AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
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Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Recuerdo del primer mensaje :
El sol me había sorprendido sacando los bollos del horno de piedra, los favoritos de la familia. Siempre, los remataba con mi toque especial: una mezcla de azúcar y canela que le daban un toque delicioso. El café acababa de hacerse cuando una el tintineo de una de las campanitas de la cocina me avisó de que sirviera el desayuno un día más. Antes de colocar el desayuno en las bandejas de plata, tan resplandecientes como espejos, me miré en una de ellas pues mi apariencia era muy importante.
Aparté de mi rostro un par de mechones y coloqué lo de todos los días, a cada bandeja lo que degustaba la familia , ninguna bandeja era igual pero en todas…mis famosos panes. Podía oír a medida que me encaminaba hacia el salón por el pasillo… las voces de los hijos de los Cannif, como siempre, se encontraban entrenando a capa y espada en el patio de armas. Todos entre sí, menos uno…uno de ellos jamás participaba en esas batallas familiares que como vencedoras eran las chicas, Synnove y Fiolett.
Repartí todas las bandejas, menos una, a él me tenían dicho que le sirviera el último. Hasta en ese detalle, él no tenía privilegio alguno pero eso no quitaba que fuese con él un poco más generosa. Siempre echaba más comida en su plato y más bebida. Sonreí antes de llamar a la puerta, esperé que me dieran paso y entré como cada día. En la bandeja no solo estaba lo dispuesto para comer, una flor fresca, una rosa tan blanca como la nieve que aún conservaba las gotas del rocío de la mañana.
-Señor, su desayuno -dejé caer los terrones de azúcar en el café, abrí el panecillo y unté mantequilla en él, un toque de mermelada en el centro y la flor, a un lado de la bandeja -Ya puede usar el patio de armas, ya lo dejaron libre -recogí la ropa para ser lavada, mientras tarareaba por lo bajo, era inevitable estar de buen humor cuando me encontraba allí con ellos… en esa habitación sabía estaba a salvo -¿Puedo serviros en algo más? -al no oír respuesta, desvié mi oscura mirada hacia la cama, estaba allí pero no respondía, apenas se había movido desde que entré… no, no se movió ni un ápice.
Solté la ropa, dejándola caer en el suelo y en un par de zancadas me acerqué al borde de la cama, destapándolo. Le tomé de los hombros, zarandeándolo un tanto, ese hombre podía conmigo… no era la primera vez me asustaba de esa manera, dormía como un auténtico tronco -Señor… -y él…siempre me hacía olvidar el protocolo, al menos en esos momentos de pánico. Tomé la jarra de la mesita, la dispuesta para asearse a la mañana. Llené el vaso y se lo eché en la cara, esperando así que despertase. Me eché a reír por su reacción, inclinándome lo suficiente para que solo él me oyese, nuestra confianza era más cercana que con los otros miembros de la casa -Dritt, deberías levantarte. Ya me gustaría dormir durante toda la mañana pero hay cosas qué hacer. Siento lo del agua pero me asustaste…ah y… -sonriendo, me acerqué a él un tanto más para susurrarle como si fuese un secreto -Para ti, dos panecillos, los más grandes. Y la primera rosa de la primavera ¡hace un día espléndido! -me sonrojé ligeramente, mirándole a los ojos por un segundo, apartando la mirada…pues me estaba prohibido hacer tal cosa.
Éramos amigos, nos criamos juntos y se me olvidaba… con él no era lo mismo ni yo me comportaba como debía.
-Vas a tener que venir conmigo al mercado. Niels siempre desaparece cuando lo necesito… pero si no puedes, se lo diré al señor Cannif o… me gustaría que fueses tú, así que levántate -aparté la sabana, dormía desnudo… no me sorprendió tal cosa pero inevitablemente…me sonrojé.
Solo tú tienes la llave para abrir el cajón de tu propia felicidad.
El sol me había sorprendido sacando los bollos del horno de piedra, los favoritos de la familia. Siempre, los remataba con mi toque especial: una mezcla de azúcar y canela que le daban un toque delicioso. El café acababa de hacerse cuando una el tintineo de una de las campanitas de la cocina me avisó de que sirviera el desayuno un día más. Antes de colocar el desayuno en las bandejas de plata, tan resplandecientes como espejos, me miré en una de ellas pues mi apariencia era muy importante.
Aparté de mi rostro un par de mechones y coloqué lo de todos los días, a cada bandeja lo que degustaba la familia , ninguna bandeja era igual pero en todas…mis famosos panes. Podía oír a medida que me encaminaba hacia el salón por el pasillo… las voces de los hijos de los Cannif, como siempre, se encontraban entrenando a capa y espada en el patio de armas. Todos entre sí, menos uno…uno de ellos jamás participaba en esas batallas familiares que como vencedoras eran las chicas, Synnove y Fiolett.
Repartí todas las bandejas, menos una, a él me tenían dicho que le sirviera el último. Hasta en ese detalle, él no tenía privilegio alguno pero eso no quitaba que fuese con él un poco más generosa. Siempre echaba más comida en su plato y más bebida. Sonreí antes de llamar a la puerta, esperé que me dieran paso y entré como cada día. En la bandeja no solo estaba lo dispuesto para comer, una flor fresca, una rosa tan blanca como la nieve que aún conservaba las gotas del rocío de la mañana.
-Señor, su desayuno -dejé caer los terrones de azúcar en el café, abrí el panecillo y unté mantequilla en él, un toque de mermelada en el centro y la flor, a un lado de la bandeja -Ya puede usar el patio de armas, ya lo dejaron libre -recogí la ropa para ser lavada, mientras tarareaba por lo bajo, era inevitable estar de buen humor cuando me encontraba allí con ellos… en esa habitación sabía estaba a salvo -¿Puedo serviros en algo más? -al no oír respuesta, desvié mi oscura mirada hacia la cama, estaba allí pero no respondía, apenas se había movido desde que entré… no, no se movió ni un ápice.
Solté la ropa, dejándola caer en el suelo y en un par de zancadas me acerqué al borde de la cama, destapándolo. Le tomé de los hombros, zarandeándolo un tanto, ese hombre podía conmigo… no era la primera vez me asustaba de esa manera, dormía como un auténtico tronco -Señor… -y él…siempre me hacía olvidar el protocolo, al menos en esos momentos de pánico. Tomé la jarra de la mesita, la dispuesta para asearse a la mañana. Llené el vaso y se lo eché en la cara, esperando así que despertase. Me eché a reír por su reacción, inclinándome lo suficiente para que solo él me oyese, nuestra confianza era más cercana que con los otros miembros de la casa -Dritt, deberías levantarte. Ya me gustaría dormir durante toda la mañana pero hay cosas qué hacer. Siento lo del agua pero me asustaste…ah y… -sonriendo, me acerqué a él un tanto más para susurrarle como si fuese un secreto -Para ti, dos panecillos, los más grandes. Y la primera rosa de la primavera ¡hace un día espléndido! -me sonrojé ligeramente, mirándole a los ojos por un segundo, apartando la mirada…pues me estaba prohibido hacer tal cosa.
Éramos amigos, nos criamos juntos y se me olvidaba… con él no era lo mismo ni yo me comportaba como debía.
-Vas a tener que venir conmigo al mercado. Niels siempre desaparece cuando lo necesito… pero si no puedes, se lo diré al señor Cannif o… me gustaría que fueses tú, así que levántate -aparté la sabana, dormía desnudo… no me sorprendió tal cosa pero inevitablemente…me sonrojé.
Soleil- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Un escalofrío me recorrió de la cabeza a los pies cuando Dritt me tomó de los brazos, zarandeándome insistente y preso de rabia, preguntándome quién había sido. No lo sabía, solo conocía su olor corporal y su risa, una que no olvidaría en mi vida. No conocía su rostro, menos su nombre. Mi estado de embriaguez terminó por turbarme la visión y tampoco quise ver quien tomaba lo que no le pertenecía, lo que tanto atesoré para entregarlo a la persona que lo mereciese. Cerré los ojos cansada, solo quería dormir y comenzar a olvidar. Después de esto nada, ni yo misma... sería la misma.
-No sé quién fue... no veía bien. Decidí alejarme del grupo, bebí demasiado y quise volver. Fue cerca de la plaza pero no sé quien ...-giré el rostro, le estaba fallando y lo sabía -No lo sé... pero no fue Sam -aseguré mientras la señora intentaba calmar a su hijo quien no podía estar más furioso por segundos, verme derrotada y vencida, le llevó por el camino de la ira más absoluta -¡No te lo privo! Busca al culpable, hazle pagar pero no ha sido el criado, ha venido con el grupo mucho antes de que Soleil viniese . No se lo merece, ella no y yo misma hundiré el acero en su corazón cuando sepa quién es. Ve y encuentrále, le cortas lo que tiene de hombre para que no vuelva a hacerlo nunca más. Pero cálmate, mantén la calma y medita bien cómo realizar tu venganza, la ira te puede jugar una mala pasada.. no puede ganar dos veces -
jamás oí a la señora hablarle así a su hijo y a su marido, pasó por lo mismo y sabía que siempre se arrepintió de no haberse quedado al lado del señor Cannif, contándole la verdad y sufrir las consecuencias. La voz de Drittsek me martilleaba la cabeza, quería saberlo...estar segura pero no podía recordar quién fue, solo el color del cabello y una cicatriz que a duras penas podía identificar.
-Cabello largo y claro, cicatriz en la mejilla izquierda...una cruz que ocupa casi toda la mejilla y...no recuerdo más, su risa... pero hasta que no la oiga no...Dritt, deja de gritar, por favor... sé que...-enmudecí, verle exasperado y completamente enfurecido, fuera de sí. Con ayuda de la señora me puse en pie y me dirigí hacia él, el señor Cannif tenía razón pero si no recordaba quien era hasta estar completamente segura sería condenar a un inocente -No lo recuerdo con exactitud -no dejaba de sangrar, me había desgarrado, intenté cerrar las piernas para no manchar el suelo...esa era mi preocupación pues mi trabajo ante todo.
Me dolía horrores todo el cuerpo...pero más el corazón. Negué con la cabeza para que la señora me dejase sola, necesitaba tranquilizarme y no pensar. Busqué con la mirada a Dritt, le dije demasiado en silencio. Lo necesitaba más que nunca, alargué la mano para enredarla en su cabello como hacía siempre, mi sonrisa de súplica lo arrastraba hacia mí y al mismo tiempo deseaba que se alejase...
-No soy nadie para decirle esto señor Cannif pero... se parece más a usted que nadie -la señora sonrió, quizás no debí decir nada pero así lo sentí...en cuanto crucé la puerta y oí sus pasos tras de mí volví a temblar, el acto no dejaba de repetirse una y otra vez -Dritt -murmuré apenas en un susurro, tomando su mano y tirar de él para que me acompañase, él era el único que podía calmarme -Le llamaron general, lo celebraron por haberme violado... no sé quién es -cerré los ojos , más para no desfallecer y sin pensar, rodeé su cintura con mis brazos, apoyando mi mejilla en su pecho...el latir de su corazón me calmó -Mi honor quedará intacto... lo sé -me aferré a él sin querer soltarle...solo lo quería conmigo -No quiero manchar el suelo de sangre... deja que me cure.. me dé un baño y... no tienes que venir - pero lo cierto es que deseaba más que nada él me calmase entre sus brazos.
-No sé quién fue... no veía bien. Decidí alejarme del grupo, bebí demasiado y quise volver. Fue cerca de la plaza pero no sé quien ...-giré el rostro, le estaba fallando y lo sabía -No lo sé... pero no fue Sam -aseguré mientras la señora intentaba calmar a su hijo quien no podía estar más furioso por segundos, verme derrotada y vencida, le llevó por el camino de la ira más absoluta -¡No te lo privo! Busca al culpable, hazle pagar pero no ha sido el criado, ha venido con el grupo mucho antes de que Soleil viniese . No se lo merece, ella no y yo misma hundiré el acero en su corazón cuando sepa quién es. Ve y encuentrále, le cortas lo que tiene de hombre para que no vuelva a hacerlo nunca más. Pero cálmate, mantén la calma y medita bien cómo realizar tu venganza, la ira te puede jugar una mala pasada.. no puede ganar dos veces -
jamás oí a la señora hablarle así a su hijo y a su marido, pasó por lo mismo y sabía que siempre se arrepintió de no haberse quedado al lado del señor Cannif, contándole la verdad y sufrir las consecuencias. La voz de Drittsek me martilleaba la cabeza, quería saberlo...estar segura pero no podía recordar quién fue, solo el color del cabello y una cicatriz que a duras penas podía identificar.
-Cabello largo y claro, cicatriz en la mejilla izquierda...una cruz que ocupa casi toda la mejilla y...no recuerdo más, su risa... pero hasta que no la oiga no...Dritt, deja de gritar, por favor... sé que...-enmudecí, verle exasperado y completamente enfurecido, fuera de sí. Con ayuda de la señora me puse en pie y me dirigí hacia él, el señor Cannif tenía razón pero si no recordaba quien era hasta estar completamente segura sería condenar a un inocente -No lo recuerdo con exactitud -no dejaba de sangrar, me había desgarrado, intenté cerrar las piernas para no manchar el suelo...esa era mi preocupación pues mi trabajo ante todo.
Me dolía horrores todo el cuerpo...pero más el corazón. Negué con la cabeza para que la señora me dejase sola, necesitaba tranquilizarme y no pensar. Busqué con la mirada a Dritt, le dije demasiado en silencio. Lo necesitaba más que nunca, alargué la mano para enredarla en su cabello como hacía siempre, mi sonrisa de súplica lo arrastraba hacia mí y al mismo tiempo deseaba que se alejase...
-No soy nadie para decirle esto señor Cannif pero... se parece más a usted que nadie -la señora sonrió, quizás no debí decir nada pero así lo sentí...en cuanto crucé la puerta y oí sus pasos tras de mí volví a temblar, el acto no dejaba de repetirse una y otra vez -Dritt -murmuré apenas en un susurro, tomando su mano y tirar de él para que me acompañase, él era el único que podía calmarme -Le llamaron general, lo celebraron por haberme violado... no sé quién es -cerré los ojos , más para no desfallecer y sin pensar, rodeé su cintura con mis brazos, apoyando mi mejilla en su pecho...el latir de su corazón me calmó -Mi honor quedará intacto... lo sé -me aferré a él sin querer soltarle...solo lo quería conmigo -No quiero manchar el suelo de sangre... deja que me cure.. me dé un baño y... no tienes que venir - pero lo cierto es que deseaba más que nada él me calmase entre sus brazos.
Soleil- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
No se en que momento dejé de escuchar las voces de todos los allí presentes, solo se que ataba los cabos, las pistas que Soleil me daba y que se repetían una y otra vez en mi cabeza.
Generales, rubios y con una cicatriz en la mejilla, eso era suficiente para dar con el hijo de puta que le hizo esto.
Creía saber quien era, la descripción concordaba con la Warher “el destructor” un tipo de gran envergadura que comandaba uno de los ejércitos de tierra de padre.
Su reputación precedía su nombre, era una bestia parda, y mis ojos buscaron los de padre con una ladeada sonrisa que lo dijo todo y a su vez nada.
Madre fruncía el ceño por eso que ambos callábamos, ella no estaba familiarizada con los guerreros de padre, así que no tenia idea de a lo que me enfrentaría y algo me decía que padre no iba a decírselo tampoco.
Alcé en brazos a Soleil ahora mas tranquilo, el olor a venganza inundaba mi espíritu.
Caminé con ella entre mis brazos, tenia razón, no era el momento de discutir, si no de reponerse y la ayudaría a ello, una vez se durmiera, buscaría mi objetivo.
De una patada abrí su habitación, caminé hacia le baño dejando que el agua llenara lenta la tina mientras acariciaba en silencio su espalda.
-Tenias que haber venido conmigo, nunca te hubiera pasado esto -le dije sin poder guardarme dentro lo que pensaba -no debí haberte dejado con el inútil del criado.
