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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Joe Black Sáb Jul 08, 2017 3:48 pm

Los días se sucedieron dentro de nuestra calma tensa y la poca tranquilidad que ostentaban desde el principio nuestras citas. Por suerte la perra de sacar a relucir los sentimientos y hablar sobre el amor en todas sus formas se había diluido con el paso de los días y volvíamos a ser esos demonios que se complacían.
Nuestra relación se estrechaba, las risas se sucedían y  casi sin darnos cuenta nos estábamos convirtiendo en una pareja.

Aun así los miedos me sobrevolaban cuanto mejor estábamos, cuanto mas disfrutaba de sus retos, de sus palabras y de su afilada lengua mas miedo tenia de perderla y no dejaba de repetirme en mi cabeza aquella voraz frase que se marcó a fuego en mi piel aquella noche en la que se desató la tormenta.
“¿te has parado a pensar, por un breve momento, si en algún momento de mi vida yo quisiera sentir esa droga que dices que se siente, o sentir como me lanzan al vacío? Podré caerme mil veces Joe, pero siempre volveré a levantarme mil veces más… esa es nuestra diferencia, que mientras yo me levanto tú te quedas hundido “


Aun así trataba de olvidarlo, puede que no tuviera ese tiovivo de sensaciones que extrañaba pero no podía negar que lo nuestro era algo parecido, algo que te arrastraba cada noche a los infiernos, nunca había un instante igual al otro y aunque no se le podía llamar amor, creo que lo suplíamos con una mezcla de odio y pasión o quizás solo era un necio que se negaba a si mismo y a ella lo obvio, que me estaba enamorando hasta las trancas aunque no pensaba decir de eso una palabra.
“Dueño de mis silencios, esclavo de mis palabras”

Aquella noche había sido invitado por mi prometida, bueno en realidad mas por su madre, pero eso era otro tema, a la fiesta de su veinte cumpleaños, los padres querían celebrar en su mansión por ultima vez el cumpleaños de esta, así que generosamente me ofrecí a pagar la fiesta sin que tuvieran que escatimar en gastos, pues todo era poco para la reina de mi averno.
Ademas durante esos días había estado ayudando a su padre con los documentos que me pidió, tenia un negocio entre manso y quizás bien llevado podría acabar siendo rentable.
Le aseguré que contaría con el mejor gestor y abogado y que ambos le acompañarían a cerrar el trato, puse el dinero para la inversión y nos convertimos así en socios los dos.

Solo le pedí que mantuviera a su hija ajena a estos negocios nuestros, no quería que la dama pensara que la estaba comprando, aunque en verdad lo que no quería era que viera que ayudaba a sus padres, que pudiera encontrar en mi una imagen alejada del monstruo que tenia grabada en su retina y que me ayudaba a que siguiera siendo el odio y no el amor lo que motivaba sus sentimientos por mi.

Vestido de gala, con un chaqué gris, camisa azul clara y sin corbata me presenté con sendos ramos de flores en su casa, ni de lejos este era el regalo de la dama, este se encontraba a buen recaudo y se lo daría en privado terminada la fiesta que acontecía.
La puerta se abrió empujada por la doncella que me sonrió agradable tomando mi abrigo e invitándome a pasar pues era sin duda uno de los invitados con mas honores a esa fiesta.
Podía sentir todos los ojos clavados en mi mientras avanzaba por el gran salón que se había convertido en una pista de baile improvisado en la que tocaba una de las mejores orquestas instrumentales.
Ademas una mujer de voz aterciopelada cantaba al piano logrando acariciar el oído de todos los invitados.

Me acerqué a la madre, un beso en su mejilla un alago y le entregué uno de los ramos alegando que no pude contenerme en comprar tibien uno para la segunda mujer mas importante de mi vida.
Ella parecía dichosa por mis palabras y rauda llamó a una de las sirvientas para que las pusiera en agua ofreciéndome su compañía hasta que Dan bajara por las escaleras con su impoluto y caro vestido nuevo.


Última edición por Joe Black el Dom Jul 16, 2017 12:03 pm, editado 1 vez
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Mensaje por Danerys Garnert Dom Jul 09, 2017 5:40 am

Veintidós años, esos eran los que cumplía aquel día y el motivo por el que se había organizado todo aquello en casa, todos los preparativos, todas las prisas y las compras que se habían hecho para ese día. Había intentado convencer a mi madre de que quería algo más privado para esa noche, querían celebrar que era el último año que lo celebraba en casa –y soltera, todo había que añadir- y se le había ocurrido la brillante idea de hacer una fiesta para ello… fiesta en la que tuve que acompañarla esos días a por lo necesario contra lo que yo quería, había desatendido mi petición de hacerlo más privado y esos días había sido un completo caos. Odiaba ir con mi madre a comprar todo lo necesario para esa noche, aparte de porque lo odiaba de ver es que mi madre tenía el don para sacarme de quicio. Yo, a quien no le gustaban las fiestas desde que era bien pequeña ahora me veía organizando aquella teniendo que seguir a mi madre, fingiendo que todo era perfecto cuando por dentro quería matarla por su entusiasmo y su euforia.

No escatimó en nada para esa fiesta y me pregunté si tan mal iban las cosas cómo es que ese pequeño detalle, había sabido aunque ellos no me lo dijeran que necesitaban esa estabilidad económica que Joe podría proporcionarles y me pregunté si él no tendría nada que ver con aquello, pero si así era, nadie me lo iba a decir así que ni siquiera pregunté. Y como en todo baile y en toda fiesta no podía faltar el vestido, mi madre quería uno de estilo más tradicional pero para mi suerte ya que iba a ser yo quien lo llevara pude elegirlo porque no me quedaba de otra, así que a regañadientes mi madre tuvo que aceptar el que había elegido para esa noche recordándole que era “mi” fiesta y con eso simplemente cedió dejándome vía libre. Ya tenía todo preparado y organizado para la fiesta y la verdad es que no quise preguntar demasiado en todo lo que había preparado, ya lo vería llegada la noche en cuestión.

Mientras por el día acompañaba a mi madre por la noche el vampiro aparecía siempre puntual después de que el sol se escondiera, a lomos de su corcel para recogerme y pasar la noche juntos hasta que me devolvía antes de que el sol amaneciera por el horizonte. En esas noches había tomado la decisión de, por el momento, dejar a un lado la conversación que teníamos pendiente y que no habíamos terminado pero que algún día volveríamos a tener de nuevo. No volví a hurgar en la herida que tenía mostrando y exhibiendo su debilidad porque al menos quería que la fiesta pasara sin mayor problema, los dos sabíamos fingir demasiado bien frente a todo el mundo pero algo de calma en esa tormenta a nosotros nos venía bastante bien también. Las noches se sucedían con normalidad aunque eso era extraño hasta para nosotros, seguíamos desafiándonos y retándonos, seguía diciéndome lo afilada que tenía la lengua y aquellos constantes tiras y aflojas se sucedían como de costumbre.

Cuando nos comportábamos como los demonios que éramos era cuando mejor iba la cosa, cuando no teníamos que escondernos bajo las máscaras que diariamente ambos llevábamos puestas, entre los dos no hacía falta llevar esas máscaras porque ya sabíamos cómo éramos, lo habíamos demostrado con creces en todas esas noches. El vampiro siempre tenía algo con lo que sorprenderme en cada noche, ya era algo como una costumbre que cada noche pasara a por mí y nos fuéramos para el contento de mis padres, si ellos supieran… pondrían el grito en el cielo, o no sabía yo qué pasaría para ese entonces. Aquello parecía como una relación frente a los ojos de los demás, pero nosotros sabíamos bien que solo era una pantomima aunque nos comportáramos como tal. La complicidad se iba notando poco a poco cada vez más, y eso hacía que recordara a quien tenía delante: a un vampiro, el mismo que me había arrastrado a aquella situación con comprometernos, y al hombre que me llevaba a su infierno poco a poco.


Desde la habitación podía escuchar la música que sonaba bajo en la fiesta donde seguramente los invitados estarían llegando a poco a poco mientras yo me vestía para bajar y comenzar con aquella fiesta. Como siempre para ayudarme tenía a Mina, mi fiel sirvienta, quien parecía emocionada e ilusionada por ello algo que yo no entendía en absoluto, nunca me habían gustado las fiestas ni los bailes, todo era pomposidad e hipocresía por doquier, cotilleos y rumores siempre… era lo que desde pequeña había visto en esas fiestas, nada de diversión, pero claro mis forma de divertirme escandalizarían mucho a todos los que iban a ese tipo de fiestas. Mi dedo giró de forma inconsciente el anillo que llevaba como “argolla” tal y como un día había mencionado el vampiro, mi vista bajó al anillo contemplando el diamante negro mientras Mina terminaba los retoques del peinado que llevaba para esa noche, un moño rodeado por una trenza que había hecho a modo como si lo sujetara dejando unos mechones que caían ondulados como lo único suelto.

También me pintó y destacó mis ojos con negro y un poco de azul claro, un poco de colorete porque no me gustaba demasiado, y los labios rojos cual carmín. Una vez terminado me ayudó a ponerme el vestido, precioso y algo diferente. De color negro con toques y detalles en azul claro el vestido llevaba un corsé que solo tenía la parte delantera, con escote en forma de corazón que se ceñía a mi cuerpo ensalzando mis curvas y mi pecho, por detrás caía pero dejando la espalda al descubierto hasta un poco por encima de la cintura, y desde ahí caía el vuelo de la falda que no era demasiado ceñido pero sí se ajustaba a mis cuervas… sin duda alguna el vestido era algo atrevido, pero eso es lo que me había gustado. Unos toques en la puerta desviaron nuestra atención a ella, solo para ver la cabeza de mi hermano asomando por la misma, fijándose en ambas.


-¿Estás lista ya, Dan? –Preguntó a lo que Mina respondió que tan solo un par de minutos, me entregó unas pulseras a juego, un colgante regalo de mi padre y tras un poco de perfume dejó que me acercara a mi hermano quien iba con un traje negro muy elegante y muy guapo, tomó mi mano y me dio una vuelta para que girara sobre mí misma observándome- ahora entiendo por qué mamá se quejaba del vestido, te gusta llevarle la contraria para no complacerla, ¿verdad? –Preguntó a lo que yo sonreí de lado con cierto deje de diversión- resulta gratificante y estás preciosa–añadió con una sonrisa pues él también había pasado lo suyo- Mamá me ha mandado a buscarte, ya están todos bajo… incluido tú prometido –él era el que menos había coincidido con Joe pero seguro que ya nuestra madre se habría encargado de hacer las presentaciones oportunas y debidas- ¿Preparada? –Preguntó con una sonrisa ladina en sus labios y yo mordí los míos.
-La verdad es que no pero, ¿acaso tengo opción? –Él rió y me cedió el brazo para que lo tomara y juntos salimos para bajar por las escaleras contándome sus impresiones sobre el vampiro y ya podía escuchar la música sonar con más fuerza. Odiaba todo aquello, pero odiaba mucho más ser el centro de atención cuando no lo había pedido. Al entrar al salón todas las miradas se centraron en mi persona mientras la música seguía sonando y aquella mujer seguía cantando, mi hermano dejó un beso en mi mejilla y me soltó dejándome sola el muy maldito, mi mirada se fijó en mi madre quien como no estaba agarrada al vampiro y no a mi padre, mordí ligeramente mi labio y ella se acercó para darme dos besos y abrazarme alegando lo guapa que estaba, correspondí el abrazo y los besos porque tenía demasiadas miradas puestas en mí pero yo solo me percataba de una; la del vampiro.

Vestía de forma impoluta y elegante, como siempre hacia, con ese traje que le quedaba de maravilla y que lo hacía más atractivo, no era de extrañar que las miradas también se centraran en él. Tras unas palabras de mi madre a modo de brindis, ya que había camareros que portaban en sus bandejas champán y algún que otro canapé, dio por comenzada aquel baile seguido por una felicitación general y unos aplausos que me hicieron mirarla de soslayo, a esa mujer le gustaba demasiado todo aquello y yo lo odiaba. Di un trago a la copa que llevaba en la mano porque iba a necesitarla cuando la gente comenzó de vuelta a lo que estuviera haciendo, ahora tendría que pasar y soportar las felicitaciones personales. Di un par de pasos hacia el vampiro cuando alguien tomó mi muñeca girándome de forma suave, mi amiga junto a su marido estaban allí y me abrazó felicitándome al que correspondí, se le notaba un poco la barriga del embarazo y saludé a su marido para centrarme en ella.

Era la misma que me había contado la amante que tenía el vampiro, cuando después de volver a verlo había coincidido con ella y le pregunté me dijo que solamente la había acompañado hacia el carro, y que luego había vuelto él solo a la fiesta, que no tenía nada por lo que preocuparme. Me cercioré de que había cumplido con su palabra y ese fue el ejemplo de ello. Me separé prometiéndole que más tarde hablaríamos y finalmente me giré hacia el vampiro notando sus ojos fijos sobre mí, no se había movido del sitio y acabé frente a él sintiendo la mayoría de las miradas en nosotros, era la primera vez que nos veían juntos en una fiesta como esa después de la que él había montado para encontrar esposa, mis ojos se desviaron rápidamente hacia el ramo que portaba y le hice un pequeño mohín que solamente pudo ver él.


-Hola amor –dije alzando mi brazo para dejar mi mano en su nuca y con los tacones que llevaba se me hizo más fácil acortar la distancia entre nuestros rostros y besar sus labios, de forma lenta, a modo de saludo- dime que eso no es para mí, te dije que no hacía falta que me compraras nada Joe –murmuré contra sus labios antes de separarme y recorrerlo con la mirada- vas muy guapo, te queda muy bien ese traje Joe –sonreí de lado- ¿sabes que vamos a juego? ¿No tenías otro color? –Pregunté con una sonrisa, las miradas de todos estaban puestas en nosotros y sentía la presencia de mi madre que se acercaba hacia donde estábamos.
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Mensaje por Joe Black Dom Jul 09, 2017 9:44 am

Mi sonrisa se ensanchó al verla, parado en mitad de la pista mis ojos dibujaron su precioso cuerpo curvilíneo, ojos que centellearon por un instante oscureciéndose mas de la cuenta ante la endiablada visión que tenia ante mis ojos.
“Hola amor” susurró llegando ante mi como la diosa que era.
-Hola -musite sin palabras, solo podía seguir mirándola, era...preciosa y mía ¿como podía tener tanta suerte?

Ladeé la sonrisa con cierta picardia cuando se separó después de un beso húmedo, con cierto tinte pasional que como en la fiesta de mi compromiso acaparó las miradas de los allí presentes.
Realmente ante la vista de todos ellos eramos una pareja perfecta, idílica a decir verdad, si ellos supieran hasta que punto se equivocaban.
-22 rosas rojas una por cada año que has estado lejos de mi vida -apunté entregándole el ramo sin perder la sonrisa.

La misma sirvienta se lo llevó para ponerlo en agua mientras nosotros seguíamos hablando, riéndonos, picandonos mutuamente aunque de forma diferente a como tendíamos a hacerlo cuando no eramos vigilados.
Su madre iba y venia presentandome a todas y cada una de sus amigas y aunque las atendia de forma impecable pues no quería caerles mal a sus padres admito estaba deseando quedar a solas con mi preciosa prometida.

Con Celine las cosas nunca fueron bien con su progenitor, así terminaron las cosas en parte, así que en este intento tenia claro que hacer en todos los aspectos, tenia mis reglas e iba a cumplirlas.
Se me daba bien llevar mil mascaras y cada una tapaba uno de mis miedos.
-Dan tendrás que concederme un baile, creo que tu prometido se lo merece.
La madre nos miró alegre con la copa de champan en la mano empujando a su hija para que aceptara y me complaciese.
Entre susurros le decía a una de sus amigas que la fiesta había resultado carisima, pero que no había nada que no hicieran por su preciosa niña, algo que dibujo una ladeada sonrisa en mis labios, aunque no hice comentario alguno al respecto.

Posé mi mano en la parte baja de su cintura, mi otra mano se enredo en la ajena mientras nuestras miradas se anclaban y comenzábamos primero de forma lenta a movernos con delicadeza por la pista.
El vestido negro se movía impulsado con gracilidad por cada giro, estaba impresionante, había que admitirlo.
-Estoy seguro que a tu madre no le a gustado el vestido, por el contrario yo pienso que ha sido todo un acierto, aunque has acaparado la mirada de todos los hombres de la sala, espero no tener que pelearme por tu honor -bromeé guiñándole un ojo.
-Como imaginaras el ramo de flores no es tu regalo, no soy tan previsible como para eso amor.
Tu regalo te lo daré después, cuando nos quedemos solos, es algo que creo te va a gustar y que me ha costado mucho conseguir pero...tiene un motivo.

