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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Naitiri Zahir Jue Sep 21, 2017 10:33 am

Recuerdo del primer mensaje :

Había sido un viaje bastante largo el que había hecho desde París hasta el Norte, allí estaba mi próxima parada durante los próximos meses, había decidido tomarme un pequeño descanso y viajar a ese lugar que tanto me había llamado la atención, hacía apenas unos días había llegado de Egipto para descubrir unos documentos que habían estado enterrados bajo la arena durante miles de años y sin siquiera esperar demasiado partía hacia el norte, a esa tierra y a esa cultura que me gustaba y que ya había estudiado aunque, para mí enorme desgracia, no lo había hecho visitando aquella tierra, algo que siempre quise hacer y que ahora se había presentado la ocasión perfecta para ello. Ser una vampira tenía bastantes ventajas si sabías utilizarlas, llevaba ya tiempo tras aquel viaje pero mi trabajo en el museo había dificultado el poder darme ese viaje de placer que tanto había ansiado, una cosa era estudiar la cultura y el idioma en el papel –idioma con el que me defendía bastante- y otra cosa era ver sus lugares con mis propios ojos, estudiar su cultura, ver sus paisajes, ver sus costumbres, sus ofrendas, sus rituales, su forma de vida... solamente adquirías esos conocimientos yendo al lugar y aprendiéndolo de sus gentes. No me costó demasiado convencer a mi jefe en el museo para que me dejara hacer un viaje al norte como muestra de “estudio”, de hecho, llevaba guardado en una carpeta una carta que tendría que presentarle al Conde Cannif en cuanto llegara para que me dejara quedarme allí con ellos lo que durara mi estudio, en la que por supuesto ellos no se hacían ni cargo ni responsables de lo que pudiera ocurrir durante mi estancia.

Sabía de la guerra que asolaba el norte, lo sabía desde que había empezado aquella revolución y por ese mismo motivo no había mucha gente que quería viajar hasta allí para estudiar su cultura y sus tierras, pero yo siendo vampira y no teniendo nada que ver con el lugar y sus gentes poco me importaba que estuvieran en guerra. Sabía defenderme, de eso se había encargado mi padre hacía ya algunos años, y aunque mi madre se negó en rotundo a que fuera mía era la decisión y no suya. Hacía demasiado tiempo que quería ir y aunque rondaba ya casi el siglo de vida me sentía como si fuera una niña pequeña con ansias de explorar y de descubrir, París ya lo tenía bastante visto y me resultaba tedioso y aburrido, Egipto era mi tierra y jamás me cansaría de mis raíces pero el norte... presentaba todo un desafío, tierras nuevas que explorar, nuevos lugares que conocer, ver las cosas con mis propios ojos, era una tierra de magia plagada de leyendas, de seres mitológicos, de dioses legendarios... ¿cómo no resistir la tentación? Al final había obtenido mi billete y junto con algún que otro baúl repleto de ropa y de cuadernos para apuntar y demás tras una semana y media llegué hasta tierras norteñas.

Noruega me recibió bajo un cielo cubierto de nubes negras que presagiaban una tormenta, ya habíamos atravesado una bastante fuerte mientras veníamos de camino y ahora me recibía con algo de lluvia a mi llegada, lluvia que no me importó en absoluto y que para mí me hizo más fácil el estar en ese lugar, siendo humana había vivido en un lugar algo mucho más caluroso y desértico, por lo que ver esas tierras plagadas de campos, de prados, de bosque y de tanta vegetación fue un regalo para los ojos. Tenía todo previsto para que me recogieran y me llevaran directamente hasta el castillo donde el conde Cannif me recibiría, ya había sido avisado con antelación por el museo en una carta que habían mandado por lo que estaba al tanto de mi llegada. Había oído hablar cosas de él, de lo que había hecho en sus tiempos de juventud por aquellas tierras que amaba y la verdad era que era de admirar que hubiera luchado –y siguieran haciendo- por ese norte libre en el que tanto se empeñaban. La travesía fue corta y sin ningún contratiempo, el lugar donde había desembarcado era el propio condado y este estaba fuertemente vigilado para que nada pasara, allí sus gentes residían con la esperanza de que la guerra pronto se terminara y el norte estuviera libre y en paz, lejos de la tiranía que soportaban en esos momentos. Una lucha encarecida y cruda que había arrasado con muchas zonas, podía ver a la gente en los campamentos que se habían habilitado porque era tal la mayoría de refugiados que no habían casas suficientes como para albergarlos a todos.

El carruaje paró frente al castillo y al parecer ya estaban al tanto de mi llegada por lo que unos sirvientes cogieron todas mis pertenencias y me indicaron el camino hacia los aposentos que ocuparía durante mi estancia en el castillo, también me dijeron que el conde estaba en una reunión importante y que en terminar me recibiría para hablar sobre mi estancia allí, debía de agradecerle que estando en guerra como estaban me dejaran quedarme, lo cierto es que pensaba molestar lo menos posible, hacer mi trabajo, recabar datos, alguna que otra excavación si él me lo permitía en su condado ya que había descubierto algunas pistas que me llevaban exactamente allí, a antiguos manuscritos, e integrarme entre sus gentes para que me contaran leyendas, historias y demás sobre aquellas tierras. Una vez todo preparado y listo para que me recibiera el conde tras haber terminado con su reunión salí con la carpeta donde tenía aquellos documentos que me había entregado el museo y que necesitaba que me firmara para poder permanecer allí, aunque no se había negado a que me quedara allí, pero igualmente necesitaba su consentimiento. Me habían explicado donde se encontraba así que me dirigí hacia allí mientras en el camino por los pasillos miraba la carpeta y revisaba por enésima vez que los papeles estuvieran correctos y no hubiera fallo ni error alguno. La gente pasaba por aquellos pasillos, algunos soldados que parecía que iban a salir mientras me mantenía ajena a todo lo que pasaba cuando, sin esperarlo, me di de bruces con alguien haciendo que los papeles que llevaba saltaran por los aires y quedaran esparcidos por el suelo.



-Joder –maldije al ver los papeles por el suelo me agaché para recogerlos viendo que la otra persona, a la cual ni había mirado, también me ayudaba a recogerlos. Los metí en la carpeta y me encontré con una mano masculina de piel algo pálida que me tendía los demás papeles que había recogido, mis ojos subieron desde sus pies estando acuclillado en el suelo por sus piernas, su torso, su brazo extendido hacia mí y dar a parar a su rostro, un joven de quizás más o menos la edad humana que yo tenía cuando me convertí en vampiro me devolvía la mirada, facciones marcadas, expresión seria y ruda, pelo rubio vestido con pieles de donde de su espalda asomaba el mando de una espada. Barba de unos días en su rostro y unos ojos azules como el mismísimo cielo que me devolvían la mirada, cogí los papeles que me tendía y nos levantamos a la vez una vez todo estuvo recogido, él era algo más alto que yo y tenía que elevar un poco la vista para observarlo, fruncí ligeramente el ceño- podrías mirar por dónde vas, ¿no te parece? –Pregunté en su idioma para que me entendiera sin despegar mis ojos de los suyos, dudaba que allí alguno hablara en francés y mucho menos en árabe, pero para algo me había aprendido su idioma. Su olor fue captado por mis sentidos y me mordí el labio al notar la sangre que, de forma rápida, bombeaba su corazón... hacía unos días que no me había alimentado y con toda la emoción del momento me había hasta olvidado de ello. Controlaba mis instintos pero cuando se me presentaba tal delicioso bocado a veces costaba incluso hasta contenerse, pese a eso mi enfado por el golpe en ese momento mermaba lo demás y por ende también encontraba cierto... captaba cierta esencia en él que me desagradaba, y que me hizo arrugar la nariz en cuanto su olor me llegó por completo.


Última edición por Naitiri Zahir el Jue Sep 28, 2017 5:45 am, editado 1 vez
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Mensaje por Naitiri Zahir Jue Sep 28, 2017 5:45 am

Me gustaba tener así al vikingo, me gustaba tener ese poder sobre él para doblegarlo como quería dejando sus manos sobre su cabeza sin que pudiera hacer nada, solo ceder ante mi fuerza contemplándolo con una sonrisa cuando lo notaba impaciente, desesperado porque lo liberara y volviera a tocarme de nuevo. Su cadera no paraba de ir al encuentro de la mía todo el rato haciéndome saber las ganas que tenía, cómo su cuerpo le pedía por algo que ahora no tenía tras toda esa excitación que mi sangre le provocaba, podía notar su corazón bombeando con rapidez y sonreí de lado observándole de esa forma. Sus ojos se clavaban en los míos pidiéndome que lo soltara y que lo dejara hacer, que necesitaba tocarme con ese calor abrasador que se extendía por cada resquicio de su cuerpo. Me animó a seguir a lo que yo simplemente sonreí de lado viéndolo desesperado porque lo liberara mientras yo no dejaba de mover mi cadera contra su miembro friccionando ambos con cada roce, haciendo que jadeos escaparan de nuestros labios. Le decía que no fuera tan impaciente y que tendría tiempo perfilando sus labios con mis colmillos e incluso así no dudó en que su lengua se aventurara a recorrer mis labios buscándome en todo momento. Se revolvía bajo mi cuerpo buscando liberarse incapaz de mantenerse quieto y finalmente con una sonrisa ladeada solté sus manos esperando para ver qué hacía y cuáles eran realmente sus ganas, pero sabía que eran muchas porque mi sangre en su cuerpo lo calentaba, como un volcán a punto de erupcionar, como si lava líquida recorrieran ahora sus venas y lo llevaran a cotas insospechadas, excitado como nunca jamás lo habría estado en toda su vida.

Me embistió con rudeza cuando hablé del Valhalla y a ver si era capaz de llevarme a él como si quisiera darme a entender que lo haría, mi boca buscó la suya y entre jadeos literalmente nos devoramos el uno al otro. Su lengua batallaba con la mía en una lucha entre fuego y hielo que bien nos representaba a cada uno, mis manos se habían colado bajo su camisa y la subía recorriendo su torso que se contraía con cada caricia de mis dedos hasta que finalmente le quité la camisa dejándola a un lado teniendo su torso ahora desnudo. Seguimos besándonos en ese duelo que llevábamos cuando sentí que su mano de forma rauda y desesperada ascendía bajo mi vestido por la cara interna de mi cuerpo, apartó mi ropa interior que estaba algo mojada por aquel juego y sus dedos recorrieron mi sexo que ya estaba húmedo. Un jadeo salió de mis labios y que murió en los suyos mientras seguíamos besándonos, mi mano recorría su torso y la otra comenzaba a desabrochar el pantalón sin dejar de moverme sobre él en ningún momento pese a que sus dedos recorrieran mi sexo y fueran hacia la entrada del mismo, sentí que metía un par de dedos un poco en mi interior y siseé tirando de su labio que tenía apresado entre mis dientes. Se deslizaba por mi sexo hasta que con los dedos empapados de mi humedad llegó hasta el clítoris haciendo que gimiera contra sus labios y mi cuerpo se sacudiera brevemente por el placer que me hacía sentir con eso. Mis ojos lo miraron de forma fija ante su pregunta y sonreí, sus orbes azules brillaban mitad por la sangre que recorría su cuerpo y mitad del enorme calentón que llevaba encima, sonreí de lado y reí levemente entre dientes sobre sus labios mientras moví mi cadera contra sus dedos y él me otorgaba placer.



-¿Qué se siente? –Pregunté en un jadeo contra sus labios, quizás querría algún premio o quizás quería que le reconociera eso pero lo cierto es que, humano o no, el sexo era sexo y cualquier raza podía hacer que alguien se excitara y sintiera placer- mucho placer, vikingo –sonreí mordiendo su labio con mis colmillos pero sin hacerle ninguna herida y una vez desabroché su pantalón mi mano se coló bajo este buscando su miembro, mis dedos se cernieron alrededor de su tronco y comencé a deslizar mi mano de arriba debajo de forma lenta pero continua, notaba que palpitaba entre mis dedos y que tenía la punta mojada de todo lo que estábamos haciendo, algo que me hizo sonreír de lado- parece que no puedes aguantar mucho más –dije contra sus labios en lo que aumenté un poco el ritmo de mi mano otorgándonos placer mutuamente. Cuando me quitó el vestido dejándome desnuda su torso se alzó para que su boca pudiera alcanzar mi pecho, sentí su aliento caliente contra mi pecho. Lamió mis pezones notando ese contraste de mi cuerpo con su temperatura más caliente, recorrió mis pechos como quiso, los succionó, los mordió y acabó bajando con sus labios por el valle entre mis pechos y dejó allí su rostro durante unos segundos, hundido entre mi pecho lo noté resoplar como si fuera incapaz de abarcar todo cuanto quería. No podía más y lo notaba así que quitó mi mano de su miembro, me cogió por las nalgas y me movió de tal forma que fue su acción lo que hizo que se adentrara en mi interior de forma salvaje. Gemí cerrando los ojos ante el placer que aquello me provocó, impaciente, insaciable e incansable comenzó a moverme él mismo haciendo que subiera y bajara sobre su miembro con sus manos en mis nalgas, moviéndome a su antojo y yo me dejaba hacer. Era rudo en sus maneras pero no me importó en absoluto, me gustaba el placer que me hacía sentir de esa forma, podía notar la calidez de su miembro en mi interior que me iba calentando en cada embestida estando sentada sobre él dejando que me moviera. Mis labios buscaron los suyos sintiendo sus jadeos y sus gruñidos contra estos, mi pecho rozaba su torso con cada movimiento, parecía como un demente que no tenía suficiente con lo que hacía. Reí contra sus labios cuando me dijo que iba a follarme toda la noche y lo miré entre beso y beso todavía moviéndome a su antojo- oh, ¿de verdad? ¿Crees que vas a poder aguantar mi ritmo toda la noche? –Mordí su labio inferior con fuerza tirando del mismo para luego lamerlo con lujuria y con lascivia- ya lo veremos –dije ahora que sus manos subían por mi espalda y una de ellas se enredaba en mi pelo como si quisiera mantenerme anclada contra su rostro, la otra mano la había dejado en una de mis nalgas y la apretaba con fuerza dejando pequeños azotes mientras ahora era mi turno de moverme sobre el vikingo.

Mi cadera se movía en círculos y adelante y hacia atrás provocándolo haciendo que gruñera contra mis labios, había apartado algunos mechones de mi pelo pero mantenía su mano enredada entre mis mechones en un puño cerrado así que comencé a moverme sobre él, me movía de forma rápida subiendo y bajando sobre mi miembro notando que entraba por completo calentando mi interior con cada embestida, nuestros cuerpos estaban pegados por completo, mis pechos se friccionaban contra su torso y había dejado una mano en su nuca como si aquello me ayudara a moverme mejor. Nos besábamos de forma ruda y salvaje, no había delicadeza en ninguno de nuestros actos, su pecho subía y bajaba con rapidez y su corazón bombeaba con mayor fuerza su sangre que podía notarla sin demasiado esfuerzo. Aprovechando mi condición de vampira me moví de forma más rápida y más ruda arrancándole gemidos que morían contra mis labios mientras nuestras lenguas batallaban sin control alguno. Mi espalda se arqueaba con cada movimiento acompasado, mi pelo caía por un lado lo que él no aferraba con el puño notando que el orgasmo se acercaba para los dos, podía notar su sangre fluir con mayor rapidez por sus venas tentándome a que lo mordiera, era como si hubiéramos perdido el control entre tanto placer, entregándonos al mismo de forma descontrolada y salvaje por completo. Justo cuando supe que el vikingo alcanzaría el orgasmo fue cuando separé mis labios de los suyos, recorrí su cuello con estos deslizándolos notando su yugular palpitar bajo mis labios, lamí el lugar de forma lasciva justo antes de hundir mis colmillos en su cuello. Eso hizo que el placer que sentíamos se duplicara por aquel acto, su sangre fluyó bajando por mi garganta y gemí por ello notando que me embestía con más ímpetu cediendo ante el orgasmo, notando como se corría y yo a su vez lo hacía también entre fuertes corrientes de placer.

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Mensaje por Ubbe Cannif Jue Sep 28, 2017 12:32 pm

La egipcia me provocaba, no solo con esos agresivos movimientos que me llevaban de bruces el Valhalla si no con sus palabras afiladas que contra mis labios se me antojaban espadas.
Gruñí cuando sus caderas trazaron círculos apresando mi palpitante verga con su coño frio, rugía desesperado exaltado por la sustancia que recorría mis venas como un maldito rayo.
Mis corrientes nerviosas eran los relámpagos que confluían todos en la misma zona.

Su cuerpo de caramelo sucumbía entre mis dedos, roncos jadeos que los mordiscos de uno y otro silenciaban mientras el fuego crepitaba.
Éramos llamas, fuego del infierno que contrastaba contra el mismo hielo de Hel y en ese choque de razas contrabatamos mas placer.
Grité al borde de que me arrancara la cordura, pude ver esos ojos pardos centelleando como estrellas, su sonrisa se ladeo al ver el orgasmo convertido en abismo, a punto de caer en el, la boca de la inmortal cruzó mis labios, conquistó mi mandíbula y con sus afilados colmillos se corono reina de mi vida.

Afiladas las agujas que penetraron mi piel, aullé abriendo los azules de par en par, tiro de mis venas adueñándose de ellas, los ríos escarlata fueron surcados por su boca mientras mi hombría se sacudía violenta en su trinchera.
Sus uñas se hundieron en mi espalda, los dos perdidos en le placer del otro, las embestidas de mi cuerpo se sucedieron, estaba preso de ella, de su cuerpo de como su piel se erizaba,.
No era capaz de parar de follármela y eso que mi verga se había ido con fuerza llenándola de mi esencia.