La paliza que le había dado la merecía de buen grado, puede que él no la hubiera violado, pero sin duda había propiciado la situación para que eso sucediera.
Mis dedos lentos empezaron a desabrochar la camisola que cubría su cuerpo, mis ojos bailaban de sus pardos a su boca, no podía evitar sentir esa atracción que me consumía como una vela y si bien era cierto que ahora no era el momento...mi nariz, rozó la ajena y mi aliento calcino con su falta de aire la boca de la mulata.
Deslicé con mis dedos la camisa por sus hombros que calló sobre el embaldosado, desnuda sobre mi regazo nos contemplamos un instante en le que nuestras frentes acortaron toda distancia posible.
-Tenias que haber venido conmigo -repetí como un autómata con la voz ronca por el deseo.
La ayude a alzarse y así, despacio se introdujo en la tina manchandola de ríos escarlata, mi mano se paseó por su cuerpo despacio hasta sumergirla en busca de la esponja con la que moje estrujándola su piel.
Nuestras miradas seguían ancladas, como un barco que solo el faro puede guiarlo a puerto, mis dedos se deslizaron tibios por su mejilla, sus labios y tiré del inferior arrastrándolo sutilmente con al yema de mi dedo.
-Antes de que caiga la noche tu honor quedará intacto -aseguré- pediré a una de las criadas que te traiga una infusión de hierbas para purgar su simiente.
Generales, rubios y con una cicatriz en la mejilla, eso era suficiente para dar con el hijo de puta que le hizo esto.
Creía saber quien era, la descripción concordaba con la Warher “el destructor” un tipo de gran envergadura que comandaba uno de los ejércitos de tierra de padre.
Su reputación precedía su nombre, era una bestia parda, y mis ojos buscaron los de padre con una ladeada sonrisa que lo dijo todo y a su vez nada.
Madre fruncía el ceño por eso que ambos callábamos, ella no estaba familiarizada con los guerreros de padre, así que no tenia idea de a lo que me enfrentaría y algo me decía que padre no iba a decírselo tampoco.
Alcé en brazos a Soleil ahora mas tranquilo, el olor a venganza inundaba mi espíritu.
Caminé con ella entre mis brazos, tenia razón, no era el momento de discutir, si no de reponerse y la ayudaría a ello, una vez se durmiera, buscaría mi objetivo.
De una patada abrí su habitación, caminé hacia le baño dejando que el agua llenara lenta la tina mientras acariciaba en silencio su espalda.
-Tenias que haber venido conmigo, nunca te hubiera pasado esto -le dije sin poder guardarme dentro lo que pensaba -no debí haberte dejado con el inútil del criado.
La paliza que le había dado la merecía de buen grado, puede que él no la hubiera violado, pero sin duda había propiciado la situación para que eso sucediera.
Mis dedos lentos empezaron a desabrochar la camisola que cubría su cuerpo, mis ojos bailaban de sus pardos a su boca, no podía evitar sentir esa atracción que me consumía como una vela y si bien era cierto que ahora no era el momento...mi nariz, rozó la ajena y mi aliento calcino con su falta de aire la boca de la mulata.
Deslicé con mis dedos la camisa por sus hombros que calló sobre el embaldosado, desnuda sobre mi regazo nos contemplamos un instante en le que nuestras frentes acortaron toda distancia posible.
-Tenias que haber venido conmigo -repetí como un autómata con la voz ronca por el deseo.
La ayude a alzarse y así, despacio se introdujo en la tina manchandola de ríos escarlata, mi mano se paseó por su cuerpo despacio hasta sumergirla en busca de la esponja con la que moje estrujándola su piel.
Nuestras miradas seguían ancladas, como un barco que solo el faro puede guiarlo a puerto, mis dedos se deslizaron tibios por su mejilla, sus labios y tiré del inferior arrastrándolo sutilmente con al yema de mi dedo.
-Antes de que caiga la noche tu honor quedará intacto -aseguré- pediré a una de las criadas que te traiga una infusión de hierbas para purgar su simiente.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
De todos los guerreros, aquel que lo hizo, tenía un gran prestigio pues le oí llamarle “mi general”. Alguien a quien no le importó otra cosa que marcarme un punto de mi vida para siempre. Iba a ser una gran noche, salí por primera vez con mis compañeros, empezaría de cero y me olvidaría de ciertas cosas que eme estaban consumiendo.
Y aún así, no perdí la calma, seguí siendo yo misma. Parecía como si no hubiese ocurrido nada, así quise que fuese, me viesen pese a todo bien. Esa noche perdí más que mi virtud, tuve la oportunidad de pasarla a su lado y lo rechacé para no hacerme más daño. Otro se llevó lo que iba a pertenecer a esa persona que me importaha más que nada pero eso...ya no podría ser nunca. Perdí mucho a esa noche aunque ¿cómo iba a perder lo que nunca ha sido mío?
Me dejé llevar entre sus brazos como una muñeca rota, mi nariz se perdió en su cuello en donde descubrí otros olores que no le pertenecían. Escogimos anoche caminos diferentes, le arrojé a los brazos de otra. Me encogí en mí misma cuando comenzó a quitarme el vestido. Habíamos estado desnudos muchas veces ante el otro pero esta vez no era lo mismo. Cerré los ojos cuando nuestras narices se rozaron, dejé un pequeño beso en la comisura de sus labios. Tenerlo cerca siempre me había cortado la respiración. Sonreí por sus palabras, ambos sabíamos que de haber sido así... a saber qué hubiese ocurrido.
-¿Y si me hubiese ido contigo? -murmuré sin apenas fuerzas, mis ojos se perdían en sus labios, incapaces de mirarle a los ojos. Mi piel se erizó al desnudarme, estaba desnuda ante él, notaba sus ojos bailar por mi piel al igual que sus manos con un tacto que me conmovió, arrancándome un suspiro, un sollozo seguido de su nombre -No quise ir, te hubieses arrepentido...al tener que despedirme al día siguiente y es incómodo, lo dijiste - suspiré de alivió al sentir el agua recorrer mi piel, desechando los restos de aquel maldito hombre, mis dedos se anclaron en sus brazos...dedicándole una caricia silenciosa hasta que cada brazo quedó a un lado de mi cuerpo.
Me quemaba su tacto, no podía dejar de mirarlo y sentirlo ni un segundo. Avergonzada, bajé la mirada...me había pasado lo mismo que a mi madre. Y él... no tenía que arriesgar su vida por mi honor, yo era una criada.
-Me tomaré las hierbas -me giré en la bañera para quedar de lado, apoyando mi mejilla en uno de sus brazos situado al borde de la bañera, la otra mano.. tembló al peinar su cabello despacio, me deleité en acariciar mis dedos su rostro y sonreí presa de la tristeza y la frustración -Cuando me tome la infusión no quedará nada de él y... - terminé con la frente apoyada en el borde, lo que iba a pedirle quizás no era lo correcto, no lo deseaba pero odiaba verme tan derrotada ante él -No quiero que vayas a buscar a nadie, cuando descanse y coma algo estaré mejor.. forma parte de mi trabajo ¿no? Soy una criada, Dritt, no una señorita como tus hermanas. Mi honor da igual y odio que me mires de esa manera, no quiero infundir en ti lastima -porque no podía ser otra cosa, me separé de él, el olor de otra mujer me inundó los sentidos, me hizo daño y no pude disimularlo - ¿Por qué viniste a mi habitación? Debiste quedarte al lado de con quien pasaste la noche. Quiero estar sola... será mejor que te marches -
Y aún así, no perdí la calma, seguí siendo yo misma. Parecía como si no hubiese ocurrido nada, así quise que fuese, me viesen pese a todo bien. Esa noche perdí más que mi virtud, tuve la oportunidad de pasarla a su lado y lo rechacé para no hacerme más daño. Otro se llevó lo que iba a pertenecer a esa persona que me importaha más que nada pero eso...ya no podría ser nunca. Perdí mucho a esa noche aunque ¿cómo iba a perder lo que nunca ha sido mío?
Me dejé llevar entre sus brazos como una muñeca rota, mi nariz se perdió en su cuello en donde descubrí otros olores que no le pertenecían. Escogimos anoche caminos diferentes, le arrojé a los brazos de otra. Me encogí en mí misma cuando comenzó a quitarme el vestido. Habíamos estado desnudos muchas veces ante el otro pero esta vez no era lo mismo. Cerré los ojos cuando nuestras narices se rozaron, dejé un pequeño beso en la comisura de sus labios. Tenerlo cerca siempre me había cortado la respiración. Sonreí por sus palabras, ambos sabíamos que de haber sido así... a saber qué hubiese ocurrido.
-¿Y si me hubiese ido contigo? -murmuré sin apenas fuerzas, mis ojos se perdían en sus labios, incapaces de mirarle a los ojos. Mi piel se erizó al desnudarme, estaba desnuda ante él, notaba sus ojos bailar por mi piel al igual que sus manos con un tacto que me conmovió, arrancándome un suspiro, un sollozo seguido de su nombre -No quise ir, te hubieses arrepentido...al tener que despedirme al día siguiente y es incómodo, lo dijiste - suspiré de alivió al sentir el agua recorrer mi piel, desechando los restos de aquel maldito hombre, mis dedos se anclaron en sus brazos...dedicándole una caricia silenciosa hasta que cada brazo quedó a un lado de mi cuerpo.
Me quemaba su tacto, no podía dejar de mirarlo y sentirlo ni un segundo. Avergonzada, bajé la mirada...me había pasado lo mismo que a mi madre. Y él... no tenía que arriesgar su vida por mi honor, yo era una criada.
-Me tomaré las hierbas -me giré en la bañera para quedar de lado, apoyando mi mejilla en uno de sus brazos situado al borde de la bañera, la otra mano.. tembló al peinar su cabello despacio, me deleité en acariciar mis dedos su rostro y sonreí presa de la tristeza y la frustración -Cuando me tome la infusión no quedará nada de él y... - terminé con la frente apoyada en el borde, lo que iba a pedirle quizás no era lo correcto, no lo deseaba pero odiaba verme tan derrotada ante él -No quiero que vayas a buscar a nadie, cuando descanse y coma algo estaré mejor.. forma parte de mi trabajo ¿no? Soy una criada, Dritt, no una señorita como tus hermanas. Mi honor da igual y odio que me mires de esa manera, no quiero infundir en ti lastima -porque no podía ser otra cosa, me separé de él, el olor de otra mujer me inundó los sentidos, me hizo daño y no pude disimularlo - ¿Por qué viniste a mi habitación? Debiste quedarte al lado de con quien pasaste la noche. Quiero estar sola... será mejor que te marches -
Soleil- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
“-¿Y si me hubiese ido contigo? “ preguntó con la mirada fija en mis pardos.
No era adivino, quizás no hubiera pasado nada como otras tantas noches en los que por un o por el otro nos habíamos frenado o quizás hubiéramos amanecido desnudos sobre mi lecho, eso solo las oráculos podían predecirlo.
Lo que si sabia es que de haberse ido conmigo a beber a mi habitación, ni el aire hubiera podido hacerle daño.
“-No quise ir, te hubieses arrepentido...al tener que despedirme al día siguiente y es incómodo, lo dijiste “ Negué con la cabeza, utilizaba contra mi mis propias palabras y no era justo.
No era el único hombre que mantenía relaciones sexuales con mujeres, no era un eunuco y hasta la fecha ser un bastardo no me privaba de los placeres carnales que en el norte se disfrutaban.
Era cierto que no traía mujeres a mi habitación, no existía necesidad, porque yo no dormía con las mujeres que me follaba, era sexo, acabado el desahogo cada uno seguía su marcha.
¿Que crimen había en eso cuando sendas partes estábamos de acuerdo en eso?
No prometía una relación, solo un momento de diversión...
-Sabes perfectamente que contigo no seria así...pero no estoy preparado para una relación estable, un compromiso, no todavía Soleil y pedirte que me esperes es una gilipollez.
Tengo que darme un nombre, el de bastardo no es algo que quiera arrastre mi mujer y menos aun mi descendencia ¿lo entiendes?
La esponja seguía recorriendo cada tramó de su piel, mi barbilla en su brazo, nos mirábamos despacio.
“Me tomaré las hierbas “ asentí contemplando sus pardos. No iba a decir mas al respecto. Madre no lo hizo, no la juzgaba, gracias a eso estaba en este mundo, peor admito que entendía también a padre..quizás si hubieran hablado ,si le hubiera contado la verdad...
“-No quiero que vayas a buscar a nadie, cuando descanse y coma algo estaré mejor.. forma parte de mi trabajo ¿no? Soy una criada, Dritt, no una señorita como tus hermanas. Mi honor da igual y odio que me mires de esa manera, no quiero infundir en ti lastima “
Eso si que me plagó de ira, creía que estaba claro que iba a hacerlo, creía que entendía mis malditos motivos.
Me alcé de su lado bufando, trataba de aplacar mi ira, pero.. ¿en que demonios pensaban las malditas mujeres parisinas?
-Lo voy a matar -dije con la voz ronca, tan gutural que escapaba de mis entrañas -lo traeré arrastras al patio de armas y ahí voy a desafiarlo para limpiar tu honor frente a todos los demás presentes, lo mataré -rugí.
No iba a consentir que ese crimen se quedara sin venganza, no estaba dispuesto a dejarlo estar como ella me pedía.
“¿Por qué viniste a mi habitación? Debiste quedarte al lado de con quien pasaste la noche. Quiero estar sola... será mejor que te marches - “
Ya estaba otra vez con lo mismo, joder..que solo era sexo, yo no pasaba la noche con las personas con las que follaba.
-No paso la noche con las mujeres a las que me follo, no hay sentimientos, solo pura diversión, excitación...
No era adivino, quizás no hubiera pasado nada como otras tantas noches en los que por un o por el otro nos habíamos frenado o quizás hubiéramos amanecido desnudos sobre mi lecho, eso solo las oráculos podían predecirlo.
Lo que si sabia es que de haberse ido conmigo a beber a mi habitación, ni el aire hubiera podido hacerle daño.
“-No quise ir, te hubieses arrepentido...al tener que despedirme al día siguiente y es incómodo, lo dijiste “ Negué con la cabeza, utilizaba contra mi mis propias palabras y no era justo.
No era el único hombre que mantenía relaciones sexuales con mujeres, no era un eunuco y hasta la fecha ser un bastardo no me privaba de los placeres carnales que en el norte se disfrutaban.
Era cierto que no traía mujeres a mi habitación, no existía necesidad, porque yo no dormía con las mujeres que me follaba, era sexo, acabado el desahogo cada uno seguía su marcha.
¿Que crimen había en eso cuando sendas partes estábamos de acuerdo en eso?
No prometía una relación, solo un momento de diversión...
-Sabes perfectamente que contigo no seria así...pero no estoy preparado para una relación estable, un compromiso, no todavía Soleil y pedirte que me esperes es una gilipollez.
Tengo que darme un nombre, el de bastardo no es algo que quiera arrastre mi mujer y menos aun mi descendencia ¿lo entiendes?
La esponja seguía recorriendo cada tramó de su piel, mi barbilla en su brazo, nos mirábamos despacio.
“Me tomaré las hierbas “ asentí contemplando sus pardos. No iba a decir mas al respecto. Madre no lo hizo, no la juzgaba, gracias a eso estaba en este mundo, peor admito que entendía también a padre..quizás si hubieran hablado ,si le hubiera contado la verdad...
“-No quiero que vayas a buscar a nadie, cuando descanse y coma algo estaré mejor.. forma parte de mi trabajo ¿no? Soy una criada, Dritt, no una señorita como tus hermanas. Mi honor da igual y odio que me mires de esa manera, no quiero infundir en ti lastima “
Eso si que me plagó de ira, creía que estaba claro que iba a hacerlo, creía que entendía mis malditos motivos.
