AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Recuerdo del primer mensaje :
Había sido un viaje bastante largo el que había hecho desde París hasta el Norte, allí estaba mi próxima parada durante los próximos meses, había decidido tomarme un pequeño descanso y viajar a ese lugar que tanto me había llamado la atención, hacía apenas unos días había llegado de Egipto para descubrir unos documentos que habían estado enterrados bajo la arena durante miles de años y sin siquiera esperar demasiado partía hacia el norte, a esa tierra y a esa cultura que me gustaba y que ya había estudiado aunque, para mí enorme desgracia, no lo había hecho visitando aquella tierra, algo que siempre quise hacer y que ahora se había presentado la ocasión perfecta para ello. Ser una vampira tenía bastantes ventajas si sabías utilizarlas, llevaba ya tiempo tras aquel viaje pero mi trabajo en el museo había dificultado el poder darme ese viaje de placer que tanto había ansiado, una cosa era estudiar la cultura y el idioma en el papel –idioma con el que me defendía bastante- y otra cosa era ver sus lugares con mis propios ojos, estudiar su cultura, ver sus paisajes, ver sus costumbres, sus ofrendas, sus rituales, su forma de vida... solamente adquirías esos conocimientos yendo al lugar y aprendiéndolo de sus gentes. No me costó demasiado convencer a mi jefe en el museo para que me dejara hacer un viaje al norte como muestra de “estudio”, de hecho, llevaba guardado en una carpeta una carta que tendría que presentarle al Conde Cannif en cuanto llegara para que me dejara quedarme allí con ellos lo que durara mi estudio, en la que por supuesto ellos no se hacían ni cargo ni responsables de lo que pudiera ocurrir durante mi estancia.
Sabía de la guerra que asolaba el norte, lo sabía desde que había empezado aquella revolución y por ese mismo motivo no había mucha gente que quería viajar hasta allí para estudiar su cultura y sus tierras, pero yo siendo vampira y no teniendo nada que ver con el lugar y sus gentes poco me importaba que estuvieran en guerra. Sabía defenderme, de eso se había encargado mi padre hacía ya algunos años, y aunque mi madre se negó en rotundo a que fuera mía era la decisión y no suya. Hacía demasiado tiempo que quería ir y aunque rondaba ya casi el siglo de vida me sentía como si fuera una niña pequeña con ansias de explorar y de descubrir, París ya lo tenía bastante visto y me resultaba tedioso y aburrido, Egipto era mi tierra y jamás me cansaría de mis raíces pero el norte... presentaba todo un desafío, tierras nuevas que explorar, nuevos lugares que conocer, ver las cosas con mis propios ojos, era una tierra de magia plagada de leyendas, de seres mitológicos, de dioses legendarios... ¿cómo no resistir la tentación? Al final había obtenido mi billete y junto con algún que otro baúl repleto de ropa y de cuadernos para apuntar y demás tras una semana y media llegué hasta tierras norteñas.
Noruega me recibió bajo un cielo cubierto de nubes negras que presagiaban una tormenta, ya habíamos atravesado una bastante fuerte mientras veníamos de camino y ahora me recibía con algo de lluvia a mi llegada, lluvia que no me importó en absoluto y que para mí me hizo más fácil el estar en ese lugar, siendo humana había vivido en un lugar algo mucho más caluroso y desértico, por lo que ver esas tierras plagadas de campos, de prados, de bosque y de tanta vegetación fue un regalo para los ojos. Tenía todo previsto para que me recogieran y me llevaran directamente hasta el castillo donde el conde Cannif me recibiría, ya había sido avisado con antelación por el museo en una carta que habían mandado por lo que estaba al tanto de mi llegada. Había oído hablar cosas de él, de lo que había hecho en sus tiempos de juventud por aquellas tierras que amaba y la verdad era que era de admirar que hubiera luchado –y siguieran haciendo- por ese norte libre en el que tanto se empeñaban. La travesía fue corta y sin ningún contratiempo, el lugar donde había desembarcado era el propio condado y este estaba fuertemente vigilado para que nada pasara, allí sus gentes residían con la esperanza de que la guerra pronto se terminara y el norte estuviera libre y en paz, lejos de la tiranía que soportaban en esos momentos. Una lucha encarecida y cruda que había arrasado con muchas zonas, podía ver a la gente en los campamentos que se habían habilitado porque era tal la mayoría de refugiados que no habían casas suficientes como para albergarlos a todos.
El carruaje paró frente al castillo y al parecer ya estaban al tanto de mi llegada por lo que unos sirvientes cogieron todas mis pertenencias y me indicaron el camino hacia los aposentos que ocuparía durante mi estancia en el castillo, también me dijeron que el conde estaba en una reunión importante y que en terminar me recibiría para hablar sobre mi estancia allí, debía de agradecerle que estando en guerra como estaban me dejaran quedarme, lo cierto es que pensaba molestar lo menos posible, hacer mi trabajo, recabar datos, alguna que otra excavación si él me lo permitía en su condado ya que había descubierto algunas pistas que me llevaban exactamente allí, a antiguos manuscritos, e integrarme entre sus gentes para que me contaran leyendas, historias y demás sobre aquellas tierras. Una vez todo preparado y listo para que me recibiera el conde tras haber terminado con su reunión salí con la carpeta donde tenía aquellos documentos que me había entregado el museo y que necesitaba que me firmara para poder permanecer allí, aunque no se había negado a que me quedara allí, pero igualmente necesitaba su consentimiento. Me habían explicado donde se encontraba así que me dirigí hacia allí mientras en el camino por los pasillos miraba la carpeta y revisaba por enésima vez que los papeles estuvieran correctos y no hubiera fallo ni error alguno. La gente pasaba por aquellos pasillos, algunos soldados que parecía que iban a salir mientras me mantenía ajena a todo lo que pasaba cuando, sin esperarlo, me di de bruces con alguien haciendo que los papeles que llevaba saltaran por los aires y quedaran esparcidos por el suelo.
-Joder –maldije al ver los papeles por el suelo me agaché para recogerlos viendo que la otra persona, a la cual ni había mirado, también me ayudaba a recogerlos. Los metí en la carpeta y me encontré con una mano masculina de piel algo pálida que me tendía los demás papeles que había recogido, mis ojos subieron desde sus pies estando acuclillado en el suelo por sus piernas, su torso, su brazo extendido hacia mí y dar a parar a su rostro, un joven de quizás más o menos la edad humana que yo tenía cuando me convertí en vampiro me devolvía la mirada, facciones marcadas, expresión seria y ruda, pelo rubio vestido con pieles de donde de su espalda asomaba el mando de una espada. Barba de unos días en su rostro y unos ojos azules como el mismísimo cielo que me devolvían la mirada, cogí los papeles que me tendía y nos levantamos a la vez una vez todo estuvo recogido, él era algo más alto que yo y tenía que elevar un poco la vista para observarlo, fruncí ligeramente el ceño- podrías mirar por dónde vas, ¿no te parece? –Pregunté en su idioma para que me entendiera sin despegar mis ojos de los suyos, dudaba que allí alguno hablara en francés y mucho menos en árabe, pero para algo me había aprendido su idioma. Su olor fue captado por mis sentidos y me mordí el labio al notar la sangre que, de forma rápida, bombeaba su corazón... hacía unos días que no me había alimentado y con toda la emoción del momento me había hasta olvidado de ello. Controlaba mis instintos pero cuando se me presentaba tal delicioso bocado a veces costaba incluso hasta contenerse, pese a eso mi enfado por el golpe en ese momento mermaba lo demás y por ende también encontraba cierto... captaba cierta esencia en él que me desagradaba, y que me hizo arrugar la nariz en cuanto su olor me llegó por completo.
Había sido un viaje bastante largo el que había hecho desde París hasta el Norte, allí estaba mi próxima parada durante los próximos meses, había decidido tomarme un pequeño descanso y viajar a ese lugar que tanto me había llamado la atención, hacía apenas unos días había llegado de Egipto para descubrir unos documentos que habían estado enterrados bajo la arena durante miles de años y sin siquiera esperar demasiado partía hacia el norte, a esa tierra y a esa cultura que me gustaba y que ya había estudiado aunque, para mí enorme desgracia, no lo había hecho visitando aquella tierra, algo que siempre quise hacer y que ahora se había presentado la ocasión perfecta para ello. Ser una vampira tenía bastantes ventajas si sabías utilizarlas, llevaba ya tiempo tras aquel viaje pero mi trabajo en el museo había dificultado el poder darme ese viaje de placer que tanto había ansiado, una cosa era estudiar la cultura y el idioma en el papel –idioma con el que me defendía bastante- y otra cosa era ver sus lugares con mis propios ojos, estudiar su cultura, ver sus paisajes, ver sus costumbres, sus ofrendas, sus rituales, su forma de vida... solamente adquirías esos conocimientos yendo al lugar y aprendiéndolo de sus gentes. No me costó demasiado convencer a mi jefe en el museo para que me dejara hacer un viaje al norte como muestra de “estudio”, de hecho, llevaba guardado en una carpeta una carta que tendría que presentarle al Conde Cannif en cuanto llegara para que me dejara quedarme allí con ellos lo que durara mi estudio, en la que por supuesto ellos no se hacían ni cargo ni responsables de lo que pudiera ocurrir durante mi estancia.
Sabía de la guerra que asolaba el norte, lo sabía desde que había empezado aquella revolución y por ese mismo motivo no había mucha gente que quería viajar hasta allí para estudiar su cultura y sus tierras, pero yo siendo vampira y no teniendo nada que ver con el lugar y sus gentes poco me importaba que estuvieran en guerra. Sabía defenderme, de eso se había encargado mi padre hacía ya algunos años, y aunque mi madre se negó en rotundo a que fuera mía era la decisión y no suya. Hacía demasiado tiempo que quería ir y aunque rondaba ya casi el siglo de vida me sentía como si fuera una niña pequeña con ansias de explorar y de descubrir, París ya lo tenía bastante visto y me resultaba tedioso y aburrido, Egipto era mi tierra y jamás me cansaría de mis raíces pero el norte... presentaba todo un desafío, tierras nuevas que explorar, nuevos lugares que conocer, ver las cosas con mis propios ojos, era una tierra de magia plagada de leyendas, de seres mitológicos, de dioses legendarios... ¿cómo no resistir la tentación? Al final había obtenido mi billete y junto con algún que otro baúl repleto de ropa y de cuadernos para apuntar y demás tras una semana y media llegué hasta tierras norteñas.
Noruega me recibió bajo un cielo cubierto de nubes negras que presagiaban una tormenta, ya habíamos atravesado una bastante fuerte mientras veníamos de camino y ahora me recibía con algo de lluvia a mi llegada, lluvia que no me importó en absoluto y que para mí me hizo más fácil el estar en ese lugar, siendo humana había vivido en un lugar algo mucho más caluroso y desértico, por lo que ver esas tierras plagadas de campos, de prados, de bosque y de tanta vegetación fue un regalo para los ojos. Tenía todo previsto para que me recogieran y me llevaran directamente hasta el castillo donde el conde Cannif me recibiría, ya había sido avisado con antelación por el museo en una carta que habían mandado por lo que estaba al tanto de mi llegada. Había oído hablar cosas de él, de lo que había hecho en sus tiempos de juventud por aquellas tierras que amaba y la verdad era que era de admirar que hubiera luchado –y siguieran haciendo- por ese norte libre en el que tanto se empeñaban. La travesía fue corta y sin ningún contratiempo, el lugar donde había desembarcado era el propio condado y este estaba fuertemente vigilado para que nada pasara, allí sus gentes residían con la esperanza de que la guerra pronto se terminara y el norte estuviera libre y en paz, lejos de la tiranía que soportaban en esos momentos. Una lucha encarecida y cruda que había arrasado con muchas zonas, podía ver a la gente en los campamentos que se habían habilitado porque era tal la mayoría de refugiados que no habían casas suficientes como para albergarlos a todos.
El carruaje paró frente al castillo y al parecer ya estaban al tanto de mi llegada por lo que unos sirvientes cogieron todas mis pertenencias y me indicaron el camino hacia los aposentos que ocuparía durante mi estancia en el castillo, también me dijeron que el conde estaba en una reunión importante y que en terminar me recibiría para hablar sobre mi estancia allí, debía de agradecerle que estando en guerra como estaban me dejaran quedarme, lo cierto es que pensaba molestar lo menos posible, hacer mi trabajo, recabar datos, alguna que otra excavación si él me lo permitía en su condado ya que había descubierto algunas pistas que me llevaban exactamente allí, a antiguos manuscritos, e integrarme entre sus gentes para que me contaran leyendas, historias y demás sobre aquellas tierras. Una vez todo preparado y listo para que me recibiera el conde tras haber terminado con su reunión salí con la carpeta donde tenía aquellos documentos que me había entregado el museo y que necesitaba que me firmara para poder permanecer allí, aunque no se había negado a que me quedara allí, pero igualmente necesitaba su consentimiento. Me habían explicado donde se encontraba así que me dirigí hacia allí mientras en el camino por los pasillos miraba la carpeta y revisaba por enésima vez que los papeles estuvieran correctos y no hubiera fallo ni error alguno. La gente pasaba por aquellos pasillos, algunos soldados que parecía que iban a salir mientras me mantenía ajena a todo lo que pasaba cuando, sin esperarlo, me di de bruces con alguien haciendo que los papeles que llevaba saltaran por los aires y quedaran esparcidos por el suelo.
-Joder –maldije al ver los papeles por el suelo me agaché para recogerlos viendo que la otra persona, a la cual ni había mirado, también me ayudaba a recogerlos. Los metí en la carpeta y me encontré con una mano masculina de piel algo pálida que me tendía los demás papeles que había recogido, mis ojos subieron desde sus pies estando acuclillado en el suelo por sus piernas, su torso, su brazo extendido hacia mí y dar a parar a su rostro, un joven de quizás más o menos la edad humana que yo tenía cuando me convertí en vampiro me devolvía la mirada, facciones marcadas, expresión seria y ruda, pelo rubio vestido con pieles de donde de su espalda asomaba el mando de una espada. Barba de unos días en su rostro y unos ojos azules como el mismísimo cielo que me devolvían la mirada, cogí los papeles que me tendía y nos levantamos a la vez una vez todo estuvo recogido, él era algo más alto que yo y tenía que elevar un poco la vista para observarlo, fruncí ligeramente el ceño- podrías mirar por dónde vas, ¿no te parece? –Pregunté en su idioma para que me entendiera sin despegar mis ojos de los suyos, dudaba que allí alguno hablara en francés y mucho menos en árabe, pero para algo me había aprendido su idioma. Su olor fue captado por mis sentidos y me mordí el labio al notar la sangre que, de forma rápida, bombeaba su corazón... hacía unos días que no me había alimentado y con toda la emoción del momento me había hasta olvidado de ello. Controlaba mis instintos pero cuando se me presentaba tal delicioso bocado a veces costaba incluso hasta contenerse, pese a eso mi enfado por el golpe en ese momento mermaba lo demás y por ende también encontraba cierto... captaba cierta esencia en él que me desagradaba, y que me hizo arrugar la nariz en cuanto su olor me llegó por completo.
Última edición por Naitiri Zahir el Jue Sep 28, 2017 5:45 am, editado 1 vez
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Habíamos dejado atrás esa discusión y no habíamos vuelto a tocar el tema desde entonces, nos habíamos dedicado a beber, a bailar, a besarnos, reírnos, acariciarnos constantemente sin parar en ni un solo momento. Sentía la mayoría de las miradas puestas en nosotros porque resaltaba entre todos ellos pero no era algo que me importara y con el tiempo fueron dejando de mirar animados por el alcohol y medio ebrios por el tiempo que llevábamos de fiesta mientras nosotros íbamos a lo nuestro. La gente se reía a nuestro alrededor mientras celebraba y seguía bebiendo, yo ya había pillado un buen puntillo a esas alturas dado que a los vampiros nos costaba algo más que a los humanos emborracharnos por esa resistencia que teníamos, mientras que el vikingo iba algo más que yo pero parecía que sabía lo que hacía y lo que decía. Bailábamos esos bailes típicos de su tierra aunque yo no sabía muy bien como hacerlo aunque me fijaba en las mujeres y pronto aprendí los pasos mientras nos reíamos y nos lo pasábamos bien, necesitaba algo como eso y agradecí que se le hubiera ocurrido venir para conocer más de aquel lugar y de aquella cultura, ya pensaba que iba a estar “encerrada” en Akershus ayudando con la excavación, eso era como renovar energías y un golpe de aliento para seguir ayudándolos a descifrar esa extraña excavación que me llevaba de cabeza, así despejaba mi mente de todo aquello y podía volver con calma de nuevo a empezar e intentar resolver ese rompecabezas que me llevaba loca. Como loca me llevaba el vikingo con el que bailaba en esos momentos, al final nos separamos de la hoguera para sentarnos en uno de los bancos donde en la mesa había jarras y comida, me sentó sobre él a horcajadas y me reí contra sus labios mientras nos besábamos, mordió mi labio inferior y lo contemplé mientras mis manos subían por su pecho de forma lenta.
Ladeé un poco la cabeza cuando me dijo que me hablaría sobre lo que le costó a su madre acostumbrarse a ser vampira y esperé a que lo hiciera pero al parecer estaba sumido en sus propios pensamientos, solo lo saqué de esos pensamientos cuando fui sincera con él y con lo que me hacía sentir, su sonrisa arrogante asomó en sus labios y pronto me aclaró que él no era engreído, que eso lo eran quienes alardeaban de ser algo pero luego no eran nada, él decía que era realista y que debía de concederle la razón porque yo lo sabía, volvió a morderme de nuevo el labio y mi lengua lamió su labio superior sin dejar de observarnos de forma fija. Todavía estaba esperando a que me contara lo de su madre pero en cuanto sentí que ascendía con sus dedos por debajo de la falda, acariciando mis muslos de forma lenta, supe que no me iba a decir nada porque su propósito en esos momentos era uno totalmente diferente al que yo tenía en mente. Jadeábamos a cada beso, engrosábamos nuestros labios mordiéndolos y el deseo crecía cada vez que nos tocábamos animados por el alcohol que llevábamos. Nos mirábamos de forma fija y pude ver que sus orbes azules estaban un poco oscuros por el deseo que tenía, por las ganas. Sus dedos siguieron subiendo hasta llegar a mi ropa interior, sin apartar sus ojos de los míos las hizo a un lado y sus dedos recorrieron mi sexo arrancándome un jadeo y moviendo mi cadera sobre él. Mi mano fue a su muñeca para que parara mientras se lo pedía en un tono muy bajo, en susurros, para que no continuara moviendo sus dedos por todo mi sexo... pero así era costaba razonar con él. Aseguró que quería hacerlo ahora en ese momento y mis ojos lo contemplaron sabiendo que no me mentía y sentí como dos de sus dedos se hundían moviéndose dentro y fuera, gemí contra sus labios cerrando los ojos y eché la cabeza hacia atrás por el placer que sentía.
-Vikingo... –dije como pude para que parara pero no tenía esa intención, mi cadera se movía con cada movimiento que hacía y cuando comenzó a frotar con su palma el clítoris gemí llevando mi rostro a su cuello enredando mis dedos en su pelo- por Ra –dije en mitad de un gemido bajo para que no nos oyeran, él estaba acostumbrado a ese tipo de cosas y para él era de lo más normal. Aseguró que yo también quería sin dejar de mover su mano, su boca me besaba acallando los jadeos y gemidos que salían de mis labios, mi otra mano aferrada a su camisa con fuerza y mi cadera moviéndose sobre él. Me provocaba, me incitaba y me buscaba de una forma abrumadora, tenía la capacidad de hacer que su deseo se convirtiera en mi deseo y moviendo sus dedos de esa forma era imposible pensar en algo que no fuera en las ganas que tenía. Sentía su corazón latir con fuerza, su sangre correr por sus venas... todo era una tentación enorme. Me dijo que se lo pidiera con esa seguridad que derrochaba siempre sin dejar de mover su dedo, el calor crecía en mi vientre, mis caderas se movían solas, su sangre fluyendo y que notaba, el deseo, el alcohol... todo en una mezcla explosiva que me hizo morder sus labios y mirarlo mientras apoyaba mi frente en la suya, gemí contra sus labios cerrando un momento los ojos por lo que me hacía sentir y acabé abriéndolos- es la primera vez que... –me mordí el labio y gemí apretando su camisa con fuerza porque ni así me daba respiro moviendo sus dedos de forma lenta pero que era más que suficiente- que voy a hacer esto... –me refería a hacerlo delante de tanta gente, no era algo que yo hiciera- pero no puedo... no aguanto más –jadeé contra sus labios- tómame –le pedí casi con un gruñido totalmente encendida viendo su sonrisa socarrona que quise quitarle besándolo para que dejar de sonreír y me correspondiera el beso, sacó su mano quitando sus dedos que me encargué de lamer notando cómo jadeaba de forma ronca por ello y de forma apresurada bajamos sus pantalones lo justo para que su miembro quedara libre, lo sentí caliente y duro y moví mis caderas para notar como se restregaba por mi sexo. Sus ojos en los míos y sus manos en mis nalgas me alzaron lo suficiente para notar como cedía en mi interior hasta entrar por completo, gemí contra sus labios rodeando su cuello con un brazo y mis dedos se enredaban en su pelo para comenzar a moverme sobre él moviendo mis caderas, haciendo círculos y él me levantaba de las nalgas para ayudarme y dejarme caer besándonos como si solamente existiéramos nosotros en ese momento aunque la falda nos tapaba por completo, pero no había que ser muy inteligente para saber qué estábamos haciendo- oh por Ra, Ubbe –dije en mitad de un jadeo con nuestros rostros pegados sin parar de besarnos, una de sus manos subió hasta mi pecho comenzando a acariciarlo sobre la tela perdidos en esa necesidad que nos consumía a los dos y que nos volvía completamente locos.
Ladeé un poco la cabeza cuando me dijo que me hablaría sobre lo que le costó a su madre acostumbrarse a ser vampira y esperé a que lo hiciera pero al parecer estaba sumido en sus propios pensamientos, solo lo saqué de esos pensamientos cuando fui sincera con él y con lo que me hacía sentir, su sonrisa arrogante asomó en sus labios y pronto me aclaró que él no era engreído, que eso lo eran quienes alardeaban de ser algo pero luego no eran nada, él decía que era realista y que debía de concederle la razón porque yo lo sabía, volvió a morderme de nuevo el labio y mi lengua lamió su labio superior sin dejar de observarnos de forma fija. Todavía estaba esperando a que me contara lo de su madre pero en cuanto sentí que ascendía con sus dedos por debajo de la falda, acariciando mis muslos de forma lenta, supe que no me iba a decir nada porque su propósito en esos momentos era uno totalmente diferente al que yo tenía en mente. Jadeábamos a cada beso, engrosábamos nuestros labios mordiéndolos y el deseo crecía cada vez que nos tocábamos animados por el alcohol que llevábamos. Nos mirábamos de forma fija y pude ver que sus orbes azules estaban un poco oscuros por el deseo que tenía, por las ganas. Sus dedos siguieron subiendo hasta llegar a mi ropa interior, sin apartar sus ojos de los míos las hizo a un lado y sus dedos recorrieron mi sexo arrancándome un jadeo y moviendo mi cadera sobre él. Mi mano fue a su muñeca para que parara mientras se lo pedía en un tono muy bajo, en susurros, para que no continuara moviendo sus dedos por todo mi sexo... pero así era costaba razonar con él. Aseguró que quería hacerlo ahora en ese momento y mis ojos lo contemplaron sabiendo que no me mentía y sentí como dos de sus dedos se hundían moviéndose dentro y fuera, gemí contra sus labios cerrando los ojos y eché la cabeza hacia atrás por el placer que sentía.
-Vikingo... –dije como pude para que parara pero no tenía esa intención, mi cadera se movía con cada movimiento que hacía y cuando comenzó a frotar con su palma el clítoris gemí llevando mi rostro a su cuello enredando mis dedos en su pelo- por Ra –dije en mitad de un gemido bajo para que no nos oyeran, él estaba acostumbrado a ese tipo de cosas y para él era de lo más normal. Aseguró que yo también quería sin dejar de mover su mano, su boca me besaba acallando los jadeos y gemidos que salían de mis labios, mi otra mano aferrada a su camisa con fuerza y mi cadera moviéndose sobre él. Me provocaba, me incitaba y me buscaba de una forma abrumadora, tenía la capacidad de hacer que su deseo se convirtiera en mi deseo y moviendo sus dedos de esa forma era imposible pensar en algo que no fuera en las ganas que tenía. Sentía su corazón latir con fuerza, su sangre correr por sus venas... todo era una tentación enorme. Me dijo que se lo pidiera con esa seguridad que derrochaba siempre sin dejar de mover su dedo, el calor crecía en mi vientre, mis caderas se movían solas, su sangre fluyendo y que notaba, el deseo, el alcohol... todo en una mezcla explosiva que me hizo morder sus labios y mirarlo mientras apoyaba mi frente en la suya, gemí contra sus labios cerrando un momento los ojos por lo que me hacía sentir y acabé abriéndolos- es la primera vez que... –me mordí el labio y gemí apretando su camisa con fuerza porque ni así me daba respiro moviendo sus dedos de forma lenta pero que era más que suficiente- que voy a hacer esto... –me refería a hacerlo delante de tanta gente, no era algo que yo hiciera- pero no puedo... no aguanto más –jadeé contra sus labios- tómame –le pedí casi con un gruñido totalmente encendida viendo su sonrisa socarrona que quise quitarle besándolo para que dejar de sonreír y me correspondiera el beso, sacó su mano quitando sus dedos que me encargué de lamer notando cómo jadeaba de forma ronca por ello y de forma apresurada bajamos sus pantalones lo justo para que su miembro quedara libre, lo sentí caliente y duro y moví mis caderas para notar como se restregaba por mi sexo. Sus ojos en los míos y sus manos en mis nalgas me alzaron lo suficiente para notar como cedía en mi interior hasta entrar por completo, gemí contra sus labios rodeando su cuello con un brazo y mis dedos se enredaban en su pelo para comenzar a moverme sobre él moviendo mis caderas, haciendo círculos y él me levantaba de las nalgas para ayudarme y dejarme caer besándonos como si solamente existiéramos nosotros en ese momento aunque la falda nos tapaba por completo, pero no había que ser muy inteligente para saber qué estábamos haciendo- oh por Ra, Ubbe –dije en mitad de un jadeo con nuestros rostros pegados sin parar de besarnos, una de sus manos subió hasta mi pecho comenzando a acariciarlo sobre la tela perdidos en esa necesidad que nos consumía a los dos y que nos volvía completamente locos.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
“Tómame” rugió, lo que provocó que ladeara la sonrisa de forma engreída.
Mi lengua se abrió paso entre sus labios, un lametazo que buscó la lengua ajena, enredándose de forma ruda en un beso húmedo, prolongado que engrosaba nuestros labios a bocados.
Estábamos muy calientes los dos y ese beso saqueó nuestra pasión. Saqué mis dedos de su laberinto, ella los lamió de forma provocativa sin dejar de mirarme con esos desiertos arrancándome un gemido gutural.
