AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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The Misty Mountains cold (privado)
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The Misty Mountains cold (privado)
Hacia apenas un da había encontrado un pájaro herido, todavía estaba en fase de recuperarse, era una cambiante, así que se unió a mi y a la loba en mi camino hacia la fortaleza de Akershus.
Supongo era una simbiosis bastante practica, ella no quedaba herida en las montañas y para mi podía llegar a serme útil en algún momento del viaje.
Habíamos cruzado una escarpada montaña, con un rio de aguas vivas bajo esta, a vista de pájaro una gruta quedaba al otro lado de la escarpada montaña, así que la idea de investigarla no me pareció en absoluto descabellada.
Las dos parecían confirmes con el plan y aunque eso nos llevaría algo de tiempo, algo me decía que lo que descubriéramos al otro lado podía tener una importancia vital.
Pronto estuvimos todos en el interior de la estrecha gruta, por donde concurría con fluidez el agua de aquel rio natural, podía notar como los líquenes y otras plantas acuáticas se enredaban en mis pies, convirtiendo el suelo en una zona muy resbaladiza.
El musgo que crecía en las húmedas paredes, tampoco permitían afianzarse mucho a ellas. Por las rocas formando pequeños surcos resbalaban pequeñas cantidades de agua, que terminaban en el rio. Pero pese a todos las dificultades, parecía que podríamos atravesarlo; desde luego el agua tenía que venir de algún sitio, y tenía el extraño presentimiento de que quizás proviniera de la ciudad enana que buscábamos.
Caminamos durante un buen rato, agachados para no golpear con la cabeza en algunas zonas de aquella gruta rocosa, el agua nos llegaba por la cintura, congelando nuestros músculos y quebrantando nuestro ánimo.
Bry y Altair se acercaron a mí, mirando la pared con cierta curiosidad.
No veía nada, así que todo lo que percibía era a través del resto de mis sentidos.
Aquello parecía una red de alcantarillado creada por manos enanas, deslicé mis manos por las paredes, creía que era un mito la existencia de una raza de pequeños hombres.
-Seguramente si seguimos este camino encontraremos una zona más amplia donde concurrirán
Caminamos durante una hora, encontrando varias ramificaciones. A diferencia del rio natural, el caudal del agua que procedía de la ciudad, era más bajo, incluso en ocasiones permitía ver un suelo pavimentado con una especie de pequeñas losetas rectangulares. Desde luego estos enanos, trabajaban con tesón, sin descuidar el mínimo detalle.
Continuamos caminado a paso ligero, el suelo comenzó a empinarse hacia arriba y así a reducirse el nivel del agua, hasta que finalmente, todo resto de agua había desaparecido, cosa que parecía aliviarnos enormemente.
No tardaron las damas en ver una salida cuadrada, no de gran tamaño, que cruzamos de uno en uno, la rejilla que taponaba la entrada a la alcantarilla estaba en el suelo tirada, era evidente que no éramos los primeros en llegar hasta allí por ese camino, pero desde luego, ninguna de las pisadas que percibí acariciando el suelo a mi alrededor eran recientes, cosa que me alivio enormemente. Imaginaba que aquel mapa que encontré en mi aldea y que había guiado los pasos de Bry y míos, pertenecía a algún saqueador, que desde luego había salido y entrado por aquella misma alcantarilla y a juzgar por la cantidad de objetos esparcidos por el suelo, con las manos llenas.
Alce la mano de aquel pavimentado suelo de piedra, habíamos llegado sin lugar a dudas a lo que quedaba de lo que en su día fue una hermosa ciudad enana. No había dudas de que aquello debió de ser impresionante, hoy solo era un espejismo, que aun derruido y lleno de polvo guardaba una enorme hermosura capaz de dejar boquiabierto a cualquiera, era mas que evidente lo esplendoroso que debió de ser todo aquello.
-Descubramos que es guardado aquí con tanto recelo ¿Podia tener algo que ver eso tambien ocn la destruccion de mi aldea? Si asi era, pensaba descubrirlo.
Supongo era una simbiosis bastante practica, ella no quedaba herida en las montañas y para mi podía llegar a serme útil en algún momento del viaje.
Habíamos cruzado una escarpada montaña, con un rio de aguas vivas bajo esta, a vista de pájaro una gruta quedaba al otro lado de la escarpada montaña, así que la idea de investigarla no me pareció en absoluto descabellada.
Las dos parecían confirmes con el plan y aunque eso nos llevaría algo de tiempo, algo me decía que lo que descubriéramos al otro lado podía tener una importancia vital.
Pronto estuvimos todos en el interior de la estrecha gruta, por donde concurría con fluidez el agua de aquel rio natural, podía notar como los líquenes y otras plantas acuáticas se enredaban en mis pies, convirtiendo el suelo en una zona muy resbaladiza.
El musgo que crecía en las húmedas paredes, tampoco permitían afianzarse mucho a ellas. Por las rocas formando pequeños surcos resbalaban pequeñas cantidades de agua, que terminaban en el rio. Pero pese a todos las dificultades, parecía que podríamos atravesarlo; desde luego el agua tenía que venir de algún sitio, y tenía el extraño presentimiento de que quizás proviniera de la ciudad enana que buscábamos.
Caminamos durante un buen rato, agachados para no golpear con la cabeza en algunas zonas de aquella gruta rocosa, el agua nos llegaba por la cintura, congelando nuestros músculos y quebrantando nuestro ánimo.
Bry y Altair se acercaron a mí, mirando la pared con cierta curiosidad.
No veía nada, así que todo lo que percibía era a través del resto de mis sentidos.
Aquello parecía una red de alcantarillado creada por manos enanas, deslicé mis manos por las paredes, creía que era un mito la existencia de una raza de pequeños hombres.
-Seguramente si seguimos este camino encontraremos una zona más amplia donde concurrirán
Caminamos durante una hora, encontrando varias ramificaciones. A diferencia del rio natural, el caudal del agua que procedía de la ciudad, era más bajo, incluso en ocasiones permitía ver un suelo pavimentado con una especie de pequeñas losetas rectangulares. Desde luego estos enanos, trabajaban con tesón, sin descuidar el mínimo detalle.
Continuamos caminado a paso ligero, el suelo comenzó a empinarse hacia arriba y así a reducirse el nivel del agua, hasta que finalmente, todo resto de agua había desaparecido, cosa que parecía aliviarnos enormemente.
No tardaron las damas en ver una salida cuadrada, no de gran tamaño, que cruzamos de uno en uno, la rejilla que taponaba la entrada a la alcantarilla estaba en el suelo tirada, era evidente que no éramos los primeros en llegar hasta allí por ese camino, pero desde luego, ninguna de las pisadas que percibí acariciando el suelo a mi alrededor eran recientes, cosa que me alivio enormemente. Imaginaba que aquel mapa que encontré en mi aldea y que había guiado los pasos de Bry y míos, pertenecía a algún saqueador, que desde luego había salido y entrado por aquella misma alcantarilla y a juzgar por la cantidad de objetos esparcidos por el suelo, con las manos llenas.
Alce la mano de aquel pavimentado suelo de piedra, habíamos llegado sin lugar a dudas a lo que quedaba de lo que en su día fue una hermosa ciudad enana. No había dudas de que aquello debió de ser impresionante, hoy solo era un espejismo, que aun derruido y lleno de polvo guardaba una enorme hermosura capaz de dejar boquiabierto a cualquiera, era mas que evidente lo esplendoroso que debió de ser todo aquello.
-Descubramos que es guardado aquí con tanto recelo ¿Podia tener algo que ver eso tambien ocn la destruccion de mi aldea? Si asi era, pensaba descubrirlo.
Aren Cannif- Humano Clase Media
- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 11/05/2017
Re: The Misty Mountains cold (privado)
Altaír se mantuvo como ave todo el tiempo que llevó su recuperación. Ya había hecho la locura de cambiar dos veces y no iba a seguir de una forma a otra, retrasando su recuperación. En su forma animal sería más rápido, pues sus huesos eran más ligeros y pequeños, requería mucho menos esfuerzo para reconstruirlos. Una vez estuviera fuerte de nuevo, el cambio ya se produciría con normalidad, pero mientras tanto, iba a seguir ocupando su emplumada apariencia.
Por suerte, había sido precavida y había conseguido que la esperasen el tiempo necesario para coger una muda de ropa y un par de botas cómodas, que llevaba en un pequeño hatillo que le había cargado al muchacho mientras ella mantenía su aspecto rapaz.
Además de cargarla a ella, porque se había encaramado a su hombro con un poderío que ni los grandes reyes ocupando sus tronos. No podía volar y caminar con sus cortas patitas con garras ese trayecto era extenuante.
Se adentraron en la gruta. Oscura y húmeda, aunque la oscuridad no era un problema para sus ojos de búho. Observó en silencio a su alrededor hasta que llegaron a aquella extraña sala. Fuese lo que fuese lo que había pasado allí, no había sido agradable.
Ululó para advertir a sus compañeros. Una especie de "vayamos con cuidado". Poco más podía hacer, dadas las circunstancias. Salvo picarle una oreja a Aren, que a punto estuvo de tropezarse con los restos de una columna esparcidos por el suelo. Habían establecido ese código por ensayo y error, si le picaba en la oreja debía detenerse de inmediato, porque había algo delante.
Por suerte, había sido precavida y había conseguido que la esperasen el tiempo necesario para coger una muda de ropa y un par de botas cómodas, que llevaba en un pequeño hatillo que le había cargado al muchacho mientras ella mantenía su aspecto rapaz.
Además de cargarla a ella, porque se había encaramado a su hombro con un poderío que ni los grandes reyes ocupando sus tronos. No podía volar y caminar con sus cortas patitas con garras ese trayecto era extenuante.
Se adentraron en la gruta. Oscura y húmeda, aunque la oscuridad no era un problema para sus ojos de búho. Observó en silencio a su alrededor hasta que llegaron a aquella extraña sala. Fuese lo que fuese lo que había pasado allí, no había sido agradable.
Ululó para advertir a sus compañeros. Una especie de "vayamos con cuidado". Poco más podía hacer, dadas las circunstancias. Salvo picarle una oreja a Aren, que a punto estuvo de tropezarse con los restos de una columna esparcidos por el suelo. Habían establecido ese código por ensayo y error, si le picaba en la oreja debía detenerse de inmediato, porque había algo delante.
Altair Boussole- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 17/08/2017
Re: The Misty Mountains cold (privado)
Los días siguientes a nuestro destino, seguí en mi estado licantropo. Se nos unió al camino un ave, Aren la había curado y ya solo quedaba se recuperase. No solo le hacía de guía, nos guiaba a ambos por el sendero correcto. Pensé incontables veces en los míos, en mi manada. No le servía al rey, ya no...cometí el peor error de todos en llevarle al Cannif perdido pero mirándolo por el lado positivo... él era quién es en esos instantes por ese hecho.
A la altura de Aren, sin perder de vista al ave, seguí los pasos de mi compañero de camino. Preferí ser licantropo pues en forma humana poco tenía que decir. Si en algún momento del pasado habríamos tenido cualquier tipo de acercamiento, se había evaporado. Ni él era el mismo ni yo tampoco...ahora, solo quedaba descubrir quién éramos ahora, nuestra forma de ver el mundo era muy diferente a la que ambos contemplamos juntos cuando nos despedimos en aquel bosque.
Sin que se percatase, le observaba en silencio...estaba siendo un viaje tranquilo y sin altercados...al menos de momento. De él al ave que bailaba en el cielo, un camino tan desconocido para los tres que a saber lo que nos encontraríamos. En guardia, al contemplar aquella ciudad al parecer abandonada...creía total y ciegamente en el dicho “nada es lo que parece”. Busqué olisqueando el ambiente, no parecía haber nada sospechoso.
Me adelanté en mis patas para inspeccionar el lugar, caía la noche y tendríamos que acampar en el sitio más o menos seguro, al parecer ese parecía serlo. Los miré alternativamente a ambos, no eran edificaciones como las corrientes, eran mucho más pequeñas cosa que me llamó la atención jamás vi nada parecido.
Mi instinto, me indicó que algo no andaba bien. Aceleré el paso, hasta impactar con el pecho del joven y apartarlo del camino, una de las partes de una de las paredes cedió y cayó sobre el asfalto, impidiéndonos el paso...creando un muro totalmente impenetrable a simple paso. Mis patas apoyadas en el pecho, busqué al ave por si estaba herida... aquello comenzaba a no ser tan tranquilo como se esperaba.
