonda – afirmé moviéndome en su interior como el demonio que era.
El tridente entraba tan dentro del abismo que su espalda se arqueaba, complacida pidió mas, exigió a decir verdad, con sus dedos enredados en mi cabellera negra se empeñaba en sentir mis dientes contra su piel.
Las agujas rasgaron su carnaza convirtiendo aquel instante en un abrazo salvaje que la hizo rugir de forma ronca.
Pechos alzados, puntiagudas sus cúspides rozaban mi pectoral en una danza incesante de Lilith y Cain.
Tirones de flujo carmesí, mi boca se embebía de su sangre y ella alucinaba con visiones que le producía el su bidón de la droga mas potente conocida la vitae.
-Veo tus alas -gritó desenfrenada riéndose, perfilando mis músculos tensos como las cuerdas de un arpa, jugó con la yema de sus dedos recreándose en las venas de los mismos y buscándolas con su boca para morderlas, herirme, beberme y follarme en una deliciosa mezcla excitante.
-Vas ya muy colocada -advertí cada vez mas cachondo.
Ilhan Baudin- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 59
Fecha de inscripción : 19/03/2017
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
No estaba pensando con claridad, estaba ida, su vitae era la droga más potente. En solo segundos me ocasionó un incomparable subidón despertando mis necesidades más primitivas, deseo y lujuria se apoderaron de mi mente mientras lo cabalgaba.
Su sangre aumentó todas las sensaciones y me abandoné a ellas, aliviando mi fuego con el frío de su piel como si no pudiera hacer otra cosa, como si fuera la única manera de olvidar, de subsistir.
Me sentí ligera, como si flotara, deslizándome sobre su acero ardiente hasta que se le ocurrió voltearme bruscamente y sin aviso alguno.
Gemí y le agarré con fuerza del pelo, tirando de forma posesiva, si pretendía tomar la delantera o lo que fuera al colocarse arriba, más le valía. -Clávamela fuerte.-
Su respuesta fue atravesarme con una estocada y volver a meter su lengua en mi boca. Esta vez sentí con claridad el roce de sus colmillos y como de repente jugueteando con mi lengua la atravesó, haciendo brotar mi sangre y logrando que gruñera al encenderse todos mis sentidos. Una pasión salvaje me invadió y me moví como un demonio mientras arremetía sus caderas contra mi pelvis ensanchándome brutalmente.
Miré sus escarlatas con mis párpados pesados por el placer que era su falo e intensifiqué mis movimientos con la finalidad de hacernos arder en ese infierno en el que él creía. Sus colmillos rozaron mi piel hasta alcanzar mi cuello y fue como si todos mis latidos, cada pulsación, se concentrasen allí, a la espera, antes de que sintiera las agujas atravesando mi piel.
Dolor, confusión, éxtasis, todo se convirtió en una maraña mezclada con mis jadeos. El placer brutal recorrió mi sexo, mi vientre, mis pechos, el área de mi cuello de la cual se había prendido y daba tirones. De mi garganta escaparon gemidos entre espasmos de placer, el olor de mi propia sangre en el aire a nuestro alrededor, mi esencia combinada con la suya me mareó, sentía que me hundía y que me perdía a mi misma.
Le busqué el cuerpo con desesperación, pasé mis uñas por su carne, lo rasguñé, le mordí las venas de los músculos que resaltaban en su piel, oliendo también su sangre, enviciándome con ella, el éxtasis corrió por mis entrañas, quemándolas en instalándose en mi útero. Lo escuchaba jadear contra mi cuello con su gélido aliento acariciándome la piel antes de volver a succionar.
Me dijo que ya estaba muy colocada y tal vez era cierto. -Y aún así no es suficiente…- repliqué con la voz ronca, clavándole las uñas en los hombros y aferrando mis piernas con mayor fuerza a su cintura. Tal vez… ya estaba tomando demasiado de él, más que tan solo su sangre, más de lo que debía, aunque no deseara dejar de hacerlo.
Tal vez solo quería herirlo y que me hiriera, y por eso lo mordí sin miramientos y me contraje de nuevo alrededor de su miembro al escuchar sus oscuros gruñidos, moviéndonos como un par de bestias enloquecidas.
Su sangre aumentó todas las sensaciones y me abandoné a ellas, aliviando mi fuego con el frío de su piel como si no pudiera hacer otra cosa, como si fuera la única manera de olvidar, de subsistir.
Me sentí ligera, como si flotara, deslizándome sobre su acero ardiente hasta que se le ocurrió voltearme bruscamente y sin aviso alguno.
Gemí y le agarré con fuerza del pelo, tirando de forma posesiva, si pretendía tomar la delantera o lo que fuera al colocarse arriba, más le valía. -Clávamela fuerte.-
Su respuesta fue atravesarme con una estocada y volver a meter su lengua en mi boca. Esta vez sentí con claridad el roce de sus colmillos y como de repente jugueteando con mi lengua la atravesó, haciendo brotar mi sangre y logrando que gruñera al encenderse todos mis sentidos. Una pasión salvaje me invadió y me moví como un demonio mientras arremetía sus caderas contra mi pelvis ensanchándome brutalmente.
Miré sus escarlatas con mis párpados pesados por el placer que era su falo e intensifiqué mis movimientos con la finalidad de hacernos arder en ese infierno en el que él creía. Sus colmillos rozaron mi piel hasta alcanzar mi cuello y fue como si todos mis latidos, cada pulsación, se concentrasen allí, a la espera, antes de que sintiera las agujas atravesando mi piel.
Dolor, confusión, éxtasis, todo se convirtió en una maraña mezclada con mis jadeos. El placer brutal recorrió mi sexo, mi vientre, mis pechos, el área de mi cuello de la cual se había prendido y daba tirones. De mi garganta escaparon gemidos entre espasmos de placer, el olor de mi propia sangre en el aire a nuestro alrededor, mi esencia combinada con la suya me mareó, sentía que me hundía y que me perdía a mi misma.
Le busqué el cuerpo con desesperación, pasé mis uñas por su carne, lo rasguñé, le mordí las venas de los músculos que resaltaban en su piel, oliendo también su sangre, enviciándome con ella, el éxtasis corrió por mis entrañas, quemándolas en instalándose en mi útero. Lo escuchaba jadear contra mi cuello con su gélido aliento acariciándome la piel antes de volver a succionar.
Me dijo que ya estaba muy colocada y tal vez era cierto. -Y aún así no es suficiente…- repliqué con la voz ronca, clavándole las uñas en los hombros y aferrando mis piernas con mayor fuerza a su cintura. Tal vez… ya estaba tomando demasiado de él, más que tan solo su sangre, más de lo que debía, aunque no deseara dejar de hacerlo.
Tal vez solo quería herirlo y que me hiriera, y por eso lo mordí sin miramientos y me contraje de nuevo alrededor de su miembro al escuchar sus oscuros gruñidos, moviéndonos como un par de bestias enloquecidas.
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
- Mensajes : 101
Fecha de inscripción : 13/10/2016
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
No era suficiente ¿suficiente sangre? ¿suficiente sexo? ¿suficiente caos? ¿suficiente oscuridad? O quizás una mezcla de todas ellas. Era un ángel negro y con mis alas envolvía a la parca en su necesidad de destruirse a si misma. Me movía en su interior con violencia, en una relación de destrucción tal que la sangre resbaló por sus muslos a causa de las rudas embestidas.
Gimió de placer, como si el dolor y nosotros fuéramos todo uno, sus uñas sembraron surcos donde sembrar su dolor, aplacarlo con cada lamida mientras se embebía de mi mismo y de la oscuridad que me corroía.
Caímos por un acantilado peligroso, el orgasmo nos llevó a mordernos los labios de un modo desesperado mientras los músculos de su vagina se contraían alrededor de mi enorme falo.
Caída en picado, peligrosa para ambos cuando nuestros cuerpos cayeron cada uno a un lado y nos miramos con las tormentas airadas del fuego y del hielo en un duelo de egos complicado.
Para mi ella era mi redención, pero y yo para ella ¿que era yo para ella?
-No puedes seguir así -dije aun con la voz ronca y la respiración entrecortada -te volverás adicta a mi sangre, no puedes seguir así Skadi.
Me había convertido en su droga, en su antídoto para el olvido, por eso me preguntaba si era yo quien le importaba o la vitae que encontraba al enredarse en mi camino.
Negué con la cabeza alzándome del lecho buscando con un gesto pensativo, quizás esto no era una buena idea o quizás era justo lo que necesitaba, perderme en su cuerpo y olvidar que era un monstruo ante los ojos de mi dios todo poderoso.
Busqué la ropa con la que vestirme mientras ella me contemplaba en silencio desde la cama, el viaje había empezado, el norte nos esperaba, su mundo, sus tierras y albergaba cierto recelo ¿y si una vez allí se daba cuenta de que yo no era lo que quería?
-¿que es l oque de mi deseas, la droga que te proporciono o al hombre bestia que mora en mi? -la pregunta fue directa, sin florituras como la estocada de un mosquetero.
Gimió de placer, como si el dolor y nosotros fuéramos todo uno, sus uñas sembraron surcos donde sembrar su dolor, aplacarlo con cada lamida mientras se embebía de mi mismo y de la oscuridad que me corroía.
Caímos por un acantilado peligroso, el orgasmo nos llevó a mordernos los labios de un modo desesperado mientras los músculos de su vagina se contraían alrededor de mi enorme falo.
Caída en picado, peligrosa para ambos cuando nuestros cuerpos cayeron cada uno a un lado y nos miramos con las tormentas airadas del fuego y del hielo en un duelo de egos complicado.
Para mi ella era mi redención, pero y yo para ella ¿que era yo para ella?
-No puedes seguir así -dije aun con la voz ronca y la respiración entrecortada -te volverás adicta a mi sangre, no puedes seguir así Skadi.
Me había convertido en su droga, en su antídoto para el olvido, por eso me preguntaba si era yo quien le importaba o la vitae que encontraba al enredarse en mi camino.
Negué con la cabeza alzándome del lecho buscando con un gesto pensativo, quizás esto no era una buena idea o quizás era justo lo que necesitaba, perderme en su cuerpo y olvidar que era un monstruo ante los ojos de mi dios todo poderoso.
Busqué la ropa con la que vestirme mientras ella me contemplaba en silencio desde la cama, el viaje había empezado, el norte nos esperaba, su mundo, sus tierras y albergaba cierto recelo ¿y si una vez allí se daba cuenta de que yo no era lo que quería?
-¿que es l oque de mi deseas, la droga que te proporciono o al hombre bestia que mora en mi? -la pregunta fue directa, sin florituras como la estocada de un mosquetero.
Ilhan Baudin- Vampiro Clase Alta
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Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Me dejé caer sobre el colchón, con la respiración irregular y el sudor perlándome la piel. Giré sobre un lado y le observé en silencio. Me estaba reprendiendo e insistía en que no podía seguir así.
Se levantó de inmediato tras decirlo y comenzó a caminar, dejándome confundida. Me incorporé lentamente para sentarme en la cama. -¿Qué es lo que no puede seguir así?- Miré hacia abajo, observando mi propia sangre manchando la sábana, su vitae había evitado que sufriera más daño logrando que las heridas internas sanaran con rapidez.
-¿Has visto suficiente de mi como para desear regresar a París?- Procuré respirar en un intento de despejar la bruma producida por su sangre. Por primera vez me veía realmente tal y como era, por primera vez lo comprendía y le horrorizaba lo que veía en mí. ¿Era eso?
Aún ardía al verle caminar por el camarote, con aire pensativo, con sus ojos clavados en el suelo mientras iba buscando sus piezas de ropa. Repentinamente alzó la mirada y se detuvo, preguntándome que era lo que deseaba de él.
-¿Qué quieres que te diga?- De repente me parecía que me agredía lanzándome directamente una estocada. Me temblaron las manos al apretar las sábanas con ellas, él también, a pesar de mi resistencia, se había convertido en mi dosis, pero no de la manera en la que él creía. -No te busco por tu sangre, me gusta tu sangre porque es parte de ti.-
Cuando le buscaba y follaba con él lo hacía como si mi cordura dependiera de ello. Aferrarme a él y a sus alas se había ido convirtiendo en una necesidad con el transcurso de los días y me había orillado a regresar a su lado una y otra vez. –Me gusta tu sangre al igual que tu tacto frío, solo tú logras tocarme, no puedo soportar que alguien más lo haga, ni tampoco lo deseo.-
Era posible que al estar con él quisiera escapar de los fantasmas que me seguían día y noche, que aliviara mis demonios en su cuerpo al permanecer en su buhardilla. -En algún momento estando contigo los susurros oscuros que reptaban día y noche torturando mis oídos se han desvanecido. La luna que antes me parecía teñida de sangre se ve blanca ante mis ojos cuando camino contigo por la ciudad. Te veo manchado de sangre y en tus ojos veo el reflejo de mi tormento, y siento que eres el único que puede comprender.-
Dejé de hablar y me levanté para buscar mi ropa. -No te culparía si deseas marcharte.- Uno por uno, todos me habían dejado a lo largo de mi vida, solo me habían dejado su recuerdo y los ecos de sus pasadas promesas. ¿Por qué en su sano juicio querría estar conmigo?