Apreté los dientes quedándome un instante clavado en el suelo, siseé ligeramente entrecerrando los ojos, la herida crecía, notaba su ardor extenderse por mi vientre y aunque no lo hacia a diario, eran como latigazos que se producían sin pausa en un instante determinado.
Me rehíce ocultando le dolor mientras volvía a aferrar a Dan para continuar bailando, sus ojos lo decían todo y los míos trataban de salir de la embarazosa situación y mas aun de una conversación en la que no quería entrar.
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Mensaje por Danerys Garnert Dom Jul 09, 2017 5:29 pm

La fiesta estaba al gusto de mi madre, de eso no había duda alguna, se podía notar por todos los arreglos que había hecho, la orquesta, al mujer al piano con esa voz que tenía casi angelical… absolutamente todo mirara por donde mirara tenía el toque de mi madre con su característico lujo correspondiente que se hacía notar por el lugar. Habían incluso invitados a los que no conocía pero tampoco quería conocerlos, no más allá de las presentaciones que mi madre pudiera hacer esa noche y que estaba segura que haría en numerables ocasiones. Primera prueba de ello fue el brindis, dando paso así a que comenzara la fiesta mientras yo odiaba todo aquello que hacía, en ese sentido jamás sería como ella porque no me gustaba en absoluto tanta pomposidad… la odiaba, desde que era bien pequeña aunque ella siempre me había estado enseñando para que de mayor fuera como ella, algo que para su desgracia jamás sería.

Notaba la mirada fija del vampiro sobre mí, de pie, justo en el centro sin acercarse esperando a que lo hiciera yo y me encaminé hacia él, me pararon por el camino pero al menos fue a alguien que sí me alegró ver, a mi amiga de la infancia, me despedí de ella y de su marido para finalmente acortar la distancia que nos restaba. Mi mirada primero se centró en el ramo, hice un mohín al verlo, pero no dije nada al respecto por el momento notando las miradas centradas en nosotros. Y no me extrañaba, después de la fiesta que él hizo esa era nuestra primera aparición en público y casi podía sentir la expectación de ese momento. Quedé frente a él, sus ojos me recorrían por completo al tiempo que yo hacía lo mismo, y fui yo quien atajó la distancia que me restaba con sus labios para darle un beso a modo de saludo y obteniendo un simple “hola” de su parte, algo que me hizo enarcar una ceja.


-¿Hola? ¿Te ha comido la lengua el gato?
–Sonreí de lado esperando que el ramo no fuera para mí, pero me lo entregó y al escuchar sus palabras no pude evitar sonreír de lado por las mismas- ¿uno por cada año de paz que has tenido hasta que me he cruzado en tú camino para torturarte? –Pregunté con cierta sorna, y estaba siendo comedida por el hecho de que había demasiada gente que nos observaba porque, de estar solos, mi respuesta hubiera sido completamente otra- son preciosas Joe, ya sabías que no tenías por qué regalarme nada –lo miré de forma fija cuando la sirvienta vino a por el ramo para ponerlo en un jarro con agua, mi mano subió por su pecho cuando estuvimos “solos” ya que todos nos miraban, y sonreí de lado observándolo- ¿sabes lo que te falta? Una corbata, para que pueda tirar de ti sin manchar esa camisa que llevas a juego con mi vestido –mi madre nos interrumpía a cada momento para presentarle alguna que otra de sus amigas, que el vampiro atendía de forma educada y con una sonrisa en sus labios para volver a dejarnos solos. Aproveché que el vampiro estaba retenido por mi madre, lanzándole una mirada de diversión riéndome entre dientes para ir a por una copa de champán que iba a necesitar esa noche y hablar con un par de personas, pero siempre llevando mi vista al vampiro a quien cada vez que miraba conversaba con alguien diferente. Tendría que ir a rescatarlo de aquello o mi madre se podría pasar la noche así, sabía lo que era, ya lo había sufrido. De camino me alguien rodeó mi cintura parando mi avance solo para girarme y encontrarme con el rostro de mi hermano, un poco más alto que yo aunque no con los tacones, quien llevaba una sonrisa divertida en sus labios.
-¿Qué se siente al ser el centro de atención, Dan? –Bufé por ello haciendo que el mechón libre que adornaba mi rostro se moviera por el aire exhalado, dando a entender mi punto de vista. Él solo se rió y me alzó de la cintura como si no pesara nada pidiéndole que me bajara dándole un golpe en hombro- último cumpleaños en casa y te lo llevas tú –le hice una mueca por eso.
-Tú deberías de estar casado ya, ¿cuándo vas a dignarte a encontrar una esposa? –su “nunca” fue algo que me hizo sonreír de lado porque siempre decía que jamás se casaría, miré al vampiro y luego a mi hermano- debería de ir a rescatarlo, ya sabes cómo es madre con estas cosas –él asintió y juntos nos encaminamos para rescatar al vampiro de aquel infierno.
-Señor Black –mi hermano captó su atención haciendo que se girara hacia él- creo que no tenemos el placer de conocernos formalmente, nunca hemos llegado a coincidir –estrechó su mano y miró a madre para acercarse a ella, mis ojos se centraron en el vampiro cuando dijo que se merecía un baile con él y mi hermano me dio un leve empujón en el hombro a modo de “aprovecha” para irnos de allí.
-Será un placer, amor –dejé que tirara de mi mano para acercarnos a la pista improvisada, su mano se puso en mi cintura y la mía fue a su hombro, las otras manos quedaron entrelazadas así como nuestros ojos quedaron anclados y así comenzamos a movernos, me dejé guiar por el vampiro siguiendo sus pasos al principio lento, girándome de forma grácil de un movimiento de mano, moviéndonos por la pista de baile. Sus palabras me hicieron soltar una leve risa ante lo acertado de ellas- me alegro que te guste el vestido, a mi madre desde luego que no le ha gustado... pero veo que a ti sí –lo miré de forma fija- ¿celoso, Joe? –Pregunté con una sonrisa ladina, aunque mis palabras sonaban a broma había un poco de malicia en ellas, pero no iba a empezar esa noche a desatar de nuevo la tormenta- me pregunto si tienes algo que ver con todo esto de la fiesta… ¿tienes algo que ver, amor? –Pregunté un giro que me dio y quedé más cerca de su cuerpo, casi con mis labios rozando los suyos. Lo miré cuando dijo que el ramo no era el regalo y que me lo daría en estar solos- ¿vas a dejarme con la intriga toda la fiesta? Eres un demonio –mis palabras acariciaban sus labios con su brazo rodeando más mi cintura, más cerca de lo normal en aquel baile. El vampiro se quedó momentáneamente quieto, sin moverse, con la mandíbula tena y los ojos entrecerrados y supe qué era lo que le pasaba; la marca. ¿Qué otra explicación habría para aquel gesto que hizo como de dolor, aunque quisiera disimularlo por completo? Me aferró con fuerza para seguir bailando como si no hubiera pasado nada, pero los dos sabíamos exactamente qué había pasado en ese momento- Joe –dije mirándolo de forma fija, con un tono algo quizás más serio para morderme el labio observando sus ojos, viendo que de alguna forma quería volver a ponerse esas máscaras y hacer que nada había pasado… huir como estaba acostumbrado a la conversación que teníamos pendiente.

Apreté con fuerza el agarre que tenía en su hombro mientras seguía fingiendo que nada pasaba, en esos momentos no podía hablar como quisiera pero lo haríamos, en estar solos hablaríamos sobre todo aquello y no podría escaparse por mucho que quisiera. La pieza terminó y nosotros nos quedamos parados observándonos, diciéndolo todo pero sin decirnos nada realmente, sonreí fingiendo como de costumbre acostumbrada a llevar máscaras para que nadie se diera cuenta y elevé mi rostro acortando la distancia y dejar un beso en sus labios cuando otra pieza empezaba y susurrar un “ya tienes tú baile” para mirarlo de forma fija, cogerlo del brazo y ejercer como se esperaba de nosotros en aquella fiesta. Lo presenté formalmente a mi amiga conversando con ella, su marido y Joe se conocían de otras ocasiones por lo que no hizo falta presentación alguna. Su brazo rodeaba mi cintura pegándome a su cuerpo mientras la gente bailaba en la improvisada pista y la gente hablaba animada por todo el lugar.

Mi padre me robó del lado del vampiro para pedirme un baile con él a lo que le cedí mi mano para que me llevara al centro de la pista, me decía que parecía que fuera ayer cuando apenas era pequeña con las ansias de ver mundo y que ahora allí estaba, joven y siendo el último cumpleaños que pasara junto a ellos viviendo bajo esa casa, y soltera además. Parecía que mi padre y Joe se llevaban bastante bien, más siquiera de lo que yo me pensaba en algunos momentos y aún no sabía a qué se refirió sobre los “papeles”, solo comentó que le había pedido opinión sobre un negocio, nada más. Cuando en uno de los giros que me hizo mi padre pude ver que este bailaba en esos momentos con mi madre, quien parecía encantada por aquello con una sonrisa que lucía de oreja a oreja, emocionada y casi obnubilada por el vampiro… aún no sabía qué le diría para tenerla así y que cediera a sus encantos.

Miré a mi padre pidiéndole que necesitaba tomar un poco el aire ahora que madre estaba entretenida y él rió dejando un beso en mi mejilla, cogí una de las copas de champán de una de las bandejas y salí al balcón apoyándome en la barandilla dejando que la suave y leve brisa me refrescara en esa calurosa noche, bebiendo la copa de champán casi de dos tacadas para soportar todo lo que me quedaba de noche por delante. Esperaba que mi madre no hubiera organizado alguna sorpresa de última hora, porque conociéndola me esperaba de todo. Y Joe… aún rondaba en mi cabeza qué podría ser, y el momento cuando se había visto débil, algo que como ya sabía el vampiro odiaba de sobremanera.
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Mensaje por Joe Black Lun Jul 10, 2017 7:16 am

Quietos en medio de la pista nuestros labios se rozaban, el aliento de uno era acogido con suavidad por la boca del otro mientras los acordes de la orquesta llegan al final. Mi nombre escapó suave de sus labios y en su mirada un tinte de preocupación lo dijo todo.
Odiaba sentirme débil, mi mascara se alzó y una sonrisa ladeada coronó sus labios lentamente.
-Soy un demonio ¿recuerdas? -fue mi forma de decirle que estaba bien.

Su padre me la robó dispuesto a sacar a bailar a su pequeña que pronto se convertiría en mi mujer, asentí entregándosela, me sentía cómodo, arropado en su familia, sinceramente empezaba a acostumbrarme a esto, era como si la mascara que portaba fuera increíblemente mejor que mi vida real.

Su madre no desaprovechó la oportunidad, así que en cuanto me vio solo se acercó para que la sacara a la pista de baile y entre risas y giros iba contándome anécdotas de su hija, así como me pedía paciencia con ella, que se convertiría en una buena mujer, pero que era joven y se ponía vestidos quizás inapropiados, que no se lo tuviera en cuenta, lo que me hizo sonreír asintiendo mientras le aseguraba que no tenia que preocuparse, que su hija lucia preciosa.

Por el rabillo del ojo la vi salir al balcón, no pude evitar pedir a su madre que me permitiera seguirla, a lo que su sonrisa se ensancho al verme tan pendiente de ella y eso que gran parte de las damas allí presentes no me quitaban el ojo de encima.

Recorrí la misma distancia que me separaba de ella,, rodeé su cintura con mis brazo apoyando mi barbilla sobre su hombro dejando que mi aliento se perdiera en su cuello.
-¿que haces aquí sola pequeña cazadora? -pregunté acariciando su oído con mis palabras -ladeé la sonrisa con cierta diversión al ver como me buscaba con la mirada.

Se que en parte se preguntaba si yo tena que ver en algo con la fiesta de su cumpleaños y por supuesto que tenia que ver, peor tampoco pensaba quitarle el merito a sus padres, yo solo puse el dinero.
-¿quieres tu regalo? -pregunté tirando de ella hacia las escaleras de piedras rumbo a los establos.
Su mirada centelleaba presa de la emoción, se que guardaba muchas cosas que decir en el tintero, creo que salio fuera justo por eso, pero yo como de costumbre reconducía la situación.

Solos rodeados de caballos, paja y heno tomé de las alforjas de mi montura un viejo libro cuya tapa parecía forrada por trozos de piel, en letras rojo sangre la palabra Necronomicon.
Ladeé la sonrisa cuando sus pardos se alzaron para enfrentar mi intensa mirada.
-No veía mejor regalo para la reina de mi averno ¿no crees? -pregunté con cierta altivez -ademas... -hice una pausa viendo como enmendar aquella conversación sin que tocáramos lo mas peliagudo de esta – tengo una pista sobre una antigua cultura maya … una atada a antiguos dioses que se remonta al inicio de los tiempos.
Quizás podamos encontrar algo acerca de la maldición que ata mi vida a la de la “novia” de mi hermano ¿te vienes de viaje? Tengo una pista que nos lleva a México ¿que me dices? ¿tequila? -bromeé guiñándole un ojo con picardia.
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Mensaje por Danerys Garnert Lun Jul 10, 2017 12:14 pm

Bailaba ahora con mi padre en mitad de la pista con la música de fondo sonando marcando nuestro ritmo y nuestro compás, se le veía feliz y contento en esos momentos y no quise preguntarle demasiado aunque su mirada, de forma algo fija, me lo decía todo sin necesidad de decirme nada. Se llevaba demasiado bien con Joe, aunque no rayaba lo mismo que lo que mi madre se llevaba y le gustaba el vampiro pero sí era cierto que lo veía cómodo con él. Mis padres tenían una imagen bastante equivocada de lo que era nuestra relación, unas máscaras que el vampiro y yo nos habíamos puesto interpretando el papel de dos enamorados que por coincidencia del destino nos habíamos cruzado, y como consecuencia de ello, habíamos caído enamorados el uno del otro. Mis padres vivían una mentira elaborada por las telarañas que Joe y yo habíamos tejido; no estábamos enamorados, y además, ellos pensaban que era otro hombre normal y corriente cuando desconocían que se trataba de un vampiro, descendiente de Caín, tan antiguo como el mismo mundo.

Me pregunté, por un momento, qué pasaría si lo supieran y se enteraran de la verdad de todo, de la mentira, de lo que él era… ¿seguirían gustándole tanto? ¿Le temerían? Seguramente sería más esto último que otra cosa, además de que también saldría a la luz que yo era una cazadora y no era algo que quisiera que mis padres supieran, me tenían por una buena joven modélica que seguía y acataba las normas de la sociedad cuando realmente me salía de todas ellas, mi comportamiento –el de verdad- dejaba mucho que desear y sino que se lo preguntaran al vampiro que él lo había sufrido de primera mano durante todas aquellas noches. En esos momentos bailaba con mi madre quien seguro que no habría perdido la oportunidad para lucir de yerno en aquella fiesta, ya que el vampiro llamaba la atención de muchas de las jóvenes y era algo bastante notorio, así como yo llamaba el de algunos hombres.

Necesitaba un poco de aire en esos momentos y ahora que madre estaba entretenida con el vampiro no veía mejor momento para escaparme de la fiesta que, en teoría, había sido hecha por mi cumpleaños y pidiéndole el permiso a mi padre quien me sonrió como si supiera exactamente lo que me pasaba me dejó ir dejando un beso en mi mejilla, me encaminé hacia el balcón cogiendo una copa de champán y dejé que la brisa de la noche me calmara. Odiaba ese tipo de fiestas, lo que conllevaba estar en ellas, pero sobre todo odiaba el bullicio de la gente y de alguna manera sentía que me ahogaba ahí dentro, por eso habría preferido algo más privado y comedido, no una fiesta que más bien parecía una fiesta digna para los gustos de mi madre en vez de los míos.

Di un trago a la copa de champán apoyándome en la barandilla del balcón cuando sentí unos brazos que rodeaban mi cintura, fríos como el mismo mármol en el que estaba apoyada y no me hizo falta saber quién era. Su pregunta hizo que mis ojos buscaran los suyos sintiendo su respiración y su aliento dar contra mi cuello y sonreí de lado, no me había respondido a mi pregunta como de costumbre hacía, así que supuse que algo tendría que ver en toda esta fiesta aunque él no me dijera nada, lo sospechaba y él no hacía nada para dejar que sospechara de esa manera y de esa forma. Sonreí de lado volviendo a dar un sorbo a la copa que llevaba en la mano y luego la dejé apoyada en la barandilla sintiendo su barbilla apoyada en mi hombro.


-¿Me echabas de menos, amor, y por eso has salido? –mis manos se apoyaron en la barandilla dejando que sus brazos siguieran rodeándome y sintiera su pecho pegado completamente a mi espalda- no me gustan este tipo de fiestas, aprovechando que entretenías a mi madre he venido a tomar algo de aire –mis ojos contemplaban en esos momentos las vistas de la ciudad que se extendían ante nosotros- ¿y tú, te has podido escapar de mi madre para que no te presente a nadie más? –Pregunté con cierta malicia porque se había pasado, la mayor parte de la fiesta, conociendo a gente que ella le presentaba –me pregunto cuánta gente le quedará por presentarte, si es que no te ha presentado a todo el mundo –sonreí ladina y acabé por terminar lo que había en la copa- supongo que ante tu silencio ante mi pregunta sobre la fiesta… supondré que algo has tenido que ver –el vampiro tenía muchos silencios, lo que no terminaba de comprender es que los podía ver y que podía atacarles con ellos. Preguntó si quería ver mi regalo y me giré aún entre sus brazos para mirarlo directo a los ojos- Oh, ¿me lo vas a dar ya? Está bien, tengo curiosidad por saber qué es después de tus palabras aunque ya te dije que no quería nada- dije de forma fija porque era verdad, desde que lo invité la noche siguiente le dije expresamente que no quería nada como regalo, aunque había pasado de mis palabras. Dejé que tirara de mi mano bajando por las escaleras, pasando por aquel jardín, hasta llegar a los establos donde lo miré enarcando una ceja por ello- ¿mi regalo es tú corcel negro? Muy apropiado –comenté con una leve risa para quedarme parada frente a su corcel, mis manos acariciaban su hocico y veía que sacaba algo de las alforjas y me lo entregaba.

