AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
¡No me toques los cojones! (privado)
2 participantes
Página 3 de 3.
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
¡No me toques los cojones! (privado)
Recuerdo del primer mensaje :
No recuerdo las copas que llevaba de eso que sabia a meado de burra pero que tras unas cuantas empezabas a cogerle el gusto.
El tedio de esa ciudad llamada París corría por mis venas como si fuera tiña, ademas de que acostumbrado a meter la verga cada noche, aquí parecía que tenias que coger tiquet para que te tocara la suerte en la tómbola de que una mujer te abriera las piernas, que estrechas eran las mujeres.
¿No me dijo una que paseaba con un paraguas sin estar lloviendo que podríamos vernos en el botánico con una de sus damas de compañía?
Al principio me sonó de maravilla, vamos, era como si me hubiera tocado e premio gordo en la tómbola, no solo me iba a trincar a una mujer, rara, pero mujer, si no que se traía una amiga. Infeliz de mi cuando acudo a eso que llamaban el botánico y que yo pensaba seria una manceria y me veo a la mujer esa tapada hasta los tobillos, con un sombrero que daba mas sombra que el propio paraguas que llevaba de nuevo sobre la cabeza y con una amiga..que pronto descubrí era una vieja, gorda y arrugada que venia a vigilar que mis manos estuvieran lejos de la tía buena del paraguas.
No había corrido tanto en mi vida y mira que había derramado sangre en el campo de batalla.
Por supuesto esa hazaña no se la conté ni a Bröok, ni a Dritt, estarían riéndose a mi costa un mes.
Volviendo a la taberna aburrida en la que estaba, un tipo me preguntó si quería ganarme algo de dinero extra, que me veía un tío fornido, diestro y armado.
En un principio pensé en pasar de su culo, después de mi suerte con la del paraguas este si me llevaba a un burdel para darme por culo.
Ahí en París había que estar avispado, porque los tíos tenían todos pinta un tanto afeminada y ese no era menos, con su gorrito en la cabeza pese a ser de noche y el gallato, aunque yo me había fijado y el cabrón no cojeaba ¿a saber que escondía en esa tercera pierna simulada?
-Una pregunta -dije alzando mi mirada del vaso -¿con bien armado, te refieres a mi verga?
Por suerte para el porque de decir que si juro por Odin que hubiera necesitado esa tercera pierna, hablaba de peleas.
No entendí muy bien si es que haba que saquear algo, o que..la cosa es que iba borracho, me aburría y eso que me contaba tenia buena pinta...así que lo seguí.
Llegamos tras atravesar varias cuadras a un sitio mas parecido a las tabernas norteñas, algo que me hizo sonreír abiertamente.
Caminé entre la gente abriéndome paso tras el hombrecillo, una mole dentro de un circulo mal pintado en el suelo machacaba a un par de tipos mientras todos lo vitoreaban.
El viejo me empujó hacia le circulo mientras pedía que la gente apostara ¿apostar por quien? No entendía muy bien la dinámica de esto, la cosa es que la mole esa a mi no me había hecho nada y los del suelo no eran amigos míos.
Fui a salir del circulo cuando un tipo me empujó para dentro.
-No me toques o te cortó el brazo -le aseguré encarandome a él mientras la mole se me acercaba por detrás.
No recuerdo las copas que llevaba de eso que sabia a meado de burra pero que tras unas cuantas empezabas a cogerle el gusto.
El tedio de esa ciudad llamada París corría por mis venas como si fuera tiña, ademas de que acostumbrado a meter la verga cada noche, aquí parecía que tenias que coger tiquet para que te tocara la suerte en la tómbola de que una mujer te abriera las piernas, que estrechas eran las mujeres.
¿No me dijo una que paseaba con un paraguas sin estar lloviendo que podríamos vernos en el botánico con una de sus damas de compañía?
Al principio me sonó de maravilla, vamos, era como si me hubiera tocado e premio gordo en la tómbola, no solo me iba a trincar a una mujer, rara, pero mujer, si no que se traía una amiga. Infeliz de mi cuando acudo a eso que llamaban el botánico y que yo pensaba seria una manceria y me veo a la mujer esa tapada hasta los tobillos, con un sombrero que daba mas sombra que el propio paraguas que llevaba de nuevo sobre la cabeza y con una amiga..que pronto descubrí era una vieja, gorda y arrugada que venia a vigilar que mis manos estuvieran lejos de la tía buena del paraguas.
No había corrido tanto en mi vida y mira que había derramado sangre en el campo de batalla.
Por supuesto esa hazaña no se la conté ni a Bröok, ni a Dritt, estarían riéndose a mi costa un mes.
Volviendo a la taberna aburrida en la que estaba, un tipo me preguntó si quería ganarme algo de dinero extra, que me veía un tío fornido, diestro y armado.
En un principio pensé en pasar de su culo, después de mi suerte con la del paraguas este si me llevaba a un burdel para darme por culo.
Ahí en París había que estar avispado, porque los tíos tenían todos pinta un tanto afeminada y ese no era menos, con su gorrito en la cabeza pese a ser de noche y el gallato, aunque yo me había fijado y el cabrón no cojeaba ¿a saber que escondía en esa tercera pierna simulada?
-Una pregunta -dije alzando mi mirada del vaso -¿con bien armado, te refieres a mi verga?
Por suerte para el porque de decir que si juro por Odin que hubiera necesitado esa tercera pierna, hablaba de peleas.
No entendí muy bien si es que haba que saquear algo, o que..la cosa es que iba borracho, me aburría y eso que me contaba tenia buena pinta...así que lo seguí.
Llegamos tras atravesar varias cuadras a un sitio mas parecido a las tabernas norteñas, algo que me hizo sonreír abiertamente.
Caminé entre la gente abriéndome paso tras el hombrecillo, una mole dentro de un circulo mal pintado en el suelo machacaba a un par de tipos mientras todos lo vitoreaban.
El viejo me empujó hacia le circulo mientras pedía que la gente apostara ¿apostar por quien? No entendía muy bien la dinámica de esto, la cosa es que la mole esa a mi no me había hecho nada y los del suelo no eran amigos míos.
Fui a salir del circulo cuando un tipo me empujó para dentro.
-No me toques o te cortó el brazo -le aseguré encarandome a él mientras la mole se me acercaba por detrás.
Orn Cannif- Humano Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 11/07/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
-¡Voy joder! - rugí cuando Esthia desde abajo me pedía que moviera el culo.
Ladeé la sonrisa bajándome los pantalones y haciéndole un calvo moviendolo arriba y abajo.-mira como lo muevo -apunté divertido antes de engancharme a la maroma y deslizarme por ella apoyando los pies en la pared y dad saltos me deslizaba por ella.
Esa parte fue sencilla, lo complicado fue el salto para llegar hasta donde el licantropo y el centauro me esperaban.
Tomé impulsó y me lancé cayendo mas o menos bien en la plataforma, con la ayuda del lobo subí por completo yo y todas mis armas que hacían a Esthia fruncir el ceño.
-Lo necesito todo -me excusé encogiéndome de hombros mientras este negaba con la cabeza y me señalaba el lugar por donde continuar.
El lucecitas ademas de brillar cojeaba, por gracias esto entramos en una especie de caverna donde según Esthia debían hacer reuniones algunas personas chungas.
-¿Define secta chunga? -pregunté deslizando mis dedos por el altar observando las runas coincidentes grabadas en la piedra y en las paredes de la gruta.
-He conocido una chica en París que tiene magia ¿a ese tipo de gente chunga te refieres? -pregunté enarcando un ceja -sigamos, avanzando, el salto no se yo si detendrá al resto de cazadores.
Señalé al cuadrúpedo con mi dedo de forma inquisitiva.
-Y tu mira a donde pisas no quiero acabar despeñado por cualquier dado, soy joven todavía y si no muero espada en mano me perderé el Valhalla, ademas esta noche he quedado con la bruja -dije lanzando un bocado a Esthia.
Pasé mi brazo por encima del cuello de mi amigo.
-Llevo menos tiempo en París que tu y ya mojo mas que tu -bromeé golpeando su frente con la mía, un gesto muy típico entre nosotros los vikingos.
Seguimos avanzando por la gruta, sinceramente aquel lugar se empezaba a convertir en algo mucho mas lúgubre, los gravados de esa gruta se encrudecían, imágenes ya no solo de runas, si no de una especie de encapuchados adorando algo.
-¿que mierda es esto? -pregunté a Esthia -parece la llegada del Ragnarok -apunté señalando la imagen de una fuerte hoguera donde lanzaban niños vivos a ella.