Se levantó de inmediato tras decirlo y comenzó a caminar, dejándome confundida. Me incorporé lentamente para sentarme en la cama. -¿Qué es lo que no puede seguir así?- Miré hacia abajo, observando mi propia sangre manchando la sábana, su vitae había evitado que sufriera más daño logrando que las heridas internas sanaran con rapidez.
-¿Has visto suficiente de mi como para desear regresar a París?- Procuré respirar en un intento de despejar la bruma producida por su sangre. Por primera vez me veía realmente tal y como era, por primera vez lo comprendía y le horrorizaba lo que veía en mí. ¿Era eso?
Aún ardía al verle caminar por el camarote, con aire pensativo, con sus ojos clavados en el suelo mientras iba buscando sus piezas de ropa. Repentinamente alzó la mirada y se detuvo, preguntándome que era lo que deseaba de él.
-¿Qué quieres que te diga?- De repente me parecía que me agredía lanzándome directamente una estocada. Me temblaron las manos al apretar las sábanas con ellas, él también, a pesar de mi resistencia, se había convertido en mi dosis, pero no de la manera en la que él creía. -No te busco por tu sangre, me gusta tu sangre porque es parte de ti.-
Cuando le buscaba y follaba con él lo hacía como si mi cordura dependiera de ello. Aferrarme a él y a sus alas se había ido convirtiendo en una necesidad con el transcurso de los días y me había orillado a regresar a su lado una y otra vez. –Me gusta tu sangre al igual que tu tacto frío, solo tú logras tocarme, no puedo soportar que alguien más lo haga, ni tampoco lo deseo.-
Era posible que al estar con él quisiera escapar de los fantasmas que me seguían día y noche, que aliviara mis demonios en su cuerpo al permanecer en su buhardilla. -En algún momento estando contigo los susurros oscuros que reptaban día y noche torturando mis oídos se han desvanecido. La luna que antes me parecía teñida de sangre se ve blanca ante mis ojos cuando camino contigo por la ciudad. Te veo manchado de sangre y en tus ojos veo el reflejo de mi tormento, y siento que eres el único que puede comprender.-
Dejé de hablar y me levanté para buscar mi ropa. -No te culparía si deseas marcharte.- Uno por uno, todos me habían dejado a lo largo de mi vida, solo me habían dejado su recuerdo y los ecos de sus pasadas promesas. ¿Por qué en su sano juicio querría estar conmigo?
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
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Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Enarqué una ceja al escuchar sus palabras, no había entendido nada ¿dejarla? Yo no quería dejarla, solo quería que comprendiera que no mi oscuridad la engulliría y no podía permitir que eso sucediera.
Acaricié las bolas del rosario despacio, caminé hacia el lecho nuevamente dejándome allí caer.
-Desde que me convirtieron siento que mi dios me ha abandonado, no quiero que te hundas conmigo.
Deslicé mis dedos por sus carnosos labios engrosados por los mordiscos, la deseaba de un modo tal que el colocon de su sangre y la miá nos convertía en ángeles del infierno, ahora mismo la deseaba tomar de nuevo y así lo haría en un sin fin de momentos ¿podíamos bajar al infierno? ¿traicionaba mis creencias haciéndolo?
-Dios me abandono, vas a enseñarme el caos, la destrucción ¿crees que me acogerá Loqui?
Ladeé la sonrisa, en algo tenía razón, arrugué el rosario hasta cerrarlo en un puño renegando de la bondad que un día mi alma albergo y sin meditarlo lo lancé contra la lumbre dejándolo arder como los resquicios de cristiandad de mi alma.
-Vamos a por algo fuerte, tu te colocas con mi sangre pero ¿y yo? Quiero enloquecer contra tu piel, no ser consciente de nada mas que del placer, no pensar en si el mal anida en mi o aun hay esperanza a la que aferrarse este monstruo, solo quiero ir tan drogado que mañana solo recuerde que te he tomado.
Tiré de su cintura montandola sobre mi, mi boca acarició la ajena, mordí sus labios con hambre hasta hacerlos sangrar y enredé mi lengua con la suya en un duelo de sierpes buscando revancha.
Su caderas se movieron de forma involuntaria contra mi dureza, aun colocada parecía comprender mi necesidad.
-te daré mas sangre, pasemos una noche distinta.
Estaba seguro que en ese barco como en todos podríamos encontrar algo que me pudiera tomar y me pudiera hacer flotar.
-¿quieres un viaje por el infierno? Pues recorramoslo juntos, lo necesitamos.
Tomé el cuello de la botella de whisky y le di un trago como si fuera agua bajo su atenta mirada parda.
Acaricié las bolas del rosario despacio, caminé hacia el lecho nuevamente dejándome allí caer.
-Desde que me convirtieron siento que mi dios me ha abandonado, no quiero que te hundas conmigo.
Deslicé mis dedos por sus carnosos labios engrosados por los mordiscos, la deseaba de un modo tal que el colocon de su sangre y la miá nos convertía en ángeles del infierno, ahora mismo la deseaba tomar de nuevo y así lo haría en un sin fin de momentos ¿podíamos bajar al infierno? ¿traicionaba mis creencias haciéndolo?
-Dios me abandono, vas a enseñarme el caos, la destrucción ¿crees que me acogerá Loqui?
Ladeé la sonrisa, en algo tenía razón, arrugué el rosario hasta cerrarlo en un puño renegando de la bondad que un día mi alma albergo y sin meditarlo lo lancé contra la lumbre dejándolo arder como los resquicios de cristiandad de mi alma.
-Vamos a por algo fuerte, tu te colocas con mi sangre pero ¿y yo? Quiero enloquecer contra tu piel, no ser consciente de nada mas que del placer, no pensar en si el mal anida en mi o aun hay esperanza a la que aferrarse este monstruo, solo quiero ir tan drogado que mañana solo recuerde que te he tomado.
Tiré de su cintura montandola sobre mi, mi boca acarició la ajena, mordí sus labios con hambre hasta hacerlos sangrar y enredé mi lengua con la suya en un duelo de sierpes buscando revancha.
Su caderas se movieron de forma involuntaria contra mi dureza, aun colocada parecía comprender mi necesidad.
-te daré mas sangre, pasemos una noche distinta.
Estaba seguro que en ese barco como en todos podríamos encontrar algo que me pudiera tomar y me pudiera hacer flotar.
-¿quieres un viaje por el infierno? Pues recorramoslo juntos, lo necesitamos.
Tomé el cuello de la botella de whisky y le di un trago como si fuera agua bajo su atenta mirada parda.
Ilhan Baudin- Vampiro Clase Alta
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Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Lo seguí con la mirada mientras buscaba por todos lados mis bragas, insegura de donde las había dejado, seguía bastante colocada y no era del todo consciente de lo que hacía o de por qué las luces de la habitación se tornaban sicodélicas. Solo sabía que si él decidía que era el momento en que recuperaba la cordura y se regresaba a París no iba a culparle, o tal vez si… Tal vez iba a sacarle el corazón como se lo prometí en caso de que se arrepintiera.
De todas maneras, yo no estaba para esto, para sentir bajo los efectos de su vitae que el mío bombeaba demasiado fuerte. Bum-bum. Podría jurar que lo oía mientras me desesperaba por no encontrar lo que buscaba y detenerme para mirar sorprendida como él regresaba a la cama. ¿Por qué demonios repiqueteaba así ese órgano? Era desquiciante.
-Olvida a Loki.- Cesé en mi búsqueda al oírle preguntar si él le acogería. Estaba demasiado colocada para explicarle a qué me refería cuando le hablaba de la desaparición de los susurros, de cómo al estar a su lado la influencia de Loki sobre mi había ido menguando hasta desaparecer de mis oídos. Sabía a ciencia cierta que eso no le caería en gracia al dios del caos. Los susurros habían aparecido hace años, después de mi encierro… tampoco le gustaría que el ángel negro me acompañase.
Me dejé caer sobre la cama escuchándole, sin comprender por qué había regresado a la cama cuando pensé que cambiaba de opinión.
Observé en silencio como lanzaba su rosario a la lumbre, ojalá pudiera lanzar mis demonios al fuego… -No quiero pensar en nada tampoco. Solo quiero este momento, la sensación de tu vitae en mis venas.- Dejé que me mordiera los labios y tras hacerlos sangrar que me lamiera la lengua mientras el beso me devolvía el sabor de la suya y de mi propio sabor ferroso.
-Yo iré.- No esperé a que dijera nada, me puse la falda y la camisola a la carrera para salir del camarote. -Es mejor que me encargue yo del asunto, no se vayan a descontrolar las cosas y más de uno se percate de que eres un vampiro.-
Al cabo de lo que sería casi una hora regresé, abrí la puerta y una mirada a la estancia me bastó para encontrarle junto a la ventana. Tan solo le percibí y eso bastó para que la necesidad unida a la lujuria se extendiese por todo mi cuerpo.
-Te arrancaré el corazón si te devuelves a París.- Dejé caer la pequeña bolsa de opiáceos sobre la mesa, estaba algo ensangrentada al igual que yo… seguramente tenía sangre en mi cara como la tenía en la ropa. -Te lo arrancaré.-
Todavía me dolía el coño por sus pasadas embestidas, pero eso no impidió que pulsara de deseo. Me senté en el borde de la mesa mientras tomaba una pipa, vertía en ella la droga y se la pasaba junto al encendedor.
Me subí la falda, abrí mis muslos, inserté mi dedo en mi sexo y me di cuenta de lo sensible que tenía la vulva. Lo quería ya, lo abracé con mis piernas mientras encendía la pipa y lo empujé hacia mi.
Con mi mano libre le abrí la bragueta y comencé a acariciarle la verga, rodeándola con los dedos los moví hacia arriba sobre sus frías venas, observando como la sangre se agolpaba y el color cambiaba desde el glande hasta la base. Sentir su miembro crecer en mis dedos me humedeció el sexo, lo ví latir entre ellos y sentí como el dedo con el que subía y bajaba entre mis labios y repasaba mi clítoris se iba mojando. -Necesito ese infierno.-
De todas maneras, yo no estaba para esto, para sentir bajo los efectos de su vitae que el mío bombeaba demasiado fuerte. Bum-bum. Podría jurar que lo oía mientras me desesperaba por no encontrar lo que buscaba y detenerme para mirar sorprendida como él regresaba a la cama. ¿Por qué demonios repiqueteaba así ese órgano? Era desquiciante.
-Olvida a Loki.- Cesé en mi búsqueda al oírle preguntar si él le acogería. Estaba demasiado colocada para explicarle a qué me refería cuando le hablaba de la desaparición de los susurros, de cómo al estar a su lado la influencia de Loki sobre mi había ido menguando hasta desaparecer de mis oídos. Sabía a ciencia cierta que eso no le caería en gracia al dios del caos. Los susurros habían aparecido hace años, después de mi encierro… tampoco le gustaría que el ángel negro me acompañase.
Me dejé caer sobre la cama escuchándole, sin comprender por qué había regresado a la cama cuando pensé que cambiaba de opinión.
Observé en silencio como lanzaba su rosario a la lumbre, ojalá pudiera lanzar mis demonios al fuego… -No quiero pensar en nada tampoco. Solo quiero este momento, la sensación de tu vitae en mis venas.- Dejé que me mordiera los labios y tras hacerlos sangrar que me lamiera la lengua mientras el beso me devolvía el sabor de la suya y de mi propio sabor ferroso.
-Yo iré.- No esperé a que dijera nada, me puse la falda y la camisola a la carrera para salir del camarote. -Es mejor que me encargue yo del asunto, no se vayan a descontrolar las cosas y más de uno se percate de que eres un vampiro.-
Al cabo de lo que sería casi una hora regresé, abrí la puerta y una mirada a la estancia me bastó para encontrarle junto a la ventana. Tan solo le percibí y eso bastó para que la necesidad unida a la lujuria se extendiese por todo mi cuerpo.
-Te arrancaré el corazón si te devuelves a París.- Dejé caer la pequeña bolsa de opiáceos sobre la mesa, estaba algo ensangrentada al igual que yo… seguramente tenía sangre en mi cara como la tenía en la ropa. -Te lo arrancaré.-
Todavía me dolía el coño por sus pasadas embestidas, pero eso no impidió que pulsara de deseo. Me senté en el borde de la mesa mientras tomaba una pipa, vertía en ella la droga y se la pasaba junto al encendedor.
Me subí la falda, abrí mis muslos, inserté mi dedo en mi sexo y me di cuenta de lo sensible que tenía la vulva. Lo quería ya, lo abracé con mis piernas mientras encendía la pipa y lo empujé hacia mi.