Intrigada como estaba cogí aquel libro y cuando lo giré para mirarlo… las palabras “necronomicón” se podían leer claramente en color rojo, sobre una tapa vieja, algo roída por el paso del tiempo y arrugada que parecía ser piel. Abrí ligeramente los labios cuando supe lo que tenía entre mis manos, mi mirada se alzó hacia la del vampiro incrédula por tener aquel libro, que siempre había estado rodeado de mitos y de leyendas, en mis manos. Salí del establo observando aquel libro que portaba entre mis manos y que brilló, de una forma casi oscura, bajo la luz de la luna mientras escuchaba las palabras del vampiro quien me seguía fijando sus ojos en los míos. ¿Una pista? ¿Mayas? ¿México? Aquello era demasiada información como para poder procesarla de golpe, debía de ir paso por paso.


-¿Me estás regalando el Libro de los Muertos, Joe? –Giré mi rostro para observarlo parado a mi lado, contemplando mis reacciones ante aquello- ¿sabes lo poderoso que es este libro? –Claro que lo sabría, no por nada había vivido durante seis milenios, lo raro sería que no hubiera sabido lo poderoso que es- ¿cómo lo has conseguido? –Abrí la portada donde había una imagen algo aterradora en la portada, en negro, para encontrarme con una frase que rezaba en la primera página, con letras de color rojo como si de alguna forma se hubiera escrito con sangre- "Que no está muerto lo que yace eternamente, y con eones extraños incluso hasta la muerte puede morir..." –mis ojos se alzaron para mirar los del vampiro, cerrando el libro de nuevo, en verdad tenía razón… muy acertado para la Lilith que yo era. Durante un par de segundos miré al vampiro de forma fija, mis ojos recorrieron su rostro y luego bajaron por su pecho hasta detenerme donde sabía que estaba aquella marca, de hecho, mi mano se alzó posarse en el lugar sobre la tela de la camisa- ¿Quieres que te acompañe a buscar esa pista? –Di un paso en su dirección cogiendo sosteniendo el libro contra mi pecho con la otra mano- ¿Por qué, Joe? –Pregunté porque quería saber su respuesta- dijiste que no me preocupara por la marca, le restaste importancia e hiciste ver que no querías de alguna forma que pudiera tener algo que ver con ello –ambos sabíamos, perfectamente, a qué momento nos estábamos refiriendo. Él eludió mis preguntas, esquivó esa conversación pendiente y esa noche lo había intentado de nuevo- la marca crece y se expande, esta noche lo ha hecho mientras bailábamos y te ha dolido más que nunca, ¿no es verdad? –Lo miré de forma fija, para ver la reacción de su rostro pero sobre todo de sus ojos- te lo dije una vez Joe; puedo ver a través de tus máscaras, a través de tus mentiras porque como tú yo también soy un demonio… esa que reina en tú averno –sonreí de lado acortando la distancia totalmente, llevar los tacones me permitía estar mejor a su altura y mis labios rozaban los suyos dejando que mi aliento cálido los abrasara- ¿no quieres que me preocupe de la marca porque así, indirectamente, tú tampoco lo harías? –Sonreí de lado subiendo mi mano de su vientre a su nuca sin apartar mi mirada de él ni un solo segundo- “Tempus fugit” Joe, incluso para ti ahora también lo hace. Decide amor si quieres dejar que vuele y huya… o cogerlo con firmeza –mordí su labio inferior tirando suavemente del mismo- Vayamos tras esa pista a ver qué podemos encontrar, quizás encontremos algo más de lo que ellos en el norte encuentren –sabía de sus planes porque Joe me lo había contado. Admitía que el asunto de la marca me cabreaba en exceso, en todos los sentidos habidos y por haber y sus palabras en el lago habían sido acertadas sobre ese hecho- Creo que deberíamos de guardar esto a buen recaudo, es un libro demasiado peligroso como para que alguien me vea con el –me separé para guardarlo de nuevo del lugar donde lo había sacado él, ya que nadie miraría y no iba a pasearme con el libro por la fiesta, volví a su lado bajo su atenta mirada- luego cuando nos vayamos me lo das, y tenías razón; es muy apropiado para alguien como yo –sonreí de lado y acorté la distancia entre los dos, mis labios buscaron los suyos para fundirnos en uno, con esa atracción que nos envolvía cada vez que estábamos cerca. Me separé para coger su mano y volver de nuevo a la fiesta- dime, ¿alguna sorpresa más que deba de saber? –Lo miré sonriendo de lado- algo que mi madre tenga planeado de última hora… no sé, algo –me encogí de hombros mirándolo mientras ya íbamos por los jardines. Lancé un suspiro cuando ya se escuchaba el sonido de la orquesta tocando- odio esa fiesta, pero ido más el tener que volver… parece que de las fiestas a las que acudo, últimamente, no puedo escaparme como me gustaría –lo miré de soslayo, lo decía porque en la fiesta que él hizo y que fue a la última que asistí, él no me había dejado irme a cazar en ningún momento.
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Mensaje por Joe Black Lun Jul 10, 2017 4:01 pm

Camino hacia mi con el libro entre sus manos, ínfima la distancia cuando sus dedos buscaron por encima de la camisa la marca que me condenaba.
Sabia sobradamente la importancia del libro que le regalaba, encerraba grandes secretos, sin duda mucha magia y esperaba que entre esas lineas algo que nos ayudara a salvar a los Black de un destino incierto.
Si Sun moría mi hermano acabaría cayendo por el precipicio, conocía esa sensación de vació y no tener a lo que aferrarte, así que salvarla, era salvarlo de cierta manera.

Assur siempre fue el mas indómito de nosotros, el que mil veces se metió entre padre y cualquiera de los hermanos.
Era el momento de devolverle el favor de algún modo, ademas su debilidad era palpable, el amor te convierte en alguien frágil y Assur estaba condenado por amar a Sun y por amar a Hania, la chiquilla de pelo dorado que lo había abandonado. Con lidiar con un abandono tenia suficiente, si el otro pilar caía, él también lo haría y prefería no ser testigo de la derrota de uno de los Black si estaba en mi mano evitarla.

Su pregunté me sacó de mis propios pensamientos “quieres que te acompañe? ¿por que Joe?
Guardé silencio escuchando que mas tenia que decir al respecto, era cierto la marca se extendía como la pólvora, quemaba, dolía y hoy lo había hecho nuevamente.
Mis ojos se centraron en sus pardos cuando se orillo completamente a mi para rozar mis labios, cálido su aliento impacto en ellos con una afirmación errada.
“¿no quieres que me preocupe de la marca porque así, indirectamente, tú tampoco lo harías? “

Negué con la cabeza realmente no era ese el motivo, no quería que se preocupara por la marca porque de hacerlo me mostraría que me quería, me mostraría un interés en mi por encima de eso que la ataba a mi.
Necesitaba mi dinero para sacar a sus padres del pozo en el que estaban, a mi demonio para dar sentido a su vida, diversión, frenesí y éxtasis pero no a Joe Black, a ese le odiaba con todas sus fuerzas porque era un vampiro y ella una cazadora y así debía ser hasta el fin de los tiempos.
Ese y no otro era el motivo por el que no quería que se preocupara.

Entreabrí los labios dejando escapar un jadeo cuando aseguró que me ayudaría, que aferrara el tiempo y que buscaríamos alguna pista.
-Tomatero como un viaje de placer amor -apunté guiñándole un ojo tras la mascara de la indiferencia.
Recorrí con mis dedos su cintura, sin dejar de rozar sus labios dejándome embriagar por ella, cada roce era una dulce condena.
-Veo que he acertado con el regalo amor -musité sin soltarla, la necesitaba, allí, ahora pero tampoco iba a decir de eso una palabra.

Guardamos el libro nuevamente en las alforjas mientras ella alegaba lo certera que resultó mi elección y yo le respondía con un guiño de ojo volviendo a atraer hacia mi para encogerme de hombros ante su siguiente pregunta.
-Lo desconozco amor, es tu madre la que lo ha organizado todo, pero intuyo que si es tu cumpleaños debe de haber tarta ¿no celebráis así los humanos la anécdota de cumplir años?
La verdad es que ni recordaba cuando fue el ultimo cumpleaños que celebre, mis recuerdos se remontaban a mi niñez, a la pobreza de una choza mal trecha donde todos soplábamos año tras año la misma vela que mi madre colocaba sobre un pastel hecho por ella, después solo oscuridad, nunca mas se encendió la vela.

Caminamos por los jardines de la mano, reíamos, nos besábamos, eramos una pareja mas hasta que haló de lo poco que le gustaban las fiestas y me recordó que en la ultima a la que había asistido no la dejé ir a cazar.
-Penúltima -la corregí con la voz algo sombría, una punzada de celos me asaltó, bien sabia lo que pasó en nuestra ultima fiesta, pero relajé el gesto de inmediato colocando de nuevo la mascara sobre mis pardos.
-La ultima creo que fue mucho mas excitante que la anterior -susurré contra su boca lamiendo sus labios lascivamente -tendremos que repetirla amor.
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Mensaje por Danerys Garnert Lun Jul 10, 2017 8:01 pm

El regalo que el vampiro me había hecho no era ninguna tontería ni algo que todos pudieran tener alguna vez en su vida, sino el libro que más leyendas, pasiones y discusiones había traído con solo nombrarlo: el necronomicón. Un libro tan antiguo como el mismo mundo, peligroso, misterioso que encerraba un enorme poder del que cualquiera que lo tuviera en sus manos podría causar realmente el caos y desatar el infierno sobre la tierra. Literalmente. No sabía cómo el vampiro habría podido lograr aquel libro pero sin duda alguna quizás aquello podría ayudarlo con la maldición que ahora compartía con la vampira, si ella moría sin encontrar solución él moriría como consecuencia directa de ello. Me cabreaba sobremanera aquello, la decisión que él había tomado condenándose bajo el reloj de arena que era esa marca en su cuerpo. Esa noche había notado mientras bailábamos como la marca se había extendido por su cuerpo, no lo había visto pero los gestos del vampiro habían sido claros.

Él había dicho que si moría se acabaría la sensación de sentirme llena, plena y saciada, y no se equivocaba en lo absoluto. Había pasado unos días sin él y habían sido tremendamente desquiciantes y desesperantes, como si nada me llenara, como si nadie ni nada pudiera presentarme desafío y reto alguno, nuestros demonios se sentían uno cuando estábamos cerca y era eso lo que más nos empujaba hacia el otro. Me cabreaba pensar el hecho de que él, por propia voluntad, había firmado casi una sentencia de muerte porque eso, de alguna forma, me arrastraba a mí a esa sensación que había sentido aquellos días… unas que no quería volver a sentir de nuevo si podía evitarlo. Pero no iba a ser todo tan fácil, leer aquel libro y descifrarlo sería casi imposible, él tenía una pista así que mientras su hermano y Sun buscaban en el norte nosotros lo haríamos en el sur.

Mis ojos se fijaron en los del vampiro cuando hablé acortando la distancia que nos separaban con el libro sujetándolo contra mi pecho, él quería ponerse máscaras y máscaras para que no notara nada, para que no pudiera volver a hurgar en la herida como había hecho hacía un par de noches pero no sabía, que como él, acostumbrada a llevar máscaras sabía cuando reconocer las suyas. Que su frase de ser dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras decía mucho más de lo que él se daba cuenta, de que como le había dicho de alguna forma podía ver a través de él, una vez que había abierto la veda era fácil volver a descubrir y encontrar el mismo camino que me llevaba hacia lo más profundo de su interior, a esa parte que él no quería tocar y que quería eludir a toda costa. Pero yo no estaba dispuesta a dejar que todo pasara, quizás por esa noche sí porque nada de lo que nos llevábamos entre manos tenía que destaparse, porque de abrir de nuevo la herida que todavía estaba supurando de la otra noche desataría a la bestia que llevaba en su interior, y eso era algo que nadie salvo yo debía de ver ni de presenciar.

Sonreí de lado cuando me miró de esa forma, como si pusiera una máscara de nuevo para evitar que pudiera ver nada pero, ah, lo hacía… pero no lo decía por ese sencillo motivo. Me había dejado claro que no quería que me preocupara por la marca y ahora me venía con que le acompañara a seguir una pista cuando podría ir él solo sin necesitar mi ayuda, es más, mi parte más orgullosa, cabezota y testaruda salió momentáneamente a flote y me dieron ganas de decirle que se fuera él solo a buscar la jodida pista para la maldición, la misma que él había aceptado llevar por voluntad propia, porque veía a su hermano débil por el amor y él era un maldito cobarde que huía de sentir en general, porque no quería verse débil ni caer cuando tenía una eternidad para levantarse cuantas veces le diera la real gana.


-Entonces haré paseos turísticos por la ciudad cuando lleguemos, ya que es de placer –comenté con tono mordaz pero me mordí el labio intentando controlarme, no era el lugar, no era el momento ni la noche, si el vampiro se pensaba que no iba a acorralarlo de nuevo… es que era demasiado necio. Había un viaje por delante, y lo mejor de todo, es que de ahí no podría escaparse por mucho que lo quisiera. Porque me cabreaban ciertas cosas del vampiro, pero me iba a aplicar su misma frase porque si quería jugar a ese juego, bien, veríamos a quien de los dos se le caía la máscara antes, o quien se la quitaba a quien antes. ¿Resultado final? Volvería a ganar como había ganado todas aquellas veces. Sus dedos recorrieron mi cintura todavía pegada a su cuerpo y sonreí ante sus palabras- oh sí, nada mejor que regalarle a Lilith el libro de los muertos… me gusta que admitas mi poder –añadí con cierta malicia para luego dejar que guardara el libro de nuevo sonriendo de lado, viéndolo a él como realmente era con esas máscaras que se ponía pero que, sin embargo, por esa noche iba a dejarlo pasar… tendría tiempo en el viaje hasta México. Volvió de nuevo a acercarme a él y me dejé hacer mientras nuestros labios se rozaban en esos momentos y acabábamos por besarnos de nuevo de esa forma, caliente y húmeda. Escuché sus palabras y solté un bufido por ellas, no sabía si creerlo del todo cuando dijo que no desconocía si había alguna sorpresa, pero sí, tarta habría seguro- ¿conociéndola? No me extrañaría para nada que hubiera una enorme tarta esperándome. Deberíamos de volver antes de que se vuelva loca buscándonos, y créeme, lo hará –afirmé antes de coger su mano y volver atravesando de nuevo los jardines de vuelta a la fiesta. Por el camino quien nos viera desde lejos sin duda alguna pensaría que éramos una pareja, a veces me desconcertaba las cosas que hacía el vampiro, las acciones que tenía… me preguntaba muchas veces si se habría metido demasiado bien en su papel por el cambio que presentaba a veces, como si ahí no llevara máscara alguna.

Mis ojos se desviaron a los suyos parándonos cuando podíamos oír la música de fondo que amenizaba la fiesta, era cierto que odiaba las fiestas y que no me apetecía en absoluto volver… pero se suponía que la fiesta era por mí y por mi cumpleaños así que por mucho que quisiera irme y alejarme no podía hacerlo, algo típico últimamente de las fiestas a las que acudía. Mi comentario no pasó desapercibido por el vampiro tras volver a besarnos de nuevo, como si fuera algo que no pudiéramos evitar hacer bajo ningún concepto, y a ninguna costa. Su corrección con la voz algo más oscura y sombría me hizo mirarlo de forma fija durante unos segundos intentando ver qué escondía bajo esa máscara, estábamos el uno frente al otro y ladeé ligeramente mi cabeza mordiéndome el labio para poner de nuevo la cabeza bien.