Me detuve en seco al ver un símbolo grabado en ellas, la sierpe dorada que se mordía la cola.
-Joder, este símbolo lo conozco.
Ladeé la sonrisa bajándome los pantalones y haciéndole un calvo moviendolo arriba y abajo.-mira como lo muevo -apunté divertido antes de engancharme a la maroma y deslizarme por ella apoyando los pies en la pared y dad saltos me deslizaba por ella.
Esa parte fue sencilla, lo complicado fue el salto para llegar hasta donde el licantropo y el centauro me esperaban.
Tomé impulsó y me lancé cayendo mas o menos bien en la plataforma, con la ayuda del lobo subí por completo yo y todas mis armas que hacían a Esthia fruncir el ceño.
-Lo necesito todo -me excusé encogiéndome de hombros mientras este negaba con la cabeza y me señalaba el lugar por donde continuar.
El lucecitas ademas de brillar cojeaba, por gracias esto entramos en una especie de caverna donde según Esthia debían hacer reuniones algunas personas chungas.
-¿Define secta chunga? -pregunté deslizando mis dedos por el altar observando las runas coincidentes grabadas en la piedra y en las paredes de la gruta.
-He conocido una chica en París que tiene magia ¿a ese tipo de gente chunga te refieres? -pregunté enarcando un ceja -sigamos, avanzando, el salto no se yo si detendrá al resto de cazadores.
Señalé al cuadrúpedo con mi dedo de forma inquisitiva.
-Y tu mira a donde pisas no quiero acabar despeñado por cualquier dado, soy joven todavía y si no muero espada en mano me perderé el Valhalla, ademas esta noche he quedado con la bruja -dije lanzando un bocado a Esthia.
Pasé mi brazo por encima del cuello de mi amigo.
-Llevo menos tiempo en París que tu y ya mojo mas que tu -bromeé golpeando su frente con la mía, un gesto muy típico entre nosotros los vikingos.
Seguimos avanzando por la gruta, sinceramente aquel lugar se empezaba a convertir en algo mucho mas lúgubre, los gravados de esa gruta se encrudecían, imágenes ya no solo de runas, si no de una especie de encapuchados adorando algo.
-¿que mierda es esto? -pregunté a Esthia -parece la llegada del Ragnarok -apunté señalando la imagen de una fuerte hoguera donde lanzaban niños vivos a ella.
Me detuve en seco al ver un símbolo grabado en ellas, la sierpe dorada que se mordía la cola.
-Joder, este símbolo lo conozco.
Orn Cannif- Humano Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 11/07/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
-Me refiero al tipo de gente que se junta a sacrificar virgenes o a atar oráculos a altares hasta que el hambre les hace ver alucinaciones. Gente chunga.
Menkent no entedía nada de lo que le decía Orn, pero por su tono, supo que no era algo agradable y frunció el ceño. Esthia esgrimió su mejor sonrisa y le puso la mano en el lomo, con una palmadita.
-No es contra ti, es que necesita morir luchando para que sus dioses lo acojan.
-Sus dioses... Ajá.
-Eh, vamos, no seas antipático.
La intervención de Orn cogiendo a Esthia por los hombros y bromeando volvió el ambiente distendido de nuevo, aunque el centauro se adelantó unos pasos, iluminando el camino.
-Sabrás tú lo que mojo yo -respondió el lobo. Porque realmente no tenía quejas de su vida sentimental, aunque no pudiera pregonarla a los cuatro vientos por miedo a que llegara a oidos inadecuados o el rechazo que pudiera generar, ya que no era algo bien visto a ojos de aquella sociedad hipócrita.
-Pues tiene pinta de ser un sacrificio de niños. ¿Tú como lo ves?
-Los sacrificios son algo normal entre bárbaros. Algunos creen que así los dioses les concederán favores.
-¿Conoces este simbolo? ¿Crees que pueda darnos una pista de lo que ha pasado aquí?
Menkent se apartó de ellos para dirigirse a un rincón, donde entre cenizas había un cráneo humano, por el tamaño, de un niño. Lo levantó y lo observó entre sus dedos.
-Es reciente. Es posible que éste sea un lugar activo.
Esthia miró al centauro y luego a Orn.
-Dice que es fresco. ¿Crees que puedan tener prisioneros por aquí? Cuéntanos lo que sepas de la sierpe dorada.
Menkent no entedía nada de lo que le decía Orn, pero por su tono, supo que no era algo agradable y frunció el ceño. Esthia esgrimió su mejor sonrisa y le puso la mano en el lomo, con una palmadita.
-No es contra ti, es que necesita morir luchando para que sus dioses lo acojan.
-Sus dioses... Ajá.
-Eh, vamos, no seas antipático.
La intervención de Orn cogiendo a Esthia por los hombros y bromeando volvió el ambiente distendido de nuevo, aunque el centauro se adelantó unos pasos, iluminando el camino.
-Sabrás tú lo que mojo yo -respondió el lobo. Porque realmente no tenía quejas de su vida sentimental, aunque no pudiera pregonarla a los cuatro vientos por miedo a que llegara a oidos inadecuados o el rechazo que pudiera generar, ya que no era algo bien visto a ojos de aquella sociedad hipócrita.
-Pues tiene pinta de ser un sacrificio de niños. ¿Tú como lo ves?
-Los sacrificios son algo normal entre bárbaros. Algunos creen que así los dioses les concederán favores.
-¿Conoces este simbolo? ¿Crees que pueda darnos una pista de lo que ha pasado aquí?
Menkent se apartó de ellos para dirigirse a un rincón, donde entre cenizas había un cráneo humano, por el tamaño, de un niño. Lo levantó y lo observó entre sus dedos.
-Es reciente. Es posible que éste sea un lugar activo.
Esthia miró al centauro y luego a Orn.
-Dice que es fresco. ¿Crees que puedan tener prisioneros por aquí? Cuéntanos lo que sepas de la sierpe dorada.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 181
Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
Enarqué una ceja al escuchar al bicho de cuatro patas decir que sacrificar niños era normal entre los bárbaros.
-Y comérnoslos vivos -apunté sin borrar aquel gesto mantenido -sabrá el cuadrúpedo este de costumbres barbaras.
Si bien era cierto que los sacrificios humanos estaban bien vistos entre los míos. Era muy diferente de lo que se veía grabado en esas paredes.
Nosotros o matábamos enemigos con ritos lo suficientemente agresivos como para disfrutar del dolor penetrante que les otorgábamos, por ejemplo con el “águila de sangre” o en caso de fuertes guerras venideras o muy malas cosechas se les ofrecían a nuestros dioses un voluntario, este ascendería al Valhalla, era un valiente que derramaba su sangre por favorecer la victoria de sus hermanos en el campo de batalla, un acto heroico.
Miré esos dibujos, parecía mas bien una celebración pagana distinta, como una secta donde se sacrificaban niños para fines mas oscuros.
-Si el cráneo es reciente no hay que ser muy listo ni tener cuatro patas como para saber que aun se hacen aquí ese tipo de rituales. Deberíamos impedirlo
Sobre la orden esa, venimos buscándola, pero la verdad es que dudo sea la secta que buscamos, quizás ellos los persigan. Por lo que se de la orden esa, son caballeros que se encargan de custodiar una reliquia para que no llegue el Ragnarok.
-Os recuerdo que estamos huyendo de unos cazadores –dijo el centauro.
-Y yo que salvar niños me motiva mas que hacerlo con cuadrúpedos.
Esthia negaba con la cabeza, al parecer acaba de descubrir que le tocaba lidiar con dos cabezotas.
-No van a llegar hasta aquí, al menos no sin hacerse con unas buenas sogas, eso nos da tiempo para intentar averiguar algo mas, sigamos … -dije señalando la estrecha gruta.
-Y comérnoslos vivos -apunté sin borrar aquel gesto mantenido -sabrá el cuadrúpedo este de costumbres barbaras.
Si bien era cierto que los sacrificios humanos estaban bien vistos entre los míos. Era muy diferente de lo que se veía grabado en esas paredes.
Nosotros o matábamos enemigos con ritos lo suficientemente agresivos como para disfrutar del dolor penetrante que les otorgábamos, por ejemplo con el “águila de sangre” o en caso de fuertes guerras venideras o muy malas cosechas se les ofrecían a nuestros dioses un voluntario, este ascendería al Valhalla, era un valiente que derramaba su sangre por favorecer la victoria de sus hermanos en el campo de batalla, un acto heroico.
Miré esos dibujos, parecía mas bien una celebración pagana distinta, como una secta donde se sacrificaban niños para fines mas oscuros.