Con mi mano libre le abrí la bragueta y comencé a acariciarle la verga, rodeándola con los dedos los moví hacia arriba sobre sus frías venas, observando como la sangre se agolpaba y el color cambiaba desde el glande hasta la base. Sentir su miembro crecer en mis dedos me humedeció el sexo, lo ví latir entre ellos y sentí como el dedo con el que subía y bajaba entre mis labios y repasaba mi clítoris se iba mojando. -Necesito ese infierno.-
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
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Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Daba sorbos de la botella mientras perdía mi turbia mirada por el ojo de buey para ver una infinita noche, luna y mar se acariciaban como si se extrañaran y yo medité sobre si Dios alguna vez estuvo conmigo o solo fue una creencia estúpida de un hombre bueno.
La puerta se abrió a mis espaldas, viré sobre los talones para enfrentar a la parca, oscura, bella y ensangrentada, mi sonrisa se ladeó como la de uno de esos demonios que me asediaban y mientras escuchaba lo que ansiaba mi mirada se torno fuego.
Abierta de piernas sobre la mesa me mostró el lugar palpitante de su deseo donde debía perderme en un nuevo y salvaje encuentro hasta que la reventara por dentro.
Atajé la distancia sin apartar mis ojos de su coño, de como separaba sus labios y rozaba el bulto mojándose las manos. Mi aliento golpeó sus labios gélido cuando lucho por sacar mi verga de las profundidades de la tela.
La acarició despacio, notando como crecía y rezumaba liquido frente a ella, henchida de sangre, dispuesta a empalarla sobre esa mesa.
Di un nuevo sorbo mientras la sacudía llevándola a su entrada con ganas.
La pipa quedaba prendida entre sus labios y el humo blanquecino creaba figuras de niebla entre nuestras bocas que pronto chocaron ansiosas dispuestas a apurar hasta la ultima gota en el baile demente de dos bestias.
-No tengo corazón -aseveré ante su amenaza.
Una estocada la hizo gemir de placer, mi glande estaba irritado de tanto follar, estábamos los dos perdidos en la necesidad de no pensar, ni dioses ni héroes, solo nosotros una cámara y el sexo chocando emitiendo el ruido de una charca.
Vertí alcohol sobre sus pechos, lamí las gotas, me embriagué de su piel. La parca se arqueó sobre la mesa, mi boca descendió hasta la media luna de su ombligo y con los colmillos afilados como agujas rasgué su piel con hambre, la hice sangrar viendo como el lago se llenaba de carmesí.
Colocado por las caladas de la pipa que ella me iba dando empujé mas fuerte, sus tacones se hundieron en mis nalgas, gemía perdida en la fuerza de cada empujón.
Llevé mi diestra a sus labios bajos abriéndolos, deje caer un chorro de bourbon y pellizque su clítoris mientras enterraba mas dentro mi enorme verga palpitando.
-Uffffffffff, me vuelves loco, ardamos.
La puerta se abrió a mis espaldas, viré sobre los talones para enfrentar a la parca, oscura, bella y ensangrentada, mi sonrisa se ladeó como la de uno de esos demonios que me asediaban y mientras escuchaba lo que ansiaba mi mirada se torno fuego.
Abierta de piernas sobre la mesa me mostró el lugar palpitante de su deseo donde debía perderme en un nuevo y salvaje encuentro hasta que la reventara por dentro.
Atajé la distancia sin apartar mis ojos de su coño, de como separaba sus labios y rozaba el bulto mojándose las manos. Mi aliento golpeó sus labios gélido cuando lucho por sacar mi verga de las profundidades de la tela.
La acarició despacio, notando como crecía y rezumaba liquido frente a ella, henchida de sangre, dispuesta a empalarla sobre esa mesa.
Di un nuevo sorbo mientras la sacudía llevándola a su entrada con ganas.
La pipa quedaba prendida entre sus labios y el humo blanquecino creaba figuras de niebla entre nuestras bocas que pronto chocaron ansiosas dispuestas a apurar hasta la ultima gota en el baile demente de dos bestias.
-No tengo corazón -aseveré ante su amenaza.
Una estocada la hizo gemir de placer, mi glande estaba irritado de tanto follar, estábamos los dos perdidos en la necesidad de no pensar, ni dioses ni héroes, solo nosotros una cámara y el sexo chocando emitiendo el ruido de una charca.
Vertí alcohol sobre sus pechos, lamí las gotas, me embriagué de su piel. La parca se arqueó sobre la mesa, mi boca descendió hasta la media luna de su ombligo y con los colmillos afilados como agujas rasgué su piel con hambre, la hice sangrar viendo como el lago se llenaba de carmesí.
Colocado por las caladas de la pipa que ella me iba dando empujé mas fuerte, sus tacones se hundieron en mis nalgas, gemía perdida en la fuerza de cada empujón.
Llevé mi diestra a sus labios bajos abriéndolos, deje caer un chorro de bourbon y pellizque su clítoris mientras enterraba mas dentro mi enorme verga palpitando.
-Uffffffffff, me vuelves loco, ardamos.
Ilhan Baudin- Vampiro Clase Alta
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Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Tenía un problema con el ángel negro obviamente, solo que mi consciente se empeñaba en sepultarlo en lo más profundo para no detenerme a analizar cual era la raíz de ese problema. Todavía mis dedos masturbaban mi coño y su mirada roja clavada en la mía provocaba chispas; el efecto de su vitae ya se había disipado en buena parte y persistía el desesperante asunto de por qué me ofuscaba pensar en que abriera los ojos, me viera de verdad, y decidiera volverse a Paris.
-No tienes corazón?- Arrastré las yemas de mis dedos por su sexo, sin dejar de mirarlo, sin perderme un segundo de esos ojos escarlata; para mi no había visión más excitante que esa, verlos teñirse del color de la sangre. Me parecía hermoso y oscuro, adonde fuera que me viera todo lo activaba, mi sexo, mi ombligo, mis senos, incluso ese fastidioso latir que aún no paraba. -Lo tienes aunque no lata…-
Continué acariciándole la virilidad, él ya había encendido la pipa, el humo se abatió entre nuestros rostros antes de que nuestras bocas chocaran, nos lamimos las lenguas y la niebla se metió en mi sistema provocando que mis arterias se encendieran de excitación y deseo sexual.
Una niebla deliciosa se extendió por mi cabeza, lo volví a sentir todo a mil como con su vitae. No pude evitar morderle el labio hasta abrirlo, probar otra vez sus gotas. Sentí que se prendía cada uno de mis nervios, que flotaba en el camarote, sentí las extremidades laxas cuando me atravesó con su barra en llamas para fundirme.
-Sabes que aunque no lata… ¿lo tienes?- No sé por qué el tema me parecía tan importante pero me importaba, aunque no latiera parecía que lo hacía más que el mío.
A continuación vertió alcohol sobre mis pechos. Jadeé al sentirle lamer las gotas, deslicé mis brazos por su cuello y lo acerqué para que lamiera el bourbon y mordiera mis cumbres, cosa que hizo hasta dejar la zona roja e hinchada.
Comencé a pensar en lo que me había dicho, que yo era su droga. ¿Y él? Dejé escapar el aire al mirar hacia abajo, adonde mi pubis se unía con su hinchado acero que se deslizaba en mi sexo activando todas mis partes sensibles. Mis caderas le siguieron el ritmo, cabalgándole entre flamas que me quemaron el cuerpo.
Jadeé cuando bajó por mi vientre, dejando un camino de humedad a su paso. Gemí al sentir sus colmillos, estos abrieron ríos carmesí que desembocaron en mi hendidura uniéndose al licor que derramó en ella.
Su dedos alcanzaron mi clítoris haciéndolo hormiguear, me inflamé y ardí contra su mano. -¿Qué tanto se puede llegar a arder?- El placer de su polla ya me llevaba al infierno en el que él creía, amenazando con convertirme.
Me sentí llena de deseo, lo olvidé todo y no pensé en otra cosa que no fueran nuestros cuerpos. Por momentos me iba embistiendo con tanta fuerza que tuve la seguridad de que iba a destrozarme del todo y de repente disminuyó un poco. Me rendí a la sensación, le arrebaté la botella, vertí llcor sobre su pecho y besé sus pectorales, lamí y mordisqueé sus tetillas embriagándome al limpiarlas.
-Ardamos más.- Di la vuelta a nuestros cuerpos para quedar sobre él, me saqué su polla de adentro y se la chupé completamente ida. La bañé con mi cálida saliva y pasé mi lengua por la punta hinchada, dibujé círculos torturándole el glande al tiempo que me lo metía más en la boca y escuchaba como su pecho rugía.
Mis ojos relampaguearon, gateé alejándome lo suficiente y busqué la navaja que tenía en la mesa a un lado de la cama. Sajé mi piel por encima de mis pechos provocando que un par de ríos de sangre descendieran sobre ellos y me detuve a observarlo, instándolo a que cogiera todo lo que quisiera.
-No tienes corazón?- Arrastré las yemas de mis dedos por su sexo, sin dejar de mirarlo, sin perderme un segundo de esos ojos escarlata; para mi no había visión más excitante que esa, verlos teñirse del color de la sangre. Me parecía hermoso y oscuro, adonde fuera que me viera todo lo activaba, mi sexo, mi ombligo, mis senos, incluso ese fastidioso latir que aún no paraba. -Lo tienes aunque no lata…-
Continué acariciándole la virilidad, él ya había encendido la pipa, el humo se abatió entre nuestros rostros antes de que nuestras bocas chocaran, nos lamimos las lenguas y la niebla se metió en mi sistema provocando que mis arterias se encendieran de excitación y deseo sexual.
Una niebla deliciosa se extendió por mi cabeza, lo volví a sentir todo a mil como con su vitae. No pude evitar morderle el labio hasta abrirlo, probar otra vez sus gotas. Sentí que se prendía cada uno de mis nervios, que flotaba en el camarote, sentí las extremidades laxas cuando me atravesó con su barra en llamas para fundirme.
-Sabes que aunque no lata… ¿lo tienes?- No sé por qué el tema me parecía tan importante pero me importaba, aunque no latiera parecía que lo hacía más que el mío.
A continuación vertió alcohol sobre mis pechos. Jadeé al sentirle lamer las gotas, deslicé mis brazos por su cuello y lo acerqué para que lamiera el bourbon y mordiera mis cumbres, cosa que hizo hasta dejar la zona roja e hinchada.
Comencé a pensar en lo que me había dicho, que yo era su droga. ¿Y él? Dejé escapar el aire al mirar hacia abajo, adonde mi pubis se unía con su hinchado acero que se deslizaba en mi sexo activando todas mis partes sensibles. Mis caderas le siguieron el ritmo, cabalgándole entre flamas que me quemaron el cuerpo.
Jadeé cuando bajó por mi vientre, dejando un camino de humedad a su paso. Gemí al sentir sus colmillos, estos abrieron ríos carmesí que desembocaron en mi hendidura uniéndose al licor que derramó en ella.
Su dedos alcanzaron mi clítoris haciéndolo hormiguear, me inflamé y ardí contra su mano. -¿Qué tanto se puede llegar a arder?- El placer de su polla ya me llevaba al infierno en el que él creía, amenazando con convertirme.
Me sentí llena de deseo, lo olvidé todo y no pensé en otra cosa que no fueran nuestros cuerpos. Por momentos me iba embistiendo con tanta fuerza que tuve la seguridad de que iba a destrozarme del todo y de repente disminuyó un poco. Me rendí a la sensación, le arrebaté la botella, vertí llcor sobre su pecho y besé sus pectorales, lamí y mordisqueé sus tetillas embriagándome al limpiarlas.
-Ardamos más.- Di la vuelta a nuestros cuerpos para quedar sobre él, me saqué su polla de adentro y se la chupé completamente ida. La bañé con mi cálida saliva y pasé mi lengua por la punta hinchada, dibujé círculos torturándole el glande al tiempo que me lo metía más en la boca y escuchaba como su pecho rugía.
Mis ojos relampaguearon, gateé alejándome lo suficiente y busqué la navaja que tenía en la mesa a un lado de la cama. Sajé mi piel por encima de mis pechos provocando que un par de ríos de sangre descendieran sobre ellos y me detuve a observarlo, instándolo a que cogiera todo lo que quisiera.
Última edición por Skadi Rendahl el Mar Oct 09, 2018 12:01 am, editado 1 vez
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/10/2016
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
La norteña se arqueaba entre mis manos, sintiendo mi verga henchida copando sus resbaladizas paredes, rugí roncamente al notar aquel ritmo demoledor mientras mis ojos rojos como el mismo fuego delataban mi pasión, nublando mi razón.
Podíamos destruirnos, quizás eso buscábamos en cada encontronazo, los dos abandonados por nuestros dioses solo oíamos el grito del demonio y el caos y sin embargo juntos, cuando follábamos ambos podíamos olvidar nuestro dolor y dar con la redención.
Me empujó para esta vez convertirse en amazona, el alcohol quedó vertido sobre mis pechos y lo limpió a lametones con su lengua mordiéndome los pezones, encendiendo mi pecho que rugía acalorado con fuerza.