Desabroché el pantalón bajándolo lo justo para liberar al kraken que hambriento se paseó por su trinchera masturbando su clítoris.
Mis manos en sus nalgas la alzaron ,despacio la dejé caer sobre mi hombría, gruñíamos sin dejar de devorar nuestros labios, me volvía loco sentir como se metía. Ella danzaba trazando círculos, yo la hacia subir y bajar sin parar mientras nuestras pelvis friccionaban.
-ufffffff – dije dejando que mi aliento chocara contra la humedad de su deliciosa boca.
Cada vez mas rudo, mas violeto, mi mano por encima de la ropa apretaba sus pechos, rozando con la yema sus pezones endurecidos, muy excitados por estar en publico.
Su cintura se arqueaba, ofrecida, expuesta a la pasión que sentía.
Rugí girándola, mi verga dentro, mi mano se coló por debajo de su falda, acariciaba con mi yema su clítoris, la otra saqueaba sus dos montañas.
Abrió los ojos con la respiración errática y mi boca succionando su cuello.
Una de sus manos enredada en mi nuca, buscando mi boca para morderla mientras me la follaba y la masturbaba al mismo tiempo.
Varios eran los que nos miraba y ahora encarada hacia ellos era capaz de verlo, de ver como mis manso serpenteaban hábiles por su cuerpo mientras otros se excitaban por ello.
-Ubbe- rugió fuera de si mientras su cuerpo se tensaba.
Ultimas embestidas antes de sacudirnos en un infierno de placer desmedido.
No me mordió porque no estábamos solos, pero eso no quitó que el placer fuera descabelladamente inmenso.
Con las piernas abiertas por completo y mi dedo aun sobre su bulto, su cuerpo vibraba y el mio aun la empotraba llenándola de mi por completo.
Se dejó vencer cerrando las piernas, girando y buscando mi clavícula para hundir su rostro en mi cuello, avergonzada, temblaba por todo lo que sentía.
-Shhhhhh -susurré acariciándola, buscando su boca -aun piensas decirme que soy uno mas de otros tantos..sabes que no ,se que no y llámame engreído porque lo soy.
Ladeé la sonrisa sintiendo como repasaba con su nariz mi cuello sin emitir palabras.
-me subes y abrochas los pantalones -le pedí antes de alzarme entre risas llevándola entre mis brazos mientras ella me daba un manotazo por no avisarla y porque casi se me bajan los pantalones del todo.
Los dos nos reíamos camino a casa, besándonos, acariciándonos.
-Voy a salvar tus nalgas del dios sol -apunté guiñándole un ojo.
Mi lengua se abrió paso entre sus labios, un lametazo que buscó la lengua ajena, enredándose de forma ruda en un beso húmedo, prolongado que engrosaba nuestros labios a bocados.
Estábamos muy calientes los dos y ese beso saqueó nuestra pasión. Saqué mis dedos de su laberinto, ella los lamió de forma provocativa sin dejar de mirarme con esos desiertos arrancándome un gemido gutural.
Desabroché el pantalón bajándolo lo justo para liberar al kraken que hambriento se paseó por su trinchera masturbando su clítoris.
Mis manos en sus nalgas la alzaron ,despacio la dejé caer sobre mi hombría, gruñíamos sin dejar de devorar nuestros labios, me volvía loco sentir como se metía. Ella danzaba trazando círculos, yo la hacia subir y bajar sin parar mientras nuestras pelvis friccionaban.
-ufffffff – dije dejando que mi aliento chocara contra la humedad de su deliciosa boca.
Cada vez mas rudo, mas violeto, mi mano por encima de la ropa apretaba sus pechos, rozando con la yema sus pezones endurecidos, muy excitados por estar en publico.
Su cintura se arqueaba, ofrecida, expuesta a la pasión que sentía.
Rugí girándola, mi verga dentro, mi mano se coló por debajo de su falda, acariciaba con mi yema su clítoris, la otra saqueaba sus dos montañas.
Abrió los ojos con la respiración errática y mi boca succionando su cuello.
Una de sus manos enredada en mi nuca, buscando mi boca para morderla mientras me la follaba y la masturbaba al mismo tiempo.
Varios eran los que nos miraba y ahora encarada hacia ellos era capaz de verlo, de ver como mis manso serpenteaban hábiles por su cuerpo mientras otros se excitaban por ello.
-Ubbe- rugió fuera de si mientras su cuerpo se tensaba.
Ultimas embestidas antes de sacudirnos en un infierno de placer desmedido.
No me mordió porque no estábamos solos, pero eso no quitó que el placer fuera descabelladamente inmenso.
Con las piernas abiertas por completo y mi dedo aun sobre su bulto, su cuerpo vibraba y el mio aun la empotraba llenándola de mi por completo.
Se dejó vencer cerrando las piernas, girando y buscando mi clavícula para hundir su rostro en mi cuello, avergonzada, temblaba por todo lo que sentía.
-Shhhhhh -susurré acariciándola, buscando su boca -aun piensas decirme que soy uno mas de otros tantos..sabes que no ,se que no y llámame engreído porque lo soy.
Ladeé la sonrisa sintiendo como repasaba con su nariz mi cuello sin emitir palabras.
-me subes y abrochas los pantalones -le pedí antes de alzarme entre risas llevándola entre mis brazos mientras ella me daba un manotazo por no avisarla y porque casi se me bajan los pantalones del todo.
Los dos nos reíamos camino a casa, besándonos, acariciándonos.
-Voy a salvar tus nalgas del dios sol -apunté guiñándole un ojo.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Perdidos, así era como estábamos en esos momentos los dos sobre aquel banco rodeado de todas esas personas que habían acudido a la fiesta, perdidos en la necesidad y en el inmenso placer que nos recorría por completo sin poder pensar en nada más que en ese momento y en lo que sentíamos. Me había provocado muy bien y había sabido dónde debía de tocar para volverme loca, para hacer que no pensara que estábamos en público y que podrían darse cuenta de lo que estábamos haciendo aun cuando la falda del vestido que llevara nos tapara por completo. Para ellos hacerlo en público era algo natural y normal y no éramos los únicos que estábamos así, al fondo del todo podía ver a una pareja que contra un árbol hacían exactamente lo mismo que nosotros y mucho más ligeros de ropa de lo que íbamos el vikingo y yo, pero yo no estaba acostumbrada a ese tipo de cosas y por eso me costaba algo más que a él, pero entre el calor de su cuerpo, el calor del mío y el alcohol había sido demasiado como para poder aguantar mucho más, él se había encargado bien de dejarme con todas las ganas, de hacer que cayera y cediera ante sus dedos y ahora había sido yo quien le había pedido que me tomara incapaz de aguantar esa necesidad que crecía dentro. Sus labios buscaron los míos para besarnos de forma necesitada, pasional, su lengua se abrió paso entre mis labios para buscar la mía y desencadenar una batalla para ver quién se alzaba el vencedor de la misma. Mis caderas se movían contra las suyas y le bastó alzarme un poco para dejarme caer despacio sobre él notando como se adentraba por completo hasta dejarme sentada, jadeé contra sus labios ante aquella placentera sensación y comenzó a moverme al mismo tiempo que yo movía mis caderas contra él.
Mis ojos lo observaron cuando bufó de esa forma contra mis labios haciendo que sonriera de lado porque no era la primera vez que se lo oía hacer cuando lo hacíamos, poco a poco el ritmo y la velocidad fueron incrementando siendo ahora más rudo y más salvaje mientras no dejábamos de besarnos, sus manos subieron por hasta llegar a mi pecho donde los acarició por encima de la tela, rozaba mis pezones y jadeaba por el placer que aquello me daba moviéndome a su mismo ritmo enardecida por completo, mis dedos enredados en su pelo, mis dientes mordieron su labio inferior tirando de este antes de que se le ocurriera girarme y dejar mi espalda contra su pecho. Una de sus manos siguió en mi pecho acariciándolo, tocándolo por encima de la tela buscando mis pezones que se podían notar por lo excitada que estaba, otra de sus manos se coló por la falda y subió por mi muslo hasta llegar a mi sexo, sus dedos se pasearon por el para comenzar a acariciarme el clítoris y moví mi cadera al tiempo que mi cuerpo daba un pequeño respingo por aquello. Apoyé mi cabeza en su hombro perdida en esas sensaciones, se movía en mi interior y sus dedos hacían lo mismo en mi sexo en una combinación más que placentera, movía mis caderas en círculos incapaz de estarme quieta. Mis dedos bajaron a su nuca y giré mi rostro para buscar sus labios y besarlo de forma apasionada, mordía sus labios, los lamía entre jadeos y gemidos que sus labios acallaban. Podía notar que la gente se nos quedaba mirando en algo más que evidente aunque no pudieran ver nada porque íbamos completamente vestidos y la falda nos tapaba, en cierto sentido era hasta morbosa la situación pero no estaba acostumbrada a que me vieran de esa forma.
-Ubbe –gemí sobre sus labios notando las miradas de la gente que pasaba cerca de nosotros mucho más acostumbrados a ese tipo de cosas, abrí mis ojos apoyando mi cabeza en su hombro de nuevo y pude ver cómo nos miraban en aquel baile infernal que nos traíamos, cómo se mordían los labios excitados, cómo seguían el ritmo de nuestros movimientos y se excitaban por lo que estaban viendo, tanto hombres como mujeres observaban, alguno que otro se masturbaba solamente de mirarnos mientras él me acariciaba y me llevaba a ese abismo por el que pronto caería sobre él, mi cuerpo comenzaba a tensarse ante la llegada de lo evidente, cerré los ojos apoyé mi cabeza en su hombro y me dejé llevar por lo que ese hombre me provocaba, mi otra mano fue a la suya que acariciaba mis pechos y presioné con fuerza su mano cuando sentí que mi cuerpo se sacudía por el placer, mordí mis labios y gemí aunque algo más bajo cuando alcancé el orgasmo sintiendo que él también. Incluso así no dejó de tocarme bajo la falda ni de moverse en mi interior prolongando el placer, si hubiéramos estado solos lo habría mordido pero aunque no lo hice el placer fue muy intenso, acabé dejándome vencer contra su cuerpo con sus dedos acariciándome terminando de moverse en mi interior y mi cuerpo temblaba por completo por ello, acabé cerrando las piernas y girarme para quedar de lado y hundir mi rostro en su cuello rodeándolo con mis brazos- por Ra pero qué vergüenza –dije contra la piel de su cuello mientras él me calmaba acariciándome con su mano mientras mi nariz recorría su cuello. Su boca buscó la mía y mirándome sin dejar de acariciarme para tranquilizarme me dijo esas palabras que me hicieron sonreír de lado, tenía razón y lo sabía, mordí su inferior mirándolo- vikingo engreído –dije para ver cómo sonreía de lado de forma socarrona y buscaba de nuevo mis labios. Me pidió que le abrochara y le subiera los pantalones pero ni siquiera me dio tiempo a hacerlo cuando ya se había levantado conmigo en brazos riéndose y de casi en vez de tener los pantalones subidos se le cayeron porque no me había dado tiempo- por Ra, ¡pero qué impaciente eres! Para la próxima avísame antes –le di un manotazo en su hombro y así comenzó el camino a casa conmigo en brazos así que disfruté por una vez que no me llevara como un saco de patatas, mis brazos rodearon su cuello y sonreí contra sus labios mordiéndolos de forma provocativa, bajaba por su mandíbula repartiendo besos y mordiscos, lo mismo por su cuello sintiendo su sangre fluir bajo mis labios en una tentación enorme. Nos reíamos, nos besábamos y atrás había quedado ese enfado que habíamos tenido, me reí cuando dijo que pondría mis nalgas a salvo del sol y negué con la cabeza riéndome- mis nalgas te lo agradecen enormemente, y yo también –mordí su lóbulo- ¿ves? Así es como deberías de cogerme y no de la otra forma que tanto odio –apunté sobre sus labios casi ya llegando a la casona que a decir verdad no estaba muy lejos faltando poco para que saliera la luz del sol aunque nos sobraba tiempo para llegar, una vez dentro me dejó en el suelo y me encargué de cerrar todo para que la luz no entrara al mismo tiempo que él añadía más troncos a la lumbre, me acerqué rodeándolo por la espalda con mis brazos y apoyé mi cabeza en su espalda, ancha y fuerte, dejando mis manos por su pecho quedándonos así por un momento, él era un poco más alto que yo pero pude apoyar la barbilla en su hombro y morder el lóbulo de su oreja, como respuesta un azote en mis nalgas que me hizo reír divertida recorriendo su cuello con mis labios- vámonos a la cama vikingo –tiré de su brazo para colarnos en la cama, su brazo tiró para recostarme sobre él y me acomodé mientras sus dedos acariciaban algunos mechones de mi pelo provocándome unas leves cosquillas- gracias por traerme a la fiesta, ha sido una noche... interesante –mis ojos subieron a los suyos y vi esa sonrisa que tanto se gastaba, mis dedos recorrían su pecho y elevé mi rostro para buscar sus labios acariciándolos con los míos- ya me pregunto qué más vas a enseñarme de por aquí –lamí su labio inferior y lo miré dejando mi nariz rozando la suya- he decidido que voy a quedarme Ubbe, a ver a dónde nos lleva todo esto –sonreí antes de besarlo de forma algo más lenta acariciando su pecho con mi mano, dejé un mordisco en su labio inferior y me recosté sobre él como ya parecía se había convertido en una costumbre- buenas noches, vikingo.
Mis ojos lo observaron cuando bufó de esa forma contra mis labios haciendo que sonriera de lado porque no era la primera vez que se lo oía hacer cuando lo hacíamos, poco a poco el ritmo y la velocidad fueron incrementando siendo ahora más rudo y más salvaje mientras no dejábamos de besarnos, sus manos subieron por hasta llegar a mi pecho donde los acarició por encima de la tela, rozaba mis pezones y jadeaba por el placer que aquello me daba moviéndome a su mismo ritmo enardecida por completo, mis dedos enredados en su pelo, mis dientes mordieron su labio inferior tirando de este antes de que se le ocurriera girarme y dejar mi espalda contra su pecho. Una de sus manos siguió en mi pecho acariciándolo, tocándolo por encima de la tela buscando mis pezones que se podían notar por lo excitada que estaba, otra de sus manos se coló por la falda y subió por mi muslo hasta llegar a mi sexo, sus dedos se pasearon por el para comenzar a acariciarme el clítoris y moví mi cadera al tiempo que mi cuerpo daba un pequeño respingo por aquello. Apoyé mi cabeza en su hombro perdida en esas sensaciones, se movía en mi interior y sus dedos hacían lo mismo en mi sexo en una combinación más que placentera, movía mis caderas en círculos incapaz de estarme quieta. Mis dedos bajaron a su nuca y giré mi rostro para buscar sus labios y besarlo de forma apasionada, mordía sus labios, los lamía entre jadeos y gemidos que sus labios acallaban. Podía notar que la gente se nos quedaba mirando en algo más que evidente aunque no pudieran ver nada porque íbamos completamente vestidos y la falda nos tapaba, en cierto sentido era hasta morbosa la situación pero no estaba acostumbrada a que me vieran de esa forma.
-Ubbe –gemí sobre sus labios notando las miradas de la gente que pasaba cerca de nosotros mucho más acostumbrados a ese tipo de cosas, abrí mis ojos apoyando mi cabeza en su hombro de nuevo y pude ver cómo nos miraban en aquel baile infernal que nos traíamos, cómo se mordían los labios excitados, cómo seguían el ritmo de nuestros movimientos y se excitaban por lo que estaban viendo, tanto hombres como mujeres observaban, alguno que otro se masturbaba solamente de mirarnos mientras él me acariciaba y me llevaba a ese abismo por el que pronto caería sobre él, mi cuerpo comenzaba a tensarse ante la llegada de lo evidente, cerré los ojos apoyé mi cabeza en su hombro y me dejé llevar por lo que ese hombre me provocaba, mi otra mano fue a la suya que acariciaba mis pechos y presioné con fuerza su mano cuando sentí que mi cuerpo se sacudía por el placer, mordí mis labios y gemí aunque algo más bajo cuando alcancé el orgasmo sintiendo que él también. Incluso así no dejó de tocarme bajo la falda ni de moverse en mi interior prolongando el placer, si hubiéramos estado solos lo habría mordido pero aunque no lo hice el placer fue muy intenso, acabé dejándome vencer contra su cuerpo con sus dedos acariciándome terminando de moverse en mi interior y mi cuerpo temblaba por completo por ello, acabé cerrando las piernas y girarme para quedar de lado y hundir mi rostro en su cuello rodeándolo con mis brazos- por Ra pero qué vergüenza –dije contra la piel de su cuello mientras él me calmaba acariciándome con su mano mientras mi nariz recorría su cuello. Su boca buscó la mía y mirándome sin dejar de acariciarme para tranquilizarme me dijo esas palabras que me hicieron sonreír de lado, tenía razón y lo sabía, mordí su inferior mirándolo- vikingo engreído –dije para ver cómo sonreía de lado de forma socarrona y buscaba de nuevo mis labios. Me pidió que le abrochara y le subiera los pantalones pero ni siquiera me dio tiempo a hacerlo cuando ya se había levantado conmigo en brazos riéndose y de casi en vez de tener los pantalones subidos se le cayeron porque no me había dado tiempo- por Ra, ¡pero qué impaciente eres! Para la próxima avísame antes –le di un manotazo en su hombro y así comenzó el camino a casa conmigo en brazos así que disfruté por una vez que no me llevara como un saco de patatas, mis brazos rodearon su cuello y sonreí contra sus labios mordiéndolos de forma provocativa, bajaba por su mandíbula repartiendo besos y mordiscos, lo mismo por su cuello sintiendo su sangre fluir bajo mis labios en una tentación enorme. Nos reíamos, nos besábamos y atrás había quedado ese enfado que habíamos tenido, me reí cuando dijo que pondría mis nalgas a salvo del sol y negué con la cabeza riéndome- mis nalgas te lo agradecen enormemente, y yo también –mordí su lóbulo- ¿ves? Así es como deberías de cogerme y no de la otra forma que tanto odio –apunté sobre sus labios casi ya llegando a la casona que a decir verdad no estaba muy lejos faltando poco para que saliera la luz del sol aunque nos sobraba tiempo para llegar, una vez dentro me dejó en el suelo y me encargué de cerrar todo para que la luz no entrara al mismo tiempo que él añadía más troncos a la lumbre, me acerqué rodeándolo por la espalda con mis brazos y apoyé mi cabeza en su espalda, ancha y fuerte, dejando mis manos por su pecho quedándonos así por un momento, él era un poco más alto que yo pero pude apoyar la barbilla en su hombro y morder el lóbulo de su oreja, como respuesta un azote en mis nalgas que me hizo reír divertida recorriendo su cuello con mis labios- vámonos a la cama vikingo –tiré de su brazo para colarnos en la cama, su brazo tiró para recostarme sobre él y me acomodé mientras sus dedos acariciaban algunos mechones de mi pelo provocándome unas leves cosquillas- gracias por traerme a la fiesta, ha sido una noche... interesante –mis ojos subieron a los suyos y vi esa sonrisa que tanto se gastaba, mis dedos recorrían su pecho y elevé mi rostro para buscar sus labios acariciándolos con los míos- ya me pregunto qué más vas a enseñarme de por aquí –lamí su labio inferior y lo miré dejando mi nariz rozando la suya- he decidido que voy a quedarme Ubbe, a ver a dónde nos lleva todo esto –sonreí antes de besarlo de forma algo más lenta acariciando su pecho con mi mano, dejé un mordisco en su labio inferior y me recosté sobre él como ya parecía se había convertido en una costumbre- buenas noches, vikingo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
La noche había sido épica, perfecta, nos dejamos llevar por lo que sentíamos y no solo era pasión que la había, pero también otra cosa que iba a etiquetar ni de coña en estos momentos.
Iba a disfrutar del tiempo que permaneciera en mis tierras y cuando acabara la excavación, pues bueno...hubiera durado lo que hubiera durado, lo recordaríamos.
Su cabeza en mi espalda, sus dedos me acariciaban, estábamos cansados, en mi caso algo borracho y ahora mismo solo quería perderme entre sus brazos, caer en el lecho, besarnos despacio, paladear aquella sensación casi mágica y dormir después hasta que el ocaso nos despertara.
Mañana había planeado dejar la casona y perdernos por los enormes bosques de Upsala, podríamos hacer alto en una pequeña cabaña antes de que el sol nos alcanzara.
El bosque estaba lleno de misterios, leyendas, historias sobre la magia que corría en otros tiempos. Por la noche tenia un aspecto un tanto tétrico, de arboles altos y no demasiado frondosos, decían que por allí se habían visto jóvenes doncellas desnudas que bailaban alrededor de una hoguera invocando a los elementos.
Ciertamente yo nunca había visto ninguna, como mucho un par de liebres que Niels y yo cazamos y nos comimos algo frustrados pues después de una noche no encontramos a ninguna de esas ninfas o brujas o lo que fueran dispuestas a fornicar con nosotros, pero bueno...
La egipcia se acomodó en mi pecho y tras unos minutos de caricias acabamos sucumbiendo al sueño.
Cuando abrió los ojos ella aun dormía, me levanté del lecho sin hacer mucho ruido y empecé a saquear literalmente toda la comida que había en la despensa, estaba hambriento, muy hambriento.
Supongo que eso de dormir por el día y hacer vida nocturna me tenia un tanto trastocado en lo que a las comidas se refería.
Mi estomago hacia ruido tal y como la comida caía.
Cuando abrió los ojos estaba comiendo queso, acompañado de una hogaza de pan y bebiendo una jarra de hidromiel.
Nai ladeó la sonrisa al verme comer tan desesperado.
-Es que me matas de hambre -me escudé divertido con ese juego de palabras que me caracterizaba y que le hizo lanzarme un zapato.
-Hoy señorita nos vamos a ir al bosque de Upsala, dicen las leyendas que se hacen sacrificios y que distintos aquelarres se congregan allí para ofrecer sus respetos a los dioses y sentir el poder de los elementos. Ademas se puede ver el firmamento y hoy es la noche en la que las estrellas caen del cielo, dicen que puedes pedir un deseo.
Me salté lo de las mujeres desnudas, un dato no importante y con mi mejor sonrisa esperé a que se acercara a mi para besarme. Mis manos en sus nalgas, la atraje contra mi dejándola entre mis piernas, nuestras bocas se buscaron enredándose en un dulce beso.
-Ufffff -susurré contra sus labios -pedazo culo tienes egipcia.
Ella se reía notando mi dureza en su vientre, aseguraba que era incorregible y no es que le faltara razón precisamente.
-Yo voy a pedir que Odin una replica exacta de tus nalgas..dormiré con ella apretándolas -dije poniendo cara de pervertido -cuando te vayas.
Iba a disfrutar del tiempo que permaneciera en mis tierras y cuando acabara la excavación, pues bueno...hubiera durado lo que hubiera durado, lo recordaríamos.
Su cabeza en mi espalda, sus dedos me acariciaban, estábamos cansados, en mi caso algo borracho y ahora mismo solo quería perderme entre sus brazos, caer en el lecho, besarnos despacio, paladear aquella sensación casi mágica y dormir después hasta que el ocaso nos despertara.
Mañana había planeado dejar la casona y perdernos por los enormes bosques de Upsala, podríamos hacer alto en una pequeña cabaña antes de que el sol nos alcanzara.
El bosque estaba lleno de misterios, leyendas, historias sobre la magia que corría en otros tiempos. Por la noche tenia un aspecto un tanto tétrico, de arboles altos y no demasiado frondosos, decían que por allí se habían visto jóvenes doncellas desnudas que bailaban alrededor de una hoguera invocando a los elementos.
Ciertamente yo nunca había visto ninguna, como mucho un par de liebres que Niels y yo cazamos y nos comimos algo frustrados pues después de una noche no encontramos a ninguna de esas ninfas o brujas o lo que fueran dispuestas a fornicar con nosotros, pero bueno...
La egipcia se acomodó en mi pecho y tras unos minutos de caricias acabamos sucumbiendo al sueño.
Cuando abrió los ojos ella aun dormía, me levanté del lecho sin hacer mucho ruido y empecé a saquear literalmente toda la comida que había en la despensa, estaba hambriento, muy hambriento.
Supongo que eso de dormir por el día y hacer vida nocturna me tenia un tanto trastocado en lo que a las comidas se refería.
Mi estomago hacia ruido tal y como la comida caía.
Cuando abrió los ojos estaba comiendo queso, acompañado de una hogaza de pan y bebiendo una jarra de hidromiel.
Nai ladeó la sonrisa al verme comer tan desesperado.
-Es que me matas de hambre -me escudé divertido con ese juego de palabras que me caracterizaba y que le hizo lanzarme un zapato.
-Hoy señorita nos vamos a ir al bosque de Upsala, dicen las leyendas que se hacen sacrificios y que distintos aquelarres se congregan allí para ofrecer sus respetos a los dioses y sentir el poder de los elementos. Ademas se puede ver el firmamento y hoy es la noche en la que las estrellas caen del cielo, dicen que puedes pedir un deseo.
Me salté lo de las mujeres desnudas, un dato no importante y con mi mejor sonrisa esperé a que se acercara a mi para besarme. Mis manos en sus nalgas, la atraje contra mi dejándola entre mis piernas, nuestras bocas se buscaron enredándose en un dulce beso.
-Ufffff -susurré contra sus labios -pedazo culo tienes egipcia.
Ella se reía notando mi dureza en su vientre, aseguraba que era incorregible y no es que le faltara razón precisamente.
-Yo voy a pedir que Odin una replica exacta de tus nalgas..dormiré con ella apretándolas -dije poniendo cara de pervertido -cuando te vayas.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Al final había sido una noche de lo más interesante y entretenida a pesar de la discusión que habíamos tenido en mitad de la fiesta, él no había entendido mis razones a pesar de que se las hubiera dicho nuestras formas de ver la vida y de vivirla eran completamente diferentes, pero eso no quitaba para que pudiéramos llegar a algo que nos sirviera a los dos, tenía razón en que había sido una cobarde y había dejado que ese “miedo” se interpusiera, tenía toda una eternidad por delante si la cosa salía mal seguiría mi camino como siempre había hecho, de lejos Ubbe era un hombre que me llamaba en muchos sentidos y que era evidente por la forma que pasaba con él, ya no era solamente atracción sino que había algo más, se podía ver por cómo nos tratábamos, lo a gusto que estaba a su lado, lo que me divertía, me reía... era fascinante y pocos encontrabas así de esa forma como la que él tenía, era un tanto rudo en sus formas y en sus maneras pero así eran todos los vikingos así que no había problema alguno con eso, en cierta forma hasta me divertía y todo cómo decía las cosas sin medirse ni cortarse un pelo, eso lo hacía todo mucho más divertido y más interesante. Tras llegar a la casona y quedarnos frente a la chimenea estando tras su espalda nos metimos en la cama, poco quedaba para que saliera el sol y aunque él podía salir de allí sin que se convirtiera en ceniza también debía de descansar y se había adaptado a mi horario, ahora hacía vida de noche y dormía durante el día. Me había recostado sobre él y terminé por dormirme sintiendo sus dedos deslizarse por los mechones de mi pelo, su otra mano en mi espalda y la mía en su pecho tapados para que él no pasara frío, teniendo en cuenta que mi cuerpo poco calor iba a darle.