Solo caía sobre la manta cuando aflojó ese mordisco que me anclaba a ella, sus caderas aun se movían, las mías la buscaban y os miramos como si nada mas existiera, de echo creo que en ese instante supe que así seria.
-Ufffff -susurré mientras ella acariciaba mi rostro esperando que me calmara, pues de forma automática por lo drogado que iba, aun trataba de seguir la lucha encarnizada.

Sucumbió sobre mi cuerpo cuando logró que dejara de buscarla, sus labios se encontraron con los míos prometiéndonos que la noche aun no terminaba, beso húmedo, largo, calmo.
-¿has rozado el Valalla? -pregunté con una picara sonrisa -si es así, dile a mi tío que te he mostrado lo mas importante de mi cultura. Pocas mujeres lo visitan, tienes suerte de ser una de ellas -le dije con aire engreído mientras sus desiertos se centraban en mis aceros.

Deslicé mi dedo por su columna, hacia frio fuera y de forma inconsciente la cubrí con las mantas.
-¿no sientes frio? -pregunté intrigado -eres la primera muerta que me follo -bromeé soltando carcajadas que la hicieron fruncir el ceño.
-Vamos dentro -le dije -no quiero que nos durmamos y me despierte con un montón de ceniza entre las manos -le dije guiñándole el ojo – ver como lo explico luego -bromeé divertido mientras me ponía en pie.
Sin pensarlo clavé mi hombro en su vientre, y con un manotazo en sus nalgas desnudas me la metí hacia la cabaña sin dejar de ladear mi sonrisa.
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Mensaje por Naitiri Zahir Vie Sep 29, 2017 7:22 am

No dejábamos de movernos como si fuéramos dos fieras en una lucha encarnizada, no cedíamos bajo ningún concepto ni siquiera tan solo un segundo y eso hacía que el encuentro fuera mucho más placentero. Estaba segura de que ninguna mujer lo había provocado tanto ni lo había dominado como yo lo estaba haciendo en aquellos momentos, porque él podría decir lo que quisiera, pero realmente la que dominaba aquel encuentro sin duda alguna era yo. Él podría ser un general y quizás no le gustara que le mandaran dado que era él quien estaba acostumbrado a dar las órdenes pero el ritmo del encuentro y todo lo demás era yo quien lo orquestaba todo, él me seguía en todo lo que le hacía de una forma eufórica con mi sangre corriente como un torrente sanguíneo potente por todo su cuerpo, calentando cada célula de su cuerpo a un punto de ebullición en el que no tardaría en explotar, y yo a su vez con él. Me movía aprovechándome de mi condición de vampira de una forma algo más ruda y rápida de lo que lo haría una humana normal y corriente e hice círculos con mis caderas mientras no dejaba de moverme sobre él, por su parte él subía y bajaba con sus caderas buscándome también de manera descontrolada. Así era como estábamos en esos momentos, descontrolados por completo, perdidos en todo el placer que nos otorgábamos en esos momentos. Podía notar sus gemidos contra mis labios mientras nos besábamos, la forma en la que gruñía cada vez que hacía círculos con mis caderas y cómo su mano aferraba mi pelo en un puño mientras que la otra apretaba mis nalgas como si me instara a que no dejara de moverme.

Su piel ardía con un calor abrasante, la mía ardía con el frío y juntas creaban una sensación extraña pero placentera, lo mismo cuando lo notaba hundirse por completo calentándome mientras mis paredes lo acogían y se friccionaban, mordí su labio inferior y subí mis ojos a los suyos cuando gritó de esa forma en el mismo borde de la locura, en el borde del abismal placer al que caería muy pronto. Había llegado el momento de que le mostrara lo que se sentía cuando le mordieran, dejé un beso en sus labios y recorriendo su mandíbula y su cuello repasándolo también con mi lengua finalmente acabé por hundir los colmillos en su carne. La sangre manó de la herida y gemí contra su cuello bebiendo de aquel líquido carmesí que le daba la vida, con el primer tirón que di bebiendo de sus venas fue cuando lo sentí correrse haciendo que alcanzara también el orgasmo, uno orgasmo que nos arrasó a los dos por la intensidad con que lo habíamos sentido dejándonos anclados. Mi mano fue a su nuca y lo sostuve para poder seguir bebiendo de su cuello entre gemidos parada sobre su cuerpo, la otra mano fue a su espalda tras haberse incorporado un poco y allí clavé mis uñas moviendo mis caderas aunque ahora de forma mucho más lenta, sin embargo él no dejaba de embestirme con ímpetu, incapaz de parar en ese momento en que la euforia se mezclaba con el mordisco. Su mano apretaba mis nalgas con fuerza y seguía embistiéndome llenándome de placer aunque yo solo era capaz de beber de su cuello.

No quería beber demasiado así que terminé por aflojar el mordisco y simplemente lamí la sangre que caía de las heridas que le había hecho y él se dejó caer sobre la manta completamente agotado. Sus caderas se movían lentamente como si toda esa euforia fuera remitiendo y así lo acompañé yo también con mis caderas a su mismo son, lamí mis labios para lamer la sangre que hubiera quedado en ellos y nuestras miradas se quedaron ancladas en la otra, mis orbes seguramente tendrían destellos rojos por haber bebido de su sangre y los suyos brillaban bajo las luces de la aurora boreal. Al final los dos habíamos caído en el juego del otro, mis dedos se pasearon por su pecho que subía y bajaba con rapidez sin apartar la mirada de sus ojos, bajo las luces del cielo se veía incluso más atractivo y eso hizo que me mordiera el labio. Su “ufff” me hizo ladear la sonrisa y recorrer su rostro para intentar calmarlo después de lo que había pasado y solo me recosté contra su cuerpo cuando él paró de moverse del todo, nuestros labios se encontraron en un beso que decía que la noche solamente había comenzado sintiendo que enredaba sus dedos en mis rizos, lamí su cuello donde había tenido la herida y sonreí cuando me preguntó si había alcanzado el Valhalla, el vikingo estaba hecho todo un engreído y no pude evitar reírme por esos aires que se daba a si mismo negando levemente con la cabeza sin apartar mis ojos de los suyos.



-Entonces, ¿me estás diciendo que las demás mujeres no tienen un orgasmo contigo? Menuda decepción –rodé los ojos picándole totalmente a posta, no podíamos evitar esos tira y afloja que teníamos y lo cierto es que me lo había puesto muy fácil- bueno, si veo a tu tío me replantearé el decirle según qué cosas –sonreí con cierta malicia sintiendo su dedo recorrer mi columna de forma lenta y después como acto reflejo taparme con la manta, algo que era totalmente innecesario puesto que yo no lo necesitaba- sí siento el frío, al igual que siento el calor pero la verdad es que ni padezco por el frío ni padezco por el calor –enarqué una ceja y luego fruncí el ceño cuando dijo que era a la primera muerta con la que se había acostado- bueno... mejor que acostarte con un perro mojado, sin duda alguna ninguno podría darte el viaje que te acabo de dar yo, ni mucho menos conseguir que te corrieras y llegaras a ese orgasmo nunca –sonreí con cierta malicia- podría morderte pero no sería tan placentero como mi mordisco y, si te pilla mal, podría hasta convertirte en uno de ellos –hice un mohín solo de pensarlo, coincidí con él en entrar dentro porque de salir el sol estando fuera sería mi final y no quería convertirme en ceniza, y a ver cómo le explicaba eso a su tío. Se levantó el primero y yo de forma grácil me puso en pie para comenzar a andar hacia la casona pero se adelantó y poniendo su hombro en mi vientre me alzó, llevándome como si fuera un saco de patatas cargado a su hombro, hacia el interior de la casa, era un maldito vikingo engreído y le di un puñetazo en su espalda cuando me soltó el azote en el culo- ¡serás maldito, bájame! –Le dije en un tono bajo de advertencia pero él pareció que le divertía porque entró en la casa así que como tenía más fuerza que él logré soltarme bajando de su hombro, mi mano fue directa a su cuello y lo estampé contra la pared alzándolo ligeramente del suelo para mirarlo- no vuelvas a hacer eso, vikingo –acerqué mi rostro al suyo- o será tú funeral. Te dije que no jugaras con fuego o acabarías convirtiéndote en ceniza –lo dejé contra el suelo de nuevo pero el agarre no lo quité de su cuello, mi nariz tocó la suya y deslicé mis labios por su cuello dejando un pequeño mordisco en la misma zona donde le había mordido, mi mano soltó su cuello pero rápida se enredó en su pelo y lo tiré hacia atrás para exponer más su cuello. Mordí, aunque sin clavar mis colmillos, de nuevo sobre la marca donde se veían los dos agujeros y jadeé sobre su piel, olía tan bien y su sangre me tentaba tanto...- me pregunto qué te dirá la loba cuando te vea los dos orificios –sonreí contra su piel y, sin que se lo esperara, lo alcé entre mis brazos aprovechando que estaba la cama al lado y lo dejé caer para subirme de nuevo sobre él, aparté mi pelo para que cayera solamente a un lado y sonreí mirándolo- no olvides que tengo más fuerza que tú, vikingo, puedo hacerte cualquier cosa que se me ocurra –sonreí con malicia y sentada sobre su vientre mis manos recorrieron su pecho, las ventanas estaban tapadas y la luz no entraría por ningún resquicio- ¿no decías que ibas a follarme toda la noche? –Pregunté sonriendo sin apartar mis ojos de los suyos- ¿te viene grande esas palabras? –Reí entre dientes rozando sus labios con los míos y al final acabamos besándonos mientras yo me recostaba de nuevo sobre su cuerpo, sus manos lo recorrían a placer y le dejé hacer besándonos de esa forma pasional, en la que nuestras lenguas se encontraban, nos mordíamos y tirábamos de nuestros labios. Me separé cuando hubo una pregunta que me vino a la mente- dime una cosa, sobre la loba... –apoyé mi codo en el colchón y la cabeza sobre mi mano y lo miré- sois rivales, estáis en bandos distintos... ¿qué pasaría si os encontrarais en batalla? ¿Podrías matarla? O ¿crees que ella podría matarte a ti? –Mis ojos lo miraron de forma fija, quizás se pensaba que lo preguntaba solamente por fastidiarle, pero nada más lejos de la realidad- siento curiosidad, la guerra aquí está a la orden del día y es posible que os crucéis en algún momento, ¿te has parado a pensar eso?
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Mensaje por Ubbe Cannif Dom Oct 01, 2017 8:40 am

Entramos en la casa, yo reía ebrio mientras ella pataleaba llamándome maldito y ordenándome con cara de pocos amigos que la bajara de inmediato, petición que me pasé por el forro de los cojones y que respondí con otro manotazo.
Lo que no esperé es que la dama se revolviera, se bajara furiosa y me enganchara por le cuello golpeándome contra la pared

Si la cosa hubiera quedado en ese desafió y en el gruñido que le dediqué después no hubiera pasado a mayores, el problema es que osó alzarme como si fuera una muñeca de trapo con su puta mano, mis ojos centellearon presos de la rabia y el acero pronto emergió de mi cintó hundiendo su punta en el tórax.
Fue una respuesta instintiva, ebrio como estaba tampoco media, ella relajó un poco devolviendo mis pies al suelo, la punta la sentía presionar su piel y su lengua se paseó excitada por mis orificios en un claro gesto de ser la vencedora y yo el vencido.

Gruñí dejandole claro que su actitud dominante no me gustaba, yo era el hombre y aunque no tenia ningún problema con las mujeres guerreras, es mas, me gustaba que en medio de un encuentro sexual me diera un bofetón de ser necesario, me desafiara, eso me excitaba, pero nunca que me dominara como si yo fuera una dama y no un vikingo de casi dos metros de envergadura.
No se dio por enterada, pues si es cierto que el roce de su cuerpo me excita y mas cuando mis manos navegaron por sus nalgas, de nuevo lo estropeó todo cargando conmigo hasta la cama como si fuera una doncella en apuros y no un general vikingo. Enfurecí, empecé a forcejear y antes de que subiera sobre mi la aparté a un lado del lecho poniéndome en pie.
Mi dedo la apuntó mientras mis palabras enredadas iban a darle la lección de su puta vida.
-No se que mierda de juego os traéis los vampiros, pero no me pone, no me excita una mierda que abuses de tu fuerza, no me importa si es para montarme como un demonio o para darme un tirón de pelo y hundir tus colmillos en mi cuello, un puñetazo si es necesario pero no me trates como si fuera una maldita mujer, soy un general y te advierto que esto lejos de excitarme me corta el rollo.

La egipcia tiró de mi mano, esta vez con suavidad, queria que fuera con ella y tras resoplar, maldecir y hacerme de rogar cedí a la magia de su mirada de fuego y caí en el lecho.
Me montó de inmediato, a un lado la cascada de su pelo, mi sonrisa se pintó en mis labios cuando acercó su boca agasajándome.
Mi lengua emergió, trepó por la suya adentrándose entre roncos jadeos.
-¿quien te ha dicho que no puedo seguir montándote mujer? -pregunté posando mis manos en sus nalgas para moverla a mi antojo.

Joder, era preciosa, mis ojos bailaron en su boca húmeda por los besos que le arrancaba.
Su pregunta me pillo por sorpresa, muchas veces nombraba a la loba.
Elevé mi torso chocando con su boca, dejándome embriagar por su olor, por el sabor de su piel de canela.
-No tengo nada serio con la loba -aseguré -no ha de celar mis marcas, como tu no has de celar su olor, yo soy libre, siempre lo he sido -le dije perdiéndome en sus desiertos, aunque algo me decía que podría vivir en el oasis de su cuerpo -¿estas celosa preciosa? No tienes porgue, estoy muy cachondo le aseguré y sigo aquí, es mas de lo que hago cuando me tiró a una mujer.

No tenia motivos para mentir o para ocultarle que siempre fui libre en el tema sexual, yo tenia un pasado y ella posiblemente uno infinitamente mas largo.
-Somos guerreros, enemigos, me atrae, follamos, me busca y me encuentra, pero no olvido que es una de las generales de Randulf y si eso no cambia y mi acero a de atravesarla, lo haré.

Deslicé mis dedos por su rostro.
-¿acaso no podrías tu matarme mujer? -pregunté ladeando la sonrisa -pues es lo mismo, nos hemos acostado, pero ya esta ¿no? -pregunté inquisitivo -besame -le pedí entreabriendo los labios -te deseo y la noche no ha terminado, el Valhalla aun nos espera.

Mis dedos se perdieron en su piel, distinta de temperatura, fuego y hielo en una combinación perfecta que nos acercaba al infierno sin dejar de buscarlo en nuestros labios.
-¿estas con alguien? -pregunté con cierta curiosidad -no puede ser que alguien como tu esté sola -bueno, o si, porque como seas así de marimacho, por Odin que no habrá hombre que repita, yo porque estoy ebrio y no me entero -bromeé.
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Mensaje por Naitiri Zahir Dom Oct 01, 2017 2:04 pm

Me quedaba más que claro que al vikingo no le gustaba que ejerciera mi poder sobre él, esa fuerza que todo vampiro tenía y que era muy superior a la de cualquier humano incluso aun cuando esos fueran tan grandes como él y hubieran entrenado toda su vida para la batalla ganándose una musculatura que ya quisieran muchos hombres y una fuerza digna de otros. Para mí era como cualquier otro hombre más en ese sentido aunque sabía y era consciente de que era mucho más fuerte que cualquier otro, pero mi fuerza por ser vampira superaba a la suya y eso me permitía dejarle en claro que yo también podía con él como él había podido conmigo solo porque así lo había querido. Entendía que a sus mujeres les gustaran ciertas cosas, ciertos actos que ellos hacían pero a mí no me gustaban porque no estaba acostumbrada a eso y al parecer a él no le quedaba del todo claro. No lo hice por otra cosa salvo para que supiera que si quería podía con él en cualquier momento y que no era una mujer a la que pudiera dominar, y ya no solo por mi fuerza sino también por mi carácter y por mi forma de ser, entendía que no lo había hecho con ninguna maldad pero me había salido sola la respuesta, de ahí que lo estampara contra la pared mientras nos desafiábamos y lo alzara por el cuello. Sabía que no le había gustado por la cara que puso y porque además clavó su acero en mi tórax, una herida que no revestía demasiada importancia y que se cerraría en cuanto quitara la daga de mi cuerpo.

No hice ningún gesto ni le hice nada por ese acto reflejo que tuvo, simplemente aflojé el agarre que tenía sobre su cuello y lo dejé de nuevo contra el suelo para pasar mi lengua por los orificios de su cuello dejándole claro que, en ese momento, había sido yo la vencedora. Apartó la daga de mi cuerpo dejando que un poco de sangre cayera de la herida pero bastaron unos segundos para que se cerrara no dejando constancia alguna de que había estado ahí la herida. Lo alcé y lo dejé contra la cama que estaba justo al lado, para cuando quise dejarme caer me apartó de encima y se levantó señalándome con el dedo, con el rostro serio, el ceño fruncido y la mirada fija en la mía. Me advirtió que no le gustaban los “rollos” de vampiros y que aunque le gustaba la rudeza de ciertas formas como montarlo como un demonio, tirar de su pelo para hundir mis colmillos en su cuello o incluso un bofetón... pero no dejar claro mi fuerza sobre la suya. Me decía que no le excitaba y que le cortaba el rollo, yo simplemente lo miré acercándome a él hasta el borde de la cama y con una sonrisa llevé mi boca al dedo que me señalaba, mis labios lo apresaron y al final dejé un mordico en la yema del mismo antes de tirar de él y que volviera a la cama conmigo tras algunos gruñidos, maldiciones y bufidos. Me subí sobre él apartando mi pelo a un lado y nuestros labios se encontraron en un beso pasional y salvaje, mordiéndonos, entablando batalla con nuestras lenguas entre jadeos de uno y de otro. Sonreí con cierta malicia ante su pregunta y mis colmillos apresaron su labio inferior tirando del mismo de forma leve y sutil, sin hacerle herida alguna.