-Para mí, realmente, la “última” fue la que hiciste en el palacio y donde me escogiste entre todas las asistentes a dicha fiesta, la otra no la cuento como fiesta aunque bien podría serlo sí, pero de esa no tenía ganas de escapar y fui por voluntad propia a diferencia de las otra dos –sonreí sintiendo sus labios contra los míos rozándose, con su aliento dar contra estos por sus palabras- sí, lo fue –corroboré porque había sido cierto. Su lengua lamió mis labios de aquella forma provocadora y lasciva, quedando bien con las palabras que pronunciaba como un pequeño recuerdo de lo que había sido esa fiesta- ¿de verdad quieres repetir, Joe? –Pregunté sin separarme yo tampoco- ¿con reglas esta vez, amor? –La verdad es que había sido él quien preguntó si volveríamos, y también había sido cierto que durante varias veces me preguntó que si seguía sin reglas, o diciéndome que si quería podríamos pararlo- porque parecías empeñado en querer poner reglas en varias ocasiones de la noche, e incluso me pediste que lo parara todo, ¿debo de pensar en… cosas? –sonreí de ladina porque no podía evitarlo, tenía muchas cosas que decir al respecto y cuando él me ponía la oportunidad en bandeja de plata era difícil no lanzar los dardos para que se clavaran en la diana- Ya lo veremos, ahora volvamos a la fiesta –porque no iba a empezar con esa discusión de nuevo, me acerqué para buscar sus labios con los míos en un beso algo más pasional, recorriendo su pecho con mis manos hasta dejar una en su nuca cuando la voz de mi madre, que me llamaba, fue lo que nos hizo separarnos con las respiraciones entrecortadas por la intensidad del beso, mirándonos a los ojos unos segundos hasta que desvié mi vista hacia mi madre quien pedía que volviéramos a la fiesta, le aseguré que ya íbamos y se alejó con una sonrisa como si nos hubiera pillado in fraganti- mi madre tiene un don para la oportunidad –comenté mirándolo un par de segundos- entremos, cuanto antes lo haga antes acabaré con esta tortura impuesta por mí madre –no dijimos nada más por el camino y entramos dentro donde como él bien había dicho una tarta me esperaba, lo miré de reojo como si él tuviera algo que ver en aquello o supiera algo y no me lo dijera y de nuevo fui el centro de atención, algo que odiaba en demasía.

Tuve que soplar unas velas en una tarta pero que luego comenzaron a sacar platos seguramente de más tarta que habría en las cocinas, champán y tarta era lo que los camareros repartían. Mi padre me llevó a saludar a algunos de sus amigos que ya conocía desde que era pequeña así como a algunos de sus hijos seguidos de alguna que otra mirada por parte de estos últimos que pasé de forma deliberada mientras terminaba de comer el trozo de tarta que tenía y mi padre y sus amigos hablaban sobre negocios, temas que no me interesaban en lo más mínimo. Con los modales que me habían inculcado y siendo educada hablé con aquellos jóvenes que alguno conocía desde pequeña, no faltaron elogios hacia mi vestido que yo respondí con esa máscara que bien sabía llevar ante esas situaciones, el vampiro estaba acompañado por varias jóvenes que se habían acercado a él y que charlaban animadas con él recorriéndolo con la mirada, me mordí el labio sin extrañarme que quisieran hacerlo.

Algún que otro comentario de forma sutil pero que dejaba entrever segundas intenciones fue lo que me trajo de vuelta hacia ellos, para mirarlos sin comprender que dejaran caer esos comentarios cuando de sobra mi anillo de compromiso lucía en el dedo, sin importarles para nada en absoluto. Uno de ellos tuvo el enorme descaro y atrevimiento de cogerme de la cintura y cuando iba a estamparle la tarta en el rostro mi hermano, atento, se acercó para quitar de forma cortés su brazo y llevarme a otro lado comentando un “cálmate” porque había visto mis intenciones, alegó que la tarta estaba demasiado buena como para desperdiciarla en eso y me mordí el labio, debería de habérsela estampado a aquel imbécil que pensaba que, por ser quien era y su estatus podía chasquear los dedos y tener a cualquiera rendida a él. Me acercó a la pista para un baile mientras se reía de lo gracioso que hubiera sido ver mis intenciones, pero que debía de comportarme como la señorita que nuestra madre había inculcado y que pensaba que era, pero los dos sabíamos que eso no era así para nada, pues él bien conocía mi carácter y mi forma de ser.


-Me pides que baje la luna, eso es imposible hermano –él se rió de mis palabras y dijo que mejor hacerlo él a que lo hiciera yo, que él al menos podría excusarse en un tropiezo, y sonreí de lado ante esa pequeña malicia que había escuchado en sus palabras- ¿crees que si dentro de un rato desaparezco madre lo notará? –Él me miró y yo rodé los ojos- odio estas fiestas, parece más que sea para ella que para mí –alegué a lo que él sonrió de lado y me dijo que esperara algo más a cuando el ambiente se amenizara con más alcohol, luego podría desaparecer y madre no me culparía de querer celebrar mi cumpleaños con mi prometido de forma más discreta. Reí por sus palabras y acabada la pieza dejó un beso en mi mejilla y gentilmente me acompañó hasta mi prometido donde me dejó alegando que estaba en buenas manos, negué con la cabeza porque si él supiera… miré al vampiro y le sonreí sabiendo bien lo que haría mi hermano- ¿quieres ver algo divertido? –Tomé su brazo sin importarme las demás jóvenes que estuvieran hablando con él y me aparté llevándolo conmigo para coger dos copas de champán y entregarle una- vas a ver que no soy la única que tiene cierta… malicia –comenté contra su oreja dejando un leve mordisco en su lóbulo para ver como mi hermano, plato de tarta en mano, se tropezaba “accidentalmente” con aquel joven del que le había librado de un tartazo pero que ahora ésta manchaba parte de su rostro y de su ropa, a lo que me reí mientras él se disculpaba y miraba al vampiro- yo hubiera sido mucho peor que él, creo que toda la malicia me la llevé yo –di un trago a la copa y me mordí el labio- y hablando de ser mala –acorté la distancia pegándome al vampiro- he pedido que nos guarden un buen trozo de tarta solo para nosotros, ¿por qué no bebemos un par de copas más, pasamos el rato y… más tarde me secuestras de mi propia fiesta? –Elevé mi rostro para rozar mis labios con los suyos dejando mi aliento cálido sobre ellos- tienes obnubilada a mi madre, si me raptas tú no pondrá pega alguna –mordí su labio inferior apretando un poco para darle veracidad a mis palabras- aquí no puedo ser mala contigo –sonreí de lado sabiendo que él entendería sobre qué le estaba hablando.
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Mensaje por Joe Black Mar Jul 11, 2017 3:42 am

Dan alegó entre risas que para ella la ultima había sido el día de nuestro compromiso, como a esta fue obligada por contra a la otra, fue consciente de querer ir y la disfruto.
Me relamí los labios sin borrar la sonrisa, mis mascaras estaban en alto y era imposible atravesarlas en ese momento por muchos intentos que ella hacia sobre si quería volver a una de esas fiestas y si pondría reglas la próxima vez dado que según ella busque hacerlo como un marido celoso toda la fiesta.
Me toco los cojones de sobremanera, pero si pensaba que lograría sacar de mi a la bestia y que le mostraría la peor cara se equivocaba.
-Los demonios no tienen reglas pequeña cazadora -apunté de forma sibilina mostrandole un destello de mis ojos rojos.

En otra ocasión le hubiera preguntado si acaso era ella la que quería establecerlas, pero ya me contestó esa pregunta acabada la fiesta, la había disfrutado, ni un ápice de celos nubló su juicio y repetirme era absurdo cuando tenia todo indudablemente claro.
Nuestras bocas colisionaron hambrientas, el deseo como siempre nos consumía a ambos cuando la madre irrumpió nuestro tórrido encuentro alegando que la tarta nos esperaba a ambos.

Mostré la mejor de mis sonrisas, aunque la verdad es que a esa mujer no le ganaba nadie a la hora de ser inoportuna y juntos de la mano volvimos a subir la escalinata de piedra para perdernos en la fiesta.
Dan soplo las velas, todos la felicitaban y aunque yo no le quitaba el ojo de encima, dándome cuenta de las libertades que uno de los jóvenes presentes se tomaba con ella, seguía la “apasionante” conversación de varias jovencitas que entre risas se preocupaban por mi vida y me contaban las suyas.
Un esfuerzo épico por no salir corriendo, sinceramente entendía porque Dan odiaba esto.

Gracias al hermano mi prometida me fue devuelta y esta tiró de mi para sacarme de aquella marea de mujeres que empezaban a volverme literalmente loco.
Me dijo que mirara la venganza de su hermano ¿un trozo de tarta? Ladeé la sonrisa con picardia, sinceramente para el ultraje recibido me parecía un castigo demasiado laxo, claro que no abrí el pico y resté importancia a lo ocurrido, si pensaba que iba a mostrarle mis celos, se equivocaba de nuevo.

Mis ojso de depredador siguieron al tipo hasta el baño, seguramente para limpiarse la mancha de tarta, aproveché un descuido de Dan saludando a nos viejos conocidos de sus padres para colarme tras ese tipo en el servicio con la mejor de mis sonrisas ladinas pintada en los labios.
No necesité palabras para alzarlo por el cuelo apretando con mi mano hasta que el aire dejó de llegar a su torrente sanguíneo, cabeza, estaba morado con la lengua fuera y yo admiraba esa situación con el placer de una venganza servida en plato frio y bandeja de plata.
Cuando dio sus últimos coletazos de vida, rehíce el nudo de la corbata alrededor de la marca.
Colgué el otro extremo del marco de una de las puertas y bajo sus pies pero tumbado coloqué un taburete.
Me gustaba mas la idea de arrancarle la yugular, pero eso hubiera traído a la policía a la mansión de Dan y la verdad, nadie investiga el suicidio de un joven ebrio.

Regresé junto a mi prometida de inmediato, nadie se había percatado de mi ausencia, mi sonrisa impertérrita seguía pintada en mi rostro mientras saludaba ahora yo a aquellos amigos de los padres de mi prometida.
Los gritos se sucedieron cuando una de las damas de la fiesta fue  entrar al baño y se encontró la desagradable escena.
Dan alzó los ojos hasta los míos mientras yo me encogía de hombros fingiendo no saber nada del asunto.
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Mensaje por Danerys Garnert Mar Jul 11, 2017 7:32 am

La fiesta seguía su camino y su cauce y tras haber recibido el regalo por parte del vampiro y haber estado un rato a solas en el que me había dicho que tenía una pista que seguir sobre la maldición, y quizás un par de dardos envenenados lanzados por mi parte mi madre nos encontró justo a mitad de un beso bastante apasionado, como cada vez que sucedía cuando nuestros cuerpos y nuestros labios se encontraban, para pedirme que entrara pues era la hora de la tarta. Se alejó dejándonos solos pero se le podía ver a leguas la sonrisa que traía en su rostro complacida por lo que había visto, lo dicho, no sabía qué le había dicho o hecho a mi madre que estaba extasiada con el vampiro, de haberme encontrado con otra persona me habría echado una pequeña charlita sobre que debía de estar dentro ya que la fiesta era en por mí, por mi cumpleaños… y que no podía irme y dejar a los invitados sin mi presencia pero claro, estaba con el vampiro y no pasaba nada. Eso me cabreo un poco, pero no le di mayor importancia y tomados de la mano entramos finalmente para seguir aquel paripé que a mi madre tanto le gustaba.

Soplé las velas de aquella pequeña tarta y pronto los camareros entraron con más trozos de tarta en platos para todos, copas de champán y la música seguía sonando amenizando el ambiente. Me vi separada del vampiro al atender a unos amigos de mi padre aunque, por lo que veía, estaba rodeado de jóvenes que se habían agrupado y acercado a él. Me mordí el labio pero luego reí ligeramente viendo como el vampiro intentaba escucharlas a todas con esa sonrisa y esa máscara en su rostro, mientras que yo me veía obligada a hacer lo mismo con los amigos de mi padre. Me alejé en cuanto comenzaron a hablar de negocios porque no era algo que me interesara, pasé a saludar a sus hijos los cuales algunos los conocía desde que era pequeña de verlos en otras fiestas y en casa cuando alguno de sus padres venían de visita.

De todos, el peor de ellos, era el que mejor se creía de todos los presentes habidos y por haber. Su arrogancia era algo que odiaba y que me daban ganas muchas veces de darle un sonoro puñetazo en el rostro, pero claro, era una señorita y debía de comportarme como tal. Su descaro no tenía límites y se atrevió a rodear mi cintura, justo cuando mi intención era estamparle la tarta en el rostro mi hermano acudió para alejarme de él sabiendo lo que iba a hacer, llevándome a la pista de baile para que me calmara un poco. Además iba a ser más fácil que lo hiciera él a que lo hiciera yo, así que tras dejarme con el vampiro y lanzarme una mirada con una medio sonrisa se alejó de nosotros para coger otro plato de tarta. Mis manos se enredaron en el brazo de Joe y sin importarme con quién estuviera hablando tiré de él para alejarnos de las jóvenes que ahora me miraban de mala forma, pero que poco me importaba.


-¿Te divertías con ellas? Seguro que teníais una conversación interesante –sonreí de lado porque sabría de qué estarían hablando- seguro que te cosían a preguntas y te contaban su vida ¿verdad? –No lo ponía en duda, todas éramos educadas más o menos para lo mismo aunque yo nunca había pretendido ser así y nunca lo había sido… solo cuando mi madre estaba delante. Nos apartamos para ver como mi hermano tropezaba y manchaba a aquel hombre con tarta para mi diversión, centrándome luego en el vampiro pidiéndole que más tarde me secuestrara, nos llevaríamos tarta y podría ser realmente mala con él sin que hubiera nadie que nos molestara- tengo curiosidad Joe –dije con mis labios sobre los suyos- si un vampiro toma comida, comida normal, ¿qué os pasa? –Enarqué una ceja por eso sonriendo de lado y me lo preguntaba porque como todos él también había comido tarta cuando repartieron los trozos. Mis labios rozaron los suyos de nuevo dejando que mi aliento los abrasara solo para separarme cuando de nuevo mi atención fue requerida, lancé un bufido que se quedó contra los labios del vampiro y me giré para atender de nuevo a unos viejos conocidos de mis padres, saludándoles y estando con ellos mientras cogía otra copa de una de las bandejas que pasaban para soportar aquello. Odiaba ser el centro de atención y tenía que hacerlo en esos momentos porque mi madre había hecho esa maldita fiesta en contra de mi voluntad, pero por mucho que lo odiara tenía que hacerlo. Así que atendí a los invitados como mi madre me había enseñado y una sonrisa pintada en los labios como la máscara que siempre solía llevar puesta. Joe no tardó en unirse en ese momento a la charla presentándose como debía, claro, no podía faltar que me preguntaran por mi compromiso pero la verdad es que el vampiro logró salir del paso ante esa pregunta en concreto y yo mordí el borde de la copa.

Podría ser cierto que había sido algo rápido pero no sería la primera que se casaría de esa forma, nos decían que parecíamos bastante enamorados y yo contuve e hice mi mejor esfuerzo por no reírme ante esas palabras y porque no se notara mi cara. Sí, todos pensaban que estábamos enamorados por la forma en la que actuábamos, la verdad es que se nos daba bien ponernos las máscaras e interpretar el papel… pero la verdad era otra bien distinta y más oscura. Claro que no sabían que él era un vampiro, que yo era una cazadora y que mi odio hacia él era tan claro como que él pertenecía a la noche y yo al día, que nosotros los cazábamos y que ellos se alimentaban de sangre. Eso era lo que no íbamos a decir, eso y que ambos éramos dos demonios que se habían encontrado en aquel mundo conectando de una forma que era algo extraña, pero de alguna forma mística y misteriosa, algo que nos anclaba al otro enredándonos con cadenas que nos entrelazaban.

Fue el grito de una de las jóvenes lo que hizo que todos miraran en dirección hacia donde estaban los servicios, la mujer salió pálida de allí y mi padre junto a un par de hombres más se adentraron para ver qué era lo que pasaba, se oyó el grito de uno de ellos y fue cuando entonces se supo qué había pasado. Philippe, aquel imbécil, arrogante, estúpido y prepotente joven al que mi hermano le había estrellado un trozo de tarta en traje y rostro, estaba muerto en uno de los servicios. Mis padres intentaron que continuara la fiesta para que el rumor no se extendiera pero era claro que lo haría al ser quién era e hijo de quién era, un hombre importante en los negocios. Me acerqué a mi padre mientras mi madre llevaba la situación bajo control para preguntarle qué había pasado, este me miró de forma fija y no quiso decirme pero tarde o temprano se sabría, así que me dijo que lo habían encontrado ahorcado en el baño. Pronto prepararon lo necesario para que se pudieran llevar el cuerpo y su padre se fuera con él de la fiesta, tenía un hijo demasiado engreído y arrogante, pero igualmente a él no le deseaba ese mal.

Di un trago a la copa y me giré hacia el vampiro mirándolo de forma fija, intentando averiguar si él habría tenido algo que ver con todo aquello, se había encogido de hombros cuando el grito sonó como si no supiera de qué iba la cosa, y la verdad es que no tenía modo alguno de acusarle directamente porque había estado conmigo durante todo aquel tiempo. La verdad es que me sorprendía que Philippe hubiera hecho aquello por muy borracho que fuera, quienes le conocían sabían de su arrogancia y lo que le gustaba mostrarse por encima de los demás, de hecho es que su posición y la importancia de su padre bien le hacía saber a él que estaría por encima siempre, y que él heredaría todo aquello cuando su padre tenía. ¿Suicidarse? No le pegaba para nada, y de todos los allí presentes el que más sospechoso era para mí lo tenía justo delante, devolviéndome la mirada. ¿Por qué? Porque él era el único que tenía poderes y habilidades como la velocidad y la fuerza, si alguien hubiera querido ahorcarlo Philippe se hubiera defendido… pero al vampiro no le habría costado nada parecer que fuera un accidente, no por nada llevaba seis milenios en el mundo.