-Si el cráneo es reciente no hay que ser muy listo ni tener cuatro patas como para saber que aun se hacen aquí ese tipo de rituales. Deberíamos impedirlo
Sobre la orden esa, venimos buscándola, pero la verdad es que dudo sea la secta que buscamos, quizás ellos los persigan. Por lo que se de la orden esa, son caballeros que se encargan de custodiar una reliquia para que no llegue el Ragnarok.
-Os recuerdo que estamos huyendo de unos cazadores –dijo el centauro.
-Y yo que salvar niños me motiva mas que hacerlo con cuadrúpedos.
Esthia negaba con la cabeza, al parecer acaba de descubrir que le tocaba lidiar con dos cabezotas.
-No van a llegar hasta aquí, al menos no sin hacerse con unas buenas sogas, eso nos da tiempo para intentar averiguar algo mas, sigamos … -dije señalando la estrecha gruta.
Orn Cannif- Humano Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 11/07/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
-Con "bárbaro" no se refiere sólo a ti, egocéntrico -rió el licántropo, sancándole la lengua.
Sus ojos azules se paseaban por la gruta, pero no parecía especialmente impactado por los horrores que allí pudieran cometerse. No era partidario de los sacrificios humanos, desde luego, pero sí era griego y en su cultura había una larga tradición de hecatombes a los dioses. De acuerdo que en su pueblo se trataba de matar animales y libar vino, pero no le sorprendía que en otras culturas el reo fuera diferente.
-¿Una reliquia? ¿Qué clase de reliquia? Porque con la de trampas que hay aquí, lo mismo no es mal sitio para esconder algo. Esto sólo es una sala, pero la gruta es enorme. Quién sabe lo que podríamos encontrar si nos dedicásemos a explorarla a fondo.
Se llevó la mano al mentón con gesto pensativo. No se lo había planteado hasta ese momento, pero tomarse tantas molestias para custodiar la entrada de una cueva... no era muy normal.
-Ya, ya, no os pongáis a medírosla aquí, que no tenemos tiempo.
Por si no tuviera bastante con hacer de traductor simultáneo...
-No sabemos cómo salir de aquí más que por donde hemos venido, así que nos da igual un camino que otro. Vayamos por aquí y descubramos dónde nos lleva. Si conseguimos rescatar a los niños o averiguar dónde los retienen, perfecto. Si no... al menos habremos salvado el culo de los cazadores. ¿Os parece?
Realizó la cuestión en ambos idiomas. El centauro asintió, a él tampoco le hacía gracia dejar a niños pequeños en manos de desalmados que a saber lo que harían con ellos.
Entró el primero, para que el resplandor que desprendía su cuerpo sirviera de iluminación para sus compañeros.
La gruta era un túnel redondo excavado en la piedra. Curiosamente perfectamente redondo, tanto que hasta el suelo era curvo para completar el circulo, lo que les dificultaba un poco el caminar, sobre todo al centauro, cuyos cascos resbalaban de tanto en tanto en la húmeda roca.
Además, había una especie de espiral que recorría toda la extensión de lo que podian ver. Era apenas una hendidura de dos centímetros de ancho y muy poca profundidad, una roza, pero visible incluso con la luz menos intensa que proyectaba Menkent.
-¿Qué ha sido eso?
El lobo se detuvo cuando apenas llevaban una veintena de metros en aquel pasillo que parecía descender hacia las entrañas de la tierra con una inclinación más que evidente.
Tras ellos, se escuchó un fuerte golpe, seguido del inconfundible sonido del roce piedra contra piedra. Esthia entendió por qué el túnel era tan perfectamente redondo... para que la enorme bola de piedra que se dirigía hacia ellos pudiera rodar sin problemas en su interior.
-¡¡Corred!!
Sus ojos azules se paseaban por la gruta, pero no parecía especialmente impactado por los horrores que allí pudieran cometerse. No era partidario de los sacrificios humanos, desde luego, pero sí era griego y en su cultura había una larga tradición de hecatombes a los dioses. De acuerdo que en su pueblo se trataba de matar animales y libar vino, pero no le sorprendía que en otras culturas el reo fuera diferente.
-¿Una reliquia? ¿Qué clase de reliquia? Porque con la de trampas que hay aquí, lo mismo no es mal sitio para esconder algo. Esto sólo es una sala, pero la gruta es enorme. Quién sabe lo que podríamos encontrar si nos dedicásemos a explorarla a fondo.
Se llevó la mano al mentón con gesto pensativo. No se lo había planteado hasta ese momento, pero tomarse tantas molestias para custodiar la entrada de una cueva... no era muy normal.
-Ya, ya, no os pongáis a medírosla aquí, que no tenemos tiempo.
Por si no tuviera bastante con hacer de traductor simultáneo...
-No sabemos cómo salir de aquí más que por donde hemos venido, así que nos da igual un camino que otro. Vayamos por aquí y descubramos dónde nos lleva. Si conseguimos rescatar a los niños o averiguar dónde los retienen, perfecto. Si no... al menos habremos salvado el culo de los cazadores. ¿Os parece?
Realizó la cuestión en ambos idiomas. El centauro asintió, a él tampoco le hacía gracia dejar a niños pequeños en manos de desalmados que a saber lo que harían con ellos.
Entró el primero, para que el resplandor que desprendía su cuerpo sirviera de iluminación para sus compañeros.
La gruta era un túnel redondo excavado en la piedra. Curiosamente perfectamente redondo, tanto que hasta el suelo era curvo para completar el circulo, lo que les dificultaba un poco el caminar, sobre todo al centauro, cuyos cascos resbalaban de tanto en tanto en la húmeda roca.
Además, había una especie de espiral que recorría toda la extensión de lo que podian ver. Era apenas una hendidura de dos centímetros de ancho y muy poca profundidad, una roza, pero visible incluso con la luz menos intensa que proyectaba Menkent.
-¿Qué ha sido eso?
El lobo se detuvo cuando apenas llevaban una veintena de metros en aquel pasillo que parecía descender hacia las entrañas de la tierra con una inclinación más que evidente.
Tras ellos, se escuchó un fuerte golpe, seguido del inconfundible sonido del roce piedra contra piedra. Esthia entendió por qué el túnel era tan perfectamente redondo... para que la enorme bola de piedra que se dirigía hacia ellos pudiera rodar sin problemas en su interior.
-¡¡Corred!!
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 181
Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
¡No me toques los cojones!!!!! -Rugí al escuchar la fricción de una piedra de grandes dimensiones contra las paredes redondeadas de la gruta.
Los tres empezamos a correr gruta a través, si queríamos no morir aplastados ya podíamos apretar el ritmo porque de esta no salíamos ninguno.
-Mira el gusiluz este como corre con las cuatro patazas esas que tiene.
Esthia se reía entre dientes con esa felicidad de la que gozaba aun al borde de la muerte.
-Tenia que tocarme el caballito cojo este y el loco al que todo le hace gracia, no me jodas maldito dios tuerto ¿que te he hecho para merecer esto?
Jadeábamos sin parar, cada vez teníamos el pedrusco mas cerca, las pintadas de la pared se prolongaban alrededor de toda la gruta pero no tuvimos mucho tiempo de apreciar el arte contemporáneo del lugar.
Lo peor es que el final del túnel llegaba, vació eso es lo que parecía existir al final de la gruta, de puta madre, ahora o nos salían alas, o nos estampábamos contra la nada, claro teníamos la opción de que la piedra nos besara a los tres y nos amasara contra el suelo.
El primero en precipitarse al precipicio fue el lucecitas que se acabó precipitando al vacio, despues yo, que lejos de lanzarme, saqué la mano hacia el lateral y buscando apoyó con los pies me quedé colgando del lado derecho. Esthia imitó mi gesto quedando del izquierdo y la piedra tras la bestia siguió su camino precipitándose al vació.
-Que las valquirias te recojan entre sus piernas -dije intentando volver a subir a la boca de la gruta dándolo por muerto.
Esthia de un salto se encaramó de nuevo a mi lado a la gruta y asomó su cabeza hacia el final del precipicio llamando a voces a su amigo griego.
-Bueno, hemos hecho lo que hemos podido -dije dándole un manotazo en la espalda.
Una lucecita brillaba al fondo, la sonrisa del licantropo se ensancho mirándome.
-No me jodas, es como un gato, tiene siete putas vidas.
Me asmé pir le precipicio.
-Que alegría amigo...-dije a voz en grito -¿entonces la caída es mullida?
Los tres empezamos a correr gruta a través, si queríamos no morir aplastados ya podíamos apretar el ritmo porque de esta no salíamos ninguno.
-Mira el gusiluz este como corre con las cuatro patazas esas que tiene.