Ella bailaba con su coño abierto engullendo mi verga.. me estaba volviendo completamente loco ms cuando tomó un cuchillo y sin pensarlo sajó en dos cortes perfectos sus pectorales dejando el liquido carmesí caer en cascada sobre sus pechos.
Me emborraché de ellos, succionando con los colmillos fuera aquel liquido que me mantenía vivo mientras ella enloquecida pro el baño de sangre enterraba su verga mas adentro entre sádicos movimientos.
Nos miramos a los ojos, ambos nos deseábamos pero esto iba mas allá de eso, la necesitaba, lo hice desde el primer momento.
Mis manso se hundieron en sus caderas, mi verga rezumaba de lo puesto que estaba y era el humo el que como una niebla nos colocaba.
-Mas no se conformó con eso, porque me la sacó acariciando las venas de mi tronco y sin pensarlo descendió para enterrarla en la cavidad de su boca, comérmela, tragar mi simiente que estaba a punto de desbordarse.
-No puedo mas -rugí anclando con mis dedos su pelo para metersela tan adentro que le dio una arcada hasta llorar.
-Oh si, sigue -pedí con la voz entrecortada.
Quería follármela por todos lados, estaba demasiado colocado, queráis mas.
La giré dejándola a cuatro patas, tomé mi verga con la diestra y deslicé varias veces la piel masturbándome, sus ojos resplandecían mirándome por encima del hombro y entonces la llevé a su coño deslizándolo de arriba a bajo.
Su ano se dilató ligeramente cuando de una embestida fuerte lo hice dilatarse, su mundo se tambaleo, grito arrugando entre sus dedos las sabanas mientras de nuevo me la follaba abriendo sus nalgas para ver mi polla entrar y salir.
Podíamos destruirnos, quizás eso buscábamos en cada encontronazo, los dos abandonados por nuestros dioses solo oíamos el grito del demonio y el caos y sin embargo juntos, cuando follábamos ambos podíamos olvidar nuestro dolor y dar con la redención.
Me empujó para esta vez convertirse en amazona, el alcohol quedó vertido sobre mis pechos y lo limpió a lametones con su lengua mordiéndome los pezones, encendiendo mi pecho que rugía acalorado con fuerza.
Ella bailaba con su coño abierto engullendo mi verga.. me estaba volviendo completamente loco ms cuando tomó un cuchillo y sin pensarlo sajó en dos cortes perfectos sus pectorales dejando el liquido carmesí caer en cascada sobre sus pechos.
Me emborraché de ellos, succionando con los colmillos fuera aquel liquido que me mantenía vivo mientras ella enloquecida pro el baño de sangre enterraba su verga mas adentro entre sádicos movimientos.
Nos miramos a los ojos, ambos nos deseábamos pero esto iba mas allá de eso, la necesitaba, lo hice desde el primer momento.
Mis manso se hundieron en sus caderas, mi verga rezumaba de lo puesto que estaba y era el humo el que como una niebla nos colocaba.
-Mas no se conformó con eso, porque me la sacó acariciando las venas de mi tronco y sin pensarlo descendió para enterrarla en la cavidad de su boca, comérmela, tragar mi simiente que estaba a punto de desbordarse.
-No puedo mas -rugí anclando con mis dedos su pelo para metersela tan adentro que le dio una arcada hasta llorar.
-Oh si, sigue -pedí con la voz entrecortada.
Quería follármela por todos lados, estaba demasiado colocado, queráis mas.
La giré dejándola a cuatro patas, tomé mi verga con la diestra y deslicé varias veces la piel masturbándome, sus ojos resplandecían mirándome por encima del hombro y entonces la llevé a su coño deslizándolo de arriba a bajo.
Su ano se dilató ligeramente cuando de una embestida fuerte lo hice dilatarse, su mundo se tambaleo, grito arrugando entre sus dedos las sabanas mientras de nuevo me la follaba abriendo sus nalgas para ver mi polla entrar y salir.
Ilhan Baudin- Vampiro Clase Alta
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Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
No estaba pensando con claridad y no podía atribuirlo al subidón desafortunadamente. Todavía tenía los cortes en mi pecho, gotas de sangre que corrían sobre mis pezones, los pechos marcados por sus colmillos. Me daba perfecta cuenta de lo mucho que me gustaban sus colmillos, sentirlos sobre mi piel deslizándose con una ansiedad que rozaba la locura. Hacía que algo en mi interior latiera, algo dormido que ni yo sabía que existía. Necesidad.
Sacudí la cabeza, imposible, deliraba. ¿Necesidad?
De un tirón él me había puesto en cuatro sobre la cama, haciéndome gruñir de descontento al verme separada de su falo. Moví la cabeza por encima de mi hombro desesperada por verlo.
Ardí al mirar los escarlatas del ángel que desplegaba sus hermosas alas oscuras. Necesidad… la palabra continuaba allí, demasiado insistente para ignorarla. Se anclaba en mi mente, pero estaba tan acostumbrada a resistir que no podía evitar ponerme en guardia y rechazarla.
Lo contemplé a través de mis mechones rubios desordenados, deslizando la mirada por los músculos definidos de su abdomen. Él ángel negro hacía que un dolor ardiente se adueñara de mi pecho y de mi vientre, mis pardos ansiosos se deslizaron hacía abajo observándolo acariciarse el miembro.
Separé mis muslos, la anticipación ya se volvía insoportable. Introduje la mano entre ellos y comencé a frotarme frente a su mirada, estaba tan excitada que mis dedos fácilmente produjeron un sonido audible al deslizarse por mi lubricada intimidad.
Ilhan… repetí su nombre en mi cabeza, pero no escapó de mi boca. La droga me hacía alucinar, se le acababa de encender más la mirada, como si me hubiera escuchado decirlo.
Cerré los ojos con fuerza, sentí su polla deslizándose a lo largo de mi hendidura y me estremecí al sentir el glande moviéndose sin llegar a penetrarme.
Su miembro empapado con mis fluidos palpitaba, despertando en mi una serie de nervios que había olvidado tener. Sin darme tregua, no tardó nada en empujar sus caderas y atravesó mi segunda abertura con urgencia desesperada y brutal.
Grité al sentir como me había dilatado el ano y resollé apretando con mis dedos las sábanas. Gruñí y busqué aire, la tenía tan grande que no tenía idea de cómo me la había metido toda.
Me tensé debajo de él intentando acostumbrarme. -Joder….- No sé si oyó mi quejido, lo hubiera hecho o no ya me estaba embistiendo.
Su polla implacable comenzó a entrar y salír, sentí como mi estrecha abertura ceñía su falo y escuché sus gemidos al apretárselo.
Con mi rostro contra la almohada sentí el vaivén de su polla fría atravesándome como una estaca de hielo, dilatándome y provocándome un dolor desconocido, haciendo tambalear toda mi cordura.
¿Qué se necesitaba para completar a dos seres rotos?
Apreté los párpados negándome a buscar la respuesta, porque por primera vez sentía temor a algo. La sombra se sentía amenazada, la respuesta hacia peligrar a la parca y a todo lo que había construido en estos años para encerrarme muy adentro.
Lo sentí sujetarme por las caderas y penetrarme de nuevo con fuerza mientras su torso desnudo se frotaba contra mi espalda. Me esforcé por respirar, luché intentando retener el control, pero iba a ahogarme si no lo liberaba…
Nuestros sonidos se mezclaron, mis gemidos y los suyos, la sangre que hacíamos correr como una catarata que vertía su torrente en el otro... Escuché sus gruñidos en mi oído y de alguna manera era como si me susurrara otra vez lo que había dicho en aquel callejón, que era su droga.
Me rendí, no luché más contra ello… me dejé vencer para entrar en sus llamas voluntariamente.
Me arqueé sintiéndole retirar sus caderas antes de empujar para empalarme profundamente otra vez, gemí buscando alivio. -Ilhan…- pronuncié finalmente. Las alas del oscuro ángel se incendiaron alrededor de mi cuerpo, había dejado escapar su nombre y volví a hacerlo. Una y otra, y otra vez.
Sacudí la cabeza, imposible, deliraba. ¿Necesidad?
De un tirón él me había puesto en cuatro sobre la cama, haciéndome gruñir de descontento al verme separada de su falo. Moví la cabeza por encima de mi hombro desesperada por verlo.
Ardí al mirar los escarlatas del ángel que desplegaba sus hermosas alas oscuras. Necesidad… la palabra continuaba allí, demasiado insistente para ignorarla. Se anclaba en mi mente, pero estaba tan acostumbrada a resistir que no podía evitar ponerme en guardia y rechazarla.
Lo contemplé a través de mis mechones rubios desordenados, deslizando la mirada por los músculos definidos de su abdomen. Él ángel negro hacía que un dolor ardiente se adueñara de mi pecho y de mi vientre, mis pardos ansiosos se deslizaron hacía abajo observándolo acariciarse el miembro.
Separé mis muslos, la anticipación ya se volvía insoportable. Introduje la mano entre ellos y comencé a frotarme frente a su mirada, estaba tan excitada que mis dedos fácilmente produjeron un sonido audible al deslizarse por mi lubricada intimidad.
Ilhan… repetí su nombre en mi cabeza, pero no escapó de mi boca. La droga me hacía alucinar, se le acababa de encender más la mirada, como si me hubiera escuchado decirlo.
Cerré los ojos con fuerza, sentí su polla deslizándose a lo largo de mi hendidura y me estremecí al sentir el glande moviéndose sin llegar a penetrarme.
Su miembro empapado con mis fluidos palpitaba, despertando en mi una serie de nervios que había olvidado tener. Sin darme tregua, no tardó nada en empujar sus caderas y atravesó mi segunda abertura con urgencia desesperada y brutal.
Grité al sentir como me había dilatado el ano y resollé apretando con mis dedos las sábanas. Gruñí y busqué aire, la tenía tan grande que no tenía idea de cómo me la había metido toda.
Me tensé debajo de él intentando acostumbrarme. -Joder….- No sé si oyó mi quejido, lo hubiera hecho o no ya me estaba embistiendo.
Su polla implacable comenzó a entrar y salír, sentí como mi estrecha abertura ceñía su falo y escuché sus gemidos al apretárselo.
Con mi rostro contra la almohada sentí el vaivén de su polla fría atravesándome como una estaca de hielo, dilatándome y provocándome un dolor desconocido, haciendo tambalear toda mi cordura.
¿Qué se necesitaba para completar a dos seres rotos?
Apreté los párpados negándome a buscar la respuesta, porque por primera vez sentía temor a algo. La sombra se sentía amenazada, la respuesta hacia peligrar a la parca y a todo lo que había construido en estos años para encerrarme muy adentro.
Lo sentí sujetarme por las caderas y penetrarme de nuevo con fuerza mientras su torso desnudo se frotaba contra mi espalda. Me esforcé por respirar, luché intentando retener el control, pero iba a ahogarme si no lo liberaba…
Nuestros sonidos se mezclaron, mis gemidos y los suyos, la sangre que hacíamos correr como una catarata que vertía su torrente en el otro... Escuché sus gruñidos en mi oído y de alguna manera era como si me susurrara otra vez lo que había dicho en aquel callejón, que era su droga.
Me rendí, no luché más contra ello… me dejé vencer para entrar en sus llamas voluntariamente.
Me arqueé sintiéndole retirar sus caderas antes de empujar para empalarme profundamente otra vez, gemí buscando alivio. -Ilhan…- pronuncié finalmente. Las alas del oscuro ángel se incendiaron alrededor de mi cuerpo, había dejado escapar su nombre y volví a hacerlo. Una y otra, y otra vez.
Última edición por Skadi Rendahl el Jue Nov 01, 2018 5:56 pm, editado 1 vez
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
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Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
La parca gemía a cuatro patas, sin control aferraba las sabanas con sus dedos mientras por encima del hombro sus ojos prendidos se anclaban a mis dos infiernos.
Rotos, desmembrados y abandonados por nuestros dioses, eramos el mal personificado, uno que por mas que buscaba luz solo encontraba sombras, callejones plagados de muerte y sin embargo, ahí estacandola con mi enorme verga me sentía limpio de pecado o quizás corrupto, daba igual porque meterla hasta el fondo se convirtió en mi credo y su nombre gritado en mi bandera.
La vikinga no cedía, aguantaba los gritos, exigía mas sexo moviendo hacia atrás sus nalgas, yunque contra martillo en un violento choque de fluidos.
Mordí su espalda, la sangre tiñó el colchón, sus pechos rebotaban rozando las sabanas de aquel colchón que cobijaba a dos bestias necesitadas de mas dolor.
Dicen que solo un monstruo es capaz de vencer a otro, con mi polla en su ano me di cuenta de que era un ser oscuro, no había perdón en mi rosario, solo redención en la piel de esa mujer que quería convertir en miá una y otra vez.