Me alcé de su lado bufando, trataba de aplacar mi ira, pero.. ¿en que demonios pensaban las malditas mujeres parisinas?
-Lo voy a matar -dije con la voz ronca, tan gutural que escapaba de mis entrañas -lo traeré arrastras al patio de armas y ahí voy a desafiarlo para limpiar tu honor frente a todos los demás presentes, lo mataré -rugí.
No iba a consentir que ese crimen se quedara sin venganza, no estaba dispuesto a dejarlo estar como ella me pedía.
“¿Por qué viniste a mi habitación? Debiste quedarte al lado de con quien pasaste la noche. Quiero estar sola... será mejor que te marches - “
Ya estaba otra vez con lo mismo, joder..que solo era sexo, yo no pasaba la noche con las personas con las que follaba.
-No paso la noche con las mujeres a las que me follo, no hay sentimientos, solo pura diversión, excitación...
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Y no tardaron en llegar esas palabras “no estoy preparado para una relación”, no le pedí nada...nunca lo hice. Es más, estaba segura que en cuanto tuviese un nombre y apellido, escogería a su antojo a aquella con la que pasaría el resto de su vida. Y siempre supe que no era yo. Asentí con una breve sonrisa, más que él deseaba que fuese reconocido, dejar de ser un don nadie porque para mí era uno de los mejores guerreros con lo que podía contar el ejército que dirigía el señor Cannif, su padre...tenía y debía serlo, eran tan iguales. Pero ¿quien iba a tener en cuenta lo que pensase una criada?
-No merece menos, una muerte dolorosa y agonizante. No quiero que te pase nada, aunque sé que en cuanto lo mires a los ojos será sentenciado a muerte -encogí mis piernas, el muy hijo de perra me había desgarrado, la señora había llamado a su médico particular para que me curase. -Y no te he pedido nada. Jamás lo he hecho, no en ese sentido. He estado ahí para ti siempre, te he apoyado y he creído en ti pero...nunca te he propuesto más. Y … quiero dejar de hablar de esto, me siento cansada...me siento sucia -
Me levanté como pude de la bañera, apoyándome en el borde. Que él me viese desnuda no era problema, ya me vio muchas veces y aún así, me abracé tapándome hasta que enredé una toalla por mi cuerpo. No dije nada sobre su opinión con las mujeres.
-¿Diversión? Para mí el sexo no es divertido, no lo fue. Fue la peor experiencia de mi vida. ¿Sabes lo que es que te aplasten sin poder mover ni un músculo y entren en ti con fuerza y sin miramientos? Solo para saciar su sed, daba igual mis gritos ahogados en la palma de su mano. ¿Excitación? -me eché a reír, él no me conoció así pero aquello cambió parte de la Soleil a la que estaba acostumbrado -Por mí como si a ese malnacido le cortan la cabeza y cae en su propio plato del postre. Por mucho honor que limpies, voy a ser la esclava que violaron. La “esclava Cannif” como muchos me llaman -
Me odiaba tanto a mí misma. Si hubiese sido una guerrera o una señorita como Valeria o Fiolett... todo sería lo mismo. Me di cuenta, su piel más clara que la mía ¿quién iba a desear un hijo de alguien de color? Salí de la bañera, caminé hasta él y tomé su mano, estaba temblando. El general sería buscado y capturado, era un hecho pero ¿por violar a una esclava? Mi vida no valía nada, fuese de los Cannif o no.
-No manches tu nombre por alguien que no vale nada. Dritt. Eres un Cannif. ¡LO ERES! -grité presa de la rabia, estaba cansada de oír que era un bastardo cuando la señora me aseguró que siempre tuvo esa duda...-Cuando cumplas tu misión, serás reconocido, pediré que así sea y así... podrás tener tu apellido. Deseo que lo tengas, más que nada en el mundo y cuando así sea... seré tu criada. No Soleil, seré una más del servicio. Cuando...des caza a ese hombre, mírale a los ojos y recuerda esto: no dejé de susurrar tu nombre -le solté, necesitaba descansar. Él se iría... aquello acababa de comenzar.
Y aquel hombre, no era cualquier vikingo. Guerrero reconocido. Victorias ganadas a sus espaldas, una presa difícil y ...acababa de lanzarle a los los lobos. Creía en él, solo esperaba que no fuese apresado, herido de gravedad o lo peor... la muerte.
-No puedo dormir... -gimoteé, en la cama, desnuda...dejando caer la toalla a un lado, esperando que la puerta se cerrase -Solo por esta noche...¿te quedarás?
-No merece menos, una muerte dolorosa y agonizante. No quiero que te pase nada, aunque sé que en cuanto lo mires a los ojos será sentenciado a muerte -encogí mis piernas, el muy hijo de perra me había desgarrado, la señora había llamado a su médico particular para que me curase. -Y no te he pedido nada. Jamás lo he hecho, no en ese sentido. He estado ahí para ti siempre, te he apoyado y he creído en ti pero...nunca te he propuesto más. Y … quiero dejar de hablar de esto, me siento cansada...me siento sucia -
Me levanté como pude de la bañera, apoyándome en el borde. Que él me viese desnuda no era problema, ya me vio muchas veces y aún así, me abracé tapándome hasta que enredé una toalla por mi cuerpo. No dije nada sobre su opinión con las mujeres.
-¿Diversión? Para mí el sexo no es divertido, no lo fue. Fue la peor experiencia de mi vida. ¿Sabes lo que es que te aplasten sin poder mover ni un músculo y entren en ti con fuerza y sin miramientos? Solo para saciar su sed, daba igual mis gritos ahogados en la palma de su mano. ¿Excitación? -me eché a reír, él no me conoció así pero aquello cambió parte de la Soleil a la que estaba acostumbrado -Por mí como si a ese malnacido le cortan la cabeza y cae en su propio plato del postre. Por mucho honor que limpies, voy a ser la esclava que violaron. La “esclava Cannif” como muchos me llaman -
Me odiaba tanto a mí misma. Si hubiese sido una guerrera o una señorita como Valeria o Fiolett... todo sería lo mismo. Me di cuenta, su piel más clara que la mía ¿quién iba a desear un hijo de alguien de color? Salí de la bañera, caminé hasta él y tomé su mano, estaba temblando. El general sería buscado y capturado, era un hecho pero ¿por violar a una esclava? Mi vida no valía nada, fuese de los Cannif o no.
-No manches tu nombre por alguien que no vale nada. Dritt. Eres un Cannif. ¡LO ERES! -grité presa de la rabia, estaba cansada de oír que era un bastardo cuando la señora me aseguró que siempre tuvo esa duda...-Cuando cumplas tu misión, serás reconocido, pediré que así sea y así... podrás tener tu apellido. Deseo que lo tengas, más que nada en el mundo y cuando así sea... seré tu criada. No Soleil, seré una más del servicio. Cuando...des caza a ese hombre, mírale a los ojos y recuerda esto: no dejé de susurrar tu nombre -le solté, necesitaba descansar. Él se iría... aquello acababa de comenzar.
Y aquel hombre, no era cualquier vikingo. Guerrero reconocido. Victorias ganadas a sus espaldas, una presa difícil y ...acababa de lanzarle a los los lobos. Creía en él, solo esperaba que no fuese apresado, herido de gravedad o lo peor... la muerte.
-No puedo dormir... -gimoteé, en la cama, desnuda...dejando caer la toalla a un lado, esperando que la puerta se cerrase -Solo por esta noche...¿te quedarás?
Soleil- Humano Clase Media
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Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Soleil parecía agotada, no la culpaba, sus palabras eran la prueba de ese cansancio físico que narraba.
Me pidió que lo matara, pese a que hacia apenas unos minutos había rogado lo contrario.
Las mujeres eran una contradicción eterna, no sabia como podíamos salir cuerdos manteniendo una relación con una de ellas..
Aunque no pude evitar ladear la sonrisa, me gustaba, me gustaba su polaridad, su risa, su forma de molestarme incluso cuando hacia de niñero yendo tras de mi preocupada por si algo me pasaba.
Sabia que no me había pedido nada, era consciente de ello, pero es que yo ahora mismo no podía ofrecer nada...
No tenia apellido, no era un general como Ubbe o un guerrero como Niels cuya pronunciación simple de su nombre hacia temblar a los enemigos.
Llevaba la guerra grabada a fuego en mi piel, no solo por la gran cantidad de cicatrices que surcaban mi cuerpo relatando las gestas de las que había salido victorioso, si no también porque la fiereza era mi bandera, era un bárbaro, uno de los mejores guerreros que padre tenia en sus filas, solo que este parecía no darse cuenta de ello.
Soleil se cubrió para acercarse a mi posición, me aseguraba que algún día poseería una apellido, tierras y que ella seguiría siendo la esclava de los Cannif.
Se equivocaba, madre nunca la trató como una esclava, al igual que a mi jamas me trató como un bastardo, as sin duda eso eramos ambos.
Yo luchaba por un apellido y el día que lo tuviera la reclamaría como mía dándole esa libertad que merecía.
No era la primera esclava que se convertía en señora, ni seria la primera señora convertida en esclava.
Eso era lo bueno del norte, que el campo de batalla podía darte lo que otros te quitan y arrebatártelo todo, mandándote a Hel del mismo modo.
Se acostó en el lecho, tomaba mi mano suplicando que me quedara, pero no podía hacerlo, lo sabia ella, lo sabia yo, de eso eramos conscientes ambos.
-He de ir a buscarlo, he de retarlo a un duelo singular frente a todos los vikingos para limpiar tu honor.
Solo así quedará saldada la deuda, la sangre llama a la sangre, así es la ley del norte al que nos acogemos los vikingos.
Me acerqué depositando un beso en la mejilla con suavidad, una sonrisa al hundir mi cabeza en su cuello por un instante y antes de que pudiera detenerme atravesé el umbral de la puerta rumbo a mi destino.
Con los primeros rayos del laba y tras una noche de busqueda incansable el general del ejercito de tierra “ el destructor” y yo nos presentabamos ante nuestro señor, “mi padre” en el patio de armas.
Muchos los vikingos congregados.
Madre junto a padre contemplaba la escena en la que su hijo se batiría a muerte por el honor de una esclava.
El general clavo en el suelo su rodilla para dirigirse al conde.
-Mi señor, os soy fiel en cada batalla, mi aprecio por usted y su familia se remota hasta generaciones pasadas y si vos deseáis mi vida, tomarla.
No he cometido afrenta alguna, las esclavas son solo eso, la violación con respecto a ellas no es un delito, puede gustaros o no señor y alego en mi defensa la cantidad de alcohol ingerida, peor mi señor, somos bárbaros y esto pasa a diario con las esclavas que sirven en distintas haciendas.
No deseo batirme en duelo con Drittsekk, no por miedo, si no porque de hacerlo le arrebataré a vuestra mujer un hijo.
Mi padre guardó silencio clavando sus pardos ahora en los míos.
-Dritt ¿que tienes que responder a eso?
Ladeé la sonrisa emitiendo un rugido mientras mi bastarda salia mortal de la vaina silbando al viento.
Dispuesta a morder fue lanzada de forma salvaje contra el general que vista mi barbarie tomo escudo y espada para defenderse en este combate.
La parlamentacion había terminado, yo le había puesto final sin emitir palabra alguna.
Me pidió que lo matara, pese a que hacia apenas unos minutos había rogado lo contrario.
Las mujeres eran una contradicción eterna, no sabia como podíamos salir cuerdos manteniendo una relación con una de ellas..
Aunque no pude evitar ladear la sonrisa, me gustaba, me gustaba su polaridad, su risa, su forma de molestarme incluso cuando hacia de niñero yendo tras de mi preocupada por si algo me pasaba.
Sabia que no me había pedido nada, era consciente de ello, pero es que yo ahora mismo no podía ofrecer nada...
No tenia apellido, no era un general como Ubbe o un guerrero como Niels cuya pronunciación simple de su nombre hacia temblar a los enemigos.
Llevaba la guerra grabada a fuego en mi piel, no solo por la gran cantidad de cicatrices que surcaban mi cuerpo relatando las gestas de las que había salido victorioso, si no también porque la fiereza era mi bandera, era un bárbaro, uno de los mejores guerreros que padre tenia en sus filas, solo que este parecía no darse cuenta de ello.
Soleil se cubrió para acercarse a mi posición, me aseguraba que algún día poseería una apellido, tierras y que ella seguiría siendo la esclava de los Cannif.
Se equivocaba, madre nunca la trató como una esclava, al igual que a mi jamas me trató como un bastardo, as sin duda eso eramos ambos.
Yo luchaba por un apellido y el día que lo tuviera la reclamaría como mía dándole esa libertad que merecía.
No era la primera esclava que se convertía en señora, ni seria la primera señora convertida en esclava.
Eso era lo bueno del norte, que el campo de batalla podía darte lo que otros te quitan y arrebatártelo todo, mandándote a Hel del mismo modo.
Se acostó en el lecho, tomaba mi mano suplicando que me quedara, pero no podía hacerlo, lo sabia ella, lo sabia yo, de eso eramos conscientes ambos.
-He de ir a buscarlo, he de retarlo a un duelo singular frente a todos los vikingos para limpiar tu honor.
Solo así quedará saldada la deuda, la sangre llama a la sangre, así es la ley del norte al que nos acogemos los vikingos.
Me acerqué depositando un beso en la mejilla con suavidad, una sonrisa al hundir mi cabeza en su cuello por un instante y antes de que pudiera detenerme atravesé el umbral de la puerta rumbo a mi destino.
Con los primeros rayos del laba y tras una noche de busqueda incansable el general del ejercito de tierra “ el destructor” y yo nos presentabamos ante nuestro señor, “mi padre” en el patio de armas.
Muchos los vikingos congregados.
Madre junto a padre contemplaba la escena en la que su hijo se batiría a muerte por el honor de una esclava.
El general clavo en el suelo su rodilla para dirigirse al conde.
-Mi señor, os soy fiel en cada batalla, mi aprecio por usted y su familia se remota hasta generaciones pasadas y si vos deseáis mi vida, tomarla.
No he cometido afrenta alguna, las esclavas son solo eso, la violación con respecto a ellas no es un delito, puede gustaros o no señor y alego en mi defensa la cantidad de alcohol ingerida, peor mi señor, somos bárbaros y esto pasa a diario con las esclavas que sirven en distintas haciendas.
No deseo batirme en duelo con Drittsekk, no por miedo, si no porque de hacerlo le arrebataré a vuestra mujer un hijo.
Mi padre guardó silencio clavando sus pardos ahora en los míos.
-Dritt ¿que tienes que responder a eso?
Ladeé la sonrisa emitiendo un rugido mientras mi bastarda salia mortal de la vaina silbando al viento.
Dispuesta a morder fue lanzada de forma salvaje contra el general que vista mi barbarie tomo escudo y espada para defenderse en este combate.
La parlamentacion había terminado, yo le había puesto final sin emitir palabra alguna.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Los señores Cannif, nunca me trataron como una esclava. Era su criada pero ni me maltrataron físicamente y mucho menos se aprovecharon de mí en otro sentido. Fui educada por Valeria Cannif, junto a sus hijas, al ser mayores me enseñaron mucho. Lilie, más bien Valeska, por el gran parecido a su madre...me enseñó a ser elegante, ser yo misma mientras Fiolett, ser fuerte y valiente... no en la lucha sí en la vida. Ambas me enseñaron no tener miedo a nada ni a nadie y esta vez, iba a hacerlo. Demostrar que después de lo ocurrido, sería más fuerte que nunca e inquebrantable... ahora me encontraba rota, hecha pedazos pero los recogería y recompondría.
Cuando la puerta se cerró , mis ojos lo hicieron a la par. Iba a enfrentarse por mi honor, con uno de los mejores guerreros que estaban al servicio de los Cannif. Mi honor no valía nada para ellos, él luchaba a capa y espada por mí cuando para ese hombre solo fui un objeto al que usar. Y pensando en todo y en nada me quedé dormida tras tomarme la infusión de hierbas y me curasen. La señorita Valeska se encargó de ello en vez del médico, insistió en que fuese la magia quien me reparase. Gracias a ella me sentí mucho mejor y acompañada, cuando abrí los ojos seguía allí, me mostró una breve sonrisa.