No supe en qué momento caí dormida pero lo que sí supe es que cuando pasó ya el ocaso y el sol se había escondido, como todas las noches, me desperté sabiendo que era el momento de vivir una noche más. Al abrir los ojos me encontré con que el vikingo no estaba, su olor permanecía en las sábanas pero el lugar estaba algo frío haciéndome ver que hacía un rato que se habría levantado, cuando me incorporé un poco desde la cama lo pude ver sentado sobre la mesa comiendo y sonreí de lado apartando unos mechones de pelo de mi rostro, me desperecé y lo miré mientras lo veía atacar esa hogaza de pan y el trozo de queso como si no hubiera un mañana y sonreí de lado divertida, enarqué una ceja por sus palabras que me hacían ver que traían un doble juego en ellas y enarqué una ceja sentándome en el borde de la cama sin apartar mi mirada de la suya. Me mordí el labio tras reírme y lo vi dando un trago a la jarra de hidromiel mientras seguía comiendo como si no hubiera dicho nada, matarlo de hambre realmente no lo mataba de hambre en ninguno de los sentidos: en el de las comidas él se servía solito aunque siempre que le daba algo de fruta me decía que un vikingo no podía vivir a base de fruta sino que él era más de carne como ya me había dejado ver, y en cuanto al del sexo... no podía quejarse en ningún momento porque juraba que ese hombre tenía ganas todos los días a todas horas, de verdad que me preguntaba cómo es que siempre tenía tantas ganas, vale que los vikingos eran una raza en la que predominaba el sexo pero aquel hombre seguro que se llevaba la palma en todos los sentidos posibles.
-¿Qué te mato de hambre? Por Ra, ¡qué mentiroso que eres! –Le lancé una zapatilla que ni esquivó dejando que impactara en su pecho y me levanté para acortar la distancia con una ceja enarcada- soy yo la que debería de decir eso, o mejor dicho, debería de decir que me matas a polvos –sonreí de lado quitándole la jarra de hidromiel para darle un trago ya que era de lo único que podía tomar, le escuché decirme el plan que teníamos para esa noche y sonreí cuando dijo que esa noche había una lluvia de estrellas que caían del cielo y que podríamos ver- me parece una idea perfecta, pero no eres el único que tiene hambre –lamí mis labios cuando su brazo rodeó mi cintura y me acercó a su cuerpo sentado sobre la mesa, quedé entre sus piernas y sus manos fueron directas a mis nalgas haciéndome reír por aquello que ya no me extrañaba, mis labios bajaron a los suyos para besarnos de forma lenta, mis dientes atraparon su labio inferior y en ese momento lamenté no habernos llevado a Kara con nosotros, la joven se habría ofrecido a venir pero queríamos estar los dos solos y ahora mi única forma de alimentarme residía en el hombre que tenía frente a mí, aunque no quería abusar demasiado de su sangre pero cada ciertos días debía de alimentarme para no estar débil. Me reí con ganas cuando me dijo qué culo tenía y negué con la cabeza sin dejar de reírme- eres incorregible –y además lo decía porque ya podía notar su miembro contra mi vientre pidiendo por guerra, de verdad que no entendía cómo ese hombre tenía siempre tantas ganas, era imposible. Lo miré cuando dijo que iba a pedirle a Odín una réplica de mis nalgas y enarqué una ceja por ello, según sus palabras no me había oído cuando anoche le dije que me iba a quedar después de terminar la excavación, aunque no sabía si lo decía para que se lo repitiera otra vez o porque se había quedado dormido y no me había escuchado. Fuera como fuere me hizo gracia ver su cara de pervertido cuando lo dijo y negué con la cabeza- ¿ese va a ser tú deseo? –Mis dedos estaban en su nuca jugando con su pelo y sonreí de lado- ese deseo te lo puedo conceder yo sin que tengas que pedirle nada a una estrella que cae del cielo, además mis nalgas son únicas vikingo –su mirada parecía hacerme ver que no entendía absolutamente de qué hablaba- anoche decidí quedarme y ver hasta dónde nos lleva todo esto, sé que aún me quedan unas semanas de terminar de averiguar qué es lo que esa excavación esconde... pero tienes razón, pensé demasiado y realmente me apetece quedarme –mis dedos se deslizaron por su rostro- podemos ver cómo acaba esta historia, me quedaré en Akershus contigo... así que puedes pedir otro deseo porque creo que vas a tener a mis nalgas cerca por mucho tiempo –sonreí observándolo sabiendo que no se iba a esperar aquello y terminé por buscar sus labios para besarlo, su brazo me acercó más a su cuerpo y su mano apretó mi nalga haciendo que riera en ese beso. Mis labios recorrieron el camino de su mandíbula para bajar a su cuello donde dejé besos y mi nariz acarició la zona, sentía su sangre fluir por su vena bajo mis labios, el latir de su corazón... mis colmillos casi que crecieron en ese momento y lamí su vena- Ubbe... ¿me dejas? –Pregunté contra su cuello haciéndole ver que era lo que quería exactamente, ladeó su rostro para darme mayor acceso y mis dedos se enredaron en su pelo, lamí el lugar que iba a morder y clavé mis colmillos en su cuello, un ronco jadeo salió de sus labios sintiendo esa sensación que le recorría por mi mordisco sin dejar de acariciarme con sus manos, su sangre fluía bebiendo de ella y cerré los ojos mientras daba tirones de su vena. Bebí lo necesario para estar bien y acabé lamiendo la zona para limpiarla, lamí también mis labios y subí para dejarlos sobre los suyos- estás bueno en todos los sentidos –dije con una sonrisa haciendo que riera para besarnos de nuevo y como buen vikingo que era saqueó y arrasó con mi boca. Me separé y lo miré con una sonrisa- ¿nos vamos, llevas todo lo necesario? –Pregunté dejando que bajara de la mesa o, de seguir así, ninguno saldríamos en un rato por esa puerta. Cogió algo de provisiones y salimos para ir por esos bosques que él mencionaba de la mano, se notaba que había estado por esos bosques donde la luz de la luna se filtraba por sus copas y daba un aspecto más etéreo al lugar, más mágico- me encantaría poder encontrarme con uno de esos aquelarres y ver algún ritual, pero seguro que eso está más complicado –nuestros dedos se habían entrelazado y le seguí mientras le hacía preguntas sobre aquel bosque- seguro que has venido mucho por aquí, se nota que te es familiar... yo creo que estoy ya un poco perdida –dije con una sonrisa dejando que tirara de mí en todo momento, los sonidos del bosque que por la noche cobraba vida se mezclaban con nuestras respiraciones, con el crujir de las ramas que pisábamos, había muchos búhos que ululaban cuando pasábamos cerca y en una de esas veces me paré un momento mirando hacia un lado- ven, vamos por aquí –el camino llevaba hacia un pequeño claro con un pequeño lago que había tras bajar una pendiente, en su orilla una loba con dos cachorros que le seguían y que parecían estar jugando en la orilla, nos quedamos un par de minutos viendo como los cachorros se peleaban jugando y me giré para mirarlo- ¿vamos? Quiero ver esa lluvia de estrellas mientras me pienso mi deseo.
No supe en qué momento caí dormida pero lo que sí supe es que cuando pasó ya el ocaso y el sol se había escondido, como todas las noches, me desperté sabiendo que era el momento de vivir una noche más. Al abrir los ojos me encontré con que el vikingo no estaba, su olor permanecía en las sábanas pero el lugar estaba algo frío haciéndome ver que hacía un rato que se habría levantado, cuando me incorporé un poco desde la cama lo pude ver sentado sobre la mesa comiendo y sonreí de lado apartando unos mechones de pelo de mi rostro, me desperecé y lo miré mientras lo veía atacar esa hogaza de pan y el trozo de queso como si no hubiera un mañana y sonreí de lado divertida, enarqué una ceja por sus palabras que me hacían ver que traían un doble juego en ellas y enarqué una ceja sentándome en el borde de la cama sin apartar mi mirada de la suya. Me mordí el labio tras reírme y lo vi dando un trago a la jarra de hidromiel mientras seguía comiendo como si no hubiera dicho nada, matarlo de hambre realmente no lo mataba de hambre en ninguno de los sentidos: en el de las comidas él se servía solito aunque siempre que le daba algo de fruta me decía que un vikingo no podía vivir a base de fruta sino que él era más de carne como ya me había dejado ver, y en cuanto al del sexo... no podía quejarse en ningún momento porque juraba que ese hombre tenía ganas todos los días a todas horas, de verdad que me preguntaba cómo es que siempre tenía tantas ganas, vale que los vikingos eran una raza en la que predominaba el sexo pero aquel hombre seguro que se llevaba la palma en todos los sentidos posibles.
-¿Qué te mato de hambre? Por Ra, ¡qué mentiroso que eres! –Le lancé una zapatilla que ni esquivó dejando que impactara en su pecho y me levanté para acortar la distancia con una ceja enarcada- soy yo la que debería de decir eso, o mejor dicho, debería de decir que me matas a polvos –sonreí de lado quitándole la jarra de hidromiel para darle un trago ya que era de lo único que podía tomar, le escuché decirme el plan que teníamos para esa noche y sonreí cuando dijo que esa noche había una lluvia de estrellas que caían del cielo y que podríamos ver- me parece una idea perfecta, pero no eres el único que tiene hambre –lamí mis labios cuando su brazo rodeó mi cintura y me acercó a su cuerpo sentado sobre la mesa, quedé entre sus piernas y sus manos fueron directas a mis nalgas haciéndome reír por aquello que ya no me extrañaba, mis labios bajaron a los suyos para besarnos de forma lenta, mis dientes atraparon su labio inferior y en ese momento lamenté no habernos llevado a Kara con nosotros, la joven se habría ofrecido a venir pero queríamos estar los dos solos y ahora mi única forma de alimentarme residía en el hombre que tenía frente a mí, aunque no quería abusar demasiado de su sangre pero cada ciertos días debía de alimentarme para no estar débil. Me reí con ganas cuando me dijo qué culo tenía y negué con la cabeza sin dejar de reírme- eres incorregible –y además lo decía porque ya podía notar su miembro contra mi vientre pidiendo por guerra, de verdad que no entendía cómo ese hombre tenía siempre tantas ganas, era imposible. Lo miré cuando dijo que iba a pedirle a Odín una réplica de mis nalgas y enarqué una ceja por ello, según sus palabras no me había oído cuando anoche le dije que me iba a quedar después de terminar la excavación, aunque no sabía si lo decía para que se lo repitiera otra vez o porque se había quedado dormido y no me había escuchado. Fuera como fuere me hizo gracia ver su cara de pervertido cuando lo dijo y negué con la cabeza- ¿ese va a ser tú deseo? –Mis dedos estaban en su nuca jugando con su pelo y sonreí de lado- ese deseo te lo puedo conceder yo sin que tengas que pedirle nada a una estrella que cae del cielo, además mis nalgas son únicas vikingo –su mirada parecía hacerme ver que no entendía absolutamente de qué hablaba- anoche decidí quedarme y ver hasta dónde nos lleva todo esto, sé que aún me quedan unas semanas de terminar de averiguar qué es lo que esa excavación esconde... pero tienes razón, pensé demasiado y realmente me apetece quedarme –mis dedos se deslizaron por su rostro- podemos ver cómo acaba esta historia, me quedaré en Akershus contigo... así que puedes pedir otro deseo porque creo que vas a tener a mis nalgas cerca por mucho tiempo –sonreí observándolo sabiendo que no se iba a esperar aquello y terminé por buscar sus labios para besarlo, su brazo me acercó más a su cuerpo y su mano apretó mi nalga haciendo que riera en ese beso. Mis labios recorrieron el camino de su mandíbula para bajar a su cuello donde dejé besos y mi nariz acarició la zona, sentía su sangre fluir por su vena bajo mis labios, el latir de su corazón... mis colmillos casi que crecieron en ese momento y lamí su vena- Ubbe... ¿me dejas? –Pregunté contra su cuello haciéndole ver que era lo que quería exactamente, ladeó su rostro para darme mayor acceso y mis dedos se enredaron en su pelo, lamí el lugar que iba a morder y clavé mis colmillos en su cuello, un ronco jadeo salió de sus labios sintiendo esa sensación que le recorría por mi mordisco sin dejar de acariciarme con sus manos, su sangre fluía bebiendo de ella y cerré los ojos mientras daba tirones de su vena. Bebí lo necesario para estar bien y acabé lamiendo la zona para limpiarla, lamí también mis labios y subí para dejarlos sobre los suyos- estás bueno en todos los sentidos –dije con una sonrisa haciendo que riera para besarnos de nuevo y como buen vikingo que era saqueó y arrasó con mi boca. Me separé y lo miré con una sonrisa- ¿nos vamos, llevas todo lo necesario? –Pregunté dejando que bajara de la mesa o, de seguir así, ninguno saldríamos en un rato por esa puerta. Cogió algo de provisiones y salimos para ir por esos bosques que él mencionaba de la mano, se notaba que había estado por esos bosques donde la luz de la luna se filtraba por sus copas y daba un aspecto más etéreo al lugar, más mágico- me encantaría poder encontrarme con uno de esos aquelarres y ver algún ritual, pero seguro que eso está más complicado –nuestros dedos se habían entrelazado y le seguí mientras le hacía preguntas sobre aquel bosque- seguro que has venido mucho por aquí, se nota que te es familiar... yo creo que estoy ya un poco perdida –dije con una sonrisa dejando que tirara de mí en todo momento, los sonidos del bosque que por la noche cobraba vida se mezclaban con nuestras respiraciones, con el crujir de las ramas que pisábamos, había muchos búhos que ululaban cuando pasábamos cerca y en una de esas veces me paré un momento mirando hacia un lado- ven, vamos por aquí –el camino llevaba hacia un pequeño claro con un pequeño lago que había tras bajar una pendiente, en su orilla una loba con dos cachorros que le seguían y que parecían estar jugando en la orilla, nos quedamos un par de minutos viendo como los cachorros se peleaban jugando y me giré para mirarlo- ¿vamos? Quiero ver esa lluvia de estrellas mientras me pienso mi deseo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
De forma engreída, y con esa socarrona sonrisa que delataba lo mucho que me gustaba lo que estaba escuchando apreté sus nalgas con fuerza.
-Ufffff – la volteé dejándola tumbada sobre mis rodillas como is ahora solo me importara hablar con su culo.
-Has oído culazo, eres mio -le dije dándole un par de azotes mientras la egipcia se moría de la risa por mis salidas.
Se sentó sobre mi a horcajadas, de nuevo nos reíamos besándonos, mordiendo nuestros labios que se engrosaban presos de la lujuria.
Según Nai de seguir así nunca saldríamos de allí.
-No me parece tan mala idea -dije con la voz ronca presionando con mi hombría su centro -no me dejes así -le pedí.
Un mohin que tampoco colo pero que si la llevo a su siguiente pregunta mientras su nariz y sus labios se paseaban por mi yugular.
Ladeé el cuello mientras sonreía.
-¿Y si yo te dejo tu me dejas? -pregunté intentando sacar provecho de esto mientras ella negaba aferrando con sus dedos mi camisa antes de hundir sus colmillos en mi yugular.
Gruñí entre jadeos por ese placer que me ocasionaba el abrazo del vampiro y a su vez, el dolor que iba intrínseco.
La sangre me abandonaba mis dedos se movían raudos por debajo de su falda acariciándola, me ponía muchísimo cuando me mordía.
Cuando separó sus labios de mi piel, mi boca choco con la ajena, jadeé atrayendola por las nalgas mas, nuestras pelvis friccionaban y los dos empezábamos a calentarnos mucho.
Naitiri al final me dijo que nos fuéramos ,tenia razón, si empezábamos no nos iríamos porque estaba a mil en ese momento.
Cogimos un petate con algo de provisiones, una botella y salimos de la mano muertos de la risa rumbo al bosque.
Andamos durante aproximadamente una hora, escuchaba a Ni habar de lo perdida que estaba y por contra yo conocía bien esos bosques lo que la llevaba a preguntarme con cierta picarda.
-He venido aquí con Niels -le dije ensanchando mi sonrisa -digamos que habíamos oído hablar de que habían mujeres desnudas bailando frente a las hogueras, brujas o hadas o lo que fueran, pero nosotros no queríamos perdérnoslas.
Para tu tranquilidad, nos comimos una mierda, no encontramos ninguna, pero pillamos una buena borrachera y nos reímos mucho ,así que..fue una noche de esas épicas que recordar.
Hakon se descojono de nosotros a nuestra vuelta, pero bueno...
Nai negaba imaginándonos haciendo el canelo por esos bosques, la verdad es que imaginara lo que imaginara se quedaba corta ciertamente.
Al final tomamos asiento frente a un lago, extendí una manta sobre la hierba y abrazados la abrigué con las pieles como si lo necesitara..a veces olvidaba que era una inmortal.
Teníamos unas buenas vistas, desde allí veríamos perfectamente a las estrellas caer y podríamos pedir un deseo.
-¿que vas a pedir? -le pregunté mordiendo su hombro.
Mi deseo ya me lo había concedido ,así que tendría que buscarme otro.
-Yo quizás pida que me encuentre esta vez con un clan de esas mujeres desnudas -apunte lanzando un bocado mientras ella me daba un manotazo -dicen las leyendas, que estos bosque están bendecidos por Freya, muchos se casan y tras la boda se adentran solos en el bosque para fornicar durante toda la noche. Dicen que no falla, siempre la mujer acaba en cinta, los dioses bendicen así a las parejas.
La miré divertido.
-Boda y después a fornicar ¿que me dices? -pregunté sin poder dejar de reírme
-Ufffff – la volteé dejándola tumbada sobre mis rodillas como is ahora solo me importara hablar con su culo.
-Has oído culazo, eres mio -le dije dándole un par de azotes mientras la egipcia se moría de la risa por mis salidas.
Se sentó sobre mi a horcajadas, de nuevo nos reíamos besándonos, mordiendo nuestros labios que se engrosaban presos de la lujuria.
Según Nai de seguir así nunca saldríamos de allí.
-No me parece tan mala idea -dije con la voz ronca presionando con mi hombría su centro -no me dejes así -le pedí.
Un mohin que tampoco colo pero que si la llevo a su siguiente pregunta mientras su nariz y sus labios se paseaban por mi yugular.
Ladeé el cuello mientras sonreía.
-¿Y si yo te dejo tu me dejas? -pregunté intentando sacar provecho de esto mientras ella negaba aferrando con sus dedos mi camisa antes de hundir sus colmillos en mi yugular.
Gruñí entre jadeos por ese placer que me ocasionaba el abrazo del vampiro y a su vez, el dolor que iba intrínseco.
La sangre me abandonaba mis dedos se movían raudos por debajo de su falda acariciándola, me ponía muchísimo cuando me mordía.
Cuando separó sus labios de mi piel, mi boca choco con la ajena, jadeé atrayendola por las nalgas mas, nuestras pelvis friccionaban y los dos empezábamos a calentarnos mucho.
Naitiri al final me dijo que nos fuéramos ,tenia razón, si empezábamos no nos iríamos porque estaba a mil en ese momento.
Cogimos un petate con algo de provisiones, una botella y salimos de la mano muertos de la risa rumbo al bosque.
Andamos durante aproximadamente una hora, escuchaba a Ni habar de lo perdida que estaba y por contra yo conocía bien esos bosques lo que la llevaba a preguntarme con cierta picarda.
-He venido aquí con Niels -le dije ensanchando mi sonrisa -digamos que habíamos oído hablar de que habían mujeres desnudas bailando frente a las hogueras, brujas o hadas o lo que fueran, pero nosotros no queríamos perdérnoslas.
Para tu tranquilidad, nos comimos una mierda, no encontramos ninguna, pero pillamos una buena borrachera y nos reímos mucho ,así que..fue una noche de esas épicas que recordar.
Hakon se descojono de nosotros a nuestra vuelta, pero bueno...
Nai negaba imaginándonos haciendo el canelo por esos bosques, la verdad es que imaginara lo que imaginara se quedaba corta ciertamente.
Al final tomamos asiento frente a un lago, extendí una manta sobre la hierba y abrazados la abrigué con las pieles como si lo necesitara..a veces olvidaba que era una inmortal.
Teníamos unas buenas vistas, desde allí veríamos perfectamente a las estrellas caer y podríamos pedir un deseo.
-¿que vas a pedir? -le pregunté mordiendo su hombro.
Mi deseo ya me lo había concedido ,así que tendría que buscarme otro.
-Yo quizás pida que me encuentre esta vez con un clan de esas mujeres desnudas -apunte lanzando un bocado mientras ella me daba un manotazo -dicen las leyendas, que estos bosque están bendecidos por Freya, muchos se casan y tras la boda se adentran solos en el bosque para fornicar durante toda la noche. Dicen que no falla, siempre la mujer acaba en cinta, los dioses bendicen así a las parejas.
La miré divertido.
-Boda y después a fornicar ¿que me dices? -pregunté sin poder dejar de reírme
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Ese vikingo no tenía remedio alguno y cada vez me lo demostraba más, había que decir que hasta me sorprendía en ciertos momentos porque lo que menos me esperé cuando le dije que iba a quedarme y que no le hacía falta pedir una réplica de mis nalgas a las estrellas fue que me pusiera sobre sus piernas, como si fuera una niña que hubiera hecho una trastada, y le hablara a mis nalgas haciéndoles saber que eran suyas y dejando un par de azotes en estas. Lo reconocía; me había sorprendido y fui incapaz de no reírme con fuerza por aquello mientras negaba con la cabeza por lo que había hecho sin parar de reírme, aquel vikingo me salía cada vez por un lado y después de haberlo hecho no supe cómo no se me había pasado siquiera por la cabeza que podría hacer algo así sabiendo cómo era él. Acabé sentándome sobre él para pedirle algo que yo sí necesitaba, y eso era alimentarme. El pasado día no lo había hecho porque tampoco iba a estar alimentándome de él todos los días, pero hoy necesitaba que lo sentía y mis atenciones fueron directamente a su cuello, mis labios recorrían la piel de su cuello, mi nariz también mientras mis manos se paseaban por su pecho y una acababa enredándose en su pelo pidiéndole si me dejaba, estaba más que claro que le pedía si me dejaba beber de su sangre y lo vi que sonreía de esa forma socarrona y no se le ocurrió otra cosa que decirme que si él me dejaba yo le dejaba en una pregunta, sonreí divertida por ello y le respondí un “no” antes de hundir mis colmillos en su cuello para beber de su sangre. Sabía a lo que se refería pero sabiendo como era terminaríamos allí metidos y no nos iríamos a ver las estrellas fugaces y yo quería verlas. Un gemido salió de sus labios mientras yo bebía de su cuello y mi agarre se afianzó acercándolo más contra mí mientras daba sorbos de su cuello y la sangre bajaba por mi garganta, cálida, dulce néctar carmesí que nos daba la vida a ambos. Sus dedos recorrían mis muslos y toda esa zona mientras yo bebía de él alimentándome, solo lo hice lo justo y necesario para estar bien y me separé lamiendo mis labios limpiándolos de su sangre.
No tardó en besarme acercándome más a su cuerpo de las nalgas en un beso que denotaba lo excitado que estaba aunque podía notarlo y que me hizo sonreír, pero si no salíamos de esa habitación acabaríamos encerrados en ella y para unos días que teníamos para disfrutar quería hacerlo. Lo convencí para marcharnos y nos pusimos en marcha saliendo de la cabaña entre risas adentrándonos en los bosques, yo me sentía cada vez más y más perdida conforme nos adentrábamos y él parecía que se conocía esos bosques a la perfección, así me lo dijo que había ido allí con Niels muchas veces a cazar y me contó el día cuando fueron a buscar a ese grupo de mujeres desnudas que bailaban en el fuego y que habían oído hablar de ello pero que al final no encontraron nada, algo que me hizo sonreír de lado contándome que habían bebido toda la noche y según él fue una noche épica para recordar, su hermano se había burlado de ellos al volver y yo me reí negando con la cabeza imaginándolos a él y a su primo por esos lares borrachos haciendo tonterías y burradas por doquier, porque conociéndolos seguramente es que habría sido así sin duda alguna. Solo a ellos se les ocurría meterse al bosque de noche para buscar un grupo de mujeres, hadas o brujas desnudas que bailaban en una hoguera... solo a ellos. Ya me los imaginaba con su cara de decepción pero aprovechando la noche para beber y hacer lo que eran, unos pazguatos.
-Ya me puedo imaginarte a ti y a Niels en estos bosques tras vuestra decepción de no encontrar a ese grupo de mujeres desnudas, tú primo y tú sois muy parecidos en cuanto a carácter se refiere, bueno, y que sois unos pazguatos también –sonreí dejando que tirara de mi mano hasta sentarnos cerca de un lago y lo vi extenderla manta que habíamos traído para sentarnos en ella, desde allí se veía el cielo con claridad y podríamos ver las estrellas perfectamente. Lo miré cuando me tapó con la manta dejando mis desiertos en sus azules y enarqué una ceja sonriendo levemente, parecía que a veces se le olvidaba que era vampira y que no podía sentir el frío de la noche y él estaba más que acostumbrado a esas temperaturas, pero igualmente agradecí el gesto aunque no lo necesitara. Mordió mi hombro preguntándome qué iba a pedir y sonreí de lado, lo cierto es que no lo había pensado y ahora que me lo preguntaba tenía tiempo de pensar en algo, él debería de pensar también ya que su deseo se lo había concedido ya y cómo no me dijo lo que iba a pedir, ver a ese clan de mujeres desnudas a lo que yo le di un manotazo en el pecho y negando con la cabeza. Sus palabras hicieron que lo mirara mientras me contaba que según las leyendas ese bosque estaba bendecido por su diosa Freya, las parejas de recién casados pasaban allí su noche de bodas manteniendo relaciones toda la noche y que decían que no fallaba, que la mujer acababa en cinta y que era el modo de que los dioses bendecían a la pareja. Enarqué una ceja por su pregunta mientras él se descojonaba de la risa sabiendo que me lo decía en broma pero para ver si colaba, aunque ambos sabíamos que ni pasándose el resto de su vida en dentro de mí acabaría en cinta porque mi condición no me lo permitía. Sonreí negando con la cabeza por las cosas que se le ocurrían porque sabía que no me lo decía en serio, él quería hijos y un linaje era algo que me había dicho varias veces y yo en eso jamás podría ayudarlo porque yo no podría tener hijos, así que no hice alusión alguna al tema- me parece que tú no necesitas de una boda para pasarte toda la noche follando vikingo, eso es algo que se te da muy bien a ti solito sin estar casado –sonreí contra sus labios dejando un mordisco en estos y lamerlos mientras lo miraba- ¿mí deseo? Se supone que no se deben de decir o no se cumplirán ¿no? –Dije mirándolo porque eso es lo que siempre había escuchado- pero ya que lo quieres saber... voy a pedir que seas menos pazguato, o que no lo seas directamente –claro que estaba en broma y se rió por mis palabras porque no era eso lo que iba a pedir y él lo sabía, de hecho es que yo no quería nada porque ya lo tenía todo cuanto quería, me había costado pero había logrado tener aquello que siempre quise y no se me ocurría nada que pedirle que fuera al menos para mí, así que como son deseos iba a pedir algo que yo deseaba pero que implicaba directamente al vikingo- ¿quieres saberlo? Es un poco tonto pero... voy a pedir que te encuentre siempre en ese patio de armas –mis ojos estaban fijos en los suyos y ambos supimos a lo que me refería en ese momento, mi mano recorría su pecho de forma lenta y mis labios rozaban los suyos en cada palabra que decíamos. Sabía que estaban en guerra y que irían más veces al campo de batalla, sabía que encontrarlo significaba que volvía con vida y eso es lo que deseaba, mis labios acortaron la ínfima distancia que nos separaban y acabé besándolo enredando mis dedos en su pelo, sus manos me acercaron más a su cuerpo y acabamos tumbados sobre la manta rodando quedando cada vez uno arriba sin separarnos en lo más mínimo, mis manos ahora bajo su cuerpo recorrían sus costados sin dejar de besarnos y acabé quedando sobre él mordiendo su labio inferior e incorporarme un poco estando sentada sobre él, mis manos recorrieron su pecho hasta dejarlas en su cintura observándolo, lamí mi labio inferior notando su sabor por los besos que nos habíamos dado y me incliné dejando que mi pelo cayera a un lado- ¿no íbamos a ver las estrellas? Así nos las vamos a perder vikingo –dije con una sonrisa divertida mordiendo su labio inferior, acabé tumbándome a su lado dejando mi rostro apoyado sobre su pecho, desde donde estábamos podíamos ver perfectamente la estrellas y debíamos de esperar para ver si veíamos alguna. El sitio estaba totalmente en calma, se respiraba tranquilidad algo que en Akershus ellos no tenían- es un poco extraño que aquí haya tanta calma y en Akershus todos estéis alerta, he notado que este sitio es mucho más tranquilo –mis dedos recorrían su pecho de forma tranquila- desde que llegué aquí y os conozco he podido notar que Niels y tú estáis muy conectados, casi como si fuerais uña y carne, porque sois tal para cual... sin embargo tus hermanos son todo lo contrario, ¿por qué se pelean tanto? Cada vez que los he visto siempre se están así, aunque por lo poco que he visto Hakon parece el más razonable de todos vosotros –dije alzando mi mirada para buscar la suya, había coincidido poco con ellos pero era muy observadora y me había dado cuenta de ello- seguro que te han dicho algo de todo esto.