-Joe, ¿tienes algo que ver con todo esto amor? –Pregunté calmada sin elevar el tono, di un trago a la copa y acorté la distancia con el vampiro quedando justo pegada a su cuerpo, apartados del resto como si esos quisieran darnos espacio y que estuviéramos juntos porque la verdad es que lo habíamos estado poco en esa fiesta. Mi mano subió por su pecho hasta quedar en su nuca mirándolo de forma fija- no negaré que tiene aquí a varios enemigos Philippe pero, ¿suicidarse? No, era alguien demasiado altivo como para acabar con su vida con lo que disfrutaba de su posición y de someter a los demás bajo su poder, mirarlos como si no fueran nada y tener todo cuanto él quisiera… -mis dedos recorrieron ahora su cuello en una lenta caricia y mis labios se acercaron a los suyos- si alguien hubiera querido matarlo habrían mantenido una pelea, habrían signos de lucha… y creo que no ha habido nada de eso, todo muy limpio. No niego que no se lo mereciera, pero tengo candidatos sobre quién ha podido ser y… –lamí su labio inferior en una lenta pasada pero sin dejar de mirarlo en ningún momento- ¿me vas a decir la verdad, o quieres seguir siendo dueño de tus silencios? –Mi mano se enredó en su pelo y acabé por acortar la distancia buscando sus labios de nuevo, seguía teniendo la firme sospecha de que había sido el vampiro pero a falta de pruebas no podía demostrarlo, pero algo me decía que había sido él. Mi boca arrasó con la suya entablando una batalla con su lengua, devorándonos ahora sin importarme quien pudiera estar mirándonos, su mano bajó a mi cintura pegándome a su cuerpo para separarnos con la respiración entrecortada, dejando un mordisco en su labio inferior- Ya hablaremos a solas Joe, sabes que soy experta en llegar al fondo de todo –sonreí de lado y tiré de su mano para ir al centro de la pista, mi mano en su hombro, la otra entrelazada a la suya y así comenzamos a movernos seguidos por el ritmo de la música, sin apartar la mirada del uno del otro, mirándonos de forma fija en todo momento. De un movimiento grácil hizo que diera un giro, y otro más para acabar de nuevo frente a él, cuando la pieza terminó mis brazos rodearon su cuello y mi rostro quedó cerca del suyo- ¿qué tal si… vamos a por ese trozo de tarta y me secuestras? Ya he terminado todo lo que debía de hacer aquí, si mi madre ve que me voy contigo no pondrá problema alguno. Me tienes que decir qué le has hecho para que esté de esa forma contigo, ¿algún truco mental? –Pregunté con mis labios sobre los suyos- además, es mi cumpleaños… ¿qué prometida no querría pasar parte del mismo con su prometido a solas? –Mordí su labio inferior buscando su mirada con mi cuerpo pegado al suyo- ¿qué me dices, Joe Black?
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Mensaje por Joe Black Mar Jul 11, 2017 9:57 am

Parece que Dan no tardó en atar cabos, pues se acerco a mi copa en mano y acortando la distancia que separaba nuestros labios me preguntó si yo tenia algo que ver en el suceso del baño.
Enarqué una ceja con un aparente “me ofendes” que en verdad era una sencilla falacia, por supuesto que yo tenia que ver con ese “suicidio” aunque desde luego no se apreciaba mi especial toque de sangre, vísceras y miembros cercenados, todo fuera por le bien familiar, por una vez había sido discreto.

Ladeé la sonrisa mientras iba explicando como si se tratara de una policía secreta todas las pistas que la llevaban a pensar que nada tenia que ver con un suicidio si no mas bien con un asesinato.
-Todo pruebas circunstanciales amor, no te daría la razón ningún jurado -apunté con diversión.
Dan me dijo si esta vez también seria dueño de mis silencios a lo que respondí llevando mi dedo a los labios en un claro gesto de que así seria.
¿Que importaba ese mierda de humano? Alguien tenia que enseñarle a no tocar lo que me pertenecía, ademas...no parecía que fuera muy admirado entre sus congéneres.

Nuestras bocas entraron en duelo, uno encarnizado, desesperado, que mostró a todos los presentes, no solo que estábamos enamorados como normalmente fingíamos estar, si no que nos amábamos de un modo pasional.
Nuestras leguas batallaban dentro y fuera de nuestras bocas, cuerpos pegados, el suyo serpenteaba contra mi abultada erección, aquel vestido era digno de Lilith y yo el demonio que pensaba arrancárselo en cuanto se prestara la ocasión.

Jadeé preso de su influjo contra su boca, estábamos dando un espectáculo difícil de ser olvidado, pero le deseo entre los dos era tan evidente que creo que mas de uno en esa sala se excito solo de contemplarnos.
Nos separamos con la respiración errática, nuestras miradas oscurecidas seguían ancladas en la del otro y así tiró de mi hasta la pista de baile para ver si eso podía relajarnos de algún modo u otro.
-Te deseo -susurré en su oído mientras la pieza empezaba a sonar y ambos nos deslizamos con gracilidad por el salón

Me pidió que la secuestrara tras acabarnos la tarta, algo a lo que estaba mas que dispuesto, yo también ansiaba un rato a solas con ella, uno en el que la perdición marcara nuestro sendero.
-Vomitamos, de normal lo vomitamos..la comida..no podemos digerirla, estamos muertos amor -le aseguré -por eso no solemos comer a no ser que sea necesario.

En cuanto la atención dejó de estar fija en nosotros tiré de la mano de mi prometida hacia le exterior y antes de que alguien pudiera salir en nuestra búsqueda, mi espectro atravesaba el jardín rumbo al portón con Lilith aferrada a mi espalda riendo y su negro vestido ondeando como una bandera pirata al viento.
-¿que desea hoy hacer mi precioso demonio? Dado que es tu cumpleaños te concedo un deseo -enarqué una ceja nada mas acabé la propuesta -que no sea dormir juntos -puse como condición.
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Mensaje por Danerys Garnert Mar Jul 11, 2017 7:35 pm

Todo me hacía pensar que el vampiro tenía algo que ver con lo que había pasado en el servicio, pero no tenía ni pruebas ni nada que pudiera inculparlo y si yo que era la única de todo el lugar que sabía de su condición no podía encontrar pruebas, el resto ni nadie sabría jamás la verdad de todo, porque nadie pensaría que había un vampiro entre los asistentes y que precisamente ese vampiro fuera mi prometido. Como de costumbre y como algo que ya sabía que iba a decir en respuesta a mi pregunta de si iba a guardar silencio de nuevo se llevó uno de sus dedos a sus labios confirmando mis palabras… ah, ese demonio no sabía con quién estaba tratando, pero pronto descubriría que sus silencios para mí no lo eran como tal. Todo salía a la luz, tarde o temprano aunque más bien el deseara que fuera nunca. Por desgracia para él sabía qué teclas tocar para que sus silencios dejaran de serlo, pero no era algo que iba a hacer en esos momentos en mitad de la fiesta y rodeados de los allí presentes. De hecho es que si me decía que había sido él, si lo reconocía, tampoco iba a decir que había sido él… quizás no se mereciera esa muerte, pero podía decir con firmeza que no iba a echarlo de menos.

Era cierto, solo tenía meras pruebas y conjeturas que yo había juntado pero como bien le había dicho no iba a decir nada al respecto, así que lo dejaría pasar porque yo sabía perfectamente que él había tenido algo que ver con ello, si no lo quería reconocer al menos ante mí no tenía problema alguno. Sonreí de lado por la seguridad que mostraba el vampiro, aunque no pude evitar recordar que para ser él había dejado el cadáver bastante a la vista, quizás incluso esa fue su intención, algo que de sus labios jamás me diría. No dije nada más al respecto pero sí que acorté la distancia entre ambos para buscar sus labios con los míos, como siempre pasaba la pasión y el deseo se apoderaban de nosotros cuando estábamos cerca, cuando nuestros cuerpos y labios entraban en contacto. Normalmente éramos más comedidos con lo que hacíamos, sobre todo en presencia de mis padres y demás, mostrando la otra máscara que solíamos llevar pero en esa ocasión no nos cortamos en ningún momento.

Batalla salvaje y pasional la que se desató entre nosotros, buscándonos, provocándonos como solamente nosotros podíamos hacer, incitando al otro, buscando a ese demonio que de alguna forma nos tenía anclado hacia la otra persona, su cuerpo pegado al mío, su brazo por mi cintura en un agarre que me pegaba a él, mi cuerpo rozando el suyo de manera sutil pero que cada roce era un jadeo bajo que salía de nuestros labios. Las miradas de todos se quedaron en nosotros, podía sentirlas en aquel arrebato que seguramente pensaban que nos había dado olvidándonos de donde estábamos, pero me importaba más bien poco en esos momentos, mi mano subió por su pecho hasta quedarse en su nuca y fue cuando me separé en busca de aire, mi respiración errática chocaba contra los labios del vampiro y nuestras miradas se quedaron fija en la otra, algo más oscurecida por el deseo… era el momento de moverse. Lo llevé hacia la pista de baile tomando cierta distancia hasta que finalmente quedé frente a él esperando a que la pieza comenzara. Una sonrisa asomó en mis labios al sentir sus dos palabras en mi oído antes de que empezara la pieza.


-Es una sensación que provoco –comenté antes de que de un movimiento grácil me diera una vuelta, con aquel vestido que se movía en sintonía con mi cuerpo- es una virtud que tengo –comenté con cierta diversión mientras nos movíamos por la pista. Respondió a mi pregunta de qué les pasaba si tomaban comida y enarqué una ceja, así que vomitaban… podría tener su lógica ya que como él decía estaban muertos, lo miré con una sonrisa ladina al responderme con esas palabras- te he visto comer tarta –fue lo único que apunté para que supiera el porqué de mi sonrisa, ¿significaba eso que lo vomitaría? Tampoco había sido mucho lo que había tomado, quizás solo había comido un par de trozos pequeños para dar el pego y ya está. Bailamos durante un par de piezas más y pronto nos alejamos un poco de la pista de baile, bebimos un par de copas más mientras el ambiente seguía y la gente iba más a lo suyo ya que parecía que no se centraban tanto en mí, y fue justo cuando me terminaba la copa que llevaba en las manos cuando la mano del vampiro aferró la mía y tiró de mí, no me hizo falta preguntarle hacia dónde me llevaba porque claro estaba que me estaba “secuestrando”, justo cuando íbamos a salir del exterior lo paré- espera, espera –él me miró enarcando una ceja como si no entendiera nada, así que me giré para dirigirme a las cocinas donde una cesta estaba preparada tal y como había pedido, no había nadie en ese momento así que cogí la cesta y volví con el vampiro- no podía irme sin coger esto –expliqué de forma sencilla para que volviera a coger mi mano y tirara de nuevo, llegamos hasta el establo donde sacó a su caballo, se montó y me tendió la mano para ayudarme a montar sobre su negro corcel.

Pronto estábamos atravesando los jardines para salir por las puertas sin que nadie nos viera en el camino, para cuando quisieran buscarme ya estaríamos lejos y mi madre sabría de sobra con quién estaría, pero dudaba que se enfadara porque parecía que todo lo que acontecía al vampiro le parecía bien, así que nadie mejor que él para salir de esa fiesta y alejarnos. Mis brazos rodeaban su cintura para dejar mis manos sobre su vientre apoyada contra su espalda y el vestido parecía dejar una estela negra tras nuestro paso mientras el caballo nos alejaba de allí sin saber hacia dónde me llevaría el vampiro aquella noche, reí mientras nos alejábamos imaginando la cara de mi madre cuando no me encontrara por ningún lado, dejé de reírme cuando escuché las palabras del vampiro, ¿su precioso demonio?


-Podría decirte de buscar algo de diversión cazando pero… es un vestido demasiado bonito como para mancharlo en algo así –no sabía a donde iba a llevarme exactamente, y cualquier sitio sería mejor que aquella fiesta- tenemos tarta, champán… ¿tenemos que hacer algo? Podemos hacer otras cosas con eso... –Pregunté con cierta diversión para luego sonreír de forma ladina, aunque él no pudiera verme el rostro- ¿Sólo un deseo, Joe? Qué tacaño –comenté con cierta diversión y luego llevé mis labios a su oreja- tranquilo amor, ya que solo tengo un deseo no iba a gastarlo para pedir que durmiéramos juntos –recorrí con mis labios el contorno de su oreja y acabé dejando un mordisco en su lóbulo- voy a pensar bien en qué voy a gastar ese único deseo que me concedes tan generosamente… te lo haré saber cuándo lo sepa –dejé un mordisco en su cuello- ¿sabes a dónde podríamos ir? Muchas veces me gusta ir sola al jardín botánico y nunca me he colado de noche, si me ayudas a saltar para no romper el vestido… podríamos hacer algo allí, los dos solos sin que nos moleste nadie –tampoco quería encerrarme en su mansión, hacía una noche preciosa y en el jardín no habría nadie puesto que estaría cerrado a esas horas de la noche, me gustaba bastante la naturaleza por eso acudía con mi madre tanto de picnic, era relajante para huir de la ciudad y sobre todo de mi madre- ¿qué me dices, vampiro? También podemos ir a la playa, ¿te apetece darte un chapuzón? Claro que antes tendré que quitarme el precioso vestido que llevo… quizás tú puedas ayudarme en eso –mis manos subieron de forma lenta por su pecho para que fuera él el que decidiera, finalmente, donde me llevaba- te dejo que me sorprendas –mientras íbamos de camino hacia donde él quisiera que fuéramos entre esas dos opciones yo iba pensando en qué iba a gastar el deseo que me había concedido, ya que me lo había dado que fuera algo que mereciera la pena al menos, así tenía tiempo para pensarlo detenidamente.
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Mensaje por Joe Black Miér Jul 12, 2017 8:47 am

El botánico, una cita entre flores y bellos jardines, sin duda ya de por si eso era un deseo, creo que yo era mas de cementerios y bailar con la muerte hoz en mano pero no podría decir mi precioso demonio que no ponía de mi parte para complacerla.

Mi montura tomó rumbo hacia aquel lugar del que había escuchado hablar a todos los hombres de la nobleza, según ellos largos eran los paseos que daban con sus prometidas, eso si, fielmente seguidos por las damas de compañía para garantizar que no hubiera recoveco alguno para desatar la pasión antes del matrimonio.

Yo me limitaba a sonreír de medio lado haciendo uso de esos silencios largos que gestionaba tan bien. Decir que mi dama y yo practicábamos pasional sexo era dañar su honor, así que prefería silenciar ese tipo de anécdotas y dejarlas para la intimidad de nuestra mansión.

Llegamos así al botánico, no dudé en como mi precioso demonio vestido para la ocasión me pidió ayudarla a saltar el alto muro que protegía tan extensa porción de naturaleza.
Reí con malicia dándole un buen repaso a sus nalgas con mis manos, unas que ese vestido le marcaban haciendo que cualquier hombre se volviera loco solo de mirarlas.
-Ahora entiendo porque le ahorcado del baño te metía tanta mano, tu has visto el culo que te hace este vestido -susurré acariciando con mi palma sendas nalgas.

Un manotazo fue lo que encontré, de un salto baje del murete al suelo y extendí los brazos curvando la sonrisa para que saltara jurándole que la cogería antes de que tocara suelo.
-¿es a esto a lo que lo llaman salto de fe? -pregunté entre risas mientras ella me calcinaba con esa mirada furtiva -algo me dice que si tuvieras ahora mismo una estaca no seria la maldición la que acabaría con mi vida -bromeé nuevamente enfadandola mas a cada palabra.

Finalmente voló hasta mis brazos, la atrape, dejando que nuestros cuerpos se encontraran , aparté un mechón de pelo de su preciosos rostro y le mostré la botella de champan que habíamos traído para bebernos en celebración de su 22 cumpleaños.
Su cuerpo se removió contra el mio, ella era un constante pecado capital, la lujuria ni mas ni menos y sonrió deliberadamente cuando mi hombría creció contra su vientre.
-a estas alturas no es un secreto que te deseo, algo me dice que si meto los dedos en tus bragas no estaran secas -susurro contra su boca atrayendola con mi mano en la parte alta de su espalda.
Ni una brizna de aire corre entre nuestros cuerpos, mi lengua se enreda en una batalla a melé, en la que no paran de escaparseme roncos jadeos, llevo la noche entera conteniendome, quiero follármela, quiero celebrar el cumpleaños a nuestro modo.

Dan interpone la distancia entre claras risas, sabe como estoy, mi turbia mirada lo grita, me la recoloco y la sigo mientras descorcho la botella para dejar que el burbujeante liquido entre en mi boca bajando por mi garganta.
La veo perderse en un laberinto mientras su risa se convierte en mi destino.
-¿quieres jugar? -preguntó emprendiendo la carrera tras ella apenas logrando seguir su estela negra.