-¿Qué es ese jaleo? -ella, se asomó por la ventana...el duelo cara a cara acababa de comenzar, el patio de armas estaba repleto y muchos guerreros se encontraban como espectadores, entre ellos...el señor Cannif. -Dritt..no -murmuré porque temí le pasara algo , la señorita me peinaba sin dejar de mirar la escena...oyendo unas palabras por parte de aquel hombre que a ninguna de las dos nos agradó en absoluto -Merece morir. Lo matará, vencerá y lo sabes. Tiene que limpiar tu honor, Soleil ¿o quieres que tu reputación sea una muy diferente? Para esos bárbaros las esclavas son solo objeto de tomar si lo desean y tú y yo sabemos para nosotros lo que sois, lo que representas...eres una más y para él... -señaló con la cabeza a Dritt, no la entendí pero por su sonrisa... -No. Sigue enamorado de la señorita esa -fruncí ligeramente el ceño, Lilie se echó a reír y me sonrojé... dije demasiado.
Ambos aceros se encontraron en un duelo a muerte. En esa batalla solo uno saldría vivo, recé mentalmente a todos los dioses para que la rabia y la ira no le jugasen una mala pasada . Lilie se encontraba especialmente tranquila, lo que me dio a pensar que como yo... pensaba que su hermano era mucho más fuerte de lo que imaginaban, lo tenían tan subestimado. Veía al general mirarle fijamente, apretando los dientes, deteniendo cada golpe y luchar por su vida , cualquier segundo podía ser el último.
Hubo un momento de silencio cuando en un movimiento rápido vi la espada del hombre desaparecer pero Dritt volvió a esquivarla, luchando con uñas y dientes, golpes que de acertar serían mortales. Esperaba que de una estacada , hundiese el acero en el corazón de aquel malnacido pues el sonido de su cuerpo caer sería mi remanso de paz.
-Creo en él. Sé que.. -contuve la respiración, Lilie me abrazó contra sí para que hundiese mi rostro en su pecho... estaba muy igualado y yo...tenía miedo.
Cuando la puerta se cerró , mis ojos lo hicieron a la par. Iba a enfrentarse por mi honor, con uno de los mejores guerreros que estaban al servicio de los Cannif. Mi honor no valía nada para ellos, él luchaba a capa y espada por mí cuando para ese hombre solo fui un objeto al que usar. Y pensando en todo y en nada me quedé dormida tras tomarme la infusión de hierbas y me curasen. La señorita Valeska se encargó de ello en vez del médico, insistió en que fuese la magia quien me reparase. Gracias a ella me sentí mucho mejor y acompañada, cuando abrí los ojos seguía allí, me mostró una breve sonrisa.
-¿Qué es ese jaleo? -ella, se asomó por la ventana...el duelo cara a cara acababa de comenzar, el patio de armas estaba repleto y muchos guerreros se encontraban como espectadores, entre ellos...el señor Cannif. -Dritt..no -murmuré porque temí le pasara algo , la señorita me peinaba sin dejar de mirar la escena...oyendo unas palabras por parte de aquel hombre que a ninguna de las dos nos agradó en absoluto -Merece morir. Lo matará, vencerá y lo sabes. Tiene que limpiar tu honor, Soleil ¿o quieres que tu reputación sea una muy diferente? Para esos bárbaros las esclavas son solo objeto de tomar si lo desean y tú y yo sabemos para nosotros lo que sois, lo que representas...eres una más y para él... -señaló con la cabeza a Dritt, no la entendí pero por su sonrisa... -No. Sigue enamorado de la señorita esa -fruncí ligeramente el ceño, Lilie se echó a reír y me sonrojé... dije demasiado.
Ambos aceros se encontraron en un duelo a muerte. En esa batalla solo uno saldría vivo, recé mentalmente a todos los dioses para que la rabia y la ira no le jugasen una mala pasada . Lilie se encontraba especialmente tranquila, lo que me dio a pensar que como yo... pensaba que su hermano era mucho más fuerte de lo que imaginaban, lo tenían tan subestimado. Veía al general mirarle fijamente, apretando los dientes, deteniendo cada golpe y luchar por su vida , cualquier segundo podía ser el último.
Hubo un momento de silencio cuando en un movimiento rápido vi la espada del hombre desaparecer pero Dritt volvió a esquivarla, luchando con uñas y dientes, golpes que de acertar serían mortales. Esperaba que de una estacada , hundiese el acero en el corazón de aquel malnacido pues el sonido de su cuerpo caer sería mi remanso de paz.
-Creo en él. Sé que.. -contuve la respiración, Lilie me abrazó contra sí para que hundiese mi rostro en su pecho... estaba muy igualado y yo...tenía miedo.
Soleil- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
La espada giraba entre los dedos de su mano derecha antes de golpear el escudo con presteza para animar a las masas a que lo hicieran.
Ambos dábamos vueltas en circulo como dos depredadores que se estudian.
Pronto el patio de armas se trasformo en un circo romano, el rudo de los aceros contra los escudos resultaba tan atronador como el mismo trueno de Thor, ese al que hoy encomendaba mi lama.
Gruñí rabioso embistiendo al general, mi mandoble buscaba su costado empujado por mis dos manos mientras este interponía en el ataque el escudo parando mi arma no sin esfuerzo.
Aprovechando mi ataque y que mi flanco había quedado descubierto, lanzó su espada silbando voraz de carne que sajar. Raudo giré sobre mi mismo interponiendo de nuevo mi mandoble evitando la mordida.
Cada ataque se convertía en un rugido, ninguno de los dos parecía dispuesto a ceder un ápice, nuestros cuerpos se buscaban en un duelo de aceros que desafiaba a nuestros dioses y abría las puertas del Valhalla para uno de sus hombres.
Pronto la sangre de uno y otro bañó las tierras norteñas, perlados en sudor continuamos con una gesta en la que solo iba a salir vivo uno de los dos.
Bailamos durante horas en el patio de armas, bajo la atenta mirada de mi padre que no dijo ni una palabra y que calló a mi madre en mas de una ocasión.
Alcé la espada con desprecio nuevamente, la punta acariciaba el suelo, los dos estábamos cansado, nuestra errática respiración dejaba entrever que el combate estaba igualado, mas no sentenciado.
Grité sacando la voz mas ronca de mis entrañas y con un devastador ataque volví a atacar sin pausa, esta vez aun interponiendo en medio su escudo lo partí en dos, mi sonrisa se ladeo sabiendo que su defensa mayor había caído y con un giro de cuerpo arranque su cabeza de los hombros.
El cuerpo cayó a mis pies, inerte, bañando mis botas de ríos escarlata, la cabeza rodó hasta los pies de madre.
-El honor de Soleil queda intacto Drittsekk se ha encargado de vengarlo -dijo padre con solemnidad.
Jadeando me apoyé ligeramente en la espada, mi nombre era coreado al unisono entre los presentes, la sangre resbalaba por mi cuerpo.
Alcé la mirada hacia le ventanal por el que de seguro Solelil me miraba, ladeé la sonrisa agachando en forma de saludo ligeramente la cabeza.
Ya estaba hecho y con eso tenia que ser bastante.
Madre corrió hacia mi, acariciaba mi rostro mientras el resto de guerreros volvían a sus quehaceres diarios.
-Estoy bien madre, ya no soy un niño -aseguré apartando sus manos para dedicarle una sonrisa – Creo que padre preferiría tener a su general vivo que a mi -apunté la ver como se largaba de allí sin decirme una palabra.
Erlend me miraba por la ventana, siempre estaba pendiente de mi, tenia que reconocerle que gran parte de esta victoria se la debía a él y a los entrenamientos que me daba.
Abrí los brazos cuando Soleil que corría hacia mi posición chocando con mi cuerpo.
-Ahora si puedo dormir un rato -apunté dejando un mordisco en su cuello con cierto deje de diversión.
Ambos dábamos vueltas en circulo como dos depredadores que se estudian.
Pronto el patio de armas se trasformo en un circo romano, el rudo de los aceros contra los escudos resultaba tan atronador como el mismo trueno de Thor, ese al que hoy encomendaba mi lama.
Gruñí rabioso embistiendo al general, mi mandoble buscaba su costado empujado por mis dos manos mientras este interponía en el ataque el escudo parando mi arma no sin esfuerzo.
Aprovechando mi ataque y que mi flanco había quedado descubierto, lanzó su espada silbando voraz de carne que sajar. Raudo giré sobre mi mismo interponiendo de nuevo mi mandoble evitando la mordida.
Cada ataque se convertía en un rugido, ninguno de los dos parecía dispuesto a ceder un ápice, nuestros cuerpos se buscaban en un duelo de aceros que desafiaba a nuestros dioses y abría las puertas del Valhalla para uno de sus hombres.
Pronto la sangre de uno y otro bañó las tierras norteñas, perlados en sudor continuamos con una gesta en la que solo iba a salir vivo uno de los dos.
Bailamos durante horas en el patio de armas, bajo la atenta mirada de mi padre que no dijo ni una palabra y que calló a mi madre en mas de una ocasión.
Alcé la espada con desprecio nuevamente, la punta acariciaba el suelo, los dos estábamos cansado, nuestra errática respiración dejaba entrever que el combate estaba igualado, mas no sentenciado.
Grité sacando la voz mas ronca de mis entrañas y con un devastador ataque volví a atacar sin pausa, esta vez aun interponiendo en medio su escudo lo partí en dos, mi sonrisa se ladeo sabiendo que su defensa mayor había caído y con un giro de cuerpo arranque su cabeza de los hombros.
El cuerpo cayó a mis pies, inerte, bañando mis botas de ríos escarlata, la cabeza rodó hasta los pies de madre.
-El honor de Soleil queda intacto Drittsekk se ha encargado de vengarlo -dijo padre con solemnidad.
Jadeando me apoyé ligeramente en la espada, mi nombre era coreado al unisono entre los presentes, la sangre resbalaba por mi cuerpo.
Alcé la mirada hacia le ventanal por el que de seguro Solelil me miraba, ladeé la sonrisa agachando en forma de saludo ligeramente la cabeza.
Ya estaba hecho y con eso tenia que ser bastante.
Madre corrió hacia mi, acariciaba mi rostro mientras el resto de guerreros volvían a sus quehaceres diarios.
-Estoy bien madre, ya no soy un niño -aseguré apartando sus manos para dedicarle una sonrisa – Creo que padre preferiría tener a su general vivo que a mi -apunté la ver como se largaba de allí sin decirme una palabra.
Erlend me miraba por la ventana, siempre estaba pendiente de mi, tenia que reconocerle que gran parte de esta victoria se la debía a él y a los entrenamientos que me daba.
Abrí los brazos cuando Soleil que corría hacia mi posición chocando con mi cuerpo.
-Ahora si puedo dormir un rato -apunté dejando un mordisco en su cuello con cierto deje de diversión.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
La batalla de los dos guerreros no parecía tener fin. Mi respiración se entrecortaba con cada golpe de acero. Pasaron horas en que mi alma en vilo fue reconfortada por Valeska quien no se separó de mi lado en ningún instante. En completo silencio, me acariciaba el pelo para calmarme, susurrándome que todo estaría bien pero ¿como no estar pendiente? Dritt...podría morir y lo que era peor, por mi culpa...por mi honor, cuando no me importaba que quedase manchado si eso conllevaba salvar la vida del que fue mi compañero de juegos en la infancia, mi confidente.
Pero más que él deseaba que ese bárbaro muriese, sufriese y se arrepintiese de tal barbarie. Si Dritt vencía, él cenaría en el Valhalla hoy mismo, prefería que fuese al mismo infierno donde lo condenasen. Notaba la tensión de la señora, sufría al ver a su hijo darlo todo en el campo de batalla y aunque estuvo de acuerdo en lo de limpiar mi honor...aún no se acostumbraba a esos duelos a muerte. El señor Cannif no apartó la mirada ni un segundo, miré a Valeska con una breve sonrisa pues ambas sabíamos que estaba orgulloso de aquel digno combate.
Un golpe seco, un grito ahogado en cada norteño que presenciaba la escena. Las manos niveas de la señora tapándose la boca, ante sus pies...la cabeza de aquel indeseable que tanto mal había hecho. Horrorizada pero aliviada, Valeria se acercó apresuradamente a su hijo, sonriéndole orgullosa. Daba igual que por parte de Hoór no recibiese reconocimiento, él solo acababa de demostrar que era un gran guerrero. La mujer, se dio cuenta de algo insólito que guardó en silencio. Así , tal como sonrió y totalmente empapado en sangre, le recordó a su marido siempre que venía de alguna gesta. Para ella, siempre fue un Cannif ¿cuándo llegaría el día en que fuese reconocido como tal? Podía haber algún modo...
-Tu padre está orgulloso. De no haber luchado sí que lo habría pensado...y ahora ve, Soleil está preocupada -Valeria se perdió por uno de los pasillos. La señorita Valeska se echó a reír al verme sonrojada hasta la misma raíz de mi cabello al ver la reverencia que me dedicó su hermano -Es innegable lo que sientes, corre a su lado antes de que cualquier vikinga aprovechada te lo arrebate y deja de preocuparte por el vestido. Hay cosas más importantes. Ve
Mordí mi labio inferior, acelerando el paso hasta el patio. Ya se habían marchado todos, el impulso y la alegría de verle vivo, no pude evitar correr hasta él y abrazarlo con fuerza, en completo silencio. No me importó mancharme de sangre, mis dedos se enredaron en su pelo , reí por su mordsisco, revolviéndole el pelo como venganza. Mi frente se apoyó en la ajena, con los ojos cerrados...mi respiración acelerada por la carrera, los sentimientos y sensaciones más intensos que nunca. Pero callé, lo que hablamos la última vez cambiaba ese momento.
-Hueles a cerdo en plena matanza. Ven, necesitas que te cure y un buen baño. Creo que hay una comida...es en tu honor pero ya sabes que tu padre no lo afirmaría nunca. Y... debo admitir que cuando ha caído su asquerosa cabeza en el empedrado...he sentido...me he alegrado ¿soy mala persona? -bajé la mirada, paseando antes mis ojos por su rostro... me encantaba mirarle desde tan cerca, solo esperaba que no se diese cuenta de la realidad -Ven, te ayudaré con las heridas y el baño -sonreí como siempre, tirando de él y dejase su espada a buen recaudo, no le haría falta por hoy, necesitaba agradecérselo y empezar por ese baño...era lo máximo que podía ofrecerle -No sé como ...darte las gracias, aunque creo que no hace falta. Eres un completo desastre . ¿Iras a celebrarlo con el trio? -rei divertida... esperaba tal cosa pues eran inseparables, yo de momento me conformaba con el baño.
Pero más que él deseaba que ese bárbaro muriese, sufriese y se arrepintiese de tal barbarie. Si Dritt vencía, él cenaría en el Valhalla hoy mismo, prefería que fuese al mismo infierno donde lo condenasen. Notaba la tensión de la señora, sufría al ver a su hijo darlo todo en el campo de batalla y aunque estuvo de acuerdo en lo de limpiar mi honor...aún no se acostumbraba a esos duelos a muerte. El señor Cannif no apartó la mirada ni un segundo, miré a Valeska con una breve sonrisa pues ambas sabíamos que estaba orgulloso de aquel digno combate.
Un golpe seco, un grito ahogado en cada norteño que presenciaba la escena. Las manos niveas de la señora tapándose la boca, ante sus pies...la cabeza de aquel indeseable que tanto mal había hecho. Horrorizada pero aliviada, Valeria se acercó apresuradamente a su hijo, sonriéndole orgullosa. Daba igual que por parte de Hoór no recibiese reconocimiento, él solo acababa de demostrar que era un gran guerrero. La mujer, se dio cuenta de algo insólito que guardó en silencio. Así , tal como sonrió y totalmente empapado en sangre, le recordó a su marido siempre que venía de alguna gesta. Para ella, siempre fue un Cannif ¿cuándo llegaría el día en que fuese reconocido como tal? Podía haber algún modo...