-Es una impresión que me ha dado, ¿estoy equivocada quizás? –Pregunté picándole totalmente a posta al mismo tiempo que él llevaba sus manos a mis nalgas y las movía a su antojo. Sus ojos viajaban de mis desiertos a mis labios y yo sonreía esperando a que respondiera a mis preguntas, me dijo que era libre y que ni ella tenía que celar las marcas de orificios ni yo su olor, pero ahí se equivocaba por completo mientras me aseguraba que no tenía nada serio y que era libre- yo no celo de su olor, simplemente no me gusta el olor que desprenden los licántropos... no es solo ella; son todos –aclaré por si no me había entendido cuando lo había dicho la otra vez. Sonreí cuando me preguntó si estaba celosa y lo miré mordiéndome el labio inferior- ¿celosa yo? No sé por qué tendría que estarlo –enarqué una ceja cuando dijo que estaba muy excitado y que seguía allí cuando al parecer era algo que no hacía cuando se acostaba con una mujer- oh, ¿quizás soy especial en ese sentido para que te quedes? –Pregunté picándolo, nos picábamos mutuamente incluso en esos momentos- espero al menos que las dejaras satisfechas antes de largarte –mordí su labio inferior con diversión y luego lamerlo de forma lenta mientras movía mis caderas de forma lenta sobre las suyas, provocándolo, incitándolo. Decía que eran enemigos pero que la atraía, que no había nada serio y que no olvidaba que estaba en el bando rival y enarqué una ceja por eso al preguntarme si yo podría matarlo sintiendo sus dedos recorrer mi rostro- si mi vida estuviera en peligro, y tú fueras el causante de dicho peligro sí, te mataría –aclaré diciéndole la verdad- salvo que yo no soy tú enemiga Ubbe, he venido para ayudaros en esta guerra –tampoco quería entrar en debate, si él tenía las cosas claras cuando llegara el momento de que tuvieran que pelear no iba a ser yo quien le dijera algo, él tomaba sus propias decisiones con sus correspondientes consecuencias. Lo miré de forma fija cuando me dijo que nos acostábamos y ya estaba, a lo que entendí a lo que se refería- tengo muy claro lo que es esto, nos atraemos, tenemos química y conectamos en la cama... no te preocupes, no te voy a pedir nada que tenga que ver con el amor –sonreí de lado- si es eso lo que temes puedes estar tranquilo –sonreí ante su petición de que le besara- sí, aún queda noche por delante... todavía estás a tiempo de mostrarme ese Valhalla del que hablabas dado que yo te he mostrado mi paraíso –mis labios rozaban los suyos, mi aliento se perdía en estos y finalmente volvimos a besarnos de nuevo. Sus manos recorrían todo mi cuerpo y las mías hacían lo propio con el suyo, podía notar como cada músculo se contraía bajo mi tacto allá por donde le tocaba, su piel caliente, su corazón bombeando con fuerza, la sangre fluir por sus venas... estaba tan vivo, tan lleno de vida, que era una enorme tentación no buscar su vena y alimentarme de él. Mi pecho estaba pegado al suyo y con cada movimiento se rozaba con el suyo, mis caderas se movían sobre las suyas buscándolo y provocándolo, podía notar su excitación me gustaba sentir que lo ponía de esa forma aun sin siquiera hacerle realmente nada. Su pregunta me hizo morder su labio inferior y mirarle dejando que notara mis colmillos sobre su labio- no, no estoy con nadie... soy libre como el viento –aseguré pues era totalmente cierto, tenía mis amantes como seguramente él tendría las suyas pero nada más, en mi vida no había nada emocional, solamente placer y sexo. Enarqué una ceja cuando dijo que era imposible que alguien como yo pudiera estar sola- ¿y por qué no? Si es mi elección no es del todo extraño, disfruto de los placeres de la vida y no me he atado a nadie por el momento, ¿no es lo mismo que haces tú? –Pregunté mirándolo repasando su mandíbula y su mentón con mis labios y luego me reí por sus siguientes palabras haciendo que mi cuerpo vibrara contra el suyo, mi frente se apoyó en su pecho y me reí divertida por lo que me dijo para luego subir mi mirada a la suya- lo he hecho porque no me ha gustado cómo me has tratado, no me importa que me dominen en el sexo, que sea rudo, que jueguen conmigo... es algo que no me importa, pero en lo que es mi vida... –chasqueé la lengua- ahí sí que no. A ti tampoco te gusta y te lo he hecho ver, no suelo usar mi fuerza salvo que sea necesario pero necesitabas esa pequeña lección –mordí su labio inferior- estás acostumbrado a mandar por ser un general que se te había olvidado que no soy una norteña, yo no tengo vuestras costumbres –aclaré mirándolo- pero... te digo una cosa –mi rostro quedó tan cerca del suyo que nuestras narices se tocaban y mis labios estaban sobre los suyos- todo aquel que me prueba siempre quiere más, acaba repitiendo como si mi cuerpo fuera una droga y siempre quieren más y más –hice una leve pausa- dices que vas borracho y, por hoy, te lo acepto como excusa... pero la próxima vez que quieras perderte en mi cuerpo y colarte entre mis piernas te aseguro que no irás borracho, y sentirás el mono de mi cuerpo –lamí sus labios de forma lasciva- seré tú droga más potente Ubbe, acuérdate de mis palabras –lo miré de forma fija y finalmente mis labios se apoderaron de los suyos en un beso lento, húmedo, pero que no dejaba de ser pasional al mismo tiempo. Mi mano fue a su rostro al tiempo que lo besaba y mi cadera se movía lentamente contra la suya friccionando ambos sexos, su mano subía por mi espalda marcando cada vértebra de la misma y me separé para tirar de forma sensual de su labio inferior para mirarlo con una sonrisa- antes hemos hecho las cosas demasiado rápidas por las prisas que teníamos ante las ganas, ¿qué tal si ahora jugamos un poco, vikingo? Como has dicho tenemos aún noche por delante –aseguré dejando un beso en sus labios antes de bajar con mis labios por su pecho descendiendo por este, recorriéndolo con mis colmillos también bajando por su cuerpo de forma lenta, su vientre se contraje a mi paso sabiendo de sobra donde terminaría ese camino lento y descendente que llevaba dejando algún que otro mordisco, beso, lamida... mis ojos se alzaron para mirarlo justo cuando se llegué a su miembro, alzado totalmente excitado, duro y listo para el siguiente asalto.

Sonreí por ello y mi mano fue la primera que se acercó a su miembro para envolver su tronco con mis dedos, su piel caliente contrastaba con mi frialdad y deslicé mis dedos por todo su tronco acariciándolo, arriba y abajo de forma lenta mirándolo. Sus labios estaban ligeramente entreabiertos y dejaba escapar algunos jadeos y leves gruñidos de placer. Mi boca se acercó a su miembro y dejé mi aliento sobre su punta antes de que mi lengua lamiera esta de una pasada observándolo. Lamí mis labios probando su sabor y sonreí cuando sin dejar de mover mis dedos por su tronco mis labios se deslizaron por uno de los lados de forma lenta pasando luego al otro lado, mi lengua recorrió todo su tronco de una pasada y sin apartar mis ojos de los suyos mi boca engulló su miembro poco a poco escuchando sus jadeos de fondo hasta que estuvo por completo en mi boca, me quedé así durante unos segundos en los que lo miré y sentí que movía su cintura como si me animara a que me siguiera moviendo y no me quedara quieta. La sentí vibrar en mi interior y ayudada de mi lengua ascendí con mi boca para volver a repetir el mismo proceso sin apartar mis ojos de los suyos viendo lo que le hacía. Su mano fue a mi pelo cogiéndolo en un puño, apartándolo para no perderse detalle y sonreí mientras aumentaba el ritmo de forma paulatina, poco a poco. Me gustaba escuchar sus gruñidos, sus gemidos y sus jadeos de fondo, notar como su cintura se movía contra mi boca, su mano aferrando mi pelo con fuerza hasta que él empezó a marcar un ritmo más rápido, uno que sabía le estaba llevando el borde y que incluso así no hice nada por pararlo. Su pecho subía y bajaba con rapidez, su respiración entrecortada, su pelvis moviéndose contra mi boca, su mano moviéndome... mi lengua lamía su tronco con cada movimiento y al final viendo que se iba a correr fui yo la que sujetó su muñeca para que parara de moverme y marqué un ritmo un poco más lento pero continuo que hizo que alcanzara el orgasmo, gruñendo entre espasmos de placer mientras se corría en mi boca. Tomé todo lo que tuvo para darme y cuando terminé lamí su tronco dejando un beso en su punta para subir sobre su cuerpo y mirarlo con una sonrisa pícara.



-Me ha gustado ver cómo llegas al orgasmo de esa forma, ha sido muy sexy
–aseguré sobre sus labios mientras era yo quien ahora estaba excitada por aquello. En el ámbito del sexo me gustaba dar al igual que recibir, lamí mis labios mirándolo corroborando mis palabras y sonreí recorriendo su pecho con mis manos- ¿qué me dices vikingo, seguimos jugando? ¿Quieres probarme a mí ahora? –Pregunté en tono bajo pero seductor sin apartar mi mirada de sus orbes azules- puedes llevarme al Valhalla con tu lengua y luego demostrarme lo que es que un vikingo me embista –dije sin tapujo alguno repitiendo sus palabras, mordisqueando sus labios con una sonrisa algo pícara en aquel juego que nos traíamos.
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Mensaje por Ubbe Cannif Lun Oct 02, 2017 6:23 am

Ladeé la sonrisa cuando aseguró que estaba sola, mis manos aun puestas en sus caderas la movían de forma lenta, friccionando nuestros sexos, calentando nuestros cuerpos mientras nos mirábamos fijamente, buscándonos con los labios con cada palabra pronunciada. Seguiamos muy excitados, se notaba por la forma en la que mis manso sobrevolaba su piel dispuesto a devastar cada resquicio de esta y llegar a Hel, su sangre quemaba en mis venas, iba colocado por ella.
-No he encontrado aun a la mujer que me haga sentar la cabeza, pero algún día quiero un gran linaje, hijos que llenen mi hogar de risas infantiles, que aprendan a manejar el acero, quiero ser padre, aunque quizás antes el Valhalla me reclame -bromeé tirando del pelo que en un puño tenia enredado entre mis dedos para acercar con rudeza su boca a la mía saqueándola entre roncos gruñidos.

Naitiri me explicó porque había actuado así, según ella odiaba que yo usara la fuerza para manejarla, ella también podía y me lo pensaba dejar claro, en el sexo como a mi no le importaba peor si en su vida.
Negué deslizando mi boca por su cuello, navegando por su hombro hasta alcanzar aquella brújula que llevaba tatuada y que nada tenia que ver con su cultura si no con la mía.
Deslicé la yema de mi dedo por ella, trazando cada linea mientras sonreía golpeando la marca y los restos de saliva con mi cálido aliento.
-¿y eso? -pregunté - llevas nuestra brújula ¿quizás para llegar hasta mi? -bromeé sin dejar de acariciar su piel -no me excita que actúes como una marimacho conmigo, ya te lo he explicado antes, aunque seas mas fuerte por tu condición, no me gusta que una mujer pueda moverme. No veo que parte no te excita de lo contrario...a las mujeres les suele poner..no se.

Sacudí la cabeza, el colocon era impresionante, así que mi boca volvió a colisionar de forma ruda contra sus labios.
Lamió mis labios de forma lasciva, asegurando que se convertiría en mi droga. Jadeé roncamente.
-¿Va a repetirse? -gruñí con la voz ronca -¿si? -bromeé introduciendo mi lengua en su boca salvajemente mientras movía sus caderas rápidamente -estoy muy excitado -confesé mordiendo su inferior.

Ella sonreía, le gustaba verme así, completamente fuera de mi, incediado por dentro, con su sangre rauda por mi corriente sanguíneo, mi corazón la bombeaba enérgica, era como si estuviera en plena gesta y escuchara los cuervos animándome a blandir el acero.
-¿mi droga? -pregunté con la voz ronca en ese breve tiempo que se concedieron nuestros labios.
Contra ellos aseguró que íbamos a disfrutar de la larga noche que nos quedaba, lo que me hizo gruñir rabioso.

Su boca descendió por mi mentón, mi cuello que se ladeó dándole acceso a los agujeros del mordisco, mi clavícula, el pecho, me dejé caer entre jadeos dejándola hacer, sabia a donde llevaba ese camino peligroso y mi hombría se sacudía esperando impaciente ser engullida.
Sus labios se deslizaron por mi punta, un lametazo que paladeó mi sabor, mi vientre se contrajo en un espasmo, gruñí completamente excitado mientras deslizaba la lengua por los lados sin dejar de mirarme.
Ojos rojos como el fuego que se perdían en mis mares, en ese instante el Valhalla había descendido y ella era mi diosa, la misma Freya reencarnada en el cuerpo de una mujer en la tierra.

Gruñí fuera de mi, jadeando de forma ronca sintiendo como se la metía entera entre sus labios, mi cintura la busco, impaciente, quería mas, todo a decir verdad.
El ritmo de la batalla aumento, esa mujer me hacia volverme loco de deseo, ardiente era su boca fría contra mi palpitante hombría.
Cerré mi puño alrededor de la cascada de su pelo rizado, gruñía moviendola con mas violencia, entre los dos las fraguas se incendiaban.
Fue entonces cuando estaba a punto de correrme que bajó el ritmo, me sacudí entre rugidos queriendo mas, metiendola hasta su garganta y allí sentí que explotaba.
Esparciendome por completo en su boca, sintiendo como la lamia, se lo tragaba despacio de forma lasciva mirándome.

La volteé con rudeza, ella me pedía una danza en le infierno y yo estaba dispuesto a concedérsela.
Mi boca se hundió en su coño empapado, mi lengua recorrió su centro sin vehemencia, mordiendo su clítoris, succionandolo, gruñendo, estaba aun fuera de mi, movía mi cintura como si la embistiera.
La sangre corría voraz quemándome las entrañas, besando sus labios bajos, paladeando su elixir.
Su espalda se arqueaba, excitada por como mi lengua serpenteaba en su sexo delicioso.
-Te deseo muchisimo.
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Mensaje por Naitiri Zahir Lun Oct 02, 2017 9:44 am

Podía notar la sangre corriendo desaforada por sus venas, caliente, haciendo que su corazón bombeara con fuerza y lo pudiera escuchar de forma perfecta recostada sobre su cuerpo, sentía todo el calor y la calidez que desprendía su piel y que contrastaba con la temperatura mucho más baja que tenía mi cuerpo, su pecho subía y bajaba con algo de rapidez y aunque a mí no me hiciera falta el oxígeno para vivir como a él mi pecho también se movía, acostumbrada a respirar para aparentar frente a los demás humanos que desconocían que existíamos y que creían que éramos iguales que ellos, mantener la respiración ayudaba a que se lo creyeran. Mi mano se puso en su pecho sintiendo el latir de su corazón bajo mi palma y sus labios saqueaban los míos como vikingo que era, haciendo gala de sus formas de conquistar que tenían; arrasando con todo a su paso, devastándolo... eso era lo que estaba haciendo él conmigo en aquellos momentos. Lo miré recorriendo su cuello con mis labios cuando dijo que todavía no había encontrado a la mujer que le hiciera sentar la cabeza y sonreí de lado por ello, en la vida todo llegaba, también le escuché decir que quería formar una familia como cualquier otra persona más y como cualquier humano y fijé mis ojos rojos sobre sus orbes azules. Quería tener hijos y escuchar eso me produjo una leve mueca, el tener hijos era algo que yo no podría tener nunca dado a mi condición de vampira, al principio me había costado aceptarlo pero con el paso de los años y de las décadas una acababa acostumbrándose a ese hecho, a esa realidad. Su mano se enredó entre mis rizos y de un movimiento brusco me acercó a su boca para besarme sin dejar de moverme la cadera, buscándome en todo momento.

Nos besamos y pasé a dejar pequeños mordiscos en sus labios dejándole hacer sintiendo sus labios recorrer mi cuello y bajar hasta mi hombro donde repasó cada línea del tatuaje que llevaba en mi hombro, una brújula nórdica que me había hecho hacía un tiempo en señal de lo que me gustaba su cultura, algo que me hizo sonreír cuando me preguntó por ello seguramente extrañándole el hecho de que siendo egipcia llevara un tatuaje que representara su cultura... aunque como de costumbre tenía que sacar ese aspecto engreído y vanidoso que se gastaba siempre porque acabó preguntándome entre bromas si era para llegar hasta él, algo que hizo que me riera divertida sintiendo su dedo deslizarle por las líneas de la brújula repasándola, negué divertida con la cabeza ante las ocurrencias que tenía ese hombre y dejé que siguiera mientras le escuchaba decirme que no le gustara que lo dominara y que ejerciera toda mi fuerza sobre él, que era algo que le cortaba el rollo por completo y que lo normal era que a las mujeres nos gustara que fueran ellos quienes pudieran con nosotras, lancé un suspiro por sus palabras y lo miré buscando sus ojos ahora que se había centrado en el tatuaje que llevaba esperando a que centrara de nuevo su vista en mí. Cuando lo hizo vio una ceja enarcada en mi rostro mientras me mordía el labio con diversión por lo que había dicho, su dedo seguía cada trazo de la brújula y dio unos pequeños golpecitos en el centro de la misma antes de pasar a recorrer mi cuerpo con sus manos notando su tacto cálido allí donde me tocaba.