A la altura de Aren, sin perder de vista al ave, seguí los pasos de mi compañero de camino. Preferí ser licantropo pues en forma humana poco tenía que decir. Si en algún momento del pasado habríamos tenido cualquier tipo de acercamiento, se había evaporado. Ni él era el mismo ni yo tampoco...ahora, solo quedaba descubrir quién éramos ahora, nuestra forma de ver el mundo era muy diferente a la que ambos contemplamos juntos cuando nos despedimos en aquel bosque.
Sin que se percatase, le observaba en silencio...estaba siendo un viaje tranquilo y sin altercados...al menos de momento. De él al ave que bailaba en el cielo, un camino tan desconocido para los tres que a saber lo que nos encontraríamos. En guardia, al contemplar aquella ciudad al parecer abandonada...creía total y ciegamente en el dicho “nada es lo que parece”. Busqué olisqueando el ambiente, no parecía haber nada sospechoso.
Me adelanté en mis patas para inspeccionar el lugar, caía la noche y tendríamos que acampar en el sitio más o menos seguro, al parecer ese parecía serlo. Los miré alternativamente a ambos, no eran edificaciones como las corrientes, eran mucho más pequeñas cosa que me llamó la atención jamás vi nada parecido.
Mi instinto, me indicó que algo no andaba bien. Aceleré el paso, hasta impactar con el pecho del joven y apartarlo del camino, una de las partes de una de las paredes cedió y cayó sobre el asfalto, impidiéndonos el paso...creando un muro totalmente impenetrable a simple paso. Mis patas apoyadas en el pecho, busqué al ave por si estaba herida... aquello comenzaba a no ser tan tranquilo como se esperaba.
Brynja- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 73
Fecha de inscripción : 07/05/2017
Localización : Dónde tú estés.
Re: The Misty Mountains cold (privado)
No había dudas de que aquello debió de ser impresionante, hoy solo era un espejismo, que aun derruido y lleno de polvo guardaba una enorme hermosura capaz de dejar boquiabierto a cualquiera, era mas que evidente lo esplendoroso que debió de ser todo aquello.
A lo largo de la calle se extendían distintas casas bajas, todas ellas perfectamente alineadas, aunque muchas de ellas estaban completamente derruidas, haciendo perder la simetría de la calle.
Algunas de aquellas viviendas aparentaban ser botigas, por las inscripciones en lengua enana que había a sus puertas a modo de cartel.
Todas eran de una piedra blanca de gran belleza, que pese al paso del tiempo mantenía intacto su color. Gracias a la joven que sobre mi hombro se había instalado como si fuera el capitán de mi navío guiando fiel mis pasos podía crear esa imagen en mi mente, su descripción era casi perfecta, era como ver a través de sus ojos.
Aquel lugar daba una sensación de grandeza , las casas blancas que contrastaban con un precioso tejado rojizo. Algunos de los cristales estaban rotos y el resto se encontraban completamente llenos de polvo. Me dijo altair que de varias de las casitas bajas pendían unas lámparas de aceite, que parecían estar todas comunicadas entre si.
Me acerqué a lampara mas próxima y con la yesca y pedernal se formó una pequeña chispa que coloqué en el interior de la lamparilla. Esta prendió con rapidez, propagando la luz de una forma asombrosa al resto de lámparas de la calle. Pronto todo quedo iluminado.
Continuamos caminando admirando con detenimiento el lugar. Alatair me describió el techo abovedado de la gran gruta donde se encontraba la ciudad enana, alce la cabeza como si pudiera verlo, como buscando el aire que me faltaba en un cielo estrellado, pero mis ojos ciegos se toparon con la descripción de una mole pedregosa donde los cristales brillantes de cuarzo poco se parecían a las estrellas que buscaba, esas que tantas veces me había descrito mi padre. Apesadumbrado bajé la cabeza al suelo, pero la que allí me explico el pájaro que había no fue mucho mas alentador.
Allí se debió de producir una cruenta batalla, por la cantidad de cadáveres que se extendían por el pedregoso suelo.
Atravesamos la calle con rapidez, pronto llegamos a un cruce, donde encontramos una empalizada de madera, totalmente derruida y una gran cantidad de huesos y calaveras extendidas a su alrededor.
Era mas que evidente que parte de aquella batalla se había producido allí, que los enanos trataron de impedir su paso como pudieron, y que los atacantes finalmente consiguieron abrirse paso.
Fue entonces cuando una de las paredes cedió, la loba como un ángel protector empujo mi cuerpo que aunque si había percibido el ruido y se iba a mover echándose a un lado no fue lo suficientemente rápido.
Caí de culo al suelo, el pelaje de la loba sobre mi cuerpo y el pájaro rodó golpeándose en la empalizada.
-¿estáis bien? -pregunté sin ver nada.
A lo largo de la calle se extendían distintas casas bajas, todas ellas perfectamente alineadas, aunque muchas de ellas estaban completamente derruidas, haciendo perder la simetría de la calle.
Algunas de aquellas viviendas aparentaban ser botigas, por las inscripciones en lengua enana que había a sus puertas a modo de cartel.
Todas eran de una piedra blanca de gran belleza, que pese al paso del tiempo mantenía intacto su color. Gracias a la joven que sobre mi hombro se había instalado como si fuera el capitán de mi navío guiando fiel mis pasos podía crear esa imagen en mi mente, su descripción era casi perfecta, era como ver a través de sus ojos.
Aquel lugar daba una sensación de grandeza , las casas blancas que contrastaban con un precioso tejado rojizo. Algunos de los cristales estaban rotos y el resto se encontraban completamente llenos de polvo. Me dijo altair que de varias de las casitas bajas pendían unas lámparas de aceite, que parecían estar todas comunicadas entre si.
Me acerqué a lampara mas próxima y con la yesca y pedernal se formó una pequeña chispa que coloqué en el interior de la lamparilla. Esta prendió con rapidez, propagando la luz de una forma asombrosa al resto de lámparas de la calle. Pronto todo quedo iluminado.
Continuamos caminando admirando con detenimiento el lugar. Alatair me describió el techo abovedado de la gran gruta donde se encontraba la ciudad enana, alce la cabeza como si pudiera verlo, como buscando el aire que me faltaba en un cielo estrellado, pero mis ojos ciegos se toparon con la descripción de una mole pedregosa donde los cristales brillantes de cuarzo poco se parecían a las estrellas que buscaba, esas que tantas veces me había descrito mi padre. Apesadumbrado bajé la cabeza al suelo, pero la que allí me explico el pájaro que había no fue mucho mas alentador.
Allí se debió de producir una cruenta batalla, por la cantidad de cadáveres que se extendían por el pedregoso suelo.
Atravesamos la calle con rapidez, pronto llegamos a un cruce, donde encontramos una empalizada de madera, totalmente derruida y una gran cantidad de huesos y calaveras extendidas a su alrededor.
Era mas que evidente que parte de aquella batalla se había producido allí, que los enanos trataron de impedir su paso como pudieron, y que los atacantes finalmente consiguieron abrirse paso.
Fue entonces cuando una de las paredes cedió, la loba como un ángel protector empujo mi cuerpo que aunque si había percibido el ruido y se iba a mover echándose a un lado no fue lo suficientemente rápido.
Caí de culo al suelo, el pelaje de la loba sobre mi cuerpo y el pájaro rodó golpeándose en la empalizada.
-¿estáis bien? -pregunté sin ver nada.
Aren Cannif- Humano Clase Media
- Mensajes : 114
Fecha de inscripción : 11/05/2017
Re: The Misty Mountains cold (privado)
Altaír ululó para indicar que se encontraba bien. El golpe le había dolido, pero había conseguido aterrizar bien con un par de aleteos rápidos. El ala que se había roto todavía le molestaba un poco por haberla tenido quieta tanto tiempo, pero el hueso había soldado bien, así que ya podía volar casi con normalidad.
Se encaramó con un vuelo corto hasta la cima de las ruinas del muro caído. Observó el otro lado, al que no podían acceder. La caída de la pared de roca había bloqueado el paso hacia el espacio principal de la sala. Sin embargo, había dejado a la vista un acceso excavado en la roca. Desde su posición no podía verse si el camino que seguía era asccendente, descendente o seguía al nivel, pero por como estaba hecho, sus dimensiones y que estuviera oculto tras un muro... tenía todos los requisitos de un pasadizo secreto.
La muchacha toqueteó las rocas superiores, para comprobar su estabilidad antes de convertirse de nuevo en humana. Aren era ciego y Brynja mujer, así que no tenía que plantearse demasiado acerca del pudor.
-Chicos, parece que hemos descubierto una especie de pasadizo secreto. Desde aquí sólo puedo ver la entrada y no es más que piedra excavada y oscuridad.
Entrecerró los ojos para ver si conseguía ver algo más... y vio algo oscuro que parecía moverse. Pequeño, redondo, con muchas patitas y que hacía crip crip crip al andar. Y luego otro. Y otro más.
-Uy. Creo que se ha abierto el tarrito de las arañas.
Y justo cuando acabó de decirlo, cientos de arácnidos abandonaron el pasadizo hacia ellos. El sonido de sus patitas repiqueteando sobre las rocas se hizo más fuerte al aumentar su número. Comenzaron a alcanzar la parte inferior de las ruinas del muro sobre el que estaba Altaír.
-Vienen hacia aquí. Espero que tengáis un plan o alguna forma de acabar con ellos, porque yo no voy a pegarme un atracón de bichos. Aren, son como arañas, negras y brillantes, con patas largas. El cuerpo es un poco más pequeño que un puño cerrado y las patas como dedos de largas.
Con esa última descripción, la mujer volvió a adoptar una forma animal. Aprovechando que había luz suficiente, se decantó por el halcón, más grande, más fuerte y más letal que el búho como el que se había mostrado anteriormente. Con un chillido que retumbó por la gruta, bajó de las rocas para revolotear por la parte superior de la sala. Se lanzó en picado para atrapar a una de aquellas cosas con las garras y destrozarla con su pico. Dejó caer las dos partes del cuerpo sobre sus compañeras, que la ignoraron y le pasaron por encima, rumbo hacia las lámparas de aceite, como si les atrajeran su luz y su calor.
Se encaramó con un vuelo corto hasta la cima de las ruinas del muro caído. Observó el otro lado, al que no podían acceder. La caída de la pared de roca había bloqueado el paso hacia el espacio principal de la sala. Sin embargo, había dejado a la vista un acceso excavado en la roca. Desde su posición no podía verse si el camino que seguía era asccendente, descendente o seguía al nivel, pero por como estaba hecho, sus dimensiones y que estuviera oculto tras un muro... tenía todos los requisitos de un pasadizo secreto.
La muchacha toqueteó las rocas superiores, para comprobar su estabilidad antes de convertirse de nuevo en humana. Aren era ciego y Brynja mujer, así que no tenía que plantearse demasiado acerca del pudor.
-Chicos, parece que hemos descubierto una especie de pasadizo secreto. Desde aquí sólo puedo ver la entrada y no es más que piedra excavada y oscuridad.
Entrecerró los ojos para ver si conseguía ver algo más... y vio algo oscuro que parecía moverse. Pequeño, redondo, con muchas patitas y que hacía crip crip crip al andar. Y luego otro. Y otro más.
-Uy. Creo que se ha abierto el tarrito de las arañas.
Y justo cuando acabó de decirlo, cientos de arácnidos abandonaron el pasadizo hacia ellos. El sonido de sus patitas repiqueteando sobre las rocas se hizo más fuerte al aumentar su número. Comenzaron a alcanzar la parte inferior de las ruinas del muro sobre el que estaba Altaír.
-Vienen hacia aquí. Espero que tengáis un plan o alguna forma de acabar con ellos, porque yo no voy a pegarme un atracón de bichos. Aren, son como arañas, negras y brillantes, con patas largas. El cuerpo es un poco más pequeño que un puño cerrado y las patas como dedos de largas.
Con esa última descripción, la mujer volvió a adoptar una forma animal. Aprovechando que había luz suficiente, se decantó por el halcón, más grande, más fuerte y más letal que el búho como el que se había mostrado anteriormente. Con un chillido que retumbó por la gruta, bajó de las rocas para revolotear por la parte superior de la sala. Se lanzó en picado para atrapar a una de aquellas cosas con las garras y destrozarla con su pico. Dejó caer las dos partes del cuerpo sobre sus compañeras, que la ignoraron y le pasaron por encima, rumbo hacia las lámparas de aceite, como si les atrajeran su luz y su calor.
Altair Boussole- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 17/08/2017
Re: The Misty Mountains cold (privado)
El camino bloqueado, nos restaba tiempo para seguir. Busqué otras salidas pero desde mi posición tan solo podía rastrear y calcular la altura a la que se encontraban las piedras. El ave volvió en su forma, seguí atenta a buscar una salida cuando algo me hizo alzar la cabeza para apreciar con más claridad. No podía creer que detrás de esas columnas pudiese haber tal nido. En guardia, dejé caer mi cuerpo hacia adelante dispuesta a luchar hasta mi último aliento.