-Tu padre está orgulloso. De no haber luchado sí que lo habría pensado...y ahora ve, Soleil está preocupada -Valeria se perdió por uno de los pasillos. La señorita Valeska se echó a reír al verme sonrojada hasta la misma raíz de mi cabello al ver la reverencia que me dedicó su hermano -Es innegable lo que sientes, corre a su lado antes de que cualquier vikinga aprovechada te lo arrebate y deja de preocuparte por el vestido. Hay cosas más importantes. Ve
Mordí mi labio inferior, acelerando el paso hasta el patio. Ya se habían marchado todos, el impulso y la alegría de verle vivo, no pude evitar correr hasta él y abrazarlo con fuerza, en completo silencio. No me importó mancharme de sangre, mis dedos se enredaron en su pelo , reí por su mordsisco, revolviéndole el pelo como venganza. Mi frente se apoyó en la ajena, con los ojos cerrados...mi respiración acelerada por la carrera, los sentimientos y sensaciones más intensos que nunca. Pero callé, lo que hablamos la última vez cambiaba ese momento.
-Hueles a cerdo en plena matanza. Ven, necesitas que te cure y un buen baño. Creo que hay una comida...es en tu honor pero ya sabes que tu padre no lo afirmaría nunca. Y... debo admitir que cuando ha caído su asquerosa cabeza en el empedrado...he sentido...me he alegrado ¿soy mala persona? -bajé la mirada, paseando antes mis ojos por su rostro... me encantaba mirarle desde tan cerca, solo esperaba que no se diese cuenta de la realidad -Ven, te ayudaré con las heridas y el baño -sonreí como siempre, tirando de él y dejase su espada a buen recaudo, no le haría falta por hoy, necesitaba agradecérselo y empezar por ese baño...era lo máximo que podía ofrecerle -No sé como ...darte las gracias, aunque creo que no hace falta. Eres un completo desastre . ¿Iras a celebrarlo con el trio? -rei divertida... esperaba tal cosa pues eran inseparables, yo de momento me conformaba con el baño.
Soleil- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Revolvió mi pelo como venganza por mi mordisco, sonreí contra su piel cerrando los ojos, olía a flores silvestres, así que hundí mi cabeza entre su pelo mordiendo ligeramente su cuello y besándolo suavemente.
“-Hueles a cerdo en plena matanza. Ven, necesitas que te cure y un buen baño. Creo que hay una comida...es en tu honor pero ya sabes que tu padre no lo afirmaría nunca. Y... debo admitir que cuando ha caído su asquerosa cabeza en el empedrado...he sentido...me he alegrado ¿soy mala persona? “
Enarque una ceja alzado la cabeza para mirarla, mi fingido enfado por decir que olía a cerdo y que necesitaba un baño se evaporo convirtiéndose en una risa mientras nuestra nariz se rozaba.
Su frente contra la mía, nuestros alientos agitados calcinaban nuestras bocas entreabiertas mientras nos trasformábamos en cíclopes mirándonos.
Me relamí los labios sonriendo con picardia, no lo pensé, mis manso en sus nalgas y la alcé hasta que sus piernas se enroscaron en mi cintura.
-¿Entonces me vas a hacer una comida en mi honor? -pregunté con una sonrisa de medio lado.
Soleil golpeo mi pecho encontrándose con un siseo de dolor que le hizo poner cara de preocupación.
-No me ha dolido -le susurré confesando mi engaño entre risas mientras ella se cabreaba y me ordenaba que la bajara.
-No -repliqué caminando con ella a horcajadas hacia mi habitación -has dicho que me ibas a cuidar, a bañar y voy a cobrarme mi premio -apunté relamiendome los labios de nuevo con los ojos clavados en los ajenos.
Mientras atravesábamos el pasillo casi alcanzando el portón de mi cuarto me preguntó si esa noche iría a celebrarlo con Brökk y Orn.
-No lo se ¿tenes para mi un plan mejor? -pregunté guiñándole un ojo -cuando caiga el sol voy con Erlend al bosque a entrenar un par de horas, a la vuelta supongo que saldré un rato con los muchachos...
Abrí el portón con el pie cruzando el umbral de mi cuarto con Soleil pegada a mi cuerpo. Su pelo hacia de cortina entre nuestros rostros, un instante de silencio en el que solo se escuchaba nuestra agitada respiración mientras nos mirábamos fijamente.
Ataje la distancia que me separaba de su boca presionando sus labios con los míos lentamente, los entreabrí dejando que mi aliento la calcinara y pronto mi lengua se coronó dueña del tiempo y del espacio atravesando el laberinto de sus labios para encarcelar la ajena.
Jadeé atrayendola de la nuca, un beso que se tornaba húmedo, apasionado, necesitado.
Gruñí empujando mis caderas contra el centro de su feminidad, martillo contra yunque le mostraba a Soleil lo forjado que estaba para la guerra en ese instante.
“-Hueles a cerdo en plena matanza. Ven, necesitas que te cure y un buen baño. Creo que hay una comida...es en tu honor pero ya sabes que tu padre no lo afirmaría nunca. Y... debo admitir que cuando ha caído su asquerosa cabeza en el empedrado...he sentido...me he alegrado ¿soy mala persona? “
Enarque una ceja alzado la cabeza para mirarla, mi fingido enfado por decir que olía a cerdo y que necesitaba un baño se evaporo convirtiéndose en una risa mientras nuestra nariz se rozaba.
Su frente contra la mía, nuestros alientos agitados calcinaban nuestras bocas entreabiertas mientras nos trasformábamos en cíclopes mirándonos.
Me relamí los labios sonriendo con picardia, no lo pensé, mis manso en sus nalgas y la alcé hasta que sus piernas se enroscaron en mi cintura.
-¿Entonces me vas a hacer una comida en mi honor? -pregunté con una sonrisa de medio lado.
Soleil golpeo mi pecho encontrándose con un siseo de dolor que le hizo poner cara de preocupación.
-No me ha dolido -le susurré confesando mi engaño entre risas mientras ella se cabreaba y me ordenaba que la bajara.
-No -repliqué caminando con ella a horcajadas hacia mi habitación -has dicho que me ibas a cuidar, a bañar y voy a cobrarme mi premio -apunté relamiendome los labios de nuevo con los ojos clavados en los ajenos.
Mientras atravesábamos el pasillo casi alcanzando el portón de mi cuarto me preguntó si esa noche iría a celebrarlo con Brökk y Orn.
-No lo se ¿tenes para mi un plan mejor? -pregunté guiñándole un ojo -cuando caiga el sol voy con Erlend al bosque a entrenar un par de horas, a la vuelta supongo que saldré un rato con los muchachos...
Abrí el portón con el pie cruzando el umbral de mi cuarto con Soleil pegada a mi cuerpo. Su pelo hacia de cortina entre nuestros rostros, un instante de silencio en el que solo se escuchaba nuestra agitada respiración mientras nos mirábamos fijamente.
Ataje la distancia que me separaba de su boca presionando sus labios con los míos lentamente, los entreabrí dejando que mi aliento la calcinara y pronto mi lengua se coronó dueña del tiempo y del espacio atravesando el laberinto de sus labios para encarcelar la ajena.
Jadeé atrayendola de la nuca, un beso que se tornaba húmedo, apasionado, necesitado.
Gruñí empujando mis caderas contra el centro de su feminidad, martillo contra yunque le mostraba a Soleil lo forjado que estaba para la guerra en ese instante.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Conocía mis puntos débiles, uno de ellos, su bienestar. Me sonrojé ligeramente, admitir que haría el mejor asado de todos los tiempos...sería otorgarle méritos y se jactase de ello. Esa noche era diferente, limpió mi honor batiéndose a un duelo a muerte. No me importaba si el señor Cannif no dijo nada al respecto, quien estaba orgullosa de él éramos todas nosotras, sus hermanas, madre y...yo.
Parpadeé por ese “no me ha dolido” que me hizo reír, a la vez.. intentaba hacerle cosquillas sin mucho resultado. Seguíamos riendo, mirándonos a los ojos y ...mis mejillas aún más sonrojadas. Ya no era lo mismo cuando lo tenía tan cerca, lo que seguía siendo para él un juego de niños para mí era una tortura constante porque sabía que él no me veía de ningún modo. A quién pretendía engañar, desde luego que a mí misma...ya me había resignado.
Sus brazos me envolvieron, abrazándome contra él y sentirme tan especial que sin poder controlarlo, el revuelo de mariposas en la boca de mi estómago me dejó sin respiración durante unos segundos, solo podía mirarle. Observarle en silencio, el sol se iba poniendo en el horizonte y la imagen que me daba de Dritt me dejó sin palabras, entreabrí los labios y sonreí. Sus largas pestañas, perderme en sus ojos oscuros, delinear cada parte de su rostro mientras mi dedo índice acaricia la barba de unos días.
-No es para menos, celébralo, ¿quién mejor que con tus amigos?pero tened cuidado que los tres sois un peligro constante -reí contra sus labios, bajando un instante la mirada, me cautivaba tan solo con que me mirase. Ya era tarde, sabia lo que me había ocurrido pero sería solo mi secreto aunque la señorita Valeska lo insinuase. No debía cruzar la línea pero él no me lo ponía fácil. Me moría por tan solo un beso, aunque no significase nada. Mis ojos se cerraron y sonreí dejándome llevar.
Temblé, después de lo sucedido todo era diferente. Era él pero el recuerdo de la noche en la que perdí mi virtud...cambió todo por completo. Me gustaba la forma en la que me besaba, buscándome para fundirnos en uno solo ...pero no pude. Separé nuestras bocas, aún con la respiración entrecortada...no podía hacerlo, cerraba los ojos y veía el rostro de aquel malnacido. Y supe que aquel arranque de pasión no era por mí si no por el momento, sonreí tomando su rostro entre sus manos...esperando me dejase en el suelo. Acaricié su nariz con la suya, mostrándole la más tierna de mis sonrisas.
-Lo siento, creo que... no soy... -dejé de tocarlo, dejando caer mis manos y enredar mis dedos en mi cabello, peinándolo sin hacer falta, ahora mi deber era prepararle el baño y así hice. Llené la bañera con los cubos de agua caliente que anteriormente había calentado para él y... tomé el jabón para sumergirlo, creando espuma al frotarlo con mis manos. No era un jabón cualquiera, él sabía que era cosa mía -Haré asado y esos panecillos que tanto te gustan... espero que la cena sea de tu agrado y después con esos dos...estoy segura que celebrarás la victoria como se merece. -sonreí, observándole de rodillas al borde de la tina, era cosa mía...al menos esta vez.
Me levanté, ofreciéndole mi mano y cuando la tomó, tiré de él. Nuestros cuerpos volvieron a chocar y reí por ello, reí de puro nerviosismo. Mis pequeñas manos, comenzaron a desabrochar cada botón y broche, primero la parte de arriba.... a medida que la piel quedaba al descubierto, mis yemas delinearon cada músculo de su torso, con infinito cuidado... señalando las heridas que debía curar después, primero se tendría que desinfectar con jabón.
-No es grave. No morirás -bromeé sacándole la lengua, mientras mis manos.. bordearon su cintura dejando caer su pantalón...ahora que estaba desnudo ante mí...el calor del agua, junto con las sensaciones del momento... mis mejillas iban a estallar -Metete en la cama...digo, quiero decir...maldición, ¡en la tina! Y deja de reírte de mí
Parpadeé por ese “no me ha dolido” que me hizo reír, a la vez.. intentaba hacerle cosquillas sin mucho resultado. Seguíamos riendo, mirándonos a los ojos y ...mis mejillas aún más sonrojadas. Ya no era lo mismo cuando lo tenía tan cerca, lo que seguía siendo para él un juego de niños para mí era una tortura constante porque sabía que él no me veía de ningún modo. A quién pretendía engañar, desde luego que a mí misma...ya me había resignado.
Sus brazos me envolvieron, abrazándome contra él y sentirme tan especial que sin poder controlarlo, el revuelo de mariposas en la boca de mi estómago me dejó sin respiración durante unos segundos, solo podía mirarle. Observarle en silencio, el sol se iba poniendo en el horizonte y la imagen que me daba de Dritt me dejó sin palabras, entreabrí los labios y sonreí. Sus largas pestañas, perderme en sus ojos oscuros, delinear cada parte de su rostro mientras mi dedo índice acaricia la barba de unos días.
-No es para menos, celébralo, ¿quién mejor que con tus amigos?pero tened cuidado que los tres sois un peligro constante -reí contra sus labios, bajando un instante la mirada, me cautivaba tan solo con que me mirase. Ya era tarde, sabia lo que me había ocurrido pero sería solo mi secreto aunque la señorita Valeska lo insinuase. No debía cruzar la línea pero él no me lo ponía fácil. Me moría por tan solo un beso, aunque no significase nada. Mis ojos se cerraron y sonreí dejándome llevar.
Temblé, después de lo sucedido todo era diferente. Era él pero el recuerdo de la noche en la que perdí mi virtud...cambió todo por completo. Me gustaba la forma en la que me besaba, buscándome para fundirnos en uno solo ...pero no pude. Separé nuestras bocas, aún con la respiración entrecortada...no podía hacerlo, cerraba los ojos y veía el rostro de aquel malnacido. Y supe que aquel arranque de pasión no era por mí si no por el momento, sonreí tomando su rostro entre sus manos...esperando me dejase en el suelo. Acaricié su nariz con la suya, mostrándole la más tierna de mis sonrisas.
-Lo siento, creo que... no soy... -dejé de tocarlo, dejando caer mis manos y enredar mis dedos en mi cabello, peinándolo sin hacer falta, ahora mi deber era prepararle el baño y así hice. Llené la bañera con los cubos de agua caliente que anteriormente había calentado para él y... tomé el jabón para sumergirlo, creando espuma al frotarlo con mis manos. No era un jabón cualquiera, él sabía que era cosa mía -Haré asado y esos panecillos que tanto te gustan... espero que la cena sea de tu agrado y después con esos dos...estoy segura que celebrarás la victoria como se merece. -sonreí, observándole de rodillas al borde de la tina, era cosa mía...al menos esta vez.
Me levanté, ofreciéndole mi mano y cuando la tomó, tiré de él. Nuestros cuerpos volvieron a chocar y reí por ello, reí de puro nerviosismo. Mis pequeñas manos, comenzaron a desabrochar cada botón y broche, primero la parte de arriba.... a medida que la piel quedaba al descubierto, mis yemas delinearon cada músculo de su torso, con infinito cuidado... señalando las heridas que debía curar después, primero se tendría que desinfectar con jabón.
-No es grave. No morirás -bromeé sacándole la lengua, mientras mis manos.. bordearon su cintura dejando caer su pantalón...ahora que estaba desnudo ante mí...el calor del agua, junto con las sensaciones del momento... mis mejillas iban a estallar -Metete en la cama...digo, quiero decir...maldición, ¡en la tina! Y deja de reírte de mí
Soleil- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Temblaba entre mis brazos tal y como ese beso se intensificaba, mi lengua ávida de una gesta que no acabara buscaba ser acariciada por la ajena en un duelo de espadas sin tregua.
Soleil, mas sensata que el guerrero, fue la que puso la cordura a este encuentro, a fin de cuentas ¿que podía ofrecerle si solo era un maldito bastardo?
Ladeé la sonrisa deslizándola por mi cuerpo con cuidado, aun estaba dañada, no quería que ningún dolor la atenazara.
Tiré de su cintura con una sonrisa, entendía sus palabras y con un beso en su mejilla aseguré que no pasaba nada. No era necesario ser correspondido, a fin de cuentas no había luchado para ser después saciado en la cama, lo había hecho por honor, ese que el hijo de puta del general le había arrebatado.