-¿De verdad no se te ocurre otra al por qué me he hecho esa brújula? –Por Ra, qué engreído y vanidoso era- mis raíces ya las llevo conmigo allá a donde voy y yo misma soy parte de mi cultura así que por eso mismo no llevo nada tatuado sobre ello, vuestra cultura me gusta y bueno... había muchas cosas para poder hacerse sin embargo una brújula fue lo que más me gustó, es una forma de recordarme a mí misma seguir el camino que un día me marqué –no dije demasiado al respecto y mi dedo se deslizó por su labio- ajá, es una brújula que te señala para encontrarte y hacerte sentar la cabeza de una vez... salvo por el tema de los hijos, ahí creo que no puedo ayudarte –dije siguiéndole la broma que él mismo había empezado- tú también llevas un tatuaje, lo vi cuando me calzaste sobre su hombro –fruncí ligeramente el ceño por eso- el martillo de Thor y unos cuervos ¿no es así? –Pregunté con una sonrisa ladeada y me reí cuando tras mis palabras me preguntó si se volvería a repetir lo que no respondí y me encogí de hombros, si tenía que ser sería. Su cuerpo ardía por completo, estaba totalmente excitado, descontrolado y me encantaba tenerlo de esa forma, no dejaba de mover mis caderas sobre su miembro y sonreí cuando dijo que estaba muy excitado. Lo sabía, notaba su miembro dar contra mi sexo y mi vientre cada vez que me movía. Quise jugar con él y aproveché estar arriba para provocarlo y bajar por su cuerpo hasta llegar a su miembro que pedía por guerra, mis ojos no se apartaron de verlo en ningún momento sintiendo que estaba fuera de sí por lo que le hacía, su mano en mi pelo cerrada en un puño, su cadera moviéndose, sus gemidos, gruñidos y jadeos por lo que le hacía, sus ojos clavados en los míos sabiendo que lo estaba empujando a ese abismo... me encantó, me gustó mucho tenerlo de esa forma bajo mi total control hasta hacerlo caer por el borde del placer. Me gustaba jugar y ya se lo había dicho, me había gustado llevarlo al orgasmo y ver como se retorcía... había sido demasiado erótico y excitante. Tanto que apenas dijo nada cuando subí de nuevo a sus labios lamiendo los míos dejándole en claro que aquello me había gustado, me volteó con fuerza dejando mi espalda contra el colchón y su cuerpo bajó sin siquiera pensarlo a mi sexo que ya estaba más que húmedo para ese entonces. Gemí cuando su boca se acercó a mí sexo y su lengua lo recorrió por completo enviando un escalofrío placentero por todo mi cuerpo, sintiendo ese contraste entre nuestras pieles, sus brazos rodearon mis piernas para anclarme a él y yo me dejé hacer observándolo con su cabeza entre mis piernas en una visión totalmente erótica mientras yo me deshacía con su lengua recorriendo mi sexo- joder... –dije aferrando la sábana con una de mis manos arqueando la espalda por el placer que sentía, echaba la cabeza hacia atrás y jadeaba y gemía por lo que me hacía. Su lengua recorría todo mi sexo, se centraba en el clítoris que luego succionaba y mordía a su placer volviéndome loca- por Ra –dije en mitad de un gemido con la respiración entrecortada, arqueando mi espalda y moviendo mi cadera incapaz de quedarme quieta aunque él me tenía bien sujeta. Mi mano bajó a su pelo enredando allí mis dedos para hacerle saber lo que me gustaba aunque solo con verme y oírme era más que suficiente. Desde donde estaba podía oír su corazón acelerado, todavía le quedaría algo de mi sangre en su interior y eso lo mantenía con ese ritmo desaforado que me volvía loca, que me hacía pedir por más mientras era ahora él quien me llevaba al borde de ese abismo. Reconoció que me deseaba muchísimo y yo lo miré en el momento en el que nuestros ojos se encontraron moviendo mi cadera contra su rostro- yo también te deseo, vikingo –aclaré antes de sentir que volvía al ataque sin darme tregua alguna, volvía a recorrerme con su lengua centrándose en el clítoris haciendo que mi cuerpo temblara de placer por lo que me hacía hasta que sentí que metía un par de dedos en mi interior, notaba su calidez deslizándose por mis paredes y gemí por aquello sin apartar mis dedos de su pelo. Comenzó a mover los dedos a un buen ritmo entrando y saliendo y arqueé mi cuerpo hacia él que seguía manteniéndome aferrada ahora pasando un brazo por mi cintura, anclándome a él aunque por nada del mundo iba a apartarme. Me la estaba devolviendo, jugaba conmigo como quería y notaba su mirada buscándome de vez en cuando como había hecho yo, quería hacerse el dueño de mi cuerpo y de mi placer y por Ra juraba que le dejaría hacer todo lo que quisiera. Me mordí el labio con fuerza y llevé la otra mano a uno de mis pechos tocándolo entre el placer que él me proporcionaba, lamiendo, mordiendo succionando sin dejar de mover sus dedos, si mi corazón latiera sonaría como caballos desbocados por lo que me provocaba el vikingo. Sentí que mis piernas se tensaban anticipando la llegada del orgasmo sintiendo que me llevaba a ese abismo del cual yo lo había llevado antes y cuando sentí que metía un tercer dedo en mi interior moviéndolos con rapidez, estaba al borde del orgasmo y él lo sabía. Jadeé aferrando con más fuerza su pelo entre mis dedos y mi espalda se arqueó por completo cuando sentí que me empujaba por ese abismo haciendo que alcanzara el orgasmo- Ubbe –gemí de forma ronca notando mis paredes contraerse entorno a sus dedos, su boca no se apartaba de mi sexo y su lengua lamía mi propio orgasmo haciéndolo más intenso. Tiré de su pelo cuando sacó sus dedos de mi sexo e hice que subiera por mi cuerpo, mis labios colisionaron con los suyos en un beso algo rudo, mi mano la dejé en su nuca y la otra sobre sus nalgas apretándole una entre mis dedos, encendida, deseosa de más. Mordí sus labios y enredé mis piernas entorno a su cintura, aparté mis labios de los suyos pero no me alejé de su rostro con lo cual nuestros labios seguían rozándose- hazlo –le pedí apretando su nalga entre mis dedos- fóllame –murmuré mirándolo a los ojos bajando mis labios por su cuello- a ver si eres capaz de llevarme a ese Valhalla que dices –me hice un pequeño corte en el cuello y llevé allí sus labios para que bebiera de mi sangre, tan solo la suficiente y un poco, cuando separó su rostro de mi cuello lamí sus labios quitándole la sangre restante y fui yo quien mordió su cuello para beber también un poco moviendo mi cadera contra la suya volviéndonos locos de nuevo.
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Mensaje por Ubbe Cannif Lun Oct 02, 2017 1:32 pm

Alcé un instante mis ojos azules para cruzarme con los suyos y con una sonrisa de medio lado deslice mi boca su centro, paladeando el elixir, un manantial del que me daba de beber.
Su cuerpo desnudo, piel de caramelo a mi merced. Un jadeo al hundir mi boca entre sus piernas, apropiándome de sus genitales, de esas dos montañas que se erguían contra mis labios abriéndose para dar paso a mi lengua que hambrienta y jadeante reclamaba para si ese clítoris que vibraba contra ella.
Música para mis oídos oírla gemir mientras aferraba mi pelo hundiéndome mas en ella, queriendo que la follara con la boca desesperada.
Mi nombre repetido entre gemidos, abriendo mas sus piernas, exigiéndome que siguiera.
Esa mujer tenia el bonito vicio de llevarme a un estado de frenesí insospechado y su coño húmedo contra mi boca era sin duda la mayor droga para mi, mayor que esa sangre que me incendiaba y que voraz corría por mis venas.

Su cuerpo se tensó entre mis manos que afianzaban el agarré de sus caderas para que no se moviera, mi aliento la calcinaba, cálido impactaba en su humedad.
Dos de mis dedos entraron con rudeza por su vagina, las paredes los engullían con voracidad mientras su espalda se arqueaba sin pausa alguna mostrando como sus labios me llamaban a gritos.
-¿como va el valhalla? -pregunté con la voz ronca hablando contra su coño.
Un tercer dedo le prendió fuego, su cuerpo se arqueo por completo como si la hubiera poseído un dios, gimió mi nombre entre gruñidos y de un tirón de pelo me hizo ascender hasta el precipicio de sus labios.

Se estaba aun corriendo cuando la embestí con violencia, un corté en su cuello fue mi perdición, llevaba demasiado en mi organismo, peor mi boca acortó la distancia como si la necesitara, mí su piel, hasta que gruñendo me enganché a aquel manantial de perdición succionando con fuerza para obtener mas de eso que me hacia sentir como Thor.

Fue ella la que me detuvo, un demasiado susurrado contra mi boca mientras lamia los restos con lascivia de mi boca.
Mi polla entraba y salia casi entera de su vagina, sintiendo como se mojaba a su paso, mientras mis manos sobre sus glúteos la movían golpeando nuevamente nuestras caderas.
Gemí al oírla contra mi boca exigir mi sangre , sus uñas se hundían en mi piel, dejando un rastro de vitae a su paso.
Perdido entre sus piernas, entre sus manos y entre sus labios, jadee sin remedio tomando un ritmo brusco y una respiración ronca que impactaba la de uno contra la de otro completamente idos, extasiados.
¿Que si me gustaba? No, no solo me gustaba, era algo mucho mas fuerte, incontrolable, ese algo que abrasaba por dentro. Mi interior ardía al sentirla cerca, incapaz de controlarme frente a ella.

Enloquecí violento, loco, preso de el incendio que sentía en ese momento, no poda mas, mi miembro palpitaba entre sus paredes, tan caliente como ascuas, ardía, mi sangre hervía y ella lo sabia.
Hundió sus colmillos en ese instante en el que exploté, no podía detener mis embestidas pero me estaba corriendo en su interior de un modo tan salvaje que ni siquiera era capaz de soportarlo.
Mi cuerpo humano temblaba fuera de si, olas de placer lo recorrían mientras a tirones sentía como la sangre me abandonaba y yo aun así seguía follándomela como si no hubiera un mañana, quizás no lo hubiera y esto fuera el Ragnarok.
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Mensaje por Naitiri Zahir Mar Oct 03, 2017 9:20 am

El vikingo sabía lo que se estaba haciendo en esos momentos, igual que yo había estado jugando con él anteriormente ahora era él quien jugaba con mi cuerpo, quien me volvía a ese abismo al que yo lo había empujado anteriormente mientras su lengua recorría mi sexo, me mordía y succionaba mi clítoris y sus dedos en mi interior causaban estragos provocando un incendio que sentía que se extendía por todo mi cuerpo. Lo miraba de vez en cuando entre todo lo que me hacía aunque a veces me costaba mantenerme quieta presa del calor que me recorría, sus ojos se centraban en mirarme de esa forma y me mordí el labio cuando nuestros ojos se encontraron en mitad de ese momento, él seguía provocándome placer y yo encontraba esa imagen demasiado sensual como para perder detalle delo que me hacía. Si mi corazón bombeara sangre seguramente lo sentiría bombear como caballos desbocados, mis caderas se alzaban contra su boca incapaz de mantenerme quieta, mis dedos se hundían en su pelo enredándose pidiéndole más con aquel gesto, y él... él no cesaba de darme placer. Gemí arqueando la espalda y el muy maldito se atrevió a preguntarme cómo iba el Valhalla, claramente satisfecho con lo que veía que provocaba en mí, con la forma que tenía de volverme loca. Arrugué la sábana entre mis dedos notando que iba a alcanzar el orgasmo y que estaba a punto de lanzarme por ese precipicio por el que yo lo había lanzado antes, sentí que me volvía loca cuando un tercer dedo se sumó a los otros dos y sentí que todo mi cuerpo se tensaba ante el orgasmo que me recorrió por completo, abrasador, que calentó cada célula de mi cuerpo.

Tiré de él hacia arriba para buscar sus labios para besarnos enredando nuestras lenguas como si estuviéramos en mitad de una batalla, gemí contra sus labios cuando aun sintiendo todavía el placer del orgasmo que me había dado me embistió por completo de forma algo ruda, mi cuerpo se arqueó hacia el suyo presa del placer que me provocó, mis piernas se enredaron entorno a su cintura y lo apreté contra mí con fuerza, mi mano subió por su espalda y tras separarnos del beso mordí su inferior con bastante fuerza y me hice un corte en el cuello del cual comenzó a salir sangre y que él no tardó en acercar sus labios para beber de mi sangre. Gruñó cuando esta comenzó a descender por su garganta y notaba cómo succionaba con fuerza como si fuera él el vampiro y yo la humana, jadeé por ello enredando mis dedos en su pelo y recorriendo su espalda con la otra, apretando sus nalgas entre mis dedos sin cesar de moverse casi como un animal, salvaje, raudo... provocándome mucho placer. Fui yo la que apartó su rostro de mi cuello para que dejara de beber, ya llevaba demasiada de mi sangre en su organismo y tenía más que suficiente para aquel momento, eso sin duda alguna le daría más fuerzas y lo excitaría más de lo que ya estaba. Lamí sus labios de la sangre que le quedó y los mordí mientras no dejábamos de observarnos, sus manos estaban en mis nalgas y me movía contra él haciendo que chocáramos de forma algo brusca y yo acompañaba sus movimientos en cada momento.



-Está bien, vikingo... –dije mordiendo su labio inferior entre jadeos cuando lo aparté de mi cuello, mi lengua lamió sus labios sin dejar de mirarlo con una sonrisa en los labios- luego beberé de ti... –dije a lo que él jadeó sabiendo lo que significaría aquello, la sensación que tendría cuando mis colmillos atravesaran la piel de su cuello. Mis uñas se clavaron en su espalda moviendo mis caderas contra las suyas en cada embestida que me daba, parecíamos dos bestias salvajes en ese momento dejándonos llevar por lo que sentíamos incapaces de parar, solamente podíamos seguir. Nuestras respiraciones eran roncas y chocaban la una contra la otra en cada embestida, mis piernas se aferraron con fuerza a su cadera sintiendo esa agradable sensación cada vez que me embestía de esa forma, ruda, llegando hasta el fondo. Lo miré cuando gruñó en cierto momento dándome a entender que no le quedaba mucho para alcanzar el orgasmo y lo cierto es que yo estaba igual que él, se movió como si fuera un demonio poseído y gemí notando mi cuerpo tensarse, su corazón bombeando con fuerza, su sangre fluir mezclada con la mía... no podía más, necesitaba morderlo y esperé lo necesario hasta que sentí que iba a correrse y entonces fue cuando clavé mis colmillos en su cuello. Gemimos los dos al mismo tiempo por ello y el placer se intensificó para los dos, comencé a beber de su sangre dando tirones notando como alcanzaba el orgasmo, como mis paredes palpitaban cerniéndose sobre su miembro mientras seguía embistiéndome incapaz de parar, en ese viaje que le había dado mi sangre sumado al mordisco en el momento justo. Sentía su cuerpo que temblaba mientras seguía bebiendo de él e incluso así no paraba de moverse como si su cuerpo no le obedeciera y hubiera perdido el control, el orgasmo remitía en nuestros cuerpos pero él se movía embistiéndome una y otra vez haciendo que jadeara bebiendo de su sangre, sabía que estaba llegando a su límite y fue en ese momento que retiré mis colmillos de su cuello, lamí la sangre que caía de los orificios y abracé su cuerpo notando que ahora poco a poco se iba calmando y sus embestidas iban perdiendo más y más fuerza pero incluso así me daba placer, un placer algo calmo. Apoyé su rostro en mi pecho y dejando mis dedos en su pelo mi otro brazo rodeó su espalda notando que casi ya no se movía, tenía su miembro dentro pero apenas me embestía ya hasta que finalmente paró del todo quedándose en mi interior y sonreí dejando mis labios en su frente- me ha gustado el Valhalla –dije con una sonrisa divertida dejando que se recuperara y que los temblores de su cuerpo fueran remitiendo poco a poco, nuestros cuerpos estaban sudados pero a diferencia de él para mí el frío no me podía hacer nada, así que alcancé la sábana y nos tapé para que su cuerpo no cogiera frío. Una vez medio recuperado cayó a mi lado aun con la respiración un poco entrecortada y me quedé tumbada de lado para mirarle, aparté unos mechones de su pelo que se le habían quedado pegado y me mordí el labio- se podría decir que esta noche los dos hemos descubierto algo nuevo, ¿no es así? Yo he visto la aurora boreal y tú... bueno, tú has experimentado el viaje más épico de tú vida –sonreí contra sus labios dejando un beso en estos, seguramente él estaría mucho más cansado que yo por haber bebido de su sangre ya un par de veces, podía notar que su corazón poco a poco se normalizaba en sus latidos y sonreí mirándolo- ha sido una experiencia de lo más placentera –concluí rozando mis labios con los suyos, pronto el sol saldría por el horizonte y nos dejaría allí atrapados o al menos a mí sí, mientras estuviera sobre el cielo- quién nos iba a decir que íbamos a acabar así, y por Ra, no me digas que tú sí lo sabías porque no me lo creo –apunté con una sonrisa ladeada dejando uno de mis dedos en sus labios.
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Mensaje por Ubbe Cannif Mar Oct 03, 2017 1:09 pm

Mi cuerpo poco a poco fue cediendo, me costo por lo colocado que iba dejar de embestir, la sensación era de éxtasis absoluto, mis músculos tan tensos como cuerdas de un arpa se contraían ante el paso de la yema de sus dedos.
Creo que por un momento se preocupó de que no me detuviera, pero era un vikingo, duro, indómito y salvaje, no era de los que se rendían.