Esthia se reía entre dientes con esa felicidad de la que gozaba aun al borde de la muerte.
-Tenia que tocarme el caballito cojo este y el loco al que todo le hace gracia, no me jodas maldito dios tuerto ¿que te he hecho para merecer esto?
Jadeábamos sin parar, cada vez teníamos el pedrusco mas cerca, las pintadas de la pared se prolongaban alrededor de toda la gruta pero no tuvimos mucho tiempo de apreciar el arte contemporáneo del lugar.
Lo peor es que el final del túnel llegaba, vació eso es lo que parecía existir al final de la gruta, de puta madre, ahora o nos salían alas, o nos estampábamos contra la nada, claro teníamos la opción de que la piedra nos besara a los tres y nos amasara contra el suelo.
El primero en precipitarse al precipicio fue el lucecitas que se acabó precipitando al vacio, despues yo, que lejos de lanzarme, saqué la mano hacia el lateral y buscando apoyó con los pies me quedé colgando del lado derecho. Esthia imitó mi gesto quedando del izquierdo y la piedra tras la bestia siguió su camino precipitándose al vació.
-Que las valquirias te recojan entre sus piernas -dije intentando volver a subir a la boca de la gruta dándolo por muerto.
Esthia de un salto se encaramó de nuevo a mi lado a la gruta y asomó su cabeza hacia el final del precipicio llamando a voces a su amigo griego.
-Bueno, hemos hecho lo que hemos podido -dije dándole un manotazo en la espalda.
Una lucecita brillaba al fondo, la sonrisa del licantropo se ensancho mirándome.
-No me jodas, es como un gato, tiene siete putas vidas.
Me asmé pir le precipicio.
-Que alegría amigo...-dije a voz en grito -¿entonces la caída es mullida?
Orn Cannif- Humano Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 11/07/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
-Jajajajaja. ¡Me encantan los centauros! ¿Ves lo que te digo, Orn? Soy un tipo con suerte y por eso al final todo nos sale bien. ¡¡Os lo contagio!!
Los ecos de su risa se extendieron por la gruta.
Intercambió algunas frases en griego con Menkent, para saber si la bajada era segura. Desde donde estaban no se veía, pero el centauro les dijo que había apenas tres metros y que el túnel por el que había seguido la enorme bola de piedra debía acabar en agua, porque había escuchado un enorme chapoteo. Lo que ya no podía saber era si había una salida o no, porque no se veía ninguna luz. Y tampoco podía decirle si había aire o no hasta el final.
Esthia se giró hacia Orn.
-Vale, pues nuestras opciones son seguir adelante por ese túnel y arriesgarnos a ver dónde nos lleva o ver como subimos a Menkent de nuevo aquí para volver por el túnel que acabamos de dejar. ¿Te has fijado en la abertura que había a la derecha? Era estrecha, pero podría caber una persona. Lo que ya no me ha dado tiempo a ver es si simplemente era un hueco para evitar se aplastado o si daba acceso a algún otro lugar.
Los ecos de su risa se extendieron por la gruta.
Intercambió algunas frases en griego con Menkent, para saber si la bajada era segura. Desde donde estaban no se veía, pero el centauro les dijo que había apenas tres metros y que el túnel por el que había seguido la enorme bola de piedra debía acabar en agua, porque había escuchado un enorme chapoteo. Lo que ya no podía saber era si había una salida o no, porque no se veía ninguna luz. Y tampoco podía decirle si había aire o no hasta el final.
Esthia se giró hacia Orn.
-Vale, pues nuestras opciones son seguir adelante por ese túnel y arriesgarnos a ver dónde nos lleva o ver como subimos a Menkent de nuevo aquí para volver por el túnel que acabamos de dejar. ¿Te has fijado en la abertura que había a la derecha? Era estrecha, pero podría caber una persona. Lo que ya no me ha dado tiempo a ver es si simplemente era un hueco para evitar se aplastado o si daba acceso a algún otro lugar.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 181
Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
Enarque la ceja ante las risas incesantes de Esthia, aseguraba ser un tipo con suerte y que eso nos lo pegaba, yo por contra pensaba que la luciérnaga tenía suerte y que nosotros eramos unos pazguatos que se habían metido en un lio sin comerlo ni beberlo ¿como habíamos acabado cuidando a la presa que íbamos a cazar arriesgando nuestras vidas? Me lo pregunté mirando a esos dos griegos hablar a voz en grito.
-Lo que tu digas. Bajar nos debe llevar a la base de la montaña y no se si eso desembocará en una salida o no, el caso es que si hay otro hueco paralelo quizás nos llevé a alguna gruta con salida al exterior, creo que para saltar abajo siempre estamos a tiempo peor para explorar esta zona por contra tendríamos que escalar.
Busquemos el modo de subir al centauro, si tuviéramos maroma, sería cuestión de atarlo y tirar de tu pesado amigo -ladeé la sonrisa. Con lo de pesado hablaba en todos los sentidos, ni Hela parecía lograr llevárselo.
-No sabrás también ademas de supervivencia de escalada ¿no? No te salen alas del lomo como a un Pegaso ni nada de eso ¿verdad?
Me eche a reír al oírlo maldecir seguramente en su idioma pues Esthia se reía mirándome como si le divirtiera lo mal que nos llevábamos los dos.
El lobo se fue a busca algo con lo que subirlo, yo mientras me volví a colar por el agujero paralelo, había uno a cada lado, así que quizás estuvieran solo hechos para salvar las vidas de los intrépidos guerreros o por contra había posibilidad por ahí de escapatoria.
Era un humano y no lograba ver una mierda sin el lucecita, pero al menos, por lo que palpé caminado no encontraba el final, así que regresé a la gruta principal.
-Ahí dentro soy un topo, pero me da la sensación de que al menos hay senda que seguir, no se si tendrá o no salida. ¡Espera! ¿Ha dicho el lucecitas que había bajo agua? ¿corre el agua donde ha caído la piedra? Si es así, es posible que esas aguas subterráneas tengan salida al exterior...tu decides Esthia, eres el de la buena fortuna.
-Lo que tu digas. Bajar nos debe llevar a la base de la montaña y no se si eso desembocará en una salida o no, el caso es que si hay otro hueco paralelo quizás nos llevé a alguna gruta con salida al exterior, creo que para saltar abajo siempre estamos a tiempo peor para explorar esta zona por contra tendríamos que escalar.
Busquemos el modo de subir al centauro, si tuviéramos maroma, sería cuestión de atarlo y tirar de tu pesado amigo -ladeé la sonrisa. Con lo de pesado hablaba en todos los sentidos, ni Hela parecía lograr llevárselo.
-No sabrás también ademas de supervivencia de escalada ¿no? No te salen alas del lomo como a un Pegaso ni nada de eso ¿verdad?
Me eche a reír al oírlo maldecir seguramente en su idioma pues Esthia se reía mirándome como si le divirtiera lo mal que nos llevábamos los dos.
El lobo se fue a busca algo con lo que subirlo, yo mientras me volví a colar por el agujero paralelo, había uno a cada lado, así que quizás estuvieran solo hechos para salvar las vidas de los intrépidos guerreros o por contra había posibilidad por ahí de escapatoria.
Era un humano y no lograba ver una mierda sin el lucecita, pero al menos, por lo que palpé caminado no encontraba el final, así que regresé a la gruta principal.
-Ahí dentro soy un topo, pero me da la sensación de que al menos hay senda que seguir, no se si tendrá o no salida. ¡Espera! ¿Ha dicho el lucecitas que había bajo agua? ¿corre el agua donde ha caído la piedra? Si es así, es posible que esas aguas subterráneas tengan salida al exterior...tu decides Esthia, eres el de la buena fortuna.
Orn Cannif- Humano Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 11/07/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
-Es un centauro, no un pegaso. ¿Es que no os enseñan nada en el norte? -chasqueó la lengua, casi como si estuviera ofendido. ¡¡Los seres mitológicos eran la base de su cultura!! ¿En qué cabeza cabía que pudiera confundirse a un centauro con un pegaso? Tener medio cuerpo humano o tener alas en el lomo no tenía nada que ver. Era como si confundía a un centauro con un hipocampo.
El lobo intercambió algunas frases más con el centauro. Le gustaba hablar con él, porque podía volver a usar su lengua madre y se sentía verdaderamente cómodo con ella. Ah, cuánto lo había echado de menos. El francés estaba bien y había conseguido hablarlo con soltura en esos años, aunque tenía un acento gracioso.