Me llevó hasta la tina entre risas, revolvía mi pelo rebelde sin dejar de mirarme, como si fuera todavía ese niño con el que jugaba en su infancia.
Empezó la ardua tarea de quitarme la ropa, sus dedos se deslizaban por cada herida, cada surco de piel que cicatrizado contaba gestas del pasado.
La contemplé en silencio, sin duda algún día haría esto mismo con su marido, con la diferencia que después lo saciaría en el lecho y le daría un linaje del que sentirse orgulloso.
Me introduje en la tina, sus manos se llenaron de jabón, el agua de espuma y lentamente fue limpiando cada una de mis heridas.
-Mas abajo -bromeé divertido ante su cara de enfado y esa negativa que me decía en silencio un “eres incorregible”
Cerré un momento los ojos dejándome hacer, estaba cansado, el cuerpo me dolía y escuchar su voz me clamaba aunque me hablaba de la comida que pensaba hacer en mi honor y con lo que saciaría sin duda mi hambre y mi sed.
Soleil parecía tímida ante mi desnudez, hablaba de la cama, o la tina o sendas cosas, la verdad es que por mas que me esforzaba en mantener los ojos abiertos me pesaban.
Aun me quedaba un duro entrenamiento por delante con Erlend y algo me decía que no pensaba perdonármelo por mucho que hubiera luchado en el patio de armas a muerte.
No se en que momento dejé de escucharla, su voz, solo se que caí preso de un profundo sueño, solo sentía los dedos de Soleil repasar mis heridas y su risa lejana retumbar en mis oídos.
Abrí de golpe los ojos sobresaltado buscando la espada que de normal guardaba a mis espaldas, pero pronto me di cuenta de que estábamos solos.
Era su mano dándome punzadas para coser alguna herida mas profunda.
Me fijé en el agua y en sus ríos escarlata, después en los ojos pardos de Soleil y ladeé la sonrisa contemplándola.
-¿Te estas vengado de mi? -pregunté sin borrar la sonrisa.
Soleil, mas sensata que el guerrero, fue la que puso la cordura a este encuentro, a fin de cuentas ¿que podía ofrecerle si solo era un maldito bastardo?
Ladeé la sonrisa deslizándola por mi cuerpo con cuidado, aun estaba dañada, no quería que ningún dolor la atenazara.
Tiré de su cintura con una sonrisa, entendía sus palabras y con un beso en su mejilla aseguré que no pasaba nada. No era necesario ser correspondido, a fin de cuentas no había luchado para ser después saciado en la cama, lo había hecho por honor, ese que el hijo de puta del general le había arrebatado.
Me llevó hasta la tina entre risas, revolvía mi pelo rebelde sin dejar de mirarme, como si fuera todavía ese niño con el que jugaba en su infancia.
Empezó la ardua tarea de quitarme la ropa, sus dedos se deslizaban por cada herida, cada surco de piel que cicatrizado contaba gestas del pasado.
La contemplé en silencio, sin duda algún día haría esto mismo con su marido, con la diferencia que después lo saciaría en el lecho y le daría un linaje del que sentirse orgulloso.
Me introduje en la tina, sus manos se llenaron de jabón, el agua de espuma y lentamente fue limpiando cada una de mis heridas.
-Mas abajo -bromeé divertido ante su cara de enfado y esa negativa que me decía en silencio un “eres incorregible”
Cerré un momento los ojos dejándome hacer, estaba cansado, el cuerpo me dolía y escuchar su voz me clamaba aunque me hablaba de la comida que pensaba hacer en mi honor y con lo que saciaría sin duda mi hambre y mi sed.
Soleil parecía tímida ante mi desnudez, hablaba de la cama, o la tina o sendas cosas, la verdad es que por mas que me esforzaba en mantener los ojos abiertos me pesaban.
Aun me quedaba un duro entrenamiento por delante con Erlend y algo me decía que no pensaba perdonármelo por mucho que hubiera luchado en el patio de armas a muerte.
No se en que momento dejé de escucharla, su voz, solo se que caí preso de un profundo sueño, solo sentía los dedos de Soleil repasar mis heridas y su risa lejana retumbar en mis oídos.
Abrí de golpe los ojos sobresaltado buscando la espada que de normal guardaba a mis espaldas, pero pronto me di cuenta de que estábamos solos.
Era su mano dándome punzadas para coser alguna herida mas profunda.
Me fijé en el agua y en sus ríos escarlata, después en los ojos pardos de Soleil y ladeé la sonrisa contemplándola.
-¿Te estas vengado de mi? -pregunté sin borrar la sonrisa.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
No sé en qué momento ocurrió pero entre risas, dejé de oír la suya. Con una sonrisa, le observé en silencio, sin dejar de enjabonarle. Dejé de hacerlo y con un vaso grande, tomé agua de uno de los cubos de metal que aun conservaba agua caliente y limpia. Lentamente, lo dejé caer sobre su rostro, para aclararle, peinar su cabello con los dedos y deslizarlos por cada rincón de cara, le había conseguido relajar.
-¿Dritt? -susurré bajito, asegurándome de que dormía y al ser así, sonreí de forma leve..triste -Dritt , como me hayas engañado y estés despierto...no te hablaré en lo que queda de vida y será corta porque te ahogaré en la bañera yo misma y... -pero entreabrió los labios asegurándome que había caído, se encontraba tan profundamente dormido que no pude evitarlo...gateé hasta él y apoyé mi frente en su hombro, dejando un tierno beso. Iba a contarle algo que quizás él supiese pero lo dudaba, éramos unos niños.
-Cuando por primera vez llegué aquí, apenas sabía el idioma...era muy pequeña. Siempre al lado de tus hermanas, aprendí tannto de ellas que...bueno a lo que voy -jugueteé en el agua , introduciendo las manos y dejar que mis dedos se deslizasen por sus hombros, un suave masaje para relajarlo y no se enterase de mi confesión, una que deseaba con toda mi alma tanto guardarla...como confesarle ¿qué tenia que perder? ¿qué esperaba?-Pedí al revoltoso de Niels que me enseñase unas palabras en noruego , dos. Se reía de mí pero al final, cuando por fin pude decirlas bien... llegó una niña ante ti y la vi...contigo. Fue el día en que decidí decirte... que...”te quiero”, siempre te he querido -suspiré aliviada pero él no me había oído.
Me dediqué a coser las heridas después de mi absurda confesión , era la única forma en la que podía decirle lo que pensaba y sentí.. me sobresalté cuando se despertó, acababa de coserle la última y me dio tiempo de ir a por ropa limpia, iba a salir con esos desastres. Sonreí como siempre, negando con la cabeza.
-Puede que me esté vengando de ti, quién sabe si te he cortado eso que es tan útil para darte placer, a las gallinas les ha encantado comérselo -reí, señalando su ropa con un gesto de cabeza. Por primera vez, me quedé sin saber que decir. Y por primera vez, quise ser otra persona...cualquier mujer que pudiese pasar con él una noche y no una criada. No podía darle eso, no quería que me viese como una más y estaba seguro que él pensaba lo mismo -Estás como nuevo, bueno...menos esa herida tan fea con moco mugriento -bromeé, buscando su mirada dedicarle una de mis sonrisas -Gracias -me acerqué, titubeé y sin pensar... besé su mejilla, un beso sentido que nos supo a poco.
-¿Dritt? -susurré bajito, asegurándome de que dormía y al ser así, sonreí de forma leve..triste -Dritt , como me hayas engañado y estés despierto...no te hablaré en lo que queda de vida y será corta porque te ahogaré en la bañera yo misma y... -pero entreabrió los labios asegurándome que había caído, se encontraba tan profundamente dormido que no pude evitarlo...gateé hasta él y apoyé mi frente en su hombro, dejando un tierno beso. Iba a contarle algo que quizás él supiese pero lo dudaba, éramos unos niños.
-Cuando por primera vez llegué aquí, apenas sabía el idioma...era muy pequeña. Siempre al lado de tus hermanas, aprendí tannto de ellas que...bueno a lo que voy -jugueteé en el agua , introduciendo las manos y dejar que mis dedos se deslizasen por sus hombros, un suave masaje para relajarlo y no se enterase de mi confesión, una que deseaba con toda mi alma tanto guardarla...como confesarle ¿qué tenia que perder? ¿qué esperaba?-Pedí al revoltoso de Niels que me enseñase unas palabras en noruego , dos. Se reía de mí pero al final, cuando por fin pude decirlas bien... llegó una niña ante ti y la vi...contigo. Fue el día en que decidí decirte... que...”te quiero”, siempre te he querido -suspiré aliviada pero él no me había oído.
Me dediqué a coser las heridas después de mi absurda confesión , era la única forma en la que podía decirle lo que pensaba y sentí.. me sobresalté cuando se despertó, acababa de coserle la última y me dio tiempo de ir a por ropa limpia, iba a salir con esos desastres. Sonreí como siempre, negando con la cabeza.
-Puede que me esté vengando de ti, quién sabe si te he cortado eso que es tan útil para darte placer, a las gallinas les ha encantado comérselo -reí, señalando su ropa con un gesto de cabeza. Por primera vez, me quedé sin saber que decir. Y por primera vez, quise ser otra persona...cualquier mujer que pudiese pasar con él una noche y no una criada. No podía darle eso, no quería que me viese como una más y estaba seguro que él pensaba lo mismo -Estás como nuevo, bueno...menos esa herida tan fea con moco mugriento -bromeé, buscando su mirada dedicarle una de mis sonrisas -Gracias -me acerqué, titubeé y sin pensar... besé su mejilla, un beso sentido que nos supo a poco.
Soleil- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Enarqué una ceja cuando me dijo que me había dejado nuevo, pero que quizás había cortado una parte de mi cuerpo que usaba mas a menudo de lo que a ella le gustaría y mas poco de lo que yo quería.
Ladeé la sonrisa contemplándola, eramos dos idiotas, podíamos tener la felicidad frente a nuestros ojos y seriamos incapaces de cogerla.
Yo porque no quería un bastardo para ella, ella porque no quería una criada para mi.
Negué sumergiendo la cabeza al completo para despejarme mientras la sacudía entre las cálidas aguas.
Ala emerger estaba ella, con esa cara que siempre ponía de diversión, besó mi mejilla esa parecía ser su única concesión del día.
Me encogí de hombros alargando la mano para coger la ropa que lancé contra la silla y entre risas traviesas tiré de su mano hasta que calló sobre mi en la tina.
-Esa te la debía por despertarme con el miedo de quedarme eunuco -bromé levantándome para salir corriendo sin que pudiera atraparme.
La miré por encima del hombro, mojada estaba preciosa, siempre lo estaba. Cogí la toalla secándome el agua que me resbalaba por la piel.
Tomé la camisola cubriendo mi torso, solo una herida supuraba pero aguantaría el entrenamiento con Erlend.
Me calcé los pantalones, las botas mientras me reía echándole un vistazo.
Ella bufaba y gruñía, era divertido verla así alisándose los pliegues del vestido alegando que ahora tendría que cambiarse mientras me llamaba maldito vikingo entre dientes.
Me acerqué ella con mi picara sonrisa pintada en los labios, sobre su mejilla le devolví ese beso que a todos los efectos parecía condenarnos a la vida de los eternos amigos.
-Ya sabes una cena con los panecillos que me gusta -apunté guiñándole un ojo.
Me acerqué a la esquina del habitáculo, tome el mandoble y lo aferré con los correajes a mi espalda.
Erlend de seguro me esperaba como de costumbre en el patio de armas pues el ocaso ya había hecho acto de presencia.
Atravesé le umbral de la puerta rumbo al portón cuando escuché a Padre discutiendo con Erlend en el gran salón, madre también estaba allí y el silencio se hizo cuando pasé por la puerta deteniéndome a mirar a los tres.
La cara de padre y Erlend eran tensas, como si la discursion hubiera ido a mayores. Erlend salio de allí pasando por mi lado para decirme que me esperaba fuera, que no tardara.
Asentí sin mas clavando mis pardos en los de mi padre que guardó silencio sepulcral y en las esmeraldas de madre que no me resultó fácil de interpretar.
Yo había sido el motivo de esa discursión entre los tres, lo que desconocía era el por que.
Entrene con Erlend como de costumbre, lucha de aceros que silbaban buscando la técnica, el arrojo y la mordida perfecta y regresé lleno de barro, cansado de nuevo a casa.
Esperaba que Soleil hubiera preparado esa cena que me había prometido, estaba hambriento.
Ladeé la sonrisa contemplándola, eramos dos idiotas, podíamos tener la felicidad frente a nuestros ojos y seriamos incapaces de cogerla.
Yo porque no quería un bastardo para ella, ella porque no quería una criada para mi.
Negué sumergiendo la cabeza al completo para despejarme mientras la sacudía entre las cálidas aguas.
Ala emerger estaba ella, con esa cara que siempre ponía de diversión, besó mi mejilla esa parecía ser su única concesión del día.
Me encogí de hombros alargando la mano para coger la ropa que lancé contra la silla y entre risas traviesas tiré de su mano hasta que calló sobre mi en la tina.
-Esa te la debía por despertarme con el miedo de quedarme eunuco -bromé levantándome para salir corriendo sin que pudiera atraparme.
La miré por encima del hombro, mojada estaba preciosa, siempre lo estaba. Cogí la toalla secándome el agua que me resbalaba por la piel.
Tomé la camisola cubriendo mi torso, solo una herida supuraba pero aguantaría el entrenamiento con Erlend.
Me calcé los pantalones, las botas mientras me reía echándole un vistazo.
Ella bufaba y gruñía, era divertido verla así alisándose los pliegues del vestido alegando que ahora tendría que cambiarse mientras me llamaba maldito vikingo entre dientes.
Me acerqué ella con mi picara sonrisa pintada en los labios, sobre su mejilla le devolví ese beso que a todos los efectos parecía condenarnos a la vida de los eternos amigos.
-Ya sabes una cena con los panecillos que me gusta -apunté guiñándole un ojo.
Me acerqué a la esquina del habitáculo, tome el mandoble y lo aferré con los correajes a mi espalda.
Erlend de seguro me esperaba como de costumbre en el patio de armas pues el ocaso ya había hecho acto de presencia.
Atravesé le umbral de la puerta rumbo al portón cuando escuché a Padre discutiendo con Erlend en el gran salón, madre también estaba allí y el silencio se hizo cuando pasé por la puerta deteniéndome a mirar a los tres.
La cara de padre y Erlend eran tensas, como si la discursion hubiera ido a mayores. Erlend salio de allí pasando por mi lado para decirme que me esperaba fuera, que no tardara.
Asentí sin mas clavando mis pardos en los de mi padre que guardó silencio sepulcral y en las esmeraldas de madre que no me resultó fácil de interpretar.
Yo había sido el motivo de esa discursión entre los tres, lo que desconocía era el por que.
Entrene con Erlend como de costumbre, lucha de aceros que silbaban buscando la técnica, el arrojo y la mordida perfecta y regresé lleno de barro, cansado de nuevo a casa.
Esperaba que Soleil hubiera preparado esa cena que me había prometido, estaba hambriento.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Ese maldito hombre hacía conmigo lo que quería, al final como predije...yo también probaría la tina. Me enfadé a medias pues no dejaba de reírme por el gesto que puso al verme completamente empapada. Mi risa se detuvo en cuanto la puerta se cerró. Aún quemaban los besos profesados esa tarde, deslicé desde mi mejilla a mis labios, la yema de mis dedos. Me supo a tan poco, estaba sedienta de su boca y hambrienta de sus besos, pero como la otra vez... fue por pura adrenalina, no porque lo desease de verdad.