No tardó en besarme acercándome más a su cuerpo de las nalgas en un beso que denotaba lo excitado que estaba aunque podía notarlo y que me hizo sonreír, pero si no salíamos de esa habitación acabaríamos encerrados en ella y para unos días que teníamos para disfrutar quería hacerlo. Lo convencí para marcharnos y nos pusimos en marcha saliendo de la cabaña entre risas adentrándonos en los bosques, yo me sentía cada vez más y más perdida conforme nos adentrábamos y él parecía que se conocía esos bosques a la perfección, así me lo dijo que había ido allí con Niels muchas veces a cazar y me contó el día cuando fueron a buscar a ese grupo de mujeres desnudas que bailaban en el fuego y que habían oído hablar de ello pero que al final no encontraron nada, algo que me hizo sonreír de lado contándome que habían bebido toda la noche y según él fue una noche épica para recordar, su hermano se había burlado de ellos al volver y yo me reí negando con la cabeza imaginándolos a él y a su primo por esos lares borrachos haciendo tonterías y burradas por doquier, porque conociéndolos seguramente es que habría sido así sin duda alguna. Solo a ellos se les ocurría meterse al bosque de noche para buscar un grupo de mujeres, hadas o brujas desnudas que bailaban en una hoguera... solo a ellos. Ya me los imaginaba con su cara de decepción pero aprovechando la noche para beber y hacer lo que eran, unos pazguatos.
-Ya me puedo imaginarte a ti y a Niels en estos bosques tras vuestra decepción de no encontrar a ese grupo de mujeres desnudas, tú primo y tú sois muy parecidos en cuanto a carácter se refiere, bueno, y que sois unos pazguatos también –sonreí dejando que tirara de mi mano hasta sentarnos cerca de un lago y lo vi extenderla manta que habíamos traído para sentarnos en ella, desde allí se veía el cielo con claridad y podríamos ver las estrellas perfectamente. Lo miré cuando me tapó con la manta dejando mis desiertos en sus azules y enarqué una ceja sonriendo levemente, parecía que a veces se le olvidaba que era vampira y que no podía sentir el frío de la noche y él estaba más que acostumbrado a esas temperaturas, pero igualmente agradecí el gesto aunque no lo necesitara. Mordió mi hombro preguntándome qué iba a pedir y sonreí de lado, lo cierto es que no lo había pensado y ahora que me lo preguntaba tenía tiempo de pensar en algo, él debería de pensar también ya que su deseo se lo había concedido ya y cómo no me dijo lo que iba a pedir, ver a ese clan de mujeres desnudas a lo que yo le di un manotazo en el pecho y negando con la cabeza. Sus palabras hicieron que lo mirara mientras me contaba que según las leyendas ese bosque estaba bendecido por su diosa Freya, las parejas de recién casados pasaban allí su noche de bodas manteniendo relaciones toda la noche y que decían que no fallaba, que la mujer acababa en cinta y que era el modo de que los dioses bendecían a la pareja. Enarqué una ceja por su pregunta mientras él se descojonaba de la risa sabiendo que me lo decía en broma pero para ver si colaba, aunque ambos sabíamos que ni pasándose el resto de su vida en dentro de mí acabaría en cinta porque mi condición no me lo permitía. Sonreí negando con la cabeza por las cosas que se le ocurrían porque sabía que no me lo decía en serio, él quería hijos y un linaje era algo que me había dicho varias veces y yo en eso jamás podría ayudarlo porque yo no podría tener hijos, así que no hice alusión alguna al tema- me parece que tú no necesitas de una boda para pasarte toda la noche follando vikingo, eso es algo que se te da muy bien a ti solito sin estar casado –sonreí contra sus labios dejando un mordisco en estos y lamerlos mientras lo miraba- ¿mí deseo? Se supone que no se deben de decir o no se cumplirán ¿no? –Dije mirándolo porque eso es lo que siempre había escuchado- pero ya que lo quieres saber... voy a pedir que seas menos pazguato, o que no lo seas directamente –claro que estaba en broma y se rió por mis palabras porque no era eso lo que iba a pedir y él lo sabía, de hecho es que yo no quería nada porque ya lo tenía todo cuanto quería, me había costado pero había logrado tener aquello que siempre quise y no se me ocurría nada que pedirle que fuera al menos para mí, así que como son deseos iba a pedir algo que yo deseaba pero que implicaba directamente al vikingo- ¿quieres saberlo? Es un poco tonto pero... voy a pedir que te encuentre siempre en ese patio de armas –mis ojos estaban fijos en los suyos y ambos supimos a lo que me refería en ese momento, mi mano recorría su pecho de forma lenta y mis labios rozaban los suyos en cada palabra que decíamos. Sabía que estaban en guerra y que irían más veces al campo de batalla, sabía que encontrarlo significaba que volvía con vida y eso es lo que deseaba, mis labios acortaron la ínfima distancia que nos separaban y acabé besándolo enredando mis dedos en su pelo, sus manos me acercaron más a su cuerpo y acabamos tumbados sobre la manta rodando quedando cada vez uno arriba sin separarnos en lo más mínimo, mis manos ahora bajo su cuerpo recorrían sus costados sin dejar de besarnos y acabé quedando sobre él mordiendo su labio inferior e incorporarme un poco estando sentada sobre él, mis manos recorrieron su pecho hasta dejarlas en su cintura observándolo, lamí mi labio inferior notando su sabor por los besos que nos habíamos dado y me incliné dejando que mi pelo cayera a un lado- ¿no íbamos a ver las estrellas? Así nos las vamos a perder vikingo –dije con una sonrisa divertida mordiendo su labio inferior, acabé tumbándome a su lado dejando mi rostro apoyado sobre su pecho, desde donde estábamos podíamos ver perfectamente la estrellas y debíamos de esperar para ver si veíamos alguna. El sitio estaba totalmente en calma, se respiraba tranquilidad algo que en Akershus ellos no tenían- es un poco extraño que aquí haya tanta calma y en Akershus todos estéis alerta, he notado que este sitio es mucho más tranquilo –mis dedos recorrían su pecho de forma tranquila- desde que llegué aquí y os conozco he podido notar que Niels y tú estáis muy conectados, casi como si fuerais uña y carne, porque sois tal para cual... sin embargo tus hermanos son todo lo contrario, ¿por qué se pelean tanto? Cada vez que los he visto siempre se están así, aunque por lo poco que he visto Hakon parece el más razonable de todos vosotros –dije alzando mi mirada para buscar la suya, había coincidido poco con ellos pero era muy observadora y me había dado cuenta de ello- seguro que te han dicho algo de todo esto.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
No podía evitar reír contra sus labios, mi mano anclaba su rostro manteniendolo cerca del mio mientras nos mirábamos como si en ese mundo, nada mas existiera.
-Así que vas a pedir que sea menos pazguato -dije arrastrando las palabras contra sus labios.
Ambos nos tentábamos, nos buscábamos y el aliento de uno y otro se entremezclaba con el frio de la noche calcinándonos.
Mi nariz friccionaba con la ajena, ahora parecía ser sincera, sus palabras se habían convertido en certeza, quería encontrarme siempre en ese patio de armas bien sabia lo que eso implicaba.
-Estamos avanzando, hoy hablaba con tu culo sobre su dueño y ahora parece que me he convertido también en dueño de tus labios -susurré besándolos despacio -de tu mirada parda y de tus deseos, creo que empieza a gustarme cada vez mas esto.
Cerré los ojos un instante apoyando mi frente contra la ajena.
-Yo voy a pedir que por una noche, solo una, Freya me conceda tu fertilidad, después de nuestra boda, quiero venir aquí y engendrar a nuestro vástago -susurré contra sus labios con una sonrisa ladeada pintada en ellos.
Creo que nunca sabría si mis palabras eran o no ciertas, pero lo eran, para mi era importante tener hijos, mucho y la idea de perderla por tener un linaje era algo que no contemplaba, así que..pedir eso a las estrellas era lo correcto.
Se que pensaría que eso no era posible, pero padre siempre mantuvo que nosotros fuimos una concesión de los dioses ¿por que no iban ellos ahora a concederme un linaje? ¿lo merecía menos que padre?
Ella cambió de tema, mis ojos se centraron en sus desiertos al hablarme de Hakon y Synnobe.
-La verdad es que Hakon se lleva 4 años con nosotros, supongo que habrás notado que no es nuestro hermano biológico. Mi madre lo encontró en un campamento gitano prendido en llamas y se lo llevó con ella a casa, poco después se enteró que estaba en cinta, algo que no era posible porque mi padre era un inmortal.
Esa parte si te la expliqué, el caso que que de pequeños pues Hakon siempre se comportaba como ese hermano mayor, mas raciones, Synnobe y yo eramos unos trastos y él nos cuidaba mucho.
Con el tiempo crecimos, supongo que yo fui despuntandome, hacia lo que me venia en gana y me juntaba mas con Niels. Sin embargo el vinculo entre Hakon y Synnobe creció en esta relación rara que se traen. Él la cuida en demasía y ella por contra pues se ha vuelto posesiva, no lo deja tontear con tías, siempre tiene alguna escusa para ser ella su centro de atención y Hakon creo que disfruta siendo el le centro de atención de ella.
Así que uno y otro se pierden estar con otras personas a camino de discutir todo el día juntos...no se...ni Niels, ni yo, los entendemos.
Acaricié sus labios con la yema de mis dedos, deslizando el de abajo con este y posando allí mi boca.
-¿por que me lo preguntabas? -pregunté acariciando su boca despacio con mi aliento.
-Así que vas a pedir que sea menos pazguato -dije arrastrando las palabras contra sus labios.
Ambos nos tentábamos, nos buscábamos y el aliento de uno y otro se entremezclaba con el frio de la noche calcinándonos.
Mi nariz friccionaba con la ajena, ahora parecía ser sincera, sus palabras se habían convertido en certeza, quería encontrarme siempre en ese patio de armas bien sabia lo que eso implicaba.
-Estamos avanzando, hoy hablaba con tu culo sobre su dueño y ahora parece que me he convertido también en dueño de tus labios -susurré besándolos despacio -de tu mirada parda y de tus deseos, creo que empieza a gustarme cada vez mas esto.
Cerré los ojos un instante apoyando mi frente contra la ajena.
-Yo voy a pedir que por una noche, solo una, Freya me conceda tu fertilidad, después de nuestra boda, quiero venir aquí y engendrar a nuestro vástago -susurré contra sus labios con una sonrisa ladeada pintada en ellos.
Creo que nunca sabría si mis palabras eran o no ciertas, pero lo eran, para mi era importante tener hijos, mucho y la idea de perderla por tener un linaje era algo que no contemplaba, así que..pedir eso a las estrellas era lo correcto.
Se que pensaría que eso no era posible, pero padre siempre mantuvo que nosotros fuimos una concesión de los dioses ¿por que no iban ellos ahora a concederme un linaje? ¿lo merecía menos que padre?
Ella cambió de tema, mis ojos se centraron en sus desiertos al hablarme de Hakon y Synnobe.
-La verdad es que Hakon se lleva 4 años con nosotros, supongo que habrás notado que no es nuestro hermano biológico. Mi madre lo encontró en un campamento gitano prendido en llamas y se lo llevó con ella a casa, poco después se enteró que estaba en cinta, algo que no era posible porque mi padre era un inmortal.
Esa parte si te la expliqué, el caso que que de pequeños pues Hakon siempre se comportaba como ese hermano mayor, mas raciones, Synnobe y yo eramos unos trastos y él nos cuidaba mucho.
Con el tiempo crecimos, supongo que yo fui despuntandome, hacia lo que me venia en gana y me juntaba mas con Niels. Sin embargo el vinculo entre Hakon y Synnobe creció en esta relación rara que se traen. Él la cuida en demasía y ella por contra pues se ha vuelto posesiva, no lo deja tontear con tías, siempre tiene alguna escusa para ser ella su centro de atención y Hakon creo que disfruta siendo el le centro de atención de ella.
Así que uno y otro se pierden estar con otras personas a camino de discutir todo el día juntos...no se...ni Niels, ni yo, los entendemos.
Acaricié sus labios con la yema de mis dedos, deslizando el de abajo con este y posando allí mi boca.
-¿por que me lo preguntabas? -pregunté acariciando su boca despacio con mi aliento.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Habíamos decidido quedarnos cerca del lago desde donde se podían ver bien las estrellas, había puesto una manta para tumbarnos encima, me gustaba el lugar porque se estaba muy tranquilo y se respiraba mucha paz en aquel sitio notando la diferencia entre ese lugar y Akershus, allí todos estaban algo más tensos y siempre alerta mientras que aquí la gente parecía estar más tranquila y relajada, supuse que a él no le vendría nada mal estos días que estábamos teniendo en cuanta que estaban en guerra y que hacía apenas unos días que había vuelto de una batalla, pero le vendría bastante bien relajarse de esa forma antes de volver de nuevo a la guerra, sus heridas casi que se habían curado ya del todo aunque le había quedado alguna cicatriz sobre todo en la de la espalda pero ya está, no había sido nada más grave. Yo disfruté de esos días y de la idea que había tenido porque quería salir un poco de la fortaleza, apenas había salido en todos aquellos días y puesto que también había ido con la intención de conocer ese lugar y aprender más sobre el mismo me gustó su idea, había visto cosas nuevas y estaba descubriendo más su cultura que no aprenderlo todo en papel, como mejor se aprendía era estando en el mismo lugar. Esperábamos a que comenzara la lluvia de estrellas y yo tenía mi desea claro, más bien lo implicaba a él en ese deseo y antes de decírselo sabía lo que implicaba mis palabras, implicaba que me quedaba y que de alguna forma lo que había empezado como algo esporádico estaba cambiando de forma lenta y gradual conforme pasaba el tiempo, conforme pasábamos más tiempo juntos. Las cosas habían cambiado, y mucho, desde esa primera noche bajo la aurora boreal hasta esa noche bajo la lluvia de estrellas... de forma que ni yo misma habría siquiera imaginado y menos con él que siempre me enervaba y me sacaba de mis casillas, aunque bueno eso lo seguía haciendo.
Me mordí el labio cuando le dije que quería que fuese menos pazguato con sus labios rozando los míos, sus manos tenían atrapado mi rostro observándonos de forma fija, sus mares contra mis desiertos, su mano bajó hasta enredarse en mi pelo y yo sonreí por ello mientras nuestros labios se rozaban, su nariz acariciaba la mía de forma lenta y nos perdíamos en ese momento. Su sonrisa ladeada en sus labios tras decirle mi verdadero deseo sabiendo él también lo que ello implicaba, decía que estábamos avanzando y lo cierto es que era verdad, paso a paso y de forma lenta pero lo hacíamos aunque no nos diéramos cuenta de ello, pero si echabas la vista atrás así era. Decía ser el dueño de mis nalgas, algo que él se había proclamada ya, y que ahora lo era de mis labios mientras los besaba, mi mirada y mis deseos y que le empezaba a gustar aquello. Negué levemente con la cabeza mordiendo mi labio inferior y su dedo lo desplazó hacia abajo mirándome de forma intensa, ya me había dicho un par de veces que no hiciera eso pero es que era una manía arraigada y no podía cambiarla. Cerró sus ojos unos segundos y apoyó su frente contra la mía, mi mano en su nuca lo acariciaba de forma lenta y mi otra mano bajaba por su pecho esperando sus palabras, sabía que iba a decirme algo aunque no esperé que ese fuera su deseo. Cerré los ojos unos segundos yo también y no dije nada al respecto, ¿qué podía decirle? Ambos sabíamos perfectamente que mi condición no era apta para tener descendencia, el caso de su padre había sido una excepción a la regla y ellos nacieron casi como un milagro, pero no era posible. Por mucho que él pidiera el deseo sabíamos que no era posible, yo no podía tener hijos y eso era algo que sabía que a él le pesaba. Me había dejado claro en varias ocasiones que quería descendencia, un gran linaje y yo en ese sentido no podía ayudarle... no porque no quisiera, sino porque no podía. Su deseo era bonito, pero irrealizable por mucho que pensáramos en lo contrario. Y me sentí mal, aunque no debería, pero me sentía mal porque nos pesaría a ambos a la larga y ni siquiera quise pensar en ello. Él quería casarse e ir allí para engendrar a su hijo como dicen las leyendas que Freya concede esa bendición a las parejas, y esperaba de verdad que pudiera lograrlo. Aunque él hablaba de nuestra boda y yo no sabía si eso lo había dicho en broma o no, ni siquiera habíamos empezado como para hablar de una boda.
Me callé y no dije nada porque no quería estropear ese momento pero algún día la realidad nos sacudiría de golpe y lo haría con fuerza, mientras tanto no quise pensar en eso y él tampoco incidió en el tema porque ambos sabíamos lo que había, mejor no estropear el momento que estábamos teniendo, apenas siquiera habíamos empezado algo como para pensar a tan largo plazo... iríamos sobre la marcha y conforme se diera la situación, primero debíamos de ver cómo nos iba todo y luego ya haríamos en consecuencia. Tras mi pregunta comenzó a contarme la historia de Hakon, era más que evidente que no era su hermano de sangre por los rasgos que este tenía pero se trataban como hermanos y eso era lo bonito de todo esto, me contó que su madre lo rescató de un campamento gitano y que al poco se enteró de que estaba embarazada de él y de Synnove. Se notaba a la vista que Hakon era algo diferente de los demás, no por su apariencia física, sino por su carácter y por su forma de ser que era algo más tranquila, parecía que él tenía mejores modales o al menos sí los empleaba, en algunos sentidos no era tan “bárbaro” como ellos. Y desde luego esa extraña relación que se traía con Synnove, siempre se los veía discutiendo y después de lo que el vikingo me había dicho era un tanto extraño pero cuando ambos se comportan de esa manera es que había algo más tras todo aquello, claro que yo no era quien para descubrirlo ni para hacérselo saber al vikingo pero me fijaría en ellos, era algo inevitable teniendo en cuenta que me fijaba y me percataba de todo. Su pulgar deslizó hacia abajo mi labio y sus labios me besaron tumbados sobre la manta, me preguntó que por qué se lo decía y negué con la cabeza restándole importancia.
-Porque me parecía extraño que siempre estuvieran así y me preguntaba si había sido así siempre o desde hace poco. Soy bastante observadora, como te habrás dado cuenta, y me fijo en todo... en el poco tiempo que he coincidido con tu primo y con ellos me he dado cuenta de la estrecha relación que tienes con Niels y conforme me has ido contando más me he afianzado en esa idea. Por otra parte lo poco que he coincidido con tú melliza y con Hakon siempre han estado discutiendo como si se echaran algo en cara, supongo que tú estarás acostumbrado a ello pero créeme que me choca verlos discutir siempre. Simplemente tenía curiosidad, ya sabes que soy bastante curiosa y me gusta saberlo todo –apunté con una ladeada sonrisa mordiendo su labio inferior y dejando pequeños besos sobre sus labios, mi mano se paseaba por su pecho- Niels y tú sois muy parecidos, los dos sois igual de pazguatos y de descarados –sonreí de lado por eso divertida recordando la primera vez que choqué con ellos- desde luego es la imagen que dais a primera vista, cuando nos chocamos por primera vez sentí ganas de mataros a ambos, habría sido fácil en un movimiento rápido pero no lo hice porque era una invitada, pero me sacasteis de quicio vosotros solos sin ayuda de nadie, por Ra, ¿cómo se os ocurrió apostar algo así en mis propias narices? –Pregunté medio riéndome- ahora me río pero en ese momento deseé mataros. Seguro que fue en ese momento cuando te enamoraste de mis nalgas, vamos admítelo –dije sonriendo pasando mi mano por su cintura para rodearla mientras me elevaba un poco y lo miraba con diversión cayendo mi pelo por un lado de mi hombro en una cascada de rizos oscuros que caían por su pecho y quedaban sobre la manta- dijiste que te habías quedado anclado a mi culo, creo que te fijabas más en mi cuerpo revisándolo que en coger los papeles que me habías tirado al suelo –hice una leve pausa y dejé mis labios sobre los suyos- y hablando de todo esto, me pregunto, si te habrán dicho algo de mí. Sí, ya sé que eres mayorcito para hacer lo que quieras y con quien quieras y ese etc que ya me sé, pero seguro que alguien te ha dicho algo, va, cuéntamelo... siento curiosidad –pedí sobre sus labios besándolos y mordiéndolos cambiando el ritmo del beso, lo besaba y me separaba para morderlo y vuelta a empezar de nuevo, a veces lamía sus labios provocándolo y tentándolo para que me respondiera con una sonrisa.
Me mordí el labio cuando le dije que quería que fuese menos pazguato con sus labios rozando los míos, sus manos tenían atrapado mi rostro observándonos de forma fija, sus mares contra mis desiertos, su mano bajó hasta enredarse en mi pelo y yo sonreí por ello mientras nuestros labios se rozaban, su nariz acariciaba la mía de forma lenta y nos perdíamos en ese momento. Su sonrisa ladeada en sus labios tras decirle mi verdadero deseo sabiendo él también lo que ello implicaba, decía que estábamos avanzando y lo cierto es que era verdad, paso a paso y de forma lenta pero lo hacíamos aunque no nos diéramos cuenta de ello, pero si echabas la vista atrás así era. Decía ser el dueño de mis nalgas, algo que él se había proclamada ya, y que ahora lo era de mis labios mientras los besaba, mi mirada y mis deseos y que le empezaba a gustar aquello. Negué levemente con la cabeza mordiendo mi labio inferior y su dedo lo desplazó hacia abajo mirándome de forma intensa, ya me había dicho un par de veces que no hiciera eso pero es que era una manía arraigada y no podía cambiarla. Cerró sus ojos unos segundos y apoyó su frente contra la mía, mi mano en su nuca lo acariciaba de forma lenta y mi otra mano bajaba por su pecho esperando sus palabras, sabía que iba a decirme algo aunque no esperé que ese fuera su deseo. Cerré los ojos unos segundos yo también y no dije nada al respecto, ¿qué podía decirle? Ambos sabíamos perfectamente que mi condición no era apta para tener descendencia, el caso de su padre había sido una excepción a la regla y ellos nacieron casi como un milagro, pero no era posible. Por mucho que él pidiera el deseo sabíamos que no era posible, yo no podía tener hijos y eso era algo que sabía que a él le pesaba. Me había dejado claro en varias ocasiones que quería descendencia, un gran linaje y yo en ese sentido no podía ayudarle... no porque no quisiera, sino porque no podía. Su deseo era bonito, pero irrealizable por mucho que pensáramos en lo contrario. Y me sentí mal, aunque no debería, pero me sentía mal porque nos pesaría a ambos a la larga y ni siquiera quise pensar en ello. Él quería casarse e ir allí para engendrar a su hijo como dicen las leyendas que Freya concede esa bendición a las parejas, y esperaba de verdad que pudiera lograrlo. Aunque él hablaba de nuestra boda y yo no sabía si eso lo había dicho en broma o no, ni siquiera habíamos empezado como para hablar de una boda.
Me callé y no dije nada porque no quería estropear ese momento pero algún día la realidad nos sacudiría de golpe y lo haría con fuerza, mientras tanto no quise pensar en eso y él tampoco incidió en el tema porque ambos sabíamos lo que había, mejor no estropear el momento que estábamos teniendo, apenas siquiera habíamos empezado algo como para pensar a tan largo plazo... iríamos sobre la marcha y conforme se diera la situación, primero debíamos de ver cómo nos iba todo y luego ya haríamos en consecuencia. Tras mi pregunta comenzó a contarme la historia de Hakon, era más que evidente que no era su hermano de sangre por los rasgos que este tenía pero se trataban como hermanos y eso era lo bonito de todo esto, me contó que su madre lo rescató de un campamento gitano y que al poco se enteró de que estaba embarazada de él y de Synnove. Se notaba a la vista que Hakon era algo diferente de los demás, no por su apariencia física, sino por su carácter y por su forma de ser que era algo más tranquila, parecía que él tenía mejores modales o al menos sí los empleaba, en algunos sentidos no era tan “bárbaro” como ellos. Y desde luego esa extraña relación que se traía con Synnove, siempre se los veía discutiendo y después de lo que el vikingo me había dicho era un tanto extraño pero cuando ambos se comportan de esa manera es que había algo más tras todo aquello, claro que yo no era quien para descubrirlo ni para hacérselo saber al vikingo pero me fijaría en ellos, era algo inevitable teniendo en cuenta que me fijaba y me percataba de todo. Su pulgar deslizó hacia abajo mi labio y sus labios me besaron tumbados sobre la manta, me preguntó que por qué se lo decía y negué con la cabeza restándole importancia.