-Dice Menkent que el agua corre, pero que no puede saber si eso nos llevaría a una salida o acabaríamos ahogados en un curso demasiado estrecho y profundo. Creo que no merece la pena arriesgarnos. No tenemos cuerda, así que lo único con lo que podemos subir a Menkent aquí es usando nuestra ropa atada y rezando por que aguante.
De repente se quedó callado, mirando hacia el túnel desde el que había caído la piedra rodando. Le puso la mano en el brazo, para que no hablase, y se concentró en los ecos que escuchaba a lo lejos.
-Viene alguien. Más de dos, pero no puedo precisar más. Y llevan algo metálico que suena.
A esa distancia y sólo con vagos sonidos no podía dar más información, pero estaba claro que tenían que esconderse para no ser descubiertos. Avanzó hacia la boca del túnel y comenzó el descenso hacia donde estaba el centauro. Él tenía opciones fáciles de volver a subir, podía clavar las garras en la roca si era necesario. Ventajas de la licantropía.
-Alguien viene. Apágate.
Por el mismo pasillo que ellos habían recorrido a la carrera, les llegó el resplandor de antorchas y el sonido de voces que se acercaban. Iban recitando una especie de salmos en un lenguaje desconocido y desde la distancia pudieron ver el ruido metálico que había percibido Esthia eran las cadenas con las que llevaban prisioneros a media docena de niños. Vestidos con unas túnicas blancas ligeras y sencillas, se notaba que habían pasado una larga noche de llantos.
-Es una especie de sacrificio...
Los adultos que los guiaban, que serían una veintena, portaban unos petos verdes con capucha, que tenían bordada una serpiente dorada en la parte que quedaba sobre la frente.
Tras ellos, proveniente del pasadizo que se adentraba en el agua, se escuchó un siseo y el arrastrar viscoso de las escamas contra la roca. Parecía que habían llegado en el momento justo para ver es espectáculo. Por delante de ellos, sin percatarse de su presencia en la oscuridad del lugar, un enorme reptil avanzó hacia el grupo, atraído por sus cánticos. Su cuerpo escamoso podría llegar a los cincuenta metros de largo y al pasar por su lado, pudieron comprobar que le llegaba a Esthia casi al hombro.
Los niños se asustaron y trataron de escapar, chillando y llorando. Pero no tardaron en empujarlos hacia el borde, hacia la bestia. Esthia se lanzó con claras intenciones de llegar hasta los niños y tratar de mantenerlos a salvo.
Menkent no estaba para nada contento con aquella situación y se le notó en el momento en que volvió a arder como una antorcha, con los ojos blancos de tan brillantes que los tenía, la piel roja y anaranjada, las crines y la cola como llamaradas, su aura resplandeciente iluminando la cueva a su alrededor mientras gritaba algo que ninguno pudo entender.
El lobo intercambió algunas frases más con el centauro. Le gustaba hablar con él, porque podía volver a usar su lengua madre y se sentía verdaderamente cómodo con ella. Ah, cuánto lo había echado de menos. El francés estaba bien y había conseguido hablarlo con soltura en esos años, aunque tenía un acento gracioso.
-Dice Menkent que el agua corre, pero que no puede saber si eso nos llevaría a una salida o acabaríamos ahogados en un curso demasiado estrecho y profundo. Creo que no merece la pena arriesgarnos. No tenemos cuerda, así que lo único con lo que podemos subir a Menkent aquí es usando nuestra ropa atada y rezando por que aguante.
De repente se quedó callado, mirando hacia el túnel desde el que había caído la piedra rodando. Le puso la mano en el brazo, para que no hablase, y se concentró en los ecos que escuchaba a lo lejos.
-Viene alguien. Más de dos, pero no puedo precisar más. Y llevan algo metálico que suena.
A esa distancia y sólo con vagos sonidos no podía dar más información, pero estaba claro que tenían que esconderse para no ser descubiertos. Avanzó hacia la boca del túnel y comenzó el descenso hacia donde estaba el centauro. Él tenía opciones fáciles de volver a subir, podía clavar las garras en la roca si era necesario. Ventajas de la licantropía.
-Alguien viene. Apágate.
Por el mismo pasillo que ellos habían recorrido a la carrera, les llegó el resplandor de antorchas y el sonido de voces que se acercaban. Iban recitando una especie de salmos en un lenguaje desconocido y desde la distancia pudieron ver el ruido metálico que había percibido Esthia eran las cadenas con las que llevaban prisioneros a media docena de niños. Vestidos con unas túnicas blancas ligeras y sencillas, se notaba que habían pasado una larga noche de llantos.
-Es una especie de sacrificio...
Los adultos que los guiaban, que serían una veintena, portaban unos petos verdes con capucha, que tenían bordada una serpiente dorada en la parte que quedaba sobre la frente.
Tras ellos, proveniente del pasadizo que se adentraba en el agua, se escuchó un siseo y el arrastrar viscoso de las escamas contra la roca. Parecía que habían llegado en el momento justo para ver es espectáculo. Por delante de ellos, sin percatarse de su presencia en la oscuridad del lugar, un enorme reptil avanzó hacia el grupo, atraído por sus cánticos. Su cuerpo escamoso podría llegar a los cincuenta metros de largo y al pasar por su lado, pudieron comprobar que le llegaba a Esthia casi al hombro.
Los niños se asustaron y trataron de escapar, chillando y llorando. Pero no tardaron en empujarlos hacia el borde, hacia la bestia. Esthia se lanzó con claras intenciones de llegar hasta los niños y tratar de mantenerlos a salvo.
Menkent no estaba para nada contento con aquella situación y se le notó en el momento en que volvió a arder como una antorcha, con los ojos blancos de tan brillantes que los tenía, la piel roja y anaranjada, las crines y la cola como llamaradas, su aura resplandeciente iluminando la cueva a su alrededor mientras gritaba algo que ninguno pudo entender.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 181
Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
De puta madre, si no teníamos bastante con el luciernaga y el risitas que no necesitaba abuela, ahora aseguraba que algo se acercaba por el túnel por el que había rodado la piedra.
-¿En serio? Dije poniendo cara de mala hostia? Si yo pensaba que Odin me tenia como preferido últimamente me sentía mas cerca de Loqui pues desde que había conocido a Esthia todo era un despropósito tras otro.
Fruncí el ceño quedando nuevamente con los pies apoyados en el pasaje contiguo al de la piedra mientras Esthia se deslizaba como una araña por el precipicio camino al otro Griego.
Los cánticos retumbaban en el perfecto túnel tallado hasta que alcanzaban la posición de la boca de la cueva, no veía nada solo el reflejo de las antorchas lamiendo en tonos naranjas las piedras del precipicio.
Lo que me hizo apretar los dientes es el llanto incesante de unos niños que gritaban y pedían clemencia.
Me impulsé dando un salto y mientras volvía a ese túnel saqué la bastarda que silbó a mi espalda.
-¡Soltadlos! -ordené frunciendo el ceño posando los pies en el suelo y sorprendiendo así a los monjes que sorprendidos soltaron las cadenas de los pequeños que corrieron a una esquina agachándose entre sollozos.
Bajo las cosas no parecían ir mejor porque al parecer había un reptil que pensaba engullir a los niños y que ahora carentes de ese alimento, pues se iba a dar un aperitivo con el pegaso y su amigo el griego.
Uno de los monjes, creyéndose muy valiente dicho lo dicho, corrió para atacarme, pero no dudé en llevar mi acero a la altura de su estomago y saje el mismo destripandolo.
De una patada lo lancé precipicio a bajo abriendo los brazos en cruz mirando al resto desafiante.
-¡Vamos! ¡Venid!
Eran muy valientes con los niños, peor contra un vikingo las cosas parecían cambiar.
-¿En serio? Dije poniendo cara de mala hostia? Si yo pensaba que Odin me tenia como preferido últimamente me sentía mas cerca de Loqui pues desde que había conocido a Esthia todo era un despropósito tras otro.
Fruncí el ceño quedando nuevamente con los pies apoyados en el pasaje contiguo al de la piedra mientras Esthia se deslizaba como una araña por el precipicio camino al otro Griego.
Los cánticos retumbaban en el perfecto túnel tallado hasta que alcanzaban la posición de la boca de la cueva, no veía nada solo el reflejo de las antorchas lamiendo en tonos naranjas las piedras del precipicio.
Lo que me hizo apretar los dientes es el llanto incesante de unos niños que gritaban y pedían clemencia.
Me impulsé dando un salto y mientras volvía a ese túnel saqué la bastarda que silbó a mi espalda.
-¡Soltadlos! -ordené frunciendo el ceño posando los pies en el suelo y sorprendiendo así a los monjes que sorprendidos soltaron las cadenas de los pequeños que corrieron a una esquina agachándose entre sollozos.