Desde la ventana, pude ver al señor Erlend Cannif esperarle. Me agradaba ese hombre, era rudo y su carácter frío como el hielo pero estimaba a Drittsek, estaba segura que lo consideraba un Cannif, además de como un hijo mas al que enseñarle todo lo que sabía y esa tarde, lo había demostrado. Estuve toda la tarde cocinando, el asado en su punto, lo regué con salsa por última vez ya en la bandeja y lo dispuse en medio de la mesa en donde aquella familia a la que tanto adoraba, pronto lo devorarían.
Saqué las copas de cristal rojo como la sangre y el borde dorado, eran mis favoritas. La señora al ver la mesa, sonrió satisfecha. Estaba impoluta pero...eso quedaría en nada cuando aquellos devoradores arrasaran con todo. La señora, se acercó a mí en silencio, tomó mi barbilla con dos de sus dedos y me preguntó con la mirada si estaba bien. Solo asentí, mis ojos se desviaron hacia la puerta en cuanto Drittsekk entró. Valeria sonrió por lo que apreció en mis ojos , brillaron de pura fascinación, era incapaz de mirar a otro que no fuese él . Los demás tomaron su asiento de siempre, las hermanas Cannif me llamaron entre risas...las conocía, algo estaban enredando.
-Sol, he pensado hacer esta noche una reunión de chicas, vendrás con nosotras. Fiolett se encarga de quitarte a los moscones de un espadazo ¿que dices? Y yo...si no te sientes segura, le lanzaré un hechizo para convertirlos en cucarachas ¿por quién quieres que empiece? -reí divertida por la ocurrencia de la señorita Valeska, Fiolett bebía vino con una gran sonrisa...hacía muchísimo tiempo no hacíamos las tres nada juntas -Iremos a la taberna, tenemos algo que celebrar. Mañana es tu cumpleaños ¿no? Después del de... ese mocoso -aún le llamaban mocoso, me gustaba verles así, porque era querido por ellas... Niels y los demás seguían a lo suyo. Solo asentí con una sonrisa, buscando a Drittsekk con la mirada, esperaba disfrutase del festín.
-¡Brindo por Drittsekk! Que su ejemplo deje claro a esos malnacidos que un no es un no. Alzad la copa, miserables -Fiolett fulminó con la mirada a su padre , se lo merecía pero tampoco esperaba que lo reconociese.
En cuanto acabé mis quehaceres, me dispuse a darme un baño. Las señoritas me dijeron sobre las ocho, no tenia muchas ganas de salir pero o lo hacía o me llevaban a rastras. Y así fue , me esperaban para ser ellas quien me bañasen , me enredasen hasta adornar mi cabello con una bonita trenza con flores, a la señorita Valeska le encantaban ese tipo de cosas y Fiolett, me regaló un atuendo según ella...”de auténtica vikinga”
las tres, nos sentamos en una de las mesas, Fiolett casi tira la tarta por la fuerza con la que la dejó en la mesa y Valeska detuvo el impacto.No pude evitarlo, recorrí el lugar...él estaría allí, todos esa noche estaríamos de fiesta.
Desde la ventana, pude ver al señor Erlend Cannif esperarle. Me agradaba ese hombre, era rudo y su carácter frío como el hielo pero estimaba a Drittsek, estaba segura que lo consideraba un Cannif, además de como un hijo mas al que enseñarle todo lo que sabía y esa tarde, lo había demostrado. Estuve toda la tarde cocinando, el asado en su punto, lo regué con salsa por última vez ya en la bandeja y lo dispuse en medio de la mesa en donde aquella familia a la que tanto adoraba, pronto lo devorarían.
Saqué las copas de cristal rojo como la sangre y el borde dorado, eran mis favoritas. La señora al ver la mesa, sonrió satisfecha. Estaba impoluta pero...eso quedaría en nada cuando aquellos devoradores arrasaran con todo. La señora, se acercó a mí en silencio, tomó mi barbilla con dos de sus dedos y me preguntó con la mirada si estaba bien. Solo asentí, mis ojos se desviaron hacia la puerta en cuanto Drittsekk entró. Valeria sonrió por lo que apreció en mis ojos , brillaron de pura fascinación, era incapaz de mirar a otro que no fuese él . Los demás tomaron su asiento de siempre, las hermanas Cannif me llamaron entre risas...las conocía, algo estaban enredando.
-Sol, he pensado hacer esta noche una reunión de chicas, vendrás con nosotras. Fiolett se encarga de quitarte a los moscones de un espadazo ¿que dices? Y yo...si no te sientes segura, le lanzaré un hechizo para convertirlos en cucarachas ¿por quién quieres que empiece? -reí divertida por la ocurrencia de la señorita Valeska, Fiolett bebía vino con una gran sonrisa...hacía muchísimo tiempo no hacíamos las tres nada juntas -Iremos a la taberna, tenemos algo que celebrar. Mañana es tu cumpleaños ¿no? Después del de... ese mocoso -aún le llamaban mocoso, me gustaba verles así, porque era querido por ellas... Niels y los demás seguían a lo suyo. Solo asentí con una sonrisa, buscando a Drittsekk con la mirada, esperaba disfrutase del festín.
-¡Brindo por Drittsekk! Que su ejemplo deje claro a esos malnacidos que un no es un no. Alzad la copa, miserables -Fiolett fulminó con la mirada a su padre , se lo merecía pero tampoco esperaba que lo reconociese.
En cuanto acabé mis quehaceres, me dispuse a darme un baño. Las señoritas me dijeron sobre las ocho, no tenia muchas ganas de salir pero o lo hacía o me llevaban a rastras. Y así fue , me esperaban para ser ellas quien me bañasen , me enredasen hasta adornar mi cabello con una bonita trenza con flores, a la señorita Valeska le encantaban ese tipo de cosas y Fiolett, me regaló un atuendo según ella...”de auténtica vikinga”
las tres, nos sentamos en una de las mesas, Fiolett casi tira la tarta por la fuerza con la que la dejó en la mesa y Valeska detuvo el impacto.No pude evitarlo, recorrí el lugar...él estaría allí, todos esa noche estaríamos de fiesta.
Soleil- Humano Clase Media
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Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
La cena estaba deliciosa, siempre me gustaba sentarme alrededor de la mesa con los Cannif, no se podía decir que fueran cenas tranquilas, la hidromiel corría y con Niels sentado en ella el caos tenia que llegar de algún modo u otro.
Padre no decía nada, no se unió a esa celebración que mis dos hermanas junto a Soleil insistían en dedicarme.
A media noche quedé con Orn y Brökk en al taberna donde de normal solíamos empezar como punto de partida, nuestro principal lugar de reunión, allí donde a base de hidromiel entrabamos en calor.
Llevamos cerca de una hora riéndonos con unas jóvenes norteñas que escuchaban atentas mi hazaña, narrada por Orn me convertía en un héroe.
Me reía alegando que podía dejar lo de ser guerrero para convertirse en juglar, se le daba bastante mejor, a lo que este me respondía lanzándose sobre mi para darme puñetazos en la boca del estomago en broma.
Estábamos jugando a lso dardos, ibamos ya algo borrachos lo que dificultaa lo suyo acertar en el centro de la diana, cuando mis hermanas y Soleil entraron por la puerta con sus encantadoras sonrisas y sus pintas de vikingas.
Pocos eran los hombres que osaban acercarse a ellas, Valeska por lo evidente, era una oráculo, estaba prohibida y era venerada de sobremanera.
Fio porque tenia una mala ostia de la que hacia gala lloviera o tronara, así que pobre de aquel que osara desafiarla.
Me bajé de la mesa de un salto, el dardo aun en mi mano pues pensaba que desde lo alto tendría mas suerte que desde abajo, y corrí hacia Soleil alzando los brazos en señal de victoria, no por la hazaña del patio de armas, si no porque mientras pasaba lancé el dardo y di en el centro.
Orn negaba mascullando entre dientes que eso era trampa y yo me reía fruto de la ebriedad que llevábamos encima.
Alcé a Soleil de la cintura acercándola a mi mientras les guiñaba el ojo a mis dos hermanas.
-Has venido ¿eres mi premio? -pregunté con una picara sonrisa deslizando mi mirada descaradamente por su cuerpo -al menos bailaras una vez conmigo -le pedí -lo hiciste con el gilipollas ese ¿no merezco yo lo mismo?
Orn me gritaba que acabará lo empezad, nos habíamos jugado una ronda y quería su premio.
-¡Espera joder! -rugí desde el otro extremo de la taberna -venir a jugar con nosotros -les dije a las tres.
Mis dedos se deslizaron por bajo del corseé de Soleil en un intento de convencerla rápidamente mientras mi boca depositaba un mordisco suave sobre su hombro -anda ven -le pedí.
Padre no decía nada, no se unió a esa celebración que mis dos hermanas junto a Soleil insistían en dedicarme.
A media noche quedé con Orn y Brökk en al taberna donde de normal solíamos empezar como punto de partida, nuestro principal lugar de reunión, allí donde a base de hidromiel entrabamos en calor.
Llevamos cerca de una hora riéndonos con unas jóvenes norteñas que escuchaban atentas mi hazaña, narrada por Orn me convertía en un héroe.
Me reía alegando que podía dejar lo de ser guerrero para convertirse en juglar, se le daba bastante mejor, a lo que este me respondía lanzándose sobre mi para darme puñetazos en la boca del estomago en broma.
Estábamos jugando a lso dardos, ibamos ya algo borrachos lo que dificultaa lo suyo acertar en el centro de la diana, cuando mis hermanas y Soleil entraron por la puerta con sus encantadoras sonrisas y sus pintas de vikingas.
Pocos eran los hombres que osaban acercarse a ellas, Valeska por lo evidente, era una oráculo, estaba prohibida y era venerada de sobremanera.
Fio porque tenia una mala ostia de la que hacia gala lloviera o tronara, así que pobre de aquel que osara desafiarla.
Me bajé de la mesa de un salto, el dardo aun en mi mano pues pensaba que desde lo alto tendría mas suerte que desde abajo, y corrí hacia Soleil alzando los brazos en señal de victoria, no por la hazaña del patio de armas, si no porque mientras pasaba lancé el dardo y di en el centro.
Orn negaba mascullando entre dientes que eso era trampa y yo me reía fruto de la ebriedad que llevábamos encima.
Alcé a Soleil de la cintura acercándola a mi mientras les guiñaba el ojo a mis dos hermanas.
-Has venido ¿eres mi premio? -pregunté con una picara sonrisa deslizando mi mirada descaradamente por su cuerpo -al menos bailaras una vez conmigo -le pedí -lo hiciste con el gilipollas ese ¿no merezco yo lo mismo?
Orn me gritaba que acabará lo empezad, nos habíamos jugado una ronda y quería su premio.
-¡Espera joder! -rugí desde el otro extremo de la taberna -venir a jugar con nosotros -les dije a las tres.
Mis dedos se deslizaron por bajo del corseé de Soleil en un intento de convencerla rápidamente mientras mi boca depositaba un mordisco suave sobre su hombro -anda ven -le pedí.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Risas cómplices entre las tres. Con ellas era muy diferente, ningún hombre se atrevía a acercarse, ni siquiera sus hermanos. Fiolett y su carácter tan indomable como ella y la señorita Valeska, tan hermosa e intocable. Antes de soplar las velas, Fiolet fue por unas jarras para que brindemos por mi cumpleaños, quedaban minutos y Valeska no hacía otra cosa que observar a Dritt y a los otros dos jugar a los dardos, eso y cómo conversaban con las norteñas que escuchaban a Orn encantadas y ensimismadas.
Me quedé observando la escena, por primera vez quise ser una de ellas. Lo tendrían una vez y para mí eso bastaba , siendo quien era, siendo Soleil la criada... jamás tendría derecho alguno a nada. Sonreí, Fiolett enarcó una ceja mirándome sin dejar de negar con la cabeza, sabía lo que quería decir con eso, Valeska se reía a carcajadas pero me comprendía en el fondo.
-Sol ¿preparada para tener un año más? Aunque jamás nos adelantarás en edad... bueno, en cierto modo, mira a mi hermana...sigue siendo una niña consentida -Valeska casi muerde a Fio por el comentario, ésta última tiró de su cabello rubio y me eché a reír a carcajadas. Cuando Drittsekk se acercó a nosotras, me sonrojé ligeramente. La bebida le hacía más vulnerable y cercano, aún más. Entreabrí los labios sin saber qué decir por lo que Fiolett le dio una colleja a su hermano, tenía antes que soplar las velas. -Espera, cretino . Tiene que soplar las velas y pedir un deseo, ¿no te has olvidado tu premio en la barra? A tu inseparable amigo Orn el rarito, que tiene una patada en las pelotas de campeonato -esos dos siempre se batían a ver quien era mejor guerrero , reí y asentí pero insistió en que fuera con él y ...maldita sea, a él no podía negarle nada.
-Está bien...primero una cosa y luego otra... -tomé de la mano a Dritt para que se acercase a la mesa, Valeska encendió la única vela que se encontraba en medio de la tarta con un soplido y...tras pedir el deseo mentalmente, la apagué. La hechicera sonrió satisfecha y supe porqué -Me has leído el pensamiento ¡Lilie! -Fio desapareció a por más bebida y tímidamente, cogí de la mano a Dritt para sacarlo de allí.
Que recordase, nunca habíamos bailado, ni tan siquiera cuando éramos unos niños...él siempre ocupado con ser el mejor en la lucha y no lo culpaba, él más que nadie lo tuvo complicado.
-¿Qué pasa? -la hechicera había manchado mi mejilla de restos del pastel a propósito y eso que no me había acercado. Una alegre canción sonaba de fondo, estaba borracho y lo sabía -¿Este es mi regalo? Tu premio fue la comida, no esperes más -ajena a que estaba manchada , me refugié una vez mas en su mirada, recé para que no se diese cuenta que en ese instante me volví a enamorar de él...
Me quedé observando la escena, por primera vez quise ser una de ellas. Lo tendrían una vez y para mí eso bastaba , siendo quien era, siendo Soleil la criada... jamás tendría derecho alguno a nada. Sonreí, Fiolett enarcó una ceja mirándome sin dejar de negar con la cabeza, sabía lo que quería decir con eso, Valeska se reía a carcajadas pero me comprendía en el fondo.
-Sol ¿preparada para tener un año más? Aunque jamás nos adelantarás en edad... bueno, en cierto modo, mira a mi hermana...sigue siendo una niña consentida -Valeska casi muerde a Fio por el comentario, ésta última tiró de su cabello rubio y me eché a reír a carcajadas. Cuando Drittsekk se acercó a nosotras, me sonrojé ligeramente. La bebida le hacía más vulnerable y cercano, aún más. Entreabrí los labios sin saber qué decir por lo que Fiolett le dio una colleja a su hermano, tenía antes que soplar las velas. -Espera, cretino . Tiene que soplar las velas y pedir un deseo, ¿no te has olvidado tu premio en la barra? A tu inseparable amigo Orn el rarito, que tiene una patada en las pelotas de campeonato -esos dos siempre se batían a ver quien era mejor guerrero , reí y asentí pero insistió en que fuera con él y ...maldita sea, a él no podía negarle nada.
-Está bien...primero una cosa y luego otra... -tomé de la mano a Dritt para que se acercase a la mesa, Valeska encendió la única vela que se encontraba en medio de la tarta con un soplido y...tras pedir el deseo mentalmente, la apagué. La hechicera sonrió satisfecha y supe porqué -Me has leído el pensamiento ¡Lilie! -Fio desapareció a por más bebida y tímidamente, cogí de la mano a Dritt para sacarlo de allí.
Que recordase, nunca habíamos bailado, ni tan siquiera cuando éramos unos niños...él siempre ocupado con ser el mejor en la lucha y no lo culpaba, él más que nadie lo tuvo complicado.
-¿Qué pasa? -la hechicera había manchado mi mejilla de restos del pastel a propósito y eso que no me había acercado. Una alegre canción sonaba de fondo, estaba borracho y lo sabía -¿Este es mi regalo? Tu premio fue la comida, no esperes más -ajena a que estaba manchada , me refugié una vez mas en su mirada, recé para que no se diese cuenta que en ese instante me volví a enamorar de él...