Me relamo los labios sin perder la sonrisa, voy dando tragos mientras la busco entre las paredes verdes de olor floral.
-Amor, no me lo pongas muy difícil, creo que me merezco perderme en tu cuerpo, quiero hacerte el amor.
Guardo silencio, la palabra que acabó de decir me quema la garganta como a un demonio en tierra sagrada.
Detengo el juego por un momento bebiendo con brusquedad con la respiración errática.
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Mensaje por Danerys Garnert Miér Jul 12, 2017 12:48 pm

Le había propuesto al vampiro dos lugares a los que podríamos ir aquella noche para estar a solas sin que varios pares de ojos estuvieran fijos en nosotros, sin tener que estar con esa máscara en aquella fiesta fingiendo algo que no éramos… así podíamos ser nosotros mismos sin tener que escondernos, dejando ver al demonio que ocultábamos bajo las máscaras que siempre llevábamos, esos que se complacían cuando estaban juntos y que de alguna manera nos hacían anclarnos el uno al otro por mucho que quisiéramos negarlo, por mucho que quisiéramos evitarlo. De mientras yo pensaría cuál era el deseo que le pediría al vampiro ya que solo me había concedido uno solo, tenía que aprovechar bien la oportunidad y pedir algo que mereciera la pena ya que solo tenía uno. Dejé que decidiera si la playa o el jardín botánico y finalmente se decantó por este último ya que el corcel se detuvo justo sobre la entrada del mismo, con aquel muro que protegía el lugar para que nadie entrara y que como ya le había dicho al vampiro tendría que ayudarme a saltar, de no llevar dicho vestido no hubiera hecho falta, pero era demasiado bonito como para romperlo aquella noche.

Para él sería mucho más fácil saltarlo dada su condición de vampiro y la ropa que llevaba, así que le dejaría a él que también pasara la cesta con el trozo de tarta y las botellas de champán y pronto bajemos del caballo para ponernos al lado del muro, miré al vampiro fulminándolo con la mirada ante la sonrisa que traía por tener que ayudarme a pasar el muro y por un momento pensé que había tomado la decisión de ir al jardín solamente por eso, como si con ello quisiera fastidiarme y a él le divirtiera en exceso… puede que incluso así fuera. El caso es que al final me alzó para que lograra alcanzar el muro y no se cortó a la hora de empujarme hacia arriba poniendo sus manos en mis nalgas, es más, se dio el lujo de acariciarlas mientras me aupaba y me empujaba hacia arriba una vez yo había alcanzado la parte de arriba del muro y me impulsaba para subir mejor, escuché sus palabras sobre el vestido y mis nalgas y le di un manotazo mientras él se reía, hasta que finalmente me senté en este y él me pasó la cesta para con gracilidad y sin despeinarse ni mancharse saltar el muro y caer delante de mí ya bajo en el suelo.

Le tendí la cesta y fue entonces que sus palabras me hicieron fruncir el ceño de nuevo, hasta ese momento no se me había ocurrido y ni siquiera pensado por qué el vampiro iba a tener algo contra Philippe puesto que no lo conocía, no tendría nada contra él… pero había que admitir que él solo se había delatado con las palabras que había pronunciado mientras me ayudaba a subir. Había visto como me había rodeado la cintura en la fiesta, me lo acababa de dejar claro, y ese motivo que me faltaba para terminar de convencerme de que había sido él me lo dio él mismo. Me mordí el labio mirándolo en lo que seguramente él creería que me pensaba si saltar o no, cuando en verdad lo miraba sin entender por qué había hecho aquello. Él parecía no haberse dado cuenta de la confesión que me había hecho, y que por el momento iba a dejarle pasar. Lo fulminé de nuevo por sus palabras, sin duda se lo estaba pasando bien en esos momentos.


-¿Tengo que tener fe en que me cogerás? –Fue toda la respuesta que hice a su pregunta, aunque sabía que iba a cogerme en cuanto saltara, no tenía duda alguna. Sonreí de lado por sus siguientes palabras e incluso lancé una pequeña risa fría y corta, mientras lo miraba desde arriba con la cesta a su lado en el suelo y balanceaba mis piernas antes de saltar observándolo- pues no te mentirían si te dijeran eso, vampiro, te libras porque ahora mismo carezco del material necesario para hacer una estaca y por esta noche no guardo ninguna bajo mi vestido –podía ver su sonrisa ladeada junto a la mía ladina en sus labios, finalmente me dejé caer siendo atrapada como no por los brazos del vampiro que me pegó a su cuerpo, quitó un mechón de mi pelo que tapaba mi visión y dejó que mi cuerpo resbalara hasta el suelo contra el suyo, moví ligeramente mi cuerpo contra el del vampiro al mostrarme la botella que teníamos para aquella noche y sonreí de lado- no podía faltar el alcohol en una celebración –comenté con una sonrisa moviendo levemente mi cuerpo contra el del vampiro para sentir lo excitado que estaba, su miembro presionando contra mi cuerpo en esos momentos. Su respuesta no se hizo de esperar ante mi sonrisa ladina susurrando las palabras contra mis labios, era cierto que a esas alturas no me extrañaba el deseo que nos provocábamos y que nos consumía a ambos, reí de forma baja cuando dijo que yo estaría mojada si llevaba sus dedos a mi sexo- siempre puedes comprobarlo –sus labios acortaron la distancia y en busca de los míos, su mano en mi espalda me pegó más a su cuerpo si era posible y una lucha encarnizada se libró en nuestras bocas, libres de miradas indiscretas, libres para desatar ese deseo y esa pasión que nos carcomía por dentro cada vez que nos tocábamos, las ganas del vampiro eran palpables y las mías también, pero aún quedaba noche por delante.

Me separé con la respiración entrecortada y mis ojos puestos en los suyos, están rojos y brillantes por el deseo, los míos deberían de estar oscuros también por el deseo y sonreí de lado alejándome un poco del vampiro, he ido varias veces a aquel jardín botánico que es inmenso pero nunca he ido de noche, la luna llena en el cielo brillaba con fuerza iluminándolo todo a su paso y así comencé a alejarme de él mientras oía que descorchaba la botella, lo miré por encima del hombro para ver que su mirada estaba puesta en la mía y sonreí de forma ladina para adentrarme sin pensarlo demasiado en el laberinto que hay en el lugar. No sabría decir las veces que me he adentrado perdiéndome en sus hileras, entre sus “pasillos”. Comencé a correr riéndome sabiendo que el vampiro me seguiría y ante su pregunta de si quería jugar me reí aún más mientras giraba en direcciones sabiendo bien por dónde debía de ir para no perderme, es como si aquel laberinto estuviera en mi casa y me hubiera adentrado en el tantas veces que me sé su recorrido.


-A ver si me atrapas, vampiro –le reté riéndome entre dientes cogiendo el bajo del vestido para moverme mejor dentro de aquel laberinto. Sé que él lo tiene mucho más fácil que yo para encontrarme, podría oír mi respiración aunque intentaba regularla, u oír mi corazón latir y bombear… incluso podría saber dónde me encontraba porque vería mi aura y su visión era mucho más perfecta que la mía. Me mordí el labio cuando dijo que no se lo pusiera difícil, por su voz podría saber más o menos dónde se encontraba mientras me movía con sigilo y avanzaba para que no me encontrara y él me buscara tras cada giro, como si fuéramos gato y ratón que se persiguen. Iba a avanzar para alejarme de él cuando fue el final de su frase, sus últimas palabras, lo que me hicieron quedarme quieta y que la sonrisa se borrara de mi rostro. Me quedé quieta con el ceño fruncido volviendo a repetir sus palabras en mi mente, ¿hacerme el amor? Diría que era el alcohol quien hablaba por él pero sabía de sobra que no estaba borracho, deshice mis pasos y volví atrás para encontrármelo parado en uno de los pasillos de aquel laberinto con la botella en la mano, había bebido casi un tercio de la misma y podía notar su respiración errática subir y bajar- ¿Qué acabas de decir…? –Pregunté en un tono bajo, casi frío y mordaz, fijando mis ojos en los suyos- ¿desde cuándo un demonio como tú quiere hacerme el amor? ¿Dónde están tus reglas ahora? –Pregunté sin cambiar el tono, con mis ojos puesto en los suyos dando un paso en su dirección- Contéstame, Joe. ¿Qué cojones estás diciendo? –Pero como de costumbre el vampiro no iba a decirme nada, se iba a coger a sus silencios de nuevo para no tener que responderme, para huir de las situaciones que no le gustaba enfrentarse… demostrando de nuevo el cobarde que era- Fuiste tú –afirmé dando un paso en su dirección sin apartar mis ojos de los suyos- hasta ahora no había pensado el motivo por el cual podrías tener algo contra él, no lo conocías así que ni siquiera había caído en la posibilidad de que directamente te hubiera hecho algo… pero tú mismo te has delatado –hice una leve pausa- viste como me tocaba, ¿no es cierto? ¿Por eso fuiste a por él? Maldición Joe, ¡era un jodido crío con aires de grandeza y un imbécil, nada más! ¿Por qué lo hiciste? –Pero algo me decía que no iba a decírmelo- Oh, ¿te lo digo yo, entonces? ¿Te sentiste celoso cuando lo viste que me tocaba, que me rodeaba la cintura con su brazo…? –Estaba cabreada con él, enfadada por sus formas de ser, por actuar de manera tan irresponsable, por tomarse las cosas por su mano- ¿Por qué, es que acaso solo soy tuya, vas a matar a todo el que me toque delante de ti? O quizás es que tenía razón esa noche en el lago… ¿te he cazado, Joe? –Pregunté con malicia, con toda la malicia y el tono mordaz que fui capaz de impregnar a mí voz en ese momento, reí de forma irónica- el vampiro que no quiere ser débil, el que evita este tipo de conversaciones y se pone máscaras para que no lo vea realmente… se ha delatado él solo –afirmé terminando por acortar aún más la distancia, mirándolo de forma fija- siempre huyendo, como un cobarde, te escudas en tus silencios simplemente para que no ahonden en ti, para que no te hagan daño ni te digan la verdad, para que no vean quién eres realmente… ¿se te ha olvidado, amor, que yo puedo ver a través de todas tus máscaras y de tus mentiras? Aunque esta noche no me ha hecho falta hacerlo, tú solo te las has quitado todas –lo miré de forma fija, me crucé de brazos sabiendo que mis siguientes palabras no iban a gustarle, pero ya había dado el paso y no iba a echarme atrás ni a dejar que se encerrara bajo máscaras y máscaras- Me dijiste que podía pedirte en un deseo por mi vigésimo segundo cumpleaños, pues bien, sé exactamente cuál es el deseo que quiero –ni siquiera me había hecho falta pensarlo ya que había salido solo en esos momentos- Tus silencios. Los quiero.  Demonio, vampiro y Joe… los tres, no te dejes ninguno. Quiero que les pongas voz a tus silencios y que lo hagas ahora, dijiste que nada de dormir juntos y no te lo he pedido como deseo, ahora cumple con tú palabras –si había alguna expresión en ese momento para lo que pasaba sería, sin duda alguna: jaque mate. La reina del averno había puesto en punto y final al demonio, al vampiro y a Joe, los tres en un mismo momento, como la Lilith que era.
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Mensaje por Joe Black Miér Jul 12, 2017 2:25 pm

Como temía mi frase no pasó desapercibida, rehízo sus pasos, hasta quedar frente a mi, agradecí en ese momento el alcohol que portaba en mi mano, algo me decía que lo iba a necesitar y con creces.
Ladeé la sonrisa buscando librarme de las preguntas que seguro que vendrían.
“¿Que acabas de decir?” su tono era bajo, frio y mordaz.
-Estoy borracho .alegué en mi defensa, cuando realmente, aunque si era cierto que había bebido durante la fiesta y lo que llevaba de botella, ni de lejos estaba ebrio, por mi condición toleraba bien el alcohol.

La frase se me había escapado, cuando me di cuneta fui incapaz de sujetarla en mis labios y eso ahora convertía este instante en algo peliagudo.
-Ya te he dicho que estoy borracho y se me ha escapado, sera que aun estoy metido en el papel del hombre enamorado que finjo frente a tus padres e invitados -respondí mordaz.
No se si pretendía convencerla a ella o ami, el caso es que no había fingido nada en esa fiesta, mas allá de la idea de ser un mero humano y no un vampiro milenario.

Silencio, me acogí a mis silencios mientras la veía desesperarse, lancé mi mano para atrapar su antebrazo, solo sabia solucionar estos momentos de una forma y eso es lo que intenté, atraerla para besarnos, algo que la dama ni de lejos me permitió apartándose de mi agarre.
“Fuiste tu” me acuso y no carente de razón, pero por supuesto no lo reconocí, guardé silencio frunciendo el ceño.
¿Por que tenia que aguantar que esa mequetrefe la tocara, ella era mía, me insultaba si se creía con derecho alguno de ponerle un dedo encima y es lo malo cuando te casas con un vampiro psicópata y asesino, que no le tira tarta encima como si fuera un chiquillo, lo mata y pasa a otra cosa.

“¿Por qué, es que acaso solo soy tuya, vas a matar a todo el que me toque delante de ti?  “
Se reía de forma irónica, pero yo no entendía del todo donde encontraba la diversión, fruncí el ceño mordiéndome la lengua tan fuerte que estaba seguro de envenenarme en cualquier instante.
Mi gesto lo decía todo.
-Pareces divertida cazadora, no se donde demonios pretendes llegar con todo esto, pero yo no necesito motivos para matar -rugí enfrentando sus pardos con mis rojos centelleando.

Escasa la distancia que existía entre nuestras bocas, aunque ahora la respiración errática nada tenia que ver con la pasión si no con la acalorada discursion que acontecía entre los dos.
Rugí cuando alegó que era capaz de ver a través de las mascaras que portaba, seguía sin comprender porque daba tanta importancia a una maldita palabra.
-No sigas por ahí ¿acaso no tienes todo cuanto quieres? Mascullé entre dientes.

Enarqué una ceja cuando me pidió su deseo, maldije mi promesa, la palabra dada porque era dueño de mis silencios, pero también esclavo de mis palabras y la única condición impuesta fue no dormir juntos nada dije de los silencios escondidos en el interior de mi averno.
-Si, lo he matado -rugí -he sido yo porque te ha tocado, odio que te toquen, odio que ese gilipollas sea capaz de desafiarme manoseado delante de mi cara a mi prometida.
Soy un demonio y si mis actos no te gustan aprende a convivir con ellos, yo no tiro tarta, arranco la yugular y sigo con mi vida dejando el cadáver detrás.
Si, mataré a todo aquel que te toque, es mas arrancaré los ojos a todo aquel que te mire ¿eso es lo que quieres oír?
Respondidas tus preguntas, vuelvo a ser dueño de msi silencios, ya has usado tu maldito deseo.
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Mensaje por Danerys Garnert Miér Jul 12, 2017 7:55 pm

Se iba a desatar el maldito infierno. Fue lo primero que se me pasó por la cabeza cuando escuché las palabras del vampiro, rehíce mis pasos volviendo atrás para encontrármelo en aquel pasillo del laberinto botella en mano, con sus ojos puestos en los míos y la respiración errática mientras lo fulminaba con la mirada y mis tono era bajo, frío y tremendamente mordaz cuando le pregunté qué narices había dicho, porque no podía creer lo que había escuchado de sus labios y si hubiera sido un humano normal y corriente lo hubiera achacado a que estaba algo borracho, pero bien sabía que los vampiros toleraban muchísimo mejor el alcohol y que para que este estuviera borracho tenían que beber grandes cantidades, y ni de lejos él lo había hecho aquella noche, así que la excusa de que estaba borracho no iba a colar ni de coña. De hecho, es precisamente lo que me dijo, que estaba borracho alegando así y escudándose de esa forma en las palabras que había pronunciado, pero yo no me quedé con eso y sin embargo seguí atacándolo porque no me lo creía, esperando que me diera otra respuesta más válida.

¿Dónde estaban sus malditas reglas ahora? Porque no las veía por ningún lado, esas que él mismo se había impuesto como había quedado claro en la noche del lago y que también a él parecían convencerle cuando yo ni siquiera sabía de qué se trataba exactamente esas reglas, puesto que no sabía nada al respecto. Frente a mis preguntas y mis acusaciones en las que él no respondió directamente volvió a repetir que estaba borracho y que se le había escapado, que seguiría metido en el papel que fingíamos frente a mi familia y frente al resto del mundo… fruncí más el ceño observándole porque no le creía, ¿de verdad se pensaba que esa patética excusa iba a creérmela aunque fuera por un solo segundo? Ni de coña. El silencio se hizo presente en ese momento esperando a que hablara de nuevo, dándole una nueva oportunidad para explicarse y que no fuera esa burda mentira… intentó cogerme del brazo para acercarme a él pero rápida esquivé su mano dando un par de pasos atrás para que no me cogiera.