Era preferible en mi estado licántropo, me lancé a atacar a los que se aproximaban...si no encontrábamos una solución terminaríamos sepultados entre tanto bicho. Cubrí a Aren que quedó tras ambas, seguí el mismo camino que el ave...atacar a los más fuertes y enormes. De un simple bocado, podía sentir el líquido verdoso y mucoso en la comisura de mi hocico. Había cientos y cientos, no dejaban de salir por uno de los boquetes que se habían desquebrajado por el muro derruido.
Busqué la salida, la puerta de esos infernales bichos que se habían cruzado en nuestro camino, a zarpazos tuve que quitarme del lomo a algunas que me mordiquearon la piel, hundiendo sintiendo su veneno penetrar en mi piel. Aullé antes de a mordiscos quitarme las tres arañas de una de mis patas, sangre y mucosidad salía de la herida. Eso era lo de menos, lo que importaba era tapar aquel agujero que habia dejado salir a esas cosas.
Busqué lo que fuese para tapar la salida al menos hasta que pudiésemos echar algo que las exterminase. Tuve que transformarme en humana para tomar una de las piedras de gran tamaño para taponar la salida, luchar contra eso no fue fácil, trepaban por cada parte de mi cuerpo pero al menos dejarían de salir y les atacaría, sentía sus mordiscos, sus pequeñas patas acariciar mi piel...y cuando por fin tapé la salida...pude quitarme a manotazos teniendo que arrancármelos incluso con los dientes, mis labios quedaron manchados...mi piel cosida a mordiscos y la vista se me nubló...
apenas podía vislumbrar a Aren, ulular al ave sobre mi cabeza...volví a mi estado lican pero poco me duró pues el veneno hizo su efecto y los arácnidos que faltaban por salir quedaban atrapados. Mi cuerpo cayó sobre un nido de cadáveres.
Era preferible en mi estado licántropo, me lancé a atacar a los que se aproximaban...si no encontrábamos una solución terminaríamos sepultados entre tanto bicho. Cubrí a Aren que quedó tras ambas, seguí el mismo camino que el ave...atacar a los más fuertes y enormes. De un simple bocado, podía sentir el líquido verdoso y mucoso en la comisura de mi hocico. Había cientos y cientos, no dejaban de salir por uno de los boquetes que se habían desquebrajado por el muro derruido.
Busqué la salida, la puerta de esos infernales bichos que se habían cruzado en nuestro camino, a zarpazos tuve que quitarme del lomo a algunas que me mordiquearon la piel, hundiendo sintiendo su veneno penetrar en mi piel. Aullé antes de a mordiscos quitarme las tres arañas de una de mis patas, sangre y mucosidad salía de la herida. Eso era lo de menos, lo que importaba era tapar aquel agujero que habia dejado salir a esas cosas.
Busqué lo que fuese para tapar la salida al menos hasta que pudiésemos echar algo que las exterminase. Tuve que transformarme en humana para tomar una de las piedras de gran tamaño para taponar la salida, luchar contra eso no fue fácil, trepaban por cada parte de mi cuerpo pero al menos dejarían de salir y les atacaría, sentía sus mordiscos, sus pequeñas patas acariciar mi piel...y cuando por fin tapé la salida...pude quitarme a manotazos teniendo que arrancármelos incluso con los dientes, mis labios quedaron manchados...mi piel cosida a mordiscos y la vista se me nubló...
apenas podía vislumbrar a Aren, ulular al ave sobre mi cabeza...volví a mi estado lican pero poco me duró pues el veneno hizo su efecto y los arácnidos que faltaban por salir quedaban atrapados. Mi cuerpo cayó sobre un nido de cadáveres.
Brynja- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 73
Fecha de inscripción : 07/05/2017
Localización : Dónde tú estés.
Re: The Misty Mountains cold (privado)
Por la descripción de Alatir sabia lo que nos atacaba, pero a ciegas me sentía bastante vendido contra criaturas tan menudas como esas.
Ni siquiera desenvainé la espada que portaba a mi espalda ¿para que? Seria como cazar moscas a cuchillazos.
Fuego, esa era la única solución que se me ocurría en estos momentos.
Altair me había descrito que durante todo el camino había unas lamparas de aceite que se prendían consecutivamente.
-Alatair donde hay una lampara de aceite ¿señalamela?
Escuchaba los aullidos y gruñidos de la loba luchando contra esos bichos, sabia que no aguantaría mucho, dudaba que esas arañas no fueran venenosas.
El pájaro no dudo en marcar la posición y yo corrí tropezando con las rocas movidas hasta alcanzar la ubicación exacta de una de ellas.
El halcón que luchaba con las arañas con ferocidad, me advirtió que me podía quemar con un sonido estridente cuando vio mi mano acercarse al fuego, pero no hice caso, era nuestra única oportunidad.
Al parecer la loba había taponado no sabia bien como el paso del nido, pero aun así, fuera había demasiadas, así que me limité a gritar un “apartaros” antes de volcar la gran lampara de aceite que cayó al suelo en forma de cascada empujando a otras cercanas.
Pronto un rio de fuego apareció frente a nosotros, sentía su calor, aunque no podía verlo pero algo me decía que debía ser una bella imagen digna de un dios.
El chillido del halcón me llamó hasta la posición de una inconsciente loba, había luchado hasta la extenuación y al parecer el veneno había hecho mella en ella.
La alcé desnuda entre mis brazos.
Teníamos que encontrar otro lugar mas seguro donde poder resguardarnos y buscar una solución para el veneno, por lo pronto sacarlo de su organismo.
Tomamos el camino de la izquierda, la imagen de la calle no cambiaba en absoluto, mas rocas derruidas, mucha suciedad, telarañas, polvo y cadáveres de ambos bandos estaban desperdigados por allí donde pisábamos.
La calle estaba abierta por una enorme grieta, que se extendía por la pared hasta el techo, del que habían caído gran cantidad de rocas.
Atravesamos las rocas con cuidado, y continuamos caminando a través de la calle.
Esta desemboco en una enorme plaza que provoco un silencio en todos nosotros, la imagen era impresionante, el suelo igualmente pavimentado que las otras calles daba paso a una puerta de piedra, flanqueada por dos enormes cabezas enanas de roca grisacea con sus yelmos, todo ello esculpido con maestría, y en su base, dos fuentes de gran tamaño, con unas runas que las rodeaban, formando un arco alrededor de ellas. Terminaba en una pila de piedra, donde supongo en sus buenos tiempos reposaba el agua que surgía de ellas, y que hoy se esparcía por el enlosado suelo, acompañando nuestros pasos hasta aquel maravilloso lugar.
Sobre el dintel de la puerta, quedaban las piernas de un enorme enano tallado en piedra, el resto había caído al suelo, taponando parte de la entrada, y quedando destrozado en grandes pedazos rocosos, aunque aun se podía apreciar el detalle del rostro del enano seguramente tallado con cincel, y el hacha que blandía en su mano.
Baje allí el cuerpo de Bry, palpé las abultadas heridas y saqué mi daga para hacer la abertura de las mordidas mas grande llevando mis labios contra su piel sorbiendo parte de la sangre y escupiendo al suelo el veneno.
-no se que mas hacer -confesé limpiándome los restos de sangre de la boca con el antebrazo.
Sentí las garras del pájaro anclarse en mi hombro, cerré los ojos sintiendo el tacto de sus plumas en mi mejilla.
Ni siquiera desenvainé la espada que portaba a mi espalda ¿para que? Seria como cazar moscas a cuchillazos.
Fuego, esa era la única solución que se me ocurría en estos momentos.
Altair me había descrito que durante todo el camino había unas lamparas de aceite que se prendían consecutivamente.
-Alatair donde hay una lampara de aceite ¿señalamela?
Escuchaba los aullidos y gruñidos de la loba luchando contra esos bichos, sabia que no aguantaría mucho, dudaba que esas arañas no fueran venenosas.
El pájaro no dudo en marcar la posición y yo corrí tropezando con las rocas movidas hasta alcanzar la ubicación exacta de una de ellas.
El halcón que luchaba con las arañas con ferocidad, me advirtió que me podía quemar con un sonido estridente cuando vio mi mano acercarse al fuego, pero no hice caso, era nuestra única oportunidad.
Al parecer la loba había taponado no sabia bien como el paso del nido, pero aun así, fuera había demasiadas, así que me limité a gritar un “apartaros” antes de volcar la gran lampara de aceite que cayó al suelo en forma de cascada empujando a otras cercanas.
Pronto un rio de fuego apareció frente a nosotros, sentía su calor, aunque no podía verlo pero algo me decía que debía ser una bella imagen digna de un dios.
El chillido del halcón me llamó hasta la posición de una inconsciente loba, había luchado hasta la extenuación y al parecer el veneno había hecho mella en ella.
La alcé desnuda entre mis brazos.
Teníamos que encontrar otro lugar mas seguro donde poder resguardarnos y buscar una solución para el veneno, por lo pronto sacarlo de su organismo.
Tomamos el camino de la izquierda, la imagen de la calle no cambiaba en absoluto, mas rocas derruidas, mucha suciedad, telarañas, polvo y cadáveres de ambos bandos estaban desperdigados por allí donde pisábamos.
La calle estaba abierta por una enorme grieta, que se extendía por la pared hasta el techo, del que habían caído gran cantidad de rocas.
Atravesamos las rocas con cuidado, y continuamos caminando a través de la calle.
Esta desemboco en una enorme plaza que provoco un silencio en todos nosotros, la imagen era impresionante, el suelo igualmente pavimentado que las otras calles daba paso a una puerta de piedra, flanqueada por dos enormes cabezas enanas de roca grisacea con sus yelmos, todo ello esculpido con maestría, y en su base, dos fuentes de gran tamaño, con unas runas que las rodeaban, formando un arco alrededor de ellas. Terminaba en una pila de piedra, donde supongo en sus buenos tiempos reposaba el agua que surgía de ellas, y que hoy se esparcía por el enlosado suelo, acompañando nuestros pasos hasta aquel maravilloso lugar.
Sobre el dintel de la puerta, quedaban las piernas de un enorme enano tallado en piedra, el resto había caído al suelo, taponando parte de la entrada, y quedando destrozado en grandes pedazos rocosos, aunque aun se podía apreciar el detalle del rostro del enano seguramente tallado con cincel, y el hacha que blandía en su mano.
Baje allí el cuerpo de Bry, palpé las abultadas heridas y saqué mi daga para hacer la abertura de las mordidas mas grande llevando mis labios contra su piel sorbiendo parte de la sangre y escupiendo al suelo el veneno.
-no se que mas hacer -confesé limpiándome los restos de sangre de la boca con el antebrazo.
Sentí las garras del pájaro anclarse en mi hombro, cerré los ojos sintiendo el tacto de sus plumas en mi mejilla.
Aren Cannif- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/05/2017
Re: The Misty Mountains cold (privado)
Desde el hombro de Aren, en su forma animal y sin tener el menor conocimiento acerca de cómo combatir venenos, Altaír se sentía un tanto fuera de lugar.
Acarició la mejilla de Aren para darle ánimos. Ambos tenían que esperar a ver si las acciones del hombre daban resultado y el veneno se iba del cuerpo de la loba. Mientras esperaban, el pájaro peinó con el pico los mechones de Aren, intentando darle ánimos.
Su apariencia actual se le quedaba pequeña, así que descendió del hombro de Aren y vistió de nuevo su piel humana. Los trinos cambiaron por la voz alegre de la mujer, quien sacó un sencillo vestido de su hatillo y se lo puso. No llevaba los refajos y enaguas que solían llevar las mujeres habitualmente, sólo una tela que caía hasta sus pies descalzos y que se abotonaba en toda la parte delantera.
-Deberíamos descansar un rato y aprovechar para comer. Así Brynja tendrá tiempo para sanar sus heridas y recuperarse del veneno. ¿Qué crees que pasó aquí? Todo apunta a que hubo una cruenta batalla, pero... ¿no sientes algo extraño? Como si hubiera una presencia que nos vigila. Como si quisieran evitar que avanzásemos o guiarnos en una determinada dirección. Ese muro a saber el tiempo que llevaba allí, ¿por qué justo se derrumbó cuando nosotros entramos? ¿Por qué justo para liberar ese montón de arañas? ¿Y qué guardaban esas criaturas? Porque lo que yo vi parecía la entrada a un pasadizo. No sé si sería buena idea adentrarnos en él.