-Porque me parecía extraño que siempre estuvieran así y me preguntaba si había sido así siempre o desde hace poco. Soy bastante observadora, como te habrás dado cuenta, y me fijo en todo... en el poco tiempo que he coincidido con tu primo y con ellos me he dado cuenta de la estrecha relación que tienes con Niels y conforme me has ido contando más me he afianzado en esa idea. Por otra parte lo poco que he coincidido con tú melliza y con Hakon siempre han estado discutiendo como si se echaran algo en cara, supongo que tú estarás acostumbrado a ello pero créeme que me choca verlos discutir siempre. Simplemente tenía curiosidad, ya sabes que soy bastante curiosa y me gusta saberlo todo –apunté con una ladeada sonrisa mordiendo su labio inferior y dejando pequeños besos sobre sus labios, mi mano se paseaba por su pecho- Niels y tú sois muy parecidos, los dos sois igual de pazguatos y de descarados –sonreí de lado por eso divertida recordando la primera vez que choqué con ellos- desde luego es la imagen que dais a primera vista, cuando nos chocamos por primera vez sentí ganas de mataros a ambos, habría sido fácil en un movimiento rápido pero no lo hice porque era una invitada, pero me sacasteis de quicio vosotros solos sin ayuda de nadie, por Ra, ¿cómo se os ocurrió apostar algo así en mis propias narices? –Pregunté medio riéndome- ahora me río pero en ese momento deseé mataros. Seguro que fue en ese momento cuando te enamoraste de mis nalgas, vamos admítelo –dije sonriendo pasando mi mano por su cintura para rodearla mientras me elevaba un poco y lo miraba con diversión cayendo mi pelo por un lado de mi hombro en una cascada de rizos oscuros que caían por su pecho y quedaban sobre la manta- dijiste que te habías quedado anclado a mi culo, creo que te fijabas más en mi cuerpo revisándolo que en coger los papeles que me habías tirado al suelo –hice una leve pausa y dejé mis labios sobre los suyos- y hablando de todo esto, me pregunto, si te habrán dicho algo de mí. Sí, ya sé que eres mayorcito para hacer lo que quieras y con quien quieras y ese etc que ya me sé, pero seguro que alguien te ha dicho algo, va, cuéntamelo... siento curiosidad –pedí sobre sus labios besándolos y mordiéndolos cambiando el ritmo del beso, lo besaba y me separaba para morderlo y vuelta a empezar de nuevo, a veces lamía sus labios provocándolo y tentándolo para que me respondiera con una sonrisa.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Acaricié sus labios con los míos, nuestro aliento contrastaba en una dulce explosión de excitación para nuestros sentidos, el suyo enfriando mi boca, el mio haciendo arder la suya.
-Llegué a Akershus siendo un niño, mi madre tenia que ser convertida por padre y lo había retrasado por nuestro nacimiento. Ellos habían decidido una vida eterna juntos. Padre no podía soportar la idea de que algún día ella no estuviera, así que solía ser un tema de discusión en nuestra casa, pues madre sabia que el día que aceptara, tendría que dejarnos con nuestro tío por una larga temporada.
Mis dedos acariciaban su rostro mientras la contemplaba fijamente.
-Llegue a Akershus con mis hermanos y mis padres se fueron por algo mas de un año, madre tenia que aprender a controlar su transformación para que la sed no fuera un peligro para nosotros.
Así que...me he criado con Höor, como un hijo mas, o que en parte convertía a Niels en un hermano.
Cuando mis padres volvieron vivimos una temporada entre París y el norte, pero estas tierras tiran mucho y al final volvimos para quedarnos.
Un beso en sus labios, húmedo, profundo y prolongado. Cerré los ojos dejandome hacer, mordiendo su labio inferior, lamiéndolo y succionandolo después.
-El da que te conocí no hicimos nada distinto a lo que otras muchas veces, el resultado fue diferente -aseguré -friccionando mi nariz con la suya -pero eso ya lo sabes.
De normal apostamos sobre quien se acostará con quien antes y uno lo consigue, bebemos, nos reímos y en la mayoría de las ocasiones el otro también acaba consiguiendo un polvo con la misma..pero en este caso, le advertí a Niels que el juego se había terminado. Cuando volvimos de estar solos en esa cabaña no quería compartirte y Niels lo entendió... eres mía -susurré contra sus labios.
Ladeé la sonrisa cuando me preguntó que me habían dicho de ella.
-A padre le gustas, hemos hablado de ti en los entrenamientos y me animó a pedirte que te quedaras, tenia mis dudas, porque se que tus planes están lejos de Akershus...
Padre me dijo que ibas a decirme que si -ladeé la sonrisa -y bueno, no se a equivocado. También hemos hablado de tus nalgas, pero eso no puedo contártelo, porque si madre se entera, le arranca mi padre la verga -dije divertido -madre es muy posesiva, padre no suele salir nunca sin ella a no ser que sea para entrenar y la verdad es que él es igual de celoso -dije muerto de la risa.
La lluvia de estrellas empezó, la abrace observando esas luces caer, era una visión idílica, perfecta, casi tanto como ella.
Cerré los ojos pidiendo mi deseo y esperé que ella hiciera lo propio.
-Te he contado muchos secretos ¿y tu? ¿No tienes nada que contarme?
Moví sus nalgas con mis manos como si conversaran entre ellas.
-Claro que tenemos secretos, pero no se los cuentes al amo -dije poniendo voz de culo.
-El amo es bueno, madre dice que su verga es grande y que le da mucho placer, díselo -volví a decir.
-Calla, no le cuentes o pensará que estamos enamoradas de él.
Nai se moría de la risa y de nuevo nos enzarzamos en un eso apasionado, jadeos, mordiscos.
-Llegué a Akershus siendo un niño, mi madre tenia que ser convertida por padre y lo había retrasado por nuestro nacimiento. Ellos habían decidido una vida eterna juntos. Padre no podía soportar la idea de que algún día ella no estuviera, así que solía ser un tema de discusión en nuestra casa, pues madre sabia que el día que aceptara, tendría que dejarnos con nuestro tío por una larga temporada.
Mis dedos acariciaban su rostro mientras la contemplaba fijamente.
-Llegue a Akershus con mis hermanos y mis padres se fueron por algo mas de un año, madre tenia que aprender a controlar su transformación para que la sed no fuera un peligro para nosotros.
Así que...me he criado con Höor, como un hijo mas, o que en parte convertía a Niels en un hermano.
Cuando mis padres volvieron vivimos una temporada entre París y el norte, pero estas tierras tiran mucho y al final volvimos para quedarnos.
Un beso en sus labios, húmedo, profundo y prolongado. Cerré los ojos dejandome hacer, mordiendo su labio inferior, lamiéndolo y succionandolo después.
-El da que te conocí no hicimos nada distinto a lo que otras muchas veces, el resultado fue diferente -aseguré -friccionando mi nariz con la suya -pero eso ya lo sabes.
De normal apostamos sobre quien se acostará con quien antes y uno lo consigue, bebemos, nos reímos y en la mayoría de las ocasiones el otro también acaba consiguiendo un polvo con la misma..pero en este caso, le advertí a Niels que el juego se había terminado. Cuando volvimos de estar solos en esa cabaña no quería compartirte y Niels lo entendió... eres mía -susurré contra sus labios.
Ladeé la sonrisa cuando me preguntó que me habían dicho de ella.
-A padre le gustas, hemos hablado de ti en los entrenamientos y me animó a pedirte que te quedaras, tenia mis dudas, porque se que tus planes están lejos de Akershus...
Padre me dijo que ibas a decirme que si -ladeé la sonrisa -y bueno, no se a equivocado. También hemos hablado de tus nalgas, pero eso no puedo contártelo, porque si madre se entera, le arranca mi padre la verga -dije divertido -madre es muy posesiva, padre no suele salir nunca sin ella a no ser que sea para entrenar y la verdad es que él es igual de celoso -dije muerto de la risa.
La lluvia de estrellas empezó, la abrace observando esas luces caer, era una visión idílica, perfecta, casi tanto como ella.
Cerré los ojos pidiendo mi deseo y esperé que ella hiciera lo propio.
-Te he contado muchos secretos ¿y tu? ¿No tienes nada que contarme?
Moví sus nalgas con mis manos como si conversaran entre ellas.
-Claro que tenemos secretos, pero no se los cuentes al amo -dije poniendo voz de culo.
-El amo es bueno, madre dice que su verga es grande y que le da mucho placer, díselo -volví a decir.
-Calla, no le cuentes o pensará que estamos enamoradas de él.
Nai se moría de la risa y de nuevo nos enzarzamos en un eso apasionado, jadeos, mordiscos.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Me encontraba muy cómoda y a gusto en aquel momento en el que estábamos, tumbados sobre la manta que había extendido el vikingo en el suelo y yo recostada sobre él mientras hablábamos esperando a que la lluvia de estrellas comenzara. Me gustaban esos momentos de paz y de tranquilidad y pensaba que a ambos nos vendría bien después de las semanas que habíamos tenido, sobre todo la de él que venía hacía un par de días de una batalla y seguramente dentro de poco tiempo también le tocara volver de nuevo, yo seguiría enfrascada en esa investigación para poder ayudarlos con su guerra si eso podía hacer que la balanza cambiara a su favor, sabía que llevaban muchos años ya en guerra y todavía aguantaban, así que si los ayudaba con eso lo intentaría. Agradecí esos días porque me estaba enseñando otra parte de su tierra y de su cultura que era también el motivo por el que había ido allí después de tanto tiempo, lo que no pensé es que me cruzaría con ese vikingo que de alguna forma trastocara mi idea de ir allí y luego volverme a París, ahora me quedaría cuando terminara con mi labor en la excavación para ver a dónde nos llevaba todo eso, si salía bien como si salía mal al menos podríamos decir que lo habíamos intentado pero si no lo hacíamos jamás lo sabríamos con seguridad y certeza. Sabía que él tenía deseos, deseos que quizás yo no podría cumplirle porque no podía aunque quisiera, habían cosas que como vampira estaban de alguna forma “anuladas” y que eran imposibles, sabía que eso pesaría más adelante y por mucho que yo intentara no encontraríamos una solución para ambos.... pero dejé de pensar en ese futuro y me concentré en el presente que teníamos en ese momento. Alcé mi rostro para escucharlo mientras me hablaba y me contaba que vino al norte cuando era pequeño, el tiempo que pasó con su tío Höor, su relación con Niels que era más que evidente y notoria con el tiempo que llevaba viéndolos. La transformación de su madre y que estuvieron que estar lejos de ella durante un tiempo, lo entendía porque yo como vampira también había pasado por lo mismo y el primer año era el peor de todos, ese donde intentabas controlar tu sed de sangre insaciable.
Mis dedos acariciaban su pecho de forma lenta y había apoyado mi codo en la manta para poder mirarlo mejor mientras me hablaba, mi pelo caía como un manto sobre mi brazo y por su pecho mientras lo miraba de forma fija, a veces inclinaba mi rostro para besarlo y morder sus labios dejando un tiempo para que hablara, lamía y repasaba el contorno de sus labios y mi nariz se rozaba con la suya dejando un pequeño mordisco para que siguiera hablando. Me dijo algo que ya me había contado, que después del día en la cabaña habló con su primo para decirle que el juego se terminaba, que cuando me conocieron hicieron lo que siempre solían hacer y que se retaban para ver quién de los dos conseguía primero tener algo con la joven con la que apostaban. Negué con la cabeza mordiéndome el labio por aquello, sin duda esos dos se parecían mucho y se podía notar con facilidad cuando los veías juntos, su relación era muy estrecha pero eso me gustaba, se les podía ver felices riéndose y bromeando cuando andaban cerca y eso lo había podido notar esos días. Sus labios sobre los míos susurraron que yo era suya y mordí su labio inferior soltando una risita corta enredando mis dedos en su pelo, ni él mismo se esperaba que ese día en la cabaña las cosas cambiaran y lo cierto es que yo tampoco lo había esperado para nada. Luego contestó a lo que yo le había preguntado, me dijo que había hablado con su padre en los entrenamientos de mí y enarqué una ceja por ello, nos pilló cuando volvimos de la cabaña y me dijo esas palabras comprendiendo que el hijo seguramente fuera igual que el padre. Lo que no esperé es que hubiera sido él quien le animara a pedirme que me quedara, al parecer él había dudado y no para menos sabiendo que mi vida no estaba aquí pero al final se atrevió y su padre de alguna forma acertó lo que pasó.
-Así que fue tú padre quien te animó a pedirme que me quedaras, y encima, acertó lo que te iba a decir –sonreí de lado- vaya, quizás tenga algo de adivino –dije recorriendo con mis dedos su rostro pasándolo por su mejilla, por su mentón, por su mandíbula y finalmente por sus labios donde sentía su aliento cálido sobre mis yemas. No pude evitar reírme un poco cuando me dijo que también habían hablado de mis nalgas y negué con la cabeza divertida- ¿habéis hablado de mis nalgas? Por Ra –dije riéndome imaginándomelos a los dos en una conversación sobre mis nalgas y si el padre era igual que el hijo no me lo quería ni imaginar- tranquilo, haré como que no sé nada sobre este tema –aseguré cuando me dijo que su madre era celosa- seguro que le has descrito a tu padre a la perfección cómo son mis nalgas –dije con cierto tono divertido porque ya conocía la obsesión de ese hombre y la manía o costumbre de llevar sus manos a estas- creo que a tu madre también le gusto, coincidí con ella un par de veces cuando estuvisteis fuera, estaba muy preocupada por todos vosotros y se le veía algo alicaída –hice una leve pausa repasando sus labios con mi lengua- hablábamos cuando nos veíamos y me parece una mujer muy buena, muy dulce, y ya sé que de su carácter no has sacado casi nada porque te pareces más bien a tu padre, a tu madre se la ve algo más tranquila y menos impulsiva que vosotros –mordí su labio tirando del mismo con suavidad- la última vez que la vi me dijo que debíamos de hacerle una visita y que te recordara que fuéramos una noche, así que tendremos que ir porque no quiero llevarle la contraria a tu madre –dije sonriendo, a los minutos comenzó esa lluvia de estrellas que estábamos esperando, él cerró los ojos y lo vi pedir ese deseo que me había contado mientras lo miraba con una sonrisa, cerré yo también los ojos e hice lo mismo que él, pedir mi deseo. Al abrir los ojos me encontré con sus orbes azules puestas en mí, me dijo que había contado muchos secretos y que si yo tenía algunos a lo que me reí- no tantos como te imaginas y te crees, he sido siempre una niña buena –dije con una sonrisa aunque él enarcó una ceja como si no me creyera- vamos, te lo digo en serio... puede que de pequeña fuera un poco trasto y me escondiera por la casa haciendo que mis padres me buscaran una vez incluso hasta un par de horas porque no me encontraban ni por los alrededores, pero siempre he sido una niña buena. Hubo una vez cuando tenía diez años junto a mis amigos es cierto que abrimos la verja de un vallado donde estaban algunos camellos, de normalidad son tranquilos pero cuando los espantas... causaron algunos destrozos en algunos puestos del mercado, rompieron cuerdas donde estaba tendida la ropa... causamos un gran desastre en el vecindario y en parte de la ciudad hasta que pudieron controlarlos, por suerte nadie salió herido pero no era nuestra intención en absoluto. Por suerte no nos pillaron, pensaron que había sido algún animal salvaje el que los asustó –me mordí el labio sonriendo- nos libramos de una buena. También tuve mi época “oscura” cuando apenas era vampira, el primer año es el peor de todos porque tienes que controlar tus instintos, tus deseos... el hambre es tan voraz que cuesta contenerte. Sabía que habían cazadores que nos perseguían por lo que éramos, descubrí a los licántropos, los cambiantes... descubrí todo ese mundo sobrenatural cuando me hice vampira y descubrí una organización que luchaba contra los cazadores, algo así como una fuerza contra estos. Me enseñaron a luchar y a defenderme y pensé que era para eso, pero descubrí que más bien era para matarlos y eliminar nuestra amenaza. Fue una época difícil y tengo que admitir que maté a un par de cazadores, se hacían pequeñas batidas y se pillaban por sorpresa a estos... los cazadores cazados, me di cuenta de que no era lo que yo quería y lo dejé por completo mis padres no sabían nada de todo eso ellos se alimentan de humanos pero jamás los matan y a mí fue lo que me intentaron inculcar. Lo cierto es que no estoy orgullosa de ello, yo no estoy hecha para matar aunque sea vampira salvo que mi vida corra peligro y esté bajo amenaza, pero ¿matar por matar? –Negué con la cabeza- soy incapaz de hacerlo. Me alimento de los humanos pero jamás los mato, me he alimentado de ti y no te he matado por ello –mis labios recorrieron los suyos- otra cosa diferente es el matar a alguien por una causa noble y justa, por defender aquello que amas y que quieres proteger como haces tú, eso es algo totalmente distinto, tú te dejas la vida en ello –mis labios rozaron los suyos cuando sentí sus manos en mis nalgas y comenzó a hablar con una voz diferente, como si les pusiera voz a mis nalgas y acabé riéndome por lo que decía sin evitar para nada las carcajadas que salían de mis labios, ese hombre era de lo que no había- pero qué idiota eres –dije antes de que sus labios chocaran con los míos besándonos de nuevo, nos mordíamos los labios, los lamíamos sin dejar de acariciarnos constantemente entre jadeos, nuestros cuerpos se rozaban y friccionaban creando un calor y un deseo por todo nuestro cuerpo, como una llama que se encendía con bastante facilidad y prendía nuestros cuerpos. Mis caderas se movían sobre las suyas de forma que nuestros sexos se rozaban, sus manos en mis nalgas apretándome más contra él, calentándonos, provocándonos, tentándonos. Rodamos por la manta y se quedó él sobre mi cuerpo entre mis piernas, sus cadera se movían buscando las mías y estas hacían lo mismo como si fuéramos incapaces de detenernos o de contenernos. Mis manos se colaron bajo su camisola recorriendo su pecho y su espalda notando sus músculos contraerse con cada roce, sus manos comenzaron a deslizarse por mis piernas y subieron mi vestido hasta la cintura, cono si nos hubiéramos puesto de acuerdo en ese momento entre besos y mordiscos ambos retiramos la prenda del otro dejando nuestros sexos libres y él no tardó en hundirse en mi interior de forma ruda arrancándome un gemido, mis piernas rodearon su cintura y él comenzó a moverse bombeando en mi interior una y otra vez, necesitados, ardientes, insaciables. Nos besábamos mientras nos acariciábamos y él seguía embistiéndome haciéndome suya bajo la luz de luna y bajo esa lluvia de estrellas.
Mis dedos acariciaban su pecho de forma lenta y había apoyado mi codo en la manta para poder mirarlo mejor mientras me hablaba, mi pelo caía como un manto sobre mi brazo y por su pecho mientras lo miraba de forma fija, a veces inclinaba mi rostro para besarlo y morder sus labios dejando un tiempo para que hablara, lamía y repasaba el contorno de sus labios y mi nariz se rozaba con la suya dejando un pequeño mordisco para que siguiera hablando. Me dijo algo que ya me había contado, que después del día en la cabaña habló con su primo para decirle que el juego se terminaba, que cuando me conocieron hicieron lo que siempre solían hacer y que se retaban para ver quién de los dos conseguía primero tener algo con la joven con la que apostaban. Negué con la cabeza mordiéndome el labio por aquello, sin duda esos dos se parecían mucho y se podía notar con facilidad cuando los veías juntos, su relación era muy estrecha pero eso me gustaba, se les podía ver felices riéndose y bromeando cuando andaban cerca y eso lo había podido notar esos días. Sus labios sobre los míos susurraron que yo era suya y mordí su labio inferior soltando una risita corta enredando mis dedos en su pelo, ni él mismo se esperaba que ese día en la cabaña las cosas cambiaran y lo cierto es que yo tampoco lo había esperado para nada. Luego contestó a lo que yo le había preguntado, me dijo que había hablado con su padre en los entrenamientos de mí y enarqué una ceja por ello, nos pilló cuando volvimos de la cabaña y me dijo esas palabras comprendiendo que el hijo seguramente fuera igual que el padre. Lo que no esperé es que hubiera sido él quien le animara a pedirme que me quedara, al parecer él había dudado y no para menos sabiendo que mi vida no estaba aquí pero al final se atrevió y su padre de alguna forma acertó lo que pasó.
-Así que fue tú padre quien te animó a pedirme que me quedaras, y encima, acertó lo que te iba a decir –sonreí de lado- vaya, quizás tenga algo de adivino –dije recorriendo con mis dedos su rostro pasándolo por su mejilla, por su mentón, por su mandíbula y finalmente por sus labios donde sentía su aliento cálido sobre mis yemas. No pude evitar reírme un poco cuando me dijo que también habían hablado de mis nalgas y negué con la cabeza divertida- ¿habéis hablado de mis nalgas? Por Ra –dije riéndome imaginándomelos a los dos en una conversación sobre mis nalgas y si el padre era igual que el hijo no me lo quería ni imaginar- tranquilo, haré como que no sé nada sobre este tema –aseguré cuando me dijo que su madre era celosa- seguro que le has descrito a tu padre a la perfección cómo son mis nalgas –dije con cierto tono divertido porque ya conocía la obsesión de ese hombre y la manía o costumbre de llevar sus manos a estas- creo que a tu madre también le gusto, coincidí con ella un par de veces cuando estuvisteis fuera, estaba muy preocupada por todos vosotros y se le veía algo alicaída –hice una leve pausa repasando sus labios con mi lengua- hablábamos cuando nos veíamos y me parece una mujer muy buena, muy dulce, y ya sé que de su carácter no has sacado casi nada porque te pareces más bien a tu padre, a tu madre se la ve algo más tranquila y menos impulsiva que vosotros –mordí su labio tirando del mismo con suavidad- la última vez que la vi me dijo que debíamos de hacerle una visita y que te recordara que fuéramos una noche, así que tendremos que ir porque no quiero llevarle la contraria a tu madre –dije sonriendo, a los minutos comenzó esa lluvia de estrellas que estábamos esperando, él cerró los ojos y lo vi pedir ese deseo que me había contado mientras lo miraba con una sonrisa, cerré yo también los ojos e hice lo mismo que él, pedir mi deseo. Al abrir los ojos me encontré con sus orbes azules puestas en mí, me dijo que había contado muchos secretos y que si yo tenía algunos a lo que me reí- no tantos como te imaginas y te crees, he sido siempre una niña buena –dije con una sonrisa aunque él enarcó una ceja como si no me creyera- vamos, te lo digo en serio... puede que de pequeña fuera un poco trasto y me escondiera por la casa haciendo que mis padres me buscaran una vez incluso hasta un par de horas porque no me encontraban ni por los alrededores, pero siempre he sido una niña buena. Hubo una vez cuando tenía diez años junto a mis amigos es cierto que abrimos la verja de un vallado donde estaban algunos camellos, de normalidad son tranquilos pero cuando los espantas... causaron algunos destrozos en algunos puestos del mercado, rompieron cuerdas donde estaba tendida la ropa... causamos un gran desastre en el vecindario y en parte de la ciudad hasta que pudieron controlarlos, por suerte nadie salió herido pero no era nuestra intención en absoluto. Por suerte no nos pillaron, pensaron que había sido algún animal salvaje el que los asustó –me mordí el labio sonriendo- nos libramos de una buena. También tuve mi época “oscura” cuando apenas era vampira, el primer año es el peor de todos porque tienes que controlar tus instintos, tus deseos... el hambre es tan voraz que cuesta contenerte. Sabía que habían cazadores que nos perseguían por lo que éramos, descubrí a los licántropos, los cambiantes... descubrí todo ese mundo sobrenatural cuando me hice vampira y descubrí una organización que luchaba contra los cazadores, algo así como una fuerza contra estos. Me enseñaron a luchar y a defenderme y pensé que era para eso, pero descubrí que más bien era para matarlos y eliminar nuestra amenaza. Fue una época difícil y tengo que admitir que maté a un par de cazadores, se hacían pequeñas batidas y se pillaban por sorpresa a estos... los cazadores cazados, me di cuenta de que no era lo que yo quería y lo dejé por completo mis padres no sabían nada de todo eso ellos se alimentan de humanos pero jamás los matan y a mí fue lo que me intentaron inculcar. Lo cierto es que no estoy orgullosa de ello, yo no estoy hecha para matar aunque sea vampira salvo que mi vida corra peligro y esté bajo amenaza, pero ¿matar por matar? –Negué con la cabeza- soy incapaz de hacerlo. Me alimento de los humanos pero jamás los mato, me he alimentado de ti y no te he matado por ello –mis labios recorrieron los suyos- otra cosa diferente es el matar a alguien por una causa noble y justa, por defender aquello que amas y que quieres proteger como haces tú, eso es algo totalmente distinto, tú te dejas la vida en ello –mis labios rozaron los suyos cuando sentí sus manos en mis nalgas y comenzó a hablar con una voz diferente, como si les pusiera voz a mis nalgas y acabé riéndome por lo que decía sin evitar para nada las carcajadas que salían de mis labios, ese hombre era de lo que no había- pero qué idiota eres –dije antes de que sus labios chocaran con los míos besándonos de nuevo, nos mordíamos los labios, los lamíamos sin dejar de acariciarnos constantemente entre jadeos, nuestros cuerpos se rozaban y friccionaban creando un calor y un deseo por todo nuestro cuerpo, como una llama que se encendía con bastante facilidad y prendía nuestros cuerpos. Mis caderas se movían sobre las suyas de forma que nuestros sexos se rozaban, sus manos en mis nalgas apretándome más contra él, calentándonos, provocándonos, tentándonos. Rodamos por la manta y se quedó él sobre mi cuerpo entre mis piernas, sus cadera se movían buscando las mías y estas hacían lo mismo como si fuéramos incapaces de detenernos o de contenernos. Mis manos se colaron bajo su camisola recorriendo su pecho y su espalda notando sus músculos contraerse con cada roce, sus manos comenzaron a deslizarse por mis piernas y subieron mi vestido hasta la cintura, cono si nos hubiéramos puesto de acuerdo en ese momento entre besos y mordiscos ambos retiramos la prenda del otro dejando nuestros sexos libres y él no tardó en hundirse en mi interior de forma ruda arrancándome un gemido, mis piernas rodearon su cintura y él comenzó a moverse bombeando en mi interior una y otra vez, necesitados, ardientes, insaciables. Nos besábamos mientras nos acariciábamos y él seguía embistiéndome haciéndome suya bajo la luz de luna y bajo esa lluvia de estrellas.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Escuché la historia infantil que me contaba, unas travesuras que ella describía de un modo épico y que para mi eran prácticamente nada comparado con las burradas que yo había hecho con mis hermanos.
Mis labios buscaban los suyos sin poder dejar de reírme, de tocarla, estaba claro que veníamos de mundos muy distintos, yo tuve que crecer demasiado deprisa para poder batallar contra el enemigo, ella por centra había sido por lo que contaba feliz, tuvo una mala época cuando fue vampiresa, pero al final pudo superarla.
Era una mujer de principios que odiaba matar, quizás en eso tampoco eramos tan diferentes, yo mataba por proteger a quien no podía protegerse y ella también aseguraba ser capaz de matar por ello.
Mordía sus labios, lamiéndolos, enredando nuestras lenguas en un beso profundo, húmedo, plagado de necesidad. Gruñí desesperado, excitado, esa mujer me volvía completamente loco.