-¿Crees de verdad que me voy a creer esa estúpida y patética respuesta? ¿Me tomas por una idiota? –Enarqué una ceja mirándolo de forma fija, siguiendo con el mismo tono bajo y enfadada porque me creyera tan ilusa e insensata- que me digas que vas borracho es algo que no te creo ni por un solo segundo, es más, sé que no vas borracho así que no Joe, no intentes volver a colármela de nuevo porque no te va a funcionar. ¿De nuevo vuelves a eludir la realidad y la respuesta escudándote en una mentira que no te crees ni tú? Estás frente a un demonio, amor, no vas a engañarme fácilmente. ¿De verdad te crees esa patética excusa? Si es así, es que eres demasiado imbécil –le espeté sin importarme, cansada de que no respondiera directamente a lo que le preguntara, de que diera rodeos, de que me engañara, me mintiera y se quedara callado… no había nada que me enervara más que sus silencios, empezaba a odiarlos más que cualquier otra cosa. Fue entonces cuando me di cuenta también, como no lo había hecho antes, del verdadero motivo que tuvo el vampiro para matarlo, de que él solo se había delatado al reconocer que había visto como me tocó en la fiesta y pasó su brazo por mi cintura, era lo único que había hecho ¿y cómo respondía él? Matándolo. Preso de la rabia y de los celos, porque sí, los celos le habían carcomido para llegar a hacer aquello. Mi pregunta de nuevo no halló una respuesta y debía de admitir que me enervaba y me cabreaba que se quedara callado- Quien calla otorga, ¿nunca has oído esa frase con lo viejo que eres? –Me tuve que reír, presa de la impaciencia, de que ese mismo vampiro que eludía aquel tipo de conversaciones y que no dejaba ningún rastro para que pudieran seguirlo y alcanzarlo… se había descubierto él solo, se había quitado las máscaras esa noche sin que yo hiciera nada por arrancárselas.

Podía ver el estado en el que estaba el vampiro, me miraba de forma fija con sus ojos rojos como el mismo fuego fijos en los míos, su mandíbula tensa denotaba lo cabreado que estaba y lo poco o nada que le gustaba esa situación en esos momentos, pero no iba a dejarla pasar, volvía a tener una oportunidad y esa vez había sido él quien había abierto la puerta hacia la veda. Decía que parecía divertida, pero en realidad no lo estaba, quería arrancarle todas las máscaras que llevaba porque una parte de mí así lo deseaba, dejar expuesto al vampiro para verlo realmente, ver como era… la otra noche casi lo conseguí, llegué y toqué un punto en el que terminó por estallar y el resultado fue el guantazo que me había ganado, esa noche no pensaba detenerme si volvía a pegarme, me había cansado de sus silencios y de sus contestaciones a medias… hoy abriría la caja de pandora y que saliera lo que tuviera que salir de dentro. ¿Qué no sabía a dónde pretendía llegar? Mentira, si lo sabía pero no quería reconocerlo que era diferente.


-Pretendo llegar al fondo de todo, a esa verdad que escondes bajo capas de hielo y máscaras de silencios Joe, a lo que más miedo tienes y a lo que más temes que llegue… ¿sabes qué pienso? Que en el fondo sabes que voy a llegar a esa verdad, y que pretendes evitarlo por todos los medios. Y que eso te produce miedo –aseguré afirmando mis palabras- ¿No necesitas un motivo para matar? Oh, entonces fue casualidad que por un momento te despojaras de la máscara que llevabas en la fiesta y fuiste a por el único que me había “tocado” –lo fulminé estando cerca de él, mirándonos de forma fija, pero ya había empezado y era imposible de parar en esos momentos- ¿te sientes más cómodo en esa mentira? –Volví a ser incisiva con ello, demostrándole que no lo creía ni por un solo segundo. Rugió contra mis labios cuando dije que podía ver a través de sus mentiras y de sus máscaras pues como él yo también las llevaba, desde la otra noche podía verlas con mayor claridad y las estaba viendo en esos precisos momentos, las miles de máscaras y de capas que aquel vampiro llevaba entorno a él para que nadie pudiera llegar al fondo de todo, para que nadie viera cómo realmente era- ¿Qué no siga por ahí, por qué? ¿A qué le temes para que no quieras que siga? ¿Qué es lo que escondes, Joe? –Porque solo se me ocurría que algo escondía para que no quisiera que lo supiera. Ante sus siguientes palabras solté una risa corta y fría, mi sonrisa fue ladina y mis palabras fueron como dardos envenenados que se clavaron en él mientras cada palabra salía de mi boca- al parecer no, contigo jamás llegaré a tener todo lo que quisiera, ¿no lo recuerdas amor? Jamás sentiré lo que es estar enamorada de alguien, jamás sentiré lo que es que alguien me ame, la droga que te produce la sensación del amor cuando te engancha, sentir como caigo al vacío cuando todo se acabe… porque a diferencia de ti yo no tengo miedo a caerme para volver a levantarme, en cambio tú que has vagado por el mundo durante seis milenios… te hundes sin poner remedio en un pozo de oscuridad como si te hubieran cortado las alas, como si hubieras caído en arenas movedizas que te hunden con cada movimiento. Eres un cobarde –le espeté mirándole- dices que tú hermano es débil por estar enamorado, dices que te dio pena y que por eso te intercambiaste por él… sin embargo para mí tú eres el que da pena. Encerrado bajo capas de hielo, escondido tras máscaras para que nadie llegue de nuevo al fondo de tu ser, huyendo cuando te plantan cara… al menos él se ha arriesgado, ¿puedes decir tú lo mismo, Joe? No, porque eres un cobarde que huye de todo, ¿qué te queda con eso? ¿Tus bailes de máscaras… te hacen feliz acaso? Ah no, perdona, que no sabes ser feliz… -me crucé de brazos cuando le pedí entones el deseo que me había concedido, no fue nada de dormir juntos como él había dicho, sino más bien de sus silencios, de todo aquello que callaba… los quería, quería escuchar todo lo que callaba el vampiro y que lo sacara a la luz de una jodida vez. Me callé esperando a que hablara, porque sabía que era esclavo de sus palabras y me lo había prometido, le gustara o no –y bien sabía que no le gustaba por su cara- tendría que decirme aquello que quería.

Empezó confesando que sí, que había sido él quien había matado a Philippe y que lo había hecho porque me había tocado, porque sus celos habían podido con él, porque según decía odiaba que me tocaran, odió que él me tocara y por eso había acabado con su vida. Que es lo que él era, un demonio y que debía de acostumbrarme a sus actos porque él no se vengaba con un simple trozo de tarta, sino que él mataba. Aseguraba que mataría a todo aquel que me tocara, incluso a aquellos que me miraban… y terminó diciendo que ya me había respondido a mis preguntas y que volvía a ser dueño de sus silencios. ¿De verdad se pensaba que me había respondido a mis preguntas y que se había terminado? Lo miré de forma fija y no me aparté, él decía que debía de acostumbrarme a tratar con un demonio… pues bien, que él se acostumbrara a tratar con la reina de ellos porque es lo que yo era, y no me pensaba quedar callada en esos momentos.


-Ni de coña me has respondido a todo, solo me has respondido lo que más te convenía responderme y lo demás, como siempre, has eludido de hacerlo. Quiero oír la verdad, y esos no son tus silencios Joe… no todos, y yo quiero oírlos todos. Me concediste un deseo y yo lo he pedido, así que cumple con tú palabra y dime todo lo que quiero saber, todos tus silencios no los que a ti te venga en gana contarme –seguíamos pegado el uno al otro, la discusión acalorada seguía y no iba a pensar dejarla a mitad como la otra vez mientras nuestras respiraciones erráticas se fundían con la del otro- No he hecho más que empezar Joe, tan solo he destapado un poco la caja de Pandora y sé que hay mucho más por sacar… acostúmbrate amor, pues es lo que hace la reina de los demonios –le devolví la frase con una sonrisa ladina- ¿por eso me decías en la fiesta que lo parara, que pusiera reglas… para que nadie me tocara? ¿Por qué me llevaste a la fiesta entonces? ¿Qué es lo que escondes que tienes tanto miedo de que lo descubra? No me has respondido a todas mis preguntas, en especial no me has respondido a la que te he hecho antes, ¿te he cazado, Joe? –Di un paso más demostrándole que no le tenía miedo, pegando mi pecho al suyo- ¿Me voy acercando a la verdad, de nuevo te voy dejando expuesto? Bien, porque quiero que así siga, hasta llegar al fondo de todo –hice una pausa- ¿o piensas pegarme de nuevo para que me calle y no siga diciéndote verdades a la cara que duelen? Me da igual lo que hagas, porque esta vez sí que no pienso parar hasta saber toda la verdad –hice una leve pausa- ¿por qué sentir te hace débil? ¿Tan profunda es la herida que prefieres ser lo que no es, encerrarte bajo capas y máscaras, para que no supure de nuevo? Así nunca conseguirás curarla, así jamás sanarás.
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Mensaje por Joe Black Jue Jul 13, 2017 4:13 am

Rugí escuchando sus afiladas palabras aseguraba no tener miedo a amar, a caer y levantarse, pero mentía, claro que mentía, también ella llevaba mascaras solo que a mi me interesaba no quitárselas, quizás lo que viéramos uno y el otro sin ellas no nos gustara.
-dices que no temes caer, que tampoco sentir lo que es el amor en todas sus formas ¿no disfrutaste en la fiesta mascaras? ¿dime amor como piensas que podamos convivir con unos sentimientos por el otro mientras follamos con otras personas ante nuestros ojos?

La miré desafiante ladeando la sonrisa, de nuevo eludía contestar, me revolvía como un tiburón luchando por no ser apresado y lanzaba mordiscos a ver si con alguno lograba deshacerme del sedal.
-¿Te doy pena? -reí divertido, aunque todo era una fachada -¿que te da pena exactamente? ¿No verme como lo esta mi hermano? ¿Cuanto crees que esa mujer que siempre fue libre aguantará bajo sus inquisitivas reglas Dan? Dos años, tres...¿una eternidad? Lo dudo Dan, creo que lo duda hasta él...de ahí su miedo y su inseguridad.
Mi hermano es patético, débil y yo no voy a convertirme en eso, en alguien aterrorizado porque un día te cansas de estar a mi lado.

Era un cobarde, por supuesto, pero... ¿como podía casar ese afán que Dan tenia por descubrir cosas, por su libertad, el odio que sentía por los míos con un amor puro en el que nos prometiéramos fidelidad y demás?
-Sabes lo que creo … que no sabes lo que quieres, que piensas que esa amor cuando mejor deberías llamarlo sexo.
Lo que tenemos para ti es perfecto, puedes hacer y deshacer a tu antojo, eres libre y a la vez tienes esas subidas y bajadas conmigo que te llenan de adrenalina ¿dime amor? ¿de verdad buscas atarte o solo el placer de que reconozca aquello que quieres oír?
¿que buscas con esto Dan? ¿humillarme? ¿que me postre a tus pies? Para eso usa el látigo, torturame, al final de la noche acaba siendo mas estimulante ¿no crees?

De nuevo lanzaba bocados tratando de alejarla de mi, no iba a reconocer ni por un instante lo que realmente sentía, no porque de hacerlo se que Dan lo aprovecharía, jugaría con ello y me destrozaría.
No iba a poner mi vida en manso de la reina del averno, no cuando tenia claro que lo que ella sentía era un voraz odio y que a mi solo le ataban dos cosas, mi dinero y ese demonio que la hacia sentir viva.
-¿Feliz? -reí con sarcasmo -¿eres tu feliz Dan? -pregunté hundiendo en sus pardos el fuego de mi mirada -¿seras feliz si te amo? ¿para que Dan?

Negué dándole la espalda mientras aseguraba que no me iba a salir con la mía, que quería respuestas que dejara de huir y respondiera de una maldita vez a todo.
-¿y si no quiero curar la herida? -pregunté sin mas... -¿y si prefiero que supure a abrirla de par en par para darte una estaca y el poder de usarla?
Mi herida es profunda, pero tras el hielo y las mascaras solo supura, perdido entre tus piernas ni siquiera la noto..así que..porque no seguimos como estamos ¿no veo que hay de malo cuando ambos tenemos lo que queremos ¿no es cierto? -pregunté clavando mis tempestades en sus pozos.

Jadeé contra su boca con la respiración errática, seguía eludiendo la verdad, camuflandola de preguntas y tergiversadora para coger caminos paralelos que no daban claras respuestas, pero mis preguntas también merecían ser respondidas.
-No hemos venido aquí para esto -gruñí esperando que con eso entendiera que era perderme en su cuerpo lo que quería para poder de nuevo salir corriendo, huir.
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Mensaje por Danerys Garnert Jue Jul 13, 2017 6:35 am

Esperaba en esos momentos que el vampiro reaccionara y que me dijera de una maldita vez lo que quería saber, me había prometido un deseo y sin embargo no lo había cumplido del todo haciéndolo todo a medias, como siempre era ya algo normal en él. Lo presionaba, lo presionaba y seguía presionándolo para que saltara, para que de una vez dijera lo que callara porque de verdad que sus silencios empezaban a enervarme, y comenzaba a odiarlos más que otra cosa del vampiro. La otra vez toqué un punto donde se le fue por completo, toqué algo que no debí de tocar y fue lo que le hizo saltar y reaccionar… quizás ahora también debería de hacerlo para que volviera a saltar y reaccionar como lo hizo en el lago, aunque esperaba que mis palabras tocaran esa herida que tenía y empezara a sacarle las cosas, sabía que el vampiro acallaba mucho más y que tenía muchas cosas escondidas en su interior, así que solo podía tirar y tirar para verlo absolutamente todo, de alguna forma ver al verdadero vampiro y no lo que él quería proyectar de sí mismo.

Ante mis palabras me atacó, como si fuera un animal enjaulado, diciendo que yo no tenía miedo a sentir y al amor y sacando el tema de la fiesta de máscaras, ¿qué tenía que ver con todo aquello? ¿Sentimientos por el otro? Yo no había hecho alusión a que sintiera nada por el vampiro, es más, él sabía de sobra el odio que le tenía y en aquella fiesta quien menos claro parecía tener las cosas era él, pero dado que no podía soportar que nadie me tocara entendía que no quisiera ver como otro me follaba. Pero ese era problema únicamente suyo, fue él quien propuso ir, fue él quien dejó caer de ir a más fiestas y no yo, aunque empezaba a entender por qué lo había hecho, por qué lo había propuesto. Quizás es porque se estaba midiendo a sí mismo. Sonreí de lado sin querer responderle a sus preguntas tal y como él hacía cuando yo le preguntaba. Se rió cuando le dije que me daba pena, y es que en verdad era así, él se pensaba que quería verlo igual que su hermano pero se equivocaba, yo en ningún momento había hablado de amor ni de sentimientos hacia el otro, todo lo sacaba él.


-Yo no he hablado de amor hacia el otro en ningún momento, ni de tener sentimientos el uno por el otro tampoco… eso solo lo has dicho tú. ¿Qué quiero sentir amor? Sí, es cierto… pero nadie dijo que fuera a ser contigo –puntualicé mirándole de forma fija, mientras él hablaba sobre la vampira y lo que tardaría en abandonar a su hermano- dejó de ser libre como tú dices por propia voluntad –hice una leve pausa- ¿a eso es a lo que temes después de todo? ¿A que un día me levante y me haya cansado de estar a tú lado? ¿Eso es lo que tanto miedo te da? ¿Por qué? No somos nada más que una ficción que la gente se ha creído, algo que fingimos pero que no es cierto, no tenemos sentimientos, no nos queremos… ¿por qué el que me cansara de ti podría darte miedo? Las personas van y vienen Joe, seguro que encontrarás a alguien que te pueda satisfacer, creo que en eso no tienes problema –sí, fui mordaz y con algo de veneno en mis palabras pero no entendía su miedo, él que tenía toda una eternidad por delante. Negué con la cabeza ante su conjetura de que no sabía lo que quería, quizás podría ser cierto, quizás no. Pero ¿era libre? No me consideraba que era libre, no como yo quisiera serlo realmente, estaba atada a él y la poca libertad que pudiera haber tenido él se la había llevado cuando me eligió como su futura esposa. Decía que si quería realmente atarme, pero ¿atarme a qué? ¿A él? Por supuesto que no quería atarme a él. Volví a negar con la cabeza cuando dijo si quería humillarlo, como él bien decía para eso prefería atarlo y tener otro tipo de encuentro donde realmente lo humillara- pretendo saber la verdad, eso que callas y no dices. ¿Crees que soy libre para hacer lo que quiera? Pensaba que esto me tenía bastante atada –levanté el dedo de mi mano donde estaba aquel anillo de compromiso- entonces, según tú, ¿puedo hacer realmente lo que me dé la gana, donde sea, con quien sea y cuando quiera? ¿Es eso lo que me estás diciendo? Para qué, ¿para que me lo eches en cara y luego vayas en busca de esa persona para matarla? –Sus ojos se fijaban en los míos brillando con ese color rojo procedente de las mismas llamas del infierno, de donde los dos proveníamos- No, no soy feliz –respondí con sinceridad, a diferencia de él yo no tenía que esconderme de nada- mientras coaccionen mi libertad jamás seré feliz, no entiendo por qué sigues con la idea de meter los sentimientos en todo esto, yo no lo he hecho y que tú lo hagas tan continuamente realmente me dan que pensar cosas Joe, ¿quieres que te ame, acaso? Tú mismo lo dijiste una vez; a un demonio no se le puede amar. ¿Me amas tú y por eso tus constantes preguntas? –Sabía que no iba a responderme, como siempre hacía. Terminó negando con la cabeza por mis palabras, para mí seguiría siendo un cobarde por huir siempre de aquello que pudiera sacarlo de su zona de confort, de aquello que no pudiera controlar y manejar como siempre solía hacerlo todo.