Cada vez mas fuerte, mas rudo, loco y ebrio de aquel sentimiento de poder, folle sus dos agujeros sin detenerme, tirando de su pelo para alzarla, para que nuestros labios se consumieran en tórridos besos, lenguas húmedas de fuego que dentro y fuera de nuestras bocas se acariciaron.
-Te deseo -rugí con fuerza.
Toqué sus dos enormes tetas, las cicatrices de su pecho fueron surcadas por mis dedos de hielo, ella odiaba el tacto de otras manso peor las mías eran su religión.
Me sacudí en su coño, mi leche se esparció escupida por mi enorme pilar mientras sus paredes húmedas y calientes la envolvían.
Acabamos vencidos sobre el lecho, la respiración de ambos agitada, llenos de drogas con las pupilas muy dilatadas, una sonrisa en mi rostro por el placer y el maldito colocon.
Esto era lo único que me ayudaba a no pensar, ella era mi mitad, durante un tiempo quise morir, ver el sol salir ahora solo buscaba el ocaso para emerger y encontrarme con mi única verdad su piel, su boca y su forma extraña de amar.
Tomé la botella de alcohol para dar un nuevo trago, nada era suficiente con aquella mujer.
-¿cuuanddo llegaremmos a Akerrshus? -pregunte enredando las palabras sin poder dejar de acariciarla.
Rotos, desmembrados y abandonados por nuestros dioses, eramos el mal personificado, uno que por mas que buscaba luz solo encontraba sombras, callejones plagados de muerte y sin embargo, ahí estacandola con mi enorme verga me sentía limpio de pecado o quizás corrupto, daba igual porque meterla hasta el fondo se convirtió en mi credo y su nombre gritado en mi bandera.
La vikinga no cedía, aguantaba los gritos, exigía mas sexo moviendo hacia atrás sus nalgas, yunque contra martillo en un violento choque de fluidos.
Mordí su espalda, la sangre tiñó el colchón, sus pechos rebotaban rozando las sabanas de aquel colchón que cobijaba a dos bestias necesitadas de mas dolor.
Dicen que solo un monstruo es capaz de vencer a otro, con mi polla en su ano me di cuenta de que era un ser oscuro, no había perdón en mi rosario, solo redención en la piel de esa mujer que quería convertir en miá una y otra vez.
Cada vez mas fuerte, mas rudo, loco y ebrio de aquel sentimiento de poder, folle sus dos agujeros sin detenerme, tirando de su pelo para alzarla, para que nuestros labios se consumieran en tórridos besos, lenguas húmedas de fuego que dentro y fuera de nuestras bocas se acariciaron.
-Te deseo -rugí con fuerza.
Toqué sus dos enormes tetas, las cicatrices de su pecho fueron surcadas por mis dedos de hielo, ella odiaba el tacto de otras manso peor las mías eran su religión.
Me sacudí en su coño, mi leche se esparció escupida por mi enorme pilar mientras sus paredes húmedas y calientes la envolvían.
Acabamos vencidos sobre el lecho, la respiración de ambos agitada, llenos de drogas con las pupilas muy dilatadas, una sonrisa en mi rostro por el placer y el maldito colocon.
Esto era lo único que me ayudaba a no pensar, ella era mi mitad, durante un tiempo quise morir, ver el sol salir ahora solo buscaba el ocaso para emerger y encontrarme con mi única verdad su piel, su boca y su forma extraña de amar.
Tomé la botella de alcohol para dar un nuevo trago, nada era suficiente con aquella mujer.
-¿cuuanddo llegaremmos a Akerrshus? -pregunte enredando las palabras sin poder dejar de acariciarla.
Ilhan Baudin- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/03/2017
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Mi trasero estaba en llamas al igual que él, sus alas me quemaban y lograba sentir su torso mojado de sudor incinerándose en medio de nuestra lujuria. Sus manos separaban mis nalgas mientras su acero frío y duro me daba fuerte en el culo.
-Joder…- Otra vez yo, emitiendo quejidos cada vez que mi ano se le resistía al volver a sacar y meter su polla. Cada vez que entraba presionaba mi trasero con sus testículos, mis pechos rebotaban contra la sábana y mi ano respondía ciñéndosela y provocándole intermitentes gemidos que descargaba en mi oído.
La cama se movía tanto que se había desplazado de lugar y chocaba contra una pequeña mesa, sus pequeñas figuras de porcelana tintineaban furiosamente chocando entre ellas mientras continuábamos copulando furiosamente, solo se escuchaban nuestras respiraciones.
Me perdí de todo excepto de su cuerpo penetrando el mío con ese salvaje ritmo, sus manos tiraron de mis nalgas con más fuerza. Solo le sentía a él, su cuerpo de hielo sobre el mío, mi cara contra las almohadas, su polla dentro de mí y sus labios gélidos rozando mi espalda. Mis dedos frotaron mi clítoris insistentemente y poco a poco comencé a emitir gemidos de placer mientras sus manos me acariciaban las tetas y se detenían en mis cicatrices.
Sus gruñidos comenzaron a llenar la bruma de mi mente colocada, se perdieron en los rincones más oscuros, haciendo tambalear todo, abriéndose paso adonde nadie había llegado nunca.
Su polla entró en mi vagina, dilatándome y abriendo completamente mi coño, follándome más y más dentro, mis pezones palpitaban cada vez que mis pechos presionaban el colchón por causa de sus embestidas.
Gemí, cada movimiento suyo me arrastraba hacia un estado desconocido, por primera vez en mi vida dejé completamente suelto mi autocontrol, él se adueñó de las riendas, como si reclamara y se adueñara de todo aquello que yo no sabía que podía estar allí.
Alcancé el orgasmo con un estallido y las vibraciones de placer me recorrieron, el ángel negro aún continuó golpeando sin piedad mi culo hasta correrse y verter en mí su gélido torrente.
Finalmente descansé sobre el lecho, jadeando y recuperando el aire. Giré para verlo, él seguía con las pupilas dilatadas y estiraba el brazo para tomar una botella.
Lo miré en silencio, devorándolo con mis pardos y observando esa marea roja en sus ojos. -No estoy segura de querer ir a Akershus.- Lo miré frunciendo el ceño, él lo preguntaba calmadamente, completamente apacible cada vez que Höor salía a colación.
Le quité la botella y tomé un trago. Esa extraña sensación en mis entrañas... la sentí de repente, se ensañó mientras reparaba en su completa parsimonia al preguntarme si iría a visitar a otro.
Mis pardos se tornaron más oscuros, pintándose de brillantes chispas, lo tomé del pelo y acerqué mis labios a los suyos, mi lengua entró en un sinuoso sendero de deseo y perfiló el contorno de sus colmillos aún expuestos, acariciándoselos deliberadamente al adueñarme de su boca.
Seguía bastante colocada, pero por Odín que no estuviera tan tranquilo ante la posibilidad de que fuera a ver a otro. -Da igual si vamos a un lugar u otro.-
Me levanté de la cama y eché a andar, buscando algo de calma, me dirigí al baño y cerré la puerta de un portazo.
Me lavé la cara, aún estaba en las nubes, la mezcla del opiáceo y su sangre eran muy poderosas. El espejo me devolvió la imagen de una Skadi ensangrentada, y de él, de pie detrás de mi, respirando en mi cuello.
Volteé y la imagen se desvaneció, exhalé de forma profunda y salí del baño. Lo miré un momento de brazos cruzados antes de regresar a la cama y dejarme caer frente a él. -Anda, bebe.-
Mis pardos apresaron sus pozos aún nublados, puncé mi dedo con la punta de mi cuchilla y me acerqué, aún algo en mi interior seguía molesto por su pasividad.
Una pequeña gota escarlata brotó al alzar mi dedo y hacerla caer en su boca, provocando que al degustarla se le dilataran más las pupilas. -Bebe de adonde quieras.-
-Joder…- Otra vez yo, emitiendo quejidos cada vez que mi ano se le resistía al volver a sacar y meter su polla. Cada vez que entraba presionaba mi trasero con sus testículos, mis pechos rebotaban contra la sábana y mi ano respondía ciñéndosela y provocándole intermitentes gemidos que descargaba en mi oído.
La cama se movía tanto que se había desplazado de lugar y chocaba contra una pequeña mesa, sus pequeñas figuras de porcelana tintineaban furiosamente chocando entre ellas mientras continuábamos copulando furiosamente, solo se escuchaban nuestras respiraciones.
Me perdí de todo excepto de su cuerpo penetrando el mío con ese salvaje ritmo, sus manos tiraron de mis nalgas con más fuerza. Solo le sentía a él, su cuerpo de hielo sobre el mío, mi cara contra las almohadas, su polla dentro de mí y sus labios gélidos rozando mi espalda. Mis dedos frotaron mi clítoris insistentemente y poco a poco comencé a emitir gemidos de placer mientras sus manos me acariciaban las tetas y se detenían en mis cicatrices.
Sus gruñidos comenzaron a llenar la bruma de mi mente colocada, se perdieron en los rincones más oscuros, haciendo tambalear todo, abriéndose paso adonde nadie había llegado nunca.
Su polla entró en mi vagina, dilatándome y abriendo completamente mi coño, follándome más y más dentro, mis pezones palpitaban cada vez que mis pechos presionaban el colchón por causa de sus embestidas.
Gemí, cada movimiento suyo me arrastraba hacia un estado desconocido, por primera vez en mi vida dejé completamente suelto mi autocontrol, él se adueñó de las riendas, como si reclamara y se adueñara de todo aquello que yo no sabía que podía estar allí.
Alcancé el orgasmo con un estallido y las vibraciones de placer me recorrieron, el ángel negro aún continuó golpeando sin piedad mi culo hasta correrse y verter en mí su gélido torrente.
Finalmente descansé sobre el lecho, jadeando y recuperando el aire. Giré para verlo, él seguía con las pupilas dilatadas y estiraba el brazo para tomar una botella.
Lo miré en silencio, devorándolo con mis pardos y observando esa marea roja en sus ojos. -No estoy segura de querer ir a Akershus.- Lo miré frunciendo el ceño, él lo preguntaba calmadamente, completamente apacible cada vez que Höor salía a colación.
Le quité la botella y tomé un trago. Esa extraña sensación en mis entrañas... la sentí de repente, se ensañó mientras reparaba en su completa parsimonia al preguntarme si iría a visitar a otro.
Mis pardos se tornaron más oscuros, pintándose de brillantes chispas, lo tomé del pelo y acerqué mis labios a los suyos, mi lengua entró en un sinuoso sendero de deseo y perfiló el contorno de sus colmillos aún expuestos, acariciándoselos deliberadamente al adueñarme de su boca.
Seguía bastante colocada, pero por Odín que no estuviera tan tranquilo ante la posibilidad de que fuera a ver a otro. -Da igual si vamos a un lugar u otro.-
Me levanté de la cama y eché a andar, buscando algo de calma, me dirigí al baño y cerré la puerta de un portazo.
Me lavé la cara, aún estaba en las nubes, la mezcla del opiáceo y su sangre eran muy poderosas. El espejo me devolvió la imagen de una Skadi ensangrentada, y de él, de pie detrás de mi, respirando en mi cuello.
Volteé y la imagen se desvaneció, exhalé de forma profunda y salí del baño. Lo miré un momento de brazos cruzados antes de regresar a la cama y dejarme caer frente a él. -Anda, bebe.-
Mis pardos apresaron sus pozos aún nublados, puncé mi dedo con la punta de mi cuchilla y me acerqué, aún algo en mi interior seguía molesto por su pasividad.
Una pequeña gota escarlata brotó al alzar mi dedo y hacerla caer en su boca, provocando que al degustarla se le dilataran más las pupilas. -Bebe de adonde quieras.-
Última edición por Skadi Rendahl el Mar Nov 20, 2018 12:03 am, editado 1 vez
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/10/2016
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Entreabrí los labios dejando que la lengua de la norteña se abriera pasó en mi cavidad, mi sierpe salió a su encuentro mientras mi diestra anclaba su nuca con fuerza para atraerla mas contra mi cuerpo.
-Pues no vayamos -dije con convicción jadeando contra sus labios, mordiéndolos, emborrachándome de aquel beso.
Skadi era sin duda mi bocanada de aire fresco o quizás mi último aliento, puede que ambos estuviéramos solos en este mundo, abandonados por nuestros dioses, corrompidos por nuestros demonios pero ahora, contra su piel me sentía henchido de placer.
-Me da igual Höor, dices que ya no sientes nada pro él, que nunca lo has sentido -aseguré contra su piel dibujando la mandíbula con mis colmillos -vamos donde quieras, solo quiero visitar una y otra vez tus piernas -confesé echándome a reír por el colocon que llevaba encima
De nuevo el choque de bocas, el intercambio de fluidos sonó en la habitación, de mi garganta escapó un gemido ronco y profundo que delataba que jamas de ella me saciaba y solo cuando terminó aquel pasional beso se relamió los labios para ponerse en pie tambaleándose e ir al baño.