Acarició la mejilla de Aren para darle ánimos. Ambos tenían que esperar a ver si las acciones del hombre daban resultado y el veneno se iba del cuerpo de la loba. Mientras esperaban, el pájaro peinó con el pico los mechones de Aren, intentando darle ánimos.
Su apariencia actual se le quedaba pequeña, así que descendió del hombro de Aren y vistió de nuevo su piel humana. Los trinos cambiaron por la voz alegre de la mujer, quien sacó un sencillo vestido de su hatillo y se lo puso. No llevaba los refajos y enaguas que solían llevar las mujeres habitualmente, sólo una tela que caía hasta sus pies descalzos y que se abotonaba en toda la parte delantera.
-Deberíamos descansar un rato y aprovechar para comer. Así Brynja tendrá tiempo para sanar sus heridas y recuperarse del veneno. ¿Qué crees que pasó aquí? Todo apunta a que hubo una cruenta batalla, pero... ¿no sientes algo extraño? Como si hubiera una presencia que nos vigila. Como si quisieran evitar que avanzásemos o guiarnos en una determinada dirección. Ese muro a saber el tiempo que llevaba allí, ¿por qué justo se derrumbó cuando nosotros entramos? ¿Por qué justo para liberar ese montón de arañas? ¿Y qué guardaban esas criaturas? Porque lo que yo vi parecía la entrada a un pasadizo. No sé si sería buena idea adentrarnos en él.
Altair Boussole- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 17/08/2017
Re: The Misty Mountains cold (privado)
El veneno de los mordiscos, navegó por mi sangre llegando a derribarme por completo. No pude moverme, era como si aquel líquido pegajoso me paralizase. La imagen del ave sobre mí, sobrevolar el lugar fue lo último que vi. Comencé a temblar sin previo aviso, la vista se me nublaba y la sed me secaba la boca. ¿Qué demonios había ocurrido? Al menos, ellos estaban bien.
Sonreí al ver como se acercaban hacia donde yacía tumbada, mi cuerpo pesaría más... peso muerto pues no era capaz ni de parpadear. Poco a poco, a medida que iban pasando los minutos...el dolor comenzó a azotar cada parte de mi cuerpo...era insoportable. Apreté con fuerza los labios, sintiendo como Aren intentaba quitarme el veneno posible y no me afectase. Aquellos malditos arácnidos no iban a acabar conmigo.
En un acto reflejo, le cogí de la ropa con fuerza, la sangre de licantropo era mucho más fuerte que unos bichos, apenas duraría unas horas hasta que volviese a mi estado normal. Le atraje hacia mi para mirarlo a los ojos, no sabía si saldría de mis labios un susurro o un grito ensordecedor.
-Saldré de esta y juro comerme cada uno de esos bichos. -susurré con un hilo de voz, ahora que al menos podía moverme un tanto podría ayudar a acelerar el proceso, acerqué mis labios a las picaduras del antebrazo y succioné, escupiendo como pude... vomitando aquella sustancia verdosa. -Viscoso pero sabroso -bromeé casi sin voz, poco a poco iba pudiendo tomar asiento, el veneno tardaría en abandonar mi organismo y si estaba asustado era hora de dejarle claro que habrían más avalanchas como esas para derrotarme.
-¿Qué, maldito impedido? Más podrá conmigo que esto. Así que mueve tu apestoso culo y nos vamos. Estás preciosa, pequeña -dirigí mi mirada hacia el ave ahora convertida en mujer, era simplemente hermosa -Deberíamos trazar un plan antes de que anochezca. No son casualidades, cuanto antes abandonemos esta ciudad abandonada... antes podremos llegar a la fortaleza. Si hay un pasadizo...nos podría llevar al final de la ciudad sin contratiempos o...al contrario, sufrir más contratiempos pero...ya qué más da. Vamos -daba igual si casi ni pudiese andar y fuese desnuda, no iba a quedarme a morir en tierra de nadie.
Sonreí al ver como se acercaban hacia donde yacía tumbada, mi cuerpo pesaría más... peso muerto pues no era capaz ni de parpadear. Poco a poco, a medida que iban pasando los minutos...el dolor comenzó a azotar cada parte de mi cuerpo...era insoportable. Apreté con fuerza los labios, sintiendo como Aren intentaba quitarme el veneno posible y no me afectase. Aquellos malditos arácnidos no iban a acabar conmigo.
En un acto reflejo, le cogí de la ropa con fuerza, la sangre de licantropo era mucho más fuerte que unos bichos, apenas duraría unas horas hasta que volviese a mi estado normal. Le atraje hacia mi para mirarlo a los ojos, no sabía si saldría de mis labios un susurro o un grito ensordecedor.
-Saldré de esta y juro comerme cada uno de esos bichos. -susurré con un hilo de voz, ahora que al menos podía moverme un tanto podría ayudar a acelerar el proceso, acerqué mis labios a las picaduras del antebrazo y succioné, escupiendo como pude... vomitando aquella sustancia verdosa. -Viscoso pero sabroso -bromeé casi sin voz, poco a poco iba pudiendo tomar asiento, el veneno tardaría en abandonar mi organismo y si estaba asustado era hora de dejarle claro que habrían más avalanchas como esas para derrotarme.
-¿Qué, maldito impedido? Más podrá conmigo que esto. Así que mueve tu apestoso culo y nos vamos. Estás preciosa, pequeña -dirigí mi mirada hacia el ave ahora convertida en mujer, era simplemente hermosa -Deberíamos trazar un plan antes de que anochezca. No son casualidades, cuanto antes abandonemos esta ciudad abandonada... antes podremos llegar a la fortaleza. Si hay un pasadizo...nos podría llevar al final de la ciudad sin contratiempos o...al contrario, sufrir más contratiempos pero...ya qué más da. Vamos -daba igual si casi ni pudiese andar y fuese desnuda, no iba a quedarme a morir en tierra de nadie.
Brynja- Licántropo Clase Alta
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Re: The Misty Mountains cold (privado)
Continuamos caminado a través de la puerta que habíamos visto en aquella gran plaza, al atravesarla, no cambio mucho la imagen, dos figuras estaban completamente derruidas en el suelo, parecían representar a dos de los dioses menores de la cultura enana
-Creo que tienes razon -dije a Alatair, aquí ha habido una gran batalla, y aunque no soy capaz de verlo, presiento que alguien vigila nuestros pasos..
Ante nosotros un gran edificio rectangular de piedras blancas, todos nos llevaba allí.El templo de la ciudad.
Comencé a caminar hacia allí guiado por mis compañeras que me describían cada cosa, estaba al final de la plaza, de allí emergían gran cantidad de calles paralelas que seguramente llevarían a distintos hogares enanos, y pequeñas botigas, ahora todas ellas en ruinas.
Unas escalinatas de cinco escalones, talladas en piedra daba paso a un edificio rectangular de piedras blancas, cuyo frontal constaba de ocho columnas, que sujetaban un arco con una escena de una batalla enana, tallada con gran esmero y dedicación.
Tras las columnas la puerta de piedra gris, con unas hermosas runas grabadas, se encontraba abierta de par en par, era evidente que el templo tampoco se había salvado del saqueo, una gran cantidad de cadáveres de ambos bandos se encontraban en aquella entrada, aquello evidenciaba, que allí se planto una gran batalla para evitar la entrada de los enemigos. Algunas de las columnas estaban rotas a media altura, sujetándose a duras penas por la otra parte del pilar, y en el suelo había rastros antiguos de pisadas de gran tamaño.
El resto de mis compañeros habían atravesado la gran puerta de piedra colándose en el interior del templo.
Encaminé mis pasos lentamente hacia allí.
Llegamos a una sala rectangular de grandes dimensiones, unas enormes figuras de piedra, que formaban los pilares de aquella sala parecían sujetar el techo, tenían forma de humanoides de gran tamaño con los brazos extendidos hacia arriba, estaban tan bien hechos que hasta sus rostros aparentaban mostrar el esfuerzo que realizaban. Había doce de estos musculosos seres, formando los pilares y repartidos de dos en dos de forma paralela a lo largo de la sala.
Y como no la retahíla de huellas recientes atravesaba la sala de punta a punta.
Del techo colgaban tres lámparas con unas pequeñas piedrecitas trasparentes de gran hermosura que pendían de ella en forma de araña y que rodeaban a tres candelabros que en su día seguramente se encargaban de iluminar la sala. Al paso de la antorcha las piedrecillas relucían de forma hermosa, dejando a nuestro alrededor un suave reflejo de colores.
La sala estaba completamente desordenada, una mesa también de piedra, estaba hecha añicos en el suelo, cerca de ella unos pergaminos caídos en el suelo.
El suelo estaba formado por losetas de piedra blanca de gran tamaño, aunque por la sangre seca y la suciedad tenía un color parduzco.
Rodeando los restos de la mesa, había unos bancos de piedra también en color blanco, la mayoría de ellos derrumbados, donde imagine se sentaban los enanos a escuchar a su sacerdote.
-No se que es eso que intentan que no veamos, pero estoy seguro de que sea lo que sea, esta aquí.
-¿Te encuentras mejor Bry?
Ahí atrás había tenido una reacción algo brusca, extraña en ella, pero tampoco sabia interpretarla, entre nosotros las cosas estaban algo complicadas, yo solo quería venganza, no había nada mas peligroso que un hombre que nada tiene que perder.
Altair era dulce y sosegada conmigo, me ayudaba a seguir el camino y francamente lo agradecía como podía, se había convertido en mis ojos.
-Creo que tienes razon -dije a Alatair, aquí ha habido una gran batalla, y aunque no soy capaz de verlo, presiento que alguien vigila nuestros pasos..
Ante nosotros un gran edificio rectangular de piedras blancas, todos nos llevaba allí.El templo de la ciudad.
Comencé a caminar hacia allí guiado por mis compañeras que me describían cada cosa, estaba al final de la plaza, de allí emergían gran cantidad de calles paralelas que seguramente llevarían a distintos hogares enanos, y pequeñas botigas, ahora todas ellas en ruinas.
Unas escalinatas de cinco escalones, talladas en piedra daba paso a un edificio rectangular de piedras blancas, cuyo frontal constaba de ocho columnas, que sujetaban un arco con una escena de una batalla enana, tallada con gran esmero y dedicación.
Tras las columnas la puerta de piedra gris, con unas hermosas runas grabadas, se encontraba abierta de par en par, era evidente que el templo tampoco se había salvado del saqueo, una gran cantidad de cadáveres de ambos bandos se encontraban en aquella entrada, aquello evidenciaba, que allí se planto una gran batalla para evitar la entrada de los enemigos. Algunas de las columnas estaban rotas a media altura, sujetándose a duras penas por la otra parte del pilar, y en el suelo había rastros antiguos de pisadas de gran tamaño.
El resto de mis compañeros habían atravesado la gran puerta de piedra colándose en el interior del templo.
Encaminé mis pasos lentamente hacia allí.
Llegamos a una sala rectangular de grandes dimensiones, unas enormes figuras de piedra, que formaban los pilares de aquella sala parecían sujetar el techo, tenían forma de humanoides de gran tamaño con los brazos extendidos hacia arriba, estaban tan bien hechos que hasta sus rostros aparentaban mostrar el esfuerzo que realizaban. Había doce de estos musculosos seres, formando los pilares y repartidos de dos en dos de forma paralela a lo largo de la sala.
Y como no la retahíla de huellas recientes atravesaba la sala de punta a punta.
Del techo colgaban tres lámparas con unas pequeñas piedrecitas trasparentes de gran hermosura que pendían de ella en forma de araña y que rodeaban a tres candelabros que en su día seguramente se encargaban de iluminar la sala. Al paso de la antorcha las piedrecillas relucían de forma hermosa, dejando a nuestro alrededor un suave reflejo de colores.
La sala estaba completamente desordenada, una mesa también de piedra, estaba hecha añicos en el suelo, cerca de ella unos pergaminos caídos en el suelo.
El suelo estaba formado por losetas de piedra blanca de gran tamaño, aunque por la sangre seca y la suciedad tenía un color parduzco.
Rodeando los restos de la mesa, había unos bancos de piedra también en color blanco, la mayoría de ellos derrumbados, donde imagine se sentaban los enanos a escuchar a su sacerdote.
-No se que es eso que intentan que no veamos, pero estoy seguro de que sea lo que sea, esta aquí.
-¿Te encuentras mejor Bry?
Ahí atrás había tenido una reacción algo brusca, extraña en ella, pero tampoco sabia interpretarla, entre nosotros las cosas estaban algo complicadas, yo solo quería venganza, no había nada mas peligroso que un hombre que nada tiene que perder.
Altair era dulce y sosegada conmigo, me ayudaba a seguir el camino y francamente lo agradecía como podía, se había convertido en mis ojos.