Bajo las cosas no parecían ir mejor porque al parecer había un reptil que pensaba engullir a los niños y que ahora carentes de ese alimento, pues se iba a dar un aperitivo con el pegaso y su amigo el griego.
Uno de los monjes, creyéndose muy valiente dicho lo dicho, corrió para atacarme, pero no dudé en llevar mi acero a la altura de su estomago y saje el mismo destripandolo.
De una patada lo lancé precipicio a bajo abriendo los brazos en cruz mirando al resto desafiante.
-¡Vamos! ¡Venid!
Eran muy valientes con los niños, peor contra un vikingo las cosas parecían cambiar.
Orn Cannif- Humano Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 11/07/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
El centauro estalló de rabia ante la situación. Literalmente. Las llamas envolvieron su cuerpo, sus ojos se pusieron tan brillantes que se veían completamente blancos. Las crines y la cola ondeaban a su alrededor como llamaradas.
-Coge a los niños -ordenó con una voz profunda, cargada de rabia contenida.
Esthia asintió y se apresuró a reunir a los pequeños contra las paredes de piedra, para evitar que aquella enorme serpiente se los comiera.
-Tranquilos, venga, todo va a salir bien. No tengáis miedo. Os sacaremos de aquí.
No tenía ni idea de cómo, pero desde luego, no iba a dejar que se los comiera. Entendía todo aquello de los sacrificios y tal... pero no le agradaba la idea de que lo hicieran en sus narices y con unos críos indefensos. ¡Que se mataran ellos si tan decididos estaban!
La serpiente pareció reaccionar a la repentina ignición del centauro y dirigió su atención hacia él, siseando y mostrando su lengua, amenazante. Lanzó una dentellada contra la criatura, que lo esquivó con un ágil salto hacia un lado y trató de encajarle un coz en el lateral de la cabeza. Le dio de refilón, así que no consiguió aturdir a la serpiente, que se preparó para un segundo ataque.
Los niños lloraban y se abrazaban unos a otros, detrás de Esthia, quien estaba atento a cualquier intento por parte de aquellos monjes extraños de recuperar su presa. Al que se acercaba, lo despedía y lo mandaba a dormir de un par de certeros golpes. No controlaba la fuerza del lobo, fingiendo ser humano, sino que la usaba toda, con contundencia, dejando claro que ellos serían sólo tres, pero no estaban en absoluto en desventaja.
Varios de los monjes rodearon a Orn y se quitaron las capuchas para poder pelear con mayor facilidad. Uno de ellos sacó un puñal de entre sus ropas, los otros iban a usar las varas con las que antes habían ido golpeando el suelo.
-Coge a los niños -ordenó con una voz profunda, cargada de rabia contenida.
Esthia asintió y se apresuró a reunir a los pequeños contra las paredes de piedra, para evitar que aquella enorme serpiente se los comiera.
-Tranquilos, venga, todo va a salir bien. No tengáis miedo. Os sacaremos de aquí.
No tenía ni idea de cómo, pero desde luego, no iba a dejar que se los comiera. Entendía todo aquello de los sacrificios y tal... pero no le agradaba la idea de que lo hicieran en sus narices y con unos críos indefensos. ¡Que se mataran ellos si tan decididos estaban!
La serpiente pareció reaccionar a la repentina ignición del centauro y dirigió su atención hacia él, siseando y mostrando su lengua, amenazante. Lanzó una dentellada contra la criatura, que lo esquivó con un ágil salto hacia un lado y trató de encajarle un coz en el lateral de la cabeza. Le dio de refilón, así que no consiguió aturdir a la serpiente, que se preparó para un segundo ataque.
Los niños lloraban y se abrazaban unos a otros, detrás de Esthia, quien estaba atento a cualquier intento por parte de aquellos monjes extraños de recuperar su presa. Al que se acercaba, lo despedía y lo mandaba a dormir de un par de certeros golpes. No controlaba la fuerza del lobo, fingiendo ser humano, sino que la usaba toda, con contundencia, dejando claro que ellos serían sólo tres, pero no estaban en absoluto en desventaja.
Varios de los monjes rodearon a Orn y se quitaron las capuchas para poder pelear con mayor facilidad. Uno de ellos sacó un puñal de entre sus ropas, los otros iban a usar las varas con las que antes habían ido golpeando el suelo.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 181
Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
Abajo los dos luchaban estoicamente contra la gran sierpe que pretendía engullir a los muchachos que lloraban acurrucados contra las paredes. Esthia los protegía con valentía, con garras y dientes mientras el lucecitas parecía estar a punto de implosionar.
A coces trataba de batir a la serpiente mientras yo arriba con la bastarda en la mano me enfrentaba con los encapuchados. El acero aulló raudo entre mis dedos, miembros cercenados caían a diestra y siniestra mientras la sangre bañaba las paredes de la cueva.
Cuando ninguno quedó en pie tomé el mango con senda manos y de un salto, sintiendo los pies en vilo me dejé caer sobre la serpiente hundiendo en su piel escamosa el filo.
La bestia siseó violenta revolviéndose sobre si misma para darme alcance y a poder ser muerte.
Le lancé al lucecitas una de las espadas cortas que llevaba en el carcaj para que pudiera ahora que trataba de darme alcance a mi y quitarme de encima de su lomo,sajar la parte baja.
Di sendos puñetazos al mango para incrustarlo mas, los gritos de la bestia retumbaban en la gruta acompañando el llanto desesperado de los pequeños.
-¡Esthia sacalos de aquí! -le rugió mientras el centauro espada en mano enfrentaba con su espada lo afilados dientes de la sierpe.
Al parecer esa secta alimentaba con carne tierna al que moraba en aquella caverna, aunque nada tenían que ver con la orden de la sierpe dorada que nosotros investigamos, los que custodiaban la reliquia que habíamos venido buscando.
Lo que me quedó claro tras la experiencia que puede que el norte fuera tierra de bárbaros, en parte nosotros también hacíamos sacrificios a nuestros dioses aunque no de infantes, pero París con toda su esplendorosa civilización no era muy diferente..
La sierpe malherida acabo escurriéndose por una de las diminutas grutas por donde nosotros no tensamos cabida, dejo un reguero de sangre que bien podría llamar a otros depredadores.
-Hay que largarse de aquí -les dije mirando a mi alrededor en busca de una salida factible para todos.
A coces trataba de batir a la serpiente mientras yo arriba con la bastarda en la mano me enfrentaba con los encapuchados. El acero aulló raudo entre mis dedos, miembros cercenados caían a diestra y siniestra mientras la sangre bañaba las paredes de la cueva.
Cuando ninguno quedó en pie tomé el mango con senda manos y de un salto, sintiendo los pies en vilo me dejé caer sobre la serpiente hundiendo en su piel escamosa el filo.
La bestia siseó violenta revolviéndose sobre si misma para darme alcance y a poder ser muerte.
Le lancé al lucecitas una de las espadas cortas que llevaba en el carcaj para que pudiera ahora que trataba de darme alcance a mi y quitarme de encima de su lomo,sajar la parte baja.
Di sendos puñetazos al mango para incrustarlo mas, los gritos de la bestia retumbaban en la gruta acompañando el llanto desesperado de los pequeños.
-¡Esthia sacalos de aquí! -le rugió mientras el centauro espada en mano enfrentaba con su espada lo afilados dientes de la sierpe.
Al parecer esa secta alimentaba con carne tierna al que moraba en aquella caverna, aunque nada tenían que ver con la orden de la sierpe dorada que nosotros investigamos, los que custodiaban la reliquia que habíamos venido buscando.
Lo que me quedó claro tras la experiencia que puede que el norte fuera tierra de bárbaros, en parte nosotros también hacíamos sacrificios a nuestros dioses aunque no de infantes, pero París con toda su esplendorosa civilización no era muy diferente..
La sierpe malherida acabo escurriéndose por una de las diminutas grutas por donde nosotros no tensamos cabida, dejo un reguero de sangre que bien podría llamar a otros depredadores.
-Hay que largarse de aquí -les dije mirando a mi alrededor en busca de una salida factible para todos.
Orn Cannif- Humano Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 11/07/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
Los niños chillaban de miedo y lloraban abrazándose unos a otros, pegándose a la filosa piedra para mantenerse lo más lejos posible de la bestia que poblaría sus pesadillas durante semanas. Pero, por suerte para ellos, también había allí quien luchara por ellos y que haría que esos malos sueños tomaran un cariz más optimista.
-¡Tranquilos, chicos! Os sacaremos de aquí.