Apoyó mi rostro en su pecho, acariciando mi pelo muy despacio, sus palabras susurraron que le había gustado el Valhalla, lo que me hizo ladear la sonrisa inmóvil.
Mis ojos se cerraban, estaba francamente cansado, claro que yo no iba a confesar eso jamás.
-¿quien ha dicho que este es el viaje mas épico de mi vida? -bromeé
Sexualmente sin duda, ella lo sabia, también yo, había surcado el placer mas extremo de su mano trepando por su piel de caramelo y por las curvas de su cuerpo, peor llevaba demasiadas batallas, demasiados viajes y eso era algo de lo que hablaban mis cicatrices.

Alcé la cabeza para buscar sus desiertos.
-¿te ha gustado la aurora boreal? -le pregunté después de que me asegurara de que ninguno de los dos sabia que íbamos a terminar así -¿de verdad creías que solo te traía a ver las luces del cielo? -pregunté muerto de la risa dejándome caer a un lado mientras ella fruncía el ceño y me veía descojonarme.

Sus dedos navegaron por mis labios, perfilandolos mientras me miraba fijamente.
-No imaginaba que iba a ser tan bestial, eso lo admito, no imaginaba ni loco que iba a ser así contigo, de echo creía que serias menos salvaje, ya sabes...una pija chica de museo.
Admito que me he corrido muchas veces y que ha sido un viaje épico.

Demasiado borracho para mentir, creo que ella no se lo tomaba a mal porque veía en que estado estaba.
-Estamos encerrados aquí..solos -dije arrastrando esas ultimas palabras mientras alzaba mi torso buscando su boca, colisionando con sus labios hambriento -fuera los rayos del sol brillan, creo que eres mi prisionera -susurré contra su boca y si también era ese mi plan -apunté muerto de la risa mientras ella deslizaba sus dedos por mi pelo asintiendo provocativa.

Mis manos tiraron de sus nalgas, nos recostamos en el lecho besándonos despacio, mirándonos fijamente, sus dedos no dejaron de acariciarme, ocupándose de tirar de las pieles para cubrir nuestros cuerpos cada vez que mis movimientos las quitaban del sitio.
-¿si no sientes frio ¿por que lo haces? ¿acaso es por mi? -pregunté desafiándola mientras arrastraba con picarda las palabras.

Mordí su labio inferior despacio, enredándome después en su boca, saqueándola sin olvidar botín alguno, zona por explorar o mar que surcar.
-¿como te trasformaste? ¿fue hace mucho? Quiero saber de ti -confesé.
Demasiado colocado para mentir o para pensar que decía.
-¿por que mi cultura? ¿por que has aceptado venir conmigo? podrías estar en Akershus ahora mismo
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Mensaje por Naitiri Zahir Mar Oct 03, 2017 3:40 pm

Incluso conforme estaba después de la sesión que habíamos tenido, de lo cansado que podría encontrarse por la noche que habíamos tenido y el haber bebido de su sangre eso no le quitaba que fuera menos engreído con sus palabras y con su forma de ser. Bajé mi vista para mirarlo aún todavía recostado contra mi pecho con mis dedos recorriendo su pelo ahora que había parado de embestirme y estaba en mi interior, notándolo caliente contra mis frías paredes que me hizo sonreír por ello, cuando hizo la pregunta sobre quien había dicho que ese era su viaje más épico. Rodé los ojos negando levemente con la cabeza sin apartarme porque yo sabía que así era, quizás no en lo que a toda su vida se refería pero en el ámbito sexual los dos sabíamos que ese había sido el mayor viaje, épico, que había tenido en toda su vida... ni siquiera con la loba. Eso lo sabía por la forma en la que había actuado desde que había bebido de mi sangre y lo había mordido, la forma en la que se había acelerado, el calor que desprendía su cuerpo, sus movimientos rápidos, rudos, raudos... no había tenido queja alguna por ello pero sabía que aquella noche había marcado quizás un antes, y un después, en cuanto al placer era. Sabía que al final acabaría queriendo más, querría otra noche más de esa forma conmigo y ya le había dicho que mi cuerpo era como una droga... esta noche se lo había pasado porque estaba borracho, la siguiente veríamos si no me lo pedía de nuevo. Al final cedería y caería, todos lo hacían tarde o temprano. Sonreí de lado sintiendo como su cuerpo se contraía cada vez que mis dedos surcaban su piel, podía notar sus músculos tensarse pese a que estaba completamente quieto, y su pecho se rozaba con el mío sintiendo su aliento contra mi piel, su aliento cálido.

¿Quién se lo había dicho? Pues yo, ¿quién sino? No podía negarme a esas alturas de la noche lo que había pasado tanto en la manta de piel como en aquel colchón. Había habido mucha pasión, mucha química, habíamos conectado de alguna forma... era un poco extraño, no me solía pasar ese tipo de cosas y me refería a conectar de esa forma con una persona la primera vez que la conocía. Cierto que no habíamos empezado con buen pie en el castillo, que había sido un déspota, un descarado y un bárbaro –algo muy típico de su cultura vikinga- y que la noche no había ido mejorando conforme estábamos juntos. Sí, había atracción porque negarlo era una soberana estupidez con lo que había pasado entre ambos, pero por mí parte había sido la actitud lo que me había tirado tanto para atrás hasta que... bueno, hasta que había sido imposible así que ¿por qué no? Éramos adultos, sabíamos lo que hacíamos y si por algo se caracterizaban los nórdicos era por su predisposición para el sexo, su cultura estaba plagada de analogías sexuales y era algo que tenían muy presente desde bien pequeños, era algo que se inculcaba a los niños así que por esa parte a ellos no les escandalizaba, y a mí con el tiempo que llevaba siendo vampira tampoco lo hacía, no había que mentir demasiado en eso. Enarqué una ceja y mis dedos recorrieron su pelo emitiendo una leve risa por esa pregunta que había hecho y respondí sin lugar a dudas nada más la lanzó al aire, aunque seguramente no esperara respuesta a su pregunta.



-¿Quién lo ha dicho? Yo misma, ¿acaso no te vale, vikingo? –Dije con una sonrisa ladeada hasta que sus ojos subieron para mirar mis desiertos- sexualmente hablando, por supuesto. No me refería a tú vida entera, aunque... bien podría serlo también –él era un vanidoso hasta en ese estado, ¿por qué no serlo yo para hacerlo todo mucho más divertido? Asentí con la cabeza cuando me preguntó si me había gustado la aurora boreal- no he visto nada así en lo que llevo de existencia, y si sé sobre algo es sobre la noche –sonreí haciendo alusión a mi condición de vampira, pero claro, tuvo que sacar ese lado engreído y vanidoso que se gastaba para hacerme ver que no me había llevado allí con la intención de que viera las luces... ciertamente había esperado que sí dado que no nos habíamos llevado muy bien, pero siempre dejó clara su postura sobre acostarnos pero realmente no pensé que fuera tan insistente. Se dejó caer muerto de la risa a mi lado y le di un golpe en el pecho con el ceño fruncido mientras se reía y, en parte, se burlaba un poco de mí- ¡vikingo engreído! ¿Puedes pensar con algo más que no sea con tú miembro? Por Ra.... ¿para qué tienes la cabeza? –Siguió riéndose y lo fulminé con la mirada- albergaba la esperanza de que realmente te comportaras lo que estuviéramos aquí como un guía –me callé mordiendo mi labio repasando el suyo con la yema de mis dedos, podía sentir su aliento chocar contra mi palma, el calor que desprendían sus labios contra mi dedo... miré sus orbes azules cuando me dijo que no esperaba que fuera tan bestial, que no pensaba que sería así conmigo y que mucho menos fuera tan salvaje como había demostrado, me eché a reír sin poder evitarlo por ello repasando sus labios todavía y me aparté un poco siendo ahora mi turno de reírme- ¿pija? –Pregunté alzando una ceja negando divertida la cabeza- ¿qué pasa, que por trabajar en un museo ya tengo que ser sosa y aburrida? Por Ra... ¿pero qué clase de conceptos tienes tú? –Dije bajando mis dedos ahora por su pecho pasando por donde estaba su corazón sintiendo sus latidos- pues te he demostrado que ni soy pija, ni aburrida y desde luego mi lado salvaje es algo que te ha gustado –sonreí contra sus labios ante lo obvio de mis palabras- solo que... me dejo la acción para otros momentos de mi vida, no como haces tú –reí entre dientes y luego mordí su labio inferior por sus palabras- así me gusta, que reconozcas las cosas por lo que son vikingo, ¿ves como no costaba tanto? –Reí antes de que se alzara buscando mis labios para fundirnos en un beso, lo miré cuando dijo que estábamos solos encerrados y esperé a que siguiera la frase, sonreí divertida mordiendo su labio inferior cuando me dijo que era su prisionera y que ese también era su plan- ¿ah sí? –Enarqué una ceja divertida- así que soy tú prisionera ¿eh? –Moví mi cuerpo contra el suyo de forma provocativa- y... ¿qué pretendes hacerme ahora que me tienes aquí encerrada sin poder salir, estando los dos solos, y siendo tú prisionera? Espero que sea algo placentero –mis dedos recorrieron su rostro antes de que sus manos me acercaran de las nalgas a su cuerpo recostándonos en la cama, enredados, besándonos despacio sin ninguna prisa, sus orbes azules estaban fijos en los míos, nos acariciábamos de forma lenta como no habíamos hecho antes demasiados necesitados el uno del otro, lo miré ante su pregunta y reí entre dientes por el tono pícaro que puso- no quiero que tú tío me diga que he tratado mal a mí guía, estás algo más débil por la falta de sangre y pretendo que vuelvas tal cual vinimos... aunque las marcas de tu cuello digan lo contrario, ¿te dirán algo por esto? –mis labios las repasaron de forma lenta antes de que sus labios me buscaran de nuevo en un beso pasional, mordió mi labio inferior antes de besarme y después se propuso saquear mi boca lográndolo, arrasando con todo a su paso. Mordí su labio inferior al separarme y lo miré con aquellas preguntas que me hizo, quería saber de mí y sonreí por ello- oh, así que quieres que te hable sobre mí, ¿me tengo que preocupar? –Pregunté con cierto tono de malicia y luego con mis dedos surcando su torso, quedando nuestros rostros cerca el uno del otro le respondí- fue... hace bastante tiempo, sí. Supongo que más o menos podrás tener la misma edad que cuando me transformé, así que se podría decir que te cuadruplico en edad –reí entre dientes por ese hecho- mis padres son vampiros –dije comenzando con aquella historia- su transformación fue... bueno, digamos que no fue porque ellos quisieran. Mi padre desapareció cuando yo era pequeña durante casi dos meses, mi madre pensó que la había abandonado pero no fue esa la realidad, sino que había sido presa de un ataque. Volvió a los meses cuando supo que podría controlarse porque amaba a mi madre al igual que me amaba a mí y... supongo que para ella fue duro enterarse, pero aun así siguieron juntos. Yo fui creciendo y supe de ese mundo, supe lo que era mi padre aunque debíamos de llevarlo en secreto porque había gente que no sabía que existían –mis dedos recorrían su pecho y los suyos acariciaban mi piel de forma lenta, su otra mano se enredaba entre los mechones de mi pelo que caían por mi pecho-] mi madre le pidió a mi padre que la convirtiera en vampiro, los años pasaban y mientras ella envejecía él seguía estando igual así que tras muchas discusiones mi padre aceptó. Vivíamos en Guiza, mi madre era arqueóloga y experta en antigüedades egipcias, saqué su afición desde bien pequeña y siempre me iba con ella a las excavaciones y esas cosas de pija de museo –dije sonriendo- me convertí en lo mismo que fue ella y seguí sus pasos en aquel trabajo, todo iba bien hasta que... enfermé. No tenía cura –aclaré cuando sus ojos me buscaron- mi vida se apagaba lentamente y no había cura alguna para salvarme, mi madre lloraba desesperada sin poder hacer nada y mi padre no lo aguantó más y tomó la decisión justo cuando mi vida se apagaba, no podía quedarse quieto mientras me iba cuando él podía hacer algo y... supongo que yo hubiera hecho lo mismo –hice una pausa- de esto hace ya algo más noventa años –sonreí de lado- estoy a punto de rozar el siglo de existencia como vampira –reí mirándole recordando sus otras dos preguntas- ¿por qué tú cultura? Siempre me llamó la atención, aunque no lo parezca nuestras culturas se parecen bastante, tenemos muchos dioses, muchos seres mitológicos, ritos, leyendas... me gustó y la estudié, aprendí vuestro idioma también aunque es la primera vez que vengo al norte –aclaré- siempre he querido venir, es como más se conoce realmente una cultura –enarqué una ceja- ¿Qué por qué he aceptado? Te propuse hacer algo diferente en la fiesta, tú me diste la idea y acepté porque no quería estar encerrada... iba a pasar toda la noche contigo así que ¿qué más daba dónde? –Mordí su labio inferior tirando del mismo- sí, podría estar en Akershus pero te propuse una idea y cambiamos a un plan mejor, llegamos aquí y tuvimos un plan mejor... la noche no ha hecho más que mejorar desde que hemos salido de Akershus –mis dedos subieron hasta su rostro- cierto, podría estar en Akershus ahora mismo y no habría pasado nada de esto, hubiéramos seguido picándonos en ese tira y afloja y al final ninguno de los dos se lo habría pasado tan bien, ¿te gustaría más que estuviera allí ahora en vez de aquí? –Dije volviendo a morder su labio inferir tirando de este para luego besar sus labios, me separé sin dejar de mirarlo- y tú, ¿qué me dices de ti? Ya me has dicho cómo te convertiste en general pero... tú cuerpo es como un mapa ¿lo sabías? Cada cicatriz es una historia que contar y veo que tienes muchas –recorrí una en su torso y otra en su frente- por ejemplo, ¿cómo te hiciste esta? –Dije recorriendo la de su frente- ¿otra batalla más? Ahora es tu turno de hablar, ya sabes que soy curiosa así que... venga, cuéntame cosas, ¿desde cuándo sabes luchar? ¿Te entrenó tú tío? ¿Cuál ha sido tu aventura más loca? Oh espera, se me ocurre otra mejor... ¿cuál ha sido el reto, más tonto, loco y estúpido que has hecho con tú primo? –Sonreí divertida- seguro que no eras bueno de pequeño.
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Mensaje por Ubbe Cannif Miér Oct 04, 2017 5:36 am

Me eché a reír cuando me preguntó si mi tío me diría algo por las marcas de mi cuello.
No se en que mundo vivía, de donde venia esa preciosa valquiria de piel tostada, pero, yo dejé hace demasiado de ser un niño como para dar explicaciones sobre donde metía la verga.
-No, nadie va a preguntarme por los mordiscos, aunque será evidente porque los llevó ¿no? -dije ladeando la sonrisa de forma engreída -te he llevado al Vahalla y no has podido contenerte ¿no podrás quejarte de guía? Te he enseñado Asgard y te he convertido en una diosa -susurré contra su boca mientras sus dedos seguían presos de mi piel.

Nos mirábamos fijamente, como si en este instante en el que estábamos saciados, pese a que el deseo nunca se agotaba entre nosotros quisiéramos descubrir mas del otro.
-¿preocupar? ¿tengo yo que preocuparme porque mi cultura te guste? ¿o porque yo te guste mas que mi cultura? -pregunté mordiendo sus labios con descaro.

Tiré de su cintura subiéndola sobre mi, su boca quedó presa de la moa, su ria inundó la estancia mientras mi hombría se hundía en su vientre.
-Me quema la sangre -reconocí contra su boca, saqueándola en un apasionado beso.
-eres una vieja de 90 años -bromeé sonriendo con picarda mientras escuchaba su historia sin poder dejar de apretar sus nalgas, de acariciarla o besarla.
Era difícil dejar de tocarla perp ella no iba en mi estado y tampoco dejaba ni por un instante de acariciarme.

Ladeé la sonrisa cuando me preguntó por mis cicatrices, cada una representaba una victoria distinta, un momento de mi vida en el que miré de frente a la parca y le vencí la batalla.
-La de mi frente fue de niño, una de mis tantas trastadas. Somos muchos Cannif y si a uno no se le ocurría una cosa se le ocurría otra, ademas eramos unos trastos, eso de meternos en problemas iba implícito en nuestras venas, así que...
Me enfrenté a un oso, no se como salí vivo de esa, peor aquí ando -bromeé guiñándole un ojo y tu te has aprovechado de eso -apunté lanzandole un par de mordiscos mientras esta negaba riéndose.

Me encogí de hombros pensando exactamente cual era la peor que había tenido con mi primo.
-ufff , han sido tantas. Mi primo saltó de un acantilado, casi se mata, porque los dos nos picabamos, pero esa no ha sido mi peor.
Me eché a reír divertido recordando un desafió que lanzó mi primo Niels a los Cannif y que por supuesto yo recogí.
-Fue con una mujer...casi me come -apunté sonriendo -a ver..tenia unos 16 años. Estábamos en una de las fiestas de la cosecha y nos vimos una mujer preciosa de ojos claros, poca ropa, pelo oscuro, mi primo que es un cabeza hueca nos dijo que a ver quien conseguía tirársela.
Me eche a reír ante sus desiertos.
-Hostia, he ganado, he follado contigo -bromeé llevándome un manotazo.
-Hakon acabó discutiendo con Synnove, siempre están peleando y cuando beben pues imagínate.
Así que pues eso, me adelanté y me presenté, un par de sonrisas, algo de alcohol y bueno, la chica me invitó a irme con ella a un sitio mas privado.