-Mi padre se parecía a mi cuando era humano, vivió una historia complicada que no me pertenece a mi contarla, pero digamos que antes de ser convertido, lo perdió todo, todo incluso a si mismo.
Fue convertido al borde de la muerte y emprendió un viaje de no retorno junto a los Black.
Pasó siglos anhelando una muerte que no llegaba, su historia es larga y complicada, llena de demonios, de oscuros abismos hasta una noche que la estrella del cazador la llevó a ella, a mi madre.
Padre siempre habla de ese instante como si hubiera visto la luz tras estar ciego, como si un mundo se hubiera abierto ante sus ojos, como si supiera que ese instante iba a cambar el resto de su vida...eso sentí yo cuando pasé contigo la noche, un instante que lo cambia todo.
Padre me animo por eso a pedirte que te quedaras, madre se lo pidió a él y ..se quedo, se quedo para siempre y se casaron al día siguiente.
Apreté sus nalgas con hambre riéndome al decirme que seguro le describí sus nalgas.
-Bueno, no necesitó muchos detalles, ya se había fijado él -apunté riéndome -pero si, acabé de describirle como eran sin ropa -dije poniendo las manos curvas para que entendiera lo de la redondez de su culo.
Un manotazo es lo que me lleve mientras de nuevo me moría de la risa.
-Mi madre es una mujer de gran templanza, dulce, cariñosa, siempre ha sabido como llevarnos a todos por un buen camino, mi padre es un hombre complicado, también nosotros y por Odin que no se como mi madre se las apaña para lidiar con nosotros, sin duda ella es el eslabón mas importante de la cadena que conforma la familia, el mas fuerte, el que nos une a todos.
Mi familia es épica, he crecido viendo a mis padres amarse con la intensidad de los elementos y quiero eso Nai, quiero una vida como la de padre, no quiero mil lechos, solo quiero volver a uno cada noche y que se convierta en mi hogar eterno hasta que el Valhalla reclame mi cuerpo.
No pude ser mas sincero con respecto a mis sentimientos, pues yo no era un cobarde, puede que si un bárbaro, pero no iba a arrepentirme de no confesarle la verdad, si tenia que perderla no seria porque no ponía toda la carne en el asador en cada momento.
Le hice el amor bajo la luna llena, mientras las estrellas llovían sobre nuestros cuerpos y el viento movía el fuego que habíamos encendido para calentarnos.
Esa noche fue épica, distinta, una noche plagada de verdades que seguramente nos pasarían factura.
Pasaron un par de semanas en las que las risas, la complicidad y el incendio que solo sofocaba el cuerpo ajenos tomaron fuerza.
Mas la guerra no descansa y me reclamó de nuevo para ir a ella, complicada la estrategia pues Randulf atacaba con todas sus fuerzas y nosotros tendríamos que plantarle cara a él y a las abominaciones creadas.
Mis labios buscaban los suyos sin poder dejar de reírme, de tocarla, estaba claro que veníamos de mundos muy distintos, yo tuve que crecer demasiado deprisa para poder batallar contra el enemigo, ella por centra había sido por lo que contaba feliz, tuvo una mala época cuando fue vampiresa, pero al final pudo superarla.
Era una mujer de principios que odiaba matar, quizás en eso tampoco eramos tan diferentes, yo mataba por proteger a quien no podía protegerse y ella también aseguraba ser capaz de matar por ello.
Mordía sus labios, lamiéndolos, enredando nuestras lenguas en un beso profundo, húmedo, plagado de necesidad. Gruñí desesperado, excitado, esa mujer me volvía completamente loco.
-Mi padre se parecía a mi cuando era humano, vivió una historia complicada que no me pertenece a mi contarla, pero digamos que antes de ser convertido, lo perdió todo, todo incluso a si mismo.
Fue convertido al borde de la muerte y emprendió un viaje de no retorno junto a los Black.
Pasó siglos anhelando una muerte que no llegaba, su historia es larga y complicada, llena de demonios, de oscuros abismos hasta una noche que la estrella del cazador la llevó a ella, a mi madre.
Padre siempre habla de ese instante como si hubiera visto la luz tras estar ciego, como si un mundo se hubiera abierto ante sus ojos, como si supiera que ese instante iba a cambar el resto de su vida...eso sentí yo cuando pasé contigo la noche, un instante que lo cambia todo.
Padre me animo por eso a pedirte que te quedaras, madre se lo pidió a él y ..se quedo, se quedo para siempre y se casaron al día siguiente.
Apreté sus nalgas con hambre riéndome al decirme que seguro le describí sus nalgas.
-Bueno, no necesitó muchos detalles, ya se había fijado él -apunté riéndome -pero si, acabé de describirle como eran sin ropa -dije poniendo las manos curvas para que entendiera lo de la redondez de su culo.
Un manotazo es lo que me lleve mientras de nuevo me moría de la risa.
-Mi madre es una mujer de gran templanza, dulce, cariñosa, siempre ha sabido como llevarnos a todos por un buen camino, mi padre es un hombre complicado, también nosotros y por Odin que no se como mi madre se las apaña para lidiar con nosotros, sin duda ella es el eslabón mas importante de la cadena que conforma la familia, el mas fuerte, el que nos une a todos.
Mi familia es épica, he crecido viendo a mis padres amarse con la intensidad de los elementos y quiero eso Nai, quiero una vida como la de padre, no quiero mil lechos, solo quiero volver a uno cada noche y que se convierta en mi hogar eterno hasta que el Valhalla reclame mi cuerpo.
No pude ser mas sincero con respecto a mis sentimientos, pues yo no era un cobarde, puede que si un bárbaro, pero no iba a arrepentirme de no confesarle la verdad, si tenia que perderla no seria porque no ponía toda la carne en el asador en cada momento.
Le hice el amor bajo la luna llena, mientras las estrellas llovían sobre nuestros cuerpos y el viento movía el fuego que habíamos encendido para calentarnos.
Esa noche fue épica, distinta, una noche plagada de verdades que seguramente nos pasarían factura.
Pasaron un par de semanas en las que las risas, la complicidad y el incendio que solo sofocaba el cuerpo ajenos tomaron fuerza.
Mas la guerra no descansa y me reclamó de nuevo para ir a ella, complicada la estrategia pues Randulf atacaba con todas sus fuerzas y nosotros tendríamos que plantarle cara a él y a las abominaciones creadas.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Me gustaba cómo estaba yendo esa noche y las cosas que descubríamos del otro bajo ese cielo estrellado, no se podía decir que las cosas no fueran cambiando entre los dos porque sería estar mintiendo y si yo lo notaba seguramente él también lo estaría notando. El tiempo parecía contar más rápido cuando estaba con él como si no me dejara disfrutar del todo, todo se me hacía demasiado corto y me dejaba con ganas de más, esa noche no fue diferente. Habíamos dicho los deseos que íbamos a pedir, nos contamos cosas de cuando éramos niños, de las tratadas aunque había que decir que él había hecho muchísimas más que yo porque era un trasto de pequeño, me había hablado sobre cómo era su madre y su padre, la conversación que había tenido con este en el que como ya me figuré le había descrito mis nalgas aunque él afirmó que no fue necesario... y su deseo, ese que quería para el resto de su vida, tener la misma vida que su padre junto a una persona. Él aseguraba que después de pasar la noche en la cabaña supo, de alguna forma, que ese instante lo había cambiado todo tal y como le había pasado a su padre, ella le había pedido que se quedara y él lo hizo casándose con él y permaneciendo todos aquellos años juntos. Él quería una vida junto a una mujer y pasarla el resto de su vida con ella, y por las palabras que me decía era yo a la que se estaba refiriendo. Quería volver siempre a mi cama, que era la suya realmente, y no perderse en otros cuerpos siguiendo con esas apuestas que hacía con Niels, me lo había dejado bastante claro y fue sincero diciéndome lo que quería. Yo podía aportarle el quedarme en esa cama y que fuera algo así como nuestro hogar. Ya le había dicho que me iba a quedar en el norte cuando terminara la excavación y mi deseo había sido que siempre lo encontrara en ese patio de armas... dos cosas que si se leían entre líneas decían mucho más que a simple vista. Quería ver donde nos llevaba todo eso, donde terminaba esa historia que había empezado sin que ninguno de los dos supiera realmente que acabaríamos de esa forma, con esa conexión tan grande que era la que hacía que nos uniéramos cada vez que pasábamos tiempo juntos.
El viaje a Suecia se podría decir que me había encantado en todo su conjunto, los lugares, sus tradiciones, la gente que aunque se extrañaba de mi tono de piel en contraste con la suya me habían tratado muy bien, las noches que había pasado con el vikingo y en especial la de esa lluvia de estrellas, una de mis mejores noches a decir verdad. Nos quedamos allí un par de días más hasta que finalmente volvimos a Akershus, yo no podía retrasar más el continuar en la excavación y él tenía obligaciones que cumplir como general aunque agradecí a su tío que nos dejara esa semana juntos. Nada más volver seguí con mi trabajo en la excavación y él siguió con sus quehaceres de general, sus entrenamientos, sus reuniones... era un poco complicado coincidir y yo tampoco quería interferir en sus obligaciones, así que pasábamos algo de tiempo juntos por las noches y alguna que otra mañana había tardado algo más de la cuenta en bajar a entrenar para poder pasar tiempo juntos. Había habido noches en los que tras volver de alimentarme con Kara, que ya habíamos quedado en otro lugar siempre a la caída del sol, había llegado para encontrármelo tumbado en la cama con síntomas de cansancio, medio durmiendo. Siempre lo dejaba dormir hasta que me daba un baño y volvía a esa cama para despertarlo entre besos y caricias que terminaban siempre tomándonos entre gemidos y jadeos. Cada día que pasábamos la relación se iba afianzando más, me reía muchísimo con él y nos lo pasábamos bien juntos, ya fuera solos o en compañía. Había compartido momentos con sus padres, otros con su primo Niels quien me iba cayendo mejor pero no dejábamos de picarnos de vez en cuando, con sus hermanos también cuando alguna que otra vez nos habíamos ido a la taberna... todo era perfecto. Habían pasado ya dos semanas desde que habíamos vuelto de Upsala cuando la guerra de nuevo los reclamaba, al día siguiente tendrían que partir hacia una batalla y en cuanto lo supo me buscó en la excavación donde terminábamos de sacar lo último que habíamos encontrado y esperaba en esos días poder terminar de descifrar el significado, en cuanto lo vi con el rostro que llevaba supe que algo pasaba.
-Ubbe, ¿vienes a visitar a tu egiptóloga favorita? –Pregunté acercándome donde él estaba dejando un beso en sus labios, alguna que otra vez se había pasado por allí aunque no era algo muy común, pero su rostro lo decía todo y en cuanto me dijo que debían partir hacia la guerra me mordí el labio, sabía que días como esos llegarían porque allí era algo inevitable, partían por la mañana y había venido a buscarme para decírmelo, lo miré enredando mis dedos con los suyos y levanté un dedo mirándolo- dame un minuto –dije separándome para volver donde estaban los chicos e informarles de que terminaran de sacar lo que quedaba y lo dejaran todo donde siempre, me giré y me encaminé de nuevo hacia el vikingo quien me esperaba para tomar su mano y tirar de él volviendo hacia el interior para ir hacia su habitación para pasar esa noche juntos, fui hacia el baño y abrí el grifo para llenar la tina y volver donde estaba él para tirar y meterlo en el baño- creo que necesitas un baño y yo lo puedo hacer más ameno –sonreí contra sus labios empezando a deshacerme de su ropa entre besos y caricias y él hacía lo mismo con la mía, nos metimos en el agua y nos dimos un baño tranquilo y relajado, un baño largo donde nos saciamos del otro del otro de forma lenta aprovechando esos momentos, al final acabamos tras el baño en la cama desnudos tumbados uno frente al otro, su brazo rodeaba mi cintura y se perdía en mis nalgas, mis manos en su pelo lo acariciaban de forma lenta mientras lo miraba, besaba sus labios con besos cortos y rozaba su nariz con la mía- deberías de descansar para mañana Ubbe –le dije mordiendo su labio inferior- ven aquí –lo pegué a mi cuerpo dejando su rostro en mi pecho, sus brazos rodearon mi cuerpo mientras mis dedos recorrían el suyo con caricias lentas hasta que finalmente tras un rato se quedó dormido, necesitaba descansar para partir por la mañana y yo me quedé velando su sueño durante un par de horas hasta que finalmente también me quedé durmiendo. Sabía que el día estaba próximo y ya estaba despierta, apenas había dormido acostumbrada a pasarme la noche despierta y cuando él se despertó y me buscó ya estaba despierta, nos besamos aprovechando el momento y finalmente se levantó para comenzar a vestirse y ponerse las armaduras bajo mi atenta mirada, antes de que terminara me levanté para acercarme donde estaba quedando desnuda frente a él y revisé que tuviera todo correcto, tendría que ser allí nuestra despedida ya que no podría despedirme bajo como el resto por el sol. Mis dedos repasaron su rostro y finalmente acabé besándolo de forma lenta enredando mis dedos en su pelo- ten mucho cuidado ¿vale? –Dije mirándolo de forma fija- esperaré tu llegada en el patio de armas, así que vuelve porque te necesito –mis labios volvieron a apoderarse de los suyos aprovechando hasta el último instante que teníamos, porque quizás podrían tardar días que semanas y solo quería aprovechar el tiempo junto a él.
El viaje a Suecia se podría decir que me había encantado en todo su conjunto, los lugares, sus tradiciones, la gente que aunque se extrañaba de mi tono de piel en contraste con la suya me habían tratado muy bien, las noches que había pasado con el vikingo y en especial la de esa lluvia de estrellas, una de mis mejores noches a decir verdad. Nos quedamos allí un par de días más hasta que finalmente volvimos a Akershus, yo no podía retrasar más el continuar en la excavación y él tenía obligaciones que cumplir como general aunque agradecí a su tío que nos dejara esa semana juntos. Nada más volver seguí con mi trabajo en la excavación y él siguió con sus quehaceres de general, sus entrenamientos, sus reuniones... era un poco complicado coincidir y yo tampoco quería interferir en sus obligaciones, así que pasábamos algo de tiempo juntos por las noches y alguna que otra mañana había tardado algo más de la cuenta en bajar a entrenar para poder pasar tiempo juntos. Había habido noches en los que tras volver de alimentarme con Kara, que ya habíamos quedado en otro lugar siempre a la caída del sol, había llegado para encontrármelo tumbado en la cama con síntomas de cansancio, medio durmiendo. Siempre lo dejaba dormir hasta que me daba un baño y volvía a esa cama para despertarlo entre besos y caricias que terminaban siempre tomándonos entre gemidos y jadeos. Cada día que pasábamos la relación se iba afianzando más, me reía muchísimo con él y nos lo pasábamos bien juntos, ya fuera solos o en compañía. Había compartido momentos con sus padres, otros con su primo Niels quien me iba cayendo mejor pero no dejábamos de picarnos de vez en cuando, con sus hermanos también cuando alguna que otra vez nos habíamos ido a la taberna... todo era perfecto. Habían pasado ya dos semanas desde que habíamos vuelto de Upsala cuando la guerra de nuevo los reclamaba, al día siguiente tendrían que partir hacia una batalla y en cuanto lo supo me buscó en la excavación donde terminábamos de sacar lo último que habíamos encontrado y esperaba en esos días poder terminar de descifrar el significado, en cuanto lo vi con el rostro que llevaba supe que algo pasaba.
-Ubbe, ¿vienes a visitar a tu egiptóloga favorita? –Pregunté acercándome donde él estaba dejando un beso en sus labios, alguna que otra vez se había pasado por allí aunque no era algo muy común, pero su rostro lo decía todo y en cuanto me dijo que debían partir hacia la guerra me mordí el labio, sabía que días como esos llegarían porque allí era algo inevitable, partían por la mañana y había venido a buscarme para decírmelo, lo miré enredando mis dedos con los suyos y levanté un dedo mirándolo- dame un minuto –dije separándome para volver donde estaban los chicos e informarles de que terminaran de sacar lo que quedaba y lo dejaran todo donde siempre, me giré y me encaminé de nuevo hacia el vikingo quien me esperaba para tomar su mano y tirar de él volviendo hacia el interior para ir hacia su habitación para pasar esa noche juntos, fui hacia el baño y abrí el grifo para llenar la tina y volver donde estaba él para tirar y meterlo en el baño- creo que necesitas un baño y yo lo puedo hacer más ameno –sonreí contra sus labios empezando a deshacerme de su ropa entre besos y caricias y él hacía lo mismo con la mía, nos metimos en el agua y nos dimos un baño tranquilo y relajado, un baño largo donde nos saciamos del otro del otro de forma lenta aprovechando esos momentos, al final acabamos tras el baño en la cama desnudos tumbados uno frente al otro, su brazo rodeaba mi cintura y se perdía en mis nalgas, mis manos en su pelo lo acariciaban de forma lenta mientras lo miraba, besaba sus labios con besos cortos y rozaba su nariz con la mía- deberías de descansar para mañana Ubbe –le dije mordiendo su labio inferior- ven aquí –lo pegué a mi cuerpo dejando su rostro en mi pecho, sus brazos rodearon mi cuerpo mientras mis dedos recorrían el suyo con caricias lentas hasta que finalmente tras un rato se quedó dormido, necesitaba descansar para partir por la mañana y yo me quedé velando su sueño durante un par de horas hasta que finalmente también me quedé durmiendo. Sabía que el día estaba próximo y ya estaba despierta, apenas había dormido acostumbrada a pasarme la noche despierta y cuando él se despertó y me buscó ya estaba despierta, nos besamos aprovechando el momento y finalmente se levantó para comenzar a vestirse y ponerse las armaduras bajo mi atenta mirada, antes de que terminara me levanté para acercarme donde estaba quedando desnuda frente a él y revisé que tuviera todo correcto, tendría que ser allí nuestra despedida ya que no podría despedirme bajo como el resto por el sol. Mis dedos repasaron su rostro y finalmente acabé besándolo de forma lenta enredando mis dedos en su pelo- ten mucho cuidado ¿vale? –Dije mirándolo de forma fija- esperaré tu llegada en el patio de armas, así que vuelve porque te necesito –mis labios volvieron a apoderarse de los suyos aprovechando hasta el último instante que teníamos, porque quizás podrían tardar días que semanas y solo quería aprovechar el tiempo junto a él.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Un mes mas tarde:
Los guerreros regresaban de una gesta complicada. Las aberraciones de Randulf, un numeroso ejercito de mercenarios y la magia que engrosaba sus filas nos devolvía a Akershus muy mermados, heridos en la mayoría y con mas cadáveres de los que podíamos asumir en este momento.
Sobre un carro, con el brazo caído por el borde y apenas consciente apretaba los dientes por los baches el camino.
Synnobe colocaba un paño en mi frente, hablaba pero no la oía, yo solo quería llegar a casa, verla y solo entonces me iría con las Valquirias.
Padre me pedía que aguantara, que estábamos cerca de Akershus, las heridas las habían cortado con torniquetes como habían podido, pero el veneno no remitía y la sangre de mi padre no servia como antídoto, apenas con ella en mi organismo lograba mantenerme vivo.
Las luces y las sombras se reflejaban en mis azules al tiempo que pasaba los rayos del sol a través de las hojas de los arboles.
Las voces sonaban a mi alrededor, creo que había caído inconsciente y ahora que me movían entre mi padre y Hakon para meterme dentro notaba a mi alrededor el revuelo.
La voz de mi madre acariciando mi rostro, lloraba y yo quería calmarla aunque padre lo intentaba.
-Nai -susurré cuando me dejaron sobre una tabla de madera, debía ser una mesa.
Los médicos llegaron, todo pintaba mal, mi madre gritaba entre los brazos de padre, no había nada que hacer, el veneno devastaba mi organismo, uno de esos trucos que Randulf se sacaba de la manga.
-Papa -lo llamé -la espada, el valhalla.
Madre gritaba que no se le ocurriera, pero mi tiempo se acababa y la enfermedad me llevaría a Hel, yo quería el Valhalla.
Padre hizo a un lado a madre, que fue sujeta por Höor mientras Erlend ponía en mi mano el mango de la bastarda y desenvainaba la propia para darme una muerte digna.
Niels en silencio sepulcral apretaba los dientes, lo miré un instante.
-Nos vemos ahí arriba -aseguré devolviendo la mirada a padre afirmando que estaba preparado, que lo hiciera cuanto antes.
Mi madre se soltó y antes de que padre hundiera en mi su espalda se dejó caer sobre mi cuerpo impidiéndoselo.
Le pegó, golpeándole, diciéndole que no iba a matar a su hijo, estaba fuera de si y con esas llegó el ocaso y la puerta se abrió. Nai corría tan desesperada como madre para aferrarse a mi cuerpo.
Los guerreros regresaban de una gesta complicada. Las aberraciones de Randulf, un numeroso ejercito de mercenarios y la magia que engrosaba sus filas nos devolvía a Akershus muy mermados, heridos en la mayoría y con mas cadáveres de los que podíamos asumir en este momento.
Sobre un carro, con el brazo caído por el borde y apenas consciente apretaba los dientes por los baches el camino.
Synnobe colocaba un paño en mi frente, hablaba pero no la oía, yo solo quería llegar a casa, verla y solo entonces me iría con las Valquirias.
Padre me pedía que aguantara, que estábamos cerca de Akershus, las heridas las habían cortado con torniquetes como habían podido, pero el veneno no remitía y la sangre de mi padre no servia como antídoto, apenas con ella en mi organismo lograba mantenerme vivo.
Las luces y las sombras se reflejaban en mis azules al tiempo que pasaba los rayos del sol a través de las hojas de los arboles.
Las voces sonaban a mi alrededor, creo que había caído inconsciente y ahora que me movían entre mi padre y Hakon para meterme dentro notaba a mi alrededor el revuelo.
La voz de mi madre acariciando mi rostro, lloraba y yo quería calmarla aunque padre lo intentaba.
-Nai -susurré cuando me dejaron sobre una tabla de madera, debía ser una mesa.
Los médicos llegaron, todo pintaba mal, mi madre gritaba entre los brazos de padre, no había nada que hacer, el veneno devastaba mi organismo, uno de esos trucos que Randulf se sacaba de la manga.
-Papa -lo llamé -la espada, el valhalla.
Madre gritaba que no se le ocurriera, pero mi tiempo se acababa y la enfermedad me llevaría a Hel, yo quería el Valhalla.
Padre hizo a un lado a madre, que fue sujeta por Höor mientras Erlend ponía en mi mano el mango de la bastarda y desenvainaba la propia para darme una muerte digna.
Niels en silencio sepulcral apretaba los dientes, lo miré un instante.
-Nos vemos ahí arriba -aseguré devolviendo la mirada a padre afirmando que estaba preparado, que lo hiciera cuanto antes.
Mi madre se soltó y antes de que padre hundiera en mi su espalda se dejó caer sobre mi cuerpo impidiéndoselo.
Le pegó, golpeándole, diciéndole que no iba a matar a su hijo, estaba fuera de si y con esas llegó el ocaso y la puerta se abrió. Nai corría tan desesperada como madre para aferrarse a mi cuerpo.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Había pasado ya un mes desde que el vikingo había partido junto a los demás a la guerra, lo cierto es que conforme pasaba el tiempo más lo echaba de menos y más largos se me hacían los días aunque solamente pudiera estar despierta la mitad del tiempo, pero notaba de menos al vikingo rondando por allí y me había acostumbrado a tenerlo a mi alrededor todos los días, gastándome bromas que me hacían reír, con esos comentarios tan pervertidos y engreídos que tenía y que eran muy típicos suyos, sus comentarios sobre mis nalgas y que las estuviera palpando cada vez que tenía oportunidad, dormir con él, sus besos... pequeñas cosas que había tenido durante todo aquel tiempo y que ahora echaba mucho en falta, se notaba que no estaba y aquella fortaleza se me hacía muy grande sin él, al igual que la habitación que la encontraba muy vacía cuando me iba a dormir al terminar el día. Todavía no me hacía a la idea de que estuviera tanto tiempo fuera, acostumbrada a tenerlo y verlo todos los días eso se hacía difícil. En esos días había podido terminar de recopilar los datos que me faltaban para la excavación y estaba cerca, muy cerca, de terminar de descifrar lo que querían decir aquellos pergaminos, sin duda alguna había sido la cosa más difícil que había tenido que hacer en mi carrera porque no estaba escrito de forma que se pudiera entender, había tenido que empezar desde cero y solo había una palabra que se repetía y que parecía ser como una clave para poder descifrarlo, había sido duro pero me quedaba muy poco para poder terminarlo. Pasaba a veces el tiempo cuando me saturaba con aquello con Adaline, ella sufría más que nadie teniendo a su marido y a sus tres hijos fuera en la guerra, con ella me entendía mucho más porque compartíamos a alguien en común que era su hijo, y la verdad es que parecía que compartir eso ratos conmigo la hacían sentirse mejor, como si no soportara ella toda su carga porque siempre me decía que por mucho que pasara el tiempo no terminaba de acostumbrarse al hecho de que se fueran siempre, no terminaba de hacerse a la idea y siempre le costaba, pero podía compartirlo conmigo y era más llevadero.
Lo cierto es que me llevaba muy bien con su madre, la veía muy comprensiva, muy tranquila, paciente... nada que ver con lo que era su hijo que se parecía enormemente a su padre. Me decía que había hecho bien en quedarme, que parecía ver a Ubbe algo más centrado algo que hacía que me riera sin poder evitarlo porque yo lo veía igual que siempre, pero ella era su madre y lo conocía mejor que yo así que si lo decía sería por algo. Era una mujer muy agradable y por lo que Ubbe me había contado ella había nacido en París así que sabiendo que yo trabajaba allí a veces me preguntaba, decía que hacía mucho tiempo que no había vuelto y la verdad es que no había cambiado demasiado aquello. Las semanas fueron pasando hasta que finalmente se cumplió el mes, un mes largo y eterno y sin señales de ninguno de los hombres, debió de ser una guerra muy importante por lo que estaban durando, fue entonces cuando estaba en la habitación donde descifraba aquellos pergaminos que sentí el revuelo de la gente, supe entonces que algo debía de estar pasando y lo primero que pensé fue en que habían vuelto de la batalla, dejé lo que estaba haciendo y salí de la habitación bajando a ese patio de armas donde esperaba encontrármelo junto al resto, había pocos hombres, muchos menos de los que habían partido y comencé a buscarlo, pero no lo sentía por ningún lado. Tampoco veía a sus hermanos, a su primo o incluso a su padre así que quizás no habían vuelto todavía y mandaron a los que peor estaban, fue por eso que cogí a uno de los hombres y le pregunté por él y por su familia. Me dijo que habían vuelto junto con el resto y que además portaban a alguien herido, lo habían llevado dentro pero no supo decirme con exactitud quien era. Lo solté cuando terminó de hablarme y fue entonces que noté algo en el aire que no había notado antes y no supe cómo se me había pasado, olía a sangre, concretamente olía a la sangre del vikingo... sabía que era él, la reconocía por encima de las demás porque me había acostumbrado a ese olor suyo... fue entonces que pensé en lo peor a no verlos allí.