Me quedé en el lecho adormilado, iba muy colocado, por eso cuando regresó dejándose caer a mi lado mis ojos se entreabrieron sin saber bien ni siquiera donde me encontraba.
Ladeé la sonrisa al escucharla, mis manos buscaron su desnudez, surque sus aguas bravas mientras contemplaba a aquella mujer a la que deseaba.
-Bebe -susurró sajando su piel, mis labios acortaron la distancia cuando tiró de mi pelo negro para que me saciara.
-No puedo mas -confesé llevando mi diestra a su coño antes de succionar con fuertes tirones de los mares de vitae que emergían de la norteña -me pones tanto -gruñí empujando con mi diestra su pecho para tumbarla sobre el lecho.
Mis ojos eran fuego, con ellos incendiados repasé su desnudo cuerpo, con la zurda seguía masturbando su coño completamente mojado, aun emergían de el mis fluidos produciendo un claro chapoteo que retumbaba entre las paredes.
-Estas muy colocada -afirme al ver como abría sus piernas arqueándose como una gata -ummmmm – me relamí la sangre que escurría de mis labios antes de buscar con mi boca sus labios vaginales para torturarlos, lamerlos y recorrer cada pliegue mordiendo su hinchado clítoris nuevamente.
Sus dedos se enredaron en los oscuros mechones de mi pelo, gimió pidiéndome que me la follara con la boca, que bebiera de ella, que hiciera l oque quisiera pero que siguiera.
Sus caderas bailaban contra mis labios, mientras mi polla de nuevo se llenaba de sangre y goteaba contra las sabanas.
-Enciende un porro -pedí alzando la cabeza un momento para pedir mas drogas y volví a hundirme en su empapado centro para no darle un ápice de tregua.
-Pues no vayamos -dije con convicción jadeando contra sus labios, mordiéndolos, emborrachándome de aquel beso.
Skadi era sin duda mi bocanada de aire fresco o quizás mi último aliento, puede que ambos estuviéramos solos en este mundo, abandonados por nuestros dioses, corrompidos por nuestros demonios pero ahora, contra su piel me sentía henchido de placer.
-Me da igual Höor, dices que ya no sientes nada pro él, que nunca lo has sentido -aseguré contra su piel dibujando la mandíbula con mis colmillos -vamos donde quieras, solo quiero visitar una y otra vez tus piernas -confesé echándome a reír por el colocon que llevaba encima
De nuevo el choque de bocas, el intercambio de fluidos sonó en la habitación, de mi garganta escapó un gemido ronco y profundo que delataba que jamas de ella me saciaba y solo cuando terminó aquel pasional beso se relamió los labios para ponerse en pie tambaleándose e ir al baño.
Me quedé en el lecho adormilado, iba muy colocado, por eso cuando regresó dejándose caer a mi lado mis ojos se entreabrieron sin saber bien ni siquiera donde me encontraba.
Ladeé la sonrisa al escucharla, mis manos buscaron su desnudez, surque sus aguas bravas mientras contemplaba a aquella mujer a la que deseaba.
-Bebe -susurró sajando su piel, mis labios acortaron la distancia cuando tiró de mi pelo negro para que me saciara.
-No puedo mas -confesé llevando mi diestra a su coño antes de succionar con fuertes tirones de los mares de vitae que emergían de la norteña -me pones tanto -gruñí empujando con mi diestra su pecho para tumbarla sobre el lecho.
Mis ojos eran fuego, con ellos incendiados repasé su desnudo cuerpo, con la zurda seguía masturbando su coño completamente mojado, aun emergían de el mis fluidos produciendo un claro chapoteo que retumbaba entre las paredes.
-Estas muy colocada -afirme al ver como abría sus piernas arqueándose como una gata -ummmmm – me relamí la sangre que escurría de mis labios antes de buscar con mi boca sus labios vaginales para torturarlos, lamerlos y recorrer cada pliegue mordiendo su hinchado clítoris nuevamente.
Sus dedos se enredaron en los oscuros mechones de mi pelo, gimió pidiéndome que me la follara con la boca, que bebiera de ella, que hiciera l oque quisiera pero que siguiera.
Sus caderas bailaban contra mis labios, mientras mi polla de nuevo se llenaba de sangre y goteaba contra las sabanas.
-Enciende un porro -pedí alzando la cabeza un momento para pedir mas drogas y volví a hundirme en su empapado centro para no darle un ápice de tregua.
Ilhan Baudin- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/03/2017
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Pasé el filo de la daga suavemente por la piel de mi cuello, lo suficiente para que un camino fino de sangre brotara. El ángel negro pasó por el su boca, la llama del más puro deseo se prendió en mi al deslizar sus colmillos afilados por mi piel caliente, su lengua húmeda y voluptuosa dibujó el camino de sangre para retirarla, poniéndome los pelos como escarpias.
Jadeé y enterré mi mano en su pelo, enroscando mis dedos en sus mechones mientras ladeaba mi cuello y de esa manera lo mantenía pegado a mi piel. Sentía el cosquilleo y la ardiente ansiedad anclándose en mi vientre ante la inminente mordida.
Dejé escapar un gemido cuando los colmillos se hundieron en mi piel, sus dedos bajaron por mi estómago, se deslizaron por mis piernas y se hundieron en mi coño incinerándome el clítoris. Empujé su cabeza hacia mi aún más, mis cinco sentidos se derritieron en cuanto dio el primer tirón para alimentarse de mí, era como si también me follara de esa manera, chupándome la sangre.
Bajé mi mano y le busqué el miembro, palpándolo mientras nuestras respiraciones se acoplaban entre si, agitadas. Tocándole los testículos me percaté de que estaban llenos, a pesar de que me había dicho que no podía más, algo que me hizo sonreír mientras le masturbaba el grueso falo al tiempo que sus dedos errantes quemaban a fuego lento mi botón.
Empujando mi pecho me tumbó sobre la cama, lo miré, descubrí mi sangre aún goteando de sus labios y mis ojos se oscurecieron, la visión provocó que una ráfaga recorriera toda mi columna vertebral. Abrí más las piernas y mi coño se contrajo alrededor de sus dedos que continuaban moviéndose adentro, haciendo chasquear el sonido de mis jugos aún mezclados con los suyos.
Sentí su aliento frío rozando mis pliegues mojados, gruñí buscándole la boca, empujando su cabeza para que la enterrara entre mis piernas, sentí su lengua deslizarse por los pliegues henchidos y me arqueé emitiendo un gemido gutural, moví mis caderas hacia adelante y froté insistentemente mi coño contra su rostro, arañándole el cuero cabelludo al sentir como me mordía el clítoris.
Alzó el rostro un momento pidiéndome que encendiera más droga, estiré el brazo tanteando la mesa en su búsqueda, en ese momento estaba tan perdida en lo que me hacía que no sé ni como me las ingenié para mover la mano hacia las drogas y hacer lo que me pedía.
Tras encender el porro le di unas unas caladas cortas, tironeé de su pelo para que alzara el rostro y se drogara conmigo. Expulsé el humo en sus labios y me sentí pletórica, envuelta en éxtasis flotante.
Tomé su rostro en mis manos y lo observé unos instantes en silencio mientras la droga invadía nuestros sentidos, le acaricié lentamente la barba y deslicé mis pulgares por sus labios con sabor a mi. En algún lugar profundo, en medio de la oscuridad de las grietas congeladas y atormentadas de mi alma, supe que nunca vi a otro hombre como le miraba a él.
Nunca vi algo tan hermoso, su rostro frente al mío, el deseo en sus escarlatas, su corazón y su alma rota era tan similar a la mía, podía apreciarlo ahora, y era precisamente lo que aumentaba la excitación en mi pecho, la lujuria que se manifestaba en ese lecho. Le busqué la lengua, chupándosela con fervor, escuchándole rugir con cada hambrienta e intensa caricia de nuestras lenguas húmedas.
En este momento no había nada más que él, me deshacía de mis recuerdos, los expulsaba de mi mente, acallaba a mis demonios perdiéndome en su cuerpo, en el vicio de nuestras pieles.
Me coloqué encima de él con mis firmes glúteos frente a su cara y la mía frente a su polla, dejando al alcance de su boca mis pliegues brilllantes y resbaladizos. -Cómeme el coño.- demandé, mirándolo sobre mi hombro antes de volver a mirar hacia adelante y fijar mi atención en su polla, quería envarársela de nuevo, quería ponérsela grande y quería hacerlo rugir.
El ángel negro escuchó mis palabras y hundió la cara en mi sexo, chupandome agresivamente, atacando cada centímetro que encontró a su paso, lamiéndome exhaustivamente, dando tirones a mi clítoris y sobre excitándolo, de tal manera que todo mi útero se estremeció sin remedio y los gruñidos y jadeos escaparon de mi boca.
Mi deseo se volvió explosivo, mi ansiedad de tragarme su verga, de comérmela toda. Mojé su glande con mis labios mientras él lamía mi excitación. Me la metí en la boca deslizando mi lengua por su tronco para drogarme con su sabor hasta metérmela tan hondo que alcanzó el anillo que más que dispuesto encerró su punta en el fondo de mi garganta. Mi sexo bañó su lengua con mis excitados fluidos y la vena de mi entrepierna palpitó desaforada contra el roce de sus colmillos.
Jadeé y enterré mi mano en su pelo, enroscando mis dedos en sus mechones mientras ladeaba mi cuello y de esa manera lo mantenía pegado a mi piel. Sentía el cosquilleo y la ardiente ansiedad anclándose en mi vientre ante la inminente mordida.
Dejé escapar un gemido cuando los colmillos se hundieron en mi piel, sus dedos bajaron por mi estómago, se deslizaron por mis piernas y se hundieron en mi coño incinerándome el clítoris. Empujé su cabeza hacia mi aún más, mis cinco sentidos se derritieron en cuanto dio el primer tirón para alimentarse de mí, era como si también me follara de esa manera, chupándome la sangre.
Bajé mi mano y le busqué el miembro, palpándolo mientras nuestras respiraciones se acoplaban entre si, agitadas. Tocándole los testículos me percaté de que estaban llenos, a pesar de que me había dicho que no podía más, algo que me hizo sonreír mientras le masturbaba el grueso falo al tiempo que sus dedos errantes quemaban a fuego lento mi botón.
Empujando mi pecho me tumbó sobre la cama, lo miré, descubrí mi sangre aún goteando de sus labios y mis ojos se oscurecieron, la visión provocó que una ráfaga recorriera toda mi columna vertebral. Abrí más las piernas y mi coño se contrajo alrededor de sus dedos que continuaban moviéndose adentro, haciendo chasquear el sonido de mis jugos aún mezclados con los suyos.
Sentí su aliento frío rozando mis pliegues mojados, gruñí buscándole la boca, empujando su cabeza para que la enterrara entre mis piernas, sentí su lengua deslizarse por los pliegues henchidos y me arqueé emitiendo un gemido gutural, moví mis caderas hacia adelante y froté insistentemente mi coño contra su rostro, arañándole el cuero cabelludo al sentir como me mordía el clítoris.
Alzó el rostro un momento pidiéndome que encendiera más droga, estiré el brazo tanteando la mesa en su búsqueda, en ese momento estaba tan perdida en lo que me hacía que no sé ni como me las ingenié para mover la mano hacia las drogas y hacer lo que me pedía.
Tras encender el porro le di unas unas caladas cortas, tironeé de su pelo para que alzara el rostro y se drogara conmigo. Expulsé el humo en sus labios y me sentí pletórica, envuelta en éxtasis flotante.
Tomé su rostro en mis manos y lo observé unos instantes en silencio mientras la droga invadía nuestros sentidos, le acaricié lentamente la barba y deslicé mis pulgares por sus labios con sabor a mi. En algún lugar profundo, en medio de la oscuridad de las grietas congeladas y atormentadas de mi alma, supe que nunca vi a otro hombre como le miraba a él.
Nunca vi algo tan hermoso, su rostro frente al mío, el deseo en sus escarlatas, su corazón y su alma rota era tan similar a la mía, podía apreciarlo ahora, y era precisamente lo que aumentaba la excitación en mi pecho, la lujuria que se manifestaba en ese lecho. Le busqué la lengua, chupándosela con fervor, escuchándole rugir con cada hambrienta e intensa caricia de nuestras lenguas húmedas.
En este momento no había nada más que él, me deshacía de mis recuerdos, los expulsaba de mi mente, acallaba a mis demonios perdiéndome en su cuerpo, en el vicio de nuestras pieles.
Me coloqué encima de él con mis firmes glúteos frente a su cara y la mía frente a su polla, dejando al alcance de su boca mis pliegues brilllantes y resbaladizos. -Cómeme el coño.- demandé, mirándolo sobre mi hombro antes de volver a mirar hacia adelante y fijar mi atención en su polla, quería envarársela de nuevo, quería ponérsela grande y quería hacerlo rugir.