Iba bastante borracho, nos perdimos en el bosque, un árbol nos sirvió de cobijo, besos, nos tocamos y joder...cuando se me subió encima para montarme era una bruja fea como un demonio, que quería engendrar y comerme después.
No se que mierda me hizo, acabé muy herido, no podía moverme, fue mi padre el que me la quitó de encima y la mató..le costó porque era poderosa la muy zorra.
Así que bueno, esa fue la peor, creo que si no llega a ser por mi padre no estaría hoy aquí ¿no seras una bruja no? -pregunté divertido tirando de su labio inferior mientras lo apresaba con mis dientes.
-¿y tu trastada peor? En 90 años tienes que tener muchas -me quema la sangre -aseguré moviéndome debajo de ella algo inquieto.

Mi respiración se aceleraba contra sus labios, apreté los dientes volteándola quedando sobre ella convirtiéndome en su escudo.
-Me hierve.
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Mensaje por Naitiri Zahir Miér Oct 04, 2017 1:29 pm

Aquel hombre era un completo engreído en todos los sentidos de la palabra, lejos de acostumbrarme a sus bravuconadas algunas veces me enervaban por cómo era, siempre tenía algo que decir para quedar él mejor que yo o rebatirme de esa forma mis palabras y me hacía negar con la cabeza por la forma de ser que tenía el vampiro. Ahora se reía sobre mis palabras de si le dirían algo por las marcas del cuello, sabía que era lo suficientemente mayorcito como para no darle explicaciones a nadie y más teniendo en cuenta que su primo y él se gastaban ese tipo de desafíos, y tampoco se lo había dicho por eso sino porque podrían comentarle algo, por Ra, estaba claro el por qué llevaba esas marcas aunque también podría ser porque se hubiera topado con un vampiro que hubiera querido beber de su sangre, era una opción a valorar aunque la razón más sencilla era que yo lo había mordido. Enarqué una ceja cuando dijo que me había llevado al Valhalla y que no había podido contenerme, de ahí los orificios, claro que había sido él mismo quien me había pedido que le mordiera porque quería saber lo que se sentía al ser mordido, tampoco de que no podía quejarme de guía porque también me había convertido en diosa, algo que hizo que rodara los ojos negando con la cabeza ante sus palabras... era un vikingo engreído y si tenía que definirlo con alguna palabra claramente sería esa la que me viniera primero a la cabeza. O vanidoso también podría ser otro adjetivo que lo describiera, ahora se atrevía a decir que él me gustaba más que su cultura haciendo que por su comentario comenzara a reírme dejando que me subiera sobre su cuerpo.

Me rebatía cada cosa como si siguiéramos en ese tira y afloja constante, desafiándonos incluso después del encuentro que habíamos tenido y de lo calmados y saciados que estábamos en ese momento. Apartó mi pelo hacia un lado para que no me cubriera el rostro y sus dedos peinaron los largos mechones de mi pelo enredándose entre mis rizos, estirándolos para ver como volvían a rizarse solos como si eso le entretuviera o le divirtiera, no sabía cuál de las dos opciones o quizás es que eran las dos. Mis ojos observaron los suyos de manera fija y fruncí ligeramente el ceño cuando dijo que le quemaba la sangre, no dije nada porque su boca arrasó y saqueó la mía como el buen vikingo que era y que me hizo reír mordiendo luego su labio inferior. Sonreí de lado cuando dijo que era una vieja de noventa años, negando levemente por la cabeza por ello aunque así era, sintiendo sus manos apretar mis nalgas de vez en cuando en lo que yo le contaba cómo me había transformado y hacía cuánto tiempo, sus manos no dejaban de acariciar mi cuerpo en ningún momento y sus labios me buscaban cada vez que hacía algún pequeño parón en mi historia devolviéndole el beso, jugando con nuestros labios para ver quién era de los dos el que llevaba el control. Mis manos tampoco estuvieron quietas y recorrían su cuerpo, sus brazos, su torso, su perfil... sentía el calor en cada resquicio de su cuerpo, la sangre que fluía bajo este por sus venas, era demasiado fácil escuchar el latir de su corazón.

Me quedé callada cuando le pedí que me contara sobre sus cicatrices, tenía bastantes por todo el cuerpo y sabía que cada una tenía una historia que contar y dado lo curiosa que era... podía pasarse todo el día hablándome de sus cicatrices sin problema alguno. Mis dedos repasaron la cicatriz que tenía en su frente esperando que me contara cómo se la había hecho, mientras hablaba me imaginaba a un niño pequeño de ojos azules y pelo rubio cual rayo de sol corriendo por un bosque, espada en mano, enfrentándose a un oso... por Ra, ¿pero en qué pensaban esos vikingos? Negué con la cabeza ante eso, decía que eran muchos Cannif y que si no era uno a quien se le ocurría era a otro. Me lo imaginé enfrentándose a un oso y lo cierto es que no supe cómo había conseguido salir con vida de eso, más si era un niño cuando se lo hizo, tuvo demasiada suerte de salir con vida. Ya intuía algo sobre que había sido un trasto cuando fue pequeño así que no me extrañaba escuchar algo así por su parte, lo cierto era que hasta me lo esperaba y todo... pero no lo de un oso. Agregó que yo me había aprovechado de eso viendo como me mandaba sendos mordiscos y enarqué una ceja riéndome entre dientes por su forma de actuar, aquel hombre no tenía remedio alguno.



-Oh sí, me he aprovechado de un pobre niño que ha salido vivo de un enfrentamiento con un oso... por Ra[ –negué con la cabeza recorriendo su barba ahora con mis dedos, una barba que llevaba de un par de días y que lo hacía parecer más rudo de lo que ya era- ¿cómo se te pudo ocurrir semejante...? Seguramente cuando se enteró tu madre, porque seguro se enteraría, te dio un buen castigo por ello... menudo susto le darías a la pobre mujer. Ya sabía que no podías haber sido bueno de pequeño, no tienes cara de niño bueno –sonreí de lado y dejé un mordisco en su labio- cuéntame más –le pedí esperando a que me dijera cuál había sido la trastada más loca que había hecho y el reto más estúpido que había cometido- ¿un acantilado? Empiezo a entender que los de aquí estáis un poco locos... demasiada adrenalina corre por vuestras venas –aseguré no solamente por sus ideas locas, sino por su predisposición siempre para el sexo, apoyé mi codo en el colchón mirándole esperando a que me contara cuál había sido de todas, cuando se rió recordándola le insté para que me lo contara prestando atención. Decía que había sido por una joven y, cómo no, ese desafío de a ver quién se la tiraba antes... algo que al parecer le recordó el desafío que le lanzó su primo- ¡serás imbécil, maldito vikingo! –Le di un soberano golpe en su pecho como respuesta y negué con la cabeza para que continuara maldiciéndolo en mi idioma para que no supiera lo que le decía. No pude evitar echarme a reír cuando dio que había sido una bruja que lo había engañado, como si fuera un súcubo que quería engatusarlo para mantener relaciones y luego devorarlo- ¿te dejaste engañar por una bruja? –Me reí de aquello dejando que continuara relatándome, que lo inmovilizó y que al final apareció su padre para salvarlo de que lo mataran, enarqué una ceja por ello y volví a reírme cuando me preguntó si era una bruja y negué con la cabeza- no, no lo soy... pero déjame decirte que ya te he lanzado el hechizo y ya has caído vikingo –mordió mi labio inferior tras mis palabras y me preguntó por cuál era la mía, que seguro que había hecho muchas y sonreí de lado- lo cierto es que no, he sido bastante buena aunque no  te lo creas –su ceja alzada me decía que no se lo creía en absoluto y sonreí divertida- ser vampiro puede ayudarte a hacer ciertas... cosas, dependiendo de la habilidad que tengas. Una vez hice creer a la gente que paseaba por la calle que iban desnudos, quizás para vosotros sea algo normal y corriente ver a alguien desnudo pero en plena ciudad donde el pudor y el decoro están a la orden del día... bueno, me reí bastante mientras la gente gritaba y se intentaba tapar aun cuando estaban vestidos, no he hecho grandes trastadas –me encogí de hombros- no soy un trasto como lo eres tú –aseguré dándole un leve toque en la nariz con diversión- pero sí tuvo su gracia cuando lo hice en una fiesta de la alta clase y se lo hice a una princesa, la verdad es que se lo tenía merecido... pero eran otros tiempos y tampoco podía llamar demasiado la atención. Lo creas  o no me centré en seguir los pasos de mi madre y la profesión que tenía, ella me enseñó desde pequeña todo lo que sé sobre egiptología, fue un pilar demasiado importante en ese momento, bueno a día de hoy lo sigue siendo. Aunque sí he tenido algún que otro problema cuando encontramos un hallazgo, de normalidad las cámaras que están con tesoros tienen trampas secretas, cámaras ocultas para que no puedan entrar a robar... y ahí sí que podría decirte que perdí la cuenta de las veces que he puesto mi vida en juego. Nunca sabemos lo que te puedes encontrar, una vez me quedé atrapada en el interior con un guía, bueno con un miembro de la excavación, caímos en una trampa y activamos un mecanismo que cerró la sala en la que estábamos, no había forma de escapar y cuando quisimos salir pisó una trampa que lo hizo caer dejándome sola. Me quedé encerrada por cinco días, pensé que no saldría de allí nunca cuando me encontraron, ya estaba al borde de mis fuerzas cuando llegaron a sacarme. Otras veces casi he sido quemada, ahogada aunque no necesite el aire, me he enfrentado a criaturas extrañas que protegían el tesoro –me encogí de hombros- supongo que mi profesión no es tan “pija” y tan parada como crees, ni siquiera sé lo que voy a encontrar cuando vea esa excavación que habéis encontrado. No sé si me llevará a otro sitio o puede que haya más que no habéis encontrado... siempre es algo nuevo y diferente –volvió a asegurar que le quemaba la sangre y mi mano fue hacia su pecho para notar que su cuerpo estaba normal, su corazón latía normal, no le presté mayor importancia de la que tenía porque podría quedarle algo de mi sangre todavía y que le provocara esa sensación. Se movió inquieto y fue cuando me giró dejándome ahora contra el colchón que volvió a repetir que le hervía, enarqué una ceja porque no era normal eso, sus labios estaban sobre los míos rozándolos y podía sentir su respiración y como se aceleraba por segundos, apretó sus dientes con fuerza y fruncí el ceño sin saber por qué le hervía la sangre- Ssssh tranquilo, pronto pasará –dije intentando calmarlo acariciando su rostro con mis dedos mirándolo de forma fija, noté en la mano que tenía sobre su pecho y cuya palma estaba sobre su corazón que este comenzaba a latir cada vez más acelerado sin saber bien el motivo, su frente comenzó a perlarse en sudor y no supe qué narices estaba pasando, jamás de las veces que había dado de beber de mi sangre a un humano había tenido esa sensación, esa reacción... lo contemplé de forma fija viendo que entornaba los ojos- ¿Ubbe? –Lo llamé girándome para dejarlo contra el colchón de nuevo, su cuerpo parecía que comenzaba a arder aunque no entendía el motivo alguno, mi cuerpo ayudaría a contrarrestar ese calor que sentía pero no entendía por qué era producido, o por qué le pasaba eso- ¿estás bien? –Pregunté aunque comenzaba a intuir que no, que no estaba bien- mírame, abre los ojos –mis manos cogieron su rostro y lo obligué a abrir los ojos para que me mirara, tenía las pupilas algo dilatadas y fruncí el ceño... ¿qué narices pasaba?- Ubbe... ¿es la primera vez que bebes sangre de vampiro? –No encontraba otra explicación posible, era lo único que había hecho diferente en aquel día, beber de mi sangre, jamás lo habían mordido ni había bebido de la sangre de un vampiro. Esperé su respuesta y esperaba que no pasara nada, fuera los rayos del sol colmaban el cielo y me tenía allí atrapada con él para poder ayudarlo.
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Mensaje por Ubbe Cannif Jue Oct 05, 2017 3:46 am

Ssssh tranquilo, pronto pasará

Con los músculos tensándose dejé escapar gruñidos contra sus labios, la sangre me hervía y mi cuerpo se tensaba casi hasta convulsionar, era extraño porque necesitaba hacer, algo, moverme, como si estuviera con la adrenalina bullendo por mis venas.
Volví a embestir, sin ningún control mientras Nai con su mano en mi pecho buscaba mi mirada sujetándome el rostro.
Con su fuerza me tumbó, mis ojos se quedaron en blanco, aun así me movía bajo la cárcel de su cuerpo completamente tenso.

Mis ojos se cerraron, mis manos buscaban su cuerpo, entre gruñidos intentaba mantenerla pegada a mi cuerpo.
Mi nombre escapaba angustioso de sus labios, preguntándome si estaba bien, pidiendo que me calmara.
Gruñí cuando me forzó a abrir los ojos sujetando mi rostro para hacerme las preguntas que me sonaban como un maldito eco.

Jadeé al sentir sus dedos deslizarse por mi rostro perlado en sudor.
-¡Quema! -rugí llevando mi mano a las venas de mi muñeca rasgando la carne hasta que ella me la sujetó con fuerza.
Poco a poco fui calmándome, escuchando esas preguntas que me repetía una y otra vez.
-Si, he bebido sangre de mi padre, peor muy pocas veces, padre decía que era adictiva y que no podía acostumbrarme a sanar mis heridas a base de vitae.
Nunca me he sentido así, estoy excitado, como si la sangre corriera por mis venas, como si estuviera en una batalla chocando mi acero peor 10 veces peor.

Su frente se posó en la mía, acariciándome muy despacio, no se cuantas horas pasé revolviéndome, embistiéndola pero poco a poco mi cuerpo empezó a caer laxo sobre el colchón y abrazado a ella terminé durmiéndome.
Aun lucia el sol cuando mis orbes se abrieron, mucho mas tranquilo clavé mis ojos en sus desiertos, parecía que no había pegado ojo.
-¿no deberías estar dormida? -pregunté ladeando la sonrisa? ¿acojonada por si me habías matado? -bromeé azotando sus nalgas recuperando así mi típico humor.

Besé sus labios despacio, introduciendo mi lengua entre sus labios de forma incendiaria, arrasando con todo, saqueando cada resquicio de cordura que nos quedara.
Me detuvo con un jadeó para mirarme fijamente, quería respuestas ahora que me encontraba bien, supongo que para prevenir que no pudiera volver a ocurrir.
-No le des vueltas, iba muy borracho y quizás entre eso y la sangre pues..me ha dado un colocon extraño -le dije sin darle importancia antes de colisionar de nuevo con su boca de forma ansiosa.
-Mi padre es vampiro, no es la primera vez que tomo sangre, asi que no te preocupes, quizás en alguna de las jarras había beleño negro, eso, el alcohol y la sangre pues han hecho efecto..nada mas, no le desvueltas egipcia.
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Mensaje por Naitiri Zahir Jue Oct 05, 2017 9:20 am

No dejaba de removerse inquieto bajo mi cuerpo, como si no pudiera controlar el estarse quieto y sus caderas se movían contra las mías como si volviera a embestirme de nuevo, lo miré ladeando un poco la cabeza notando su ritmo cardíaco que iba en aumento, el sudor de su frente que perlaba su rostro, su respiración que aumentaba e iba de forma más rápida y errática, el calor de su cuerpo... no entendía qué le estaba pasando pero seguramente tuviera que ser con mi sangre, era la única explicación que lograba puesto que era lo único que había bebido y que se podría decir que no estaba acostumbrado, lo había visto beberse las jarras y sabía que los norteños estaban ligados tanto al sexo como al alcohol, así que eso no podía ser. Lo dejé bajo mi cuerpo mientras él parecía temblar y convulsionaba levemente pero incapaz de quedarse quieto. Sus manos recorrían mi cuerpo y me pegaban al suyo y yo no me aparté, mi frialdad le vendría bastante bien para calmar el calor de su cuerpo. Buscaba que me contestara a las preguntas que le había hecho pero parecía que le costaba hacerlo, le costaba mantener los ojos abiertos y cuando le pedí que me mirara me gruñó como si quisiera pero no pudiera. Mis manos se quedaron en su rostro y le pedí que se calmara y se tranquilizara mientras él, completamente tenso, se movía bajo mi cuerpo sin control alguno. Fue cuando volvió a repetir que quemaba y por si no me había quedado claro que se refería a la sangre llevó una de sus manos a su muñeca, comenzó a arañarse las venas como si quisiera calmar la quemazón que sentía y antes de que se hiciera más daño le quité la mano dejándola al lado de su cabeza, controlándolo con la fuerza que tenía y pidiéndole que se tranquilizara y se calmara, esperando a que me respondiera en el momento en que él pudiera hacerlo.

No me aparté de él y le repetía una y otra vez en tono bajo que se calmara, que respirara con calma y que se relajara, que siguiera el sonido de mi voz ya que estaba hablando de forma lenta y que acompasara su respiración a mi voz, a ver si así iba más lenta. Poco a poco logré que se fuera calmando, seguía teniendo su cuerpo ardiendo por el calor y había soltado también su mano que no dudó en llevar de nuevo a mi cuerpo como si tocarme en cierta manera le tranquilizara. Volví a preguntarle ahora que lo veía  más tranquilo y me respondió que sí había bebido alguna vez sangre de vampiro, de su propio padre, pero que había sido poco porque decía que no quería se acostumbrara a que se curara las heridas con la sangre. No tenía sentido del todo, no es que hubiera bebido demasiado de mi sangre para que le provocara esa reacción, no lo había dejado beber mucho por el motivo de que era adictiva, muy adictiva, y no quería que se enganchara a la sangre de vampiro. No entendía absolutamente nada pero cuando estuviera mejor indagaría algo más en el asunto, porque era la primera vez que me pasaba y si ya había tomado sangre de vampiro y no le había pasado nada... ¿por qué con la mía sí?  Le volví a susurrar para que se tranquilizara mirándolo de forma fija, mis manos acariciaban su pecho notando sus latidos algo más normales al igual que su respiración y apoyé mi frente en la suya lanzando un suspiro, parecía que ya había pasado pero no me iba a quedar sin saber qué había ocurrido.


-Tranquilo guerrero, pronto pasará todo –dije rozando sus labios con los míos mientras se movía pero de  forma menos rudas que antes, sus caderas se movían de forma incendiara contra las mías excitado como él había dicho que estaba y le dejé hacer, sería mejor eso a pararlo del todo. Sentía su miembro rozar mi vientre en cada embestida y sonreí de lado por ello pero no dije ni hice nada al respecto. Sus manos no dejaron en ningún momento de tocarme, de apretarme a su cuerpo como si no quisiera que me alejara de él y así fue pasando el tiempo, cada vez se movía menos y sus embestidas comenzaron a ser inexistentes, su cuerpo cedía contra el colchón pero no dejaba de acariciarme y de tocarme como si no pudiera controlarlo, su respiración se hacía más pausada y calmada y sin quitar sus manos de mi cuerpo, rodeándome con sus brazos, acabó durmiéndose contra el colchón. Mis ojos lo repasaron ahora que dormía y ladeé el rostro, cuando dormía parecía que era hasta bueno y todo, pero algo bastante lejos de la realidad. Mis dedos se deslizaron por su rostro, por su mejilla, su mandíbula, su mentón y recorrí finalmente sus labios con mis dedos- pienso averiguar qué te ha pasado, Ubbe –dije enredando mis dedos en su pelo, su rostro se había ladeado y su cuerpo estaba totalmente tranquilo y relajado, apoyé el codo en el colchón y después dejé mi  cabeza contra mi mano observándolo. Era un vikingo engreído y vanidoso, de eso no había duda alguna, ni siquiera sabía cómo es que habíamos terminado de esa forma pero... así estábamos. Recosté la cabeza sobre su pecho y me quedé despierta escuchando sus latidos de fondo sin apartarme, levanté esta cuando noté el cambio de ritmo y lo observé abrir los ojos y mirarme, sus ojos parecían estar más calmados y no tenía las pupilas dilatas, sonreí de lado cuando me dijo que debería de estar durmiendo- dormir está sobrevalorado para alguien como yo –contesté restándole importancia y luego enarqué una ceja cuando me preguntó si había temido matarle y negué lentamente- no del todo, sabía que era imposible que te pasara algo por la poca cantidad de sangre que habías tomado, pero sí que me preocupaba la idea de que te pasara algo y tu tío me echara las culpas al perder al mejor general que tiene –sonreí de lado- quería asegurarme -me dio un azote haciéndome ver que volvía a estar bien y sus labios buscaron los míos para besarnos de forma despacio, lenta, su lengua buscó la mía encontrándola en una batalla que me hizo jadear notando sus dedos enredados en mi pelo y acercándome más de la nuca hacia él y me separé mirándolo, quería asegurarme y al parecer él lo supo porque me pidió que no me preocupara, pero sabía que el alcohol y beber de mi sangre no provocaba esa reacción. Volvió a decirme que había bebido sangre de su padre, que era vampiro, y enarqué una ceja ante eso y su insistencia en que no me preocupara- vikingo, llevo muchos más años que tú en esto y créeme cuando te digo que ni la droga, ni el alcohol ni el beleño negro como dices crean una reacción así al beber de un vampiro –hice una leve pausa- dices que tú padre es vampiro, así que entiendo que debió de transformarse después de que nacieras, y dices que solo has bebido de su sangre... –me mordí el labio buscando alguna explicación lógica- no tiene sentido la reacción que has tenido, no es normal cuando bebes sangre de un vampiro ya que no provoca esa reacción... es como... es como si hubieras tenido una reacción hacia mi sangre, como si se hubiera revelado y tu organismo no lo hubiera soportado. Esa quemazón que decías sentir, la forma en la que la sangre hervía... –hice una leve pausa- esas son las sensaciones que sientes cuando te estás convirtiendo en vampiro –lo miré de forma fija, por supuesto no era su caso pero era lo único que se me ocurría- cuando te vacían de sangre y te dan la del vampiro que te va a convertir tu cuerpo convulsiona, tiemblas y sientes un terrible dolor además de una quemazón por las venas, es la sangre del vampiro haciendo su función al transformarte –ladeé la sonrisa- claro que tú no te vas a convertir en vampiro pero... es extraño, tu cuerpo ha reaccionado contra mi sangre y me pregunto por qué, no es lo normal ni lo común –lo miré de forma fija- hay algo que se me escapa... ¿algo que no me hayas contado, vikingo?
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Mensaje por Ubbe Cannif Jue Oct 05, 2017 10:55 am

Ladeé la sonrisa deslizando mis dedos por sus nalgas aun desnudas, su piel se erizaba bajo mi contacto, algo que me hizo ensanchar la sonrisa mientras ella hablaba.
Cogió mi rostro para que le devolviera la mirada, sabia que lo que decía para ella podía ser importante, pero yo no le daba tanta importancia a ese tipo de cosas.
-Vamos Nai -espeté -a todos alguna vez nos a sentado mal una droga que hemos tomado. Tampoco hay que hacer de ello un drama, a la próxima posiblemente mi cuerpo reaccione de otro modo, no le des vueltas a esa preciosa cabecita que sujetan tus hombros.

Un manotazo en el pecho fue su regalo, el modo que tuvo de pedirme que me lo tomara en serio y cuando mis dedos se deslizaron por el centro de sus nalgas rumbo a su centro me dio otro manotazo para que le respondiera.
-Ufff -renegué como un niño chico mientras mi hombría se hundía en su vientre mostrandole lo sumamente bien que me encontraba.

Alcé mi torso un poco para chocar con su boca, mi lengua se abrió paso por esta saqueando a su paso su húmeda cavidad, proclamandome rey indiscutible de su lengua que batallaba salvaje con la mía.
Me mordió suavemente riéndose mientras mi nombre escapaba en un ronroneo de sus labios pidiéndome que le contestara.
-Esta bien -dije malhumorado – mi padre era vampiro antes de conocer a mi madre, procede de la época de los primeros vikingos, lleva mas de 1000 años a sus espaldas.

La vi abrir la boca incrédula, creo que dispuesta a preguntarme si estaba seguro de que era mi padre y como había sido posible.
-Después de casarse, se fueron de luna de miel a Italia, en el viaje en barco la parecer, los engulló una especie de triangulo mágico que los llevó a otra dimensión, algo así como una realidad paralela.
Cuando despertaron, allí mi padre era un humano, había perdido su inmortalidad y mi madre por el contrario, se había convertido en una de vosotros.
El tema es que empezaron a buscar el modo de regresar, algo complicado la parecer y que les llevó varios días..mi padre allí montó a mi madre.
Supongo que al ser un humano su simiente tenia la capacidad de engendrar y al regresar y madre volver a ser mortal, pues nos engendraron...
Así que esa es la historia ..¿ya podemos follar? -pregunté moviendola de las caderas sobre mi.

Me dejé caer al lecho de forma agónica cuando la vi meditando mis palabras.
-¡Por Odin! -rugí -no hay mas...volvieron después de la luna de miel a casa, mi madre encontró a Hakon en un campamento gitano devastado y lo adoptaron y después como mi madre se encontraba del culo vomitando y mareada pues mi padre la acabó llevando al hospital para ver de que habia enfermado.
No era una enfermedad, si no un embarazo y bueno después de 9 meses bastante jodidos porque dimos guerra hasta para ser engendrados y paridos, nacimos, fin. -dije ladeando la sonrisa ahora si animado porque no había mas que contar mientras buscaba su boca con rudeza, jadeando roncamente.

La volqué para alzarme como el vencedor de la gesta, mi cuerpo se trasformo en cárcel de piel y huesos, mi lengua en los grilletes, succioné su lengua animándola a un justo combate, deseosos de volver a sentir como sus piernas me abrían paso, como me permitía coronar las cúspides de sus rocosas montañas y como a base de gemidos me coronaba como le rey indiscutible de su cuerpo estremecido.
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Mensaje por Naitiri Zahir Jue Oct 05, 2017 2:31 pm

Trataba de entender cómo era posible que le había provocado ese efecto en su cuerpo, quizás para él no fuera nada grave –que no lo era- ni revistiera de importancia alguna pero yo que era un ser de lo más curioso que había en el mundo quería averiguar por qué le había pasado eso, cierto que no le había dado de mi sangre a muchos humanos, pero con ninguno había pasado eso y que supiera a los demás vampiros tampoco habían comentado nada al respecto. Seguía con la idea de que era por mi sangre y seguramente al vikingo se le estaría escapando algo que no me decía y que podría ser la clave de su reacción, porque justamente había sido es, como si su cuerpo rechazara mi sangre y le afectara de esa manera... no iba a parar hasta saberlo y más diciéndole que era de lo más curiosa, seguramente se estaría haciendo una idea porque no dejaba de conjeturar mientras que él me miraba pero más bien era como si me viera en conjunto y no se centrara en ninguna parte de mi cuerpo ni de mi cara, estaba bastante mejor por lo que había dormido y su sangre habría depurado completamente la mía y por eso se sentía de esa forma, claro que el calor que desprendía sabía perfectamente por qué lo tenía, podía notar su miembro duro y preparado para el siguiente asalto y sus manos recorriendo mi cuerpo me decían que así era, que iba por el siguiente asalto mientras el sol seguía en lo alto y seguíamos allí atrapados, o al menos yo sí lo estaba. Sus dedos ahora se deslizaban juguetones en mis nalgas en leves caricias que hacían que mi piel se erizara allí por donde sus dedos pasaban, tenía esa sonrisa arrogante en sus labios y tuve que coger su rostro para que me mirara mientras le hablaba.

Enarqué una ceja cuando se quejó ante mi insistencia cuando estaba claro que él quería aprovechar el momento y perderse de nuevo en mi cuerpo, pero mi ceja enarcada no fue por su queja, sino más bien por la forma en que me había llamado: Nai. No mucha gente me llamaba de esa forma, tan solo lo hacían los más allegados a mí como mi familia, mis amigos... que me llamara de esa forma implicaba un grado de confianza que todavía no teníamos pese a que llevábamos toda la noche juntos, pero no por eso él podía llamarme de esa manera, Naitiri valía pero Nai... era demasiado pronto para que me llamara de esa forma. Por supuesto que él decía, restándole importancia así, que a veces nos sentaban mal las “drogas” y que probablemente fuera eso lo que hubiera pasado, pero yo sabía que nada tenía que ver eso mientras decía que no había que hacer un drama, no hacía ningún drama solo quería saber qué había pasado. Lo miré cuando dijo “la próxima vez” y sonreí de lado por ello, si lo decía es porque quería un nuevo encuentro conmigo y que en ese encuentro le mordiera... ya le dije que era como una droga pero él no me hacía caso. Me reí entre dientes cuando dijo que mi cabecita era preciosa y que no le diera más vueltas, eso sí me había hecho gracia... la forma en lo que lo había dicho a lo que se ganó por eso un manotazo en su pecho para que se lo tomara en serio porque no estaba a bromas en ese sentido mientras mis ojos no se apartaban de los suyos y sus manos seguían recorriendo mi cuerpo a placer de forma lenta, como si quisiera aprenderse cada recoveco.



-No es una broma Ubbe, te lo estoy diciendo en serio, además... –ladeé la cabeza ligeramente mirándolo de forma fija- ¿Nai? –Pregunté con una sonrisa divertida moviéndome ligeramente sobre él haciendo que mi pecho se frotara contra el suyo- ¿desde cuándo tantas confianzas, vikingo? –Pregunté con cierto tono divertido sin perder la sonrisa- ¿ahora mi cabecita es preciosa? Vaya, me alegro que te guste –reí entre dientes repasando sus labios con mis dedos- ¿”la próxima vez”? ¿No hemos terminado el día y ya piensas en otro para estar conmigo y... que te muerda? Oh, no me digas que te ha gustado que te mordiera –mordí suavemente su labio inferior sin apartar mi mirada de la suya- no será porque no te lo advertí –comenté mientras notaba que sus dedos ahora se deslizaban, de forma descarada como mismamente era él, entre mis nalgas en busca de mi sexo ganándose otro manotazo en su pecho para que se centrara en lo que le pedía. Me reí sin poder evitarlo ante su “ufff” que me hizo gracia como si fuera un niño pequeño al que le negaban hacer una travesura y por si no me había quedado claro lo que pretendía hacerme movió su cadera para que sintiera su miembro en mi vientre, sonriendo de lado. Me quiso distraer alzándose para buscar mis labios y besarme de forma ruda, su lengua se hizo la dueña de mi boca saqueándolo todo y entablando batalla con la mía, jadeé ante la forma que tenía de besar aquel hombre y me separé ronroneando de forma sensual sobre sus labios- Ubbe... contéstame –al final acabó cediendo contándome que su padre era vampiro y que tenía mil años y mis labios se entreabrieron por ello observándolo, ¿mil años? Entonces, ¿cómo iba a dejar embarazada a su madre si tenía mil años y era un vampiro? No podía ser, eso era imposible. Antes siquiera de que le preguntara ya me estaba contestando a mis dudas, me contó que se casaron, que se fueron de viaje, la realidad paralela, el cambio de razas entre ambos invirtiéndose, que se acostaron en esa dimensión y que cuando volvió ella llevaba su simiente humano siendo ella humana... enarqué una ceja por aquello, ¿eso podía pasar, podría ser realmente?

Me preguntó si ya podíamos follar e hice un mohín que le dio la respuesta mientras pensaba y meditaba sus palabras. Podría ser posible, si él era humano y cuando volvieron de esa realidad paralela ella pasó de vampira a humana con el simiente de él humano... sí, podría ser posible. Se dejó caer en la cama al ver que, por el momento, no iba a conseguir lo que quería y me reí de él mirándolo así. Decía que no había más, que volvieron después, rescataron a su hermano de un campamento gitano devastado explicando así que no se pareciera a ellos en nada, y que después quedó embarazada. Sonreí de lado cuando dijo que daban guerra tanto cuando fueron engendrados, como en el embarazo y en el parto- ahora siento lástima y compasión por tu madre –viendo que ladeaba su sonrisa, fui a decirle algo más pero no me dejó hablar porque atacó mi boca con fiereza jadeando contra mis labios, me giró dejándome debajo y pronto su cuerpo se cernió sobre el mío, me buscaba en aquel beso una respuesta por mi parte que encontró en ese beso mediante un jadeo, me gustaba la forma que tenía de besar y de buscarme aquel vikingo, me excitaba ver cómo estaba y las ganas que tenía su cuerpo. Mis piernas le dieron acceso a mi cuerpo y me arqueé buscando su cuerpo de forma que al mover mi cadera se rozaran nuestros sexos, un jadeo escapó de ambos y pronto sus manos no perdieron el tiempo y fueron a mis pechos, acariciándolos, tomando mis pezones entre sus dedos haciendo que jadeara en el beso y moviera de nuevo mi cadera, mis manos no se quedaron quietas tampoco y una fue a sus nalgas para apretarla entre mis dedos no sin antes darle un azote que me hizo sonreír y la otra subió por su costado hasta su nuca donde enredé mis dedos. Tiré de su labio inferior cuando nos separamos succionando este antes de que sus labios bajaran por mi mandíbula y mi cuello hasta bajar por mi pecho y llegar a estos comenzando a succionarlos, morderlos, lamerlos, apresar mi pezón entre sus dientes haciendo que arquera mi cuerpo. Ese hombre era todo pasión y fuego salvaje, me gusta cómo era en la cama y sorprendentemente tenía la capacidad de contagiar ese estado a mi cuerpo, con poco que había hecho me había encendido por completo y me preguntaba cómo podía hacerlo, no me había pasado con nadie y en cierta manera me fascinaba porque las veces anteriores había sido igual.



-Ya sé.... ya sé por qué... –mordí mi labio cuando succionó mi pezón más fuerte por comenzar a hablar como si quisiera que me callara, pero no lo iba a conseguir- tu reacción.... ahora lo entiendo –mis ojos bajaron para buscar los suyos enfrentados en una batalla para ver quien cedía en aquel momento, él no iba a dejar que en cierta forma me “distrajera” de aquello y yo no iba a callarme, así que para igualar un poco las cosas mi mano que ahora estaba en su espalda bajó por esta pasando por sus nalgas hasta llegar a su miembro, mis dedos se cernieron entorno a su tronco provocándole un gruñido que me hizo sonreír, y comencé con un sube y baja lento por todo su tronco notando lo excitado y duro que estaba y como tenía la punta un poco mojada, subiendo y bajando rotando mi mano- tu concepción fue... rara, se mezclaron la de un humano y la de un vampiro... por partida doble –mi otra mano enredó los dedos entre su pelo- Ubbe... por tus venas corre sangre... de vampiro –jadeé cuando mordió mi pezón ante ello y mordí mi labio sin dejar de mover mi mano- no sé cómo no lo he notado –dije moviendo mi cadera contra él encendida- de ahí la reacción con mi sangre, con tu padre no pasó porque llevas sangre de tu padre corriendo por tus venas, su sangre de vampiro –sonreí ante su cara y tiré de él para subirlo a mi rostro y buscar sus labios besándolo de nuevo siendo yo quien en ese momento arrasó con su boca en el beso, buscándolo también con mi cuerpo.
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Mensaje por Ubbe Cannif Vie Oct 06, 2017 8:57 am

Su boca cedió ante el salvaje modo en el que la saqueé, entre jadeos prolongó el beso, enredando sus dedos en mi pelo, orillándome mas a ella mientras nuestras lenguas batallaban hambrientas.
Sus piernas se abrieron, arqueada su cintura me ofreció sus pechos mientras la humedad de nuestras bocas seguía presas del otro.
Mis dedos torturaron sus montañas, pellizcando las cúspides, apoderándome del valle, apretándolos haciéndola jadear de forma muy ronca contra mi boca.
Acallé sus gemidos a mordiscos, labios que se engrosaban por el modo en el que arrasábamos con aquel beso todo resquicio de cordura, el deseo estaba implícito en el choque de cuerpos suspendidos.