-No, no puede ser –dije comenzando a correr en dirección hacia donde el rastro de sangre continuaba hasta que llegué a unas puertas que estaban cerradas, oía ruido dentro pero no siquiera me paré a escuchar quién era y de lo que hablaban. Apoyé mis manos sin pensarlo en las puertas y las abrí con tanta fuerza que estas rebotaron contra la pared captando la atención de todos los allí presentes; vi a sus hermanos, vi a Niels, a su padre y a su madre... pero no lo vi a él de pie junto a ellos y sus caras bastaron para saber lo que pasaba, además el lugar olía más a su sangre. Me acerqué corriendo hacia donde él se encontraba para observar como estaba, llevaba heridas por su cuerpo y las habían intentado parar pero había una de la que seguía sangrando y manando sangre, parecía estar semiconsciente porque su mirada estaba turbia, mis labios se abrieron ligeramente al verlo de esa forma, tan herido- oh por Ra –dije en voz baja dándome cuenta de que aferraba su espada y que su padre, quien era golpeado por Adaline, llevaba otra en su mano y... no me hizo falta saber lo que estaba pasando. Me senté a su lado y mis manos fueron a su rostro para acunarlo mientras sus orbes azules se posaban en mis desiertos, estaban turbios pero le sonreí para que se tranquilizara aunque yo no lo estaba en absoluto- hola vikingo –dije saludándolo como si no pasara nada, incliné mi rostro para dejar mis labios sobre los suyos- te estaba esperando –dejé un beso corto en sus labios y me puse a examinar sus heridas centrándome, sobre todo, en la que tenía en el costado y que se veía por tener la camisola abierta. No me hacía falta ver que se trataba claramente de veneno por el color que tenía en la herida, por el color con el que se marcaban sus venas- ¿por qué no le estáis curando? –Quise saber alzando la mirada en una pregunta bastante inquisitiva intentando calmarme para que él no me viera alterada pero sin dejar de aferrarlo en ningún momento, sin soltarlo. Un vistazo a todos me bastó para entender que no había solución, Niels negó con la cabeza con la mandíbula apretada mientras Adaline lloraba desconsolada sostenida por Erlend- no estáis hablando en serio –dije pensando que debían de estar locos, que aquello podía curarse y que no pensaban hacer lo que creía que pensaban hacer. Niels me llamó como si intentara hacerme ver que no había solución y que eso era lo mejor, darle una muerte digna- ¡no habláis en serio! ¡No! Tiene que haber otra solución, tiene que haber otra... –dije negando con la cabeza sin aceptar que todo se había acabado y que no había nada que se pudiera hacer, me callé cuando pronunció ese “Nai” que hizo que lo mirara, la forma en la que me miró fue como si me diera a entender que se había acabado, que ya estaba y yo negué con la cabeza- no... No, no, no, no.... me niego. No puedes decirme que todo se ha acabado y que ya está, no puedes dejarme maldito vikingo... –dije sintiendo que mis ojos se cristalizaban apoyando mi frente contra la suya- no quiero Ubbe, no puedo... –cerré los ojos aferrándome a él negándome a que todo se terminara en ese momento, fue su mano la que se enredó en mi pelo como si fuera él quien intentara calmarme a mí y no al revés y negué con la cabeza sin querer aceptarlo. Fue entonces que, me vino a la cabeza la forma en la que podía salvarlo, en la que no estaba todo perdido... era arriesgado pero quizás funcionara y por Ra que lo iba a intentar en vez de dejar que lo mataran y ya- puedo salvarte –dije apartándome para mirarlo- hay una forma de salvarte –repetí de nuevo y miré a Adaline- puedo salvarlo, será complicado y doloroso pero puedo salvar a vuestro hijo –dije de forma segura, ella parecía decidida a cualquier cosa así que me pidió que lo intentara y no necesité más- Niels ayúdame a moverlo de aquí –me separé de su cuerpo y entre él y yo lo pusimos en una de las camas que había en la habitación, le pedí que me trajera todo lo necesario mientras yo preparaba lo demás, necesitaba algo con lo que drenar su sangre para filtrarla y que le entrara sangre nueva, le daría de mi sangre pero era la única forma de limpiar todo el veneno de su cuerpo, la única solución de curarle, cogí una daga pequeña que me prestaron y le hice la herida cerca de donde tenía él la entrada de la saeta que estaba envenenada para que comenzara a sangrar, era la única forma, arriesgada pero la única forma. Me senté en el borde de la cama y acaricié su rostro para tranquilizarlo- voy a sacarte de esta Ubbe, hoy no van a llevarte las valquirias, así que aguanta –volví a besar sus labios y acaricié su rostro, debería de ser precisa, parar y darle de mi sangre con el riesgo que eso conllevaba para volver a sangrarlo de nuevo. Los ingredientes que Niels me traería sería lo que le ayudara con las fiebres, algo para calmar su dolor en los días duros que le esperaban por pasar, pero estaba segura de que lo lograría, él no iba a morir esa noche.
Lo cierto es que me llevaba muy bien con su madre, la veía muy comprensiva, muy tranquila, paciente... nada que ver con lo que era su hijo que se parecía enormemente a su padre. Me decía que había hecho bien en quedarme, que parecía ver a Ubbe algo más centrado algo que hacía que me riera sin poder evitarlo porque yo lo veía igual que siempre, pero ella era su madre y lo conocía mejor que yo así que si lo decía sería por algo. Era una mujer muy agradable y por lo que Ubbe me había contado ella había nacido en París así que sabiendo que yo trabajaba allí a veces me preguntaba, decía que hacía mucho tiempo que no había vuelto y la verdad es que no había cambiado demasiado aquello. Las semanas fueron pasando hasta que finalmente se cumplió el mes, un mes largo y eterno y sin señales de ninguno de los hombres, debió de ser una guerra muy importante por lo que estaban durando, fue entonces cuando estaba en la habitación donde descifraba aquellos pergaminos que sentí el revuelo de la gente, supe entonces que algo debía de estar pasando y lo primero que pensé fue en que habían vuelto de la batalla, dejé lo que estaba haciendo y salí de la habitación bajando a ese patio de armas donde esperaba encontrármelo junto al resto, había pocos hombres, muchos menos de los que habían partido y comencé a buscarlo, pero no lo sentía por ningún lado. Tampoco veía a sus hermanos, a su primo o incluso a su padre así que quizás no habían vuelto todavía y mandaron a los que peor estaban, fue por eso que cogí a uno de los hombres y le pregunté por él y por su familia. Me dijo que habían vuelto junto con el resto y que además portaban a alguien herido, lo habían llevado dentro pero no supo decirme con exactitud quien era. Lo solté cuando terminó de hablarme y fue entonces que noté algo en el aire que no había notado antes y no supe cómo se me había pasado, olía a sangre, concretamente olía a la sangre del vikingo... sabía que era él, la reconocía por encima de las demás porque me había acostumbrado a ese olor suyo... fue entonces que pensé en lo peor a no verlos allí.
-No, no puede ser –dije comenzando a correr en dirección hacia donde el rastro de sangre continuaba hasta que llegué a unas puertas que estaban cerradas, oía ruido dentro pero no siquiera me paré a escuchar quién era y de lo que hablaban. Apoyé mis manos sin pensarlo en las puertas y las abrí con tanta fuerza que estas rebotaron contra la pared captando la atención de todos los allí presentes; vi a sus hermanos, vi a Niels, a su padre y a su madre... pero no lo vi a él de pie junto a ellos y sus caras bastaron para saber lo que pasaba, además el lugar olía más a su sangre. Me acerqué corriendo hacia donde él se encontraba para observar como estaba, llevaba heridas por su cuerpo y las habían intentado parar pero había una de la que seguía sangrando y manando sangre, parecía estar semiconsciente porque su mirada estaba turbia, mis labios se abrieron ligeramente al verlo de esa forma, tan herido- oh por Ra –dije en voz baja dándome cuenta de que aferraba su espada y que su padre, quien era golpeado por Adaline, llevaba otra en su mano y... no me hizo falta saber lo que estaba pasando. Me senté a su lado y mis manos fueron a su rostro para acunarlo mientras sus orbes azules se posaban en mis desiertos, estaban turbios pero le sonreí para que se tranquilizara aunque yo no lo estaba en absoluto- hola vikingo –dije saludándolo como si no pasara nada, incliné mi rostro para dejar mis labios sobre los suyos- te estaba esperando –dejé un beso corto en sus labios y me puse a examinar sus heridas centrándome, sobre todo, en la que tenía en el costado y que se veía por tener la camisola abierta. No me hacía falta ver que se trataba claramente de veneno por el color que tenía en la herida, por el color con el que se marcaban sus venas- ¿por qué no le estáis curando? –Quise saber alzando la mirada en una pregunta bastante inquisitiva intentando calmarme para que él no me viera alterada pero sin dejar de aferrarlo en ningún momento, sin soltarlo. Un vistazo a todos me bastó para entender que no había solución, Niels negó con la cabeza con la mandíbula apretada mientras Adaline lloraba desconsolada sostenida por Erlend- no estáis hablando en serio –dije pensando que debían de estar locos, que aquello podía curarse y que no pensaban hacer lo que creía que pensaban hacer. Niels me llamó como si intentara hacerme ver que no había solución y que eso era lo mejor, darle una muerte digna- ¡no habláis en serio! ¡No! Tiene que haber otra solución, tiene que haber otra... –dije negando con la cabeza sin aceptar que todo se había acabado y que no había nada que se pudiera hacer, me callé cuando pronunció ese “Nai” que hizo que lo mirara, la forma en la que me miró fue como si me diera a entender que se había acabado, que ya estaba y yo negué con la cabeza- no... No, no, no, no.... me niego. No puedes decirme que todo se ha acabado y que ya está, no puedes dejarme maldito vikingo... –dije sintiendo que mis ojos se cristalizaban apoyando mi frente contra la suya- no quiero Ubbe, no puedo... –cerré los ojos aferrándome a él negándome a que todo se terminara en ese momento, fue su mano la que se enredó en mi pelo como si fuera él quien intentara calmarme a mí y no al revés y negué con la cabeza sin querer aceptarlo. Fue entonces que, me vino a la cabeza la forma en la que podía salvarlo, en la que no estaba todo perdido... era arriesgado pero quizás funcionara y por Ra que lo iba a intentar en vez de dejar que lo mataran y ya- puedo salvarte –dije apartándome para mirarlo- hay una forma de salvarte –repetí de nuevo y miré a Adaline- puedo salvarlo, será complicado y doloroso pero puedo salvar a vuestro hijo –dije de forma segura, ella parecía decidida a cualquier cosa así que me pidió que lo intentara y no necesité más- Niels ayúdame a moverlo de aquí –me separé de su cuerpo y entre él y yo lo pusimos en una de las camas que había en la habitación, le pedí que me trajera todo lo necesario mientras yo preparaba lo demás, necesitaba algo con lo que drenar su sangre para filtrarla y que le entrara sangre nueva, le daría de mi sangre pero era la única forma de limpiar todo el veneno de su cuerpo, la única solución de curarle, cogí una daga pequeña que me prestaron y le hice la herida cerca de donde tenía él la entrada de la saeta que estaba envenenada para que comenzara a sangrar, era la única forma, arriesgada pero la única forma. Me senté en el borde de la cama y acaricié su rostro para tranquilizarlo- voy a sacarte de esta Ubbe, hoy no van a llevarte las valquirias, así que aguanta –volví a besar sus labios y acaricié su rostro, debería de ser precisa, parar y darle de mi sangre con el riesgo que eso conllevaba para volver a sangrarlo de nuevo. Los ingredientes que Niels me traería sería lo que le ayudara con las fiebres, algo para calmar su dolor en los días duros que le esperaban por pasar, pero estaba segura de que lo lograría, él no iba a morir esa noche.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Sus labios acariciaron los míos, ladeé la sonrisa tratando de enfocarla. Mi respiración pesada y lenta moría en su boca como mi cuerpo sobre aquel madero.
Había llegado mi momento y tenia que dejarme ir, también madre aunque doliera. No tenia miedo, ni arrepentimiento, viví, ame y fui feliz, me hubiera gustado conocerla, tener mi linaje y verlos crecer bajo mi protección, pero las valquirias venían por mi, esa noche me esperaba la gran cena sentado en la mesa de Odin.
Alzó sus desiertos hundiendo su mirada en mi padre que abrazaba a madre desecha contra su pecho, aun golpeándolo por lo que estaba dispuesto a hacerme.
Ambas eran de París, no entendían y si lo hacían les costaba asumirlo a diferencia del resto de los presentes.
El silencio imperó ante su pregunta, fue Niels el que negó con la cabeza dándole la respuesta que buscaba.
Grito desesperada, mirando mis ojos negando sin consuelo.
Mi mano atrapó su nuca tratado de consolarla, era un guerrero, sabia a lo que me arriesgaba cuando desenvainaba la espada.
Niels se acercó para llevársela, darle espació a padre para hacer lo que tenia que hacer, mas en ese instante se zafó y mirando a mi madre le dijo que podía salvarme.
Adaline se cogió a ese clavo ardiendo, la confianza entre ambas era un hecho y la creyó. Creo que se hubiera aliado con la misma Hela con tal de que su hijo viviera.
Padre rugió mirando a ambas, para él esto tampoco era fácil pero como buen Vikingo creía en los dioses.
-Lo estáis enviando directo a Hel, allí su alma se consumirá entre torturas, no encontrará descanso ¿eso quieres para nuestro hijo? -preguntó mascullando en un perfecto noruego.
Fue Höor en que se interpuso entre él y madre, posando su mano en el pecho de padre.
-Es Ubbe el que ha de decidir -dijo con sensatez -Erlend tu mujer ama a su hijo, procesa otra religión y has de entenderla. Ada, tu marido solo quiere hacer lo que creé mejor para un vikingo. No dejéis que lo ultimo que vea Ubbe es a sus padres enfrentados.
-Adelante Nai -dije con la voz entrecortada.
Padre bufó saliendo de aquella cámara, respeto mi decisión, pero sabia que no la compartía pues si moría Hel seria mi hogar eterno.
Me llevaron a un lecho, apenas era capaz de mantener los ojos abiertos, los dedos de Nai peinaban mi pelo, acariciando mi rostro mientras sentía que la sangre abandonaba mi cuerpo.
No se cuanta perdí, pero me dormí por la flojedad.
Cuando me desperté mi cuerpo ardía, grité, la sangre de Nai entraba, pero yo no la toleraba lo que hacia aquel proceso infinitamente mas complicado.
Niels ayudo a Hakon a llevarme al lecho, gruñía con el rostro perlado en sudor, mi cuerpo se movía violentamente mientras gritaba preso del dolor, del quemazón.
-¿esto es Hel? -rugí sin conseguir enfocar nada de lo que habia en esa habitación.
Había llegado mi momento y tenia que dejarme ir, también madre aunque doliera. No tenia miedo, ni arrepentimiento, viví, ame y fui feliz, me hubiera gustado conocerla, tener mi linaje y verlos crecer bajo mi protección, pero las valquirias venían por mi, esa noche me esperaba la gran cena sentado en la mesa de Odin.
Alzó sus desiertos hundiendo su mirada en mi padre que abrazaba a madre desecha contra su pecho, aun golpeándolo por lo que estaba dispuesto a hacerme.
Ambas eran de París, no entendían y si lo hacían les costaba asumirlo a diferencia del resto de los presentes.
El silencio imperó ante su pregunta, fue Niels el que negó con la cabeza dándole la respuesta que buscaba.
Grito desesperada, mirando mis ojos negando sin consuelo.
Mi mano atrapó su nuca tratado de consolarla, era un guerrero, sabia a lo que me arriesgaba cuando desenvainaba la espada.
Niels se acercó para llevársela, darle espació a padre para hacer lo que tenia que hacer, mas en ese instante se zafó y mirando a mi madre le dijo que podía salvarme.
Adaline se cogió a ese clavo ardiendo, la confianza entre ambas era un hecho y la creyó. Creo que se hubiera aliado con la misma Hela con tal de que su hijo viviera.
Padre rugió mirando a ambas, para él esto tampoco era fácil pero como buen Vikingo creía en los dioses.
-Lo estáis enviando directo a Hel, allí su alma se consumirá entre torturas, no encontrará descanso ¿eso quieres para nuestro hijo? -preguntó mascullando en un perfecto noruego.
Fue Höor en que se interpuso entre él y madre, posando su mano en el pecho de padre.
-Es Ubbe el que ha de decidir -dijo con sensatez -Erlend tu mujer ama a su hijo, procesa otra religión y has de entenderla. Ada, tu marido solo quiere hacer lo que creé mejor para un vikingo. No dejéis que lo ultimo que vea Ubbe es a sus padres enfrentados.
-Adelante Nai -dije con la voz entrecortada.
Padre bufó saliendo de aquella cámara, respeto mi decisión, pero sabia que no la compartía pues si moría Hel seria mi hogar eterno.
Me llevaron a un lecho, apenas era capaz de mantener los ojos abiertos, los dedos de Nai peinaban mi pelo, acariciando mi rostro mientras sentía que la sangre abandonaba mi cuerpo.
No se cuanta perdí, pero me dormí por la flojedad.
Cuando me desperté mi cuerpo ardía, grité, la sangre de Nai entraba, pero yo no la toleraba lo que hacia aquel proceso infinitamente mas complicado.
Niels ayudo a Hakon a llevarme al lecho, gruñía con el rostro perlado en sudor, mi cuerpo se movía violentamente mientras gritaba preso del dolor, del quemazón.
-¿esto es Hel? -rugí sin conseguir enfocar nada de lo que habia en esa habitación.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Entendía que su padre se pudiera enfadar por la decisión que había tomado, más bien, la opción que les había dado para salvar a su hijo pero de verdad que no concebía la idea de cómo no podían intentar salvarlo y abandonaban toda esperanza para darle una muerte y que fuera al Valhalla. Ya sabía que todo guerrero vikingo aspiraba a ir allí a cenar con Odín mientras esperaban que las valquirias bajaran para ir a buscarlos, lo entendía porque además de haber estudiado su cultura era algo que él me había dicho muchas veces, pero si había una mínima opción para salvarlo lo intentaría por todos los medios, no dejaría que fuera a Hel para que se consumiera porque no lo iba a permitir, así que solo utilizaría esa carta como último recurso. Adaline y yo no éramos norteñas y quizás por eso nos costaba tanto aceptar su muerte de esa manera, yo no podía concebir que lo mataran sin intentarlo y la idea de perderlo me abrumaba demasiado después de todo lo que habíamos pasado, en mí no cabía dejar que lo mataran y fue por eso mismo que cuando Niels vino a apartarme para que su padre hiciera lo que tenía que hacer me deshice de su agarre. Sabía que Adaline confiaría en mí si le decía que había una oportunidad de salvarlo, habíamos congeniado algo más en ese mes y si se lo decía no era por hacerlos sufrir más sino porque realmente podía hacerlo. Iba a ser complicado pero había una solución, ¿no bastaba para intentarlo? Tuvo que ser Höor el que mediara entre sus padres alegando que era decisión de Ubbe el que lo hiciera o no, y que no debía de ver a sus padres peleándose en esos momentos, mis ojos bajaron a los del vikingo y miré sus orbes azules de manera fija esperando a que dictara sentencia, lo que él no sabía es que aunque me dijera “no” iba a intentarlo igualmente, supuse que eso él también lo sabía porque me conocía, sabía que cuando algo se me metía en la cabeza tenía que llevarlo a cabo y no pararía hasta conseguirlo. Rogué porque me dijera que sí y no perder más tiempo, sabía que a Erlend no le gustaría pero mientras hubiera oportunidad yo no iba a rendirme.
Le sonreí cuando me dijo que lo intentara y dejé un beso en sus labios mientras su padre bufaba y salía de la habitación enfadado, entendía su decisión porque él era un vikingo pero yo no podía dejar que se marchara. Me ayudaron a llevarlo hasta el lecho y una vez tumbado allí con el pecho al descubierto cerca de la herida donde tenía el veneno hice un corte para que comenzara a salir la sangre, tenía que desangrarlo para que todo el veneno que llevaba en su cuerpo lo expulsara y lo eliminara y darle sangre nueva, iba a ser doloroso para él teniendo en cuenta que mi sangre no la toleraba del todo bien pero sería suficiente para ayudarlo, le pedí a Niels que me trajera unos ingredientes para hacer un brebaje que le ayudara también con el veneno y me senté en el borde para controlarlo, debía de ser precisa en cada momento y no dejar que se desangrara demasiado o podría perderlo, iban a ser unos días muy duros para el vikingo pero al final lo lograríamos y no iba a separarme de su lado hasta que no lo lograra. Dependiendo de cómo fuera esa noche me quedaría durante el día o no, siempre podía pedirle a Niels que tapara todas las ventanas y todos los lugares por donde entrara la luz para que pudiera quedarme más tiempo, pero primero íbamos a ver cómo pasaba esa noche. Mis dedos se deslizaban por su rostro y por su pelo controlándolo en todo momento hasta que finalmente cayó dormido por la flojedad y la pérdida de sangre, cuando vi que era suficiente por el momento lo que hice fue parar la hemorragia, llevé mis colmillos a mi muñeca para abrir una herida de donde le di de mi sangre, abrí su boca para dejar que esta bajara por su garganta y lo ayudara a curarlo. Iba a tener que hacerlo así todo el rato, el brebaje lo ayudaría también a combatir el veneno, esperaba que todo fuera bien. Como ya temía comenzó a rechazar en parte mi sangre y su cuerpo aumentó de temperatura, su pecho subía y bajaba con rapidez, su rostro perlado en sudor y su cuerpo moviéndose preso del dolor y de la quemazón que sentía mientras presionaba hacia abajo para que estuviera quieto, me senté en el borde de la cama y lo intentaba tranquilizar y controlar. Me mordí el labio viéndolo así pero era la única opción.
-No estás en Hel, todavía no te ha llegado tu hora Ubbe –dije mientras en un vaso ponía lo que había preparado para que lo tomara y volví con él- ten, bébete esto –dije acercándole el vaso para que bebiera, me dijo que estaba asqueroso y negó con la cabeza sin querer tomar más, dejé el vaso en la mesita que había al lado y comencé a mojar trapos en agua fría para ponérselos sobre su frente y que le bajara la temperatura- estás aquí conmigo –dije inclinándome hacia él- tienes a una preciosa egipcia a tú lado que la tienes preocupada, dice que espera que su vikingo se ponga bien porque lo ha echado de menos –sonreí aunque no pudiera verme y dejé un beso en sus labios- descansa Ubbe, yo me quedaré velándote –acaricié su pelo para intentar calmarlo y le pedí a alguien que tapara todas las ventanas y los lugares donde pudiera entrar algo de luz, me quedaría allí con él para cuidarlo porque si surgía algo y era de día quizás no me diera tiempo a llegar y prefería quedarme allí con él que sabía que estaría mejor. Los días se fueron sucediendo y poco a poco a raíz de aquella solución y del brebaje que había preparado y que me costaba que se tomara fue mejorando, iba lento pero iba seguro y el veneno lo expulsaba de su sangre, sin duda alguna lo peor era cuando le daba de mi sangre por los efectos que tenía pero pasados dos días enteros ya podía estar más consciente y se le notaba mejor aspecto que al principio, aún le quedaba algo de veneno pero en un día, dos a lo sumo, podría salir de esa cama y comenzar a cuidarse porque las heridas de veneno y sobre todo las de ese veneno eran peligrosas, esfuerzos de más, golpes en el lugar podían hacer que la herida supurara si no se curaba bien y volviera a recaer de nuevo, el tejido tardaba más en curar y cicatrizar y ya comenzaba a ponerse negro señal de que el veneno había actuado en esa parte de su cuerpo. Él se encontraba mejor que los primeros días y pasaba algo más de tiempo lúcido, su madre había ido a visitarlo todas las noches aunque no así su padre quien al parecer seguía enfadado, lo entendía porque de haber salido mal el peso de que su hijo vagara por Hel era enteramente mío, pero cada día que pasaba estaba mejor. Esa noche también fue para ver como estaba y dejé que se sentara con él, momentos que yo aprovechaba para alimentarme de Kara especialmente esos días que había perdido más sangre y los dejaba un tiempo a los dos, sus hermanos también le habían visitado, su primo Niels también al que había curado sus heridas que revestían menos gravedad que las del vikingo. Cuando entré al rato de haberme alimentado su madre estaba sentada en el borde de la cama acariciándolo mientras hablaban, cuando me vio entrar me preguntó cómo iba y le sonreí- bastante mejor, tú hijo está deseando que le deje salir de la cama pero quiero asegurarme bien, si no hay complicaciones para mañana ya podrá salir de esta cama –vi la sonrisa ladeada que puso el vikingo y yo sonreí- pero deberá de seguir tomándose el brebaje unas semanas más, ayudará por si ha quedado algo en su organismo mientras la herida sana, de eso no te vas a librar vikingo –reí entre dientes porque sabía que lo odiaba y que no le gustaba para nada.
Le sonreí cuando me dijo que lo intentara y dejé un beso en sus labios mientras su padre bufaba y salía de la habitación enfadado, entendía su decisión porque él era un vikingo pero yo no podía dejar que se marchara. Me ayudaron a llevarlo hasta el lecho y una vez tumbado allí con el pecho al descubierto cerca de la herida donde tenía el veneno hice un corte para que comenzara a salir la sangre, tenía que desangrarlo para que todo el veneno que llevaba en su cuerpo lo expulsara y lo eliminara y darle sangre nueva, iba a ser doloroso para él teniendo en cuenta que mi sangre no la toleraba del todo bien pero sería suficiente para ayudarlo, le pedí a Niels que me trajera unos ingredientes para hacer un brebaje que le ayudara también con el veneno y me senté en el borde para controlarlo, debía de ser precisa en cada momento y no dejar que se desangrara demasiado o podría perderlo, iban a ser unos días muy duros para el vikingo pero al final lo lograríamos y no iba a separarme de su lado hasta que no lo lograra. Dependiendo de cómo fuera esa noche me quedaría durante el día o no, siempre podía pedirle a Niels que tapara todas las ventanas y todos los lugares por donde entrara la luz para que pudiera quedarme más tiempo, pero primero íbamos a ver cómo pasaba esa noche. Mis dedos se deslizaban por su rostro y por su pelo controlándolo en todo momento hasta que finalmente cayó dormido por la flojedad y la pérdida de sangre, cuando vi que era suficiente por el momento lo que hice fue parar la hemorragia, llevé mis colmillos a mi muñeca para abrir una herida de donde le di de mi sangre, abrí su boca para dejar que esta bajara por su garganta y lo ayudara a curarlo. Iba a tener que hacerlo así todo el rato, el brebaje lo ayudaría también a combatir el veneno, esperaba que todo fuera bien. Como ya temía comenzó a rechazar en parte mi sangre y su cuerpo aumentó de temperatura, su pecho subía y bajaba con rapidez, su rostro perlado en sudor y su cuerpo moviéndose preso del dolor y de la quemazón que sentía mientras presionaba hacia abajo para que estuviera quieto, me senté en el borde de la cama y lo intentaba tranquilizar y controlar. Me mordí el labio viéndolo así pero era la única opción.
-No estás en Hel, todavía no te ha llegado tu hora Ubbe –dije mientras en un vaso ponía lo que había preparado para que lo tomara y volví con él- ten, bébete esto –dije acercándole el vaso para que bebiera, me dijo que estaba asqueroso y negó con la cabeza sin querer tomar más, dejé el vaso en la mesita que había al lado y comencé a mojar trapos en agua fría para ponérselos sobre su frente y que le bajara la temperatura- estás aquí conmigo –dije inclinándome hacia él- tienes a una preciosa egipcia a tú lado que la tienes preocupada, dice que espera que su vikingo se ponga bien porque lo ha echado de menos –sonreí aunque no pudiera verme y dejé un beso en sus labios- descansa Ubbe, yo me quedaré velándote –acaricié su pelo para intentar calmarlo y le pedí a alguien que tapara todas las ventanas y los lugares donde pudiera entrar algo de luz, me quedaría allí con él para cuidarlo porque si surgía algo y era de día quizás no me diera tiempo a llegar y prefería quedarme allí con él que sabía que estaría mejor. Los días se fueron sucediendo y poco a poco a raíz de aquella solución y del brebaje que había preparado y que me costaba que se tomara fue mejorando, iba lento pero iba seguro y el veneno lo expulsaba de su sangre, sin duda alguna lo peor era cuando le daba de mi sangre por los efectos que tenía pero pasados dos días enteros ya podía estar más consciente y se le notaba mejor aspecto que al principio, aún le quedaba algo de veneno pero en un día, dos a lo sumo, podría salir de esa cama y comenzar a cuidarse porque las heridas de veneno y sobre todo las de ese veneno eran peligrosas, esfuerzos de más, golpes en el lugar podían hacer que la herida supurara si no se curaba bien y volviera a recaer de nuevo, el tejido tardaba más en curar y cicatrizar y ya comenzaba a ponerse negro señal de que el veneno había actuado en esa parte de su cuerpo. Él se encontraba mejor que los primeros días y pasaba algo más de tiempo lúcido, su madre había ido a visitarlo todas las noches aunque no así su padre quien al parecer seguía enfadado, lo entendía porque de haber salido mal el peso de que su hijo vagara por Hel era enteramente mío, pero cada día que pasaba estaba mejor. Esa noche también fue para ver como estaba y dejé que se sentara con él, momentos que yo aprovechaba para alimentarme de Kara especialmente esos días que había perdido más sangre y los dejaba un tiempo a los dos, sus hermanos también le habían visitado, su primo Niels también al que había curado sus heridas que revestían menos gravedad que las del vikingo. Cuando entré al rato de haberme alimentado su madre estaba sentada en el borde de la cama acariciándolo mientras hablaban, cuando me vio entrar me preguntó cómo iba y le sonreí- bastante mejor, tú hijo está deseando que le deje salir de la cama pero quiero asegurarme bien, si no hay complicaciones para mañana ya podrá salir de esta cama –vi la sonrisa ladeada que puso el vikingo y yo sonreí- pero deberá de seguir tomándose el brebaje unas semanas más, ayudará por si ha quedado algo en su organismo mientras la herida sana, de eso no te vas a librar vikingo –reí entre dientes porque sabía que lo odiaba y que no le gustaba para nada.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Si esto no era Hel, de seguro se le parecía. Nai me desangraba, me hacia beber de su sangre sintiendo como mi cuerpo hervía fuera de si y luego me daba una poción que sabia a meado de burra mezclado con mierda de vaca que era asqueroso y que me daba arcadas llevándome a vomitarla en mas de una ocasión.
Agotado, quedaba sobre el lecho hundiendo mi cabeza en su regazo, mis brazos rodeaban su cintura para que no se fuera mieras ella me acariciaba y con un paño frio apartaba de mi rostro el sudor perlado de las fiebres latas.
No se el tiempo que paso, desconozco por completo si fueron días, semanas o meses, pero poco a poco fui encontrándome mejor.
Mi madre me visitaba a diario, mis hermanos y primos también. Cada vez aguantaba mas tiempo despierto dándoles algo de conversación.
Mi padre no había ido a visitarme ni un solo día, yo lo respetaba, siempre fue mi modelo a seguir y haberlo decepcionado me hacia daño, por supuso en eso me parecía a él, no dije ni una palabra a madre, ni a Nai, ni a nadie.
Los dos eramos tercos, muy parecidos en demasiadas cosas, yo quería que viniera y no se lo decía. Quizás él quería venir y no sabia como hacerlo sin dar su brazo a torcer.
Nai y madre se llevaban bien, ahora que me encontraba mejor las dos hablaban animadas, se reían, diría que conmigo pero también lo hacían de mi.
Nai aseguraba que tendría que seguir tomando esa poción, pero que mañana si todo seguía así, podría alzarme del lecho.
-Esta mujer no se entera de nada, yo no quiero levantarme de la cama, lo que quiero es que venga ella conmigo al lecho -dije lanzandole un bocado mientras mi madre se reía.
Ya tenia otra vez ganas de montar, algo que delataba que me sentía mucho mejor.
Nai me besaba, eramos una pareja ante los ojos de mi madre y la veía feliz al ver por fin a su hijo centrarse solo en una.
Se fue dejándonos solos.
Tiré de la cintura de la egipcia sentándola conmigo, mi lengua trepó por sus labios, jadeé con la respiración errática, quería algo mas intimo de lo que hasta ahora habíamos tenido.
Fue entonces cuando entró Höor por la puerta.
-joder tío -dije ladeando la sonrisa de forma picara mientras deslizaba mi mano por sus nalgas.
-Venia a verla a ella, se que ha estado cuidándote y que a descuidado la excavación ,pero necesitamos que descifres esos manuscritos que has encontrado, son importantes Naitiri.
Ella asintió, sabia por el semblante de mi tío que algo pasaba y que no me contaba porque estaba herido y no quería preocuparme.
Se quedó un hablando conmigo y con Nai, bromeando volviendo a dejarnos solos de nuevo.
-¿ha pasado algo en el tiempo que llevo postrado en el lecho? -le pregunté.
Agotado, quedaba sobre el lecho hundiendo mi cabeza en su regazo, mis brazos rodeaban su cintura para que no se fuera mieras ella me acariciaba y con un paño frio apartaba de mi rostro el sudor perlado de las fiebres latas.
No se el tiempo que paso, desconozco por completo si fueron días, semanas o meses, pero poco a poco fui encontrándome mejor.
Mi madre me visitaba a diario, mis hermanos y primos también. Cada vez aguantaba mas tiempo despierto dándoles algo de conversación.
Mi padre no había ido a visitarme ni un solo día, yo lo respetaba, siempre fue mi modelo a seguir y haberlo decepcionado me hacia daño, por supuso en eso me parecía a él, no dije ni una palabra a madre, ni a Nai, ni a nadie.
Los dos eramos tercos, muy parecidos en demasiadas cosas, yo quería que viniera y no se lo decía. Quizás él quería venir y no sabia como hacerlo sin dar su brazo a torcer.
Nai y madre se llevaban bien, ahora que me encontraba mejor las dos hablaban animadas, se reían, diría que conmigo pero también lo hacían de mi.
Nai aseguraba que tendría que seguir tomando esa poción, pero que mañana si todo seguía así, podría alzarme del lecho.
-Esta mujer no se entera de nada, yo no quiero levantarme de la cama, lo que quiero es que venga ella conmigo al lecho -dije lanzandole un bocado mientras mi madre se reía.
Ya tenia otra vez ganas de montar, algo que delataba que me sentía mucho mejor.
Nai me besaba, eramos una pareja ante los ojos de mi madre y la veía feliz al ver por fin a su hijo centrarse solo en una.
Se fue dejándonos solos.
Tiré de la cintura de la egipcia sentándola conmigo, mi lengua trepó por sus labios, jadeé con la respiración errática, quería algo mas intimo de lo que hasta ahora habíamos tenido.
Fue entonces cuando entró Höor por la puerta.
-joder tío -dije ladeando la sonrisa de forma picara mientras deslizaba mi mano por sus nalgas.
-Venia a verla a ella, se que ha estado cuidándote y que a descuidado la excavación ,pero necesitamos que descifres esos manuscritos que has encontrado, son importantes Naitiri.
Ella asintió, sabia por el semblante de mi tío que algo pasaba y que no me contaba porque estaba herido y no quería preocuparme.
Se quedó un hablando conmigo y con Nai, bromeando volviendo a dejarnos solos de nuevo.
-¿ha pasado algo en el tiempo que llevo postrado en el lecho? -le pregunté.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 25/02/2017
Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Conforme iban pasando los días el vikingo se iba encontrando mejor y yo me alegraba de haber llegado a tiempo antes de que su padre le diera ese final que todos iban a permitir, todos menos su madre que no podía hacer nada en esos momentos porque de seguro que él le habría dicho a su padre que le diera tal muerte para poder ir al Valhalla. Mi sangre la seguía rechazando y sufría de dolores agudos y de fiebres altas por ello, además lo que le preparaba para que le ayudara contra el veneno muchas veces lo rechazaba y acababa vomitándolo, sabía que estaba malo pero era para curarlo así que debería de seguir tomándoselo. Recibía visitas todos los días de su familia que iban a verlo salvo de la única persona que no se había acercado en esos días y que se había ido de allí enfadado, quizás incluso conmigo misma por haber ofrecido esa solución en vez de dejar que le dieran una muerte digna a su hijo, entendía la decisión de Erlend pero si había una opción para poder salvarle yo la agotaría al máximo si con ello salvaba su vida, había dado resultado y ahora se encontraba cada vez mejor, pasaba más tiempo despierto y lúcido y su humor era un signo de lo bien que se iba encontrando. Sabía que quería que le diera ya el alta para salir de la cama pero quería cerciorarme bien de que todo estaba correcto antes de que pudiera surgir alguna complicación, me preocupaba esa herida que tenía en el costado porque estaba tardando muchísimo en curársele, producto del veneno que llevaba la saeta que le dispararon y que lo había llevado a estar en esa situación.
En esos días él ni siquiera me había preguntado por su padre aunque algo me hacía pensar que quizás sí echara en falta que fuera a verle, pero estaba convencida de que en cuanto saliera de esa cama hablaría con su padre y se solucionaría las cosas, al fin y al cabo había salvado a su hijo y eso era todo lo que debía de importar. Su madre se había pasado a verlo y los dejé mientras yo me alimentaba de Kara para darles su espacio y que pudieran hablar tranquilos, volví al rato para encontrármelos donde los había dejado, Ada era la que más se había acercado por allí cada noche para ver cómo estaba su hijo, estaba sentada en el borde de la cama y al verme entrar me preguntó cómo estaba, lo cierto es que pronto podría darle el alta y que saliera de ahí. Su madre y yo nos reíamos mientras hablábamos con él, también nos reíamos de él, pero no lo hacíamos con maldad. Cuando dije eso él no se cortó nada para decir que lo que quería era que yo me metiera con él en la cama mientras su madre se reía, me mordí el labio y negué con la cabeza ante las formas de ser del vikingo, veía a su madre feliz y contenta y recordé el momento en el que había entrado por esa puerta y vi su rostro, lleno de pesar, de un dolor desgarrador mientras luchaba porque su hijo siguiera con vida, me alegraba haberle devuelto la sonrisa y que el vikingo siguiera con vida. Me senté en la cama a su lado ahora que él también lo estaba y negué con la cabeza mirándolo porque solo a él se le ocurría decir ese tipo de cosas delante de su madre, el muy descarado me lanzó un bocado aunque ambas sabíamos perfectamente a lo que se había referido su hijo.
-Por Ra.... pero mira que eres pazguato –dije con una sonrisa antes de inclinarme y besar sus labios- no hay nada mejor que escucharle decir todas estas tonterías y ver su bueno humor para darse cuenta de que está mucho mejor –seguimos hablando un rato hasta que al rato se fue dejándonos solos y en cuanto su madre se perdió por la puerta no tardó nada en cogerme por la cintura y pegarme más a su cuerpo restando todo el espacio que nos separaba el uno del otro, sus labios en los míos y su lengua abriéndose paso entre estos en un beso más profundo, hacía mucho tiempo que no estábamos así los dos y sonreí al ver que tenía ganas, señal de que todo iba bien y de que él estaba mucho mejor. Su mano perfilaba mi costado sintiendo su respiración errática, sus ganas quedaban patentes y mordí su labio inferior justo cuando su tío entraba por la puerta, su mano no se apartó de mis nalgas mientras yo volvía a sentarme de nuevo bien y él sonreía de lado como si le hubieran pillado haciendo alguna travesura, dijo que venía a verme a mí y supe de lo que se trataba. Había descuidado la excavación esos días que me había pasado cuidándolo y asentí con la cabeza cuando me dijo que era importante, sabía que era importante pero no había podido evitar cuidar al vikingo. Estuvo un buen rato con nosotros hablando y riéndonos, bromeando hasta que finalmente nos dejó solos de nuevo y el vikingo no tardó en preguntar si pasaba algo o si había pasado algo en esos días, lo miré y negué con la cabeza- ha pasado que tu tío me ha reñido por haber descuidado mis tareas por andar salvándote la vida y cuidándote –sonreí divertida y mordí su labio inferior- me he centrado en estar aquí que he descuidado lo que había venido a hacer... así que me debes una, Ubbe –aseguré rozando mi nariz con la suya- nada que deba de preocuparte, el otro día terminaron de sacar todo lo que había en la excavación, me gustaría en terminar todo esto examinar más esa excavación, no entiendo por qué está aquí cuando claramente es algo egipcio pero... es raro –dije recorriendo su cuello con mi nariz- sacamos todo lo que habíamos encontrado, fue difícil porque estaba escrito en... digamos un código, por lo que he tardado mucho más en poder descifrarlo, primero tenía que encontrar la forma de poder leerlo y di con ella, costó pero lo encontré. Cuando pude descifrar todo lo que había usando ese código nos llevó a los pergaminos que dice tú tío, estaba por empezar cuando llegaste de esa batalla y... bueno, desde entonces no los he vuelto a tocar –hice una pausa rozando sus labios con los míos- por un primer vistazo que le he dado y por lo que intuía que decían las tablas donde descifré el código todo indica que es posible que se hable de un artefacto, algo así como si fuera un arma que tenga algún tipo de poder, no te puedo decir exactamente si es así o si son solamente meros mitos y leyendas... tú tío quiere que los traduzca y tiene razón, me he descuidado y es algo que quizás pueda ayudaros en esa guerra. Pero no te preocupes, en pasar esta noche mañana recibirás el alta y una vez fuera de peligro me pondré con los pergaminos que dice tu tío –besé sus labios justo cuando llamaron a la puerta, había pedido que le trajeran algo de cenar que no fuera muy fuerte para ver cómo le sentaba, cogí la bandeja y fui a la cama de nuevo para sentarme a su lado- es el primer día que vas a tomar algo sólido, hoy no te voy a dar de mi sangre –dejé la bandeja sobre su regazo y recorrí su pecho mirándolo esperando a que comenzara a cenar, pero sus orbes azules estaban fijos en los míos y su sonrisa ladeada me decía que algo estaba tramando- ¿qué? –Pregunté enarcando una ceja con cierta diversión porque intuía lo que iba a pedir, y exactamente fue eso lo que me pidió: que le diera de comer. Es más, me dijo que estaba herido y que debía de darle de cenar por ello y que no podía negarme, reí divertida y finalmente acabé dándole la cena porque sabía que no iba a parar y ya me lo conocía en ese sentido. Él aprovechaba cada vez que le daba de comer para rozar la yema de mis dedos con su lengua y con sus dientes, su otra mano recorría mi cintura, mi espalda y mis nalgas de forma lenta mientras me miraba de forma fija y me tentaba con cada trozo que le daba. Sabía lo que intentaba, lo conocía ya demasiado como para no saberlo, algo que me hacía especialmente gracia- ¿te has propuesto algo, vikingo? –Pregunté con una sonrisa ladeada porque era cierto que hacía tiempo que no estábamos así, pero me hacía mucha gracia esa situación y me reía entre dientes.
En esos días él ni siquiera me había preguntado por su padre aunque algo me hacía pensar que quizás sí echara en falta que fuera a verle, pero estaba convencida de que en cuanto saliera de esa cama hablaría con su padre y se solucionaría las cosas, al fin y al cabo había salvado a su hijo y eso era todo lo que debía de importar. Su madre se había pasado a verlo y los dejé mientras yo me alimentaba de Kara para darles su espacio y que pudieran hablar tranquilos, volví al rato para encontrármelos donde los había dejado, Ada era la que más se había acercado por allí cada noche para ver cómo estaba su hijo, estaba sentada en el borde de la cama y al verme entrar me preguntó cómo estaba, lo cierto es que pronto podría darle el alta y que saliera de ahí. Su madre y yo nos reíamos mientras hablábamos con él, también nos reíamos de él, pero no lo hacíamos con maldad. Cuando dije eso él no se cortó nada para decir que lo que quería era que yo me metiera con él en la cama mientras su madre se reía, me mordí el labio y negué con la cabeza ante las formas de ser del vikingo, veía a su madre feliz y contenta y recordé el momento en el que había entrado por esa puerta y vi su rostro, lleno de pesar, de un dolor desgarrador mientras luchaba porque su hijo siguiera con vida, me alegraba haberle devuelto la sonrisa y que el vikingo siguiera con vida. Me senté en la cama a su lado ahora que él también lo estaba y negué con la cabeza mirándolo porque solo a él se le ocurría decir ese tipo de cosas delante de su madre, el muy descarado me lanzó un bocado aunque ambas sabíamos perfectamente a lo que se había referido su hijo.
-Por Ra.... pero mira que eres pazguato –dije con una sonrisa antes de inclinarme y besar sus labios- no hay nada mejor que escucharle decir todas estas tonterías y ver su bueno humor para darse cuenta de que está mucho mejor –seguimos hablando un rato hasta que al rato se fue dejándonos solos y en cuanto su madre se perdió por la puerta no tardó nada en cogerme por la cintura y pegarme más a su cuerpo restando todo el espacio que nos separaba el uno del otro, sus labios en los míos y su lengua abriéndose paso entre estos en un beso más profundo, hacía mucho tiempo que no estábamos así los dos y sonreí al ver que tenía ganas, señal de que todo iba bien y de que él estaba mucho mejor. Su mano perfilaba mi costado sintiendo su respiración errática, sus ganas quedaban patentes y mordí su labio inferior justo cuando su tío entraba por la puerta, su mano no se apartó de mis nalgas mientras yo volvía a sentarme de nuevo bien y él sonreía de lado como si le hubieran pillado haciendo alguna travesura, dijo que venía a verme a mí y supe de lo que se trataba. Había descuidado la excavación esos días que me había pasado cuidándolo y asentí con la cabeza cuando me dijo que era importante, sabía que era importante pero no había podido evitar cuidar al vikingo. Estuvo un buen rato con nosotros hablando y riéndonos, bromeando hasta que finalmente nos dejó solos de nuevo y el vikingo no tardó en preguntar si pasaba algo o si había pasado algo en esos días, lo miré y negué con la cabeza- ha pasado que tu tío me ha reñido por haber descuidado mis tareas por andar salvándote la vida y cuidándote –sonreí divertida y mordí su labio inferior- me he centrado en estar aquí que he descuidado lo que había venido a hacer... así que me debes una, Ubbe –aseguré rozando mi nariz con la suya- nada que deba de preocuparte, el otro día terminaron de sacar todo lo que había en la excavación, me gustaría en terminar todo esto examinar más esa excavación, no entiendo por qué está aquí cuando claramente es algo egipcio pero... es raro –dije recorriendo su cuello con mi nariz- sacamos todo lo que habíamos encontrado, fue difícil porque estaba escrito en... digamos un código, por lo que he tardado mucho más en poder descifrarlo, primero tenía que encontrar la forma de poder leerlo y di con ella, costó pero lo encontré. Cuando pude descifrar todo lo que había usando ese código nos llevó a los pergaminos que dice tú tío, estaba por empezar cuando llegaste de esa batalla y... bueno, desde entonces no los he vuelto a tocar –hice una pausa rozando sus labios con los míos- por un primer vistazo que le he dado y por lo que intuía que decían las tablas donde descifré el código todo indica que es posible que se hable de un artefacto, algo así como si fuera un arma que tenga algún tipo de poder, no te puedo decir exactamente si es así o si son solamente meros mitos y leyendas... tú tío quiere que los traduzca y tiene razón, me he descuidado y es algo que quizás pueda ayudaros en esa guerra. Pero no te preocupes, en pasar esta noche mañana recibirás el alta y una vez fuera de peligro me pondré con los pergaminos que dice tu tío –besé sus labios justo cuando llamaron a la puerta, había pedido que le trajeran algo de cenar que no fuera muy fuerte para ver cómo le sentaba, cogí la bandeja y fui a la cama de nuevo para sentarme a su lado- es el primer día que vas a tomar algo sólido, hoy no te voy a dar de mi sangre –dejé la bandeja sobre su regazo y recorrí su pecho mirándolo esperando a que comenzara a cenar, pero sus orbes azules estaban fijos en los míos y su sonrisa ladeada me decía que algo estaba tramando- ¿qué? –Pregunté enarcando una ceja con cierta diversión porque intuía lo que iba a pedir, y exactamente fue eso lo que me pidió: que le diera de comer. Es más, me dijo que estaba herido y que debía de darle de cenar por ello y que no podía negarme, reí divertida y finalmente acabé dándole la cena porque sabía que no iba a parar y ya me lo conocía en ese sentido. Él aprovechaba cada vez que le daba de comer para rozar la yema de mis dedos con su lengua y con sus dientes, su otra mano recorría mi cintura, mi espalda y mis nalgas de forma lenta mientras me miraba de forma fija y me tentaba con cada trozo que le daba. Sabía lo que intentaba, lo conocía ya demasiado como para no saberlo, algo que me hacía especialmente gracia- ¿te has propuesto algo, vikingo? –Pregunté con una sonrisa ladeada porque era cierto que hacía tiempo que no estábamos así, pero me hacía mucha gracia esa situación y me reía entre dientes.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: Vår Begynnelse, Vår Ende ~ Privado {+18}
Sin dejar de acariciar sus nalgas escuché eso que me contaba, al parecer había encontrado unos manuscritos de vital importancia, de ahí la cara de mi tío cuando pidió que se diera prisa en descifrarlos, no tenia que ser muy listo para saber que Randulf y sus oráculos andarían ya en la pista de la existencia de ese artefacto, el tiempo en estos casos siempre corría y por desgracia era en contra nuestra.
Mis labios buscaron los suyos, mi nariz chocaba con la ajena mientras mi aliento quemaba su boca perfecta.
Ladeé la sonrisa pidiéndole que me diera la cena, estaba hambriento y enfermo..esto ultimo lo dije con cara de lastimoso para ver si colaba, realmente creo que no lo hizo, pero la final la egipcia cedió porque sabia que si no al final me liaría a otras cosas y no probaría bocado.
La tenté, mi lengua repasaba la yema de sus dedos, mis labios atrapaban su piel, mis dientes la rozaban cada vez que atrapaba un trozo, podía ver como se encendía, mi otra mano en ningún momento había dejado de calentar sus muslos, era evidente l oque le estaba pidiendo y la bandeja apoyada en mi dureza era la muestra de ello.
-¿en serio me preguntas eso? -reí echando a un lado la bandeja y tirando de su cintura subiéndola a horcajadas.
Mis labios buscaron su boca incendiandome en las brasas de sus labios, la deseaba mas que a nada en este mundo, jadeé introduciendo mi lengua en su boca, arrasando en su interior, recorriendo esos caminos conocidos que Randulf me había arrebatado durante semanas.
Gruñí delatando mis ganas, ella se reía la sentir mis dedos quitar sin paciencia las prendas que cubrían su cuerpo.
-Joder egipcia porque llevas tanta ropa -me quejé hambriento.
Nuestras respiraciones pesadas chocaban ansiosas, ambos llevábamos demasiado tiempo sin tocarnos y las ganas nos vencían a ambos.
Gruñí por el dolor de la herida, por la necesidad de hundirme en lela.
La egipcia me pedía mas calma, no quería que me hiciera daño pero yo nunca fui un hombre tranquilo para estas cosas, mas bien una bestia y ahora mismo la adrenalina recorría mi cuerpo que la embestía aun con los pantalones subidos.
-Sacemela -pedí con la voz ronca mientras sus dedos ágiles se paseaban por la cinturilla de mi pantalon bajándolo para liberar al kraken.
Gemimos aun unisono cuando aparté las bragas para hundirme en las profundidades de su abismo, nuestros cuerpos friccionaba, ella intentaba no hacerme daño, pero mis caderas la buscaban para que lo hiciera mas rápido, mi mano aferraba su cuello, la otra su trasero, gruñía con desesperación, acercando su boca a la mía cuando alzaba el torso, mordiendo sus labios con autentica hambruna.
Mis labios buscaron los suyos, mi nariz chocaba con la ajena mientras mi aliento quemaba su boca perfecta.
Ladeé la sonrisa pidiéndole que me diera la cena, estaba hambriento y enfermo..esto ultimo lo dije con cara de lastimoso para ver si colaba, realmente creo que no lo hizo, pero la final la egipcia cedió porque sabia que si no al final me liaría a otras cosas y no probaría bocado.
La tenté, mi lengua repasaba la yema de sus dedos, mis labios atrapaban su piel, mis dientes la rozaban cada vez que atrapaba un trozo, podía ver como se encendía, mi otra mano en ningún momento había dejado de calentar sus muslos, era evidente l oque le estaba pidiendo y la bandeja apoyada en mi dureza era la muestra de ello.
-¿en serio me preguntas eso? -reí echando a un lado la bandeja y tirando de su cintura subiéndola a horcajadas.
Mis labios buscaron su boca incendiandome en las brasas de sus labios, la deseaba mas que a nada en este mundo, jadeé introduciendo mi lengua en su boca, arrasando en su interior, recorriendo esos caminos conocidos que Randulf me había arrebatado durante semanas.
Gruñí delatando mis ganas, ella se reía la sentir mis dedos quitar sin paciencia las prendas que cubrían su cuerpo.
-Joder egipcia porque llevas tanta ropa -me quejé hambriento.
Nuestras respiraciones pesadas chocaban ansiosas, ambos llevábamos demasiado tiempo sin tocarnos y las ganas nos vencían a ambos.
Gruñí por el dolor de la herida, por la necesidad de hundirme en lela.
La egipcia me pedía mas calma, no quería que me hiciera daño pero yo nunca fui un hombre tranquilo para estas cosas, mas bien una bestia y ahora mismo la adrenalina recorría mi cuerpo que la embestía aun con los pantalones subidos.
-Sacemela -pedí con la voz ronca mientras sus dedos ágiles se paseaban por la cinturilla de mi pantalon bajándolo para liberar al kraken.
Gemimos aun unisono cuando aparté las bragas para hundirme en las profundidades de su abismo, nuestros cuerpos friccionaba, ella intentaba no hacerme daño, pero mis caderas la buscaban para que lo hiciera mas rápido, mi mano aferraba su cuello, la otra su trasero, gruñía con desesperación, acercando su boca a la mía cuando alzaba el torso, mordiendo sus labios con autentica hambruna.
Ubbe Cannif- Humano Clase Alta
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