Soleil- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 05/07/2017
Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Mis hermanas siempre dando el coñazo, ahora tenia que soplar las velas y no iba a dejarla ir hasta que no lo hiciera, la paciencia de Orn se agotaba, ahora subido a la mesa me gritaba que fuera como una enamorada ramera mientras yo le hacia guardar silencio y las vikingas se reían mirándonos hacer el canelo a ambos.
Bröok apuraba su tercera jarra sentado en la barra, con los pies colgando mientras Niels se daba el lote con la mas guapa de la taberna frente a la chimenea mientras el resto suspiraban haciendo cola.
Synnové corrio hacia mis hermanas ne cuanto las vio pasandoles los brazos por encima, no se olvidó de darme un puntapié en el culo a modo de saludo mientras yo negaba con la cabeza.
Ubbe y Hakon conversaban en una mesa algo apartada con las jarras en la mano pero ni de lejos iban borrachos, parecían traerse algo entre manos.
La cosa cambio cuando la loba Bry entro en el lugar acaparando la atención del general que se despidió de su hermano y alcanzando las nalgas de la loba salio de la taberna.
Hakon se unió a Brökk para beber en la barra mientras yo esperaba el puñetero deseo de Soleil.
Por fin pude arrastrarla del lado de mis hermanas. Agarré su cintura pegándola a mi cuerpo mientras me reía por la mancha de chocolate de su mejilla.
Mis labios acortaron la distancia, mi lengua hizo el resto, lamí lentamente su piel paladeando el dulce sabor.
-¿Sabes así en todas partes? -pregunté con un deje de diversión.
Hundí mi cabeza en su cuello, era difícil tenerla tan cerca y no desear cada parte de su cuerpo, el alcohol me calentaba y me hacia perder la poca cordura que aun podía tener.
Dejé por este un reguero de besos hasta alcanzar su mandíbula y quedar cerca de su boca pero aun manteniendo esa ínfima distancia donde bailaban nuestros alientos.
-Feliz cumpleaños -susurré casi rozándolo.
Nuestros cuerpos danzaban al unisono, despacio, casi inmóviles, mientras nos mirábamos a los ojos.
La magia termino cuando dos vikingos entraron en la taberna gruñendo y bufando para dirigirse a donde estaba Niels bastante ocupado a decir verdad.
La mirada de todos se dirigió a ellos, no tardamos en enterarnos que la dama que estaba restregándose con Niels era la mujer de uno de ellos.
Mi hermano, como de costumbre salio con una de esas sandeces engreídas de tipo que poco o nada le importa su vida.
“No os preocupéis, no soy celoso, en unas horas os la devuelvo” dijo sin dejar de meter mano a la joven.
El marido alzó a mi hermano de la pechera, todos los Cannif nos pusimos en alerta, claro que para variar Niles no dio mucho tiempo a dialogar, de un puñetazo lo tumbo contra la mesa, saltó sobre esta y de una patada le rompió la mandíbula.
Desde arriba abrió los brazos en cruz desafiante, riéndose como un demente esperando que el otro vikingo le atacase.
-¡Vamos! -rugía
Bröok apuraba su tercera jarra sentado en la barra, con los pies colgando mientras Niels se daba el lote con la mas guapa de la taberna frente a la chimenea mientras el resto suspiraban haciendo cola.
Synnové corrio hacia mis hermanas ne cuanto las vio pasandoles los brazos por encima, no se olvidó de darme un puntapié en el culo a modo de saludo mientras yo negaba con la cabeza.
Ubbe y Hakon conversaban en una mesa algo apartada con las jarras en la mano pero ni de lejos iban borrachos, parecían traerse algo entre manos.
La cosa cambio cuando la loba Bry entro en el lugar acaparando la atención del general que se despidió de su hermano y alcanzando las nalgas de la loba salio de la taberna.
Hakon se unió a Brökk para beber en la barra mientras yo esperaba el puñetero deseo de Soleil.
Por fin pude arrastrarla del lado de mis hermanas. Agarré su cintura pegándola a mi cuerpo mientras me reía por la mancha de chocolate de su mejilla.
Mis labios acortaron la distancia, mi lengua hizo el resto, lamí lentamente su piel paladeando el dulce sabor.
-¿Sabes así en todas partes? -pregunté con un deje de diversión.
Hundí mi cabeza en su cuello, era difícil tenerla tan cerca y no desear cada parte de su cuerpo, el alcohol me calentaba y me hacia perder la poca cordura que aun podía tener.
Dejé por este un reguero de besos hasta alcanzar su mandíbula y quedar cerca de su boca pero aun manteniendo esa ínfima distancia donde bailaban nuestros alientos.
-Feliz cumpleaños -susurré casi rozándolo.
Nuestros cuerpos danzaban al unisono, despacio, casi inmóviles, mientras nos mirábamos a los ojos.
La magia termino cuando dos vikingos entraron en la taberna gruñendo y bufando para dirigirse a donde estaba Niels bastante ocupado a decir verdad.
La mirada de todos se dirigió a ellos, no tardamos en enterarnos que la dama que estaba restregándose con Niels era la mujer de uno de ellos.
Mi hermano, como de costumbre salio con una de esas sandeces engreídas de tipo que poco o nada le importa su vida.
“No os preocupéis, no soy celoso, en unas horas os la devuelvo” dijo sin dejar de meter mano a la joven.
El marido alzó a mi hermano de la pechera, todos los Cannif nos pusimos en alerta, claro que para variar Niles no dio mucho tiempo a dialogar, de un puñetazo lo tumbo contra la mesa, saltó sobre esta y de una patada le rompió la mandíbula.
Desde arriba abrió los brazos en cruz desafiante, riéndose como un demente esperando que el otro vikingo le atacase.
-¡Vamos! -rugía
Drittsekk- Humano Clase Alta
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Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Allí se encontraban prácticamente todos los Cannif. Volvimos a mirarnos a los ojos y él a acortar la distancia, una que no esperé y me hizo sonrojar por atreverse a lamerme la piel. Se sintió demasiado bien, deseé que lo hiciese por cada parte de mi cuerpo y sin querer, un pequeño gemido escapó de mis labios. Por una vez, quise ser valiente...me acerqué a sus labios pero el ruido me detuvo, no entendí qué pasaba hasta que la pelea se originó.
Como siempre, el señor Niels se metía en problemas y como no, relacionado con mujeres. Se bastaba solo pero allí, todos sus familiares se pusieron tras el haciendo de escudo y entendí que Dritt fuese. Me separé de él con tanto revuelo, Valeska se percató de mi gesto de temor. No me gustaban las peleas, al igual que a la señora..no las terminaba por comprender. No supe qué hacer, tomé de la mano a Dritt y la apreté con fuerza para que él fuese a ayudar si era preciso.
Ni en sueños imaginé que mi cumpleaños terminase de esa forma. Sonreí para que no se preocupase y volví mis pasos a la mesa, Fiolett se unió a la gesta mientras Valeska suspiraba mirando la escena de lo más divertida. Niels y ella eran tan diferentes que chocaban, o quizás muy iguales por eso siempre andaban discutiendo, poderosos a más en su campo.
-Gracias por la tarta, aunque...-miré la escena desde mi posición, el lugar se había llenado de norteños que presenciaban la pelea, entre ellas, aquella mujer...la vikinga que a Dritt quitaba el sueño la que le rechazó pero ahora...parecía ser muy distinto . Su mirada puesta en él, sonreía satisfecha por verle desenvolverse en la pelea. -Salvar tu honor parece ser que ha despertado interés en esa urraca -no cambié el gesto, semblante tranquilo con infinita sonrisa...que se congeló al ver a Dritt en el suelo, lo tomaron entre varios llamándole “bastardo” en su idioma...su nombre y no paraban de golpearle, se zafó de ellos y me incorporé para ir en su búsqueda pero... alguien se me adelantó. Aquella mujer.
Me bloqueé, la vi tomarlo entre sus brazos y mi corazón se detuvo durante unos segundos. Quería irme de allí, no deseaba ver más. Pedí en silencio a que me acompañase y juntas, salimos de allí , entre aquel estruendo.
-Gracias, señorita ¿te puedes quedar conmigo? Solo hasta que me duerma , no consigo concebir el sueño y...-miré de reojo a Dritt y terminé bajando la mirada, aceleré el paso, dejándole allí....donde debía estar.
Como siempre, el señor Niels se metía en problemas y como no, relacionado con mujeres. Se bastaba solo pero allí, todos sus familiares se pusieron tras el haciendo de escudo y entendí que Dritt fuese. Me separé de él con tanto revuelo, Valeska se percató de mi gesto de temor. No me gustaban las peleas, al igual que a la señora..no las terminaba por comprender. No supe qué hacer, tomé de la mano a Dritt y la apreté con fuerza para que él fuese a ayudar si era preciso.
Ni en sueños imaginé que mi cumpleaños terminase de esa forma. Sonreí para que no se preocupase y volví mis pasos a la mesa, Fiolett se unió a la gesta mientras Valeska suspiraba mirando la escena de lo más divertida. Niels y ella eran tan diferentes que chocaban, o quizás muy iguales por eso siempre andaban discutiendo, poderosos a más en su campo.
-Gracias por la tarta, aunque...-miré la escena desde mi posición, el lugar se había llenado de norteños que presenciaban la pelea, entre ellas, aquella mujer...la vikinga que a Dritt quitaba el sueño la que le rechazó pero ahora...parecía ser muy distinto . Su mirada puesta en él, sonreía satisfecha por verle desenvolverse en la pelea. -Salvar tu honor parece ser que ha despertado interés en esa urraca -no cambié el gesto, semblante tranquilo con infinita sonrisa...que se congeló al ver a Dritt en el suelo, lo tomaron entre varios llamándole “bastardo” en su idioma...su nombre y no paraban de golpearle, se zafó de ellos y me incorporé para ir en su búsqueda pero... alguien se me adelantó. Aquella mujer.
Me bloqueé, la vi tomarlo entre sus brazos y mi corazón se detuvo durante unos segundos. Quería irme de allí, no deseaba ver más. Pedí en silencio a que me acompañase y juntas, salimos de allí , entre aquel estruendo.
-Gracias, señorita ¿te puedes quedar conmigo? Solo hasta que me duerma , no consigo concebir el sueño y...-miré de reojo a Dritt y terminé bajando la mirada, aceleré el paso, dejándole allí....donde debía estar.
Soleil- Humano Clase Media
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Re: Bonjour, mon petit guerrier. -Privado
Como siempre Niles acabó convirtiendo una noche de fiesta y celebración en el caos mas absoluto.
Pronto los Cannif cerramos filas a su lado y del mismo modo lo hicieron otros del lado de los ultrajados vikingos a los que les habían levantado a la mujer en sus morros.
Niels era peligroso, según Erlend dentro de él habia una tempestad que con conocia final, solo cuando Lakme estaba cerca parecía ligeramente amainar, pero en épocas como esta, esas que ella lo abandonaba a su suerte dejándolo huérfano no solo de maestra si no de algo mas que no alcanzaba a comprender, Nies se desataba como la mas voraz de las bestias y nada podía hacer que el trueno dejara de reflejarse en él.
Pronto aquel lugar se convirtió en sillas rotas, golpes, insultos que no menguaban en absoluto, mis ojos buscaron a Soleil para quedarme tranquilo al ver como Valeska la sacaba del lugar.
Caí la suelo golpeado por varios norteños, alcé la mano parando el puño de uno, de una patada empotré a otro contra la pared mientras un tercero se abalanzaba contra mi y era detenido por la vikinga a la que hace tiempo le pedí matrimonio y fui rechazado.
Nuestras miradas se encontraron, su sonrisa iluminó la instancia por un momento, pero no tuvimos mucho tiempo cuando de nuevo todo estallo en golpes.
Cuando la pelea terminó salí corriendo hacia le exterior, pero no había ni rastro de Soleil, al parecer se había largado con Valeska, no así sucedió con la preciosa vikinga que a mis espaldas pronunciaba mi nombre con una sonrisa ladeada.
Me giré para verla, no entendía bien que podía querer de mi, siempre había estado ciega por Niles, mi hermano.
Mis pardos se centraron en sus afilados ojos, un silencio corto antes de que se abalanzara contra mi cuerpo, mis labios presos de la adrenalina del momento la acogieron, nuestros cuerpos chocaron hambrientos mientras los gruñidos de uno y otro rompían el silencio del gélido ambiente norteño.
…........................................................................................................................................................
Me subí el pantalón mientras ella se arreglaba con los dedos ligeramente el pelo y me dedicaba una lasciva sonrisa de despedida.
Estaba cerca el amanecer, así que me fui directo a la cama, imaginaba que Orn y los demás habrían hecho lo mismo pues yo me había separado del grupo.
Al llegar vi a Soleil sentada con una manta en el porche, estaba dormida así que la alcé entre mis brazos para llevarla a su cuarto.
La dejé caer suavemente sobre su lecho, deslicé mis ojos por su perfecto rostro, ella se había empeñado en poner distancia entre ambos, quizás porque como para todas un bastardo no era suficiente.
Arranqué el colgante de mi cuello y lo dejé en su almohada.
-Feliz cumpleaños -susurré besando su pelo antes de salir por la puerta.
Pronto los Cannif cerramos filas a su lado y del mismo modo lo hicieron otros del lado de los ultrajados vikingos a los que les habían levantado a la mujer en sus morros.
Niels era peligroso, según Erlend dentro de él habia una tempestad que con conocia final, solo cuando Lakme estaba cerca parecía ligeramente amainar, pero en épocas como esta, esas que ella lo abandonaba a su suerte dejándolo huérfano no solo de maestra si no de algo mas que no alcanzaba a comprender, Nies se desataba como la mas voraz de las bestias y nada podía hacer que el trueno dejara de reflejarse en él.
Pronto aquel lugar se convirtió en sillas rotas, golpes, insultos que no menguaban en absoluto, mis ojos buscaron a Soleil para quedarme tranquilo al ver como Valeska la sacaba del lugar.
Caí la suelo golpeado por varios norteños, alcé la mano parando el puño de uno, de una patada empotré a otro contra la pared mientras un tercero se abalanzaba contra mi y era detenido por la vikinga a la que hace tiempo le pedí matrimonio y fui rechazado.
Nuestras miradas se encontraron, su sonrisa iluminó la instancia por un momento, pero no tuvimos mucho tiempo cuando de nuevo todo estallo en golpes.
Cuando la pelea terminó salí corriendo hacia le exterior, pero no había ni rastro de Soleil, al parecer se había largado con Valeska, no así sucedió con la preciosa vikinga que a mis espaldas pronunciaba mi nombre con una sonrisa ladeada.
Me giré para verla, no entendía bien que podía querer de mi, siempre había estado ciega por Niles, mi hermano.
Mis pardos se centraron en sus afilados ojos, un silencio corto antes de que se abalanzara contra mi cuerpo, mis labios presos de la adrenalina del momento la acogieron, nuestros cuerpos chocaron hambrientos mientras los gruñidos de uno y otro rompían el silencio del gélido ambiente norteño.
…........................................................................................................................................................
Me subí el pantalón mientras ella se arreglaba con los dedos ligeramente el pelo y me dedicaba una lasciva sonrisa de despedida.
Estaba cerca el amanecer, así que me fui directo a la cama, imaginaba que Orn y los demás habrían hecho lo mismo pues yo me había separado del grupo.
Al llegar vi a Soleil sentada con una manta en el porche, estaba dormida así que la alcé entre mis brazos para llevarla a su cuarto.
La dejé caer suavemente sobre su lecho, deslicé mis ojos por su perfecto rostro, ella se había empeñado en poner distancia entre ambos, quizás porque como para todas un bastardo no era suficiente.
Arranqué el colgante de mi cuello y lo dejé en su almohada.
-Feliz cumpleaños -susurré besando su pelo antes de salir por la puerta.
Drittsekk- Humano Clase Alta
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