Me gustaba como era la egipcia, como siempre estaba dispuesta, como se calentaba con mis besos, como me buscaba con su cuerpo, esa muer eran las llamas de Egipto y aunque su cuerpo era un tempano de hielo, la fricción de ambos era Hel.
La pasión que esa mujer desprendía era bestial, me arrancaba gruñidos muy oscuros, estaba muy enganchado a su piel y no por la sangre, si no por como me follaba, por como me acariciaba pese a que entre nosotros no había nada.

Mi boca descendió por su mandíbula, mis dientes marcaron su cuello, succioné su piel hasta llegar a sus pechos, que mordí, la punta de mi lengua acariciaba sus pezones duros, los succionaba mientras ella gruñia entre jadeos, buscándome mas con la humedad de su centro la punta de mi verga.
“-Ya sé.... ya sé por qué”
Gruñí para que se callara, descendiendo con mi mano por su cuerpo hasta alcanzar su monte de venus que presioné con mi palma friccionando con ella su centro.


“tu reacción.... ahora lo entiendo”
Con mi boca ocupada en torturar sus pechos elevé mis ojos para que sus desiertos me encontraran pidiéndome atención, por Odin esa mujer no pensaba callarse ni en estos placenteros momentos.
Gruñí de nuevo arrasando con sus tetas, succionandolas con mas fuerza, incrementando el ritmo de mi lengua mientras ella gruñía completamente fuera de si.
Claro que no cedió, su mano tomó mi gruesa y dura hombría la acarició mojándose la yema de su dedo con mi punta, lentamente empezó a sacudírmela, muy despacio.

“tu concepción fue... rara, se mezclaron la de un humano y la de un vampiro... por partida doble –mi Ubbe... por tus venas corre sangre... de vampiro, no sé cómo no lo he notado, de ahí la reacción con mi sangre, con tu padre no pasó porque llevas sangre de tu padre corriendo por tus venas, su sangre de vampiro “
Enarqué una ceja elevando mi mirada con su pezón acariciando mi labio inferior.
Ella sonrió sin dejar de sacudírmela ante su descubrimiento y tiró de mi pelo para que nuestras húmedas bocas chocaran de nuevo.
-¡por Odin cállate! -le pedí con la voz ronca tal y como esta dirigía mi glande a la entrada de su vagina.
Lo uso para recorrer su trinchera, masturbándose con mi punta, excitandome por ese acto tan lascivo, por como me miraba y por como su aliento impactaba en mi boca secando mis labios.

No podía mas, mis manso se anclaron violentas en sus caderas, de un tirón la arrastré hasta donde mi martillo la esperaba duro como una piedra, su yunque colisiono con el y este voraz como el acero lo traspaso haciéndola rugir de placer mientras sus paredes se dilataban abriéndole paso de nuevo.

Su torso se lazó, bocas que chocaron como mar y rocas, voraces, hambrientas ,se dejaron llevar por una desmedida necesidad.
Sus dedos anclados a mis hombros, presa de esos movimientos salvajes, violentos que adquiríamos cuando nuestros cuerpos friccionaban encendiendo las fraguas norteñas.
Su cabeza se lanzó hacia atrás, su pecho ascendió hasta mis labios, espalda arqueada entre mis dedos y sus caderas moviéndose como si bailara en el infierno con el peor de los demonios.
Estaba muy excitado, mis gruñidos contra su piel dejaban claro lo que me hacia sentir esa mujer cada vez que me emborrachaba de su piel.
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Mensaje por Naitiri Zahir Lun Oct 09, 2017 8:35 am

El vikingo no me dejaba terminar de explicarle del todo lo que había descubierto cuando me contó la forma en la que fue engendrado, ahí lo había entendido todo y comprendí por qué le había pasado aquella reacción cuando había bebido de mi sangre, era algo extraño y que no hubiera pensado nunca que podría ser por ese motivo pero lo cierto es que tenía todo el sentido después de escuchar su historia. Por sus venas corría sangre de vampiro, quizás en una pequeña porción dado que él era enteramente humano y seguramente no hubiera ninguna diferencia con otro humano más salvo ese pequeño porcentaje de sangre, había bebido de la sangre de su padre y al ser la misma no le había provocado reacción alguna pero al beber de la mía... era como si su propia sangre lo rechazara, o en todo caso la reacción que provocaba él la sintiera de una forma totalmente diferente. Él ya llevaba sangre de vampiro en su organismo y era como añadir más sangre de vampiro... quizás fuera como una sobredosis y no sabía muy bien el alcance que podría tener si seguía bebiendo más de mi sangre, así que por el momento no dejaría que bebiera de nuevo porque además sabía de la adicción que creaba en los humanos beber sangre de vampiro y no quería que él cogiera dicha adicción a mi sangre, a la mía o a la de cualquier vampiro... no sería bueno para él. Su padre había hecho bien en no darle demasiado de su sangre para que se acostumbrara a ella y dependiera de ella, si no hubiera hecho eso a esas alturas su hijo hubiera sido un esclavo de sangre incapaz de aguantar las ganas de beber de un vampiro y haciendo lo posible y necesario para conseguir y obtener su sangre, así que no dejaría que eso pasara tampoco porque no estaba dispuesta a permitir que pasara.

Sus ojos subieron a los míos mientras yo le explicaba, conforme podía formular las palabras sintiendo sus labios en mis pechos, succionándolos, mordiendo mis pezones tirando de estos de forma que me arrancaba jadeos, sus manos también en mis pechos otorgándome placer... cuando subió su mirada para dejar sus orbes azules en mis desiertos supe, por cómo me miró, que no iba a dejarme terminar de decirle aquello y lo cierto es que me costó hacerlo, sobre todo cuando su mano descendió por mi cuerpo y fue hasta mi sexo que ya estaba húmedo y necesitado sintiendo que restregaba su palma haciendo que mi cadera se moviera contra esta y jadeara ante el roce. Ante mis palabras sin callarme me gruñó dejándome claro que no era eso lo que quería de mí pero yo no me callé, se lo diría para que lo supiera por mucho que él intentaba silenciarme moviendo su mano por mi sexo haciendo que jadeara, gruñera también con sus ojos puestos en los míos incrementando sus caricias entorno a mis pechos, siendo algo más rudos y más intensos, volviéndome loca pero aun así no cejé en mi empeño por decírselo así que seguí hablando escuchando su gruñido de fondo que me dejaba claro que no quería que hablara, sino que me callara y que me centrara en lo que me estaba haciendo y en la necesidad que sentían nuestros cuerpos. El vikingo, pese a vivir en tierras frías, era como una llama candente, era salvaje, caliente y pasional como las llamas del infierno, eso era algo que me gustaba de él, la forma en la que me llevaba a ese punto placentero, como hacía que mi cuerpo respondiera a sus caricias, como hacía que me envolviera en el mismo estado en el que estaba él... su forma de tomarme también me gustaba mucho, el calor de su piel, la pasión que desprendía en cada gesto.

Gemí arqueando mi espalda cuando se centró en que me callara y para contrarrestar un poco lo que me estaba haciendo mi mano descendió hasta su miembro, mis dedos se cernieron sobre su tronco y comencé a mover mi mano de forma lenta arrancándole gruñidos, mis dedos se mojaron con el líquido que tenía en la punta y seguí moviendo mi mano subiendo y bajando por su tronco rotando mi mano de forma lenta y de esa forma pude terminar de decirle lo que había descubierto. Cuando lo hice su mirada subió de nuevo a la mía, tenía una ceja enarcada y no me extrañaba después de lo que le había dicho, sus labios acariciaban uno de mis pezones mojado por su lengua y tiré de su pelo para que chocara con mis labios, besándonos de forma salvaje y pasional arrasando con la boca del otro, con nuestras lenguas en una lucha encarnizada que nos hizo gruñir a ambos por cómo estábamos en esos momentos. Sonreí ante sus palabras rogando a Odín porque me callara, mordí su labio inferior con fuerza tirando de este sin apartar mis ojos que seguramente estarían con un tinte rojo a esas alturas. Mi mano que seguía en su miembro comencé a deslizarla por mi sexo a modo que nos masturbáramos los dos de esa forma, jadeé contra sus labios ante el placer que eso me provocaba mirándonos de forma fija sabiendo que él no aguantaría mucho más, no tardó demasiado en llevar sus manos a mis caderas, hizo que mi entrada quedara sobre su punta y de un movimiento rudo se adentró por completo haciendo que gimiera ante el placer echando atrás la cabeza y arqueándome hacia él.



Por Ra! –Gemí presa del placer que ese hombre me provocaba sintiendo su miembro caliente deslizándose de forma ruda y rápida en mi interior, embistiéndome de esa forma que tanto me ponía y que tanto me gustaba, mi boca buscó la suya para besarnos de nuevo de forma salvaje, desmedida y descontrolada igual que estábamos los dos en ese punto, arrasamos en aquel beso que nos arrancaba gemidos y jadeos mientras él no dejaba de moverse embistiéndome como el vikingo que era y yo no dejaba de mover mi cadera para ir a su encuentro en cada embestida que me daba, sintiéndolo totalmente dentro volviéndome loca. Mis manos se anclaron a sus hombros y una de ellas bajó a sus nalgas para presionar como si fuera posible que se hundiera más, nuestros cuerpos chocaban de forma salvaje y no era sino la forma en la que ambos nos deseábamos, salvaje, caliente y tremendamente placentera. Nuestros cuerpos encajaban a la perfección y respondíamos de una forma maravillosa cada vez que nos tocábamos, cada vez que nos besábamos y nos entregábamos el uno al otro, era algo extraño porque jamás había tenido algo así con nadie. La otra mano la enredé en su pelo y volví a buscar su boca de nuevo presa de todo el placer que ese hombre me provocaba gustándome demasiado la forma en la que tenía de poseerme, gemí arqueando mi cuerpo de forma que mis pechos quedaron pegados a su pecho y lo miré- knulle meg Ubbe –murmuré sobre sus labios entre gemidos- hardere, sterkere... mer –mordí su labio inferior completamente encendida- Jeg vil ha mer –mis ojos lo miraron apretando su nalga contra mi cuerpo- no me vas a hacer daño vikingo.... soy vampira... –quizás a cualquier humana podría dolerle que fuera tan brusco, sin embargo a mí me provocaba un placer extremo- no te contengas conmigo –le pedí lamiendo su labio inferior, sus manos cogieron mis piernas alzándolas para ponerlas sobre sus hombros quedando en una postura donde llegaba con más facilidad hasta el fondo y podía embestirme mejor de esa manera. Sacó todo su miembro y sin apartar sus ojos de los míos me embistió de una, rudo y salvaje llenándome por completo hasta ese tope mezclando dolor con placer- ¡ah, sí! –Gemí echando la cabeza hacia atrás moviéndose ahora mucho más rudo y salvaje que antes, sacaba su miembro por completo y volvía a penetrarme hasta el fondo haciendo que mi cuerpo se arqueara por el placer encendida por completo. Nos besamos de nuevo mientras él no dejaba de moverse y yo arqueaba mi cadera incapaz de quedarme quieta hacia él, cada embestida me provocaba un gemido que acallaban sus labios, mordió mi labio inferior y volví a gemir de nuevo con otra embestida, sus manos cogieron las mías y las dejó contra el colchón como si se apoyara de esa forma y no dejamos de mirarnos. Mis piernas comenzaron a temblar cuando tocaba un punto en mi interior que me volvía completamente loca- me encanta la.... forma en la que.... –mordí su labio presa del placer- me embistes y me tomas –volví a gemir de nuevo contra sus labios- sobre todo cuando llegas y rozas esa parte que... por Ra –gemí de nuevo cuando volvió a rozarla de nuevo- ahí.... –dije antes de que sus labios me acallaran de nuevo, mis manos apretaban las suyas volviéndome loca con cada embestida y cada vez que me rozaba de esa forma en ese lugar que hacía que mis piernas temblaran, siguió embistiéndome con fuerza notando que estaba a punto de llegar al orgasmo, su corazón bombeaba con fuerza y rapidez, su sangre fluía más deprisa por su torrente sanguíneo- no aguanto más... –gemí contra sus labios notando que mi cuerpo se tensaba, mis piernas temblaban y me acercaba al orgasmo. Aparté una de mis manos de las suyas librándome del agarre y cuando llegaba al orgasmo mis dedos se enredaban en su pelo, lo hacía a un lado y mis colmillos atravesaban de nuevo la piel de su cuello bebiendo de él, llegando los dos a un potente orgasmo que nos sacudía y nos consumía entre olas de placer.
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Mensaje por Ubbe Cannif Lun Oct 09, 2017 12:48 pm

Sus caderas me buscaban con cada golpe de martillo desesperado por como entraba hasta el fondo pensé que la partiría en dos en cada uno de nuestros violentos encuentros.
La lengua danzaba dentro y fuera de nuestras bocas, húmedas, hambrientas nos engullíamos succionando la ajena, mordiéndola.
Labios engrosados por la rudeza de los besos que acompañaban al momento.
Mis dedos anclados a su carne la empujaban mas contra mi, logrando que mi pelvis golpeara en todo instante contra su entrada, estaba tan abierta, tan mojada que resbalaba dentro por completo.

Rugí cuando hablo en mi idioma, cuando me pidió que me la follara mas duro, mas fuerte.
Mis huevos duros como piedras y tirantes estaban a punto de reventarme, estaba tan excitado que no podía mas que jadear roncamente contra las sucias palabras que emitía su boca.
-Jeg liker din fitte, som du vet, som jeg opp -gruñí contra su moca mordiendo su inferior.

Su picara sonrisa se ladeó, ojos fuego que no perdían mi turbia mirada azul, nos habíamos convertido en lo único importante en nuestro universo.
Nos contrabatamos de un modo en el que jamas había poseído a nadie, como si ademas de encajar nuestros cuerpos, lo hiciera algo mas que aun no era capaz de identificar.
Trepó con sus piernas por encima de mis hombros, invitando a mi glande a jugar mas dentro.

Fuera de mi sentí la punta arrastrarse por su pared caliente y mojada, rozaba hasta los confines de su sexo.
Llevé mi mano a la entrada para sentir hasta donde la tenia de dentro, para sentir su agujero abierto por completo.
La sacaba entera y la metía como si la golpeara con el mas voraz de los martillos.
Su piernas temblaban por la estimulación no solo del empalamiento si no por la fricciona de nuestros cuerpos.

Sus pechos se convirtieron en mi instrumento de tortura, voraz mi boca los surcó como un drakkar, sorteé el vendaval con mis dientes, mi lengua vibro con las olas explotando contra las duras rocas.
Gruñidos de placer de uno y otro hasta que nuestros cuerpos presos de un éxtasis inimaginable y de un desenfreno considerable se alzaron en batalla, mi arma vibró violenta, sacudiéndose entre sus piernas, llenándola de mi simiente.
En ese momento sentí como sus colmillos se hundían en mi cuello, rugí de placer, aquel gesto alargaba mi orgasmo y me regalaba un placer inmenso.

Sus piernas temblaban cuando empezó a bajarlas despacio, como si no estuviera acostumbrada pese a ser vampiro a que la tomaran de ese modo tan rudo.
Alcé la mirad,a una gruñía moviéndome en su interior como una bestia, sintiendo los últimos coletazos esparcirse dentro de ella.

Cuando salí por completo nos quedamos un rato en silencio, solo se escuchaban nuestras agitadas respiraciones, hasta que mi mirada la buscó y la suya me encontró.
-Creo que es hora de irnos -le dije con una picara sonrisa -¿me echaras de menos egipcia?
Mis dedos surcaban su piel despacio mientras no dejábamos de mirarnos.
-¿o has encontrado el valhalla y no quieres volver? -pregunté divertido buscando sus labios.

Finalmente rehicimos el camino, entre risas, caricias, besos y como no un sin fin de piques.
Así alcanzamos de nuevo las puertas de Akershus.
Me crucé con padre justo bajo el umbral de la entrada, él espada en mano iba al patio de armas.
No le costó mucho entender que había pasado entre nosotros pues sin miramientos me giró la cara con la mano dejando mis mordidas al descubierto.
Ladeó la sonrisa mirando a la egipcia.
-Espero que haya estado a la altura de tus expectativas -le soltó mientras yo me reía y recibía un manotazo de mi padre en le hombro para dejarme claro que haberme ejercitado durante todo el día con la morena ni de lejos me eximia de mis deberes con la espada, lo que implicaba que el entrenamiento que me había perdido lo iba a recuperar ahora y con creces.
-Padre -rugí
“Un te espero en le patio de armas” fue todo cuanto obtuve.
-Voy -dije sin replicar mucho mas.
-¿nos vemos luego egipcia? -le pregunté
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