Tan convencido lo decía, con esa sonrisa en la cara cargada de diversión y energia, que era imposible no creer que todo era posible con él al lado. Después de todo, era un lobo blanco de la suerte, ¿no?
Aprovechando la distracción que le proporcionaban sus compañeros contra la serpiente gigante, amontonó a los niños en la parte más segura de la gruta.
-¡¿Cómo voy a sacarlos si no sé dónde está la salida, Orn?! -No obstante, no parecía preocupado por ignorar ese dato. Se volvió hacia los niños de nuevo. -Pero no os preocupeis, que seguro que la encontramos y podeis volver en seguida a casa con papá y mamá.
Una vez muerto el animal, la gruta pareció quedarse en un tenso silencio roto únicamente por los sollozos de los pequeños. El centauro se había quedado de pie, espada en mano, frente a las fauces de aquella bestia, como si sopesase llevarse la cabeza como trofeo.
Quizás la cabeza no, pero sí que le arrancó al menos media docena de aquellos colmillos que llegarían fácilmente a los doce centímetros y se los guardó.
-¿Coleccionas dientes de serpientes gigantes? -cuestionó el lobo.
-Se venden bien entre los hechiceros.
-Pues debería llevarme unos cuantos para la jefa. Seguro que se pone muy contenta.
La jefa, por supuesto, era la mujer de su alfa.
-¿Alguna idea de por dónde salir con toda esta jauría? Porque volver y trepar por la pared para salir por donde hemos entrado, no es factible con dos niños y un centauro.
-El aire viene de allí -dijo el griego de cuatro patas, señalando hacia una de las grutas laterales por las que se movía la serpiente.
-Dice que por allí viene aire más fresco, a lo mejor es la salida. Probemos.
Y hacia allí emprendieron la marcha, con el brillante centauro a la cabeza, junto a Orn, los niños en medio y Esthia detrás, por si acaso. Después de todo, era el que mejor oído y olfato tenía para la retaguardia.
-¡Tranquilos, chicos! Os sacaremos de aquí.
Tan convencido lo decía, con esa sonrisa en la cara cargada de diversión y energia, que era imposible no creer que todo era posible con él al lado. Después de todo, era un lobo blanco de la suerte, ¿no?
Aprovechando la distracción que le proporcionaban sus compañeros contra la serpiente gigante, amontonó a los niños en la parte más segura de la gruta.
-¡¿Cómo voy a sacarlos si no sé dónde está la salida, Orn?! -No obstante, no parecía preocupado por ignorar ese dato. Se volvió hacia los niños de nuevo. -Pero no os preocupeis, que seguro que la encontramos y podeis volver en seguida a casa con papá y mamá.
Una vez muerto el animal, la gruta pareció quedarse en un tenso silencio roto únicamente por los sollozos de los pequeños. El centauro se había quedado de pie, espada en mano, frente a las fauces de aquella bestia, como si sopesase llevarse la cabeza como trofeo.
Quizás la cabeza no, pero sí que le arrancó al menos media docena de aquellos colmillos que llegarían fácilmente a los doce centímetros y se los guardó.
-¿Coleccionas dientes de serpientes gigantes? -cuestionó el lobo.
-Se venden bien entre los hechiceros.
-Pues debería llevarme unos cuantos para la jefa. Seguro que se pone muy contenta.
La jefa, por supuesto, era la mujer de su alfa.
-¿Alguna idea de por dónde salir con toda esta jauría? Porque volver y trepar por la pared para salir por donde hemos entrado, no es factible con dos niños y un centauro.
-El aire viene de allí -dijo el griego de cuatro patas, señalando hacia una de las grutas laterales por las que se movía la serpiente.
-Dice que por allí viene aire más fresco, a lo mejor es la salida. Probemos.
Y hacia allí emprendieron la marcha, con el brillante centauro a la cabeza, junto a Orn, los niños en medio y Esthia detrás, por si acaso. Después de todo, era el que mejor oído y olfato tenía para la retaguardia.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 181
Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
El luciernaga pareció dar con una gruta paralela a por donde se había escurrido la sierpe, según este corría aire fresco, no viciado por estar retenido lo que de ser cierto implicaría siguiendo ese pasadizo daríamos con la salida de la mazmorra.
-Pues vamos -dije siguiendo a la comitiva con el centauro a la cabeza, los niños tras él y por ultimo Esthia a la retaguardia para no tener sorpresas inesperadas.
Andamos un buen trecho, los críos estaban famélicos, sedientos y tras varias paradas sobretodo para hidratarlos dimos con lo que a todas todas era la boca de la salida. Nos aproximamos al gujero para ver como desde un par de metros mas arriba caia el agua vigorosa formando una cascada que golpeaba nuestra abertura y desembocaba en el rio que había mas abajo.
La caída no tenía pinta de ser sencilla, desconocíamos la profundidad que tenia el caudal y bien nos podíamos matar de ser insuficiente.
Miré al lobo encogiéndome de hombros.
-Dos opciones, saltar y arriesgarnos o recular y buscar otra manera de escapar.
El descenso en cuerda lo daba por perdido, ni entre las dos que entre el lobo y yo llevábamos la cosa llegaría al fondo.
Los críos se enganchaban a las patas del cuadrúpedo como si se les fuera al vida en ello bastante reacios a saltar, pero ¿acaso era mejor opción volver hacía atrás?
-saltaré, si es profundo os haré una señal y me vais tirando niños, de no serlo, dar la vuelta y buscar otro modo de salir de este maldito laberinto donde nos hemos metido.
-Pues vamos -dije siguiendo a la comitiva con el centauro a la cabeza, los niños tras él y por ultimo Esthia a la retaguardia para no tener sorpresas inesperadas.
Andamos un buen trecho, los críos estaban famélicos, sedientos y tras varias paradas sobretodo para hidratarlos dimos con lo que a todas todas era la boca de la salida. Nos aproximamos al gujero para ver como desde un par de metros mas arriba caia el agua vigorosa formando una cascada que golpeaba nuestra abertura y desembocaba en el rio que había mas abajo.
La caída no tenía pinta de ser sencilla, desconocíamos la profundidad que tenia el caudal y bien nos podíamos matar de ser insuficiente.
Miré al lobo encogiéndome de hombros.
-Dos opciones, saltar y arriesgarnos o recular y buscar otra manera de escapar.
El descenso en cuerda lo daba por perdido, ni entre las dos que entre el lobo y yo llevábamos la cosa llegaría al fondo.
Los críos se enganchaban a las patas del cuadrúpedo como si se les fuera al vida en ello bastante reacios a saltar, pero ¿acaso era mejor opción volver hacía atrás?
-saltaré, si es profundo os haré una señal y me vais tirando niños, de no serlo, dar la vuelta y buscar otro modo de salir de este maldito laberinto donde nos hemos metido.
Orn Cannif- Humano Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 11/07/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
El centauro puso los ojos en blanco. ¿Es que esta gente no pensaba? Saltar, tirar a un niño, arriesgarse tontamente…
Con un bufido exasperado echó un vistazo alrededor, ahora que tenían luz del día, por haber llegado por fin a una salida al exterior. Buscó una parte de la piedra excavada que le pareciera más débil y, apartándose de los niños con cuidado, tomó impulso y la coceó con fuerza hasta arrancar un pedazo de roca del tamaño de dos veces sus cabezas.
No pesaría lo mismo que ellos, pero sí les permitiría conocer la profundidad del agua antes de lanzarse al vacío. Si el chapoteo era plano, había poca agua. Si era grave, sería más profunda. Por supuesto, no era algo exacto, pero sí una opción mejor que lanzarse al vacío sin un tanteo previo.
Aunque en vista de la inteligencia que parecían demostrar aquellos dos, empezaba a planteárselo. Cogió una de las cuerdas y la ató a la piedra antes de lanzarla. Cuando dejara de sentir la resistencia es que había llegado al fondo. Podrían subirla y ver hasta dónde estaba mojada. Rudimentario, pero útil.
-¿Ves? Te dije que traerlo con nosotros era mejor que cazarlo –dijo alegremente Esthia, como si todo aquello hubiera sido una gran idea.
Menkent tiró de la soga y subió la piedra. Más o menos habría un par de metros de agua. Era poco considerando la altura a la que estaban, pero no se matarían.
-Creo que debería ir primero el lobo. Es poca altura y podría romperse un hueso o dos, pero sanará en unas horas.
-¡¡Eh!! Vaya gracias, vamos a despeñar al lobo, porque total, como se cura rápido –protestó el griego.
El centauro arqueó una ceja y cabeceó hacia los niños, que les miraban con curiosidad, porque no entendían el idioma en que hablaban.