El ángel negro escuchó mis palabras y hundió la cara en mi sexo, chupandome agresivamente, atacando cada centímetro que encontró a su paso, lamiéndome exhaustivamente, dando tirones a mi clítoris y sobre excitándolo, de tal manera que todo mi útero se estremeció sin remedio y los gruñidos y jadeos escaparon de mi boca.
Mi deseo se volvió explosivo, mi ansiedad de tragarme su verga, de comérmela toda. Mojé su glande con mis labios mientras él lamía mi excitación. Me la metí en la boca deslizando mi lengua por su tronco para drogarme con su sabor hasta metérmela tan hondo que alcanzó el anillo que más que dispuesto encerró su punta en el fondo de mi garganta. Mi sexo bañó su lengua con mis excitados fluidos y la vena de mi entrepierna palpitó desaforada contra el roce de sus colmillos.
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/10/2016
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
La parca sujetó mi rostro entre sus palmas, el humo negro pasó de una cavidad a otra como si de dragones borrachos nos tratáramos nuestras pupilas dilatadas admiraron lo que teníamos de frente, aquel rostro difuso de la muerte, entendí entonces que hasta conocer a la norteña mi no vida era triste, inerte, ahora por fin me sentía vivo, capaz, extasiado con el sabor de su coño en mis labios.
La vikinga me pidió que hundiera mi boca en su coño, su boca buscó mi verga en ese momento para paladearla mientras rugía queriendo hicharla de nuevo, solucionandola y dibujando con la lengua mi glande rezumante.
Mi lengua recorrió sus pliegues emborrachandome de los fluidos de su sexo, tiré de su botón entre jadeos sintiendo como la dama se arqueaba como una fiera salvaje.
-Te deseo -rugí contra su coño calcinándolo con mi aliento.
La saliva resbalaba por su trinchera hacia su ano, ambos entregados a devorarnos hambrientos, mi polla estaba vibrando entre sus labios.
-Estas deliciosa -aseguré alzando la cabeza para relamerme los labios, ella tiró de mi pelo de nuevo para que siguiera follándomela.
Sus piernas temblaban estaba al borde de correrse, dio otra calada del porro envolviendo mi polla con el humo que salía de sus labios entre ronroneos.
Íbamos los dos tan colocados que follábamos sin parar, sentía la hinchada vena de su entrepierna hinchada, estaba a nada de correrse contra mis labios, mi lengua serpenteo entre su flujo y mis dedos se hundieron en su coño de forma rudo, golpeando con mis nudillos sus pliegues.
Se corrió escupiendo contra mi cara su esencia, me relamí complacido, y en ese momento mis dientes emergieron y hundí mis dientes en las venas de su entrepierna, mi polla convulsionó en su cavidad, la rubia se arqueo al sentir hundirse mis colmillos, como succionaba a tirones de su vitae y me corrí, trago el semen relamiéndose, paladeando mi sabor entre gemidos.
Caímos ambos sobre el lecho, mirandonos de nuevo con la mirada oscurecida.
-Te quiero
¿Hostia, que había dicho?
La vikinga me pidió que hundiera mi boca en su coño, su boca buscó mi verga en ese momento para paladearla mientras rugía queriendo hicharla de nuevo, solucionandola y dibujando con la lengua mi glande rezumante.
Mi lengua recorrió sus pliegues emborrachandome de los fluidos de su sexo, tiré de su botón entre jadeos sintiendo como la dama se arqueaba como una fiera salvaje.
-Te deseo -rugí contra su coño calcinándolo con mi aliento.
La saliva resbalaba por su trinchera hacia su ano, ambos entregados a devorarnos hambrientos, mi polla estaba vibrando entre sus labios.
-Estas deliciosa -aseguré alzando la cabeza para relamerme los labios, ella tiró de mi pelo de nuevo para que siguiera follándomela.
Sus piernas temblaban estaba al borde de correrse, dio otra calada del porro envolviendo mi polla con el humo que salía de sus labios entre ronroneos.
Íbamos los dos tan colocados que follábamos sin parar, sentía la hinchada vena de su entrepierna hinchada, estaba a nada de correrse contra mis labios, mi lengua serpenteo entre su flujo y mis dedos se hundieron en su coño de forma rudo, golpeando con mis nudillos sus pliegues.
Se corrió escupiendo contra mi cara su esencia, me relamí complacido, y en ese momento mis dientes emergieron y hundí mis dientes en las venas de su entrepierna, mi polla convulsionó en su cavidad, la rubia se arqueo al sentir hundirse mis colmillos, como succionaba a tirones de su vitae y me corrí, trago el semen relamiéndose, paladeando mi sabor entre gemidos.
Caímos ambos sobre el lecho, mirandonos de nuevo con la mirada oscurecida.
-Te quiero
¿Hostia, que había dicho?
Ilhan Baudin- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/03/2017
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Con toda seguridad me había desprendido de todo vínculo terrenal para flotar, la droga se me metía en el organismo, entreabrí los labios y el humo bañó la erección bajo mis manos. Me humedecía simplemente con mirarle la polla, bien formada, grande, aumentaba mi hambre de ella en un dos por tres.
Le pedí que me comiera el coño y sentí su lengua adentrarse entre mis pliegues antes de estimular vigorosamente mi clítoris hinchado, pasando su lengua y chupándolo, hundiéndome en el éxtasis y la locura completa, arrancándome el último resquicio de mi razón me animó a que, hambrienta, me tragara su polla.
Sentí el reflejo de la arcada cuando penetró hasta el fondo de mi garganta, pero me repuse y le mantuve adentro hasta escucharle gemir desde lo más profundo. Sus caderas impusieron el ritmo, demandantes se movieron para que le recibiera en el interior de mi boca mientras la suya se ocupaba de tirar de mi clítoris arrancándome gruñidos y profundos gemidos al acelerar mis movimientos.
Su lengua me folló arduamente, mi coño ardió al sentirle lamer entre mis pliegues, mis caderas se tensaron, nunca sentí tantos deseos de darle placer a alguien más, siempre mantuve el control, luego vino lo que vino y no volví a follar hasta conocerle a él. Simplemente no quería, no tenía el deseo sexual, hasta él. Con él quería perderme en el caos, entregarme libremente a la locura, sentirlo todo.
El sudor comenzó a resbalar entre mis pechos y el ansia se apoderó de todos mis sentidos. Sus dedos en mi coño me llevaron al borde y el humo de la droga que escapaba de mis labios bañó su miembro haciéndolo resplandecer junto con mi saliva. Lamí su glande dibujando círculos antes de metérmelo en la boca, froté mi coño contra su cara y continué metiendo y sacando, masajeándosela, poniéndole todo mi ardor a chupársela.
Mis manos sujetaron sus nalgas para poder dedicarme a su polla a mis anchas, en la bruma de la droga se la chupé rápido mientras mi mano se dedicaba a bombearla con vehemencia. Mis dedos se deslizaron sobre su carne húmeda produciendo sonidos en el camarote al igual que la mía que, lubricada, acogió las rudas embestidas de sus dedos entre mis pliegues.
No pude más, mis dedos apretaron sus nalgas para exprimirle hasta la última gota y me corrí, rugió haciendo reverberar mi sexo y estallé pegada su cara, sintiéndole tragar mis fluidos antes de que lograra que me desmoronara al hundir sus colmillos en las venas de mi sexo. -¡Por los dioses…!- y convulsionó, se corrió.
Tragué su semen y me relamí despacio los labios al caer sobre el colchón.
Dejé caer mi cabeza sobre la almohada, mirando esos ojos intensos, preguntándome si ahora perderían su tonalidad roja, y entonces sin previo aviso llegaron esas dos palabras que soltó de improviso y que hicieron que estallara todo a mi alrededor como si me hubiesen lanzado una bomba.
Su mirada me atravesó hasta lo más hondo, permanecí muda, sin creerme lo que oía. Más hubiera valido que metiera su mano en mi pecho salvajemente y me arrancara el corazón, en lugar de pretender meterse en mi armadura para resquebrajármela.
-Mentira.- Las palabras escaparon rápidamente de mi boca mientras mi pecho se tornaba tan pesado que me costaba respirar, me estaba mareando a una velocidad increíble. Alcé la mano para golpearle el rostro, el chasquido se escuchó al rebotar contra las paredes. Acababa de lanzarme una mentira descomunal.
Alcé una segunda mano para golpearlo de nuevo pero su movimiento raudo atrapó mi muñeca manteniéndonos a ambos en tensión al mirarnos a los ojos.
No entendía porque había soltado esa enorme mentira. Lo miré respirando entrecortadamente, el ángel negro se había metido poco a poco en mi sistema, no sé qué maraña oscura y enrevesada había tejido el destino al topármelo en aquella playa, logrando lo que ninguno había hecho, colarse poco a poco en las fisuras de la dura coraza que mantuve todos estos años.
Había una razón por la que aquella noche regresé a su buhardilla tras alejarme durante el día. Por mi mente pasaron imágenes de los últimos días, como ráfagas, no sé si para torturarme y empujarme al vacío y a mi propia condena, la peor de todas las que había conocido hasta ahora, porque la realidad era una sola, me gustaba entrar en cada una de sus grietas, me gustaba tocar su alma torturada, me había acostumbrado a ver esos ojos negros y comenzaba a creerme que me necesitaba más que la droga que acabábamos de consumir.
Pero no comprendía esas palabras, por qué las pronunció, era imposible lo que había dicho. Todo aquel que llegaba a mi vida se iba, desaparecía. Yo no podía inspirar algo así, ciertamente no un sentimiento de ese tipo, mucho menos a él. No la parca, ni la sombra, y mucho menos Skadi.
Mi coraza interna se sacudía, ¿iba a resquebrajármela?
Lo miré en silencio, respirando con fuerza. -¿Por qué la mentira?-
Le pedí que me comiera el coño y sentí su lengua adentrarse entre mis pliegues antes de estimular vigorosamente mi clítoris hinchado, pasando su lengua y chupándolo, hundiéndome en el éxtasis y la locura completa, arrancándome el último resquicio de mi razón me animó a que, hambrienta, me tragara su polla.
Sentí el reflejo de la arcada cuando penetró hasta el fondo de mi garganta, pero me repuse y le mantuve adentro hasta escucharle gemir desde lo más profundo. Sus caderas impusieron el ritmo, demandantes se movieron para que le recibiera en el interior de mi boca mientras la suya se ocupaba de tirar de mi clítoris arrancándome gruñidos y profundos gemidos al acelerar mis movimientos.
Su lengua me folló arduamente, mi coño ardió al sentirle lamer entre mis pliegues, mis caderas se tensaron, nunca sentí tantos deseos de darle placer a alguien más, siempre mantuve el control, luego vino lo que vino y no volví a follar hasta conocerle a él. Simplemente no quería, no tenía el deseo sexual, hasta él. Con él quería perderme en el caos, entregarme libremente a la locura, sentirlo todo.
El sudor comenzó a resbalar entre mis pechos y el ansia se apoderó de todos mis sentidos. Sus dedos en mi coño me llevaron al borde y el humo de la droga que escapaba de mis labios bañó su miembro haciéndolo resplandecer junto con mi saliva. Lamí su glande dibujando círculos antes de metérmelo en la boca, froté mi coño contra su cara y continué metiendo y sacando, masajeándosela, poniéndole todo mi ardor a chupársela.
Mis manos sujetaron sus nalgas para poder dedicarme a su polla a mis anchas, en la bruma de la droga se la chupé rápido mientras mi mano se dedicaba a bombearla con vehemencia. Mis dedos se deslizaron sobre su carne húmeda produciendo sonidos en el camarote al igual que la mía que, lubricada, acogió las rudas embestidas de sus dedos entre mis pliegues.
No pude más, mis dedos apretaron sus nalgas para exprimirle hasta la última gota y me corrí, rugió haciendo reverberar mi sexo y estallé pegada su cara, sintiéndole tragar mis fluidos antes de que lograra que me desmoronara al hundir sus colmillos en las venas de mi sexo. -¡Por los dioses…!- y convulsionó, se corrió.
Tragué su semen y me relamí despacio los labios al caer sobre el colchón.
Dejé caer mi cabeza sobre la almohada, mirando esos ojos intensos, preguntándome si ahora perderían su tonalidad roja, y entonces sin previo aviso llegaron esas dos palabras que soltó de improviso y que hicieron que estallara todo a mi alrededor como si me hubiesen lanzado una bomba.
Su mirada me atravesó hasta lo más hondo, permanecí muda, sin creerme lo que oía. Más hubiera valido que metiera su mano en mi pecho salvajemente y me arrancara el corazón, en lugar de pretender meterse en mi armadura para resquebrajármela.
-Mentira.- Las palabras escaparon rápidamente de mi boca mientras mi pecho se tornaba tan pesado que me costaba respirar, me estaba mareando a una velocidad increíble. Alcé la mano para golpearle el rostro, el chasquido se escuchó al rebotar contra las paredes. Acababa de lanzarme una mentira descomunal.
Alcé una segunda mano para golpearlo de nuevo pero su movimiento raudo atrapó mi muñeca manteniéndonos a ambos en tensión al mirarnos a los ojos.
No entendía porque había soltado esa enorme mentira. Lo miré respirando entrecortadamente, el ángel negro se había metido poco a poco en mi sistema, no sé qué maraña oscura y enrevesada había tejido el destino al topármelo en aquella playa, logrando lo que ninguno había hecho, colarse poco a poco en las fisuras de la dura coraza que mantuve todos estos años.
Había una razón por la que aquella noche regresé a su buhardilla tras alejarme durante el día. Por mi mente pasaron imágenes de los últimos días, como ráfagas, no sé si para torturarme y empujarme al vacío y a mi propia condena, la peor de todas las que había conocido hasta ahora, porque la realidad era una sola, me gustaba entrar en cada una de sus grietas, me gustaba tocar su alma torturada, me había acostumbrado a ver esos ojos negros y comenzaba a creerme que me necesitaba más que la droga que acabábamos de consumir.
Pero no comprendía esas palabras, por qué las pronunció, era imposible lo que había dicho. Todo aquel que llegaba a mi vida se iba, desaparecía. Yo no podía inspirar algo así, ciertamente no un sentimiento de ese tipo, mucho menos a él. No la parca, ni la sombra, y mucho menos Skadi.
Mi coraza interna se sacudía, ¿iba a resquebrajármela?
Lo miré en silencio, respirando con fuerza. -¿Por qué la mentira?-
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 13/10/2016
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
Miedo, eso que ambos conocíamos desde hacía ya demasiado tiempo, ella la parca, yo un ángel negro ¿como podía ser real amar y ser amado cuando eramos monstruos?
Me humedecí los labios pensando porque aquellas dos palabras habían salido con tanta facilidad de mi garganta, seguramente ella pensara fueron meditadas, mas había algo mas sincero que lo que sale del alma.
La quería, lo hacía ¿de que forma? No lo sabía. Una parte de mi la necesitaba, era mi salvavidas para aferrarme a esta maldita no vida, otra parte la deseaba, era incapaz de no mirarla y sentir como mi sangre hervía..
Estaba compuesto de partes, una tras otra y al final no pude evitar que todas ellas llegaran a la misma conclusión, ella había salvado mi no vida.
-No miento -mi voz sonó ronca, aun estaba lleno de deseo, drogado pero lo suficiente lucido como para saber que nunca fui un mentiroso -tu tienes miedo.
También yo lo tenía uno atroz a poder amar y no ser correspondido o aun mas a serlo y que esto terminara de un modo trágico porque para los monstruos la felicidad no llega al menos una plena, demasiados demonios nos seguían como para tan siquiera permitirnos rozarla.
-¿por que no puedes creerme? ¿porque Höor te mintió? No soy el.
Y los celos volvieron, arrasaron mi cordura y mis ojos se tornaron fuego porque la ira me invadía.
-¿es eso? No puedes amarme porque lo amas a él
Ni siquiera tenía eso sentido peor su rechazo dolía y yo ahora mismo estaba ofuscado.
Alcé mi pecho del lecho y busqué con la mirada la ropa para ponérmela, solo quería abandonar esa habitación y quizás también el barco y correr en dirección al sol, supongo es lo que tiene la droga que detrás del subidón viene el bajón.
Me humedecí los labios pensando porque aquellas dos palabras habían salido con tanta facilidad de mi garganta, seguramente ella pensara fueron meditadas, mas había algo mas sincero que lo que sale del alma.
La quería, lo hacía ¿de que forma? No lo sabía. Una parte de mi la necesitaba, era mi salvavidas para aferrarme a esta maldita no vida, otra parte la deseaba, era incapaz de no mirarla y sentir como mi sangre hervía..
Estaba compuesto de partes, una tras otra y al final no pude evitar que todas ellas llegaran a la misma conclusión, ella había salvado mi no vida.
-No miento -mi voz sonó ronca, aun estaba lleno de deseo, drogado pero lo suficiente lucido como para saber que nunca fui un mentiroso -tu tienes miedo.
También yo lo tenía uno atroz a poder amar y no ser correspondido o aun mas a serlo y que esto terminara de un modo trágico porque para los monstruos la felicidad no llega al menos una plena, demasiados demonios nos seguían como para tan siquiera permitirnos rozarla.
-¿por que no puedes creerme? ¿porque Höor te mintió? No soy el.
Y los celos volvieron, arrasaron mi cordura y mis ojos se tornaron fuego porque la ira me invadía.
-¿es eso? No puedes amarme porque lo amas a él
Ni siquiera tenía eso sentido peor su rechazo dolía y yo ahora mismo estaba ofuscado.
Alcé mi pecho del lecho y busqué con la mirada la ropa para ponérmela, solo quería abandonar esa habitación y quizás también el barco y correr en dirección al sol, supongo es lo que tiene la droga que detrás del subidón viene el bajón.
Ilhan Baudin- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/03/2017
Re: Noche de lobos (Skadi)(+18)
-Odio esa mentira.-
Lo repetí, sentía que iba entrando en ebullición con todas las emociones a flor de piel. Ni siquiera las comprendía, salían a la luz de repente promovidas por sus palabras. Tenía que ser la jodida droga, ¿cierto? la que le orillaba a bromear de esa forma o de lo contrario ¿qué iba a motivarle a mentir así?
Dejé de mirarlo, la habitación se mecía a mi alrededor, daba vueltas en espiral, el silencio se agrandaba a pasos agigantados, al igual que el nudo que se iba formando en torno a mi garganta.
-No miento.- dijo. No podía creerle, es que no era posible, devolví mi atención a esos orbes azabache buscando el engaño.
Me sentía arder de los pies a la cabeza, mantuve mis puños apretados con agitación al clavar la mirada en él pero mientras más le veía más me decían sus ojos que no me mentía. -Tu tienes miedo.-
Inhalé fuerte, miedo… ¿tenía idea de lo que me decía? Ni siquiera supe cómo, pero se había infiltrado en todos mis deseos y me había cambiado los días.
La parca se levantaba, destruía, era fácil hacerlo así. Gritos, sangre, muerte, caer para levantarme, añadir más heridas en mi piel causadas por aquellos que se resistían mirándome por última vez antes de ser cegados. Yo sangraba y sanaba, pero vivía entumecida.
Al ángel negro había llegado a desearlo como a nada, cuando follábamos, la realidad se difuminaba, los fantasmas y mis tormentos se desvanecían, mientras estaba con él mi realidad era otra.
-¿Por qué no puedes creerme? ¿porque Höor te mintió? No soy el.- Sus palabras me sorprendieron, hasta hace poco me había dicho que me creía cuando le decía que entre Höor y yo nunca hubo algo más.
Y sin embargo, se le habían puesto los ojos rojos como el fuego del infierno en el que creía. -¿es eso? No puedes amarme porque lo amas a él-
-A él lo quiero, a ti no.- Me miró unos segundos en los que pareció luchar consigo mismo para contenerse, la incredulidad y la ira le hicieron temblar con fuerza.
-A ti no.- Lo repetí golpeándolo violentamente con mis palabras antes de que terminara de vestirse, diera un par de zancadas y se dirigiera a la puerta para salir del camarote.
Miré su espalda y lo vi salir, mi cuerpo se sacudió por los violentos estremecimientos, me puse encima la camisola y salí detrás de él. Lo busqué por los pasillos empeñada en dar con él, subí las escaleras y al descubrir su silueta me apresuré a alcanzarlo y lo retuve del brazo.
-Höor siempre tendrá un espacio en mi vida, sería difícil que no fuera así, tenemos un lazo que se forjó desde niños pero… nunca llegó a ser más.- Más, más… todo aquello que parecía ser más estaba vedado para mi.
-Hace mucho perdí a todos, a mi padre, a mi hermano, me los arrebataron antes de tiempo, y parte de mi les culpó por no luchar más, por no hacer más para no dejarme atrás, pero ahora sé que no fue culpa de ninguno de ellos.-
Dejé salir el aire, era más fácil hablarle así, dándome la espalda. -Pero luego llegas tú y contigo me pasa algo distinto.- Hice una pausa, me costaba salir de la coraza, la tenía pegada a mi piel tras años de llevarla conmigo sin querer ni tener necesidad de salir de ella hasta ahora.
-Destruyo todo lo que toco y a quien se me acerca pero a ti no quiero hacerte daño, no quiero destruirte. Por ti no siento solo deseo, ni tampoco te quiero a secas.-
¿Miedo? Es posible que eso fuera lo que sentía, uno que nacía en el centro de mi estómago, porque yo nunca era así, era la primera vez, y aún no estaba segura de cómo manejar esto.
-Contigo es diferente, contigo por primera vez siento que quiero más, que ansío más. Quiero traer alivio al tormento que veo arder en tus ojos, quiero colarme en todas y cada una de tus grietas, anclarme en ellas y que me necesites, quiero que me ansíes tanto que no seas capaz de dejarme ir y que no puedas soltarme nunca.-
Lo repetí, sentía que iba entrando en ebullición con todas las emociones a flor de piel. Ni siquiera las comprendía, salían a la luz de repente promovidas por sus palabras. Tenía que ser la jodida droga, ¿cierto? la que le orillaba a bromear de esa forma o de lo contrario ¿qué iba a motivarle a mentir así?
Dejé de mirarlo, la habitación se mecía a mi alrededor, daba vueltas en espiral, el silencio se agrandaba a pasos agigantados, al igual que el nudo que se iba formando en torno a mi garganta.
-No miento.- dijo. No podía creerle, es que no era posible, devolví mi atención a esos orbes azabache buscando el engaño.
Me sentía arder de los pies a la cabeza, mantuve mis puños apretados con agitación al clavar la mirada en él pero mientras más le veía más me decían sus ojos que no me mentía. -Tu tienes miedo.-
Inhalé fuerte, miedo… ¿tenía idea de lo que me decía? Ni siquiera supe cómo, pero se había infiltrado en todos mis deseos y me había cambiado los días.
La parca se levantaba, destruía, era fácil hacerlo así. Gritos, sangre, muerte, caer para levantarme, añadir más heridas en mi piel causadas por aquellos que se resistían mirándome por última vez antes de ser cegados. Yo sangraba y sanaba, pero vivía entumecida.
Al ángel negro había llegado a desearlo como a nada, cuando follábamos, la realidad se difuminaba, los fantasmas y mis tormentos se desvanecían, mientras estaba con él mi realidad era otra.
-¿Por qué no puedes creerme? ¿porque Höor te mintió? No soy el.- Sus palabras me sorprendieron, hasta hace poco me había dicho que me creía cuando le decía que entre Höor y yo nunca hubo algo más.
Y sin embargo, se le habían puesto los ojos rojos como el fuego del infierno en el que creía. -¿es eso? No puedes amarme porque lo amas a él-
-A él lo quiero, a ti no.- Me miró unos segundos en los que pareció luchar consigo mismo para contenerse, la incredulidad y la ira le hicieron temblar con fuerza.
-A ti no.- Lo repetí golpeándolo violentamente con mis palabras antes de que terminara de vestirse, diera un par de zancadas y se dirigiera a la puerta para salir del camarote.
Miré su espalda y lo vi salir, mi cuerpo se sacudió por los violentos estremecimientos, me puse encima la camisola y salí detrás de él. Lo busqué por los pasillos empeñada en dar con él, subí las escaleras y al descubrir su silueta me apresuré a alcanzarlo y lo retuve del brazo.
-Höor siempre tendrá un espacio en mi vida, sería difícil que no fuera así, tenemos un lazo que se forjó desde niños pero… nunca llegó a ser más.- Más, más… todo aquello que parecía ser más estaba vedado para mi.
-Hace mucho perdí a todos, a mi padre, a mi hermano, me los arrebataron antes de tiempo, y parte de mi les culpó por no luchar más, por no hacer más para no dejarme atrás, pero ahora sé que no fue culpa de ninguno de ellos.-
Dejé salir el aire, era más fácil hablarle así, dándome la espalda. -Pero luego llegas tú y contigo me pasa algo distinto.- Hice una pausa, me costaba salir de la coraza, la tenía pegada a mi piel tras años de llevarla conmigo sin querer ni tener necesidad de salir de ella hasta ahora.
-Destruyo todo lo que toco y a quien se me acerca pero a ti no quiero hacerte daño, no quiero destruirte. Por ti no siento solo deseo, ni tampoco te quiero a secas.-
¿Miedo? Es posible que eso fuera lo que sentía, uno que nacía en el centro de mi estómago, porque yo nunca era así, era la primera vez, y aún no estaba segura de cómo manejar esto.
-Contigo es diferente, contigo por primera vez siento que quiero más, que ansío más. Quiero traer alivio al tormento que veo arder en tus ojos, quiero colarme en todas y cada una de tus grietas, anclarme en ellas y que me necesites, quiero que me ansíes tanto que no seas capaz de dejarme ir y que no puedas soltarme nunca.-
Skadi Rendahl- Humano Clase Alta
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