Aren Cannif- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/05/2017
Re: The Misty Mountains cold (privado)
La muchacha llevaba a Aren suavemente del brazo, guiando sus pasos y susurrándole las indicaciones necesarias para que su caminar fuera seguro. Impresionada por la magnificencia de las estancias talladas en piedra, se detuvo un momento a observar el entorno a su alrededor. Era sobrecogedor.
-Guau. Es impresionante.
Se quedó callada un momento. Hasta puso una mano en el brazo de Aren para transmitirle sus emociones. Paseó los ojos por las columnas y las paredes, recorriendo los detalles excavados en la roca. Hasta un determinado punto que hizo que apretara los dedos alrededor del antebrazo del ciego. Contuvo la respiración.
-Ahí hay algo -dijo en un murmullo tan quedo que dudaba siquiera de que le hubieran oído.
Muy arriba, donde sólo sus ojos de halcón podían verlo, tuvo un cruce de miradas con unos orbes ambarinos. Era lo único que podía distinguir entre las sombras del agujero que se abría en la roca, así que no podía saber si era una persona, un monstruo o sólo un pajarito que buscaba refugio.
Quizás por cómo se había desarrollado todo en la sala anterior, no se fiaba.
-No estamos solos. Nos observan.
Pero cuando quiso volver a mirar ya no había nada. ¿Habría sido solo su imaginación? No lo creía.
-Deberíamos darnos prisa en llegar hasta el final, no me extrañaría que tuvieramos más de una sorpresa desagradable.
-Guau. Es impresionante.
Se quedó callada un momento. Hasta puso una mano en el brazo de Aren para transmitirle sus emociones. Paseó los ojos por las columnas y las paredes, recorriendo los detalles excavados en la roca. Hasta un determinado punto que hizo que apretara los dedos alrededor del antebrazo del ciego. Contuvo la respiración.
-Ahí hay algo -dijo en un murmullo tan quedo que dudaba siquiera de que le hubieran oído.
Muy arriba, donde sólo sus ojos de halcón podían verlo, tuvo un cruce de miradas con unos orbes ambarinos. Era lo único que podía distinguir entre las sombras del agujero que se abría en la roca, así que no podía saber si era una persona, un monstruo o sólo un pajarito que buscaba refugio.
Quizás por cómo se había desarrollado todo en la sala anterior, no se fiaba.
-No estamos solos. Nos observan.
Pero cuando quiso volver a mirar ya no había nada. ¿Habría sido solo su imaginación? No lo creía.
-Deberíamos darnos prisa en llegar hasta el final, no me extrañaría que tuvieramos más de una sorpresa desagradable.
Altair Boussole- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 17/08/2017
Re: The Misty Mountains cold (privado)
Los observaba a un par de pasos a sus espaldas, como lo guiaba en cada uno de sus pasos, siendo sus ojos. Mis orbes se perdían en el agarre de las manos frágiles del ave, ahora humana... tomando el brazo del joven. No negaba que me provocase envidia, la necesitaba y ella no podía agradecerlo de otro modo, por el acto de curarla y no dejarla a que los buitres terminasen devorarla.
Por unos segundos, sentí que no era prescindible pero estaba segura de no abandonar, le prometí una vez que sería su escudo entre aquellas ansías de matarlo, de cobrarme una venganza estúpida. Mi único fin era la victoria, derrotar al ejército del Rey y llevar a Aren hacia aquel castillo en donde su familia se preparaba para la misma misión. Alcé la mirada cuando oí que nos observaban, quedó claro que no estábamos solos y la confirmación, me puso en guardia.
-Hasta que lleguemo s al final del poblado, faltan kilómetros. Como sigamos a paso de tortuga, no llegamos en la vida. -aligeré el paso hasta quedar a la altura de ambos, dirigí una mirada a la cambiante, mis palabras iban dirigidas a Aren, estaba preocupada aunque todo el camino me hubiese comportado de ese modo arisco imposible de tratar -No falta mucho, cubriré el camino , iré delante despejando dudas... si nos preguntamos tantas veces que si estamos solos o no, es tiempo perdido
Por unos segundos, mis ojos se perdieron en el perfil del ciego. Mi gesto se entristeció por unos segundos, nuestros caminos pronto se separarían, por lo que si algo pasase no tendría ocasión de expresar lo que antes de partir deseaba.
-Me gustó bailar contigo, apenas me pisaste -sonreí por el recuerdo, tardé escasos segundos en convertirme de nuevo en licantropo. Perdí mis pasos hacia el frente en donde el peligro acechaba y no me importaba lo más mínimo morir en el intento porque... los protegía, le protegía.
A lo lejos, pude apreciar como una manada de lobos nos esperaba, relamiéndose el hocico por el interesante botín. Eran de los míos, en cuanto me vieron llegar aullaron al unísono, respondí y así, avisé de que no estábamos solos, llegaríamos antes de lo previsto, mis hermanos nos custodiarían hasta el castillo Cannif.
Por unos segundos, sentí que no era prescindible pero estaba segura de no abandonar, le prometí una vez que sería su escudo entre aquellas ansías de matarlo, de cobrarme una venganza estúpida. Mi único fin era la victoria, derrotar al ejército del Rey y llevar a Aren hacia aquel castillo en donde su familia se preparaba para la misma misión. Alcé la mirada cuando oí que nos observaban, quedó claro que no estábamos solos y la confirmación, me puso en guardia.
-Hasta que lleguemo s al final del poblado, faltan kilómetros. Como sigamos a paso de tortuga, no llegamos en la vida. -aligeré el paso hasta quedar a la altura de ambos, dirigí una mirada a la cambiante, mis palabras iban dirigidas a Aren, estaba preocupada aunque todo el camino me hubiese comportado de ese modo arisco imposible de tratar -No falta mucho, cubriré el camino , iré delante despejando dudas... si nos preguntamos tantas veces que si estamos solos o no, es tiempo perdido
Por unos segundos, mis ojos se perdieron en el perfil del ciego. Mi gesto se entristeció por unos segundos, nuestros caminos pronto se separarían, por lo que si algo pasase no tendría ocasión de expresar lo que antes de partir deseaba.
-Me gustó bailar contigo, apenas me pisaste -sonreí por el recuerdo, tardé escasos segundos en convertirme de nuevo en licantropo. Perdí mis pasos hacia el frente en donde el peligro acechaba y no me importaba lo más mínimo morir en el intento porque... los protegía, le protegía.
A lo lejos, pude apreciar como una manada de lobos nos esperaba, relamiéndose el hocico por el interesante botín. Eran de los míos, en cuanto me vieron llegar aullaron al unísono, respondí y así, avisé de que no estábamos solos, llegaríamos antes de lo previsto, mis hermanos nos custodiarían hasta el castillo Cannif.
Brynja- Licántropo Clase Alta
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Re: The Misty Mountains cold (privado)
La loba se adelantó, su intención de protegernos era sin duda valorada, pero yo era un guerrero, ser ciego no me iba a mermar mis ánimos, ni a evitar que empuñara el acero.
Altair me guiaba, era suave en sus gestos, lo que me hizo ladear la sonrisa.
-No voy a romperme -le aseguré ladeando la sonrisa de forma engreída.
Pude escuchar su risa en mi oído como un susurro, así como los pasos de Bry alejándose de nosotros.
-Vamos, esa mujer es capaz de meterse en líos.
La puerta estaba caída a la entrada, dando paso a otra sala rectangular de menos tamaño, con la misma estructura que la anterior.
Al igual que la otra sala el rastro de nuestros enemigos atravesaba el lugar de puerta a puerta.
Cuatro de aquellas figuras de piedra,de igual tamaño y forma que las de la sala anterior, ocupaban las esquinas de la sala, las otras cuatro flanqueaban unas puertas de menor tamaño, que se encontraban en las paredes laterales. Al frente otra puerta de piedra de las mismas dimensiones que la que acabábamos de atravesar y con unas runas en su cincel.
Los gigantes de piedra de esta cámara apoyaban sus manos sobre unas hachas de gran tamaño y cuyo filo tocaba el suelo, parecían custodiar la sala.
Pero esas no eran las únicas figuras de la recamara, en el centro de la sala y en posición semicircular habían seis pedestales que contenían unas inscripciones en lengua enana, y sobre ellos cuatro figuras de enanos, dos de los pedestales estaban vacios, y sus figuras caídas en el suelo hechas añicos.
Nos detuvimos al escuchar los aullidos, Alatair me iba narrando todo lo que mis ojos se perdían, frente a nosotros un enano de gran porte, perfectamente tallado con grandes detalles, su cara mostraba el paso de los años, así como lo curtido en la batalla que debía de estar, una cicatriz recorría su ojo derecho con gran realismo. Sus largas barbas colgaban de su cara, con unos abalorios que dividían la barba en dos
Altair me explico como eran las manos de la estatua, eran fuertes, sujetaban el martillo con orgullo, desde luego debió de ser uno de los grandes.
Nos encaminamos a la puerta para acceder a la siguiente sala, los lobos parecían aguardar en ella lo que me hizo desenvainar la espada, desconocía si era fieles a Randulf o a Bry
Entramos en una sala cuadrada, en el centro de ella una estatua de piedra blanca que llegaba hasta el techo abovedado.
Era un enano de aspecto imponente y largas barbas, sentado en un trono. Sobre su cabeza lucia un hermoso yelmo, perfectamente tallado. Vestía una coraza, de aspecto señorial, sus brazos apoyaban sobre los brazos del trono. A cada lado de este había un hacha de guerra apoyada y un escudo, donde descansaban los dedos del enano.
Alrededor de la sala, al igual que en el resto, ocho humanoides de gran tamaño la custodiaban, cuatro en cada esquina de la habitación y dos a cada lado de las dos puertas de las paredes laterales.
En este caso no empuñaban arma alguna, y mantenían la cabeza gacha en señal de respeto al Gran dios enano del trono.
Los lobos parecían rendir tributo a la licantropa, estábamos seguros o al menos por el momento así era, porque la sensación de que algo pasaba en ese lugar seguía anclada a mi.
-Alatair estate atenta noto como si nos siguieran, solo es una sensación, pero no me suelo equivocar.
Bry ¿no hueles nada?
Altair me guiaba, era suave en sus gestos, lo que me hizo ladear la sonrisa.
-No voy a romperme -le aseguré ladeando la sonrisa de forma engreída.
Pude escuchar su risa en mi oído como un susurro, así como los pasos de Bry alejándose de nosotros.
-Vamos, esa mujer es capaz de meterse en líos.
La puerta estaba caída a la entrada, dando paso a otra sala rectangular de menos tamaño, con la misma estructura que la anterior.
Al igual que la otra sala el rastro de nuestros enemigos atravesaba el lugar de puerta a puerta.
Cuatro de aquellas figuras de piedra,de igual tamaño y forma que las de la sala anterior, ocupaban las esquinas de la sala, las otras cuatro flanqueaban unas puertas de menor tamaño, que se encontraban en las paredes laterales. Al frente otra puerta de piedra de las mismas dimensiones que la que acabábamos de atravesar y con unas runas en su cincel.
Los gigantes de piedra de esta cámara apoyaban sus manos sobre unas hachas de gran tamaño y cuyo filo tocaba el suelo, parecían custodiar la sala.
Pero esas no eran las únicas figuras de la recamara, en el centro de la sala y en posición semicircular habían seis pedestales que contenían unas inscripciones en lengua enana, y sobre ellos cuatro figuras de enanos, dos de los pedestales estaban vacios, y sus figuras caídas en el suelo hechas añicos.
Nos detuvimos al escuchar los aullidos, Alatair me iba narrando todo lo que mis ojos se perdían, frente a nosotros un enano de gran porte, perfectamente tallado con grandes detalles, su cara mostraba el paso de los años, así como lo curtido en la batalla que debía de estar, una cicatriz recorría su ojo derecho con gran realismo. Sus largas barbas colgaban de su cara, con unos abalorios que dividían la barba en dos
Altair me explico como eran las manos de la estatua, eran fuertes, sujetaban el martillo con orgullo, desde luego debió de ser uno de los grandes.
Nos encaminamos a la puerta para acceder a la siguiente sala, los lobos parecían aguardar en ella lo que me hizo desenvainar la espada, desconocía si era fieles a Randulf o a Bry
Entramos en una sala cuadrada, en el centro de ella una estatua de piedra blanca que llegaba hasta el techo abovedado.
Era un enano de aspecto imponente y largas barbas, sentado en un trono. Sobre su cabeza lucia un hermoso yelmo, perfectamente tallado. Vestía una coraza, de aspecto señorial, sus brazos apoyaban sobre los brazos del trono. A cada lado de este había un hacha de guerra apoyada y un escudo, donde descansaban los dedos del enano.
Alrededor de la sala, al igual que en el resto, ocho humanoides de gran tamaño la custodiaban, cuatro en cada esquina de la habitación y dos a cada lado de las dos puertas de las paredes laterales.
En este caso no empuñaban arma alguna, y mantenían la cabeza gacha en señal de respeto al Gran dios enano del trono.
Los lobos parecían rendir tributo a la licantropa, estábamos seguros o al menos por el momento así era, porque la sensación de que algo pasaba en ese lugar seguía anclada a mi.
-Alatair estate atenta noto como si nos siguieran, solo es una sensación, pero no me suelo equivocar.
Bry ¿no hueles nada?
Aren Cannif- Humano Clase Media
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Re: The Misty Mountains cold (privado)
-¿Estás seguro de eso? -respondió cuando le dijo que no iba a romperse.
La sonrisa que él no podía ver contagiaba la voz de la muchacha, así que era muy fácil adivinar su gesto. Su toque no varió, todo en ella era suave, como hecho de plumas. Aunque si era necesario, podía sacar las garras.
Les siguió por aquellos parajes, impresionada por las tallas en piedra. Siempre le habían parecido maravillosas. Pero no tenía tiempo de recrearse en los detalles, porque no estaban solos, lo sabía desde hacía rato.
Había intentado advertirles. Había visto algo. Pero la loba se había lanzado inconscientemente hacia el potencial peligro. Y los había arrastrado. Aren iba tras Bry... Y Altaír iba tras Aren. ¿Hacía qué? No lo sabía. Lo único que podía hacer era mantener los ojos abiertos y describirle a aquel hombre todo lo que pudiera serle útil.
-Ya te dije antes, en las grutas, que había algo que nos observaba. Pero os lanzais a pecho escubierto. Sobre todo Brynja. ¿Tantas ganas tiene de que la maten?
Resopló y siguió caminando junto a Aren, guiando sus pasos, hasta reunirse con la otra mujer, que se había adelantado. La miró frunciendo levemente el ceño.
-¿Qué pretendías lanzándote así? ¿Es que no has tenido bastante hace un rato en la gruta? Hay algo que nos sigue y si sigues dando palos de ciego, sin ofender, Aren, lo único que vas a conseguir es que nos maten a todos para nada. ¡Piensa un poco antes de actuar!
La sonrisa que él no podía ver contagiaba la voz de la muchacha, así que era muy fácil adivinar su gesto. Su toque no varió, todo en ella era suave, como hecho de plumas. Aunque si era necesario, podía sacar las garras.
Les siguió por aquellos parajes, impresionada por las tallas en piedra. Siempre le habían parecido maravillosas. Pero no tenía tiempo de recrearse en los detalles, porque no estaban solos, lo sabía desde hacía rato.
Había intentado advertirles. Había visto algo. Pero la loba se había lanzado inconscientemente hacia el potencial peligro. Y los había arrastrado. Aren iba tras Bry... Y Altaír iba tras Aren. ¿Hacía qué? No lo sabía. Lo único que podía hacer era mantener los ojos abiertos y describirle a aquel hombre todo lo que pudiera serle útil.
-Ya te dije antes, en las grutas, que había algo que nos observaba. Pero os lanzais a pecho escubierto. Sobre todo Brynja. ¿Tantas ganas tiene de que la maten?
Resopló y siguió caminando junto a Aren, guiando sus pasos, hasta reunirse con la otra mujer, que se había adelantado. La miró frunciendo levemente el ceño.
-¿Qué pretendías lanzándote así? ¿Es que no has tenido bastante hace un rato en la gruta? Hay algo que nos sigue y si sigues dando palos de ciego, sin ofender, Aren, lo único que vas a conseguir es que nos maten a todos para nada. ¡Piensa un poco antes de actuar!
Altair Boussole- Cambiante Clase Media
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Re: The Misty Mountains cold (privado)
Ladeé la sonrisa al escuchar decir si estaba seguro de no romperme.
-bueno, si me guías bien, no me abriré la cabeza -apunté ensanchando la sonrisa con picardía.
Mis dedos se pasearon por su plumaje con suavidad, en un intento de reconfortarla aunque creo que la necesidad era mas mía que suya.
Tiró de mi pelo con su pico peinándome el rebelde cabello mientras acortábamos la distancia hasta la loba.
Ella con su manada nos abriría paso por aquel lugar, hasta salir al exterior de la montaña. Era cierto que se había abierto paso sin medir las consecuencias aun sabiendo que eramos vigilados poniéndose en primer lugar en peligro a si misma y luego a todos nosotros.
-Creo que no pretenden atacarnos, no, si no damos con eso que aquí hay de seguro oculto. Me gustaría descubrir que mierda es, peor no es el momento, no saldríamos vivos del interior de la montaña si seguimos, es mejor retroceder, informaremos en Akershus del hallazgo.
Así la loba cumplió su función guiando a los lobos que entre aullidos y largas zancadas nos alejaron de aquel lugar.
De nuevo la luz azotaba nuestros rostros, no era capaz de percibirla, pero si sentía el calor de los rayos del sol golpear mi rostro.
Los lobos fueron los primeros en inquietarse, Bryna los mandó alejarse y con ellos lo hizo ella, supongo que porque percibió que aquello que llegaba era un Cannif y que de matarlo, las consecuencias que acarrearía su manada seria trágica.
Claro que no me costó entender que no era un Cannif cualquiera, Sirius era una leyenda, siempre bailando entre esa difícil linea entre el caos al que con dificultad no sucumbia y esa linea de blanca bandera que sacudía frente a si mismo dejando claro que su lucha era contra Randulf.
No opuse resistencia, ni siquiera cuando uno de sus guerreros, un cambiante llamado Alrek me giró con brusquedad para atar mis manos llamándome impostor.
-¿impostor? -pregunté sin entender -sujeta a tu perro Cannif -le dije a Sirius llevándome un gruñido del lobo.
Junto a ellos había una mujer, Torvi la llamaban, fue quien llamó a la calma asegurando que era idéntico a Niels, olía similar a él, que no se precipitaran y que Höor juzgaría llegado el caso.
Altair no se movió de encima de mi hombro, lanzando picotazos si trataban de separarla de mi, a esas alturas ya sabían todos ellos que era una cambiante, los tres eran seres sobrenaturales capaces de captar auras, así que fue Sirius el que con amabilidad, le pidió que estuviera tranquila, que si yo era quien decía ser, me abriría los brazos, que no olvidara que también era un Cannif, mi hermano.
Me mantuve en silencio, apretando los dientes ¿quien les había dicho que yo pretendía convertirme en un Cannif? ¿donde estuvieron cuando el ejercito de Randulf devastó mi aldea llevándose la vida de mis padres junto a ella.
Yo no buscaba mis raíces, buscaba venganza, matar a Randulf y para eso tenia que convertirme en el mejor guerrero, no quería nada de Höor, ni siquiera su apellido, no era eso lo que me movía en estos momentos en los que sentía que nada excepto ese pájaro que se sujetaba de forma férrea a mi hombro y esa loba que sabia me seguía entre las profundidades de los bosques, tenia.
De un empujón me pusieron en marcha, no veía, así que mas lento que ellos intentaba seguir su ritmo lo que les llevaba a empujarme para que apremiara el paso.
-Espera -dijo Sirius alzándome el mentón para mirar mis ojos -es ciego, no anda mas deprisa porque no puede.
De un tirón giré mi rostro desafiante apretando los dientes con las manos atadas a la espalda.
-Si puedo rugí -no iba a consentir a estas alturas que me dijeran de lo que era capaz, no cuando hasta el día de hoy me las había arreglado sin necesidad de ninguno de esos altivos Cannif.
-bueno, si me guías bien, no me abriré la cabeza -apunté ensanchando la sonrisa con picardía.
Mis dedos se pasearon por su plumaje con suavidad, en un intento de reconfortarla aunque creo que la necesidad era mas mía que suya.
Tiró de mi pelo con su pico peinándome el rebelde cabello mientras acortábamos la distancia hasta la loba.
Ella con su manada nos abriría paso por aquel lugar, hasta salir al exterior de la montaña. Era cierto que se había abierto paso sin medir las consecuencias aun sabiendo que eramos vigilados poniéndose en primer lugar en peligro a si misma y luego a todos nosotros.
-Creo que no pretenden atacarnos, no, si no damos con eso que aquí hay de seguro oculto. Me gustaría descubrir que mierda es, peor no es el momento, no saldríamos vivos del interior de la montaña si seguimos, es mejor retroceder, informaremos en Akershus del hallazgo.
Así la loba cumplió su función guiando a los lobos que entre aullidos y largas zancadas nos alejaron de aquel lugar.
De nuevo la luz azotaba nuestros rostros, no era capaz de percibirla, pero si sentía el calor de los rayos del sol golpear mi rostro.
Los lobos fueron los primeros en inquietarse, Bryna los mandó alejarse y con ellos lo hizo ella, supongo que porque percibió que aquello que llegaba era un Cannif y que de matarlo, las consecuencias que acarrearía su manada seria trágica.
Claro que no me costó entender que no era un Cannif cualquiera, Sirius era una leyenda, siempre bailando entre esa difícil linea entre el caos al que con dificultad no sucumbia y esa linea de blanca bandera que sacudía frente a si mismo dejando claro que su lucha era contra Randulf.
No opuse resistencia, ni siquiera cuando uno de sus guerreros, un cambiante llamado Alrek me giró con brusquedad para atar mis manos llamándome impostor.
-¿impostor? -pregunté sin entender -sujeta a tu perro Cannif -le dije a Sirius llevándome un gruñido del lobo.
Junto a ellos había una mujer, Torvi la llamaban, fue quien llamó a la calma asegurando que era idéntico a Niels, olía similar a él, que no se precipitaran y que Höor juzgaría llegado el caso.
Altair no se movió de encima de mi hombro, lanzando picotazos si trataban de separarla de mi, a esas alturas ya sabían todos ellos que era una cambiante, los tres eran seres sobrenaturales capaces de captar auras, así que fue Sirius el que con amabilidad, le pidió que estuviera tranquila, que si yo era quien decía ser, me abriría los brazos, que no olvidara que también era un Cannif, mi hermano.
Me mantuve en silencio, apretando los dientes ¿quien les había dicho que yo pretendía convertirme en un Cannif? ¿donde estuvieron cuando el ejercito de Randulf devastó mi aldea llevándose la vida de mis padres junto a ella.
Yo no buscaba mis raíces, buscaba venganza, matar a Randulf y para eso tenia que convertirme en el mejor guerrero, no quería nada de Höor, ni siquiera su apellido, no era eso lo que me movía en estos momentos en los que sentía que nada excepto ese pájaro que se sujetaba de forma férrea a mi hombro y esa loba que sabia me seguía entre las profundidades de los bosques, tenia.
De un empujón me pusieron en marcha, no veía, así que mas lento que ellos intentaba seguir su ritmo lo que les llevaba a empujarme para que apremiara el paso.
-Espera -dijo Sirius alzándome el mentón para mirar mis ojos -es ciego, no anda mas deprisa porque no puede.
De un tirón giré mi rostro desafiante apretando los dientes con las manos atadas a la espalda.
-Si puedo rugí -no iba a consentir a estas alturas que me dijeran de lo que era capaz, no cuando hasta el día de hoy me las había arreglado sin necesidad de ninguno de esos altivos Cannif.
Aren Cannif- Humano Clase Media
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Re: The Misty Mountains cold (privado)
Había avanzado unas horas como humana, pero para asegurar la coherencia de los acontecimientos, Altaír volvió a adoptar su forma de ave. El halcón. Que volvía a coronar el hombro de Aren para poder recibir sus caricias y picotearle el pelo. ¿De qué otra forma si no?
-No informes a otros, Aren. No compartas este secreto o los estarás instando a buscar la muerte.
Los lobos se alejaron. No era una buena señal. Pero ella no iba a dejar a Aren solo, así que se agarró con fuerza a la tela de su camisa, en el hombro.
Intentaron apartarla de ahí, pero no lo consintió. Abrió las alas, amenazante. Graznó y lanzó picotazos que provocaron más una herida en los dedos que osaban tratar de alejarla de Aren. Cuando se fuera, lo haría por propia voluntad y ese momento no había llegado.
Uno de ellos, un tal Sirius como supo después, intentó tranquilizarla, pero ella sólo dejó de gritar cuando dieron por imposible el separarla del ciego.
-Estaré tranquila mientras tus hombres mantengan sus zarpas lejos de mí.