-Tsk. Está bien. Iré yo. –sentenció en griego, antes de volver al francés para hablar con el resto-. Voy a saltar yo, ¿vale? Si me rompo algo, me curaré antes que tú, Orn. Luego saltará Menkent, que a ver como coño lo cojo para que no acabemos los dos con la cabeza abierta y luego tú nos vas tirando a los niños. ¿cómo lo ves?
Con un bufido exasperado echó un vistazo alrededor, ahora que tenían luz del día, por haber llegado por fin a una salida al exterior. Buscó una parte de la piedra excavada que le pareciera más débil y, apartándose de los niños con cuidado, tomó impulso y la coceó con fuerza hasta arrancar un pedazo de roca del tamaño de dos veces sus cabezas.
No pesaría lo mismo que ellos, pero sí les permitiría conocer la profundidad del agua antes de lanzarse al vacío. Si el chapoteo era plano, había poca agua. Si era grave, sería más profunda. Por supuesto, no era algo exacto, pero sí una opción mejor que lanzarse al vacío sin un tanteo previo.
Aunque en vista de la inteligencia que parecían demostrar aquellos dos, empezaba a planteárselo. Cogió una de las cuerdas y la ató a la piedra antes de lanzarla. Cuando dejara de sentir la resistencia es que había llegado al fondo. Podrían subirla y ver hasta dónde estaba mojada. Rudimentario, pero útil.
-¿Ves? Te dije que traerlo con nosotros era mejor que cazarlo –dijo alegremente Esthia, como si todo aquello hubiera sido una gran idea.
Menkent tiró de la soga y subió la piedra. Más o menos habría un par de metros de agua. Era poco considerando la altura a la que estaban, pero no se matarían.
-Creo que debería ir primero el lobo. Es poca altura y podría romperse un hueso o dos, pero sanará en unas horas.
-¡¡Eh!! Vaya gracias, vamos a despeñar al lobo, porque total, como se cura rápido –protestó el griego.
El centauro arqueó una ceja y cabeceó hacia los niños, que les miraban con curiosidad, porque no entendían el idioma en que hablaban.
-Tsk. Está bien. Iré yo. –sentenció en griego, antes de volver al francés para hablar con el resto-. Voy a saltar yo, ¿vale? Si me rompo algo, me curaré antes que tú, Orn. Luego saltará Menkent, que a ver como coño lo cojo para que no acabemos los dos con la cabeza abierta y luego tú nos vas tirando a los niños. ¿cómo lo ves?
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 181
Fecha de inscripción : 02/02/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
Le hice un gesto con la diestra a Esthia, quería tirarse el primero alegando que de abrirse la cabeza se curaría antes que yo así que no me opuse a esa idea suicida que para variar en esta ocasión no llevaría acabo yo.
El lucecitas miraba hacia abajo como si con ese gesto pudiera evaluar la distancia y como caer mejor al gua, enarqué una ceja.
-Intenta caer de cabeza -bromeé -porque si caes de cuatro patas no la cuentas.
Creo me hubiera dado una buen coz de poder, pero al menos mis bromas hacían reír a los críos que no dejaban de temblar.
-Vamos Esthia, hay que salir de aquí.
El lobo se lanzó por el acantilado, cayó al agua elevando las burbujas blancas, el caballo y yo mirábamos hacia abajo esperando durante unos segundos interminables que sacara su cabezota y con ella su enorme bocazas.
-¿Nos jugamos a pares y a nones quien es el siguiente? -pregunté ensanchando la sonrisa
Ahí dijo el luciérnaga señalando un punto negro que aparentaba ser el pelo del lobo.
Si él había sobrevivido porque nosotros no. Empecé a pasarle niños a Esthia, uno tras otro que el lobo fue atrapando.
-Venga amigo, salta -dije cuando el ultimo de los pequeños estuvo a salvo.
El ciclopé salto, miré haca abajo para ver donde caía y antes de que saliera salté a uno de los laterales.
Salimos del agua todos vivos, nos habíamos hecho algún rasguño que otro pero nos manteníamos en pie que no era poco.
-Aquí nos despedimos, mis hermanos me esperan. Hasta mas ver lucecita, Esthia.
El lucecitas miraba hacia abajo como si con ese gesto pudiera evaluar la distancia y como caer mejor al gua, enarqué una ceja.
-Intenta caer de cabeza -bromeé -porque si caes de cuatro patas no la cuentas.
Creo me hubiera dado una buen coz de poder, pero al menos mis bromas hacían reír a los críos que no dejaban de temblar.
-Vamos Esthia, hay que salir de aquí.
El lobo se lanzó por el acantilado, cayó al agua elevando las burbujas blancas, el caballo y yo mirábamos hacia abajo esperando durante unos segundos interminables que sacara su cabezota y con ella su enorme bocazas.
-¿Nos jugamos a pares y a nones quien es el siguiente? -pregunté ensanchando la sonrisa
Ahí dijo el luciérnaga señalando un punto negro que aparentaba ser el pelo del lobo.
Si él había sobrevivido porque nosotros no. Empecé a pasarle niños a Esthia, uno tras otro que el lobo fue atrapando.
-Venga amigo, salta -dije cuando el ultimo de los pequeños estuvo a salvo.
El ciclopé salto, miré haca abajo para ver donde caía y antes de que saliera salté a uno de los laterales.
Salimos del agua todos vivos, nos habíamos hecho algún rasguño que otro pero nos manteníamos en pie que no era poco.
-Aquí nos despedimos, mis hermanos me esperan. Hasta mas ver lucecita, Esthia.
Orn Cannif- Humano Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 11/07/2017
Re: ¡No me toques los cojones! (privado)
Más que a una muerte segura, el salto parecía parte de una tarde de diversión. Aunque tampoco podían culparle de ello, pues saltar del acantilado había sido una de sus rutinas en su Grecia natal, cuando el par de brazos adecuado estaban listos para interceptar su caída y ofrecerle un paseo por las nubes.
-Vamos, que está muy buena.
Uno a uno, fue atrapando a los niños, amortiguando su caída en el agua y rompiendo la tensión de la superficie para que no les doliera el impacto contra el líquido, que con esa caída, sería como darse contra el suelo.
-Tranquilos, tranquilos. Ya estais a salvo. En un rato llegaremos al pueblo y podréis volver con vuestros padres -les explicaba mientras los dejaba en la orilla.
Una vez estuvieron todos a salvo, Orn pareció decidir que su camino debía seguir otro sendero. El centauro le despidió con una inclinación de cabeza, en señal de respeto. El lobo, que tenía a un crío abrazado a la pierna y a otro en brazos, sonrió ampliamente y le guiñó el ojo.
-Ha sido un placer. Espero que nuestros caminos vuelvan a cruzarse.
Menkent y él se alejaron llevando a los niños hacia sus casas, aunque el centauro no llegaría a los límites del pueblo, por su propia seguridad. Sería Esthia el que se encargaría de devolver a cada niño a sus padres antes de regresar al bosque, agotado, pero con una gran historia para contar.
-Vamos, que está muy buena.
Uno a uno, fue atrapando a los niños, amortiguando su caída en el agua y rompiendo la tensión de la superficie para que no les doliera el impacto contra el líquido, que con esa caída, sería como darse contra el suelo.
-Tranquilos, tranquilos. Ya estais a salvo. En un rato llegaremos al pueblo y podréis volver con vuestros padres -les explicaba mientras los dejaba en la orilla.
Una vez estuvieron todos a salvo, Orn pareció decidir que su camino debía seguir otro sendero. El centauro le despidió con una inclinación de cabeza, en señal de respeto. El lobo, que tenía a un crío abrazado a la pierna y a otro en brazos, sonrió ampliamente y le guiñó el ojo.
-Ha sido un placer. Espero que nuestros caminos vuelvan a cruzarse.
Menkent y él se alejaron llevando a los niños hacia sus casas, aunque el centauro no llegaría a los límites del pueblo, por su propia seguridad. Sería Esthia el que se encargaría de devolver a cada niño a sus padres antes de regresar al bosque, agotado, pero con una gran historia para contar.
Esthia Vikorida- Licántropo Clase Baja
- Mensajes : 181
Fecha de inscripción : 02/02/2017
Página 3 de 3. • 1, 2, 3
Temas similares
» Por el sendero de dios y ¿que cojones? [Diodore Pomeroy]
» [Libre]O.O No toques eso!! {Libre}
» If you believe [privado]
» ¿Me das o no me lo das? [+18] -Privado-
» In my way || Privado
» [Libre]O.O No toques eso!! {Libre}
» If you believe [privado]
» ¿Me das o no me lo das? [+18] -Privado-
» In my way || Privado
Página 3 de 3.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour