AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Recuerdo del primer mensaje :
Había sido un viaje bastante largo el que había hecho desde París hasta el Norte, allí estaba mi próxima parada durante los próximos meses, había decidido tomarme un pequeño descanso y viajar a ese lugar que tanto me había llamado la atención, hacía apenas unos días había llegado de Egipto para descubrir unos documentos que habían estado enterrados bajo la arena durante miles de años y sin siquiera esperar demasiado partía hacia el norte, a esa tierra y a esa cultura que me gustaba y que ya había estudiado aunque, para mí enorme desgracia, no lo había hecho visitando aquella tierra, algo que siempre quise hacer y que ahora se había presentado la ocasión perfecta para ello. Ser una vampira tenía bastantes ventajas si sabías utilizarlas, llevaba ya tiempo tras aquel viaje pero mi trabajo en el museo había dificultado el poder darme ese viaje de placer que tanto había ansiado, una cosa era estudiar la cultura y el idioma en el papel –idioma con el que me defendía bastante- y otra cosa era ver sus lugares con mis propios ojos, estudiar su cultura, ver sus paisajes, ver sus costumbres, sus ofrendas, sus rituales, su forma de vida... solamente adquirías esos conocimientos yendo al lugar y aprendiéndolo de sus gentes. No me costó demasiado convencer a mi jefe en el museo para que me dejara hacer un viaje al norte como muestra de “estudio”, de hecho, llevaba guardado en una carpeta una carta que tendría que presentarle al Conde Cannif en cuanto llegara para que me dejara quedarme allí con ellos lo que durara mi estudio, en la que por supuesto ellos no se hacían ni cargo ni responsables de lo que pudiera ocurrir durante mi estancia.
Sabía de la guerra que asolaba el norte, lo sabía desde que había empezado aquella revolución y por ese mismo motivo no había mucha gente que quería viajar hasta allí para estudiar su cultura y sus tierras, pero yo siendo vampira y no teniendo nada que ver con el lugar y sus gentes poco me importaba que estuvieran en guerra. Sabía defenderme, de eso se había encargado mi padre hacía ya algunos años, y aunque mi madre se negó en rotundo a que fuera mía era la decisión y no suya. Hacía demasiado tiempo que quería ir y aunque rondaba ya casi el siglo de vida me sentía como si fuera una niña pequeña con ansias de explorar y de descubrir, París ya lo tenía bastante visto y me resultaba tedioso y aburrido, Egipto era mi tierra y jamás me cansaría de mis raíces pero el norte... presentaba todo un desafío, tierras nuevas que explorar, nuevos lugares que conocer, ver las cosas con mis propios ojos, era una tierra de magia plagada de leyendas, de seres mitológicos, de dioses legendarios... ¿cómo no resistir la tentación? Al final había obtenido mi billete y junto con algún que otro baúl repleto de ropa y de cuadernos para apuntar y demás tras una semana y media llegué hasta tierras norteñas.
Noruega me recibió bajo un cielo cubierto de nubes negras que presagiaban una tormenta, ya habíamos atravesado una bastante fuerte mientras veníamos de camino y ahora me recibía con algo de lluvia a mi llegada, lluvia que no me importó en absoluto y que para mí me hizo más fácil el estar en ese lugar, siendo humana había vivido en un lugar algo mucho más caluroso y desértico, por lo que ver esas tierras plagadas de campos, de prados, de bosque y de tanta vegetación fue un regalo para los ojos. Tenía todo previsto para que me recogieran y me llevaran directamente hasta el castillo donde el conde Cannif me recibiría, ya había sido avisado con antelación por el museo en una carta que habían mandado por lo que estaba al tanto de mi llegada. Había oído hablar cosas de él, de lo que había hecho en sus tiempos de juventud por aquellas tierras que amaba y la verdad era que era de admirar que hubiera luchado –y siguieran haciendo- por ese norte libre en el que tanto se empeñaban. La travesía fue corta y sin ningún contratiempo, el lugar donde había desembarcado era el propio condado y este estaba fuertemente vigilado para que nada pasara, allí sus gentes residían con la esperanza de que la guerra pronto se terminara y el norte estuviera libre y en paz, lejos de la tiranía que soportaban en esos momentos. Una lucha encarecida y cruda que había arrasado con muchas zonas, podía ver a la gente en los campamentos que se habían habilitado porque era tal la mayoría de refugiados que no habían casas suficientes como para albergarlos a todos.
El carruaje paró frente al castillo y al parecer ya estaban al tanto de mi llegada por lo que unos sirvientes cogieron todas mis pertenencias y me indicaron el camino hacia los aposentos que ocuparía durante mi estancia en el castillo, también me dijeron que el conde estaba en una reunión importante y que en terminar me recibiría para hablar sobre mi estancia allí, debía de agradecerle que estando en guerra como estaban me dejaran quedarme, lo cierto es que pensaba molestar lo menos posible, hacer mi trabajo, recabar datos, alguna que otra excavación si él me lo permitía en su condado ya que había descubierto algunas pistas que me llevaban exactamente allí, a antiguos manuscritos, e integrarme entre sus gentes para que me contaran leyendas, historias y demás sobre aquellas tierras. Una vez todo preparado y listo para que me recibiera el conde tras haber terminado con su reunión salí con la carpeta donde tenía aquellos documentos que me había entregado el museo y que necesitaba que me firmara para poder permanecer allí, aunque no se había negado a que me quedara allí, pero igualmente necesitaba su consentimiento. Me habían explicado donde se encontraba así que me dirigí hacia allí mientras en el camino por los pasillos miraba la carpeta y revisaba por enésima vez que los papeles estuvieran correctos y no hubiera fallo ni error alguno. La gente pasaba por aquellos pasillos, algunos soldados que parecía que iban a salir mientras me mantenía ajena a todo lo que pasaba cuando, sin esperarlo, me di de bruces con alguien haciendo que los papeles que llevaba saltaran por los aires y quedaran esparcidos por el suelo.
-Joder –maldije al ver los papeles por el suelo me agaché para recogerlos viendo que la otra persona, a la cual ni había mirado, también me ayudaba a recogerlos. Los metí en la carpeta y me encontré con una mano masculina de piel algo pálida que me tendía los demás papeles que había recogido, mis ojos subieron desde sus pies estando acuclillado en el suelo por sus piernas, su torso, su brazo extendido hacia mí y dar a parar a su rostro, un joven de quizás más o menos la edad humana que yo tenía cuando me convertí en vampiro me devolvía la mirada, facciones marcadas, expresión seria y ruda, pelo rubio vestido con pieles de donde de su espalda asomaba el mando de una espada. Barba de unos días en su rostro y unos ojos azules como el mismísimo cielo que me devolvían la mirada, cogí los papeles que me tendía y nos levantamos a la vez una vez todo estuvo recogido, él era algo más alto que yo y tenía que elevar un poco la vista para observarlo, fruncí ligeramente el ceño- podrías mirar por dónde vas, ¿no te parece? –Pregunté en su idioma para que me entendiera sin despegar mis ojos de los suyos, dudaba que allí alguno hablara en francés y mucho menos en árabe, pero para algo me había aprendido su idioma. Su olor fue captado por mis sentidos y me mordí el labio al notar la sangre que, de forma rápida, bombeaba su corazón... hacía unos días que no me había alimentado y con toda la emoción del momento me había hasta olvidado de ello. Controlaba mis instintos pero cuando se me presentaba tal delicioso bocado a veces costaba incluso hasta contenerse, pese a eso mi enfado por el golpe en ese momento mermaba lo demás y por ende también encontraba cierto... captaba cierta esencia en él que me desagradaba, y que me hizo arrugar la nariz en cuanto su olor me llegó por completo.
Había sido un viaje bastante largo el que había hecho desde París hasta el Norte, allí estaba mi próxima parada durante los próximos meses, había decidido tomarme un pequeño descanso y viajar a ese lugar que tanto me había llamado la atención, hacía apenas unos días había llegado de Egipto para descubrir unos documentos que habían estado enterrados bajo la arena durante miles de años y sin siquiera esperar demasiado partía hacia el norte, a esa tierra y a esa cultura que me gustaba y que ya había estudiado aunque, para mí enorme desgracia, no lo había hecho visitando aquella tierra, algo que siempre quise hacer y que ahora se había presentado la ocasión perfecta para ello. Ser una vampira tenía bastantes ventajas si sabías utilizarlas, llevaba ya tiempo tras aquel viaje pero mi trabajo en el museo había dificultado el poder darme ese viaje de placer que tanto había ansiado, una cosa era estudiar la cultura y el idioma en el papel –idioma con el que me defendía bastante- y otra cosa era ver sus lugares con mis propios ojos, estudiar su cultura, ver sus paisajes, ver sus costumbres, sus ofrendas, sus rituales, su forma de vida... solamente adquirías esos conocimientos yendo al lugar y aprendiéndolo de sus gentes. No me costó demasiado convencer a mi jefe en el museo para que me dejara hacer un viaje al norte como muestra de “estudio”, de hecho, llevaba guardado en una carpeta una carta que tendría que presentarle al Conde Cannif en cuanto llegara para que me dejara quedarme allí con ellos lo que durara mi estudio, en la que por supuesto ellos no se hacían ni cargo ni responsables de lo que pudiera ocurrir durante mi estancia.
Sabía de la guerra que asolaba el norte, lo sabía desde que había empezado aquella revolución y por ese mismo motivo no había mucha gente que quería viajar hasta allí para estudiar su cultura y sus tierras, pero yo siendo vampira y no teniendo nada que ver con el lugar y sus gentes poco me importaba que estuvieran en guerra. Sabía defenderme, de eso se había encargado mi padre hacía ya algunos años, y aunque mi madre se negó en rotundo a que fuera mía era la decisión y no suya. Hacía demasiado tiempo que quería ir y aunque rondaba ya casi el siglo de vida me sentía como si fuera una niña pequeña con ansias de explorar y de descubrir, París ya lo tenía bastante visto y me resultaba tedioso y aburrido, Egipto era mi tierra y jamás me cansaría de mis raíces pero el norte... presentaba todo un desafío, tierras nuevas que explorar, nuevos lugares que conocer, ver las cosas con mis propios ojos, era una tierra de magia plagada de leyendas, de seres mitológicos, de dioses legendarios... ¿cómo no resistir la tentación? Al final había obtenido mi billete y junto con algún que otro baúl repleto de ropa y de cuadernos para apuntar y demás tras una semana y media llegué hasta tierras norteñas.
Noruega me recibió bajo un cielo cubierto de nubes negras que presagiaban una tormenta, ya habíamos atravesado una bastante fuerte mientras veníamos de camino y ahora me recibía con algo de lluvia a mi llegada, lluvia que no me importó en absoluto y que para mí me hizo más fácil el estar en ese lugar, siendo humana había vivido en un lugar algo mucho más caluroso y desértico, por lo que ver esas tierras plagadas de campos, de prados, de bosque y de tanta vegetación fue un regalo para los ojos. Tenía todo previsto para que me recogieran y me llevaran directamente hasta el castillo donde el conde Cannif me recibiría, ya había sido avisado con antelación por el museo en una carta que habían mandado por lo que estaba al tanto de mi llegada. Había oído hablar cosas de él, de lo que había hecho en sus tiempos de juventud por aquellas tierras que amaba y la verdad era que era de admirar que hubiera luchado –y siguieran haciendo- por ese norte libre en el que tanto se empeñaban. La travesía fue corta y sin ningún contratiempo, el lugar donde había desembarcado era el propio condado y este estaba fuertemente vigilado para que nada pasara, allí sus gentes residían con la esperanza de que la guerra pronto se terminara y el norte estuviera libre y en paz, lejos de la tiranía que soportaban en esos momentos. Una lucha encarecida y cruda que había arrasado con muchas zonas, podía ver a la gente en los campamentos que se habían habilitado porque era tal la mayoría de refugiados que no habían casas suficientes como para albergarlos a todos.
El carruaje paró frente al castillo y al parecer ya estaban al tanto de mi llegada por lo que unos sirvientes cogieron todas mis pertenencias y me indicaron el camino hacia los aposentos que ocuparía durante mi estancia en el castillo, también me dijeron que el conde estaba en una reunión importante y que en terminar me recibiría para hablar sobre mi estancia allí, debía de agradecerle que estando en guerra como estaban me dejaran quedarme, lo cierto es que pensaba molestar lo menos posible, hacer mi trabajo, recabar datos, alguna que otra excavación si él me lo permitía en su condado ya que había descubierto algunas pistas que me llevaban exactamente allí, a antiguos manuscritos, e integrarme entre sus gentes para que me contaran leyendas, historias y demás sobre aquellas tierras. Una vez todo preparado y listo para que me recibiera el conde tras haber terminado con su reunión salí con la carpeta donde tenía aquellos documentos que me había entregado el museo y que necesitaba que me firmara para poder permanecer allí, aunque no se había negado a que me quedara allí, pero igualmente necesitaba su consentimiento. Me habían explicado donde se encontraba así que me dirigí hacia allí mientras en el camino por los pasillos miraba la carpeta y revisaba por enésima vez que los papeles estuvieran correctos y no hubiera fallo ni error alguno. La gente pasaba por aquellos pasillos, algunos soldados que parecía que iban a salir mientras me mantenía ajena a todo lo que pasaba cuando, sin esperarlo, me di de bruces con alguien haciendo que los papeles que llevaba saltaran por los aires y quedaran esparcidos por el suelo.
-Joder –maldije al ver los papeles por el suelo me agaché para recogerlos viendo que la otra persona, a la cual ni había mirado, también me ayudaba a recogerlos. Los metí en la carpeta y me encontré con una mano masculina de piel algo pálida que me tendía los demás papeles que había recogido, mis ojos subieron desde sus pies estando acuclillado en el suelo por sus piernas, su torso, su brazo extendido hacia mí y dar a parar a su rostro, un joven de quizás más o menos la edad humana que yo tenía cuando me convertí en vampiro me devolvía la mirada, facciones marcadas, expresión seria y ruda, pelo rubio vestido con pieles de donde de su espalda asomaba el mando de una espada. Barba de unos días en su rostro y unos ojos azules como el mismísimo cielo que me devolvían la mirada, cogí los papeles que me tendía y nos levantamos a la vez una vez todo estuvo recogido, él era algo más alto que yo y tenía que elevar un poco la vista para observarlo, fruncí ligeramente el ceño- podrías mirar por dónde vas, ¿no te parece? –Pregunté en su idioma para que me entendiera sin despegar mis ojos de los suyos, dudaba que allí alguno hablara en francés y mucho menos en árabe, pero para algo me había aprendido su idioma. Su olor fue captado por mis sentidos y me mordí el labio al notar la sangre que, de forma rápida, bombeaba su corazón... hacía unos días que no me había alimentado y con toda la emoción del momento me había hasta olvidado de ello. Controlaba mis instintos pero cuando se me presentaba tal delicioso bocado a veces costaba incluso hasta contenerse, pese a eso mi enfado por el golpe en ese momento mermaba lo demás y por ende también encontraba cierto... captaba cierta esencia en él que me desagradaba, y que me hizo arrugar la nariz en cuanto su olor me llegó por completo.
Última edición por Naitiri Zahir el Jue Sep 28, 2017 5:45 am, editado 1 vez
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
La presencia de la loba era algo que no había esperado bajo ninguna circunstancia, podía ver el odio que me tenía con la forma en la que tenía de mirar que iba más allá ese odio del que seguramente sintiera por mi raza en esos momentos, sino que también me odiaba a mí por haberle “quitado” o “arrebatado” lo que tenía con el vikingo. Yo era consciente de que se veían de vez en cuando y se acostaban, él siempre había dicho que era libre como ella también lo era... pero el dolor que podía ver en sus ojos no era de alguien que pensara que era totalmente libre, esa loba sentía por el vikingo y su rencor hacia mí y cómo se comportaba era el ejemplo más grande de ello. Me quedé ahora al margen porque yo no pintaba nada en ese momento, lo que tenía que hablar lo tenía que hacer con él y me convertí por un momento en una espectadora de lo que aquello estaba pasando, la toalla en mi cuerpo mientras sentía mi pelo pegarse a mi piel al estar mojado, las gotas que caían al suelo y la situación tensa que se podía palpar en el aire por los acontecimientos presentes. Mi amenaza había quedado clara y aunque no tenía ganas de pelearme con la loba, si intentaba algo, no me iba a quedar de brazos cruzados y eso era un hecho. El vikingo le pidió que se largara pero la loba seguía ahí plantada mientras sus ojos ámbar brillaban con furia, con cierta decepción por lo que estaba pasando. Su pregunta de si pensaba buscarla, como seguramente habría hecho de no estar yo en esos momentos en el norte, fue una búsqueda desesperada de la loba de al menos tener algo a lo que aferrarse, algo que le diera quizás un motivo o una esperanza... pero la escueta negativa que le dio el vikingo fue más demoledora de lo que quizás incluso ella misma habría esperado y necesitado.
Yo era mujer y, como tal, no era de las que me gustara ver a otra sufriendo porque en algún momento de nuestras vidas todos habíamos pasado por algo como eso, no me alegré del dolor ajeno aunque fuera una loba y en teoría fuera mi enemigo natural, pero antes que eso era una mujer y aunque mi postura estaba clara ver como su rostro se iba desfigurando poco a poco tampoco fue algo que me gustara. Mis ojos iban de uno a otro conforme iban hablando, el vikingo decía que los dos sabían lo que era y lo que había, que eran encuentros esporádicos pero que por encima de todo eran enemigos... al parecer era eso lo que la loba no entendía, quizás porque podía ver su aura y como parte de los sentimientos que tenía por él interferían en todo el odio y el rencor que le estaba cogiendo y que de rebote iba a mí por ser la que se había metido entre medio. Le dijo que era su enemigo y él, para terminar, alegó que ella nunca dejó de serlo. No veía que intentara hacerle daño porque, de quererlo, podría haber sido mucho más duro y mucho más cruel... sin embargo había buscado las palabras justas para decirle y acabó pidiéndole que se largara de nuevo. Los ojos de la loba reflejaban bien lo que sentía en esos momentos, lo miré a él como si quisiera matarlo y desapareció por el ventanal como si fuera una sombra que se perdía en la oscuridad, sus aullidos sonaron mientras se alejaba y no me había dado cuenta de que mi cuerpo estaba completamente tenso en esos momentos, quizás porque esperaba que saltara y estaba lista para interponerme de ser necesario, solo quité mi vista de esa ventana por donde había desaparecido cuando sentí que el vikingo se acercaba a mi cuerpo, sus labios ascendieron de forma lenta por mi cuello notando su cálida respiración en mi piel y me pidió disculpas por haberme metido en medio aun cuando no era su intención.
Mis ojos subieron a los suyos y lo miraron de forma fija, sus orbes azules se quedaron anclados en mis desiertos y por un breve momento me debatí si debía de quedarme yo también o por el contrario era mejor que me largara. Pareció notar mis dudas porque me pidió que me quedara, que antes de que ella apareciera iba a quedarme a dormir con él y lo cierto es que así era, por esa noche no iba a trabajar en la excavación e iba a pasarla con él, sin embargo quizás fuera mejor dejarlo descansar y ponerme a trabajar en lo que había ido a hacer allí. Él aseguraba que lo suyo con la loba se había acabado aunque no hubieran empezado nada, no dudaba de eso porque había visto que su intención no era hacerle daño, tampoco iba a negar que había sido un momento de lo más incómodo y que se había ido parte del buen humor que llevaba antes de que ella apareciera. Volvió a repetirme que me quedara con él y que quería pasar la noche conmigo, no veía mentira en sus palabras tampoco así que ¿qué era lo que me lo impedía? Me apetecía quedarme, sabía que podría haber estado con cualquier otra durante esos días y no había hecho nada, que podría haber buscado en llegar a la loba como hubiera hecho de estar yo y sin embargo me había buscado a mí, su manera desesperada y necesitada de tomarme por encima de lo herido que estaba había sido bastante claro, podía leerlo en su aura y supe que era así. Sus manos fueron a mis nalgas pegando de esa forma mi cuerpo al suyo y las apretó entre sus manos, algo que me hizo ladear la cabeza sin apartar mis ojos de los suyos.
-Las has echado de menos también, ¿verdad? –Pregunté con una leve sonrisa, después del primer encontronazo que habíamos tenido había sido claro con respecto a esa parte de mi cuerpo, mis brazos rodearon su cuello y mis labios buscaron los suyos en un beso que dijo toda la respuesta que él quería y necesitaba oír, iba a quedarme porque quería, porque me apetecía y porque no había hecho absolutamente nada malo, no veía motivo alguno por el que irme de allí y no pensaba hacerlo. Mi lengua se abrió paso hasta encontrar las suya y empezar una batalla en la que no había ni vencedor ni vencido, un gruñido escapó de sus labios apretándome más contra su cuerpo de mis nalgas y la otra mano subió a mi pelo para cogerlo en un puño y acercarme más como si eso fuera posible. Mis manos vagaron por su cuerpo hasta que una se enredó en su pelo y ese beso fue, de alguna manera, el que nos hizo volver a la situación en la que estábamos antes. Mordí su labio inferior triando del mismo sin apartar mis ojos de los suyos y luego lamí el lugar que había mordido con una sonrisa divertida- vuelves a llamarme Nai –dije como apunte porque ya lo había hecho un par de veces, solo me llamaban así un número limitado de personas y me hizo gracia que lo hiciera él- que sepas que solo me llama así un número reducido de personas, y ahora entre ellos estás tú –volví a morder su labio inferior de forma leve- voy a quedarme porque quiero quedarme, lo que ha pasado no cambia nada –aseguré recorriendo su pecho con mi mano, se le notaba muy cansado y necesitaba descansar y yo no iba a prolongar que estuviera más tiempo despierto- vamos a dormir vikingo, antes de que siga pensando que estás desnudo y mojado –apunté con un deje divertido y tiré de él para llevarlo a la cama y dejar que se recostara, me quité la toalla y me metí en la cama a su lado notando el calor que desprendía su cuerpo y ese olor característico suyo que había notado durante cada noche en esa cama, mis ojos subieron a los suyos antes de que se quedara durmiendo de nuevo sintiendo sus manos recorrer mi cuerpo- ¿vas a dormirte otra vez con una mano en mi pecho y otra en mis nalgas? –Reí con cierta diversión y nuestras bocas volvieron a encontrarse de nuevo en otro beso aunque algo más calmado y sosegado que los anteriores, me acomodé sobre él y apoyé mi cabeza en su pecho escuchando de fondo los latidos de su corazón, su respiración pausada y tranquila. Admitía que había echado de menos esos momentos y esa sensación que ahora sentía, y aunque era demasiado pronto para dormirme puesto que todavía era de noche me quedé despierta un rato más cuando sentí que él ya se había dormido, elevé mi rostro para contemplarlo y mis dedos lo recorrieron despacio preguntándome qué me estaba haciendo ese hombre, suspiré y volví a apoyarme en su pecho cerrando los ojos quedándome durmiendo al paso de las horas.
Yo era mujer y, como tal, no era de las que me gustara ver a otra sufriendo porque en algún momento de nuestras vidas todos habíamos pasado por algo como eso, no me alegré del dolor ajeno aunque fuera una loba y en teoría fuera mi enemigo natural, pero antes que eso era una mujer y aunque mi postura estaba clara ver como su rostro se iba desfigurando poco a poco tampoco fue algo que me gustara. Mis ojos iban de uno a otro conforme iban hablando, el vikingo decía que los dos sabían lo que era y lo que había, que eran encuentros esporádicos pero que por encima de todo eran enemigos... al parecer era eso lo que la loba no entendía, quizás porque podía ver su aura y como parte de los sentimientos que tenía por él interferían en todo el odio y el rencor que le estaba cogiendo y que de rebote iba a mí por ser la que se había metido entre medio. Le dijo que era su enemigo y él, para terminar, alegó que ella nunca dejó de serlo. No veía que intentara hacerle daño porque, de quererlo, podría haber sido mucho más duro y mucho más cruel... sin embargo había buscado las palabras justas para decirle y acabó pidiéndole que se largara de nuevo. Los ojos de la loba reflejaban bien lo que sentía en esos momentos, lo miré a él como si quisiera matarlo y desapareció por el ventanal como si fuera una sombra que se perdía en la oscuridad, sus aullidos sonaron mientras se alejaba y no me había dado cuenta de que mi cuerpo estaba completamente tenso en esos momentos, quizás porque esperaba que saltara y estaba lista para interponerme de ser necesario, solo quité mi vista de esa ventana por donde había desaparecido cuando sentí que el vikingo se acercaba a mi cuerpo, sus labios ascendieron de forma lenta por mi cuello notando su cálida respiración en mi piel y me pidió disculpas por haberme metido en medio aun cuando no era su intención.
Mis ojos subieron a los suyos y lo miraron de forma fija, sus orbes azules se quedaron anclados en mis desiertos y por un breve momento me debatí si debía de quedarme yo también o por el contrario era mejor que me largara. Pareció notar mis dudas porque me pidió que me quedara, que antes de que ella apareciera iba a quedarme a dormir con él y lo cierto es que así era, por esa noche no iba a trabajar en la excavación e iba a pasarla con él, sin embargo quizás fuera mejor dejarlo descansar y ponerme a trabajar en lo que había ido a hacer allí. Él aseguraba que lo suyo con la loba se había acabado aunque no hubieran empezado nada, no dudaba de eso porque había visto que su intención no era hacerle daño, tampoco iba a negar que había sido un momento de lo más incómodo y que se había ido parte del buen humor que llevaba antes de que ella apareciera. Volvió a repetirme que me quedara con él y que quería pasar la noche conmigo, no veía mentira en sus palabras tampoco así que ¿qué era lo que me lo impedía? Me apetecía quedarme, sabía que podría haber estado con cualquier otra durante esos días y no había hecho nada, que podría haber buscado en llegar a la loba como hubiera hecho de estar yo y sin embargo me había buscado a mí, su manera desesperada y necesitada de tomarme por encima de lo herido que estaba había sido bastante claro, podía leerlo en su aura y supe que era así. Sus manos fueron a mis nalgas pegando de esa forma mi cuerpo al suyo y las apretó entre sus manos, algo que me hizo ladear la cabeza sin apartar mis ojos de los suyos.
-Las has echado de menos también, ¿verdad? –Pregunté con una leve sonrisa, después del primer encontronazo que habíamos tenido había sido claro con respecto a esa parte de mi cuerpo, mis brazos rodearon su cuello y mis labios buscaron los suyos en un beso que dijo toda la respuesta que él quería y necesitaba oír, iba a quedarme porque quería, porque me apetecía y porque no había hecho absolutamente nada malo, no veía motivo alguno por el que irme de allí y no pensaba hacerlo. Mi lengua se abrió paso hasta encontrar las suya y empezar una batalla en la que no había ni vencedor ni vencido, un gruñido escapó de sus labios apretándome más contra su cuerpo de mis nalgas y la otra mano subió a mi pelo para cogerlo en un puño y acercarme más como si eso fuera posible. Mis manos vagaron por su cuerpo hasta que una se enredó en su pelo y ese beso fue, de alguna manera, el que nos hizo volver a la situación en la que estábamos antes. Mordí su labio inferior triando del mismo sin apartar mis ojos de los suyos y luego lamí el lugar que había mordido con una sonrisa divertida- vuelves a llamarme Nai –dije como apunte porque ya lo había hecho un par de veces, solo me llamaban así un número limitado de personas y me hizo gracia que lo hiciera él- que sepas que solo me llama así un número reducido de personas, y ahora entre ellos estás tú –volví a morder su labio inferior de forma leve- voy a quedarme porque quiero quedarme, lo que ha pasado no cambia nada –aseguré recorriendo su pecho con mi mano, se le notaba muy cansado y necesitaba descansar y yo no iba a prolongar que estuviera más tiempo despierto- vamos a dormir vikingo, antes de que siga pensando que estás desnudo y mojado –apunté con un deje divertido y tiré de él para llevarlo a la cama y dejar que se recostara, me quité la toalla y me metí en la cama a su lado notando el calor que desprendía su cuerpo y ese olor característico suyo que había notado durante cada noche en esa cama, mis ojos subieron a los suyos antes de que se quedara durmiendo de nuevo sintiendo sus manos recorrer mi cuerpo- ¿vas a dormirte otra vez con una mano en mi pecho y otra en mis nalgas? –Reí con cierta diversión y nuestras bocas volvieron a encontrarse de nuevo en otro beso aunque algo más calmado y sosegado que los anteriores, me acomodé sobre él y apoyé mi cabeza en su pecho escuchando de fondo los latidos de su corazón, su respiración pausada y tranquila. Admitía que había echado de menos esos momentos y esa sensación que ahora sentía, y aunque era demasiado pronto para dormirme puesto que todavía era de noche me quedé despierta un rato más cuando sentí que él ya se había dormido, elevé mi rostro para contemplarlo y mis dedos lo recorrieron despacio preguntándome qué me estaba haciendo ese hombre, suspiré y volví a apoyarme en su pecho cerrando los ojos quedándome durmiendo al paso de las horas.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Abrí los ojos cuando las primeras luces del alba, entraron por la habitación, con mi mano aun en su pecho y ella entre mis brazos no pude evitar sonreír como un gilipollas.
No estaba acostumbrado a despertar con una mujer y no sabia que cojones estaba haciendo conmigo la egipcia pero me estaba colgando de ella.
Mi labios buscaron su cuello, los deslicé por allí depositando un reguero de besos, estaba dormida, posiblemente porque con la luz del día necesitaba el descanso que por contra yo no tenia.
-Nai -susurré contra su piel mientras mi hombría erguida se hundía entre sus algas.
Ella protestaba adormilada, pero mi mano la acariciaba sin pausa, la escuché reír ante mi impaciencia.
Con una mano en la verga se la restregué de espaldas por la entrada, impulsándome con fuerza para meterla.
Sus piernas se abrieron acogiéndome, sus paredes se abran mientras entraba despacio. Por encima del hombro su boca me gusto con una sonrisa, mi lengua trepó por sus labios enredándose con la ajena entre jadeos.
Mis manos en sus caderas la atraje con rudeza contra mi, embistiéndola cada vez mas fuerte, gruñí mordiendo su cuello, tomándola como una bestia mientras el cuerpo de ambos se tensaba al borde del abismo.
Me empujó a el cuando su mano acarició mis testículos, jadeé roncamente al sentir como me iba en su interior con violencia, sacudiéndome entre sus paredes, llenándola de mi por completo.
Laxos nuestros cuerpos se relajaron, nos besamos durante unos minutos hasta que el ruido de espadas me indicó que llegaba tarde al entrenamiento.
-Joder! -rugí saliendo de ella, buscando los pantalones, la camisola y arreglándome por encima el pelo con los dedos.
-¿Mi bastarda? -pregunté tropezando mientras me ponía las botas.
La risa de Nai mirándome pelearme con los cordones me hizo negar y dedicarle un gruñido.
Me acerqué besé su boca a modo de despedida y salí por la puerta a toda velocidad espada en mano.
Si llegaba tarde padre volvería obligarme a entrenar con él al anochecer y tenia mejores planes.
Pasé la mañana en el patio de armas, comí con todos mis hermanos y primos en el salón, una pelea bastante mas complicada que la misma guerra, pues mantener el plato sin que te hurtaran la comida los gañanes de mis primos era todo un arte.
La tarde la pasé en el lago, entre risas, bromas y cuando el ocaso llegó la vi, llegaba con esa media sonrisa mordiéndose el labio inferior.
Salí del lago mojado y como un perro sacudí mi pelo frente a ella
-¿Vienes a verme egipcia? -pregunté con aire engreído antes de clavar bajo la boca de su estomago mi hombro y sin mediar palabra salir corriendo hacia el lago donde nos dejé caer a ambos.
Nai maldecía, gruñía y me repetía que no volviera a hacer eso, pero yo simplemente la orillaba contra mi cuerpo para besadla de nuevo.
No estaba acostumbrado a despertar con una mujer y no sabia que cojones estaba haciendo conmigo la egipcia pero me estaba colgando de ella.
Mi labios buscaron su cuello, los deslicé por allí depositando un reguero de besos, estaba dormida, posiblemente porque con la luz del día necesitaba el descanso que por contra yo no tenia.
-Nai -susurré contra su piel mientras mi hombría erguida se hundía entre sus algas.
Ella protestaba adormilada, pero mi mano la acariciaba sin pausa, la escuché reír ante mi impaciencia.
Con una mano en la verga se la restregué de espaldas por la entrada, impulsándome con fuerza para meterla.
Sus piernas se abrieron acogiéndome, sus paredes se abran mientras entraba despacio. Por encima del hombro su boca me gusto con una sonrisa, mi lengua trepó por sus labios enredándose con la ajena entre jadeos.
Mis manos en sus caderas la atraje con rudeza contra mi, embistiéndola cada vez mas fuerte, gruñí mordiendo su cuello, tomándola como una bestia mientras el cuerpo de ambos se tensaba al borde del abismo.
Me empujó a el cuando su mano acarició mis testículos, jadeé roncamente al sentir como me iba en su interior con violencia, sacudiéndome entre sus paredes, llenándola de mi por completo.
Laxos nuestros cuerpos se relajaron, nos besamos durante unos minutos hasta que el ruido de espadas me indicó que llegaba tarde al entrenamiento.
-Joder! -rugí saliendo de ella, buscando los pantalones, la camisola y arreglándome por encima el pelo con los dedos.
-¿Mi bastarda? -pregunté tropezando mientras me ponía las botas.
La risa de Nai mirándome pelearme con los cordones me hizo negar y dedicarle un gruñido.
Me acerqué besé su boca a modo de despedida y salí por la puerta a toda velocidad espada en mano.
Si llegaba tarde padre volvería obligarme a entrenar con él al anochecer y tenia mejores planes.
Pasé la mañana en el patio de armas, comí con todos mis hermanos y primos en el salón, una pelea bastante mas complicada que la misma guerra, pues mantener el plato sin que te hurtaran la comida los gañanes de mis primos era todo un arte.
La tarde la pasé en el lago, entre risas, bromas y cuando el ocaso llegó la vi, llegaba con esa media sonrisa mordiéndose el labio inferior.
Salí del lago mojado y como un perro sacudí mi pelo frente a ella
-¿Vienes a verme egipcia? -pregunté con aire engreído antes de clavar bajo la boca de su estomago mi hombro y sin mediar palabra salir corriendo hacia el lago donde nos dejé caer a ambos.
Nai maldecía, gruñía y me repetía que no volviera a hacer eso, pero yo simplemente la orillaba contra mi cuerpo para besadla de nuevo.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Me había quedado durmiendo sobre el pecho del vikingo un par de horas más tarde ya que no estaba en mi naturaleza irme a dormir por la noche que era cuando los vampiros salíamos para hacer nuestras vidas, me pasé ese tiempo observándolo dormir de manera tranquila y plácida, sus brazos me habían rodeado y mis dedos recorrieron su rostro de forma leve para no perturbar su sueño, su respiración tranquila, su corazón latiendo con normalidad... mis dedos recorrieron también sus labios y finalmente al cabo de un tiempo me acomodé para dormirme yo también como lo había hecho el vikingo. Me removí con el paso de las horas notando que era de día ya que entraba débilmente algo de luz al no tener cortinas en esa ventana que tenía pero que ningún rayo de luz llegaba hasta la cama, sentí en un estado de duermevela al vikingo que me llamó y yo ni siquiera abrí los ojos cuando sintiéndolo a mi espalda, notaba su brazo que me tenía rodeada pegándome a su cuerpo y su aliento por mi cuello y sentí un par de besos aunque todavía estaba lo suficientemente dormida como para no enterarme de nada. Protesté moviéndome para que me dejara seguir durmiendo pero fue entonces que se movió contra mí y sentía su mano que acariciaba mi cuerpo buscando una reacción por mi parte. Me quejé ante el hecho de que no me dejara seguir durmiendo, algo ya más despierta, cuando sentí que su miembro rozaba mis nalgas dispuesto y preparado para darme guerra mientras yo estaba mitad despierta y mitad durmiendo. Su mano, que no paró de acariciarme en ningún momento, bajó de mis pechos a mi vientre y siguió bajando hasta colarse en mi sexo, un dedo lo recorrió y un jadeo escapó de mis labios y que me hizo reír ante la insistencia del vikingo como si no pudiera contenerse mientras me acariciaba. Notaba su miembro que recorría mi sexo y finalmente sentí que se adentraba en mi interior de manera lenta, despacio, a lo que yo separé un poco mis piernas para darle más acceso notando como mi interior lo acogía y se amoldaba al vikingo.
Giré mi rostro riéndome por su impaciencia y cuando lo miré sus labios me buscaron dejando escapar un gruñido contra estos, tiré mi mano hacia atrás para enredar mis dedos en su pelo, sus manos en mis caderas pegándome a su cuerpo y él moviéndose cada vez más rápido y más fuerte, dejó mordiscos por mi cuello mientras yo permanecía con los ojos cerrados y disfrutaba del placer que me brindaba el vikingo con mi cabeza casi que recostada contra su hombro, su respiración acelerada, sus latidos sonando con fuerza y él moviéndose con ímpetu de un modo salvaje que me iba a llevar a la locura, los jadeos, los gruñidos y los gemidos no tardaron de llenar la habitación, nuestros cuerpos se tensaron, arqueé mi cuerpo hacia el del vikingo y cerré los ojos gimiendo con fuerza ante el orgasmo que nos sacudió a los dos sintiendo como se iba en mi interior, me recosté contra su pecho cuando terminamos y giré mi rostro para mirarlo con una sonrisa divertida, mis labios lo buscaron en ese momento para besarlo de una forma algo más tranquila escuchando sus latidos de fondo y notando su sangre fluir con rapidez por su torrente sanguíneo. Sus manos recorrían mi cuerpo de forma lenta sin separarnos disfrutando de ese momento que teníamos aunque yo no tardaría en quedarme durmiendo de nuevo porque para mí todavía era temprano, el sol estaba en lo alto y seguiría descansando hasta que cayera la noche de nuevo. Mordió mi labio inferior algo ya más tranquilo y lo miré con una sonrisa ladeada.
-¿Ésta es tú forma de dar los buenos días? –Pregunté medio riéndome en un ronroneo dejándome hacer cuando, de pronto, pareció recordar algo porque se separó de golpe y se levantó con prisas para comenzar a vestirse, me tumbé en la cama aunque levanté el torso ligeramente estando boca abajo para ver cómo iba de un lado a otro de la habitación vistiéndose con prisas, algo que me pareció sumamente divertido, preguntó por su espada y se tropezó con las botas en la mano a lo que yo me reí ante el espectáculo que me ofrecía en esos momentos, sentado en el borde de la cama se abrochaba las botas y me miró frunciendo el ceño y gruñéndome no gustándole que me riera de él en esas circunstancias, pero admitía que era de lo más gracioso. En cuanto terminó se acercó para dejar un beso en mis labios y mordí su inferior- por Ra hazme un favor y tapa esa maldita ventana –dije acostándome de nuevo en la cama mientras él la cubría y se alejaba finalmente dejándome sola en la cama, lancé un suspiro y negué ahora estando sola en la habitación. Me despertaba cuando era todavía de día entre caricias y besos, me tomaba de esa forma salvaje que tenía de hacer las cosas, me daba un orgasmo y me dejaba de nuevo en la cama para que siguiera durmiendo... si esa era su forma de darme los “buenos días” serían más que bien recibidos a partir de ese momento. Cerré los ojos y no tardé demasiado en volver a quedarme durmiendo hasta que finalmente la noche volvió a caer en el norte, me levanté desperezándome sin rastro del vikingo por la habitación y desnuda me fui al baño para darme un baño en la tina, cuando salí con una toalla la puerta se abrió y me giré para encontrarme con Kara, la verdad es que esperaba encontrarme al vikingo pero me venía bien que fuera ella porque la noche pasada no había bebido nada y ella, tan dócil y complaciente como siempre, me ofreció su cuello para que bebiera de ella. Me contaba que su padre había llegado sano y salvo de la batalla y que esa noche lo celebrarían en su casa con una fiesta, me dijo que podía pasarme si quería pero me parecía un poco violento y no le aseguré mi asistencia, aunque sabiendo que dormía en la habitación de Ubbe seguramente pensara que la pasaría con él. Cuando me cambié para buscarlo no lo encontré por el castillo y cuando me pretendía salir a buscar dónde paraba me topé con Adaline quien, al parecer, me buscaba. Repetía que una noche debíamos de ir los dos a su casa y me dio una cesta con cosas dentro diciéndome que estaban todos en el lago, me sonrió y se alejó con Erlend quien solo me hizo un asentimiento con la cabeza mientras los dos se alejaban, miré la cesta y luego sin más que hacer me encaminé hacia el lago. Podía escuchar sus risas y sus bromas desde lejos y pude reconocer las voces de sus hermanos y de su primo, en cuanto me acerqué a este y sus ojos azules se toparon con los míos sonreí de lado y me mordí el labio. Fue entonces que salió del agua quedando frente a mí y sacudió su pelo como si fuera un perro a lo que enarqué una ceja, me preguntó si había ido a verle y le mostré la cesta que llevaba entre mis manos- tú madre me ha encontrado y me ha pedido que os trajera esto, y que te recordara que me llevaras una noche a tu casa –me encogí de hombros restándole importancia y dejé la cesta en el suelo- ella me dijo dónde encontrarte, aunque no hubiera hecho falta –dije contra sus labios y, antes de que me diera cuenta, ya me había cogido de esa forma bárbara tan suya que tenía para correr hacia el lago mientras yo le exigía que me bajara ante la risa del resto, nos sumergió a los dos y cuando salí tiré mi pelo hacia atrás y lo fulminé con la mirada- maldito vikingo del demonio, por Ra, ¡no vuelvas a hacerme eso! –Le salpiqué agua y fue entonces que sin mediar palabra me acercó a su cuerpo y me besó sin importarle lo que yo le decía, mis manos recorrieron su pecho y al separarme tiré con fuerza de su labio inferior para luego mirarlo- vikingo engreído -dije antes de mirar al resto y saludarlos mientras ellos jugaban y se divertían entre ellos, mi mirada entonces se fijó en su primo- ¡anda, pero si eres tú! Como eres tan pequeño no te había visto bien –comenté con cierta malicia mientras el vikingo mordía mi cuello y yo me dejaba hacer escuchando su respuesta que me hizo rodar los ojos- oye Ubbe –sonreí con cierta malicia- ¿te ha afilado ya las armas durante una semana? –Pregunté con toda la intención del mundo haciendo que el vikingo que me rodeaba se riera por mis palabras y buscara con la mirada a su primero diciendo un “lo cierto es que no”- oh, vaya... pues creo que alguien se va a pasar toda una semana afilando tus armas, y créeme que esa no voy a ser yo –mi labio repasó uno de mis colmillos sin apartar la mirada de su primo- no se ha podido resistir a la tentación que supone esta vampira –sonreí de lado y luego centré mi mirada en Ubbe quien parecía la mar de divertido por lo que acababa de decir y, en cierta forma, se burlaba de su primo- y dime, ¿a dónde ibas con tantas prisas esta mañana? ¿Siempre das así los buenos días? –Murmuré contra sus labios rodeando su cuello con mis brazos, tiré de su labio inferior y luego lo lamí de forma lenta- ¿sabes? No solo vine aquí con la intención de ayudaros en esa excavación, sino porque también quería conocer vuestra tierra, vuestra cultura... ahora que seguro tienes unos días algo más tranquilos podrías enseñarme todo esto, apenas he salido del castillo salvo el día que me enseñaste esa aurora boreal –sonreí de lado- seguro que el norte tiene lugares más bonitos como esos, ¿te apetece ser de nuevo mi guía? Si lo haces bien puedo recompensarte y todo –reí de forma divertida para luego juntarnos con sus hermanos y con su primo pasando un rato más en el lago, supuse que lo de la cesta sería algo para que ellos pudieran comer aunque había escuchado algún ruido de cristal y no me extrañaría que hubiera alguna botella con alcohol en su interior.
Giré mi rostro riéndome por su impaciencia y cuando lo miré sus labios me buscaron dejando escapar un gruñido contra estos, tiré mi mano hacia atrás para enredar mis dedos en su pelo, sus manos en mis caderas pegándome a su cuerpo y él moviéndose cada vez más rápido y más fuerte, dejó mordiscos por mi cuello mientras yo permanecía con los ojos cerrados y disfrutaba del placer que me brindaba el vikingo con mi cabeza casi que recostada contra su hombro, su respiración acelerada, sus latidos sonando con fuerza y él moviéndose con ímpetu de un modo salvaje que me iba a llevar a la locura, los jadeos, los gruñidos y los gemidos no tardaron de llenar la habitación, nuestros cuerpos se tensaron, arqueé mi cuerpo hacia el del vikingo y cerré los ojos gimiendo con fuerza ante el orgasmo que nos sacudió a los dos sintiendo como se iba en mi interior, me recosté contra su pecho cuando terminamos y giré mi rostro para mirarlo con una sonrisa divertida, mis labios lo buscaron en ese momento para besarlo de una forma algo más tranquila escuchando sus latidos de fondo y notando su sangre fluir con rapidez por su torrente sanguíneo. Sus manos recorrían mi cuerpo de forma lenta sin separarnos disfrutando de ese momento que teníamos aunque yo no tardaría en quedarme durmiendo de nuevo porque para mí todavía era temprano, el sol estaba en lo alto y seguiría descansando hasta que cayera la noche de nuevo. Mordió mi labio inferior algo ya más tranquilo y lo miré con una sonrisa ladeada.
-¿Ésta es tú forma de dar los buenos días? –Pregunté medio riéndome en un ronroneo dejándome hacer cuando, de pronto, pareció recordar algo porque se separó de golpe y se levantó con prisas para comenzar a vestirse, me tumbé en la cama aunque levanté el torso ligeramente estando boca abajo para ver cómo iba de un lado a otro de la habitación vistiéndose con prisas, algo que me pareció sumamente divertido, preguntó por su espada y se tropezó con las botas en la mano a lo que yo me reí ante el espectáculo que me ofrecía en esos momentos, sentado en el borde de la cama se abrochaba las botas y me miró frunciendo el ceño y gruñéndome no gustándole que me riera de él en esas circunstancias, pero admitía que era de lo más gracioso. En cuanto terminó se acercó para dejar un beso en mis labios y mordí su inferior- por Ra hazme un favor y tapa esa maldita ventana –dije acostándome de nuevo en la cama mientras él la cubría y se alejaba finalmente dejándome sola en la cama, lancé un suspiro y negué ahora estando sola en la habitación. Me despertaba cuando era todavía de día entre caricias y besos, me tomaba de esa forma salvaje que tenía de hacer las cosas, me daba un orgasmo y me dejaba de nuevo en la cama para que siguiera durmiendo... si esa era su forma de darme los “buenos días” serían más que bien recibidos a partir de ese momento. Cerré los ojos y no tardé demasiado en volver a quedarme durmiendo hasta que finalmente la noche volvió a caer en el norte, me levanté desperezándome sin rastro del vikingo por la habitación y desnuda me fui al baño para darme un baño en la tina, cuando salí con una toalla la puerta se abrió y me giré para encontrarme con Kara, la verdad es que esperaba encontrarme al vikingo pero me venía bien que fuera ella porque la noche pasada no había bebido nada y ella, tan dócil y complaciente como siempre, me ofreció su cuello para que bebiera de ella. Me contaba que su padre había llegado sano y salvo de la batalla y que esa noche lo celebrarían en su casa con una fiesta, me dijo que podía pasarme si quería pero me parecía un poco violento y no le aseguré mi asistencia, aunque sabiendo que dormía en la habitación de Ubbe seguramente pensara que la pasaría con él. Cuando me cambié para buscarlo no lo encontré por el castillo y cuando me pretendía salir a buscar dónde paraba me topé con Adaline quien, al parecer, me buscaba. Repetía que una noche debíamos de ir los dos a su casa y me dio una cesta con cosas dentro diciéndome que estaban todos en el lago, me sonrió y se alejó con Erlend quien solo me hizo un asentimiento con la cabeza mientras los dos se alejaban, miré la cesta y luego sin más que hacer me encaminé hacia el lago. Podía escuchar sus risas y sus bromas desde lejos y pude reconocer las voces de sus hermanos y de su primo, en cuanto me acerqué a este y sus ojos azules se toparon con los míos sonreí de lado y me mordí el labio. Fue entonces que salió del agua quedando frente a mí y sacudió su pelo como si fuera un perro a lo que enarqué una ceja, me preguntó si había ido a verle y le mostré la cesta que llevaba entre mis manos- tú madre me ha encontrado y me ha pedido que os trajera esto, y que te recordara que me llevaras una noche a tu casa –me encogí de hombros restándole importancia y dejé la cesta en el suelo- ella me dijo dónde encontrarte, aunque no hubiera hecho falta –dije contra sus labios y, antes de que me diera cuenta, ya me había cogido de esa forma bárbara tan suya que tenía para correr hacia el lago mientras yo le exigía que me bajara ante la risa del resto, nos sumergió a los dos y cuando salí tiré mi pelo hacia atrás y lo fulminé con la mirada- maldito vikingo del demonio, por Ra, ¡no vuelvas a hacerme eso! –Le salpiqué agua y fue entonces que sin mediar palabra me acercó a su cuerpo y me besó sin importarle lo que yo le decía, mis manos recorrieron su pecho y al separarme tiré con fuerza de su labio inferior para luego mirarlo- vikingo engreído -dije antes de mirar al resto y saludarlos mientras ellos jugaban y se divertían entre ellos, mi mirada entonces se fijó en su primo- ¡anda, pero si eres tú! Como eres tan pequeño no te había visto bien –comenté con cierta malicia mientras el vikingo mordía mi cuello y yo me dejaba hacer escuchando su respuesta que me hizo rodar los ojos- oye Ubbe –sonreí con cierta malicia- ¿te ha afilado ya las armas durante una semana? –Pregunté con toda la intención del mundo haciendo que el vikingo que me rodeaba se riera por mis palabras y buscara con la mirada a su primero diciendo un “lo cierto es que no”- oh, vaya... pues creo que alguien se va a pasar toda una semana afilando tus armas, y créeme que esa no voy a ser yo –mi labio repasó uno de mis colmillos sin apartar la mirada de su primo- no se ha podido resistir a la tentación que supone esta vampira –sonreí de lado y luego centré mi mirada en Ubbe quien parecía la mar de divertido por lo que acababa de decir y, en cierta forma, se burlaba de su primo- y dime, ¿a dónde ibas con tantas prisas esta mañana? ¿Siempre das así los buenos días? –Murmuré contra sus labios rodeando su cuello con mis brazos, tiré de su labio inferior y luego lo lamí de forma lenta- ¿sabes? No solo vine aquí con la intención de ayudaros en esa excavación, sino porque también quería conocer vuestra tierra, vuestra cultura... ahora que seguro tienes unos días algo más tranquilos podrías enseñarme todo esto, apenas he salido del castillo salvo el día que me enseñaste esa aurora boreal –sonreí de lado- seguro que el norte tiene lugares más bonitos como esos, ¿te apetece ser de nuevo mi guía? Si lo haces bien puedo recompensarte y todo –reí de forma divertida para luego juntarnos con sus hermanos y con su primo pasando un rato más en el lago, supuse que lo de la cesta sería algo para que ellos pudieran comer aunque había escuchado algún ruido de cristal y no me extrañaría que hubiera alguna botella con alcohol en su interior.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Mi primo se reía al ver como la vikinga caía hastiada en las gélidas aguas del norte, claro que la lengua viperina de la dama no se hizo de esperar y empezó a meterse con Niels diciéndole que no le había visto porque era pequeño.
Este se moría de la risa, ciertamente mi primo no tenia ningún complejo, era cierto que tenia menos envergadura que yo, pero su combate rozaba un caos perfecto, era rápido, letal, un enemigo al que tener muy en cuenta.
Mi técnica era mas parecida a la de padre, usaba la fuerza bruta, embestía con rudeza y pocos aguantaban un cuerpo a cuerpo conmigo.
Mi primo puso los dedos formando una “L” y dejando la parte corta hacia arriba le hizo referencia de como la tenia de larga.
Le echó un bocado riéndose.
-Afilar no afilo, mis cojones voy a afilar -dijo mi primo -porque cuando volvisteis de la cabaña, me pidió que no te tirara, la apuesta se acabó ahí egipcia.
Negué hundiendo mi cabeza en el cuello de la morena, me daba vergüenza porque acababa de desvelar, lo que en parte yo ya le había dicho, que me había encargado de marcar terreno con ella, algo que nunca hacia.
Nosotros nos habíamos pasado por la piedra a muchas tías, uno detrás del otro y sin problema ninguno, pero..en esta ocasión era verdad que eso nos hubiera traído un gran problema, así que le avisé y él se retiró del juego.
La egipcia sonreía como una idiota y mis labios la buscaron mientras mis brazos rodeaban su cintura dejando caer mis manso en sus nalgas y apretándolas contra mi cuerpo.
-No sabes como me calientas morena -dije con mi verga chocando contra su vientre.
Niels tonteaba con un par de vikingas, se liaba con las dos, ese no perdía el tiempo nunca.
Hakon discutía con Synnobe para variar no se ahora porque, esos dos parecían disfrutar jodiéndose mutuamente la existencia.
Mi boca arrasó la ajena, entre jadeos la saqueé con hambruna mientras mis manos no dejaban de surcar su piel como un Drakkar las olas cuando va a la deriva.
-¿quieres que te haga de guía? -pregunté arrastrando las palabras contra sus labios -esta bien -pero vamos a viajar hasta Suecia, así que preciosa prepara la maleta -dije dándole un azote. -Voy a llevarte al templo de Upsala y se te van a caer las bragas -dije lanzandole un bocao -te las quitaré yo mujer.
Este se moría de la risa, ciertamente mi primo no tenia ningún complejo, era cierto que tenia menos envergadura que yo, pero su combate rozaba un caos perfecto, era rápido, letal, un enemigo al que tener muy en cuenta.
Mi técnica era mas parecida a la de padre, usaba la fuerza bruta, embestía con rudeza y pocos aguantaban un cuerpo a cuerpo conmigo.
Mi primo puso los dedos formando una “L” y dejando la parte corta hacia arriba le hizo referencia de como la tenia de larga.
Le echó un bocado riéndose.
-Afilar no afilo, mis cojones voy a afilar -dijo mi primo -porque cuando volvisteis de la cabaña, me pidió que no te tirara, la apuesta se acabó ahí egipcia.
Negué hundiendo mi cabeza en el cuello de la morena, me daba vergüenza porque acababa de desvelar, lo que en parte yo ya le había dicho, que me había encargado de marcar terreno con ella, algo que nunca hacia.
Nosotros nos habíamos pasado por la piedra a muchas tías, uno detrás del otro y sin problema ninguno, pero..en esta ocasión era verdad que eso nos hubiera traído un gran problema, así que le avisé y él se retiró del juego.
La egipcia sonreía como una idiota y mis labios la buscaron mientras mis brazos rodeaban su cintura dejando caer mis manso en sus nalgas y apretándolas contra mi cuerpo.
-No sabes como me calientas morena -dije con mi verga chocando contra su vientre.
Niels tonteaba con un par de vikingas, se liaba con las dos, ese no perdía el tiempo nunca.
Hakon discutía con Synnobe para variar no se ahora porque, esos dos parecían disfrutar jodiéndose mutuamente la existencia.
Mi boca arrasó la ajena, entre jadeos la saqueé con hambruna mientras mis manos no dejaban de surcar su piel como un Drakkar las olas cuando va a la deriva.
-¿quieres que te haga de guía? -pregunté arrastrando las palabras contra sus labios -esta bien -pero vamos a viajar hasta Suecia, así que preciosa prepara la maleta -dije dándole un azote. -Voy a llevarte al templo de Upsala y se te van a caer las bragas -dije lanzandole un bocao -te las quitaré yo mujer.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
El vikingo me había pillado con la guardia baja y había logrado alzarme como si fuera un saco de patatas, algo que odiaba a decir verdad, y lanzarme con él a esas aguas que aunque sentí que estaban frías yo no tenía problema alguno porque quizás yo estaba hasta más fría que las mismas aguas. Salí del agua y eché mi pelo hacia atrás mientras lo fulminaba con la mirada y le daba un par de manotazos en el pecho para que no volviera a hacerlo, odiaba que me cogiera de esa forma y él cada vez que podía lo hacía y no sería porque no le había dejado ya más que claro que no me gustaba, pero tampoco le di mayor importancia y dejé que sus brazos rodearan mi cintura y me pegaran a su cuerpo caliente, sus labios me buscaron y me besó de esa forma tan característica que él tenía y que me hizo soltar un jadeo enredando mis dedos en su pelo. Podía sentir el latir de su corazón, su respiración subir y bajar con cierta rapidez y sonreí dejando un mordisco en su labio inferior para luego saludar al resto de los allí presentes, incluso me metí un poco con su primo con quien ciertamente no me llevaba “mal”, pero desde el primer encontronazo que había tenido con él era imposible evitar que me metiera un poco con él en pago a ese momento y lo que ocurrió. Aunque mis palabras fueron con cierta malicia se rió, sabiendo por qué lo decía, y me hizo un gesto de que era pequeño en estatura pero no así también con su miembro a lo que yo me reí negando con la cabeza mientras lo veía con dos jóvenes y enarqué una ceja, desde luego que esos hombres no perdían el tiempo alguno y lo aprovechaban al máximo. Me acordé, en ese momento, de la apuesta que habían hecho frente a mis narices como si yo no pudiera entenderlos y sonreí antes de hacer ver que la había perdido y que tendría que afilar sus armas durante una semana porque esa había sido la apuesta que habían hecho, y claramente el único que había tocado mi cuerpo y se había adueñado del mismo había sido el vikingo, nadie más.
Lo miré de forma fija cuando me dijo que no iba a afilar nada y antes de que preguntara y le respondiera a que así había sido la apuesta, me dijo que Ubbe se había encargado cuando llegamos de la cabaña de hacerle saber que de alguna forma era “suya” y que no lo intentara conmigo... algo que a decir verdad él ya me había dicho y me había dejado caer, no entró en detalles cuando me lo dijo pero no hacía falta para saber qué era lo que había dicho o echo para hacerles saber que no se atrevieran a ponerme una mano encima. Mis ojos fueron hasta el vikingo quien tenía su rostro escondido en mi cuello y mis dedos fueron hasta su pelo enredándolos mientras sonreía y negaba divertida con la cabeza, si no me hubiera dicho él nada su primo lo hubiera delatado y eso me hizo gracia, al menos se había atrevido a decirme lo que había hecho. Aunque Niels dijera que la apuesta se acababa ahí lo cierto es que no era del todo así, ellos dijeron el “primero” y claramente había sido el vikingo por lo que sí tendría que afilar sus armas durante una semana. Podría callarme y dejarlo estar, pero me parecía mucho más divertido meterme con su primo en ese aspecto mientras sus hermanos, algo más al fondo, discutían entre ellos ajenos al mundo como si no estuviéramos allí el resto y ni quise prestar atención a lo que estaban diciendo, las dos o tres ocasiones que había coincidido con ellos los había visto siempre discutiendo en algún momento o en otro.
-Siento discrepar Niels –dije no sintiéndolo en absoluto- pero vuestra apuesta fue “el primero” ¿no? Y creo que tú no has sido el primero –sonreí de lado riéndome y negué con la cabeza divertida- aunque no debería de ser yo quien te reclamara la apuesta, al fin y al cabo no es a mí a quien tienen que afilar el arma una semana... –lo dejé caer sintiendo el mordisco que dejó el vikingo en mi cuello, sus manos de nuevo fueron a mis nalgas para apretarlas y comenzaba a pensar que sentía cierta obsesión con esa parte de mi cuerpo que me hizo reír con diversión por ello, mis ojos lo miraron cuando me dijo que lo calentaba notando su miembro rozar mi vientre a lo que sonreí de lado alzando mi rostro hacia el suyo- créeme; lo noto –mordí su labio inferior antes de que volviéramos a besarnos de nuevo ahora con sus manos recorriendo mi cuerpo, su boca arrasó con la mía, su lengua buscó la mía para empezar una batalla y mis dedos recorrieron su pecho y su espalda dejándome llevar por ese beso y por la forma que tenía de besarme y que tanto me gustaba- tú sí que me calientas, vikingo –dije mordiendo su labio inferior alzando mis ojos hasta esos orbes azules que tenía, esa mirada brillante fija en mí y esa sonrisa socarrona que se gastaba muchas veces. Quería aprovechar mi tiempo allí no solo lo que estuviera ayudándoles con esa excavación que, admitía, iba algo más lenta de lo previsto por lo que costaba descifrar su significado, pero también quería conocer su tierra y no quedarme solamente en Akershus, sabía que había ido allí para ayudarlos pero era mi única oportunidad así que ¿qué mejor que alguien de la zona para enseñarme el lugar? Reí cuando me preguntó de esa forma si quería que fuera mi guía y asentí lamiendo su labio inferior por lo cerca que estaban nuestros labios, lo miré enarcando una ceja cuando me dijo que íbamos a viajar- ¿Suecia? –Pregunté mirándole, dejó un azote en mi nalga y se lo devolví sin reparo alguno- el templo de Upsala... suena bien, eso de que me quites las bragas o se me caigan digo –comenté con diversión para recorrer su cuello con mis labios dejando algún que otro mordisco- tendré que volver a hacer el equipaje, ¿cuándo nos vamos? –Sabía que estaban en guerra y que esa pequeña paz que tenían pronto se verían truncada y tendrían que volver de nuevo a la batalla, mejor aprovechar ese escaso tiempo que teníamos. Estuvimos un rato más dentro del agua jugando, besándonos y acariciándonos hasta que dijo que tenía hambre y por la mirada que me lanzó supe que no solo de comida- tú madre me dio una cesta antes de venir, ven –dije cogiendo su mano para tirar de él y salir fuera del agua, yo no tenía problema alguno con el tiempo y ellos estaban acostumbrados al frío. En la cesta había algo de comida y cómo no hidromiel que repartimos entre todos mientras se encargaban de hacer una hoguera que los calentara un poco, ya encendida nos sentamos alrededor y miré al vikingo llevando una jarra en mis manos mientras ellos comían algo- ¿tienes frío? –Pregunté en tono bajo mirándole con una sonrisa divertida- si quieres yo te caliente, general –murmuré en su oído dejando un mordisco en su lóbulo antes de dar un trago a la jarra escuchando las historias y las anécdotas que contaban, de cuando eran pequeños y hacían travesuras y el tormento que le daban a sus madres, ninguno de los cuatro se salvaba de haber cometido alguna travesura de pequeño y miré al vikingo- así que eras un trasto de pequeño, bueno, y lo sigues siendo sin duda alguna –reí negando con la cabeza, algunas de las cosas ya me las había dicho pero sin embargo otras no y me reí escuchando como las contaban y las recordaban, parecía que dentro de todos los peligros habidos y por haber habían sido felices juntos, se les notaba por la forma en que tenían de contarlo y en la forma en que se trataban unos a otros.
Lo miré de forma fija cuando me dijo que no iba a afilar nada y antes de que preguntara y le respondiera a que así había sido la apuesta, me dijo que Ubbe se había encargado cuando llegamos de la cabaña de hacerle saber que de alguna forma era “suya” y que no lo intentara conmigo... algo que a decir verdad él ya me había dicho y me había dejado caer, no entró en detalles cuando me lo dijo pero no hacía falta para saber qué era lo que había dicho o echo para hacerles saber que no se atrevieran a ponerme una mano encima. Mis ojos fueron hasta el vikingo quien tenía su rostro escondido en mi cuello y mis dedos fueron hasta su pelo enredándolos mientras sonreía y negaba divertida con la cabeza, si no me hubiera dicho él nada su primo lo hubiera delatado y eso me hizo gracia, al menos se había atrevido a decirme lo que había hecho. Aunque Niels dijera que la apuesta se acababa ahí lo cierto es que no era del todo así, ellos dijeron el “primero” y claramente había sido el vikingo por lo que sí tendría que afilar sus armas durante una semana. Podría callarme y dejarlo estar, pero me parecía mucho más divertido meterme con su primo en ese aspecto mientras sus hermanos, algo más al fondo, discutían entre ellos ajenos al mundo como si no estuviéramos allí el resto y ni quise prestar atención a lo que estaban diciendo, las dos o tres ocasiones que había coincidido con ellos los había visto siempre discutiendo en algún momento o en otro.
-Siento discrepar Niels –dije no sintiéndolo en absoluto- pero vuestra apuesta fue “el primero” ¿no? Y creo que tú no has sido el primero –sonreí de lado riéndome y negué con la cabeza divertida- aunque no debería de ser yo quien te reclamara la apuesta, al fin y al cabo no es a mí a quien tienen que afilar el arma una semana... –lo dejé caer sintiendo el mordisco que dejó el vikingo en mi cuello, sus manos de nuevo fueron a mis nalgas para apretarlas y comenzaba a pensar que sentía cierta obsesión con esa parte de mi cuerpo que me hizo reír con diversión por ello, mis ojos lo miraron cuando me dijo que lo calentaba notando su miembro rozar mi vientre a lo que sonreí de lado alzando mi rostro hacia el suyo- créeme; lo noto –mordí su labio inferior antes de que volviéramos a besarnos de nuevo ahora con sus manos recorriendo mi cuerpo, su boca arrasó con la mía, su lengua buscó la mía para empezar una batalla y mis dedos recorrieron su pecho y su espalda dejándome llevar por ese beso y por la forma que tenía de besarme y que tanto me gustaba- tú sí que me calientas, vikingo –dije mordiendo su labio inferior alzando mis ojos hasta esos orbes azules que tenía, esa mirada brillante fija en mí y esa sonrisa socarrona que se gastaba muchas veces. Quería aprovechar mi tiempo allí no solo lo que estuviera ayudándoles con esa excavación que, admitía, iba algo más lenta de lo previsto por lo que costaba descifrar su significado, pero también quería conocer su tierra y no quedarme solamente en Akershus, sabía que había ido allí para ayudarlos pero era mi única oportunidad así que ¿qué mejor que alguien de la zona para enseñarme el lugar? Reí cuando me preguntó de esa forma si quería que fuera mi guía y asentí lamiendo su labio inferior por lo cerca que estaban nuestros labios, lo miré enarcando una ceja cuando me dijo que íbamos a viajar- ¿Suecia? –Pregunté mirándole, dejó un azote en mi nalga y se lo devolví sin reparo alguno- el templo de Upsala... suena bien, eso de que me quites las bragas o se me caigan digo –comenté con diversión para recorrer su cuello con mis labios dejando algún que otro mordisco- tendré que volver a hacer el equipaje, ¿cuándo nos vamos? –Sabía que estaban en guerra y que esa pequeña paz que tenían pronto se verían truncada y tendrían que volver de nuevo a la batalla, mejor aprovechar ese escaso tiempo que teníamos. Estuvimos un rato más dentro del agua jugando, besándonos y acariciándonos hasta que dijo que tenía hambre y por la mirada que me lanzó supe que no solo de comida- tú madre me dio una cesta antes de venir, ven –dije cogiendo su mano para tirar de él y salir fuera del agua, yo no tenía problema alguno con el tiempo y ellos estaban acostumbrados al frío. En la cesta había algo de comida y cómo no hidromiel que repartimos entre todos mientras se encargaban de hacer una hoguera que los calentara un poco, ya encendida nos sentamos alrededor y miré al vikingo llevando una jarra en mis manos mientras ellos comían algo- ¿tienes frío? –Pregunté en tono bajo mirándole con una sonrisa divertida- si quieres yo te caliente, general –murmuré en su oído dejando un mordisco en su lóbulo antes de dar un trago a la jarra escuchando las historias y las anécdotas que contaban, de cuando eran pequeños y hacían travesuras y el tormento que le daban a sus madres, ninguno de los cuatro se salvaba de haber cometido alguna travesura de pequeño y miré al vikingo- así que eras un trasto de pequeño, bueno, y lo sigues siendo sin duda alguna –reí negando con la cabeza, algunas de las cosas ya me las había dicho pero sin embargo otras no y me reí escuchando como las contaban y las recordaban, parecía que dentro de todos los peligros habidos y por haber habían sido felices juntos, se les notaba por la forma en que tenían de contarlo y en la forma en que se trataban unos a otros.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Höor nos concedió la petición, abandonar Akershus para acudir a Suecia, apenas seria una semana, quizás semana y media. La excavación iba despacio, mas de lo que al conde, mi tío, le gustaría pero creo que entendió que después de haber estado esperándome como cualquiera de las demás norteñas merecía ese respiro a mi lado, acudir a un lugar como Upsala, el templo creado para adorar a nuestros dioses, iba a hacerle entender mucho mas nuestra cultura, costumbres.
Nos pusimos en marcha, un Drakkar se encargaría de llevarnos hasta las costas suecas y de allí sobre dos monturas acudiríamos a Sigtuna, el condado donde esta el templo que la llevaba a visitar.
Nos quedaríamos a dormir en una caserona que el conde de Sigtuna siempre nos ofrecía a la familia Cannif cunado visitábamos aquel lugar para ofrecer a Thor nuestras ofrendas.
Nada mas atravesar las puertas de la fortaleza la egipcia perdió en mi su mirada, este lugar era distinto a Akershus, sus puertas abiertas, menos vigilado que las nuestras dejaban claro que era un lugar para viajeros, para todo aquel que quisiera llevar sus ofrendas y pedir los favores a los dioses en el templo.
El trasiego de campesinos era importante, en el interior algunos de los nuestros armados garantizaban la seguridad de todos ellos.
Mis ojos deambularon por las mujeres de por allí menos vistas que las de Akershus. Un capón es lo que me llevé y ella un beso que arrasó con todo a su paso.
Mis manos en sus nalgas.
-Eres mía -asegure de forma posesiva marcando bien delante de todos a mi presa.
Nadie en su sano juicio me desafiaría para tocarla, nadie se enfrentaba a un Cannif.
Sus labios recorrieron mi cuello y yo henchido como un pavo alcé mi pecho de forma arrogante, sin duda la mujer mas guapa era la mía.
Caminamos hacia la edificación, me detuve saludando a unos cuantos de los guerreros que conocía de otras ocasiones.
Nai observaba todo a su alrededor, muchas la miraban sobre todo las niñas que no acostumbradas a la oscuridad de su piel, ni a ese pelo de cuervo se reían acercándole flores como si fuera una diosa de otros tiempos.
Nos adentramos finalmente en el templo, la dejé ir, verlo todo con sus propios ojos, era un lugar de culto para los nuestros y sabia que ella lo apreciaría.
Thor aquí es la figura principal, Odin su padre, dios de la guerra es del mismo modo venerado. Mañana por la noche se ofrecerá una ofrenda, un sacrificio, se celebra después con bebida, una fiesta.
Nos pusimos en marcha, un Drakkar se encargaría de llevarnos hasta las costas suecas y de allí sobre dos monturas acudiríamos a Sigtuna, el condado donde esta el templo que la llevaba a visitar.
Nos quedaríamos a dormir en una caserona que el conde de Sigtuna siempre nos ofrecía a la familia Cannif cunado visitábamos aquel lugar para ofrecer a Thor nuestras ofrendas.
Nada mas atravesar las puertas de la fortaleza la egipcia perdió en mi su mirada, este lugar era distinto a Akershus, sus puertas abiertas, menos vigilado que las nuestras dejaban claro que era un lugar para viajeros, para todo aquel que quisiera llevar sus ofrendas y pedir los favores a los dioses en el templo.
El trasiego de campesinos era importante, en el interior algunos de los nuestros armados garantizaban la seguridad de todos ellos.
Mis ojos deambularon por las mujeres de por allí menos vistas que las de Akershus. Un capón es lo que me llevé y ella un beso que arrasó con todo a su paso.
Mis manos en sus nalgas.
-Eres mía -asegure de forma posesiva marcando bien delante de todos a mi presa.
Nadie en su sano juicio me desafiaría para tocarla, nadie se enfrentaba a un Cannif.
Sus labios recorrieron mi cuello y yo henchido como un pavo alcé mi pecho de forma arrogante, sin duda la mujer mas guapa era la mía.
Caminamos hacia la edificación, me detuve saludando a unos cuantos de los guerreros que conocía de otras ocasiones.
Nai observaba todo a su alrededor, muchas la miraban sobre todo las niñas que no acostumbradas a la oscuridad de su piel, ni a ese pelo de cuervo se reían acercándole flores como si fuera una diosa de otros tiempos.
Nos adentramos finalmente en el templo, la dejé ir, verlo todo con sus propios ojos, era un lugar de culto para los nuestros y sabia que ella lo apreciaría.
Thor aquí es la figura principal, Odin su padre, dios de la guerra es del mismo modo venerado. Mañana por la noche se ofrecerá una ofrenda, un sacrificio, se celebra después con bebida, una fiesta.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
No me podía creer que Höor nos hubiera concedido aquel permiso para poder ir a Suecia, no sabía lo que le habría dicho el vikingo para que nos dejara irnos durante una semana y especialmente teniendo en cuenta que yo había ido allí por la excavación, para ayudarles en esa guerra que se traían entre manos y que podría marcar una balanza a su favor y poder tener algo de ventaja con respecto a ese rey loco que asediaba esas tierras. No me quejé en absoluto cuando dijo que su tío nos daba permiso y tampoco pregunté qué le habría dicho al respecto así que hice las maletas pues nos llevaría una semana, quizás un poco más, entre ir allí pasar un par de días y volvernos pues él también tenía sus obligaciones como general y yo debía de seguir mi estudio en la excavación. Iba lento, pero iba por buen camino y quizás fuera por eso mismo que nos íbamos, llevaba allí encerrada mucho tiempo y ansiaba con esa curiosidad innata en mí conocer más de aquel país, nos íbamos a Suecia que era muy parecida a Noruega así que no puse pega alguna, yo me encargué del equipaje y el vikingo se encargó de preparar todo para poder irnos. Contábamos con la desventaja, por decirlo de alguna manera, de que yo no podía viajar con la luz del sol así que no le quedó más de otra que amoldarse un poco a mí “horario” para poder disfrutar de ese tiempo extra que nos habían concedido, era una tontería si no lo hacíamos así y dado que yo no quería convertirme en ceniza fue la solución más práctica. Tras el viaje en barco y al parecer teniéndolo él todo calculado cuando llegamos a sus costas dos monturas nos esperaban para poner rumbo a Sigtuna donde estaba el templo que me había dicho que visitaríamos, al parecer tenían buena relación con el conde de allí y por lo que me había dicho íbamos a quedarnos en una casona donde ellos se quedaban las veces que iban a allí y donde podríamos disfrutar los dos a solas.