Giró la cabeza para fulminar con la mirada al que había empujado al muchacho. Las manos donde ella pudiera verlas. ¬¬
Ese Sirius, que por un momento le pareció más razonable, estuvo a punto de llevarse un buen picotazo cuando agarró a Aren del mentón. Sí, era ciego, pero ella era sus ojos, así que no iba a consentir que lo tratase como si valiera menos por ello.
Por suerte para él, la retiró a tiempo.
Altaír picoteó de nuevo el pelo de Aren, tras su oreja, ofreciéndole apoyo.
Les llevaron a los bajos del castillo, a las mazmorras. Tampoco esperaba un baile de bienvenida. Cuando Sirius y sus hombres se marcharon, el pajarito recuperó su apariencia humana. Ella podría salir fácilmente entre los barrotes, dado su pequeño tamaño, pero no iba a dejar solo a Aren en aquel difícil momento.
Recuperó su vestido y se cubrió. Porque él no podía verla, pero el resto de presos y los guardias sí. Y no era plan. Se sentó a su lado y le agarró una mano, acariciando sus dedos mientras hablaba.
-Puedo escaparme y avisar a Brynja si quieres. Aunque no me gusta la idea de dejarte solo.
Sin nada más que hacer que permanecer allí, encerrados. La muchacha hizo lo que más le reconfortaba el alma; se puso a cantar.
-No informes a otros, Aren. No compartas este secreto o los estarás instando a buscar la muerte.
Los lobos se alejaron. No era una buena señal. Pero ella no iba a dejar a Aren solo, así que se agarró con fuerza a la tela de su camisa, en el hombro.
Intentaron apartarla de ahí, pero no lo consintió. Abrió las alas, amenazante. Graznó y lanzó picotazos que provocaron más una herida en los dedos que osaban tratar de alejarla de Aren. Cuando se fuera, lo haría por propia voluntad y ese momento no había llegado.
Uno de ellos, un tal Sirius como supo después, intentó tranquilizarla, pero ella sólo dejó de gritar cuando dieron por imposible el separarla del ciego.
-Estaré tranquila mientras tus hombres mantengan sus zarpas lejos de mí.
Giró la cabeza para fulminar con la mirada al que había empujado al muchacho. Las manos donde ella pudiera verlas. ¬¬
Ese Sirius, que por un momento le pareció más razonable, estuvo a punto de llevarse un buen picotazo cuando agarró a Aren del mentón. Sí, era ciego, pero ella era sus ojos, así que no iba a consentir que lo tratase como si valiera menos por ello.
Por suerte para él, la retiró a tiempo.
Altaír picoteó de nuevo el pelo de Aren, tras su oreja, ofreciéndole apoyo.
Les llevaron a los bajos del castillo, a las mazmorras. Tampoco esperaba un baile de bienvenida. Cuando Sirius y sus hombres se marcharon, el pajarito recuperó su apariencia humana. Ella podría salir fácilmente entre los barrotes, dado su pequeño tamaño, pero no iba a dejar solo a Aren en aquel difícil momento.
Recuperó su vestido y se cubrió. Porque él no podía verla, pero el resto de presos y los guardias sí. Y no era plan. Se sentó a su lado y le agarró una mano, acariciando sus dedos mientras hablaba.
-Puedo escaparme y avisar a Brynja si quieres. Aunque no me gusta la idea de dejarte solo.
Sin nada más que hacer que permanecer allí, encerrados. La muchacha hizo lo que más le reconfortaba el alma; se puso a cantar.
Altair Boussole- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 17/08/2017
Re: The Misty Mountains cold (privado)
Podía notar la inquietud de Altair, creo que buscaba el modo de sacarme de esas mazmorras, de protegerme de algún modo y con esas me advirtió que para ella escapar de allí era una opción para poder llamar a la loba y que la ayudara a sacarme de allí.
Negué con la cabeza ensanchando la sonrisa para que se calmara, ser invidente no me convertía en alguien débil quizás ella no sabia algo, ya no era ese herrero que salio hace ya demasiado tiempo de su aldea capturado por Randulf.
Ahora era un hombre que lo había perdido todo, todo menos el honor y no pensaba permitir que me arrebataran también eso.
-No, no saldré de aquí a hurtadillas, no tengo motivos para huir, no soy el enemigo y no saldré de Akershus como si tuviera algo que esconder.
Estiré mi mano palpando hasta dar con ella, acaricié la palma de su mano para infundirle ánimos, había hecho por mi mucho mas de lo que merecía, ella podía escapar, no tenia porque soportar una guerra que no era la suya, tenia alas para volar lejos de la adversidad y si algún día se sintió presa de un deuda en este momento se la conmutaba.
-Escucha pajarillo, eres libre, no es necesario que permanezcas conmigo por agradecimiento a nada, me has ayudado a llegar a Akershus, aquí me convertiré en un guerrero y daré muerte a Randulf, has hecho por mi mucho mas de lo que han hecho la mayoría, no te culparé si te vas.
No hubo respuesta, si no una bella canción que me infundo ánimos y que atrajo al que custodiaba mas mazmorras, no me extrañaba, escucharle era hechizante, supongo que debido a mi ceguera tenia el sentido del oído infinitamente mas desarrollado, así que apreciar cada matiz de su voz resultaba placentero, relajante.
No tardaron en llegar dos hombres que le pidieron al carcelero que abriera la celda, que Höor Cannif había solicitado mi presencia.
Con malos modos uno me levanto llamándome impostor, diciendo que iban a descubrir el engaño mágico que Randulf y sus experimentos habían obrado en mi.
-No la toquéis- dije cuando sentí pasar por mi lado rumbo a Altair.
Un paso basto para interponerme en su camino.
-He dicho que no la toques -rugí
El ambiente se relajo ante la presencia de un tercero que llegó ante nosotros, al parecer haciendo una reverencia a la dama pájaro y después dirigiéndose directamente a mi.
-A si que este es mi hermanito, joder eres identifico a mi ¿como lo haremos? ¿nos partiremos a las mujeres? Hasta ahora con esta cara que me gasto no tenia rival, pero ahora..nos las vamos a tener que jugar a los dardos -bromeó dándome un toque en la espalda y pasando su brazo por encima de mi hombro diciendo a los otros dos que él se encargaba de llevarme ante padre.
Le pidió con amabilidad a Altair que nos acompañara, añadiendo que sabia que lo haría aunque no la invitara, así que al menos así quedaba como un caballero.
Se reía todo el tiempo, parecía que la situación le hacia gracia, tanta que de un codazo me preguntó ¡¿que había entre nosotros?
-¿siempre eres así? -le pregunté enarcando una ceja.
-No, me estoy comportando, es nuestra primera vez, te estoy entrando despacio -contestó riéndose a carcajadas.
Negué con la cabeza ensanchando la sonrisa para que se calmara, ser invidente no me convertía en alguien débil quizás ella no sabia algo, ya no era ese herrero que salio hace ya demasiado tiempo de su aldea capturado por Randulf.
Ahora era un hombre que lo había perdido todo, todo menos el honor y no pensaba permitir que me arrebataran también eso.
-No, no saldré de aquí a hurtadillas, no tengo motivos para huir, no soy el enemigo y no saldré de Akershus como si tuviera algo que esconder.
Estiré mi mano palpando hasta dar con ella, acaricié la palma de su mano para infundirle ánimos, había hecho por mi mucho mas de lo que merecía, ella podía escapar, no tenia porque soportar una guerra que no era la suya, tenia alas para volar lejos de la adversidad y si algún día se sintió presa de un deuda en este momento se la conmutaba.
-Escucha pajarillo, eres libre, no es necesario que permanezcas conmigo por agradecimiento a nada, me has ayudado a llegar a Akershus, aquí me convertiré en un guerrero y daré muerte a Randulf, has hecho por mi mucho mas de lo que han hecho la mayoría, no te culparé si te vas.
No hubo respuesta, si no una bella canción que me infundo ánimos y que atrajo al que custodiaba mas mazmorras, no me extrañaba, escucharle era hechizante, supongo que debido a mi ceguera tenia el sentido del oído infinitamente mas desarrollado, así que apreciar cada matiz de su voz resultaba placentero, relajante.
No tardaron en llegar dos hombres que le pidieron al carcelero que abriera la celda, que Höor Cannif había solicitado mi presencia.
Con malos modos uno me levanto llamándome impostor, diciendo que iban a descubrir el engaño mágico que Randulf y sus experimentos habían obrado en mi.
-No la toquéis- dije cuando sentí pasar por mi lado rumbo a Altair.
Un paso basto para interponerme en su camino.
-He dicho que no la toques -rugí
El ambiente se relajo ante la presencia de un tercero que llegó ante nosotros, al parecer haciendo una reverencia a la dama pájaro y después dirigiéndose directamente a mi.
-A si que este es mi hermanito, joder eres identifico a mi ¿como lo haremos? ¿nos partiremos a las mujeres? Hasta ahora con esta cara que me gasto no tenia rival, pero ahora..nos las vamos a tener que jugar a los dardos -bromeó dándome un toque en la espalda y pasando su brazo por encima de mi hombro diciendo a los otros dos que él se encargaba de llevarme ante padre.
Le pidió con amabilidad a Altair que nos acompañara, añadiendo que sabia que lo haría aunque no la invitara, así que al menos así quedaba como un caballero.
Se reía todo el tiempo, parecía que la situación le hacia gracia, tanta que de un codazo me preguntó ¡¿que había entre nosotros?
-¿siempre eres así? -le pregunté enarcando una ceja.
-No, me estoy comportando, es nuestra primera vez, te estoy entrando despacio -contestó riéndose a carcajadas.
Aren Cannif- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/05/2017
Re: The Misty Mountains cold (privado)
No iba a dejarle solo. Daba igual que no se lo debiera, no era de las personas que dejaban a otros tirados en las horas bajas. Y menos cuando era alguien que la había ayudado a ella. ¿Cómo iba a irse y dejarlo en aquella celda? No es que la muchacha tuviera fuerza para enfrentarse a un soldado, ni mucho menos. Al primer golpe estaría en el suelo. Sus habilidades eran más de observador, de llegar a zonas altas y apartadas, de colarse por alguna rendija en su tamaño menor... Pero la resistencia cuerpo a cuerpo no era lo suyo.
Aun así, aunque no pudiera defender a Aren de un ataque, sí que podía permanecer a su lado, bien como estaba, o bien de nuevo como un ave en su hombro, siendo sus ojos.
Se puso nerviosa cuando los soldados entraron y trataron de agarrarla. Retrocedió un par de pasos para evitarlo, pero su espalda chocó con la pared de piedra del calabozo. El guardia la agarró con fuerza de una muñeca, aunque la soltó cuando Aren le exigió que no la tocase.
La escena parecía ponerse cada vez más y más tensa. Altair se mantuvo detrás de Aren, lo suficientemente pegada a su cuerpo para que notara que estaba allí, junto a él, pero sin trabar su libertad de movimiento, por si tenía que defenderse.
Sin embargo, no fue necesario, porque un hombre exactamente igual al ciego llegó a imponer calma. Reía y hacía bromas como si fueran viejos conocidos, pero había algo en él que no le gustó a la pajarita. Le miró con recelo, entrecerrando los ojos. Esa actitud, de repente tan cercana y cariñosa... no casaba con el hecho de que le hubieran metido en un calabozo. Lo normal hubiera sido recibirle en una sala.
No, no le gustaba ese tipo, a pesar de que era físicamente igual que Aren, sus sonrisas eran muy diferentes. Con Aren se sentía cómoda, actuaba con normalidad, cantaba. Con ese otro cerca... no. Era una sensación extraña. Esperaba equivocarse con él, de veras que lo esperaba. Pero de momento se limitaría a observar.
Por supuesto que iba a ir con Aren, con invitación o sin ella. Al menos tuvo el detalle de hacerlo diplomático, pero no hubiera cambiado nada. Agarró la mano del ciego y la puso sobre su propio hombro, para que él pudiera notar sus movimientos y saber si había escalones u otros obstáculos por el camino.
-No me gusta -susurró muy quedamente al oido de Aren, para que sólo él pudiera oírle-. No te dejaré solo.
Aun así, aunque no pudiera defender a Aren de un ataque, sí que podía permanecer a su lado, bien como estaba, o bien de nuevo como un ave en su hombro, siendo sus ojos.
Se puso nerviosa cuando los soldados entraron y trataron de agarrarla. Retrocedió un par de pasos para evitarlo, pero su espalda chocó con la pared de piedra del calabozo. El guardia la agarró con fuerza de una muñeca, aunque la soltó cuando Aren le exigió que no la tocase.
La escena parecía ponerse cada vez más y más tensa. Altair se mantuvo detrás de Aren, lo suficientemente pegada a su cuerpo para que notara que estaba allí, junto a él, pero sin trabar su libertad de movimiento, por si tenía que defenderse.
Sin embargo, no fue necesario, porque un hombre exactamente igual al ciego llegó a imponer calma. Reía y hacía bromas como si fueran viejos conocidos, pero había algo en él que no le gustó a la pajarita. Le miró con recelo, entrecerrando los ojos. Esa actitud, de repente tan cercana y cariñosa... no casaba con el hecho de que le hubieran metido en un calabozo. Lo normal hubiera sido recibirle en una sala.
No, no le gustaba ese tipo, a pesar de que era físicamente igual que Aren, sus sonrisas eran muy diferentes. Con Aren se sentía cómoda, actuaba con normalidad, cantaba. Con ese otro cerca... no. Era una sensación extraña. Esperaba equivocarse con él, de veras que lo esperaba. Pero de momento se limitaría a observar.
Por supuesto que iba a ir con Aren, con invitación o sin ella. Al menos tuvo el detalle de hacerlo diplomático, pero no hubiera cambiado nada. Agarró la mano del ciego y la puso sobre su propio hombro, para que él pudiera notar sus movimientos y saber si había escalones u otros obstáculos por el camino.
-No me gusta -susurró muy quedamente al oido de Aren, para que sólo él pudiera oírle-. No te dejaré solo.
Altair Boussole- Cambiante Clase Media
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Re: The Misty Mountains cold (privado)
Atravesamos un largo corredor, el joven que me recibió no dejaba de conversar conmigo, como si me conociera de toda la vid,a se reía, me daba manotazos en la espalda y yo no entendía bien tanta familiaridad.
A Altair no le gustaba, yo aun no había podido formular un juicio justo sobre este, si bien era cierto que estaba siendo amable y diplomático a su modo, no entendía porque seguía con las manos atadas atrás como si fuera un reo si me consideraba su hermano.
-Por lo que se, es el hijo de Höor Cannif, es valiente, intrépido y muy bueno con el manejo de la espada, digno sucesor de su padre si no fuera por su incesante búsqueda del Valhalla.
La voz de Niels sonó interrumpiendo mi explicación.
-No os han dicho que esta muy feo eso de hablar a escondidas -dijo sin mas -no me asustare por las cosas guarras que le susurras al oído -apuntó dejando escapar una carcajada -nada que no le haya dicho yo a miles de damas -apuntó tranquilo como si esto se tratara de un juego de niños.
Dos soldados abrieron un portón que por el ruido que hizo parecía bastante pesado, de un buena madera noche
Notaba la mano de Altair sobre mi hombro, estaba tensa, también yo, mi mano subió sobre la suya para infundirle ánimos y calentar de paso sus dedos que estaban congelados.
-Todo irá bien -le aseguré justo antes de escuchar la ronca voz del que todos conocían como Höor Cannif.
El silencio se hizo en la sala cuando este habló sin mas dilación, sin presentaciones de por medio.
-Muchacho, no soy de los que no dan oportunidades, ni de los que desconfían antes de tiempo, pero tu apariencia es un insulto. Randulf juega con los sentimientos de un padre que tuvo que dar sepultura a su hijo recién nacido, yo mismo empujé la barcaza, yo la prendí del incandescente fuego y ofrecí su alma a los dioses deseando que alcanzara si no el Valhalla, si la paz.
Te presentas aquí diciendo ser él y no te creo, mas sabiendo que hace poco tiempo has estado en el castillo de Randulf ¿no es cierto?
-Si -respondí sin pensar, no era necesario mentir, nada tenia que ocultar -fui capturado de la ladea donde me crié, llevado ante Randulf, en un principio no entendía que interés podía tener en un ciego hijo de un herrero, mas después entendí el porque.
Según él yo era tu hijo, no dudo que pensaba quebrarme y usarme para entrar en Akershius, o intercambiarme o yo que cojones se, la cuestión es que ese maldito apellido que lleva tu estirpe es lo que ha traído la devastación a mi ladea.
Cuando escapé, no dejaron a uno de ellos vivos y eso incluye a mis padres, con los que me crie y me acogieron siendo solo un bebe empujado por una barcaza.
No vengo a pedirte nada, a estas alturas Hóor Cannif hacerlo seria de necios, no te odio, no hay rabia, ni rencor en mis palabras, se que fueron las circunstancias las que empujaron esa barcaza..el caso es que no es echar nada en cara lo que me ha traído ante ti, si no mi sed de venganza, quiero a Randulf muerto tanto como tu, mato a mis padres, ami gente, tu gente Höor Cannif.
Vengo para alistarme entre tus filas, aprender a luchar desde abajo, sin favoritismos, sin perjuicios y demostraré que no solo soy el hijo de un herrero.
Acaricié inquieto la mano de Alatair que no se había despegado de la mía en todo ese tiempo.
A Altair no le gustaba, yo aun no había podido formular un juicio justo sobre este, si bien era cierto que estaba siendo amable y diplomático a su modo, no entendía porque seguía con las manos atadas atrás como si fuera un reo si me consideraba su hermano.
-Por lo que se, es el hijo de Höor Cannif, es valiente, intrépido y muy bueno con el manejo de la espada, digno sucesor de su padre si no fuera por su incesante búsqueda del Valhalla.
La voz de Niels sonó interrumpiendo mi explicación.
-No os han dicho que esta muy feo eso de hablar a escondidas -dijo sin mas -no me asustare por las cosas guarras que le susurras al oído -apuntó dejando escapar una carcajada -nada que no le haya dicho yo a miles de damas -apuntó tranquilo como si esto se tratara de un juego de niños.
Dos soldados abrieron un portón que por el ruido que hizo parecía bastante pesado, de un buena madera noche
Notaba la mano de Altair sobre mi hombro, estaba tensa, también yo, mi mano subió sobre la suya para infundirle ánimos y calentar de paso sus dedos que estaban congelados.
-Todo irá bien -le aseguré justo antes de escuchar la ronca voz del que todos conocían como Höor Cannif.
El silencio se hizo en la sala cuando este habló sin mas dilación, sin presentaciones de por medio.
-Muchacho, no soy de los que no dan oportunidades, ni de los que desconfían antes de tiempo, pero tu apariencia es un insulto. Randulf juega con los sentimientos de un padre que tuvo que dar sepultura a su hijo recién nacido, yo mismo empujé la barcaza, yo la prendí del incandescente fuego y ofrecí su alma a los dioses deseando que alcanzara si no el Valhalla, si la paz.
Te presentas aquí diciendo ser él y no te creo, mas sabiendo que hace poco tiempo has estado en el castillo de Randulf ¿no es cierto?
-Si -respondí sin pensar, no era necesario mentir, nada tenia que ocultar -fui capturado de la ladea donde me crié, llevado ante Randulf, en un principio no entendía que interés podía tener en un ciego hijo de un herrero, mas después entendí el porque.
Según él yo era tu hijo, no dudo que pensaba quebrarme y usarme para entrar en Akershius, o intercambiarme o yo que cojones se, la cuestión es que ese maldito apellido que lleva tu estirpe es lo que ha traído la devastación a mi ladea.
Cuando escapé, no dejaron a uno de ellos vivos y eso incluye a mis padres, con los que me crie y me acogieron siendo solo un bebe empujado por una barcaza.
No vengo a pedirte nada, a estas alturas Hóor Cannif hacerlo seria de necios, no te odio, no hay rabia, ni rencor en mis palabras, se que fueron las circunstancias las que empujaron esa barcaza..el caso es que no es echar nada en cara lo que me ha traído ante ti, si no mi sed de venganza, quiero a Randulf muerto tanto como tu, mato a mis padres, ami gente, tu gente Höor Cannif.
Vengo para alistarme entre tus filas, aprender a luchar desde abajo, sin favoritismos, sin perjuicios y demostraré que no solo soy el hijo de un herrero.
Acaricié inquieto la mano de Alatair que no se había despegado de la mía en todo ese tiempo.
Aren Cannif- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 11/05/2017
Re: The Misty Mountains cold (privado)
El interrogante siempre estuvo como una sombra en mi vida. ¿Qué ocurrió con el hijo perdido? Hermano de Drittsekk, era algo que escapaba de mi alcance y Elora, durante todo este tiempo, intentó de algún modo buscar hasta en el mismo inframundo. Sin respuesta. Jamás sabría la verdad, ya me hice a la idea como de otras tantas cosas. La vida en Akershus era tranquila en determinadas ocasiones al igual que peligrosa pues estábamos en vilo constante, preparados para cualquier cosa.
Siempre permanecí al lado de mi familia, en mis idas y venidas siempre los tuve presente y al final volvía en mis pasos hacia aquel que fue mi segundo hogar, pues ellos eran justo eso. Frente al espejo, Valeska se peinaba su largo cabello dorado, la observé en silencio cuando Fio dio el aviso de alarma, por una de las ventanas pudo apreciar movimiento, no uno cualquiera pues parecía que alguien intentaba penetrar en la fortaleza, inquietando a los presentes.
Me puse en pie , cada día podía ser el último…y vivía al día, con ganas. No se porqué, me preocupé en cuanto Fiolett corrió escaleras abajo, espada en mano y Valeska, permaneció conmigo hasta que llegamos donde acababan de apresar aquel joven, no venía solo. Mis orbes esmeraldas, se abrieron de golpe por el gran parecido a Niels, eran idénticos. Gemelos. Mi cabeza comenzó a pensar demasiado deprisa, podía ser un engaño, podría haber llegado a oídos de Randulf y engañarnos, jugar con el dolor de una perdida…un hijo.
-Valeska -sabía lo que preguntaba por lo que negó con la cabeza, no era magia, si era un engaño estaba muy bien elaborado. Me acerqué junto a Höor, observando la escena , mirada fría , semblante pausado pero bien sabíamos los dos…que la inquietud nos recorría la piel. Oí su historia, ambas…pues Höor quemó la barcaza… dio sepultura o al menos eso creía -Höor ¿es él? Estaba muerto, lo sostuve entre mis dedos…lo viste -susurré en su oído, encarándole contrariada…un abanico de emociones que no mostré pero él…pudo leer en mis ojos la confusión -No hay magia, solo hay una forma de saberlo -giré el rostro acercándome al recién llegado.
Le observé en silencio, alzando la mano, no creía que me dejase, llamé a Valeska para que realizase un hechizo para que llamase sangre a su sangre. Esperé inquieta, miré a Höor a los ojos, entre ambos…el amor de mi vida y mi hijo perdido después de tantos años…y seguí en pie cuando en mi interior gritaba.
Siempre permanecí al lado de mi familia, en mis idas y venidas siempre los tuve presente y al final volvía en mis pasos hacia aquel que fue mi segundo hogar, pues ellos eran justo eso. Frente al espejo, Valeska se peinaba su largo cabello dorado, la observé en silencio cuando Fio dio el aviso de alarma, por una de las ventanas pudo apreciar movimiento, no uno cualquiera pues parecía que alguien intentaba penetrar en la fortaleza, inquietando a los presentes.
Me puse en pie , cada día podía ser el último…y vivía al día, con ganas. No se porqué, me preocupé en cuanto Fiolett corrió escaleras abajo, espada en mano y Valeska, permaneció conmigo hasta que llegamos donde acababan de apresar aquel joven, no venía solo. Mis orbes esmeraldas, se abrieron de golpe por el gran parecido a Niels, eran idénticos. Gemelos. Mi cabeza comenzó a pensar demasiado deprisa, podía ser un engaño, podría haber llegado a oídos de Randulf y engañarnos, jugar con el dolor de una perdida…un hijo.
-Valeska -sabía lo que preguntaba por lo que negó con la cabeza, no era magia, si era un engaño estaba muy bien elaborado. Me acerqué junto a Höor, observando la escena , mirada fría , semblante pausado pero bien sabíamos los dos…que la inquietud nos recorría la piel. Oí su historia, ambas…pues Höor quemó la barcaza… dio sepultura o al menos eso creía -Höor ¿es él? Estaba muerto, lo sostuve entre mis dedos…lo viste -susurré en su oído, encarándole contrariada…un abanico de emociones que no mostré pero él…pudo leer en mis ojos la confusión -No hay magia, solo hay una forma de saberlo -giré el rostro acercándome al recién llegado.
Le observé en silencio, alzando la mano, no creía que me dejase, llamé a Valeska para que realizase un hechizo para que llamase sangre a su sangre. Esperé inquieta, miré a Höor a los ojos, entre ambos…el amor de mi vida y mi hijo perdido después de tantos años…y seguí en pie cuando en mi interior gritaba.
Valeria Cavey- Realeza Neerlandesa
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