Me daba pena, y no por lo que él pudiera llegar a pensar tal y como decía de su hermano, era un ser eterno que vagaría por el mundo durante lo que este durara, llevaba ya seis milenios y ahora se había cerrado en banda a sentir cualquier cosa, a condenarse a una vida a la oscuridad, al frío y a la soledad porque alguien una vez lo abandonó cuando él amaba… no quiso reponerse y se cerró en banda, poniéndose esas máscaras, aislándose bajo capas y capas de hielo para que nadie pudiera de nuevo llegar como una vez lo hizo una persona, para no darle el poder de hacerle daño cuando no se daba cuenta de que habían miles de formas de herir, y que él solo se estaba hiriendo y matando por dentro. No podía entender lo cobarde que era, el tiempo siempre lo curaba todo y él tenía la suerte de que tiempo era lo que más le sobraba… Sus palabras sonaron en aquel leve silencio que se había instaurado con él dándome la espalda, decía que no quería curar la herida, que prefería dejarla supurando a abrirla para que yo pudiera hacerle más daño, eso es a lo que temía realmente el vampiro, a que pudiera hacerle el mismo daño que le hizo su anterior prometida, algo que me había quedado más que claro en el lago. Enarqué una ceja cuando dijo que no la notaba cuando estaba entre mis piernas, él quería seguir como estábamos, pensando que los dos teníamos aquello que queríamos… cuán equivocado estaba.


-No solo eres un cobarde porque huye de las personas, de la gente que te puede sacar de tu zona de confort, de que ahonden y lleguen a lo más profundo de todo, a lo que escondes con tanto fervor… sino que huyes también de una posible solución. ¿No quieres curarlo? Haz lo que te de la real gana, no es mí herida y no soy yo quien tiene que sufrirla, ¿temes darme el poder para poder herirte de nuevo? ¿Por qué, porque crees que soy como ella y que acabaré abandonándote? Prefieres seguir con esa herida arrastrándola el resto de la eternidad a darte una nueva oportunidad, te diré algo vampiro, no todas son como ella –su mirada volvía a estar fija en la mía- Oh, vaya, ahora resulta que soy el bálsamo que sientes cuando estás entre mis piernas para que no te duela –lo fulminé con la mirada- qué sabrás tú de lo que yo quiero o dejo de querer, ¿acaso me lo has preguntado? No sabes nada, Joe Black –sentía su respiración chocar contra mis labios, nuestro pecho subir y bajar por la acalorada discusión que estábamos manteniendo, mis ojos se centraron en los del vampiro y finalmente acabé emitiendo un leve gruñido también cuando dijo que no habíamos ido allí por esa razón- No, claro que no hemos venido aquí por esto. Tú has venido a hacerme el amor, ¿no es así? –Volví a atacarle con sus propias palabras sabiendo de alguna forma que quería dar la conversación por finalizada, no responderme y obtener el bálsamo que decía que sentía cuando me tomaba- Se supone que hemos venido para celebrar mi cumpleaños –terminé diciendo quitándole la botella de las manos y dando un trago bastante largo para calmar un poco la sed que tenía y el calor de mi cuerpo sin apartar mi mirada de la suya. Cada vez que tocábamos aquella discusión aunque no lo pareciera algo más sacaba de sus palabras, me iba enterando más y más de lo que callaba aunque me cansaba de tener que quedarme siempre a medias, de que no fuera capaz de decir las cosas y se callara... de verdad que no podía con ello. Una última mirada antes de girarme y seguir por los pasillos de aquel laberinto ya que no nos íbamos a quedar ahí eternamente, y nada más iba a sacar por esa noche del vampiro- Más te vale recompensarme por esto –comenté alejándome por los pasillos que me conocía para poder salir del laberinto, con sus palabras me había jodido un poco la noche y se había ido todo un poco a la mierda, y mientras me alejaba me preguntaba por qué él no intentaba quitar mis máscaras, quizás porque no quería hacerlo, quizás porque no le convenía… el caso es que estaba siendo demasiado instigadora con él en ese aspecto, pero quería conocer la verdad, Lilith me pedía también que lo hiciera para llegar al fondo de todo, uno que poco a poco parecía apreciar ver y juntar las piezas de aquel rompecabezas del que se trataba el vampiro mientras por otra parte intentaba calmarme y que el cabreo se pasara por todo lo que había sucedido.
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Mensaje por Joe Black Jue Jul 13, 2017 8:45 am

Touche, si creía que su intención era clavarme una estaca, mas bien fue una estocada punzante perfecta la corazón.
Agonizando no escuché mas que esa frase que retumbó tan fuerte en mi cabeza que el resto de palaras pronunciadas carecían ya de sentido.
“¿Qué quiero sentir amor? Sí, es cierto… pero nadie dijo que fuera a ser contigo “

Siguió hablando, largo fue su discurso, palabras que retumbaban como un lejano eco que ni escuchaba ni pretendía hacerlo, me di cuenta de que de nuevo estaba solo, mi mirada ni siquiera la enfrentaba, solo se centraba en un punto de su cara como si la indiferencia fuera aquello que sintiera en ese preciso momento.

Se burló a voluntad, infames sus palabras, la pude coronar como la reina del mi abismo y con cada azote se llevo la poca luz que en ese tiempo había imprimido en mi vida.
Mis dedos avanzaron implacables hasta nuestro anillo, la argolla como la llamábamos en ese duelo de egos que siempre nos traíamos.
Era cierto nos habíamos atado al otro de un modo irreal, una ficción, una mascara sin mas.

“¿Qué quiero sentir amor? Sí, es cierto… pero nadie dijo que fuera a ser contigo “
Estaba obligandola a una vida que no quería, no me importaba que me odiara, eso lo tenia asumido desde el día en que a cambio de dinero encadeno a mi su vida, pero..era cuestión de tiempo que decidiera amar, amar a otro y la pregunta era ¿lo podría soportar?
Conocía la respuesta, no quería asumirla, pero la conocía.

Ladeé la sonrisa lazando mil muros, mil escudos y mil mascaras y cuando me dijo que tenia que recompensarla por esto simplemente asentí viendo la estela que dejaba perdiéndose de nuevo entre las paredes de aquel laberinto donde habíamos perdido mucho, al menos para mi, así había sido.
“¿Qué quiero sentir amor? Sí, es cierto… pero nadie dijo que fuera a ser contigo “
Sonreí con ironía, esas palabras me trituraran como un eco durante demasiado tiempo.

Saqué una chequera del bolsillo de mi chaqué, cantidad en blanco y mi firma como seguro de vida.
Eso bastaría para sacar a su familia de la ruina, la alianza sobre el papel para que el aire no se lo llevara y volteé mi cuerpo para volver sobre mis pasos dejándola sola en el botánico.
Huía, siempre lo hacia, pero esta vez con razón, pues sus palabras no dejaron lugar a duda.
“¿Qué quiero sentir amor? Sí, es cierto… pero nadie dijo que fuera a ser contigo.
No, no soy feliz, mientras coaccionen mi libertad jamás seré feliz, no entiendo por qué sigues con la idea de meter los sentimientos en todo esto “

Feliz cumpleaños, te regalo tu libertad para que puedas amar y ser feliz, no sera conmigo, pero..los monstruos no merecen nada de eso.


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Mensaje por Danerys Garnert Vie Jul 14, 2017 7:00 am

Estaba convencida en esos momentos de que estaba dejando en jaque al vampiro, que muy posiblemente no me contestara a nada de lo que le había dicho y que se quedaría callado como siempre hacía, algo que me enervaba demasiado y que tenía que admitirlo. Yo no paré en ningún momento, no dejé de decirle cosas llevada por el momento y la situación, los dos estábamos ya directamente acusándonos el uno al otro llevados por la acalorada discusión que estábamos teniendo. Yo era incisiva, venenosa y mordaz con mis palabras y acusaciones, aunque él tampoco se quedaba atrás en las cosas que me decía, me preguntaba y me acusaba también como estaba haciendo yo… la diferencia es que yo no temía responder a las preguntas que me hiciera, claro que no iba a ser tan idiota de responderlas todas cuando era algo que él por el contrario no hacía. Mi pecho subía y bajaba con rapidez presa de la rabia que me recorría, de cómo estaba en general por lo que nos estábamos diciendo cuando en realidad no habíamos ido allí con esa intención, pero sus palabras, esas que habían salido de sus labios mientras recorríamos el laberinto como si estuviéramos jugando lo habían cambiado todo.

En un principio quise pensar que no lo estaba diciendo en serio, que solamente era otra forma más de burlarse sobre lo que ambos teníamos, algo que supuestamente teníamos bastante claro, él siempre decía que habían unas reglas que aunque no me las dijo podía intuir más o menos por donde iban dichas reglas. Si no se hubiera quedado callado dejando que reinara el silencio, si hubiera seguido hablando y diciendo cualquier tontería no lo hubiera tomado en serio… pero se quedó callado, como si de alguna forma ni él mismo pudiera llegar a creerse lo que dijo y fue ahí cuando me di cuenta de que habían sido ciertas, que no era ninguna broma ni ninguna burla. Intentó hacerme ver que no había sido nada, que estaba borracho cuando ambos sabíamos que no era verdad… intentó por todos los medios que yo no empezara a hurgar como lo hice en la noche del lago pero no iba a poder evitarlo, y el resultado de todo aquello ahora estaba frente a nosotros, acalorados por la discusión, nuestras respiraciones iban erráticas y no por provocarnos mutuamente.

Como de costumbre tras mis palabras se quedó callado, no dijo nada al respecto mientras yo lo miraba, ni siquiera tenía su vista puesta en mis ojos si en algún punto de mi rostro como si le diera absolutamente igual lo que le estaba diciendo, como si no quisiera escucharme y fuera su forma de hacerme ver que así era. Gruñí por ello para luego verlo sonreír de lado y mirarme esa vez de forma fija, como si el desesperarme y el enervarme formaran parte de su plan y lo estuviera consiguiendo, la verdad es que odiaba sus silencios, por eso le había dicho que quería escucharlos, que quería que le pusiera voz… pero solo lo había hecho a los que él le había dado la gana, y no a todos. Sabía que el vampiro se guardaba muchas cosas y que decía solamente la mitad, ni siquiera me había dicho todo lo que había callado aun cuando le había especificado que querían los silencios de los tres… pero no me los había dado. Pero a pesar de que él me decía bastante poco yo cada vez podía ver algo más de él, aunque él no se diera cuenta, era cierto que algo descubría de todo aquello y que era así de esa forma como poco a poco comenzaba a ver al vampiro en realidad, en su totalidad.

No dijo nada, se quedó completamente callado así que opté por quitarle la botella de las manos mientras él solo me miraba, sabía que no iba a sacar mucho más de lo que le había sacado esa noche, así que tras mirarlo de forma fija durante unos momentos en los que la distancia era bastante corta entre los dos acabé por girarme y seguir andando por aquel laberinto, no sin decir que debería de recompensarme por aquello por haber tenido esa discusión la noche de mi cumpleaños. Casi siempre acabábamos discutiendo pero también era cierto que yo lo iba a dejar pasar, cierto era que quería sacar muchas más cosas, averiguar otras… Lilith estaba en sintonía con eso y también lo quería, pero había decidido por esa noche no hurgar en la herida de nuevo y que fue él, con sus palabras, el que hizo que empezara a hacerlo. Di un trago a la botella mientras me alejaba de él pensando que me seguiría para seguir con la noche mientras giraba por los pasillos de aquel laberinto, en el centro había una bonita fuente, había recorrido esos pasillos bastantes veces ya. No negaría que la noche se había jodido un poco pero siempre podríamos reconducirla de alguna manera.


-Vamos Joe aún tenemos noche por delante –comenté dando un trago a la botella, podríamos olvidar lo que acababa de pasar y seguir con la noche, de hecho, era precisamente lo que quería porque era la noche de mi cumpleaños y por una noche no quería que terminara mal como habría podido ocurrir otras veces. Nos habíamos ido la fiesta y allí estábamos, ahora podríamos disfrutar realmente del cumpleaños y no en lo que mi madre había organizado en contra de mi voluntad. Me giré ya que me parecía extraño que el vampiro no estuviera detrás de mí y di un trago a la botella que llevaba en la mano pensando en por qué tardaba tanto, me mordí el labio y luego sonreí de lado- ¿quieres jugar ahora tú, Joe? Muy bien –dije dando otro trago a la botella para que, de alguna forma, aplacara el cabreo que llevaba encima y volví sobre mis pasos intentando buscar al vampiro, pero cuando hablaba no obtenía respuesta alguna y fruncí el ceño pensando en dónde se habría metido- Joe –volví a llamarlo sin obtener respuesta hasta que finalmente llegué al mismo lugar donde habíamos discutido- ¿Joe? –Pregunté antes de darme cuenta de lo que había en el suelo, lo miré y aunque ya supe lo que era me agaché para encontrarme con el anillo y bajo este un papel que cogí levantándome para ver que era un cheque, firmado por él, pero que sin embargo no tenía cantidad alguna de dinero puesto… y supe lo que significaba.

Mis labios se abrieron ligeramente sin poder creerme lo que estaba viendo frente a mí, lo que aquellos dos objetos significaban; que huía. Algo de todo lo que le dije aquella noche habría tocado algo en el vampiro para que finalmente tomara aquella decisión, para darme un cheque en blanco que pudiera ayudar a mi familia y el anillo que volvía a anular nuestro compromiso dándome la libertad de nuevo, las dos veces, me la había concedido él aunque por motivos diferentes. Agarré el anillo entre mis dedos con rabia, comencé a cabrearme por momentos ante lo que había hecho el vampiro y me mordí el labio con fuerza, con mucha fuerza. Me dejaba, se iba, huía de lo que fuera que temiera aunque algo me hacía sospechar qué era lo que lo había alejado, lo que mis palabras habían provocado en el vampiro. Lo odié, lo odié más que nunca por ser tan cobarde, por no afrontar las cosas, por huir siempre que no podía controlar la situación y se le escaba de las manos, por la forma tan… enormemente patética y cobarde de haberse ido sin atreverse a hacerlo en mi cara, todo a espaldas, todo a escondidas. Gruñí, presa de la rabia, presa de la ira, de una mezcla extraña de sentimientos que bullían en mi interior como si fuera una vorágine, arrasando con todo, destrozándolo.

Llevando todo en mi mano corrí hacia la entrada para cerciorarme de que realmente se había ido, como si el hecho de tener el anillo y aquel cheque no fuera suficiente. Cuando llegué a la puerta comprobé lo que ya sabía pero que necesitaba corroborar: que se había largado. Su negro corcel ya no estaba en la puerta y ni rastro alguno quedaba de que esa noche el vampiro hubiera estado allí salvo aquel papel y el anillo… mi respiración se iba haciendo cada vez más y más errática, llena de una mezcla de sentimientos que eran difíciles de explicar, pero me había abandonado el muy hijo de puta, porque tenía miedo a sentir, porque alguien llegara de nuevo y arrasara con todo… me había dejado tirada en el jardín como si fuera un perro que se puede abandonar en cualquier parte y en cualquier lugar. Llena de frustración en ese momento lancé la botella de champán que se estrelló contra el muro del jardín, manchándolo todo, una mancha en la pared, vidrios por todo el suelo, el líquido cayendo por la pared hasta el suelo… al estar tan cerca uno de los trozos al rebotar rozó mi mejilla de donde un hilo de sangre cayó de la misma, sin importar siquiera en quitarlo, en limpiarme. Finalmente acabé apoyada contra la pared llevando mis manos a la cabeza sintiéndome abrumada por todo en esos momentos deslizándome hasta el suelo donde acabé sentada junto a todo lo demás, como una analogía a como estaba yo misma.

Se me pasaban cientos de cosas en esos momentos por la cabeza, sobre todo formas de matar a aquel vampiro que si lo hubiera tenido delante en esos momentos lo habría matado sin contemplación alguna. En mi interior Lilith se revolvía presa de la desazón, del resquemor, porque bien sabía lo que aquello significaba y yo también lo sabía aunque no quisiera reconocerlo. Ya se había ido y podía notar la ausencia que dejaba, el vacío que su pérdida provocaba… y no era la primera vez que la sentía, la sentí durante varios días en los que nada tenía sentido, en los que nada podía llenarme. Como si algo se hubiera roto en mi interior, como al igual que la botella hubieran pedazos rotos, piezas que se habían quedado sueltas... Ahora la cuestión que se me planteaba, el gran dilema que tenía que afrontar era: me condenaba… o me salvaba, pero si me salvaba… sería mostrar rostros que no había mostrado, quitar máscaras… y no sabía si estaba preparada para ello.




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