Me quedé observando todos los detalles de aquel lugar y no me pasó desapercibida la diferencia que había entre aquel lugar y Akershus, desde lejos podías ver como esta última estaba bien defendida y con sus puertas cerradas mientras que aquí las puertas estaban abiertas y apenas unos pocos guardias vigilaban la entrada, se notaba la diferencia entre un lugar y otro, mientras que allí todo era tensión, nervios, lucha y sangre allí se podía ver la tranquilidad y la paz. Mis ojos buscaron los del vikingo y este me miró sonriéndome de lado como si de alguna forma supiera lo que estaba pensando en esos momentos, como si fuera consciente de la diferencia entre un lugar y otro. Nos adentramos tras sus puertas y pude ver a los campesinos que había en aquel lugar y que iban de un lado a otro, en una vida más tranquila y más cómoda, apenas había unos pocos guardias para garantizar la seguridad pero se notaba que ellos no estaban en guerra. En mi escrutinio me fijé en que el vikingo no dejaba de mirar a las jóvenes que había por el camino y le di una colleja divertida para pararnos porque tomó mi cuerpo y lo pegó al suyo buscándome con sus labios de manera ruda, en un beso que arrasó con todo y que me hizo morder su labio inferior con deseo dejando mis manos en su pecho. Sus manos, para variar, estaban en mis nalgas y negué levemente con la cabeza ante ese “eres mía” que bien supe por qué lo decía y que me hizo enarcar una ceja y sonreí de lado.
-Pero qué engreído eres –dije con cierto deje divertido y mis labios recorrieron su cuello de forma lenta, le di un manotazo en el pecho ante esas muestras que tenía y mordí su lóbulo antes de separarme- ¿en serio vikingo? Venga vamos, quiero ver ese templo del que me has hablado –dejé que tirara de mí tras aquella pequeña muestra por su parte que me hizo mucha gracia y que además pensaba que no hacía falta que la hiciera, cuando llegamos el vikingo se acercó antes de entrar para saludar a alguno de los soldados que había fuera y yo mientras observaba aquel lugar que me rodeaba, observando todo para no perder detalle de nada de lo que había a mi alrededor. Era consciente de que era una “novedad” entre aquellas gentes, destacaba no solo por mi negro pelo rizado sino también por el tono de mi piel que era muy diferente al de ellos, sin embargo no presté mayor importancia mientras me movía por el lugar o lo miraba todo de forma detenida dejándome envolver por ese ambiente que tenía. Fue que escuché a dos niñas pequeñas, quizás tendrían entre seis y ocho años, que se acercaban con una flor cada una para entregármelas. Sus ojos me miraban con cierta curiosidad y no las culpé, resaltaba entre toda aquella gente de una forma notoria. Me agaché con una sonrisa para quedar a su altura y miré las flores que me tendían- ¿para mí? –Pregunté con una sonrisa antes de tomarlas de sus manos y agradecérselo a las dos niñas que tras besar sus mejillas se fueron las dos sonriendo y riéndose por ello, me erguí oliendo aquellas flores y mis ojos fueron al vikingo quien ya había terminado de hablar con los soldados, le sonreí y me hizo una seña para que lo siguiera. Nos adentramos en ese templo y me dejó ir y venir para que viera todo mientras escuchaba sus palabras de fondo, vi todas las figuras y las representaciones que había en aquel templo, las columnas alzadas con grabados, los tótems con sus dioses que eran venerados. Odín y Thor representados y que pude ver mientras me quedaba con lo sencillo pero muy escenificado y puesto que estaba todo, se notaba las dos grandes figuras y aunque habían algunos dioses más esos dos cobraban todo el protagonismo por completo. Me giré a mirarlo cuando dijo que la próxima noche habría una ofrenda y una fiesta, harían un sacrificio y que después se celebraba con bebida y con fiesta. Me acerqué a paso lento hacia él hasta quedar de frente y sonreí mientras giraba entre mis dedos las flores que me habían dado las niñas- y supongo que mañana por la noche me traerás para que lo vea ¿verdad? –Sonreí rozando sus labios con los míos y miraba de nuevo aquel templo otra vez- ¿sabes? Me alegro de que me hayas traído aquí y de poder mostrarme más de vuestra cultura, vuestros templos son diferentes pero no por ello menos bellos... yo creo que os representan mucho cómo sois –ladeé un poco la cabeza y mi mano subió por su pecho- me encantará poder asistir a esa ofrenda para entender más vuestra cultura y vuestras costumbres, tradiciones... es la mejor forma de aprender –dije antes de acercar mis labios a los suyos para besarle en aquel templo donde estábamos a solas, mis dedos se enredaron en su nuca y mi cuerpo se pegó totalmente al suyo sin dejar un espacio entre ambos cuerpos, me separé mordiendo su labio inferior y lo miré sonriendo para lamer su labio inferior- debería de alimentarme, ¿quieres ser mi ofrenda esta noche? –dije en un tono bajo repasando su cuello con mis labios, notando su sangre fluir bajo mis labios tentándome de manera deliciosa, los subí de nuevo a sus labios.
Me quedé observando todos los detalles de aquel lugar y no me pasó desapercibida la diferencia que había entre aquel lugar y Akershus, desde lejos podías ver como esta última estaba bien defendida y con sus puertas cerradas mientras que aquí las puertas estaban abiertas y apenas unos pocos guardias vigilaban la entrada, se notaba la diferencia entre un lugar y otro, mientras que allí todo era tensión, nervios, lucha y sangre allí se podía ver la tranquilidad y la paz. Mis ojos buscaron los del vikingo y este me miró sonriéndome de lado como si de alguna forma supiera lo que estaba pensando en esos momentos, como si fuera consciente de la diferencia entre un lugar y otro. Nos adentramos tras sus puertas y pude ver a los campesinos que había en aquel lugar y que iban de un lado a otro, en una vida más tranquila y más cómoda, apenas había unos pocos guardias para garantizar la seguridad pero se notaba que ellos no estaban en guerra. En mi escrutinio me fijé en que el vikingo no dejaba de mirar a las jóvenes que había por el camino y le di una colleja divertida para pararnos porque tomó mi cuerpo y lo pegó al suyo buscándome con sus labios de manera ruda, en un beso que arrasó con todo y que me hizo morder su labio inferior con deseo dejando mis manos en su pecho. Sus manos, para variar, estaban en mis nalgas y negué levemente con la cabeza ante ese “eres mía” que bien supe por qué lo decía y que me hizo enarcar una ceja y sonreí de lado.
-Pero qué engreído eres –dije con cierto deje divertido y mis labios recorrieron su cuello de forma lenta, le di un manotazo en el pecho ante esas muestras que tenía y mordí su lóbulo antes de separarme- ¿en serio vikingo? Venga vamos, quiero ver ese templo del que me has hablado –dejé que tirara de mí tras aquella pequeña muestra por su parte que me hizo mucha gracia y que además pensaba que no hacía falta que la hiciera, cuando llegamos el vikingo se acercó antes de entrar para saludar a alguno de los soldados que había fuera y yo mientras observaba aquel lugar que me rodeaba, observando todo para no perder detalle de nada de lo que había a mi alrededor. Era consciente de que era una “novedad” entre aquellas gentes, destacaba no solo por mi negro pelo rizado sino también por el tono de mi piel que era muy diferente al de ellos, sin embargo no presté mayor importancia mientras me movía por el lugar o lo miraba todo de forma detenida dejándome envolver por ese ambiente que tenía. Fue que escuché a dos niñas pequeñas, quizás tendrían entre seis y ocho años, que se acercaban con una flor cada una para entregármelas. Sus ojos me miraban con cierta curiosidad y no las culpé, resaltaba entre toda aquella gente de una forma notoria. Me agaché con una sonrisa para quedar a su altura y miré las flores que me tendían- ¿para mí? –Pregunté con una sonrisa antes de tomarlas de sus manos y agradecérselo a las dos niñas que tras besar sus mejillas se fueron las dos sonriendo y riéndose por ello, me erguí oliendo aquellas flores y mis ojos fueron al vikingo quien ya había terminado de hablar con los soldados, le sonreí y me hizo una seña para que lo siguiera. Nos adentramos en ese templo y me dejó ir y venir para que viera todo mientras escuchaba sus palabras de fondo, vi todas las figuras y las representaciones que había en aquel templo, las columnas alzadas con grabados, los tótems con sus dioses que eran venerados. Odín y Thor representados y que pude ver mientras me quedaba con lo sencillo pero muy escenificado y puesto que estaba todo, se notaba las dos grandes figuras y aunque habían algunos dioses más esos dos cobraban todo el protagonismo por completo. Me giré a mirarlo cuando dijo que la próxima noche habría una ofrenda y una fiesta, harían un sacrificio y que después se celebraba con bebida y con fiesta. Me acerqué a paso lento hacia él hasta quedar de frente y sonreí mientras giraba entre mis dedos las flores que me habían dado las niñas- y supongo que mañana por la noche me traerás para que lo vea ¿verdad? –Sonreí rozando sus labios con los míos y miraba de nuevo aquel templo otra vez- ¿sabes? Me alegro de que me hayas traído aquí y de poder mostrarme más de vuestra cultura, vuestros templos son diferentes pero no por ello menos bellos... yo creo que os representan mucho cómo sois –ladeé un poco la cabeza y mi mano subió por su pecho- me encantará poder asistir a esa ofrenda para entender más vuestra cultura y vuestras costumbres, tradiciones... es la mejor forma de aprender –dije antes de acercar mis labios a los suyos para besarle en aquel templo donde estábamos a solas, mis dedos se enredaron en su nuca y mi cuerpo se pegó totalmente al suyo sin dejar un espacio entre ambos cuerpos, me separé mordiendo su labio inferior y lo miré sonriendo para lamer su labio inferior- debería de alimentarme, ¿quieres ser mi ofrenda esta noche? –dije en un tono bajo repasando su cuello con mis labios, notando su sangre fluir bajo mis labios tentándome de manera deliciosa, los subí de nuevo a sus labios.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
No podía evitar sonreír al ver como correteaba de un lado a otro por nuestro templo, era tosco, como nosotros mismos y aun si ella parecía admirar cada pieza cincelada a mano, veía nuestros dioses con asombro dándose cuenta de lo grandiosos que eran.
El acero era nuestro sino, todos nosotros manejábamos armas aun siendo campesinos, corrían tiempos difíciles para los nuestros.
Ladeé la sonrisa cuando se acercó a mi, mis labios acariciaron los suyos despacio, mi lengua la provocó atravesándolos y mis dientes tiraron de su inferior provocándola.
-Tu ofrenda egipcia ¿también tus dioses piden de eso? -pregunte ladeando el cuello para darle acceso a sus labios que recorrieron mi piel despacio.
-Quizás quiera que te lo bebas todo -dije de forma morbosa refiriéndome por supuesto no solo a mi sangre, algo que hizo que se riera dándome un manotazo -eso también alimenta -dije lanzandole un bocado mientras ella se reía por la cara dura que tenia.
Mi brazo rodeó su cintura y caminamos por el templo, muchos norteños pedían a los dioses por la cosecha, por sus familias, los alababan y otras jóvenes parejas hablaban con la oráculo pidiendo un día donde poder celebrar la ceremonia de su boda.
-¿Nos casamos? -le pregunté ladeando la sonrisa.
Sus carcajadas me hicieron ladear la sonrisa.
-Algún día quiero casarme aquí, rodeado de mi familia, con Thor y Odin como testigos, después ofreceremos un sacrificio a Freya, quiero asegurarme un gran linaje, hijos fuertes, vikingos.
Emborracharnos, hacer el amor con mi flamante esposa y supongo que después volver a la guerra, ese es nuestro sino -bromeé guiñándole un ojo.
Era consciente de que esto solo era eventual, ella se largaría y yo por contra nunca lo haría, amaba el norte, amaba cada piedra cada risco, sus aguas gélida, esos valles sombríos, amaba a sus gentes y por supuesto mi familia era lo que aquí mas me ataba, no quería una vida lejos de ellos, quería ver crecer a mis sobrinos, que mis hijos jugaran con las espadas de madera con ellos.
Quería irme de borrachera con mis hermanos y continuar ensartando al enemigo con mi espada, yo era un vikingo, el norte siempre seria mi hogar y la guerra mi enemigo.
Ella era egipcia y dudaba que entre sus planes estuviera el quedarse en un sitio como este. Ella había vivido una eternidad y esta solo seria una historia mas que contar, peor bueno, pensaba ser su historia mas épica.
Mis manos en sus nalgas, la atraje contra mi boca.
-Vamos a casa -susurré contra sus labios apretándole el culo -mi preciosa egipcia, no tienes sed -apunté empujando mi virilidad contra su vientre.
Pronto amanecerá. Así que vamos a la casona y encarguémonos de que tu precioso culo este a salvo en ella y mañana por la noche, vendremos, veremos un sacrificio y beberemos, follaremos...
El acero era nuestro sino, todos nosotros manejábamos armas aun siendo campesinos, corrían tiempos difíciles para los nuestros.
Ladeé la sonrisa cuando se acercó a mi, mis labios acariciaron los suyos despacio, mi lengua la provocó atravesándolos y mis dientes tiraron de su inferior provocándola.
-Tu ofrenda egipcia ¿también tus dioses piden de eso? -pregunte ladeando el cuello para darle acceso a sus labios que recorrieron mi piel despacio.
-Quizás quiera que te lo bebas todo -dije de forma morbosa refiriéndome por supuesto no solo a mi sangre, algo que hizo que se riera dándome un manotazo -eso también alimenta -dije lanzandole un bocado mientras ella se reía por la cara dura que tenia.
Mi brazo rodeó su cintura y caminamos por el templo, muchos norteños pedían a los dioses por la cosecha, por sus familias, los alababan y otras jóvenes parejas hablaban con la oráculo pidiendo un día donde poder celebrar la ceremonia de su boda.
-¿Nos casamos? -le pregunté ladeando la sonrisa.
Sus carcajadas me hicieron ladear la sonrisa.
-Algún día quiero casarme aquí, rodeado de mi familia, con Thor y Odin como testigos, después ofreceremos un sacrificio a Freya, quiero asegurarme un gran linaje, hijos fuertes, vikingos.
Emborracharnos, hacer el amor con mi flamante esposa y supongo que después volver a la guerra, ese es nuestro sino -bromeé guiñándole un ojo.
Era consciente de que esto solo era eventual, ella se largaría y yo por contra nunca lo haría, amaba el norte, amaba cada piedra cada risco, sus aguas gélida, esos valles sombríos, amaba a sus gentes y por supuesto mi familia era lo que aquí mas me ataba, no quería una vida lejos de ellos, quería ver crecer a mis sobrinos, que mis hijos jugaran con las espadas de madera con ellos.
Quería irme de borrachera con mis hermanos y continuar ensartando al enemigo con mi espada, yo era un vikingo, el norte siempre seria mi hogar y la guerra mi enemigo.
Ella era egipcia y dudaba que entre sus planes estuviera el quedarse en un sitio como este. Ella había vivido una eternidad y esta solo seria una historia mas que contar, peor bueno, pensaba ser su historia mas épica.
Mis manos en sus nalgas, la atraje contra mi boca.
-Vamos a casa -susurré contra sus labios apretándole el culo -mi preciosa egipcia, no tienes sed -apunté empujando mi virilidad contra su vientre.
Pronto amanecerá. Así que vamos a la casona y encarguémonos de que tu precioso culo este a salvo en ella y mañana por la noche, vendremos, veremos un sacrificio y beberemos, follaremos...
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Su cultura y la mía se parecían en muchas cosas, teníamos dioses en común que aunque con diferente nombre básicamente era lo mismo, leyendas, mitos... pero si había algo en lo que se diferenciara más era sin duda alguna en los templos, en los lugares donde venerar a los dioses. En eso ninguna de las dos culturas se parecían y cada uno veneraba a sus dioses de una forma diferente, ni la suya era mejor ni la mía era peor, simplemente eran diferentes. Yo había visto muchos templos, muchos lugares de culto a lo largo de mi vida y más con el trabajo que tenía, y sus templos quizás eran algo más burdos ya que los nuestros eran más elaborados, más decorados, llevaban muchísimos detalles –algunos inclusos demasiado- pero en ambos se hacía lo mismo y tenía la misma función. Por eso presté mayor atención a aquel lugar mientras veía a la gente que se acercaba para hacer ofrendas, para rezar a sus dioses... observé las esculturas que habían talladas, las formas que tenían y cómo sus dioses estaban representados. Nosotros lo hacíamos más con estatuas grandes y decorábamos las paredes y el dorado era el color que más predominaba, allí era todo diferente y distinto y lo estudié de forma minuciosa y al detalle. Agradecía esa idea que había tenido el vikingo, una realmente buena para venir de él, y además podría salir un poco de esa fortaleza en la que había estado sumida la última semana y media. Mis ojos observaron todo con detenimiento y lamenté no haber traído ese pequeño cuaderno que yo siempre llevaba encima y que me había dejado junto al resto del equipaje, pero al día siguiente por la noche cuando volviéramos lo llevaría conmigo y tomaría notas. En ese pequeño cuaderno había anotaciones, dibujos y algunos bocetos de algunos lugares y quería incluir ese templo en aquella lista. Noruega era una tierra plagada de muchas leyendas, de mitos y la cultura vikinga tenía muchos elementos, visitar un templo como ese era algo que no solo me gustó, sino que me ayudaría a comprender más su cultura.
Cuando volví con el vikingo este traía una sonrisa en los labios que me hizo negar con la cabeza divertida, cuando quedé frente a él sus labios recorrieron los míos, los atravesó buscándome y tentándome con su lengua y acabó mordiendo mi inferior... era tan fácil encontrarme, mejor dicho; él me encontraba de una forma tan fácil que a veces incluso hasta me sorprendía. Sonreí divertida cuando me preguntó si nosotros también hacíamos ofrendas mientras ladeaba su cuello en una clara invitación, una que me costaría rechazar pero que no quería hacerlo en aquel lugar porque aunque fuera una tierra plagada de magia y de leyendas no era el lugar indicado para beber de su sangre. Mis labios recorrieron su cuello sintiendo su yugular, su sangre latiendo con fuerza bajo mis labios, y la recorrí lamiendo esa zona. Reí contra su piel ante su comentario que iba claramente con un doble sentido y dejé un pequeño mordisco entre risas, le di un manotazo negando con la cabeza divertida por ello y subí mis ojos a los suyos de nuevo mordiéndome el labio inferior recorriendo su pecho con mis manos de manera lenta, ese hombre tenía una desfachatez y una cara tremenda, no se cortaba a la hora de hablar o de decir las cosas y a mí lejos de asustarme o de escandalizarme me divertía bastante, su franqueza no me desagradaba y hasta en cierto punto me gustaba. Iba a decirle una obviedad demasiado grande ante sus palabras pero preferí negar con la cabeza y reírme.
-Claro que hacemos ofrendas a nuestros dioses, nuestras culturas no son tan diferentes aunque pienses lo contrario... créeme, conozco a ambas y sé de lo que hablo –mordí su labio inferior y luego lamí la zona donde lo había mordido- pero quizás nuestras ofrendas sí sean diferentes a las vuestras, y no solemos hacer sacrificios, antiguamente sí pero ahora ya no –mis dedos se enredaron en el pelo de su nuca- en cuanto a que eso también alimenta... –reí entre dientes y dejé que tirara de mi cintura rodeándome con su brazo paseando por aquel templo viendo a los lugareños pedir a sus dioses, había varias parejas que pedían al parecer un día para enlazar sus vidas y fue entonces cuando escuché la pregunta del vikingo, me pilló tan de sorpresa porque ni me lo esperaba que mi reacción fue reírme por sus palabras mientras veía su sonrisa socarrona en sus labios, ni me lo tomaba en serio porque era imposible. Escuché sus palabras sobre que quería casarse allí con su familia, ya me había dicho que quería tener hijos y miré las esculturas de los dioses mientras hablaba del sacrificio para tener un gran linaje, celebrar, emborracharse, hacerle el amor a su esposa y volver a la guerra. Miré la estatua que tenía frente a mí y me mordí el labio sin decirle demasiado sobre aquel tema, ¿qué podría decirle aparte de un “algún día te casarás”? Los dos éramos conscientes de que, a pesar de la sorprendente química y conexión que teníamos, aquello era pasajero... yo no pertenecía a ese lugar y aunque me quedara no podría aportarle demasiado de lo que él quería, yo no podía tener hijos y en cuanto todo aquello pasara debía de volver a París y seguir con mi trabajo, con mí no vida. Mis ojos lo buscaron y le sonreí levemente cuando me guiñó el ojo, decía que la guerra era su sino y era algo que todo vikingo llevaba en sus venas... de alguna forma que quisiera que las valquirias lo llevaran me enfurecía, dejé que sus manos fueran a mis nalgas y las apretara para acercarme a su cuerpo y que rozara mis labios con los suyos, lamí su inferior cuando dijo que nos fuéramos a casa y asentí con la cabeza recorriendo su pecho con una mano y dejando la otra en su nuca, me hacía gracia que apretara mis nalgas cada dos por tres y llevara allí sus manos como si no pudiera evitarlo. Reí ante su pregunta sintiendo su miembro contra mi vientre en una clara invitación y ladeé ligeramente mi rostro- ¿tú preciosa egipcia? Mmm, me gusta como suena –mordí su inferior y asentí rozando su nariz con la mía dejando mi aliento sobre los suyos- no sabes cuánta sed tengo... –dije en un murmullo sin dejar de mirarlo a los ojos y sonreí- me alegra de que estés pendiente de poner mi culo a salvo del sol –reí bajito- parece que tienes muy planeado y estudiado estos días ¿no, vikingo? Me gusta ese plan, suena tremendamente tentador, divertido y placentero –lamí sus labios y dejé que tirara de mí hacia la casona donde nos quedaríamos y pasaríamos el resto de los días allí. No tardamos demasiado y pudimos llegar sin problema alguno antes de que el sol saliera por el horizonte, todo estaba dispuesto para nuestra llegada y como ya era costumbre en él cuando nos acercábamos a la puerta me cargó como si fuera un saco de patatas ante mis constantes intentos de bajarme dejando azotes en su trasero y me reía por esa forma de ser que tenía el vikingo. Al entrar el lugar estaba iluminado con velas y todo estaba cerrado para que la luz del sol no entrara y había sobre la mesa bandeja con diferentes frutas y algo de comida, me dejó en el suelo y me dio un azote mientras miraba la casa en la que nos quedaríamos que era bastante grande y amplia, luego me acerqué a él y rodeé su cuello con mis brazos- deberías de comer algo, si voy a saciarme de ti en todos los sentidos –sonreí de lado- tendrías que tomar algo, a no ser que prefieras que te lo de yo –mordí su inferior con cierta diversión y colé una de mis manos bajo su camisola- luego puedes alimentarme tú a mí, creo que tienes varias ideas en mente ¿no era así? –Reí con cierta diversión y mis labios recorrieron su cuello dejando pequeños mordiscos y besos- por si no te había quedado claro pretendo devorarte Ubbe, en cada uno de los sentidos que haya –subí de nuevo a sus labios y apresé su inferior con mis dientes dejando que sintiera mis colmillos pero que no le hicieran daño- pero no te preocupes, te daré también el descanso que necesitas aunque... bueno, ¿te parece descanso suficiente el viaje de vuelta? Si necesitas algo más de tiempo puedo hacer alguna concesión pero no hemos venido solamente a que me enseñes todo esto ¿verdad que no? También a descansar, a disfrutar de estos días solos... vienes de unos días bastante agitados así que pretendo ponértelo fácil, o todo lo que pueda al menos.
Cuando volví con el vikingo este traía una sonrisa en los labios que me hizo negar con la cabeza divertida, cuando quedé frente a él sus labios recorrieron los míos, los atravesó buscándome y tentándome con su lengua y acabó mordiendo mi inferior... era tan fácil encontrarme, mejor dicho; él me encontraba de una forma tan fácil que a veces incluso hasta me sorprendía. Sonreí divertida cuando me preguntó si nosotros también hacíamos ofrendas mientras ladeaba su cuello en una clara invitación, una que me costaría rechazar pero que no quería hacerlo en aquel lugar porque aunque fuera una tierra plagada de magia y de leyendas no era el lugar indicado para beber de su sangre. Mis labios recorrieron su cuello sintiendo su yugular, su sangre latiendo con fuerza bajo mis labios, y la recorrí lamiendo esa zona. Reí contra su piel ante su comentario que iba claramente con un doble sentido y dejé un pequeño mordisco entre risas, le di un manotazo negando con la cabeza divertida por ello y subí mis ojos a los suyos de nuevo mordiéndome el labio inferior recorriendo su pecho con mis manos de manera lenta, ese hombre tenía una desfachatez y una cara tremenda, no se cortaba a la hora de hablar o de decir las cosas y a mí lejos de asustarme o de escandalizarme me divertía bastante, su franqueza no me desagradaba y hasta en cierto punto me gustaba. Iba a decirle una obviedad demasiado grande ante sus palabras pero preferí negar con la cabeza y reírme.
-Claro que hacemos ofrendas a nuestros dioses, nuestras culturas no son tan diferentes aunque pienses lo contrario... créeme, conozco a ambas y sé de lo que hablo –mordí su labio inferior y luego lamí la zona donde lo había mordido- pero quizás nuestras ofrendas sí sean diferentes a las vuestras, y no solemos hacer sacrificios, antiguamente sí pero ahora ya no –mis dedos se enredaron en el pelo de su nuca- en cuanto a que eso también alimenta... –reí entre dientes y dejé que tirara de mi cintura rodeándome con su brazo paseando por aquel templo viendo a los lugareños pedir a sus dioses, había varias parejas que pedían al parecer un día para enlazar sus vidas y fue entonces cuando escuché la pregunta del vikingo, me pilló tan de sorpresa porque ni me lo esperaba que mi reacción fue reírme por sus palabras mientras veía su sonrisa socarrona en sus labios, ni me lo tomaba en serio porque era imposible. Escuché sus palabras sobre que quería casarse allí con su familia, ya me había dicho que quería tener hijos y miré las esculturas de los dioses mientras hablaba del sacrificio para tener un gran linaje, celebrar, emborracharse, hacerle el amor a su esposa y volver a la guerra. Miré la estatua que tenía frente a mí y me mordí el labio sin decirle demasiado sobre aquel tema, ¿qué podría decirle aparte de un “algún día te casarás”? Los dos éramos conscientes de que, a pesar de la sorprendente química y conexión que teníamos, aquello era pasajero... yo no pertenecía a ese lugar y aunque me quedara no podría aportarle demasiado de lo que él quería, yo no podía tener hijos y en cuanto todo aquello pasara debía de volver a París y seguir con mi trabajo, con mí no vida. Mis ojos lo buscaron y le sonreí levemente cuando me guiñó el ojo, decía que la guerra era su sino y era algo que todo vikingo llevaba en sus venas... de alguna forma que quisiera que las valquirias lo llevaran me enfurecía, dejé que sus manos fueran a mis nalgas y las apretara para acercarme a su cuerpo y que rozara mis labios con los suyos, lamí su inferior cuando dijo que nos fuéramos a casa y asentí con la cabeza recorriendo su pecho con una mano y dejando la otra en su nuca, me hacía gracia que apretara mis nalgas cada dos por tres y llevara allí sus manos como si no pudiera evitarlo. Reí ante su pregunta sintiendo su miembro contra mi vientre en una clara invitación y ladeé ligeramente mi rostro- ¿tú preciosa egipcia? Mmm, me gusta como suena –mordí su inferior y asentí rozando su nariz con la mía dejando mi aliento sobre los suyos- no sabes cuánta sed tengo... –dije en un murmullo sin dejar de mirarlo a los ojos y sonreí- me alegra de que estés pendiente de poner mi culo a salvo del sol –reí bajito- parece que tienes muy planeado y estudiado estos días ¿no, vikingo? Me gusta ese plan, suena tremendamente tentador, divertido y placentero –lamí sus labios y dejé que tirara de mí hacia la casona donde nos quedaríamos y pasaríamos el resto de los días allí. No tardamos demasiado y pudimos llegar sin problema alguno antes de que el sol saliera por el horizonte, todo estaba dispuesto para nuestra llegada y como ya era costumbre en él cuando nos acercábamos a la puerta me cargó como si fuera un saco de patatas ante mis constantes intentos de bajarme dejando azotes en su trasero y me reía por esa forma de ser que tenía el vikingo. Al entrar el lugar estaba iluminado con velas y todo estaba cerrado para que la luz del sol no entrara y había sobre la mesa bandeja con diferentes frutas y algo de comida, me dejó en el suelo y me dio un azote mientras miraba la casa en la que nos quedaríamos que era bastante grande y amplia, luego me acerqué a él y rodeé su cuello con mis brazos- deberías de comer algo, si voy a saciarme de ti en todos los sentidos –sonreí de lado- tendrías que tomar algo, a no ser que prefieras que te lo de yo –mordí su inferior con cierta diversión y colé una de mis manos bajo su camisola- luego puedes alimentarme tú a mí, creo que tienes varias ideas en mente ¿no era así? –Reí con cierta diversión y mis labios recorrieron su cuello dejando pequeños mordiscos y besos- por si no te había quedado claro pretendo devorarte Ubbe, en cada uno de los sentidos que haya –subí de nuevo a sus labios y apresé su inferior con mis dientes dejando que sintiera mis colmillos pero que no le hicieran daño- pero no te preocupes, te daré también el descanso que necesitas aunque... bueno, ¿te parece descanso suficiente el viaje de vuelta? Si necesitas algo más de tiempo puedo hacer alguna concesión pero no hemos venido solamente a que me enseñes todo esto ¿verdad que no? También a descansar, a disfrutar de estos días solos... vienes de unos días bastante agitados así que pretendo ponértelo fácil, o todo lo que pueda al menos.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Entre besos, caricias recorrimos de la mano las calles hacia la casona, nuestra risa mecida por el viento, cálidos los besos y pasionales las miradas de dos cuerpos prendidos en fuego.
Mis manos en sus nalgas apretaba su trasero, me gustaba esa forma en la que ladeaba la sonrisa y sus desiertos brillaban cuando sentía lo que ella en mi provocaba.Mi hombría alzada contra su vientre, sus manos recorriendo bajo mi camisa mis músculos con impaciencia y llegamos ante la lumbre de una casa que con todo preparado nos esperaba.
La alcé como un saco mientras azotaba su trasero épico, ella reía cuando yo giraba sobre mis talones fingiendo no saber de donde procedía esa voz que me pedía que la soltara.
La risa de ambos era tan absurda como ese juego que nos triamos ambos, si eso no era amor, se parecía.
La bajé frente a la lumbre, se alzó de puntillas para encontrarse con mis mares, nuestros labios colisionaron como el oleaje y las rocas. Lenguas de fuego que enredadas pretendían azuzar el incendio de dos cuerpos que prendían ante el fuego.
Jadeé empujando su cuerpo sobre la alfombre de piel de osos.
Su pelo de cuerpo como un abanico quedó extendido y la imagen demencial de la diosa de Egipto marco mi sino.
La observé desde arriba unos minutos, incapaz de quitarme de la cabeza tanta belleza.Sus dedos me atrajeron por la nuca y de nuevo la gesta de dos cuerpos convertidos en acero nos embriagó por completo.
-¡Vas a devorarme? -pregunté sin poder dejar de reírme -hazlo -pedí alzando con hambruna sus faldas al tiempo que mis manos ascendían por su piel de arena.
Su boca me buscó alzado su torso despacio, colisión de dos titanes, beso húmedo, apasionado que arrasó con todo.
Sus dedos ágiles buscaron la cinturilla de mi pantalón, liberando a Kraken que necesitado de sus marismas la buscó.
Me hundí en ella con voracidad mientras sus gemidos llevaban mi nombre al puto Valhalla.
Ella mi valquiria, la que me calmaba, la que me encendía. Las embestidas eran dignas de los dioses, tan abierta de piernas, tan ofrecida que me estaba volviendo loco perdido en su vaivén de caderas.
Mítica la batalla de sus tetas rozando mi pecho, prendiendo las fraguas de otros tiempos.
Forjamos nuestro amor a golpe de yunque y martillo mientras los jadeos, el sudor y la sangre nos dibujó la realidad de nosotros mismos.
El orgasmo de su mano, me fui en su interior, tan fuerte, tan rudo, tan inmenso como el firmamento. Sus colmillos se abrieron paso entre la carne de mi cuello ,desgarrada prolongó aquel placer llenó de nuevas embestidas sintiendo mi sangre abandonarme y mi alma regresar a mi cuerpo.
Nuestros dedos se enlazaron, caricias antes de caer sobre la alfombra laxos, vencidos a lo inevitable de nuestro destino.
Risas, besos, caricias y miradas que en silencio lo dijeron todo y nada la mismo tiempo.
-He salvado tu culo del sol, creo que merecía esto que me has dado egipcia -bromeé envolviendo nuestra piel.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
- Mensajes : 417
Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
El camino de vuelta a la casona fue bastante rápido y se me pasó volando mientras recorríamos las calles entre besos y caricias, su brazo rodeaba mi cintura y su mano se perdía por mi cadera aunque de vez en cuando bajaba para apretar mis nalgas haciendo que me riera y negara con la cabeza por aquello, desde el primer día había dicho que le gustaban y daba clara muestra de ello porque no dejaba de tocarlas cada dos por tres, a mí no me molestaba en absoluto sino que más bien me divertía esa obsesión que tenía, sonreía sin poder evitarlo ante su evidencia y lo dejaba contentándole porque parecía que eso en cierta forma saciaba sus ganas mientras no estábamos solos ya que no podía meterme mano, al menos con mis nalgas las saciaba hasta que nos quedábamos a solas. Cómo no para variar en esa costumbre bárbara que tenía me alzó como un saco de patatas mientras entrábamos en aquella casona que tenía todo preparado para nuestra llegada, yo le daba azotes y le pedía que me bajara entre risas, obvié el hecho de que podía bajarme y liberarme de su agarre perfectamente, le pedía que me bajara sin embargo él hacía caso omiso y se giraba buscando el sonido de mi voz como si hubiera alguien detrás de él y lo buscara haciendo que me riera por la tontería del momento mientras le dejaba caer algún que otro azote que él me devolvía al instante hasta que finalmente entramos en la casa, la chimenea estaba encendida y todo estaba completamente cerrado para que cuando saliera el sol por el horizonte este no entrara a la casa. Solo me soltó cuando llegamos hasta la chimenea encendida y me dejó en el suelo sobre aquella alfombra que había frente a esta, me incliné dejando mi rostro a la altura del suyo y riéndome busqué sus labios para besarlos en un beso apasionado, nuestras lenguas se encontraron en una feroz batalla y nos devoramos en ese beso que encendió nuestros cuerpos que ya venían calientes durante todo el camino.
Un jadeo suyo murió en mis labios y mordí su inferior tirando de este con cierta lascivia viendo esa sonrisa que tenía en sus labios, algo socarrona, y dejé que me tumbara sobre la alfombra con él sobre mi cuerpo pero a una distancia considerable, sus ojos me recorrieron durante unos minutos en los que solamente se quedó mirándome, como si me viera por primera vez y estuviera examinando cada centímetro de mi rostro y de mi cuerpo, su miembro presionaba contra mi centro, mi pelo quedaba repartido por la alfombra y alcé mis dedos para dibujar su rostro con la yema de estos de forma lenta, podía sentir su respiración cálida dar contra mis dedos y acabé por llevarlos hasta su nuca para atraerlo de nuevo y volver a besarnos de nuevo, nuestros cuerpos se buscaban apremiándonos con cierta necesidad y desesperación como si no pudieran resistirse más, arqueé mi cuerpo hacia el suyo colando mis manos bajo su camisola para quitársela recorriendo cada músculo de su pecho en mi camino hasta que quedó apartada a un lado sin dejar de besarnos, de recorrer el cuello del otro dejando besos y mordiscos, mis manos recorrieron su espalda de nuevo notando esa cicatriz que se le había quedado como marca del resultado de la batalla y reí contra sus labios cuando me preguntó si de verdad iba a devorarle.
-En todos los sentidos que me dejes –respondí mordiendo su labio inferior para luego sonreírle de forma ladeada cuando me dijo que lo hiciera, sus manos quitaron la falda que llevaba dejando mis piernas al descubierto repasándolas con sus dedos de forma lenta en una caricia ascendente, me elevé ligeramente para que pudiera quitarme el corsé que llevaba y deshiciera los lazos de la espalda hasta que este cayó a un lado de la alfombra, nuestros labios volvieron a encontrarse de forma voraz de nuevo mientras no dejábamos de acariciarnos y de rozar nuestros cuerpos constantemente, sumidos en ese deseo que nos consumía por dentro. Su piel brillaba de forma dorada por las llamas de la lumbre que lamían su piel dotándola de ese tono, mis dedos bajaron hasta su pantalón desabrochándolo entre besos y mordiscos para dejarlo completamente desnudo sobre mi cuerpo, mis piernas abiertas le daban el acceso que necesitaba y no dudó en quitarme de un tirón mi ropa interior para dejarme también desnuda piel con piel. Necesitados como si no pudiéramos contenernos y fuéramos una droga que necesitaba de su dosis no tardó en hundirse con fuerza en mi interior, gemí echando la cabeza hacia atrás y él se movía de esa forma pasional y ruda que lo caracterizaba y que me volvía completamente loca. Elevaba mis caderas con cada embestida para hacerlas más profundas y me movía a su mismo son entre jadeos y gemidos, nuestros rostros estaban tan cerca que mi nariz rozaba la suya en cada movimiento, su aliento contra el mío mientras nos besábamos y nos mordíamos, nuestros pechos se rozaban con cada embestida y no había una parte de su cuerpo que no estuviera pegado al mío. Nuestras manos se entrelazaron y las dejó sobre mi cabeza como si quisiera ejercer una dominación sobre mí que me hizo sonreír y tirar de su labio inferior, el placer era tan intenso que solo podía jadear y gemir moviéndome contra él como si fuera lo único que hubiera en ese momento y en cierto sentido así era- Ubbe –gemí con fuerza notando que me acercaba a ese borde por el que estaba a punto de lanzarme como siguiera así, sus embistes rudos y profundos me volvían loca, mis manos apretaron las suyas y mi cuerpo comenzó a tensarse anticipando la llegada del orgasmo, acabé arqueando todo mi cuerpo hacia el suyo cuando eso pasó y sin poder contenerme solté una de mis manos, la enredé en su pelo y giré su cuello para morderlo, hundí mis colmillos en su carne y la sangre brotó prolongando nuestros orgasmo, él encendido en ese frenesí que era mi mordisco siguió moviéndose incapaz de detenerse notando que mis paredes lo apretaban con fuerza entre espasmos hasta que sentí que se iba en mi interior con un gruñido, su mano aferrada con fuerza a la mía y su otro brazo pegándome a su cuerpo de la cintura. Solo paró cuando terminé de beber de su cuello y caíamos sobre la alfombra con la respiración agitada, el cuerpo perlado en sudor y nuestros ojos anclados al otro, mis desiertos en sus mares. Lamí mis labios para quitar su sangre y mi dedo gordo deslizó su labio inferior antes de volver a besarlo ya más calmados y más tranquilos mientras nos reponíamos. Nos besábamos, nos reíamos y nos acariciábamos en esos momentos en los que estábamos totalmente calmados y relajados, nuestras miradas se encontraban y se quedaban fija en la del otro como si no pudiéramos evitarlo, me gustaban sus orbes azules y lo que transmitía con ellos, reí por sus palabras y negué con la cabeza por la cara y el morro que le echaba a ese momento- me alegro de que te hayas preocupado en salvar mi culo, ya veo que te importa –dije con cierto deje divertido mientras él envolvía mi cuerpo por completo- ¿y tú no crees que deberías de tomar algo? –Pregunté de nuevo al ver que había pasado de mis anteriores palabras, ahora dada mi condición había estado durmiendo durante el día y permaneciendo despierto por las noches para aprovechar aquel viaje, sabía que venía de una batalla y no quería que eso le pasara factura- si no lo haces tú lo haré yo, ya sabes lo convincente y persuasiva que puedo llegar a ser... además de insistente, claro –dije mordiendo su labio inferior y al no ir él fui yo quien terminó levantándose pese a su gruñido y su negativa para volver a su lado con algo de comer mientras él me lanzaba gruñidos y me bufaba pero yo no hacía caso de ello. Acabé dándole algo de comer para contentarme y quedarme algo más tranquila y tumbados de nuevo en la alfombra, que era bastante cómoda, frente a la lumbre me quedé recostada sobre su pecho entre besos y caricias, una manta nos tapaba por encima aunque era más por él que por mí porque mi cuerpo además no podía calentarlo, y entre conversaciones banales, confesiones pasadas, besos y caricias terminamos por rendirnos al sueño haciendo de ese lugar un improvisado lecho.
Acostumbrada a despertarme de nuevo cuando el sol se había escondido por el horizonte abrí los ojos cuando todo ya había oscurecido, el fuego seguía encendido y quizás había sido él quien puso más leña en algún momento aunque yo no lo había notado en absoluto. Sentía su respiración contra mi cuello pausada y tranquila, su pecho en mi espalda y su brazo rodeándome la cintura pegándome a su cuerpo, hacía demasiado tiempo que no despertaba de normal con alguien y me giré de forma lenta para observarlo con los ojos cerrados dormir de forma plácida y tranquila, mis ojos lo observaron de manera detenida ahora que dormía mientras su respiración daba en mis labios. Mis dedos recorrieron su pecho de manera suave en una caricia y me quedé pensando en el tiempo que hacía que no tenía nada parecido con un hombre, de hecho mis relaciones de cama no habían sido tan seguidas con nadie y mucho menos me había quedado a “dormir” con dicha persona, me encontré con que él había cambiado eso y aunque me gustaba en cierto sentido también me daba miedo, miedo porque no sabía qué me estaba haciendo ese hombre para volverme tan loca, miedo porque tenía el presentimiento de que aquello se tornaba en algo diferente y yo hacía demasiado que no me encontraba en una situación así y desde luego no se podía comparar. Sabía que aquello comenzaba a ser diferente de meros encuentros sexuales esporádicos sino que empezaba a adquirir un matiz completamente diferente y eso era lo que me daba miedo, lo que él podría hacerme sentir de seguir así. Me mordí el labio con fuerza y acabé por acercar mi rostro al suyo para besar sus labios de manera lenta despertándolo así de esa forma, me separé para encontrarme con sus orbes azules y sonreí.
-Buenas noches vikingo, creo recordar que esta noche hacían una ofrenda y se celebraba una fiesta ¿no es así? –Pregunté sonriendo- bien, pues deberíamos de ponernos en marcha para ir ¿no te parece? Siento cierta curiosidad por ver cuán de diferentes son con las nuestras, ¿qué tal si nos levantamos, nos damos un baño rápido y nos vamos? Venga arriba que no me quiero perder nada –comenté medio entre risas al ver su cara, dejé un azote en sus nalgas y lo miré esperando a que se moviera.
Un jadeo suyo murió en mis labios y mordí su inferior tirando de este con cierta lascivia viendo esa sonrisa que tenía en sus labios, algo socarrona, y dejé que me tumbara sobre la alfombra con él sobre mi cuerpo pero a una distancia considerable, sus ojos me recorrieron durante unos minutos en los que solamente se quedó mirándome, como si me viera por primera vez y estuviera examinando cada centímetro de mi rostro y de mi cuerpo, su miembro presionaba contra mi centro, mi pelo quedaba repartido por la alfombra y alcé mis dedos para dibujar su rostro con la yema de estos de forma lenta, podía sentir su respiración cálida dar contra mis dedos y acabé por llevarlos hasta su nuca para atraerlo de nuevo y volver a besarnos de nuevo, nuestros cuerpos se buscaban apremiándonos con cierta necesidad y desesperación como si no pudieran resistirse más, arqueé mi cuerpo hacia el suyo colando mis manos bajo su camisola para quitársela recorriendo cada músculo de su pecho en mi camino hasta que quedó apartada a un lado sin dejar de besarnos, de recorrer el cuello del otro dejando besos y mordiscos, mis manos recorrieron su espalda de nuevo notando esa cicatriz que se le había quedado como marca del resultado de la batalla y reí contra sus labios cuando me preguntó si de verdad iba a devorarle.
-En todos los sentidos que me dejes –respondí mordiendo su labio inferior para luego sonreírle de forma ladeada cuando me dijo que lo hiciera, sus manos quitaron la falda que llevaba dejando mis piernas al descubierto repasándolas con sus dedos de forma lenta en una caricia ascendente, me elevé ligeramente para que pudiera quitarme el corsé que llevaba y deshiciera los lazos de la espalda hasta que este cayó a un lado de la alfombra, nuestros labios volvieron a encontrarse de forma voraz de nuevo mientras no dejábamos de acariciarnos y de rozar nuestros cuerpos constantemente, sumidos en ese deseo que nos consumía por dentro. Su piel brillaba de forma dorada por las llamas de la lumbre que lamían su piel dotándola de ese tono, mis dedos bajaron hasta su pantalón desabrochándolo entre besos y mordiscos para dejarlo completamente desnudo sobre mi cuerpo, mis piernas abiertas le daban el acceso que necesitaba y no dudó en quitarme de un tirón mi ropa interior para dejarme también desnuda piel con piel. Necesitados como si no pudiéramos contenernos y fuéramos una droga que necesitaba de su dosis no tardó en hundirse con fuerza en mi interior, gemí echando la cabeza hacia atrás y él se movía de esa forma pasional y ruda que lo caracterizaba y que me volvía completamente loca. Elevaba mis caderas con cada embestida para hacerlas más profundas y me movía a su mismo son entre jadeos y gemidos, nuestros rostros estaban tan cerca que mi nariz rozaba la suya en cada movimiento, su aliento contra el mío mientras nos besábamos y nos mordíamos, nuestros pechos se rozaban con cada embestida y no había una parte de su cuerpo que no estuviera pegado al mío. Nuestras manos se entrelazaron y las dejó sobre mi cabeza como si quisiera ejercer una dominación sobre mí que me hizo sonreír y tirar de su labio inferior, el placer era tan intenso que solo podía jadear y gemir moviéndome contra él como si fuera lo único que hubiera en ese momento y en cierto sentido así era- Ubbe –gemí con fuerza notando que me acercaba a ese borde por el que estaba a punto de lanzarme como siguiera así, sus embistes rudos y profundos me volvían loca, mis manos apretaron las suyas y mi cuerpo comenzó a tensarse anticipando la llegada del orgasmo, acabé arqueando todo mi cuerpo hacia el suyo cuando eso pasó y sin poder contenerme solté una de mis manos, la enredé en su pelo y giré su cuello para morderlo, hundí mis colmillos en su carne y la sangre brotó prolongando nuestros orgasmo, él encendido en ese frenesí que era mi mordisco siguió moviéndose incapaz de detenerse notando que mis paredes lo apretaban con fuerza entre espasmos hasta que sentí que se iba en mi interior con un gruñido, su mano aferrada con fuerza a la mía y su otro brazo pegándome a su cuerpo de la cintura. Solo paró cuando terminé de beber de su cuello y caíamos sobre la alfombra con la respiración agitada, el cuerpo perlado en sudor y nuestros ojos anclados al otro, mis desiertos en sus mares. Lamí mis labios para quitar su sangre y mi dedo gordo deslizó su labio inferior antes de volver a besarlo ya más calmados y más tranquilos mientras nos reponíamos. Nos besábamos, nos reíamos y nos acariciábamos en esos momentos en los que estábamos totalmente calmados y relajados, nuestras miradas se encontraban y se quedaban fija en la del otro como si no pudiéramos evitarlo, me gustaban sus orbes azules y lo que transmitía con ellos, reí por sus palabras y negué con la cabeza por la cara y el morro que le echaba a ese momento- me alegro de que te hayas preocupado en salvar mi culo, ya veo que te importa –dije con cierto deje divertido mientras él envolvía mi cuerpo por completo- ¿y tú no crees que deberías de tomar algo? –Pregunté de nuevo al ver que había pasado de mis anteriores palabras, ahora dada mi condición había estado durmiendo durante el día y permaneciendo despierto por las noches para aprovechar aquel viaje, sabía que venía de una batalla y no quería que eso le pasara factura- si no lo haces tú lo haré yo, ya sabes lo convincente y persuasiva que puedo llegar a ser... además de insistente, claro –dije mordiendo su labio inferior y al no ir él fui yo quien terminó levantándose pese a su gruñido y su negativa para volver a su lado con algo de comer mientras él me lanzaba gruñidos y me bufaba pero yo no hacía caso de ello. Acabé dándole algo de comer para contentarme y quedarme algo más tranquila y tumbados de nuevo en la alfombra, que era bastante cómoda, frente a la lumbre me quedé recostada sobre su pecho entre besos y caricias, una manta nos tapaba por encima aunque era más por él que por mí porque mi cuerpo además no podía calentarlo, y entre conversaciones banales, confesiones pasadas, besos y caricias terminamos por rendirnos al sueño haciendo de ese lugar un improvisado lecho.
Acostumbrada a despertarme de nuevo cuando el sol se había escondido por el horizonte abrí los ojos cuando todo ya había oscurecido, el fuego seguía encendido y quizás había sido él quien puso más leña en algún momento aunque yo no lo había notado en absoluto. Sentía su respiración contra mi cuello pausada y tranquila, su pecho en mi espalda y su brazo rodeándome la cintura pegándome a su cuerpo, hacía demasiado tiempo que no despertaba de normal con alguien y me giré de forma lenta para observarlo con los ojos cerrados dormir de forma plácida y tranquila, mis ojos lo observaron de manera detenida ahora que dormía mientras su respiración daba en mis labios. Mis dedos recorrieron su pecho de manera suave en una caricia y me quedé pensando en el tiempo que hacía que no tenía nada parecido con un hombre, de hecho mis relaciones de cama no habían sido tan seguidas con nadie y mucho menos me había quedado a “dormir” con dicha persona, me encontré con que él había cambiado eso y aunque me gustaba en cierto sentido también me daba miedo, miedo porque no sabía qué me estaba haciendo ese hombre para volverme tan loca, miedo porque tenía el presentimiento de que aquello se tornaba en algo diferente y yo hacía demasiado que no me encontraba en una situación así y desde luego no se podía comparar. Sabía que aquello comenzaba a ser diferente de meros encuentros sexuales esporádicos sino que empezaba a adquirir un matiz completamente diferente y eso era lo que me daba miedo, lo que él podría hacerme sentir de seguir así. Me mordí el labio con fuerza y acabé por acercar mi rostro al suyo para besar sus labios de manera lenta despertándolo así de esa forma, me separé para encontrarme con sus orbes azules y sonreí.
-Buenas noches vikingo, creo recordar que esta noche hacían una ofrenda y se celebraba una fiesta ¿no es así? –Pregunté sonriendo- bien, pues deberíamos de ponernos en marcha para ir ¿no te parece? Siento cierta curiosidad por ver cuán de diferentes son con las nuestras, ¿qué tal si nos levantamos, nos damos un baño rápido y nos vamos? Venga arriba que no me quiero perder nada –comenté medio entre risas al ver su cara, dejé un azote en sus nalgas y lo miré esperando a que se moviera.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
La egipcia decide que he de llenar mi estomago, bufo y gruño, no porque no tengo hambre, si no porque se separa de mi cuerpo.
No tarda en volver con piezas de fruta lo que me hace ladear la sonrisa mientras abro los labios recibiendo un poco de uva.
-Soy un vikingo mujer, mi estomago solo se sacia con carne asada -bromeo llevándome un manotazo.
Mis tripas rugen y sigue dándome de comer frunciendo el ceño para que deje de reírme de ella y de meterle mano en sus nalgas.
Hablamos, reímos, nos besamos, y no se bien en que momento acabo cayendo dormido.
Cae la noche cuando sus besos me despiertan, rodeo su cintura y escondo la cabeza en su regazo, no me apetece levantarme, estoy cansado de todo el sueño acumulado y como de costumbre me hago de rogar hasta que la inmortal azota mis nalgas y eso es un desafió que hace que yo muerda las ajenas.
De nuevo nos reímos, ella grita que deje de hacer el marrano, mientras lamo su culo marcado por mis dientes poniendo cara de pervertido.
Tras revolcarnos un rato sobre las pieles, tomarnos de nuevo de un modo desesperado acabamos dándonos una baño relajado.
La egipcia tiene prisa y aunque yo le propongo un nuevo baile sobre mi verga, ella dice que el tiempo apremia y que deje algo para la vuelta.
Un mohin es la respuesta, pero cedo finalmente y salimos de la mano rumbo al templo.
La calle es un holgorio, la fiesta llena de hogueras, jarras y carne. Cojo una buena pata de cordero que voy mordiendo mientras camino y ella me mira al verme con esa hambruna.
Me encojo de hombros.
-Soy un bárbaro, no te he engañado -bromeo cogiendo su jarra para dar un trago y empujar la carnada -no puedo vivir a base de fruta pequeña egipcia.
Seguimos avanzando como toda la gente, entre bailes y risas hasta alcanzar la zona de alrededor del templo.
Sobre una tarima dos palos con sendas sogas, mis ojos sobrevolaron los desiertos de mi acompañante, imaginaba que no iba a entender esto, pero si quería conocer nuestra cultura..tenia que verlo.
Pronto, vestida de blanco, aparece la sacerdotisa, tras ella el séquito de oráculos, la ultima portaba un carnero atado de una soga y tras este, un hombre caminaba de negro cerrando el circulo.
La sacerdotisa se encargó de atar al hombre entre los sendos palos, mientras las otras agujereaban la yugular del carnero dejando que se desangrara en el cuenco.
La operación se repitió con varios mas para llenar los suficientes cuencos como para que corrieran entre el gentío. Pero la sacerdotisa, solo se ocupaba del hombre atado, mancando su rostro de sangre, su ropa de carmesí.
-El hombre se sacrifica por todos, para que la guerra no se lleve a muchos guerreros, él ira al Valhalla, hoy cenara con Odin y las Valquirias le acunaran en un vaivén de piernas.
Tomé el cuenco cuando me lo ofreció una de las oráculos bañadas en sangre, su vestido blanco era rojo y sus pechos se quedaban reflejados en una imagen demasiado erótica para pasar por alto. Di un trago, manché de sangre mi rostro y acerqué mis dedos manchados para deslizarlos por el rostro de Naitiri, despacio, una caricia que la tiñó de carmesí.
-Bebe -susurré contra sus labios.
No tarda en volver con piezas de fruta lo que me hace ladear la sonrisa mientras abro los labios recibiendo un poco de uva.
-Soy un vikingo mujer, mi estomago solo se sacia con carne asada -bromeo llevándome un manotazo.
Mis tripas rugen y sigue dándome de comer frunciendo el ceño para que deje de reírme de ella y de meterle mano en sus nalgas.
Hablamos, reímos, nos besamos, y no se bien en que momento acabo cayendo dormido.
Cae la noche cuando sus besos me despiertan, rodeo su cintura y escondo la cabeza en su regazo, no me apetece levantarme, estoy cansado de todo el sueño acumulado y como de costumbre me hago de rogar hasta que la inmortal azota mis nalgas y eso es un desafió que hace que yo muerda las ajenas.
De nuevo nos reímos, ella grita que deje de hacer el marrano, mientras lamo su culo marcado por mis dientes poniendo cara de pervertido.
Tras revolcarnos un rato sobre las pieles, tomarnos de nuevo de un modo desesperado acabamos dándonos una baño relajado.
La egipcia tiene prisa y aunque yo le propongo un nuevo baile sobre mi verga, ella dice que el tiempo apremia y que deje algo para la vuelta.
Un mohin es la respuesta, pero cedo finalmente y salimos de la mano rumbo al templo.
La calle es un holgorio, la fiesta llena de hogueras, jarras y carne. Cojo una buena pata de cordero que voy mordiendo mientras camino y ella me mira al verme con esa hambruna.
Me encojo de hombros.
-Soy un bárbaro, no te he engañado -bromeo cogiendo su jarra para dar un trago y empujar la carnada -no puedo vivir a base de fruta pequeña egipcia.
Seguimos avanzando como toda la gente, entre bailes y risas hasta alcanzar la zona de alrededor del templo.
Sobre una tarima dos palos con sendas sogas, mis ojos sobrevolaron los desiertos de mi acompañante, imaginaba que no iba a entender esto, pero si quería conocer nuestra cultura..tenia que verlo.
Pronto, vestida de blanco, aparece la sacerdotisa, tras ella el séquito de oráculos, la ultima portaba un carnero atado de una soga y tras este, un hombre caminaba de negro cerrando el circulo.
La sacerdotisa se encargó de atar al hombre entre los sendos palos, mientras las otras agujereaban la yugular del carnero dejando que se desangrara en el cuenco.
La operación se repitió con varios mas para llenar los suficientes cuencos como para que corrieran entre el gentío. Pero la sacerdotisa, solo se ocupaba del hombre atado, mancando su rostro de sangre, su ropa de carmesí.
-El hombre se sacrifica por todos, para que la guerra no se lleve a muchos guerreros, él ira al Valhalla, hoy cenara con Odin y las Valquirias le acunaran en un vaivén de piernas.
Tomé el cuenco cuando me lo ofreció una de las oráculos bañadas en sangre, su vestido blanco era rojo y sus pechos se quedaban reflejados en una imagen demasiado erótica para pasar por alto. Di un trago, manché de sangre mi rostro y acerqué mis dedos manchados para deslizarlos por el rostro de Naitiri, despacio, una caricia que la tiñó de carmesí.
-Bebe -susurré contra sus labios.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Una nueva noche comenzaba y con ella otro nuevo día para pasar junto al vikingo, me había prometido que podríamos ir a esa ofrenda que se haría en el templo y a la fiesta que se llevaría a cabo después, siento curiosidad por ver de cerca sus costumbres y saber cómo son, soy consciente de que son algo más sangrientas que las mías porque he estudiado su cultura pero tampoco es lo mismo estudiarlo que verlo en primera persona. Por fin se había despertado y lo primero que hizo fue acercarme a su cuerpo para quedar pegados de nuevo, sonreí divertida observándolo antes de que sus labios buscaran los míos para fundirnos en un beso que lo activó y lo despertó por completo, escondió su rostro en mi cuello y yo enredé mis dedos en su pelo quedándonos así durante unos breves minutos en los que sentía su respiración dar contra mi cuello. No tardé en recordarle que debíamos de movernos para ir a esa ofrenda y él se hizo de rogar como si fuera un niño pequeño que no quería levantarse de la cama, reí divertida por ello sin despegarse de mi cuerpo y al final acabé por azotar su trasero para ver si así me movía, pero claro, aquel hombre se lo tomó como un desafío y cuando se separó para mirarle en vez de decirme algo lo que hizo fue tumbarme sobre la alfombra dejándome boca abajo, su rostro fue a mis nalgas donde dejó un mordisco mientras yo me reía e intentaba apartarlo sin éxito alguno mientras él marcaba mi piel con sus dientes, esa zona de mi cuerpo que tanto le gustaba y que parecía tener una seria obsesión con ella porque más que tocarme un pecho siempre sus manos iban hacia mis nalgas. Ese hombre no había conocido la vergüenza en su vida pero lejos de molestarme me divertía su forma de ser tan despreocupada sin importarle los que los demás pensaran de sus acciones y de sus actos, me elevé un poco para mirarlo por encima de mis hombros y negué con la cabeza riéndome por la forma en la que me miraba mordiéndome una de las nalgas.
-Por Ra, creo que ya entiendo eso de que sólo comes “carne asada” –su risa sonó en el lugar y tras apremiarle para que se moviera, dejara de hacer el idiota, y nos pusiéramos en marcha lamió la parte que había mordido y solo así se tumbó de nuevo a mí lado. Los siguientes minutos estuvieron plagados de piques, de besos y de caricias que calentaron nuestros cuerpos entre juegos y que hicieron que acabáramos de nuevo cediendo ante la pasión y el deseo que nos consumía cuando nos tocábamos y estábamos juntos, esa vez fui yo la que marcó el ritmo de ese encuentro sentada a horcajadas sobre su cuerpo para luego cuando son sentimos completamente saciados darnos un baño relajado y tranquilo, todo lo relajado y tranquilo que ese hombre consideraba porque no entendía cómo podía tener tantas ganas en tan poco tiempo, es más, se atrevió incluso a pedirme que bailara de nuevo sobre él y yo negué dándole un manotazo en el pecho, la noche no había hecho más que comenzar y aún tendríamos tiempo para ello, me hizo un mohín pero finalmente salimos, nos vestimos y tomados de la mano comenzamos a caminar por aquellas calles llenas de ambiente de celebración por aquella ofrenda. Habían muchas hogueras de camino al templo y nos parábamos como hacía el resto de la gente para bailar, para beber y para que el vikingo comiera algo de carne asegurándome que era un bárbaro ante mi mirada y sonreí dejando un mordisco en su labio inferior antes de que me quitara la jarra para beberla mientras se comía aquel trozo de carne que había cogido, rodé los ojos cuando dijo que no se podía alimentar solo a base de fruta y sonreí de lado- no será porque últimamente no comes carne egipcia –solté con cierta picardía para seguir andando de hoguera en hoguera hasta que finalmente llegamos hasta aquel templo donde ya se había acercado la gente. En una tarima habían dos palos con sendas sogas que no entendí para qué servirían pero no tuve que esperar demasiado cuando lo que parecía una sacerdotisa comenzó vestida de blanco comenzaba la ofrenda y la ceremonia, algunas jóvenes vestidas también de blanco comenzaron a subir por la tarima y la última portaba un carnero del que tiraba, mientras la primera oficiaba la ceremonia le cortaron el cuello al carnero poniendo un bol debajo donde comenzó a caer la sangre, sentía los ojos del vikingo puestos en mí y por un momento desvié mi vista hacia él sintiendo el olor de la sangre envolver todo el lugar, por lo general no había bebido de sangre animal pero algo me decía cuando vi el siguiente carnero que al final tendría que hacerlo. Un hombre, vestido de negro apareció y mientras seguían degollando a más carneros la mujer ató las muñecas del hombre a cada soga. Las otras jóvenes iban pasando los cuencos llenos de sangre por la gente para que bebieran, según me había dicho el vikingo el hombre se sacrificaba para que no cayeran muchos en la guerra y que esa noche iría al Valhalla y cenaría con Odín mientras las valquirias lo acogían. En eso mayormente se basaba la cultura vikinga y sus mayores creencias, morir en el campo de batalla para que las valquirias los llevaran al Valhalla donde se sentarían con Odín a cenar en su mesa, distaba mucho de las ofrendas que se hacían en Egipto pero que no dejaban de ser diferentes culturas. Una de las jóvenes llegó hasta donde nos encontrábamos nosotros pasando el cuenco entre la gente, el vikingo lo tomó entre sus manos, dio un sorbo, manchó su rostro con sangre y con esos mismos dedos manchó mi rostro en una suave caricia mientras pegado a mis labios me pedía que bebiera. Era algo irónico, yo que era la única vampira que había en el lugar, yo que era la única que se alimentaba de sangre de todos los presentes... sin duda alguna sería la más reacia a beber de aquella sangre, sin embargo lo hice porque había sido yo quien le pidió ir para ver sus costumbres así que cogí el cuenco, di un sorbo y le entregué el cuenco a la joven sin apartar mis ojos del vikingo en ningún momento, lamí los restos de mis labios y mi lengua se encargó de quitar los restos de la suya antes de besarlo y morder su inferior separándome. La ceremonia seguía y una vez todos los presentes bebieron de aquellos cuencos fue que la sacerdotisa sacó una espada y supe lo que pretendía hacer con ella, pedía a los dioses que bendijera a los guerreros en la batalla y que le ofrecían aquel sacrificio voluntario para que pudieran volver a casa y no cayeran en mitad de la lucha. Tras decir unas palabras más esta se giró hacia el joven quien, tras asentir con la cabeza, apartó la túnica negra que llevaba y comenzó a incrustar la espada en el pecho del joven ofreciendo ese sacrificio por sus guerreros. En silencio observé aquello y mi mano buscó la del vikingo quien al entrelazar nuestros dedos acarició mi mano, quizás no entendía esas costumbres porque no eran las mías propias pero las respetaba, todo acabó cuando el joven acabó perdiendo la vida por esa noble causa y la fiesta empezaba, sentía que el vikingo me buscaba quizás para medir mi reacción ante lo que había visto y le sonreí para que estuviera tranquilo- estoy bien, ha sido un poquito más fuerte de lo que me esperaba –reconocí y aseguré porque era totalmente cierto- es muy diferente el verlo que el estudiarlo, impresiona mucho más.
-Por Ra, creo que ya entiendo eso de que sólo comes “carne asada” –su risa sonó en el lugar y tras apremiarle para que se moviera, dejara de hacer el idiota, y nos pusiéramos en marcha lamió la parte que había mordido y solo así se tumbó de nuevo a mí lado. Los siguientes minutos estuvieron plagados de piques, de besos y de caricias que calentaron nuestros cuerpos entre juegos y que hicieron que acabáramos de nuevo cediendo ante la pasión y el deseo que nos consumía cuando nos tocábamos y estábamos juntos, esa vez fui yo la que marcó el ritmo de ese encuentro sentada a horcajadas sobre su cuerpo para luego cuando son sentimos completamente saciados darnos un baño relajado y tranquilo, todo lo relajado y tranquilo que ese hombre consideraba porque no entendía cómo podía tener tantas ganas en tan poco tiempo, es más, se atrevió incluso a pedirme que bailara de nuevo sobre él y yo negué dándole un manotazo en el pecho, la noche no había hecho más que comenzar y aún tendríamos tiempo para ello, me hizo un mohín pero finalmente salimos, nos vestimos y tomados de la mano comenzamos a caminar por aquellas calles llenas de ambiente de celebración por aquella ofrenda. Habían muchas hogueras de camino al templo y nos parábamos como hacía el resto de la gente para bailar, para beber y para que el vikingo comiera algo de carne asegurándome que era un bárbaro ante mi mirada y sonreí dejando un mordisco en su labio inferior antes de que me quitara la jarra para beberla mientras se comía aquel trozo de carne que había cogido, rodé los ojos cuando dijo que no se podía alimentar solo a base de fruta y sonreí de lado- no será porque últimamente no comes carne egipcia –solté con cierta picardía para seguir andando de hoguera en hoguera hasta que finalmente llegamos hasta aquel templo donde ya se había acercado la gente. En una tarima habían dos palos con sendas sogas que no entendí para qué servirían pero no tuve que esperar demasiado cuando lo que parecía una sacerdotisa comenzó vestida de blanco comenzaba la ofrenda y la ceremonia, algunas jóvenes vestidas también de blanco comenzaron a subir por la tarima y la última portaba un carnero del que tiraba, mientras la primera oficiaba la ceremonia le cortaron el cuello al carnero poniendo un bol debajo donde comenzó a caer la sangre, sentía los ojos del vikingo puestos en mí y por un momento desvié mi vista hacia él sintiendo el olor de la sangre envolver todo el lugar, por lo general no había bebido de sangre animal pero algo me decía cuando vi el siguiente carnero que al final tendría que hacerlo. Un hombre, vestido de negro apareció y mientras seguían degollando a más carneros la mujer ató las muñecas del hombre a cada soga. Las otras jóvenes iban pasando los cuencos llenos de sangre por la gente para que bebieran, según me había dicho el vikingo el hombre se sacrificaba para que no cayeran muchos en la guerra y que esa noche iría al Valhalla y cenaría con Odín mientras las valquirias lo acogían. En eso mayormente se basaba la cultura vikinga y sus mayores creencias, morir en el campo de batalla para que las valquirias los llevaran al Valhalla donde se sentarían con Odín a cenar en su mesa, distaba mucho de las ofrendas que se hacían en Egipto pero que no dejaban de ser diferentes culturas. Una de las jóvenes llegó hasta donde nos encontrábamos nosotros pasando el cuenco entre la gente, el vikingo lo tomó entre sus manos, dio un sorbo, manchó su rostro con sangre y con esos mismos dedos manchó mi rostro en una suave caricia mientras pegado a mis labios me pedía que bebiera. Era algo irónico, yo que era la única vampira que había en el lugar, yo que era la única que se alimentaba de sangre de todos los presentes... sin duda alguna sería la más reacia a beber de aquella sangre, sin embargo lo hice porque había sido yo quien le pidió ir para ver sus costumbres así que cogí el cuenco, di un sorbo y le entregué el cuenco a la joven sin apartar mis ojos del vikingo en ningún momento, lamí los restos de mis labios y mi lengua se encargó de quitar los restos de la suya antes de besarlo y morder su inferior separándome. La ceremonia seguía y una vez todos los presentes bebieron de aquellos cuencos fue que la sacerdotisa sacó una espada y supe lo que pretendía hacer con ella, pedía a los dioses que bendijera a los guerreros en la batalla y que le ofrecían aquel sacrificio voluntario para que pudieran volver a casa y no cayeran en mitad de la lucha. Tras decir unas palabras más esta se giró hacia el joven quien, tras asentir con la cabeza, apartó la túnica negra que llevaba y comenzó a incrustar la espada en el pecho del joven ofreciendo ese sacrificio por sus guerreros. En silencio observé aquello y mi mano buscó la del vikingo quien al entrelazar nuestros dedos acarició mi mano, quizás no entendía esas costumbres porque no eran las mías propias pero las respetaba, todo acabó cuando el joven acabó perdiendo la vida por esa noble causa y la fiesta empezaba, sentía que el vikingo me buscaba quizás para medir mi reacción ante lo que había visto y le sonreí para que estuviera tranquilo- estoy bien, ha sido un poquito más fuerte de lo que me esperaba –reconocí y aseguré porque era totalmente cierto- es muy diferente el verlo que el estudiarlo, impresiona mucho más.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
La ceremonia continuó, bebimos de los cuencos mientras nos mirábamos. Sabia que aquella ceremonia iba a ser dura para ella, no porque no estuviera acostumbrada a la muerte, si no porque posiblemente la entrega de un hombre porque otros regresaran era dura de entender.
Cuando la espada se hundió en el vientre del hombre, cuando ahogo un grito y su vida se escapaba desangrándose frente a los vítores de todos los vikingos, la sentí dar un respingo, mis dedos acariciaban la palma de su mano hasta que todo termino.La abracé, mis dedos recorrían su rostro mientras mi mirada se perdía en sus desiertos.
-Se que no es el lugar idílico donde llevar a una extranjera -dije ladeando la sonrisa mientras la punta de mi lengua se deslizaba despacio entre sus labios -pero no conocerás mi cultura por completo hasta que entiendas el sacrificio de los norteños.
Ese hombre se sacrifica por nosotros, nosotros por las personas que no son capaces de lazar una espada.
El norte es una ciudad mágica, no es el frio lo que la convierte en única, si no el candor de sus gentes.
Somos guerreros, somos familia, y no concibo mi vida sin todo esto -aseguré atrayendola mas contra mi cuerpo.
Mi mano presionó sus nalgas, jadeé contra sus labios preso de su sabor.
-Prométeme algo -le pedí -que no vas a irte después de la excavación. Que vas a darnos algo mas de tiempo, quiero que nos conozcamos, no es un secreto que desde que me acuesto contigo no lo he hecho con otra.
Se que no perteneces al norte, se que tienes trabajo en París y que Egipto es tu hogar, pero..¿que puedes perder? -pregunté con aire engreído.Tiré de su mano, llevándomela hacia las jarras de hidromiel y cazando un par.
Ella parecía pensativa, sus desiertos buscaban msi mares sin darme una respuesta, seguramente porque n ola tenia.
Di un buen trago de la jarra.
-No tienes que darme hoy la respuesta -aseguré sin mas, aunque admito que mi orgullo quedo tocado porque no salto como una loca a mis brazos.
Tantas mujeres hubieran deseado escuchar de mis labios ese “quiero conocerte” y sin embargo, era a ella a la que se lo había pedido.
Seguí bebiendo sin parar, mas serio de lo norma, cabreado aunque intentando que no lo notara claro que mi ego tocado me hizo mirar a varias, de esas que se paraban a hablar conmigo no solo por ser un Cannif, si no porque era un general.
Tonteé con mas de una, iba algo borracho y su no respuesta me había jodido, aunque no iba a reconocerlo en absoluto.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Sus costumbres eran muy diferentes de las mías y sobre todo después de ver aquellos sacrificios que estaban haciendo, para una vampira como yo la muerte ya no tenía un impacto tan grande como lo era cuando era humana, había segado la vida de muchas personas para alimentarme de su sangre y seguir con vida una noche más, eso lo tenía más que asumido porque como vampiro era algo a lo que debías de acostumbrarte porque de ello dependía tu existencia, pero otra cosa muy diferente era ver que un hombre se entraba de forma voluntaria para que le atravesaran con una espada y dar su vida por los suyos, nuestras costumbres eran menos sangrientas que la de los norteños pero eso no significaba que unas fueran mejores que las otras, simplemente eran diferentes y ya está. Yo le había pedido acudir a aquella celebración, lo había sido la que quería conocer de primera mano cómo eran sus costumbres, sus tradiciones, saber todo sobre esas tierras y esa cultura que había estudiado desde hacía tiempo pero que nunca había podido ir por el trabajo que tenía. No iba a decir que me parecía algo excesivo lo que contemplé y pronto fue Ubbe quien acercó su cuerpo al mío sabiendo que quizás me habría podido resultar impactante, no le restaba razón si pensaba eso, sus labios rozaron los míos y deslizando su lengua por mis labios me explicó por qué se hacía aquello, aquel hombre se sacrificaba por los guerreros que a su vez se sacrificaban por los que no podían luchar y alzar la espada, era como un círculo que empezaba y terminaba en el mismo punto. Decía que eran guerreros y no lo dudaba ni por un solo segundo, se podía ver en el fuego que desprendían sus ojos, todos eran como una misma piña unida aunque no fueran familia y él aseguraba que no podía vivir sin eso, lo que había visto y después de ver lo cabreado que se había puesto cuando hice alusión la primera noche sabía que decía la verdad, se le notaba por la forma en la que se expresaba, el peso de sus palabras.
Sus manos fueron de nuevo a mis nalgas y las apretó haciendo que ladeara la sonrisa de forma divertida, me hacía mucha gracia la forma en que me apretaba las nalgas, como sus manos siempre iban al mismo sitio como si no pudiera evitarlo, cómo las apretaba y me pegaba a su cuerpo haciéndome ver el deseo que lo recorría. Era consciente de que a cada hombre le gustaba más siempre una parte del cuerpo, algunos los pechos, otros los labios, incluso las nalgas... pero lo que ese vikingo tenía con mis nalgas era algo diferente, me las había mordido, azotado, apretado entre sus dedos, acariciado... la mayoría de las atenciones de sus manos iban a esa parte en concreto de mi cuerpo y a mí me divertía, no lo veía como un problema para nada en absoluto y yo le dejaba hacer porque me gustaba ver lo que despertaba en ese hombre con tan solo tocarme. Le miré de forma fija cuando me dijo que le prometiera algo y enarqué una ceja porque no sabía por dónde me iba a salir, sus orbes azules me miraban de forma fija y fue entonces que habló para pedirme lo que quería, y la verdad; no me lo esperaba. Me pilló totalmente de sorpresa el que me pidiera que me quedara cuando terminara con la excavación, que no me fuera y que nos diéramos un tiempo... por Ra, sabía lo que me estaba pidiendo ese hombre y lo que podría implicar de cumplir esa promesa que me estaba diciendo. Quería más tiempo para conocernos cuando mi trabajo en la excavación terminara, cierto era que desde que nos habíamos acostado el primer día ni él lo había hecho con otra, ni yo lo había hecho con otro, sabía que no era norteña, que mi trabajo estaba en París y que mi hogar estaba en Egipto y aun así, con todo ello, me pedía que me quedara.
Su pregunta, una de forma un tanto engreída, tenía algo de razón porque ¿qué podía perder? Absolutamente nada, yo era libre como el viento y no me había atado a nadie en el tiempo que llevaba de existencia, pero también sabía que lo que había tenido esos días con él no lo había tenido con nadie y quizás era en parte lo que más miedo me daba; que me hiciera sentir algo que llevaba siglos sin sentir y que ya había olvidado en cierto sentido. No me pedía una locura, no era algo que tomar a la ligera como si me acabara de decir “vamos a saltar desnudos al lago”, era algo bastante más serio y que implicaba ciertas cosas aunque no fueran dichas. No había pensado en el hecho de que tenía que irme cuando terminara la excavación simplemente porque no quería pensar en ello, me encontraba muy a gusto allí y por el momento no me había planteado la posibilidad de qué hacer cuando todo terminara, y ahora él me hacía pensar en ese momento con su petición mientras yo no sabía qué contestarle, no era algo que decir a la ligera porque conllevaba quizás dar un paso más en lo que teníamos, si no quisiera eso no me hubiera pedido que me quedara. Ni siquiera pude contestar tras unos segundos en que lo estuve sopesando cuando tiró de mi mano para ir a por dos jarras y tomé la que me tendía mientras no dejaba de buscarlo con la mirada todo el rato sopesando sus palabras, quería decírselo de forma que estuviera segura de la respuesta que le daba, quedarme implicaba varias cosas y quería estar segura de mi decisión. Lo vi dar un par de tragos largos a la jarra y me aseguró que no tenía que tomar una respuesta en ese mismo momento, sin embargo su actitud después de ese momento me dijo todo lo contrario.
Empezamos a beber aunque él lo hacía de forma más rápida que yo y las jarras le duraban poco en sus manos, la gente comenzó con la fiesta en esos momentos y todos reían alrededor de las hogueras, bebían, comían, bailaban... el ambiente no era diferente de cualquier otra fiesta incluso después de aquel sacrificio que habían hecho. No hacía falta preguntarle si estaba o no enfadado porque se notaba no solo en su actitud, sino en el aura que lo envolvía, como vampira podía ver el aura de las personas y con el paso del tiempo aprendías a distinguir sus colores y sus significados, pero si no tuviera esa habilidad habría notado igualmente que se había enfadado, y no entendía el por qué dado que no le había dado una respuesta pero tampoco le había dicho que no, me había dicho que podía pensarlo y es lo que estaba haciendo porque no era ninguna tontería, al menos yo no lo veía como tal. Sí que me fijé en que antes ni siquiera se había parado a mirar a otras y ahora lo hacía más a conciencia, las jóvenes que se acercaban a hablar con él entraban en ese juego de tonteo que el vikingo se gastaba y aunque me molestó, mucho más después de lo que me había pedido, no hice comentario alguno. La gente del lugar me miraba seguramente curiosos por lo diferente que era con ellos y las niñas se acercaban para preguntarme cosas, regalarme flores, mientras que los hombres venían con intenciones bastante diferentes que solo mera curiosidad. Alguno que otro me pidió que bailara con ellos pero me negué con la mayoría, bailé con algunas niñas y con un par de hombres que vi que tenían verdadera curiosidad y no iban con dobles intenciones. Terminado aquel baile cogí de nuevo una jarra para dar un trago, el vikingo seguía tonteando con las jóvenes que se acercaban a hablar con él y le preguntaban cosas sobre ser general haciendo que este hinchara el pecho y yo enarcara una ceja, su actitud dejaba mucho que desear y cuando se fueron el par de jóvenes que habían ido a hablar con él fue que me acerqué para quedar a su lado viéndolas cómo se alejaban.
-¿A ellas también les has pedido que se quedaran... o les has dicho que luego le enseñabas lo que era un general? –Pregunté con tono mordaz clavando mis ojos en los suyos, me había cansado de la actitud que estaba teniendo en esos momentos y que, sinceramente, no entendía a qué venía tan de repente, y por supuesto que me cabreaba lo que estaba haciendo después de haberme pedido que me quedara- ¿vas a seguir comportándome como un niño pequeño que tiene una rabieta cuando no obtiene lo que quiere, o vas a comportarte como el adulto que eres? –Quizás mis palabras no ayudaran, pero no me había sentado nada bien lo que estaba haciendo- No sé ni cómo tienes la desfachatez ni la poca vergüenza de pedirme que me quede cuando acabe mi trabajo aquí para luego verte a los minutos cómo empiezas a tontear con otras, ¿esas son las ganas verdaderas que tienes de que me quede? Porque si es así déjame decirte que mi respuesta es no, jodidamente no –dije para volver a dar otro trago de nuevo- ni siquiera sé por qué te pones así de esa forma, me has dicho que podía pensarlo y sin embargo parece que me obligues de forma indirecta a tomar una decisión y desde ya te dijo que las cosas no funcionan así conmigo. Como tú has dicho no soy de aquí y mi trabajo no está aquí así que si me lo pienso será por algo, aunque tampoco te he dicho que no de primeras –le espeté bastante cabreada, no quería enfadarme pero por momentos me enfadaba más y más con aquella estúpida y absurda situación- así que cuando dejes de comportarte como un niño y te canses de jugar con niñatas adolescentes que no puedan darte una cuarta parte de lo que te doy yo, estaré por allí –señalé hacia mi espalda- con los adultos –puntualicé con tono mordaz bastante cabreada y seguramente con los ojos rojos denotando que sí, estaba cabreada como el jodido infierno.
Sus manos fueron de nuevo a mis nalgas y las apretó haciendo que ladeara la sonrisa de forma divertida, me hacía mucha gracia la forma en que me apretaba las nalgas, como sus manos siempre iban al mismo sitio como si no pudiera evitarlo, cómo las apretaba y me pegaba a su cuerpo haciéndome ver el deseo que lo recorría. Era consciente de que a cada hombre le gustaba más siempre una parte del cuerpo, algunos los pechos, otros los labios, incluso las nalgas... pero lo que ese vikingo tenía con mis nalgas era algo diferente, me las había mordido, azotado, apretado entre sus dedos, acariciado... la mayoría de las atenciones de sus manos iban a esa parte en concreto de mi cuerpo y a mí me divertía, no lo veía como un problema para nada en absoluto y yo le dejaba hacer porque me gustaba ver lo que despertaba en ese hombre con tan solo tocarme. Le miré de forma fija cuando me dijo que le prometiera algo y enarqué una ceja porque no sabía por dónde me iba a salir, sus orbes azules me miraban de forma fija y fue entonces que habló para pedirme lo que quería, y la verdad; no me lo esperaba. Me pilló totalmente de sorpresa el que me pidiera que me quedara cuando terminara con la excavación, que no me fuera y que nos diéramos un tiempo... por Ra, sabía lo que me estaba pidiendo ese hombre y lo que podría implicar de cumplir esa promesa que me estaba diciendo. Quería más tiempo para conocernos cuando mi trabajo en la excavación terminara, cierto era que desde que nos habíamos acostado el primer día ni él lo había hecho con otra, ni yo lo había hecho con otro, sabía que no era norteña, que mi trabajo estaba en París y que mi hogar estaba en Egipto y aun así, con todo ello, me pedía que me quedara.
Su pregunta, una de forma un tanto engreída, tenía algo de razón porque ¿qué podía perder? Absolutamente nada, yo era libre como el viento y no me había atado a nadie en el tiempo que llevaba de existencia, pero también sabía que lo que había tenido esos días con él no lo había tenido con nadie y quizás era en parte lo que más miedo me daba; que me hiciera sentir algo que llevaba siglos sin sentir y que ya había olvidado en cierto sentido. No me pedía una locura, no era algo que tomar a la ligera como si me acabara de decir “vamos a saltar desnudos al lago”, era algo bastante más serio y que implicaba ciertas cosas aunque no fueran dichas. No había pensado en el hecho de que tenía que irme cuando terminara la excavación simplemente porque no quería pensar en ello, me encontraba muy a gusto allí y por el momento no me había planteado la posibilidad de qué hacer cuando todo terminara, y ahora él me hacía pensar en ese momento con su petición mientras yo no sabía qué contestarle, no era algo que decir a la ligera porque conllevaba quizás dar un paso más en lo que teníamos, si no quisiera eso no me hubiera pedido que me quedara. Ni siquiera pude contestar tras unos segundos en que lo estuve sopesando cuando tiró de mi mano para ir a por dos jarras y tomé la que me tendía mientras no dejaba de buscarlo con la mirada todo el rato sopesando sus palabras, quería decírselo de forma que estuviera segura de la respuesta que le daba, quedarme implicaba varias cosas y quería estar segura de mi decisión. Lo vi dar un par de tragos largos a la jarra y me aseguró que no tenía que tomar una respuesta en ese mismo momento, sin embargo su actitud después de ese momento me dijo todo lo contrario.
Empezamos a beber aunque él lo hacía de forma más rápida que yo y las jarras le duraban poco en sus manos, la gente comenzó con la fiesta en esos momentos y todos reían alrededor de las hogueras, bebían, comían, bailaban... el ambiente no era diferente de cualquier otra fiesta incluso después de aquel sacrificio que habían hecho. No hacía falta preguntarle si estaba o no enfadado porque se notaba no solo en su actitud, sino en el aura que lo envolvía, como vampira podía ver el aura de las personas y con el paso del tiempo aprendías a distinguir sus colores y sus significados, pero si no tuviera esa habilidad habría notado igualmente que se había enfadado, y no entendía el por qué dado que no le había dado una respuesta pero tampoco le había dicho que no, me había dicho que podía pensarlo y es lo que estaba haciendo porque no era ninguna tontería, al menos yo no lo veía como tal. Sí que me fijé en que antes ni siquiera se había parado a mirar a otras y ahora lo hacía más a conciencia, las jóvenes que se acercaban a hablar con él entraban en ese juego de tonteo que el vikingo se gastaba y aunque me molestó, mucho más después de lo que me había pedido, no hice comentario alguno. La gente del lugar me miraba seguramente curiosos por lo diferente que era con ellos y las niñas se acercaban para preguntarme cosas, regalarme flores, mientras que los hombres venían con intenciones bastante diferentes que solo mera curiosidad. Alguno que otro me pidió que bailara con ellos pero me negué con la mayoría, bailé con algunas niñas y con un par de hombres que vi que tenían verdadera curiosidad y no iban con dobles intenciones. Terminado aquel baile cogí de nuevo una jarra para dar un trago, el vikingo seguía tonteando con las jóvenes que se acercaban a hablar con él y le preguntaban cosas sobre ser general haciendo que este hinchara el pecho y yo enarcara una ceja, su actitud dejaba mucho que desear y cuando se fueron el par de jóvenes que habían ido a hablar con él fue que me acerqué para quedar a su lado viéndolas cómo se alejaban.
-¿A ellas también les has pedido que se quedaran... o les has dicho que luego le enseñabas lo que era un general? –Pregunté con tono mordaz clavando mis ojos en los suyos, me había cansado de la actitud que estaba teniendo en esos momentos y que, sinceramente, no entendía a qué venía tan de repente, y por supuesto que me cabreaba lo que estaba haciendo después de haberme pedido que me quedara- ¿vas a seguir comportándome como un niño pequeño que tiene una rabieta cuando no obtiene lo que quiere, o vas a comportarte como el adulto que eres? –Quizás mis palabras no ayudaran, pero no me había sentado nada bien lo que estaba haciendo- No sé ni cómo tienes la desfachatez ni la poca vergüenza de pedirme que me quede cuando acabe mi trabajo aquí para luego verte a los minutos cómo empiezas a tontear con otras, ¿esas son las ganas verdaderas que tienes de que me quede? Porque si es así déjame decirte que mi respuesta es no, jodidamente no –dije para volver a dar otro trago de nuevo- ni siquiera sé por qué te pones así de esa forma, me has dicho que podía pensarlo y sin embargo parece que me obligues de forma indirecta a tomar una decisión y desde ya te dijo que las cosas no funcionan así conmigo. Como tú has dicho no soy de aquí y mi trabajo no está aquí así que si me lo pienso será por algo, aunque tampoco te he dicho que no de primeras –le espeté bastante cabreada, no quería enfadarme pero por momentos me enfadaba más y más con aquella estúpida y absurda situación- así que cuando dejes de comportarte como un niño y te canses de jugar con niñatas adolescentes que no puedan darte una cuarta parte de lo que te doy yo, estaré por allí –señalé hacia mi espalda- con los adultos –puntualicé con tono mordaz bastante cabreada y seguramente con los ojos rojos denotando que sí, estaba cabreada como el jodido infierno.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Enarqué una ceja cuando la egipcia llegó ante mi con el ceño fruncido y esos andares de “estybuenaylose”
Con los brazos en jarra me dejó claro que según ella mi comportamiento era la de un crio pequeño y que no me había dicho que no como para que esa fuera mi actitud, que parecía acostumbrado a conseguir todo lo que quería y cuando alguien se resistía, mi actitud era deplorable.
Rugí rabioso enfrentando sus rojos, vale que había tonteado con unas cuantas chicas, pero..¿había hecho algo con alguna? Podrá liarme con todas de así quererlo y estaba allí, plantado frente a ella ¿no era eso suficiente?
Cuando dijo que iba a irse con los adultos alargué la mano con un gruñido deteniéndola de la muñeca y con un rudo tirón la recoloqué frente a mi.
-¿Sabes lo que a mi me cuesta pedir algo? Joder, solo te he pedido tiempo para conocernos y tu cara no ha sido de ilusión precisamente.
Mas bien de menudo puto marrón. Pues si quieres largarte hazlo -rugí -pero perdona si me tu actitud de me importas una mierda me ha jodido.
Lárgate -rugí soltándole la muñeca y dándole un empujón para que fuera con esos adultos que de seguro no iban a darle ni la mitad de placer que le daba yo.
Era cierto, iba borracho y mi ego tocado me hacia comportarme como un capullo, pero estaba muy cabreado, quizás porque cualquier otra hubiera deseado que me hubiera entregado la mitad de lo que estaba haciendo con ella y sin embargo, esta parecía no apreciarlo.
No le había pedido un para siempre, solo un conozcamonos, pero parecía mas decidida a partir con las primeras mareas que dispuesta a lo contrario.
Mi pecho subía y bajaba, airado bufaba y gruñía mientras atrapaba otra jarra dispuesto a bebérmela de un trago.
Mi ceño fruncido miraba a la egipcia por encima del vidrio esperando que se largara.
-¡¿Que esperas? -rugí de nuevo desafiándola con la mirada.
Relamí la espuma de mis labios contemplándola.
Estábamos discutiendo por una gilipollez, porque mi ego no podía soportar que n ocayera a mis brazos, peor era la primera vez que prestaba atención a una mujer y yo no sabia como hacerlo y ahora no sabia como hacer para reconducir esto.
Dejé escapar le aire de forma pesada desinflando el pecho.
-Lo siento -dije finalmente, mascullándolo entre dientes -¿podemos ir a casa?
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Me había sentado demasiado mal lo que estaba haciendo el vikingo en esos momentos y no podía negármelo a esas alturas que así era, que la actitud que estaba teniendo me jodía porque no consideraba que le hubiera hecho nada grave como para que se comportara de esa forma después de pedirme que me quedara tras terminar la excavación. Vale, no le había contestado pero tampoco le había dicho que no de primeras y eso ya significaba algo porque si no quisiera quedarme, si de verdad nada me importara le hubiera dicho que “no” en cuanto él me lo pidió, sin embargo me lo pensaba porque no era una petición cualquiera la que me había hecho, también porque en parte me daba miedo que aquello fuera a más y comenzara a crecer como lo estaba haciendo, podríamos engañarnos tanto como quisiéramos en que aquello era una relación normal pero los dos sabíamos en el fondo que no lo era, que empezaba a ser una cosa totalmente diferente que tomaba forma cada vez más y que quizás nos afectaba porque no lo habíamos previsto, pero sin embargo seguíamos hacia delante con lo que teníamos. No entendía su actitud y quizás admitía que mis palabras no habían sido las más acertadas de todas en aquel momento, pero el cabreo había hablado por sí solo y en vez de controlarme lo había dejado fluir, en ello se había notado el tono de voz que había impuesto y las palabras mordaces que habían salido de mis labios, pero es que su actitud me había descolocado por completo después de que me pidiera algo como que me quedara para ver cómo tonteaba con las jóvenes que se acercaban a él, de haber sido al contrario también le habría molestado, y aunque no había hecho nada con ninguna igualmente me molestó, si las hubiera tratado de otra forma no hubiera pasado nada pero no lo había hecho y eso me había molestado bastante.
Tras mis palabras y decirle que estaría con los adultos mientras él seguía tonteando con las jóvenes que se acercaban para hablar con él recorriéndolo por entero, algo que entendía perfectamente, su mano tomó mi muñeca con fuerza y fruncí el ceño por el tirón que me dio dejándome de nuevo frente a él. Sus palabras sonaron duras pero no tenía toda la razón y desde luego que mi cara no había sido de “menudo marrón” y tampoco me había importado una mierda como decía él que había pasado... se estaba equivocando por completo y no había entendido mi rostro ni mis acciones, era una persona bastante expresiva pero no había pensado que era un marrón cuando me lo dijo, ahí se equivocaba por completo y de no importarme no me hubiera acercado a él para hacerle saber que no me gustaba la actitud que tenía, hubiera pasado de él y sin embargo no había sido así, me había encontrado con que me había disgustado su actitud y en parte hasta dolido en cierto punto, así se lo había hecho saber y de no importarme no lo hubiera hecho. Decía que a él le costaba pedir las cosas aunque a mí, en varias ocasiones, me había pedido ciertas cosas aunque quizás esta revertía de más importancia y es más, me apremió incluso a que me largara soltándome de la muñeca y dándome un pequeño empujón que me hizo gruñir con fuerza y mis ojos volverse más rojos de lo que ya estaban. Cerré mi mano en un puño dejándola a un costado de mi cuerpo y sentí ganas de darle un guantazo por aquello, sin embargo me controlé y no lo hice. Cogió una jarra de la que siguió bebiendo mientras nos desafiábamos con la mirada, su ceño también estaba fruncido como el mío y volvió a instarme a qué esperaba para irme. No iba a hacerlo, no por una gilipollez como esa que tenía solución y además es que no iba a irme porque él me lo dijera, los dos estábamos enfadados y teníamos caracteres que explotaban y chocaban... así que no presté atención y no se me pasó el irme. Finalmente pareció ceder y masculló un “lo siento” que oí y no aparté la mirada de sus orbes azules que estaban un poco oscuros por su enfado, me pidió volver a casa y yo sin moverme lo miré durante un par de segundos antes de tomar una decisión en aquel momento.
-No nos vamos a ir –fue lo que dije tras lanzar un suspiro, sin entender por qué nos estábamos peleando en ese momento y pensando en que debíamos de arreglarnos porque si había algo en ese momento que no quería era estar así con él, quería disfrutar de esa noche, del viaje y de los pocos días que nos quedaban para volver a nuestras obligaciones en Akershus, ¿era demasiado pedir?- no quiero que nos vayamos todavía a casa, aún queda noche por delante y me gustaría disfrutar de esta fiesta... contigo –acabé observándolo de manera fija, mi enfado se iba evaporando igual que había aparecido y sin duda alguna era por esa disculpa que me había dado, acorté la distancia que nos separaba y me mordí el labio- ni siquiera sé por qué estamos peleándonos exactamente –aclaré terminando la jarra que llevaba en mi mano para dejarla vacía y volver a mirarlo- lo siento por lo que te he dicho antes pero... me ha sentado muy pero que muy mal que me pidieras que me quedara para luego a los minutos verte tontear con otras, no entendía por qué lo hacías y lo sigo sin entender todavía –si era para intentar darme celos casi que lo había conseguido- creo que no has entendido absolutamente nada Ubbe y quizás deba de explicártelo para que lo entiendas –hice una leve pausa- verás, no he pensado “menudo marrón” cuando me lo has dicho... la verdad es que no me lo esperaba –fui sincera en ese sentido y lancé un suspiro recorriendo su pecho con una de mis manos- no es algo que me hayas pedido y que me pueda tomar a la ligera, ambos sabemos que si me quedo y nos conocemos demos un paso más, y ni siquiera me puedes decir que no lo has pensado –hice una pequeña pausa- en algo tienes razón: no soy de aquí y mi trabajo está en París aunque sea originaria de Egipto, pero viajo allí varias veces... el caso es que quedarme aquí, para conocernos, implica dejar todo... no sé si me explico bien. Se supone que debería de volver cuando termine la excavación porque así lo pone en el contrato que firmó tu tío pero ya no es solo por eso, es.... –no sabía cómo explicárselo- me debato entre lo que tengo que hacer y lo que quiero hacer, Ubbe –estaba siendo sincera así que de perdidos al río- ya no es el tiempo de más que permanezca aquí sino más bien... –me mordí el labio- no me he permitido llegar a tanto con nadie –lo miré de forma fija- hasta este momento nadie me había hecho sentir... cosas, como me haces sentir tú ni había encontrado a nadie tan afín a mí y con el que conecto tanto... y no, no me refiero a solo en la cama –sonreí de lado por si era eso en lo que estaba pensando- siempre he sido de tener relaciones esporádicas y no me he permitido llegar a tanto con nadie, y ahora vienes tú y me lo propones y en vez de decirte que no me encuentro con que en parte sí quiero quedarme –avancé un paso para quedar más cerca de él- no quiero decirte que sí para contentarte, quiero decirte que sí porque quiero decirte que sí –no sabía cómo hacerle ver que mis dudas iban lejos de lo que él pensaba- y tampoco es cierto eso de que no me importas, si no me importaras no hubiera ido a buscarte ese día en tú regreso en el patio de armas... por Ra, no das ni una –dije dándole un ligero golpecito en la frente mientras sonreía para cambiar el ambiente que habíamos vivido hacía apenas unos minutos- tengo un plan mejor, ¿por qué no bebemos, bailamos y nos divertimos en esta fiesta y luego volvemos a casa? Y si te queda alguna duda sobre todo esto te la puedo resolver allí –mis brazos rodearon su cuello, era evidente que quería pasar página de aquello y disfrutar de esa noche que teníamos y de esa celebración. Justo cuando iba a acercar mi rostro al suyo para buscar sus labios dando por finalizada aquella absurda discusión dos jóvenes se acercaban con jarras en las manos y con cara de haber bebido ya suficiente las dos, no era difícil saber cuál era su propósito y antes de que se acercaran mucho más para hablar con él porque no le quitaban ojo en ningún momento, me giré para mirarlas sin soltar al vikingo- lo siento chicas, pero a este general vikingo ya lo he atrapado yo –sus miradas fueron entonces a mis ojos rojos y con el gesto que les hice para que siguieran camino ni se lo pensaron, volví mi vista a él- ¿por dónde íbamos? Ah sí, estaba a punto de besarte –concluí acercando mis labios a los suyos para besarlo, sabía al alcohol que había estado bebiendo pero eso no me frenó en absoluto, mi lengua se traspasó sus labios para buscar la suya en aquel beso donde quise barrer todo lo que había pasado, mordí su labio inferior y deslicé mis labios por su mandíbula hasta su cuello donde dejé un mordisco y luego volví a subir a sus labios para mirarle- ¿y bien, qué te parece mi plan?
Tras mis palabras y decirle que estaría con los adultos mientras él seguía tonteando con las jóvenes que se acercaban para hablar con él recorriéndolo por entero, algo que entendía perfectamente, su mano tomó mi muñeca con fuerza y fruncí el ceño por el tirón que me dio dejándome de nuevo frente a él. Sus palabras sonaron duras pero no tenía toda la razón y desde luego que mi cara no había sido de “menudo marrón” y tampoco me había importado una mierda como decía él que había pasado... se estaba equivocando por completo y no había entendido mi rostro ni mis acciones, era una persona bastante expresiva pero no había pensado que era un marrón cuando me lo dijo, ahí se equivocaba por completo y de no importarme no me hubiera acercado a él para hacerle saber que no me gustaba la actitud que tenía, hubiera pasado de él y sin embargo no había sido así, me había encontrado con que me había disgustado su actitud y en parte hasta dolido en cierto punto, así se lo había hecho saber y de no importarme no lo hubiera hecho. Decía que a él le costaba pedir las cosas aunque a mí, en varias ocasiones, me había pedido ciertas cosas aunque quizás esta revertía de más importancia y es más, me apremió incluso a que me largara soltándome de la muñeca y dándome un pequeño empujón que me hizo gruñir con fuerza y mis ojos volverse más rojos de lo que ya estaban. Cerré mi mano en un puño dejándola a un costado de mi cuerpo y sentí ganas de darle un guantazo por aquello, sin embargo me controlé y no lo hice. Cogió una jarra de la que siguió bebiendo mientras nos desafiábamos con la mirada, su ceño también estaba fruncido como el mío y volvió a instarme a qué esperaba para irme. No iba a hacerlo, no por una gilipollez como esa que tenía solución y además es que no iba a irme porque él me lo dijera, los dos estábamos enfadados y teníamos caracteres que explotaban y chocaban... así que no presté atención y no se me pasó el irme. Finalmente pareció ceder y masculló un “lo siento” que oí y no aparté la mirada de sus orbes azules que estaban un poco oscuros por su enfado, me pidió volver a casa y yo sin moverme lo miré durante un par de segundos antes de tomar una decisión en aquel momento.
-No nos vamos a ir –fue lo que dije tras lanzar un suspiro, sin entender por qué nos estábamos peleando en ese momento y pensando en que debíamos de arreglarnos porque si había algo en ese momento que no quería era estar así con él, quería disfrutar de esa noche, del viaje y de los pocos días que nos quedaban para volver a nuestras obligaciones en Akershus, ¿era demasiado pedir?- no quiero que nos vayamos todavía a casa, aún queda noche por delante y me gustaría disfrutar de esta fiesta... contigo –acabé observándolo de manera fija, mi enfado se iba evaporando igual que había aparecido y sin duda alguna era por esa disculpa que me había dado, acorté la distancia que nos separaba y me mordí el labio- ni siquiera sé por qué estamos peleándonos exactamente –aclaré terminando la jarra que llevaba en mi mano para dejarla vacía y volver a mirarlo- lo siento por lo que te he dicho antes pero... me ha sentado muy pero que muy mal que me pidieras que me quedara para luego a los minutos verte tontear con otras, no entendía por qué lo hacías y lo sigo sin entender todavía –si era para intentar darme celos casi que lo había conseguido- creo que no has entendido absolutamente nada Ubbe y quizás deba de explicártelo para que lo entiendas –hice una leve pausa- verás, no he pensado “menudo marrón” cuando me lo has dicho... la verdad es que no me lo esperaba –fui sincera en ese sentido y lancé un suspiro recorriendo su pecho con una de mis manos- no es algo que me hayas pedido y que me pueda tomar a la ligera, ambos sabemos que si me quedo y nos conocemos demos un paso más, y ni siquiera me puedes decir que no lo has pensado –hice una pequeña pausa- en algo tienes razón: no soy de aquí y mi trabajo está en París aunque sea originaria de Egipto, pero viajo allí varias veces... el caso es que quedarme aquí, para conocernos, implica dejar todo... no sé si me explico bien. Se supone que debería de volver cuando termine la excavación porque así lo pone en el contrato que firmó tu tío pero ya no es solo por eso, es.... –no sabía cómo explicárselo- me debato entre lo que tengo que hacer y lo que quiero hacer, Ubbe –estaba siendo sincera así que de perdidos al río- ya no es el tiempo de más que permanezca aquí sino más bien... –me mordí el labio- no me he permitido llegar a tanto con nadie –lo miré de forma fija- hasta este momento nadie me había hecho sentir... cosas, como me haces sentir tú ni había encontrado a nadie tan afín a mí y con el que conecto tanto... y no, no me refiero a solo en la cama –sonreí de lado por si era eso en lo que estaba pensando- siempre he sido de tener relaciones esporádicas y no me he permitido llegar a tanto con nadie, y ahora vienes tú y me lo propones y en vez de decirte que no me encuentro con que en parte sí quiero quedarme –avancé un paso para quedar más cerca de él- no quiero decirte que sí para contentarte, quiero decirte que sí porque quiero decirte que sí –no sabía cómo hacerle ver que mis dudas iban lejos de lo que él pensaba- y tampoco es cierto eso de que no me importas, si no me importaras no hubiera ido a buscarte ese día en tú regreso en el patio de armas... por Ra, no das ni una –dije dándole un ligero golpecito en la frente mientras sonreía para cambiar el ambiente que habíamos vivido hacía apenas unos minutos- tengo un plan mejor, ¿por qué no bebemos, bailamos y nos divertimos en esta fiesta y luego volvemos a casa? Y si te queda alguna duda sobre todo esto te la puedo resolver allí –mis brazos rodearon su cuello, era evidente que quería pasar página de aquello y disfrutar de esa noche que teníamos y de esa celebración. Justo cuando iba a acercar mi rostro al suyo para buscar sus labios dando por finalizada aquella absurda discusión dos jóvenes se acercaban con jarras en las manos y con cara de haber bebido ya suficiente las dos, no era difícil saber cuál era su propósito y antes de que se acercaran mucho más para hablar con él porque no le quitaban ojo en ningún momento, me giré para mirarlas sin soltar al vikingo- lo siento chicas, pero a este general vikingo ya lo he atrapado yo –sus miradas fueron entonces a mis ojos rojos y con el gesto que les hice para que siguieran camino ni se lo pensaron, volví mi vista a él- ¿por dónde íbamos? Ah sí, estaba a punto de besarte –concluí acercando mis labios a los suyos para besarlo, sabía al alcohol que había estado bebiendo pero eso no me frenó en absoluto, mi lengua se traspasó sus labios para buscar la suya en aquel beso donde quise barrer todo lo que había pasado, mordí su labio inferior y deslicé mis labios por su mandíbula hasta su cuello donde dejé un mordisco y luego volví a subir a sus labios para mirarle- ¿y bien, qué te parece mi plan?
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Enarqué una ceja cuando aseguró que no íbamos a irnos, quería disfrutar de lo que quedaba de noche, conmigo.
Sus dedos se pasearon despacio por mi pecho mientras mis labios se apoyaban en su cuello encorvando un poco mi espalda para poder sumergirme en el con los ojos cerrados.Odiaba discutir con ella, pero aunque entendía sus palabras, esas que aseguraban no haberme dado un respuesta por motivos distintos a los que yo en principio creía, según ella.
Me alcé para enfrentarla, mis ojos en sus desiertos, de verdad quería entenderla, pero quizás es que eramos muy distintos, yo no le había pedido matrimonio, solo que se quedara el tiempo suficiente para saber hacia donde iba esto.
Yo era un hombre impulsivo, no le daba tantas vueltas a las cosas, quizás porque para mi la vida había que vivirla de forma intensa, porque mañana en mi siguiente gesta podía ser reclamado por Odin y acudir al Valhalla.
No estaba dispuesto a tener miedo.
-¿y? No veo el problema, dices que tendrías que abandonarlo todo, ¡por Odin eres una inmortal! ¿perder un año de tu vida es tanto pedir por darnos una oportunidad?
Negué, quizás es porque iba demasiado borracho, pero no entendía nada.
-Tu posees la eternidad, puedes equivocarte tantas veces como quieras y aun así tienes miedo de un mortal, de lo que sientes cuando me miras, eres una cobarde.
Yo nunca he sentido esto, pero no tengo miedo a admitir que no eres ni de lejos una mas.
No iba a hacer nada con ninguna, porque ninguna me importa una mierda.
Serian solo eso, el polvo de una noche de borrachera.
No tengo motivos para no querer intentarlo, yo no temo a la muerte, menos voy a temer a esto -aseguré -pero entiendo que mi vida no es fácil de sobrellevar. El norte es mi hogar, no puedo irme, mi familia esta en guerra, necesitan mi espada.
Dejé escapar el aire contra sus labios.
-Olvidemoslo ¿de acuerdo? -dije sin mas sintiéndome un tanto gilipollas.
Hasta ahora yo era el que decía eso de “son relaciones esporádicas” “no busco nada mas de un polvo” ¿en que punto me convertí en el pazguato que es rechazado?
Ladeé la sonrisa tratando de dejar atrás este catastrófico momento.
Sus brazos se lanzaron a mi cuello, nos besamos de forma apasionada, estaba de acuerdo con un plan de seguir bailando, bebiendo y olvidarnos de todo lo demás.
Unas chicas se acercaron, pero Nai las despacho con sus súper poderes, lo que me hizo reírme.
-Para estar “casi” celosa, eres muy persuasiva -bromeé tirando de sus nalgas para subirla sobre mi a horcajadas.
Nuestras bocas se perdieron en la ajena y caminé hacia la hoguera bailando con ella enganchada a mi cuello, con sus piernas enredadas en mi cintura.
Mi hombría alzada golpeaba su centro mientras balaba haciendo el tonto, iba muy borracho así que no era algo complicado.
Nuestras lenguas bailaban, nos acariciábamos y nos calentábamos calcinando nuestros cuerpos.
-¿Que se siente al ser inmortal? -pregunté -padre lo era, pero aquí en el norte, nadie se siente inmortal, aunque lo seas.
Todos corremos el riesgo de extinguir nuestra existencia.
La vida y la muerte depende de los dioses.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Podía ver por sus gestos que no entendía del todo mis palabras, aunque había dejado su rostro escondido en mi cuello y sentía sus labios deslizándose por mi piel cuando levantó la mirada me di cuenta de que no comprendía del todo mis palabras y la explicación que le estaba dando, quizás porque teníamos diferentes formas de ver las cosas y nuestros estilos de vida eran totalmente diferentes. Quizás para él era un todo o nada dado la vida que llevaba, sabiendo que el campo de batalla lo reclamaría muchas veces a lo largo de su vida y que en alguna de esas veces podría no volver y morir luchando, eso era una de las cosas que menos me gustaban de los vikingos pero que ellos llevaban en su adn durante muchos siglos, era su forma de vida aunque no significaba que fuera ni mejor ni peor, simplemente era diferente. Sus palabras me dejaron claro que no entendía lo que le decía, según él era una inmortal y que podría dejarlo todo por ese mismo motivo, que mi vida daba para mucho más y me llegó a preguntar si era demasiado pedir para darnos una oportunidad... lo cierto es que no, no era demasiado pedir. Pero lo que al parecer él no veía, y yo sí, era qué pasaría si nos dábamos esa oportunidad y veíamos que la cosa funcionaba, que iba bien y que seguíamos hacia delante. Él estaba más que claro que no va a dejar el norte, a su gente, a su familia y a la lucha que tienen porque lo necesitan, en todo caso sería yo quien tendría que cambiar las cosas para poder estar juntos, yo no sabría llevar las cosas estando él aquí y yo en París, o en Egipto. Quizás es que yo pensaba más a largo plazo que él por lo que pudiera pasar, fuera bueno o malo, y él solo veía el hecho de que le había dicho que “no” aunque no fuera así realmente.
“Tu posees la eternidad, puedes equivocarte tantas veces como quieras y aun así tienes miedo de un mortal, de lo que sientes cuando me miras, eres una cobarde” Sus palabras resonaron en mi mente tras decírmelas, sobre todo que era una cobarde... y no iba a refuta sus palabras, porque le daba la razón. Aunque quise llevarle la contrario o decirle que estaba equivocado no podía porque tenía toda la razón, palabras eran de lo más acertadas porque podría equivocarme y volver a empezar cuando quisiera, también tenía razón en que me daba algo de miedo reconocer lo que quizás empezaba a pasar entre ambos, y aunque me dolieron en parte sus palabras por llamarme cobarde me mordí el labio apuntándole un punto en mi mente. Sus palabras decían quizás más de lo que él quisiera admitir, quizás porque iba algo borracho y estas salían con más facilidad pero no pude evitar sonreír de lado por lo siguiente que me había dicho. Decía que no iba a hacer nada con ninguna porque ninguna le importaba haciéndome saber, de ese modo, que yo sí le importaba. Decía que no tenía motivos para no intentarlo y la pregunta era ¿acaso los tenía yo? Lo cierto es que no, tampoco los tenía y volví a darle la razón en sus palabras. ¿Qué podía perder por intentarlo? Tenía toda una eternidad por delante para ver qué ocurría, no perdía nada por saber qué ocurría. Podía ver que le había molestado mis palabras y a pesar de que quería dejarlo estar lo cierto es que yo no quería, pero por esa noche nos olvidaríamos de ello, beberíamos, bailaríamos y disfrutaríamos y obtendría mi respuesta aunque no se la esperara.
-Así que... ¿nunca habías sentido esto? –Sonreí de lado rodeando su cuello con mis brazos, nuestros rostros quedaron cerca y mi nariz rozó la suya antes de que viera a esas dos jóvenes acercarse, claro que tras mis palabras tomaron un rumbo diferente y pude ver la sonrisa socarrona que tenía el vikingo en sus labios y las palabras que me dijo en broma, sus manos fueron a mis nalgas y me alzó sin demasiado esfuerzo de forma que me hizo rodear su cintura con mis piernas, mi dedo fue a sus labios para que callara mientras yo sonreía- Ssssh, no me digas nada sobre eso, tu marcaste territorio nada más llegamos ¿no fue así? Entonces no veo problema para que yo no haga lo mismo –mordí su labio inferior- ya sabes lo persuasiva que puedo llegar a ser -dije antes de que volviéramos de nuevo a besarnos de nuevo, de esa manera que tenía que tanto me gustaba. Mi mano fue a su nuca dejándola allí mientras nos consumíamos en ese beso, su miembro lo sentía presionar mi sexo con cada movimiento que hacía y nuestros pechos se rozaban. Comenzó a andar hacia la hoguera bailando sin bajarme y empecé a reírme por ello sin poder evitar parar, él daba algún que otro giro cerca de la hoguera y nos reíamos entre besos y caricias ajenos a todo lo demás como si solamente existiéramos los dos en esos momentos, mordí su inferior tras su pregunta y lo miré ladeando un poco la cabeza cayendo por mis hombros algunos mechones por mi pelo- si piensas que me siento como si tuviera súper poderes déjame decirte que no es así –aseguré deslizando mi lengua por sus labios- al principio es un poco extraño, acostumbrarme a dormir de día, a beber sangre... creo que fue eso lo que más me costó sobrellevar. Sientes que puedes hacer de todo por el tiempo que tienes, pero si no sabes sobrellevarlo bien la inmortalidad puede ser un arma de doble filo. Aunque no lo parezca los años no pasan en balde y con el paso del tiempo llega incluso a pesar un poco sobre los hombros. Hay quienes ni siquiera saben que existimos y hay que llevar cuidado de que no nos reconozcan con el paso del tiempo y ellos hayan envejecido y nosotros no –mis labios recorrieron su cuello y dejé un mordisco en el lugar hasta subir al lóbulo de su oreja donde dejé otro mordisco de nuevo. Se alejó un poco de la hoguera sin soltarme todavía y nos acercamos hacia unas mesas que habían cerca donde se sentó dejándome a horcajadas sobre él y tomó una jarra para darle un trago, se la quité para darle yo otro trago y la dejé sobre la mesa y morder su labio inferior tirando de este sin apartar mis ojos de los suyos- me gustas, Ubbe, no es algo que vaya a negar a estas alturas –reconocí recorriendo su pecho con una de mis manos- eres de lo más divertido y aparte eres lo más fascinante que me he encontrado en décadas –mi lengua recorrió sus labios de forma lasciva- aunque a veces me enervas y me sacas de mis casillas –dije sonriendo de lado- ¿te ha dicho alguien alguna vez lo engreído y vanidoso que eres? Ah espera, que eso te lo he dicho yo –apunté con cierta diversión apartando algunos mechones de mi pelo tras la oreja- me alegro de que hayas pensado en venir aquí y pasar estos días, necesitaba algo como esto –dejé mi rostro en su cuello repasándolo con mi nariz notando su sangre correr bajo mis labios, el latir de su corazón algo acelerado por el alcohol en su cuerpo.
“Tu posees la eternidad, puedes equivocarte tantas veces como quieras y aun así tienes miedo de un mortal, de lo que sientes cuando me miras, eres una cobarde” Sus palabras resonaron en mi mente tras decírmelas, sobre todo que era una cobarde... y no iba a refuta sus palabras, porque le daba la razón. Aunque quise llevarle la contrario o decirle que estaba equivocado no podía porque tenía toda la razón, palabras eran de lo más acertadas porque podría equivocarme y volver a empezar cuando quisiera, también tenía razón en que me daba algo de miedo reconocer lo que quizás empezaba a pasar entre ambos, y aunque me dolieron en parte sus palabras por llamarme cobarde me mordí el labio apuntándole un punto en mi mente. Sus palabras decían quizás más de lo que él quisiera admitir, quizás porque iba algo borracho y estas salían con más facilidad pero no pude evitar sonreír de lado por lo siguiente que me había dicho. Decía que no iba a hacer nada con ninguna porque ninguna le importaba haciéndome saber, de ese modo, que yo sí le importaba. Decía que no tenía motivos para no intentarlo y la pregunta era ¿acaso los tenía yo? Lo cierto es que no, tampoco los tenía y volví a darle la razón en sus palabras. ¿Qué podía perder por intentarlo? Tenía toda una eternidad por delante para ver qué ocurría, no perdía nada por saber qué ocurría. Podía ver que le había molestado mis palabras y a pesar de que quería dejarlo estar lo cierto es que yo no quería, pero por esa noche nos olvidaríamos de ello, beberíamos, bailaríamos y disfrutaríamos y obtendría mi respuesta aunque no se la esperara.
-Así que... ¿nunca habías sentido esto? –Sonreí de lado rodeando su cuello con mis brazos, nuestros rostros quedaron cerca y mi nariz rozó la suya antes de que viera a esas dos jóvenes acercarse, claro que tras mis palabras tomaron un rumbo diferente y pude ver la sonrisa socarrona que tenía el vikingo en sus labios y las palabras que me dijo en broma, sus manos fueron a mis nalgas y me alzó sin demasiado esfuerzo de forma que me hizo rodear su cintura con mis piernas, mi dedo fue a sus labios para que callara mientras yo sonreía- Ssssh, no me digas nada sobre eso, tu marcaste territorio nada más llegamos ¿no fue así? Entonces no veo problema para que yo no haga lo mismo –mordí su labio inferior- ya sabes lo persuasiva que puedo llegar a ser -dije antes de que volviéramos de nuevo a besarnos de nuevo, de esa manera que tenía que tanto me gustaba. Mi mano fue a su nuca dejándola allí mientras nos consumíamos en ese beso, su miembro lo sentía presionar mi sexo con cada movimiento que hacía y nuestros pechos se rozaban. Comenzó a andar hacia la hoguera bailando sin bajarme y empecé a reírme por ello sin poder evitar parar, él daba algún que otro giro cerca de la hoguera y nos reíamos entre besos y caricias ajenos a todo lo demás como si solamente existiéramos los dos en esos momentos, mordí su inferior tras su pregunta y lo miré ladeando un poco la cabeza cayendo por mis hombros algunos mechones por mi pelo- si piensas que me siento como si tuviera súper poderes déjame decirte que no es así –aseguré deslizando mi lengua por sus labios- al principio es un poco extraño, acostumbrarme a dormir de día, a beber sangre... creo que fue eso lo que más me costó sobrellevar. Sientes que puedes hacer de todo por el tiempo que tienes, pero si no sabes sobrellevarlo bien la inmortalidad puede ser un arma de doble filo. Aunque no lo parezca los años no pasan en balde y con el paso del tiempo llega incluso a pesar un poco sobre los hombros. Hay quienes ni siquiera saben que existimos y hay que llevar cuidado de que no nos reconozcan con el paso del tiempo y ellos hayan envejecido y nosotros no –mis labios recorrieron su cuello y dejé un mordisco en el lugar hasta subir al lóbulo de su oreja donde dejé otro mordisco de nuevo. Se alejó un poco de la hoguera sin soltarme todavía y nos acercamos hacia unas mesas que habían cerca donde se sentó dejándome a horcajadas sobre él y tomó una jarra para darle un trago, se la quité para darle yo otro trago y la dejé sobre la mesa y morder su labio inferior tirando de este sin apartar mis ojos de los suyos- me gustas, Ubbe, no es algo que vaya a negar a estas alturas –reconocí recorriendo su pecho con una de mis manos- eres de lo más divertido y aparte eres lo más fascinante que me he encontrado en décadas –mi lengua recorrió sus labios de forma lasciva- aunque a veces me enervas y me sacas de mis casillas –dije sonriendo de lado- ¿te ha dicho alguien alguna vez lo engreído y vanidoso que eres? Ah espera, que eso te lo he dicho yo –apunté con cierta diversión apartando algunos mechones de mi pelo tras la oreja- me alegro de que hayas pensado en venir aquí y pasar estos días, necesitaba algo como esto –dejé mi rostro en su cuello repasándolo con mi nariz notando su sangre correr bajo mis labios, el latir de su corazón algo acelerado por el alcohol en su cuerpo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Me dejé caer sobre uno de los bancos sentándola a ella sobre mi a horcajadas, no habíamos dejado de besarnos, de provocarnos, de buscarnos olvidando por completo el enfado por el que hacia apenas una hora habíamos pasado.
No iba a tocar mas el tema, yo no era de esos que insisten hasta la saciedad en algo, me gustaba se respetaran mis decisiones y del mismo modo respetaba las ajenas.
Ella tendría sus motivos para no concederme ese tiempo, motivos en los que no iba a inquirir mas.
Teníamos hasta que la excavación terminara para disfrutar de nosotros y eso era exactamente lo que pensaba hacer, después, si ella decidía partir, yo continuaría mi vida, no había mentido, era cierto, nunca abandonaría el norte por nadie, porque era mi hogar, porque lo amaba y porque mi gente me necesitaba.
Yo podía ceder en cosas, pero para eso antes teníamos que darnos una oportunidad que no estaba dispuesta a concedernos.
Puede que ella pensara en un futuro y yo en el instante.
En este instante mi hombría golpeaba su centro con fiereza mientras mis manos la incitaban a moverse sobre ella.
-te hablaría de lo que le costó a mi madre acostumbrarse a esto de ser inmortal, pero ahora mismo solo pienso en una cosa -bromeé dejandole claro de en que era.
Mi madre tuvo que atrasar su conversión, primero por la llegada d Hakon y después por el embarazo, así que hasta que no alcanzamos un poco de edad no consintió que padre la volviera inmortal.
Como a los neófitos les cuesta controlarse nos mandó a Akershus con mi tío Höor el tiempo necesario para que padre la ayudara con la sed.
Mis pensamientos fueron irrumpidos por sus palabras, ladeé la sonrisa de forma engreída mientras mordía sus labios engrosandolos en un duelo en el que los jadeos se sucedían.
-No soy engreído, soy realista. Engreído es el que cree que es la polla y luego es un pazguato, peor en mi caso, soy la hostia y lo sabes, a eso se le llama ser realista pequeña -apunté con una sonrisa socarrona mordiendo su labio inferior.
Mis dedos se colaron pro debajo de su falda, ascendiendo por su muslo despacio, mis ojos oscurecidos podían dejarle muy claras mis intenciones.
Al llegar a su sexo hice a un lado sus bragas, ella se removía gimiendo mi nombre, atrapando mi muñeca para que no continuara.
-Vamos egipcia, quiero hacerlo ahora -aseguré -iba borracho, peor no mas que el resto y para nosotros las relaciones sexuales no eran un tabú, era normal en fiestas de esta índole que la gente fornicara en le primer sitio que encontrara caliente por el alcohol y sus instintos.
Introduje dos de mis dedos sacudiéndolos despacio, mojándose por el calor que desprendía su sexo.
-Y tu también quieres -aseguré de forma engreída mientras mi palma se frotaba con su clítoris y mi boca acallaba los gemidos roncos de Naitiri.
-Pídemelo -le dije contra sus labios.
No iba a tocar mas el tema, yo no era de esos que insisten hasta la saciedad en algo, me gustaba se respetaran mis decisiones y del mismo modo respetaba las ajenas.
Ella tendría sus motivos para no concederme ese tiempo, motivos en los que no iba a inquirir mas.
Teníamos hasta que la excavación terminara para disfrutar de nosotros y eso era exactamente lo que pensaba hacer, después, si ella decidía partir, yo continuaría mi vida, no había mentido, era cierto, nunca abandonaría el norte por nadie, porque era mi hogar, porque lo amaba y porque mi gente me necesitaba.
Yo podía ceder en cosas, pero para eso antes teníamos que darnos una oportunidad que no estaba dispuesta a concedernos.
Puede que ella pensara en un futuro y yo en el instante.
En este instante mi hombría golpeaba su centro con fiereza mientras mis manos la incitaban a moverse sobre ella.
-te hablaría de lo que le costó a mi madre acostumbrarse a esto de ser inmortal, pero ahora mismo solo pienso en una cosa -bromeé dejandole claro de en que era.
Mi madre tuvo que atrasar su conversión, primero por la llegada d Hakon y después por el embarazo, así que hasta que no alcanzamos un poco de edad no consintió que padre la volviera inmortal.
Como a los neófitos les cuesta controlarse nos mandó a Akershus con mi tío Höor el tiempo necesario para que padre la ayudara con la sed.
Mis pensamientos fueron irrumpidos por sus palabras, ladeé la sonrisa de forma engreída mientras mordía sus labios engrosandolos en un duelo en el que los jadeos se sucedían.
-No soy engreído, soy realista. Engreído es el que cree que es la polla y luego es un pazguato, peor en mi caso, soy la hostia y lo sabes, a eso se le llama ser realista pequeña -apunté con una sonrisa socarrona mordiendo su labio inferior.
Mis dedos se colaron pro debajo de su falda, ascendiendo por su muslo despacio, mis ojos oscurecidos podían dejarle muy claras mis intenciones.
Al llegar a su sexo hice a un lado sus bragas, ella se removía gimiendo mi nombre, atrapando mi muñeca para que no continuara.
-Vamos egipcia, quiero hacerlo ahora -aseguré -iba borracho, peor no mas que el resto y para nosotros las relaciones sexuales no eran un tabú, era normal en fiestas de esta índole que la gente fornicara en le primer sitio que encontrara caliente por el alcohol y sus instintos.
Introduje dos de mis dedos sacudiéndolos despacio, mojándose por el calor que desprendía su sexo.
-Y tu también quieres -aseguré de forma engreída mientras mi palma se frotaba con su clítoris y mi boca acallaba los gemidos roncos de Naitiri.
-Pídemelo -le dije contra sus labios.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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